revista del ismp n° 11

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Revista del Instituto Sanmartiniano del Perú N° 11 Lima, diciembre de 1955. Editor: Cavero-Egúsquiza y Saavedra, Ricardo.

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Presldénte: D:-. Ricardo Cál.·B!o Egúzcr~~ Primer Vice-?resid9nte: C::mt-ai::r..I:ar::e Vi::'.::: :_ Can::el~:i

Segundo Vice-Presidente: s;. César Ga:-c1a Rosell S~cretarío GeneraL Dr. Teocioro Clsana Tesorero: Capitán de fragata Juan E. Beni<es Pro-Secretario: Teniente. Coronel Alejandro Medina Valderrama Pro-Tesorero: 'Sr. J. Ri~rdo Vá.squez Bibliotecario: Dr. Santiago Mould 'Távara

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t' ,,VOCALES:,. . .. ,· ~'-.. • :.,· . - - • .···. ·" . ~,'~ ":; ,; : ,_~: • . . . ~;¡ ··:; ~.;; .,. ~

··Genera\.il·felipe dé la ' Barra )•,·:;;;~~L.; -1. G.eneral Enrique Pét:e_~ .Alv¡i.faa~ . !J!;, :i. ~ -- -it !lC ~:·."· ·;,, , l',!>, .-;.;;· - 'j{': .. Jt? < ~ - ~~~ - -""t o,

Goronel francísti;cr Gebiero.s ·. · ~ · . ~Dr. Luis Felipe , Paz Jfoldán -· ?·-8'. ;.\.",-~;~ -,;.: ~ ... ,º,•¡,; ~ ,o;, __ ~ . "·' .'fli~: - _1-_ ?t"~- -"'

NaiC'.r,·F:;A:I:>. Qmar Chi~no ~·e;;"'!' .. .,·,., _ jnqeniero1'ascúal~·a_q9~ Lan:frartcó Genera1'I'.'eónidas Gonzáles Honderman Sr, Remigio B. S ilva · ·

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Dr;. r)\_gustín: de. la Puente Cand.ai:Ro · , º Dr. .,Alfonsü Silva NeCirón' D\· Mig·µ~l _ A~ · }\4artj;ez,. ~ , ,~' """', .-.; ,, Sr.. ~Manuel Vegas Ca~t{ll~ .Genefa.r . David Matto • '"

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HIPOLlTO UNANUE. prócer y geógrafo nacional. cuyo bicentenario se ha

celebrado en el Perú en 1955.

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REVISTA D E L

Instituto Sanmartiniano del Perú AÑO XI DICIEMBRE DE 1955 N9 11

EL EICENTENARIO DE HI'POLJTO UNANUE

El 13 de agosto del año en curso, se cumplió el segundo cente­na1io ciel nacimiento de Hi¡::ólito Unánue, eminente hombre de ciencia del siglo XIX, prócer, fundador de la independencia del Perú y Ministro de Hacienda del General San Martín.

Nada fué por lo tanto más justq y merecido que las instituciones culturales y científicas del país organizaran diversos homenajes a la memoria del sabio ariqueño que por sus extraordinarias cualidades y

por los grandes servicios que prestó a su Patria, comprometió la gratitud nacional y se hizo merecedor al aprecio y a la admiración de sus com­patriotas.

A estos homenajes tributados al más insigne de los geógrafos y naturalistas peruanos del pasado siglo, cuya huella luminosa se halla patente en e/ adelanto científico del Perú , se adhiere, con . emocíonadd devoción el Instituto Sanmartiniano del Perú, cuyo directorio interpretan­do el senlimiento nacional acordó dedicar al bicentenario de Hípólito Unánue la presente edición de su Revista, correspondiente a la fech1 en que se ce/Gbrara ese acontecimiento.

i\. Unánue, nacido en Arica, y fallecido, septuagenario en su retiro · de Cañete, se le ha considerado siempre como hombre de ciencia, por su notable libro sobre el clima de Lima. Pero en realidad, ese eminente compatriota nuestro, descolló en muchos ámbitos de !a cultura no sólo pe­ruana sino universal, adquiriendo altísimo renombre y pasando a Ja histo­ria como una especie de simbolo de Ja cultura patria.

Pocas vidas, en realidad, ofrecen tan múltiples características en el campo de la cultura. No puede ocultarse que la actividad de Uná ­nue comenzó a destacarse en los finales del siglo XVIII , como miembro de instituciones docentes y alternando en el ¡grupo de los visionarfos, po­demos decir, que pensaban en un Perú libre y dígno, separado d'e la metrópoli y ejerciendo los inalienables derechos de toda sociedad culta y de elevados ideales.

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Por eso la figura de Unánue sobresale entre sus contemporáneos alcanza,ndo una altitud tal, que sobrevive al tiempo y se mantiene enhies­ta hasta ahora que ia ciencia ha superado los conocimientos de enton­ces. Aún hoy, Unánue sigue siendo el representativo por excelencia de la cultura y ciencia peruanas, y pasará mucho tiempo antes de que pueda seT superado en las disciplínas que le fueron familiares.

En los homenajes conmemorativos de Agosto se formularon jui­cios encomiásticos sobre Hipólito Unánue; por ellos vemos que Unánue ocupa sitio entre los precursores de la Independencia Americana. Traba­jó por ella desde .los tiempos del virrey Taboada. redactando "Mercurio Peruana", que causó sorpresa por lo avanzado de sus ideas en los cír­culos líterarios del viejo mundo. Mercurio fué el primer periódico en que se estamparon frases osadas sobre los derechos del hombre. No sólo iué elogiado por Humboldt, el naturalísta alemán autor de Cosmos, sino que sorprendió el espíritu avisado de Vizcardo, quien tuvo para los redactores del periódico, frases de aliento por cuanto coincidían con él en la lucha por la emancipación, de los espíritus.

Unánue fué redactor de otros periódicos que salieron en :7os co­

mienzos del sig-Jo XIX, bajo el rubro que se hizo g-eneral de· "Peruano": "El Verdadero .Peruano", "El Satélite Peruano", y otros más que ocupa­ron sitio especial en el periodismo nacional.

Estrecho resultaría este espacio si quisiéramos esbozar Ja figura ilustre de Unánue. Por eso, nos limitamos a presentarla en g-randes lí­neas, pero mencionando que el sabio que fué también ardoroso e in­cansable patriota, desempeñó los portafolios de Hacienda, en dos opor­tunidades: con el General San Martín y con el LibeTtado[l Bolívar. Fué paTlamentario en la pdmera Constituyente, Presidente del Consejo de Estado en 1825 y 1826, y que desde este alio caTgo público contribuyéJ al; mantenimiento del sitio del Callao, hasta la rendición de Rodil en en9-ro del seg-undo de esos años_

Si como autor, por su obra El Clima de Lima, que no ha tenido ni tiene imitadores, mereció el calificativo de sabio ilustre, y de Padre de la Medicina por habersido fundadoT del Anfiteatro Ana1tómico y reoT­ganízador de la Escuela de Medicina, Unánue es también meiecedOT de calificativos excepcionales poT su obra política, poT sus servicios a Ja emancipación y poT su amplia cultura hUimanística y social y sobre todo, por su acendrado patriotismo y su devoción sanmartínian_a.

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EL INSTITUTO SANMARTINIANO Y EL AÑO DEL LIBERTADOR CASTILLA

Actuación conmemorativa en Rio d.e Janeiro

El Instituto se asoció a la celebración del Año del Libertador Cas­tilla, no solamente con las actuaciones que se realizaron en Lima, y en la que participaron los miembros de la Junta Directiva del Instituto, sino mediante la oportuna y brillante intervención de su Presidente, E!r. Ricardo Cavero Egúsquiza, quien, en su carácter de diplomático acre­ditado en el Brasil ·-y Delegado del Instituto Castilla,, organizó un acto solemne en el local del Museo Histórico Naciünal de Rio de Janeiro, el 17 de diciembre de 1954, y al cual concurrieron distinguidas persona­lidades de los círculos intelectuales, oficiales y sociales de esa capital.

En ese acto el Dr. Cavero Egúsquiza, Presidente del Instituto San­martiniano del Perú, pronunció el siguiente Discurso:

El doctor :Ricardo Cavero Egusquiza, Delegado del Instituto Liber­tador Ramón Castilla, de Lima, después de destacar la importancia y tras­cendencia del homenaje se refirió a ia permanencia del Mariscal Casti­lla en Rio de Janeiro y remarc6

1 los ventajosos resultados que tuvo para

las relaciones comercialss y espirituales del Perú con el Brasil, la sor­prendente travesía que realizó el prócer peruano entre Rio de Janeiro

·y Arequipa, en 1818 por selvas y ríos de ambos países. Entrando en materia, el doctor Cavero :Egúsquiza aludió a la ley

que declara Año del Libertador Mariscal Castilla, al presente año Gl.e 1954 y mencionó el decreto expedido en diciembre de 1854, cuando go- . bsmaba el Mariscal Castilla, aboliendo la esclavitud en el Perú, tal co­mo se hizo, posteriormente en el Brasil, ccn alto sentido democrático y

humanitario, bajo la regencia de la princesa Isabel, expidiéndose, pri- , mero, el 26 de setiembre de 1871, la llamada "Ley del Vientre Libre', que declaró libres a los hijos de madres esclavas y, después, en 1888, en que se promulgó la "Ley Aurea", en virtud de la cual se extinguió defi­nitivamente la esclavitud en este país.

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Dijo que Castilla nació con vocación para la gloria y que no tu­vo otro ideal que su patria ni otra aspiración que el imperio de la ley, de la justicia y de la libertad. Ocupándose de la amistad de Castilla con el Generalísimo don José de San Martín, alma y genio de la libera.-.... ción política del Perú, dijo que cuando al prócer argentino le Jlegó l.i hora suprema de la desgracia y de la anciani~ad, allá/ en el ostracismo en Europa, en que permanecía en medio del olvido y de la indiferen­cia, Castilla abrió las puertas de su patria y de su corazón para ofrecer­le el alivio espiritual y material que tanto necesitó en esos momentos.

_Después, trató el doctor Cavero EgÚsquiza de diversos aspectos de la obra del Mariscal Castilla como militar, como ciudadano y como gobernante. Se extendió, especialmente, en lo referente a la acción del gran Republicano para el progreso de la Amazonía peruana, destacando las incontables medidas adoptadas para facilitar la navegación en esa zona del país, entre ellas la Convención Fluvial celebrada entre el Pe~ rú y el Imperio del Brasil. Terminó describiendo la forma en que se procl.uio su muerte, en plena campaña, en su tierra natal, Tarapacá, epi­sodio con el cual legó a las generaciones de su patria un 'bellísimo ejem­plo de heroísmo.

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ANIVERSARIO DEL DESEMBARCO DE LA EXPEDICION UBERTADORA EN PISCO

Coníerencia del Dr. Teodoro1 Casana en el lo· cal del Instituto Sanmartiniano del Perú, el 8 de Setiembre de 1955.

Señor Presidente del Instituto Sanmartiniano del Perú, Excelentísimo señor Embajador de la República Argentina,

.... Señores:

Cele:Oramos hoy el 1349 aniversario del desembarco de la Expedi­ción Libertadora en Paracas.

Es la fecha que fué prevista como e~o triunfal d9 la protesta de Manco, del heroísmo de Cahuide, el martirio de Túpac Amaru, el reto de Pumacahua y del sacrificio de Olaya.

San Martín fué la misión realizadora de este ideal. Y San Martín no llegó a tierra eriaza de civis~o, porque la Tierra del Sol ya había si­do regada con sangre de mártires y apóstoles de la libertad: José Ba­quíiano y Carrillo, Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, Gabriel .Aguilar, Ma­nuel Ubalde, José Gabriel Condorcanqui, Francisco de Zela, Juan José Crespo y Castillo, Francisco de Paula Quiroz, Hipólito Unánue .. , son. como José de la Riva Agüero, quienes llenan al alma de San Martín en el Aventino para pensar como soldado y americano y realizar una em­presa que, un día como hoy, nos dió una bandera de soberanía, que fué ray os de aurora y espumas de mar como símbolo de un nuev10 día y emblema de una nueva vida : símbolo de fuego,.r- emblema de amor.

San Martín fué Libertador de Argentina, Salvador de Chile y Pro­tector del Perú. Esa fué su misión y la cumplió con austeridad, con sa­biduría, con desprendimiento. Nació para ser lo que fué : Grande entre los grandes, más grande de los grandes argentinos,

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Nació en Yapeyú (Argentina) el 25 de Febrero de 1788. Y nacio cuando las armas de España aseguraban su soberanía y su dominio en dos mundos, porque España fué escogida por Dios para redimirlos.Y na­ció cuando el Sol del Tahuantinsuyo alumbraba aún, con la majestad . de su historia, los ámbitos de un imperio que fué grandeza de siglos y he­gemonía de un Continente. La Conquista ajustició al Inca; pero la sar,­gre del Inca no fué estéril.

El genio de la raza no había muerto. La cultura occidental despla­zó al arte lítico; pero más bravo fué el silencio de la piedra que el ef;­tampido del cañón. El eco de un siglo se agigantaba con otro siglo y

fué necesario que un vástago indiano, "con la tez bronceada por el sol de América", naciera sobre la costa argentina del río Uruguay para es­cribir una página de tremendo porvenir en los anales del Nuevo Mundo. Nació el hombre con sig:i.o de héroe y nació humilde como el arroyo para ser torrente incontenible que lucha y vence. Su vida fué como lec floresta de su tierra: Promesa y exhuberancia, idea y acción, resolución y destino. Nació bajo un cielo de zafir y arrulló su cuna, en un cam­po de esmeralda, la canción de un río de nácar.

Yapeyú, fué su tierra. Allá .. . sobr6 la costa argeYltina del río Uru­guay, es Yapeyú un capítulo radiante de la Historia de América y de la Epopeya de la Libertad por el 'matrimonio de don Juill1 de San Martín y doña Gregoria Matonas. Allí. .. el ·alba sonríe con lucs.s de grana, por que son luces de vida, rayos de gloria, centellas de eternidad. Allí ... una colonial reducción de las misiones guaraníticas, glorifica y eterniza la cuna de un hombre, que, siendo mortal como todos los hombres, nace predestinado para dominar el mundo y conquistar los siglos. Allí ... de­rramaron los Hijos de Loyola, el caudal de su fé y de su ciencia y sa­crificaron su vida por la vida de una raza, que, si fué bronceada por el aol, tuvo sangre y genio para ser lo que fué por los manes de su estir­pe. Allí. .. bajo las bóvedas de un cielo azul, nació el Mesías de b Libertad.

Nació como el Redentor del Mundo en humilde y aleiado rincón ie la Patria Argentina; pero realizó una misión, que fué y será esencia Jrídica de igualdad, justicia y soberanía de pueblos y naciones, de hom­

ores e instituciones. Nació para redimir y crear. Fué su vida un hün­no de altura como fué su muerte un eco de siglos. Sus primeras lá­~rimas fuE-ron perlas de rocío y su primer llanto la primera nota de las )picas canciones que, más t.:i.rde, entonaron les pueblos rompiendo sus :adenas y forjando su destino.

Na:,t;:ió como el cóndor para pensar sólo en la realidad y trascen­dencia y responsabilidad de su obra. La misma naturaleza, bella y

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hostil, aceró su espíritu para ser fuertE- en la lucha y grande en la ad­versidad. Su niñez en Yapeyú fué como límpido arroyo, como capullo de flor abrileña, como un pedazo de cielo, como un copo de nieve, como un arpegio, como una lumbrarada de aurora, porque era alegría y es­peranza, porque iba ser soldado y íibertador. Su tez bronceada y sus ojos de águila eran sombra y misterio... Es que San Martín había na­cido avisorando los destinos de América. Su juventud fué columna de acero por el temple de su carácter. Es que la religión de su espírit1 1,

lo elevó por encima de la miseria y la ¡mediocridad para "ser o no ser nada". Pa.sa los umbrales de la adolescencia con el cu~rpo sano y el alma pura.Y es ciudadano de alta virh1d. Y es soldado de alta misión. Y es patricio de alto destino. Es todo. No tuvo una ambición frustránea de ser lo que no fué y por eso murió para vivir. Su obra; 'fué un evan­gelio de virtudes; su muerte, un accideñte del tiempo; su tumba, una lámpara votiva de gloriosa eternidad. Jesús, siendo Dios, murió como ho~bre, como dice el poeta. San Martín, naciendo como Jesús, reali-· zó su d<:?stíno y marchó a la muerte para perpetuar su nombre. La li­bertad del hombre y la independencia de su pueblo fueron ideal y ac­ción de Sau Martín. He allí su estatuto. He allí su ct0nsigna. He allí su camino.

Ciudadano, soldado y patricio no podía resignaT3e sólo a 20 años de escuela en continuas guenas por mar y tierra lejos de Argentina, le-, jos dr-> América ... Su vocación por la gloria y su inquietud por la justi­cia consctgraron su vida y modelaron su espíritu al servicio de las gran­des caus'ls con altura moral incomparable, con decisión férrea, con sere­nidad desconcertante. Recibió su bautismo de fuego en las arenas can­dentes de Africa y asistió heróicamente, con tez bronceada pero con al­ma toledana, a las batallas campales de Francia, Inglaterra, España y

Portugal. Su fama de estrntega y su capacidad militar le conquistaron galones, aplausos, simpatía, admiración, respeto, temor. La vida no es sino para quien sabe ganarla. La vida es una noble vocación. Quie;:i no tiene vocación no puede vivir para triunfar, porque la vida es dra­ma, pero l'l. vida es glcria. San Martín comprendió los altcs valores que dominan la vida y marchó a la muerte por el deber; pero la muerte le temió.

Luchó en Bailen contra las huesies de Napoleón por la illdepen­dencia de España y, una vez más, la íortuna ciñó su frente con los lau­reles de la victoria. Es así cómo se siente más fuerte y más grande para emprender la jornada libertadora de su patria. Su decisión es rá" pida e irrevocable. Sabe que la libertad de un pueblo es la esencia de su soberanía. Sabe que América no debe resignarse a, vivir tomo Ce-

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Jonia. Vlashington ha conmovido el Nuevo Mundo. Libertad! es . el grito de las cumbres. Libertad! ... ·es el bramido de los volcanes. Li­bertad! ... €s el clamor de los pueblos. Libertad!... es la protesta de los mares. Y por la libertad, corre sangre de mártires como torrentes de vida gloriosa y fecunda. Y por la libertad, muere el hombre per;) nace el héroe. Y por la libertad, tiemblan las cordilleras y ruje el mar. Es que la libertad es un don de Dios. Así cree y piensa San Martín, cuando resuelve venir a Amérka por la sublime inspiración del Aven tino.

En 1812 llega a Buenos Aires y se incorpora al Eiército Argentino con su grado de Teniente-Coronel. Organiza: inmediatamente el célebre Regimiento de "Granderos a Caballo", y con el mismo arrojo, con el mismo valor, con la misma disciplina, que templaron su espíritu en las guerras de Europa, libra el combate de San Lorenzo, que ratifica sus prestigios de soldado napoleónico y marca el punto de partida de Si,,1

carrera triunfal en América.

Mas tarde, ciomo Intendente de Cuyo, se radic:i. en Mendoza y for­ma el Eiército Libertador. Mendoza, tierra de belleza incomparable, cer­ca del cielo y del sol, con ríos argentados. campos de esmeralda, n,i­veas montañas que tocan el firmamento como ex;presión de señorío ... San Martín tiene en Mendoza el secreto de la victoria. La montaña más alta, como pirámide de leyenda, le marca su destino. . Es el Acon­cagua, sereno y majestuoso, ni veo y brillante, hierático · y profético, quien agiganta el espíritu de San Martín para vencer o morir por la justicia, por la libertad, por la demo"racia. El Gobierne Argentino le presta me­dios ejeculivos y las mujeres mendocinas, como las matronas de Espar­ta, se desprenden de sus joyas "antes de arrastrar las cadenas de u n nuevo cautiverio" y así contribuyen a la realización de su formidable empeño.

El pensó que, si el Perú no es libre, no habrá libertad en Amé­rica. La influencia de su genio no tuvo rival ni en el Norte ni en el Sur, por que San Martín no fué César; Alejandro ni Napoleón, porqu,, no tuvo otra ley que la ley del espíritu por encima de la vanidad y la. ambición. Escaló los Andes como Anibal y rompió las breñas como César, reeditando sus épicas hazañas en las batallas de Chacabuco y

Maipú, para salvar a Chile. Y, renunciando honores y privilegios de orden económico y político, prosiguió su marcha triunfadora hasta las playas de Pisco. Ha vencido a la cordillera. Ha vencido al enemigo. El obstáculo de los témpanos y el fracaso de Cancha-Rayada robustecie­ron su optimismo y estimularon su acción por el fuego de sus ideale;. La vida no tiene recompensas sino para el que lucha. El carácter se

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forma en las vicisitudes del combate. Las cosas buenas de la vida sor1 para lo:; que las saben ga.nar.

IV1ienlras no estemos en marcha con la vista en lejana meta, nos hallaremos en peligro de caer en los lodazales de la tierra. Es que ja· más el pusilánime corona obra alguna de provecho. Sólo el dolor no::J hace fuertes, sólo b lucha nos hace grandes con la grdndeza sublime del corazón y del espíritu.

Así fué San Martín: sereno en triunfo, imperturbable en la adver­sidad. La vida no tuvo para él, otro ideal ni otra meta que el deber. Era hombre con alma de roca y vuelo de cóndor. Había vencido las más recias dificultades de la tierra y el tiempo y se había identificado con los pueblos, hambrientos de libertad y sedientos de justicia, encen· diendo llamaradas de civismo en cada corazón para completar su obra de redención en la Tierra del Sol.

Llegó así a Paracas; y, arrancando jirones de carmín a la aurora, que alumbró el campo de sus primeras emociones . libertarias, contern-­plando el vuelo caudal de blancas gaviotas, que saludaban con magnífi­co presagio el desembra::::o de su expedición, crea, con pincelada maes­tra, la bandera del Perú: blanca como el amor de nuestras madres, roja

como la sangre de nuestros héroes. San Martín organizó el Estado y nos dió himno y bandera para

_gobernarnos por l.a justicia de nuestra causa, por la libertad como dere- . cho del hombre, por la independencia y soberanía como esencia de la vida democrática del pueblo.

España había lucha{!.o mas de siete siglos para consolidar su uni­dad y soberanía en los fuertes de Granada. Y con esos mismos capita­nes, con ese mismo espíritu bravío de las Navas de Tolosa, de Sagun­to, de Numancia · y .de Lepanto, con el mismo genio de su raza y con la misma cruz de su religión, conquistó América y entre los pliegues de sus banderas vino su pensamiento para sembrar pensamiento en tierra fértil y crear así 22 naciones, que son, como el Perú, como Argentina, las mejores joyas de su Historia y los pendones mas bellos de la Li­bertad.

Su sangre y nuestra sangre unieron eternamente dos mundos con lazos irrompibles <le espritualidad.

No creó nuestra bandera como blasón pretoriano de soberbia. Quiso que sus franjas encarnadas fueran siempre labios fe~eniles, como mendocinos besando la bandera de la libertad, dibujando una sonrisa divinal de amor y ternúra en el reino del espíritu. Creyó en las fuer­zas sobrenaturales del alma y no fué un jefe apasionado, vanidoso, tur­bulento, teatral: asumió su responsabilidad con conocimiento sicológi-

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co de los hombres, alta visión de ks pueblos ·Y acontecimientos y do~ minio absoluto de su propia conciencia como ciudadano, como soldado, como estadista.

Es así cómo la acción sanmartiniana superó las más grandes di­ficultades de su época y salvó los más oscuros abismos del tiempo.

No ha:bía, pues, antagonismo racial sino antagonismo ideológico. Es que los ideales, como dogma del espíritu, presiden el destino

de los pueblos y depuran la conciencia de los hombres. Nunca tuviJ mayor relieve la obra libertadora de San Martín, que :uando resignó las insignias de Protector del Perú, para ceder el paso al Libertador de Colombia y retirarse para seguir meditando en su voluntario ostracismo sobre los destinos y problemas del Nuevo Mundo.

Las ideas monárquicas de San Martín no fueron mas que espe­jismos dilatorios como plan de estrategia, porque la lucha no fué d8 pueblos, sino de sistemas. Su generoso desprendimiento es la epope­ya de su nombre, de su gloria y de su fama. Es quie San Martín amó /

la justicia y odió la iniquidad. Nació corno Jesús, como el arro:yo en la floresta; pero sufrió como Jesús, por el olvido y la traición; pe'fo se transfiguró como Jesús, porque su misión no fué conquistar sino redimir. El dolor lo hiz'O fuerte, mas fuerte que la muerte. Y en aquel trance de drama por su ancianidad y pobreza ne tuvo patria más agradecida que el Perú, ni tuvo amigo mas leal que Castilla.

San Martín y Castilla, son así un abrazo tierno y mas grande que la vida, porque la muerte es aurora de otra vida: Eternidad.

La muerte de San Martín, no es para derramar una lágrima¡ furti·· va sobre la fría loza de su tumba. Es para elevar nuestro espíritu, co­mo una plegaria, como una oración, rindiendo nuestro tributo de gr'l­titud y evocando con emoción y libertad su augusta memoria. San Mar­tín es grande entre los grandes, más grande de los grandes argentinos.

Que nuestros corazones sean brasas y en esas brasas, señores, " queremos el incienso de nuestro car!.ño y de nuestra veneración, al pri-mer soldado de la Libertad del Perú: José de San Martín, cuyo tránsito en alas de la gloria y de la fama, es el capítulo más justo de su reivin­dicación, porque murió para vivir en el alma de cada gen.eración, tenien-do como sudario le perpetua recordación la bandera que hace 134 años, creó en Paracas: blanco como su ideal y encendida como su fe.

General San Martín:

Yo soy muy pequeño para mencionar tu nombre. Yo soy muy pobre f)ara cantar tu gloria. Y o soy nada para exaltar tu obra. • Sólo sé que te quiero y te bendigo como hijo: de un pueblo que canta ¡So­mos libres, seámoo1'o siempre! ... Tú vives y vivirás más allá del mun-

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do y de la muerte, porque fuiste grande, .porque fuiste justo. Y en medio de mi pequeñez, de mi pobreza y de mi nada, permíteme, Liber­tador, que te diga desde esta tribuna sanmartiniana, con el poeta de tu vida y de tu obra:

No morirá tu nomb:oe! Ni dejará de resonar un día. Tu grito de batalla . Mientras haya en los Andes una roca, y un cóndor en su cús­pide bravía.

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LA VIDA PARLAMENTARIA Y DIPLOMATICA DE UNANUE

Por CESAR GARCIA ROSELL

" .. . el viejo honradísimo y virtuosisimo Unánue, es uno de los consuelos que ha tenido en el tiem­po de mi incomoda administración".

(San Ma1·tín, en car-ta al Sabio, de 29 de Agos­to de 1822).

La vida de Unánue, tan intensa y fecunda, se proyecta sobre la H1storia nacional no solo en el campo de la medicina y de las ciencias naturales, que er.a el de su capacidad científica, sino en todos los de­más que en alguna forma se relacionan con la vida pública, cultural y social del Perú, de su tiempo. iEn todos descolló por su sapiencia, de­sinterés y patriotismo, acentuando los caracteres de una vigorosa perso­nalidad, que no tuvo cotejo entre los hombres de su generación, y que aún hoy, vencida una centuria, sigue influyendo en nuestro ambi·ente científico por la originalidad de su pensamiento, la audacia de sus con­cepciones -aún las políticas y financieras-, y sobre todo pou- su aus­teridad intelectual y política y su fé inconmovible en las destinos dE>l Perú.

A Unánue hay que estudiarlo; en consecuencia, con sentido in­tegral a través de todas las facetas de su personalidad, las del natura­lista y las del hombre humanista como la del filósofo y¡ la del hombre de mundo atinado, prudente y generoso, pues solamente así podríamos te­ner una semblanza auténtica y completa del sabio que consagró su exis­tencia a las ciencias y a la Patria.

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En este trabajo, breve ·por su propia índole, pues sus dimensiones se hallan previamente señaladas en las ·bases de un Concurso tratare-, mos de reactualizar la vida parlamentaria y diplomática de Hipólito Uná­nue, a base de las fuentes bibliográficas de que se dispone actualmente en Lima, del no vulgarizado archivo del Congreso, de los periódicos que redactó o se ocuparon de la persona de Unánue en la etapá de la In­dependencia, del. Archivo Bolivariano y otras piezas y libros que .con cariño filial y talento ha reunido el historiador Alayza y Paz Soldán.

Unánue, Diputado a la Constituyente.

' Cuando se convocó al Congreso Constituyente en Diciembre de · 1821, la libertad del Perú, era todavía precaria porque fuera de Lima Y las provincias del Norte que habían proclamado la Independencia, el resto del territorio peruano no reconocía otra autoridad que la del Vi­rrey, instalado en el Cusco desdé el mes de Julio de ese mismo año en que evacuó la Capital dejándola en manos del Eiército Libertador. Sin embargo, el General San Martín, cumpliendo su promesa a los :pueblos del Perú, creyó necesario reunir una Asamblea Legislativa que _estable­ciera la forma de Gobierno y la constitución que le conviniera al país. Y suponiendo que para el año siguiente la .guerra hubiera terminado, fijó la del 1 (J de Mayo como fecha de instalación del Primer Congreso

Constituyente del Perú. Unánue desempeñaba en esos momentos la cartera de Hacienda -

en el gobierno protectora! de San Martín. Se había hecho cargo de ella el 3 de Agosto al constituirse el primer Gobierno del nuevo Estado, compartiendo la responsabilidad del mando y poder público con Ber nardo Monteagudo y el General Tomás Guido, encargados de los otros dos portafolios.

La presencia de Unánue en el Gobierno proteotoral del General San Martín se justificaba por la competencia del Minis•tro para tareas tan dífíciles como por sus antecedentes ideológicos y políticos pues Uiná­nue ya se había destacado, por sus convicciones liberales dentro del grupo de esclarecidos peruanos que redactaban Mercurio Peruano, trein­ta años antes de proclamada la Independencia; y, había adoptado una actitud radical y peruanista censurando, por medio de la Gaceta, las in­temperancias del régimen peninsular. Unánue era pues al convoc~rse a la Constituyente a la vez que un colaborador leal, decidido y capaz ·en el campo de las fina..'1zas -- del Protector de San Martín - uno de los más resueltos, constantes y convencidos adeptos de la emancipación. Un

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hombre así, dotado de tan raras y poco comunes cualidades, con saipiBn­cia proverbial, no podía quedar al márgen de la Asamblea si esta, como lo quería San ~1artín, estaba llamada a representar y encauzar las verdade­ras aspiraciones de la nación peruana. _AJg:o más todavía: Unánue, había sido Diputado a Cortez en 1812, lo que le daba no sólo prestancia sino ascendiente y práctica en · materia parlamentaria.

Unánue debía pues, formar parte de la Asamblea Constituyente. Y fué elegido Representante por el Departamento de ?uno (1), aú~ sin abandonar sus funciones ministeriales. Conforme al mecanismo electo­ral las provincias ocupadas por el Virrey, podían estar representadas por suplentes. Cada quince mil habitantes tenía derecho a elegir un Di­putado. En Ja práctica las· disposiciones reglamentarias encontraron cier­to tropiezo, particularmente en las parroquias de Lima y en la elección tle los ciudadanos para las regiones ocupadas por el enemigo.

En Junio hubo todavía una elección suplet0ri:a. Todo el mes ·""' de Abril de 1822 se llevó en trámites, refrendaciones y observaciones

en Ja entrega de Credenciales; y finalmente, reunidos en Lima cincuen­tiún diputados, San Martín, de regreso de la Entrevista de Guayaquil, procedió a in; talar la Asamblea.

Urgido por obligaciones impostergables en el desempeño del por­tafolio de Hacienda, Unánue no pudo incorporarse al Congr-eso conjunta­mente con los demás diputados electos. Pero sí lo hizo el día 23 en­que presentó sus Credenciales para tomar asiento en el escaño que le correspondía. Su presenc¿ia fu~ acogida con simpatía y afecto por la to­talidad de los constit';lyentes para quienes Unánue era un hombre de talento extraordinario, y sobre todo un patriota.

Pero había un requisito previo que debía llenarse conforme a los reglamentos vigentes. Un Ministro .d.e Estado no podía terminar sus funciones sin el previo juicio de. residencia que debía o no eximirlo de responsabilidad. Nadie conocía mejor la Ley que el propio Unánue, y se hubiera sujetado voluntariamente al examen minucioso de su gestión hacendaria. Pero no lo creía un paso esencial para incorporarse al Par lamento desde que su obra de financista se hallaba a la vista y estaba al alcance de cualquier censor.

Sólo que la cuestión previa del juicio de residencia -que promovió un exalta.do legalista, no llegó a prosperar en el Congreso, pues era tal el prestigio y la personalidad de Unánue que ante él, cedieron las consignas escritas, uniformándose la opinión de la Cámara por el ingreso inmediato del Representante por Puno,

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Los diputados más conspícuos como Sánchez Carrión, Mariátegui, Pezet, es decir el grupo dirigente del Congreso, los mas autorizados, los más capaces, los que orientaban la opinión pública dentro y fuera del Congreso, fueron los que rechazaron la cuestión previa de residencia, considerándola ofensiva para la honorabilidad y la austeridad del Minis­tro, y contraria al sentimiento general de los pBruanos.

"¿Por qué retardar, decía Pezet. su incorporación? ¿Por qué ekigh' formalidades? La presencia del Ministro de Hacienda en este so­berano Congreso ha reanimado el espíritu y su elocuencia h~ con· movido hasta los muros de este templo". Con cierto patrioüsmo, fruto de la veneración al sabio, Sánchez Carrión , con la frase en­cendida del tribuno, exclamaba d irigiéndose a Unánue.

"Viejo respetable, tan conocido en la Europa y cuya elocuenda me ha encantado siempre: célebre entre las gentes de letras'', Y agregaba:

Repetiré mil veces, el nombre de Unán.ue es muy respetable y

en el acto debe recibírsela el juramento y comenzar el ejercicio de su diputación".

El acuerdo del Congreso fué inmediato: Mariátegui, Secretario de la Constituyente, acabó por decidir la votación con un argumento de abogado, pero efectista.

"El juicio de residencia no es obstáculo para la admisión de los representantes: no hay h•compatibilidad entre ambos requisitos. Por lo tanto que1 Unánue preste jura.mento".

Así en foi ma extraordinaria como extr-a.ordinaria era su vi­da, Unánue ocupó su escaño de Representante por Puno, y juró ante la Asamblea el mismo día 23.

Su actividad legislativa.

No se equivocaron los representantes que apoyaron calurosamen­te la admisión de Unánue, aún sin el requisito del juicio d e residencia, porque la actividad del sabio dentro de la Asamblea fué incesante, múl­tiple, fecunda en iniciativas, moderadora de ciertos impulsos legislati­vos inoportunos, y aparte de esto un colaborador admirable, nunca can-

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sado; pese a sus años de vida, siempre dispuesto al trabajo y pleno de aliento optimista sobre la estabilidad de las instituciones republicanas.

Bastaría revisar las Actas del Congreso sólo publicadas frag­mentariamente (2), para advertir la actividad inmensa de Unánue como Representante por Puno. No se designa comisión alguna de importancia en la que no tenga intervención. Se le i'lbruma de labor, de labor sus­tantiva precisamente porque es uno de los pocos representantes a la Cónstituyente que tiene idoneidad y aptitudes para cualquier ta:rea jurí­dica, constitucional, de mera cúltura o de reglamento.

El 10 de Octubre, escasamente a un mes de la instalación, el Con­greso resuelve dar un paso definitivo en la senda de la lfbertad del Pe­rú. Darle al nuevo Estado la carta fundamental que rija sus actos co­

mo persona jurídica, norme también los derechos y obligaciones de los peruanos. Para una tarea de esta magnitud, la redacción de las Bases de la Íutura Constitución, fueron eleg~dos los juristc.s y hombres !Ilás competentes de la Asamblea en materia constitucional: Luna ·Pizarra, Tu­dela, figuerola y Unánue. Los más reposados, y los más conspicuos. Los exaltados, los demagogos como Sánchez Carrión, lus discutirían des­pués, pero aceptándolas con ligeras modificaciones.

La Comisión presentó su dictamen el 2 de Noviembre. Había tra­bajado sin descanso en una labor penosa de coordinar preceptos de fá­cil o conveniente adaptación al Perú. La discusión comenzó el día 18. El 1'6 de Diciembre fué firmada por la Asamblea, y sancionada tres días más tarde.

Quienes tildan a Unánue de monarquista, seguramente ignoran que fué él quien echó las bases derno:::ráticas y republicanas del Perú, al redactar las Bases de la Constitución de 1822, cuya parte sustantiva recoge los principios del régimen popular representativo. La sobera­nía reside en el pueblo; la nación es independiente de la monarquía es­pañola y de toda dominación extranjera. iEl catolicismo es la religión del Estado. Hay libertades fundamentales, corno la de imprenta, la de opinión. La instrucción es obligatoria. Igualdad ante la Ley "ya pre­mie, ya castigue". Supresión de privilegios; división de poderes del Es­tado. Seguridad personal; supresión de la esclavitud (32 años antes.· del decreto de Castilla). Independencia del Poder Judicial y proporcionalidad en las contribuciones.

Estos son los preceptos básicos, redactados por Unánue, Pérez de Tudela, Figuerola y el clérigo Luna Pizarra. Integraron la primera Cons­titudón y han sido absorbidos en las Cartas restantes. En esos prin­cipios no se siente la mano ni el pensamiento de un monarquista, d!~

¡:¡n espíritu retardatario, de un reaccioncirio. Sino la mente pura, clara,

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diáfana, de un hombre ·de ideas liberales1

de una Estadista que no con­funde las épocas en que le t~ca vivir y actuar; que no se deja vencer por los prejuicios n i ;--olíticos, ni de casta, ni de religión, y que sólo anhela promover el bienestar de sus compatriotas y el de la humanidad.

Las Bases redactadas por esa brillante Comisión de Juristas y Cien­tíficos quedó promulgada, en Lima, el 16 de Diciembre de 1822.

Mientras se estructurara la acción peruana que ' Unánue y los otros constituyentes configuran con manos y sentimientos de artíficés, otras tareas demandan el trabajo del naturalista quien se multiplica en las sa­las de las comisiones. La de cuestiones diplomáticas, designada el 16 de Noviembre, con Luna Pizarra, Figuerola, Tudela, Olmedo y Unánue; la de Amonedación de cobre, el 19 de Diciembre; la de Bellas Artes, Ins­trucción Pública y Salud Pública, el 24 de Octubre, Comisión esta de im­portancia para un país naciente, y de la cual forman parte los mÉK:l.icos Miembros de la Asamble;:i., tales como Tafur, Pezet, Colmenares, Ofelan, Méndez, y, por supuesto, el más conspícuo de todos,_ Unánue.

Promulgadas las Bases de la Constitución, quedaba abierta la sen­da para la Carta definitiva. Las Basss fueron lo provisional, lo inaplaza­ble en un Estado nacien1e. y sin normas de vida. P?ro los aconteci-f mientos siguen su curso y ya para fines de 1822, se considera OJ?Ortu­n<; entrar de lleno a la organización definitiva. En consecuencia, se de­signa la Comisión encargada de redactar la Carta, labor de enorme res­ponsa.bilidad que no puede encomendarse a un pequeño grupo de hom­bres por omnisapientes que sean, sino que reclama el concurso amplio de quienes pueden hacer una aportación apreciable.

La Comisión de Constitución, ,.¿e la que no puede faltar Unánue, queda compuesta así: Rodríguez de Mendcza, el Precursor como lo con­sidera Leguía (3); Larrea, diplomático, abogado, lit-erato; Luna Pizarra, el clérigo irreductible en su posterior antibolivarianismo y que representa los intereses del Clero; Olmedo, el cantor de Junín; Sánchez Carrión, ideólo­go y republicano a ultranza; Mariá.tegui, no menos exaltado en su repu­blicanismo que el anterior; Arce, otro clérigo de ideas republicanas; Tudela, diplomático y jurisconsulto; y Paredes cuya voluntad y espíri-tu de trabajo se hicieron evidentes.

Casi cuatro mes·es demandó la redacción de la Carta Política. El 8 de Abril de 1823, quedó lista para ser discutida por la Asamblea. Las discusiones comenzaron el 15 de Abril , continuaron todo el resto del año, se interumpió la labor en Junio debido a causas extrañas a la Cons­tituyente (4); se reanudaron en el mes de Octubre, ya Bolívar en Lima; y

después de ser aprobada por e l Congreso - en sus 194 artículos - 19,

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2? Y 3? parle -, quedó lísta para su refrendación y juramento el 13 d .;; Noviembre de 1823.

Tenemos que abrir un paréntesis obligado erí el curso d e esta la­bor parlamentaria. No es sólo el peligro realista el que perturbó la marcha de la Asamblea al mediar el año de 1823; ni las discordias entre rivaguerinos y taglistas, o rivaguerinos y Bolívar, que d esafor tunada­mente se cruzó en el camino de Unánue, y que aunque supo contra­rrestarla con valentía, desvió su trayectoria legislativa; sin embargo no logró opacarla. Unánue resistió la prueba de fuego de las disenciones políticas y sacó fuerzas de su aparente débil ancianidad para evitar l"> quiebra de los valores morales.

Unánue y la anarquía política.

Unánue había llegado por sus propios méritos a ejercer la Pre­sidencia de la Constituyentte por designación unánime de 20 de Di­ciembre de 1822. La reeligieron el 20 de Enero de 1823 ,e jerciendo el cargo hasta el 20 de Febrero en que lo reemplazó Nicolás Aranibar.

Graves sucesos comenzaron a perturbar las relaciones del Congre­so y la Junta Gubernativa. La opinión veía con desagrado a los miem­bros del triunvirato realmente incapaces de dirigir el país por entre los peligros de lucha con España y de las ambiciones políticas. Advertía­se además otra falla en la Junta: su excesivo extranjerismo, o sea que se mostraba más renuante a utilizar a los militares peruanos. El ejército libertador en su mayor parte era formado por auxiliares. Muchos ofi­ciales p"?ruanos deseaban prestar servicios; pero no encontraban vacantes

La resistencia o el descontento llegó al Congreso. Unánue se hizo intérprete de ese sentimiento peruanista mal acogido por el Gob ier­no. La Junta ya había ofrecido renunciar pero sin que se llegara a una d ecisión.

El 6 de Noviembre y al día siguiente Unánue promueve el deba­te sobre la situación de los oficiales peruanos y propone que se estab lez­ca el reclutamiento obligatorio para formar fuerzas respetables en reem­plazo de las tropas extranjeras. Unánue insiste en que es n ecesario le­vantar un ejército nacional, un ejército peruano que tome a su cargo la lucha de la independencia. Por vez primera, la Asamblea escuch a el tranquilo pero convincente razonamiento de un espíritu previsor que se anticipa a los acontecimientos (5), que anhela porque el Perú tenga sus propios defensores, su propio ejército. En cierto modo, las ideas Perua­nizantes de Unánue, encontraban terreno abonado, porque algunos miem­bors del Congreso, entre ellos Sánchez Camón y Olmedo, dejaban ya

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entrever la expansión boliviaria.na hacia el Perú, y comenzaban a com­batirla (6).

Pero los acon t0c~ml:11tos seguían !narcha vertiginosa, que arrolló las previsiones de Unánue, del grupo de diputados que compartía sus ideas. El 23 de Febrero la Junta Gubernativa cedía el sitio a un caudi­llo afortunado e impuesto por el ejército. Y aunque las ideas de Unánue sob¡e formación de un ejército peruano fueron recogidas y aplicadas por Riva Agüero, el proyecto de Unánue, en su Cámara, quedó sin mate­rializarse .

Las ideas de Unánue para continuar la lucha de la independencia del Perú eran amplias. No pensaba sólo en un reclutamiento masivo de peruanos - cesa que llevó a cabo Bolívar en 1824 (7); sino en dis­poner de recursos financieros para sostener la guerra. Tuvo la suerte de que sus ideas económicas fueran aceptad:is por el Congreso, y de que, en Sesión de 27 de Setiembre, 1822, se aprobara su Proyecto de imponer una contribución de doscientos mil pesos al comercio extranje­ro de importación, en su mayor parte en manos de británicos. Los in­gleses protestaron. El Comodoro de la flota de S. M.. entonces en &1 Callao, apoyó esa protesta. El Congreso intervino, y comisionó a Uná­nue para que hiciera un estudio de la situación. Unánue se mostró consecuente con sus principios económicos. "Más útil la contribución· que el impuesto". Por lo tanto se exigió del comercio inglés el a:bbno de las cuelas fijadas. "Sin rentas, decía Unánue, el Estado caminará a su descrédito y ruina". Con estos fon,d0s pudo financiarse la E~edi­ción de Alvarado a Puerto Intermedios, origen, después de todo, de la situación caótica que se desencadenó en el Perú hasta las vísperas de la gran jornada de Ayacucho.

Sus Memorias Admini.sirativas

El 23 de Setiembre del mismo año 22, Unánue leyó ante el Con­greso su Memoria de Ministro de Hacienda, importante documento qué encierra en sus breve·s pero nuiridas páginas de la historia de la hacien­da pública del Perú en los dos primeros años de su independenoia. Historia de un caos económico y financiero, tan desconcertante como el político, fruto de la violenta transición que experimentara el país entre la Colonia y la libertad, en que parecía difícil el ordenamiento de las ac­tividades nacionales, y lo era en efecto, dado el curso que la guerra seguía en el interior de la República; la falencia del Tesoro Público, y la imposibilidad de mantener el normal funcionamiento de los servicios estatales.

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Unánue, hombre experimentadísimo en cuestiones hacendarias había hecho lo posible por imponer orden en el desbarajuste nacional. Su Memoria revela· el gigantesco esfuerzo -que hubo de realizar parct que no naufragara la nave del 'Estado en el tormentoso mar de la fale'1.­cia fiscal. M_as de un millón y medio de pesos acusaba el déficit presu­puesta!. - Y sin embargo debía continu2rse la lucha con España, mante­ner la esc11adra, el ejército, ' los servicios administra\iv;cs, toda la ma­quinaria del nuevo Estado. Y Unánue logró conseguir es;ta obra super­humana, recurriendo a los diversos eJ.,.})edientes que le sugería su indis­cutlble preparación y talento. Se valió de donativos, de empréstitos, de moneda provisional (papel moneda, aunque suprimido después por Tagle), contribuciones extraordinarias. Y mediante esta ardua, penosí­sima labor hacendaría pudo superarse las dificultades económicas en to­do el año 22.

Cuando terminó de dar lectura a su Memoria, la Constituyente por unanimidad prestó su aprobación al interesante documento que no sola­mente valía po-:- su conte-nido sino por la forma impecable del escrito, .como que Unánue era también un eximio hombre de letras (8).

Unánue y el golpe de estado de Balconcillo

La impopularidad de la Junta Gubernativa se hizo mayor, y y.1 _

en forma irreparab·le, al conocerse en Lima lae primeras notidas de los desastres militares ·en el sur del Perú. La Expedición a Intermedios ha­bía fracasado. - La brillante división que llevé Alvarado a Ilo, se había perdido integramente. En lugar de los éxitos que aguardaba el triunvi­rato, eran desastres los que -el público comentaba en corrillos, responsa­bilizado al gobierno por su incapacidad y por su imprevisión en el ma­

nejo de la cosa pública. El descontento fué capitalizado por los intrigantes y los ambicio­

sos. El mismo sector de exaltados que hizo caer a Monteagudo en 1822. encabezados por el demagogo Mariano Tramarria, comenzó a agitar a las masas pidiendo la deposición de la Junta. El ejército hizo causa común con el populacho, y reunidos los jefes de la División del centro en el Cuartel General de Miraflores, resolvieron derrocar el Triunvirato, ha­ciéndolo responsable· de los desastres en el sur. Pero es justo reconocer que el movimiento militar fué reprobado por el General Arenales. Co­mandante en Jefe, que prefü]ó renunciar el mando antes de comprome­ter su proverbial austeridad y desinterés.

El 23 de Febrero llegaban a Lima los restos del ejército del sur. Su presencia precipitó los acontecimientos. El 26, los jefes militares en·

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cabezados por el General Santa Cruz, redactaTon un manifiesto dirigidó al Congreso Constituyente pidiendo la creación de un Gobierno uniper­sonal y con amplias faculiades para controlar la situacién. Y señalaban a Riva Agüero para presidir ese gobierne . Era, en ciHta forma, un ul­

timáitum militar. Sobreponiéndose a la sorpresa el Congreso reaccionó. En la Asam­

blea figuraban hombres de suficiente entereza moral y resuelto c; a_, ,:, _, capaces de enfrentar una situación crítica y caótica cerno la que provo­caba el ejército. Estaba Luna Pizarro, lider de un grupo de represen­tantes de conoeidísima filiación dem'.:lcrática: se hallaba Unánue, pruden­te pero cauto y de gran dignidad cívica, Sánchez Ca:rrión, y muchos otros que no habrían aceptado la imposición de la fuerza armada. Por lo tan­to, el ultimátum del ejército encontró resistencias en la Asamblea. Ba­jo el apremio de las circunstancias, sesiona a media noche, el mismo 26 de Febrero a la luz de los fanales y en las medias sombras de esas horas inciertas en que peligra la nacionalidad. Sólo Unánue, mantiene" su calma imperturbable entre las encendidas y violentas protestas de

los más exaltados. A las 11 de la noche ingresan a la Asamblea los miembros de la

Junta Gubernativa. Pero no hay quornm, por lo que Luna Pizarro pro­

pone el aplazamiento de la discusión. Perc; el ejército no espera. Las tropas avanzan de Miraflores a

Balconcillo, y de este lugar e:-i las inmedi>icicnes de Lima, reiteran al Congreso intimación para el nombramiento de Riva Agüero.

La Asamblea se divide. Algunos representantes hacen causa co­mún con el ejército. Pedemonte propone la cancelación de los poderes conferidos a la Junta. Protestan Arce, Colmer.ares, Luna Pizarro. Otros, irreductibles, son de opinión de que el Congreso "no delibere" bajo la amenaza de las tropiis. Unán~ie encabeza este grupo y presenta una moción que es todo un reto a los facciosos:

"Que el ejército se retire a sus cuarteles para que la Asamblea pue­da deliberar sin presión y con entera libexta.d".

La moción es aprobada, Unánue ha sabido interpretar el pensa­miento de la representación nacional concretando en unas cuantas pala­bras lo que todos sentían pero no podían oí querían expresar. El viejo - Unánue se transíigura - , se convierte en lider, en conductor, en vocero de los más jóvenes, más bulliciosos y radicales en el debate, pero sin el aplomo, la experiencia y la sabiduría del sabio ariqueño.

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éspañoles dirigieron sus tropas sobre Lima confiados en que no existÍdrt en la capital fuerzas capaces de defenderla. Cantaac avanzó sobre Li­ma con 9,000 hombres. Para el 15 cie Junio, las avanzadas realistas en­contrábanse en las inmediaciones de Chosica. La noticia produjo es­panto en Lima. Las únicas fuerzas armadas disponibles, las colombia­nas de Sucre, se hallaban en el CalliJ.o, al abrigo de las fortaleza,s. Las peruanas, simples cuadros, en Lima, pero en absoluta incapacidad de combatir. Se presentía el caos. Y junto al peligro de la invasión rea­lista el temor de un populacho desmoralizado y propicio al desorden.

El Congreso continúa sesionando, pues trata de buscar solución a la crisis, cosa imposible por faita de elementos de resistencia y de lu­cha. Sin embargo, como en los tiempos clásicos de los tribunos roma­nos, hombres de la talla moral de Unánue no pierden la fé ni se amila­nan ante el peligro ni las dificultades. Si ha de morir que sea de ¡pié, y combatiendo al invasor. Y como alguien sugiere abandonar la Ca­pital y confinarse en el Callao, Unánue rechaza toda idea claudican­te, y propone que la Asamblea y el Ejecutivo permanezcan en Lima.

"Preparémonos a sufrir, dijo, la misma suerte del pueblo" . La actitud de Unánue encuentra adeptos _ en la Asamblea, pues

en el fondo no ha hecho sino interpretar el sentimiento de los más re­sueltos representantes nacionales. Son las mismas las ideas de Sán­chez Carrión. Por esto, la Cámara acuerda permanecer en Lima hasü donde materialmente fuera posible, y lanzar una proclama al país, cuy11

redacción se encomienda al propio Unánue, en que se levante el espí­riiu público y se exhorte a la ciudadanía a soportar "toda .suerte de sacri­

ficios" en defensa de la patria. Pero los acontecimientos marchan con rapidez vertiginosa. Can­

terac continúa sobre Lima y el 18 se avistan las primeras avanzadas ene­migas por la portñda de la sierra.

Lima está condenada a sucumbir. Esa noche el Poder Ejecutivo y el Congreso se preparan a emigrar al Callao, y al amanecer del 19 la. Asamblea reinicia sus labores al amparo de las fortalezas.

Lo que pasa en Lima esos días sombríos del mes de Junio de 1823, es de sobra conocido. · Sobre eilos se alza la figura de O laya, el mártir de la lealtad. Los realistas dominan la capital y ejercen un ré­gimen de terror y represalias sangrientas que no va a durar mucho tiem­po porque ya en Julio encuentran conveniente abandonar la ciudad, y

replegarse al valle de Jauja. Mas es también un mes de prueba para la independencia. Las

fortalezas del Callao parecen estrechas para albergar tanto temor y tan­tas ambiciones contenidas, porque lo extraño en que en tales momentos de

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peligro para la patria, en lugar de unirse, de cohesionarse los elemen­tos dirigentes, surja entre ellos la discordia. Esta no tardó en producirss entre los constituyentes y Riva A<~üero. Parte del Congreso que con­sintiera en Febrero en la imposición mililC\r, no oculta ya su desdén por el Ejecutivo y se intriga para derrocarlo en vista de su irremediable fra­caso. Y al fin triunfan ios op:::isitores de Riva Agüero, pues consiguen de la Asamblea el Decreto que pone en manos de Sucre el mando mili­tar, trasladan los dos poderes civiles ('El Ejecutivo y El Legislatívo) a Tru­jillo, y preparan así el campo para los graves aconlecimientos que van a producirse en el Perú.

Exonerado del mando, desde el 23 de Junio, Riva Agüero acepta aparentemente su destitución y sale para Trujíllo embarcado en la fraga­ta Peruviana. Los diputados emigran a su ·vez utilizando el Vigia, pe­queña goleta surta en el Callao; pero no todos, · porque algunos se diri­gen al norte por tierra a. través de Chancay, sin que falten los menos decididos que se ocultan en el Callao y en Lima.

Unánue es consecuente con sus principios y por lo tanto lo es también de la Asamblea de que forma parte. Podría eludir el viaje har­to incómodo y los riesgos inherentes a la travesía sea que invoque su edad o una antigua dolencia que reaparecia. Pero esto choca con su car'ácter voluntarioso, con su d~isión. que es irrevocable, de seguir la suerte del común de los peruanos. En consecuencia, Unánue también deja las fortalezas ·y emprende el accidentado viaje a Truiillo. Sólo quedan Sucre como Gobernador militar y político en el Callao y con la misión de organi.7.ar la resistencia nacional.

TruJillo se convierte en 1.ma capiial tra.shumante de un Estado que pugna por sóbrevivir de la derrota militar y de la monarquÍa intestina. Aunque sin mando, Riva Agüero se rodea de adeptos e intriga para d.·.­vidir la Asamblea en una. inútil pugna contra la mayoría que lo exone­ró del poder. Y-no pudiendo recuperar el ascendiente político, procede a disolver el Congreso el 19 de Julio. A los m~.s rec0.lcitrantes de sus adversarios los aprese>. y los remite a Huacho, aunque la mayoría de los representanles consiguen salir de Trujillo.

¿Cuál es la conducta de Unánue en esos momentos en que se comete el primer legicidio en el Perú? Es !ácil deducirla de sus escri­tos y de su anterior actitud cuando emigra de Truiillo P-n franco repudio del atentado del 19. Virtualmente es un prisionero de Riva Agilero que toma el nombre del sabio para prestigiar ese seudo Senado que impro­visa con diez de sus más incondicionales partidarios. -El nombre de Unánue aparece al pié de una proclama o Exposición a los Pueblos, des-­tinada a justificar }a disolución del Parlamento. El Sanado instalóse el

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día 26 bajo el imperio de la fuerza. Pero Unánue no concurrió a las se­siones; y tan pronto pudo deshacerse de la presión rivaguerista abandon:i. Truiillc con el propósito de reincorporarse al Congr8so ya reinstalado en Lima, con los expulsados de Truiillo. Es necesario advertir que los realistas la habían desocupado el 16 de Julio, y que al día siguiente pro­cedieron a ingresar destacamentos enviados por Sucre. La Asamblea disponía de cierta libertad y seguridad para sus sesiones. Sucre habí:i. delegado el mando político en Torre Tagle, y era éste, en esos instantes, e l centro donde gravitaban los adversarios irreductibles de Riva Agüe­

ro. El Congreso son densa mayoría, e irritado por el atentado de Tru­

iillo, expidió varios der-....retos contra Riva Agüero ya completamente di­vorciatj.o de la Constituyente.

Todo hace creer que Unánue es el lider del partido moderado o sea de los que no aceptan ni la dictadura militar ni las extralimitaciones constitucionales. Induce a suponerlo así, el Manifiesto que redacta por acuerdo de la Constituyente y que se imprime en el periódico oficial el 19 de Agosto. Es un documento notable por el ardor principista en que está redactado con esa dialéctica ga con las grandes crisis nacionales. guíen tes:

apasionada y vibrante que coniu­Entre otros conceptos trae los si ·

"La Historia se encargará de estos hechos ..... Existe el soberan -;i Congreso, y sus fa,tigas no han sido ni serán otras que las de los hombres libres...... Este es el voto general de la nación que par-

tirá siempre del centro del Soberano Congreso, y que dejará oir en el último ángulo del Perú el que antes dejara de existir que retrogra­dar en la carrera de la libertad ... Odio a la tiranía y a los tiranos: Unión, firmeza" constancia y el fantasma del poder insensato será derrocado y aniquilado por sí mismo" (9).

Pronto llegará Bolívar.

Unánue y el Libertador

El 19 de Setiembre del mismo afio 23, se anuncia en Lima la pre­s~ncia en el Callao del Libertador de Colombia. Hizo el viaje a bordo del Chimborazo, acompañado de los diputados peruanos que fueron a traerlo. Por lo tanto la Asamblea debía recibirlo con solemnidad en vista de que Bolívar venía al Perú a dirigir la guerra de la independen· da y desde luego a servir de arbitro influyen te y poderoso entre los partidos.

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Hacía faita el hombre que buscara el contacto Íntimq y confiden·· cial, diremos, entre el Libertadcr y la Constituyente'; y ese hombre fué Unánue, elegido por sus compañeros para conferenciar con Bolívar y descubrir - cosa no fácil tratándose de un hombre reservado y habi­lísimo como el caraqueño - , los ocultos designios que lo traían al Pe­ru. Forma parte también de las Comisiones que designa el Congreso para premiar a Torre Tagle por su cr.mstitucionalismo, y para füar las fa­cultades de que será investido el Libertador (10).

De su entrevista con Bolívar en esos primeros días del mes d9 Setiembre surgirá una amistad estrecha, cordial, inalterable, franca, entro los dos grandes hombres, entre el sabio y humanista y el caudillo invic­to, entre el científi::::o que bordea la ancianidad y el soldado pleno de juventud y de arrogancia. Como San Martín que cedió ante la sabidu­ría y la bondad de Unánur-;., Bolívar también supo reconocer las extraor­dinarias condidones de lealtad e inteligencia que adornaban al sabio, Y

le confió una amistad que ambos mantuvieron con predilección, como se vé en su correspondencia epistolar (11).

Unánue sería el Ministro favorito de Bolívar; su médico; su cola­borador en asuntos de política interior y exterior; su consultor obligado en cuestiones económicas y financieras; el hombre de confianza para quién no la tiene para con la mayoría de los que le rodean; y Unánue correspondió el aprecio y a la amistad del Libertador aún arriesgando L:i de sus propios amigos ya distanciados del venezolano (12).

En todo ese lapso que va entre el arribo de Bolívar y la pérdida del C:ipao (Febrero de 1824), fecha en que el Congreso recesa y delega iodo el poder dictatorial, en el Libertador, Unánue sigue actuando en el Parlamento, el que reanuda sus actividades el 15 de Setiembre, conti-

. núa discutiendo el Proyecto de Constitución, que interrumpiera los acon­tecimientos del mes de Junio; y finalmente, terminado el debate, se pro­cede a jurar la nueva Carta Fundamental del Estado que Unimue jura, a su vez, siendo Ministro de Hacienda del gobierno de Tagle, el 11 de Noviembre.

En breve se abrirá un paréntesis en la agitada e intensa activi­dad legislativa del sabio ariqueño. Venddm los días plenos de zozobra y desaliento que siguieron a la ocupación de Lima y el Callao por el ene­migo; en que los españoles dominan el centro y sur del Perú, conser­vándose apenas libres las provincias del norte; ese período desconcer­tante y desalentador en que no se vislumbra perspectiva alguna a la luchét con España; pero que sirve de marco a la acción perseverante y herni.­ca de los que como Bolívar, Sánchez Carrión, Monteagudo, La Mar, y otros más, no han perdido lc;i. fé en triunfo final.

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Virtualmente, la actuación de Unánue cesa, pues, la hora es de acción más que de pensamiento. Esto no quiere decir que el sabio se recoja sobre sí mismo y se condene a la inmovilidad. Esto estaría en oposición a su carácter, a sus bríos aunque seniles, a sus principio.' políticos. El también se ha consagrado a la libertad y quiere luchar por ella. Por eso, está al lado del Gobierno en Lima, participa -de las preo­cupaciones del Ejecutivo y de los jefes mlitares para conjurar la situa- . ción; y dá su voto, en la Junta de Guerra, del 10 de Febrero de 1824, en el sentido de que se cumplan las instrucciones que impartiera Bolívar para poner a salvo los elementos de guerra existentes en la capital. Es de observar que e-1 voto de Unánue era contrario a la opinión del Presiden­te Tagle, a pesar de ser Unánue su Ministro de Gobierno y Hacienda, '/ debía serlo porque la clarividencia del sabio había descubierto cierta sospechosa actitud en el aristócrata limeño.

La evacuación de Lima era inevitable; Unánue siguió la emigra­ción general hacia Chancay; iba en busca de Bolívar para cooperar con el Libertador en la tarea gigantesca que había emprendido, pues presen­tía que sus servicios serían útiles al lado del Soldado que trabajaba por la salvación del Perú.

Pero antes de disolverse el Congreso Constituyente sus miembros quisieron testimoniar la admiración y gratitud que les inspiraba Unánue, y dejar ex;presa constancia de los grandes servicios prestados por el · sabio a la causa de la independencia. En la noche del 18 de Febre­ro, en reunión memorable por las circunstancias en que tenía lugar - ­con el enemigo a las puertas de Lima -, y a propuesta, del Represen, tante José Gregorio Paredes, la Asamblea aprobó la siguiente i:noción:

"Que el Doctor Don HipÓ!ito Unánue, en atención a la consagra­ción absoluta por el sólido bien y esplendor de la Patria; a las persecuciones que sufrió del Gobierno español con una firmeza no común, a los servicios hechos en los altos empleos obtenidos después de declarada la independencia y a su heroico patriotis­mo: se le declara Benemérito de la Patria en grado sobresalien-t " e.

Unánue aceptó el homenaje de la Constituyente declarando que tal distinción,

"Si a la verdad, lisonjea mi conciencia, es superior a cuantos sa­crificios me he resignado, por ver establecida y consolidada esta Patria, que he amado mucho antes que se abriese por la es.pada

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de Marte la primera página de su existencia. Y o le preparé el camino difundiendo las luces, sin las cuales vaga incierta y se pierde hasta la memoria de los hombres; procuré que las precio­sas adquisiciones intelectuales circulasen en el Perú; las he vis­to en giro, y no faltaba sino que recibiesen la acción que deman­da la sociabilidad de nuestro siglo ... Mi fortuna, mi familia, mi re­poso, todo cuanto me une a la naturaleza y a la vida le ha sido sacrificado por mí... Y o recibía en cada uno de los . actos de mi consagración una recompensa inefable; pero cuando veo ocupa­da de ella a la representación nacional darle un carácter que la eleva sobre el cumplimiento de una obligación, las fuerzas faltan a mi espíritu, y confundido por la presión de la gratitud no me queda sino conservar este testimonio de su equidad eminentemen­te generosa, como el monumento más solemne de mis días".

Unánue, asociaba así a su labor parlamentaria y a sus recientes afanes por la libertad del Perú, su antigua acción ideológica por la inde­pendencia, aquella época en · que difundía las luces de la democracia como paso previo a la autonomía política, con la cual reivindicaba an­te el Congreso que él también merecía ocupar el sitio de los grandes precursores de la emancipación de América.

Unánue, periodista profético

El 10 de Febrero del mismo año 24, el Congreso se declaraba e::i. · receso. Quedaba instaurada la dictadura del Libertador como el hom­bre providencial en quien el Perú cifraba todas sus esperanzas. Lima, una semana más tarde, era evacuada por los patriotas ante la aproxima­ción del ejército español al mando de Can.terac. Sin embargo el Pre­sidente Tagle y sus ministros, con el apoyo de los jefes militares que existían en Lima, pensó en resistir al enemigo. Y a hemos visto como Unánue, en su condición de Ministro de Gobierno, fué también de opi­nión de defender la capital. Pero frus·tráronse estos propósitos; y Li­ma quedó abandonada (13).

Unánue, se dirigió a Truiillo. Iba enfermo; su viaje estuvo lle­no de incidencias desagradables; asaltado en el camino perdió su equi­paje, dinero y documentos. Sin embargo llegó a Truiillo, reuniéndose con el Libertador.

¿Qué iba a ser Unánue en la nueva capital del Perú? El sabio no se habría resignado a la inactividad. Quería también aportar su con­curso en la lucha por la libertad del Perú. · Pero no pudiendo por su

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edad Y poo sus achaqus s físicos hacerla come soldado, decidió hac9rj;.:J. como intelectual, como periodista.

Con este fin fundó en Trujillo un Semanario al que con sentido profético tituló: "Nuevo Día del Perú" , como si presintiese ya, en esos días de zozobra y espanto, la resurrección del Perú. Nuevo día el que Unánue vaticina, un día resplandeciente que surgirá de entre las som­bras de la traición y de la derrota. Ese Nuevo Día que sólo algunos es;:ií, ritus clarividentes eran capaces de adivinar, y que al fin logró, porque estaba escrita la redención del Perú.

Del "Nuevo Día del Perú" , redactado por Unánue en coordinación con dos de sus antiguos colaboradores de Mercurio Peruano, el italia­no Devotti y el médico Falcón salieron doée números entre _ el prjmero de Julio y el 25 de Setiembre de 1824. En sus páginas alternaban los ensayos filosóficos y los artículos políticos. Pero el periódico tenía otra finalidad que Unánue se encargé de pre'.::isar desde el primer número, como era la de exaltar el sentimiento peruanista y el amor a la patria como esenciales para la. independencia del Perú.

"Si no es dado a todos, decía Unánue, derramar su sangre por la Patria en los campos de Marte, todos estamos obligados a servir­la a medida de sus aptitudes y fuerza ... "

Por eso él la servía con la pluma y con su inteligencia y marcan­do rumbos a las generaciones de entonces.

"Oh Patria! Todo es sagrado en tí: el aire, las costumbres, las le­yes, y aún las piedras mismas que nos recuerdan el sitio de nues­tros placeres y las dulces horas de la niñez in.ocenie". "Los brutos mismos aman el suelo nativo. ¿Y vosotros dejaremos de amarlo? "El republicano ama la Pahia por deber y por gratitud". "Oh Patria! No conoce a fondo tus ventajas sino el que ha llega­do una vez a perderte". "Libertad sacrosanta, arduo es el camine por donde se llega a tu santuario". "La Patria es su númen, sus amigos son las que la sirven: hace guerra al fanatismo y a .la intolerancia política; y sus enemigos son el crimen y el error voluntario".

Son máximas y aforismos político~ a que recurre Unimue en su campaña periodística. Con ellos trata de combatir el pesimismo que ad-

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vierte entre los que le rodean; de vigorizar el sentimiento nacional en los pueblos, de sacudir la indolencia de aquellos que se muestran tibi;s o reacios para combatir el despotismo español.

Pero "Nuevo Día del ?erú" cumple también otra misión: la de con­trarrestar la propaganda sectaria y antipatriótica de aquellas hojas im­presas en el Callao por los enemigos del Perú y del LibGrtador. Rodil te-

. nía también su prensa clfr.::a, formada por El Depositario, "El Triunfo" y

"El Desengaño", impresos dentro de las fortalezas del Real Felipe. Uná­nue, ayudado por Devotti, se encargó de contestar las diatribas de los panfletarios realistas. A parte de la Gaceta oficial, no existía entonces ningún periódico del lado patriota. Este vado lo llenó el de Unánue, quien además se encargó de refutar al "Argos", de Buenos Aires, que había propalado noticias insidiosas contra el Perú con motivo de la su­blevación del Callao (14).

El éxito de Junín, en Agosto, contribuyó a cambiar la situación política. Desde ese memento se vió claro que el Perú volvía a recupe­rar las ventajas perdidas y que era posible resta'blecer las instituciones republicanas. El ejército de Sucre continuaba su marcha victoriosa. Bo­lívar, confi:mdo en el Áxito de la guerra, prepara.ba su retorno a Lima, donde pensaba rodearse de los hombres más capaces del país, para reorganizar el Estado. Por eso, se fijó en Unánue que interrumpió la edición del Nuevo Día, y pudo reintegrarse en Lima a sus 'habituales acti­vidades científicas y políticas.

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INSTITUTO VIZCARDO GUZMAN DE ESTUDIOS HISTORICOS

Acogiéndose una brillante iniciativa que se fOTmuló durante el Congreso Nacional de Historia del Perú, organizado por el Centro de

Estudios Militares del Perú, un grupo de intelectuales dedicados a las investigadones históricas sobre la emancipación de América, echó las bases del "Instituto Vizcardo Guzmán de Estudios Históricos", destin·ado a promover el estudio de la vida y obra del célebre ex-jesuita Juán Pa­blo Vizcardo Guzmán, nacido en el Perú, en el antiguo partido de Con­desuyos, en 1746, y que desde 1781 se consagró a trabajar por la inde­pendencia de la América meridional, mucho antes que los más conoci-dos ·precursores americanos. ·

Vizcardo Guzmán, que fué autor de la "Carta a las Españoles Ams­ricanos", publicada en 1799, fué el primero en gest~onar el apoyo del gobierno británico para la independencia de la América del Sur, eu 1781, y posteriormente con el supuesto nombre de Abate Rossi se ra­dicó en Londres, para proseguir sus trabajos emancipadores hasta su muerte en 1798.

Sin embargo de que esta gran figura de la emancipación hispano­americana ha sido estudiada por eminentes invesHgadores como Vargao; Ugarte, Porras Barrenechea, abate Batllori, Mostajo, Martínez, García Ro­sell y otros más, su memoria permanece poco menos que relegada al olvido que sus famosas luchas ideológicas que si propugnaron la sepa­ración de las -colonias de España, mantenía la. herencia espiritual y cul­tural de la metrópoli entre los pueblos americanos, o entre los "ameri­canos españoles", como re.za el epígrafe de su notable epístola.

El Instituto fundado en Lima, tiende a investigar todos los aspec­tos esenciales de la vida de Vizcardo Guzmán, sus relaciones ideológicas con MiMnda, sus gestiones ante el ministro Pitt, sus vinculaciones con les intelectuales de su tiempo de Lima, el rol de los jesuitas en la eman­cipación y sobre todo indagar y estudiar el paradero de su nutrido archi­vo que dejara al morir P.n manos del ministro americano en Londres. Los miembros del Instituto llevan uria insignia de forma oval con el busto de Vizcardo y el lema "Vincet amor Patriae".

La dirección del Instituto es: Lima, Apartado 1176.

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ESTAruros"oEL rNsTitpro sANMARTlNIANO J>EL PERU • }

~ <'' ~ Art. 1.--Es objeto del lPstiluto Sanrr:ar!inian::i del Perú cimentar por todos los m~;

dios <>i° cultd <'- 16s héroes de nuestra Independencia y lo-; es!udi,os histÓri!=OS en la R~p\Í· . blica. 1

"' . . Art. II....:_-Son mieml;;ros del Insü!utc Smimartiniano del Perú los que . ¿on· tal obie· lo- se1

. designe en lo ulterior, . ~eniendo en cuenta! su labor hisl6.í:ica. nadonal o. extranjera. ~ :. Art .. 111.:--Son socios hcnorari_os las personali,ciadas designadas -en razón del carqo

que eietten,. de altos "méritos e de . ~Ervicios prealados¡ al Ins!itufo o a1 Perú; y socios correspondiéntes las personalidades de fuera cm Lima, a quienes se. confiera .esa distinción por su consagración a estudios histpricos o por su a<etuaeión. destacada. • ~ i! Los representantes diplomáticos ··<le la República Argentiná, de los EE. UU. de Ve'

,,. n~zuela, patria~¡¡ . c;i-e 1os Ylbertadores San 'Martín y 13ollvar, . 'residentes' en el P-erú Y el · Dr. · TO'sé 'Pacíiicq Otero: iniciador de este Instituto y ~µnodador del_. Sanmartiniano de Bu·enos

A.,ires, són niiemoros nato~ 'de ·honor. ~ • · . " . . -~. · ·e . . · Art. N.-La tlirecci&r-i del lnsfüuto :e·stá a cargó · de ·u:~ ' comite compuesto por el , _ :Presidepte, dos Vicepres.¡d91't!es, aes. s~cretarios. dÓs le.sereros, ' uri biblíot•eca·rto y veinte · · vocales. ~ ,/ · .,. . · · · ;;; ' ' .

. cArt. · V.~n casp d.!J ,aus,enda .eta! ·Presidénta, 1os Vicepresiaen.Íes ~su tumai"á~ mé'Í1· " 'l.~ ~ sualmente et} el . ca~go, · dP-eidi-ªndós·e :Por · suerte a tuá_l.,, de ellos, teca PresiQif Huraitl:t~ el .. : ·' ~

t;,. .primer JleS., 11~ • ~ ~.,, ~ . • ,, ;., ~ '" ~. ~t~ . ... ~ · , \:- "'-•· ··- · .,,_ ..., - · Ar.t. ·vr.~La~~ el~ccior¡es · dé co~rgos, se . realhaFán en ,·a p,rime~a quincsna .de julio ·

C.10 los ~ñas id!pares, y el Comlté_"' el~cf0' -é;ñtror<i en fúu.cio.pes el' 28 -de esa. ¡nes. en la ac· ~ tuai::ió.n i¡olil.mna c;le :.;que -trata ~1' artículb :99._ . '." "~ · ' P

la d1uación ,de"~ os J cargos es ' de ,>R5Ps 4Jl,O¡; h' ·son reelegíb1es. "' z· . .Art. VII...--Habrá '¡unta general ordi!l.$1~ ~~ vez'•a1 año, para los e~e'C!Ós da1 artícu·' .

.lo antenor y para la 1ect~ra de la Memo~ a11U,)¡ Í!el Ptesidén~é · );' Juntas extr~ordinatias cuando las "Soliciten tnás da vei-nle ..miembr.os. .-:; , . · . .; ,

Art. VI!I.-,t:l 'Comité sesionará Úna vez ~¡ mes, ~n 1i:' ; fe~ha ~ ~El fije el Presiden!e. An. IX.-Habrá una sesión solemn·e e¡ ZB 4* julio de éada año o, si no fuera p0- , ... ,..

sible. en :~ le-::ha rn3s préYilT'<: en recorc:IQ.cián de l?- fura &~ la · Inde>pendencia de~ Ben';; · ,1 : ~- ~ ~ y e:; otras fachas memorables cada vez .q¡¡.e 1o .cuerda el Comité. , ' "' '~ ·· ¿¡, '··-~ ..

A:!. X.-E::i ::as jun:as qene"31es y en !at -de Comité, los acuerdos se -tomarán · por ::na y orí a a'Oscl~;a.. .. ~

Art. x:.- L 01..0:1,:n cera las iur..tc.s oanerales sérá de veinle miembro&"! Si no alcanzase este n:,..;ro. se ct::rrá pcr seq-=d.! vez }' se :oesionará con fos q\Je ~sistan.

Ar!. XII.-El oucrum de 0

la's sesiones Óe Cc-.rJté será de seis de sus miembros. Art. XH!.-En . las juntas generales. ordinanas o extraordinarias. se harárt las desig. " ,

naciones de miembros honorarios y con;espondiemes. ·Ar!. XIV.-El lnstiluto publicará una revis ta que llevará el nombre de •san Martfn.-

y forma-rá una biblioteca y un Hcher.o. deoidamen'.e ca:alog'\c!cs. . Art. XV.~So..r1 Ientas del Instituto las cuelas de .os miembros, t uyo momo fijará el •·

Cqmité y lo~ fondos provenientes del° importe que se señale para los emblemas y diplo· mas, de subvenciones, doHa!ivos y de actuacio~es que se realicen para proveerse ·de fondos. ·.

Art.-'XVI.- El lns.ti túto · tendrá fili:ales ertJ as d udadas del Perú en que haya ambien-te par.a 'ello, ·· ~ · .• -" • "' A:rt;· XV!t-Los ~iefubros el Insi-iiuto usarán en· las actuaciones oficiales el em-. blema de la lnstitucdón que ·es un botón de oro o plala' de formá oval con ~l busto de San

·; M~rtín denfrQ de. un frCÍnja con los colores dei 'rlueslr~· baudeta. Art. XVlll.-ELReglamenta· del lnstiluto puntualizará las, atribucion:ás de ios miem-

bros del corr,ité. :o.e . :·. ,. . l . . · · . · ' Art. :iai. 't El ln~fituto es exfraño a la política y la¡¡ ~actiyidades de esta na turaleza quedan prchibidas . de ' manera . absohita. ~ - ,. . . . • ."' .

· Ar!." XX.~El lns!ituio Sanmartiniano del Pero colaborará ' con el de Buenos · ~par,a,)os 'fines qu.~ les · " .

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