revista del ismp n° 17

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Revista del Instituto Sanmartiniano del Perú N° 17 Lima, julio-diciembre de 1959.

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Proclama· de S,an lV[áJ~tín a sus ·Ieg,io-~ *

nes al qesémbarcar~ en Eisco .

"Ya hemos lleqado al lugar de nuestro destino, y sólo- -lZ 1 ~.,,. ' ',.~

falta que _el val~~ conswna la obra de la constañcia. Acordaos

. que v:u~stro gr~ deba- es consolar a la América y que no

veros a hacer conqui~tas sino a libe rtar pueblos. Los perua· ">¡.

. -n<:>s· so_n,,i.ruestros hermanos. Abrazadlos y respetad sús dere~ '

... ch os, cbmo . respetásteis los de los chilenos después de Cha. . . "\

cabuco" •

.¡, t·

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REVISTA D EL

. INSTITUTO SANMARTINIANO DEL

PERU

JULIO- DICIEMBRE

1959 - 1

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REVISTA DEL

Instituto Sanmartiniano del" Perü Año XV Julio - Diciembre 1959 N9 17

EDITORIAL Sale este número de nuestra Revista en ' vísperas de la celebrá.­

ción de las Bodas de Plata de fundación del Instituto Sanmartiniano del Perú. Y lleva, como siempre, en su contenido tareas históricas e in­formaciones del presente, relacionada,s con las actividades sanmartinia­nas del país.

La grata tarea de difuiión de l~ doctrina sanmartinfona durante el último año de labores ha sido profícua en el Perú. Le ha valido al Ins­tituto el empeño, no sólo para la recordación de fechas solemnes, en las cuales ha habido en nuestra ciudad capital, y en _provincias, las celebra­ciones dignas que se preparó con toda oportunidad; sino, además, lq tarea paciente de estudios históricos a cargo de asociados, entre quienes figuran las más altas personalidades de las esferas intelectuales, milita.­res y de investigación.

Cabe recordar, en un pensamiento ligero, la tarea a través de l~ últimos 25 años, en los que se ha señalado una verdadera ruta en este terreno. Sin lugar a dudas, el Instituto Sanmartiniano ha sido una luz poderosa en nuestro país. No se ha ¡:xxiido efectuar una sola tareq en el Perú, que, vinculada al nombre de San Martín o a sus hazañas en América, no tuviera en primera fila a, los miembros de este Instituto. Ellos han iniciado, realizado o colaborado en todas estas tareas. Y lo han hecho, siempre, en forma digna para el país y en qmor ferviente al prócer argentino.

Las próximas Bodas de Plata del Instituto Sanmartiniano, serán, por eso, celebradas en todo el país en forma · solemne. Porque e! hjto que marcará en nuestra Historia Republicana · tal acontecimiento está íntimamente vinculado al desarrollo de nuestro Perú. Es difícil sugerir otro nombre más elevado que el de nuestra:· institución. para destacar la tarea sanmartiniana en este lado del Pacífico. Por ello, nos sentimos orgullosos de lá labor realizada. Estamos seguros de que hemos cum­plido con nuestro primer deber: honrar la memoria .y la obra del Ge-. neralísimo José di;.. S~m Martín.

Esperamos que el próximo año ha de marcar una ruta más am­plia en nuestras acti-t·.idades. pue ~ ingresamos a una etapa completa de formación. De ahora en ~delante fas palabras y los hechos que salgan de nuestras filas tendrán una mayor y más fructífera resonando. La maduración y la experiencia hacen presumirlo así.

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HOMENAJES A SAN MARTIN Y A LA ARGENTINA

El Instituto Sanmartiniano del Perú, rindió homenaje a la memo­ria del General San Martín el 25 de febrero del presente año, con una ceremonia de colocación de una ofrenda floral, conmemorando un ani­versario más, del nacimiento del Libertador. Concurieron ·autoridades afi~iales, militares, escolares y numerosos miembros del Instituto.

El 25 de mayo de este año, los miembros del Insfüuto colocaron igualmente, un aparato floral al pié -del Monumento del General San

1 Martín, adhiriéndose a la ceremonia de homenaje a la República Argen­. tina en conmemoración del aniversario de la Revolución de Mayo, realizada el año 1810.

Finalmente, el Instituto Sanmartiniano tuvo, también. patricipación en la ceremonia organizada ante el Monumento del General José de San Martín. celebrando el 1439 Aniversario de la Jura de la Indepedencia de la Rl::pública Argentina, a la que concurrieron autoridades oficiales, miembros del Cuerpo Diplomático, de los institutos armados, de las instituciones culturale;s y patrióticas, delegaciones escolares, etc.

Hizo uso de la pa.labra, en nombre del Instituto Sanmartiniano del Perú. el miembro activo, doctor Ricardo J. Pastor, quien al iniciar su discurso, manifestó que el Instituto Sanmartiniano del Perú -cabal expresión de fraternidad entre los pueblos surgidos a la independencia política por acción de la espada flamígera y valerosa de José de San :Martín- conmemoraba el 9 de Julio como una fecha inolvidable en el calendario americano y univernal : la Declaración de independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, suscrita en el Congreso de Tucumán. ·

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Expresó después, que los acuerdos del Congreso tuvieron signi­ficación continental y, luego de una breve reseña, destacó la interven~ ción de los peruanos Alvarez Thomas, Toribio Luzuriaga y José Darre­gueyra en el proceso revolucionario del país hermano, lo que nos iden­tifica en el común devenir de nuestra historia.

Que sirva este aniversario - terminó diciendo- Fara reafirmar, presididos por la figura gloriosa del Santo de la Espada, la amistad in­destn,i.ctible y eterna entre peruanos y argentinós.

En este aniversario, pronunciaron discursos los señores Coman dante Fernando Merey, en nombre del Instituto Peruano-Argentino y el señor Oswaldo García Piñeiro, Consejero de la Embajada de la Repú­blica Argentina.

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1399 ANIVERSARIO DE LA INDEPENDENCIA , NACIONAL

Señores:

Discurso pronunciado por el Dr. José Antonio Jiménez León, en nombre del Instituto Sanmartiniano del Perú, el 30 de julio de 1959, en la ceremonia organizada por la Municipalidad de Li­ma, conmemorativa del 1399 aniversario de la Independencia Nacional.

Hemos venido hoy al sitio donde el recuerdo/ se hace presente · y la imaginación adquiere verdaderas expresiones de síntesis humana, para hablar del que, andariego y bondadoso, repartió con la frase y el -corazón la libertad al Perú, a Chile, a Argentina.

Hemos venido a hablar del hombre que, entre la cuna y la tum­ba, . en el largo y doloroso tránsito humano, que se inicia en Yapeyú y encuentra su postrer suspiro en extraña tierra del Viejo Continente. de muestra que en la historia la gloria no es sólo el sol de los muertos, si­no es también, y con claras razones, la luz de los vivos.

Venimos a hablar del hombre cuya vestimenta militar no pudo ocultar el dolor que dá en la vida el realizar faenas grandes. De ese hom­bre que supo bien que la experiencia en cosas del Gobierno es una luz que S'Ólo alumbra después de haber quemado. Del hombre que pa­ra llegar al punto JJ:láximo de sus singulares aspiraciones, sufriera el que­branto de sus primeras ambiciones. Rota y fallida la idea, destrozado el arraigo de sus pensamientos, deshecho el sosiego que dá la seguri­dad de un plan justo, pudo haber sentido desamor a la causa, indiferen­cia de las tierras y los hombres a quienes dedicó parte de su vida. Pero no fué así. Terminado el instante de desaliento, ayuda a cons­truir una sociedad y fraguar un Estado, consigue las energías potencia­les y la materia prima, aún a. costa de su presencia en el eS'cenario fi­nal.

Hemos venido a hablar, señores, de José de San Martín, no sólo porque el culto de los héroes y próceres sigue siendo empeño de todo

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qran pueblo histórico, sino porque el estudio del gran argentino, e} es­pectácúlo de su vida, la difusión de suS' hazañas, el contacto con las pá­ginas donde dejó con ardorosas fulguraciones la huella de su intelecto, son como preservación contra el morbo prosaíco, contra el hartazgo bur­gués, y contra la flojedad de la conducta civil.

La voz multitudinaria de la gratitud americana, que alguna vez toma el acento de Rojas, caúdaloso como el rumor de un río gigante; otra, el . ritmo de sonoridades épicas de Olmedo, el cantor peruano; o el apostólico y sereno de José Enrique Rodó; la voz multitudinariá de . la gratitud americana, que es grito y bronce en.los monumentos inmortales de Argentina, Chile y el Perú, o plegaria de niño en la escuelita de pue­blo, la voz inmensa de la gratitud de los hombres libres del mundo, ha recorrido todas las gamas de la lira en el cántico para, como en la re­velación del Isaías, proclamar tres veces libertador al Gran Capitán de. los Andes.

Y entre todos, no ha habido uno que hable de aristas en la actua­lidad, en la vida o el ocaso de José de San Martín. Hay en él, en ver­dad, una virtud completa que lo distingue, una figura serena que lo ha­ce atrayente, una sinceridad que pocos hombre de la historia han te-nido. -

En particular, para nosotros los peruanos, San Martín no sólo fue el libertador, sino otro hermano en la lucha, en el ideal. Lo vimos· enton­ces -a"º la luz de las controversias y las intrigas propias de aquel mo~ mento-- como uno de los ~uestros; ·y ahora, después ?e tantos años, cuando el análisis frío permite establecer las consideraciones de la histo­ria, aún ahora, José de San Martín es un peruano de primera fila. Y esta actitud, y este reconocimiento, es para nosotros el mejor homena­.ie que podamos rendirle al Libertador. El Instituto Sanmartiniano -a cuyo nombre me he permitido hablar en estos instantes- sabe que el ·título de peruano es el mejor que pueda lucirse en nuestra historia, so­bre todo en esos días de la liberación. en que todas las posiciones no eran iguales frente a la causa que Dios de

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fiende . Allí está San Martín, allí está su recuerdo. Todo en él nos ha­

bla de bondad, de esa bondad que hace al mundo hermoso y a la vida buena. Cada vez que nosotros hablamos del pasado, tenemos puntos ~oncordantes y aquellos que no lo son. San Martín estará siempre en el .fema, en la idea y en la palabra que concilia y une a todos, a todos los buenos peruanos. Por eso hemos venido hoy a hablar de este hom­bre que tanto amó al Perú y por quien guardamos la más profunda ve- · neración. i ! ~J

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Homenaje al General San Martí n. el 17 de agosto de 1958. en la Plaza de su nombre. conmemorando el 108<? Aniversario de su la­

lleclimiento. Figuran el Embajador de la Argentina, doctor Felipe Yolre·, el Presidente de la Cámara de Diputados del mismo país.

Sr. Francisco Fernández Mon,ardin, el Presidente del Instituto Sanmartiniano del Ferú, Sr. Ricardo Cavero Eqúsquiza y otras perso­

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1099 ANIVERSARIO DEL FALLECIMIENTO DEL GENERAL SAN MARTIN

En la cerem9nia organizada por el Instituto Sanmartiniano del Perú, conmemorativa del 1399 Aniversario del fallecimiento del Libertador del Perú, General José de San Martín, el 17 de agosto, declarado oficialmente en nuestro país "Día · de San Martín", pronunciaron los discursos de estilo los señores doctor Augus­to Tamayo Vargas, Miembro Activo del Instituo Sanmartiniano del Perú, doctor ~nrique M. Gamio, por el Instituto Cultural Peruano-Argentino y el coronel Carlos Roberto Moore, Agrega- · do Militar a la Embajada de la República Argentina.

DISCURSO DEL DOCTOR AUGUSTO TAMAYO VARGAS

Seño~es:

~ solicitud del Instituto Sanmartin-iano, el Gobierno del Perú ha declarado Día de San Martín este 17 de Agosto, que recuerda el falleci­miento del Protector, .en Bolougne Sur Mer, en 1850. Al tratar en esta oportunidad la palabra de ese Instituto formado en el Perú para honrar la memoria de San Martín, creo que es no sólo loable el enaltecer sus virtudes, sino imprescindible hacerlo ante los estudiantes peruanos para

. vitalizar la imagen generosa de quien con justa razón fuera bautizado, por el escritor argentino Ricardo Rojas, con el título de "Santo ?e la Espa­da".

"Acabó sus días en los brazos de su afligida y virtuosa familia, con la calma del justo", dijo en una comunicación el Encarg.ado de Ne­gocios de Chile en Francia, francisco J.avier Rosales. Y ante su cadá­ver alguién expresó que conservaba los · rasgos de su '·'carácter severo y re.spefable", JUSTO, SEVERO y RESPETABLE, he ahí tres calificativos que encuadran tan certeramente en la persona de José de. San M~rtín~ Y así lo vemos en esta imagen serena del Protector, ·a.travesando pasó a paso, seguro de sus cálculos, firme y convencido de la gravedad de su misión histórica, las cumbres de los Arides del · Sur. Así también 16 contemplamos frente al mar de Ancón avizorando el camino del regre-

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so, condenándose deliberadamente al ostracismo --como dice Mitre­"no por egoísmo, ni cobardía, sino en homenaje a su principios mora­les y en holocausto a su causa". Pero sus últimos años con estoica re­signación -añade el historiador citado- y muri6 "sin quejas", "sin odios amargos", "viendo triunfante su obra y deprimida su gloria". Fué el Capitán de ia Emancipación que deió a su paso ejemplos y lecciones. Que marcó con matemática precisión su itinerario militar, que esperó pa­cientemente y_Ue Lima se la entregara sin batalla, acosada por las hues­tes montoneras; que prefirió regresar a Europa antes de er~trar en la gue­x:ra civil que la esperaba en su patria, que a~ciano y recolector ya no de ·glorias y sí de memorias, devuelve hasta el lejano Perú - que se acuerda de él tan expresivamente en sus postreros años - un -estandar­te viejo y deshi'lachado que el Cabildo de Lima le entregara como pen­dón de los Pizorro puesto a sus plantas, cuando nacía la libertad trais sus palabras en un julio de promesas y de ii'.ibilos.

Y o lo he apreciado siempre así, envuelto en un halo de serenidad olímpica

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desde que mis ojos entonces infaniiles, lo vieran aparecer en este mismo monumento tras la inmensa venda que cubría su imagen, en las fiesta& del centenario de nuestra Independencia, en 1921. La Pla­za hecha en aquel tiempo para él, en una Lima que cambiaba de ropa­j.es. La formaban antiguas plazuelas: la Micheo, por la dama de ese ape­llido, pariente de los Marqueses de Rocafuerte,, y la del antiguo hospi­tal de San Juan de Dios. Alguna vez llevó por título la de Francisco Antonio de Zela, precursor de la independencia. Pero dedicada ya a San Martín, la ciudad la fué rodeando, la fué haciendo su corazón y en ella está la vida misma de la población que la · tiene por cruce y

centro de sus afanes y de sus palpitaciones. Arriba está él, organiza­dor, diestro conductor de ejércitos de libertad, Unido a las montañas tu­telares de los Andes; él, hijo de Yapeyú; nieto de Viracocha que forja­ra a los indios de las pi'?dras, en las alturas del Tiahuanaco. Nacido en Febrero, mes de los paladines justicieros, altruistas y patriarcales: los San Martín, los Washington y los Lincoln. Imperturbable y justo: mag­nánimo. Abajo, los tranvías que llegan por tres de sus costados; los automóviles que la circundan afiebradamente en múltiples direcciones y el pueblo que ronda su mármol todos los días, y que, en las grandes ocasiones, en los momentos duros y eR las exaltaciones máximas, se congrega a sus pies como si _fuera siempre oráculo de destinos cívicos, santo patrono de la nacionalidad, a quien rendir primero tributo, antes de emprender jornada cívica, protesta 'ciudadana o multitudinaria fiesta. Se-

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:-e::o, en la quieta belleza de esta estatua, forma siempre con Bolívar •a expresión del alma latinoamericana. Lo clásico se da en San Mar­

reflexionando mudo al pie del Aconcagua; masticando con tranquili-'ad indígena las horas de espera en Huaura - con días y ollas vence­

remos - resignando tranquilamente el Mando que le ha confiado el Perú para su emancipación, ante un Congreso fervoroso y liberal; vi viendo rodeado de cariño familiar en París o muriendo anciano en Bo-ougne, sin más tempestad que la agonía que siente el 13 de Agos1o,

p ero a la que se sobrepone expresando tranquilamente: "Es la tempes­tad que lleva al puerto". A ese puerto final próspero y tranquilo, don­de llega bien enrumbada la barca, como en el poema de Tenysen, mien­tras el mar golpea inútilmente las piedras grises de la playa. Su figura está hecha de roca andina, inexorable al tiempo y a la lluvia. Clásica figura de general latino, padre y militar, frugal y honesto:

Al otro lado, la ecuestre estampa de Simón Bolívar lo muestra en encabritado caballo, metiendo las espuelas y como enarbolando un pa­bellón de románticas visiones. Exaltado jura la libertad primero en Ro­ma y más taTde la canta mirando a los cielos en lo alto del Chimbora­zo. En angustioso estremecimiento genial sueña en la federación de las naciones sudamericanas y termina sólo, perseguido, abandonado, con fie­bre delirante, con decepción romántica, también frente a otro puerto, en Santa Marta, pensando que en su vida ha arado inútilmente sobre el mar. Su imagen es agua tumultuosa; son las torrentosas que van a dar a ríqs de las selvas, y que uniéndose ·en coro forman el Amazonas para rechazar al mar en tantas leguas. Ro·mántica figura de cuño me­dieval, d E;J capitán místico de aventuras siempre inacabable.s. Los An­des y el Amazonas, ya decía Mitre, son la expresión de San Martín y Bolívar, de los dos genios tutelares latinoamericanos. Hacia uno y ha­cia otro volvamos las miradas para unirnos un d ía definitivamente en su acción libertadora.

Hoy, en la fecha de San Martín, venimos hacia él para aprender las grávidas lecciones que nos dejara en la Emancipación que se hizo tras de él y gracias a él, por el esfuerzo, por la meditación, por la gra­ve preocupación, por la voluntad puesta aL servicio de una causa. No es San Martín sólo una espada, sólo un militar, sino un caudillo de la moralidad cívica, y un empresario de grandes empresas culturales. La primera lección que San Martín ofrece es su respeto a la voluntad po­pular, de acuerdo con un sentido ideario ·democrático. El no viene a Lima a proclamar la libertad, sino que espera que la opinión pública se

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decida por ella, lo que se realiza en Cabildo y se reda-::ta la histórica Acta de la Independencia, de 15 de julio de 1821 que firman miembros del Ayuntamiento, Prelados y vecinos notables. Es la "Voluntad Ge-:

. neral de los Pueblos" y la "Justicia de su Causa" la que definen la necesidad de una Patria Ubre y Soberana. La segund_a enseñanza será el imperio de la igualdad ante la Ley que exige que todo el que nazca después de la proclamación de la Independencia sea libre, aunque fue­"ª hijo de esclavos. Este concepto avanzado y propio del espíritu libe­ral ,que fuera refrenda-do y extendido por Castilla al abolir definitivamen­te -32 años después·- la esclavitud, es una nueva demostración del sen­timiento democrático, que alcanzaría alto grado eh nuestro país, sin res­tricciones, sin prejuicios raciales y sin compromisos, - pese a los intere­ses de los ricos hacendados que detuvieron o deformaron durante algu­nos años la ley de San Martín, aprovechando a Salaverry y · a Gamarra. Al suprimir el origen de la esclavitud, suprimió asimismo, San -Martín lo que era atentatorio de la dignidad humana: las penas de tormento y azote; y abolió las mitas indígenas, que también supervivieron, desgra­ciadamente, en variadas formas, hasta la revolución liberal de Castilla, en 1854. Dentro de esa línea de organización del país, ateniéndose a un criterio principista, San Martín declaró la libertad de imprenta, y asi­mismo, dió un reglamento de comercio liberal. A esa Patria, que na­cía entre sus manos, le ofrendó una bandera y un himno. Una bandera que !levaba ya los colores blanco y encarnado y que tenía por embl& mas, el laurel de la victoria y el sol. de los Incas: Patria, libertad y rnl de los Incas, forman el triángulo d e_ la literatura emancipatoria. Y un himno que compusiera un predestinado sacerdote que se llamq. Alcedo, y :que lo cantara en septiembre Rosa Merino ante la cambiada gente capi­

.talina que se regocija con la entrega de los Castillos del Callao o que toma las armas para defender Lima contra el posible cerco de las fuerzas reaEstas. Y como una enseña de cultura, nació también entonces la Bi­blioteca Nacional. Si las jornadas de Junín y de Ayacucho terminaron ef.ectivamente con la dominación virreynaL no puede dejar de señalar­se que la organización básica de un país libre se forjó entre los decre­tos de Sfin Martín y la brillante ideología republicana de Sán_chez Ca­rrión. Fué la corta acción de aquél, en nuestro país un cúmulo de bri­llantes y coloridas imágenes.

Ricardo Palma y Ricardo Rojas, nos puede:,¡. llevar de la mano a través de la tradieión y de la historia hasta la etapa en que viviera San Martín en el Perú. A los del desembarco en Pisco, del Cuartel General

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de Huaura, de Ninavilca y el Padre Terreros, de la casa de Rosa Compu­sano, en las calles de San Marcelo; de la proclamación de la libertad -y del cortejo patrio por la Plaza de Armas, convertida en escenario de un espectáculo nuevo y conmovedor; del baile del 28 de Julio del .ERO­TECTORADO, de los listines de _ Toros, donde se decía jubilosamente:

~ "Tú que eres el objeto de tan solemnes pompas, San Martín las delicias de Ja América toda,

Admite grato el culto que Lima fiel y heroica te consagra rendida te tributa ,absequíosa.

O de las Canciones como aquella tan celebrada de la "La Chi­cha". que termina en esos versos:

"Gloria eterúa demos al héroe divino que nuestro destino cambiado ha por fin, Su nombre grabemos en el tronco bruto del árbol que el fruto debe a San Martín".

Y sobre los años, sobre la ingratitud o la infamia de algunos de­tractores, la memoria del Héroe ha vivido y se ha grabado- en tronco de á.rbol, dura piedra, en mármol y en .el blando carrizo de las quenas. Su serena figura, protectora domina la capital de la República. Y en su es­tampa, ejemplo ' de intrepidez 'y de mesura, de espíritu libertario y de majestuosa indiferencia al halago y al poder. Sobre los nevados de los Andes y sobre el plomizo horizonte del mar se yergue su figura y la sentimos familiar, cálida, caminando a nuestra vera con el libro abierto de su vida au~tera, jus1a, sevéra y respetable.

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DISCURSO DEL DR. ENRIQUE M. GAMIO

Sr. Ministro de Educación Pública, Dr. José Rubio: 1

Excelentísimos Señores Embajadores y Miembros del H. Cuerpo Diplo­mático:

SS. Representantes del Concejo Provincial de Lima: Señores Miembros del Instituto Cultural Peruano-Argentino, y del Institu­

to Sanmartiniano del Perú:

Señoras y Señores:

Debido a la excesiva bondad del Instituto Cultural Peruano-Argen~ tino, tengo . el supremo honor de traer su palabra oficial a esta plaza o altar cívico del \Perú legendario, para depositar flores de recuerdo ante este símbolo artístico del español Mariano Benliure, a. quien la Nación le encomendó expresar en bronce y en granito, el Mensaje de San Mar­tín: el más Grande Libertador y Primer Estadista Señor de la Patria, de las Américas y del Mundo de la verdadera Modernidad! ...

El Instituto Peruano-Argentino se acerca a este público lugar, con un "extraño dolor de pensamiento mudo", al recordar la fecha de hoy, - 17 de Agosto de 1850-, en la que José de San Martín, -"Generalísimo de la República del Perú y Fundador de su Libertad, Capitán General de la de Chile y Brigadier General de la Confederación Argentina"­exhalara, a las tres en punto de la tarde, el último suspiro,- en la patria de Napoleón, Gambetta, Víctor Hugo y EmH .Sola; en una modesta ciu­dad, a 5 horas, entonces, de París, mirando la eternidad del mar "que tanto amaba"; junto a sus hijos, a un médico, un diplomático; y, un Cru­cifijo ,entre sus manos puras, de Libertador Americano ... ! !

Queremos los peruanos y los ibero-americanos, -que rezan a Dios en la misma prosa que Berceo nos enseñó a conversar con el ve­cino, -decir aquí, como en la Plaza Mayor en la que él juró nuestra emancipación,- una respetuosa ORACION, el "más Grande Criollo del Nuevo Mundo"!! ... fiero como un león; bueno como un niño; mendi­go como un santo; docto como un Maestro, y, puritano como un filóso­fo: por servir a sus "PAISANOS", desde el Plata hasta el Rímac; dejan­do en su Testamento: "el estandarte del "bravo Pizarra", el "expediente de Santa Rosa de Lima", y su espada NO MANCHADA DE SANGRE HERMANA. para su patria querida ...

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Y de nuevo hoy, también, Excelentísimo Señor San Martín! ...::.... :.e traemos, en bandeja de oro del Coricancha, la lírica plegaria que el pee a rebelde del Perú, escribió a la Patrona de América, en estos dos ve sos de su último cuarteto, como parte de pago, de la deuda pendien­·e, que el país te tiene, y que dicen así: ...

"Yo sobre veinte pueblos hago volar mi canto ... "

"Ponlos tú de rodillas; yo los quiero de pie! ... "

Señor de la Libertad! : Recibid esta ofrenda de flores como el más sentido presente a la fecha en la que la Humanidad culta, escribió tu nombre en la Inmortalidad!

Gran Señor y Protector: Hoy todos los corazones de Hispanoamé­rica, - Tierra de Libertad!, - dicen a los cuatro vientos, - desde · 1a fría y pétrea Jalea del Ande - que tus Granaderos vencieron -, has­ta la Yunga caliente que besa el Pacífico, que tu espada de Titán y de Cid Campeador independizara, esta frase y pregunta: ¿por qué nos has abandonado en este mundo de aciago materialismo tartárico, en qUe 20 Repúblicas hermanas temen que se las arranque la Libertad y la Unión señoriales que tu alma nos regaló? ...

Señor Libertador: Perú y Argentina; la una, tu Patria de sangre y cuna; y, la otra, también tu patria de Honor: - están alertas en esta "batalla del siglo'', - v1erdadera vorágine de los nuevos dioses de la Mi­tología contemporánea, adornados de "codicia y de violencia", como di­iera el fallecido Pontífice, desde la Cátedra de Pedro en Roma; cuyo nuevo Júpiter Nuclear, - con monedas en la diestra y hoces y martillos en la siniestra, - pretenden hacernos esclavos, sin Dios, sin Patria y sin Familia; que tu acero defendió, sin tregua, de uno a otro confín de América del Sur! ...

Señor Libertador: Salva al Perú y a la América Hispana de todo Sísifo o de cualquier ateo Pluto, o dantesco Plutón! ...

No permitas que tus hijos peleen entre sí, para servir a alguna Hi­dra de Lema oculta, que pretende la división de la FAMILIA AMERICA­NA para saciar su sed de dominio universal, a base de sangre entre her­manos, para robarnos las riquezas que tu ínclita espada nos diera por "la Justicia de tu causa que Dios defiende"! ...

Señor Libertador: Gracias te damos los Peruanos! por habernos obsequiado una de las p9rciones más ricas del solar americano! ..•

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- Gracias te damos, Señor de los Andes!, por haber sido emanci­pados c0n dos razas milenarias: el Tahuantinsuyo, que gobernó ' esta AmériCa llamada "la PERUANA", por Apiano; y, la HISPANA, acostum­brada a gobernar el Muriao, con la Cruz de Isabel y el Pendón de Car­los V ...

Y Dios fue bueno con el Perú enlutado, porque nos ~nvió, ~n consuelo, al genio político de Castilla - tan amigo del Libertador -; y

· al · gran- milanés Antonio iRaimondi un 28 de Julio, para que conta:ra e.l Mundo las riquezas que nos dio San Martín! ...

Señor Libertador: los peruanos de hoy, - hijos mayores de aque­llos Dos Colosales Imperios, - te hacemos formal promesa de caballe· ros, de seguir -tu ejemplo de Honor y de Libertad, sin odio y sin mie­do, · al conmemorar, delante de tu estatua, 109 años de tu llegada a la Gloria! ...

DISCURSO DEL CORONEL CARLOS ROBERTO MOORE

ExcelentísimÓ señor Ministro de Educación del Perú, Señor :Cncargado de Negocios ·de 'la República Argentimt, Señores Representantes de Embajadas Extranjeras en Lima,

. Señor Representante de la Municipalidcld de Lima, Señor Presidente del Instituto Sanmartiniano del Perú, Señores ·Representantes de las Fuerzas Armadas del Perú, · Señoras, Señores:

El fervoro.so y sentido homenaje que tributa hoy, 17 de agosto, el Instituto Sanmartiniano del Perú, al Gran Libertador, al cumplirse un nuevo aniversario de su paso a' la GlOTia, proeura al que "habla la opor­tunidad de convertise en humilde portavoz de esta emoción colectiva de !Peruanos .Y argentinos,

1 efectiva, real y _palpable, que flota en el-ambien-

te de esta Plaza. ' La extraordinaria y múltiple pesonalidad del General San Martín,

desde luego, no pi¿ede ser abarcada sin menoscabo para sus atributos más sensiJ;iles, en tan escaso margen de tiempo. Referirse a ella, por otra parte, constituye un privilegio y un honor que solamenté la bondad y la cordialidad de nuestros amigos peruanos pueden explicar, el pe!'Illi­tirme oci.war esta Tribuna en representación de la Embajada de mi paÍS'.

El recuerdo y la evocación dél Libertador no es, señores, cues­tión de orden comun. Tanto civiles ·como militares han aprendido a

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~-~ aquilatar el verdadero valor de los aspectos primordiales que ~ O.: carácter y a la ética como bases de las más esenciales, del --:-·;,je moral de los hombres y por ello la tarea de traerlos a cola-

--- :e:eridos a la figura del Prócer, empequeñece mis facultades para ~~ ::!der a e se honor.

:=:sos mismos factores, son los que nos hacen empalidecer ante la 2--:::.cadón de la figura señera del héroe y nos arrancan el deseo ínti­::::: <i'3 continuar tomados de su luz y compartir, vislumbrándolo y a lo .;:,·;:s, el aún portentoso designio final de su voluntad creadora, que es -- "avía de actualidad en el mundo del presente, en muchas latitudes.

Sin embargo, bueno es que, en raudo vuelo, traigamos aquí con 2: ánimo de revitalizar el proceso de su permanente vigencia, el recuer­::.o de los rasgos morales salientes de aquella personalidad que han con­:_gurado y sintetizado en la figura del Libertador, el arquetipo del caba­_ero de armas, del Hombre del Destino.

Fué, en primer lugar, el representante más genuino que sirv10 ;>ara encarna.r el verdadero espíritu de ese sentimiento nuevo de la li­bertad.

Sentimiento nuevo y pujante que condujo inexorablemente, ap~ yado en -la razón, la justieia y la fe, a la renovación política y moral de América.

La His1oria ha demostrado que nadie mejor que el Libertador -pu­do haber portado el estandarte de tan ambicioso planteo. Uno y otro están a la misma altura: el hombre y la idea y así la lucha y el sufri­miento se convirtieron en marcha esplendorosa hacia nuevos destinos.

Es el guerrero s~ngular, el hombre de y para la Historia. Es el que, con sus virtudes, provoca y acelera en los pueblos una influencia dominante y subyugadora, que vence cordilleras y llanos, morigera pa­siones, enciende corazones y arrastra como un torbellino, con la fuerza pristina y augusta de su grandes idealismos.

Hizo la guerra, señores, en pos de su ideal, pero nunca su espa­da estuvo al servicio de causas innobles e impuras.

Jamás descendió al campo de lo intrascendente y sin brillo y los aleteos del éxito fácil y efímero no encontraron eco propicio en -su pensamiento. No hubiera sido digno de su estirpe de va,rón superior.

Ello es una derhostradón Gle sus profundos convencimientos y de­muestra cabalmente que el lugar fundamental siempre le fué atribuído en sus planteos, a la conjugación de voluntades y a la sincronización de los esfuerzos en procura de la única y soñada solución: la de la Lil:Der­tad.

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Su carácter, su falta de afán de conquista, enmarcado por W1 al­truísmo y abnegación admirables, lo impulsaron en todo momento a bus­car el desinterés y la abnegación individual y colectiva en pos de la precisión estética de su potencia creadora y febriÍ.

Esa falta de afán de pode:r y conquista, es quizá, el rasgo más sa­liente de su personalidad, sobre todo si tenemos en cuenta que siem­pre la fortuna presidió sus µcciones.

Su indiferencia por el boato y la ampulosidad encontraron siem­pre el escudo protecto:i; de un corazón de soldado que nunca. olvidó que sus latidos tenían un alto sentido de pos1eridad.

Todos los aspectos señalados hacen palmaria la presencia de un proceso natural prodigioso:

El pensamiento junto a la espada. La fe gananciosa en su franca y permanente lucha con la incre-

dulidad. El carácter desdoblado en benevolencia plena de humanidad. La tenacidad puesta al servicio de una empresa gigantesca. Grandeza moral y comprensión profunda de las falsías humanas

nivelándose en cada caso, en el momento exacto de las pendientes que ambas compulsan. ,

En fin, señores, todo un conjunto de virtudes, que muestran las aristas de una verdadera pirámide de Gloria.

Su renunciamiento final y definitivo, por si lo anterior fuera po­co, es el mentís más rotundo para sus detractores. Cubierto con el man­to invulnerable de su conciencia moral, su camino al ocaso lo muestra finalmente dando un alto ejemplo de civismo y honestidad, difícil de superar.

Esos fueron los rasgos morales salientes que adornaron las accio­nes del Hombre que vivió y luchó en y por los Pueblos de América.

Por demás brave, esta enunciación sirve, no obstante, para ubi­carlo, como miembro dilecto del grupo de los elegidos.

Al par de esas virtudes morales, no quedan atrás sus méritos , profesionales estrictos. En nuestros días es aún fácil encontrar inspira­ción y ejemplo en sus concepciones y, sobre todo ,en sus decisiones.

En ese aspecto, el paso de los Andes supone la concreción de su obra cumbre como militar, tanto por su ejecución material en sí, como por los profundos resultados que posibilitó luego. Era la única solución para los pueblos de América, embarcados en la lucha por la disyuntiva final y decisiva: la de ser o no ser, la de emer• ger o sumergirse para siempre.

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Esa acción constituye una verdadera obra maestra de con ocimien­:::g e jecución y de previsión.

El resultado estratégico obtenido fué la consecuencia de su acción ~.s:!lá ·ca y metódica que le permitió abrir nuevos derroteros en su ~::~a hacia el Norte, convirtiendo la acción posterior en verdadero pa­sa...; ::iunfal, animando pueblos y derramando la sangre generosa de sus q-..:.e:reros, como si quisieran dejar para la posteridad el testimonio de su :-:::: a1e, su resolución y su desinterés.

Ha dicho San Martín: "Los hombres juzgan lo presente según sus pasiones, y la His­

·c:ia segÚn la verdadera justicia". Sabias palabras del Libertador, que trasuntan todo un compendio

e su sentido de la moral y de su íntimo convencimiento de que su obra sólo el tiempo cabría ponerla de relieve, en su verdadera y real magnitud. ·

A lo largo de los años y en todos los sitios en que su acción se hizo presente, es evidente que los pueblos han terminado por recono­-::er la justicia de su lucha y el alcance histórico de sus desvelos.

Ello explica porque, al rendir culto a la memoria del Héroe, se lo sitúa en el pedestal de lo grandioso y se lo muestra como ejemplo pa­ra las generaciones futuras.

Los hermanos de este pueblo heróico del Perú no son ajenos a esos sentimientos de gratitud y al rendir culto al Santo de la Espada, no hacen sino poner de manifiesto el reconocimiento de sus altas dotes.

Sólo cabe, señores, la invocación en este majestuoso marco. La invocación para que nunca el recuerdo de tan excelsas virtudes se pier­da y sirva como acicate para los momentos de duda y flaqueza.

Los pueblos que rinden culto a los Héreos y se nutren de su ejem· plo para sus luchas y sus conquistas en pos de sus altos ideales, mere­cen el reconocimiento de la historia y hacen que la vida de sus hijos ten­qa una razón fundamental de ser vivida.

Elevemos hoy, señores, nuestro ruego para que la presencia del Libertador siempre ilumine la conciencia de los hombres de nuestras patrias, en pos de sus sagrados intereses y, al agradecer el insigne ho­nor que se me ha dispensado repito, como al principio, mi anhelo de que la estela luminosa del :paso del Héroe pocr: América, por que su gesta fué de neto sentido americanista, siga iluminando el destino de e ste pueblo hermano y tan querido del Perú.

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CONMEMORACION DEL 1399 ANIVERSARIO DEL DESEMBARCO DE LA EXPEDICION

LIBERTADORA

El día 8 de setiembre se llevó a cabo al pie del Monumento del General San Martín erigido en la plaza principal de Pisco, una ceremonia solemne en conmemoración del 1399 aniversario deí Desembarco de la Expedición Libertadora en ese puerto. En nombre del Instituto Sanmartiniano del Perú, pronunció un discurso alusivo a la fecha el señor César García Rosell, Vice­presidente de la Institución, cerrándose el acto con el discurso del Excmo. Sr. Embajador de la República Argentina, Dr. Felipe Yofre.

DISCURSO DEL SR. CESAR GARCIA ROSELL

Señor Embajador de la República Argentina, Sr~ Presidente del Instituto Sanmartiniano del Perú, Señoras: Señores,

He sido honrado por el Instituto Sanmartiniano del Perú, para traer aquí la palabra oficial de nuestra institución, en esta ilustre Provin­cia, recordando la fecha histórica del desembarco de la Expedición Liber­tadora en la ensenada de Paracas el 8 de setiembre de 1820, y con el cual dio comienzo a su extraordinaria y trascendental campaña emancipadora el generalísimo don José de San Martín, a quien el Congreso Nacional, llamaría más tarde, y con toda justicia, Protector de nuestra Independen­cia.

Hacen bien las instituciones y los pueblos que recuerdan con or­gullo sus grandes fechas históricas, como lo está haciendo ahora, con el asentimiento general de todos los peruanos; el de Pisco, al organizar

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S.? '"cativa ceremonia de homenaje al Gran Capitá,n de los Andes :. ~ valerosos Y heróicos compañeros que formaban la Expedición ~'era de 1820; y celebrar con el entusiasmo vital de los pueblos -=:-;:;s y agradecidos el arribo a estas playas vecinas de Paracas da los a:::é.acios que vinieron generosamente a luchar por nuestra Independen-· ::.:. - :J.Oertad. ·

E1 Instituto Sanmartiniano del Perú, no podía estar ausente de es­conmemoración, destinada a honrar la memoria del Libertador argen­

:;._ • Y es por esto que se asocia a esta magnífica fiesta del patriotismo, está aquí presente, para confundirse con los habitantes de esta histó­

:::::a ciudad de Pisco, én este multitudinario homenaje que todos los ·años. ~ devoción ejemplar al 'Padre de la Patria, realiza en este sitio y al ¡::e del monumento que perenniza la figura gloriosa del vencedor de San :.orenzo y de Maipu.

Y es que esta fecha, del 8 de setiembre, justifica este sentimien­. y este homenaje que rendimos al general San Martín, recordando el ;::iomento, que podríamos llamar providencial, en que desembarcó en una playa del Perú para ofrecemos el valiosísimo concurso de su espa­da, como guerrero invicto, y de su talento político, como organizador y estadista¡ porque para ser sinceros con nosotros mismos, tenemos que reconocer que ese día y bajo estos mismos cielos, comenzó el proceso de la Libertad del Perú, y se echaron las bases de nuestra independencia como nación soberana y dueña de sus propios destinos. Y no, por­que los peruanos no hubiéramos luchado antes de esa fecha por eman­ciparnos de la metrópoli, sino porque, todo el esfuerzo anterior, todo esa pugna gloriosa y sangrienta emprendida por nuestros mártires y

precursores desde los tiempos ya lejanos de Túpac Amaru, fue ahoga­da en sangre por la fuerza incontrastable del poderío peninsular, que hizo fracasar todo intento separatista por falta de medios militares.

La Expedición argentina que desembarcó en Paracas bajo el man­do del general San Martín, nos brindó ese apoyo, esta ayuda material indispensable para el logro de nuestras aspiraciones libertarias. Gracias a su glorioso ejército la lucha por nuestra libertad pudo cambiar de sen­tido y de fines, y entrar en el terreno de las realidades. Nuestra inde­pendencia comenzó-por eso el 8 de setiembre y aunque nos exigió des­pués mayores y más gigantescos sacrificios, hasta el día de la batalla de Ayacucho, ello no disminuye absolutamente en lo menor la impor- · tanda histórica de esta fecha, que será siempre para los peruanos la del primer día de su libertad y de su organización como pueblo libre den­tro del concierto de las nacionalidades americanas.

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Por eso estamos aquí, al pie de este bronce que nos presenta al qeneral San Martín sobre su corcel de batalla, y dirigiendo la lucha por la independencia del Perú; porque no podemos olvidar que a este gran­de y glorioso soldado argentino le debe el Perú todo lo que configura su existencia de nación soberana, desde su bandera, que San Martín creó aquí, en este pueblo de Pisco ,hasta el himno nacional que habrían de entonar nuestros héroes al defender la integridad del suelo patrio; que fue el general San Martín el que juró y proclamó la independencia nacional tan pronto hizo su entrada a Lima; que dictó los primeros de­cretos para regularizar la vida civil, administrativa y; legal del Perú; que estableció las bases organizadas del ejército y de la marina peruanos; que fomentó la cultura popular; que libertó los vientres poniendo freno mo­ral a la• esclavitud de los negros; y que, cuando se retiró del Perú, cum­plida su misión providencial entre nosotros, nos dejó, como testamento, político, ideas y principios en que descansan la democracia y el orden jurídico del Perú.

Todo eso fue la obra de su genio, de su actividad, · de su previ­sión, de sus grandes dotes de soldado, de legislador, de .educador, de estadista, de gobernante y al mismo tiempo un hombre desinteresado, qeneroso, de espíritu magnánimo, que no buscó sino el bien de sus se­mejantes, que no tuvo apego al poder públi~o ni ambiciones bastardas; un hombre superior a su tiempo, y tan leal con su pueblo que prefirió el destierro voluntario a fomentar la anarquía y el desorden entre sus compatriotas. Por esto es que el general San Martín ha pasado a la His­toria inmaculado, pero llevándose consigo el agradecimiento y la grati­tud de los americanos. Su obra política y militar ha comprendido el re­conocimiento de los peruanos, y nos une espiritualmente a su memo­ria, e inspirará y seguirá inspirándonos este cálido homenaje que le ren­dimos todos los años al cumplirse el aniversario de Paracas, para enal­tecer su nombre ilustre, pregonar su fama inmortal y recordar sus glo­

riosas hazañas. Este es el mensaje que traigo a esta ceremonia en nombre del Ins­

tittuo Sanmartiniano del Perú, que creo haber cumplido dentro de mis posibilidades y de mi sincera y leal devoción al Libertador argentino.

DISCURSO DEL EMBAJADOR DE ARGENTINA

Señores: Por segunda vez cábeme el honor y la satisfacción de participar

en esta conmemoración Sanmartiniana de Pisco.

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!J año pasado, asistimos con el Canciller del Perú, el eminente - ce esta ciudad, Doctor Porras Barrenechea, impedido hoy de venir

~ -:se a esta celebración, por las urgentes tareas de su Ministerio. noy sin embargo, este acto tiene para mí, especial significación.

:::.=: e_ primer año en que, aún sin ratificarse el Canvenio de Amistad y ==-=-ciones Culturales que firmáramos en Abril último, se conmemora -:: 6 a de la Amistad Peruano-Argentina. En mi país, durante los últi­:=...:::::. días, en todas las escuelas y colegios, se han estado dictando cla­x3 alusivas. Clases en que los Maestros y Profesores de mi Patria, ;:.=..:: enseñado a las nuevas generaciones las lecciones de la amistad .=.:::! sombras, de la Argentina y el Perú.

Ved, cómo así, este acto viene a convertise en el acto central de ..:..::ia celebración que abarca íntegramente a dos países, y que por in­=:.::car en ·la juventud -que es esperanza y es futuro- los ejemplos -;e pasado, tiene vocación de perennidad.

Bien · 10 merece este pueblo de Pisco, que a tiravés de los años 7:ene recordando con íntimo fervor, al Capitán de los .Andes, que iní­::::ara, en un día como éste, la etapa final de su gesta por la indepen-

encia americana. Es esa lealtad, ratificada en forma conmovedora a través de los tiempos, la que convierte hoy a Pisco, en la Capital San­martiniana de la Argentina y el Perú y en expresión, la más ,elocuente, de su noble amistad.

Y o no me atrevería a agradecer, como argentino, este recuerdo y este culto vuestro por San Martín. Los . hechos y las gloria del Capi­tán de los Andes, hacen que su figura exceda los límites de mi Pa­i!'i<i, y lo hayan convertido en un símbolo, que pertenece al Perú ,como a la Argentina. Pero sí creo que me cabe, felicitaros por la nobleza de vuestros sentimientos y por la fidelidad y el fervor con que sentfs las tradiciones milenarias del Perú.

Hace hoy, casi ciento cuarenta años, que los navíos de la ex­pedición argentino~chilena entraron en la Bal)ía de Paracas, y contempla­ron su mágico paisaje.

En ese instante, el hombre a quien el misterio envolvía, contem­pló, por primera vez, el misterioso y legendario país., al cual lo traía la voz de su destino. Creo que esa imágen, quedó para siempre en los ojos de su recuerdo y que inspiró el primer escudo del Perú, que aquí creara el 24 de Octubre de 1820. Así como tampoco son ajenos los colores de la bandera vuestra, a esa vis'ión de vuestro cielo, que, al decir de Riva Agüero se tiñe con "fugaces llamaradas" como océanos de sangre" .

. Ya está el héroe frente al escenario final' de su carrera. Ya con· templa al "país triste y luminoso' ·. Está observando esta "tierra lucien­te y callada". "Tierra de contrastes" en la que se "funden la gracia suave al lado de la extrema violencia arrebatadora, la 'ternura alternan­do con la desolada majestad y el idilio elegante con la más patética :tra­gedia".

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San Martín va a decir la palabra que define su intención y su empeño. "Mi causa ~dice- es la causa del género humano". Y re­cuerda a ·SUS soldados, que los peruanos son sus hermanos. Y dice, luego: "He dado a conocer el objeto de mi misión para -con vosotros; vengo para satísfacer la espera de todos aquellos que desean la liber­tad del país que les dió a luz y ser gobernados por sus propias leyes".

El desembarco está minuciosamente relatado por los partes• que los funcionarios españoles envían al Virrey, cuyas tropas se retiran in­mediatamente. San Martín se instala en Pisco. Organiza la prime­ra etapa de su campaña. Se reembarca, pasa por el Callao y se diri­g17 al Norte, donde cumple otras instancias de su plan, que sin comba­tes, le entregará la ciudad de Lima, como una fruta madura.

El resto de la historia vosotros la conocéis. Proclamó la Indepen­dencia del Perú, defendió el derecho de su pueblo a fijar sus límites territoriales y la forma de su gobierno. Y tuvo el acto de abnegación que es su más alta gloria.

Por aquellos dí-as dijo: "Un encadenamiento prodigioso de suce­sos ha hecho ya indudable la suerte futura de América, y la del pueblo peruano, sólo necesitaba de la representa:ción nacional para fijar su per­manencia y felicidad. Mi gloria es colmada cuando veo instalado el rongreso constituyente; en él dimito el mando supremo que la absolu­ta necesidad me hizo tomar contra los sentimientos de mi corazón, y lo he ejercido con tanta repugnancia que sólo la memoria de haberlo ob­tenido acibará, si puedo así decirlo, los momentos del gozo más satis­factorio".

Y luego, definiendo, una vez más, su misión y su persona, dijo en su despedida: "Mis promesas para con los pueblos en que he hecho la guerra están cumplidas: hacer su independencia y dejar a su voluntad ln. elección de sus gobiernos. La presencia de un militar afortunado por más desprendimiento que tenga &s temible a los Estados que de n;_ievo se constituyen".

La gesta sanmartiniana en el Perú es, tal vez, la más gloriosa em­presa del -pueblo argentino. Ella revela su alta moralidad, su alto sen­tido del deber, del derecho, de la libertad y la justicia. Y, junto a los prodigios del guerrero insigne que él simboliza, y que realiza lo que Rojas denomina la guerra mágica, el profundo sentimiento de amor fra­ternal hacia el Perú, que es el que explica tanta abnegación, tan gran­de desinterés.

Esta empresa estuvo siempre en la concepción argentina de la li­bertad de América. San Martín encontró el verdadero camino, la tác­tica exacta y forjó el instrumento necesario de una acción, en la que la npbieza de su caráder tiene también un valor más decisivo que los ca­ñones y las bayonetas.

Pero esta campaña es la obra de una concepción profundamente vivida. Concepción de la unidad del -destino americano. No es hija de un país sobreabundante de fuerzas, si no de un país que a pesar del desorden y de la anarquía, sabe cumplir una más alta misión.

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So 1820, cuando San Martín, enfermo y postrado en Mendoza, re­::..::e .::. confirmación del apoyo chileno para la campaña del Perú, sus :: ::;; se reaniman del semblante desencajado y macilento. Y el testigo di­:s: So'.o por el brillo de sus ojos, me fué posible reconoC'er al General _=.::: . iiartm.

Y, cuando el gobierno argentino reclama la presencia de sus tro.­:;.::.s para salvarse d el derrumbe, y viene la histórica desobediencia, San • ~::.:'Jn dice que, de haber desviado su ejército hacia la quena civil, hu­_e:-a debido abandonar la campaña del Perú, y, agrega, que aún en el .:~o de vencer "hubiera debido llorar la victoria con los vencidos".

La campaña se hace subordinando el riesgo de la anarquía inte­:!~r argentina, al objetivo de la libertad de América. Sacrifiéando el o:-den inmediato, a un propósito más real, menos cambiante, menos sus­:::eptible a las influencias de los factores revolucionarios. Más perma­'iente. Más alto.

Y se llevó la gesta a cabo sin medios, sin egoísmo y en plena ;>abreza. El Director Pueyrredón, sin el cual la obra de San Martín hu­biera sido casi imposible, le escribió estas palabras: "Por los apuros de Ud. puede graduar las míos, en que se incluyen los de Ud., los de Belgrano, los de Salta, los de este ejército, los de todos los pueblos que ocurren aquí en sus necesidades, y los de todo el país; y agregue Ud. !os de nuestros enviados en Brasil, Londres, Francia, Norteamérica. En fi n, yo no sé ni cómo hemos de sufrir tantas necesidades, tantos clamo­res y tan p ocos recursos. Hay momentos que quisiera no existir, por que todo viene a mí y todo me aflige a un mismo tiempo".

¡Qué mis1erioso destino, este de los pueblos de América a los cuales es tan difícil gozar de la estabilidad y de la paz, y apartarse del espíritu revolucionario!.

Sólo los salva, en algunos períodos de su historia, la protección de Dios y esta aptitud increíble para hacer obra fe(mnda ,entre )as lp.­chas :estériles e ir trabajando por e l orden en medio de la anarquía.

Ciudadanos de Pisco: No he querido destacaT sólo la gloria del General .San Martín,

sin dejar de recordar las trágicas vicisitudes entre · las ·cuales desarrolló su acción, porque la historia está h echa de luces y sombras. Y p or­que las dificultades de la empresa dan la medida del sentimiento frater­nal que trajo a las playas del Perú, al Gran Capitán de los Andes.

Yo os agradezco esta celebración que al conjuro de su nombr,e y al amparo de su gloria renueva la unión indisoluble de la Argentina y el Perú.

He dicho.

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¡..

I

EN EL CLUB SOCIAL PISCO

En la actuación realizada en el Club Social Pisco, el 8 de se­tiembre del presente año, recordando la llegada del General San Martín con sus tropas a ese puerto, el Dr. Evaristo San Cristó­val, en nombre del Instituto Sanmartiniano del Perú, pronunció el siguiente discurso.

DISCURSO DEL DR. LV ARISTO SAN CRISTO V AL

Excmo. Sir. Embajador de la República Argentina, Sr. Presidente del Instituto Sanmartiniano del Perú, Señor Presidente del Club Social Pisco, Señores,

El Instituto Sanmartiniano del Perú, al que tengo a honra perte­necer, me ha designado para que haga uso de la palabra en esta signi­ficativa ceremonia, destinada a recordar, como se merece, un aniversario más, del desembarco del Generalísimo don José de San Martín, en la bahía de Paracas. Efectivamente, hace 139 años en un día como hoy, el prócer ya:peyuano, ,que acababa de ganar y consolidar la Independen­cia de Chile, pisaba por primera vez tierra peruana, y en esta histórica casa, que sirve de albergue al Club Social Pisco, instalaba su cuartel ge­neral, desde el cual impartiría las grandes directivas que concibió, para llevar a cabo, y con el más rotundo de los éxitos, los planes que se había propuesto, los que lo consagrarían como el adalid de la emancipa­ción americana. Bien hace pues la Institución, en cuyo nombre hablo, el enaltecer esta fecha recordatoria, cumpliendo así, con uno de los pos­tulados de su fundación, al exaltar las grandes efemérides, entre los que evidentemente, sobresalen las acciones de armas, en las cuales el Pro­tector del Perú, resultó siendo el principal protagonista. El Dr. Ricardo

" Cavero EgÚsquiza, distinguido historiador y escritor y dinámico Presi-

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-~--::: el Instituto, próximo a cumplir ya los 25 años de una vida labo­:::: - Y íructífera, con el celo que le caracteriza, en todo este dilatado

;:-'"', ha mantenido viva la llama del recuerdo, la que se ha venido a ~~~lar con el correr de los lustros, tal como lo estamos presenciando ?"" estos momentos, en que la fecha epónima que celebramos, realzada -- ::;-C.:.ardonada en nuestro calendario patrióti~o, se incorpora en el Tra--,.- último celebrado entre el Perú y la República Argentina, en cuyo ~culo pertinente se le considera como uno dé los fastos iniciales de

gesta heróica, señala con jalones de gloria, en el escenario agitado T ranmltuoso del Nuevo Continente .

No vamos a hacer aquí la exégesis del fausto acontecimiento, que a~ pertenece por entero al campo de la Historia, y sobre el que se han _;::--onunciado con verdadero conocimiento de causa, eximios tratadistas. :·os bastará para el objeto con rememorar sinópticamente el sígnificado :!... 'simo que informó la expedición libertadora, que zarpando de Valpa· :raíso e 1 20 de Agosto de 1820 ·y conduciendo a 4.118 hombres de las 4 es armas, tomaba fondeadero a la altura de Pisco el 8 de Setiembre siguiente, en medio del alborozo general. Acompañado por el Almiran­te Lord Cochrane y por el Jefe de Estado Mayor, General Juan Grego­rio de Las Heras, San Martín inició el desembarco, siendo acogida su presencia con vitores y aclamaciones, las que se intensificaron, cuando nlanta el árbol de la Libertad, por la cual luchaba, dando así cumpli­~iento a la palabra empeñada, de concluir su obra en el Perú, conside­;ado como el último baluarte de la resistencia española fiera Y empeci· nada.

Con gran visión y con una clarividencia profunda, el prócer ha­bía dicho enfáticamente a los argentinos días antes de su partida: "Se acerca el momento en que voy a seguir el des1:ino que me llama. Voy a emprender la grande obra de dar la libertad al Perú. Voy a abrir la campaña más memorable de nuestra revolución y cuyo resultado aguarda el mundo. Fiado en la justicia de nuestra causa y en la protección del Ser Supremo, os prometo la victoria. El día más gran­de de nuestra revolución está próximo a amanecer".

Asesorado por Juan García del Río y Bernardo Monteagudo, los dos grandes ideólogos, San Martín se multiplica en el campo de la ac c1on. Como estratega consumado que es y en posesión de las noticias fidedignas que le llegan de Lima, donde reina la inquietud más acen­tuada ,traza su plan de operaciones, organizando la expedición a la sie­rra, que confía a la experimentada dirección de Juan Antonio Alvarez

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de Arenales, y que se corona después de múltiples peripécias, con un éxito rotundo, al dispersar y batir a las .fuerzas realistas del brigadier O'Re­lly, que sufren un rotundo fracaso. Y mientras tal prólogo promisor de lo que va a venir enseguida, abre las primeras páginas del drama, San Mar­tín que todo lo avizora, prepara la marcha sobre Lima, presa ;en esos mo­mentos de la agitación y el sobresalto. La confían-za que ha inspira­clo el Generalísimo en Pisco, se traduce en las muestras de calurosa adhe­sión que recibe, concurriendo a ponerse bajo sus órdenes los vecinos y moradores de toda aquella circunscripción, Chincha y San Andrés de preferencia, que portan lo que pueden, para facilitar así los planes con­cel¿idos. San Martín se ha ganado la confianza de todos los ciudada­nos amantes de la libertad. El ejército que ha desembarcado, queda sujeto a una férrea disciplina imposible de quebrantarse, y a sí lo pre­ceptúa la: PROCLAMA tan fervorosa como sincera, constante de cuatro artículos, que se expide horas después del estacionamiento en Pisco, en la que bajo penas severísimas, se controlarán las depredaciones, pres­cribiéndose que todo aquél "que derrame una gota de sangre fuera del campo de batalla, será castigado con la pena del talión".

San Martín se preocupa desde los primeros momentos en fortale­cer sus fuerzas, reforzando sus batallones de infantería, con los esclavos del valle, a los que declara lib_;res. Entre tanto, el Virrey Pezuela, al to­mar conocimiento de lo que está ocurriendo en Pisco, envía al Coro­nel Manuel Quimper con 800 hombres y 2 cañones, pero tal expedición concluye con la huída del jefe realista, que presa del pánico, llega a ' marchas forzadas a Lima, para confirmar a la primera autoridad cuál es la verdadera situación del ejército libertador situado a pocas horas de Lima. Como el día 15 se iba a jurar la Constitución española, la situa­ción se complicó aún más, y aunque por todos los medios se trató de borrar o atemperar en algo la inquietud en que se vivía en esos instan­tes, fue muy poco lo que se consiguió resolviendo entonces Pezuela ape­lar a los medios diplomáticos, que no rehuyó San Martín, nombrándose a los respectivos comisionados, que reunidos el 24 de Setiembre en el pueblo de Miraflores, celebraron las reuniones del caso, no llegando a prosperar ninguna de las fórmulas propuestas, por lo que los Delega-9.os de San Martín, que lo fueron el General Tomás Guido y el Secretario de Gobierno, el yq. dicho don Juan Garda del Río, reclamaron sus pasa­portes, que les fueron entregados el 30 del mismo mes, terminando en esta forma el armisticio acordado y renovándose en consecuencia las operaciones de la guerra.

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Hasta aquí na<la prnvechoso habían conseguido el Virrey y su cír­- o que se veían asediados por los enemigos encubiertos. Se había creado en torno de la autoridad suprema un hálito de desconfianza que Yd era difícil eontrar-restar o por lo menos atemperar. Del lado contra­~ario, la propaganda abiertamente se sucedía conmoviendo todos los espíritus. Lima era un foco de insurrección. La Universidad, el clero, a nobleza, la juventud, el pueblo, en una palabra, conspiraban sin te­

!Ilcr a los más graves peligros. Las ideas avanzadas que habían sido propugnadas por los precursores de la Independencia, y entre ellas ]as que en su CARTA A LOS AMERICANOS, concibiera el jesuita Juan Pa­blo Vizcardo y Guzmár:, y a la que puede considerarse por su finalidad y alcances, como el evang;elio de la revolución, habían tenido un eco for.midable, y d e aquí que todo el mundo contagiado de un hondo fer­vor patriótico, aportara lo que podía, sin miramientos ni temores de nin­guna clase. Los p anfletos circulaban a profusión, incriminando graví­simos cargos a las autoridades españolas, y aunque los escritos no lle­vaban firma, es un hecho averiguado que ellos habían brotado de la pluma encendida de Francisco Javier Mariátegui y José Baquíjano y Ca­rrillo, Hipólito Unánue y Fernando López Aldana, verdaderos porta es­tandartes de la faz ideológica de la revolución. San Martín en Pisco no desconocía nada de esto, por las noticias que le llevaban sus agentes secretos, llegando su entusiasmo a los últimos límites, cuando se infor­mó fidedignamente de que el bello sexo entraba en acción decididamen­te, conducido por Manuela Estado, la incansable heroína, digna de to­dos los parabienes y bienandanzas de la Historia.

Fortalecido así el espíritu cívico de la ciudadanía en general, San Martín no vaciló ya sobre el partido que debía tomar, y después de cambiar ideas con sus conmilitones y asesores, resolvió salit de Pisco, para encaminarse a la capital del Perú, donde la gesta habría de tener su culminación definitiva, aureolado por los triunfos preliminares obte­nidos, de un lado, por Arenales en la sierra, y del otro, por la campaña marítima de Lord Cochrane, que acabaron por conmover a la opinión que se volcó resueltamente en los escritos y en la tribuna, en la prédica indesmayable y en los campos de batalla. San Martín había colum­brado en esta tierra el éxito que perseguía, al que habría de aureolar el estandarte de todas las reivindicaciones, dictando a tal efecto, el de­creto de 21 de Octubre creando la bandera nacional, que portarían los peruanos independientes, como 'la sagrada enseña de la patria. Fueron acordados los colores blanco y encamado para las líneas diagonales , y

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según · reza el artículo 19 de la disposición memorada, llevaría tal ense­fü1 "una corona de laurel ovalada, y dentro de ella un Sol, saliendo por detrás de tierras esc~adas que se elevan sobre un mar tranquilo". Aun­que esta bandera fue modificada ¡por el decreto de 15 de Marzo de 1822 y por la Ley de 24 de Febrero de 1825, es lo cierto que ella fué la que primero tremoló airosamente en las campañas de la iniciación, y fué la misma que se desplegó al viento en el tabladillo imprqvisado que se le­vap.tó en la plaza de armas de Lima, el 28 de Julio de 1821, en que San Martín proclamó en medio del consenso unánime, la Independencia del Perú.

Tal fué la génesis de la expedición libertadora, y los grandes pro­c;¡resos que alcanzó, fructificando en gérmenes fecundos. Este pueblo heróico y esforzado que es Pisco, presenció las actividades de San Mar­tín, que francamente asombran y desconciertan. A todo atiende y na­da deja por hacer. Llega rodeado de los hombres más caracterizados de la época, que brillan por sus luces: Monteagudo, García del Río y

Viscarra, de los Generales que hacen gala del uniforme que lucen, Al­varez de Arenales, Luzuriaga, Las Heras y Alvarez Jonte, del marino au­daz que no rehuye los peligros, Lord Cóchrane, y con todos• estos ele­mentos de gran valía en los momentos supremos, se conquista al pue­blo, al que llama y demanda sus servicios en las proclamas fervorosas que emite . La opinión pública sin reservas, lo secunda y se agrupa Ein distinción ·alguna bajo el amparo de la bandera que decreta, para dar­le así fisonomía simbólica a la gran revolución. La campaña exitosa de la sierra, la preparación del ambiente caldeado d e Lima que culmina con la deserción del batallón NUMANCIA y el plan militar que se desen­vuelve con precisión matemática, al punto de proclamar a su gestor y conductor ilustre como un consumado estratega, todo esto se concibe aquí en Pisco, bajo el cield sereno y frente a la mar tranquila. Cuando se consuma la obra redentora, el Perú testiil).onia su ag radecimiento en to­da forma a su Protector y Generalísimo, decretándola merecidos hono­res, que se exteriorizan en los grandes monumentos consagratorios. Ahí vive a perpetuidad la memoria del prócer, que nada ambiciona y que se muestra tan excelso en su vida y en su muerte, desapareciendo, se­gún las frases cinceladas de Martí "ccn no menos majestad que el ne­vado de Aconcagua en el silencio de los Andes".

Saludémoslo, pues, en este aniversario, que viene a estrechar y

como siempre las más sinceras vinculaciones entre el Perú y la Repú­blica Argentina, a la que representa tan dignamente en estos momentos,

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=-- ;J:"eClaro Embajador, Excmo. Sr. Felipe Yofre, ilustre abanderado de .c.s turadas y nobles causas, vale decir, la Justicia, la Libertad y el De­:=-::::io, normas sagradas éstas que inspiraron el idear:io del Generalísi­:::io don José de San Martín, que las pregonó a la luz del vivac y las :.rr;:>andió al descender las cumbres nevadas del Uspallata, proclamándo-25 airosamente en Lima, cuando nos dió la Independencia, el 28 de Ju­:::o de 1821, circundado por los rayos explendentes de la Victoria y por _os inextinguibles fulgores de la Gloria.

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LA CEREMONIA EN ANCON

El 30 de octubre, organizada por el Instituto Sanmartiniano de! Perú, en coneiión con el Concejo Distrital de Ancón, se reali­zó ente el Monumento del General San Martín existente en ese puerto, una solemne y muy concurrida ceremonia, en conme­moración del 1399 aniversario del Desembarco de la Expedición Libertadora en ese puerto. Después de ejecutarse los himnos nacionales del Perú y de la Argentina, se colocaron las ofrendas florales. En seguida pronunciaron los discursos los señores General En­rique Pérez Alvarado, Primer Vicepresidente del Instituto San­martiniano del Perú, Emiliano Barrón Tineo, en nombre del Con­cejo Distrital de Ancón y el Comodoro Gilberto Hidalgo Oliva, Agregado Aéreo a la Embajada de la República Argentina.

DISCURSO DEL GENERAL ENRIQUE PEREZ ALVARADO

Señor Presidente del Instituto Sanmartiniano, Sr. Representante de la Embajada de la República Argentina, Srs. Jefes y Oficiales, Señoras, Señores:

El Instituto Sanmartiniano del Perú, al que me honro en pertene­cer, me ha designado para que a nombre de sus distinguidos miembros, invoque con fervor patriótico, hoy día en este lugar, en Ancón, una me­morable fecha, la cual tiene íntimo enlace con la Campaña que llevó a cábo la Expedición Libertadora en el Perú, al mando del Generalísimo Dn. José de San Martín, el día 30 de Octubre de 1820, hacen ¡precisamen­te 139 años ~e ello.

Efectuado el desembarco en .Pisco, de la Expedición Libertadora, en el lugar que hoy se llama Bahía de la Independencia, San Martín d&

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x:a pequeña quam.iciün en ka, y lanza un fuerte destacamento al man­...:e Coronel Alvarez de Arenales, al intemarsEt en la Sierra peruana,

- e fin, de impedir que las tropas realistas estacionadas fuera de Li­~ pudieran engrosar al Eiército acantonado en esa Ciudad, y con la

:;:neníe . misión: 19-Atacar inmediatamente a Quimper en Ica; 29-Penetrar en

~ S1en a y apoderarse de Huancavelica y Huamanga; 39-Dirigirse se­;-~:iamente a Jauja y -establecer allí su cuartel general; 49-fomentar a. espíritu revolucionario en las provincias !)rÓximas; 59-Adelantar un -.esiacamento a Tarma y remontando el valle de Jauja ,estar en candi- · _ones de replegarse al Grueso del Ejército.

Esta campaña ha sido considerada como un modelo de guerra de Serra; fué en sí una maniobra estratégica, para distraer al enemigo de su. base. de operaciones y al mismo tiempo, asegurar el establecimiento Cuartel General, de la Expedición Libertadora en Huaura.

El 23 de Octubre, la Expedición Libertadora se traslada a Paracas, de cuyo lugar sale el 26 con rumbo. al Callao, puerto que alcanzó el día 29. La intención de San MartÍn fué avivar el entusiasmo patriótico de los habitantes de este puerto y aún de Lima, y dejando una parte de su Escuadra, para el bloqueo de este puerto, parte hacia e1 Norte.

El día 30 de Octubre, San Martín llega con su Escuadra y Con­voyes a la Bahía de AnC'ón, donde desembarca acompañado de sólo pe­queñas unidades; su finalidad fué reconocer el terreno y tomar contacte con los principales elementos Pairiotas de Lima, y ello, antes d e alcan­zar Huaura, desde donde realizó su campaña libertadora, que culminó con la Jura de la Independencia del Perú, el 28 de Julio de 1821.

Todo comentario, todo elogio sobre la Campaña de la Expedició::i Libertadora en el Perú, al mando del Generalísimo Dn. José de San Martín, es p oco, fodo se ha d icho ya, e innumerables veces. El éxito de ella también es conocido; ello se debió al genio del Generalísimo, que supo conducir brillantemente a sus huestes, hasta alcanzar la más brillante de las victorias, proclamando en la Plaza Mayor de Lima: "El Perú, es, desde este momento, libre e independiente, por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su causa, que Dios defien­de".

Aquí en Ancón, un día como hoy, hacen 139 años, estuvo aquel hombre que fué el ler. Capitán del Nuevo Mundo; el ler. Libertador de la América del Sur, desde el Cabo de Hornos hasta el Ecuador; el primero de los políticos, que su;po apoyar con supremo equilibrio, el

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éxito de su gobierno, en el filo de su espada, y finalmente, como mu­chos otros, lo ihan dicho: San Martín fué el héroe, que al empinarse sobre los Andes con vertical absoluta, demostró a los Americanos que la anarquía no debe imperar sobre el orden, y que las armas destina­das a la creación de los pueblos y a consolidar las nuevas -nacionalida­des, no deben emplearse en luchas estériles y desgarradoras, que pue­dan destruir a la Patria".

Es por eso, que San Martín, semejando a los robles de las primiti­vas selvas, en que vió la luz, endubre bajo su ruda corteza, todo lo que hay de ardiente y fecundo de la savia que lo alimenta.

El Generalísimo Dn. José de San Martín, el Libertador de la Ar­qentina, Ch ile y el Perú, supo ponerse a la al~ra del destino, al levan­tarse sobre el pedestal de sus glorias, habiendo quedado perennemen­te, como un coloso en los Andes Peruanos, y en el corazón de todos los hi jos de los pueblos a quienes dió Patria y Libertad.

DISCURSO DEL SR. EMILIANO L. BARRON TINEO

Señor Presidente de_l Instituto Sanmartiniano, Sr .. Representante de la Embajada de l?- República Argentina, Sxs. Miembros del Cuerpo Diplomático, Srs. Miembros del H. Concejo Distrital, Sr. Jefe del Centro Vacacional de Aeronáutica de Ancón,

Señoras, Señores:

A esta significativa ceremonia organizada por el prestigioso y 3eñorial Instituto Sanmartiniano del Perú, traigo, por honroso encargo del Sr. Alcalde del H. Concejo Distrital de este Balneario, la voz de gratitud del pueblo de Ancón.

Estimo -el honor y hallo muy grata, pero también muy difícil la tarea, ya que la importancia de este acto supera, grandemente a mis esca­sos merecimientos, y también carezco de la elocuencia necesaria que demanda la presencia de tanta y tan selecta concurrencia. Y sólo ani­mado por la esperanza de que seréis indulgentes con mi deficiencia, doy cumplimieU:to a mi cometido.

Señores: Una honda emoción, semejante a la que experimentan los fieles al entrar a los templos, parecida a la que embarga el alma,

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=-~o se alza sobre el ara santa el pan az1mo de la Eucaristía, soble­_ -;e :ni espíritu; y es, señores, que siento llegar a mis labios, subiendo -=::C:e el corazón, la plegaria. de gratitud que el pueblo de Ancón eleva - -. -,. el ínclito Generalísimo Dn. José de San Martín, en un aniversario -0.5 de su victorioso desembarco en estos lugares.

30 de Octubre de 1820 á hoy 30 de Octubre de 1959, media 1.m _;:,so de 139 años, desde que los pacíficos habitantes de esta solitaria

..::c...."-:ia, vieron Uegar, alborozados, sobre estas tranquilas aguas a estas .-:-~::i.osas playas a la Expedición Libertadora, hábilmente guiada por el -;-:o:ioso Capitán de los Andes, Dn. José Francisco de San Martín y Ma--~. mientras que el je fe de su escuadra, lord Tomás Cochrane blo-:::...:eaba al Callao con las fragatas "O'Higgins" y "Lautaro" y la corbeta

=.::idependencia" . 139 años desde que San Martín, el Santo de la Espada, llegara a

;;stas apasibles playas avivando la fé y optimismo en la victoria entre los ~triotas y nerviosidad y angustia en el enemigo

139 años ha que se escucharon en estos lugares, un día como hoy, ~.:moros vítores lanzados por pechos entusiastas y bravíos de aquellos ::r.ie, segÚn la expresión de Bonilla, venían a hacer de las astillas del ::ono de Fernando VII, lanzas para granaderos y en las que iban a fla­:::iear, como flamearon, las banderolas de la libertad.

182ü, 30 de Octubre, 4 de la tarde: fecha y hora señalada poJ e Destino, para que el Paladín de la Libertad asentara sus victoriosas _ lantas en estas queridas tierras de Ancón, hecho histórico que hoy con­:nemoramos, y cuya realización tuviera capital importancia, en la estra-egia seguida, para la causa de la libertad.

Fecha y hora en que los habitantes de estos lugares tuvieron el privilegio de ofrecer a Sar1 Martín sus serv.icios como baqueanos del lu­gar, contribuyendo de este modo, tal, vez, a acelerar el éxito .que tuvie­ron las misiones encomendadas aquí a los capitanes Dn. Pedro Raulet y Dn. Federico Brandsen dirigidos por el chancayano Sargento Mayor Dn. Andrés Reyes, cuyos parientes, y posiblemente también los de Dn. Remigio Silva y José María Pagador, habitaban estos parajes.

139 años han transcurrido desde que San Martín, el grande en­tre los grandes, llegara a estas playas para arrancar, según su propia expresión, "el estandarte que trajo Pizarro para e sclavizar el Imperio de los Incas" y romper así las cadenas de la esclavitud, y , al mismo tiem­po, junto con su Expedición Libertadora, nos trajera un precioso lazd~ lazo de amistad y fraternaidad que unió, une y unirá et~rnamente a dos

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pueblos hermanos: · 1Argentina y Perú! ¡Perú y Argentina!; lazos de amistad y fraternidad que, por el jamás de los jamases, debemos per­mitir que sean rotos; pues así lo queremos nosotros los hijos del Sol y tan1bién así lo quieren, estoy seguro de ello, los hijos del gran pue­blo argentino, a quienes saludo en este precioso símbolo y en vues­tra señera persona, Sr. Representante de la Embajada Argentina.

Agradezco, a nombre de este laborioso pueblo, este significativo ·recuerdo que hace el prestigioso Instituto Sanmartiniano del Perú. Agra­dezco, como maestro, porque así se reaviva más y más el cariño que sentimos hacia cuantos lucharon por nuestra independencia. Agradez­co la presencia de los Srs. Miembros de la Embajada Argentina, asi como también la de todos y cada uno de los aquí reunidos.

Y para concluir, al referirme al Generalísimo Dn. José de San Martín, repetiré lo que ya en otra oportunidad y en este mismo lugar d iiera, parodiando las palabras de Rodó: Padre nuestro que estás en · el granito y en el bronce, santificado es tu nombre y eternamente lo se­rá por cuantos conozcan tu historia.

DISCURSO DEL COMODORO GILBERTO HIDALGO OUV A

Señor Presidente del Instituto Sanmartiniano, Sr. Alcalde de Ancón, Sr. Jefe del Destacamento de Aeronáutica de Ancón, Sres. Representantes de Instituciones Patrióticas, Señoras y Señores:

En nombre de la representación diplomática argentina, traigo a us­tedes nuestra fervorosa adhesión a los sentimientos patrióticos que hcy hacen conjunción en este acto. Vuestra presencia y el ideal que nos congrega es un testimonio legítimo y común de un patrimonio que reci­b iéramos del misionero de nuestra libertad.

Herederos de un ejemplo maravilloso, venimos a rendir venera­ción y nuestro eterno amor fraternal hacia los pueblos de Amérka in­dependizados por el genio y la conducta moral del general D. JOSE DE SAN MARTIN.

América Libre, América Unida, paz sin conquista; fueron los prin­cipios sustentados por quién llegara para reunir, promover y lanzar hom­bres y pueblos a la emancipación. Conductor de almas ha dejado, sin ostentación, un legado moral a todas las generaciones del porvenir.

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2:1 las jornadas de las campañas militares contra el bastión espa­=- 30 de octubre de 1820, ocurre en este puerto de Ancón la es-

" ::.z: convoy de la escuadra d e la expedición libertadora, que con­_: :::.:e con los planes del general SAN · MARTIN debíase llevar a ca­::;=:::.::i.samen te frente a estas play as. Por la proximidad con Lima y

:,. - es caminos;_ que conducían a ella, Ancón constituía un punto --.:. para la observación .

:Jesembarcan aquí pequeños contingentes para exploraciones de ~:;uardia y un poco después una columna ,que debiendo avanzar so­

-= CrlANCA Y tenía por objeto obtener nuevas caballadas. Asimismo ::.e:::esario destacar con caracteres esenciales que SAN MARTIN con

- - maniobra táctica se p roponía despistar al enemigo y ocultar el lu­de! desembarco defin itvo.

ANCON registra de esta forma, un Jalón de significaión en la bri­"- ·e conducción del genio militar. Este solar, esta pequeña había que­~ señalada desde entonces para la historia del Perú. ANCON habrá - =- ser conocido por todos los pueblos libres de América.

Este lugar y esta fecha han quedado propicios para nuestros afee­- y recuerdos venerados.

Estamos evocando horas profundas de sensibilidad ciudadana con­-::;.:ital y acontecimientos trascendentales que habría de decidir sobre

C:.. :-.ituro de América; hay en ello honda lección para las generaciones :::sentes y se refleja a través de estos hechos la grandeza moral de un

;::-~ espíritu y la fortaleza de carácter para vencer obstáculos incruentos. ~:::.::mos y comprobamos que el triunfo se alean.za cuando las grandes ~ones son impulsadas por un noble ideal. SAN MARTIN fué un

~----ero luminoso y profundo para América continental. Para aquella época, el Caballero de América, escribía al coronel

:.·_-zURIAGA: "Usted conoce mi carácter y sentimientos; yo sólo deseo " mdependencia de la América del gobierno español y que cada pue­=-~. si es posible, ,se d é la forma de gobierno que crea más convenien-

América toda, América unida, paz sin conquista. He aquí los __ :-_'lcipios tradicionales que nos legara SAN MARTIN para las relacio­::es internacionales americanas y que han quedado consagrados en el ~--ácter de la argentinidad. Constituye un orgullo sentirlo y poder ex­_,... esarlo de este modo y en estas felices circunstancias.

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EL GRITO DE INDEPENDENCIA e EN HUAURA

. Conmemorando el 1399 aniversario del Grito de Independencia lanzado por el General San Martín ,en el histórico Balcón de Huaura, se realizó el 27 de noviembre de este año una cere­monia, a la que concurrieron el Edecán del Presidente de la Re­pública, Comandante Manuel Yori, el Embajador de la Repú­blica Argentina, Dr. Felipe Yofre, el Presidente del Instituto San­martiniano del Perú, Sr. Ricardo Cavero Egúsquiza, las autorida­des de Huacho y Huaura, los colegios y escuelas de ambos lu­gares y público en general. Desde el viejo Balcón pronunciaron discursos, los señores Gre­gario Ramírez, a nombre del Magisterio de la provincia; Jesús Navarro Verano, por el Concejo de Huaura; Dr. Félix Anaya, en representación del Instituto Sanmartiniano del Perú; y el Dr. Felipe Yofre, Embajador de la República Argentfoa.

DISCURSO DEL DR. FELIX ANAYA

Señor Edecán del Presidente de la República, Excmo. Sr. Embajador de la República Argentina, Sr. Presidente del Instituto Sanmartiniano del Perú,

Señoras, Señores:

A esta romería magnífica, en la que se congregan prestigiosa!! institciones, y a las que le da un marco de verdadera signáficación pa­

triótica la presencia del pueblo de Huaura, he venido trayendo la pala­bra del Instituto .Sanmartiniano del Perú, quien se suma a esta fiestc. de recuerdo, de evocación y de gratitud, para la figura señera y mística del Señor de los Andes, Padre de la Libertad de tres naciones, y mento: moral e intelectual de la independencia de la América t:'atina, don Jose -de San Martín, quién en horas inolvidables para la :historia de estas ti~

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~ americanas, diera con Bolívar, un nuevo rumbo a la historia, un - evo sentido filosófico al pensamiento y una nueva orientación a la po­.:_ca de los pueblos de la América del Sur.

No he de ocuparme del hecho histórico en sí, porque él, ya es ::el dominio de los que me escuchan, y porque seguramente será recor-2.do con acuciosa documentación, por los que en este mismo home­:::aje se ocupen del acontecimiento que rememoramos: Quiero referir­~e al sentido cívico y social del gesto del llamado libertario, y al que ::iebía denominarse con más propiedad de la emancipación. Nuestros ;meblos de América Hispana, no éramos esclavos de la nación españo­~a, ni éramos gobernados por un tiránica dictadura, muy al contrario, compartíamos colonos y nativos los derechos de elegir, intervenir en :O. política, alternar en la enseñanza y en las profesiones. Sabíamos de las alegrías, gustos y entretenimientos importados de la Península y 10ts hacíamos nuestros, para solaz y placer de nuestros pueblos, y los he­mos conservado hasta hoy con orcJulloso rect.ierdo y regocijada satisfac- .. ción.

Este buen trato y este sentido de proyección nacional. que diera metrópoli a sus colonias, permitió a los nacidos en estas tierras, edu­

carse en Espapa, servir en sus ejércitos, intervenir en el libre juego de la función cívica y adquirir el amor a la independencia, a la libertad y al señorío, calidades que aunándose en el alma de los hijos de los colo­nos, muchos de ellos mestizos, mitad españoles y mitad incas, dió na­cimiento a las figuras próceres que como Miranda, San Martín, Bolívar y muchos otros, se dedicaron a las luchas de la emancipación, con la colaboración, inclusive, de muchos españoles de nacimiento, radicados en América.

Es que esia epopeya de la historia sudamericana, no ha' sido una guerra de lucha contra un gobierno dominador y esclavizante, como ya lo he dicho, sino un proceso de emancipación, gestado en el mayor de­sarrollo político, el que gracias a la generosa administración hispana, habían logrado los hombres de nuestra América y habían adquirido los hijos de los españoles. Era la .historia humana de todos los tiempos que mantenía su actualidad, eran los hiios que en usufructo de una ma­yoría de edad y de una lograda madurez política, ejercían el derecho histórico de emanciparse, contraviniendo los designios del egoísmo pa­ternal.

San Martín, nacido en Argentina, fué educado y sirvió en el ejér­cito español, porque en España, siendo argentino, gozaba de los dere-

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chas y privilegios de los ciudadanos nacidos en el territorio peninsular. No había distingos, ni preeminencias, que menoscabaran a los naturales de las naciones americanas, porque a éstos se les consideraba hijos de la Madre Patria.

Esta es la nota singular que distingue a la epopeya emancipado­ra. Por ello, el genio de San Martín, no supo de odios ni de resenti­mientos, ni de egoísmos. Fué, por esta razón, que acuartelado en es·· te pueblo histórico, agotó las medidas persuasivas para ingresar a la capital del Perú, procurando que los muertos de uno y otro bando, no sirvieran de alfombra a la marcha de sus ejércitos.

Nosotros recibimos de San Martín la emancipación. Dese este balcón, lanzó a los vientos su palabra de esperanza, proclamando nues­tra independencia política.

Los balcones tienen una alma, una vida, un sentido de ensueño y de eternidad. Se desprenden de los interiores de las casas, y se adentran en la vida de los pueblos. Son como palomas que salen a los vientos repartiendo alegrías y pregonando el júbilo de las moradas. En los días tristes ·Se visten de luto, y se ofrecen clausurados y dolien­tes. Para las fiestas religiosas se engalan con mantones policromados, con la belleza y el perfume de las flores, y con la grecia jacarandosa, coqueta y bella de nuestras mujeres. En las grandes emociones cívi­cas, desde ellos, siempre se ha escuchado la palabra de los líderes, de los dirigentes, de los gobernantes, de los conductoref\, que va hacia la multitud, para ofrecerse como rocío de esperanzas, como ofertas de fe­licidad, o como verb0 admonitivo, tremante y emocionado. Este es el espíritu de los balcones. Y .este pequeño, viejo y legendario balcón, tiene la belleza de ese significado, y con serva en sus arcaíces y vetus­tos rincones, guardado con avara satisfacción, la palabra maravillosa del Señor de los Andes, el Santo de la Espada, el genial y glorioso don Jcr sé de San Martín.

Como en años anteriores, los que integramos el Instituto Sanmar­tiniano del Perú, hemos venido a d epositar nues1:ra ofrenda en esta fe ­cha gloriosa de un aniversário mas del Grito de Huaura. Y recordemos que si del Gran Capitán recibimos la libertad política, por nuestro prcr pio esfuerzo debemos lograr la libertad económica. Hacernos prome­sa de que debemos luchar por una patria grande, d ueña de todas sus libertades. Y luchemos, recordando el pensamiento de uno de nuestros v.alores intelectuales, que con su verbo admonitivo, nos dijera: "en 1 vejez se capitula, en la juventud se combate".

Y los pueblos siempre son jóvenes, y sólo la juventud puede orientar el destino de la humanidad.

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/

EL DEPARTAMENTO DE SAN MARTIN

por: RICARDO CA VERO EGUSQUIZA

/ Conferencia sustentada en la Asociaci6n Nacional de Escritores y Artistas.

Señores:

Fácil ha de ser comprender la emoc10n y la alegría que experl­:nento en estos momentos al tener la honra de subir a esta tribuna de 3 Aosciación Nacional de Escritores y Artistas, desde la cual han irra-" ado su pensamiento esclarecidas figuras intelectuales peruanas y ex­

rra.11iBras. Esta emoción y esta alegría son tanto más hondas y since­ras cuanto que me toca ocuparme de un tema grato a mi espíritu y a ; :ni corazón, como es el que se refiere al departamento de San Martín, cuna de mi nacimiento, escenario de los más dulces recuerdos de m1 infancia, tierra rica y bella que constituyó siempre la inspiración y mo-·vo de mi obra intelectual.

Agradezco a la Comisión Organizadora de la Quincena Cultural de Nuestro Oriente por .la oportunidad que me ha brindado para pre&: tar mi colaboración en esta noble y encomiable labor de difusión cul­~ural que realiza. la ANEA, entidad que está presidida por el doctor Luis E. Valcárcel, historiador y maestro, honra de las letras nacionales. Agra­dezco, también, con todp.s las fuerzas de mi espíritu, la forma cordial y generosa en que se ha referido a mi persona, al presentarme, Rosa Ma­ría Rojas Guerrero, poetisa y escritora de exquisita sensibilidad, de m€r ritos altamente reconocidos y cuyo prestigio literario ha transpuesto las fronteras del país.

' Saludo a tan calificada concurrencia, anotando con emoción y entusiasmo la presencia de las distinguidas damas, presencia que, apar­te de su significación como nota alentadora, dá .a esta sala un colorido simpático, un matiz encantador.

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Superficie y Población.-

Entrando en materia, comenzaré por decir que, al solicitarme es"' ta conferencia, se ha tenido en cuenta, seguramente, el hecho de ser yo el autor de una Monografía del Departamento de San Martín, mi pri­mer libro de la media docena que he dado a la estampa sobre la región amazónica.

Pero, esa Monografía, escrita con la más amplia sinceridad, sin más estímulo que el amor al suelo natal, y sólo con los arrestos de la juventud, la publiqué el año 1928, hace, pues, 30 años, durante los cua­les han surgido diversidad de modificaciones en la vida administrativa y

económica de ese departamento, el cual, con una extensión superficial de 49,625 km2, tiene, según datos que he reoabado en la Dirección Na­cional de Estadística y Censos, al 30 de junio del presente año de 1958, una población de 135,394 habitantes. Es decir, aproximadamente. un 35 % más sobre la población de 94,843 habitantes que arrojaba el Cen­so oficial de 1940.

Seis Provincias en Proceso de Evolución.-

No es mi mente, desde luego, actualizar mi Monografía en esta Oportunidad. Mal podría hacerlo, por interesante que pudiera ser el tema, en el estrecho espacio de una conferencia. Sólo me limito, en consecuencia, a presentaros un cuadro sinóptico de la historia y de la geografía del departamento de San Martín, uno de los más nuevos del Perú, que se halla enclavado en el corazón mismo de la Salva, con sus seis provincias : Moyobamba, Huallaga, San Martín, Rioja, Lamas y Ma­riscal Cáceres, todas en proceso de evolución, todas con un notable afán de superación, todas alertas, esperando de sus hijos y de los p01-d eres públicos _una acción que signifique su bienestar, su progreso, su engrandecimiento.

Razones y Autores de la Creación.-

El departamento de San Martín fue cerado el 4 de setiembre de 1906, segregándolo del departamento de Loreto, hace cerca de 52 años. La ley respectiva se expidió como consecuencia de una poderosa co­rriente de opini6n tendente a modificar la demarcación política de Lo­reto, cuyos vastos territorios, peruanísimos por mil títulos, despertaban ambiciones extrañas.

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:as diversas poblaciones del departamento de Loreto reclamaban -:::::úa política y administrativa para su mejor desarrollo y progreso. e. ob}eto de satisfacer éstas y otras necesidades de buen gobierno,

.:::e::ladores por Loreto, don Joaquín Capelo y por Ancash, don Juan =.:::!, presentaron en su Cámara, con fecha 14 de agosto de 1901, el

-ss;: ndiente proyecto de creación del departamento de San Martín.

¿El nombre? Esto no constituyó problema alguno. Se le llamó Sen Martín, como una ratificaión, por que existía, desde su creación ~ ~76, la provincia de San Martín, nombre que llevaba en homenaje

..=.s:gne Generalísimo argentino, don José de San Martín, quien, hace ~ cie una centuria, en intrépida hazaña, vino al Perú, al frente de su. ~ -=-=-= o, atravesando el llano, la cordillera y el mar, a darnos patria y li-

oS'.:"2::i.

Es posible que para la denominadón del departamento haya in­_::o, también, y mucho, el nombre del prócer moyobambino, Emilio

_ _;: Martín, a cuya acción heróica en al guerra del 79, me referiré deta­~ ..:,,=nente en párrafos posteriores.

eso Leqislaüvo del Proyecto.-

A mérito de la iniciativa de los Senadores Capelo y Loli, que =--:::.ía a Loreto, este depatramento quedaba circunscrito a la parte flu­·-=- de la región, y el departamento de nueva creación -San Martín­-:c.::caba la parte montañosa o mediterránea. formada por las provin­::¿.s de Moyobamba, Huallaga y San Martín, las que, como es sabido, por -- e_evado valor político y social, jugaron importante papel en la his­.: _ _a del oriente amazónico, desde la creación de la Comandancia de -=-: -:-as, en los albores de la Independencia.

El proceso legislativo seguido por el proyecto, fue interesante _- ::i::ró dnco años, en una gestión activa, intensa y nutridamente do­:-..:.::!entada.

En el curso de su tramitación, llevada a cabo sin tregua alguna, s.:;. "1'.lantuvieron criterios divergentes. Los debates parlamentarios fue­-:::: largos y reñidos. En los informes de las diversas comisiones de ~s Cámaras, y ; también, de la Sociedad Geográfica de Lima, había --..:: disconformidad manifiesta. Aún entre los propios miembros de ::~::: as comisiones, las opiniones estaban encontradas y, consecuente-

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mente, se pronunciaban en dictámenes parciales. Unos, exponiendo va liosos razonami_entos, exaltaban la iniciativa como una medida patrióti­ca, impuesta por las necesidades nacionales y de defensa de nuestra soberanía en aquella región. Otros, · la impugnaban, considerando el establecimiento del departamento de San Martín como una separación imporcedente, debido a la reducida población de esa zona. cuyo número no guardaba relación con su amplitud territorial.

Al expedirse la ley se fiió como capital del nuevo deaprtamento, a la ciudad de Moyobamba y, con ello, no sólo se llenó un requisi­to geográfico, indispensable dentro de la división política :.p¡\:¡ducida., sino que se cumplió una medida saludable de orden moral en favor de esa ciudad~de alta estirpe colonial. Debo recordar aquí que en 1897 había dejado de ser Moyobamba la capital del departamento de Lore-­to, pasando a serlo lquitos, hecho que trajo como consecuencia la dis­gregación de las zonas fluviales y la paralización por algunos años, del normal desarrollo no .sólo de la provincia de Moyobamba, sino, tam­bién de las de San Martín y Huallaga que eran las únicas existentes en esa zona, en la cual, sólo más tarde, se crearon las provincias de Rioja, Lamas y Mariscal Cáceres.

Departamento Floreciente.-

Devuelto, pues, a Moyobamba, su prestigio, adquir~do a través de la historia republicana, como capital del Gobierno de Maynas, como ca­pital de la provincia Litoral de Loreto, como capital del Departamento Marítimo Militar de Loreto y, finalmente como capital del Departamen­to de Loreto, p ropiamente dicho, la citada ciudad .experimentó, rápida­mente, como era natural, una reacción favorable que le ha permitido desenvolverse con ventaja hasta el presente, constituyendo ahora el e je principal de uno de los departamentos más ricos, más florecientes y de mayor porvenir de la República.

Debe crearse más Unidades Políticas en la Selva.-

La experiencia ha demostrado cuán b€neficiosa resulta la creación de nuevas unidades pólíticas en el país, sobre todo en la vasta región de la Selva. De tener oportunidad, yo pr9pugnaría que las zonas ocu­padas por los departamentos de Loreto y San Martín se dividan en cua­tro departamentos, agregando a sus doce provincias actuales un núme-

- ro prudencial de provincias más. Con ello, se facilitaría - cierto es-

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toy - el desarrollo administrativo, económico y cultural de esa región y, consecuentemente, se propendería, en forma efectiva, al progreS'o de sus apartadas poblaciones, las cuales, por otra parte, se verían más am· paradas con respecto a la _política internacional.

La. Metrópoli de Maynas.-

Como acabo de decir, la capital del departamento de San Martín es Moyobamba, ciudad legendaria que ha cumplido, hace varios años, el rv centenario de su fundación española.

Sí, aludiendo al tríptico geográfico del Perú, Lima en la Co~ta, es la "Perla del Pacífico", y Cuzco en la Sierra, es la "Capital Arqueológi­ca de la América", Moyobamba en la Montaña es, pues, "La Metrópoli de Maynas".

Tiene para ello .sobrados títulos.

Moyobamba, cuya denominación geográfica es netamente que­chua, pues se deriva de Muyo Pampa, gran planicie circular en medio _ de la exuberante región montañosa, o Mayo Pampa, la planicie del río, desde su fundación ha desempeñado un rol importantísimo en la vida nacional.

A raíz de la creación del Virreinato del Perú en 1542, Moyobam­ba, que tenía el nombre de Santiago de los Valles, perteneció a la Real Audiencia de Lima.

Cuando la 1dreación del Virreinato de San Fe o de Nueva Gra­nada en 1717 y 1739, la. Audiencia de San Francisco de Quito fue se­gregada del Perú para formar parte del nuevo Virreinato bajo el gobier­no de los Presidentes de las Audiencias y de los Regentes.

Las · Misiones Católicas.-

Durante esta época, Moyobamba tiene papel preponderante, no sólo por su significación política, sino esencialmente religiosa, pues sir­vió como base a las misiones católicas para la realización de su admi­rable y nunca bien ponderada obra civilizadora en la Selva. Anunciaré, a propósito, que a invitación del Centro de Estudios Histórico-Militares, en breve sustentaré en su tribuna una conferencia sobre tan apasionan­te tema, el cual, dividido en cinco capítulos, lo contiene, junto con otros aspectos, mi libro "La Amazonía Peruana", publicado en 1941.

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Disputas entre las Misiones.-

Bien sabido es que entre las misiones franciscanas de Lima y las misiones jesuitas de la Audiencia de Quito, se realizaron desde 1687, grandes disputas de jurisdicción, que dieron lugar a la expedición de diversas disposiciones reales sobre el particular. La expulsión de los jesuitas de nuestro país tuvo dos resultados inmediatos: la preponde­rancia de las misiones franciscanas del Perú y la decadencia de las mi­siones que fueron de los jesuitas, tales como las de Maynas, Quijos y Canelos, a cuya reforma tendieron las cédulas r6a.les de 1761, 1772 y

1786.

Estas medidas acerca de las misiones de Maynas . coincidieron con el establecimiento del Régimen de las Intendencias de América, guardando cierta autonomía, dentro del nuevo régimen administrativo, lacs Capitanías Generales y las Comandancias.

Los Informes de Requena.-

Como veremos en su oportunidad, Maynas no tenía una demar­cación geográfica bien conocida y ésta fué la razón para que antes de 1802 se le considerara como simple GOBIERNO. El poco conocimien­to que se tenía en España acerca de Maynas dió margen a los impor­tantes informes que presentara el ex-gobernador de Maynas, D. Francil!l­co Requena, acerca de las misiones, sugiriendo la conveniencia de conl!l­tituir una Comandancia General y un Obispado en Maynas.

Comandanciia General de Maynas.-

Las razones aducida.s por Requena pesaron en el ánimo del go­bierno español. Como consecuencia de ellas se expidió la Real Cédu­la de 15 de julio de 1802, creando la Comandancia General de MaynM y reincorporando al Perú las valiosas provincias de Maynas y Quijos. Esta Real Cédula, que fue publicada y cumplida en todas sus partes, representa uno de los títulos principales que ostenta el Perú acerca de sus derechos en la región oriental.

El General Martín de la Riva y Herrera.-

En toda esta evolución, Moyobamba tuvo capital importancia. En esa ciudad tuvo la sede ¡propicia a sus actividades conquistadoras el famoso General D. Martín de la Riva y Herrera, caballero de la Or-

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:ien de Santiago, que después de ser Corregidor y Justicia Mayor de¡ Cuzco y Cajamarca, fue Gobernador y Capitán perpetuo de Chachapo­yas, Moyobamba, San Francisco de Borja, Motilones e infieles del Mara­:íón, realizando sus interesantes conquistas de los aguerridos y feroces :naynas, jíbaros, lamas, motilones y tabalosos, durante 30 años.

Facilidad de Acceso por Lima.-

Es, también, desde esta región, que Francisco Requena tuvo sus Principales actividades y se convenció de la facilidad de acce.so a ella por el Virreinato de Lima, originando, como indico en líneas anteriores, la conversión de Maynas en Comandancia General, Diócesis· Sufragá­nea, y entregando las misiones a las manos peruanísimas de los ·misio­neros franciscanos de Ócopa.

El Obispo Sánchez RanqeL-

Moyobamba fue, pues, sede principal de la Gobernación Gene-1al de Maynas, y no obtsante que en 1804 la hegemonía política y reli­qiosa pasó a Chachapoyas, Moyobamba siguió como centro principal ' de la región oriental, desde donde realizó sus actividades apostólicas el primer Obispo de la Diócesis de Maynas, D. Hipólito Sánchez Rangel y

Fayas, notable por su fidelidad a la causa realista.

Los Pueblos de Maynas Juran la Independencia del Perú.-

Cuando la Emancipación, Moyobamba, no obstante su situación mediterránea, participa de las ideas de libertad, y apenas llega al Pe­rú la Expedición Libertadora de San Martín, el Oriente se pliega a la causa sagrada, atemorizando al Gobernador y Comandante General, D, Manuel Femández Alvarez, que pretende ahogar los intentos .emanci­padores del Oriente.

El 16 de agosto de 1821, Moyobamba jura solemnemente la Inde­pendencia del Perú, y luego, siguen su ejemplo Saposoa, Motilones, La­mas, Tarapoto, Cumbaza, etc. Pero, esta actitud no duró mucho, porque la reacción realista consigue, en los sangrientos combates de Ventana, Rioja y Habana, derrotar a los patriotas y ocupar a sangre y Juego la heróica ciudad de Moyobamba. Por fortuna, poco después en 1824, reacciona esta ciudad, celebra el triunfo de Ayacucho y jura definitiva­mente la Independencia del Perú y de América, con la presencia y el

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eficaz apoyo de la División Pacificadora enviada desde Lima, bajo el mando del entonces, Teniente Coronel don José María Egúsquiza (!).

Evolución Política.-

Independizado nuestro país, los límites difusos de la Gobernación de Maynas dieron margen a que se considerara esta importante región como pertenciente a Trujillo primero y a Amazonas después, hasta 1853 en que Maynas se consdera como parte integrante de la Provincia Lito­ral de Loreto. Pero, en 1857, Moyobamba, por acción popular, pide su anexión a Loreto, considerándose como Capital de esa región. La ley especial de 7 de julio de 1857 confirmó esta designación de Moyobamba como Capital de Loreto, categoría que conservó hasta 1897, en que pa­só a !quitos.

Moyobamba, como capital de Loreto y, después, como capital del Departamento de San Martín, ha deesmpeñado, también, un papel im­portante durante la Epoca Republicana. Es necesario tener en cuenta el hecho de que, después de ,su brillante actuación en favor de la emancipación del Perú, en todos los litigios de fronteras con los países veci~os del Norte, siempre ha tenido que ofrecer el contingente genero­so de sus esfuerzos, en defensa de la integridad nacional.

Moyobamhinos Aureolados por la Gloria.-

Muchos de los nombres que se mencionan, aureolados por la glo­ria, son hijos de Moyobamba, que .supieron cumplir con su deber. En la Guerra del Pacífico, muchos moyobambinos estuvieron en las campa­ñas del sur, y en diversas otras oca<Siones ofrecieron a la Patria el con­tingente de su sangre y de su heroísmo.

Acerca de la Fundación de Moyobamba.-

En cuanto a la fundación de la ciudad de Moyobamba, no se co­noce, en tealidad, una fecha exacta. El acta respectiva no ha sido en­contrada. Algu:r;i.os cronistas de la Colonia, como Antonio Henera, afir­man que fue a mediados del año 1538 (Décadas de Herrera, Libro VI, Ca-

(1) El prócer José María Egúsquiza, bisabuelo del autor de esta confe­rencia, llegó al grado de General de Brigada. Fué el primer Pre­fecto de Lima y desempeñó importantes funciones en el Eiército y en Ja administración pública, con ejemplar brillo y prestancia.

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pítulo VD. Este mismo cronista, como también algunos otros, indica que el fundador de Moyobamba fue el Capitán don Alonso de Alvara­do. Seguramente, esta opinión sirvió de base para la dación de la ley N<? 8339 de 15 de iulio de 1936, que fiió el 25 de iulio de 1938 para la celebración del IV centenario de la fundación española de Moyobamba, celebración que, por diversos motivos fue postergándose mediante una sucesión de seis decretos supremos, el último de los cuales fue del 28 de agosto de 1943, que fiió el 13 de setiembre de ese año. para dicha celebración. Se explica que para el caso se haya tomado en cuenta la citada opinión del cronista del Rey, Antonio Herrera, no sólo porque Antonio Raimondi, Hildebrando Fuentes, Genaro Herrera y otros histo­riadores la incluyen en sus respectivas obras, sino por la circunstancia de que un año antes, o sea el 5 de setiembre de 1538, el mismo Alva­rado, en una de sus diversas expediciones al Oriente, partiendo de Li­ma, por el Norte, fundó Chachapoyas, ciudad que se encuentra en el trayecto, poco antes de llegar a Moyobamba.

Pero, el doctor Raúl Porras Barrenechea, en "La Prensa" de Lima, del 14 de setiembre de 1943, publicó un artículo, en el cual afirma, en primer lugar, que dicha dudad no se fundó en 1538 ni en 1539, sino en 1549 . y, en segundo lugar, que no fue el Capitán don Alonso de Alvarado 1el fundador, sino el Capitán don Juan Pérez de Guevara. Algunos párrafos del citado artículo del Dr. Porras que a continuación se trascriben, dan una idea clara de sus afirmaciones:

"'El Presidente Gasea, en carta dirigida desde Lima, en dos de mayo de 1549 al Consejo de Indias, relata claramente los hechos finales de la conquista y fundación, esta vez definitivamente lograda "Por reme­diar gente -dice Gasea- y descargar la tierra della, envié luego que a esta ciudad llegué a Juan Pérez de Guevara, que antes había andado en el descubrimiento de Moyobamba a poblar alli un pueblo. Gasea distingue - dice Porras- descubrir, que es hallar o recorrer una región, y poblar, que es establecerse en ella. Gasea concreta más y refiere la fundación de Moyobamba, que Guevara le comunicó en cartas reci­bidas en Lima en el:-mes de abril (de 1549). "En 24 de abril (de 1549) -dice- recibí cartas suyas (de Guevara} de como él había poblado 25 a 30 leguas de los Chachapoyas y que tenía a los indios de paz y había hecho diez y nueve vecinos en él y le había intitulado SANTIAGO

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DE LOS VALLES, porque según dicen los tiene los mejores y de más pasto y de mayor aparejo para crianza y labranza que hay en el Perú". Los vecinos de Moyobamba, agrega Gasea, afirmaban que con los puer­cos, cabras y vacas que habían llevado "habían de hacer ganado para proveer a mucha parte del Perú". Gasea, espíritu avisor, prndice la abundancia de aquella región que podría ser el más grande centro ga­nadero del Perú. be la carta de la Gasea, agrega Porras, se desprenda pues, que llegado éste a Lima, después de la e jecución de Gonzalo en Jaquijaguana, y entrado a la ciudad el 17 de diciembre de 1548, envió a Guevora a Moyobamba y que éste pobló la ciudad en el espacio de tiempo comprendido entre octubre o_ noviembre de 1548 y febrero o marzo de 1549, en que Guevara escribiría la carta recibida en Lima en abril".

Teniendo, pues, en cuenta la alta autoridad del Dr. Porras en ma­teria histórica, no puede desestimarse su interesante aportación histó­rica sobre Moyobamba. Aunque no precisa fecha exacta de la funda­ción de Moyobamba - pues indica los últimos meses de 1548 y los primeros meses de 1549 - demuestra, en cambio, que fue el Capitán don Juan Pérez de Guevara el fundador. -

Establecida la diferencia entre el que descubre y el que puebla un hogar, creo que no hay inconveniente alguno paÍa considerar como descubridores de Moyobamba, diez años antes de su fundación, al Ca­pitán don Alonso de Alvarado y a sus acompañantes ,entre los que se cuenta también al propio Capitán don Juan Pérez de Guevara.

La Contribución de don Agustín Matute Eqúsquiza.-

Moyobamba, ciudad de gloriosas tz:adiciones, ha prestado come he dicho, eminentes servicios al país. Allí, en .sus archivos oficiales, encontró el Subprefecto de la ¡provincia de Maynas don Agustín Mah.:..­te Egúsquiza, en 1860, después de laboriosa búsqueda, importantísimos documentos relacionados con la cuestión de límites del Perú con el Ecua­dor, entre ellos, la Cédula· Real de 1819, que no es sino la ratificació de la Cédula de 1802 que constituye el título definitivo de nuestros de­rechos sobre toda la región de Maypas.

Era · un momento en que precisamente se suscitaba entre el Pe:-'~

y el Ecuador una animada polémica acerca de la soberanía de dicl:.a provincia.

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La parte contraria aQ.uda variados pretextos y argumentaciones en torno de . la indicada Cédula Real de 1802, de su existencia y de su eficacia y valor.

Tan trascendental hallazgo, hecho por Matute Egúsquiza, pu. so, pues, punto final, a la indicada polémica, demostrando a la faz inter­nacional la razón legal que nes asistía.

Cuna de Próceres y Héroes.-

Tamfüén, por otra parte, M0-yobamba, como repito, ha sido cuna de próceres ·de la Independencia y de héroes que han sibido ofrendar el sacrificiQ de sus vidas, en aras de la Emancipación del Perú y de su integridad territorial.

Cuando el General San Martín proclamó la fndependencia del Pe­rú, la lejana Gobernación y Comandancia de Maynas fue una de las primeras en pronunciarse en favor de la libertad. Basta mencionar los !Íombres de Pedro Pascasio Noriega. Timoteo Díaz, José M. Rengifo, Bernardino Sánchez, Gregario del Castillo, José María Vásquez, Norbér­to Soto, Pedro P. Vásquez Caisedo, Nicolás Valera, Alonso Castillo Ren­gifo, José María Rojas, Doroteo Arévalo, Presbítero Juan Cervando Al­ván, Sargento Primero Buenaventura Veqa y otros que juraron la In­dependencia O.el Perú, y después, frente a la reacción realista, supie­ron ofrendar su sangre, en pró de la libertad del Continente.

Pedro Pascasio Norieqa.-

Largo sería . enumerar las gloriosas acciones de estos peruanos, que, cumpliendo su deber como buenos, se han hecho acreedores a la gratitud nacional. Es suficiente ocuparse de la figura admirable del pró­cer moyobambino Pedro Pascasio Noriega: Cuando San Martín de;iem­barcó en Paracas, Pedro Pascasio Noriega,_ comerciante, natural de- Mo­yobamba, se ·:Presentó ante el -insigne Libertador, y le ofreció sus sel'­vicios para obtener la adhesión de Maynas a la gran causa emancipa­dora. El genio comprensivo de· San Martín, vió en Noriega al patriota desinteresado que podría realizar tan arriesgada empresa, y le impartió entonces órdenes terminantes para que desde Cajamarca marchara con 40 hombres a cumplir su misión de 1ibertar a Maynas. Norie9a, al fren­te de sus abnegados soldados, incitó el fervor de los hijos del Oriente y ·Se enfrentó, decidido y valientemente, al Gobernador realista, D. Ma­nuel Fernández Alvarez. Después del sangriento combate de Chacha-

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poyas, Fernández Alvarez se retiró a La Laguna, solic;itando la celebra­ción de un Armisticio. Así fué cómo, el 16 de agosto de 1821, como diie ya, Mayobamba juró solemnemente la Independencia del Perú obli~ando al Gobernador realista a entr~gar Maynas a los patriotas. Po~ co después, los pueblos de Saposoa, Santa Cruz de los Motilones, La­mas, Tarapoto y Combaza, juraron también la Independencia del Perú, ejerciendo, luego, el sagrado derecho a su soberanía.

Pedro Pascasio Noriega y sus valientes compañeros consiguieron, de este modo, atraer e incorporar a la causa de la Libertad la rica y ex-tensa Gobernación de Maynas. "

Pronto, sin embargo, la reacción realista se presentó amenazado­ra. El 24 de febreró de 1822, en el pueblo de Putmayo, se pronuncia­ron en favor de· la Corona el sargento Santiago Cárdenas y buen nú­mero de realistas, marchando sobre Loreto y apoderándose de esta re­gión. después · de exterminar a los patriotas que la defendían. La rea.c­ción realista creció con estos ~éxitos, y Cárdenas' pudo ·así formar una fuerte división, con la que marchó s;:ibre Moyobamba.

En dicha ciudad se hallaba, a la sazón, como Gobernador pa­triota, D. Domingo Alvariño, asesorado por D. Pedro Pascasio Noriega. La superioridad numérica de los realistas, no arredró a los próceres· mo­yobambinos, quienes opusieron tenaz resistencia con · sólo 40 valerosos hijos de esa circunscripción. Nori~ga, abnegadÓ y patrio1a ciudadano, comandando el grupo de. sus compañeros, se enfrentó a la división rea­lista de Cárdenas, pero la victoria se decidió por los realistas, siendo desgraciadamente, pasados por las armas, casi todos los valientes patrio­tas moyobambinos que formaban sus husetes. Noriega pudo escapar. escondiéndose dentro de un horno que había en uno de los"solares de la ciudad. Por fatalidad, descubierto al día siguiente de la batalla, fue sometido a un Consejo de Guerra y fusilado en la Plaza principal de Moyobamba. As1 murió Pedro Pascasio Noriega, el Libertador de May­nas. con cuya sangre glorios·a .dejó escrita la más b'rillante página de heroísmo en la historia .patria, sirviendo de poderoso ejemplo en las pos­teriores acciones, en las que, los hijos .. del Oriente, sacrificaron sus vi­das por la Independencia del Perú y de América.

Emilio San Martín.-

Esto no e·s· todo. Hay algo más, si bien en relac!ón con otras acciones. Cabe referirse, al respecto, · especialmente, a la personalidad

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heróica de un moyobambino adolescente que ofrendó su vida en la do­lorosa guerra del 79, al lado del marino José Gálvez Moreno.

El adolescente a que me :efiero fue don Emilio San Ma..tlív. Na­cido en Moyobamba el 14 de diciembre de 1861, fue hijo de don Agus­tín San_:ty1artín, limeño, y de doña Martina Peña, moyobambina. Desde Ja edad de 8 años, se educó en Lima, ingresando a la Escuela Naval, en donde se graduó de guardiamarina. Siempre sintió en- lo más pr_o­fundo de su ser una admiración sin límites por el glorioso Contralmi­rante don Miguel Grau, y en ·SU heroísmo, vió el mayor ejemplo de va­lor y de patriotismo.

El guardiamariña Emilio San Martín, que contaba sólo con 19 años, fue designado segundo comandante de la lancha "Independencia" al mando del teniente José Gálvez. Con este cargo, tomó parte en to­das ·las arriesgadas empresas contra el bloquéo de la escuadra adver~ saria en el Callao, y secundó, con su entusiasmo juvenil, los planes te­merarios del heróico teniente Gálvez. El 25 de mayo de 1880, la lan­cha '"Independencia" fue atacada por las lanchas portatorpedos enemi-gas "Janaqueo" y "Guacolda". _

José Gálvez y Emilio San Martín. ayudados por la diminuta tripula­ción, se baiieron heróicamente hasta que Gálvez ordenó que la "Inde­pendencia" se acercara a las lanchas contrarias para arrojar una bomba que, al estallar, hundió a la "J;;_--nequeo" y dió muerte al mecánico de la "Guacolda" Tomás Johnson. En tan arriesgada hazaña, perecieron Emi­lio San Mártín y los• marineros de la "Independencia", salvando, mila­grosamente, de la muerte, el teniente José Gálvez Moreno.

El Soldado Amazónico en la Guerra del Pacífico.-

En la Plaza de Armas de la ciudad de Iquitos, existe un Monumen­to erigido al soldado del Oriente Peruano, en cuya placa de inscripción, esculpidos en el bronce, figuran los nombres de muchos moyobambinos _que, como Emilio San Martín, supieron cumplir con su deber y alcan­zar la gloria en la guerra del Pacífico, constituyendo una enseñanza más para la juventud de su patria. Ojalá pudiera levantarse un mo­:iumento igual en la misma ciudad de Moyobamba, en señal de grati­tud y como estímulo para todas las generaciones.

El Indígena y sus Costumbres.-Pasando a otro aspecto, sería interesante presentar un estudio -

completo de la etnografía del depqrtamento de San Martín. Pero, como no

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cabe dentro del pequeño marco de esta disertación, me limitaré a una breve referencia a la clase de indígenas que viven en San Martín y que no son como los cashivos, conibos, campas, amueshas, huitotas, shipibos, piros, amaihuacas, mayorunas, chunchos, cocamas, ticunas, cha­mas, remos y mil tribus más que pueblan el departamento de Loreto, con diversos dialectos y costumbres.

Los indios de San Martín, especailmente los que ha.bitan las ciuda­des de Lamas, San José de Sisa, Tabalosos, etc., desenvuelven su exis-

. tencia en contacto con la gente blanca y mes1iza. Es decir, es el des­cendiente del antiguo salvaje incorporado a la civilización, o del peón cauchero expoliado en los tiempos en que el caucho tenía una alta co­tización comercial. Es el producto del cruce de los colonos y de los inmigrantes que, ávidos de riqÚeza, se internaban en las florestas ama­zonicas, con los naturales de la región. -En síntesis, no es propiamente el indígena S'alvaje, sino el mestizo neto, rebelde, de contextura alta y recia, que habla el castellano, adulterado con un porcentaje de palabras quechuas y que usa una vestimenta típica, acorde con el clima tr_?pical.

Trabajan en la agricultura y antiguamente una buena parte de esos indígenas ·Se dedicaban a la dura labor del carguÍo. Y cuando sur­gían conflictos internacionales, eran los primeros_ en ofrecer su conti­gente. - En relación con su labor de carguer~s, debo decir que, en com­f)etencia con las bestias, tra:nsportabjl.Il a cuestas cuatro o cinco arrobas de mercaderías en vi:ajes de cuatro o cinco días, entre Lamas y 'Ma­yobamba, por ejemplo, por fragosos caminos. Hablo, en este caso, en pasado, porque me imagi!!_o que con la aviación y otros · sistemas de transportes establecidos en el departamento en estos últimos años, ya dichos indios no derrocharán sus energías en los ca"minos y se dedica­rán seguramente a otra forma de trabajo.

En mi adolescencia, cuando · vivía aún en San Martín, llamaba mucho mi q,tención las costumbres curiosas de estos indios, especialmen­te en la provincia de Lamas.

Creo qué, al respecto, vale la pena referir, para matizar un tan­to la aridez de este trabajo, la forma cómo iniciaban sus amores estos indios, constituyendo un compromiso irrevocable ·entre los novios y sus respectivos padres: el joven encontraba a su paso en la calle o en cual­quier fiesta a una muchacha, a quien conocía desde antes, como podía verla por primera vez. Si era de su agrado y pretendía casarse con ella, procuraba, a todo trance, y valiéndose de cualquier medio, depo-

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sitar dentro del seno de la india, Wla moneda, un pañuelo de seda, un co­llar o cualquier otro objeto, sin haberle hablado previamente ni una solá palabra. La muchacha, como es natural, huía tratando de . evadir el com­promiso. Pero, el joven la perseguía, desarrollándose. al alcanzarla, una lucha, o mejor dicho, un forcejeo, hasta que lograba dejar el obje­to en 'refer,encia. Después de esta escena ambos se dirigían, inmediata­mente, a dar aviso ·a sus padres, quienes no podían, de nihguna _mane­ra, segÚn costumbre tradicional, oponerse al matrimonio. al cual la mu- · chacha, indudablemente, había accedido, desde el momento en que guar­daba en su poder el regalo forzado de su pretendiente; y de no acep­tar, sus padres la obligaban a hacerlo.

Al día siguiente, el joven, acompañado de sus padres, iba a la casa de la novia para ponerse de acuerdo; y antes de que se realiza­ra Ja ceremonia matrimonial, el pretendiente tenía que sujetarse a la si­guiente p;ueba, sin cuyo requisito no pQdÍa llevar a cabo su deseo ccn­yugal: El padre de la novia designaba un día para conducir la carga de u'n comercia-nte, por lo menos en la distancia de 25 á 30 leguas, o sea 4 ó 5 días de camino áspero y qµebrado (De Lamas a Moyobarnba,_ por ejemplo). La carga tenía que pesar 50 kilos. El futuro suegro, en

· el viaje ib~ estudiando la psicología y la resistencia del novio de su hija, y el hecho de llegar sin novedad con la carga al sitio destinado, le hacía digno de sus pretensione,s, significando, a la vez, que podía sostener tranquilamente a su esposa. El único caso en que podía que­dar nulo el compromiso, ·era cuando el pretendiente demostraba incapar­cidad para llevar a cabo tan pesada faena.

Debo advertir, además, que desde el inst~nte en que se producía el compromiso, la novia llevaba una señal en el vestido para evitar equivocaciones con la repetición de una escena de igual género por otro individuo que también quisiera casarse con la m\sma india.

Dichos matrimonios se celebraban con grandes comilonas y 'bai-· Ies y eran, generalmente, apadrinados por la gente blanca, quienes te­nían la obligación de aconsejar a los nuevos esposos, poco después del matrimonio. Estos indios solían casarse muy jóvenes, entre los 15 y

18 años, después de haber observado una vida de absoluta honestidad y retraimiento, bajo el regazo paternal, donde sólo recibían ejemplos de alta moralidad y veneración hacia sus progenitores.

Merece a propósito, especial · referencia la inviolable moralidad que· existía entre los indios a que me refiero. Para dar una idea exac­ta del gran concepto que tenían de ella, basta decir que si alguna vez,

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seducida una india por un mestizo (nunca entre ellos mismos) cometía el delito de_l adulterio, todos los maridos del barrio a que pertenecía la infiel, se comunicaban y, al día siguiente, en la madrugada, como mo­vidos por un resorte, castigaban con látigo a sus respectivas muieres inculpables, como medida de escarmiento entre .ellas para el futuro

Independientes Política y Económicamente.-

No hay tiempo .para describir los ríos, y lo portentosas que son la flora, la fauna, la minería y tantas otras riquezas de este departamen­to .de San Martín. La fortuna que guarda en sus entrañaS' maravillosas es incalculable. Es una región bendita donde se obtiene en forma in­mejorable todo lo que pueden producir los tres reinos de la naturale­za. ·No creo ya que San Martín, como los otros departamentos de nues­-tra Selva, sigue siendo ignorado en el resto del Perú. Y o pienso que se sabe acá que toda esa región está llen·a de hermosaS' poblaciones, habitadas ·por hombres sencillos, de orden, de trabajo, de progreso; "que cuenta con valles maravillosos por su belleza y fecundidad, y que en cada vuelta de sus ríos, en cada isla, en cada colina, hay . un grupo avanzado de la civilización que trabaja -oh milagro-, sin tener nada que hacer con la política ni con el presupuesto nac~onal", como bien Jo dijo Humberto del Aguila en el prólogo de mi "Monografía del Depar­tamento de San Martín".

Los Sanmartinenses Contrihuyen al Progreso de su Departamento.-

Estoy convencido, señores, de que para el amplio conoci miento que ahora se tiene de San Martín y para el acercamiento espiri­tual y económico que existe ya, entre ese Departamento y la Capital de la República, ha contribuído no sólo la aviación, s_ino la existencfa en Lima de un apreciable número de jóvenes, varones y muieres, sanmar­tinenses vigorosos, inteligenteS', desprendidos y patriotas que han veni­do a Lima y que actúan en la profesión,en la cultura, en la política, en la banca, en la industria, en el_ comercio, en la administración pública y

en tantos otros sectores de la ciudad, dando prestigio a la tierra natal. Es, señores, esta pléyádes de elementos bien intencionados que in­

fluye y ha de seguir fluyendo, seguramente, para que el . Estado fije su mirada hacia San Martín, l~ conceda toda la importancia que ese de­partamento tiene, y resuelva sus necesidades fundamentales.

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Problemas Primordiales.-

· Entre los problemas y necesidades en referencia, puede indicar­se como primordiales, los siguientes:

19-EL INDIO, propendiendo a incorporarlo totalmente a la civi­

lización; 29-SANIDAD, dotando de suficientes hospitales, por lo menos

a las principales ciudades;

39-EDUCACION, instalando el mayor número de colegios y es­cuelas en todas las poblaciones del departamento y estableciendo un sis­tema escolar distinto del de lá costa y la sierra, acorde cori el clima, las costumbres1 l,a idiosincrasia y el medio geográfico de la circunscripción. Hasta las vacaciones escolares deben ser en época distinta; y _yo creo que debe haber, e~ general, una legislación especial para todo lo refe­rente a la selva; y

49-VIALIDAD, construyendo una carretera entre un puerto de la costa y Yurimaguas, pasando por Cajamarca, Moyobamba, Tarapoto, etc. y otra de Tingo María a Shapaja, siguiendo la ruta natural del Río Hua­llaga. la que, implícitamente, serviría a todas las provincias· del departa­mento d e San Martín, a la provincia de Alto Amazonas, del departamen­to de Loreto y a la de Rodríguez de Mendoza, del departamento de Ama­zonas, atrayendo al centro del país a sus millares de habitantes, con los frutos de sus fértiles tierras.

Conclusión.-

Lo que se requiere, en conclusión, es desenvolver en esa gran zo­na una acción que pudiera llamarse eíectiva; dotar a las poblaciones de servicios de agua y desagÜe, de energía eléctrica; impulsar la aviación, abrir caminos y más caminos, extender ferrocarriles y procurar la colo­rüzac1on. Esa es la política a realizarse con energía y decisión.

Cuando este programa llegue a ser realidad; cuando los benefi­cios de la sanidad hayan comenzado a rendir sus frutos; cuando &se departamento cuente con los importantes elementos modernos mecani­zados, cuando existan allí poderosas ·empresas que sepan explotar sus ·minerales, su flora y fauna y sepan, también, administrar su inagotable producción en general : petróleo, tabaco, algodón, café, paja toquilla, etc., el departamento de . San Martín será, ciertamente, uno de los centros de mayor porvenir económico del Perú .

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ELOGIO DE BOLIVAR A SAN · MARTIN po:r: AGUSTIN TOVAR DE ALBERTIS

Al visitar el Museo de Pedro de Osma, encontré el original de una carta dirigida por Simón Bolívar a San Martín. La lectura de tan hermoso documento histórico, inspiró el título de este artículo.

Con el desembarco de San Martín en la bahía de Parncas, en Se­tiembre de 1820, se inició una de las campañas más importantes y teme­rarias de la emancipación americana: la liberación del Perú, el núcleo más poderoso de la monarquía española en el continente.

- La empresa era de titanes; el pequeño ejército libertardor, de cuatro mil hombres, se enfrentaría a los ventitrés mil realistas de Pe· zuela, .en terreno desconocido y alejado de sus bases. Pero San Mar tín venía de vencer a los godos en Chacabuco . y de convertir una de­rrota, Cancha Rayada ,en la gloriosa victoria de Maipo.

- Según la versión del General Espejo: " ... todo el ejército, sin exceptl!ar el último soldado, tenía un entera confianza en la habili_­dad de su General y en cuanto se hacía esta reflexión, todo pensamiento funes1o se disipaba".

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Una de las primeras cartas que escribió San Martín, luego de es· tablecer su Cuartel General en Pisco, es la que dirigió a Bolívar, comu­nicándole su arribo a las co.stas del Perú. Cerca de tres meses demo­ró la llegada de esta misiva a Bogotá. Bolívar la redbió poco después de haber fundado la República de Colombia y cuando ya tenía el títu­ol de Libertador Presidente. Era la época en que su pequeño ejército descansaba gracias al amiisticio, firmado con el GeneralMorlllo ,que

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congelaba la acción de los quince mil españoles que ocupaban la tie­rra venezolana.

- La contestación de Simón Bolívar, a esta carta -'de San Mar­tín, es el documento que enuncié al comezar. El original, que per­teneció a la bliblioteca del ex-Presidente Don Guillermo Billinghurst, se encuentra actualmente en el Museo Osma.

:._ Son tres carillas: en la primera, impreso con grandes carac · teres, se lee el siguiente membrete: "República de Colombia - Cuar­tel General de Bogotá - Simón Bolívar - Libertador, Presidente de la República - General en Jefe del Eiército, &C. &C. &C." La fecha da la carta es el 10 de Enero de 1821 y sµ texto es el siguiente:

" Exmo. Señor Don José de San Martín, Capitán General del Eiér­,, cito Libertador del Perú.

" Exmo. Señor, " Tengo la honra de acusar a V. E. la recepc1on del despacho " de V. E. a 12 de Octubre en Pisco, el año próximo pasado. " Este momento lo había deseado toda mi vida, y solo el de " abrazar a V. E. y el de reunir nuestras banderas, puede serme .­,, más satisfactorio. " El vencedor de Chacabuco y Maipo, el hiio primero de la Pla· " ta ha olvidado su propia gloria al dirigirme sus exagerados en·

" comios; pero ellos le honran, porque son el testim~nio más bri­" llante de su bondad y propio desprendimiento. " Al saber que V. E. ha hollado las riberas del Perú, ya las he " creido libres, y con anticipación me apresuro a coñgratular a " V. E. por esta tercera patria que le debe su existencia. " Me hallo en marcha para ir a cumplir mis ofertas de reunir el " imperio de los Incas, al imperio de la Libertad. " Sin duda que más fácil es entrar en Quito que en Lima, pero

- " V. E. podrá hacer más fácilmente lo dificil que lo fácil. Bier. " pronto la Divina Providencia, que ha protegido hasta ahora los " estandartes de la Ley de la Libertad, nos reunirá en algún án­" gula del Perú,' después de haber pasado por sobre los trofeos 11 de los tiranos del mundo americano.

" V. E. verá por los adjuntos impresos, las· últimas ocurrencias 11 por esta parte. Entre otras, hay un armisticio y un tratado de " regulación de la guerra muy digno de la atención de V. E

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" Acepte V'. E. con bondad, los testimonios más francos de mi "' " profunda consideración y respeto. De V. E. Atto, adicto ser­

" vidor. Simón Bolívar.

Esta respuesta de Bolívar, fue recibida por San Martín en el Cam­pamento de Huaura. En esos momentos ya estaba liberada gran par­te de la zona norte del . Perú y se preparaba la toma de Lima. El · Vi­rrey Pezuela había sido destiuido por el General La Serna, en el Mo­tín de Asnapuquio, y las fuerzas españolas _ se alistaban para abando­nar la capital.

- Estos acontecimientos desorientaron a los españoles que ocu­paban Venezuela; la ciudad de Maracaibo, que era un fuerte reducto realista desde la Primera República, se rebeló en favor de Bolívar .

. - La causa patriota se prestigió en todo el continente y las fi­las bolivarianas crecieron con rapidez. En el mes de Marzo ,mucho antes del tiempo estipulado, Bolívar envió a los españoles el aviso pre­vio de cuarenta días y, el 28 de Abril se reiniciaron las operac~ones mi­litares, que terminaron con la Batalla de CarabobÓ.

Conduída la campaña de Venezuela, con la victoria de Carabo­bo, Bolívar envió a sus generales Sucre y Valdez para que limpiaran el camino hasta Popayán. Se-preparaba la marcha sobre Quito.

- Había llegado el momento de entablar comunicaciones direc­tas y permanentes con San Martín y, en este sentido, Bolívar le escri­bió desde Truiillo (Colombia). La carta tiene fecha 23 de Agosto de J 821 y, a la letra, dice:

" Al Exmo. Señor Gene:ral José de San Martín. " Exmo. Señor: " Mi primer pensamiento en el campo de Carabobo, cuando vi " mi patria libre, fue V. E., el Perú y su ejercito libertador. Al " contemplar que ya ningún obstáculo se oponía a que yó volase " a extender mis brazos al libertador de la América del Sur. el " gozo colmó mis s·entimientos. V. E. debe creerme: después " del bien de Colombia, nada me ocupa tanto como el éxito de " las· armas de V. E., tan dignas de llevar sus estandartes glorio­" sos donde quiera que haya esclavos que se abriguen a su som­,, bra ¡Quiera el delo que los servicios del ejército colombiano " no sean necesarios a los pueblos del Perú! pero él marcha pe-

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" netrndo de la confiarl.za de que,· unido a San Martín, todos los " tiranos de América no se ªrteverán ni aún a mirarlo. . " Suplico a V. E. que se digne · acoger con indulgencia los tes­" timonios sinceros de mi admir·(\ciÓn que, mi · primer edecán,' él " Coronel Ibarra, tendrá la honra de tributar a V. E. El será. ade­" más, el Órgano de comunicaciones altamente interesante a la li­" bertad del Nuevo Mundo. " Acepte V. E. el homenaje de la consideración y respeto con

que tengo el honor de ser de V. E. su más atento, obedia:o.1.<;i. " """'ril.co1 .

Simón Bolívar.

Esta carta llegó a manos de San ~artín cuando ya ocupaba el Pa­lacio de Pizarra con el título de Protector del Perú.

Algunos meses después, el 13 de Diciembre de 1821, Bolívar sa­lió de Bogotá con tres mil soldados. Comenzaba su marcha sobre Quito.

- El 7 de Abril de 1821 venció al General García, en Bomboná, quien luego se le rindió en Pasto; cuando Sucre , con la ayuda de la División Peruana de 1500 hombres enviada por San Martín, obtuvo la victoria de Pichincha.

Ya con el Ecuador en poder del ejército colombiano, Bolívar es­cribe a San Martín:

' " Colombia desea prestar los más fuertes auxilios al Gobier!lo " del Perú, si ya las armas gloriosas de Sud América no han ter­" .minado gloriosamente la campaña que iba a abrirse en la pre­" sen te estación".

San Martín le responde, .así: " El Perú es el úri"ico campo de batalla que queda en América. " En él deben reunirse fos que quieran obtener el honor del úl­" timo triunfo".

Posteriormente los dos Libertadores se, reunen en la Entrevista de Guayaquil. ..

- Al regresar a Lima, luego de haber pasado pocas horas con Bolívar, San Martín recibió el juramento de los representantes al Primer Congreso Constituyente del Perú y, ante ellos, se despojó de la banda bicolor, insigna del mando supremo.

Esa misma noche, del 20 de· Setiembre de 1822, dejó su ca sa de

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la Magdalena y, <;ralopando hasta el puerto de- Ancón donde lo espera­ba el bergantín "Belgrano"! abandonó el Perú para siempre.

La noticia de que San Martín había renunciado al ip.ando supre­mo en el Pe! Ú, y que lo reem:¡:~lazaba un triunvirato presidido por el Ge­neral . La Mar, fue recibida p or Bolívar en la ciudad ecuatoriana de Loja. En esta ocasión le escribe a La Mar:

" . . . La pérdida que se ha hecho del General San Martín no p:ue~

" de ser reparada sino por usted y el General Alvarado... El " General S:an Martín era respetado del ejército, acos1uinbrado ya " a obedece~le. El pueblo del Perú le veía como a su liberta-

,, dor ... ' iEn fín, mi amigo, el P~rú h a perdido un buen capi­,, tán y un bienhechor ... "

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LA REGION DE MAYNAS Y SUS TITULOS DE PERUANIDAD

por: RICARDO CAVERO EGUSQUIZA

{Síntesis de una Conferencia sustentada en el Club Social Loreto).

Iniciando un ciclo cultural orga~i~ado por el Centro Social Lore­to, el Sr. Ricardo Caveto Egúsquiza, sustentó en esa Institución, ante nu­meroso público, una conferencia sobre "La Región de Maynas y sus Títulos de Peruanidad". -

El Coronel Ricardo Vigil Morey, Presidente de la entidad, anunció al conferenciante refiriéndose a su meritoria obra histórica . y geográfi­ca y, especialmente, a su consagración a -los problemas de la Amozonía Peruana. '

El Sr. Cavero E.gúsquiza, rerri:-ontándose al Tratado de San Ildefon­so de 1777, que delimitó las fronteras peruano-brasileñas, hizo un am­plio estudio de la Cédula Real de 15 de julio de 1802, que creó la Co­manc;lancia General de Maynas como jurisdiación del Virreinato del Pe­rú. Dijo que los términos de ese instrumento regio son tan explícitos qne no dejan lugar a duda alguna, tanto por el estricto cumplimiento y las formalidades con que se hizo realidad cuanto porque contiene ~l imperativo mandato de "Yo EL RE.Y", firma simbólica del soberano de España, refrendado por el Secretario de Estado ~ por los miembros del Consejo. Indicó que a - las autoridades oficiales de los virreinatos de Santa Fe y del Perú se les comunicó dicha Cédula, y que el Presidente de Quito, después de ponerle el cúmplase, _dirigió una carta al Gober­nador de Maynas, felicitándole por el establecimiento de ese Gobierno, anexado al Virreinato de Lima.

Se refirió a los informes emitidos por el Comisario del Rey y Comandante General de Maynas, Teniente Coronel don Francisco Re­quena, que sirvieron de base para la expedición de la Cédula Real de 1802.

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Es un hecho incontrovertible --diio- que los hijos de Maynas, se sintieron siempre peruanos. Cuando llegó a Lima, la Expedición Li­bertadora camandada por el General San Martín, los pobladores de esa Comandancia General se apresuraron a nombrar sus Diputados para ce­lebrar el armisticio solicitado por el Gobernador y Comandante Gene­ral de Maynas, don Manuel Fernández Alvarez, recayendo tan honrosa elección popular en el Capitán de Granaderos _don Isidoro Reátegui y

en el Administrador de Careos, ·don Joaquín Ramos, en 20 de julio de 1821. Este primer acto de liberación fue seguido de la resolución adop­tada por los vecinos de Moyobamba, el 14 de agosto de ese año, seña­lando el 16 del mismo mes, dos días más tarde, para la Jura de la Inde­pendencia proclamada en Lima, por San Martín, 17 díaS' antes. En efecto, el día designado para este acto .solemne, el Cabildo de Moyo­bamba, compuesto por los vecinos notables don José San Martín Dávila, don Trinidad de la Pena, don Juan Bautista de Acosta, don Juan Factor Noriega y el Capitán de Milicias don Fernando Sánchez, congrega a to­dos los habitantes de la Capital de Maynas y juran la independencia del Perú, suscribiendo una acta que es enviada al Gobernador y Coman­é:lante General, Fernández Alvarez, quien, atemorizado por tan fuerte corriente de opinión, se hallaba en Pebas. El Gobernador, en vis1a de la declaración unánime de Moyobamba, reune en Pebas, el 17 de agos­to. una junta de adeptos a la Corona ,la que resuelve por unanimidad el abandono de la Gobernación de Maynas a los independientes para incorporarse a las milicias españolas o dirigirse a España. En vista de

·esta determinación, el Cabildo de Moyo bamba, en acuerdo de 8 de se­tiembre de 1821, elige a las autoridadeS' patriotas de Maynas Indepen­diente.

El 18 del mismo mes de setiembre, el pueblo de Saposoa, jura solemnemente la Independencia Nacional, realizándose el mismo acto en 18s pueblos de Santa Cruz de los Motilones, Lamas, Tarapoto y Cum-baza, durante los días 26 a 28 de setiem~re de 1821. _

A estas demostraciones de peruanidad de la región de Maynas, debe agregarse una serie de consideraciones de otro orden que no pue­de desestimarse en modo aJguno, entre ellas la elección de Diputados por esa circunscripción al primer Congreso.

Inmediatamente déspués de la Emancipación, el gobierno central, adoptó medidas eficaces para establecer las diversas instituciones de la administración pública, como son correos, municipalidades•, instrucción, culto, etc., dictando, a la vez, numerosas disposiciones tendentes al me­joramiento y progreso de e·sa región.

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Posteriormente, todos los gobiernos del Perú han dirigido la ,mi­rada hada esa vasta zona, dándole toda la importancia que ella tiene. Fué dividido, como he dicho anteriormente, en numerosas provincias de los departamentos de Lo.reto y San Martín. En forma sucesiva se han ido dictando saludables medidas sobre su desarrollo y progreso. con un marcado afán patriótico. Este afán ha hecho que la civilización en­cuentre allí un asiento de promisoras realidades.

Barcos con la bandera bicolor recorren los ríos de la región. Avio­nes peruanos, en número apreciable, atraviesan diariamente su límpido cielo, realizando un valioso intercambio comercial. Se construyen ca­rreteras magníficas que penetran al corazón de su" misteriosa y ubérrima

selva. La aaministración pública ha sido debidamente organizada. La economía, la educación, la cultura, el sentimiento nacionalista, han al­canzado altos niveles. Es, pues, ahora , una zona fl.oreciente, de posibili­dades plenas, en íntimo contacto espiritual y económico, con la capital de la República. Es, en fin,, un privilegiado pedazo del corazón del Perú.

Destacó, luego, el orador, la serie de leyes peruanas expedidas sobre demarcación, diciendo que estas transiciones y evoluciones ope-' radas desde la éppca del Virreinato hasta nuestros días en la estructu­ra política de Maynas, constituyen una prueba irrefutable de la tra­dicional posesión de nuestro país y de sus· derechos sobre esa ~xten~a y rica región.

Hizo, en seguida, un minucioso análisis de los tratados suscritos, en toda la época republicana,· relacionados con el problema amazónico, por el Perú con Colombia y con el Ecuador, hasta el Protocolóde Amis­tad y Cooperación celebrado en Río de Janeiro el 24 de mayo de 1934, con el primero de los países mencionados, y el Protocolo d~ Paz, Amis-

' tad y Límites, firmado con el segundo, el 29 de enero de 1~42.

El Sr. Cavero Egúsquiza, rindió homenaje a los héroes y pró­ceres que han prestado su contingente en la defensa de la soberanía

·peruana en nuestra región amazónica y terminó diciendo lo siguiente: En tantos combates que ha tenido que sostener el Perú con Co­

lombia y el Ecuador, defendiendó su soberanía en nuestra .selva, son varios los soldados de esa región · que cayeron valerosamente. entre ellos, el sargento loretano Fernando Lores Tenazoa, quien sacrificó su vida en el combate de Guepí, legando una hermosa lecCión de heroís­mo y amor patrio a las generaciones futuras del Perú.

Es deber de los ciudadanos perpetu~r y exaltar la figura de los

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héroes y próceres de la nación, como medio de fomentar el sentimiento patriótico de la juventud. Por' eso, me permito someter a la conside­ración de la Asamblea las siguientes iniciativas:

19-Que el Centro Social Loreto, _gestione la erección de un bus­to, una columna o si fuese posible, u:n. monumento, al citado héroe. lo­retano, Lores, en una d<? laS' plazas de esta capital. En caso de no ser esto viable, podría colocarse una placa de bronce en la Escuela Militar

29-Que la Institución rinda anualmente homenaje con una sesión especial o con . una ceremonia de colocación de una ofrenda de flores a. pecial o con una ceremonia de colócación de una ofrenda de flores a tan va-liente soldado el -25 de marzo, fecha de su sacrificio; y ·

39-Que .se establezca en. esta · Institución una galería- de retratos en que figuren, además del del sargento Lores, los de Vargas Guerra, Bartia, Soplín, y otros héroes amazónicos de jornadas análogas. Tam­bién, los retratos del Libertador de · Maynas, don Pedro Pascasio Norie­ga y del Guardiainarina Emilio San Martín, -moyobambinos-loretanos­que sucumbieron con heroísmo en la guerra de la Independenda, el pri­mero, y en la del Pacífico, el segundo. Finalmente la fotografía del Má­riscal Castilla, egregio repúblico, propulsor del progreS'o de Loreto, y de Agustín Maute Egúsquiza, héroe de la guerra del 79, descubridor de la Cédula Real de 1819, ratificatoria de la Cédula de 1802, documento que, como acabo de demostrar, constituye el títulq legal, ~l más firme baluarte de la defensa de los derechos del Perú, sobre nuestra tan co­diciada región amazónica, en cuyas ingentes e inagotables riquezas es­triba el porvenir económico del Perú.

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SANCHEZ C~RRION, TRIBUNO DE LA REPUBLICA

por: CESAR GARCIA ROSELL

El Panteón de los Próceres recibirá ~m breve el busto de José Faustino Sánchez Carrión, por iniciativa del Centro de Estudios Histó­ricos Militares que preside el General Felipe de la Ba,-ra.

' Sánchez Carrión, llamado por sus · contemporáneos el Tribuno de la República, por sus ardorosas campañas en defensa . de los principios libere.les en el Perú, que llevó a cabo tanto en la prensa periódica d~ su tiempo como en el seno del Congreso Constituyente de 1822, ha­bía nacido en Huamachuco el. 13 de febrero de 1787, en el hogar for­mado por Agustín Carrión y Teresa Rodríguez. Sus primeros estudios los hizo en Trujillo de donde vino a Lima en 1804 para seguir la educa­ción superior que se impartía en el Convictorio Carolino. Pronto José Faustino destacó entre el alumnado por su extraordinaria inteligencia, su precoz austeridad moral y una firmeza de voluntad y de carácter que habrían de servirle después en sus luchas por la independencia del Perú.

Su presencia en el Colegio de San Carlos quedó marcada por su ingénita rebeldía; tanto que llegó a convertirse en el líder de la juven­tud limeña que pronto se acostumbraron a la dirección espiritual y doc­trinaria de Carrión. En 1819, ya se ha definido la vocación revoluciona­ria de José Faustino, que será separado del Convictorio por orden del virrey Pezuela, no obstanté la intercesión paternal de aquel otro gran conductor de la generación de 1810, que fuera Rodríguez de Mendoza.

Carrión regresó a Lima, de su obligado destierro, ,.., en 1820, para unirse al General San Martín. Fue electo diputado por Puno y luego por Truiillo para el Congreso Constituyente de 1822 del que fue Secretario, y el más obstinado y tenaz defensor de los principios rep..u-

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blicanos cuando llegó el momento de redactar la Carta para el nuevo Estado Peruano.

Este es el año de los grandes debates ideológicos para estructu­rar la nueva nación que ya tiene símbolos pero que carece de normas constitucionales. Sánchez Carrión inicia la luch~ de principios en La Abeja Republicana, defendiendo el sistema representativo y liberal, con­tra la tradición conservadora que desea mantener parte del viejo régi­men colonial. Es ,el momento en que surge el apasionado polemista que hay en Sánchez Carrión, que aunque enfermo y solitario en Sayán, en­cuentra la necesaria tranquilidad de espíritu para redactar sus famosos escritos políticos en defensa de sus arraigadas cónvicciones republica­nas. . Ya el seudónimo que adopta está fijando su irr.eductible posición doctrinaria con reminiscencias de la Roma ·antigua: es el Tribuno de la República Peruana, y su voz'": como el vox populi clásico, la voz del pue­blo.

Carrión fue de los representantes que apoyaron la venida de Bo­lívar en 1823, por considerar su presencia necesaria en el Perú. Su natural talento lo llevó a ser el más firme colabOrador de Bolívar, a quien siguió desde Pativilca a Huarás, desempeñando el ·cargo de Se-

. cretario General, concentrando en sus manos los tres Ministerios de Estado, que fueron suprimidos durante la dictadura bolivariana.

La. obra de Carrión al lado de Bolívar en la etapa que precedió a los trhu1fos de Junín y Ayacucho, fue importantísima. Cooperó a reor­ganizar la administración pública, a reunir elementos de lucha para la guerra, a levantar el espíritu público, afectado por los desastres del año 23, y ayudó con su constancia ejemplar y con su desinteresado republi­canismo a los planes forjados p"Or el Libertador para independizar el Perú.

La correspondencia de Sánchez Carión con Bolívar, en los me­ses decisivos de 1824, revelan la calidad del temple moral del hijo de Huamadmco. Cuando todo parece conspirar contra el éxito de la lucha, por la desigualdad de los elementos en acción, por el desaliento que ocasionañ la desigualdad entre los grandes efectivos militares del Vi­rrey y los escasos ·Y limitados de los nuestros, Sánchez Car'rión manifies­ta en sus cartas al Libertador un entusiasmo desmedido, y aunque en­fermo, porque ya el mal incurable corroe el maltratado organismo del prócer, habla de la próxima victoria, con el mismo espíritu visionario que Bolívar había demostrado en Pativilca dos meses antes.

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b espués de la victoria, Sánchez Carrión, amigo predilecto de Simón Bolívar, cambia la Secretaría General ¡::,::.r la vicepresidencia del Consejo de Estado que gobierna el país en ausencia del Libertador, en viaje al Altiplano, y desempeña el Ministerio de Gobierno y Relacio­Ess Exte riores, con una extraordinaria capacidad de trabajo e iniciati­va, al p unto que la firma de Sánéhez Carrión aparece al lado de la de Bolívar, en la famosa circular, fechada en la Magdalena, el 7 de diciem­bre d e 1824, invitando a los países recién libertados a la Conferencia de Panamá ,reunida en 1826. La redacción de este documento, reple­to de ideas y proyectos trascendentes para la u nión y la solidarid ad ame­ricana, es de Sánchez Carrión, que puso allí todo el caudal de sus con-

· vicciones y de sus esperanzas. La enfermedad que -1e agobiura desde años antes, hizo crisis al

promed'..ar el año 25. No le dejó seguir al frente del Consejo de Go­bierno que hubiera presidido con la prestancia y el talento que eran en él, cosas comunes. Agraba.do el mal sus familiares le condujeron al pueblo de Lurín, donde expiró en paz consigo mismo y con los hom­bres, a la 38 años de edad, el 2 de junio de 1825.

Bolívar recib ió la notiicia del fallecimiento d e Sánchez Carrión, ha­llándose en el Cuzco el 4 de julio, y por intermedio de ~;u Secretario le hizo llegar a la viuda del prócer su más sincero pesar, por la muerte de quien había sido su más fiel consejero y amigo. "Y o· únicamente quiero, d:ce la nota, mezdar mis lágrimas con las de usted, con las del Perú y también con las de Colombia. Pesar que era sincero, por­que Sánchez Carrión al secundar la acción de Bolívar en el Perú, estaba trabajando al mismo tiempo por la libertad de todos los pueblos hispa~ no americanos. Y en esto descansa la reputación y la gloria del prócer, cuyo busto ornará en breve el recinto del Panteón de los Próceres, al lado del que representa al Libertador, como para ,que continúen el diá­

. logo histórico que los hizo inmortales.

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Excelencias, Señores:

SAN MARTIN EN BELGICA

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Discurso pronunciado por el .Ministro del Perú en Bélgica, doctor Pedro Ugarteche , en Ja Se­sión Académica en homenaje al Libertador San Martín, celebrada en el Palais des A cade­mies, en Bruselas, el 17 de Agosto de l 950.

El magnífico homenaje que por iniciativa del Señor Ministro des A:faires Etrangeres ha rendido hoy Bélgica a la memoria, ilustre y glo­riosa, del General Argentino don José de San Martín, Libertador de la Argentina, de Chile y el Perú, con ocasión del centenario de S'U falle­cimiento, ha de tener las más gratas repercusiones en tierras de Améri­ca y estoy seguro de que será un nuevo vínculo de amistad entre nuea-tros países y la Gran Nación Belga . ·

En América, señores, se rinde culto permanenté a los Liberta­dores y sus espíritus son invocados por sus hombres de É:stado en los momentos de las grandes determinaciones. '

Washington, San Martín y Bolívar, forman la grnn trilogía de la Emancipación .Americana, son los dioses Lares de nuestra Patria y .en cada hogar tienen un altar en -el que arde la Llama Eterna de la admi­ración y de la gratitud a su memoria.

/ Por eso nada e s tan grato a nuestros pueblos como ver a otros pueblos depositar laureles sobre sus tumbas, exaltar su recuerdo y can­tar sus glorias.

Com; ha querido mi buena fortuna que sea testigo de excepción del afectuoso interés con que el Excelentísimo Señor Van Zeeland ha pa­trocinado la organización de e$tas solemnes ceremonias conmemorativai

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en honor -de San Martín, es ahora muy grato para mí. cumplir el espe­cial encargo que he recibido de mí Gobierno de presentarle las ex­presiones de su reconocimiento. El Perú, señores, ha declarado este año, Año del Libertador General don José de San Martín y hoy, en to­das las ciudades y pueblos de mi Patria se le rinde homenaje.

Y hace pocos días, el 28 de julio, el General don Manuel A. Odría, después de haber ·prestado el juramento de ley para ejercer la Presidencia Constitucional de la República, décía al Congreso Nacional, reunido en sesión solemne, estas palabras que recogerá nuestra historia:

"Se inicia el Gobierno Constitucional que yo presido en el Ano · Sanmartiniano. Esta coincidencia debo considerarla simbólica. En su país natal y en esta tierra peruana de Ja que fuera Protector el Generalí­simo José de San Martín, estamos recordando sus excelsas virtudes, su bizarría, su sacrificio, ·SU honradez y su nobleza y desinterés. Su recuer­do y su .ejemplo están siempre vivos en el corazón de todo peruano. Yo le rindo el homenaje de mi pleitesía y admiración en este momento, el más solemne de mi vida". Cerrado el ciclo de la lucha heróica, el tiempo que pasa solo sirve en América para que aume_nte la admiración y el afecto por España y el reconocimiento a su gran obra dvilizadora.

Es que España nos dió, señores, con generosidad infinita, todos sus más valiosos tesoros, la .Religión de Cristo, la lengua castellana, el sentido del valor y de la dignidad humanas y sus Leyes de Indias, que no hacían distinción alguna, en cuanto a beneficios se refiere, entre los hijos de la Metrópoli y los hijos de sus colonias de América.

Como el Perú era el centro del poderío español y · la sede del Vireynato más importante, los ·Héroes de la Emancipación se dieron cita en los antiguos dominios de los Incas. San Martín y Bolívar, vivíeo ron en el Palacio de Pizarra y en tierras peruanas se libraron las bata­llas decisivas por la libertad del Continente.

El s•enor Carlos Bronne, jurista eminente y miembro de la Aca­demia Real de la Lengua y de la Lityatura Francesa, nos acaba de ofre­cer un estudio de la vida y de las hazanas del Gran Capitán de los An­des y de su obra de Gobierno como Protector del Perú, que es una pá­gina de antología.

En verdad que nadie podía evocar mejor ni con má~ títulos que el historiador laureado de '''Leopoldo l. y su tiempo" a la gran figura ameri­cana a la que hoy se rinde homenaje en América y en Europa.

Felicito también, al señor Jacques Maes, gran artista, del pincel y de la pluma, por el espléndido retrato al óleo que ha hecho del Hé­roe y que es un nuevo triunfo del antiguo profesor belga de la Escuela

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de Bellas Artes de 1Lima, en la que h a dejado tantos y tan gratos re­cuerdos.

La imágen de .San Martín, grabada por la senora Elizabeth Bar­marin en la placa que hemos descubierto esta mañana en la rue de la Fienc~e , recordará eternamente que San Martín, después de libertar a la Argentina, Chile y el Perú, vivió ocho años en esta ciudad de Bruselas a la que más se quiere cuanto más se vive en ella y se le conoce me­jor. A · partir de hoy esa hermosa placa se convertirá en lugar de. pere­grinación americana en Europa.

San Martín, vivió en Bruselas de 1824 á 1831 y en Bélgica encon­tró muchos, lugares y muchas cosas que le hablaban de América.

En Gand, visitó el Palacio en el que nació el Emperador Carlos V. bajo cuyo Gobierno, Colón deséubrió América, Pizarro conquistó el Perú y fue fundada la Universidad Mayor de San Marcos de Lima, que el año entrante cumplirá cuatro siglos de existencia al servicio de la cultura en el Nuevo Mundo.

Las tradicionales Jiestas del Carnaval de Binche y los bailes de los · Gilles, le recuerdan el Paso de los Andes, cuando los indios llega­ban e n Legión. para servir baio las banderas gloriosas del Ejército Liber­tador . y gritaban su alegría de ser libres, vistiendo sus ropas de fiesta ; su~ sombreros de plumas y danzando el "cachaspari" en su honor.

En la, Colegiala de Santa Gudule de Bruselas, encuentra la imá­gen de ·Santa Rosa de Lima, Patrona de las Américas, en un maravillo­so vitrail y en la Iglesia · de San Pau l de Amberes, la contempla en una estatua de ese fa,moso escultor del setecientos que fue Artus Quellis, e l :Joven.

Paseando por . la "Place du Perou" en Grace-Beleur, un tropel de grandes recuerdos se vienen a su memoria: ~l desembarco de la Expe-­dició~ Libertadora, en la Bahía de Paracas; las negociaciones de Pun­chauca y Miraflores, en las que negocio sin éxito el reconqcimiento de la cindependéncia por España, en su deseo de ahorrar vidas y sangre, la· Jura de la Indepen~encia del Perú el 28 de Julio de 1821, la creación de. la administración pública peruana, la fundación de la Biblioteca Na­cional de Lima, y de la Orden del Sol del Perú, la resignq.ción del man­do supremo ante el Congres~ Constitucional, su retiro de la vida públi­ca y su viaje a Europa.

Recorriendo Namur, encuentra en Leuze-Longchamp, la Chapelle de Notre Dame du Perou, de cuyo poder milagroso hablan desde ha­ce varios siglos todas las gentes de la región y ante la que seguramente

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GENERAL JOSE DE SAN MARTIN

(Oleo de Jacques Maco, de propiedad del Dr. Pedro Ugarteche Tizón).

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San Martín oró fervorosamente por la felicidad y grandeza de los pue· blos am.ericanos.

En un castillo señorial de los alrededores de Bruselas, le mostra· ron muchos objetos que pertenecieron al Virrey del Perú, Caballero don Toedoro de Croix, llamado en América el "flamenco" y a quien la his­toria recuerda como el único "pobre" que hubo en Lima en su tiempo, porque era tan bueno y caritativo que lo daba todo a los necesitados.

En su 'hogar muestra a sus amigos el Estandarte, que perteneció a Pizarra y un retrato de Bolívar, que son las dos únicas cosas que ha traídc de América y dos libros qu<>· son verdaderas joyas bibliográficas: "La Crónica de la Conquista del Perú", de don Agustín de Zárate, im· presa en Amberes, en 15S5 y ese relato, mitad historia, mitad novela, que son los "Incas" de Marmontel, en la edición de lieja de 1777, cuyos magníficos grabados en madera admira cori razón.

En sus cartas de Bruselas a sus antiguos compañeros de las cam­pañas libertadoras y que estos- esperan con ansiedad y leeh con emo­ción, San Martín se expresa con gran entusiasmo de estas hermosas tie­rras de Bélgica, del espíritu de empresa, de ahorro y de trabajo de sus hijos. y recuerda que muchos belgas se fueron a América en busca de a.venturas y a hacer fortuna y allá fundaron comercios importantes .

Las cartas de San Martín, despertaron en América un gran movi· miento de simpatía hacia Bélgica, que en esos mismos años se consti­tuía en nación independiente.

Fue sin d uda al calor de tantos y de tan gratos recueI'dos, que varios países americanos, en los albores de la vida libre, ·solicitaron de ese gran señor de la política y de la diplomacia que fue S. M. Leopol­do I, que se dignara servir de arbitrio en juicios que tenían por ori­gen reclamaciones financieras de que eran objeto por parte de algunas grandes potencias.

\ . El día- en que los archivos belgas que · contienen la historia de

esos arbitrajes se abran por completo a J.a luz pública, será un nuevo día de gloria para ese gran Monarca ante cuya memoria el Perú ·se in­d ina con profundo respeto y gratitud.

Y fue seguramente recordando la estadía de San Martín en la capital de Bélgica , que cuando uno d e sus más distinguidos oficiales y noble amigo de todo los momentos, e.J Mariscal 'don Ramón Castilla, lle­c;ó a la Presidencia de la República, abrió en 1851, Consulados Gene­éales en Brusela·s y en París, que fueron los primeros que el Perú tuvo en Europa. -

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Señores:

Los fundadores de la Independencia Americana, dejaron como herencia a 1os pueblos que hicieron libres, un código de principios de moral y de política internacional que encierran el secreto de la felicidad de laS' naciones.

Desde el Congreso de Panamá en 1826 que Bolívar convocara des­de Lima 1a víspera de la Batalla de Ayacucho, has1a este Año del Li­bertador San Martín, los pueblos americanos han .sido leales a ese man­

_ dato y su voluntad de s~uir, siendo, aumenta y se fortalece, como lo demuestran su últimas declaraciones y actitudes. ·

Por esos mismos ideales, Bélgica ha librado grandes batallas y ha escrito páginas de heroismo ma.gnífico en el gran Libro de la His­toria de la Lucha por la Libertad y el Derecho en el L1undo, conquis­tando la admiración y la simpatía universal.

Que los Libertadores de América y los Héroes de Bélgica, presi-dan siempre la amistad belgo-americana. ·

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SAN MARTIN Y LA EPIDEMIA DE HU AURA

por: JUAN B. LASTRES

El Protector del Perú realizó su estupenda haza.fía, · aun con el handicap de una salud bastante precaria. Así lo afirman historiadores concienzudos como Mitre, Ruíz Moreno y otros. "Los héroes necesitan te­ner salud robusta para sobrellevar las fatigas y dar a sus soldados el ejem­plo de la fortaleza en medio del peligro; pero hay héroes que con cua­lio miembros menos, sujetos a enfermedades continuas o con un físico endeble, se han sobrepuesto a sus miserias por la energía de su espí­ritu. A esta raza de inválidos heróicos pertenecía San Martín" (1). ·

En la organización sanitaria del Ejército de los Andes, San Mar­tín demuestra ser un gran estratega y un talento previsor que no deja · nada al azar. Cuando desembarcó en Paracas al mando de la Expe­dición Libertadora el 7 de septiembre de 1820, llevaba como "Estado Mayor de Medicina", a los siguientes profesionales: Cirujano Mayor de nrim~ra, Roberto Key; Cirujano de primera clase, Fr. Antonio de San Alberto; Cirujano de primera clase, D. Miguel Crole. Cirujaños de segunda clase: Eduardo Olíver, Juap Cevallos y Honofre White (2).

La partida de bautismo del Cirujano Mayor del Ejército entre no sotros la fijó San Martín ' en un decreto del día 30 de octubre de 1821, . indicando el unifor:rpe que usarían: bordado de plata en el cuello y bo­ta-manga (primera clase}; y los demás el mismo uniforme y un galón · de plata en lugar del bordado {3). Diego Paroissien (4), Cirujano Mayor de San Martín, fué sin duda una figura epónima en el marco de la inde­pendencia americana, interviniendo en la inspección de Hospitales y en la cura de enfermos en Huaqui, en Maipú y otras batallas.

Fray Antonio de San Alberto, de la Orden Bethlemita, fué Ciruja­no de segunda clase de la Expedición Libertador~. Los que pertenecían

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a esta. Orden. tenían como función primordial, la asistencia de e:rJermos, desempeñando los papeles de boticario, flebótomo y enfermero. Po­seían conocimientos fragmentarios de botánica y algo de Farmacopea y Materia Médica, Enfermería y practicaban la pequeña Cirugía. Esta Orden fundada hacia 1660 por Pedro de San José Betancourt, desarrolló intensa obra- .social entre nosotros, haciéndose ~argo de la Asistencia .. Hospitalaria en la Colonia. Muchos de estos bethlemitas criollos, fue­ron los que llevaron a . cabo la asistencia en los grandes Hospitales li­meños, San Andrés, ·Santa Ana, La Caridad, y otros. Fray Antonio da San Alberto pertenecía a la Fundación bethlemítica de Mendoza, funda­da hacia el año 1763. Conforme apuntan Ruíz Moreno (5) y Cignoli (6}, estos bethlemitas se alistaron en los ,Ejé.reitos Libertadores en calidad de Cirujanos, Boticarios y Practicantes. SegÚn Garzón Maceda, Fray An­tonio de San Alberto dirigía los destinos del Hospital San Roque de Cór­d ova en 1815; era de espíritu autoritario, y aquí en el Perú, gozando del apoyo .de .San Martín, ejerció una especie de dictadura benéfica en la administración de los Nosocomios militarizados (7) .

.. En la soleada caleta de Paracas, donde el crepúscu:Io veperal to­ma to:i.alidades más subidas, desembarcó San Martín con su ejército el día 7 de septiembre de 1820. Un siglo más tarde, en aquellos cá­lidos arenales, un arqueCSlogo peruano, Julio C. Tello, descubriría para la ciencia, restos de antiquísimas civilizaciones pre-incaicas.

De Paraca.s pasó San Martín a Pisco, aprovisionándose de· aguar­dientes, vino y azúcar. De este puerto partió a poco la audaz .y estra­tégica Expedición a la sierra, dirigida por el General Juan Anto­nio Alvarez de Arenales, la que tenía por misión sublevar a los pue­blos de aquellas zonas, terreno abonado para la rebelión por la activa propaganda llevada a cabo -por los patriotas. "

De la correspondencia <lel general argentino, se pueden entresa­car datos relativos a enfermedades e higiGne . ... Muchos enfermos y al­gunos "Físicos", se ocupan de la atención a los enfermos. Los Oficia­les Deheza y Lavalle, ·enferma,,n por el "mal temperamento" de la cos­tá. A poco, en el Eiército Libertador, se desarrolló una ' aguda epide­mia de disentería, seguramente por la contaminación del' agua, proce­so del cual San Martín experimentó álgunos. síntomas.

La Expedición siguió rumbo al norte, pasando por el Callao, An­cón y por último Huaoho, puerto donde comenzaron a desembarcar sus tropas, estableciendo a poco su Cuartel General en Huaura (8), el 12 de noviembre de ese año. Desde esta ·potente atalaya : norteña, iba San

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Martín socavando el poder realista, valiéndose de la fortificación del lu­gar, de un sistema de guerrillas que desencadenó hábilmente, así como un bien reglado cuerpo de agentes que le permitían conocer los deta­lles de la política limeña. Estas guerrillas, compuesta por jefes auda­ces como Vida!, Ninavilca, Quirós y otros, constituían, como escribe Are­nales, el antemuro a la campaña militar (9}.

!-os pocos meses que San Martín pasó en Huaura se vieron col­mados por la grandiosidad de. los acentecimientos: la defección del Nu­mancia, la llegada del Comisionado real Abreu, la captura de la Esme­-:alda, las nuevas del victorioso Arenales, los emisarios de las Conferen­cias de, Miraflores y Punchauca, la llegada de la Legión Peruana, que atravesando los interminables arenales, arribaban desde la lejana Lam­bayeque (10), las charlas amenas 'de Del Rio, Las Heras, Guido, Paroi­ssien, Monteagudo, y otros jefes. El Campamento de Huaura fué un centro de táctica y alta estrategia, de allí nacieron ·los planes para la captura de Lima, la segunda campaña de Arenales por la sierra, la sub­yugante palabra del ·héroe yapeyuano, que amenizaban las charlas y electrizaba a sus soldados.

Desde el ágora dé la pequeña Huaura, resonó para todo el Perú la voz sacrosanta de Libertad. Lambayeque, Trujillo, Piura, Cajamar­ca volcaron allí sus contingentes de juventud y brío, que como efebos iban a engrosar las fila s del invicto Ejército Libertador. García del Rio; se inspiró a la llegada de Manuel Abreu, improvisand9 en verso:

"Salve, ¡Libertad Santa! Tú, benéfica deidad, Que coronar dignaste La empresa inmortal de Riego, de Quiroga. Escucha el voto ardiente De un pueblo que adora Y respira tu ambiente (11).

Si hubo grandiosidad épica en Huaura, también_ las sombras de ia muerte se enseñorearon en esa juventud pletórica de entusiasmo. Una moriífera epidemia, mezcla de varios procesos morbosos, se desa­-rrclló, sembrando el pánico y la desoladón. San Martín cual otro Moi­sés, dictó sabias disposiciones para atajar el curso del mal, y levantar la moral de sus tropas. EL mismo, cuya salud no er~ muy buena, pa­deció en ese entonces de hematemesis, y de esta mínus, valla, se hace

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eco O'Higgins poco menos que horrorizado, ante el peligro que entra­ñaba para la empresa libertadora, la preciosa vida del General.

Los epidemiados de Huaura son muchos; más de 1.200 casos re­lata San Martín en una comunicación. lo cual significaba más del 30% de efectivos. "Sin embargo de que por duplicado ,remito a V. S. la no­ta de medicinas que con urgencia neceista el ejército, debo hacer pre­sente para el conocimiento de S. E. el-supremo director, que habiendo actualmente más de mil doscientos enfermos en el ejército, con pocas probabilidades de que se disminuya aquél número por falta de medici­nas (12), es preciso que en el primer buque que salga y que si es po­sible fletarse a propósito para conducir este y otros artículos que pido con instancia, se ~ sirva remitirlos por el grande interés de restablecer y · conservar la salud del ejército" (13).

Parece que el proceso epidémico tuvo dos fases, la primera co­menzó -casi a las pocas semanas de llegar San Martín a Huaura, decli­nando sensiblemente y volviendo a recrudecer en los primeros meses del año 1821 , justamente con los calores del verano. Barros Arana sos­tiene que esta contingencia prácticamente inutilizó al ejército como en­tidad ofensiva (14). San Martín pudo sin embargo, gracias .a su gran ac­tividad y propag anda, reemplazar a los enfermos "con leva.s de escla­vos, gente casi inmune a esta enfermedad" (15).

La situación del Campamento ·era verdaderamente, triste y trágica. Hombres jóvenes, rápidamente envejecidos, por la pertinencia de las fiebres intermitentes. Barros Arana da una patética descripción de aquel dramático episodio. "Los pacientes se sentían quebrantados por un can­sanci'? gfi)neral que no les permitía hacer marchas, ni manejar armas. Sus rostros lívidos, ojos hundidos y rodeados de ~sombrfas ojeras, y

u_na rápida flacura, les daban un aspecto cadavérico. Violentos escalo­fríos alternados con uná- fuerte sensación de calor, una abrumadora pe­sadez de cabeza, sed intensa, sabor metálico en la boca, moscas· volan­tes delante de sus ojos, perturbaciones en la digestión y diarreas abun­dantes y persistentes, los postraban dolorosamente, enrarecien~o más y más las filas de los cuerpos, y privando a veces a estos hasta del nú­mero preciso de centinelas que se necesitaban cada noche para vigilar los campamentos. Los M~dic9s y Cirujanos del ejército 06)., eran in­suficientes para atender · a tantos enfermos; pero la falta de medicinas hacía más penosa aquella situación. Las que habían llegado de Valpa­raíso no bastaban para conjurar la tremenda plaga, y las que· se pidie­ron con apremio no podían llegar en tiempo oportuno. La quina, el re-

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n¡.edio ooberano y conocido contra esa dolencia, producción de los va­lles interiores del Perú, era escasa en Huaura, y fue necesario recurrir a muchos arbitrios para procurársela, siempre en cantidad insuficiente. Aunque la terciana es una enfermedad curable y cuyo período grave no· es ordinariamente de larga duración, el ejército por la falta de hospita­les, de medicamentos y de los demás medios de curación, .sufrió la pér­dida de al~os centenares de soldados, y los que sanaban de~pués de muchos días de dolencia, quedaban por algún tiempo en un estado de postración qúe los inhabilitaban para el servicio. No es extraño, pues, que en tales condiciones, el ejército, con excepción de las pocas fuezas que operaban en el sur, segÚn veremos más adelante, se mantuviese en una forzada inacción, aún es de admirarse de que ellas no llega­sen a desorganizarse profundamente''. (17).

O'Higgins por su 1parte, procura remitir algunos simples, y orda~ na al Dr. Juan A. Greene, los envase y mande al Perú, pero éstos lle­gan con sensible retraso. "Remitiéndose copia de la lista de medici­nas que para _uso del Ejército liliertdr. ha formado el Cirujano· Dr. Dn. Jaun A. G.11eene; oficiese al Ministerio de Heda, para que con la mayor actividad se co~pren de las Boticas de esta ·capital" (18). Entre éstos remedios, estaban la quina en rama, la jalapa, el ruibarbo, la ypecacua.-· na, el mercurio dulce, etc.

Mientras tanto los efectos de la epidemia se dejaban santir tanto en el Ejército, como en la poblqción civil. San Martín se daba cuenta de que la. llegada de medicinas desde Chile, era costosa e inoportuna. Por eso urge a sus. subordinados consigan medicinas en los pueblos ale­daños y aún en la misma Capital, Lima, en cuyo gremio de · farmacéu­ticos habían algunos patriotas enterados del desastre. Ya el número de enfermos había ascendido, "dos mil hombres entre 'los hospitales y la convalescencia" (19). ·

__ Como políticamente depende la Expedición del gobierno chileno, se dirige a O'Higgins para . solicitar ayuda sanitaria. · "Nuestra situaci6n es la misma que anteriormente. Mil quinientos enfermos y otros tantos convalescientes, es el estado del ejército, agregándose a esto no tener una sola medicina, ya en término~ de que los enfermos se les está su­ministrando agua de mar en lugar de purga. Afortunadamente antes de

, ayer llegó un bergantín americano, procedente del Janeiro a quien he comprado doscientos cincuenta libras de crémor, a cuatro pesos libra, con cuya cantidad pienso socorrer a la escuadra que también c~ece de este artículo. Cree Ud. amigo mío, que no puede verse con indife-

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renda, ver, perecer a estos infelices, sin tener cómo aliviarlos en su!i necesidades. Tengo pedido infinidad de tiempo hace medicinas, por que· en todo el Perú no se encuentran a excepción de quina (20). En fin; el resultado es que diariamente tenemos de baja de hospitales de doce hombres para arriba" (2.1).

El historiador Mariano F. Paz Soldán, escribe a propósito de la epidemia de Huaura. "Pero la abundancia de frutos y el abuso que de ellas hacen los recién llegados, ocasionan disenterías y tercianas, que indebidamente atribuyen al temperamento y no a la intemperancia del que los s<ufre" {22).

Vargas, por su parte escribe. "La peste invadió al ejército. Los valles de Huaura y Sayán producen exquisita fruta; y la abundancia de ella y la falta de sazón, d esarrollaron unas tercianas de las que ~o esca­pó ninguno. En el hospital llegaron a existir 3.000 enfermos: hubo día de cien defunciones, y por lo inesperado de la dolencia, escasearon las medicinas, los barchilones (23) y hasta los médicos. Baste decir que se purgaba a los enfermos con agua de mar, y que fueron muchos los que murieron por mal curados o por .falta de asistencia" (24).

En el Cuartel realista de Aznapuquio a pocos kilómetros de Lima, se pasaban idénticos fenómenos morbosos. Aquí la causa para Vargas era la prese.ncia de pantanos y miasmas (asnay, hediondo, y pukuy, fuen­te o manantiat). Stevenson, refiriéndose a esta epidemia, escribe: "La posición ocupada por las tropas• reales de Lima y Ancón, en un lugar llamado Asna Puquio, es muy pantanosa; el n,Jmero de hombres atacados de fiebres intermitnentes aumentaba diariamente; los hospitales de Lima, estaban llenos, y la disminución de hombres, tanto por la muerte ce-

. me por la deserción, alarmaba al Virrey" (25). Paz Soldán escribe a es­te respecto. "Las tropas que llegaban del interior, acostumbradas a cli­mas secos y fríos, enfermaban en el temperamento cálido y húmedo, es­pecial¡:nente en el insalubre del mes de diciembre: los hospitales de Li­ma se hallaban repletos con los soldados que por centel'].as ingresaban diariamente" (26).

Otero, relata los estragos de la epidemia de Huaura, y en su con­cepto fueron fiebres intermitentes, complicadas de procesos intestina­les. El General San Martín . padeció una nueva hematemesis a fines de febrero (27). Su salud no estaba bien, y así se lo da a entender a O'Hi­ggins. "Antes de ayer me levanté después de siete día·s de cama. Creo con evidencia que si continuo así pronte daré en tierra" (28).

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Bernardo Monteagudo, el diligente Ministro de San Martín, da la vaz de alarma sobre la epidemia. "La situación del hospital me aflige, tanto más cuanto no hay medios de suplir las medicinas que faltan. De Huaura y de todas partes, claman por medicinas, y nada puedo remitir. Fray Antonio me ve cada día para conquistarme más (29). Mueren los hombres porque no hay con qué curarlos, no p01 sus males. El go­bierno de Chile es responsable de ello. Ocurre ahora un nuevo mal que está en nuestras m<l:nos evitar. Empiezan las lluvias o garúas y son bastantes recias de noche. Los galpones actuales por más precau­ciones que se tomen, ya sea cubriéndolos de totora o con cueros, que sería muy co¡>toso, ri_o bastan para abrigar a los enfermos y precaverlos de la humedad. En fin, todo bien considerado creo que no hay más remedio que poner el hospital (30), en la hacienda Galpón o en Huaito, y aunque no hay medicinas, se consultará las comodidades del solda­do. Habrá meior orden y economía y será menos difícil atenderlos en un edificio de esta especie. El mal es urgente, según me lo ha_ !pro­te~tado Fray Antonio, y mañana me voy en persona a ver las ' indicadas haciendas para que el hospital se traslade ~ una de ellas. Entre tan­to, he tomado medidas para que con cuaJlto cuero se encuentre. se· cu­brán las salas. A no ser estas lluvias -con que yo no contaba, los gal­pones estaban excelentes" (31).

Alvarado y Guido, comentan la epidemia de Huaura en sus epísto­las. El cambio de clima, alteró mucho la salud de los soldados. Mo­

. rían los epidemiados por centenares y a veces con cuadros clínicos apo­lec!iformes (32). Guido escribe a su esposa de Huaura. "Va pasando aquí la horrible estación del verano: es imponderable la ;pesantés del . clima que estamos sufriendo. En el mes anterior tuvimos doscientos enfermos, la Terciana y la-disentería, consume á la iropa. Quatro días ha que mi asistente Villegas ha muerto . . . En medio de las enferme­dades que han atac~do generalmente a todos, yo no · he sentido sino le­ves indisposiciones" (33).

Aunque propiamente San Martín no sufrió del paludismo, sin em- ­b~rgo recrudecieron sus males internos, que lo venían embargando de's­de hacía algunos años. O'Higgins se preocupa muaho por el estado de salud del Protedor, base y puntal de la empresa liberacionista, y escri­be. "De todos los males que nos circulan, ,el más intolerable es su fal­ta de salud; suplico a usted por lo más sagrado del mundo la cuide hon preferencia a todo" (39).

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El General Rudecindo Alvarado, escribe al General Éspejo,- refi­riéndose a la epidemia. "Pido a la pluma de usted el verdadero colo­rido que presentó el Ejército Libertador en el Cant6n de Huaura, de­vorado de una epidemia que quitaba más de 100 hombres muertos ca­da día, que arrastró a1 sepulcro más de 60 oficiales, y en que la constan­cia y heroísmo se elevó a la más alta prueba. Nunca San Martín mostró más genio que entonces, ora inundando Lima y sus inm

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ediaciones d9 guerilleros, ora ocultando al enemigo nuestra positiva debilidad, ora em-

1 prendiendo campañas sobre la sierra con espectros en lugar de hombres o soldados, ora en fin, con la negociación o intriga que dió tiempo a superar aquella espantósa situación. No recuerdo aquella tristísima época sin un tributo de admiración hacia nuestro general, y repito, que en ocasión alguna no le encontré tan grande como entonces. Nadie ha escrito una línea sobre ésto, y será Ud. el primero que d 'gnifique los mártires de ese ejército, como el fecundo genio de S'U general" (35).

El Cuartel de Aznapuquio, como se ha dicho, sufrió también las contingencias de una mortífe~a epidemia por la misma época, llegando a contarse el número de sus víctimas en 3.000. El General realista Val­dés en sus Memorias, califica el lugar de malsano, "como lo expresa su mismo nombre que significa en lengua india, manantial hediondo" (36). Aunque Cignoli opina que fué · un brote de fiebre amarilla, es pro­bable que las mismas fiebres intermitentes, tan frecuentes en la c9sta, fueron las que ocasionaron esa eleva~a mortalidad.

Ez¡i el otoño del año 1821, la epidemia de Hvaura recrudeció, oca­sionando un número considerable de bajas. "El de Huaura se designó con las ·enfermedades, y otro tanto sucedió en Aznapuquio. La estación y la fruta produjeron terciani;is que se extendían con terrible rapidez en el campamento. Todo lo que la imaginación puede concebir de más rá­pido y desvastador, es pálido en comparación al terrible .cuadro que ofreció el Eiército. Hombres sanos . y vigorosos, se derrumbaron en po­cos días y se -.convertían en espectros. Las filas se ralearon; los hospi-

~ tales se llenaban de enfermos y hubo batallones que no tenían gente, para cubrir sus guardias. Como la tercian.a ataca ' de ordinario al ru­gado, los enfermos tomaban un aspecto macilento ; y las filas más bien parecían sombras de muertos que hombres destinados a desafiar los pe­ligws. Les recursos de que se disponían en Huaura se hicieron insu­ficientes _para atender a los atacados, sin que bastaran ni los hospitales, ni los enfermos, ni los remedios. Lo que hacía más cruel la epidemia, era la falta de medicinas, al extremo que fue necesario suplir los purgan-

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tes .con agua de mar. Se ha asegurado que en el mes de Abril, los enfermos llegaron a 3.000 (37). A fines de Febrero había 1.200 en los hospitales; a principios de Abril el mal cundía con horrible rapidez y los enfermos pasaron de 2.000. Hubo. momentos en que los sepultureros se vieron alcanzados de tiempo para echar unas cuantas paladas de tierra

, sobre los cadáveres. Sin embargo, sé les mandan medios de Lima por los patriotas que vacían sus botiquines, y de Chile cuantos pudieron encontrarse. Cualquiera que en aquellos d ías se hubiera acercado a Huaura, le hubiera encontrado la fisonomía de un hospital más bien, que de un campamento, y nadie hubiera pensado que aquellos cuerpos exánimes, ni aquellos rostros a~arillentos fueran capaces de empuñar las armas para desalojar al Virrey de su Capital" (38).

La intensidad de la 'epidemia de Aznapuquio, fué menor para Bulnes, "porque los peruanos que componían casi totalmente el ejército real, eran menos propensos a a:dquirir las tercianas que los argentinos".

El Almirante Cochrane escribía en mayo de 1821. _ "Habiéndome visto forzado a embarcar las tropas empleadas en cortar la comunicación con Lima por el camino del Sur, debido a los efectos de la terciana que había debilitado el total de la división y obligándome a mandar la mitad' de su fuerza al Cuartel General, y sabiendo que la otra mitad no podía curarse en menos de diez o doce días, después de haberla embarcado, emplée este tiempo dirigiendo al barlovento, no sólo para la mejor ven­tilación del buque, sino por el logro de otras ventajas a más del resta­blecimiento de la salud de la tropa" (39).

Vicuña M~ckena, hace resaltar la fuerte· mortalidad de la epide­mia de Huaura. "Junto con los calores del estío en i82l, ca.yó sobre el ejército Libertador esta terrible ¡peste tropical que es conocida en el Pe­rú con el nombre de Tercianas. En pocos meses, en pocos días, el cam­pamento de Huaura, fué convertido en un vasto .hospital y en breve el bospital mi·smo fué un inmenso osario. Apenas había brazos para ca­var las sepulturas, menos los había para cargar las armas. Aquel bri­llante ejército que había partido de Chile en agosto de 1820 con la do­ble juventud del entusiasmo y de la vida, flaco, hambriento y desalep­tado, se moría en los ardientes arenales de la costa, sin que hubiese

' posible remedio a la catástrofe que lo diezmaba. De los cautro mil hom­bres que habían desembarcado en Pisco, tres mil est~ban en los hospi­tales a mediados de abril de 1821,_ y había día en .que morían 30 o 50 soldados en la flor de sus años, pues el carácter de aquella fatal epi­demia es atacar de :preferencia a la juventud y el vigor" (40).

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~ qtJJiQ~o a:n9tªr la. i;;~m_ef anza dínic.a que guarda esta epidemia de I:Iuawct, 9qn cit.ra. qu~. 9u~diQen. e.sas ~onas y que afectó a Andahuasi, Bua~a, Vequetg, lvfa:¡:Q, Lurtama y Huacho y que describe con toda pun­tua,l~da9. Villajqb9_9. ~Jür~ lqs, años 1796 y 1797, la villa de Huaura fué q{eq,tq,da PQr w;,a. fqe.rt~ e_pW.emia, para la que fué enviado para atender­lq ~l ~. Yillc;l_QQ.Ql?. D.o~ Cirujanos radicaban en la villa y Villalobos, plq_IJ.e..ó un tra.t<~.mie.nto curativo y profiláctico adecuado. Muchos de los ca$Q~ tuyier9n sínim:nas de extensión del proceso al sistema nervioso. Un Ii9@iJal e:ir:l¡¡t~a en Huaura, el cual fué dotado por Villalobos "de qu~W.tQ n_i:¡_cesite, a íin de que en él tengan los miserables indios lugar ~si.guro pq,ra <;U curación" (41). En la parte teorítica de la epidemia, v;i­llalobos se atiene a las idS"a,s reinantes, sobrn todo en las causas a Gale­no, describiendo las diatesis, las causas Proxegumenas, etc. Cita los auto­ri¡:is. Syde~~ªl!l · Van Swieten, Hoffman, Diemerbrokio, Boerhaave y otros. El . \Ticig del a_ire y los pantanos podrían albergar al agente causal, y en la poblac,ión de Calpa ha~ría sido su origen. Emplea en aJ:?undancia el Antimonio y la Quina. "A las varias preparnciones de aquel, y a su feliz combinación con ésta, y algunas sales debió la naturaleza el 1ri.unfo de un mal SUI?erior a sus fuerzas" (42). También emplea, aunque moderadamente la sangría. Respecto de la Opiata febrífuga, que en realidad es una mezcla de Sal de ajenjo y de maníaco, tártaro, mezclado con vino y una onza de polvos de Quina anaranjada y bien :pulveriz~­

da. La 02iata febrífuga da cuenta de las intermitentes de Huaura .. "Y sino quisieren ir lejos que recorran en esta América las poblaciones de Andahuasi, Huaura, Vegueta, Mazo, Luriama y Huacho, que padecieron los mismos estragos en el año de 1797, y fueron disipadas con asom­bro por su alta virtud" (43).

No puede ser más convincente esta descripción, para alinearla al la.db de los epidemiados del Ejército de San Martín. Miller, aún cuan­do no sufrió los rigores de la epidemia, padeció poco tiempo después de paludismo, cuando dirigió la Expedición al Sur; "pues había escapa­do sin calenturas' de las intermintentes de Huacho, no sólo dti estar en­fermo, si no de recaer varias veces. Y a principiaba a creerse que su constitución estaba a prueba de agua; pero al fin fue atacado por unas tercianas malignas, que en pocos días le dejaron como un esqueleto. Alternando el' frío a la calentura acompañada de delirio, su situación ,era seguramente dolorosísiffia'! (44).

¿Qui~nes atendieron. a . los epidemiados de Huaura?. Es eviden­te que la Secci.ón ~anj.taJ,ia d.eL Ejército. Libertador formada por Paroissien,

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Fray Antonio de San Alberto, Stapleton Croley, Roberto Key y Honofre Whitt, fueron Jos qué soportaron el peso de la :epidemia. Es probable que también fueran ayudados por Cirujanos locales, pues ya hemos vis­to que Villalobos, encontró en ·el lugar algunos. Probablemente, tam­bién de Barranca acudiera algún otro facultativo. Sabemos por el mismo Fray Antonio de San Alberto, que en este pueblo existía una Botica y un Hospital, así como medicamentos e instrumentos de CirugÍa, que ·él -mis­mo había -dejado (45). AdemáS', menciona la ayuda de los Cirujanos

· Key y Juan Cevallos. El alma de la organización hospitalaria fué ,sin duda Fray Antonio de San Alberto, pues hemos visto ei interés que tomó sn organizar diversos Hospitales ambulantes, así como procurarse medicinas. Pero también es necesario hacer resaltar la labor de los pa­. triotas limeños, que al entera!'se de aquel desastre, enviaron recursos de orden médico. A la cabeza de estos eminentes ciudadanos está la fi­gura del Guillermo Geraldino (1776-1847), quién fue un verdadero Jeader en esos convulsionados días. Estudiante en el recién inal.fgurado Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Fernando, aplaude el gesto _de re­beldía de Pumacahua, por lo que es objeto de represalias, contribuye a la defécción de:l Numancia, y con su peculio, envía un BotiquÍn por va­lor de 4.000 pesos, gesto mecénico loado por todos los historiadores. ~osé M. de la Riva Agilero, primer Presidente de la República, exalta el valor de Geraldino. 1'Cuando el ejército libertador se situó en las mor­tíferas costas de Huaura, cuyo malJgno temperamento empezó a destruir a los dignos defensores, y para cuyo remedio se me pidieron varios artículos de medicina, ninguno pudo desempeñar como Geraldino este ·asunto, pues como profesor de farmacia e interesad·o como el que más, y de toda mL satisfacción, era el que corría con la compra de aquellas y de acomodarlas para su remesa al ejército" (46). Herrera dice de él: "También me consta que él fue quien preparó la.s medicinas que se man­daron al Ejército de Huaura; que ha protegido la de$erción del enemigo y seducido a _los soldados a que se pasaran a nuestras filas" (47). Ma­riátegui que fué Secretario del Congreso Constituyente escribe. "Es ver­dad que hubo pocos remedios en Huaura, porque por descuido de los jefes de la expedición, no los sacaron de Valparaíso, lo que dió lugar a quejas de Monteagudo, que el autor copia en la f. 161 ; pero también es verdad que en cuanto supieron los patriotas esa falta, acudieron para hacerla desaparecer. Alistaron una botica bien surtida que preparó Ge­raidino, por cuyo valor se obligaron costear los limeños. Si San Mar­tín no ocupa la ciudad; más San Martín la pagó; ese pago se hizo 'por

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la tesorería y de ello hay constancia en ese oficio y en el Tirbunal Ma­yor de Cuentas, no habiéndose pagado un barril de cremor que un ter­cero mandó poco después, porque no quizo cobrarlo" (48).

Barros Arana, por su parte escribe lo siguiente. "SegÚn testimo­nio contemporáneo, el ejército libertador recibió entonces medicamentos que cauteloS'amente le enviaban los patriotas de Lima. . . Preparó el bo­tiquín don Man~el Geraldino, que tenía su botica en el Hospital del Espí­ritu Santo" (49).

Es evidente pues, que la epidemia de Huaura, con la fuerte mor­_talidad e invalidez 'que ocasionó, fue un obstáculo apreciable en los planes estratégicos de San Martín. Así lo expresa este Jefe en 'forma categórica. "Y o no puedo ser responsable en tales circunstancias de la suerte del Eiército, y as'Í espero que S. E. haciéndose cargo de mi difí­cil situación, mandara expreso un . Buque con los medicamentos que se han pedido, pues de · otro modo no me es posible hacer ningún (Fs. Í68 vta.) movimiento en grande ni obrar con la actividad que exige mi plan de Campaña (50). -Esto le escribe a O'Higgins con fecha 5 de abril, y ello explica la. poS'ición defensiva en que se había colocado. y que algunos historiadores le han critcado. Dellepiani{ escribe· que el dispo­sitivo de San Martín era una larga' línea defensiva, donde .esperaba batir a las fuerzas realistas, aprovechando la cortadura del Hu.aura. Es­tableció una línea de retirada hacia Supe, donde todo estaba previsto para el rnembarque del Ejército. Esto lo llama el ilustre historiador mi­Jftar, una defensiva estratégica, y comenta que el plan de San Martín es­tuvo bien combinado y jus"!ifica las prudentes medidas que tomó al ini­cio de la campaña (5.1).

Cuando el Eiército san¡nartiniano entró en Lima el 10 de julio de 1821, todavTa subsistían los efectos de la BPidemia de Huaura. Ruíz Moreno transcribe el siguiénte documento. '"Todo el Perú, además, sa­be que ·1os soldados que trajo San Martín en septiembre de 1820, han perecido casi todos por las horribles enfermedades que sufrió su eiér­dto en truaura y sufre en Lima y por los lancecillos de lea; de mane­rá que ,sus filas son de reclutas propiam~mte, y de gente de la costa, negra la mayor parte, cuya poca disposición todos conocemos" (52).

También en Urna, por ·esa época, aparte del h·ambre y la cares­tía de víveres que sufriera como consecuenc.ia del sitio de San Martín, padeció de una funesta epidemia historiada por el clínico José Manuel Valdés (53). Desde 1818 venía padeciendo la ciudad de una epidemia. acompañada de ictericia, de las "bilioso-pútridas y las malignas''. Ju-

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lián Arce, haciendo un estudio analítico de ella, concluye que posible­mente fué de malaria y fiebre tifoidea, rechazando la patricipación de la fiebre amarilla (54).

La epidemia de Huaura, tiene estrecha semejanza con la ocurrida años antes en Chancay y pueblos aledaños. Arce emite tres hipótesis, para ésta última. la primera, es la malaria; la segunda, la tifoidea y la última, una fiebre biliosa hemoglominúrica. Después de un estudio minuncioso de la Memoria de Villalobos, concluye en los diagnósticos V probables de paludismo y hibliosa hemoblobinúrica. La epidemia de Huaura difiere muy poco de la epidemia descrita por Villalobos. Se trata de fiebres intermitentes, que atacan el estado general, y a veces

. lesionan el hígado, provocando ictericia. . La falta de terapéutica apro­piada, hace que tomen la forma grave, con complicaciones y extensio­nes al sistema nervioso. La poca higiene y la mala dieta. hacen pro­gresar la epidemia y dominar los casos fatales, La llegada de un buen contingÉmte de Opiata febrifuga, controla los síntomas y domina el cua­dro epidemiológico. Unánue en "El Clima de Lima", analiza con lujo de detalles, lo frecuente que era el palud~smo en la costa sobre todo el tipo tercianario que comienza a formarse bajo el equinoccio de prima­vera "y la fiebre tiende a degener;;i.r en continua inflamatoria". Siendo "la costa caliente y húmeda, dominan las tercianas. y no las hay en la sierra y temples fr íos y secos" (55). Por lo demás, todos los• cronistas de aquella época, no vacilan en aplicar el diagnóstico de Tercianas, pa­ra la epidemia de Huaura. Pero también se observan disenterías, fenó­menos tifódicos y trastornos nerviosos, que encuadran bajo las formas graves y complicadas de paludismo.

¿Tuvo influer:.cia esta contingencia biológica en los planes del Caudillo arg·entino? Me inclino a creer que sí, y que supo d isimular ante sus enemigos, esta debilidad que pudo ser fatal para la causa pa­triota. Supo con admirable energía, suplir las bajas con reclutas cos­teños y voluntarios, que pronto fueron adiestrados en el manejo de las armas. Quizás si la misma lentitud dé sus movimientos, fuera debida a esta temible contingencia. Por lo menos él lo afirma enfáticamente, y las cifras qe mortalidad hablan elocuentemente . . Pero al estratega y al político que existe en él, logra superar estas deficiencias, tomando Lima sin disparar un tiro y llevar a cabo su gran obra emancipadora del poder español.

Con su catalejo el gran argentino escrutaba ~l mar para observar los movimientos de las naves que iban ~ venían en su ayuda y con su

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lupa . miraba un mapa, para ver los dispositivos de los ejércitos. Pero también no olvidó en ningún momento el apoyo de sanidad para sus tropas, porque desde la le jana Mendoza, ordenó la vacunación jenne­riana en 181 4, y aquí en el Perú hubo un "Es1ado Mayor de Medicina", compu-esto de 35 personas (56), para ayudar a la recuperación de los efectivos. Es seguro que sin estas disposiciones sabiamente progra­madas, no hubiera llev·ado a cabo su gran hazaña.

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BI BLIOGRAFIA

(!) M!'11RE, B:. Historia de San Martí:a.. Buenos Aires, 1887. ;2) Calendario y (3uía de forasteros de Lima, por el crño de 1822. (Por un documento

que analizamos posteriormente , el número se eleva a 35).

;3) Gaceta d <:?l Gobiemo. Lima, hov. 7 de 1821. (1) HUMPHREYS, R. A.: Liberation in South America. 1806-1827. Phe .career of Jame11

Paroissien. London, 1927. (5) RUlZ MORENO, A.: Homenaje al Libertador San Martí n. Public. de Historia de Med.

Vol. XIV, T .I. Buenos Aires, 1950 . (fi) CIGNOLI, FRANCISCO: La Sc.nidad y el Cuerpo Médico de los e jércitos libertado­

res. Guerra de la Independencia (1810-1828). Córdov&. Edil. Rosario, 1951 .

(7) CIGNOLI: Ob . cit. (8) HUAURA. distritó de la provincia de Chancay, reconocido por ley de 2 de enro de

1857. La Villa, de Huil'llra fue fundada en 1608, en tiempo del Marqués de Mon­tesclaros. San Martb la hizo Capital de los Departamentos de la costa y centro de

operaciones militares. (9) ARENALES, JOSE !.:Segunda campafía1 a la sierra del Perú en 1821. Buenos Af.

res, 1920.

(10) Lambayeque proClamó su Independencia el 29 de diciembre de 1820, y se formó lue­go la Legión Peruana, cuyos patriotas llegaron por tierra a Huaura. a engroSAr las filas del Ejército sanma'rtiniano. El Coronel José M. Lastres, se incorpor6 allí (HE­

RRERA. JOSE H.; Album de Ayacucho, Lima<, 1862).

(11) HERRERA. JOSE HIPOLITO: El Album de Ayacucho . Colección de los principaoles documentos de la Guerra de la Indeper:dencia del Perú, y de los cantos de victo­

ria y poesías rela.tivas a ella. Lima, 1862. p . 293 .

d 2) Es evidente que las medicincrs enviadas ' desde Val paraíso eran escasas . (1 3) Fechado en Huaura el 25 de febrero de 1821 (Anales del Instituto de Historia y dis­

ciplir:as auxiliares. Tomo V. Mendoza, 1950, pp. 46-47). (! 4) Así opina el historiador Barros Arana . (15) BA.RROS ARANIA. DIEGO: Historia General de Chile . Santiago, 1894. T . XIII, P-

186. Es un error declarar que la raza negra es inmune al paludismo. (1 6) Después veremos que la dotación de médk:os y Cirujamos que vino con San Martí

era mayor de la que •se füa en la Guía de Forasteros de Lima.

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O 7) BARROS ARANA: Ob. ict. (18) Fecha: .Santiago, marzo ' 22 de 1821 (Anales del Instituto de Híatoria y Disciplimi.'-'

Anexas. .P. V. Mendoza, 1950, p. 20).

(19), Doc1Jmento fiJ:mado poi: San Martí n en Huaurao el 5 de abril de 1821.

(20) Este dato. prueba. que el uso de la quina estaba muy difundido en 1821, empleándose en la3 "Tercianas" y en todo proceso íebril.

(21) OTERO, J. P.: ·Historia del Libertador don josé de San Marlín. Buenos Aires, 1945

(22) PAZ SOLDAN, M. F.: Historia del Perú independiente. Lima, 1868. T. I. (23\ Barchilón: peruanismo aplicado por R. Palma. a los enfermeros (Tradiciones perua-

pas. Madrid, 1952, p. 129).

('.:4) VARGAS, NEMESIO: Historia del Perú independiente. Lima, 1903.

(25) STEVENSON, W. B.: Memorias. Madrid, 1928 ? (26) PAZ SOLDAN, M.F.: Obra cit. T. !. p. 123.

(27) RUIZ MORENO, A.: Ob. cit. p. 120.

(28) 0-reRO, J. P.: Ob. cit. -

(29) Se ve que era muy ladino el prelado, y estaba muy lntere!ado en los aorreglos hoe-p!talarios en Huaura.

(30) Es seguramente un Hospita.l improvisado . (31) PAZ SOLDAN, M.F.: Ob. cit. T .!. p. 161. (32) En la malaria se observan estas formas apoplécticas. (33) RUIZ MIRENO: Ob. cit. (34) OTERO: Ob. cit. .

(85) C!GNOLI, f.: Ob. ict.

(36) VALDES, JERONIMO, Conde de Torata: Memorias. T. III, 2<.' parte. (37) Casi 314 de los efectivos primeros. ;38) BULNES, GONZALO: Historiao de la expedición libertadora del Perú. Santia.qo, 1888 . (39) BULNES: Loe. cit. (40) VICUÑA MACKENA, B.: Fragmentos del bosquejo biográfico: El General San Mar­

tín, considerado según documentos inéditos. Santiago de Chile, 1863.

(41) VILLALOBOS, BALTAZAR DE: Método de curar tabardillos y descripción de la lie­bre epidémica que los años de 1796 y 79, afligió varia'S poblaciones del partido de Chanca y. Lima, MDCCC (Editado por: Biblioteca centenario de medicina peruana, di­rigida por los Drs. H. Valdizán y C. Baimbarén. Lima, 1921).

(42) VILLALOBOS: Loe. cit. p. 94. (43) VILLALOBOS: Loe. cit. p. 135 .

(44) RUIZ MORENO. A.: Ob. cit. p. 125.

(45) LASTRES, JUAN B.: La cultura peruana y la obra de los médicoe en la emancipa­c_ión . Lima, 1954, p. 425 ("Apéndices". Documento NC? 1. Está firmado por Fray An­tonio de San Alberto y tiene fecha., Lima, octubre 10 de 1821).

(46) RlVA AGUERO, J. M. DE LA: Memorias (Pruvonena) . (47) HERRERA. MARTJN: Fecha: Lima, mano 6 de 1822 (VILLACORTA, A.: Prócer ol-

vidado. Rev. Farm. Per. Año Vil!, NC? 91. Lima, nov. de 1939. ;48) MARATEGUI, F. J.: Anotaciones a la Historia del Perú independiente. Lima, 1869. (49) BARROS ARANA: Historia Genera.! de Chile. Santiago, 1894. T . 13, p. 187 . (50) Anales del lln'stituto de Historia¡ y Disciplinas Aux!liares. T. V. Mendoza, 1950, pp .

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\5 1) DELLEPIANI, C.: Historia militar del Perú. Lima, 1931. T. l. p. 69. , í52) RUIZ MORENO, A. : Ob. cit. p. 125. (53) V ALDES, JOSE MANUEL Memoria sobre las enfermedades epidémicas que se pa­

deció en Lima el año de 1821, estando sitiada por el Ejército Libertador. Lima, .1827. (54) ARCE, JULIAN: Sobre la supuesta end~micidad de la fiebre amarilla en la costa del

Perú. An . de la, Fac . de Med. Año Il . N<? 8 . Lima, 1919. (55) UNANUE, H.: Obras rientíficils y liternrias. Barcelona, 1914 . T. l. p . 183. (56) Anales del Instituto de Historia y Disciplinas Auxiliares ~ T. V. Mendeza, 1950 .

Documento N<? 92. En este Documento figura un "Estado Mayor de Medicina"; Ciru­janos de lra. clase 5; de 2a. , 3; Boticarios 2; ' Contralor l; Oficiales de pluma 2; Ma­yordomo l; Ropero l; Practicantes 4; Ayudantes de Farmacia 2; Cabo¡¡ de sala 8; Enfermero l y Barchilones 5.

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; JUNTA DIRECTIVA DEL INSTITUTO SANMARTINIANO DEL PERU

Bifenio Julio 1959 - Julio 1961

PRESIDENTE: Sr. Ricardo Cavero Egúsquiza. PRIMER VICE-PRESIDENTE: General Ennque Pérez Alvarado. SEGUNDO VICE-PRESIDENTE: Sr. César García Rosell. SECRETARIO: Dr. Teodoro Casana. PRO-SECRETARIO: Teniente Crnl. Alejandro Medina Valderrama. TESORERO: Capitán de Fragata Juan. E. Benites. PRO-TESORERO: Teniente Cnl. Rodo fo Corzo.

· BIBLIOTECARIO: . Dr. Santiago Mould 1'ávara. ·I '

VOCALES: 'V

Ingeniero Pascual Saco Lanfranco. General Felipe de la Barra Dr. Agustín de la Puente y Candc:::r!o. Dr. Carlos Miró Quesada Laos. ·General Leonl:das Gonzáles Hor:cie:T-1a.'1 Sr. Manuel V!3qas Castillo. ' Dr. Juan B. Lastres. General G.C. Daniel Matto. Sr. Remigio B. Sirva. Doctor Germán del Carpio. Coronel Francisco Cebreros. l)r: Alfonso Silva Negrón. Dr. José A. Jiménez León.

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