arquitectura 51 - 1922

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Algunas reflexiones sobre la evolución posible de nuestra Arquitectura / Hacia la nueva estética - Las casas de hormigón colado / Trabajos presentados al Primer Congreso Pan-Americano de Arquitectos / Casas consistoriales de Aragón / Petit Hotel / Facultad de arquitectura - proyectos y concursos

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1

1

' . ' .

A~QUitECTURA

Algunas re 1 . ~ ewo U©Bon posñll»R~ de nuesfrrlal Atrqtoifr~~tn.~ra

No admitimos como proporcionada, ni alcanza a im­

presionarnos como bella, una combinación de ·elementos

desconocidos y poco familiares. Todo aquello que nos

obligue a una inspección curiosa, o a u n trabajo de

comprensión más o menos difícil, mata en nosotros el

placer estético. Para él, el espíritu exige u na perfecta

paz intelectual.

He ahí e.l recio escollo de todas .las innovaciones

artísticas, y he ahí también la explicación de muchas

guerras encarnizadas que han debido sostener determi­

nadas tendencias, antes de alcanzar sus triunfos defi-• •

nthvos.

Un cierto n ú m ero de factores con ven cionales, crea·

dos unos por el medio ambiente, universales otros, for·

man la base sobre la cual se asienta toda composición

de arte. Así com o el poeta sufre en su imagina.ción la ti­

ranía del lenguaje que ha de com u nicado con sus se·

mejantes, así también los cultores del arte en Jas otra.s

esferas, se inclinan cada uno an te su lenguaje propio

y peculiar.

Pero - circunstancia curiosa - tampoco lo fami­

liar alcanza a darnos impresión de belleza. Por el con­

trario: l as mismas obras maestras, como no sean ba·s·

tante complejas, sucumben para nosotros, ante la con·

templa.ción constante que las hace vulgares. L o vulgar

es sinónimo de lo feo.

El artista, ligado a los demás h ombres por lo con·

vencional v lo conocido, debe no obstante trasmitir les •

lo n uevo; y en este equilibrio de lo conocido y de lo

de.sconocido, reside en cierto modo, el secreto de la . , , .

emocwn e·stehca.

Lo que una obra presenta a n uestro espíritu d·e la

armonía del u niverso, sin obligarnos a esfuerzo alguno,

s in que vayamos a pedírselo con el razonamiento y con

la ciencia, eso será .lo que ten ga de her mosa para nos·

otros. Claro está : para n o inquietarnos, para no obligar·

nos al razonamiento y al esfuerzo, tendrá que hablar­

nos en nuestro idioma, en e l idioma de n uestrO·S e le­

mentos familiares, o de acuerdo con las formas y los

rasgos dominante·s que nos sean conocidos.

Por eso, de un pueblo a otro puehlo y de un siglo

a otro siglo, el llamado " buen gusto" se muda y las

tendencias artísticas se suceden; y por eso guardan

también dentro de cada r aza y de cada suelo, algo así

como una línea permanente: Por u na parte se busca

lo novedoso, se huye de las repeticiones vulgarizadas,

de las frases hechas; y por otra el arte se afir ma al

suelo que lo cobija, para hablar en idioma inteligible.

Todo criterio absoluto para juz gar el valor del arte, en

tal o cual manifestación regional o histórica, es injus·

tificado y absurdo. P odrán señalarse desde "afuera" de­

f·ectos y cualidades objetivas de una obra de arte deter·

minada. Y para esto mismo, se requiere prudencia. Lo

que se relaciona con el placer estético que esa obra es

capu de sugerir al pueblo y a la época que la crearon,

no se a·lcanza sino desde .. adentro''.

El juicio sobre un arte pretérito o exótico, expresa

más fá cilmente su concordancia con nuestro medio ac·

tu al. que el valor absoluto del arte juzgado; porque,

sin aceptar ninguna filosofía relativista, el arte es para

nosotros "expresión", y com o tal, no puede menos de re•

lacionarse estrechamente con el medio ambiente en que

se produce.

Una gran toleran cia para todas la.s e.scuelas, es la

única consecuen cia lógica que surge de estas conside­

raciones. Pero esta tolerancia, que pued.e y debe tener

el crítico ilustrado, no se encuentra en ·el público a quien

e l arte se dirige' y el público juzga con criterio abso·

luto, y con la intransigen.cia expontánea del corazón, las

manifestaciones artística.s . Así debe de ser según lo que

dej a,mos expresado: el público es •• el medio,, y en él

residen los factores con vencionales, contr·a los cuales no

es posible directam ente luchar.

·¡· • •

** Apliquemos estas consideracion es a nuestro asunto.

Hablo entre arquitectos nacionales: ¿quien es de ellos

el que no se ha planteado alguna vez, si no cien veces,

la pregun ta de cual pueda ser la nuev·a tendencia de

n uestra arquitectura? ¿quien n o ha pensado en elemen·

tos nuevos, en n uevas proporcioQes 1 Las formas lógicas

de los modernos procedimientos con.structivos, los ti·

pos del c:-lima y del continente en estas tierras de aluvión

cosmopolita, las líneas originales que cristalicen los par­

ticulares programas del siglo ¿quién no ha buscado la

realización estética de estos idea.les de nuestro arte?

La renovación está en e l ambiente. Parece que nue.s·

tros medios de expresión estuvieran g'a.stado·s, que la.s

proporcion es canónicas y seculares, nos tuvieran apri­

. sionados y sin movimiento. Una frialdad monótona nos

amenaza con la noche polar ¿Es tan acentuada la ·exis­

ten cia de este hecho? Muchos lo afirman categóricamen•

te, y lo exajeran aun m ás. F rente a ello, los

nacionales-ayudados por el cosmopolitismo

público-buscan fuera de fronteras, y en la,s

• arquttectos

de nuestro

exhumacio-

nes arqueológicas, que y a caracterizaron en Europa al

siglo XIX, esa renovación anhelada. Vemos así .surgir en

n uestro suelo: el chalet normando para adaptarse a las

playr,s; la casa española, destinada a la ciudad y al cam·

po; la villa italiana para realzar el encanto de los aire•

dedores urbanos; y no faltan el tipo ingilés y el tipo nor•

teaniericano de las viviendas.

En este mare magnun de tipos diversos, todo parece

contribuir a que se pierda aún más el carácter de nue.s•

tro arte. P ero no podemos ni debemos ser pesimistas:

para que la renovación se produzc-a, la época de transi­

ción es indispensable. Toda esa variedad que hoy parece

agobiarnos, en riquece n uestro lenguaje artí.stico, y adap­

ta al público a u na amplia tolerancia. Cuando esos ele­

mentos ·Se fundan, que han de fundir·se sin duda, ·el día

en que los arquitectos dejemos a un lado nuestra preten•

sión de eruditos clasificauores de estilos, habremos crea•

do para los artistas del futuro, una tan grande libertad

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de expresión, cual no pudiera crear.sé en ningún .pueblo

de civilización secular.

Estamos ahora ensanchando nuestros horizontes~ y

así como podemos esperar que fundidas en una las di­

versas corrientes de sangre que ·la inmigración ha reu­

nido en América, formen mañ·ana una raza nueva y vi­

gorosa, podemos esperar también que en el arte se pro­

duzca la misma evolución.

Pero si una erudición libresca de parte de los artis­

tas arquitectos, impidiera reunir en un solo lengu.aje, to·

dos los elementos de orígenes distintos, como se aúnan

en el idioma hablado las voces de diver.sas y antagónicas

etimologías, aun no debemos ser pesimistas: porque aun

conservándose el casillero de los estilos, el lenguaje ar•

quitectónico se enriquece: y tal vez los esti.los mismos

sirvan ·mañana, en mayor escala que hoy, para dar ca­

rácter a las obras de arte.

Dejemos a un lado prejuicios y temores: la sabia

dirección de la naturaleza va siempre más allá que la

previsión humana: y aunque nos fuera dado corregir, por

lo que toca a nuestra América, las leye.s univer•sales que . . presiden la evolución de pueblos y civilizaciones, haría-

mos bien de no poner sobre ellas nuestras manos.

* ** Mucho ha progresado en el país la técnica Arqui­

tectónica. ¿Cual es el papel que ha de tocarle a ella en

la evolución artística de la arquitectura?

Ante todo precisemos su significación de la manera

más clara que nos sea posible ¿a qué se reduce la téc­

nica? Ninguna definición de diccionario nos satisface

plenamente. ¿Qué entendemos nosotros por nuestra téc­

nica? Podríamos definirla por •• el .conocimiento de nues·

tro arte''. No la llamamos ciencia, aunque la ciencia tenga

en ella una parte de relativa importancia· Hay dentro de

la técnica arquitectónica, mucho conocimiento que esca·

paría a una clasificación metódica y rígida. Es lo que

podriamos llamar la técnica .... artística". Sus conclusio­

nes rara vez son terminantes, y de _la diversidad de sus

tendencias, surgen las diferentes escuelas de arte.

La buena técnica artística enseña a sentir, por me­

dio del estudio de sus conclusiones: la mala, a pena.s

llena •l a mente de prejuicios y fórmulas vanas: y es

porque la técnica se refiere en muchos de ·Sus puntos, a

eso que hemos llamado .. lenguaje''. a e·so que es con­

vencional y muda·ble. La técnica artística, deduce de las

obras de arte los caracteres que les son comunes y sien­

ta así sus normas para el artista. Claro está: muc.hos de

estos caracteres son universales; muchos son locales o

particulares. Algo se refiere en ellos a lo que es obje­

tivo en la obra de arte: a su armonía con la naturaleza :

"' su .. verosimilitud" por ejemplo: mucho .a •lo que es sim­

ple modo ele expresión : la proporción, la concordancia re·

lativ·a de los elementos, etc.

De más está que digamos cuán indispensable es la

técnica para el artista. No sólo la ciencia progresa y su·

ma sus conocimientos: también lo hace el arte; y lo

que no puede crear el gen~o de un hombre, aislado en

una hora de la civilización, lo realizan los siglos suman­

do una tras otra las obras de los genios.

Tal es el papel de la técnica •• artística"~ y debemos

fe,licitarnos de que en un momento que pod~mos consi­

derar fundamental, eche ella sus raíces ·hondas en

nuestra tierra, para producir mañana frutos dignos de la

herencia artístic a, legada a América por la c ivilización

e uropea.

* ** Pero hemos hablado de la técnica •• artística", y a

penas hemos mencionado la .. científica".

Esta tiene también su papel en el arte, pero indi­

recto. Ella da las formas constructivas y lógicas dentro

d e la economía: su fín principal es de carácter utilitario

y práctico\ caráder del cual no puede casi nunca des­

prenderse la arquitectura.

Ahora bien ¿cómo puede obrar esta técnica sobre

las forma.s artísticas?

Sabido es que no todas las con·strucciones se pre­

sentan al público, como obras de arte para ·ser juzgada·s.

Hay edificios de índole utilitaria que no temen exponer

sus esqueletos descarnados a los ojos del público. Ellos

dan las formas nuevas sin temores de crítica. Pasan

desatendidos. . . pero no deben pa·sar.lo para los arqui­

tectos artistas: cuando esas proporciones extrañas y esos

elementos nuevos, que hoy tal vez sorprenden pero n o

emocionan, hayan penetrado en el lenguaje convencio­

nal de la arquitectura, el arte podrá ir tomando posesión

de ellos par a con ellos expresar belleza.

Si desde un principio la forma constructiva hubiera

aparecido bajo el pretendido dominio del arte, no ha­

bría producido emoción estética: habría sido como un

idioma extraño, de los que solo pueden entenderse, die-• • ctonano en mano.

Las formas artísticas, cuando son realmente reno•

vadoras, no preceden a las constructivas, ni aparecen ·sÍ·

multáneamente con ellas. Los grandes estilos han sur·

gido desnudos, como abandonados por ·el espíritu del arte,

hijos de finalidades uti.litaria·s. Y si mientras no han pe·

netrado en el lenguaje artístico con sus forma•s y sus

comhinaciones elementales, el arte ha debido echar

mano de ellos, los ha cubierto con ropajes "piadosos" dis-. frazando sus formas •• chocantes"·

Esta con•sideración nos conforta, cuando vemos en

nuestra época reproducirse el cuadro ¿No entrarán m a·

ñana por ejemplo, las formas y las propor.ciones carac·

teristicas del cemento armado en las combinaciones ar­

tísticas? ¿no expresará por ellos la arqu~itectura sus

creaciones nuevas 1 Difícil sería negarlo cuando ya es­

tamos viendo los comienzos de esta evolución.

Es preciso ser pues optimi·stas, tener fe en el futuro

de n uestra arquitectura, cuyas orientaciones de mañana

poseen un horizonte despejado: si bien es cierto que la

hora presente es todavía de indecisión y de duda.

H. T. A.

- 18 ~

Page 5: Arquitectura 51 - 1922

i

¡~

HACIA LA NUEVA ESTJÉTICA Las ca~a~ ·cdl~ Ih1ormigón ccoladl())

Las generaciones de hoy, testigos de los primeros

pasos que da la humanidad hacia esa edad nueva que ahora

está naciendo, son, con más o menos consciencia, las

creadoras de la nueva estética y de la nueva forma bella.

Las diversas artes responden a la vida de u n país cada

una con su matiz especial en armonía con el espíritu de

aquél, pero ninguna como la Arquitectura está tan ligada

a la vida colectiva y social, ya que la masa del pueblo, con

sus costumbres, sus necesidades y su cultura, ha de dar

la pauta de las condiciones materiales y morales a que

ha de satisfacer la forma arquitectónica; y así, tan inte­

resante como pudiera ser para el sociólogo el problema

de la humanidad del porvenir, lo es para el arquitecto el

problema, paralelo a aquél. de la arquitectura d el porve­

nir. ¿Cuál será, pues, la forma arquitectónica del maña­

na, y cuál será la estética de la ciudad futura?

Es indudable, por lo que a la estética actual se re­

fiere, que mucho, o todo de lo que hoy se tiene por sen­

cillo y corriente y vulgar, lo sin carácter, lo cotidiano y

lo anónimo, servirá a los arqueólogos venideros como

dato magnífico para definir y caracterizar la obra bella

de nuestra época. Y en cuanto a la estética futura, la

forma arquitectónica será verdadera; como la columna

de cartón en la falsa anécdota de Juan de Herrera, cae­

rán las columnas postizas, las ménsulas de escayola que

cubren viguetas de hierro, los pináculos huecos, los din­

teles kilométricos ... Pero esta evolución hacia la nueva

belleza, será lenta y trabajosa, porque pesa sobre la Ar­

quitectura toda la gloriosa historia de la construcción en

piedr a, pero ella será, y entonces habremos llegado a la

nueva forma verdadera y bella.

Y esta evolución será porque hay , además de la ne­

ce.sidad moral de que se -efectúe, una causa práctica y

decisiva que la determina; esta causa, que es una nece­

sidad perentoria, que ha de depurar la arquitectura, que

ha de renovarla, que ha de embellecerla y que ha de darla

una fisonomía moderna, es la actual crisis de la cons­

trucción, la crisis de la vivienda barata.

El aba en el costo de los materiales, la r·econstruc­

ción de las ciudades arrasadas por la guerra, las nuevas

exigencias de la vida moderna y del hogar moderno,

el encarecimiento general de la vida y la necesidad de

proporciona·r habitación saludable a las cla.ses más humil­

des, plantean hoy el problema del arquitecto en tiempos

bien distintos de aquellos en que se podí-a construir un

Monasterio del Escorial·

El problema de la vivienda barata es, principalmente,

un problema de simplificación de forma, de supresión de

ornamentación y de rapidez en la ejecución; y además,

en é l, no ha de olvidar el arquitecto que su profesión es

un arte cuyo fin primordial es la expr·esión de la belleza;

y así, la necesidad de conseguirla de una manera simple

y sumaria con el empleo acertado de sólo los materiales

necesarios en la construcción, le hará ser modernísimo en

.su concepción. Podemos, pues, afirmar, que el barrio

obrero será la obra arquitectónica del siglo, bien distinta

de otras bien pomposas que no pasan de ser magnas co-

lecciones de restos arqueológicos. Pero el arquitecto mo·

derno no puede ignorar el arte pretérito, sino que, cono­

cedor de toda la tradición arquitectónica y de todas las

bellezas pasadas, ha de depurarlas, con alma de artista.

para crear la síntesis de la línea bella, de la nueva línea

bella, que ha de complacer al espíritu fatigado del obre­

ro durante su estancia en el hogar.

~ <~ ~

Como ejemplos en la fase de evolución hacia la

n ueva forma, son altament-e interesantes los tipos de ca­

sas baratas construídos por el novísimo procedimiento del

hormigón colado.

~/· · .. ..... -. . -. ·-· • . , .-.. ~ ....

.-·-,; . .. .::'. ' -"' o -. ..,. .. :--·-·<"· :· :?.;::•: •. .. . ...

• ... . "

Casa de hormigón colado. Calle de la Mont ]oíe en Saint. Denís. (Francia)

o o

. .

Este método en el arte de construir es debido a los

ingenieros Harms, holandés, y Small, americano, y, en

resumen, consiste: en colar en un molde de fundición una

casa de hor migón, de modo análogo a como se efectuaría

el colado, en ese mismo molde, de una pieza de metal fun·

dido.

Describiremos la operación sumariamente.

Se prepara la cimentación, como para una construc•

ción ordinaria, según las cargas, clase de terreno, etc.; se

construye el suelo de la planta baja, que será una super•

fic ie continua y sobre él se empieza a colocar el molde.

Este molde o matriz está forma.do por un gran nú­

mero de placas de fundición de peso y tamaño maneja•

bles, las cuales, como han de ser colocadas de canto unas

sobre otras, tienen los bordes especialmente reforzados

-lo --

Page 6: Arquitectura 51 - 1922

AR()tJiti:CtURA

y dispuestos para recibir lor pernos que han de unirlas

entre sí. Con las mismas piezas se pueden mold·ear for•

mas diversas según su dispf sición, y así, los moldes se

pueden emplear para el encofrado de distinta-s construc• •

ciones, lo cual es un gran fac tor de economía.

Los primeros elementos del molde se colocan for·

mando una doble hilada de ~lacas, una interior y otra ex·

terior, separadas segím la magnitud de que vaya a ser 1

el grueso del muro y paralel as entre sí; luego se siguen

poniendo filas de plac~s sólo en el molde exterior, y en•

tonces se procede a la colocación de los hierros que van a

constituir la armadura de lo" muros y qu.e están dispues·

tos formando una red de horizontales y verticales bas­

tante separados entre sí; se colocan también los tramos

de las escaleras constituidas por piezas de H. A., cuyos

extremos entran en el moldd, y asimismo se disponen los

tubos de las chimeneas y los marcos de las puertas y

ventanas. Después se coloca la pared interior del enco·

frado, que se mantiene a una distancia constante de la

exterior por medio de unos tacos o clavija..s. De esta ma·

nera queda preparado el m~lde de todos los muros, tra­

viesas, etc., de la planta baja.

El techo está constituido por viga-s de H. A. que se

colocan sobre el molde ya puesto y despué..s se continúa

montando el del piso superidr, de modo análogo a como se

ha indica.do para el bajo.

Las casas proyectadas en este sistema son general·

mente de dos plantas.

La última fila de placaiS colocad·a, tiene una disposi·

ción especial redondeada en su borde para moldear la

sencilla moldura que sirve de cornisa de coron·amiento.

Sobre el encofrado del pisol segundo se colocan las vigas

que han de constituir el piso .de la terraza. 1

Los suelos están forma.dos por losas de hormigón que

se colocan sobre las vigas. ~stas vigas y losas se prefieren

ya manufacturadas para ser puestas en la obra, con ob­

jeto de ahorrar el tiempo que necesitarían para su com·

pleto fraguado, en caso de ser formadas en la colada,

p~esto que no se podría q¡uitar .el encofrado correspon·

diente hasta que el endurecimiento de los suelos les

permitiera soportar su pro~io peso; además, este proce•

dimiento inmovilizaría el mplde por mucho tiempo en una

misma obra, lo que no se puede a.dmitir por razones , .

econom1cas.

Después de montado el m~lde por completo, se vierte

en él, por la parte superior,¡ constantemente por el mismo

punto y de una manera continua, la mezcla especial que

constituye el hormigón, me~:tcla especial ~ue tiene por ob­

jeto asegurar el reparto uniforme de 1~ masa por todos

los puntos del molde, y evitar olas decantaciones que pue·

den ocurrir en el seno del hormigón ,al ser vertido desde

cierta altura. . Y como en el reparto y compresión de la masa no se

emplean pisones y demás procedimientos corrientes, es

preciso que el hormigón tenga una gran fluidez para que,

vertido por un solo punto, presente en cada instante una

superficie libre aproximadamente horizontal. El mortero

se prepara, pues, con una gran cantidad de agua ( 120 a

175 por 100), lo que le da gran fluidez, y ademá.s se le

agregan materia·s coloidales, que aumentan su viscosi·

dad e impiden la decantación.

A los dos o tres días de vertido el hormigón, se quita

el encofrado y se tapan los orific~os que en los muros han

dejado las clavijas que reforzaban las piezas del molde.

Los marcos de la·s puertas y ventanas, así como las

vigas y tubos de chimenea y los tramos de las escaleras,

quedan perfectamente empotrados y sujetos por la dila­

taciól'l del hormigón al fraguar.

Una de las características de este sistema de cons·

trucción es la brevedad como medio de economizar en

la mano de obra, principal elemento que interviene en

la determinación del costo. La casa que apar-ece en la

fotografía adjunta ha sido ejecutada próximamente en

catorce 'días : ocho para colocar e.l molde, uno para la

colada, dos para el fraguado y poco rnás de dos para des­

moldar.

Las viviendas de hormigón colado son de una sobria,

selecta y nueva belleza. Ellas han de satisfacer nuestros

anhelos de verdadera estética, ac·aso porque están conce•

bidas sin preocupación estética. Y son modernas, limitadas

por su silueta acusadora de rectas y planos, y por la

rapidez de su ejecución, llena del vértigo actual que r ige

a nuestra vida intensa; f-ebril ejecución que aparece en

las líneas del edificio en s u carácter especial, en la au­

sencia de retoque·s y enlucidos, y en la carencia de guar•

dapolvos, impostas y salientes; y aparece este carácter,

sin perjudicar al de solidez y estabilidad, cosa natural en

obra de ejecución rápida, pero d·e concepción madura:

madurez en el pensamiento y rapidez en la acción, virtu•

des de nuestra época.

Al quit·ar el molde, aparece la vivienda con su línea

fina y airosa, senciUa y bella. El color ceniciento del hor·

migón la envuelve en una tonalidad suave que apenas

altera el tenue valor obscuro de la cornisa de coronamien•

to; los distintos planos que da la planta, siempre algo •

movida, son en su belleza la variedad, así como la sabia

ponderación de huecos es la armonía de •SU belleza; ar·

monía que, a veces, está subrayada con la disonancia pro·

ducida por la colocación o el tamaño de algún hueco des­

acorde con los demás.

La belleza en la distribución de puertas y ventanas

estriba en que aparecen sencillamente a la fachada como

manif·esta.ción de .la vida del interior, expresada lógica y

cuidadosamente en las plantas, en cuyo estudio reside,

como es sabido, una de las principales fuentes de econo•

mía; y con respecto a su ornamentación, debieran de ha·

berse pintado con colores violentos, mejor que con los

blancos y grises empleados; de esta manera se hubiera

valorado ·el color apagado de los muros de hormigón; pu·

diera haberse emple~do un a:zul ultramar intenso o un

violado fuerte.

Pero. el problema de 1a ornamentación d.e esta vi·

vienda, dejando aparte las consideracione.s económicas, es

sum.amente difícil por causa de la nov.edad de los pro­

cedimientos constructivos. Suprimida la ejecución de la

obra por hiladas horizontales, se haoe difícil el empleo de

impostas y elementos análogos con la base de la línea

horizontal, y la construcción sin solución de continuidad

no hace racional el empleo de salientes en esta clase de

muros; poco, pues, ha de servir la aplicación de la.s formas

de la arquitectura tradicion-al, y aun menos, quizá, la

busca en el natural de elemen.tos utilizables. pues es bien

-20-

Page 7: Arquitectura 51 - 1922

1

r

. .

• ARQUITECTURA

difícil el encontrarlos desempeñando funciones análogas;

acaso la consid.eración sobre las formas estratificadas de

los terrenos sedim•entarios era un camino a seguir, pero

un difícil camino, pues sería labor verdader.amente genial

la de crear, mediante el estudio del natural, formas adap•

tables a lo tan intelectualmente concebido.

Pero aun hay más; entre las muchas soluciones bus­

cadas al problema de la vivienda barata (que bien han

variado desde que se hizo el ensayo de Mulhouse en

1852), hay otra, tan original como 1a descrita, presentada

últimamente en los Estados Unidos: consiste en ejecu•

tar las fachadas sobre los moldes tendidos ·horizontal­

mente sobre el suelo, y, una v.ez fraguado y endurecido

el hormigón, se izan hasta su posición vertical, colocán­

dose de esta manera en la obra; después se colocan las

vigas, suelos, etc., en piezas ya fabricada·s de hormigón

armado. He aquí un nuevo problema de forma y orna-. , mentac10n.

Estas son unas, entre las ideas nuevas, verdadera­

mente revolucionarias, ·en el arte de construir, creadas por

la honda transformación de la vida; eUas no han dado

aún la forma definitiva, pero sí el ambiente nuevo que

vivifica. ¿Qué carácter y qué estética s·erá la del sistema

Traba]os preselllla«fios Pan a. Ame~ricano

constructivo que triunfe en la práctica, adaptándose a

las condiciones que se le pi.den 7 j Qué rara belleza será

la de las ag'rupacion.es de cientos de miles de esas vi·

viendas! ¿Cómo será, pu·es, la ciudad del porvenir 7 Acaso que·

darán las actuales como núcleo de las venideras, como

centro de la administración, los trabajos y los negocios;

quedarán rode.adas d.e las futuras barriadas, con las ha·

hitaciones, 1 as viviendas, las de la nueva estética, llenas

de sencillez, de verdad y de belleza. Entonces apar.ecerán

lo·s edificios de hoy con sus moldura-s y sus cresterías,

con sus esculturas y sus ornamentos, con la misma ex·

trañeza y la complicación que aparecen los antiguos tem­

plos indios en medio de la Horesta virgen; sólo que esta •

floresta se.r·á de chimen·eas, de cables y de anuncios, esos

elementos que caracterizan tan típicamente la fisonomía

de las ciudades fabriles, ya con sus líneas duras, ya con

sus colores violentos. ¡Bello e intenso mañana! Entonces,

acaso parezcan dulces cuadros a lo Fra Angélico las lo­

curas de Marinetti.

Enrique Colás H ontan. .. Arquitectura .. - Madrid.

P1rim~r CCoRlgreso Arquñt~~ios

Estudio de una prá~tica consttru(Ctiva ~ccon~mñcco- sanñlawia adaptabi~ 2 las nuevas impl2llllaccñon~s, ttransfowmacñone$ y ensanches edilicaos

La construcción de una ciudad, así como la amplia­

ción de toda otra existente, es la solución de un complejo

y grave problema sanitario que precede a toda preocupa­

ción d·e índole estética, sin que esta prioridad signifique

que tal preocupación no sea atendible, sino que asume su

alto y verdadero valor una vez resuelta la cuestión sani­

taria, base fundamental de toda implantación edilicia.

D e nada, en absoluto, valdrá la belleza de una ciu­

dad si ésta no es salubre y poco vulnerable a los ·agentes

morbosos que constantemente se ciernen sobre la vida.

La población más hermosa del orbe será esquivada

con horror si es malsana, y nadie vacilará un solo minuto

en la alternativa de optar entre ella y otra, árida y vulgar,

pero privilegiada en sanidad. El único índice de incon­

trastable valor que mide el grado de excelencia de una

localidad cualquiera, es su índice de mortalidad.

Esta verdad indiscutible evidencia que es absurdo

emproender grandes obras de embel·lecimiento o ensan­

che urbano sin antes tener rigurosamente plane ado el

sistema topográfico-sanitario a que deben subordinarse

dichas obras-entendiendo por sistema sanitario todo el

conj unto de menesteres :-redes de toda índole, pavimen­

tos, locomoción, centros culturales y de distracción, etc.

que contribuyan al confort completo d e la existencia, o

sea a la sanidad en su más ámplia expresión.

Para la finalidad a que nos proponemos arribar por

el presente estudio, vamos, en forma breve y resumida,

a entrar de lleno al análisis de un caso concreto al que

por analogía se podrán referir los demás que se hallen en

condiciones semejantes.

Nos referiremos a Montevideo, ciudad de tipo cua­

dricular, enteramente constituida por cuadrados y fraccio­

nes de esa figura dispuestos en dameros de grande ex­

tensión que solo se diferencian entre sí por variación de

rumbo de calles, y nó por otra cosa.

Montevideo es, quizá, la ciudad de manzanas más

pequeñas; miden éstas 85 mts. de lado, habiéndolas a

profusión, menores, pero raramente más grand·es.

Esta exigüedad fué originada, más que por otra cau­

sa, por una forzada razón de proporción a que se sometió

el fundador ante la estrechez de ·la lengua de tierra en

que h ubo de delinear la ciudad primitiva, que en la época

de su fundación no medía más de 700 metros de ancho

útil. Dicho fundador dividió, pues, el terreno, en fraccio­

nes en armonía con su reducida dimensión.

Los municipios nacionales que sucedieron a los ca•

bi:ldos hispanos, no obstante no tener para la extensión

extramuros de la ciudad, que atender a la mi.sma razón que

se impuso al conquistador, puesto que a partir ·d.e.l recinto

de la Ciudadela el terreno se ensanchaba ampliamente ha­

cia todo rumbo, han continuado hasta el día usando las

mismas prácticas de urbanización y el mismo módulo de

subdivisión de la tierra delineado por los españoles.

La división del suelo en parcelas diminutas, si tuvo

conveniencia para la aldehuela esencialmente militar,

que por imperiosos fines políticos fundara España en

-21-

Page 8: Arquitectura 51 - 1922

ARQUITECTURA •

herra charrúa, no la tuvo igual para la comuna patria, a

cupo la misión de extender la ciudad hasta su lí-• quten

mite actual.

El desmenuzamiento del suelo de la urbe en cuadras

cortas, ha originado un exorbitante número de calles que

no han desempeñado otra misión que -la de extender ex­

traordinariamente la ciudad con las consiguientes gr aves

desventajas que toda extensión con poca densidad de po­

blación aporta a todo centro urbano: imposibilidad de do­

tarlo d·e redes sanitarias, lu z, aguas, pavimentos, loco­

moción, etc., en toda s u planta.

Tomando un promedio, podríamos decir que Monte­

video, cada 500 m e tros lineales, tiene 100 de calle, y que

cada manzana enfrenta a u na superficie de vía pública

casi igual a s u área, sin que esta prerrogativa hay a in­

fluido mayormente en su sanidad.

No es, como sabemos, ni el núme ro de calles, ni la

amplitud de éstas la que asegura en absoluto la sanidad

de una población.

Una población ser á sana cuando sus casas lo sean, y

éstas, a su vez lo serán, cuando sean susceptibles de ser

envueltas y penetradas profundamente por el air e y la

luz, elementos prjmordiales de la higiene natur al. Monte­

video, a pesar de tener, sin inclu ir plazas y parques, más

de la tercera parte de su suelo destinado a calles, no

concede mayormente a sus viviendas la facultad salubr e

antedicha.

Nuestras manzanas, pequeñas por orígen, y en m u­

chas partes más empequeñecidas por leyes de retiro de •

frente para ensanches de calles, obligan a ,}a casa a api-

ñarse hacia el centro de dichas manzanas y a comprimirse

n > r ~ m

'

~J 1 '.AL L:El ::.,

Fig. l - Subdivisión de una manzana en blocks aislados, y disposición de área central libre y pasages de comuni­

cación con las calles adyacentes

en sus fondos precisamente donde por la índole d e s u s

dependencias es más reclamado el desahogo.

El núcleo de toda manzana está, en general, consti­

tuído por d e pendencias d e s e rvicio, casi siempre, a causa

de la estrechez extrema de.I solar tipo de Montevideo ; en

inferiores condiciones de areación e iluminación. Es este

núdeo un conju nto de fondos yuxtapuestos y apiñados, que

en general no recibe de los elementos naturales de vida

la cantidad ni la calidad que la sanidad domé stica re­

clama, y , por lo tanto, un permanente foco de insidias a

la salu d de su habitador.

De la anulación del s usodicho núcleo ponzoñoso va­

mos a ocuparnos en lo qu e sigue del presente estudio,

puesto que, de dicha anulación hacemos depender la sa­

nidad de la vivienda y, por extensión, .la de la ciudad en

general.

La habilitación sanitaria del centro de toda m a nzana

podrá obtenerse facilmente si nos valemos del siste ma

Fig. 2 - Subdivisión en blocks paralelos y disposición de sus desagües

conocido del área central libre inter puesta a los fondos

de todos los edificios de aqu ella en forma que abarque e l

mayor número d e éstos.

Pero, para que tal pr ác tica sea r e alizable, es m enes­

t er que las manzanas sean mayores que las qu e actu al ­

mente constituyet:t la ciudad, en las euales la m e jora a pun­

tada es difícilmente realizable a ca usa de s u pequeñez,

no obstante, en ciertos casos también podría t e ner lu gar

mediante una ley de r e tiro de fondo análoga a la dic­

tada para retiro de fre nte en los caso s de en s anch e de

calles.

Pero, donde la inno vación asumirá todo s u v alor e

importancia, será en u n amanzamiento n uevo . Para f ij a r

ideas y evitar descripciones, r epre sentaremos graficam en­

te e l procedimiento de qu e nos valdr íamos para llegar a

la habilitación sanitar ia antedicha.

La Fig. 1 de por sí, y sin requerir explicaciones, nos

indica que el resultado de la operación efectu ada sob re

una frac ción de suelo para el fin propuesto , es la obten­

ción de u n cuerpo de blocks edificables q ue en s u con­

junto constituirán la n ueva manzana con la perfección in­

troducida.

El esquema ofrece una combinación de blocks en

cuadro, pero éstos, como lo muestra la Fig. 2, pueden

disponerse en cualqu ie r otr a forma, y a par alelamente,

para aplicaciones de casas-jardín acopladas, en gr u pos de

cuatro, o aisladas si se qu iere , y a distr ibuyéndose en plan­

ta irregular o mixta.

A primera vista par e cerá que el terreno destinado a

áreas libres y pasaj es trae r á como consecuen cia una

grande pérdida de terreno que extenderá u n poblado más

de lo qu e lo haría u n amanzamiento común. Sin emb argo

no es así, porque el terreno tomado para uso común será,

en gran parte, compensado por la reducción de calles a

- 22-

-

Page 9: Arquitectura 51 - 1922

1 1 1 • l 1

1 1

,

·'

ARQUITECTURA

que d~ Jugar la ampliación de la manzana modificada.

Por otra parte, si consideramos que los solares de ésta,

por su doble exposición al cielo, serán suceptibles de ma­

yor aprovechamiento por supresión de patios, elevación,

etc., tendremos, como resultado de la mejor·a, una equi-

librada compensación de suelo edificado, entre las man­

zanas macizas y .las internamente abiertas. La ciudad,

en vez de extenderse, apiñada, se concentrará, diluída, y

en privilegiadas condiciones de sanidad. comodidad y

belleza.

Sabemos que hoy, higienicamente hablando, es impo-

V&/AW~~ A C:AL S

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Fig. 3-Disposición de los desagües de una manzana. A. Colector maestro. B. Id e m secundarios. CCC. Tubos domiciliarios. D. Sumideros de call-e. E. Area central

lihe. F. Block!S edificables

sible utilizar los subsuelos de nuestras casas en más de

una tercera parte de su piso. La doble exposición habili­

tará en toda su amplitud no solo esa importante depen·

dencia sino que también m ejorará, de mucho, los pisos

bajos comerciales, generalmente mal aereados y m uchas

veces iluminados artificialmente en las horas más bri­

llantes del día, práctica ésta rechazada por la higiene,

aún ola más anticuada.

F uera de la ventaja particular del mejor aprovecha­

miento del terreno a que la doble vista dá lugar, otras

innumerables derivarán de la disposición propuesta. L a

plazuela central proporcionará a la vivienda adyacente u n

aparente lugar de estadía, que puede ser jardinado y

hasta contener aparatos gimnásticos, donde los párvulos

de la vecindad podrán distraerse lejos de la calle y a la

vista de .los suyos; y en los barrios populosos facilitará

los servicios generales de la casa, concediendo a su cuer·

po más Íntimo la independencia que hoy no tiene, La

estrechez d e nuestros solares no admite puerta de ser·

vicio. Todos los menesteres domésticos, aún los menos

propios, deben hacerse por la ú nica puerta de la casa a

través de vestíbulos, galerías, escaleras de honor, etc .•

con menoscabo de su propiedad e independencia. Per o la

mayor y más trascendental ventaja de la di·sposición en

estudio es de índole eminentemente urbano-sanitaria y , .

econonüca.

Nuestra ciudad está integralmente minada por una

tupida red cloaca-!; decenas de millares de v·eces perfo-

rada por los conductos de cada casa. Es conocida la im­

posibilidad de una obturación perfecta en todo tubo a ba­

se cementicia, a causa de los inevitables asientos de te·

rreno y descuidos constructivos , aún insignificantes, y

por ·lo tanto son inevitables las filtraciones y emanacio­

nes a que tales imperfecciones dan lugar. El dorso de to·

do colector es u na criba irrigadora de gases perniciosos

del suelo de la calzada en toda la extensión de la ciudad.

Las tuberías doJ'lliciliarias están en el mismo caso. Y en

con junto las vías de la ciudad no son sino una tranu. de

fuentes emanadoras de gases y filtraciones temibles, que

después de atravesar la capa de suelo que l as o~vlta,

trascienden al ambiente y se distribuyen librement~ ror

la ciudad.

Agreguemos a esto que la m u ltiplicación al infinito

de las perforaciones y su dificultad de obturarlas her·

meticamente favorece la difusión de las temibles ratas,

y tendremos definida la condic ión higiénica del sistema

que hoy por hoy desagua la ciudad.

Los graves inconvenientes que acabamos de descri­

bir pueden reducirse al mínimun adaptando, al aman:t a•

miento que analizamos, el dispositivo de desagüe que en·

señan las F ig. 3 y 4. V.emos por esas figuras que el

sistema consiste en sacar las tuberías domiciliarias por

el fondo de la casa y conectarlas a un conducto, el . cual,

después de recoger todos los desagües de la manzana y

calles, los arroja a su vez al colector maestro por comu·

nicaciones m uy distanciadas u na d e otra y que correspon·

den a una por cuadra. En esta forma la criba al colector

maestro n o ha lugar por l a desaparición de los conductos

transversales domiciliarios que, atraviesan las calles, las

que, también, se verán libres de levantamientos de su5

calzadas, costosos y obstruyentes.

El saneamiento de vialidad por retiro de tuberías de

calle e inte gridad casi total de colectores maestros m ul-

Fig. 4- Disposición del sistema de saneamiento interno y de vialidad

tiplica su eficacia salubre por reducción extraordinaria

de desarrollo lin eal d e tubería pública. La Fig. 4 muestra

que para el desagote de un sistema edilicio de la forma

e studiada, basta disponer un colector cada dos cuadras,

y en la mayoría de los casos en u n solo sentido. puesto

que las manzanas o blocks se empalmarían a dicho co•

lector dos a dos por interm edio de los conductos secun·

dar ios de calibre reducido y solo cubiertos por la tierra

de la plazuela interna para su más cómoda inspección.

- 23 -

Page 10: Arquitectura 51 - 1922

-

ARQUITECTURA

De lo visto se desprende que la disposic ión que de·

jamos estudiada reduce su desarróllo métrico lineal a

menos de la mitad de lo que lo haría el sistema com ún

actualmente en uso. La econ omía derivada de esta reduc­

ción es tan grande com o. evidente.

Fuera de las ya expuestas, otras mil ventajas eco­

n ómicas, estéticas y de com odidad que las c ircunstancias

del momento obligándonos a ser breves no n os permiten

describir, proporcionará a la casa y a su suma, la ciudad,

el sistema que en sus grandes líneas acabamos de exa·

minar en la ligera y resumida reseña que terminamos aquí.

Montevideo 1920.

Silvio Geranio,

Arquitecto.

&1

CCASAS CCONSISTORiAlLES DE ARAGON ( N ofr2~ de <e~CCM1r~n(())Imnst2)

(ComHch.BSB6n)

Bastantes c asas ten ían capilla en donde el Con·

sejo oía misa los días señalados, y la del Espíritu

S anto antes de la elección de oficiales, entre los nobles

y los c iudadanos previamente insaculados en las bolsas

de los respectivos cargos; verbigracia, en Huesca, Jaca,

Barbastro y Tara zona. T úvola también Z aragoza, cuya

casa ha sido demolida. Asímismo había un_ departamento

para las marcas o contrastes que el Concejo ponía en las

piezas de plata que se labraban, bien fuera la llamada de

Otros servicios m u nicipales se alojaban en departa­

m entos separados; verbigracia, en H uesca el peso público

y el almudí o granero. Algu no era hospitalizado en edifi­

cio monástico, com o la leprosería en el hospital de los

frailes de San Lázaro, desde el siglo XII (3) . La Casa Consistorial difería, como digo, tan poco de

u na mansión señorial, que a menudo pudo ser- aquélla

instalada en u na noble particular adquirida por el Con·

cejo; tal es el caso de Graus, Alquézar, Valderrobres , etc.

Alcañíz - Casa Consistorial

ley, bien la de reales, bien la acendrada. Para ello, el Con­

cejo designaba u n ciudadano, con la denom inación de

marcador de la plata (1). En otro aposento estaba el archivo; en otro, con

puerta independiente, la pr isión, con sus cadenas, sus ar·

gollas de garganta y de pies, las esposas, los grillos y los

candados (2). En otro, el depósito para las medidas·

patrones, la sala de la Contaduría, o sea la de los conta·

dores o jueces de los ] urados, etc.

( 1) A/lltll t cs eitado~. púg. :! , . (2) A}Juntes citado::;, pág. 50.

Pero lo corriente era que el edificio fuese fabricado

ad h oc.

La planta y distribución son m uy simples:. aquélla,

rectan gular; el piso bajo suele aparecer dividido por unos

como arcos formeros, a los que corresponden otros enci­

m a, que constituyen el antepecho de la exornada galería

de la luna, o caja de la escalera. Ej emplo: Huesc~ y ] a ca.

En este caso la puerta de ingreso se abre en el muro de

fachada, no sucediendo así cuando hay porche o atrio.

< ::) Yéa~ ... · nu~::;tra 1nonu,;;rafí<t "1-!·ue~<:a en el si¡;lo Xll" ( H uc~­ca, 1921) pftg. :!4,

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Page 11: Arquitectura 51 - 1922

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ARQUITECTURA

Este vestíbulo raras veces tiene bóveda. Por lo ge·

neral, techumbre corriente. El de Huesca ostenta un be­

llo artesonado, y entre las zapatas corre el mote Urbs

victrix Osea, que llevan sus monedas autónomas romanas.

Los arcos van exornados a lo renaciente, y presentan en

sus enjutas, en medallón, el prudente ·aviso: Quien quiera

Loa vre (Huesca ) - Casa Consistorial

administrar justicia, cierre los ojos al odio y a la ami­

cicia. 1578.

Del vestíbulo parte la escalera que conduce a la sa·

la de sesiones, que en Huesca ·aparece exornada con me·

dallones que presentan bustos de guerre ros, de Felipe Il

y su esposa (?), angelotes, etc., y en el cupulín del re·

mate de la caja (ya del siglo XVIII), los escudos de

Huesca (el antiguo de las torres y la muesca) y del Rei·

no. Todo en labor de estuco o yeso endurecido.

Esta escalera e$ análoga a las de las casas nobles

suntuosas (Maestranza, Argillo, Luna, Gurrea, en Zara•

goza; Climen t, Montearagón, en Huesca etc.) con la sola

diferencia de que en éstas la•luna o patio, sobre cuatro co·

lumnas, es central y las dependencias e·stán en torno de

él ( tradició~ greco romana), comenzando la escalera en

uno de los frentes, y en la Casa Consistorial esta luna

y escalera aparecen a un lado.

La parte esencial de la Casa Consistorial, como de

las nobiliarias, es la gran sala alta, la sala de las reunio·

nes, que equivale al salón de honor, o de recibir, con su ·

estrado , de las casas solariegas. En ella se tenían las

reun iones concejiles, las recepciones, etc. Gravita sobre el

vestíbulo y tiene acceso por 1a amplia escalera que co•

mienza en aquél. Del mismo modo que la sala de recibir

de u n a casa señorial se alza sobre la baj a o vestíbulo, con

saletas o piezas reducidas adyacentes, o sobre una tienda

en las casas modestas, el salón de sesione·s en las Con ..

sistoriales está sobre el vestíbulo, con paso a pequeñas

dependen cias (Huesca, Jaca, Barbastro, T·arazona, Alea•

,•ñi:z, etc.), o sobre el atrio o lonja de pública contratación

(Bielsa, Graus, Sena, Alcolea, Monzón, Loarre, Valderro·

bres, etc.), en el que está la puer ta de ·acceso a la escalera.

La g'ran sala se ilumina con amplias ventanas ( algu­

nas convertidas más tarde en balcones), bellamente exor•

nadas al exterior, según el gusto renacentista. Esta sala

s9lía tener una monumental chimenea. La techumbre, con

artesonado de madera en las suntuosas {Huesca-actual

sala de vistas de la Audiencia-,] aca, Barbastro ).

En cuanto a las fachadas, las Casas Consistoriales

rural es la tienen sencilla y sin adornos; las ventanas ras·

gan el liso muro, y el remate es la galería corrida con

pequeños arcos, destinada a desvanes, a estilo de las ca•

sas particulares ( 4) y alero voladizo. Algunos d·e estos

cuerpos de galería son evidentemente añadidos en el

siglo XVIII; pero es el caso que la mayoría de las Casas

C onsistoriales que citamos lo presentan. No lo tienen

Jaca, Bielsa y T arazona. En estas dos hacen aquel oficio

una segunda serie de ventanas, y debió tenerlas también

Jaca. En esta última, recientemente ha sido substituido

e l r emate que se ve en la fotografía por otro pesado y

antiestético, que es un latente atentado al Arte.

La de Huesca tiene una bellísima galería. El rafe

o alero va sustentado por nueve columnas que se apoyan

e n un antepecho corrido. El alero es de primorosa talla

en madera, a estilo de los que tanto abundan en Arag'Ón

(5), y presenta canetes, cordon•es, piñ·as, etc., produciendo

gracioso, pero majestuoso efecto. Esta galería la protegen

en sus lados dos torres cuadradas. En 1611, cuando se

Bielsa (Huesca ) - Casa Consistorial

construyó, opinaron unos que se hiciese con arquería,

otros con columnas, como asi fué.

El 26 de Abril de 1577 se firmó el contrato entre el

( 4) \"~ase nuestro c:-;tu<lio "La (·asa a ltoaragonesa.·· ( Madrid 1919).

( 5) Son excelentt-s ejemplos, en Za ragoza. en las casas <le la Maestranza, Colegios de Ran Felipe y Politécn ico, A udiencia . Casino principal, casa el e Morlares, etc., qu'e ademl\s con tienen esplénd idos a rtesonados en el int'erior, con r ica talla y policromfa, cuya tradic ión mudéjar es •bien patente en las techumbres de la ca,tedral d-e Teruel. Ralas capitular y priora! de Sljena (siglos XIV ~· XY ) . La Seo y L a A ljafer1a de Zaragoza, palacio t'Piscopal de Huesca (~iglo XV). c te. Hay, ~Ldemás, hermosos a leros, en la casa d·c los Argensolas. de Barbastro; en la de Lafar.ga e n Sar ii'íena e n la de Climente, de H uescas ; en Ta razona, en Daroca y en o'tros mucl1os lugare.s de Aragón. (Véase Ale1·os y t echttmbt·es de Zara­go~a. en A-rte Ant.gonés, tomo l, número 3, marzo de 1913 ).

~ 25 -

Page 12: Arquitectura 51 - 1922

'

>

ARQUITECTURA

Concejo y el maestro Miguel de Allué para edificar esta

Casa Consistorial. Por eso en los medallone·s del vestíbu­

lo aparece la fecha de 1578. En 8 de Febrero de 1610, como quiera que la fachada se hallaba en pésimo estado,

acordó el Concejo levantarla de nuevo.

Hizo los planos Domingo Zapata y Abadía, arquitec·

to de Zaragoza, y se encargó de la dirección de los tra·

bajos su hermano Hernando Abadía, de Huesca, en 26 de Abril del mismo año.

En 29 de Julio de 1611 se acordó consultar con maes·

tros y oficiales peritos si el mirador estaría seguro con

columnas, como marcaba la traza; y en caso afirmativo,

que se hiciera así, y no con arcos, como algunos pretendían.

En Agosto de este año se comenzó a trahaj ar. Desde

Abril de 1612 fué direc tor de las obras el citado Zapata,

por e nfermedad de Abadía, hasta su conclusión. En No­

viembre de este año se terminó, reconociéndola los maes·

del centro se tapó en el siglo XVIII para colocar u n es·

cudo de armas y un rótulo más tarde. Remata en galería

de arcatura y rafe de madera labrada. Formando ángulo

hay un cuerpo, de fecha anterior (siglo XV), destinado a

otras dependencias municipales y a prisión del partido.

Tiene tres esbeltísimos arcos ojivales en su atrio, y u na

galería de arcos de remate añadida en el siglo XVIII.

Aunque torpemente reformada hacia el año 1863, es

muy interesante el exorno de la fachada de Tarazona, obra

del siglo XVI. Sobre la puerta, y a lo largo de aquélla,

vense dos enormes estatuas casi exentas, de T úbal y

Hércules, arrimados a un árbol (7). Faltan dos más, des·

truídas. En cima corre un precioso friso casi de alto re•

lieve, representando la entrada de Carlos V en Bolonia,

con mu ltitud de figuras de próceres y caballeros, com o

de un pie y medio de altura, obra del mejor tiempo de

n u estras Artes.

La Fresneda (Teruel ) - Casa Consistorial

tros Antonio M e ndizábal, por el Concejo, y Marcos Ma­

ñaria, de Zaragoza, por Zapata (6).

Las ventanas primitivas ostentan sus rejas de época;

y aunque se han abierto otras posteriormente, todavía

conserva la fachada una austeridad, una auritmia y u n

carácter tales, que hacen de esta Casa Consistorial la

mejor y m ás típica de Aragón y de su arquitectura muni­

cipal. No hay en ella escultura ni aplicación ninguna (por

eso su misma severidad la hace agradable). En cambio,

otras fachadas ostentan abundante exorno. La de Alca·

ñiz pertenece al siglo XVII. Es de gusto serio, neoclásico,

con puerta de medio punto flanqueada de columnas y tres

grandes ventanas encima, con frontón y antepech o. La

(ti 1 1•:1 N li ficio que ha.,· al laclo e~ el antig·u1J Col~,g-io Imperial . '· :\Ja~· or· de Santiago, agTegado a la {lni\'PJ'Siclad. fundado por D . B e­r·eng-uer de ::ian YicPnt~. cat ecl r átiC'o el~ aquel cC'ntro, y e l emperador <:arios Y. en 1534. L~L arqui tectunt d e !':U fachada gwncla simetría <'On la del Anmtamiento: e n efecto. :,;e llizo con <'st a mi·ra a l mis­mo tiempo. eRto e~. tle.sde No,·iembre del año 1610. El arquitecto fué el citado .Mentlizábal.

• •• • -- -··-

La de Sos es del siglo XVII, con puerta del gusto • re1nante.

La de Jaca lleva fecha de 1544 en el zócalo de las

columnas que protegen la portada. A los lados, dos ven·

tanas con salientes rejas de é poca. Correspondiendo al

piso noble, ventanas con remate en frontón esculturado

{cabezas y jarrones). El tono negruzco de esta fachada

la comunica gravedad y robustez, en medio de los pla te­

rescos adornos.

La de Bielsa presenta en su flanco, como se ha dicho,

u n tambor aspiller :-.do, qu e le da u na silueta pintoresca de

casa fuerte. En m edio de la rudeza constructiva del país

y de la sobriedad del paisaje pirenaico, llama la atención

el exorno fastuoso de su ventana central, del más puro

siglo XVI, y el molduraje de las ventanas del último piso .

( i 1 .-\ht<lien(lo a la in ~tr ipl'ión que rodea el ~·~<:udo <le la eiu­tlau: 1'ubul Japhet lllt: funclCtrit: H crculcs 111c ,·ecclifi-cco: it.

- 26-

'

Page 13: Arquitectura 51 - 1922

ARQUITECTURA

Carece de galería: y la tech umbre de lajas de pizarra. en

gran declive, le da u n aspecto asaz original. En la base. ,

arquena. En la provincia de T eruel, además de la de Alcañ iz,

son muy interesantes las Casas Consistoriales de La

Fresneda y Valderrobres. La primera, antigua Lonja. pa·

rece un edificio de fin del siglo XV o principios del XVI.

aunque con adiciones posteriores (los adornos platerescos

Jaca (Huesca)- Casa Consistorial

de las ventanas-b alcon es y la galer ía alta de arquillos.

d e l siglo XVII). Tien e amplio portal de arco de medio

pu n to rebajado y dos ven tanas con rej as e n el hastial de

fac hada pr incipal. En la lateral, tres arcos sustentantes, y

en cima, tres ventanas maineladas. Remate de gal ería y

rafe o alero voladizo.

La de Valderrobres es pr eciosa por el vigor de sus

líneas y su elegancia. Sobre grandes soportales, que le

dan mucho carácter, se yergue el piso noble. prev1a do­

ble imposta corrida. con ventanas (luego balcones) con

sobrio exorno de frontón a lo romano. Encima, otra im·

posta, galería de arcos, friso decorado y gran alero de ma·

dera con canetes y metopas labrados. Es obra del siglo

XVI.

El material empleado en estas Casas Ayuntamientos

es la piedra arenisca o caliza, el ladrillo y ambos com•

binados.

D e piedra ~illería, en su totalidad. son las de Bielsa

(con tejados muy agudos a causa de la abundancia de

nieves en aquella comarca pirenaica). Jaca, Tarazona.

Sos. Alcañiz. La F resneda y Valderrobres. De ladrillo.

Barbastro, L oarre, Monzón, Alcolea y. por lo general, las

de pueblos de poca importancia. Por excepción, es toda

de ladr illo la de Huesca, y admira el efecto grandioso que

e l alarife consiguió con solo este material. s'in combinarlo

siquiera en lacerías y dibujos a lo mudéjar. antes bien,

dando superficies lisas. solamente divididas por impostas

sencillas.

La piedra y el ladrillo vense asociados en Graus y en

Sena : aquélla en el cuerpo del edificio éste en la galería

de remate. Esta alianza, tan corriente en la~ Casas Con•

sistoriales de los P.aíses Bajos, Dinamarca y Suecia (8).

produce bonito efecto.

Arte castizo y vigoroso, con la robustez y el contraste

del carácter y del terreno. es el de estas Casas Consisto·

r iales aragonesas, m uy homogéneas en su traza. Si al •

influjo italiano deben elementos como la mirándola o ga·

lería y el exorno. que adquiere aquí un tinte de sobriedad.

bien propio y tradicional es el rafe o alero que las termina.

de origen mahometano español: la distribución, aunque

las dependencias sean, como es lógico, las mismas que en

todas partes. pues com ú n en la esencia es el origen de

los Municipios y su formación: y esa noble arrogancia

que, sin alardes de torres. cupulines. flechas. remates en

frontones dentellados, ventanas rasgadas muy próximas

y puertas varias a lo francés, Aragón dió a sus· edificios

concej iles, que forman un grupo definido y calificado en

el cuadro gen érico español de la edad moderna.

Ricardo del Arco. 1 >ele!-:"a•!o r egio (le Bellas Artes -- Madriñ.

CS) 1'. r;;nJnrt. ff ótcl.~ de villc ct bef/?·oi8 . .Yunt tic la Frau r.:e. Jiu yen .;t _r¡c ct Rcnaissance (·París, Laurens. 1 919), pá;.:s. r, a 21).

- 27-

Page 14: Arquitectura 51 - 1922

ARQUITECTURA

IP'ETIT HOTEL

A~rquite<elo Armando Ac:osta y Lara

• •

Fachada

' ····~-~'-&~~J~ . . ·: - -,~--· {,.:. ... . .,_.,

,., . ,_ ... -

La fa chada y plantas que publicamos hoy, pertene·

cen al petit hotel situado en la calle W ashin gton en tre

Colón y Pérez. Castelln o.

Fu é construido en un terreno ocupado hasta ahora

por u na vieja casa colon ial, siguiendo la tenden cia ya

marcada de tran sformar las calles del viejo M on tevideo,

con la construcción d e edificios que cambiarán su an­

tiguo aspec to, const i tuyéndose así u n barrio eminente-. , . mente anstocrahco .

El edificio cons ta de u n pasaje subterráneo par a

e n t r ada de servicio, planta baja ocupada por los locales

de recepción y servic ios, planta alta, con stituyen·

d o la parte íntima de la casa y locales para sirvientes

en la azotea. S e h a adoptado el partido de hall central ,

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ClAlA

al cual dan l a sala, e l escritorio y el co m edor, que a s u

vez. tien e u n bow-window sobre la ter raza que da al

j ardín.

L a parte de servicios, está constituida por el garage,

toilette, despensa, office con escalera de servic io y co­

cina la que también da sobre el jardín .

E n l a planta alta se han dispuesto los dorm itorios,

boudoir, toilette, cuarto de costura con balcón a l jardín,

cuarto de baño, con tando también con u n hall ce n tral,

sobre el cual desemboca la escalera prin cipal.

La fach ada respon de al estilo Luis XVI, m oderni­

zado y adaptado a n uestras n e cesidades y c arac terísticas

e·speciales.

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Page 15: Arquitectura 51 - 1922

1

ARQUitECtURA

FACULTAD ECTURA PRO rEC OS r CONCURSOS

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Prof. Arqto: José P. Carré

Prof. Arqto : José P. Carré Planta

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Prof. Arqto. José P. Carré

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Fachada

Alumno: Raúl Federíci

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Fachada

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-Alumno: Raúl Federici

Un jardín de aclimatación

Arquitectura IX y X

Situado a proximidad de una gran ciudad, es­te jardín será establecido adentro de un gran parqu,e público del cual formará parte, fero, te­niendo, sin embargo una completa independencia y su entrada propia.

Será un gran jardín comportando las diferen· tes divisiones correspondientes a las varías varíe· dades de familias del reinado animal, agrupadas entre caminos agradablemente distribuidos.

Además de las casas y abrigos necesarios a los animales, y entre los <:uales se destacarán los de las fieras, de los monos, de los pájaros, de los ¡:erros, reunidas cada familia en un mismo pa­bellón, con parte techada en donde será admitido el público, y parte al aire libre

Alumno: Luís A. Barbé

Page 16: Arquitectura 51 - 1922

Prof. Arqto. José P. Carré

Una Escuela de Dibujo y

Museo. - Arquitectura

4o. curso.

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Prof. Arqto. José P. Carré Planta

ARQUITECTURA

Planta Alumno: Luis A. Barbé

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Se distribuirán los edificios siguientes:

Un Museo de Historia Natural. Un Palmario. Invernaderos (templados y calientes). Galerías de exposiciones de instrumentos ' agrt-

cola y adornos de jardín. Un acuario. Una sala de conciertos. Un terreno de exhibición de los raros

menes de la raza humana que existan en estado salvaje.

• espeet-todavía

Se dispondrán también en lugar bien apropia­do unas caballerizas y construcciones para abri­gar los animales de silla como elefantes, gira­fas, camellos, que servirán a las personas que desean pasear de este modo en el jardín.

Dos pequeños ferrocarriles: uno a tracción me­cánica y otro a tracción animal, pondrán en co­municación las principales partes del jardín.

El terreno no excederá de 400 metros en su mayor dimensión.

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Prof. Arqto. José P. Carré Fachada Alum no : Leonidas Chiappara

Alumno: Leonidas Chiappara

- 30-

Este edificio aislado y rodeado de plantaciones servirá al mismo tiempo para las exposiciones tem­

porarias de arte y para la enseñanza del dibujo. Se compondrá de:

J.'' El Museo compuesto de:

Una gran sala para las exposiciones temporarias de Pintura, Escultura, Arquitectura.

Varias Salas o Galerías para las colecciones de modelos.

2." La parte enseñanza compuesta de:

2 Clases de Dibujo. Vestíbulo Portero. 2 o 3 piezas para la Administración. Vestuarios, w. c. etc.

,· La enseñanza del dibujo se hará solimente de

noche, de modo que se podrá prever una ~a' en­trada.

Page 17: Arquitectura 51 - 1922

1

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1

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ARQUITECTURA

tJN DEPOSI'rO PARA BASTIDORES Y ACCESORIOS DE TEA 'TRO

Prof. Arqto : José P. Carré Fachada Alumno: Antonio Rubio

ARQUITECTURA 4." CURSO

Este edificio destinado a conser­var los bastidores de un gran teatro como también los accesorios : mue­bles, trajes, armaduras, etc., estará construido sobre un terreno cuya mayor dimensión no excederá de J60 metros, accecible de un lado por una ancha calle; los tres otros lados es­tarán limitados por paredes media­neras.

Las construcciones no deberán acercarse mas de lO metros de las pared·es medianeras para evitar la propagación de incendios. Por la misma razón, se evitará entre ellos comunicaciones techadas. Sin em­bargo, el cargamento de los carros debe efectuarse a cubierto.

El conjunto de las construccio­nes comprenderá :

L " Un pabellón de conserje y un pabellón de administración a la entrada.

2. o Los depósitos de bastidores en número de tres o cuatro por un conjunto de 80 a 90 casillas de bas­tidores.

Cada depósito se compone d·e una vía longítudina 1, donde los carros de transporte entran por una extre­midad, se paran para cargar o des­cargar y salen por la otra extremi­dad.

De cada lado de esta vía están

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Planta Prof. Aqto: José P . Carré Alumno: A ntonio Rubio

las casillas de bastidores abiertas por delante, cerradas so­bre los otros tres lados, anchas de 3 o 4 metros, y de 4 metros por lo menos de profundidad; los bastidores están colocados parados con bastante intervalo para poder hojear­los. Las casillas tienen alrededor de 9 metros de altura. Arriba de las casillas de bajo el techo se colocan los telones arrollados.

Se precisa que el carro muy largo, pueda dar la vuelta

Corte

-31-

después de su salida del depósito pa­ra vol ver sea por la misma vía, s·ea por un camino diferente.

3." Los Talleres: Uno grande y dos más pequeños, accecible a los carros.

Estos Talleres muy vastos tienen luz de arriba. Las telas para pintar están colocadas sobre el suelo. Los pintores trabajan de pié, circulando sobre las telas.

El más grande de los talleres es­tá reservado para las telas de fondo.

Además se dispondrán talleres pequeños para la preparación de los estudios y maquetas. Vestuarios, la­vabos, etc. Un gran taller de car­pintería y talleres secundarios para la confección o reparación de basti­dores, etc.

Cerca de esos diversos talleres ha­brá una sala representando la esce-na de un teatro (más o X l5) para los ensayos tación" de bastidores.

4. o Los depósitos de comprendiendo :

Un patio descubierto, •

cargamentos, descarga, etc.

menos 20 de "plan-

• accesortos

para los embalaje,

Almacenes en varios pisos, para los muebles y accesorios. V arios talleres en diferentes pisos para car­pinteros, tapiceros, pintores, etc.

S.<> Caballería para dos caballos, cochería para un carro. Alojamien­to para el Guarda-Conserje, y uno o dos obreros cocheros.

Page 18: Arquitectura 51 - 1922

ARQUITECTURA

COMPOSICION DE ORNATO

Prof. Arqto: Cándi­do Lerena Joanicó

Tema

<c Un Faroh

Se proyectará un farol destinado a colocarse sobre la puerta de entrada de un bazar, tienda u otra casa de comercio.

Este farol construido principalmente de hierro forjado dáerá estudiarse de manera que consti­tuya un motivo decorativo que contribuya a lla­mar la atención sobre la casa de comercio.

DIBUJO DE ORNATO

o

Croquis

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{¡ o:tt:

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Prof. Arqto. Carlos A. Herrera Mac-Lean Alumno: Alberto Aguerre

Alumno: Héctor N. Caselll

lPMerta cdle la CapñRlla «fiel Sagrario de Bogo~<&

Situada e n la plaza principal o plaza de Bolívar, dá

acceso a la Capilla del Sagrario y queda contigua a la

Catedral.

Es un interesante modelo de estilo plateresco, de los

que abundan en España donde se presenta como tran­

sición entre e l estilo ojival y el greco romano. Tien e más

o menos 5 mts. 40 desde el piso hasta el intradós y tres

metros de luz. Su labor es Íntegramente de talla de pie­

dra, y presenta un conjunto muy bello.

S u interior es bastante interesante, sobresaliendo el

altar mayor trabajo ejecutado en carey por Francisco d e

Acuña, así com Ó también el púlpito y los marcos de al­

gunos cuadros de Vasquez, r ico tesoro artístico de este

templo.

Puerta de la Capilla del Sagrario o

":. - 32- '