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Copysight @ Organización Internacional del Trabajo 1998

Las publicaciones de la Oficina Internacional del Trabajo gozan de la protección de los derechos de propiedad intelectual en virtud del protocolo 2 anexo a la Convención Universal sobre Derecho de Autor. No obstante, ciertos extractos breves de estas publicaciones pueden reproducirse sin autorización, a condición de que se mencione la fuente.. Para obtener los derechos de reproducción o de traducción hay que fo~mular las cor~espondientes solicitudes al Servicio de Publicaciones (Derechos de autor y licencias), Oficina Internacional del Trabajo, CH-1211 Ginebra 22, Suiza, solicitudes que serán bien acogidas

ISBN 92-2-3 11534-5 ISSN 1020-3974

Pr imera impresión 1998

Las denominaciones empleadas, en concordancia con la práctica seguida en las Naciones Unidas, y la forma en que aparecen presentados los datos en las publicaciones de la OIT no implican juicio alguno por parte de la Oficina Internacional del Trabajo sobre la condición jurídica de ninguno de los países, zonas o ter~itorios citados o de sus autoridades, ni respecto de la delimitación de sus fronteras.. La responsabilidad de las opiniones expresadas en los arb.'culos, estudios y otras colaboraciones firmados incumbe exclusivamente a sus autores, y su publicación no significa que la OIT las sancione.. Las referencias a firmas o a procesos o productos comerciales no implica aprobación alguna por la Oficina Internacional del Trabajo, y el hecho de que no se mencionen firmas o procesos o productos comerciales no implica desaprobación alguna. Las publicaciones de la OIT pueden obtenerse en calle Luis Carrera 1131, Vitacura, Santiago de Chile o pidiéndolas a Casilla 19.034, CP 6681962, e-mail: [email protected], Santiago, Chile..

Impreso en Chile

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PROLOGO

Esta publicación recoge los resultados de un seminario realizado en diciembre de 1997, organizado conjuntamente por la OIT y la Dirección del Trabajo, con el$n de actualizar y socializar, desde una perspectiva multidisciplinaria los conocimientos médicos, laborales y legales respecto de la protección de los derechos y promoción de la igualdad de la trabajadora embarazada.

Este es un tema de crucial importancia, sobre todo considerando los importantes cambios en los patrones de participación laboral de las mujeres.. En las últimus décadas se ha producido una incorporación signijicativa de la mujer al empleo remunerado.. Entre 1975 y 1998 el número de mujeres económicamente activas m h que se duplicó, y la tasa de participación laboral femenina en zonas urbanas bordea en la actualidad el 40 % .. Además, se está produciendo un cambio cualitativo en el modelo de la participación laboral de las mujeres, ya que ha aumentado el grado de continuidad de sus trayectorias, el numero de horas que dedican al trabajo remunerado y de años de vida económicamente activa.. El incremento de participación laboral de la mujer se ha concentrado en las edades fértiles -entre 20 y 40 años- por. lo que crecientemente deben asumir sus responsabilidades laborales en el penído de reproducción y crianza.

La protección a la mujer trabajadora ha estado incorporada desde los primeros Convenios Internacionales de la OIT Posteriormente, se ha puesto especial atención en la promoción de la igualdad de oportunidades en el empleo ,y la eliminación de la discriminación de la mujer en el trabajo, que se expresan, entre otros instrumentos, en los Convenios 100, 11 1 y 156.

El seminario sobre "Trabajo y Maternidad. Lm Nomas que Protegen la Salud de la Trabajadora Embarazada", se propuso promover un debate tripartito sobre la normativa protectora de la maternidad a la luz de la promoción de la igualdad de oportunidades, de modo de garantizar el rol social de la maternidad y , al mismo tiempo, poner fin a cualquier forma de discriminación, aunque esté revestida de un carácter protector.. En la preparación de este seminario, que da origen a este documento, participaron Verónica Riquelme del Departamento de Estudios de la Dirección del Trabajo, Manuel Parra del Departamento de Fiscalización (Unidad de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo) y María Elena Valenzuela, consultora de la OIT en temas de género..

Maná Ester Feres Directora

Dirección del Trabajo

Emilio Klein Director a. i.

OIT/ETM Santiago

Santiago, noviembre de 1998

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INDICE

PRESENTACION María Ester Feres, Directora del Trabajo

Capítulo 1. LA PERSPECTIVA MEDICA RIESGOS PARA LA SALUD DE LA TRABAJADORA EMBARAZADA Cristián Bustamante, Alejandro García. Medicina del Trabajo (MDT)

A. Concepto de daño reproductivo en la mujer embarazada B. Cambios fisiológicos durante el embarazo y ambiente laboral C. Diferencias de género e inserción laboral femenina D. Daño reproductivo en trabajadoras embarazadas E. Conclusiones Bibliografía

Capítulo 11. LA PERSPECTIVA INTERNACIONAL NORMAS INTERNACIONALES SOBRE TRABAJO Y MATERNIDAD Dr. Carlos A. Rodnguez, Consultor, Organización Internacional del Trabajo (OIT)

A,. La mujer en el trabajo B. Prevención v/s discriminación C. Prohibición del trabajo femenino en Latinoamérica D.. El trabajo y la reproducción E. Protección de la madre y el niño F.. ¿Cómo mejorar la situación?

Capítulo III. LA PERSPECTIVA LEGAL INSTITUCIONALIDAD QUE REGULA EL TRABAJO DE LA MUJER EMBARAZADA Mónica Vergara, Abogada

A. Introducción B. Legislación y jurisprudencia C. La protección específica del Código del Trabajo D. La aplicación práctica del art. 202 del Código del Trabajo E. Sanciones y acciones

Página

1

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Página

Capítulo IV. LA PERSPECTIVA DE GENERO CONDICIONES DE TRABAJO DE LA MUJER: SITUACION EN CHILE Ximena Díaz, Julia Medel. Centro de Estudios de la Mujer (CEM)

A. Presentación B. Participación femenina en el mercado laboral C. Las mujeres en la industria manufacturera D. Las mujeres en el sector agrícola E. Empleadas del sector público F. Empleadas del sector privado G. Propuestas para la acción Bibliografía

Capítulo V. CONCLUSIONES Y DESAFIOS Dr. Manuel Parra. Unidad de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo. Dirección del Trabajo

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PRESENTACION

María Ester Feres Directora del Trabajo

La protección de la salud de la mujer embarazada se inserta en los objetivos estratégicos del proyecto de crecimiento económico con equidad social que se han planteado los gobiernos de la Concertación. Un tema tan sensible como éste, que se relaciona directamente con el futuro del país, forma parte de las políticas que se están promoviendo en materia de no discriminación y de igualdad de género, como asimismo de los esfuerzos que se realizan en pos de una mayor humanización del trabajo y del mundo productivo. El lograr una mayor y mejor incorporación de las mujeres en la actividad económica se plantea como una meta gubernativa de gradual cumplimiento, ya que ella debe responder a diversas racionalidades presentes en nuestra sociedad.

La visión social y ética del tema nos sitúa en la perspectiva de avanzar hacia la consecución de una sociedad integrada socialmente, que aminore crecientemente las inequidades y acabe con la pobreza, lo que hace ineludible la promoción de mayores y mejores oportunidades de trabajo para las mujeres. También debe considerarse la racionalidad productiva que ve en las mujeres una reserva de fuerza de trabajo, tanto en número como en las potencialidades de adiestramiento y calificación.

Lo anterior debe conjugarse con la promoción de la no discriminación, la igualdad de oportunidades y la plena participación de las mujeres en el mundo público. Es importante señalar que el trabajo fuera del hogar se aprecia como uno de los espacios públicos en que más se refleja la discriminación contra la mujer, pero al mismo tiempo se considera que a través del incremento del empleo y de la mejoría sustantiva de su calidad se dispone de un instrumento valioso para erradicarla.

Estas y otras perspectivas para abordar el tema deben estar fundadas en el hecho de que las mujeres llevan en sí mismas la calidad particular de ser madres, de reproducir la especie, y no

existe actividad productiva más importante para la sociedad humana que ésta. Por lo tanto, la preocupación por los riesgos a la salud durante el embarazo que se generen por la actividad laboral, éticamente no admite ser vista como un costo o un obstáculo al crecimiento económico, traduciéndose así como un factor importante de discriminación. Tal preocupación debería posicionarse como un valor social de alta prioridad.

Otra dimensión del crecimiento con equidad social se relaciona con las demandas de humanización del trabajo y de la actividad productiva. Dicho en otros términos, el objetivo es lograr el crecimiento no a costa de los trabajadores, sino con ellos y para ellos. El resguardo de "lo humano" en el trabajo, junto con muchos otros factores, está íntimamente ligado a la salud ocupacional, los desgastes irrecuperables en la salud y los riesgos en la vida laboral. Por su enorme importancia, esa área de las relaciones laborales no admite flexibilizaciones ni menos desregulación y es hoy, así como a futuro, un ámbito preferente de preocupación y actuación del Estado.

La salud reproductiva de las trabajadoras y trabajadores de engarza dentro de la salud ocupacional, pero tiene un impacto particular en la vida intrauterina del niño, en su nacimiento y en sus perspectivas de desarrollo psíquico y físico. En todas estas etapas el desarrollo de la vida humana se encuentra en sus estadios de mayor vulnerabilidad y desvalidez, lo que explica la crucial importancia de la forma de protección jurídica que se adopte y su posterior cumplimiento.

Las normas que protegen la salud de la trabajadora embarazada, así como las otras sobre riesgos ocupacionales, enfrentan actualmente nuevos desafíos. Ellos derivan tanto del cambio tecnológico y de su ritmo, como del surgimiento de nuevas ocupaciones y ambientes de trabajo. De este modo, surgen nuevos riesgos que es

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necesario identificar y algunas situaciones consideradas históricamente riesgosas pueden perder tal carácter.

El contar con un diagnóstico adecuado es fundamental para adoptar las regulaciones que sean convenientes y para actualizar las políticas de prevención y control, además de la necesaria complementariedad que éstas deben tener con el resto de las políticas públicas en el área.. Es también un instrumento útil para formar e informar a la comunidad en un tema tan importante.

Igualmente constituye un desafío el articular la debida e irrenunciable protección que debe garantizar el Estado a la salud de la trabajadora embarazada con las políticas de promoción del empleo femenino. La forma adecuada de lograrlo es la de sensibilizar a los empleadores y a toda la sociedad acerca de que esta es una obligación social cuyo incumplimiento pone en duda la

legitimidad de todo proceso de crecimiento, ya que si no hay voluntad para que éste se haga respetando los riesgos para la salud de la persona y del que está por nacer, este crecimiento pierde gran parte de su sentido. Tampoco es éticamente aceptable evitar el incumplimiento discriminando en la contratación a las mujeres en edad fértil o exigiéndole exámenes previos de embarazo, ya que ambos comportamientos no caben en el orden constitucional legal.

El análisis que abordamos en estas páginas, además de constituir la primera mirada específica sobre un tema de vital importancia, tiene la virtud de ser multidisciplinario y estar fundado en acuciosas investigaciones emprendidas con ópticas y objetivos distintos. Con seguridad, el esfuerzo que aquí presentamos aportará a un mejor conocimiento de la problemática que nos ocupa, siendo útil al necesario debate nacional que debe producirse sobre este tema.

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Capítulo 1. LA PERSPECTIVA MEDICA

RIESGOS PARA LA SALUD DE LA TRABAJADORA EMBARAZADA

Cristián Bustamante Alejandro García

Medicina del Trabajo (MDT)

A. Concepto de daño reproductivo en la mujer trabajadora

Los efectos adversos sobre la reproducción de algunas sustancias químicas, como por ejemplo el plomo, se conocen desde hace siglos. Si bien durante el siglo XIX e inicios del XX cobró mayor impulso el estudio de la relación entre la exposición laboral y el daño reproductivo, es a mediados del presente siglo que el tema adquiere relevancia, como consecuencia del gran número de mujeres que ingresan a la fuerza laboral industrial durante la Segunda Guerra Mundial. Datan de ese período las "Normas para el Cuidado de la Maternidad y Empleo de Madres en la Industria", formuladas por el Departamento de Trabajo de Estados Unidos, en las que se recomendaba evitar exposiciones tóxicas durante el embarazo, no levantar objetos pesados ni efectuar trabajos agobiantes, además de dar a la trabajadora un mínimo de seis semanas de reposo antes y después del parto.

El interés por los riesgos laborales y su impacto en la esfera reproductiva declinó después de la Segunda Guerra, conforme la mayoría de las mujeres retornaba al trabajo doméstico o no industrial. El tema experimentó un nuevo repute en la década del cincuenta como respuesta a la epidemia de retraso mental, parálisis cerebral y retardo del desarrollo en niños japoneses de la localidad de Minamata, cuyas madres habían consumido crónicamente pescado contaminado por metilrnercurio, vertido por una fábrica de cloruro de polivinilo..

Desde entonces se ha acumulado ingente información referida al tema, aunque aún son muchas las interrogantes pendientes. Entre otras razones, las dudas son producto de la gran cantidad de antiguas y nuevas sustancias químicas

introducidas en los procesos productivos, las exposiciones laborales múltiples, los efectos a largo plazo, la dificultad de disponer de cohortes adecuadas de trabajadoras para estudios y la exposición a contaminantes ambientales de manera extralaboral. Mención aparte merece la alta prevalencia "natural" de resultados adversos de la reproducción en la población, lo que dificulta la interpretación de los hallazgos y dificulta el establecimiento inequívoco de sus causas y efectos. Los abortos espontáneos, efecto recurrente de los agentes de riesgo laboral, afectan según diversas fuentes entre el 15 y 20% de los embarazos en la población general; una de cada 6-8 parejas es infertil; 7% de los nacidos vivos tiene bajo peso al nacer e igual porcentaje presenta algún defecto congénito.

Con todo, la creciente preocupación por el tema de los riesgos potenciales para la salud de la madre y el hijo en gestación ha permitido decantar cuatro principios generales, sobre los cuales debiera sustentarse cualquier aproximación o intervención:

1. Evitar que el embarazo sea un obstáculo para acceder a un empleo (salvo que exista un riesgo específico para la mujer encinta o el feto)..

2. Evitar que la mujer embarazada pierda su empleo como consecuencia de este estado fisiológico.

3. Apartar a la mujer embarazada de los trabajos peligrosos para su salud como para la del feto.

4. Permitir a la madre amamantar a su hijo.

En la medida en que se han ido consolidando estos principios, el concepto de daño

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reproductivo también ha experimentado modificaciones, cuestión especialmente evidente en el caso de los agentes tóxicos. En efecto, hasta hace menos de 10 años se calificaba de " teratogénicas" a aquellas sustancias capaces de inducir malformaciones en el feto, excluyendo a agentes de riesgo que pueden producir ceguera, sordera y retardo mental en el hijo sin un daño estructural evidenciable, tales como el metil- mercurio. En cambio, actualmente se usa el término de "tóxico para la reproducción o tóxico reproductivo", de acuerdo a lo sancionado en la Séptima Enmienda (1992) a la Directiva 671548lEEC de la Comisión Europea.

De esta manera, el concepto actual incluye no sólo las malformaciones estructurales groseras, sino también los efectos adversos sobre la fertilidad (líbido , comportamiento sexual, espermatogénesis-ovogénesis, actividad hormonal, fertilización e implantación), el desarrollo pre y post natal (toxicidad embrio- fetal, aborto, retardo del desarrollo, efectos teratogénicos, efectos funcionales y sobre la pubertad) y lactancia.

Países con mayor desarrollo legislativo en este campo, como son los del norte de Europa, han establecido un conjunto de agentes de riesgo para la mujer embarazada y la lactancia, que incluyen aquellos químicos, físicos y mecánicos. En Chile la ley protege la perjudiciales para su salud. Como consecuencia directa de esta fórmula general, se señalan también algunos trabajos que la embarazada no debería realizar salud de la mujer encinta y de1 hijo, liberándola de los trabajos considerados "aquellos que obliguen a levantar, arrastrar o empujar grandes pesos; que exijan un esfuerzo físico, incluido el hecho de permanecer de pie largo tiempo; se ejecuten en horario nocturno; se realicen en horas extraordinarias de trabajo o que la autoridad competente declare inconveniente para el estado de gravidez (Art. 202 del Código del Trabajo).

Discernir específicamente cuáles son los trabajos perjudiciales para la mujer embarazada y su hijo es la pregunta que busca responder el presente documento. Para tal efecto se revisó la

información científica disponible en textos de Medicina del Trabajo, Salud Ocupacional y Toxicología Industrial y revistas especializadas, privilegiando aquellos enfoques más comprensivos. En la práctica, la metodología empleada ha sido una "revisión de revisiones".. Dado lo extenso del tema, la presente revisión se limitará a sistematizar la información referida a los efectos sobre la mujer embarazada, el hijo y los efectos post natales..

B. Cambios fisiológicos durante el embarazo y ambiente laboral

El organismo de la mujer presenta modificaciones fisiológicas y bioquímicas durante el embarazo, los que comprometen a la mayoría de los sistemas haciéndola particularmente vulnerable al ambiente laboral.. Ello puede apreciarse en el cuadro 1, en la que se presentan determinados cambios en relación a algunos factores de riesgo laboral que influirían negativamente en la salud de las trabajadoras embarazadas, exacerbando el riesgo de enfermar dada la vulnerabilidad secundaria a estas modificaciones ..

Los cambios fisiológicos producidos durante el embarazo pueden ser agrupados por sistemas, de la siguiente forma:

- Musculoesqueléticos - Piel y fanéreos - Endocrinos - Cardiovasculares - Respiratorios -. Nefrourológicos - Digestivos - Hematológicos - Del equilibrio hidrosalino - Aparato genital - Psicológicos

Estas modificaciones obedecen a la adaptación fisiológica del organismo materno frente al embarazo o son el resultado de esta condición. Todas revisten cierta importancia en el proceso de la gestación; sin embargo, existen

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Cuadro 1

1 AGENTE O SITUACION EFECTO POSIBLE FISIOLOGICAS 1 SUGERENCIAS

CONOCIDAS 1 General Mayor fatiga y stress

Náuseas

U Cardiovascular >Del flujo útero- Aacentario > Irritabilidad niocárdica

Horario inflexible Trabajo en tumo

> Del metabolismo

Cetonas o acrilatos

Agravamiento de las alteraciones

Tetraclomo de carbono Uso de protector personal

Agentes hemolíticos Asf~antes Que metabolizan a Co Hidrocarbonos dorados

Flexibilización de horarios, pausas más

> Sensibilidad a sustancias químicas e intolerancia a

> Flujo renal ( Agentes nefrotóxicos 1 > Toxicidad renal üI Respiratorio 1 Todas las sustancias 1 >Aumento de la dosis

frecuentes Mejorx la ventilación Protección respiratoria

los olores > Hepatotoxicidad Malestar o intolerancia al calor < Capacidad de transporte de 0 2 Hipoxia fetal > Arritmias

Minimizar la exposición Minimizar la exposición

>Frecuencia respiratoria > Volumen de rentilación pulmonar >De la congestión y lilatación capilar

algunas de ellas que son particularmente relevantes cuando la mujer embarazada se enfrenta a un ambiente laboral que la expone a riesgos de tipo químico, físico, biológico, psicosocial o de estilo de trabajo, entre otros. La confluencia del embarazo y la exposición a estos agentes convierten a estas mujeres y sus futuros hijos en un grupo de alto riesgo, que debe considerarse en forma distinta que al resto de los trabajadores desde el punto de vista del trabajo, la prevención, las normas y la legislación laboral. Para ello es necesario profundizar el

Minimizar la exposición

Minimizar la exposición

Minimizar la exposición

V Músculo-esquelético > De lordosis lumbar 'érdida del centro de ;ravedad

conocimiento de la relación entre estos cambios y ciertos factores de riesgo, que gravitan en mayor o menor grado en la salud de la mujer embarazada que trabaja.

químicas suspendidas en el aire

Agentes sensibilizantes e irritantes

l . Cambios músculo-esqueléticos

Alzamiento de objetos pesados

Puestos de trabajo poco ergonómicos

Los cambios que ocurren en el sistema músculo-,esquelético son fundamentalmente de tipo postural.. Uno de los más importantes es el aumento de la lordosis lumbar, como mecanismo compensatorio para mantener. el centro de

absorbida por unidad de tiempo

>Aumento de la sensibilidad a alergenos e

Minimizar la exposición

initantes Dificultad para levantar objetos

Aumento del dolor

>De la movilidad y cambios posturales < de 20 a 25% de los pesos máximos a levantar Buenos diseños ergonómicos en los Puestos de Trabajo

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gravedad de la embarazada sobre sus extremidades inferiores. Si el grado de lordosis lumbar se mantuviera, el centro de gravedad se desplazaría hacia delante debido al crecimiento uterino.

Este aumento de la curvatura fisiológica de la columna en la zona lumbar produce dolor local en la medida que progresa el embarazo, pudiendo volverse muy intenso en el último trimestre. El desplazamiento posterior del centro de gravedad se traduce a su vez en una hiperextensión de la musculatura paravertebral y dorsal, produciéndose una desviación del tronco hacia atrás y abducción de los pies, que aumenta conforme progresa la gestación. Esto es conocido familiarmente como "marcha de pato".

Otro de los cambios músculo-esqueléticos es el relacionado con la edematización de la mayoría de las articulaciones de las extremidades, especialmente las de las manos, lo que puede producir limitación funcional y dolor en ocasiones muy intenso.

2. Cambios hidrosalinos

El manejo de los electrolitos plasmáticos por los rinones está integralmente involucrado en el equilibrio del agua y del volumen plasmático durante el embarazo, período en el cual la mujer aumenta aproximadamente 12.5 Kg. de peso, correspondiendo la mayor parte de él a agua. Durante la gestación el agua total co~poral aumenta en forma constante llegando de 6 a 8 litros como promedio, considerando las distintas series publicadas.

3. Cambios cardiovasculares

Durante la gestación se producen importantes modificaciones en el corazón y en el sistema circulatorio.

En el corazón se advierte histológicamente una hipertrofia miocárdica como respuesta a una mayor sobrecarga de volumen durante el embarazo. Por otro lado se produce también un aumento significativo del débito cardíaco, el que

en un embarazo normal se incrementa en 30 a 50 % sobre los valores basales.. De un volumen de 4.S litroslmin en la mujer no embarazada, aumenta a 6.1 litroslmin en el primer trimestre de la gestación.. En cuanto a la frecuencia cardíaca, ésta aumenta durante el embarazo aproximadamente en un 32% (15 a 20 latidos/minuto), estabilizándose en el tercer trimestre.

4. Cambios respiratorios

Durante el embarazo, tanto el tórax como el abdomen cambian su cod&uración debido al gran crecimiento que experimenta el útero. Sin embargo, ello no determina variaciones de la capacidad pulmonar, ya que la disminución en altura de la caja toráxica es compensada por un ensanchamiento de la misma y la respiración se hace principalmente costal..

Una de las modificaciones más importantes en la mujer embarazada desde el punto de vista del trabajo, la constituye las variaciones de la ventilación pulmonar. Durante la gestación la ventilación pulmonar se incrementa en un 30% por efecto de la progesterona, que estimula los centros que regulan la respiración. Este aumento se produce por la movilización de un mayor volumen de aire corriente por unidad de tiempo, sin incremento de la frecuencia respiratoria.

Otro aspecto importante desde el punto de vista laboral lo constituyen los cambios que ocurren en el consumo de oxígeno, el que se incrementa progresivamente a medida que progresa el embarazo alcanzando hasta un 15% sobre los valores del estado no grávido. La mayor parte de este aumento es producto de los requerimientos, cada vez mayores, por parte del útero y del feto.

La disnea o sensación de dificultad respiratoria es un síntoma muy frecuente durante el período de gestación normal: alrededor del 60% de las mujeres presentan este síntoma durante sus embarazos sin que haya una patología de base. Comienza generalmente en el segundo trimestre, incluso antes que se produzcan modificaciones en la mecánica tóraxico-

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abdominal, y se produce por la percepción de la hiperventilación natural en la gestación..

5. Cambios hematológicos

La concentración de hemoglobina, hematocrito y el recuento de glóbulos rojos disminuye en el embarazo debido a que la expansión del volumen plasmático es mayor que la masa eritrocítica. Esta anemia fisiológica del embarazo alcanza un máximo entre las 30 a 34 semanas de gestación y los valores pueden llegar a ser hasta un 15 % menores que en la mujer no embarazada.

Los requerimientos de fierro aumentan notablemente durante el tercer trimestre del embarazo, lo que puede llevar a una anemia mayor a la fisiológica que se produce por dilución si no existe suplemento de fierro adicional..

C. Diferencias de género e inserción laboral femenina

La mujer tiene ciertas características propias e inherentes a su género que la hacen distinta al hombre, por las cuales dependiendo del trabajo que desempeñe tendrá posibilidades y rendimientos inferiores o superiores a éste.

En general el peso, la talla y la envergadura de la mujer son menores que en el hombre. Sus manos son más pequeñas y más finas, aunque provistas de una mayor destreza. La fuerza muscular es menor en la mujer y la diferencia se aprecia fundamentalmente ante exigencias de esfuerzos prolongados, frente a los cuales ella se fatiga con mayor facilidad.

La mujer presenta menor tolerancia que el hombre a la posición de pie, a los ambientes húmedos, al calor y a las vibraciones. Además tiene una mayor predisposición a desarrollar várices y ptosis visceral y se ha descrito una mayor sensibilidad a las sustancias tóxicas, la que se incrementa con el embarazo. Hay que considerar también que muchas de estas sustancias son capaces de atravesar la barrera

placentaria pudiendo dañar al feto.. En general, desde el punto de vista

anatómico y fisiológico la mujer parece estar en desventaja frente al hombre en lo que se refiere al trabajo. La excepción la constituye su mayor destreza.

Además de las diferencias anatómicas y fisiológicas existen importantes diferencias psicosociales entre hombres y mujeres, las que de alguna manera determinan sus comportamientos frente al trabajo en cuanto al estilo, horario, valoración y otros factores. Entre éstas cabe señalar que la mujer que trabaja debe agregar a su actividad laboral la carga de las faenas domésticas, en cuanto al incremento de la actividad misma como también a la extensión horaria con menor tiempo de descanso que ello implica.

l . La mujer y la actividad económica

El número de mujeres que se ha incorporado a la fuerza de trabajo en los últimos años ha sido creciente en nuestro país y a lo largo de todo el mundo. No obstante, cabe hacer notar que la distribución de la mujer trabajadora según sector de actividad económica no es homogénea, concentrándose en algunas actividades más que en otras.

Los sectores de actividad económica más importantes en nuestro medio en cuanto al número de mujeres que se desempeñan en ellos son: Servicios, Agricultura, Industria y Salud. Cada uno de estos sectores conlleva una serie de factores de riesgos capaces de provocar daño en la salud de los trabajadores que allí laboran. En el cuadro 2 se muestran los factores de riesgos más relevantes para la mujer embarazada según sector de actividad económica.

D. Daño reproductivo en trabajadoras embarazadas

Los efectos nocivos que los diversos agentes de riesgo laboral podrían causar sobre la salud de la mujer embarazada y el feto pueden ser

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Cuadro 2

ACTIVIDAD ECONOMICA

Servicios

Agricultura industria

GRUPOS DE FACTORES 1 FACTORES DE RIESGO DE RIESGO

Solventes orgánicos

ESPECIFICOS

Mecánicos Plaguicidas Físicos

Benceno Tolueno Percloroetileno N-hexano Cloruro de metilo

Radiaciones no ionizantes 1 Trabajo con pantallas Desajustes ergonómicos en puestos de trabajo

Ruido Calor

clasificados en forma general como alteraciones maternas, abortos espontáneos, parto prematuro y bajo peso al nacer, además de efectos tóxicos sobre la madre y10 el feto y efectos post natales.

Alteraciones maternas. Se refiere a aquellas alteraciones que pueden ser tóxicas o de otra naturaleza y que tienen efectos exclusivamente sobre la mujer embarazada, sin afectar al feto en su desarrollo pre y post natal.

Abortos espontáneos. Las mujeres que ejercen actividades laborales parecen tener un riesgo mayor de aborto espontáneo que quienes no trabajan, independientemente de la existencia de un riesgo determinado en el trabajo. Estudios recientes hechos en Finlandia muestran un aumento de abortos espontáneos en trabajos reconocidamente pesados en la industria, servicio público y transporte, como también en grupos de determinadas actividades como enfermeras e industria química. Los datos revelan una menor frecuencia de abortos espontáneos en mujeres que ocupan puestos directivos o de oficina.

La medición de hormona gonadotrofma coriónica (HCG), que actualmente puede ser realizada, es una herramienta que ha permitido

Metales pesados rrabajo físico Esterilizantes

Jases anestésicos 5itostáticos iadiaciones ionizantes

en el último tiempo una pesquisa de abortos espontáneos en una edad gestacional más precoz que con otras técnicas. Así ha aumentado el número de abortos espontáneos diagnosticados, permitiendo un estudio de causa-efecto más estrecho entre el aborto espontáneo y factores de riesgo profesional.

Parto prematuro y bajo peso al nacer. Se define como parto prematuro aquel que ocurre con menos de 37 semanas completas de gestación y como bajo peso al nacer uno inferior a 2 500 grms. en el momento de nacer.

Efecto tóxico sobre la madre y10 el feto. Deben ser considerados en esta categoría todas aquellas alteraciones tóxicas sobre la mujer embarazada, como también las malformaciones y defectos funcionales o alteraciones del desarrollo que afecten al feto ("teratogénesis").

Efectos post natale. Existen dos grandes grupos de efectos post natales que comprometen la salud del niño: el cáncer infantil y los trastornos neuroconductuales..

Los cánceres infantiles se relacionan mejor con las exposiciones paternas que con las maternas.. Se ha demostrado una relación con

Plomo

Oxido de etileno Formaldehido

Rayo x

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exposiciones a radiaciones ionizantes maternas pero con fines diagnósticos, no ocupacionales. En cuanto a las sustancias químicas, estudios en animales expuestos a cloruro de vinilo y benzo (a) pireno han demostrado cáncer en el producto. Sin embargo, el caso mejor documentado de carcinogénesis transplacentaria es el adenocarcinoma cervicouterino relacionado con la exposición a dietilestilbestrol (DEE) . Es razonable suponer que cualquier sustancia carcinogénica capaz de atravesar la barrera placentaria puede inducir cáncer ..

En cuanto a alteraciones neuroconductuales y de desempeño cognitivo, se ha demostrado su relación con los hijos de mujeres embarazadas expuestas a plomo.

1. Riesgos químicos

Existen más de 60 mil sustancias químicas usadas frecuentemente en la industria, muchas de las cuales no cuentan con los estudios suficientes desde el punto de vista de los efectos toxicológicos sobre el proceso de la reproducción. Sin embargo, éstas han sido incorporadas al ámbito productivo diario en el que la mujer se inserta cada vez en mayor número, con la incertidumbre de posibles efectos nocivos sobre ella, el feto o su futuro hijo. Este último puede afectarse tanto durante el período de gestación como en la lactancia, producto del paso de sustancias químicas a través de la leche materna. A este respecto se sabe que la liposolubilidad, el peso molecular y la vida media plasmática son los factores más determinantes del paso de sustancias químicas hacia la leche materna. En casos como los bifenilos policlorados (PCB), su concentración en la leche materna puede sobrepasar aquella del plasma materno.

Entre los riesgos químicos más relevantes podemos mencionar los generados por la exposición a metales (plomo, mercurio, cadmio, arsénico, boro y manganeso, entre otros), plaguicidas, solventes orgánicos, gases anestésicos, desinfectantes y citostáticos.

a) Metales

Desde el punto de vista de los efectos sobre la reproducción, el más importante de acuerdo a las evidencias experimentales en animales como aquellas derivadas de estudios epidemiológicos en el hombre, es el plomo. El efecto sobre el proceso de la reproducción del resto de los metales mencionados se circunscribe a alteraciones en la etapa de la preconcepción, disfunciones menstruales, de la líbido o de la espermatogénesis; todas ellas no relacionadas con efectos sobre la mujer embarazada, el feto o postnatales.

El plomo es un metal grisáceo con un punto de fusión de 327 O C . Es el metal más usado en la industria, siendo las fuentes laborales de mayor importancia las de la fusión primaria y secundaria, raspado de pinturas antioxidantes, fabricación de baterías, soldaduras, en el proceso de análisis de metales nobles, pinturas para esmalte sobre metal y vidrio, y fabricación de explosivos.. Estas dos últimas actividades son, al menos en Chile, fuentes importantes de exposición laboral para la mujer.

La entrada del plomo inorgánico al organismo durante la exposición laboral se produce fundamentalmente por vía inhalatoria. Por ello, el Decreto 745 de nuestra legislación laboral establece un Límite Permisible Ponderado (LPP) de 12 mglm3.

Además de las fuentes de exposición exógenas, la mujer embarazada que se ha expuesto previamente a plomo puede experimentar un aumento de los niveles plasmáticos de plomo aún habiendo cesado de trabajar, producto de la desmineralización que moviliza el metal desde el hueso (intoxicación endógena). Este es un fenómeno posible en cualquier estado de hipercatabolismo, siendo especialmente significativo en la lactancia.

Efectos sobre la mujer embarazada.. Uno de los efectos toxicológicos más conocidos y estudiados del plomo es aquel relacionado con la detención de la síntesis del grupo heme, debido a la inhibición enzimática a nivel principalmente de la ala-deshidrasa y de la ferroquelatasa, lo que

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se traduce clínicamente en anemia. Recordemos que durante el embarazo es frecuente encontrar en la mujer una anemia por falta de fierro, la que se ve incrementada por la inhibición anteriormente mencionada ..

Efectos sobre el feto. Se sabe desde hace mucho tiempo que la exposición a altos niveles de plomo puede provocar abortos espontáneos y una mayor probabilidad de partos prematuros, lo que ha llevado a algunos países a adoptar políticas que excluyen a la mujer del trabajo con exposición a plomo. Niveles sanguíneos de plomo sobre 30 ug % durante un año y antes de la concepción se relacionan con una mayor incidencia de abortos espontáneos.

Mujeres australianas que vivían cerca de una fundición de plomo tenían un riesgo relativo de 4..4 para partos prematuros cuando sus plurnbernias promedio en el primer trimestre del embarazo eran superiores a 14 ug%, en comparación con aquellas cuyas plurnbemias promedio en el mismo período era de 8 ug% o menores.

El plomo también ha sido relacionado con un bajo peso al nacer (desarrollo físico) y con la disminución de la circunferencia craneana.

b) Plaguicidas

Este grupo está formado por una gran variedad de sustancias químicas usadas en el control de diversas plagas tales como insectos, ácaros, nemátodos, hongos, hierbas y otros. Los mecanismos de acción de estas sustancias sobre los organismos plaga y sus efectos toxicológicos sobre el ser humano son diferentes y variados dependiendo del agente que se trate.

En general, los estudios mencionados en la literatura mundial acerca del efecto de estas sustancias sobre la mujer embarazada, se refieren a observaciones o estudios retrospectivos de grupos de mujeres del agro que se encuentran expuestas a cantidades significativas de agroquímicos, incluyendo una gran variedad de plaguicidas . Variados estudios muestran una incidencia mayor de malformaciones del sistema nervioso central, anancefalias y alteraciones del

tubo neural y atrofia de miembros en hijos de trabajadoras de la agricultura expuestas a plaguicidas durante el embarazo.

Una categoría especial la constituyen los organoclorados, que fueron los primeros plaguicidas que se usaron para combatir organismos plagas alrededor del año 1940. En la actualidad prácticamente se encuentran en desuso dado su prolongado tiempo de permanencia en el lugar de aplicación. Ello porque al tener una vida media en el medio ambiente que va de 1 a 10 años, constituyen sustancias químicas cuyo efecto nocivo más relevante se relaciona con la contaminación de la cadena alirnentaria.. Su efecto sobre el proceso de gestación es incierto; sin embargo, dada su gran liposolubilidad pasan fácilmente a la leche materna de la trabajadora que esté en contacto con ellos. Así estos químicos son ingeridos por el lactante, pudiendo almacenarse en tejidos ricos en lípidos y ejercer un efecto nocivo principalmente sobre su sistema nervioso central.

c) Solventes orgánicos

Los solventes orgánicos son las sustancias químicas más abundantes en la industria. En Chile la mayor parte de las mujeres expuestas a solventes orgánicos se desempeña en la industria del cuero y del calzado, realizando diversas labores tales como cortadoras, preparadoras y armadoras.

La exposición a estas sustancias proviene principalmente de los adhesivos, los que contienen diversos tipos de solventes orgánicos, todos muy volátiles, de tal manera que mientras más rápido se volatilice el solvente después de aplicado, más rápidamente también secará el adhesivo. De lo anterior podemos deducir que la vía de ingreso más importante al organismo de los solventes orgánicos en el ambiente laboral es la aérea, aunque dada su gran liposolubilidad también pueden ser absorbidos por la piel intacta.

Los solventes orgánicos más frecuentemente encontrados en los adhesivos son el tolueno, benceno, xileno, hexanos y naftas.

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niños nacidos de madres expuestas a solventes orgánicos. Se sabe con certeza que el benceno y sus derivados atraviesan la barrera placentaria .

Los efectos de la exposición laboral materna a solventes orgánicos en mujeres que se desempeñan en laboratorios, auxiliares dentales y de farmacia y del sector servicios han sido analizados en diferentes estudios, sin encontrar diferencias significativas con los grupos de control en lo que se refiere a abortos espontáneos. Sin embargo, otros estudios sobre una población de mujeres que trabajaban en el área manufactura, lavado en seco, trabajo de laboratorio y de limpieza, expuestas a concentraciones ambientales superiores que a las que estaban sometidas las mujeres del primer grupo, demuestran un significativo aumento de la tasa de abortos y de los niños nacidos muertos respecto a los grupo de control. Este aumento del riesgo de aborto espontáneo es el que más se ha asociado con la exposición a altos niveles de solventes. Respecto a las malformaciones congénitas, en cambio, los resultados son inconsistentes.

Existen estudios y casos reportados de exposición laboral a tolueno en los cuales se advierte un incremento significativo de la frecuencia de malformaciones congénitas renales, urinarias y gastrointestinales en niños de mujeres que trabajaron expuestas a este solvente 30 horas semanales o más, al menos las primeras 13 semanas de gestación. Además han sido descritos casos de retardo de crecimiento intrauterino, partos prematuros y retardo del desarrollo y crecimiento postnatal.

Existe una serie de estudios en relación a la exposición laboral de mujeres embarazadas al disulfuro de carbono, solvente orgánico usado en la fabricación del rayón y la celulosa. Las investigaciones reportan incrementos en la tasa de abortos espontáneos y nacimientos

Efectos sobre el feto. Aunque sus efectos prematuros; sin embargo, estos estudios no más importante lo ejercen sobre el sistema consideran exposiciones concomitantes a otras nervioso y hematopoyético de los trabajadores sustancias químicas. En consecuencia, no existen expuestos, se han reportado estudios de aún evidencias claras en cuanto a una relación malformaciones encefálicas, heterotopía y otras causa-efecto entre la exposición a disulfuro de malformaciones del sistema nervioso central en carbono y los hallazgos anteriormente

mencionados. Otros solventes como el estireno, el

tricloroetileno, el percloroetileno y el cloruro de metileno han sido relacionados con toxicidad sobre el proceso reproductivo en el ser humano.

d) Esterilizantes

Estas sustancias se utilizan para esterilizar frutas y alimentos en la actividad agrícola y la industria alimentaria; pero también se emplean en el área de la salud para esterilizar instrumental quirúrgico, equipos u otros materiales sensibles al calor. Es en este último sector donde encontramos mayor cantidad de mujeres expuestas a estas sustancias, dentro de las cuales destacan por sus efectos en la reproducción el óxido de etileno y el formaldehído.

Oxido de etilen. Es un gas incoloro de una gran reactividad química que se ocupa ampliamente y con mucha frecuencia para esterilizar instrumental quirúrgico en hospitales. Sus vías de absorción en el medio laboral son fundamentalmente la aérea y la cutánea, por las que se absorbe con facilidad. Las exposiciones laborales ocurren durante los procesos de esterilización, principalmente durante la descarga de la cámara de esterilización y por lo general en un patrón de peaks de medias o altas concentraciones pero en tiempos cortos. Ello dificulta la extrapolación al hombre de los efectos encontrados en estudios de experimentación con animales, en los cuales generalmente se trata de exposiciones a altas dosis por algún tiempo determinado o exposiciones crónicas a diferentes dosis.

Efectos sobre el feto. El óxido de etileno tiene una serie de efectos adversos sobre la salud que no serán tratados en este artículo, ya que no se relacionan directamente con el proceso reproductivo. Pero este esterilizante ha sido

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asociado a efectos embrio y fetotóxicos en animales que, si bien no han sido demostrados en el ser humano, si los hay en lo que dice relación al proceso reproductivo ..

Estudios realizados en personal femenino de unidades de esterilización muestran un aumento estadísticamente significativo en la tasa de abortos espontáneos, con una relación directa dosis-efecto. Otros trabajos demuestran que no existe diferencia entre la tasa de abortos espontáneos de mujeres no embarazadas expuestas crónicamente a óxido de etileno, que luego se embarazaron, y aquella correspondiente a un grupo control no expuesto. Sin embargo, existen varias observaciones epidemiológicas de grupos de mujeres embarazadas que cursaron su embarazo expuestas a óxido de etileno en Servicios de Esterilización de hospitales finlandeses. Esta población muestra una tasa de abortos espontáneos 3 veces mayor que la del grupo control.

Formaldehído. En medicina se utiliza como conservante tisular en salas de disección y laboratorios de histología e histopatología; y además como desinfectante en unidades de hemodiálisis, instalaciones, camas y superficies. Se absorbe principalmente por vía respiratoria, siendo insignificante su ingreso al cuerpo a través de la piel. Su poder desinfectante se basa en su capacidad de aniquilar los grupos aminos y sulfhidrilos de las proteínas.

Sus efectos más importantes se relacionan con su poder irritativo y sensibilizante, pudiendo provocar dermatitis irritativas, alérgicas y asma bronquial. Se ha relacionado también a esta sustancia con el cáncer de senos paranasales y etmoidal. También han sido descritos trastornos neuropsiquiátricos, somnolencia, debilidad, pérdida de memoria y falta de concentración y memoria.

Efectos sobre el feto. Los estudios sobre un posible efecto teratógeno y embriotóxico del formaldehído son escasos y contradictorios. En animales no se han observado estos efectos, pero en humanos se ha encontrado una mayor frecuencia de partos prematuros y bajo peso al nacer.

e) Gases anestésicos

La literatura médica clasifica los efectos de los gases anestésicos en cantidades trazas, en tres grandes grupos: cambios neuroconductuales y en el rendimiento de test psicométricos; alteraciones sobre los órganos de la biotransformación y excreción de los xenobióticos; y fallas en la replicación celular

Efectos sobre el feto. Dentro del último grupo existen antecedentes, tanto en Rusia como en Dinamarca, respecto de un aumento de la tasa de abortos espontáneos en mujeres embarazadas que trabajan en pabellones quirúrgicos, efecto que ha sido reafirmado por diversos estudios posteriores. Este es el único riesgo reconocido formalmente por el United Kingdom Departament of Health and Social Securis, respecto de la exposición a trazas de gases anestésicos.

No obstante lo anterior, muchos estudios han reportado el riesgo de malformaciones congénitas para el feto en mujeres embarazadas expuestas a gases anestésicos, entre las que se mencionan alteraciones del sistema nervioso central, musculoesqueléticas, cardiovasculares, bajo peso y talla.

Un estudio acerca de gestaciones en mujeres anestesistas demuestra un incremento de tres veces en la cantidad de malformaciones cardíacas y grandes vasos que en un grupo control. Sin embargo, las conclusiones de dichos estudios no permiten asegurar que existan evidencias experimentales o epidemiológicas concluyentes para afirmar que la exposición a trazas de gases anestésicos tenga efectos adversos sobre la reproducción.

J1 Citostáticos

El efecto de mayor importancia de los citostáticos lo constituye su poder mutagénico, el cual es evidenciable mediante el test de Ames, entre otros. La presencia de estas sustancias en la orina de las enfermeras que las preparan o las administran, hace pensar que no solamente se absorben por vía cutánea sino también por vía inhalatoria. Se ha observado también que el

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efecto mutagénico de los citostáticos se potencia con el consumo de tabaco. Una revisión realizada el año 1995 sobre el tema concluye que los estudios sugieren que la exposición a citostáticos durante el embarazo sin protección adecuada, se vincula a un incremento leve a moderado en el riesgo de abortos espontáneos ..

2. Riesgos fisicos

Los riesgos físicos más prevalentes en el ambiente laboral femenino son el ruido y las radiaciones, sean éstas ionizantes o no.

a) Ruido

El ruido es el agente de riesgo laboral que genera el mayor número de indemnizaciones y pensiones secundarias por enfermedades profesionales en Chile.

Algunos estudios en animales han demostrado que la exposición a ruido puede causar alteraciones en el proceso de la reproducción, incluyendo efectos teratogénicos.. Se ha postulado como mecanismo de acción que el estrés inducido por el ruido industrial incrementaría la concentración de catecolaminas circulantes, produciendo vasoconstricción en el aparato vascular placentario. El ruido industrial ha sido relacionado con daño directo sobre el feto, evidenciable en la niñez como daño auditivo.También existen evidencias de relación entre exposición a ruido, prematuridad y bajo peso al nacer.

Los efectos sobre el proceso de la reproducción se producirían, al igual que para el riesgo de sordera por ruido en los trabajadores expuestos, con niveles de ruido sobre los 85 decibeles.

b) Radiaciones

Existen dos tipos de radiaciones a las que las mujeres se exponen en sus lugares de trabajo y que merecen ser estudiadas por su efecto sobre el proceso de la reproducción. Estas son las radiaciones ionizantes (rayos X) y las radiaciones

no ionizantes provenientes de los terminales de video y computación.

- Radiaciones ionizantes

Son aquellas radiaciones electromagnéticas que tienen la energía suficiente para separar electrones de su órbita atómica, produciendo ionización.. El grupo de trabajadores expuesto laboralmente a radiaciones ionizantes, considerado tradicionalmente de alto riesgo, trabaja en centros nucleares o con otras fuentes de poder nuclear, así como también en radiología médica e industrial..

La principal fuente laboral de radiaciones ionizantes en la mujer que trabaja la constituye la exposición a rayos X en los servicios de radiología de los hospitales y clínicas. La Comisión Internacional de Protección Radiológica ha recomendado que la dosis efectiva corporal no exceda 1 mSv durante todo el embarazo.

La mayor parte de los conocimientos sobre los efectos de la exposición a radiaciones ionizantes se refiere a investigaciones realizadas en animales de experimentación y a estudios epidemiológicos a los sobrevivientes de la bomba atómica en Hiroshima. Los primeros muestran que las radiaciones ionizantes son capaces de producir importantes alteraciones sobre el feto dependiendo del período gestacional en que actúen, entre las que se cuentan el retardo en el desarrollo y crecimiento fetal..

Efectos sobre el feto. Los efectos de la exposición humana durante el período gestacional han sido estudiados en hijos de mujeres embarazadas que recibieron dosis considerablemente elevadas de radiaciones ionizantes, incluyendo a mujeres sobrevivientes a explosiones atómicas. El resultado del estudio de estas poblaciones es el hallazgo de alteraciones tales como microcefalia, retardo mental y del crecimiento. La expresión de estos efectos no depende solamente de la dosis recibida, sino también del período gestacional en que el feto recibió la irradiación.. En el caso del retardo mental, se considera que la etapa más

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sensible se encuentra entre las 15 y las 25 semanas de gestación. No hay retardo mental cuando la exposición se produce antes de las 8 semanas.

Efectos post natales. Existe controversia respecto a reportes que relacionan una mayor frecuencia de leucemia en niños que, durante el período gestacional, fueron expuestos a niveles bajos de radiaciones ionizantes por procedimientos diagnósticos

- Radiaciones no ionizantes

Uno de los sectores de la actividad económica más importante en el campo laboral femenino es el sector servicios, en el cual muchas mujeres realizan trabajos frente a terminales y pantallas de video y computación que emiten radiaciones electromagnéticas de diferentes frecuencias.

La mayoría de los estudios epidemiológicos sugieren que el trabajo con pantallas no se asocia con aborto espontáneo, malformaciones congénitas o retardo del crecimiento fetal. Sólo un porcentaje muy bajo de estudios muestra algún tipo de alteración reproductiva, investigaciones que han sido fuertemente cuestionadas por fallas metodológicas y sesgos importantes en su realización. En algunas de ellas el aumento de abortos espontáneos se asociaba mejor con la organización del trabajo (estrés laboral), que con las radiaciones emitidas por las pantallas.

La exposición a campos magnéticos provenientes de los modernos terminales y pantallas de computación y video es extremadamente baja. Esta no sobrepasa el nivel de exposición proveniente del entorno de trabajo en una oficina y que es generado por otras fuentes menos importantes como fotocopiadoras, impresoras, modems, scanner, calculadoras u otras fuentes de radiaciones en el hogar.

Los autores que han revisado la literatura al respecto concluyen que en la actualidad no existe evidencia suficiente para afirmar que hayan efectos deletéreos sobre el desarrollo fetal, secundarios a la exposición a radiaciones

electromagnéticas. Sin embargo, se hace mención de un incremento del riesgo de alteraciones reproductivas entre las mujeres expuestas a altos niveles de campos magnéticos de frecuencias extremadamente bajas, es decir entre 50 a 100 Hz. (ELF).. Ello hace recomendable realizar investigaciones en trabajadoras expuestas a niveles mayores como en la industria.

C) Calor

El calor es un agente físico de riesgo que probadamente es capaz de producir efectos nocivos al espermatozoide humano, afectando con ello al proceso de la reproducción. Sin embargo, los antecedentes sobre la repercusión que las altas temperaturas pudieran tener sobre el embarazo y el producto de la concepción son más escasos y no concluyentes.

Efectos sobre la mujer embarazada. La mujer tiene una menor tolerancia que el hombre al calor y a los ambientes húmedos. El calor producido por el ambiente laboral o por la ropa de trabajo puede producir disconfort, aumento de la fatigabilidad y otros síntomas, lo que posiblemente puede llevar a una disminución de las funciones mentales, la concentración y la capacidad física.

La mujer embarazada debe disipar. no sólo su calor sino también el del feto; y, por otro lado, el calor producido por ella incrementa su metabolismo y el requerimiento de oxígeno. En consecuencia, su estado de gravidez aumenta aún más su intolerancia al calor y a la humedad. Vértigos y lipotimias han sido reportados como eventos frecuentemente encontrados en mujeres embarazadas expuestas a ambientes laborales calurosos y húmedos.

Efectos sobre el feto. Los estudios en mujeres expuestas laboralmente al calor tienen el inconveniente de haber sido realizados con un número muy reducido de expuestas, por lo que sus resultados son poco significativos e impiden hacer deducciones generales. Entre tales estudios se cuentan algunos recientes realizados a mujeres que trabajaron en saunas, locales de hidromasaje o que tuvieron fiebre durante el primer trimestre

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de sus embarazos, cuyos hijos presentaron una mayor frecuencia de alteraciones del tubo neural durante su desarrollo embrionario.

3. Riesgos biológicos

Los factores de riesgo biológico-infeccioso son particularmente frecuentes en las trabajadoras del área de la salud (médicos, personal paramédico, laboratorio clínico, etc.) y otras actividades como personal de jardines infantiles y colegios. Entre estos factores los de mayor relevancia son las bacterias y los virus. Estos últimos adquieren para esta revisión especial importancia, por cuanto pueden provocar diversos tipos de alteraciones en la mujer embarazada y el feto.

Virus de la Hepatitis B. La transmisión del virus de la hepatitis B se realiza por vía parenteral, mediante agujas contaminadas, exposición a sangre o por contacto sexual. La conversión serológica de un trabajador no contaminado a paciente "e" positivo, post accidente con aguja contaminada, es de un 20 % ; transformándose de esta manera en portador crónico. En estas circunstancias el virus puede ser transmitido al hijo antes o después del nacimiento. En un estudio realizado en niños de mujeres infectadas con virus de hepatitis B, del 10 a 50% de éstos había sido infectado por el virus en el período perinatal.

La prevención reside fundamentalmente en la vacunación contra la hepatitis B de los trabajadores pertenecientes al grupo de alto riesgo, adoptar las debidas precauciones para evitar infecciones y administrar vacunas y gamaglobulina hiperinmune anti VHB neonatal, eficientes en la prevención en el estado de portador crónico.

Citomegalovirus. La transmisión del citomegalovirus se realiza mediante el contacto con fluidos corporales tales como el semen y la orina, entre otros. Los efectos sobre el feto comprenden microcefalia, retardo del crecimiento, sordera y alteraciones neurológicas. Alrededor de un quinta parte de los niños infectados presentan secuelas graves. No se ha

demostrado un aumento de las tasas de seroconversión en trabajadores de la salud.

La prevención se relaciona principalmente con la adopción de medidas tendientes a evitar infecciones, reubicación de la mujer embarazada si fuese necesario y con el énfasis de las medidas higiénicas en los grupos de trabajadores de alto riesgo.

Virus humano de inmunodeficiencia adquirida HIV. El potencial de transmisión del HIV en los servicios de urgencia es considerablemente menor que el observado para hepatitis B y son muy poco frecuente los casos de contaminación por HIV que pueden ser atribuidos exclusivamente a exposición laboral. La probabilidad que las personas del área de la salud desarrollen un síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) a partir de exposiciones ocupacionales es pequeña (0.3 a 0.4% de los que sufren heridas cortopunzantes con material contaminado), especialmente si se han adoptado las precauciones necesarias.. No obstante, si se infecta una mujer en estado de gravidez, el HIV podría atravesar la barrera placentaria e infectar al feto. El contacto del recién nacido durante el parto con sangre y secreciones maternas infectadas constituye un mecanismo de transmisión del virus de madre a hijo que ha sido reportado, y también se ha demostrado que puede ser transmitido a través de la leche materna. El riesgo de transmisión para un niño de una mujer portadora de HIV, se estima en un 30 a 50%.

Rubéola. La rubéola se transmite por vía respiratoria, contacto con secreciones faríngeas infectadas, lesiones abiertas y heces. El paso del virus al feto puede provocar cataratas congénitas, malformaciones cardíacas y sordera. Cuando la infección se produce durante el primer trimestre del embarazo, la posibilidad de que se produzca una malformación congénita es del 50 % .

En cuanto a la prevención, es útil la vacunación de los trabajadores que constituyen grupo de alto riesgo. La vacuna no se recomienda durante el embarazo y las trabajadoras no inmunizadas embarazadas deberían evitar el contacto con individuos con rubéola.

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Varicela. La varicela se transmite por vía respiratoria y es altamente contagiosa. La enfermedad puede complicarse en la embarazada con neumonía y seguir un curso grave. En cuanto al feto, el riesgo de una varicela congénita es del 4% cuando el contagio se produce alrededor del primer trimestre. La mortalidad de los niños infectados en el período perinatal es de aproximadamente 20 % .

A manera de prevención, las mujeres embarazadas no inmunes deben evitas el contacto con individuos infectados.. Se sugiere administrar gamaglobulina hiperinmune a las embarazadas susceptibles durante las primeras 96 horas de exposición.

4. Trabajo fisico y sistema de íurnos

La actividad física moderada es considerada generalmente como favorable para la salud. Sin embargo, el trabajo que requiera de un gran esfuerzo físico podría tener efectos adversos sobre la misma, ya que puede alterar el balance hormonal, disminuir el flujo útero-placentario e incrementar la presión intra abdominal. En condiciones de exigencia extrema, como es el caso de las bailarinas de ballet o las atletas de alta competencia, se han demostrado alteraciones del ciclo menstrual. La realización de trabajo físico pesado en las últimas dos semanas de embarazo parece incrementar el riesgo de parto prematuro..

El consenso actual es que, sin contraindicaciones clínicas o riesgos específicos, el hecho de trabajar durante el embarazo no constituye un riesgo significativo para la madre o el feto. Queda por explorar los posibles efectos a largo plazo del incremento de la fatiga materna, no expresada en patología y secundaria a la sobrecarga adicional de peso que debe soportar durante el embarazo.

Efectos sobre el feto. Las evidencias epidemiológicas relacionadas con el embarazo y trabajo físico laboral intenso parecen ser positivas para considerar al trabajo físico como un agente de riesgo sobre el proceso de gestación y para el

feto. Especialmente los prolongados tiempos de pie o caminando, así como también tareas que implican acciones distintas pero que requieran mayor esfuerzo que lo habitual, parecen aumentar la posibilidad de prematuridad.. La evidencia es bastante menor cuando se evalúa la influencia que pudiese tener el exceso de actividad física sobre el crecimiento del feto..

Los resultados concernientes al aborto espontáneo no son fáciles de interpretar y el hecho de levantar grandes pesos no parece ser un factor de riesgo muy importante..

b) Sistema de turnos

Muchos de los resultados de los estudios concernientes a trabajos en turno describen nacimientos prematuros y bajo peso al nacer.. En general los trabajos en turno, rotaciones o cambios de horario de trabajo se relacionan a nacimientos de pretérmino, bajo peso al nacer y retardo del crecimiento intrauterino. En cuanto al trabajo nocturno, los estudios no muestran diferencias en las tasas de nacimientos de pretérmino y bajo peso al nacer con el resto de los estudios de trabajo en turno.

En general, la mayoría de los estudios respecto a trabajos en turno indica un mayor riesgo de aborto espontáneo, sean éstos con o sin rotación, diurnos o nocturnos. Aquellos turnos con horario fijo vespertino o nocturno muestran una incidencia mayor de abortos espontáneos y mortinatos que el resto de los esquemas de turno. La mayor incidencia de estos efectos no ha sido relacionada a cambios en los horarios de los turnos o a rotaciones de los mismos.

E. Conclusiones

En el momento en que la mujer se incorpora al proceso productivo como parte importante de la fuerza de trabajo en los diferentes países, surge también la creciente inquietud y la duda respecto a cómo los múltiples factores de riesgo presentes en el ambiente laboral infiuyen, con toda su potencialidad patogénica, tanto en la

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salud de la mujer como en la de su futuro hijo cuando ésta se ve en la necesidad de trabajar en estado de gravidez.

En la actualidad existe gran cantidad de información al respecto, dispersa y heterogénea, de carácter experimental y de observación epidemiológica. La mayor parte de estos estudios se refiere a trabajos en animales de experimentación, cuyos alcances son difícilmente extrapolables al hombre. Los estudios epidemiológicos en seres humanos presentan varios inconvenientes: grupos de estudio reducidos, rotación y abandono del puesto de trabajo por parte de los individuos del grupo en observación, y concomitancia de diversos factores de riesgo adicionales al que interesa estudiar, con sus sinergismos y antagonismos entre ellos, lo que dificulta la interpretación de los efectos del riesgo en estudio. Además, muchos de los efectos sobre el proceso reproductivo en el ser humano, como los descritos en este documento, son multifactoriales y no se pueden señalar como producto exclusivamente de la exposición a un riesgo determinado ..

Aunque es cierto hay en la literatura una gran cantidad de estudios al respecto, muchos de éstos son contradictorios entre sí y los menos son concluyentes. Por lo tanto, resultan siempre ser insuficientes para determinar conclusiones finales satisfactorias.

Con todo, frente a los riegos laborales que enfrenta la mujer embarazada es posible adoptar dos posiciones distintas. La primera es la de actuar en forma conservadora; es decir, continuar expectante sin introducir cambios respecto a la exposición laboral de la mujer embarazada, considerando que los efectos probables de dicha exposición son multifactoriales. La segunda posición es la de adoptar defintivamente medidas tendientes a disminuir al máximo la exposición de la mujer embarazada a los factores de riesgo presentes en el ambiente laboral, considerando

los distintos estudios existentes y relacionándolos entre sí.

Al adoptar esta segunda premisa se requiere de algunas decisiones para disminuir la exposición laboral de la mujer al máximo..

Si bien es cierto existe un marco legal que regula la exposición de los trabajadores a un gran número de factores de riesgo, no existe una normativa de excepción que considere las diferencias de género y anátomo-fisiológicas de la mujer que trabaja en estado de gravidez. Reconocerlas como un grupo de alto riesgo dentro de las fuerzas de trabajo debería producir como efecto el que estuvieran sometidas a una "menor carga de trabajo" y a Límites Permisibles Ponderados (LPP) más estrictos que el resto de los trabajadores. A lo menos parece claro que aquellos LPP para sustancias suspendidas en el aire deberían ser modificados, dado el mayor volumen de aire por unidad de tiempo que una mujer embarazada moviliza en sus pulmones en comparación con el resto de los trabajadores. Asimismo parece ser necesario normar, sobre la base de las evidencias, en lo referente a la carga física, tiempo y estilo de trabajo en la mujer embarazada.

En el caso de la mujer embarazada se deben extremar las medidas de prevención, tanto las que se relacionan con los cuidados del ambiente y de la higiene industrial como aquellas que se refieren al uso de elementos de protección personal.

En defintiva, debiera haber una tendencia a alejar a la mujer embarazada de la exposición a agentes de riesgo de tipo laboral. Más aún, la prevención de los daños reproductivos en el trabajo pasa por disminuir la exposición, tanto de hombres como de mujeres trabajadores, a los distintos agentes de riesgo laboral. Este principio resulta de vital importancia porque ayuda a eliminar la discriminación en contra de las mujeres debido a su capacidad reproductiva, pero además es también razonable porque la salud de los trabajadores hombres también es dañada.

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Capítulo 11. LA PERSPECTIVA INTERNACIONAL

NORMAS INTERNACIONALES SOBRE TRABAJO Y MATERNIDAD

Dr. Carlos A,. Rodríguez Consultor Organización Internacional del Trabajo (OIT)

A. La mujer en el trabajo

Desde las raíces de nuestra civilización observamos que las condiciones de trabajo de las mujeres han sido determinadas por los hombres, sobre la base de razonamientos simples o en ocasiones muy elaborados ..

Los griegos, por ejemplo, elaboraron en su época de esplendor una teoría que determinaba los espacios y el trabajo que debía tener cada sexo. Así, los hombres accedían a los espacios abiertos como la calle y la plaza, mientras que la mujer estaba en la casa dedicada a la familia, saliendo sólo hasta la fuente para acarrear agua para todos. La idea era que la mujer debía ser supervisada de forma tal que viese, oyese y preguntase lo menos posible.

Este ordenamiento social fue cambiando lentamente durante casi 10 siglos. Luego, después del siglo V, D.C., esta idea fue desapareciendo hasta extinguirse en la sociedad feudal. Sin embargo, desde fines del siglo XI y la mitad del siglo XIV aparece una teoría con carácter de universalidad conocida como la de la "mujer custodiada", una especie de nueva versión de la teoría de los espacios reservados. En esta nueva teoría, que seguía lo que se entendía como un ordenamiento divino y natural, el hombre debía custodiar y guiar a la mujer, la cual como respuesta debía ser humilde y feliz. De esta forma, el trabajo femenino se limitaba a los hogares bajo la tutela de la familia, a los monasterios bajo la protección de la Iglesia y a la ciudad bajo la influencia de las masas (a través de la prostitución).

Durante la revolución industrial se experimentan cambios. Las mujeres ingresan a las fábricas, llegando a constituir el 55% de la

masa trabajadora mayor de 13 años que entre 1838 y 1850 se desempeñaba en la industria textil inglesa. Las dos guerras mundiales también generaron un mayor ingreso de las mujeres al mercado laboral, aunque entre avances y retrocesos.

B. Prevención vls discriminación

l . La fuerza muscular y la "destreza innata"

En la mayor parte del mundo se plantea que existe una diferencia de fuerza muscular entre hombres y mujeres. Sobre la base de esta diferencia, es generalmente aceptado que las mujeres no pueden realizar tareas pesadas. Sin embargo, al estudiar el promedio de fuerza de los hombres y las mujeres se comprueba que las diferencias no son tan abismales, lo cual supone que muchas mujeres tienen más fuerza que muchos hombres. Por ejemplo, al analizar el trabajo agrícola podemos observar que las tareas que exigen mayor gasto calórico son realizadas por mujeres, mientras que los hombres se dedican a manejar la maquinaria agrícola, lo que implica un menor trabajo muscular. De esta manera se produce un contrasentido respecto de la afirmación inicial.

También se afirma mayoritariamente que la mujer tiene mayor destreza, la que sería una habilidad innata y no una capacidad adquirida en el tiempo mediante la enseñanza. Efectivamente, desde la niñez la mujer es preparada para tener destreza manual a través del bordado, la costura, el tejido y otros trabajos manuales. Así, cuando ingresa al mundo laboral se le dan trabajos que exijan destreza y poca capacidad intelectual, ya que además de esta "habilidad innata" aparentemente las mujeres serían mucho más aptas para el trabajo monótono y repetitivo.

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2. La mujer y las sustancias químicas

En muchos casos, la discriminación de la mano de obra femenina puede encubrirse bajo la forma de protección a su salud. No obstante, en el caso de la exposición a sustancias químicas es falso que las mujeres sean más frágiles que los hombres.. Lamentablemente son pocos los estudios en humanos sobre el tema, ya que la mayor parte de la información que contamos hacen referencia a estudios en animales de laboratorio. Sin embargo, estos análisis muestran claramente que los dos sexos se comportan en forma distinta, según si se exponen a aquellas sustancias donde intervienen las hormonas sexuales dentro de la transformación de la sustancia química. Un ejemplo de lo afirmado es el siguiente: si exponemos ratas machos y ratas hembras al cloroformo (anestésico que se utilizó por tanto tiempo) cuando todas las ratas machos están muertas, las hembras recién presentan algunos síntomas de intoxicación. Si se castran los machos y se les administran hormonas femeninas, éstos adquieren la resistencia de las ratas hembras; si las castradas son las ratas hembras y se les dan hormonas masculinas, adquieren justamente la fragilidad de las ratas machos. Este es un ejemplo claro de que no se puede decir tajantemente que hay mayor susceptibilidad en un grupo que en otro.

El trabajo con plomo es uno de los ejemplos más claros y precoces de cómo se excluye a una parte de la raza humana del trabajo, en vez de resolver el tema por la vía de controlar el riesgo. En efecto, podemos observar que en 1897 los inspectores encargados de visitar una fábrica inglesa en la cual existía la exposición al plomo ofrecían el siguiente panorama: "De 77 mujeres casadas, 15 nunca han estado embarazadas (primer efecto del plomo, esterilidad). De las 62 restantes, 15 nunca dieron a luz a un niño vivo. Entre esas 62 trabajadoras hubo 212 embarazos, pero de ésos sólo sobrevivieron 61 niños ya que, si bien llegaron a nacer 101, 40 de ellos murieron después del nacimiento". En estos datos se fundamenta la exclusión del trabajo femenino con plomo.

Esta exclusión perdura hasta hoy, pese a que estudios posteriores han demostrado que el plomo también provoca disminución de la fertilidad masculina. Como contraparte, en marzo de 1991 la Suprema Corte de Estados Unidos estableció que las prácticas que limiten el empleo de mujeres fér-tiles en trabajos que supongan riesgos para la salud reproductiva constituyen una discriminación sexual ilegal.

C. Prohibición del trabajo femenino en Latinoamérica

En nuestro continente son variadas y disímiles las prohibiciones que se han establecido en las legislaciones nacionales respecto del trabajo femenino, para prevenir alteraciones en su salud. Ello se aprecia en la siguiente síntesis:

- Prohibición de desempeñarse en trabajos peligrosos e insalubres: Argentina, Costa Rica, Chile, Perú y Paraguay.

- Prohibición de ejecutar tareas en máquinas peligrosas y motores en movimiento, así como en trabajos en los cuales se desprendan vapores, emanaciones tóxicas o irritantes: México, Perú y Uruguay.

- Limitación del transporte manual de carga: Brasil, Uruguay, Chile y Colombia.

- Prohibición del trabajo subterráneo: en todos los países menos en Uruguay, Brasil, Paraguay y Venezuela.

- Prohibición de trabajo submarino: México.

- Prohibición del trabajo en construcción, reparación y pintura de edificios a más de 10 metros de altura: Perú.

Como es fácil de comprender muchas de esas prohibiciones no tienen sentido hoy o debieran establecerse para ambos sexos.

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D. El trabajo y la reproducción

Para analizar este tema es necesario primero enfatizar que para la reproducción hacen falta dos. Hay que recordar que el huevo, el cigoto, es la unión de dos gametos: uno masculino y otro femenino. Muchísimas veces una lesión o daño hereditario proviene del patrimonio genético del padre y no de la madre; sin embargo nuevamente se mantiene la política de excluir la mano de obra femenina y no la masculina.

Esta política es errada incluso si pensamos en cuáles son las vías de exposición de la mujer. Presuntamente el problema se resuelve si prohibimos a la mujer trabajar con algunas sustancias que supuestamente producen daño genético, pero ella puede igual estar en riesgo con la exposición del hombre a tales sustancias, no sólo a través de la ropa de trabajo sino a través del semen. Los efectos de ciertas sustancias sobre la fertilidad masculina están mucho más demostrados que sobre la fertilidad femenina. Un ejemplo es aquel que ha provocado miles de juicios en América Central contra distintas compañías bananeras, por parte de 30 mil trabajadores que quedaron estériles por una sustancia utilizada en su labor (dibromocloropropano) .

Por eso hay que afirmar que los trabajos deben ser seguros y sanos para todos los trabajadores, independientemente de su sexo.

1 .. El trabajo y la mujer embarazada

En el embarazo podemos distinguir distintas etapas después de la fecundación y en cada fase la exposición de la gestante a sustancias tóxicas afecta de manera distinta su propia salud y la del hijo por nacer.

En el período de preimplante, que va desde la fecundación hasta llegar el cigoto al útero, los estudios demuestran que el útero no es un recinto hermético. De esta forma distintos tóxicos industriales pueden llegar a generar la muerte del cigoto, la reducción en el número de blastómeros y la aparición de aberraciones cromosómicas .

En la etapa de implantación del embrión todos los estudios relacionan distintas exposiciones laborales con el aborto espontáneo. Los gases anestésicos, el óxido de etileno, solventes, plomo, agentes quimioterapéuticos antitumorales, entre otras sustancias químicas, han sido probadas como agentes de aborto.. Si estudiamos los abortos, es posible observar que el 80% de ellos se producen por daño cromosómico o morfogénico.

En el período organogénico (cuando se desarrollan los órganos) hay factores físicos, químicos y biológicos presentes en los ambientes laborales que pueden influir en el embrión, provocando la muerte, malformación congénita, retraso en el desarrollo o déficit funcional.. También pueden producirse alteraciones de tipo funcional que afecten la movilidad, el aprendizaje y la sociabilidad. Se cree que estos factores también podrían incidir en la fertilidad y la inteligencia.

Hay agentes notorios como teratógenos.. Están aquellos biológicos, como la rubéola, la toxoplasmosis y el citomegalovirus; además de enfermedades metabólicas como la diabetes y la fenilcetonuria materna.. También es evidente la acción de las radiaciones ionizantes. Entre las sustancias químicas son los fármacos los que llevan el primer puesto: ácido valproico, ácido retinoico, talidomida, litio. A ellos se suman los tóxicos ambientales, entre los cuales destaca la acción del metilmercurio.

Durante la fase fetal disminuye la susceptibilidad a las malformaciones, aunque permanece alta la posibilidad de alteraciones funcionales. Ello porque la placenta, como comentamos, no se comporta como un filtro selectivo, siendo atravesada por distintas sustancias que pueden ser nocivas para el feto.. Como ejemplo está el conocido caso del dietilbestrol que provocó el cáncer de vagina de las hijas de las embarazadas que lo consumieron precisamente para evitar un aborto espontáneo. Hay que agregar que la experimentación animal ha demostrado que la mayor parte de las sustancias que son cancerígenas para el adulto lo son también para el feto.

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Los riesgos no se acaban una vez que el niño ha nacido. Recordemos que en el sistema nervioso la neurogénesis continúa hasta los dos años de edad, el sistema esquelético sigue su maduración hasta la edad adulta y el sistema reproductivo no entra en función sino hasta la pubertad. Pos ello hay que considerar también el pasaje a la leche materna de aquellas sustancias nocivas que están presentes en el ambiente laboral de la madre y , por ende, en su sangre. Esta situación ha sido particularmente estudiada con los plaguicidas clorados ..

E. Protección de la madre y el niño

El Convenio 103 y la Recomendación 95 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) dictan los recaudos centrales en este tema en todo el mundo. Los convenios de la OIT son, por así decirlo, la conciencia jurídica internacional, lo que determina que poco a poco estos principios influyan en las diversas legislaciones nacionales.

En el Convenio 103 se establece el descanso por maternidad, la conservación del derecho al salario, las prestaciones médicas, el derecho a tener tiempo para la lactancia y la imposibilidad de despido durante la licencia por maternidad. Por su parte, la Recomendación profundiza en estos aspectos y agrega la prohibición del trabajo nocturno, de horas extraordinarias y trabajos peligrosos, así como el derecho a la transferencia de actividad si se desempeña habitualmente en un trabajo penoso y, en general, el cambio de tareas ante requerimientos médicos.

Vemos entonces que en el tema de la protección de la madre y el niño aparecen algunos aspectos como la no discriminación para el ingreso de la mujer embarazada a la fuerza de trabajo y la seguridad en el empleo, incluyendo resguardos como la licencia por maternidad, la protección de la salud de la embarazada y la protección de la lactancia.

Lamentablemente, estas normas protegen sólo a quienes se desempeñan en el sector formal de la economía y que cuentan contratos plenos. Esto explica que en América Latina el número de mujeres protegidas con ocasión del embarazo sea

muy reducido. Ahondaremos en este punto siguiendo distintas investigaciones y publicaciones de la OIT.

l. La no discriminación en el empleo

Es necesario señalas que hay aunque varios países que tienen normas de no discriminación, ello no asegura que tales disposiciones se cumplan. Como en otros países, también en el mío (Argentina) está prohibido hacer el test de embarazo durante el examen pre-ocupacional, pero en la práctica absolutamente todos los empleadores lo exigen y ninguna embarazada ingresa al mundo del trabajo.

Hay distintas normas de no discriminación adoptadas en los diversos países, según puede apreciarse en los siguientes ejemplos:

- La Corte Europea de Justicia planteó, a través de un caso específico, la prohibición de discriminar en el empleo a las embarazadas como una prolongación de la cuestión de género. Es decir, no existe una norma específica para la mujer embarazada.

- Australia, Italia y Venezuela dictaron normas específicas que no hablan sólo de la mujer, sino de la mujer embarazada.

- En Estados Unidos el hecho del embarazo se asocia con la incapacidad.. Esto no es extraño, ya que muchas legislaciones agrupan en un mismo paquete normas sobre mujeres, niños y discapacitados. En Estados Unidos, así como no se puede discriminar a los discapacitados, tampoco se puede discriminar a la mujer embarazada.

- En Bolivia se aplica una sanción contra la imposibilidad de transferencia de la embarazada desde una actividad hostil.

2. Seguridad en el trabajo

El tema del empleo de las mujeres en edad reproductiva y en el momento del embarazo ha

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sido abordado de diferente forma en las legislaciones mundiales. Hay naciones en las que la prohibición del despido desde el conocimiento del embarazo hasta el fin de la licencia está claramente explicitada, como es el caso de los países de la Unión Europea. En otros se admite la suspensión del contrato durante el embarazo mientras que, en el otro extremo, algunas naciones han establecido normas que impiden el despido incluso más allá del término de la licencia de maternidad.

3. Licencia por maternidad

El Convenio No 95 establece 12 semanas de licencia, 6 de ellas después del parto. Un tercio de los países ha establecido licencias inferiores a las que propone el Convenio, la mitad iguales y otro tercio superiores. Por ejemplo, Congo tiene 15 semanas, España 16, Canadá 17, y Chile 18 semanas. Italia es el país con mayor duración de la licencia de maternidad: 5 meses.

no está prohibido para la mujer, pero en caso de que la mujer esté embarazada se requiere que un certificado médico atestigüe que puede seguir trabajando de noche.

- Una previsión bastante común es la imposibilidad de efectuar horas extras a la embarazada y en los primeros meses de lactancia; sin embargo, estas disposiciones tienen muchas excepciones.

- Disponer del tiempo para exámenes médicos es un derecho protegido en muchos países. En otros, sin embargo, se exige un certificado médico que precise que la paciente no puede examinarse fuera de su horario de trabajo.

- En cuanto al tiempo para la lactancia es habitualmente de 30 minutos dos veces al día. En muchos países este descanso se otorga tanto en los casos en que la madre amamanta al niño como en los que no, para que ella pueda "brindarle cuidados " ..

4. Protección de la salud b) Trabajos peligrosos o insalubres

La prevención y la protección de la salud en el trabajo debe ser para todos los trabajadores, independientemente de su sexo; de lo contrario se puede producir algún tipo de discriminación. Al no garantizar condiciones seguras para todos los trabajadores, hombres o mujeres, en edad reproductiva o no, se puede conseguir como resultado la exclusión de las mujeres embarazadas del mundo del trabajo.

a) El tiempo de trabajo

La prohibición de trabajo nocturno está en vigor en muchos países, pero bajo criterios distintos. En unos existe la prohibición total del trabajo nocturno, en otros asiste este derecho apenas se conozca el embarazo y en otros solamente para los tres últimos meses de embarazo (por ejemplo, Lesotho). En Mozambique la prohibición se extiende hasta los 6 meses posteriores al nacimiento para facilitar la atención del niño. En Japón el trabajo nocturno

En unos pocos países la norma establece que el empleador debe adaptar el trabajo de tal forma que no afecte el resultado del embarazo (Noruega y Panamá). Ya se ha dado cuenta de lo que sucede en distintos países de la región respecto de este tema.

La posibilidad de ser transferida de tarea está establecida en muchos países, con el requerimiento de un certificado médico.. En algunos también está garantizado el retorno al trabajo habitual. Cuando la transferencia no es factible, en algunos países se considera el caso dentro de las licencias por enfermedad.

F. ;Cómo mejorar la situación?

1. La inspección del trabajo

Distintos estudios demuestran dos hechos íntimamente relacionados en el tema de la discriminación: por un lado no se recibe un

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número importante de reclamos y por otro no existen planes de inspección y estrategias dirigidas a detectar y eliminar la discriminación de género, ya sea respecto al salario como al propio empleo. Esto obligó a Canadá, por ejemplo, a crear una división especial de la inspección que se dedica a controlar y corregir lo que se haga respecto a discriminación de remuneraciones. No siempre hay normas que aseguren esta igualdad.

La inspección no sólo tiene poder de fiscalizar y sancionar, sino que también está entre sus cometidos los de asesoramiento.. Ello explica que en Francia se provea a los inspectores de instructivos respecto a este tema y folletos para distribuir entre los trabajadores y los empleadores.. Aún así los estudios son demostrativos de que para que los inspectores cumplen con su función en esta materia deben ser entrenados. Así se hace, por ejemplo, en Bélgica.

Hay que recordar que teniendo en cuenta el Convenio No 81 y la Recomendación que lo acompaña los inspectores tienen también la posibilidad de efectuar sugerencias para el mejoramiento de la leyes.. No obstante, en general esta posibilidad no se lleva a la práctica, aunque la acción de la inspección en tomo a las prescripciones que impiden ciertos trabajos (nocturnos, insalubres, etc.) son más frecuentes.

Aún con una inspección sensibilizada por el tema, la situación de Latinoamérica muestra que

en general falta una estructura adecuada para abordar el tema de la discriminación. Asimismo, pareciera que los mecanismos judiciales estarían especiaimente diseñados para entorpecer la acción de la inspección, provocando en los inspectores desánimo y falta de confianza en la bondad de los programas que desarrollan..

2. Los cuerpos especiales

En consonancia con la Recomendación 11 1, cierto número de países ha establecido agencias especiales para promover la no discriminación de género en el empleo. En el Reino Unido la agencia cubre sólo la discriminación por razones de género. Otras, en cambio, abordan de una manera más global las discriminaciones de raza y género. En muchos casos se puede observar esta doble forma de discriminación.

En los países donde existe el Ombudsman es él quien recibe las denuncias. En el caso de Noruega hay un Ombudsman específico para garantizar los derechos de igualdad. Estos Ombudsman tienen poderes propios de investigación, capacidad de conciliación y pueden hacer presentaciones ante las Cortes.

Las comisiones para el empleo de la mujer y los movimientos feministas y por los derechos humanos pueden jugar un rol muy importante es este tema y es positivo alentar su desarrollo.

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Capítuio 111. LA PERSPECTIVA LEGAL

INSTITUCIONALIDAD QUE REGULA EL TRABAJO DE LA MUJER EMBARAZADA

Mónica Vergara Abogada

A. Introducción

La protección a la mujer trabajadora ha sido un tema que ha estado contenido desde muy antiguo en gran parte de las legislaciones nacionales y en las normas laborales de los Convenios internacionales de la OIT..

En Chile, el primer Código del Trabajo ya contemplaba normas prohibitivas sobre ciertos aspectos del trabajo de la mujer, por considerarlos peligrosos para su integridad física o moral.. Es así como el título que se refería a la capacidad para contratar disponía, en uno de sus artículos, que "las mujeres no podrán ser ocupadas en trabajos mineros subterráneos ni en faenas calificadas como superiores a sus fuerzas o peligrosas para las condiciones físicas o morales propias de su sexo". Igualmente, las primeras normas dictadas en nuestro país en materia laboral contenían el tema de la protección a la maternidad, estableciéndose una serie de derechos en beneficio de la mujer trabajadora embarazada o puérpera, entre los que se contaba la asignación a trabajos livianos y compatibles con su estado, sin modificación de su remuneración.

Las normas de protección a la trabajadora han ido evolucionando, se han ido adaptando y modificando especialmente frente a los cambios experimentados en el ámbito económico mundial y, especialmente, en los últimos años debido al impacto producido por el ingreso masivo de la mujer al mercado de trabajo.

Un tema de vigente discusión da cuenta de la contradicción que significa, por una parte, lo que podría considerarse un tratamiento de privilegio a la mujer trabajadora, expresado en la existencia de normas especiales de protección; mientras por otra parte se reivindica fuertemente la igualdad de oportunidades y trato, con

planteamientos tendientes a eliminar toda forma de discriminación por sexo tanto en la remuneración como en la ocupación de los puestos de trabajo. Ello ha llevado a plantear la necesidad de poner fin a cualquier forma de discriminación de la mujer en el trabajo, aunque ésta esté revestida de un carácter protector; manteniéndose solamente las normas de protección a la maternidad, que le otorgan un trato especial en consideración al importante valor social que representa su rol en la reproducción.

Un análisis más acabado de las normas actuales de protección a la maternidad nos lleva a la conclusión de que el bien jurídico protegido por ellas no es, en último término, la madre; sino la vida del que está por nacer y del menor lactante, ampliándose ciertos derechos y en determinadas situaciones la protección del hijo menor hasta los 18 años de edad. Esta protección jurídica del hijo que está por nacer y del ya nacido se realiza, considerando su vulnerabilidad, mediante la protección del derecho de la madre a contar con un ambiente de trabajo que no sea perjudicial a su estado, a poder gozar de los descansos necesarios durante el embarazo y después del parto, a disponer durante dicho período de su ingreso normal y de la seguridad de mantención de su puesto de trabajo. Además, la ley otorga a los padres el derecho a disponer de tiempo y protección económica para dedicarse al cuidado de su hijo menor enfermo.

Nos referimos a los padres y no únicamente a la madre porque nuestra legislación laboral actual también se refiere al padre como obligado a proteger al hijo en los casos en que falte la madre o a cualquiera de ellos, a elección de la madre, cuando ambos trabajan.

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Las normas protectoras de la maternidad están dirigidas a proteger un bien de primerísima importancia para la sociedad y que sobrepasa con mucho los intereses individuales, por lo que no se encuentran incluidas dentro de la órbita en que rige el principio de la autonomía de la voluntad. Por el contrario, como la mayor parte de los preceptos que constituyen el Derecho Laboral tienen el carácter de normas de orden público; es decir, se trata de normas imperativas o prohibitivas y, por lo tanto, irrenunciables por parte de los sujetos de la relación laboral beneficiados con ellas.

Por otra parte y respondiendo también a la excepcional importancia del bien jurídico protegido por las normas referidas a la maternidad de la mujer trabajadora, es que su obligatoriedad se refiere no solamente a las trabajadoras y trabajadores del sector privado, regido normalmente por los preceptos del Código del Trabajo. Estas normas tienen un amplísimo campo de aplicación beneficiando a todos los que se encuentran acogidos a algún sistema previsional, incluyéndose por lo tanto a los que laboran en el sector público e incluso a los que lo hacen en su propio domicilio.

El presente estudio aborda precisamente la protección a la maternidad y dentro de ella, específicamente la materia normada en el artículo 202 del actual Código del Trabajo, que trata de la protección que la ley presta a la mujer trabajadora embarazada que se desempeña habitualmente en labores consideradas por la autoridad como perjudiciales para su salud.

B. Legislación y jurisprudencia

l . Legislación internacional1

Tanto la Declaración Universal de los Derechos Humanos; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966; la Carta Social Europea y la Directiva 92/85 de la CEE incluyen en sus textos la protección a la maternidad.

Desde sus orígenes la OIT ha abordado el tema de las condiciones de trabajo de la mujer

embarazada. Entre los primeros Convenios adoptados destaca el No 3 relativo a la protección de la maternidad, el que fue revisado en 1952 mediante el Convenio No 103. En él se establecen normas sobre descansos pre y post natal, régimen de remuneraciones durante los descansos; derecho a lactancia y fuero. La Recomendación No 95 de 1952 estableció que una mujer que se dedique habitualmente a un trabajo calificado de peligroso para la salud debería tener derecho a ser transferida, sin reducción de salario, a otro trabajo que no sea perjudicial para su estado. Igual derecho debería tener la mujer que presente un certificado médico en que se declare que es necesario tal traslado en beneficio de su salud y la de su hijo..

Antes de esta Recomendación, el Convenio No 89 de 1948 prohibía el trabajo nocturno de las mujeres embarazadas.. Dicho Convenio, revisado en 1990, dio origen al No 171 que mantiene dicha prohibición.

El Convenio No 127 de 1967 sobre peso máximo establece que durante el embarazo o durante las diez semanas siguientes al parto ninguna mujer debería ser empleada en el transporte manual de carga si, a juicio de un médico, este trabajo puede comprometer su salud o la de su hijo.

Otros Convenios y Recomendaciones de la OIT se refieren a la peligrosidad de los productos o materias primas involucrados en el trabajo de la mujer embarazada y que son riesgosos para su estado. Entre ellos está la Recomendación No 1 14 de 1960 sobre protección contra las radiaciones y el Convenio No 136 de 1971 sobre benceno. Otros cuerpos normativos regulan algunas profesiones u oficios, estableciendo normas para las mujeres embarazadas que los desempeñan como en el caso del Convenio No 110 de 1982 sobre plantaciones y la Recomendación No 157 de 1977 sobre personal de enfermería. Entre las sugerencias de esta Recomendación para su aplicación práctica se especifican los trabajos que no pueden encomendarse a mujeres embarazadas o a madres de niños pequeños. Entre éstos se citan el trabajo nocturno, los trabajos penosos y

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los que requieren un equilibrio especial, la utilización de máquinas que produzcan trepidaciones, los trabajos que expongan a radiaciones ionizantes o a sustancias anestésicas o que entrañen un contacto con enfermedades infeccio~as.~

No todos estos Convenios han entrado en vigor ni se encuentran ratificados por Chile. Sin embargo, en ellos se expresa un criterio universal que se resume en que el trabajo de la mujer embarazada está amenazado por riesgos específicos, siendo preciso que la comunidad internacional garantice determinados niveles de protección contra tales peligros.

En casi todas las legislaciones de los países de América Latina se prohibe que las mujeres embarazadas desempeñen trabajos peligrosos, penosos e insalubre^.^ La exposición de las mujeres embarazadas a la radiación está regulada especialmente en Argentina, Brasil, México y Uruguay. El trabajo nocturno de las embarazadas se prohibe en Chile, Honduras, Panamá y Paraguay. La realización de horas extras durante el embarazo se prohibe en Chile, Panamá y Uruguay. En Cuba, esta prohibición alcanza además a la mujeres con hijos menores de un año.

2. Legislación nacional

a) Normas constitucionales

El texto constitucional reconoce, garantiza y ampara el derecho a la vida del que está por nacer, así como el derecho a la vida y a la integridad física y síquica de la persona (Art. 19 NO1). La Constitución también garantiza el derecho a la protección de la salud, que se expresa en el derecho a acceder a las acciones de promoción, protección, recuperación y rehabilitación del individuo (Art.19 No 9). La Constitución reconoce a la familia como núcleo fundamental de la sociedad (Art. lo).

Por otra parte, el texto constitucional consagra en diversas disposiciones el principio de la igualdad de las personas, el que es especialmente tratado a propósito del derecho al

trabajo, donde se expresa como una prohibición de discriminación (Art. 19 No 16).

Quedan así definidos los bienes juríáicos que la Constitución privilegia, los que deben armonizarse en la legislación laboral.

Los tribunales de justicia, en un interesante fallo que se reproduce a continuación, concretan los principios constitucionales referidos al rechazar la solicitud de desafuero de una trabajadora contratada a plazo fijo que se encontraba embarazada.. Recordemos que la ley exige al empleador de una mujer embarazada contratada a plazo fijo que solicite autorización judicial para ponerle fin al contrato de trabajo cuando dicho plazo se cumpla, autorización que el juez podrá otorgar (Art. 201 y 174 CT).

" El fuero establecido en favor de la mujer embarazada en el Art.. 201 del Código del Trabajo, constituye un privilegio destinado a cautelar el derecho a la vida de la criatura que está por nacer, que nuestro ordenamiento jurídico ha elevado a la categoná fundacional, en el Art. 19 N O 1 de la Constitución Política del Estado, norma que además prohibe todo apremio ilegítimo, sea de orden fLsico o moral sobre la grávida, como única manera de asegurarle un feliz nacimiento al embrión que anida en su seno. " "Que por consiguiente la facultad que tiene el empleador de poner término al contrato de trabajo por vencimiento del plazo estipulado, no puede ser ejercida en forma abusiva, esto es, sin especzjicar y probar además, cuales son los motivos que a su juicio, hacen procedente dicha medida, para que el tribunal esté en condiciones de aquilatar si sus fundamentos son más gravitantes que los de asegurar a la trabajadora preñada una estabilidad laboral que le permita afrontar con éxito el primer tiempo de existencia de su hijo, en los términos que precisa el precepto ya citado.. . " "Que en la especie, la (empleadora) se ha limitado a pedir la extinción de la relación laboral por haberse agotado el tiempo pactado, sin señalar otras razones de abono a la procedencia de su pretensión; observándose en

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cambio que la trabajadora demandada fue objeto de un primer contrato de trabajo que duró del 19 de Noviembre de 1993 al 19 de Marzo de 1994; que posteriormente fue prorrogado su servicio a partir del 19 de Marzo al 19 de Julio último, lo que pemite inferir que su desempeño funcionario era meritorio y la hacía acreedora a la conjianza de la empresa, situación que presumiblemente no persistió porque su empleadora advirtió su preñez de cuatro meses y prejirió evitar las consecuencias que para ella iban a derivar del embarazo de su empleada.. " "Que los hechos expuestos precedentemente conducen a este tribunal a establecer sana y críticamente que la trabajadora demandada ha sido discriminada por su condición de embarazada, al pretenderse por su empleadora ponerle término a sus servicios sin otra razón aparente que el vencimiento de un plazo lo que está en pugna con la garantía constitucional de la Zndiscriminación Absoluta Laboral, contemplada en el Art.. 19 No 16 inc. 3O de nuestra Carta Fundamental, que el Art. Z 0 inciso 3O del Código del Trabajo, ha elevado a la categoría de principio de orden público en materia de relaciones de esta índole." "Que, atendido el mérito de las conclusiones

precedentes, se negará lugar al desafuero . . ., otorgando de esta manera el amparo de la Seguridad Jurídica contemplado en el Art. 19 No 26 de la Constitución Política del Estado, a la maternidad de la empleada demandada.. "

El caso transcrito, aunque no expresa una opinión unánime de la jurisdicción laboral sobre la materia, da cuenta de la recepción que tienen en los tribunales superiores los valores jurídicos de protección a la maternidad y al que está por nacer, consagrados constitucionalmente.

b) Normas legales

Las normas legales tendientes a proteger la salud y vida de los trabajadores y de sus hijos, así como la protección de la familia y la garantía de no discriminación, son manifestaciones de las citadas normas constitucionales y se recogen en los siguientes textos legales.

i) El principio de no discriminación. La legislación laboral declara la discriminación de sexo como contraria a los principios de las leyes laborales y prohibe condicionar la contratación de trabajadores en consideraciones fundadas en él ( A I ~ . 2 CT) . Respetuosa del principio de no discriminación en el trabajo, la norma no reconoce diferencias entre los trabajadores en función de su sexo. Sin embargo, este principio admite excepciones cuando se trata de un bien jurídico especialmente protegido por el legislador, incluso por encima del principio de la igualdad.

En consecuencia, podemos distinguir normas laborales que establecen diferencias entre trabajadores. Entre ellas están las que se refieren a la protección de la maternidad. Esta diferencia se encuentra avalada por el texto constitucional que protege al que está por nacer y garantiza la salud de las personas especialmente vulnerables, como es el caso de las mujeres embarazadas. Una interpretación armónica de los bienes jurídicos protegidos por el constituyente permite concluir que, para garantizar la vida del que está por nacer y la salud de la madre trabajadora, es requisito establecer un trato diferenciado de la madre en el régimen laboral, sin vulnerar por eso el principio de no discriminación.

Actualmente está en trámite ante el Congreso un proyecto de ley sobre Protección a la Maternidad que pretende prohibir la exigencia de test de embarazo a las trabajadoras, por atentar esta exigencia contra el principio de no discriminación. En su tramitación se ha incorporado como contraexcepción la autorización al empleador para exigir este test en aquellos trabajos perjudiciales para la salud de la trabajadora. De aprobarse el texto del proyecto con la excepción de los casos de trabajos peligrosos, será requisito la precisión detallada de éstos. De otra forma, se corre el riesgo que la excepción se convierta en regla y que la sola calificación por parte del empleador que se trata de un trabajo inconveniente para mujeres embarazadas constituya una forma de evitar la prohibición legal, legitimándose así una práctica discriminatoria recurrente en nuestro medio.5

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ii) La protección de la familia y del que está enfermedad grave y de garantizar el cuidado del por nacer.. Tanto entre las normas contenidas en hijo y de alimentarlo durante los primeros dos el título "De la Protección a la Maternidad" del Código del Trabajo, como en otras disposiciones dispersas en el mismo Código y en leyes complementarias, encontramos normas que garantizan y concretan las declaraciones constitucionales sobre la protección de la familia y del que está por nacer. Como ejemplo podemos mencionar la cobertura de la mujer embarazada beneficiaria de asignación familiar por su hijo no nacido, que se paga por todo el período del embaraz~..~

Entre las disposiciones del Código del Trabajo sobre la protección a la maternidad encontramos normas que expresan la declaración constitucional de protección a la familia, como son las relativas al fuero maternal (Art. 201) y el derecho a sala cuna (Arts. 203 a 205).

A estas normas se agregan los permisos por enfermedad grave del hijo menor de un año, extensivo al trabajador(a) que tenga la tuición o el cuidado personal del menor otorgado judicialmente (Art. 199); el permiso de los padres con ocasión del nacimiento o muerte de un hijo o muerte de su cónyuge (Art. 66); la extensión del postnatal y del correspondiente subsidio al padre trabajador cuando la madre muere en el parto o durante el descanso post natal, y a la madre o padre trabajador que tenga la tuición o el cuidado personal de un menor de seis meses, otorgado judicialmente. Se suma también una reciente modificación legal que permite ausentarse del trabajo hasta 10 días anuales, con ocasión de accidente grave o enfermedad con riesgo de muerte de un hijo menor de 18 años (Art. 199 bis). Los derechos reseñados no prevén riesgos en la salud ni de la madre ni del hijo, sino que favorecen un mejor desarrollo de la familia.

Así, la protección del hijo desde su gestación se extiende hasta su mayoría de edad, debilitándose a medida que crece. En efecto, la protección inicial del hijo se expresa en la facultad de la madre de dejar de trabajar, de mantener sus ingresos mediante los respectivos subsidios, de garantizar el empleo mediante el fuero que la protege, de cuidarlo en caso de

años de vida si se dan las condiciones de exigibilidad de sala cuna para el empleador. Finalmente, sólo subsiste el permiso compensado para ausentarse del trabajo en caso de peligro de muerte del hijo menor de 18 años..

Como se observa, varias de estas protecciones se establecen respecto del padre del menor o de quien lo tenga a su cuidado por resolución judicial.. Ello reafirma que la intención del legislador en estos casos, más que proteger la maternidad, lo que busca es proteger la familia.

iii) El derecho a la salud. En la ley que regula el derecho constitucional a la protección de la salud se comprenden las acciones de promoción y protección de la salud, además de las acciones de recuperación y rehabilitación del individuo (Ley No 18..469 Art. 1 O). Allí se establece que tendrán la calidad de afiliados al sistema los trabajadores dependientes e independientes del sector público o privado y los cotizantes voluntarios a un sistema previsional, así como los pensionados o beneficiarios del subsidio de cesantía (Art.. 5).

La misma ley declara que será beneficiaria del sistema la mujer embarazada, aún cuando no sea afiliada ni carga familiar de un afiliado; y el niño hasta los seis años. En dicha calidad tiene garantizado el control del embarazo y el puerperio durante la gestación y hasta el sexto mes del nacimiento del hijo, además del control de la salud de éste desde su nacimiento hasta los seis años. Estas prestaciones mínimas garantizadas para todas las mujeres e hijos se complementan con las acciones de medicina preventiva y curativa y la atención odontológica que garantiza la ley a los afiliados al sistema y a sus cargas familiares.

La jurisprudencia administrativa ha invocado tanto la norma constitucional como la ley N018.469 para prevenir los riesgos laborales del embarazo. Así se especifica en el siguiente fallo:

". . . esta Superintendencia puede manifestar que, conforme a lo prescrito por el artículo 1 del

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D. S. No 3 de 1984, . . . se entiende por licencia médica el derecho que tiene el trabajador de ausentarse o reducir su jornada de trabajo, durante un determinado lapso de tiempo, en cumplimiento de una indicación profesional cert@cada por un médico cirujano, cirujano dentista o matrona.. Dicha definición, tal como se ha sostenido en los oj'icios ords. (1 618/93; 691 4/93; 11 2 7O/93 todos de la Superintendencia de Seguridad Social), no ha limitado el otorgamiento de licencias médicas sólo para la curación de una enfermedad que ya existe, sino que ellas, también permiten un alejamiento parcial del trabajo cuando los profesionales referidos así lo han indicado. Lo señalado es compatible, asimismo, con lo señalado en el artículo 1 de la Ley 18.469 en orden a que el ejercicio del derecho constitucional a la protección de la salud comprende el libre e igualitario acceso a las acciones de promoción, protección y recuperación de la salud; debiendo, en consecuencia, otorgarse por tales causas las prestaciones médicas y económicas que el régimen de salud del mencionado cuerpo legal establece. En consecuencia, es posible concluir que, jurídicamente resulta procedente el otorgamiento de una licencia médica común con el objeto de prevenir una enfermedad que aún no se ha manifestado. En todo caso, será indispensable, en cada situación, determinar si la licencia otorgada en tales condiciones resulta, desde el punto de vista médico, jus@?cable, habida consideración de la gravedad de la enfermedad que se previene, sus posibles daños o secuelas, mí como de tenerse en cuenta otras medidas de prevención". '

Las normas generales sobre protección de los trabajadores contenidas en el Libro 11 del Código del Trabajo también son aplicables a la trabajadora embarazada.

Entre las normas generales de protección destaca la obligación del empleador de "tomar todas las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y salud de los trabajadores"

(Art. 184 CT). Para cumplir dicha obligación la ley señala los instrumentos o medios que se le exigen al empleador, cuales son la mantención de las condiciones adecuadas de higiene y seguridad en las faenas, como también el contar con los implementos necesarios para prevenir accidentes y enfermedades profesionales.

Dichas normas aluden además al trabajo en industrias y trabajos peligrosos o insalubres, para lo cual se requiere de un certificado médico de aptitud.' Se incluye asimismo la prohibición de trabajar en faenas calificadas como superiores a sus fuerzas o que puedan comprometer su salud o seguridad. La calificación de las faenas según los criterios anteriores queda entregada a "los organismos competentes de conformidad a la ley, teniendo en vista la opinión de entidades de reconocida especialización en la materia de que se trate, sean públicas o privadasm(Art. 187 CT).

En el título del Código del Trabajo referido a la "Protección a la Maternidad" se identifican también normas que protegen la salud de la madre y la salud y vida del que está por nacer, como son los descansos con ocasión del parto (Arts. 195 a 197) y aquella norma que exige la reubicación de las trabajadoras embarazadas que desempeñen trabajos perjudiciales para su salud (Art. 202).

También garantizan el derecho a la salud el Código Sanitario y la ley de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, que protege a todos los trabajadores por cuenta ajena, a los independientes e incluso a los estudiantes. Esta última ley desde hace pocos años es extensiva en su aplicación al sector público, estableciendo un seguro obligatorio contra estos riesgos.

Alguna jurisprudencia ha excluido los riesgos del embarazo relacionados con el trabajo de la cobertura de esta ley. Se ha esgrimido como fundamento de la exclusión de la cobertura de la ley 16.744 la ausencia de enfermedad. Así se ve en el caso siguiente:

" ... . el art. 202 del Código del Trabajo establece que la mujer embarazada sometida a un riesgo laboral debe ser reubicada, lo que unido a las

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características de las enfermedades infecto contagiosas como la rubéola, torna procedente una licencia médica preventiva. " Y agrega más adelante:. "Sobre el particular, esta Superintendencia (de Seguridad Social) ha concluido que procede otorgar licencia médica para prevenir el contagio de rubéola a la mujer embarazada .... Ahora bien, en cuanto a la posibilidad de otorgar a esta licencia la cobertura de la ley No 16.744, conforme lo ha informado el Departamento Médico de esta Superintendencia, al no haber patología, mal podriamos estar en presencia de una enfermedad profesional, razón por la que la licencia debe ser cursada por el sistema de salud común de la interesada. "

Es decir, la Superintendencia de Seguridad Social (S.S. S .) excluye de la cobertura del seguro de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales las licencias preventivas otorgadas para preveer riesgos que afecten el embarazo, declarando que estas licencias deben otorgarse por el sistema de salud común y no el especial contemplado en la ley 16.744. Incluso en el supuesto que se haya producido una enfermedad o un daño en el hijo como consecuencia de las condiciones de trabajo de la mujer embarazada, la S.S.S. tampoco ha considerado la aplicación de las prestaciones de la ley 16.744.

El fundamento de tal exclusión es que se entiende por enfermedad profesional "la causada de una manera directa por el ejercicio de la profesión o el trabajo que realice una persona y que le produzca incapacidad o muerte"g Los riesgos laborales del embarazo causados directa o indirectamente por el trabajo de la embarazada en general no resienten la salud de la madre sino del feto, y no es éste último el objeto de protección de la norma. De la misma defuiición legal se observa que el daño en la salud del hijo producto de las condiciones de trabajo de su madre, no se contempla dentro de la esfera de protección de la ley, la que sólo opera en caso que el riesgo provoque incapacidad o muerte de la madre trabajadora.

La misma Superintendencia fue requerida por la Junta Nacional de Jardines Infantiles para

que se incluya la rubéola como enfermedad profesional, cuando afecta a una mujer embarazada. Dicho organismo desestimó la petición fundado en el informe del Departamento Médico, por tratarse de una enfermedad natural producida por un virus a la cual está expuesta la gran mayoría de la población. Como alternativa de solución, aconseja la vacunación de las mujeres que trabajan en jardines infantiles y que se encuentren en edad de procrear.. 'O

C. La protección específica del Código del Trabajo

En el contexto de las normas reseñadas anteriormente se inserta la protección específica de las condiciones de trabajo de las trabajadoras embarazadas. El Art. 202 del Código del Trabajo, dentro del título referido a la "Protección a la Maternidad", establece:

Durante el período de embarazo, la trabajadora que esté ocupada habitualmente en trabajos considerados por la autoridad como perjudiciales para su salud, deberá ser trasladada, sin reducción de sus remuneraciones, a otro trabajo que no sea perjudicial para su estado. Para estos efectos se entenderá, especialmente, como perjudicial para la salud todo trabajo que: a) obligue a levantar, arrastrar o empujar grandes pesos; b) exija un es$uerzofisico, incluido el hecho de permanecer de pie largo tiempo; c) se ejecute en horario nocturno; d) se realice en horas extraordinarias de trabajo, Y e) la autoridad competente declare inconveniente para el estado de gravidez.

La norma del Art.. 202 es de carácter imperativo; esto es, exige una conducta del empleador como es trasladar a la trabajadora embarazada afecta a un trabajo peligroso para su estado. Este carácter nos lleva a concluir que este artículo constituye una obligación para el empleador y no sólo un derecho de la trabajadora..

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Señala la jurisprudencia administrativa que la norma del art. 202 CT impone al empleador una obligación que éste no puede dejar de cumplir, en tanto ocurra una de las situaciones previstas en ella.. " Consecuentemente, el empleador puede proceder al traslado sin requerir el acuerdo de la trabajadora y aún en contra de su voluntad..

l . Lu protección de la salud de la embarazada se extiende a la de su hijo

El artículo 202 CT se refiere a la salud de la trabajadora embarazada en relación con su estado de embarazo, por lo que la protección que establece se extiende a la de su hijo en gestación. Ello se deriva además de la ubicación de este artículo en el título referido a la "Protección a la Maternidad", de lo que se deduce que el interés del legislador es la protección de la función reproductora de la madre, lo que involucra al hijo. Lo anterior concuerda con las demás normas constitucionales y legales que garantizan la salud del que está por nacer y su debida protección. En consecuencia, cuando la norma que estudiamos alude a las condiciones perjudiciales para la salud de la madre, se está refiriendo también a la salud del hijo.

El Art. 202 CT es aplicable a los casos en que la trabajadora esté "habitualmente" ocupada en trabajos perjudiciales para su salud. Cabe preguntarse entonces si "ocasionalrnente" puede destinarse a la embarazada a este tipo de trabajos, y de no ser así por qué el legislador formuló dicha precisión. Ello ya que es evidente que el empleador no puede exigir a la trabajadora embarazada la realización de trabajos peligrosos para su estado, aunque sean ocasionales, si ya no por aplicación del artículo que estudiamos, por cumplimiento del deber general de protección del empleador hacia el trabajador que hemos descrito.

La habitualidad se exige porque la norma dispone el cambio de labores de la trabajadora y

sus labores habituales son las concordadas en el contrato de trabajo; acuerdo que quedará sin efecto por disposición legal. Este traslado de funciones debe verificarse sin reducción de remuneraciones y estas remuneraciones serán las habituales; es decir, las que se pagan por los servicios habituales de la trabajadora, remuneraciones que se mantendrán aunque ya no se verifiquen los servicios que les dieron lugar.

3. Lu calijicacwn de las condiciones de riesgo

Se observa en la redacción del Art.. 202 CT que el legislador ha considerado en dos oportunidades a la "autoridad" para la calificación de las labores peligrosas para el embarazo.. En primer lugar, en el encabezado del artículo se refiere a "los trabajos considerados por la autoridad como perjudiciales para su salud". En segundo lugar, y dentro de la enumeración de los trabajos que el legislador considera peligrosos, se incluyen aquellos "que la autoridad competente declare inconveniente para el estado de gravidez".

La redundancia del legislador no es tal si consideramos que está refiriéndose en cada caso a dos ámbitos distintos de competencia; una general y otra particular. En consecuencia se trata de dos "autoridades" distintas que en cada caso son competentes para calificar el riesgo, cada una en la esfera de su competencia.

La primera mención a la "autoridad" calificadora del riesgo en el encabezado de la norma permite que se califiquen, en términos generales, determinadas condiciones de trabajo como perjudiciales al embarazo y que éstas se incorporen a la prohibición con el mismo carácter que las ya incluidas en el referido artículo, como es el levantar grandes pesos. En virtud de esta facultad, la autoridad puede dictar una norma de carácter general (sea un decreto, resolución o instrucción) que especifique un listado de labores y sus condiciones que sean peligrosas para el embarazo.

Sin embargo, no existe hasta ahora un criterio general de la autoridad, expresado en su facultad reglamentaria, que cumpla con la

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función calificadora que la ley le encomendó.. En el actual estado de cosas, esta función de calificación sólo se puede ejercer caso a caso, por la vía del dictamen admini~trativo.'~

La segunda mención del Art. 202 CT respecto de la autoridad que califica las condiciones de trabajo, es la que hace en la letra e) del listado de condiciones de trabajo adversas para el embarazo, refiriéndose a las que: "la autoridad competente declare inconveniente para el estado de gravidez".

La reiteración de la facultad de calificar lo perjudicial de un trabajo en el mismo artículo no constituye una majadería del legislador, sino que hay otra esfera de aplicación del criterio de la autoridad: ya no de carácter general, estableciendo reglas comunes a las trabajadoras expuestas a riesgos del embarazo, sino que a cada trabajadora y a cada embarazo en particular. Refuerza esta idea lo particular de cada embarazo, en el cual inciden de distinta forma los riesgos asociados al trabajo. Efectivamente, no es lo mismo subir escalas para una mujer embarazada de dos meses que para una de seis. Ni son los mismos los efectos en el embarazo de ciertas condiciones de trabajo para una mujer que para otra.. Por ello, el legislador ha querido además que se califiquen las condiciones de trabajo en que se desempeña cada mujer real que trabaja. En esta función la "autoridad" a la que se refiere el legislador es el médico tratante o la matrona y, eventualmente, los Inspectores del Trabajo.

De otro lado, el organismo calificador de las condiciones de higiene y seguridad que garantizan la salud de los trabajadores es el Servicio de Salud. En cumplimiento de su función, la ley le otorga a sus funcionarios facultades inspectivas y resolutorias puesto que deben fijar las reformas o medidas mínimas de higiene y seguridad en cada caso, estableciendo un plazo para su irnplementación (Art. 190 CT).

De todo lo anterior podemos concluir que el legislador ha facultado a distintos organismos y personas para calificar las condiciones de trabajo perjudiciales para el embarazo, distinguiendo en cada caso los ámbitos de su competencia..

4. Los inspectores del trabajo

Si bien el legislador otorgó a los Servicios de Salud la calificación de las medidas mínimas de higiene y seguridad de los lugares de trabajo y a la Dirección del Trabajo le reservó la función fiscalizadora, no es menos cierto que en esa misma función fiscalizadora se ejerce una de ~alificación.'~ Esta función calificadora se advierte en relación con las condiciones de trabajo referidas en las letras a), b) y e) del Art.. 202 CT que prohiben el trabajo que obligue a levantar, arrastrar o empujar grandes pesos; que exija un esfuerzo físico, incluido el hecho de permanecer de pie largo tiempo, y que la autoridad competente declare inconveniente para el estado de gravidez.

Como se observa, dentro de esta enumeración encontramos conceptos amplios que exigen aplicarse a una realidad concreta y en ese proceso el fiscalizador ejerce una función de calificador de tales condiciones.

5. Los servicios de salud

Los Servicios de Salud son competentes para calificar las condiciones adversas del trabajo para las embarazadas, por aplicación de las normas generales de protección de la salud de los trabajadores. El Art. 191 CT establece que "los Servicios de Salud fijarán en cada caso las reformas o medidas mínimas de higiene y seguridad que los trabajos y la salud de los trabajadores aconsejen". Del tenor de la disposición queda clara la facultad de los Servicios de Salud de calificar lo perjudicial de un trabajo para la embarazada, puesto que pueden determinar los cambios en la forma de prestar servicios que aconseje la protección de la salud de los trabajadores.

La Ley de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales inaugura el título destinado a la prevención señalando que "corresponderá al Servicio Nacional de Salud la competencia general en materia de supervigilancia y fiscalización de la prevención, higiene y seguridad de todos los sitios de trabajo,

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cualesquiera que sean las actividades que en ellos se realicen7'. En su inciso final agrega que: "corresponderá también al Servicio Nacional de Salud14 la fiscalización de las instalaciones médicas de los demás organismos administradores, de la forma y condiciones como tales organismos otorguen las prestaciones médicas y de la calidad de las actividades de prevención que realicen". En su amplia función de supervigilancia y fiscalización de la prevención, higiene y seguridad de los sitios de trabajo, está comprendida naturalmente la norma del Art. 202 CT que es, sin dudarlo, una norma sobre prevención de riesgos laborales. Se comprende además en la función de los Servicios de Salud la calificación de los riesgos que el legislador ha dejado entregados al criterio de "la autoridad", como en el caso del Art. 202 CT.. En efecto, la prevención exige una calificación de los riesgos y en esa función la autoridad de la Ley 16.744 es competente para definir las labores perjudiciales para la mujer embarazada.

6. Los organismos de la Ley 16.744

Ya adelantábamos que de acuerdo con la jurisprudencia el seguro de la Ley 16.744 no cubre los riesgos del embarazo, por no estar protegido el hijo sino la trabajadora. Natural consecuencia de ello es que las prestaciones del seguro (por incapacidad, invalidez o muerte del trabajador) no puedan hacerse extensivas a los deterioros en la salud del hijo, o incluso su muerte. Sin embargo, la Ley 16.744 contempla una acción preventiva de los riesgos del trabajo," donde sí cabe aplicar sus normas a los riesgos del embarazo en el trabajo. Mientras la trabajadora se encuentre embarazada, su cuerpo y el del hijo no son unidades independientes, son un sólo cuerpo: el de la madre. La protección de la Ley 16.744 alcanza en consecuencia a todo su ser, incluido el hijo que lleva.

Dentro de las funciones que la ley asigna a los Departamentos de Prevención de Riesgos y a los Comités Paritarios está la de vigilar el cumplimiento, tanto por parte de las empresas como de los trabajadores, de las medidas de

prevención, higiene y seguridad. Les corresponde además indicar la adopción de todas las medidas de higiene y seguridad que sirvan para la prevención de los riesgos profesionales. l6 Este conjunto de atribuciones permite a los Comités Paritarios, en el ámbito de su competencia, calificar las labores perjudiciales para la salud de las trabajadoras embarazadas que se desempeñan en la industria. Las medidas adoptadas por ellos deben ser puestas en práctica por las empresas..

El Instituto de Normalización Previsional, las Mutuales de Empleadores y las empresas que tengan la administración delegada de este seguro tienen facultades para implantar las medidas de higiene y seguridad en el trabajo que prescriba el respectivo organismo administrador del seguro, facultad que deberá ejercerse de acuerdo con las normas y reglamentaciones vigentes."

7. El médico tratante o la matrona

La calificación de los trabajos inconvenientes para el estado de gravidez, en cada caso particular, corresponde especialmente al médico o matrona que controla el embarazo de la trabajadora. El Art. 202 letra e) del Código del Trabajo le otorga facultades para determinar la necesidad de un traslado de la trabajadora que, estando bajo su control, realice labores inconvenientes para su estado.

La expresión "autoridad7' que utiliza el legislador para señalar a quienes tienen la facultad de calificar las labores riesgosas para el embarazo, no se circunscribe exclusivamente al ámbito de la autoridad administrativa, sino que incluye a todos aquellos organismos y personas con competencia para pronunciarse sobre el particular. Este es el caso de los Comités Paritarios y los profesionales de la salud antes mencionados, los que sin detentar cargo público tienen facultad legal para determinar actividades peligrosas y disponer, con carácter de obligatorias, medidas preventivas para evitar el riesgo como es el cambio de labores.

El Reglamento sobre Prevención de Riesgos Profesionales contempla la obligación de los

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empleadores de informar oportuna y convenientemente a todos sus trabajadores acerca de los riesgos que entrañan sus labores, de las medidas preventivas y de los métodos de trabajo correctos.'* Especialmente deben informar a los trabajadores acerca de los elementos, productos y sustancias que deban utilizar en los procesos de producción o en su trabajo, sobre la identificación de los mismos (fórmula, sinónimos, aspecto y olor), los límites de exposición permisibles de esos productos, los peligros para la salud y las medidas de control y de prevención que deben adoptar para evitarlos.

Esta obligación está íntimamente ligada con la función preventiva que en cada caso ejercerá el médico o matrona, puesto que los antecedentes de las condiciones en que desarrolla el trabajo la embarazada le permitirán calificar el riesgo al que está expuesta y disponer la medida preventiva de traslado contemplada en el Art.. 202 CT.

La facultad de disponer un traslado por parte de médicos y matronas, cuando las labores de la mujer embarazada sean inconvenientes para su estado, queda ratificada por el criterio expresado en la jurisprudencia administrativa citada. Allí se reconoce la facultad de estos profesionales de eximir absolutamente a la trabajadora del trabajar, mediante el otorgamiento de una licencia médica que además tiene el mérito de poner en funcionamiento el sistema previsional para el pago de los subsidios correspondientes a las remuneraciones de los días cubiertos por la licencia. Con mayor razón entonces el médico y la matrona podrán disponer el cambio de funciones, cuando las condiciones particulares del embarazo y del trabajo en que se desenvuelve la trabajadora así lo requieren.

8. La fiscalización

El cumplimiento de las normas que garantizan la protección del trabajador, incluidas naturalmente la de las trabajadoras embarazadas, deben ser fiscalizadas por la Dirección del Trabajo según expresamente disponen los Arts. 184 inc. 3 O y 191 CT..I9 Esto sin perjuicio

de la competencia de los Servicios de Salud y de ciertas competencias especiales relativas a los trabajos portuarios y subterráneos.

Ante la concurrencia de diversos órganos con facultad fiscalizadora, la reforma de la ley 19.481, además de c o n f i a r las facultades de la Dirección del Trabajo en este ámbito, las limitó al cccontrol de las medidas básicas legalmente exigibles relativas al adecuado funcionamiento de instalaciones, máquinas, equipos e instrumentos de trabajo7'.. Para evitar una doble fiscalización y decisiones contradictorias sobre un mismo hecho, la misma reforma dispuso que iniciada una fiscalización por alguno de los organismos competentes, los demás deben abstenerse de intervenir en dicho procedimiento.. Además, si en el ejercicio de su función fiscalizadora un Inspector del Trabajo constata la ejecución de labores que constituyan un peligro inminente para la vida o salud de los trabajadores, puede decretar su ~uspensión.~'

A estas competencias se agrega la que la ley entrega a la Junta Nacional de Jardines Infantiles en el Art. 207 CT, organismo que, conjuntamente con la Dirección del Trabajo, tiene la fiscalización de las disposiciones de las normas sobre protección a la maternidad, entre las cuales se encuentra la del Art. 202 CT.

Sin perjuicio de lo anterior, el Art.. 192 CT inserto en el título de la Protección a los Trabajadores, y el Art.. 207 CT del título de la Protección a la Maternidad, establecen que cualquier persona puede denunciar las infracciones a esas normas, ratificando el interés público de su cumplimiento.

9. Los trabajos perjudiciales

A título meramente ejemplar, el artículo 202 CT señala cinco casos en los que se entenderá que concurren los requisitos de riesgo que exige la norma para que se produzca un traslado. Esto implica que si se verifican estas condiciones, no se requiere más evaluación de las mismas, presumiéndose por el sólo ministerio de la ley que el trabajo desarrollado por la trabajadora es inconveniente para su estado.

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El peso y el esfuerzo físico. Del análisis pormenorizado de los trabajos calificados por el legislador como perjudiciales para la salud de la embarazada, se observa que los que se refieren al contenido del trabajo realizado y las condiciones en que se presta, exigen de una ponderación por estar redactados en términos amplios, como es levantar grandes pesos o permanecer largo tiempo de pie. Es necesario definir en cada caso lo que se entiende por "grandes pesos" o por "largo tiempo". Concurre con estas causales abiertas la de la letra e) del mismo artículo; es decir, las labores que la autoridad competente declare inconvenientes para el estado de gravidez.

El horario de trabajo. Existen otras condiciones de trabajo, relativas a la jornada en que se realizan las labores, en las cuales la definición legal no admite interpretación ni calificación; sólo se constatan. Se trata del trabajo nocturno y del realizado en horas extraordinarias.

- Horario nocturno. Si bien la legislación laboral no reglamenta el trabajo en horario nocturno, éste ha sido prohibido tanto a los menoresZ1 como a las mujeres embarazadas.

En el caso de las mujeres embarazadas, la norma legal no precisa el horario que se considera como nocturno. En el caso de los menores, la norma legal señala que son tales los que se ejecuten entre las veintidós y las siete horas del día siguiente. Con este antecedente y recurriendo a la regla de interpretación analógica que se expresa en el aforismo "donde existe la misma razón debe existir la misma disposición", la jurisprudencia administrativa ha dictaminado que "ha de estimarse como perjudicial para la salud de la mujer durante el período de embarazo aquél que se realiza entre las veintidós y las siete horas " . 2z 23

- Jornada extraordinaria. Para los efectos del Art 202 CT, se entiende perjudicial para la salud de la trabajadora embarazada el trabajo que

se realice en horas extraordinarias. Por su parte, el Art 30 CT define la jornada extraordinaria como la que excede del máximo legal o de la pactada contractualmente, si fuere menor. Los artículos 22 y 28 CT establecen que la duración de la jornada ordinaria de trabajo no excederá de cuarenta y ocho horas semanales, las que deberán distribuirse entre cinco y seis días a la semana.

- Jornada máxima legal. Si las partes han acordado como tiempo de trabajo la jornada máxima legal, la aplicación de la prohibición del Art. 202 CT implica la prohibición de trabajar por sobre esa jornada.

- Jornada ordinaria menor que la legal pactada contractualmente. Si la trabajadora está contratada en un régimen de jornada parcial, la norma del Art. 202 le prohibe trabajar en exceso de la jornada pactada, aunque ese exceso no supere las cuarenta y ocho horas semanales. En efecto, el Art. 202 se refiere genéricamente a la prohibición de trabajar en jornada extraordinaria, y la jornada que excede la pactada contractualmente lo es, aunque sea menor que la jornada ordinaria máxima legal. Considerando que el legislador no distinguió entre ambos tipos de jornadas "no es lícito al interprete distinguir". La norma que analizamos es además una norma de orden público, por lo que su interpretación debe ser restrictiva. En consecuencia, está prohibido para la trabajadora desempeñarse en una jornada superior a la pactada contractualmente si ésta fuere menor que la máxima legal.

Sin embargo, el contrato de trabajo puede modificarse en lo relativo a la jornada pactando una superior, siempre que esta última no exceda la jornada ordinaria máxima semanal de cuarenta y ocho horas. Naturalmente que en este pacto deberá intervenir la voluntad de la trabajadora. Una modificación de este tipo significará que el tiempo de incremento de la jornada ya no será extraordinario sino que será parte de la jornada ordinaria y, en consecuencia, no estará afecto al recargo legal.

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Cabe preguntarse si la trabajadora que se desempeña regularmente en jornada extraordinaria, y como consecuencia de la prohibición del Art. 202 CT debe dejar de hacerlo, tiene derecho a continuar percibiendo la remuneración correspondiente a las horas extraordinarias que realizaba antes de su embarazo.

El Art. 202 señala que el traslado debe verificarse sin reducción de remuneraciones. La prohibición de trabajar horas extras que impone el Art. 202 CT no constituye propiamente un "traslado"; sin embargo, la misma norma asimila esta prohibición a un "traslado", por lo que debe entenderse que a este cambio en la jornada le asisten las mismas garantías que a cualquier otro cambio contemplado en la norma, incluida la mantención de la remuneración.

Lo anterior se reafirma si analizamos el sistema de subsidios por incapacidad Los trabajadores sujetos a licencia médica o a permisos por maternidad tienen derecho a recibir un subsidio equivalente a la totalidad de las remuneraciones imponibles, descontadas las correspondientes cotizaciones previsionales e impuestos. La remuneración por las horas extras es imponible, por lo que se incluye en el cálculo del subsidio si se pagó dentro del período que se establece como base de cálculo del mismo (tres meses anteriores al inicio de la licencia). De lo anterior se desprende que los trabajadores sujetos a licencia tienen derecho al pago de las horas extras que dejaron de trabajar como consecuencia de su incapacidad.

El caso en estudio se distingue del anterior en cuanto a que no interviene el sistema previsional al que el trabajador aporta sus cotiza~iones,~~ y el eventual pago de las horas extras que la trabajadora está impedida de laborar serán de cargo del empleador y no constituyen subsidio.

- Trabajadoras excluidas de la limitación de jornada. El Art. 22 en su inciso 2' excluye de la limitación de jornada ordinaria máxima a determinadas categorías de trabajadores. Estos son los que presten servicios a distintos

empleadores, los gerentes, administradores, apoderados con facultades de administración y todos aquellos que trabajen sin fiscalización superior inmediata; los trabajadores a domicilio, los agentes comisionistas y de seguros, vendedores viajantes, cobradores y demás similares que no ejerzan sus labores en el local del establecimiento ..

Por no existir en estos casos el supuesto que exige el Art. 202 CT para hacer exigible el traslado -esto es, la existencia de una jornada de trabajo-, no resulta procedente aplicar la prohibición de trabajar en jornada extraordinaria. Sin embargo, la autoridad competente puede considerar que las condiciones horarias en que en la práctica se prestan los servicios conllevan un esfuerzo físico inconveniente para el estado de embarazo. Además, es posible en estos casos ignorar la extensión horaria del trabajo y atender a las condiciones de trabajo por exigir un esfuerzo físico o permanecer largo tiempo de pie, como en el caso de las vendedoras.. De esta forma, se puede constituir otra causal de traslado respecto de las trabajadoras embarazadas que no están afectas a las normas sobre jornada.

- Las jornadas extendidas. El mismo criterio es aplicable a las mujeres sujetas a jornadas extendidas, reguladas en el Art. 27 CT. En virtud de esta norma, la jornada ordinaria de las trabajadoras que desarrollen labores discontinuas, intermitentes o que requieran de su sola presencia, se puede extender hasta por doce horas diarias.26 En consecuencia será la autoridad competente la que determine si esta jornada extendida es o no perjudicial para la embarazada y, de serlo, dispondrá su traslado..

- La facultad de extensión de la jornada del empleador: Arts. 24 y 29 CT. En determinadas circunstancias el empleador puede exigir el cumplimiento de jornadas extraordinarias a sus dependientes, perdiendo éstas su carácter voluntario. Se trata de trabajos urgentes o impostergables, cuando sobreviene caso fortuito o fuerza mayor y en el caso de los trabajadores de comercio en vísperas de festividades como las

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Fiestas Patrias y la Navidad.. Ambos artículos se refieren a "extender la jornada ordinaria" y a "excederse la jornada ordinaria", respecti- vamente. Ambas disposiciones establecen además que las horas trabajadas en este régimen se pagarán como extraordinarias. Estando claro que en ambas situaciones nos encontramos frente a casos de jornada extraordinaria, es aplicable la prohibición del Art.. 202 letra d) CT.

10. Las condiciones del traslado

Para cumplir el objetivo de la norma de proteger la salud de la embarazada y de su hijo, el traslado debe garantizar que la actividad laboral de la trabajadora no perjudique su estado. Para evaluar si el traslado cumple o no con este requisito es necesario un doble examen. En primer lugar, que las condiciones perjudiciales del trabajo habitual de la embarazada no se verifiquen luego de su traslado. Así por ejemplo, si la trabajadora está expuesta a un ambiente tóxico que perjudica su estado, la norma legal exige que el traslado la exima de esa situación riesgosa, aunque siga realizando las mismas labores pero en otro ambiente en que no esté expuesta al riesgo que ocasionó la medida. En segundo lugar, el trabajo o el lugar al que fue trasladada la trabajadora tampoco debe presentar condiciones riesgosas para su estado. En consecuencia, no se cumple con el mandato legal si por ejemplo, una trabajadora expuesta a condiciones ambientales perjudiciales para su estado, es trasladada a realizar trabajos que exigen esfuerzo físico, aunque en un ambiente limpio.

El problema se presenta en aquellos casos en que no existen puestos de trabajo aptos para ser realizados por una mujer embarazada, porque todos están afectos a una o más condiciones perjudiciales para su salud. Es el caso de las empresas en que se trabaja exclusivamente de noche, de las faenas que se realizan a la intemperie, las que se desarrollan en ambientes contaminados con efectos teratogénicos, y otros.

La imposibilidad del cambio también puede estar determinada por las condiciones de la

trabajadora. Supongamos que se trata de una empresa o faena en la que no existe puesto apto para que lo desempeñe la trabajadora embarazada, ya no porque todos los puestos están afectos a condiciones de riesgos para su estado, sino que los que no lo están no pueden ser ocupados por ella por no cumplir con los requisitos que para él se exigen.

En los casos de imposibilidad del cumplimiento como los que hemos visto anteriormente, debe analizarse, separadamente, la exigibilidad de las obligaciones mutuas de los contratantes: la de la trabajadora embarazada de prestar servicios y la del empleador de pagar la remuneración.

En derecho del trabajo impera la teoría del "riesgo objetivo" o del "riesgo profesional". En virtud de ella, es el empleador el que asume el riesgo de los imponderables que pueden afectar su actividad productiva, sin que sea posible que el trabajador deba sufrir los efectos de los avatares de su actividad. En este caso, si el empleador no puede cumplir con la obligación de traslado de la trabajadora, se configura una causa objetiva de "imposibilidad laboral" que permite al trabajador excusarse de prestar servicios. Lo anterior está reafirmado por lo dispuesto en el Art. 187 CT en virtud del cual "no podrá exigirse ni admitirse el desempeño de un trabajador en faenas calificadas como superiores a sus fuerzas o que puedan comprometer su salud o seguridad". En consecuencia, en el caso que sea imposible el traslado, la trabajadora está eximida de prestar. servicios sin que ello conlleve un incumplimiento de sus obligaciones contractuales que permitan resolver el contrato.

Las causas más frecuentes de imposibilidad laboral, como la enfermedad o la invalidez, están protegidas por un sistema de seguro social, en el cual la inactividad del trabajador da lugar al reemplazo de su remuneración por una prestación equivalente del sistema previsional.

En algunos casos, la jurisprudencia administrativa ha estimado que el supuesto del Art. 202 CT. da lugar a prestaciones de seguridad social, cuando la autoridad competente ha otorgado a la trabajadora licencia médica para

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sortear el riesgo.. En este evento, la trabajadora será beneficiaria del respectivo subsidio, entendiéndose suspendida la relación laboral en el intertanto. En consecuencia durante el período cubierto con la licencia el empleador no está obligado al pago de la remuneración..

Si por el contrario, la situación descrita no estuviera cubierta por un seguro social, subsiste la obligación del empleador de remunerar a la trabajadora imposibilitada de trabajar, por no existir condiciones para su traslado.

11. La mantención de la remuneracwn

El Art. 202 CT dispone que el traslado de trabajo debe verificarse sin disminución de las remuneraciones de la trabajadora. Esta exigencia presenta problemas de interpretación en el caso de las remuneraciones variables y, en particular, del pago de las horas extras realizadas en el período previo al del traslado.

La jurisprudencia administrativa de la Dirección del Trabajo se ha pronunciado en tres dictámenes sobre la procedencia de mantener las remuneraciones variables, aunque luego del traslado no se verifiquen las causas que les dieron lugar.

En un primer caso se pronuncia sobre la vigencia de las remuneraciones que tenían lugar mientras la trabajadora se desempeñaba en un sistema denominado de "siete semanas", por el cual las partes concordaron una especial forma de remuneración por el hecho de laborar en día domingo y que consiste en pagar con un 50% de recargo las horas trabajadas en él, aún cuando dicho día esté comprendido dentro de la distribución normal de trabajo." La trabajadora en cuestión, señala el dictamen, en atención a su estado de gravidez fue trasladada de lugar y jornada de trabajo, pasando a desempeñar funciones en un Policlínico y quedando sujeta a una jornada de lunes a viernes, circunstancia que determinó que el empleador no continuara pagando el referido recargo..

La Dirección del Trabajo concluye que tal procedimiento no se ajusta a derecho toda vez que, si bien es cierto que la dependiente no

laboró en días domingos luego del traslado, tal situación derivó del cambio que el empleador estuvo obligado a realizar en cumplimiento de la ley, el cual no puede significar una disminución efectiva de remuneraciones. De esta manera, el empleador está obligado a continuar pagando el beneficio para mantener así la remuneración de que gozaba la trabajadora antes del cambio de lugar y jornada de trabajo.

Otros dos pronunciamientos de la Dirección del Trabajo versan sobre la permanencia del pago de un bono por trabajo nocturno, luego del traslado de la trabajadora a funciones desarrolladas exclusivamente en horario diurno, en cumplimiento del mandato legal." Señala la jurisprudencia citada que:

'l. .. el empleador debe mantener las remuneraciones que percibía el trabajador(a) antes del traslado, puesto que el deseo del legislador es que el trabajador(a) no experimente un deterioro económico debido a que su trabajo habitual sea perjudicial para su estado de embarazo, de manera tal que el hecho que haya dispuesto expresamente que el cambio de funciones debe realizarse " sin reducción de sus remuneraciones", deja en evidencia que previó la posibilidad que el trabajador estuviera asignado a un nivel de estipendios inferior al que correspondía a sus primitivas labores.. " Agrega el dictamen: " Si bien la situación contemplada podná eventualmente hacer desaparecer el carácter conmutativo del contrato de trabajo, no es menos cierto que tal efecto tiene su origen en la ley misma".30

Con anterioridad, ya se había declarado que:

". . . si bien es cierto que las trabajadoras dejan de laborar en los turnos nocturnos que originan el beneficio, no lo es menos que tal situación deriva del cambio que aquél (el empleador) está obligado a realizar en cumplimiento del citado precepto legal, el cual, como ya se dijera, no puede significar una disminución de su remuneración .. De esta manera entonces, el empleador está obligado a seguir pagándoles el

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aludido bene$cio, y a mantenerles la remuneración de que gozaban antes del cambio de jornada de trabajo, al tenor de lo prevenido en el ya citado art. 202 del Código del Trabajo. "

Otra jurisprudencia administrativa, emanada de la Superintendencia de Seguridad Social, ha desarrollado un criterio levemente distinto en un caso análogo.. Este es el del Art. 71 inc. lo de la Ley 16.744 sobre seguro de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, el cual dispone que "los afiliados afectos a una enfermedad profesional deberán ser trasladados, por la empresa donde presten servicios, a otras faenas donde no estén expuestos al agente causante de la enfermedad."

La norma transcrita no se pronuncia sobre la mantención de las remuneraciones del trabajador afectado por el traslado. Sin embargo, la Superintendencia de Seguridad Social ha declarado invariablemente que este traslado debe hacerse respetando las remuneraciones que el trabajador tenía antes del tra~lado.~' Este requisito, exigido por la autoridad administrativa en el caso referido, es también exigido por el legislador en el caso que afecta a una mujer embarazada por aplicación del Art. 202 CT, que establece que el traslado debe efectuarse sin reducción de sus remuneraciones. Siendo ambas situaciones perfectamente comparables, es posible atender a los criterios contenidos en la jurisprudencia de la SSS respecto del requisito de respetar o mantener la remuneración del afectado con el traslado.

La jurisprudencia ha registrado una evolución. Desde 1973 se consideró que el requisito de mantención de la remuneración sólo afectaba al sueldo base del trabajador, en el caso que este percibiera otros ingresos antes del tra~lado.~' 33 Pero desde 1991, el órgano administrativo tiene un cambio en su jurisprudencia estableciendo que el traslado de faenas . . .

'l.. .. ..no puede traducirse en detrimento de derechos remuneratorios o previsionales, por lo que deberán respetarse los ingresos que el

afectado percibía normalmente, comprendiéndose en tal expresión no solamente el salario base, sino también bonos, regalías, etc. que hubieran incrementado el salario de manera regular". Agrega el mismo dictamen: "No obstante (. . ..) que dentro del concepto de mantención de remuneraciones no deben incluirse aquellos rubros que el trabajador hubiere percibido por un mayor trabajo o en razón de las condiciones mismas en que se desempeñaba sus funciones con anterioridad al cambio y que estuvieran relacionadas directamente con el índice de producción personal o las circunstancias en que se efectuara una determinada labor. De esta f o m , no corresponde, por ejemplo, que un trabajador al ser reubicado en otras faenas, continúe percibiendo las bonzjicaciones que recibía con anterioridad al traslado, derivadas de un deteminado sistema de trabajo que implicaba la realización de horas extraordinarias o durante ,feriados, como tampoco procedería que se le cancelara la asignación de movilización que se le hubiere pagado con motivo de un determinado desplazamiento, si estas circunstancias no se presentaren después del cambio de faena".

La jurisprudencia posterior ha ratificado este criterio declarando que el requisito de mantención de la remuneración del trabajador trasladado no comprende el pago de las horas extras que trabajó en el período previo y que ya no trabaja luego del traslado.

D. La aplicación práctica del Art. 202 CT

El reciente estudio realizado por la Dirección del Trabajo sobre las Normas que Protegen el Maternidad en Chilev3' señala que 129 trabajadoras, que representan el 16.3 % de las mujeres embarazadas de la muestra, fueron trasladadas de trabajo por aplicación del Art. 202 CT. De ellas, un 10% señaló haber experimentado una baja en su remuneración con el cambio de trabajo.

Por su parte, un tercio de las mujeres embarazadas entrevistadas se desempeñaba en el tiempo inmediatamente anterior al descanso prenatal en labores consideradas por ellas como

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perjudiciales para el embarazo, de acuerdo con la enumeración del Art.. 202 CT . Estas son aquellas que les exigían mantenerse muchas horas de pie, cargar o arrastrar pesos, o desempeñarse en trabajo nocturno o en horas extraordinarias. Asimismo, más del 80% de las entrevistadas declaró haberse desempeñado en otras funciones no especificadas en la norma legal, pero que constituyen riesgos para el embarazo como el subir y bajar escaleras, accionar maquinaria, caminar mucho, agacharse y estirarse u otros esfuerzos.

A pesar de lo anterior, el mismo estudio señala que la iniciativa del traslado es tanto de la trabajadora embarazada como del empleador. Es así como de los traslados que se verificaron durante el embarazo de las mujeres entrevistadas en el estudio, un 18% tuvieron su origen en la solicitud de la trabajadora y el 16% en la decisión unilateral del empleador. Destaca que en el 83.7% de los casos nadie solicitó el cambio de funciones, cuando de las cifras del párrafo anterior consta que las mismas mujeres estuvieron expuestas a riesgos para su embarazo.

E. Sanciones y acciones

La norma del Art. 202 CT tiene el doble carácter de derecho de la trabajadora y de obligación del empleador. Esta última obligación no es solamente una contrapartida del derecho de la trabajadora, sino que constituye un imperativo legal independiente del ejercicio del derecho de la mujer embarazada. En consecuencia, en virtud de la acción fiscalizadora, la constatación de la infracción dará lugar a las multas en beneficio fiscal establecidas para estos casos entre catorce y setenta UTM, vigentes a la fecha de cometerse la infracción, la que se duplicará en caso de reincidencia. 36

Precedentemente hemos concluido que la aplicación la de Ley 16.744 a los riesgos del embarazo sólo alcanza su aspecto preventivo, pero no a las prestaciones pecuniarias ni médicas que establece la misma ley.. Pues bien, en el título VI1 relativo a la Prevención de Riesgos Profesionales se establece que las empresas o

entidades que no cumplan con las obligaciones de prevención prescritas por los Servicios de Salud será sancionado por este Servicio de acuerdo con lo dispuesto en el Código Sanitario.

Cuando en su función inspectiva los Inspectores del Trabajo constaten que el trabajo se realiza con peligro inminente para la vida o salud de los trabajadores (y la del hijo en gestación), tienen la facultad de decretar la suspensión de las labores peligrosas e incluso la clausura de la faena en caso de reinciden~ia..~

Independientemente de las sanciones aplicadas por la autoridad, ante los casos de incumplimiento de la obligación legal la afectada podrá accionar ante la justicia para que se declare su derecho, se obligue al infractor a ajustar su conducta a la ley y se le indemnice el daño causado con el incumplimiento. Para ello, la trabajadora tiene diversas vías:

La demanda ordinaria en juicio del trabajo: De acuerdo con lo dispuesto en el Art. 420 del CT es de competencia de un Juez del Trabajo.

El recurso de protección: Las garantías constitucionales comprometidas en esta materia - de la vida del que está por nacer y la igualdad ante la ley - se encuentran especialmente garantizadas por el constituyente mediante la acción de protección.

En virtud del recurso de protección cualquiera puede recurrir ante la Corte de Apelaciones respectiva en contra de actos u omisiones arbitrarios o ilegales que priven, perturben o amenacen el ejercicio de estos legítimos derechos. El citado tribunal deberá adoptar de inmediato las providencias necesarias para asegurar la debida protección del afectado.

Notas

' Igualdad y Protección de la Mujer en la Nomativa O.I..T. CCE. 1995. ABC de los desechos de las trabajadoras, Guía Práctica. OIT, 1994.

Chile ha ratificado el Convenio No 3 y el No 127.. El Convenio No 171 no ha entrado en vigor por no contar con el número suficiente de ratificaciones.

"Cumplimiento de los Convenios Nos. 3 y 103 en América Latina". Documento OIT. 1997.

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En el mismo sentido, Rol 962-82 del 22O Juzgado Civil de Santiago, confi~mada por sentencia, Rol 820-82 de la Co~te de Apelaciones de Santiago..

Boletín1760-13. Art. 4' D.F.L. 159. SU pago es exigible desde el

quinto mes de embarazo. ' Ord.. No 12028 de 14.1 1.95. Supe~intendencia de Seguridad Social.

Esta materia es objeto del reglamento sobre condiciones ambientales básicas en los lugares de trabajo (art. 185 - 186 CT y DS No 745, Salud, 1993).

Ley No 16.744, art.. 7O.. 'O Ord. 2048 de 11.03.88.- S.S.S. l 1 Ord. 7631 de 12.12.85, Dirección del Trabajo.

El D.S. No 745 de Salud, 1993, que aprueba el Reglamento sobre condiciones ambientales básicas en los lugares de tsabajo, no contempla regulaciones especiales en consideración del estado de gravidez de las trabajadoras. Tampoco lo hace el D.S. No 40 de Trabajo, 1969 que aprueba el Reglamento sobre Prevención de Riesgos Profesionales. l3 Art. 190, 474, 476, CT. DFL 2, Trabajo, 1967. l4 Actualmente los Servicios de Salud. l5 Ley 16.744 de 1967, Título V 11 sobre "Prevención de Riesgos FVofesionales" . l6 Art. 66 Ley 16.744.- Decreto No 49 Trabajo, 1969. l7 Art. 68 Ley 16.744. l8 D.S. No 40, Ministerio Trabajo, 1969. l9 Las facultades fiscalizadoras de la Dirección del Trabajo en materia de higiene y seguridad en el trabajo fueron precisadas en la ley No 19.481 de 3.12.96. ' O Art. 28 D.F.L. 2, 1967. " A1t..18cT.

" Ord. 1739168de20.03.96 - 0 r d . 1671164de 18.03.96.. 23 Señala el art.. 22 inc. l o del Código Civil: "El contexto de la ley servirá para ilustrar el sentido de cada una de sus partes, de manera que haya entre todas ellas la debida correspondencia y armonía" .. " D.F.L.. No 44 de 1987 que establece normas comunes para subsidios por incapacidad laboral, A I ~ . 198 CT.

Análoga situación sucede en los subsidios por incapacidad de la ley K.744, aunque en este caso las cotizaciones son de cargo del empleados. 26 También se encuentran en esta situación el personal de hoteles, restaurantes y clubes (excepto el de lavandería, lencería y cocina), el de empresas de telégrafos, teléfonos, télex, luz, agua, teatro, y de otras actividades análogas siempre que el movimiento sea notoriamente escaso y los trabajadores deban mantenerse constantemente a disposición del público. " Ords. 11739 y 12028 de la S.S.S., ya citados.

Ord.7631del12.12.85. 29 Ords. Nos 24471114 de 1994 y 3501015 de 1997. ' O Ord. No 302 - 16 de 1986. 31 Según Guido Machiavello. Derecho del Trabajo, Tomo 1, Fondo de Cultura Económica, 1986 págs. 453 y siguientes. 32 Ords. No 3314 de 1980, No 10.960 de 1988, 1591 de 1992 entre otros. 33 OfiCioN0180de1973,N01407de1974,entre otros. 34 Ord. No 1591 de 1992, entre otros. 35 Estudio de Helia Henríquez y Verónica Riquelme, Cuaderno de Investigación No 3. Depto. de Estudios, Mayo de 1997. 36 Art. 208 CT. 37 En este sentido, Ord. 43361262 de 1993, Dirección del Trabajo.

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Capítulo IV. LA PERSPECTIVA DE GENERO

CONDICIONES DE TRABAJO DE LA MUJER: SITUACION EN CHILE

Xirnena Díaz, Julia Medel Centro de Estudios de la Mujer (CEM)

A. Presentación

Este capítulo se propone reunir antecedentes sobre las condiciones de trabajo que enfrentan las mujeres en los principales sectores de concentración de mano de obra femenina, con la finalidad de evaluar los riesgos que dichas condiciones implican para la salud reproductiva y la maternidad de las mujeres que trabajan.

La metodología utilizada se basa fundamentalmente en el análisis de fuentes de datos secundarias: cifras sobre empleo del Instituto Nacional de Estadística (INE), investigaciones sobre empleo y revisión bibliográfica de estudios relativos a condiciones de trabajo en sectores que emplean mujeres. El análisis requirió de una etapa de pesquisa previa que se cumplió a través de una acuciosa revisión de archivos, bases de datos, bibliotecas y entrevistas personales, proceso que permitió detectar muchas limitaciones que intentaremos sintetizar.

En primer lugar, es necesario destacar la escasez de estudios sobre condiciones de trabajo. Como área de conocimiento o tema de estudio tiene sin duda poca relevancia, lo cual revela una gran carencia desde el punto de vista de la detección y prevención de riesgos ocupacionales. Menos numerosos aún son los estudios que en la recolección de la información y/o en el análisis de los datos consideran diferencias de acuerdo al sexo de los trabajadores. Y todavía más escasos son aquellos que se basan en una concepción teórico-metodológica que permita analizar el problema del trabajo y la salud de las mujeres desde una perspectiva de género, que considere como parte de las condiciones de riesgo variables como posición de las mujeres en la jerarquía ocupacional, puesto de trabajo que desempeña, carga de trabajo extralaboral y situación familiar

(número y edad de los hijos, jefatura de hogar, responsabilidades económicas).. Se constata además que los diversos estudios pesquisados se basan en metodologías distintas y se proponen diferentes objetivos en función de los intereses específicos que los motivan, lo cual dificulta un análisis comparativo por sectores ..

Así, en conjunto las investigaciones en torno a este tema proyectan una visión parcial y fragmentada de la realidad. La búsqueda realizada reveló la carencia total de estudios enfocados en la problemática relativa a condiciones de trabajo, mujer y salud reproductiva.

B. Participación femenina en el mercado laboral

1. Las tendencias del empleo femenino

Uno de los cambios sociales significativos del mercado de trabajo en Chile en las últimas décadas ha sido el aumento sostenido de la tasa de participación económica de las mujeres. Después de un explosivo crecimiento del desempleo abierto a mediados de la década de los 60 y hasta los años 80, la economía muestra signos de recuperación que se expresan en un proceso paulatino y constante de creación de nuevos empleos. En este contexto de expansión del empleo, las mujeres muestran valores superiores creciendo la PEA y la ocupación femenina a un ritmo de 3..7% y de 4% respectivamente frente a un 2.4% y 2.8 % de los varones (Todaro et al, 1997).

El comportamiento laboral de las mujeres muestra importantes variaciones dependiendo de su edad, del grupo de ingresos al que pertenecen, de su nivel educativo y del número de hijos que tienen. El mayor nivel de participación laboral lo

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alcanzan las mujeres alrededor de los 25 años y se mantiene hasta los 50 años, después de lo cual comienza a decaer bruscamente.. Indepen- dientemente de la edad, la participación más baja se anota entre las mujeres de menores ingresos tanto en el campo como en la ciudad, cuya tasa de participación no llega ni a la mitad de la que registran las mujeres pertenecientes a los niveles superiores de ingreso, lo cual se asocia a sus bajos niveles educativos y al mayor número de hijos.. En efecto, la tasa de participación de las mujeres fluctúa desde un 25 % en aquellas que han alcanzado un nivel de escolaridad básica, hasta un 70% entre las que tienen 16 a 18 años de estudio (Todaro et al, 1997). Asimismo, la tasa más baja de participación se anota entre las mujeres con mayor número de hijos "Según datos censales, en 1992, el 27.6 % de las mujeres con hijos son activas frente al 24.1 % de aquellas con tres hijos, el 19.4% de las que tienen cuatro hijos y el 11.5 % con cinco y más hijos" (Todaro et al, 1997).

Sin embargo, la tendencia a una participación creciente de las mujeres en la economía no ha producido cambios significativos en la segmentación del mercado de trabajo, manteniéndose situaciones que revelan una fuerte discriminación por sexo del mercado laboral. Su tasa de participación es aún muy inferior a la de los hombres, su tasa de desempleo sigue siendo más alta especialmente en jóvenes entre 15 y 24 años, su tiempo de búsqueda de empleo es más largo, se concentran en puestos de menor estatus y calificación, sus trayectorias laborales son interrumpidas, sus niveles salariales son inferiores y su abanico de opciones es aún muy limitado. Veremos como se expresa esta segmentación a través de la ubicación de las mujeres en la estructura del empleo y de algunos indicadores sobre calidad de empleo..

2. Estructura del empleo

El empleo femenino se concentra en las ramas de servicios comunales y sociales (con un 44.8 % de mujeres), comercio (24.2%) y en industria

manufacturera (13.5%).. En el sector de actividades productivas de bienes ha disminuido progresivamente la participación femenina, incluida la industria manufacturera donde su presencia era muy significativa en la década de los 50, y se ha ido volcando cada vez más hacia el sector terciario (OIT, 1997).. Hoy día, este sector emplea al 79.8 % de las mujeres ocupadas, quienes se concentran principalmente en actividades tales como servicio doméstico, comercio, enseñanza, salud y servicios sociales. El empleo masculino en el sector terciario comprende, en cambio, sólo al 47.8% del total de hombres ocupados. Sólo el l7.S % se encuentra empleada en ramas productoras de bienes, la mayoría en manufactura.

El análisis por grupos ocupacionales revela una fuerte concentración de las mujeres en el grupo de trabajadores en servicios personales (68.9% de mujeres sobre la fuerza de trabajo total en ese grupo), en el de empleados de oficina y en el de vendedores (47.4% y 47.2%, respectivamente). Estos dos últimos sectores registran una fuerte expansión de empleo femenino en los últimos diez años. Es relevante también la presencia de un porcentaje importante de mujeres en el grupo de profesionales y técnicos (5 1.6 % de mujeres).

En relación a la categoría ocupacional, más de la mitad (el 59.8%) de las mujeres en el mercado de trabajo se desempeñan como "asalariadas " .. La proporción restante se ubica básicamente en "trabajadores por cuenta propia no profesionales" (16.4%) y "personal de servicio doméstico" (15.4%) (Todaro et al, 1997) ..

En síntesis, se constata que el empleo femenino se concentra en determinadas ramas y ocupaciones, y asimismo en categorías ocupacionales de menor estatus. Si bien los datos muestran una evolución positiva del empleo femenino, que se expresa en algunos cambios importantes en la década, estos no conllevan transformaciones significativas de la estructura del empleo ni de la segregación genérica que caracteriza al mercado laboral.

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3. Calidad del empleo femenino en Chile: Algunos rasgos generales

La incorporación de la mujer al mercado laboral en las últimas décadas se ha dado simultánea a un proceso de deterioro de sus condiciones de empleo.. Se considera como indicadores relevantes de la calidad del empleo la situación contractual de los trabajadores, el acceso al sistema previsional y el nivel de ingresos que genera el empleo. La situación de las trabajadoras chilenas en relación a estos indicadores se expresa muy sintéticamente a continuación.

Una proporción importante de la población femenina (24 %) trabaja sin contrato laboral, versus un 18.6% de los hombres que trabajan (Dirección del Trabajo, 1997). A medida que descendemos en el nivel de ingresos, aumenta la proporción de personas que trabajan bajo condiciones no contractuales, situación que es más desfavorable para las mujeres, particularmente en las zonas rurales.

En relación a la situación previsional de los trabajadores, datos elaborados por el CEM (Encuesta CASEN, 1994) indican que de la población ocupada, más de un tercio no cotiza en el sistema previsional: 34.3 % de los hombres y 36.1 % de las mujeres. Al igual que la situación contractual, la ausencia de cotización está estrechamente relacionada con el nivel de ingresos de las personas. En el quintil más alto de ingresos la cotización supera al 70% de hombres y mujeres que trabajan, y en el quintil más bajo la cifra es de sólo el 55% para los hombres y de 40% para las mujeres. Esto es extremadamente grave en tanto revela que una proporción importante de la población, particularmente la de menores ingresos, no tendrá la posibilidad de jubilar en condiciones que aseguren una vida digna en la vejez.

Otro importante indicador de la calidad del empleo es el nivel de ingreso de los trabajadores, definiéndose como ingreso precario aquel inferior al m'nimo legal. De acuerdo a datos de la Dirección del Trabajo, la proporción de mujeres dependientes con ingreso precario es de 1 1.9 % y

de 7.8 % para los hombres, proporción que aumenta para ambos sexos a medida que disminuyen los años de escolaridad (Dirección del Trabajo, 1997). La situación más negativa corresponde a la de los trabajadores sin contrato, entre los cuales una alta proporción de hombres (32.2%) y una ligeramente menor de mujeres (29.1 %) gana menos que el salario mínimo.

Sobre la base de los datos elaborados a partir de la Encuesta CASEN (1994) el CEM ha estimado que en 1994, 1 043 412 de trabajadores y 587 246 trabajadoras en el país tenían empleos precarios, representando el 30.. 8 % de los hombres ocupados y el 34..9% de las mujeres ocupadas. "Se consideran trabajadores precarios aquellos que trabajan en forma permanente sin contrato, permanentes con contrato pero que no cotizan en el sistema previsional, no permanentes (tengan o no contrato), servicio doméstico permanente que no cotiza, servicio doméstico no permanente, trabajadores por cuenta propia no profesionales que ganan menos de un salario mínimo y familiares no remunerados" (Todaro et al, 1997). Entre 1990 y 1994 los datos muestran una tendencia al deterioro de los indicadores señalados.

4. Las condiciones de írabajo de las mujeres

Las diferentes encuestas de empleo que se aplican en el país, si bien han permitido evaluar algunas tendencias en relación a la evolución de la calidad del empleo, no proveen de información respecto a condiciones de trabajo en ocupaciones específicas. Para avanzar hacia un diagnóstico sobre condiciones de trabajo en empleos desempeñados por mujeres se investigaron los estudios realizados en el país sobre este tema en los últimos años, utilizándose sus hallazgos como fuente de información.

Los estudios pesquisados dan cuenta de condiciones de trabajo en algunas ramas de la industria manufacturera (confección, calzado e industria pesquera), en el sector agrícola, en algunas reparticiones del sector público y algunos empleos del sector privado (auxiliares de vuelo, digitadoras del sector financiero, trabajadoras de

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lavandenas y lavasecos), el comercio, la educación municipalizada y la salud. Una síntesis de estos estudios es lo que se expone en los capítulos siguientes.

C. Las mujeres en la industria manufacturera

De la fuerza total ocupada en la industria manufacturera, sólo el 26.6% son mujeres. Se concentran en la industria de la confección y el vestuario principalmente, en menor proporción en la industria alimenticia y también en la crítica industria del calzado..

1. La industria de la confección

La rama del vestuario está conformada por aproximadamente 2 700 empresas de variado tamaño, con predominio de pequeñas y microempresas (Instituto Textil, Chile). Según la Encuesta Nacional de Empleo (INE) en el año 1996 trabajaron en la confección 106 910 personas, equivalentes al 12.4% del total del empleo industrial. El análisis que se presenta a continuación se basa en cinco fuentes de información, las que se detallan a continuación.

Investigación sobre condiciones de trabajo y salud a una muestra de 325 trabajadoras de empresas grandes, medianas y pequeñas ubicadas en el Gran Santiago (Díaz y Schlaen, 1994).

"Estudio acerca de las relaciones laborales y la organización sindical en el rubro confección de vestuario del barrio Patronato de la ciudad de Santiago" (Selarné, 1996). Se basa en entrevistas a trabajadoras, dirigentes y empresarios, y en visitas a empresas.

Una tercera fuente de información la constituye el Informe del Programa de Fiscalización efectuado en el sector de Patronato entre los días 6 y 13 del mes de noviembre de 1996, por la Unidad de Programas de la Dirección Regional del Trabajo.

Otra fuente de información es el "Diagnóstico de las condiciones laborales en las empresas de confección en el sector Patronato" (Román, 1996). Se basa en un empadronamiento de todo

el sector para estimar el número de talleres y la fuerza de trabajo que emplean y en una encuesta a 130 trabajadoras sobre condiciones sociales de trabajo.

Estudio sobre "Salud ocupacional en la pequeña industria manufacturera (que ocupan entre 10 y 50 trabajadores) afiliada al Servicio de Seguro Social". Constituían la muestra 150 empresas de la industria textil, de la madera y barracas, metalúrgica y metalmecánica, de minerales no metálicos, y del cuero y calzado (Departamento de Salud Ocupacional del Instituto de Salud Pública de Chile, 1987).. La metodología aplicada comprendió mediciones de factores ambientales y exámenes a trabajadores. Este estudio no incorporó la variable sexo ni en la recolección ni análisis de los datos. Para los propósitos de este documento, y como fuente indirecta, se tomaron los resultados relativos a la industria textil y del cuero y calzado porque se sabe son fuentes de empleo femenino en algunas de sus secciones.

Siguiendo la investigación realizada en el CEM abordaremos sucesivamente en este orden la descripción de las condiciones del ambiente, del puesto de trabajo, características del local de trabajo y las dimensiones sociales del trabajo considerando como parte de éste la carga de trabajo doméstico. El tema de la salud reproductiva asociada a condiciones de trabajo no fue abordado en ninguno de los estudios citados.

En la industria del vestuario los aspectos más molestos del ambiente de trabajo son el ruido, el elevado nivel de contaminación por polvillo o pelusa, sistemas de ventilación insuficientes o inadecuados y condiciones climáticas de frío o calor extremos, lo que crea una atmósfera laboral altamente nociva para la salud de los trabajadores.

Para una alta proporción de trabajadoras, el ruido en los lugares de trabajo es intenso (59%) y obliga a "hablar a gritos" o "en voz muy alta" (a 61 % de ellas). El 25% de las trabajadoras declaró que había sufrido "disminución de la audición" y 20% tenía síntomas asociados a esa enfermedad como silbido en los oídos y dificultades para escuchar (Díaz y Schlaen,

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1994).. Sin embargo, a pesar de los conocidos daños del ruido sobre la salud, se constató que el 93 % de los trabajadores de este rubro industrial no utilizan protectores auditivos (Instituto de Salud Pública, 1987).

Respecto a la contaminación del ambiente de trabajo, el Instituto de Salud Pública señala que en la industria textil el 79% de la población trabajadora está expuesta a polvo. Esta situación es reconocida por un 57 % de las trabajadoras, al señalar que "siempre" hay exceso de polvo en su lugar de trabajo, percepción aún más negativa (65.8 %) en las empresas grandes (Díaz y Schlaen, 1994). En términos de salud, se constatan molestias respiratorias como "sequedad de la nariz" (43 % de las trabajadoras), "ahogos" (22.7 %) y otras irritativas como picazón en la nariz, ojos, y piel (Díaz y Schlaen, 1994). Se destaca además una alta prevalencia de alteraciones respiratorias como "bronquitis crónica" y "síndrome obstructivo" , cuya aparición se relaciona muy significativamente con altos niveles de contaminación por pelusa en los ambientes laborales. Se detectan también problemas oftalmológicos, entre los cuales los más frecuentemente detectados son el prurito ocular, enrojecimiento ocular, ardor y epífora (Instituto de Salud Pública, 1987).

Muy vinculado al problema anterior aparece el relativo a los sistemas de ventilación de las empresas y a las deficientes condiciones climáticas: excesivo calor en el verano y frío en el invierno. Ambos factores fueron considerados por las trabajadoras como los más molestos y dañinos del ambiente de trabajo (Díaz y Schlaen, 1994) y los asocian a algunos de sus malestares más frecuentes como dolor de cabeza, cansancio, sueño, desesperación.

En el último estudio citado se hace un llamado de atención respecto a los riesgos para la salud derivados de condiciones deficientes de los puestos de trabajo en la industria de la confección. Sillas y máquinas inadecuadas, jornadas extensas, ritmos intensos de producción, posiciones estáticas muy prolongadas, movimientos repetitivos son parte del problema.. La mayoría de las trabajadoras calificaron su

postura habitual en el trabajo como "forzada" (67 %), "cansadora" (79 %) e "incómoda" (56 %), y los movimientos exigidos como "repetitivos" y "rápidos". Las consecuencias se expresan en malestares tales como dolores de cintura y espalda (6 1.8 % ), de cuello y hombros (60.6 % ), de manos y brazos (46..8 %); y asimismo también en enfermedades: lumbago (40.6%), várices (26.2%) y tendinitis (10.2%)..

Con relación a las condiciones del local de trabajo, las que afectan más a las trabajadoras son el escaso número de baños en las empresas y el deficiente estado de higiene y mantenimiento en que se encuentran.. Esta situación afecta su salud en tanto se inhiben de usarlos cuando los necesitan. Se constata además que en muchas empresas las trabajadoras no cuentan con un lugar donde comer ni calentar sus comidas; en otras, los comedores son chicos, incómodos y mal equipados (Díaz y Schlaen, 1994). El Informe del Programa Patronato destaca que los talleres destinados a la confección en ese sector correspondían en un número importante a casas o departamentos medianamente habilitados para tales efectos, no cumpliendo con las exigencias relativas a las normas de seguridad e higiene en muchos casos (Román, 1996). Fue común también encontrar algún grado de hacinamiento de tal modo que todos o casi todos los trabajadores debían laborar en el mismo recinto, a veces reducido (habitaciones pequeñas con 10 o más máquinas) produciéndose de esta manera la contaminación de ciertos puestos de trabajo que por naturaleza debían estar exentos de ella (Instituto Salud Pública, 1987 y Selamé, 1996). También se detectó la presencia de plagas, especialmente ratas, en el 40% de las empresas que conformaban la muestra del estudio realizado por Díaz y Schlaen.

Con relación a la organización social del trabajo, Díaz y Schlaen señalan que para las trabajadoras entrevistadas los aspectos más molestos son "muchas horas de trabajo", "tener que trabajar apurada" y la "falta de descanso durante la jornada". La extensión regular de la jornada es de nueve y media a diez horas y media de trabajo diarias. No hay pausas de descanso

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autorizadas durante la jornada salvo para almorzar, la que fluctúa entre media y una hora diaria. Las trabajadoras no tienen asegurada la hora de salida ya que el empleador puede pedirles que se queden horas extras, a lo cual no pueden negarse por temor a perder el empleo. Cuando hay "pedidos", se trabaja hasta producir lo solicitado, no importando lo largo que sean las jornadas (Díaz y Schlaen, 1994; Selamé, 1996) El 63.4% de las trabajadoras sobrepasa las 48 horas semanales y el 26..4% alcanza a las 54 horas semanales con una sola pausa diaria. En este sector, el trabajo en horas extraordinarias ya no tiene el carácter excepcional que le concibe la ley y el monto de los tarifados a trato se mantiene (Román, 1996) conforme a lo señalado por Selamé.

A las extensas jornadas se suma un intenso ritmo de trabajo derivado de la forma de pago "a trato" generalizada en el sector y de la imposición de metas diarias de producción. "Las normas de rendimiento impuestas son muy elevadas y el pago por piezas o tarea confeccionada es exiguo" (Selamé, 1996). En la búsqueda de un mejor salario las trabajadoras aceleran su ritmo de trabajo, trabajan días festivos especialmente en temporadas altas y extienden la jornada laboral diariamente (Román, 1996). Además, una de las principales razones por las que se puede perder el empleo es "no cumplir con la producción", lo cual entonces contribuye a intensificar los ritmos de trabajo.

Las jornadas laborales de las mujeres continúan en el hogar. El 33 % de las mujeres le dedica hasta dos horas diarias a las tareas del hogar y el 47% emplea entre dos y cuatro horas en este tipo de trabajo. Es decir, el 80% de las mujeres debe hacer trabajo doméstico antes y10 después de la jornada laboral. Más de un tercio (el 33.8%) dijo que no tenía tiempo de descanso durante la semana. El tiempo de trabajo doméstico y de descanso aumenta y disminuye respectivamente cuando aumenta el número de hijos de las trabajadoras.. En síntesis, se podría estimar que una jornada habitual de trabajo para una obrera de la confección es de por lo menos

unas 13 o 14 horas diarias durante la semana (Díaz y Schlaen, 1994)..

Como consecuencia de las condiciones descritas, las trabajadoras (44%) señalan que se sienten "excesivamente agotadas siempre o con frecuencia", sufren perturbaciones del sueño, modificaciones del humor y el carácter, dolores de cabeza y dificultades de concentración.. Alrededor de un tercio (3 1.4 %) sufre de neurosis y un 34.7 % tiene problemas digestivos asociados normalmente al estrés, tales como úlcera y gastritis (Díaz y Schlaen, 1994).

Finalmente es importante destacar que todos los estudios dan cuenta de un fenómeno que se detecta nítidamente en este sector y que se refiere a la existencia de una fuerza de trabajo flotante, que labora en las condiciones más precarias del sector y que está constituido por las trabajadoras a domicilio. Ellas quedan fuera del tutelaje de la normativa laboral y aparecen como trabajadoras por "cuenta propia".

2. La industria del calzado

Se estima que la fuerza de trabajo ocupada en la industria del cuero y calzado en conjunto es mayoritariamente masculina.. Un tercio de la fuerza de trabajo es femenina (29.3 %) y se concentra en la industria del calzado, que sigue siendo un sector intensivo en mano de obra (Instituto Salud Pública, 1987). Si bien en la década se han realizado innovaciones tecnológicas significativas, visto en su conjunto el sector sigue conservando características tradicionales y no se cuenta entre las ramas que están a la vanguardia de la modernización productiva (Agacino et al, 19%).

Se encontraron sólo tres estudios como fuente de información respecto de las condiciones de trabajo en el sector, cuyas características se señalan a continuación:

- "La industria del cuero y el calzado después de una década. Desafíos para un crecimiento con equidad", realizado en el PET (Agacho et al, 1993). Pone de relieve la gran cantidad de riesgos químicos con que se trabaja en los

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sectores, las enfermedades a que se exponen los trabajadores y los daños al medio ambiente.. El estudio se centra en un análisis económico del sector y en términos de condiciones de trabajo se reduce a los riesgos químicos y a algunos físicos, entre los que destaca el ruido. No analiza diferencias entre hombres y mujeres. La metodología es variada: desde el uso de información secundaria hasta entrevistas a trabajadores y observaciones en terreno.

- Otra fuente de información es el ya citado informe del Departamento de Salud Ocupacional del Instituto de Salud de Pública de Chile (1987). La muestra de empresas contiene 20 pequeñas industrias de cuero y calzado que involucran a 214 trabajadores, de los cuales 89 son mujeres. Se analiza un número más amplio de variables relacionadas con condiciones de trabajo, pero -salvo algunas excepciones- la información no es desagregada por sexo.

- Una tercera fuente de información es el "Perfil para un programa de control de exposición laboral a solventes", realizado igualmente por el Departamento de Salud Ocupacional del Instituto de Salud Pública de Chile, en 1991. Su propósito es determinar los niveles de metabolitos urinarios en trabajadores no expuestos a solventes y comparar la frecuencia de exposición a solventes determinados por muestro ambiental y biológico. La muestra la integran un grupo de 14 empresas de la industria del cuero y calzado, metalmecánica, fábricas de muebles de madera y fábricas de fibras de vidrio que comprenden un total de 869 trabajadores. Se basa en exámenes de muestras de orina a los trabajadores y mediciones ambientales. No ofrece datos desagregados por sexo, aun cuando sabemos que es en la industria del calzado donde se concentra la fuerza de trabajo femenina y particularmente en empresas pequeñas.

En la industria del calzado, las mujeres se concentran en puestos de aparado (cosido de cortes), que requiere de un trabajo manual calificado muy poco factible de ser reemplazado

por la maquinaria; y de envasado, como se conoce al terminado de detalles y envase de calzado (Instituto de Salud Pública, 1987 y Agacino et al, 1993). Los estudios revisados se centran en el diagnóstico de las condiciones del ambiente de trabajo del sector, caracterizadas por la presencia significativa de productos químicos en las diversas etapas del proceso productivo, especialmente en las de aparado, armado y terminaciones. Entre estos productos se destacan los solventes presentes en pegamentos y adhesivos, en las brillantinas y endurecedores.

El pegamento más usado en el país está formado por una parte sólida de goma natural, neoprén o poliuretano, y una parte líquida compuesta por un solvente o una mezcla de ellos.. Los solventes más frecuentes en los pegamentos contienen n-hexano , tolueno, acetona y metiletilcetona.. Los productos empleados en la terminación del calzado (barnices y endurecedores) están formados por lo general de acetona, acetato de tilo, tricloroetileno, n- hexano, tolueno y xileno. La mayoría de los solventes nombrados son irritantes del sistema respiratorio, depresores del sistema nervioso central, irritantes de la piel y pueden desencadenar alteraciones de la función del hígado. Las dos sustancias más utilizadas y de riesgo para la salud son el n-hexano y el tolueno. La combinación de unos solventes con otros potencia sus acciones tóxicas individuales (Agacino et al, 1993).

Los solventes son agentes agresivos para la salud, pudiendo provocar efectos adversos en distintos órganos y sistemas del organismo humano, conduciendo a los afectados a diversos grados y formas de invalidez con la consiguiente incapacidad laboral, la que en la mayoría de los casos es permanente. Los efectos del n-hexano se hicieron evidentes y tuvieron mayor divulgación en Chile a comienzos del año 1991, cuando doce operarias del calzado fueron ingresadas de urgencia al Hospital del Trabajador por parálisis de manos y pies, con diagnóstico de neuropatía periférica, permaneciendo internadas varios meses. Realizados los estudios correspondientes se identificó la exposición intensiva a n-hexano

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en un taller con muy precarias condiciones de cumplimiento en lo referente a Protección contra higiene ambiental.. El problema se ha hecho incendios y Elementos de Protección Personal, lo crítico en el sector debido a que progresivamente que hace pensar que puede haber un alto grado adhesivos y solventes incorporan una cantidad mayor de n-hexano que la encontrada con anterioridad.

El informe del Instituto de Salud Pública (1987) reporta que en las pequeñas empresas del calzado estudiadas, el 58.2 % de los trabajadores estaba expuesto a solventes o mezclas de éstos y el 25% de los trabajadores reportó pruebas biológicas que indicaban un alto nivel de exposición a tolueno. Este es el componente mayoritario de los pegamentos endurecedores.. Se absorbe en el organismo a través del aparato respiratorio y, en menor medida, también a través de la piel (Agacho et al, 1993).

Un estudio posterior del Instituto de Salud Pública (1991) detecta sobreexposición a tolueno, y exposición a benceno, xileno, metiletilcetona y metilisobutilcetona en la fabricación de calzado y artículos de cuero. Mediante muestreo biológico se obtiene que la tasa de sobreexposición es de 24.5 % en la industria del calzado, significativamente mayor que la tasa obtenida por muestreo ambiental y se destaca en forma especial la sobreexposición a tolueno.

Por otra parte, se detectó entre los trabajadores del cuero y el calzado, una inusitadamente alta prevalencia de problemas de índole siquiátrica y sintomatología del Sistema Nervioso Central y periférico. El grupo de mayor riesgo de presentar problemas de esta índole es el que se desempeña en la industria del calzado y que a la vez está expuesto a solventes. La sintornatología más frecuentemente encontrada se relaciona con irritabilidad, angustia y disminución de la capacidad de concentración (Instituto Salud Pública, 1987).

El contacto directo de los operarios con los diversos productos químicos depende de las medidas de prevención adoptadas y del nivel tecnológico de las empresas, pero en general la manipulación del producto en el calzado sigue siendo muy alta en el país. El informe del Instituto de Salud Pública (1987) señala que las industrias del calzado y del cuero presentan bajo

de exposición a riesgos químicos entre sus trabajadores.. Señala también que se encontró en estas industrias un nivel peligroso de hacinamiento de trabajadores en espacios reducidos, contaminándose todo el ambiente de trabajo y afectando a ciertos puestos de trabajo que por su naturaleza debían estar exentos de ella (Instituto de Salud Pública, 1987).

Con relación a los riesgos físicos, el ruido es el más significativo en la industria del calzado llegando a 83 decibles los niveles promedio de presión sonora alcanzados, muy superiores al máximo recomendado (Instituto de Salud Pública, 1987). Son secciones en que se presentan riesgos de sordera profesional.

Entre las condiciones del ambiente se destaca en el mismo informe la exposición al frío de los trabajadores que se desempeñan en labores sedentarias como armadores y envasadores, en los cuales se supone mayor presencia femenina. Otros trabajadores, que realizan operaciones de entapado (encolado con adhesivo de la suela o tapa con calor para acelerar la evaporación del solvente) sufren exposición al calor y al mismo tiempo a altas concentraciones de solventes.

Se destaca el sistema de trabajo existente en este sector que presenta una variedad de modalidades puesto que hay una importante cantidad de trabajadores que labora "a trato", algunos de estos en forma itinerante. También existe un sistema industria-hogar y, finalmente, gente que labora sólo en el hogar. Esta situación impide cuantificar en forma real la exposición a riesgos de los trabajadores (Instituto de Salud Pública, 1987).

3. Consideraciones generales respecto a la pequeña industria manufacturera

El estudio elaborado por el Instituto de Salud Pública (1987) respecto a salud ocupacional de trabajadores de pequeñas industrias manufactureras describe algunos rasgos generales del sector que es interesante destacar, en tanto

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más de la mitad de las mujeres ocupadas en el Los resultados que se presentan a país trabajan en establecimientos con menos de continuación se basan en los resultados de tres diez personas (Todaro et al, 1997). estudios realizados con relación al tema.

El informe indica que las condiciones de Estudio del Centro de Estudios de la Mujer saneamiento básico del sector son en general muy (Díaz et al, 1994), que se basa en una encuesta deficientes. Se aprecia despreocupación por los realizada a una muestra de 555 mujeres de las problemas ambientales, tanto a nivel de los empresarios como de los trabajadores, y un gran desconocimiento de normas elementales y de disposiciones legales. En la mayoría de las industrias muestreadas se constató la ausencia de dispositivos o sistemas de control de contaminantes o la existencia de instalaciones deficientes y10 mal operadas. El desorden y hacinamiento de materiales fue también algo frecuente en este sector industrial.

Los principales problemas de salud que presentan los trabajadores de las empresas estudiadas son las alteraciones del aparato locomotor, lumbagos y dolores articulares, siguiendo en importancia los problemas del sistema nervioso central y alteraciones siquiátricas.. Son importantes también las prevalencias de problemas respiratorios: bronquitis crónica y síndrome obstructivo y los problemas dermatológicos.

Una alta proporción de trabajadores del sector industrial considerado, que no fue posible precisar, trabaja sin ninguna previsión o con cotizaciones sólo por una parte de la remuneración que percibe.

4. La industria de procesamiento pesquero

Uno de los pilares del crecimiento económico del país en las últimas décadas ha sido el sector exportador, que ha ampliado y generado nuevas fuentes de empleo para las mujeres. Uno de los sectores que cobró mayor dinamismo durante la década de los 80 es el pesquero. Según la información disponible para 1987, que es la más reciente sobre ocupación media desagregada por sexo, la presencia de mujeres en la industria pesquera bordeaba el 30%, concentrándose en las líneas de elaboración intensivas en mano de obra: congelados, conservas, limpieza, moldeo, sellado y empaque (Salazar, 1991).

regiones V (155 casos) y VI11 (400 casos), que trabajaban en 49 empresas de procesamiento pesquero en oficios como fileteado, descolado, lavado/corte, despielado, empacado y etiquetado. Además, con fines comparativos se incluyó en la muestra un grupo de 104 hombres que trabajaba en las mismas empresas.

Otro estudio es el realizado por el Instituto de la Mujer (1993), que se basa en una encuesta a 62 trabajadoras con el propósito de obtener un perfil general de las mujeres y un diagnóstico cualitativo sobre condiciones de vida y de trabajo de las obreras que laboran en una empresa pesquera en Valparaíso.

El tercer estudio lo realizó el Programa de Economía del Trabajo en la región del Bío-Bío (1991) y se presenta como una prolongación de una investigación iniciada en 1986 en la zona norte, incorporando en este último nuevas dimensiones de análisis. A diferencia de los dos anteriores, este estudio no se propone un análisis por sexo, sino que aborda a la masa de trabajadores en su conjunto y las distinciones que releva se refieren a los puestos de trabajo. Citaremos de este estudio las consideraciones relativas a los puestos de trabajo que concentran fuerza de trabajo femenina: conservas y congelados.

Los rasgos más relevantes del trabajo en la industria pesquera son, según el estudio del CEM, el carácter eventual o intermitente del trabajo, el predominio de la modalidad de salario "a trato", el ambiente frío y húmedo, y el trabajo en posturas laborales extremadamente cansadoras (normalmente de pie). La eventualidad del trabajo se expresa en que un 38.4% de las mujeres no tiene contrato de trabajo y, de las que tienen, un tercio tiene contrato a plazo fijo o por faenas; es decir, pos definición tiene un trabajo temporal.

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El número de días trabajados en los últimos tres meses revela que un tercio de las mujeres había trabajado hasta (como máximo) 40 días, menos de la mitad -el 46%- había trabajado 61 días o más; es decir había tenido trabajo regular los tres meses completos. Durante la última semana sólo el 44% de las mujeres había tenido trabajo continuo durante toda la semana. Vera et al (1993) señalan que la totalidad de las trabajadoras de la empresa estudiada, contaba con contrato de trabajo indefinido. Sin embargo hay períodos de mayor captura en los que se contratan trabajadores de refuerzo que laboran en forma eventual, por faenas.

Es predominante la forma de pago "a trato" o por tarea, normalmente medida por kilo de materia faenada, o un salario base pequeño más incentivos por producción.. Esta modalidad salarial unida a la condición de perecibilidad del producto da lugar a jornadas muy extensas y ritmos de trabajo muy intensivos. Duhart y Weinstein (1991) señalan que en las plantas de conservas y más aun en las congeladosas, de modo genérico se trabaja con uno o dos turnos que se extienden entre 8 a 12 horas diarias. Se detectaron casos de trabajo continuo hasta 24 horas seguidas.

De los factores del ambiente, los más negativos son las bajas temperaturas y la humedad. El estudio de Díaz et al (1994) indica que una proporción significativa de trabajadoras (cercana al 80%) señaló que el frío y la humedad eran excesivos y el 95.6 % declaró que los pisos estaban permanentemente mojados y resbaladizos. Estos factores las exponen a malestares como entumecimiento de manos, entumecimiento general y estados gripales/estornudos, declarados por un tercio de las mujeres aproximadamente. Además, padecen de enfermedades asociadas al frío, al hielo y al agua como cistitis (38.4% de las mujeres) síndrome de Raynaud (26.4%), manos violetas (25.2 %), reumatismo (2 1.6 %) y afecciones respiratorias. Duhart y Weinstein (1991) encuentran prevalencias mayores aún. El 57 % y el 67% de los trabajadores de conservas y congelados respectivamente sufren resfríos

repetidos y el 25 % y el 30% respectivamente sufren de reumatismo. El escurrhiento permanente de agua predispone a caídas que exige el uso de botas de goma, las que a su vez provocan el desarrollo de hongos en los pies.

El estudio de Vera et al (1993) revela resultados similares. Detecta entre las trabajadoras de congelado y empaque la presencia de cistitis y artritis, pero además en sus relatos las mujeres mencionan con frecuencia problemas dermatológicos derivados de alergias e infecciones, producto de pinchazos de espinas. Díaz et al (1994) señala que un 41 % de las mujeres entrevistadas sufre de diversas manifestaciones de dermatitis asociadas al frío, al trabajo permanente con agua, a los desinfectantes que se le agregan al agua y a las heridas provocadas por las espinas. Duhart y Weinstein (1991) destacan además los riesgos de corte por hojalata o atrición de manos en la correa transportadora en la sección de envasados (en la que trabajan hombres y mujeres) y riesgo de quemaduras en la de cocción..

El ruido excesivo también aparece como uno de los principales problemas en la industria pesquera. En las plantas conserveras supera con creces los máximos niveles permitidos (Duhart y Weinstein, 1991). El 66.4% de las trabajadoras señaló que el mido era excesivo en el lugar de trabajo, el 14.6% tenía dificultades para escuchar y el 28.7% había experimentado disminución de la audición desde que trabajaba en la industria pesquera (Díaz et al, 1994).

Sin embargo, los problemas de salud más frecuentes se relacionan con los dolores musculares asociados a un deficiente diseño de los puestos de trabajo. En las conserveras, el proceso de trabajo ha tendido crecientemente a la automatización y a la parcelación de las tareas. En esta industria y en las plantas de congelados se trabaja habitualmente en cadena de producción, por lo general de pie en situación de poca movilidad. La altura del plano de trabajo sin diseño ergonómico exige desempeñar la labor subido a una pasarela (con riegos de caídas) o bien flectando constantemente el tronco. En algunas empresas más modernas se han instalado

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barandas para evitar caídas y las pasarelas son de material antideslizante (Duhart y Weinstein, 1991).

Según Díaz et al (1994), una proporción muy alta de trabajadoras (39%) declara sufrir de lumbago, de várices (36.2%) y de tendinitis (el 19.7 %).. La proporción de mujeres con várices y tendiitis es mayor que en cualquier otro sector de trabajadoras según los estudios realizados en el CEM, y similar a la que se da en el sector de trabajadoras frutícolas temporeras de la uva (Medel y Riquelme, 1994). Las trabajadoras evaluaron su postura habitual en el trabajo como incómoda (el 71.9%), cansadora (el 94..3 %) y forzada (el 76.9%). De tres estudios previos realizados por el CEM (en la fruticultura, industria de la confección, trabajo a domicilio), en este sector se encontraron las calificaciones más negativas.

Es importante destacar que una proporción importante de las trabajadoras declaró sufrir siempre o frecuentemente dolor de ovarios (37%) y molestias urinarias (13.4) lo cual debería alertar respecto a las condiciones de frío que rodean el ambiente de trabajo y probablemente respecto a la posición de pie en que se desarrollan las actividades, lo cual define un contexto muy hostil para este sector de trabajadoras.

Las precarias condiciones de empleo en este sector se expresan también en la percepción de las mujeres de sentirse excesivamente agotadas, lo cual se manifiesta en enfermedades conocidas por su origen tensional. Estas son neurosis, gastritis y úlcera declaradas por el 36.3%, el 23.9% y el 25.6% de las mujeres respectivamente (Díaz et al, 1994). Duhart y Weinstein confirman en parte estos resultados señalando que, en general, los trabajadores tienen una percepción de cansancio crónico y de peligrosidad de su actividad. Los trabajadores de conservas y congelados (mayoritariamente femeninos) consideran que sus principales problemas son los bajos salarios, la peligrosidad de la labor y el trabajo cansador. Se destacaron además otros problemas como la monotonía de algunas tareas, malas relaciones con la

administración, maltrato de los supervisores (gritos e insultos), falta de claridad en el pesaje y cálculo de las planillas de pago, y la excesiva vigilancia de los guardias de seguridad a la salida de las industrias para controlar posibles robos (Duhart y Weinstein, 1991), todo lo cual genera un ambiente de trabajo con una elevada carga de tensión.

Como ocurre con muchas otras mujeres trabajadoras, la jornada laboral se prolonga en el hogar. Pertenecen a familias con escasos recursos económicos por lo que el trabajo doméstico se realiza en condiciones muy restrictivas y recae básicamente en ellas.. El 35..6% de las mujeres trabaja en su casa dos horas diarias en tareas domésticas, el 20% debe dedicarse a esas tareas durante tres horas diarias y el 42.5 % cuatro horas o más. Esta carga de trabajo se agrega a las ya agobiantes propias del trabajo remunerado, afectando indudablemente su estado de salud integral y muy particularmente su nivel de agotamiento y estrés. Será difícil lograr una visión real de la relación entre trabajo, género y salud si no se integra al análisis las condiciones de vida y trabajo extralaborales.

D. Las mujeres en el sector agrícola

Un problema reconocido en nuestro país y en la literatura internacional es la subestimación en las estadísticas del empleo agrícola debido a sus características de estacionalidad y a las dificultades de medición, incluso cuando se utilizan instrumentos específicos para ello. Los estudios del sector estiman que los temporeros frutícolas que laboran en los valles entre la Tercera y la Séptima Región alcanzan a un cuarto de millón de personas. Se estima también que el 52% de ellos son mujeres, cifra que bordea~ía las 125 000 temporeras (Venegas, 1992).. A estas aproximaciones habría que sumar el aumento en los últimos años de plantaciones de nuevos cultivos en el sur del país, fundamentalmente las variedades denominadas "berries" , y el crecimiento de las superficies hortícolas regadas con agua de pozo de la Región Central.

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Los estudios revisados para identificar las condiciones de trabajo del sector de trabajadoras estacionales de la agricultura son los siguientes:

- Investigación de Medel y Riquelme (1994) sobre condiciones de trabajo y salud a una muestra de 300 trabajadoras de dos regiones del país ..

- Diagnóstico realizado por el SERNAM (1995) en ocho regiones del país elaborado pos Araya y Latorre, sobre situaciones laborales y familiares de las trabajadoras para precisar la necesidad de programas estatales de cuidado infantil.

- Información por sexo sobre los casos denunciados del período 1996 y 1997 del Programa de Vigilancia de Intoxicaciones por Plaguicidas. Se registra el tipo de accidente, la actividad de la persona, la edad, el sexo, la ocupación, la calidad contractual, el origen de la notificación, y el destino posterior a la atención del paciente (Instituto de Salud Pública, 1997; Benavente y Molina, 1998).

- Estudio preliminar sobre mujeres que abortaron en comunas agrícolas de la Sexta Región en el período 1993 y 1994, realizado por Molina y Videla del Instituto de Salud Pública. Se hizo una encuesta a las mujeres (32 casos) que presentaron abortos espontáneos, diagnosticados en los hospitales locales de San Vicente de Tagua Tagua, Peumo y Pichidegua, VI Región.

- Informe de la Dirección del Trabajo sobre los resultados de una encuesta a predios agrícolas sobre uso y manejo de plaguicidas realizada en las regiones Quinta, Sexta, Séptima y Metropolitana, preparado por Parra (1996). La encuesta se hizo en 1993 a 213 predios agrícolas donde se cultivaban hortalizas, remolachas y frutales, además de packing industriales. Se recoge información sobre el tipo de plaguicida utilizado, el cumplimiento de condiciones de trabajo y medidas de prevención. Con el conjunto de variables, el autor construye un

indicador del nivel de riesgo de las empresas encuestadas.

Los resultados de las investigaciones y estudios citados dan cuenta de numerosos problemas de condiciones de trabajo de las trabajadoras estacionales, ya sea por incumplimiento de la legislación y10 por ausencia de medidas de prevención, que repercuten en el estado de salud de las trabajadoras. Entre los más relevantes se mencionan las jornadas extensas, problemas de contrato, falta de alternativas laborales en invierno, bajos salarios, problemas de salud y exposición a plaguicidas. Las trabajadoras que laboran en el huerto tienen una jornada de trabajo entre 8 y 10 horas, en tanto en elpacking la jornada se concentra entre las 10 y 16 horas diarias. Durante la temporada alta suelen trabajar sábado y domingo. La forma de pago más común de las trabajadoras de huerto es por día o jornal diario; en cambio en el packing lo más frecuente es el pago a trato o a destajo, por kilo, por caja, limpia o embalada. En la temporada de packing no hay límite de jornada: se trabaja hasta terminar el proceso de limpieza y embalaje de toda la fruta que llega de los predios (Medel y Riquelme, 1994). Estos datos de jornadas extensas frecuentes en el packing coinciden en todos los estudios del sector (ver, Venegas, 1992; SERNAM, 1995).

Respecto de la relación contractual, en algunos estudios se menciona un alto cumplimiento en dicha materia: 83% de la muestra tenía contrato de trabajo y descuentos previsionales. En cuanto al tipo de contrato, el más frecuente es por faena, ya que del total de trabajadoras que declararon tener contrato, el 79% era de esta modalidad (Medel y Riquelrne, 1994). Al parecer el sector de la uva de mesa en estas regiones estudiadas cumple con la formalidad del contrato de trabajo en la mayoría de los casos, suponiéndose que la informalidad es más frecuente en predios pequeños y en las actividades hortícolas. Al respecto, el diagnóstico de las ocho regiones da cuenta de un gran malestar expresado por las temporeras en los encuentros debido la inexistencia de contrato de

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trabajo, firma de contratos en blanco y "contratos brujos" (SERNAM, 1995).

El trabajo de huerto y packing es calificado por las trabajadoras como cansador y las posturas como incómodas y forzadas.. La jornada completa se hace de pie y con pocas pausas de descanso; en el huerto se trabaja sobre un banquillo que hay que trasladar constantemente de planta en planta.. Sostener esta postura con los brazos por encima de la cabeza demanda mayores esfuerzos de energía. En el packing también se trabaja de pie, a un acelerado ritmo, con un constante movimiento de manos y brazos lo cual exige esfuerzos especiales a la musculatura dorsal y del muslo. Ambas posturas se consideran nocivas en actividades motrices fmas (Medel y Riquelme, 1994).

Las encuestas revelan poco descanso: una a dos pausas en la jornada de 8 horas en el huerto, y una a dos pausas en la jornada extensa que realizan en el packing. De acuerdo a estudios especializados, tanto el número de pausas como su duración (alrededor de 15 minutos en el huerto y media hora en el packing) serían insuficientes para la recuperación de la fatiga por sobreesfuerzo muscular. A esto se agrega la jornada doméstica que realiza la mayor parte de las mujeres: el 67% de la muestra dedica a ello de 2 a 4 horas cada día. Durante la temporada de trabajo la percepción de no parar de trabajar a ninguna hora es muy alta entre las temporeras.. El 54 -3 % declaró que no descansaba ninguna hora al día salvo las horas de sueño nocturno (Medel y Riquelme, 1994).

Entre los aspectos de la organización del trabajo que se mencionan como más molestos se encuentran las largas jornadas, el maltrato de los jefes y supervisores y la falta de descanso durante la labor, los bajos salarios y la inestabilidad laboral que se expresa en un alto temor al despido (Medel y Riquelme, 1994). El diagnóstico de las ocho Regiones menciona que en varias de ellas los salarios no se han reajustado en los dos últimos años y que los descuentos previsionales estarían declarados pero impagos en los organismos pertinentes (SERNAM, 19%) ..

Todos los estudios revisados observan el incumplimiento frecuente de condiciones básicas de infraestructura y medidas preventivas de higiene y seguridad tales como escasez de baños, especialmente en el huerto, ausencia de comedores y falta de agua potable en el huerto (Medel y Riquelme, 1994; SERNAM, 1995). Otro de los infames menciona que en empresas calificadas de alto riesgo -por la peligrosidad de los plaguicidas usados- se encontró que un 32..3 % no disponía de agua potable, el 30.6% no cuenta con servicios higiénicos y el 46% no cuenta con vestuarios (Parra, 1996).

Entre las condiciones ambientales de trabajo se alude como factor de malestar el frío excesivo en las mañanas en el trabajo de huerto y el calor intenso en verano, además de la exposición a plaguicidas tanto en el huerto como en el packing. Los estudios consultados coinciden en la alta exposición a plaguicidas en ambos puestos de trabajo.. Las mujeres trabajan sin protección y el estudio del CEM revela un gran desconocimiento de las trabajadoras sobre el tipo de plaguicidas utilizado en los lugares de trabajo, lo cual es indicativo de la escasa preocupación de los empleadores por informar adecuadamente al personal. Un tercio de las trabajadoras tuvo problemas de salud provocados por plaguicidas. Entre los síntomas más frecuentes se mencionan: dolores de cabeza, de estómago, vómitos, náuseas, ahogos, bochornos, sensación de desmayo, mareos, escalofríos. Otros malestares asociados al contacto con sustancias tóxicas son los problemas de la piel, problemas visuales y respiratorios (Medel y Riquelme, 1994). Entre los riesgos a la salud que producen los plaguicidas los más temibles son los efectos teratogénicos y mutagénicos, que se han dado a conocer en varios estudios internacionales, y en Chile por estudios en la VI Región (Mella, 1990) ..

En la encuesta de la Dirección del Trabajo se encontró que en 41.7% de los predios se emplean productos altamente tóxicos y una parte importante de éstos usaba plaguicidas de una peligrosidad extrema. Debido a la importancia del cumplimiento de las medidas sanitarias y de

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prevención que se debe tener en el manejo seguro de estos productos, el autor elaboró un indicador para medir el grado de riesgo de las empresas.. Entre los criterios considerados están: jornada mayor de 48 horas, equipo de protección personal incompleto, incumplimiento de medidas sanitarias, inexistencia de Comité Paritario, inexistencia de Reglamento Interno, no se respetan los períodos de reentrada, los aplicadores carecen de capacitación y los productos no se encuentran debidamente etiquetados. La clasificación dio como resultado que el 63 -4 % de los predios presentaban un nivel de riesgo alto, debido al escaso cumplimiento de todo el conjunto de normas (Parra, 1996).

Por otra parte, los resultados de la Red MINSAL, Instituto de Salud Pública y Centros de Salud mencionada reporta para el año 1996 un total de 573 intoxicaciones notificadas, siendo de origen laboral el 69% de ellas. Al analizar por sexo la información, se obtuvo un total de 186 intoxicaciones de origen laboral en mujeres, que representan el 72.1 % del total de intoxicaciones de mujeres. Se trata principalmente de trabajadoras con contrato temporal, signadas en la ficha de identificación como obrera agrícola, obrera frutícola, u obrera de la fruta industrial. Las edades de las afectadas van de 14 a 56 años, concentrándose el 75.5 % de los casos en el tramo que se considera de edad reproductiva, entre los 20 y 40 años. Entre las actividades desempeñadas al momento de la intoxicación se mencionan: aplicadoras (10 casos), recolectoras (49 casos) y en el rubro "otra" (1 12 casos). En esta última categoría podrían estar consideradas las trabajadoras de packing, entre otras ocupaciones. Para el año 1997, la Red registró un aumento de las notificaciones llegando a 636 casos, de los cuales 289 corresponden a mujeres. Del total de casos de mujeres, el 70% son intoxicaciones de origen laboral. Las intoxicaciones se atienden mayoritariamente en organismos públicos (consultorios y hospitales), no obstante que en ambos años más del 70% de los casos pertenecían a empresas afiliadas al sistema Mutual.

Otra mirada al problema de la exposición a plaguicidas la aporta un estudio preliminar sobre abortos espontáneos en la VI Región.. Las investigadoras remarcan que las personas y los cultivos en el valle estudiado ocupan espacios muy cercanos, por lo que existe la posibilidad de contaminación de suelo, aire y cursos de agua.. Ello indicaría que la contaminación afecta a toda la población residente y no sólo a las personas que trabajan en la agricultura, aunque estos últimos estarían doblemente expuestos.. Las mujeres afectadas se encuentran en el tramo de edad entre los 21 y los 30 años, con una edad media de 27.9 años. El 34% de ellas declaró trabajar fuera de la casa y de ellas el 63.6 % lo hace en la fruta. Es probable que este porcentaje sea mayor puesto que muchas mujeres trabajan sin contrato o declaran que no trabajan ante los servicios de salud, para acceder a la atención sin costo en calidad de indigentes. Los puestos de trabajo más frecuentes que se declaran son: raleadoras, desbrotadoras, embaladoras, cortadora y seleccionadora de fruta, puestos de trabajo que se caracterizan por la posición de pie y trabajo minucioso (Molina y Varela, 1995).

Entre las formas de exposición a plaguicidas se consideró como antecedente vivir cerca de una plantación y10 haber sido testigo de aplicaciones. El 100% de las mujeres que trabajan en la fruta declaró haber estado expuesta a plaguicidas y del total de mujeres entrevistadas, un 28 % declaró haber sido testigo de aplicaciones cerca de su casa (Molina y Varela, 1995).

La revisión estadística de los últimos 13 años dio cuenta que la relación de abortos espontáneos/partos atendidos en los tres hospitales locales es mayor que la que se registra en el hospital regional. Consideran las autoras que si bien el estudio no arroja elementos concluyentes sobre los posibles efectos adversos en el embarazo de mujeres expuestas a agroquímicos, reafirma la necesidad de avanzar otras etapas de estudio que permitan mejorar el conocimiento del problema. Un futuro proyecto de investigación de Molina se centrará en el estudio de las alteraciones menstruales en trabajadoras agrícolas como efecto reproductivo

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adverso, ya que según explica los efectos de los plaguicidas deben entenderse como una pirámide donde en el vértice se ubicarían las malformaciones y en la base estarían las alteraciones menstruales.

El trabajo de la agricultura se asocia también a otros problemas de salud. Los malestares más frecuentes que mencionan las temporeras son dolores osteoarticulares, dolores de cabeza y excesivo agotamiento.. Medel y Riquelme (1994) señalan que entre las enfermedades percibidas con mayor frecuencia se encuentran las várices (44.7%), disminución de la visión (43 %), lumbago (42 .. 7 %), dermatitis (35 -7 %), neurosis (35.7 %), problemas menstruales (33 .. %), problemas renales (28 -7 %), hipertensión (28 %), lesiones por esfuerzo repetitivo (25%), úlcera (2 1.7 % ) , disminución de la audición (20.7 %) y gastritis (20 %). Estos resultados coinciden con otros diagnósticos de percepciones de salud..

El carácter estaciona1 del trabajo agrícola tiene consecuencias en el estado de salud de las trabajadoras. Durante el periodo de ocupación las tensiones del doble rol, las largas jornadas y el agotamiento aumentan los niveles de estrés.. Síntomas como taquicardia, dolor de cabeza y agotamiento disminuyen notoriamente en el período de cesantía invernal, pero aparecen las "enfermedades del desempleo" : aumentan en forma significativa los malestares psicológicos y los trastornos del sueño (Medel y Riquelme, 1994).

E. Empleadas del sector público

Sólo se pesquisaron tres estudios sobre condiciones de trabajo de funcionarios de la administración pública. En estos estudios se incluye como parte de la muestra a personas que ocupan cargos ejecutivos o que forman parte de los estamentos profesionales de los servicios estudiados. El análisis se centra, sin embargo, en su condición de empleado público y no de ejercicio específico de su profesión, por lo que parece válido incluirlos en este grupo. Estos estudios son los siguientes:

- Estudio preparado por Campusano y Lagarrigue para el SERNAM en 1992, con el propósito de conocer los problemas identificados por las trabajadoras vinculados al hecho de ser mujer, reconocer los significados del hecho de trabajar en la administración pública, reconocer las demandas actuales y emergentes a ser recogidas por el SERNAM en su implementación de políticas y explorar el conocimiento y percepción de SERNAM. Se utilizó una metodología cualitativa de análisis de discurso y de grupo de discusión.. Profundiza poco en las condiciones de trabajo y no aborda temas de salud, centrándose más en el análisis de dimensiones subjetivas de las mujeres con relación a su condición de trabajadora de la administración pública.

- Estudio realizado para el Ministerio de Salud por el Colectivo Mujer, Salud y Medicina Social (COMUSAMS , 1996), que se propone disponer de información actualizada sobre la situación del personal de los Servicios Públicos de Salud. Aborda los ámbitos socio-familiar, socio-laboral y la situación de salud, destacando particularmente una de las características principales de estos servicios: la alta proporción de mujeres que trabajan en ellos (66% de un total que supera las 65 mil personas). Se define como una investigación de carácter descriptivo sobre la base de una muestra de 2 692 trabajadores -1 379 mujeres y 1 313 hombres- pertenecientes a 12 Servicios de Salud.

- Investigación de Bustamante, Echeverría y Parra realizada en 1990, con el propósito de conocer y evaluar las condiciones en que se encontraba el Servicio de Tesorerías y mejorar las condiciones de trabajo de esos funcionarios.. Se tomaron como unidades de análisis la Tesorería General y la Región Metropolitana en Santiago, la Tesorería Regional del Bío-Bío y la Tesorería Provincial de San Fernando. Se hicieron entrevistas individuales y colectivas, observaciones a las dependencias del Servicio y una encuesta individual autoadministrada que complementó la información anterior. Se

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analizaron los 82 expedientes de los accidentes ocurridos en los últimos cinco años y 4 276 licencias médicas para reconstruir el perfil patológico de los trabajadores. En 1990, la dotación del personal para todo el país era de 1 137 funcionarios.

l . La relacwn mujer-irabajo en la administración pública

El estudio de Campusano y Lagarrigue (1992) se realiza sobre la base de una muestra de mujeres que trabajan en distintas reparticiones públicas y en distintos segmentos: administrativo, técnico y de profesionales. Por ello, sus conclusiones sólo dan cuenta de rasgos muy gruesos respecto a algunas condiciones de trabajo en los servicios del sector público. Se destaca como resultado de este estudio la positiva valoración femenina de varios aspectos del trabajo, entre éstos las mujeres -particularmente del segmento administrativo- señalan que el horario de trabajo les facilita la compatibilización de tareas domésticas con trabajo remunerado, al concluir la jornada diaria entre las 17.15-17.30 horas. Emerge como un problema significativo para las mujeres entrevistadas, la tensión que se genera entre los roles de trabajadora y de esposa- madre y las consecuencias sobre su salud física y mental: cansancio que se arrastra, culpabilidad que genera la sensación de no cumplimiento o cumplimiento deficiente de las tareas domésticas y el sacrificio que implica el doble trabajo. Dicen que "esa carga también significa una importante limitación en el desarrollo laboral, ya que resta disponibilidad y deteriora la imagen de la trabajadora" .

Otro de los beneficios más significativos de trabajar en la administración pública señalado por las mujeres es la existencia de sala cuna y jardín infantil, que devienen en una condición para que ellas puedan trabajar. Sin embargo, se destaca una gran heterogeneidad entre los distintos servicios con relación a la disponibilidad de salas cunas y jardines, a la capacidad para absorber toda la demanda y a la calidad que éstos prestan.

De sus demandas, las más significativas se relacionan con la necesidad de ampliar los servicios destinados al cuidado infantil y de crear además centros de atención para niños en edad escolar. Para el personal de planta otro aspecto positivo es el beneficio de la ley sobre inmovilidad funcionaria y una cierta imagen de solidez del Estado, lo cual genera una sensación de seguridad, de estar amparado. Este es uno de los principales motivos de reivindicación del personal contratado. También son muy valoradas positivamente por las mujeres entrevistadas las relaciones jerárquicas con los jefes, marcando una diferencia con respecto a lo que sucede en la empresa privada. Se proyecta una imagen de adversidad del mundo no público (Campusano y Lagarrigue, 1992).

El mismo estudio destaca, entre los aspectos negativos, las remuneraciones que constituyen uno de los puntos críticos del trabajo porque hay un total consenso de lo bajo que son los sueldos y salarios en la administración pública. Sin embargo, ésta es una condición que está asumida como tal por las mujeres, quienes además expresan que las bajas remuneraciones se compensan con otras ventajas que ofrecen los servicios como salas cunas, jardines infantiles y horarios de trabajo.

Asimismo, las autoras señalan que el tema de la carrera funcionaria es visto como el punto más crítico de las condiciones de trabajo, revelándose irregularidades y altos niveles de insatisfacción frente a muchos aspectos de esta condición. La percepción central frente a este tema es que "la carrera funcionaria no se respeta". La contratación de nuevos funcionarios en grados más altos que quienes están en la planta funcionaria es una de las causas importantes de la percepción de este cambio, generando altos niveles de insatisfacción. Otra queja de los funcionarios respecto de su ambiente laboral es la carencia de casinos o comedores, demandándose que se habiliten espacios de adecuada calidad. Así también se solicitan servicios higiénicos limpios y apropiados.

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2. Perfil de los írabajadores públicos de salud desde una perspectiva de género

El estudio de COMUSAMS (1996) sobre el sector público de salud profundiza en el análisis de condiciones de trabajo y salud, integrando a la noción de trabajo las tareas y responsabilidades domésticas. Sus resultados destacan que el 40 % de las mujeres entrevistadas son jef'as de hogar, superando los promedios nacionales. Diariamente deben realizar un número importante de horas de trabajo doméstico: el 35% destina entre 2 y 3 horas diarias a dicha actividad y el 43 % destina a la misma más de cuatro horas cada día. Los hombres también declaran dedicar algunas horas diarias al trabajo doméstico, pero en bastante menor proporción que las mujeres. Los profesionales son quienes menos horas trabajan en las casas, especialmente los hombres. Las mujeres técnicas y auxiliares se hacen cargo de un promedio de 4-6 horas de labores domésticas durante la semana, evidenciándose una doble jornada entre 12-14 horas de trabajo aproximadamente.

A diferencia del caso anterior, la jornada de trabajo de estos trabajadores aparece como más extensa y sujeta de manera regular a trabajo extraordinario. El 65% de las personas realiza algún tipo de horario extraordinario; es decir, están adscritas a una jornada que excede la normal. No se contratan reemplazantes para cubrir turnos que otros no hacen debido a vacaciones, licencias u otro tipo de permisos. Las autoras señalan que estas cifras sugieren un déficit de personal.

Por otra parte, un porcentaje importante del personal, especialmente los hombres, realiza otro trabajo remunerado, o sea, en su mayoría trabajan bastante más de 8 horas diarias de trabajo. En este panorama, las mujeres por la extensión y sobrecarga del trabajo doméstico están aún más afectadas.

Sólo un 40% de mujeres y hombres respectivamente reconoce la existencia de lugares de descanso en sus lugares de trabajo, y alrededor de un 55 % admite contar con lugares adecuados para alimentarse.

El clima laboral es percibido en términos preferentemente positivos por la mayoría de la planta, aunque una proporción importante lo evalúa como negativo. El 8 % de mujeres y 5 % de hombres señala haber sido víctima de acoso sexual. Esta cifra aumenta entre grupos con mayor nivel de instrucción y mayor libertad e independencia de opinión..

Se revela que el personal ha sufrido gran cantidad de problemas de salud el último año. Muchos de ellos son los típicamente asociados al estrés, siendo el cansancio excesivo el problema más señalado tanto en hombres como mujeres: cansancio (73..6% de mujeres y 60% de hombres), insomnio (34.6 % de mujeres y 28 .. 9 % de hombres), jaqueca (57.8% de mujeres y 37.8 % de hombres), problemas de memoria (42.6% de mujeres y 32.5% de hombres), nerviosismo (65.5 % de mujeres y 55.2% de hombres), depresión (40.6% de mujeres y 26..8 % de hombres), angustia (46.. 1 % de mujeres y 28.7% de hombres), gastritis (37.7% de mujeres y 34.4 % de hombres), colon y acidez (32.4 % de mujeres y 16..2% de hombres).. También se revela una alta presencia de enfermedades musculares, lumbago, várices y tendinitis.

Alrededor de la mitad del personal tuvo licencia médica durante el último año, siendo éstas porcentualmente más altas en las mujeres. Hay una alta tasa de accidentabilidad laboral de las mujeres en los últimos 5 años (18%). Se podría pensar que la causa radica precisamente en las diferencias de género asociadas por ejemplo a la fatiga, estrés laboral y doble jornada de trabajo, condiciones que no sólo son productoras de enfermedades del trabajo sino que estarían posibilitando que las mujeres se accidenten más. Sin embargo, éstas registran menos licencias por enfermedad o accidente común que los hombres..

El estado de la salud del personal es señalado como más deficitario en las plantas técnica, administrativa y auxiliar, lo que tendría una directa relación con el nivel de ingreso económico. El comportamiento del personal ante la enfermedad es, en general, bastante pasivo. Sólo alrededor de la mitad del personal consulta

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a un médico cuando se enferma.. El resto se automedica, usa plantas medicinales, consulta a otros funcionarios o recurre a prácticas de la medicina alternativa..

3. Condiciones de trabajo en el Servicio de Tesoreríus

El estudio referido a los funcionarios del Servicio de Tesorerías (1990) se define en torno a un grupo específico de trabajadores del sector público, que realiza su trabajo bajo condiciones relativamente homogéneas. El estudio describe la situación general del sector, problemas del espacio de trabajo y del puesto de trabajo, la situación en provincia y el perfil de salud de los funcionarios. Aún cuando las estadísticas informan que en el sector de servicios labora una proporción muy alta de mujeres, este trabajo no consideró la variable sexo como una categoría relevante de análisis, con excepción de la sección relativa a salud. No entrega información respecto a la composición por sexo de la muestra, ni a los puestos de trabajo ocupados por mujeres y hombres ni a la exposición diferencial a riesgos en el trabajo.

Entre los problemas generales se destaca como crítico y agobiante el relativo a las bajas remuneraciones, que constituía la principal preocupación de los trabajadores en 1990. Esta no se limita al problema de los bajos salarios líquidos, sino también se relaciona con el sueldo imponible que es el que determina el monto de la jubilación.

Otro problema muy relevado por los trabajadores es la falta de capacitación que conlleva el riesgo de la parcelación del trabajo. La falta de visión y participación del conjunto es poco gratificante para el trabajador y un trabajo muy parcializado requiere importantes mecanismos de control sobre la ejecución de cada una de las etapas del proceso.. Los medios de trabajo son escasos, antiguos o incompetentes: máquinas de escribir, calculadoras. La falta de medios de trabajo es una constante y afecta al conjunto de las actividades que se realizan.

Al igual que la percepción que manifiestan los trabajadores de los Servicios de Salud, los funcionarios del Servicio de Tesorerías estiman que la carga de trabajo es excesiva (35.2 %) o que su jornada es intensa. Un 26 % trabaja entre 11 y 12 horas diarias. La mayoría dice sentir que no puede tomar decisiones propias (sobre el 60%), que trabaja muy presionado y fuertemente vigilado (42.1 %).. Los resultados revelan que el grupo de digitadores (puesto de trabajo ocupado principalmente por mujeres) tiene las peores percepciones: el 55 % se siente muy presionado por el trabajo, el 85% percibe que no puede tomar sus propias decisiones y el 65 % se siente muy vigilado.. Las relaciones contractuales al interior del Servicio son muy diversas lo que genera tensiones a nivel de las relaciones humanas, erosiona el sentido de pertenencia y segmenta el grupo laboral, creando distintas categorías de trabajadores.

Al momento de realizarse el estudio, no se conocían en Tesorería actividades de prevención en Higiene y Seguridad. No existía un encargado de velar por el cumplimiento de las normas de condiciones sanitarias mínimas en los lugares de trabajo, había escasa vigilancia y control de la contaminación acústica, del diseño de los puestos de trabajo, de la distribución de espacios físicos y de la mantención de vías de escape, entre otras materias ..

En lo que respecta al espacio de trabajo, la iluminación, la ventilación y la temperatura ambiental son fuente de quejas reiteradas. Producto de la observación del espacio de trabajo, se constata la presencia de papeles acumulados y riesgos eléctricos visibles en el local, lo que se relaciona con peligro de incendio. Los pisos reflejan un deterioro general con alfombras en mal estado, cubrepisos de goma defectuosos y pisos irregulares. Llama la atención la superposición de espacios de trabajo que se traduce en hacinamiento, falta de privacidad para grupos que realizan tareas distintas y dificultades para la circulación. Tanto por su ubicación como por su orientación el edificio de Tesorerías se expone a problemas de ruido y luz, dos factores que pesan

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negativamente sobre el trabajo de una oficina. Los autores señalan que la iluminación emitida por las fuentes de luz está muy por debajo de la recomendación internacional para oficinas y que el ruido alcanza niveles preocupantes. Particular atención tienen estos hallazgos si se comparan con los síntomas percibidos por los funcionarios, en que problemas visuales y auditivos alcanzan cierta relevancia.

Más allá de los problemas generales, los trabajadores enfrentan riesgos específicos de sus puestos de trabajo. Nos referiremos en forma particular a los de analistas de ventanilla, de digitadores y de validadores, que probablemente son desempeñados en proporción importante por mujeres. Los primeros ubicados en hilera tras una cortina de vidrio atienden público en el hall central del edificio. Desde el punto de vista de la organización del trabajo, sus principales problemas son la intensidad de la jornada laboral debido a la atención permanente de público; inexistencia de pausas programadas durante la jornada y falta de capacitación. Su puesto de trabajo presenta serios problemas de diseño. El analista trabaja en una silla alta, dura, inadecuada a la actividad que debe desempeñar durante el día, además en mal estado. El espacio de trabajo es reducido y los instrumentos que utiliza están muy mal ubicados siendo muy poco funcional su ubicación con relación a los brazos, las manos y los ojos del operador. El frío en invierno es excesivo, no logrando compensar con estufas el aire helado que penetra por las puertas de acceso al edificio.

Los digitadores se encargan de ingresar al sistema computacional toda la información que los contribuyentes entregan a Tesorerías. El trabajo no se detiene durante las 24 horas del día, para lo cual hay tres turnos fijos de 35 a 40 personas que trabajan de lunes a viernes. Es un trabajo pesado, monótono, que posee nulas posibilidades de especialización. La calificación que requiere es mínima y en la práctica son meros escribidores a máquina, sólo que con pantalla. Es uno de los grupos que sufre más directamente los problemas del local de trabajo y de diseño del puesto.. Las mesas reflejan la luz,

no consideran las diferencias de estatura del personal y los teclados de digitación son inadecuados porque no son para carga masiva. Los digitadores opinan que su carga de trabajo ha aumentado en los últimos tres años y expresan su preocupación por el control del rendimiento, que es individual, no colectivo. Lo que más desean es dejar de digitar e ingresar a la planta administrativa, de la cual hoy no forman parte.

Los validadores deben revisar los errores de ingreso de la información. Comparten el espacio físico de los digitadores, realizan labores monótonas y mecánicas y actúan sobre un mismo objeto de trabajo, que es el material de digitación. Es un trabajo que exige mucho esfuerzo visual y concentración. Se realiza todo el día con luz artificial y expuestos al ruido permanente de los teclados de los digitadores. La ventilación es insuficiente y el polvo se acumula entre las m a s de papeles. Trabajan en dos turnos repartidos entre las 8:20 y las 19:30 horas.. Utilizan los mismos escritorios que los digitadores, por lo que no hay posibilidad de tener una mínima privacidad.

Para conocer las enfermedades y los daños a la salud más frecuentes de los funcionarios de Tesorerías se aplicó una encuesta individual y se realizó una revisión y procesamiento del registro de licencias médicas y de los expedientes de accidentes en actos de servicios. Los síntomas percibidos por los funcionarios se pueden delimitar en tres grandes esferas: síntomas oculares, dolencias musculares y molestias sicológicas y psicosomáticas. Los dos primeros grupos de molestias son típicos del trabajo en oficinas, que exige concentración, con riesgo de fatiga visual y que involucra permanencia de muchas horas en posición sentada. El tercer grupo de dolencias supera el 50% de los casos en dos síntomas: dolor de cabeza y acidez. El estudio llama también la atención sobre la recurrencia de la sensación de pies hinchados, lo que se relaciona con posiciones incómodas y10 trabajo de pie, a lo que se suma la sensación de mareos y dificultad para escuchar. Con relación a las enfermedades se perfilan dos grupos: por una parte diagnósticos sicológicos (estrés,

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neurosis) y psicosomáticos (gastritis, colon irritable). Por otra, el diagnóstico de lumbago.

Con relación a las licencias médicas, destaca el alto porcentaje de funcionarios que hacía uso de este derecho. El primer semestre de 1990 había presentado licencia médica el 26.8 % de la dotación actual de funcionarios. Al analizar años anteriores, se observa que se produce un aumento en el número de licencias en el segundo semestre de cada año, que los días de uso de licencias son mayores en el grupo femenino así como el promedio de días perdidos.. Las causas más frecuentes de licencias son para hombres y mujeres en primer lugar las enfermedades del aparato respiratorio (34.2% para mujeres y 26% para hombres); en orden secuencia1 para las mujeres son las enfermedades musculares (10.2 %), diarrea (8.6 %), malestares sicológicos (6.4%) diarrea, traumatismos (6.1 %) y del aparato digestivo (2.9 %). Mención aparte merecen las licencias por embarazo, enfermedades asociadas al mismo y por enfermedad de hijos menores de un año, que alcanzan volúmenes considerables, pero sin llegar a superar a las solicitadas por enfermedades respiratorias. Estos valores superan ampliamente los promedios a nivel nacional.

F. Empleadas del sector privado

En este sector se encuentra empleada una gran cantidad de mujeres, pero existen escasos estudios que den cuenta de su realidad. Se indagó en algunos sectores menos conocidos, entre ellas las auxiliares de vuelo, debido al alto porcentaje de mujeres que integra esta profesión y a la expansión en los últimos años de las empresas aeronáuticas nacionales, tanto internacional como nacionalmente. También se incluyó a grupos de empleadas mayoritariamente femeninos, como las digitadoras y el personal que trabaja en lavasecos.

l . Las auxiliares de vuelo

Alrededor del 90% de los tripulantes de cabina - las auxiliares de vuelo - son mujeres..

Aunque en Chile no se conocen estudios específicos de este sector, diagnósticos anteriores basados en información de otros países mencionan que las mujeres que trabajan en esta actividad se encuentran sometidas a diferentes riesgos. La variación de la presión barométrica puede producir alteraciones de los gases del organismo que se traducen en los siguientes cuadros clínicos: expansión de los gases gastrointestinales, barotitis media, barosinusitis, barodontalgia, sobredistensión pulrnonar neumotórax, neumomediastino y embolía aérea (SERNAM , 1992a).

El mismo informe señala que por datos obtenidos del servicio médico de una línea aérea nacional, el 10% del personal que efectúa vuelos padecía de fatiga operativa (jet lag). Asimismo, algunas auxiliares de vuelo comentan que el cansancio no se recupera con el reposo habitual, experimentan cambios de ánimo y alteraciones de su ciclo menstrual. Se indica también que estos padecimientos son tratados en clínicas psiquiátricas con curas de sueño y que las licencias médicas son cursadas a través de las ISAPRES sin que se haga registro de su origen laboral (SERNAM, 1992a).

Para ampliar la información sobre el sector se realizó una entrevista colectiva a un grupo de dirigentas de dos sindicatos de líneas aéreas nacionales, quienes señalaron que entre los problemas más frecuentes de condiciones de trabajo se encuentran los referidos a la jornada extensa, la forma de pago, los frecuentes problemas de cambio de puesto de trabajo cuando están embarazadas, el sobreesfuerzo físico y mental al que están sometidas, los malestares y enfermedades más frecuentes asociados al desempeño de la labor, problemas de acoso sexual y a veces de mal trato de pasajeros hacia el personal, entre otros.

Entre las auxiliares de vuelo existe un escalafón, diferentes grados y responsabilidades de los puestos de trabajo, rangos de ocupación que varían en cada empresa. La capacitación para la función la reciben de la empresa y todos los años participan en cursos de formación y actualización. La Dirección de Aeronáutica

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otorga una licencia que debe ser renovada cada de los nuevos requerimientos, por lo cual se año.. La mayor parte del personal tiene contrato sobrecarga de trabajo al personal. indefinido y la planta de personal es estable. Una Entre los problemas de salud mencionados de las empresas cuenta además con personal que por las auxiliares de vuelo están los dolores de trabaja en forma temporal cuando aumentan los cintura y espalda, dolores de manos y brazos, vuelos. Este personal también es formado por la compañía para tales efectos y debe cumplir con una cantidad de horas de vuelo al año para mantener vigente la licencia.

El salario se compone de un sueldo base más las horas de vuelo. Ambos montos varían de acuerdo al grado en el escalafón. Por grado y número de horas de vuelo, los salarios son variables entre el personal de azafatas. Ocurre además que de un mes a otro una misma persona puede experimentar grandes fluctuaciones salariales que son motivo de frecuente preocupación. Entre los problemas de salarios se encuentra el no pago de horas trabajadas cuando por razones técnicas o climáticas el avión cancela el vuelo. El tiempo de horas de vuelo, que se contabiliza para efectos de pago, es la suma de horas y minutos entre el despegue y el aterrizaje de la máquina. Numerosos problemas ocurren los días que no sale el vuelo (por razones climáticas, de visibilidad, etc.) puesto que la trabajadora atiende a los pasajeros el tiempo que permanecen embarcados, hasta la orden de cancelación del vuelo. Este tiempo trabajado al interior de la nave las empresas no lo pagan como hora de vuelo, a pesar que la trabajadora está cumpliendo las mismas funciones que realizaría durante el viaje. Las remuneraciones son una fuente de tensión por la forma que se construye el salario. A más horas de vuelo, más ingresos, pero mayor tiempo fuera del hogar y mayor desgaste que resiente la salud.

La jornada de trabajo puede extenderse a 16 horas seguidas y sólo después de transcurrido este tiempo se les permite descansar, pero en vuelos internacionales la jornada puede prolongarse a 22 horas continuas. En los últimos años las líneas aéreas han aumentado la frecuencia de vuelos y ha crecido también la cantidad de pasajeros, pero las dotaciones de tripulantes de cabina no han aumentado al nivel

dolores de cabeza, agotamiento o fatiga. Arrastran mucho peso cuando sirven las comidas, pero este sistema es preferible al de otras líneas aéreas que no cuentan con el carro y se cargan las bandejas en los brazos para llevarlas a los pasajeros. La tensión de atender a un número aproximado de 50 pasajeros cada una provoca malestares y enfermedades de estrés. Las subidas y bajadas con los cambios de presión barométrica afectan su organismo, lo que se traduce en mayor cansancio y dolores de columna. Se mencionan entre las enfermedades más frecuente el lumbago, várices y neurosis. No obstante, el uso de licencias es visto como un problema y las entrevistadas señalan que el personal evita declararse enferma por la merma de los ingresos.

Cuando las auxiliares de vuelo informan de su estado de embarazo quedan trabajando en tierra. La reubicación de un puesto de trabajo en las oficinas es un problema que no se ha resuelto en buena forma, ya que no hay puestos de trabajo equivalentes que puedan asumir en el tiempo de embarazo. Con frecuencia rotan de puesto en puesto, sin una determinada tarea a realizar, lo cual se percibe como un castigo por el hecho de estar embarazada. Al respecto las entrevistadas consideran que una solución para las embarazadas sería enviarlas a cursos de capacitación en esos períodos (cursos de idiomas, computación, entre otros) lo cual reportaría beneficios a la empresa y a la trabajadora. Se mencionó que una compañía aérea consideraba que las embarazadas debían permanecer en su hogar durante el embarazo. El tema del salario durante el embarazo es otro punto a revisar, puesto que al dejar de volar pierden parte de las remuneraciones que obtenían por ese concepto.

Aún cuando no es frecuente, se mencionaron algunos problemas de maltrato y prepotencia de parte de pasajeroslas con el personal de cabina. También se ha observado en baja proporción problemas de acoso sexual de parte de pasajeros

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en ciertos tramos de vuelos internos, que algunas compañías han superado colocando personal varón como tripulante de cabina.. Entre compañeros de trabajo - sobrecargos, azafatas, pilotos - en general las relaciones fueron calificadas como buenas, de colaboración y compañerismo. Sin embargo, en el último período se han presentado algunos casos de acoso sexual de pilotos hacia azafatas, uno de ellos con grave perjuicio para la trabajadora. Esta situación fue informada a la empresa, la cual ha esquivado enfrentar este problema laboral..

2. Digitadoras del sector financiero

Se encontraron dos estudios referidos al personal del sector financiero.. El primero es el realizado por Estrella Díaz (1994), cuyo propósito fue conocer el impacto en la salud laboral de un sector de trabajadores que usan tecnología computacional de punta, como digitadoras o personal de entrada de datos. La población objetivo estuvo integrada por digitadoras de empresas del sector financiero, ISAPRES y prestadoras de servicios computacionales. Se abordó el estudio a través del método Operario y se constituyeron cinco grupos homogéneos integrados por un número promedio de 10 a 12 personas cada uno.

El segundo estudio fue realizado por Frías, Lazo, Mella, Novik y Parra (1990) y se centra en el análisis del sector bancario desde las siguientes perspectivas: desempeño global del sector bancario en la economía, condiciones de trabajo y salud en las empresas y trayectoria de la organización sindical. En el capítulo de condiciones de trabajo - desarrollado por Mella y Parra - se informa sobre los resultados de 1 000 encuestas que abordan las condiciones de trabajo y salud del personal en general y por categorías ocupacionales, en el que se encuentran referencias específicas respecto al personal de digitación y secretarias, que en su gran mayoría eran mujeres.

El ingreso de datos corresponde a un tipo de empleo nuevo que en los últimos diez años ha demandado una fuerza de trabajo creciente,

debido a la introducción y difusión de tecnologías computacionales y al aumento de la competencia entre las empresas de servicios. Lo fundamental de esta tarea es el ingreso de datos a través de teclados conectados al sistema computacional, que casi siempre ocupa videoterminales.. La mayoría (80%) de las trabajadoras ejecuta sólo esa actividad. El resto la combina con lectura de documentos, escritura manual y10 atención de público.. El promedio de pulsaciones por hora es sobre 10 000. Alrededor de un 20% realiza entre 15 O00 y 20 000 (Díaz, 1994).

Respecto a la jornada laboral, en el estudio de Díaz (1994) un 58% de las digitadoras trabaja más de ocho horas diarias, lo cual excede notablemente las recomendaciones internacionales con relación al trabajo de entrada de datos, las que señalan que éste no debe sobrepasar las seis horas diarias. Hay personas que incluso realizan hasta 20 horas extras a la semana por sobre su jornada ordinaria.. Al respecto, Mella y Parra señalan que el personal de digitación en el sector bancario generalmente hace turnos, trabaja horas extras, en horarios incómodos y hasta altas horas de la noche.

En ninguna de las empresas estudiadas se cumplen pausas para que las trabajadoras se recuperen, sólo se establecen algunos recesos muy cortos dedicados a tomar café, colación, fumar un cigarro o ir. al baño. Por concepto de desplazamientos (hogar-empresa) ellas suman a su jornada de trabajo un promedio de dos horas más. Un 51 % de las digitadoras trabajan en sistemas de turnos rotativos, lo que las hace tener que desempeñarse cada ciertas semanas en horario nocturno. En comparación, los hombres realizan mucho más frecuentemente sistema de turnos y trabajo nocturno (Díaz, 1994).

El régimen salarial varía según las empresas. El 31% de las digitadoras tiene sueldo fijo, mientras que el 25% tiene sueldo base más producción y el 22%, sueldo base más horas extras (Díaz, 1994).

A pesar de la diversidad de las empresas seleccionadas, se constata una presencia de factores de riesgo similares, derivados de las condiciones del medio ambiente laboral y de las

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formas como se organiza el trabajo (Díaz, 1994).

Con relación a la temperatura, en bancos e ISAPRES existen problemas con los equipos de regulación y mantención de la temperatura y las trabajadoras señalan que en invierno ésta tiende a ser excesivamente calurosa y en verano excesivamente fría. En el caso de las empresas prestadoras de servicios, las condiciones son más deficientes con extremo frío y calor en invierno y verano respectivamente. También hay problemas en los sistemas de extracción de aire, por lo que la ventilación se vuelve insuficiente lo cual genera concentración de aire viciado. La iluminación es artificial en la mayoría de los locales de trabajo, pero en algunos edificios se combina con luz natural. El 56% de las digitadoras la considera como aceptable y sólo un 13 % considera que es deficiente (Díaz, 1994).

El espacio es un factor de riesgo generalizado ya que es muy reducido para la cantidad de puestos de trabajo, el mobiliario es poco adecuado, la distribución mal planificada, los pasillos a menudo angostos y usados para acumular cajas, documentos y otros insumos, todo lo cual dificulta la circulación y constituye un serio riesgo de accidente.

De los factores del ambiente sólo se señala como muy molesto el ruido, en porcentajes elevados en las distintas empresas, siendo la percepción peor la de los bancos @O%), luego en las ISAPRES (68%) y finalmente en las prestadoras de servicios (50 %).

En los puestos de entrada de datos, el esfuerzo o carga física corresponde a la modalidad estática. La contracción de músculos es continua y se mantiene durante cierto tiempo.. La postura que demanda el trabajo de digitación es sedentaria durante por lo menos ocho horas diarias.. Sin excepción, las digitadoras señalan que asumen posturas incómodas, forzadas (encorvadas, inclinadas o torcidas) en su trabajo. Solamente los asientos se aproximan a un perfil aceptable.. Las mesas en general no son regulables (96%) ni existen tampoco apoya pies (75 %), y el 75 % declara no contar con soportes de documentos (Díaz, 1994). Las posturas

inadecuadas a menudo les ocasionan un fuerte desgaste físico que se deriva en problemas a la columna y tendosinovitis (Mella y Parra, 1990).

Con relación a la sobrecarga mental, las digitadoras se refieren a la repetitividad y monotonía del trabajo, al ritmo de trabajo y a los altos niveles de atención que éste exige. El ingreso de información exige mucha atención, concentración y precisión y debe ser cumplido en un tiempo predefindo y con el menor porcentaje de errores posible. Excederse de los márgenes de error significa un llamado de atención y si éstos se reiteran puede constituirse en causal de despido (Díaz, 1994)..

El apremio de tiempo es una constante en este trabajo. La presión está condicionada por exigencias de la empresa y10 por autoexigencia personal, para obtener un cierto rendimiento al cabo de un determinado tiempo. Alcanzar un ritmo elevado les permite no separar la vista de la pantalla y trabajar así en forma casi automatizada. En el caso de las empresas prestadoras de servicios, la presión aumenta porque se debe responder a plazos pues trabajan con contratos sujetos a multas. Por otro lado, cada digitadora define su nivel de remuneración de acuerdo a su rendimiento (Díaz, 1994; Mella y Parra, 1990).

En las empresas hay notoria preocupación por los equipos con que se trabaja, los que cumplen con las especificaciones técnicas recomendadas internacionalmente y son renovados y mantenidos en condiciones adecuadas .. Las pantallas son regulables, la distancia pantalla-ojo es adecuada, la visibilidad es considerada buena y el contraste entre la pantalla y los documentos parece adecuado. No obstante, el mobiliario no está adecuado ni acondicionado para el puesto de trabajo, no cumple con las recomendaciones ergonómicas que existen a nivel internacional. (Díaz, 1994).

Mella y Parra (1990) encontraron que el personal de digitación presentaba los índices más altos de estrés entre todas las categorías ocupacionales del sector bancario estudiado.. El estudio demostró que existe una relación

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significativa entre tiempo pasado frente a una pantalla y cantidad de dolencias declaradas..

El estudio de Díaz señala que las principales afecciones de las digitadoras se expresan en problemas a la vista, trastornos nerviosos, del sueño y digestivos, dolores músculo-esqueléticos y fatiga o cansancio generalizado. El sobreesfuerzo visual puede generar molestias como enrojecimiento ocular, lagrimeo y sensación de quemazón, falta de nitidez y visión borrosa, pesadez y tensión ocular, cefalea, fatiga visual. Prácticamente todos los síntomas consignados tienen un porcentaje muy elevado de respuestas "siempre". Casi un 20% de las digitadoras señala estar afectada "siempre" por problemas de ansiedad, angustia, irritabilidad o mal humor.. Un grupo expresa también algunos trastornos del sueño. El 27% dice despertarse demasiado temprano y porcentajes menores sufren de sueño mientras trabajan y tienen dificultades para dormir (Díaz, 1994).. Algunos trastornos digestivos tienen alta prevalencia como hinchazón (39%), ansias de comer (29%), ardor o dolor de estómago (29%). A menudo estas molestias están asociadas a problemas nerviosos.

Los problemas músculo-esqueléticos se vinculan con las posturas que el personal de entrada de datos asume para cumplir su trabajo, con el contenido de la tarea y la forma de organización del trabajo. Los síntomas de problemas posturales más característicos son dolores de espalda (39.2%), hombros y cuello (3 1.6% y 28.3 % respectivamente), y dolor de brazos (28 %) . Otros síntomas señalados por proporciones menores de las mujeres son dolor de manos (20.2%) dolor de nuca, de piernas, hormigueo en las manos, en los brazos y en las piernas. La tendinitis es la enfermedad músculo- esquelética de la extremidad superior que aparece como la de mayor preocupación para las digitadoras. Frente a estas molestias, el 68% no ha consultado médico recurriendo como alternativa al uso de analgésicos (20%) y de antiinflamatorios (10 %) automedicados (Díaz, 1994).

La fatiga corresponde a un estado de cansancio patológico acumulado que las

trabajadoras sienten de manera frecuente. Contribuye a este estado las labores domésticas que realizan en el hogar. Un 91 % reconoce realizar oficios domésticos durante los días laborales y también los fines de semana. Tienen además muy pocos momentos para recrearse, dedicarse a sí mismas y aliviar tensiones (Díaz, 1994) .

3. Trabajadoras de lavandenas y lavasecos

No se cuenta con información estadística sobre el número total de trabajadores, ni de la proporción de hombres y mujeres ocupados en estas empresas de servicios de limpieza. Las fuentes consultadas son varios estudios realizados en Santiago y la VI Región por el Instituto de Salud Pública en el período 1985 - 1993, que indican que se trata de una población de trabajadores de edad intermedia con un promedio de edad de 36.5 años, de los cuales el 47.5 % son mujeres. Es un trabajo relativamente estable puesto que el 52.5 % llevaba trabajando entre 5 y 19 años y el tiempo promedio de años trabajados en lavasecos de la muestra fue de 6.2 años. El 60% de los trabajadores cursó la educación media y el 35% la educación básica (Jacial y Guzmán, 1992; Guzmán, 1993 y 1994).

Los estudios realizados por profesionales del mencionado organismo se refieren al uso del percloroetileno, solvente de uso habitual como desmanchador en los lavasecos que tiene diversas consecuencias en la salud de los trabajadores. Estudios previos de muestreo ambiental del Instituto de Salud Pública indicaban que en el 25% de los lavasecos estudiados se sobrepasaba la Concentración Ambiental Máxima Permitida (C. A.M .P.) de percloroetileno. Paralelamente, se demostró que todos los puestos de trabajo (operador de máquina, desmanche y planchado) también superaban los niveles permisibles y el muestreo biológico de los trabajadores demostró que alrededor de un tercio de ellos estaba sobreexpuesto (Jacial y Guzmán, 1992)..

Los solventes como el percloroetileno se absorben a través de la piel y pulmones, después de la inhalación. La entrada al organismo es

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proporcional al nivel de exposición y aumenta con el ejercicio.. El percloroetileno es peligroso para la salud y la sobreexposición a este solvente probablemente sea causa importante de la alta frecuencia de síntomas nerviosos e irritativos detectados en trabajadores de lavasecos. Un estudio de causas de muerte en lavanderías y lavasecos, realizado por el método de mortalidad proporcional por Blaur et al. en 1979, demostró un exceso de cáncer pulmonar, cervical y de piel en estos trabajadores expuestos a mezclas de solventes compuestas por percloroetileno, tricloroetileno y otros solventes de petróleo incluyendo el benceno. Otro estudio de mortalidad realizado en 1981 por Katz y Jowet, mediante la revisión de certificados de muertes de 671 mujeres fallecidas en el período 1963- 1977, detectó un elevado riesgo de cáncer genital y renal, como también un exceso de riesgo, aunque de menor magnitud, para cáncer de piel y de vejiga y linfosarcoma (Jacial y Guzmán, 1 992).

Entre las conclusiones se destaca que los trabajadores de lavasecos presentan elevadas tasas de episodios de sobreexposición al percloroetileno durante el año. Las tasas de sobreexposición a percloroetileno en el mes de agosto triplican las de enero, variaciones que se explican por el aumento de la carga de trabajo en el periodo invernal y la falta de ventilación. Debido a las bajas temperaturas en el invierno se tiende a trabajar a puertas cerradas; en cambio, en verano estos locales trabajan con puertas abiertas. Si bien el muestreo ambiental demostró que sólo el 25 % de los lavasecos sobrepasaba la concentración ambiental máxima permitida, este hallazgo no se asocia con los niveles de percloroetileno en sangre.. Un 30% de trabajadores de lavasecos con concentraciones ambientales inferiores a los niveles máximos permitidos presentan niveles de percloroetileno en sangre superior al límite de tolerancia biológica (Jacial y Guzmán, 1992). Las muestras biológicas por sexo, indican un comportamiento diferente del ácido tricloroacético entre hombres y mujeres (Guzmán, 1993).

Los principales problemas de salud detectados en trabajadores de lavasecos son los problemas del sistema nervioso, predominando los síntomas de cefaleas y somnolencia diurna. Son importantes asimismo la irritación conjuntival, la sensación de ahogos e irritación de garganta. Concluyen las autoras que los lavasecos no cuentan con las condiciones de ventilación e higiene necesarios para el proceso que realizan, y que el muestreo ambiental subvalora el problema (Jacial y Guzmán, 1992).

Se remarca además que todos los puestos de trabajo están expuestos a riesgos químicos, ya que las labores de desmanche y planchado de ninguna manera son inocuas para la salud de los trabajadores.. Además de los problemas anteriores, los trabajadores expuestos a jabones y detergentes en labores de desmanche presentan un agravamiento de los problemas de piel y los trabajadores que realizan el planchado presentan artrosis de mano con abrumadora frecuencia (Jacial y Guzmán, 1992).

Debido al alto riesgo comprobado, el informe recomienda a los organismos pertinentes la fiscalización y cumplimiento en los lavasecos al menos de las exigencias de ventilación y espacio físico que requieren los trabajadores para proteger su salud (Jacial y Guzmán, 1992). En estos estudios no se investigaron otros aspectos de condiciones de trabajo, tales como contrato, jornadas, horas extraordinarias, pausas y lugar de alimentación, ni tampoco se consideran otros antecedentes sociodemográficos de la muestra que los ya señalados.

4. Trabajadoras del comercio

Este sector emplea una gran cantidad de mujeres y las cifras revelan que el comercio es uno de los sectores que ha experimentado mayor incremento del empleo en la última década (CEM, 1997). En el país se cuenta con pocos estudios específicos sobre las características del empleo y las condiciones de trabajo en este sector, aunque para los fines del presente estudio se consultaron los siguientes documentos:

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- Encuesta realizada a 373 hombres y 371 mujeres durante el tercer semestre de 1992, que se aplicó a dos multitiendas, un supermercado, una gran tienda de calzado y un gran centro comercial de pequeñas tiendas de vestuario, calzado, artículos de hogar y de oficina.. El instrumento recoge las percepciones sobre las condiciones de trabajo, los factores de riesgo del ambiente social y material de trabajo y la percepción de malestares a la salud física y mental (Parra, 1997) ..

- Documento elaborado por Patsicia Parra del Departamento de Pastoral Obrera (1996), que expone algunos resultados generales de una encuesta a 600 mujeres del comercio en la provincia de Concepción sobre condiciones de trabajo y algunos aspectos de la relación f'amilia- trabajo. Otro estudio de la misma institución realizado en 1996 con 62 trabajadoras de supermercados, farmacia, textil y grandes tiendas del centro de la ciudad de Concepción, que aborda aspectos de sus condiciones de trabajo y salud.

- Estudio realizado por el CORSAPS dirigido por Bertoni y Bustos (1996) sobre uso de benzodiazepinas en trabajadores de comercio de Santiago, para conocer las prevalencias y patrones de consumo de estos tranquilizantes en una muestra de 403 empleados sindicalizados, -56.1 % varones y 42.4% mujeres- de grandes y pequeñas tiendas de la Región Metropolitana. Se aplicó una encuesta que recoge antecedentes personales, de consumo de benzodiazepinas, características del puesto de trabajo y funciones desempeñadas, condiciones de trabajo e higiene laboral, salud y patrones de consumo de benzodiazepinas, entre otros temas.

Los resultados de los estudios disponibles coinciden en que se trata de una población principalmente joven, concentrándose en menores de 30 años. Entre las mujeres predominan las solteras sin hijos. Entre los hombres, los casados o convivientes y con hijos. La muestra en términos generales indica que se

trata de personas jóvenes, con familias pequeñas, pocos hijos (uno o dos), poca antigiedad en el trabajo, pero con experiencias laborales previas (Parra, 1997).

Entre las trabajadoras de tiendas' las mujeres son principalmente vendedoras, empleadas administrativas (contabilidad, secretaría, etc.) y cajeras. En el centro comercial son vendedoras y encargadas de local, puesto es equivalente al de vendedora pues se trata de pequeños locales. En el supermercado predominan las cajeras, las empleadas administrativas y las que se desempeñan como reemplazante en algún puesto de trabajo (Parra, 1997).

En el estudio de CORSAPS2 predominan los vendedores, cajeros y supervisores.. Esta información no está analizada por sexo (Bertoni y Bustos, 1996).

Con relación al contrato de trabajo, casi un tercio de los trabajadores no tenía contrato escrito, especialmente en el centro comercial, siendo más acentuado entre las mujeres. Entre los que tenían contrato firmado, más del 80% tenía contrato indefinido. La proporción de contratos a plazo fijo es más alta entre trabajadores de supermercados (Parra, 1997). Al respecto, en la encuesta en Concepción aparece un 10% de trabajadoras de comercio sin contrato y entre las que tenían contrato un 67 % era de tipo indefinido (Parra, 1996).

La jornada de trabajo se extiende por encima de las 10 horas diarias y es frecuente que los trabajadores laboren los 7 días de la semana (Parra, 1997). Las referencias de los otros estudios sobre el tema coinciden en la extensión de la jornada como una característica del empleo de comercio: la encuesta de Concepción refiere que el 97% de las empleadas de comercio realiza horas extraordinarias y un 18 % de la muestra trabaja más de 4 horas extraordinarias cada día. El estudio de CORSAPS indica que el 60.1 % de los trabajadores declara trabajar más de 8 horas diarias, descontando el tiempo de colación. En pequeñas tiendas es mayor la cantidad de horas diarias trabajadas, entre 10 y 11 horas (Parra, 1997; Bertoni y Bustos, 1996). El estudio de CORSAPS destaca que más de la mitad del grupo

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se encuentra descontento con su horario de trabajo, principalmente por su extensión de éste y por el poco tiempo que tiene para compartir con la familia (Ber-toni y Bustos, 1996)..

Entre los factores de riesgo señalados con mayor frecuencia por los trabajadores del comercio se encuentran la baja remuneración y la extensa jornada. Esta última preocupación es mencionada en primer lugar por las mujeres, lo cual es coherente con la cantidad de horas y días reportados. En particular, esta mayor preocupación se encontró entre las mujeres que laboran en el centro comercial (Parra, 1997). La encuesta en Concepción también revela bajas remuneraciones: el 60% de la muestra ganaba menos de sesenta mil pesos mensuales (Parra, 1996) Uno de los trabajos citados mide la percepción de justicia salarial y sobre la base de tres variables consultadas en la encuesta construyen un indicador de percepción de injusticia del salario. El 79.8% de la muestra considera que recibe un salario injusto. Tres cuartos de los encuestados estiman que su remuneración está por debajo de lo que merece por la labor que realiza, mientras que para más de la mitad no es justa en relación a lo pagado en el mercado laboral (Bertoni y Bustos, 1996).

Entre los problemas de relaciones humanas preocupan más las relaciones entre compañeros y colegas por competencia y otros problemas interpersonales, que eventuales malos tratos desde la jefatura. El contacto con el público es el factor menos crítico. El trabajo de comercio fue calificado como cansador y aburrido, con puntajes levemente mayores entre las mujeres y en el centro comercial de pequeñas tiendas. De las condiciones de riesgo en el ambiente, la mayor preocupación se encontró en malas condiciones de calefacción en invierno y cambios de temperatura y ventilación inadecuada en los meses calurosos. Las posturas incómodas, ya sea en posición de pie o sentada, son preocupación frecuente entre estos trabajadores, así como también las malas condiciones de los servicios higiénicos y el ruido. Estos últimos dos factores son más mencionados por las mujeres (Parra, 1997) .

El perfil de problemas de salud encontrado entre los trabajadores del comercio en el estudio de Parra (1997), mediante análisis de enfermedades diagnosticadas por médico, indica en primer lugar un predominio de enfermedades digestivas y neurosis/estrés, y en segundo lugar aparecen las enfermedades posturales, lumbago o ciática y várices de las extremidades inferiores.. En tanto, entre los malestares percibidos por el propio trabajador en el último año aparecen con mayor frecuencia los dolores de espalda, el dolor de cabeza y la sensación de vista cansada.. También aparecen con valores medios relevantes algunos malestares del sistema nervioso como mal genio y nerviosismo; otros dolores musculares de piernas y de cintura; y ardor de los ojos (Parra, 1997).

Con relación al estudio sobre el consumo de benzodiazepinas, los resultados dan cuenta de prevalencias de consumo entre los trabajadores de comercio superiores a las cifras regionales y nacionales. Se observa un mayor consumo entre las mujeres, probablemente influido por las exigencias del doble rol de madre-esposa y trabajadora. Otros grupos de riesgo de consumo encontrados son los trabajadores de más de 40 años, aquellos separados y viudos, que desempeñan el puesto de cajero y de vendedor, los con mayor antigüedad laboral y mayor promedio de horas semanales trabajadas. Asociados con el consumo se detectaron factores de riesgos tales como: sexo femenino, algunas exigencias ambientales del puesto de trabajo, carga psicológica del trabajo superior a las capacidades, no práctica de deportes, algunas enfermedades relacionadas con el trabajo como neurosis y lumbago y test de Goldberg sobre el promedio (Bertoni y Bustos, 1996)..

5. Trabajadoras de la educación

Como lo ilustran las cifras de empleo, las mujeres que pertenecen al grupo de "Profesionales, técnicos y personas en ocupaciones afines" alcanzan a un número aproximado de 227 560 y se concentran mayoritariamente en el área de la salud y de la

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educación. Esta última agrupa a 102 060 mujeres; es decir, casi la mitad del total que se desempeña en todo el grupo de profesionales y técnicos. Reca (1996) destaca la alta concentración de mujeres en el trabajo docente y la segmentación del mercado laboral docente por sexo. Las mujeres son ampliamente mayoritarias en la educación pre-escolar (88.7%) y en la educación básica (70%), participan en forma paritaria con los varones en la enseñanza media y son minoritarias en el nivel universitario (22.4 %). Así también se observa un predominio de mujeres en el sector municipal (68.6% de mujeres, en 1993), particularmente como profesores de aula donde son el 71% de los docentes.

Se pesquisaron tres estudios orientados al diagnóstico de las condiciones de trabajo y10 de salud de los docentes. Sin embargo, estos se centran en un sector del cuerpo docente: aquel que trabaja en establecimientos de educación básica y media del área municipalizada de la educación. No se encontraron diagnósticos sobre la situación en el sector privado ni en la educación técnica y superior. Con relación a la salud, el énfasis está puesto en los problemas de salud mental de estos profesionales.

- Estudio realizado por Manuel Parra (1993), que se propone investigar los problemas de salud de los profesores de establecimientos educacionales municipalizados, con énfasis en los aspectos de desgaste mental. Se elaboró una encuesta que aborda condiciones de vida, condiciones de trabajo y problemas de salud, a 507 profesores provenientes de 12 comunas del Gran Santiago. Se estudiaron cinco dimensiones de fatiga, agrupando las variables por medio de un análisis factorial.

- Estudio dirigido por Domich y Faivovich (1994) en 8 escuelas básicas de la comuna de Santiago, que evaluó las condiciones laborales que pudieran estar influyendo en la salud mental de estos docentes y en qué medida éstos presentaban sintomatología síquica. La muestra incluyó a 106 docentes: 87.8 % mujeres; 66 %

con edades entre 40 y 59 años; 80% con más de 10 años de experiencia. Como instrumento se aplicó un cuestionario para pesquisar trastornos depresivos, ansiosos, somatoformes y de personalidad.. Se evaluaron las condiciones laborales y otros factores: relación de pareja, empleo del tiempo libre, satisfacción con el rol de profesor y el clima organizacional en las instituciones educativas.

- Estudio elaborado por Inés Reca (1996) sobre condiciones laborales de los profesores y trabajadores no docentes en los establecimientos municipales de educación, en el contexto del proceso actual de modernización de la educación en Chile. Se basa en información recogida y las experiencias que tuvieron lugar en talleres de formación de dirigentas mujeres en el Sector Municipalizado de trabajadores de la educación.

Con relación a las condiciones materiales de trabajo, tanto los estudios de Parra (1993) como de Reca (1996) destacan que el problema fundamental que afecta el desempeño de la docencia es la falta de recursos materiales en las salas de clases y en los establecimientos.

De las condiciones físicas, casi un 40 % señala el problema del frío en las salas de clase y el exceso de niños por curso (Parra, 1993). Reca (1996) destaca el descontento de los profesores por el exceso de niños por curso, lo cual no es sólo un problema numérico sino que se relaciona con otros aspectos como el espacio disponible, escasez de mobiliario y aislamiento de las salas del ruido exterior.. De las condiciones ergonómicas de carácter físico, el 40% señala que el principal problema es el excesivo uso de la voz (Parra, 1993).

El aspecto más negativo de la infraestructura de los establecimientos son los servicios higiénicos inadecuados (46 %), falta de espacios propios en donde preparar sus clases, atender alumnos, y otras actividades relacionadas con la docencia. Se señala también la falta de áreas verdes (44%) y la existencia de patios inadecuados (24 %), lo que afecta principalmente el desarrollo de las potencialidades de los

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alumnos. También se admiten algunos aspectos muy negativos del medio ambiente externo que rodea a los establecimientos, como excesivo ruido y calidad del aire (Parra, 1993). El ruido excesivo obliga a los profesores a forzar la voz, factor relacionado con una de sus más frecuentes enfermedades (Reca, 1996)

Con relación a las condiciones sociales del trabajo, en el estudio de Parra (1993) se destacan problemas relativos a la relación profesor-alumno como otros relacionados con la conducta y el aprendizaje. Casi un 50% de los docentes considera que sus alumnos tienen problemas para aprender, lo cual probablemente - según el autor - es uno de los principales factores de descontento de los profesores con el contenido de su trabajo.

Las relaciones entre colegas o con los superiores no parece ser motivo de conflicto ni de insatisfacción. Con los superiores, la relación es vista en general como satisfactoria: un 68% cree que esta buena relación va asociada con la posibilidad de tomar decisiones propias y un 69 % con el no sentirse vigilado.. No obstante, como se verá las relaciones laborales con los superiores dan lugar a evaluaciones contradictorias del medio laboral, lo que tiene un gran impacto en los niveles de fatiga mental. Al respecto, Dornich y Faivovich afirman que el 40.6% de los profesores entrevistados se mostró descontento por la falta de reconocimiento de la autoridad al esfuerzo realizado, aspecto destacado también en el estudio anterior.

En el estudio de Parra (1993) se señala que una de las condiciones sociales de trabajo más críticas en la docencia es la posibilidad de acceder a una carrera profesional. El 54% de los docentes considera que tiene pocas expectativas de ascenso y el 86% señala que no ha tenido oportunidad de ascenso, lo que genera grandes f~ustraciones. En un sentido similar, Domich y Faivovich (1994) destacan que un 45.3% y un 23.6 % de los profesores señalaron que enfrentan dificultades administrativas que les impiden realizar proyectos y que tienen pocas oportunidades de realizar algo que valga la pena, respectivamente.

Aunque más de dos tercios de ellos plantean que les gusta ser profesor -satisfacción con su rol-, paralelamente se muestran disconfonnes con las condiciones de su trabajo (Domich y Faivovich, 1994).. En Parra (1993), la mayoría de los docentes entrevistados opina que su trabajo es estimulante, que no es aburrido (57%).. No obstante, un grupo importante (40%) lo considera no aburrido, pero tampoco estimulante.. Opinan que es importante para su avance profesional y participan en actividades de perfeccionamiento docente.. En la interacción con la sociedad en general, el gran problema es la falta de apoyo, poca cooperación de padres y apoderados, escasa valoración social del trabajo y malas remuneraciones (Parra, 1993).

En el marco de las condiciones sociales de trabajo, la jornada laboral es considerada adecuada por alrededor de la mitad de los profesores y se encuentran conformes también con su extensión.. Sin embargo, un tercio solamente (35%) considera que el trabajo no es intenso ni excesivo, aunque evaluaciones altamente negativas alcanzan baja frecuencia (Parra, 1993). Opiniones divergentes se encontraron en el trabajo de Reca (1996), que señala que los profesores que participaron en los talleres formativos juzgaron que las jornadas de trabajo eran muy largas, ya que además del horario en los establecimientos hay que trabajar en los hogares un número excesivo de horas. En el mismo sentido Domich y Faivovich (1994) destacan que el 64,1% de los docentes considera que su trabajo es excesivo y agotador..

Con relación a la salud de los profesores, los datos revelan la existencia de niveles elevados de fatiga originados en el trabajo, con una alta probabilidad de enfermar y10 de sufrir malestares físicos y mentales. El 75% considera que su trabajo es fuente de tensiones y consume sicofármacos y tabaco como consecuencia de ello, dato muy importante dadas las consecuencias secundarias del abuso de estas drogas. Los diagnósticos de estrés y neurosis alcanzan un 25% y 17% de casos respectivamente, en tanto que el 41 % de los encuestados se ubica en el sector de mayor

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intensidad de distribución de los síntomas de fatiga. Se considera que otros indicadores de estrés son los malestares digestivos que alcanzan a un 29 % de profesores con diagnóstico de colon irritable y el 39% que registra una mayor intensidad de síntomas de este tipo (Parra, 1993). A este respecto Domich y Faivovich (1994) encuentran una importante prevalencia de síntomas sicosomáticos como colon irritable (18.9%), lumbago o ciática (14.1 %), trastornos digestivos (12.. 3 %) y alergias (1 1.3 %). Señalan que en los últimos doce meses el 4 4 3 % presentó al menos una enfermedad (una o más) y el 20.7% presentó más de una; o sea, casi la mitad había sufrido alguna enfermedad sicosomática.

Otros grupos de indicadores en el estudio de Parra (1993) son algunos síntomas y malestares de fatiga muy frecuentes entre los docentes como "mal genio e irritabilidad" (61 %), "se emociona fácilmente" (57 %), "decaimiento" (52 %), "cansancio permanente, fatiga" (5 1 %), "nerviosismo en general" (49 %), "dificultad para concentrarse" (42 %) e "insomnio" (39 % ). En Domich y Faivovich (1994) se constata que en los docentes encuestados existía un enorme porcentaje (86 %) que presentaba trastornos sicológicos, especialmente síntomas de tipo ansioso, depresivo y sicosomático, los cuales se asociaban a condiciones laborales deficientes.

También se realiza un importante esfuerzo de concentración visual que se traduce en que un 35% de los encuestados había sufrido disminución de la visión y un 40% presentaba síntomas intensos de fatiga visual. En el patrón de desgaste de los docentes, se encuentra la fatiga vocal como otra área de problemas, con un 35 % de antecedentes de afonía y un 45 % que registra mayor intensidad de síntomas de cansancio de la voz. Entre los grupos de malestares más relevantes detectados aparecen también los síntomas de fatiga muscular. Un 44 % de los profesores se encuentra en el sector de mayor intensidad en la curva de distribución de los síntomas de fatiga muscular y un 28% registra antecedentes de lumbago y ciática en su historial médico.

El estudio de Parra llama la atención sobre el hecho que en los grupos sintomáticos correspondientes a otros síntomas (musculares, digestivos, generales), se detectan asociaciones importantes con los síntomas de fatiga mental, lo cual indica su base sicosomática. Los síntomas "dolor muscular" y "cefalea" son los que muestran mayores asociaciones con los síntomas más propios de la fatiga mental. Esto quiere decir que entre los profesoreslas con malestares crónicos de la esfera sicológica (irritabilidad, fatiga, falta de concentración) existe una alta probabilidad de derivar en enfermedades que significan mayo grado de incapacidad y desgaste. La vida familiar se ve también afectada, con una tendencia a retrotraerse del intercambio con otros gmpos sociales, dificultades para recrearse y distraerse y deterioro de las relaciones familiares.

Se encontró una asociación significativa entre fatiga mental y factores sociales del trabajo, no así con factores materiales. Los problemas de la jornada laboral y su impacto sobre los niveles de fatiga mental, estarían dados principalmente por el tiempo dedicado al trabajo más que por la intensidad de las tareas mismas: se detecta que la fatiga mental afecta más a los profesores que realizan una jornada extensa.. Los docentes que consideran que su jornada es extensa son en su mayoría aquellos que trabajan en más de un establecimiento y duplican su jornada laboral.. Los síntomas de fatiga mental se presentan también con mayor intensidad entre los profesores que consideran que su trabajo es cansador y excesivo, independientemente de si consideran que su jornada es o no intensa.

Parra (1993) detecta que las situaciones ambivalentes -poca autonomía a pesar de tener una buena relación- son las principales generadoras de fatiga mental. Es también una de las principales fuentes de tensiones (laborales y extralaborales), porque genera una situación de incertidumbre y de disonancia en el individuo afectado, que requiere de un gran esfuerzo mental de adaptación. Asimismo, es fuente de fatiga mental el hecho de tener una buena relación pero no ser reconocido en sus

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capacidades, lo que expresa valoración de los superiores hacia la labor de los docentes.

Uno de los aspectos que genera insatisfacción es la percepción de que no hay oportunidades de ascenso. La gran mayoría (46%) se encuentra muy insatisfecho en este aspecto. Se ven síntomas intensos de fatiga mental cuando la evaluación es muy insatisfactoria, lo que corresponde a la mayoría de los profesoresfas.

6. Trabajadoras de la salud

Las fuentes consultadas sobre las condiciones de trabajo en este sector son:

- Investigación acerca de los riesgos del trabajo para la salud psicológica entre enfermeras profesionales de hospital y consultorios de la Región Metropolitana, realizada por Avendaño, Castillo, Grau, Leiva y Yus (1996).

- Ponencia sobre el estrés ocupacional en dos grupos de trabajadores de la salud -médicos, enfermeras universitarias y personal administrativo, de secretaría, auxiliares de enfermería- de una institución privada de salud en Santiago, elaborada por Trucco, Valemela y Trucco (1 997).

- Comunicación de García, Briceño y Garralaga (1993) sobre el perfil ocupacional de las trabajadoras de un consultorio de atención primaria de Santiago.

- Estudio de percepción de condiciones de trabajo de personal de salud, principalmente enfermeras profesionales y auxiliares de enfermería, realizado por Espinoza (1991).

- Estudio del Instituto de Salud Pública, dirigido por Strukely (1993) de control ambiental en recintos de esterilización de 10 hospitales de la Región Metropolitana, para determinar el riesgo potencial del personal que opera equipos de óxido de etileno.

- Un trabajo de Baharnonde (1997) sobre los riesgos del personal de enfermería que manipula y10 administra citostáticos, realizado en nueve hospitales de la Región Metropolitana. El estudio considera las prácticas de seguridad, manejo y condiciones de trabajo.

Las condiciones de trabajo descritas para enfermeras profesionales indican varias áreas de problema referidos principalmente a la jornada de trabajo, sobrecarga laboral y bajas remuneraciones, además de otros problemas relativos a la estabilidad laboral, estatus y valoración profesional, riesgos químicos y biológicos y calidad de la infraestructura entre otros ..

Con relación al contrato de trabajo, se encontró que entre las enfermeras profesionales del Servicio Nacional de Salud el 55.6% es titular; es decir, tiene contrato indefinido.. Un 43.2 % está a "contrata" (plazo fijo), lo cual se traduce en mayor inestabilidad laboral de este grupo frente a las primeras (Avendaño et al, 1996).

Respecto a los problemas de jornada, uno de los estudios indica que solamente un 36.9% de las enfermeras realiza jornada diurna exclusiva (44 horas semanales, según el Estatuto Administrativo). Lo más frecuente es el alargamiento de la jornada laboral, ya sea por turnos rotativos o por combinaciones de jornada diurna. Entre las profesionales que laboran en sistemas de turnos rotativos más de la mitad lo hace en el llamado "cuarto turno", que implica trabajar doce horas diurnas, luego una jornada de doce horas nocturnas, se descansa el día siguiente y el sucesivo. La rotación se mantiene sin variación incluyendo domingos y festivos. Un grupo menor de profesionales realiza el denominado tercer turno.

Al considerar los promedios mensuales de estas modalidades de jornada, las investigadorasles señalan que se alcanzan las 48 horas semanales en el sistema del cuarto turno, y en el tercer turno la jornada supera en ocasiones los límites permitidos por la legislación laboral.

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Los turnos nocturnos y rotativos se dan en mayor proporción entre las profesionales con menos años de ejercicio profesional (Avendaño et al, 1996). Al respecto, el gremio de las enfermeras lamenta la pérdida de la jornada de 6 horas que tenían antes de 1973 (Espinosa, 1991).

El trabajo es calificado como muy pesado por el gran esfuerzo físico que realiza el personal debido a la frecuente sobrecarga de tareas y al desgaste emocional que ~onlleva..~ Por otra parte, las bajas remuneraciones condicionan la sobrecarga de trabajo global. Es frecuente en el sector que las trabajadoras realicen horas extraordinarias o un segundo empleo para aumentar los bajos ingresos (Avendaño et al, 1996; Espinosa, 1991).

Entre los riesgos derivados de las condiciones sociales de trabajo está la baja valoración social de la profesión de enfermera y del trabajo que realizan. Este factor constituye uno de los riesgos más importantes para la salud psicológica y bienestar de estas profesionales (Avendaño et al, 1996).

En muchos locales de trabajo, tanto hospitales como consultorios, las instalaciones no cumplen las especificaciones técnicas de construcción hospitalarias. Se dan condiciones precarias y riesgosas de trabajo por falta de mantenimiento y ausencia de delimitación de áreas sucias y limpias. Además las instalaciones para el personal tales como casilleros, baños, duchas, salas de descanso y comedores se encuentran en malas condiciones, son escasas o inadecuadas (Avendaño et al, 1996; Espinosa, 1991).

Las trabajadoras de la salud están expuestas en forma constante a agentes químicos que constituyen un riesgo para la salud. En el ambiente de hospitales y consultorios existe una alta concentración y variedad de organismos vivos a que está expuesto el personal.. En el sector público de salud, de la muestra en estudio, puede señalarse que los elementos de protección son insuficientes y de baja calidad (Avendaño et al, 1996).

Uno de los estudios consultados destaca que las personas con mayor exposición laboral a citotóxicos en los establecimientos hospitalarios

de la Región Metropolitana son las enfermeras profesionales, que mayoritariamente preparan y administran estas drogas, y el personal no profesional de enfermería, que incluye a los paramédicos y auxiliares de servicio.. Aunque laslos profesionales aceptan las normas de seguridad y protección en la manipulación de las drogas citostáticas, muchas de esas medidas no se cumplen por exclusiva responsabilidad del empleador, ya que no se cuenta con plantas físicas adecuadas y no se proporcionan los elementos de protección personal necesarios y adecuados a la labor..

De los nueve hospitales evaluados, sólo cuatro presentaban un nivel de mediana seguridad para el manipuladorla de acuerdo a las exigencias internacionales. Los cinco establecimientos restantes poseían un nivel de seguridad baja. Ningún profesional contaba con mascarilla filtrante para partículas finas, elemento recomendado para una protección adecuada frente al ingreso de aerosoles y las mascarillas quirúrgicas utilizadas no ofrecían adecuada protección (Bahamonde, 1997).

Otro agente químico de riesgo en hospitales es el óxido de etileno, gas esterilizante altamente tóxico que se emplea para materiales plásticos que no pueden ser sometidos a los métodos clásicos de esterilización por calor. La inhalación profunda de este gas puede causar náuseas, vómitos, vértigo, desvanecimiento, dolor pectoral, irritación del tracto respiratorio y efectos neurotóxicos. Sobreexposiciones repetidas pueden producir fatiga olfativa y una reducción en la tolerancia al vapor de óxido de etileno. Produce irritaciones de piel, ojos y mucosas. Es un carcinógeno comprobado en animales, aunque el efecto en humanos aún sigue en estudio. Las inhalaciones permanentes de este agente esterilizante pueden producir problemas mutagénicos y teratogénicos . Se recomienda que personas en edad fértil no se expongan a este gas (Strukely, 1993).

Hace algunos años se hizo control de óxido de etileno ambiental y residuos del gas en material esterilizado en 10 hospitales de la Región Metropolitana.. Los resultados indicaron

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en un primer control que los operadores de 6 hospitales presentaban niveles de exposición sobre el límite permitido.. Con relación a la presencia de residuos en material esterilizado efectuado en 5 hospitales de la muestra, se observó que el 80% del material de PVC y un 40% del material de goma estaba sobre el límite permitido por la FDA (Strukely, 1993).. En un segundo control, realizado después de capacitar al personal y fijar las condiciones de seguridad adecuadas para evitar riesgos de exposición, se reportó un mejoramiento de las condiciones de trabajo en la mayoría de los establecimientos incluidos en el programa. Se logró rebajar los niveles de exposición del 75 % de los operadores y reducir los niveles de residuos de óxido de etileno en los materiales en un 100% (Strukely, 1993) ..

Otros riesgos derivados del desempeño que enfrentan las enfermeras profesionales son la falta de poder y control en el trabajo, la falta de apoyo, los conflictos laborales y la alteración de satisfacción de necesidades básicas. La falta de poder y control se manifiesta en distintos ámbitos, tanto a nivel de las políticas de la organización general del servicio, como en la relación cotidiana en los establecimientos de salud con los médicos. Las autorasles señalan que existe una doble subordinación al equipo médico en lo técnico y administrativo, dada la estructura altamente jerarquizada de la organización de la atención en salud, donde los médicos se ubican en la cúspide y las enfermeras ocupan posiciones intermedias (Avendaño et al, 1996).

Otro estudio sobre síntomas y principales fuentes de estrés ocupacional entre personal de salud señala que las fuentes de insatisfacción laboral diferencian claramente a los grupos ocupacionales, encontrándose que la mayoría de éstas guardan relación con el sentido de autonomía y control que los trabajadores tienen en el desempeño de su trabajo, siendo menos favorable para el grupo no profesional (auxiliares de enfermería y secretarias de administración). Entre los profesionales solamente los hombres refieren mayor insatisfacción por tener un trabajo

poco variado. Con relación a las fuentes de tensión en el trabajo, los profesionales varones indican tener demasiado trabajo y poco tiempo y no tener retroalimentación de sus superiores con mayor frecuencia que las mujeres. En el grupo de los no profesionales, las mujeres manifiestan tener que responder a demasiadas personas con mucho mayor frecuencia que los hombres (Trucco et al, 1997)..

La sobrecarga de trabajo, la falta de apoyo emocional y práctico tanto en el ámbito laboral como doméstico y los conflictos en el trabajo pueden aumentar la vulnerabilidad de la enfermera frente a los diversos riesgos. La alteración de la satisfacción de necesidades básicas derivada de la doble jornada es otro riesgo presente en este sector de trabajadoras: se mencionan la alteración del sueño, de los hábitos de alimentación, del descanso, de la recreación y las dificultades para desempeñar los roles ciudadanos (Avendaño et al, 1996).

El estudio de Espinosa indaga sobre la existencia de guarderías infantiles en el lugar de trabajo.. Se constata que en la mayoría de los establecimientos existen guarderías para los hijos de las trabajadoras, sin embargo no siempre se utilizan ya sea porque se consideraban inadecuados por la baja calidad de la atención, por los horarios que no corresponden con el de la madre, o por las dificultades de traslado.

Los factores de riesgo del trabajo remunerado identificados por las enfermeras profesionales en el estudio de Avendaño et al, son los siguientes: preocupación por riesgos de accidentes, sobrecarga de trabajo, preocupación por riesgos de transmisión de infecciones intrahospitalarias (IIH) y enfermedades, falta de control sobre el trabajo, injusticia en las remuneraciones, conflictos en el trabajo, recuperación del desgaste en la jornada laboral, presencia de riesgos físicos, preocupación por contagio y falta de recursos en el lugar de trabajo.. A ello se suma otras preocupaciones como las tensiones en el rol materno y la falta de apoyo de la pareja, además de la falta de reconocimiento y de valoración social del trabajo de la enfermera (Avendaño et al, 1996)..

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En el estudio de factores de riesgo para la salud de enfe~meras profesionales, se encontró que la mayoría provienen de las condiciones del trabajo remunerado (70%) y en menor proporción de las condiciones sociales, del trabajo doméstico y de la doble jo~nada. Los factores con mayor nivel de riesgo identificados son percepción de injusticia en las remuneraciones, preocupación por contagio por no delimitación de áreas sucias y limpias, y falta de recursos. En tanto, los que se reconocen con un menor nivel de riesgos son los conflictos interpersonales en el trabajo, falta de apoyo de la pareja y falta de reconocimiento.. Asimismo, se observan distinciones de acuerdo al lugar de trabajo, ya que las enfermeras de hospitales estarían en general en más riesgo que las de consultorio de atención primaria para casi todos los factores estudiados (Avendaño et al, 1996).

Entre los problemas de salud más relevantes que se mencionan son un elevado nivel de síntomas comúnmente asociados a estrés, tales como alteraciones del sueño y del apetito, cansancio, molestias estomacales o digestivas, dolor de cuello, hombro, brazos, dolor de espalda o cintura, palpitaciones o taquicardia, temblor de manos o párpados, agotamiento, entre otros síntomas. Se detectaron algunas diferencias en el tipo de síntoma predominante y en algunas fuentes de insatisfacción y de tensión en el trabajo entre hombres y mujeres. Sin embargo, las diferencias entre profesionales universitarios y no profesionales son considerablemente mayores, lo que está alertando sobre la necesidad de incluir en los análisis algunas variables macroeconómicas, el nivel socioeconómico de los trabajadores y la posición de éstos en la jerarquía ocupacional (Trucco et al, 1997).

Otros malestares frecuentes asociados al trabajo del personal auxiliar de enfermería que labora en consultorios son: agotamiento, cefaleas, lumbalgias y dolor de extremidades inferiores (García et al, 1993). En el personal que manipula drogas citostáticas se han observado manifestaciones alérgicas en ojos, piel y mucosas, y se han descrito casos de cefalea, vértigos y náuseas. Sin embargo, el peligro

potencial mayos de la exposición a estos fármacos es que pueden ocasionar mutagénesis, carcinogénesis y teratogénesis. De ahí la necesidad que sean manipulados por personal experto en su manejo y que se observen las medidas de seguridad y protección adecuadas en los lugares de trabajo.

En los nueve hospitales estudiados los profesionales que manipulaban drogas citostáticas, son mayoritariamente enfermeras (96%) y la edad promedio corresponde a 37 años. El personal que sólo prepara drogas corresponde a químicos-farmacéuticos y son el 4% de la muestra.. El 96% restante son enfermeras las que además de preparar, administran las drogas.. Los resultados del estudio indican que el 46% del personal encuestado manifestó algún tipo de síntoma por contacto con las drogas citostáticas, siendo los más frecuentes las cefaleas, irritación ocular e irritación cutánea. Otros síntomas mencionados fueron queratitis, rinorrea, irritación nasal, náuseas, mareos, somnolencia, estomudos y prurito. Aunque estos datos no pueden considerarse concluyentes por la ausencia de un examen físico, indican que hay exposición (Bahamonde, 1997).

No se encontraron trabajos específicos acerca de auxiliares de enfermería. A pesar de estas restricciones, los estudios mencionados permiten establecer que las auxiliares de enfermería comparten la mayoría de los riesgos y similares problemas de salud que las enfermeras profesionales, con el agravante de mayores fuentes de insatisfacción laboral debido a las bajas remuneraciones, menor autonomía y control de su desempeño en el trabajo (Trucco et al, 1997; Espinosa, 1991 ; Bahamonde, 1997; Strukely, 1993).

6. Propuestas para la acción

La revisión sobre las condiciones de trabajo de la mujer en Chile que hemos abordado en las páginas precedentes, si bien no da cuenta de la situación pormenorizada de todos los sectores en los que se registra empleo femenino, permite

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formarse una impresión racionalmente fundada sobre la realidad de este tema..

Los datos expuestos permiten señalar que la perspectiva compartida por el grueso de los investigadores aquí citados es que el trabajo femenino en Chile se desarrolla en condiciones de desprotección frente a la gran mayoría de los riesgos del ambiente laboral, incluso aquellos que tienen un impacto directo en su salud física y mental. Tal desprotección no se refiere sólo a condiciones del ambiente laboral reconocidamente perjudiciales como la exposición a ruido intenso, a agentes tóxicos como en el caso de los plaguicidas entre las temporeras agrícolas o los productos químicos que emplean las trabajadoras de lavanderías, lavasecos o en la industria del calzado, o al frío o calor excesivos en trabajos a la intemperie o producto de sistemas de ventilación y calefacción. Hay otros factores presentes en el ambiente laboral que son reconocidos casi sin variaciones por las trabajadoras como perjudiciales: jornadas laborales excesivas, posturas forzadas y cansadoras en el puesto de trabajo, todo lo cual se relaciona con una alta prevalencia de enfermedades de origen tensional, entre ellas estrés, fatiga crónica e incluso desórdenes mentales..

Todo lo anterior revela que las normas legales establecidas respecto de las condiciones de higiene y seguridad en los ambientes de trabajo en generales están siendo sobrepasadas. Incluso los pisos mínimos referidos por ejemplo a Concentraciones Ambientales Máximas Permitidas respecto de productos químicos, existencia de servicios higiénicos y agua potable en el lugar de trabajo y niveles de ruido aceptables no son respetados, como tampoco las normas referidas a la extensión máxima de la jornada laboral. Ello revela no sólo el desinterés del sector empresarial por estas materias, sino también la escasa preocupación de los trabajadores y sus organizaciones sindicales, lo que podría explicarse en parte por falta de conocimientos sobre el tema.

Una conclusión lógica es la urgencia de reforzar la promoción y difusión de los derechos

laborales, especialmente de los que amparan la salud de los trabajadores, ya que es justamente quienes están siendo afectados los que deben buscar las acciones correctivas que la situación requiere.. Paralelamente se requiere alentar la formación y operación de los organismos de trabajadores que se ocupen de estas materias (Comités Paritarios de Higiene y Seguridad, por ejemplo) y profundizar la acción fiscalizadora de las instituciones del Estado con atribuciones en materias de higiene y seguridad, capacitando al personal en terreno respecto del tema desde una perspectiva de género..

Si al trabajo remunerado se le agregan las agobiantes tareas domésticas que la casi totalidad de las mujeres trabajadoras debe realizar en casa, es lógico suponer que esta doble jornada esté afectando significativamente su estado de salud integral y muy particularmente su nivel de agotamiento y estrés. A ello hay que sumarle lo que la gran mayoría de ellas reconocen respecto de que tienen muy pocos momentos para recrearse, dedicarse a sí mismas y aliviar tensiones.

Esta realidad está demostrando de manera patente la ineludible necesidad de integrar las condiciones de vida y trabajo extralaborales al análisis de la situación laboral de la mujer trabajadora, si queremos tener una visión real de la relación entre trabajo, género y salud. Paralelamente ello demanda la necesidad de promover cambios culturales y sociales para avanzar hacia una mejor distribución de las responsabilidades domésticas entre los miembros de la familia, lo que debiera estar avalado por cambios en la legislación que propendieran a incrementar la cobertura de los sistemas de atención preescolar y escolar y que otorgaran a1 padre derechos para, por ejemplo, cuidar al hijo menor de un año cuando esté enfermo tal como hoy lo puede hacer la madre.

Del estudio también surge la necesidad de realizar investigaciones más detalladas y exhaustivas sobre las condiciones de trabajo en general y los de las mujeres en particular, ya que ,junto con entregar valiosos datos para el tema que nos ocupa, la revisión bibliográfica también

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abrió una serie de interrogantes nuevas que es necesario abordar. De partida, realizar estudios sobre condiciones de trabajo desde una perspectiva de género en los sectores de alto empleo femenino (comercio, servicios, salud, educación, etc..), ya que como se señaló no todas las investigaciones citadas abordan de manera específica este tema. También sería conveniente revisar si la legislación vigente está recogiendo las nuevas realidades detectadas en estos estudios, sobre todo en los casos de exposición a agentes tóxicos, ruido, carencia o inadecuación de elementos de protección personal y posturas poco ergonómicas en el puesto de trabajo, todo lo cual tiene efectos sobre la salud que han sido latamente comprobados. Otra línea de trabajo interesante es la de abordar el daño reproductivo que las condiciones laborales aquí reseñadas están generando.

Por último, es necesario destacar que de todos los sectores con empleo femenino revisados en este trabajo, hubo uno que se diferenció del resto porque las trabajadoras entrevistadas señalaron dos aspectos muy positivos de las condiciones de trabajo, que de alguna manera suplían o equilibraban otros aspectos negativos. Se trata de las trabajadoras del sector público, quienes dijeron que el hecho de tener jornadas laborales normales (de 9 a 17.30 horas) y contar con establecimientos donde dejar a sus hijos mientras trabajan, constituyen dos importantes beneficios

comparativos a la hora de poner en la balanza las ventajas y desventajas de su función. Ello está indicando que ambas condiciones son altamente valoradas por las mujeres, las que si pudieran masificarse y estar presentes en la mayoría de los sectores con empleo femenino generarían una mejoría en las condiciones laborales notable y muy valorada por las trabajadoras. Creemos que vale la pena intentarlo..

Notas

' La denominación "tiendas" agrupa a trabajadorades de 2 multitiendas y una gran tienda de venta de calzado que ofrece algunos otros productos de deporte y vestuario a la venta. En tiendas se encuestó a 243 personas, 66.7% hombres y 39.9% mujeres.. En el centro comercial a 454 personas en total siendo el 39.9% hombres y el 60.1 % mujeres. En supemercados, las encuestas alcanzan a 87 en total, con un 57% de hombres y 43 % de mujeres (Parra, 1997).

En la encuesta de CORSAPS el grupo estudiado incluye a 403 trabajadores de los cuales 321 (79.7 %) laboran en grandes tiendas y 82 (20.3 %) en pequeñas tiendas (Bertoni y Bustos, 1996) ..

Algunas enfermeras atendían hasta 80 pacientes diarios en consultorio y hasta 36 camas en hospitales (Espinosa, 1991).

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Capítulo V. CONCLUSIONES Y DESAFIOS

Las normas que regulan las condiciones de salud de la trabajadora embarazada constituyen un tema generalmente ausente de la discusión respecto de la salud de los trabajadores y de las condiciones de trabajo de las mujeres.. La constatación de este hecho y la importancia que el tema reviste motivó la realización de la serie de investigaciones que aquí se presentan, que gracias al esfuerzo e interés de los participantes constituyen una instancia inédita para dimensionar la realidad de la salud de la trabajadora embarazada, los resguardos que le entrega la legislación y los desafíos que quedan por delante en esta materia.

Una de las conclusiones que se desprenden de los estudios aquí expuestos es que entre las mujeres que trabajan existe una gran proporción de mujeres solteras y sin hijos, proporción que supera a la que se da comparativamente en la población en general. Esta afirmación representa un nuevo desafío de investigación, ya que parece necesario afinar este dato para avanzar hacia una mejor caracterización de quienes están siendo objeto de la protección a la maternidad.

La actualización del tema realizada por los investigadores ha logrado redefinir conceptos como el de "daño reproductivo", el que abarca a la madre como persona, así como también al hijo. Esto es muy importante si se quiere avanzar en el perfeccionamiento de las normas que regulan las condiciones laborales de la trabajadora embarazada, en el entendido que éstas necesariamente deben proteger dos vidas.

Pero tales normas también deben responder a otras áreas de preocupación que se están avizorando, tales como la relación contradictoria que existe entre el tema de la discriminación y el de la protección. Así, las líneas de acción que se adopten deben conciliar el mejoramiento de la protección de estas trabajadoras sin que eso signifique que, al mismo tiempo, sean objeto de una mayor discriminación..

Dr.. Manuel Parra Unidad de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo

Dirección del Trabajo

Los estudios expuestos nos permitieron comprobar los límites de los instrumentos de protección que existen hacia las mujeres trabajadoras. Queda en evidencia la duda acerca de si las mujeres que trabajan están cubiertas efectivamente o si las normas terminan protegiendo a un segmento muy pequeño.. Ello es incluso más patente cuando el segmento protegido está constituido por aquellas mujeres que tienen una cobertura de salud privada. Un tema colateral que se debe relevar es si, en general, los trabajadores están cubiertos a todo evento en cuanto a la protección de la salud.

Un área interesante para la investigación que surge de lo anterior es el análisis de los costos que tienen las medidas de protección y, eventualmente, su efecto positivo para el desarrollo del embarazo y el parto. Ello en comparación con los costos que se van sumando cuando no se adoptan medidas de protección ni existe adecuada cobertura de la seguridad social, en cuyo caso los costos del embarazo y parto terminan igualmente siendo asumidos por el Estado.

Otros desafíos para la investigación son aquellos relativos a la relación entre la salud de la mujer y el embarazo en el mundo del trabajo; los efectos reproductivos generados por condiciones de trabajo deterioradas y los casos positivos relacionados con el perfeccionamiento de las condiciones de trabajo. Pero no se trata sólo de investigar: es necesario difundir lo que ya sabemos. Es conveniente desarrollar una agenda para la información que permita multiplicar iniciativas dirigidas a quienes son los actores de la relación laboral, ya que es necesario que en esta materia exista mayor información tanto en las trabajadoras como en los empleadores. Un conocimiento más acabado de la problemática y una mayor sensibilización abren las puertas para un amplio camino de mejoramiento del medio ambiente laboral, acordado en conjunto por

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trabajadores y empleadores. El rol que en esta materia pueden tener los sindicatos y otras instancias de representación de los trabajadores, como los Comités de Higiene y Seguridad, es de gran importancia.

En esta instancia surgió también la necesidad de transformar en procedimientos operativos todo lo que tiene que ver con la salud reproductiva, así como con el diseño de las políticas públicas respectivas.

Otro punto que debiera convocarnos es el de la formación de recursos técnico-profesionales que puedan abordar estas materias, tanto en el desempeño de las empresas como en las instituciones públicas. Debemos desarrollar un esquema para la formación de inspectores del trabajo informados y sensibles frente a trabajadoras embarazadas que se desempeñan en

deficientes condiciones laborales, así como perfeccionar las políticas relativas a articular mejor la denuncia, coordinando cómo y dónde se recepcionan las acusaciones de incumplimiento de las normas que protegen a la trabajadora embarazada.

Son múltiples las tareas que nos quedan por delante y este tema exige, más que cualquier otro, ahondar los vínculos existentes entre trabajadores, empleadores y Gobierno para concordar perfeccionamientos en la legislación y en las diarias rutinas laborales con el objetivo de proteger mejor la salud de la trabajadora embarazada. Confío que este esfuerzo conjunto marcará un hito en la preocupación por la salud de los trabajadores - hombres y mujeres - en Chile.