vaticano ii - documento sobre liturgia

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  • 7/28/2019 Vaticano II - Documento Sobre Liturgia

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    CONSTITUCINSACROSANCTUM CONCIL IUM

    SOBRE LA SAGRADA LITURGIA

    PROEMIO

    1. Este sacrosanto Concilio se propone acrecentar de da en da entre los fieles la vidacristiana, adaptar mejor a las necesidades de nuestro tiempo las instituciones que estn sujetasa cambio, promover todo aquello que pueda contribuir a la unin de cuantos creen enJesucristo y fortalecer lo que sirve para invitar a todos los hombres al seno de la Iglesia. Poreso cree que le corresponde de un modo particular proveer a la reforma y al fomento de laLiturgia.

    La Liturgia en el misteri o de la I glesia

    2. En efecto, la Liturgia, por cuyo medio "se ejerce la obra de nuestra Redencin", sobre todoen el divino sacrificio de la Eucarista, contribuye en sumo grado a que los fieles expresen ensu vida, y manifiesten a los dems, el misterio de Cristo y la naturaleza autntica de laverdadera Iglesia. Es caracterstico de la Iglesia ser, a la vez, humana y divina, visible y dotadade elementos invisibles, entregada a la accin y dada a la contemplacin, presente en el mundoy, sin embargo, peregrina; y todo esto de suerte que en ella lo humano est ordenado ysubordinado a lo divino, lo visible a lo invisible, la accin a la contemplacin y lo presente a laciudad futura que buscamos. Por eso, al edificar da a da a los que estn dentro para sertemplo santo en el Seor y morada de Dios en el Espritu, hasta llegar a la medida de laplenitud de la edad de Cristo, la Liturgia robustece tambin admirablemente sus fuerzas para

    predicar a Cristo y presenta as la Iglesia, a los que estn fuera, como signo levantado enmedio de las naciones, para que, bajo de l, se congreguen en la unidad los hijos de Dios queestn dispersos, hasta que haya un solo rebao y un solo pastor.

    L iturgia y ri tos

    3. Por lo cual, el sacrosanto concilio estima que han de tenerse en cuenta los principiossiguientes, y que se deben establecer algunas normas prcticas en orden al fomento y reformade la Liturgia. Entre estos principios y normas hay algunos que pueden y deben aplicarse lomismo al rito romano que a los dems ritos. Sin embargo, se ha de entender que las normasprcticas que siguen se refieren slo al rito romano, cuando no se trata de cosas que, por su

    misma naturaleza, afectan tambin a los dems ritos.4. Por ltimo, el sacrosanto Concilio, atenindose fielmente a la tradicin, declara que la SantaMadre Iglesia atribuye igual derecho y honor a todos los ritos legtimamente reconocidos yquiere que en el futuro se conserven y fomenten por todos los medios. Desea, adems, que, sifuere necesario, sean ntegramente revisados con prudencia, de acuerdo con la sana tradicin,y reciban nuevo vigor, teniendo en cuenta las circunstancias y necesidades de hoy.

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    CAPTULO I

    PRINCIPIOS GENERALES PARA LA REFORMAY FOMENTO DE LA SAGRADA LITURGIA

    I. NATURALEZA DE LA SAGRADA LITURGIAY SU IMPORTANCIA EN LA VIDA DE LA IGLESIA

    La obra de la salvacin se reali za en Cr isto

    5. Dios, que "quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad"(1 Tim., 2,4), "habiendo hablado antiguamente en muchas ocasiones de diferentes maneras anuestros padres por medio de los profetas" (Hebr., 1,1), cuando lleg la plenitud de lostiempos envi a su Hijo, el Verbo hecho carne, ungido por el Espritu Santo, para evangelizara los pobres y curar a los contritos de corazn, como "mdico corporal y espiritual", mediadorentre Dios y los hombres. En efecto, su humanidad, unida a la persona del Verbo, fueinstrumento de nuestra salvacin. Por esto en Cristo se realiz plenamente nuestrareconciliacin y se nos dio la plenitud del culto divino. Esta obra de redencin humana y de laperfecta glorificacin de Dios, preparada por las maravillas que Dios obr en el pueblo de laAntigua Alianza, Cristo la realiz principalmente por el misterio pascual de su bienaventuradapasin. Resurreccin de entre los muertos y gloriosa Ascensin. Por este misterio, "con suMuerte destruy nuestra muerte y con su Resurreccin restaur nuestra vida. Pues el costadode Cristo dormido en la cruz naci "el sacramento admirable de la Iglesia entera".

    En la I glesia se reali za por la L iturgia

    6. Por esta razn, as como Cristo fue enviado por el Padre, l, a su vez, envi a los Apstolesllenos del Espritu Santo. No slo los envi a predicar el Evangelio a toda criatura y a anunciarque el Hijo de Dios, con su Muerte y Resurreccin, nos libr del poder de Satans y de lamuerte, y nos condujo al reino del Padre, sino tambin a realizar la obra de salvacin queproclamaban, mediante el sacrificio y los sacramentos, en torno a los cuales gira toda la vidalitrgica. Y as, por el bautismo, los hombres son injertados en el misterio pascual deJesucristo: mueren con El, son sepultados con El y resucitan con El; reciben el espritu deadopcin de hijos "por el que clamamos: Abba, Padre" (Rom., 8,15) y se convierten as en losverdaderos adoradores que busca el Padre. Asimismo, cuantas veces comen la cena del Seor,proclaman su Muerte hasta que vuelva. Por eso, el da mismo de Pentecosts, en que la Iglesiase manifest al mundo "los que recibieron la palabra de Pedro "fueron bautizados. Y conperseverancia escuchaban la enseanza de los Apstoles, se reunan en la fraccin del pan y enla oracin, alabando a Dios, gozando de la estima general del pueblo" (Act., 2,14-47). Desdeentonces, la Iglesia nunca ha dejado de reunirse para celebrar el misterio pascual: leyendo"cuanto a l se refieren en toda la Escritura" (Lc., 24,27), celebrando la Eucarista, en la cual"se hace de nuevo presentes la victoria y el triunfo de su Muerte", y dando gracias al mismotiempo " a Dios por el don inefable" (2 Cor., 9,15) en Cristo Jess, "para alabar su gloria" (Ef.,1,12), por la fuerza del Espritu Santo.

    Presencia de Cr isto en la Li tur gia

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    7. Para realizar una obra tan grande, Cristo est siempre presente en su Iglesia, sobre todo enla accin litrgica. Est presente en el sacrificio de la Misa, sea en la persona del ministro,"ofrecindose ahora por ministerio de los sacerdotes el mismo que entonces se ofreci en lacruz", sea sobre todo bajo las especies eucarsticas. Est presente con su fuerza en losSacramentos, de modo que, cuando alguien bautiza, es Cristo quien bautiza. Est presente en

    su palabra, pues cuando se lee en la Iglesia la Sagrada Escritura, es El quien habla. Estpresente, por ltimo, cuando la Iglesia suplica y canta salmos, el mismo que prometi: "Dondeestn dos o tres congregados en mi nombre, all estoy Yo en medio de ellos" (Mt., 18,20).Realmente, en esta obra tan grande por la que Dios es perfectamente glorificado y los hombressantificados, Cristo asocia siempre consigo a su amadsima Esposa la Iglesia, que invoca a suSeor y por El tributa culto al Padre Eterno.

    Con razn, pues, se considera la Liturgia como el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. Enella los signos sensibles significan y, cada uno a su manera, realizan la santificacin delhombre, y as el Cuerpo Mstico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce elculto pblico ntegro. En consecuencia, toda celebracin litrgica, por ser obra de Cristosacerdotes y de su Cuerpo, que es la Iglesia, es accin sagrada por excelencia, cuya eficacia,con el mismo ttulo y en el mismo grado, no la iguala ninguna otra accin de la Iglesia.

    L iturgia terr ena y Li turgia celeste

    8. En la Liturgia terrena preguntamos y tomamos parte en aquella Liturgia celestial, que secelebra en la santa ciudad de Jerusaln, hacia la cual nos dirigimos como peregrinos, y dondeCristo est sentado a la diestra de Dios como ministro del santuario y del tabernculoverdadero, cantamos al Seor el himno de gloria con todo el ejrcito celestial; venerando lamemoria de los santos esperamos tener parte con ellos y gozar de su compaa; aguardamos alSalvador, Nuestro Seor Jesucristo, hasta que se manifieste El, nuestra vida, y nosotros nosmanifestamos tambin gloriosos con El.

    La Litu rgia no es la nica actividad de la I glesia

    9. La sagrada Liturgia no agota toda la actividad de la Iglesia, pues para que los hombrespuedan llegar a la Liturgia es necesario que antes sean llamados a la fe y a la conversin:"Cmo invocarn a Aquel en quien no han credo? O cmo creern en El sin haber odo deEl? Y como oirn si nadie les predica? Y cmo predicarn si no son enviados?" (Rom.,10,14-15). Por eso, a los no creyentes la Iglesia proclama el mensaje de salvacin para quetodos los hombres conozcan al nico Dios verdadero y a su enviado Jesucristo, y se conviertande sus caminos haciendo penitencia. Y a los creyentes les debe predicar continuamente la fe yla penitencia, y debe prepararlos, adems, para los Sacramentos, ensearles a cumplir todocuanto mand Cristo y estimularlos a toda clase de obras de caridad, piedad y apostolado, paraque se ponga de manifiesto que los fieles, sin ser de este mundo, son la luz del mundo y dangloria al Padre delante de los hombres.

    L itu rgia, cumbre y fuente de la vida eclesial

    10. No obstante, la Liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y al mismotiempo la fuente de donde mana toda su fuerza. Pues los trabajos apostlicos se ordenan a que,

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    una vez hechos hijos de Dios por la fe y el bautismo, todos se renan para alabar a Dios enmedio de la Iglesia, participen en el sacrificio y coman la cena del Seor. Por su parte, laLiturgia misma impulsa a los fieles a que, saciados "con los sacramentos pascuales", sean"concordes en la piedad"; ruega a Dios que "conserven en su vida lo que recibieron en la fe", yla renovacin de la Alianza del Seor con los hombres en la Eucarista enciende y arrastra a

    los fieles a la apremiante caridad de Cristo. Por tanto, de la Liturgia, sobre todo de laEucarista, mana hacia nosotros la gracia como de su fuente y se obtiene con la mximaeficacia aquella santificacin de los hombres en Cristo y aquella glorificacin de Dios, a lacual las dems obras de la Iglesia tienden como a su fin.

    Necesidad de las disposiciones personal es

    11. Mas, para asegurar esta plena eficacia es necesario que los fieles se acerquen a la sagradaLiturgia con recta disposicin de nimo, pongan su alma en consonancia con su voz ycolaboren con la gracia divina, para no recibirla en vano. Por esta razn, los pastores de almasdeben vigilar para que en la accin litrgica no slo se observen las leyes relativas a lacelebracin vlida y lcita, sino tambin para que los fieles participen en ella consciente, activay fructuosamente.

    L itu rgia y ejercicios piadosos

    12. Con todo, la participacin en la sagrada Liturgia no abarca toda la vida espiritual. Enefecto, el cristiano, llamado a orar en comn, debe, no obstante, entrar tambin en su cuartopara orar al Padre en secreto; ms an, debe orar sin tregua, segn ensea el Apstol. Y elmismo Apstol nos exhorta a llevar siempre la mortificacin de Jess en nuestro cuerpo, paraque tambin su vida se manifieste en nuestra carne mortal. Por esta causa pedimos al Seor enel sacrificio de la Misa que, "recibida la ofrenda de la vctima espiritual", haga de nosotrosmismos una "ofrenda eterna" para S.

    Se recomiendan las prcticas piadosas aprobadas

    13. Se recomiendan encarecidamente los ejercicios piadosos del pueblo cristiano, con tal quesean conformes a las leyes y a las normas de la Iglesia, en particular si se hacen por mandatode la Sede Apostlica.

    Gozan tambin de una dignidad especial las prcticas religiosas de las Iglesias particulares quese celebran por mandato de los Obispos, a tenor de las costumbres o de los libroslegtimamente aprobados.

    Ahora bien, es preciso que estos mismos ejercicios se organicen teniendo en cuenta lostiempos litrgicos, de modo que vayan de acuerdo con la sagrada Liturgia, en cierto mododeriven de ella y a ella conduzcan al pueblo, ya que la liturgia, por su naturaleza, est muy porencima de ellos.

    II. NECESIDAD DE PROMOVER LA EDUCACINLITRGICA Y LA PARTICIPACIN ACTIVA.

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    14. La santa madre Iglesia desea ardientemente que se lleve a todos los fieles a aquellaparticipacin plena, consciente y activa en las celebraciones litrgicas que exige la naturalezade la Liturgia misma y a la cual tiene derecho y obligacin, en virtud del bautismo, el pueblocristiano, "linaje escogido sacerdocio real, nacin santa, pueblo adquirido" (1 Pe., 2,9; cf. 2,4-5). Al reformar y fomentar la sagrada Liturgia hay que tener muy en cuenta esta plena y activa

    participacin de todo el pueblo, porque es la fuente primaria y necesaria de donde han debeber los fieles el espritu verdaderamente cristiano, y por lo mismo, los pastores de almasdeben aspirar a ella con diligencia en toda su actuacin pastoral, por medio de una educacinadecuada. Y como no se puede esperar que esto ocurra, si antes los mismos pastores de almasno se impregnan totalmente del espritu y de la fuerza de la Liturgia y llegan a ser maestros dela misma, es indispensable que se provea antes que nada a la educacin litrgica del clero. Portanto, el sacrosanto Concilio ha decretado establecer lo que sigue:

    Formacin de profesores de L iturgia

    15. Los profesores que se elijan para ensear la asignatura de sagrada Liturgia en losseminarios, casas de estudios de los religiosos y facultades teolgicas, deben formarse aconciencia para su misin en institutos destinados especialmente a ello.

    Formacin li trgica del clero

    16. La asignatura de sagrada Liturgia se debe considerar entre las materias necesarias y msimportantes en los seminarios y casas de estudio de los religiosos, y entre las asignaturasprincipales en las facultades teolgicas. Se explicar tanto bajo el aspecto teolgico e histricocomo bajo el aspecto espiritual, pastoral y jurdico. Adems, los profesores de las otrasasignaturas, sobre todo de Teologa dogmtica, Sagrada Escritura, Teologa espiritual ypastoral, procurarn exponer el misterio de Cristo y la historia de la salvacin, partiendo de lasexigencias intrnsecas del objeto propio de cada asignatura, de modo que quede bien clara suconexin con la Liturgia y la unidad de la formacin sacerdotal.

    Vida li trgica en los seminar ios e institu tos reli giosos

    17. En los seminarios y casas religiosas, los clrigos deben adquirir una formacin litrgica dela vida espiritual, por medio de una adecuada iniciacin que les permita comprender lossagrados ritos y participar en ellos con toda el alma, sea celebrando los sagrados misterios, seacon otros ejercicios de piedad penetrados del espritu de la sagrada Liturgia; aprendan almismo tiempo a observar las leyes litrgicas, de modo que en los seminarios e institutosreligiosos la vida est totalmente informada de espritu litrgico.

    Vida li trgica de los sacerdotes

    18. A los sacerdotes, tanto seculares como religiosos, que ya trabajan en la via del Seor, seles ha de ayudar con todos los medios apropiados a comprender cada vez ms plenamente loque realizan en las funciones sagradas, a vivir la vida litrgica y comunicarla a los fieles aellos encomendados.

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    Formacin li trgica del pueblo fi el

    19. Los pastores de almas fomenten con diligencia y paciencia la educacin litrgica y laparticipacin activa de los fieles, interna y externa, conforme a su edad, condicin, gnero devida y grado de cultura religiosa, cumpliendo as una de las funciones principales del fiel

    dispensador de los misterios de Dios y, en este punto, guen a su rebao no slo de palabra,sino tambin con el ejemplo.

    Transmisiones de acciones l i trgicas

    20. Las transmisiones radiofnicas y televisivas de acciones sagradas, sobre todo si se trata dela celebracin de la Misa, se harn discreta y decorosamente, bajo la direccin yresponsabilidad de una persona idnea a quien los Obispos hayan destinado a este menester.

    III. REFORMA DE LA SAGRADA LITURGIA

    21. Para que en la sagrada Liturgia el pueblo cristiano obtenga con mayor seguridad graciasabundantes, la santa madre Iglesia desea proveer con solicitud a una reforma general de lamisma Liturgia. Porque la Liturgia consta de una parte que es inmutable por ser la institucindivina, y de otras partes sujetas a cambio, que en el decurso del tiempo pueden y aun debenvariar, si es que en ellas se han introducido elementos que no responden bien a la naturalezantima de la misma Liturgia o han llegado a ser menos apropiados.

    En esta reforma, los textos y los ritos se han de ordenar de manera que expresen con mayorclaridad las cosas santas que significan y, en lo posible, el pueblo cristiano puedacomprenderlas fcilmente y participar en ellas por medio de una celebracin plena, activa ycomunitaria.

    Por esta razn, el sacrosanto Concilio ha establecido estas normas generales:

    A) Normas generales

    Slo la Jerarqua puede intr oducir cambios en la L itur gia

    22. 1. La reglamentacin de la sagrada Liturgia es de competencia exclusiva de la autoridadeclesistica; sta reside en la Sede Apostlica y, en la medida que determine la ley, en elObispo.

    2. En virtud del poder concedido por el derecho la reglamentacin de las cuestioneslitrgicas corresponde tambin, dentro de los lmites establecidos, a las competentesasambleas territoriales de Obispos de distintas clases, legtimamente constituidos.

    3. Por lo mismo, nadie, aunque sea sacerdote, aada, quite o cambie cosa alguna poriniciativa propia en la Liturgia.

    Conservar l a tradicin y aper tura al l egtimo progreso

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    23. Para conservar la sana tradicin y abrir, con todo, el camino a un progreso legtimo, debepreceder siempre una concienzuda investigacin teolgica, histrica y pastoral, acerca de cadauna de las partes que se han de revisar. Tngase en cuenta, adems, no slo las leyes generalesde la estructura y mentalidad litrgicas, sino tambin la experiencia adquirida con la reformalitrgica y con los indultos concedidos en diversos lugares. Por ltimo, no se introduzcan

    innovaciones si no lo exige una utilidad verdadera y cierta de la Iglesia, y slo despus dehaber tenido la precaucin de que las nuevas formas se desarrollen, por decirlo as,orgnicamente a partir de las ya existentes. En cuanto sea posible evtense las diferenciasnotables de ritos entre territorios contiguos.

    Biblia y Liturgia

    24. En la celebracin litrgica la importancia de la Sagrada Escritura es sumamente grande.Pues de ella se toman las lecturas que luego se explican en la homila, y los salmos que secantan, las preces, oraciones e himnos litrgicos estn penetrados de su espritu y de ellareciben su significado las acciones y los signos. Por tanto, para procurar la reforma, elprogreso y la adaptacin de la sagrada Liturgia, hay que fomentar aquel amor suave y vivohacia la Sagrada Escritura que atestigua la venerable tradicin de los ritos, tanto orientalescomo occidentales.

    Revisin de los libros l itrgicos

    25. Revsense cuanto antes los libros litrgicos, valindose de peritos y consultando a Obisposde diversas regiones del mundo.

    B) Normas derivadas de la ndole de la liturgia como accin

    jerrquica y comunitaria.

    26. Las acciones litrgicas no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia, que es"sacramento de unidad", es decir, pueblo santo congregado y ordenado bajo la direccin de losObispos.Por eso pertenecen a todo el cuerpo de la Iglesia, influyen en l y lo manifiestan; pero cadauno de los miembros de este cuerpo recibe un influjo diverso, segn la diversidad de rdenes,funciones y participacin actual.

    Primaca de las celebraciones comunitar ias

    27. Siempre que los ritos, cada cual segn su naturaleza propia, admitan una celebracincomunitaria, con asistencia y participacin activa de los fieles, inclquese que hay quepreferirla, en cuanto sea posible, a una celebracin individual y casi privada. Esto vale, sobretodo, para la celebracin de la Misa, quedando siempre a salvo la naturaleza pblica y socialde toda Misa, y para la administracin de los Sacramentos.

    Cada cual desempee su of icio

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    28. En las celebraciones litrgicas, cada cual, ministro o simple fiel, al desempear su oficio,har todo y slo aquello que le corresponde por la naturaleza de la accin y las normaslitrgicas.

    Autntico mini sterio li trgico

    29. Los aclitos, lectores, comentadores y cuantos pertenecen a la Schola Cantorum,desempean un autntico ministerio litrgico. Ejerzan, por tanto, su oficio con la sincerapiedad y orden que convienen a tan gran ministerio y les exige con razn el Pueblo de Dios.

    Con ese fin es preciso que cada uno, a su manera, est profundamente penetrado del espritude la Liturgia y sea instruido para cumplir su funcin debida y ordenadamente.

    Participacin activa de los fieles

    30. Para promover la participacin activa se fomentarn las aclamaciones del pueblo, las

    respuestas, la salmodia, las antfonas, los cantos y tambin las acciones o gestos y posturascorporales. Gurdese, adems, a su debido tiempo, un silencio sagrado.

    Normas para la revisin de las rbricas

    31. En la revisin de los libros litrgicos, tngase muy en cuenta que en las rbricas estprevista tambin la participacin de los fieles.

    No se har acepcin alguna de personas

    32. Fuera de la distincin que deriva de la funcin litrgica y del orden sagrado, y exceptuados

    los honores debidos a las autoridades civiles a tenor de las leyes litrgicas, no se har acepcinde personas o de clases sociales ni en las ceremonias ni en el ornato externo.

    C) Normas derivadas del carcter didctico y pastoral de la Liturgia.

    33. Aunque la sagrada Liturgia sea principalmente culto de la divina Majestad, contienetambin una gran instruccin para el pueblo fiel. En efecto, en la liturgia, Dios habla a supueblo; Cristo sigue anunciando el Evangelio. Y el pueblo responde a Dios con el canto y laoracin.

    Ms an: las oraciones que dirige a Dios el sacerdote que preside la asamblea representandoa Cristose dicen en nombre de todo el pueblo santo y de todos los circunstantes. Losmismos signos visibles que usa la sagrada Liturgia han sido escogidos por Cristo o por laIglesia para significar realidades divinas invisibles. Por tanto, no slo cuando se lee "lo que seha escrito para nuestra enseanza" (Rom., 15,4), sino tambin cuando la Iglesia ora, canta oacta, la fe de los participantes se alimenta y sus almas se elevan a Dios a fin de tributarle unculto racional y recibir su gracia con mayor abundancia.Por eso, al realizar la reforma hay que observar las normas generales siguientes:

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    Estructura de los ritos

    34. Los ritos deben resplandecer con noble sencillez; deben ser breves, claros, evitando lasrepeticiones intiles, adaptados a la capacidad de los fieles y, en general, no deben tenernecesidad de muchas explicaciones.

    Bibli a, predicacin y catequesis l i trgica

    35. Para que aparezca con claridad la ntima conexin entre la palabra y el rito en la Liturgia:

    1). En las celebraciones sagradas debe haber lectura de la Sagrada Escritura ms abundante,ms variada y ms apropiada.

    2). Por ser el sermn parte de la accin litrgica, se indicar tambin en las rbricas el lugarms apto, en cuanto lo permite la naturaleza del rito; cmplase con la mayor fidelidad yexactitud el ministerio de la predicacin. las fuentes principales de la predicacin sern la

    Sagrada Escritura y la Liturgia, ya que es una proclamacin de las maravillas obradas por Diosen la historia de la salvacin o misterio de Cristo, que est siempre presente y obra ennosotros, particularmente en la celebracin de la Liturgia.

    3). Inclquese tambin por todos los medios la catequesis ms directamente litrgica, y si espreciso, tngase previstas en los ritos mismos breves moniciones, que dir el sacerdote u otroministro competente, pero solo en los momentos ms oportunos, con palabras prescritas uotras semejantes.

    4). Fomntense las celebraciones sagradas de la palabra de Dios en las vsperas de las fiestasms solemnes, en algunas ferias de Adviento y Cuaresma y los domingos y das festivos, sobretodo en los lugares donde no haya sacerdotes, en cuyo caso debe dirigir la celebracin undicono u otro delegado por el Obispo.

    Lengua li trgica

    36. 1. Se conservar el uso de la lengua latina en los ritos latinos, salvo derecho particular. 2. Sin embargo, como el uso de la lengua vulgar es muy til para el pueblo en no pocasocasiones, tanto en la Misa como en la administracin de los Sacramentos y en otras partes dela Liturgia, se le podr dar mayor cabida, ante todo, enlas lecturas y moniciones, en algunasoraciones y cantos, conforme a las normas que acerca de esta materia se establecen para cadacaso en los captulos siguientes. 3. Supuesto el cumplimiento de estas normas, ser de incumbencia de la competenteautoridad eclesistica territorial, de la que se habla en el artculo 22, 2, determinar si ha deusarse la lengua verncula y en qu extensin; si hiciera falta se consultar a los Obispos delas regiones limtrofes de la misma lengua. Estas decisiones tienen que ser aceptadas, es decir,confirmadas por la Sede Apostlica. 4. La traduccin del texto latino a la lengua verncula, que ha de usarse en la Liturgia, debeser aprobada por la competente autoridad eclesistica territorial antes mencionada.

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    D) Normas para adaptar la Liturgia a la mentalidad

    y tradiciones de los pueblos

    37. La Iglesia no pretende imponer una rgida uniformidad en aquello que no afecta a la fe o albien de toda la comunidad, ni siquiera en la Liturgia: por el contrario, respeta y promueve el

    genio y las cualidades peculiares de las distintas razas y pueblos. Estudia con simpata y, sipuede, conserva integro lo que en las costumbres de los pueblos encuentra que no estindisolublemente vinculado a supersticiones y errores, y aun a veces lo acepta en la mismaLiturgia, con tal que se pueda armonizar con el verdadero y autntico espritu litrgico.

    38. Al revisar los libros litrgicos, salvada la unidad sustancial del rito romano, se admitirnvariaciones y adaptaciones legtimas a los diversos grupos, regiones, pueblos, especialmenteen las misiones, y se tendr esto en cuenta oportunamente al establecer la estructura de losritos y las rbricas.

    39. Corresponder a la competente autoridad eclesistica territorial, de la que se habla en elartculo 22, 2, determinar estas adaptaciones dentro de los lmites establecidos, en lasediciones tpicas de los libros litrgicos, sobre todo en lo tocante a la administracin de losSacramentos, de los sacramentales, procesiones, lengua litrgica, msica y arte sagrados,siempre de conformidad con las normas fundamentales contenidas en esta Constitucin.

    40. Sin embargo, en ciertos lugares y circunstancias, urge una adaptacin ms profunda de laLiturgia, lo cual implica mayores dificultades. Por tanto:

    1). La competente autoridad eclesistica territorial, de que se habla en el artculo 22, 2,considerar con solicitud y prudencia los elementos que se pueden tomar de las tradiciones ygenio de cada pueblo para incorporarlos al culto divino. Las adaptaciones que se considerentiles o necesarias se propondrn a la Sede Apostlica para introducirlas con suconsentimiento.

    2). Para que la adaptacin se realice con la necesaria cautela, si es preciso, la Sede Apostlicaconceder a la misma autoridad eclesistica territorial la facultad de permitir y dirigir lasexperiencias previas necesarias en algunos grupos preparados para ello y por un tiempodeterminado.

    3). Como las leyes litrgicas suelen presentar dificultades especiales en cuanto a la adaptacin,sobre todo en las misiones, al elaborarlas se emplear la colaboracin de hombres peritos en lacuestin de que se trata.

    IV. FOMENTO DE LA VIDA LITRGICAEN LA DICESIS Y EN LA PARROQUIA

    Vida l itrgica diocesana

    41. El Obispo debe ser considerado como el gran sacerdote de su grey, de quien deriva ydepende, en cierto modo, la vida en Cristo de sus fieles.

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    Por eso, conviene que todos tengan en gran aprecio la vida litrgica de la dicesis en torno alObispo, sobre todo en la Iglesia catedral; persuadidos de que la principal manifestacin de laIglesia se realiza en la participacin plena y activa de todo el pueblo santo de Dios en lasmismas celebraciones litrgicas, particularmente en la misma Eucarista, en una mismaoracin, junto al nico altar donde preside el Obispo, rodeado de su presbiterio y ministros.

    Vida l itrgica parroquial

    42. Como no lo es posible al Obispo, siempre y en todas partes, presidir personalmente en suIglesia a toda su grey, debe por necesidad erigir diversas comunidades de fieles. Entre ellassobresalen las parroquias, distribuidas localmente bajo un pastor que hace las veces delObispo, ya que de alguna manera representan a la Iglesia visible establecida por todo el orbe.

    De aqu la necesidad de fomentar terica y prcticamente entre los fieles y el clero la vidalitrgica parroquial y su relacin con el Obispo. Hay que trabajar para que florezca el sentidocomunitario parroquial, sobre todo en la celebracin comn de la Misa dominical.

    V) FOMENTO DE LA ACCIN PASTORAL LITRGICA

    Signo de Dios sobre nuestro tiempo

    43. El celo por promover y reformar la sagrada Liturgia se considera, con razn, como unsigno de las disposiciones providenciales de Dios en nuestro tiempo, como el paso del EsprituSanto por su Iglesia, y da un sello caracterstico a su vida, e inclusive a todo el pensamiento ya la accin religiosa de nuestra poca.

    En consecuencia, para fomentar todava ms esta accin pastoral litrgica en la Iglesia, elsacrosanto Concilio decreta:

    Comisin l itrgica nacional

    44. Conviene que la competente autoridad eclesistica territorial, de que se habla en el artculo22, prrafo 2, instituya una comisin Litrgica con la que colaborarn especialistas en laciencia litrgica, msica, arte sagrado y pastoral. A esta Comisin ayudar en lo posible uninstituto de Liturgia Pastoral compuesto por miembros eminentes en estas materias, sin excluirlos seglares, segn las circunstancias. La Comisin tendr como tarea encauzar dentro de suterritorio la accin pastoral litrgica bajo la direccin de la autoridad territorial eclesisticaarriba mencionada, y promover los estudios y experiencias necesarias cuando se trate deadaptaciones que deben proponerse a la Sede Apostlica.

    Comisin l i trgica diocesana

    45. Asimismo, cada dicesis contar con una Comisin de Liturgia para promover la accinlitrgica bajo la autoridad del Obispo.

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    A veces, puede resultar conveniente que varias dicesis formen una sola Comisin, la cualaunando esfuerzos promueva el apostolado litrgico.

    Comi siones de msica sagrada y arte sacro

    46. Adems de la Comisin de Sagrada Liturgia se establecern tambin en cada dicesis,dentro de lo posible, comisiones de msica y de arte sacro.

    Es necesario que estas tres comisiones trabajen en estrecha colaboracin, y aun muchas vecesconvendr que se fundan en una sola.

    CAPTULO II

    EL SACROSANTO MISTERIO DE LA EUCARISTA

    Mister io pascual

    47. Nuestro Salvador, en la ltima Cena, la noche que le traicionaban, instituy el SacrificioEucarstico de su Cuerpo y Sangre, con lo cual iba a perpetuar por los siglos, hasta su vuelta,el Sacrificio de la Cruz y a confiar a su Esposa, la Iglesia, el Memorial de su Muerte yResurreccin: sacramento de piedad, signo de unidad, vnculo de caridad, banquete pascual, enel cual se come a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloriavenidera.

    Participacin activa de los fieles

    48. Por tanto, la Iglesia, con solcito cuidado, procura que los cristianos no asistan a este

    misterio de fe como extraos y mudos espectadores, sino que comprendindolo bien a travsde los ritos y oraciones, participen conscientes, piadosa y activamente en la accin sagrada,sean instruidos con la palabra de Dios, se fortalezcan en la mesa del Cuerpo del Seor, dengracias a Dios, aprendan a ofrecerse a s mismos al ofrecer la hostia inmaculada no slo pormanos del sacerdote, sino juntamente con l, se perfeccionen da a da por Cristo mediador enla unin con Dios y entre s, para que, finalmente, Dios sea todo en todos.

    49. Por consiguiente, para que el sacrificio de la Misa, aun por la forma de los ritos alcanceplena eficacia pastoral, el sacrosanto Concilio, teniendo en cuanta las Misas que se celebrancon asistencia del pueblo, especialmente los domingos y fiestas de precepto, decreta losiguiente:

    Revisin del Or dinari o de la M isa

    50. Revsese el ordinario de la misa, de modo que se manifieste con mayor claridad el sentidopropio de cada una de las partes y su mutua conexin y se haga ms fcil la piadosa y activaparticipacin de los fieles.

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    En consecuencia, simplifquense los ritos, conservando con cuidado la sustancia; suprmanseaquellas cosas menos tiles que, con el correr del tiempo, se han duplicado o aadido;restablzcanse, en cambio, de acuerdo con la primitiva norma de los Santos Padres, algunascosas que han desaparecido con el tiempo, segn se estime conveniente o necesario.

    Mayor r iqueza bblica en el misal51. A fin de que la mesa de la palabra de Dios se prepare con ms abundancia para los fielesbranse con mayor amplitud los tesoros de la Biblia, de modo que, en un perodo determinadode aos, se lean al pueblo las partes ms significativas de la Sagrada Escritura.

    Se recomienda l a homi la

    52. Se recomienda encarecidamente, como parte de la misma Liturgia, la homila, en la cual seexponen durante el ciclo del ao litrgico, a partir de los textos sagrados, los misterios de la fey las normas de la vida cristiana. Ms an, en las Misas que se celebran los domingos y fiestas

    de precepto, con asistencia del pueblo, nunca se omita si no es por causa grave.Oracin de los fieles

    53. Restablzcase la oracin comn o de los fieles despus del Evangelio y la homila,principalmente los domingos y fiestas de precepto, para que con la participacin del pueblo sehagan splicas por la santa Iglesia, por los gobernantes, por los que sufren cualquiernecesidad, por todos los hombres y por la salvacin del mundo entero.

    Lengua verncula y latn

    54. En las Misas celebradas con asistencia del pueblo puede darse el lugar debido a la lenguaverncula, principalmente en las lecturas y en la oracin comn y, segn las circunstanciasdel lugar, tambin en las partes que corresponden al pueblo, a tenor del artculo 36 de estaConstitucin.

    Procrese, sin embargo, que los fieles sean capaces tambin de recitar o cantar juntos en latnlas partes del ordinario de la Misa que les corresponde.

    Si en algn sitio parece oportuno el uso ms amplio de la lengua verncula, cmplase loprescrito en el artculo 40 de esta Constitucin.

    Comunin bajo ambas especies

    55. Se recomienda especialmente la participacin ms perfecta en la misa, la cual consiste enque los fieles, despus de la comunin del sacerdote, reciban del mismo sacrificio el Cuerpodel Seor. Manteniendo firmes los principios dogmticos declarados por el Concilio deTrento, la comunin bajo ambas especies puede concederse en los casos que la SedeApostlica determine, tanto a los clrigos y religiosos como a los laicos, a juicio de los

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    Obispos, como, por ejemplo, a los ordenados, en la Misa de su sagrada ordenacin; a losprofesos, en la Misa de su profesin religiosa; a los nefitos, en la Misa que sigue al bautismo.

    Unidad de la Misa

    56. Las dos partes de que costa la Misa, a saber: la Liturgia de la palabra y la Eucarista, estntan ntimamente unidas que constituyen un solo acto de culto. Por esto el Sagrado Snodoexhorta vehemente a los pastores de almas para que en la catequesis instruyan cuidadosamentea los fieles acerca de la participacin en toda la misa, sobre todo los domingos y fiestas deprecepto.

    Concelebracin

    57. 1. La concelebracin, en la cual se manifiesta apropiadamente la unidad del sacerdocio,se ha practicado hasta ahora en la Iglesia, tanto en Oriente como en Occidente. Enconsecuencia, el Concilio decidi ampliar la facultad de concelebrar en los casos siguientes:

    1 a)El Jueves Santo, tanto en la Misa crismal como en la Misa vespertina.b)En las Misas de los concilios, conferencias episcopales y snodos.c)En la misa de la bendicin de un abad.

    2 Adems, con permiso del ordinario, al cual pertenece juzgar de la oportunidad de laconcelebracin.a)En las Misa conventual y en la Misa principal de las iglesias, cuando la utilidad de los fielesno exija que todos los sacerdotes presentes celebren por separado.b)En las Misas celebradas con ocasin de cualquier clase de reuniones de sacerdotes, lomismo seculares que religiosos.

    2.1 Con todo, corresponde al Obispo reglamentar la disciplina de la concelebracin en ladicesis.2 Sin embargo, quede siempre a salvo para cada sacerdote la facultad de celebrar la Misaindividualmente, pero no al mismo tiempo ni en la misma Iglesia, ni el Jueves de la Cena delSeor.

    58. Elabrese el nuevo rito de la concelebracin e inclyase en el Pontifical y en el Misalromanos.

    CAPTULO III

    LOS DEMS SACRAMENTOSY LOS SACRAMENTALES

    Sacramentos

    59. Los sacramentos estn ordenados a la santificacin de los hombres, a la edificacin delCuerpo de Cristo y, en definitiva, a dar culto a Dios; pero, en cuanto signos, tambin tienen un

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    fin pedaggico. No slo suponen la fe, sino que, a la vez, la alimentan, la robustecen y laexpresan por medio de palabras y de cosas; por esto se llaman sacramentos de la "fe".Confieren ciertamente la gracia, pero tambin su celebracin prepara perfectamente a losfieles para recibir fructuosamente la misma gracia, rendir el culto a dios y practicar la caridad.

    Por consiguiente, es de suma importancia que los fieles comprendan fcilmente los signossacramentales y reciban con la mayor frecuencia posible aquellos sacramentos que han sidoinstituidos para alimentar la vida cristiana.

    Sacramentales

    60. La santa madre Iglesia instituy, adems, los sacramentales. Estos son signos sagradoscreados segn el modelo de los sacramentos, por medio de los cuales se expresan efectos,sobre todo de carcter espiritual, obtenidos por la intercesin de la Iglesia. Por ellos, loshombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican lasdiversas circunstancias de la vida.

    Relacin con el misteri o pascual

    61. Por tanto, la Liturgia de los sacramentos y de los sacramentales hace que, en los fieles biendispuestos, casi todos los actos de la vida sean santificados por la gracia divina que emana delmisterio pascual de la Pasin, Muerte y Resurreccin de Cristo, del cual todos los sacramentosy sacramentales reciben su poder, y hace tambin que el uso honesto de las cosas materialespueda ordenarse a la santificacin del hombre y alabanza de Dios.

    Necesidad de una r eforma en los ritos

    62. Habindos e introducido en los ritos de los sacramentos y sacramentales, con el correr deltiempo, ciertas cosas que actualmente oscurecen de alguna manera su naturaleza y su fin, ysiendo necesarios acomodar otras a las necesidades presentes, el sacrosanto Conciliodetermina los siguiente para su revisin:

    Mayor cabida a la lengua verncula

    63. Como ciertamente el uso de la lengua verncula puede ser muy til para el pueblo en laadministracin de los sacramentos y de los sacramentales, debe drsele mayor cabida,conforme a las normas siguientes:a)En la administracin de los sacramentos y sacramentales se puede usar la lengua vernculaa tenor del artculo 36.b)Las competentes autoridades eclesisticas territoriales, de que se habla en el artculo 22,prrafo 2, de esta Constitucin, preparen cuanto antes, de acuerdo con la nueva edicin delRitual romano, rituales particulares acomodados a las necesidades de cada regin; tambin encuanto a la lengua y una vez aceptados por la Sede Apostlica, emplense en lascorrespondientes regiones. En la redaccin de estos rituales o particulares colecciones de ritosno se omitan las instrucciones que, en el Ritual romano, preceden a cada rito, tanto laspastorales y de rbrica como las que encierran una especial importancia comunitaria.

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    Catecumenado

    64. Resturese el catecumenado de adultos dividido en distintas etapas, cuya prcticadepender del juicio del ordinario del lugar; de esa manera, el tiempo del catecumenado,establecido para la conveniente instruccin, podr ser santificado con los sagrados ritos, que se

    celebrarn en tiempos sucesivos.En las misiones

    65. En las misiones, adems de los elementos de iniciacin contenidos en la tradicincristiana, pueden admitirse tambin aquellos que se encuentran en uso en cada pueblo, encuanto puedan acomodarse al rito cristiano segn la norma de los artculos 37 al 40 de estaConstitucin.

    Baut ismo de adultos

    66. Revsense ambos ritos del bautismo de adultos, tanto el simple como el solemne, teniendoen cuanta la restauracin del catecumenado, e insrtese en el misal romano la Misa propia Incollatione baptismi.

    Bauti smo de nios

    67. Revsese el rito del bautismo de los nios y adptese realmente a su condicin, y pngasems de manifiesto en el mismo rito la participacin y las obligaciones de los padres ypadrinos.

    Rito breve para casos especiales

    68. Para los casos de bautismos numerosos, en el rito bautismal, deben figurar lasadaptaciones necesarias, que se emplearn a juicio del ordinario del lugar. Redctese tambinun rito ms breve que pueda ser usado, principalmente en las misiones, por los catequistas, y,en general, en peligro de muerte, por los fieles cuando falta un sacerdote o un dicono.

    Rito nuevo

    69. En lugar del rito llamado Ordo supplendi omissa super infantem baptizatum, prepreseotro nuevo en el cual se ponga de manifiesto con mayor claridad y precisin que el niobautizado con el rito breve ya ha sido recibido en la Iglesia. Adems, para los que, bautizadosya vlidamente se convierten a la religin catlica, preprese un rito nuevo en el que semanifieste que son admitidos en la comunin de la Iglesia.

    Bendicin del agua bautismal

    70. Fuera del tiempo pascual, el agua bautismal puede ser bendecida, dentro del mismo rito delbautismo, usando una frmula ms breve que haya sido aprobada.

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    Rito de la Conf irmacin

    71. Revsese tambin el rito de la confirmacin, para que aparezca ms claramente la ntimarelacin de este sacramento con toda la iniciacin cristiana; por tanto, conviene que larenovacin de las promesas del bautismo preceda a la celebracin del sacramento. La

    confirmacin puede ser administrada, segn las circunstancias, dentro de la Misa. Para el ritofuera de la Misa, preprese una frmula que ser usada a manera de introduccin.

    Rito de la Peni tencia

    72. Revsese el rito y las frmulas de la penitencia de manera que expresen ms claramente lanaturaleza y efecto del sacramento.

    Uncin de enfermos

    73. La extremauncin, que tambin, y mejor, puede llamarse uncin de enfermos, no es

    slo el Sacramento de quienes se encuentran en los ltimos momentos de su vida. Por tanto, eltiempo oportuno para recibirlo comienza cuando el cristiano ya empieza a estar en peligro demuerte por enfermedad o vejez.

    Reforma del ri to

    74. Adems de los ritos separados de la uncin de enfermos y del vitico, redctese un ritocontinuado, segn el cual la uncin sea administrada al enfermo despus de la confesin yantes del recibir el vitico.

    Nmero de unciones y oraciones

    75. Adptese, segn las circunstancias, el nmero de las unciones, y revsense las oracionescorrespondientes al rito de la uncin de manera que respondan a las diversas situaciones de losenfermos que reciben el sacramento.

    Revisin del r ito de la ordenacin

    76. Revsense los ritos de las ordenaciones, tanto en lo referente a las ceremonias como a lostextos. Las alocuciones del Obispo, al comienzo de cada ordenacin o consagracin, puedenhacerse en lengua verncula. En la consagracin episcopal, todos los Obispos presentespueden imponer las manos.

    Rito del matr imonio

    77. Revsese y enriquzcase el rito de la celebracin del matrimonio que se encuentra en elRitual romano, de modo que se exprese la gracia del sacramento y se inculquen los deberes delos esposos con mayor claridad.

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    Si en alguna parte estn en uso otras laudables costumbres y ceremonias en la celebracin delSacramento del Matrimonio, el Santo Snodo desea ardientemente que se conserven.

    Adems, la competente autoridad eclesistica territorial, de que se habla en el artculo 22,prrafo 2, de esta Constitucin, tiene la facultad, segn la norma del artculo 63, de elaborar un

    rito propio adaptado a las costumbres de los diversos lugares y pueblos, quedando en pie la leyde que el sacerdote asistente pida y reciba el consentimiento de los contrayentes.

    Celebracin del matrimonio

    78. Celbrese habitualmente el matrimonio dentro de la Misa, despus de la lectura delEvangelio y de la homila, antes de la oracin de los fieles. La oracin por la esposa,oportunamente revisada de modo que inculque la igualdad de ambos esposos en la obligacinde mutua fidelidad, puede recitarse en lengua verncula.

    Si el sacramento del Matrimonio se celebra sin Misa, lanse al principio del rito la epstola y el

    evangelio de la Misa por los esposos e imprtase siempre la bendicin nupcial.Revisin de los sacramentales

    79. Revsense los sacramentales teniendo en cuanta la norma fundamental de la participacinconsciente, activa y fcil de los fieles, y atendiendo a las necesidades de nuestros tiempos. Enla revisin de los rituales, a tenor del artculo 63, se pueden aadir tambin nuevossacramentales, segn lo pida la necesidad.

    Sean muy pocas las bendiciones reservadas y slo en favor de los Obispos u ordinarios.Provase para que ciertos sacramentales, al menos en circunstancias particulares, y a juicio delordinario, puedan ser administrados por laicos que tengan las cualidades convenientes.

    La profesin reli giosa

    80. Revsese el rito de la consagracin de Vrgenes que forma parte del Pontifical romano.Redctese, adems, un rito de profesin religiosa y de renovacin de votos que contribuya auna mayor unidad, sobriedad y dignidad, con obligacin de ser adoptado por aquellos querealizan la profesin o renovacin de votos dentro de la Misa, salvo derecho particular. Eslaudable que se haga la profesin religiosa dentro de la Misa.

    Rito de la exequi as

    81. El rito de las exequias debe expresar ms claramente el sentido pascual de la muertecristiana y responder mejor a las circunstancias y tradiciones de cada pas, aun en lo referenteal color litrgico.

    82.Revsese el rito de la sepultura de nios, dotndolo de una Misa propia.

    CAPTULO IV

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    EL OFICIO DIVINO

    Obra de Cri sto y de la I glesia

    83. El Sumo Sacerdote de la nueva y eterna Alianza, Cristo Jess, al tomar la naturaleza

    humana, introdujo en este exilio terrestre aquel himno que se canta perpetuamente en lasmoradas celestiales. El mismo une a S la comunidad entera de los hombres y la asocia alcanto de este divino himno de alabanza.

    Porque esta funcin sacerdotal se prolonga a travs de su Iglesia, que, sin cesar, alaba al Seore intercede por la salvacin de todo el mundo no slo celebrando la Eucarista, sino tambinde otras maneras, principalmente recitando el Oficio divino.

    84. Por una antigua tradicin cristiana, el Oficio divino est estructurado de tal manera que laalabanza de Dios consagra el curso entero del da y de la noche, y cuando los sacerdotes ytodos aquellos que han sido destinados a esta funcin por institucin de la Iglesia cumplen

    debidamente ese admirable cntico de alabanza, o cuando los fieles oran junto con el sacerdoteen la forma establecida, entonces es en verdad la voz de la misma Esposa que habla al Esposo;ms an, es la oracin de Cristo, con su Cuerpo, al Padre.

    Obl igacin y al tsimo honor

    85. Por tanto, todos aquellos que ejercen esta funcin, por una parte, cumplen la obligacin dela Iglesia, y por otra, participan del altsimo honor de la Esposa de Cristo, ya que, mientrasalaban a Dios, estn ante su trono en nombre de la madre Iglesia.

    Valor pastoral del Of icio divino

    86. Los sacerdotes dedicados al sagrado ministerio pastoral rezarn con tanto mayor fervor lasalabanzas de las Horas cuando ms vivamente estn convencidos de que deben observar laamonestacin de San Pablo: Orad sin interrupcin (1 Tes., 5,17); pues slo el Seor puededar eficacia y crecimiento a la obra en que trabajan, segn dijo: Sin M, no podis hacernada (Jn., 15,5); por esta razn los Apstoles, al constituir diconos, dijeron: As nosotrosnos dedicaremos de lleno a la oracin y al ministerio de la palabra (Act., 6,4).

    87. Pero al fin de que los sacerdotes y dems miembros de la Iglesia puedan rezar mejor y msperfectamente el Oficio divino en las circunstancias actuales, el sacrosanto Concilio,prosiguiendo la reforma felizmente iniciada por la Santa Sede, ha determinado establecer losiguiente, en relacin con el Oficio segn el rito romano:

    Curso tradicional de las Horas

    88. Siendo el fin del Oficio la santificacin del da, restablzcase el curso tradicional de lasHoras de modo que, dentro de lo posible, stas correspondan de nuevo a su tiempo natural y ala vez se tengan en cuenta las circunstancias de la vida moderna en que se hallanespecialmente aquellos que se dedican al trabajo apostlico.

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    89. Por tanto, en la reforma del Oficio gurdense estas normas:a)Laudes, como oracin matutina, y Vsperas, como oracin vespertina, que, segn lavenerable tradicin de toda la Iglesia, son el doble quicio sobre el que gira el Oficio cotidiano,se deben considerar y celebrar como las Horas principales.b)Las Completas tengan una forma que responda al final del da.

    c)La hora llamada Maitines, aunque en el coro conserve el carcter de alabanza nocturna,compngase de manera que pueda rezarse a cualquier hora del da y tenga menos salmos ylecturas ms largas.d)Suprmase la Hora de Prima.e)En el coro consrvense las Horas menores, Tercia, Sexta y Nona. Fuera del coro se puededecir una de las tres, la que ms se acomode al momento del da.

    Fuente de piedad

    90. El Oficio divino, en cuanto oracin pblica de la Iglesia, es, adems, fuente de piedad yalimento de la oracin personal. por eso se exhorta en el Seor a los sacerdotes y a cuantosparticipan en dicho Oficio, que al rezarlo, la mente concuerde con la voz, y para conseguirlomejor adquieran una instruccin litrgica y bblica ms rica, principalmente acerca de lossalmos.

    Al realizar la reforma, adptese el tesoro venerable del Oficio romano de manera que puedandisfrutar de l con mayor amplitud y facilidad todos aquellos a quienes se les confa.

    Distr ibucin de los salmos

    91. Para que pueda realmente observarse el curso de las Horas, propuesto en el artculo 89,distribyanse los salmos no es una semana, sino en un perodo de tiempo ms largo.

    El trabajo de revisin del Salterio, felizmente emprendido, llvese a trmino cuanto antes,teniendo en cuenta el latn cristiano, el uso litrgico, incluido el canto, y toda la tradicin de laIglesia latina.

    Ordenacin de las lectur as

    92. En cuanto a las lecturas, obsrvese lo siguiente:a)Ordnense las lecturas de la Sagrada Escritura de modo que los tesoros de la palabra divinasean accesibles, con mayor facilidad y plenitud.b)Estn mejor seleccionadas las lecturas tomadas de los Padres, Doctores y Escritoreseclesisticos.c)Devulvase su verdad histrica a las pasiones o vidas de los santos.

    Revisin de los himnos

    93. Restityase a los himnos, en cuento sea conveniente, la forma primitiva, quitando ocambiando lo que tiene sabor mitolgico o es menos conforme a la piedad cristiana. Segn la

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    conveniencia, introdzcanse tambin otros que se encuentran en el rico repertoriohimnolgico.

    Tiempo del r ezo de las Horas

    94. Ayuda mucho, tanto para santificar realmente el da como para recitar con fruto espirituallas Horas, que en su recitacin se observe el tiempo ms aproximado al verdadero tiemponatural de cada Hora cannica.

    Obligacin del Oficio divino

    95. Las comunidades obligadas al coro, adems de la Misa conventual, estn obligadas acelebrar cada da el Oficio divino en el coro, en esta forma:a)Todo el Oficio, las comunidades de cannigos, de monjes y monjas y de otros regularesobligados al coro por derecho o constituciones.b)Los cabildos catedrales o colegiales, las partes del Oficio a que estn obligados por derecho

    comn o particular.c)Todos los miembros de dichas comunidades que o tengan rdenes mayores o hayan hechoprofesin solemne, exceptuados los legos, deben recitar en particular las Horas cannicas queno hubieren rezado en coro.

    96. Los clrigos no obligados a coro, si tienen rdenes mayores, estn obligados a rezardiariamente, en privado o en comn, todo el Oficio, a tenor del artculo 89.

    97. Determinen las rbricas las oportunas conmutaciones del Oficio divino con una accinlitrgicas.

    En casos particulares, y por causa justa, los ordinarios pueden dispensar a sus sbditos de laobligacin de rezar el Oficio, en todo o en parte, o bien permutarlo.

    Oracin pbli ca de la Iglesia

    98. Los miembros de cualquier Instituto de estado de perfeccin que, en virtud de lasConstituciones, rezan alguna parte del Oficio divino, hacen oracin pblica de la Iglesia.

    Asimismo hacen oracin pblica de la Iglesia si rezan, en virtud de las Constituciones, algnOficio parvo, con tal que est estructurado a la manera del Oficio divino y debidamenteaprobado.

    Recitacin comunitaria del Oficio divino

    99. siendo el Oficio divino la voz de la Iglesia o sea, de todo el Cuerpo mstico, que alabapblicamente a Dios, se recomienda que los clrigos no obligados a coro, y principalmente lossacerdotes que viven en comunidad o se hallan reunidos, recen en comn, al menos, una partedel Oficio divino.

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    Todos cuantos rezan el Oficio, ya en coro ya en comn, cumplan la funcin que se les haconfiado con la mxima perfeccin, tanto por la devocin interna como por la manera externade proceder. Conviene, adems, que, segn las ocasiones, se cante el Oficio en el coro y encomn.

    Participacin de los fieles en el Oficio100. Procuren los pastores de almas que las Horas principales, especialmente las Vsperas, secelebren comunitariamente en la Iglesia los domingos y fiestas ms solemnes. Se recomienda,asimismo, que los laicos recen el Oficio divino o con los sacerdotes o reunidos entre s einclusive en particular.

    Uso del latn o de la lengua verncula

    101. 1. De acuerdo con la tradicin secular del rito latino, en el Oficio divino se ha deconservar para los clrigos la lengua latina. Sin embargo, para aquellos clrigos a quienes el

    uso del latn significa un grave obstculo en el rezo digno del Oficio, el ordinario puedeconceder en cada caso particular el uso de una traduccin verncula segn la norma delartculo 36.

    2. El superior competente puede conceder a las monjas y tambin a los miembros, varonesno clrigos o mujeres, de los Institutos de estado de perfeccin, el uso de la lengua vernculaen el Oficio divino, aun para la recitacin coral, con tal que la versin est aprobada.

    3. Cualquier clrigo que, obligado al Oficio divino, lo celebra en lengua verncula con ungrupo de fieles o con aquellos a quienes se refiere el 2, satisface su obligacin siempre quela traduccin est aprobada.

    CAPTULO V

    EL AO LITRGICO

    Senti do del ao l itrgico

    102. La santa madre Iglesia considera deber suyo celebrar con un sagrado recuerdo en dasdeterminados a travs del ao la obra salvfica de su divino Esposo. Cada semana, en el daque llam del Seor, conmemora su Resurreccin, que una vez al ao celebra tambin,junto con su santa Pasin, en la mxima solemnidad de la Pascua.

    Adems, en el crculo del ao desarrolla todo el misterio de cristo, desde la Encarnacin y laNavidad hasta la Ascensin, Pentecosts y la expectativa de la dichosa esperanza y venida delSeor.

    Conmemorando as los misterios de la Redencin, abre las riquezas del poder santificador y delos mritos de su Seor, de tal manera que, en cierto modo, se hacen presentes en todo tiempopara que puedan los fieles ponerse en contacto con ellos y llenarse de la gracia de la salvacin.

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    103. En la celebracin de este crculo anual de los misterios de Cristo, la santa Iglesia veneracon amor especial a la bienaventurada Madre de Dios, la Virgen Mara,unida con lazoindisoluble a la obra salvfica del su Hijo; en Ella, la Iglesia admira y ensalza el fruto msesplndido de la Redencin y la contempla gozosamente, como una pursima imagen de lo queella misma, toda entera, ansa y espera ser.

    104. Adems, la Iglesia introdujo en el crculo anual el recuerdo de los mrtires y de los demssantos, que llegados a la perfeccin por la multiforme gracia de Dios y habiendo ya alcanzadola salvacin eterna, cantan la perfecta alabanza a Dios en el cielo e interceden por nosotros.Porque al celebrar el trnsito de los santos de este mundo al cielo, la Iglesia proclama elmisterio pascual cumplido en ellos, que sufrieron y fueron glorificados con Cristo, propone alos fieles sus ejemplos, los cuales atraen a todos por Cristo al Padre y por los mritos de losmismos implora los beneficios divinos.

    105. Por ltimo, en diversos tiempos del ao, de acuerdo a las instituciones tradicionales, laIglesia completa la formacin de los fieles por medio de ejercicios de piedad espirituales ycorporales, de la instruccin, de la plegaria y las obras de penitencia y misericordia. Enconsecuencia, el sacrosanto Concilio decidi establecer lo siguiente:

    Revalor izacin del domingo

    106. La Iglesia, por una tradicin apostlica, que trae su origen del mismo da de laResurreccin de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho das, en el da que es llamadocon razn "da del Seor" o domingo. En este da los fieles deben reunirse a fin de que,escuchando la palabra de Dios y participando en la Eucarista, recuerden la Pasin, laResurreccin y la gloria del Seor Jess y den gracias a Dios, que los hizo renacer a la vivaesperanza por la Resurreccin de Jesucristo de entre los muertos (1 Pe, 1,3). Por esto eldomingo es la fiesta primordial, que debe presentarse e inculcarse a la piedad de los fieles, demodo que sea tambin da de alegra y de liberacin del trabajo. No se le antepongan otrassolemnidades, a no ser que sean de veras de suma importancia, puesto que el domingo es elfundamento y el ncleo de todo el ao litrgico.

    Revisin del ao l i trgico

    107. Revsese al ao litrgico de manera que, conservadas o restablecidas las costumbres einstituciones tradicionales de los tiempos sagrados de acuerdo con las circunstancias denuestra poca, se mantenga su ndole primitiva para que alimente debidamente la piedad de losfieles en la celebracin de los misterios de la redencin cristiana, muy especialmente delmisterio pascual. Las adaptaciones, de acuerdo con las circunstancias de lugar, si sonnecesarias, hganse segn la norma de los artculos 39 y 40.

    Orientacin de los fieles

    108. Orintese el espritu de los fieles, sobre todo, a las fiestas del Seor, en las cuales secelebran los misterios de salvacin durante el curso del ao. Por tanto, el cielo temporal tengasu debido lugar por encima de las fiestas de los santos, de modo que se conmemoreconvenientemente el ciclo entero del misterio salvfico.

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    Cuaresma

    109. Puesto que el tiempo cuaresmal prepara a los fieles, entregados ms intensamente a or lapalabra de Dios y a la oracin, para que celebran el misterio pascual, sobre todo mediante elrecuerdo o la preparacin del bautismo y mediante la penitencia, dse particular relieve en la

    Liturgia y en la catequesis litrgica al doble carcter de dicho tiempo. Por consiguiente:a)Usense con mayor abundancia los elementos bautismales propios de la Liturgia cuaresmaly, segn las circunstancias, resturense ciertos elementos de la tradicin anterior.b)Dgase lo mismo de los elementos penitenciales. Y en cuanto a la catequesis, inclquese alos fieles, junto con las consecuencias sociales del pecado, la naturaleza propia de lapenitencia, que lo detesta en cuanto es ofensa de Dios; no se olvide tampoco la participacinde la Iglesia en la accin penitencial y encarzcase la oracin por los pecadores.

    Peni tencia individual y social

    110. La penitencia del tiempo cuaresmal no debe ser slo interna e individual, sino tambinexterna y social. Fomntese la prctica penitencia de acuerdo con las posibilidades de nuestrotiempo y de los diversos paises y condiciones de los fieles y recomindese por parte de lasautoridades de que se habla en el artculo 22.

    Sin embargo, tngase como sagrado el ayuno pascual; ha de celebrarse en todas partes elViernes de la Pasin y Muerte del Seor y aun extenderse, segn las circunstancias, al SbadoSanto, para que de este modo se llegue al gozo del Domingo de Resurreccin con nimoelevado y entusiasta.

    F iestas de los santos

    111. De acuerdo con la tradicin, la Iglesia rinde culto a los santos y venera sus imgenes ysus reliquias autnticas. Las fiestas de los santos proclaman las maravillas de Cristo en susservidores y proponen ejemplos oportunos a la imitacin de los fieles.

    Para que las fiestas de los santos no prevalezcan sobre los misterios de la salvacin, djese lacelebracin de muchas de ellas a las Iglesias particulares, naciones o familias religiosas,extendiendo a toda la Iglesia slo aquellas que recuerdan a santos de importancia realmenteuniversal.

    CAPTULO VI

    LA MSICA SAGRADA

    Dign idad de la msica sagrada

    112. La tradicin musical de la Iglesia universal constituye un tesoro de valor inestimable, quesobresale entre las dems expresiones artsticas, principalmente porque el canto sagrado, unidoa las palabras, constituye una parte necesaria o integral de la Liturgia solemne.

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    En efecto, el canto sagrado ha sido ensalzado tanto por la Sagrada Escritura, como por losSantos Padres, los Romanos Pontfices, los cuales, en los ltimos tiempos, empezando por SanPo X, han expuesto con mayor precisin la funcin ministerial de la msica sacra en elservicio divino.

    La msica sacra, por consiguiente, ser tanto ms santa cuanto ms ntimamente est unida ala accin litrgica, ya sea expresando con mayor delicadeza la oracin o fomentando launanimidad, ya sea enriqueciendo la mayor solemnidad los ritos sagrados. Adems, la Iglesiaaprueba y admite en el culto divino todas las formas de arte autntico que estn adornadas delas debidas cualidades.

    Por tanto, el sacrosanto Concilio, manteniendo las normas y preceptos de la tradicin ydisciplinas eclesisticas y atendiendo a la finalidad de la msica sacra, que es gloria de Dios yla santificacin de los fieles, establece lo siguiente:

    Primaca de la Litur gia solemne

    113. La accin litrgica reviste una forma ms noble cuando los oficios divinos se celebransolemnemente con canto y en ellos intervienen ministros sagrados y el pueblo participaactivamente.

    En cuanto a la lengua que debe usarse, cmplase lo dispuesto en el artculo 36; en cuanto a laMisa, el artculo 54; en cuanto a los sacramentos, el artculo 63, en cuanto al Oficio divino, elartculo 101.

    Participacin activa de los fieles

    114. Consrvese y cultvese con sumo cuidado el tesoro de la msica sacra. Fomntensediligentemente las "Scholae cantorum", sobre todo en las iglesias catedrales. Los Obispos ydems pastores de almas procuren cuidadosamente que en cualquier accin sagrada con canto,toda la comunidad de los fieles pueda aportar la participacin activa que le corresponde, atenor de los artculos 28 y 30.

    Formacin musical

    115. Dse mucha importancia a la enseanza y a la prctica musical en los seminarios, en losnoviciados de religiosos de ambos sexos y en las casas de estudios, as como tambin en losdems institutos y escuelas catlicas; para que se pueda impartir esta enseanza, frmense conesmero profesores encargados de la msica sacra.

    Se recomienda, adems, que, segn las circunstancias, se erijan institutos superiores de msicasacra.

    Dse tambin una genuina educacin litrgica a los compositores y cantores, en particular alos nios.

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    Canto gregoriano y canto poli fni co

    116. La Iglesia reconoce el canto gregoriano como el propio de la liturgia romana; en igualdadde circunstancias, por tanto, hay que darle el primer lugar en las acciones litrgicas.

    Los dems gneros de msica sacra, y en particular la polifona, de ninguna manera han deexcluirse en la celebracin de los oficios divinos, con tal que respondan al espritu de la accinlitrgica a tenor del artculo 30.

    Edicin de li bros de canto gregori ano

    117. Compltese la edicin tpica de los libros de canto gregoriano; ms an: preprese unaedicin ms crtica de los libros ya editados despus de la reforma de San Po X.

    Tambin conviene que se prepare una edicin que contenga modos ms sencillos, para uso delas iglesias menores.

    Canto reli gioso popular

    118. Fomntese con empeo el canto religioso popular, de modo que en los ejercicios piadososy sagrados y en las mismas acciones litrgicas, de acuerdo con las normas y prescripciones delas rbricas, resuenen las voces de los fieles.

    Estima de la tradicin musical propia

    119. Como en ciertas regiones, principalmente en las misiones, hay pueblos con tradicinmusical propia que tiene mucha importancia en su vida religiosa y social, dse a este msica la

    debida estima y el lugar correspondiente no slo al formar su sentido religioso, sino tambin alacomodar el culto a su idiosincrasia, a tenor de los artculos 39 y 40.

    Por esta razn, en la formacin musical de los misioneros procrese cuidadosamente que,dentro de lo posible, puedan promover la msica tradicional de su pueblo, tanto en las escuelascomo en las acciones sagradas.

    rgano de tubos y otros instrumentos

    120. Tngase en gran estima en la Iglesia latina el rgano de tubos, como instrumento musicaltradicional, cuyo sonido puede aportar un esplendor notable a las ceremonias eclesisticas ylevantar poderosamente las almas hacia Dios y hacia las realidades celestiales.

    En el culto divino se pueden admitir otros instrumentos, a juicio y con el consentimiento de laautoridad eclesistica territorial competente, a tenor de los arts. 22 2; 37 y 40, siempre quesean aptos o puedan adaptarse al uso sagrado, convengan a la dignidad del templo ycontribuyan realmente a la edificacin de los fieles.

    Cual idades y misin de los compositores

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    121. Los compositores verdaderamente cristianos deben sentirse llamados a cultivar la msicasacra y a acrecentar su tesoro.

    Compongan obras que presenten las caractersticas de verdadera msica sacra y que no slopuedan ser cantadas por las mayores "Scholae cantorum", sino que tambin estn al alcance de

    los coros ms modestos y fomenten la participacin activa de toda la asamblea de los fieles.Los textos destinados al canto sagrado deben estar de acuerdo con la doctrina catlica; msan: deben tomarse principalmente de la Sagrada Escritura y de las fuentes litrgicas.

    CAPTULO VII

    EL ARTE Y LOS OBJETOS SAGRADOS

    Dignidad del arte sagrado

    122. Entre las actividades ms nobles del ingenio humano se cuentan, con razn, las bellasartes, principalmente el arte religioso y su cumbre, que es el arte sacro.

    Estas, por su naturaleza, estn relacionadas con la infinita belleza de Dios, que intentanexpresar de alguna manera por medio de obras humanas. Y tanto ms pueden dedicarse a Diosy contribuir a su alabanza y a su gloria cuanto ms lejos estn de todo propsito que no seacolaborar lo ms posible con sus obras para orientar santamente los hombres hacia Dios.

    Por esta razn, la santa madre Iglesia fue siempre amiga de las bellas artes, buscconstantemente su noble servicio, principalmente para que las cosas destinadas al cultosagrado fueran en verdad dignas, decorosas y bellas, signos y smbolos de las realidades

    celestiales. Ms an: la Iglesia se consider siempre, con razn, como rbitro de las mismas,discerniendo entre las obras de los artistas aquellas que estaban de acuerdo con la fe, la piedady las leyes religiosas tradicionales y que eran consideradas aptas para el uso sagrado.

    La Iglesia procur con especial inters que los objetos sagrados sirvieran al esplendor del cultocon dignidad y belleza, aceptando los cambios de materia, forma y ornato que el progreso dela tcnica introdujo con el correr del tiempo.

    En consecuencia, los Padres decidieron determinar, acerca de este punto, lo siguiente:

    L ibre ejerci cio de esti lo artsti co

    123. La Iglesia nunca consider como propio ningn estilo artstico, sino que acomodndoseal carcter y condiciones de los pueblos y a las necesidades de los diversos ritos, acept lasformas de cada tiempo, creando en el curso de los siglos un tesoro artstico digno de serconservado cuidadosamente. Tambin el arte de nuestro tiempo, y el de todos los pueblos yregiones, ha de ejercerse libremente en la Iglesia, con tal que sirva a los edificios y ritossagrados con el debido honor y reverencia; para que pueda juntar su voz a aquel admirableconcierto que los grandes hombres entonaron a la fe catlica en los siglos pasados.

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    Arte au tnti camente sacro

    124. Los ordinarios, al promover y favorecer un arte autnticamente sacro, busquen ms unanoble belleza que la mera suntuosidad. Esto se ha de aplicar tambin a las vestiduras yornamentacin sagrada.

    Procuren cuidadosamente los Obispos que sean excluidas de los templos y dems lugaressagrados aquellas obras artsticas que repugnen a la fe, a las costumbres y a la piedad cristianay ofendan el sentido autnticamente religioso, ya sea por la depravacin de las formas, ya seapor la insuficiencia, la mediocridad o la falsedad del arte.

    Al edificar los templos, procrese con diligencia que sean aptos para la celebracin de lasacciones litrgicas y para conseguir la participacin activa de los fieles.

    Imgenes sagradas

    125. Mantngase firmemente la prctica de exponer imgenes sagradas a la veneracin de losfieles; con todo, que sean pocas en nmero y guarden entre ellas el debido orden, a fin de queno causen extraeza al pueblo cristiano ni favorezcan una devocin menos ortodoxa.

    Vigi lancia de los Ordinarios

    126. Al juzgar las obras de arte, los ordinarios de lugar consulten a la Comisin Diocesana deArte Sagrado, y si el caso lo requiere, a otras personas muy entendidas, como tambin a lasComisiones de que se habla en los artculos 44, 45 y 46.

    Vigilen con cuidado los ordinarios para que los objetos sagrados y obras preciosas, dado que

    son ornato de la casa de Dios, no se vendan ni se dispersen.Formacin integral de los artistas

    127. Los Obispos, sea por s mismos, sea por medio de sacerdotes competentes, dotados deconocimientos artsticos y aprecio por el arte, intersense por los artistas, a fin de imbuirlosdel espritu del arte sacro y de la sagrada Liturgia.

    Se recomienda, adems, que, en aquellas regiones donde parezca oportuno, se establezcanescuelas o academias de arte sagrado para la formacin de artistas.

    Los artistas que llevados por su ingenio desean glorificar a Dios en la santa Iglesia, recuerdensiempre que su trabajo es una cierta imitacin sagrada de Dios creador y que sus obras estndestinadas al culto catlico, a la edificacin de los fieles y a su instruccin religiosa.

    Revisin de la legislacin del arte sacro

    128. Revsense cuanto antes, junto con los libros litrgicos, de acuerdo con el artculo 25, loscnones y prescripciones eclesisticas que se refieren a la disposicin de las cosas externas del

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    culto sagrado, sobre todo en lo referente a la apta y digna edificacin de los tiempos, a laforma y construccin de los altares, a la nobleza, colocacin y seguridad del sagrario, as comotambin a la funcionalidad y dignidad del baptisterio, al orden conveniente de las imgenessagradas, de la decoracin y del ornato. Corrjase o suprmase lo que parezca ser menosconforme con la Liturgia reformada y consrvese o introdzcase lo que la favorezca.

    En este punto, sobre todo en cuanto a la materia y a la forma de los objetos y vestidurassagradas se da facultad a las asambleas territoriales de Obispos para adaptarlos a lascostumbres y necesidades locales, de acuerdo con el artculo 22 de esta Constitucin.

    Formacin ar tstica del clero

    129. Los clrigos, mientras estudian filosofa y teologa, deben ser instruidos tambin sobre lahistoria y evolucin del arte sacro y sobre los sanos principios en que deben fundarse susobras, de modo que sepan apreciar y conservar los venerables monumentos de la Iglesia ypuedan orientar a los artistas en la ejecucin de sus obras.

    I nsignias pontif icales

    130. Conviene que el uso de insignias pontificales se reserve a aquellas personas eclesisticasque tienen o bien el carcter episcopal o bien alguna jurisdiccin particular.

    A P N D I C E

    Declaracin del sacrosanto Concilio Ecumnico Vaticano IIsobre la revisin del calendario

    El sacrosanto Concilio Ecumnico Vaticano II, reconociendo la importancia de los deseos demuchos con respecto a la fijacin de la fiesta de Pascua en un domingo determinado y a laestabilizacin del calendario, despus de examinar cuidadosamente las consecuencias quepodran seguirse de la introduccin del nuevo calendario, declara lo siguiente:

    1. El sacrosanto Concilio no se opone a que la fiesta de Pascua se fije en un domingodeterminado dentro del Calendario Gregoriano, con tal que den su asentimiento todos los queestn interesados, especialmente los hermanos separados de la comunin con la SedeApostlica.

    2. Adems, el sacrosanto Concilio declara que no se opone a las gestiones ordenadas aintroducir un calendario perpetuo de la sociedad civil.

    La Iglesia no se opone a los diversos proyectos que se estn elaborando para establecer elcalendario perpetuo e introducirlo en la sociedad civil, con tal que conserven y garanticen lasemana de siete das con el domingo, sin aadir ningn da que quede al margen de la semana,de modo que la sucesin de las semanas se mantenga intacta, a no ser que se presenten razonesgravsimas, de las que juzgar la Sede Apostlica.

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    En nombre de la Santsima e individua Trinidad, Padre, Hijo y Espritu Santo.

    Todas y cada una de las cosas contenidas en esta Constitucin han obtenido el beneplcito delos Padres del Sacrosanto Concilio. Y Nos, en virtud de la potestad apostlica recibida deCristo, juntamente con los Venerables Padres, las aprobamos, decretamos y establecemos en el

    Espritu Santo y mandamos que lo as decidido conciliarmente sea promulgado para gloria deDios.

    Roma, en San Pedro, 4 de diciembre de 1963.

    Yo, PABLO, Obispo de la Iglesia Catlica