j revel, un momento historiográfico (1)

Upload: conjuly

Post on 03-Jun-2018

220 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 8/12/2019 J Revel, Un Momento Historiogrfico (1)

    1/12

  • 8/12/2019 J Revel, Un Momento Historiogrfico (1)

    2/12

    62 JACQUESREVEL-la continuidad e una historia nscriptaentreun comienzoy un final, la des-cripcin sobre el modo de la evidencia,el encadenamiento e causas efecto,etc.-, enqu se convierten os objetosque se da el historiador?llObjetosproblemticos.Una experienciamonogrfica,a del cura Croce o ladel pintor Annibale Carraci,puedeas ser reledacomo un conjuntode tentati-vas,de opciones,de tomas de posicin rente a la incertidumbre.Tal experien-cia no puedecontinuarpensndose olamente ajo a forma de la necesidad-es-ta vida ha tenido ugar y la muerte a ha transformado n destino- sino como uncampo de posibilidadesentre as que el actor histrico debi elegir. Un aconte-cimiento colectivo, una insurreccin,por ejemplo,deja de ser un objeto opaco(un poco de desorden)o, al contrario, sobreinterpretadoel accidente nsignifi-cante,pero en los hechossobrecargado e significacin mplcita): se puedeha-cer el intento de mostrar cmo en el desorden os actoressociales nventa n unsentidodel que simultneamenteoman conciencia.La eleccinde un modo deexposicinparticipaaqu en la construccindel objetoy de su nterpretacin.Pero,nuevamente,os privilegios del anlisismicrosocialno me parecennto-cables.Estn undadoshoy en nuestro ndiscutidoacostumbramientol microa-nlisis.Perono existeningunaraznde principio por la cual os problemas ara-tivo-cognitivos ecinevocados o puedanplantearse nivel macrohistrico: laNueva Historia Econmicano fue pionerahaceveinteaosal introducir de for-ma razonada, ontrolable,el uso de las hiptesiscontrafactuales n el anlisishistrico?Ms que una escala, s aqu nuevamentea variacinde escala o queparece undamental. os historiadores e dan cuentahoy, perono son os nicos.En 1966,Michelangelo Antonioni cont en BIow up la historia, nspiradaen uncuentode Julio Cortzar,de un fotgrafo londinenseque por azar frja sobre a pe-lcula una escena e la que es testigo.Ella le es ncomprensible,os detallesnosoncoherentes.ntrigado,agranda as m genes stees el sentidodel ttulo) has-ta que un detalle nvisible o ponesobre a pistade otra ecturadel conjunto.32 avariacinen a escala e permiti pasarde unahistoriaa otra (y, por qu no, a va-riasotras).Es tambin a leccinque nos sugiere a microhistoria.

    31. Sobre a biografavanse as pertinentes eflexionesde G. Levi, "Les usages e la biograp-hie",AnnalesESC,6, 1989,pgs. 1325-1336;deJ.-C. Passeron,Biographies, lux, itinraires, ra-jectoires", Revue FraEaisede sociologie , XXXI, 1990, pigs.3-22 (retomadoen Le Raisonnemetlsociologirue,Pars,Nathan, 1991.Sobreel acontecimiento,me permito remitir a A. Fargey J. Re-vel, .ogiques le afoule. L'a.fia ire des enlvements 'enfants.Pars, 1750,Pars,Hachette,1988.32. Parael script, vaseMichelangel o Antonioni, Blow up, Turn, Einaudi, 1967.

    LA NSTITUCIONLO SOCIAL

    Paracomenzar,convienecircunscribir el programa demasiadovago y am-bicioso a la vez- sugeridopor el ttulo de estapresentacin. s modestamente,nosproponemos eguira grandes asgos os desplazamientos las reformulac io-nesdel discursoque os historiadores e la sociedad ostienen obre a institu-cin, sobresu eficaciasocial, sobre as prcticas ue genera , ms ampliamen-te, sobre el mun do institucional. Varios indicios, sobre os cuales volveremoscon ms detenimiento, arecenatestiguarlo: n inters enovadode los historia-dores por el derecho, pero tambin proveniente de la economay la sociolo-ga- por las convenciones los espacios e legitimacinen los que se nscribenlas acciones ociales.Este ipo de preocupaciones o es ndiferentea una refle-xin msgeneral obre a historia ocial.Porque i es ciertoqueexisteun irre-ductible nstitucional(o, ms ampliamente,urdico), que se manifiestaproba-blemente no tanto a travs de los objetos especficoscomo en el modo deproduccinde las nstituciones en las tecnologas ue ellas nducen,2 ntenta-remosmostrarque os trminosdel debatevigenteson nseparables e las cues-tiones que os historiadores ociales e planteandesdehace algunosaos: anto

    l. Y del que da fe, por ejemplo, el nmeroespecialdelos Annales ESC,6, 1992, Droit, histoi-re, sciences ociales".2. stees un campo en el que no correrel riesg o de aventurarme, por lo tanto un lmite evi-dente de esta presentacin: a falta de competenciaes su razn principal; pero tambin porque aaproximacin urdica podra haber sido menos determinante n el desplazamiento e los desafosque las nterrogaciones e la historia social. A mijuicio , en todo caso,el punto sejustifica para ahistoriografade a modernidad; in duda,diferenteserael casoparaotrosperodos.

  • 8/12/2019 J Revel, Un Momento Historiogrfico (1)

    3/12

    654 JACQUES EVELsobresu proyectoy susdesarrollos omo sobre as conceptualizacionesue po-nenen ejecucin.3

    l. Aqu encontramos na primeradificultad,o msbien, unaprimeraexigen-cia: a de definir lo que se entiendepor "institucin".Entre os historiadores,msampliamente, ntre os profesionales e las cienciassociales, l trminosepresta esdehace iempoa usosdiferenciados que apuntana realidades e na-turaleza amplitudmuy diversas.Paracomenzatcon o ms simple'puedendis-tinguirse resusos.El primero,el msrestringido,el ms cnico,y tambinelms antiguo,define a institucincomo una realidad urdico-poltica:es el queilustra a "historiade las nstituciones"como disciplina, al y como fue clsica-mentepracticada or los uristasy los historiadores segnmodalidades or lodemsdiferentes).El segundouso es ms amplio: apuntaa toda organizacinque uncionade manera egularen la sociedad, egn eglasexplcitase impl-citas,y que se suponeque respondea una demandacolectivaparticular.Entreestas agencias e la sociedad",para etomar a expresinde Boudon y Bourri-caud, a familia, a escuela, l hospital,el sindicato,entremuchosotrosposibles,suministran jemplosevidentesy que, como instituciones,ueron objetode unmuy vastodebate ontemporneo. l terceruso odavaes msamplioy Suscep-tibfe de una extensincasi indefinida: se nteresaen "toda forma de la organiza'cin socialque elaciona alores,normas,modelosde relaciones de conductas,roles":a en este sentido, toda forma social que presentacierta regularidad puedeformarpartede un anlisis nstitucional.Por supuesto, stosdiversosusos,que mplican una definicinde la institu-cin y un campo de aplicacindel anlisisalavez, no son arbitrariosni aleato-rios. En laprctca, no siempre estnclaramenteseparados, son frecuentesy amenudosubrepticiosos deslizamientos e uno y otro. En mi opinin, sin em-bargo,puede esultartil distinguirlos porque os tresremitena otras antasma-nerasde construir as relaciones ntre a instituciny lo social.Por un lado, estosusos ueron producidospor prcticascientficasque' enprofundidad,moldearon a reflexin sobre a historia.Evidentemente, s el casode a historiade as nstituciones. l hechode que en a actualidad, or lo menosen Francia, estmenosde moda que lo que estuvodurantemucho tiempo (y has-ta una poca eciente:bastar on evocar os trabajos ealizadospor R. Mous-nier y su entorno,o incluso as primeras nvestigacionese B. Guene), o auto-riza a subestimarsu importancia.No slo estadisciplina fue esencialpara laconstitucin y la legitimidad) de una historiaeruditasino que ocupen ella y

    3. En esta mirada crtica me limitar a la produccinhistoriogrfica que se ocupade la pocamoderna, que me resulta ms familiar.4. G. Balandier, prface l'dit ion frangaise"de M. Douglas. Ainsipensent es nstitutions,Pas, La Dcouverte, 2004, p9. XI.

    LA INSTITUCION Y LO SOCIALen forma duraderaun lugar central.En consecuencia,epresent n papel capi-tal en la definicin colectivamente ceptada e nuestroobjeto.Sin embargo,du-rantemucho tiempoestahistoriografaobedecia unadoble gica.Una lgicaarchivstica, ue partade la simple verificacinde que as nstituciones on pro-ductorasy conservadoras e archivos lo que explica que se hayanbeneficiadocon la acumulacinque ellas mismashabanproducido).Una lgica urdica, yjudico-poltica luego,queera a de unacompetencia specializada, que privi-legi el estudiode os dispositivosms ormalmenteorganizados, tambin osms estables.As se comprendeque en el occidenteeuropeo pero particular-mente en Francia,en virtud de la antigedady de una suertede antecedenciahistricadel Estado-esta radici n disciplinaria, uertemente sociada la ense-anzadel derechoy la reflexin sobre el derechohaya nsistidoespecialmenteen las institucionesen el sentido ms restringidodel trmino,en particular asinstituciones blicas,nscribindose n la doble perspectiv a e unacontinuidady un crecimientoen la duracin.Peroexistepor lo menosun segundougar, muy diferentedel primero,dondese orm entre nosotros l pensamiento e la instituci n.Y es a tradicin socio-lgica, vale decir, ante odo, la tradicindurkheimiana.Sin duda, aqu no es anicaen discusin, erodio un lugarcentrala la elaboracin el concepto.Comose sabe, araDurkheim a institucines un condensado una materializac in erepresentacionesociales n el senode un grupo que se conviertenen creadorasde identidady de coercionesa la vez.Por lo tanto, se rata de una acepcin exten-siva, mucho ms abierta que la que acabade ser sealada.Descansa n la afirma-cin, esencial arael pensamiento el socilogo,de que as representacioneso-cialespreceden engloban as epresentacionesndividuales.5 ero ue tambinapartir de tal construccinde su objeto que Durkheim planteaen principio el ca-rcter regulador y coercitivo de tale s representaciones, , en realidad,de todo he-cho social,que puedeas ser comprendido omo una nstitucin: Un hechoso-cial se reconocepor el poder de coercin externaque ejerce o es capaz de ejercersobre os individuos, y la presencia e dicho poder se reconoce, su vez, ya seapor la existencia e algunasancindeterminada por la resistencia ue el hechooponea toda empresa ndividual que tiende a violentarlo".6Esta reivindicaci nde a autonoma e o social raeaparejada nageneralizacinendencial asi li-mitada del fenmeno de institucionalizacn, puestoque la sociedadse constitu-ye comoproductorade nstituciones obligaciones.

    5. A ttulo informativo, remitimos alas Rgles de Ia mthotle sociologique (1895); entre muchasevocaciones l mtodo, vase ambin el art culo"Reprsentationsndividuelleset reprsentationscollect ives",Revue le mtaphysique t de morale,6, 1898,pgs.273-302.6. E. Durkheim, Izs Rglesde la mthode..., op. cit., pg. I I (de la reedicin "Quadrige", Pars,1987).Recordemos ue,en Durkheim, estaafirmacin emitea una exigenciaepistemolgica esta-blece as condiciones necesarias e un conocimientocientfico de la sociedad) a una conviccinmoral y poltica (a travsde la coercin es como la sociedad socializa v civiliza) ala vez.

  • 8/12/2019 J Revel, Un Momento Historiogrfico (1)

    4/12

    66 JACQUES EVELSin mayoresproblemas,vemos o que oponea estasdos aproximacionesy altipo de conocimientosque engendran.La mayorade las veces, a historia de lasinstituciones olvi la espalda l anlisis e lo social.Puesta n prcticapor es-pecialistas el derecho o por susmulosentre os historiadores),unda a auto-nomade o inst itucional, or lo menos mplcitamente, n la explotacinde unrepertoriode fuentes privilegiadas al mismo tiempo que en una tradicin profe-sional. a actitudsociolgica rocede la nversa: ualquiera ue hayasidoel in-terspor el derechode Durkheim y de varios de susdiscpulosdirectos,y aunquehagade la institucin unapiezacentral,queengendray hace uncionar ala vez ala sociedad, s sta a primeray la quese ratade aprehender n susproduccionesinstitucionales.A partir de ah, y alejndosede Durkheim, fue tentadorconside-rar que a institucinno es msque una realidad ntermedia reflejo' pretexto,hasta amuflaje- que endemos vaciarde su propio inters.Es evidenteque aoposicinde las dos aproximaciones ue sugerimoses demasiado encilla.Sinmayoresproblemas,esposibleoponerleejemplos a decir verdadno tan numero-sos- de tentativaspara emprenderuna historia social de las instituciones.Porsimplificadora ue sea, a comparacin e dos tradicionesde estudiosopuestas,sin embargo,no me parece als a, y, adems, iene la ventaja de relacionar aconstruccin el objetocon prcticas isciplinarias profesionales iferentes.Tambin ieneel intersde mostraraquelloque, msall de 1oque as sepa-ra, puedeacercar a aproximacin urdico-histricay la socio-histrica or losefectos ue nducen,particularmente n a experiencia rancesa ontempornea'Tantouna como a otra proclaman a centralidad el hecho nstitucional,aunquepor supuestono le confieran a misma significacin. Tanto una como la otratienden a aceptarcomo evidente a eficacia de las realidades nstitucionales,aunque, na vez ms, a comprendan e otro modo. Por ltimo, tanto unacomola otra parecenproclives a extenderde maneracasi ndefinida el campo de susanlisis.Al respecto, uededecirseque a concepcin mpliadade la institucin,aquellapropuestapor la sociologadurkheimiana,poco a poco prevaleci es-pectode a definicin estrictaque era a de los historiadores el derecho, estoinclusoentreaquellosquese nscribenms bien en estaltima filiacin'72.Pero tambinpuedeproponerse tra ecturade estaevolucinhistoriogr-fica, vista esta vez del otro lado: los historiadoresde la sociedad y muchosotros profesionales e las disciplinascercanas) e vieron inclinadosa tratarco-mo instituciones oda una gamade realidades, e relacionesy hastade actoressociales. a crtica, desdehace mucho iempo dirigida a Durkheim, de tenderacosificar a vida social, aqupodra apuntara una buenaparte de la produccin

    7. Se encontrar n buen ejemplo de estoen los dos volmenesque R. Mousnier consagr lasInstitutionsde la France sous amonarchie absolue 1598-t789), Pars,PressesUniversitairesdeFrance,1974- 980.

    LA INSTITUCION LO SOCIAL 67historiogrfica rancesa ontempornea, omenzando or las obrasde aquellosque fueron susprimeros nspiradores.En r,e salaire de Simiand, en Labrousse-particularmente el del Esquisse-encontramos a misma propensina institu-cionalizar,en el marcode un modelo global, a definicin, ra posicin y la fun-cin de os actores ociales aunque, on total fidelidad durkheimiana,mnro unocomo el otro -sobre todo el primero- los arraiguenen representaciones).8 sde sesenta osdespus e su publicacin, a lecturaquepodemoshacerhoy deesegran ibro quees Esquisse caso eamenossensiblea Io que motiv la repu-tacin de la obra -la identificacin y la medidade la larga coyunturadel sigloxvIII francs- que a las modalidades egn as cuales se construyeel modeloglobal: como un sistemade relaciones asi nstitucionalizadas ntre os diversosprotagonistas e la vida econmica,definidos por su papel en el procesode laproduccin,el intercambioy la acumulacin.Desdeestepunto de vista,el an-lisis del movimiento de los preciosy los ingresospuedeaparecernosmscomola experimentacin, travsde un conjuntode variacionesempricamente eri-ficables,de la coherencia la estabilidad el modelocasi nstitucionalde la eco-noma de tipo antiguo. Por otra parte,en mi opinin, los usoshistoriogrficosdel "modelo Labrousse"confirmanesa nterpretacin.A decir verdad,me parecequeesteaspectomarcconsiderablementea tra-dicin de la historia social cuyo inspirador ue E. Labrousse, ue afectaen par-ticular la muy vasta iteraturaconsagrada esde os aoscincuentaal estudiodelos grupossociales.De manera ecurrente, ll encontramos na endenciaa ins-titucionalizara los actores n una ptica uncionalista.La mayorade las veces,su basees una descripcinemprica, undadaen el trabajosobreuna uenteo unconjunto de fuentes: o cual permite contar, clasificar, erarquizar. A partir deah, a identidaddel (o de los) grupo(s)se considera omo adquirida,y no pare-ce presentarproblemas.A lo sumo, remite a una confirmacin posterior, am-bin fundada enlocalizaciones empricascuya tareaserconfirmar la definicinimplcita, aceptada omo evidenteen el comienzo de la investigacin.E. La-brousse o deca claramentedesde as primeras neasde su gran informe-pro-grama,que en 1955 abogaba or "una historia de la burguesa ccidentalen lossiglos xvru y xrx": "Definir lo burgus?No nos pondramosde acuerdo.Msbien, vayamosa reconocer obreel terreno en los sitios, asciudades-a esaes-pecieciudadana,ya ponerlaen condiciones e observacin. lo se ratade unaoperacinprevia,provisoria,de conservacin. l peligro es volversedemasiadopequeo,hacer el corte ms ac de las fronterasposibles.Desdeentonces, aconsignaser ncluir en la investigacinel mayor nmerode casos,a partir deun sealamiento omero, undado,sobre odo,en a profesin, ombinada on el

    8. F. Simiand, Le Salaire, I'volution sociale et la monnaie, Pars, DomarMonchrestien, 1932;C. E. Labrousse, Esquisse dtt mouvemen desprx et d.es evenus en France au xvrile sicle, Pars,Dalloz, 1933.

  • 8/12/2019 J Revel, Un Momento Historiogrfico (1)

    5/12

    68 JACQUES EVELnivel social.Algunaspresunciones uedenbastar:una especie e procesode ossospechosos.etengoa todos os que sospecho ue sonburgueses. espus a-remos a seleccin.Ms cuandono puedehaberdudasen las categoras rinci-pales.Primero, a investigacin.Primero, la observacin'Ms tarde veremos'por lo que respectaa la definicin".e Claro que Labroussepropone aqu un pro-i.u.u e investigacin undado en un corpusdocumentalcuya presentacinnlisiscrtico constituyen o esencialde su nforme' y que,preocupado or noencerrarseen una definicin prescriptiva previa, paraaplazarlaplanteael proble-ma de unaexperimentacin e la coherencia de a identidadcolectivadel con-junto burgur.El "uro es que esemomentono llegar.Los trabajosse multipli-carnen a obra as niciada.Pero,en cuantoa lo esencial,se contentarn onilustraresapresuncinde existenciaque progresivamente erconsiderada o-mo una cefteza.La investigacin histrica pudo extraer una loable apertura deesa ndecisinaceptada, , in dudu,una notableeficacia.Y tambin a hizo he-rederadesorprendentescontradicciones.Porejemplo,cuandoAde| ineDau-mard,discpuiade Labrousse,abreun estudioya clsico sobre1,4bourgeoisieparisiewte de 1815 1848 on estasorprendente firmacin:"La burguesa sun g.upo social cuyos contornosno estndefinidos ["']' Nuestroobjetivo eracarlairizar t...1 el conjunto de las categorassocialesque pertenecana la bur-guesa,pequeao grund", sin excluir a priori ningn medio' ningn grupo"'on seguridad, modestia descriptiva. Que sin embargo no prohbe ubicat a laburgueJa en una posicin central en la caractenzacin de una modernizacingloal de la sociedad rancesaposteriora la Revolucin'10Muchos otrosejemplos lustranesta endencia.Pensemos n el interminabledeba tesobre . . rdenesyc lases ' ' ,en t ree lmismoLabrousseyR.Mousn ie rysuescueladurante os aossesenta;en la controversiasobre a interpretacin socialde los orgenesde la Revolucin FrancesaentreF. Furet y D. Richet, por un lado,y por el Jtro ,. Soboul. Cadavez puedehabervacilaciny discusinsobre atposicin y el contenido social de los grupos-instituciones,ero existeunaconviccin compartidade que los actoressocialescolectivos existenen cuanto a-les porque sonconsiderados,precisamente, omo instituciones.Por lo dems,es-te destino no f-ue eservadoa ios grupos sociales.A mi juicio, la tendenciaafectla mayora de los anlisis que se refieren a las sociedades ntiguas.Puedebastar"on "uo"u. aqu la sacralizacin,en los trabajosde historia econmicay social delos aos 1950-1960,de que fue objeto "la coyuntura", promovida al rango de ac-tor autnomo y casi individualizado. Pero tambin podemosencontrar ejemplos

    9.E'Labrousse, . .Voiesnouvel lesversunehisto iredelaburgeosieoccidentaleauxxvl l leetxt -xe sicles 1700-1850)",en Comitato Internazionale i ScienzeStoriche' X Congresso nternazio-nale di ScienzeStoriche' Roma, 4.1 de septiembre e 1955,Relazioni' vol. IV, SoriaModerna,Florencia, 1955, pgs. 365-396 (cita, pg. 361)'l0.A.Daumard, Il tBourgeois ie.par is iennede]8I5dI848,Par s,Sevpen,1963,pg.7y,msampliamente, la introduccin de la obra.

    LA INSTITUCIN Lo SoCIAL 69de estoen camposentonces uevosde a investigacin, omo os primerosestu_dios cuantitativosde historiasociocultural.En la gran nvestigaci^nue dirigiFrangoisFuret a partir de 1962, como en los primeros trabajos-dehistoria del li_bro,ll la distribucinde los datoscon frecuencia sthechaen el marcode cate_gorasprefabricadas, que son aceptadas orque identifican a ros actores nstitu-cionales -el clero, a nobleza,el comercioy hastael pueblo-, cualesquiera uesean a ndole y la antigedadde los criterios que egitiman esascategoras.Este ipo de tratamiento lo que podra lamarseuna tendenciaa la institu-cionalizacin de lo social- domin toda una pocade la produccinhistrica.Particularmente en Francia, donde caracterizel moment ms voluntarista, elms conquistador y sin duda uno de los ms fecundosen resultados) e la in-vestigacin.Fue la pocade las grandes nvestigaciones olectivas,de las queacabamosde evocar en forma superficial solamentealgunas.por otra parte, creoque ese ratamiento estuvo fundamentalmente igado a una aproximacin macro_social nscriptadesdeel inicio en el pliego de obligacionesde los historiadoresde a sociedad, or lo menosentrenosotros.Con unaclara iliacin durkheimia-na' estaaproximacin apuntabaprioritariamentea la localizacin y la descrip-cin, y eventualmente la interpretacin e regularidades stadsticmenreen_surables.Los indicios que permitan establecer alesregularidadeseranobtenidospor la seleccin la abstraccin e unacantidad imitadade propiedades,onsi_deradas omo caractesticasde cadaentidadsocial. De ell resultauna dobleconsecuencia. or un lado, a lgicaa la que obedecaa investigacinera a deuna acumulacin,a msamplia posible,de datos; nvitaba a neutralizar a defi-nicin de lascategoras mpleadas, por Io menosa no cuestionarlas n cuantotales: por el contrario, a cifra tendaa darlesuna especiede realidadsuplementa-ria. Por otra parte, el desarrollo proceda a travs de una suerte de empobreci_miento de lo social que seasignabacomo tareaa analizar.steera el costo de sueficacia.Lo queno poda eneren cuenta,en cambio,o no de manera entral,enla construccinde los grupos,era a madejade las relacionesmantenidas ntrelos actores ndividuales, y entre ellos y el grupo, porqueesosactoresslo existanparaseragregados n el senode categoas macroanalticas. on mayor razn,nopodaconcebirqueesas elaciones ubieran ido capaces e representar n papeldeterminante n la constitucindel grupo,de sus .ite, lreiresentadosuna yotra vez), o de su dentidad. se tratabade otra manerade plantear las msde lasvecessin saberlo- una suertede esencialismo e las dentidades ociales. odo,en definitiva, poda formar un grupo, a poco que el objeto seprestaraa la medidaestadstica e sus propiedades: o solamente ategoras ociales socioprofesio_nalesen el sentidoclsicodel trmino, sino tambinciudades, rovinciaso de-

    -, ll ' F' Furet (comp.), Livre et socitdans kt France du xwil e sicre, or. , pars-La Haya,Mouton, 1965; vol. 2,Pars, 1970;H.-J-Martin, Livre, pouvoirs et soct .paris aux xvtte sicre(1598- 70 ), Ginebra, Droz, 1969.2 vot.

  • 8/12/2019 J Revel, Un Momento Historiogrfico (1)

    6/12

    7O JACQUESEVELpartamentos.l2 staagenda culta ue tantomseficazcuantoque generalmentepermaneci mplcita. Y bastantecoercitiva, en todo caso,pafa obstaculizardesa-mollosalternativoS. ncontraremos na lustracinconvincentede estoen la re-sistida trayectoria,en Francia, del gran libro del historiador britnico E. P'Thompson,TheMakingoftheEngl ishWorkingClass'publ icadoen1963'yporlo tanto contemporneodL la historiografa "labrussiana" en su apogeo.Aqu, elautor adoptabauna estrategiamuy diferente de anlisis.Prohibindose oda defi-nicin prefabricada o supuestamente dquirida) de la claseobrera,por el contra-rio se dedicabu .""onrtr.rir los mecanismos e su ormacinprogresiva'l3 omose sabe, a propuesta ard mucho en abrirsecamino, y durantemucho tiempo s-lo fue retomadaen desarrollosaislados pensemosen el estudio de M. Perrot so-breLes ouvriers en grve, 1974,o en el de L. Boltanski sobre zs cadres' 1982)'Es ta recepc indemoradapuedeasumi re l va lo rdeuns n toma.En todocaso ,confirma ia fuerzay la presenciade un modelo de anlisis que marc en profun-didad a produccinde dosgeneraciones e historiadores'En mi opinin, precisamente partir de estas onsideraciones epodran e-leer as adquisiciones los sesgos el amplsimo rabajode prosopografa ocialque fuerea l i zadoduran teesosaos ,enmarcosque ,comosehaevocado ,e rande naturalezamuy diversa.Las adquisiciones: ques mportanteno serni injus-to ni ingratoy recordarel enormeiapital de conocimientosque fue constituidode estemodo. Los sesgos: a supuestaadecuacinentre la caracterizacinsocio-grficadeunaentidadsocial y iu identidad rajo aparejada na imitacin sensi-t" " la capacidad nterpreiativa de tales nvestigaciones.En el fondo' todoocurri como si la tendenciaa una nstitucionalizacin uncional de los actoressocialescolectivossuministrarauna respuestacticaa un problemaque no eS-tabarealmente ormulado.De hecho,ocurri que no lo estaba: a vasta nvesti-gacinprosopogrf ica l levadaacaboporF.Bluchesobrelosmagistradosdelarlamentode pars en el siglo xvtll se vio as voluntariamentearrinconadaalregistrode la descripcin;no intentautilizar los resultados ue produceal servi-ci de una relecturadel papely de a afirmacinprogresiva e la institucinpar-lamentaria,en el momentoen que stase afirma -y el autor lo sabemejor que

    l2 'Sobreestepunto,vanselasprecocesobservacionesc t icas-durantemuchotempodbi l-mente odas- de J. Rougerie, "Faut-il dpartementaliser'histoire de France?",Annales Esc' I'1966,pgs.178.193;y lasdeChr 'Char le,. .Histo ireprofessionnel le,h is to iresocia le' ' ,AnnalesESC,4, 1975,pgs.781 194.l3 . Recor dem osque laobr adeE. P. Thom psons lo f ue t r aduc idaa l f r ancsve in t i c incoaosms arde: n Forttatiott de la classe uvrire tmglaise, Pars,Gallimard/Seuil, 1988'Encontrare-mos un muy lcido anlisisdel debatede concepciny de mtodoentre a aproximacin sociodes-criptiva, dominanteen a historiografa rancesa, el anlisisprocesual ropuesto or E. P. Thomp-son, en la introduccin del libro de S. Cerutti, La vilte et les mliers, Naissanced'rn langagecorporatif (Turin, I7e - Ige sicles),Pars, dit ions de l'cole des hautes tudes en sciencessociales,1990,pgs.7-23.

    LA NSTITUCINLO SOCIAL 7Inadie- como uno de los protagonistasms visibles del debatepoltico y socialdel ltimo siglo del Antiguo Rgimen.laCon mayor recuencia,nrre la descrip_cin de las propiedades ocialesde un grupo y su funcin, la continuidadpare-ca evidente. Encontraremosnumerososejemplos en sectoresaparentementemuy alejados y a menudoopuestos) e la historiografa:bastacon evocaraqula enrgica olmicaentreR. Mousnier y B. porchnevsobre a interpretacin elas sublevaciones opularesen la Franciadel siglo xvrr, en los aoi sesenra;incluso,en un historiadorbritnico uertementemarcadopor la tradicin Jaco-bina" francesa, l estudiode G. Rud sobre as muchedumbresevolucionarias.Reledos on la distanciaque da una generacin,os casosms nteresantes,induda,siguensiendoaquellosen los que el modelo nterpretativosubyacente ofunciona bien. cuando, en su tesis sobre os sans-culotleparisinos(t95g), A.Soboul,con mucha ucidez,mostrabaqueer radicalismopoltico no se ajustabaa una asignacinsocial evidente-los sans-culottes, n cuantoa lo esencial,nose reclutaban ntreel proletariadourbanosino msbienen el mundodel comer-cio y en el taller-, se ofreca a oportunidadde una reflexin sobre a construc-cin de las identidades ocialesy su interpretacinpor el historiador,15 ue nofue aprovechada i por el autor ni por sus crticos. Algunos aos ms tarde,cuando D. Richet propusoenrgicamenteevisar,con su teorade las elites, aoposicinclsicaentrenoblezay burguesa fines del Antiguo Rgimen,16 u-bierasido entador nterrogarse,omo lo sugera l autor,sobre a consistenciala coherenciade esasgrandesentidades.obliterada por la polmica que habadesencadenado,a proposicin ardmuchoen abrirsecamino,sin duda porqueperturbabamuchascostumbresmetodolgicas interpretativas.

    3. De paso,podraser a ocasinde nterrogarse cercade os usosde la pro-sopografa n historiasocial.Esta cnicade anlisis ue introducidaen Franciacon cierto retraso, ero desdehaceunos reintaaosconoceuna notable ortuna,de la que dan fe numerososrabajos, anto ndividualescomo colectivos.lTEstclaro todo o queaportparaun mejor conocimientode lassociedadesue estu-dian los historiadores;ambin, odo el partido que supo extraerde los nuevosinstrumentos e almacenamiento tratamientode la informacinque,en el ca-mino, se pusieron a su disposicin. Sin embargo, tal vez lleg l dempo deadoptarciertadistanciacon el optimismoacumulativoque anima esteproyecto

    _ 14. F. Bluche, Les Magistrats du parlement de paris d.uxvnte sicle (1715-177r), pars,LesBellesLettres, 1960.15. A. Soboul,Les Sans-culotte n ,an II, pars,Clavreuil, 195g.16' D. Richet, "Autour desorigines ntellectuelles u lointainesde a Rvolution rangaise: li-teset despotisme", nnalesESC, . 1969,pgs. _23.l7' Un buenejemplode la riqueza, a diversidad,pero sin duda ambinde los lmites del pro-yecto prosopogrfico en F. Autrand (comp.), prosopographie er gensede I'tat ntotlerne, pas,Presses e la Sorbonne,1986.

  • 8/12/2019 J Revel, Un Momento Historiogrfico (1)

    7/12

    .72 JACQUESEVELconjunto; no para rechazarlo,por supuesto,sino para especificarmejor lo querealmentepuedeofrecer,y tambin parareconocersus mites'En una seriede artculos ecientes,el historiador alemnN. Bulst' a su vezgran usuarioe incansable ropagandista e la actitud prosopogrfica'marc sus.iro, con gran utilidad. Tratndose,por ejemplo, de la historiade las asam-bleasrepresentat ivas(EstadosgeneralesyasambleasdeEstado)enlaFranciadel Antiguo Rgimen,debepermitir que se eviten las deformacionesnducidaspor unaproximacinestriciamentenstitucional que'

    por un lado' tiendea ha-cer hablai a la institucin con una solavoz; y, por el otro, correel riesgode re-forzararti ficialmente,porel ladodeunaSupuestaunanimidad,elsentimientoder" ""i""," eficacia.ls^Elratamientoprosopogrfico ambindebeposibilitar elestudio de las trayectoriasde los miembros del grupo' de las relacionesquemantienen,de susacercamientos susdivisionesen el senodel conjunto nsti-tucionalydelaspermanentesredefinicionesqueinducen.Conjustarazn,Bulstveaquunargumentopararenunciara laut i l izacindeclasi f icacionessocia lespreestablecids, las que recurrieroncon demasiada acilidad algunos de suspr"d"""ro.", (Major, lviousnier,Haydenen particular)para caracterizara com-posiciny la significacin de las asambleas epresentativas'leEstas eflexionescrticassonsaludables. llas encuentran ntrenosotrosunaconfirmacinen os trabajos levadosa cabo'en el mismo momento'por R' Des-cimon, y que aqu puedenadoptarun valor de modelo: no slo porquese tratade una de las tentativasms obstinadas ms heroicas,podra decirse- en elcampo de la prosopografa, ino tambinporque el autor no dej de mostrarsepreocupado or .eflexionar sobreel alcance de los resultadosobtenidos.Por""-pfo, a tiulo indicativo, su gran trabajo sobreLs Seize'20 a obra est un-aaen el estudio de225 expedientes e cuadros adicales e a Liga, miembrosdel consejo secretode los diecisisbarrios parisinos,al mismo tiempo institu-cin y partido poltico entre 1585y 1594.Los resultados e a investigacin onprobiemtico$ hu""n aparecer na inadec.uacin ntre la composicin social delgrupo y las interpretaiion"' generalesde la Liga' All donde se esperabaeliplastante predominio de los curasy de la sotana'se comprueba a presenciaasiva del comercio,y, en un grado menor' del artesanado; ll donde uno seimaginabaencontrarun mundo e desclasados' eencuentranamilias en plenaproocin social.pero hay ms.Los datos ecolectados, or serparadjicos, u-

    18. N. Bulst, "L'histoire des assembles 'tat en France et la rechercheprosopographique'xtve - milieu du xvtte scle", en F' Autrand (comp')' Prttsopographie et gense'op' cit" pgs' I7 l'184;y,msampliamente,DieFranzijsischeGeneralstiindevonl46sundl4S4.ProsopographscheUnterrrrhurg"n uclenDelegierten, Sigmaringen' 1992'19 d., Pgs.178-180.20R.Descimon,Quitaient lesSeize?Mytheset ral i tsdelaLiguepar is ienne(1585-1594)'Memorias de la Federacin de SociedadesHistricas y Arqueolgicas de Parsy de la ile de France,Pars, 1983.

    LA INSTITUCINLO SOCIAL "/3gierena Descimondesplazaros trminosdel problema.Ya no se rata de dedu-cir la significacinpolticadel movimiento a partir de la pertenencia ocial desusmiembros,sino de interrogarse, partir de ella, sobre a identidadde un fe-nmeno al como el radicalismode los miembrosde una iga. Por supuesto, inrenunciara captarel movimiento como un conjunto(ni a sacarpartido de la in-formacin sociogrfica eunida),el anlisisdel expedientepropone su reconfi-guracina partir de as rayectorias ruzadas los modos de ntervencinde losactores,as como de las representacionese que sonportadores.De hecho,de-semboca n unaredefinicin,socialy poltica a la vez, de la institucin y de sudinmica.El libro de Robert Descimon ue publicadoen 1983,y trabaja os resultadosde una investigacin realizadaa partir de los aos setenta.Esta evocacin crono-lgica no es superflua,en la medida en que la misma historia deesta nvestiga-cin -como la de varios otros,cuyo desenlace o siempre ue tan feliz- implicauna suertede testimoniosobre as ransformaciones e la coyunturacientfica,yms ampliamentede la coyuntura ntelectualdurante eseperodo.Comenzadacon cierto optimismometodolgico tododebe esultarposiblea quien sabe eu-nir y utilizar los datos),el trabajodesemboca anto en la constitucinde un con-junto de nformacinpositivade una excepcional alidady en unaprudencia r -tica fuertemente subrayada,que sin duda no hubiera sido conveniente alcomienzo del proyecto.Lo que ocurri mientras anto se nos volvi ms sensi-ble y, quiz, un poco ms claro, estosltimos aos:el agotamientoprogresivode cierto paradigmahistoriogrficoy, ms ampliamente, a revisin crticaqueafectael conjuntode las cienciassociales su programa.Esta evisin en cursono slo tiene efectosnegativos, i mucho menos.2lEn los espacios e reflexinliberadospor la duda, oda una seriede cuestiones, e proposiciones, astadeelementosde respuesta os invitaron a formular en trminos diferentesviejosproblemas, entrales ara a disciplina.Una de estas eformulaciones n curso,ami juicio, interesadesdehaceunosdiez aosa las relaciones ntre a instituciny lo social.

    4. Sin embargo, as cosasno habanempezado an bien. Los aos 1960 y1970 fueron los de una crtica institucional generalizada.El ambiente, si nosatrevemosa decir, uvo muchoque ver. Antes y despus e mayo de 1968,queaqupuedeservir de emblema, as instituciones ueron pensadas denunciadas

    21. A ttulo indicativo, recordemos a reflexin lanzada por los Annales a partir de fines de losaosochenta alrededor del "giro crtico" de la historia y de las ciencias sociales.Desde entonces, ostextos, que mezclan en proporciones variables a verihcacin y l as tentativas de reformulacin en losanlisis que proponen, se multiplicaron. Para a potencia y la pertinencia de sus anlisis, en virtud dela amplitud tambin de las reaccionesque comenz a suscitar, reservaremosuna atencin particularal libro de Jean-Claude Passeron,Le Raisonnement sociologique. L'espace non-popprien du rai-sonnementnaturel, Pars, Nathan, 199 .

  • 8/12/2019 J Revel, Un Momento Historiogrfico (1)

    8/12

    74 JACQUESEVELcomo as ormas,patentes subrepticia s, e un control socialglobalizado. a es-cuela,el hospital,el asilo, a prisin, a familia se convirtieronas en algunosdelos puntosms visibles y los ms recuentado s- e una suertede archipilagoinstitucional,o, para utilizar otro sistemametafrico,de unared de coercionesejercidas obres mismapor la sociedad. n estaempresa e denuncia, as cien-cias sociales epresentaron n papeldeterminante,ue por otraparteno les evitser gicamente uestionadas encontrarse sociadas, regaadientes , l pro-yectode unanormalizacin endencial e la sociedad. o queresultde esto,entodo caso.es una oposicin adi cal entre a instituciny lo social,concebidos nadelante on frecuencia omo realidades ntagnicas. n muchoscasos, a ope-racin slo fue posibleal preciode simplificacionesmuy groseras, en particu-lar de una cosificacinde os dos rminosde a alternativa.Peroes bueno ecor-dar tambinque estepensamiento rtico de la institucin, en algunasgrandesobras, encontr undamentos ericos,al igual que una fuerte legitimidad.Dos nombrespueden ervirpara esumiresemomento.22 l primero es el delsocilogoErving Goffman. El inmensoxito de Asylumspuedeasumir aquunvalor de sntoma;haciaadelante,a obra,publicadaen 1961, ambinalimentyorient una eflexinmultiforme,eruditay no tanto, sobre o queel autor lama-ba una "institucin otal", y que a menudo u e a calificar, de maneraun poco n-distinta, odo tipo de funcionamiento nstitucional.23 a recepcindel conceptoy el abusoque se hizo de 1estncargados e significacin:una "institucin o-tal", paraGoffman,eraun dispositivocoherente capaz e asumir o sea,de ga-runtizarsu dominio sobre) odos os aspectos e la vida social,en particular asdimensiones elacionales ndispensables ara a construccindel individuo. Aste,ningunaposibilidadde adaptacin e e consentauerade la sumisin,queel autor nterpretaba n los trminosde una expoliacin; hasta as tentativas eresistenciaa la institucin parecandestinadas incorporar sus gicas. El se-gundonombre,por supuesto, s el de Michel Foucault,en particulardel historia-dor de a locura 1961),de a clnica 1963)y tambin, n ciertamedida, e aprisin (1975).Sin duda, de un libro al otro, el proyectodel filsofo no fue tancontinuo ni tan intang ible como querransugerirlo os comentarios comenzan-dc por los suyospropios).En cambio, os que ueronafectados or unapoderosacoherencia on os efectosproducidospor esaobra en la atmsfera e militantis-mo crtico de esosaos. nspirndose n ella, se emprendi a tareade localizarla rnstitucinsiempreoperando n el cuerposocial donde nscr iba ormas nde-finidamentemultiplicadas de coerciones segregacin. a sociedadburguesa,

    22. Remito aqu al notable anlisisque ofreci sobreeste ema SabinaLoriga en la introduc-cin de su libro, S olds. Un laboratoire disciplinaire: I'arme pimontaise au xvttte sicle, Pars,Mentha,1991, gs. -25.23. E. Goffrnan, Asylums. Essayson the Social Situation of Mental Patients atd Other Inmates,Nueva York, l96l (trad. francesa:Aslles, Pars, Minuit, 1968, con una importante presentacinde R.Castel).

    LA NSTITUCINLOSOCIAL 15es decir, a sociedad ontempornea, faentendida n su otalidad omo unaem-presadisciplinaria.Una vez ms,es mportanteno reducirabusivamenten pen-samiento omplejo, cuyaspropuestasrecuentementeueronobjetode simplifi-caciones otoriaspor partede quienesse referana 1.Desde a descripcindelas "mquinas"paracurar(paracastigar, tc.)hasta o analticode a "raznpu-nitiva", por otra parte, ueron profundamente eformulados.El casoes que,enFoucault,a partir dela Historia de la locura, una nstituciny el poderqueellaejerceson nseparables e un artilugio discursivoque os informa y que vuelveposiblesy pensables l mismo tiempo los efectosde que son portadores.Estaevocacin, ariasveces epetidaa lo largo de quinceaos,sin embargono habrbastadoparadesalentar na ecturaque inclinabaa hacercosasde esos artilu-gios, y como tales susceptibles e apropiaciones manipulaciones.Una vezms, a instituciny la instancia el "poder" resultaban puestos la sociedad.zaEstamezcla de representaciones de ideologacientfica resisti durante mu-cho tiempo,y slocomenza deshacerse fines de os aossetenta.25sta nfle-xin remite a diversosmotivos,cuyosefectos ueronacumulativos. vocaremosdos,particularmente. o cabeduda de que el debilitamientode as nstitucionesde regulacinsocialen nuestras ropiassociedadesepresent qu un papelde-terminante.Mientrasque a denunciadel EstadoLeviatndabapasoa la nostal-gia del Estadoprovidencialen un mundo social ragilizado por la crisis, ue lamismaeficaciade la intervencinnstitucional a que resultcuestionada n laconciencia omnde los contemporneos.n el mismo momento,y en un cam-po de experienciasmuy diferente,el paradigma uncionalista,hastaentoncesdominanteen las cienciassociales, ra objetode una revisinsevera, con l larepresentacin e un mundo coherente,establementenstitucionalizadoy norTna-tivizado,en el que os actoresestaran n su ugar y seran dentificadoscon supapel, ncluso en su impugnacindel orden funcional.La representacin e lasociedad esultprofundamente lterada , de alguna manera,desordenada. limaginariode la mquinaacfala, roductorade efectos mperturbables,ue ha-ba sido tan ampliamenteaceptadoduranteel perodoprecedente,ue reemplaza-do por el de un espacio ocial rregular,discontinuo,egidopor formasde racio-

    24. Al precio de una paradojaque merecera er analizadams en detalle.En efecto, odo ocu-rri como si " la socieciad"o " lo social")estuviera ometida una definicindoble y contradictori a:por un lado, era planteada omo el lugar de una espontaneidadn estado aciente, como tal some-t idaal t rabajo e mposic in disc ip l ina e ospodcresl or el ot ro.erapresenladaomouna ncal l-sableproductora e nstituciones normas, en estepunto a crticade a nstitucin,ampliftcndo-la (pero sin compartir sus fundamentos ericos ni sus prudencias), ncontraba a vieja temticadurkheimiana. Sin duda, de estemodo secomprendeque los denunciadoresms radicales de la insti-tucin hayan esultado er os que ms crdito e dieron.25. EI debate eunido alrededor de Michel Foucault (y amptiamente eescrito por l) en tomo delos problemas de la institucin carcelaria puede servir aqu de punto de referencia: vaseM. Perrot(comp.), L'impossible prison. Recherchessur Ie systmepnitentiaire au xtxe sicle, Pars, Seuil'1980.El debate e efectuen 1977.

  • 8/12/2019 J Revel, Un Momento Historiogrfico (1)

    9/12

    76 JACQUES EVELnalidaddiscretas, ue ofrecana los actoresperspectivas isladas, ero ambinasideros, pciones as ueranstas imitadasy coercitivas);2n espaciomenostranquilizador,si se quiere,pero tambin menosdesesperante.s evidentequeeste uego de representacionesuevas uvo consecuenciasn las concepcionesque os historiadoresy suscompaeros) roducan e susobjetos.Una vez ms,el itinerario ntelectualde Michel Foucaultpuedeservirnosaqude referencia.El pasaje,en el cursode los aossetenta, el modelo de la mquinaal tema dela.:gubernamentalidad",el poder a las "relaciones e poder", seala n despla-zamientocuyaamplitud,hoy en da,estamos n mejorescondiciones e medir:"No se trata--escribe- de negar a importancia de las institucionesen la determi-nacinde as relaciones e poder, sinode sugerirquemsbien hay que analizarlas institucionesa partir de las relacionesde poder y no a la inversa,y que elpunto de anclaje undamental de stas,aunquese corporicen y cristalicen en unainstitucin,debebuscars ms ac".27 staevolucin no fue aislada.Por el con-trario, creo que encontrevidentesconfirmaciones,particularmenteentre oshistoriadores.

    5. En un pequeo ibro que hastaahorano fue muy tenidoen cuenta, a an-troploga britnica Mary Douglas se pregunt"cmo piensan as institucio-n"i,'.rt En 1985,cuandose publica su texto,el problemano tieneya los consi-derandos, mplcitos o explcitos, que habransido los suyosdiez aosantes.No--comprueba-,as nstitucionesno piensan,y en particular no piensanen lugarde os actores ociales. ampocoson os relevosde una racionalidad nmotivadaque definia la forma y el contenido de las prcticas sociales.Ellas determinan,en cambio, repertorios de valores, alones, fijan secuencias e memoria queconstituyen ondiciones n que puedenserpensables inteligiblesen el senodecadaconjunto, de cadacontexto. Por lo tanto, a interrogacin sedesplazade losefectosde coercinhacia as "relacionesentre os pensamientos las nstitucio-nes". Asimismo -y Douglas lo recuerdadespusde otros-, estasltimas produ-cen clasificaciones, ale decir,pararetomaruna eliz formulacinde Foucault,"dominios de objetos" al mismo tiempo que formas especficasde veracidad.Deestemodo, participan de la autorrepresentacinde la sociedady en consecuen-cia de la produccinde sta.A su manera, oda una seriede trabajos ecientes,que serefieren a las sociedades el Antiguo Rgimen (de los EstadosGenerales

    26. En M. de certeau, L'invention du quotidien, tomo l, Ans de aire, Pars, uGE, 1980, se en-contrar una de las primeras explicitaciones de este ipo de aproximacin' inseparablede lo que po-dra llamarse una hermenutica (y una potica) social [llt invencin de Io cotidiano, Mxico, Uni-versidad Iberoamericana, 19961.27. M, Foucault, "Deux essaissur le sujet et le pouvoir", en H. Dreyfus y P. Rabinow, MichelFoucault. un itinraire philosophique, Pars,Gallimard, 1984,pgs. 297-321 (cita, pg. 316): en es-pera de la publicacin anunciadade los cursos nditos del autor sobre a gubemamentalidad.28. M. Douglas, Commentpensent es institulions, op' cit'

    LA INSTITUCIN Y LO SOCIAL 77de 1614a la Capitacinde 1695o a la organizacinde los estatutosurbanos),como a las de los siglos xlx y xx (de la Estadstica eneralde Francia al IN-SEE.), lustraronestadireccin de la investigacin.Estaproduccinde catego-rasa travsde las cualesun conjuntosocialse representa se piensa'sin em-bargo,no es mecnica,y no extrae su eficacia nicamentede la virtud dg lainstitucin. Las taxonomasno funcionan solamentecomo nonnas sino tambin,y ante odo, como un conjunto de recursos espectode los cuales,con los cuales,los actoresdebennegociar,y que tambin es sirven de puntosde apoyo paraorientarsey desplazarse n el interior del mundo social'Luc Boltanskidio un ejemplo brillante de estoen el libro que dedic a losejecutivos.ze s cierto que este estudiode una categora n estadonaciente e-sultaexcepcional n el hechode que siguepasoa paso a invencincontempo-rneade un grupo y de su identidad.Con frecuencia,el discursosociolgicocuestion a ambos: "artefacto estadstico", "engao deolgico", la categoradelos "ejecutivos"no existira en cuanto "grupo". Peroquhacerentonces onlos individuos que reivindican a pertenencia la categora, on los ejecutivosde carney hueso,y cmo dar cuentade aquelloque, en las actitudes las con-ductasde as personas eales,escapaalalgica agregativa el mercado,a la in-teraccinde las estrategias individuales" y a la bsquedadel inters"personal",para orientarsecon respectoa la presuncin de la existenciade una personaco-lectiva?3oA partir de ah, lo que haceaparecer a investigacin, nscripto en unahistoriarelativamente orta (en neasgenerales, lo largo de una generacin),es un trabajocolectivode movilizacin de los recursosque apuntaa dar cohe-sin a un "conjunto flexible". La institucionalizacin que operaen el senode lasclasificaciones,as formas de representaciny ante todo de autorrepresenta-cin) que autonza,pues,son inseparablesde la constitucin del propio grupo.Con la claridad que lo caracteiza, el estudio de Boltanski entra en el terrenocasi de la experienciade laboratorio. Salvo excepciones, os historiadoresno tie-nen ocasinde tomar del natural el surgimiento de una entidad social situndo-se o mscercaposiblede a experiencia,ndividual y colectiva,de aquellos ueson susprotagonistas.Sin embargo,una actitud semejanteno les estvedada,alprecio de las adaptaciones ecesarias a partir de indicios que generalmente onindirectos. El vasto debaten curso acetcade la naturalezay Ia interpretacindelas antiguasclasificacionessociales,desdehace unos veinte aos suministra unabuena lustracin de esto.Ya seanendgenas o sea,producidaspor las socieda-des que son objeto del estudio) o exgenas es decir, tomadasen prstamo a losrepertorios contemporneos, or prurito de comparaciny generalizacin),esas

    * INSEE, Instituto Nacional de Estadsticay Estudios Econmicos (n. del t')'29. L. Boltanski,l,es cadres. Ittformation d'un groupe social, Pa$ Minuit, 1982, en particu-lar pgs. 47-59,239-303, 463-485.3O. dem, p9.48.

  • 8/12/2019 J Revel, Un Momento Historiogrfico (1)

    10/12

    78 JACQUESEVELtaxonomas, omo dijimos, a menudodieron ugar a procedimientosmplcitosde institucion alizacin.Un trmino clasificatorio en cuanto al (una profesin' lapertenencia un cuerpoo unaclase, a inscripcinen un territorio,etc.),confe-iu unu realidada un organismoal que uegoera mportante econocer.a partirdel anlisisde los datosempricos, as propiedadesmscomnmente omparti-daspor susmiembros.As, el trabajodel historiadorvenaa dar consistenciacoherencia un recortenominal,cualquiera ue fuereel repertoriodel que stehabasido tomado.As, en cierto modo,duplicabay prolongaba os efectosdeinstitucionali actn roducidospor las uentes.Variosejemplos ecientes ugieren ue no es solamente eseable ino nclusoposible nvertir los trminosdel anlisis:es decir, dar cuentade la construccindeun g*po y de as ormas provisionales ) e nstitucionalizacin ue de ello resul-tan a partir de las trayectoriasde los actoresy de lasrelaciones,de diversanatura-leza,que mantienenentre s y con los contextosplurales en los que se ubican. Si-mona Cerutti dio una demostracin notable de esto en su trabajo sobre lascorporaciones e Turn en los siglosXVIIy xvIII. El terrenoescogidopara a expe-riencia no es ndiferente.Porque,sin duda,no hay historiografa ms nstitucionalni inmovilistaque a de os cuerpos comunidades el Antiguo Rgimen, ue enestosustituyel discursoque durante argo iemposostuvieron qullos obresmismos.Y quedescansa n una definicin uncionalista uyo papelde legitima-cin es patente: as formas de asociaciones oluntariasque son as corporacionesremitiran orgnicamente la existenciade os oficios, es decir,a unanecesaria i-visin de las tareasen el senode a comunidadenglobante.Por o tanto,a menudoSonpensadas presentadas omo casi naf.urales.3l or el contrario, a eleccinme-todolgica de Cerutti es reubicar a experienciade las formas corporativas (rein-troducidas n Tun a finesdel siglo XVI)en el senode un conjuntode procesoscontemporneos ue interesan anto a las estrategiasndividuales y familiares co-mo a las nstanciasque polarizanel camposocial y poltico urbano,el Estadoy laMunicipalidad. En estamadejade procesos, a significacin del oficio y la perte-nenciano constituyenvaloresni marcadores stables.Slo a comienzosdel sigloXvrrr,por ejemplo,el oficio se convierteen un criteriodecisivode la estratifica-cin social en la capital piamontesa.Por lo tanto,una divisin tcnica, uncional,no puede bastarparadar cuentade la cartografaprofesionaly de sussignificacio-n"r. Pot el contrario, la demostracinsugiereque se observenen las identidadescorporativas os desafosde estrategias omplejas de rivalidad, de alianza, uptu-ra, negociacin- por parte de los actores.La estratificacines el campo al mismo

    31. staera a definicin defendidapor Sguier rente a[ edicto de supresin e las cofradasdecid idoporTurgoten TT5,perotambin,encuantoaloesencial , laqueconservanloshistor iado-res clsicos del fenmeno corporativo, de F. Olivier-Martin a E. Coornaert. Sobre estepunto' vaseJ. Revel, "Les corps et communauts", n K. Baker (comp.), The French Revolulionand the crea'tion of moderne potitical culture, l, The political culture of the old. Regne, oxford-Nueva York,PergamonPress,1987, pgs.225-242 cap.8 de este ibrol.

    LA INSTITUCIONLOSOCIAL 79tiempoque el productode una competencia ntreellos. No obstante, s conve-niente no dar al trmino de estrategia na significacin reductoray demasiado ns-trumental: as opcionesde los protagonistas on a su vez socializadas n el hechode que son nseparables e representacionesel espacio elacional,de los recursosque ponea su disposicin, e os obstculos lascoerciones ue es mponey quedibujan la configuracin perpetuamente ambianteen el interior de la cual debenubicarse, valuar luegoexplotarsusposibilidades.32

    6. El trmino "configuracin",que acabamos e utilizar, mereceun brevecomentario.Como sabemos, st omado del vocabulario de Norbert Elias, aquien sirveparapensarun sistema e interrelaciones ue definea la vez una si-tuaciny las condiciones e su ransformacin osterior.Sin duda,no esun azarsi la obra del socilogo alemn,desdehaceunosquince aos,se convirti enuna referencia asi obsesiva ntre os historiadores, no solamente n Francia.Pero de hecho,quElias?Sin duda, en un primer tiempo, aquel que aparecacercade las temticas ominantes e a poca,de aquellas esarrolladas n par-ticular por Foucault:el autorqueune a afirmacindel "procesode civilizacin"con a progresivanstalacin e autocoerciones adavezmspoderosas, rodu-cidaspor una red cadavez msdensade interdependenc ias. in embargo,a mijuicio existeotro uso de Elias,durantemucho iempo msdiscreto, que pocoapoco se volvi mscentral.Es inseparable e la reformulac in,ya evocada, elos problemas el podery la institucin.A partirde 1933,el autorde I^aSocitde cour se nterrogacercade lo que l llama la "frmula de las necesidades":"El asuntoplanteadoms arriba acercade la interdepende ncia e la noblezaydel rey, interdependenc ia ncarnada n la corte, epresenta n una orma un po-co modificadael problemade a producciny la reproduccin ocialde la corte.As como es mposiblecomprender a institucinsocialde una brica mientrasno se haya explicado,medianteun anlisisdel camposocialque a produjo, porqu azn os individuos enany tienen necesidad e colocarse omo obrerosadisposicin de un empresario por qu el empresario, n cierta medida, enanecesidad e esos mismosobreros,de igual modo no se puedecomprender ainstitucinde la corte mientrasno se hayaencontrado a rmula de las necesi-dades,es decir, el tipo y el gradode las nterdependenciasue reunierony re-nen en la corte a diferentes ndividuos y grupos de individuos".33Por consi-guiente,os hombresnecesitan las nstituciones,o quees otramanerade decirque as utilizan tanto como assirven.En el senode una configuracin Figura-tion) determnada,ues,stasno son pensadas omo existentes n cuanto ales,por encimade la sociedado incluso englobndola:ellas traduceny explicitan

    32. S. Cerutti, h ville et es mters..., p. cit.33. N. Elias, kt Socitde cour, Pars,Flammarion, 1974,pg. 170 de a edicin Champsde1985).SabinaLoriga fue una de as primerasque recalc a importanciade estanocin: vase.lol-dats.. . , p. i r . , p ig.23 y s igs.

  • 8/12/2019 J Revel, Un Momento Historiogrfico (1)

    11/12

    80 JACQUESEVELformas de dependencias ecprocasque son a matriz del uego socialy que demanerapermanente onactualizadas ntreaquellosque Sonsuscompaerosre-cordemosaqu la metfora de la partida de naipespropuestapor Elias). Nosorientamoshacia una definicin abierta,plsticay relacional de la institucin.sta ormaliza un conjuntode convencionesue son as ormas eguladas el in-tercambio de la que forman parte a coerciny el conflicto). Al mismo tiempose proponecomprendera relacinque os actoresmantienen on ellascomo denaturaleza raxeolgica.

    Pongamosun ejemplo. SabinaLoriga estudi ecientemente l "laboratoriodisciplinario" constituidopor el ejrcitopiamonts n el siglo xvIII.34Un ejrci-to moderno, reorganizado por un Estado neoabsolutistadotado de una larga tra-dicin militar, peropreocupado or la eficacia acional "moderna", profesiona-lizado y fuertemente nspirado en el modeloprusiano,en un siglo en el que ladisciplina es pensada om o una tcnicade gestinde la sociedad.Visto ms decercay a partir de las prcticasde aquellosque pertenecena1,lascosaspare-cen muy diferentes.La autoraeligi partir, no de la colectividad omada comoun bloque nstitucional,sino ms bien de la experiencia, ingulary colectiva,deaquellosque hacen su vida en el ejrcito; seguir rayectoriasbiogrficas, al ycomo as revelana veces os datossecos e os rolesde a tropa,y otras,msge-nerosamente,a documentacin rivadaque dejaron os oficiales.Lo que ponende manifiesto os resultados btenidoses 1oque podra lamarse a porosidaddeesta"institucin total". As como todavano existe una segregacinuerte delespacioprofesional (el cuartel)en el espaciosocialenglobante, e igual modolos itinerarios biogrficos no dejan de franquear,en ambossentidos, a lnea quesupuestamenteepara o militar de lo civil. Y lo que es ms, esasvidas se apo-yan en varias nstituciones ontemporneamenteas,en el casode los oficiales,se organizanentre el ejrcito, a cortey las cargaspblicas,y la esfera amiliar)como en un conjunto de recursosque, en un momentodeterminado,son desi-gualmenteofrecidos,desigualmente ccesibles, ero ambindesigualmente e-seables.Por supuesto, stacomplejidad es creadorade coerciones ero tambinde espaciosde movilidad con la perspectiva,ms o menosabiefa, de pasardeun mundo (o de un repertorio) a otro: "La existencia simultneade varios impe-rativos nstitucionalesampla os mrgenes e las opciones ndividuales" y lasposibilidades e transaccioneson lasreglas.Por o dems, a leccinpodra serfcilmenterepetidaen otros sitios, aunquea menudo no tan espectaculares.partir de fines del siglo xvtt, sobre odo, las autoridadespblicas no dejan demultiplicar y endurecer os dispositivosreglamentariosque rigen los estudiosuniversitarios en Francia. De este modo, creanardidessuplementariospara coer-cionar mejor a los estudiantes sus amilias. Sin embargo, uera de que talescoerciones, omo es evidente,no Se mponen a todos con el mismo rigor, casi

    34. S. Loriga, S oldats..., op. cit.

    LA INSTITUCIN Y LO SOCIAL 8Iinmediatamente on ntegradas n prcticasde la institucinque as utiliza parareorganizarse. s obvio queesasadaptaciones el uso emiten a un repertoriodemedios a un capital social, si se quiere-, pero tambin al proyectobiogrficoque esta disposicinde os actores.35

    7. La instituciny las normasque produce,pues,no aparecen a como exte-rioresal campo socialni como mpuestas 1.Son nseparables e la configura-cin socialy de las acciones ue all son posibles.Lo que se cuestionaa travsde estedesplazamiento el anlisises,como lo indica Simona Cerutti, la con-cepcinde la relacinentre as acciones las normas,queno puedeya ser com-prendida como una relacinde coercin,pero tampococomo una relacindeexterioridad.36 arias respuestas e ntentaronpara el problemaas planteado,como ella lo evoca.Al insistir en la afirmacinde que normasy accionesestninscriptas n la materiade a s relaciones ocia les, n modo alguno ncita a un re-lativismogeneralizado, ino ms bien a reconoce r los espaciosurdicos que secreana travsde lasprcticas".Alain Cottereauhabadado una ilustracinnotable de tal aproximacin,enun artculo memorablesobre a usticia y la injusticia ordinaria en la actividadjudicial de los miembrosde a Magistraturadel Trabajoen el siglo xx: all mos-trabaque, ejos de registrar elacionesde fuerza bruta, a institucin de la Ma-gistratura del Trabajo fue un lugar de produccin de normas y de negociacionesalrededorde las reglasdel trabajo,y susmodos de funcionamient o, la tecnolo-ga de procedimientos puestaen prctica lo avalan.37Encontraremosvariosejemplosde esto en os trabajos ecientes e os microhistoriadorestalianos.Laverificacin nada iene de soprendente: recisamente orqueel anlisis nstitu-cional no seplante,en general, l problemade as escalas e observacin, , ensu versin historiogrficaen particular, mplcitamentese situ en el nivel ma-croanaltico, as configuracionessocialesvisibilizadas por una aproximacinmicroanaltica ncitan ms naturalmentea reformular sus rminos.38OsvaldoRaggio dio un ejemploparticularmente emostrativode esto en un estudiocon-sagradoa las formas de regulacinde los conflictos en la periferia de la Rep-blica de Gnovaen los siglosxu y xvIL En los dos burgosde la Fontanabuonaque l observa,el Estadomodernoen formacin es una realidad ejana.Lo queno significa que estausente: ero slo existe al preciode transigir con las re-

    35. D. Julia y J. Revel, Les tudiants t leurs tudes",en D. Julia y J. Revel (comps.),Histoiresociale des popularions tudiantes, . 2. France, Pars, ditions de l'cole des hautestudesensciences ociales,1989,pgs.25-486.36. S. Cerutti, "Normes et pratiques, u de la lgit imit de leur opposit ion".37. A. Cottereau, Justice et injustice ordinaire sur les lieux de travail d'aprs es audiencesproudhomales 1806- 866)", Le M ouveme t soc al, l4l, 1987,pgs.25 59.38. Vase,por ejemplo, el nmeroespecial Conflitti locali e idiomi polit ici" , Quaderni storici,1986.

  • 8/12/2019 J Revel, Un Momento Historiogrfico (1)

    12/12

    82 JACQUESEVELglas ocales:aquellas, onsuetudinarias,e esas omunidadesmontaesas , msprofundamente, on aquellasque estn igadasal funcionamientodel parentes-co. As, la imposicinde a fiscalidad enovesa lo es posiblea condicindeque se apoyeen redesde parentesco mpliado,hastade asociaciones e parente-las, cuyo papel,coherencia carcterjerrquico,a cambio, contribuyea refor-zar.La instalacinde una administracin e la usticia es ms esclarecedorao-dava.En estamicrosociedad onde os/rzldey el bandidismoson endmicos, ltrabajode regulaciny de pacificacinde los funcionariosde Ia Repblicapasapor el reconocimiento e la parentela omo el principio centralde la agregacinsocial. Son osjefes de los clanesy de facciones losprincipcli) quienespuedenobtener a solucin de los conflictos, mientras que las actasque registran osarreglos deben recoger a mayor cantidadposible de firmas, y sobre odo porparte de quienes ienen mportanciaen la comunidad;aqu sehabla el lenguajedel parentesco de la alianza, e los que se reconoceque siguensiendoel fun-damento rganizador e la vida ocal.No obstante, o vayamos imaginarqu eel Estadogenovs edisuelveen esenivel microsocial: uera de queese gimencoexistecon otras edesde la administracinudicial, situadas n otrasescalas,steno slo se someteante as situaciones e hecho.Porquesi la usticia local amenudo es difcil de distinguir,en susprcticas,de las formas tradicionalesdela violencia y la venganza. a a esasprcticas nformales una forma institucionaly legtima. Las haceentraren a esferade a normaexplcita,como testimonian,por ejemplo, los arreglos n solidum, que son objeto de contratosnotariadosyque a menudodan ugar a una ceremonia blica.3e a posibilidadde establecerun sistemaestatal,pues,pasaaqupor el reconocimientoy la aceptacin e lasrealidades las conceptualizacionesocalesde a organizacin ocial,en unare-lacin dialgicade negociacin ntreel centroy la periferia.Negociacin: in duda, a palabraes a menosesperada, ero es determinantepara nuestropropsito. Por supuesto, ugiere enunciara una visin que mpli-cara que las institucione s,en cuanto ales, ueran eficaces,pero igualmenteaaquella que plantearaque no son ms que el camuflaje de prcticas nscriptasnicamente n as relaciones e fuerzas. as transaccionesue se anudanalrede-dor de las normas slo tienen sentidoporque stas ienen una realidad propia,irreductiblemente utnoma,pero que es nseparable e su realizacinen el se-no de las relaciones ociales.

    39 O. Raggio, Faide e parentele. Lo stato genovese visto dalla Fontanabuona, Turn, Einaudi,1990.Llevados a cabo de maneramenos explcita,podrn encontrarse nlisisen el mismo sentidoenlost raba josdeA.Farge,enpart icu larnvie f rag i le , Pas,Hachet te , 98,ascomoenA.Fargey J. Revel, Logiques tle la foule. L'afraire des enlvementsd'enfants, Paris, 1750, Pars, Hachette,1988.Paraejemplosde negociaciones on las nstituciones omadasen un marco biogrfico, vanseR.Zapperi,Annibale Carracci.Ponrait de I'artiste en eune homme,Pars,Arlea, 1990,y sobre o-do G. Levi, Le pouvoir au vittage. kt carrire d'un exorciste dans le Pimont tlu xvtte sicle, Pars'Gallimard. 1989.