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Praxis científica en la periferia: Notas para una historia social de la arqueología colombiana Cristóbal GNECcC * Universidad dcl Cauca, Popayáa ABS’I’RACT Ibis arúcle presentsa sehematie view of (‘otontian arehaeology Iuom the stand- point t)[ social history. ln doíng so. thc main trcnds of the discipline ‘<is thev have been prací iced u lii at co un Uy are single mil, as well as the soool ogical matrix i n wh ich those tre uds’ havc ocurred. Keywords: Archaeologv. Colombia, Social history of seience. Palabras clave: Arqucotogia. (.oiombia, Historia social de la eteneta. INTRODUCCION Un-a crítica, dice Octavio Paz (1970: 11), es una actividad que despliega una posibilidad de libertad y al hacerlo se convierte en tina invitación a la ac- ción. No podría ser de otra forma, especialmente si aquel qtie realiza la críti- ea está, al misn]<) tiempo, involucrado en el escrutinio. En mi condición de arquealogo colombiano practicante It) que intentaré hacer en este artículo es presentar una \lSiOfl. necesariamente esquemática, de la forma en que la dis- cipli mt ha sitio practicada en Colombia. Este ejerciejo no es objetivo ni pasi- vo, puesto que implica una crítica personal de cómo y qué ha hecho la ar— Departamenlo dc Antropología, Edilicio FI (armen. 9—22. Universidad (leí Cauca. Pu— payan ( (?olornhia). I&’t Lsh¿ hispo hola de A nI,-opalogía A ¡‘zera ana, 25, 9—22. Se vi ci5> (le Ptí Hl i caeio’ es. Ini versidad Complutense. Madrid, 1 995

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  • Praxiscientífica en la periferia:Notaspara una historia socialdela arqueologíacolombiana

    CristóbalGNECcC *Universidaddcl Cauca,Popayáa

    ABS’I’RACT

    Ibis arúcle presentsasehematieview of (‘otontian arehaeologyIuom the stand-point t)[ social history.ln doíngso. thc main trcndsof thediscipline‘

  • 10 CristóbalGnecco

    queologíacolombianaen términos de su relación consigomisma y con eltejido social. Una revisión del pasadode estas relaciones,muy apropiadoparaun artículosobrearqueología,serviráal propósitoúltimo de estetraba-jo: arrojar luz sobrela situaciónactual y lo quepodrásereventualmentedeella. Para empezar,debo contradecirel título mismo de este trabajo: no existeunaoarqueologíacolombiana»,una etiqueta que definiría la forma en que ladisciplina —desdeun puntode vista teórico.metodológico,técnicoe inclusopolítico— ha sido practicadaeste país. Como trataré de mostrar, este rótulono solamentees inneeesariosino inexacto. La arqueologíahecha en Colom-bia, sobretodo por arqueólogos colombianos, se desarrolló hastahacepocoen la periferia de rupturas teóricas y metodológicas~ ~alcanzadasen otras par-tes. Este articulo no proveerá una narrativa cronológicade lo quelos arqueó-logos. nativosy extranjeros, han alcanzado en Colombia.sino que mostraralas tendenciasde la praxisde la disciplinaen estepaís,su matriz sociológica,los logros de másde cincuenta añosde investigación arqueológica, las preo-cupacionesy limitaciones actuales y la clase de futuro quepuedevislumbrar-sedesdeun presente muy prometedor.

    DE PAUL RIVET A FIAN

    Paratodo propósitopráctico,la historia de la arqueología(y de la Antro-pologíaengeneral)en Colombia comienzacon la invasiónalemanade Fran-cia. Aunqueen el país hubo intentospreviosde hacerinvestigacionesarqueo-lógicas, tanto por extranjeroscomo por colombianos(véaseDuque 1965:75-91; Londoño 198%, 1989b;Reichel-Dolmatoff1965: 20-24: 1987: 17-i9) y el Servicio Arqueológicoexistió desde1938. no fue sino hastaqueelantropólogofrancésPaul Rivet escogióColombia para huir de la Franciaocupadaquela disciplinaantropológicacomienzarealmenteen nuestropaís.Los añospreviosa ¡allegadadeRivet (quecrearon,por los demás,las condi-ciones que la hicieron posible) fueron testigos de un corto períodoliberalque permitió el surgimientode un sistemaeducativomás abierto removíen-dolo un tanto del puño ferreo e intransigentede la Iglesia, y que creó en1936 la primera institución académicadedicadaa la enseñanzade las cien-ciassociales,la célebreEscuelaNormalSuperior.En 1941 el presidentelibe-ral EduardoSantosofreció a Rivet apoyooficial pararealizarinvestigacionesantropológicasen Colombia:Rivetaceptóla oferta,y los primerosarqueólo-goscolombianosfueron entrenadosbajo su sombraen el Instituto Etnológi-co Nacional,fundadoesemismo año.Aunquela agendapolítica del Institutoitie abiertamentedemocráticay pluralista,Rivet guió la incipiente disciplina

  • f’,axts úientifwaenla periferia

    a travésde una relaciónacadémicadistantede la realidadsocial.El acercamien-lo al otro fue asépticoy centradoen el pasado:los indígenas(y mástardelos ne-gros y los mestizos)fueron consideradosen tanto sujetoshistóricosproductoresde unaculturamaterialquepasóa formar partede la tradición nacional(el Mu-seodel Oro, por ejemple.fue establecidoen 1939).Nuestroancestroindígena,stipctcstamenteresucitadoen excavacionesarqueológicas(especialmentecuan-do éstasponíanal descubiertorestosde arquitecturamonumental).fuealienadode su realidad contemporánea:los indígenas,restringidosen buenapartea unmareoartístico,fueron partedel estadonacionalsolamenteen su relacióncon el

    pasado,pero los indígenascontemporáneosfueron privadosde ese privilegio.Como it isé L.ti i 5 1..•oretizo (1 981: 1 97) ha dicho, esteman queísrno condtí~o auna optsic~>n predecible:la construcciónde una tradición indígena presente!ausentee nuestraidentidadnadonal. La búsquedadel otro fue separada, desdeel principio. de la busqucda cíe la identidadnacional.

    Este tardíopatroeini o estatala la investigaciónantropológicapone en eví—ciencia la ial la de unaagendapt>J itica previa diíigídtí a crearuna identidadna-cional con la participacioncíe las cienciassocialesy, pocoqueextrañarsecoin—cicle con un períodode liberalismoeconómicoradical. Aunquepuededecirseque algunospocos intelectualesdel siglo pasado.sobretodo Liricoechea(s. f.),ensalzaronel pasadoindígenaprebi spáni co y lo señalaroncomc> uno cíe los pi-laresde nuestraidentidad 1, la opinión generalesttívo dividida entretina per—cepetonromantíca(actitudqtte permcólas arteshastala primera mitad cíe estesigl(>) o un abierto despreciodel pasadoindígena,sin mencionarel legacís.>dclas comunidadesnegras.La negaciónde grupos étnicosno hispánicosfue laideologí oh ci tI: como en muchosotros paíseslatinoamerícanos.la aristocraciacolombt ma primero, y la burguesíaincipiente,después,construyeronsusiden-tidades hechasnacionalespor virtud de la ideología,sobrela exclusiónde losgrupos etníeos subyugados . Esta ideología fue enmascaradamuchasvecescomo sc>e olostia. como en los escritosde tin agresivoy prominenteintclectttalde lts inos 3ined:, (1984: 202 203> ha dado una excelente sion de esoscolombianislastempr:•snos.mostrandocomo v:[ori,aron las poblaciones ndtgenasCI> tanto pulieran ser ligadas a estadoscivili,adosdc otras partes.Aunque el trabaiod. estos individuos es la primerapereepcíonno—racista cíe los indigenas.incluso intentandofoijar una nepiente identidad nacional que Isis in—eluvera. tat»bíenprodujo dos categoria ideologícasopuestas.civilizado y salvaje, que en buenapartepermanecetodaviaen la ideologiacíticial (le c oh>mbt

    — ltsta ,iirtii:teioit es. por supuesto.una simplifícacionexigi(la por la brevedad(le este Ira—biqo. La dcntida(l nacional en Colombiaha osciladoentreliberalismo ra(lical 5 conservat:snt.con el prítaerotrat:ind> de nitrar diferencias regionalesy eneasen un provectocapilalistal>omocenco‘ el tiltitra> excluyendo(le niarteraefectiva las manifestacionesm:r’’inal mtn—

    es al~ y catolico (‘e~hse Pineda.1984.Niel,> 1989>.

  • 12 Cristóbal(;necco

    La antropologíaeraen esosdías,y de maneraexclusiva,la investigación

    del otro, especialmentedelos indígenas,y losantropólogosfueron activosenvarioscampos:lingiiistica, antropologíasocio-culturaly antropologíafísica, einclusoarqueología.El resultadofue unaprácticaamplia, aunquesuperficial,dela disciplina.Aunqueestopuedesonaranacrónico,sobretodosi conside-ramosquepor los años40 estetipo de hombreorquestaeraya una piezademuseoen la mayoríade los paises,el legadode Rivet no pudo ser distintopuestoque él mismo (y suscolaboradoresen el exilio también)hicieron in-vestigaciónen casi todas las subdisciplinasantropológicas,con resultadosdispares.AunqueRivet fue originalmenteentrenadocomo médico,su forma-

    ción antropológica,decididamenteinfluida por sus trabajosdc campo enEcuadoren 1901, estuvo dominadapor la escuelahistórico-cultural,esen-cialmentedifusionista,tan prominenteen la mayoríadelos paíseslatinoame-rtcanosal comienzo del siglo (véasePolitis 1992:74). Pocodespuésde queRivet inaugurarala antropologíaen Colombiadosproyectosinternacionalesrealizaroninvestigacionesarqueológicasen el país,el Instituto de EstudiosAndinos de la Universidadde California-Berkeleyy el ProgramaArqueoló-gico del Caribede la UniversidaddeYale. Aunqueestasexpedicionesfuerondirigidas por dos prestigiososarqueólogosnorteamericanos,Wendell Ben-nett y JamesFord, los resultadosfueron bastantepobres, sin duda porque~5O5 arqueólogosfueronpocomásquevisitantesapresurados,excavandopo-zosaisladosaquí y allá y examinandocoleccionesproducidaspor guaquería;su trabajo contribuyó muy poco al conocimientode nuestro pasado(i.e.,Bennett 1944; Ford 1944). Estosdos arqueólogosextranjeros(y algunosotros que llegaronal país por esaépocae, incluso,antesde Rivet) no tuvie-ron un impactoacadémiconi establecieronpatronesdeinvestigaciónquehu-bieranpodidoestaren la basede la formación de unaarqueologíamodernaen Colombia,como sí sucedióen otrospaíseslatinoamericanos.Su praxis nofuedistintadelo queLorenzo(1981: 198) hallamado«colonialismoarqueo-lógico». Perosi la historiade nuestraarqueologíacomienzacon extranjeros,ysu improntafue sentidade algunamaneraen susprimerosveinte años,debe

    ser resaltadoque despuésde esaépocala presenciade investigadoresforá-neosdesaparececasi totalmente(salvohonrosasy recientesexcepciones);lasrazonesson, me parece,obvias,y oscilanentrelos temoresa la violenciaco-lombiana y al hechode quc el desarrolloprehispánicocolombianosólo al-canzóun nivel cacical. El resultadoes muysimple: la arqueologíaen Colom-bia ha sido hechabásicamentepor colombianos.Estesólo hechosingularizala historia dela disciplinaen Colombiasi se la comparacon otros paíseslati-noamericanosque alcanzaron,por lo menos,un nivel de desarrollocacical.Esteaislamientorelativo, sin embargo,no contribuyó a la formación de una

  • Praxiscientíficaen la perijería 13

    «arqueologíacolombiana»distintiva; las razonesdebenbuscarseen un exce-so deempirismo,poco interéspor asuntosteóricosy metodológicosy un ais-lamientoabsolutodela realidadcolombiana.

    Dos tendenciaspuedenseridentificadasen las investigacionesarqueoló-gicasrealizadasen aquellaépoca:(a) la excavaciónde sitios con arquitecturamonumentale impresionantesrepresentacionesplásticas,tina empresapura-menteempirista.y (b) unalabor muchomásseria.j.c., el intentodesistemati-zacionespacio-temporalparael pasadodel país.En cuantosc refierea la pri-mera tendencia puededecirse que los esfuerzosy el tiempo de variosindividuose institucionessededicóa excavary exponerlos restosde algunoscacicazgosprehispánicos,sobretodo en el suroccidentecolombiano.Los re-sultadosalcanzados,bien ejemplificadospor los trabajosrealizadosen SanAgustín (unaimportanteáreaarqueológicalocalizadaen el Alto Magdalena)y Tierradentro,no hicieron mucho más que poner al descubiertoalgunosvestigiosmateriales,obviamentelos másespectaculares;de hecho,hastahace

    poco no secontabacon buenassecuenciaspara esasarcasy en algunosluga-res como Ticrradentroéstassimplementeno existen.La conclusiónes mes-capable:demasiadotiempo fue invertido en excavarcultura material y muypocotiempoen entendercomo éstafue constituida.Estaes unacaractcrístíea

    de nuestraarqueología:se hicieron investigacionesarqueológicasen vartasarcas,pero no se realizaronsistematizacionesde tiempoy espaciosatisfacto-rías: mcl uso, la únicaorganizaciónde estetipo (conambicionescíe amplitudnacional).propuestapor GerardoRcichel-Dolmatoff(1965), nunca seope-ractonalizócíe maneraefectiva.Comoresultado.lo máximo quese logró fue-ron no siempreadecuadassecuenciasregionalesen las qite los términos fue-ron sólo rotulos. si acasocon contenidocronológico.Esta obvía limitacióncontrastade maneranotoriacon paísesvecinos,dondeel empirismoprodu-jo, por lo menos,un buencontrol en esosdosejes.

    Reconociendola falta de una caracterizaciónformal de la realidadar-qucológica.es obvio que no se hizo ningún intento por delinearlas mas tm-portantestrayectoriaseconómicasy culturalesde las diferentesetapasde laprehistoriacolombiana.La única excepciónes el trabajohechopor Reichel-¡)olmatoff, quién es tambiénel protagonistade la segundatendenciade las

    dos mencionadascon anterioridad.Si la arqueologíacolombianaha incurri-do en unadeudacon algún individuo, es con esteantropólogomulti-facético.Reiehel—I)olmatoffy stt esposacolombiana,ambosentrenadosbajo Rivet, sepropusieronuna tareatitánica: establecerla sistematizacióndc tiempo y es-pacio parala mayoríade las áreasarqueológicasdel país,con excepcióndelas cuencasdel Amazonasy Orinoco. Su trabajose centró,sin embargo,envariossitios de la llanuraAtlántica situadoscercade la líneacosteraactual;el

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    sitio queformó la columnavertebralde los argumentosde Reichelfue Puer-

    to Hormiga, estratégicamentelocalizadoen un impresionanteecotono. Losvestigiosencontradosallí revelaronunaocupaciónde cazadores-reeolectoressemisedentariossin agriculturaperocon cerámica.Estaevidenciale permitióhacerunacontribucióncentrala la historia cultural del continente:la re-dell-nición del conceptoFormativodesdela perspectivadel norte de Colombia(Reichel-Dolmatoff 1958). Dos aspectosdebenseñalarsede las vastaobraarqueológicade Reichel-l)olmatoff:su usopionerode analogíasetnográficas

    para explicar datosarqueológicos(véase,especialmente,Reichel-Dolmatoff1972;obrasmásrecientessuyasen estesentidoson Reichel-DolmarofÍ1981.1988),tomadasde su extensoy detalladoconocimientode losgrupos indíge-nas colombianos,y sus limitaciones en asuntosteóricosy metodológicos.Elprimer aspectoes notabley es la más importantecontribuciónjamáshechapor un colombianoa la arqueologíamundial;en cambio,el segundoaspectoes lamentable.La concepciónhistóricade Reichel fue excesivamentemecá-nicay, dadala inmensainfluenciaqueejerció sobresuscolegas,permeóla li-teraturaarqueológicadel país hastahace muy poco.Su aparentementeele-gante descripción esquemáticade nuestraprehistoria (Reichel-Dolmatoff1965, 1978, 1987) siguió un camino determinista:los modelosfueron esta-blecidossobrela basede unos ~0C05 datos,peropuestoque esosmodelosestuvieronlimitados por estosúltimos, el determinismoresultantefueconse-cuenciadccrudasgeneralizacionesempíricas.A. nadiepuedesorprenderqueel difusionismo propugnadopor Reichelseatodavíapartedesu legado.Aun-queel difusionismode Reichelno es de la mismacrudezadel de sumaestroRivet(cg. 1923)0del españolPérezde Barradas(cg. 1956),otro extranjero

    que trabajóen Colombia en la primera mitad del siglo, sí limitó su posiblebusquedade procesosculturales.La difusiónes un no-principio y al mismotiempo una herramientamaravillosa:dice todo y dice nada.Aunque puededescribir tealidadeshistóricas.ignora suscausasy su naturalezaprocesualporque la «explicacion» se limita a observacionesempíricassuperficiales,usualmentebasadasen los conceptosde áreacultural o áreatemporal tancarosa la Escuelade Viena y a susseguidoresamericanos.Más aún,esusual-menteuna observaciónsobredatosarqueológicospero no sobreel pasado.Tanto se ha escritosobreestetema,especialmentepor arqueólogosproce-sualistas,quees innecesarioabundarmássobreél en estetrabajo.

    En menosde una décadase establecieronlos cuatroDepartamentosdeAntropologíaexistentesen el país:en la Universidadde Los Andesen 1963,en la UniversidadNacional en 1966, en la Universidadde Antioquia en elmismo anoy en la Universidaddel Caucaen 1970;susprogramasacadémi-cos, ningunode los cualestienea la arqueologíacomo tina carreraindepen-

  • Prúnis c¡ent¡f¿caen la periféria 15

    diente,sonmuy diferentesperono han sido formadospor ningunadirectivaestatalexplícita (aunque,por supuesto,cadauno refleja el medio-ambientesoetal y político de su respectivauniversidad).Sin embargo,estosDeparta-mentostampocohanproducidouna«arqueologíacolombiana»y hanpromo-vido una formación académicabásicamenteempirista. En 1972 se creó laFundaciónde InvestigacionesArqueológicasNacionales(FIAN) del Bancode la República,la única institución nacionaldedicadaa patrocinary difun-dir investigacionesarqueológicasa travésde stt seriemonográfica.No es ca-sual que fuerajustamentela arqueologíala subdisciplinaantropológicaquerecibierael apoyodel estadoen unaépocatumultuosa,puestoquela arqueo-logia ha tenido en la academiacolombianaunalargatradición de desinteréspolítico. Aunque la presunciónde una neutralidadesenciala la disciplinaesobviamentefalsa, ésta ha sido exitosamentepromovida por arqueólogos

    l)racticantcssólo interesadosen producirvestigiosmaterialesdel pasado,sinpenetrarel sentidopolítico de suconstruccionni su función social. Esteapo—

    yO estatala la arqueologíacontrastacon la represiona mtíchosantropologossocíoctílturales.algunosdeloscualesestuvieroninvolucradosen trabajospo-líticos de distintaclasey dimension(véaseFriedemann1987). Estaobserva-cion nos trae a un punto importante:si la historia cíe la arqueologíaen algu-nos paises lalinoamerieanos está supuestamenteescindida entre dosct)rrientesde pensamiente,neoempirismoy marxismo (e.g. lwrenzo 1981),Colombia debe ser excluidade esegrupo. La llamada «arqueologíacomocienciasocial» (Bate 1 977:Lumbreras 1 981), por ejemplo,la únicaproptíes—la teorica latinoamericana,no tuvo influencia algunaen nuestromedio. LasrazonesqueexJ)liquenestefenómenoson intrigantes,sobretodo consicieran-cío que esapropuestafue discutidaen otros paísesen la época(1 960—1980)en que hubo suficientetormentapolítica en Colombiacomo para promoveraproxímactonesmarxtstasen todos los camposdc las ciencias sociales.Encontraste,la antropologíasocioculturalcolombianasí fue influida por el niar—sismo, lo queesevidentesobretodo en suposicióncrítica frentea las políti-casestatalessobremínoriasétnicasy a las teoríascolonialistasy en su apoyoa sectorespopularescíe la sociedad,especialmetite los indígenas(cg. Friede—mann 1987). la explicación debe buscarseen el hecho de que nuestraar—ejucología ha sido. u ndamcntalmente,una actividad empíricaclesli~adadeltejido social. 1 a teoríafue considerahastahacepocopor los arqueologt)sco-lombianos con)o un pájaroextrano,cercanoa la rintropologia socio—etiltu raly a otrasdisciplinasreíac ionacíascon el tejicí o social,pero lejan o a la arqtaco—ostia. En estesentidoes fácil entenderpor quénuncaexistió unatensiónteó-

    rtcaen la praxis de la disciplina:simplementeno hubo un locus en el qmíe pt—diera ttcttrrír esatension;estasi existió, sin embargo,en ol ras íamas(le la

  • 16 CristóbalUnecco

    antropologíagbid~. Pero si debemosreconoceral empirismosupapeldomi-nanteen la praxisde la arqueologíaen Colombia,debemostambiénrecono-cer que en Colombianuncahaexistido el vínculo que ha existido en otrospaísesentrearqueologíay políticasestatales(cg. Funari 1992;Politis 1992).Esto desnudaunaparadoja:mientrasque el empirismo impidió el desarro-llo de una«arqueologíacolombiana»y supapelpotencialen la formación deuna identidad nacionalmenosideologizada,al mismo tiempo mantuvo a la

    disciplinalibre de intoleranciae intervenciónpolítica.Quizás unade las mejoresmedidasde lo que los arqueólogoscolombia-

    noshanestadohaciendocon susdatosen las últimasdos décadasla propor-ciona un examende la colecciónde monografíaspublicadaspor FIAN. Estacolección,queha publicadopocomás dc 50 libros, comenzócon un trabajopuramenteempirista(Angulo 1978).Con pocasexcepciones,la tendenciahasido básicamentela misma: declaracionesno interpretativassobresemejan-zasy diferenciasempíricasentretenomenosde la misma clase,un ordena-miento tipológico no explícito de los fenómenosarqueológicosy el eleva-mientode eseordenamientoa un papelde fin y no demedio,y unaexclusióncasi total de eseordenamientoempíricocon respectoa explicacionessobreel pasado.Cuandose hanhechointentos«explicativos»éstossehanreducidoa hacercaracterizacionesformalesdedatosarqueológicosy a extrapolarcon-diciones medioambientalesactualesal pasado,tratandode adivinar comocopabacon ellas la genteresponsablede la producciónde los fenómenoses-

    tudiados.Incluso las herramientaselasificatoriassistemáticasno han sidotomadascon la seriedaddebida.La seriación,por ejemplo,es practicadaporsólo pocos;aunquese introdujo formalmenteen el paísen 1980 como partede unaagendaprogramáticalanzadapor dosdelos másardientesseguidoresde Ford, Betty Meggersy Clifford Evaus,el método nunca fue popular, noporquelos arqueólogoscolombianosfueran particularmentecríticos al res-pectosino porquela tendenciaprincipal ha sido el tratamientono sistemáti-co de los datos.Aún aceptandoque la variante fordiana de la seriaciónescuestionable,de todasmaneraspudo habersido másapropiadaparael orde-namient() empírico que las tipologías no explícitas usadascon tanta he-

    cuencía.

    LA PERSPECTIVACONTEMPORÁNEA

    Aunque la tendenciaempiristade la disciplinaha sido promovidade ma-neracreciente(véaseFIAN 1985).la madurezde la arqueologíacolombianaestáseñaladapor la concienciadeque la investigacióndebetrascenderel or-

  • Praxiscientíficaen la perijéria 1?

    denamientode fenómenospasadosparaexplicar losprocesosdinámicosres-ponsablesde su producción.Pero esteumbral debeser cruzadollevando acuestasunacargapesada:dadala falta de sistematizacionesespacio-tempora-les parala mayorpartedel país, los arqueólogoscolombianosdebencumplirun papeldoble,estoes,establecersecuenciasregionalesinexistentesy. al mis-mo tiempo. interpretarlasen términos procesuales.Lo que para la mayorpartede los paísesestáya dado—i.e., unavariadainformación de fondo-— enColombiadebeserconstruidodesdeel principio. En áreascomo el nortedelos Andes, en dondelas sistematizacionesde tiempo y espaciono han sidoadecuadamentetrabajadas.la identificación de tipos temporalesy geográfi-coses unalabor básica,«un mal necesarioen la jerarquíade las operacionesarqueológicas»,como Thomas(1979: 237) lo ha dicho tan bien. A pesardeestadificultad, en la última décadalos arqueólogoscolombianoshanempeza-do asuperarlosantesintocadospilaressobrelos quesesosteníanuestrooen-tendimíento»cíe la variabilidadcultural del pasado:áreasculturales y tradi-ciones. lases y complejos arqueológicos,estilos metalúrgicosy ceramícos,rasgoscompartidos. El estilo, por ejempío, ha sido ampliamenteu sacioen laarqucologiacolombianano solamentecomo una herramientaclasificatoria

    sínocomo unaherramientaexplicativa,usualmentebasándolaen criterios di-fusionistas.Al proyectarsemejanzasy diferenciasentreestilosen áreascultu-rales previamentedefinidasel resultadofue una correlacionentre un estilodado y una región geográficaasumidapor virtud de estaoperaciónen áreacultural: de estamanera,estilosy fasesfueron adscritosa culttírasdiferentes.Nunca fue totalmenteexplorado,sin embargo,si estasentidadesteníancon-tenido socio-1)olitico.inclusodentrode la misma unidadsocial. El propósitomas ambiciosode esasinterpretacionesftte establecersemejanzasy diferen—casentrelos datos:esasobservacionesempíricasftteron tomadasequivoca—elamentecomo eleclaracionessobre cl pasado.1 n neces-ariodecirlo, los ar-e~ueologoscolombianosde las nuevasgeneracionesno rechazanlo hechoporla disciplinacon anterioridadporquesusresultadosesténatrasadoscon res-

    pectoa un puntode vistacontemporaneo,síno simplementeporqueestuvie-ron atrasadoscon respectoa los logros alcanzadospor la disciplinaen otraspartesdel mundoen esamismaépoca.Lo que se cuestiona,entonces,es lacegueray la intolerancia,no el hechodc que la arqucologiac-olornbíanadehacetinos añosaparezcaatrasadaa los ojos cíelos arqueólogodc 1 994.

    1..o que estáemergiendoahoraes una investigaciondel pasadoen termi—nos dc procesosy explicacionesantropológicas,dos dc las líneasdirectricesdel procesualísmo.Los principios básicosy las operacionesde eseparadig-ma. sin embargo,son reeien II egaclosa la arelucologíacolo nibiana; cíe hecho,un interésgcnuino en asuntosteoricosy metodologicosestaasociadocon

  • 18 CristóbalOnecco

    unanuevageneraciónde arqueólogosentrenadosen los últimos añosen paisesanglosajoneso detradición académicaanglosajona.No puedeevitarsecompa-rar estehechocon los viajes de iniciación esotéricatan comunesen los cacteaz-gosprehispánicosdel nortedeSuramérica.Aunqueesteadoctrinamientoimpe-nal sea cuestionabledesde una perspectivapolítica, lo cierto es que estáabriendola arqueologíadel país a una preocupaciót real por el pasado(y nosolo por sus manifestacionesplásticas)y por las formasde develarlo.Es fácilidentificar tendenciascontemporáneasen la explicación de problemasbásicoscomo los patronesde adaptaciónde cazadores-recolectoresa diferentesmc-dioambientes,la emergenciadel sedentarismo,los procesosresponsablesdelínieio dela agriculturaen el trópico y de la variabilidadevidenteen el origeny

    desarrollode variassociedadescomplejas.Otras tendenciasson el cambio deproyectosde sitios específicosa investigacionesregionalesy el crecienteinterésen la manipulaciónhumanade ecosistemaspasados.No esésteel lugarparain-dicartemaso áreasquedebenserinvestigadosprioritariamente,porquela listaserialargay la posibilidadde jerarquizarlosimprecisa.Sin embargo.bastedecirquedebeserexploradala potencialidadde la etnoarqueologiaen un país convariosgrupos indígenasadaptadosa unagran variedadde medioambientesycon diferentesetapasde desarrollo;cílo quizáspromoveríaun todaviaínexts-tente interésen aproximacionespostproeesualistas.Aunque la formación decoleccionesde referenciay la utilización rutinariade técnicasbásicasde inves-tigación debencontinuar,estásoperaránen el vacíosi las preocupactonescon-ceptualesno estánenraizadasen los Departamentosde Antropología.Más alládeconsideracionesmetodológicasy técnicas,la praxisdc la arqueologíaen eslepaís debeexpandirsemás allá de la prehistoriapara incluir partesde nuestro

    orno el pa-pasadomásrecientequehansido ignoradaspor la historia oficial epcI de lascomunidadesnegrasen la construcciónde lo queahoraesColombia.

    ¿ARQUEOLOGÍA PARA QUIÉN?

    Aunque la representaciónsimbólicadel «paísmestizo»ha reemplazadocasi

    totalmenteen estesiglo la identidadbasadaexclusivamenteen el legadoespa-ñol, fenómenoqueestáligadoa la consolidacióndc ttna burguesíade un espec-tro social amplio, la producciónde conocimientohistórico por partede los ar-queólogoscolontianosha tenidoun impactoinsignificanteen la formacióndeuna identidad nacional basadaen el reconocimientode la existenciade unapaísmultiétnico >. Solamenteun evento,patrocinadopor la UniversidadNacio-

    a relaciónentreidentidadesnacional, regional y cinca es muy complejaparaser tratada

  • I’raxis cienOfico enla periferia 19

    nal en 1989, ha sido dedicadoa examinarlas relacionesentreeducaciónyarqueologíay solo en osaños80 seadoptóoficialmenteen lostextosdeco-Legio el conocimientoproducidopor losarqueólogos.Hastaentoncesnuestra

    historia comenzabacon estatuasagustinianasmudasy espectaculares,igno-rand

  • 20 Cristóbal Unecco

    papeldeterminanteen la formaen queuna sociedadreflexionasobresí mis-ma.En Colombia,ademásde contribuir a ubicarsimilitudesy diferenciasenuna perspectivahistórica, la arqueologíadebe tenercomo propositosen la

    arenasocialel reconocimientodel otro en suespecificidad,el develamientode la naturalezaplásticay permeabledel discurso histórico y el estableci-miento definitivo del principio de inconmensurabilidadde las formascultu-rales.Se trata,por supuesto,deexigirle a los arqueólogossu partede respon-sabilidad social; la justificación de su labor bien puede descansarenargumentosidiosincráticos,perola praxisdela disciplinadebeestarvincula-

    da al tejido social del país,sobretodo en la producciónde un discutsoqueno sirva a propósitosexclusivamenteoficiales.Si la arqueologíano abandonalos salonesde clasey los congresosdondees acaloradamentediscutidaporunos~OCO5especialistasiniciados,no tendráningunaparticipaciónpolíticaen la transformaciónde nuestraconciencia;en vez de serparticipantesacti-vosen la formaciónde la representaciónsimbólicadela historia del país,los

    arqueólogoscolombianosse podrán convertir en lo que Howard Nemerovalgunavez dijo de los poetasnorteamericanos:«una impertinenciainofensi-va, como pájarosen un aeropuerto».

    BIIILIOGRAFIA

    ANctjvo, C.1978 Arqueologíade la CiénagaGrandedeSantaMarta, Fundaciónde Investiga-

    cionesArqueológicasNacionales,Bogotá

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