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Q uizás, después de todo, el arte contemporáneo dependa más de la participación del especta- dor que de la del propio artista. Lo que intenta el artista de nuestros días es, más que nunca, persuadir al público pa- ra que experimente una vivencia única en el instante en el que se enfrenta a su obra, y, a la vez, despertar en él una acti- tud crítica hacia la sociedad actual, obli- garle a distanciarse para ver los aconteci- mientos con una cierta perspectiva. Sa- ber encontrar arte en cualquier rincón de la vida, buscar su significado y educar la curiosidad, son las propuestas que nos hace Enrique Vila-Matas en su nove- la Kassel no invita a la lógica. Boston, una joven luminosa, consigue, mediante un pequeño engaño, que el narrador acuda a una cita nocturna pa- ra hacerle una propuesta original y lite- raria: participar como escritor invitado en la Documenta de Kassel, la ciudad que se convierte, cada cinco años, en el centro mundial del arte contem- poráneo. Para este viaje al centro de la vanguardia, lleva en su equipaje un ejemplar de Viaje a la Alcarria, de Cela, y Romanticismo, de Safranski, pero a su memoria acuden, repetidamente, auto- res como Raymond Roussel, Nietzche, Kafka o Walser; sobre todo, Robert Wal- ser, con quien comparte ese gusto por vagabundear, por recorrer largos cami- nos andando, por detenerse a reflexio- nar sin dejar de pasear. Como si fuera una penitencia, debe permanecer va- rias horas al día en una mesa, en el in- terior de un melancólico restaurante chino, escribir y atender a las personas que se acerquen interesándose por su trabajo. Afortunadamente, el resto del tiempo puede dedicarlo a asistir a las numerosas intervenciones y perfor- mances dispersas por la ciudad con di- ferentes propuestas. Así, vive una expe- riencia sensorial cercana al enamora- miento al entrar en una habitación os- cura y ser rozado por alguien, ligera- mente, en un hombro. Y, en el interior del museo público más antiguo de Europa, siente el vacío al advertir una brisa artificial que le obliga a subirse el cuello de la chaqueta. Pero el arte con- temporáneo representado en Docu- menta está también muy impregnado por la tragedia de un pasado cercano, y eso lo convierte en un arte gris y desaso- segante. Tal vez mostrarnos esas sinies- tras sombras es una buena forma de de- cirnos que tenemos que ir hacia la luz. En la estación de tren, una música bella y desconsolada trae el recuerdo lúgubre de las familias judías que allí mismo, incluido el propio compositor de la me- lodía, fueron deportados a campos de concentración. Junto a un bosque, un bello lugar con un gran lago, multitud de aves huyen enloquecidas ante un fic- ticio bombardeo aéreo, emulado por al- tavoces, que logra conmover a las perso- nas que, calladamente, permanecen sentadas imaginando el horror de los obuses destruyendo su ciudad y parte de su futuro. El narrador termina su pa- seo por la vanguardia en un jardín de- construido, una especie de estercolero con un penetrante olor a humus donde destaca la estatua de una mujer con un panal de abejas por cabeza. Allí pasa una noche para descubrir que, en esa intervención, se podía resumir todo Documenta. El arte contemporáneo está vivo porque es capaz de sorpren- der y esto, de algún modo, tiene la suerte de devolver al narrador la con- fianza y la creatividad para seguir cons- truyendo mundos nuevos. De forma paralela a su particular reflexión sobre la vanguardia artística, nos habla de li- teratura y de filosofía. Nos detalla, a ve- ces con humor, sus procesos mentales, sus pensamientos y sus delirios. Nos habla de su estado físico, de cómo re- percute en el estado mental; hay una mirada hacia atrás que produce ex- trañeza ante la irreversibilidad del tiempo; nos muestra su relación con el mundo, las dudas sobre decisiones que afectan a su vida, las barreras que la edad impone, el miedo a la soledad... Chesterton dijo que “hay una cosa que da esplendor a cuanto existe, y es la ilusión de encontrar algo a la vuelta de la esquina”. Esta novela nos invita a esa búsqueda azarosa de lo nuevo, a es- tar atento a lo que sucede alrededor, en una calle, dentro de un autobús, en una exposición de arte o en las páginas de un libro. Por eso, para el narrador, el instante estético en el que contem- pla a Alka, con las piernas cruzadas ho- jeando un libro de Cela, es también pu- ro arte. Se trata, en definitiva, de una novela optimista, llena de luz, donde li- teratura, arte y vida están unidas por la destreza de la pluma de Vila-Matas. ‘Kassel no invita a la lógica’. Autor: Enrique Vi- la-Matas. Edita: Seix Ba- rral. Barcelona, 2014 Ricardo Reques Enrique Vila-Matas. NOVELA La ilusión de Chesterton ‘Kassel no invita a la lógica’, de Enrique Vila-Matas DIARIO CÓRDOBA Cuadernos del Sur Sábado, 3 de mayo del 2014 6 Libros 6 CUADERNOSDELSUR L os ecos de Valle-Inclán, Fernández Flórez, Cun- queiro e, incluso, del mejor Torrente Ballester, re- suenan en la fábula que Cristina Sánchez-Andrade (Santiago de Compostela, 1968) nos ofrece en Las Invier- nas (2014), la historia de dos hermanas, Dolores y Sala- dita, que siendo aún niñas se vieron obligadas a aban- donar la España posbélica tras las depuraciones y re- presiones del régimen, para volver muchos años des- pués a su pueblo, Tierra del Chá, que a sus ojos se con- vierte en un lugar tan mágico como recóndito de la Ga- licia profunda y rica en leyendas, a donde llegan para reanudar una vida truncada en el pasado y, de alguna manera, recomponer parte del misterio en torno al principal personaje de su familia: el abuelo. La aldea es tan pequeña que todos se conocen, guar- dan sus pequeños secretos y conviven envueltos en misterios sin aclarar, unos y otros ven cómo su existen- cia ha sido reprimida por un suceso ocurrido en el pa- sado. Sánchez-Andrade conforma, sobre todo, un pin- toresco daguerrotipo de personajes tan curiosos y lla- mativos, casos del cura don Manuel, el maestro Rosen- do, o el no menos chocante y extraño Ternoamor, que oculta una singular condición y se dedica a restaurar dentaduras utilizando piezas arrancadas de cadáveres. A ellos se une la vieja vidente, Violeta da Cuqueira, cu- yas artes se confunden con el escenario lúgubre, la per- tinaz lluvia y el permanente olor a tierra húmeda, otro de los exponentes narrativo-descriptivos de este excep- cional relato. Pero por lo que se ven rechazadas ambas hermanas es por un secreto relacionado con su abuelo Reinaldo, personaje no menos singular, cuando descu- bren que este estaba relacionado con la oscura compra de cerebros de los vecinos para su posterior estudio. Su presencia, por consiguiente, agita las conciencias de los lugareños al devolverles un pasado que se particu- lariza en algunos de ellos, la viuda de Meis, Tristán, el caponero o el niño Ramonciño y su inesperada muer- te, acontecimientos con que se conforma el resto de la novela. Incluso las Inviernas arrastran su propio secre- to que pretenden olvidar una vez asentadas en la al- dea, lejos de un pasado dejado atrás. Sánchez-Andrade recurre a una alternancia temporal, presente y pasado, para situar las escenas que comple- mentan a una narración lineal, las dos hermanas y su pequeño mundo, aunque no deja de constatarse el des- tino de ambas y su relación con don Reinaldo, perse- guido en los difíciles años de la represión y de la suerte que le llevó a la muerte, como otro más de los episo- dios sangrientos de que está salpicada esta novela, Las inviernas, aunque abundan las escenas de sensibilidad y de ternura frente a la barbarie y horror, que se ven compensadas con esa moral estricta que impone la na- rradora, y con el ejercicio y la destreza de una prosa extremadamente clara, elegante y directa que envuelve en la lectura al lector y no deja en ningún momento mal sabor de boca. ‘Las Inviernas’. Autora: Cristina Sánchez-An- drade. Edita: Anagrama. Barcelona, 2014 Verdades a medias Pedro M. Domene

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(COLOR) - Pub: SUPLEMENTOS Doc: 04695I Red: 67% Ed: Primera EDICION Cb: 00 Enviado por: inejoin˝p Dia: 02/05/2014 - Hora: 19:58

Q uizás, después de todo, el artecontemporáneo dependa másde la participación del especta-

dor que de la del propio artista. Lo queintenta el artista de nuestros días es,más que nunca, persuadir al público pa-ra que experimente una vivencia únicaen el instante en el que se enfrenta a suobra, y, a la vez, despertar en él una acti-tud crítica hacia la sociedad actual, obli-garle a distanciarse para ver los aconteci-mientos con una cierta perspectiva. Sa-ber encontrar arte en cualquier rincónde la vida, buscar su significado y educarla curiosidad, son las propuestas quenos hace Enrique Vila-Matas en su nove-la Kassel no invita a la lógica.Boston, una joven luminosa, consigue,

mediante un pequeño engaño, que elnarrador acuda a una cita nocturna pa-ra hacerle una propuesta original y lite-raria: participar como escritor invitadoen la Documenta de Kassel, la ciudadque se convierte, cada cinco años, en elcentro mundial del arte contem-poráneo. Para este viaje al centro de lavanguardia, lleva en su equipaje unejemplar de Viaje a la Alcarria, de Cela, yRomanticismo, de Safranski, pero a sumemoria acuden, repetidamente, auto-res como Raymond Roussel, Nietzche,Kafka o Walser; sobre todo, Robert Wal-ser, con quien comparte ese gusto porvagabundear, por recorrer largos cami-nos andando, por detenerse a reflexio-nar sin dejar de pasear. Como si fuerauna penitencia, debe permanecer va-rias horas al día en una mesa, en el in-terior de un melancólico restaurantechino, escribir y atender a las personasque se acerquen interesándose por sutrabajo. Afortunadamente, el resto deltiempo puede dedicarlo a asistir a lasnumerosas intervenciones y perfor-mances dispersas por la ciudad con di-

ferentes propuestas. Así, vive una expe-riencia sensorial cercana al enamora-miento al entrar en una habitación os-cura y ser rozado por alguien, ligera-mente, en un hombro. Y, en el interiordel museo público más antiguo deEuropa, siente el vacío al advertir unabrisa artificial que le obliga a subirse elcuello de la chaqueta. Pero el arte con-temporáneo representado en Docu-menta está también muy impregnadopor la tragedia de un pasado cercano, yeso lo convierte en un arte gris y desaso-segante. Tal vez mostrarnos esas sinies-tras sombras es una buena forma de de-cirnos que tenemos que ir hacia la luz.En la estación de tren, una música bella

y desconsolada trae el recuerdo lúgubrede las familias judías que allí mismo,incluido el propio compositor de la me-lodía, fueron deportados a campos deconcentración. Junto a un bosque, unbello lugar con un gran lago, multitudde aves huyen enloquecidas ante un fic-ticio bombardeo aéreo, emulado por al-tavoces, que logra conmover a las perso-nas que, calladamente, permanecensentadas imaginando el horror de losobuses destruyendo su ciudad y partede su futuro. El narrador termina su pa-seo por la vanguardia en un jardín de-construido, una especie de estercolerocon un penetrante olor a humus dondedestaca la estatua de una mujer con un

panal de abejas por cabeza. Allí pasauna noche para descubrir que, en esaintervención, se podía resumir todoDocumenta. El arte contemporáneoestá vivo porque es capaz de sorpren-der y esto, de algún modo, tiene lasuerte de devolver al narrador la con-fianza y la creatividad para seguir cons-truyendo mundos nuevos. De formaparalela a su particular reflexión sobrela vanguardia artística, nos habla de li-teratura y de filosofía. Nos detalla, a ve-ces con humor, sus procesos mentales,sus pensamientos y sus delirios. Noshabla de su estado físico, de cómo re-percute en el estado mental; hay unamirada hacia atrás que produce ex-trañeza ante la irreversibilidad deltiempo; nos muestra su relación con elmundo, las dudas sobre decisiones queafectan a su vida, las barreras que laedad impone, el miedo a la soledad...Chesterton dijo que “hay una cosa

que da esplendor a cuanto existe, y esla ilusión de encontrar algo a la vueltade la esquina”. Esta novela nos invita aesa búsqueda azarosa de lo nuevo, a es-tar atento a lo que sucede alrededor,en una calle, dentro de un autobús, enuna exposición de arte o en las páginasde un libro. Por eso, para el narrador,el instante estético en el que contem-pla a Alka, con las piernas cruzadas ho-jeando un libro de Cela, es también pu-ro arte. Se trata, en definitiva, de unanovela optimista, llena de luz, donde li-

teratura, arte y vidaestán unidas por ladestreza de la plumade Vila-Matas.

‘Kassel no invita a lalógica’. Autor: Enrique Vi-la-Matas. Edita: Seix Ba-rral. Barcelona, 2014

Ricardo Reques

Enrique Vila-Matas.

☛ NOVELA

La ilusión de Chesterton‘Kassel no invita a la lógica’, de Enrique Vila-Matas

DIARIO CÓRDOBACuadernos del Sur

Sábado, 3 de mayo del 2014

6

Libros

6 CUADERNOSDELSUR

L os ecos de Valle-Inclán, Fernández Flórez, Cun-queiro e, incluso, del mejor Torrente Ballester, re-suenan en la fábula que Cristina Sánchez-Andrade

(Santiago de Compostela, 1968) nos ofrece en Las Invier-nas (2014), la historia de dos hermanas, Dolores y Sala-dita, que siendo aún niñas se vieron obligadas a aban-donar la España posbélica tras las depuraciones y re-presiones del régimen, para volver muchos años des-pués a su pueblo, Tierra del Chá, que a sus ojos se con-vierte en un lugar tan mágico como recóndito de la Ga-licia profunda y rica en leyendas, a donde llegan parareanudar una vida truncada en el pasado y, de algunamanera, recomponer parte del misterio en torno alprincipal personaje de su familia: el abuelo.La aldea es tan pequeña que todos se conocen, guar-

dan sus pequeños secretos y conviven envueltos enmisterios sin aclarar, unos y otros ven cómo su existen-cia ha sido reprimida por un suceso ocurrido en el pa-

sado. Sánchez-Andrade conforma, sobre todo, un pin-toresco daguerrotipo de personajes tan curiosos y lla-mativos, casos del cura don Manuel, el maestro Rosen-do, o el no menos chocante y extraño Ternoamor, queoculta una singular condición y se dedica a restaurardentaduras utilizando piezas arrancadas de cadáveres.A ellos se une la vieja vidente, Violeta da Cuqueira, cu-yas artes se confunden con el escenario lúgubre, la per-tinaz lluvia y el permanente olor a tierra húmeda, otrode los exponentes narrativo-descriptivos de este excep-cional relato. Pero por lo que se ven rechazadas ambashermanas es por un secreto relacionado con su abueloReinaldo, personaje no menos singular, cuando descu-bren que este estaba relacionado con la oscura comprade cerebros de los vecinos para su posterior estudio. Supresencia, por consiguiente, agita las conciencias delos lugareños al devolverles un pasado que se particu-lariza en algunos de ellos, la viuda de Meis, Tristán, elcaponero o el niño Ramonciño y su inesperada muer-te, acontecimientos con que se conforma el resto de la

novela. Incluso las Inviernas arrastran su propio secre-to que pretenden olvidar una vez asentadas en la al-dea, lejos de un pasado dejado atrás.Sánchez-Andrade recurre a una alternancia temporal,

presente y pasado, para situar las escenas que comple-mentan a una narración lineal, las dos hermanas y supequeño mundo, aunque no deja de constatarse el des-tino de ambas y su relación con don Reinaldo, perse-guido en los difíciles años de la represión y de la suerteque le llevó a la muerte, como otro más de los episo-dios sangrientos de que está salpicada esta novela, Lasinviernas, aunque abundan las escenas de sensibilidad yde ternura frente a la barbarie y horror, que se vencompensadas con esa moral estricta que impone la na-

rradora, y con el ejercicio y la destrezade una prosa extremadamente clara,elegante y directa que envuelve en lalectura al lector y no deja en ningúnmomento mal sabor de boca.

‘Las Inviernas’. Autora: Cristina Sánchez-An-drade. Edita: Anagrama. Barcelona, 2014

Verdades a mediasPedro M. Domene