nietzche contra wagner

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PRESENTACIÓN Dentro del conjunto de obras del último período elaboradas por Nietzsche a partir de la primavera de 1888, en esa «época de la gran cosecha», en medio de arrebatos de inspiración y de fuertes tensiones anímicas que anteceden (pero que todavía no son sin más síntoma de ello) la euforia de Turín y su definitivo hundimiento psíquico, el escrito Nietzsche contra Wagner ocupa sin lugar a dudas un lugar muy peculiar, dadas sus características. 1 Primero, porque no se trata propiamente de un nueva obra de Nietzsche, sino de una recopilación de textos pertenecientes a varios de sus libros anteriores y en los que ahora realiza una serie de modificaciones, omisiones, añadidos y demás correcciones tanto estilísticas como de contenido. Segundo, por los motivos específicos que le indujeron a preparar esta antología antiwagneriana. Pues si bien en toda la producción literaria de este período se hace cada vez más palpable la necesidad que Nietzsche siente de «ponerse en claro», de aclarar posibles equívocos en torno a su pensamiento 2 y, al mismo tiempo, de llegar a un público mas amplio e influirle, en Nietzsche contra Wagner dicha pretensión se extrema y adquiere unas connotaciones singulares, que arrojan un significativo saldo de cara a una comprensión más exhaustiva de su última filosofía. 3 Como decimos, en gran medida ello se debe justamente a los motivos que están a la base de la génesis de la obra y que. por tanto, merece la pena recordar ahora. El Caso Wagner, ese otro gran documento del antiwagnerismo nietzscheano, había aparecido a mediados de septiembre de 1888. Pese a las grandes expectativas depositadas en él por Nietzsche y a que la primera edición se vendió casi de inmediato, el libro no había obrado el efecto deseado: el sentido más hondo de su apasionada y desgarradora polémica con Wagner, su lugar específico en el contexto general de la tarea de transvaloración de todos los valores, continuaba siendo una incógnita para sus contemporáneos 4 Y las reacciones de incomprensión no se hicieron de esperar. Por supuesto, Nietzsche contaba de antemano con la animadversión de personajes como el furibundo wagneriano y biógrafo del maestro, Richard Pohl, quien se apresuró a

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Nietzche Contra Wagner

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PRESENTACIN

PRESENTACINDentro del conjunto de obras del ltimo perodo elaboradas por Nietzsche a partir de la primavera de 1888, en esapoca de la gran cosecha, en medio de arrebatos de inspiracin y de fuertes tensiones anmicas que anteceden (pero que todava no son sin ms sntoma de ello) la euforia de Turn y su definitivo hundimiento psquico, el escritoNietzsche contra Wagnerocupa sin lugar a dudas un lugar muy peculiar, dadas sus caractersticas.1 Primero, porque no se trata propiamente de un nueva obra de Nietzsche, sino de una recopilacin de textos pertenecientes a varios de sus libros anteriores y en los que ahora realiza una serie de modificaciones, omisiones, aadidos y dems correcciones tanto estilsticas como de contenido. Segundo, por los motivos especficos que le indujeron a preparar esta antologa antiwagneriana. Pues si bien en toda la produccin literaria de este perodo se hace cada vez ms palpable la necesidad que Nietzsche siente deponerse en claro, de aclarar posibles equvocos en torno a su pensamiento2 y, al mismo tiempo, de llegar a un pblico mas amplio e influirle, en Nietzsche contra Wagner dicha pretensin se extrema y adquiere unas connotaciones singulares, que arrojan un significativo saldo de cara a una comprensin ms exhaustiva de su ltima filosofa.3 Como decimos, en gran medida ello se debe justamente a los motivos que estn a la base de la gnesis de la obra y que. por tanto, merece la pena recordar ahora.

El Caso Wagner,ese otro gran documento del antiwagnerismo nietzscheano, haba aparecido a mediados de septiembre de 1888. Pese a las grandes expectativas depositadas en l por Nietzsche y a que la primera edicin se vendi casi de inmediato, el libro no haba obrado el efecto deseado: el sentido ms hondo de su apasionada y desgarradora polmica con Wagner, su lugar especfico en el contexto general de la tarea de transvaloracin de todos los valores, continuaba siendo una incgnita para sus contemporneos4 Y las reacciones de incomprensin no se hicieron de esperar. Por supuesto, Nietzsche contaba de antemano con la animadversin de personajes como el furibundo wagneriano y bigrafo del maestro, Richard Pohl, quien se apresur a replicar con un ataque frontalad hominemtitulado El caso Nietzsche, un problema psicolgico, en el que prcticamente se limitaba a acusarle de celos de msico frustrado, disparatando sobre el falso supuesto de la existencia de una pera compuesta en tiempos por Nietzsche y criticada por Wagner como nico motivo real de la ruptura entre ambos. Menos poda esperarse, en cambio, la discreta acogida que su escrito tuvo por parte de Ferdinand Avenarius, editor por aquel entonces de la revistaKunstwart.En el mismo nmero en que Heinrich Kselitz su fiel amanuense, Peter Gast reseaba el libro, Avenarius vena a comentarlo en trminos tan poco favorables como los siguientes:Es un hecho declarado el cambio de sensibilidad de uno de los ms destacados, quiz el ms destacado, de los wagnerianos. Si ste nos hubiera hecho, tranquila y objetivamente, una exposicin de las razones que invalidan sus razones anteriores no podramos hacer otra cosa que agradecrselo: ms improbablemente porque nos convenciera, ms probablemente por que nos hubiera proporcionado ocasin para el anlisis agudo, en orden a la refutacin. Tal como se nos presenta el escrito, aparece casi como el regalo de un folletinista muy ocurrente, que juega a las grandes ideas.5

De este modo, Nietzsche pudo tomar conciencia bien pronto de cmo, de cara a la opinion general, su intempestivo escrito pasaba por ser el fruto de una repentina conversin por parte del que hasta entonces haba seguido siendo, a ojos de la mayora, un ferviente admirador de la msica de Wagner. Toda la intensidad de la crtica nietzscheana quedaba as rebajada, en la misma medida en que, desconociendo la evolucin de sus ideas, en particular por lo referente a esta cuestin, se la malinterpretaba poco menos que como expresin de una sbita apostasa y de un improvisado ataque. Nietzsche comprendi entonces que haba de aducir pruebas de lo contrario, pero en su precipitacin y vehemencia en deshacer el equvoco err en sus clculos de cmo llevar esto a cabo. Decidi en principio que lo mejor era que no fuese l mismo, ni tampoco, claro est, Kselitz, sino una tercera persona quien se encargara de ello, y escogi para tan delicado asunto al crtico de arte Carl Spitteler, a la sazn reconocido adversario de lamsica del futuro, que acababa adems de escribir una carta felicitando a Nietzsche por su trabajo y haba manifestado su coincidencia con los gustos musicales de ste en un artculo publicado el 8 de noviembre en elBund,una revista editada en Berna. Nietzsche se apresur, pues, a escribirle el 11 de diciembre, ya con la mente puesta en la edicin de una recopilacin de sus textos:

Quiero hacerle hoy una proposicin a la que le ruego encarecidamente que no se niegue. Mi lucha contra Wagner ha fracasado porque nadie conoce mis escritos: de modo que el cambio de sensibilidad, como se expresa Avenarius, por ejemplo, pasa por ser algo sucedido al mismo tiempo, ms o menos, que el Caso Wagner. De hecho, llevo luchando ya diez aos. El propio Wagner era quien mejor lo saba: no he enunciado en el Caso Wagner ninguna proposicin general, de orden psicolgico o estrictamente esttico, que no haya expuesto ya con la mayor gravedad en mis escritos anteriores. Bajo estas circunstancias, para avivar la cuestin al mximo y llevarla hasta la guerra, quiero ahora publicar otro escrito de la misma presentacin y amplitud que el Caso Wagner, que se componga slo de ocho trozos grandes y cuidadosamente elegidos entre mis obras, bajo el ttulo Nietzsche contra Wagner. Documentos sacados de las obras de Nietzsche. Estimado seor,ustedes el que ha de publicarlo y escribir un largo prlogo que sea una autntica declaracin de guerra.6

Como sucede con otros muchos juicios vertidos por Nietzsche en su intensa correspondencia de estos meses finales de 1888, su afirmacin de queEl caso Wagnerno aade nada sustancial a lo expuesto por l sobre este asunto en trabajos anteriores requiere ser matizada. Hay al menos un aspecto fundamental en el queEl caso Wagnerrepresenta un avance respecto a tratamientos previos de la cuestin: el del establecimiento de una ntima correlacin entre wagnerismo y hegelianismo, o, si queremos ser ms precisos (puesto que Wagner y Hegel son interpretados aqu en funcin de las vulgarizaciones que de sus respectivos pensamientos realiza la poca, y por tanto poseen mas bien el valor de metfora y sntoma de sta), el del reconocimiento de la connivencia entre romanticismo y ultrarracionalismo modernos dentro de una nica dinmica nihilista. El paralelismo trazado ah entre las posiciones hegeliana y wagneriana al cual Nietzsche slo haba aludido antes, de pasada, en un par de ocasiones7 se convierte ahora en una de las principales claves de la dimensin filosfica de su controversia con Wagner, y lo hace justo en esa poca en la que Nietzsche retorna a la temtica deEl nacimiento de la tragedia,reformulndola sensiblemente: retorna al arte como tarea de afirmacin vital contra ladcadencey como actividad (post)metafsica. A tal fin, al mismo tiempo que trata de recobrar todo aquello que pudo constituir suprimera transvaloracin de todos los valores, lucha por desembarazarse definitivamente de los perturbadores influjos de sus maestros de juventud, desde el postulado transfenomnico de un Uno-primordial hasta la hipoteca romntica del genio. Las anotaciones para la obra proyectada bajo el ttulo deLa voluntad de poderrecogen numerosos testimonios de su litigio con Schopenhauer, mientras que este escrito como luegoNietzsche contra Wagnerse concentra en su otro gran adversario.

Hecha, pues, esta salvedad, s que puede considerarse por lo dems que, en efecto, los documentos sacados de las obras de Nietzsche testimoniaban, contra Avenarius, Pohl y otros, que su polmica con Wagner vena de antiguo y que los trminos esenciales de la misma no haban experimentado una repentina y caprichosa variacin. En la misma carta antes referida, Nietzsche indicaba ya a Spitteler qu documentos, e. d., qu pasajes de sus obras eran los escogidos para demostrar esto.8 Se trataba empero de una primera seleccin, que no sera la definitiva, y que apareca pergeada en una de sus misivas del da anterior a F. Avenarius, en la que por una parte agradeca a ste, no sin cierta irona contenida, su crtica, pero por otra le reprochaba el no haber sabido reparar en lo esencial die Hauptsache y comunicrselo a sus lectores.9

No obstante, Nietzsche se arrepinti de inmediato de la idea de recurrir a terceros para dilucidar la cuestin, escribindole el 12 de diciembre a Spitteler su cambio de parecer y su decisin de publicar l mismo el texto, aunque ya un nuevo equvoco al respecto haba sido sembrado, puesto que Spitteler interpret todos estos vaivenes como un intento de manipular su persona.10 No acabaron ah, sin embargo, las dudas de Nietzsche sobre la conveniencia de publicar esa aclaracin, ni sobre cmo y cundo hacerlo. Las indecisiones, los cambios de planes fueron constantes: Nietzsche pens inicialmente en postponer la publicacin deEcce homoen favor del nuevo manuscrito, enviado a Naumann el 15 de diciembre, y as se lo hizo saber a Peter Gast al da siguiente11 ; pero cuando a los pocos das recibi de su editor las primeras pruebas de correccin deEcce homo,volvi a modificar sus planes de edicin, comunicndole entonces a Kselitz el 22 de diciembre:No vamos a imprimir el escrito Nietzsche contra Wagner. El Ecce contiene todo lo esencial tambin a este respecto. La parte que, entre otras, recuerda al maestro Pietro Gasti ya est incluida en Ecce. Quiz inserte tambin la cancin de Zaratustra es decir: De la indigencia del ms rico como interludio entre dos apartados fundamentales.12

Tampoco en esta ocasin la advertencia a Naumann llegara a tiempo, la celeridad del editor obligara de nuevo a Nietzsche a rectificar sus planes sobre la marcha y, aun a pesar de insistir por ltima vez el 2 de enero de 1889 en su renuncia a editar la obra, los acontecimientos, junto con la crisis, acabaran precipitndose. Cuando el 8 de enero Franz Overbeck encontr a Nietzsche en su habitacin de una pensin turinesa, sumido en las primeras tinieblas de la locura y rodeadlo de montones de papeles que ya no era capaz de descifrar, entre stos se hallaban las primeras pruebas de imprenta deNietzsche contra Wagner.La obra aparecera publicada por primera vez ese mismo ao, en una edicin privada, y ms tarde sera dada a conocer al pblico en 1895, dentro del octavo volumen de la Grossoktavausgabe.Hasta las decisivas aportaciones de Erich Podach13 y la aparicin de laKritische Gesamtausgabea cargo de Colli y Montinari, las sucesivas reediciones hechas desde 1899, incluida la de Karl Schlechta (Munich, Hauser, 1954/6), se atuvieron al texto de esta edicin de 1895, que difiere en puntos importantes de la versin original: se omiti el captulo tituladoIntermezzo, as como los poemasVenezia (tambin conocido comoCancin de gndola), con el que conclua dicho captulo, yDe la indigencia del ms rico, que deba haber ido situado al final del libro. Pero a diferencia de otras rnutilaciones y falsificaciones sufridas por los textos nietzscheanos, la razn, menos escabrosa, de estas omisiones hay que buscarla en la carta de Nietzsche a Kselitz que citbamos ms arriba, ya que los fragmentos suprimidos en la edicin de 1895 corresponden a los que en ella se mencionaba como objeto de un posible traslado al otro libro entonces en prensa. Claro que lo que Nietzsche argumentaba ah era nicamente queEcce homopoda recoger esos textos aun en el caso de que, como al fin haba decidido, no se publicaraNietzsche contra Wagner,la obra que los inclua. Pero en absoluto daba pie al proceder editorial seguido, como si lo resuelto por l hubiese sido suprimir tan slo esos pasajes y publicar el resto.

De esta carencia fundamental se han venido resintiendo igualmente las diversas traducciones que en nuestro pas se hicieron de la obra, desde las de Luciano de Mantua (1904) y Pedro GonzlezBlanco (Valencia, Sempere, 1906 hasta las de J. E. de Muagorri (Caro Raggio, 1930) o, inclusive, la de Eduardo Ovejero y Mauri (Madrid, Aguilar, 1932), basada en la edicin de Krner y en la MusarionAusgabe. sta es, que sepamos, la primera vez que se publica ntegramente en castellano este escrito peculiarun escrito en el que, como ya indicamos antes, Nietzsehe muestra, en sus propios textos, la genealoga de su antiwagnerismo. En ello reside el mayor inters y atractivo de esta obra, nacida en cierto modo de la obsesin del ltimo Nietzsche por afrontar una y otra vez esa insistente pregunta con la que prcticamente concluyeEcce homo: se me ha entendido? A su manera,Nietzsche contra Wagneres otroEcce homo, contemplado sola y exclusivamente desde el prisma negativo de su oposicin a Wagner. Las dudas de Nietzsche sobre si publicar con antelacion uno u otro libro no hacen sino subrayar este ntimo parentesco desde un punto de vista extrnseco. Ms profundamente, podramos aadir: si bien es cierto como ha mostrado Mazzino Montinari y ha reiterado con todo lujo de detalles Andrs Snchez Pascual en su estudio introductorio a la obra en cuestin que, en ltima instancia,El Anticristoacaba recogiendo para Nietzsche todo el contenido de laTransvaloracin de todos los valoreso sea, de su proyectadaHauptwerken otro sentido no menos decisivo, a nuestro juicio,Ecce Homo yNietzsche contra Wagnerconstituyen asimismo otras tantas facetas de la transvaloracin, que no se ejercen estrictamente en el terreno filosfico, pero que tampoco permanecen sin ms ajenos a l. Tal vez sea sobre todo por semejante motivo por lo que merezca la pena leer ahora este texto con la mirada atenta, forjada en ese arte de buen leer, que Nietzsche aprendi de la filologa y quiso tambin como destino para los escritos de la filosofa.

Tabla de Sucesivos Planes de Edicin de Nietzsche contra Wagner*

10/11/8811/12/8812/12/88

(A Avenarius)(A Spitteler )(W II 10, 98)

FW 370FW 370FW 279

VM 144VM 171FW 87

VM 116VW 144FW 368

VM 134VS 165VM 134

VM 171FW 368WS 165

WS 165JGB 256VM 171

M 255GM, III, 2-3FW 99

FW 368 Prlogo, 3-4MAM, II, Prl, 3-4FW 370

FW 87JGB, 254,256

MAM, II, Prl, 3-4

FW, Prl, 3-4

*: En negrita se indican los textos incluidos en la versin definitiva de NW. Las obras de Nietzsche son citadas conforme a las abreviaturas de laKritische Gesamtausgabe.Salvo los dos aforismos de FW excluidos (279 y 99), el plan del 12 de diciembre de 1888 responde casi exactamente al contenido y al orden definitivo de composicin deNietzsche contra Wagner,en el que se aaden los aforismos 269 y 270 de JGB, as como los versos del final del aforismo 256, y se recuperan los pasajes de GM, III 2 y 3 sealados en la carta a Spitteler.

Notas

Los datos relativos a las circunstancias biogrficas y a la gnesis de la obra han sido extrados principalmente del monumental trabajo dc Curt Paul Janz, Friedrich Nietzsche. Biografa (Madrid, Alianza editorial), vols.3 (Los diez aos del filsofo errante) y 4 (Los aos de hundimiento), traduccin de Jacobo Muoz e Isidoro Reguera, Madrid, Alianza, 1985 y 1987; as como de la Crnica de la vida de Nietzsche, vol. 15 de la Friedrich Nietzsche Smtliche Werke, Kritische Studienausgabe (=KSA), Mnchen-Berlin, dtv-de Gruyter, 1980, a cargo de Giorgio CoIli y Mazzino Montinari, que a su vez se sirve de sta y otras aportaciones de Janz.

Y no slo en lo tocante a su produccin terica, sino tambin en sus actitudes y relaciones personales. As puede comprobarse en su carta a Malwida von Meysenbug del 20 de octubre de 1888, en la que Nietzsche fuerza la ruptura de sus relaciones con aquella vieja amiga a causa de la predileccin de sta por Wagner: Poco a poco he ido rompiendo casi todas mis relaciones humanas por repugnancia a que se me tome por algo distinto a lo que soy. Ahora est usted en la lista. Desde hace aos le envo mis escritos, para que ahora al final venga usted a manifestarme, honrada e ingenuamente, repudio cada una de sus palabras. (...) Aclrese, por fin, entre Wagner y Nietzsche! (Friedrich Nietzsche, Smtliche Briefe. Kritische Studienausgebe (=KGB) a cargo de G. Colli y M. Montinari, Mnchen-Berlin, dtv-de Gruyter, 1986, vol. 8, pp. 4578).

No obstante, Janz considera preciso tener en cuenta adems en este punto el importante papel jugado por el nuevo editor, C. G. Naumann, quien influy de modo notable en las decisiones de Nietzsche sobre la secuencia de publicacin de sus obras. Entre otros testimonios en favor de tal consideracin, Janz aduce la carta de Naumann a Franz Overbeck, del 21 de febrero de 1889: Cuando el Prof. Nietzsche me visit la ltima vez [mayo de 1886], le invit a escribir, antes de la publicacin de su transvaloracin, algunos pequeos opscuIos, baratos de lanzar, en lo que se refiere repetidamente a su obra capital; l acept la idea de inmediato y me asegur que la llevara a cabo. No creo que sea apenas necesario ni justificar ahora que con eIlo pens en el Caso Wagner, aunque ms bien eran opsculos del tipo del Crepsculo de los dolos los que tenia en mientes. Es un hecho en contra que el Caso Wagner ha revitalizado extraordinariamente el inters por el profesor Nietzsche en amplios crculos, as como el Crepsculo de los dolos no har menos en otras esferas. Donde mejor se manifiesta esto es en la buena situacin econmica de la editorial. (Citado por Janz, op. cit. vol. 3, p. 513).

Sentido que Mazzino Montinari subraya y sintetiza de la manera ms repugnante con estas palabras: No se debe olvidar lo antinacionalista, antigermnico, antiromntico, antiantisemtico, antioscurantista, antimetafsico, antiirracionalista, antimtico (e.d., antijesutico) de la lucha antiwagneriana de Nietzsche (Montinari, Nietzsche lesen, Berlin, de Gruyter, 1982, p. 53)

Citado por Janz op. cit., III, 526.

Citamos la carta por la traduccin de J. Muoz e I. Reguera que aparece en Janz, III, 5267, restituyendo al texto las cursivas en base al trabajo de edicin crtica de Colli y Montinari, KGB. vol. 8, pp. 5234.

Slo hemos localizado dos referencias, una en el aforismo 99 del libro segundo de La Gaya Ciencia: Richard Wagner se ha dejado extraviar por Hegel hasta mitad de su vida; despus, ha vuelto a hacer lo mismo interpretando sus figuras a partir de la doctrina de Schopenhauer y comenzando a formularse a s mismo en trminos de voluntad, genio y compasin (KSA, 3, 455); y otra en el aforismo 244 de Ms all del Bien y del Mal: Los extranjeros se detienen, asombrados y atrados, ante los enigmas que les plantea la naturaleza contradictoria que hay en el fondo del alma alemana (naturaleza contradictoria que Hegel redujo a sistema, y Richard Wagner ltimamente todava a msica (Traduccin de Andrs Snchez Pascual, Madrid, Alianza, 1972, p. 198; KSA, 5,184).

La seleccin propuesta por Nietzsche en su carta a Spitteler era la siguiente: 1. Dos antpodas (Gaya Ciencia, pp. 31216) 2. Un arte sin futuro (Humano, demasiado humano, 7678) 3. Barroco (Humano, tomo 2, 6264) 4. Lo expresivo a toda costa (El caminante y su sombra, p. 93) 5. Wagner, actor y nada ms (Gaya ciencia, pp. 30911) 6. Wagner pertenece a Francia (Ms all del bien y del mal, 220-24) 7. Wagner, apostol de la castidad (Genealoga de la moral, pp. 99105) 8. Ruptura de Nietzschce con Wagner (Humano, demasiado humano, tomo 2, prlogo. pp. VII-VIII). De esta seleccin inicial, hecha a partir de las referencias indicadas en una carta previa a Avenarius, Nietzsche excluy un par de pasajes e incluy otros en la versin definitiva. Cfr. nfra Tabla con los sucesivos planes de edicin.

KGB, 8, 5178. En esta carta, a la que Montinari ha calificado de verdadera clave de la obra, Nietzsche seala ya cinco textos nueve citas en los que puede constatarse como su lucha contra la corrupcin de Bayreuth, la disputa entre una naturaleza dionisaca y la de un dcadent, dura ya desde 1876. Adems de La gaya ciencia, 312ss., encontramos ah las siguientes referencias: Humano, demasiado humano (escrito hace ms de diez aos) 2, 62ss: dcadence y berninismo en el estilo de Wagner; 2, 51: su sensualidad neurtica; 2, 60: barbarie rtmica; 2, 76: catolicismo del sentimiento; sus hroes, fisiolgicamente imposibles). El caminante y su sombra, 93: contra lo espresivo a toda costa. Aurora, 225: el arte de Wagner para falsear en msica el dolor. Gaya Ciencia, 309: Wagner actor, tambin como msico. 110: Digno de admiracn en el refinamiento del dolor sensual. Ms all del bien y del mal, 221: Wagner, perteneciente al Pars enfermo, propiamente un tardoromntico francs como Delacroix, como Berlioz, todos ellos con un fondo de incurabilidad a la base y, por consiguiente, fanticos de la expresin (idem).

Vd. KGB, 8, 525 Para la reaccin de SpitteIer, cfr. Janz, op. cit., III, 5278 y IV, documento n 12.

KGB, 8, 527: Ayer envi a C. G. Naumann un manuscrito que hay que publicar inmediatamente, por tanto, antes que Ecce homo. No encuentro traductor para Ecce: as que an debo retrasar la impresin unos meses. A fin de cuentas, no corre prisa. Lo nuevo le va a gustar usted tambin aparece y cmo! Se titula Nietzsche contra Wagner. Documentos de un psiclogo. Se trata esencialmente de una caracterizacin de antpodas, en la que he empleado una serie de pasajes de mis escritos anteriores y de ese modo he dado una contrapartida muy seria al Caso Wagner. Ello no es bice para que los alemanes sean tratados en ella con maldad espaola el escrito (unos tres pliegos) es extremadamente antialemn. Resulta sugestivo preguntarse en qu medida la maldad espaola a la que Nietzsche alude en su carta no ha procurado expresarla ya en el ttulo mismo de la obra, que es literalmente el de Nietzsche contra Wagner, as escrito, en la frmula latina empleada para incoar procesos judiciales, coincidente con la expresin en castellano, y no Nietzsche gegen Wagner, como se dira en alemn. En esa carta, Nietzsche introduce adems un juego de dobles sentidos a propsito de una referencia previa a la opereta espaola de Federico Chueca, La gran va: Este nuevo escrito ser quiz muy ledo, debido a la curiosidad que ha suscitado el Caso Wagner y como ahora no escribo una palabra en la que yo no me muestre a la luz por completo, esta anttesis-de-psiclogo es ya, en definitiva, el camino para entenderme la gran va... (ibid. 528).

KGB, 8, 5456.

Podach, Erich F., Friedrich Nietzsche Werke des Zusammenbruchs. Heidelberg, Wolfgang Rothe, 1961.

FRIEDRICH NIETZSCHE NIETZSCHE CONTRA WAGNER Documentos de un psiclogo1

Prefacio2Los captulos siguientes han sido seleccionados en su conjunto, no sin cautela, de mis escritos anteriores algunos se remontan a 1877, acaso aclarados aqu y all y, sobre todo, abreviados. Ledos uno tras otro, no dejarn duda ni sobre Richard Wagner ni sobre m:somos antpodas. Con ello se comprender adems alguna otra cosa: por ejemplo, que ste es un ensayo para psiclogos, pero nopara alemanes... Yo tengo mis lectores en todas partes, en Viena, en San Petersburgo, en Copenhague y Estocolmo, en Pars, en Nueva York,nolos tengo en el pas chato de Europa3, en Alemania... Y quiz tendra que decir tambin una palabra al odo de los seores italianos, a quienesamotanto cuanto yo... Quousque tandem, Crispi4... Triple alliance: un pueblo inteligente no hace nunca con elReich sino una msalliance...

Friedrich NietzscheTurn, Navidad de 1888

Dnde siento admiracin5Creo que los artistas desconocen a menudo qu es lo que mejor pueden hacer: son demasiado vanidosos para ello. Tienen puestas sus mientes en algo ms soberbio de cuanto parecen serlo esas pequeas plantas que, nuevas, raras y bellas, saben crecer sobre su suelo con genuina perfeccin. Aprecian de manera superficial lo que en definitiva constituye lo mejor de su propio jardn y su viedo, y su amor y su entendimiento no son del mismo rango. He aqu a un msico que ms que ningn otro msico cifra su maestra en hallar los tonos del reino de las almas dolientes, oprimidas, martirizadas, y aun en prestar lenguaje a la muda miseria. Nadie le iguala en los colores del otoo tardo, en la felicidad indescriptiblemente conmovedora de un ltimo, ultimsimo, brevsimo goce; conoce el sonido para esas arcanas e inquietantes medianoches del alma en que causa y efecto parecen sacados fuera de quicio y donde, en cualquier instante, algo puede surgirde la nada. Con mayor acierto que ninguno, crea desde el ms hondo sustrato de la felicidad humana y, por as decirlo, desde su copa vaca, donde, en buena y mala hora, las gotas ms speras y amargas se escancian junto a las ms dulces. Conoce ese fatigoso deambular del alma que ya no es capaz de saltar ni de volar, ni tan siquiera caminar; tiene la mirada esquiva del dolor encubierto, del comprender sin consuelo, del despedirse sin confesiones; Como Orfeo de toda secreta miseria, es superior a cualquier otro, y por mediacin suya se han aadido al arte muchas cosas que antes parecan inefables e incluso indignas del arte por ejemplo, las cnicas revueltas de las que slo es capaz el que sufre, as como un sinfn de diminutas y microscpicas cosas del alma, por as decir, las escamas de su naturaleza anfibia; ciertamente, es elmaestrode lo diminuto. Pero noquiereserlo. Su carcter prefiere ms bien los grandes muros y las pinturas murales atrevidas!... No se da cuenta de que su espritu posee otro gusto y otra inclinacin una ptica contrapuesta y de que por encima de todo gusta de sentarse quedamente en los rincones de los edificios en ruinas: all, oculto, escondido de s mismo, pinta sus autnticas obras maestras, que son todas muy breves, a menudo de un nico comps, slo all, quiz exclusivamente all, se hace completamente bueno, grande y perfecto. Wagner es alguien que ha sufrido profundamente tal es surango de privilegiosobre los dems msicos. Yo admiro a Wagner en todo aquello en lo que lsepone en msica a s mismo.

Dnde hago objeciones6

Con ello no queda dicho que yo tenga por sana a esta msica, al menos all donde habla Wagner. Mis objeciones a la msica de Wagner son objeciones fisiolgicas: para qu disfrazarlas bajo frmulas estticas? La esttica no es ciertamente otra cosa que una fisiologa aplicada. Mi hecho, mi petit fait vrai7 es que ya no respiro bien cuando esta msica obra su efecto sobre m; que de inmediato mipiese pone malo y se revuelve contra ella: pues tiene necesidad de cadencia, de danza, de marcha al comps de la marcha imperial de Wagner, ni siquiera el joven emperador8 alemn puede marchar, de la msica pide ante todo los deleites que estn a la base de unbuenandar, pasear y danzar. Pero, no protesta tambin mi estmago? mi corazn? mi circulacin de la sangre? no se revuelven mis tripas? Me quedo afnico sin darme cuenta... Para escuchar a Wagner necesito pastillas Grandel9... Y me pregunto, pues: qu es lo quequierepropiamente todo mi cuerpo de la musica en general?Porqueno hay alma... Creo que suesparcimiento:como si todas las funciones animales tuvieran que ser aceleradas mediante ritmos ligeros, atrevidos, desenvueltos y seguros de s: como si esta vida frrea y plomiza tuviese que perder su pesadez por medio de melodas doradas y suaves como el aceite. Mi melancola quiere reposar en los escondrijos y abismos de laperfeccin:para ello necesito la musica. Pero Wagner me pone enfermo. Qu me importaa mel teatro? Qu me importan las convulsiones de sus xtasis ticos, en los que el pueblo y quin no espueblo! halla su satisfaccin?! Qu me importan todos los ademanes de hocuspocus del comediante?! Como se ve, yo soy de ndole esencialmente antiteatral, en el fondo de m alma tengocontra el teatro, esearte de masaspar excellence, el profundo desprecio que tiene hoy todo artista.xitoen el teatro con esto uno cae en mi estima hasta nuncamasver;fracaso ah aguzo los odos y comienzo a apreciar... Pero Wagner, por el contrario,junto alWagner que ha escrito la msica ms solitaria que existe, ha sido adems, esencialmente, un hombre de teatro y un comediante, el mimmano ms entusiasta que tal vez haya existido jamas,incluso como msico...Y, dichosea de paso, si la teora de Wagner la de que el drama es el fin, la msica siempre es tan slo el medio, supraxisfue por el contrario, de principio a final, la de quela pose es el fin; el drama, como tambin la msica, son siempre slo sus medios. La msica como medio para la clarificacin, fortalecimiento e interiorizacin de los gestos dramticos y expresiones del actor; y el drama wagneriano nicamente como ocasin para las muchas poses interesantes! Wagner tuvo, junto a todos los dems instintos, los instintosde mandode un gran actor en todo y en cada cosa: y, como queda dicho, tambin en cuanto msico. Esto se lo hice ver claro una vez, no sinesfuerzo,a un wagneriano pur sang, claridad y wagneriano! No digo una palabra ms. Hubo razones para aadir:Sea usted un poco ms sincero consigo mismo, que no estamos en Bayreuth! En Bayreuth slo se es sincero en cuanto masa; en cuanto individuo se miente, se miente uno a s mismo. Cuando se va a Bayreuth, uno se deja a s mismo en casa, renuncia al derecho a la propia lengua y eleccin, a su gusto, incluso al valor, tal como se ejercita contra Dios y el mundo entre las propias cuatro paredes. Nadie trae consigo al teatro su sensibilidad ms sutil para el arte, menos que nadie el artista que trabaja para el teatro, falta soledad, nada perfecto tolera testigos... En el teatro se convierte uno en pueblo, en rebao, en mujer, en fariseo, en ganado electoral, en seor de patronato, en idiota en wagneriano:ah, hasta la conciencia ms personal sucumbe a la magia niveladora del gran nmero, ah reina el vecino, ahse convierteuno en vecino...

Intermezzo10

An dir unas palabras para los odos ms refinados: qu es lo que yo quiero propiamente de la msica. Que sea clara y profunda, como un medioda de octubre. Que sea peculiar, desenvuelta, tierna, una dulce mujercita de gracia y perfidia. Nunca admitir que un alemn pueda saber lo que es la msica. Los llamados musicos alemanes, sobre todo los ms grandes, son extranjeros, eslavos, croatas, italianos, holandeses o judos; en otro caso, alemanes de raza fuerte, alemanes extinguidos, como Heinrich Schtz, Bach y Hndel. Yo mismo sigo siendo todava lo bastante polaco como para no dar todo el resto de la msica a cambio de Chopin: excepto, por tres motivos, el Idilio de Sigfrido de Wagner, quiz tambin a Listz, que domina los acentos nobles de la orquesta por encima de todos los dems msicos; y, por ltimo, todo lo que ha crecido ms all de los Alpes ms ac...No sabra prescindir de Rossini, y an menos demisur en la msica, la msica de mi maestro veneciano Pietro Gasti. Y cuando digo ms ac de los Alpes, digo propiamente slo Venecia. Cuando busco otra palabra para msica, tan slo hallo siempre la palabra Venecia. No s hacer ninguna distincin entre lgrimas y msica, no s pensar la felicidad, elsur,sin un escalofro de terror.

Sobre el puente me hallaba

no ha mucho en la noche oscura.

De lejos un canto venia:

gotas doradas se derramaban

sobre la temblorosa superficie.

Gndolas, luces, msica

ebrios hacia el crepsculo nadaban

Mi alma, un lad,

conmovida sin ser vista, se cantaba

en secreto una cancin de gndola,

temblando de dicha multicolor.

Haba alguien para escucharla?...

Wagner como un peligro11

1La intencin que persigue la msica moderna en aquello que en la actualidad, de modo estridente, pero ininteligible, se denomina meloda infinita, puede ser aclarado de este modo: uno se adentra en el mar, poco a poco va perdiendo pie firme y finalmente se abandona al favor o disfavor del elemento: tiene que nadar. En la msica antigua, a veces de manera grcil, otras solemne, o briosa, ms deprisa o mas despacio, deba hacerse algo completamente distinto, o sea, danzar. La medida necesaria para ello, la conservacin de determinados grados de tiempo y fuerza equivalentes, forzaban el alma del oyente a una constante meditacin, en los contrastes entre este flujo de aire fro procedente de la meditacin y el clido aliento del entusiasmo resida la magia de toda buena msica. Richard Wagner quiso otra clase de movimiento, invirti el presupuesto fisiolgico de la msica de entonces. Nadar, flotar ya no caminar, danzar... Quiz con esto queda dicho lo decisivo. La meloda infinita quiere precisamente quebrar todo equilibrio entre tiempo y fuerza, incluso se burla del mismo, tiene su riqueza de invencin justamente en aquello que a un odo antiguo le suena como paradoja y blasfemia rtmicas. De una imitacin, de un predominio de semejante gusto ha nacido un pelgro para la msica como no puede pensarse otro mayor la degeneracin total del sentimiento rtmico, el caos en lugar del ritmo... El peligro llega a su punto lgido cuando semejante msica se apoya de modo cada vez ms estricto en un histrionismo y una mmica completamente naturalistas, no dominados por ninguna ley de la plstica, que slo quieren el efecto y nada ms.. Lo espressivo a toda costa12 y la msica al servicio, esclava de la pose ste es el fin...

213Cmo? Acaso sera efectivamente la primera virtud de una interpretacin musical, tal como ahora parecen creer los artistas intrpretes de la msica, la de lograr para cada pieza, en toda circunstancia, tan alto relieve, que no se lo pueda superar? Aplicado, por ejemplo, a Mozart, no es esto un autntico pecado contra el espritu de Mozart, el espritu sereno, soador, tierno y amable de Mozart, quien por fortuna no fue un alemn y cuya seriedad es una seriedad benvola, dorada, ynola seriedad de un caballero alemn?... As que me callo sobre la seriedad del convidado de piedra... pero creis quetodamsica es la msica del convidado de piedra, quetodamsica debiera irrumpir atravesando la pared14 y conmoviendo al auditorio hasta las entraas?... Slo asobra efectola msica! Pero, sobrequinlo ha obrado? Sobre alguien sobre el que un artistanobleno debe nunca obrar efecto, Sobre la masa! Sobre los inmaduros! Sobre los indolentes! Sobre los enfermos! Sobre los idiotas! Sobrewagnerianos!...

Una msica sin futuro15De todas las artes que saben crecer en el terreno de una determinada cultura, la msica hace su aparicin como la ltima de todas las plantas, quiz porque es la ms ntima y, por consiguiente, la que se logra ms tardamente, en el otoo y en el momento del marchitarse de la cultura a la que pertenece. Slo en el arte de los maestros holandeses hall cumplida expresin el alma de la Edad Media cristiana, su arquitectura de los sonidos es la hermana tarda, pero legtima y de idntico rango, del gtico. Slo en la msica de Hndel reson lo mejor del alma de Lutero y sus fieles, aquel rasgo judeo-heroico que dio a la Reforma un rasgo de grandeza el Antiguo Testamento,noel Nuevo, hecho msica. Slo Mozart acuo ensonesde oro la poca de Luis XIV y el arte de Racine y de Claude Lorrain; slo en la msica de Beethoven y de Rossini cant su adis el siglo dieciocho, el siglo del lirismo exaltado, de los ideales destrozados y de la felicidadfugitiva.Toda msica verdadera, toda msica original, es un canto de cisne. Puede que tambin nuestra msica ms reciente, aunque domine tanto y est tan vida de dominio, tenga meramente ante s un corto espacio de tiempo: pues ha surgido de una cultura cuyo suelo est en rpido declive, de una cultura que dentro de poco estarsepultada.Un cierto catolicismo del sentimiento y un gusto por determinadas esencialidades e inesencialidades de vieja cepa denominadasnacionales son sus presupuestos. La apropiacin por parte de Wagner de antiguas sagas y canciones, en las que el docto prejuicio haba enseado a ver algo germnico par excellencehoy nos remos de eso, la vuelta a la vida de todos esos monstruos escandinavos con sed de sensualidad y espiritualizacin extticas todo ese toma y daca de Wagner con respecto a la materia, las figuras, pasiones y nervios, expresa tambin claramente elespritu de su msica,suponiendo que ella misma, como toda msica, no sepa hablar de s de manera inequvoca: pues la msica es unamujer...Uno no debe dejarse inducir a error sobre semejante estado de cosas porque en estos instantes vivamos justamente en la reaccindentro dela reaccin16. La poca de las guerras nacionales, del martirio ultramontano, todo este carcterde entreactoque es propio del estado actual de Europa, pudiera de hecho procurarle una gloria momentnea a un arte como el de Wagner, sin garantizarle por ello unfuturo.Los alemanes mismos no tienen futuro...

Nosotros, antpodas17Tal vez alguien recuerde, por lo menos entre mis amigos, que al principio me vi arrojado a este mundo moderno con algunos errores y sobreestimaciones y en cualquier caso comoalguien que tena esperanzas.Entend quin sabe en base a qu experiencias personales? el pesimismo filosfico del siglo XIX como sntoma de una fuerza superior del pensamiento, de una triunfante plenitud de vida, tal como haba venido a expresarse en la filosofa de Hume, de Kant y de Hegel, tom el conocimientotrgicocomo el ms bello lujo de nuestra cultura, como su ms precioso, noble y peligroso modo de disipacin, pero en todo caso como un lujo que le eralcitoen razn de su sobreabundancia. Asimismo, interpret la msica de Wagner como expresin de un podero dionisaco del alma, cre or en ella el terremoto con el que una fuerza primordial de la vida, retenida desde antiguo, sala por fin al aire libre, indiferente ante el hecho de que todo lo que hoy se llama cultura resultara conmovido por ello. Ahora se ve qu equivocado estaba, como tambin se ve con quobsequia Wagner y a Schopenhauer conmigo mismo... Todo arte, toda filosofa pueden ser considerados como medios de curacin y auxilio de la vida ascendente o descendente: presuponen siempre sufrimiento y seres que sufren. Pero hay dos tipos de sufrientes, por una parte, los que sufren por unasobreabundanciade vida, los que quieren un arte dionisaco y una visin y una perspectiva trgica de la vida y, por otra parte, los que sufren por unempobrecimientode la vida y anhelan del arte y la filosofa el sosiego, el silencio, el mar en calma,o bienla embriaguez, la convulsin, el aturdimiento. La venganza en la misma vida la especie ms voluptuosa de embriaguez para tales indigentes. Al doble estado de necesidad de estos ltimos responden tanto Wagner como Schopenhauer ellos niegan la vida, la calumnian, y por eso son mis antpodas. El ms rico en abundancia de vida, el dios y hombre dionisaco, puede gozar no slo de la visin de lo terrible y lo problemtico, sino de la accin terrible misma y de todo lujo de destruccin, disolucin, negacin, en l el mal, el sinsentido, la fealdad, parecen, por as decirlo, lcitos, tal como parecen lcitos en la naturaleza, a consecuencia de un exceso de fuerzas generadoras y reconstituyentes, que es capaz incluso de hacer de un desierto una opulenta tierra frtil. Por el contrario, el que ms sufre, el ms pobre de vida, tendr ante todo necesidad de indulgencia, de apacibilidad y de bondad de eso que hoy se denomina humanidad tanto en el pensar como en el obrar, y con ello posiblemente de un dios que sea propiamente un dios para enfermos, unsalvador,as como tambin tendr necesidad de la lgica, de una inteligibilidad conceptual de la existencia incluso para idiotas los tpicos espritus libres, como los idealistas y almas bellas, son todos dcadents en suma, tendr necesidad de cierta clida restriccin, supresora de temores, y de cierta reclusin en unos horizontes optimistas, que le permitanestupidizarse...De esta forma aprend poco a poco a comprender a Epicuro, lo opuesto a un griego dionisaco, as como al cristiano, que de hecho es slo un tipo de epicreo y que con su la fe os hacebienaventuradoslleva el principio del hedonismotan lejos como es posible hasta ms all de toda probidad intelectual... Si alguna ventaja tengo sobre todos los psiclogos, es sta, que mi mirada es ms aguda para esa dificilsima y sumamente capciosa clase desilogismoen el que se comete la mayor cantidad de errores el silogismo que va de la obra al autor, de la accin al agente, del ideal a aqul al que le esnecesario,de cualquier modo de pensar y valorar a lanecesidaddominante que ste tiene tras de s. Con respecto a artistas de todo tipo, me sirvo ahora de una distincin capital: se ha vuelto aqu creador elodiocontra la vida o lasobreabundanciade vida? En Goethe, por ejemplo, la sobreabundancia se volvi creadora; en Flaubert, el odio: Flaubert, una nueva edicin de Pascal, pero, como artista, con este juicio instintivo a la base.Flaubert est toujourshassable,lhomme n'est rien,l'oeuvre est tout...El se torturaba cuando escriba, enteramente lo mismo que Pascal se torturaba cuando pensaba ambos sentan de modo no egosta...Desinters el principio de dcadence, la voluntad de final tanto en el arte como en la moral.

Adnde pertenece Wagner18Francia sigue siendo todava hoy la sede de la cultura ms espiritual y refinada de Europa y laaltaescuela del gusto: pero hay que saber encontar esaFrancia del gusto. La Norddeutsche Zeitung, por ejemplo, o quien tiene en ella su portavoz, ve en los franceses brbaros yo, por mi parte, busco en las cercanas de la Norddeutsche el continentenegrodonde tendra que liberarse a los esclavos19... Quien pertenece aesaFrancia, se mantiene escondido: ha de ser un nmero pequeo el de aqullos en los que toma cuerpo y vive, hombres adems que quiz no se sostengan sobre las piernas ms slidas, en parte fatalistas, melanclicos y enfermos, en parte mimados y artificiosos, que tienen laambicinde ser artificiales, pero ellos estn en posesin de todo lo elevado y sutil que an resta ahora en el mundo. En esta Francia del espritu, que es tambin la Francia del pesimismo, Schopenhauer se encuentra hoy en su casa ms de lo que nunca lo estuvo en Alemania; su obra principal ha sido traducida ya dos veces, la segunda de forma excelente, tanto, que ahora prefiero leer a Schopenhauer en francs (l fue unazarentre los alemanes, tal como yo soy un azar semejante los alemanes no tienen dedos para nosotros, en general no tienen dedos, meramente tienen pezuas). Por no hablar de Heinrich Heine l'adorahle Heine, dicen en Pars, quien hace tiempo que se ha convertido en carne y sangre de los lricos franceses ms profundos e inspirados. Qu sabra hacer la bestia cornuda alemana con las dlicatesses de una naturaleza tal? Por ltimo, en lo que concierne a Wagner: se palpa con los dedos, aunque quiz no con los puos, que Pars es elterrenoapropiado para Wagner: cuanto ms se conforme la msica francesa a las necesidades delme moderne, tanto ms se wagnerizar ya hoy lo ha hecho bastante. Aqu uno no debe dejarse llevar a engao por el propio Wagner fue una autntica maldad de Wagner la de burlarse de Pars el ao de 1871 en su agona... En Alemania, Wagner es, a pesar de ello, simplemente un malentendido. Quin ms incapaz de entender algo de Wagner que, por ejemplo, el joven kaiser? Para cualquier conocedor del movimiento cultural europeo no es menos cierto el hecho de que el romanticismo francs y Richard Wagner estn estrechamente emparentados entre s. Todos dominados por la literatura hasta en sus ojos y sus odos los primeros artistas de una culturaliteraria universalde Europa en su mayora ellos mismos escritores, poetas, mediadores y mezcladores de los sentidos y las artes, fanticos todos ellos de laexpresin,grandes descubridores en el reino de lo sublime, as como en el de lo feo y lo horrendo, an ms grandes en el de los efectos, en la puesta en escena, en el arte del escaparatismo, todos talentos muy por encima de su genio ,virtuosos,con inquietantes accesos a todo lo que seduce, atrae, constrie, invierte, enemigos natos de la lgica y de la lnea recta, vidos de lo extrao, lo extico, lo monstruoso, de todos los opiceos de los sentidos y del entendimiento. En conjunto, una especie de artistas temeraria-audaz, esplndida-violenta, que vuela alto y se encumbra, que ha tenido que ensear asusiglo el siglo de lamasael concepto de artista Peroenferma20...

Wagner como apstol de la castidad21

1

Es esto an alemn?

De un corazn alemn vino este agobiante alarido?

De un cuerpo alemn esta automortificacin ha sido?

Alemn tal bendecir sacerdotal de brazo extendido,

esta a incienso olorosa excitacin de los sentidos?

Y es alemn este desplomarse, pararse y vacilar,

este dulcsimo, acaramelado bimbambolear?

Este mirar monacal, de avemaras rumorear,

todo ese falso xtasis celeste y ultracelestial?...

Es esto an alemn?

Meditad! An estis ante el portal...

PuesRomaes lo que vais a escuchar, fe de Roma sin hablar!22

223Entre sensualidad y castidad no hay una oposicin necesaria; todo buen matrimonio toda autntica pasin amorosa de corazn esta por encima de dicha oposicin. Pero en el caso de que sta se d efectivamente, por suerte no es preciso que sea ya una oposicin trgica. Esto debera valer al menos para todos los mortales de buena crianza y buen nimo, los cuales estn lejos de contar sin ms entre las razones contrarias a la existencia su lbil equilibrio entre el ngel y la petite bte, los ms finos, los ms lcidos, como Hafis24, como Goethe, incluso han visto en ello un aliciente mas... Precisamente semejantes contradicciones nos seducen a la existencia... Por otra parte, bien claro est que cuando los animales malogrados de Circe25 son llevados a adorar la castidad, slo ven y adoranenella a su opuesto oh, y con qu trgico gruido y fervor lo hacen, es algo que uno puede imaginrselo! aquella penosa y completamente superflua oposicion a la que, sin duda alguna, Richard Wagner an ha querido poner msica y llevar a escena al final de su vida. Mas, para qu?, como con justicia cabe preguntar.

326Cierto que tampoco hay que eludir aqu esa otra cuestin relativa a qu le importaba propiamente a Wagner aquella viril (ah, tan poco viril!)sencillez del campo, aquel pobre diablo y asilvestrado de Parsifal, a quien con tan insidiosos medios convirti finalmente en catlico cmo?, fue en absoluto tomadoen serioeste Parsifal? Porque, que se hanredode l, yo al menos no podra discutirlo, ni tampoco Gottfried Keller27... Sera de desear, en efecto, que el Parsifal de Wagner hubiese sido considerado serenamente, en cierto modo como pieza conclusiva y como drama satrico con el que el Wagner trgico hubiese querido despedirse de nosotros, tambin de s mismo, y, sobre todo,de la tragedia,de manera adecuada y digna de l, es decir, con un exceso de suprema y muy malvola parodia de lo trgico mismo, de toda la terrible seriedad y lamento terrenos de otro tiempo, de lams estpida forma,finalmente superada, de contranaturaleza del ideal asctico. El Parsifal es un tema de opereta par excellence... Es el Parsifal de Wagner su secreta risa de superioridad sobre s mismo, el triunfo de su ltima, suprema libertad de artista, de su ir ms all del artista? es Wagner, que saberersede s mismo? Como he dicho, habra que desearlo: pues, qu sera el Parsifaltomado en serio?Se tiene realmente necesidad de ver en l (tal como se ha dicho en contra ma) el fruto de un odio furibundo hacia el conocimiento, el espritu y la sensualidad? Una maldicin sobre los sentidos y el espritu en un mismo odio y un mismo aliento? Una apostasa y una conversin hacia enfermizos y oscurantistas ideales cristianos? Y, en suma, incluso un negarse-a-s mismo, un tacharse-a-s-mismo por parte de un artista que hasta entonces haba pretendido lo contrario con todo el poder de su voluntad, la suprema espiritualizacin y sensualizacin de su arte? Y no slo de su arte, sino tambin de su vida? Recurdese con qu entusiasmo march Wagner, en tiempos, tras los pasos del filsofo Feuerbach. La frase de Feuerbach sobre la sana sensualidad reson entre los aos treinta y cuarenta en Wagner, al igual que en muchos alemanes se autodenominaban losjvenesalemanes como palabra de redencin. Ha acabado Wagner porcambiar sus enseanzasal respecto? No parece al menos que, a ltima hora, tuvo la voluntad decambiar lo aprendido?...No se ha enseoreado de l elodio a la vida,como en Flauhert?... Porque el Parsifal es una obra del rencor, de avidez de venganza, de secreto envenenamiento de los presupuestos de la vida, unamalaobra. La prdica de la castidad constituye una incitacin a la contranaturaleza: yo desprecio a todo aquel que no experimenta el Parsifal como un atentado contra la moralidad.

Cmo me desligu de Wagner28

1Ya en el verano de 1876, a mediados de temporada de los primeros Festivales29, tuvo lugar dentro de m una despedida de Wagner. No soporto nada equvoco; desde que Wagner estuvo en Alemania, condescendi paso a paso con todo lo que yo desprecio incluso con el antisemitismo... Fue entonces, en efecto, el momento cumbre para la despedida: pronto obtuve la prueba de ello. Richard Wagner, en apariencia el mximo triunfador, en realidad un podrido y desesperado dcadent, se postr de improviso, desamparado y abatido, ante la cruz cristiana... No tuvo entonces, pues, ningn alemn ojos en la cara ni compasin en su conciencia para ese horrible espectculo? Fu yo el nico quesufripor ello? en suma, el inesperado suceso arroj sobre m un relmpago de claridad sobre el lugar que acababa de abandonar y tambin ese estremecimiento posterior que siente el que ha corrido inconscientemente un enorme peligro. Cuando prosegu en solitario mi camino, temblaba; no mucho despus ca enfermo, ms que enfermo,cansado,cansado de la insoportable desilusin ante todo lo que an sigue entusiasmndonos a nosotros, hombres modernos, ante la fuerza, el trabajo, la esperanza, la juventud, el amordilapidadospor todas partes, cansado de la nusea ante toda la mentira idealista y el debilitamiento de la conciencia, que de nuevo haban logrado ah la victoria sobre uno de los ms valientes, cansado, en fin, y no fue esto lo de menos, de la tristeza de una implacable sospecha la de que de ahora en adelante estaba condenado a desconfiar ms profundamente, a despreciar ms profrundamente, a estar ms profundamentesoloque antes. Pues no he tenido nunca a nadie como Richard Wagner... Siempre estuvecondenadoa tener alemanes.

2En soledad a partir de entonces y desconfiando penosamente de m mismo, tom, no sin rabia, partidocontram yen prode todo lo que precisamente me haca dao y me endureca: as volv a encontrar el camino hacia ese pesimismo intrpido que es lo opuesto a toda hipocresa idealista, y tambin, como quiero que me parezca, el camino haciam mismo,haciamitarea... Ese algo oculto y dominador, para el que durante mucho tiempo no tenemos nombre hasta que no se evidencia como nuestra tarea, ese tirano que hay en nosotros, se toma un terrible desquite por cada tentativa que hacemos de esquivarlo o de huirle, por cada decisin prematura, por cada acercamiento a aquellos a quienes no pertenecemos, por cada ocupacin, aunque sea estimable, que nos desva de nuestro asunto principal, y hasta por cada virtud misma que quiere protegernos del rigor de nuestra responsabilidad ms propia. La enfermedad es en cada caso la respuesta cuando queremos dudar de nomestro derecho anuestratarea, cuando en un momento cualquiera comenzamos a tomarla a la ligera. Cosa extraa y terrilble a un tiempo! Son nuestrosesparcimientoslo que tenemos que expiar ms duramente! Y si luego queremos recobrar la salud, no nos queda otra eleccin: tenemos que soportar una cargams pesadaque la que soportbamos antes...

El psiclogo toma la palabra30

1Cuanto ms se vuelve un psiclogo, un psiclogo y adivinador-de-almas nato, inevitable, hacia los casos y hombres ms escogidos, tanto mayor se hace su riesgo de ahogarse de compasin. Tienenecesidadde dureza y serenidad ms que ningn otro hombre. La corrupcin, la decadcecia de los hombres superiores es ciertamente la regla: resulta terrible tener siempre ante los ojos semejante regla. El mltiple tormento del psiclogo que ha descubierto esa decadencia, que, primero una vez, y luegocasisiempre, ha descubierto toda esa ntima incurabilidad del hombre superior, ese eterno demasiado tarde! en todos los sentidos, a lo largo de toda la historia quiz un da puede llegar a convertirse en la causa de que l mismose corrompa...Casi en todo psiclogo se percibe una reveladora tendencia al trato con hombres corrientes y bien equilibrados: en esto se revela que l necesita siempre una cura, que tiene necesidad de una suerte de huida y olvido, lejos de aquello que sus observaciones e incisiones, de aquello que suoficioha puesto ante su conciencia. El temor a sus recuerdos le es algo inherente. Ante el juicio de los dems, enmudece fcilmente, escucha con rostro imperturbable cmo se venera, admira, ama y glorifica all donde l havisto,o incluso disimula su mutismo asintiendo expresamente a una opinin superficial cualquiera. Acaso la paradoja de su situacin vaya tan terriblemente lejos que laspersonas cultas aprendan por su parte el gran respeto justamente ah donde l ha aprendido lagran compasinjunto algran desprecio...Y quin sabe si en todos los grandes casos no ha ocurrido tan slo esto, que se ador a un dios y que el dios no era ms que un pobre animal dispuesto para el sacrificio... Elxitosiempre ha sido el mayor embustero y tambin laobra,laaccin,es un xito... El gran estadista, el conquistador, el descubridor estn disfrazados, ocultos en sus creaciones hasta lo irreconocible; la obra, la del artista, la del filsofo, inventa propiamente a aqul que la ha creado, queha tenido quecrearla... Losgrandes hombres, tal como se les venera, son pequeos y malos poemas tardos, en el mundo de los valores histricosdominala moneda falsa...

2 Esos grandes poetas por ejemplo, esos Byron, Musset, Poe, Leopardi, Kleist, Gogol no me atrevo a pronunciar nombres mucho mayores, pero los tengo en mente as como son y deben ser: hombres del momento, sensuales, absurdos, mltiples, despreocupados e imprevisibles en la desconfianza y en la confianza; con almas en las que habitualmente tienen que ocultar algn quebranto; que a menudo toman venganza con sus obras de una mancha interior, que a menudo buscan con sus vuelos el olvido de una memoria demasiado fiel, idealistas en las cercanas delpantano qu tormento son estos grandes artistas y en general los llamados hombres superiores para aqul que ya los ha descifrado! Todos nosotros somos portavoces de la mediocridad... Es comprensible queellosreciban con tanta facilidad, precisamente de la mujer, que es clarividente en el mundo del sufrimiento y por desgracia vida tambin de ayudar y de salvar muy por encima de sus fuerzas, esas explosiones de compasin ilimitada que la mayora de la gente, sobre todo la mayoraveneradora,colma de interpretaciones curiosas y presuntuosas... Esta compasin se engaa por lo general sobre su propia fuerza: la mujer quisiera creer que el amortodolo puede, tal es susupersticinms propia. Ah, el que sabe del corazn adivina cun pobre, desvalido, arrogante y desacertado es incluso el mejor y ms profundo amor y cmodestruyems bien que salva...

3El hasto espiritual y la arrogancia de todo hombre que ha sufrido profundamente la profundidad con la que uno puede sufrir casi determina la jerarqua, su estremecedora certeza, de la que est completamente impregnado y coloreado, de saber ms en virtud de su sufrimiento de lo que puedan saber los ms inteligentes y los ms sabios, de haber sido conocido y haber estado afincado alguna vez en muchos mundos lejanos y terribles, de los quevosotros nada sabis..., esa callada arrogancia espiritual, ese orgullo del elegido del conocimiento, deliniciado, del cuasi sacrificado, encuentra necesaria toda clase de disfraces para protegerse del contacto de manos importunas y compasivas y, en general, de todo aquello que no es su igual en el dolor. El sufrimiento profundo ennoblece, separa. Una de las formas ms sutiles de disfraz es el epicuresmo y una cierta audacia del gusto, hoy a la vista, que toma a la ligera el sufrimiento y se pone a la defensiva frente a todo lo triste y profundo. Hay hombres serenos, que se sirven de la serenidad porque por su causa son malentendidos quieren ser malentendidos. Hay espritus cientficos, que se sirven de la ciencia porque sta confiere una apariencia serena y porque la cientificidad permite concluir que el hombre es superficialquiereninducir a una falsa conclusin... Hay insolentes espritus libres, que quisieran ocultar y negar que en el fondo son corazones rotos e incurables este es el caso de Hamlet: y entonces la locura misma puede ser la mscara para un saber funesto ydemasiado cierto.

Eplogo31

1Me he preguntado a menudo si no estoy ms profundamente en deuda con los aos ms difciles de mi vida que con cualquiera de los dems. As es como mi ms ntima naturaleza me ensea que todo lo necesario, mirado desde la altura y en el sentido de una gran economa, es tambin lo til en s,que no slo hay que soportarlo, que hay que amarlo... Amor fati: sta es mi ms ntima naturaleza. Y en lo tocante a mi larga enfermedad, no le debo indeciblemente mucho ms que a mi salud? Le debo una salud superior; una salud tal, que ante todo lo que no le mata, se hace ms fuerte!32 Le debo tambin mi filosofa... slo el gran dolor es el liberador ltimo del espritu, maestro de la gran sospecha que hace de cada U una X, una X hecha y derecha, es decir, que pone lapenltimaletra antes de poner la ltima... Slo el gran dolor, ese dolor lento y prolongado en que nos consumimos cual leos verdes al fuego, que se toma su tiempo, nos obliga a nosotros, los filsofos, a descender a nuestra ltima profrundidad y a desprendernos de toda confianza, de toda benevolencia, velamiento, indulgencia y mediana, en donde quiz habamos cifrado antes nuestra humanidad. Dudo de que semejante dolor nos mejore: pero s que nos hacems profundos.Ya sea que aprendamos a contraponerle nuestro orgullo, nuestro sarcasmo, nuestra fuerza de voluntad, y hagamos como el indio que, al ser atrozmente torturado, se resarce mostrando a su torturador la perfidia de su lengua; o ya sea que ante el dolor nos refugiemos en esa nada, en la muda, rgida, sorda resignacin, olvido de s y autoanulacin: uno sale de tan prolongados y peligrosos ejercicios de autodominio como otro hombre, con algunos signos de interrogacinde ms, sobre todo con lavoluntadde preguntar en lo sucesivo ms profundamente, ms severa y rigurosamente, ms maliciosa y sigilosamente de lo que se ha preguntado hasta ahora sobre la tierra... La confianza en la vida ha desaparecido; la vida misma se ha convertido enproblema.Que no sea crea que con esto uno se ha vuelto necesariamente oscurantista o brujo! Incluso el amor a la vida es posible an, slo que se la amade otro modo...Es el amor a una mujer que nos inspira dudas...

2Lo ms extrao es esto: que pronto se tiene otro gusto un segundo gusto. De tales abismos, aun de los abismos de la gran sospecha, vuelve uno renacido, con otra piel, ms susceptible, ms malicioso, con un gusto ms exquisito para la alegra, con un paladar ms delicado para todas las cosas buenas, con los sentidos ms joviales, con una segunda inocencia ms peligrosa en la alegra, ms infantil y al mismo tiempo cien veces ms refinado de lo que nunca antes se haba sido. Moraleja: no se es impunemente el espritu ms profundo de todos los milenios, tampoco se lo es sin recompensa... Doy de inmediato una prueba de ello.

Oh, qu repulsivo le resulta a uno a partir de entonces el goce, el goce grosero, obtuso y gris, tal como habitualmente lo entienden quienes disfrutan de l, nuestras personas cultas, nuestros ricos y gobernantes! Qu maliciosamente escuchamos entonces el gran bumbum de feria con que el hombre cultivado de la gran ciudad se ve forzado hoy da a goces espirituales mediante el arte, el libro y la msica, bajo el auxilio de espirituosos bebedizos! Cmo nos hiere ahora los odos la estridencia teatral de la pasin, qu ajeno a nuestro gusto se ha vuelto todo el desconcierto romntico y la confusin de los sentidos que tanto ama la plebe culta, junto con sus aspiraciones a lo sublime, lo elevado, lo excntrico! No, si nosotros, convalecientes, tenemos todava necesidad de un arte, se trata de un artediferente de un arte burln, ligero, escurridizo, divinamente desenfadado, divinamente artificioso, que resplandece como una llama pura en cielo sin nubes! Sobre todo: un arte para artistasslo para artistas!Ahora entendemos mejor qu es lo que ante todo se requiere para ello, la serenidad,cualquierserenidad, amigos mos! Nosotros, sapientes, sabemos ahora demasiado bien algunas cosas: Oh, cmo hemos de aprender a partir de ahora a olvidar bien, a no-saber bien, como artistas!... Y en lo que respecta a nuestro futuro: difcilmente se nos volver a encontrar por la senda de aquellos jvenes egipcios que de noche rondaban los templos, abrazaban a las estatuas y queran quitar el velo, desnudar y poner a plena luz todo cuanto con buenas razones se haba mantenido oculto. No, este mal gusto, esta voluntad de verdad, dela verdad a toda costa, esta locura juvenil en el amor a la verdad la hemos perdido: somos demasiado expertos para ello, demasiado serios, demasiado risueos, demasiado suspicaces, demasiadoprofundos...Ya no creemos que la verdad siga sindolo an si se le arrancan susvelos, hemos vivido demasiado como para crernoslo... Hoy nos tomamos como una cuestin de decoro el no querer verlo todo desnudo, no querer presenciarlo todo, entenderlo ysaberlo todo.Toutcomprendre cest tout mpriser33...Es verdad que el buen Dios est presente en todas partes?, preguntaba una niita a su madre:pero eso lo encuentro indecente Una llamada de atencin para los filsofos! Se debera tener en ms alta estima elpudorcon el que la naturaleza se ha escondido tras enigmas e incertidumbres variopintas. Acaso la verdad es una mujer que tiene razonespara no dejar ver sus razones?34...Acaso su nombre es, para decirlo en griego,Baubo35...Oh, esos griegos! Ellos s que sabanvivir!Para lo cual se hace preciso mantenerse con firmeza en la superficie, en el pliegue,en la piel, adorar la apariencia, creer en las formas, los sonidos, las palabras, en todo elOlimpo de la apariencia!Esos griegos eran superficialespor profundidad...Y no volvemos precisamente a eso nosotros, temerarios delespritu, que hemos escalado las ms altas y peligrosas cimas del pensamiento actual y desde ah hemos mirado en torno a nosotros,por debajo denosotros? No somos en esto griegos? Adoradores de las formas, los sonidos, las palabras? No somos, precisamente por ello artistas?...

De la indigencia del ms rico36Diez aos quedaron atrs ni una gota me ha alcanzado, ni un hmedo viento, ni de amor un roco una tierrasin lluvia... Ahora ruego a mi sabiduira que no se vuelva avara en esta sequa: que se derrame ella misma, gotee roco, que sea lluvia para el desierto amarillo!

Un da grit a las nubes que se apartaran de mis montaas, un da les dije ms luz, oscuras! Hoy las seduzco para que vuelvan: haced con vuestras ubres que en torno ma oscurezca! ordearos quiero, vacas de las alturas! Sabidura de clida leche, dulce roco de amor he de derramar sobre la tierra.

Apartos, apartos vosotras, verdades que tenis la mirada en sombras! Que no quiero ver sobre mis montaas impacientes verdades amargas. Dorada por la risa, hoy la verdad se me acerca, endulzada por el sol, bronceada por el amor, del rbol slo arrancomadurauna verdad.

Hoy extiendo la mano hacia lo bucles del azar, lo bastante astuto como para engatusarlo y guiarlo, a un nio igual. Hoy quiero ser hospitalario ante lo inoportuno, ante el destino mismo no quiero ser punzante, Zaratustra no es ningn erizo.

Mi alma, insaciada, con su lengua ya ha degustado todas las cosas buenas y malas, en toda profundidad se ha sumido. Pero siempre, cual corcho, de nuevo a la superficie emerge, flota como aceite sobre mares de bronce: por causa de este alma me llaman el afortunado.

Quienes son padre y madre para m? No es padre el prncipe abundancia y madre la serena risa? No me engendr tal maridaje a m, esfinge, a m, hostil a la luz, a m, derrochador de toda sabidura, Zaratustra?

Hoy enfermo de ternura, viento de roco, se sienta Zaratustra esperando, en sus montaas esperando, en su propio jugo cocido y endulzado, por debajo desus cumbres, por debajo desus hielos, contento y cansado, cual creador en su sptimo da.

Silencio! una verdad me da vueltas a una nube se asemeja, con invisibles rayos me alcanza, por luengas y despaciosas escalas hasta m su dicha eleva: Ven, ven, verdad amada!

Silencio! Miverdad es! Con ojos que titubean y un temblor de terciopelo me encuentra su mirada, amorosa, malvada, de doncella la mirada... De mi dicha alcanzrazn, mealcanz ah!, qu planea? Un dragn prpura aguarda en el abismo de su mirada de doncella.

Silencio! Mi verdad habla!

Zaratustra, ay de ti! Te pareces a uno que oro hubiera tragado: an el vientre te han de abrir!...

Demasiado rico eres, t, corruptor de muchos. A demasiados provocas envidia, haces pobre a demasiados... Incluso a m tu luz sombras me arroja , me hace temblar: vete, esplndido! Vete, Zaratustra, vete de tu sol!...

Quisieras regalar, regalar a lo lejos tu sobreabundancia, pero t mismo eres lo ms sobreabundante! S inteligente, t, esplndido! Reglate primero a ti mismo,oh Zaratustra!

Diez aos quedaron atrs, y ni una gota te ha alcanzado? ni un hmedo viento?, ni de amor un roco? Pero, quinpodratambin amarte a ti, ubrrimo? Tu dicha provoca sequa en derredor, hace pobres en amor, tierrasin lluvia...

Nadie te da ya las gracias. Pero t agradeces a todo el que de ti algo toma: en eso te reconozco, ubrrimo, el ms indigentede todos los ricos!

En sacrificio te das, tu riqueza teatormenta, te entregas, no te cuidas, no te amas: A cada instante te obliga el tormento inmenso de un granerorebosante,de un coraznrebosante pero nadie te da ya las gracias...

Has de volvertems pobre, sabio idiota!, si quieres ser amado. Slo se ama a los que sufren, Slo se da amor a los hambrientos: Reglate primero a ti mismo,oh Zaratustra!

Yo soy tu verdad...

Notas del Traductor 1. Nietzsche modific el subttulo previsto todava el 17 de diciembre de 1888,Ein Psychologen-Problem, por ste,Aktenstcke eines Psychologen. De cualquier modo, en ambos casos se trata de una rplica implcita al artculo de Richard Pohl,El caso Nietzsche. Un problema psicolgico (vid. supra), y es tambin en ese sentido en el que Nietzsche afirma en el prefacio que su libro es para psiclogos, pero no para alemanes.

2. Este prlogo fue remitido por Nieizsche desde Leipzig, junto con el resto de correcciones de pruebas de imprenta de NW. El manuscrito con la signatura Mp XVI 6 segn la ordenacin de Colli y Montinari contiene una primera versin, finalmente descartada, que reza as:Considero necesario corresponder a la absoluta falta de dlicatesse con la que en Alemania se ha recibido mi libroElcasoWagner,oponindole algunos pasajes cuidadosamente escogidos de mis escritos anteriores. Una vez ms, los alemanes se han puesto en evidencia ante m -no tengo razn alguna para modificar mi juicio sobre esta raza inepta en cuestiones de decoro. Incluso se les ha escapado a quin es al nico a quien yo hablo, al msico, a la conciencia-de-msico -y en tanto que msico... / Nietzsche/ Turin, 10 de diciembre de 1888. (KSA, 14, 523).

3. Cfr. Ecce Homo, Por qu escribo tan buenos libros, 2. La designacin de Alemania como pas chato de Europa debido a sus peculiaridades orogrficas es empleada irnicamente por Nietzsche en varias ocasiones para caracterizar tambin su altura intelectual.

4. Nietzsche se refiere aqu en tono crtico a la poltica promovida a partir de 1887 como primer ministro de Italia por Francesco Crispi (1818-1901), quien se haba mostrado a favor de la permanencia de su pas en el pacto de la Triple Alianza de 1882. Tampoco es casual, en este contexto, la evocacin nietzscheana del famoso comienzo de la primera Catilinaria de Cicern, antes bien, alude nuevamente a sus discrepancias con el Reich y,ms concretamente, con Bismarck; pues, como recuerda Andrs Snchez Pascual dentro su excelente trabajo de anotacin crtica de obras de Nietzsche, Bismarck haba popularizado en Alemania la expresinexistencia catilinaria, al afirmar en una sesin del Parlamento celebrada en septiembre de 1862:Hay en el pas toda una muchedumbre deexistencias catilinariasque tienen un gran inters en hacer revoluciones. A esta declaracin replic Nietzsche enCrepsculo de los idolos:Casi todo genio conoce, como uno de sus desarrollos, la existencia catilinaria, un sentimiento de odio, venganza y rebelin contra todo lo que yaes,lo que ya nodeviene (op. cit.,Madrid, Alianza, 1973, p. 123 y nota de A. Snchez Pascual en p. 168).

5. Cfr. La gaya ciencia, aforismo 87.

6. Este captulo reelabora con numerosas variantes, sobre todo al final, aunque la mayora de detalle, el aforismo 368 de La gaya ciencia.

7. Sobre lospetits faits, vd. tambinCrepsculo de los dolos,Incursiones de un intempestivo, 7. Vd. una ltima referencia en KSA, 13, 639.

8. Der junge Kaiser. Nietzsche se refiere as con frecuencia al recin ascendido al trono Guillermo II (1895-1941), a quien guardaba pocas simpatas por considerarlo totalmente dependiente de la poltica imperialista de Bismarck. La animadversin de Nietzsche llegara a su extremo en una de las anotaciones cercanas ya al delirio, en la que propone convocar a los soberanos de Europa en Roma para hacer fusilar al joven Kaiser y a todos los antisemitas.

9. Las pastillas eran un preparado mercurial para la sfilis y otras infecciones similares que comercializ el farmacutico francs Grandel. En su carta a Peter Gastdel 30 de diciembre de 1888, Nietzsche anota:hacer gimnasia y tomar pastillas Grandel.

10. Para la inclusin delIntermezzo y el poemaVenecia en NW, vid, supra. TambinEcce homorecoge ntegramente este captulo.

11. Cfr.Opiniones y sentencias diversas,aforismo 134. En el manuscrito para la imprenta, Nietzsche tach, al final del epgrafe, la frase:Pero semejante contranaturaleza del gusto esttico es la prueba de la dcadence

12. Das espressivo um jeden Preis era el ttulo pensado originalmente por Nietzsche para el siguiente epgrafe de este captulo, que en el manuscrito para la imprenta conclua con la frase, luego tachada por Nietzsche: Pero lo espressivo a toda costa es la prueba de la dcadence...

13. Cfr.El caminante y su sombra,aforismo 165.

14. Nietzsche alude a la escena delDon Giovannimozartiano en que el fantasma del comendador hace su aparicin y que, a veces, para acentuar su efecto dramtico, se representaba haciendo que el convidado de piedra irrumpiese en la estancia atravesando un muro, en lugar de que el propio don Juan le abriese la puerta, tal como consta en el libreto de Lorenzo Da Ponte.

15. El ttulo de este captulo, que reelabora la versin original del aforismo 171 deOpiniones y sentencias diversas,remite obviamente a la conocida frmulamsica del futuro empleada para designar la msica de Wagner a raz de su escritoLa obra de artedel futuro.

16. El sentido de este pasaje y la consiguiente adscripcin de Wagner a un movimiento reactivo a todos los niveles, pero tambin la ambigedad de todo arte a este respecto se aclara mejor si se lee en continuidad con el aforismo 178 deOpinionesy sentencias diversas,Arte yrestauracin, y, sobre todo, con la primera versin del mismo, tituladaObra de arte y reaccin, que aade un significativo parntesis:Esos movimientos regresivos en la historia, las llamadasrestauraciones(reacciones), que devuelven la proximidad a un estado espiritual y poltico que fue predominante antes del actual, poseen el encanto del recuerdo lleno de sentimiento, del ansia nostlgica de lo casi perdido; exhalan la magia de la muerte, en ellas hallan un suelo natural las artes y tas letras debido precisamente a esa singular profundizacin de los estados de nimo, tal como las plantas (ms bellas) ms raras y delicadas crecen en las escarpadas pendientes de las montaas (KSA, 14, 174-5).

17. Todava en el manuscrito para la imprenta se mantena tambin el ttulo deDos antpodas para este apartado, que, en forma abreviada y con numerosas variantes, reproduce el aforismo 370 deLa gaya ciencia,Qu es romanticismo?.

18. Este epgrafe reelabora considerablemente tanto la primera mitad del aforismo 254 deMs all del bienydel malcomo una parte del 256. Tal como ha observado Mazzino Montinani en su artculoAufgaben den Nietzsche-Forschung heute: Nietzsches Auseinandersetzung mit der franzsischen Literatur des 19. Jahrhunderts (en Bauschinger, Cocalis y Lennox (eds.),Nietzsche heute. Die RezeptionseinesWerkes nach 1968.Bern-Stuttgart, Francke, 1987), la densa labor de reescritura a la que Nietzsche somete aqu el aforismo 254 de JGB permite comprender cmo, a un nivel mas profundo, su polmica con Wagner no se reduce a una caracterizacin de antpodas, antes bien, opera sobre el supuesto de la propia afinidad con el fenmeno de la dcadence segn se ejemplifica en la cultura parisina del XIX. Por eso es por lo que aquella Francia del gusto, sede de la cultura europea ms espiritual y refinada, da paso ahora a Pars como lacosmopolisque es capaz de acoger a lostipossingulares Schopenhauer, Heine pero adems como ellugar natural de la enfermedad romntica.

19. Con el aadido de este prrafo a la versin original del aforismo 254 de JGB, Nietzsche alude al debate sobre el comercio de esclavos sostenido por la prensa y la opinin pblica alemana en noviembre de 1888. El sentido de su alusin se completa con esta otra de la misma poca, que aparece enEcce homo:En este momento, por ejemplo, el emperador alemn afirma que su deber cristiano es liberar a los esclavos de frica: nosotros, losotroseuropeos, llamaramos a esto sencillamente alemn. Lo que Nietzsche sugiere, pues, en son de burla, es que hay esclavos ms cercanos de cuya liberacin podra ocuparse el Reich (o su portavoz, la Norddeutshe Zeitung), antes que de la de losnegrosafricanos olosbrbarosfranceses.

20. La ltima frase, Aber krank..., que introduce efectivamente un notable giro del sentido de toda la caracterizacin anterior, no figuraba enMs all del bien y del mal.

21. Nietzsche reproduce aqu con mnimas variaciones los versos del final del aforismo 256 de JGB. El primer verso alude sarcsticamente al ttulo del artculo publicado por Wagner en el nmero de febrero de 1878 de losBayreuther Bltter (Hojas de Bayreuth,2 cuaderno, pp. 2942),Was ist deutsch?,al que tambin se haba referido, Nietzsche en el aforismo 357 deLa gaya ciencia,Sobre el viejo problema: qu es alemn?.

22. KSA, 14, 371 sugiere la posibilidad de que la expresin Glaube ohne Worte (literalmente fe sin palabras) se remita a la de Mendelssohn Lieder ohne Worte.

23. Este epgrafe reproduce, con ligeras variantes, la segunda parte deGenealoga de la moral,III, 2.

24. Hafis (1327-1390, aprox.), sobrenombre del poeta persa Mohammed Schams od-Din, autor delDivn,obra potica que influy en Goethe para la composicin delDivn de Oriente y Occidente.

25. El mito de Circe, que transformaba en animales a sus adoradores, ha sido frecuentado por Nietzsche, volviendo a relacionarlo en otras ocasiones con la sensacin suscitada por el arte romntico.

26. Versin algo modificada y abreviada deGenealoga de la moral,III, 3.

27. Gottfried Keller (1819-1890), poeta suizo muy admirado por Nietzsche, autor de narraciones comoDie Leute von SeldwylaoDer grne Heinrichy temprano adversario de la msica wagneriana.

28. Los dos apartados de este captulo reproducen, respectivamente, los epgrafes tercero y cuarto del prlogo al segundo libro deHumano, demasiado humano,con algn aadido en el primer caso y sin apenas retoques con el segundo. En cuanto al ttulo (Wie ich von Wagner loskam), teniendo en cuenta que Nietzschese liberade Wagner como quien se desintoxica, como quiense quitade la adiccin a una droga, y que las expresiones en ese sentido son frecuentes a lo largo de la obra tambin podra traducirse:Cmo me desenganch de Wagner.

29. Nietzsche se refiere a los Festivales de Bayreuth, destinados a la representacin de las peras de Wagner. Nietzsche asisti incluso a los ensayos deEl crepsculo de los diosesyLa Valquiria,as como a la representacin inaugural deEl oro del Rhin,pero se march antes del final del tercer ciclo de representaciones, previsto para el 30 de agosto.

30. Los dos primeros apartados reproducen en dos partes (algo abreviadala primera), el aforismo 269 deMs all del bien y del mal,teniendo a lavista la redaccin original. El tercero es unaversin apenas modificada del aforismo 270 de esta misma obra.

31. Las dos partes de este eplogo son una versin mnimamente reelaborada algo acortada la primera de losepgrafes tercero y cuarto del prlogo de 1886 a la segunda edicin deLa Gaya ciencia.

32. Cfr.Crepsculo de los dolos.Sentencias y flechas, 8.

33. Comprenderlotodoes menospreciarlo todo. Nietzsche invierte aqu el sentido de la frase de Madame von Stal:Tout comprendre -cest tout pardonner.

34. Cfr. tambin el prlogo deMs all del bienydel mal,redactado en la misma fecha que este texto (1886), si bien el motivo del imposible desvelamiento ltimo de la vendad ya est presente enEl nacimiento de la tragediacon trminos similares:Si, en efecto, a cada desvelamiento de la verdad el artista, con miradas extticas, permanece siempre suspenso nicamente de aquello que tambin ahora, tras el desvelamiento, contina siendo velo, el hombre terico, en cambio, goza y se satisface con el velo arrojado y tiene su ms alta meta de placer en el proceso de un desvelamiento cada vez ms afortunado, logrado por lapropia fuerza. No habra ciencia alguna si sta tuviera que ver slo con esaunicadiosa desnuda, y con nada ms (KSA, I, 98. Trad. cast. de A. Snchez Pascual, Madrid, Alianza, 1973, pp. 126-7).

35. Figura de los antiguos mitos rficos de Demter.

36. Este poema aparece incluido tambin en losDitirambos de Dionisos. Hay traduccin a cargo de Txaro Santoro y Virginia Careaga en: Nietzsche,Poemas (Madrid, Peralta, 1979), que hemos confrontado con nuestra propia versin