revista el culo del mundo no. 9

http://cudemun.blogspot.com El Culo del Mundo

EL CULO DEL MUNDO __________________________________

REVISTA DE LITERATURA ALTERNATIVA

Cuento – Narrativa – Poesía – Epístola Nº 9 Mayo 31 de 2010

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«Edición epistolar»

Mascarafilia

“Excitación con la máscara del

Santo o Blue Demon”


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[Sumario]

Declaración a los religiosos despiritualizados [7]

A quien corresponda [11]

Junín, Mar del Plata y Buenos Aires [13]

Cansada [17]

Se puede llorar [18]

IPDLCA [19]

Juliodosmil11 [22]

Tu nombre [26]

Cuando caminemos juntos [27]

Nunca te vayas sin saber qué onda [29]

The fucking police [36]

Virgen agonizante [42]

Motivada por hostigante lujuria [43]

Una familia de credos [44]

La visita [48]

La fuga [51]

No cover [55]

[Pesadillas para vírgenes de Onán]

Tarantino y Kubrick ya lo hicieron [58]


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Culeristas: En portada:

[H. Consejo Editorial]

Tristana Landeros

Armando Pacheco

Luis Valdez

Ricardo Paredes

[Coordinación General]

Adán Reyes Román

[Difusión]

Luis Valdez “Caminata por calle central”

Gabriela Tolentino

[Contacto]

[email protected]

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* Arte de interiores (Nº 9)

Gabriela Tolentino

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mailto:[email protected]

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Nota Editorial

¿De quién son las palabras que vagamente proferimos? ¿A

quién le pertenece ese extraño resonar de los nombres

dentro del cuerpo? Si la lengua materna nos colma como

rebosado cántaro de empatías involuntarias, las palabras

que alcanzamos a decir no son más que un préstamo que se

paga de a poco y que compartimos con cada vecino

adyacente.

La palabra de amor, la pronunciada al filo del ocaso,

el desencuentro sonoro de los verbos, el llanto de

consuelo, la finísima estancia en el recuerdo; son

instancias por las cuales perpetuamos esta necedad de

comunicarnos aún en lo inentendible. Por eso, alargar las

palabras más allá de la lengua es un esfuerzo por

recordarnos en la parsimonia de lo lejano, de la otra

orilla desde la que alguien escuchará alguna vez y dirá

nuestros nombres con un gesto de amistad o de repulsa,

pero ciertamente con atención.

De esta manera hemos querido lanzar nuestras botellas

al oleaje de lo otro, hinchadas con el mensaje inacabado

para los que nos leen en la plenitud de la incógnita y que

desde algún puerto distante pronunciarán los mismos sueños

con que nos hemos desencajado la mirada propia.

Cada quien su carta, cada quien su modo y su

voracidad.

Bienvenidos sean a esta edición epistolar de El Culo

del Mundo… amigos.

Adán Reyes Román


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El Hoyo Negro


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Declaración a los religiosos despiritualizados

Mariana Pequeno

“…si lo que hago es bueno para mí y para mi religión,

para mi vida de ahora y después,

que la tarea sea fácil y bienaventurada.

Si lo que hago ahora es malo para mí y para mi religión,

para mi vida y después,

mantenme lejos de esa tarea.”

Profeta Mahoma, siglo VII

Yo, confieso ante Dios Todopoderoso y ante ustedes,

hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra

y omisión: por mi culpa, por la culpa de mi hermano, de mi

madre, de mi padre, del

vecino, del amigo, del

enemigo, por tu culpa, por

la de ellos y las de todos.

Por eso y más le ruego a

Santa María, siempre

Virgen, a los ángeles, a

los santos y a ustedes, que

se hacen llamar de

hermanos, que no intercedan

por mí ante su Dios, su

Señor. Amén.

Ante las insensateces

a las que estoy expuesta

constantemente, en

ocasiones olvido el tono

agrio con el que

acostumbran a brotar mis

letras; razón por la cual

me dispenso por atreverme a


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exponerlos a la toxicidad del presente texto, que no

pretende ser nocivo para la salud; pero si tiene una buena

dosis de inconformidad; cuestión que se resume en

concentrar toda mi capacidad literaria en hacerlos pasar

por un mal rato o como suelo llamarlo yo: un instante de

iluminación; la única defensa que tengo a mi favor es haber

destinado hace muchas lunas el uso de mis letras a trabajos

menos complicados y por ende menos comprometedores, que

nada guardan en relación con el vano arte de escribir por

simple entretenimiento o aún peor, por llenar vacíos

literarios que yo no deje.

En fin, mi idea no es atrasarlos, pero es que sólo

hasta ahora caigo en cuenta de que esta manía tan mía de

negarme durante tanto tiempo a escribir, no hace más que

llenarme la cabeza de ideas que, tarde o temprano terminan

drenándose por voluntad propia en una verborragia sin

sentido, tan incoherente que termino exhausta de sólo

pensar en articular alguna palabra; y es que hay tantas

frases amenazadas bajo la existencia de mi alma, tanto

silencio impuesto ante los trozos de papel caduco, que los

suspiros ya han perdido sentido, puesto que no sirven de

nada para aliviar las cargas de tanta genialidad maltrecha.

La verdad es que no sólo las letras me tienen

exhausta, si no también la humanidad, que no está más que

llena de preconceptos que lejos de haber sido elaborados

por una sociedad pensante, se podría decir más bien que son

pre-fabricados al estilo de: ármelo usted mismo y vea como

le queda; razón por la cual en muchas oportunidades he

llegado a pensar en la lejana posibilidad de venir de otro

planeta, porque simplemente hay cuestiones de la

cotidianidad del hombre con las que mi persona se rehúsa a

tener que vivir y mucho menos a aceptar; esto es sólo

hablando en un sentido general, porque si decidiera ser

especifica me iría directo al grano en esta carta, que no

pretende ser más que una declaración muy personal y por


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ende desde mi punto de vista, en contra de todos aquellos

religiosos que se dan golpe de pecho en las iglesias y

pretenden limpiar sus culpas a punta de oraciones que de

nada le sirven cuando insisten en seguir siendo la misma

mierda siempre que salen de los templos; o peor aún en

contra de aquellos que les quitan a los pobres para vivir

en la opulencia a costas de su congregación; pues sepan

ustedes que desde este rincón del planeta donde yo habito

mi concepción de religión, y cuanto más de iglesia, dista

mucho de las que están legalmente establecidas y aceptadas.

Razón por la cual he tomado la determinación de escribir

estas líneas para dejar claro mi estilo de vida en función

de que no me vengan a joder más con doctrinas pasadas de

moda y que en nada se ajustan a la realidad que vivimos. Lo

siento, pero en este particular soy intransigente, porque

creo fervientemente en que se enriquece más la

espiritualidad del ser cuando estamos conscientes de

nuestros actos y de las consecuencias que estos ocasionan

en el aquí y ahora, sin tener que vivir bajo la idea de un

Dios que castiga y existe para impartirnos disciplina y

mantenernos como corderitos que siguen a un rebaño sin

rumbo fijo.

Es por esta razón que declaro lo siguiente:

Primero: Soy bruja y pagana… mas no mundana; y no me

importa ser perseguida y quemada en la hoguera, prefiero

asumir los riesgos antes de quedarme callada y pasar por

cristiana, católica y apostólica.

Segundo: No creo en los diez mandamientos, porque en este

mundo todos mienten, muchos roban, otros tantos desean a la

mujer del vecino y unos pocos matan por no decir que en

este particular las cifras son altísimas si tomamos en

cuenta las estadísticas mundiales. Por el contrario creo

en: EL EQUILIBRIO, LA MADUREZ, LA COMPASION, LA SABIDURIA,

LA AUTODISCIPLINA, LA PERSERVERANCIA Y LA DEVOCIÓN; siete

leyes que pueden llevarnos a ser mejores seres humanos.


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Tercero: No creo en “Amar a tu prójimo como a ti mismo”

cuando vivimos en una sociedad materialista e interesada,

yo prefiero “Hacer mi voluntad sin dañar nada ni a nadie”,

respetando por encima de todo el “libre

albedrío” derecho inherente de todo ser

humano; quien no lo utilice corre el

riesgo de que otros elijan por él.

Cuarto: Me niego a “Amar a Dios por

encima de todas las cosas”, cuando el

concepto de “Dios” es completamente

masculino y discrimina el papel de la

parte femenina en la creación de la

vida. Yo creo en la adoración del Dios

y de la Diosa y en consecuencia que

debemos honrarlos, respetarlos, venerando la vida, el

cuerpo, la mente, el corazón y el alma, ya que ellos nos

premiaron con estos elementos y somos una creación directa

de su amor.

Quinto: Creo en la Pureza del Corazón, cuestión que se

resume en estar libre de todo negativismo, dar y recibir

amor incondicionalmente; y liberarse de todo egoísmo y

estar llenos con el espíritu del Dios y de la Diosa.

Sexto: DESDE ESTE MISMO MOMENTO NIEGO LA POSIBILIDAD DE QUE

EXISTA UN UNICO CAMINO HACIA DIOS. Las diferencias y la

intolerancia sólo nos han traído luchas religiosas y el

juicio a quienes debemos llamar de hermanos. Podemos

siempre elegir una religión, pero debemos entender y por

encima de todo respetar que si nuestro hermano ha elegido

un camino diferente, llegará a la iluminación, así como

nosotros con nuestras prácticas espirituales.

Aparte Único: Queda PROHIBIDO transferir las cargas de sus

responsabilidades por las decisiones tomadas a los

sacerdotes, rabinos, pastores o cualquier líder religioso;

jamás olvidemos que el Mundo Perfecto que todos merecemos

vivir sólo se construye a partir de nuestros actos.


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Monterrey, N.L. a 16 de mayo de 2010

A quien corresponda:

Espero se encuentre muy bien y que aún mantenga

intacto ese ropaje con el que acompañó su partida. Dicen

que es algo de lo más significativo de usted, quizá sea

porque con esa indumentaria se le vio por última vez. Como

sea.

Ya sé que no lo conozco muy bien y que la manera de

acercarme quizás le parezca la menos adecuada. Pero usted

entenderá. Quiero saludarlo e informarle de algunas cosas

que pasan por acá.

Por estos lugares

se dice que usted

huyó, que huyó y

abandonó a todos

nosotros. Otros

dicen que se

marchó, por que las

cosas se pondrían

muy feas, pero que

prometió que

volvería. Han

pasado muchas

cosas, no todas

malas. Muchos

cambios desde que

nos dejó; ahora se

habla de modernidad

y hasta de postmodernidad (sepa la bola qué signifique

eso), dicen los que saben que se debe a una ausencia de

asidero; incluso que un señor muy lejano y distante nos

sentenció diciendo que Dios había muerto. Yo no lo creo. Mi

madre dice que lo que pasa es que deberían ir a confesarse


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y creer más en Dios. A mí me parece que la divinidad hizo

como que murió y como que resucitó. Y usted estará de

acuerdo conmigo. Porque a las divinidades les está

permitido hacer estas y muchas otras cosas que a los

mortales nos cuesta entender. Alguien vino a contarnos unas

historias de un Dios que murió, resucitó y vendrá a

salvarnos, ¿le suena la historia? ¿Acaso no le disgusta la

historia del hijo del carpintero muerto en unos maderos? Es

linda.

También le escribo para solicitar que venga pronto, ya

sabe, a poner orden es estas tierras que lo reclaman. Ahora

podríamos decir que están intestadas y no tienen ni pies ni

cabeza, todo es un caos. Yo soy de un pueblo que lo cobijó

en su partida, muchos sabemos que allí hizo usted su

medio de transporte y se hizo a la mar. Verá, tan lo

recordamos que le pusimos su nombre a ese lugar. Ojalá

venga pronto a componer las cosas o al menos a visitarnos.

Ah, no olvide ese ropaje que lo hizo famoso, sí, usted sabe

al qué me refiero, ándele, el de las plumas por todos

lados. Me inquieta saber cómo vendrá, será por aire o por

tierra. Como más le plazca pero venga. Para instruirnos. No

tarde mucho, nos gustaría conocerlo y verlo con toda su

pompa. También hacerle algunas preguntas. Le volveré a

escribir, espero no le moleste, para contarle cosas que,

creo, son importantes se entere antes de que prepare su

llegada. Escriba cuando quiera.

PD: los petirrojos y las aves de mil colores aun cantan su

partida. Por cierto esa bebida viscosa de maguey, sí que es

divinal.

Atentamente y siempre suyo:

Un coatzacoalqueño errante


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Junín, Mar de Plata y Buenos Aires

Fernand del Monte

Después de recorrer el norte

de Argentina llegamos a

Junín, Provincia de Buenos

Aires. Es una pequeña ciudad

agrícola, y nunca vi en mi

vida tantos quesos, y

jamones, chorizos, salamis

tan ricos como los que comí

en Junín. Es común que los

amigos se junten a tomar mate

por la mañana o por la tarde,

y en la noche, muy noche como

a las 10 u 11 se haga un

asado.

Los asados acá no son

como en Estados Unidos o en

México, en una parrilla con

carbón, aquí se usa leña

(siempre que se puede) y una

cantidad considerable de

carne y chorizo y cebollitas

y pimientos asados para

todos.

Así estuve durante cinco

días, entre asados, cenas,

súper comidas con pastas

frescas y demás.

Quería a ir a visitar a mi amiga María a Mar de Plata

así que tomé un autobús hacia Mar de Plata, y ahí la cosa

fue distinta, pues pasé de estar en casa de familia a casa

de una amiga que es actriz y que trabaja en una juguetería


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y vive todo el día en chinga, y le cuesta pagar la renta, y

en fin, la vida de una artista que lucha por su carrera, y

también me sentí mejor, porque vi también la otra cara de

la juventud, a los que no les va tan bien.

Recorrí Mar de Plata en época no turística, hacía frío

y recorrí todas las tiendas que se me ocurrieron para

buscar unos jeans un poco más decentes de los que traía y

algunas playeras porque no tenía ropa. Después de tres

meses de viaje, no estaba mal hacerse un buen corte de

pelo, comprarse ropa para poder ir a cenar o simplemente

para una entrevista de trabajo.

Así pasaron cinco días hasta que me llegó un mail que

decía que se rentaba departamento en Buenos Aires, y sólo

nos cobraban un mes de anticipo. Por qué oh sorpresa acá

todos los departamentos están rentados por inmobiliarias

que te piden, ejemplo: de un departamento de 3,000 pesos,

te piden dos meses de anticipo: 6000, más el mes por

adelantado, más los gastos de la inmobiliaria, así que

termina siendo más de 10,000 pesos sólo para rentar un

departamento. Pero este mail era perfecto, así que le llamé

a Damián y le pedí fuéramos a verlo. Y sí efectivamente era

muy lindo, así que lo apartamos y en un tiempo record de

una semana estábamos mudados.

La semana que estuvimos sin casa en Buenos Aires, nos

quedamos con una amiga de una amiga de María mi amiga.

(Jajaja) Y pobrecita mientras estábamos en su casa su papá

se puso mal y se la pasaba en el hospital, nosotros nos

hicimos cargo de la perra, la casa y prácticamente vivíamos

solos, así que pudimos comenzar a planear la estadía en

Buenos Aires.

Fuimos primero a Recoleta, un parque que los domingos

tiene mercado de artesanías y ropa, los músicos tocan en la

plaza, payasos, mimos y un centro comercial muy lindo,

también exposiciones de fotos, y caminamos por el

cementerio, que es famoso porque ahí reposan los famosos.


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Está Perón, están todos los generales que te puedas

imaginar. Unas tumbas, ¡madre mía! Casas diría yo, donde

descansa el muerto famoso. Impresionante, enormes, de

mármol negro, blanco, parecían bóvedas donde dentro caben

cincuenta personas… rarísimo.

También conocí Palermo, que es un barrio tipo la

Condesa, con tiendas

de ropa, cafecitos,

bares donde hay

eventos en las noches,

y donde la mayoría de

los jóvenes viven.

Otro barrio muy lindo

es San Telmo, donde en

la plaza se escucha

tango y hay parejas

que bailan, ahí la

onda es más de

galerías de pintores.

Me recorrí algunas, y

una me llamó mucho la

atención pues era un

estudio de un pintor,

así que entré y

comencé a platicar con la señora que atendía y resultó la

esposa del pintor, después el pintor salió y comenzamos a

platicar de los indígenas del norte que son aimarás y otras

etnias que la mayoría de la población de Buenos Aires

parece que evita hablar del tema o simplemente piensan que

no existen. Este pintor en ese sentido está muy metido en

la onda indígena y sus obras se parecían un poco a las de

Tamayo. Después de platicar largo y tendido con la pareja

seguí caminando y recorriendo el barrio.

Entre en otro lugar que había sido alguna vez un hotel

y ahora era una especie de edificio de artistas, donde hay


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talleres de todo tipo y los artistas trabajan y venden su

obra de forma directa. Cómo me acordé de todos mis amigos

pintores y escultores, pensé que debería hacerse algo así

en Chiapas, en fin.

Buenos Aires es linda, es tranquila, sí la gente va

rápido pero se pueden tomar el tiempo de explicarte las

cosas, a dónde ir, son muy amables con los extranjeros. Me

encanta caminar por las calles, por la plaza de Mayo, por

Rivadavia, y conocer la mezcla de culturas que tiene este

país. Hay gente de rasgos súper europeos, pero también

mestizos, indígenas, peruanos, bolivianos. Una ciudad que

no es ostentosa, rica, que parece tuvo un tiempo de bonanza

pero que ahora sólo queda mantener la arquitectura de

principios de siglo XX, una ciudad donde hay mucha clase

media, donde la pobreza está en la periferia y que apenas

está abriendo sus ventanas para que yo la conozca.


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Cansada

Flor Desierto

Estoy cansada,

exhausta,

del tiempo que pasa,

de que no pasa nada,

de llorar,

de que no te importe,

de ser ignorada,

de pensar que estás con ella,

de ser engañada,

de ser burlada,

de esperar desesperadamente,

de ser estúpida,

de estar sola,

de no ser amada,

de ser herida,

de no ser deseada,

de ser rechazada,

de revisar el correo un millón de veces;

y después otro millón;

y nada.

Estoy cansada,

exhausta

y sin embargo esperaré;

qué? no sé. Algo.


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SE PUEDE LLORAR

Flor Desierto

Se puede caminar bajo la lluvia y llorar,

así las lágrimas se mezclan con las gotas de agua;

la gente pasa y no sabe,

o finge no saber,

o cree que es la lluvia,

o simplemente no hay nadie en la calle

y llorar es más fácil.

Se puede uno bañar y llorar,

es un momento con uno mismo,

no hay que poner buena cara,

no hay que sonreír,

se puede llorar quedito,

o llorar y gritar de dolor;

se puede uno sentar y recoger las piernas

y acurrucarse y esconder la cabeza

y llorar mientras el agua cae sobre el cuerpo;

se puede poner la cara frente a la regadera y llorar.

Si las lágrimas se lavan en el agua tibia

tal vez la herida supurante también

y por un momento, sólo por un momento

el tiempo deje de doler.


- 19 -

Enero 22, 2010

IPDLCA:

Una semana después, todavía estabas en mi piel. Aún sentía

el escalofrío que tus labios habían provocado en mi cuello,

en mis senos, en mi entrepierna…

Los flashbacks de aquella noche me asaltaban al abrir

los ojos cada mañana, al pasar las horas, hasta el último

minuto de mis días, arrancándome los más prolongados y

efusivos suspiros y haciéndome cometer un desfile de

torpezas.

A estas alturas de mi vida sólo había para mí tres

tipos de hombres: mi pareja, mis amigos y tú. Tú ocupabas

una categoría completa porque nadie más había compartido

conmigo una experiencia así, de ese tipo, tan repentina,

tan inesperada y tan bella. Tú habías sido como una

sorpresa que el destino, o no sé quién, me tenía reservada,

muy en secreto.

Largo tiempo atrás, mi existencia había empezado a ser

equiparable a la pantalla de un electrocardiograma

conectada a una persona muerta: una línea recta continua,

al parecer interminable. Aquel encuentro significó para mí

lo que para la persona muerta hubiera sido una línea

ascendente en la pantalla. Un despertar, como una bocanada

de aire intensa y profunda después de haber estado

sumergida en la oscuridad…después de haberme marchitado

lenta y dolorosamente.

Tú fuiste el segundo hombre en explorar mi intimidad y

quien logró devolverme el ímpetu y la pasión que había

sepultado junto con mi adolescencia. A partir de esa noche,

mi mundo ya no sería el mismo, mi cuerpo y mi mente habían

sufrido una transformación para siempre.


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Todo sucedió en

medio de la confusión de

mi primera crisis de

pareja, sólo para

dejarme aún más

confundida. Era la

primera vez en ocho años

que salía con un hombre

que no era mi pareja.

Era la primera vez que

cometía una infidelidad.

Era la primera vez que

obedecía a los deseos de

mi cuerpo y mi corazón

sin reservas.

“Infiel a los 27”

fueron las primeras

palabras que escribí en

mi diario aquel día. Aún

estaba aturdida por el

desvelo y la confusión:

había momentos en que

creía que todo había sido un producto onírico por ser una

experiencia por demás alejada de mi realidad hasta

entonces. Recordaba que te había conocido un año atrás pero

nunca tan profundamente como hasta ahora. Habíamos cruzado

algunas palabras y habíamos intercambiado sonrisas pero

ninguno de los dos se había atrevido a confesarle al otro

esa atracción que más tarde nos uniría de forma tan

misteriosa y mágica.

Esa noche no fue necesario usar muchas palabras, ambos

preferimos esbozar una sonrisa a decir algo. Poco a poco

nuestros cuerpos fueron obedeciendo a un impulso

irresistible por unirse hasta fundirse en uno solo. Tus

manos fueron recorriendo mi piel dejando a su paso una


- 21 -

marca indeleble, convirtiéndose a la larga en un

recordatorio de que alguna vez fui tuya, y tus labios

dibujaron suaves trazos cuya trayectoria será irrepetible

en el tiempo y en el espacio. Nuestras mentes confabulaban

en vano una fórmula para detener el paso de los minutos, en

un afán por eternizar ese instante, el momento justo en que

nuestras vidas se cruzaron de tal forma y con tal fuerza

que ni la más hábil pitonisa habría podido predecir.

Desde ese momento te convertiste en la gran excepción,

en el gran secreto de mi vida.

Lo siento. Tuve que decir adiós. Si no lo hacía, una

serie de eventos catastróficos podrían haber sacudido mi

existencia de por sí ya atormentada.

Con el tiempo, sin que yo así lo quisiera y sin poder

de algún modo evitarlo, tu recuerdo se convirtió en una

luz intermitente, remembranzas que parecen desvanecerse en

la cotidianeidad pero que siempre vuelan de regreso: una

punzada en el estómago al ver tu foto o al escuchar tus

canciones, un sobresalto al escuchar tu nombre, un mareo,

un escalofrío, una abrumadora ráfaga de sensaciones que me

recuerdan que aún estoy viva… and that life was barely

something before you…

Intermittence


- 22 -

Juliodosmil11

Mildred Castillo

Que los meses no se escriban con mayúscula parece restarles

importancia, sin embargo llevan el nombre del tiempo, y más

aún, de los acontecimientos en ese largo, pequeño, como se

quiera ver, lapso de vida. Desde que llegué aquí no he

escrito nada en forma, sólo he cambiado una y otra vez

cuentos que no ven la luz. Ahora, como una necesidad ante

el cambio de ciudad, me han dado ganas de escribirte de

nuevo:

• Miles Davis ha sido telón de fondo en las caminatas

que he dado por esta ciudad niebla. La niebla fluye

como una deidad abarcándolo todo, los edificios

sucumben a ella con placer de ser absorbidos, casi

nulificados. Una ciudad perdida entre la melancolía de

los que transitan en ella.

• Los domingos amanece sin quererlo. El día se resiste a

recibir la luz. La tarde se diluye entre los lagos

silencio. Los únicos que viven son los patos, los

tordos orgullosos de su graznido.

• Lejos de volverse un anciano, Galgo cuida de mí. Me

mira seguro de la profundidad de sus ojos. No teme a

mi reacción al verlo. Me desafía. Me hace sentir que

soy su dueño mediante el orgullo de la libertad. No

creas que he fumado algo. Hubo una tarde en la que un

rayo de sol entraba por el oscuro departamento en el

que vivíamos hasta hace dos días. Él se sentó de

frente al rayo en actitud humana. Sentí miedo. Estaba

casi seguro de que me sonreiría. Acto seguido se

levantaría en dos patas y vendría a darme un abrazo,

compadeciéndose de mi limitada percepción.

• La espera es un fantasma que ha visto en mí a un

compañero, a un amigo. La veo esparciéndose por todo


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rededor. No importa si estoy en el cine, en un

concierto de la sinfónica, no importa, no hay puertas

que puedan detenerla, no hay escondrijos dónde

meterme. Ella viene y me hace suyo. Se burla de mí.

Cuando tomo una ducha me da el jabón para limpiármela

del cuerpo. Es estrafalaria, usa calcetas de colores a

la altura de la rodilla, dejando ver sus piernas

largas e incitantes. Al verla soy consciente de la

precipitación de mi mente a una orilla desconocida. No

es el mar o desierto a

lo que me arroja. Es a

ella misma. Al nuevo

maquillaje que utiliza

para hacerme repelar,

gritar, pero también

para hacerme más cruel

conmigo mismo. Por

eso, lejos de

aborrecerla, he

aprendido a vivir con

ella. La espero como

quien espera a la

espera. Es en todo

caso, un fantasma al

cuál aprecio. Me

pregunto si en el más

osado de los casos,

podría convertirse en

una especie de

•

esperanza.

Había salido del cine. Vi un filme sencillo de

olvidar. Di unos cuantos pasos esforzándome para que

ningún auto me mojara. Lo sentí detrás de mí como un

guardián. La soledad se presenta de diversas maneras.

Llegué a un semáforo donde pude mirarlo detenidamente:


- 24 -

ser cuando menos lo imaginamos.

negro, casi dejando de ser cachorro, alegre, de ojos

vivaces. No pude evitarlo. Acaricié su cabeza. Me

simpatizó de inmediato. Sabes cuánto me gustan los

perros. Caminó a mi lado, delante de mí, detrás de mí.

Hubo un momento en el que quise llevármelo a vivir

conmigo. Pero sabía que ya tenía a Galgo. Tuve que

dejarlo. Deseé que no me siguiera más porque me daría

lástima no poder abrazarlo. El perro escuchó mi

súplica y la soledad me dijo que puede transformarse

en cualquier

• No sé si te he dicho que me levanto en la madrugada a

orinar casi como un reloj. Primero a las tres, luego a

las cinco y a las ocho de la mañana. En todas esas

ocasiones busco la figura de mi diosa, y al

encontrarla, esbozo una sonrisa. El confort que me da

verla, sentirla a través de la penumbra es inmensa.

Pensarás que algo se ha posesionado de mi voluntad,

que una diosa negra puede ser un sacrilegio. Mas ya

sabes, cuando no conoces algo en su totalidad, te

entregas a ello porque la intuición te lo dicta. Tuve

un sueño que no te puedo contar. Ese sueño es la

prueba contundente de que ella está conmigo. Ha sido

tan buena.

• Distante, una distante figura femenina. Una silueta.

Que ganas de hallarte en los filmes, en las canciones.

Pensé que estando lejos te olvidaría. Durante meses no

dejé de entonar rimas que hablaban de mi propósito.

Hice hasta reconstrucciones de filmes de muchas épocas

en las que hay despedidas, sólo cambiando algunos

diálogos para adaptarlos a nuestra historia. Lo hice

consciente. Un día decidí que ya era tiempo de dejar

la nave. No me importó desaparecer de manera brusca,

casi infantil. Hasta ahora no sé si lo hice por

suicidio o por salvación. Es cómico. Quise dejarte.


- 25 -

Realmente lo quise. Pero, ¿de qué huir? Mi aventura

fue por amor propio. Me dio miedo ser un escritor

frustrado. Preferí este autoexilio, (como tú lo has

llamado). Sí. El principal motivo fue ése. También lo

fuiste tú. Hubo momentos en que consideré fulminarte.

Y ahora, con el tiempo me doy cuenta de que así me

vaya a la Tierra del fuego este fuego no se apagará.

Muy al contrario. Existe el misterio del por qué la

voluntad nos provoca ganas de amar.

Sólo espero que no hayas cambiado de domicilio. Tengo la

impresión de que nunca estuve allí contigo. De que nadie

nos conocía. Como te digo, puede haber muchas formas de

nombrar al tiempo, una puede ser los nombres de las

personas que pasan por nuestra vida, otra, la de los días;

mas hay una que deja una huella, una impronta que parece

abarcarlo todo: la duda de si realmente compartimos un

recuerdo con alguien, la duda de si continuamos una

historia.

No sé si hasta pronto.

R.R.J.


- 26 -

Tu nombre

Adán Reyes Román

Antes de tus ojos,

antes de tus labios,

antes del polvo que exhala el camino,

del arrullo del río con que duerme la noche,

antes de la calandria y los grillos,

del viento cálido del sur

que quema el rostro y aviva los recuerdos,

antes del maíz bondadoso

y del dulce de yuca,

de las mujeres exhaustas

piel de piloncillo,

antes del sudor embravecido

por el sol de primavera,

de los frutos maduros de tu cuerpo,

de tus venas chispeantes de fresca miel,

antes del jornalero y la caña,

del aguardiente y el jobo…

antes de mi pecho,

aún antes de mi voz,

era tu nombre, propio,

cimiento de mis gritos,

silencio de mis campos.


- 27 -

Cuando caminemos juntos

Adán Reyes Román

Cuando caminemos juntos no olvides ensayar un canto, no hay

nada definitivo en el silencio, nada escrito, nada hay en

la implicitud. Ve recogiendo las faldas que se arrastran y

guárdalas para la noche, no dejes que pasen de la noche,

tanta locura se puede arrebatar a las palabras en los

momentos de guerra.

Cuando caminemos

juntos cuida que la

caperuza te proteja

de mis manos que se

aniquilan y paren

constantemente,

ciegas de pudor y

espanto. Nunca

permitas, de ninguna

forma, que te bese la

impaciencia de mi

tormentosa duda. Los

caminos se cambian

siempre de vestido

cuando se les

pregunta por un dolor

reiterado, se les

sonroja la frente al

menor indicio de

palidez.

Siempre que caminemos juntos envuélvete de los

despidos sin decoro para cuando vaya surgiendo el verso,

sóbame la garganta cuando escuches que hablo de los dos. No

me permitas invadirte con resonancias de un arte asesino y

vil. Evócate fuera de mí y escóndete los ojos cuando trate


- 28 -

de mirar por ellos, todos los muertos se avienen en la

rotunda necedad del llanto, en la ferviente asistencia al

pasado.

No me mires, no busques la compañía ni los gestos

amables del protocolo, sólo camina y toma mi brazo de vez

en cuando para recordarme hacia dónde vamos, para

recordarme que tu beso es la noticia de un albor

desesperado. No me tomes la mano, sólo condúceme sin la

insistencia de la intimidad y el morbo, así, indiferente y

tendenciosa, fría y calcinante, no sea que al final del

paseo vaciles al robarme la vista y te tomes el pecho para

meterme en la tierra.


- 29 -

Nunca te vayas sin saber qué onda

Manuel Noctis

Tenía más de un año que no encontraba un trabajo que me

diera la posibilidad de sustento personal, ya ni siquiera

pensaba que “para mi futuro”, ni mucho menos para pensar en

un día casarme, ¡Ni madres!, yo solo quería salirme ya de

la casa de mis padres, encontrar mi independencia y

autosuficiencia económica, social e ideológica. Me la había

pasado todo este tiempo en esa búsqueda de la

espiritualidad ganjaman y mis padres me cuestionaban a cada

rato mi condición de parásito nauseabundo. Por ello buscaba

cualquier cosa, pero nunca pensaba en el sueño americano,

me decía: ¿Irme a limpiarles el culo a esos pinches

amerikequis?

Pues me pudo más la necesidad y el reto que la

ideología cuando ya me encontraba en Los Ángeles city. No

mames, sin papeles y sin nada. El cruce al other site

estuvo recabrón, casi quedo a medio camino por ondas de

insolación, deshidratación y cansancio, lo bueno del cruce

fue que me acompañaban dos familias casi completas que me

acogieron como uno más de ellos y siempre estuvieron al

tanto de lo que me pasaba. Me recibió un primo que ya tenía

allá como diez años, había trabajado desde mesero, en

restaurantes, de jardinero en campos de golf, cortando

jitomate, en casas constructoras –allá es distinto eh, allá

son empleados de la construcción y en México son albañiles,

macuarros, etc. Lo que les da un plus en los Uniteds por

eso emigran- y bueno, hasta de falsificador de documentos

trabajó este morro.

Inmediatamente me colocó en un restaurantillo bien

paisa, con una familia que venía por tradición de Guanatos,

y obviamente su negocio era de tortas ahogadas y una que

otra comida mexicanota pa’l paisa que añora siempre su


- 30 -

tierra. Ese negocio estaba bien parado en la zona, le caía

un montón de raza de todas partes del continente, lo que me

sorprendía tanto precisamente,

era eso de la multiculturalidad

que se interrelacionaba sin

pedos entre los mexicanos,

salvadoreños, guatemaltecos,

puertorriqueños, hondureños,

colombianos, cubanos, en fin.

Me sorprendía también que casi

no venían mexicanos al

restaurante, hasta que después

me di cuenta que les salía bien

caro conforme a lo que ellos

ganaban en su jornada laboral;

pensaba yo: Después de las

madrizas de la chamba, ¿Todavía que me cueste un huevo

comer como en mi tierra? ¡No mamen! mejor me regreso, para

que le hago al pendejo. Yo por eso puras hamburguesas

comía.

Ahí me iba chido en cuanto a las posibilidades

económicas que yo pretendía, podía ahorrar un poco de

dinero, pero eso sí, que chingas me ponían, a parte de que

era ayudante de cocinero, también era ayudante de limpieza,

de mantenimiento y pues era de los primeros que llegaban al

negocio y de los últimos que se iban. En un momento que me

encontraba solo en la casa de mi primo, me dio la gana de

echarme un toquecillo de mois, para alivianar el estrés del

día, entonces hubo un momento de profunda reflexión dentro

de mi ser, tantas y tantas interrogantes pasaban por mi

mente, yo estaba económicamente bien, sin pedos, pero ¿Y mi

libertad? ¿Y mi independencia que tanto reclamaba? Ahora

llevo más de un año acá y sigo haciendo la misma chingadera

–pensaba yo- no le estoy limpiando el culo a los gringos,

porque mis patrones son paisanos, pero pues estos mismos


- 31 -

cabrones andan por todas partes diciendo siempre que ellos

son “mexicoamericanos”, pochos pues los culeros. ¿Entonces

cuál era la diferencia?

La cuestión comenzó a cambiar cuando me empecé a dar

un chance para visitar los famosos casinos, echarme mis

chelas y andar en el desmadre. Ahí comenzó la decadencia

del sueño americano. Con el dinero que había ahorrado en

ese tiempo y con las facilidades de compra, me alcanzó para

sacarme una camioneta de esas 4x4, chingona que estaba, mi

primo me había hecho el paro con toda la documentación

requerida, pero un día saliendo de un bar que se encontraba

a unas cuadras del departamento de mi primo –porque ahí

vivía con él y otros dos paisas- íbamos bien pedísimos, esa

vez había agarrado la fiesta con un compañero del trabajo,

con el que nos habíamos hecho bien camaradas, desde medio

día anduvimos pisteando recio, y ya sabrán, cuando salimos

del bar que me dice: Vamos por unas viejas. ¡Pu’s vamos! Y

que nos lanzamos. Íbamos sobre la Avenue Street cuando que

se nos atraviesa un cabrón bien sobrio, madrazón que le

dimos, ¡chale! Hasta la peda se nos bajo y tan cara que

había salido ponérnosla.

No teníamos papeles, no nos convenía quedarnos, la

camioneta quedó inservible, afortunadamente no pasamos de

unos raspones y cortadas leves. Nos dimos a la fuga. ¡Valió

madre la 4x4! ¡No hay agüite! –me dijo una voz desde muy

hondo de mi conciencia, pero desde muy hondo que me salió,

que quien sabe como la alcancé a escuchar- ¡Pues no hay

agüite! Dije en voz baja. Luego a los pocos meses, se llegó

la crisis, otro pedo más, pues que se haría recorte de

personal, ya no habría ayudantes de nada, y es que como acá

uno en estos negocios no escala el rango de trabajo, pues

aun con mis dos años ahí, seguía siendo el pinche ayudante

de todo y que me dan cuello, el único consuelo es que había

podido ahorrar un poco de dinero.


- 32 -

Mi primo trató de colocarme en los campos de golf,

pero nada, todo ocupado, algunos también ya recortando

personal, un desmadre en todos lados, en lo único donde si

se podía empezar con algo leve era en la construcción o de

“mayordomo” pero ahí si no me dejaba mi reputación ¿De

sirviente a un amerikequi? ¿Macuarreando del otro lado? ¡Ni

madres! Ahí si me cayó el agüite machín, pensaba mucho en

regresar a México, pero a la vez no quería. Esa mañana mi

primo me invitó a jugar futbol con varios paisanos que ya

radicaban allá, fuimos a la unidad deportiva, yo como no le

hacía a nada me junté mis chelitas, me recosté bajo una

palmera y chupe y chupe que estaba, quemándole las patas al

diablo.

En esa unidad todos los que le caían, eran inmigrantes

sin documentos, éramos todos unos ilegales, y todos los

domingos se juntaban ahí a echar la cascarita futbolera,

siempre con unas chelas de por medio, para sacar el estrés

causado por las constantes madrizas que se llevaba uno en

los distintos trabajos. La noche nos cayó pisteando, cuando

a lo lejos las luces rojiazules

atestaron el recinto ¡No mames! Todos

a correr, el miedo a la deportación

estaba latente, la cosa ahí es que

estaba prohibido ingerir bebidas

alcohólicas dentro de la unidad. Yo

agarré a mi primo que ya estaba

pedísimo y que le corremos, dejamos

el coche de él ahí porque luego nos

pudieran agarrar, en fin, no había

problema de que se lo fueran a robar

o algo así, a la mañana siguiente

pasaríamos a recogerlo, así que le

sacamos la vuelta unas cuadras a la unidad hasta que medio

nos alejamos.


- 33 -

Caminábamos por el barrio y mi primo ya desvariaba por

el alcohol, íbamos platicando de la familia, de los

momentos que pasamos de infantes, cerca de la vía del tren,

cuando de pronto volteé a ambos lados y no estaba mi primo

¡Ah chinga! Ni cuenta me di, cuando miré hacia atrás ya

estaba tirado sobre la vía, terco que él ahí se quedaba, le

dije: No mames primo por ahí pasa el tren. Me vale, me

vale, me decía el vato. En eso que se acerca una patrulla

¡Chale, ya nos cargó! –pensé-, me dice un poli: Are you ok?

Yeah men, everything is ok –le contesté-. What’s wrong with

him? Oh, he is my cousin, and he is really drunk but we’re

leaving. Y me dijo: Where does he live? Around the corner.

El policeto nos hizo una revisión visual y terminó

diciendo: Ok, off you go. Andábamos en un barrio de puros

oaxaqueños, yo pensé en tocar una puerta esperando que

saliera un paisa y nos hiciera paro, porque el poli nos

seguía observando. Toqué la primera que se nos atravesó,

abrió un morro morenazo el cabrón, le dije que si podíamos

pasar, y me dice: No pues ya no pueden pasar ustedes, es

que no los podemos dejar entrar cuando ya andan muy

alcoholizados ¡Ah chinga! ¿Pues de que se trata o qué? Le

dije: Es que nos viene siguiendo la patrulla, le dije que

aquí vivíamos, este güey es mi primo y ya anda bien pedo,

haz paro carnal. El morro se asomó y efectivamente, ahí

seguía el policeman, por lo tanto nos dejó pasar y nos

sentamos en unas sillas en un cuartito que está a la

entrada.

Lo cura fue que de repente empiezan a entrar y salir

varias viejas en puro bikini y otras enseñando las tetas,

lo que hizo que el miembro se me erizara. Había desde

flaquitas orientales, hasta rubias exuberantes y morenazas

culonas. ¡Chale! ¿Y aquí qué onda? Pues se trataba de un

putero clandestino, fácil tenían ahí como unas 15 mujeres

bien puestas pa´l negocio. El morro que nos abrió nos dijo

que si no queríamos aprovechar la estancia ahí con una de


- 34 -

las mujeres, de a 20 dólares nos salía el bussines con

cualquiera de las mujeres y pues yo si que le entro, me

agarré una vieja bien buena de Puerto Rico y ¡ah! por

cierto, que rico que laboraba. Después el camarada nos dijo

que nos podíamos dormir ahí en lo que amanecía. Aceptamos y

nos pasaron a uno de los cuartos de servicio y ahí nos

quedamos bien jetones. Al amanecer mi primo me despertó,

nos fuimos a la casa, el negocio seguía en servicio.

Pasaron varios días, yo seguía pensando qué sería de

mi fucking life, hasta que una gran idea me pasó nuevamente

por la cabeza, fui de nuevo al putero, toqué la puerta y me

abrió el mismo vato de aquel día, me recibió bien chido,

como si nos conociéramos desde mucho tiempo atrás, le

platiqué mi situación y demás, le solicité trabajar ahí, en

cualquier cosa que fuera y si, me puso de seguridad en el

interior, éramos cuatro personas, cada uno cubría tres

cuartos de servicio, en fin, no me pagaba mucho, pero salía

para comer bien. Era tanto el rollo social preconcebido de

la decadencia, que sin darme cuenta me estaba clavando con

la chica puertorriqueña que ahí trabajaba, la que me había

zarpado antes, pero nunca pasó nada, ni se podía y a parte

pues me cayó el veinte de su trabajo cuando ella misma me

lo explicó.

Tenía como tres meses trabajando cuando una madrugada

alguien dio el pitazo y nos cayó una redada, varios

policías entraron al lugar, todos tratábamos de huir, se

hizo un megadesmadre, nos agarraron a la mayoría, nos

llevaron a la comisaría. Nos hicieron un interrogatorio

bien machín, yo me salvé de alguna manera porque a los que

dirigían el negocio los implicaron en pedos de prostitución

ilegal, portación de armas y venta de drogas, en fin. A mi

solo por cuestiones de choro mareador que les aventé y por

no poder comprobar mi estancia legal, me deportarían.

Aunque después me di cuenta que la morra de Puerto Rico me

había hecho el paro diciendo que yo estaba ahí porque había


- 35 -

sido su cliente esa noche. En la mañana le hablé a mi primo

y le platiqué todo el asunto, la verdad es que ya no tenía

nada que perder, ni siquiera le pedí que me recogiera las

cosas o algo por el estilo, solo le pedí que no se lo

comunicara a nadie en mi casa.

Nos mantuvieron como una semana y media en una casa de

deportación, que porque esperaríamos a que saliera el

siguiente viaje hacia el centro y sur de América. Todo el

trayecto de los Ángeles a la frontera pensaba en qué putas

estaba haciendo, hasta donde había llegado. Pinche american

life me había envuelto por completo, me había dominado y ni

cuenta me había dado de ello. ¿En qué momento de la vida

había perdido mi congruencia personal, ideológica y

espiritual? ¿En algún momento los había alcanzado como para

pensar que ya los había perdido? Al retroceder en mi

memoria no encontraba más que incurrencias en la

cotidianeidad del stablishment americano. Pensar en el

regreso a casa parecía como un alivio, pero que les diría a

mis padres cuando los tuviera que confrontar. Tal vez me

mandaran a la chingada por pendejo y seguiría siendo el

mismo vago del barrio o quizá ahora si me pusiera a

terminar la prepa para buscar un mejor trabajo, no sé,

mejor no seguí pensando más y me puse a contar mi historia

a los demás que también estaban siendo deportados.


- 36 -

The fucking police

Manuel Noctis

Para mis carnales el Kikoy & el Ángel

Hay gente mentirosa, gente policía,

gente de mierda, gente que no…

Todos tus muertos. “Gente que no”

Llegué a la casa del Mache y

toqué la puerta, salió su

mamá, me dijo que pasara, que

lo encontraba en su cuarto.

Me acerqué, de adentro venían

las voces de Fidel Nadal y

Pablo Molina en el estéreo:

Quieren robarnos nuestro

pasado / Quieren robarnos

nuestro presente y futuro /

No podrán te lo aseguro…

-No manches morro, son las

dos de la tarde y tú todavía

acostado. Ándale párate,

vamos al cine a ver una

película que está ahorita.

-No manches, aguanta un rato.

-Un rato qué. Ya párate,

vamos a dar el rol, en

domingo y a estas horas ya

andan los culitos circulando.


- 37 -

-Hay chavo, déjame descansar, no ves que todavía ando medio

madreado.

-Madreado. Pues de que, no manches, no me digas que

chambeaste en la noche.

-Nel pero pu’s no manches, deja me echo un baño y al rato

te cuento que pedo.

Cuando el Mache terminó de bañarse y de cambiarse nos

fuimos al centro, al cine que está por la Plaza de las

Rosas. Cuando llegamos pasaba un poco de las cuatro, la

función era hasta las cinco, entonces fuimos al puesto de

periódicos por unos cigarros, nos fumamos uno ahí en el

jardín. Después de fumarlo nos fuimos al cine porque el

Mache quería echar la firma, mientras yo lo esperaba en una

de las bancas de ahí dentro.

-Juanjo, Juanjo, has paro cabrón, córrele.

Cuando escuché eso me paré en chinga hacia el baño, el

Mache tenía bien tendido en el suelo a un Don, mientras le

metía madrazo tras madrazo le decía:

-Se acuerda de mi hijo de su pinche madre. Le dije que

cuando me lo topara solito le iba a partir el hocico. Ora

cabrón, tome, por toda la banda jodida.

-Quitate escuincle hijo de la chingada.

-Aguanta Mache, que pedo.

-Este es el puerco que me madreo canas, que chingue su

madre.

-Que te madreo de qué… pu’s que chingue su madre pues.

El Mache y yo estábamos golpeando a un Don dizque era

un poli. Yo no sabía ni qué pedo pero le hacía el paro al

camarada, de repente no sé porqué me entró la espinita,

pensé que si neta era poli luego nos fuera a torcer.

-Aguanta ya canas, está su familia aquí.

La señora gritaba desesperadamente, agarrando a un

niño entre sus brazos.


- 38 -

-Ni madres, yo también andaba con mi familia y a todos nos

golpearon, yo nomás me chingo a este güey y ya se acaba

todo el pedo.

Los trabajadores de ahí ya estaban llamando a la chota

y en eso que agarro al Mache y que lo jalo. Salimos

corriendo para la casa del Pikas. Cuando llegamos tocamos

la puerta pero no salió nadie, sacamos el último cigarro

que traíamos, lo prendí y nos sentamos en la banqueta.

-Y ahora qué te pasó pinche Mache, quién era ese vato,

porque así nomás los madrazos.

-No’mbre morro, si supieras la madriza que me pusieron el

viernes en el Mekai.

-Por qué o qué pedo. Fuiste el viernes.

-Si güey, no te dije que iba a ir con la Esbe.

-Oh simón, pero pues ya no pude. Y qué, cómo estuvo la

onda.

-Pues fueron los puercos. Estuvo densa esa madre, dizque

andaban haciendo un operativo, pero nel, esos cabrones

nomás fueron a chingar a la banda. Todavía me duele la

espalda.

-Pero como estuvo pues, cuenta.

-Pues el Mekai estaba hasta la madre, yo iba con la Esbe,

nomás por unas chelas porque ninguno de los dos teníamos

muchas ganas de ir, pero nos encontramos ahí al Pikas, y

pensé que tú también ibas a andar.

-No, pues te digo que no pude, me fui con mi jefe a hacer

unos jales.

-Simón pues, y en eso andábamos bailando ahí los tres bien

chido, ah y también ahí andaban los Phurés, y en eso que

suben como cinco polis, de esos de la Preventiva y uno que

andaba encapuchado era el que decía que pedo, y los bajaban

para revisarlos. Entonces en eso que se agarran al Pikas y

que lo bajan a puros macanazos en la cadera y que me

encabrono, y nomás porque les dije no manchen, que me bajan

también a punta de madrazos.


- 39 -

-Pero así a la gacha.

-Si, pu’s ya vez como son de culeros.

-Y luego que onda, si traían tiza ustedes o que pedo.

-El Pikas si traía un guato, y ya antes nos habíamos puesto

leve, pero deja te digo pues que ya estando abajo antes de

que me revisaran y todo, que les dice el poli que me bajó a

otros tres: Cómo ven que este cabrón le dijo “no manches”

al Comandante. Y yo que le digo al culero: Ah chinga, pues

como voy a saber que onda, pa’ la otra me pasas una lista

con todos los nombres porque de Comandantes yo nomás

conozco al Sub y se llama Marcos.

-No mames Mache.

-Si güey y que me macanean bien machín entre los cuatro

pendejos.

-Chale.

Y luego andaba un poli bien manchadito, de esos que

nomás andan de cagapalos.

-Neta.

-Sí, neta, hasta le mentaba la madre a la Esbe güey, pinche

poli le decía que se callara o le partía el hocico, tú

crees que esas no son jaladas.

-Pues sí. Como no estuve ahí.

-El chiste es que se hizo un desmadre, se mancharon con

todos los que pudieron, se llevaron a un compa de los

Phurés y a uno de los dj’s, el Pikas dice que lo que traía

lo alcanzó a tirar y ya no le encontraron nada, por eso lo

soltaron.

-Pinche Pikas.

-Y pues así como te lo cuento fue poquito morro, nos

mentaban la madre así nomás porque sí, soltaban madrazos a

quien fuera, no mames.

-Ya ves pues, neta que esos puercos son pura mierda, en vez

de hacer paro cuando se necesita, andan chingando a la

gente.


- 40 -

-No y si le dije a

ese cabrón que me

madreo, que esperaba

que su hijo (si

tenía) nunca se

fuera a meter a uno

de esos lugares y

que su misma banda

(los polis) lo

jodieran. Lo chido

sabes que fue… que

cuando se fueron,

todos nos volvimos a

meter al Mekai y la

fiesta se prendió

más chido, hubo un

quemadero de mota bien a toda madre.

-Chale. No pu’s si estuvo cabrón. No manches Mache, y que

tal que si te haya reconocido ese güey. Igual y luego nos

van a andar buscando.

-Nel, ese poli te apuesto a que de tantos que ha chingado

ni se acuerda de las caras. Es de esos vatos que nomás

sienten tantito poder y andan por la calle sintiéndose

invencibles.

-Pero sí era el güey que te chingo.

-Simón, neta que si era.

-Pero estuvo chido, pobrecillo, pa’ que sienta lo que uno

siente, no.

-Ahuevo canas. Pinches puercos.

Hubo un momento de silencio, como si cada uno

estuviese analizando la situación. El Mache nomás sonreía y

yo… estaba preocupado.

-Oye, ese cabrón ya ni nos dejó ver la película.

-Si pues, y lo que más me cala es el varo, porque ya había

comprado los boletos.


- 41 -

-Neta, y mal pedo que no está el Pikas, sino para que ese

güey se lanzara.

-Ese morro ha de andar con la Esbe, no crees.

-Nel, esa morra no se cae tan gacho, no saldría con ese

güey.

-Mira nomás, te dan celos o qué… pero ya en buen pedo, la

neta apenas estuvo bien que no entráramos al cine canas.

-¿Por qué?

-Porque esos boletos me los regalaron.

-¿Quién te los regaló? pinche parero.

-Pues unos de esos grupitos medios acá, que te recitan la

palabra del señor en tu casa. Y pues aparte la película

está bien culera, yo ya la vi.

-Chale morro, yo bien creído que me lo andabas invitando. Y

cual película era.

-La pasión de Cristorino en América.

-Chinga tu madre.

El Mache se paró y siguió caminando. Ya la noche se

acercaba y después de haberle metido sus madrazos a ese

poli, estaba dispuesto a todo, incluso a que nos encontrara

y nos encerrara, o en el peor de los casos nos puteara. Al

Mache, por su parte, tenía que quedarle bien por todo

el pedo de la ida al cine y algo tenía que hacer:

-Vamos pues por unas chelas carnal, esas si te las invito.


- 42 -

Virgen agonizante

Mario E. Pineda Quintanal

No seas avárica sucia suicida

en la insaciable navajada de falos

antiguos o novicios

sé más generosa

encierra toda tu carnosidad antivigésima

en la muy querida cama de fusilamiento

y aguarda suculenta empinada

que adictas vergas se disparen a tus orificios

al son de repetida obertura

hasta que los rebosen de blancuzco veneno

y en las fogosas lágrimas

sientas la respetada muerte de dios correr sobre tus muslos


- 43 -

Motivada por hostigante lujuria

Mario E. Pineda Quintal

Mi lengua deambula entre carnosas

como seductora coleccionista

conquistando con su acervo de lamidas

envidiado y goloso

cumbres de tetas gordas

maduras a lengüetazos

o guardadas en jovencitos brasieres.

No me importa que tan erectas o suaves

se sientan desnudas

sólo atrapar sus sabores

cogiéndolas de pezón abajo y de vuelta

en alargado tiempo ensalivoso

sin perder orgásmico eje.


- 44 -

Una familia de cerdos

Vidal Medina

Había un hombre vestido de ropas que no eran nuestras

ropas. Créanme si les digo que este hombre se llamaba a sí

mismo un devoto del señor Chaitania, no, yo no sabía quién

era el señor Chaitania, ni nada de devotos. De hecho al

principio sentí miedo, ya sabes, ese miedo característico

que sienten las personas cuando se enfrentan a algo

desconocido, cuando sabes que algo no va a andar bien en tu

cabeza, porque alguien o algo la sacude con ideas extremas

o radicales. Yo asistí muy paciente a la plática del hombre

ese, pero salí nervioso. Habló de la teoría de la

reencarnación, del karma acumulado en nuestras vidas

pasadas, de un dios de color azul llamado Krishna, que es

el más atractivo de todos y de regulaciones para la vida.

Nunca, créanmelo, había oído hablar así a un hombre

vestido con esas ropas, lo que decía eran disparates, el

alma que transmigra de un cuerpo a otro eternamente, que a

este mundo sólo venimos a sufrir y de hombres que alcanzan

a unirse a la divinidad en otros planetas, creo que dijo

eso. Hasta ese momento todo me parecía literatura, una

buena y feliz literatura que hablaba de un mundo ficticio,

del cual este hombre había escapado… pero cuando llegó al

tema de la carne no pude más. No debemos comer carne,

aseguró, porque aquel que come carne multiplica la

violencia. Explicó que la muerte se ha convertido en el

negocio de mucha gente, no sólo traficantes de drogas, sino

de comerciantes. El miedo del animal ante la muerte es lo

que nos comemos, abundó, y lo que comemos es lo que somos.

Yo sí dije, este tipo ya se pasó de lanza, mira que

echarle la culpa de la maldad natural de la gente a la

carne de los animales. Pero además el tipo tenía a todos

embobados con sus palabras, excepto a uno que estaba a un


- 45 -

lado mío y me dijo en voz baja, ¿cómo ves?, ¿cómo que se le

han subido a la cabeza las lechugas, no? Pero no me causó

risa su chiste y salí de ahí enojado.

De puro coraje,

yo creo que fue por

el coraje, sentí un

hambre repentina y me

metí a unos tacos.

Juró que he visitado

muchas veces ese

puesto de tacos y

nunca me había

sentido incómodo.

Hasta el día de hoy

no tengo queja alguna

con el servicio de la

taquería pero algo

ocurrió esa noche.

Cuando me senté

en aquel lugar

percibí que no esperaba como otras veces con impaciencia al

mesero, yo venía y hasta ese momento lo supe, de un lugar

en el cual se respiraba una atmósfera de especial placidez,

no puedo asegurar que aquello constituyera una experiencia

espiritual o algo por el estilo, pero el ambiente era

plácido.

Aquí sin embargo la cosa era muy distinta. Un hombre

sudaba frente a mí, mientras se llevaba uno de chicharrón a

la boca y se me quedaba viendo como un animal al que le

fueran a arrebatar la comida, luego una señora gorda, que

se vino a sentar a su lado, le daba de bofetadas a uno de

sus hijos que no se sentaba a comer, pero la verdad sus

tres hijos parecían no entender absolutamente nada del

lenguaje de la gorda que no hablaba, gruñía y golpeaba a

diestra y siniestra hasta que el mesero les trajo la comida


- 46 -

y se amontonaron en la mesa a comer y todo entonces fue un

desbarajuste porque seguían peleándose por la salsa y el

cilantro … luego entró una pareja de jóvenes muy felices,

el hombre traía agarrada a su novia de una nalga y ella

sonreía feliz, su blusa corta dejaba escapar unas llantitas

y por su escote asomaban un par de senos grasientos, ellos

también se acomodaron en la misma mesa. Del otro lado del

mostrador, los cocineros reían y trabajaban, ante el calor

de las brasas o el olor del chicharrón, con la costumbre

que da el trabajo diario, con actividad constante pero

dándose su tiempo para el chascarrillo, creo, porque de

pronto se reían, no sé si de un chiste o del busto de la

chica gorda que en aquel

momento se empinaba para

llevarse un taco atestado de

salsa a la boca y se le

podían ver lo senos y el

taco chorreando aceite… y

los niños metiéndole mano a

las cebollas y masticando

con la boca abierta, y el

tipo de los de chicharrón

pidiendo otros tres y

diciéndole a la gorda que

ponga un poco de orden y

ella, que ni siquiera se

inmuta, pero que alcanza a

quedarse con la cazuela de

salsa, y en aquél momento

aquello me empezó a dar

asco.

Abandoné la taquería y pasé a lado de otros puestos de

taquitos, flautas, hamburguesas al carbón, carne asada,

trompo, hot dogs y otras opciones disponibles por las

noches en el barrio antiguo. No apetecí nada.


- 47 -

Ya en casa encendí el televisor, y lo que son las

coincidencias, en Discovery Channel pasaban el documental

de Harry, un cerdito de una granja que estaba destinado al

matadero. Harry era un cerdito muy inteligente que

despuntaba por su rosado color y una mancha negra en la

entrepierna. Un buen día su amo llama a Harry con engaños,

dizque para darle de comer y a mazazos en la cabeza le

cobra su estadía. La misma suerte corre toda su familia.

Apago la televisión y pienso en esa familia de cerdos

muertos a mazazos, y en esa otra familia que se la ha

cenado hoy en el puesto de tacos. “Somos lo que comemos”

dijo el devoto del señor Chaitania, y por alguna caprichosa

razón ya no me suena tan disparatado.


- 48 -

La visita

Vidal Medina

Es que son trece años mujer, trece años de esperarte. Cómo

quieres que reaccione. Me he sentido, cómo explicarlo, pues

sólo, aunque me hayas mandado tantas cartas y ahora me

digas que lo sientes, que siempre me has amado, no es

posible así de un

día para el otro

acostumbrarse a ser

querido. Así como

no fue posible para

mí ver cómo te

alejabas, como poco

a poco me fuiste

dejando hasta que

sólo fue posible

saber de ti por

medio de las

cartas. Un hombre

tras otro, no me

jodas. Ya no somos

jóvenes, no habrá

mucho que podamos

disfrutar tú y yo

juntos… ¿qué

quieres? ¿a qué has

venido? Yo estaba

muy a gusto

tomándome el café de las cinco de la tarde, porque has de

saber que desde hace siete años todos los días bebo café a

las cinco de la tarde, a veces té, pero prefiero el café

porque me mantiene despierto y en eso estaba yo, poniéndole

al café una cucharada de azúcar, cuando te apareces de


- 49 -

repente, me diste un susto enorme. Es que no es posible,

mujer, así de un día para el otro borrar todo el olvido en

el que me has tenido. Cierto que me has dicho que todos los

días me recordabas o casi todos, que suspiraste por mi

durante tu ausencia, que ni Remigio, ni José Antonio te

hicieron nunca sentir como yo, pero a mi edad, mujer,

venirme con esos cuentos chinos, yo ya no estoy para

promesas de ninguna especie, ni para llantos. Lo que no me

cabe en la cabeza es cómo, después de trece años te has

atrevido a dar la cara. No, si no es que yo te diga que me

debes algo, ni siquiera hijos tuvimos, (ya no los

tendremos). Pero no me pongas esa cara que lo haces parecer

terrible, y no, no es algo tan terrible. Después del primer

año te lo paso, podía ser muy terrible, porque tenía esa

sensación de angustia, que se fue transformando en algo tan

común… no imaginas cómo se puede uno acostumbrar a todo,

incluso a tus cartas, a tus palabras de aliento, a tus

promesas de volver. Tus palabras fueron alfileres que clavé

en mi pecho con orgullo, pero hasta el orgullo cansa y uno

se hace fuerte, se curte, dicen por acá y lo que me hizo

suspirar terminó por enfermarme. Depresión dijeron los

doctores. Nunca fue fácil leer tus cartas, me fueron

matando el alma. Debiste haber dejado de mandarlas. Debiste

haberme dado por muerto. Un hombre no puede vivir con

celos tantos años, hasta los celos cansan y luego uno va

entendiendo que son puras fantasías… Te has sentido sola

pero has vivido acompañada, lo que pasa es que tienes

miedo… ahora que Remigio se murió te ha dado miedo… yo no

te puedo abrazar, ni besar… Creo que me sequé por dentro…

Ya no necesito una mujer a mi lado, no podría atenderte, y

no necesito que me atiendan. Ya no. Te demoraste mucho.

Dormir juntos a esta edad es no tener vergüenza, y yo

he cultivado la vergüenza. Mira mi cuerpo, ¿no te parece

medio muerto? Es bueno saber que me has amado, pero si a

eso has venido te hubieras evitado la molestia, ya lo


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decías en las cartas. Me hubiera gustado más experimentar

tu amor mientras hubo aquí vitalidad. Tú tampoco estás

para estos trotes, deberías ir a casa a descansar y

espantar a tus fantasmas, ¿cómo que cuáles? Pues yo, yo soy

un fantasma y cuando des media vuelta de regreso a tu vida

me habré esfumado. No llores. Cómo puedes llorar después de

tantos años. ¿Cómo le haces para actuar tan bien como mujer

cuando ya la feminidad se te ha escapado entre las piernas?

Si, está bien, es ardor. No te tuve para mí cuando podía,

ésta bien, tú ganas, tienes razón, es ardor, pero cómo

explicarte, ya no se trata de quien gana o de quien pierde,

es que no vamos a recuperar nada y no quiero que te mueras

a mi lado. Esta es mi casa… y no quiero que digan “Murió la

niña de abandono”, ¿has oído alguna vez esa frase?, se

refiere a las flores que no son regadas, se marchitan… se

nos va el gusto por la vida, o que se yo. Hubieras llegado

antes. ¿De qué podríamos hablar? ¿De todo aquello que no

hicimos juntos: planes y viajes, aventuras, besos y

sorpresas que nos deparaba el mundo? No es justo. Ya no

vamos a recobrar nada. Es puro tiempo perdido y no hay

vuelta de hoja. No, no te estoy echando. Tú no nunca has

vivido aquí. Te lo pedí muchas veces pero te negaste. Esta

no es tu casa, ni yo soy quien recuerdas. Eres mi última

pena y yo tu último fantasma. Hay que decir adiós, mujer,

hay que saber decirlo hoy. Ya sé que a eso has venido y no

a quedarte, has venido a despedirte porque te has enterado

que me morí a las cinco de la tarde, mientras bebía el

café. Confundí el veneno para ratas con azúcar, pero

carajo, siempre me impresionas, ¿cómo te enteraste?, y

sobre todo, ¿cómo te atreviste a visitarme después de

tantos años? ¿A eso le llamas amor? No, mujer, eso es no

tener vergüenza.


- 51 -

LA FUGA

Ricardo Díaz

Comenzó como un juego para exorcizar la rutina conyugal de

la cual se quejaba su pareja.

Llegó con varias pelucas en una bolsa y le pidió que

usara una diferente cada noche al acostarse. Semanas

después la llevó a una tienda para comprar lencería

exótica, él ordenó cuáles prendas debía de llevar.

Ella no veía mayor problema en complacer esos deseos, lo

encontraba divertido. Sin embargo, sus preocupaciones

afloraron cuando él la acompañó a comprar vestidos; sólo

habían recibido el visto bueno aquellos modelos que dejaban

al descubierto la mayor extensión de su piel.

El siguiente fin de semana le dijo que irían a un

concurrido bar, que quería verla usar uno de los vestidos

junto con una peluca. Sugirió que se maquillara acorde con

la nueva imagen. Cuando terminó de ataviarse, ella no

reconoció a la mujer que se reflejaba en el espejo; estuvo

largo tiempo contemplándola. Al mostrarse ante su esposo,

apareció en él una mirada mezcla de deseo y ansia que nunca

antes había mostrado, fue ahí donde la bautizó como Layla.

Esa noche en el bar, por petición de él, permanecieron

en la barra. Con su llamativo atuendo era centro de

atención. Su esposo se daba cuenta de que los hombres la

miraban con deseo, eso parecía excitarlo.

Cerca de la madrugada, ya rumbo a su hogar, él detuvo el

automóvil en una calle solitaria. Intempestivamente le hizo

el amor con una fogosidad nunca experimentada antes. Ella

se sentía confundida, pero decidió disfrutar el arrebato.

Su esposo no hizo comentario alguno al día siguiente, ni

durante el resto de la semana; pero le dijo que se visitera

de nuevo de la misma forma.


- 52 -

La situación se repitió. Ella estaba cada vez más

confundida, porque cuando trataba de hacer referencia a lo

acontecido, él se mostraba esquivo al respecto. Las

siguientes semanas recorrieron todos los bares de la

ciudad. En ocasiones se topaban con parejas de amigos que

no la reconocían al verla; cuando ella mostraba intenciones

de saludarlos, él la detenía.

Una de tantas veces que salieron, ya de regreso a casa,

su esposo tomó a propósito una dirección diferente. Cuando

llegaron a la zona roja de la ciudad, él detuvo el auto y

le pidió que se bajara y caminara un poco por la acera

hasta la siguiente esquina, donde pasaría por ella. A pesar

de oponerse en un primer momento, decidió obedecer porque

su tono de voz no le dejó espacio para una negativa.

Su presencia fue

notada de inmediato

por todos; tanto por

las habituales

prostitutas, como

por aquellos que

iban a regatear para

conseguir placer.

Cuando ya caminaba

con pasos cortos, un

auto se detuvo. El

conductor le hizo

señales de que se

acercara. Asustada,

corrió hasta la

esquina donde estaba

estacionado su

esposo que deleitado

admiraba la escena. Su excitación había alcanzado niveles

mayores que cuando salían de los bares, por más que ella le

pidió que esperaran a llegar a casa, no fue escuchada. En


- 53 -

un callejón cercano, entre bolsas, el encuentro de cuerpos

dejó de ser placentero para ella.

Los recorridos por la zona roja de la ciudad

sustituyeron las salidas a los bares. La dejaba en un

lugar, se estacionaba y la veía caminar sorteando en un

principio los insultos de aquellas que la consideraban una

nueva competidora, las proposiciones de los hombres desde

los automóviles, de los otros que iban a pié y hasta en una

ocasión los de unos policías.

Los lapsos de tiempo que su marido la contemplaba en sus

caminatas cada vez eran mayores, luego pasaba por ella y se

perdían en algún oscuro paraje urbano. Ella comenzó a

sentirse usada.

Pronto se convirtió en una conocida habitual de los

sábados por la noche en esos lugares donde solo transitaba

por las aceras. No constituía una competencia, ya que no

desplazaba a ninguna de las putas regulares; por el

contrario, les favorecía, porque ellas atendían a los

ansiosos rechazados.

Una noche, mientras su marido manejaba le dijo que en un

portal de Internet se había contactado con un club de

intercambios sexuales; ahí había encontrado a un joven que

aceptó hacerle el amor a ella mientras su esposo los

observaba.

En el trayecto a su nuevo destino se detuvieron en el

cruce de la avenida donde acostumbraba realizar sus

caminatas nocturnas. La luz roja mantenía quieto el

transito cuando ella decidió que no iba a soportar más.

Salió de improviso del auto, buscó refugio en las banquetas

hasta que la alcanzó su marido. En la discusión la tomó del

brazo y ella opuso resistencia, él le dio una bofetada como

respuesta, después otra. La sangre corría por su boca y su

nariz. En el forcejeo él le había arrancado la peluca,

también había perdido los zapatos. Chillaba de rabia,

dolor, impotencia.


- 54 -

Un grupo se congregó en torno a ellos. Ella se defendía

como podía para evitar que su marido la subiera al auto.

Cuando la superioridad física de él se impuso, de entre

quienes presenciaban la trifulca emergió una mano portando

una navaja de resorte cuya hoja fue sembrada entre las

costillas de su marido. La espontánea rescatadora tomó a

Layla del brazo, la llevó a un callejón cercano y le dijo

que no debería dejar que ningún chulo la maltratara así.

Otra de las del oficio le compuso el cabello, una más

limpió la sangre de su rostro, todas le recomendaron que se

desapareciera por un tiempo. Le pusieron varios billetes en

la mano, la acompañaron a una esquina a dos calles de donde

había sucedido el incidente y buscaron un taxi para que se

la llevara de ahí lo antes posible.

Una camioneta con placas

foráneas se detuvo frente al

grupo. El conductor bajó la

ventanilla, de entre todas la

señaló a ella y con un ademán

le indico que se acercara.

Layla accedió. Cruzaron unas

breves palabras, subió y

partieron.

La policía encontró un automóvil con la puerta abierta.

Un hombre tendido al lado sobre un charco de sangre. Tenía

la mirada vidriosa y un puño cerrado apretando una peluca

pelirroja.


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No cover

Paulino Ordoñez

Quien se proponga podrá recordarlos

tenían al sol haciéndoles cerrar los ojos

el sol en el cabello o en el cofre

como queriendo a fuerzas ser un amigo más

impertinente furioso sol

cómo podrías olvidarlos

Ellos tan posibles

y tan de cada minuto

las lunas de tinta

atravesadas por flechas

desde la profundidad de las libretas

iluminándolos

Tenían el futuro a muchos salones

de distancia

era un fuego interminable

reflejado en sus ojos

ya habría tiempo para

no perder tiempo

¿Qué podría suceder?

¿que no volviera a haber barra libre

en el Café Iguana?

¿no más conciertos de Acarnienses?

en el pasado se están riendo

de sólo sugerirlo porque ahí

nada es finito

ni el alcance del corazón

ni el beso por llegar

ni la gasolina del Atlantic gris


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ni las llamadas telefónicas

ni la amistad ni la botella

ni el cumpleaños lluvioso

ni la oscuridad ni los secretos

ni los pases de no cover

Hay una fiesta hermosamente terrible

llamada el ayer

cómo duele sí cómo duele pensar

que emocionados ahora mismo se arreglan

dicen peinándose pero se despeinan

dicen libertad pero se necesitan

dicen por teléfono dicen como dice la luz

pero están vistiéndose de negro

asidos al brillo de las canciones y de los sitios

a donde éstas los llevan

un último vistazo al espejo nunca es el último

porque les excita su edad y su descaro

porque todo lo demás está lejos

y si está lejos no importa

ya habrá tiempo para

tiempo para

para tiempo

para ya.


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Pesadillas para vírgenes de Onán


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Tarantino y Kubrick ya lo hicieron

Monchie Horror

Sleep Dealer: ¿Sueñan los tijuanenses con burros-cebra

eléctricos?

En uno de mis agradables paseos por el moderno Metro de

Tijuana me compré la película pirata de Sleep Dealer, ya

muchas personas me la habían recomendado, y aunque

desconfiaba de una peli mexicana, peor aún, de una película

mexicana cyberpunk, pudo más mi morbo, cuando me contaron

que la historia se desarrollaba en la coqueta Tijuana. Así

que me dispuse a ver esta obra con la menor cantidad de

prejuicios posibles. La cosa no salio bien.

¿Qué podría contar sobre Sleep Dealer?, sinceramente

me parece la más grande puñeta mental de los últimos

tiempos (en el cine, aclaro). Comencemos con el director:

Alex Rivera. Me pregunto por qué este celebre director

pocho decidió incurrir en un subgénero cinematográfico tan

complicado como el cyberpunk. Me imagino un día al señor

Rivera viendo la aparición de Gaff (Edward James Olmos), en

Blade Runner, y diciéndose a si mismo: “Ay, si sale un

latino aquí, ¿Por qué yo no hago mi película cyberpunk?”.

Claro que, el director no tenía experiencia en el ámbito,

así que se decidió por escribir un tema que él si conocía

bien, gracias a los videohome: la frontera. Ahora sólo

quedaba maquillar la frontera para que fuera digna de la

ciencia ficción, para esto era necesaria la más grande

cantidad de clichés posibles que rondaran el pensamiento de

los estudiosos de la migración en México. Solucionado. Me

imagino que para seleccionar los escenarios tampoco batalló

mucho, algún pobladillo de Oaxaca y por supuesto la

frontera por antonomasia, Tijuana.


- 59 -

Ahora veamos a los protagonistas: Memo (Luis Fernando

Peña, claro, todos lo recordamos más allá de sus tremendas

apariciones en Lo que callamos las mujeres, por su

protagónico como el prieto de Amarte Duele), un joven

inquieto que vive en un pequeño pueblo de México en un

tiempo cercano, el cual tiene gusto por aprender sobre

hackers, y que después de escapar de su tierra busca

redención en las calles Tijuana, Ciudad del Futuro (¡ja!),

relacionándose sentimentalmente con Luz (Leonor Varela, ni

que decir de ella, sólo que está medio buena), escritora de

la red, que llevará a Memo en la búsqueda del nuevo sueño

americano (o sea, no se emocionen, es el mismo sueño, nomás

que ahora le agregan el supuesto elemento crítico del caos

contemporáneo llevado a una situación límite). A la

historia se le une Rudy (Jacob Vargas, otro del crew de los

pochos), un miembro de la armada ciberchigasumadre para

joderse a los mexicanos (¡wow!, la gente acabando con su

propia gente, que bonita analogía), que por misteriosos

designios del escritor (y gracias a su falta de coherencia)

estará rondando la vida de Memo, como Drácula pa’ su Van

Helsing.

Quiero decir, que deseaba con todas mis fuerzas, que

ésta no fuera tan mala película, pero tiene muy pocos

elementos a su favor. Los que conocemos la ciencia ficción

no vamos a creer que realmente es una historia de este

tipo, los que conocemos la frontera, no nos vamos a creer

todos los clichés que aparecen a lo largo de la película,

los que tenemos un poco de amor por el cine no vamos a

tomar en cuenta esta película como referencia de nuestras

vidas. Ésta es una película muy mala, y lo que es peor, es

pretenciosa (como un disco de Belinda), a mi que no me

vengan, yo no puedo más que ver la misma historia que ya

nos han contado sobre los pobrecitos migrantes y el malvado

imperio yankee, unos cuantos nodos y enchufes (u otros


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adornitos más) no van a darle profundidad a la historia que

aquí se cuenta, si quieren envolvernos en los ojos exóticos

de la frontera mexicana y el cyberpunk, por lo menos que lo

hagan bien, yo, por lo menos no me voy a creer la vieja

cantaleta de que el futuro de nuestro país no puede ser más

que así, me cagan esos tintes politiqueros, me da pena que

le den al territorio un objetivo meramente ornamental,

cuando se podría contar una buena historia, que nos haga

pensar, que nos trate como seres inteligentes, y en este

caso específico, que no olvide una de las grandes

prioridades de la ciencia ficción y el cyberpunk:

desarrollar una metáfora a través del desarrollo

tecnológico y humano, que nos ayude a comprender nuestro

presente y a vislumbrar el futuro.

revista el culo del mundo no. 9

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