tigre manía nº 75

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¿Cuál es el verdadero Tigre? ¿El que juega la Copa Sudamericana? ¿O el que necesita que los chicos de la 4ª división pongan $40 cada uno para comprar pelotas para entrenar normalmente? La barbarie brasilera consagró campeón de la Copa Sudamericana a San Pablo, que recurrió a patovicas y armas para levantar una copa que podría haber ganado en la cancha. Una crónica del día más importante de la historia de Tigre, cuando la gloria estuvo tan a mano como el infierno.

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Publicación independiente dedicada al Club Atlético Tigre.

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¿Cuál es el verdadero Tigre? ¿El que juega la Copa Sudamericana? ¿O el que necesita que los chicos de la 4ª división pongan $40 cada uno para comprar pelotas

para entrenar normalmente?

La barbarie brasilera consagró campeón de la Copa Sudamericana a San Pablo, que recurrió a patovicas y armas para levantar una copa que podría haber ganado en la cancha. Una crónica del día más importante de la historia de Tigre, cuando la gloria estuvo tan a mano como el infierno.

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a estadía en San Pablo y los hechos del Mormbí Lmarcaron un nuevo

quiebre entre los Matadores.Así como existen marcadas

d i f e r e n c i a s e n t r e l o s pensamientos de los que hacemos TIGRE Manía con respecto a las decisiones que se tomaron en el entretiempo de la gran final en el Morumbí, esas diferencias también hay que trasladarlas a la masa tigrense: hay quienes ven bien que los jugadores hayan tomado la decisión de no salir a jugar el segundo tiempo, y obviamente hay quienes consideran que deberían haber salido para m o s t r a r l e a l m u n d o l a s agresiones de las que fueron objeto. ¿Qué pasó realmente en ese vestuario? Sólo el tiempo traerá la verdad: que hubo jugadores que quisieron salir y otros que no jugaban estaban también de acuerdo (Orban y Botta, Castaño y Donatti) y que el voto de la mayoría dio por tierra con esas intenciones.

También entre la dirigencia y los jugadores existiría un quiebre: se habla de fuertes

cruces en ese vestuario caliente. La decisión de no salir a jugar el ST aparentemente habría sido tomada por los jugadores, aunque también se comenta que algún alto dirigente apostó a la posibilidad de intentar ganar en los escritorios...

A los hinchas del Matador les costó $ 280 la entrada al Morumbí: 80 reales marcaba el precio en el ticket. Al cambio oficial, las cuentas no cierran... La historia no oficial cuenta que San Pablo llamó a nuestra sede para preguntar cuántas entradas necesitábamos, antes del partido en Boca: desde aquí

*A la derecha vemos a una fana del Matador, Vanesa Spiteller, junto a su primito, Luciano. Vanesa nos contó que Luciano, a pesar de su corta edad (aun no cumplió los tres años), es fanático de Tigre. Sabe el nombre de todos los jugadores, canta las canciones, le pide a su mamá vestirse sólo con ropa de "los jugadores de Tigre", tiene todo lo que uno se pueda imaginar con los colores del Matador y, siempre que se puede, lo llevan a la cancha. También nos contó que el fanatismo lo heredó de una familia hincha del Matador.

La imagen es del día del

e m p a t e e n 2 a n t e Independiente, en el histórico Clausura 2012. “Nos juntamos a cenar en familia para festejar que Tigre continuaba en Primera. Ser hincha de Tigre es, sin duda, símbolo de amistad, amor y familia, es muy lindo compartir ese sentimiento con tus seres queridos.”

*En la imagen de la izquierda vemos a Jorge Dellagiovanna, nada más ni nada menos que el nieto directo del hombre que fundó junto a otros once muchachos el Club Atlético Tigre: Don José Dellagiovanna. La foto es en el Morumbí: hasta allí se llegó Jorge para alentar a su querido Tigre...

dijeron 2000, mientras que desde Brasil solicitaban la entrega del dinero en Bs. As.. Hubo negativa, así que allí habría comenzado el tira y afloje...

Una última apreciación: en las décadas del 60 y 70 hubo escandalosas batallas de Copa Libertadores que incluían toda la artillería conocida: no hay registros de equipos que hayan abandonado y mucho menos una final. Además, no existía siquiera la vorágine mediática de la actualidad: ni cámaras de TV, ni fotos, ni celular, ni internet... Se jugaba igual...

l viernes 30 de noviembre se realizó la tradicional fiesta por el Día Universal del Hincha de Tigre. Fue organizada por ETigre Solidario y la Peña San Isidro.

Alrededor de 500 fanas de nuestro club disfrutaron de la cena show, que duró hasta altas horas de la madrugada. La música estuvo a cargo de los grupos Amar Azul, Octubre, y el humor lo puso el cómico Alfredo Silva.

Estuvo presente el ex jugador de nuestra institución Leandro Lazzaro, quien se sacó fotos con muchos de los hinchas y disfrutó además de la gran fiesta anual.

l viernes 21 de diciembre se realizó lOrdinaria:en la misma se puso en consideración la Memoria Ey Balance General e Informe de Comisión Fiscalizadora del

ejercicio económico identificado con el Nº 110, cerrado al 30 de junio de 2012. Otro punto de la Orden del día era la Convocatoria a elecciones para el día 26 de diciembre para la renovación por un año de cuatro Vocales Suplentes y Comisión Revisora de Cuentas, que comprende tres miembros titulares y dos suplentes. No hubo necesidad porque no se presentó ninguna lista para tal fin.

Obviamente se aprobó el balance no sin algunas preguntas de los socios que objetaron algunos puntos, como por ejemplo, los gastos en el predio de Rincón: según los socios, demasiado importe para tan poca obra. La respuesta de la directiva hizo referencia al costo de la obra de los vestuarios, aun en desuso. Se aprobó además el Presupuesto de Recursos y Gastos correspondientes a la temporada comprendida entre el 1 de julio de 2012 y el 31 de junio de 2013.

También hubo Asamblea General Extraordinaria: en la misma se modificó el Estatuto Social del 14/11/1997, ratificando la fecha de cierre del ejercicio Económico del club al 30 de junio de cada año, tal como lo solicita AFA.

Sólo 140 socios se hicieron presentes: muy poco por cierto. De todas maneras, pudieron preguntar con total libertad, sin apretadas de por medio. ..

a Asamblea General

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eropuerto de Ezeiza, Buenos Aires. El sol Apicaba tanto como la

ilusión. Ezeiza adquiría un aspecto distinto al de su monotonía diaria. Azules y rojos por todos lados, canciones retumbando en el hall y fotos que resultarán, en algunos años, algo más amarillentas, verdaderas postales de un momento inolvidable en la historia del viejo Tigre. Cuando el avión separó sus ruedas de la pista y comenzó a proyectarse rumbo a San Pablo, el vuelo 2276 (y tantos otros) de Aerolíneas Argentinas, pareció de pronto el colectivo 60, o unos cuantos vagones del ferrocarril Mitre rumbo a cualquiera de las canchas de Buenos Aires. Sonó distinto, emocionante como nunca el “esta campaña volveremo a estar contigo”.

Cuando pasaron dos horas y media de vuelo, un fuego de luces emergía desde la tierra, combinado con algunos rayos que iluminaban el cielo y presagiaban tormenta en Brasil. La ciudad de San Pablo nos vigilaba desde abajo, interminable, mult i forme, apremiante. Algo avisaba, para quienes supieran leer...

Apenas en tierra, los hinchas del Corinthians comenzaban a ofrecer sus buenos deseos para nosotros, y de a poco nos acostumbrábamos a entender el portugués y a hacernos entender mechando algún “vocé” entre frase y frase, entre la comunicación y el ridículo.

La preocupación en ese momento no pasaba por Lucas ni por los rápidos y millonarios jugadores paulistas, sino por canjear los tickets que nos vendieron en Victoria a 280 pesos, 80 pesos más que lo que correspondía al precio real de la entrada impreso en el ticket (leer al respecto “Vergüenza propia” en página 5).

Comenzó a circular la versión de que habría que dirigirse al hotel Transamérica, donde se hospedaban los jugadores para hacer efect ivo el canje.

Paralelamente se decía que la zona del canje era la de Praça da República, en el centro paulista. Lo concreto es que en una ciudad colmada hasta entonces por los hinchas del Corinthians, que jugaban su partido por el Mundial de C l u b e s , l o s t i g r e n s e s deambulábamos entre rumor y rumor en busca de la entrada. La soledad se aparecía a cada rato, salvo por ese abrazo siempre vital entre cada tigrense que se cruzaba en el camino. Al fin, cuando a las 9 am abrieron los locales de internet, pudimos confirmar que el sitio para el canje era el Transamérica.

El hotel está ubicado a 40 minutos del centro de la ciudad (viajando en el Metro). Sin querer, se transformó en la sede de los que no teníamos hotel, de los que buscábamos hacer el canje, y de los que viajaron sin entrada porque ya tenían vuelo y no habían alcanzado a comprar en B u e n o s A i r e s . A l g u n o s

aprovechamos para dormir al menos dos horas bajo la sombra de los árboles del jardín del hotel, entre canciones y canciones que de pronto sonaban hasta golpear las ventanas de las habitaciones de los jugadores. Créalo, pero f u e r o n m o m e n t o s c a s i surrealistas.

Allí, otra vez la dirigencia de Tigre hizo sus diferencias. El presidente Molinos anunció que tratarían de conseguir micros para la gente, lo que ilusionó a m u c h o s q u e s e f u e r o n agrupando para no ir solos al estadio. Quien escribe esta nota y su compañero de viaje, seguros de que eso no ocurriría, elegimos los medios de transporte público de San Pablo, y tras una hora y media en colectivo, repleto de hinchas de ellos, prendiendo velas para que no nos preguntaran nada que denotara argentinismos, logramos llegar al estadio.

Cuando el vice Melaraña habló en el hall del hotel, directamente dijo “me tengo

que ir al estadio, acá cada uno váyase como pueda”. El vice desmentía entonces a Molinos, y finalmente los únicos micros que aparecieron no fueron para los hinchas comunes... Era simplemente el correlato del ninguneo al hincha común que había comenzado en la Bombonera, cuando miles entraron en el segundo tiempo, o avanzadísimo el primero, porque la organización fue un auténtico caos.

Los carísimos taxis fueron entonces la única chance que les quedó a los cientos que estuvieron alentando al equipo

durante horas en los jardines del hotel.

La llegada al Morumbí es impactante, no sólo por el tamaño del coloso de cemento, sino porque no parece existir sector visitante. Los carteles que señalaban a la puerta 15 como sector de la visita, eran poco menos que un chiste. Los hinchas brasileros llegaban desde los cuatro puntos cardinales al Cícero Pumpeu de Toledo.

La entrada al estadio fue para los más afortunados tres horas antes del encuentro que pasaron volando ante el espectáculo irreal del que Tigre se anunciaba protagonista. Los que quedaron rehenes totales del canje de entradas, apenas si entraron a falta de pocos minutos para el inicio del partido más importante de la historia tigrense, que, paradójicamente, fue también el más corto (corríjanme los estadistas de siempre).

Para los que nunca asistimos a un Mundial, cantar el himno nacional argentino antes de un partido de Tigre es algo que difícilmente se olvidará. Los brasileros se brotaban con el “Maradona es más grande que Pelé”, y muy cómodos, sin policía, se hicieron un festín revoleando arandelas de hierro, monedas y cartón prensado, mientras la policía militar casi se reía de los reclamos de los hinchas argentinos.

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ucho se ha hablado ya, a esta altura, de lo Mque ocurrió en el

Morumbi. Todos saben que hubo un tiempo de un partido que Tigre iba perdiendo 2-0 a pesar de no haber sido superado tan claramente como escuché decir.

El p lanteo era bueno, defendiendo en bloque y j ugando le jos de A lb i l , pensando cada movimiento. Incluso, tuvo el primer remate franco al arco con Botta al primer palo de Ceni. A Tigre solamente le faltaba ajustar a l g u n a s c o s a s e n e l mediocampo y la creación para comenzar a complicar al local, cuando apareció el jugador diferente, el que vale millones de euros, para desequilibrar limpiando una jugada de ataque que venía sucia. Luego llegó el segundo gol y hasta allí una justificada victoria de San P a b l o , m á s p o r s u s individualidades que por la diferencia en el juego.

Nada que reprochar aun

teniendo en cuenta todo lo difícil que se la hicieron a Tigre (la falta de lugar para entrenar, la rotura de los vidrios de los m i c r o s , c o s a s q u e lamentablemente se suelen sufrir de visitante en las copas sin que nadie haga algo para cambiarlas). Sin embargo, hay algo que superó con creces esas mañas coperas para achicar al equipo visitante: ya en el estadio, los jugadores intentaron salir a hacer el precalentamiento y fueron f renados por g rando tes patovicas con un brazalete de la Federación Paulista de Fútbol. Luego de algunos empujones, los jugadores lograron pasar al campo de juego.

Al parecer, eso dejó a estos supuestos guardianes de la seguridad con la sangre en el ojo, porque apenas terminó el primer tiempo esperaron al plantel de Tigre para golpear a los jugadores y a quien se cruzara con total impunidad, con saña, generando una guerra increíble en los pasillos

La argentinofobia tuvo en el estadio su mayor epicentro. Quizás muchos descubrimos allí por primera vez el real odio que se le tiene a Diego Maradona y a todo lo que huela a Argentina, al menos en lo que al fútbol se refiere.

El inicio del partido fue increíblemente favorable a Tigre, aunque costaba ver parado al equipo en ese inmenso campo de juego. Sin embargo, se la rebuscaron los muchachos para frenar al San Pablo al menos casi veinte minutos. El propio Rubén Botta, acaso la única esperanza argentina, hizo revolcar a Rogerio Ceni entrado el primer cuarto. Pero acá termina la crónica futbolística. La ilusión se partió en pedazos con el gol de Lucas, y casi fue una daga al corazón seis minutos después el gol de Osvaldo. Tigre se volvió pura confusión y daba la impresión de estar cerca de una goleada si no terminaba pronto el primer tiempo. Por esas cosas inexplicables que pasan por el espíritu, la esperanza de los penales no se perdía todavía.

Pero la esperanza se rompió ya definitivamente, cuando comenzó a circular el rumor de que Tigre no sa l ía por agresiones en el vestuario. Pensamos que se trataba de alguna gresca entre jugadores, casi lógica en esta instancia entre argentinos y brasileros, pero cuando salió San Pablo y la terna arbitral chilena, confirmamos que algo más ocurría. Desde la tribuna apenas se observaba el tumulto en la boca del túnel y sólo varias horas después supimos que la demora era un salvoconducto creado por los jugadores para que los familiares desalojaran la tribuna.

Adentro del vestuario usted sabe lo mismo que nosotros: que los guardias de seguridad del club local agredieron, incluso con armas de fuego, a los jugadores de Tigre, que hubo cortes en el brazo de Galmarini, moretones en el

del vestuario, donde luego apareció la policía militar para ponerse, por supuesto, del lado de los locales. Luego de estos hechos, en donde hasta habrían sacado un arma apuntando con cobardía al perder el equilibrio, el partido debió haber sido suspendido por el árbitro chileno. Todo lo que pasó durante ese descanso estuvo muy lejos de lo que se espera no sólo de una final internacional, sino de un simple partido de fútbol.

Lamentablemente, estamos acostumbrados en el fútbol de hoy (en el local incluso) a que se cometan agresiones y los protagonistas sigan jugando como si nada, salvo que el agredido sea retirado en camilla. En este caso, Tigre tomó la decisión que el juez no supo o no pudo tomar. Al árbitro chileno no es que le quedó grande la final, no le quedó. Fue paupérr imo su arbi t ra je, primero dejando pasar faltas para amonestación, en un equivocado pensamiento de

pecho de Albil y golpes en la cara de Botta, Escobar y el jefe de seguridad del Matador.

Cuando el desvergonzado Osses dio por finalizado el p a r t i d o e n l u g a r d e suspenderlo, la farsa del triunfo ya estaba armada y la Conmebol mandaba a sus peones a armar la tarima del “campeón”. Insistimos en que a San Pablo le alcanzaba con la jerarquía de sus jugadores para lograr el triunfo y ahí es donde la barbarie se torna menos lógica dentro de su ilógica.

La salida de la tribuna fue un caos. En un minuto los hinchas “comunes” deambulábamos en grupos chicos, con toda la zona liberada y totalmente oscura, tratando de salir del estadio. Créalo señor lector, que los que no somos violentos íbamos de puños cerrados porque el cruce con los hinchas de San Pablo parecía cuestión de minutos. Había tantos hinchas adentro de la cancha como afuera. Todo fue caos. Cada uno hizo lo que pudo y trató de salvar camiseta, bandera y vida también.

L a s l á g r i m a s e n e l aeropuerto, que se ahogaron de rabia dentro de la cancha, son el punto final de esta nota. Tigre podía haber perdido, pero el final inconcluso duele más, mucho más. Algunos hinchas se enojaron con el equipo por no jugar, otros por no salir a saludar, otros directamente avalamos que no estaban dadas las condiciones.

Si algún filósofo dijo una vez que la historia se sucede primero como tragedia y luego se repite como farsa, Tigre podría haber quedado fuera de la Libertadores si prosperaban los reclamos del impresentable S a n P a b l o a n t e l a impresentable Conmebol, pero esta pateó la decisión para más adelante.

Queremos que no vuelva a ocurrir, pero no olvidaremos el infierno del Morumbí, como tampoco esa tarde del 25 de junio de 2007 en Mataderos. En algo se parecieron, y en el Tigre, las manchas quedan.

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cómo agilizar el juego; luego, cuando tuvo que convertirse en protagonista, pasó por el vestuario, constató las lesiones y aseguró al plantel de Tigre q u e s i n o e s t a b a n e n condiciones de seguir iba a suspender el partido. Su opinión cambió por completo al escuchar a los altos dirigentes de la Conmebol (“Espera, espera, esto tiene que terminar hoy, no hay otras fechas...”). Se limitó a esperar como un títere en la mitad de la cancha, mandando al cuarto árbitro al vestuario a la espera de la señal del veedor para terminar el partido.

O b v i a m e n t e , d e l a confederación enseguida ante la prensa delegaron toda la autoridad en el árbitro: “el dueño del partido es el árbitro, nosotros no podemos accionar hasta que decida el juez del partido”. Y así, cual Poncio Pilato, todos se lavaron las manos...

Es muy difícil para el hincha entender que la decisión de

Tigre fue la correcta; el hincha en general siempre interpreta que todo su esfuerzo (y este sí que fue grande) debe ser acompañado por el equipo cueste lo que cueste. Yo también tengo sentimientos encontrados. Pero disputar el partido es una manera de aceptar que lo que había pasado estaba bien, que era una parte más del juego, y alguien tiene que terminar con esto de una vez por todas. En mi opinión, quizás deberían haber salido del vestuario, no sé si todos, pero algunos representantes del plantel como para poner en evidencia lo que estaba pasando, aunque no fueran a jugar el partido, po rque quedarse en e l vestuario dio pie a los paulistas a que tilden a los argentinos (así siempre se refirieron ellos hacia e l p lante l de Tigre) de mentirosos y de otras cosas.

I n c r e í b l e l a f a l t a d e solidaridad de los profesionales brasileños: Rogerio Ceni, capitán del equipo y con sobrada experiencia, en lugar de bajar al vestuario a ver qué le sucedía a sus colegas, seguía hablando barbaridades a cuanto micrófono se le cruzara.

Luego del partido, los jugadores locales se pasaron por cuanto canal pudieron tildando de mentirosos y mañeros a los argentinos, diciendo que lo único que saben es pegar patadas. El mismo Presidente de San Pablo declaró a la prensa que había festejado el doble por lo que había pasado y que no tenía nada de qué disculparse.

Una verdadera lástima para Tigre cómo terminó esta historia, con todo lo que significaba jugar este partido, ganándolo o perdiéndolo dentro de la cancha. Un verdadero bochorno para el fútbol en general y en el país que debe organizar el próximo Mundial, en 2014. Tan bochornoso los incidentes como la actitud de la Conmebol de armar rápido el escenario para declarar un campeón, como si nada hubiera pasado.

Tigre deberá ir hasta la última instancia con el reclamo y deberá ser apoyado por todo el Fútbol Argentino. No sólo para reclamar justicia, sino para no ser sancionado por abandonar el juego, porque, sabemos y lo vimos, en la Conmebol son capaces de cualquier cosa...

igúrese señor lector que en una ciudad que tiene la misma población que la Argentina entera, encontrar cada uno de Festos rincones exigían algo más que un buen mapa. La

frase repetida una y mil veces por cada uno de los hinchas era una regia puteada a nuestros dirigentes, que ni siquiera fueron capaces de confirmar el sitio del canje para las primeras horas del día 11, cuando más de la mitad de los tigrenses teníamos pasajes. Hubo que buscar esa información vía internet, en las calles de San Pablo.

Rehenes de la situación, fuimos sitio por sitio siguiendo el derrotero de las entradas con la curiosidad de encontrar hinchas, evidentemente más especiales que nosotros, hinchas de mejor categoría llamémosle, que no se preocuparon por ir al Transamérica porque ya tenían sus entradas a las 7 am y su única preocupación era cambiar pesos por reales.

Podrá haber habido mala fe de San Pablo, pero es indignante que Tigre, al menos en las cuestiones administrativas, no haya podido ser parejo con San Pablo. Los brasileros pagaron 200 pesos la entrada y Tigre la pagó 80 pesos más supuestamente por tener que recurrir al “dólar Blue”. En la asamblea del 21/12, algunos dirigentes admitieron que hubo una diferencia, que se usó para gatos varios...

Es decir, los brasileros, compraron su entrada en Buenos Aires, y Tigre no. Ellos la pagaron 200 pesos y Tigre 280. Ellos reconocieron el campo de la Bombonera y Tigre no pudo hacer lo mismo en el Morumbí, ellos tuvieron 3.500 entradas y Tigre 2.000 menos.

En el hotel, Melaraña y Molinos se contradijeron mutuamente prometiendo y desilusionando con la idea de conseguir micros para el traslado al estadio, salvo para algunos. ¿Y que hay de los otros 1800 hinchas que se pagaron la entrada con sudor y sacrificio? Ninguneo. Anote esa palabra, porque el club no admite a sus propios socios, el proyecto es otro.

Desinformación o información tardía, no es novedad.

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penas terminó e l p a r t i d o c o n t r a AMillonarios en Bogotá,

c o m e n z ó l a p r e v i s i b l e búsqueda de escenario para jugar de local la final contra San Pablo, a sabiendas de que los 28 mil lugares que ostenta el estadio José Dellagiovanna no eran suficientes para las reglamentaciones de Conmebol en partidos correspondientes a una final continental.

Gorosito insinuó la posibilidad de Banfield, pero el estadio del sur tampoco alcanzaba los 40 mil lugares exigidos. Luego circuló la idea del Estadio Único, y aunque La Plata registra episodios gloriosos en nuestra historia reciente (como el debut en primera ante Gimnasia), era una locura trasladar más de 100 kilómetros al público tigrense, especialmente por el horario del partido, que terminaba cerca de las 0.

Finalmente, la palabra del i n f l u y e n t e J u a n R o m á n R ique lme pa rece habe r convencido a Sergio Massa para que Tigre hiciera su juego de local en la Boca, donde San

Pablo no había obtenido buenos resultados en los últimos tiempos. Creemos, a la postre, que fue una decisión acertada, aunque no fueron acertados los valores de las entradas, no del todo populares como para instalar un clima de masividad.

Aún así, la gente se llevó miles y miles de populares, plateas y hasta palcos para el partido más trascendente de la historia de Tigre, y el Matador de Victoria pudo ser digno de su rica herencia como equipo de gran convocatoria. Basta recordar el partido contra Platense en cancha de Atlanta en 1975, el encuentro final del campeonato de 1979 versus Almirante Brown en Victoria, el partido récord contra San Lorenzo en el estadio de River en 1982, las finales en Arroyito ante Argentino de Rosario en 1995, la derrota vs Dock Sud en e l v i e j o e s t a d i o d e Independiente en 1997, y tantos hitos de la multitud azul y roja en las canchas argentinas.

La Bombonera se fue poblando desde temprano, a u n q u e t í m i d a m e n t e , habiéndose habilitado para Tigre todo el estadio menos el sector visitante destinado a San Pablo, la bandeja intermedia que da hacia el Riachuelo, justamente debajo de los visitantes, y la herradura superior de todo el estadio. Cuando el equipo salió al campo hubo cierta desilusión para aquellos que somos conscientes del poder de convocatoria de Tigre, y se supo

bastante después de los problemas graves que hubo en el ingreso a ambas populares, tanto por el desconocimiento de los accesos como por la información errónea y el maltrato propiciado por la Policía Federal.

Pero las expectativas de los dirigentes fueron ampliamente superadas por la masa de gente que, casi terminando el primer tiempo, continuaba llenando el estadio. El momento más emocionante fue cuando tuvo que habilitarse la bandeja del medio (orientación Riachuelo), hasta completarse por los tigrenses. Fue un momento inolvidable, que excede lo futbolístico, y hasta los palcos que valían 200 pesos tuvieron un marco acorde a lo que se jugaba.

Según o rgan i smos de seguridad y AFA, se vendieron más de 41 mil entradas, y los brasileros no llegaban a mil. El

Año 10 - Nº 75 (2da. Época)Diciembre de 2012

e-mail: [email protected]

Registro de la Prop. Int.: En Trámite

Hacen TIGRE ManíaConsejo de Redacción

Leonardo Enrique, Gustavo Moure, El Negro Eyes, Sergio

Ibarra, El Loco Noce, Santiago GilColaboradores

Fabián Astrada, Pablo Suárez Fotografía

Fabián Astrada Archivo TIGRE Manía

Diseño Alfa Uno Diseño

[email protected]ón

Génesis Talleres GráficosE-mail:

[email protected]

orgullo de ser de Tigre es muy grande. Somos conscientes que ninguno de los que se autoadjudican ser el “sexto grande” están en condiciones de movilizar 40 mil personas a decenas de kilómetros de su localía, se juegue lo que se juegue. Ni Vélez, ni Huracán, mucho menos los Chacarita y Quilmes;, sí, en cambio los p l a t e n s e s , c o r d o b e s e s , santafecinos o rosarinos, aunque con la espalda de ciudades millonarias que los respaldan.

Si queda una enseñanza del Bombonerazo histórico, es que Tigre no es Victoria o Pacheco, o el equipo del barrio como aventuran algunos, sino toda la Zona Norte, y su único conjunto

v e r d a d e r a m e n t e representa t i vo . Además, aunque muchos no lo entiendan tiene muchísima gente en otras zonas del Gran Buenos Aires (como quien escribe esta nota) y en las provincias. Pensar en que además de ser un equipo de fútbol Tigre se transforme en un verdadero club para sus socios e hinchas, parece una q u i m e r a , p o r m u c h o s comportamientos de nuestros dirigentes, que definitivamente no han apostado a la faz social en estos últimos siete años de éxitos deportivos. Pero siempre se lo vamos a recordar, en estas páginas, en las asambleas o en la tribuna, porque entendemos que esa es la única forma de crecer en serio.

Foto facebook

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l m a r g e n d e l espectáculo que brindó Ael pueblo tigrense, con

4 0 . 0 0 0 f a n á t i c o s e n l a Bombonera, hubo un partido.

El visitante dominó los primeros minutos y tuvo las mejores chances de gol, con un remate de Lucas al minuto y otro de Luis Fabiano a los 4´. La suficiencia de San Pablo por momentos pareció subestimar a

Tigre enfrentará a Deportivo Anzoategui de Venezuela en el Repechaje de la Copa Libertadores de América. El partido de ida se disputará el 22 de enero de 2013 en nuestro estadio, mientras que una semana más tarde, el 29, se jugará la vuelta en el estadio Gral. José Antonio Anzoategui.

En caso de pasar de fase Tigre se sumará al Grupo 2: allí deberá enfrentar a Sporting Cristal (Perú), Palmeiras (Brasil) y Libertad (Paraguay).

Los dirigentes solicitaron cupo por un cuarto refuerzo, y fue aprobado por AFA. Es por Emanuel Pio, que sufrió un accidente automovilístico en octubre. Fue operado nuevamente y se perdería el torneo Final 2013. Interesan los volantes Gabriel Peñalba (ex AAAJ), Sebastíán Rusculleda (ex Dep. Quito), Mariano González (Estudiantes), y el delantero Mauro Fernández (Estudiantes).

DT: N. Gorosito DT: N. Franco Tigre. Ese dominio se extendió hasta el minuto 14´, cuando se dio una jugada clave: las expulsiones de Luis Fabiano y Donatti, que aplacó bastante al visitante y tomó más recaudos a partir de esa situación, e hizo despertar a Tigre, que emparejó el partido. Galmarini pasó a marcar el lateral para mantener la línea de cuatro, y los otros tres del medio se hicieron más anchos para controlar a Lucas, Jadson y Osvaldo. Botta, el generador de fútbol, perdió casi todas las pelotas que encaró y entonces Maggiolo quedó más que aislado.

Se intensificó la lucha en el medio, lo que hizo que el trámite se tornara muy pero muy malo. Hubo una leve superioridad de ellos en el PT por lo del principio, pero sin inquietar mucho a Albil. Tigre tuvo un remate de Díaz a los 42´ y otro de Ferreira dos minutos más tarde; fue lo único que generó el equipo en ataque.

En el segundo tiempo se vio a un Tigre mucho más decidido, y con garra y utilizando el arma que San Pablo tanto temía, la pelota parada, acorraló al rival. Fue el recurso que más utilizó el Matador para llevar peligro al arco de Rogerio Ceni, pero la verdad es que esta vez los encargados de la pelota parada no estuvieron para nada afilados y el arquero no pasó sobresaltos. El empate final fue lo más justo, y dejó conforme a los dos. La fiesta sólo estuvo en las tribunas.

Juventud Antoniana de Salta será nuestro rival en la edición 2013 de la Copa Argentina. El partido se realizará en el mes de febrero, aun sin fecha. Será por los 24 avos de final del torneo, y el ganador de la llave deberá cruzarse en 16 avos con el que pase del cruce entre Central Norte de Salta y Banfield.

Los dos partidos postergados del torneo Inicial ya tienen fecha. Con Independiente va el domingo 3 de febrero y frente a Quilmes el miércoles 13 de febrero. Aun no están designados los árbitros ni los horarios de dichos cotejos.

2005 FIESTA POR EL REGRESO A LA B NACIONALEn un conocido local de juego de la Zona Norte, se realizó en junio

de ese año la fiesta por el ascenso del Matador a la B Nacional. La campaña fue espectacular, logrando adjudicarse los dos torneos batiendo todos los récords de efectividad, además de quedar en la historia por el inolvidable 2-0 a Platense en Vicente López.

En la imagen vemos a tres integrantes de aquel plantel, todos surgidos de nuestras inferiores. Carlos Sánchez, Javier “Coqui” Pérez y el gran capitán, Juan Carlos “Chimi” Blengio. Entre ellos, y sosteniendo el trofeo ganado, un hincha fanático de Tigre que asistió a la gran celebración: Facundo Zapata...

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Este libro del escritor e historiador Nazareno Scialpini, viene a completar la trilogía con las dos anteriores obras editadas por el autor: la primera en el año 2000 “La Historia del C. A. Tigre, 1902-2000”, y la segunda en 2007, “La Historia del Centenario Club Atlético Tigre”.La Historia Dorada es la continuación de la anterior: desde el ascenso de 2007 hasta el Clausura 2012.Para adquirir los libros escribí a [email protected]