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ESTRELLA POLICIAL PUBLICACIÓN DEL COLEGIO DE GENERALES DE LA POLICÍA NACIONAL DE COLOMBIA AÑO 5 / EDICIÓN 15 / DICIEMBRE DE 2015 / BOGOTÁ D,C. - COLOMBIA / ISSN 1909-0269 “La credibilidad y confianza en nuestras instituciones, es un invaluable patrimonio moral que ha significado la sinergia y la estabilidad de nuestro Estado de Derecho.” Ascensos en los mandos policiales E l Gobierno Nacional, con aprobación del Congreso, dispuso el ascenso al grado de General al Mayor General Luis Gilberto Ramírez Calle (izquierda) y de Mayor General al Bri- gadier General Carlos Enrique Rodríguez González (derecha), ceremonia presidida por el doctor Juan Manuel Santos Calderon. Por su parte, el Ministro de Defensa Nacional doctor Luis Carlos Villegas presidió la ceremonia de imposición de condecoraciones y ascensos para los oficiales superiores y subalternos en la Escuela de Cadetes de Policía “General Francisco de Paula Santander” (abajo).

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EstrElla Policialpublicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia

año 5 / edición 15 / diciembre de 2015 / bogotá d,c. - colombia / issn 1909-0269

“La credibilidad y confianza en nuestras instituciones,

es un invaluable patrimonio moral que ha significado la sinergia y la estabilidad de nuestro

Estado de Derecho.”

Ascensos en los mandos policiales

El Gobierno Nacional, con aprobación del Congreso, dispuso el ascenso al grado de General al Mayor General Luis Gilberto Ramírez Calle (izquierda) y de Mayor General al Bri-gadier General Carlos Enrique Rodríguez González (derecha), ceremonia presidida por el doctor Juan Manuel Santos Calderon.

Por su parte, el Ministro de Defensa Nacional doctor Luis Carlos Villegas presidió la ceremonia de imposición de condecoraciones y ascensos para los oficiales superiores y subalternos en la Escuela de Cadetes de Policía “General Francisco de Paula Santander” (abajo).

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publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia

¿Investigación o Reforma?

Por: Mayor general (RA) HECTOR DARIO CASTRO CABRERAPresidente del Colegio de Generales de la Policía Nacional

La dinámica Social, hace que las Instituciones se vayan adecuando a los cambios que la comunidad introduce en el devenir históri-co de su desarrollo. Algunas Instituciones lo requieren más que otras, con base en su grado de importancia para la sociedad. Si nos referimos a la Policia Nacional, debemos recordar lo que ella significa y lo que de ella se ha pensado y se sigue pensando sobre el rol que bebe cumplir en la construcción de tejido social, como

elemento fundamental para la convivencia pacífica, como fin esencial de un Estado de Derecho. Analizando lo que se ha expresado sobre la Policia desde los albores de nuestra institucionalidad, nadie en lo que se sabe de su existencia, se ha opuesto a su desarrollo y a su progreso ni se le ha negado su importancia, antes por el contrario se le ha reconocido el prota-gonismo que debe tener para la vida y la salud de nuestra nación.

Desde la época de la Colonia, los Virreyes se ocuparon de la segu-ridad de esas nacientes comunidades. En los albores de nuestra vida independiente, Bolívar y Santander actuaron con firmeza para conju-rar las amenazas a la convivencia y en nuestra vida republicana, se han escuchado inolvidables palabras de Presidentes, ministros, y estudiosos de la comunidad, como oportunamente lo recordara el señor General Víctor Alberto Delgado Mallarino, en un artículo que se publica en esta edición, quien refiere las palabras del Doctor Carlos Holguín Mallarino, como Ministro de Gobierno del Presidente Rafael Núñez, en 1.888, cuando ante el Congreso nacional Expresó:

“Deseo que consagréis preferente atención al importante ramo de la Policía, que en todos los países civilizados se considera uno de los agen-tes más poderosos para el buen gobierno de los pueblos. En Europa, como en los Estados Unidos, es objeto de grande esmero y minucioso cuidado la organización de estos Cuerpos, porque ellos son la avanzada, por decirlo así, de los ejércitos para la conservación de la paz pública y la tranquilidad social, al mismo tiempo que fuerza imponderable para todo lo que tiene que ver con la moralidad y las buenas costumbres.”

Posteriormente el doctor Alberto Lleras Camargo, cuando se inicia-ba otra época de esperanza y Colombia soñaba con la paz, después de las negociaciones que se desarrollaron en Benidorm España, entre quienes estaban generando la violencia en esa época, que condujo a los acuerdos de cese del conflicto entre Liberales y Conservadores, cuando se decidió que se alternarían el poder, estos dos grupos políticos, para evitar que en la disputa por el derecho a gobernar acudieran a la violencia. En ese momento trascendental de nuestra historia, el ungido primer Presidente del Frente Nacional, recordaba a los colombianos que la Policia es una Institución de gran importancia para la nación, porque según su pro-

pia apreciación, “para muchos, quizás para la gran mayoría de nuestros compatriotas, la primera y en ocasiones, la única manifestación de la presencia del estado, es la Policia”, para concluir con sobrada razón que, “habrá un buen o mal gobierno si hay una buena o mala Policia”. Creo que esta es la mayor referencia en materia Policial, ante cualquier inten-to de modernización o redireccionamiento de un Estado.

Como se observa, esta no es la primera vez que los colombianos nos ilusionamos con la Paz ni es un sueño que se retrotrae a solo cincuen-ta años. Parece que desde la Colonia, siempre hemos añorado la Paz que nos ha sido desafortunadamente esquiva y Dios quiera que en esta oportunidad si se haga realidad. Como en esta ocasión también se habla de paz, de un Estado más incluyente y fuerte para que pueda lograr sus objetivos fundamentales, se vuelve a hablar de la Policia como una ins-titución esencial para el postconflicto.

Qué bueno que así se piense y así se obre pero que acorde con esa con-cepción se le dé un impulso que la fortalezca y no que por un afán de pro-tagonismo o quizás con intereses personales o de grupo, se vaya a debilitar.

Las reformas apresuradas, no han sido la mejor experiencia, debe-mos seguir la máxima napoleónica de “vístame despacio que estoy de prisa”, conviene estudiar detenidamente las proyecciones, incluyendo la opinión de la reserva policial, que no solo conocemos la historia de la Policia sino que también la hemos vivido, como lo prometió el señor Presidente de la Republica en una reunión que sostuvimos con El en el salón Obregón de la casa de Nariño, reformas que resulta conveniente aplicar “solo cuando Colombia sea un país normal”, según el pensa-miento expresado en esa reunión por el primer Mandatario.

También se debe tener en cuenta que es de suma importancia que la Policia enfrente la reforma fortalecida y no debilitada, por lo que nos preocupa la situación actual, en la que por señalamientos individuales a miembros de la institución, aun no verificados, se le ha afectado su me-recido y bien ganado buen nombre y prestigio, cuando estas denuncias, una vez establecidas las responsabilidades, deben acarrear consecuencias personales y no institucionales y que de manera aleatoria o como con-secuencia de esto no se deben proponer reformas, son dos situaciones independientes, las denuncias y las reformas.

No es el mejor momento para avocar el tema de las reformas, de-bemos solucionar primero los inconvenientes denunciados, esperar que las autoridades competentes realicen las investigaciones, determinen su ocurrencia, establezcan responsabilidades y tomen las decisiones y luego si proceder al tema de las reformas.

Reitero, a la Institución no se le debe someter a procesos de refor-mas en situación de cuestionamientos por situaciones aún no corrobora-das que pueden generarle debilidad, esto no le conviene a la Institución y menos aún a la nación ni al Estado de Derecho.

Av. Boyacá No.142A-55 Bogotá, D.C.Web. www.colgenerales.com.co

Correo Electrónico: [email protected]

DIRECTOR GENERAL

MG. (RA) Héctor Darío Castro CabreraPresidente Junta Directiva

JUNTA DIRECTIVAVicepresidente

BG. (RA) Gustavo Socha SalamancaVocales principales

MG. (RA) Carlos Alberto Pulido BarrantesBG. (RA) José Laureano Sánchez Guerrero

Vocales SuplentesMG. (RA) Jaime Augusto Vera GaravitoBG. (RA) Guillermo Julio Cháves Ocaña

FiscalBG (RA) Jorge Alirio Barón Leguizamón

Secretario EjecutivoBG. (RA) Héctor García Guzmán

CONSEJO DE REDACCIÓNGeneral (RA) Víctor Alberto Delgado Mallarino

General (RA) Miguel Antonio Gómez PadillaBG. (RA) Fabio Arturo Londoño CárdenasBG. (RA) José Domingo Murcia Florián

BG. (RA) Pablo Elbert Rojas Flórez

EDITORBG. Guillermo León Diettes Pérez

FOTOGRAFÍA

Estrella PolicialArchivo Revista Policía Nacional

DISEÑO E IMPRESIÓN

Editorial La Unidad S. A. El NuEvo Siglo4139200 - ExT. 124

NOTA: Los artículos no reflejan el pensamiento del

Colegio de Generales de la Policía Nacional, son de exclusiva responsabilidad de sus autores, y por

razones de espacio podrán ser editados.

EstrElla Policialpublicación del colegio de generales

de la policía nacional de colombia

Edición Nº 15ISSN 1909-0269

FOTO PORTADA: Ceremonia de ascenso a oficiales generales en la Escuela Militar de Cadetes “José María Córdoba”; en la parte inferior los ascensos de oficiales subalter-nos y superiores en la Escuela de Cadetes

de Policía “General Francisco de Paula Santander”.

“Caballerosidad, gratitud y afecto”

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publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia

Por: el doctor MIGuEl SANTAMARíA DávIlA*Presidente de la Sociedad Bolivariana de Colombia.

La generosidad e inmenso patriotismo de Monseñor Juan Miguel Huertas, guardián de los restos de los héroes de la Patria que perdieron sus vidas por la libertad, nos ha permitido que hoy 17 de diciembre, este-mos en este maravilloso lugar para reme-morar la vida, obra y cristiana muerte del

máximo héroe de la Patria, Simón Bolívar.Cumplimos aquí uno de los fundamentales

prospectos de la Sociedad Bolivariana de Colom-bia, como es el de guardar y acrecentar en lo posible la memoria y el ideario de nuestro máximo héroe.

Bolívar fue uno de los más notables oradores militares del mundo, sus arengas breves, contun-dentes y dichas antes de romperse los fuegos, al frente de sus gloriosos soldados, para que fueran sin bacilar al triunfo o a la muerte, conmovieron a todas las almas de sus seguidores para inducirlos a la lucha heroica por la libertad de la Patria.

Con la mente puesta en la grandeza del “genio de la gloria”, es en esta emblemática iglesia de Cristo donde fulguran las grandes hazañas de los mejores hijos que dio nuestra Patria en épocas de congoja y dolor. Por eso, al participar bajo este techo sacro en una Eucaristía que fortalezca nuestros espíritus y a la impronta de nuestras plegarias por el alma esplendorosa del Libertador y al propio tiempo, ro-gamos porque se fortalezca nuestra fe en el limpio porvenir y sobre todo para tratar de seguir a nuestro héroe y glorificarlo en su ejemplar existencia.

En medio de la noche que amenaza al mundo, especialmente a nuestro país, cuando sentimos el trepidar de los cimientos de la juridicidad y no que-remos oír la muda protesta de millones de tumbas abiertas por el odio, la incomprensión y las pasio-nes desenfrenadas, solo hay una cumbre a donde no llegan las olas borrascosas, que es el patriotismo, junto al amor, al pedazo de suelo que nos sostiene y al girón de cielo que nos cubre y que brilla en nuestros ojos, sueña en nuestras mentes, solloza en el dolor de nuestro llanto y se hace canción en nues-tros labios. Esa es la Patria hecha color en la bandera que nos inspira a lograr prodigios enormes que van en nuestros sueños y nos hace pensar que si todo llegase a perecer, ondeará gloriosa nuestra bandera solitaria en la cumbre de nuestra cordillera.

La causa de nuestro presente es el pasado, y la causa de nuestro futuro será el presente. Por eso, como hoy, lo será muchas veces, el rendir perma-nente culto a la memoria de nuestro máximo hé-roe, en la esperanza que la majestad y grandeza de su pensamiento ilumine un promisorio futuro para la Patria y además rendir justo homenaje y profun-do desagravio a ese hombre inmenso que quiso vivir aquí donde se inició la sombra creciente de su gloria.

Bolívar fue un hombre fulgurante, modelo de triunfador, que sometió a la fortuna para vencer,

Homenaje al Libertador en el 185 aniversario de su muerte

porque fue la encarnación de la fuerza y de la ac-ción, apareciendo como un titán, a quien las cade-nas jamás pudieron detener.

Estamos aquí, llenos de esperanza, en la fuerza que nos otorga el Creador para soportar las ame-nazas que acechan nuestra heredad gloriosa, para que un mañana no nos encuentre débiles frente al enemigo. Por eso, nuestra humilde pero afanosa petición al pie del altar del Dios. Quien todo lo puede, es que anime nuestras almas, junto al co-razón heroico y generoso de nuestros fundadores.

Soñó Bolívar la libertad americana, y el escena-rio de sus ideales fue todo un mundo, y paseó sus deseos de independencia por todo el continente, junto con sus ímpetus de gigante por cada rincón de nuestras tierras. Eso es lo que nos anima, en me-dio de la oscuridad en que estamos, donde aún no apunta la aurora de la paz ansiada, por eso pedimos que su ejemplo y mandato nunca nos deje opacar el sol de la libertad y de una democracia verdadera.

Hablemos de la paz en los espíritus, consi-guiéndola así sea muy difícil el izar la bandera de la justicia sobre las ruinas de la injusticia, porque no es fácil levantar altares de paz sobre las tumbas que cavaron la ira, la injuria y el odio. Es indis-pensable que debamos volver los ojos a la juven-

tud y a la niñez, pues si logramos educarlos con amor a la Patria, con toda nuestra tradición hu-manística, tal vez así podamos asegurar un futuro mejor y sin amenazas.

Hay que familiarizar a la juventud con nues-tros héroes, y principalmente con el Libertador, que nos legó la libertad ansiada, ganándola en los campos de batalla. No desfallezcamos en el justo recuerdo del Libertador, y además pidiéndole al Dios de Colombia que nos fortalezca para evitar que no se nos apague el sol de la libertad y se pue-dan mantener los generosos empeños de progre-so, con nobles ideales, y que el patriotismo arda como una lámpara votiva de amor a la Patria y a sus símbolos venerables, defendidos con el heroís-mo de nuestras gloriosas Fuerzas Armadas, a veces amenazadas por la incomprensión y la injusticia.

Aprovechemos hoy para pedirle fervorosamen-te, en este paradigmático templo al Creador, para que nos dé el coraje para superar todas las situacio-nes que a veces nos duelen y para que impidan que nuestras instituciones puedan llegar a flaquear ante la avalancha revolucionaria y que un país lleno de experiencias de gloria, de dignidad y de honor, pue-da ser forzado a arrodillarse frente a sus verdugos.

*Pronunciado en la iglesia de Veracruz, Panteón Nacional, el 17 de diciembre de 2015.

Soñó Bolívar la libertad americana, y el escenario de sus ideales fue todo un mundo, y paseó sus deseos de independencia por todo el continente, junto con sus ímpetus de gigante por cada rincón de nuestras tierras.

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publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia

No se recomienda el uso de la @, que no es un signo lingüístico, sobre todo teniendo en cuenta la variedad de recursos que ofrece la lengua para evitar un uso no sexista del lenguaje.

Por: HERNáN AlEjANDRO OlANO GARCíA Miembro Correspondiente de la Academia Boyacense

de la lengua y Director de Humanidades de la universidad de la Sabana.

El conjunto de la humanidad está forma-do por mujeres y hombres: personas, sin que esto signifique prácticas divergentes ni discriminatorias, ni mucho menos, que afecten su dignidad humana.

El sistema lingüístico del castella-no ofrece posibilidades para que no se

produzca discriminación sexual en su uso. Existen múltiples recursos lingüísticos que no requieren desdoblar continuamente (que es lo que la mayo-ría entiende como solución al sexismo del lengua-je); se trata de utilizar estrategias y recursos que posee nuestra lengua y que no faltan ni a la gra-mática, ni contravienen el principio de economía del lenguaje, sino todo lo contrario.

Con el fin de normalizar los formatos y armo-nizar las presentaciones verbales o escritas, me ha solicitado el Vicerrector de Procesos académicos de la Universidad de La Sabana sugerirle unas lí-neas directrices de uso interno y externo que mar-quen la diferencia ante los términos sensibles en el uso del idioma y construyan un estilo propio neu-tro para hablar. Es importante reflexionar acerca de los siguientes términos: 1. Acepciones de la expresión discriminar. La

expresión discriminar tiene tres acepciones. Una primera es neutral y es sinónimo de dis-tinguir, de diferenciar, sin valorar esto como algo bueno o malo. La segunda es valorativa en sentido positivo y alude a una capacidad intelectual de distinguir entre productos de diversas calidades y elegir el mejor entre ellos. La tercera es valorativa en sentido negativo y

consiste en establecer una diferencia de tra-to injusta, arbitraria, carente de justificación, irracional o desproporcionada. Esta última es la significación habitual de la expresión en el ámbito jurídico.

2. Principio de no discriminación y principio de igualdad. Entre el principio de igualdad y el principio de no discriminación existe una relación estrecha, aunque no son lo mismo. Por ello, una más adecuada comprensión del vocablo discriminación exige relacionarlo con el principio de igualdad.

2.1 El principio de igualdad. La formulación clási-ca del principio de igualdad corresponde a Aris-tóteles y expresa que la igualdad exige tratar de la misma manera a lo igual y de diversa manera a lo desigual. Esta definición está integrada por dos prescripciones. La primera exige tratar de la misma manera a lo igual, mientras la segunda exige tratar de diversa manera a lo desigual. La primera parte de la formulación clásica del prin-cipio de igualdad, que genera el mandato de tra-tar de la misma manera a lo igual, se denomina igualdad por equiparación, pues se cumple con dicho mandato si se equipara.

Equiparar, que en un sentido corriente alude a colocar en el mismo lugar, significa, en un sentido jurídico, otorgar el mismo tratamiento normativo, es decir, atribuir las mismas conse-cuencias jurídicas.

La segunda parte de la formulación clásica del principio de igualdad, que genera el mandato de tratar de diversa manera a lo desigual, se denomina igualdad por diferenciación, pues se cumple con dicho mandato si se diferencia. Diferenciar significa, en un sentido jurídico, otorgar diverso tratamiento normativo, es de-

cir, atribuir diversas consecuencias jurídicas. De este modo, y en síntesis, el principio de

igualdad se cumple no sólo cuando se trata de la misma manera a lo igual, vulnerando la igualdad por equiparación, sino también cuan-do se trata de diversa manera a lo desigual, vul-nerando la igualdad por diferenciación.

2.2 El principio de no discriminación como contravención a la igualdad por equipara-ción. El principio de no discriminación pro-híbe establecer diferencias de trato entre los iguales. De este modo, constituiría una apli-cación de la primera parte del principio de igualdad (la igualdad por equiparación), pero bajo fórmula de prohibición. En efecto, mien-tras la primera parte del principio de igualdad exige tratar de la misma manera a lo igual, el principio de- no discriminación prohíbe tratar de diversa manera a lo igual. En consecuencia, el principio de no discriminación constituiría una aplicación o explicación de la primera par-te del principio de igualdad, pero bajo la mo-dalidad de prohibición. Sin embargo, en los últimos años algunos

autores han comenzado a sostener que también existe discriminación, cuando se trata de la misma manera a lo desigual.

Es lo que se denomina discriminación por in-diferenciación, aunque también se han empleado las expresiones «discriminación por indiscrimina-ción» y «desigualdad por indiferenciación». Sin embargo, en este caso no se trata del principio de no discriminación, sino de un principio que puede ser denominado de no discriminación por indiferenciación y que prohibiría tratar de la mis-ma manera a lo desigual. Este principio de no dis-criminación por indiferenciación constituiría una

¿Todas y todos?

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publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia

El sistema lingüístico del castellano ofrece posibilidades para que no se produzca discriminación sexual en su uso.

aplicación o explicación de la segunda parte del principio de igualdad (la igualdad por diferencia-ción), pero bajo la modalidad de prohibición.

En síntesis, el principio de no discriminación no es lo mismo que el principio de igualdad, sino sólo una aplicación de la primera parte de este úl-timo desde la modalidad de prohibición. De este modo, la exigencia de tratar de la misma manera a lo igual y la prohibición de discriminar expresan una misma idea. En otras palabras, cuando se in-fringe la igualdad por equiparación se está vulne-rando el principio de no discriminación.

No obstante, el principio de no discrimina-ción no abarca la segunda parte del principio de igualdad. Cuando se vulnera este último, es decir, cuando se trata de la misma manera a lo desigual, la doctrina ha explicado que se ha incurrido en discriminación por indiferenciación.

Sin embargo, en tal caso no se puede afirmar que se ha vulnerado el principio de no discrimina-ción; porque no se han establecido diferencias de trato injustas o carentes de justificación, sino que precisamente ha faltado establecer una diferencia de trato.

De acuerdo con lo que se viene diciendo, el principio de igualdad se vulnera en dos casos.

Primero, cuando se discrimina, es decir, cuan-do se trata de diversa manera a lo igual. Segun-do, cuando se discrimina por indiferenciación, es decir, cuando se trata de la misma manera a lo desigual. En este mismo sentido, la Corte Cons-titucional colombiana ha explicado en la senten-cia T-1258 de 2008, de 15 de diciembre, párrafo 4.1.3, que a estas propiedades o condiciones se les ha dado el nombre en la doctrina constitucional contemporánea de «categorías sospechosas», por-que han estado ligadas históricamente a prácticas discriminatorias.

Más allá de fórmulas como el ‘todos y todas, la ponente de la Sentencia constitucional propuso buscar nuevas expresiones dentro del rico acervo del léxico castellano. “Por ejemplo, en lugar de de-cir, ‘tenemos que hacer un esfuerzo entre todos’, podemos utilizar, ‘tenemos que hacer un esfuerzo conjunto’, señala”.

En los casos en los que el texto se refiera a quien posee la titularidad de una entidad, área o institución, el lenguaje se adecuará al masculino o al femenino en función de si se trata de un hom-bre o una mujer. Es importante recordar que la lengua castellana tiene marca de género por lo que los cargos ocupados por mujeres deben recogerse en femenino. Vgr.: La Vicerrectora.

Se utilizarán, siempre que sea posible, las de-nominaciones de cargos, profesiones y titulacio-nes en femenino, mediante el morfema de género y/o el artículo. Cuando su uso se haga en plural, se evitará la utilización del genérico masculino. Vgr.: Es inadecuado hablar de los vicerrectores y las vi-cerrectoras.

No se recomienda el uso de la @, que no es un signo lingüístico, sobre todo teniendo en cuenta la variedad de recursos que ofrece la lengua para evitar un uso no sexista del lenguaje.

Nuestros documentos administrativos deben dirigirse a las personas con fórmulas que nombren específicamente a las mujeres cuando se conoce su sexo. Cuando se desconoce quién será la persona destinataria, se usarán fórmulas que engloben a am-bos sexos, evitando el uso del masculino genérico.

Otros ejemplos: l El responsable: La persona responsable. l El solicitante: Las personas solicitantes. l Quienes soliciten. Interesado: Persona intere-

sada. l Interesado e interesada. l Los alumnos: Los alumnos y las alumnas. El

alumnado. l Los aspirantes: Las personas aspirantes. Quie-

nes aspiren. Quienes concurran. l Los becarios: Las personas. becarias. Los beca-

rios y/o becarias. Quienes sean titulares de las becas.

l Los beneficiarios: Las personas beneficiarias. Los candidatos: Las personas candidatas.

Quienes opten. Quienes concurran.

l Los trabajadores y/o empleados: Plantilla, per-sonal. Trabajadores y trabajadoras. Empleado y empleada. Funcionario, funcionaria.

Bibliografía. Adaptación de ejemplos y textos, con base en las recomenda-ciones encontradas en: http://portal.uned.es/pls/portal/docs/PAGE/UNED_MAIN/LAUNIVERSIDAD/VICERRECTORADOS/GERENCIA/OFICI-NA_IGUALDAD/GULA_LENGUAJE.PDF, recuperada el 29 de octubre de 2014. Alexy, Teoría de los derechos fundamentales (trad. Garzón Valdés), Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 1991.Wagner, Claudio. 2003-2004. «Lenguaje y género». Documentos Lingüísticos y Literarios 26-27: 41-44. www.humanidades.uach.cl/documentos_linguisti-cos/document.php?id=58 (Dirección Electrónica).

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EstrElla Policial6

publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia

Por: Brigadier General (RA) GuIllERMO lEóN DIETTES PéREz Presidente de la Academia Colombiana de Historia Policial

Otra vez se anuncia una reforma a la Po-licía Nacional, Nuestro cuerpo-institu-ción, propio y querido, no cercano sino integrado a nuestros afectos que une al personal en servicio activo y a quienes, aunque ya no vestimos el uniforme ver-de aceituna, seguimos siendo parte del

mismo, así nos clasifiquen con el contradictorio nombre de: “reserva activa”.

Eso de reformar la Policía no es nuevo; al fin y al cabo, nuestra institución es dinámica, suscepti-ble de cambios y de efectuar ajustes en su estructu-ra y en su organización. Pero es sólida en sus prin-cipios, objetivos, función, misión y todo aquello que la ha llevado a mantenerse en la cúspide de las entidades del estado, por más de un siglo desde su creación ordenadas por el Presidente Carlos Hol-guín Mallarino, hasta nuestros días.

El señor general Fabio Arturo Londoño Cár-denas, filósofo, científico y doctrinante en cues-tiones policiales, nos ha enseñado que uno de los principios filosóficos se denomina y enuncia así:

De la no improvisaciónEl Ente Policía, como universalidad y unidad,

no admite -sin consecuencias graves- las reformas, modificaciones o adherencias improvisadas y sub-jetivas, pues ellos exigen siempre el análisis pro-fundo de la realidad político-sociológica, cultural y jurídica de lo policial”(1)

Lo vemos, lo sentimos, lo creemos y lo divul-gamos a nuestros alumnos.

Sin embargo, nos preocupa observar cómo hay quienes, en distintas esferas del gobierno, les da -suponemos- que por ciertas ansias de “refor-mitis”, echar mano a la Policía para incluirla en

Mis preocupaciones por la Sanidad Policialcambios afectados o favorecidos, según se mire, con el resultado de la reforma.

Ahora -otra vez- se anuncia y toca una depen-dencia propia del alma y cuerpo de todos los poli-cías y nuestras familias: la Sanidad policial.

Tampoco es nueva la propuesta que hace un par de años se anunció, y la discutimos con el Mi-nistro de Defensa de la época, delegados de los militares, varias asociaciones y, finalmente, se nos dijo que mejor se dejaban las cosas como estaban. Ahora se vuele a anunciar la posible unificación de los dos subsistemas, es decir, la Sanidad Militar con la Sanidad Policial.

Si bien es cierto que la dependencia común es del Ministerio de Defensa Nacional, desde cuan-do se dispuso por parte del gobierno del tenien-te general Gustavo Rojas Pinilla incorporar a las Fuerzas de Policía como cuarto componente de las Fuerzas Armadas, se respetó la división entre lo militar y lo policial, razón por demás fundamental para continuar operando con dos unidades presu-puestales diferentes e indispensables.

Este concepto ha sido ratificado, consolidado y definido de manera más clara en el capítulo 7º de la Constitución Nacional de 1991 “ De la Fuerza Pública”, al referirse en forma separada a las Fuerzas Militares y a la Policía Nacional. En consecuencia, el presupuesto nacional aplicable a la Policía se con-serva en renglón diferente, como título aparte en la “Ley de Presupuesto Nacional” deja por tanto la autonomía de su ejecución a la propia Policía.

En consecuencia me pregunto: ¿Si se “fun-den” en uno solo los dos subsistemas, se hará lo mismo con el presupuesto?

En la parte organizacional ¿no está lejos el día en que un general militar con todos sus cuadros de mando sea nombrado como director de nues-tra sanidad? (Ahí tenemos el ejemplo de la que se conocía como “Caja de Vivienda Militar”; aunque los policías hemos sido por siempre los mayores accionistas de la misma).

Y ¿la otra reforma?Pasemos la página y veamos otro aspecto: sigue

rondando el fantasma de la otra reforma que toca a todo el cuerpo institución Policía Nacional y que se refiere al traslado a otro Ministerio (posiblemente al del Interior) o a la creación de otro nuevo (lo han llamado de “Seguridad y Protección”).

Surgen entonces otras inquietudes:1. Si sustrae la Policía del Mindefensa, lo que hoy

es la Sanidad Policial, ¿quedaría integralmente en la Sanidad Militar y, por tanto, lo perdería nuestra Institución?

2. Podemos pensar que se está preparando una “expropiación” de la sanidad con personal, el Hospital Central, las clínicas regionales y los dispensarios que hoy sirven a los policiales y sus familias?

3. ¿Qué va a pasar con el personal actual de nues-tra Sanidad (oficiales, nivel ejecutivo, agentes y no uniformados de la especialidad)?

4. ¿Cómo y quién manejará los contratos de personal y la adquisición de medicamentos y equipo para este servicio?

5. ¿En qué quedan las propuestas de clínicas nue-vas para descongestionar el Hospital Central en Bogotá y para las regiones de Policía? Re-cordemos que esas “maquetas” y propuestas se exhiben en la Dirección de Sanidad y en mu-chas reuniones, los mandos de la Institución las han presentado como algo muy próximo a su realización.

6. Si nos vamos (o nos sacan) para otro Ministe-rio o dependencia y deja nuestra sanidad en el Ministerio de Defensa, ¿pasaremos a afiliarnos a una EPS, entidades hoy cuestionadas por la ciudadanía en general?

7. Recordemos que en la propuesta para el futuro de la Policía (al menos lo que hemos sabido, o como ahora se dice “se ha filtrado”) el nuevo Ministerio incluiría no solo la Policía Nacio-nal, sino el Inpec, los Bomberos, la Defensa Civil, y como es lógico, todos sus familiares. Y, lo que con cierta timidez se dice: ahí también llegarían los reinsertados. ¿Cuál será entonces la nueva Sanidad?

8. Si en la actualidad, con lo que tenemos, no al-canzamos a atender a nuestra propia Policía, ¿por qué pretenden aumentar la lista con los militares y sus familiares, además de las entida-des que enunciamos en el punto anterior?

9. Tampoco olvidemos, que nada se nos ha rega-lado. La Sanidad Policial lleva muchos años en funcionamiento y a todos nosotros, se nos des-cuenta de nuestro sueldo o de la asignación de retiro un dinero que va para el sostenimiento de esta dependencia.Ojalá estas consideraciones se tomen en cuen-

ta, se aclaren y Dios quiera que, decisiones tan de-licadas, no se asuman como una simple “orden” precipitada y sin razones suficientes.

Nuestras Asociaciones deben estar muy aler-tas y manifestarse en forma clara para bien de nuestra Institución, sus integrantes y la comuni-dad familiar.

LONDOÑO, Cárdenas Fabio A. Brigadier general (R.A.), principios filosóficos – policiales. Esbozo de una teoría general de la Ciencia de Policía. Imprenta Nacional de Colombia. (Págs. 198 y 194. Segunda Edición, diciem-bre 2014).

La Sanidad Policial lleva muchos años en funcionamiento y a todos nosotros, se nos descuenta de nuestro sueldo o de la asignación de retiro un dinero que va para el sostenimiento de esta dependencia.

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publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia

Por: Brigadier General (RA) FABIO ARTuRO lONDOñO CáRDENAS

Muy a menudo nos estamos encon-trando con conceptos, criterios, expresiones o vocablos que no co-rresponden a sus significados, ni al contenido de la ciencia que debe fundamentar el conocimiento ge-neral y básico de un verdadero y

culto profesional de policía.Se pueden aceptar, desde el punto de vista de

la tolerancia y la disculpa; así como ante la igno-rancia o falta del saber de la materia que se habla, las formas erróneas de hablar en cualquier circuns-tancia; pero, por lo menos, es muy pobre la impre-sión que nos causa tal hablar, principalmente en boca de un miembro de la Policía.

Veamos, entonces, algunos de esos muy fre-cuentes equívocos:1) Fuerza pública: No constituye esta expresión

(aunque así lo diga la Constitución Nacional), una denominación de entidades del estado que ejercen coerción con el público, por lo que tal frase (fuerza pública) es una facultad que tie-nen determinados organismos del gobierno para coercer u obligar al cumplimiento de una norma o una orden de autoridad pública; lue-go, hemos de decir: son entidades con fuerza pública: la Policía Nacional, las Fuerzas Milita-res, el CTI, el INPEC, y las superintendencias o entidades que ejerzan esa facultad (obligar o coercer). Para una mejor información consul-tar el libro: “Analectas para una filosofía poli-ciaca. Inexactitudes Lingüísticas. Pag222

2) Servicio público: Constituyó una tesis jurí-dica, del derecho administrativo francés (siglo XIX) que determinaba las instituciones que tenían obligación de darle solución y deter-minados servicios necesarios a la sociedad mo-derna y los requisitos que deberían llenar, no

Puntos de vista

Conceptos erróneos

solo para serlo sino para prestarlo. Al respecto se puede ampliar el conocimiento y la razón de estos servicios como también sus tratadis-tas en el libro ya mencionado, Páginas 216 ss. Los mismos franceses con tratadistas, como LAUBADERE y VEDEL, sostienen que la policía no es un servicio público si no una fun-ción pública.

3) Policía judicial: Esta frase es un adefesio jurídi-co, porque la policía es una función del ejecu-tivo, y auxiliar de la rama judicial, pero nunca funcionario judicial. Este servicio o quehacer se denomina: investigación criminal, judicial o del delito. (Pág. 224 ss del texto ya citado).

4) Represión: Vocablo utilizado por la rama ju-dicial (derecho penal) en particular no es co-rrecta en el derecho de policía, Según la Real academia de la lengua española, esta noción se refiere a: “acto, o conjunto de actos, ordi-nariamente (realizados) desde el poder, para, contender, detener o castigar con violencia ac-tuaciones políticas o sociales” (59). El aboga-do Pineda Castillo define esta palabra así; “la represión excesiva agrava el desorden. (Arma-da) este tipo de represión que pasa por alto los procedimientos judiciales o de derecho busca el castigo o sanción, represión por aplicación directa de la fuerza. A este sistema apelan co-múnmente los dictadores” (60).

5) Coerción: Es un acto por el cual una autori-dad obliga a una persona, por la fuerza a cum-plir con un compromiso o con una norma que no quiere realizar. Esta palabra es la que corres-ponde en policía jurídica y doctrinalmente a la voz: represión o represiva.

6) Constructo: Es un rasgo, típicamente huma-no, de la ciencia y de todo saber; como pro-ducto de construir una realidad, un ámbito, su campo pragmático, su vigencia y sus estructu-ras mentales.

7) Cuerpo armado, fuerza militar o fuerza armada: Son términos sinónimos, en con-secuencia extraños al concepto de Cuerpo institución Policía Nacional, a cuya identi-dad, de acuerdo con el principio filosófico respectivo, no le cabe ni lingüística ni or-todoxamente tal denominación (Ver en el libro “Esbozo para una teoría de la ciencia de policía”)

8) Convivencia: La palabra convivencia proviene de la traducción del latín al español de “con-viventia”. Este vocablo consta de dos partes: por un lado esta “con”, que proviene del latín “cum”, y por otro “vivir o vivencia” en lo cual se basa la existencia de diversas relaciones entre los individuos que conforman una comuni-dad, por eso convivir exige, necesariamente, la existencia de otro u otros con los que se rela-ciona, porque el ser humano es eminentemen-te un sujeto social. La segunda parte la confor-ma la raíz “vivencia” la cual proviene del latín “vivire”, que se refiere a la existencia o a la vida misma; en consecuencia, la esencia del convi-vir implica comprensión, paz, fundamentos de la ciencia policiaca.

9) Reserva activa: equivoca expresión tomada de los cabellos, para dirigirse a las personas retira-das (vocablo correcto) del servicio activo.

NOTA: Texto Citado 59: Roberto Pineda Castillo (2011) Enciclopedia Poli-cial. Tomo II. P.168.

60: Roberto Pineda Castillo (2011) Enciclopedia Policial Tomo II. P.169-170.

Los mismos franceses con tratadistas, como LAUBADERE y VEDEL, sostienen que la policía no es un servicio público si no una función pública.

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publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia

Por: Brigadier General (RA) álvARO CARO MEléNDEz*

La Constitución Nacional en su artículo 29, establece plenamente unos principios como son: el debido proceso, que se apli-ca a toda clase de actuación jurídica o ad-ministrativa, que nadie podrá ser juzgado sino conforme a la ley ante juez o tribunal competente y con observancia de la pleni-

tud de las formas de cada juicio y que toda persona se presume inocente mientras no se haya declarado culpable jurídicamente.

En este contexto y desde el día que ocurrió la muerte de la cadete Lina Maritza Zapata, en el mes

de enero del año 2006, la Fiscalía se encargó de la investigación del caso y dos años después de recoger todo el acopio probatorio respectivo, cerró el proce-so con el dictamen de SUICIDIO. Este concepto ha persistido hasta nuestros días.

Hace dos años un abogado convenció a la familia de la cadete que él podía lograr revertir esta decisión de la fiscalía y recalificarla como HOMICIDIO; seguramente, para continuar con demandas civiles que proporcionan jugosas indemnizaciones por parte del Estado; al utilizar para ello su influencia en esta entidad y, en algu-nos medios de comunicación, crear a partir de allí unos escándalos mediáticos en programas como “Séptimo día”; “los informantes” y “la F.M.” los

Del sistema penal acusatorio al sistema radial acusatorio

que buscan encadenar este suceso con otro que, aunque no participé en él, porque ya había sido trasladado para el departamen-to de Policía del Atlántico, sé que la Policía Nacional descubrió, investigó y falló en su momento; hecho relacionado con el hallaz-go de 8 cadetes que, supuestamente, habrían mantenido, relaciones homosexuales con un teniente coronel que nunca fue oficial de planta de la Escuela y que aprovechar el uso del celular, para hacía invitaciones a salir a diversos sitios de la capital y del país, en sus días de franquicia. Digo: “supuestamente” porque este caso está aún bajo investigación de la Fiscalía y no ha llegado a ningún fallo jurídico hasta el momento.

El teniente coronel Jahir Castellanos, úni-co señalado por estos actos, al darse cuenta que se estaba iniciando una investigación por los hechos, solicitó inmediatamente el retiro de la institución el cual se dio en el mismo año 2006.

Con el correr del tiempo y debido a esta misma investigación, las otras promociones empezaron a llamar a esta promoción “la Comunidad del anillo”, situación que fue aprovechada para generar la impresión acerca de la formación de un grupo aparecido en la Policía con propósitos altamente inmorales, la filtración de partes de las declaraciones dadas por algunos cadetes; editadas acomo-dadas para causar daño, escándalos presen-tados como si se hubieran realizado en el 2006, pero que corresponden al año pasado, agregan a esto que algunos de quienes ini-cialmente habían declarado, posteriormente se retractaron, por consejo de sus abogados y alegando el derecho de no auto-incrimina-ción en actos que fueron más allá del homo-sexualismo; conducta que, en la reforma al régimen disciplinario y en aplicación de la Constitución de 1991, dejó de ser una fal-ta en el ordenamiento reglamentario interno policial.

Es una ironía que se utilicen piezas proce-sales de la investigación de la Policía Nacional, ante la prensa, para decir que la Policía no hizo nada.

No es de extrañarse que el año entran-te, en otra emisora, aparezca nuevamente la noticia misma, como primicia con decla-raciones reeditadas y agravadas y con otras nuevas salidas del sombrero del mago para intentar, una vez más ganar en el Sistema radial acusatorio lo que se perdió en el Sis-tema penal acusatorio y, solo resta esperar que como ha sucedido hasta ahora, la Fisca-lía no se deje influenciar y siga actuando en derecho como es su deber y su obligación constitucional.* EL Brigadier General Álvaro Caro Meléndez, fue, Director de la Escue-la General Santander 2004 - 2006

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publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia

Por: Mayor General (RA) AlBERTO RuIz GARCíA

A pesar de los grandes esfuerzos, dentro de la estrechez de que dispone las en-tidades con Fuerza Pública para difun-dir los argumentos y el pensamiento de sus afiliados, no para declarar una feroz oposición al proceso de paz que adelan-ta el Gobierno nacional, sino con crite-

rio participativo, sano, responsable y amplia expe-riencia y conocimiento, observamos con profundo recelo e inquietud, que el mismo no satisface las pretensiones de la reserva policial y militar, y que, por el contrario, aún quedan serios interrogantes para dilucidar, antes de que el tan cacareado acuer-do sea firmado, al considerar que las reformas a las susodichas organizaciones, proyectadas al gusto y la medida de las Farc, cada día están más cerca.

En primer lugar, el nombramiento del nuevo Ministro para el post-conflicto, no fue, por lo me-nos para quien escribe estas líneas, de buen recibo, si consideramos que el anterior por lo menos si conoce a fondo la institución, y también su pro-ceso de desarrollo. El nuevo funcionario cuando se desempeñó como Ministro de Defensa no fue lo suficientemente sensato y lógico, pero si sober-bio y prepotente para disponer, con el Presidente de la República del momento, por encima de los mandos institucionales de ese entonces, reformas como la de la Ley 62 del 93 por la cual se creó el nivel ejecutivo, sin prever los efectos presupues-tales y estructurales que esa determinación con-llevaba, decisión que se convirtió, con el paso de los años, en un “karma” que hoy está generando el mayor malestar y desmoralización que se conozca en su reciente historia.

Para acabar de completar sus despropósitos, el otrora Ministro de Defensa validó un Comisio-nado para la Policía Nacional, que lo único que se recuerda del mismo, fue, que entrabó el manejo disciplinario de la institución. De igual manera pretendió crear una policía rural desconociendo la especialidad de carabineros de que dispone la institución hace más de 5 décadas. Por fortuna

El sombrío acuerdo de paz se aproxima“Aún quedan muchos interrogantes por aclarar con miras al plebiscito del año entrante”.

el nuevo Ministro para el post-conflicto, no fue elegido como alcalde de la ciudad capital, pues habría dado inicio a la creación de la Policía local, estructura de ingrata recordación, con la preten-sión de nombrar 5.000 policías administrativos, con evidente trasfondo político.

Como es de esperarse la participación del nuevo Ministro para el post-conflicto, va a resultar decisiva en la reforma de la Policía que se avecina, así se diga lo contrario por parte de los negocia-dores del Gobierno y, muy posiblemente, más da-ñina que beneficiosa, más cercana a los intereses políticos, y por qué no decirlo de las Farc, que de la tradición, la filosofía y la subcultura de la actual institución.

Dentro de la serie de compromisos incum-plidos por las Farc, que concitan nuestra preocu-pación están, además, el de ningún aporte a la solución del grave problema del narcotráfico, pues se han limitado a congraciarse con la determina-ción del Gobierno de suspender la aspersión aé-rea, sin encontrar aún alternativas eficaces contra su proliferación y desarrollo, razón por la cual, de acuerdo con los últimos informes sobre la materia, se observa un visible aumento de los cultivos en el país, con las graves consecuencias que para el futuro de la nuevas generaciones ello representa. En su momento y como una gran contribución a la solución del problema, no se escuchó la voz autorizada de los comandantes y directores poli-ciales de la época, como ya lo manifesté en otra columna. “El daño está hecho”.

Lógicamente, a las Farc, les agradó la decisión pues coincide con sus intereses de reubicarse al-rededor de las zonas de cultivo y de los territorios de paz de que hablan, para, desde allí, hacer pro-selitismo armado hasta el momento, pues aún no se acuerda la entrega o la dejación de armas, para fortalecer zonas de dominio, sin presencia de la autoridad legítima hacia el interior de las mismas, lo cual va a contribuir a la Balcanización de Co-lombia. ¡Qué oscuro panorama nos espera!

Sobre el desminado, el aporte de las Farc ha sido mínimo, pues este se ha iniciado en zonas de poca afectación y extensión. La pregunta es ¿Por qué no se inició en las grandes extensiones de cul-tivos ilícitos? Sencillamente, porque ahí están sus zonas de actividad y dominio. Cabe anotar que, históricamente las Farc se han ubicado en regio-nes ricas, rodeadas, ya sea de grandes yacimientos de metales preciosos y zonas agrícolas, petroleras o ganaderas, entre otras. En ningún momento ha-cen presencia en las zonas de miseria o de pobreza, por cuanto su afán no es el de contribuir, sino el de arrasar.

¿En dónde quedó la promesa de no seguir incorporando menores de edad a sus tenebrosas huestes?, y ¿cuándo van a entregar a los menores violentamente incorporados? De ello no se habla, y no hay quién se los exija.

De otra parte, los interrogantes sobre la Justi-cia transicional están vigentes. En ocasiones se nos dice que vamos a ser juzgados en igualdad de con-diciones a los bandidos de las Farc, lo que mancilla nuestro honor, pero no queda otra opción; en otras, se nos manifiesta que los tribunales de paz, estarán integrados por personajes diferentes a las Farc y el Gobierno. Ello alivia un poco la situación pero, nos desvela. Finalmente, ellos quieren encontrar la verdad que les conviene pero no dar a conocer su propia verdad rodeada de cinismo, venganza, odio y desgracia, al contrario de la nuestra, imbuída de altruìsmo, patriotismo y sacrificio sin par.

En resumen, todo se le ha venido otorgando a las Farc y muy poco a las instituciones con la fuer-za pública. Solo nos queda unirnos, de una vez por todas, para poder enfrentar los retos enormes que se nos avecinan. De no hacerlo ahora, más tarde resulta inoportuno e inocuo. El llamado es, entonces, a integrarnos para decidir sabiamente en el plebiscito que determinó el Gobierno, para sentar un gran precedente, el cual no será otro que probar que somos una fuerza viva, deliberativa, patriótica y determinante en el futuro del país.

Todo se le ha venido otorgando a las Farc y muy poco a las instituciones con la fuerza pública. Solo nos queda unirnos, de una vez por todas, para poder enfrentar los retos enormes que se nos avecinan. De no hacerlo ahora, más tarde resulta inoportuno e inocuo.

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Por: Mayor General (RA) CARlOS A. PulIDO BARRANTES

El fuero militar y policial es inherente a la misión y funciones que cumplen las instituciones con la fuerza pública.

El fuero militar es una “institución”. Históricamente nace con la guerra, con la actuación de los ejércitos, de las legio-nes, con la conformación de las naciones

fue consagrado por el Derecho romano y viene a América desde España, con la legislación de In-dias. Existe en Colombia desde la independencia, nace con la República, con Bolívar y Santander y ha sido consagrado en todas legislaciones y refor-mas constitucionales. No es una concesión capri-chosa del legislador.

El fuero militar y “policial” no es un privile-gio, prerrogativa, prebenda o gracia especial para el juzgamiento de los miembros de la Policia y las Fuerzas Militares, por los delitos que comentan con ocasión del servicio. Es un órgano jurisdic-cional independiente e imparcial- la Corte Mar-cial o Tribunal Militar – es el juez natural a quien constitucional y legalmente se le ha confiado la misión de su juzgamiento. Su organización y fun-cionamiento corresponde a los principios consti-tucionales que caracterizan a la administración de justicia.

El fuero militar y policial es coherente con la

La justicia penal militar y policialmisión constitucional atribuida a la “Fuerza Pú-blica” que, en el caso de las Fuerza Militares, tiene que ver con la “defensa de la soberanía, la inde-pendencia, la integridad del territorio nacional y el orden constitucional” y en el de la Policía Na-cional, “con el mantenimiento de las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y liber-tades públicas, y para asegurar que los habitantes de Colombia convivan en paz”.

Para el cumplimiento de su misión, el Estado entrega a ellas las armas de la República y la potes-tad del uso de la fuerza, responsabilidad que exige sacrificios extremos de: disciplina, subordinación, cumplimiento de las órdenes, respeto de la jerar-quía, el estricto cumplimiento del deber y de la disciplina policial y militar, así como, el ejercicio de las virtudes tales como: el valor, el sacrificio, el honor, la entrega total y muchas más, con la apli-cación del régimen disciplinario severo y especial y del Código de ética que les es propio.

Su misión, las virtudes, los valores, los prin-cipios y las obligaciones que deben cumplir, los distinguen y los hacen diferentes de los demás conciudadanos, razones por las cuales, requieren del fuero militar y policial que se aplique en for-ma prioritaria a sus miembros que, en cumpli-miento de su función y (servicio), infrinjan las leyes, con el fin de disciplinarlos y procesarlos por su juez natural, es decir por sus pares, con el rigor que corresponde pero también, bajo las

garantías de un debido proceso y por la jurisdic-ción susodichas.

Breve reseña del fuero policialLa Constitución Política de Colombia de

1886 consagró en el artículo 170 el fuero penal militar para el personal militar, esto es, limitó su extensión a los servidores de los ejércitos de tie-rra, mar y aire, al dejar por fuera de su alcance al personal de la policía, que, al amparo legal se hizo acreedor al mismo beneficio foral. En efecto, a través del tiempo, y dadas las constantes y delica-das situaciones de perturbación de la convivencia, los miembros de la policía fueron comprometién-dose más y más con las tareas de mantenimiento de la tranquilidad y restablecimiento de la paz, en los sectores del territorio patrio azotados por la violencia. Fue por esto por lo que el Código de Justicia Penal Militar de 1958 consagró la equiva-lencia de los términos “militar o militares” con los de “miembros de la Policía Nacional”. Conviene recordar que el Decreto 1814 de 1953 cambió la denominación del Comando General de las Fuerzas Militares por la de “Comando General de las Fuerzas Armadas”, expresión esta última que incorporó a las “Fuerzas de Policía” en dicha de-pendencia y, por ende, en la estructura del Mi-nisterio de Guerra, como entonces se le conocía. La separación de las Fuerzas Militares y la Po-licía Nacional se adoptó mediante Decreto 1705 de 1960, cuando dejó claramente delimitados sus respectivos campos de acción, pero con común dependencia del Ministerio, hoy de la Defensa Nacional, dada la naturaleza de sus disciplinas, or-ganización jerárquica y la razón complementaria y armónica de sus fines.

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publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia

El “fuero policial” fue reiterado expresamente en los decretos 1667 de 1966, 2347 de 1971, Ley 2ª de 1977 y Decreto-Ley 2137 de 1983, basados en el artículo 58 de la Carta Constitucional en-tonces vigente, que facultaba la creación de nuevos despachos judiciales para distribuir competencias.

La Asamblea Nacional Constituyente de 1991 dio vida jurídica a la nueva Carta superior, en ella se superaron estas falencias y, entre otras cosas, se materializó el concepto de Fuerza Pública o Fuerzas Armadas, y agrupó las Fuerzas Militares y la Policía Nacional exclusivamente, y determinó las funciones correspondientes a cada uno de estos organismos. Se les reiteró el fuero penal, por los ritos de las cortes marciales o Tribunales militares, cuya conformación se aclaró en acto legislativo No. 2 de 1995, al precisar que será con miembros de las instituciones con Fuerza Pública en activi-dad o en retiro.

La mal denominada “Fuerza Pública o lo que es lo mismo, las Fuerzas Armadas”, están confor-madas de una parte por las Fuerzas Militares y de otra la Policía Nacional, instituciones cada una en su género, que tienen funciones bien diferentes pero armónicas y complementarias que, sin per-juicio de sus propias identidades, se aproximan en función de la “seguridad nacional” tanto interior como de sus fronteras.

Miembros de la fuerza pública en servicio activo o en retiro

Como ya se señaló, el acto legislativo No. 2 de 1995, que modificó el artículo 221 de la Consti-tución Política de Colombia, determinó: “De los delitos cometidos por los miembros de la Fuer-za Pública en servicio activo, y en relación con el mismo servicio, conocerán las cortes marciales o tribunales militares con arreglo a las prescripcio-nes del Código Penal Militar. Tales cortes o tribu-nales estarán integrados por miembros de la Fuer-za Pública en servicio activo o en retiro”.

Lo que se traduce en que los integrantes de las fuerzas militares y de la policía nacional, en actividad o en retiro, pueden hacer parte de las cortes marciales o tribunales militares, como un reconocimiento a su profesionalismo, trayectoria y experiencia adquirida dentro de las institucio-nes castrense y policial y porque nada mejor que ellos, que conocen la filosofía, misión y funciones de cada fuerza y de la policía, puedan investigar y juzgar con conocimiento de causa y a la luz de la doctrina, los reglamentos institucionales, la Ley y la Constitución, a los militares y policías, y pro-penden por una administración de justicia propia para tales entidades y se cumple así el principio universal de que los pares juzguen a sus pares, que es el verdadero sentido de esta reforma constitu-cional.

Este reconocimiento obliga y exige a quienes acceden o quieran acceder a ocupar estos cargos de tanta responsabilidad, la preparación y permanen-

te estudio jurídico, técnico y científico que garan-ticen una oportuna, transparente y recta justicia.

Fuero policialLa nueva y reciente reforma del mismo artí-

culo 21 de la Constitución Política de Colombia, efectuada mediante el reciente Acto legislativo No. 1 de 2015, de junio 25, producto de un gran y controvertido debate nacional, agregó, elementos y conceptos nuevos a la jurisdicción penal militar y policial, que se transcribe: “ Artículo 1º. El Ar-tículo 221 de la Constitución Política quedará así:

De las conductas punibles cometidas por los miembros de la Fuerza Pública en servicio activo, y en relación con el mismo servicio, conocerán las cortes marciales o tribunales militares, con arreglo a las prescripciones del Código Penal Militar. Tales cortes o tribunales estarán integrados por miembros de la Fuerza Pública en servicio activo o en retiro.

En la investigación y juzgamiento de las con-ductas punibles de los miembros de la Fuerza Pública, en relación con un conflicto armado o un enfrentamiento que reúna las condiciones ob-jetivas del Derecho Internacional Humanitario, se aplicarán las normas y principios de este. Los jueces y fiscales de la justicia ordinaria y de la Jus-ticia Penal Militar o Policial que conozcan de las conductas de los miembros de la Fuerza Pública deberán tener formación y conocimiento adecua-do del Derecho Internacional Humanitario.

La Justicia Penal Militar o Policial será independiente del mando de la Fuerza

Pública.Artículo 2º. El presente acto legislativo rige

a partir de la fecha de su promulgación. el acto administrativo transcrito fue desarrollado por la ley no. 1765 de 23 de julio de 2015, “por la cual se reestructura la justicia penal militar y policial, se establecen requisitos para el desempeño de sus cargos, se implementa su fiscalía general militar y policial, se organiza su cuerpo técnico de investiga-

ción, se señalan disposiciones sobre competencia para el tránsito al sistema penal acusatorio y para garantizar su plena operatividad en la jurisdicción especializada y se dictan otras disposiciones”.

De esta síntesis, además de destacar la imple-mentación de la fiscalía penal militar y policial y la organización de su Cuerpo técnico de investiga-ción, merece, indudablemente, mención del fuero policial del cual ya se había hecho breve reseña histórica, porque considero que es un justo y an-helado reconocimiento que le hace el Congreso de la República, el gobierno nacional y la sociedad a la benemérita policía nacional, por su trabajo profesional y dedicado, por su servicio valiente y heroico y por su aporte a la paz y a la convivencia del pueblo colombiano.

Sus integrantes que, dentro de poco, se acerca más a 200.000, merecen que cuando sus actuacio-nes del servicio deban ser juzgadas por la comisión de un acto punible, estas sean analizadas y estudia-das a la luz de la normatividad que rige su profe-sión y a los postulados constitucionales que esta-blecen su fin primordial y la función específica de la Policía Nacional y por ende, enmarcados dentro de la filosofía, los principios y ética policial, los reglamentos disciplinarios y operacional de la ins-titución, así como de las normas establecidas en el Código Nacional de Policía y demás normas que regulan su actuación y función. Juzgamiento que harán, sus pares, es decir, su juez natural de prime-ra y segunda instancia, integrados por miembros de la Policía Nacional en actividad o en retiro, que garanticen su seguridad jurídica, el debido proce-so, la imparcialidad, rectitud y transparencia.

Naturalmente, esta nueva estructura de la ju-risdicción penal militar y policial, su organización y funciones, se constituye en un gran reto para esta justicia, especializada, sobre la cual, recaerán todas las miradas y expectativas, pero estamos se-guros que con su vocación, integridad, prepara-ción, responsabilidad, imparcialidad e indepen-dencia, sabrán responder con creces a este reto que la Constitución y a Ley le han fijado.

El fuero militar y “policial” no es un privilegio, prerrogativa, prebenda o gracia especial para el juzgamiento de los miembros de la Policia y las Fuerzas Militares, por los delitos que comentan con ocasión del servicio.

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Por: DARíO GONzálEz CASTRO

Esta maravillosa y elocuente obra, habla de la magnificencia del águila, icono universal e histórico de imperios, mo-narquías, naciones, bancos y ejércitos poderosos. A través de sus páginas se encuentran investigaciones científicas, historia, cultura general y estrategias

empresariales que su autor, el periodista, abogado y escritor, Jorge Eliécer Castellanos Moreno, in-novadoramente describe.

Reúne y divulga simultáneamente conoci-

El espíritu del águila

La visión estratégica del éxitoRevelaciones de carácter astronómico, histórico, biológico, espiritual y de liderazgo empresarial.

mientos escondidos en la historia de la humani-dad sobre esta poderosa ave, líder de los cielos. La estructura de la obra editorial apasiona, divierte, ilustra, enseña y deja huella en los lectores, tal como debe ser la finalidad esencial del libro.

Inicia la obra releyendo la historia de la creación del universo con el Espíritu del Águila. Impresiona también que en las páginas del libro se puedan apreciar, reconocer y discernir las po-derosas enseñanzas del águila, descritas miles de años atrás en el libro de libros de la humanidad: la biblia.

Subraya espaciadamente entre muchas otras estrategias, la gran capacidad del águila para tra-bajar en equipo con los suyos, para desarrollar el empoderamiento, para efectuar círculos de cali-dad preliminares al logro o caza de su objetivo, para acometer proyectos con seriedad y eficacia en todos sus órdenes y a partir y a lo largo de su pro-ceso de consecución del éxito.

En verdad, el autor detalla, analiza y ejem-plifica con propiedad revelacional los versículos trascendentes donde aparece reseñada la extraor-dinaria ave que es emblemática de la Unión Ame-ricana, de México, Panamá, España, Alemania, y de muchas instituciones públicas y privadas, entre ellas, la NASA.

Las imaginativas historias que Jorge Eliécer Castellanos Moreno, (página web: jorgeeliecer-castellanosm.com), inserta en este volumen -que ya se encuentra a disposición del público en diferentes librerías-, obligan a repensar la vida em-presarial y personal e impelen retos similares a los que la misma águila desafía, entre otros, el entre-namiento y reentrenamiento de los suyos.

El autor refiere que entender que la obra nos invita como la maravillosa ave rapaz a encontrar a diario una nueva cúspide y mañana a partir del momento en que comienza el nuevo día, a pro-pender por una cumbre mayor, es un reto que debemos imponernos constantemente los líderes en todas nuestras tareas, para garantizar el éxito continuado de las actividades en que estemos in-mersos, más aún en esta imperiosa época de glo-balización que demanda elevados estándares de liderazgo,

Surge además, fruto de su lectura, un buen interés en imitar el vuelo del águila y provoca un estímulo que conduce, en todo instante, a remon-tarse sobre las dificultades y a ver a Dios actuar en cada una de nuestras penalidades.

Descubre valiosos aspectos de astronomía so-

bre la constelación aquila, asevera su importancia en la bóveda celeste y recrea fenómenos de su tras-cendencia astronómica para nuestros días. Reitera que donde existen abundantes bosques en Cen-tro y Suramérica, el águila abunda, porque donde desaparecen las selvas el águila se extingue, dado que es un biodeterminador del ecosistema.

Resulta igualmente valioso que Castellanos Moreno, haya observado y concluido que el país que mayor número de aves ve en su cielo sea Israel, territorio obligado de paso para que 5 millones de rapaces adelanten su migración intercontinental de Asia a África, al tiempo que la nación que más rapaces posee es el territorio colombiano.

Castellanos Moreno, al seguir además, el hilo conductor de sus anteriores y principales obras sobre liderazgo y estrategias empresariales: lideres para Tiempos de Crisis, Amo, perro & Gato, y Lecciones Empresariales del Reino Animal, entre otras, impone un nuevo estilo en el libro porque con su pasión, respeto y admiración por las águilas y su conocimiento bíblico y de historia política y biología, nos entrega los soportes suficientes para creer en Cristo y derivarnos una motivación cons-tante que nos haga cada vez más que vencedores, - para quienes vuelen de cumbre en cumbre-, como lo afirman las sagradas escrituras.

Jorge Eliécer Castellanos Moreno reconoce la necesidad de creer en el Salvador del mundo e inspirarnos en la grandeza del águila, para lo cual desarrolla e inserta en su mente y en su corazón las virtudes espirituales necesarias para enfrentar con éxito estas urgencias que vivimos y las trasmite, fielmente, a los lectores.

Este conjunto de páginas prodigioso deja lec-ciones espirituales y empresariales y de manera práctica, al describir las virtudes del águila, nos ins-ta a alcanzar altos estándares de vida, a descubrir nuevos horizontes, a reinventarnos constantemen-te, a superar la mediocridad de forma continua. Igualmente nos invita a escalar alturas espirituales para encontrarnos con el Sol de Justicia, Jesús de Nazaret, cara a cara, y conocer de frente la grande-za de su creación y de sus maravillas.

Por último, “El Espíritu del Águila”, nos hace caer en cuenta, que toda la creación ha sido hecha por el Eterno Dios, que su sabiduría es insonda-ble, que el rastro del águila es inescrutable y que el Altísimo en la creación, su acción inclusive de todo lo creado y aun del águila, es multiforme y perfecta como su propia sabiduría.

La sabiduría del Creador Supremo, tiene múl-tiples formas y se manifiesta de múltiples maneras, incluso a través de sus múltiples creaciones en to-dos los órdenes. Es el espíritu quien nos hace libre, nos empuja para volar, nos impulsa a ser goberna-dores de los cielos, desarrolla la visión y nos hace estratégicos en el desempeño misional.

Gracias al autor por recordarnos que debemos propender por niveles de superación en todos los campos y remontarnos sobre las alturas en bús-

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Por: Monseñor FABIO SuESCÚN MuTIS Obispo Castrense de Colombia.

Naciste como sereno, garante de la tranquilidad de los habitantes de los poblados.

Has crecido con los años hasta convertirte, en la época presente, en guardián permanente de la se-guridad ciudadana.

Te sientes orgulloso de ser policía. Es tu título de honor y tu gran responsabilidad.

Eres consciente de la grandeza de tu vo-cación y de la exigencia que conlleva. Es tan fuerte tu identidad que aunque los años pasen y por cualquier razón te retires a la vida civil, para todos seguirás siendo policía. Eres policía por siempre, es el sello que distinguirá toda tu vida.

Un corazón policial está abierto y dispues-to al servicio. Los más pobres y desprotegidos tienen en ti su ayuda y defensor.

Es grande ser policía y por eso no es fácil ser un policía de verdad. No eres un profesio-nal de la vigilancia. Estás comprometido total-mente con el bienestar del ciudadano.

Los enemigos de la ley te temen y buscan quitarte de en medio. Tienden trampas a tu corazón o atentan directamente contra tu vida porque incomodas a su maldad.

Del cuartel sales para estar cerca de los ciu-dadanos en las ciudades, campos y caminos. Pasas el tiempo con todos y estás presente en todas partes. Allí donde estas garantizas segu-ridad y orden. Trabajas por la vida en comu-nidad con el fin de establecer entre todos una sana convivencia.

La población de gentes de bien espera tan-to de ti. Quiere confiar en ti y ofrecer su apoyo a tu misión institucional.

Sé de tus esfuerzos. Conozco tu sacrificio en la entrega diaria y en las largas noches de servicio que terminan con la conciencia del deber cumplido.

Eres el ciudadano ejemplar a quien todos miran. Por eso se desconcierta y duele cuando un uniformado traiciona su institución porque ha cedido a la seducción de la delincuencia.

Crees en la familia. Sabes que es el fun-

Mi Policía

damento de una sana vida social. Tu familia participa de tu vocación de servicio, debe ser ejemplar. Tu hogar, foco de amor verdadero debes ser imitado por la fidelidad, el respeto y la dedicación a la formación de personas de bien.

Crees también en la felicidad, la tranquilidad y la paz, fruto de la rectitud, la honestidad y la búsqueda del bien de los prójimos.

Confío en ti mi policía. No puedes dejarme solo. Los más débiles tienen en ti su fortaleza.

Qué hermoso es el lema que ilumina y orien-ta tu comportamiento permanente.

Repites con frecuencia la filosofía que sus-tenta la Policía Nacional: “Dios y Patria”.

La fe en Dios te da, todos los días, constan-cia, paciencia, capacidad de entrega, espíritu de servicio.

Tu respuesta al Señor de la vida se muestra en tu compromiso con la Patria. Porque crees en Dios atiendes a tus semejantes sin hacer distin-ciones. El ejemplo y las enseñanzas de Jesús se convierten para ti en regla de comportamiento en tu trabajo policial.

Te agradezco que seas como el pastor bueno que cuida el rebaño y a cada oveja, que fortaleces las débiles, orientas a las descarriadas, buscas a las pérdidas, sanas las enfermas, arriesgas tu vida cuando el lobo las ataca. No eres un asalariado que huye cuando aparece el lobo; estás dispuesto a arriesgarlo todo para que nada le pase a quienes tienes que defender.

Gracias por tu generosidad. Tú eres mi po-licía y me siento orgulloso de ti. Al finalizar tu vida, y gracias a tu fidelidad, recibirás la bienve-nida a la patria celestial: Bendito mi policía por-que estuve desprotegido y me auxiliaste, entra a gozar de la dicha eterna.

Dios te bendiga y te proteja para bien de to-dos.

Es grande ser policía y por eso no es fácil ser un policía de verdad. No eres un profesional de la vigilancia. Estás comprometido totalmente con el bienestar del ciudadano.

queda de los grandes niveles espirituales donde habita el Altísimo y donde abundan sus grandes misterios, no solamente para entender sus pro-pósitos, su plan de salvación, su finalidad eterna, su gran compasión por el género humano y, fun-damentalmente, su finalidad de redención, bien inestimable y gratuito para todos nosotros.

Volemos rápidamente como las águilas sobre estos textos para impulsarnos a superar la comodi-dad y para explorar extensos horizontes que, como el ave rapaz, conquista insuperablemente. Nos go-zamos con estos maravillosos capítulos que cam-bian vidas y que nos inspiran a ejercer la majes-tuosidad espiritual como las águilas que siempre buscan estar por encima de niveles tradicionales de superación de cumbres.

Conmueven estas 344 páginas de El Espíritu del Águila, porque procuran crear una cultura de construcción del conocimiento constante y dise-ñar esquemas de superación de estándares de me-tas de cumbre en cumbre hasta la cumbre mayor del liderazgo.

Reseña en capítulo especial al águila Arpía, nuestra especie falconiforme que no tiene preda-dores y que es la más grande del mundo, a la cual reporta desde un invernadero donde ha crecido y vivido experiencias sorprendentes.

Se ocupa de Juan el Evangelista, el águila de Patmos, quien voló a las alturas celestes para reci-bir las grandes revelaciones del libro del Apocalip-sis, tan vigentes por estos días.

Este libro, especialmente, en resumen, nos sir-ve para reconocer que todo lo creado nos habla y nos informa constantemente y que a través del Es-píritu del Águila, el Dios mismo, podemos llegar a niveles espirituales jamás conocidos por el hombre desde la creación del planeta.

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publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia

Por: General (RA) víCTOR AlBERTO DElGADO MAllARINOExdirector General de la Policía Nacional

La paz es el medio en que la Policía se mueve a plenitud, se realiza a cabalidad, y cumple efectivamente su misión. La razón de ser de la Policía no solo es la protección de la vida, (honra) y bienes de los asociados, la prevención de los de-litos y contravenciones, sino que abarca

la vigilancia del ejercicio de los derechos y liberta-des y del cumplimiento de los deberes ciudadanos por parte de todos, al hacer respetar la debilidad de los ancianos y la inexperiencia de los niños. La Policía lucha contra todo tipo de violencia, de ahí su lema “ La fuerza al servicio del derecho”, y para cumplirlo, forma a los hombres que la integran dentro de estrictos principios éticos y morales. El policía sabe que la idea de patria y de (servicio pú-blico) está basada en el hogar, en la familia; es allí donde se aprende a ser buen hijo, buen ciudada-no, buen padre, condiciones indispensables para ser un buen policía; no es posible integrarse a la comunidad como un ser útil, si no se aprende en el seno de la familia el valor y el placer de servir desinteresadamente y no es posible llegar a tener responsabilidad social y pública si en el hogar se desconoció este principio y su ejercicio. Compa-sión, caridad, bondad, amor por Colombia, respe-to a los demás, espíritu cívico, son valores que se desarrollan esencialmente en la familia. Quién no aprendió a obedecer de niño, nunca sabrá mandar de adulto.

La paz comienza, se nutre y se fortalece en los hogares; el policía sabe que no solamente debe ser un ciudadano ejemplar, sino que su conducta ejemplar constituye valioso aporte al mejoramien-to social. El respeto a la ley, su probidad, honesti-dad, paciencia, rectitud en todo sentido e intacha-ble vida privada son sus mejores armas para lograr el respeto y aprecio de todos.

La Policía Institución El concepto de institución, acreditado en

derecho público, a partir de los estudios hechos por el eminente jurista MAURICE HAURIOU, implica el ejercicio del poder durante una trayec-toria histórica. No todos los “organismos” de la administración pública son instituciones. Uno

La pazde los que responde cabalmente a este concepto es la POLICIA. Así se explica cómo, establecida y “marchando” conjuntamente con la evolución histórica de la sociedad, mucho de su autoridad y funciones, antes de ser consagrado en el derecho codificado, fue consentido por “el uso y la cos-tumbre”; cosa que solo ocurre con las verdaderas instituciones.

La Policía, es institución por antonomasia, tradición histórica y ordenamiento jurídico; en Colombia y en todo el mundo, desde los más re-motos tiempos. También, desde esos orígenes, es un atributo de la Policía- institución, la represen-tación y el ejercicio de la fuerza pública, que ella misma emplea en caso necesario o pone al servicio de los órganos judiciales y administrativos autori-zados para requerirla.

La verdadera función de la policía que bási-camente consiste en proteger bienes, vida y liber-tades- derechos, exige que sea asegurada por una función, perfectamente coordinada y centralizada. La unidad de la función postula la unidad de los servicios.

La Constitución Nacional tiene en cuenta esta coordinación al referirse a los Cuerpos Arma-dos de la República, al referirse a ellos como “la Fuerza Pública” que hoy, más que nunca, requiere estrecha coordinación, entendimiento y colabora-ción, para llevar a Colombia a la coronación de los propósitos de paz, equidad y educación, apoyados y secundados por todos los colombianos.

Estructura, organización y dependencia de la POLICIA:

Es diferente y funciona distinto en otros paí-ses. Con esta afirmación, normalmente hecha por personas interesadas en sacar avante su punto de vista, se pretende ignorar que lo que en un país puede resultar benéfico, porque corresponde a un

sistema estructurado con la tradición, la idiosin-crasia de las gentes y el sistema jurídico imperan-te, no necesariamente tiene que resultar bueno en Colombia. Es el espejismo por lo extranjero del que algunos no han podido independizarse. Es desconocer nuestra realidad.

Nuestra más que centenaria institución se ha ido estructurando, modelando, organizando, creciendo, tecnificando y marchando sobre se-rios fundamentos históricos, tradicionales, cons-titucionales, jurídicos y técnicos. No es la obra personal de nadie, sino la suma de esfuerzos de todos los que, a través de los años, han servido en ella. (lo que no ha mostrado personalismo y errores mayúsculos, como los antecedentes del 9 de abril de 1948)

Todas las normas y reglamentos que la rigen son el producto de la experiencia y el estudio. Quienes vivimos la mitad del siglo XX sirviendo a la comunidad orgullosamente en la Policía Na-cional, recordamos con cuánta dificultad y sacri-ficio logramos superar épocas oscuras para el país causadas por las luchas políticas que tantas amar-guras , violencia y muerte produjeron en Colom-bia. Recabamos en que no hemos leído, ni oído lo sucedido; lo sufrimos y pusimos nuestro grano de arena para conducir a la Institución por mejo-res caminos, apartados por completo de intereses partidistas, poniéndola, como debe ser, al servicio de TODO el pueblo colombiano que hoy aprecia la labor cumplida, los avances y éxitos, en todos los campos, de una Policía (profesional), absolu-tamente imparcial, respetuosa de la ley y de los derechos humanos, preparada, capacitada y cons-tantemente preocupada por mejorar su presente y futuro; querida, respetada a nivel nacional e in-ternacional.

La acción de la Policía va mucho más allá de la vigilancia de calles y caminos y de la captura o

La paz comienza, se nutre y se fortalece en los hogares; el policía sabe que no solamente debe ser un ciudadano ejemplar, sino que su conducta ejemplar constituye valioso aporte al mejoramiento social.

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publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia

aprehensión de delincuentes o contraventores. Su misión es tan vasta que, sin lugar a dudas, puede afirmarse que ella no es solamente una benemérita institución de servicio, sino una de las más eleva-das funciones estatales.

Nervio y motor de la seguridad interna, la Po-licía es cada día más técnica y científica, porque satisface así las exigencias de la vida moderna. Su acción penetra en todas las esferas sociales sin dis-tingos de clases, razas o credos políticos o religio-sos, de lo cual nuestra institución ha dado claras y repetidas demostraciones que nos hacen sentir orgullosos.

Creemos firmemente que el hombre, como ser de naturaleza racional, debe realizarse en todos los órdenes a través del camino lento y gradual de la educación y la formación. La disciplina educa-tiva, debe significar el cultivo de todo su ser en su integridad mediante el realce de las más altas virtudes humanas.

En la Policía colombiana, la programación académica para la formación profesional, en to-das las categorías y especialidades, parte del prin-cipio de que la educación debe ser preocupación eminentemente social. Solo ella nos permite el ascenso armonioso. Sabemos que la educación y capacitación no debe buscar únicamente el mejo-ramiento del individuo, sino también y de manera especial, la integración social, mediante fórmulas cristianas de convivencia. Dentro de estas ideas, desde hace muchos años, se viene formando al hombre policía, inculcándole en que él debe ser un factor de educación y maestro por excelencia, no solo por su obrar ejemplar, sino por su dedica-ción al servicio de los demás.

El grado de tecnificación que ha logrado la Policía Nacional de Colombia es el resultado de muchos años de esfuerzo en la educación, forma-ción, capacitación y especialización de sus miem-bros. La labor cumplida en las escuelas, ubicadas en diversos lugares del territorio patrio, son la más clara demostración del grado de madurez profe-sional alcanzado por nuestra institución.

En 1.888, siendo, el Dr. CARLOS Holguín MALLARINO, ministro de Gobierno del Presi-dente Rafael Núñez, expresó en la memoria que entregó al Congreso de la República: “Deseo que consagréis preferente atención al importante ramo de Policía, que en todos los países civilizados se considera uno de los agentes más poderosos para el buen gobierno de los pueblos. En Europa, como en los Estados Unidos, es objeto de grande esmero y minucioso cuidado la organización de estos Cuerpos, porque ellos son la avanzada, por decirlo así, de los ejércitos, para la conservación de la paz pública y la tranquilidad social, al mis-mo tiempo que fuerza imponderable para todo lo que tiene que ver con la moralidad y las buenas costumbres.”

Por el contenido de estas palabras, no debe extrañarnos que fuera Carlos Holguín Mallarino

el impulsador y creador de la Policía Nacional de Colombia, Institución que ha sido a través de los años y desde su fundación en 1.891, importante palanca del desarrollo y efectivo instrumento de lucha contra el delito y el desorden.

Como hecho que no ha vuelto a repetirse, vale la pena recordar y valorar el discurso de des-pedida del Dr. Carlos Holguín, al entregar su go-bierno: “….. En los cuatro años que he gober-nado no se ha oído un disparo de fusil, no se ha derramado una gota de sangre, ni se ha vertido una lágrima. Dejo la República en paz y no he contraído deudas.”

Para ratificar la importancia social de una Ins-titución de Policía preparada, capacitada, técnica, imparcial, respetuosa de los derecho humanos, años más tarde, el gran hombre público Alberto Lleras Camargo, en inolvidable discurso expresó: “... Habrá buen o mal gobierno si hay buena o mala policía. “

Lo que es hoy , 124 años desde su fundación, la Policía Nacional, nos llena de orgullo a todos los colombianos. A pesar de la situación creada por organizaciones criminales que en todas las épocas, a distintos niveles, han afectado convi-vencia y de crímenes que, como el narcotráfico nos han golpeado gravemente, de la globalización internacional de organizaciones criminales, de los distintos fenómenos sociales que afectan de diver-sas maneras a la comunidad y de las inevitables fallas humanas, hemos logrado un desarrollo pro-fesional que nos permite cumplir con eficiencia nuestra tarea y asesorar a muchos países en ma-teria de seguridad, lo que despierta el respeto na-cional e internacional. El ingreso a las escuelas de formación de agentes y patrulleros exige, mínimo,

de los aspirantes la aprobación del bachillerato completo. En los niveles de sub oficiales y oficiales las exigencias académicas son estrictas. Hoy cuen-ta la Institución con numerosos oficiales gradua-dos en distintas carreras profesionales, además de su formación en la Policía en la Escuela General Francisco de Paula Santander, universidad apro-bada como tal por el Ministerio de Educación Nacional, con especialidad en Administración, criminalística y criminología.

Sorprende, por lo menos, que personas con distintos intereses, propongan cambios que no beneficiarían en nada ni a la comunidad ni a la Institución que cuenta con mandos, en activi-dad y en retiro, con la suficiente experiencia para estudiar, analizar y proponer las reformas y me-joras, que, de acuerdo con los cambios sociales y las necesidades se vayan requiriendo. Estamos asesorando a muchos países y estamos siendo re-conocidos por nuestro profesionalismo, lo que creemos merece el respeto de quienes piensan que debemos retroceder 60 o más años, en este momento nacional, cuando, precisamente, la unidad y coordinación de las instituciones con la fuerza pública deben ser más fuertes para su-perar las consecuencias de un proceso de paz que todos los colombianos esperamos se pueda cul-minar exitosamente. Los cambios e innovaciones tecnológicas que vayan apareciendo y sea necesa-rio implementar requerirán el apoyo de expertos en la materia, pero no creemos que en materia de policía necesitemos lecciones extranjeras. Co-nocemos nuestra realidad, la hemos vivido, es-tudiados y analizados al mostrar, con éxito, los resultados del trabajo de miles de profesionales al paso de 124 años.

La verdadera función de la policía que básicamente consiste en proteger bienes, vida y libertades- derechos, exige que sea asegurada por una función, perfectamente coordinada y centralizada.

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publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia

Por: doctor DANIEl ACOSTA MuñOzSecretario del Capítulo de Escuela Penitenciaria Nacional, Correspondiente de la Academia Colombiana de Historia

Policial.

La Escuela Penitenciaria Nacional “En-rique Low Murtra” (EPN), ha ganado espacios de desarrollo en el ámbito in-ternacional, interactuamos en el desa-rrollo tecnológico en seguridad por los encuentros internacionales, en que nos percatamos que el reto y el cambio de la

Justicia y, en particular del INPEC y, por así decir-lo, de la EPN ante la globalización, es el de asu-mir e interiorizar nuevos paradigmas tecno–ideo-lógicos e insertarse activamente en la competencia mundial: Reto de todas las escuelas de formación.

De lo anterior surge un doble cuestionamien-to: ¿Cuál es el rol de Colombia dentro de la nue-va economía mundial en la cual las fronteras han dejado de existir? Y ¿Será que la visión de la EPN, ante el reto de posicionarse en el desarrollo peni-tenciario en Latinoamérica, debe mostrar una es-trategia avanzada para la intervención de la admi-nistración de los establecimientos de reclusión del

Las escuelas de formación

Ante la globalización, interiorización de nuevos paradigmas

orden nacional, (ERON)? Antes que aumentar el liderazgo de las instituciones o ampliar las pose-siones de sus ciudadanos en el mundo, el objetivo económico de Colombia debe ser mejorar el nivel formativo de sus ciudadanos, y la responsabili-dad de las instituciones comprometidas en torno a velar por este objetivo que es grande. La pre-ocupación acerca de la competitividad nacional a menudo está fuera de lugar. ¡Lo que importa no es aquello que poseemos, sino lo que hacemos! Y lo que se hace se piensa y se proyecta.

Son cincuenta años de vida de la EPN, en búsqueda de su mejoramiento, su profesionaliza-ción, el cambio tecnológico - proyecto local para el mundo entero, exigiendo procesos de ajustes por doquier. Cada impulso, generado por procesos e innovaciones, contribuye a expandir la organiza-ción del control penitenciario, que ya, hoy en día, es un fenómeno global. Tan solo unos pocos países son capaces de influir en determinadas áreas (en la seguridad), y en las comunicaciones con el patrón tecnológico que ésta configura en cada etapa, mien-tras que esa influencia es nula en muchos países.

En Colombia, la EPN en su visión, que será reconocida como Institución de Educación Su-perior, con acreditación institucional de calidad de sus programas de formación y educación, con énfasis en: desarrollo investigativo, potencializa-ción del conocimiento penitenciario, idoneidad y, la excelencia de líderes integrales con respon-sabilidad social; implica el compromiso de exigir nuevas pautas, las cuales pueden adecuar los procesos de globalización e integración. Algunas de estas son: l Presentar un bosquejo de política penitencia-

ria, con un modelo de intervención diferente al señalado como fin de la pena y un plantea-miento de seguridad que enfrente los factores de riesgo producto del incumplimiento misio-nal.

l Orientar la institución a la fuerte competencia internacional con los servicios identificados y orientados a mostrar como un modelo compe-

titivo en materia de organización penitencia-ria. Esto exige que los sistemas de operación adquieran una especialización y automatiza-ción, acompañados de una tecnología de in-formación de punta que les permita ser más ágiles y eficientes además de mantenerse a la par con los nuevos desarrollos tecnológicos y los cambios que ésta exige.

l Introducir los conceptos de penitenciarismo moderno, calidad, mejoramiento continuo y desarrollar todos los procesos que estimulen a los ERON a la búsqueda permanente de la calidad en todas las actividades que realiza y competir en el ámbito latinoamericano.

l Buscar alternativas de cambios culturales en la mentalidad de funcionarios uniformados, impactados por la cultura de los internos, que al ser determinante en su comportamiento, no permite desarrollos como la profesionaliza-ción, la autonomía administrativa y la confian-za institucional, que incluye su práctica docen-te a los nuevos funcionarios que aún no están afectados

l Acelerar los tiempos de respuesta de la Institu-ción educativa, ser más ágiles y eficientes en todos los procesos, sobre todo en el manejo de los tiempos de los cursos, innovar productos y mejoramiento de los ya existentes, porque los incesantes cambios en la economía mundial provocan desvíos en el comportamiento del mercado. En la medida en que la institución pueda ser

más rápida para cambiar su rumbo hacia donde se dirige el desarrollo, en mejor posición se en-contrará para seguir compitiendo; esto implica que: los mecanismos de planeación, organización y control sean lo suficientemente flexibles para permitirles adecuarse a las nuevas condiciones im-perantes; que la formación se oriente, con menta-lidad de largo plazo y con estrategias de carácter ofensivo, orientadas al crecimiento y desarrollo, a través de la innovación y cambio. Pero para que el INPEC desarrolle estrategias globales deben tener

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publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia

en cuenta las siguientes “cualidades”, de forma tal que éstas puedan ofrecer ventajas competitivas res-pecto a otras instituciones. Cabe anotar que ésta es una condición necesaria, pero no suficiente, pues se requiere además que la entidad esté suficiente-mente capacitada en aspectos organizacionales, capacidad financiera y académica, curva de expe-riencia e investigación y desarrollo, para así poder implementar la condición de ventaja competitiva.

Estamos en una época de nuevas adaptacio-nes, el mundo está viviendo nuevas circunstancias: estamos procesando otra forma de ver el mundo, a través de un “bombardeo” de conocimientos y tecnologías que exigen un pronto ajuste a la com-plejidad, así, en las últimas décadas, la economía mundial se ha caracterizado por los fenómenos de globalización e Integración económica entre paí-ses, esto le exige a las entidades académicas nuevos retos a saber: innovación, adaptación y aprendiza-je continuo; comprender mejor los paradigmas de competitividad y “marketing” para poder diseñar e implementar estrategias coherentes y lograr ser exitosas frente a dichos procesos; y la formación no está exenta de ello.

La globalización del servicio, las comunica-ciones y la tecnología blanda, trae consigo nuevas necesidades, nuevos clientes o usuarios, nuevos proveedores, nuevos competidores; desarrollos científicos y tecnológicos con la creación de nue-vos productos, nuevos cambios en la demanda y nuevos servicios; pero sobre todo, un mayor vo-lumen de información disponible para gestionar.

Para materializar lo señalado en nuestra aca-demia, se requiere de: conocimiento, ingenio y creatividad; utilización de modernas tecnologías, conocimientos especializados en el penitenciaris-mo y una gerencia de calidad; hacer uso eficiente de las tecnologías de la información y la comu-nicación, porque esto facilita la acción global de la entidad. La educación en este escenario de cambios juega un papel trascendental como eje fundamental de la trasformación sociocultural, educación pertinente y contextualizada, orienta-da a pensar en la educación en el mundo de hoy, en el ámbito penitenciario y las nuevas realidades que requieren de un talento humano, formado y habilitado para:l Actuar versátilmente con los cambios;l Pensar la institución educativa;l Liderar la innovación, estudiada, y apropiadas

en procesos y servicios;l Desarrollar relaciones con los usuarios exter-

nos;l Interactuar con los usuarios internos;l Crear redes internas y externas;l Desarrollar, mejorar y mantener relaciones in-

terinstitucionales;l Prestar el servicio al usuario de manera ética; yl Producir resultados fundamentados en la pro-

moción de los Derechos Humanos.

El INPEC debe facilitar, estimular y compro-meterse para que sus funcionarios públicos uni-formados y administrativos sean el motor (driver) en responder y adaptarse a las nuevas realidades y condiciones en el mundo del trabajo, de hoy y del futuro. La tarea de la Escuela Penitenciaria Nacio-nal, es la de señalar una ventaja competitiva inter-na, ya que una organización no puede dar aquello que no tiene. Las cualidades de su quehacer en el penitenciarismo debe ser:l Construir una doctrina sólida, experimenta-

da y autónoma;l Mostrar desarrollo administrativo perdurable

en el tiempo y posible de aplicarse en otros países;

l Presentar una relación beneficiosa para el Es-tado y la política criminal; y

l Diseñar programas y doctrinas de seguridad mediada por la dignidad y los Derechos Hu-manos, como un gran desafío latinoamerica-no.Las relaciones entre las organizaciones desde

hace un tiempo están cambiando, tan rápidamen-te como las relaciones entre las organizaciones y las personas que trabajan para ellas. El INPEC de hoy, es otro INPEC. El lema que podríamos lanzar para esta nueva situación sería el de estar aprendiendo e innovando permanentemente. Ello refleja que, actualmente, la vida media de los co-nocimientos que poseemos es cada vez más corta.

Así, los conocimientos adquiridos en la escuela primaria mantienen su actualidad durante un pe-ríodo corto. Los conocimientos adquiridos en la universidad pierden su valor al cabo de diez años. El punto más crítico lo registran los conocimien-tos adquiridos durante la formación profesional, cuya vida media, debido al progreso tecnológico, es de tan sólo 4 ó 5 años. Este dinamismo y evolu-ción progresiva de la ciencia y la tecnología acen-túa la necesidad de un reentrenamiento profesio-nal permanente de los funcionarios uniformados y obviamente de los servidores administrativos.

Finalmente, la educación actual es intrínseca-mente internacional, y cada vez lo va a ser más. Esta no es una afirmación sin piso, sino que es el resultado de un cúmulo de realidades que afectan directamente a todas las economías y empresas en el mundo. De hecho el aire internacional que se viene respirando en esta década, ha adquirido en esta época características de vendaval. Esto puede suponer un impulso definitivo para aquellas enti-dades como la nuestra, que tengan sus velas bien orientadas a punta de trabajo constante. Pero pue-de ser devastador para aquellas otras que no estén preparadas. Igual suerte podrán tener los países que no hayan direccionado en el sentido correc-to su política económica y educativa y, en nuestro caso, trabajamos por lo que queremos y creemos en la calidad del servicio, la calidad como aptitud para el logro de fines legítimos, por un país mejor, como contribución a la paz.

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Por: General (RA) MIGuEl ANTONIO GóMEz PADIllA Exdirector general de la Policía Nacional.

“Dulce bellum inexpertis” (Píndaro) Dulce es la

guerra para quienes no la han vivido.“Te sientes orgulloso de ser policía .Es tu título

de honor y tu gran responsabilidad. Eres consciente de la grandeza de tu vocación y de la exigencia que conlleva. Es tan fuerte tu identidad que aunque los años pasen y por cualquier razón te retires a la vida civil, para todos seguirás siendo policía. Eres policía por siempre, es el sello que distinguirá toda tu vida”

Fabio Suescún Mutis, Obispo Castrense de Colombia.*****

Hace veintidos años la Policía Nacional, neutralizó al más peligroso, desalma-do y criminal de los narcotraficantes. Pablo Escobar Gaviria en sus insanos delirios creyó que podía doblegar al Es-tado y arrodillar a la sociedad colom-biana. Sus actos terroristas selectivos o

indiscriminados, con carros bombas o mediante el sicariato, tenían aterrorizada a la población.

En cumplimiento de sus obligaciones cons-titucionales y por disposición expresa del señor presidente de la República, la Policía enfrentó a

tamaña amenaza. Y lo hizo sola. El asesinato dia-rio de policías en la ciudad de Medellín y en otras poblaciones, reforzaban el juramento policial de asegurar el ejercicio pleno de las libertades y de los derechos a los colombianos.

Cada policía inmolado era un acicate para no desmayar; cada lágrima derramada era el bálsamo necesario para continuar en la búsqueda de Pablo Escobar y de sus estructuras de aliados, auxiliado-res y sicarios.

En 1989, ante una exigencia del Señor Pre-sidente de la República Dr. Virgilio Barco Vargas, el director de la Policía, le hizo una descarnada y sincera apreciación del orden público existente en el país y con ella se presentaron varias sugerencias y requerimientos.

La Policía se sentía sola y creía que nadaba en contra de la corriente, ante la actitud complacien-te y hasta cómplice de numerosas autoridades po-lítico administrativas regionales y de muchos esta-mentos sociales que mostraban simpatía con los traficantes de las drogas ilícitas y se lucraban con su dinero. En el país reinaba una impunidad polí-tica y social que les permitía a los narcotraficantes fortalecerse y hacerles pensar que podían humillar al estado y creían que con su poder económico alcanzarían el poder político.

“Estamos presenciando el nacimiento de una

generación sin fronteras morales, sin valores ni principios éticos” (Guillermo Cano- 1983).

El embajador de los Estados Unidos de Nor-teamérica, William Brownfiel, el 28 de agosto de 2009, ante el Colegio de Generales de la Policía afirmó: “en las décadas del 80 y del 90, Colombia era un estado casi inviable y la gobernabilidad no superaba el 60% de su territorio”. Fue uno de los análisis hechos al señor Presidente en la reunión a que hemos hecho referencia.

La Policía enfrentaba una realidad en la que la intensidad de los ataques y actividades de la sub-versión armada, el terrorismo, el narcotráfico, el secuestro y el sicariato querían doblegar al estado y mantenían amedrentada y en permanente zozobra a la comunidad.

La política de la Dirección General, aproba-da por el Ministro de Defensa y el Presidente de la República, sin descuidar el mantenimiento del orden interno policial, orientó la tarea operativa a contrarrestar las acciones delictivas de singular re-percusión social y sus tenebrosas manifestaciones: narcoterrorismo, subversión armada, narcotráfico y delincuencia común organizada.

El 19 de abril de 1989, el Presidente de la República promulga el Decreto 813 por el cual “se dictan disposiciones tendientes a combatir los escuadrones de la muerte, bandas de sicarios, o grupos de autodefensas o de justicia privada, equi-vocadamente denominados paramilitares y se crea una comisión coordinadora y asesora para este propósito.” La integraban los ministros de Go-bierno, Justicia y Defensa; el Comandante Gene-ral de las Fuerzas Militares, Director de la Policía y el Director del DAS. La Policía tendrá enton-ces una dependencia funcional de este organismo pero igualmente un gran apoyo para el cumpli-miento de su misión. Un verdadero paliativo a la soledad policial. Otro de los requerimientos poli-ciales planteados al sr, Presidente.

Igualmente se dicta el Decreto 814, de la mis-ma fecha, por el cual “se crea el cuerpo especial ar-mado contra los escuadrones de la muerte, bandas de sicarios o grupos de autodefensas o de justicia privada, equivocadamente denominadas parami-litares” En la reunión con el señor Presidente y el Ministro de Defensa General Oscar Botero, les había manifestado que la policía no tenía unida-des de suficiente poder de fuerza para enfrentar las amenazas fuertemente armadas y entrenadas como las del Magdalena Medio. Con este decre-to el gobierno nos da las herramientas necesarias. Ahora nos corresponde a los policías cumplirle al país. Es obligatorio recordar que el accionar poli-cial contra el narcotráfico venía de tiempo atrás, recordemos “Tranquilandia”, entre otros, ahora lo que se hizo fue incentivar la lucha y sin pausa.

La Dirección General emite la Directiva Transitoria No 19 del 26 de abril de 1989 por la cual “se imparten instrucciones para la organiza-ción de dos compañías para combatir los escua-

Testimonio

Así le cumplimos a Colombia

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drones de la muerte, bandas de sicarios, extremis-tas y los grupos equivocadamente denominados “paramilitares”. Como anécdota, permítaseme un paréntesis, esta directiva está firmada por el bri-gadier general Carlos Arturo Casadiego Torrado, pues el director general se encontraba en la ciudad de Washington, acompañando al Presidente doc-tor Virgilio Barco Vargas, en la Conferencia anual de los editores de la prensa. El señor Presidente en su alocución, hizo una elogiosa referencia a la acción policial en la lucha frontal contra el nar-cotráfico y enumeró las operaciones: Primavera, Retorno, Oriente, San Luis, Arcoíris y Horizonte. Igualmente invitó a un minuto de silencio por los más de mil policías muertos en el cumplimiento de su deber. Fue algo más de un minuto, seguido de un estruendoso aplauso, con un auditorio de pies. Para todo esto el Presidente hizo subir a la tarima al director de la policía. ¡Inmenso honor para todos los policías de Colombia!.

La formación fue muy intensa y rigurosa y se realizó en las escuelas Nacional de Carabineros, de Granaderos Gabriel González y de Suboficiales Gonzalo Jiménez de Quezada, en procesos edu-cativos específicos. Orgánicamente dependió de la Dirección Operativa-(DIROP-SERES).Desde cuando inició actividades sus resultados fueron exitosos como lo manifestó el Ministro de Defen-sa general Oscar Botero Restrepo en su informe al Congreso Nacional.

El C.E.A o cuerpo élite como se le conoció, actuó inicialmente en el Magdalena Medio y en el Meta; su accionar obligó a los ilegales de esas regiones a negociar con el gobierno y a desmo-vilizarse. Debilitó notoriamente a las estructuras criminales del alias el “mejicano” y a quien obligó a abandonar su hábitat natural y así fue reducido en las cercanías de Tolú. (*)

El C.E.A. da origen al “Bloque de búsqueda” que se conforma después del atentado mortal al coronel Valdemar Franklin Quintero y el asesinato de Luis Carlos Galán Sarmiento, el mismo día, y con la declaratoria de guerra contra el narcotráfico proclamada por el Presidente Virgilio Barco Var-gas. Establece su sede en la Escuela Carlos Holguín de Medellín y se estructura como un Comando Operativo Especial de acuerdo con la Resolución DIPON 5412 del 27 de julio de 1989 y con de-pendencia directa de la Dirección Operativa. Pre-siona de tal manera a Pablo Escobar que este decide aceptar ser recluido con varios de los integrantes de su ala criminal en la llamada cárcel de la “Catedral” .Podemos afirmar que esta es la primera etapa del bloque. Este se desactiva y sus integrantes son en-viados en comisión de estudios a diferentes países.

En el ínterin, el director general de la policía, invita a su despacho al embajador de los Estados Unidos de Norteamérica señor Morris Busby y a los representantes de las agencias DEA, FBI, CIA y NAS, para agradecerles e insistirles en su co-laboración y que se auto asignen tareas específi-cas para con nuestras diferentes unidades (Dijin,

Antinarcóticos y el Cuerpo Especial Armado) en asesorías, apoyos técnicos, de entrenamientos, lo-gísticos y económicos y no haya dispersión de re-cursos. Allí surge la creación de una unidad espe-cializada y externa con los apoyos de la CIA para realizar el estudio y posterior captura del llamado “cartel de Cali” para cuando el gobierno lo crea conveniente. Este es el equipo que años más tarde obtiene valiosos éxitos. Lo demás son efectos me-diáticos muy bien manipulados.

Mientras tanto el C.E.A. fija su sede en la Hacienda Nápoles, desde la cual actúa apoyando operaciones en todo el territorio nacional.

Con la fuga de Pablo Escobar de la Cate-dral, se les termina la comisión a los oficiales y suboficiales y se reactiva el “bloque de búsqueda” .Muchos de ellos, sino fue la totalidad, al saber de la fuga, solicitaron ser convocados nuevamente. Como siempre, había una gran mística profesio-nal policial, para servir a Colombia.

Es la segunda etapa y ahora cuenta con un componente militar.

El accionar contra el narcotráfico y específica-mente en la búsqueda del prófugo Escobar Gavi-ria, contaba con una dirección política: Presidente y Ministro de Defensa; una dirección estratégica: el director general, el subdirector y los directores Operativo, de la DIJIN y de Antinarcóticos. Una dirección táctica a cargo del coronel Hugo Martí-nez Poveda y una dirección operativa al mando del mayor Hugo Aguilar Naranjo. Es bueno refe-rir que Hugo Martínez reportaba directamente al mayor general Octavio Vargas Silva y el compo-nente militar al general Hernán Guzmán Coman-dante del Ejército Nacional.

Las continuas y persistentes acciones del blo-que fueron diezmando las estructuras de Pablo Es-cobar hasta permitir su aniquilamiento en 1993.

Indudablemente hubo muchos, muchísimos héroes, pero realmente fue el trabajo en equipo, el que logró para Colombia, abatir a tan maligno criminal.

Recientemente en una multitudinaria con-centración pública, el doctor Alfonso Gómez Méndez, quien fuera Procurador General de la Nación para esa época, afirmó que Colombia es-taba en mora de hacer un reconocimiento al direc-tor de la policía y a sus colaboradores por cuanto su acción decidida en la lucha contra el narcotrá-fico ha permitido que hoy Colombia no sea una narco democracia.

Además de los anteriormente señalados, vale destacar el trabajo cumplido por los generales Rafael Guillermo Muñoz Sanabria, Oscar Peláez Carmona, Luis E. Montenegro, Leonardo Galle-go Castrillón, los comandantes del Departamento de Policía Antioquia y de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, el mayor Oscar Naranjo, en-tre otros, lo mismo que una larga lista de oficiales, suboficiales y agentes que prefieren mantenerse anónimos y, naturalmente, el gran tributo que se

El día 9 de octubre falleció doña Aida Jiménez de Gómez, esposa del señor Mayor General Alfonso Gómez García (q.e.p.d.). El Colegio de Generales de la Policía Nacional, registra con pesar este acontecimiento y, en nombre de todos los colegiados y señoras, pre-senta sus condolencias a sus hijos Gabriel Alfonso, Carlos Alberto y Carlos, demás familiares y amigos. Las honras fúnebres se cumplieron el domingo 11 de octubre en el Centro Religioso de la Policía Nacional en Bogotá.

Sensible fallecimiento

debe rendir a los muchos héroes policiales que no vacilaron en entregar su vida en esa terrible lucha por el solo interés de servir a Colombia.

¡Inmensa gratitud a todos los policías! La Asociación Internacional de Jefes de Policía re-conoció a la Policía Colombiana como la mejor del mundo en la lucha frontal contra las drogas ilícitas. Reconocimiento que recibieron: el Ge-neral Víctor Alberto Delgado Mallarino (1984) y durante mi dirección los generales: Miguel An-tonio Gómez Padilla (1991) Octavio Vargas Silva (1992) y coronel Alonso Arango Salazar (1993). Posteriormente los generales Rosso José Serrano Cadena y Oscar Naranjo Trujillo.

(*) Será tema de un escrito posterior.

Page 20: LPresidente del Colegio de Generales de la Policía Nacional · militares del mundo, sus arengas breves, contun-dentes y dichas antes de romperse los fuegos, al frente de sus gloriosos

EstrElla Policial20

publicación del colegio de generales de la policía nacional de colombia

Por: Brigadier General (RA) GuIllERMO lEóN DIETTES PéREz Presidente de la Academia Colombiana de Historia Policial

Antecedentes

En la presente entrega quiero hacer una breve semblanza del señor brigadier ge-neral Luis Alfredo Rubio Parra, quien en la actualidad es el oficial de nuestra jerarquía institucional de mayor edad física, como quiera que el 19 de octu-bre celebró su cumpleaños número 98.

¡Felicitaciones! .

Semblanza

Brigadier General (RA) Luis Alfredo Rubio ParraBiografía breve

Don Luis Alfredo nació el 19 de octubre de 1917; su cuna, el municipio de Viracachá en el departamento de Boyacá.

Fueron sus padres don Francisco Rubio Ce-peda y la señora Hermelinda Parra Galindo. Con-trajo matrimonio del 24 de agosto de 1946 con doña Marina Luque Ospina y en su matrimonio nacieron sus hijos Luz Marina, Luis Jairo, Con-suelo, Edgar Alcides y Héctor Mauricio. Adelantó sus estudios secundarios en la Escuela Normal de Tunja donde obtuvo el título de “Institutor” el 16 de abril de 1940.

Carrera policial Ingresó a la Escuela de Policía General San-

tander el 10 de enero de 1943 cuando fue dado de alta como Cadete y recibió su título de Subtenien-te en el ramo de vigilancia, otorgado por el gobier-no nacional mediante decreto número 2942 del 22 de diciembre de 1944, fue integrante del curso número 4 promoción “José María Córdoba Mu-ñoz”, del cual hicieron parte los también oficiales generales Henry García Bohórquez, Roberto Me-jía Soto, Jacinto Nicolás Ríos Mesa, Luis Tejada Zapata y Asdrúbal Romero Escobar (Este último por ascenso póstumo).

Adelantó los cursos reglamentarios para los ascensos de la carrera, hasta alcanzar el grado de brigadier general el 1 de diciembre de 1969.

Es reconocida su trayectoria que empezó como oficial de vigilancia en Bogotá, pero en for-ma sucesiva se desempeñó como Comandante de los departamentos de Chocó, Valle, Vichada, Cór-doba, Atlántico, Boyacá y Antioquia. Se siente orgulloso de haber permanecido como Coman-dante de Antioquia y de Atlántico por espacio de 5 años en cada unidad, donde adelantó un trabajo especial en la lucha contra el contrabando de mer-cancías y de manera especial, el delito de hurto de automotores en la Costa Norte de Colombia.

También fue Jefe del F3 (Planeación) y de Personal del Estado Mayor de la Dirección Gene-ral. Además prestó servicios en Norte de Santan-der y Meta.

Formó parte del “Curso Interamericano” de la “International Police Academy” en Washington (Estados Unidos de Norteamérica) en 1966.

Condecoraciones Entre otras, le han sido concedidas las si-

guientes:Orden Militar 13 de junio en el grado de

oficial; Estrella de la Policía en sus diferentes ca-tegorías; Medalla de los Servicios clase 15, 20 y 25 años; Orden de Boyacá; Honor al Mérito de la Alcaldía de Medellín; “Socio Paul Harris” de la Fundación Rotary International” por la labor des-empeñada en beneficio de la comprensión y las relaciones de amistad entre los pueblos del mundo (1986); medalla 50 años de egresado de la Escuela General Santander; “Héroes del Silencio” conferi-da por la República de Venezuela y el Cuerpo de Bomberos del Distrito Federal (1966).

Igualmente, le figuran varias felicitaciones en su hoja de vida, por actuaciones positivas en actos del servicio en beneficio de la comunidad.

Epílogo El 1 de enero de 1967 y cuando ostentaba

el grado de coronel fue trasladado a la Dirección General con el cargo de Inspector General de la Policía Nacional. El 1 de diciembre de 1969 fue ascendido al grado de Brigadier General en el ramo de vigilancia.

Con este grado y cargo, mediante decreto nú-mero 221 del 20 de febrero de 1971 se le concede el retiro del servicio activo de la Policía Nacional a partir del 20 de marzo de ese año, en forma tem-poral y por solicitud propia.

Hoy día, el señor brigadier general Luis Alfre-do Rubio Parra disfruta de su condición de retiro, al lado de su esposa doña Marina y sus hijos; es miembro activo del Colegio de Generales de la Policía Nacional y se dedica a la práctica del golf y a la lectura.El General Rubio Parra y su esposa doña Marina en reciente homenaje del Colegio.