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Revista de la Facultad de Investigaciones de la ESAP –Derechos Humanos– No. 55 • Segundo Semestre 2005

Escuela Superior de Administración Pública

Mauricio Arias ArangoDIRECTOR NACIONAL

Jaime Alberto Duque CasasSUBDIRECTOR ACADÉMICO

Myriam Velásquez BustosDECANA DE LA FACULTAD DE INVESTIGACIONES

EDITORDavid Suárez Rivero

COORDINACIÓN EDITORIALMaribel Garzón Martínez

COMITÉ EDITORIALMyriam Velásquez Bustos

David Suárez RiveroHelga Paola Pacheco Ríos Maribel Garzón Martínez

COMITÉ ASESOR

Flor Alba Romero (Colombia)Amalio Blanco (España)

Ricardo Jaramillo Díaz (Colombia)Víctor de Currea-Lugo (Suecia)

CARÁTULARomeo Langlois

Fotografía: Mujer Indígena,Toribío-Cauca, 2005

CORRECCIÓN DE ESTILOMartha Janneth Méndez

DIAGRAMACIÓNLina María Ángel

PREPRENSA DIGITALImprenta Nacional de Colombia

IMPRESIÓN Y ACABADOSImprenta Nacional de Colombia

SUSCRIPCIÓN Y CANJEDiagonal 40 No. 46A-37 CAN

Teléfono: 2202790

DIRECCIÓN ELECTRÓ[email protected]

Bogotá, D. C.

ISSN 0123-2614

Las opiniones expresadas en los artículos reflejan únicamente el pensamiento de

sus respectivos autores.

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Víctor de Currea-Lugo2

Médico (Universidad Nacional de Colombia). Especialista en Derechos Humanos (Esap). Magíster en América Latina (Universidadde Salamanca) y Doctor por el Instituto Ortega y Gasset y la Universidad Complutense de Madrid. Ha trabajado en ONGhumanitarias y de derechos humanos en Colombia, España, Suecia y Palestina.

Los asentamientos de Israel y el Plan de Desconexión1

ResumenUn asentamiento es el nombre dado a barrios de colonos israelíes construidos en territorio pales-tino y que son parte de una política de Israel para la apropiación permanente del territorio pales-tino. No pueblan las tierras palestinas por sobrepoblación en Israel sino por franco deseo decolonización. Esta política viola seriamente el derecho internacional humanitario en el que setipifica a los asentamientos como crímenes de guerra. A pesar de esa reiterada calificación porparte de muchos organismos internacionales, como la Corte Internacional de Justicia, Israel nocede en su política de colonización.

Esta política ha tenido varias fases desde 1967 hasta nuestros días. La más relevante ha sidola del publicitado “Plan de Desconexión” de los asentamientos de Gaza. Pese al excelente manejode los medios de comunicación, que presentaron dicho plan prácticamente como el fin de la ocu-pación y de la política de asentamientos, realmente sólo menos del 1,7% de todos los colonosisraelíes fueron removidos; más del 98% permaneció en territorio ocupado de manera ilegal.

Los colonos han sido acusados muchas veces por organizaciones de Derechos Humanos,nacionales e internacionales, de ser responsables de crímenes contra la población palestina, conel apoyo explícito del ejército israelí. Estos crímenes permanecen en la impunidad, en parte por-que la política de asentamientos es connatural al proyecto sionista: la apropiación progresiva, sis-temática y permanente del territorio palestino.

La solución del conflicto pasa necesariamente por el fin de la política de asentamientos y eldesmantelamiento de los existentes, pero el respaldo de Estados Unidos a Israel, la timorata posi-ción de la Unión Europea, más el vergonzante papel de la ONU, hacen que no se vea el más míni-mo intento por variar la tendencia de colonización a través de los asentamientos.

Palabras clave

Palestina, Plan de Desconexión, asentamientos israelíes.

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n asentamiento es el nombre dado abarrios construidos y habitados porcolonos israelíes en territorio palestino

y que son parte de una política sistemática ydeliberada de Israel para la apropiación progre-siva y permanente del territorio palestino. Nopueblan Palestina por sobrepoblación en Israelsino por franco deseo de colonización.

Esta política viola seriamente el derechointernacional humanitario3 y un número impor-tante de resoluciones de las Naciones Unidas:hay 9 resoluciones del Consejo de Seguridadsobre los asentamientos, 17 sobre la no anexiónde Jerusalén –anexión que se hace por medio delos asentamientos– y 26 que demandan la apli-cación del Cuarto Convenio de Ginebra (en elcual se tipifican los asentamientos como críme-nes de guerra). En la Opinión Consultiva, laCorte Internacional de Justicia llegó a la conclu-sión de que “los asentamientos israelíes en elterritorio palestino ocupado [incluida Jerusalénoriental] se han establecido en contravencióndel derecho internacional” (9 de julio de 2004,párr. 120).

La política de asentamientos se puedeorganizar en tres periodos: el primero es elPlan Allon que fue la base de la política deconstrucción de asentamientos desde 1967hasta 1977. El mismo estipula que “nuestrocontrol sobre el Valle del Río Jordán es unanecesidad a la que no podemos renunciar” (16de junio de 1967) (citado en Álvarez Osorio,2001).

La segunda fase es la llamada “the block ofthe Faithful”(el bloque de los Fieles), nombrede un grupo de extrema derecha cuyo objetivoera poblar toda la “tierra de Israel” para evitar elsurgimiento de un Estado árabe mediante lafragmentación de la tierra palestina.

La última fase es la llamada Suburbia,basada en elementos demográficos. El númerode colonos ha ido creciendo: de 6.000 en 1977 a120.000 en 1993. Actualmente hay 425.279colonos, de los cuales 185.557 viven en Jerusa-lén Este (Palestine Central Bureau of Statistics,2004).

Los colonos no sólo pueblan las tierraspalestinas, sino que además se favorecen de lapolítica de subsidios israelí; algunos de ellos por-tan armas a la vista y participan de las accionesrepresivas contra los palestinos, crímenes porlos cuales pocas veces son castigados. Los subsi-dios israelíes a los colonos incluyen áreas comoagricultura, educación, salud, vivienda, indus-tria, vías y seguridad (Hever, 2005). Los colonosestán exentos de ser procesados por la Autori-dad Palestina, gozan de la protección del ejérci-to y sus actos contra los palestinos permanecenen la impunidad (B’Tselem, 2001). No es queIsrael ceda a los colonos, es que ellos son parteconstitutiva del proyecto llamado Israel.

Hebrón es la única ciudad en la cual losasentamientos están en el centro. Por esarazón, el ejército israelí permanece allí. La ciu-dad está dividida en dos partes: H-1, dondevive la mayoría de residentes, y H-2 que perma-nece bajo control israelí. En total hay 150.000palestinos y 500 colonos (B’Tselem, 2003). Losprimeros cuentan con 400 policías y los segun-dos con 1.000 soldados israelíes. Allí, la protec-ción de los colonos “justificó” el cierre delmercado de hortalizas (Warschawski, 2004).

La Autoridad Palestina tendría, en teoría,jurisdicción sobre los territorios ocupados porlos colonos. Lo cierto es que las disputas civilesentre colonos o entre éstos y los palestinos caendentro de la jurisdicción israelí (Palestine:Writ-ten Statement, 2004, p. 43).

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El ministro de Vivienda argumentó anteuna entrevista de la BBC (marzo de 2005) quelos asentamientos eran el desarrollo naturaldel ejercicio de los Derechos Humanos porparte de los israelíes (propiedad, movimiento,residencia, etcétera), es decir: asentamientosvoluntarios de ciudadanos israelíes sobrebases individuales; sin embargo, lo cierto esque los colonos reciben rebaja en los impues-tos a los ingresos, permisos de vivienda, subsi-dios a las hipotecas, educación gratuita ysubvenciones para negocios de agricultura,industria y turismo (Palestine: Written State-ment, 2004, p. 42).

El colono se ha convertido en un superhom-bre que no tiene en cuenta ninguna ley, nin-guna institución. Roba la tierra de sus vecinosárabes, recoge sus aceitunas, abre caminos ycierra otros, prohíbe el acceso de campesinosárabes a sus tierras y, cuando entra en cólera,organiza acciones punitivas. Tiene el derechode vida o de muerte sobre la población autóc-tona e impone su ley incluso a los militares,que le protegen y sin los cuales él no seríamás que un miserable ladrón (Warschawski,2004).

Durante la segunda Intifada, colonos hanatacado múltiples veces a civiles palestinos endiferentes zonas de Gaza y Cisjordania, en oca-siones actuando como francotiradores contrapersonas y animales, provocando incendios encasas y comercios, destruyendo cultivos, roban-do animales de granja y bloqueando vías. Esto esposible gracias al fácil acceso que tienen a armasy a la atmósfera de impunidad que permite yhasta alimenta las Fuerzas de Ocupación, conrespuestas constantes a las demandas palestinasde justicia como: “falta de evidencias”, o “atacan-te desconocido” (Al-Haq, 2002). Un gran ex rabi-no sostenía que, siendo Israel la tierra prometida,los árabes eran ladrones y sus aceitunas eran enrealidad israelíes (Warschawski, 2004).

Además existe una extensa red de vías queintercomunican estos asentamientos. Esto, porun lado, construye una red de colonos y, porotro, fragmenta el territorio palestino con ungran impacto en la vida de los palestinos. “Losasentamientos en Jerusalén Este y en Cisjorda-nia son los principales beneficiarios del muro(…) El muro debe ser visto en el contexto de losasentamientos y la ilegal anexión de JerusalénEste” (Dugard, 2003).

De acuerdo con Müller (2004, p. 22): Elmuro dejará del lado israelí más de 320.000colonos (el 80 por ciento del total de colonosque están viviendo en Cisjordania). El murohace imposible la solución de dos Estados,pero tal imposibilidad empezó realmente conel proyecto de colonización y anexión pormedio de los asentamientos. Y la solución deun solo Estado no sería viable para el mismofuturo de Israel porque le significaría aceptar ala población árabe y reconocer sus derechos omantener un régimen de Apartheid que, a lalarga, sería el suicidio de Israel.

Los colonos como civilesLa distinción entre civiles y combatientes

está fuera de toda duda en el debate legal. Lajustificación de crímenes contra civiles es,entre otras cosas, un suicidio político. Pero enun contexto donde el derecho internacional es,absolutamente, letra muerta y donde el juegopolítico es un juego de cartas marcadas; dondea los palestinos se les condena de igual manerasin importar sus gestos políticos; desafortuna-damente, los debates jurídicos sobre la distin-ción entre civiles y combatientes son, en lapráctica, irrelevantes para algunos palestinos.Así mismo, en un marcado clima de impuni-dad, ni el derecho nacional israelí ni el derechointernacional castigan a los criminales de gue-

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rra israelíes, con lo cual tal distinción es aúnmenos relevante.

Volviendo al derecho, es claro que el ata-que a niños civiles no puede justificarse bajoninguna circunstancia, sean israelíes o palesti-

nos, sean hijos de los miembros de la resisten-cia o de los colonos que pueblan ilegalmentePalestina. Ahora, los palestinos y los israelíesque participen en las hostilidades pueden seratacados lícitamente, en el curso de tales accio-nes, pues son combatientes.

En el caso de Israel, algunos de los civilesen realidad no lo son. Como lo reconoce el pro-pio Gobierno, algunas de las personas queviven en los asentamientos poseen armas,incluso armamento pesado. Pero no sólo estánarmados con fines defensivos sino que, comoinforman Amnistía Internacional y HumanRights Watch, participan activamente en lasacciones armadas contra los civiles palestinosmatando sus ovejas, interviniendo en la deten-

ción de civiles, destruyendo cosechas, colabo-rando en los controles militares y disparando,como francotiradores, contra población pales-tina. Aquí es claro que, en el plano jurídico, sucarácter de civil es insostenible.

Se puede decir que no todos loscolonos son combatientes, pero nisiquiera quienes no están arma-dos no son menos responsablesdel sistema de ocupación. Éste noes un asunto exclusivamente mili-tar sino, principalmente acompa-ñado de un régimen en el cual loscolonos son beneficiarios y actoresdirectos. Hace más daño y perpe-túa más la ocupación un asenta-miento que un control militar.

En el plano militar es imperativodistinguir entre civiles y comba-tientes; es decir, de ninguna mane-ra se puede justificar el ataque acolonos civiles. No obstante, en elplano político no es fácil distinguir

tajantemente entre militares “responsables” dela ocupación y civiles “no responsables”, pueséstos últimos refuerzan la ocupación, la apo-yan, la disfrutan, la alimentan y la perpetúan.Éste es un debate que va más allá de una for-malidad jurídica.

Ahora bien, la vindicación jurídica de laprotección de los civiles es más compleja que laformalidad jurídica. Decir que los civiles debenser protegidos porque lo dicen los Conveniosde Ginebra y decir que los Convenios lo dicenporque, efectivamente, los civiles deben serprotegidos, es una tautología. Además, la nega-ción permanente ejercida por Israel –que nodistingue entre civiles y combatientes– de losderechos de los civiles palestinos, actúa como

n el caso de Israel, algunos delos civiles en realidad no lo son. Como lo reconoce el pro-pio Gobierno, algunas de las personas que viven en losasentamientos poseen armas, incluso armamento pesa-do. Pero no sólo están armados con fines defensivos sinoque, como informan Amnistía Internacional y HumanRights Watch, participan activamente en las accionesarmadas contra los civiles palestinos matando sus ovejas,interviniendo en la detención de civiles, destruyendocosechas, colaborando en los controles militares y dispa-rando, como francotiradores, contra población palestina.Aquí es claro que, en el plano jurídico, su carácter de civiles insostenible.

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una pretexto que desafortunadamente alimen-ta las acciones contra civiles israelíes.

Cuando se pregunta si se considera correctobeneficiarse de un crimen de guerra se respondeque no. En el caso de los bancos suizos beneficia-dos con los crímenes del Holocausto, tales bene-ficios se consideran ilegales y moralmentereprensibles, más allá de si la formalidad jurídicalos llama en puridad “actos ilegales” o no. Lossobrevivientes continúan demandando de losbancos y de los Estados (como Alemania) el pagode indemnizaciones, sin importar cuánto tiempoha pasado desde el crimen porque, entre otrascosas, un crimen de guerra se considera un actoimprescriptible. Usemos la misma lógica: un cri-men de guerra (los asentamientos) produce unosbeneficios a terceras personas (los colonos). Lapregunta es: desde el derecho internacional,¿cuál es la responsabilidad jurídica de esos civilesllamados colonos que se benefician de un crimende guerra llamado asentamientos? Esa mismalógica debería aplicarse, por ejemplo, para juzgarlas empresas que construyen el muro.

A los palestinos se les pide ser modernos,aceptar ciertas categorías, ser civilizados, almismo tiempo que se les niegan sistemática-mente los derechos y en el plano internacionallas sistemáticas violaciones de sus derechos nogeneran ningún tipo de respuesta. Éste no esun problema de falta de información o de faltade pruebas, sino de falta de voluntad política.

El Plan de Desconexión de Gaza El 18 de diciembre de 2003 Sharon presentó

la propuesta del Plan de Desconexión de losasentamientos de Gaza (alrededor de 7.354 colo-nos de 19 asentamientos) y de cuatro pequeñosasentamientos en Cisjordania (alrededor de 500colonos).

Luego, Sharon ganó el apoyo de Bush paratal estrategia (abril 14 de 2004), y continuó conun referéndum interno del partido de gobiernopara que se decidiera el desmantelamiento ono. De hecho, hacer un referéndum sobre elretiro de Gaza es someter un crimen de guerraa la voluntad de los colonos. No es una pruebade democracia, sino su negación. Eso es, singuardar distancias, tan ocurrente como haber-le preguntado a los blancos dominantes enSudáfrica, hace varios lustros, si considerabanque el Apartheid era un delito; a los guardianesde Guantánamo si consideran que aquello esnecesario para la seguridad de los Estados Uni-dos, o a los torturadores en Irak si se justificanesas medidas para obtener información.

El plan de evacuación de los asentamientosjudíos de Gaza es, a primera vista y en palabrasdel mismo Sharon “una dolorosa concesión porlograr la paz”. Desmantelar los asentamientosno es una concesión, ni puede ser visto como unpaso de Israel hacia la paz; es tan sólo la primeravez que Israel hace algo, en política de asenta-mientos, conforme al derecho internacional.Pero no es tan sencillo, la publicidad dada aldesmantelamiento le representa a Israel unagran ganancia mediática.

Revisando el texto del Plan de Descone-xión, es posible deducir parte de su naturaleza.Además de lo ya dicho sobre el desmantela-miento de algunos asentamientos en Gaza yCisjordania, incluye, como parte estructural,que en Cisjordania “algunas áreas permanece-rán como parte del Estado de Israel” y que en elcaso de Gaza “no habrá bases para afirmar queGaza es un territorio ocupado”. El Plan sostieneque el desmantelamiento de los cuatro asenta-mientos de Cisjordania garantiza “la contigüi-dad territorial” de Cisjordania y facilita lasactividades comerciales. Así mismo, el Plan rati-

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fica la voluntad de continuar con la construc-ción del muro, el control militar del espacioaéreo y las actividades militares en Gaza (Haa-retz, 2004).

El retiro de los colonos del Sinaí, época enla que Sharon era ministro de Defensa, fueigualmente presentada como una buena noti-cia, un paso hacia la paz y un sacrificio de loscolonos. Ahora, gracias a una poderosa cam-paña publicitaria, el Plan de Desconexión sepresenta como: a) el fin de la ocupación israe-lí en Gaza, b) un retroceso importante en lapolítica de asentamientos y c) un sacrificio delpueblo israelí para brindar paz en la región.

Primero, Gaza no será “desconectada” dela ocupación. En realidad, el Plan apunta ahacer la ocupación menos costosa para Israelal disminuir su presencia de civiles. Israel man-tendrá el control de la costa mediterránea deGaza; se reserva el derecho de incursionar mili-tarmente allí por “motivos de seguridad” ymantiene el control exclusivo del espacio aéreode Gaza y de la frontera con Egipto. Gaza ten-dría, entonces, una sola puerta de entrada y desalida, Erez, la terminal ubicada en el norte,idéntica a la entrada a una gran prisión. Antesdel Plan de Desconexión, Gaza estaba divididapor los asentamientos en tres o cuatro partes;con el plan, será una sola prisión. SegúnB’Tselem, es más fácil, para los palestinos, visi-tar a sus familiares en las cárceles israelíes quea sus familiares en Gaza4.

Al sur, en la frontera entre Gaza y Egipto,Un conjunto de medidas niega cualquier inten-to de frontera internacional para los palestinos:declaración de áreas de seguridad cerradas,demolición de casas, construcción de un muroy controles militares. En el mar Mediterráneo,según los Acuerdos de Oslo, los palestinos podí-

an pescar hasta 20 millas mar adentro, el Berti-ni Report de las Naciones Unidas, negoció talacuerdo (de por sí injusto) y estableció 12millas; en la práctica, hoy día sólo se permiten6 millas para la pesca, bajo la mirada atentadel control militar israelí. Éste es otro ejemplode cómo las Naciones Unidas reducen elalcance de Oslo, que a su vez reduce el alcan-ce del derecho internacional de los DerechosHumanos5.

Segundo, el Plan no representa un retro-ceso de la política de asentamientos sino suratificación. Los colonos evacuados de Gaza,alrededor de 7.354, sólo representan 1,7% deltotal de 425.279 colonos. Los cuatro asenta-mientos a ser evacuados de Cisjordania sontotalmente irrelevantes (500 colonos). Pero,como queda claro en el cruce de cartas entreBush y Sharon, y en el plan mismo, no habráuna segunda desconexión (abril 14 de 2004) eIsrael confirma su presencia en Cisjordania.

El plan de retiro de Gaza implicaría perpe-tuar el aislamiento de la población de Gaza enla medida en que Israel continuaría con el con-trol absoluto de las fronteras y sería usado porIsrael para fortalecer aún más su control enCisjordania (Greenspahn, 2004). Como dijoSharon (2003): “en el marco del Plan de Desco-nexión, Israel va a reforzar su control sobre lasáreas de la Tierra de Israel, las cuales constitui-rán una parte inseparable del Estado de Israelen cualquier acuerdo futuro”.

Tercero, la desconexión no es un sacrificiodel pueblo israelí. De acuerdo con el derechointernacional, todos los asentamientos son ile-gales; por tanto, su desmantelamiento no es unsacrificio para la paz, por mucho podría servisto como la única vez que Israel respeta elderecho internacional.

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Los colonos recibirán com-pensaciones únicas, jamás soñadaspara los palestinos víctimas de lapolítica de demolición de casas. Eldesalojo se produce con un apoyologístico importante. Las fuerzasarmadas israelíes fueron entrena-das dentro del respeto a la propor-cionalidad del uso de la fuerza, loque nunca ha sido una política paracon los palestinos. Los colonostuvieron un referéndum y un pro-ceso en el Parlamento para decidirel desmantelamiento con variosmeses de antelación, mientrascientos de casas palestinas han sidodestruidas sin previo aviso. Eso fueel arte de convertir un crimen deguerra en un evento democrático.Los colonos han gozado de unproceso jurídico y político quejamás se les ha ofrecido a los palestinos, nisiquiera una vez demolidas sus casas, parareparar los daños causados.

La prensa ha triunfado en su mensaje pro-israelí: los sionistas son, de nuevo, víctimas,incluso de su propio gobierno. La figura delcolono no es más la de aquel que disfrutamatando ovejas palestinas sino que es la figurade aquella señora que coloca las muñecas desu hija en la puerta de su casa como una barre-ra para detener a los soldados y esperando serevacuada de Gaza con lágrimas en los ojos. Loscolonos, así, tienen el rostro humano quenunca han tenido los palestinos.

La respuesta palestina al Plan¿Qué pasa del lado palestino? La crisis de

Derechos Humanos continúa. Como parte delPlan Sharon, a todos los palestinos entre 16 y 35años se les prohíbe cruzar el terminal de Rafah,

decisión que se tomó dos días después de reci-bir el apoyo para el Plan de Desconexión deGaza (Palestinian Centre For Human Rights,2004). Esta decisión viola los dos pactos inter-nacionales de 1966, el derecho a la libertad demovimiento, el derecho al trabajo, el derecho ala educación, el derecho a la salud, y constitu-ye, de acuerdo con el Comité contra la Torturade las Naciones Unidas, un delito de tratoscrueles, inhumanos y degradantes. Pero ningu-na de esas violaciones ni ninguna de esas per-sonas son motivo de noticia o de reflexión.

Las acciones de las agencias internaciona-les, en el marco del Plan de Desconexión, noparecen ser menos erróneas. El Banco Mundialpodría crear un hospital universitario para for-mar médicos especialistas en Gaza, lo que esuna necesidad urgente, pero prefiere financiarzonas industriales. Diecisiete mil personas per-derán sus trabajos por el Plan de Desconexión,

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os colonos recibirán compen-saciones únicas, jamás soñadas para los palestinos vícti-mas de la política de demolición de casas. El desalojo seproduce con un apoyo logístico importante. Las fuerzasarmadas israelíes fueron entrenadas dentro del respeto ala proporcionalidad del uso de la fuerza, lo que nunca hasido una política para con los palestinos. Los colonostuvieron un referéndum y un proceso en el Parlamentopara decidir el desmantelamiento con varios meses deantelación, mientras cientos de casas palestinas han sidodestruidas sin previo aviso. Eso fue el arte de convertir uncrimen de guerra en un evento democrático. Los colonoshan gozado de un proceso jurídico y político que jamás seles ha ofrecido a los palestinos, ni siquiera una vez demo-lidas sus casas, para reparar los daños causados.

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sin que éste ofrezca soluciones a la pérdida detales empleos.

Las zonas industriales, como la que yaexiste en el norte de Gaza pero en territorioisraelí, busca incentivar empresas israelíescontando con mano de obra palestina muybarata que sale de Gaza camino a las fábri-cas cada mañana cruzando por pasillos ycontroles de seguridad y regresa de la mismamanera cada tarde. Esto con el apoyo delBanco Mundial sería una política general aser aplicada en otras zonas de Cisjordania(Palestinian Grassroots Anti-Apartheid WallCampaign, 2004). Lo que se sabe es que la

política general de Israel es remplazar a lostrabajadores palestinos con inmigrantes paraque, a partir de 2008, pueda prescindir porcompleto de la mano de obra palestina. Apesar de esto, algunos todavía exponen argu-mentos para decir que no es una política deApartheid sino una medida económica ten-diente a favorecer a los palestinos con la crea-ción de empleo.

Si la tendencia de las zonas industriales seconsolida, la ayuda internacional se dirigirá,bajo el nombre de creación de empleo palesti-no, a perpetuar un sistema de explotación de lamano de obra palestina. Esto no reaviva la eco-

nomía palestina sino que la liquida, y los vacíosde capacidad de compra y venta de productosse cubrirían con ayuda humanitaria. Así se cie-rra el círculo de no-desarrollo palestino, no-confrontación a Israel y mantenimiento de laayuda humanitaria.

El Plan trata de separar el conflicto en dosPalestinas: la de Cisjordania y la de Gaza. Ya“resuelto Gaza”, es decir, una vez Gaza esté“fuera del conflicto” sólo queda en la agendainternacional Cisjordania. Para resumir, elPlan de Desconexión perpetúa la ocupación,refuerza la política de asentamientos y consti-tuye un paso más en el sueño sionista.

Pero la respuesta del sectorpalestino ha sido torpe. Las tensionesentre Gaza y Cisjordania o, dicho demanera más precisa, entre la Autori-dad Palestina y las fuerzas locales deGaza va en aumento. Hamas, en elprimer momento, incrementó susacciones militares para demostrarque la desconexión era el resultadode sus acciones contra los asenta-mientos y, por tanto, debía ser visto

como un triunfo político y militar. Esas demos-traciones de fuerza terminaron en choquesarmados entre Hamas y la Autoridad Palestina,que se prolongaron por varios días.

La Autoridad Palestina decidió crear una“milicia” para reforzar los cuerpos armadosoficiales palestinos durante la desconexión.Este nuevo cuerpo, que no es otra cosa que ungrupo miliciano dirigido por Fatah, buscaneutralizar la capacidad militar de Hamas o, almenos, confrontarla.

Lo cierto es que la publicidad israelí hacontaminado también a algunos sectores

l Plan trata de separar el conflicto endos Palestinas: la de Cisjordania y la de Gaza. Ya “resuel-to Gaza”, es decir, una vez Gaza esté “fuera del conflicto”sólo queda en la agenda internacional Cisjordania. Pararesumir, el Plan de Desconexión perpetúa la ocupación,refuerza la política de asentamientos y constituye unpaso más en el sueño sionista.

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palestinos que no vislumbran todo el entra-mado del Plan de Desconexión. La AutoridadPalestina sigue más pendiente de cómo ganarel espacio político perdido por el avance deHamas o cómo reacomodar la burocraciainterna para evitar las fisuras en Fatah que encrear una estrategia clara para enfrentar laocupación o, por lo menos, para educar a supropio pueblo en las estrategias israelíes.Mientras tanto, se consolida un plan que noacaba con el asunto central: la ocupación,sino que la modifica para bien de Israel (Pales-tinian Centre for Human Rights, 2004).

Una ocupación termina cuando el poderocupante no ejerce más control sobre el territo-rio ocupado, de acuerdo con el derecho inter-nacional. La ocupación en Palestina no es sólola colonización ilegal de territorios mediante elsistema de asentamientos, por tanto su fin y/odisminución no es el fin de la ocupación. Ésteúltimo necesariamente pasa por el desmante-lamiento total de la ocupación. Resulta curiosoque Israel rechazara siempre su carácter defuerza ocupante en Gaza, pero acepte, luegodel Plan de Desconexión, que se acaba la ocu-pación que, según ellos, nunca existió.

El “fin de la ocupación”, según la prensaLos periodistas dicen abiertamente que

ya no quieren saber del impacto que produceel muro, que eso ya no vende, que prefieren elPlan de Desconexión como tema (Haaretz,agosto 3 de 2005). El Plan no hubiera sidoposible sin ese respaldo de los medios decomunicación, el cual construyó y reforzóciertos olvidos necesarios para garantizar eléxito. Se olvida que cualquier Estado puedemover por menos razones (construir un obrade infraestructura, por ejemplo) a una pobla-ción de más de 8.000 habitantes sin que esto

sea un escándalo; se olvida que los asenta-mientos son ilegales y, en cuanto crímenes deguerra, no prescriben con el tiempo; se olvidaque los colonos fueron avisados con año ymedio y que a los palestinos se les derrumbansus casas algunas veces sin previo aviso y conpersonas dentro de ellas; se olvida la indemni-zación de 440.000 dólares que en promediorecibe cada familia por ser reubicada (Haaretz,agosto 16 de 2005); se olvida que el Estadoisraelí garantiza sus nuevos hogares y la conti-nuación de todos los tipos de subsidio de quegozan los colonos; se olvida que algunos deellos fueron movidos dentro de Cisjordania; seolvida que durante 2004 creció en más de20.000 el número de colonos; se olvida que en2005 hasta antes del Plan de Desconexiónhabía 9.000 colonos nuevos en Cisjordania, talcomo lo reconoció el gobierno israelí (BBCNews, 2005); se olvida que el porcentaje decolonos reubicados no llega a 1,7% del total.

Esos olvidos permitieron darle al colonoun rostro que fortalece a Israel mediante losmitos que mostraron hasta la saciedad losmedios de comunicación: los colonos son víc-timas de la paz, Israel da un paso sin preceden-tes, ahora corresponde a los palestinos dar unamuestra semejante de voluntad de paz, enGaza la ocupación ha finalizado, y un largoetcétera. La prensa ha hecho lo suyo; ahora elvictimario es de nuevo la víctima; la paz es unfirme deseo israelí y no un deseo palestino;Sharon se ha enfrentado a su propio pueblo y,por supuesto, todas las naciones del mundodeben reconocer tal esfuerzo y olvidarse detemas inoportunos como el muro, la ocupa-ción, los asentamientos, los asesinatos depalestinos o la demolición de casas.

Esos olvidos callaron que, en el curso delPlan de Desconexión, varios palestinos fueron

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asesinados por colonos sin que eso generara lareacción debida. Amnistía Internacional con-denó tales crímenes y pidió medidas urgentescontra la impunidad de los crímenes cometi-dos por los colonos (Amnesty International,2005) sin que tuviera mucho eco en los mediosde comunicación.

Esos olvidos callaron las reales intencio-nes del Plan. Dov Weisglass, asesor de Sharonpara el Plan de Desconexión, dijo en unaentrevista que:

el significado del Plan de Desconexión escongelar el proceso de paz. Y cuando conge-las el proceso de paz, impides el estableci-miento del Estado palestino, y previenes ladiscusión sobre los refugiados, las fronterasy Jerusalén. Efectivamente, ese paquetecompleto llamado Estado Palestino, contodo lo que encierra, ha sido removido inde-finidamente de nuestra agenda (Haaretz,2004).

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Notas

1 Este trabajo es parte del libro Palestina, entre el muro y elderecho, Icaria, Barcelona, 2005

2 Fue asesor jurídico de la Campaña Palestina contra el murodel Apartheid. Su último libro es: La salud como derechohumano, Bilbao: Universidad de Deusto, 2005.

3 Artículo 49, Cuarto Convenio de Ginebra de 1949.

4 Sobre las restricciones a la libertad de movimiento en Gaza,ver: B’TSelem (2005, marzo). One Big Prison. Freedom ofMovement to and from the Gaza Strip on the Eve of the Dis-engagement Plan. Jerusalén.

5 “… todos los pueblos pueden disponer libremente de susriquezas y recursos naturales (…) En ningún caso podrá pri-varse a un pueblo de sus propios medios de subsistencia”Artículo 1 común al Pacto Internacional de Derechos Civilesy Políticos, y Pacto Internacional de Derechos Económicos,Sociales y Culturales (1966).