“vivências”: un ensayo de otros mundos posibles

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3328 “Vivências”: un ensayo de otros mundos posibles Paola María Marugán Ricart Comenzaré esta ponencia compartiendo mi experiencia en la actividad “Vivências do Balé Protagonismo de mulher preta”, que el Grupo Cultural Balé das Iyabás, realizó entre los años 2013 y 2018, en Río de Janeiro, y así mismo expondré varias reflexiones sobre mi participación en dicha actividad, relacionadas con el tema de esta mesa, “epistemologías críticas feministas”. El Balé das Iyabás es una iniciativa de las artistas/activistas Ludmila Almeida y Sinara Rúbia, surgido en el año 2012, en Río de Janeiro. El nombre del grupo, Balé das Iyabás, es un homenaje a las mujeres que viajaron forzadamente de África para Brasil, durante el periodo de la esclavitud. Se estima que aproximadamente cinco millones de africanas/os llegaron al país, siendo Río de Janeiro la ciudad que más navíos recibió durante el periodo colonial. El Instituto de Pesquisa da Memória dos Pretos Novos afirma que alrededor de dos millones de africanas/os llegaron a dicha ciudad y por ello, este periodo es considerado como el holocausto negro carioca. Iyabás significa “madre-reina” en yoruba y también es la forma de nombrar a las orixás femeninas como Iansã, Oxum o Iemanjá, que son parte del culto del Candomblé religión brasileña de matriz africana. El Balé, por medio de una investigación interdisciplinar entre danza, literatura y mitología yoruba, desarrolla proyectos para reflexionar sobre el protagonismo de la mujer negra en la sociedad contemporánea discutiendo los marcadores de raza, género y clase- para el fortalecimiento y la emancipación de las mujeres negras. Las Vivências -su principal actividad- son un espacio permanente de encuentro, diálogo y reflexión entre

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“Vivências”: un ensayo de otros mundos posibles

Paola María Marugán Ricart

Comenzaré esta ponencia compartiendo mi experiencia en la actividad “Vivências do Balé

– Protagonismo de mulher preta”, que el Grupo Cultural Balé das Iyabás, realizó entre los

años 2013 y 2018, en Río de Janeiro, y así mismo expondré varias reflexiones sobre mi

participación en dicha actividad, relacionadas con el tema de esta mesa, “epistemologías

críticas feministas”.

El Balé das Iyabás es una iniciativa de las artistas/activistas Ludmila Almeida y

Sinara Rúbia, surgido en el año 2012, en Río de Janeiro. El nombre del grupo, Balé das

Iyabás, es un homenaje a las mujeres que viajaron forzadamente de África para Brasil,

durante el periodo de la esclavitud. Se estima que aproximadamente cinco millones de

africanas/os llegaron al país, siendo Río de Janeiro la ciudad que más navíos recibió

durante el periodo colonial. El Instituto de Pesquisa da Memória dos Pretos Novos afirma

que alrededor de dos millones de africanas/os llegaron a dicha ciudad y por ello, este

periodo es considerado como el holocausto negro carioca. Iyabás significa “madre-reina”

en yoruba y también es la forma de nombrar a las orixás femeninas como Iansã, Oxum o

Iemanjá, que son parte del culto del Candomblé – religión brasileña de matriz africana.

El Balé, por medio de una investigación interdisciplinar entre danza, literatura y

mitología yoruba, desarrolla proyectos para reflexionar sobre el protagonismo de la mujer

negra en la sociedad contemporánea –discutiendo los marcadores de raza, género y clase-

para el fortalecimiento y la emancipación de las mujeres negras. Las Vivências -su

principal actividad- son un espacio permanente de encuentro, diálogo y reflexión entre

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mujeres, que se llevó a cabo un domingo al mes, en el Centro de Cultura Municipal

Laurinda Santos Lobo, ubicado en el barrio de Santa Teresa.

Centro de Cultura Municipal Larinda Santos Lobo

Fuente: http://www.rioecultura.com.br/coluna_patrimonio/coluna_patrimonio.asp?patrim_cod=36

La convocatoria para cada encuentro era abierta al público en general (por medio

de newsletter y redes sociales), aunque de preferencia estaba dirigida a las mujeres y sobre

todo, mujeres negras y racializadas. Ludmila y Sinara articulaban unas dinámicas de

interacción entre la mitología de las Iyabás y sus manifestaciones y re-significaciones en el

cotidiano actual, a partir del análisis de aspectos políticos, sociales y culturales, que

afectan a las mujeres.

Cada Vivência solía formar un grupo de veinte - veinticinco mujeres, casi todas

ellas afrodescendientes. La franja etaria estaba entre 25-40 años. Estas mujeres eran en su

gran mayoría heterosexuales; oriundas de clases populares, principalmente de la zona norte

de la ciudad, que durante el gobierno del PT – Partido dos Trabalhadores (bajo el

mandato del presidente Luiz Ignácio Lula da Silva, 2002-2011) ascendieron de clase

social; tenían formación académica y/o artística y una profunda conciencia política.

Para cada sesión Ludmila y Sinara invitaban a una mujer negra, cuya área de

actuación estaba relacionada con las temáticas que el grupo trabajaba (la producción de

presencia / la visibilidad, el mercado de trabajo, las políticas públicas de salud, el sistema

de enseñanza, la sororidad, la violencia, la estética, la auto-estima), para participar del

encuentro y presentar su proyecto político.

Comenzábamos la vivência haciendo un gran círculo, para mirarnos las unas a las

otras, descalzas y sentadas en el suelo. Sinara solía inaugurar la sesión presentando el

proyecto del Balé das Iyabás (su trayectoria y en concreto esta actividad). A continuación,

Ludmila explicaba la dinámica de la vivência de ese día y le pasan la palabra a la invitada.

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Como el contexto de aquel momento (en el que yo participé, finales 2015-2016) fue el del

golpe mediático y jurídico (llamado impeachment), mediante el cual se destituyó a la

Presidenta Dilma Rousseff (2011-2016), el clima era de bastante inseguridad y violencia

en el ámbito cotidiano, y de gran incerteza política respecto al futuro del país. Por esto, las

invitadas solían iniciar sus discursos analizando el momento en el que se encontraba la

situación macro-política brasileña, para después exponer las consecuencias y los efectos

que esto tenía en la comunidad afrodescendiente y concretamente, en las mujeres negras y

racializadas. Las palabras de todas ellas cargaban mensaje implícitos de lucha, resistencia

y alegría.

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Diseño: Stéphane Munnier

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Una vez inaugurada la sesión, comenzaban las presentaciones de cada una de las

participantes. En voz alta pronunciábamos nuestro nombre, origen, edad, profesión y los

motivos por los cuales estábamos interesadas en participar. Los relatos para justificar la

presencia de las participantes estaban relacionados con las violencias que las mujeres

sufren en el ámbito cotidiano (familia, calle, sistemas de enseñanza y de salud, relaciones

de amistad / amor) y con las heridas que los procesos de blanqueamiento causan en los

cuerpos, subjetividades y vidas de las mujeres negras (baja auto-estima, negación de la

identidad cómo única posibilidad de ascensión social, dolores físico-corporales). “Las

Vivências se convirtieron en un espacio de acogida, confianza y seguridad, en el que

muchas mujeres se sentían motivadas para compartir sus historias -incluso las más

traumáticas”. Las participantes iban en búsqueda de conocimiento, intercambio de

experiencias, afectividad, fortalecimiento y afirmación de su identidad. Algunas de ellas

acudían al encuentro con sus hijas/os y sus compañeros, para robustecer los núcleos

familiares, que con demasiada frecuencia se ven afectados por la baja auto-estima y

problemas de salud mental. El proceso de deshumanización, que viene dándose desde la

colonización y la esclavitud, tiene un fuerte impacto en la construcción de la subjetividad

de las personas negras y racializadas.

Finalizadas las presentaciones, el grupo se dividía en sub-grupos de cuatro - cinco

personas, para realizar la lectura de la mitología. A cada sub-grupo se le designaba un

texto diferente, para discutirlo colectivamente y exponerlo al resto de las compañeras. Las

lecturas eran mitos de las Iyabás, cuyas historias nos remitían al cotidiano actual de las

mujeres. Juntas discutíamos esos relatos, relacionándolos con las experiencias cotidianas

de las participantes, buscando posibles respuestas para enfrentar los conflictos, tensiones y

violencias, que son parte de la vida diaria de las mujeres negras. En todas las vivências,

este momento solía ser el más catártico. Cuando una mujer comenzaba a explicar su

experiencia, todas la escuchábamos con muchísima atención. El silencio devenía

presencia. A menudo, la necesidad de llorar interrumpía las palabras. Esperábamos, hasta

que volviera a retomar la historia. Era un ejercicio de escucha radical y amorosa. Le

dábamos tiempo y espacio a ese dolor. Sin embargo, ninguna nos movíamos de nuestros

sitios. Seguíamos en círculo, escuchándonos y acompañándonos. Se generaba una

situación delicada, ya que un abrazo a la mujer que estaba compartiendo su historia, podría

ser leído como victimización y justamente, la convocatoria de esta actividad consistía en

liberar y fortalecer a las mujeres sin victimizarlas. A mi parecer, las Vivências eran un

catalizador de emociones, rabia e impotencia. Las participantes contribuían a la creación

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de un espacio y tiempo efímero, en el que poder habitar sus cuerpos con tranquilidad y

conciencia de sí, para sanar todos los dolores físicos y mentales. Ser estando juntas era la

clave del proceso curativo.

Una vez finalizado el debate, llegaba el tiempo del descanso. El ambiente solía ser

festivo. Se celebraba la posibilidad de llevar a cabo un encuentro más, la participación de

la invitada y sobre todo, la celebración por estar vivas. La palabra vivencia significa

cualidad de la que vive – experiencia, sobrevivencia, permanencia y su derivada en latín es

vivere, existir, subsistir, no estar muerta. Celebrar la vida en un contexto de genocidio de

las comunidades afrobrasileñas es un acto político.

La segunda parte de la sesión, a cargo de Ludmila, estaba dedicada al trabajo de

cuerpo por medio de la danza. La gestualidad y los movimientos dedicados a cada orixá

son parte de su proceso investigativo-vital como bailarina y capoeirista. Subrayaba que es

una propuesta que mezcla la danza folclórica afrodescendiente y su particular visión desde

la danza contemporánea. Ancestralidad y contemporaneidad dialogaban, actualizándose en

las coreografías que la artista proponía. Cuando los percusionistas inauguraban la sesión

con sus batuques, Ludmila marcaba el primer paso referido a Yemanjá, repetidas veces.

Explicaba los detalles, los gestos y nos pedía que liberáramos nuestros cuerpos sin

vergüenza. Nos teníamos que sentir bellas y poderosas. Ludmila proponía que

entendiéramos las capacidades de nuestro cuerpo para no exigirnos demasiado. La técnica

no era la base de esta práctica. Se trataba más bien de liberar el cuerpo, afirmarse como

mujeres, ocupar el espacio y comprender que la expresión corporal es parte fundamental

de la cultura afrobrasileña.

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Foto: Safira Moreira

A mi parecer, bailar en las Vivências significaba traer de vuelta la experiencia

negra en su multiplicidad existencial. Coreografiar era una manera de historizar la

producción de los saberes ancestrales de las mujeres, actualizándolos. Bailar era desvelar

los prejuicios de color y los privilegios de la pigmentación, que esconde el mito de la

democracia racial. Coreografiar era responder por medio del cuerpo a las narrativas de la

nación contemporánea brasileña. Sinara y Ludmila insistían en la importancia de reconocer

la historicidad de la producción de saberes de sus ancestrales, como vía para recuperar la

condición de humanidad y afirmar la presencia y existencia de las mujeres negras y su

poder femenino en la sociedad contemporánea brasileña. Por lo tanto, las Vivências,

operaban como un dispositivo de intercambio de saberes y experiencias, inscrito en una

dimensión micro-política. Las concibo como una maquinaria decolonial, que activaba la

espiritualidad ancestral, capturada por la epistemología moderna, colonial, patriarcal y

capitalista, actuando en un campo liminal entre el arte y el activismo.

Las herramientas críticas que proponían Ludmila y Sinara, para modelos analíticos

alternativos -que tensionaran las condiciones de posibilidad del sujeto moderno, tenían que

ver con el encuentro y la producción de presencia del cuerpo, con la invención de un

tiempo y espacio efímero para estar juntas y leer la mitología de las orixás, para pensar

colectivamente estrategias de supervivencia en el contexto cotidiano, para escuchar las

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palabras y los silencios, comer fruta y dulces, abrazarse para reconocerse en las otras y

bailar libremente invocando a las Iyabás. El conocimiento de ese cuerpo senti-pensante

(tanto singular como colectivo) no se articulaba según el enunciado “pienso, luego existo”

sino por medio del “siento, luego puedo ser libre”, que Audre Lorde proclamó.

Regresando a mi casa, después de la primera vivência en la que participé, me

preguntaba “y todo esto, ¿qué tiene que ver conmigo?”. Luego comprendí (y sigo en ello)

el efecto de las interpelaciones de esas mujeres en mi existencia. De repente, me di cuenta

que poquísimo sabía de las mujeres de mi familia, debido en parte, a una huida constante,

que había emprendido hacía bastantes años de mi ciudad natal, Valencia (Estado Español).

Desempolvamos álbumes de fotos, cuadernos de recetas de cocina, re-visitamos lugares y

provocamos encuentros familiares, con el fin de re-construir los relatos de las mujeres que

me precedieron. Y lo expreso en primera persona del plural, porque este movimiento no lo

podría haber realizado sin la complicidad de mi madre.

Lo que hasta hace unos años denominaba “huida”, actualmente lo enuncio

“nomadismo feminista”, entendido como una identidad en tránsito (interno y geográfico),

movilizada por las fuerzas del deseo y la pasión, y en consecuencia, en estado permanente

de afectación. Según Rosi Braidotti, lo que define al sujeto nómada es “la subversión de

las condiciones establecidas” (Braidotti, 2000), es decir, subvertir lo que se esperaba de

mi, por el simple hecho de ser mujer y en mi caso, también se define por la acción literal

de viajar. Todos estos movimientos que he realizado dentro de lo que llamamos el mapa

geopolítico (Valencia-Londres-Barcelona-Río de Janeiro-Ciudad de México –donde

actualmente vivo), me han traído otros niveles de conciencia, que tienen que ver con mis

prácticas políticas como mujer feminista (en todo lo que hago como curadora, profesora,

escritora, cocinera, limpiadora de mi hogar). Esta travesía me ha interpelado para

reflexionar sobre mi lugar de enunciación, es decir, el lugar que mi grupo social ocupa,

dentro de la matriz de dominación, que estructura el sistema-mundo. El ejercicio de

escucha radical y amorosa de las vivências me obligó a reflexionar sobre la blanquitud -

como sistema que alcanza las dimensiones de lo corporal, mental, social, económico y

político- de forma mucho más profunda, empezando por admitir que no fui educada para

reconocerme como sujeto europea sino como ser humano, con una serie de derechos

universales, que en definitiva, no son otra cosa que privilegios de un grupo social

determinado.

Este nomadismo feminista (subjetivo y geográfico), me ha posibilitado acceder a

encuentros, experiencias y conocimientos, que han transformado (y lo siguen haciendo)

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mis múltiples identidades en tránsito. “Europa” es una ficción muy compleja y cargada de

contradicciones – como señala Braidotti, con la que irremediablemente tengo que

identificarme, para asumir la responsabilidad de mi lugar de enunciación. En mi caso, el

desafío de afirmarme feminista también tiene que ver con librarle la batalla a ese sujeto

político feminista hegemónico que habita en muchas de nosotras. Con el Balé das Iyabás

aprendí que es posible magiar ensayos de otros mundos posibles, imaginar modelos

alternativos democráticos que traicionen y desobedezcan a la Cultura Hegemónica. El

proceso de desidentificación es un largo camino.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Braidotti, Rossi (2000). Sujetos nómades. Corporación y diferencia sexual en la teoría

feminista contemporánea. Buenos Aires, Barcelona, México: Paidós, pp. 25-83.

Oliveira, Cecília; Eiras, Yuri. O fim de uma facção. The Intercept Brasil, 13 diciembre

2018. Disponible: https://projects.theintercept.com/brasil/o-fim-de-uma-

faccao/?utm_source=The+Intercept+Brasil+Newsletter&utm_campaign=cbf3a9051d-

NEWS_14FEV_TATI_EX9&utm_medium=email&utm_term=0_96fc3bd6d5-

cbf3a9051d-132577009 Acceso: 20/03/2019

Release Grupo Cultural Balé das Iyabás (dossier cedido por el grupo).

Ribeiro, Djamila (2017). O que é lugar de fala?. São Paulo: Editorial Letramento.

Silva Bento, Maria Aparecida (2002). Branqueamento e branquitude no Brasil en: Iray

Carone; Maria Aparecida Silva Bento (orgs). Psicologia social do racismo – estudos sobre

branquitude e branqueamento no Brasil. Petrópolis, RJ: Vozes, pp 25-58.