pdf el mito del estado neoliberal

3

Click here to load reader

Upload: manfrednolte

Post on 21-Jan-2017

244 views

Category:

Economy & Finance


2 download

TRANSCRIPT

Page 1: Pdf el mito del estado neoliberal

EL MITO DEL ESTADO NEOLIBERAL.

Manfred Nolte Los tópicos esconden en ocasiones graves errores e incongruencias. Así, una buena parte de la izquierda radical en nuestro país –al igual que en otras latitudes del planeta- asume como axioma la perversión del ideario neoliberal. Para ellos bastaría con derrocar el sistema e implantar un enorme Estado protector, para restablecer el orden natural de las cosas y conducir a los ciudadanos hacia el idílico jardín de la dicha social. Del ‘cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades’ como propuso en su momento Karl Marx. La realidad es, sin embargo, muy otra. No existe –y posiblemente nunca existió- en el mundo desarrollado y emergente dinámico, algo así como un estado neoliberal puro, adelantado en la práctica por los estados del bienestar y la socialdemocracia en el más amplio sentido de ambos términos. El liberalismo teórico pasó del mundo de las ideas a la realidad de un liberalismo social. Y por si ello fuera poco, la inercia de los nacionalismos y proteccionismos por un lado y las radicales políticas anticílicas emprendidas para paliar los estragos de la reciente crisis, por otra, se han venido encargando de devaluar el librecambio y la globalización –bandera sagrada de los liberales- haciendo obsoleta la vieja cruzada antiliberal. Los padres de la economía, que lo son también del liberalismo económico, Smith, Hume, Mill, Ricardo y otros, proclamaron el derecho natural de las personas a la vida, a la libertad y a la propiedad privada, mientras los Estados, de proporciones modestas, en virtud de un contrato social, deberían cargar con la responsabilidad de velar por la democracia representativa y el imperio de la ley. Posteriormente, el término ‘neoliberalismo’ fue acuñado para describir las teorías de los economistas de la Escuela de Chicago – en particular Milton Friedman- en los años 1960, el neoclasicismo de la escuela austriaca y el pensamiento libertario de Ayn Rand. Para aquellos clásicos –partiendo de

Page 2: Pdf el mito del estado neoliberal

David Ricardo- y estos neoliberales el librecambio y la globalización son como el elixir del progreso de las sociedades. Y esta tesis ha procurado dividendos del ciento y del mil por uno. Ahora bien, examinando la radiografía de las sociedades de nuestro tiempo, ¿dónde se hallan las economías liberales o neoliberales, que cuentan con un Estado insignificante? En ninguna parte. Las centurias de la economía de mercado son la historia de la creciente intervención de los Estados en los asuntos económicos, regulando los mercados con su facultad de dictar normas, modificando la libre vida contractual, desde el ámbito laboral al industrial, desde el educacional al sanitario o al medioambiental. Los Estados modernos con su conglomerado de empresas públicas, pero sobre todo a través de la invasión fiscal en la iniciativa privada definen, asignan, distribuyen y limitan el derecho inalienable a la propiedad privada de los clásicos, algo que a nadie gusta pero que solo unos pocos nostálgicos rechazan. De hecho el sector privado depende prácticamente en todo de los regímenes regulatorios y de los recursos de asignación de infraestructuras de los Estados modernos. No estamos juzgando aquí la eficiencia del Estado, sino el principio acertado o erróneo de la existencia del ‘Estado mínimo’ neoliberal. Los datos nos hablan. Dado que el peso del Estado en la actividad económica viene marcado por sus presupuestos fiscales en proporción al PIB del país, ¿qué presión fiscal debería soportar esa entelequia que denominamos estado neoliberal?¿Un 10%?¿tal vez menos? Pero ¿qué es lo que nos dicen los números? Según este criterio destaca Corea del Sur como el país más ‘neoliberal’ y menos intervencionista de los desarrollados con un gasto público del 20,8% del PIB. Sorprende la China de hoy, un país surgido del maoísmo, que registra un gasto relativamente modesto del 32%. Los más ‘estatalizados’ serían Francia (56,8%), Dinamarca (55,7%), Italia (50,5%) o Portugal y Noruega (48,5%). En la zona media discurren Alemania (43,9%), España, Islandia y Reino Unido (43,3%) o Luxemburgo(41,5%). Por debajo del 40% del PIB figuran los gastos públicos de Japón (39,7%), Estados Unidos (35,6%), Irlanda (35,1%) y Suiza (33,7%). Los países pobres registran porcentajes inferiores al 20%. Naturalmente, resultaría una broma de pésimo gusto atribuir a este último grupo de países el calificativo de ‘estados neoliberales’. El diagnóstico que arrojan estas cifras es que, con diferencias, el mundo desarrollado y emergente, en general las democracias modernas, están sometidas a una decisiva participación del Estado en la economía, y resulta inadecuado, por no decir ridículo, tildarlos de neoliberales. Mas bien Occidente, y muy en especial la vieja Europa, navega bajo un pesado –casi insostenible- Estado del Bienestar que requerirá de una reinterpretación radical para su permanencia en el tiempo. Bastará agregar algunos recientes acontecimientos para concluir que no hace falta atizar más el fuego del antiliberalismo. De hecho Europa, Japón, Reino Unido y hasta fecha reciente Estados Unidos viven bajo una férrea intervención de los mercados financieros, denominada ‘relajación cuantitativa’. Una medicina pública artificial y coercitiva para mantener las constantes del enfermo, sin cuya existencia el mundo estaría sumido en el caos y que está

Page 3: Pdf el mito del estado neoliberal

pensada para quedarse. Y el Brexit, junto a otros fenómenos involucionistas xenófobos, eurófobos, y proteccionistas (Trump y compañía) señalan el camino opuesto al de la exaltación globalizadora neoliberal. Atinen, en consecuencia, sus detractores: no hay ningún estado neoliberal que derrocar. Lo que hace falta es apostar para que la economía privada junto a una administración pública eficiente, genere más y más valor añadido a través de estamentos crecientemente competitivos y permita salvar nuestros frágiles Estados del Bienestar.