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    2 COMUNIC CIONES

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    LA

    LITURGIA,

    EPIFANA.

    DEL

    PADRE

    Y DEL EspRITU

    FLIX ARO CENA

    Lo singular, lo puramente especfico de los cristianos es, sin lugar a

    dudas, la Trinidad. Se ha dicho repetidas veces que un cristiano se dis

    tingue de otro

    hombre porque

    confiesa el Misterio trinitario. Es lo

    propio suyo. e Cristo, nuestro Seor, se ha escrito que pas por esta

    tierra

    nomen

    Trinitatis publicando es decir, anunciando entre nosotros

    este Misterio singular.

    El

    Catecismo de la Iglesia Catlica afirma que

    ya

    la

    primera profesin de fe se hace oo.) segn su referencia a las

    tres personas de la Santsima Trinidad'. El Smbolo de la fe, el

    Credo

    primero habla de la primera Persona divina y de la obra admirable de

    la Creacin; a continuacin, de la segunda Persona divina y del Miste

    rio de la Redencin de los hombres; finalmente, de la tercera Persona

    divina, fuente y principio de nuestra Santificacin2. Al obispo de

    Lyon San Ireneo t c.202) le gustaba decir que sos eran los tres cap

    tulos de nuestro sello bautismal3.

    Esto explica por qu, en la teologa catlica, el Misterio de la Santsi

    ma Trinidad tiene

    un

    alto poder configuran te.

    Me

    refiero a que todo

    se

    refiere

    al

    tronco y el tronco

    es,

    cabalmente, ese Misterio

    al

    que, de

    una

    manera u otra,

    las

    realidades de la

    fe

    aparecen siempre anudadas. S;

    en

    la teologa no hay piezas sueltas, tratados sueltos, libros sueltos, conoci

    mientos aislados. Lo explica Santo Toms de Aquino

    t

    1274)

    en

    las

    primersimas pginas de la Summa Theologica cuando se pregunta y re

    suelve si la ciencia teolgica

    es una

    4

    Todo

    es

    un entramado unitario,

    tomo. En la economa salvfica hay, sin duda, un

    nexus

    mysteriorum

    cuya captacin

    es

    signo de madurez en la

    sapientia

    fidei.

    Esta realidad

    no

    poda dejar de repercutir en la liturgia; de ah que en esta meditacin te

    olgica pretenda esbozar algunos de

    los

    nexos eminentes que

    se

    dan en-

    1.

    Catecismo

    de l

    Iglesia Catlica

    189.

    2. Catechismus Romanus

    1, 1,

    3.

    3.

    SAN

    lRENEO, Demonstratio apostolica

    100.

    4. SANTO ToM s DE AQUINO,

    Summa TheoLogica 1,

    q.

    1,

    a.

    3.

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    544

    ~ L I X

    AROCENA

    tre

    el

    Memorial de

    la

    Pascua del Seor y

    ese totu

    fontal y final que

    es

    el

    Misterio trinitario.

    Abramos el libro del Gnesis por el captulo 18. Esa pgina nos si

    ta en

    un

    lugar y un tiempo muy apartados del nuestro. Estamos en

    la ciudad de Ur en Caldea, junto al ro ufrates. Dios haba prometi

    do a Abraham que sera padre de una gran nacin de la que nacera

    el

    Salvador de los hombres. Al cabo del tiempo, Yahw le anuncia el na

    cimiento de un hijo. Veamos la escena. Son

    las

    primeras horas de

    la

    tarde. Hace bochorno y Abraham est sentado a la sombra de unos

    rboles,

    junto

    a su tienda.

    De

    pronto, por

    el

    sendero,

    se

    aproximan

    tres hombres. Abraham se acerca a ellos y les acoge, diciendo: No pa

    sis de largo; venid conmigo. Os traer agua para lavar vuestros pies

    y

    mientras, descansaris a la sombra del rbol y saciaris vuestra hambre

    con mi comida. Despus podris continuar vuestro viaje. Ellos acep

    tan agradecidos. Esta escena viene reflejada en

    el

    icono de Rublev.

    Se trata de

    un

    clebre icono ruso, llamado, a causa de su belleza y pro

    fundidad teolgica,

    el

    icono de

    los

    iconos.

    El

    pintor, inspirndose en

    este episodio de los tres peregrinos

    5

    y en la respectiva exgesis oriental,

    ha representado a la Trinidad en forma de tres figuras anglicas muy

    jvenes, estilizadas y ligeras. En medio de su profunda quietud, las fi

    guras parecen engendrar

    un

    movimiento circular, como

    un

    anillo,

    mientras, con el gesto de referirse entre s, expresan la unidad total

    que les liga mutuamente. Cada uno se sumerge en la mirada del otro

    y

    se compenetra con l. Las tres figuras estn situadas en torno a una

    mesa, sobre la cual se halla una copa en cuyo interior se aprecia la figu

    ra de un cordero.

    Es

    una idea teolgica muy esclarecedora: la Trinidad

    se rene en torno a la Eucarista y rodea a la Eucarista. Veamos qu

    hay detrs.

    L

    P N DEL P DRE

    Mi Padre os da el verdadero pan del Cielo6. La Eucarista es un

    don

    del Padre, que, en cierto modo, prolonga

    el

    don

    de la Encarna

    cin. As lo vio, hace ya

    16 siglos, un obispo Santo de la ciudad de Poi

    tiers, en las Galias: Estamos en Cristo por su nacimiento corporal y

    Cristo, a su vez est en nosotros por

    el

    misterio de la Eucarista?

    5. Gen 18.

    1-5.

    6.

    lo

    6 32

    7. SAN HILARlO.

    8. 13-16;

    PL 10.

    246-249.

    La misma idea en el Magisterio posterior:

    LEN

    XIII.

    Mir c rit tis

    ASS,

    1902. 355):

    Eucharistia. patrum sanctorum testimonium.

    Incarnationis continuatio quzdam

    et amplificatio censenda

    esto

    Squidem per ipsam incar

    nati Verbi substantia cum singulis hominibus copulatun

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    LA

    LITURGIA, EPIFANA DEL PADRE Y DEL

    EspRITU

    545

    S; Mi Padre

    os

    da el verdadero pan del Cielo. La Eucarista

    es

    un don de Dios Padre.

    La

    vida que nos viene por medio de la Eucaris-

    ta es

    la

    vida que tiene como fuente y principio

    el

    Padre, fons totius

    Trinitatis;

    una vida que se derrama sobre el mundo a travs de Cristo

    Jess. En

    el

    rito de la presentacin de las ofrendas, dirigindose a Dios

    Padre, dice el celebrante: Bendito seas Seor, Dios del Universo por

    este pan .. ) que recibimos de

    tu

    generosidad ...

    .

    Quiz no nos de-

    mos cuenta hasta qu punto es cierta esta expresin. Es cierto referido

    al pan que presentamos

    yes

    ms cierto, todava, respecto al Pan que

    recibimos,

    es

    decir, la Eucarista. La Eucarista, pues, viene de Dios

    Padre.

    Pero, la Eucarista conduce, tambin, al Padre. En cuanto Sacra-

    mento, la Eucarista, ciertamente, se confecciona y

    se

    recibe. Pero no

    slo es

    eso;

    no es una

    cosa

    puramente esttica. Encierra, sin duda, su

    propio dinamismo. a

    Eucarista nace de un acontecimiento

    Cul? La

    Pasin, Muerte y Resurreccin de Cristo: su Misterio Pascual. Jess

    que muere y en su Muerte

    se

    ofrece absoluramente

    al

    Padre en obla-

    cin perfecta, dndose a todos los hombres. Cristo nos am y se en-

    treg por nosotros como oblacin y hostia de suave olor ante Dios,

    dice San Pablo

    s

    Definicin insuperable de la Eucarista.

    Meditemos en esto: En ese gesto de total entrega de S, converge y

    se concentra la obediencia perfecta de Cristo, teln de fondo de nuestra

    Redencin. Aqul

    s libre que Dios Padre andaba buscando desde

    los

    das de la Creacin, sin obtenerlo ni de Adn ni de sus descendientes, lo

    obtiene de Jess, nuevo Adn. La voluntad de Dios encuentra pleno

    cumplimiento en la libertad humana del Seor. omo una gota de ro-

    co que, apenas formada sobre una flor, refleja todo el inmenso azul

    del cielo, as la libertad de Jess abraza todo el querer de Dios Padre

    Se

    da una sintona perfecta que abre un canal entre el Cielo y la tierra,

    abriendo de nuevo el dilogo entre Dios y el hombre.

    De este modo se realiza la plena complacencia de Dios Padre: Por

    eso

    el Padre me ama, porque doy mi vidalO. Interrumpida a los pocos

    das de

    la

    creacin, esa complacencia nace de nuevo sobre la tierra. La

    complacencia del Padre vagaba, por as decir, sin saber dnde posarse,

    como

    la

    paloma, salida del arca de No, porque la tierra estaba sumer-

    gida bajo las aguas de

    la

    rebelin contra Dios

    las

    aguas de Merib).

    Ahora tiene donde posarse: sobre Jess. Y, de hecho, as sucede cuan-

    do Jess

    sale

    de las aguas del ro Jordn. Se posa la paloma y, con ella,

    el Espritu Santo, que

    es

    la complacencia del Padre. a

    complacencia

    8,

    Eph 5, 2.

    9.

    R.

    CANTALAMESSA, La

    parola

    e

    la vita Roma, 1996, p. 259.

    10. lo 10,17.

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    546

    FLIX ROCEN

    del Padre tiene

    un

    nombre propio: es el Espritu Santo. T eres

    el

    Hijo

    mo,

    el

    Amado, en ti me he complacido

    l.

    Esta complacencia

    es

    de tal envergadura que

    el

    Padre no consigue

    mantenerla oculta y estalla; explota con toda su fuerza en la Resurrec

    cin. Dios Padre resucita a su Hijo. La Resurreccin

    es

    justamente

    eso:

    El potentsimo

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    LA LITURGIA. EPIFANA DEL PADRE Y DEL ESP RITU 547

    unidad con el Padre, ya que estando l

    en

    el Padre

    por

    generacin natu-

    ral, tambin nosotros estamos

    en

    l de

    un

    modo

    connatural,

    por su

    pre-sencia permanente y connatural

    en

    nosotros.

    San Hilario t367) sita,

    al

    comienzo, el argumento dogmtico:

    en la Eucarista recibimos la naturaleza divina del Verbo encarnado.

    l -d ice San

    Hilario-

    est

    en

    nosotros por

    el

    misterio del Sacra-

    mento. Pero esta naturaleza

    es

    nica e indivisa con

    el

    Padre;

    el

    Hijo la

    ha recibido del Padre en su generacin eterna. A travs del Verbo en-

    carnado, por tanto, nosotros alcanzamos al Padre. As d i e te-

    nemos acceso a la unidad con

    el

    Padre. La

    Humanidad

    Santsima,

    que Cristo tiene en comn con nosotros, nos permite entrar en con-

    tacto con la Divinidad que l tiene en comn con

    el

    Padre.

    Volvamos al icono de Rublev. En la Eucarista estamos con Jess,

    el Cordero pascual,

    es

    decir, estamos en el centro de la mesa, dentro de

    la copa. Y sobre ella se concentra la mirada dulcsima y

    l

    bendicin

    del Padre, del Hijo y del Espritu Santo.

    EL VINO DEL ESpfRITU SANTO

    Mi Padre

    os

    da

    el

    verdadero pan del Cielo. As, con estas pala-

    bras salidas de labios del Seor, inici el apartado anterior, y

    si

    hasta

    aqu

    la

    consideracin del pan nos llev

    al

    Padre, ahora ser

    el

    vino

    el

    que nos conduzca al Espritu Santo.

    Inmediatamente despus del suceso de Pentecosts, los judos juz-

    garon a

    los

    Apstoles como borrachos de mosto. Tena razn en que

    estaban ebrios -escribe sutilmente San Cirilo de Jerusaln 4_ pero

    no de mosto, sino de aquel vino nuevo, predicho por Jess. San Ciri-

    lo

    alude a un vino nuevo, aquel preciso vino que

    -segn Jess-

    exi-

    ge

    ser guardado en odres nuevos. Pero,

    de

    qu vino se trata?

    En

    el

    desierto

    los

    hebreos bebieron de la roca espiritual que los

    segua --dice San Pablo- y la roca era Cristols. Es decir, los hebreos

    bebieron en figura, no en realidad. Hoy, en la Eucarista, aquello que

    no pasaba de imagen y figura adquiere un valor de realidad y nosotros

    podemos beber realmente la bebida espiritual que brota del costado

    abierto de Cristo en la Cruz: esa bebida espiritual, aquel vino del que

    hablaba Jess

    es el

    Espritu Santo.

    Ojal nos familiaricemos con ello cada da ms: el spritu Santo

    brota

    del costado abierto del

    Seor en

    la

    Cruz; o en palabras del Beato

    14. SAN CiRJLO DEjERUSALf.N, Catechesis mistagogicd , 17 19.

    15. 1 Cor 12,

    13.

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    548

    ~ L I X AROCENA

    Josemara Escriv,

    el Espritu Santo

    es

    fruto

    de la

    ruz

    El Cuarto

    Evangelio expresa esta certeza pascual de

    la

    Iglesia naciente, dndole

    una representacin casi plstica: Jess en la Cruz expirl? y eso, en

    el

    lenguaje de Juan, tiene dos significados: uno natural: emiti su lti-

    mo suspiro, muri, y otro mstico: emiti el Espritu. Para el Evan-

    gelista Juan, el ltimo suspiro de Jess fue

    el

    primer suspiro de la Igle-

    sia; la Iglesia, convocacin de hombres y mujeres del Espritu Santo y

    simbolizada por los Sacramentos del Bautismo y de la Eucarista e l

    Agua y la Sangre- nace de la muerte de Cristo. Agua y Sangre, acabo

    de decir; en todos

    los

    cdices del Cuarto Evangelio consta Agua y San-

    gre; nunca Sangre y Agua. La Sangre de la Pasin y

    el

    Agua del Espri-

    tu Santo. Por

    la

    Sangre de Cristo

    -aade

    San

    Hiplito-

    tenemos

    el

    agua del Espritu18. El Espritu Santo, fruto de la Cruz.

    Pero, porque

    se

    trata de una pieza clave en la captacin cristiana de

    la Pasin y de todo

    el Misterio pascual, querra abundar en

    esa

    ntima

    relacin entre el vino y Espritu Santo, dibujar sus perfiles con nitidez

    desde la Biblia y traducirlos para

    el

    lector con el frescor de

    los

    Padres.

    No

    obstante, por motivos redaccionales, me limitar a ofrecer un testi-

    monio escueto del evangelista San Juan y despus, cuatro lugares de la

    Tradicin. An con todo, quin podr explorar o verter en palabras

    humanas el misterio inefable y sutil de la relacin entre

    el

    Espritu

    Santo y la Eucarista?

    1. En el Evangelio, Jess mismo invita a penetrar en

    la

    dimensin

    pneumatolgica del Sacramento cuando dice que, en la Eucarista, el

    Espritu

    es

    el que da vida .. 19 Densas palabras que, mereceran una

    ulterior y sosegada meditacin.

    2. Me detendr ms pormenorizadamente en la Tradicin porque

    los testimonios son a cul ms luminoso.

    Vaya

    presentar el pensa-

    miento de San Ambrosio t 397), de San Juan Crisstomo t 407) y

    por ltimo, aadir un consideracin en torno a un himno atribuido

    a Esteban Langton, arzobispo de Cantorbery t 1228).

    2.1. En el clima cristiano del Miln del siglo

    IV

    durante aquellas

    esplndidas conversaciones de San Ambrosio con los nefitos recin

    salidos de su ablucin bautismal, que conforman su Tratado sobre

    los

    Misterios,

    el

    obispo les explicaba con toda sencillez: Cada vez que

    bebes recibes

    la

    remisin de

    los pecados

    te embriagas

    del Espritu San-

    to. l es la bebida espiritual.

    16.

    BEATO JOSEMAlA EsCRIV

    Es

    Cristo

    que

    pasa

    96.

    17.1019 30.

    18.

    SAN

    HPUTO,

    De refotatione omnium

    htEresum

    7 13

    PG 16,3451).

    19. lo

    6

    63.

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    LA LITURGIA,

    EPIFAN1A DEL PADRE

    Y

    DEL

    ESPfRITU

    549

    2.2. Un poema, inserto en la actual Liturgia de

    las

    Horas y atribui

    do

    con toda seguridad a la pluma tambin de San Ambrosio

    --el

    padre

    de la himnodia latina- constituye

    un

    fruto de la meditacin bblica

    sobre nuestro tema

    20

    No me resisto a incluir aqu su composicin,

    cuando, en la sexta estrofa de su clebre himno

    Splendor paternte

    glorite,

    redact:

    Christusque nobis sit cibus,

    potusque

    noster

    sit

    fiJes:

    lteti bibamus sobriam

    ebrietatem Spiritus.

    Sea Cristo nuestro Alimento,

    sea nuestra bebida la fe;

    libemos con

    gow

    la sobria efusin del Espritu.

    La doctrina emerge de un corazn ardiente:

    Sea

    Cristo nuestro Alimento; la Eucarista

    es

    el banquete don

    de se toma como alimento a Cristo. Nueve siglos ms tarde escribi

    Santo Toms de Aquino (t1274):

    O sacrum

    convivium in

    quo Christus

    sumitur. ..

    Oh sagrado Banquete en

    el

    que s;;:

    toma

    a Cristo .. 21.

    Sea

    nuestra bebida la

    fe.

    Esta expresin en San Ambrosio no me

    resulta extraa. Bien

    lo

    saban los cristianos de Miln. San Ambrosio era

    un apasionado de

    la fe.

    San Ambrosio nunca se acostumbr a la

    fe.

    Libemos con gozo la sobria efusin del Espritu. Esta expre

    sin es fruto de una relectura potica de la Carta a los Efesios: y no

    os embriaguis con vino .. ; llenaos, por

    el

    contrario, del Espritu .. 22.

    A los primeros cristianos no

    les

    asusta emplear el trmino embria

    guez.

    No lo

    hacen, ciertamente, en aquel sentido vulgar con el que

    los judos acusaron a los Apstoles

    el

    da de Pentecosts de estar carga

    dos de mosto, sino en sentido mstico,

    el

    que ha brillado en la vida de

    todos los Santos. Es la embriaguez que anima al herosmo, que nos

    hace gozar en el sacrificio, que espolea a empresas impensables para la

    mera visin humana. Qu sera de la santidad que bulle en la vida

    exuberante de la Iglesia sin esta embriaguez de

    fe

    y de amor que alegra

    y enciende?

    El

    adjetivo

    sobriam

    no atena este sentido; ms bien nos

    habla de equilibrio, de orden, de armona; contribuye a resaltar la em

    briaguez como

    lo

    que

    es:

    don divino presente siempre

    en

    la vida de

    las

    Santas y Santos de Dios

    20.

    Liturgia

    Horarum, In Feria

    II.a Hebd.

    I er III

    Temporis

    per annum, hymnus

    pro

    Laudibus marurinis. Cfe. F.M.

    AROCENA EccLesid

    laus.

    Los himnos latinos

    del Tiempo

    '

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    550

    FLIX AROCENA

    2.3.

    Otro

    Padre de la Iglesia,

    el

    Crisstomo, nos ha legado este

    compendio emblemtico que no necesita glosa ni explicacin:

    Mediante la Sangre de Cristo, vertida por nosotros, recibimos

    en

    la

    Eucarista el spritu Santo, porque Sangre

    y

    Espritu forman una mis

    ma cosa),24.

    2.4. Por ltimo, es probable que el arzobispo de Cantorbery, Este

    ban Langton t1228) redactara

    el

    himno Veni Sancte Spiritus que

    la li-

    turgia canta en la Secuencia de la Misa de Pentecosts. El ltimo verso

    de la cuarta estrofa

    se

    llama

    al

    Espritu Santo

    in fletu

    solatium

    El

    Esp

    ritu Santo es consuelo en

    el

    llanto). De otra parte, en la letana a la Pre

    ciossima Sangre de nuestro Seor Jesucristo se dice

    lo

    mismo: Sanguis

    Christi,

    in fletu sol tium

    25

    Es

    casualidad? Entiendo que no. Hay una

    relacin entre la Sangre de Cristo y el Espritu Santo. Cul? Precisa

    mente sta, de

    la

    que venimos tratando: que el Espritu Santo es fruto

    de la Cruz.

    SECUENCIA VEN

    SANCTE

    Sp/RITUS

    Sancte Spritus, in jletu solatium

    Espritu Santo, consuelo en el llanto

    LETANlAS A LA PMA

    SANGRE DE

    N.S.

    JESUCRISTO

    Sanguis

    Christi, in

    jletu

    solatium

    Sangre de Cristo, consuelo en el llanto

    /

    Espritu Santo - Sangre de Cristo

    Ahora, una vez alumbrado este designio de Dios en relacin con

    el

    Espritu Santo y la Cruz, pasemos a estudiar la actuacin del Espritu

    en la celebracin de la Eucarista. En ninguna otra parte de la liturgia

    la accin del Espritu Santo

    es

    tan evidente como en la Santa Misa. En

    su celebracin existen tres momentos durante los cuales es

    posible

    captar esta delicada presencia del Parclito: la invocacin

    al

    Espritu

    Santo que precede a la Consagracin, la invocacin al Espritu Santo

    que sigue a la Consagracin y la comunin.

    El

    primero nos ayuda a

    entender el nexo entre el Espritu Santo y el Cuerpo eucarstico de Je-

    tual. Quiere hacernos comprender que la vida interior es ebrietas, es decir, no exaltacin en

    tusiasta y desmedida, sino comunin plena y gozosa con Cristo; comunin que exige una

    activa y diligente sobriedad. Nos recuerda. sobre todo. que la vida espiritual es don del Esp

    ritu de Dios ..

    ).

    Esta vida espiritual que el Pastor de Miln ensea a sus

    fieles

    es exigente

    y,

    a la vez. atractiva. concreta e inmersa en

    el

    misterio.

    Es

    mi deseo que esta invitacin suya.

    tan implicante y enrgica. resuene tambin para la Iglesia de hoyo

    24.

    SAN JUAN CRIS6STOMO. Homilia

    paschalis,

    3. 7.

    25. Enchiridion Indulgentiarum, 29.

  • 7/21/2019 Arocena (La Liturgia epifana del Padre y del Espritu).pdf

    11/14

    LA LITURGIA EPIFANlA DEL PADRE YDEL ESPfRITU 551

    ss; el segundo

    el

    vnculo entre

    el

    Espritu Santo y el Cuerpo mstico

    de Jess que

    es

    la Iglesia; y

    el

    tercero la intimidad que

    se

    establece en-

    tre nosotros y el Espritu Santo en el momento de la comunin. La ce-

    lebracin del sagrado Banquete

    es

    indudablemente

    un

    tiempo fuer-

    te en la jornada del cristiano y lugar privilegiado para penetrar en la

    hondura pneumatolgica de este Sacramento.

    El

    tema que nos ocupa

    podemos conceptualizarlo del siguiente modo:

    l

    La

    invocacin al Espritu Santo

    I . ~

    el Espritu Santo Jess

    que precede a la Consagracin

    2.

    La

    invocacin al Espritu Santo - - I ~ el Espritu Santo la Iglesia

    que sigue a la Consagracin

    3 La Comunin

    - - I . ~

    el

    Espritu Santo nosotros.

    1. En la plegaria eucarstica III inmediatamente antes de la consa-

    gracin

    se

    dirige a Dios Padre esta invocacin: Por eso Padre te su-

    plicamos que santifiques por el mismo Espritu estos dones que hemos

    separado para ti de manera que sean Cuerpo y Sangre de Jesucristo

    Hijo tuyo y Seor nuestro. Esta epclesis no falta en ninguna plegaria

    eucarstica y todas ellas presentan expresiones muy semejantes. La

    Iglesia cree siempre necesario invocar la potencia del Espritu Santo

    para que junto con la palabras de la consagracin pronunciadas por

    el

    celebrante

    in persona

    Christi el pan y el vino

    se

    conviertan en el Cuer-

    po y la Sangre del Seor.

    En ese momento debera de haber

    un

    gran recogimiento en la

    asamblea un silencio perfecto porque cuando el sacerdote extiende

    las manos e invoca

    al

    Padre para que enve al Espritu sobre

    las

    ofren-

    das dispuestas sobre el altar entonces el Amor del Padre y del Hijo

    desciende y santifica

    esos

    dones. Es interesante advertir que poco des-

    pus de realizar

    ese

    expresivo gesto el celebrante principal pasa a tra-

    zar una cruz sobre

    los

    dones. En este sentido

    el

    pan

    yel

    vino quedan

    signados por la cruz pascual. Cruz pascual quiere decir que

    per pas-

    sionem

    eius

    et

    Crucem d

    Resurrectionem gloriam perducamur

    que por

    medio de la Pasin y de la Cruz que en la Misa

    se

    actualizan esos ele-

    mentos de la Creacin se transfiguran por la gloria de la Resurreccin.

    Slo que en este caso no slo transfigurados sino mucho ms son eu-

    caristizados es decir se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo

    Jess.

    2. As pues

    el

    Espritu Santo realiza sobre

    el

    altar

    el

    Cuerpo euca-

    rstico de Cristo. Pero tambin su Cuerpo mstico que es la Iglesia.

    Despus de

    la

    consagracin la liturgia vuelve a invocar

    el

    Espritu

  • 7/21/2019 Arocena (La Liturgia epifana del Padre y del Espritu).pdf

    12/14

    552

    FfLIX AROCENA

    Santo para que congregue en la unidad a cuantos participamos del

    Cuerpo y Sangre de

    Cristo26

    de manera que formemos en Cristo un

    solo Cuerpo y un solo espritu27.

    San Ireneo t c. 202) desarrolla esta idea por medio de una ima

    gen muy sugerente:

    Pues

    del mismo modo que

    el

    trigo

    seco

    no puede

    convertirse en una masa compacta y en un solo pan

    si

    antes no

    es

    hu

    medecido

    as

    tambin nosotros que somos muchos no podamos

    convertirnos en una sola cosa en Cristo Jess

    no

    podramos ser

    la

    Iglesia -,

    sin esta agua que baja del cielo28 y que es el Espritu Santo.

    El Espritu Santo

    es

    como la sangre que corre por las venas de

    la

    Igle

    sia y lleva a todo

    el

    cuerpo

    el

    alimento que viene de

    la

    Muerte reden

    tora de Cristo

    e

    inmediatamente de

    la

    Eucarista

    .

    En la

    epclesis primera

    el

    Espritu nos da a Cristo y en

    la

    epclesis

    segunda Cristo nos da el Espritu. Cristo acta con el poder del Esp

    ritu y

    el

    Espritu nos reconduce incesantemente a Cristo. Lo expreso

    de un modo grfico en

    el

    siguiente cuadro:

    1)

    (I )

    EV NGELIO Cristo viene por el Espritu

    Santo

    Cristo

    trae el Espiritu Santo

    Verbo Humanidad

    /

    t

    ESP RITU SANTO PENTECOSTS

    ENCARNACIN ESP RITU SANTO

    t

    Humanidad Cristo

    t

    t t

    Ep CLESIS

    EUC RlSTlC S

    Epc/esis de comagracin

    Epc/esis de

    comunin

    (El Espiritu Santo nos

    d

    a Cristo)

    (Cristo d el Espiritu Santo)

    pan-vino Asamblea

    / t

    ESP RITU SANTO EP CLESIS2

    EP CLESIS 1

    ESP RITU SANTO

    t

    Cristo

    Cristo

    26. Misal

    romano,

    Plegaria eucarstica

    H

    27. Misal

    romano,

    Plegaria eucarstica III.

    28.

    SAN IRENEO

    Adversus httreses,

    3 17 2.

    29.

    R. CANTAlAMESSA La parola e

    la

    vita, Roma 1996 p. 266.

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    13/14

    LA

    LITURGIA, EPIFAN A DEL PADRE Y DEL ESP RITU

    553

    olumna

    1): Al

    igual que en

    el

    Misterio de la Encarnacin, la pri-

    mera epclesis (epclesis de consagracin)

    pone en

    marcha

    un

    movi-

    miento descendente. Pone de relieve que la Eucarista es un

    don

    de

    Dios, que se nos ofrece por medio del Espritu Santo, como la Encar-

    nacin

    es

    un

    don de Dios que se nos ofrece por Espritu Santo. Es el

    Espritu el que

    lleva

    Cristo

    a

    los hombres.

    olumna

    11): Al

    igual que en el Misterio de la Pentecosts, la se-

    gunda epclesis (epclesis de consagracin) pone en marcha un movi-

    miento ascendente. Pone de relieve la invocacin de Cristo al Padre

    para que la accin santificadora del Espritu Santo descienda sobre la

    asamblea de manera que haga a los comulgantes cristiformes: sea-

    mos, en Cristo, un solo cuerpo y un solo Espritu. Es Cristo

    el

    que lle-

    va a los hombres al Espritu.

    Todo esto no es una realidad abstracta y terica; por

    el

    contrario,

    nos afecta bien de cerca ya que nosotros, reunidos en torno al altar,

    constituimos ese Cuerpo de Cristo, tan ingente como misterioso, que

    el

    Espritu va tejiendo poco a poco

    en torno

    a Jess

    por

    medio de la

    Eucarista.

    En

    consecuencia, aunque los fieles que participamos en la

    celebracin de la Santa Misa somos, con frecuencia, dbiles y pecado-

    res,

    nuestra plegaria contina siendo la oracin de una comunidad ra-

    dicalmente santa, cuya voz

    el

    Padre escucha siempre complacido por-

    que en ella Dios contempla al Cristo total, Cabeza y miembros.

    Nosotros somos ese pan grande, del que hablaba San Ireneo, que ha

    sido amasado con el agua del Bautismo y

    el

    fuego del Espritu Santo.

    Gracias

    al

    Espritu Santo toda celebracin litrgica

    es

    nueva, nica y

    fructuosa: nueva porque l hace actualmente presente

    hodie y

    eficaz

    l Misterio de salvacin realizado de una vez para siempre. nica porque

    toda Misa

    es

    un momento singular de gracia ofrecido en un determinado

    tiempo y espacio a una asamblea determinada. Fructuosa porque cada

    Eucarista

    es

    un don concedido por la plenitud del Espritu de Dios.

    3. Pero la accin del ESRritu Santo no se limita a este plano d i -

    r social, comunitario. El nos alcanza de

    un

    modo personalsimo

    en

    el

    momento de la comunin con

    el

    Cuerpo y

    la

    Sangre de Cristo.

    omo en la Trinidad, as tambin en el Misterio eucarstico el Espri-

    tu Santo

    es

    el vnculo entre el Padre y el Hijo; slo que, en la Eucaris-

    ta,

    el

    Hijo no est solo. En la Eucarista, con l estamos nosotros y

    tambin sobre nosotros, por tanto, se derrama la complacencia del Pa-

    dre, que es el Espritu Santo. La comunin es

    el momento

    por anto-

    nomasia cuando Dios enva a nuestros corazones el Espritu de su

    Hijo que nos hace gritar: Abba, Paterpo.

    30. Ga14,

    6.

  • 7/21/2019 Arocena (La Liturgia epifana del Padre y del Espritu).pdf

    14/14

    554

    ~ L I X AROCENA

    a comunin con el Cuerpo la Sangre

    de

    Cristo es, pues ,, na comu-

    nin con

    el

    Espritu de Cristo

    es decir,

    con

    el Espritu Santo.

    Unica

    es

    la

    realidad y la naturaleza divina,

    comn

    al

    Padre,

    al

    Hijo y

    al

    Espritu

    Santo,

    yen

    la comunin eucarstica recibimos sacramentalmente esta

    nica naturaleza, hacindonos partcipes de ella

    3

    '.

    Durante los momentos que siguen a la comunin, durante la ac

    cin de gracias, conviene estar atentos a evitar todo aquello que nos

    aleje de lo importante: que

    e

    Espritu Santo quiere obrar, en

    ese

    mo

    mento, la intimidad con Dios en nuestra alma. Y esto requiere

    p -

    rece importante

    subrayarlo-

    silencio y recogimiento.

    Este

    es

    el pice de la accin del Espritu Santo: crear la

    intimidad

    con

    Dios.

    La intimidad con Dios no

    es un

    sentimiento devoto o un no se

    qu reservado a los Santos.

    Es

    un fruto objetivo de la Eucarista.

    La

    in

    timidad divina consiste en asemejarnos

    l

    Hombre-Dios, Cristo Jess;

    consiste en transformarnos en l y esto

    es

    imposible sin que

    e

    Seor

    nos comunique su Espritu.

    Estas pocas lneas querra que fueran tiles para columbrar,

    al

    me

    nos, cmo la presencia de Espritu Santo en la Eucarista no es algo

    secundario o accidental. l

    es e

    Artfice de milagro eucarstico. Co

    menc esta seccin recordando

    las

    palabras de Jess: Nadie pone vino

    nuevo en odres viejos32.

    Es

    cierto; y nosotros somos odres viejos. Pero

    ste

    es un

    vino capaz de rejuvenecer a

    los

    odres que lo acogen. Acerca

    de todo esto ya hemos tenido ocasin de reflexionar pormenoriza

    damente ms arriba. Baste aadir que, como en

    e

    icono de Rublev,

    e

    Espritu Santo est ciertamente aqu, en torno

    al

    altar, junto con

    e

    Pa-

    dre y e Hijo, y nos dice: Sed uno, como nosotros somos

    uno}3.

    31. 2 Pt

    1,

    4: divinlf consortes naturlf.

    32. Mt

    9 17.

    33. lo

    17,

    20.