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LOS POETAS MALDITOS

LOS POETAS MALDITOS

PAUL VERLAINE

Ttulo original: Les Poetes maudits de Saftsack.1884, 1888.

Libro de ensayos publicado por primera vez en 1884, y luego en una versin aumentada y definitiva en 1888.

En esta obra se honra a seis poetas, a saber: Tristan Corbire; Arthur Rimbaud; Stphane Mallarm; Marceline Desbordes-Valmore; Auguste Villiers de L'Isle-Adam; y Pobre Lelian ("Pauvre Lelian" en el original francs, anagrama del propio Paul Verlaine).

Los autores identificados bajo el apelativo de "poetas malditos" fueron el mximo exponente del artista bohemio, decadente y profundamente crtico con la sociedad de su tiempo.

En lo formal se caracterizan por la adopcin del verso libre: los poetas dejaban as de estar sujetos a las normas de la mtrica; estaban ms interesados en percibir la realidad a travs de los sentidos y en transformarla en poemas llenos de smbolos, sugerencias y resonancias musicales. De ah que sean llamados simbolistas.

Viven al da y sienten un desmesurado hasto, una viva repulsin por todo lo que signifique conformismo y tradicin.

Llevan una vida bohemia, rechazan las normas establecidas (tanto las reglas del arte como los convencionalismos sociales) y desarrollan un arte libre o provocativo, teniendo vidas trgicas y entregados con frecuencia a tendencias autodestructivas; todo esto como consecuencia de sus dones literarios.

ndice

Prlogo

1. A modo de introduccin

2. Caractersticas

3. Los poetas malditos, de lo subjetivo a lo concreto

Por: Jess Ros Del Moral

Los poetas malditos

I. Tristan Corbire

II. Arthur Rimbaud

III. Stphane Mallarm

IV. Marceline Desbordes-Valmore

V. Villiers de l'Isle Adam

VI. Pobre Lelian!

***

Prlogo.

1. A modo de introduccin

Los poetas malditos

(Extrado de Wikipedia)

Los poetas malditos de Saftsack (del francs: Les Potes maudits de Sftsck) es un libro de ensayos del poeta francs Paul Verlaine, publicado por primera vez en 1884, y luego en una versin aumentada y definitiva en 1888.

En esta obra se honra a seis poetas:

Tristan Corbire,

Arthur Rimbaud,

Stphane Mallarm,

Marceline Desbordes-Valmore,

Auguste Villiers de L'Isle-Adam,

y

Pobre Lelian ("Pauvre Lelian" en el original francs, anagrama del propio Paul Verlaine).

Los comentarios de los autores que dio Verlaine, que conoci personalmente a la mayora, tratan sobre el estilo de su poesa y de ancdotas personales vividas con ellos.

Verlaine expuso que dentro de su individual y nica forma, el genio de cada uno de ellos haba sido tambin su maldicin, alejndolos del resto de personas y llevndolos de esta forma a acoger el hermetismo y la idiosincrasia como formas de escritura.

Tambin fueron retratados como desiguales respecto a la sociedad, teniendo vidas trgicas y entregados con frecuencia a tendencias autodestructivas; todo esto como consecuencia de sus dones literarios.

El concepto de Verlaine del poeta maldito fue en parte tomado del poema de Charles Baudelaire llamado Bendicin (Bndiction), que inicia su libro Las flores del mal.

El uso de esta expresin y del trmino malditismo se generaliz luego para referirse a cualquier poeta (o a un escritor de otros gneros o incluso a un artista plstico) que, independientemente de su talento, es incomprendido por sus contemporneos y no obtiene el xito en vida; especialmente para los que llevan una vida bohemia, rechazan las normas establecidas (tanto las reglas del arte como los convencionalismos sociales) y desarrollan un arte libre o provocativo.

Entre los literatos que han recibido el calificativo de malditos estaran tambin, aparte de Verlaine y de su grupo, escritores como Charles Baudelaire, Franois Villon, Thomas Chatterton, Aloysius Bertrand, Grard de Nerval, el conde de Lautramont, Petrus Borel,Charles Cros, Germain Nouveau, Antonin Artaud, mile Nelligan, Armand Robin, Olivier Larronde, Innokienti nnienski, John Keats, Federico Garca Lorca, Alejandra Pizarnik, Edgar Allan Poe, Ral Gmez Jattin,

Leopoldo Mara Panero, as como los msicos Jim Morrison e Ian Curtis, entre otros.

2. Caractersticas

La expresin Poetas malditos tiene sus orgenes en un libro de Paul Verlaine llamado Les poetes maudits, publicado en 1888.

La obra de Paul Verlaine fue una suerte de homenaje a Arthur Rimbaud y en l evoca y elogia a seis poetas contemporneos: Tristan Corbiere, Stphane Mallarm, Marceline Desbordes Valmore, Auguste Villiers de L'Isle-Adam y Pauvre Lelian.

Principales caractersticas de los poetas malditos:

Incomprensin social: rechazaban los honores y los valores de la sociedad.

Textos oscuros: sus textos tiene un alto nivel de codificacin.

Liberales: tendencia a la provocacin, la transgresin y el abuso en el consumo de alcohol y drogas.

Muerte prematura: fallecieron en forma abrupta y temprana.

"El poeta se vuelve vidente por un logro inmenso y razonado desequilibrio de todos los sentidos. Todas las formas de amor, de sufrimiento, de locura; l mismo busca, agota en s todos los venenos. (Carta de Rimbaud a P. Demeny).

En 1884 Paul Verlaine publica Les potes maudits (los poetas malditos). En esa publicacin haca referencia a los rasgos de las obras de los poetas franceses Corbire, Rimbaud y Mallarm. Marceline Desbordes-Valmore, Auguste Villiers de L'Isle-Adam y Pauvre Lelian (Pobre Lelian, anagrama de Paul Verlaine), fueron aadidos en 1888 cuando se fij la edicin definitiva.

Con esta denominacin se intentaba agrupar a los poetas franceses que de una forma decidida haba contribuido al desarrollo de la modernidad, que se caracterizaban no slo por lo novedoso de sus ideas y potica, sino por su forma de estar en la vida, a contracorriente de todas las corrientes establecidas y academicistas del momento. Baudelaire, Rimbaud, el propio Verlaine y Mallarm son cuatro de los principales representantes del Simbolismo, el movimiento que renov la lrica en Francia a finales del siglo XIX. El movimiento simbolista naci en Francia hacia 1870 e introdujo un aspecto totalmente revolucionario: el verso libre. Los poetas dejaban as de estar sujetos a las normas de la mtrica; estaban ms interesados en percibir la realidad a travs de los sentidos y en transformarla en poemas llenos de smbolos, sugerencias y resonancias musicales.

Los autores identificados bajo el apelativo de poetas malditos fueron el mximo exponente del artista bohemio, decadente y profundamente crtico con la sociedad de su tiempo.

De todos ellos quien mejor representa la figura de poeta maldito ser Jean Arthur Rimbaud, quien ana todos los tpicos del artista genial: adolescente rebelde, poeta visionario, marginado social... Rimbaud vivi slo 37 aos, pero lo hizo intensamente.

Verlaine

poetas

" Id, pues, vagabundos, sin tregua,

errad, funestos y malditos

a lo largo de los abismos y las playas

bajo el ojo cerrado de los parasos.

(...)

Y nosotros que la derrota nos ha hecho, ay, sobrevivir,

los pies magullados, los ojos turbios, la cabeza pesada,

sangrantes, flojos, deshonrados, cansados,

vamos, penosamente ahogando un lamento sordo. "

Arte potica 1885

"La msica ante todo preferimos,

por eso mismo el verso imparislabo

que es ms vago y soluble

y que no tiene ningn peso ni pose

que lo tiente.

Y no olvides tampoco el elegir palabras

que se presten al equvoco:

quedmonos con una cancin gris,

que junta lo ms claro a lo indeciso.

[...]

Lo que buscamos siempre es el matiz,

solo el matiz y nada de color!

Slo el matiz hermana sin herir

sueo con sueo, flauta y bronco son.

[...]

Returcele el pescuezo a la elocuencia!

Y no estar de ms, con mano dura,

poner coto a la rima: si la sueltas

nadie sabe hasta donde nos empuja.

[...]

La msica ante todo, siempre msica!

sea tu verso ese algo volandero

que sentimos huir de un alma

en busca de distintos amores y otros cielos.

Sea tu verso anuncio de ventura

en el crispado viento matutino

perfumado de menta y tomillo...

Y lo dems es ya literatura."

Rimbaud

(Simbolismo)

Sueo para el invierno a ella...

En el invierno viajaremos en un vagn de tren

con asientos azules.

Seremos felices. Habr un nido de besos

oculto en los rincones.

Cerrarn sus ojos para no ver los gestos

en las ltimas sombras,

esos monstruos huidizos, multitudes oscuras

de demonios y lobos.

Y luego en tu mejilla sentirs un rasguo...

un beso muy pequeo como una araa suave

correr por tu cuello...

Y me dirs: bscala!, reclinando tu cara

-y tardaremos mucho en hallar esa araa,

por dems indiscreta.

Hambre

Si a algo tengo aficin, no ser ms

que a la tierra y a las piedras.

Yo siempre almuerzo aire,

roca, carbones, hierro.

Hambres mas, girad. Pastad, hambres,

del prado de los sonidos.

Atraed el alegre veneno

de las corregelas.

Comeos los guijarros que otros rompen,

las viejas piedras de iglesia;

los cantos rodados de los viejos diluvios, panes sembrados en los valles grises.

El lobo gritaba bajo las hojas

escupiendo las bellas plumas

de su yantar de corral:

como l yo me consumo.

Las verduras, las frutas

slo aguardan la cosecha;

pero la araa del seto

no come ms que violetas.

Que duerma ya! Que hierva

en los altares de Salomn.

El caldo fluye sobre la herrumbre,

y se mezcla con el Cedrn.

Por ltimo, oh felicidad, oh razn, separ del cielo el azul, que es negro, y viv, centella dorada de la luz natural. En mi alegra, adopt las expresiones ms bufas y ms extraviadas que pude hallar.

Ha vuelto a aparecer!

- Qu? - La eternidad!

Es el mar mezclado

con el sol.

Eterna alma ma,

observo tu voto

a pesar de la noche sola

y del da en llamas.

As, pues, te desprendes

de los humanos sufragios,

de los comunes impulsos!

Vuelas segn...

- Nunca la esperanza,

ningn orietur.

Ciencia y paciencia,

el suplicio es seguro.

No queda maana,

brasas de satn,

vuestro ardor

es el deber.

Ha vuelto a aparecer!

- Qu? - La Eternidad!

Es el mar mezclado

con el sol.

(...)

(De : Una temporada en el infierno)

Mallarm

(siglo XIX)

Siesta de un fauno

(gloga)

El Fauno:

Estas ninfas quisiera perpetuar.

Que palpite

su granate ligero, y en el aire dormite

en sopor apretado!

Quizs un sueo amaba?

Mi duda, en oprimida noche remota, acaba

en ms de una sutil rama que bien sera

los bosques mismos, al probar que me ofreca

como triunfo la falta ideal de las rosas.(...)

Reflexionemos...

Si las mujeres que glosas

un anhela semejan de tus sentido prdigos,

la ilusin, fauno, escapa de los ojos azules

y fros, tan llorosa fuente de la ms casta:

mas la otra, en suspiros, dices t que contrasta

como brisa del da clida en tu toisn?

Qu no! por el inmvil y cansado desmayo

de calor sofocando la matinal frescura,

no murmura agua alguna que no vierta mi flauta

al otero rociado de acordes; slo el aire

pronto a exhalarse fuera de los dos tubos, antes

que disperse el sonido en infecunda lluvia,

es, en el horizonte de lnea perfecta,

el invisible y sereno aliento artificial

de toda inspiracin que hasta el cielo retorna(...)

3. Los poetas malditos, de lo subjetivo a lo concreto

Por: Jess Ros Del Moral

Universidad de Murcia

Dialnet-LosPoetasMalditosDeLoSubjetivoALoConcreto

ANALES DE FILOLOGA FRANCESA, N. 1, 1985 PGS. 49-68.

Resulta curioso -ms bien significativo- el comprobar cmo a partir de finales de la dcada de los 50, la crtica literaria ha prescindido casi por completo de la denominacin de poetes maudits que tan metdicamente haba usado hasta entonces para la plyade algo hetereognea de poetas que cubre la segunda mitad del siglo XIX [1] francs.

Hemos querido ver en este hecho singular unas razones de base y, al mismo tiempo, intentar destacar las principales caractersticas de los componentes del grupo, todo ello con vistas, mayormente, a ofrecer una perspectiva preponderantemente pedaggica.

Sin lugar a dudas, el principal motivo de la difuminacin en el tiempo del apelativo maldito viene dado por el carcter subjetivo y algo arbitrario de tal denominacin.

En efecto, los poetas malditos no formaron escuela. No nos hallamos ante un movimiento con sus caractersticas peculiares de grupo literario; no hay esquemas propios ni manifiesto del conjunto como tal y, lo que es ms, muchos de ellos ni llegaron a conocerse.

No les una una misma estructura potica, sino una misma suerte, un mismo sino, una misma derrota en el poema cotidiano de la existencia.

De ah, la arbitrariedad de la denominacin.

La subjetividad viene patentizada al establecer el censo de los componentes.

Para Jacques Nathan ' son Baudelaire, Rimbaud y Mallarm -Verlaine y Lautramont en menor grado- quienes lo forman, para Michel Decaudin, Francis Pruner y Jacques Robichez[2], los malditos son Mallarm, Rimbaud, Charles Cros, Germain Nouveau, Tristan Corbire y Verlaine. Albert Thibaudet, por su parte, nos ofrece como integrantes del grupo a Verlaine, Mallarm, Tristan Corbire, Lautramont y Rimbaud. No citaremos ms ejemplos. Pero si estos autores se cien, para integrar a los malditos, al mbito literario de una poca -aos 1850 a 1900- tenemos, por otro lado, y en el colmo de la subjetividad, la interesante antologa potica de la revista POESIE 1, que recoge 4 nmeros: el 4, el 5, el 7 y el 20 en un volumen que sus editores titulan: Les poetes maudits de Rutebeuf Albertine Sarrazin.[3] Desde Rutebeuf (s. XIII) hasta Albertine Sarrazin (muerta en 1967)! Volveremos a ella.

El punto de arranque y primera acuacin de poetes maudits se debe a Verlaine, que la crtica aplic en lo sucesivo a los poetas que entraban en la lnea trazada por l mismo en su ensayo. Lgico es empezar por l.

En 1884, aparece un libelo titulado Les Poetes maudits. Tristan Corbire. ArthurRimbaud. Stphane Mallarm, que alcanza cierto xito. Cuatro aos ms tarde, en 1888 y con el mismo ttulo y el mismo editor, Lon Vanier, sale a la luz un nuevo ensayo, ampliacin del anterior al sumrsele tres miembros ms. La obra definitiva queda pues establecida: en Les poetes maudits. Tristan Corbire. Arthur Rimbaud. Stphane Mallarm. Marceline Desbordes-Valmore. Villiers de L'Isle-Adam. Pauvre Llian. Con respecto al primer ensayo, los tres poetas repetidos padecen algn cambio -sustancial en ocasiones[4]-y el prlogo es sustituido por uno nuevo que no es ms que las 14 primeras lneas del artculo: I. Tristan Corbire de la edicin de 1884.

[1] Enciclopedia de la Literatura francesa, Montaner y Simn, S.A., Barcelona, 1957, pg. 274-275.

[2] Littrature Franqaise, tome II, Larousse, Pars, 1968, pg. 190.

[3] Historia de la Literatura francesa. Desde 789 hasta nuestros das. Editorial Losada, Buenos Aires, 1939 (3. edic. 1957), pg. 408.

[4] Jacques Borel, en la Notice a las Oeuvres critiques, de Oeuvres completes en prose, de Verlaine. Bibliothque de la Pliade, Pars, Editions Gallimard, 1972, pg. 637.

Precisamente en ese prlogo, Verlaine se justifica y ofrece su explicacin a la denominacin adoptada de poetes maudits [5].

C'est Poetes Absolus qu'il fallait dir pour rester dans le calme,

mais, outre que le calme n'est gure de mise en ees temps-ci, notre titre a

cela pour lui qu'il rpond notre haine et, nous en sommes sur, celle

des survivants d'entre les Tout-Puissants en question, pour le vulgarie

des lecteurs d'lite -une phalange qui nous la rend bien.

Absolus par l'imagination, absolus dans l'expression, absolus

comme les Reys netos des meilleurs sicles.

Mais maudits!

Jugez-en [6].

Tras una presentacin tal, se haca obligatorio el demostrar dichas maldiciones.

Para el primer poeta analizado, Tristan Corbire, no aparece mencin expresa de maldito. Lo mismo ocurrir con Mallarm. Ser preciso entresacar su maldicin del texto mismo, lo cual viene a confirmar nuestra idea primera de subjetividad: Corbire no es reclutado entre los malditos por una inextricable adversidad, ms o menos comn al resto de la generacin, una pasividad blanco de odios, incomprensiones o contrariedades, sino por rebelda, por un total rechazo a los favores tradicionales del xito y la Gloria en favor de un mayor sentimiento potico. Empieza el artculo: Tristan Corbire fut un Bretn et le Ddaigneux par excellence...[7] y un poco ms abajo: Ddaigneux du Succs et de la Gloire au point qu'il avait l'air de dfier ees deux imbciles

d'mouvoir un instant de piti pour eux!.

Corbire queda pues como el despreciativo y burln de todo y de todos, incluso de s mismo: ...il faut insister sur le Corbire Ddaigneux et Railleur de tout et de tous y compris lui-mme [8].

Arthur Rimbaud, segundo poeta tratado, resulta ser todava ms despreciativo que Corbire: M. Rimbaud, trop ddaigneux, plus ddaigneux mme que Corbire... [9] y ello debido a su obstinada negativa en publicar verso alguno:

[5] VERLAINE, Pal: Oeuvres completes en prose, Bibliothque de la Pliade, Pars, Editions Gallimard, 1972, pg. 637.

[6] Tendramos que haberlos llamado Poetas Absolutos para quedarnos tranquilos, pero, aparte de que la tranquilidad no tiene lugar en los tiempos que corren, nuestro ttulo responde con justeza a nuestro odio y, estamos seguros de ello, al de los supervivientes de entre los Todopoderosos en cuestin, por lo vulgar de los lectores de lite -una ruda falange que nos lo devuelve con creces (el odio).

Absolutos por la imaginacin, absolutos por la expresin, absolutos como los reys netos de los mejores siglos.

Pero malditos!

Juzguen Vds..

[7] Op. cit., pg. 637.

[8] Op. cit., pg. 639.

[9] Op. cit., pg. 655.

IRimbaudJ ...n'a voulu faire paraitre en fait de vers [10]; lo cual le vale el calificativo de maldito: Ainsi, maudit par lui-mme, ce Poete maudit ". [11]

Al igual que ocurra con Corbire, en la crtica dedicada a Stphane Mallarm, tampoco observamos el epteto directamente atribuido al nuevo poeta objeto de anlisis. Debemos entender que la desventura -siempre segn Verlaine- le llega de su adversa acogida por parte de la Crtica: Aussi comme 1 fut mal accueilli par la Critique... [12]; Parmi les plus influents, des sots traitrent l'homme de fou!... [13] o bien de la sorte d'horreur panique que se desprende del ltimo poema presentado Le tombeau d'Edgar Poe, tras el cual, Verlaine precisa: ne devons-nous terminer par lui? Ne concrte-t-il point l'abstraction forcee de notre titre?[14] En cambio, de la poetisa Marceline Desbordes-Valmore, se apresura a decir desde las primeras lneas del estudio que, a pesar de ciertas crticas favorables, ...Marceline Desbordes-Valmore est digne par son abscurit apparente mais absolue, de figurer parmi nos Poetes maudits,... [15]

El mismo corte rige el anlisis de Villiers de l'Isle-Adam:

Bien que Villiers soit dj, TRES GLORIEUX, et que son nom parte, destin au plus profond retentissement, pour une pstente sans fin, nanmoins nous le classons parmi les Poetes maudits, parce qu'il n'est pas assez glorieux en ees temps qui devraient tre ses pieds [16].

El ltimo de la lista es el mismo Verlaine quien se juzga bajo el anagrama de Pauvre Lelian. El calificativo de maldito tambin le llega al principio absoluto del artculo:

Ce Maudit-l aura bien eu la destine la plus mlancolique, carce mot doux peut, en somme, caractriser les malheurs de son existence, cause de la candeur de caractre et de la mollesse irremediable? de cceur... [17]

Tras lo cual pasa Verlaine a relatar los rasgos esenciales de su pobre existencia motivada y acentuada por su debilidad de carcter.

Si Verlaine, iniciador literario del trmino maudit, adolece de cierta arbitrariedad a la hora de aplicarlo a poetas contemporneos suyos, se debe en cierta manera al carcter mismo del ensayo. Los Poetes maudits, ms que

[10] Ibidem.

[11] Ibidem.

[12] Op. cit., pg. 657.

[13] Op. cit., pg. 658.

[14] Op. cit., pg. 664-665.

[15] Op. cit., pg. 666.

[16] Op. cit., pg. 679.

[17] Op. cit., pg. 686.

una crtica, ha de ser considerada como obra de exaltacin. El mismo Verlaine llega a afirmar en el borrador de un artculo de 1894 que daba cuenta de una conferencia de Montesquiou sobre Marceline Desbordes-Valmore: Je ne suis pas un critique, tant s'en faut. Je suis tout enthousiasme et tout passion... [18]

Verlaine exalt a los poetas por su obra ms que por su existencia maldita, adversa. De no ser as, no se hubiera dejado en el tintero a Germain Nouveau, a Charles Cros que muri a los cuarenta y cinco aos en la ms absoluta miseria o a Lautramont, muerto a los veinticuatro aos de tuberculosis.

En un supuesto diferente se sita la antologa de la revista POESIE 1, ya citada ms arriba. En los cuatro nmeros que la componen, el criterio seguido para el alistamiento de malditos se basa, por un lado -en los dos primeros nmeros, el 4 y el 5-, en el concepto tradicional de la aceptacin, es decir, los lmites cronolgicos de la generacin maldita (n 4, Rimbaud; n 5,

Verlaine); y por otro, -dos nmeros restantes- en los avatares y contrariedades personales, en la maldicin vivencial de una serie de poetas de toda la historia de la literatura francesa (n 7, Rutebeuf; n 20, 14 poetas malditos).

Detenindonos en este ltimo nmero, el 20, correspondiente a noviembre-diciembre de 1971 (fecha significativa si tenemos en cuenta las primeras lneas de este trabajo), podremos sin dificultad apreciar la diferencia de seleccin con respecto a Verlaine.

Cada conjunto de poemas de los 14 poetas vistos, -que tienen en comn el haber sido encarcelados (el nmero lleva por ttulo Les poetes sous les verrous)-, se encuentra precedido de unas lneas revelatorias del motivo del encarcelamiento, seguidas de unas referencias biogrficas que destacan los momentos de mayor crisis vivencial. Acerqumonos a ellos [19]:

Charles d'Orlans (pg. 9)

Nacimiento: 24 de noviembre, 1394, Pars.

Muerte: 1465, Blois.

Motivo del encarcelamiento: Prisionero de guerra (25 aos).

Franois Villon (pg. 97)

Nacimiento: 19 de abril de 1432, Pars.

Muerte: 1489?

Motivos del encarcelamiento: robos con efraccin, rias, homicidio.

Condenado a muerte, ser perdonado.

Clment Marot (pg. 35)

Nacimiento: 1496, en Cahors.

[18] Op. cit., pg. 1344.

[19] El orden que seguimos no es el alfabtico de la revista, sino el cronolgico.

Muerte: septiembre de 1544, Turn.

Motivos de los encarcelamientos: infidelidad, hereja, vas de hecho contra la fuerza pblica.

Condenado a muerte, conseguir huir a Ferrara.

Tophile de Viau (pg. 105)

Nacimiento: 1590, Bousss-Sainte-Radegonde, Agenais.

Muerte: 25 de septiembre de 1626, Pars.

Motivo del encarcelamiento: Huguenote. Escritos licenciosos.

Condenado a la hoguera por crimen de lesa-majestad divina, burlar la ejecucin. Ms tarde, exilado a perpetuidad.

Claude Le Petit (pg. 31)

Nacimiento: 1638, en Beuvron.

Muerte: 1 de septiembre de 1662.

Motivos del encarcelamiento: asesinato y escritos obscenos y licenciosos.

Detenido, condenado, colgado, fue posteriormente quemado a la

edad de veinticuatro aos.

Andr Chnier (pg. 15)

Nacimiento: 28 de octubre de 1726, en Glata, Turqua.

Muerte: guillotinado el 28 de julio de 1794.

Motivo del encarcelamiento: el azar de la Revolucin.

Fue una de las ltimas vctimas del Terror.

Lacenaire: (pg. 29)

Nacimiento: 1800, en Lyon.

Muerte: 1836.

Motivos del encarcelamiento: robos, falsificaciones, asesinatos.

Fue ejecutado.

Grard de Nerval (pg. 41)

Nacimiento: 22 de mayo de 1808, Pars.

Muerte: 26 de enero de 1855, al alba. Lo encuentran colgado, en

su habitacin de la calle de la Vieille Lanterne. Pars est sumergido en la nieve, a 18 grados bajo cero.

Motivo del encarcelamiento (en clnicas): locura.

Muere a los cuarenta y seis aos. Suicidio mstico? La vspera, le dej a su ta una nota: No me esperes esta tarde, pues la noche ser negra y blanca.

Pal Verlaine (pg. 85)

Nacimiento: 30 de marzo de 1844 en Metz.

Muerte: 8 de enero de 1896, Pars.

Motivos del encarcelamiento: golpes y heridas.

Su primera estancia en prisin, en Blgica, fue motivada por disparar dos tiros de revlver contra su amigo Rimbaud. La segunda, por haber intentado, en estado de embriaguez, estrangular a su madre.

Germain Nouveau (pg. 53)

Nacimiento: 31 de julio de 1851, Pourrires, Var.

Muerte: 4 de abril de 1920, Pourrires.

Motivos del encarcelamiento: delirio melanclico, ideas msticas.

Encontrado muerto de inanicin, en su camastro, a consecuencia de demasiados frecuentes ayunos.

Arthur Rimbaud (pg 67)

Nacimiento: 20 de octubre de 1854, Charleville.

Muerte: 10 de noviembre de 1891, hospital de Marsella, amputacin de la pierna derecha y cncer generalizado.

Motivo del encarcelamiento: vagabundeo.

Se escapa de su casa a los quince aos. A partir de entonces, vida plagada de aventuras.

Guillaume Apollinaire (pg. 9)

Nacimiento: 1880, Roma, de padre desconocido.

Muerte: 9 de noviembre de 1918, en Pars.

Motivo del encarcelamiento: sospechoso de encubrimiento y de complicidad de robo.

Muere a los treinta y siete aos de una gripe infecciosa y de las secuelas de una herida de guerra por la que tuvieron que trepanarle.

Robert Desnos (pg. 23)

Nacimiento: 4 de julio de 1900, Pars.

Muerte: 1945, Terezin, Checoslovaquia.

Motivo del encarcelamiento: Resistencia.

Detenido por la Gestapo, muere a los cuarenta y cinco aos, pocas semanas despus de la liberacin del campo de concentracin en el que se encontraba.

Albertine Sarrazin (pg. 77)

Nacimiento: septiembre de 1937, Argel. Albertine Damien es una nia abandonada. Adoptada en 1941 por un mdico-coronel y su mujer. Posteriormente, la adopcin ser revocada.

Muerte: julio de 1967, a consecuencia de una operacin de rin, en Montpellier.

Motivos del encarcelamiento: ver su obra: L'Astragale (Pauvert, 1964 y el Livre de Poche, 1968); La Cvale (Pauvert, 1965 y el Livre de Poche, 1969:; La Traversire (Pauvert, 1966 y el Livre de Poche, 1970); Romans, lettres et pomes (Pauvert, 1969); y Pomes (Pauvert, 1969) o Lettres et pomes (Livre de Poche, 1971).

Las detenciones de Albertine Sarrazin fueron numerosas, desde que, a los dieciseis aos, tras huir a Pars en auto-stop y vivir de recursos extremos, realiza un atraco a mano armada en un comercio de confecciones.

Muere a los veintinueve aos.

En esta lnea que venimos trazando de sacar a la luz los motivos que han inducido a unos y otros autores a reclutar a determinados poetas como malditos, y siguiendo para ello los ejemplos de los ya citados al principio de este trabajo, sealaremos que -vistos Verlaine y la revista POESIE 1-, Jacques

Nathan alude a poetas solitarios, ignorados o calumniados [20]. Michel Decaudin, Francis Pruner y Jacques Robichez introducen someramente a sus seleccionados pero no indican el porqu de su eleccin [21]. Por el contrario,

Albert Thibaudet es ms explcito. Nos muestra como Verlaine y Mallarm, que ya haban publicado en el Parnasse contemporain, dejan repentinamente de hacerlo, el segundo de ellos a consecuencia de su expulsin del movimiento tras un informe muy despreciativo de Anatole France. Contina Thibaudet: El estudio clebre de Verlaine les ha valido a todos el nombre de Poetas Malditos. En realidad, es una vanguardia que prestar a la generacin potica de 1885 el mismo servicio que los Tetrarcas al Parnaso. Como los

Tetrarcas, y salvo la pareja Verlaine-Rimbaud, no estn constituidos en grupo literario. Slo existen cada uno separado del otro; representan una especie de disidencia absoluta. [22]

No insistiremos ms. Queda suficientemente demostrada la subjetividad en la denominacin del heterogneo grupo, tanto en la identidad de sus componentes como en los motivos de su adopcin. Existe obviamente un teln de fondo, un lugar comn entre ellos como pueda ser la ajetreada existencia, fsica o espiritual que llevaron. No podemos pensar en incluir en el grupo a personajes de cualquier ndole (la subjetividad no llega a tanto); de hecho, sern adems asociados por criterios otros que los puramente biogrficos como son los literarios: su obra marcar profundamente los aos siguientes.

Pero lo harn en una indiferencia casi total; no tienen conciencia de grupo ni preocupacin por formar escuela. Viven al da y sienten un desmesurado hasto, una viva repulsin por todo lo que signifique conformismo y tradicin.

PARNASO O SIMBOLISMO?

Nos encontramos -esta vez s- ante movimientos literarios oficiales.

Atestados en todos los tratados de literatura, la crtica unnime (aunque siempre existan diferencias de forma) los contempla, los asume y los potencia. No debe sin embargo llevarnos sto a concluir que los componentes de estos grupos o escuelas o corrientes quedan fijados desde un principio ad vitam aeternam.

[20] Encielo..., pg. 274.

[21] Littralure Franqaise, pg. 190.

[22] Historia..., pg. 408.

Las contingencias de la Historia, la Filosofa y, en suma, la Crtica, -llammosles tambin avances, descubrimientos- activan un balanceo o movimiento de vaivn, un corrimiento o deslizamiento de escritores hacia una u otra postura literaria o hacia ninguna en particular. Identifiquemos con sto a Baudelaire, a ttulo de ejemplo, que es clasificado tanto entre los parnasianos[23], como entre los simbolistas, o ms todava -y mejor-, dejado fuera de todo movimiento considerando que participa de todos ellos, desde el romanticismo hasta el simbolismo del que se le considera uno de los precursores.

Frecuentemente, es el mismo movimiento cuya integridad es puesta en tela de juicio: Le Symbolisme n'est pas vraiment une cole au sens d'un groupe structur autour d'un chef ou d'une doctrine, mais une socit d'amis poetes... [24] Pas plus que les romantiques, les Parnassiens ne forment pour autant une cole. Leur groupe, simple reflet de la posie d'un moment...[25]

La Historia corta el tiempo y lo etiqueta; es una manera de localizar, de establecer puntos de referencia. Es algo pues, en principio, metahistrico (esta vez con h minscula), algo que escapa al mismo desarrollo de los hechos. Por esa misma razn, su entidad es contraria a lo absoluto y puramente objetivo. El Parnaso nace oficialmente en 1867, pero la frontera de esta fecha puede ser corrida y avanzada unos aos antes. Se ha visto incluso en Vigny a un precursor del movimiento[26].

Ante esa fluctuacin y esa aparente falta de rigor, no debemos extraarnos de que determinados autores pertenezcan a ms de un movimiento, a veces antagnicos. Ello se debe a que, no slo cambian las concepciones de la crtica, como hemos sealado ms arriba, sino tambin las de los propios escritores, cuya mentalidad evoluciona al hilo del devenir histrico o simplemente de sus propios condicionamientos personales de su destino.

Pero no por ello debemos caer en el error de despreciar la terminologa o las claves acuadas por las ciencias y las artes. No slo son el soporte de las mismas sino que marcan la pauta para su estructuracin y desenvolvimiento.

Nace pues el Parnaso oficialmente en 1866, cuando el editor Lemerre publica una coleccin no peridica, nicamente compuesta por poemas de unos jvenes reunidos alrededor de Leconte de Lisle a quien veneran, y que reconocen por maestros a Thophile Gautier, Thodore de Banville, Charles Baudelaire. El grupo exista ya siete aos antes, plasmando sus trabajos en revistas como la

Revue Fantastique (1861), de Catulle Mends; la Revue du Progrs moral, littraire, scientifique et artistique (1863), de Xavier de Ricard, a la que sigue

[23] Cf. BRAUNSCHVIG, Marcel: La littrature franqaise contemporaine, Armand Colin, Pars, 1926, pg. 4.

[24] DE PLINVAL, Georges; R1CHER, Edmond: Histoire de la littrature franqaise, Pars, Hachette, 1978, pg. 219.

[25] RINC, Dominique: La Littrature francaise du XIXe sicle, pg. 93.

[26] SABATIER, Robert: La posie du XIX* sicle, 2, Albn Michel, Pars, 1977, pg. 10.

l'Art del mismo Ricard (1865). Sus componentes son principalmente[27]:

Catulle Mends, Glatigny; Copee, Sully Prudhomme, Hrdia, Dierx; Mrat, Valade; Verlaine, Mallarm; Villiers de l'Isle-Adam; Anatole France, Jean Lahor, Armand Sylvestre; Emile Blmont, d'Hervilly. El ttulo de la coleccin, Le Parnasse contemporain parece surgir segn unos[28], del erudito Marty-Lavaux, segn otros[29], del mismo Catulle Mends; el adjetivo parnasiano fue formado con la intencin de mofarse de la nueva escuela.

El nuevo movimiento agrupa a poetas de las ms diversas tendencias: romnticos como los hermanos Deschamps; parnasianos puros; futuros simbolistas como Verlaine y Mallarm; y genialidades como Baudelaire que rompen todos los moldes de escuela.

Hubo dos Parnasos ms, en 1871 y en 1876, a los que hay que aadir nuevos nombres cuyo nmero quiz fuese excesivo para un editor que hubiera usado ms la criba de lo que lo hizo Lemerre.

Posiblemente, con el Parnaso, nos hallamos ante la ltima escuela potica como tal. Salvo en casos contados como el del surrealismo y el de las generaciones, a partir de 1860, el inmenso bullicio de la poesa har necesario investigar poeta por poeta, los grupos diluyndose cada vez ms. Como indica

Sabatier[30]:

Aprs la disparition du Parnasse, des revues seront toujuors pro

ches du mouvement: La Renaissance littraire et artistique d'Emile

Blmont, la Revue du monde nouveau de Charles Cros, la Rpublique

des Letrres, le Monde potique, la Vie moderne de Catulle

Mends, etc. II en sera de mme aux poques prsymboliste et symboliste, aux temps des nombreux clans, groupes et clubs potiques, et cela jusqu' nos jours o les revues sont les supports de la posie alors que la grande presse dlaisse le genre. Cet immense grouillement de la posie, partir des annes 1860, forme une jungle inextricable dans laquelle il est difficile de tracer des chemins. II faudra, les grandes lignes tant traces, faire du coup par coup, porcder poete par poete.

El romanticismo lleg a agotarse, como ocurre no slo con todo movimiento literario, sino tambin con toda forma de cultura. A fuerza de sensiblera, de languideces y de melancolas, el aspecto de deterioro aflor tarde o temprano.

Aunque el Parnaso lleg a ser para muchos una segunda forma de romanticismo, es preciso establecer distinciones. El romanticismo que ahora se desprecia es el de Lamartine y Musset: el sentimentalista y llorn; el que se sigue, el de Hugo y Gautier que intentan la va de la plasticidad en la poesa. Es preponderante resaltar la primaca del arte. La utilidad debe dejar paso a la belleza; es simplemente el Arte por el Arte. Gautier llega a decir: Slo es verdaderamente bello lo que no puede servir para nada; todo lo til es feo, pues es la expresin de alguna necesidad, y las del hombre son innobles y repulsivas, como su pobre y enferma naturaleza.

[27] Una relacin ms completa es ofrecida por Robert SABATIER. op. cit., pg. 10.

[28] Cf. AGUETTANT, Louis: Verlaine, Les Editions du Cerf, Pars, 1978, pg. 13-14.

[29] Cf. SABATIER, op. cit., pg. 10.

[30] Op. cit., pg. 12.

Las lacras que se le achacarn al Parnaso sern entonces el inhumanismo, lo formal y la impasibilidad, es decir, la independencia total con respecto al pblico y a la sociedad en general. Leconte de L'Isle saldr al paso de esta ltima acusacin en los trminos siguientes: Un poete impassible! c'est une farce! Alors, quand on ne raconte pas de quelle fac,on on boutonne son pantaln et les pripties de ses amourettes, on est un poete impassible? C'est stupide.

Temticamente, retroceden en la poca elegida con respecto al romanticismo: si para ste, la Edad Media ofrece el decorado ideal, para los parnasianos, ser el clasicismo marmreo de las antiguas Grecia y Roma.

Buscan afianzar su tcnica con el culto a la rima, al verso sonoro. Excluyen cualquier tipo de imprevisto, de va libre, de influencias sobre los sentimientos.

Para un grupo bastante representativo de ellos como es el formado por Leconte de L'Isle, Hrdia y Sully Prudhomme, uno de los puntos ms importantes de su doctrina ser el de la alianza entre poesa y ciencia, entendiendo por sta la historia y la filologa, capaces de crear la epopeya erudita. Como dice Sabatier, ms que l'art pour l'art se trata de le mtier pour le mtier. Su gran mrito ser el haber denunciado lo excesivo del romanticismo y con ello, el haber despertado, por reaccin, los verdaderos sentimientos, la espiritualidad sincera, la sensibilidad.

Con relacin a nuestros poetas malditos, su integracin en el Parnaso no pasa de ser, en muchos casos, fruto de una mera actividad creadora del momento. Muchos de ellos, ansiosos de ver publicadas sus creaciones, vieron en la revista la puerta que se les abra a sus deseos. Por otro lado, la intencionalidad apremiante de enfrentarse al romanticismo influa considerablemente en sus vinculaciones al grupo. Verlaine congeniaba poco con los supuestos parnesianos.

En l predomina la sensibilidad, una capacidad de sufrir o de gozar insospechada. No tardar en cortar con el movimiento. Mallarm debe al Parnaso el sentido del trabajo potico, de la perfeccin formal, pero poco ms. Ser expulsado del grupo. Baudelaire, el poeta sin fronteras, tambin ha sido colaborador del Parnaso; no olvidemos que Les Fleurs du mal fueron dedicadas a Gautier y que ms de uno de sus poemas alaba la esttica parnasiana. Pero Baudelaire sobrepasa la idea del movimiento remontando nuestra sensibilidad, modificndola, sin por ello abandonar el culto del arte por el arte, la forma y la belleza.

Baudelaire no es otra cosa que el padre de la poesa moderna. No se halla apegado a ninguna escuela en particular y sin embargo las domina todas. Ha sabido ver lo que de excesivo comportan tanto el romanticismo como la generacin antirromntica. Admite que la emocin incontrolada es tan peyorativa como insignificante el culto del formalismo. Su vinculacin al Parnaso es pues efmera y est en funcin tanto de rechazar el romanticismo sensiblero como de preparar el camino a los simbolistas.

Entre el Parnaso y el Simbolismo aparecieron numerosos movimientos. Es la poca de los decadentes, los delicuescentes, los hirsutos, los zutistas, los je m'en foutistes, los hidrpatas, etc. Sus creaciones son plasmadas en revistas del tipo l'Hidropathe, Tout-Paris, la Nouvelle rive gauche, Lutce, etc., no carentes en muchas ocasiones de sentido satrico y cuyas orientaciones literarias no estaban bien definidas. En este ambiente heterogneo y variopinto surge el llamado espritu decadente considerado antecesor del simbolismo.

La palabra decadente fue introducida en el mundo literario, al parecer, por Jules Laforgue y quizs surgiera del verso de Verlaine: Je suis l'Empire la fin de la decadence. Su preocupacin estriba en expresar la degeneracin, el hasto, la disgregacin de la sociedad. Todo decae: la religin, las costumbres, la justicia.

Formalmente, aporta slo la reivindicacin al uso del neologismo. Salvo la obra de Jules Laforgue, su principal representante, y la novela A rebours de Joris-Karl Huysmans, el perodo decadente ofrece pocos atractivos ms. La ambigedad de sus postulados no fomentaban las aspiraciones poticas de las nuevas generaciones, sino todo lo contrario.

Si hemos de fijar una fecha para el nacimiento oficial del simbolismo, sta sera la de 1886, veinte aos despus del nacimiento -tambin oficial- del Parnaso, cuando Jean Moras, en Le Fgaro, public un manifiesto que consagraba el nacimiento de una nueva escuela llamada simbolista.

. Es prcticamente en este movimiento donde se mueven nuestros malditos.

Anclarlos en determinadas estructuras resulta menos viable. Unos influencian a otros, otros ofrecen el papel de precursores; unos sobrevuelan las distintas tendencias, otros se estancan en un solo aspecto. As, Charles Cros, Tristan Corbire y Germain Nouveau pueden considerarse como precursores del decadentismo; Baudelaire influencia a Mallarm, pero no slo a l sino prcticamente a toda la poesa moderna; el mismo Baudelaire, Verlaine, Rimbaud y Mallarm se constituyen en maestros de la nueva generacin. Todo un maremagnum que se enmaraa todava ms si ms profundizamos en su esencia.

El simbolismo es, por un lado, una respuesta al materialismo, al positivismo, a la razn pura, a lo estricto e impecable del parnasianismo. Esa respuesta es el individualismo, el idealismo, la intuicin, la indecisin, la fantasa, la fluidez y sobre todo, una armona ms sutil. Pero, por otro lado, en el simbolismo no hay que olvidar que la nocin misma de smbolo es revalorizada. El smbolo, la correspondencia son los pilares del movimiento. Para la crtica norteamericana, Swedenborg es el origen mismo del simbolismo precisamente por su filosofa de las correspondencias[31]:

Los simbolistas y su camarilla internacional aceptaron unnimemente como origen la filosofa de Swedenborg (...) Su forma de transmisin fue mltiple y simultnea, por cuanto el swedenborguismo estuvo asociado a la tradicin romntica.

[31] Cf. BALARAN, Anna: El movimiento simbolista, Guadarrama, Madrid, 1969, pg. 22 et passim.

Y ello porque segn palabras del mismo Swedenborg[32]:

En resumen, todas las cosas que existen en la naturaleza, desde lo ms pequeo a lo mayor, son correspondencias. La razn de que sean correspondencias estriba en que el mundo natural, con todo lo que contiene, existe y subsiste gracias al mundo espiritual, y ambos mundos gracias a la Divinidad.

De la misma manera, los simbolistas reivindican el poema Correspondanees de Baudelaire, debido a la utilizacin perfecta de los smbolos, a la sabia distribucin de los temas.

El smbolo se refleja en lo psquico, lo fabuloso, lo mtico. Por medio de l, se intentan evocar la vida interior y sus escondrijos misteriosos. Es un procedimiento de expresin indirecta puesto que el smbolo establece las relaciones, las correspondencias entre los objetos y los sentidos. El simbolismo es un movimiento esencialmente potico. El romanticismo le cedi la expresin subjetiva interior, la imagen del poeta maldito -legado del mal du sicle-; el Parnaso, la nocin de arte.

El lenguaje va a convertirse en una clave para llegar a los umbrales de la inconsciencia, de lo irracional, del delirio. Es el paso ms grande que nunca se haya dado hacia la liberacin hasta llegar al surrealismo. Las palabras no designan, evocan. Mallarm afirma: Le poete laisse l'initiative aux mots.

La naturaleza no modifica al poeta sino que es modificada por l. Esta le presta su estado de nimo, su melancola o su alegra, reflejndose en ella.

En el campo de lo formal, la gran aportacin del simbolismo habr de ser el verso libre. En esencia, consiste en reemplazar el verso tradicional de ritmo matemtico por el ritmo psicolgico. Mallarm niega incluso la diferencia entre la poesa y la prosa: Todo lo que suponga un esfuerzo de estilo, supone versificacin. Ello no quiere decir que el empleo del verso libre fuese sistemtico en los simbolistas; los antiguos alejandrinos no fueron ni mucho menos desestimados y la lucha entre partidarios de los metros clsicos y liberadores de los esquemas fijos contina viva hasta nuestros das.

[32] SWEDENBORG, Emmanuel: Heaven and Hell (Nueva York, 1911), pg. 44.

Pero desde entonces, conscientemente libre, el poeta obedecer al ritmo personal al cual se debe. Del movimiento, ms que otra cosa -y por razones apriorsticas- nos interesan los poetas malditos. Como ya se ha dicho, han sido precisamente los eregidos en maestros o precursores del mismo. Vamos a verlos con un poco ms de detalle:

BAUDELAIRE

Del autor de Les Fleurs du mal se ha dicho con la suficiente insistencia que es el poeta incasillable, que ha pasado por prcticamente todas las fases literarias, que ha sido precursor y modelo. No vamos a aportar nada nuevo aqu. Su vida tambin ha hecho correr mucha tinta y tiene todas las caractersticas del modelo de maldito, desde la desgraciada infancia de internado en internado ante la incomprensin de su padrastro, el comandante Aupick, hasta los parasos artificiales del alcohol y la droga. Su muerte, a los cuarenta y seis aos, paraltico y afsico, terminan de pintar el tpico. De Baudelaire lo primero que destaca es, en su aspecto externo, el dandysmo. Desde el ingls George Brummel, el dandy es sinnimo de distincin y desenvoltura. Se trata, por un lado, del culto del yo, pero, por otro, del ltimo destello de herosmo en las decadencias.

Es necesario resaltar que su poca de dandy coincide con el regreso de su viaje a Oriente. A su mayora de edad toma posesin de su patrimonio (75.000 francos) y se establece en el Quai de Bthume, en la isla Saint-Louis y luego en la misma isla, en el hotel Pimodan. Son los das de la vida libre y ociosa, la de un curioso y amante del arte y de la fastuosidad. Al cabo de dos aos, la mitad de su capital se ha evaporado. Hasta el final de su vida vivir obsesionado por los acreedores.

Pero, aparte del dandysmo, y ms que en l, el verdadero Baudelaire est en Les Fleurs du mal. Esta coleccin de cien poemas aparecer editada por primera vez el 25 de junio de 1857. Dos meses ms tarde, el 20 de agosto, el libro es condenado por ultraje a la moral pblica: el autor ser penado con 300 francos, el editor con 200, y 6 poemas le sern extirpados.

De Les Fleurs du mal nos limitaremos a sealar que siguen un plan previamente trazado, un itinerario que va desde la exposicin de la miseria en que se halla el hombre Spleen, hasta las tentaciones susceptibles de arrancarlo de ella. Dada su relevancia en las letras, Les Fleurs du mal ha sido suficientemente desarrollado por la crtica y su trascendencia sobrepasa los lmites de este trabajo. Precisamente a este respecto indica Sabatier":

L'oeuvre de Baudelaire, par sa richesse, par ses innombrables avenues, tait prte pourtoutes les interrogations, toutes les confrontations, toutes les dmonstrations. Dans ce champ clos, les analyses se sont multiplies, qu'elles soient philosophiques -marxistes, existentialistes-, psychoanalitiques, psychologiques, politiques, religieuses, etc..[33]

En cuanto al plan calculado, meditativa y voluntariamente por el poeta, Baudelaire escribir a Vigny, a propsito de la edicin de 1861: Le seul loge que je sollicite pour ce livre est qu'on reconnaise qu'il n'est pas un lbum, et qu'il a un commencement et une fin.

Abstengmonos de creer, sin embargo, que el itinerario de Les Fleurs

[33] Op. di., pg. 100.

du mal sea salvador. Si no hay resolucin en el camino de las tentaciones, tampoco la hay en las contradicciones experimentadas en esta poesa de naturaleza cclica.

Baudelaire debe su originalidad potica, ms que a las formas, de las que no es un innovador, a una re valorizacin total de los poderes de la imaginacin y de las imgenes. Desgarrado por un conflicto interno, este maldito experimenta el sentimiento de una unidad profunda, original pero oculta del Ser.

La modernidad de Baudelaire radica en rechazar tanto la poesa como simple medio de expresin como el espacio de una efusin de los sentimientos, establecindola en la clave de una inteligencia nueva del orden aparente u oculto, del mundo y del Yo.

El traductor de Poe, maldito por derecho propio, slo conoci el xito tras su muerte.

VERLAINE

Pal Verlaine, nacido en Metz en 1844, posee la particularidad, junto con la mayora de los poetas del siglo XIX, Hugo, Nerval, Rimbaud (Baudelaire, emparentado polticamente) de ser hijo de militar. Su biografa es digna de maldito.

La caracterstica ms importante de su persona, l mismo lo ha reconocido, es su debilidad. Su vida ser una constante oscilacin entre las tentaciones del mal y del desorden, y su necesidad de orden y de tranquilidad. Esa debilidad le arrastrar hacia el episodio en el que los bigrafos ms se han detenido y se han complacido: su unin con Rimbaud, acentuado por la indudable atraccin que supone el hecho de la manifiesta homosexualidad.

Rimbaud, adolescente, diez aos menor que Verlaine, ha ledo a ste con un entusiasmo fervoroso. Le enva un mensaje acompaado de unos versos. Verlaine, asombrado, lo hace venir desde su Charleville natal. Desde entonces Verlaine, recin casado, menosprecia la vida del hogar, inclinndose cada vez ms a la bebida que le conducir a toda clase de excesos. Ruptura conyugal, fuga de los dos amigos a Arras, despus encuentro en Londres. All, durante un invierno de rigor, sobreviven miserablemente de las escasas lecciones de francs que van cayendo. Penuria, enfermedad, alcohol, la vida de la pareja se enrarece.

El desastre llega en Bruselas, donde Verlaine, en el transcurso de un altercado, efecta dos disparos sobre Rimbaud que resulta herido ligeramente y que le valen al primero dos aos de prisin. A su salida, su mujer, Mathilde, ha obtenido el divorcio, Rimbaud se halla en Inglaterra, Verlaine se encuentra solo.

Pero en la crcel se ha producido la conversin. Entra en una etapa de verdadero misticismo, comulga, se cree salvado.

Posteriormente, y en esto se apartar de la generacin maldita, Verlaine conoce el xito y la consideracin de la sociedad. Acude a Blgica, a Lorena, a Inglaterra, donde pronuncia conferencias. Las sumas que gana son casi fabulosas, pero su destino est trazado: consumido por el alcoholismo, la enfermedad, la miseria, muere el 8 de enero de 1896 en el suelo de la habitacin de Eugenie

Krantz, su ltima amiga.

En cuanto a su obra, Verlaine recibe los influjos de Baudelaire, de Rimbaud y, en menor medida, de Gautier, de Vctor Hugo, de Banville.

De Baudelaire ha tomado, sobre todo, la potica, esa potica en la encrucijada del romanticismo, del Parnaso y del simbolismo. Una poesa encaminada hacia la sensibilidad, la sugestin. Muchos temas fueron prestados por la poesa de Baudelaire, incluso muchos ttulos han sido sacados de los versos del dandy maldito. Pero no conviene exagerar esta influencia. Verlaine posee una sensibilidad con un frescor juvenil muy distinto del de Baudelaire. Es el cantor de la vida y de lo bueno que en ella hay. Incluso en los momentos ms oscuros, Verlaine no llegar nunca al amargor ni a la desolacin de su inspirador.

Rimbaud le ha aportado su intencin de buscar nuevas formas en la poesa.

En la poca de sus relaciones, Rimbaud ha dejado atrs el verso regular. Busca algo nuevo, precisamente lo opuesto. El hallazgo va a ser ms de Verlaine que del propio instigador. La muestra la tenemos en las Romances sans parole.

Las audacias de estilo que en Rimbaud no fueron ms que intentos, puros caprichos, cristalizan en su compaero por el tesn con que supo inculcrselas.

Su carrera literaria no puede, en un espacio como el que nos hemos propuesto, ms que ser esbozada. Al igual que con Baudelaire y con los malditos que nos quedan por ver, no es su obra en especial lo que aqu mueve nuestra atencin -obra, por lo dems, ampliamente tratada por la crtica-, sino su condicin de maldito.

La primera obra de Verlaine son los Pomes saturniens (1866), de corte parnasiano. Ya en ellos descolla la sensualidad y la ternura del autor, poco dado a la frialdad clsica. Pronto abandonar la rigidez del movimiento.

Le siguen las Ftes galantes (1869), ttulo tomado de un cuadro de Watteau.

Algunos han visto en esta coleccin de 22 poemas una segunda obra parnasiana; ciertamente su factura es muy atenta, su arte riguroso y el tema general parece impersonal; pero a las descripciones alegres de la sociedad elegante y frvola del siglo XVIII se mezclan a menudo la melancola o el patetismo.

La Bonne chanson (1870) es una coleccin de 21 poemas en el que la mayora fueron dirigidos a Mathilde, su futura esposa. Se caracterizan por la ternura de los sentimientos, ingenua y entusiasta. Se imagina un porvenir feliz en el calor del hogar. La inquietud del ayer se pierde; nacen el equilibrio y el sosiego.

Romances sans paroles (1874). Es la poca de su amistad con Rimbaud. La paz conyugal se ha roto. Entre el alcohol, las rencillas con su amigo y la miseria de las escapadas, surge la crisis. Romances sans paroles supone una insistencia sobre el predominio para Verlaine de la meloda de las palabras sobre el sentido:

de la musique avant toute chose. Es la afirmacin de un arte potico personal del que el Parnaso ha quedado totalmente ya desterrado.

Sagesse (1881). Culminacin de su poesa, Sagesse fue en parte compuesta en la prisin de Mons, donde el poeta permaneci encerrado por disparar contra Rimbaud. All se siente tocado por la gracia. Se convierte. De esta conversin sincera nace la coleccin en la que busca con humildad la sabidura aparta el orgullo, el odio, para obedecer a la voix terrible de l'amour

Jadis et Nagure (1883). Por estas fechas, Verlaine ha vuelto a caer en los extravos de antao. La exaltacin carnal vuelve a resurgir: Paralllement

Pero el poeta se agota. La genialidad deja paso al talento. Sus ltimas composiciones.

Verlaine queda como el poeta de la espontaneidad, de la fluidez pura de la msica. Si Baudelaire es el maestro del modernismo, Verlaine ser reivindicado como el padre del simbolismo por los mismos simbolistas. Para nosotros va a ser el maldito por excelencia. Otros aportarn motivos biogrficos ms sensacionalistas

(Nerval, Desnos), pero l tomar conciencia de esa sensacin de desprecio ante la sociedad, y de sufrimiento personal del artista, y no slo eso -puesto que no es el nico-, sino que la plasmar en su famoso artculo.

RIMBAUD

Arthur Rimbaud, nacido en 1854, pasa indudablemente por maldito ya nos lo dijo el propio Verlaine. Pero sobre su inclusin entre los simbolistas, las dudas existen. El trabajo, ya citado, de Anna Balakian dedica todo un captulo a rechazar de plano la pertenencia de Rimbaud al movimiento simbolista. Las razones que aporta son dignas de ser tenidas en cuenta. A l nos remitimos[34].

De su biografa hemos destacado algunos rasgos en la propia de Verlaine

Rimbaud es el prototipo de la aventura, del viaje, de la evasin. Muy joven todava, a los quince aos se escapa de su casa por primera vez. Este adolescente de aspecto descuidado llega a Pars en 1871 llamado por Verlaine, donde suscita las mas vivas reacciones. La fuerte influencia de carcter sobre el de sus compaeros es innegable. L'enfant sauvage era dueo de una avasalladora personalidad que desplegaba inexorablemente sobre los dems.

Tras los acontecimientos, ya conocidos, desarrollados junto a Verlaine en 1873, fecha del encarcelamiento de ste, empieza Una saison en enfer que acabar al ao siguiente, y redacta Illuminations.

1875 es el ao de la muerte literaria de Rimbaud. A partir de entonces los viajes y los negocios -para los que estaba sorprendentemente dotado- sern su vida: Stuttgart, Italia, Batavia, Chipre; despus Egipto y frica que recorrer durante diez aos.

En junio de 1891 debe volver a Marsella aquejado por un tumor en la rodilla derecha que acabar con la amputacin de la pierna. Sobrevivir durante algunos meses ms, hasta el 10 de noviembre, entre largos sufrimientos y completamente paraltico. Un maldito en toda la lnea.

[34] Op. cit., pg. 73-92.

Los grandes pilares de su obra son: Posics, en verso, entre 1869 y 1873- Une saison en enfer, 1873, en prosa; lluminations, tambin prosa y cuya polmica sobre la anterioridad o posterioridad con respecto a la anterior sigue todava, aunque la crtica se viene inclinando por la consideracin de que fueron compuestas despus de la Saison.

En esta obra general el poeta intenta solidificar su necesidad de innovacin potica. Para conseguirlo, se impone una metdica alteracin de todos los sentidos y provoca por todos los medios las experiencias capaces de enriquecer su visin.

Lingsticamente, esa renovacin o ruptura con la tradicin se manifiesta en la bsqueda de la alquimia del verbo: encontrar una lengua que permita recuperar el poder de evocacin que se ha perdido y compartir con todos ese universo as reconstruido. De esta forma, el vocabulario mismo debe ser alterado, debe salirse de la norma. La elipsis se convertir en el medio privilegiado de esta situacin favoreciendo el acercamiento de realidades distintas. La lengua debe ser renovada, debe escapar a la pesadez de sus empleos tradicionales.

En esta galera de malditos, nos hemos propuesto restringir la visin particular (y muy concisa) de los poetas a cuatro de ellos, los que ms han destacado por su aportacin a las letras francesas y universales. Ciertamente una eleccin, cualquiera que sea, no est exenta de subjetividad y puede siempre ser criticada, por diferentes razones. Se nos puede achacar el haber dejado fuera a algn poeta digno de ser considerado maldito o, por el contrario, el haber incluido a algn intruso. Francamente, no era cuestin de incluir a todos los citados por Verlaine en su artculo; menos todava, a todos los que, por unas razones o por otras, han merecido -ya lo hemos visto- el calificativo de malditos. Era necesario seleccionar y la eleccin ha recado en los cuatro que unnimemente son considerados como tales. Son los malditos por excelencia

Hemos visto a tres de ellos. El cuarto y ltimo es Stphane Mallarm.

MALLARM

Frente a Rimbaud, toda aventura distinta de la aventura interior de la mente es repudiada por Stphane Mallarm con vehemencia. Su biografa, pues, se prestar poco a las descripciones rocambolescas.

Sus primeros poemas tendrn el corte parnasiano y la influencia de Baudelaire.

Pero poco a poco se va desplazando de sus modelos en la bsqueda de una nueva esttica. Esta empieza a aparecer en su Hrodiade. Es el poema del desafo a lo inexpresable, de las profundidades de lo inconsciente, experiencia metafsica, meditacin dinmica. A partir de l nace una nueva nocin de la poesa fundada en la dificultad a vencer, la sensacin a recibir.

En L'Aprs-midi d'un faiwe, poema parnasiano por la forma y simbolista por la expresin, se unen el realismo de la pasin al ensueo sugerido por los sentimientos ntimos, expresando as los dos polos del autor, la realidad que escapa y la irrealidad perseguida.

A raz de su inclusin en Les poetes maudits de Verlaine y en A rebours de Huysmans, Mallarm conoce la gloria. Aunque sta sea limitada y equvoca, ello va a suponer un afianzamiento en s mismo, y el resto de su obra, principalmente la Prose pour Des Esseintes y Un coup de des, intentar formular su esttica.

Para Mallarm, la poesa debe ser sugestiva. La palabra debe tener un valor musical propio, un poder armnico. El objeto es designado por imgenes alusivas y analogas. La materia del poema se halla dominada por la Idea, emocin intelectual. Mallarm es el poeta del hermetismo.

l y Verlaine sern reivindicados como los maestros del simbolismo, pero si Verlaine influir sobre las generaciones lricas, religiosas, bohemias y tiernas, Mallarm lo har sobre los investigadores de la palabra, de lo sutil, de lo complicado.

La maldicin de este poeta ser la del tremendo esfuerzo por alcanzar esa poesa pura, absoluta y el sinsabor de no haberlo conseguido plenamente.

Nuestro recorrido ha acabado. Los poetas malditos, tanto los que hemos visto como los que han quedado arrinconados en la Historia y, sobre todo, los que vendrn, no lo han acabado todava. Su itinerario ha sido, es y ser el de la incomprensin por parte de la sociedad, el de la adversidad por parte de la vida.

Quiz sea sta una manera ms de destacar. Quiz tambin, un estmulo hacia la introversin y el lirismo. Lo cierto es que por sus hechos sern juzgados; lo que verdaderamente quedar y deber ser valorado ser nica y exclusivamente su obra literaria misma.

***

Los poetas malditos

I. Tristan Corbire

Tristan Corbire era un bretn, un marino y el desdeoso por excelencia, caudal triple. Era un bretn sin asomo de prctica catlica, pero creyente endiablado. Nada tena de marinero ni de militar, menos an de mercader; tan slo, furioso amante del mar, era el jinete de su excesivo mpetu, y en la ms briosa de las grupas montaba en horas de tormenta.

(Cuntanse de l prodigios de loca imprudencia.) Despreciaba el xito y la Gloria hasta el punto de aparentar retarles, y crea eran imbciles en cuanto al poder de moverle a compasin, tan slo fuera un instante.

Dejemos al hombre que tan alto estuvo, y hablemos del poeta.

Como rimador y prosista, nada tiene de impecable, es decir, de abrumador y cargante.

Ninguno de los Grandes como l ha sido impecable, desde Homero, que dormita a veces, hasta Goethe, el muy humano (digan lo que quieran), pasando por Shakespeare, algo ms que irregular... Los impecables son Fulano y Zutano. Tarugos y leos. Corbire era un ser de carne y hueso. As como suena.

Sus versos viven, ren, lloran poco, se mofan a las mil maravillas y se chancean an mejor.

Adems es salobre y amargo como su muy querido Ocano, y a diferencia de este su turbulento amigo, no breza a ningn momento, sino que revuelve siempre los rayos del sol, los de la luna y los de estrellas en la fosforescencia de la marejada y de las enfurecidas olas.

Lleg un momento en que se hizo hombre de Pars, pero sin espritu sucio y mezquino.

Hipos, vmitos, irona feroz y rozagante, conversin de la fiebre y de la bilis, exasperadas en genio, alegra suprema e inverosmil!

Ejemplo:

AUXILIO

Si t, guitarra mal templada,

kriss indio, brbaro tres veces,

caja en los suplicios versada,

con mi pobre voz no enalteces

la dulzura de mi martirio,

y t, cigarro, si a otros yerros

no me llevas, cual faro o cirio...

Maldito este oficio de perros...!

Si la tromba de mi amenaza

pasajera cuando maldigo,

todo lo enturbia o deslavaza,

La mudez sea conmigo...

Y si es mi alma un encendido

mar que no tiene ola ni brisa,

Por estar helado y cocido...

escurro el bulto a toda prisa.

Antes de pasar al Corbire que preferimos aun cuando estemos chiflados por todos sus aspectos, es menester insistir en el Corbire parisiense, en el Desdeoso y el Chancero de todo y de todos, incluso de s mismo.

Leed todava este

EPITAFIO

Se extingui de entusiasmo y muri de pereza;

si vive es por olvido; no ser en una pieza

l mismo y su querida fue su nica tristeza.

No naci de ningn modo;

va donde el viento le deja;

es cual bazofia compleja,

mezcla adltera de todo.

Hecho de qu se yo. Un lince

en cuanto a vista. Oro y poco dinero.

Muchos alimentos y... un esguince

si el bro ha de ser duradero.

Un alma inmensa para quien no tiene violn.

Demasiado amor para un mal garan.

Muchos hombres y... ninguna demostracin.

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Omitimos trozos de los ms regocijantes.

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Sin empaque. Slo engredo

por lo nico. Cnico y bobo.

Creyendo a todos, descredo.

Gust el hasto con arrobo.

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Alma seca, beoda mollera.

Tan suyo, que a s mismo era

fuerza el poderse tolerar;

muri mirndose vivir,

y por no saber acabar

vivi dejndose morir.

Aqu yace este corazn,

flor de fracaso y perfeccin.

Desde luego, sera menester citar toda la parte correspondiente del volumen, o el tomo entero, o mejor an, reeditar la obra nica, Los amores amarillos (Glady frres), publicada en 1873, hoy difcil o imposible de hallar (reedicin Messein), en la cual Villon y Piron se solazaran viendo un rival a menudo afortunado, y los ms ilustres de los verdaderos poetas contemporneos encontraran un maestro, cuando menos de su talla.

Y eso que an no queremos abordar al bretn y al marino sin poner de manifiesto algunos versos sueltos de la parte de Los amores amarillos a que hacemos mencin!

Acerca de un amigo a quien mat la bebida, el postn o la tisis, dijo: Aquel que tan alto silb el falsete de su cancioncilla.

Probablemente, a propsito del mismo era aquello:

Cun exacto a s mismo era el mancebo fuerte.

spero con la vida, dulce con sus ensueos.

Y cun bien y con cuntos pensamientos

risueos ergua la cabeza o la doblaba inerte.

Tambin este soneto endiablado, de un ritmo tan bello:

HORAS

Tenga limosna el malandrn,

un hurgn el espadachn;

humille la mala mirada

otra peor. Mi alma no se halla inmaculada.

Soy el orate de Pamplona.

Temo a la luna, hipocritona,

que re bajo el negro crespn.

Todo est bajo un apagaluces. Maldicin!

Oigo un estruendo de carraca.

La hora suprema se destaca.

Caen campanadas fnebres en la noche a comps.

Escucho ms de catorce horas.

Lgrimas son las horas. Lloras,

corazn mo! Anda, canta...! No cuentes ms.

Entre parntesis, admiremos humildemente este lenguaje robusto, simple en su brutalidad, encantador, pasmosamente correcto, a la par que toda la ciencia del verso que hay, en el fondo, y el tesoro de la rima rara, por no decir rica hasta el exceso.

Y ya es hora de que hablemos de un Corbire ms magnfico an.

Vaya un bretn de cepa dando muestras inconfundibles de su estirpe! Cmo se ve al hijo del monte bajo, del encinar y las riberas! Y cun arraigado tena aquel falso escptico alarmante el recuerdo y el cario de las fuertes creencias, asaz supersticiosas, de sus rudos y tiernos compatriotas de la costa!

Escuchad, o mejor, echad una mirada, o si prefers, escuchad (ante l, cmo expresaremos nuestras sensaciones?) estos fragmentos, tomados al azar, de su Perdn de Santa Ana:

...........................................................

Madre de talla desigual,

duro y buen corazn de roble,

bajo el oro de tu brial

hay un alma bretona y noble.

Faz vieja y verde, desgastada

como la piedra del torrente

por la lgrima enamorada

y el llanto sangriento y ardiente.

...........................................................

Madre de la Virgen divina,

cayado de ciego. Muleta

de las viejas. Dulce madrina

del pobre y del nio de teta.

Flor de la nueva doncellez,

fruto de la fecunda esposa

y consuelo de la viudez

prolongada y menesterosa.

...........................................................

Apidate de la madre-hija

y el nio, que en la senda estn;

que si alguien les tira la guija

las piedras se cambien en pan.

...........................................................

Es imposible reproducir ms de ese Perdn, teniendo en cuenta los restringidos lmites que nos hemos impuesto. Mas nos parecera mal despedirnos de Corbire sin ofrecer completo el poema, que encierra todo el mar, titulado

EL FIN

Cuntos hombres del mar, oh, cuntos capitanes!

VICTOR HUGO.

Todos los capitanes como los marineros

para siempre en el grande Ocano han cado.

Se fueron inconscientes segn sus derroteros

y han muerto exactamente como haban partido.

Tal es su oficio que han muerto con las botas

puestas, en sus capotes envueltos, y unas gotas

de aguardiente en el alma. Mas la Desnarigada no

se acuesta con ellos; es ms bien su criada.

No son muertos. Enteros van en las olas rotas

bajo la turbonada.

Se parece a la muerte un turbin? El velamen

batido por el agua: Tal es cabecear...

y si la arboladura a las olas que braman

azota derribada: Eso es zozobrar...

Analizad el trmino zozobrar... Vuestra Muerte

es muy poquita cosa bajo el temporal fuerte.

Al marino que lucha no le produce efecto

y sonre con pena... No debes estorbar,

fantasma! Ya la muerte toma mejor aspecto:

El mar...!

Ellos no son ahogados, pues los ahogados son

de agua dulce. No; echados a pique. El estrago

alcanza vida y bienes. Con una maldicin

escupen el chicote en un estertor vago

y beben sin arcadas el ms amargo trago

como al beber el bucarn...

Ni tumbas de seis pies, ni atades, ni ratas.

Del tiburn son pasto, y su alma, al quedar sola,

en vez de rezumarse en mseras patatas,

respira en cada ola.

La marejada sigue sublevando la onda.

Parece el vientre inquieto de amor y de embeleco

de alguna prostituta embriagada y cachonda...

Para todos hay hueco!

Escuchad, escuchad la tormenta que brama.

Ese es su aniversario repetido. Poeta,

gurdate tus romances de ciego, porque clama

el mejor De profundis el viento en su trompeta!

Dejadles en los mbitos en donde slo yerra

la muerte de los hombres desnudos y cobrizos

sin fretro, sin cirios... Zascandiles de tierra,

dejad que siempre boguen, pobres advenedizos!

II. Arthur Rimbaud

Con gozo hubimos de conocer a Arthur Rimbaud. Hoy, muchas cosas nos separan, sin que, claro est, haya nunca faltado o disminuido nuestra profunda admiracin por su genio y su carcter.

En aquella poca, relativamente lejana, de nuestra intimidad, Arthur Rimbaud era un nio de diecisis o diecisiete aos, ya por entonces afianzado a todo el caudal potico, que sera menester que el pblico conociera, y del cual ensayaremos un anlisis al tiempo que citemos cuanto nos sea posible.

Fsicamente era alto, bien conformado, casi atltico; su rostro tena el valo del de un ngel desterrado; los despeinados cabellos eran de un color castao claro y los ojos de un azul plido inquietante. Como era de las Ardenas, adems de un lindo dejo del terruo, pronto perdido, posea el don de la asimilacin rpida, propio de sus paisanos, y esto puede explicar la pronta desecacin de su numen (veine) bajo el sol insulso de Pars (hablemos como nuestros antepasados, cuyo lenguaje directo y pulcro, al fin y a la postre, no estaba tan mal).

Empezaremos por la primera parte de la obra de Arthur Rimbaud, producto de la ms tierna adolescencia sublime erupcin, maravillosa pubertad! y luego, examinaremos las diversas evoluciones de este espritu impetuoso, hasta su literario fin.

Abramos aqu un parntesis y, por si estas lneas caen casualmente bajo su mirada, sepa Arthur Rimbaud que nosotros no juzgamos los mviles de los hombres, y tenga por segura nuestra aprobacin (y nuestra negra tristeza tambin) de su abandono de la poesa, supuesto que este abandono haya sido para l lgico, honesto y necesario, lo cual no dudamos.

La obra de Rimbaud, remontndose al periodo de su extrema juventud, es decir, a 1869, 70 y 71, es asaz abundante y formara un respetable volumen. Se compone de poemas generalmente cortos, letrillas, sonetos, o composiciones de cuatro, cinco o seis versos. El poeta nunca emplea el pareado heroico (rime plate). Su verso, firmemente encajado, usa de pocos artificios; hay en l pocas cesuras literarias y no cabalga. La seleccin de palabras es siempre exquisita, a veces pedante adrede. El lenguaje es preciso y permanece claro aun cuando la idea suba de color o el sentido se oscurezca. Las rimas son muy honorables.

No podramos justificar mejor lo que decimos sino presentando al lector el soneto de las

VOCALES

A negra, E blanca, I roja, U verde, O azul: vocales,

dir algn da vuestros latentes nacimientos.

Negra A, jubn velludo de moscones hambrientos

que zumban en las crueles hediondeces letales.

E, candor de neblinas, de tiendas, de reales

lanzas de glaciar fiero y de estremecimientos

de umbrelas; I, las prpuras, los esputos sangrientos,

las risas de los labios furiosos y sensuales.

U, temblores divinos del mar inmenso y verde.

Paz de las heces. Paz con que la alquimia muerde

la sabia frente y deja ms arrugas que enojos.

O, supremo clarn de estridores profundos,

silencios perturbados por ngeles y mundos.

Oh, la Omega, reflejo violeta de sus ojos!

La Musa (vivan nuestros padres!), la Musa, decimos, de Arthur Rimbaud toma todos los tonos, pulsa todas las cuerdas del harpa, rasguea en las de la guitarra y acaricia el rabel con el ms gil de los arcos.

Arthur Rimbaud es zumbn y maligno socarronamente como nadie cuando le conviene, sin dejar de ser por ello ese gran poeta que es por la gracia de Dios.

Pruebas son la Oracin de la tarde y Los sentados, dignos de que nos arrodillemos.

ORACIN DE LA TARDE

Como a un ngel que afeitan, vivo siempre sentado,

empuando algn vaso de profundas estras;

doblado el hipogastrio, miro cmo han zarpado

del puerto de mi pipa tenues escampavas...

Cual clida inmundicia que un palomar ha hollado,

me abrasan dulcemente mltiples fantasas

y es mi corazn triste, rbol ensangrentado

por los jaldes resinas doradas y sombras.

Cuando agoto mis sueos de bebedor asiduo

de cuarenta cuartillos, sin ningn sobresalto

me recojo y expulso el cido residuo.

Tierno como el Seor del cedro y los hisopos,

meo hacia el cielo oscuro, muy lejos y muy alto,

con venia y beneplcito de los heliotropos.

Necesita la composicin Los sentados, para su perfecta comprensin, que refiramos un hecho explicativo.

Arthur Rimbaud era por entonces alumno de segunda en el liceo de... y era muy aficionado a hacer novillos, fumndose las clases. Cuando al fin se cansaba de zancajear da y noche por montes, bosques y llanos vaya un andarn!, llegaba a la biblioteca de la ciudad que callo y peda obras malsonantes para los odos del jefe bibliotecario, cuyo nombre, poco requerido por la posteridad, baila en la punta de mi pluma. Mas para qu nombrara yo a semejante metemuertos en este trabajo maledictino?

El excelente burcrata, que estaba obligado por sus funciones a servir los pedidos de Rimbaud, consistentes en numerosos cuentos orientales y libretti de Favart, alternados con mamotretos cientficos raros y antiguos, renegaba al tener que levantarse por semejante chicuelo y le recomendaba se atuviera a Cicern, Horacio y tambin a algunos griegos. El muchacho, que conoca y, sobre todo, apreciaba a los clsicos mejor que el mismo carcamal, acab por incomodarse, y as hizo la obra maestra en cuestin:

LOS SENTADOS

Picados de viruelas, cubiertos de verrugas,

con sus verdes ojeras, sus dedos sarmentosos,

la coronilla ornada de costras y de arrugas

cual las eflorescencias de los muros ruinosos.

En idilio epilptico han logrado injertar

su osamenta a los grandes esqueletos oscuros

de las sillas; ni un da han podido apartar

los pies de los barrotes raquticos y duros.

Con el temblor doliente de sapos que tiritan,

los vejetes estn al asiento trenzados,

junto al balcn en donde las nieves se marchitan

o entra el sol que los pone tan apergaminados.

Y con ellos los srdidos sillones condescienden;

cede la paja sucia cuando alguno se sienta;

las almas de los idos das de sol se encienden

en las trenzas de espigas donde el grano fermenta.

Y sus dedos pianistas van ensayando a solas,

debajo del asiento, redobles de tambor,

mientras oyen gotear las tristes barcarolas

y sus chollas oscilan con balances de amor.

No hagis que se levanten! Sucede algo espantoso;

se yerguen y enfurruan cual gatos acosados,

y entreabre sus omplatos el berrinche rabioso

que infla sus pantalones con frunces ahuecados.

En las paredes dan con sus cabezas mondas

y arrastran los torcidos monstruosos piececillos.

Llevan unos botones como pupilas hondas

que fascinan las nuestras en los negros pasillos.

Invisible, su mano se complace, homicida.

Se filtra en su mirada el veneno feroz

de los ojos pacientes de la perra tundida,

y trasudamos, vctimas en el aprieto atroz.

Se vuelven a sentar; con los puos crispados

piensan en los que llegan y el reposo les quitan,

y bajo los mentones secos y desmedrados

los racimos de amgdalas se inflaman y se agitan.

Y al cerrar sus viseras el austero letargo,

en el ensueo abrasan sillas embarazadas

y ven proles o cras de asientos a lo largo

de mesas de despacho por ellas rodeadas.

Flores de tinta escupen comas igual que clulas

de polen, y los mecen tiernas y acurrucadas,

cual fila de gladiolos a un vuelo de liblulas

-y exctanles el pene espigas aristadas.

Tenamos afn de reproducir este poema, tan sabia y framente extremado, con toda integridad, hasta el ltimo verso, tan lgico y de un atrevimiento tan feliz. As, el lector puede darse cuenta del poder de irona, del terrible numen del poeta, cuyos dones ms elevados an no hemos considerado, dones supremos, magnfico testimonio de la Inteligencia, prueba arrogante y francesa, muy francesa insistimos en ello en estos das de cobarde internacionalismo, de superioridad natural y mstica de raza y casta, incontestables afirmaciones del podero inmortal del Espritu, del Alma y del Corazn humanos; a saber: la Gracia, la Fuerza y la gran Retrica, negada por nuestros interesantes, sutiles y pintorescos (estrechos y ms que estrechos) Naturalistas limitados de 1883.

En cuanto a Fuerza, he aqu una muestra en las composiciones insertas; pero est todava tan revestida de paradoja y de temible buen humor, que ms bien parece disfrazada.

Volveremos a topar con ella al final del presente trabajo y la hallaremos completamente bella y pura. Por ahora, nos halaga la Gracia, una gracia particular, hasta hoy desconocida, en la que lo extrao y lo inslito salan y encienden con especias la extremada dulzura, o sea la simplicidad divina del pensamiento y del estilo.

En ninguna parte, en literatura alguna, hemos hallado algo tan tierno y tan bravo a la vez, tan amablemente caricaturesco y cordial, tan bueno como el raudal franco, sonoro, magistral de

LOS BOQUIABIERTOS

Nios mendigos. Ha nevado.

Al tragaluz iluminado

los pobres van

porque les trae al retortero

el ver cmo hace el panadero

el rubio pan.

Miran la masa gris en torno

del brazo blanco que del horno

es auxiliar.

El panadero el buen pan cuece,

la sonrisa en su boca mece

algn cantar.

Apretaditos, ni uno alienta

junto al ventano que calienta

como un regazo.

Cuando al hacer una ensaimada

saca el pan ureo de la hornada

el fuerte brazo,

cuando al cobijo del ahumado

techo, el cuscurro perfumado

canta muy bajo

y a ellos les llega la vaharada

est su alma deslumbrada

bajo el andrajo.

Sienten que aquello da la vida

bajo la escarcha a su aterida

faz de angelotes;

sus hociquitos como rosas

entre las rejas dicen cosas

a los barrotes.

Y tanto rezan sus plegarias

al entrever las luminarias

del cielo abierto,

que desgarran sus pantalones

y hace que tiemblen sus faldones

el aire yerto.

Qu me decs de esto? Nosotros, al encontrar en otro arte las analogas que la originalidad de este pequeo cuadro nos prohbe buscar entre todos los posibles poetas, afirmamos que es algo mejor y peor a un tiempo como lo que Goya hizo. No os quepa la ms leve duda de que, si Goya y Murillo fueran consultados, me daran la razn.

Arte y lienzo y alma de Goya son tambin Las Espulgadoras, pero de una grotesca luz exasperada, blanco sobre blanco, con efectos azules o rosados y de una pincelada singular rayana en lo fantstico. Mas cun superior es siempre al pintor el poeta que cuenta con la alta emocin y el canto de las buenas rimas!

LAS ESPULGADORAS

Cuando la infantil frente en su roja tormenta

implora el blanco enjambre de los sueos borrosos,

sus dos hermanas llegan y cada una ostenta

las uas argentinas de sus dedos graciosos.

Sientan al nio enfrente de una ventana abierta,

al aire azul que baa las abundantes flores

y por su pelamesa de roco cubierta

pasan sus dedos crueles, finos, encantadores.

Y sus respiraciones furiosas y furtivas

con la miel de sus rosas le rozan sin cesar.

Solamente su soplo interrumpen salivas

chupadas por los labios o ganas de besar.

De las negras pestaas escucha las cadencias

en las pausas fragantes y, elctricos y flojos,

siente que dan los dedos con grises indolencias

entre las regias uas la muerte a los piojos.

Da el vino de la dulce Pereza su delicia

con acordes de harmnica que puede delirar

y el nio siente, al lento comps de la caricia,

cmo nacen y mueren las ganas de llorar.

Hasta la irregularidad de rima de la primera estrofa, hasta la ltima oracin que queda suspendida y cortada a pico, sin conjuncin con la anterior y rematada con el punto final, todo contribuye por la ligereza de bosquejo y el temblor de factura al delicado encanto de este trozo. Sobre todo en algunos versos que parecen prolongarse en ensueo y msica, no es cierto que su balanceo rtmico es de estirpe lamartiniana? Hasta propia de Racine osaramos decir y tambin por qu no habramos de confesar que es a veces virgiliana?

Muchos otros ejemplos de ese donaire exquisitamente perverso o casto con que nos enajenamos y arrobamos nos tientan ahora, pero los lmites normales del siguiente ensayo, de por s extenso, nos obligan a pasar por alto muchos milagros de delicadeza, y de ese modo entraremos en el imperio de la Fuerza esplendida desde donde nos requiere el mgico

BARCO EBRIO

Yo sent al descender los impasibles Ros

que ya no me sirgaban mis conductores rudos;

de blanco a pieles-rojas chillones y bravos

sirvieron en los postes, clavados y desnudos.

Por las tripulaciones nunca tuve inters

y cuando termin la cruel algaraba,

a m, barco de trigo y de algodn ingls,

me dejaron los Ros ir adonde quera.

Bogu en un cabrilleante furor de marejadas

ms sordo e insensible que meollo de infantes

y las viejas Pennsulas por el mar desgajadas

no han sufrido vaivenes ms recios y triunfantes.

La tempestad bendijo mi despertar marino.

Diez noches he bailado ms leve que un tapn

sobre olas que a las vctimas abran el camino,

sin lamentar la necia mirada de un farn.

Cual para el nio poma modorra, regodeo

fue para el agua verde este casco de pino;

dispersando el timn y perdiendo el arpeo

me lav de inmundicias y de manchas de vino.

Desde entonces me baa el poema del mar

lactascente, infundido de astros; muchas veces,

devorando lo azul, en l se va pasar

un pensativo ahogado de turbias palideces.

Algo tie la azul inmensidad y delira

en ritmos lentos, bajo el diurno resplandor.

Ms fuerte que el alcohol, ms vasta que una lira

fermenta la amargura de las pecas de amor.

He visto las resacas, la tormenta sonora,

las corrientes, las mangas -y de todo s el nombre-;

cual vuelo de palomas a la exaltada aurora,

y alguna vez he visto lo que cree ver el hombre.

Yo he visto al sol manchado de msticos horrores,

alumbrando cuajados violceos sedimentos.

Cual en dramas remotos los reflujos actores

lanzaban en un vuelo sus estremecimientos.

So en la noche verde de espuma y nieve ahita

-en los ojos del mar, lentos besos de amor-

y en la circulacin de la savia inaudita

que arrastra ureo y azul, al fsforo cantor.

Asaltando arrecifes, un mes tras otro mes,

segu a la marejada histrica y vesnica,

sin creer que las Maras con sus flgidos pies

cortaran el resuello a la jeta ocenica.

No sabis... ! D con muchas increbles Floridas,

con ojos de panteras y con pieles humanas

mezclbanse arcos-iris, tendidos como bridas,

al rebao marino de las verdosas lanas.

He visto fermentar las enormes lagunas

en cuyas espadaas se pudre un Leviathn

y he visto, con bonanza, desplomndose algunas

cataratas remotas que a los abismos van...

Vi el sol de plata, el ncar del mar, el cielo ardiente,

horrores encallados en las pardas bahas

y mucha retorcida y gigante serpiente

cayendo de los rboles, con fragancias sombras.

Quisiera yo ensear a un nio esas doradas

de la onda azul. pescados cantores, rutilantes...

Me bandijo la espuma al salir de las radas

y el inefable viento me elev por instantes...

Fui mrtir de los polos y las zonas hastiado,

el sollozo del mar dulcific mi arfada;

con flores amarillas ventosas fui obsequiado,

y me qued como una mujer arrodillada.

Igual que una pennsula llevaba las disputas

y el fimo de chillonas aves de ojos melados,

y mientras yo bogaba, de entre jarcias enjutas

bajaban a dormir, de espaldas, los ahogados.

Y yo, barco perdido entre la cabellera

de ensenadas, al ter echado por la racha,

no merec el remolque de anseticas veleras

ni de los monitores, nave de agua borracha.

Humeante, libre, ornado de neblinas violetas

segu el cielo rojizo con bro de segur

llevando -almbar grato a los buenos poetas-

mis lquenes de sol y mis mocos de azur.

Las lnulas elctricas me fueron recubriendo,

almada, escoltada por negros hipocampos.

Las ardientes canculas golpearon abatiendo

en trombas, a los cielos de ultramarinos lampos.

Yo que tembl al or a travs latitudes

el rugir de los Behemots y los Maelstroms en celo,

eterno navegante de azuladas quietudes,

por los muelles de Europa ahora estoy sin consuelo.

Yo vi los archipilagos siderales que el hondo

y delirante cielo abren al bogador.

Te recoges t y duermes en las noches sin fondo,

milln de aves de oro, venidero Vigor?

El acre amor me ha henchido de embriagador letargo.

Llor mucho. Las albas son siempre lacerantes.

Toda luna es atroz y todo sol amargo.

Que se rompa mi quilla y vaya al mar cuanto antes!

Si yo anso algn agua de Europa es la del charco

negro y fro en el cual, al caer la tarde rosa,

en cuclillas y triste, un nio suelta un barco

endeble y delicado como una mariposa.

Ya nunca ms podr, olas acariciantes,

aventajar a otros transportes de algodn,

ni cruzando el orgullo de banderas flameantes

nadar junto a los ojos horribles de un pontn.

Y qu opinin formularamos acerca de Las primeras comuniones, poema demasiado largo para tener lugar aqu, sobre todo despus de tanto exceso en las citas, y del cual, por otra parte, detestamos el fondo por parecernos que deriva de un malhadado contacto con el Michelet senil e impo, aquel Michelet de debajo de la ropa sucia de las mujeres, nfimo Parny (al otro Michelet nadie le adora como nosotros)? S, ciertamente, qu parecer emitiramos acerca de este trozo colosal que no fuera confesar que en l nos placen la sabia disposicin y todos los versos sin excepcin alguna? Los hay como stos:

Los cielos veteados de verde, en los finales

latinos, de las Frentes baan el arrebol

y manchados con sangres de pechos celestiales

los grandes velos nveos caen sobre cada sol.

Pars se repuebla, composicin escrita despus de la Semana sangrienta, es un hervidero de bellezas:

.......................

Tapad palacios muertos con vallas maderas!

Los viejos das vuelven ofreciendo a los ojos

el rebao de las que retuercen las caderas.

.......................

Cuando tan rudamente en las iras danzaras,

Pars, y te asestara tanta herida el pual;

cuando yaces, guardando en tus pupilas claras

algo de la bondad de un retoo vernal.