apuntes sobre antropofagia 2-2013

27
Apuntes sobre antropofagia -Contrariamente a la opinión de Octavio Paz, de que “en 1920 la vanguardia estaba en Hispanoamérica; en 1960, en Brasil, 1 la Semana del 22 —por su amplitud (literatura, escultura, música, pintura, arquitectura), descentralización geográfica (São Paulo, Río de Janeiro, Pernambuco, Minas Gerais, Rio Grande do Sul, etc.) y por la intensidad polémica— representa, decididamente, el más fértil de los movimientos de vanguardia del continente (Jorge Schwartz, Vanguardias Latinoamericanas). -El surrealismo en el Brasil adquiere importancia por el respaldo teórico que le proporcionó el movimiento antropofágico. El Manifiesto Antropófago dice que “ya teníamos lengua surrealista”. De hecho, hay una coincidencia en los presupuestos generales, en la búsqueda del elemento primitivo, en la recuperación de la dimensión mítica de la vida, en la búsqueda de una práctica artística que libere al hombre de los condicionamientos burgueses y en el recurrir a Freud, que aparece en ambos manifiestos como soporte teórico para la liberación de las energías inconscientes del hombre. “Péret trajo el magnífico coraje de una libertad”, dice una reseña publicada en la Revista de Antropofagia (24 de marzo de 1929), en ocasión de una conferencia pronunciada por el surrealista francés en São Paulo. En un estudio que aproxima el movimiento antropofágico al surrealismo, Benedito Nunes dice: “Llamando al manifiesto antropófago, Oswald de Andrade lo canibaliza. Retoma el tema de la práctica el tema de la práctica del canibalismo que había seducido a Apollinaire, Picabia y Blaise Cendrars y lo transforma en pensamiento doctrinario. El texto en cuestión ya es un texto devorador. A ejemplo de los manifiestos dadaístas se aparta de cualquier seriedad, como su precedente europeo, El Manifeste cannibale (Jorge Schwartz, Vanguardias Latinoamericanas, p. 453). -Manifiesto Antropófago: Un collage de ideas, frases, personajes históricos brasileños y europeos, 1 El signo y el garabato, p. 155. 1

Upload: paula-eliska

Post on 29-Sep-2015

9 views

Category:

Documents


2 download

DESCRIPTION

Antropofagia

TRANSCRIPT

Apuntes sobre antropofagia

-Contrariamente a la opinin de Octavio Paz, de que en 1920 la vanguardia estaba en Hispanoamrica; en 1960, en Brasil,[footnoteRef:1] la Semana del 22 por su amplitud (literatura, escultura, msica, pintura, arquitectura), descentralizacin geogrfica (So Paulo, Ro de Janeiro, Pernambuco, Minas Gerais, Rio Grande do Sul, etc.) y por la intensidad polmica representa, decididamente, el ms frtil de los movimientos de vanguardia del continente (Jorge Schwartz, Vanguardias Latinoamericanas). [1: El signo y el garabato, p. 155.]

-El surrealismo en el Brasil adquiere importancia por el respaldo terico que le proporcion el movimiento antropofgico. El Manifiesto Antropfago dice que ya tenamos lengua surrealista. De hecho, hay una coincidencia en los presupuestos generales, en la bsqueda del elemento primitivo, en la recuperacin de la dimensin mtica de la vida, en la bsqueda de una prctica artstica que libere al hombre de los condicionamientos burgueses y en el recurrir a Freud, que aparece en ambos manifiestos como soporte terico para la liberacin de las energas inconscientes del hombre. Pret trajo el magnfico coraje de una libertad, dice una resea publicada en la Revista de Antropofagia (24 de marzo de 1929), en ocasin de una conferencia pronunciada por el surrealista francs en So Paulo.En un estudio que aproxima el movimiento antropofgico al surrealismo, Benedito Nunes dice: Llamando al manifiesto antropfago, Oswald de Andrade lo canibaliza. Retoma el tema de la prctica el tema de la prctica del canibalismo que haba seducido a Apollinaire, Picabia y Blaise Cendrars y lo transforma en pensamiento doctrinario. El texto en cuestin ya es un texto devorador. A ejemplo de los manifiestos dadastas se aparta de cualquier seriedad, como su precedente europeo, El Manifeste cannibale (Jorge Schwartz, Vanguardias Latinoamericanas, p. 453).

-Manifiesto Antropfago: Un collage de ideas, frases, personajes histricos brasileos y europeos, descontextualizados, por tanto, de sus lugares de origen, pasan a conformar ahora un material nuevo y original: eso es la antropofagia. All sostienen un dilogo imposible Freud y los indgenas tup, Montaigne y Keyserling, el padre Vieira y el doctor Voronoff.

-El admirable Tupy or not tupy del Manifiesto Antropfago de Oswald de Andrade maestro incomparable de frmulas lapidarias resume todo este proceso, de decidida incorporacin de la riqueza profunda del pueblo, de la herencia total del pas, en la estilizacin erudita de la literatura. Bajo este punto de vista, las intuiciones de la Antropofagia, a l debidas, representan el momento ms denso de la dialctica modernista (Antonio Candido[footnoteRef:2] citado por Jorge Schwartz, Vanguardias Latinoamericanas, p. 532). [2: A literatura na evoluao de una comunidade.]

-La antropofagia, en cuanto concepto, presenta una fase productiva, diferente de la pura destruccin con la que acostumbra a aparecer en el discurso civilizado sobre la barbarie, que utiliza el acto canbal como signo de la mxima violencia. Bajo la perspectiva oswaldiana y salvaje, la antropofagia preconiza una especie de transubstanciacin mediante la cual el que devora se altera en lo devorado. La muerte y devoracin del otro recrea lo propio. Dentro de esta perspectiva, el discurso resentido de las relaciones coloniales se torna discurso productivo de identidades (Maria Cndida Ferreira de Almeida, S me interessa o que no meu: A antropofagia de Oswald de Andrade).

Semana de Arte Moderno

-Negacin de toda y cualquier "devocin al pasado".-Rechazo a la literatura y arte importados, con los trazos de una civilizacin cada vez ms superada en el espacio y en el tiempo. -Sus discursos claman por libertad de expresin y por el fin de reglas en el arte.-Presencia de cierto ideario futurista, que exige la deposicin de los temas tradicionalistas en nombre de la sociedad de la electricidad, de la mquina y de la velocidad.-Necesidad de explorar las races de la cultura popular brasilea.

Herramientas de la esttica antropfaga

-En la literatura y en la poesa se explora el la lengua hablada, natural, alejada de los cdigos poticos establecidos. Se propicia la incorporacin a la lengua potica de vocablos y giros brasileos.

pronominales

Deme un cigarrilloReza la gramticaDel profesor y del alumnoY del mulato sabihondo.

Pero el buen negro y el buen blancoDe la nacin brasileaDicen todos los das Olvdate de eso, camaradame das un cigarrillo?

Oswald de Andrade, Poesa Pau-Brasil

Qu es la antropofagia de Oswald de Andrade?

-Como bien ha resumido Benedito Nunes, se trata de una metfora, diagnstico y teraputica de la sociedad brasilea.

-El Manifiesto antropfago capta los principales problemas del pas, derivados del dominio colonial, y rechaza tanto la imposicin de la cultura de los centros como la exaltacin de un indio europeizado de corte romntico.

-Por respuesta propone la figura del indio antropfago, irreverente, capaz de producir una capitalizacin de fuerzas hostiles en un acto creador. Cosa que realiza a partir de la devoracin antropfaga, que consiste en asimilar elementos europeos con objeto de superar el problema de la dependencia cultural. El Manifiesto desafa el modelo de vida heredado de las colonias y ofrece el suyo propio, una utopa antropofgica que combina un idlico estado natural con el desarrollo tecnolgico (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad, pp. 146 y 147).

-Ms que con un modelo de formas especficas o con una potica, nos encontramos con un proceso comportamental, con una actitud que puede trabajarse de las formas ms diversas.

-La antropofagia habra tenido muy poca influencia en las artes visuales, a no ser como matriz metafrica para la creacin, pero nunca como un lenguaje.

-Benedito Nunes considera la antropofagia una palabra gua ms que un movimiento y Paulo Herkenhoff afirma que la antropofagia no puede reducirse a un conjunto de imgenes ni a un estilo, pues se trata nada menos que de la estrategia cultural de un pas.

-Son el Manifiesto antropfago y la Revista de Antropofagia los que nos ayudarn en dicho propsito: profundizar en el significado de la operacin que desencadena la antropofagia (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad, pp. 147 y 148).

-Aunque el Manifiesto antropfago aparezca publicado en el primer nmero, la postura de la revista an no es muy clara. De hecho, slo otro texto se identifica plenamente con las ideas del Manifiesto (Oswaldo Costa, A Descida Antropfaga, No. 1, 1928), mientras el resto se refiere a la antropofagia en un sentido ms bien difuso y superficial (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad, p. 148).

-La Antropofagia oswaldiana ya lo he formulado en otro lugar es el pensamiento de la devoracin crtica del legado cultural universal, elaborado no a partir de la perspectiva sumisa y reconciliada del buen salvaje (idealizado bajo el modelo de las virtudes europeas en el Romanticismo brasileo de tipo nativista, en Gonalves Dias y Jos de Alencar, por ejemplo), sino segn el punto de vista insolente del mal salvaje, devorador de hombres blancos, antropfago. No involucra una sumisin (una catequesis), sino una transculturacin; o, mejor an, una transvaloracin: una visin crtica de la historia como funcin negativa (en el sentido de Nietzsche), que sea capaz tanto de apropiacin como de expropiacin, de desjerarquizacin, desconstruccin. Todo pasado que nos es otro merece ser negado. Se puede decir: merece ser comido, devorado. Con esta especificacin aclaratoria: el canbal era un polemista (del griego plemos = lucha, combate), pero tambin un antologista: slo devoraba a los enemigos que consideraba valientes, para sacarle la protena y el tutano para robustecer y renovar sus propias fuerzas naturales Por ejemplo, Oswald de Andrade se inspir hasta cierto punto en el cubismo poemtico-itinerante de Blaise Cendrars (sobre quien, por otro lado, no dej tambin de ejercer cierta influencia en el periodo heroico de la creacin de la llamada poesa pau-brasil, 1923-1924). Sin embargo, al contrario de la kodak excursionista del pirate du lac Leman, preocupada por registrar lo pintoresco y lo extico en sus andanzas por tierras brasileas, el camera-eye del poema-minuto oswaldiano revela, en lo meramente paisajstico, un elemento crtico, capta un registro satrico de las costumbres nacionales estratificadas, detona una cpsula de humor desacralizante, que no encontramos en los tursticos poemas brasileos de Cendrars, recogidos en Feuilles de route. Con Oswald, en el decenio del veinte, ya estamos ms prximos, por anticipacin, del antiilusionismo de la poesa lacnica del Brecht de finales de los aos treinta (los poemas escritos en basic german, aguzados con acerada crtica) que la cromotipia no comprometida de Cendrars. El suizo pens que haba redescubierto Brasil y escaldado al amigo brasileo en una olla de fondue cosmopolita. Oswald le pidi prestada su mquina fotogrfica y le retribuy la gentileza, comindoselo. Sutilezas del morubixaba[footnoteRef:3] Cunhambebe: Ah viene nuestra comida saltando, como decan los tupinambs al ver al europeo Hans Staden (Haroldo de Campos, De la razn antropofgica: Dilogo y diferencia en la cultura brasilea, pp. 3 y 4). [3: Morubixaba: Palabra tup que designa al jefe de la tribu.]

-Creo que el Coup de dents de Oswald de Andrade, su dialctica del marxilar (marx + maxilar)[footnoteRef:4] () apunta hacia un hecho nuevo en las relaciones Europa/Latinoamrica: ya a estas alturas, los europeos tienen que aprender a convivir con los nuevos brbaros que, desde hace mucho, en un contexto diferente y alternativo, los estn devorando y haciendo de ellos carne de su carne y huesos de sus huesos; los nuevos brbaros que hace mucho los estn resintetizando qumicamente por un impetuoso e irrefrenable metabolismo de la diferencia. (Y no slo a los europeos: ingredientes orientales, hindes, chinos, japoneses han entrado en el alambique sympotico de estos neoalquimistas: en Tablada y Octavio Paz; en los senderos bifurcados de Borges y en los ritos iniciticos de Elizondo de Farabeuf; en Lezama y Severo Sarduy; en Oswald y en la poesa concreta brasilea, por ejemplo.) [4: Con el seudnimo de juego de palabras Marxilar, Oswald de Andrade firm artculos en su Revista de Antropofagia (1928-1929).]

-Son brbaros alejandrinos, aprovisionados de bibliotecas caticas y de ficheros labernticos. La Biblioteca de Babel puede llamarse Biblioteca Municipal Miguel Can y estar provisionalmente instalada en una modesta cuadra de Buenos Aires (una localidad parduzca y tristona al sudoeste de la ciudad), en donde Borges sirvi como oscuro funcionario, y en cuyo stano acostumbraba refugiarse de la mezquindad cotidiana, entregndose furtivamente a lecturas infinitas O, entonces, acomodarse, plenamente, en la capilla naviforme de Alfonso Reyes, en la ciudad de Mxico, una bibliocasa en donde se enclaustr, cerca de veinte aos, con sus estanteras copiosas, un lector viajadsimo e insaciable O tambin en So Paulo, en la calle Lopes Chaves, en el barrio Barra-Funda, en donde Mario de Andrade llenaba sus fichas de lectura y bordaba con notas los mrgenes de las pginas que consultaba, entre partituras de Shoenberg y Stravinsky, antologas de expresionistas alemanes y futuristas italianos, tomos de Freud y tratados de folklore O, por ltimo, proliferar en una casa de La Habana Vieja, justo donde etrusco Lezama Lima, despus de una zambullida lustral en los desvanes de las libreras de viejo cubanas, haca girar su inmensa esfera armilar de lecturas, descentrada, cambiante, fabulosa (Haroldo de Campos, De la razn antropofgica: Dilogo y diferencia en la cultura brasilea, pp. 19 y 20).

La mandbula devoradora de estos nuevos brbaros viene manducando y arruinando desde hace mucho una herencia cultural cada vez ms planetaria, en relacin con la cual su embestida excentrificadora y desconstructora funciona con mpetu marginal de la antitradicin carnavalesca, desacralizante, profanadora, evocada por Bajtin en oposicin al camino real del positivismo pico lukacsiano, a la literatura monolgica, a la obra acabada y unvoca () la transenciclopedia carnavalizada de los nuevos brbaros, en donde todo puede coexistir con todo. Son mecanismos que trituran la materia de la tradicin como dientes de un ingenio tropical, convirtiendo tallos y tegumentos en bagazos y caldo zumoso. Lezama criolliza a Proust e intercomunica a Mallarm con Gngora: sus citas son truncas y aproximadas como restos de una digestin diluvial., (Haroldo de Campos, De la razn antropofgica: Dilogo y diferencia en la cultura brasilea, p. 20).

-La antropofagia es la nica filosofa original brasilea (Augusto de Campos).

Vnculos con el primitivismo

-Al elegir al antropfago como figura representativa de su movimiento, Oswald de Andrade se vincula al primitivismo, pero las implicaciones de este gesto son muy diferentes a las que supone la adopcin del canbal en la vanguardia europea.

-En ambos casos, existe una pregunta relativa a los orgenes, pero mientras en Europa se interesan por unos orgenes ms bien abstractos, que se refieren a los impulsos instintivos, creativos y a un tipo de pensamiento mtico-potico, para Oswald est en juego la exploracin de unos orgenes relativos a su pasado histrico.

-Si en el contexto europeo el primitivismo supone una ruptura radical con una tradicin cultural propia, en el brasileo pretende una recuperacin. Es ms, Rosalind Krauss ha sealado que las vanguardias europeas, en su bsqueda de la originalidad, intentaron no tanto rechazar o disolver un pasado determinado como alcanzar un grado cero de cultura, por lo que habran asociado la originalidad al sentido literal (y clsico) de origen: el de comienzo absoluto.

-El movimiento antropfago, en cambio, s pretende insertarse en una serie histrica, que pasa por el rechazo de un pasado muy concreto (contra las historias del hombre que comienzan en el Cabo Finisterre. El mundo no datado. No rubricado. Sin Napolen. Sin Csar.) y la recuperacin de otro ms remoto y difuso: el del indio antropfago. Por eso, la nueva cronologa la marca la deglucin del obispo Sardina (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad, pp. 151 y 152).

-Mientras otros movimientos contemporneos a la antropofagia procuran soslayar estos problemas, Oswald los afronta a partir de la condicin construida de su antropfago, que no trata de ocultar. En efecto, una de las primeras cosas que llama nuestra atencin es que recurre a fuentes europeas para elaborar la figura que haba de representar el fondo genuino de Brasil, por lo que no niega el parentesco, sino que lo pone de manifiesto, haciendo de la diferencia y el anacronismo su origen fundador. Esto tendr importantes repercusiones a la hora de definir una identidad nacional fundamentada en el antropfago (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad, p. 153).

-Tanto Oswald como sus compaeros poco tenan ya que ver con los indios tup que un da habitaron las inmediaciones del Amazonas y, en cualquier caso, su aproximacin dista de ser rigurosamente etnogrfica. Lo que los canbales tup ofrecan era un smbolo de un pasado libre del dominio colonial (nunca fuimos catequizados), capaz de representar todo lo que la metrpolis haba reprimido y que ahora era necesario rescatar.

-Tambin otros movimientos utilizaron la imagen del indio como referente de un pasado genuino, pero de un indio edulcorado, domesticado por la tradicin occidental, el indio vestido del romanticismo brasileo, que Oswald de Andrade no dudaba en tachar de macumba para turistas. El antropfago oswaldiano, sin embargo, no es un indio de caja de galletas, sino un canbal, que opone desnudez y salvajismo contra el indio de estandarte [tocheiro].

-Nos encontramos con un personaje incisivo en mltiples aspectos: es sarcstico, altivo y est dispuesto a devorar a los occidentales. Adems, el prototipo que presenta el Manifiesto antropfago, que se concreta en el brbaro tecnificado, contamina la imagen del indio natural con la modernidad tcnica.

-Aunque cierta idealizacin (y mitificacin) del pasado no es ajena al movimiento antropfago, procuran contrarrestarla con las sombras de una figura que, sin duda, viene a destruir el pedestal de sentimientos nobles del indianismo tradicional (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad, pp. 153 y 154).

Si de lo que trata la antropofagia es de deglutir la influencia europea, la propia figura del antropfago es un buen ejemplo de la dinmica que pretende desencadenar. ste se presenta como un crisol de elementos europeos asimilados crticamente, dando lugar a una configuracin distinta, en la cual resulta determinante el nuevo emplazamiento de dichos elementos (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad, p. 154).

La apropiacin de las crnicas

-El carcter testimonial de los relatos les confiere verosimilitud, aunque, sin duda, estn predeterminados por el discurso colonial. No obstante, Oswald aprovecha esta caracterizacin y la transforma en beneficio propio a partir del uso que le da: los tup son altivos, lo que les lleva a una defensa sin lmites de su sociedad y su cultura; son irracionales, lo que les convierte en surrealistas avant la lettre (ya tenamos la lengua surrealista) y las mujeres, las ms salvajes entre los salvajes, estn destinadas a ocupar un lugar de honor en su utopa revolucionaria, de carcter matriarcal; pero, sobre todo, son antropfagos, lo que expresa su astucia frente al colonizador, incorporando de l los elementos que le son beneficiosos. Oswald desprecia el relativismo de De Lry para afirmar con orgullo esta conducta: Slo la antropofagia nos une, tal es la frase con la que abre su Manifiesto (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad, p. 156).

El hombre natural de Rousseau

-Oswald va a configurar el modo de vida de su antropfago a partir del estado natural que describe Montaigne y de ciertos elementos del hombre natural de Rousseau.

-Antes de concretar este modo de vida, me gustara destacar que el antropfago comparte con el hombre natural de Rousseau un estado hbrido de salvajismo y civilizacin, que viene a matizar la tradicional oposicin entre naturaleza y cultura. Rousseau propone un equilibrio entre desarrollo civilizatorio y pureza primitiva, no una vuelta a un estado de naturaleza total. Paralelamente y no sin cierta irona, el antropfago oswaldiano saluda el progreso tecnolgico a pesar de su vida natural, reconocindose en el brbaro tecnizado de Keyserling: la fijacin del progreso por medio de catlogos y aparatos de televisin. Slo la maquinaria. Y los transfusores de sangre (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad , pp. 157 y 158).

Modo de vida del antropfago oswaldiano

-Carencia de propiedad privada y de jerarquas (ya tenamos el comunismo, tenamos la relacin y la distribucin de los bienes fsicos, de los bienes morales, de los bienes de dignidad).-Exaltacin de la naturaleza, en la cual se basan la religin y las leyes (hijos del sol, el pas de la cobra grande, las deidades Guaracy o Jacy que cita el Manifiesto).-Desconocimiento de las prohibiciones sexuales (lo que atrapaba la verdad era la ropa, contra la realidad social, vestida y opresora), de las letras y de las ciencias (nunca tuvimos gramticas, ni colecciones de viejos vegetales, nunca admitimos el nacimiento de la lgica entre nosotros).-Una vida plena de ocio, marcada por los instintos (el instinto Carahiba), la inocencia y la alegra (antes de que los portugueses descubrieran Brasil, Brasil haba descubierto la felicidad; la alegra es la prueba del nueve).

-Oswald asimila la utopa primitivista procedente de Europa, pero con diferentes cometidos a los de Montaigne o Rousseau. Para estos autores, las buenas costumbres de los otros slo son un medio para comprender y mejorar su propia sociedad. La existencia real del otro es obliterada, pues ste simplemente funciona como un concepto cuyo contraste ofrece a los mismos la posibilidad conocerse mejor. De hecho, Montaigne admite que no dice los otros ms que para decirse mejor y Rousseau reconoce abiertamente que su hombre natural es una elaboracin conceptual que no debe confundirse con los indgenas de Amrica. En definitiva, no se trata de entender las condiciones de vida de otros pueblos, sino de encontrar en lo ms profundo de la civilizacin los impulsos que puedan preservarla de la barbarie (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad pp. 158 y 159).

-Freud defenda que el factor represivo era necesario para el progreso civilizatorio, por eso los canbales, que no reprimiran sus instintos, figuraban para l entre los pueblos ms atrasados del planeta. En cambio para Oswald, lo que marca el desarrollo de una sociedad es el instinto antropofgico: lo que se da no es una sublimacin del instinto sexual. Es la escala termomtrica del instinto antropofgico.

-Creer en las seales, creer en los instrumentos y en las estrellas. Esto coincide con la caracterizacin del pensamiento primitivo que ya conocemos, pero mientras Freud lo considera un signo de atraso, Oswald lo convierte en un elemento de progreso y hace del pensamiento antropfago un precedente nada menos que de las vanguardias; recordemos que, segn el Manifiesto, ellos ya tenan la lengua surrealista... (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad p. 160).

A travs del antropfago habla el colonizado y exige reivindicaciones

-Al devorar las fuentes europeas, el antropfago oswaldiano repite algunos de los estereotipos recurrentes del primitivismo europeo, que se refieren tanto al indio ednico de la Edad de Oro como al salvajismo brutal del canbal. Pero, como veamos, esta apropiacin les otorga otro significado. No consiste en una simple inversin de su sentido original, sino en una dislocacin, que descentra- liza estos discursos al trasladarlos a su lugar de referencia.

-El salvaje artificial que manejan los autores europeos es obligado a confrontarse, si no con un salvaje real, s con una alteridad real, y es en este enfrentamiento en el que se produce una transgresin de estos modelos y una ruptura con la instrumentalizacin del otro. Ahora los tpicos del exotismo (...) se transforman en valores prospectivos y se disponen a hablar con la voz del colonizado, que de receptor pasivo pasa a ser un emisor reivindicativo. De modo que el antropfago de Oswald participa de la tradicin europea, pero tambin la desautoriza desde su posicin excntrica, por eso podemos considerar la antropofagia como una estrategia eficaz para entrar y salir de las fuentes europeas (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad p. 161).

-Llegamos as a una de las claves del antropfago de Oswald: ser una figura mtica que opera desmitificando. De este manera, la mentalidad prelgica del indio est para que el Sr. Levy Bruhl la estudie, la Edad de Oro va acompaada de todas las girls y el nombre del colonizador francs que cita Montaigne se brasiliza como Villeganhon, por citar algunos de los ejemplos presentes en el Manifiesto antropfago. Al criticar otros mitos, el antropfago acaba por cuestionar su propia condicin, por eso los antropfagos pueden proclamar: antes: contra los otros; despus: contra los otros y contra nosotros mismos (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad, p. 162).

La parodia y el collage

-La parodia es un recurso vinculado al humor y muy valioso para sociedades en transicin como las de Latinoamrica, donde funciona como instrumento para explorar y enfrentar contradicciones, por ejemplo, las relativas a la construccin de su propia historia. Como afirma Garca Canclini, los pueblos recurren a la risa para tener un trato menos agobiante con su pasado. sta acta como un factor crtico, desestabilizador, que puede resultar muy efectivo porque se resiste a ser reabsorbido en un modelo autoritario; la risa nunca tiene cabida en ellos (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad, p. 163).

-La estrategia antropofgica ha sido calificada de alegora de los procesos de formacin cultural no slo de Brasil, sino de toda Amrica Latina (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad p. 163 y 164).

-El procedimiento collage que utiliza la revista implica la insercin de textos en una nueva estructura, prstamos que aparecen de manera literal o con ligeras variaciones y que pueden considerarse una variedad especfica dentro del proceso de devoracin antropofgico.[footnoteRef:5] En ocasiones, los textos vienen entrecomillados, otras veces no; segn el contexto en el que se inserten, pueden leerse en su sentido original o con uno inverso, pero siempre se los obliga a resonar con otra voz. La duplicidad creada por la cita fuerza a la reinterpretacin, lo que desemboca en un interesante juego intertextual que podemos extrapolar a toda apropiacin antropofgica. [5: Maria Eugenia Boaventura cita tambin los trminos bricolaje y montaje, pero prefiere usar el de collage. Recordemos que la metfora del bricolaje fue introducida por Lvi-Strauss para comprender el pensamiento mtico, con el que Oswald de Andrade habra pretendido vincularse a partir de la figura de su antropfago. Por su parte, Gregory L. Ulmer afirma que el collage es la transferencia de materiales de un contexto a otro, y el montaje es la diseminacin de estos prstamos en el nuevo emplazamiento, destacando su ruptura con la continuidad del discurso y la univocidad. Un modo de proceder claramente afn al de la Revista de Antropofagia. Adems, Ulmer habla de los modelos parsito y saprfito, refirindose al prstamo y a la cita en trminos alimenticios, lo que viene a subrayar la relacin que propongo. Ver Gregory L. Ulmer, El objeto de la poscrtica, op. cit.]

-Asimismo, el uso del collage se relaciona con las yuxtaposiciones creadas en el mbito surrealista, que Clifford reuna precisamente bajo la denominacin de cultura/collage. En ambos casos, la cultura se concibe como algo fragmentario, como un compendio de documentos que ofrecen otras posibilidades de montaje y en el que no es extrao ver combinarse realidades del todo ajenas.

-Tanto la parodia como el collage producen una alteracin del significado original de los elementos asimilados, ya sea a travs del humor, de la intertextualidad o de ambos. Tomemos una de las citas pardicas ms clebres del Manifiesto antropfago: Tupy or not tupy, that is the question. Con ella, Oswald hace del estilo de monlogo hamletiano un objeto, lo vaca de su contenido, lo mecaniza, lo torna excntrico y despus lo transforma en clich. As, la frase se repite suelta en la revista. Reteniendo la forma y el estilo del modelo, su contenido es desacralizadoramente sustituido, produciendo as la comicidad.

-El dilema brasileo de la dependencia cultural se resuelve forzando a Shakespeare a participar en su enunciacin y no ofrece otra alternativa que la de optar por la antropofagia. Por otra parte, el hecho de que la frase se repita a lo largo de la Revista apunta a esa actitud desmitificadora que termina por alcanzar a los propios burladores.

-Al citarse a s mismos, los antropfagos consiguen un efecto autopardico y referente al mismo tiempo, algo muy frecuente en la segunda edicin de Revista, nada menos que a partir de sentencias pertenecientes a su texto fundador, el Manifiesto antropfago (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad, pp. 164 y 165).

-Otra desautorizacin interesante provocada por la parodia y el collage en su accin desmitificadora es la que se refiere a la distincin tradicional entre civilizacin y barbarie. La brutalidad de la empresa colonial y la violencia que las sociedades occidentales albergan en su seno llevan a cuestionar la pertinencia de ambos trminos, ya que aquellos que ostentan el monopolio de la civilizacin pueden ser los ms salvajes entre los salvajes. En uno de los nmeros de la Revista leemos: Esa tierra es nuestra empresa. Estas palabras, colocadas en boca de la Iglesia, sugieren algunas verdades no reconocidas sobre la colonizacin. Siguiendo la doble acepcin de empresa, la Iglesia se ve autorretratada involuntariamente como un estamento corrupto, que considera la evangelizacin como una actividad lucrativa y parece capaz de utilizar cualquier medio para alcanzar su objetivo. No es extrao entonces que DAlambert afirme en la Revista: la barbarie dura siglos. Parece que sea nuestro elemento: la razn y el buen gusto no hacen sino pasar.

-Por citar un ejemplo ms entre muchos otros, cabe mencionar ciertas secciones de la Revista de Antropofagia, como Los clsicos de la Antropofagia o Los romnticos de la Antropofagia, que presentan a autores de cierto reconocimiento como si fueran sus colaboradores, Montaigne o Jean de Lry entre otros, haciendo que sus palabras pasen a apoyar las tesis del movimiento antropfago. As, segn una cita de Montaigne incluida en uno de los nmeros, el canibalismo sera como la ciencia tica de las tribus (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad, p. 165).

-Tambin se desautoriza la dicotoma centros-periferias. Asistimos aqu a un intento de subvertir el curso de la historia, por el cual los denominados subalternos se colocaran al frente. En el Manifiesto antropfago encontramos ejemplos como los que siguen: hicimos nacer a Cristo en Baha. O en Belem de Par; queremos la revolucin Caraba. Mayor que la revolucin francesa. La unificacin de todas las revueltas eficaces en la direccin del hombre. Sin nosotros Europa no tendra siquiera su pobre declaracin de los derechos del hombre; Ya tenamos el comunismo. Presentando la revolucin caraba como prototipo, el pensamiento salvaje como precedente y al hombre natural como modelo de los derechos humanos, Europa pasa a depender de la utopa antropofgica. El destino del viejo continente est sentenciado: de idea superior en idea superior, nosotros acabaremos por no tener ms ideas, dice Proudhon en las pginas de la Revista.

-Para Eduardo Subirats, se tratara sobre todo de construir una mirada. No una mirada perifrica ni tampoco una mirada central. Ms bien la revisin de los discursos hegemnicos a partir de sus fronteras epistemolgicas y territoriales; el cuestionamiento del centro desde la periferia. Esto es tambin lo que sucede en el proceso de construccin de la modernidad brasilea, con el que abrimos nuestro siguiente apartado (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad, pp. 165 y 166).

Cmo crear una vanguardia brasilea

-La cuestin que se planteaba en la poca modernista era cmo hacer para vincularse al movimiento de la llamada vanguardia internacional (europea, en realidad) sin caer en la dependencia de sus modelos. En otras palabras, cmo crear una vanguardia brasilea. Para conseguirlo, la reivindicacin de la modernidad deba acompaarse de una defensa de la tradicin autctona, una articulacin en la que el primitivismo pareca ayudar, como se desprende de la cita de Cndido. Sin embargo, enseguida emergan los problemas: cmo combinar tradicin y modernidad sin traicionar el espritu renovador de las vanguardias? El primitivismo nativo levantaba adems la espinosa cuestin de la identidad brasilea: era realmente compatible la perspectiva nacional con el internacionalismo de las vanguardias?[footnoteRef:6] Estos dilemas se expresan en la poca a travs de corrientes primitivistas de distinto signo, que se corresponden a su vez con modos divergentes de entender el nacionalismo (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad, pp. 166 y 167). [6: Leyla Perrone-Moiss destaca el esfuerzo de los primeros escritores latinoamericanos, que se vean obligados a crear, al mismo tiempo, una patria y una literatura y de los primeros vanguardistas, que deban realizar la proeza de ser, al mismo tiempo, nacionalistas y cosmopolitas. Tambin seala el recurso a la inspiracin primitivista para intentar ofrecer una solucin a estos problemas en Paradoxos do nacionalismo literario..., op. cit., pgs. 247-251. ]

-Para el movimiento antropfago, por el contrario, se trataba de pensar lo nacional en relacin dialgica y dialctica con lo universal. Esta actitud ya vena anunciada por el Manifiesto pau-brasil (1924), en el que Oswald de Andrade expone por primera vez su concepcin primitivista. El texto propone un encuentro entre la selva y la escuela (da floresta e da escola), es decir, entre el Brasil precolonial, por un lado, y la herencia y novedades llegadas de los centros, por otro. El propsito sera imbricar la cultura nativa con formas cultas y crear obras para la exportacin (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad, p. 167).

-Siguiendo el camino abierto por el Manifiesto pau-brasil, el Manifiesto antropfago reivindica un pasado nativo que no es incompatible con la exaltacin de las novedades vanguardistas, tcnicas o cientficas. Sin embargo, se muestra ya ms combativo con la herencia cultural de las metrpolis (si bien el antropfago es un exponente de su asimilacin), aunque lo que sus partidarios rechazan, sobre todo, es la tradicin oficial y acadmica del pas. Por eso invitan a deglutir todo. Construir de nuevo. Destruye, pues toda creacin viene de la destruccin. Esta actitud les aproxima al espritu iconoclasta de la vanguardia internacional, sin eliminar la perspectiva nacional del horizonte antropfago. De hecho, asumen como propia la tarea de crear una auto-imagen que acabe con el sentimiento de dependencia, pero entendiendo el nacionalismo como accin para vertebrar una realidad cultural abierta al exterior.

El problema de la identidad

-La cuestin de la identidad nacional es uno de los rasgos que ms claramente diferencia al antropfago oswaldiano del canbal surrealista, algo que nos enfrenta con los conflictos de un pas postcolonial. La antropofagia respondera a la demanda de productos culturales propios, no imitativos, que surga en el marco de una incipiente construccin nacional. Con su accin devoradora, el antropfago asimila los elementos europeos y los adapta a las peculiaridades del pas, tratando de abordar problemticas pertinentes a la realidad social y cultural brasilea. El antropfago cumplira as con el requisito de ser una figura de creacin nacional que procura una dialctica con lo internacional (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad, pp. 167 y 168).

-Pero, en qu consiste la asimilacin antropfaga? Es el mero trasplante de elementos de un contexto a otro el que modifica su sentido? Antonio Cndido as lo sugiere al afirmar que, incluso cuando se asimila un elemento ajeno sin apenas modificarlo, su significado cambia en funcin del nuevo contexto. Para Garca Canclini, por precario que sea el mbito en el que se adoptan los elementos de los centros, de por s funciona como escena de reelaboracin y estructura reordenadora de los modelos externos. No obstante, Oswald se declaraba contra la civilizacin importada en su Manifiesto antropfago. Entonces, qu diferencia existe entre este tipo de importacin y la que se saluda por introducir las ideas de la vanguardia?

Tesis de la copia cultural

-Para comprender en profundidad cmo opera la antropofagia, merece la pena que nos detengamos en lo que Roberto Schwarz denomina tesis de la copia cultural, uno de los males que afecta a las culturas perifricas del que se han ocupado numerosos autores. Esta tesis, segn Schwarz, es una ilusin bien fundada en las apariencias, aunque no deja de tener su verdad relativa, y para desmontarla, es necesario atender a ciertos problemas de fondo.

-Schwarz seala que el sentimiento aflictivo de civilizacin imitada que ha venido acompaando a Brasil (entre otros pases) no estara motivado por la imitacin en s, sino por la propia estructura del pas, cuyas profundas desigualdades hacen que las ideas liberales y las de la modernidad europea aparezcan siempre como elementos postizos o fuera de lugar, ideas que, sin embargo, tampoco pueden ser descartadas en el camino hacia el desarrollo. Incansablemente, Brasil las manejara en un sentido impropio, pero es precisamente este carcter desafinado el que constituye su especificidad. De lo que se trata es de pensar en esta problemtica desprejuiciadamente, no en trminos de falsedad, dependencia, imitacin o error, sino como contradicciones que revelan la cara oculta de las ideas de la modernidad europea.

-Garca Canclini, por su parte, seala que pensar los desajustes entre Modernismo cultural y modernizacin social en trminos de dependencia descuida las preocupaciones de los creadores por los conflictos internos de sus sociedades y por buscar el modo de comunicarse con sus pueblos. Mientras, Antonio Cndido propone encarar con serenidad nuestro vnculo placentario con las literaturas europeas, pues ste no constituye una opcin, sino un hecho casi natural [...] Al ser considerada as, esta deja de ser [dependencia] para volverse una forma de participacin y contribucin al universo cultural al que pertenecemos, siendo ste el modo peculiar segn el cual nuestros pases son originales (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad, pp. 169 y 170).

-Sugiero aqu que la antropofagia de Oswald de Andrade podra haber aportado una respuesta temprana al problema de la copia cultural. () es innegable que la antropofagia introduce una ambivalencia en las principales oposiciones sobre las que se asienta la tesis de la copia cultural: propio/ajeno, nacional/extranjero, original/imitado. Aunque la antropofagia an se mueve en el contexto de creacin de una imagen nacional y, como tal, utiliza estos trminos, su propia actuacin tiende a desbaratarlos. Adems, como el propio Schwarz concede, por primera vez el proceso en curso en Brasil es considerado y sopesado directamente en el contexto de la actualidad mundial, teniendo algo que ofrecer al captulo. Este algo que ofrecer no es poco. Para Haroldo de Campos, gran defensor de la razn antropofgica, constituye la posibilidad de hablar la diferencia en los intersticios del cdigo universal y repensarlo en su conjunto, una torsin y contorsin del discurso que nos puede desensimismar del mismo y que arruina la idea de una tradicin cultural pura. Veamos entonces cmo opera la antropofagia en relacin a las dicotomas que antes mencionaba.

-La teora de la copia propone una divisin maniquea segn la cual el elemento europeo o bien se imita (dando lugar a una cultura extranjerizante) o bien se rechaza (eliminando todos los elementos no nativos para dar lugar a una cultura genuina), una divisin simplista a la que la antropofagia consigue escapar. En su formulacin, Europa adquiere un estatus ambiguo: la figura del antropfago introduce elementos europeos en los orgenes del pas y se declara no slo abierto a las influencias extranjeras, sino principalmente atento a ellas: slo me interesa lo que no es mo. Ley del hombre. Ley del antropfago. De este modo, la antropofagia pone de manifiesto que la cultura brasilea no puede prescindir de la asimilacin de elementos ajenos, es ms, que nace precisamente de esta mezcla entre lo propio y lo ajeno. El elemento europeo resulta no ser tan extrao como aparentaba y lo genuino parece cada vez ms difcil de definir como tal; el de la imitacin se va desvelando como un falso problema, mientras los trminos del nacionalismo y la identidad quedan bajo sospecha.

-el antropfago acta por adicin devoradora de todo lo ajeno. Estamos ante una metfora inclusiva, antropofgica, en el sentido que le otorga Lvi-Strauss, pues el enemigo europeo no es motivo de rechazo, sino de provecho. Como seala Haroldo de Campos, nos encontramos ante un nacionalismo modal, diferencial, que se articula como movimiento dialgico de la diferencia, en contraposicin al nacionalismo ontolgico, en el que la diferencia debe eliminarse para alcanzar su definicin, basada en un origen puro.

-El resultado de esta operacin es una identidad que se define en la apertura y el intercambio, presentndose como lo opuesto de las identidades cerradas del nacionalismo conservador; la identidad que propone el antropfago se caracteriza por la descaracterizacin. Incluso cabra preguntarse si es pertinente hablar de identidad estrictu senso, pues ms bien tratamos con una anti-identidad o, cuanto menos, con una identidad que funciona desbaratando identidades, del mismo modo que lneas atrs consideraba al antropfago como un mito que funciona desmitificando (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad, pp. 170 y 171).

La antropofagia: violencia verbal y humor

-La antropofagia es una fuerza ambigua. El trmino nos remite a una accin violenta y a uno de nuestros mximos tabes, por eso Nunes ha destacado el poder de choque de la palabra, que el movimiento habra adoptado como sucedneo verbal de la agresin fsica a un enemigo de muchas caras. La eleccin del antropfago pone de manifiesto que la cuestin dolorosa de los orgenes no se olvida. A la violencia ejercida por los colonizadores, el antropfago contesta con una violencia metafrica, que se traduce en el ingenio verbal incisivo y el tono exhortativo caractersticos del Manifiesto antropfago y de la Revista de Antropofagia. Como teraputica, la antropofagia resultara ser un remedio drstico, que busca sacudir al pblico con sus propuestas, aunque cuente con el humor como arma predilecta. Una risa, en este sentido, carnavalesca, que segn Bajtin busca algo ms que divertir y comporta elementos agresivos como la burla y el sarcasmo.

-Pero el carcter agresivo del antropfago oswaldiano se ve ampliamente compensado por la apertura al otro que supone su gesto incorporador. El consumo del enemigo no se produce sin que existan cualidades a asimilar, por lo que la devoracin se une a la admiracin. Esta es la razn por la que podemos decir que se trata de una metfora inclusiva, en la que devorar no supone destruir el objeto, sino transformarlo. Y acogerlo, segn la diferenciacin que propone Lvi-Strauss entre sociedades antropofgicas y antropomicas.

Alta antropofagia y baja antropofagia

-Sin embargo, Oswald era consciente de que las metforas predatorias se prestaban a una interpretacin en clave destructora y podan servir muy bien para caracterizar sistemas explotadores e incluso totalitarios. Sorprendido por esta similitud, el autor distingui la antropofagia del canibalismo o de una baja antropofagia, procurando esclarecer el sentido de su propuesta para diferenciarla de los malos usos que pudieran hacerse de ella. Esta diferenciacin apareca ya en el Manifiesto antropfago, donde se deja claro de dnde proviene la degradacin de la antropofagia: la baja antropofagia aglomerada en los pecados del catecismo la envidia, la usura, la calumnia, el asesinato. Peste de los llamados pueblos cultos y cristianizados, es contra ella que estamos actuando. Antropfagos. A pesar del tono de esta cita, lo que quiere el antropfago es acabar con estas lacras para favorecer una renovacin de la cultura occidental, en una accin de ida y vuelta que, una vez ms, pone de manifiesto que su voluntad conciliadora est por encima del espritu de revancha (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad, pp. 173 y 174).

-En lo relativo a la originalidad de la propuesta oswaldiana, puedo estar de acuerdo con Subirats en que la antropofagia no es, en ningn caso, un subproducto de las vanguardias europeas y en que la figura del antropfago perteneca por derecho propio al bagaje cultural de Oswald de Andrade. Pero no desdeara la importancia del contacto con las vanguardias europeas, pues aportaron al escritor no ya influencias directas, sino el contraste necesario para reconocer la realidad primitiva de Brasil (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad, pp. 175 y 176).

Vanguardias europeas y antropofagia

-Pienso que resulta mucho ms productivo crear una dialctica con las metforas del canibalismo europeas y no una exaltacin a ultranza de la antropofagia en detrimento de las primeras, como hace el autor. De este modo, se comprende mejor la verdadera dimensin de la antropofagia brasilea y su carga transgresora respecto a los modelos de los centros (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad, p. 176).

-El antropfago creado por Oswald de Andrade es un irreverente mal salvaje que, sin embargo, encaja en la utopa del indio ednico.

-El antropfago del Modernismo brasileo alberga en s un proyecto constructivo, que busca la definicin de un nuevo humanismo, revitalizado por la visin del hombre natural americano. En este sentido, podramos decir que el antropfago est ms cerca del pensamiento de Breton y su proyecto poltico (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad, p. 176).

-Las diferencias ms notables giran en torno a las necesidades a las que intentaba responder la antropofagia brasilea, que se resumen en la construccin de un pasado y una vanguardia autctonos, vinculados a un proyecto de vertebracin nacional. En un pas como Brasil, el espritu del movimiento antropfago difcilmente podra haberse identificado con el nihilismo que a veces rodea al entorno de Documents o Acphale. El canbal de los disidentes, como avatar de lo informe, opera precipitando toda construccin que amenace con ponerse en pie, por eso el ataque contra la arquitectura (en un sentido amplio) define tan bien el pensamiento de Bataille.

-Sin embargo, en el contexto brasileo, no habra tenido sentido deconstruir realidades an por nacer. Ms bien trataban de definir un modelo a partir del cual formar una nueva sociedad. La parodia antropofgica sera una parodia carnavalesca, en el sentido que le otorga Bakhtin, quien la distingue de la parodia moderna basndose en su sentido regenerador; la parodia carnavalesca no se detiene en la transgresin de los valores establecidos, como hara la moderna, sino que tambin pretende construir. De este modo, la antropofagia se define como una generosa utopa ideolgica, detrs de cuya accin corrosiva destaca un sentido fundacional, (re)creativo. La alegra, la felicidad, una relacin no hostil entre civilizacin y naturaleza, la valoracin del ocio y el goce son los trminos que se favorecen en ella.

-el autor retoma la utopa antropofgica casi veinte aos despus para lanzar su propuesta poltico-filosfica y criticar al marxismo doctrinario. Esta propuesta pretende resolver las antinomias de la sociedad por medio de la dialctica, a diferencia de la dialctica que Didi-Huberman descubra en Bataille y Documents, que mantena la tensin entre los trminos. Si las estrategias de estos ltimos evitan la sntesis como instancia superior, Oswald la adopta para proponer una unin armnica entre la sociedad primitiva y la civilizacin urbana tecnolgica, dando lugar a la sociedad matriarcal de la era de la mquina. Esta integracin generara un tipo humano nuevo, el hombre natural tecnificado, sntesis del hombre natural (tesis) y el hombre civilizado (anttesis). Documents recurra a contaminaciones de la autenticidad primitiva similares, pero su objetivo no era ofrecer un modelo, sino desprestigiar los ya establecidos.

-Toda una expresin de la crisis civilizatoria local que, segn Subirats, expresan las vanguardias europeas, en la que para l estriba la mxima diferencia con la antropofagia, ya que esta crisis no se daba en lugares como Brasil, donde el industrialismo era recibido ms bien como una promesa de riqueza social y no como una realidad angustiante y amenazadora. Por esta razn, el proyecto de Oswald expresara una confianza que contrasta con lo que l describe como perspectiva agnica de las vanguardias europeas. A pesar de las discrepancias que ya he expresado con respecto a este autor, seguramente estaramos de acuerdo en afirmar que el antropfago de Oswald de Andrade nos ofrece una metfora positiva, luminosa en este sentido (a pesar de su faceta de mal salvaje), mientras que en Europa el canbal funciona como una metfora crepuscular (Mara Cunillera, Metforas de la voracidad, pp. 177 y 178).

Algunas citas de la Revista de Antropofagia

La Revista de Antropofagia no tiene orientacin o pensamiento de ninguna especie: slo tiene estmago.

No hacemos crtica literaria. Intriga s!Freuderico pseudnimo de Oswald de Andrade

El indio no tena polica, no tena complejos, no tena enfermedades nerviosas, ni inspector de orden social, ni vergenza de estar desnudo, ni lucha de clases, ni trfico de blancas, ni Ruy Barbosa, ni voto secreto, ni se ufanaba del Brasil, ni era aristcrata, ni burgus, ni clase baja. (Marxsilar, pseudnimo de Oswald de Andrade. Tomado de Jorge Schwartz, Vanguardias Latinoamericanas, p. 560).

Hoy somos antropfagos () Nos convertimos en canbales. Descubrimos que nunca habamos sido otra cosa () El antropfago: nuestro padre, principio de todo. No el indio. El indianismo es para nosotros un plato muy sustancioso. Como cualquier otra escuela o movimiento () El antropfago de come al indio y al llamado civilizado () As es la experiencia moderna () Ya comenz la cordial masticacin (Antonio de Alcntara Machado).

El humor de Oswald de Andrade

Una vez pas una cosa muy divertida. El sistema de direccin de la revista era colectivo. Nos rotbamos Cada nmero era dirigido por uno del grupo Geraldo Ferraz, Ral Bopp, Pagu, Osvaldo Costa y otros. Una vez, recibimos una carta annima, maleducadsima, grosera, despotricando contra todo el grupo. Resolv publicarla, firmada con el nombre de Yan de Almeida Prado.[footnoteRef:7] Se arm un rollo inmenso. l se puso furioso y demand al director de la revista de aquella semana, que era Jaime Adour da Camara. A Jaime lo defendi Vicente Rao, que hall muy graciosa la historia. Fue absuelto, claro, el proceso no par en nada. Nos moramos de la risa. Y Yan lo tom tan mal que dej de hablarme. Hay gente a la que no le gustan las bromas. (Entrevista a Oswald de Andrade) [7: Historiador, biblifilo, periodista brasileo que particip en la Semana de Arte Moderno y colabor en la Revista de Antropofagia. Su verdadero nombre era Joo Fernando de Almeida Prado. Fue famoso por sus conocimientos de etnologa.]

Pero usted no tiene una cultura filosfica organizada. Imagnese en la defensa de su tesis ante Fulano (un examinador potencial, famoso por su truculencia), le hace preguntas en una terminologa que usted no domina argumentaba Candido.Deme un ejemplo, retrucaba Oswald.No s, no entiendo de esto. Pero existe un vocabulario muy enrevesado: ser-en-otro, por s, orificio existencial, y vaya usted a saber qu msPero deme un ejemplo insista Oswald.Bueno, solo para ilustrar, si l le pregunta pedantemente: Dgame cul es la impostacin hodierna[footnoteRef:8] de la problemtica ontolgica? [8: hodierno, na. adj. Del da de hoy, del momento presente:pensamiento hodierno.]

Yo respondo: Su excelencia est muy atrasado. En nuestra era de devoracin universal el problema no es ontolgico, es odontolgico! (Entrevista de Antonio Candido a Oswald de Andrade).

1