la cruzada del sur(c.1) - juan antonio cebrian

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    AO 711 las hordas musulmanascubrieron en pocos meses la pennsulaIbrica. Slo algunos rebeldes, dirigidospor un noble llamado Pelayo, seopusieron al invasor desde sus refugiosen las montaas. Comenzaba as unaReconquista que se prolongara casiocho siglos en los que se libraronbatallas sin igual que ya son leyenda:Covadonga, Clavijo, Simancas, Navasde Tolosa, el Salado... Lugares unidospara siempre a los protagonistas porantonomasia del medievo hispano: DonPelayo, Tariq, Abderrahman I, SanchoIII, Abderrahman III, Almanzor, el Cid,Fernando III, el Santo, Jaime I, el

  • Conquistador, Boabdil, o los ReyesCatlicos, quienes hicieron de laReconquista una gesta sin precedentesen la historia.En La Cruzada del Surviajaremos a los reinos de Hispania y aAl-Andalus; encontraremos momentosnicos de respeto entre dominadores ydominados, tensos equilibrios entremozrabes, mulades, mudejares yjudos; diferentes idiosincrasias ymodos de vida; alianzas y pugnas en unode los perodos ms frtiles de nuestroacervo cultural. Dos mundos unidos porel mismo amor a la tierra que losacogi. No es de extraar que losmejores caballeros hispanos serehusaran a combatir en las diversascruzadas para liberar Tierra Santa, ya

  • que luchaban y moran en la empresams importante de Europa, una autnticaCruzada cristiana contra la Yihadislmica por el dominio del surcontinental.El trasiego de Covadonga aGranada, no slo dej muerte ydestruccin, sino, tambin, convivencia,cultura y mestizaje que definieron lapersonalidad de un pueblo que sesobrepuso a todo para convertirse en1492, gracias al descubrimiento deAmrica, en la potencia ms importantey luminosa de su tiempo.

    INTRODUCCINSIGLO VIII

  • EL ALBOR DE UNREINOPELAYO, EL NUEVOHROEDESPUS DE PELAYOPRINCIPALES SUCESOSCRISTIANOS DELSIGLO VIIILLEGA LA MEDA LUNA

    SIGLO IXEL IMPULSO DE LARECONQUISTA

    PRINCIPALES SUCESOS

  • MUSULMANES DELSIGLO IX

    SIGLO XAPOGEO LEONES YALBOR CASTELLANO

    PRINCIPALES SUCESOSCRISTIANOS DELSIGLO XI

  • LA CRUZADA LLEGA ALA PENNSULA IBRICA

    PRINCIPALES SUCESOSMUSULMANES DELSIGLO XII

    SIGLO XIII

  • PRINCIPALES SUCESOSMUSULMANES DELSIGLO XIII

    SIGLO XIVGUERRA EN ELESTRECHO

    PRINCIPALES SUCESOS

  • CRISTIANOS DELSIGLO XV

    BIBLIOGRAFA

  • JUAN ANTONIOCEBRIN

    LA CRUZADA DEL SUR. LA

    RECONQUISTA: DECOVADONGA A LA TOMA

    DE GRANADA

  • Este libro est dedicado con todajusticia a la mejor audiencia y equipoque un programa de radio pudo soarjams. Por vosotros La Rosa de losVientos mantendr bien alto elestandarte del ideal que nos conduzcaa un mundo mejor. Recordad que lo quehacemos en la tierra tiene su eco en laeternidad

    Fuerza y Honor

  • INTRODUCCIN

    Nuestra historia arranca en un lugarllamado Hispania, en un tiempo dondediferentes linajes pugnaban por el tronodel reino. La guerra civil habadevastado buena parte del rico y frtilterritorio. La situacin era contempladadesde el norte de Africa por los ojosambiciosos de una nueva potenciamilitar y religiosa que tan slo esperabaa que la fruta madurase para cumplir suminucioso plan de expansin por elcontinente europeo. Todo sucedi hace1.300 aos, fue entonces cuando unejrcito compuesto por tropas rabes yberberes invada el reino de los godos.

  • En pocos meses las hordas musulmanascubrieron la prctica totalidad de lapennsula Ibrica. Slo algunos rebeldesdirigidos por un noble llamado Pelayose opusieron al invasor mahometanodesde sus refugios de las montaasnorteas. Comenzaba de ese modo unaReconquista que se prolongara casiocho siglos.

    En este perodo se libraron batallassin igual con nombres que han pasado ala leyenda: Covadonga, Clavijo,Simancas, Calataazor, Sagrajas, Navasde Tolosa, el Salado, etc. Lugaresunidos inexorablemente a los personajesms carismticos del medievo hispano:Don Pelayo, Tariq, Abderrahman I,Sancho III, Abderrahman III, Almanzor,

  • Rodrigo Daz de Vivar, Fernando III elSanto, Jaime I el Conquistador, Boabdilel Chico, o los propios Reyes Catlicos,todos ellos hicieron de lo que se llamReconquista, una gesta pica sinprecedentes en la historia del mundoconocido.

    En La Cruzada del Sur viajaremosa los reinos cristianos de Hispania y a lamusulmana Al-Andalus, dondeencontraremos momentos nicos derespeto entre dominadores y dominados,tensos equilibrios protagonizados pormusulmanes mozrabes, mulades,mudejares y judos; diferentesidiosincrasias y formas de entender laexistencia; alianzas y desacuerdos enuno de los perodos ms frtiles de

  • nuestro acerbo cultural. Dos mundosunidos por la misma idea de amor a latierra que les acogi.

    Les invito por tanto a participar enlos principales acontecimientos y vidasde la Edad Media espaola. Losnacimientos de Asturias, Len, Navarra,Aragn y Castilla. El establecimiento delos musulmanes y sus diferentesperodos como el emirato dependientede Damasco, el independiente deBagdad, el esplendoroso califatoOmeya, los reinos taifas y el reinonazar de Granada.

    Guerras crueles pero, tambin,largos tiempos de paz que ayudaron almutuo entendimiento de unos y otros,siempre bajo la mirada atenta de la Cruz

  • y la Media Luna. No es de extraar quelos mejores caballeros hispanosrehusaran ir a combatir a las diferentescruzadas que se organizaban con elpropsito de liberar Tierra Santa, ya queellos luchaban y moran en la empresams importante de Europa, una autnticaCruzada cristiana contra la yihadislmica por el control de aquelterritorio del sur continental.

    El trasiego desde Covadonga aGranada, no slo dej muerte ydestruccin, sino, tambin, convivencia,cultura y mestizaje que, a la postre,definieron la personalidad de un puebloque supo sobreponerse a todo paraconvertirse en 1492, gracias aldescubrimiento de Amrica, en una de

  • las potencias ms importantes yluminosas de su tiempo.

    La Cruzada del Sur es una obraque pretende acercar al lector a uno delos momentos ms apasionantes denuestra historia; a diferencia de mianterior libro La Aventura de los godosdonde me adentraba en un perodo muyoscuro de Europa, ahora me encuentroante una etapa ampliamente difundida einvestigada, no es por tanto deseo moaportar nuevas luces sobre laReconquista, ms bien, lo que me muevea escribir estas pginas es el mismopropsito que me anim a emprender ladivulgacin de la epopeya visigoda.

    Claro est que si apostara porcontar los 780 aos que dur la Edad

  • Media hispana necesitara variosvolmenes y, no es el caso. En estaocasin he elegido centrarmebsicamente en el aspecto militar deestos siglos, aunque no podr sustraermea la narracin de captulos que ayudarna entender por qu tantos guerrearon ymurieron defendiendo sus ideales.

    Desgraciadamente, los vientos deguerra soplan con fuerza en estos aosdel siglo XXI, otra vez se utiliza elpretexto de la religin para tocar lostambores de la muerte. Ojal los dioses,se llamen como se llamen, lo impidanfavoreciendo una era de armona entretodos los pueblos de la tierra. Creo quedespus de tanto sufrimiento merecemosesa oportunidad.

  • SIGLO VIII

    Un despreciable brbaro, cuyonombre era Belay, se alz en las tierrasde Galicia y, habiendo reprochado asus compatriotas su ignominiosadependencia y su huida cobarde,comenz a excitar en ellos los deseosde vengar las pasadas humillaciones, yexpulsar a los musulmanes de lastierras de sus padres.

    Antologa de Al-Maqqari, donde sereflejaba el desprecio musulmn por lasacciones blicas del rebelde donPelayo.

  • EL ALBOR DE UNREINO

    El combate result atroz, miles demuertos sembraban los campos debatalla cercanos al ro Guadalete. Enese lugar invasores musulmanesapoyados por grupos locales desafectoshaban batido al cuerpo principal delejrcito visigodo dirigido por el propiorey don Rodrigo. Tras la batalla, elvaliente don Pelayo, jefe de la guardiapersonal del Rey, reuni a los hombresque pudo para iniciar una retiradadesesperada hacia Toledo, ladesguarnecida capital del reino. En elrostro del curtido militar se poda intuir

  • la rabia y la vergenza provocadas poraquella derrota. Con tan slo 12.000efectivos, los rabes vencan a ms de40.000 guerreros godos entre los que secontaba la flor y nata de la aristocraciahispana. A esto se sumaba la traicin deOppas y Sisberto, hermanos del anteriorrey Witiza, a los que un confiadoRodrigo haba entregado los flancos desu ejrcito para que posteriormente, enmedio de la sorpresa generalizada, sepasaran al enemigo dejando a su suerteal infortunado Rey cuya tropa deconfianza tard muy poco en ser cubiertapor lanzas y flechas sarracenas. Corrael 26 de julio del ao 711, una fecha queen esos momentos no supona ms queun captulo en la historia de las guerras,

  • pero que en adelante, se confirmaracomo el fin de tres siglos de influenciavisigoda en Hispania.

    Pelayo, como otros magnatesgodos, no daba crdito a lo acontecidoen las jornadas anteriores, yseguramente, en su angustiosa cabalgadaa Toledo, pens en la traicin ejecutadapor los disconformes, sin llegar aentender cmo era posible que unaambicin personal pudiera hipotecar deesa manera el futuro de todo un reino. lsiempre desconfi de los witizanos, sinembargo, su primo Rodrigo no tuvodudas a la hora de reclamar una ayudanecesaria ante la avalancha morisca. Elpeligro de invasin era tan cierto quecualquier habitante de Hispania

  • respondera ante la ofensa mahometana.Eso debi conjeturar el rey Rodrigopero, finalmente, no fue as.

    Ahora, con Rodrigo desaparecido yla mayora del ejrcito aniquilado, lasituacin para la Hispania visigodabordeaba la tragedia. Quin o quinesasumiran el mando de los godos?Existira algn notable facultado parainiciar la resistencia? En todo eso,seguramente, reflexionaba Pelayo, sin nisiquiera imaginar que aos ms tarde lmismo se convertira en paradigma de laReconquista.

    Los seguidores de Witiza,autnticos instigadores del conflicto, sefrotaban las manos especulando sobre silos ocasionales aliados ismaelitas se

  • conformaran tan slo con un cuantiosobotn de guerra, regresandoposteriormente a su tierra de origen sinms preguntas. Nada ms lejos de larealidad, dado que los musulmaneshaban saboreado las bonanzas de unatierra prdiga en vergeles, paisajesfrtiles y geografas propicias para elacomodo de un pueblo obligado a laaridez de los desiertos arbigos ynorteafricanos. Las mieles de Hispaniaseran, por tanto, el magro tesoro que losseguidores de Al pretendanreivindicar.

    El general Tariq Ibn Ziyad habaobtenido una luminosa victoria sobreaquellos que l consideraba brbarosinfieles. Sus prdidas se cifraban en

  • unos 3.000 hombres, la mitad de lassufridas por el enemigo. Su seor, MusaIbn Nusayr, gran gobernador de todo elnorte de frica, tendra motivos paraestar satisfecho.

    Tariq captur la prctica totalidaddel patrimonio que acompaaba a donRodrigo en aquella campaa,repartiendo la mayora entre sushombres y reservando una parte para ly para su seor Musa (Muza). Los 250dinares que correspondieron a cada unode los vencedores debi ser una buenacantidad, pues, muy pronto, la noticiaanim a miles de berberes que desde laotra orilla del estrecho, se alistaronpensando en las cuantiosas riquezas queobtendran en aquella antigua tierra de

  • vndalos. Al-Andalus, esa era latraduccin rabe, se converta en latierra prometida para los defensores delCorn. Era tiempo de propagar porEuropa el mensaje de Mahoma;Hispania sera cabeza de puente para lainvasin del viejo continente.

  • Damasco rebosaba felicidadmientras los hijos de Witiza, Agila II yArdn, exigan la reposicin de susderechos y propiedades. El califa Walid

  • I respondi entregando una minucia delo acordado y obligando a sus antiguosaliados al sometimiento a las leyes ygobierno de los nuevos dueos de lasituacin.

    Lo cierto es que miles de hispanosvieron con agrado la llegada de losmusulmanes; demasiados aos dehambrunas, epidemias e impuestosopresivos haban desembocado en unasituacin catica que cubra todo elreino visigodo. Los invasores, lejos deejercer como martillo, permitieronlibertades que mejoraron la saludemocional y econmica de un pueblodemasiado acostumbrado al pesimismo.La anulacin de gravmenes exagerados,la posibilidad de mantener religin

  • propia sin persecuciones ni descalabrosy la permanencia del derecho a lapropiedad privada hizo que en casitodos los casos, la ocupacin militar depueblos y ciudades se produjera sinenfrentamientos. A pesar de esto,muchos se negaron a comulgar con loimpuesto por los nuevos amos de laPennsula, y se retiraron hacia las zonasnorteas donde lameran sus heridasesperando devolver el golpe algn da.

    Los rebeldes se refugiaronprincipalmente en ncleos cantbricos ypirenaicos a la espera de escenariosadecuados para la reaccin. Mientrastanto, las tropas de Tariq iban ocupandopaulatinamente Andaluca, Levante, yotros puntos estratgicos del centro de la

  • pennsula Ibrica. En algunas ocasionesse pactaba con los dirigentes locales,valga de ejemplo el del condeTeodomiro dueo de una gran posesinque se extenda por las provincias deAlicante y Murcia, que firm acuerdosde amistad y no agresin con los recinllegados a los que prometi vasallaje acambio de tranquilidad.

    Tariq fue tan sabio como buenmilitar; pronto se present ante Toledoque tom sin apenas oposicin. Susxitos originaron recelos en Musa queansioso por disfrutar de la nuevaconquista salt a Hispania un ao mstarde de la victoria de Guadalete con18.000 sirios y berberes que lesirvieron para tomar Sevilla y poner

  • sitio a Mrida. En poco ms de tresaos, las fuerzas musulmanascontrolaban la prctica totalidad delterritorio peninsular; lamentablementepara ellos, surgieron fuertes disensionesinternas protagonizadas por Musa yTariq quienes pugnaban por el controlde la conquista. La disputa se resolvicuando los dos fueron llamados por elCalifa de Damasco quien decididestituir a los conquistadores de lo queya se consideraba la perla del califatoomeya. Esta lucha interna de los rabespermiti un momentneo respiro paralos refugiados cristianos quecomenzaban a organizarse en losreductos norteos.

    As iban transcurriendo los

  • primeros aos de ocupacin musulmanaen Hispania, ahora llamada Al-Andalus.Pero mientras tanto, qu haba sido dePelayo?

  • PELAYO, EL NUEVOHROE

    La historia de don Pelayo esconfusa como la de los aos en los quele toc vivir; segn la leyenda, siempretapizada con hebras de realidad, eliniciador de la Reconquista nace enCosgaya, un lugar ubicado en lasmontaas cntabro asturianas. Hijo deFavila que a su vez era vstago del reyChisdasvinto, sobrino por tanto deRecesvinto y primo del rey Don Rodrigoque era hijo de Teodofredo. De los treshijos varones atribuidos a Chindasvinto,tan slo el primognito Recesvinto tuvola fortuna de reinar. Los otros dos,

  • Teodofredo y Favila, fueron vctimas deWitiza, y vengados ampliamente por susherederos cuando Rodrigo arrebat eltrono a los hijos de Witiza apoyado porbuena parte de la nobleza visigoda,incluido su primo hermano Pelayo, quefue elegido jefe de la guardia personaldel Rey. Pelayo fue leal a Rodrigo hastael final, luch con bravura en Guadaletey escap a Toledo donde se mantuvo untiempo hasta la llegada de losmusulmanes. De la vieja capitalvisigoda sali con sus hombresescoltando a Urbano, arzobispo deToledo, quien custodiaba las sagradasreliquias cristianas, adems de otrostesoros eclesiales. La siguiente guaridapara los refugiados fueron las montaas

  • burgalesas, y de ah Pelayo pas a sutierra natal, donde se estableci a laespera de noticias. La crnica nos hablade un Pelayo creyente y fervoroso, queincluso es capaz de viajar, en compaade un caballero llamado Ceballos, aTierra Santa en los tiempos difciles delas disputas dinsticas; no es de extraarque sintiera profundo desagrado por laMedia Luna y lo que representaba.

    En el ao 716 los musulmanesestablecidos dbilmente por el nortepeninsular chocan con los intereses degallegos, astures, cntabros y vascones,gentes poco romanizadas y si, encambio, muy acostumbradas a lidiar contoda suerte de potencias invasoras comolos celtas, romanos, suevos, godos y,

  • ahora, musulmanes.El rabe Munuza se instal en

    Gijn como val o gobernadorprovincial del emirato cordobscometiendo el grave error de pretender ala hermana del noble Pelayo; acaso en elafn de estrechar lazos de amistad conlos desconfiados astures. Sin embargo,Pelayo reaccion de forma violenta antelo que se consideraba una humillacinde los mahometanos. El val reconocien el lder godo a un enemigo, buscandocon urgencia una excusa oficial paraquitrselo de encima. Pelayo es enviadocomo rehn a Crdoba para conseguir elpago de impuestos; era costumbre quelos emires mantuvieran prisionerosnotables provenientes de las provincias

  • sometidas, obligando de esta manera alos vasallos implicados a un regular eimpecable pago de tributos. Un ao mstarde de su llegada a la flamante capitalandalus, Pelayo consigue burlar a suscaptores huyendo en un viaje lleno deperipecias y avatares que le conduce asu querida Asturias.

    Su entrada en el territorio asturianole ser de gran provecho al coincidircon una reunin de lugareos celebradaen Cangas de Ons para debatir asuntosde importancia. En esos meses la genteandaba alborotada por la presenciaexcesiva de musulmanes en la zona.Pelayo se dirige a ellos y les anima a lasublevacin, invoca a los ancestros y asus sentimientos de vida en libertad sin

  • sometimiento a ningn yugo extranjero.Paradjicamente, l que representaba alantiguo invasor godo se convierte en ellder de unos rudos montaesesdeseosos de combatir cualquier signoautoritario ajeno; todo estaba abonadopara la revuelta. La faccin de Pelayocomienza a ser famosa en los contornos.Lo primero que hacen es negarse a pagartributo, despus algunas escaramuzasmilitares; de momento nadie es capaz desofocar aquel minsculo pero tenazlevantamiento. Preocupado, elgobernador Munuza solicita ayuda alEmir de Crdoba quien acababa desufrir algn revs guerrero enSeptimania. Sus tropas estabandesmoralizadas y se necesitaba con

  • presteza una victoria que enardeciera elnimo de los soldados de Al. Pelayo ylos suyos se iban a convertir en vctimaspropicias para la propaganda guerreradel Emir cordobs. Se baraja el 718como ao en el que se decide poraclamacin el caudillaje de don Pelayo;algunos historiadores apuntan queposiblemente fue proclamado rey; otros,ms conservadores, piensan que tan slofue elegido caudillo o lder militar delos insurgentes.

    En todo caso, se produce una uninpopular dispuesta a presentar combate ala fuerza ocupante. Su nmero es apenasrepresentativo, ya que no superarn unospocos cientos dirigidos por Pelayo.

    La columna sarracena que se

  • dirigi a Asturias iba encabezada porAlqama, un lcido militarexperimentado en la guerra y dispuesto acomplacer las necesidades del Emircordobs. Cuenta con unos 20.000hombres de todo punto suficientes paraaplastar los gritos de aquellos 300asnos salvajes como les denominan loscronistas rabes. Una vez informado delo que se le viene encima, Pelayo optapor la lucha de guerrillas replegando asus hombres hacia las montaas,evitando de ese modo, el desigualcombate en campo abierto. En lasestribaciones del gran macizo de lospicos de Europa se encontraba el monteAuseva y en l una oquedad denominadapor la leyenda la Cova Dominica,

  • futura Covadonga, sitio ideal donde seocultan buena parte de los rebeldesastures. La cueva consagrada a la VirgenMara se presentaba como lugarpropicio para las operaciones de losblicosos montaeses. Don Pelayodispers a dos tercios de su hueste porlas laderas, riscos y acantiladoscercanos a su guarida, mientras que conotros 105 combatientes se parapetaba enla propia cueva a la espera de losmusulmanes. Todo estaba dispuesto parala emboscada. Seran capaces aquellosbravos astures de resistir a los bienorganizados mahometanos?

    Por si acaso apareci la ayudadivina, cuenta la leyenda que a donPelayo se le abrieron los cielos

  • mostrando el antiguo pendn bermejo delos godos, estandarte perdido en labatalla de Guadalete. Tras esta visindon Pelayo tom dos palos de roble ylos uni formando una cruz que enarboldurante la posterior batalla. En tiempode primavera cuando todava refrescabapor tierras asturianas, apareci laexpedicin punitiva de los sarracenos.Pensando en una hipottica negociacinel inteligente Alqama se hizo acompaarpor don Oppas, prelado de Sevilla yhermano de Witiza. Sin embargo, cuandola columna musulmana contact con losrebeldes, la verbigracia del antiguotraidor godo fue insuficiente paraconvencer al obstinado don Pelayo. Laspromesas de paz y patrimonio para l y

  • los suyos nicamente consiguieronsoliviantar ms, si cabe, la voluntad delos cristianos, manifestndosedeterminados a combatir sin tregua.

    La refriega se produjopresumiblemente en el mes de mayo de722.Alqama orden a sus hombres quese internaran por los desfiladeroscercanos a la Cova Dominica; deinmediato, recibieron una lluvia depiedras y flechas procedentes de losaltos dominados por los violentosastures. Los musulmanes intentaronreplicar entonces, con saetas yproyectiles lanzados por ondas. Perotodo fue intil ante la supremaca quelos montaeses ejercan sobre un terrenoque conocan como la palma de su mano.

  • El ejrcito moro sufri numerosasbajas en los primeros minutos de lalucha; eso, unido a lo complicado de lasituacin pues eran muchos hombrespara maniobrar en el angosto terreno,hizo que Alqama dudara sobre laefectividad de su ataque. Laincertidumbre mahometana fueaprovechada por fon Pelayo que salicon todo lo que tena de la CovaDominica. Sus hombres se abalanzaronsobre los sorprendidos musulmanesprovocando una terrible masacre entreellos. El propio Alqama muri en elchoque, los dems iniciaron unaestrepitosa huida por aquellos monteshostiles.

    La tragedia mora se complet

  • cuando un desprendimiento de rocassepult a buena parte de los rabes. Lavictoria para don Pelayo y los suyos fuetotal y engordada durante siglos por loscronistas cristianos.

    Para los rabes la escaramuza deCovadonga fue algo insignificante,llegando a comentar que los hombres deAlqama desestimaron la lucha por sertan slo un puado de asnos salvajesacompaados por unas pocas mujeres y,que tarde o temprano, moriranabandonados en lo abrupto de aquellasmontaas inhspitas.

    Las noticias de Covadonga llegarona Gijn donde se encontraba el desoladoMunuza quien opt por abandonar laciudad, dirigiendo sus tropas berberes

  • hacia Len. Sin embargo, el contingentefue interceptado por los cristianos,matando a muchos musulmanes incluidoel propio Munuza. Los supervivientes serefugiaron en la plaza fuerte de Len,localidad amurallada y bienpertrechada. Don Pelayo, crecido por lareciente victoria, baj a Cangas de Onsdispuesto a recibir los vtores de suspaisanos. En poco tiempo, vio orgullosocmo miles de voluntarios se sumaban asu ejrcito; gentes de toda condicinllegadas de Galicia, Cantabria, Vizcaya,etc., adems de los propios astures,integraron la primera hueste de laReconquista.

    Con 8.000 infantes y 150 caballos,don Pelayo sali de Cangas dispuesto a

  • tomar Len, empresa que hoy en da esdifcil precisar si se consigui o noaunque, segn parece, ese mritodeberamos atriburselo a don Alfonso,yerno de don Pelayo, hijo del duque donPedro de Cantabria y futuro rey deAsturias. El bravo don Pelayo,convertido en hroe de los cristianos,dedic el resto de su mandato aorganizar el incipiente reino. Duranteaos consolid las fronteras de Asturiasdesde su capital, establecida en Cangasde Ons. Se cas con Gaudiosa con laque tuvo dos hijos: Ermesinda, futuraesposa de Alfonso I, y Favila, quien lesucedi tras su muerte por enfermedaden el ao 737.

    El primer hroe de la Reconquista

  • espaola fue enterrado junto a su mujeren la iglesia de Santa Eulalia deAbamia, prxima a Covadonga, aunquems tarde sus restos reposaran en lapropia cueva que le vio nacer comomito.

    Tuviera el combate de Covadongamayor o menor magnitud, lo cierto esque sirvi para emprender la lucha entredos conceptos diferentes de entender laexistencia. Desde entonces, cristianos ymoros litigaran por el territorio hispanodurante casi 800 aos, jalonados porms de cuarenta batallas, innumerablesavances y retrocesos, convivencia,mestizaje, encuentros y diferencias.Pelayo fue la primera llama de unincendio que acabara en 1492 con la

  • toma de Granada.

  • DESPUS DE PELAYO

    El bito de don Pelayo dio paso alalzamiento como rey de su hijo Favila oFafila. El nombramiento fue al parecerpor eleccin de los notables astures enreconocimiento de las proezas marcadaspor su padre. Al pobre Favila apenas ledio tiempo de protagonizar hazaaalguna ya que tan slo fueron dos losaos que pudo reinar. En ese perodoencontr ocasin para ordenar ellevantamiento de una iglesia en Cangasde Ons, albergadora de la valiosa cruzde roble que don Pelayo utiliz enCovandonga. La ermita de la Santa Cruzfue consagrada en 739, ao en el que

  • muri Favila de muerte violentsima aconsecuencia del ataque de un oso quele despedaz mientras disfrutaba de unajornada de caza.

    Segn se cuenta, el hijo de Pelayoera muy dado a los placeres terrenos, loque le distraa de las obligaciones degobierno en un pequeo territorio queaspiraba a fortalecerse como reino.Poco ms sabemos de Favila, tan sloque se cas con Frolaya con la que tuvodos hijos que no llegaron a reinar. S, encambio, lo hizo el yerno de Pelayo, donAlfonso, hijo de don Pedro, duque deCantabria.

    Alfonso I, el Catlico, puede serconsiderado por la documentacinexistente, como el primer rey de

  • Asturias y posteriormente de Len.Nacido en 693, fue de los primeros enacudir al llamamiento hecho por Pelayoen su guerra contra los musulmanes.Ungido tras la muerte de Favila, dedicsu reinado a extender las fronteras deAsturias consolidando la pequeamonarqua y anexionando grandesextensiones de terreno ms all de losoriginales valles astures. Las primerasconquistas alfonsinas se centran en laGalicia martima y en las comarcas deLibana, Santillana, Transmiera,Carranza, Sopuerta, lava y zonas de lafutura Castilla. En torno al ao 740 Al-Andalus atraviesa por una suerte deconflictos internos protagonizados porrabes y berberes; estos ltimos haban

  • sido acuartelados en la frontera delnorte peninsular. Tras abandonar losemplazamientos asignados, una granfranja de territorio qued desprotegida ya merced de las tropas cristianas que,sin pensarlo, aprovecharon unaoportunidad nica para sus intereses.Alfonso I, en compaa de unas huestesmuy motivadas, inicia el asalto demuchas ciudades sitas en el valle delDuero y puntos limtrofes. De ese mododiversas plazas van cayendo bajo elempuje cristiano. Es el caso de Lugo,Oporto, Viseo, Braga, Ledesma, Chaves,Salamanca, Zamora, vila, Len,Astorga, Simancas, Segovia, Amaya,Osma, Seplveda, etc. Al esfuerzoguerrero de los cristianos se suman la

  • hambruna provocada por las malascosechas y una mortfera epidemia deviruela. Todo el valle del Duero entraen una grave crisis donde predomina laescasez de poblacin, forzada apropsito por una poltica que buscabavigorizar al recin nacido reinoasturiano. Durante aos miles decristianos fueron nutriendo el censo deAsturias. A medida que las tropasavanzan y toman las ciudades, eliminantodo vestigio musulmn y trasladan losrestos de poblacin cristiana hacia elcada vez ms slido enclave norteo.

    No hay una estrategia militardefinida, ms bien el despoblamientodel Duero obedece a la imposibilidadpor parte de los dos bandos de ocupar

  • aquellos lares. La ofensiva cristianacombinada con la dejadez y desidiamusulmanas por un terreno pocoapetecible y difcilmente defendible,crean en el valle del Duero una inmensazona casi yerma que se convierte en unterritorio de nadie. Desde entonces, serel escenario por donde transitenejrcitos de uno y otro lado ensangrientas razias.

    Alfonso I, como ya hemos dicho, secas con Ermesinda, hija de Pelayo conla que tuvo tres hijos: Fruela, Vimaranoy Adosinda; ms tarde, al enviudar,tendra otro hijo natural con una cautivamora llamado Mauregato.

    A lo largo de todo su reinadoAlfonso I se caracteriz no slo por la

  • guerra sino tambin por su profundareligiosidad, promoviendo laconstruccin y restauracin deinnumerables iglesias y ermitas, lo quele vali el sobrenombre de elcatlico. Cuando fallece en el ao 757,ya se haba creado el mapa principaldonde se moveran las futurasoperaciones militares de los siglosvenideros.

    En el sur se trazaba la frontera a lolargo de la extensa y despoblada zonadel Duero; en el este, el rico valle delEbro. Por su parte los musulmanesdesatendan definitivamente cualquierintento de ocupacin y colonizacin delos territorios del noroeste peninsular,fijando su particular frontera detrs de

  • un eje defendido por tres posiciones omarcas, dominadas por las plazas deZaragoza en el norte, Toledo en elcentro y Mrida en el sur.

    Al gran Alfonso I le sucede su hijoFruela I, que contaba treinta y cincoaos de edad. Un reinado caracterizadopor la continuidad en cuanto a laguerra sostenida contra el musulmnaunque ms defensivo que atacante.

    Fruela y sus tropas soportandiversos envites ismaelitas contraGalicia principalmente; tambin aflorannumerosas revueltas internas motivadaspor desencuentros con gallegos yvascones disconformes con el crecientecentralismo astur. Por otro lado, el Reyse enfrenta de lleno a la iglesia cuando

  • prohbe los matrimonios para losclrigos. Mientras tanto, funda la ciudadde Oviedo y ordena asesinar a suhermano Vimarano que por entoncesgozaba de las simpatas de buena partede la aristocracia y el pueblo.

    Fruela, finalmente, muere en el ao768, a manos de los seguidores de suhermano; recordando este episodio lasantiguas disputas godas.

    Tras Fruela llega una serie degobernantes de escasa relevancia:Aurelio [768-774], Silo [774-783] yMauregato [783-789]; todos ellos selimitaron a reconocer la fuerza superiorde Abderrahman I, el gran emir omeyade Crdoba. En el caso de Silo cabedestacar que traslad la corte a Pravia,

  • donde fund el monasterio de San JuanEvangelista. En esta poca tambinsurge un curioso tributo que el reino deAsturias se vio comprometido a pagar alemirato cordobs, me refiero a lasfamosas cien doncellas que anualmenteeran entregadas a los musulmanes. Estepenoso impuesto sirvi para fomentaran ms, si cabe, el odio de loscristianos hacia la Media Luna;contribuyendo el episodio comoargumento de muchas leyendas que yacuentan otros libros.

    Bermudo I [789-791] constituye uncaso peculiar en la monarqua asturianaal ser elegido rey cuando vesta loshbitos de la iglesia, de ah susobrenombre: el Dicono; no obstante

  • se confirm como un excelente monarcaque supo abdicar en su sobrino AlfonsoII, el Casto, en el momento ms oportunopara el buen gobierno del reino asturleons.

    Alfonso II apuntala definitivamentela estructura social y econmica delreino; vincula Asturias al resto de lacristiandad gracias al oportunodescubrimiento de las tumbas delapstol Santiago y dos de susseguidores; el milagroso hecho seprodujo en el pico sacro sito en lascercanas de la localidad gallega de Iria.Este hallazgo sin precedentes esaprovechado convenientemente por elRey asturiano, quien en un ejercicio defina intuicin ordena levantar y

  • consagrar un gran santuario en Santiagode Compostela, donde reposarndefinitivamente los restos del discpulode Jesucristo; el suceso resultafundamental para el orbe cristiano alestablecerse una ruta de peregrinajeutilizada por devotos de toda Europa. Elcamino de Santiago se convierte en unade las arterias principales de lacristiandad, y Alfonso II ser su primercustodio apoyado por la mayora de losautores cristianos de la poca, quienesno repararn en pergaminos a la hora devalorar y ensalzar los acontecimientosque rodearon el descubrimiento de taninsigne sepulcro, para mayor gloria delreino astur-leons. De eso hablaremosluego, pero ahora retrocedamos en el

  • tiempo dispuestos a conocer cmo fue elsiglo VIII para los guerreros de Al.

  • PRINCIPALESSUCESOSCRISTIANOS DELSIGLO VIII

    711. Desastre de los ejrcitos dedon Rodrigo en la batalla de Guadalete.Fin del reino visigodo en Hispania.

    718-737. Pelayo, rey o caudillomilitar de los astures. Se establece lacapital en Cangas de Ons.

    722. Victoria astur en el combatede Covadonga. Se inicia la Reconquistadel antiguo reino godo.

    737-739. Favila, rey de Asturias.739-757. Alfonso I, el Catlico,

  • rey de Asturias.753-754. Anexin para el reino de

    Asturias del litoral gallego. 757-768.Fruela I, rey de Asturias.

    760. Expulsin de los musulmanesde Galicia. Comienza su repoblacincon mozrabes llegados de Al-Andalus.

    768-774. Aurelio, rey de Asturias.774-783. Silo, rey de Asturias.776. Silo establece la capital en

    Pravia.778. Batalla de Roncesvalles.

    Tropas musulmanas y vasco-navarrasderrotan a los francos de Carlomagno.

    783-789. Mauregato, rey deAsturias.

    785. Creacin de la MarcaHispnica.

  • 789-791. Bermudo I, el Dicono,rey de Asturias.

    791-842. Alfonso II, el Casto, reyde Asturias.

    797. Victoria de las tropasasturianas sobre las musulmanas en labatalla de Lutos.

  • LLEGA LA MEDALUNA

    La aplastante victoria sobre losgodos en Guadalete permiti al generalTariq afrontar con optimismo la empresaexpansiva por la pennsula Ibrica.Contaba con 9.000 jinetes que lesiguieron como uno slo en su avancehacia el norte. Primero asaltaron Ecija,lugar donde se haban refugiado algunastropas godas fieles al rey don Rodrigo.Tras tomar la plaza, envi una columnadirigida por su lugarteniente Mugit conorden expresa de conquistar Crdoba.El propio Tariq utiliz las antiguascalzadas romanas que le condujeron a la

  • desprotegida Toledo. La capital delreino godo se rindi sin ofrecer apenasresistencia; el xito haba sidocompleto. Meses ms tarde elgobernador Musa pasaba a Hispania con18.000 soldados que desembarcaron enAlgeciras, tomando plazas como MedinaSidonia, Alcal de Guadaira, Carmona ySevilla, donde ubic la eventual capital.Posteriormente sometera a Mrida a unasedio de siete meses, hasta que stacay en su poder. Los desorganizadosvisigodos atacaban alocadamente a losnuevos ocupantes sin mayor resultado.En Segovuela (Salamanca) fueronderrotados, una vez ms, por loshombres de Musa y Tariq; el primeropretenda desvirtuar las hazaas del

  • segundo encabezando cualquier ofensivamilitar contra los grupsculos cristianos.Sin embargo, cuando se encontraba apunto de entrar en Galicia lleg lallamada del gran Califa de Damasco, unenojado Walid I quien, conocedor de lasdisputas y envidias de sus generales enHispania, les convoc para la oportunareprimenda, adems de imponerlesfuertes multas y desvincularles decualquier accin en la pennsula Ibrica.Mientras tanto, en la recin bautizadaAl-Andalus prosegua el avanceimparable musulmn con la evidentecomplicidad de la gran mayora dehabitantes hispanogodos; hartos de losenfrentamientos dinsticos y de ladecadencia crnica en la que los

  • visigodos andaban inmersos, muchoshispanos vieron con agrado la llegadade los mahometanos convirtindoles enautnticos liberadores.

    La dinasta omeya, aunque belicosaen las formas, fue tolerante en el fondo,permitiendo grandes libertades quealgunas comunidades no disfrutaban conlos visigodos.

    Fue el caso de los judos, quienesdespus de ms de un siglo depersecuciones obtuvieron autonomaplena para ejercer su credo y forma devida, llegando incluso a asumir elgobierno y administracin de algunaslocalidades. En cuanto a los cristianos,stos fueron respetados y se les permitimantener su religin.

  • Los musulmanes dieron a judos ycristianos la categora de gentes dellibro, es decir, creyentes de un sagradomensaje revelado y aceptado; a pesar deello, muchos cristianos se acogieron alas mejoras fiscales que se obtenanconvirtindose al islam; a stos se lesdenomin mulades y fueron muyabundantes. Otros, sin embargo,prefirieron mantener su fe cristiana,sufriendo los tributos econmicos que sedeba pagar por ello; a este grupo se ledenomin mozrabes. Mulades ymozrabes integraban la mayora de laspoblaciones gobernadas pormusulmanes, los cuales tambin serepartieron por el territorio recinconquistado.

  • En el verano del 714, tras lainusitada marcha a Damasco de Tariq yMusa, qued como gobernante el hijo deMusa, Abd al-Aziz, quien habaparticipado de forma activa en la tomade algunos enclaves andaluces (Niebla,Beja y Ossobona).

    Abd al-Aziz se confirm como unmagnfico mandatario; desde Crdobapacific Al-Andalus y complet laconquista de Pamplona, Barcelona,Tarragona, Gerona, Narbona, adems debuena parte de Portugal. Sostuvo unainteligente poltica de pactos conalgunos condes godos como Teodomiro,magnate que posea amplios dominios enLevante. Su visin de Estado le llev almatrimonio con la bella Egilona, viuda

  • del rey don Rodrigo, por la que segncuenta la leyenda se lleg a convertir ensecreto al cristianismo. El prestigiocada vez mayor que iba adquiriendoAbd al-Aziz, sumado a la toleranciareligiosa practicada por l, incomodarona algunos sectores fanatizados de lanueva aristocracia andaluza, quienes conel visto bueno del califa de DamascoSolimn, dieron muerte a Abd al-Aziz enel ao 716. Termina de ese modo laprimera etapa de la conquista de Al-Andalus. Cinco aos en los que elmensaje de Al se implant slidamenteen casi todo el territorio peninsular,salvo los reductos norteos ya citados.

    En el ao 722 se produce elincidente de Covadonga y diez aos ms

  • tarde, los musulmanes ven frenada suexpansin ultrapirenaica al toparse conlos francos de Carlos Martel en labatalla de Poitiers.

    La derrota obliga a modificar lasituacin, inicindose entonces unrepliegue defensivo hacia las posicionespeninsulares. Era momento para elconvulso emirato dependiente deDamasco. Cuarenta aos llenos deconflictos fratricidas en los que sepusieron de manifiesto las diferenciastribales de los grupos participantes en laocupacin de Al-Andalus. rabes,sirios y berberes lucharon por ladefensa de sus principales prioridadesen el reparto de la riqueza obtenida.rabes y sirios se asentaron en las

  • fecundas tierras del bajo Guadalquivir,en los valles del Genil, Tajo y Ebro, enel litoral sur peninsular y en las huertasde Levante, mientras que los berberesms numerosos, eran enviados a lasmarcas o fronteras para ser acuarteladosfrente a los cristianos con el escasopremio de unas zonas mesticas casisiempre pobres. No obstante, huboasentamientos berberes en el Algarve,Extremadura, serranas de Mlaga,Ronda y Sierra Nevada.

    El reparto territorial, econmico ymilitar de la Pennsula no convenci alos duros norteafricanos, quienes hacanver de forma cada vez ms ostensible sumalestar por la situacin que les habatocado en suerte. Por otro lado, los

  • dirigentes de la nueva aristocracia rabevean con temor la actitud de aquellosbelicosos compaeros de viaje.

    Sobre el 740 estall una revueltaque estuvo a punto de dar al traste conlas aspiraciones mahometanas en lapennsula Ibrica. El oportuno auxilio deun contingente sirio sirvi paraapaciguar el entramado mapa andalus;por entonces, unos 30.000 musulmanesya se haban establecido en Al-Andalus.Las comunidades prosperaban y crecanal amparo de frtiles cosechas obtenidasen las vegas fluviales que trabajabanunos aparceros cristianos bien nutridos ypagados por sus nuevos seoresmahometanos.

    Las tcnicas de regado y los

  • cultivos importados desde Oriente seacomodaban perfectamente en lasinmensas fincas andaluzas y levantinas.Los berberes hastiados de susdesrticos y rudos terrenos norteosreclamaron un botn que la jerarquarabe les neg. La tajante posicincordobesa provoc el abandono deciudades y castillos hasta entoncesdefendidos por las tropas berberiscas.El hecho fue aprovechado por loscristianos que, como ya sabemos,rpidamente ocuparon y despoblaronesas zonas.

    En la dcada de los cincuenta Al-Andalus sufri psimas cosechas ypeores gobiernos; una lista interminablede emires se haban ocupado ms de sus

  • fortunas personales que de consolidar eldominio sobre la rica provincia deDamasco.

    Sobre el 750 un nuevo poder sealz en Oriente. Eran los abasidas,enemigos mortales de los omeyas desdelos primeros tiempos de expansincornica, y dispuestos a tomar el mandoal precio que fuera.

    Los omeyas haban practicado,desde su implantacin a mediados delsiglo VII, una poltica militarista que leshaba conducido a la anexin deenormes territorios por los arcosoriental y occidental del mediterrneo;sin embargo, se despreocuparon por elfortalecimiento de esos pasesconquistados. Los abasidas aparecieron

  • determinados a frenar momentneamentela guerra santa o yihad, en aras demejorar la situacin de todo el imperiocreado. Muchos eran los problemassurgidos en el ltimo siglo ms que deimperio musulmn, a estas alturas sedeba hablar de imperio rabe; eramomento para que los abasidas deBagdad derrocaran a los omeyas deDamasco.

    Los rabes conquistadores serepartan el tesoro sin hacer el mnimoesfuerzo por islamizar a las poblacionesvencidas. Administracin y moneda noterminaban de ser arabizadas, y comoguinda las terribles luchas intertribales ylas protestas neomusulmanas debilitabana pasos agigantados la situacin. Todos

  • estos factores impulsaron ellevantamiento abasida y el prcticoexterminio de la dinasta omeya; desdesu implantacin, los flamantes jerarcasdel mundo musulmn adoptaran unapoltica favorecedora de la defensa delo conquistado, abandonando por elmomento la guerra santa. Se impona portanto la visin que el beduino abasidadel desierto tena sobre los asuntos de laexistencia cotidiana, disfrutando de loconseguido y olvidndose de aventurasinasumibles, en contraposicin al afnexpansionista promulgado por los siriosde Damasco.

    La prctica totalidad de la dinastaomeya fue pasada a cuchillo por losabasidas, salvo una excepcin: la del

  • joven Abd al-Rahman Ibn Muawiya,nico superviviente de la masacre hechacon su familia. El futuro Abderrahman Iescap milagrosamente huyendo aldesierto por donde deambul como unmendigo durante cuatro aos.

    Ms tarde viaj al norte de frica,donde trabaj de forma enrgica en elintento de unir aliados bajo su causa;tanta actividad itinirante le vali elsobrenombre de el prncipeemigrante. Al fin se traslad a Al-Andalus en agosto-octubre del ao 755con la ambicin de exigir el poderperdido de su estirpe, le acompaabanun puado de leales dispuestos a pelearmuy duro bajo el influjo de sucarismtico lder; ste no ambicionaba

  • otra cosa sino levantar el orgullo omeyaen aquel lugar del occidente europeo.

  • ABDERRAHMAN I.EMIRINDEPENDENTE

    Abderrahman I naci en Damascoen el ao 731, en consecuencia, apenastena veinte aos cuando tuvo queabandonar su pas de origen con eltrgico recuerdo de toda su familiaasesinada por los abasidas. Su refinadaeducacin fue dirigida por su abuelo, elcalifa gobernante Hisham.

    Entre el 751 y el 755 anduvoerrante por territorios como Palestina yMauritania desde los que intentreagrupar a los parientes y clientes que

  • permanecan fieles al linaje omeya.Conocedor de los conflictos intestinospor los que atravesaba Al-Andalusdesembarca en Almuecar dispuesto atomar el mando de la situacin con sumirada vengativa puesta en Oriente.

    Pronto recibe el apoyo de algunosgrupos instalados en la Pennsula desdelos tiempos de la invasin; de ese modo,contingentes berberes, sirios yyemenes le apoyan en su marcha a lacapital cordobesa. Mientras tanto seproclama emir en la localidad de Rayyo(Mlaga). Frente a l se encuentra Yusufal-Fehri, emir oficial dependiente delcalifato de Bagdad apoyado por tropasrabes qayses vinculadas al emiratoandalus.

  • Durante meses se suceden loscombates hasta que, finalmente, los dosbandos se enfrentan cerca de Crdobadonde Yusuf es derrotado por el ejrcitode Abderrahman. En mayo de 756,Abderrahman I entra en Crdobaaclamado por la poblacin; es un jovende casi veinticinco aos cuyo porte yaspecto impresiona a todo el mundo:alto, bien proporcionado, de piel blancay pelo rubio recogido en dos tirabuzonescabalgaba majestuoso por las callescordobesas. Sin embargo, lo que msllamaba la atencin eran los enormesojos azules de profunda y vivaz mirada.Su aspecto asemejaba al de un germanoms que al de un semita.

    Aunque era ciego del ojo izquierdo

  • la visin que Abderrahman I tuvo de lasituacin fue la ms clara y difana quese haba visto en Al-Andalus desde el711; acaso el lunar de su rostro, que losmahometanos asociaban con la buenasuerte, le ayud a entender el difcilarmazn tribal al que se tendra queenfrentar desde entonces.

    Abderrahman supo estar a la alturade los grandes mandatariosemprendiendo una poltica de repartojusto de las tierras andaluses; siemprereceloso, como haba aprendido de susancestros, nunca lleg a confiar ennadie, meditando largamente cualquierdecisin adoptada por l. Coloc a susmejores hombres al frente de lasciudades ms significativas, sofoc con

  • eficacia los intentos de sublevacin,bien fueran de los antiguos aliadosyemenes o de otros grupos enviados porel nunca resignado califato de Bagdad.

    Durante treinta y dos aosAbderrahman I fue el hombre msimportante y poderoso de la PennsulaIbrica, combati a Carlomagno portoda la Marca Hispnica hasta conseguirel control total de Zaragoza y otras reasinfluyentes, condujo la guerra contra loscristianos hasta el oeste del Ebro,obteniendo respeto y tributos de la cadavez ms afianzada zona cristiana. Porotra parte, potenci la idea de EstadoCentral desde su puesto de mandoinstalado en el palacio de Al Rusafa enCrdoba, embelleci las ciudades,

  • foment los ambientes culturales y,sobre todo, orden construir una de laspiezas ms hermosas de todo el mundomusulmn, me refiero a la maravillosaMezquita Aljama de Crdoba quellegara a convertirse en el santuariomusulmn ms importante de occidentesin parangn en su poca. Suprimi delos rezos las referencias al califa deBagdad por otras a su propia persona,acu monedas de plata y oro con lasnicas inscripciones del ao en curso yun nombre: Al-Andalus. Siguiampliando los frtiles cultivos einfraestructuras de regado aadiendo alcatlogo de especies introducidas porlos rabes la emblemtica palmera.

    Este esplndido momento de Al-

  • Andalus, ya convertida en emiratoindependiente desde el ao 756, sesostuvo en parte por la potencia de unbien organizado ejrcito compuesto porunas tropas absolutamente leales aAbderrahman I; bien es cierto que elEmir tuvo que recurrir a la participacinde mercenarios eslavos y africanos queayudaron a fortalecer la implantacindel nuevo emirato andalus.

    Pero lo principal, sin duda, fue lacreacin de una estructuraadministrativa sin precedentes enEuropa, a cuya cabeza se situaba el emirindependiente como jefe de gobierno, aste le segua el hachib, una especie deprimer ministro ayudado por visires oministros. Al-Andalus se divida en

  • siete provincias cada una de ellasdirigida por un gobernador o val. Lajusticia era impartida en las principalesplazas por cads o jueces. Abderrahmanfue creando durante aos un organigramaestable que procuraba al estado centralun flujo constante de impuestos captadosgracias a una eficaz clase funcionarial.Como es obvio, la legislacin giraba entorno al Corn, siendo un consejo omexuar el que dictaminaba pautas decomportamiento para la poblacinbasadas en el anlisis de aristcratasreligiosos, los que tambin velaban porla integracin mozrabe y juda en lacomunidad. Esta actitud favoreci laperfecta convivencia de las tresreligiones impulsando enormemente el

  • crecimiento econmico, social y culturalde Al-Andalus. La lengua oficial ycorriente era el rabe, los cristianos laaprenden siendo algarabiados, mientrasla lite intelectual musulmana practicabael latn (ladinos). En un breve espaciode tiempo el emirato independiente setransform en una floreciente realidad apesar de los obstinados dirigentesabasidas, quienes desde Bagdadsoportaban la prdida de tan valiosaprovincia sin que nada se pudiera hacerpor evitarlo.

    Tena cincuenta y seis aos, treintay dos de ellos como emir, cuando en 788muri Abderrahman I dejando en manosde Hisham I, su hijo y sucesor, unimpresionante legado que el heredero se

  • encargara de mantener y ampliar.Hisham I tuvo que guerrear contra

    sus hermanos Abdallah y Solimn quetambin reivindicaban el tronocordobs. Por desgracia para ellos,Abderrahman I haba seguido unaantigua costumbre oriental para designarsucesores, sta tradicin conceda algobernante la posibilidad de elegir deentre sus vstagos al ms capacitado sinrespetar la primogenitura, enconsecuencia, el Emir design alsegundo de sus veinte hijos para que lesucediera.

    La decisin de Abderrahman fueacertada una vez ms, dado que Hishamera el ms parecido a l en todos lossentidos: esplndido estratega militar,

  • adems de culto y preparado paraasumir el gobierno de una Al-Andalusvigorizada gracias a la impronta omeya.En pocos meses, venci a sus convulsoshermanos dedicndose a continuar laobra de su padre.

    Mantuvo la construccin de la granMezquita y, una vez sofocadas lashabituales revueltas berberiscas, selanz a la conquista de algunos enclavesde la Septimania franca. Gracias aviejas alianzas goz del apoyoproporcionado por una de las familiasms importantes de su poca: los BanuQasi, clan de raz visigoda convertidosahora en mulades que ejercan su poderen un vasto territorio extendido por elvalle del Ebro.

  • Los escasos problemas originadosen el reinado de Hisham I le permitieronguerrear con decisin en la ya crnicacontienda contra el reino astur-leons;en esos aos las razias veraniegas eranla prctica militar ms frecuentada. Lastropas de ambos bandos elegan elestiaje para sus incursiones por la tierrade nadie creada en el valle del Duero.Eran campaas que apenas seprolongaban unas pocas semanas peroque, sin embargo, resultaban sumamentemortferas y de gran provecho para elbando que las realizaba. El propsitofinal no era el de anexionar territorios,sino el de golpear, asolar y capturarprisioneros y riquezas, con laconsiguiente desmoralizacin del

  • enemigo. Este tipo de acciones guerrerasse mantuvo durante casi toda la pocaconocida como Reconquista, con ms omenos intensidad, segn transcurrieranlos acontecimientos en las zonascristiana y musulmana.

    En tiempos de Hisham I seprodujeron dos grandes aceifas oexpediciones militares que asolaronGalicia y que estuvieron a punto deacabar con Asturias, cuando en el 794las tropas musulmanas arrasaron Oviedopara volverlo a hacer un ao ms tarde.A pesar de estos temibles ataquesordenados desde Crdoba, los cristianossupieron rehacerse para organizar unacontraofensiva que dio como resultadouna excelente victoria en la batalla de

  • Lutos. El revs no supuso ningunasombra para los rabes; a esas alturas,la fortaleza del emirato independiente deCrdoba era irrefutable.

    Cuando muri Hisham I en el 796contaba treinta y nueve aos y unmerecido prestigio entre su gente. Lesucedi su hijo Al-Hakam I; el enemigocristiano con el que se iba a enfrentarera el monarca Alfonso II, el Casto, y,sin duda, se presentaba como un huesoduro de roer. Cmo sera el segundosiglo con presencia musulmana enHispania?

  • PRINCIPALESSUCESOSMUSULMANES DELSIGLO VIII

    711. Las tropas de Tariq y Musaderrotan a los visigodos en la batalla deGuadalete. Nace el emirato dependientede Damasco. 714-716. Abd al-Aziz,emir. Crdoba, capital de Al-Andalus.

    716. Conquista musulmana deBarcelona.

    719. Conquista musulmana deGerona.

    720. Toma de Perpian y Narbona.722. Combate de Covadonga.

  • 732. Batalla de Poitiers. Losfrancos de Carlos Martell derrotan a losmusulmanes poniendo fin de ese modo ala expansin ultrapireanica de losrabes.

    740-741. Rebelin berber en Al-Andalus.

    750. Los abasidas de Bagdadderrocan a los omeyas de Damasco.

    753. El prncipe omeyaAbderrahman, nico superviviente de sufamilia.

    756. Abderrahman I funda elemirato omeya independiente en Al-Andalus.

    785. Se inician los trabajos deconstruccin que levantarn la hermosaMezquita de Crdoba.

  • 788-796. Hisham I, emir de Al-Andalus.

    790-791. Aceifa contra lava.793-795. Aceifas contra Gerona,

    Astorga y Oviedo.796-822. Al-Hakam I, emir de Al-

    Andalus.

  • SIGLO IX

    Ten valor, pues yo he de venir entu ayuda y maana, con el poder deDios, vencers a toda estamuchedumbre de enemigos, por quieneste ves cercado.

    Mensaje que el apstol Santiagoentreg en sueos al rey Ramiro I en lamadrugada previa a la legendaria batallade Clavijo.

  • EL IMPULSO DE LARECONQUISTA

    Oviedo fue saqueada por segundavez en el ao 795. Las tropascordobesas dirigidas por Abd el-Mlichaban obtenido suculentos beneficiosde aquella aceifa y se retirabanconfiadas hacia sus posicionesoriginales. En eso una hueste cristianadispuesta a la venganza cay sobre lossarracenos cerca de Lutos, un parajesituado entre Belmonte y Grado; ladecisin de los atacantes bien dirigidospor Alfonso II unida a la sorpresa delinesperado golpe, desembocaron en unaaplastante victoria para los astures. La

  • batalla de Lutos da paso a una serie deacciones militares que terminarn con latoma y saqueo en 798 de Lisboa, ciudadde la que saldr una comitiva portadorade magnficos presentes destinados algran Carlomagno, pieza fundamental dellinaje carolingio y emperador desde elao 800.

    La cordialidad entre Alfonso II yCarlomagno fue evidente, los dosgobernantes mantenan un claro interspor defender sus respectivos reinos dela amenaza mahometana; esacircunstancia facilit el mutuoentendimiento.

    El poder del gobernante franco sehaba extendido por buena parte delcontinente europeo incluida la famosa

  • Marca Hispnica. Esta frontera del reinofranco en la Pennsula Ibrica,establecida desde el ao 785, fecha enque las tropas carolingias haban tomadoGerona, marcaba un antes y un despusen el devenir de los acontecimientos.Como ya sabemos, los francos,capitaneados por Carlos Martel, habanderrotado en Poitiers a los musulmanesquienes soaban con una rpidaexpansin del Islam por toda Europa;esto ocurra en el ao 732, una dcadams tarde naca Carlomagno, hijo dePipino, el Breve, y nieto por tanto delhroe de Poitiers. Carlomagno, aunquedicen que era analfabeto, tuvo lainteligencia y lucidez necesarias paraunificar su reino y extenderlo ms all

  • de sus fronteras.Durante lustros los ejrcitos

    francos fueron creando numerosas zonasmilitares en los confines del reino; aesos lugares se les denomin marcas.

    Lo que se pretenda, era sin ms,establecer una suerte de colchonesdefensivos que protegieran Francia decualquier ataque o invasin. En el casode la Pennsula Ibrica fue una obsesinpara los francos que los musulmanes novolvieran a intentar una nueva aventurams all de los Pirineos.

    En el ao 777 Carlomagno al frentede un gran ejrcito atraviesa losPirineos dispuesto a tomar la importanteplaza de Zaragoza, puntal estratgico dela marca norte musulmana en Al-

  • Andalus; la expedicin fracasaestrepitosamente. En su retirada losfrancos se revuelven contra Pamplonaderribando sus murallas. Sin embargo unataque combinado de trepas zaragozanasy navarras consigue diezmar laretaguardia del ejrcito carolingio. Labatalla se produce en Roncesvalles,sitio legendario desde entonces ysemilla del futuro cantar de gesta francsbasado, esencialmente, en las proezas ymomentos finales de Roland, caballerofavorito de Carlomagno, quien encompaa de los doce pares de Franciamuri en aquel inhspito lugar pirenaicoa manos sarracenas. Nunca se sabr bienqu pas en Roncesvalles. Lacronologa parece fiable al apuntar el

  • ao 778 como fecha del combate, peroes difcil precisar quines loprotagonizaron realmente. La leyendahabla de un caballero leons llamadoBernardo del Carpi como capitn delas tropas que hostigaron a losfranceses. Otros afirman que fueron slovascones los que eliminaron a Roland ylos suyos. La lgica nos lleva a deducirque, seguramente, los francos recibieronun mazazo inicial a cargo de las tropasmusulmanas zaragozanas y que,posteriormente, fueron rematados porlos vasco-navarros en los Pirineos comovenganza del ataque a Pamplona. Tras lanefasta experiencia en la pennsulaIbrica, Carlomagno resta heridas deuna de las pocas derrotas sufridas en su

  • reinado. Una vez repuesto sus tropasregresaron a Hispania en el 785,tomando Gerona y ms tarde, en el 801,Barcelona; estas acciones fueron elgermen de la Marca Hispnica y futurocondado de Barcelona. Los francosllamaron a ste territorio Septimania,una zona que se extenda desde el roLlobregat hasta los Pirineos, incluyendocondados de Gerona, Barcelona, Urgel,Roselln, Ausona, Ampurias, Cerdea yBesal. Al frente de stos territorios sesitu un comes marcee (marqus), conautoridad sobre los diferentes condesterritoriales.

    La autoridad del imperio carolingiosobre la Marca Hispnica se mantuvodos siglos, caracterizados stos por

  • continuos alejamientos desde queWifredo I, el Velloso, asumiera elcontrol en la asamblea de Troyescelebraba en 879 en seis importantescondados de la Marca Hispnica. Ladelegacin efectuada por Luis II, elTartamudo, permiti al noble catalnejercer un ataque directo contra losmusulmanes acantonados en el macizode Montserrat. Desde ese momentoWifredo, el Velloso, y posteriormentesus descendientes, Borrell y Sunyer,comenzarn a dar forma a lasparticularidades catalanas; nacer ladinasta conocida como Casa deBarcelona y se pondrn slidoscimientos para la construccin de lafutura Catalua.

  • Durante la centuria que nos ocupafueron germinando los diferentesenclaves cristianos de la pennsulaIbrica. Navarra y Aragn surgan comocondados; en el primer caso laocupacin musulmana fue apenasrepresentativa, limitndose tan slo adejar guarniciones acuarteladas en lasplazas que otrora ocuparan losvisigodos.

    Pamplona se presentaba como lalocalidad ms importante de la zonapirenaica. Sobre ella los mahometanosintentaron plantear un gobierno ms omenos razonable. Sin embargo, laescasez de sus efectivos con laconsiguiente difcil defensa de unterritorio que superaba con creces los

  • 10.000 km2, facilit que autctonosvascones y mulades como la familiaBanu Qasi, fueran recuperando conlegitimidad aquellas tierras tan pocointeresantes para el emirato cordobs,ms preocupado en otras cuestionesinternas.

    El dominio que intentaron ejercerlos carolingios sobre Navarra sedisolvi en pocos decenios. Finalmente,en medio de la historia y la leyendaaparecen los primeros gobernantes deNavarra. A principios de siglo descollla figura de un bravo guerrero llamadoIigo Iiguez, quien dada su vehemenciagan el sobrenombre de Arista. igoArista est considerado como elprimer rey de los navarros, tambin

  • denominado prncipe de los vascones;luch contra musulmanes y carolingios,adems supo fortalecer su linajeemparentndose con la poderosa familiaBanu Qasi gracias a un oportunomatrimonio que permiti consolidar losdominios pamploneses.

    El clebre monarca navarrofalleci en torno al ao 852, dando pasoen la sucesin a su hijo Garca I Iiguez,quien tuvo que lidiar con diferentescircunstancias adversas para su reino;una de ellas fue, sin duda, la invasinnormanda que sufri Navarra en susprimeros aos de gobierno. Losnormandos entraron en Pamplonacapturando a Garca I, por el que susnobles tuvieron que pagar un cuantioso

  • rescate. Este delicado momento fueaprovechado por Al-Andalus parainiciar una potente ofensiva sobre losPirineos. A duras penas los navarroslograron responder con cierto xito a laincursin mahometana.

    Las constantes guerras sostenidaspor Navarra aceleraban undebilitamiento poco recomendable, enconsecuencia, Garca I se vio forzado aadoptar una serie de medidas queprotegieran el reino, por ejemplo,estableci relaciones de amistad con lospotentes asturianos cuando se cas conLeodegundia, hija del monarca OrdooI; gracias al enlace los navarros secomprometieron a defender los pasospirenaicos que ya utilizaban miles de

  • peregrinos en su camino hacia Santiago.En el ao 860 los musulmanes atacabanPamplona con la intencin de asegurarseun pago regular de tributos; con ese finhicieron prisionero a Fortn Garcs,primognito real convertido de esamanera en rehn del emirato cordobsdurante ms de veinte aos. Por si fuerapoco, en ese tiempo se rompan lasrelaciones con los Banu Qasi; a pesar detodo, Navarra supo aguantar losdiversos envites y en 880 un envejecidoGarca I recuperaba por fin a suheredero, hecho que le permiti sonrerpensando en el futuro de su dinasta. Lamomentnea felicidad del Rey se esfumrauda, dado que el segundo de los Aristamorira en 882 durante el curso de la

  • batalla librada en los campos de Aibar.Fortn Garcs, el Tuerto, fue el ltimorepresentante de la dinasta arista ya porentonces las influyentes maniobraspolticas dirigidas desde Asturias porlos reyes Ordoo I y posteriormenteAlfonso III haban abonado el campopara que una nueva familia se hicieracon el poder en Navarra. Fortn Garcsrein hasta el ao 905. Se cuenta queacab sus das entregado a la oracin enun recndito monasterio; con l seextingua una poca, la primigenia delreino navarro. Tras su muerte fueproclamado Sancho Garcs I, el Grande,primer rey representante de la dinastajimena y artfice de una expansinrotunda que el reino de Navarra

  • acometi ms all de sus inicialesfronteras enmarcadas en unos pocosterritorios anexos a la ciudad dePamplona.

    A lo largo del siglo IX la sociedadcristiana establecida por toda la lneapirenaica comienza a estructurarse,principalmente, en al mbito de losdiferentes conventos y monasterios quese van levantando en las proximidadesde ncleos urbanos y frtiles valles.

    En el caso del condado de Aragn,una vez resuelta la expulsin musulmanase tuvo que aceptar la llegada yocupacin de las tropas francas deCarlomagno. En ese tiempo Aragnsupona un minsculo territorio deapenas 600 km2 que se extendan por los

  • valles de Hecho y Canfranc, geografapor la que discurran las saludablesaguas del ro Aragn del que toma sunombre el territorio del Pirineo central.La localidad ms influyente por elnmero de habitantes y mejores defensases Jaca; desde esta urbe consideradajustamente como la primera capitalaragonesa, se inician toda suerte deacciones dispuestas para arrebatar elcontrol que los francos ejercan sobreaquel tramo de los Pirineos. En el sigloIX algunos magnates aragoneses unenesfuerzos y consiguen derrotar a losdebilitados gobernantes francos,Aureolo, el ltimo de ellos, es vencido yexpulsado de Aragn. Desde esemomento, el notable conde aragons

  • Aznar Galindo proclamar su autoridadindependiente sobre el condado, lugarque va recibiendo flujos constantes demozrabes sureos huidos de Al-Andalus; con estos cristianosconvencidos, la nueva y emergenterealidad peninsular encuentra habitantessuficientes para acometer una polticaque repueble los desiertos valles de lazona. Surgen dos enclaves vitales parael condado, son los monasterios de SanPedro de Siresa, de inspiracin franca, ySan Juan de la Pea, ms cercano algusto mozrabe. Estos ncleosreligiosos se confirmarn comocatalizadores culturales de su poca,siendo por su labor fundamentales en lafutura concepcin del reino aragons. En

  • este primer tramo de su historia loscondes se acercan progresivamente aNavarra hasta que, inevitablemente,quedan unidos gracias al enlacematrimonial de Aznar Galindo II con unadescendiente del rey pamplons GarcaIiguez; desde esos instantes Aragnpermanecer bajo la influencia deNavarra aunque sin perder su identidady gobierno. Las dos pequeas potenciascristianas caminarn juntas hasta el ao1035, fecha en la que el condado deAragn ampliar sus dominios hasta los4.000 km2.

    Mientras se confirmaban losnacimientos de Aragn y Navarra, en eloeste peninsular el reino astur-leonssegua creciendo a buen ritmo bajo el

  • mando del rey Alfonso II. El insignemonarca se empe en la recuperacinde la rancia tradicin visigoda. Por losescasos documentos de la pocasabemos que fue ungido a la usanzagoda, hecho que le diferenciabaostensiblemente con respecto a reyesanteriores. Desde los tiempos del reydon Rodrigo todos los mandatarios delreducto asturiano haban sido aclamadospor su vala, pactos o poder militar.

    Alfonso II busca con ahnco en lasraces gticas el refuerzo moral tannecesario para su pueblo; vigoriza eluso del Lber Iudiciorum, texto legalque le permite un mejor gobierno sobrelas gentes asturianas. Se reivindicaOviedo como la nueva capital de los

  • cristianos, en detrimento de la perdidaToledo. Oviedo ser remozada en suscalles y plazas, embellecida porpalacios, iglesias y monasterios. Todoesto lograr que la capital asturianaconsiga la fuerza necesaria para crear unobispado, adems, el descubrimiento delas tumbas de Santiago, el Mayor, y susdiscpulos favorece una proyeccin delreino asturiano en el orbe cristianooccidental; era momento propicio paradar un paso ms en lo que ya empezabaa ser la idea nada despreciable dereconquistar el antiguo reino de losgodos.

    Alfonso II asume una trascendentaldecisin religiosa intentando controlarel poder eclesistico; en su mandato se

  • provocar la ruptura con la iglesiamozrabe de Toledo. En la antiguacapital goda, ahora bajo el dominiomusulmn, los cristianos preconizabanel adopcionismo, es decir, defendanque Jesucristo era tan slo un serhumano escogido por Dios para surepresentacin en la tierra. Esteargumento chocaba frontalmente con lasposturas tradicionales de la iglesia msortodoxa que segua viendo en Jess unaprolongacin de la divinidad. Por otraparte, resultaba complejo seguirdependiendo religiosamente de Toledo,una ciudad gobernada por losmahometanos. La cuestin desemboc enuna ruptura total de relaciones dejandoal reino de Asturias como custodio y

  • garante de las viejas leyes cristianas.En el ao 842 un octogenario

    Alfonso II sin descendencia abdicadejando paso libre a su primo Ramiro I,hijo de Bermudo I, el Dicono. En susocho aos de gobierno se preocupar enseguir ampliando el reino as como endefenderlo de una primera invasinvikinga sobre las costas gallegas en elao 844, cuando naves normandasfueron detenidas junto a la Torre deHrcules en la Corua.

    En ese mismo ao se suponeacontecida la celebrrima y siempredudosa batalla de Clavijo; aunque bienes cierto que otros autores la sitan en elao 859, ya en tiempos de Ordoo I. Seacmo fuere, el supuesto combate sirvi

  • para enaltecer el nimo de la cruzadacristiana durante siglos ya que una vezms entr en juego la sobrenatural ayudacelestial, cuando nada menos que elapstol Santiago se apareci en sueosante el Rey para informarle de que nobajara el ardor guerrero por el desastresufrido jornadas antes en la riojanaAlbelda y que, sin dudar, lanzara sushuestes contra las musulmanas pues elmismsimo Santiago, desde entoncesmatamoros, se pondra a su ladocabalgando a lomos de un caballoblanco y enarbolando un pendn delmismo color para conducir a las tropasde la fe verdadera hacia la victoria.Dicho y hecho, el rey Ramiro muyconfiado por la visita celestial,

  • transmiti la visin a sus hombresquienes alborozados se lanzaron al gritode Santiago y cierra Espaa! sobre lahorda mahometana a la que causaronms de 70.000 bajas obteniendo unagozosa victoria que evitara poraadidura el tradicional y humillantepago de las infortunadas cien doncellasde las que ya hablamos en pginasanteriores. La increble masacreefectuada sobre los musulmanes sirvipara que los agradecidos astur-leonesesinstituyeran el voto de Santiago, unaofrenda anual que se entregaba alsantuario de Compostela conmemorandoaquella jornada tan necesaria y oportunapara el mundo cristiano. Este pico yseguramente fabulado episodio no queda

  • ms remedio que inscribirlo en laleyenda de una contienda muy necesitadade acontecimientos fascinantes quealentaran el espritu de una poblacinsometida al rigor y trajn blico de lapoca.

    Captulos como el de Clavijoforman parte del acerbo popular decualquier pas que a travs de loscantares de gesta y de las baladasjuglarescas ensalzaban valores yvirtudes fundamentales para ellevantamiento y definicin de lapersonalidad nacional. Los gobernanteseuropeos de ese siglo, y de otrosposteriores, saban que un puebloorgulloso de sus hazaas y logros es unpueblo que progresa; en consecuencia,

  • apadrinar este tipo de acciones y suconsabida difusin, sera prcticacomn a lo largo de la historia.

    Clavijo es el ejemplo ms claro ydifano de todos los ocurridos durantela Reconquista.

    Pero no slo de guerras justasvivi la novena centuria de nuestra era,tambin aquella sociedad campesina yganadera disfrutaba con todo tipo demanifestaciones culturales. El propioRamiro I, pasar a la historia como ungran protector de las bellas artes. Laconstruccin de templos y ermitas, talesfueron los casos de San Miguel de Lilloo Santa Mara del Naranco, permitirnhablar de un estilo ramirensecaracterstico del prerromnico

  • asturiano. Tambin el monarca seinteres por la literatura, ordenando laelaboracin de algunos textos. Falleceen 850 pasando el testigo a su hijoOrdoo I, quien destacar por variosasuntos, uno de ellos fue sin duda lafebril actividad repobladora de diversasplazas arrebatadas definitivamente a losmusulmanes; de ese modo Astorga,Len, Tuy y otras localidades fueronrecibiendo diferentes contingentesmozrabes llegados desde Al-Andalus.Cincuenta aos antes ya se habainiciado la colonizacin de la antiguaBardulia, ahora llamada Castilla por losinnumerables castillos que se ibanalzando en los asentamientosestablecidos por colonos llegados de

  • cualquier parte del norte peninsular.Desde principios de siglo miles de

    cristianos engrosaban el censo denuevos pueblos y viejas ciudades en elvalle del Duero; de esa manera, lentapero constante, se empezaba a darcuerpo a lo que un da sera la orgullosaCastilla.

    Con Ordoo I la empresa de laReconquista se presenta como unarealidad ya imparable: cada vez son mslos kilmetros ocupados por el reinoastur-leons, con urbes fortificadas yvalles defendidos gracias ainexpugnables y almenadas molesptreas. Gracias a Ordoo el valle delDuero dejar de ser un lugar yermo ydespoblado. En sus diecisis aos de

  • reinado se trazarn las pautas adecuadaspara la expansin definitiva por elterritorio hispano. Fallece en 866 trashaber afianzado una prctica hereditariade la que se beneficiar su hijo ysucesor Alfonso III, el Magno, llamadoas por sus notables victorias frente alpoder musulmn. Lo cierto es queAlfonso consigue, mediante mandobles,la mxima expansin de su reino,adems impulsa el esplendor culturalcon la publicacin de varias crnicasque sirven como propagandajustificadora de lo que ya se considerauna Reconquista legtima del antiguoreino visigodo. A tal efecto surgen lascrnicas: Proftica, Albedense y lapropia de Alfonso III. El mismo

  • monarca se encarga de la redaccin dealguno de esos manuscritos.

    En el plano militar su reinadocomenz con una sublevacin en todaregla de los vascones. En Arrigorriagalas tropas de Alfonso sufrieron unsevero revs; no obstante, las relacionesinternas del reino cristiano se fueronnormalizando con el transcurso de losaos. Las acciones blicas contra Al-Andalus se intensificaron por toda lafrontera. El empuje cristiano y laspropias disensiones cordobesasfavorecieron un desplome mahometanoen la zona occidental de la pennsula.Por ese territorio las tropas de AlfonsoIII desplegaron su poder ante laimpotencia musulmana que, sin embargo,

  • resisti organizadamente en el frenteoriental, desde la marca cubierta por laciudad de Zaragoza.

    En occidente cayeron diversasplazas como Braga, Oporto y Coimbra,cerca de esta ltima se libr en 878 labatalla de Polvoraria donde losmusulmanes perdieron 13.000 efectivos.La derrota musulmana tuvo comoconsecuencia una tregua de tres aosmuy beneficiosa para los cristianosquienes aprovecharon para continuarcon el esfuerzo repoblador de losdiferentes enclaves reconquistados. Serebas la frontera natural del Duero parafijarla en el ro Mondego.

    Los soldados de Alfonso IIIllevaron su osada hasta la propia Marca

  • Sur musulmana, sometiendo a Mrida auna feroz presin guerrera.

    Por el centro peninsular tambinavanzaron las tropas cristianas tomandoplazas tan significativas como Zamora,Toro, Simancas, Castrojeriz, Oca,Ubierna y Burgos. Los problemas delfrente oriental se resolvieron gracias aun acercamiento amistoso entre AlfonsoIII y la familia mulad Banu Qasi.

    Los xitos militares de Alfonso IIIquedaban manifiestos, sin embargo, lasdisputas entre sus hijos por el controlsobre las conquistas le hicieron fracasarcomo padre. En el ao 909 se vioobligado a dejar la corona en beneficiode sus tres hijos: Garca, Ordoo yFruela. Al primero, Garca I, le

  • correspondera Len; al segundo,Ordoo II, Galicia; mientras que altercero, Fruela II, le tocaba en suerteOviedo y sus territorios; bien es ciertoque tanto Ordoo II como Fruela IIsubordinaron su autoridad a la de GarcaI.

    Tras peregrinar a CompostelaAlfonso III se instal en Zamora, dondefalleci en diciembre del ao 910siendo enterrado en la catedral deOviedo.

    Ms tarde volveremos a loscristianos del siglo x. Ahoradescubramos cmo fue el siglo IX en lapoderosa Al-Andalus.

  • PRINCIPALESSUCESOSCRISTIANOS DELSIGLO IX

    801. El franco Ludovico Po tomaBarcelona. Consolidacin de la MarcaHispnica.

    816-852. Iigo Arista, condeindependiente de Pamplona.

    818. Garca, conde de Aragn.842-850. Ramiro I, rey de Asturias.844. Supuesta victoria cristiana en

    la batalla de Clavijo. En ese mismo ao,ataques vikingos contra Gijn, LaCorua, Lisboa y Sevilla.

  • 850-866. Ordoo I, rey deAsturias. Con l se intensificarn lasrepoblaciones en el valle del Duero.

    852-882. Garca I Iiguez, rey dePamplona.

    856. Creacin del eje defensivoTuy-Astorga-Len.

    858. Galindo Aznar, conde deAragn.

    866-910. Alfonso III, el Magno,hijo de Ordoo I, coronado rey deAsturias y Len. 868. Comienza laconquista astur-leonesa de Braga,Oporto, Viseu y Coimbra.

    882-905. Fortn Garces I, elTuerto, rey de Pamplona.

    874-898. Wifredo I, el Velloso,primer conde independiente de

  • Barcelona.878. Victoria cristiana en la batalla

    de Polvoraria.882. El conde Don Diego funda

    Burgos.893. Alfonso III ocupa Zamora.899. Alfonso III ocupa Simancas.

  • ESPLENDOR Y CRISISDEL EMIRATOINDEPENDIENTE

    El gobierno de Hisham I habilitcauces muy necesarios para laintegracin de las diferentes culturas quepoblaban Al-Andalus. La convivenciacreca tan frtil como los cultivosimportados por los hijos de Al. Por lascuencas fluviales del Ebro, Segura,Jcar, Guadiana, Tajo y Guadalquivir,latifundios y minifundios hermoseabanel paisaje mientras los salazanesllegados de Arabia correteaban en supreparacin para la guerra. La

  • prosperidad econmica era evidente; elemirato independiente progresaba noexento de dificultades internas.

    La muerte de Hisham I junto a lapolmica proclamacin de su hijo Al-Hakam I desat un vendaval deenfrentamientos por todo el territorioandalus. El primer reto al que tuvo queenfrentarse el nuevo mandatario fue elde parar la sublevacin de sus tospaternos. stos no se mostrabanconformes con la eleccin de aquelimpetuoso joven de veintisis aos. Sinembargo, al flamante Emir no le temblel pulso a la hora de presentar batallaante los hermanos de su padre, matandoa uno y humillando hasta la sumisinms absoluta al otro. Una vez resuelto el

  • pequeo incidente familiar, Al-Hakampermaneci entretenido sofocandovarios levantamientos protagonizadospor mozrabes, mulades y los propiosberberes. Todos parecan de acuerdoen oponerse a un emir poco querido porel pueblo; ante esto, Al-Hakamreaccion con inusitada violencia. En797 recibi informacin sobre el pesargenerado por su eleccin entre losmagnates cristianos de Toledo. Larespuesta del astuto Emir fue la deconvocar en la capital de la MarcaCentral de Al-Andalus a todos losnotables cristianos discrepantes con sugobierno, bajo la promesa de alcanzaracuerdos beneficiosos para todos. Losnobles acudieron confiados al lugar de

  • la cita pensando que a lo mejor habansido poco generosos en sus comentariossobre Al-Hakam. Por desgracia paraellos, ya era demasiado tarde pues, amedida que iban llegando al sitioconvenido, eran decapitados unos trasotros y sus restos echados a un fosocercano. De esa manera Al-Hakamlimpi de enemigos Toledo, en lo que sellam desde ese momento la tristejornada del foso. Es muy difcilefectuar una valoracin precisa sobre elnmero de cabezas que volaron ese da,pero a fe que no fueron pocas.

    Las noticias de aquella nochetoledana surcaron a la velocidad delrayo todo Al-Andalus. Al-Hakamcomenz a ser un personaje temido por

  • toda la pennsula Ibrica.En el norte los cristianos se

    preparaban ante lo que poda ser unaterrible guerra contra el eterno enemigomusulmn; aunque por el momento, elEmir cordobs se vio obligado a seguirapaciguando sus problemas deintramuros.

    Zaragoza, Toledo y Mrida, las trescapitales en la frontera de Al-Andaluscon el reino cristiano, se entregaban aconstantes prcticas sediciosas. Sualejamiento geogrfico de Crdoba eraaprovechado por los gobernanteslocales para sus propios intereses.Adems los mulades representantes dela poblacin ms numerosa del estado,reivindicaban unos derechos cada vez

  • ms mermados por la intransigentepoltica de Al-Hakam. Este opt por lava militar para aplacar con unacrueldad sin limite cada levantamientoproducido.

    En 805 una protesta popular por lascalles de Crdoba se solvent con laejecucin de 72 cabecillas; del mismomodo fueron solucionadas las revueltasen Mrida. Por el valle del Ebro lainfluyente familia mulad Banu Qasidesatendi cualquier obligacintributaria con el emirato cordobs. Al-Hakam se vio obligado a contratar a unelevado contingente de mercenariosberberes para poder atender losdistintos frentes abiertos. La ferocidaddel mandatario qued manifiesta cuando

  • en 818 se produjo el sonado motn delarrabal de Crdoba. En ese tiempo unapoblacin llamada Secunda, cercana aCrdoba y situada en la margen opuestadel ro Guadalquivir lo que laconverta en un arrabal de la capitalse rebel contra el injusto gobierno deAl-Hakam. La respuesta del Emir fueimplacable y desmedida, enviando sustropas contra Secunda y sometindola aun rabioso ataque que se prolong tresdas con sus noches. El resultado fuems de 3.000 muertos sobre las callesdel arrabal, 300 de ellos crucificadospblicamente como escarmiento. Losescasos supervivientes de la masacre sevieron obligados a partir rumbo al exiliomientras vean cmo los soldados de

  • Al-Hakam incendiaban sus casas ypropiedades.

    Al-Hakam I pasar a la historiacomo uno de los gobernantes mssanguinarios con su pueblo. Cuandofallece con cincuenta y dos aos en 822,deja a su hijo y sucesor, AbderrahmanII, un estado totalmente sometido ypacificado. Afortunadamente el herederose confirmara como un emir respetuosocon las gentes y gran mecenas de lacultura.

    Abderrahman II procurara tresdecenios de felicidad para Al-Andalus.Bajo su gobierno Crdoba resplandecien todo el occidente europeo. La grancapital andalus fue embellecida de talmanera que muchos coincidieron en

  • afirmar que, sin duda, se encontrabanante la mejor ciudad del mundo; raznno les faltaba, dado que bajo el influjode Abderrahman II, cientos deintelectuales se albergaron en lahermosa capital: filsofos, poetas,arquitectos y cientficos adornaban consu saber las calles cordobesas. El Emir,a diferencia de su padre de tan nefastorecuerdo, supo entender el nimo de loshabitantes gobernados por l. Seestablecieron normas que aseguraronuna saludable convivencia entre lasdiferentes etnias y religiones. Hubo unincremento del nmero de funcionarios yse jerarquizaron algunas reas degobierno. Adems, la regular acuacinde moneda procur la estabilidad

  • suficiente para el impulso del comercio;todo refirmaba prosperidad, a pesar delos cronificados conflictos blicospeninsulares y las consabidas refriegasinternas. Sin embargo, la entrada en eljuego religioso de nuevas influenciasortodoxas trastocaron el panoramasocial en Al-Andalus.

    Ya en tiempos de Al-Hakam I habacobrado fuerza la presencia de laescuela malik, que propugnaba desde elcarisma de su fundador y discpulodirecto de Mahoma, Malik Ibn Anas, unacercamiento puro al cumplimiento delas sunnas o prefectos cornicos. Laadopcin de esta corriente islmica porAl-Andalus deriv en una suerte defricciones con la poblacin mozrabe.

  • La creciente islamizacin del estadoorigin reacciones poco vistas desde lostiempos romanos. Muchos practicantesde la fe catlica optaron por el martirioante el menoscabo que segn ellosestaba sufriendo su religin cristiana; deesa manera se convirti en frecuente quealgunos aspirantes a viajar al cielocomo mrtires saltaran a las calles deCrdoba, Sevilla, etc., dispuestos ainsultar a Mahoma y al que se pusierapor delante con tal de que llevaraturbante. Segn las leyes cornicas elque ofendiera al profeta de Al recibirala pena de muerte. Este asunto, gracias aDios, encontr una razonable solucinen un cnclave cristiano celebrado enSevilla, donde se determin que mrtir

  • se es forzosamente cuando no queda msremedio y no cuando la vctima lopretende.

    El tolerante Abderrahman IIguerre, y lo hizo bien, contra francos dela Marca Hispnica y astur-leonesescada vez ms fuertes.

    Pero sin duda el conflicto msextrao fue el que se libr contra losescandinavos. En 844 la pennsulaIbrica recibi la visita de las temidashordas vikingas. Primero asaltaron LaCorua, donde fueron rechazadas porlos soldados de Ramiro I.Posteriormente golpearon Lisboa, parafinalizar viaje remontando elGuadalquivir hasta Sevilla, ciudad quefue sometida a un severo castigo. Los

  • normandos tripulaban una flotacompuesta por ms de 80 drakkars susnavos caractersticos que quedaronfondeados en una isla cercana a lacapital hispalense.

    Abderrahman II, sabedor deldesastre provocado por los mayus nombre con el que los musulmanesdesignaban a los vikingos, organiz asu ejrcito en Crdoba y parti alencuentro con los paganos. Estos,mientras tanto, se encontraban ocupadosen destrozar Sevilla matando acualquiera con el que se toparan.Abderrahman II localiz a la bandavikinga cerca de Tablada, donde lesderrot hasta su casi exterminio; lospocos supervivientes lograron escapar

  • con ms pena que gloria en algunosbarcos. El xito sobre los normandossirvi para que Abderrahman IIordenara la construccin de variasatalayas defensivas por toda la costaandaluza en previsin de nuevasincursiones de aquellos fanticosguerreros.

    En septiembre de 852 falleca elbuen emir Abderrahman II, atrs dejabatreinta aos de mandato en los queCrdoba se haba convertido en la joyacultural del occidente europeo. En loscentros de intelectualidad se podan leerlas mejores obras literarias delcontinente traducidas al rabe. El propioAbderrahman haba compuesto unascrnicas dedicadas a la historia de Al-

  • Andalus.Su muerte a los sesenta y cuatro

    aos de edad fue llorada por todos. Nodej establecido quin de sus hijosdeba sucederle y, tras muchos debates,la corte eligi a su primognito,Muhammad I, favorito de Abderrahmany ferviente seguidor de la fe islmica.Contaba diecinueve aos que no leimpidieron mantener la obra de supadre. No obstante, Muhammad cometiel grave error de dar prioridad a lascuestiones de la fe islmica antes que aotros asuntos esenciales para el buendiscurrir del emirato omeya. Durante sumandato estallaron numerosas revueltassediciosas, ya no slo en la frontera sinotambin, en el mismsimo corazn del

  • Estado. Lenta pero progresivamente lasestructuras econmicas, polticas ysociales del emirato independiente seiban resquebrajando.

    Sin saberlo, en este perodo de laEspaa musulmana se asentaron loscimientos sustentadores de las futurastaifas.

    La guerra contra los cristianos delnorte peninsular qued reducida a lasacostumbradas aceifas veraniegas; ya noexistan pretensiones territoriales, tanslo se buscaba el botn rpido y, de serposible, el debilitamiento militar delenemigo.

    En el siglo IX las acciones blicasmusulmanas slo sirvieron para retrasarunos aos la expansin definitiva de los

  • cristianos por el antiguo solar patriovisigodo.

    La idea que supona la Reconquistaya formaba parte de la mentalidadcristiana de la poca. Los lancesguerreros entre moros y cristianosservan como argumento para cantaresde gestas y leyendas populares; por otrolado, la yihad o guerra santa, retrocedaposiciones buscando en este siglo decrisis, afianzar lo conseguido sin buscarnuevas aventuras expansionistas.

    Muhammad I, en sus treinta y cuatroaos de mandato sinti en demasa lapresin de unos tributarios nadaconvencidos con lo que estabaocurriendo en Al-Andalus. El estadocentralista propuesto desde Crdoba

  • presentaba sus primeras fisuras. Losseores de la frontera se rebelaron unavez ms ante la agobiante presin fiscalejercida por el emirato; de ese modo,los Banu Qasi desde Zaragoza, losrabes Banu Hayyay en Sevilla, algunoslderes mulades como Ibn Marwan,llamado el gallego, en Mrida, ysobre todo, Umar Ibn Hafsun en Mlaga,ofrecieron una clara muestra de cmo sepresentaban unos difciles y angustiososmomentos para el emirato omeya. No esde extraar que en ocasiones seolvidaran pretritas rencillas religiosasen aras de una pragmtica razn deEstado. Lo cierto es que a lo largo detoda la edad media Hispana huboacuerdos militares por los que tropas de

  • uno y otro bando negociaban paracombatir juntos en las mltiplescuestiones internas, bien fuera en Al-Andalus o en los reinos cristianos; poreso es siempre difcil hablar de unchoque frontal entre las dos culturas oconcepciones distintas de entender laexistencia.

    Los casi 800 aos de presenciamusulmana en Hispania no pueden pasarpor una mera invasin y posteriordesalojo de las fuerzas rabes; fue, aligual que ocurri con los visigodos, unallegada y colonizacin en toda regla. Enel siglo IX quedaba manifiesto que elasunto iba para largo.

    Muhammad I dedic todo sumandato a reprimir la beligerancia de

  • sus gobernados: mozrabes descontentospor el maltrato religioso, mulades quesoaban con la independencia delemirato y los propios rabes enzarzadosen irresolubles disputas tribales,abocaron a los omeya a un abismo delque no se conoca el final.

    De los anteriormente citados fue elmulad Umar Ibn Hafsun el que supusoun mayor problema para el emiratocordobs. Este antiguo bandido habaconseguido fortuna y hueste suficientespara presentar cara a Muhammad I. Elmulad operaba con total impunidaddesde sus posesiones, establecidas porla serrana de Ronda. La rebelin seinicio en 880 y se prolongara casicuarenta aos gracias al esfuerzo de los

  • hijos de Umar. Quiz el puntoculminante de esta pequea guerra civillo encontremos en 886 cuando Umar sehaba parapetado tras los muros de sucastillo en Bobastro. Desde la fortalezaaguantaba las acometidas de un ejrcitocordobs dirigido por Al-Mundir,primognito de Muhammad. Cuandotodo pareca resolverse a favor de loshombre de Al-Mundir lleg desdeCrdoba la noticia sobre elfallecimiento de Muhammad I. Sinesperar ms, acaso pensando en losproblemas que se podran generar sin supresencia en la capital, el sucesorlevant el sitio a Bobastro para marcharrpidamente hacia Crdoba. Al-Mundirlleg a tiempo para reivindicar su

  • legado pero vivi poco disfrutndolo yaque dos aos ms tarde morira vctimade la enfermedad. Dice la leyenda quesu propio hermano Abd Allah pag unafuerte suma al cirujano encargado depracticar una sangra en el cuerpo delenfermo Al-Mundir. La misin delmdico consisti en utilizar instrumentalenvenenado que cumpli a la perfeccincon el trabajo. Esta historia nunca sepudo confirmar, s, en cambio, que AbdAllah asumiera el poder en 888 y que lomantuviera hasta 912. En este perodonos encontramos a un Abd Allahconvertido en magnfico gestor y mejornegociador; es evidente el intento delEmir por remontar la grave crisissufrida en el Estado omeya. Sus

  • veinticuatro aos de gobierno sern, encambio, el caldo de cultivo necesariopara la llegada de una nueva forma degobierno encarnada en la figura de sunieto, Abderrahman III, posiblementeuno de los personajes ms influyentes detoda la etapa musulmana en Hispania.Con l llegara el califato y unatrascendental reorganizacin social,jurdica y militar que harn de Al-Andalus una entidad respetada, al mismotiempo que temida, por todos los reinoscristianos del norte peninsular. Lasaplastantes victorias de Abderrahman IIIsobre sus enemigos provocarn inclusoque los enclaves fronterizos con elEstado musulmn se conviertan entributarios de ste. Ser