revista del ismp n° 7

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1 _ REVISTA ·- Dtl INSTITUTO AG OS TO · 1944 -- © 1935 - 2015 Instituto Sanmartiniano del Perú. Todos los derechos reservados.

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Revista del Instituto Sanmartiniano del Perú N° 7 Lima, agosto de 1944. Editores: Alayza y Paz-Soldán, Luis y Dellepiane, Carlos.

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_ REVISTA ·-Dtl

INSTITUTO SANMA~TINIANO

AG OS TO · 1944 --

© 1935 - 2015 Instituto Sanmartiniano del Perú. Todos los derechos reservados.

•:•>~n._.049-c1._.099<1.-u~~11.-.1...,.~~·..-o.--0~1~~:·

1 . SUMARIO " 1 1 Centenario de la Batalla de Carmen Alto, por el Dr. Jorge Qulanto Pinillos. 1 1 El Mariscal Castilla y la expedición a Ecuador, por el General Carlos Delle- 1 1 El M~~~~I Ramón Castilla (Reminiscencias), por el Dr. Luis Felipe Paz Soldán.

i- Una carta del Mariscal Castilla, por el Sr. Enriqu1 D. Tovar y R.

Cartas de Castilla al Dr. J. G. Paz Soldán.

1 Fragmento del discurso del Mariscal Castilla, Presidente de la República, en la

sesión de clausura del Congreso, el 26 de Marzo de 1850. _ Discurso del Dr. Bartolomé Herrera, ccnt~stando o1l del Mariscal Castilla, en la f clausura del Congreso de 26 de Marzo de 1850. -1 Discurso del Embajador de Venezuela Dr. Manue Pulido Mendez en el home-

naje a Unanue, organizado por el Colegio "H1pólito Unanue". _ Discurso pronunciado por el Dr. Hipó .ito UnanuP en nuestro ·primer Congreso i Constituyente. ! Carta del Dr. Unanue al Gral. las Hera,. ! Inventario de la Biblioteca del Dr. Hipólito Unanue. 1 Discurso pronunciado por el Presidente del Institt tó Sanmartiniano del Perú en ' la inauguración del obelisco a Pringles, en Cl <incay.

i- Discurso pronunciado por el Presidente del lnst; :o Sanmartiniano en la solem- 1

ne actuación en honor del Presidente de \t : ~ezuela, Gral. Isaias Medina i Angarita. ¡ Anualmente será conmemorado en forma sale!" ~ J. batalla librada en Aya-: cucho. 1 t Carta del Dr. Juan J. del Pino sobre ia actuacioo e1 la Quinua. i f Colpahuaico. por el Coronel Manuel C Bonilla. : Actuación en honor del Prócer de la Independei::c Cura-Coronel Bruno Te- 1 f rreros. i i El Cura Terreros, pcr el Dr. Miguel 1\ l>.furrine: 1 -.- C3usa de Purificación seguida por el R P Fr. Bruno Terreros en el año de 1822. _ : ProYecto de ley sobre erección de nn rn!llll=filto a'. Prócer Don Bruno Terreros l 1 Carras His~óricas. j ¡ No:a. :_:eco)ós~ca"., " : Comite Dirett:\.'o. 1 f Activi<faces cel b.stimm. . i f Frag=:emos ée la P'.is:~!ia ~l ?~:> ~ Su Maní;:; en el Perú.. Obra iné- ¡ i cita c!d Dr. Germa:i leg¡:•a y MJ:rt:!.llC:. ~ : Esratutos. f • i •=·~-:-r_t: _ -= -~.-..~~:--..~.,.. ;.,_....._,.,,_...._..-.._.....~,,_. - • =- - ~·=·

Artículo l'-Es Jos medios el cuita a la RepúbLca.

Artículo r -Sea con tal objeto se desiSJlo? jera.

Articulo 3 -Son cargo que ocupan, de Socios correspondientl'5 las ¡>er'SOfla.:~=,5

esa distinción por su co!l!;agradó

cosen

'nas que

·ec razón del :o o al Perú; y

~ se confiera :iesracada.

..... 5 . ..

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REVISTA

D ~ l

INSTITUTO SANMA~TINIANO D ~ L

AGO STO· 1944

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RE VI S T A DEL

Instituto San martinia no del Perú - DIRECfORES:

DR. Lms ALAYZA Y PAz SoLDÁN Presidente del Instituto

GE ' ERAL CARLOS DELLEPIANE Vice-Presidente del Instituto

Afl'O IX A gosto de 1944

El 22 de julio de 1844 tuvo lugar la Batalla del Carmen Alto, que

puso fin al estado de anarquía y descomposición en que se hallaba el

Perú, y preparó la ex.altación al mando supremo del Maáscal Ramón

Castilla. El Instituto Sanmartiniano del P erú ha acordado dedicar estoe

número de la Revista a la celebración de tan importante . acontecimiento.

El gobierno de Castilla, que se inicia el 20 de abril de 1845, fué

el que organizó la R,2pública y el que trazó rumbos para el futuro. Pero

hay más, el insigne tarapaqueño es el más alto exponiente de la Peruani~

dad. Sus actos c-f iciales, su vida pública y sus sentimientos están honda~

mente impregnados de un matiz nacional; lo que haoe que, aún cuando

la Peruanidad haya tenido ilustres precursores, sea él quien la personi~

fica.

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CENTENARIO DE LA BATALLA DE CARMEN ALTO ·-P'ara el Boletín del Instituto Sanmartiniano del Perú.

En la Biblioteca de Santa Genoveva de París, en un volumen MSS. 3419, fol. 136 f; Pap~!es de Fernando Denis y a fs. 6 corrt> una carta escrita ¡por el Gran Mariscal - · Perú Don Ramón Cas~lla al Sr. E. Char ton, fechada en Lima el 12 de Octubré e l 53, acusando recibo de la correspondencia en la que Charton pide al héroe de

• .:ngay su biografía, y que Castilla le remite para su publicación en la revista france­sa - L'Illustra tion" Para nuestro articulo no s necesario reproducir todos esos datos

ráficos sinó únicamente aquellos que se re fie ren a los sucesos posteriores a Ingavi, ca;e decir a la guerra civil peruana que le si3uió y en la que Castilla no tomó parte

ta que en 1843 no pude ser indiferente a ella por haberse erigido Vivanc.o en ab-.;:·o. desconociendo la Constitución del Estado y todas sus instituciones. En ese mis-

1843 me proclamó Tarapacá Subprefecto y Comandante General y me autori­para libertar la república de la tiranía de Vivanco" Agrega Castilla que esa cam­

>:ifia la llevó a cabo sin recursos y "con sol el apoyo de la opinión, siendo los que ~ me ayudaron Nieto y Cisne:ros '

La carta no es autógfrafa, pero al fin de ella ( 1) se lee, de mano del coleccionis­.. Je possede le document autopraghe Fr. D " La campaña a que hace relación la carta de Castilla se inició a poco de llegar a

- acna el ex-prisionero de José Ballivián y Se urola, a raíz del Tratado de Paz de Pu­y como consecuencia de haber depuesto T orrico a Manuel Menendez, sucesor le­

- o de Gamarra, en su condición de Presid nte del Consejo de Estado, y de la pro­~ ción de Vida! en Cuzco con ayuda de La Fuente cuyo avance a Tacna tiene el

- pósito de ocuparla y lograr el reconocimiento de su protegido.-"La Fuente está peñado en una revolución infame -escribe Castilla a su hermano José María, resi­

- ~re en Tarapacá- y yó estoy resuelto a luchar contra ella pasando a Puno y dejan­aquí a Panchita mi esposa y un chico mío' En Piura, en Arequipa, en Puno, Castilla había organizado ejércitos en 1823-1829

• 35, con asombrosa capacidad y rapidez. Ahora instruye y arma en 20 días 400 res, y con ellos derrota a La Fuente y su ejército de 500 infantes y 100 de a caballo

·- hora después que su viejo y mejor amigo invade y ocupa Tacna, en el campo de - orco, persiguiéndole a ga lope hasta Sama y haciendo prisionero al Teniente Coro­

Almonte, a quien dice: - ¡Todas nuestras desgracias vienen de Uds. los malditos . el gobierno constitucional es el de Menendez! ...

Manuscritos Peruanos. Tomo l. Pag. 1 2, por Rubén Vargas ligarte.

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El triunfo de lntiorco es el primer paso hacia el orden constitucional en un país desgarrado por la ambición de incapaces capitanes. El Cuzco se levanta contra Vida!; Tarapacá y Moquegua se agitan contra los caudillejos de la época falaz. Una carta de Vivanco a La Fuen te cae en manos de Castilla: "No extraño la conducta de Castilla; es el único modo de figurar que semejante zamarro puede tomar. Si a Ud. le parece yo me encargaré gustoso del castigo de este animal e iré a Tacna, volviendo Ud. a Are­quipa"

Extraordinariamente dotado para las decisiones rápidas y acertadas Castilla mar­cha a Arica en cuanto le notician que debe llegar un cargamento de armas pedido por La Fuente a Chile - 1.500 fusiles- de los cuales se apodera a balazos, asaltando el velero inglés "Joven Nelly" como si fuera un pirata, y remitiéndolos inmediatamente a Puno. Su coraje, audacia y decisión y el triunfo de lntiarco aumentan su prestigio y arrastra a los cuzqu~ños a restablecer el régimen legal, al mismo tiempo que el Pre­fecto de La Libertad José M ari3 Lizarzaburu derrota a Torrico en la pampa de Mo­che. Castilla ocupa Moquegua, se da allí el título de "Pacificador del Perú" y la aban­dona por haberse negado los residentes a entregarle 12,000 pesos que les pidió para pagar las tropas. R efugiado en T arapacá y en la hacienda P ino -ya en compañia de su esposa F rancisca Diez Canseco y Corbacho- espera el momento para continuar la lucha. Cae Torrico; se i'lstala el gobierno de V ida! ; V ivanco ocupa A requipa ; Nieto es nombrado Prefecto de Moquegua Vivanco desconoce a Vida! y se subleva contra él. La reacción de Moqt.egua y Tacna contra V ivanco y Vida! obligan a éste a eli­minarse y entregar el poder a Justo Figuerola, que nombra a C astilla Ministro de Gue­ra. El hombre de Cuevillas acep ta el cargo por que Figuerola - a usente Menendez­es el Jefe del Estado, pero aun cJando viaja a Lima y toma posesión del cargo, lo renuncia bien pronto 'porque debo a la sociedad -escribe en la renuncia- la con­sérvación de mi crédito y el honor ~e impele a defenderme de los tiros obscuros que mañana pudiera la calumnia asestarne"

Castilla y N ieto se reunen y de1 beran , trazando planes para luchar contra Vivan­co e imponer el orden con stituci=al. mientras que é~te llega a Lima y con el apoyo de parte de la guarnición y de las tropas comandadas por Juan Antonio Pezet. alzadas en Jauja, se apodera del Jobierno y establece el régimen del Directorio.

Castilla se niega a ju,.ar obediencia a ese gobierno: -¡Vivanco no es constitucional! ¡No lo reconozco! ¡No lo obedezco!. El flamante dictador directoria! lo borra del escalafón militar, no quedando a Cas­

tilla otro camino que huir de Lima a Tarapacá, y esconderse nuevamente en Pica pues­to que el Prefecto Baltazar Caravedo sospecha eI! los ajetreos que anda y se le noti­cia que el Subprefecto de su tierra está autorizado para prederle y fusilarle. Pese a la vigilancia que se tiene con él puede recibir correspondencia de N ieto, que le re­cuerda desde Arica la necesidad de llevar a la práctica los planes trazados en Lima para imponer él orden legal en el Perú infeliz y a~.fº de entonces. El 17 de ma­yo de 1843 Castilla se pronuncia contra V ivanco en T acna y toma el mando del depar­tamento "hasta que se liberte el país de la opresión y se reconozca e? gobierno consti­tuciona l del Presidente del Consejo de E stado" A la índole de éste artículo no co­rresponde seguir paso a paso todos los esfuerzos heróicos, luchas y sinsabores del in­signe peruanp, porque no sería sino muy largo, pero precisa decir que sin darse repo­so, día y noche organiza ejércitos y los instruye y disciplina atendiendo la adminis­tración, y manteniendo profusa correspondencia diaria con Nieto, con Pedro Cisneros e lguaín. La labor de conseguir fusiles, balas, sables y tercerolas es en extremo difí-

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ci!; muchas veces Castilla ha de despojar de ellas a las burguesas· y miedosas gentes que las ocultan por temor a ·]as represalias directorales. Para llegar a TarapaC:á, Casti- · lla tiene que hacér -desde Tacna- grandes jornadas a caballo, pero en cuanto· llega a su tierra natal la subleva levantando la bandera de la Constitución y prestándose .di­nero para los gastos indispensables. El 29 de agosto de 1843 - ya tiene 46 años de edad- derrota eil Pachía al directora! Juan Francisco Balta, tomándole 300 soldados y 18 oficiales prisioneros, y el 27 de Octubre derrota en la sangrienta batalla de San Antonio a Manuel La Guarda, otro conmilitón d·e Vivanco. Quinientos muertos quedan en el campo de lucha. Toda la infantería con sus jefes se rinde a Castilla y le aclama, organizando con ; llas';Cástilla 4 batallones, con lo· que marcha veloz a posesionarse de Moquegua.

La espada de Castilla, la gran espada triunfal del Perú, brilla ya con destellos y fulgores. Por encima de los medioc~es y de los panzas de su tiempo se destaca la fi­gura magra, ruda, fuerte de éste gran soldado en cuya cuna se dió cita el genio para: obsequiarle sus poderes. Vivanco abandona Lima y busca a Castilla. Lanza a los cuatro vientos sus empalagosas y académicas proclamas, pero no engaña ni a los ton­tos y serviles, puesto que habl;a del orden, él que lo ha escarnecido, y de la Constitu­ción, después de pisotearla. Así comienza la última parte de éste dramático momento de la historia peruana, entre marchas y contramarchas que llevan a los ejércitos al in­terior más abrupto de la serranía andina. Al arribar a Puno, Castilla tiene 1,500 sol­dc:dos. Sin tardanza sigue al Cuzco, dejando en Puno a San Román, con disposiciones para organizar la reserva. Camina leguas por p ·ramos y punas, sufriendo hielos, al­turas, lluvias y vientos que cortan como filudos cuchillos. Nada le detiene; ante su de­cisión y caracter los obstáculos y los sufrimientos no importan, como o<;urre siempre con los grandes. El 6 de diciembre de 1843 llega al Cuzco después de doce días de ca­ballo. Unido a Nieto, Presidente de una Junta de Gobierno revolucionaria de la que Castilla y Pedro Cisneros son fos otros miembros, el glorioso vencedor de Yungay y del Barón sigue a Apurímac, arengando en todos los peruanos a los taimados y débiles pe­ruanos que le ven con asombro y acaso con piedad. Vivané:o ha acampado en Aya­cucho y pretende flanquear a Castilla, pero éste pasa rápido el Pampas donde se en­tera que el Director ha ingresado a Huella, a 9 leguas de Cangalla, pretendiendo fi­jar su Cuartel General en Andahuaylas. Para destruir los planes del académico de Are­quipa, Castilla avanza y bate la retaguardia contraria , y después de dos horas de lucha ocupa Ayacucho. Allí le llega la triste noticia de la muerte de Domingo Nieto, victi­ma de un ataque de ictericia. "E ste acontecimiento -escribe a Pedro Cisneros- me ha postrado más de 24 horas. Mi espíritu ha sufrido mucho con la muerte de mi ami­go. Ahora la responsabilidad gravita sobre mí"

El resto de la campaña la continúa Castilla c mo Presidente de la Junta de Gobier­no revolucionaria, y como no faltan cobardes e insurrectos aún en las filas de su fé­rreamente disciplinado ejército, fusila a dos sargentos que intentan anarquizar sus fuer­zas en la jornada de Queñual a Río Blanco. En presencia de los cadáveres exclama:

- ¡Es una gran desgracia, pero solo con sa gre acabará la ·anarquía: y la corrup­ción en el Perú! ..

Vivanco · sabe leer, pero Castilla sabe pensar. Vivanco sabe escribir un discur­so, pero Castilla sabe ganar · una · ba talla. El de Arequipa lleva · consigo un Diccionario; el de T arapacá un revolver. Vivanco es mediocre, Castilla es genio. Vivanco quie­re el poder para reinar como un cortesano, Castilla para crear una Nación. A Vivan~ co no le importa la Constitución sir:ó su ambic ón; para Castilla la · Ley :lo es todo.

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Bien ·pronto ha de comprender el Director que en las sierras del Perú puede· perder la , gran bataJla a la que lo desafía Castilla, y dándose prisa se retira del ·Pampas en di­rección a Arequipa. Castilla le sigue picándole ·la retaguardia, a la vez que San Ro­mán obra por un flanco para patrocinar la defección. El 19 de Mayo de 1944 Vivan­co arriba a Arequipa y pocos días después Castilla entra a Velille donde se le reúne el ejército de reserva que San Román ha instruido en Puno. El coloso de Tarapacá ha obrado milagros, pues ahora tiene 6,000 soldados. Dos mil en Chuquibamba; 1,500 en Caylloma; 1.500 en la Compuerta y 1,000 en Omate a las órdenes de José Félix lguain. Vivanco tiene 4,500. Al avanzar hasta Uchumayo, CastiJla · ocupa las mismas posiciones que ocupó Salaverry en 1835, mientras San Román con la caballería toma llubaya y el propio nieto de Pedro Pablo de Castilla trata de apoderarse del Alto de la Luna. Tan audaz empresa es sumamente peligrosa estando Vivanco y su ejército al frente y teniendo que a travezar CastiJla un desfiladero, expuesto a la artillería directora!. De allí que previo un Consejo de Guerra resuelva contramarchar de noche, de modo de no ser visto ni sentido.

A las dos de la madrugada del 9 de Julio de 1844, Castilla inicia el movimiento, a la cabeza de sus trooas. El 21, busca posiciones inexpugnables y nuevamente mue­ve sus tropas aprovechan do la obscuridad de la noche. Al rayar la aurora del 22 de Julio de 1844 Castilla es dueño de magnificas posiciones en Acequia Alta, un poco al norte del pueblo de Carmen Alto, a espaldas de Cayma, encontrándose Vivanco en Huaranguillo, de donde tradada sm tropas hasta colocarlas al pié de la posición que ocupa su adversario. E ste terreno es una colina de suave pendiente, cubierta de an­dmes sembrados que Vivanco prete· 1de tomar, ordenando al General Juan Antonio Pe­zet que los ocupe con la división Lopera" compuesta de los batallones "Cazadores" y "Junín". Pero luego de cumpLr la orden y por haber divisado unas casuchas en . las que imagina estar situadas fue rz, :s de Castilla, Pezet avanza a desalojarlas con una compañía de "Cazadores·· momento que aprovecha Castilla para dar la señal de fue­go, violento y aniquilador. de modo que no queda con vida un solo "cazador". Rápi­damente el estratega de Tarapacá ret 1erza sus filas y espera el ataque del Coronel Rios, enviado por Vivanco en auxilio de Pezet, trabándose con sus fuerzas en sangr[ento combate. La lucha, que ha comenz .. do en las primeras horas del 22 de Julio continúa furiosa todo el día. Cientos de calláveres cubren el campo de Cmmen Alto.. Casti­lla se entristece acaso al contemplar tanto peruar.o sacrificado por la ambición sin ti­tulo. pero comprende que esa sangn· y esos muertos son necesarios para cambiar el horrible escenario peruano a inaugurar la nueva época. A las seis de la tarde "Ca­zadores" huye del campo de batalla Tan inusitada retirada trae confusión y desor­den a las filas de Vivanco. Castilla intuye, sic.ólogo, el momento supremamente grave para el Dictador y lanza contra él la más recia arremetida a la hayoneta. Carga y otra carga se suceden. A caballo, el héroe de Yungay da órdenes y dirige Ja lucha con sereno valor: su infantería y su caballeria romys.. al fin las lineas c<Jntrarias, no sin perder buen número de hombres, y aterrorizan a lo'i' vivanquistas. Aún Je queda a Vivanco su caballería, después de diez horas de lucha, pero aún cuando intenta usarla se lo impiden los andenes de las chácaras, horrible realidad que lo obliga a huir del campo de Carmen Alto para detenerse en Arequipa, cerca de Miraflores con 1,200 soldados. Aún pretende dar una sorpresa a Castilla, que ha ocupado Cayma, pero abandona su intento y se embarca en Islay para el Callao (2).

(2) Ramón Castilla. Pag. 100, por Jorge Dulanto Pinillos.·

.J.

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He aquí la gran batalla dei Carmen Alto que tuvo lugar el 22 de Julio de 1844, ha­cen 100 oños, y que fué uno de los más notables éxitos militares del formidable gue­rrero de Tarapacá. Castilla impuso allí su genio, mezcla de audacia y valor, de re­solución y patriotismo, de adivinación y actividad. Había formado sus ejércitos de la ' nada, como si los sacara de la tierra o de la imaginación, los babia formado con pru­dencia y paciencia admirables, vistiéndolos, avituallándolos, pagándolos cuando podía con los dineros que se prestaban para servir mejor a la Patria. Con sus 6,000 hombres, realizando maniobras bien coordinadas, haciendo todo lo que es fácil escribir pero di­fícil hacer este peruano eternamente recordado por sus compatriotas orgullosos de él pasó la cordillera 2 o 3 vE!'c~omo Pelayo en las montañas de Asturias, enarboló, en las montañas del Perú, el pendón sagrado cie la Ley.

Jorge Dulanto Pinillos.

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EL MARISCAL CASTILLA Y LA EXPEDICION AL ECUADOR

General Carlos Dellepiane

La figura del Gran Mariscal Don Ramón Castilla, nacido en 1797, se ajiganta a medida que trascurre el tiempo. La gloria es, efectivamente, un producto de la una­nimidad y ésta sólo se consigue cuando amainan las pasiones dando lugar a que se rea­lice la suma algebraica de errores y defectos, más, virtudes y buenas obras. En Cas­tilla cristalizan los anhelos na. ionalistas y las aspiraciones patrióticas de tantos caudi­llos militares que, en aquella época, luego de la triunfante Revolución Emancipadora, quisieron forj ar un Perú grande y fuerte; un Perú. que debiera todo a sus propias fuerzas ; un Perú que mantuviera entre sus vecinos el predominio y potencia regidora que su tradición Incásica y Virreynaticia le habían conferido. Una P atria severa y solemne, ornada con el llauto de los Incas y portadora del cetro de les Virreyes. El soldado puro que fué Castilla consiguió, en efecto, lo que otros soldados, La Mar, Ga­marra, Salaverry, habían pretendido en larga y s<1ngrienta gesta republicana, con la mira de consolidar la naciona idad y hacerla fuerte y venturosa.

Nuestros Caudillos Equivocaron, en algunas ocasiones, los procedimientos políti­cos que debían seguir; fracase.ron más de una vez en la búsqueda de los medios para alcanzar sus aspiraciones y no siempre llegaron a identificarse con los justos anhelos de la Nación, cuyos. destinos r"gían; se disputaron el poder, siempre con la firme y sin­cera convicción de superar al mandatario en funciones y de superarse a sí mismos en el manejo de la cosa pública, , fin de lograr la felicidad de la Patria; engañados por el espejismo d~ la victoria, que todo lo ofrece ; la llevaron por equivocada senda, apartán­dose del largo pero seguro caiuino de la paz que conduce a las grandes realizaciones nacionales. Mas, sus intenciones fueron rect~l?....llegaron a saber que erraban; y, así como la vida enseña que los genios son simple producto del medio, del ambiente y del

-momento en que aparecen, debe aceptorse que . los caudillos fueron hombres necesarios, factores sociológicos predestinados er, la vida del Perú, si se quiere, artesanos provi-denciales o inconscientes en la edificación de la nacionalidad.

Esos infatigables guerreros, con sus desorbitadas actividades personales y loables ambiciones patrióticas, supieron, influidos por el miraje napoleónico de los albores de su siglo y estimulados por la gloria militar que habían sabido ganar en las campañas de la Emancipación o cuyos resplandores sin tieron muy de cerca, hacer flamear airo-

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samente el hermoso rojo y blanco de nuestra bandera fren te a los soldados de ·casi to­dos los países del Continente y así forjaron, en rudo batallar, las bases de nuestra or­

ganización estadual. En esta afanosa búsqueda del bien' nacional, Castill tuvo continuada acción. Fue­

ron múltiples las geniales facetas · del Prócer, razón por la que figura en las páginas de oró de· nuestra Historia· como guerrero, en primer lugar, por su bravura, agresivi­dad en la acción y empecinamiento en la lucha; como Jefe o C audillo, luego, concibien­do pianes, organizando los medios, conduciendo los propios elementos h3cia el campo de batalla en las mejores condiciones para lograr el éxito; después, como estadista, des­de que con Gamarra se 11 ~argo del Ministerio de H acienda hasta que deja · su se­gunda Presidencia, habiendo logrado en sus- dos períodos de mando la más absoluta paz y sosiego para propiciar las creaciones del Est ádo y de la Nación. con vistas al engrandecimiento de la Patria.

Como guerrero, su vida militar se inicia cuando ten ía 15 años, sentando plaza co­mo Cadete, o sea soldado distinguido, en un Regimiento realista de Dragones, formado en Chile, de donde sale de baja unos meses después, porque la terminación de la Cam­paña hace innecesarios sus servicios. R egresa cuatro años más tarde otra vez como Cadete de una unidad, en las que se formaban entonces los Oficiales, al producirse un nuevo llamamiento en Chile mismo, con el fin de cont ariar la acción libertadora de San Martín cuyo empeño de invasión se anunciaba al otro lado de los Andes, en Men­doza.

El primer llamado militar lo encuentra en Chile roo estudiante en un Colegio donde lo había llevado su hermano Leandro, mayor que él en 7 años, quien hacía de tutor suyo desde que fueron enviados juntos a Lima, donde estuvo para ·hacer sus es­tudios, pasando luego al Sur por iniciativa de Leandro que encontró mayor apoyo en­tre- sus amistades de Concepción, de Chiie, que en.las amistades de esta Capital.

Antes de su ingreso como dragón había seguido est .idios durante los años 1810 al 12 y entre el primero y el segundo llamamientos había pasado cuatro afies más, en que su vida trascurrió como aprovechado estudia•te, completando así de seis a siete años de instrucción en el mejor Colegio de Concepción . Con este dato, cabe pregun­tar: hay derecho para considerarlo _como inculto, iletrado, falto de educación gene­ral?. . . Sin embargo. . . con el fin de anonadar al militar que pretende el mando, los escritores tratan siempre, disponiendo de las cien mil lenguas -que da la prensa. · de oscurecer a nuestros Caudillos militares, negándoles la más escasa cultura; como ocu­rre con Gamarra que era, sin embargo, un latinista en cuyo equipaje no faltaban nun­ca obras clásicas de las que era asiduo lector; se dice asimismo de Cáceres, cuyos estu­dios, según documentos familiares fehacientes, llegaron a sobrepasar lo que hoy co­nocemos por instrucción secundaria, antes de que sentara plaza en su ciudad natalt \ Y sucede esto porque las fuerzas socavadoras de la política con estudiada mala fé, han explotado siempre este lado con la pretensión de desmerecer al hombre de guerra que empufia una arma. porque sabe que la aoción vale más que la palabra, para poner en obra los discursos de los doctos teorizantes que divagan en los claustros culturales; para realizar los anhelos que estas enseñanzas preconizan, en lo abstracto, sin hacer­las realidad; dando vida a las aspiraciones nacionales con aquella sed de engrandeci­miento, moral y material, que es la característica percep rible y el fin y causa de todo

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ideario y de todo sistema especulativo y que es el norte y g~ del aristócrata del pa­triotismo, representado por el · O ficial.

Saber soportar durante largos años el resultado de los errores de los demás; de­jar correr la vida encaneciendo en las penosas fatigas putrióticas del servicio; aprender en la lucha misma, guerreando, la forma como se ha de vencer, da más timbrado títu­lo a un ciudadano, que conocer de oídas esas fatigas y leer en los libros cómo otros vencieron en el campe de la vida, para dar cima y satisfacer los altos mandatos de la nacionalidad.

Después de Chacabuco en que, acompañandc a los realistas fuera vencido y pri­sionero, se separó de su hermano por razones propias del cautiverio· en que cayeron y pasó a Buenos Aires y luego a R ío de Janeiro donde, como buen soldado, se presentó al brigadier español Fernando Cccho igualmente exilado. Con éste emprendió, para volver a la pelea, una increíble marcha de cuatro meses a través del Continente, rea­lizada a pie desde Ria hasta Areqi:..pa que alcanza al cumplir 21 años, para recuperar su puesto en las filas rl'a listas.

Esa extraordinaria proeza, de la que siempre se enorgulleció. nos de clara medida de su carácter, y a él mismo le dió segura prueba ck lo que vale el esfuerzo y el tesón cuando son guiados, como faro lummoso, por el fulgor de un ideal.

Luego, jurada la Independencia del Perú, como La Mar, Gamarra y Santa Cruz, sus Generales o Coroneles de ese entonces, se presenta a San Martín y toma un pues­to de Alférez en el Regimiento de Caballería de la Legión Peruana, en Agosto de 1821 , sin que le tocara concurrir a Pichi .icha, Torata, Zepita, ni tampoco a Jtmín, por ha­llarse en otras misiones importantes del servicio. Pero, no hemos de seguir paso a pa­so el desarrollo de su carrera, porqi:.e no es precisamente biográfica nuestra tarea. Bás­tenos recordar que concurre a la B.1talla de A yacucho en condición de Teniente Coro­nel Ayudante del Estado Mayor General, cuya Jefatura ejerció el General Gamarra, para ser ascendido poco después a Coronel por sus méritos en esa Campaña, obtenien­do la efectividad de su grado en Od ubre de 1829.

Como Caudillo o Jefe, Castila: tiene papel principal entre los animadores de ese Ciclo histórico en el que henchido:; de amor a la Patria, nuestros Generales promo­vieron efectivo desasosiego y desO"dE:n con el sagrado anhelo de hacerla mejor; ·a, pe­learon enfervorizados por el santo 1rdor nacionalista que los llevaba a imponerse por la fuerza a los vecinos que, hablen~ descubierto el camino al Perú cuando los invita­mos a que nos auxiliaran en la Eirancipacién, creyeron, tal vez, que habíamos caído con España en el Continente Amer cano. Precisamente al iniciarse el primer Gobier­no de Castilla quedaron cerradas ta~s expectativas,~asegurada la paz interna y · con­solidada la nacionalidad, para luego. en rumbo ase~~ tomar el primer puesto que correspondía al Perú por su doble tradición regidora, del Imperio y del Virreinato.

Durante el movido lapso que conduce por Carmen Alto a la era de la paz inter­na , Castilla marca las etapas de su vida por sucesivas hazañas bélicas, sirviendo en las filas de ejércitos organizados y disciplinados como tales, contra enemigo extran­jero o en campañas irregularP.s, con fuerzas colecticias, en pugna con los propios con­nacionales y toma parte a favor de Orbegoso en Arequipa, ascendiendo a General de Brigada; contra Santa Cruz siendo comprendido, primero, en el Tratado de Paucarpata y luego, combatiendo en G uía y en Yungay, donde con su acción determina la victoria.

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General de División, d'e-spués de la Confed ración se apunta un nüevo éxi to en Cuevillas, para preparaf y conéurrir a lngavi, donde, con s u empecinamiento en la resistencia, cubre el honor nacional.

Con Carmen Alto, que en este año celebramos, después de cuyo triunfo ascien­de a Mariscal. queda cerrado aquel Ciclo tumul tuoso, que él mismo reabre, años des­pués éon la Campaña que termina en la Palma para derrocar un gobierno condenado por la opinión.

En su segundo período de mando tuvo efecto una nueva contienda interna, del 57 al 58, contra · fuerzas vivanquistas rebeladas en Arequipa que Castilla asaltó y tomó personalmente· y.~ t.¡¡mbién, se realizó la Expedición al Ecuador de que nos ocupamos brévemente. -

LA EXPEPICION AL ECUAOOR

En el Ej ércitó Expedicionario, que condujo Castilla personalmente como Coman­dante en Jefe, no faltó nada de lo que hoy y siempre caracteriza a tropas bien organi­zadas; a saber: ·moral ·y disciplina, fuerzas del espíritu: organizacióh e instrucción, con­diciones militares de las que no se puede prescindir; elementos de vida y de guerra, indispensables · para la lucha. A esto se debe agregar una acertada dirección estraté­gica,' que conduce a · las fuerzas frente a sus pu tos de aplicación en las mejores con­diciones para obtener el éxito, y, finalmente, la potencia ofensiva de las tropas y su capacidad de resistencia, asegurada también par el campo táctico, en que se conta­ría con mayores y mejores fuerzas en todo momento.

En estas. condiciones, después de la instalación en la frontera de una fuerza de cobertura per.fectamente organizada, Castilla, en vista del indeciso giro que daban los ecuatorianos a las negociaciones, dispuso el emba rque en el Callao de las fuerzas con­centradas en Lima para llevarlas a Paita, donde desembarcaron, reuniéndose todas las tropas en la Huaca para efectuar una cuidados instrucción intensiva, la que desde la salida de Lima era ya muy esmerada como lo demuestra el hecho extraordinario de que los 6,000 hombres que se embarcaron en el c llao. el dfa 29 de septiembre de 1859, lo hicieron solamente en el cortísimo plazo de dos horas incluyendo todo su ganado, material y servicios, entre los que se contaba el de maestranza o artillería, el de sani­dad y uno especial de ingenieros-pontoneros con material muy abundante, que se ha­bía organizado teniendo en mira su necesidad para la región pantanosa y de esteros que circundan Guayaq uil , en las márgenes del Daul . del Bodegas y del Guayas, donde las tropas iban a operar.

El transporte a Paita de estas tropas, así como la conducción del Parque y del Te­soro, se realizó en los siguientes barcos:

Vapor "Huaráz" que trasportaba el Tesoro, "General Plaza", buque hospital. Trasportes de guerra a vela: "Anca", e "!quique" y otros varios fletados al co­

mercio. La frag a ta "Amazonas" de 33 cañones y el bergantín "Guisse" con 19 escoltaban

al convoy. El vapor "Tumbes" quedó reservado para conducir al Mariscal Presidente, que

actuaría como Comnndante en Je.fe, v a su Estado Mayor. Desde agosto de 1859 el bloqueo cie Guayaouil se hizo más es trecho enviando en

relevo de la "Ámazon~s" a la fragata "Callao" ( x-"Apurímac" de 44 q.ñones y a los vapores de guerra "Loa", "Ucayali", "Lcrzundi' y " S:i::haca".

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Detallando más sobre las fue rzas de la expedición, conviene saber que estaban formadas por diez Ba tallones de alto efectivo, dos Regimientos y un Escuadrón de ca­ballería, contando con artilleria que oonstaba de doce piezas de a 4, cuatro de a 24, dote de a 32, dos obuses y seis piezas de montaña. El Parque llevaba 40 quintales de pólvora, 330,000 cartuchos para carabina, 1.500,000 para fusil , 8,000 proyectiles de ca­-fión. Además, se conducía como reserva, 4,000 fusiles y equipos completos para igual número de hombres. El tesoro del Ejército que marchó con éste sumaqa dos millones de pesos en libras esterlinas.

No hacen falta explicaciones para darse cuenta de que la Expedición, con un to­tal de 10,000 combatientes, así dotada y abastecida, constituía una fuerza militar de primer orden, la más numerosa que hasta entonces se había movilizado y concentrado en la costa del Pacífico.

Ni los Generales españoles, ni Satl Martín , Bolívar y los Caudillos de la Confede­ración habían tenido a sus órdenes tanta tropa, ni tantos elementos reunidas en un mis­mo campo y a su entera d sposición.

Operaciones alrededor de Guayaquil.-La guarnición del puerto de Guayaquil se había aprestado a la defensa organizando algunas baterías en las orillas de la ría, pe­ro al aproximarse imponente la poderosa escuadra peruana en fila doble de barcos, incluyendo Jos trasportes, los defensores comprendieron su impotencia y decidieron no resistir. El convoy fondeó frente al pue~to , en consecuencia, sin disparar sus ca­ñones.

El Mariscal Castilla, adoptando una actitud conciliatoria, no procedió de hecho ª ' efectuar ·el desembarco, disponiend cerse en el más corto tiempo, tan lue - • El 12 de noviembre se presentó proponiendo bases de arreglo. Casto permitiera el desembarco de las trop El mismo día tomaron tierra las tre Segunda en Tornero, al Norte de G lugar, en la orilla opuesta al puerto

sólo le conveniente para que éste pudiera ha-o como lo juzgara necesario. a bordo una comisión del gobierno ecuatoriano a exigió entonces, como cuestión previa, que se a lo que no pudieron oponerse los comisionados. divisiones del ejército, haciéndolo la Primera y yaquil, y la Tercera en Matanza , frente a dicho

Las negociaciones se iniciaron. •ero el 21 el Mariscal Castilla se dió cuenta de que los guayaquileños se 'alían de e .:is para ganar tiempo y organizar mejor Ja resis­tencia. Dispuso, entonces que las res divisiones que formaban el. Ejército Peruano se -trasladaran a la ribera norte de ,a ria, donde se encuentra Guayaquil. La opera­ción se realizó el 22 empleando la p .. 1mera y Segunda divisiones, de Tornero, una se­rie de puentes de circunstancias que · ·stablecieron los pontoneros del ejército para cru­zar los numerosos esteros de esa región. La Tercera División pasó el 26, de Matanza a la otra margen, utilizando lancha, y balsas.

Ocupación de Guayaquil y paz de Mapasing~.~u~go que el Ejército Peruano estuvo en la margen norte del rio, se organizó en dos escalones que marcharon hacia Guayaquil para apoderarse de las alturas de Mapasingue, de donde dcminaba por com­pleto la plaza y sus acctsos. Cuando la Tercera División terminó la operación de

- pasar el río, se estableció detrás de .as dos primeras formando la reserva general. El Cuartel General quedó en la casa h :cienda de · Mapasingue.

Como las negociaciones continuaban aún, el Presidente del Perú, al mismo tiempo que ordenaba que se embarcara en Paita la división de observación para reforzar las

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tropas peruanas que actuaban en G uayaquil, envió un ultimátum al Presidente Franco. quien, aceptando todas las condiciones que en él se imponían, abrió las puertas de Guayaquil y ofreció sus propios locales para que acantonaran los peruanos, Jo que és­tos hicieron el 7 de enero de 1860.

Poco después, el 25 del mismo mes, se firmó el tratado de paz -de Mapasingue en el que el ge11eroso Mariscal _Castilla no quiso impo er condiciones, ni acallar .para siem­pre las infundadas pretensiones del Ecuador.

El 10 de febrer~ el Ejército Peruano abandonó el territorio ecuatorianc;i. El largo convoy que conducía a las tropas llegó al Callao el 19 de febrero, des­

pués de su triunfal ~rosa excursión. ,,,.

Fin de la Expedición.-Las opera<:tones propi mente dichas, fueron pues incruen-' tas: la pot~ncia de las fuerzas terres~res y la imponencia de los numerosos barcos de

guerra y de trasporte que las conducían, amedrentaron de tal modo al presunto con­tendiente, que, después del desembarco cerca en Guayaquil, y luego de algunas repre­sentaciones diplomáticas, los defensores se entregaron brindando al invasor sus pro­pics cuartles y todo género de facilidades, hasta fi rmar poco después el tratado de paz de Mapasingue.

En este Tratado, el Mariscal Castilla haciend un vano gesto de esa inconducen­te y arrogante generosidad española, que tanto y tanto ha perjudicado nuestra vida nacional y social, no quiso imponer la razón del más fuerte y dej'ó en suspenso el pro­blema liimítrofe, que lo había movido a efectuar tan cuantiO'So gasto de los dineros aacionales. Juzgó, seguramente, como el filántrópico San Martín cuando dejó esca­par varias fáciles victorias contra los realistas, para no hacer cruenta la guerra; juz­gó, seguramente, como el magnánimo Grau, que sólo quiso cañonear a quien lo atacara o iniciara la agresión; olvidando ambas que la gu rra es cruel y destructora, y que el jefe ha de tener siempre la requerida dureza para llegar hasta el fin , con el objeto de obtener los resultados máximos.

Más todavía, en esta campaña se dió el increíble caso ae que el vencedor, al eva~ cuar el territorio enemigo, obsequiara 3,000 fusiles modernísimos y 3,000 equipos com­pletos -de penacho a espuela-al ejército contrario . uno de cuyos batallones, el "Im-, babura" contaba con 23 hombres descalzos como ºnico efectivo.

Erróneo concepto de la guerra y de la lucha errtre naciones, concepto peligroso por­que hace · escuela y crea en el ánimo la impresión de lo que nosotros Hamamos "gue­rra pacifista" ; siendo así que una contingencia bélica es un duro concurso internacio­nal en que la victoria corresponde a quien procede con más rigor y fiereza, lo que exi­ge especial temple, puesto que el temor a las repres lias del . adversario invita, casi siem­pre, a adoptar un temperamento contemplativo y blando con el í'ntimo deseo de no provocar sus represalias o la retaliación rencorosa. y vengativa.

El Mariscal Castilla, epommo y paradigmático, reuma en su egregia personalidad las altas dotes necesarias para pasar a la Historia, como el más grande de nuestros generales y el mejor calificado entre nuestroo poli cos, ya que, entendemos que la po­litica es el arte de propender, crear y garantizar el bien de los asociados empeñándo­se personal y abnegadamente· en servicio de ellos. Así , una nación es tanto más ven­turosa y tanto más felices son sus hijos, cuanto más celosamente se mantenga el or-

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. deh' foterh0,' 'que es fuente prístina de progreso, ·y cuanto más· dfgnamerite ' "se con'séi-ve; en d exterior, la respetabilidad de su nombre. Castilla logró, durante sus dos ¡:ierío; dos de mando, dictar las normas y sistemas más favorables pata ··nucstra grandezá: in; tervino con resona'lte éxito en los asuntos continentalel' que requirieron que ·se oyerá la voz del Perú, y -con él, al amparo de su · brazo, lució con sus más bellos tornasoles el rojo y blanco de la bandera nacíonal, que hizo enhestar en Chile, Bolivia ·y ei Ecua­dor: en el Barón, en · Ingaví, en Mapasingue y, aún, contra los bolivianos de la Con­federación.

General Carlos Dellepiane.

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Operaciones marí limas y terrestres

E.scala aproximada 1=400.000

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EL MARISCAL RAMO CASTILLA - (Reminiscencias)

El Mariscal Ramón Castilla y el doctor Mariano Felipe Paz>1Soldán, mantuvieron :::uy íntima relación de amistad, que los años hicieron más sólida y sincera. . Bien sa­:iido es, para quienes conocemos la historia de nuestra Patria, que el Mariscal Castilla :ué uno de los conductores de la nacionalidad que más labor provechosa, en todos los órdenes de la vida, llevara a cabo durante sus Presidencias. Perduran aún actos su-·os que así lo atestiguan. y entre otros, Lima luce desde hace varios años, dos esta­~as que perpetúan la gloria del Libertador Simón Bolivar, y la il:iémoria de Cristó­bal Colón, el Descubridor del Nuevo Mundo, obras realizadas por la iniciativa de ese gobierno, por mucho que la gratitud nacional las hubiera decretado de antemano, pero que Castilla llevó a debida ejecución, valiéndose precisamente de su intimó amigo el doctor Paz Sold¡in. Por ello, en ambos monument s se ostenta el-' nombre' del Presi­dente que las dió ralización, y el de Paz Soldán, D¡ recto~ ·de Obras Públieas, a quien Castilla encomendó su colocación. ·

en En el archivo que conservamos, existen apuntaciones hechas por nuestro abuelo,

relación con el Mariscal Castilla. Al rememorar el centenario de 1a iniciación de su primer gobierno, verdaderaménte constructivo y de mayor consistencia de los primeros años de la vida republicana, después de la turbulen cia que antes había caracterizadó nuestra vida institucional, este recuerdo servirá para exaltar la memoria de Ramón Cas­tilla.

Desde luego, este · t~abafo es simplemente anecdotico, sin prerension!'!s de un esbo­zo histórico, puesto que las anécdotas y los episodios que pasamos a ·relatar, son de­mostrativos del agudo ingenio que caracterizaba a nuestro personaje.

Trascurría el año 1856, según las apuntamiento de nuestro abuelo Mariano Feli­pe Paz Soldán. cuando era necesario hacer medallas conmemorativas de la colocación de la primera piedra de la Penitenciaría Nacional. cuya erección hábía decretado Cas­tilla, y de cuya ejecución fué encargado Paz Soldán Para el efecto era necesario to­mar un retrato al Presidente; y i:oh tal propósito Castilla, a quien acompañó Paz Sol­dán, ~·e constituyó el día viernes 18 de setiembre de 1856, en Ía oficina del daguerro­tipio, que existía en la calle de Mantas, de propiedad de Therry. r·J1Jegádo el Presiden~ te el fotógrafo afendió con toda s,olicitud al mándatario, y manifestó' que era necesario un poco dé trempo para tomar el retrato, a lo cual contestó Castilla: "no se apure por mí y proceda como acostumbra, porque yo me subordino a l~s reglas del estableci­miento en que me encuentro". Después que el fotó rafo hiciera los preparativos para

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sacar el retrato, ordenó a Castilla que se sentara. a lo cual respondió el Presidente: "en esto soy muy recluta y necesito que me enseñen mi obligación". Entonces el fo-

:· tógrafo comenzó a practicar diversas indicaciones, tomándolo de las manos para se­ñalarle la forma de hacerlo, mas como tuvo necesidad de tomarlas frecuentemente, di­jo Castilla al fotógrafo: "que al recluta debe enseñársele y hacer comprender los mo­vimientos por la claridad de la explicación, evitando manoseos; ésto según la orde­nanza ; pero V . tendrá distin ta ordenanza y es preciso conformarse con ella". La toma del primer retrato y de los otros dos, apunta Paz Soldán, duró hora y media, más o me­nos; y al retirarse Castilla dijo a nues tro abuelo, con esa agudez e ingenio que le ca­ractetizaba, que el retratista le había parecido un mono por los movimientos que había ejecutado.

El General Manuel l. Vivanco encabezó una revolución, y Castilla derrotó a los revoltosos. Por la relación que tenemos de esa campaña, parecf' hubo errores de ambas partes, no obstante lo cual salió triunfante el gobierno. Interrogado Castilla para que explicara cómo había triunfado, después de tales errores, contestó a Paz Soldán, "por­que si yo cometL, euQres y disparates, mayores lo cometió Vivanco; y porque cuando conviene me p01M)o mi <J'áneo -agarrándose la cabeza- en la boca de los cañones". En forma tan significativa explicaba Castilla su triunfo sobre Vivanco.

Muy cono,¡¡ida es la anécdota en que figura como actor el propio Castilla, y que tuvo por escenario el pueblo de Chorrillos, donde residía Castilla, después de haber dejado el gobierno y allí le visitaba con frecuencia, P az Soldán; siendo éste uno de Jos pocos amigos qu~rl.e veía con frecuencia, pues también vivía en dicho pueblo. En ta­les momentos se susurraba en la opinión pública, la posibilidad de un movimiento re­volucionario en ~ntra del gobierno, y se señalaba a Castilla como al principal actor del mismo. Castilla, que en su retiro. sólo recibía la visita de muy pocos amigos, co­menzó a notar gue.Jlllmen taban sus ontertulios, de día en día; y una de aquellas no­ches e.n ,que. s~ encontraba llena la sala del exgobernante, encontrándose presente Paz Soldán, Castilla cogió un plumero, ) dirigiéndose a nuestro abuelo, que naturalmente se sorprendió de esta actitud de Castrlla, éste dirigiéndose a él. le dijo: "Muchas mos­cas . doctor Paz"; •Y cll.g le obligaba a ahuyentarlas.

Esta anécdota, por lo ingenioso y significativa, no obstante de ser muy conocida, demuestra la perspicacia de Castilla y el profundo conocimiento que tenía de los hom­bre~ y _ de )as cosas de la vida.

Con todo, no obstante la estrecha amistad entre Castilla y Paz Soldán, se produjo en alguna oca¡¡ión un distanciamiento entre ambos -mejor dicho una pequeña nube de .verano, desaparecida después ; pero que Castilla exteriorizó en forma manifiesta. Co­mo es sabido, Paz Soldán fué encargado por el Gob'ierno de ejecutar la obra de la Pe­nitenciaría, que se levantaba en los terrenos de más allá de la muralla de Juan Simón, donde aún se encuentra ubicada. Encontrándose al frente de esos trabajos, Castilla llamó a Paz Soldán' para encargarle dd Ministerio de Relaciones E xteriores, y aunque al principio neggse Paz Soldán, después de .esa nega~.eceptó el cargo, en vista de la situación por la cual ;itravesaba la República. La escuaéira se había sublevado contra el Gobierno, el cual había dictado un decreto declarando piratas a esos buques y ofre­ciendo primas ~ qµien !!S los capturaran. Contra ese decreto se produjo la oposición de Paz Soldán, el que así lo manifestó al Presidente. En consejo de ministros se trató de la cuestión, y ante las opiniones vertidas, el Presidente por toda razón dijo: "ese es mi acuerdo". Pues bien, contestóle Paz Soldán, si ese es el acuerdo de VE., nosotro~ estamos de aqul de más; y uniendo a la expresión el ade.mán, se levantó de su asientQ

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y se retiró de la sala, actitud que tomaron igualmente los demás Ministros. Estos, co­mo era natural, formularon la renuncia de sus cargos, y aún cuando el Presidente qui­siera disuadir de su actitud a sus consejeros, la forma en que lo hiciera no condecía con la serenidad bastante; e insistieron en retirarse. La crisis producida fué juzgada por la opinión pública, sintentizándola en el comentario que formulara "El Comercio' ', de esta capital. que calificó de Revolución ministerial encabezada por Paz Soldán, la actitud de éste y de sus colegas.

Este hecho produjo resentimiento, sincero o nó, en Castilla, quien, encariñado en la obra de la Penitenciaría, la visitaba frecuentemente; resentimiento que exteriorizó en las observaciones_~ continuamente formulaba el Presidente a la ejecución de la obra. Felizmente, al poco t!11iiípo este resentimiento terminó, pues Castilla invitó a almorzar a Paz Soldán. Cuando en 1859 salió-castilla para la campaña contra el Ecuador, en-

' cargó de manera especial a Paz Soldán que nun abandonara su "obra como, la ca-lificaba, pues quería dejar ese recuerdo"

Las actitudes de Castilla que hemos recordado. demuestra la grandeza de su alma junto con el ingenio y perspicacia que le distinguió, pues no obstante su impetuoso ca-· rácter, tenía momentos de serenidad en que reaccionando, sabía colocarse a la altura de las circunstancias para aprovechar la labor de sus colaboradores que sabían inter­pretar sus propósitos de bien público y de gobernante interesado en el porvenir· y en la grandeza de su patria.

Relatados los hechos a que se refier~m las an teriores líneas, como un tributo a la memoria del gran Presidente Ramón Castilla aÍ conmemorar el centenario de la instala-­ción de' su primer gobierno, que cimentó la paz p ' blica en el Perú, haciendo cesar las turbulencias y disensiones políticas que había re tardado su progreso durante los pri; meros años de su vida independiente, nada más a tal intento, que recordar la actitud· de Castilla frente al atentado cometido por el Coronel Pablo Arguedas, al disolver violentamente la Convención Nacional en el año 1857, hecho que se atribuyó a Casti-~

lla; pero que desmienten las comunicaciones que ahora publicamos, cruzadas entre el Coronel Arguedas y el Presidente Castilla. La autenticidad de estas comunicacio­nes las ampara la respetable afirmación que, al remitir sus copias a nuestro abuelo Mariano Felipe Paz Soldán, formulara el distinguido hombre público, doctor Manuel Irigoyen, unido por tantos vínculos y razones al Presidente Castilla, y que, según en­tendemos, no han visto, antes de ahora, la luz pú lica Estas comunicaciones serVirán para esclarecer el hecho a que se refieren.

Hélos aquí. Exmo. Sr. Gran Mariscal Do. Ramón Castilla, Callao Novbre. 7 de 1857. Mi muy amado General:-EI día 2 del actual, no pudiendo ver a sangre fría el

que sólo la intriga fuera el objeto de la ConvenCJón; apoyado en la opÚJ.ión pública, la del Ejército, y al mismo tiempo exaltado por mi patriotismo y la adhesión que pro­feso a VE., m~ lancé a desbaratar la citada junta, :sin más acuerdo que los sentimientos que acabo de manifestar. VE. pesará la crisis e que se encuentra el país, la anar­quía que ha fomentado el seno de la Convención, y espero que absolverá mi celo por el bien de la República. Por los documentos que adjunto a VE., quedará informado de los principios proclamados y de la subordinación c n que he obedecido al Gobierno, sin haberme desbordado una línea de mi objeto, y no dar lu¡¡ar a los facciosos que aprove­chen de las circunstancias: cumpliendo fielmente m.s deberes de patriota y de soldado.

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Lo prematura de la marcha del Vapor Nacional no lile da lugar a ser más, extenso; pe­ro en otra oportunidad comunicaré a VE. más circunstandadamente el acon.tec.imiento. Deseo se conserve V E . sin novedad y confíe en la adhesión y lealtad de su. afectísimo subordinado.-Q.B.L M. de VE.- Pablo Arguedas B.

Sachaca, Noviembre 17 de 1857. Señor Comandante D. Pablo A rquedas.

Lima.

Mi estimado Comandante:

Su carta del 7, que me ha traído el "Loa" participándome los acontecimientos del 2 ha venido a sorprenderme y a llenarme de un profundo pesar. Nunca creí que un jefe del Ejército que se llama amigo mio, se atreviere a dar un paso tan grave y de tanta trascendencia, sin acuerdo de sus Jefes, sin orden mia y sin conocimiento del Con­sejo de Ministros. Cuando el ejército se había mostrado hasta hoy, noble y generoso haciendo toda especie de sacrificios por defender unas instituciones que le eran con­trarias, pero que podían reformarse pacíficamente, el golpe de Estado del día ·2 echa por tierra sus merecimientos anteriores y lo presenta combatiendo por sus intereses personales. Esto es sensible, demasiado sensible y y o, republicano de corazón, jamas aprobaré semejantes v iolencias.

Escribo a los Srs. Ministros para que promueven, si fuera posible, la reunión de los Convencionales. con el fin de que se pongan honrosamente en receso por mdio de un decreto expedido por ellos m:smos, pudiendo procederse en seguida a la convocatoria de un Congreso, que reforme la Constitución. De este modo podría calmarse la exal­tación pública y saca· se algún partido del paso imprudente e ilegal que Ud. ha dado.

De Ud. Afmo. amigo y S. S. - Castilla.

Exmo. Sor. Gran Mariscal Dn. Ramón Castilla.-Callao Noviembre 13 de 1857. ·Mi muy amado General:-La prematura marcha del Vapor Nacional "Loa" no me

dió lugar a manifestarle extensamente las ocurrenci?s que motivaron el acon,tecimien­to del 2 del que gobierna, y hoy me cabe la satisfacción de hacerlo, para que VE. juz­gue si los motivos que me animaron han sido loables en mi conciencia; el excesivo celo de mi patriotismo me obligó a dar un paso desacertado, que en tal caso soy digno de indulgencia. En las sesiones de los días anteriwes al memorable 2, solo se trataba, (como es público) , de rebajar los sueldos de ltSSempleados civiles y militares, de au­mentarse los convena onales sus dietas, de deponer a VE. del mando de la Repúbli­ca, de formar nueva Junta G ubernativa salida del seno de la Convención, de expa­triar a VE. y a V ivanco, con el pretexto de ser útil al país, en la crisis presente, de mandar una comisión a tramar con la revoltosa Arequipa, sin traer en consideración a VE. ni en bien ni en mal. y por último se esperó a que el Dr. Uréta fuese Presiden-' te de la tal Convención para zizañar el desorden y prolongar la anarquía causa de tan­tos males a esta desgraciada República. V.E. conoce muy bien el maquiavelismo y

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la ambición de Ureta, y por consiguiente en la ' poca de su presidencia nos habría en­vuelto en un torbellino de males, que, cuando hubiéramos acordado, nuestros esfuer­zos habrían sido inútiles y sin remedio. Yo. celoso del bien de mi patria y de la per­sona de VE., no pude mirar con indiferencia e horizonte mortífero que se desc.ubría ·en las tramas de los ·tales con~encionales , y me resolví a disolver, no la esencia de lá Convención, sino el personal inmundo que la componía y . apoyado ·en la opinión públi­ca o la voluntad de !os pueblos, que forman· la soberanía, y del convencimiento de que VE. no lo tendría a mal porque, conocedor de la horda de vampiros especulativos que profanaban_el santuario de las leyes, proce i a consumar la obra que :ansiaba la Nación. La conduct'i""del Consejo de Ministros. en esta época ha sido tan débil, que por satisfacer a esa junta de intrigantes, maldecida por todo el suelo peruano, atacó

1 mi existencia moral. sin considerar .gue el paso q e dí. fué de acuerdo con todos los in-tereses sociales y aún más, por que ya la Nación entera la repudiaba como un vene­no ·que roía las entrañas del orden; pero · como mi objeto fue no desbordarme de los principios instituidos por el orden y evitar a to o trance un mal resultado, o interpre­taciones que sirviesen de sebo a los revoltosos, he sometido mi abnegación a la última prueba de sufrimiento y obediencia. Espero qu VE. sabrá apreciar mis sacrificios y descansar en la adhesión ·que le profesa su más consecuente subordinado.-Q.B.L.M. de VE.-Pablo Arguedas.

Sachaca, Diciembre 5 de 1857. Sr. Comandante D. Pablo Arguedas.

Calla-0.

Mi estimado Comandante:

Diré a Ud. IÓ mismo que en mi anterior: q e, aunque estoy penetrado de la -sin­ceridad y buena fé con que Ud. procedió a disolver la Convención, impulsado por un sentimiento patriótico, no por eso es menos digna de reprobación la conducta de Ud. Es un mal precedente el que Ud. ha establecido, atribuyendo al sable la facultad de resolver las cuestiones políticas. Felizmente era tal el descrédito de la Asamblea, que no sólo no ha sido sentido su muerte, sino recibida con aplauso. Gracias a esta cir­cunstancia, podemos atravesar la crisis con fe! ciclad, al menos sin graves complica­ciones. Empero que contando con ese elemento tan favorable, no menos· que con la lealtad del Ejército, podrá consolidarse la situad ·n y sacar algunas ventajas de ella.

De Ud. afmo. y amigo y S. S.-Castilla.

Lima, Junio de 19H. Luis Felipe Paz Soldán.

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UNA CARTA DEL MARISCAL CASTILLA

El valor histórico de la carta de Don Ramón Castilla· que decidimos hoy publicar, lo realzan las dramáticas circunstancias en que el Gran Mariscal la escribió. Hacía ya varios meses que habíase encendido una desembozada enemistad entre el General Juan Ant0nio Pezet, que ocupaba la primera magistratura del Perú por fallecimiento del Pre­sidente San Román, y el Gran Mariscal tarapaqucño, que ejercía la presidencia del Se­nado. La causa de tal divorcio entre Jos dos prominentes políticos y conmilitones, se debió a la ideología que profesaba el uno, enteramente inconciliable con la del otro. Pezet creía honradamente que su obra de gobierno era patriótica y no equivocada; que a los españoles que . nos habían inferido el agravio del 14 de Abril necesario era tratar­los con mano suave y cierto disimulo, pues la República no encontrábase en condicio­nes de ir a un rompimiento extremo - esto es, la guerra con la madre patria- , porque .se carecía de marina, ~e armamentos y de ejército. Por su parte, C as tilla veía en Pe­zet la encamación, o al menos la continuación de los mismos métodos de aquellos hombres débiles que no supieron castigar a la Regencia de México por el atentado que cometió contra la representación diplomática del Perú, lo que fue causa de la trá­gica muerte de nuestro encargado de negocios doctor Manuel Nicolás Corpancho y de los otrós funcionarios peruanos expulsados por mexicanos que no tenían más an­helo que apoyar al Emperador Maximiliano; y pensaba que así como tal ultriije que­dó indulto, también el Gobierno de Pezet -asaz cauto, contemporizador y manifiesta­mente desorientado, según relatos de aquellos días penosos- trataba de entenderse con los marinos españoles aún cuando tal inteligencia le acarrease nuevo agravio al Perú. Y por tales motivos, en plena ;esión solemne de apertura del congreso nacional de 1864 -que el Mariscal presidió- ,al comentar, como era de uso, el Mensaje de Pe­zet, se caracterizó por su lenguaje en exceso destemplado y por sus críticas llenas de pasión, no poco dantonianas. Llegó el Mariscal a proferir frase gravísima, que era . una seria acusación, J7Ues dijo q 1e en los tratos con los marinos de la escuadra deten­tadora de nuestras islas de Chu.cha había "connivencia criminales".

Tal desmán de Castilla proc ujo no únicamente profunda sensación sino tremendo · alboroto. A pesar de la diferencia de edad entre el Jefe del Estado y el Presidente

de la cámara de senadores - unos diez u once años- , el Vicepresidente Pezet en ejer­.cicio del mando supremo, sintió que las palabras del Mariscal sanaron como escupita­jo, y con los puños cerrados si'1nificó que estaba listo a castigar, allí mismo, al an­ciano tarapaqueño. F ue necesario sosegar a los dos contendores. Entonces, Pezet habló. Rechazó, por antiparlamentarias, las insinuaciones del Presidente del senado, y abandonó el recinto de las leyes después de haber oído decir al Mariscal que ··en cualquier terreno" defendería y haría triunfar su~ideas .

Desde aquel día, don Ramón Castilla no "Se""'Cliidó d~. prof_erir denuestos en con­tra de Pezet y los hambres que rodeaban al mandatario, con lo que llevábase de en­cuentro a la mayoría de los diputados, a quienes presidia otro ex Presidente de la Re­pública, el General José Rufino Echenique, su enemigo intransigente desde que fulmi­nó su gobierno y lo hizo desaparecer en la célebre batalla de La Palma, a las puertas mismas de Lima, el 5 de Enero de 1855.

Todos ·los adversarios - muy particularmente quienes denominábanse liberales­y los que ·esperaban que mediante una "hombrada" del anciano y zorruna político, a quien llamaban Cachabotas, se diera al traste con el régimen político encabezado por

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Juan Antonio Pezet, al que, de una vez lo diremos, se le apodaba El Mamón, rodea­ren a Castilla.

Uno de los amigos fanáticos del Gran Mariscal. lo fue, en aquellos trágicos días, don Nicanor Gom:ález, persona de buena posición económica y social, que, en verdad, merecía el aprecio de su ídolo político.

Desde fines de Diciembre de 1864 se iniciaron en las islas de Chincha conferencias entre el Almirante español y el General Manuel Ignacio de Vivanco, inminente Presi­¿ ente del consejo"';Z!é' ministros y a la sazón Ministro del Perú en Chile.

Dos o tres correos llegaron, aitre tanto, Lima, con procedencia de las islas gua­neras y trayendo noticias sobre el curso de las negot iaciones reservadas.

Hacia aquellos tiempos, el Mariscal de Tarapacá pasaba en Lima parte del d·ía, entregado a los menesteres de la política, y a l caer de la tarde se dirigía, por tren de la empresa del ferrocarril inglés, a su espléndido "rancho" de Chorrillos. Algunas ve­ces, durante la seman~. permanecía allá, en la villa de Olaya, en donde solían verle y conferenciar .-también en secreto-- muchos de sus amigos.

De pronto, el General V ivanco se presentó en Lima a entrevistarse con Pezet y enterarlo de las exigencias del Almirante Pareja que .-pese a su notoria inclinación a España-- el General del lenguaje pulido y e los muchos aliños para presentarse irre­prochable ante los demás, consideraba na poc dignos de olímpico rechazo. Y a poco, la escuadra española agresora se presentó en el Callao, al mando de Pareja, y median­te un ultimatum --"el ultimatum de Pacheco ' el Canciller de Madrid, se le llamó.-, presionó al Gobiern0 a smcribir " er.tre gallos y media !loche' ', el sonadisimo tratado de 27 de Enero, que lleva los nombres de V ivanco, el hispanista devotísimo, y del Al-mirante ya expresado, que era limeño por su cuna. • J«

·w nr·

En los días inmediatamente anteriores al ultimatum tspañol, Lima era una mar­mita . en ebullición formidable. La inquietud de todos era manifiesfa. Se celebraban reuniones en las logias y se formaron clubs destinados a informarse mútuamente los asociados, sobre todo lo que se decía. La prensa diaria no podía publicar cuanto iba ocurriendo, pues ceíosamente se ejerció vigorosa censura. Posiblemente algo de ésto comunicó González a Castilla con fecha 25 de Enero, carta que el Mariscal todavía pudo conocer el 28:

Al parecer, don Nicanor no estaba en la ciudad por el momento, y su gran ami­go don Ramón resolvió escribirle inmediatamente, el mismo 28, o sea ·muy pocas horas después de lo que el viejo político tarapaqueño llamaba "Ja tral~ión que se ha con-sumado ayer a las 2 de la mañana". . •.;1

La carta de Castilla dice;

Señor Don Nicanor Gonzalez.

~orrillos, enero 28 de 1865.

" Habiéndome dejado el tren de 11 y ~ y sin embar90 de que bajaré en el dé i a firmar mis cartas de Europa, anticiparé esta respuesta· a su estimada del 25 que hoy me· ha sido entre9ada en este punto.

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Mejo.r . .A .estado U. a usente si el torrente de la traición qµe se ha consU!l)ado &yer a las 2 de l~ mañana, no habría podido ser detenido por U. al lado de mis .amigos. .

Estoy picado, traido1e.s, Pezet, V ivanco y Echenique han cometido el cobarde atentado de aceptar del G obierno de España el ultimátum de Piu;hecho, su ministro. Y no es lo peor el efecto del crimen que deshonrará al país en generai, como las fatales consecuencias que naturalmente ha de producir en los destinos futuros de la República Dios nos salve y a la Patria del borde del precipicio a que estos bribones la han condu.­cido!

Devorado mi corazó pre de U. muy afectísim

de un profundo dolor, termino esta carta repitiéndome siem­amigo y servidor.-Castilla.

Si el año precedentt>, en la sesión solemne del 28 de Julio, el anciano Mariscal se manifestó un tanto grost'ro y adoptó demagógicos ademanes -que le arrebataron mu­chas simpatías-, en esta carta hace ostensible el sello de gran dignidad que fue ca­racte;ístico en él casi sirmpre cuando de las grand.es cuestiones nacionales se trataba. Pero. por aquéllo de Buffon - estilo es el hombre-, no dejó de poner la típica nota de su lenguaje cortado: "Estoy picado, traidores", etc., etc., etc.

Cómo la opinión pública acogió el tratado Vivanco-Pa reja , nos lo puede trasuntar el artículo ' de fondo de "El Comercio" del cual, apretada, sintéticamente, reproduci­mos unos. pocos párr afos. Dijo el decano de nuestra prensa: "El Perú se declara satisfecho por las satisfacciones qut> ha dado el Gobierno español respecto de la pa­labra reivindicación. En esta cláu~ula están contenidas todas las ventajas que el Pe­~!Í va a ~acar del nuevo tratado. Por manera que si a Pinzón y Mazarredo no se les hubiese ocurrido pronunciar esa P" abra impertinente, el Perú nada bah.ría tenido que exigir de España. En es.o consistió la injuria y el agravio; no en la ocupación violen­ta del territorio nacional , no en el abatimiento de nuestro p abellón; no en el apresa­miento de uno de nuestros buques de guerra; no en la prisión de las autoridades, de los jefes, oficiales y tropa que se haJlaban en las Islas y en el buque. Para todos éstos actos de violencia inaudi ta y que merecieron . la justa y severa calificación contenida en la declaración al C ue rpo D iplomático, no hay reparación . . . ·•

De esta guisa, con ironía, con no escasa mordacidad, trasuntando cuánta nabía herido el amor propio na.cional el d1·sdichado pacto que suscribió V ivanco, siguen otros apartes del mismo artículo de crítica.

El 5 de Febrero prodújose, por razones nimias, un serio motín en el Callao, entre los guardiamarinas y tripulantes españoles que bajaron a tierra y gentes ·del puerto. Hubo desgraciados accidentes, y la sangre corrió. El día 6, el Gran Mariscal Castilla se encaminó hacia el Pa.acio de Gobierno, y su en,trevista con Pezet -a quien pidió que inmediatamente hicie ra pt>dazo~ el pacto firm~~-en la "Villa de Madrid"- fue en extremo borrascosa, mucho más borrascosa que aquella entrevista que en el viejo palacio de San C arlos, de Bogotá, tuvieron el Presidente Reyes y el General Benja­mín Herrera, que tan a lo vivo nos describe don Julio Palacio en "Historia de mi vida".

A pesar de su inmunidad pa rlamentaria, Ramón Castilla fue hecho preso, y con­ducido al bergantín " Guisse.' ', de donde trasladósele a un barco que lo llevó hasta Gibraltar. No tuvo el redentor del indio y libertador del negro un Clímaco Calderón que por él intercediese ar. te Pezet.

J.

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Y así, con actos tales, el propio Gobierno acumuló . leñ muy en breve ardería por los cuatro costados del Perú. gislatiyas, el Ejecutivo, por sí y ante sí aprobó el tratado, la mecha que inició el incendio.

para la gran hoguera que E n receso las cámaras le­

y lo cumplió. Esto fué ya

'"Cerradas las puertas de la legalidad, -se abren las de la violencia'" , según frase célebre de González Prada. Al mes justo de la suscripción del tratado, la República encontró al hombre que encarnase y encauzase las aspiraciones nacionales. Ese hom­bre fué el Coronel Prado, Prefecto de Arequipa, quien lanzó un manifiesto al país, de condenación enérgica, y su grito de r.ebelión encontró eco en todas partes. Y se efectuó el movimiento rest'aur~ del honor nacional, que entró en Lima victorioso, mientras Pezet, víctima de malos consejeros, se asilaba en un buque de bandera extraña para salir de la patria. 1

Cuanto siguió después, no creemos que ;ea necesario ahora reseñarlo. Tiempo más tarde, el viejo Mariscal retornó a Lima. Recibiósele con el respeto

debido a sus canas, a sus sesenta y tantos años y a sus eminentes servicios a la Re­pública. Ofreciéronsele diversas misiones honrosísimas, pa a que pudiese tener la sa­tisfacción de seguir sintiéndose ciudadano ejempli\r. Pero el fatigado Ramón Casti­lla aspiraba a algo que no era _ posible darle, ya que, por haberse hallado en el des­tierro, no estuvo en la guerra internacional que culminó c n el encuentro glorioso del C allao.

Profundamente se disgustó, y encaminóse hacia Chile, para, en Quillota, quedar en espectación ,de ciertos acontecimientos políticos.

Solicitaciones de viejos partidarios llegáronle, y salió de su morada para tomar, en Caldera, el 12 de Mayo de 1867, la nave que lo dejó tres días después en Meji­llones, punto . desde el cual siguió el 16 para su patria ch ca, Tarapacá. Hizo corta salida, y volvió a Tarapacá el 25, y el 26, anheloso por llegar a Arica, de donde llamábanle insistentemente, salió para Pachiza, en donde se sintió gravemente enfer­mo y hubo de descansar tres días. El 29, finalmente, ya en la tarde, partió con cor­ta comitiva para Arica; y -el 30, de Camiña, a fin de pros guir hacia el punto de sus miras.

Pero ya le rondaba la Muerte; y hacia las 5 de la tarde, viéndole casi en coma, se le descendió por los acompañantes, de su cabalgadura. Tras minutos de descan­so, y algo reaccionado, volvió a montar.· Pero la agonía pronto estuvo en todo su apo­geo. Muy cerca de T1viliche hizo que lo apeasen, y recli. ado sobre el pecho de su ayudante, exclamó: '"Ya no puedo más! " Y quedó sin vid .

Contaba el bravo Mariscal 67 años y siete meses.

Mira.flores (Lima), Julio de 1944. Enrique D. Tovar y R.

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CARTAS DE CASTILLA AL DR. J. G. PAZ - SOLD~

La REVISTA agradece a la Srta. Elvira Gárezon y Paz Soldán, el porte de las cartas del archivo de su ilustre abuelo el Dr. José G. Paz

Soldán.

Señor D . D . José Gregorio Pa:z; Soldán. Callao enero 24 1849.

Mi estimado amigo:

Sintiendo como el que más las diferencias que por medio de publicaciones periódi­cas han tenido efecto entre U. y el señor Pardo, y, no siendo aún tarde para cortar­las a fin de evitar sus funestos resultados, intereso la amistad que U. me dispensa, hacia el foudable objeto de suspenderlas en la extensión de la palabra, a lo menos mientras tengo el gusto de ver a U . en esa capital o en este puerto. Con esta misma fecha y en términos idénticos escribo al señor Pardo, de quien -como de V .- por ser de ambos amigo sincero, espero buena acogida y alentando a mi insinuación, por­que entiendo que Jos hombres públicos de carrera y de capacidad, que a V. sobra, de­ben sacrificar mucho por el decoro y el servicio del Estado, no menos que por el suyo propio.

Soy de V afmo. amigo y servidor.-Castilla.

Señor D . D. José Gregorio Paz Soldán. Callao enero 26 1849.

Mi querido amigo:

No soy severo con v'viente alguno, mucho menos con los amigos. Cuando se pue­de evitar un mal, o hacer un bien.sin infringir las leyes; sin hacer excepciones odiosas que abren la puerta a exageradas pretensiones y dan pábulo a los maldicientes para atacar al gobierno acusándolo de infractor del presupuesto, empleando otros medios que están a nuestro arbitrio, es preciso apelar a ellos, y es lo que yo he querido, viniendo V. al Callao o pasando yo a Lima.

Más claro, se trata de aumento de haber al director; se hace ésto sin infringir la ley del presupuesto. E l modo como se haga, yo lo .indicaré.

Antes de recibir su apreciable del 24, que ayer me fué entregada, . había acorda­do con el señor Río que el contador, señor Román fuese nombrado jefe de la primera sección.

1 Este empleado tiene en su casa mil novecientos pesos, si se le ocupa tres mil;

en este caso la diferencia sería de seiscien~s pesos al año, porque el jefe de la prime­ra sección tiene dos mil cuatrocientos. ~.Y. propone tiene dos mil ,y en su pro­mo: ión ganaria cuatrocientos. Sensible es que Morales, jovP.n a quien aprecio, no ob­tenga esta ventaja, porque ha sido nombrado antes de la propuesta Román y aconse­jando la economía.

Es cierto que Morales y Sans están mal; pero esta indisposiciñn procede de inte­reses personales que no es posible acordar en un día.

He visto el informe de V sobre contratistas de guano: está bueno y conformado el gobierno con él, ha expe<lido un decreto de negativa a la injusta petición de aqué­llos. Yo nunca les quise conceder la amortización de intereses, a la vez que capitales:

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únicamente les ofreci la de éstos últimos. Por equidad, y lo que es más, por libert._ al gobierno de competencias se les admitió por iguales partes capitales e intereses. No se conforman con esta equitativa resolución, y entonces el gobierno puede sujetarlos a sólo la amortización de capitales.

Tendré presente al comandante La Rosa para cuando aya en que emplearlo. Mis ofrecimientos son positivos, no son de profórmula.

Soy. de V afmo. amigo y servidor.-Castilla . Contestada Abril 3.

Señor D. D. José Gregorio Paz Soldán. Callao Abril 14 de 1850.

Mi apreciable amigo:

Celebro mucho que haya agradado a V mi discurso :i las Cámaras al cerrar sus sesiones el 26 del ppdo., 'Y aunque yo no soy hombre de letras , en ese discurso sabe V que me conoce demasiado concentradas la mayor parte de mis opiniones politicas. Celebro también que V. haya conocido el verdadero sentido de la contestación que dio a aquél del Dr. Herrera; y aunque es cierto que ésta da a más, o exclusivamente, a su autor, no por ésto dejó de ser desatenta y ofensiva a la nación, al Congreso y al gobierno, que no están en el caso de recibir lecciones económico gubernativas a la ma­nera que lo~ colegiales de San Carlos.

No ha habido renuncia alguna del señor Gcyeneche: lo que he recibido es una queja privada de que V. ha dicho que yo le he ofrecido esa Prefectura, y V . se acuerda de aquella carta del señor Goyeneche que le manifesté en mi escritorio dias antes de marchar V. a esa ciudad? Pues bien, la mayor parte de lo que conversamos con pre­sencia de dicha comunicación, se ha hecho pública y me lo ha trasmitido el enunciado señor Goyeneche. Muy perjudicial a la sana política que observo es la revelación de ciertos secretos de gabi:icte! Por desgracia del Perú es un mal éste que trae un ori­gen desde muy atrás, si es que no existe radicado en el carácter de sus habitantes.

Por tales motivos suspendo por ahora toda innovación respecto de Arequipa, a lo menos hasta que el señor Goyeneche me diga lo que má3 le conviene, y V . me ofrez­ca terminantemente la seguridad de reemplazarlo. Gandarillas no es a propósito para gobernar un pueblo, menos un pueblo como el de Arequipa

Siento las molestias que V. tiene con don Andrés: dese ría acabasen por una tran­sacc1on. Saludo a la señora. Deseo juicio a Arequipa y más entusiasmo por sacar oro de Carabaya, que por fomentar revueltas que a más de deshonrarle le atrasarían y dañarían indecibletllente.

Soy de V . afmo. amigo y servidor.-Castilla.

Señor D. D. José Gregorio Paz Soldán. Lima Mayo 14 de 1850.

Mi estimado amigo:

No teniendo tiempo para más que acusar el recibo de su apreciable del 5, envíole estas cuatro líneas a avisar· a Ud. que los 384,000 pesos, se han tomado al plazo de

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8 meses a la casa cle Gibbs al Yi mensual; y que este, C$, mejor negocio que el que he~ mos hecho con el señor Goyeneche.

Que he ,pr_evenido al comandante del .. Rímac" de abrir mi camarote cuando U .• baje al Callao en este buque.

Por acá no hay novedad.

Soy de U . afmo. amigo y servidor.-Castilla.

Señor D .D. José Gregorio Paz Soldán. Callao mayo 30 1850.

Mi estimado amigo:

Fuertemente constipado y con un dolor insoportable de cabeza, además ocupado más que nunca con motivo de la despedida de los amigos del congreso, que cerró sus sesiones el 26, apenas tengo tiempo para decir algunas palabras y tener la satisfacción de responder a su apreciable del 18.

Enterado perfectamente de su contenido lo que conviene hacer por ahora es lo si· guiente.

Que el señor Goyencche renuncie a cuyo efecto le escribo y que entre t¡;¡nto va la orden por el próximo vapor V . no se mueva de la prefectura por encargarse de la fuerza y contribuir entre tanto a conservar ilesa la tranquilidad pública.

El doctor Castillo va nombrado Rector del Colegio de la Independencia, no obs· tante de haber habido en la terna el tercer lugar.

Me he visto precisado a nombrar tesorero de policía a un hijo del doctor Vargas por consiguiente no he podido .obrar de modo que esta plaza la tome ligarte, que V. me recomienda.

Alvarado el capitán que ha estado conmigo en campafía desearía saber en .qué consiste su mal comportamiento.

Sobre Carabaya, que es importante, me ocupo de dictar. órdenes que produzcan el resultado de la riqueza de aquella provincia, que legalmente se aistribuya entre los pe· ruanos que quieran explotarla. Observa r'lí V . falta de atención y de habilidad en la contestación que me dió el 26 el doctor Herrera. No tomé la palabra después de leí· do mi discurso, porque quise evitar el escándalo y la yergüP.nza de la critica del ex­tranjero.

Soy de V . afmo. amigo y servidor. -Castilla.

FRAGMENTO DEL DISCURSO DEL MARISCAL CASTILLA, PRESIDENTE DE LA REPUBVCA, EN LA SESION DE CLAUSURA DEL CONGRESO,

EL 26 DE MARZO DE 1850

Yo hubiera querido tener tiempo y recursos suficientes para emprender todas las que estaban en el círculo de mis facultades, y verme también a cubierto de erradas in· terpretacio11es, para pediros otras que debían emanar de vuestra autoridad; yo hubie-

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rá querido; sobre todo, solicitar con exigencia que ~sáseis en los ·consejos de vues~ tra sabiduría las disposiciones de nuestro código fundamental, y que os decidiéseis a sancionar en él reformas saludables, empezando por a del artículo constitucional que determina el modo de reformar h Constitución; no ciertamente para que la reforma se haga por cuerpos especiales, qu~ traen el peligro de producir crisis políticas, que es preciso evitar a todo trance; sino para que, siri d ej~ de ser las Cámaras en · sesiones ordinarias, las reformadoras del código fundamental procedan, sin embargo, en la reforma con trámites menos lentos y complicados: En ninguna parte son más varia­bles que en los pueblos nacientes las necesídades, los inten~ses , las costumbres y todas las circunstancias que determinan ur.a Constitución política, y en ninguna parte por consiguiente es más i7idis~sable ir prestando a la ociedad, oportuna y prontamen­te los auxilios que aconseja la atenta observación e sus sucesivas modificaciones; particularmente en un siglo en que la civilización y el espiritu humano parecen haber recibido inmediatamente el mismo impul~ que ha acelerado la marcha de tos hombres en sus comunicaciones por todo el globo. En un país como el Perú, en un siglo como el XIX, un código político cuyas reformas sean casi i acsequibles, a causa de la lenti­tud y complicación de los procedimientos prefijados para obtenerles, no puede menos de presentar al progreso un obstáculo insuperable. abéis perfectamente que en una de las viejas naciones en que el sistema representativo ha derra mado más constantes be­neficios, y en que las libertades públicas descansa n sobre bases más indestructibles, ca­recen las instituciones fundamentales de esa inamovi idad que forzosamente debe ser más perniciosa, mientras más nueva sea la nación cuyos intereses políticos arreglan. Cuando os decidáis :i facilitar la reforma de· nuestra Constitución, poniéndola al al­cance de las alteraciones qu~ la práctica determine, po(lréis con oportunidad decidiros también, entre otras cosas, a dar al Presidente de la República una intervención menos ilusoria que la que hoy tiene, en la formación de las leyes: porque las leyes son el re­sultado de la observación práctica de las necesidades públicas, y nadie puede observar con más exactitud esas necesidades, que el que las palpa diariamente: a desembara­zarle de las trabas que limitan su atribución de dirigir las relaciones exteriores; porque esas trabas, además de no estar conformes con los p incipios del ,sistema representati­vo, generalmente adoptado, pueden privarle en alguna ocasión ·de las facultades ne­cesarias para salvar a la República de un gran peligro; a suprimir en la administración trámites que retardan infructuosamente la marcha de los negocios; porque la acción ad­ministrativa no debe .ser retardad.a, sino por consideraciones que influyen visiblemen­te en el bienestar de los pueblos: a equilibrar los derechos· del ciudadano con los de­rechos de la sociedad; porque este equilibrio constit ye la estabilidad y promueve el adelantamiento de las sociedades; a nn mirar al primer magistrado, como un objeto con~tantemente azaroso para los derechos del ciudadano, sino por el contrario, a con­siderarle como el custodio de todos los derechos ; porque la primera necesidad de la libertad es el orden y la primera necesidad del ordef', es la existencia de un Gobier­no .que tenga a su disposición los medios de asegurar! ; y finalmente, a continuar cum­pliendo con el sagrado deber de proteger y defender la Santa Religión que profesa­mos, sin armarnos por eso de una intolerancia repugnante a los progresos de la civili­zación -y al espíritu del Evangelio; porque es necesario presentar en nuestra toleran­cia un aliciente · al establecimiento, en nuestro despcblado territorio, de los hombres útiles y de todas las creencias. Próximo a dejar la utoridad, no tengo ya embarazo para · representa~os francamente todas estas necesidades; porque estoy. seguro de que, no pudiendo imaginarse que forja algunas de ellas mis ojos el espiritu de egoísmo,. no

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las contemplaréis sino como las lecciones que me ha dado la experiencia de cinco afios; y que si no han podido ser útiles para mi, podrán hacerse útiles por vosotros para el magistrado a quien debo trasmitir las riendas del Gobierno. Si, Legisladores: hoy no; existen y a ' motivos para privarme de haceros estas francas decla raciones; recibidlas, no como la falaz invención del hombre que manda, sino como la ingénua y desinte­resada confesión del hombre que -va a empezar a obedecer, del hombre _que ·ha· de des-· cender de la primera magistratura el año del 51, del hombre que apetece la llegada de ese plazo como la del término de sus fatigas, y como Ja época feliz en que sellara, con este acto la serie de los actos constitucionales del periodo de su presidencia, y en que dará un testimonio de su ardiente y sincero amor a las instituciones a todos los que tengan, por un principio enconcuso de política, dudar del desprendimiento de los ciudadanos que ejercen el poder. ·

'

DISCURSO DEL DR. BARTOLOME HERRERA, CONTESTANDO AL DEL MARISCAL CASTILLA. EN LA CLAUSURA DEL CONGRESO

DE 26 DE MARZO DE 1850

El señor Presidente del Congreso le contestó del modo siguiente:

Ciudadano Presidente .~Resonando queda en los corazones de los representantes del pueblo aque-1 "por última vez" del periodo final de v11estro discurso. Ya que por el imperio de Ja Constitución que restaurásteis, es absolµtamente necesario que des­cendáis de la Presidencia el 20 de Abril del año próximo venidero; ya que desde ese día hasta Ja inmediata sesión ordinaria del Congreso y proclamación del nuevo Presi­dente naéne puede ejercer de un modo legitimo la autoridad suprema sino el alto fun- · cionario a quien la ley fundamental ha dado la Vicepresidencia de la República duran­te su período; y ya, en fin , que satisfechas como quedan las más apremiantes necesi­dades del país, y teniendo como tenéis en el Consejo de Estado una fuente perenne de cuanta luz y de cuanto poder haya menester para conservar el orden público, un Con­greso extraordinario tras el que, después de diez meses de sesiones, va a ponerse en re­ceso, sería para la nación una carga inútil e insoportable, no podemos dejar de ver· como cierto que vuestra voz de Presidente suena por última ·vez en esta sala. Pero la mirada" que pedís al Congresó dirija sobre "el fruto de vuestros afanes y de vues­tras puras intenciones", no será, no puede ser la última. Mientras la paz sea la pri­mera necesidad de Jos pueblos ; mientras la idea de ella venga a mezclarse en aquellas tribunas con las ideas de progreso social como su base indispensable, la mirada de Jos pueblos y la de sus Representantes se tornará siempre complacida hacia los trabajos administrativos que han afirmado la paz. · Las reformas que proponéis en la Consti­tución y en la ley de elecciones, que no ha alcanzado a precaver los atentados que se han cometido antes de comenzar los actcs electorales,. son pensamientos que sin duda se tomarán en consideración en su oportunidad. Y aunque no me es lícito adelantar­me al juicio del Congreso, puedo aseguraos que serán contempladas con la seria aten~ clón que demandan esas palabras, proferidas desde la altura en que os halláis colocadq, y que no pueden ser ya dictadas sino por el más desinteresado patriotismo.

Vuestro edificante amor a los pueblos os ha arrancado una qnej~ por no haber podido hacer más en beneficio suyo. Más, lo habéis hecho: cuando os elevaron ellos

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¡¡. la primera magistratura no existía en nuestras relaciones exteriores la confianza en ::.e se funda la paz internacional, particulármente entre estados vecinos. Por en­

::xices los habéis dicho también el fuego anárquico asomaba acá dentro por todas par­su horrible llamaraJa. Y hoy tenemos ·afianzada la buena armonía con las nacio­

= extranjeras, y hoy tenemos tranquilidad doméstica. ¡Creador de la paz y del ;::sto de la paz que tanto se ha desarrollado y tan completamente domina hoy el Perú!

e más apetece vuestra noble ambición de hacer el bien? Harto os ha favorecido :.a Providencia porque a más de afianzar la paz, todavía habéis empujado a la Repú­=.:ca para qae haya dado los primeros pasos en el camino de su mejoramiento. Conten­:2os con la gloria que esto os ha alcanzado, como se contenta con la suya el Congre­so que comenzó a ejercer sus funciones en 845 y cuya mayoría os acompaña hasta el ...énnino de vuestro periodo. Cada época tiene su tarea y su honra propias. La ta­~ y la honra vuestras y de este Congreso era crear y robustecer la paz pública; y está :reada y está robustecida. Los adelantos del país vendrán después. Cuando cumplais -;-uestro periodo bajad satisfecho de haber llenado vuestros destinos, como lo está el Congreso de haber llenado el suyo, bajas a saborearos en brazos de vuestros conciu­=adanos, con los frutos que. dejais en flor. Los reyes no. descienden del trono, sino .:uando se hunden en el sepulcro: no ven la infamia ni la gloria que los sigue después ~ la vida. , Los Presidentes de las Repúblicas son los que sobreviven a su Gobierno y sufren el tormento o gozan el placer de una especie de reputación póstuma. Gozad, .feliz soldado, d~ la que habéis tenido la fortuna de labraros. El mérito que os la ha adquirido es vuestro, Las errores en que vuestro Gobierno y el Congreso hayan caído ;>ertenecen a la época y son el patrimonio de la humanidad.

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Discurso del Embajador de Venezuela Dr. Manuel Pulido Mendez en el homenaje a Unanue

Oraanizado por el Coleaio .. HiPólito Unanue ... con motivo del aniversario de su muerte. al Pié de la estatua del Prócer. en el

Parque Universitario. el 15 de julio de 1944

Debo a la generosa deferencia del señor Director del Colegio "Hipólito Undnue .. , doctor Juan ·cavazzana, el incomparable privilegio de dirigirme a vosotros, que tanto me esclarecéis con vuestra presencia, en esta magna efemérides,_ reunidos en torno del varón eminentísimo que Dios mismo destinara para integrar la pléyade inmarcesible de los grandes libertadores de la humanidad.

Unánue representa por el generoso impulso de su vida y por la forma y los grados que alcanza en el discurrir de su existencia, uno de esos momentos estelares que cauti­van para siempre nuestro ser, desde el instante luminoso en que se nos hace accesible ~l germinar de sus hondos secretos.

Está enmarcado en el siglo XVIII y primeras décadas del XIX, pero desborda su contorno en ideales de eternidad. Es la conciencia más ágil, el espíritu más discreto, el más acabado resumen de su época y al mismo tiempo el modelo perfecto en Ja marcha hacia el porvenir. El siglo XVIII fue, según sabemos, un tiempo que quiso hacerse al dinamismo de las cosas y divinizó los poderes de la razón. Para este siglo, '"los fe­nómenos son lo dado y los principios lo buscado", en un intrépido movimiento que re­mueve la sociedad, las ciencias y las artes.

La mente es casi todo y d' Alembert se goza al mostrar cómo la ··ciencia natural ha cambiado al sistema del mundo", su aspecto, desde la Tierra hasta Saturno, desde la his toria de los cielos hasta la de los insectos". Todo cae bajo el rubro de la llus­tración, que representa para un máximo filósofo "Ja liberación del hombre de su cul­pable incapacidad" y por eso -dice-·su lema es ¡ Sapere aude! Ten el valor de ser­virte de la propia razón". Porque el siglo XVIII en su línea general es deis ta, la ra­zón el oráculo supremo, y ningún credo fijo domina. Dentro de esas fuerzas ·ha de moverse la vida y la conciencia del grande hombre que viniendo del Sur y pasando por la ·sabia e inspiradora Arequipa, llega a Lima en el año de gracia de 1777. Va a es­tar colocado espiritualmente por su formación, su prodigioso poder asimilante y la con­figuradora energía de su inteligencia, entre las visicitudes de aquel "'hombre geométri­co" del siglo XVII que cargado sentimentalmente por Rousseau, toma la Bastilla y el

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"hombre 'económico" que :.sensibilizado por Marx da a .nuestro.~ tiempos · -~ dr:a!lJatis-mo hondo y contúrbador. •:

Unanue fue demasiado . .creativo para . erigir alta-res ,a la -violencia y ¡¡1 aliento rer voluc;:ionario. Así el final de su vida nos dejará este arqueti·po clásico y moderno al.mis~ mo tiempo, palabras singulares sob_re su trayectoria admirable. Textualmente - expr~­sa. "Pero debo declarar que en esas grandes convulsiones del g1obo. en que me he _con­siderado -un átomo vagando en la inmensidad de la naturaleza, un fuerte_ sentimiento religioso me levantaba ·siempre hada Dios y experimentaba :no -sé qué aliento .de_ segur Tidad y de grandeza. Mi alma, lejos de abatirse cobraba nuevo vigor". En él, la pa~

sión de Jos fenómenos y de la ley que tan honda expansión encuentra en su obra . y -que Jo vincula por consiguiente al .siglo XVIH, fue cóntrolada por esa convicéión, -se­rena y caltísima de su humanismo cristiano que. le hace ciudadano de Dios y del mun­do; que le mueve sin equivoco alguno a colocar el Derecho sob,re la Fuerza, a la Per­·sona sobre lo Gregario, a lo Moral sobre lo Biológico, al.EspÚitu _ sob~e lo Mecánico, a la Inteligencia rectora sobre el ciego Destino; mientras- como gran ·conocedor de Ja!; -ciencias 'matemáticas y de los métodos .cuantificadores, ponía en marcha ese-Amazonas incontenible de la investigación natural que es una de las g1orias resplandecientes del ·Perú; -

En ·él confluyeron 'tódas las fuerzas vivas de su tiempo. Humanismo y Nueva 'Cienda, ..en un milagrÓso florecimiento. - Fue por ello alerta ·centinela; que Igual vela­ba por la s;ilud del pueblo y propiciaba medidas de asistencia y de progreso .. que ·defem­·sas sociales y obra de :caminos . que hoy nos asombra . . Y pudo ' así hablar con un . cari­ño filial sobre la restauración de su Patria á l fundarse él Anfiteatro Anatómico, ver sur~ iJir la Escuela de Medieina de -San -Femando bajo su encendido afecto, interpretar con adivinatoria largueza el sentido de los · antiguos ,monumentos ·del Incario, ·hacer -elogi~

·de los misioneros viajantes por el Ucayali, el Huallaga y el Marañón, y ·ddinir <en em­-presa invulnerable a la corriente ·de los hechos, aquellos panegíricos_ eh que ·quiso levan­.tar la visión heroica de la vida a · cumbres •de excelsitud; pues como dice, hablando .de José de Urrutia "el hombre eleY,ado a la dignidad -de General ha '.dejado -de ser hom­bre. El sueño no tiene imperio ·sobre sus ojos, porque Jos emplea -en velar por -el - ser~

-vicio' de su-Patria". · Ser prudente y precavido, considera la excelencia " Ún compromiso para 'Cl trabajo

;s:n .descanso, el ascenso un aplicar los medios a 1os grandes fii:ies, el •esfuerzo :aJ óbs­.táculo que invita la robustez del ánimo y las premisas a ·1as conclusiones.

Sabio, conc'Cia también Ja insondable capacidad de la substanda humana frente al .destino y el hechizo soberano de las suprema_s instancias. Hdillbre sinaítico, tüvo un rol medianero entre los cielos y la tierra. Percuten su alma los acontec-iniiéntos , trans~

.formader.es y brotan ·de ella chispas que · van .a 'constelar:· el frriftainéri~b . americano. :Perspicaz \Obserfa cómo "tás ciencias y las artes, peregrinándo . de 'Oriente a Oédderi­te, hacen sentir su halagüeño .acento sobre las cumbres y · valles del -Perú". De ahí taln~ :bi?,n· que, ,al 'desc.Ubrirs~ ante ;su: pensamiento' fa .ideá .de -levantar !un 'tettipfo 'a :Ja ri:atti­~aleza, encuentra justicieramente qtie ·no •. es ·:predso con~ttúitld ·desde; que ya , el Perú -es ese templo augusto "en que sin necesitar de las débiles decoraciones del cincel rií •él 'bu;. . ril, ni. ver. humilladas sus criaturas osensibles baja el funestu '.ttt: je ·del 'sépú1cro, ' s~ pre­·senta viva y en todó su esplendor·.·~ ~el lenguaje, plegánaóS'e tlóci! ·a la ' virtud él~ 'éri­..salmo, ' exhibe luego al' modo de una .sinfonía geoántica la súblime : arcfuitecfüta 'eri :la .que , "tantas lámparas · inextinguibles, ·:cubiertas .de :un 'humo misterioso:·. no ·dejan de ·pei­~petuar -.el .culto del r;umert" , ' " ; , ·_, . . i~_ , :·ce< -,:.;; ., , i

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- ' Piensa y obra ·-influído por un amoi' ' a .la naturaleza que viene a hacernos - trans­parentes las frases trémulas de emocional arranque originario con que Ho~orio Delga­·dó, define el beneficio que el hombre obtiene de su examen; que no es. " tanto el saber ·científico, cuanto el sentimiento de maravilla y reverencia". Puesto q-i,le como antes ·lo expusiera su pluma innovadora. "aunque el espíritu regla el cosmos todo, sólo. en ·nuestra ccnciencia revela su luz y con e1lo hace posible la libertad moral".

Unanue representa ·esa .firme proeza de bien, de comprensión honda, discreta y ·acabada, que coli inicio en los "Comentarios Reales" del Inca Garcilaso, va a acendrar ·en las .páginas .del Mercurio, todo un •orbe de asuntos finamente concebidos, para ma­y or auge, frescura y dilección del nuevo mundo; y Jorge Basadre le mira con su pala~ ·bra habituada a la captación penetrante, como "símbolo" de vocación cultural. de efi­·cienciá educadora y definici,ón ·Patria". Estos tres aspectos son tres cumbres incan­-<lescerites .en los .panoramas,.avasallaoores de la nueva tierra. Obedece al profético lla~ mado ·de transfigurar la .naturaleza por la plenitud de su cultura; es eficiente . en su ám-

.. ,bito polirradial de .pedagogo; y tiene para Gabriel Moreno, su maestro de matemátir •cas, palabras augurales que resuenan melodiosamente en todo pecho agradecido. Buzo ;de las culturas precolombinas, al reflexionar sobre los efectos prodigiosos y raros de la coca, contacta con los dedos de su alma los confines de la Antigüedad, y piensa que 1as generaciones prehispanas acaso "la constituyeron también el símbolo de la .belleza, como lo ejecutaron los griegos con aquella frondosa palma que floreció junto a las aras ·de Apolo".

La flora peruana le arranca .páginas de antología y nadie puede olvidar más nun­ca su descripción del contorno de Lima inundado de claridades, en que según atisbo in­·deleble, la naturaleza se excede así misma. Pues el Perú, indica a su mirada de sabio .y artista, " que no abunda menos en preciosos metales que en plantas exquisitas".

En punto, a la germinación de las ideas y de las hechos, hay observaciones de Unanue que agobian verdaderamente a nuestro ímpetu admirativo. Cuando afirma -que· la educa.ción de los primeros años hace quizá la base de los delirios que ocupan .Jos últimos años de la vida, nos incita a meditar sobre los enigmas que sorprende la -indagación psicoanalítica con todas sus engramales ·ocurrencias. Y cuando sostiene que el alma acostumbrándose a un género de meditaciones, induce en el cuerpo la pro­

. pensión a realizarlas y es victima de la pasión de éste, qué de arcanos levantan enton­

.ces sus poderosas alas! Por esto mismo pudo apreciat ·el dinamismo escondido en los pliegues de la revolución y tomada bajo una faz, para muchos oscura o nebÜnosa. "Tiembla la desgraciada Europa! -apunta- el rayo de la Divinidad va a reducir a cenizas la fe muerta de este infausto siglo y tomar venganza de nosotros por nuestras

.propias manqs". ·

· Para quien como . él, el viejo principio hipocrático de la contrari_edad, debía rrgu­.rosamente observarse en el tratamiento ·de las enfermedades, y el más alto título del hombre, cumplir con someterse a la voluntad de su Creador y resignarse a .tributarle .la gloria debida a su Omnipotencia. las rebeliones de la razón y de la vida tenían · que :derramar angustias en su ánimo al preveer en el decurso de las sociedades la terrible .insurgencia -del abismo. ·

. La memor.ia universal que para algo elabora el dramático catálogo de las contra'­__ posiciones humanas, la enseña como la "envidia de · Hannon no ha podido oprimir · la descendencia de . Almicar sino con la ruina de su propia Patria". Y cuando el flamígé­_ro rayo . azota -a Europa sin piedad . nos. hace ver en , Napoleón sobre Marengo, ·~un hom­bre que reune en sí solo, el valor legendario de Leonidas, la -intrepidez de Alejandró, la

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magnimidad .y dulzura de ·César, e!' aliento del corazón, las ·Virtudes del alma que deben; cartcterizar el primer héroe de la historia".

-Si aquella mano .benéfica, que trazara tanto relaciones de Gobierno como · las cé-· lebres Guías de Su Patria y escribiera en 1812 aquel aúreo Manifiesto en favor de los · americanos que un noble firmó de rodillas, encamina fervorosa - las corrientes de Inde- . pendencia, es porque percibe inicialmente que ella constituye · el bien a que aspira toda . conciencia responsable y el tiempo aprémia con sus imperativos para una solución ca- · bal, justa y armónica, concorde a los hondos principios escondidos en :las venas de· fuego de la· estirpe' hispano-americana. Como otrcira, delantero en la· pleamar de los i suc·esos, al querer Fernando VII · hacerle Marqués del Sol. al punto cambia el título" atrayente por un cuadro que ostenta la imagen de quien es trasunto poderoso de fa Increada Realeza. ' '

, Convicción decidida y serena que ejerce su noble influencia a través de .los Go­biernos de Taboada, Abascál, Pezuela y San Martín y que luego se expande como én--; vuelo de una águila huidora sobre las serranías invictas, entregándonos las perspectivas '. opulentas e . inconfundibles dé su genio.

Pagando tributo a · las corrientes de rn siglo "Unanuc y su grupo se dej aban lle- ' , var -expresa conceptuoso Riva Agüero- por esa magnánima tendencia de su ·siglo, ' que imaginaba fáciles todos los progresos, llanas y pacíficas todas las vías de lo futu­ro, inviolable e infalible la benevolencia general".

Edad dulce y femenina que iba a tener por contrafigura; más allá de su florecida quietud, las convulsiones revolucionarias de Europa y América. Unanue recibe la lec­ción tremenda: . en los arenales medianeros entre Chancay y Huacho, · é¡úeda un día desvalijado .p0 r el · Jibérrimo correr de los impulsos, más llega a Pativilca y ahí se en- · trevistan, dialogan y se entienden dos colosos.

Ahí Sur y Norte se alzan con magestad sublime a través de dos almas de pujan­za soñadora. Y quién trae la substancia de la historia en su pecho· fuerte para los embates físicos y suave ante las pasiones humanas, como Unanue, aprecia fulmíneo la magnitud de la hora y las rectificaciones necesarias al proyectar el impalpable edi­ficio de sus cavilaciones, sobre el órfico desarrollo del Nuevo Continente.

Será el animador formidable que ha de pedir a las sombras de Homero y Ossian comuniquen a su pluma imágenes de fuego. El amigo insuperable que plasmara bien pronto bajo el voltear de mundos morales que tienen por centro el Istmo de Panamá, la Idea Confederativa en su primer mañana y el alma inmensa de la radiosa hazafia.

He ahí como en su espiritu adquiere la imagen de Bolivar una vibración de peren­nidad al decirnos que "reuniendo este excelente Capitán la elocuencia de la pluma a la fuerza de la espada, de la rara manera que en los dilatados siglos de Jos héroes acaeció con Scipión, César y Napoleón, ha bosquejado el Gobierno de su tiempo con una grandeza y benevolencia dignas de él solo''. Admirable simbiosis, cual no vieron otra los ojos de expectativa de la Historia. Singular fortuna de nuestros pueblos que cuentan con tan dulce cadena de emocionales virtudes! ¡Aquí nos detendremos!

Pienso ahora, que atravesando el Valle de Cañete ,tierra embelesada de cielo y de flores , con Luis Alayza y Paz Soldán, conocedor asiduo de los enigmas de la psico-geografía y bajo la unción de sus vocablos, miré aquellos sitios sagrados donde Unanue pasó los años postreros de su vida. Le vi entregado a la meditáción con los ojos llenos de visiones de Patria y de estrellas palpitantes en la flúida orquestación del Universo. Presentimientos desgarradores atravesaban su corazón, lejanos gritos de discordia herían sus oídos, pero también sobreponiéndose una vez más, preveía los

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triunfos , d,e puestros pueblos, bajo Gobi~mos . inspirados · leal):Ilente en ~! primigeni9 mandato de construir un mundo mejor, un orden de .convivencia, donde el bienestar y · la i¡abiduría sean pa.trimo.nio común; y tal ve_mos hoy en .el Perú y Vene;i;1,1ela, la ·mar· epa de la iqea grandiosa, penetrar victoriosamente para tomar acto vivo la inmensa posibilidad del por-vepir.

Unanue ¡¡_l ,. despuntar el dia y en su Retiro, llamaba a sus hijos para entonar el , Magnificat. Porque partiendo del Pentateuco y a través de Débora y Judith, Ruth . y _Rebeca, Raquel y la hija de Jefté, Abisag de Sunam y la ,Sulamita inefable, él capta~ ~a .en .una simpatía más profund¡¡_ y arrebatadora que la idea, ese aliento de libertad, qe ll!agnificencia iµiposible de interpretar que va a condensarse con ~uperabundancia .

de éxtasis divino, para bien de Jos l:ium\ldes en el orden de Ja naturaleza .y de Ja gracia; en los labios alborales, absolutos de bienaventuranza de María Santísima.

Predestinación I_Ilariana que nos hace fuertes y que en estos momentos en que c)audica _a pedazos la civilización, nos tr<ie el mandato de _ '"ser grandes como es _gran• ' de la era que comienza en nuestras manos". Esta es la v0:z de Unanue. El como el · Huascarán se levanta magnifico, solitario, deslumbrador. Varón orébico en el sentido de antorcha . ideal, quiso que los padres enseñaran a sus hijos y que éstos lo hiciesen cpn Jos suyos .hasta las más distantes edades, un distico epifánico:

Dux Bolívar erat noster quo justior alter, Nec pietate fuit; nec bello major, et armis.

- . ' . Y aquí se yergue ~obre la cima de las edades enrumbando nuestros pasos, con la

jvvl'.ntud eterna de la· .lu.z, .cuanto que ella, delicia intacta del Fiat .Primero, es lo único que no envejece en la mágica epopeya del cosmos .

. :<:--. ~ ~ ·

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Discurso Pronunciado Por el Dr. HiP61ito Unanue. diputado Por Puno Y Ministro de Hacienda

En nuestro Primer Conereso Consfltuvente. en la .sesión deJ 20 de diciembre de 1 s22·

Hoy ha amanecido la primera . aurora de la República del Perú: .con ella se ha anunciado que él ejército libertador de los valientes del Paraná, del Maule y del Rí­mac, ha llegádo a las playas de Arica. El feroz y desesperado enemigo había talado todos los campos inmediatos para que no encontrasen recursos, y con fuertes destaca­mentos impedía todas las avenidas. M as no pudo extinguir la llama de amor a la libertad de los habitantes, que reanimándose a la vista de la escuadra, devoró cuantos obstáculos; se le oponían, y en medio de la devastación y el desierto hizo brotar auxi­lios de todo · género, para que se moviesen nuestras tropas y marchasen a romper las cadenas, y a ceñirse de nuevos laureles. Yo he nacidd en aquel suelo de héroes, siem..1. pre prontos a sacrificarse por la indep~ndencia de la Patria. Y mientras que el júbilo público anuncie la celebridad que se hace por tan felices acaecimientos, soy elegido· Presidente del Soberano Congreso que acaba de constituirla.

Los sentimientos que nacen de la reunión de tan dichosos sucesos, me oprimen de tal manera el pecho, que ellos mismos no me d'ejan explicarlos.

Si debemos a D ios la gratitud por los pequeños bienes de esta vida que nos con­cede ¿cuáles · deberán ser las emociones de nuestro corazón reconocido en los grandes, en los extraordinarios y excelsos? Debemos a nuestros padres el ser natural; la en­señanza a nuestros maestros; los honores a la Patria; más, careciendo de ésta, como colonos de un~ nación lejana, ni aún el ser natural hemos tenido en integridad . Los padres tutelares del Perú, que componen este Soberano Congreso, nos la restituyen-en el día, y con ella todos los derechos naturales y sociales. Así les somos deudores de cuantos los progenitores, los maestros y la Patria misma nos conceden.

·· Peruanos, ya ~enéis Patria. Levantad esa cabeza que vosotros y vuestros padres habéis llevado humillada por tres siglos de cautiverio. Nada fuimos, y ahora empe­zamos a ser. Los de la clase noble lo mismo . que los de la media, han sido reputados por entes nulos. En la sabiduría adquirida por uno y otro no tuvieron mas premios', que una dependencia inmediata' de europeos orgullosos e ignorantes. · Aún lamentamos la pérdida del primer jurisconsuíto de esta Academia, quien pasó toda su vida sirvien­do ·de Angente Fiscal a hombres ultramarinos, que en un gobierno · justo se· habrían honrado de· contarse entre sus· discípulos. Y si el fundador de la libertad en su· glo-

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riosa entrada a esta Metrópoli, no le hubiese distinguido con la dignidad porque tan­tos años clamaba su mérito, habria muerto en la última desolación. En todas las par• tes en que la razón humana no está envilecida, las canas y las ciencias ocupan el solio de la magistratura, y los jóvenes abogados se ejercitan delante de ellas en la defensa de las causas, para tomar lecciones de prudencia y conocimiento. Entre nosotros acae­cia lo contrario. Jóvenes barbiponientes de España eran los magistrados: y los juris­consultos, cargados de años, de saber y de prudencia, sólo tenían lugar en defender las partes litigantes con una voz trémula y sumisa. ¡Sabios de la Universidad de San Marcos, que tanto honor habéis hecho a la ciencia y a la virtud, cesó vuestra ign~i­

'nia, y cesó para siempre! Los nobles de esta capital con excasivo empeño, quisieron distinguirse comprando

los titulos que se dicen de Castilla. Parece que con estas vanas condecoraciones pre­tendían consolarse de la absoluta privación en que se les tenia de todo género de em­pleos; mas aquellas denominaciones que de nada sirven al que por si mismo no tiene méritos, los conducian a hacerles más sensibles los desprecios. Rara vez aparecían en los palacios de los virreyes; y en las concurrencias públicas eran pospuestos en las demostraciones de estimación, a cualquier militar europeo por corta que fuese su gra­duación. Para dar a estos señores nobles una alta señal de aprecio, se les hizo entrar .en el regimiento de civlcos titulado de Concordia, ·en el que )os condes y : marqueses· .de · Lima alternaban .con tenderos, que, ·criados por lo común en el se~vlcio y depen­,dencia de otros, en ninguna parte del mundo alindan con los nobles. Pei;o aún más; se les fué poco a poco arrinconando con gravísimo desaire de sus personas y títulos. Si el hpnor es el principal distintivo de la nobleza, picados de él los nuestros, debían ha­per quemado esc;>s carcomidos pergaminos, inconsistentes en el día con la Constitucióp. de la República, donde no debe haber más lustre ni prosapia que la propia virtµd . Cultiven ésta, que entonces de necesidad serán llamados a su~ primeros empleos, y ro­,deadoi¡ del explendor que nunca tuvieron sus mayores.

La Patria, bajo los auspicios del Ser Supremo, camina a grandes destinos, y sólo f!S necesario .unión entre sus hijos para acelerar el paso. Yo aseguro a nombre de los arequipeñes mis compatriotas, que no faltarán a ella.- ni a la firme resolución de liber­tarla y sostener su independencia. Pocos años há que por la voluntad. libre de todos los pueblos de la provincia, fu¡ elegido su primer representante. Esta alta designa­ción me autoriza bastan.te para llevar su voz y decir, que las heroínas mismas pere­cerán mil veces, antes que volver a cargar las cadenas coloniales sobre . sus hermosos cuellos. Cuán doloros.o es que_ haya alrededor de nosotros quienes aún tengan estas intenciones insensatas. Si los mismos españoles están inundando de sangre su patrio ~uelo, por no sufrir la tiranía de su propia casa ¿por qué se quiere que nosotros tole­remos la de la ajena?

Si existe algún americano, que aún guste vivir con_ los grillos de la escléivitud, salga de entre nosotros y váyase a Castilla. Váyase cuanto antes, porque la sombra pe! romano Bruto, que hizo matar a sus hijos por perturbadores d~ la libertad de la Patria, se va difundiendo por nuestros pec;hos.

Y tú, :gloriosa capital ,prepárate a los días de magnificencia que ya se te vienen. acercando en los siglos futuros. - Rico se ha llamado el Perú por la abundancia y pre• ciosidad de sus metales; y en :verdad que lo es. La cordillera oriental se denomina de pro, por la gran cantidad que derrama de éste en sus lavaderos; y la de occidente, de plata, por ,las inmensas masas que contiene en sus entrajias: así el que nace entre ellas .. . por, humilde que sea su cuna , puede asegurar que se ha mecido en medio de la ,opulen-

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cia. Más aún tenemos otros tesoros, que no han sido bien conocidos. La extensión y tranquilidad del puerto dél Callao y su ventajosa situación en el mar del Sur. Allí al frente están los riquísimos imperios e islas del Asia, cuyas puertas de marfil no se -han abierto hasta ahora, sino al riguroso y estéril monopolio. Entre sus orillas y las nue,s•_:. tras, se extiende la fecunda y dilatada .isla de nueva Holanda .en la que tos.incansa­bles hijos de Albión están abriendo con empeño los cimientos de la Inglaterra del aus­tro. ¡Qué tiempos serán aquellos, cµando la. China, la nueva Holanda y el Perú, en­tren en comunicación y comercio! ¡Quién podrá entonces numerar la multitud de bu­ques, cuyas anclas muerdan la arena en la inmensa bahía del Callao! Muchas veces al venir de il a esta ciudad he dicho entre mí: los fecundos campos que se ven aban· donados por uno y otro lado de este camino. serán algún día cubiertos de ca:Sas de cam­po, jardines, estatuas y monumentos levantados a la gloria y al recreo. Los .viajeros que le atraviesen, quédarán ·atónitos .. al mir<¡rlos; y entrando en la captial, encontrará• en ella. no con hombres inclinados a la tierra, ocultos debajo de una capa y sombrero gatho para no mirar· el rostro ·altivo de sus señore11; sino con ciudadanos- erguidos.-que conforme a su dignidad, dirigen los ojos al cíe.Jo, y extienden las manos al peregrino,. , con aquella generosidad y nobleza de ánimo, qúe es propia de los peruanos . .'

Yo no veré esos tiempos felices; demasiado he vivido, puesto que en -los repetidos · 'esfuerzos que hice por derribar la tiranía, creí ser ·una víctima de ella. En, los Estaclos vecinos, han padecido cruel martirio varios literatos por la libertad de la patria. Me . esperaba igual destino, y . me consolaba con unirme en la, eternidad a sus almas res­petables. Libróme la Providencia y he presenciado los dias que jamás pensé alcanzar. Si le · place, descenderé tranquilo. al seno de la tierra madre en _que he. nacido. Y CUC!!k .

do allá en . los días venturO$OS del Perú, comiencen a conmoverse de j\ibilo las cenizas de los guerreros, de l~s sabios y de los hombres virtuosos, que tanto trapajaban en el , dia por proporcionárselos.- levantaré mi brazo del sepulcro para bendecirle y desearle . que sea. la más · justa, la más opulenta, la más pacífica, la más expléndida y la mái¡ · gloriosa Repúblicé! de cuantas han existido y existan sobre el globo . , ..

·(Del- "Diario de las Discusiones y Actas del Congreso_ Constituyen,te", T. 39, Pags, 4-9).

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CARTA DEL DR. UNANUE AL GRAL LAS HERAS

Comprueba las actividades del prócer ptruano m favor de Ja Independencia, anteriores ' ' a I~ entrada de San; Martm a· Lima., .-. Biblioteca Nacional de Lima.

Archivo Paz Soldán 2. Epistolario 11. 1820~1821 (B)

' 1 FoI. Hl'

Sr. General D. Tomás de las Heras.

Arona 10 de Febrero de 1821.

Muy Sr. mío, y estimado Paisano: U. me encuentra aqui, por que tuve que salir de ptiSa ·por consejo de amigos ; p11 • evitar las muestras de la incomodidad que se ha to­mado con migo· por no haber"pasado de que se creyese era mía la Gazeta que U . ha- , b'rá -visto; y porque he pretendido sostener el medio de conciliación que por medi:o de sus Diputados hizo proponer en Miraflores el E xmó Sar, General en Gefe, y · que yo. c!:eí- el · único, y el mas ventajoso a ' los Europeos en. especial, en las circunstancias. Pero mis r.ectas intenciones han · recibido mal pago. Si U. permanece un día en esa Hazda: deceai'ía saberlo pª escribir con difución al General en . Gefe· dé quien recibí una carta en fa víspera de mí. venida, y no contesté porque el mismo qe me la dió me instó · a· que nie marchase. Del amable Guido no he recibido ninguna carta, y así es n'ecésario. no tenga ·queja pr falta de respuesta. Ahora cuatro días pasaron pª Lima ciento setenta soldados, y me quitaron parte de las mulas, y el resto salió ayer Pª ' Liima con azucar, y así esta noche se hallan en Bujama; he no .obstante prevenido pll que vean lo. que puede ir pr que hasta sin los caballos ·de mi silla me han dejado, y· fue necesario que el dueño de esa Hacienda de Sta. Barbara,, y otros amigos de Lima me presta'ran · cabállos.· Acabo de Fecibir· corresponden'cia de · Lima con las Gazetas que incluyo, y la renuncia del Sr. Pezuela depuesto inominiosarnente por una facción mi­litar, y también tengo algunas Gazetas de Chile hasta fines de Octubre. Mi esposa corresponde las finas expresiont>s de U. y yo decearía otras circunstancias para acre­ditarle la estimación de su afecto. Serv.or Q. B. S. m•.

Hipolito Unanue.

(Debernos esta carta a la gentileza de la Srta. Dr. Ella Dunbar Temple)

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INVENTARIO DE LA BIBLIOTECA DEL~:DOCTOR HIPOLITO UNANUE o>

Tomado del Expediente de Partición de sus Bienes.

ESTANTE PRIMERO

Obras de Condillac, en francés; treinta y cinco tomos. Curso de Literatura por la Harpe, en francés; diez y · seis tomos. Estaciones de Thomson en idem; un tomo. Poesías de Beanis, en idem; dos tomos. Oraciones Fúnebres de Hechur en idem; dos tomos; ldem. de Bossuet en idem; un tomo. Historia Universal de Bossuet, en idem; dos tomos. Obras de Cicerón en latín, y francés; treinta y cinco tomos. Obras de Metastasio, en Italiano; doce tomos. La Esperanza Crilitiana-;-- un tomo. Confesiones de San Agustín; dos tomos. Pindaro en Griego y castellano; un tomo. Tragedias de Racine en francés; cinco tomos. Historia de la Inquisición por Lorente; diez tomos. Sinónimos de Huerta; dos tomos. Homero trad. por Pope, en Inglés; siete tomos. Comedias y Tragedias en idem; cuatro tomos .. Pensamientos de Pascal, en castellano; un tomo. Orlando Furioso en italiano; cuatro tomos: Fábulas de Lafontaine, en francés; un tomo. Idilios de Teocrito, en ídem; un tomo. Genio del Cristianismo, ·en· ídem; nueve tomos. Cementerio de la Magdalena en castellano; cuatro tomos. Jerusalén de Tasso, en italiano y francés; cinco tomos. Obras de Boileat1, en ídem; dos totnós. Gramática Latina de Mora; un tomo.

( 1) No ha sido posible rectificar .Jos innúmeros errores del plumario que tomó la !'elación de los libros. Señalamos con una (?) Jos. errores msalvables • .,

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Idem de lriarte, en castellano; Wl tomo. Don Qujiote; cuatro tomos. Instituciones de Boherhave, en latín; cuatro tomos. Introducción a la Lengua Griega, por Girodeau; cuatro tomos. Poesías Griegas; Wl tomo. Oficios de Cicerón ea latin y castellano; dos tomos. Epístolas del mismo, en idem; un tomo. Idem, de San Pablo en castellano; un tomo. Retórica de Blain, en i.dem; un tomo. Gultivo de las Papas, en ídem; un tomo. Nuevo Testamento, en ídem; un tomo. Moral Cristiana en francés; un tomo. Ortopedia en ídem; un tomo. Dicciona rio Italiano y Español; dos tomos. Lógica de Condillac; un tomo. Filosofía de F acquier, en latín; cuatro tomos. Idem de Guevara, en idem; cinco tomos. Obras de Fenelón, en francés ; seis tomos. Orfila Socorro de los Afligidos; un tomo. Gramática Castellana; un tomo. Catecismo ídem; un tomo. Coxe, Observaciones en francés ; dos tomos. Volney, Viaje a Egipto, en francés ; dos tomos. ldem a la América, en ídem; dos· tomos. Viaje de Anacarsis en idem con a tlas; siete tomos. Azara, viajes a la América en idem; cuatro tomos. Diccionario Geográfico en francés; un tomo. Gramática Griega y Francesa; un tomo. Gramática Hebrea y Latina; un tomo. Método Griego; Wl tomo. Idem Latino; un tomo. Biccionario Latino y Francés; un tomo. Ansaldo, de Romano, Deorum, Educatione ; un tomo. Anacreonte, por Argüelles, en castellano; un tomo. Letelbir, Historia Antigua , en francés ; un tomo. Compendio de la Historia de Francia por Hubert; dos tomos. Homilías de Clemente Undécimo, grecolatino; un tomo. Epístolas Latinas, por Manuel Martini; dos tomos. Lunario Grecola tino; cuatro tomos. Solís, Historia de México; un tomo. Biblioteca Oriental y Occidental por Pereda; Wl tomo. Origen de los Indios, por G arcía; un tomo. Monarquía Indiana por Torqµemada; un temo. Historia de las Indias Occidentales por Herrera; cuatro tomes. Historiadores Primitivos de ídem por Barcia; tres tomos. La Araucana; un tomo.

· His.toria. de la Florida por G arcilaso; 2 tomos. Idem del Perú .POI' id~m ; _ 2 tomos.

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Idem por Calancha; un tomo. Ensay& sobre la Nueva España por Humbold, en francés ; dos tomos. Recopilación de Leyes de Indias; cuatro tomos. Ordenanzas del Perú; un tomo. Conquista de la Nueva Granada ·por Piedrahita; un tomo. Plutarco Greco latino; cuatro tomos. J enofonte, · idem; un tomo. Poetas Heroicos, idem; dos tomos. Idem Trágicos, Cómicos y Líricos; un tomo. Scapula Greco Latino; un tomo. Schrevelio ídem; un tomo. Diccionario de Antigüedades, por Pitisco; tres tomos. Idem Arabe, y Castellano por Cañas; tres tomos. San Gregorio Nacianseno, greco latino; dos tomos. Petavio Doctrina Temporánea; tres tomos.

ESTANTE SEGUNDO

Lucrecio Latino Francés; dos tomos. Antilucrecio; un tomo; Tácito en Latín; siete tomos. Epístolas de Plinio en idem; un tomo. Comedias e(\ latín, y francés por Terencio; tres tomos. Historia por Velleyo, latín y francés; un tomo. Cornelio en ídem; un tomo. Salustio en ídem; un tomo. Quinto Curcio en Latín: un tomo. Fedro, en latín y francés; un tomo. Julio César en laÚn; dos tomos. Quintiliano, en ídem; dos tomos. Obras de Rapino, latín y francés; tres tomos. Poemas de ídem en latín; tres tomos. Las Cuatro Poetisas, por Matens; dos tomos. Vamiení, en latín; dos tomos. Virgilio, en ídem; un tomo. Anvrosio, en ídem; un tomo. Moyses Urátor (?) en iatin; un tomo. Prosodia de Ruccioli, en ídem; un tomo. Funcelini, •Parracida en idem; un tomo. Anatomía de Wínslaw, cuatro tomos. Biogrnfía Universal. en francés; cincuenta y dos tomos. Idem de los Hombres Vivos, en idem; cinco tomos. ~emorias de Miller en .castellano: dos tomos. , Biblioteca Americana: dos tomos. Virgilio en latín; _cmitro tom'?s. Pruebas del Cristianismo, por Paley, en francés; dos tomos. · Repertorio Americano; cuatro tomos. Teología Natural de idem, en idem; un to~o,

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Bibilia Sacra en latín; ocho tomos. Lactancia·' en fatírt; ocho ~ tomos.: Valleyo ad Usun Delfini ; un tomo. Eustaquio; un tomo.

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Tablas Físicas, en francés , Barnuet; un tomo • . Labande Astronomie en francés; tres tomos; Filosofía, Descartes; un tomo. Filosofía de Newton; trece tomas. Purea de Bist, en francés; un tomo. Matemáticas, de Bails; cuatro tomos. ldem de Vallejo; cuatro tomos. Diccionario Inglés y Esp_añol; dos tomos. ldem Francés y Español; dos tomos. Geografía Francesa, por Gturie; (?) dos toml'.:ls .

..P.ú.7&?.4' S:::c:?¿J¿J &.? .Li.&n?r?d' &? h p & · &W &>..e>a ·

Ley de las Naciones, por Martens, en ídem; un tomo. Policía y Comercio del T ámesis, en idem;. un- tomo. Platón Greco Latino; doce tomos. Biblia Latina por Calmet; nueve tomos. Diccionario Bíblico, por idem; dos tomos. Concordancias de la Biblia; un tomo. San Juan Crisóstomo, Greco La tino; trece tomos.

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Helechos Americanos, por Plumier y Hoxa Permana; ,cinco tomos:

ESTANTE TERCERO

Calendario de los Estados Unidos; un tomo. Tablas de Logaritmos, en francés un tomo. Erasrno en castellano; seis tamos. Ferncho, Medicina (?) en latín; tres tornos. Ganbio Patología (?); dos tomos. Le Carmus, Medicina del Espíritu en francés; dos tomos. Boherhave, Metodus Duendí; un tomo. Historia Platarmun del lnfimo; (?) un tomo. ldem de Uribus. medicamentos; un tomo. ldem, Materia Médica; un tomo. Santonio, Medicina Estática; dos tomos. Historia de Percidideo, en francés; tres · tornos. Historia del Lujo, en idem; un tomo. Disertaciones de Valdes; un tomo. Fábulas de Esopo; un · tomo. Coxsini Filosofía; siete tomos. Jura Política del Perú; cinco tomos. Repertorios Antiguos; un tomo. Vieq d'Azyr pór Moreau, en francés; seis tomos. Bernardino de St' Pierre, en ídem; cinco tomos. Bichat Cinfia en ídem; dos tomos. Stoll, Medicina en latín; dos tomos.

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Fisica de Avay, en francés; dos tomos. Deschamps, Enfermedades de .las Narices; un tamo. Ganiot, idem de la boca; un tomo. Beer, idem de los ojos; un .. tomo. Lusuriaga, Cohío, (?) de Madrid; un tomo. Klein, Medicina en latín; un tomo. Cuvrier, Anatomía Compendiada en francés; cinco tomos. Idem, Tratado de Animales, en ídem; un .tomo. Lírico Sistema Natural; ocho tomos. Patavío de Frebxes, greco latino; un tomo. Geofroí Higiene poema; un tomo. Menandro greco latino; un tomo. Petronio en latín; dos tomos. Demosthenes greco latino; dos tomos. Lucretio ad Usum Delfini; un tomo. Virgilio idem; dos tomos. Horatio ídem; cuatro tamos. Salustio idem; un tomo. · Cornelio, idem; un tomo. Julio César. idem; un tomo. Suetonio idem; dos tomos. Quinto Curdo, idem; un tomo,

· Flavio idem; un tomo. Fedro idem; un tomo. Boceró ídem; un tomo. Arat greco latino; un tomo. Homero, ídem; cua tro tomos. Lucano, por Romano, latino; un tomo. Ansonio (?) ad Usum De!fini; un tomo. Marcial idem; dos tomos. Cicerón idem; nueve tomos. Estadística de la América del Norte; Uh tomo. Cuvier, Animales Fósiles, en. francés ; siete tomos, Enciclopedia de Evirnbargo (?) en inglés; deiz y ocho tomos; Bianchini, historia antigua, italiano; un tomo. Teología Petavio (?) ; cuatro tomos. Flora Peruana: apuntada ya anteriormente. San Juan Damasceno greco latino; dos tomos. Artes Mecánicas en francés; 'trece· tornos. Pisen, Medicina Brasilense; un tomo .

. ESTANTE CUARTO

Cesanotti-Homero en italiano; ocho · tomos. Pantien, Diccionario de Física en francés; cinco tomas. Sanay , Matemáticas, en francés; ·Un tomo; . La Place, Probabilidades, en idern; un tomo. Laurisio, sobre el Teatro Español; un tomo.

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Obras de Bonnet en francés; veinte y . dos tomos. Filosofía Botánica en latín, de Lirico; un tomo. San Cristóbal, curso de Química; dos tomos. Lavoisicr, idem en francés ; dos tomos. Chaptal, idem en idem; tres tomos. Cullen Medicina; dos tomos. Idem, Materia Médica; tres tomos. Hihert, idem; dos tomos. Mosseley, Medicina en inglés; un tomo. Cuchion, idem ídem; un tomo. Bell, Enfermedades Venéreas, en idem; un tomo. Idem Ginfia en idem; siete tomos. Azara Vida de Cicerón; cuatro tomos. Andrés, Literatura; diez tomos. Tertuliano Apología; un tomo. Viaje al Estrecho de Magallanes; un tomo. Boherhave, Medicina en laÜn; un tomo. Swieten, Comentarios de los Aforismos •. en idem; cinco. tomos. Haen Patologia en idem; dos tomos. Boherh;::ve, De Nervios, en idem: un tomo. Haller, Fisiología en idt>m; ocho tomos. Idem, Método de Estudiar la Medicina, en idem; dos tomos. Idem Biblioteca Anatómica, en idem; dos tomos. Idem Idem, Médica, en idem; cuatro tomos. Idem Biblioteca Quirúrgic~, en ídem; dos tomos. ldem Idem Botánica. Idem Opera Anatómica en idem; tres tomos. Boerhave Prospera Alpino, en idem; un tomo. Reí Pustica (?) ScriptonE.'a; un tomo. Plinío, Historia Natural en idem; cinco tomos. Fitohirio (?) en ídem; seis tomos. Molgangui (?) Epístolas Médicas, en ídem; dos tomos. Idem, Adversarios Anatómicos, en idem; un tomo. Astran, Enfermedades Venéreas en ídem; dos tomos. Haller, Historia de EnfE.'rmedades en idem; dos tomos. Lienthand, Historia Anatómica, en idem; dos tomos. ldem, Medicina en idem; dos tomos. Farmacopea Matritense, en idem; un tomo. Memorias de la Academia Médica Espafiola; un tomo • Diccionario de la . Acapemia de la Historia; dos tomos. Pastor del Nuevo Mundo, en latín: un tomo. Vanmuir Diccionario Optica; un tomo. Favio de la Rivac, Arte de Escribir; un tomo. Diccionario Eclesiástico, en francés; seis tomos. Idem de Forchíni, en latín; cuatro tomos. Idem Famís, Medicina en francés; seis tomos. Lamartiniere, en idem; seis tomos.

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ESTANTE QUINTO -

Fricalet Biblioteca de los Padres en franc_é_s; ocho tomos. Medallas Antiguas, en latín; un tomo. Gramática Latina de Ginebra; un tomo. Valverde, Isla Española; un tomo. Restrepo, Hevolucion de Colombia con-Atlas, once tomos. Mercurio Peruano, doce tomos. Monumentos Literarios del Perú; un tomo. Verdadero Peruano; un tomo. Actuaciones Literarias, sobre la Vacuna; un tomo. Observaciones sobre el Clim¡i cle Lima; un tomo. Registro Oficial; un tomo. Ulloa, Noticias Americanas; -un tomo. Molina, Historia de Chile; doce tomos. Registro oficial de Buenos Ayres; un tomo. Leyes de Colombia; un tomo. Historia de Puerto Rico; un tomo. Blaquiene, Descripción de Venezuela. Trinidad, en Inglés; un tomo. W al ton, Historia de Filipinas en idem; un tomo. W al ton, América Española, en ídem; un tomo. Idem sobre las Vicuñas; un ·tomo. Clavijeno, Historia de Méjico; dos tomos. Alcedo, Diccionario Americano; cinco tomos. Blackendinge, Viaje a Sud América, en Inglés; dos tomos. Guerra, Revolución de Méjico; dos tomos. Robertson, Historia de América en inglés; dos tomos. Fisney ídem de Buenos Ayres; tres tomos. Barba, Parte de los Metales; un tomo. La Causa sobre la Venida del M:esías, deben ser cuatro tomos; tres tomos. Carta de Benedicto, deben ser cuatro, dos tomos. Institutas de Castilla un tomo. Ferinecio, Sobre. el Estilo Culto Latino; un tomo. · Historia de las Piedras ·y -- (;onchas en francés; un tomo.­Forster, Plantas del Mar del Sur, en latín; un tomo. Pager, Atlas de sus Estudios Enciclopédicos, en francés; un tomo. Founnefort, Pla_ntas en latín, tres tomos. Friller, Medicina en latín; dos tomos. Julio Frontino, en latín; un tomo. Aurelio Prudencio en ídem; un . tomo. Fray Luis de Granada, retórica e11 ídem; un tomo: Jovellanos, Ley Agraria; un tomo. Viaje de la Condamine; dos tomos. Idem del P. Labant; dos tomas. Leyes de Partida; tres tomos. Solórzano, Política Indiana; un tomo.

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Recopilación de Leyes de Castilla: cinco tomos. Diccionario Castellano; un tomo. Carta Pastoral de Villagomez; un tomo. Liconio, Teología Moral; tres tomos. Historia del Paraguay; tres tomos. Viaje de Ansón; un tomo. Diccionario de Ballenera; dos tomos. Diccionario de la Lengua Francesa; dos tomos.

ESTANTE SEXTO

Mona, No me Olvides; dos tomos. Almanaque de la Academia de Baviera; un tomo. Dougras, Medicina Práctica: un tomo Maguea, Diccionario de Química, en francés; cuatro tomos. Caxtemer, Materia Médica, en francés; dos tomos. Sigan Física; dos tomos. Barba, Arte de los Metales; dos tomos. Biot, Astronomía Física; dos tomos. Lozano, Colección de Autores Latinos; tres tomos. Altieri, Filosofía; dos tomos. Epístolas de San Gerónimo, en latín; un· tomo·. Boileau, Sobre Longino, en francés; un forno.

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Diccionario de la Historia Natural, en ídem; (incompleta) Candole, Sobre las Plantas, en iclem; tres tomos.

veinte cuatro · tomos.

Instrucción para la Juventud, en ídem;' dos tomos. Parmentíer, Sobre ia Leehe, en ídem; un tomo. Pager, Estudios Enciclopédicos en ídem; seis tomos. Philip, sobre Mineralogía: en inglés; dos tomos. Ligorne. Instituciones de Newton, en francés ; un tomo. Labande, Compendio de Astronomía en ídem:· un tomo. Dkcionario en Física, en -francés; dos tomos. Malpertini, en ídem; cuatro tomos. Justino, en latín; dos tomos. Allegre el Homero en ídem; un · tomo. · Humboldt, Plantas Equinoxiales; cuatro tomos. ldem; Viajes, en castellano; cinco ·tomos. Idem, Mom1meritos ;Americanos, en inglés; dos tomos. Colección de Periódicos, de Nueva York, en ídem; seis too:ios. Anales de la Sociedad Literaria de París; cuatro tomos. Historia Universal por Mnller en francés ; cuatro tétrios. Curso de Literatura de Schegel, en idcm; '·dos tomos. Ducreno, Historia Eclesiástica ;' ocho : tomos. Origen de las Leyes; cinco tomos. Teoría de las Cortes por Máximo; tres tomos. Ciencias Físicas por Meudanto; un tomo. Diccionario de Astronomía en francés ; un tomo: San Agustín, Ciudad de Dios; doce tomos.

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Diccionario de Artes; cinco tomos. Calvario, Derecho Canónico; seis tomos. Teatro de la Elocuencia Española, (incompleta); Benedictin Casun Contientia; un tomo.

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ESTANTE SEPTIMO

Parayso Perdido, por Miltcrn; tres tomos; Elementos de Ideologia; un tomo. Comentarios de Julio César; un tomo. Virgilio; un tomo. La Iliada de Homero; dos tomos. Traducción de las Bucolicas de Virgilio; ufl tomo. La Odisea de Homero, dos tomos Georgicas de Vit.gilio; un· toma. Ovidio, cinco tomos. Horatio, un tomo. La Henrriada de Voltaire; un . tomo. Racine, un tomo. Los Eruditos, a la Violeta; un tomo. Miguel Cervantes; diez tomos. Filosofía de la Eloquencia; dos tomos. Conquista de Méjico; cinco tomqs. Derecho· de Gentes, por Vatel~ cu<itro tomos. · Nueva Guía de París; un tomo. Constitución del Perú; un tomo. Leighs. Nueva Pintura de Londres; un tomo. Smollet, Historia de Inglaterra; diez y seis tomos. Scott, Historia de idem; cinco tomos. Robertscrn, sus obras; doce tornos . .. · Young, The Complaint; un tomo. Lecciones de Derecho de Naturaleza y de Gentes; cúatro· tomos. Canto a Bolivia, un tomo. · ,. Gramática Francesa; un tomo. Idem, Inglesa; un tomo. Curso de Política; tres tomos. • - .. Henrique el Grande; un tomo. Garcia, de Ideología; un tomo. Dicciomtrio de Geografía; dos tomos. Enciclopedia de Nicholson; seis tomos. Historia Antigua; tres tomos. '-Idem Romana; cuatro tomos. Idem del Bajo Imperio; cuatro tomos . . _ Dulame, Revolución Francesa; seis tomos. Elementos Ideología; cuatro tomos. Concejos Maternos; un tomo. Gramática de Gramáticas; dos tomos. Aventuras de Telemaco; dos tomos. Obras de Lamartine; dos tomos.

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Obras de Moratin; tres tomos. Obras de Boileau; tres tomos. Gil Blas; tres tomos. Carlos Duodécimo; un .tomo. Aritmética de Laconis; un tomo. Trigonometría de ídem; un tomo.

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Cálculo Diferencial de ídem; un tomo. Aritmética y Algebra de idem; un tomo. Cálculo de Probabilidades de idem; un tomo. Ensefianza General de idem; un tomo. Complemento de Algebra de idem; un tomo. Elementos de Geometría de idem; un tomo. Diccionario Universal de Ronier, siete .tomos. Ribonson, en alemán; un tomo. Sátiras de Juvenal; un tomo. Diccionario de Economía Política; un tomo. Geografía Universal de Malte Brun; siete tomos·. Lord Byron; un tomo. Lafontaine; un tomo. Shakespeare; un tomo. Moliere; un tomo. Viages de Anacharsís, un tomo. Gibbon, Decadencia de los Romanos; doce tomos. Fhenard, Tratado de Química; cinco tomos. Obras de Pope; nueve tomos. The Spectator; ocho tomos. The Speaker; un tomo. Montesqu!eu, Espíritu de las Leyes; cuatro tomos. Tracy, Comentarios de Montesquieu; un tomo. La Economía Política; tres tomos. ldem Castilla, y Epitome; un tomo. Geografía del Globo; un tomo. Geografía de la Juventud; un tomo. Cartas Peruanas; un tomo. Telcmaco; un tomo. Contrato Social; un tomc>. Floresta Espafiola; Gramática Castellana; un tomo. Gramática Latina; un tomo. Arithmetical lmproved System; un tomo. Algebra; un tomo. Gramiitica Teórica y Práctica; UI1 tomo. Diccionario Inglés y latino; un tomo. Hamilton; un tomo. Noches Romanas; dos tomos. Nuevo Testamento; un tomo. Flsica Mecánica; un tomo. Tablas de Logaritmos; un toma.

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Principios de Ecanomla Política; un tomo. Gramática de Chantrean; un tomo. Diccionario de Tomson; un tqmo. Idem de Medicina ; un tomo. Juicio Imparcial sobre la Revolución de América; un tomo. Traducción de la N.:nviada ; (?) un tomo. Buffon, Historia natural; once tomos. Chaptal; cuatro tomos; Idem. Química Aplicada a la Agricultura; dos tomos. Paso de los Alpes; un tomo. Orígenes, tres tomos. Colección de Leyes y Decretos, cuatro tomos. . Miscelanea de la . Antígüedad Erudíta: un tomo. Sexto Pompeyo, Significación de las Palabras : un tomo. Biblioteca Matritense; un tomo. Obras de Catuto, Fibulo, y Propercio un tomo. San Pedro Cricolego; un tomo. Lucrecio, Naturaleza de las Cosa. >; un .tomo. Napoleón a la Par de sus Contemporáneos; un tomo-. Garofi!acio un tomo. Discurso sobre la Rebelacion Cristiana: un tomo. Concilio Tridentino; un tomo. Historia de los Guacanos; un tomo. Ref!ecciones Cristianas; cuatro tomos. Idem, Sobre la Naturaleza; cuatro tomas. La Religión Cristiana; dos tomos. Paseo por Madrid; un tomo. Delicias de la Religión; un tomo. Lecciones de Física; un tomo. Idem de Geografía; un tomo. Ortografía Castellana un tomo. Aparato para la · H!Stori~ Natural füpaflola; un tomo. Adminii;tración de la Justicia Criminal en Inglaterra un tomo. Viajes a la Bolivia; un tamo. Paramario; un tomo: Exposición de don José de la Riva Agüero; un tomo. De Retóricas; un tomo. Arte de Retórica; de Colonia; un tomo. Viaje a América; nn tomo. Oración· Fúnebre de Vayer; un tomo. Cuaderno de Láminas de Ciencia; un tomo. Láminas para Vicq d'Aziyr; un tomo. Atlas de Le Sage; un tomo. Fases de la Nación Francesa; cuadernos diez y nueve. Láminas para el Viaje de Azara; un tomo. Atlas Americano; un tomo. Manuscrito sobre las Plazas de Oran Marsalquivir; un tomo. Sinopsis del Museo Critamico; un tomo. ·

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Nuevo Testamento en gril'go; un tomo. · Semana Magna de París; un tomo. Láminas Sob,re el Antiguo y Nuevo Testamento; un tomo. Nuevo Gazofilasío Real; un tomo. Concilio Provincial de, Lima, en 1'773; un tomo. Relaciones de los Virreyes del Perú; ocho tomos. Visitas de Arequipa; tres tomos. Cartas del Marqués de Montesclaros; un tomo. Colección de Gacetas; nueve tomos.. Biblioteca Mejicana;. un tomo. Papeles V arios; seis tomos. Historia de Arequipa; un tomo. Costun1bres y Frases del Perú de Ahora Cuqrenta .Años; un temo. Discursos Históricos, une tomo, Monumentos de Herculiano; dos tomos. Constituciones y Ordenanzas Antiguas; ' un tolJIO . . Minerva Peruana; un tc"imo. Tratado sobre la Caña Dulce; un tomo. Arte y Bocabulario de la Lengua Qulchila; un· tomo .. Unico Tratado del Origen de los Indios; un tomo. Arte de la Lengua Mapa; un tomo. Peralta Historia de España ; un tomo. ~:·· ···

Tesoro de las Indias; dos tomos. Diccionario de Tennero; dos tomos. Biblia Sacra por Duhamel; dos tomos. ' ·" Hugo Grocio; un tomo. Vida de Santa Rosa; un tomo. Cuestiones Médico Legales; tres tomos. Boerhave, Elementa Chemia; dos tomos.

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Discurso Pronunciado Por el Presidente del Instituto Sanmartiniano del · Perú en la inaueuración del

obelisco a Prinales. en Chancay Ceremonia realizada con asistencia del Presidente de la República.

el día 26 de sePtiembre de t 944

Señores:

El Instituto Sanmartiniano del Perú cumple én esta hora su acuerdo de levantar sendas piedras conmemorativas de las aéciones legendarias de San Mateo y de Chan­c:ay. Hace un afio inaugurá9amos, con inusitada resonancia, el obelisco recordatorio del glorioso sacrificio de Millán y Prndán. Tócanos ahora congregarnos frente a este monumento a la memoria del Coronel Juan Pascual Pringles, el impetuoso sanluiceño

ue ingresara en 1815, a los 17 años de edad, a las filas patriotas coma alférez de Cí­vicos, y que pocos afios más tarde revelaría sus arrestos ·sofocando, en unión de Ba­rrera la sublevación de los pr.isioneros españoles de Punta de San Luis, cuando éstos, dueños ya de la histórica urbe, preparábanse a ultimar al jefe de la plaza.

San Martín, que 'oyera de le.bies del Dupuy las hazañas del joven' alférez Prin­gles, dióle alta en la .::xpedición libertadora de América, con el grado de teniente de granaderos y después de la campaña emancipadora .de Chile, trájolé consigo al Perú. '

A media noche del 26 de noviembre de 1820 salió del cuartel general de Huaura una partida de 24. granaderos argentinos a órdenes del teniente sanluiceño, por man­dato del General Alvarado, para facilitar el pase del batallón realista Numancia a !<is filas de la Patria. Pringles, que tenía instrucciones terminantes de no empeñar acéiól) contra fuerzas superiores, cometió una magnífica &sobediencia: sorprendido por. dos batallones espafioles mandaclos por el Coronel Fernández y por el ínclito Valdés en los arenales de Chancay, frente a la playa de Pescadore.:;, sintió el rubor. de la fuga an­te el enemigo y resistió temerariamente a los realistas. Estrellóse primero contra Val­dés. Contramarchó en seguida hacia Huaura y, encontrándose con .las huestes de Fer­nández, atacólas con &nuedo. Despedazado en ambos choques, ·herido él y herido los últimos soldados que . le quedaban, había llegado el momento de entregarse. Pero; se­gún la frase espartana que .más tarde vertería el héroe como explicación única de su conducta: los guerreros argentinos habían venido al Perú a pelear y no a rendirse. Al verse pues rodeado por doquiera de m1merosas fuerzas enemigas, tendió la mirada al

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océano inmenso e infinito, y marchó hacia él con sus compañeros, para arrojarse a las olas pavorosas.

¿Por qué lo hizo? ¿Pretendía escapar por el océano o sepultarse. en él, para ser muerto antes que caer prisionero?

El mismo no lo supo nunca. El heroísmo procede por ímpetus. Hay corazonadas enormes que están por en­

cima del raciocinio y de la lógica. Escapan al criterio de la utilidad y de la conve­niencia, norma de las almas vulgares o equilibradas, acaso porque son atisbos de más altas cosas, de fuerzas sin nombre, capaces de mover al universo.

Recordemos las acciones memorables de Guzmán el Bueno y . de Moscardó, varo­nes de nuestra raza, resistiendo aquél en Tarifa a las incontrastables armas sitiadoras, rechazando las proposiciones de capitulación honrosa y hasta contestando a la ame­naza del sarraceno de ejecutar al hijo del héroe castellano, con el gesto desconcertante éle arrojar su puñal por t'.ncima de las murallas de la ciudad sitiada, para que con él fuese sacrificado el hijo de ese padre admirable; y éste, Moscardó, empecinado entre los muros del Alcázar de Toledo, mientras el enemigo volaba a trozos la fortaleza; y recordemos, en fin, la terquedad sublime del Coronel Francisco Bolognesi en la cum­bre del Morro de Arica.

Si aquellos actos hubiéranse inspirado en fines utilitarios. en esperanzas de salva­ción; si el reiterado rechazo de una capitulación honrosa estuviese sustentado por cálculos humanos; esas acciones. más sublimes mientras más inexplicables, no desarro­llarían las poderosas fuerzas morales del patriotismo ni sacudirían las más íntimas fi­bras del corazón, despertando las chispas divinas que exist<O'n en el sentimiento de las colectividades humanas.

El varón que acuñara -como una medalla de oro- la frase magnífica: Lucha­remos hasta quemar el último cartucho, emitió un verbo lleno del contenido misterioso de las palabras mágicas -de viejas narraciones orientales, con la virtud maravillosa de los signos que hacen abrirse en dos, como puertas gigantescas, las entrañas pétreas de los montes, y de los sones _ que como a vasos -de cristal. despedazan los muros inex­pugnables de Jericó.

A veces los predestinados ha_blan con la palabra. Otras con el gesto. Hízolo Pringles con la acción. No tratemos de medir con módulos vulgares el daño mate­rial de su desobedienda y de su sacrificio, al parecer inútil, como aquellos éríticos e historiadores que lo han discutido, incomprensivos y lo han juzgado cada cual a su manera.

Os invito, señores. a contemplar con los ojos del espíritu el cuadro dantesco y plás­tico del puñado de jinetes marchando entre las olas pavorosas, de una playa terrible y de inmensidades tales, que sólo los que hayan visitado Pescadores podrán imaginar,­se, sobre los caballos de bronce, animados por una fuerza incontrastable: la voluntad de sus jinet~s; tambaleantes, a efecto de las heridas, por las que vertíase la sangre de sus arterias, y de los embates de las olas, que protestaban indignadas de tan nun­ca vista osadía. Y ellos, los centauros, con las miradas siempre fijas en el firmamento celeste de la mañana, cruzado por los blancos brochazos de las nubes primaverales - i las blancuras y las celes tías del pabellón argentino! - y marchando como sonám­bulos en el piélago espumoso, azul y plata - ¡otra vez las ceiestías y blancuras -de los matemos pendones!- con la sombra de la muerte por delante y un chispazo de in­mortalidad en las conciencias.

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A veces nos ocurre al contemplar por vez primera un sitio o un objeto, un arroyo o una planta, sentir abrirse de pronto en nuestra conciencia, más veloz que el diafrag­:::ia de la más rápida cámara fotográfica, un paisaje o un acontecimiento, visión acaso

e una vida anterior o tal vez de un futuro insospechado, imagen retrospectiva o viden­cia premonitoria, pero tan instantánea y breve que no logramos captarla, fijar­la y grabarla en la conciencia.

¡Y qué no verían en el instante homérico los legendarios jinetes de Pescadore.s, sacudidos por la fiebre de las heridas y por el heroísmo del alma! ¡Acaso la. preté­ri ta visión de las Termópilas, o el atisbo premonitorio de Junin y de A-yacucho, que para sus ojos iluminados flotaba y a en los. panoramas del futuro!

No sé; ni trato de comprenderlo. Cuando Pringles, salvado de las olas por la generosidad del Coronel realista Val­

dés, varón preclaro, cultor de la gloria y p.remiador del mÚito donde quiera que f!O.. reciese, y tras breve cautiverio en las casas matas del Callao, regresó al cuartel gene­ral de Huaura, el general Alvarado, juzgando con el criterio normal de las ordenan­zas militares, impúsole un castigo. Pero el libertador San Martín, quien, como genio que era, era el único capaz de comprender la lógica de la gloria, expidió una Orden del Día ~genial como ~uya~en la que estampó esta frase admirable: Pringles ha lle­nado mis esperanzas y cumplido su deber a la Patria, y mandó abrir una insignia con el lema; Gloria a los vencidos de Chancay, para prenderla en el pecho de los cen­tauros de Pescadores.

Guiados por el genio de San Martín, aprovechemos e inmortalicemos estos salu­dables estímulos, galardones de la nacionalidad y de la raza hispanoamericana, y las fuerzas sa1vadoras ·que en los momentos de prueba están llamadas a despertar en la imaginación de los hombres de sentimiento y en el alma de los pueblos, para impul­sarlos a afrontar, con altivez y orgullo, los sacrificios y a franquear con magestad las cumbres del Gólgota, porque en los Gólgotas están. las redenciones.

Señor Presidente Prado:

En reciente oportunidad alabé vuestra política animadora de loo tesoros espm-· tuales del país, y los desvelos con que auspkiais a las instituciones cultoras de las gran­des figuras de la pa tria y de · las virtudes nacionales; y hoy os renuevo mis conceptos ante la alta prueba de aquélla, que significa vuestra presencia en esta ceremonia. Os d istinguís entre los mandatarios del Perú como el que más se ha preocupado por. el desarrollo de estos factores inmateriale• y trascendentales de la vida, y esa es la más noble y desinteresada de vuestras altas virtudes .ciudadanas.

Señor Presidente; el Instituto que se auspicia con el nombre del General don Jo­sé de San Mártín, Gran Capitán de los Andes, Libertador de Chile y del Perú, os da las gracias.

Brillante Embajador y huéspedes brillantes de la nación he.rmana y querida del Plata; el Instituto Sanmartiniano os congratula y os saluda con los brazos abiertos; porque sois los viejos amigos, los paladines conocidos e inolvidables, puñado de aque­lla legión de civiles y guerreros argentinos •. que después de ciento veinte años de au­sencia regresa a nuestras playas.

("La Prensa" 27 de setiembre de 1942).

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A veces nos ocurre al contemplar por vez primera un sitio o un objeto, un arroyo o una planta, sentir abrirse de pronto en nuestra conciencia, más veloz que el diafrag­ma de la más rápida cámara fotográfica, un paisaje o un acontecimiento, visión acaso de una vida anterior o tal vez de un futuro insospechado, imagen retrospectiva o viden­cia premonitoria, pero tan instantánea y breve que no logramos captarla, _fijar­la y grabarla en la conciencia.

¡Y qué no verían en el instante homérico los legendarios jinetes de Pescadore.s, sacudidos por la fiebre de las heridas y por el heroísmo del alma! ¡Acaso la. preté­ri ta visión de las Termópilas, o el atisbo premonitorio de Junín y de Ayacucho, que para sus ojos iluminados flotaba y.a en los. panoramas del futuro!

No sé; ni trato de comprenderJo. . Cuando Pringles, salvado de las olas por la generosidad del Coronel realista Val­

dés, varón preclaro, cultor de Ja gloria y premiador del mérito donde quiera qu~ flo-­reciese, y tras breve cautiverio en las casas matas del Caliao, regreso .a) cuartel gene­ral de Huaura, el general Alvarado, juzgando con el criterio normal de las ordenan­zas militares, impúsole un castigo. Pero el libertador San Martín, quien, como genio que era, era el único capaz de comprender la lógica de la gloria, expidió una Orden del Día -genial como huya-en la que estampó esta frase admirable: Pringles ha lle~ nado mis esperanzas y cumplido su deber a la Patria, y mandó abrir una insignia con el lema; Gloria a los vencidos de Chancay, para prenderla en el pecho de los cen­tauros de Pescadores.

Guiados por el genio de San Martín, aprovechemos e inmortalicemos estos salu­dables estímulos, galardones de la nacionalidad y de la raza hispanoamericana, y las fuerzas salvadoras que en los momentos de prueba están llamadas a despertar en la imaginación de los hombres de sentimiento y en el alma de los pueblos, para impul­sarlos a afrontar, con altivez y orgullo, los sacrificios y a franquear con magestad las cumbres del Gól¡¡ota, porque en los Gólgotas están.las redenciones.

Señor Presidente Prado:

En reciente oportunidad alabé vuestra política animadora de loo tesoros espm-· tuales del país, y los desvelos con que auspiciais a · las instituciones cultoras de las gran­des figuras de la patria y de · las virtudes nacionales; y hoy os renuevo mis conceptos ante la alta prueba de aquélla, que significa vuestra presencia en esta ceremonia. Os distinguís entre los mandatarios del Perú como el que más se ha preocupado por. el desarrollo de estos factores inmateriale~ y trascendentales de la vida, y esa es la más noble y desinteresada de vuestras altas virtudes .ciudadanas.

Señor Presidente; el Instituto que se auspicia con el nombre del General don Jo­sé de San Martín, Gran Capitán de los Andes, Libertador de Chile y del Perú, os da las gracias.

Brillante Embajador y huéspedes brillantes de la nación hermana y querida det Plata; el Instituto Sanmartiniano os congratula y os saluda con los brazos abiertos; porque sois los viejos amigos, los paladines conocidos e inolvidables, puñado de aque­lla legión de civiles y guerreros argentinos, que después de ciento veinte años de au­senda regresa a nuestras playas.

("La Prensa" 27 de setiembre de 1942).

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Discurso Pronunciado Por el Presidente del Instituto Sanmartiniano. en la solemne actuación en honor del Presidente de Venezuela. Grl. lsaías Medina Anearitat con asistencia del Presidente de la República. Or • .

Manuel Prado. el 29 de julio de 1943

Sell.or 'Pr!lsidente de Venezuela:

· El · Instituto Sanmartiniano del Perú; cenáculo que bajo los auspicios ·del nombre in~ rria~1:1ládo · y gigante rc;lel Gran Capitán de los Andes, rinde culto a los prócere:¡ de nue&­tra' . emam;ipadón y difunde sus ideas y enseñanzas, contempla ·lleno de ·espeetativ<1s vuestra visita a estas play:as; la presente plena de proyecciones de kascendenci<! 'in­sospechable, y me encarga saludaros y expresaros su devoción admirativa por vues-tra noble patria. .

Para cumplir tan alto y honroso cometido, y que mi verbo tenga el más elevado acel}'to. hágolo con las palabras del prócer de nuestra independencia, Hipólito Unanue, euando llegó a nuestras playas el Libertador Bolívar.

"Que el carro de triunfos de V.E. corra con tanta velocidad a . los extremos aus-. tra1es . del Perú cuanta ha sido la que os ha conducido del mar Atlántico al Pacifico; y que las amables ninfas del Rímac lo celebren con igual placer que las del Apure".

·Tres veces ha venido al Perú · la nación venezolana; con Bolívar, con Guzmán· Blanco y con vos general Medina. En las dos primeras cupo a vuestra Patria seña•. far rumbos al ·nuevo mundo; y en la de este día. . . ¡Los tiempos lo dirán!

Bolívar fuera recibido por el más grande de los peruanos en la gesta emancipado­ra: Hipólito ··Unanue; Guzmán Blanco, .en su visita espiritual. por Andrés Avelinci Cáceres, campeón del ··.Perú en el sacrificio y en la resistencia de aquella ho­ra; y a vos, General Medina, adalid que, a la vanguardia dé H ispano · América; inrcias'­teis en la actual contienda la invitación a las repúblicas colombianas para proclamar la religión democrática, .ós recibe ti! Presidente Manu.el Pradó, piloto de visión certe­.ra, mano firme y alma fuerte que en la mañana memorable del 8 de diciembre de 1941 ,

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w.ipondiendo al ale\!GBO .as¡¡lto de Pearl Harbour., ,JJev-0 -.a iSU Nación .,a hu "fi~ ~e la americanidad ·y, la justicia ~co.n ;>('Stas palal:¡ras:

-"La · sarpresiva agr.eslón de "i¡i.s fuerzas. japonesas .a las . b'ases ·norteamerli;anas. :-se­guida de fa dedaratoda de guerra de los Estados . Unido,s, .e.;.::tiende fa. lucha .armada .al Pacífico, ¡planteando a .los paíSJ.>s ,americanos un pr.oblema cuya·.solución {¡.anca y Úr­minante debe ser la ¡¡bs.olµta solida;riqad ·Con la Nación ·.del Norte., colabor.ando con to­dos los medios que están · a nuestro alcance a la .defensa .en _común de nuestro Con­tinente".

Y habló en seguida de "La inquebrantable determinación del Perú de apoyar re­suelta y decididamente la causa que defienden los Estados Unidos. De este modo cumple nuestro país sus compromisos internacionales. consecuente con sus honrosas tradiciones ·y con su .pr.ofesión de fe democrática",

Cuando el Nuevo Mundo sumido en cautiverio arrastraba cadenas. advino Bolí~ v.ar. Ti:esd!!ntos afios tr.aba}ó la Providencia ;para .esculpir _al Mesías de las Indias. Fue necesario para lograrlo, como en las mi.tologías de los tiempos clásicos, la fecun­dación de las entrañas de la Tierra por .un .dios; porque sólo de tales padres podía nacer el vástago de aptitudes divinas y humanas, celestes y terrenales, que a la pro­videncia plugo reunir .en la persona de un ·solo hombre. Por eso Bolívar fue capaz de auscultar las pulsaciones del suelo de la Patria y del .corazón de .las multitudes americanas, -convivió con la mé!Sa bárbara y 'fecunda de los llaneros y con la natura­leza br.avía de . los •maniguas; vale decir, por -eso descendió .a los senos de la Tierra; y al mismo ·tiempo pudo elevarse a la cumbre del Sinaí de la sabiduría y de la inteli­gencia, crear ·repúblicas de .Ja nada e infundirles un alma inmortal, y dictar constitucio­nes . a .todo un· mundo.

Como producto terrígeno arrastraba a los -pueblos -que son partes de la Tierra­y como vástago de la inmortalidad ·emitió sobre los Andes la Car.ta de Jamaica, el Ma­nifiesto de Angostura y la inv.itación al Congreso Anfictiónico de 1826.

Si con Bolívar vino en persona la nac1on venezolana a las playas del Perú, con Guzmán Blanco la visita fue en espíritu, en alas inmortales del Verbo y del contenido taumatúrgico de la palabra de los grandes hombres, cuando vierten admoniciones y sentencias sobre las sociedades. ¡

El insigne estadista, el jurisconsulto convertido a guerrero, el caudillo de Tierra Blanca, ·el héroe de Curimachate que con un puñado de leones conquistó Caracas, aplas­tando la resistencia de sus legendarios defensores, se parece a Bolívar en que no . sólo es héroe de la espada, sino de la idea; fué antorcha luminosa de los espíritus, cuando hizo en ellos el día, implantando la instrucción primaria gratuitil y obligatoria, y deci­dor de . las verdades · inmanentes, cuando en medio de los horrores de la guerra frntri­cida y del sacrificio de los vencidos, dictó una lección de ·nobles sentimientos de dig­nificación -humana y de prof~do _ y bien entendido americanismo, exclamando- con voz que híz.ose más grapde en el enorme silencio de todo el Continente:

"El pueblo per.uano ha luchado y lucha todavía heróicamente, con honor para el patriotismo de Sudamérica".

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Guzriián: 'Blanco, desde · la eminencia ' en que· 'residía SU · péns'ámiento comprendió el sentido del inquebrantable heroísmo peruano y fa'· enseñanza de nuestra feral cam­paña de Ili""Bteña. No eta' únicamente él afarcie de' un pueblo que se inniola dentro de su lema riacfonál; hasta quei:nar el últiÍno cartucho, siÍ:\o la consagración del postulado de justicia, la eucarÍstíá de la inviolabilidad "del derecho de los débiles, , materializada en el ·altar de '.fo$ Aricies con la c"arne· y la sangre de nuestros · soldádos.

'" Ese pdstulado que ayer los hombres del llano no comprendieron, hoy. después de la Carta del Atlántico, se difunde sobre_ los espritus como la luz del Sol en medio dia.

No están luchando las democracias ·· sólo por la conservación individual de sus respectivos Estados, sino por algo universal y eterno. Tendrían muy mezquina visión quienes creyesen que en la titánica confienda ·"desencadenada con motivo de la inva­sión de Polonia, no existe otro propósito que el de mantener unos cuantos kilómetros cuadrados de suelo~ · ' ·

Y serían ·muy miopes quienes en la résistencia peruana sólo viesen el afán mate­rialfsta de conservar "el · tesoro de las ' sa!~s- nitro'genadas.

Los vincu!Os que unen nuestr'os· 'puelí!Ós, señor General, son irrompibles y defini­tivos, como todas las · cosas d~l" espíritu . . · ·cree !á eséuela materialista:··que las relaciones entre las soCiédades y la marcha de· los ·aconteciinie~tos de la historia nace de los fac­tores económicos y de las materiales conveniencias; y es lo contrario, porque el senti­miento que une a Venezuela y al Pe:rú ·carece de resortes interesados, y brota de las obscuras e incomprensibles afinidades del . espíritu y dé los hondos y misteriosos de­signios de la Historia; y precisamente por eso tiene el carácter de inmortal e ineluc­table.

El Perú sabe que las palabras vertidas· por Guzmán Blanco naciero"n del estalli­do del corazón de todo un pueblo, y se gene"raron no en d cerebro luminoso del pen..­sador, sino en las cálidas entrañas de la multitud anónima; y la palpitación que hizo vibrar a la nación venezolana sintióse y sigue sintiéndose -amplificada, que no dis­minuida por los tiempos- en las entrañas de la multitud peruana.

Sin duda palpitaron con iguales emociones otros pueblos del Continente, movidos por los misteriosos impulsos de la fraternidad y del común origen y por el substrae-' foro de bondad y de nobleza de todos ellos; pero no tuvieron un Guzmán Blanco qile hiciese verbo su palpitación y la enunciase con sin igual prestancia. ·

El nombre de vuestra patria enciende en gratitud y admiración nuestros corazo­nes y, como estadista sensitivo que sois, General Medina, diestro en ascultar los más í'ntimos latidos de las multitudes, estais palpando, no me cabe duda, su onda cálida y cariciosa, desde que las alas que os conduci~n cruzaron las fronteras del Perú; y el alarido de eñtusiasmo con que os saludaron las cumbres de nuestros Andes peruanos y el clamor amoroso de las olas inquietas de nuestras playas del Pacífico, que son los mismos alaridos de entusiasmo que captara al arribar Bolívar el 1 • de setiembre dé 1823. y - el mismo clamor de la despedida tres años más tarde; porque sois el sucesor del héroe, ~orque significals un eslabón de la cadena de los grandes guerreros del Ori­noco que asombraron la fama y libertaron a medio mundo. Porque sois Venezuela.

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. Qué proyecciones· irradiarán de vuestra visita en este' momento eri que · vems so-­bre las huellas materiales del prócer epónimo .del Apure . y sobre las espirituales de vuestro gran mandatario de 1882". Nadie lo sabe. Pero llenos de espectativa y de fe, todos las esperamos.

En este momento enorme del planeta. en esta hora, preñada de tempestades y de posibilidades para la América Latina, vuestro advenimiento a estas ·playas no puede ser una mera cortesía. Acaso vos mismo ignorais que sóü¡ depositario de un arcano, y que esta peregrinación por las seis repúblicas bolivarianas, puede ·hacer realidad el sueño del Libertador, el Congreso Anfictiónico de 1826, después de su larga gestación de más de un siglo.

A veces las aguas tranquilas descienden más allá del cero, punto de .su conge­l'ación, y continúan líquidas todavía; pero basta un choque cualquiera, ·aún el sacudi­miento de las ondas acústicas producido por la palabra de un hombre, para convertir­las en duro bloque, inatacable y resistente como masa de cristal de roca. ¡Tal es el poder de la palabra!

La post-guerra ~muy próxima ya-- está llena de interrogaciones y peligros pa­ra los pueblos débiles y vastos de este lado del Continente. El puñado de naciones boli­varianas, · a base de buena voluntad. recíprocos respetos y bien meditada organización, constituiría una fuerza respetable.

El instinto de conservación aconseja apercibirse para hacer frente al más grande de los peligros: l¿, desconocido.

Están- rlfándose los destinos de América, y · en medio de las óbscuridades del ciclo tempestuoso, todas nuestras miradas se dirigen a una estrella- inmortal: el genio de · Bo­lívar.

De regreso a vuestra insigne patria y al decirle cómo se la ama y admira en estas repúblicas, trasmitidle señor Presidente con palabras expresivas, que yo no sé decir," que la nación peruana os ha recibido con entusiasmo sincero y alegría hasta las lá­grimas, porque· no olvida al paladin de la libertad, que rompiera sus cadenas, y al juez inmutable que, con el verbo de la justicia, discernió los laureles cÍe la gloria al com­batiente sumido en el dolor de la derrota , pero heroico y sublime, y. con la palabra bienhechC'ra, restañó las heridas del vencido.

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ANUALMENTE SERA CONMEMORA.DA EN FORMA SOLEMNE I.A BATALLA . LlBRADA EN A YACUCHO

El Presidente de la República:

Considerando:

Que Ja Batalla de Ayacucho fué decisiva para Ja obra de .emancipación de Amé-­rica;

Que los designios de la Historia señalaron el suelo peruano para que él fuera tea­tro de esa batalla y de la capitulación de las armas españolas;

Que el sitio y la fecha de esa gran acontecimiento ·histórico, que une a los patrio­tas de diversos pueblos del Continente. debe ser objeto de especial recordación, para enseñanza de las generaciones y perenne gloria de )os .. padres de la Independencia;

Decreta: El nueve de diciembre de cada año se conmemorará .la Batalla de Ayacucho con .una ceremonia cívi.co-militar-reJigiosa, que se realizará en la Pampa. de Ja Quinua;

Concurrirán a ella unidades de las diversas armas, en representación del Ejército, delegaciones de los centros patrióticos, culturales, históricos y nacionalistas, los alum­nos de los colegios de .la región y los pueblos y comunidades d11 los distritos vecinos;

El Ministerio de Guerra organizará la concurrencia de orden militar, correspon-diendo la dirección de las ceremonias de carácter cívico al Prefecto del Departamento y las religiosas al Obispo .de la Diócesis.

Dado en la Casa de Gobierno, en Lima, a los diecis.eis días del mes de octu!ire de mil novedentos cuarenta Y.- tres.

MANUEL PRADO. C. A. de La Fuente.

CARTA DEL DR. JUAN J. DEL PINO Sobre la actuación en La Quinua.

Ayacucho 10 de diciembre de 1943. S.eñor Presidente del lns'tituto Sanmartiniano d~l Perú.-Lima.

Honrado con su amable telegrama designándome para representar al Instituto Sanmartiniano del Perú que Ud. dignamente preside haciendo uso de la palabra en las' fiestas conmemorativas de la batalla de Ayacucho, por motivos de salud delegué tan señalada deferencia en mi. hijo Pedro del Pino Fajardo, quien cumplió con la comisión, como dieron cuenta los corresponsales de Jos diarios de Lima oportunamente.

Con este motivo me es grato, al acusar recibo de su telegrama, expresarle mis ren­didas gracias por la distinción de que fu¡ objeto, Ja cual por venir de quien viene y por darme la representación de una de las Instituciones más prestigiosas de esa ca­pital, me llenó dt:. legítimo orgullo y de gratísima complacencia.

Dios guarde a Ud. Juan José del Pino.

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.. ,CO·LPAHUAICO- Diciembre 3 de 1824 Corqnel ·Manuel C. Bonilla.

ESTUDIO R.ECONSTR.UCTIVO Y R.ECTIFICATOR.10

Ofi:enda a las Instituciones Armadas y Académicas de Historia de .los países · concu­

rrentes a :za campaña firtal de 'za emancipadón ~uramericana

COLPAHUAICO

El Instituto Sanmartiniano del P~rú, cuya labor tan eficiente como sobria, tan útil y 'ifroV.echo.sa para fa nacionalidad y pára la Historia, como ~·rañ'a para · ~1 áplau­s·o, al :auspiciar está actuación, disderpé · al mas inmeriiorio de sus miembros, · opÓr­tunidad ' solemne para . abordar el tema, por demás sugestivo, .. dé la reconstitución del combate 'de Co!pahuaiéo;· por que entre las éticas de. sus p'ropósitos, un6 de los afa~ neiJ ctiÍnpÍidds con auste?Ídad"y éxitci pdr éste ' Instit~tó ' 'es ·el "de inquirir, 'resfabÍecer y propalar la verdad histórica, por cuya razón al relievar la estimuladora gentileza ele' permitirme estudío tan interesante, cúmpleme atribuir · fa! honor a la caractei'ística hidalguía de nuestro digno y querido Presidente, Dr. Lui~ 'Álayza y Paz Soldán, dil~c~ to amigo, eminente intelectual. patri·ota réctilíÍieci, inf~tigáble ''observádor y pr~pagan­tlista dé cuañto enaltece al ·Perú. cuyas. :elí:Úfen'tes cualidades' ·Je n·an ·conquistado ya la gtoria . de crear una escuela lite'raria mer~cedora, Por . stis :resUltados'. de figfuar pa-rang6nearidóse con la fundada por · R.i~ardo PaÚna. ' ., ··'·

Al llamado· del Instituto. han acudida lós éncumbrado~ valores intelectuales y SO"

ciales, cuya prestigiadora asistencia a · ésta actuación,'' colma de · envan'ecida· ·gratitud a este modestísinio cultor de ia" Historia Pátria, quien démanda la más benevolente ' tolerancia. ·: .: ;· . ' e ~~ ··

Sirve "de adecuado ·y- magnifiúntisiino. "m'arco a este . aéto, realzándo!O ·-~ri · gentil acogimiento, el Círculo Militar del Perú, por feliz modificación dé 'shs Estatut~s. au-· torizando la conviverrcia . &:)Cial de cuantos fueron dignos camaradas durante . el ejer­cicio de- la profesión. · :Al dar por ello, mis ' personales gradas, rexiuévo ' a ~is compa­ñeros de Armas las. seguridades dH liondo afecto conque siemp're los di~tinguí y oja-: lá esta reconstitutióh. de la acdón Co/p'ahuaic'o 'inerezcá. sus refÍexiones ysi¿va de ins­piración a otr~s más de hú '·ilustres plumas conque afortunadameXÍte. cueri'.ta · ~¡ E¡ér-cito Nacional:'-''• : .... ·' .; ' · · ' - · ·

. :; __ .. , .

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GENESIS DEL ESTUDIO

Labor hístórica.-EI cotejo de los relatos de un mismo acontecimiento, acusa di­ferencias, a veces notables, entre actores, testigos y comentaristas, lo cual se explica por que lo~ pr1rneros •no···puec!~n .abarcar simultá neamente el . conjunto y lo~, ... dctalles, limitando sus referencias a aquello en que intervinieron o p~eseilciaron y los demás adaptan su concepto a la exposición de los anteriores en cuanto encuentran de mas verosímil, importante y, sobre todo, divulgado con mayor intensidad.

Tal circunstancia convierte el estudio de un terna histórico en una labor de se­lección colectiva y discriminatoria, seguida de serena meditación para aproximarse lo más p::>sible a la evidencia y 3 la realidad. Este concepto me estimuló a utilizar los desplazamientos profesionales a través de nuestro territorio, para reconstruir en el propio terreno, · los sucesos de que fueran escenario, poniendo, · con este proceder,. muy sólidos cimientos a la obra histórica que en lejano día me encomendara el Supremo Gobiemo y puse todo empello en realizar.

Los resultados obtenidos con este proceder, ensayado en 1902, en la legendaria pampa de Junin, me permiten esta afirmación doctrinaria: la Historia, particularmente la militar, ni se escribe ni se relata, precisa reconstituirla y, para lograrlo, cuando se estudia un hecho. se ir.npone una transmigración espiritual a los actores, a la época, a los elementos y a los medios· por que solo así se consigue comprender y explicar la verdad y ser copartícipe de la emoción . del suceso.

Consecuencia de este modus .operandi es este estudio del combate de Colpahuaico · que. tengo la complacencia de ofreceros y cuyo des~rrollo es la feháciente confirma­ción de otra doctrina que en. la vida profesional, inspiró mis ensellanzas, guió mi pro- ' ceder y me esforcé por convertirla en divisa, aliento y fe de cuantos tienen el altl­simo honor de ofrendar íntegramente su yo en aras de la Patria y del Deber: la Moral.

La moral militar.-La guerra es la evolución Incesante de cuanto con ella se rela-· dona, y · su elemento principal. -el Ejército- es un organismo en perpetiia . ti-ans-- · formación. Ciencias. Artes, Industrias, elementos, medios, lo material y lo espiritual. todo, tiene puntos de contacto con la guerra y con las tropas, su instrumento; y todos ellos . cambian, varian, se modifican por obra del pro>greso, pero existe algo inmutable, resumen, cristalización, alfa y omega también de todo: el hombre. Sin ejércitos la guerra es imposible y sin hombres no existen ni pueden existir ejércitos.

Ahora bien, el hombre es más, mucho nÍás, que el organismo físico; su ímportan­da su .valor . intrínsico, .su mérito, su potencial, no .es únÍcamente fisiológico, pudién­dose afirmar que en el sér humano predomina el espíritu, .ese soplo divíno con que la religión nos .enseña que el Supremo Hacedor animó la estatua del primer hombre, para hacerlo a su Imagen y semejanza.

En la acción de Ci:olpahuaico comprobamos cómo la organización, el entrenamíen­tn, las armas y demás elementos· materiales, la técnica de los conductores, la prepara­ción de los Jefes, la apt_itud de los oficiales, la superioridad de los ·cuadros y de los efectivos, son importantísimos coeficientt's de la única cantidad b.ásica: la moral. Y como esta moral perdida por el bando realista en el olrnédico choque de Junin: Ha­bíase tran~formado entre los ínsurgentes en sostén, guía y estímulo para el cumpli­miento del deber, en acicate para la lucha y en fe inquebrantable para .el triunfo.

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Como se verá, sin Ja mor.:il del. General Sucre p9spopiendo su yó al. cumplimien­c ele su ~isiÓo y de las órd~nes del . Libertador; sin l~ ' ;n~ra!)~ los <{~ri;rales Córdo- -

t1B, La Mar, Lara y Mil/er, parn quienes la gloria mas esplendente era la cooperación al éxito común; sin la moral de la admirable pléy<ide de oficiales superiores y subal­ternos forjados para la lucha por la libertad que exige valor, abnegación, perseve­rancia, camaradería, y sin. l'! .¡:nora! que constituía Ja ·férrea disciplina de la tropa, Ccolpahuaico habria sido un descalabro, un . desastre , co~.; erróneamente se le cali­fica, . Según la frase de . Valdés habría quedado . en ·ese día la victoria consun¡ada a favo; de los espai¡o/es, sin permitir al egregio Sucre apreciarlo comp et e~fuerzo qu,e •. en n~alidad, él es el que ha valido al :Perú su libertad. . .

Trabajo de Estado Mayor. - J;:sta evocación de la gloriosa efemé;ldes de Céolpa­huaico, me permite ofrec(!r también a los ipilitares diplo:mados .-4~ Estado Mayor , un bello ejemplo de . cómo se llenan sus · i~ter~sante~ y eficientes labores . ..

Como Director General del T;.irq, rei)licé en . 1917 un viaje de propaganda cY or- , gaoi~ación de sus elementos . con el ide¡¡l de prepararlos para la defensa nacion::il, pri­mer paso dado en el país en. el carr,iino de _ la edu~aci,ón . precmilitar, planeada y alen­tada por la _visión patriótica del Presidente Dr. José Pardo y su Ministro de Guerra General Benjamín P.u.ente, en cuya labor conté .con la inteligente y amplia co9peración. del Mayor E~nesto fo.!lor¡tag.ne. hoy y<;nernl

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y Senador, y siempre por su talento y co .. rrccción, .sobres~liente figura del. ejército; viaje ese del . cual aún pc.rdma.n. ' resultados. y . gratas reminiscencias en el S11r y Centro de . la. República. . . . . : . · ·

Para pasar del Cuzco a Ayacuc;ho, ceñí mi itinerario .ai' ,de las .operaciones en la cumpaña de. 1824, disfrutando desde Ab~ncay la amable y .:ialiosa

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compafíi; del Dr.' fosé M. Ramos Ocampo, culto e insospechable conoc.edor de la región, a quien se ,unió. desde su hacienda, Pajonal, el Dr. Rómulo A. Parodi connotada autoridad en c.uanto1

se relaciona con esa zona, como propietario , qúe es_ del lugar, teatro de la sorpresa de que nos ocupamos.

. Para llegar a Ayacucho hubi~os . ·d,.. seguir precisamente la ruta de las. tropas lk bertadoras y atravesamos la quebrada de Ci;:olpahuaico, La vcrsación hist9rica de los expresados doctores y el interés profesional y, buena vo!unt<ld del Teniente Car­los Nicholson me permitieron efeGtuar .. un estudio reconstructiyo de la acción del 3 de diciembre de 1821, dándome . la impt,esión de existir error .en el concepto conq'ue se,· le relata considerándola un dcsastr~ o cuando ,1nen~s co~o u~ serio contratiempo de. las armas patriotas, repitiendo, sin .reflexiÓn, el juicio emitido . i>or Sucre en el . parte de la batalla de Ayacucho.

En 1919 este estudio fué utilizado por el Estado Mayor de la IV División a mi, r.1ando, para realizar la reconstru~ción de la c.a~paña. y batalla de Ayacucho. En tal, labor, la mas importante., el · M.a.yor Felipe de la .Barra y el Capitán Osear N . Torres,, estudiosos y hábiles diplomados de Estado Mayor, an\bos cultores de la Hist·oria ,. hom­bres de espada y pluma y altos va)~res d~ · nuestr.a Infantería, hoy Generales . de Bri-. gada y, respectivamente, Jefe de Estado Mayor (;eneral y Director de la E scuela Su-­perior de Guerra, aportar¿n su concurso a tal .obra c·on la sinceridad, el talento, .el dinamismo y la modestia que son requisitos en los trabajos de Estado Mayor: dando como resultado la reconstitución de . ese .combate que, casi sin alteraciones, voy a so­meter a vuestra ilustrada reflexión y vu,estra crítica y que me permite presentar la cooperación de los oficiales ;iombrados.' como un . modelo de trabajo de oficial de Esta­do Mayor y cumplir, una vez más, el deber . de justicia y de hidalguía de prodigarles., en est~ ocasi.ón . para mí sole~e • . el mas encomiástico agradecimiento, extensjvo a los

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doctores- R11mos Ocámpo Y- Pa,.óru; y ·al hoy Mayo!'; catedtátieo de fa. ' Uritvét'sidad de Arequipa, Carlos Nícholson.

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DESCRIPC!ON DEL COMBATE

Antecedentes.~En su parte de la batalla de Ayacucho~ el -General Sucre . describe­asi la situación de los patriotas desde los últimos días . de noviembre de 1824; "Sien­do dificil 'pasar el río (el Pampas) e imposible- forzar las posiciones enemigas, nues;.­tro Ejército quedó en Uripa y los españoles en Concepción, estando a la vista. El 21, 22 y 23 (noviembre) el encuentro de las descubiertas ·nos fue- ·siempre ventajoso. El · 24 los enemigos levantaron su campo en marcha hacia Vi/ca· Huamán; y nuestro· ejército vino sobre las; alturas de Bombón hasta el 30, que, sabiéndose que lbs enemi­gos venían por la noche: a la derecha del Pampas, por Uchubamba, a flanquear -nues­tras posiciones, me trasladé. a la izquierda dd río pata· cubrir nuestra retaguardia.

Los españoles, - al sentir este movimiento. repasaron rápidamente la izquierda del Pampas; pero· nuestros cuerpos acababan de llegar a · Matará, ·en la mañana ·del 2, cuando el español se avistó en las alturas de Pumacahuana. Aunque nuestra pósiéión era mala, presentamos la batalla, pero fué escusada por et :enemigo situándose en unas breñas no solo inatacables ·sino inaccesibles; el 3 el 'enemigo ·hizo un movimiento indi­éando el combate y se le presentó la batalla; pero dirigiéndose sobre las inmensas altu­ras de la derecha, amenazaba tomar nul.'stra retaguardia; Antes habriá sido indife­rente al Ejército dejar a! enemigo _a IR. espél!da, peto la posicióh de Matará, después di.' ser mala, carecía· de- recursós, y era por tanto m~r:esario seguir la retirada a Ta~bo Canga/lo.

Por su parte, el brillante- tátttico adversario, General Jeróñimo' 'Valdés,· en la E x­posición que dirige al Rey don Fernando V/l sobre las causas que · motfoaron 'la pér­dida del Perú, da a conocrr así -la situación -del ejército realista ;n la misma época :

Lo quebrado del 'terténo y caudalosos rfos que 'fué preciso atravesar pa~ ·negar' al" ·eneníigo, que había emprendido su retirada-, desde'· el momento de perciliir · que se­fo buscaba, hicieron que se ·prolongasen las marchas, y · se repitieran las maniobras ex­

. traordinariamente ;para ffanqtiear las fuertes posiciones que iban ocuparidó y . que IÍO

era posible atacar de , frente, 'J.::> cual hizo molesta> y larga la campaña. ' Con todo eso, a : fines '' de: ·nóviembre- se ' hallaban ya vencidas · 1as mayores difkúltadé's, bien · que ·con una horrorosa baja del Ejército Real entre muertos, enfermos· y · dese~tores , · sin embar'­go de haber reportado ventajas en todos los pequeños encuentros que : se habian ofre­cido, · por JO. qu'e -.con'taba menos. de ? ,000 hombres. El · 2 de diciembre, 'halláridos·e ·se­parada a 'mis' órdenes· lá vanguardia eil ocasión ' de · completar un movimíe'nfo, ''se ' pu~ si-eron ' los dos Ejércitos :a la vista, pero· c·olocados en tan· fuertes ·posiciones que tu• vieron a · 'bien' -respetarse mutuamente. Avisado de la situación de· ambas · fuerzas, hke marchar 1a mía· toda la noche y a las ·doce del día · siguiente se hiiUaba ya· incot~ po~ada o · in u y. próxi_i:1~'.

Topografís.-EI insuperado estratega· y siempre-· laureado táctico, quien- -fuera el jefe de aquellas también insuperadas marilobtas, realizadas en las· escarp'adas '· comarcas del Apurím·ac y del Pampas, quien además era ingeniero.- en -carta dirigida al Li/Jerta-" dor consigna una frase, humorístiéa ·pero gráfita, con Ja cual definé y repre'serita áque­Ha· zona- donde se : realiz& ··la campaña- final ' de ·fa emancipación- s'Uraméricilila; &den~

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Campo de Batalla de Ayacucho. ~ Vista hacia el pueblo de Quinua.

C~a de la Quinua donde se "firmó la capitulación de Ayacucho.

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a mejor idea que puede ·darse de esta Fegión es la .de un papel arrugado". El •~ia:'.JO de esta acción se: encuentra en el camino que va de Ayacucho al. Pampas, ·

ta cordillera occidental y en la meseta de Pucuhui/lca a Ja cual co.rta de N. a S. yendo un desfiladero estrecho, · profundo y de flancos abruptos.

do esta quebrada perpendicular al camino.' su paso ·es imprescindible para esde el caserio de Matará, situado al S. hasta Ja pampa de Tambo-Cangallo, al otro lado N. que era precisamente el itinerario del Ejército Libe~tador.

A kilómetros al E. de Matará se destaca la mole de 4,500 metros de altitud ?=t.acahuana, que sirvió de frontera entre los empecinados Chancas y los vale­

Quechuas y ahora constituía la línea de operaciones del Virrey· La Serna. Próxima a Matará, donde los caudillos· Béjar y Mendoza pelearon, el 2.7 de ene-

15 por c·onquistar la libertad peruana, se encuentra la también histórica que­- <!e Acroco, que se junta con la de Ccolpahuaico, casi en ángulo recto y se pro­

has ta Pacaicasa y Yucaes. !-!erece hacerse notar que la etimología de Ccolpahuaico: Ccolpa, altura y Huaico,

_ . explica porque en nuestros días la profundidad del desfiladero ha disminuí­efecto de los aluviones.

:a Acci'ón.-Ccolpahuaico es una acc1on sangrienta y hermosa. Tiene la belleza :=te y viril del atleta en el momento mismo de la. lucha. Es la aurora de Aya­

• ese día sin oqaso para la libertad, sin sombras para América, sin mácula para -.:..cnor.

Olmedo hizo de Junín una lliada bolivariana, Sucre con su parte y la capitula­La Mar con su resistencia, Córdova con su voz de mando y ambos adversa­

la inusitada y caballeresca entrevista, convirtieron a Ayacucho en una epope­Entre estos dos cantos de gloria Cco/pahuaico es una estrofa cuyo ritmo pasa

;iercibido y con adulterada ortografía. Actores y testigos lo relatan con deta­=is.cordes, los protagonistas adversos se abrogan sus lauros, no mereció la consi­' ó.:i de un parte ofidal ni de un estudio o comentario, amplio y minucioso, como

=ce su trascendencia, a pesar de estar allí condensada la mas hermosa parte del "' de la campaña final de la emancipción suramericana .

.?:-e/iminares.-Burlado el Virrey La Serna en sus intenciones de aniquilar a los -..D<as, a su _paso por el río Pampas, decide, conformándose con la opinión de la -a de Guerra que componían sus Generales, marchar tratando de adelantarse a '-surgentes, para impedir sus movimientos hacia el Oeste. Con gran dificultad y a la vista de sus adversarios, consiguieron pasar el puen­~ bejucos, constrllido bajo la personal dirección del General Sucre, no pudiendo .Jivisión Lara unirse a las demás sino en la mañana del 3 de Diciembre de 1824.

Los españoles en las alturas de Matará y los insurgentes en el ancho declive de ~ x::ieseta, pasan las primeras horas del día esperando la reunión de sus Divisio­

!etardadas. las o menos a las ocho de la mañana, la División Lara se reune a su grueso.

también algunas reses que van a constituir el único alimento de aquellos sol­quienes desde la víspera no habían comido.

El Virrey, en esta hora, hace desplegar sus fuerzas en dispositivo de bátalla pa­do estar dispuesto a reñirla.

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El General La Mar pide para la División peruana el honor de disparar los prime­ros tiros y" resistir el ·embate inicial, Suere da rápido sus disposiciones y los patriotas; adoptando su orden de batalla . ~ aceptan el reto. Las compañías de cazadores rompen los fuegos y, en ambos· bandos: se presiente llegada la hora del choque buscado desde allende el, Apurímac, pero ... los castellanos difiéren la lucha y desde ese instante, elo­cuente lección de moral, la victo.ria final estaba decidida del lado patriota.

Superioridad de elementos, ventaja de posiciones, todo auguraba un éxito com­pleto a los realistas y sólo la falta de decisión, tal vez el temor a la insuficiencia dei núm.ero, la zozobrá de no haber llegado el instante preciso, esto es Ja falta de .moral. detiene la batalla ·en sus preliilÍináres. ·

., Mientras del ladd patriota lá· tranquilidad, el orden, la disciplina, la decisión firme de jugar el todo por el todo, la fé profunda," arraigada en el éxito asegurado por el esfuerzo, esto es, la moral. permite aceptar el reto con audaz entereza.

El plan patriota.-Hasta las doce del día 3 de diciembre, los dos Ejércitos . adver­sari.os permanecen asi, frente a frente, en guardia, -entreteniéndose en fintas, sin 'ti~ rarse a fondo. Sucre deseoso _de salir de la mala posición, depara a ·sus tropas por el terreno y las. circunstancias, observa el problema por resolver y, sin duda, con ad­mirable golpe de vista táctico, en su imaginadón lo an'aliza y discute así: desde la po­sición ocupada por sus tropas a la salida de ella, hay una linea recta ...:..Ja más corta distancia, desde luego- en la dirección de su itinerario de marcha; los reálistas situa­dos en las alturas de Pumacahuana. para llegar al mismo lugar de salida, estaban obligados a seguir circunvalando la cadena de montañas, por consecuencia _no podrán impedir ·· el paso. Por otra parte es evidente la poca decisión de La Serna para empe­ñar la batalla, pues la rehusó antes y, ahora la difiere a pesar de tener de su lado las más favorables probabilidades. En último caso, siempre pciélrá disJ'loner de tiempo y es.pacio para adoptar uoa formación de combate adecuada, si .los adversarios resuel­ven atacar. Decide, pues, continuar la retirada hacia Tambo-Canga/lo, atravesando el desfiladero de Cc'olpahuaico, con un simple razonamiento geométrico: él marchará por fa cuerda, mientras los españoles, si lo des.ean atacar, deberán describir el arco.

Y así resuelve el problema. . Los i!:!dependientes se ponen en marcha. Las Divisiones Córdova y La Mar pe­

netr~n y salvan la quebrada de Ccolpahuaico. La División Lara, encargada de la con­du~ción de los bagajes, parque y ganado sin empleo, así como la División de Caba~ llería, mandada por Mi/ler, hallábanse empeñadas en la difí~il tarea de pasar la hon­donada, cuando fueron terriblemente sorprendidos por el fuego enemigo.

El plan realista.-La causa fundamental del no empeño de la batal!a en Matará, fué la espera por el T(irrey de Ja División Valdés, su vanguardia, retrasada a 55 kiló­metms . de las alturas de Pumacahuana a donde llegó, sólo al medio día del 3 de di­ciembre, a pesar de haber recorrido tan enorme etapa, caminando durante Ja noche. con .sólo m; gran . alto en Concepción .

.. Mientras t_ar¡to .,examinad3 la situación por los Ger.erales españoles, idearon s4 maniobra predilecta; mantener su grueso sobre las alturas fijando al adversario y, me­diante una m,ar~ha rápida, llevar lln fuerte sle_stacamento para obstruir al . a,dvei;sario en · la dirección de su itinerario. Esto permiti~ía si .los patriotas ~e despJ.a:;;abªn em­bestirlos en lugar desfavorable al despliegue y la resistencia y, si se mantenían en si­tuación de espera, atacarlos en tenaza presionándolos por el frente y por un flanco.

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Para realizar esta maniobra . fué designada la vanguardia, a pesar del esfuerzo de marcha que acababa de realizar, sin duda para no mover las unidades del grueso ya· desplegadas: Lo cual podría · dQjar preveer las intenciones, y tambíén por ser su jefe, el ·General V aldés, reputado como eximio en las marchas fuertes y las operaci0nes· audaces.

Cubriéndose con los accidentes del terreno esta División Vanguardia, compuesta por los batallones Burgos, Cantabria, Gerona, Infante y un regimiento de caballería alcanzó en las primeras horas de la tarde del día 3 a emboscarse en un paraje domi­nante del paso ineludible del desfiladero donde se matuvieron ocultas. Era la imagen del león ibero agazapado en las brefias andinas, músculos y garras listas para el asalto sobre el puma acosado por tanto tiempo y tan largo espacio.

Movimientos inicia/es.~Mientras la División Va/dés ejecutaba este movimiento el Virrey mantenía ai resto de su Ejército impasible, en las alturas , afectando una si­tuación de espera. Sucre, calculando el tiempo de marcha, la dispone y sus tropas inician ordenadamente su desplazamiento, visto lo cual, también La Serna dispone el suyo, ejecutándolo según el itinerario previsto por su rival, esto es siguiendo por una cuchilla y luego por la línea de crestas de la cadena donde estaba situado.

Repítese, así, la maniobra efectuada sobre el Apurímac y sobre el Pampas, la evolución iniciada desde el Cuartel General del Cuzco, permanentemente ejecutada en los riscos de la Cordillera Oriental y fracasada en cuanta oportunidad llevó a los adversarios hasta el contacto, lo cual permite creer que el Comando espafiol y su Estado Mayor, tenían el cerebro aprisionado por la obsesión de un esquema, y co­rno el esquema es la rutina y ésta es la negación de la iniciativa y del dinamismo ín­_ telectual. es de aguardar el resultado, bajo todo concepto fatal, de esta maniobra con­sistente, como se ha visto, en fij ar al enemigo por el frente, Jnientras se ejecuta un movimiento desbordante y giratorio sobre un flanco.

'Sucre, para mantener el contacto y estar oportunamente informado de los deta!les, comisionó a su Ayudante, el Mayor Bustamante, quien fué hecho prisionero por una emb-oscada, lo cual revela que las tropas realistas marchaban a cubierto dentro de una perfecta atn1ósfera de seguridad.

El principal interés de Succe, en esta marcha y, en este momento, será salvar el mal paso de la quebrada con luz solar. La cabeza de su columna alcanzó la salida del desfiladero a las 3 de la tarde ( 15 h.) y, sin detenerse, la hizo pasar al lado opuesto. La operación fué lenta y molesta por Jo escabroso del terreno y el consi­de·rablc y natural alargamiento.

Valdés, desde su acecho, vió el pesado desfile de las Divisiones Córdova y La Mar y las dejó alejarse sin dar motivo de hacer percibir su emboscada.

Córdova, con admirable intuición, viendo a la masa enemiga de La S erna mar­char por las alturas del flanco, dejó Ja compafiía de Cazadores del batallón Bogotá, al mando del Capitán Piñeces como flanguardia fija (a) .

Afios después el General Lara niega este · hecho, nosotros lo consignamos por en­contrarlo en otros testigos de esa acción y sobre todo, por hacerlo evidente el desarro­llo de este combate y las admirables dotes de iniciativa del General de las frases cé­lebres y de las decisiones desusadas y heróic?.s.

(a).-Según versión familiar el Teniente Manuel Bonilla, muerto en la Batalla de Ayacucho perteneció a este Batallón y Conipariía, según consta en el parte de la batalla.

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La',Sorpresa.-Lo.s último.s .elementOs de la División La Mar aun no habían sal­vado el clesfiladero.

La División Lar:a. compurtita de los batallones, Va;gas, Vencedo;es 11 Rifles, marchaba a carg9 de Jos bag<ijes, ga.mido sobrante y cuanto significa impedimenta, sin :contar con personal de arrieros, escoltaba a la artillería y protegía a la caballer.ía.

Poco , después de las.o cinco de la tarde alcanzó su cabeza la entrada del desfila­dero y, encontr.ándose en la árdua tarea de hacerlo pasar, lo más pronto posible, a las ~argas, las unidades atentas únicamente al desplazamiento y con las armas enfundadas. todo lo cual no les había permitido conservar su formación pr()tegida. En tan 'Críticas circunstancias, fueron bruscamente arremetidos por las tropas de V aldés, quien sólo ahora juzga llegado el instante preciso para, con las primeras sombras del crepúsculo vespertino, asestar el golpe ideado por su audacia y preparado con tanta cautela como seguridad de éxito.

Desde lo emboscado de su emplazamiento, con la máxima velocidad de tiro de las armas del entonces, rompe sus fuegos sobre las tropas incapacitadas para contes­tarlos desde fondo de la quebrada, donde se arremolimm y confunden, por efecto de la sorpresa hombres ganado y cargas, sin espacio para moverse.

La compañía del Bogotá reacciona, contesta el fuego y atrae sobre sí el ímpetu de Burgos.

Las últimas unidades de la División La Ma• prosiguen su marcha pa;ra salir del barranco y reunirse a su División. El comandante de la .unidad de C·ola de la Legión,. Peruana, al ver la situ¡ición de la compañia Piñeres la refuerza .con la suya de Caza­dores y ambas compañías, realizando en heroísmo, afrontan la masa enemiga y logran contrarrestar paralizándolo, el furioso ataque realista.

Mientras tanto el General Sucre, admirable en su serenidad y clarividencia tác­tica, abarca con rápida mirada, las proyecciones de la maniobra de su digno rival, el General Valdés, y trata de salvar, a todo trance, al grueso de su E¡ército o sea las Divisiones Córdova y La Mar las cuales recoge basta el último hombre a favor de la empecinada resistencia de las compañías del Bogotá y de la Legión Peruana. Por medio de un Ayudante -el General Sucre- da la orden al batallón Rifles que era el más próximo al lugar del ataque, de efectuar lo posible para pasar el barranco lo que determinó el empeño de este Cuerpo .

. La División Lara, al comienzo de la acción trató de salir del desfiladero siguien­do una pista a su derecha, sin tiempo de lograrlo por lo heterogéneo y complicado de los elementos de que estaba a cargo.

Consciente de la situación, oportuno y acertado, Lara, da las órdenes para el aban­dono de las cargas y para forzar el paso del barranco por el batallón Vargas, al que establece detrás de Rifles, de manera de permitirle a éste su repliegue. Valdés no se considera con fuerzas bastantes para completar la sorpresa y teme un contra-ataque c;lel grueso patriota en apoyo de · su retaguardia, por lo cual llama con premura al General Villalobos, para que acuda con su división en su auxilio, mientras el resto de sus batallones sostiene la embestida de Burgos marchando sobre la salida del ba­rranco.

Rifles, el glorioso batallón . en cuyas filas el pundonor británico quiso servir de esforzado adalid a la emancipación americana: Rifles cuyo nombre fue, donde quiere que estuvo, símbolo ·de . coraje, buen humor y triunfo, paja con su jefe, Sand.es h¡ista el fondo de la quebrada, de peñón en peñón entre un dédalp de precipicios, para luego élSCender hasta donde el enemigo está destrozando a las compañías del Bogotá y de la Legión. Puede decirse de esos legendarios soldados que se lanzaron al fondo del

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abismo, con Ja certeza de coronar las cumbres mismas de la gloria. Desenfundando y cargando las armas; trepan ayudándose de las bayonetas clavadas en los riscos, hasta alcanzar el otro lado del barranco donde, a medida que llegan, los soldados rom­pen el . fuego resistiendo las furiosas embestidas de V aldés, hasta permitirle también a V ar gas pasar el desfialdero denodadamente en acción.

Vargas, cuyo nombre es la fulgurante aurora de Boyacá, en cuyas filas circula la sangre de Colombia y se alinean los triunfadores en Carabobo y en Pichincha, DO

terniina su despliegue, cuando es atacado vigorosamente; a tan ruda embestida vacila y se desorganiza, pero entonces su jefe, el Teniente Coronel Trinidad Morán -venez~ }ano de nacimiento, peruano de glorias · y de corazón, cuyos venerandos restos ¡aun están bajo la escalera de la iglesia de Caima, en espera de justicia póstuma!- multi­plicando esfuerzos y energías, legando una magnífica lección de moral, lo reorganiza, lo hace abrir sus fuegos y que, con sus largas bayonetas, apoyándose en Rifles, resista y rechace la furiosa embestida, permitiendo a este su compañero, apoyarse a su vez en él para efectuar su repliegue, ·en perfecto orden, a una nueva posición y continuar en esta forma, perfectamente táctica, por escalones y saltos atrás, con resistencia enér­gica y sangrienta, llenando su rol de retaguardia, aceptando, si era necesario. el sacrifi­cio total para salvar al grueso de las tropas.

Vencedor en Boyacá, nacido a la epopeya liberatriz en los llanos tropicales del Apure, fué bautizado Bravos de Paez. Así se le denominó hasta que habiendo cau­sado asombro su carga en Boyacá, fué confirmado con este simbólico nombre. Era el cuerpo sin equipo, ágil, frugal, impetuoso y bravo como el osiánico héroe de las Queseres del Medio cuyo nombre ostentara. Al amparo de la acción de los otros dos batallones, pasó sin dificultad el barranco, apoyándolos a su vez con sus fuegos, con una furiosa carga se abrió camino y, oblicuando a su derecha, continuó la marcha para aproximarse al grueso.

La caballería al abrigo de la acción de la infantería, ejecutó su pasaje por el valle de Chanta, tres kilómeros distante del mal paso donde habría ·sido destrozada inútilmente.

La impedimenta fué abandonada pues no podía salvar el barranco sino a cesta de mucho tiempo y esfuerzo y, por razón de velocidad, no podía tampo~o seguir ·a la cabalkría.

El grueso realista sólo llegó al teatro de los sucesos al anochecer, cuando la ac­ción · había terminado con el acedado y ·vigoroso movimiento retrógrado de los patriO"° tas. El Virrey a pesar de la súperioridad de situación y de elementos, no se atrevió a int~nsificar la lucha o darle otra. faz más decisiva.

Con esta inexplicable falta de decisión, se anularon los efectos que la sorpresa pudo haber proporcionarlo, como lo acreditó el hecho de que al siguiente dia 4 de diciembre, el Ejército Libertador se hallaba reunido, organizado y dispuesto a comba­tir, continuando su marcha a Tambo-Cangallo y, i:uando en la pampa de este nom­bre, volvieron a tomar contacto los Ejércitos rivales, fué Sucre quien desplegando en batalla, retó una vez más a La Serna, quien rehusó la pugna, aunque se ufanaba de haber obtenido el éxito muy pocas horas antes.

Lara con su heroica y diezmada División, pasó la noche del día 3 en vicac, a 15 kilómetros del grueso. Hasta allí vino el General Sucre, anhelante y mortificado por la presunción de un desastre, pero al recibir del General Lara los datos relativos a la acción. volvió a su tiénda seguro de no haberse engañado cuando, des¿e Ocros, escri­bía al Ministro de la Guerra: "He pensado quedar ·unos días por Matará a ver si los españoles. con nuestro movimiento retrógrado -nos buscan; en este caso los aguardo

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por que creo que la .mente ~ del Liber.tador al impedir se busque una batalla, no es ter; minante la de escusarla, cuando si no puedo asegurar a S. E. la victoria por los aza· res de la guerra, creo deber afirmarle que .cada vez tengo más y más confianza en ~l suceso. Nuestro Ejército, si fuese numéricamente inferior al enemigo, es muy s11pe­~ior en clase de tro~a, en moral y en entusiasmo".

Consecuencia.~La acción de Ccolpahuaico costó a los patriotas la .pérdida de bescientos hombres, ganado, equipajes, y una de las dos únicas piezas de · artillería pero no se desalentaron ni se alteró su nioral, considerando tan sensible pérdida como uno de los azares frecuen tes de campaña y , por tal , minúsculo.

Sin duda por esta causa el ven.ceder de Pichincha, no hizo de ella un parte espe· cial. omisión qull resintió al intrépido General Lara, quien años después, informando a O' Leary respecto a este c-ombate, lo desfigura, como desfigura el desarrollo de la ba­talla de Ayacucho; pero se encuentra citado en el parte la gran epopeya del 9 de di­ciembre de 1824, afirmando: E:L ES EL QUE HA VALIDO AL PERU SU LIBER­TAD.

En el campo ·realista la sorpresa de Ccolpahuaico solc¡¡ costó treinta muertos y fué celebrado como un triunfo. .

Precisaba buscar acicates a la moral.

IV

CONCLUSION

, Es tiempo ya de subsanar el error, de modificar el criterio con que sin reflexión, se repite desatentadamente que el Ejército Libertador de Perú experimentó en Ccolpa­huaico un descalabro, un desastre.

Solo quienes estudian los hechos de armas para calificarlos por el número o ca­lidad de las pérdidas mriteriales y no por las consecuencias morales y por los resul~

tados finales, pueden considerar la acción ele Cco/pahuaico como un contraste para las armas patriotas, las cuales en. esa acción, debemos declararlo con admiración y res­peto y en nombre de los principios inmutables dd Arte de la Guerra, cumplieron su rol. su misión, su objeto táctico y en este orden, como en todos los de la vida, quien cumple el deber satisfactoriamente, ha conquistado el éxito.

Corno se ha podido apreciar por b reconstrucción del suceso, del lado del EjÚ· cito Libertador, Ccolpahuaico es 11n ejemplo típico y acabado de lo que en Táct:ka. se denomina combate tie retaguardia.

La División Lara cumplió brillantemente su misión de cubrir, de proteger · la Te.~

tirada . del grueso del Ejército a que pertenecía. Todo destacamento que recibe mi· sión análoga, está en_ la obfigación de .combatir .por escalones·· sucesivos y por saltos atrás y hasta de sacrificarse, si a costa del sacrificio consigue salvar al grueso o le permite moverse, maniobrar con · seguridad y sin ser molestado por el enemigo? ¿Qué significan entonces las pérdidas materiales, por dolorosas _que sean, si con el cumpli­miento abnegado de la misión se · asegura el triunfo final?

· Y esto es, precisamente, lo sucedido en. el desfiladero de Ccolpahuaico. La retaguardia con su abnegación y feroz resistencia, detuvo el ataque de los rea­

listas, permitiendo la marcha, sin asedio, de su grueso; recoge luego sus elementos de combate, escalón por escalón, cubre a su caballería y . logra aproximarse hacia su cuerpo principal. prosiguiendo el itinerario general, paso a paso, haciendo siempre

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frente al enemigo, altas las· armas ·y altos los corazones, lista a · resistir cualquier. ata~ que que no se produjo, porque tal actitud, deteniendo a los godos, facilitó a . los insurgentes la continuación de su marcha, libres. tranquilos, ordenados ·y orgullosos de sus propias pérdidas, hacia !as faldas del Condorcumca.

¿Habrá· militar, habrá historiador capaz de juzgar esta acción como un descalabro, siquiera corAo un contratiempo? ¿Habrá profesional que se atreva a pensar que el repliegue sucesivo de los escalones de una. retaguardia embestida y las pérdidas al sos-. tener un combate de uno contra cfnco, cumpliendo amplia y satisfactoriamente la mi­sión y el deber significa. un desastre?

Hay que decirlo muy alto y escribirlo muy claro, Ccolpahuaico es una gloria téc­nica, militar, evidente del Ejército Libertador: del Perú. La retaguardia llenó admira­blemente su rol con resultado satisfactorio y útil y, lo repetimos, el cumplimiento de la misión entraña la idea del éxito.

Estamos en el ineludible imperativo de rendir liomenaje de admiración y gratitud a esos heróicos soldados que, denodadamente cumplieron su deber, ejecutando con exi~ mia habilidad la misión que Sucre les encomendara y las circunstancias impusieron, lo cual solo se conseguirá reconstruyendo los hechos a la luz de la verdad histórica, con meditación analítica y sincera, para reivindicar sus prestigios y ofrecerlos, como magnífica lección de moral militar, a las generaciones del futuro y como un haz de laureles, a las patrias que allí estuvieron presentes en las personas de sus hijos, ín­clitos paladines de la ·libertad de América.

Ccolpahuaico es un triunfo de las armas patriotas; es más aun. Precisa declarar­lo así, por honra americana, a la luz de la Historia y dentro del cartabón de la Doc­trina Militar: es el prólogo de Ayacucho.

Los caídos en el desfiladero, son los primeros héroes de la gran jornada, a la cual, sino pudieron concurrir con sus armas, asistieron con su esfuerzo, esculpiendo en las breñas, con sus vidas, el mas sublime epitafio: el corazón de un Coniiltente que recibe y derrama, por la conquista de su libertad, la sangre de los hijos de todos sus pueblos, dignos de merecerla.

Ccolpahuaico fué el último zarp.~zo del león - ibero: desgarró miembros, hizo bor­botar sangre, pero "él es el que ha valido al Perú su libertad".

Sin Ccolpahuaico, Ayacucho no existiría; sin Ccolpahuaico donde las bayonetas de Rifles y de Vargas escriben la continuación del himno triunfal trazado en Junín por los Húsares del Perú; donde los patriotas venden tan caro la vida que los realistas de­sisten de quitársela; donde Canterac dice a Va/dés "¿esos son los que me vencieron en Junín? ¿son o no soldados?"; sin Ccolpahuaico donde la serenidad, el arrojo, la abne­gación, acabaron por asombrar a los godos y hacerles perder el resto de moral que aun conservaran.

Ayacucho no habría sido el golpe del eslabón sobre el pedernal que produjo la chispa fulgurante de la libertad consumada, que iluminó toda América.

Después de Ccolpahuaico los realistas ya no eran capaces de vencer a quienes lle­vando la santa ens<>ña de la independencia, paseada desde el Plata hasta Maypo y Pi­chincha; desde Carabobo a Boyacá y Zepita, oon San Martín y Arenales, con Bolívar y Sucre y con la innúm~ra pléyade de campeones, cuyos días se contaron por batallas lidiadas; hicieron que ve}nte millones de seres se levantaran a saludarla con los ví­tores de patria libre y la lucieran como el lábaro de Constantino, a cuya vista los enemigos quedan vencidos. Santa enseña que nos ha sido legada para mantenerfa incólume, como esa celestial visión prometedora de todas las fecilidades. Bendito in

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hoc signus vineis, que en sus caracteres dice: Horl-Or y Patria y en sus colores: Glo­ría o Muerte.

En · Ccolpahuaico faltó . a los descendientes de Don Rodrigo. el factor esencial de la victoria: la moral, por lo que no pudieron deshacer allí a las sorprendidas tropas emáocipacforas. ·corno · lógicamente debió · suceder; no era posible aguardar su triunfo en ocasión distinta. Con tal prólogo no éra de esperarse que la epopeya .. del 9 de diciembre de · t824, fuera una loa al bamboleante trono de Fernando VII.

Ese era: un libro -nuevo.- de . muy brillantes páginas, donde iba a consignarse la gloria de quienes hubieran sabido conservar la moral, punto .de partida del éxito.

Y fÜé la de Antonio José 'de Sucr~, personificando la de los defensores del Perú y de América, para admiración y orgullo de la posteridad y para ejemplo de quienes han -recibido, como invalorable · legado, las. armas 'esgrimidas por La Mar, Córdova. M'íller. Sandes, Morán y Piñeres en esa epopeya ante la cual un Continente y un Siglo, la ·aclaman y bendicen enton.ando este hosanna: Somos libres seámoslo siempre.

Coronel Manuel C. Bonilla.

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Placa erigida en Muquiyauyo, en la casa nativa de Bruno Terreros.

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El Presidente: Prado inaugurando la placa de Bruno Terreros en Muquiyauyo.

Desfile de los Colegios, movilizablcs, etc., de Muquiyauyo, ante el Presidente Prado.

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ACTUACION

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EN HONOR DEL PROCER DE INDEPENDENCIA

CURA- CORONEL BRUNO TERREROS

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DISCURSO DEL PRESIDENTE DEL INSTITUTO S~MARTINIANO EN . LA INAUGURACION DE LA PLACA DE BRONCE, EN LA CASA EN QUE NACIO

EL CURA BRUNO TERREROS, EN MUQUIYAUYO

CEREMONIA REALIZADA CON ASISTENCIA DEL PRESIDENTE DE LA REPUBLJCA, EL 17 DE AGOSTO DE 1944

Señor Presidente de la República, Señor Alcalde de Muquiyauyo,

Señores:

E! cura Bruno Terreros, muquiyauyino insigne, es bajo ciertos com:eptos la figura más exótica y grande de la Independencia del Perú. Sus proezas no- están debida­mente ·registradas en la Historia, lo cual hace difícil reconstituir su biografía, pero su aura, superlativa y brillante, en las dos etapas típicas de su existencia -la de _prócer de la Patria y la de mártir. de la Religión - lo consagran como a varón de espíritu grande, capaz . de decisiones extraordinarias, alma apasionad<! de las causas no~les. pastor que lleva hasta el sacrificio el amor a sus ovejas y el más grande de los gue­rreros peruanos. ep. la hora crucial de la Independencia.

La misión de las guerrillas no es como la de los ejércitos, organizar grandes ope­raciones bélicas y dar batallas _campales que después cantarán los bardos y exaltará la epopeya." Actúan modestamente en pequeñas partidas, sin .organización _. formal. . po­bremente armados, a veces por propia iniciativa y, por lo general. a servicio · de las fuerzas auxiliares. Compónese su labor. de repetidos golpes de mano caracteriza­dos por la temeridad. la astucia y la audacia, ardides sutilísimos, y proezas de valor llevadas hasta el sacrificio silencioso y escondido, virtud máxima de los que traba­jan para la Patria y no para la gloria. Pero la serie de hazañas y heroicidades de algunos guerrilleros llega a tejer en torno de ellos una aureola sóli.da y brillante y hasta una leyenda imperecedera, que conviértelos en personajes máximos de la His­toria.

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ACTUACION EN HONOR DEL PROCER DE ~A INDEPENDENCIA

CURA-CORONEL BRUNO TERREROS

DISCURSO DEL PRESIDENTE DEL INSTITUTO S~MARTINIANO EN . LA INAUGURACION DE LA PLACA DE BRONCE, EN LA CASA EN QUE NACIO

EL CURA BRUNO TERREROS, EN MUQUIYAUYO

CEREMONIA REALIZADA CON ASISTENCIA DEL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA, EL 17 DE AGOSTO DE 1944

Señor Presidente de Ja República, Se!íor Alcalde de Muquiyauyo,

Señores:

E! cura Bruno Terreros, muquiyauyino insigne, es bajo ciertos conceptos la fig.ura más exótica y grande de Ja Independencia del Perú. Sus proezas no· están debida­mente registradas en la Historia, lo cual hace difícil reconstituir su biografia, pero su aura, superlativa y brillante, en las dos etapas típicas de su existencia -la de prócer de la Patria y la de mártir. de la Religión- lo consagran como a varón de. esplritu grande, capaz de decisiones extraordinarias, alma apasionada de las causas nol:iles, pastor que lleva hasta el sacrificio el amor a sus ovejas y el más grande de l~s g·ue­rreros peruanos · ep la hora crucial de la Independencia.

La misión de las guerrillas no. es como la de los ejércitos, organizar grandes ope­raciones bélicas y dar batallas .campales que después cantará n los bardos y exaltará la epopeya: . Actúan modestamente en pequeñas partidas, sin ,organización. formal. .po­bremente armados, a veces por propia iniciativa y, por lo general; a servicio·· de las fuerzas auxiliares. Compónese . su labor. de repetidos golpes de mano caracteriza­dos por la temeridad, la astucia y la audacia, ardides sutilísimos, y proezas de valor llevadas hasta el sacrificio silencioso y escondido, virtud máxima . de Jos que traba­jan para la Patria y no para la gloria. Pero la serie de hazañas y heroicidades de algunos guerrilleros llega a tejer en torno de ellos una aureola sólida y brillante y hasta una leyenda imperecedera, que conviértelos en personajes máximos de la His­toria.

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Al paso del General Arenales, figura espectable de las huestes sanmartinianas que Eos dieron la independencia, fué revelándose y organizándose el patriotismo pe­ruano, en las ciudades y aldeas de los Andes, y aparecieron como puntos luminosos los jefes de guerrillas que no cesaron de dar brega a las tropas realistas, y qu~. sin preparación y disciplina, mal armados y carentes de experiencia, engrosaron con su sangre noble y patriota múltiples veces las aguas del Mantaro, en las masacres in­misericordes perpetradas a mansalva por los soldados del Rey.

Así nació no un ejército sino una inmensa legión, peruana de toda peruanidad, esforzada y eficiente, adiestrada por autoenseñanza y templada por el dolor y la muerte, que llegó a constituir una de las enormes columnas del templo de -la Libertad, llenó una misión admirable, y pasó casi inadvertida en los Anales de la Independencia, a pesar de sus hazañas, muchas veces mayores y más trascendentes que la de los bri­llantes ejércitos y capitanes pregonados por las trompetas de la Fama.

Mariano l'elipe Paz Soldán, en su Historia del Perú 1ndependiente, Germán Le­guía y Martínez en su obra San Martín en el Perú, inédita todavía, han recogido con solicitud y admiración, los hechos más visibles de estos héroes autóctonos, de estos guerreros improvisados, de estos modestos y sacrificados cultores de .la libertad y de­fensores de la Patria;· y el Dr. Manuel Prado y Ugarteche, Presidente Constitucional. que desde el primer día de su período viene exteriorizando 'su empeño en glorificar las proezas de las ~rancies figuras del Perú y ~n divulgar las enseñanzas que de sus admi~ables acciones se desprenden, .. ha querido destinar el día de hoy al culto ···di(.Jos ínclitos guerreros sin histo;ia, personificados en la figura del más popular, glorioso y meritorio de todos. el Cura de Muquiyauyo, Bruno Terreros. Por eso, acogiendo la iniciativa del Instituto Sanmartiniano del Petú, acudió primero con auxilio material y luego con la prestancia de su alta investidura y preclara personalidad a este home­naje al guerrillero peruano de todos los tiempos, al sentido de resistencia y rebeldía de los pueblos del Perú, a las enormes y escondidas virtudes cívicas, a las simiente's de grandeza y heroísmo que anida en el alma de nuestras multitudes anónimas, y a todo este conjunto de cualidades sobrehumanas que estallan como brillantes chispas y constituyen deslumbradoras luminarias, al · ser heridas por el golpe de las armas del enemigo, o al · calor de ·sus propios ideales.

BRUNO TERREROS, hijo de Antonio Terreros y de Rosa Baldeón, ingresó ·a la Recolección de San Francisco e¡, 31 de diciembre de 1808 y doce años más tarde regentaba la Parroquia de Chupaca, población separada de Huancayo por el río Man­taro, cuando el feroz Coronel Carratalá, jefe de las fuerzas realistas, llevando a cabo un ardid presentóse vivando a San Martín y a la Independencia -26 de mayo de 1821- y los chupaquinos acudieron a recibir en triunfo al enemigo disfrazado' de co­rreligionario, que coronó su. obra hadendo colgar a los patriotas más . destacados· de las torres de la iglesia parmqtiial.

Fué entonces •cuando Terreros sintió el llamado del bien y del deber, que llámese Patria o Religión tiene origen común en la grandeza de alma y en eJ. horror por· la cobardía y el abuso; y viósele subir al púlpito a proclamar la guerra santa y como pastor acostumbrado a conducir a su grey, _dejó los sagrados hábitos y ciñó la espa­da del guerrillero, para combatir sin piedad ni tregua a los enemigos de Dios y de la Patria, y aplicando · 1a pena del fülión ·de devolver virilmente golpe por golpe al ad­versario.

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Los repetidos ascensos que mereeió Terreros qe San Martin .y de Bolívar acre­ditan la .trascendencia de sus actos,' ,

c;:uando el Libertador inició la · última etapa de su obra, la marcha sobre Junfn y Ayacucho a mediados de 1824, imp¡;¡rtió sus órdenes a los guerrilleros peruanos, se­ñalando a cada cual su cometido; y Terreros, con el grado de coronel y unido a la montonera de Guzmán tomó Yauli, para defender el paso de las huestes libertadoras.

Las cartas de Heres y de otros Secretarios de Bolívar, compiladas por O'Leary, están llenas de instrucdones Impartidas_ a .Terreros y del. relato de sus hazañas, y poco' a poco v.an apareciendo viejos papeles amarillentos en los arclaivos particulares, que trazan la luminosa trayectoria del insigne capitán muquiyauyino, hijo preclaro de es.te noble pedazo del Ande peruan<>, que distinguióse altamente en los días de la Epopeya ·Magna,. y luego en- las horas legendarias de la campaña de la Breña, y hoy realiza m¡evas proezas en el diario .batallar del trabajo y del progreso, y señala el punto de partida de una saludable evolución, que van transformando a las arcaicas y retardatarias comunidades de la sierra del Perú, en organismos cooperativos que se ajustan a las necesidades e imperativ·os de la civilización y de la hora presente, con­virtiéndose en el moclelo que nuestros estadistas éleben estudiar y aplicar para redi­mir a las masas ¡;¡nalfabetas del oprobio .de. vi".ir al ··margen de la vida moderna y de vegetar gracias a . la tutela gubernativa, cuando no. de languidecer bajo el látigo y el atropello del gamonalismo.

BRUNO TERREROS no es un desertor de las milicias de Cristo. Después de obedecer al llamado impostergable de la Patria y de realizar con éxito su cometido, en vez de reclamar su parte en los laureles de la victoria, regresó al sendero; llamó a las puertas del claustro fran'ciscano, para favarse con el arrepéntimiénto y los ej<>rcl­cios espirituales, 'las impurezas y manchas de la vida de campaña, y reasumió el cu­rato de Chupaca, bajo los auspicios de .Bolívar, quien venció la resistencia del clero a recibir de nuevo entre sus filas al prócer, dictando la siguiente carta, escrita por su Secretario el General Heres, en 28 de marz.o de 1825:

· "Al Gobernador ·del Arzobispado: . "Su Excelencia· el Libertador, encargado del mando supremo de la República

ruega y encarga al Rdo. Gobernador Metropolitano, que el P. Fr. Bruno Terreros por sus grandes servicios a la Patria, por· su buena conducta y aptitudes sacerdota­les, · sea habilitado para obtener en propiedad cuaíquier beneficio, con anexa cura de almas y que, si es posible, se le dé colación del Curato de Chupaca, previo el co­rrespondiente examen sinodal, como se hizo con el P. Savero, por orden del Rey Cató­lico, . del Curato de Yanahuaura de la Diócesis de Arequipa", ·

Como Terreros tenía predestinación heroica, cúpole rendir la vida heróicamente,. · y Dios en sus altos designios quiso que un final de santidad cerrase' además su tra­yectoria épica; ocurrió pues que, solicitado cierto día para ministrar los últimos auxi­lios a un moribundo de la. banda opuesta del Mantaro, introdújose en el río, excep­cionalmente cargado a causa de las fuertes lluvias de la estación, desoyendo los con­sejos de la pr.udencia y los clamores de sus feligreses, y desapareció entre las ondas; y así pereció como mártir de l¡i Religión, después de haberse coronado como prócer de .Ja Patria.

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Días más ' tarde el Mantaro arrojó a la orilla el cadáver del pastor, y sus restos desca~san desde entonces bajo el altar mayor de la iglesia parroquial · del distrito de Mito, en espera del momento apoteósico de su traslación al Panteón levantado por la gratitud nacional, en honor de la.s grandes personalidades de la Independencia;

Señor Presidente de la República:

El Instituto Sanmartiniano del Perú pide a vuestro gobierno generoso, premiador de la virtud, exaltador del patriotismo y cultor de la memoria de· los héroes, la tras• ladón de las reliquias del prócer representativo de los guerrilleros peruanos de la eman• cipación, al luminoso relicario donde merece dormir el sueño eterno al lado de Hipó­lito Unanue y de Francisco Javier Mariátegui , del General Vida!. del Coronel Saco y Oliveros, y de otros insignes varones conductores de pueblos y orgullo de la Patria.

DISCURSO DEL DR. CLODOALDO ESPINOZA BRAVO

Ilustre Presidente de la República, Señores Ministros,

Señor Presidente del Instituto Sanmartiniano, Señores Alcaldes,

·Señores:

·La FEDERACION DEP ART AMENT AL DE JUNIN me ha conferido su re­presentación, seguramente, por ser uno de los reivindicadores y gestores del ·home­naje nacional de aquella figura epónima de la Gesta Guerrillera de la I~dependencia que motivara el célebre refrán: "Fraile y Coronel? - Líbreme Dios de él", para ha• cerse presente en el homenaje trascendental que le tributa el INSTITUTO SANMAR­TINIANO DEL PERU, a iniciativa de su · Presidente, el reputado escritor, Dr. Luis Alayza y Paz Soldán; quien al dar a la circulación la tercera serie de su obra "Mi País", o sea '.En las Breñas del Perú", .ha hecho beneficio efectivo a la Historia Nacional. porque .. será conocida, dentro y fuera del país, por historiadores y estudio­sos, la .vida y los hec)10s del coetáneo y émulo del fraile soldado, el argentino Aldao.

La F.D.J .. se asocia a este homenaje con emoción religiosamente cívica, porque se trata de reivindicar, una vez por todas, y, poner en marcha el homenaje nacional que la Patria debe a uno de ios próceres,. Fray Bruno Terreros, cuyos restos serán trasladados -estamos seguros- al Panteón de los Próceres, declarada esta casa de su nacimiento monumento nacional, y , colocada en la Iglesia de Mito, donde reposan sus restos , la respectiva placa conmemorativa de bronce.

Mi presencia, significa para vos, Dr. Manuel P,rado, ilustre Presidente de la Re• pública, el agradecimiento, el aplauso de la F. D. J. por vuestra concurrencia a esta ceremonia; por vuestra admiración a los epónimos de la Revoiución Americana, por vuestro culto a los héroes de la peruanidad. Y, para vos, Dr. Alayza Paz Soldán y para el INSTITUTO SANMARTINIANO, también, d aplauso, la adhesión y el agra­decimiento de la F.D.J., por este gesto, por esta magnífica lección de civismo y de afirmación democrá tica.

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- 77 -Como soy .. un m®esto servidor independiente de la Cultura nacional y un ago.­

nista de la Americanidad, me es imperativo . saludaros, Dr. Manuel Prado, a vuestro paso por el Valle de -leyenda, tradición, historia y epop~ya: el Valle de los Wankas­Xauxas. Y, mi saludo intelectual, a tono con la trascendencia y significación de es­te acto, consiste en transferiros el libro ·que no hace mucho me -obsequiara el escri­tor Virgilio Ferrer Gutiérrez: "Perú en la Independencia de Cuba y otro .Temas Ame­ricanos". Porque se trata del homenaje que el historiógrafo y periodista cubano rin­de a nuestra Patria, relievando la · acción del Perú en la Independencia de Cuba; de vuestro señor padre el General' don Mariano Ignacio Prado, quien supo anticiparse al americanismo de muchos actuales Jefes 'de Es"tado, al afirmar: "La causa de Cuba es una caus? santa, la causa de la redención americana. Cuba es América y América es mi patria". De vuestros hermanos: Leoncio, Grocio y Justo. A uno de quienes, al primero, acaba de tributar un homenaje de perennidad la República del Libertador Marti, poniendo a una de sus unidades de guerra el nombre d~ "Leoncio Prado'', y enviando a .Lima, como Embajador en Misión Especial, a una figura .señera como el doctor Emilio Núñez Portuondo. Y, en poner eñ vuestras manos mi libro primigepio: "Facetas de Jauja", porque en él, desde 1936, plantée la reivindicación del gran gue­rrillero mestizo, hijo de la bendita tierra de Muquiyauyo, ascendido a Coronel por el Padre de la Independencia americana. Don Simón Bolívar.

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EL CURA TERREROS POR MIGUEL A. MARTINEZ

De los valles del Perú, ninguno mas pintoresco ni mas poblado, que el del Man­taro (Río Grande), a cuyos extremos se encuentran Jauja y Huancayo.

El pueblecillo de nombre simbólico, Mito, está cok>eado a la orilla derecha, fren­te a Concepción. La belleza de su paisaje es imponderable, prefiriéndolo muchos por su excelente clima, seco y tibio todo el año. Hay además, la prestancia de su quietud y la auspiciosidad de sus moradores. Célebres son las tardes de esparcimien­tc y de fiesta. cuando las familias se congregan en las márgenes del río, la "huaicha" a la sombra de los elevados sauces que inclinan sus ramas hasta acariciar, al pasar rápidas las ondas murmurantes del río. Del espesor de las amarillentas retamas que crecen profusamente en el lugar, cuya flor expande suave fragancia y de las hojas de los viejos eucaliptus, quemadas por el ardiente sol. brotan emanaciones olorosas que confundidas llenan el espacio. Subidos en los altos árboles, los pajarillos entonan, en orquestación magnífica, suaves y melodiosos cantos que halagan el oído.

A ; ... s risas de las muchachas se juntan los acordes del arpa y del violín. modu­l<¡ndo las mulizas y los tristes más conocidos en . la región, y todo eclosiona en sana alegría y envidiable felicidad .

El afü> 1821 ejercía de Párroco de Mito y con extensa jurisdicción que abarcaba casi todo el lado derecho del Mantaro, el cura Bruno Terreros nacido en Muquiyauyo, hijo de español y de madre indígena.

Cuéntase de él muchas historias, recordándose que el año 24 antes y después de la batalla de Junín, había desempeñado gran papel, como jefe de una numerosa y aguerrida banda de guerrilleros patriotas, hasta el punto de que el Libertador Bolí­var, la prefería por su bravura y decisión a todas las demás partidas, encomcbdán­dole comisiones sumamente importantes, tanto en Huancavelica como en Yauli.

A gala tenia referir sus belicosas hazañas y holgábase con la remembranza de esos días en que todo el Valle ardía de entusiasmo, por la causa de la libertad y se combatía terriblemente contra los feroces españoles, que mandados por Carratalá y Ricafort, asolaban el país sembrando el terror. Terreros ufanábase de las repetidas muestras de distinción que había recibido de Bolívar y Sucre, por ~u heroísmo.

D e costumbres sencillas y moderadas, el Párroco de Mito, habíase hecho querer de sus feligreses, extendiéndose su fama de virtuoso, quien le viera lleno de unción y celo cristiano cumplir las funciones de cura de almas no podría reconocer en él al famoso guerrillero, émulo del Frayle Félix Aldao, Comandante de las Milicia~ de Jauja y Huancayo el año 20.

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Corría el mes de febrero, las lluvias abundantes, por esta época, acrecentaban los . torrentes y formaban las avenidas que llevaban fango y agua al Mantaro q~ !=recl31 enormemente . .

Frente a Mito el río se abre como un abanico, extendiéndose por entre los cercos y alfalfares, interrumpiendo el tránsito para Concepción, cuyo puente de factura anti­gua, sino quedaba aislado era cubierto por las aguas. Sólo los muy baqueanos se atrevían a cruzar el río pasando por el vado.

Una noche, se desató furiosa tempestad, los truenos retumbaban, como pocas ve­ces, y los rayos hendiendo el espacio alumbraban si~iestramente rompiendo la obs­curidad con trágica y fugaz claridad. Los miteos 'no recordaban tormenta seme­jante .. ,

El cura después de terminadas ~us oraciones de "vísperas y completas", aprestá~ .. base a recogerse para descansar. Fuertes y repetidos ·gdpes dados en la puerta de la casa cural contigua a la Iglesia, despertó al Sacristán que dormitaba, obligándole a acudir donde el intruso.

Era un vecino del lugar que insistía en hablar con el señor Cura. El sacristán, viejo servidor que había sid9 con este montonero y le tenía afección pretendió despa­char a . aquel con la excusa de que ya era tarde para ver al Cura. Más, éste oyó la discusión y ordenó que dejen el pas.o lib~e al visitante. No era éste conocido del Cura, pero díjole que iba por parte de su padre . un Rodríguez, que le había pedido rogase al Párroco fuera a llevarle los au.xilios espirituales, pues estaba muriendo. Agregaba el hombre que ya había pasado varias horas de penosa agonía y que sin duda no podía morir por que esperaba c-onfesarse. Por las señales que le dió, com­prendió Terreros que se trataba de un ex-compafíero, un feroz capataz de montone­ros que degeneró en bandido. Varias veces le libró de la cárcel pero en la última no quiso saber nada de él. pues había cometido un crimen de homicidio con robo. El infeliz se había asilado en la casa de su hijo, situada en la banda opuesta y era sen­sible ocurriera el caso en noche tan horrible. Sin embargo el Cura prometió ir en cuanto amainara la lluvia·. Lloroso el hombre imploró diciendo, que de ir, habíalo de hacer en el acto, mas tarde ya no, pues su padre se moría, tal vez ya se habría muerto. Conocía el vado y acompañaría al Señor Cura para que no le sucediera nada.

Terreros vaciló. No era cobarde, no lo había sido nunca. Si por servir a la Patria, expuso su vida y se metió en tantos peligros, por servir a Dios, salvando una alma pecadora, ¿qué menos podía hacer que correr el riesgo de intentar el paso del río?

Desoyendo los ruegos del fiel servidor que le hacía notar la obscuridad de la no­che, el Cura asintió y acompañado del hombre, emprendió e! camino.

Fué realmente, la obscuridad, la impetuosidad de las aguas, el caso es que, a mitad del ,río, un remolino envolvió al cura, volteándolo de la bestia, perdióse y no volvió a aparecer vivo. Aquello fué breve y silencios.o como toda tragedia. AJ dia siguiente, aparecieron en un islote las prendas del Cura y mas lejos s• cadáver.

Este fué el fin del bravo Coronel Bruno Terreros.

Miraflores, Julio de 1944. Miguel A. MARTINEZ.

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CAUSA DE PURIFICACION SEGUIDA POR EL R. -P. FR. BRUNO TERREROS DE LA ORDEN · DE S~.

FRANCISCO, POR ANTE LOS SE~ORES JUECES · DEL TRIBUNAL. DE PURIFICACION DE ESTE ARZOBISPADO EN EL A~O DE 1822

(Del Archivo del Coronel Manuel C. Bonilla).

Iltlno. Sr .

.. Fr. Bruno Terreros de la Orden Seráfica de mi Padre Sn. Francisco, natural de

Ja provinc;ia de Jauja, con el mas sumo respet.o y veneración ante U. S. I. parece y dice: que en cumplimiento de su Superior Decreto ha manifestado su patriotismo, y en virtud haberse ya definido lo mandado; ocurre a la justificación de U. S. I. para que se le entregue un testimonio de su purificación para cuyo fin.-A U. S. Iltma. pi­de y suplica que habiéndose por presentado se sirva proveer, y mandar como solicita, y espera alcanzar de la grandeza de U. S. Iltma.-Fr. Bruno Terreros.-Lima y Abril 30 de 1822.-Désele el testimonio que esta parte solicita.-Echague.-Dr, Benavente.

lltmo. Sr.

Fr. Bruno Terreros de la· Orden. Seráfica de mi Padre Sn. flranc!sco, natural 'de la provincia de Jauja con el n¡ayor rendimiento ante U. S. I!tm¡;¡ parece y dice: que su pat~iotismo, y adhesión a la justa causa de ·la Independencia ha sido tan notorio, que desde que p\só el Ejército Libertador las arenas del Perú ha contribuido del mo­do más activo por cuantos medios hayan habido a sus alcances a favor de Nuestro Sagrado Sistema; por cuya razón ha sido siempre perseguido por los enemigos.

Encargado de observar los movimientos del enemigo ha caminado leguas ente­ras sin más alimento, que su patriotismo, sin más abrigo que la lobreguez de la no­che, sufriendo todas las intemperies y lluvias de la Sierra. En fin basta decir a U. S. Iltma por no molestar su ocupada atención, que sus servicios han sido continuos, y relevantes, de que en esta misma Capital hay testigos de la mayor excepc;iÓn, que pueden informar a U. S. Iltma., y en caso necesario los presentará sr le manda su jus­tificación, pues se hayan emigrados en esta Corte por la persecución del enemigo. En esta virtud suplica a su rectitud se practique la debida información de su patriotismo, i;ervicios y honrada c~nducta; a cuyo fin.-A U. S. Iltma pide y suplica, que en aten­~ión a lo e:¡¡:puesto · se sirva pr-oveer y mandar como solicita, y espera alcanzar de la grandeza de U. S. Iltma.-Fr. Bruno Terreros.

Lima y Marzo 26 de 1822.-Pase al Sr. Semanero para que reciba la información correspondiente con citación del Sr. Fiscal.-(Hay cuatro rúbricas).

Lima y Marzo 27 de 1822.-Hágase saber a la parte presente los testigos que han de decforar informando las personas que por sus empleos no puedan conct~rrir pers.onalmente. a quienes se les pasará el expediente. _(Hay dos níbrkas) .

R. P. Ministro Provincial. .. Fr. Bruno Terreros de la Regular Observancia .de Ntro. P. San Francísco con el

más sumo respeto y veneración ante U. P. R. parezc.o y digo: que mi patriotismo y

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CAUSA DE PURIFICACION SEGUIDA POR EL R. P. FR. BRUNO TERREROS DE LA ORDEN DE SAN.

FRANCISCO, POR ANTE LOS SE:fil"ORES JUECES · DEL TRIBUNAL. DE PURIFICACION DE ESTE ARZOBISPADO EN EL A~O DE 1822

(Del Archivo del Coronel Manuel C. Bonilla).

Iíti:iio. Sr.

Fr. Bruno Terreros de la Orden Seráfica de mi Padre Sn. Francisco, natural de la provincia de Jauja, con el mas sumo respet<> y veneración ante U. S. l. parece y dice: que en cumplimiento de su Superior Decreto ha manifestado su patriotismo, y en virtud haberse ya definido lo mandado; ocurre a la justificación. de U. S. l. para que se Je entregue un testimonio de su purificación para cuyo fin.-A U. S. !ltma. pi­de y suplica que habiéndose por presentado se sirva proveer, y mandar como solicita, y espera alcanzar de la grandeza de U. S. Iltma.-Fr. Bruno Terreros.-Lima y Abril 30 de 1822.-Désele el testimonio cjue esta parte solicita.-{:<:chague.-DL Benavente.

Iltmo. Sr.

Fr. Bruno Terreros de. la Orden' Seráfica de mi Padre Sn. f!ranclsco, natural de la provincia de Jauja con el mayor rendimiento ante U. S. Iltma parece y dice: que su pat~iotismo, y adhesión a la justa causa de· la Independencia ha sido tan notorio, que desde que pisó el Ejército Libertador las arenas del Perú ha contribuido del mo­do más activo por cuantos medios hayan habido a sus alcances a favor de Nuestro Sagrado Sistema; por cuya razón ha sido siempre perseguido por los enemigos.

Encargado de observar los movimientos del enemigo ha caminado leguas ente­ras sin más alimento, que su patriotismo, sin más abrigo que la lobreguez de la no­che, sufriendo todas las intemperies y lluvias de la Sierra. En fin basta decir a U. S. lltma por no molestar su ocupada atención, que sus servicios han sido continuos, y relevantes, de que en esta misma Capital hay testigos de la mayor excepc;ión, que pueden informar a U. S. Iltma., y en caso necesario los presentará si' le manda su jus­tificación, pues se hayan emigrados en esta Corte por la persecución del enemigo. En esta virtud suplica a su rectitud se practique la debida información de su patriotismo, 1>ervicios y honrada c~nducta; a cuyo fin.-A U. S. Iltma pide y suplica, que en aten­ción a lo expuesto · se sirva pmveer y mandar como solicita, y espera alcanzar de la grandeza de U. S. Iltma.-Fr. Br.uno Terreros.

Lima y Marzo 26 de 1822.-Pase al Sr. Semanero para que reciba la información correspondiente con citación del Sr. Fiscal.-(Hay cuatro rúbricas).

Lima y Marzo 27 de 1822.-Hágase saber a la parte presente los testigos que han de declarar informando las personas que por sus empleos no puedan conc~rr:fr pers.onalmente, a quienes se les pasará el expediente. _(Hay dos rúbricas).

R. P. Ministro Provincial.

Fr. Bruno Terreros de la Regúlar Observancia de Ntro. P. San Francisco con el más sumo respeto y veneración ante U. P. R. parezco y digo: que mi patriotismo y

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adhensión a la justa causa de . la Independencia :ba .sido ·tan not0r\o el que· he manifes­tado con servicios que han si<lo ,sobr\! :manera: •Vic\bles, y, el). · cuya virtud. ocurre> a la justificadón de U . P. R. para que· .se digne ' consederme .licencia para ,hacer el recu.r-:­so de mi purificación·, .y :por: tanto.-A .U. P : :R. · pido ·y suplico que en aten.ción a lo expuesto .se · sirva concederme dicha . licencia, . la .que. espero alcanzar ·de la voodad de V. P. R.-Fr. Bruno Ter:reros.-Lima y Marzo 29 de 1822.-Concédese -al suplicante la licencia que solicita.-Fr. José .Arias, Mtro. Provinclal.-Fr. Anselme Vargas, Mtro. de Provincia.

lltmo. Sr. Gobernador Eclesiástico.

Fr. Bruno Terreros, Religioso de la ·. Seráfica Orden de mi Padre San Francisco, natural del partido de Jauja, con mi mayor rendimiento y veneración ante V. S. l. paresco y digo: que ·el Sr. Secretario de la alta Cámara me advertió de pé!labra, que aun sinembargo haberme presentado a aquel Gobierno, ocurriese al Eclesiástico para que siga su curso el adjunto Decreto que acompaño; en cuya virtud.- A V . S. l. pido y suplico que con arreglo · del adjunto expediente se sirva proveer como solicito, y es­pero alcanzar de la justificac_ión de V. S . lltma.-Fr. Bruno Terreros.-Lima y Mar­zo. 29 de 1822.-A la Junta de Purificación.-Echague.-Dr. Benavente;

Lima y Marro 30 de 1822.-Por recibido con el Superior Decreto: .como se pide y líbrense los oficios correspondientes a las personas que por sus empleos no puedan comparecer. (Hay tres rúbricas) .-Cuellar.

Para dar cumplimiento a lo contenido en la nota fecha el 2 del presente, del Se­cretario de la Junta Eclesiástica de Purificación; digo el Sr. Dr. Dn. Felipe Cuellar; certifico que el R. P . Fr. Bruno Terreros ha por repetidas veces manifestado su pa­triotismo de un modo nada equivoco; pero debo particularizar el decidido celo que mostró después de la acción de 29 de Diciembre en Huancayo, en que habiéndose dis­persado algunos soldados· de infantería, él tomó a su cargo, su reunión, a quien dis­tribuyó alguna plata .de: su propiedad,. cuyos individuos hacendían a cerca de setenta hombres que después me entregó; que por tan relevante servlcio junto a otros muchos que ptacticó después, se ·hizo digno de que lo nombrase el Comandante General de la División de Sierra el Sr. Coronel Dn. Agustín Gamarra, Comandante General de las partidas volantes; en cuyo empleo se portó siempre con todo el honor y inteligencia. Es cuanto pudo informar sobre el particular.-Lima y Abril 3 de 1822.-José Antonio Mangas.

El Coronel Gobernador de· Jauxa, en. consecuencia . del oficio-. de 3 del corriente mes; ·del Sr. Dn. Felipe Cuellar, Secretario de la .Junta ·de Purificación Eclesiástica, ex­pongo: que el R. P. Fr. Bruno Terreros de la Orden Seráfica, como caracterizado de

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Ja Justicia de Ja Causa de América; siempre anheló la pronta venida del Ejército Li­bertador, asi es que desde que la provincia de Jauxa se :puso bajo el auspicio de las armas de la patria, ha calificado su decidida adhensión a Nuestro Sistema de un mo· do auténtico en diferentes ocacicnes: la primera, es que después de la Derrota de Huan­cayo de Diciembre de 1820; se coatrajo a reunir a todos nuestros soldados que se ha­bían dispersado, recogiendo las armas y municiones que abandonaron en la Oroya los reclutas de ·Tarma, de modo que por Enero, subsecuente entregó al Sr. Comandante Mangas la partida que reunió después de haberla s.ostenido de su peculio, cuyos in­dividuos formaron parte del "Batallón de Leales" , segunda, por Marzo si11uiente vien­do el Sr. Coronel Dn. Agustín Gamarra, el ardiente deseo del Padre Terreros de ser­vir a Nuestra Causa; Jo nombró de Comandante de todos los pueblos de aquella pro­vincia de esta banda del río grande con objeto de contener la segunda . invación de Ricafort en el Pueblo de Moya, _habiéndolo . practicado anteriormente por orden mía ; últimamente se le confió la partida de Guerrilla de Chacapalpa con su respectivo ar­mamento y pertrechos, de la que el Supremo Gobierno lo ha relevado p~ra que des­canse en sus claustros. Es cuanto pudo informar en Justicia sobre la materia.-Lima .y Abril 22 de 1822.-Pedro José Gonzales.

El Coronel Gobernador de Huancayo, siéndole constantes los méritos servicios, aptitudes del R. P. Fr. Bruno Terreros, de la Orden Seráfica reproduce el anterior informe a consecuencia del oficio de 9 del·· corriente mes, del Dr. Dn. Felipe Cuellar, Secretario de la Junta de Purificación Eclesiástica.-Lima, Abril 23 de 1822.-Mer, ceh Granados.

Lima y Abril 22 de 1822.-Vista al Fiscal. (Hay tres rúbricas).-Cuellar. El Fiscal visto este expediente promovido por el P . Fr. Bruno Torreros de la Or­

den Seráfica, para probar su patri-otismo, dice : que .según resulta de- los Informes pro­ducidos, es un verdadero patriota adicto al Sistema· dé Nuéstra Independencia y Li­bertad Política.-Por lo cual siendo Ud. servido lo podI'á asi declarar.-Lima y Abril 23 de 1822.-Juan José Muñoz.

Lima y Abril 24 de 1822.-Visto con lo expuesto por el Fiscal, hágase el lnfor~ me según lo acordado.-}. A. Hurtado.-C. Orbea.-B. Ordufia.-Felipe Cuellar.

En conclusiói:i de este expediente la. Junta sigue el dictamen Fiscal y juzga a este Religioso Patriota.-José Antonio Hurtado.-Carlos de Orbea.-Bartolomé de Or­duña.

M . R. P . Provincial.

Fr. Bruno Terreros de la Orden de Nuestro Seráfico Padre Sn. Francisco, natural de la provincia de Jauja, ante V. P. M. R. con la devida veneración, paresco y digo: que en la actualidad me hallo ejerciendo las funciones de mi Instituto y Sacerdocio, en virtud de estar habilitado por V . P. M. R.. para la seguridad de mi conciencia, deseo obtener también la ratihabición del lltmo. Sr. Gobernador Arzobispal, para cu•

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yo efecto interpelo ·a su paternal justificación, se digne certificar a continuación de e'ste, sobre haberme habilitado c.on respecto a la Religión, como también sobre que tübe patente de Con'fesor, cuyo documento con otros varios papeles me substrajeron los .enemigos de Nuestra Independencia; a .este fin: A V. P. M. R. pido y suplico se digne certificar como solicito y fecho, devolvérseme para !-Os usos anunciados; es jus­ticia que espero de las vondadosas manos de V. P. M : R.-Fr. Bruno Terreros.-Con­vento Máximo de Jesús de Lima, y Agosto 20 de 1822 . . Certifique el R. P. Secreta­rio de Provincia lo que conste de 'Jos Registros de Provincia, sobre haberse librado al suplicante licencias de Confesor.-Fr. José Arias, Ministro Provincial.-Fr. Anselmo Vargas, Secretario de Provincia .

. Fr. Anselmo Vargas de la Regular observancia de N. S. P. Sn. Francisco, Pre­dicador General y actual Secretario . de esta Santa Provincia de los doce Apóstoles del Perú.

En cumplimiento del Superior Decreto . de la vuelta, certifico que en un libro de· Registros de esta Provincia que están a mi cargo se encuentra que el año de mil ocho­cientos trece, el día cinco de Agosto, N. R. P. Ministro Provincial Fr. Rafael Delga­do, dió patente por la que instituyó Procuradpr y Confesor al Padre Fr. Bruno Te­rreros; y en testimonio de verdad, doy ésta en este Convento Grande de Nuestro P .. Francisco de Jesús de Lima, en 21 dias del mes de Agosto de 1822.-Fr. Anselmo Var­gas, Secretario de Provincia.

Lima y Agosto 15 de 1822. Vista esta certificación póngase a continuación, ra-. zón' de la que debe existir en nuestra secretaria, 'de las licencias concedidas al conte­nido.-Echague.-Dr. Benavente.

Iltmo. Sr.

"Consta del Lib. 2Q a fojas 116 vuelta, la partida del Terior siguiente:· Al P . Fr. Bruno Terreros, Franciscano, se le pr.orrogaron sus anteriores licencias por cuatro años, bajo fa aprobación del Vicario de Jauja, Abril 15 de 1817".-Lima y Agosto 29 de 1822.-Pérez.

lltmo. Sr.

El P. Fr. Bruno Terreros, Religioso del Orden Seráfico; con 1<1 devida sum1s1on ante V. S. l. dice: que pareciéndole ya llegado el caso de hacer uso de las Supremas recomendaciones de S. E. el Libertador, dirijidas a la Superior magnificencia de V. S. J. en favor del que habb, se presenta al actual concurso: suplicando se digne su ge­nerosa justificación admitirlo, a el solo sin exemplar, y conferirle un beneficio colado en exercicio de su alto Ministerio con proporción a los expresos sentimientos de S. E.; pues será merced que reciba, y en cuya gratitud empleará toda su sacerdotal de­dicación a fin de corresponder a la sagrada confianza de la grei que le encomendare; bajo de cuyas protestas, e interponiendo el recurso más reverente, y conforme a de­recho.

A V. l. pide y suplica se digne admitirlo al presente concurso; que es gracia que espera_ de las paternales beneficas manos de V. S. l. etc.-Fr. Bruno TERREROS.

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PROYECTO DE LOS SENADORES SE~'ORES PEDRO RUIZ BRAVO, · VICI'OR M. AREVALO ·Y ANTONIO DE LA TORRE, SOBRE ERECCION DE UN MO­NUMENTO EN MUQWYAUYO, JAUJA, PARA PERPETUAR LA MEMORIA

DEL PROCER DE LA INDEPENDENCIA SACERDOTE CORONEL DON BRUNO TERREROS

·Los Senadores que suscriben:

Considerando:

Que el Sacerdote y ·Coronel D. Bruno Terreros, es uno de ·los Próceres de ·la In­dependencia a quien debemos imperecedera gratitud, por su valiosa, eficiente y ejem-plar acción en esa etapa gloriosa de la vida nacional; ·

Que son tanto más dignos de reconocimiento sus hechos si se tiene en cuenta su carácter sacerdotal ·que, como el glorioso Cura ·rlidalgo, de México, no le impidió lti­char por la Libertad de su Patria, mereciendo de San Martin y Bolívar, como premio a su valor y proezas, que le otorgaran diferentes ascensos militares, hasta la alta clase de Coronel en nuestro naciente Ejército;

Que, por · gratitud y conveniencia nacional debemos reliever lo más posible todas aquellas acciones que contribuyeron a nuestra Emancipación Política, para que sirvan de ejemplo y estimulo a la presente generación y a las futuras, llamadas a defe~der y acrecentar el patrimonio que nos legaron nuestros libertadores;

Presentamos a la consideración del Senado el siguiente proyecto de ley:

El Congreso, etc. H.a dado la siguiente:

Artículo único.-Autorízase al Poder Ejecutivo para destinar los fondos necesarios a la erección de un monumento, en el pueblo de Muquiyauyo, de la Provincia de Jauja · del Departamento de Junín, en homenaje a la memoria del Prócer de la Indepedencia Sa­cerdote Coronel D. Bruno Terreros.

Lim~, 17 de agosto de 1944.

Firmado: Pedro Ruiz Bravo.-Víctor M. Arévalo.-Antonio de La Torre • . . Es conforme.-Lima, 17 de agosto de _1~44.-Un sello de la Oficialía Mayor del Se ...

nado.-Morón Martíne;.

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CARTAS HISTORICAS

El Mariscal La Mar tuvo una vida sentimental, mística y delicada. Manos blancas y aristocráticas restañaron una ·. y otra vez las injustas heridas del infortunio del ilustre guerre. ro perseguido por la desgracia.

En la carta que escribiera al Marqués de Torre Tagle, en 23 de noviembre de 1820, muéstrase apasionado y galante.

Casó en primeras nupcias con la señora Josefa Roca.fuerte. En 1845, con motivo · de la inhumación de sus restos en Li·

ma, el Gobierno del Ecuador solicitó que éstos le fuesen· entre• gados y, además de la razón del nacimiento del prócer, aducía que su esposa esperaba las reliquias de La Mar, afirmación que causó gran sorpresa, pues éste había enviudado muchos años antes de su muerte. Como resultado de las investigad~ nes practicadás recientemente, se ha venido en conocimiento de que el Marisical contrajo matrimonio, por poder, con la se• ñora Angélica Elizalde, de Guayaquil, en los días en que estu• vo en Piura de regres<> de la campaña contra Colombia -1829-, cuya señora era la virgen viuda a quien aludía el ilustre poeta José Joaquín Olmedo, Ministro de Relaciones Ex­teriores del Ecuador.

Doña Francisca Oltoya, dama piurana, juvenil y maternal amiga de La Mar en los últimos días de su existencia, obtu­vo que el General Morazan, Presidente de Centro América, le entregase los restos del Mariscal para repatriarlos, y los tu­vo en su mansión, en Piura, en espera del advenimiento de tiempos mejores; los que llegaron cuando el Mariscal Castilla subió al poder en 1845; época en la i:ual fueron inhumados, con apoteósicos honores en el Cementerio General de Lima.

Lima, 23 de Noviembre de 1920.

S. Marqs. de Torre Tagle. Mi muy estimado Paysano y Am9 Veo q' German salió pa. Piura, habiendo V que­

dado sin mano auxiliar, aunq' esta tampoco le acomoda; yo pensé y , está decretado, q·

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le subrogase Pardo, pero las ocurrencias del dia no lo han permitido, y aun ha- salido este Gefe con una comision hacia Pisco, pero es provisionalmente y marchará a las or­denes de V en priijlera ocasion.

Yo estoy bien persuadido de lo poco q'ahido sacando Merino y Castro, pero no hay otra baraja, y asi e,s menester paciencia para conseguir algo.

El proyecto de campaña en Guarnan me parece excelente por todos principios; y p~incipal dan a esa Gente algunos de educacion militar, y practico servicio de Campa­ña y sacarlos de pobladon en que se pierde la mismísima milicia mas bien organizada del mundo.

En mi anterior manifestaba mis recelos de q' los Enem0 •. fuesen a visitar a V y que se preparase lo mejor posible, sin perjuicio de q' esta se llebe al cabo. parece que ellos tratan de parmanecer en Huacho, a lo menos hasta q' logren q' se les rehuna la division de Arenales, q' segun dije a V salió de lea acia el interior y ha salido segun noticias echando demonios porq' no ha encontrado el abrigo q' se prometía, para bus­car a sus barcos, q ' será dificil respecto de la direccion q' ha tomado O Reilly en su · busca; q' es ya visto q' el En9 solo confía en revoluciones, pero no de acciones cam­pales, y por tanto inferimos la- realidad de ·sus fuerzas, q' no deben darnos q' temer.

Ayer estube a ver a mi novia, q' se v aponiendo mas guapa cada dia, y por consi­guiente mas en el caso de no ser para la Mar quando pueda, o quiera ser; he dicho a la dignisima mamá, q' deseo q' me emplee, y q ' para qu' sea necesario apartaré la escolta , de q ' V me trata, y q' por ahora parece excusada.

Traheré a la vista lo q' haya de Borgoño, y haré lo q' V me pide, en quanto a Me­rino acaso no podrá ser, por no estar en mi mano.

Por lo <lemas cuente V siempre con q· le soy affmo amigo Q. B. S. M.-José de la Mar.

(Aporte del Sr. César García Rossel).

CARTAS DEL ARCHIVO DEL SR. LUIS JOSE DE ORBEGOSO, NIETO DEL DEL MARISCAL DEL MISMO NOMBRE, GALANTEMENTE CEDIDAS

AL GENERAL DELLEPIANE

Exmo. Sor. Gn. Luis José Orbegoso. · Grand Bourg 7 leguas de Paris 18 de Dbre. 1836.

General y Sor de todo mí aprecio. Estaba persuadido que las fuertes emociones heran ya agenas de mi edad, pero el

decreto que V. ha tenido. la bondad de librar en mi favor, y en el de mis antiguos com­pañeros de Armas, me han echo gozar un dia muy feliz; si Sor. un dia 'tan feliz, que el solo ha recompensado todos mis _trabajos, que solo pueden conocer su balor, los que como V. les ha cabido la desgracia de mandar en tiempos Calamitosos: Reciva V mi apreciable General mi mas sincero reconocimiento por sus bondades y las justas en­horabuenas por la terminaclon de . la Guerra civil. Deseando a V. tenga el consuelo de ver a su Patria prospera y feliz estos · mismos · son ...¡ seran los vOtos é:Jé este su agradeci­do y atento Servidor y Compañero.

' Q B S M. t José de San Martín

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Excmo. Sor .Presidente de la Republica del Peru

Excmo. Sor.

En el Redactor Peruano de 27 de Abril de este afio he visto el decreto de VE. de 25 del mismo mes en el que se sirve declarar Peruanos de nacimiento , a los (~enerales. Gefes, oficiales, y demás autoridades civiles del Exto. que bajo mis ordenes vino al . Peru en 1820, igualmente el que la pension qe. el ler. Congreso de la Republica tubo la ; bondad de señalarme, se me abone integra satisfaciendome °el alcance tan luego que lo , permitan las circunstancias, sin perjuicio de abonarseme mensualmente a la par de la lista-militar el ha ver corriente. No es esta ultima clausula en mi favor la que me hace . tomar la pluma para tributar a VE., las mas expresivas gracias, pero si el manifestarle el .mas vivo y cincero reconocimiento, no solo por lo que me honrra en su citado Decre- : to, si no tambien a nombre de mis antiguos compañeros de Armas de los que estoy . muy seguro habran sentido la misma gratitud y emocion que su antiguo Gefe al ver que . sus servicios merecen la aprobacion del Gefe de ese Estado, por cuya felicidad y la de sus avitantes les acompañaran mis mas cinceros botos hasta el fin de mis dias.

Grand Bourg 7 leguas de París, 18 de Noviembre de 1836. Exmo-Sor

Jose de Sn Martio..

SOBRE LA SUBLEVACION DE PUMACAHUA

El 3 de agosto de 1814 iniciaron los hermanos Angulo, cuz­queños, la rev<1>lución contra el virrey, unidos al .Brigadier Mateo Pumacahua.

El General Picoaga, el .Intendente Moscoso y el Brigadier Tristán defendieron Arcquipa, pero la plaza fue tomada por los patriotas, el 10 de Noviembre, después de la batalla de la Apacheta, y Picoaga y Moscoso fueron muertos y sus cadá­veres colgados en sendas horcas.

V cncidos los indepmdlentes en Humachiri el 11 de Marzo de 1815, Pumacahua y la· mayor parte de los jefes patriotas fue­ron ejecutados, entre ellOll el poeta romántico Mariano Melgar, inmortal por su heroísmo y por sus sentidos yaravíes.

S . D. D. Juan Felipe de Partu Cuzco y l'viarzo 29 de 1815.

l'viuy S. mio, Faboresedor y Dueño de mis respetos. Escribí a V .S. del campo de la agua caliente dandole parte de la completa victoria

qe. alcanzamos· en lo,<;, campos de Llale contra 30 y tantos mil insurgentes, fuera de otros miles qe. tenían de reserva pa. el serco qe. pretendían hacemos: de haberles tomado los 38 cañones unicos q' tenían, con algunos fusiles: de haber pasado por las armas al yer-

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Excmo. Sor Presidente de la Republica del Peru

Excmo. Sor.

En el Redactor Peruano de 27 de Abril de este afio he visto el decreto de VE. de 25 del mismo mes en el que se sirve declarar Peruanos de nacimiento .a los <~enerales. Gefes, oficiales, y demás autoridades civiles del Exto. que bajo mis ordenes vino al . Peru en 1820, igualmente el que la pension qe. el ler. Congreso de la Republic<i tubo la , bondad de señalarme, se me abone integra satisfaciendome ·el alcance tan luego que lo , permitan las circunstancias, sin perjuicio de abonarseme mensualmente a la par de la lista-militar el haver corriente. · No es esta ultima clausula en mi favor la que me hace . tomar la pluma para tributar a VE., las mas expresivas gracias, pero si el manifestade el mas vivo y cincero reconocimiento, no solo por lo que me ,honrra en su citado Decre- . to, si no tambien a nombre de mis antiguos compañeros de Armas de los que estoy . muy seguro habran sentido la misma gratitud y emocion que su antiguo Gefe al ver que , sus servicios merecen la aprobacion del Gefe de ese Estado, por cuya felicidad y la de sus avitantes les acompañaran mis mas cinceros botos hasta el fin .de mis dias.

Grand Bourg 7 leguas de París, 18 de Noviembre de 1836. Ex.mo-Sor

Jose de Sn Martin.

SOBRE LA SUBLEVACION DE PUMACA~UA

El 3 de agosto de 1814 iniciaron los hermanos Angulo, cw:­queños, la rev11>lución contra el virrey, unidos al .Brigadier Mateo Pumacahua.

El General Picoaga, el Intendente 1'4oscoso y el Brigadier Tristán defendieron Arequipa, pero la plaza fue tomada por los patriotas, el 10 de Noviembre, después de la batalla de la Apacheta, y Picoaga y Moscoso fueron muertos y sus ca~ veres colgados en sendas horcas.

Vencidos los inde~dlentes en Humachlri el 11 de Marro de 1815, Pwnacahua y la mayor parte de los jefes patriotas fu~ ron ejecutados, entre ellos el poeta romántico Mariano Melgar, inmortal por su heroísmo y por sus sentidos yaravíes.

S. D. D. Juan ·Felipe de Portu Cuzco y Marzo 29 de 1815.

Muy S. mio, Faboresedor y Dueño de mis respetos. Escribí a V.S. del campo de la agua caliente dandole parte de la completa victoria

qe. alcanzamos: en los-, campos de Llale contra 30 y tantos mil insurgentes, fuera de otros miles qe. tenían de reserva pa. el serco qe. pretendían hacemos: de haberles tomado los 38 cañones unicos q' tenian, con algunos fusiles: de haber pasado por las armas al yer-

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.....,. &8 ;..-·

no de Pumacahua, aun coronl. de Santiago; a1 °Auditor dé· guerra Mariano Mélgar Are­quipeño, ya otros: de la prision del gran Pumacahua ·al qe. se hor¿o; arranco, paso pr. las armas, y ultimamente fue destrosado en la plaza de Sicuani donde cómetió ·tantos exe­sos, dejandole un brazo colgado en la Plasa, el otro qe. ya habrá llegado a esa ciudad de Arequipa, la cabeza qe. se halla clabada ·en un· palo en esta plata principal del Cuzco, y · el resto sé redujo a cenizas· por ·su misma indiada. Desde-la Prov.a de Tinta senos han ido agregando soldados de ·cabaUería, y todos los vieibles~ a los quales les falta lengua pa. quejarse lo qe. han · padecido. Determinamos seguir rttra> marcha por las quebradas, y como nos avisaren qe. el' resto de- enemigos con su capitán ·Vicente> An­gulo andaba por las alturas· con el -designio de queremos incomodar con galgas en las angosturas, determinamos en la paseana· de Tiquiñ:a tomar las alturas, como qe. ya nués• tras Guerrilras estaban en la'·sima de los Cerrost de hai qe. llega la noticia de qe. esta-­han presos los Angulas pr. contrarrevolucion ·que havia havido en esta Ciudad; en el mismo instante se mudó el derrotero a seguir ntra; primera marcha pr. poblacion, como que- nos ha sido feliz pr. todos motivos, pues hemos logrado entrar en -esta Ciudad Iio a Fucilases, sino con muchos vivas.

En dicha contrarrevolucion safaron los Angulas pa. el lado de Guamanga, pero á

las tantas leguas del curso los apresaron y los trajeron a esta ciudad; ellos entrando ' pr. la entrada de Lima, y la· cabeza de su compañero Pumacahua pr. la de Arequipa.

Nos hemos encontrado en este Quartel con los· otros Angulas, (y solo falta su her­mano Mariano que se die~ ya lo' traen) con Gabriel Bejar, y su samba qe. hasia de Ca­pitan de Morenos, tan malo o peor que su amo, el gran Becerra, y otros pichones. Ya se les está tomando confesiónes, y asi dentro de tres o quatro dias tendran el mismo asenso qe. Pumacahua.

Al Prebendado Carrascon le ha salido la pena de qe. su Venta corra ya en el Exto. y su persona · a un Presidio por diez años, y ha escapado felizmente por que habia s'ido uno de los de cuenta.

He visto la obra del nuebo cuño qe. estos hablan forjado; como tambien el fuerte ó castillo que guarda a este cavildo, con el designio de qe. en caso apurado replegarse allí y hacer de adentro resistencia, pero todo se les ha vuelto- el sueño de la Sorra.

La cosa habia andado entre Inocentes, pr. qe. Pumacahua en sus confesiones dice qe. es Inocente, los ·Angulas lo mismo, pues haciendoles los cargos de las muertes del Sor. Picoaga y Moscmo, responden qe. Pumaé:ahua tubo la culpa, y Pumacahua qe. los Angulo, con qe. estos· qe. id hayan a averiguar ala ·eternidad, y saquen allá la verdad.

Jamas habrán tenido los cuzqueños· Pasquas mas cumplidas pues el mismo dia de la Resurrección fue nuestra entrada alas t2· del día. '

He visto al Sr. D . Palisa·· y puesto la carta en sus manos. Mañana pasará a ver al · Sr. Dr. ligarte y haré la misma diligencia, y no ofresiendo otra cosa, reitero mi sin­gular afta y buena voluntad pa. qe. V.S~ ocupé a este su mas affmo y reconosido Cappn. Q. B. S. M.

Tomas dé Zuñiga. Somos 30

En este momento ban a pasar pr. las armas a los Angulas y a Gabriel Bejar.

(Debemos esta cartá a la gentileza del Ing9 Dn. Eduardo López de Romaña).

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89 .-

'.,; ~ - . . , : ... DOS CARTAS 'INEDITAS . DE D; ANTONIO JOSE DE. SUCRE • .

Las publica Ella , Dunb'1r Temple.

Estas cartas, junto· con otras muchas de San Martín, La Mar; Roca, Obnedo;· 'Rocafuerte;: Santa Cruz. La Fuente, etc., forman parte de la· ·correspondencia· inédita del Coronel de Artillería D~ Rafael· María de . la Cruz Jimena, prócer de la independencia americana, cuya biografía, a base de documen• tación original, daremos a conocer próximamente. Jimena, guayaquileño de origen, formó parte de la primera Junta de Gobierno de esa provincia e intervino activamente en las campañas por nuestra emancipación,. siendo uno de los que propiciaron la idea de incorporar Guayaquil al Perú. Sus· servicios a la causa patriota como Comandante .General de Artillería se alongaron hasta 1829, interviniendo en la or­ganización de establecimientos militares, entre otros el Cole­gio Militar y el Cuartel de Santa Catalina, y desempeñando importantes cargos, tal~ .como el de Director . General de Ar· tillería durante el Sitio de Ro.di! y el de Ministro de Guerra y Marina cuando la campaña de Colombia.

E. D. T.

• . Babaoyo á 15 de Octe./821. Mi aprecdo.amº y Comp.º

Con mucho gusto h~ recibido la carta de U . del 6 y ella me dá el placer de una nueva comunicación desp•· qe. . ntra. antor. correspondencia había sido suspendida pr. una injusta interpretación á los sentimtos. que yo tube, pr·q•· algª · vez encontré mal retribuída mi deferencia amistosa pr. U . Me prometo que un convencimiento de mi sinceridad habrá persuadido que en delicadesa fue excesiva, y que mis intenciones fue­ron rectas; y tanto mas me complace cuanto que en vísperas de dezar tal vez este país, no quiero ausentarme sin qe. todos los que yo he querido pr. amigos, sean francamte. mis amigos.

Las ocurrencias y las noticias de la sierra son pocas, y ellas serán avisadas a U. pr. ntro Olmedo a quien he escrito lo que hay, y lo que no debe instruirselo Moralez. Hasta aora el enemigo ha . pasado el tiempo en reclutar los reemplazos de sus perdi­das inmensas, pr. q•· la desercion ínfinita y su disminución de más de 300 h•· muertos . heridos en . Ambato que él pelnsó reponer con ntros 400. prisioneros, la ha perdido tambien pr. la extraordinaria desercion de estos. Apenas quedan a lo sumo cien h•· en la Caballería. Todos los qe agregaron a Infa.· se han venido, o largado.se pr. el ca­mino de Esmeraldas. En Riobamba habia ultimamte. 300 Infantes y 500 de Caballería y decian que esperaban 500 inas; pº · pª· el 10 no habian llegado y 150 caballos mar­charon este dia acia Cuenca. Se anuncia q•· han ido 400 ynfantes pª· Pasto, pO· yo · no lo creo: la verdad en question es que el eneroº· ha decaído mucho con la toma de Cartagena, y q•· ellos mismos estan en la incertidumbre del partido q•· han de tomar. Dicen q•· están fortificando á Quito. aunq• no ·sé. que sea suceptlble tal Ciudad sino· de una debil defensa, y pr tanto creo esta noticia como cuento de la sierra. A juzgar de

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una operacion acertada, ellos debian exponerlo ' todo pr tomar a Guayaquil, á. menos qe entren en los grandes planes de setablecer sus relaci•· con Laserna "y dirigir todas las miras -sobre el Perú.

He llamado a Santistevan y reconvenido del asunto de la ropa me dice q" los ntr" 18 h•. qué vinieron tienen unas dos mudas; p0 q• los otros han rato la ropa que te­nian y están con una sola muda y mala y los tres o 4 derrotados vienen desnudos. Yo no puedo decir nada contra la conducta de este oficl. pues al contrario le observo mucha contracción al servº· y á su deber. El no puede hacer mal uso de intereses aunq8 ·

quisiera pues los so!d•· reciben de comª un real diario y sus rae•, y en la armería so­lo se abona dos r•· pr .dia de alquiler de la fragua y el maestro trabaja pr una gratL­ficación . que se le dará al fin. Las armas que se · componen son las q~. descompone la tropa y alg• de los derrotados qe con las aguas se han perdido. Para esto se necesi­ta de muy poca herramienta y yo tambn creo innecesario la remisión de otrosjnstrumtos qe los que fueran muy precisos; pues una armería nos vendría_ a recargar el transporte:' de los· art'iculos qe tenemos y . yo quiero q• aquí estemos listos pª todo movimiento rápi­do. El caxon de herramtus lo llevaron pª Guayaquil.

Confiado en la honradez de Ud. quiero francamtP preguntarle que hay de los bro­llas con que ine rompen desde hay la cabeza indicandome que trata de desconceptuar­senos en el Pueblo y preparlo contra Cololllbia ht~ una agitasión de enemistad. Yo quiero evitar ningn choque, y pª salvar un comprometinit0 contra la Ley fundamenl de la Republica, he tomado un partido que puede ser malo, y puede ser muy bueno pª todos; que es Irme en paz con todos. Hagleme U. con la ingenuidad conque spre. le he considerado y q. me ·ha inspirado un respeto á sus opiniones.

He sabido esta tarde con mucho placer la entrada de 1500 fusiles. Saldrá U. de tantos aogos en que estaba pr la falta de este art0 •

Me repito Spre. de U.

Sr. D, RafL Ximena

Amado am(go y compañero.

Su obte. Servr apdo amº

A. J. de Sucre.

Samborondon á 5 de Julio /82!.

Va esa relación de lo que falta del Parque pr. completo de la tropa que está aquí. Supongo que los 60 hombres que están en esa venidos del Morro me los harán seguir armados y corr.t•. de todo. Sino . pediré luego lo necesario pª· ello. Si todos los . efec­tos pedidos no están disponibles U. dispondrá que vengan los qe. hayan y progresi­vamte.. ·se remitirán los otros.

Vuelve el Sargto. que traxo los munic•· y lleva él mismo '· el: recibo··dé · lo q8 • ha traldo. Ha sido asistido de las raciones correspondt•s., Desearía . qe. qu~ se constru- : yesen alg•· cartuchos mas de instruccion pª· que Albión hiciese algn. exercicio. Cuan­do haya echos U. mandará ·algª· cantidad.

Quisiera q ·tambien me hiciera U. construir mil correas de una · .vare 1y · media ter­cia, y de vara y qmirta de largo, una pulgada de ancho y en uno de sus estremos una · evillita. Esta correa· es para ponerla el soldado pr. · Ia sintura sobre todos y está en capacidad de hacer todas las formaciones 1al trote, correr y andar en el bosque sin te-

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mor de que se enrrede ni le- l"Storbe la fornitura. Es muy buena pª · q en la instruccioo misma no se moleste uno á otro soldado.

U. dirá q•· yo pido mucho; pº· yo pienso que asI · vamos poco á poco habilitan­do otra. gente y que al fin la tendrémos arregladas. y equipadas.

Nada salbemos del enemigo á mas de las ultimas noticias que. dita a Vmd. otro. amigo Arauzo.

Adios mi qdo. amº·

Sr. D . Raft. Xtin:tlia

Spre. es de Ud. apdo. Compº ·

A, J. de Sucre.

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El Ins.tituto ha experimentado ¡~ sensible p<Érdida' del Capitán de Navío don ERNESTO SALÁ'VE­RRY, uno de' sus más destaeados c~laboradores:

COMITE DIRECTIVO ELEGIDO PARA EL BIENIO JULIO 1944 · JULIO 1946 -

Presidente:

Dr. Luis Alayza Paz Soldán.

Vice-Presidentes:

General Carlos Dellepiane y Dr. José M. Valega.

Secretario:

Sr. Ricardo Cavero Egúsquiza.

Tesorero:

Dr. Luis Felipe Paz Soldán.

Bibliotecario:

Ing. Pascual Saco Lanfranco. _

Vocales:

Coronel Manuel C. Bonilla, Sr. Carlos Gabriel Saco, Sr. Pedro Ruiz Bravo, Dr. Miguel A. Martínez, Sr. César García Rosell, Sr. Remigio B. Silva, Sr. Scipión Llona, Sr. Enrique D. Tovar y Dr. Antonio de la Torre. ·

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ACTIVIDADES DEL INSTITUT()

1941

Sesión del 2 de Agosto.

Se acordó dirigir una nota de aplauso al Supremo Gobierno, por su actitud' digna y firme, frente al intento de intervención tripartita en el diferendo con el Ecuador.

Sesión del 21 de Agosto.

El Comandante Pérez Goday .dió cuenta de la forma en que cumplió con presentar al Instituto Sanmartiniano de Buenos Aires, el mensaje que se le encomendó.

El Presidente le expresó su agradecimiento. Se acordó pasar la nota respectiva al doctor José . Abe! Montilla, nuevo Ministro

Plenipotenciario de Venezuela en Lima, haciéndole conocer su calidad de Miembro de Honor del Instituto.

El Instituto acordó adherirse al grupo de Instituciones que recomiendan al escritor argentino R. Rodríguez Larreta para el premio Nobel. ·

.Se -otorgó un voto de aplauso al Presidente, doctor Alayza, por su actuación en la ceremonia del obelisco a Millán y Prudán en San Mateo.

Sesión del 28 de Octubre.

El coronel Bonilla dió cuenta de su actuación en la instalación de las filiales del Instituto en lea y en Pisco.

Acuerdos: Pedir al doctor Ruiz Bravo que solicite en el Parlamento que fa casa de San Mar­

tín en Pisco y la de Haura sean declaradas monumentos históricos. Erección de un obelisco en la isla de Este.ves, en recuerdo de los prisioneros patrio~

tas, libertados después de la batalla de Ayacucho y otro en Lambayeque, en conmem~ ración qe la emandpación de la provincia.

Que el doctor M. A. Martínez dictase una conferencia cbn oportunidad del cente­nario de la muerte del Mariscal Gamarra.

A propuesta del Coronel Bonpla, gestionar para que en las · Municipalidades de la répública se coloquen placas conmémorativas de' la jura de la -independencia en las res­pectivas poblaciones.

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1942

Sefil6n del 15 de Abril

Se designaron miembros activos al doctor Alberto Ulloa Sotomayor y al coronel Amaldo Panizo.

Se sefialó la conferencia del doctor Ruiz Bravo, sobre el Mariscal Nieto. para el 12 d~l me~ siguiente.

Sesión de 2 de Setiembre.

Se dió cuenta de haberse recibido el libro 'El Paso de Jos Andes", del doctor J. P . Otero, envio de la sefiora Manuela de Otero.

Se acordó pasar Ja nota de estilo al nuevo Embajador argentino, doctor Alberto E. Uriburu, Miembro de Honor del Instituto: y concurrir a los agasajos que organice el gobierno a Ja Delegació~ Militar Argentina.

Sesión Solemne de 10 de Julio.

Con asistencia del Presidente de la República, se hizo la incorporación de Jos Miembros ·de Honor, doctores Chaux y Montilla, Embajador de Colombia y Ministro de Venezuela, pronunciando en esta oportunidad el Presidente, doctor · Alayza, el -dis­curso de estilo y hablando a continuación los doctores Chaux y Montilla. Los discursos se insertarán en el próximo número de la Revista del Instituto.

Sesión Solemne de 19 de Octubre. en honor de la Misión Militar Argeruina.

A fines del mes de setiembre del afio próximo pasado, llegó la MUón Militar Ar­gentina, presidida· por el General don Martín Gras, para retomar la visita que hiciera a ese país el General Federico Hurtado con un grupo de jefes y oficiales peruanos.

El Instituto tomó parte principal en las diversas cerempaias ,y .agasajos tributados a fa referida Misión Militar Argentina en Lima, y celi!b~ó tina actuación en su honor, en el local del Concejo Provincial de Lima, con la concurrencia de Ministros de Esta­do, jefes y oficiales de los institutos armados, miembros del Cuerpo Diplomático, de las Cámaras Legislativas, de las instituciones culturales. científicas y sociales. Pronuncia­ron discursos alusivos al acto, el Presidente del Instituto, doctor Luis Alayza Paz Sol­dán, el Alcalde de Lima, sefíor Luis Gallo Porras y sustentó una interesante conferencia el Vice-Presidente, General Carlos Dellepiane, sobre "La Primera Expedición del Ge­neral Arenales a la Sierra del Perú".

Obelisco a Pringles.

Con ocasión de la visita de la Misión Militar Ar11entina, se llevó a cabo, con asis­tencia del scfior Presidente de la República, doctor Manuel Prado, de los Ministros de Estado, miembros de los Institutos Armados. del Cuerpo Diplomático, intelectuales y periodistas, la inauguración del obelisco erigido por el Instituto a la memoria del Coro­nel Pascual Pringles en la ciudad de Oiancay. Hicieron uso de la palabra en este ac­to, los sefiores Presidente de la República, doctor Manuel Prado, Presidente del lnsti-

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tuto Sanmartiniano del Perú, doctor Luis Alayza Paz Soldán, Embajador de la Argen­tizm, doctor Alberto E. Uriburu y Coronel Raúl A,gulrre Molina, miembro de la M!~ión Militar Argentina.

Sesión de 20 de Octubre.

· Se acordó oficiar al Ministro de Justicia, interesándolo para que haga dar cum­pliniít nfo ,, la -1ey--de creación del· :Archivo Nacional, en la. pante-c~n que disp0ne que le sean entregados los archivos de los Notarios fallecidÓ~; -"a fin de que esta valiosa d~

, cumentación histórica ingrese al acervo común de la República. Se dió cuenta de haber hecho entrega la Misión Militar Argentina, de una me.la­

lla de oro, al Presidente del Instituto, doctor Alayza.

Sesión de 4 de Noviembre.

Se designó Miembro de Honor al doctor Caracciolo Parra Pérez, Ministro de RR. EE. de Venezuela, que actualmente visita Lima.

Se acordó igualm\ nte dar el titulo de Miembro Nato de Hanor al Presidente de - la Sociedad Bolivariana ¡ del Perú, Y- expedir el diploma respectivo al doctor Pedro Du-lanto. /

Ei Instituto acordó tomar parte en la Sesión Solemne en honor del Canciller vene­zolano doctor Párra Pérez, conjuntamente con la Sociedad Bolivariana del Perú y con la Sociedad Fundadores de la Independencia y Vencedores del 2 de Mayo.

19H

Sesión del 29 de Abril

Se acordó _pasar la nota de estilo, al doctor· Manuel Pulido Méndez, Embajador de. Venezuela. -haciéndole .conocer-su calidad de Miembro Nato de Honor del Instituto.

Fueron incorporados como Miembros activos el doctor Adrián Cañas y el Coronel Aurelio Aubone, y _como. Correspondientes los doctores Pío -· Max Medina y Juan José del Pino, de Ayacúcho, David Chaparro del -Cuzco y Augusto Landa de Arequipa.

Sesióu del 6 de Julio.

Se dió cuenta de la gestión hecha por el presidente, doctor Alayza, con el Presiden- . te de la República, para que por decreto-suprem9 se establezca una gran fiesta anual en la Pampa de ia Quinua, el 9 de diciembre, de carácter civil-militar, en recuerdo de la batalla de Aya~ucho.

Sesión de 27 de Julio. \

Se acordó la incorporación, en calidad de Miembro de Honor, del doctor Ramón ·San­to Domingo, Ministro de Guerra de. Colombia, . y . de los señores Luis E. Nieto y Agustín Nieto, distinguido periodista colombiano el primero y Rector de la Universidad de Bo­gotá el segundo.

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. S~ designó a los sefiotes COmandante R. Pérez ·Godoy '1f R. Cavero Egúsqul.:ta pa~ r'á hablar e:n representación del Instituto, en la actuáciqn ·de Fiestas .·Patrias, en· l<1 ;RaqjQ. Nacional y al pie de la estatua de San Martín, respectivamente.

Sesión de 22 de . Setiembre.

Fueron incorpprados como Miembros activos el General Manuel María Ponce, el doctor Alberto Benavides Canseco, el Comandante Néstor Gambetta y el señor Carlos Abril de Vivero.

El Presidente dió cuenta .. dé haber aceptado la invitación del Encargado de Nego­cios de la República Argentina, para hacer una visita a la histórica casa de Huaura, a fin de interesarse para que sea debidnmente arreglada .

Finalmente se leyó y fué aprobada la Memoria del año vencido en el mes de agosto.

1944 Sesión · de 9 de Abril.

El Presidente invitó a los señores socios a ponerse de pie por breves instantes en memoria dél Capitán de Navío Ernesto Salaverry, recientemente fallecido.

Acuerdos: ¡ .Pasar la nota .. de estilo al doctor Eduardo Zuleta Angel. nueyo Embajador de Co­

\,,lombia, haciéndole conocer su calidad de Miembro N ato de Honor. Un voto de agradecimiento al doctor Pedro Ruiz Bravo por las gestiónes hechas en

favor de la revista del Instituto Sanmartiniano. Dedicar el próximo número de ésta a la celebración de la jornada de Carmen Alto

-22 de julio de 1844- que marca el punto inicial del resurgimiento del Perú, bajo la dirección· del prócer ·Mariscal Castilla,

Coadyúvar con la filial del Instituto en Pisco, para la obra de erigir un monumen­to al General Sari Martín , conmemoratorio del desembarco· en Paracas; y llevar a cabo la colocación de la placa de bronce en recuerdo del insigne patriota, cura Brnno Terre­ros, en su casa nativa de MuqÚiyauyo, (Jauja), en las próximas fi~stas patrias.

Sesión de 22 de' Junio.

Se acordó señalar el día 30 de junio para la reunión de la Junta General Ordinaria, con el objétó d~ renovar el Directorio. .

Dió cuenta el 'Presidente de haber obtenido del Ministro de Fomento, lng. Carlos Moreyra, un subsidio de 1,599.10. soles para la placa de bronce que será colocada en la casa nativa del Cura prócer Bruno Terreros en. Muquiyauyo; y se acordó nombrar una comisión para dar las gracias al Presidente de la República y al . Ministro de Fomen­to; y solicitar del Jefe del Estado, que inaugure la placa, señalando el día para la ac-tuación. · · ·

S~ cambiaron ideas sobre el número 79 de la Revista del Instituto, que debe de­aicarse a la celebración· del centenario oe la batalla del Carmen Alto.

Se acordó el nombramiento del señor Juan Alvarez Segura, como empleado del Iris~ tituto, con · la gratificación mensual de 50 soles.

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FuerClll incorporados como socios activos el General Osear N. Torres y el General Felipe de la Barra.

Sesión de Junta General de 12 de Julio.

Se hizo la elección del nuevo directorio, resultando reelegidos todos sus miembros, y designándose al doctor Antonio de la Torre, en reempl~zo del Comandante Ernesto ~alaverry.

Sesión de 12 de Julio.

A continuación de la Sesión de Junta General, se reunió el Directorio para pro­ceder ·a la elección de cargos, resultando reelegido~ .. ,todos los miembros del Comité. .

Se acordó oficiar a las filiales del Instituto, s.cilicitándoles el envío de la nómina del personal directivo de ellas que debe reemplazar al que cesa en el curso del presente mes.

Fueron incorporados como miembros activos el Comandante Ernesto Roldán Semi­nario y como correspondientes los señores Manuel Llerrena y César Lequerica, de !qui­tos.

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FRAGMENTOS DE LA HISTOR1A DEL PROTECTORADO DE SAN MARTIN EN Et. PERU (*)

OBRA INEDITA DEL DR. DO!{GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ

CAPITULO VII

GUERRILLAS Y GUERRILLEROS

VID.AL, NINA VILCA Y HUA VIQUE

Cada vez que otras secciones sudamericanas, excitadas por la envidia, Ja codicia o el odio, promovieron y sustentaron alguna si tuación defectiva o probable beligeran­cia contra el Perú -y aún en plena paz y aparente armonía con éste- diéronsc a la fácil . e innoble tarea de zaherir y denigrar a aquel pueblo desmemoriado y gene­roso, que en todo tiempo veló y lidió por la gloria, el bienestar y la dignidad de la América ( 1) . Y, al zaherirle y denigrarle, con dicacidad furente y proditoria, por boca de sus historiadores y publicistas, rayóse en la impostura de enrostrarle tanta indolencia cuanta pusilaminidad para con la causa emancipadora; ninguna inclinación a esa libertad por la que luchaban los otros pueblos; y , antes bien, conformidad ab­yecta con la servidumbre y aun decisión negativa de arrancarse de ésta.

Y es lo peor que incidieran en la calumnia, no solamente los enemigos históricos de la Patria de Túpac-Amarn. Ubalde, Zela, Aguilar, Angulo, Pumacahu,a, Olaya, etc.; sino que concurriesen a ese malévolo propósito otros pueblos que aquella .patria denominó y juzgó sus amigos, porque en alguna ocasión quemáronle a lo 1,ejos e.! in­cienso de una gárrula simpatía; simpatía desvanecida en la nada, cada vez que pudo y debió cristalizar en obras y heclios. Y, as!, los argentinos, por el seudo oráculo de Mit're, su más alto exponente intelectual, avanzáronse hasta afirmar que ··e1 Perú,

(*) En los números 2, 3 y 4 de esta Revista se han publicado los capítulos I, · II y III, y IV y V, respectivamente, de la parte VII de la obra inédita del eminente escritor Dr. Germán Leguiá ·y Martínez .

. ( 1) Sin usar ni abusar, en sus ép~cas de opulencia y prosperidad, de los gran­des medios que, para aplastar a sus gratuitos enemigos, pusieron a su disposición la r.aturaleza o la casualidad.

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por un papel fatal, en: que intervinieron las influencias políticas y naturales, y que ex­plican las circunstancias, combinadas con las tendencias de su sociabilidad, fué el cen~, tro de la reacdón, que paralizó la independencia al principio, la contrarrestó después y prolongó la lucha pór espacio de quince a1íos, haciendo de m territorio el último baluarte del poder colonial en Sud América" (2) ..

. ¡Recto fallo, que afronta la desgracia como culpa; que convierte en delito el éxi­to nugatorio del esfuerzo fracasado, que descarga sobre el albedrío, cohibido por la violencia invencible. la responsabilidad pertinente al dominador; que sscarba, en fin , los indicios del consentimiento y de. Ja complicidad punibles, en la propia victima de la coerción, para tildar de omisión, tibieza o incapacidad, su involuntaria, su desespe~

r¡;nte impotencia! 11

Tanto más injusta resulta la imputación, cuanto que, a renglón seg uido -citan­do el testimonio de Stevenson, testigo de excepción, presescial, en las molvidables escenas de la emancipación peruana- el historiador y biógrafo platense reproduce las siguientes frases del secretario de Cochrane: "Los habitantes del Perú deseaban, con no menos ardor tal ve~ qua las demás secciones de América, un cambio en la forma d~ gobierno; y, por no haberla establecido, se les ha considerado por muchos. culpables de indolencia y pusilanimidad, cargando con esta falta sin haberla merecido. Cuando un pueblo se halla bajo la influencia de la fuer za, tanto los habitantes como los soldados deben someterse a la voluntad del que manda. T al era el estado de Lima, donde he encontrado e( espíritu revolucionario diseminado en los criollos de todas las cl85es, con excepción de un corto númeco de empleados lucradores del gobierno" (3).

lil

Largos capitulas cuéstanos -en la parte primera de esta obra- el ofrecer a nues­trqs coetáneos las hermosas figuras, y- relatar los esfuerzos y sacrificios de nuestros precursores, héroes, apóstoles y mártires.

Ya, por las páginas -seguramente pálidas, pero sinceramente- de esta Historia, cruzaron, en revista dantesca, coronadas por el nimbo de agradecida apoteósis, las sombras venerandas de Gonzalo Pizarro y de Girón; de Sairi Túpac y Túp¡ic Amaru; . de Barranco, Aguilar, Mejia, Justiniani, Ubalde y Valverde; de Silva, Pardo, C anosa, Gaete, García, Sánchez . . Zorrilla, Figileroa y Manzanares; de los Tagle, Anchoris, Castillo, Haro y Rodríguez; de Calderón, de Paillardelle, Peñaranda y García . de RiverQ; , de Pumacahua, Ramírez, Béjar, Cherceches, Pinelo, Astete, Melgar, Muñecas, los An­gulo y Hurtado de Mendoza; de Gómez, Alcázar, Espejo, Téllez, Campo, Olivares, Piñatelll, Casas, Valderrama, Pagador, Hurtado, Zabálburu, Ojeda, Rivera, Córdo­ba, Durán, f>ortales, Amestoy, Palacios, Zúñiga, Rivó, León, Barbosa, Balarezo, Díaz, Villamar. Paz, el negro Lele, Carrión, Pezet, Devoti, Villalonga,_ Lavín, Zamora, y tantos otros que, con su vida y con su sangre, con su martirio y sus rudos sufrimien­tos -como Velazco, los Toledo; Quirós, Olaya y la Bellido-. sembraron las ideas de emancipación, despertaron el ansia viva de alcanzarla, y propagaron dondequie­ra la indominable determinación de poseerla.

(2) Op. cit., t. 11, pág. 387. (3) Stcvenson, op. cit., t. III, págs. i5 y i8. apud Mitre, op. Cit., vol. 11, pág.

387:

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Sucumbieron unos, gimieron largamente otros, en ergástulas, m<)zmotras e infier­nillos ( 4), aplastado por el poder colosal a cuya pl~nta misma atreviéranse a bregar por ·su ideal y su bandera, a·· los que gran número, de ellos diéronse en holocausto; pero así araron y surcaron el terreno; esparcieron en él la sacra semilla de la liber­tad; saturaron y adversificaron el ambiente; dieron norte; objetivo, cauce y rumbo a la opinión; (opinión que San Martín y sus huestes no vinieron por cierto a formar con la que nombran "propaganda armada" algunos escritores, deseosos de explicar y paliar la casi inactiva presencia y el paso improficuo del prócer por las alturas del poder; sino opinión ya existente, amplia y robusta al arribo de éste); opinión · ma­nifiesta y poderosa, revelada en convulsiones sucesivas, algunas de ellas formidables; · como las de 1780 y 1814; ganosa solamente de una ayuda, de tina sombra, para er­guirse nuevamente y estallar, como estalló, universal e instantánea, en todo el septen­trión del virreinato, repercutiendo en sus ámbitos y lejanías, e irrumpiendo inconteni­bíe en los aledaños y suburbios mismos de la metrópoli virreinal.

IV

Prueba elocuentísima de esta aserción, aparte de . las ya expuestas en los anterio­res capítulos, fué la aparición de multitud de guerrillas, que, a la noticia del desem­barque del ¡;:jército Libertador en. Pisco, alzáronse, como por encanto, en torno del campamento y en toda la zona militar dominada por los españoles.

Preciso es acreditarlo, para, de una vez, diluir la doble especie 'de que el Pe­rú fué apenas un "testigo, un espectador impasible" de la acción ejercitada por sus libertadores; y de que esa guerrillas a que en adelante tenemos tantas veces que re­ferirnos, fueron , obra exclusiva y personal de San Martín, y no espontáneo fruto del entusiasmo cívico, de la conmoción patriótica de los nacionales, de los más infelices : de los pobres y despreciados indios de las serranías; de los gañanes, peones y escla­vos -mal comprendidos y apreciados- de la costa.

Esas guerrillas, ya existentes, organizadas en forma aislada e individual. y des­parramadas por todas partes, recibieron, . es verdad; organización posterior, genérica, congruente, cooperante, decisiva militarmente, por acto técnico de San Martín; pero su emersión de las bajas capas del pueblo, brote ingénito del patriotismo, fué exclu­sivamente. peruano, nada más que peruano.

Apelamos, para establecerlo, a testimonios irrecusables, así de espectadores y ac­tores respetabilisimos de los hechos, como de escritores que, por su nacionalidad y condicio~es, se hallen, a ojos del lector, exentos de la más pequeña tacha ..

V

¿Cuál fué y quién constituyó la primera guerrilla nacional? Veámoslo. "Vida! -cuenta Miller-, cuyo valor contribuyó tan esencialmente a la toma

(4) Calabozos y aljibes subterráneos, húmedos, estrechos, oscuros de atmós~ ·

fera deletérea irrespirable, en que los patriotas eran sepultados vivos. Existían, así en la cárcel de Ja ciudad como en la de Corte, y principalmente en la denominada CaFceletas (de la Inquisición). Desaparecieron bajo el· gobierno de Sari Martín. V_. lo dicho sobre esto en la pág. . . . de esta obra.

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de Valdivia (5), se hallaba presente . en Supe (14 de noviembre .de 1820), .Promovido ya a teniente con grado de capitán. Este oficial había sido enviado por ·San Mar­tín, desde Valparaíso, en una lancpa de pescadores, poco antes (julio . de -182:0) .·.de la salida de aquel puerto de las fuerzas libertadoras, con el objeto de esparcir pro,­clamas, que conducía. e instrucciones dirigidas a los habitantes adictos a la libertad e independencia de su país. Al intentar su desembarco en las inmediaciones de Huau­ra, una gran oleada sumergió el bote. Dos hombres de los que iban con él se abo• garon, y los otros dos cayeron en manos de !os realistas. Sólo Vida! se escapó a Supe; pueblo de su nacimiento, donde permaneció oculto, pero no ocioso. Tuvo · fré­cuentes reuniones con los jóvenes de su conocimiento que merecían su confianza; acordaron un plan para sorprender un destacamento realista de treinta y ocho hom" bres de caballería; y una noche Vidal lo llevó a efecto, triunfalmente, con doce J10m~ bres de su pueblo. Surtido, por este medio, de arr.las y caballos, no halló dificultad. en formar · una guerrilla, con h cual principió a operar ofensivamente, marchando hacia Lima por el pié de los Andes; aument;;mdo su número y sus recursos, en consecuen•· cia de sus oportunos y bien acertados golpes; y, llamando la atención de los re:alis­tas, produjo un servicio importante" (6).

Notable fué la sorpresa de Supe. a que se refiere Miller en las lineas preceden­tes; sorpresa cuyo relato, oído de labios del propio Vidal, nos ha trasmitido la bri­

Hante pluma de Juana Manuela Gorriti, como prL'l1era de las hazafías consumadas en d Perú por la guerrilla del héroe de Valdivia.

Estaban en el pueblo de Supe más o menos cuarenta dragones de caballería ( 7) ;. ocupados en la requisa de bestias de silla por aquellos valles ; bestias con las que de­berían retornar a Huaura, para allí reunirse con el batallón de Burgos y otras .fuer;. zas realistas, destacadas a órdenes del coronel Zevallos Escalera, para rechazar,' ·t.P­mo sabemos ya, los desembarcos e irrupciones de Cochrane. El cuartel en que· Jos ladrones se alojaban era una gran casa, de dos patios, circundados de altísimos '¡:ía"­redones o muros. Era la madrugada en que tal fuerza debía partir. Vida). eri · es<í. noche, concibe una de sus gloriosas osadías, y la ejecuta en el acto. Reune a urtos. diez jóvenes, amigos de la infancia, por él ya catequizados en el credo de la liber­tad, todos valientes y resueltos corno él; y pónese á observar los puntos vulneráblés del alojamiento, asaltarlo' y embestirlo. Es el momento en que los soldados del pl'i '­mer patio han corrido al toque de botasilla y alistan sus bridones para salir. En 'é-1 segundo patio, el resto del destacamento toma rancho en torno de una gran garndla! ·Vida) y sus cornpafíeros escaban el muro hacia el punto de unión de los dos patfosi} lánzanse- sobre el centinela colocado a la puerta que los une y lo desarman en un se:: gundo; corren el cerrojo; aíslan a los de la sección que toma el rancho, no armado todavía; embisten a los que, con las ·· carabinas en el suelo, ensillan sus caballerías; tómanlos ·: prisioneros con oficiales y jefes; Vida! perora a los soldados rasos, todos indígenas, y. en consec;uencia, todos peruanos; rinden y se conquistan también a lós

(5) Recuérdese que este bravo hijo del Perú habíase embarcado en Supe ( 13 de mayo de 1819) en la escuadra de Cochrane; pasado a Chile con otros jóvenes perua­nos patri-otas, entre los cuales merecen preferente recordación Andrés Reyes, Remigio Silva y. José Manuel · Pagador; y regresado al Perú en Ja goleta "Terrible". Hemos tenido ocasión, y la tendremos todavía, de hablar de todos estos meritísimos próceres.

(6) Memorias, vol. l. pág. 253 y 254. (7) La Gorriti dice, exagerando, que ciento ochenta; pero · Miller como acaba­

mos de ver, da el número aproximado, si no preciso.

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que han ·quedado clausurados en el patio posterior; ap<;>déranse de las a rmas y fos caballos; y salen victoriosos en pos de San Martín, que según sus nuevas. se apr.oxi­ma. Peregrinan largo tiempo, entre mil riesgos, por desiertos y serranías, hasta> que al fin preséntansele en Ancón a donde el héroe acaba de llegar de Pisco. San Mar­tin asciende a Vida! sobre la marcha, dóndole la clase de capitán de ejército ; y lo proclama "primer soldado del Perú" ( 8). "Desde entonces dice la autora citada, la existencia de Vida! fué una ¡erie de combates y triunfos. Nunca la causa americana debió tanto al brazo de un hombre solo. La imaginación se fatiga siguiendo su hue­lla en esa campaña de · sei; años, palenque cerrado en que. no pasó un día sin pelear y vencer. ·Impetuoso hasta la temeridad, centuplicándose en todos los sitios donde había peligros que desafiar, siempre a caballo empuñada la lanza o la espada, se le ve, ora arrojarse, con unos pocos soldados, sobre un batallón vencedor, poniéndolo en vergonzosa fuga, como en Huampani; ora flanqueando al ejército enemigo, apre­sarle su .retaguardia, como en la retirada de La Serna; ora, entrando casi solo en Li­ma, ocupada por numerosas fuerzas realistas, sorprender .sus . centinelas y arrebatar sus patrullas, dejando en pos de sí sangrientas señales de su paso" . .. (9).

VI

Tal fué la primera montonera peruana, formada aun antes de la aparición de San Martín. Su jefe era peruano; su creación, obra p<!ruana, exclusivame11te, como que la misión de Vicia! no era de acción bélica, sino de mera propaganda subterránea y pacífica. Pero el arrojo y la bizarría del joven que, lanzando sµ gorra por las tro­Di.'ras de los fuertes de Valdivia, había ímpelidose a su asalto, el primero entre todos, dando al viento la espartana frase de -"A do~de en~ra mí g.orra, ahí entro yo!"·­ideó, _en un momento de patriótica inspiración, la organización· subitánea de aquel pri­mer cuerpo franco, que empezó a obrar solo, absolutamente solo, gota de agua caída en el .,océano, ·en la vasta extensión de un territorio hasta entonces dominado, . total. incontrastablemente, por los rea.listas . .. : ¡ fué audacia, fué heroísmo!

Y esa primera guerrilla, con su jefe, "ya ascendido a .capitán, desbarató un des­t11camento . enemigo en Quilcamachay ( 10), donde mató a dos capitanes, un oficial subalterno y siete hombres, y cogió siete soldado~ prisioneros" ( l1); "el 23 de mar­zo avan+;ó hasta la hacienda de Pedreros, a tres leguas de Lima ( 12), y se llevó, sin oposición, doscientos cuarenta caballos y mulas, y ciento cincuenta cabezas de ga­.nado vacuno" ( 13) del ejército español, que a la sazón invernaban en los pastales del enunciado fundo; y el 2 de mayo concurrid, con las otras · montoneras de que se ha-

(8) Artículo "General Vida!", escrito a raíz: de la muerte de éste, y publicado por la autora en la Revista de Buenos Aires, t. 11, año 1863, núm. 7, págs. · 439 y sí_... guíen tes.

(9) Revista loe. cit. _(1.0) Ya presente en Huaura San Martín, Quilcamachay e~ un pueblo del distri- .

to de .. Saµta Eulalia, en la pmvincia de Huarochiri;· del departamento de. Lima. ( il) El 7 de marzo de 1821: Miller, op. cit., t. 1, pág. 266. (12) . Propiedad hoy, de nuestro amigo, el exdiputado por Camaná D. Juan Fran­

ci.sco Ramírez:. Háll.ase ubicada a . la izquierda de la linea férrea que conduce .a Chosíca, en el valle de Lurigancho; y pertenece al distrito de este último nombre, en l_a provincia y el departamento de Lima.

(13) Miller, op. et loe. cit.

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blará después, al cuasi destrozo ·de la división Ricafort en Quilla pata ( 14) , donde ·quedaron un · oficial y noventa soldados reales muertos {en la refriega); no pocos aho­gados · al pasar el río próximo (de Chillón o Carabaillo); dos. oficiales y cuarentitrés soldados prisioneros; y multitud de heridos, entre ellos el propio Ricafort. Ya vere­mos su actuación en las varias retiradas de los españoles, especialmente en la del virrey y en la segunda de Canterac: en ésta, a las órdenes de Miller.

VII

Tales cuerpos de fuerza irregular, que por su orden disperso ll¡imanse "guerri­llas"; por andar en partidas sueltas, "partidarios"; por su falta de reglas, disciplina y · sujeción, "cuerpos francos" -denominados en España simplemente "guerrilleros" y en Francia "francotiradores" - fueron, l?Or los españoles que guerreaban en el Perú, bautizados con el dictado de "montoueros" , por su modo y manera especiales de em­bestir y de, lidiar; sistema bélico sui generis, de ofensiva súbita, sorpresiva; sin plan previo, ni . objetivo predeterminado, a no ser el de dañar al enemigo; privarlo de recursos, dificultar su marcha, hostigarlo durante ésta, favorecer su deserción, fatigar­lo, abrumarlo, destruirlo, caso de ser posible; y, en todo extremo, hastiarlo, desespe- · rarlo,. desmedrarlo, de asalto en asalto, de emboscada en emboscada, apareciendo y de· .sapareciendo alternativamente, para reaparecer en· seguida, siempre en orden colec­tivo, gregario, en montón.

De .esta circunstancia, como se acaba de decir, sacaron los realistas la denomina­ción de montoneras, dada a estas guerrillas en la guerra de emancipación del Perú, de 1820 a 1821, y después consagrada, con sello definitivo, por el uso y por el tiem­po (15).

Se comprende que, en consecuencia, dadas la finalidad , la ubicuidad múltiple y prodigiosa, y la presentación subitánea de esos núcleos infatigables difíciles de perse­-guir en sus refugios inexpugnables o ignorados; y -casi imposibles de desvanecer, por el hecho de desvanecerse a si mismos, eludiendo toda espera; evitando toda concen­tración, inmediatamente posterior a la embestida y la hostilidad; y resolviéndose en uFla como disgregación intangible, por voluntaria dispersión de sus elementos indivi­duales, hasta que las circunstancias, la lejanía o el asombro del enemigo ·permitiesen la . recomposición total - fueran un obstáculo horrendo y desesperante para las fuer­za.s reálistas regulares, expuestas, en sus acantonamientos y marchas a soportar, iner­mes, sus audaces acometidas. "El nombre de montoneros, se hizo, pues, temible, co­mo dice Paz Soldán, ya por el arrojo con que acometían al enemigo, por superior que

.( 14) Id. id. id., pág. 267.-Quillapata es un pueblo del distrit·o y provincia de Canta: su nombre significa altura o andén de papas.

( 15) Es posible que la palabra "montonera" empleárase desde los días de Tupac Amaru, primero, y d~ Angulo y Pumacahua después; porque los indios que esos· cau­dillos arrastraron a la lid, completamente desorganizados, lucharon siempre "en mon­tón"; .• P~r.o tales .montones eran masas enormes, carne de cañón, con pretensiones de ejército; y nó grupos {Id hoc, constituidos intencionadamente para una serie de hosti­lidades, permanentes, aunque sucesivas; de encuentros súbitos y parciales; de una es­pecie de guerra de sorpresas, en que, desmenuzando el grupo, como medio de sal;var, conservarse y tornar · a la carga, re hacíase, para el objeto, en un punto predesigna­do de reunión o concentración.~ Estas son las v.er.daderas y únicas montof!er4,s en el sentido histórico y aún bélico de la palabra.

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fuera en número; ya por las extorsiones que acometían contra Jos pueblos o haden- . das en . que se . acampaban. Servían, . agrega ese autor. de espanto a los españoles;

. ·,- . ' ' . y Los nombres de sus jefes se acreditaba.n diariamente por sus continuos triunfos so-bre los puestos avanzados. Un día eran sus trofeos, los prisioneros tom;idos por sorpresa; · al siguiente, se apoderaban de alguna partida de caballos; mulas y ganado vacuno; en fin, cada día se señalaban, consiguiendo ventajas que, aun cuando peque­ñas, daban á nimo a las incansables guerrillas y a los puebbs q~e las apoyaban. Ser­vían también para ocultar los movimientos u operaciones que intentaba San Mar­tín" (16) .

VIII

Hecha excepción de la batalla de Paseo, es lo cierto que, en el paréntesis de diez meses de inacción, ;ibierto entre la invasión del territa"rio y la ocupación de Li­ma, nunca se oyó hablar más que de choque; y éxitos aislados, pocas veces, muy po­ca~. obtenidas por las fuerzas, regulares, y más bien conquistados por los montone­ros, en sus largas ~orrería.s •. asaltos, incursiones y excursiones típicas.

El mismo Paz Soldán -a quien, por supuesto, siguen y copian, gozosos, los san­martinistas a outrance (MÜre sobre todo}- afirma que el general en jefe indepen­diente, ··conociendo toda la ventaja que podía sacar del entusiasmo del pueblo, esta­bledó cuerpos de guerrillas en los puntos inmediatos a Lima, sin ocasionar mas 'gas­to qi:ie el del armamento; .que. con tal ensayo. consiguió dar tiempo a que la .. opinión

. del Perú se pronunciara por la causa de su libertad ( 17) ; y a que cada peruano, co­~i Vida!, fuera un enemigo poderoso contra los españoles" ; y acaba aseverando que "quienes acusan _a San Martín de apatía, por no hal:><'r atacado a estos últimos·, cono­cerán la ligereza y J.o infundado de su cargo, reflexionando sobre estos hechos" (18).

Tales .. afirm_aciones privan al calumniado Perú -calumniado por sus propios hi­jos- dd mérito y la gloria de haberse soliviantado por si mismo, sin necesidad de ex­citación .extraiia; atribuyen la iniciación del más espontáne.o de sus arranques de re­beldi~ y de resistencia, .ª una fuen.te que no es real; y dan a comprender que en él no ,estaba producida _ni .condensada la opinión pública, en la cual, sin embargo, inspi­ráronse fa emersión de las montoneras y el° movimiento colosal que arrancó al norte del virrei.nato .a la aby.ección y la servidUmbre, entregándolo, incruenta, íntegramen­te, a la causa , de la independencia, por el solo influjo y poderío del sen.timiento po- . pular ( 19).

( 16) Op. cit., vol. I. pág. 148. ( 17) Las frases subrayadas son, por si · inismas, la refutación de · su autor, por

la flagrante contradicción en que están. · Si había "entusiasmo popular' ' aprovechable, la " opinión del Perú estabá •pronunciada por la causa de su libertad"; y, en conse­cuencia, no había que ··dar tiempo" para 'que esa opinión se pronunciase. Un su- ' puesto contrarió se ria · la · negación del entusiasmo público de que San Ma~tin "·quiso sacar venta ja" en · y pai'a la brgánización ' de las guerrillas;· que se le adjudica como · cosa propia, y no como fruto del patriotismo peruano, por él sencillamente utilizado a posteriori , como concurrente a sus planes.

( 18) Loe. cit. (19) E imprimen también, en la conducta del 'gran prócer, uná desairada actitud

de · espectativa , completámente ·opuesta a la ·de a ;¿¡iente actividad por él desplegada en Chile; actitud que, a pesar y por encima de todas las alabanzas, se ve condenada '

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Oigamos, para economizamos alegaciones y comentarios, lo que nos narran aque­llos escritores que "al exponer lo que hay de exacto en estos acaecimientos" lo hacen "porque tienen ciencia cierta", de su origen, episodios y desenvolvimientos (20).

IX

Habla el prócer Mariátegui, y dice: "Asevera el Sr. Paz Soldán que · San Martín, con la creac1on de guerrillas dió

lugar a que la opinión se pronunciara. por la causa de la libertad, y que las guerri­llas servían para ocultar los movimientos en las operaciones que intentaba".

"Ambas aserciones son equivocada! " . " ¿Podrían haberse formado las guerrillas sin estar formada la opinión? ¿No fue­

ron hijas de la opinión y ·su efecto inmedia to? ¿No empezaron cuando apenas había desembarcado San Martín? ¿Y Ninavilca, Huavique, Jiménez y otros ·no se levan­taron cuando San Martín acababa de desembarcar?"

"San Martín no formó la opinión pública del Perú, ni sus medidas formaron. Formada estaba desde el año 10; y 1o comprueban los · procesos de los patriotas, los destierros y prisiones que sufrieron, y la pura e inocente sangre que en los cadalsos derramaron. Y Guayaquil; Piura, · Lambayeque, . Trujillo, Ca jamarca y Chachapoyas, que se sublevaron a fine& del año 20, ¿no lo hicieron porque la opinión estaba forma­da? El historiador debe dar a cada uno lo que le toca: no debe darle a San Mar­tín todas las glorias, defraudando al que las merece. Sin más que el desembarco de San Martín en Pisco y Huacho, sin más que la simple noticia de que había expedi­.ción libertadora, los pueblos se levantaron, las guerrillas fueron formadas"' .. .

"Las guerrillas fueron de creación peruana. De los peruanos fué el armarlos. el d'arle pequeños auxilios; y las guerrillas nos proporcionaron triunfos" .. .

"Las levas de los enemigos obligaron· a muchos.· a tomar partido con los· guerri­lleros. Los cuerpos españoles de Lima; pero, de esas bajas, unos no querían ser sol­dados, y se iban a sus casas; otros formaron las guerrillas".

"'San Martín ocupaba la costa del norte; sostenía pocas fuerzas en las serranías del hoy departamento de Junín, antes intendencia de Tarma; y lord Cochrane blo­queaba los puertos. Los patriotas creíamos que . era necesario . libertar la capital, y que saliesen los enemigos. En ella tenían (éstos) todos los recursos; en ella el co­mercio hacía sacrificios y desembolsaba capitales, con garantía . del Tribunal del Con­sulado. Era, pues, de necesidad absoluta que los españoles se marchasen; obligarlos a abandonar este punto; y ese plan no se lograba, sino poniendo a Lima en asedio; y para ello convenía que los peruanos levantáramos tropas que nos ayudasen. .Co- . laboi:adores tuvimos. · Fueron, de. los priµieros, Ninavilca, Huavique, y otms ·vecinos de Huarochiri .y Canta; -y ·a ellos · dirigíamo.s los desertores, con encargo · de. que sólo · enrolasen .en sus .filas a los que q.uisiesen servir. .Buscamos las primera s :armas, y los guerril.leros . se procuraban las que quitaban a los españoles" .

por la realidad de las cosas. ¿Qué creer por ventura ni qué decir de un genera l que, con elementos bastantes para transformar .una . situación, se ·detiene, mansa y tranqui­lamente, a esperar. que !os pueblos consientan en su tarea de batirse ·por ellos y 'Ven­cer, entes de imponerles aquel consentimiento por la victoria y con la fuerza?

(20) "Yo expondré lo que hay de cierto sobre ·el particular, y lo haré porque de ello tengo ciencia cierta". Mariátegui, op. cit., pág. 40.

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"Tampoco es cierto que estas partidas ocultasen los movimientos · u operaciones que intentaba San Martín. ¿Y en dónde operaban 103 llamados por insulto montone­ros? En las serranías de .Huarochirí y Yauyos, bajando a veces sobre la costa, cuan­do les convenía; en las serranías de Canta, y acercándose a la ciudad cuando lo creían oportuno. Y esto, cuando estaba situado P.! ejército de San Martín en la costa. ¿Y el enemigo? En Asnapuquío, con avanzadas siempre hasta Copacabana, hacienda del valle de Caracaíllo; y a veces hasta Chancay. Era físicamente imposible que los mo­vimientos de San Martín, situado en Huaura, pudiesen ser cubiertos por los guerri­lleros de Canta y Huarochírí" (21).

X

Tratando, ahora, de la importancia de los servicios prestados por los montone­ros, y .. de· los resultados que su audacia a toda prueba, su valentía y movimientos rapi­clisi!IIQS produjeran en orden a las fuerzas y operaciones de los realistas, el citado autor se expresa así :

"Los cuerpos (españoles) que bajaban a la ciudad eran aguardados en las Jade- , -ras y quebradas, y, con piedras, con galgas y con hondas, los guerrilleros mataban enemigos; les quitaban las reses que arreaban, -robadas a los indígenas; y se .· apodera­ban de armas y municiones. En una ocasión vinieron persiguiendo a Ricafort, que bajaba con una división; le mataron mucha gente; le dispersaron una parte; y sólo pudo (el jefe peninsular) escapar .cuando a los gue;rilleros se les acabaron las mu­niciones. Ricafort quedó- herido, y todo Lima lo vió entrar en una camilla y hespe- -darse en la casa de moneda . Para que . entrasen los restos, salió de aquí Rodil con dos ·batallones. También este jefe fué batido en Huampaní; y los restos de la divi• sión, tuvieron tantas bajas, . que .el número de los que- regresaron fué menos que el de los que salieron con Rodil' ' (22).

XI

Acaba de decirnos Mariátegui que los primeros colaboradores de los limeños pa­triotas en la formación de las montoneras o guerrillas, y, en consecuencia, los prime­ros guerrilleros después de Vida!. cuya partida -se anticipó a la aparición misma de -San Martín, fueron Ninavilca y Huavique.

Ignacio Quispe Ninavilca, más- conocido por su segundo apellido, y con él mere­cidamente famosa poco después, levantó su montonera en la _ provincia de Huarochirí, que era la de su nacimiento. Residía en Lima en los momentos de arribar la Expedi­ción Libertadora; y, según las cuentas- fiscales de la época, ·era rematista del estanco de -la nieve, ramo que subastó por un quinquenio, mediante el pago de una pensión ­anuaL ascendiente a quince mil pesos. Acredítanos ·este hecho -que .:Ninavilca era un hombre de trabajo, garantido por su honradez.- y dotado de _relativa comodidad, ya / que la oblación antic4pooa de mil doscientos cincuenta pesos mensuales resultaba posi­bilidad apreciable para aquellos tiempos. - En época- en que Lima era··.aún descono­cida la fabricación del hiefo artificial, nuestro futuro guerrillero solía traer el obje­to de su industria desde los altos -nevados de su provincia y las demás vecinas, para ofrecerlo en venta al público ·en los tradicionales estanquillos de precepto. Todo lo

(21) Anotaciones. págs. 41, 42, 44, passin. (22) Loe. cit.

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dejó, no obstante. en· setiembre de 1820, a la aparición del Ejército Libertador; y . patriota como era, dejó inmediatamente la ·capital, para dar pábulo a sus sentimien­tos separatistas, y púsose entusiastamente al servicio de su causa predilecta: Con .su partida, "no muy numerosa, pues apenas si, en su pleno desarrollo, contó con ciento ochenta y un hombres voluntarios ( 23), reunidos desde San.ta Eulalia hasta La Oro­ya. distinguióse. desde el primer día, por la constancia y el arrojo que puso en todas sus empresas. Ascendió, sucesivamente, hasta la clase de coronel . de eiército. Y a hemos relatado, a la ligera, su actuación; pero pronto acentuaremos ésta al tratar de las retiradas de los realistas, contra quienes bregó impertérrito e incansable, pres­tando señalados servicios a 1.a independencia; y le veremos, asimismo, en julio de · 1826, encarándose, enérgico y valeroso, contra la monocracia de Bolivar; apresado y enjuiciado por éste; expuesto a mil intrigas, y hasta condenado a muerte como el heroico Aristizábal (.pena ql\e el tribunal revisor conmutó con la de presidio); y , en una palabra, procurando libertar pdr segunda vez a su patria, ya no de la tiranía de los españoles, sino de la ambición absorvente, monopolizadora de los libertadores exóticos, transformados en déspotas nacionales, con proyecciones vitalicias.

XII

Alejandro Huavique era canteño, y ;illl, en la reg1on nativa, más que todo en los pueblos de Obrajillo, Huamantanga y otros adyacentes, organizó la partida con que luego dió tanto y tanto que hacer a los españoles. Superior en dotes a Quispe Ninavílca, sin haber por eso sobrepasado ni oscurecido las hazañas de éste, conquis­tóse, con más viveza y eficacia, las simpatías del Protector; y, más tarde, entrando ya· en el ejérdto de línea, hizo brillante y rápida carrera. Años después lo encontra­remos. ya de coronel ·efectivo, promoviendo con osadía temeraria, una revolución inex­plicable contra el gobierno del prudente La Mar, en la memorable noche del 23 de abril de 1828; y muriendo, ante las filas del propio batallón número 9, que acababa de conmover y sublevar, en duelo singular con el segundo comandante de ese cuerpo bravísimo sargento mayor Felipe Santiago Salaverry.

XIII - .

Con las montoneras de Vidal, Ninavilca y Huavique, constituyéronse simultá­.neamente otras en Canta, Yauyos y Huarochirí, multiplicadas en pocos días, con au­dacia y entusiasmo aquí 0ontemplados pocas veces. En Canta suscitáronse las de Ni­casio Ayulo, Casto José, Navajas y Mariano Fermín Rodríguez, en Huarochirí, las de Juan M. Jiménez, Faustino y Antonio Aliaga, Mariano Guzmán, Francisco Elgue­ra (24), Joaquín Dabousa y José Antonio Riquero; y en Yauyos, la de José Guillermo Cairo, y fa numerosa del distinguido y opulento vecino don Juan Evangelista Vivas.

El ejemplo de estos denodados ·patriotas fué un contagi·o, y el montonerismo se desparramó y cundió como una epidemia. En todas las serranías próximas a la ca­pital irrumpieron las guerrillas y los guerrillE'ros, como brotados de la tierra, con asom­bro y aún espanto de los es;iaüoles, que· vieron poco a poco cortadas sus comunica­ciones con el resto del virreinato, y desmedrados sus recursos, en una especie de ais-

(23) Estado de la fuerza y del armamento de las guerrillas de la sierra, de fe­cha 22 de julio de 1822. Bibl. Paz Soldán, .doc. MS .. núm. 430; .

(24) Según algunos, Elgueros. V. el Album de .Ayacuclw, pág . · 190.

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!amiento absoluto, que pronto asumió las proporciones de un asedio. Surgieron, en­tonces, simultánea o sucesivamente, las partidas de José Acuña, José Manuel Aguirre, Manuel Algorta, José Bellido, Agustín Bruitrón, Valentín Bao, León Dordero, Anto­nio Castilla, Ignacio Delgado, Pedro Fresco, Juan y José Antonio Manrique, Jesús l\fanzano, el heroico José Maria Pal·omo, que se batió una vez contra seis mil realis­tas durante ocho días enteros (25); Antonio Palo, José Prada, Paulino Rojas, Maria­no Vela Patiño, Inocente Zárate y otras, concitadas del lado de acá de los Andes y en todos sus contrafuertes occidentales; esto, aparte de las infinitas que, desde el atrevido ingreso de Arenales, levantá ronse en las vastas zonas de Junín, Huancaveli­ca y Huamanga, es a saber, desde Tarma, Jauja y Huancayo, hasta Huanta, Canga­llo, Vilcashuamán, Lucanas y Parinacochas, entre las cuales podemos citar las si­guientes: la del comandante Molinares (en Cangallo y Córdoba) (26); la del te­niente del Granaderos del Perú, don Melchor Valle ( 27) (en Huaitará); la del be­nemérito párroco M. Jaime (a cuatro leguas de Huamanga); la del desventurado in­dio V elasco; la de Alejo Pére::; la del argentino Isidoro Villar (en el Cerro de Pas­eo), después nombrado por San Martín comandante general de guerrilleros; la de Pe­dro Orrantia, cuyo jefe, como Velazco, rindió la vida por la Patria; la de José Fer­nández Prada; y las múltiples, pequeñas subordinadas al presidente del departamento de Tarma, insigne patriota don Francisco de Paulri Otero, cuales eran la del tenien­te don Miguel Lizárraga; las de los capitanes Nicolás Zárate, José Ornaza. Felipe Hurtado y José Maria Guzmán; y la del teniente coronel Toribio Dávalos; las tres primeras, de sólo veintitantos individuos; la cuarta, de cincuenta y ocho; la penúlti­ma, de ciento veintisiete; ·y la postrera, de ciento cuarenta y dos (28).

Algunas de las "montoneras" enunciadas, como las capitaneadas por Vida!, R i­quero, Ayulo, Jiménez, Dabousa y Elguera, fijáronse de preferencia y merodearon en las cercanías e inmediaciones de la capital, puede decirse que a órdenes inmediatas · de los patriotas de Lima, y después del Protector, y, si no sostenidas, a Jo menos gratificadas, de tarde en , tarde, .por el tesoro independiente, como lo acreditan no .PO­cas partidas de egresos insertas en las cuentas fiscales de 1821.

(25) En el puerto de Llapay, frente a Huaichana, como se verá después (1822). (26) Distrito de Ja provincia de Castrovirreina, en el departamento de Huan­

cavelica. (27) Pasado de las filas realistas a las patriotas. (28) Estado cit. del 22 de junio de 1821. V. la nota puesta al fin de Ja pág.

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CAPITULO VIII

GUERRILLAS Y GUERRILLEROS

(Conclusión)

CAYETANO QUIROS E INOCENCIO ZARATE (a) "EL GAVILAN"

Una vez que las guerrillas v1eronse formadas; cuando, como dice Mariátegui, "fue­ron numerosas" - sólo entonces puso en ellas los ojos el general San Martín; com• prendió su utilidad, al saber que "nadie podía entrar ni salir de la ciudad de Lima, .sin encontrarse con ellas" ; e ideó, en consecuencia, la gran medida del asedio terres­tre, que no había efectuado, ni siquiera iniciado por sí mismo, situado, como estaba, -en Huacho, Huaura y Supe, esto es, a muchas leguas de la capital.

Sólo entonces -repetimos con el enunciado autor- "mandó jefes que se pusie­.sen al frente de las guerrillas y las reglamentasen" ( 1).

El primero de esos jefes fué el comandante argentino don Isidoro Villar después, un chileno apellidado Campos; y, finalmente, don Joaquín F ebres Cordero, hermano ·de León, el exoficial del batallón Numancia a q'uien ya conocemos.

Y como, a partir de aquel momento, "la ciudad de Lima, ya no sólo carecía de Jos comestibles que recibía por mar, porque Cochrane lo estorbaba; sino que nada le venía por el norte, porque San Martín estaba de por medio -ni nada tampoco pudo venirle de la sierra, porque los montoneros no lo permitían" - los efectos de ese ase­-dio se hicieron sentir muy pr.onto" ( 2). Pronunciá ronse la miseria y el hambre. Con ellos acudióse a una irregular, dañosa y escasa alimentación. Surgieron las enferme­·dades, e hiciéronse insostenibles, intolerables, la situación y la permanencia de las .fuerzas españolas.

Tales resultados avivaron en San Martín el deseo de estimular y propagar las :montoneras peruanas. El mismo promovió la creación de las últimas que llegaron a constituirse. poniendo a su cabeza a oficiales de ejército meritorios, a fin de regula­.rizar sus salidas y movimientos; metodizar sus embestidas; enfrenar los excesos y ex­torsiones a que algunas entregábanse, como compuestas de individuos extraños a todo -orden y disciplina ( 3); y encaúzar e intensificar la acción de aquellas útiles unida­des, · sueltas. y móviles, por eso mismo ágiles y vivas, bajo una autoridad moderada, ;gi respetable, y con un objetivo sistemado, armónico y común.

( 1) Anotaciones, pág . 42. (2) Id. id. (3) "Algunos hombres de malas costumbres, aprovechándose de esas críticas cir­

·CUnstancias se convirtieron en bandoleros, y , para dar apoyo a sus depradaciones, to­.maron el nombre de comandantes de guerrilla -montonera- y, cubiertos con este tí­

tulo, ·imponían contribuciones, oprimiendo a los pueblos; quitaban a los curas los diez­.mos y primicias; desterraban, haciendo por fin odiosa la santa causa .de la indepen· -depcia. Muchos p~triotas renegarán, sólo" por odio a esos detestables bandoleros: --entre ellos figuraban, .en primer lugar, Alejo Pérez y el indio Velazco", Paz Soldán, _ .Hist·oria cit., t. 1, pág. 288. - El indio V elazco de que se habla en la cita preceden-

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- lió -

Ya veremos cómo, primero en los días de la ocupación de Lima , y luego a la aproximación de Canterac -descuidando, en uno y otro caso, has ta suspendiendo las útiles hostilidades iniciadas por _las montoneras contra el expresado general y contra · el virrey-, San Martín ordenó Ja ·· concentraéión de tales cúerpos en la capital, con­denándolos a la misma actitvd de expectación y pasividad observada por él; arran­cándolos a su papel natural de ubicuidad ágil y móvil; y presentá ndolos, como si fuesen cuerpos regulares, en su línea, algunos de mera descubierta, y la mayoría es­tacionados a ' retaguardia del ejército patriota, en los· días de setiembre.

Eran tantas las guerrillas por ese entonces, que hubo de llegarse a determinar­las con un número de orden, a la mancrn que los cuerpos de línea de un ejército; y así la partida d% Francisco V ida! denominóse "primera"; "segunda" la de Jiuaviquc; "tercera''., la de Quispe Ninavilca ; "cuarta" la de D abousa; "quinta" la de Riquero, etc. ( 1). Cuando Vida], llamado a las filas del ejército regular, en el cuerpo de Dávalo:; -en la persecución de Canterac por Miller, principalmente en los encuentros y escarn.mnzas de Macas, como ya veremos- de jó la campafia de guerrillas y aban­donó su. montonera, en tr<~gada, desde a quel dja a otros oficiales del ejército - con­cedióse el primer lugar a la partida · de Cayetano Quirós; partic:ia..- que de · propósit~ hemos prderido en el precedente 'capítulo, pcr su importancia .. '~ la de su jefe, .que por cierto han menester atención ·especial y separado recuerdo.

II

.• -, F1"1é Quirós un gran carácter; un tipo romántico, legendario, novelesco, digno de ver su figura histórica reproducida y realzada por plumas como la de Dumas o _ la de W alter Scott. ·

Improbo y hasta ladrón en su origen, pero de súbito regenerado por pasiones tan a ltas como el patriotismo. y la gloria, y tan nobles · como la emulación y el arrep~nc timiento, transformóse, de uu , e<l t-o, en soldado y en héroe, hasta culminar en el mar­tiri©, y lavar c©n -el sacrificio su estigma original, as! como los no del todo olvida­dos vestigios de su prístina vergüenza. Semejante en el erotismo al valeroso y mal­aventurado Hernández Girón, tuvo, como éste, una Mencía, adorable y adorada, cu­yo nombre, por -desgracia, han desdeflado la tradición y la historia; especie de ama­zona, patriota, impertérrita y abneg¡¡da, que con Quirós luchó y vivió para la Patria; y al fin, como él rindió la vida en las aras de. su doble ideal: el patriotismo y el amor.

Mestizo, alto, fornido; simpático de rostro y bien compartido de cuerpo; de ojo vivo y penetrante, mirada sincera, altiva y audaz -bien parecido en todGr-- era osa­do como pocos, bizarro como el que más, astuto,, sagaz y activo, a la vez que fran­

. co y abierto; por eso, muy querido de quienes le acompañaban y seguían; pero, al mismo tiempo, temido, respetado y obedecido sin réplica, Paz Soldán anota sus cua­lidades de. "activo y valiente" (5). Mariátegui llámale "mestit't> . de talento y de

te no es el fusilado en Huamanga poF Carratalá, jefe -aquél- morochuco, tan mode­rado cuanto valeroso, de quien el propio Paz Soldán dice que Carratalá, al ultimar­lo, hízole colgar al pecho el cartelón de marras, "creyendo difamarlo" sin conseguirlo, claro es que por su limpia reputación.-Id. id .. pág. 154.

(1) V. las .. cuentas de aquel año en los suplementos de la Gaceta Oficial, d_esde agosto -hast? diciembre de 1821.

(5) Op. et vol. cit., pág. 287.

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·valor a toda prueba, que, por desgracia,. no '·había recibido la menor educación'.' (6) ; y . Miller, sin reservas, califícale de "hombre de -grandes luces naturales, de valor acre­ditado, y de . un tact.o extraordinario para el mando" , asentando . que, "si hubiese re­cibido la instrucción correspondiente, habría · llegado a ser' ·un sobresaliente milita r"; y lamentando que tal sujeto "hubiera, ·no hacia mucho, sido capitán de bandoleros", al extremo .de habérsele "azotado pública mente. ·al salir de la ·cá rcel por segunda vez" (7) .

Es uno· de esos · tres autores quien va a dibujarnos los sombríos albores de este héroe-mártir, y a rela.tarnos la forma r.n que tomó partido por la causa de la liber­tad ,.__, 'agua lustral de su fe inquebrantable, y estrella de redención de este extraño espíritu. extraviado y perdido en sus comienzos .

. III

"No fueron de hombre honrado sus· princ1p1os, y se le complicó en la causa de un robo -hecho a unas señoras de la calle de Belén- con otros individuos, entre quienes figuraba un mulato de Chile, nombrado P.:>rtales, que era 1!'1 capataz. Apre­hendidos los ' ladrones y sómetidos a juicio, Quirós se fingió loc_o. Desempeño tan bien su papel. que· el alcalde de corte que seguía la causa . . y que lo. era el señor don Gaspar Osma, no podía conseguir que el reo declarase. Lo examinaron varios fa­Gultativos, y éstos no se atrevieron a decidir si la locura era verdadera o simulada. Se inclinaban a lo segundo, al saber que, encerrado Quirós en su cababozo, no prac-· ticaba ningún act~ de locua. Siendo Quirós casado, p~oyectó el juez de la causa introducirle a la mujer; y, aún con este artificio, no cesó de disimular el reo, porque recelaba que fuese una trampa y que se le estuviese espiando. No pudiendo resistir más a las angustias y lágrimas de la mujer; le habló la verdad y se le descubrió; y entonces fueron los · esposos sorprendidos por los que los espiaban, y separados. El juicio fué seguido y .terminado; pero Quirós logró sillir de la prisión fugando".

"Borrás, un cómico natural ele Buenos Aires, lo presentó a don Julián Morales y a mí ( 8), como el mejor guía que podía llevar a los pasados al cuartel general de San Martín. .Aprovechamos de sus servicios, y nos sirvió perfectamente. Entregó las. comunicaciones en que "de · acuerdo con él, se le recomendaba a San Martín, pero sin ocultarle sus antecedentes. Quirós contó su vida al general; le ofreció una en­mienda completa, lo que cumplió; y le pidió armas para cien guerrilleros. Obtuvo la mitad de este número, y, con tan pocos elementos, a los dos meses consiguió tener doscientos hombres ; bien armados y montados. Se venía a las goteras de la ciu­dad, tomaba bestias y armas, y muchos del campo se le allegaban" (9).

· IV ·

Esta partida de Quirós era, según .Miller, "Ja más atrevida y la más temible de las montoneras"; y, cuando operó al lado del famoso general inglés, contaba " ciento cincuenta hombres de fuerza". Fué en la persecución de Canterac, en la ' segunda ntirada de éste. El glo6oso Miller, en sus Memorias, se detiene, aunque a la ligera, .a describir el curiosísimo espectáculo ofrecido en el vivac por los enunciados guerri-

(6) Opuse .. cit., pág. H. (7) Id. id., pág. 330. (8) No ·se olvide que habla Mariá tegui. (9) Anotaciones, · pág. 13.

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lleros. Esa partida, dice, "se componía de hombres de las inclinaciones más bajas y ruines. Llevaban las barbas largas, e iban vestidos en la forma más grotesca. Al hacer alto en la noche, era. curioso oir sus c.onversaciones, sentados alrededor de las hogueras. El uno confesaba haber cometido diecisiete asesinatos; el otro, haber aho· gado a una mujer de setenta años, y violado· a su hija; ·en fin, casi todos contaban he­chos atroces. Como la mayor parte habían sido compañeros de Quirós en el prin· cipio de su carrera , tenía (éste) sobre ellos una absoluta autoridad, a pesar de la fa. miliaridad con que los trataba" ( 10). Hombres degenerados y despreciables un día. de súbito · transformados. por amor a su patria en soldados infatigables y sufridos, lis­tos a pasar por toda clase de privaciones y penalidades. a verter su sangre y a perder la vida - estos guerrilleros de Quirós fueron los que más rudas y feroces, más cruen­tas y aplastantes sofrenadas obsequiaron a los realistas . Doblaban éstos sus fuer­zas y destacamentos. pasaban los días en plena inquietud y las noches en vela. al sospechar siquiera la proximidad de Quirós y su montonera. erigida en peligro ine­luctable. o. cuando menos. en amenaza temible.

Algunas de esas sofrenadas hicieron época. y dieron mucho que decir, aplaudir y comentar en los dos campos y en la ciudad de Lima. Tales fueron : la sorpresa de San Jerónimo, pueblecillo del distrito de Santa Eulalia . eq la provincia de Huaro­chirí, donde Quirós ( 12 de . marzo de 1821) aniquiló un destacamento español respe­table, que acababa. de reducir a cenizas seis caseríos o aldeas de la zona circunve­cina ( 11); la horrenda embestida de Quilla pata. pueblo de Canta, en que se puso a la división de Ricafort en la . inminencia de sucumbir (2 de mayo) ; en que este jefe rea­lista , herido de una pierna. e imposibilitado "de marchar y hasta de cabalgar", hubo de viajar a esta capital en una camilli\; en que la división entera vióse en la necesi­dad de hacer alto, renunciando a avanzar. para pedir y esperar refuerzos de Lima; y en que. a no acabarse la provisión de pertrechos de los guerrilleros, esa . destruc­ción. casi consumada, habría sido completa ( 12) ; y . en fin, la nueva y sangrienta acción de Huampaní, hacienda del valle y ' dis trito de Lurigancho. en la . provincia de Lima, donde las mismas fuerzas ya vapuleadas en Quiapa ta, y los refuerzos recibi­dos (mandados por Redil) . experimentaron tal desmedro con la muerte y la deser-

,,,ción, que el total de las tropas vueltas. a la capital resultó inferior con mucho a la columna auxiliar de su seno extraído por Redil (.13) .

V

En todos. esos encuentros, combates parciales. o acciones de guerra. de mayor significación. iba y se batía, al lado de Quir6s. la esposa de éste, jóven y fuerte. leal y fiel como un mastín; Dalila de aquel nuevo Sansón, que había. inconscientemente, ptrdídole en la cárcel; pero mujer que, idolatr,.ndo · en su héroe, quien idolatrábale a su vez, seguíale valerosa y acompañábale vigilante por todas partes; tomaba, ar-

( 10) Op. et loe. cit. ( 11) Miller (t. 1, pág. 266) dice literalmente que .,.' lo deshizo". ( 12) Mariátegui,. opuse. cit., pág. H7.• Según Miller, a esta acción de Quilla­

pata concurrieron. con la de Quirós, las otras guerrillas de Vida!, Elguera y Nava­jas;y allí "dejaron los realistas un oficial y noventa soldados muertos, dos oficia· les y cuarentitrés individuos de tropa prisioneros; y muchas más se ahogaron al atra· vesar el rí·o". Memorias, vol. vit., pág . . 267.

(13) Miller, loe. cit.

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VII

Provincias enteras levantáronse en contra de las fuerzas realistas, poniéndolas en verdaderos apuros. y extendiendo o ratificando los éxitos que a su paso iban obte­niendo las expediciones volantes de pwpaganda y penetración. Tales fueron: en el interior, la provincia de Cangallo, blanco preferente del odio hispano, por las haza­iías que ya relataremos, y que en su seno practicaron los bravos morochucos; y, del lado de occidente, las de Huarochirí, Canta y Yauyos. Esta última, sobre todo, me­recería apellidarse la Vendée del Perú; y. para probarlo en nuestro sistema de no hacer afirmaciones propias que parecerían antojadizas; sino basadas, del todo, en tes­timonios imparciales y respetables - apelaremos a la palabra del rígido y noble ca­pitán, español de nacimiento por añadidura, que encabezó las expediciones referidas.

Habla el insigne Arenales, resaltando los hechos de su segunda campaña pene­tratoria y dice lo que sigue:

· "La inclinación dt> las montañas de los Andes es mucho más pendiente y precipi­tada hacia la parte del océano, que al lado oriental, en que su descenso no excede, probablemente, del tercio de la altura total ,a causa del in.menso terraplén central ( 17) en que se hallan las provincias más antiguas, más ricas y más populo~as del Perú".

"La de Yauyos, situada en las pendientes occidentales, es particularmente nota­ble, por la imponderable aspereza y fragosidad de su territori.o. Las quebradas son muy estrechas. profundas y peñascosas; los caminos, dificiles y peligrosos; y hasta los mismos pueblos se hallan en sitios tan ásperos y desiguales que no se puede llegar a algunos de ellos a caballo, siendo necesario desmontarse para subir a pié" . . .

"Los yauyos, tan atrevidos y valientes como sus vecinos los huarochirís, perma­necieron en estado de independencia desde que se sublevaron bajo la protección de la división libertadora (del mismo Arenales) en la campaña anterior (de 1820). Desde entonces sostuvieron su posicíón con tal ardor y coraje, que ariú/aron las repetidas tentativas de los españoles para subyugarlos de nuevo, no obstante que, por sus tres sucesivas ocupaciones de la sierra, la provincia de Yauyos quedaba encerrada entre las fuerzas enemigas. Su situación era tanto más comprometida, cuanto que, por su proximidad a la capital. podían lanzarse ·con .frecuencia destacamentos enemigos pa­ra dominarla o exterminarla".

"Estos mismos habitantes tenían a su cabeza un bravo y activo compatriota suyo, nombrado por Arenales desde la sublevación de 1820, y cuyo nombre, sensiblemente, no se recuerda ahora ( 18). Algunas armas y municiones habían recibido,. por auxilio, del Ejército Libertador; pero supieron proporcionarse algunas otras más por si mismos, arrancándolas de manos del enemigo. Estos elementos, sin embargo, no eran sufi­cientes para armar a toda la población y hacerla invencible; pero conocieron que, en la forma y dispos.ición de su territorio, podían desplegar una ventajosa superioridad, empleando un método defensivo, a la moda de sus antepasados ( 19). Con esta con• fianza, se habían preparado desde que recibieron las circulares y proclamas del gene­ral Arenales (al volver de la segunda expedici<W penetradora) haciendo saber la próxi­ma salida de los realistas de Lima" (20).

(17) La mesa de Junín. (18) Era Juan Evangelista Vivas. ( 19) Contra los Incas. (20) O sea Ja retirada de Canter?c, _primero, y de La Serna después.

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"Toda la población de Yauyos respondtó a este llamamiento, tan de veras, que, cuando, presumido, La Serna penetró por allí, ya estaban retirados los víveres y forrajes ; las casas abandonadas y solitarias; y los caminos, cortados en .todos los puntos es­trechos e indispensables. Las familias, con sus ganados y útiles, habían emigrado a las más retiradas alturas. Toda la gente de pelea ~hasta los muchachos~ dividida en trozos, ocupaba los picos dominantes de los desfiladeros, convirtiéndolos en inex­pugnables castillos. Los que tenían armas de chispa y bla~cas formaban las guerrillas en ·1os bajos, sosteniendo continuos tiroteos y refugiándose a los boquetes later_aies., según les convenía. Así se hizo un br-illante ensayo de lo que llamamos guerra de montonéra".

"El general Arenales sintió una viva complacencia al ver realizadas las esperan~

zas que había concebido de los patdóticos esfuerzos de los yauyos y es justo confe­sar, en honor de ellos que nadie había imaginado que llevarían a tal extremo su de­ciswn y arrojo. Sin limitarse a una inerte defensiva, afligieron de tal modo al eoe­migo. que la muerte y dificultades insuperables le cercaron por todas partes JI a cada instante. El fuego inquietaba los campamentos durante la noche. ' Los que ocupa­ban las eminencias aprovechaban sus ventajas dura nte las marchas del enemigo. ya despeñando grandes piedras (a que llaman galgas). -ya manejando la honda, con Ja· que sostenían otro género de mosqueter ía. Con la honda se arrojan piedras de me­diano porte, según el tanteo de la distancia que hace el mismo tirador; y los perua­nos tienen, generalmente, tanto pulso en este ejercicio, que cazan aves al vuelo con admirable acierto" ...

"Por esta resistencia, La Serna no pudo pa!:ar la cordillera; perdió muchos ofi­ciales y soldados; tuvo que echar al río muchos cañones, pertrechos y equipajes, no pudiendo llevarlos consigo por falta de animales; regresó de/ promedio de la quebrada; y convirtió más abajo, s.obre el puente de Lunahuaná, para tomar el paso de Turpo y Turpay. -. Quiso ir a Jauja por la vía más corta, y d!ó una enorme vuelta para reu-nirse. a Canterac" (21). .

En resumen, " las partidas de guerrillas" ~al producirse las dos campañas pene­tratorias del vencedor de la Florida--:- "fuero,; más numerosas y atrevidas, teniendo ya un cuerpo de apoyo por su espalda. Desde entonces, la guerra de montonera fué recia y simultánea en· todas las quebradas; las partid~s se1íoreaban todos los arra­bales; estendían sus correrías hasta las mismas puertas de la· capital; privaban a esta de todo recurso y comunicación exterior; y se burlaban a menudo de lbs más afa­mados jefes realistas, que emprendían inútiles y desastradas salidas" . .. (22).

Pronto veremos las proyecciones de esta campa?a o guerra de sorpresas y re­cursos, de orden disperso, ofensivo e irregular, que, ante t·odo y sobre todo, dió mar­gen a la ocupación de Lima, sin gran esfuerzo ni acción por parte de San Martín. De ella trataremos. primordialmente en el capítulo intitulado Asedio de la capital; y veremos como nuestros montoneros fueron quienes forzaron a La Serna y a Canterac ~ retirarse camino de la sierra, abandonando, como último y supremo recurso de sal­vación, la posesión de su sede principal al Ejército Libertador del Perú.

(21) Memoria Histórica del general Arenales. pág. 114 a 117. (22) Memorias, cit., pág. 140.

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VIII

Independientemente de los patriotas enrolados en las montoneras de modo estable y permanente, surgieron siempre, al paso de los dominadores, si no con la generalidad y eficacia que se acaban de ver en las guerrillas de Yauyos, las que podríamos lla-­r.iar guerrillas momentáneas u ocasionales; inmovilizables, por decirlo así ; y sólo diri-. gidas al amparo y la defensa del hogar y del terruñ-o, en los instantes supremo~ de irrupción y de peligro. Hemos hablado ya de algunas de ellas, y aún seguiremos enunciándolas en los venideros capítulos. Se han citado, en efecto, no ha mucho, o se citarán en seguida las suscitadas en Yapay, Piños y Carania por Pascual Cairo; las brotadas dondequiera en los partidos de · Cangallo, Vilcashuamán, Lucanas y, l'a­rinacochas, al paso de Ricafort y de Carratalá; y las improvisadas en varias ocasio­nes, sobre· )as fírgidas crestas de) indemente nudo de Paseo, por el abnegado y valeroso Otero. ' Y ya llegará la oportunidad de seguir en sus históricas correrías a los coope­radores de Bermúdez y Aldao, a las partidas del Cholo Fuerte y del afamado clérig0 jaujino fray Bruno Terreros, etc.

IX

No faltaron tampoco individuos aislados que, sin inteligencia ni comunicación c.on las guerrillas organizadas en forma, ni por tanto en concurrencia alguna con los planes de éstas, procediesen por cuenta propia, en unión de unos cuantos amigos .-por pura satisfacción e impulso de indominable patriotismo-- a realizar proezas extraordi­narias e inferir daños de consideración a los realis tas. Era --después de consumados tales rasgos de audacia y atrevimiento-- cuando, para salvar de la persecución que eran blanco, presentábanse los autores de aquellos arranques ante las guerrillas, e 'in-

' corporábanse definitivamente en éstas. Para muestra de tales estallidos. si esporádicos e intermitentes, no por eso menos

favorables para la causa emancipadora, ni menos merecedores de recuerdo y alabanzas, insertamos aqu{ el curioso relato de uno solo --por cierto muy notable y singular-­corriente en las anotaciones de Mariátegui.

Helo aquí.

X

Celebrado, dice, el armisticio entre La Serna y San Martín.- descuidaron los es­paiioles mucho la vigilancia ; y, careciendo de pastos para los caballos, los mandaron a la hacienda denominada Mayorazgo, contigua a Melgarejo, en el valle de Ate. Mayordomo de este último fundo era Inocente Zárate, trujillano, muy atrevido y muy patriota, que se bautizó a sí mismo c.on el nombre de "Gavilán", para que no se le diese otro en las muchas y arriesgadas empresas que acometió, Zárate venía a las inmediaciones de la ciudad, traído correspondencia, retornaba con las contestacio­ues y guiaba a los pasados. Se comprometía, y lo hacía generosamente, no habiendo querid() recibir jamás el menor agasajo de nuestra parte, a pesar de que era de muy poca fortuna. Llegaron los españoles a tener noticia de sus proezas, y dieron orden de traerlo vivo o muerto. Lo supimos los patriotas, se lo avisamos, y Z árate ·se óc~ltó, no habiendo querido ir a incorporarse con los guerrilleros como se lo aconsejamos. Consistia su demora en que combinaba un plan que le -sugirió su patriotismo, que a

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nadie' comuruco, y que realizó con . ¡;urna facilidad. .. Buscó . a ;varios ·' es.cla,yos. '· de,, ,Ja: hacienda de La Molina; .Jos hizo armar como pudo; y ·asaltó al . .sargentov,eSiMñoJ •T \"I. los soldados que cuidaban de la caballería. Los so~prendió dormidos en el potrero; y los hizo amarrar y custodiar por parte de . los suyos, mientras los otros arreaban los caballos y algunas mulas del ejército. Tuvo ·cuidado de que dos amigos suyos, bar­bews, llevasen sus herr6mientas ;¡ afeitasen ~edia cara a)os presos .. , ,Yerific.ada esta operación, contó y fué' a .alcanzar a los que arreaban ·la caballada. . Lle.gó .. con felicl-. dad, .y ·.(entonces sí) se incorporó con los guerrHlero~(. : :: :·«.-. . . ,

"Acaeció esto al tiempo del armisticio; circunstancia que daba derecho .a los. ene­migos para pedir la devolución de los caballos. El general Monet se presentó, pues, a pedirlos, y el jefe c·ontestó lo que era verdad: que ni él, ni ninguno de .los :· de su mando, eran autores de e:;¡'¡;¡ empresa ; que' el paisano Z árate con otros, había venido ,de­.f:.ima -arreando los cabaf!os; y que los habían llevado al i!!terior, y . vendídolos:, .. ,.·c:;on:iq dueños de ellos, o regaladolos, sin tener .en ello dicho jefe la más pequefía .interve.nción. Monet> no podía replicar a esta verídica y terminante contest.acíón, y solicitó . hablar con Zárate, haciéndolo llamar de d~nde estuvkse. No hubo inconveniente en:·. ello: Zárate fué llamado y hablado por el ,general t>nernigo, entablándose un dlál.ogo, cPn:-<

cebido, más o menos, en estos términos: -Se ha traído Ud. la caballada del rey. -..St¡ sd'\or. -¿Y por qué ha cometido Ud. ,este a.tentado? - ¿Y. por · .qué el virrey -me,

mandó prender, y ordenó que me llevasen vivo o muerto? - No. sé, eso, y, es .. tal vez una falsedad. - No señor: es muy cierto, y lo sé -con toda seguri.dad... ¿y._ a. que vino una partida a Melgarejo (23), sino a prenderme? Felizmente yo no estaba. .,,allí, y me lo avisaron; determiné vengarme, y me vengué; .quise servir a la Patria, . y le. traj.e

. caballos y mulas. El señor (señalando al comandante militar de las partidas, Isidoro Villar) no los quiso recibir: por e&o los regalo y los vendo... - Vémfan;ielas · Ud.: yo los compro. - A Ud. jamás: ni por mil pesos cada uno. El genera!fespañol . apa­rentó no querer insistir, ni tratar de 'corromper a quien reputó incorruptible; pero le re-.

' puso: - Yo ofrezco a Ud .. a nombre del rey, hacerlo oficial, y darle una renta, a · más de un obsequio, si devuelve los caballos. - Zárate se mantuvo firme : aseguró que nada quería, y que nada devolvería de lo que- se había traído. Monet tuvo la debi­lidad de preguntar al guerrillero qué le había dado la Patria. Por contestación: Zá­rate, poniendo la mano derecha en la cruz de su sable, dijo: Esta arma . para .. ·defen-. derme, y esta gorra de pellejo, para abrigarme. . . Monet volvió a Lima . desen.gañado; sin . sácar la menor ventaja del paso falso que diera, habiendo convenido en que foeron paisanos los que tomaron, los cabal!os, y no habiendo podido obtener de-·éstos la· menor. ventaja. "- Pregunté a Zárate, cuando lo vi después, por qué había <afeitado inedia cara a los españoles, y riéndose me · contestó: -"En pampas abiertas · como '· las '. que tcriía que· atravesar, . es muy difícil arrear los caballos; porque se dispersa'n y :se· ·pierde tiempo en juntarlos; y yo quería que los soldados que dejaba (24} .tardasen en llevar la ·noticia,, para que (los realistas) se demorasen en salir en mi persecución; 'Y : cada

·.· '}.::: .:.c .. :·', _ · 1.-··· .:1

,(23) Recuérdese, como ya se explicó al enumerar a los patriotas del .. Perú; que Zárate era antiguo mayordomo del fundo mencionado en el texto, · propieda~ ·del tío de Riva-Agüero, marqués de Monte-Alegre de Aulestia. · "·' ·'' · .J \

(24) Porque el pequefío número de ·auxiliares que. ocupó . en la sorpresa '. .no le permitía llevarlos consigo prisioneros . . : , · .•,,.. .. ,,.,,,,,,!,:i ':: . !,

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hora tra para mi. un triunfo. Los medios afeitados buscarían en el pueblo (25) quien. Jos afei~ por entero, y esto era lo que yo quería, como sucedió" (26).

XI

Lo dicho es .suficiente para dejar acreditada la importancia, la oportunidad y la eficiencia de ,la al'ción desenvuelta por los naturales del Perú en pro de su libertad e independencia; actión tánto más apreciable y gloriosa, cuanto más espontánea y vivaz. surgía desde ' la.s capas sociales más humildes, revelando un espíritu superior ·y una opinión tan extensa como arraigada.

Mitre, en ta" relación que hace de ra retirada de La Serna, no puede menos ,que confesar cómo es.as guerrillas, tan menospreciadas y preteridas por la historia, fueron Ja.s que, en las ásperas gargantas andinas, "cerraron el paso al asendereado virrey, Y. lo forzaron a "rdroceder, para seguir el itinerario de Canterac" (27) .

Miller es m~' explícito, como mái: imparcial. Según él. nuestras montoneras; no sólo constituyeron la causa primordial de la desocupación de l,ima, sino que es­tuviuon a punto de finiquitar · la situación. Sólo faltaron,. en su concepto, un pocq de previsión y otro de actividad 'de parte del Protector presunto, para, coadyuvando con el ejtrcito de linea a la l_abor de los guerrilleros, dar en tierrn y hundir en el polvo y la nada a los ,r~alistas. >

Re¡>roduzi;am;os las pálabras del bravo general inglés, tan justas como sinceras. y en que palpitan con su testimoni·o irrecusable, de un lado el altísimo mérito contraí­do .por los patriotas peruanos, y. de otrq, la dejadez, la vacilación y el abandono en que incidiera San Martín.

"No pudiendo el virrey, dice, continuar en la capital. atacado, como se hallaba, por todas parles,.de montoneros que lo privaban de los auxilios y víveres que nece­sitaba, abandonó aquella ciudad el 6 de julio, y los patriotas entraron en ella el 9, en medjo de las aclamaciones de sus habitantes. Una división de realistas a las ór- • dene.s d' Canterac, .tomó el camino de Lunahuaná; y la otra, mandada en persona por el virrey, tQlllÓ el de Yauyos; ambas con dirección a · Jauja. Durante lá retirada de lo.s realistas, la peserción que experimentaron fué tan numems~. que sus generales publicaron bandos previniendo qµe se.ría fusilado todo indiv(duo que se l\allase a cien VMU de distancia· de la dirección de. las columnas; y muchos fueron efectivamente fu~ •ilados. Para awnentar lo crítico· de su situación y las dificultades de que se hallaban r.odeados, los indios se levantaron en favor de los patriotas mientras que los montoneros, pegados siempre a su retaguardia, hacían prisioneros a cuant'Os se separaban del gme­so d~ las colum~. Si el Ejército L ibertador, en vez de tomar canton~s en la disi~ pada ·ciudad de Lima. como lo hizo, hubiese secundado Jos esfuerzos de aquellas band& de patriotas armados, apenas puede dudarse de que se habría terminado la gr;erra en pocas semanas. Así, pues, concluye Miller, por falta de previsión, continuaron des­graciadamente eZ. Perú, su capital y provincias, cayendo alternativamente en manos de los amigos y de Jos enemigos de la libertad" (28).

(25) .(26) {27) ,(28)

De Ate, al O. de Lima. Anotaciones, págs. 67 a 69. Op. (,it .. vol. llJ, ¡>;ágs. P5 y 126. Memorias del generai cit., vol. I, pág.

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sirvá de resguardo. 3• Serán atendidos en sus solicitudes con preferencia, para los destinos y. gracias qué pretendan. . 4• Perderán el derecho a estas gracias los que desrirfen'raiÍ · 'cdh su ·roiiducta el amar a la disciplina · y al orde·n, que hasta aquí han acreditado.! Iinpriináse · y publíquese.-Dado en Lima, a 1<> de octubre de 1821 (2? de ' la lib.b-ta:d '·del Perú)·. ·· San Martín .-B. Monteagudo". ·

; ···;J'i.:'• ·.¡ '

! . ~ , ;,., .~- X ~ ':. . . .. •·.:~, ... XIV "Avanzahdo 'eri ' el · curs.d ·· de ·esta Historia, veremos cómo los montoneros peruanos

no desmintieron jamás esa noble conducta que, por el respetable testimonio del prece­dente üecáio:· habíáh · observado hasta fines de 1821. Relataremos sus desastres, con­stguíentes · a ·la 'de'strucción de 'la división Tristán, fatal iniciación de la serie de' gol• pes 'queT desde 1822 'a 1824, infligieran los españoles a la causa de nuestra independen­cl~:· 'Preseriéiatemos el último y heroico sacrificio de Orrantia, de Velazco, y de Quirós: ·· Seguiremos .' a los · deinas en su brega infatigable por fa Patria. Y sólo pal­paremos, ·constérna·dos; ' bta única excepción: la del uruguayo Navajas, cuando pre: sente' ya · eh el Perú·· el libertador Bolivar y enfermo seriamente en Pativilca (1823); aquel valeroso 'guerñlleró, segundo jefe del regimient.o de caballería Lanceros de · la Guardia, sublevóse con éste en Supe, a sólo dos leguas ·de lá mansión dictatorial; · áprifs'á al 'corónel é'::ar!os' María Ortega, primer comandante del cuerpo, y al gober­nador .•del lugar'· Felipe•; Silva; secunda así la rebelión que en Cañete efectúa el CÓ­

mandarife' Jnán Ezeta con el regimiento Lanceros del Perú y la que en Chancay lleva a ·cabo el gobernador ·del distrito Estanislao Martínez, con el cuatro veces proditorio coronel J. Caparrós - aquél a quien Miller acusara en Lima de deslealtad y cobar­día, a su regreso de Marcapomacocha (32) ; y con todos sus cómplices pronúnciase por los realistas ( 35) ... - Triste remate 'de ·~na carrera gloriosa de cuatro afies, con­sáijfada a 'la· abnegaéióñ . y al patriotismo! ' ~ ~.' .

(32) Caparrós' o Caparrosa -como le llaman otros- español de nacimiento, traicionó primero a sus ·compatriotas, pasándose a los independientes; a quienes· ya servía en la segunda retirada de Canterac (V. la pág .... de está. obra): le hallaremos enfonces córriendo,' en ·desatada · fuga, desde ·· Huamantanga hasta más allá de Macas, ''dos leguas más de lo que Miller le había mandado" (Memorias de este general, t. l. pág. 330). Tras esfa 'acusación de Miller ·y la destitución consiguiente, traicionó a los ' independientes ·y 'se pasó a los realistas. Fué ésta su segunda traición. Debi¿ haber incidido en la tercera contni .. los ·propios realistas, puesto que le hallamos nue­vamenté en las filas patriotas.· . En daño de estos ·últimos encontró oportunidad para una cuarta traición: la de Chanc;ay. Y aún puede . aecirse que incidió en la quinta, ya que, capitulados con La Serna y Canterac en A yacucho, no se fué con sus con·· sortes a España, sino que se quedó a servir en el ejércitO del Perú, hasta que por fin largóse · a Méjico con ' su magno y pesado cuévano de prodiciones. Es probable que este tránsfuga habitual o multirreincidente, hubiese, con La Mar, Gamarra, etc., perpetrado la sexta, sétima, etc., traiciones, teniendo, como tuvo, ancho y proficuo campo para su actividad·'· dorijulianesca en las desapoderadas . anarquía y desorgani­zación protorrepublicanas. V. a Miller, op. et vol. cit., pág. 331.

(33) Datos son éstos, resultantes de tinas declaraciones (de testigos respetables) corrientes ·· en el · expediente de consolidación ·seguido por don José y don Manuel Apa­ricio, sobre indemnización de los daños sufridos, en 1823 y 1824, en las haciendas de su propiedad Laure', Capullón y Esquive!. V. la deposición del coronel don Juan Delgado en "El Peruano" de 1855. núm. 15, de junio.

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Los Representantes Diplomáticos de la República Argentina y .de los E stados Uni­dos c!e Venezuela, patrias de los libertadores San Martín y Bolívar, résidentes en el Perú, son miembros natos de honor.

Articulo 49-La dirección del Instituto está a' cargo de un Comité de quince miem­bros, entre los cuales se elegirá un Presidente, dos Vicepresidentes, un Secr'!tario, un Tesorero y un Bibliotecario. Los demás serán :vocales.

&te Comité asume el manejo de todos los asuntos y la dirección de la marcha· del Instituto, debiendó dar menta de sus actos en .la Memorfa anual.

Artículo S•-En caso de ausencia del . Presidente, _;sumirá. la presidencia un Vice­presidente. Si no estuvieran presentes los Vice-presidentes, podrá sesionarse- bajo la pre­sidencia del miembro de mayór edad,entre los co~curre~tes.

Articulo' 6•-Las elecciones de cargos se realizarán en la primera -quincena de Julio de los años imp_ares, y . el Comité electo entrará ·en funciones el 28 de ese . mes, en la actuación 'Solemne de que trata el articulo 99• -

La duración de los' cargos es de dos años y son reelegibles. Arnculo 7•·-Habi'á Junta General ordinaria una vez al año para los · efectos del

artículo ánterior y para 1a lectura de la~Memoria anual · cel .Presidente y juntas extra~ -. • • ~· .- ""' ... ' :¡;_ ·> . .

ordinarias cuando las solidten más"Cle diez .miembros. • - . Articulo 89-EJ Comité _sesionará una vez <>l mes, en la fecha que Hje el Presi-_

dente. Artículo 99-Habrá una sesión solemne el 28 de Julio de cada año, o, ,si n'.) fue­

ra posible, en la fecha más próxima, en recordación :de la Jura d¡; ··la Independencia del Perú; y ' en otras fechas memorables cada vez que lo acuerde el Comité.

Artículo 109;-La -ele; ciÓ.n del Directorio será hecha por la Junta General por mayoría -de votos. l~ualmente por mayoría de votos se tomarán los acuerdos del Comité. . .

Articulo 1~'1'-:- El quorum para las T'Untas Generales lo compondrá el · tercio del total de los miembros· del fustituto. Si no se alcanzase este número, se citará por se­gunda vez y· se sesionará cqn los que asistan.

Artíc"iilo 129-EI quorum de las sesiones del Comité será de seis de sus miem-bros.

Artícul'o 11_9-En las Juntas Generales, ordinarias o extraordinarias, se harán las designaciones. de miemb~os honorarios y correspondientes.

~ Artic;.ulo 149-,,--El · Instituto publicará una revista y formará una Biblioteca ·y un fichario, <;iebidament~ catalogados.

·Artículo 159;,;-Son rentas del Instituto las cuotas de los miembros, cuyo monto fi ­jará el Comité y los fondos provenientes del importe que se señale para las lnsignia., y Diplomas, subvenciones, donativos y de. actuaciones que se realicen para proveer-se de fondos. .

Artkulo 169-El Instituto tendrá filiales en las ciudades del Perú en que haya ambiente -para ello. ... " ~

Artículo t:i'9-Los miembros del Instituto usarán en las actuaciones oficiales la lñsignia de la Institución, que es Uñ botón de oro o plata de forma oval c~n el busto . de San Martín dentro de una franja con los colores de nuestra bandera.

Artículo 189-El Reglamento del Instituto punfualiz2rá las atribuciones de los· mi~mbros del Comité.

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Artículo 209-El Instituto Sanmartiniano del Perú colaborará con el· de Buern?S · Aires para los fines que les . son comunes.

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