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Integración al sistema biomédico a través de la constitución de la descendencia: un estudio de caso en el medio rural morelense Introducción Con la puesta en marcha del Programa d e Plani- ficación Familiar (PPF) en 1977 en México, el ám- bit0 ideológico de la procreación se vió profun- da y rápidamente modificado, al pasar éste bajo el control de las instituciones de salud y d e sus agentes en detrimento del ejercido por actores , tradicionales del medio rural, como son la propia comunidad, la familia, el cónyuge y la partera. A su vez, el control de la regulación de la fecundi- dad por dichas instituciones estuvo antecedido y asociado al proceso de la medicalización de la procreación que acompañó al desarrollo y exten- sión d e la infraestructura d e salud materno-infan- til que se inició a partir de 1972 en las zonas rura- les. En efecto, la multiplicación de los centros rurales de salud ha posibilitado la intervención creciente de los médicos, en las diferentes etapas de la vida reproductiva de las mujeres y en par- ticular las relacionadas con la procreación: el se- guimiento del embarazo, la asistencia en el parto y la atención posnatal. Esta intervención masiva se expresa claramente en el momento del parto que en la acnialidad tiene lugar, de manera bas- tante generalizada, en una clínica u hospital; en cambio, es sensiblemente menor cuando se tra- ta del seguimiento del embarazo y, todavía resulta mucho más débil en el caso de la atención posnatal. - * El Colegio d e M6xico. ~ ** ORSTOM. ! Susana Lerner* Andrt Quesnel** Olivia Samuel*** I *** Université de Versailles-Saint Que& en Yvelines, Francia. Lo anterior ya deja entrever y permite supo- ner que aún bajo un mismo nivel de desarrollo de la infraestructura sanitaria en el medio rural, homogéneo desde este punto de vista, como es el que se dio en la zona de nuestro estudio,' ope- ra una integración diferencial de las mujeres al sistema biomédico. De los resultados obtenidos en análisis que hemos realizado con anterioridad, concluimos que la naturaleza y la intensidad de las transacciones establecidas entre los agentes de salud y las mujeres después de su primer em- barazo, son los elementos claves que determinan de manera importante las trayectorias reproduc- tivas de estas últimas (Lerner, et. al., 1994). Auna- do a ello, también hemos hecho hincapié en los ,procesos d e socialización de las mujeres a lo largo de su ciclo de vida, como parte de los condicio- nantes en dichas trayectorias (Op. cit. y Samuel, et. al., 1994). En este artículo nos interesa mostrar la manera en que este proceso diferenciado de integración al I Los resultados que se analizan en este trabajo se ob- tuvieron de una encuesta sociodemográfica realizada en tres localidades rurales del estado de Morelos en 1989-90 Barranca Honda, Bonifacio García y Acamilpa situadas en el municipio de Tlaltizapán en la zona de influencia del Ingenio de Zacatepec, cuya población corresponde res- pectivamente a 731, 1 699 y 1 609 habitantes en la fecha de la encuesta. Esta encuesta, compuesta por diversos m6- dulos, se aplicó a 240 mujeres en edad f6rtil(15-49 años). 71 Fonds Documentaire ORSTOM Cote: B+96~2. Ex: I

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Integración al sistema biomédico a través de la constitución de la descendencia:

un estudio de caso en el medio rural morelense

Introducción

Con la puesta en marcha del Programa d e Plani- ficación Familiar (PPF) en 1977 en México, el ám- bit0 ideológico de la procreación se vió profun- da y rápidamente modificado, al pasar éste bajo el control de las instituciones de salud y d e sus agentes en detrimento del ejercido por actores

, tradicionales del medio rural, como son la propia comunidad, la familia, el cónyuge y la partera. A su vez, el control d e la regulación de la fecundi- dad por dichas instituciones estuvo antecedido y asociado al proceso de la medicalización de la procreación que acompañó al desarrollo y exten- sión d e la infraestructura d e salud materno-infan- til que se inició a partir de 1972 en las zonas rura- les. E n efecto, la multiplicación d e los centros rurales de salud ha posibilitado la intervención creciente de los médicos, en las diferentes etapas de la vida reproductiva de las mujeres y en par- ticular las relacionadas con la procreación: el se- guimiento del embarazo, la asistencia en el parto y la atención posnatal. Esta intervención masiva se expresa claramente en el momento del parto que en la acnialidad tiene lugar, de manera bas- tante generalizada, en una clínica u hospital; en cambio, es sensiblemente menor cuando se tra- ta del seguimiento del embarazo y, todavía resulta mucho más débil en el caso de la atención posnatal.

- * El Colegio d e M6xico. ~ ** ORSTOM. !

Susana Lerner* Andrt Quesnel** Olivia Samuel***

I *** Université de Versailles-Saint Que& en Yvelines, Francia.

Lo anterior ya deja entrever y permite supo- ner que aún bajo un mismo nivel de desarrollo de la infraestructura sanitaria en el medio rural, homogéneo desde este punto de vista, como es el que se dio en la zona de nuestro estudio,' ope- ra una integración diferencial de las mujeres al sistema biomédico. De los resultados obtenidos en análisis que hemos realizado con anterioridad, concluimos que la naturaleza y la intensidad d e las transacciones establecidas entre los agentes de salud y las mujeres después d e su primer em- barazo, son los elementos claves que determinan de manera importante las trayectorias reproduc- tivas de estas últimas (Lerner, et. al., 1994). Auna- do a ello, también hemos hecho hincapié e n los ,procesos de socialización de las mujeres a lo largo de su ciclo d e vida, como parte d e los condicio- nantes en dichas trayectorias (Op. cit. y Samuel, et. al., 1994).

En este artículo nos interesa mostrar la manera en que este proceso diferenciado de integración al

I Los resultados que se analizan en este trabajo se ob- tuvieron de una encuesta sociodemográfica realizada en tres localidades rurales del estado de Morelos en 1989-90 Barranca Honda, Bonifacio García y Acamilpa situadas en el municipio de Tlaltizapán en la zona de influencia del Ingenio de Zacatepec, cuya población corresponde res- pectivamente a 731, 1 699 y 1 609 habitantes en la fecha de la encuesta. Esta encuesta, compuesta por diversos m6- dulos, se aplicó a 240 mujeres en edad f6rtil(15-49 años).

71 Fonds Documentaire ORSTOM Cote: B+96~2. Ex: I

sistema de salud opera a través del seguimiento del primer embarazo y la incidencia del mismo SO- bre los embarazos posteriores.' Para ello, además, en la primera sección damos cuenta inicialmente de algunas evidencias que caracterizan la evo- lución d e la medicalización de la procreación.

A su vez, ante la apropiación casi total del se- guimiento prenatal de los embarazos, por parte de los médicos, hecho que se logró imponer en un lapso muy reducido de tiempo, se observa una ruptura generacional del comportamiento entre las mujeres según el momento de intervención d e sus embarazos: con anterioridad a la puesta en marcha de los PPF (1 970) o con posterioridad a ella (1980). Por ello, y ante la fuerte proporción de mujeres en edad reproductiva que vivieron el periodo de transición de los años 70, interesa considerar la historia de los embarazos de cada una d e las mujeres e intentar comprender las mo- dalidades y el calendario que caracterizan la ma- nera en que se realizó la integración al sistema de salud, sin dejar de lado las referencias a las condiciones de seguimiento de dichos embara- zos y partos, o sea, según si la integración se ac- tualice o no en cada uno de los embarazos en relación al embarazo precedente.

El objetivo último consiste en ir aclarando al- gunos de los factores que dan cuenta de la persis- tencia de una discriminación en relación con las condiciones de acceso a los servicios de salud re- productiva, a pesar de la masificación que se dio de los medios e infraestructuras en salud. Como veremos, una proporción nada despreciable de las mujeres más jóvenes que aún no han tenido hi- jos, así como las que se ubican al final de su vida fecunda, se encuentran todavía al margen en lo que respecta a la atención de su salud reproductiva.

La medicalización de la procreación

La rnedicalixación de la procreación a través del seguimiento prenatal

La información del cuadro 1 muestra claramente la evolución de la medicalización de la procrea-

? S e trata de un tema q u e ha sido abordado en la lite- ratura, pero d e manera insuficiente (véase para el caso de México, Potter, J. et. al., 1986).

ción, es decir, los cambios que se han dad6 e? relación con los agentes de salud que intervie- nen en la etapa prenatal. AI considerar los 850 embarazos que llegaron a término del conjunto de las mujeres en edad reproductiva en el mo- mento de la encuesta, se constata que tan solo 15% d e ellos fueron atendidos exclusivamente por la partera en el periodo 1988-1990, frente al 40% d e los acaecidos con anterioridad a 1973. Por el contrario, se observa la presencia d e una medicalización creciente de los mismos después del inicio d e la década de los 70, y que llega a 80% en 1983. Sin embargo, la intervención cre- ciente d e los médicos en el seguimiento prena- tal no se da completamente en detrimento de las parteras, ya que ellas participan todavia en esta etapa, aunque d e manera paralela a los mé- dicos, e n cerca d e la mitad d e los embarazos en

Otro hecho que se observa es la importante presencia de las instituciones públicas en el se- guimiento prenatal d e los embarazos, aunque su ritmo d e crecimiento relativo parece ser algo me- nor que el correspondiente a las instituciones privadas, e n particular en los últimos años.

AI considerar algunos de los factores que dan cuenta de la diversidad de comportamientos, ob- servamos, d e acuerdo con los datos de la encues- ta, que esta medicalización de la atención al em- barazo se encuentra diferenciada y por lo tanto estrechamente vinculada al contexto infraestruc- tural e institucional d e cada una de las tres loca- lidades d e nuestro estudio. En un extremo se encuentra la localidad de Barranca Honda com- puesta d e familias d e campesinos y principalmen- te de asalariados agrícolas, que no disponen de nin- guna infraestructura médica en la localidad, ni cuentan con un acceso fácil a servicios médicos, y donde el seguimiento medicalizado de los em- barazos sólo alcanza a ser del orden del 40% en- tre 1973 y 1990. E n cambio, en el otro extremo se sitúan las localidades de Acamilpa y Bonifacio García, donde una gran parte de la población, com- puesta principalmente por ejidatarios, se bene- ficia d e un acceso relativamente fácil a las infra- estructuras sanitarias y de una cobertura social extendida a través de su vinculación laboral con el Ingenio d e Zacatepec y otras industrias de la u)- na, y que en las mismas fechas presentan más de un 80% d e embarazos atendidos por médicos.

1988-90.

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.Sin embargo, si bien estos factores - c o n t e x t o $fraestructural e inserción ocupacional de la po- blación relacionados al acceso a servicios médi- cos- son importantes, el nivel d e escolaridad resulta uno de los elementos más discriminantes: un poco más de la mitad de los embarazos acae- cidos entre 1973 y 1990 d e las mujeres que cur- Saron menos de tres años de primaria han sido atendidos por un médico, contra más de tres cuar- tas partes de embarazos de mujeres con un ni- vel educativo mayor.

Asimismo, este seguimiento medicalizado del embarazo se concretiza en una creciente asisten- cia medicalizada durante el parto: mientras que cerca de la mitad d e los partos de las mujeres d e nuestro estudio han sido atendidos por un médi- co al inicio de los años 70, para mitad de los años 80 llegan a ser un poco menos del 80% (ver cuadro 2). A ello se debe agregar que dos terceras partes de los embarazos de las mujeres, cuyos embara- zos terminaban con partos en clínicas u hospita- les, a principios de la década d e los 80, adoptaban un método anticonceptivo moderno, hecho que muestra claramente que la medicalización d e la procreación influye de manera importante en los cambios que se dan en el proceso de constitu- ción de la descendencia.

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Historia reproductiva y seguimiento prenatal

Como hemos señalado, la transformación infra- estructural y social de los servicios relacionados con la salud reproductiva se puede concretizar e n la historia reproductiva de las mujeres, en par- ticular en aquéllas que corresponden a, las gene- raciones que han vivido el periodo de transición de los años 70. El cuadro 3 muestra de manera implícita que esta integración al sistema de salud abarca en la actualidad a casi la totalidad d e las mujeres, de acuerdo con un calendario e intensi- dad diferenciados. En efecto, menos de la mitad de ellas (43.8%) han experimentado un segui- miento medicalizado de la totalidad de sus em- barazos, y apenas un poco más de una cuarta par- te han tenido un seguimiento verdaderamente medicalizado (más de 5 consultas en el transcurso del embarazo) o bien, lo que consideramos co- mo una integración real al sistema biomédico.

Por otra parte, como sería de esperar, se ob- servan diferencias generacionales y según el ta- maño de descendencia alcanzada, situación que se relaciona con la exposición diferencial de las mujeres al contexto de los PPF. Mientras que las generaciones jóvenes muestran una integra- ción más intensa -54% d e las mujeres con me- nos d e 35 años han tenido todos sus embarazos con atención médica-, en las d e mayor edad dicha integración es menor -33% de las que tienen más de esa edad- (ver cuadro 5). Asimis- mo, se observa la influencia de esta integración en relación con la descendencia alcanzada, sien- do ésta mucho menor cuando la medicalizacih es más intensa: 62% de las mujeres que tienen en- tre 1 y 3 hijos han tenido la totalidad de sus em- barazos con seguimiento medicalizado, frente al 27% que cuentan con 4 hijos o más (ver cuadro 4). Por lo tanto, una primera conclusión que se desprende de estas evidencias, muestra que el hecho de tener un seguimiento regular de los em- barazos es un indicador de integración al sistema. y, en consecuencia, que las mujeres que se adhie- ren al sistema de salud son las más susceptibles d e tener un mayor control de su fecundidad y’ un menor nivel de su descendencia.

Medicalización del primer embarazo y del parto

Sin embargo, la evolución general señalada en la sección anterior, encubre ciertas particulari- dades que se pueden aprehender a través del análisis de las trayectorias individuales. En ella s e muestra que si bien el contexto sanitario se ha modificado y el acceso a las infraestructuras médicas se ha generalizado, persisten aún recur- sos diferenciados en cuanto a la salud perinatal, es decir, las mujeres privilegian al sector médico moderno, o a los cuidados tradicionales, o bien combinan estos dos elementos.

Es a partir del primer embarazo donde se ma- nifiestan más nítidamente las influencias de los diversos espacios d e socialización, -10s “mo- dernos”, a través de una mayor educación, la in- serción en actividades económicas extradomés- ticas, o bien la influencia de los medios de comu- nicación, etc., y los “tradicionales”, a través de la familia, la comunidad, la iglesia, etc.--, que

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determinan la adhesión y la integración precoz de las mujeres al sistema biomédico e n el ámbito d e la salud reproductiva. EI análisis del primer

que constituye el ámbito d e inicio d e la consti- tución de la familia, lo que significa, en otros términos, que de acuerdo con la modalidad y las caracteristicas del inicio de la vida fecunda de la mujer va a depender, e n gran medida, su trayec- toria reproductiva.

La medición de la medicalizución

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- ' I , embarazo se justifica también en la medida e n

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L a medicalización precoz, es decir la que se refiere al primer embarazo,3 la hemos identifi- cado y evaluado a partir d e los siguientes tres indicadores, captados con la información de la encues ta:

a) La intensidad del seguimiento prenatal, me- dido por el número d e consultas médicas e n el transcurso del embarazo. Para ello hemos definido tres categorías: seguimien- to médico nulo (sin ninguna consulta), dé- bil (menos de 5 consultas) e intenso (al menos 5 consultas). El umbral d e 5 con- sultas es importante, ya que corresponde a un seguimiento regular (mensual) a partir del cuarto mes d e embarazo.

b) E l t$o de atenión al que recurren las mujeres en elseguimiento prenatal, y donde se discin- gue la atención del personal médico, sea público o privado, la de las parteras, o bien la coexistencia simultánea de estos dos [i- pos de recursos.

c) La modalidad de atención en el parto, donde se identifican las mujeres que han sido aten-

En el texto que prosigue, se tratasiempre d e los em- barazos a término. Los abortos naturales y provocados se han eliminado del anilisis, ya que estos se producen ge- neralmente al inicio del embarazo y con anterioridad al seguimiento prenatal. Por ello, resulta difícil determinar la influencia de los abortos sobre la medicalización d e la pro- creación, o viceversa, ya q u e la ausencia d e la atención prenatal medicalizada puede ser la causa d e los mismos, pero al mismo tiempo, las mujeres que los han experi- mentado parecerían ser las que, en mayor medida, habrán recurrido a un mayor seguimiento médico en sus embara- zos posteriores. Por otra parte, este análisis no se realiza, ya que en la encuesta no se obtuvo ninguna información específica relacionada con los abortos.

didas por una partera, d e aquéllas atendi- das por un médico en un hospital o clínica.

Estos tres indicadores nos permiten reflejar con bastante precisión y claridad el grado d e in- tegración o de rechazo al sistema biomédico y combinan, además, un enfoque cuantitativo (in- tensidad del seguimiento) con uno de tipo cua- litativo (modalidad d e seguimiento prenatal y de atención al part^).^

Sin embargo, resulta importante advertir que el análisis de la medicalización del primer em- barazo no resulta pertinente si no se toma en consideración, por una parte, la edad d e las mu- jeres y el periodo e n el cual ellas han iniciado su vida fecunda, y por la otra, la descendencia al- canzada que remite a la antigüedad y la especi- ficidad d e este primer embarazo en la trayecto- ria d e las mujeres, así como a una determinada concepción de la procreación.

E n el análisis q u e hemos realizado distingui- mos a las mujeres según su edad o pertenencia generacional, y según la descendencia alcanza- da, incorporando así parte del entorno social, en especial el que corresponde a la nueva lógica de regulación d e la fecundidad (o sea antes o des- pués de los PPF) que influyó e n sus trayectorias reproductivas. De esta manera, hemos identifi- cado dos grupos d e generaciones: las mujeres entre los 15-34 años d e edad, nacidas entre 1956 y 1975 y cuya vida fecunda se inició en los años 70, y las mujeres entre los 35-49 años de edad, nacidas entre 1941 y 1955 y cuya vida fecunda, para las de mayor edad, comenzó al inicio d e la década de los 60.

Mediculizución del primer embaruzo según la edad de las mujeres

Como se puede observar en el Cuadro 6, en el grupo de edad más joven (menos d e 35 años), las mujeres sin seguimiento medicalizado de su

'Se denomina enfoque cualitativo en sentido muy am- plio, ya que si bien se trata de variables cuantitativas, ellas dan cuenta de dimensiones cualitativas. Este análisis se verá complementado posteriormente con las evidencias que se obtuvieron d e las entrevistas en profundidad aplicadas a 50 mujeres y que muestran las experiencias subjetivas y resultados derivados d e este tipo d e intervenciones.

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“. grrmer embarazo son una minoría, sin embargo, ellas representan una parte nada despreciable

.. de la encuesta: aproximadamente una mujer de gada tres ha optado, ya sea por un seguimien- to prenatal tradicional5 (20%) o bien por ningún tipo de atención en el transcurso d e su embara- zo (10%).

Por el contrario, aproximadamente dos terce- ras partes d e estas mujeres se orientan hacia el sector médico moderno, y d e estas el 74% tiene al menos 5 consultas prenatales, siendo que el número promedio de consultas en este caso es de 6.6. Estos resultados expresan y permiten afirmar, principalmente, que se trata d e una me- dicalización precoz relativamente intensa.6 Por otro lado, en este grupo d e mujeres se presen- tan dos modalidades: aquéllas que exclusiva- mente recurren al médico para su atención pre- natal y las que diversifican el tipo d e atención al dirigirse también con las parteras. Las primeras tienen un cierto peso mayoritario (58% de este conjunto), mientras que para las segundas se ob- serva que un poco más d e 4 de cada 10 mujeres recurren a la vez a la medicina moderna y a los conocimientos y prácticas empíricas de las par- teras. Esta doble transacción observada, ilustra de manera muy acertada la coexistencia de las influencias modernas y tradicionales que sub- yacen en el contexto d e la salud reproductiva de las mujeres.

La asistencia médica en el ámbito del segui- miento prenatal del primer embarazo también es bastante extendido en estas generaciones de mu- jeres, fenómeno que se prolonga a través de un parto igualmente medicalizado. Los datos de las encuestas muestran q u e 3 de cada 4 mujeres (77.4%) tienen su parto en una instalación mé- dica, y, más aún, el hecho de haber tenido un seguimiento en el transcurso del embarazo pa- recería ser un factor determinante para ello. Así, entre las mujeres con seguimiento prenatal me-

s Los servicios utilizados d e las parteras correspon- den sobre todo a los masajes (sobadas) que tienen como objetivo “poner en su lugar” a los fetos.Tambitn las mu- jeres recurren a ellas para recibir diversos consejos, y se- gún afirman, para conocer el sexo del hijo.

Las mujeres cuyo seguimiento s e realiza en el sec- tor mbdico público (IMSS, ISSSTE, SSA) acuden a consul- tas mensuales a partir de su primera visita prenatal, que generalmente ocurre entre el segundo y tercer mes de embarazo.

dicalizado, cerca de 9 de cada 10 mujeres (87.6) son asistidas durante el parto por un médico.’

No obstante, es importante agregar que la ausencia de contacto con el sector médico mo- derno durante el embarazo no impide tener un parto medicalizado: la mitad d e las mujeres sin atención médica tuvieron su parto en un hospi- tal o una clínica (53%). Lo anterior significa que los partos son siempre más medicalizados que los embarazos dados los riesgos potenciales d e los primeros, situación que es percibida por las entrevistadas y que resulta válida independien- temente del número de orden del embarazo.

Las evidencias encontradas, además d e per- mitir corroborar la influencia del desarrollo de la infraestructura sanitaria en la transformación d e las condiciones de salud reproductiva d e las mu- jeres mexicanas, dan cuenta d e una clara ruptura entre las generaciones. Las mujeres d e más de 35 años de edad se han beneficiado d e un con- texto infraestructura1 muy diferente, q u e podría ser calificado como menos favorable e n relación con las condiciones y opciones respecto al acceso institucional a los servicios de salud reproductiva, sobre todo en el inicio de su vida fecunda,s ya que en ellas se observa una menor intensidad del seguimiento prenatal del primer embarazo.

En el caso de estas mujeres se constata que más del 40% no han tenido ningún seguimiento medicalizado de su primer embarazo, aunque de éstas el 84% han recurrido a las parteras. Por el contrario, un poco más de la mitad de las mujeres d e este grupo de edad ha consultado un médico en esta etapa, y como en el caso d e las mujeres más jóvenes, el seguimiento ha sido relativamen- te intenso (más de 6 consultas prenatales en pro- medio).

’ En las localidades más alejadas d e los centros d e sa- lud y d e los hospitales, se observa cómo ciertas condicio- nes “coyunturales”, aunque bastante frecuentes, deter- minan que las mujeres tengan el parto en su casa (por ejemplo, ausencia de transporte, e n especial e n la noche; horarios d e atención de los centros mbdicos; ausencia del personal en determinados horarios, etc.) a pesar d e que ellas planean hacerlo en el hospital.

En el grupo d e las mujeres d e 35-49 aiios d e edad, 94% d e los nacimientos tuvieron lugar con anterioridad a 1977 y 73% antes d e 1972; en el caso d e las menores d e 35 años d e edad, 47% d e los nacimientos ocurrieron des- pubs d e 1982, 31% entre 1978 y 1982 y 22% antes d e 1978.

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Por lo tanto, este grupo de mujeres muestra u n comportamiento más heterogén.eo que las menores de 35 años, y que se caracteriza por una fuerte integración para una tercera parte d e ellas (68% con al menos 5 consultas), un contacto más ocasional para otra tercera parte (de 1 a 4 con- sultas) y una ausencia de medicalización para el 44% d e ellas, que seve compensada por un fuer- te seguimiento prenatal tradicional.

Los resultados d e nuestro estudio muestran, de manera inesperada y sorprendente, que las mujeres d e las generaciones anteriores a 1955 no parecen haber tenido prácticas tradiciona- les con la intensidad esperada en la atención pre- natal del primer embarazo, hecho que se evi- dencia al considerar la intervención exclusiva d e las parteras o bien al observar la poco frecuente intervención adicional de ellas conjuntamen- te con los médicos (que sólo alcanza a casi una cuarta parte d e ellas). Este fenómeno se po- dría explicar e n gran medida por un efecto d e selección: para las mujeres de más edad q u e se vinculan al sistema medicalizado muy “tem- prano” (es decir, desde el inicio del desarrollo del mismo en el medio rural), el grado de inte- gración al sistema biomédico está fuertemente determinado por el peso de su trayectoria social, la cual resulta ser un elemento determinante e n relación con su comportamiento médico moder- no. E n cambio, entre las mujeres más jóvenes la integración se encuentra influenciada no sólo por su trayectoria, sino, y en especial, por el entorno d e mayor difusión y d e mayores facilidades d e acceso al sistema.

En otras palabras, los determinantes sociales favorables d e las mujeres de más edad -con- texto de socialización, de educación, d e traba- jo extradoméstico, etc.- han permitido su rá- pido acceso al sistema moderno d e salud y, e n consecuencia, la ruptura con una concepción y con valores tradicionales relacionados con la procreación. E n efecto, en un contexto d e pre- cariedad sanitaria y médica y d e insuficiencia d e infraestructura -tanto en términos cuanti- tativos como cualitativos- el sistema moderno d e salud sólo parece ser accesible a las familias con determinadas condiciones económicas y culturales; situación que estaría expresando q u e en el inicio d e la transición reproductiva se pre- senta una mayor sobredeterminación d e facto-

-

res sociales e n relación con el tipo d e atención perinatal.

E n cambio, e n las generaciones más jóvenes, donde la influencia d e estos determinantes es mucho menor como se verá posteriormente, la extensión y la promoción d e la medicina insti- tucionalizada ha permitido la integración d e la población más allá -aunque dentro d e ciertos límites- d e las diferencias socioeconómicas y culturales. EI desarrollo d e la infraestructura sa- nitaria y d e la correspondiente a la educación en relación con el ámbito d e la salud han permi- tido la masificación d e la medicalización y, a su vez, han conducido a una mayor homogeneiza- ción d e los comportamientos en materia d e salud reproductiva. Sin embargo, debemos advertir que el efecto d e selección no ha desaparecido por completo, aun cuando sea lo esperado, ya que una minoría de mujeres se resiste a la inte- gración y permanece al margen del sistema mo- derno d e salud e n lo que se refiere a la procrea- c i ó ~ ~ . ~ Este fenómeno permite advertir acerca de los límites d e la política d e salud y de la política de población, e n especial la correspondiente a la regulación d e la fecundidad y, más aún, d e su incapacidad de proporcionar un acceso real e igualitario a mayores y mejores condiciones de salud.

Por otra parte y como se mostró para las mu- jeres más jóvenes, las condiciones del parto para las d e más d e 35 años, s e desarrollan como parte de la prolongación del seguimiento prenatal: 87% d e las mujeres con atención médica han tenido, a su vez, un parto con un médico, mien- tras que 86% d e las mujeres sin seguimiento mé- dico en el embarazo han tenido un parto e n su casa.

A su vez, y contrariamente a lo que sucede con el primer grupo d e edad d e las mujeres, pa- recería que el tamaño d e la familia d e las mu- jeres d e mayor edad es un factor de diferencia- ción relacionado con el seguimiento prenatal del primer embarazo: más allá d e 3 hijos, la aten- ción médica se ve disminuida. Lo anterior pro- bablemente se relaciona tanto con la época del

y Debe señalarse que un rechazode la medicina insti- tucional en e1 ámbito d e la salud materno-infantil no está asociado necesariamente a un rechazo global a tstay, so- bre todo, no afecta por lo general el acceso a los servicios correspondientes a la salud d e los hijos.

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primer embarazo (en las familias más numero- sãs el primer nacimiento es más antiguo), como con una determinada actitud frente a la salud re'productiva y a la constitución d e la descen- dencia prevaleciente en ese momento. La im- portancia dada a la atención médica del emba- razo por parte d e la mujer, no puede ser ajena a la posición o concientización existente res- pecto a la posibilidad d e regular la fecundi- dad, aspectos ambos que se encuentran estre- chamente relacionados y se ven mutuamente reforzados.

E n síntesis, se constata que la medicalizacicin del primer embarazo y del parto correspondiente es una tendencia mayoritaria y en incremento. No obstante, los comportamientos irregulares, aunque sean minoritarios y alejados d e esta norma, así como la proporción d e mujeres que permanecen al margen de este proceso no de- ben dejar d e ser considerados, ya que ellas re- presentan respectivamente 27.5% d e las d e 15-24 años d e edad, 30.7% d e las d e 25-34 años y 44% de las mayores de 35 aiios.

En el caso d e los partos, y debido principal- mente a los riesgos de las complicaciones, pa- recería que resulta siempre más ventajoso la medicalización de los mismos, a pesar d e que aún permanece un 22.5% d e mujeres meno- res d e 35 años que tienen su primer hijo en su domicilio y con la asistencia d e una partera, ci- fra que aumenta a 45.5% para las generaciones d e mayor edad (35 y más años). Por ello, resul- ta fundamental el intentar conocer y aclarar los factores que contribuyen a la diferencia- ción d e comportamientos al inicio d e la vida fecunda.

Factores sociodemográficos de integración precoz al sistema de sabd

La relación entre el indicador "intensidad del seguimiento medicalizado" con algunas varia- bles que caracterizan a las mujeres desde el pun- to d e vista sociodemográfico, proporciona una idea de los perfiles de las mujeres según la rela- ción que ellas establezcan con la institución médica e n el ámbito de la salud reproductiva. Para ello, las variables utilizadas con base en los datos de la encuesta son: nivel educativo, edad

a la primera unión, localidad de residencia y gru- po social.'0

AI respecto, e n el caso de las dos primeras variables se observa una asociación positiva con el grado d e medicalización: a medida que el ni- vel d e educación aumenta y que la edad a la pri- mera unión se incrementa, la medicalización del primer embarazo se intensifica. De esta manera, en el cuadro 7 se muestra que entre las mujeres d e menos d e 35 años d e edad el 77% d e las que se unieron después d e los 20 años han tenido más de 5 consultas prenatales, contra el 46% de las unidas antes d e los 20 años. Para las mujeres d e 35 años y más los porcentajes son del 61% y 28% respectivamente.

En cambio, la diferenciación en cuanto a la educación no resulta tan clara y determinante pa- ra las mujeres más jóvenes, frente a las de mayor edad, hecho que se relaciona con la argumenta- ción señalada anteriormente en cuanto a la ma- yor homogeneidad d e comportamientos para estas generaciones. De esta manera, resulta interesante mostrar que la medicalización, que es superior en- tre las mujeres más educadas, se ve reforzada en el transcurso del tiempo entre las de menor esco- laridad que, además, parten de un nivel más dé- bil: la ausencia total del seguimiento prenatal du- rante el primer embarazo alcanza 62.8% entre las mujeres mayores d e 35 años que tienen menos de 4 años d e escolaridad primaria; esta propor- ción se reduce a 42.1% para la misma categoría educativa entre las menores d e esa edad. En cambio, para las mujeres más educadas (al me- nos con un año d e estudios d e secundaria), la tasa d e medicalización es muy similar entre los dos grupos d e edad (véase el cuadro 8).

Esta evolución se traduce en una disminución de la diferencia entre las mujeres d e diferentes niveles educativos según el grado de medicali- zación del primer embarazo: la educación, por lo tanto, es una variable menos discriminante en las generaciones más jóvenes. Esta situación general no encuentra su especificidad en el pri- mer embarazo y permea el análisis d e los emba- razos cualquiera sea su rango.

I" La variable grupo social corresponde a la posición ocupacional e inserción del jefe en la estructura organi- zativa d e la zona, que en nuestro estudio comprende las siguientes grandes categorías: los ejidatarios, los asalaria- dos y los pequeiíos propietarios.

77

Otro de los factores que se considera se re- fiere a la localidad d e residencia, en donde se observan diferencias importantes que también se atenúan entre las generaciones más jóvenes, y que obedecen no sólo a la extensión o no d e una infraestructura sanitaria al interior o cerca- na a la localidad, sino también al desigual capi- tal (concepto d e Bourdieu) cultural y educativo entre las mujeres d e las diferentes localidades y generaciones, o sea a un mayor o menor relativo aislamiento geográfico, cultural y educativo, con respecto a los ámbitos en donde se dan los cam- bios relacionados con la procreación.

Así, al considerar la localidad de residencia," se observa una diferencia pronunciada entre las mujeres d e Barranca Honda y las de las otras dos localidades, Bonifacio García y Acamilpa. Las primeras se encuentran mucho menos inte- gradas al sector médico moderno que las otras. Aun en este caso la variación tiende a atenuarse entre las generaciones jóvenes: 78% d e las mu- jeres de Barranca Honda mayores de 35 años d e edad no tienen ningún seguimiento prenatal con- tra menos del 40% en las otras dos localidades; en el grupo d e edad inferior, 15-34 años, estas cifras alcanzan el 44% y 25% respectivamente (ver cuadro 9).

Estas diferencias son un reflejo de las desi- guales condiciones culturales, sociales y econó- micas de las tres localidades. Se considera que un contexto es más o menos desfavorable según la distancia física - q u e está correlacionada con la distancia cultural hasta cierto punto--- que existe con el sistema medicalizado d e la procreación. Las mujeres que pertenecen a un contexto local que no se beneficia d e la proximidad de las institu- ciones de salud, parecen tener menores posibi- lidades de acceso a esas instituciones y por lo tanto a una medicalización d e la procreación, si ellas no han adquirido un cierto capital cultural.

EI relativo aislamiento geográfico d e Barran- ca Honda y la debilidad d e la representatividad de las mujeres con un mayor capital cultural y educativo, se convierte en un obstáculo e n la di- fusión de su influencia sobre el comportamiento del resto d e la población. E n esta localidad, el peso de las instituciones tradicionales es mucho

!I Se trata d e la localidad d e residencia en el momento d e la encuesta y no la que corresponde al primer embarazo.

mayor que el de la institución médica, siendo que esta última no hace parte del espacio social d e las mujeres, al menos hasta el nacimiento del primer hijo. Este fenómeno no es exclusivo d e Barranca Honda, pero es en esta localidad don- de adquiere mayor relevancia.

Por el contrario, en Bonifacio García y Aca- milpa, la antigüedad d e la integración a las ins- tituciones de salud y, por tanto, la experiencia de la medicalización de la procreación por una mayor parte de la población favorece el efecto de difusión y de imitación para las mujeres que no han adquirido un capital cultural y educativo importante. Este efecto de difusión interviene probablemente con más ventaja después d e los últimos embarazos, una vez que la influencia de las instancias tradicionales ha disminuido.

En cuanto a la diferenciación según la perte- nencia de la población a los diferentes grupos sociales, no se observa ninguna relación precisa con respecto a la medicalización: entre las mu- jeres d e más de 35 años de edad las variaciones son muy débiles y no permiten una interpreta- ción clara, y entre las menores d e 35 años, pare- cería que la integración precoz al sistema d e sa- lud es mayor en el grupo de pertenencia que corresponde a los ejidatarios y más débil entre los asalariados. Ello puede obedecer, a que es- tas categorías encubren realidades socioeconó- micas diferentes según la localidad, y ello expli- ca probablemente esta ausencia d e relación. En efecto, la inserción en la estructura económica de la población de Barranca Honda está com- puesta mayoritariamente por ejidatarios pro- ductores de maíz, y por asalariados agricolas o dedicados a la construcción. E n consecuencia, el acceso al sector médico institucional es mu- cho más difícil para la población d e Barranca Honda, donde la mayor parte d e su población activa, dado su status ocupacional no tienen derecho al seguro social. Por lo contrario, en Bo- nifacio García y Acamilpa, la inserción ocupa- cional de la población corresponde ya sea a los obreros o empleados asalariados d e la industria (Ingenio de Zacatepec u otra) que se benefician de una cobertura social, o bien a todos los eji- datarios -en cierta medida asalariados del In- genio como ellos mismos se reconocen- de- dicados a la producción del azúcar y vinculados con el Ingenio que se benefician, a s u vez, del

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1

sistema d e seguridad social que esta empresa otorga.

En conclusión, la medicalización d e la pro- heación es mucho más fuerte entre las mujeres más educadas, que se unen o casan a una mayor edad (y por lo tanto que tienen su primer hijo a una edad más avanzada) y que residen e n las localidades insertas económicamente a la in- dustria regional con una población asalariada nu- merosa, que cuenta con acceso a los sistemas de seguridad social. Ante esta situación, las fa- milias establecen y mantienen contactos más estrechos con las instituciones de salud y se pueden beneficiar d e los servicios gratuitos d e atención prenatal, parto y seguimiento posnatal d e las mismas, que forman parte de su relación laboral.

No obstante, estos resultados aún parecerían insuficientes para dar cuenta d e los mecanismos que permiten el acceso a la medicalización d e la procreación, o por el contrario los que se consti- tuyen en obstáculos para la integración al siste- ma moderno de salud.

Uno d e los elementos determinantes del ac- ceso precoz a este sistema, es el contacto que las mujeres pueden establecer con un medio social diversificado, ya sea a través de la escuela, d e una actividad económica extradoméstica, o bien de una migración temporal fuera d e la esfera d e influencia de la familia y d e la comunidad. Esta apertura hacia el exterior -que introduce una ruptura con el medio familiar y comunitario ca- racterizado por generar una reproducción d e comportamientos vinculados a los valores tradi- cionales-, se traduce, e n lo que respecta a la reproducción de las mujeres, en un ámbito fa- miliar de menor control, o bien de cierta mayor autonomía en las primeras etapas de constitu- ción d e la descendencia.

Ya sea que estemos frente a un periodo d e transición, donde la medicalización creciente sea una realidad a partir del primer embarazo, lo im- portante es reconocer que se trata de un periodo clave, donde la influencia familiar y comunita- ria y la permanencia de valoraciones y represen- taciones sociales y culturales con respecto a la posición y rol de la mujer y d e los hijos, ejercen una función importante sobre los comportamien- tos de reproducción, que limitan indirectamente el acceso a la medicina moderna y excluyen la

*

posibilidad d e planificar la familia con anterio- ridad al primer embarazo. Este freno a la in- tegración del sector médico institucional no se manifiesta tanto por prohibiciones e n los com- portamientos, sino que parece originarse por la ausencia d e un aprendizaje d e esta ‘hode r - nidad” médica (relación despersonalizada del personal médico, tipo de auscultación y de ins- trumentos utilizados y el contenido de los dis- cursos) por parte d e los distintos actores y agen- tes, que interactúan en este ámbito.

Por ello, como hemos enfatizado e n otros tra- bajos, resulta que el medio d e socialización d e las mujeres es fundamental, y la medicalización del primer embarazo está estrechamente rela- cionado con las condiciones sociales prevalecien- tes durante la infanciay la adolescencia. Si a par- tir d e esta última etapa una mayoría d e mujeres ha recurrido desde el primer embarazo al siste- ma d e salud, ello significa que paralelamente a las mayores y mejores condiciones d e acceso al sistema d e salud (y a la menor presencia de las parteras), estas mujeres cuentan con ciertos ras- gos que las ubican e n una situación d e acceder a los medios de salud disponibles, fenómeno que es relativamente reciente y heterogéneo en las zonas rurales. Estos rasgos o propiedades, s e concretizan en campos como la educación y la nupcialidad, y remiten a una cierta individua- ción d e las mujeres, donde ellas problemati- Zan su situación, y piensan o bien desarrollan - un proyecto al respecto (véase Lerner, et al, Op. cit.). A su vez, estas propiedades constituyen predeterminaciones para la integración d e una medicalización d e la procreación en cada uno de los embarazos.

Aunado a la importancia de los determinan- tes sociales en las trayectorias de las mujeres, otro factor relevante es el contexto conyugal en el cual la mujer se encuentra al inicio d e su vida fecunda. E n efecto, las condiciones sociales ya señaladas se encuentran parcialmente mediati- zadas por la formación d e la pareja y el tipo d e relaciones conyugales que se establece entre los cónyuges, y donde la naturaleza de esas relacio- nes se‘ perfila como un factor decisivo d e las modalidades d e constitución d e la descenden- cia. Para acceder d e manera precoz al sistema d e salud materno-infantil, la mujer debe de con- tar con ciertas propiedades sociales y culturales

79

b

- que son compartidas o al menos aceptadas o no rechazadas por su cónyuge, lo que le permite ase- gurar el proyecto conyugal y familiar de mayor apertura hacia el mundo extra-comunitario, y en particular para aceptar la intromisión de agentes externos a la célula familiar e n el campo de la salud, d e la procreación y d e la regulación de la fecundidad. Esta actitud supone que la pare- ja tiene una fuerte cohesión, que sus relaciones son relativamente “igualitarias”,’2 y que man- tiene una mayor autonomía con respecto a sus respectivas familias de origen y con las instancias tradicionales de control social (véase Samuel, et. al., 1994).

Actualización d e la integración al sistema biomédico y constitución

d e una trayectoria medicalizada

E n esta sección nuestro interés reside en cono- cer si los comportamientos femeninos en mate- ria d e salud después del primer embarazo se mantienen o se interrumpen en los embarazos subsiguientes. Para ello hacemos uso del análi- sis biográfico d e los embarazos sucesivos y de su eventual seguimiento médico. Una primera conclusiSn que se destaca es la diversidad de las trayectorias al respecto, aunque la tendencia general que se observa es la d e una medicaliza- ción creciente a medida que el rango de emba- razo aumenta.

De hecho, a partir del seguimiento prenatal del primer embarazo, es el parto (las circunstan- cias y vivencias de éste) el que refuerza, o por el contrario provoca una ruptura en la integración al sistema biomédico. Ello significa, que con ca- da nuevo embarazo, la adhesión al sistema de- pende d e las circunstancias del seguimiento pre- natal y del parto precedentes, operando así una reactualización de esa adhesión en cada ocasión en que se experimentan estos eventos. Por lo tan- to, la naturaleza de las transacciones estableci- das con el sector médico, así como la trayectoria social de las mujeres, la difusión e internaliza-

‘‘Se debe subrayar lo de “relativamente”, al tomar e n cuenta que nos ubicamos en un contexto donde tradi- cionalmente las relaciones entre los géneros son desigua- les, donde las mujeres frecuentemente están confinadas a la esfera domtstica y sometidas al poder de los varones.

ción del modelo reproductivo y el contexto cul- tural, son los principales elementos que van a estar influyendo en esta reactualización.

En la estrategia seguida en el análisis de la medicalización según rango d e embarazo, he- mos mantenido la distinción d e las mujeres según los dos grandes grupos d e edad mencio- nados y según la intensidad del seguimiento prenatal del primer embarazo: para las mujeres de 15-34 años se consideran los 4 primeros em- barazos y para las mujeres mayores d e 35 años, los primeros 5. AI final del texto se incluyen los esquemas que ejemplifican y permiten dar cuen- ta d e las trayectorias seguidas en cuanto a la in- tensidad del seguimiento médico (nula, débil e intensa) de cada uno d e los embarazos subse- cuentes, según las características de las mujeres antes señaladas.

Trayectoria de las mujeres sin seguimiento prenatal medicalizado en elprimer embarazo

Entre las mujeres de 15 a 34 años de edad, gru- po representado por aproximadamente 30% del conjunto de las mujeres d e esas edades, se pue- den identificar tres modalidades d e trayectorias: e n la primera d e ellas, cerca de la mitad de las mujeres se integra rápidamente al sistema de atención materno-infantil a partir del segundo embarazo, práctica que se mantiene con cierto peso; en la segunda modalidad, la otra mitad de las mujeres se integra al sistema tardíamente (en el tercero o más bien cu.arto embarazo), y sólo en casos excepcionales, que corresponderían a la i-ercera modalidad, hay mujeres que perma- necen en su cuarto embarazo, de manera defini- tiva fuera del sistemaI3 (ver el esquema 1).

A pesar de que es poco frecuente, también es importante considerar que encontramos ca- sos en que se regresa a un seguimiento tradicio- nal, situación que obedece principalmente a las experiencias negativas en el momento del par- to. Estas reacciones obedecen, con frecuencia,

l i Es importante advertir que no se trata d e trayetorias completas, ya que corresponden a mujeres d e 15-34 años de edad, y por lo tanto es posible, aunque poco probable, que una medicalización de la atención prenatal se dé des- pués del cuarto embarazo.

80

a las dificultades de transacci6n entre la mujer y 'el personal mtdico, al sentimiento d e indiferen-

* cia, de frialdad, de soledad y de anonimato en la Calidad de los servicios que se ofrecen en el hos- pital, y a una falta de atención, no tanto desde el punto d e vista del ejercicio profesional médico, sino de la calidez de la misma, desde el punto de vista psicológico y afectivo." Es con respecto a estos argumentos que la noción de reactualización adquieresu significado. Es por ello, que la integra- ción al sistema de salud materno-infantil no debe asumirse como una experiencia definitiva, que se adquiere sólo en un determinado momento, aun cuando ello parecería suceder con un grupo amplio d e mujeres. Por el contrario, en cada eta- pa de la constitución de la descendencia, la tra- yectoria s e redefine en función d e experiencias pasadas y d e la evaluación que d e ellas realizan las mujeres y, aunque con menor influencia sus respectivos cónyuges. Sin embargo, habría que considerar que el hecho d e entrar directamente en una medicalización d e la procreación al ini- cio de la vida fecunda, si bien podría limitar esta reactualización ante la ausencia d e otras referen- cias, no la elimina; en cambio, el haber experi- mentado diversas modalidades d e atención pre- natal y en el momento del parto (tradicionales y modernas) si favorece u obstaculiza un cambio de posición en cada embarazo.

Finalmente, habría que destacar que si aún en el tercer embarazo más d e la mitad de estas mujeres no tienen ningún seguimiento prena- tal, ello puede deberse en parte, al hecho de que las mujeres menos medicalizadas son las más fecundas, las que desean otro hijoy, por lo tanto las que se encuentran sobre-representadas a par- tir del tercer embarazo.

Por su parte, e n el grupo d e mujeres de 35- 49 años d e edad, (ver el esquema 4) más del 40% de ellas han empezado su vida fecunda en au- sencia de cualquier tipo de seguimiento prena- tal medicalizado, práctica que se perpetúa en un número de casos nada despreciable (74.4% en el segundo embarazo y 64.3% en el tercero). En estas generaciones que han iniciado su vida

" Estos argumentos son los que proporcionan las mu- jeres y que se obtienen de las entrevistas d e profundidad realizadas en una submuestra del total d e las mujeres en- cuestadas, y que no son consideradas con detalle en el presente artículo.

fecunda entre 1955y 1970, es decir, en un perio- do de débil disponibilidad de estructuras médi- cas en el medio rural, las mujeres se ubican en una prictica tradicional que mantienen durante toda, o casi toda, su vida reproductiva. Entre las mujeres con más de 5 embarazos (que represen- tan el 75% de este grupo), más de la mitad (59%) jamás han recurrido a un seguimiento prenatal medicalizado.

Por ello, la integración al sistema d e salud moderna es mucho más difícil para las mujeres en este grupo d e edades, en comparación con las de las generaciones más recientes. De he- cho, estas íiltimas se ven "atrapadas" en el sis- tema tarde o temprano, o sea, para ellas es más difícil escapar del sistema dominante en la ac- tualidad, donde los determinantes sociocultura- les tradicionales tienen una influencia mucho menor que la que existía con anterioridad, sien- do, por lo tanto, las instituciones d e salud las que ejercen mayor poder.

Trayectoria de mujeres con un seguimiento prenatal medicalizado en elprimer embarazo (medicalización débil' o intensa)

Más de la mitad del total de las mujeres del gru- po de edad más joven muestra una intensa me- dicalización en el primer embarazo, y entre ellas, una tercera parte só10 tienen un hijo. En las dos terceras partes restantes, la gran mayoría (74.4%) mantienen una atención prenatal medicalizada en el segundo embarazo. Para aquellas que redu- cen la intensidad deau seguimiento prenatal, la reintegración al sistema institucional s e produ- ce en general muy rápidamente. Además, e n este caso, se observa una pérdida muy reducida d e mujeres que tienen un seguimiento medicali- zado desde el inicio de su vida reproductiva, e n cambio su integración precoz se mantiene, lo que permite reforzar su adhesión al sistema moder- no d e salud e n cada uno de los embarazos suce- sivos (ver los esquemas 2 y 3). Las observacio- nes anteriores se aplican también e n la gran mayoría d e las mujeres que tienen más d e 35 años (ver los esquemas 5 y 6).

Con base en el análisis realizado, se despren- den tres conclusiones: por una lado, se constata

81

- un aumento de la medicalización de la procrea- ción relacionada con la evolución de la consti- tución de la descendencia, o sea se da una integra- ción progresiva al sistema médico del conjunto de las mujeres; por otro lado, el momento d e la ruptura se localiza entre el primery segundo em- barazo (sobre todo e n las mujeres menores d e 35 años). Es a partir de esta transición que las mujeres no integradas al sector médico moder- no se adhieren o no a 61, siendo que la atención médica en el tercer embarazo se realiza como prolongación o reactualización del segundo, es decir, como última conclusión, se postula que una medicalización precoz en la trayectoria re- productiva determina, con algunas cuantas ex- cepciones, una medicalización efectiva del con- junto de los embarazos.

En consecuencia, se puede afirmar que las primeras etapas de la vida fecunda son las esen- ciales tanto para la integración de las mujeres al sistema medicalizado como para las prácticas relacionadas con la regulación de la fecundidad. Por lo mismo, si esta intervención se produce tardíamente en la vida fecunda de las mujeres, obviamente, ello pone en tela de juicio toda ges- tión eficiente para regular la procreación.

Finalmente, si aún una minoría de mujeres no termina por acceder e integrarse al sistema moderno d e servicios en el transcurso de su tra- yectoria reproductiva, habría que indagar las ra- zones por las cuales estas mujeres permanecen al margen d e la institución sanitaria, a pesar de su amplia extensión y su cada vez más fácil ac- cesibilidad. Entre éstas s e ha mencionado, la importancia del capital cultural de los individuos, el efecto de difusión y aceptación de nuevos es- quemas de reproducción, la naturaleza d e las relaciones conyugales, y, sin duda, se debe su- brayar el papel esencial que las instituciones de salud han tenido. En este sentido, la marginación de una parte d e la población, puede interpretarse como un elemento revelador del disfunciona- miento del sistema que produce de hecho su exclusión, y en el cual se plantea la incapacidad de adecuación entre una oferta de servicios muy medicalizada y una demanda que va más allá de la atención estrictamente profesional, y que re- quiere de la consideración del individuo como ser social (Quesnel y Lerner, 1994). El costo d e transacción entre el médico y la paciente es muy

fuerte para esta última, ya que cada uno de los actores se ubica en relación con su propio siste- ma d e referencia y de valores y por lo tanto pa- recería ser que estos dos sistemas no pueden confluir fácilmente.

A manera de codusión

Los diferentes perfiles de las trayectorias repro- ductivas presentadas en este trabajo tienen tan- to efecto sobre el nivel de descendencia alcan- zado, como consecuencias importantes sobre las modalidades de regulación de la fecundidad. Lo anterior, como hemos mostrado en otro do- cumento, conlleva a que un grupo d e mujeres bastante numeroso se caracterice por tener una trayectoria anticonceptiva caótica (abandono de métodos, fracaso de los mismos, embarazos no deseados, etc.) y en consecuencia una des- cendencia elevada, situación que se encuentra estrechamente relacionada con la etapa de so- cialización de las mujeres con anterioridad a la unión, las características en la formalización de ésta y la conformación inicial de la familia, o sea por las condiciones anteriores al primer embara- zo (Lerner, et. al., Op. cit.).

Sin embargo, más allá de la trayectoria anti- conceptiva se plantea un problema d e salud pú- blica relacionado con la salud reproductiva y que se refiere de manera particular, en el caso de este trabajo, al seguimiento del embarazo y e n gene- ral a las condiciones de acceso y calidad de la aten- ción d e los servicios médicos modernos relacio- nados con la regulación de la procreación. Se puede identificar a las mujeres que se sitúan en una posición desfavorable, debido a un acceso difícil al sistema de salud, por falta d e informa- ción adecuada, por las experiencias negativas o bien por la ausencia de consideraciones especí- ficas d e la diversidad de condiciones socioeco- nómicas y culturales en las que ellas s e encuen- tran, por parte de los agentes de las instituciones d e salud. Estas mujeres corresponden a los de- nominados “grupos en condiciones de riesgo” (los d e más alta fecundidad, que no desean más hijos y no llevan a cabo prácticas anticonceptivas, las adolescentes, etc.). El acceso de las mujeres más jóvenes a la infraestructura sanitaria es muy discriminante para las que todavía no han tenido su primer hijoy, por ello, las acciones que se rea-

82

li.cen en el campo d e la salud reproductiva de- - ben tomar en cuenta las características tanto de

_ - este grupo d e mujeres, como las de otros gru- .pos, en especial el de las mayores d e 35 años que t ienen todavía una fecundidad potencial y que se encuentran al margen del sistema.

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pp. 291-307.

CUADRO 1 Seguimiento d e embarazos según el tipo d e atención y el año d e embarazo

Tipo d e atención

Año d e Sin atención Partera Médico públicox Médico privado** Total e m barazo exclusivamente

% N % N % N % % % N

Antes d e 1973 13.0 34 39.5 103 33.7 88 13.8 36 100 261 1973-1977 9.0 15 29.9 ’ 50 49.1 82 12.0 20 100 167 1978-1982 9.3 18 23.3 45 51.3 99 16.1 31 100 193 1983-1987 1.9 3 20.0 31 60.0 93 18.1 28 100 155 1988-1990 2.7 2 14.9 11 55.4 41 27.0 20 1 O0 74

* Con eventuales consultas adicionales con parteras y médico privado. ** Con eventuales consultas adicionales con parteras. FUENTE: EI Colegio de México/ORSTOM, Encuesta sociodemográfica, Morelos 1989/1990.

CUADRO 2 Partos según el tipo d e atención y el año del parto

Tipo d e atención

Año del parto Sin atención Partera Médico público Médico privado Total % N % N % N % N % N

Antes d e 1973 1.5 4 49.8 130 34.5 90 14.2 37 100 261 1973-1977 1.8 3 35.9 60 46.1 77 16.2 27 100 167 1978-1982 1.6 3 32.1 62 46.6 90 19.7 38 100 193

35 100 155 1983-1987 1.3 2 20.6 32 55.5 86 22.6 1988-1990 O 0 21.6 16 54.1 40 24.3 18 1 O0 74

FUENTE EI Colegio de Mtxico/ORSTOM, Encuesta sociodemográfíca, Morelos 1989/1990.

83

CUADRO 3 Distribución d e mujeres según la proporci6n de sus embarazos

con seguimiento medicalizado

Proporción d e embarazos con seguimienro medicalizado

T ipo d e Sin embarazos Menos de la mitad M&s de la mitad Totalidad de Total atencidn atendidos de los embarazos de los embarazos los embarazos

Partera exclusivamente 67.8 10.7 15.2 6.3 100% MCdicoX 10.7 13.4 32.1 43.8 100% Fuer te medicalizaci6n** 27.1 16.2 30.8 25.9 100%

* Con eventuales consultas adicionales con partera. ** AI menos cinco consultas. Lectura: 67.9% de las mujeres no han tenido ningún embarazo atendido exclusivamente con una partera y 6.3% han tenido

FUENTE: EI Colegio de M~X~CO~ORSTOM, Encuesta sociodemográfica, Morelos 1989/1990. todos sus embarazos atendidos con parteras.

CUADRO 4 Distribución de mujeres según su descendencia alcanzada

y la proporción d e embarazos con seguimiento médico o con partera ~ ~~~~~ ~ ~ ~ ~~~~

Proporción d e embarazos con seguimienro medicalizado

Descendencia alcanzada Sin embarazos Menos de la mitad Mds de la mitad Totalidad de Total y tipo d e atención atendidas de los embarazos de los embarazos los embarazos % N

1 a 3 hijos Partera 82.4 2.8 8.3 6.5 100 108 Médico" 12.1 2.8 23.1 62.0 100 108

Partera 54.3 18.1 21.6 6.0 100 116 MCdico" 9.5 23.3 40.5 26.7 100 116

4 hijos y +

* Con eventuales consultas adicionales con partera. Lecrura: Entre las mujeres que han tenido de 1 a 3 hijos, 82.4% de ellas no han recibido atención de sus embarazos por una

FUENTE: EI Colegio de México/ORSTOM, Encuesta sociodemográfica, Morelos 1989/1990. partera.

84

1

-

CUADRO 5 Distribución de mujeres según la edad y la proporción de sus embarazos

con atención médica o con partera

Proporci6n d e embarazos con seguimiento medicalizado

Grupo de edad y Sin embarazos Menos de la mitad Mds de la mitad Totalidad de Total tipo d e atencidn atendidos de los embarazos de los embarazos los embarazos % N

15 a 34 años Partera Mtdico*

35 años y -+ Partera Mtdico*

64.5 9.9 18.2 7.4 100 121 9.3 8.3 29.8 52.6 100 121

49.5 15.5 24.3 10.7 100 103 13.6 19.4 34.5 32.5 100 103

~~

Con eventuales consultas adicionales con partera. FUENTE EI Colegio de M&x¡co/ORSTOM, Encuesta sociodemogrlfica, Morelos 1989/1990.

CUADRO 6 Tipo e intensidad de atención prenatal del primer embarazo

según grupos de edad (1989/90)

15 a 34 años 35 a 49 años

Tipo d e intensidad d e la atención % N % N

Tipo de a t e n c i h Sin atención Partera exclusivamente Médico exclusivamente Médico y partera

Total

Intensidad de la atención* Menos de 5 consultas 5 consultas y más

Total

9.5 20.0 40.9 29.6

1 O0

25.9 74.1

1 O0

11 23 47 34

115

21 60 81

~

7.1 37.4 35.3 20.2 1 O0

32.7 67.3

1 O0

~

7 37 35 20 99

18 37 55

Números de consultas con atenci6n medica. FUENTE: EI Colegio de MCxico/ORSTOM, Encuesta sociodemográfica, Morelos 1989/1990.

85

CUADRO 7 Número de consultas médicas prenatales del primer embarazo

según edad a la primera unión y edad e n el momento de la encuesta (1989/90)

15 a 34 años Edad a la Ira. unidn

12al7años 18a19años 20aiíosy+

Númerodeconsultas % N % N % hT

Ninguna 35.7 20 32.3 10 11.5 3 1 a 4 16.1 9 25.8 8 11.5 3 5 y más 48.2 27 41.9 13 76.9 20 Total 100 56 100 31 100 26

35 a 49 años Edad a /a Ira. unidn

18 a 19 años

% N % N % N

lé' a I 7 años 20 años y +

54.2 26 47.8 11 25.0 7 16.7 8 26.1 6 14.3 4 29.2 14 26.1 6 60.7 17

100 48 100 23 100 28 -

FUENTE: EI Colegio de M6xico/ORSTOM, Encuesta sociodemográfica, Morelos 1989/1990.

CUADRO 8 Número de consultas médicas prenatales del primer embarazo

según nivel de educación y edad e n el moment0 d e la encuesta (1989/90)

35 a 49 años 15 a 34 años Nivel educativo Nivel educativo

Menos de 4to. 4to. a 6to. Secundaria Menos de 4to. &o. a 6to. Secundario de primaria de primaria y más de primario de primaria y mrfs

Númerodeconsultas % N % N % N % N % N % N

Ninguna 42.1 8 38.6 17 17'.3 9 62.8 27 34.1 15 16.7 2 1 a 4 5.3 1 27.3 12 15.4 8 11.6 5 25.0 11 16.7 2 5 y más 52.6 10 34.1 15 67,3 35 25.6 11 40.9 18 66.7 8 Total 100 19 100 44 100 52 100 43 100 44 100 12

FUENTE: EI Colegio de MéxicolORSTOM, Encuesta sociodemográfica, %lorelos 1989/1990.

CUADRO 9 Núrhero de consultas médicas prenatales según localidad de residencia

y edad e n el momento de la encuesta (1989/90)

15 a 34 años Localidad de residencia

Acamilpa B. Honda R. Gamá

Númerodeconsultas % N % N % M

Ninguna 25.6 10 44.4 12 24.5 12 1 a 4 20.5 8 22.2 6 14.3 7 5 y más 53.8 21 33.3 9 61.2 30 Total 100 39 100 27 100 49

35 a 49 años Localidad de residencia

Acamilpa B. Honda B. García

% N % N % N

34.2 13 77.8 14 39.4 17 23.7 9 O O 20.9 9 42.1 16 22.2 4 39.5 17

100 38 100 18 100 43

FUENTE: EI Colegio de México/ORSTOM, Encuesta sociodemográfica, Morelos 198911990.

86

,primer embarazo 100%;n=34

Esquema 1. Trayectorias de mujeres de 15 a 34 años de edad, sin seguimiento prenatal en su primer embarazo.

Segundo Tercer Cuarto embarazo embarazo embarazo 100%; n=32 100%;n=18* 100%;n=10*

I > intenso > intenso n=l

> 40.6%;n=13 intenso I> :iro n=2 'l- ::y

> nulo > débil n= 1

9.4%;n=3

> intenso > intenso n= 1

> intenso n=2

> nulo r 50.0%;n=16 Nulo**

I ,-> intenso

Primer embarazo 100%; n=23

Débil** -

n=9

n=2

Esquema 2. Trayectorias de mujeres de 15 a 34 años de edad, con seguimiento prenatal débil en su primer embarazo.

Segundo embarazo 10 0% ; n=2 1

Tercer embarazo 10 0% ; n=12

Cuarto embarazo 100%; n=4*

> intenso > intenso ~

n=3 n=l

> intenso debil 42.8%;n=9 n=l

> intenso -> intenso n = l n-2

> débil > débil n=6 n= 1

> nulo t n = l

> débil 57.1%;n=12

87

U

L Primer embarazo 100%;n=64

Esquema 3. Trayectorias de mujeres de 15 a 34 años de edad, con seguimiento prenatal intenso en su primer embarazo.

Segundo Tercer embarazo embarazo 100%;n=43 100%; n=2 9

Cuarto embarazo 100%;n=16*

n=4 I > intenso I> débil

62.l%;n=18 n=3

> intenso > débil > intenso 3.l%;n=l n= 1

> nulo ~ > intenso 3 . 1% i n=l n= 1

> débil > débil I> débil 11.6%; n=5 10.3 % ; n=3 n=2 t Intenso**

> intenso - > intenso 6 .9%; n=2 n = l

> débil > intenso 13.6% ; n=6 3.4;n=1 n = l t 10.3%; n=3 n=2

> nulo > n u l o

-> n u l o

88

F d

c

v

- nulo > ddbil n=l n=l

> intenso - > intenso n=2

Esquema 4. Trayectorias de mujeres de 35 a 49 aïios de edad, sin seguimiento prenatal en su primer embarazo.

> nulo n=l

> débil n=3

* primer Segundo Tercer Cuarto embarazo embarazo embarazo embarazo 100%;n=45 10 0% ; n=43 100%;n=42* 100%;n=38*

Nulo** -

> intenso - > intenso n=4 n=3

> nulo débil - n=l n = l

> nulo - > nulo n = l n=l

> intenso t> débil 11.6%;n=5 f. n=2 :::il 'r, > ;;Io débil

Quinto embarazo 100%;n=32*

> intenso n= 1

> nulo n=l

> débil n=l

> nulo n= 1

> intenso n=l

> débil n = l

> débil n=3

"1%' nulo-> nulo n=27 n=23

n=19

89

i

b

+ Esquema 5 . Trayectorias de mujeres de 35 a 49 años de edad,

con seguimiento prenatal débil en su primer embarazo. - 4

! R *

Primer Segundo Tercer Cuarto Quinto embarazo embarazo embarazo embarazo embarazo 100%;n=19 100%;n=18 100%;n=16* 100%;n=13* 100%;11=6*

> intenso ___ > intenso ~ > intenso 50.O%;n=9 n=8 n=6 r

> intenso > intenso ___ > débil ~

n=l ri= 1

> débil ~ > débil ~ > débil n=5 n=5

> débil 1 n=l 44.4%;n=8 n=6

> nulo > intenso ~ > intenso 5.5%;n=1 n-1 n=l

Débil**

Primer embarazo 10 0%; n=3 9

Esquema 6. Trayectorias de mujeres de 35 a 49 años de edad, con seguimiento prenatal intenso en su primer emcarazo.

Segundo Tercer Cuarto embarazo embarazo embarazo 100%; n=39 1OO%;n=28 100%;n=18*

Quinto embarazo 100%;n=12*

> intenso > intenso - > intens3 ___ 22.1%;n=23 n=7

> nulo > intenso

I n=l

I> débil > débil > débil n=l n=l n= 1

> débil > nulo > nulo 5.9%; n=2 n=l n=l

> intenso ~ > débil n= 1

> nulo 7.7%;n=3 > n=3 nulo 1. n=2 ::o 'TI ~ ~ ~ ~ n s o

n=l

Intenso**

* Debido al reducido número de casos, l o s porcentajes, no se calcularon. ** Tipo de seguimiento: nulo (ninguna consulta); débil (2 a 4 consultas); intenso (al

menos 5 consultas).

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