filosofia de la mente cap 4

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8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4 http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 1/48 Capítulo 4 LA CAUSALIDAD MENTE-CEREBRO  ntroducción l problem En los capítulos anteriores me he concentrado especial mente en el tema de la distinción e integración ontológica en tre las operaciones psíquicas y los actos orgánicos Ahora afrontaré la cuestión causal, en parte ya anticipada en las con sideraciones anteriores sobre el desarrollo de la inteligencia. El problema se ha de ver a la luz de la conducta y su solución tiene que ser ontológica, no meramente biológicao computa cional. A partir de un a concepción estratificada de los grados de la vida se desprende un a visión causal profunda y compleja. ¿Qué eslo qu e nos mueve a obrar deuna manera deter minada? La problemática se concentra en esta pregunta Pero la respuesta n o p ue de ser unívoca si hemos de tener en cuenta todos los elementos enjuego  diacrónicos y sincróni cos qu e influyen pero no determinan el obrar humano y ni si quiera, en otro sentido,  obrar animal. Ante todo, la cuestión no puede resolverse adecuadamente si contamos solo co n los instrumentos conceptuales ofrecidos po r la ciencia natural o computacional, donde la causalidad se toma de un modo bas- 171

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8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 1/48

Capítulo 4

LA CAUSALIDAD MENTE-CEREBRO

 

ntroducción l problem

En los capítulos

anteriores

me he

concentrado

especial

mente en

el

tema

de la distinción e integración ontológica en

tre las operaciones psíquicas y los actos orgánicos Ahora

afrontaré la cuestión causal,

en parte

ya anticipada

en

las con

sideraciones anteriores sobre el

desarrollo

de la inteligencia.

El problema se ha de ver a la luz de la conducta y su solución

tiene

que

ser ontológica, no meramente biológica o computa

cional. A partir de una concepción estratificada de los grados

de la vida se

desprende una

visión causal

profunda

y compleja.

¿Qué eslo

que

nos mueve a

obrar

de una

manera

deter

minada? La

problemática

se

concentra

en

esta

pregunta

Pero

la

respuesta n o p ue de ser unívoca

si hemos

de tener en

cuenta todos

los

elementos en juego

 diacrónicos y sincróni

cos

que

influyen

pero no determinan

el

obrar

humano y ni si

quiera,

en otro

sentido,

  obrar

animal.

Ante

todo, la cuestión

no

puede

resolverse adecuadamente si contamos solo con los

instrumentos conceptuales ofrecidos po r la ciencia natural o

computacional, donde la causalidad se toma de u n

modo

bas-

171

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Filosofia

de

 

mente

tante unívoco y a

menudo

seve, más bien, con referencia a los

aspectos materiales.

Nuestro problema se plantea tradicionalmente según la

etiqueta de la «causalidad alma

/c u

erpo»  o «mente/ cuerpo» ,

como sugiere el título elegido para este capítulo. Para Platón 

el alma

simplemente

mueve al

cuerpo.

Este planteamiento,

aunqu

e responda a ciertavisión fenomenológica  los vivientes

parecen moverse a sí mismos, y por eso tendrían un principio

de automovimiento, el alma  , en realidad es desorientador.

También en el

mundo

inorgánico se da una forma de automo

vimiento ,

pues

la

rea lidad mat

erial

no

es completamente

inerte  este punto se relaciona con los defectos de la mecánica

aristotélica .

En el

dualismo cartesiano

la

cuestión

se

reduce

al im

pulso que el espíritu consciente debería comunicar a un trozo

de

mat

eria mecánica, eléctrica o de otro tipo. Ese impulso no

sería mecánico, eléctrico, ete., y,

po r

t

anto,

sería

algo miste

rio so que produciría un nuevo movimiento en el mundo fí

sico, no derivado de las fuerzas n

atur

ales, y,

por

tanto, impli

cando en

ci

erto sentido

la vio lación de las leyes físicas

 en

especial , el

principio

de

con

servación de la energía, porque

esa moción espiritual supondría la creación de nueva en er

gía . Más misteriosa sería la causalidad

que

el cuerpo ejercería

sob re la mente: ¿cómo es posible que un fenómeno mecánico ,

eléctrico o químico cause un ev

en t

o espiritual o psíquico? Se

comprende

que

los paralelistas hayan

renunciado

a

indagar

sobre el

pr

oblema causal y hayan preferido hablar solo de co

rrelaciones o de coordinación.

Los materialistas reducen la cuestión a la pura causalidad

física, tal como es vista según la descripción científica, lo que

supone un modo restringido, aunque útil, de asumir la causa

lidad física. Se

oponen, en

este sentido, a la experienciaintui

tiva s

egún

la cual algunos de nuestros actos, como los razona

mientos , no

tienen propiamente

causas físicas.

Algun

os

autor

es se ven obligados a admitir

que

las causas neurofisioló-

172

La causalidad mente cerebro

gicas «suscitan eventos mentales». El

fenómeno

se asume, a lo

más, como una forma de emergencia holística o como el re

sultado global de un

conjunto

de cosas o

como un

epifenó

meno o una superveniencia. La línea causal, en estos

plant

ea

mientos,

nace siempre de abaj o, es dec ir, de la causalidad

mat

erial.

Los

 u

cionalistas afrontaron el problema causal evi

tando

compromisos ontológicos. De alguna

manera

, ellos re

pusieron el antiguo dualismo, solo

que

en t

érminos

funci ona

les.

Mucho

s reconocieron la causalidad entre los eventos

psíquicos, pero respecto a la base física prefieren quedarse a

nivel de

correlación

o de

sup

erveniencia. Una

creen ci por

ejemplo,

unida

a un deseo

podría producir

un r zon miento lle

vando a laconclusión práctica que promueve una   cción: «creo

que en la nevera hay un helado; este

pensamiento

suscita en

mí el de seo de comérmelo; sé

que,

para tomar el helado ,

tengo

que

abrir la nevera; tras este sencillo razonamiento prác

tico , abro la

nevera

y me como el helado». Esta descripci

ón

«alt

 

de la conducta es in teligible, pues

explica

racional

mente una conducta. Por

deb

ajo estarían las correspondientes

concatenaciones causales de tipo neurofisiológico: mi creencia

como

evento neural causa el evento

neural

del deseo, etc . En

consecuencia, la t rama de las acciones humanas sería explica

ble desde el

punto

de vista de las cadenas causales físicas, aun

que la explicación fenomenológica sería válida para entender

nos a nivel precientífico.

La

reducción

de la causalidad psíquica a física

podría

llevar a

pensar

que

todo

probl

ema

humano

, psicológico, mo

ral o religioso, en el fondo, se reduciría a un problema neuro

lógico,

que

eventualmente

podría

resolverse con métodos neu

rológicos fármacos, intervenciones o tecnoneurológicos

 combinación de neurología y procedimientos computaciona

les . El reduccionismo causal

pod

ría llevar a eludir con dema

siada facilidad la responsabilidad y el compromiso en las pro

pias decisiones.

 7

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Filasofia de la

ment

e

Muchas enfermedades psíquicas pueden ser el efect o de

lesiones físicas del sistema nervioso. Pero no toda anomalía

del

comportamiento

humano se

reduce

a def ectos neur ales o

«computacionales» de

nuestra mente

asimilada al cerebro. In

cluso en los casos de deficiencias cognitivas y emocionales de

bidas a causas físicas, las intervenciones intencionales «desde

arri ba» desde la dimensión espiritual) no son despreciables,

dada

la interconexión

entre

los niveles de la vida sensitiva e in

telectual.

Por

eso, l a

psicoterapia

de

sostén

a

menudo

com

pleta

el tratamiento farmacológico de algunas disfunciones

neurales.

Pero

viene bien

recordar que muchos

desequilibrios

emocionales, no patológicos,

tradicionalmente eran

afronta

dos en l a per specti va de l a f ormaci ón de vir tudes, es deci r, en

una dimensión educativa del carácter relacionada con el em

peño

de l a l ibert ady la r azón.

Las virtudes son una potenciación y un crecimiento de

las facultades espirituales y sensitivas

superiores

en sus aspec

tos

operativos

y

conductuales. Pueden integrar aspectos

in

cluso materiales de la sensibilidad, como el comer , el beber o

el uso de la sexual idad. L as vir tudes son energías personales,

no innatas, sino adquiridas c ap ac es de l le va rn os a un auto

control intencional

libre, convencido y consciente,

con

rela

c ió n a

nuestra

afectividad y conducta. En el

dominio

virtuoso

de la s en si bi li da d, de la a fe ct iv id ad y de la conducta el h om

bre y la mujer crecen como personas. No hay ningún motivo

científico que lleve a considerar superada estavisión; es más,

e ll a es lo

que ahora

el

mundo

más necesit a. A l gunos

libros

de

autoayuda

en

el

fondo son

ensayos

sobre

las

virtudes

humanas.

El

problema

de la causalidad psicosomática,

po r

tanto,

no es senci ll o. En l os vivient es intencionales y racionales hay

muchas vías causales. La dimensión orgánica influye sobre la

dimensión psíquica en modos muy diversos, según el t ip o de

actividad implicada y según circunstancias muy variables. Un

dolor

físico

crónico

puede l le va r a la t ri st ez a, e st a a la d ep re -

174

La

  us lid d

m

en t

e cerebro

si ón, la cual debil it a l a capacidad de j uicio y evaluación de las

c os as y, a su vez, puede favorecer el

surgimiento

de nuevos

trastornos orgánicos menos defensas inmunitarias, alteracio

nes del sistema endocrino . Una crisis psicológica o moral

puede llevar al decaimiento fí sico, de l o que se siguen nume-

rosas consecuencias físicas, sociales y morales. Estos ejemplos

ponen en

evidencia l as complejas vías de l a causali dad

entre

los niveles corpóreos y espirituales .

2.E l

dinamismo causal

en la vida animal

En este capítulo intentaré presentar una panorámica sis

temática del problema causal. Hay que tener presente el con

junto de los factores causales en juego, tanto externos como in

ternos innatos

y

adquiridos

y esto

en

sus niveles e

interacciones. Se ha de

apuntar

a la causalidad específica princi

pal, si la hay,en cierto ámbito de la actividad psicosomática,

aun

sabiendo que,

junto

a una causa primaria, suelen haber otras

causas colaterales, cuyo influjo puede ser más o menos det er mi

nante o i nt enso en la pr oducción de un acto conduct ual.

Comenzaremos con l a consi deraci ón de l a vida ani mal o

bien con la dimensión animal de nuestra conducta personal. El

planteamiento de la averiguación causal ha de tener en cuenta

la

complejidad del

viviente intencional. No es oportuno

por

tanto

plantear el problema en

términos

de «causali dad

alma/

cuerpo

»,

como

si fueran dos elementos interactuantest,

Por el mismo mot ivo,

abordar

este

problema proponiendo

un

cuadro donde habría «actos mentales»

que

causan «actos físi-

  Sobre

este

tema

e n l a f il os of ía d e l a

mente

cfr.

J. HEIL A.

MELE

  eds.), Mental Causation Clarendon Press, Oxford 1993; C. J.

MOYA,

  ilosofía

de

 

mente

cit. , pp . 189-228.

2

Searle hace

notar

este

erróneo

planteamiento del tem a: cfr.

Mind  

cit., pp. 193-214. Significativ

amente

, Tom ás de

Aquino

nunca

formula

de

este

modo

la cuesti ón .

 7

Page 4: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

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Filosofía de

 a

m  te

co s», y al revés, es

desorientador

y dualista. La realidad no es

que el alma causa algunos efectos en el

cuerpo.

Más

bien,

una

situación psicosomáticaa cierto nivel, a menudo, en función de

causas externas o de los diversos backgrounds del sujeto, pro

duce una consecuencia psicosomática en otro  o en el mismo)

nivel,

muchas

veces

modificando

el ambiente o

afectando

a

otras personas.

En un a persona surge, po r ejemplo , la emoción de la

alegría.

La causa específica

de este sentimiento

, normal

mente,

estará

en

un moti

vo objetivo, po r

ejemplo

, una buena

noticia

o el

encuentro

con

un

ser querido. Esa emoción

po

dr á surgir solo si el sujeto está predispuesto. No llegará fácil

mente

si la

persona está amargada po r

otros motivos o si

tiene

una indisposición

nerviosa o

po r

otras causas.

Po r

tanto , la

alegría

o el

estar

contento será

provocado,

en este

caso tan normal , po r

un

conocimiento positivo, quizá inespe

rado,

o

po r

el

en

cuentro de

la

persona

c

on

algo valioso,

aun

que a la vez requiera una disposición emocional subjetiva. El

sentimiento

nace

,

en

consecuencia

, de una causalidad desde

ar

riba  el ámbito psíquico superior , presuponiendo activa

ciones

neurales

adecuadas. El gozo provocará, además, cier

tas

alteraciones

psicosomáticas que el sujeto podrá notar, ob

viamente, relacionadas

con

la funcion alidad cerebral. Este

sentimiento da a nuestro cu

erpo

un a mayor agilidad y fuerza

y así

repercute en

la conducta, induciendo

un

rostro sereno,

sonriente, con buen humor y comunicabilidad, para no ha

blar

de los efectos benéficos que este fenómeno tendrá en las

demás person

as.

He aqu í

un

ejemplo

se

nc

illo

de

un

a situa

ción psicosomática causad

a po r elementos externos que ac

túa sobre

el cuerpo elevado la

recepci

ón de mensajes positi

vos para la vida intencional . Algo análogo puede decirse de

los animales,

en

la medida

en

que ellos experimentan emo

ci

ones

positivas de cara a los bienes concretos

pertenecientes

a su

ámbito

intencional.

176

La causaLdad mente-cerebro

eflejos

La

conducta

animal está de alguna manera prefigurada

en las reacciones de las células

ante

los estímulos

ambi

entales.

Estas reacciones constituyen un primer caso de «conducta» o

praxisorgánica, orientada teleológicamente a la defensa, con

servación , hom eostasis y reproducción del organismo> Los ve

getales, aunque no sientan, «advierten» los variables agentes

ambientales - estímulos- mediante receptores y me canismos

de transducción  señales eléctricas y mensajes químicos),

como si ya tuvi

eran

un a

forma

de

prefiguración

del sistema

nerviosos. Esose stímulos

inducen

respuestas, como,

por

ejem

plo, movimi

entos

de las

partes del

organismo en ciertas direc

ciones, fenómenos de adaptación y efectos de crecimiento. La

planta procura adaptarse a

un ambiente

variable y busca acti

v

amente

las fu

ente

s energéticas

que

la

nutr

en . Llamamos

tro-

pismos taxias nastias kinesias morfogénesis

a estas r

eaccione

s

«conductuales» innatas

en

los vegetales ante estímulos como la

luz , la

temperatura,

la pres

encia

de substancias

quími

cas, la

humedad , la gravitación, el magnetismo  el

heliotr

opismo ,

por

ejemplo

, es el movimiento de las plantas destinado a ab

sorber

el máximo de la

energía

solar).

Las unidades conductuales elementales en los animales,

que

continú

an y amplían los

tropismo

s y

proceso

s vegetales

análogos

, incorporándose gradualmente al ámbito sensitivo,

son

los refleos. El ref le jo es una

respue

sta neural predetermi

nada

ante un

estímulo definido. Se manifiesta especialmente

como

movimiento

muscul

ar

o

como

secreción

glandul

ar

 . Su

objetivo es la

autorregulación

del

organ

ismo en función de su

actividad biológica. Ejemplos de reflejos son los movimientos

3 Cfr. nuestro capítulo 2, n. 2.

4

Cfr. nuestro capítulo 2, n. 3.

5 Relejono e s sinónimo de acto

vegeta

tivo  como larespiración o la di

gestión). Elarco o circuito reflejo es una regulación nerviosa de la actividad

del organismo.

177

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Filosofía de la mente

de los párpados, el lagrimeo, la salivación, el sudor, la contrac

ción de las pupilas, el vómito, la tos, la micción o las respuestas

posturales. Están controlados por centros medulares o encefá

licos del sistema nervioso. Los reflejos básicos son absolutos o

incondicionados

 son

innatos .

El

fenómeno del

condiciona

miento ligado a estímulos inicialmente neutros es

una primera

forma de «aprendizaje animal» que crea los reflejos

condicion -

dos  descubiertos por Pavlovy entendidos en un sentido reduc

tivista po r Watson, fundador del conductismo) . Con los refle

jos

condicionado

s

apare

ce en la vida animal

una

estructura

«casi» simbólica, en cuanto el reflejo condicionante es

una

«se

ñal» inducida que suscita una respuesta conductual ,

El

conductismo

psicológico trató de explicar la conducta

animal,

fundamentalmente

,

en

base al dinamismo de los refle

jos. Al condicionamiento clásicopavlovi

ano

se añade el condiciona-

miento oper nte o instrumental  Th orn dike, Skinner) , donde el

condicionamiento

aprendido

no es la simple relación

entre

un

estímulo absoluto y uno neutro, sino la articulación de

una

conducta

animal aprendida, como,

por

ejemplo, el accionar

una

palanca, o acciones más complejas, dirigida a la

obtención

de un premio al que se tiende. En último término, el condicio

namiento instrumental se confunde con el  prendizaje mediante

pruebas y erro

res

  a travé s de exploraciones asociativas. El fenó

meno puede encuadrarse

en

el

ámbito

cognitivo y emotivo.

Superamos así las estrecheces del conductismo.

El conductismo había afrontado los dinamismos anima

lesen un a perspectiva causal demasiado restringida, como sila

sucesión de

estímulos-reaccion

es fuera análoga a

cualquier

sucesión regular física del tipo antecedentes-consecuentes.

Pero así se perdía lo original de lavida. El estímulo ambiental

no es la causa principal de la praxis vital , sino solo una causa

inferior, con frecuencia no viviente, que, incidiendo sobre el

6

Cfr. un amplio estudio de esta temática en   L.

PINILLOS,

Prin

cipi

os

 

psi

 

logía Alianza, Madrid 1975 , pp . 217-404.

  78

  causalidad m

ent

e c erebro

organismo, induce una respuesta orgánica, cuya raíz está en la

misma constitución del viviente, así

como

la luz, al l legar al

ojo, «produce» la visión como causa material externa, necesa

ria

pero

no suficiente para ver.

La

luz hace ver solo siincide so

bre un cuerpo sensibilizado para lavisión. De suyo, los estímu

los

ambientale

s son

heterogéneos

respecto a sus efectos

orgánicos. No los explican si no se presupone la causalidad

propia del viviente.

Los reflejos, por tanto, no se

han

de entender en el sen

tido tradicional del

conductismo.

Ellos ya son una prima

forma de comportamientovital, a menudo acompañada por la

sensación, po r una

mod

alidad emotiva inexistente en los tro

pismos vegetales. El reflejo no es

una

respuesta pasiva a un

input

ambiental, como el movimiento de la bola de bi llar gol

peada

desde fuera. Como praxis activa, el reflejo es

una

activi

dad teleológica del organismo en función de su actividad vege

tativa reflejos

intestinales

, sexuales) o

bien orientada

a la

defensa

ante

peligros, obstáculos o desequilibrios externos o

internos del dinamismo vital ,

El

comportamiento

de los animales sigue el siguiente es

quema:

1. Información percibida  po r ejemplo, advertir la pre

sencia de otro animal).

2. Captación de significados

 interpretar

tal presencia,

po r ejemplo, como peligrosa).

3. Reacciones emotivas  con una fuerza m

otora:

por

ejemplo, el miedo).

4. Comandos motores.

5. Conducta

externa por

ejemplo, huida) .

Este esquema ya está implícito en los reflejos, donde la

respuesta conductual no solo depende de la percepción del es-

7 Para esta versión activista de los reflejos, cfr. K. POPPER,J ECCLES, El

yoy su cere ro cito

179

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  ilosofía de la mente

tímulo, sino

también

de la

emoción

suscitada: los reflejos sali-

vales del

perro

pueden estar condicionados po r el sonido

de

una campana, pero

también

se activan porque el

animal

tiene

hambr   es decir,

tiene

una s

ensación orgánica

que impulsa su

abalanzarse

hacia

el

alimento.

Pero en

los niveles

superiores

de la

conducta animal descubrimos

una

ma

yor

pla

sti

cidad

y

una

intervención

más amplia de los

elementos

interiores cog-

nición y

emocion

es) ,

po r encima de

los mecanismos dema-

siado rígidos de los reflejos, y,por ende,

una

mayor posibilidad

de «elección» en las respuestas conductuales.

b Instintos

Los instintos

son elemento

s

innatos

, g

en

éticamente he-

reditarios y vinculados a la especie , que lle

van

al animal a

una

conducta predeterminada

finalizada e «inteligente». El

instinto

sexual

o

de

cuidar de la prole , el instinto agresivo,

los

instintos de volar

o nadar,

etc

.,

suelen describirs

e

desde

perspectivas diversas . De un modo

más preciso

el

instint

o

puede

verse:

1)

Como un a forma de co

mportamiento

organizado

, es-

quemático y estereotipado, automático pero

también

flexible,

innato

o «programado» , como si inc luyera

una

m

emoria

pro-

cedimental

 po r

ejemplo,

el

instinto de las

hormiga

s

de

cons-

truir

de

un modo

preciso los

hormigueros

o el

instinto de

la

araña de tejer la telaraña).

2) Cabe

centrarse

en la

dimen

sión

cognitiva

li

gada

a esa

conducta. En este sentido, el in stinto sería equivalente a una

forma innata de inteligencia

anim

al.

8

Son numerosas las discusiones de t ipo biológico, psicológico   filo-

sófico sobre el con

cepto

de

instinto

con frecuencia relacionadas con las di-

versas orientaciones científicas. En estas páginas daré una

interpr

etación co-

herente

con el

plant

eamiento de este estudio.

180

La caus li mente cerebro

3)

Como

inclinación

hacia

un tipo

específico de con-

ducta

 como

cuando decimos que

«el perro reacciona feroz-

mente po r instinto» o que «se aparea por instinto»). Las ten-

dencias

instintivas

están

finalizadas a los

grandes

fines

de

la

vida animal: conservación,

nutrición

,

defen

sa,

predación

, ata-

que , reproducción , gregarismo, refugio.

Lo

que llamamos instinto comprende

, entonces como

un

«triángulo» constituido por: 1)

esquem s conductu les

innatos

  típicos de cada especie; 2) una cognición igualmente típica de

cada

especie; 3) una

inclinación

del mismo género. Los reflejos,

aunque

parezcan instintivos,

son

un

tipo

de comportamiento

más elemental. Siguiendo la visión de los grados

de

la vida, el

instinto aparece

como

una

forma

de comportamiento intencio-

nal más rica

que

la

conducta basada

simplemente en reflejos,

que

son más automáticos yson preferentementevegetativos.

El instinto

puede

abarcar una serie estructurada

de

re-

flejos, elevada a

un

plano

más alto.

Por

ejemplo

, los reflejos de

la masticación, la deglutición, etc ., se encuadran en el instinto

nutritivo . Este último no se

toma aquí

de

modo gen

érico, sino

que

comprende todas las actividades

unitarias

y coordinadas

que

llevan al animal a buscar el alim

ento

y a consumirlo de

un

modo específico, innato y heredado. En

comparación

con los

reflejos, los instintos resultan menos rígidos y están más suje-

tos al ap rendizaje en base a la experiencia. Por

ejemplo

, no se

aprende

a

toser

ni a

estornudar

p

ero

en

cambio

el

animal

tiene

que aprender

a defenderse, a moverse en su territorio y a

buscarse el a limento en ambientes difíciles. Con

sideremo

s a

continuación una

s

erie

de puntos:

a) Aunque el instinto es un principio

de

conducta no   -

liber d

no por eso hay que separarlo

de

la conciencia sensible

ni

tampo

co de la intel igenciaanimal, de la

que hablaremos

en

el capítulo 5. El instinto no es un puro

automatismo. Además,

el

instinto

está fue rtemente finalizado , aunque el animal no

sepa

qu e lo

t iene pues

no puede reflexionar

sobre

su con-

ducta instintiva). La no

deliberación

«impulsiva»

del

instinto

181

Page 7: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

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Filosofia de la mente

se

contrapone

al

comportamiento

racional,

por

el

que

el

hom

bre obra con

reflexión.

b) El

innatismo

instintivo parece contraponerse al apren-

dizaje.

El

esquema innato

de acciones instintivas no se

aprende

(la araña construye la tela

sin aprender

a

hacerlo .

Sin em

bargo, los comportamientos innatos

complejos

necesitan de

cierta experiencia

para

ser

llevados a su desarrollo operativo.

El

instinto

se

actualiza bien

en

cierto

ambiente y de cara a

otros sujetos animales (progenitores, prole,

compañeros,

ene

migos) . El

animal

tiene que

aprender

a cazar, a defenderse, a

temer ciertas situaciones. Los animales que

construyen

guari

das, sison llevados a otros ambientes, o sisu ambiente

propio

se modifica, dentro de ciertos márgenes pueden

adecuarse

a

las nuevas situaciones y modificar oportunamente sus obras .

No existe

un límite absoluto entre

el

comportamiento

ins

tintivo y el

aprendido

. En la medida en que la vida

animal

es

más compleja, el instinto se va

haciendo

más

abierto

al

apren

dizaje basado en la experiencias y las asociaciones (a menudo,

según pruebas

y errores . Este fenómeno

requiere un a vida

psíquica más rica e

indeterminada

 

9

El comportamiento instintivo suele desencadenarse ante determi

nadas señales o estímulos «disparadores»  releasers de tipo visual, acústico,

olfativo, químico. En algunos casos, lasprimeras impresiones pueden ser de

cisivas, en tiempos críticos, para el desencadenarse de un comportamiento

que luego sehace irr eversible  po r ejemplo, para que el pollito siga a sus pa

dres). Este fenómeno se llama imprinting (dejar

un

a huella) . Los releasersy el

imprintingfueron estudiados por los etólogos (por ej ., Lorenz).

lO

Cfr.

 

L.

GO

ULD  

C.

G .

GO

ULD

The

 n

imal M in HPHLP, Nueva

York 1994, pp. 22-67.

JI Los animales no pueden aprender cualquier cosa, como parecían

sugerir algunos conductistas, sino solo lo que está en la l ín ea de su especie.

La misma constitución anatómica animal

demuestra

que la especie yaestá

«especializada» para realizar ciertos actos naturales (precisamente instinti

vos) ,

como comer

, ver, reproducirse de un

modo

concreto, trabajar

con

cierta función social (como sucede en las abejas) o, por lo que se refiere al

hombre, hablar.

La

etología

 K.

Lorenz, N. Tinbergen ,

K.

von Frisch) hizo

notar la existencia de comportamientos específicos en los animales.

182

La causalidad mente-cerebro

En est a l ín ea ascendent e,

es

notable

la

pobreza

ins

tintiva

del hombre

,

vinculada

a la menor especialización

del

cuerpo

y a la necesidad de

tener que aprenderlo

casi todo

12

,

po r lo que se comprenden los largos tiempos necesarios para

su educación. El

hombre

nace

mucho

más

inerme que

los de

más animales, y

po r

eso tiene más necesidad de los cuidados

de lafamilia y de educación. La indeterminación de las funcio

ne s sensitivas humanas constituye un a plataforma muy

apta

para

la

regulación superior que

viene de la razón en un con

texto social'

 

Los instintos

como

conocimientos no aprendidos o

como programas motores prefijados no existen en el hombre

o se

reducen

a acciones elementares. Esta dimensión

del

ins

tinto

es

sustituida po r

la

cultura

y la t écni ca . Lo

que parece

instintivo en el

hombre

son, más

bien,

las inclinaciones natu

rales ligadas al

cuerpo

en

cuanto organismo

vegetativo-sensi

tivo. Estas inclinaciones

-hambre

,

sed

, sexualidad-

no

son

ins

tintivas en nosotros tal como lo

son

en los animales.

Aunque

las experimentamos como impulsos fuertes hacia

bienes

sensi

bles , están incorporadas y

son

guiadas por la

razón

. Sentimos

hambre, pero

no nos dejamos

guiar po r

impulsos incontrola

dos

hacia

el alimento, como si fuéramos animales. Decidimos

cuándo,

cómo

, dónde y qué

comer,

y podemos también no

hacerlo.

12 Cfr., sobre este tema, lavisión antropológica de A. GEHLEN

El hom

bre: su naturaleza

y

su

puesto en

el mun o Sígueme, Salamanca 1987.

13

Comentando la escasa especialización anatómica

hum

ana , Tomás

de Aquino hace notar que , en compensación, el hombre tiene la razón y las

manos, cuyos movimientos indeterminados son guiados por la razón y se

orientan a la producción artística y técnica  S . Th.   1, q. 76, a. 5, ad 4; q. 91,

a. 3, ad 2). También por este motivo,

el

ser humano tiene una especial nece

sidad de ser educado

 c G

III , c. 122). El hombre no se adapta simple

menteal ambiente, sinoque crea supropio ambiente (la ciudad, la cultura).

No t iene un nich o ecológico o, si qu eremos, su «nicho» es la superficie te

rrestre. De todos modos, el hombre t iene que viviren un ambiente físico

adecuado y debe cuidar de su habiuu

183

Page 8: Filosofia de La Mente Cap 4

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Filosofía de la mente

Por estas características, teniendo en cuenta el signifi

cado habitual de la palabra

instinto

 impulso ciego, irracional),

parece

más correcto hablar de inclinación o de tendencia  más

que de instinto, para referirnos a la

parte

tendencial sensitiva

humana é A un nivel más alto, hay en el hombre

inclina

ciones

antropológi

cas naturales de

carácter

espiritual   por ejemplo, in

clinaciones

hacia

la vida social, la amistad, el trabajo, la religio

sidad, el saber

y

tantos otros valores

humanos) 15.

Algunas de

ellas pueden ten

er

cierta

base

en la

sensibilidad

tendencial

elevada a la dim en sión de la persona.

P.D. MacLean propuso la existencia de tres niveles evo

lutivos y estructurales en los ver tebrados. El nivel más ba jo o

«cerebro de rep ti l» está

dominado

po r reflejos controlados

por

la parte superior de la médula espinal, el

puent

e, el me

sencéfalo y áreas cercanas, vinculadas a funciones de manteni-

miento vegetativo  respiración, circulación, reproducción). El

n ivel m

edio

,

propio

de los

mamíferos

in f

eriores

, t

endría

su

sede en el paleoencéfalo y se relaciona con las actividades ins

tintivas y la emotividad. El nivel superior, característico de los

primat

es, está bajo el

dominio

del n

eoencéfalo

,

con funcione

s

cognitivas ab ier tas a la experiencia y el aprendizaje.

Esta triple división , aunque suponga

alguna

simplifica

ción, puede re

sultar

ori entadora.

Según

la tesis de fondo de

14

Hablamos de

tenden

ciaen

el

sentido de un impulso inconsciente, o

también sen t ido, hacia la realización de cier tos actos. Ciertas tendencias

pueden ser individuales, como la propensión personal de una persona hacia

la ciencia, el art e, la política, etc.

15

Las

inclinaciones

antrop

ológicas naturalesson orientaciones de la

voluntad hacia

el

bien . Constituyen un aspecto estru ctu ra ld e la naturaleza

humana , por lo que son el fundamento natural de la ética: cfr. T MÁS

DE

A

QUIN

O,

S. Th.

I-II, q. 94, a. 2. No toda tendencia hum

ana

tiene que ser for

zosamente biológica. Una visión sistemática de las tendencias hum anas, con

trapuestas a losinstintos,y con re ferenciasa la teoría tomista, puede verse en

el

excelente estudio de

A MALo

Antropología  e l ectividad  Eunsa, Pam

plona 2004, pp . 91-170. Cfr. también M. RHO

NHEIM

ER

 ey

natural

y

razónprác

tica

Eunsa, Pamplon a 2000, pp.

107 111 ;] . A oveo

F. Ru

SSü

,

Antropologia

filosofica

  Ed. Universitá deHaSanta Croce , Roma 2005, pp . 97-102.

184

La causalidad mente-cerebro

MacLean , los niveles sensitivos inferiores

no desapare

cen, sino

que se

integran en

los superiores en

correspondenci

a con las

estructuras

encef

álicas tardíasw, Los nivel es sensitivos más al

tos   emociones, imaginación, experiencia) , añadimos noso

tros, pueden ser más fácilmente elevados

por

las funciones es

pirituales así, la tendencia sexual se eleva en el hombre como

dimensi

ón emocional

y personalizada

an t

e el otro sexo). En

cambio, los niveles inferiores reflejos son más ríg idos o me

nos maleables

  por

ej. , las tendencias a la nutrición o a la se

xualidad

a nivel

de

reflejos , aunque no po r eso sean incontro

lables por la

pe rsona humana.

c  asiones orgánicas

V

eamos

a continuación el

papel

de la emotividad o pa

sionalidad

en

la

conducta

. La

sen sibilidad animal

y

humana

«formaliza» las

funcion

es neurovegetativas o fisiológicas. La

digestión,

po r

ejemplo, puede ir acompañada po r bienestar,

malestar

, sensación

de

pesadez ,

etc.

La

actividad orgánic

a

adquiere así un

colorido psicos

omático causalmente re le

vante.

Las sensaciones

somá

ticas  periféricas, visce ra les, mu s

culares son en apar iencia pasivas, po r lo que los clásicos las

llamaban pasiones   pues

no

son acciones nuestras, sin o algo

que «nos pasa» . Estas sen saciones , inducidas po r alteracio-

nes fisiológicas internas o

po r

estímulos ambientales, orien

tan

hacia la

acci

ón.

El

dolor

físico , típico

ejemplo

de

pasión sensi

tiva vegetativa, cuando es posible induce

una

reacción corpó

rea orientada

a e

vitar

su causa. El

dolor

, po r tanto, mueveo

causa

en la l ínea de la defensa o de la reparación

del

orga-

nismo. Lo

que

causa no es el

sistema

nervioso «pa ra le lo al

16

Cfr., P. MACLE N,

The Triune Brain in Evolution

Pl

enum

Pre ss,

Nueva York 1990.

185

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Filosofía de la mente

dolor» ni tampoco el a lma, s ino el dolor en cuanto   ctopsi

co-

neural.

El placer físico otra pasión

igualmente

es causado y

causa, es más, el placer es un importante elemento causal en el

dinamismo del cuerpo «que se s iente a sí mismo». El placer es

una

sensación orgánica más difusa

que

el dolor  placer táctil ,

gustativo, visual, ete.). Generalmente se relaciona con un bien

 sentido) del organismo ,

aunque puede nacer

también de una

causa intencional

 po r

ejemplo, de

un

s igno de afecto). Como

expresión de bienestar orgánico, el placer físico suele

nacer

de

la realización adecuada de algunas actividades orgánicas senti

das. Su función vital es la de atraer hacia su actualización  por

ejemplo, empuja a consumir un alimento agradable), aunque

en este sentido el placer es, más bien , precedido por la pasión

del deseo  físico) . El sujeto sensitivo experimenta una sensa

ción de «falta»

orgáni

ca

 hambre sed 17) , una

sensación

 des

eo

que

se vuelve

inquieta

y dolorosa si la satisfacción

-atracción

del

placer-

se retrasa en exceso.

Los clásicos

llamaron

concupiscencia o apetito al

deseo

sensible,

aunque

este concepto

puede

trasladarse a niveles más

altos deseo de riquezas, honores, ete.) . El deseo físico se ex

p

erimenta como la tendencia hacia

un

objeto placentero a los

17 El deseo sexual está ligado a la función reproductiva, pero no es

del todo simétrico al hambre o l a sed, ya que, en los animales superiores, su

dimensión sensible normalm

ente

es elevada

por  

amor sensible al macho o

la hembra, tomados como su

je

tos intencionales. En consecuencia, la sexuali

dad -también animal- trasciende en par te la pura funcionalidad vegetativa

en cuanto sentida. El amor sexual animal ,en definitiva, esun a pasión más

alta que el hambreo la sed. En el

hombr

e, ladimensión animal de la atrac

ción sexual se incorpora a la estructura de la

persona

y así se actúa, según las

circunstancias, en la modalidad «alta del amor entre hombre y mujer, en

un

cont

exto de virtud y libertad, no según simples impulsos instintivos. La

escisión de estas dimensiones del amor puede implicar un factor de desinte

gración del comportamiento hum ano. Cfr., sobre el tema, K.WOTYL ,

AmOle

e responsabilt á

en Metafi

 

ca

delta persona. Tutte

  opere

fi losoi che esaggi integra-

tivi

Bompiani, Milán 2003, pp. 461 ss., y

Person e alto

en

ibíd.

pp. 1071-1089

 sobre el concepto de desintegración).

186

La causalidad mente cerebro

sentidos o como la búsqueda de la satisfacción de un impulso

hacia un bien físico sensible, lo que incluye la actualización de

una función fisiológica comer, beber, actividad sexual) . En el

momento

en

que

la función es realizada y así el deseo es «satis

fecho», se siente el placer, a lo

que

sigue la desaparición del

deseo y muy rápidamente también del mismo placer. El placer

sensible suele ser breve: en cuanto se l lega al momento de la

consumación , se desvanece como sucede con el placer de

unos pocos instantes que da el beber un vaso de agua cuando

se tiene mucha sed). La naturaleza es avara con los placeres fí

sicos, aunque a menudo sea violenta respecto a ciertos deseos

sensibles.

Con estos puntos deseo hacer notar en

qué

sentido los

animale

s son movidospor sus des eos y pasiones y no simple

m

ente

po r sus estructuras biológicas, genéticas y nerviosas, y

no de un

modo

dualista, s ino en la

unid

ad de estas dimensio

nes. El

dinamismo

del placer-deseo está

perfectamente

inte

grado

con los

elementos

fisiológicos

y

por eso, t i

ene

, obvia

mente

un circuito cerebral propio.

Cuando la

dimensión

fisiológica se vuelve indepen

diente y

t iende a la repetición, se

produce

la caída del indivi

duo sensitivo en la situación de dependenciao adicción  droga ,

tabaco, alcoholismo). El sujeto que padece este mal , del cual

quizá es moralmente responsable, siente con violencia la nece

sidad fisiológica de

repetir

con frecuencia una serie de actos

que

satisfacen los recurrentes y urgentes reclamos de los meca

nismos de la dependencia. Lo que quizá

era una

falta de tem

planza,

ahora

se hace patológico, siendo sus causas primordial

mente

fisiológicas estamos

ante

un nivel causal bajo del sujeto

psicosomático). Losmecanismos y la fuerza de la drogadicción

son variados, según el tipo de procesofuncional en acto. Lato

xicomanía absorbe de modo obsesivo la atención y el compor

tamiento del individuo, restringiendo sus espacios de acción.

No pudiendo oponerse fácilmente a los impul sos de la adic

ción, el sujeto se

encuentra

sometido a una especie de «esclavi-

187

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Filosofíade la mente

tud

orgánica».

Cabe

rehabilitarse

de

la discapacitación

de

la

toxicomanía

con

métodos

hoy

ampliamente

conocidos.

Hay

también

formas «más altas»

-menos

físicas- de de

pendencia

psicológica

que

«asedian el alma»,

como

la pasión

por el juego, las obsesiones de

tipo

profesional, erótico, etc. >

que, de todos modos,

tienen una base neural, dado

que

esas

desviaciones

conductuales capturan

la

memoria,

la imagina

ci ón y l os deseos, y así esclavizan a la r azón. El

modo

más ele

vado

para superar

estas situaciones es el

empeño

personal por

la

formación de virtudes morales

cognitivas,

emocionales

y

conductuales. El sujeto tiene

que

estar convencido, ante todo,

del valor que quiere

promover

en su vida,

y

luego debe

tener

la

coherencia

de

hacer

o no

hacer

lo

que

está

en

la l ín ea de la

virtud deseada. Contra una tendencia hoy muy difundida, fal

samente confundida con

la

espontaneidad

y la l iber tad, l a per

sona, al

enfrentarse con

estas problemáticas, a veces tiene

que

acostumbrarse

a

saber

decirque no

esto

es,

debe aprender

a

ejercitar cierta violencia

contra las

incitaciones

sociales, las

presiones culturales o la

rebelión

de

«una par te de

nosotros»

que nos lleva a

donde no

queremost . Este es el

sentido de

lo

que,

en

el

ámbito

ascético, se

llama

la

mortificación entendida

como

hábito

de virtud.

Se

ha abusado mucho, incluso ideológicamente,

de la

palabra

represión como

si

todo intento -educativo

o

político

de frenar una tendencia desviada tuviera

que

ser siempre con

t ra ri o a la

expansión

de l a l iber tad. El

punto

es que una liber

t ad no dispuesta a suf ri r, i ncluso a

autonegarse

por motivos va

liosos

y

en el

modo

adecuado,

puede

acabar

en

la esclavitud o

en la injusticia, así como una sociedad no dispuesta a frenar la

18

La fe cristiana sostiene la existencia de un principio de desequili

brio afectivoen cada pers ona la

concupiscencia

en

el

sentido teológico), por

el que nuestros impulsos afectivos, de suyo positivos, no siempre nos arras

tran a

donde

querríamos o a

donde

con la razón vemos

que

nos convendría

ir. Desde el punto de vista teológico, este desequilibrio congénito es una de

lasconsecuenciasdel pecado original.

188

La causalidadmente-cerebro

criminalidad,

con

medios legítimos, se irá debilitando y redu

cirámás y más sus espacios de libertadt .

Se

ha

de distinguir

entre

las anomalí as mor al es de t ipo

tendencial, fácilmente sometibles a la razón,

aunque

no sin es

fuerzo y

empeño

personal, y las anomalías

realmente

patológi

cas,

incontrolables

y de las

que

qui zá el suj et o

no

es del

todo

  o

para

nada

responsable. En algunos casos, el límite

entre

el

comportamiento moral

negativo vicios,

pecados,

inmorali

dad

y la

conducta

patológica

puede no ser neto,

debido

a la

complejidad de los dinamismos psicosomáticos. De todos mo

dos, en la

medida

de lo posible, se

ha

de ayudar a l as per sonas

a

superar

sus dificultades tendenciales apuntando principal

mente

a

potenciar

el ejercicio consci ent e y convencido de su

libertad.

d asiones animales «altas»

Lavida sensitiva animal y

humana no

está unívocamente

vinculada

a la

funcionalidad

neurovegetativa. La

percepción

externa abre la subjetividad sensitiva a objetos intencionales

que

no son funciones vegetativas,

como cuando un

animal ve

árboles, bosques o

capta

pel igros en su

entorno.

Esta percep

ción susci ta en el animal pasiones r el at ivas a su vida i nsti nt iva

transvegetativa.

En las sensaciones relativas al

estado del organismo

no

es fácil

separar

la dimensión informativa de la pasional. Senti

mos

el

movimiento del brazo

 sensación cinestésica ,

pero

también podemos sentirlo

dolorosamente elemento

desagra

dable

o pasión

en

el

sentido

clásico). En las sensaciones más

 

La llamada «ideología del 68»  1 96 8) , e n l a m e di da e n que s e p o

larizó de modo unilateral en favor de una libertad contrapuesta a toda

forma de vínculo, confundido con la represión, fue bastante desastrosa

desde el punto de vista educativo.

189

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Filosofia de la mente

intencionales, en cambio, el cuerpo se oculta en favor del ob-

jeto

externo. En este nivel de la sensibilidad, la dimensión cog-

nit iva y la emotiva se diferencian claramente.   orejemplo, la

visión animal de la cara de otro animal

puede

dejarlo indife-

rente pero puede

también

infundirle

miedo deseos , celos.

Las pasiones suscitadas po r la percepción externa son «pasio-

nes altas», que guían

el

comportamiento intencional. Estas pa-

siones animales (podemos llamarlas también emociones son di-

namismos ori

en t

ados al serv icio de los f ines instintivos:

conservación de la vida, cu idado de la p ro le, caza, construc-

ci

ón

de madrigu

er

as. En el h

ombre

, las pasi

on

es sensitivas «al-

tas» están al servicio de los fines de la vida racional. La visión

humana

del rostro de un amigo suscita sentimientos persona-

les

y

promueve un comportamiento adecuado al nivel ontoló-

gico de la

per

sona.

Los animales semueven por suspasiones instintivas  estados

  fec

tivos o

emocio

nes :

miedo, rabia, deseo de venganza, celos,

jocosidad

, agresividad, tr

epid

ación,

inqui

etud

, ob

edien

cia a

un jefe, sumisión ,

ner

viosismo. Estas pasion es, des

encad

ena-

das po r estímulos externos significativos o por situaciones or-

gánicas internas, promueven una conducta intencional: cola-

boración social, laboriosidad,

defen

sa, caza, ami stad o

enemistad

anim

al, cortejo sexual, comunicación estrategias

de trabajo, comportamiento materno aislamiento deprimido.

No nos interesa aho ra hac

er

una clasificación completa

de estas pasiones y de los comportamientos subsiguientes, ni

vamos tampoco a

propon

er una distinción técnica entre emo-

ci

one

s, sentimientos o inclinaciones . A menudo estas clasifi-

caciones siguen criterios naturales, aunque a veces pueden te-

ner un a

comp

onente lógica (po r ejemplo, el deseo sensitivo

20

YaAristóteles había hech o

notar

qu e el

motor

del comporta-

miento animal está en sus inclinaciones sensitivas: cfr. III

DeAnima

433 a 10

ss; 433 b 5 ss.

21 Cfr., sobre este tema ,

A.

O AMASIO,

La sensación de lo queocurre

cit.,

cap. 2.

190

La causalidad mente-cerebro

podría ser un género, especificado luego como hambre , sed,

deseo sexual, etc.). Los nombres de inclinaciones, instintos o

apetitos (la horméde los clásicos griegos) son genér icos, mien-

tras las pasiones o

emocion

es más

bien

son sus actuaciones

concretas (así, laemoción del miedo manifiesta la tendencia a

de fenderse) 22.

Aristóteles

in t

rodujo una distinción interesante entre la

tendencia a la simple posesión de un bien sensible, actualizada

como deseo o placer,   la tendencia

ha

cia los medios que

han

de ponerse o buscarse cuando esa posesión (o cons

er

vación)

resulta difícil o encuen tra obstáculos. Este último

punt

o crea

la agresividad (ataque, de fensa), pero también promueve la in-

teligencia animal,

que

tien e

que

tomarse cierto trabajo, en vez

de limitarse a gozar simplemente de los bienes sensibl es, para

conquistarlos

y

protegerlos, superando así la

pura búsqueda

de lo placent

ero

. En todo caso, el criterio de inteligibilidad de

la vida afectiva animales siempre la finalid ad. Los animales su-

fren, trabajan, cor ren de aqu ípara allá, p

orqu

e tienen fines in-

tencionales.

La causalidad de la vida afectiva, cognitiva y conductual

animal, en este nivel transvegetativo, es psicosomática, en un

sentido más complejo que la causalidad psicosomática de la

sensibilidad vegetativa. Un gato,

por

ejemplo, sile viene miedo

ante la ferocidad de un p

err

o, puede reaccionar con la huida.

La causa propia de su miedo es la p

er

cepción del pe

rro

enfu-

recido: este reconocimiento perceptivo es un evento psicoso-

mát

ico causado

por

un estímulo

extern

o complejo. Tal per-

cepción

suscita

otro

ev

en t

o   psicosomático: la e

moc

ión

«miedo». La parte neural de la sucesión causal de estos dos

eventos psicosomáticos es la conexión cerebral entre las áreas

22 A. M ALO ,

en

Antropologí de

 

afectividad

cit., emplea de modo sis-

temático la distinción entre

tendencia

 

fenómeno

 

ectivo concreto

(emoció n, pa-

sión , sentimiento) . El fenómeno afectivo es una «actualización de la ten-

dencia.

191

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8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

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Filoso ia

  e n - t

_

perceptivas, emotivas y motrices. No se

plantea aquí

en

ningún

sentido

la

cuest ión del a lma que

«mueve» al

cuerpo. Un

evento

psicosomático,

causado

intencionalmente y

no de un

modo puramente

físico , causa

otro

evento psicosomático.

Podemos

seguir de

un

modo solo neurobiológico tam

bién

con

observaciones de tipo genético, hormonal, etc. este

tipo de causalidad psicosomática

alta

de los animales.

Pero

en

cuanto

es a lta y

no

está

destinada

a

perfeccionar

el cuerpo ve

getativo, la

dimensión intencional adquiere

una mayor impor

tancia en la explicación de la

conducta

. Si

nos

interesa

que un

perro

aprenda a custodiar

nuestra

casa, normalmente tendre

mos

que obrar en el nivel

intencional

propio del animal , po

niendo en acción las causas adecuadas que van a

promover

ese

comportamiento  estimulación atractiva, entrenamiento . La

base neural,

aunque

sea

siempre

imprescindible, en este caso

resulta más

instrumental, como

ya hicimos notar páginas atrás.

 

enomenologí de  

motricid d

animal

Una visión fenomenológica de la

conducta

de los anima

les superiores revela la

primacía

de mando de la cabeza

lugar

del cerebro. La tradición popular siempre le ha

asignado

la

función

de guía  los gobernantes «hacen cabeza» en la socie

dad 23. Patentemente, la cabeza es la sede de los órganos de

los sentidos, menos el tac to , y es

igualmente

el

lugar

del con

trol perceptivo que

guía

los movimientos intencionales del

cuerpo. El  rostroes la sede de la expresividad y

lugar

de la fun

ción lingüística. La cara expresa la

comunicación

con otros su

jetos y

no

solo

transmite información,

sino

que

manifiesta el

estado

de ánimo del individuo y sus intereses comunicativos.

En la mirada y los ojos se

nota

la

atención

y, a menudo, la in-

23

En este caso, la visión popular coincide con la ciencia. No es así, en

cambio, por lo que se refiere a la atribución de la afectividad al corazón.

192

La causalidadmente-cerebro

tención

del individuo, su estado de

conciencia

y el tipo

de

emoción

que

está experimentando en sus

relaciones

sociales

 autoridad, simpatía, amistad, docilidad, petición, dulzura, te

mor,

impaciencia .

El rostro humano es realmente la

expre

sión del alma. El cerebro esla parte más

escondida

y

protegida

del

cuerpo,

pero

la cabeza y el

rostro humano son

las partes

que

más manifiestan a la

persona

.

Los movimientos del

cuerpo

sensitivo son muy variados.

Los de

naturaleza

vegetativa son causados por los músculos li

sos. Los movimientos intencionales

 voluntarios

en el

hom

bre

son

causados

po r los

músculos

estriados. Los primeros

son

controlados po r el sistema nervioso vegetativo y los segun

dos por el sistema nervioso central. Por

tanto

, la motricidad in

tencional

de las

partes del

cuerpo se debe -e n los animales y

en el hombre- al órgano

efector llamado músculo.

La separa

ción entre motricidad

intencional y

alteraciones

metabólicas

es una característica importante de los animales, que los dife

rencian

de las plantas. El cuerpo animal no solo revela una vi

talidad vegetativa ligada al ambiente, sino que se vuelve «subje

tivo» en función de

fines

transvegetativos.Por eso,

en

su

ambiente aparecen «objetos» de la acción corpórea intencio

nal por ejemplo, la rama

de

un árbol es objetivada

como

algo

a donde puede trepar 24. El fenómeno de la objetivación ya

aparece de alguna

manera en la

percepción

animal.

Los movimientos somáticos

intencionales son

acciones

del animal

como un todo

subjetivo,

que proceden de

sus fun

ciones superiores.

El

cuerpo animal  también

el nuestro

está parcialmente

disponible

como una

totalidad

que se mo

verá

con cierta autonomía, separándose, en cierto sentido,

de la

pura

adherencia fisiológica al ambiente. Los

mamíferos

mueven la

cabeza con ciertos

grados de libertad y no de un

24 Cfr., sobre este tem a, H.

JO

NAS, Philosophical Essays. From

 n

cient

Creed to Technological   an  Th e University

of

Chicago Press, Chicago 1974,

pp. 196-205.

193

 

Page 13: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 13/48

  ilosofía de la mente

modo

determinista,

y así se

recuestan,

se alzan, corren, fre

nan, mueven

las

manos

y agarran objetos  lo s

primates ,

se

esconden,

trabajan: en

definitiva,

dominan intencional

mente,

no

de modo solo vegetativo las posiciones articuladas

de su

cuerpo

subjetivo. Sus

movimientos intencionales,

a di

ferencia de los tropismos vegetales son variables reversibles

discontinuos,

veloces

controlados.

Con

ellos

no

cambian

el

estado de su organismo: están más distanciados de la natura

leza vegetativa

y

de

las relaciones homeostáticas

co n

el

am

bientes>.

Las extremid des  brazos y piernas son los miembros es

pecialmente destinados

a estas

funciones.

Estas

partes del

or

ganismo gozan

de l

privilegio de

un

g rado de «libertad mo

tora» y constituyen el

fundamento

de l

comportamiento

intencional de muchos animales. Piernas y pies son los miem

bros

de la

locomoción

de muchos

mamíferos  movimiento

lo

cal intencional , y son también

los

órganos de los desplaza

mientos autónomos

yveloces. La

locomoción manifiesta cierto

dominio ecológico y expresa esa «libertad territorial» que re

sulta impedidacon

lajaula

o la cárce l. Para el hombre, las ma

nos liberadas de la función locomotriz, se transforman en el

órgano

de la comunicación

gestual

y el

instrumento

primor

dial del trabajo racional gracias a su libertad

de

movimientos

capaz de e je cu ta r t odo t ipo de comandos

racionales.

Con las

manos, el hombre puede mover voluntariamente todo tipo de

cosas y crea y maneja instrumentos de

trabajo.

En definitiva

co n sus manos como ins trumentos de

la razón, el hombre

mueve

y perfecciona las cosas del mundo.

Veamos ahora, siempre en u na perspectiva fenomenoló

gica algunos  spe tos   us les de la motricidad intencional. El

animal

mueve

sus extremidades espontáneamente, no

de

modo mecánico, siguiendo comandos motores procedentes

del

cerebro. Estos comandos

nacen

de redes

y asociaciones

25 Cfr.

i íd

194

  c us lid d mente cerebro

complejas entre las áreas perceptivas emotivas y motorasw. El

comando

motor

animal es un

acto

sensitivo superior suscitado

po r el

encuentro

de un a operación

perceptiva

y un a

reacción

emotiva

 en

unidad

con la

base

nerviosa según la modalidad

de la

hiperformalización

mencionada con

frecuencia en

estas

páginas . La guía principal de los movimientos intencionales

animales

no

es el

dinamismo

vegetativo

donde

la

materialidad

es

más

dominante, sino la vida y los «intereses» propios de la

actividad

sensitiva. El animal se mueve

intencionalmente en

cuanto es solicitado po r los reclamos

de

su

mundo

significa

tivo

reclamos

a los que responde emocionalmente y con la in

teligencia práctica.

Por ejemplo,

muestro un objeto cualquiera a mi animal

doméstico.

El

animal

me

tiene

confianza agarra el objeto que

puede se r

interesante

para

él y

empieza

a

explorarlo,

a

olfate

arlo

  a seguirlo con la vista o

quizá quiere metérselo

en

la boca. Eventualmente descubrirá alguna uti l idad del objeto

en

función

de las «fina lidades» de su vida

 para

él inconscien

tes . El objeto podría serle

bueno

como alimento , aunque

también

podría

ser un

objeto parajugar

o para

capturar.

Estos movimientos tienen la plast icidad y la libertad per

mitidas

po r

los

espacios perceptivos, en

los que el animal va

captando continuamente

objetos cosas que él puede integrar

en

su horizonte vital hacia las cuales está ya predispuesto

para

obrar

de

una determinada manera: persecución y captura, se

ñales

captadas

que

impulsan a moverse  por ejemplo, a alzarse

en

vuelo volar

en cierta dirección , respuestas

agresivas obe

diencia a los

reclamos

de otros animales. El animal

doméstico,

en este

sentido,

ha

aprendido

a

obedecer

a las órdenes de su

dueño humano. Él reconoce en

ciertos

signos -miradas, ama

gos de

movimiento,

palabras- la

necesidad

de

reaccionar

con

26 Algo

semejante sucede en nuestros

actos

voluntarios,

pero en

nuestros circuitos nerviosos intervienela guía

superior

de laracionalidadvo

luntaria

como veremos mejor en los números 7-8de este capítulo.

195

Page 14: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

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Filosoffad e la mente

un comportamiento, que a menudo, especialmente en los pe

rros, es una forma de «obediencia-V: seguir al dueño, realizar

una

determinada

acción o cesar

de

hacerlo, estar

atento

a lo

que

seguirá  po r ejemplo, si hay una expectativa de

alimento .

Este modo de

obrar

lo vemos

también

en los niños

pequeños,

aunque en ellos poco a

poco empiezan

a manifestarse los sig

nos de la racional idady

una

capacidad lingüística creativa.

3. Voluntad y

motricidad

en

Tomás

de Aquino

Según la tradición filosófica clásica, el hombre

actúa

«a

nivel

humano

» cuando obra movido no

por

dinamismos ins

tintivos, sino

conforme

a decisiones racionales libres. Basándo

nos en ellas , movemos el

cuerpo con

relación a nuestra sensi

bilidad

perceptiva

y emotiva . Asumo

como

verdadera esta

explicación y me

dispongo

a

profundizar

en e ll a en este capí

tulo, también

con

el propósi to de no

caer

en

el

dualismo car

tesiano. Ciertamente, la

dualidad

alma/cuerpo existe,

aunque

el

cuerpo

es «vegetativo-sensitiva-emotivo». La explicación mo

nista

 neurologista del comportamiento humano debe ex

cluirse. La proposición «yo muevo mi cuerpo porque quiero»

es verdadera. Este «yo» indica la persona total, con su cuerpo ,

guiada

po r la libertad y la racionalidad.

Podemos considerar

el

problema desde

diversos

puntos

de vista.

Para

el

que

sostiene la espiritualidad

del

alma, es ob

vio

que nuestro

espíritu

 nuestro

yo

libre

puede mover el

cuerpo

personal. Pero se caería e n u na simplificación -dua

lismo cartesiano- si

redujéramos

este influjo causal al ejercicio

de una simple causalidad eficiente

del pensamiento sobre

al

guna

estructura

cerebral

especial. En las siguientes páginas, en

primer lugar, vaya detenerme en las motivaciones intenciona-

27

Empleo una terminologíaantropomórfica, a fal ta de otra, para re

ferirme a la vida

in t

encional animal.

196

La causalidadm ente-cerebro

les

de nuestras

decisiones y, en

segundo

lugar,

afrontaré

el

tema

de sus fuentes causales, para luego analizar la génesis

del

acto decisorio,

del que

brotan los movimientos

intencionales

del cuerpo, con

una

referencia especiala la participación de la

base

neural

en estos procesos.

Como introducción

a estos

pun

tos,

ilustraré

brevemente cómo

Tomás de

Aquino planteó el

problema,

siguiendo a Aristóteles.

Si leemos los textos tomistas sobre la cuestión, no en

contraremos

nunca el

planteamiento

de «cómo el alma mueve

al

cuerpo

». El

punto

de

partida

de Tomás es el «triángulo aris

totél ico de la conducta

» de

tenden

cia

razón

 o

intelecto

prácti

co

y a

cción

28

• En definitiva, el

apetitól9

 

basado

en una cognición

 per

cepción, razonamiento , mueve a l a acción. El apetito puede

ser

el

impulso emotivo animal pasión, deseo o la tendencia racio

nal humana

 voluntad . El

conocimiento puede

incluir la per

cepción, la imaginación y, en el

hombre

, especialmente la ra

zón práctica, que

realiza raciocinios

a par ti r de lo

que

el

apetito desea

o ama. En la perspec tiva del

objeto intencional

del impulso

afectivo, podemos

decir

que lo amado, a través del

conocimiento racional, muevea la acción. Escribe Aristóteles:

«El objeto mismo del

deseo

deviene el principio del

intelecto

práctico;

el t

érmino

final del

razonamiento

es el

punto

de par

tida de la acción 30.

28

Cfr.

ARISTÓTELES,

III deAnima  capítulos 9 ss.

29 El té

rmin

o latino

appetitus

co

rresponde

a lo

que ordinariamente

llamamos tendencia. Traduce el término griego

érexis 

así como «deseo» en

griegose dice

epithymía

que en laún fue traducidoc

omo

concup

is

centia,

a me

nudo

con una connotaciónde ardiente deseo físico.

30 ARISTÓTELES,

III de Anima  433 a 15-1  traduzco desde la versión

francesa

Del iim

  Les Belles Lettres, París 1995 . El

orden

sucesivo causal

aquí es: d

eseo  

razón

 

acción . En este triángulo no aparece la causa física

 eficiente . Lo deseado mueve como causa final. Lo inferido racionalmente

mueve también a nivel de finalidad, aportando racionalidad al deseo

y

con

cretando los medios paraalcanzar lo amado.

La

cuestión de la motricidad fí

s ica aquí no se plantea. A mi parecer, en Aristóteles, ella se reconduce algo

oscuramente al corazón como órgano fisiológico. Escomo si laemotividad

197

Page 15: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 15/48

Filosofía de la mente

El

conocimiento

racional práctico no puede

ser

una in

ferencia

planteada

solo en

términ

os

uni

versales

 pue

s

enton-

ces n o s erí a práctica), sino que

deb

e descender a la singulari

dad   vsilogi

smo

práctico concreto») . Este punto exige la

interv

ención de las potencias sensitivas   p

ercepción

e imagina

ción) , especialmente, para indicar las situaciones concretas.

Arist

ót

eles p

one

el siguiente ej

emplo

en su

br

eve opúsculo so

br

e la motricidad animal:

«Tengo que abrigarme [lo deseado]. Lamanta me sirve para

abrigarme. Por tanto , necesito una manta [primera conclu

sión de un silogismo práctico]. Eso que necesito tengo que

producirlo. Por tanto, me tengo que fabricar una manta [se

gunda conclusión de un silogismo práctico, transformada en

decisión, principio motor de la praxis]»3 1.

En la pe rspectiva tomista, b asada en la experiencia co

rri

en t

e , c o mo en Aristóteles , el e le m

ento motor fundamen t

al

d el

obr

ar humano

es la

voluntad, po t

encia libre

ante

las f

ue r

zas sensitivas y materiale s, y ca

pa

z de mo verse a sí mi

sma

  au

tod

et

erm

inación) , tanto

para

ama r co mo

para

querer los me

dio s a

dec

uados para IIe

gar

a 1  amado <. Decir vo l u n t a d

prác ticam

en t

e es como de cir «yo», el núcleo personal d e la

po tenci

a voluntaria.

Pero

la

au t

odet

erminación

de la volun

t ad n o es ab soluta, pues también la voluntad es «mo vida» , en

un

sentido espe cial, por los obj etos amados y

comprendid

os

 

os

biene

s, como las pe rsonas amadas). Lo

amado

a fe ct a a los

din amismos voluntarios e n la

líne

a esp i ri tu a l d e la «fina lidad

at r

activa», n o de

un

modo

físico-causal,

y

mucho meno

s en

un

sentido

det

erminista.

sensitiva incidiera en el corazón, de

dond

e nacerían los «comandos moto

res». Tomás s esalta ciertas lagunas del texto aristotélico

y

encuentra una sín

tesis más ela

bor

ada.

31ARISTÓTELES, Demotu an alium, 701 a 15-22 traduzco desde la ver

sión francesa Mouvement des animaux, Les Belles Lett res, París 1973).

32

Cfr. To

MÁS DE A QUINO,

S. Th., I·H, q. 9, a. 3.

198

La causalidad mente-cerebro

La

motri

cidadcorr

espond

e, de un

manera

más precisa, al

dominio eje rcido por la voluntad so b re la s demás fuerzas hu

manas, qu e Tomás de Aquino llam a uso  usus . Este , a su vez,

en

cuanto

a l a a pl ic ac ió n concreta de esas f ue rz as a sus actos,

da lugar al imperíum  ho y diríamos

comando

) y a la e je cu ci ón

 executi

oy

» , Los actos voluntarios del cuerpo, po r tanto, son im

p

erad

os

p

or

la voluntadw,Ha b l

ando

en t

érminos

generales:

«La voluntad mueve a SllS actos a las dem ás potencias del

alma. Usamos las demás potencias cuando queremos- >.

Sin

embargo normalment

e la voluntad mueve seg ún la

razón  secundum

rationem :

mu e ve en armonía con   que la ra

zón indica como conveniente en [u n ció n de los fines o valores

amad

os   Dios, personas, ciencia, arte, política, prestigio, e tc.).

Además,

santo

Tom ás e s con sciente de que la voluntad

no

puede mover las fuerzas vegetativas y puramente naturales

d el c

ue r

po, y

que tampoco

e

je

r c e u n i nf lu jo d ir e ct o

sobr

e las

pasion

es o e mociones. Estas últimas so n suscitadas por din a

mismos propios, a menudo en rel aci

ón

co n l as f u nc io nes de la

sensibilidad cognitiva. A su vez, las pa siones suponen

un

claro

empuje motor  sentimos h

ambr

e

y

así no s vemo s empujados a

comer) , y tien en

repercusi

on

es fisiológicas

caracterí

s ti ca s el

mied o provoca reacciones corpóreas concomitantes).

En síntesis: In voluntad  el yo muevedirectamente la capaci

dad in

telec

tual y laspotencias cognitivas sensitivas

 pienso

e ima

gin o cu a n do q u ie r o), y mueve lasfuerzas loc

omot

ivas del

cuer

po en

la medida enqueestasson controladasporla sensibilidad  muevo las

m

an

os

y

los oj os voluntariam

en t

e ). El dominio racional/ vo

luntari

o d el cuerpo

según

Tomás, se ejerce mediante el control

inmediato de lasfuerzassensitivas

momees».

Obviamente, la razón

33

Cfr.

S. Th.,

I-H,qq. 16

 usus]y

17

 imperium .

3,]

Cfr. S. Th. , I-H,q. 17, a.9.

35

S. Th., I-H, q. 9, a. 1

36

Cfr. S. Th., I-H, q. 17, a. 9.

199

Page 16: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

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Filosofía de la mente

puede

mover

también al cuerpo indirectamente, decidiendo

obrar

sobre sus causas, si las

conocemos  como cuando

toma

mos

una medicina).

De modo semejante, la

voluntad

puede

influir

sobre sus propias

pasiones

 no de

modo

«despótico»,

sino «político» ,

según

la

metáfora

aristotélicas ), orientando el

conocimiento

(percepción, imaginación, recuerdos)

hacia

los

objetos

que

activan los afectos

  .

Estos

puntos

se

apo

yan en la

experiencia

conductual

normal,

prescindiendo

de situaciones

patológicas o extraordinarias.

¿Cómo consigue la voluntad (o la razón) mover un

miembro

del cuerpo?

Como hemos

dicho, la respuesta de To

más sigue el principio de la

mediación

dela sensibilidad

aunque

resulta algo vaga a causa de los escasos conocimientos biológi

cos de su época. Leamos

atentamente:

«La fuerza cognitiva no mueve sino mediante la fuerza ape

titiva Así

como la razón universal mueve a travésde la razón

particular [es decir, la cogitativa], como sedice en el

libro

III

del De

 nim

de modo análogo el apetito racional, llamado

voluntad, mueve mediante el apetito sensitivo. Por tanto, el

motor próximo

 e

nuestro cuerpo esel apetito sensitvo.y por eso, el

acto del apetito sensitivoes siempre seguido por una altera

ción concomitante del cuerpo, especialmente, en el corazón,

que es el principio de losmovimientosde losanimales-P.

Evidentemente

, el

Aquinat

e ignora la relación

neuroló

gica entre la emotividad y la motricidad, que él atribuye al co

razón siguiendo

la tesis aristor élicaw.

Aunque

las repercusio

nes

corpóreas

de las pas iones no son

precisamente

el t ipo de

movimiento voluntario que se estaba

considerando,

de lo que

37

Cfr.S.

Th I-n,

q.17, a .7 .

38 Cfr. S. Th  I-n, q. 17, a. 9 ,ad 3, donde explica cómo la voluntad

puede ejercer un dominio natural sobre la sensibilidad sexual.

39 S. Th  1,q .20, a .1 ,ad

1

40

La sede orgánica de las pasiones sensibles, para santo Tomás, es el

corazón: cfr.S.

Th  I-n,

q. 24, a. 2, ad 2.

200

La causalidad mente cerebro

dice el Aquinate resulta obvio

que

él concede fuerza

motora

a

la voluntad solo en la medida en que esta se asocia a la emoti

vidad orientada a las situaciones concretas. Volveremos sobre

este punto más adelante.

La voluntad, sin embargo, no es puramente activa,

pues

puede ser influida

-n o

determinada, ya que en ese caso se anu

laría-

por una

serie de instancias,

pudiendo ser

guiada, sobre

todo, por nuestras ideas y convicciones (creencias). Nuestro yo

voluntario es pasivo ante las presentaciones cognitivas (muevo

la

mano

libremente, sí,

pero

guiado por lo

que

veo y percibo)

y ante la presión de los sentimientos, que presentan los bienes

de un modo atractivo para la

voluntad

(más

adelante

estudia

remos

la relación

entre

sentimientos y voluntad).

El querer

motor

nace así del querer

como

amor; el cual es sus

citado y guiado -n o causado- po r el conocimiento y en parte,

por las pasiones. Empiezan así a crearse interacciones muy com

plejas entre las ideas, el amor, la percepción y las emociones, en

un cuadro no meramente interior, sino

con

relación a los obje

tos reales, a las solicitaciones de los estímulos ambientales o a las

exigencias de las demás personas con respecto a nosotros.

Un aspecto de esta complej idad es el conflicto entre la

uo-

luntad y l s pasiones ampliamente contemplado

po r los clásicos,

en especial, po r la literatura ascética cristiana y por la teología

moral. Siguiendo a Aristóteles, pero citando también a san Pa

blo «<las dos leyes interiores»; la

del

espíritu y la de la carne },

el Aquinate menciona el eventual contraste entre la voluntad y

los deseos sensitivos, como sucede en la «incontinenci

y la

«intemperancia

-v

(dos vicios relacionados

con

la falta de tem

planza y los placeres, mencionados

con

términos técnicos). La

41 Cfr.

Rm

7, 15-23.

42 Cfr. S.

Th I-n,

q. 17, a. 7.Aristóteles estudia la falta de templanza

en el l ibr oVII de la

Ética a Nicómaco

En la perspectiva aristotélica, que To

mássigue,

intemperante

esel que se deja envolver por deseos desordenados

por propia decisión y convicción, por lo que no se esfuerza por alejarlos. En

cambio,

incontinente

es el que, aun estand o convencido de la necesidad de

201

Page 17: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

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Filosofia de la mente

inclinación sensitiva ejerce

una pre

sión psicológica

-mejor

: psi

cosomática - sobre la

voluntad

, sin forzarla

con

necesidad. Ni si

quiera

la razón consigue dominar

siempre

y

del todo

las incli

naciones de los sentimientos

y

deseos sensibles.

Sigo exponiendo

aquí algunos

puntos tomistas

sobr

e

el

tema

que estamos

examinando.

Una

intensa

fuerza

emocional

pued

e

oscurecer

la

capacidad

de

juicio

de

una persona

,

pu

es a

v

ece

s a la gente las cosas les parec

en

correctas

y

normales

cuando e

stán

de acuerdo con sus prefer

encias pasional

es, al

meno

s a nivel de

juicio

prá

ctico

inm

ediato

 deterioro

del

jui

cio

prudencial .

Una

pasión

sensible

muy intensa debilita

la

fuerza de la

voluntad

y

puede

incluso

eliminar

el uso de la ra

zón

en

algún momento,

así

como

vemos

que

algunos,

por u n

enloquecimiento de

amor o ll

evado

s

p or u na indignación

enorme, cometen verdaderas

lo

curasu. Una fortísima actu

a

ción de la imaginación

o del

juicio

de la cogitativa

podría

com

prometer la

libertad del acto voluntario, como sucede

habi

tualmente

en algunos

en f

ermos

ment

ales

 amentes

44.

Po r

tanto

, la desviación racional provocada por los de

sórdenes

pa

sionales

puede tener una dimensión

moral,

cuando

la

persona

ejerce

un

normal dominio racional

sobre

su conducta o bien

podría d

eberse

a causas patológicas. Las inclinaciones tempe

ramentale

s, de raíz fisiológica, o el influjo

de

las

costumbr

es

sociales

pued

en obstaculizar el de

sarrollo normal

de la vida ra

cional, aunque

igualmente

pueden ayudarlo.

También

aquí la

pe rsona

se ve

abocada

a la

tare

a

de hacer c rece r

su

libertad

mediante

el desarrollo de virtudes intelectuales

y

morales.

comportarse de cierta manera, cuando llega la solicitación pasional, no

tien e la fuerza de oponerse. El Aquinate pon e el ejemplo del qu e tomó la

decisión de no comer dulces fuera de hora,y que, si de pronto ve uno fuera

de la hora de comer, dejándose vencer po r el deseo, se lo come, aunque

quizá luego se arre piente,cuando la pasión ya no es activa: cfr. In VII Ethic.,

lect. 3, n. 1347 de la edición Marietti.

43

Cfr. S. Th I-Il, q. 77, a. 2.

 

Cfr. S. Th I-Il, q. 77, a.

1.

202

La causalidad mente-cerebro

Estos tres

elementos

, las cos

tum

bre

s

sociales, el

tempera

mentocon su basef

tsiológi

ca

y

las

enferme

d

ades nerviosas

son explíci

tament

e m

encionado

s por Tomás de Aquino

como

factores

qu

e

pu

eden

di

sminuir

o

anular

la capacidad decisoria responsable

de la persona. Tomás

reconoc

e la complejidad de algunas situa

ciones en sus

comentarios

al

libr

o   de la Éticaa Nico

m

aco»

Por

ejemplo,

gra

ves desgracias

pued

en

hacer que una

p

ersona

precip

ite

en

la locura. Las

costumbre

s sociales o familiares de

pravadas

son

más peligrosas

cuando

afectan a losniños.

La

pe r

sona

crece,

en

consecuencia, sobr e la base de un

comple

jo de

inclinacione

s,

alguna

s

de

las cuales

pueden

ser

sensitivas

 por ejemplo, inclinacione

s

hacia

la agresividad, la

mansedumbre,

la

socialidad

,

po r

lo

que pueden estar

fun

d

adas

también sobre un a

estru

ctura neurobiológica.

Este

punto

, ne

tamente

tomista, es relevante

para

la discusión sobre

las «bases biológicas de la ética-w. Tomás

reconoce

, por ejem

plo

, que en los

animales superiore

s h

ast

a

cabría hablar

de

«prudencia» , «ferocidad », «engaño», «mansedumbre»,

aun

que estas

inclinaciones

pueden llamarse virtudeso vicios solo

metafóricamente

-t.

Un t emperamento

irascible

pued

e

nacer

de la

complexio naturalis,

es

decir

, de la base neurofisiológica de

la person a,

incluso

he reditaria-s. La moralidad

no

está

aquí

kantian

ament

e

situada

a espaldas de las

dotaciones

natural

es

psicosomáticas

de

la

persona.

La

libertad no

se

opone

dualísti

camente a la n

aturaleza

. Lo que en el animal todavía

no

es mo

ral , en la p

ersona

se

presenta

c

omo

una

base impulsiva psico

neural sobre la cua l,

con

la

intervención

activa de la

libertad y

 

Cfr. otros sitiosdel Aquinate citadosen nuestro capítulo 3, n. 2.

46 Considerar a la biologíacomo el fundamento de la ética sería na

tu r

alizar la moral y así hacerla desapare ce r  quedaría reducida a la medi

cina  . Pero la ética tiene en cuenta los dinamismos biológicos, con

el

ob

je

to

de integrarlos con las exigencias de la persona.

47

Cfr.

In VIIEthic

leet. 6 cfr.

ARlSTÓTELES, Ética aNicóma  o

VII, 1149

b

30-35 .

 8 Cfr. In VIIEthic., leet. 6.

203

Page 18: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 18/48

Filosofía de

c c l t

_

la formación virtuosa del carácter, se pu

ede

construir el edifi

cio de la vida moral.

Estas indicaciones no

suponen una

visión negativa de la

pasionalidad, que se limitaríaa restringir la libertad en la línea

«ascendente ». También una equivocada opción de vida

pued

e

alimentar la emotividad

en

un sentido negativo

pero

«descen

diente», de

una manera que

acab

ará

po r

restringir a la misma

libertad.A su vez, la emotividad en sentido positivo

puede

con

du cir a la libert

ad

por un a dirección j usta, de abajo hacia

arriba, o bien la libertad

puede

suscitar sentimientos positivos,

de a

rr

ib a hacia abajo, con el resultado feliz de

que

así se llega

a

una

integración de la persona.

El planteamiento de Tomás de Aquino sobre la interac

ción de los

elementos dinámico

s de la

persona que hemos

visto en estas páginas me parece muy orientador, siempre

que

se trabaje con una noción analógica de causalidad. Los actua

les debates so br e la «causalidad

mente/cuerpo

»

adolecen

de

la restricción de la causalidad a la visión puramente científico

natural,

donde

las relaciones causales y las leyes consigui

en t

es

se consideran de un modo especial, no en todas sus

dimen

sio

nes ontológicas.

4.

La

racionalidad decisoria: motivos y razones

En continuidad

con

lo consi

de

rado en las

pagma

s

an teriores, ahora veremos un a panorámica de

conjunto

apli

cada al h

ombre

sobre el tema

que

nos ocupa en este capítulo.

a La

decisión:

amor

y

razones

La primera diferencia sobresaliente entre la conducta

animal y la

humana

es

que

el

hombre

, antes de obrar, es capaz

de pensar y,

por

tanto, puede det

ener

sus impulsos eventual-

204

La causalidad mente-cerebro

mente

instintivos .

Podemos preguntarnos qué tenemos que

hacer, cómo hacerlo, cuándo, dónde y con qué medios, exami

nando las motivaciones de

nu

estro

obrar

futuro y proyectando

posibles planes de acción.

Estos procesos constituyen la deliberacum: Deliberando, el

hombre

puede volver reflexivamente sobre sus propios planes y

reconsiderar lo

que

ha

hecho

, y

puede

también «metateorizar»

las finalidades de lo que hace , cuestionando incluso la legitimi

dad y el sentido de sus propios fines.   deliberación es un mo

mento

rigurosamente racional. No es un simple razonamiento

abstracto. La deliberación,

en

cuanto supone una autoprogra

maci

ón

y

una

autojustificación de la conducta es

un

acto   o

una

se r ie de actos

en

los que la persona vuelve completa

mente

sobre sí misma, y

por

eso

puede

decirse un yo es decir,

un sujeto autoconsciente en primera persona, no solo racional,

sino libre en

cuanto

se dir ige a sí mismo

en

su

obrar

teleoló

gico,

aunqu

e no sea ni el creador ni la ú lt imaraíz de lo que es y

puede hacer.

A la deliberación sigue la

decisión

o elección, es decir, la

determinación

de hacer

algo

, normalmente , con lib er tad

también respecto al

tiempo.

La

decisión no nace

radical

mente

de

un impulso natura l

, fisiológico o

emoti

vo , y tam

poco es el resultado automático de los razonamientos delibe

rati

vos. Se

ejerce en

el

espacio

de libertad abierto

por

la

inteligencia. Como acción libre, po r tanto, se

remite

al poder

de

ser

actuada de modo

originario por

el sujeto

autocons-

ciente.

Llamamos a este

poder

la

voluntad

cuyo verbo corres

pondiente es

quiero Tomar

un a decisión

deliberada

es decir

«quiero», con la perfecta posibilidad de decir «no quiero», de

modo neto y sin términos medios. Si un

oscuro

mecanismo

nos engañara sobre este poder, no habría libertady seríamos,

simplemente seres naturales  animales superiores o máqui

nas complejas. Yo

 

libertad

capacidad decisoria 

persona son corre

lativos: cada uno de estos elementos no puede existir sin los

205

Page 19: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 19/48

Filosofíad e la mente

La causalidad mente-cerebro

50 El bien amado debe ser también percibido  como

un

fin o un

bien) . La razón , en rigor, serefiere a los mediosque conducen albien. Estos

últimos, a su vez,

pueden

verse como fines amados derivados cuya consecu-

ción quizá exige nuevos medios. Presuponiendo el fin secundario «aprender

a conducir», se

pen

sarán nuevas cosas útiles consiguientes.

5  Aveces tenemos que «elegir» aceptar cosas o situaciones no queri-

das como tales, viéndonos obligados a hacerlo por algún motivo (por e

je

m-

plo , si nos amenazan, o siel

menú

con

una

lista para elegir nos desagrada) .

Pero aun en estos casos la decisión tiene en cuenta algoamado en símismo

y

que nos mueve a «resignarno   a hacer cierta elección. Siel menú de un

restaurante nos disgusta, quizá acabaremos eligiendo algo, porque de todos

modos queremos comer; siun ladrón nos obliga a entregarle nuestra bille-

tera, elegimos dársela porque amamos nuestra vida, puesta en peligro.

52 Como esnatural, larealidad es más compleja. Mediante una solaac-

ción podemos alcanzar muchos objetivos a la vez, algunos primarios

y

ot ros

secundarios. Los medios, por otra parte, pueden ser opcionales o necesarios.

Un f in amado puede ser a suvezordenado a un fin más alto (jerarquía de fi

consentirá recuperar la salud .

Llego

a

esta

conclusión

me-

diante

el

«silogismo práctico aristotélico», es decir, con la inte-

ligencia práctica o raz ónw,

En definitiva, la conducta más característica, cuando la

persona está

en

la plenitud de sus capacidades, es la decisión

racional, una decisión

intrínsecamente

teleológica,

que

prima-

riamente

nacedelamor

a un fin, un valor,

una

persona

(la salud,

la familia, la profesión, la patria, la comunidad civil,los amigos,

la ciencia,

el

arte , Dios). Estos bienes son

amados porsí mismos

y

no meramente «en función de otra cosa »  de lo contrario, se-

rían bienes instrumentalesj> . Pero el fin

amado

hay que conse-

guirlo, custodiarlo, o quizá tendremos

que desarrollar

nuestra

adhesión a él, y esto supone reflexionar racionalmente sobre

los medios adecuados que nos l levarán a realizar las acciones

apropiadas en tal sentido. Si

quiero

estudiar una ciencia, tengo

que e legi r ir a una universidad; quiero bien a

un

amigo y,por

eso,

decido

ir a visitarlo, y así siguiendo <. En síntesis:

Decisión

eliberación sobre

lo que se

debe

hacer

otros. La

persona

es el sujeto ontológico que puede tomar de-

cisiones libres en

cuanto

es autoconscientew.

«Decidirse» es autodeterminarse con relación a la pro-

pia conducta. La decisión se pone en acto respecto a

un

hacer

 

un a acción: yo

me

decido sobre mi conducta. «Decido obrar»

equivale a decir: «decido

cuál

será mi conducta futura . No

tengo necesidad

de

hacer ahora

lo

que

escojo.

Puedo

decidir

hacer

algo

mañana, dentro de un año,

etc.

, sin

límites

de

tiempo (salvo los que la naturaleza no me ofrece . En el mo-

mento temporal ya decidido

con

antelación, moveré mi

cuerpo, reactualizando la decisión y llevándola al plano de la

ejecución

corpórea en

el tiempo.

La

acción

decidida es

racional

si está

motivada  de

lo

contrario, será libre, pero irracional). La elección se enfrenta,

en

este sentido, con dos

elementos

justificantes: los

motivos

y

las razones .

Tomo

una medicina y, ante la

pregunta,

«¿por qué

la tornas?» (justificación de la acción) , puedo responder: 1) in-

dicando

el

motivo

«deseo

sentirme

bien

,

quitarme

la fiebre, el

dolor de cabeza»; 2)

señalando,

a

continuación

, la razón:«creo

que , si

tomo

esta medicina, se me irá

el

dolor de cabeza».

Por tanto, la

estructura

de la decis ión es dob le: 1) deci-

dimos actuar apuntando a un bieno

valor

objeto de nuestro

amor

o deseo

 dimensión afectiva ;

2) en coherencia con ese

amor, decidimos

según

una serie de razonamientos donde se ve

el nexo entre ciertas acciones que debo

poner en

práctica y los

valores que

deseo

alcanzar o

proteger  dimensión racionaf .

«Decido tomar ahora esta

medicina

porque sé que hará b ien a

mi salud»: como yo

amo

mi salud, he visto la conveniencia de

tomar

esta medicina. La salud es la finalidad, el bien

amado

y,

por eso, custodiado. Tomar la

medicina

será el

medio

que me

49 La persona no siempre

actúa

según todas las dimensiones de su

vida. Un puro acto fisiológico de alguien pertenece a la persona, pero no es

personal. El embrión humano, un individuo desvanecido o dormido son

siempre personas. Pero en estos estados no pueden realizar actos personales.

206

207

Page 20: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 20/48

Filosofia de la mente

Los bienes amados en sí mismos, por lo general, son

presupuestos

de las decisiones y

no

m otiv os de d iscusión y

elección. La adhesión a los bienes antropológicos fundamen

tales

-amor

a Dio s, resp eto de la m oralidad, adh esión a ciertos

valo res- a

menudo

es promovida

por

las tradiciones culturales

y religiosas, o po r la educación, aunque pueden ser también

descubiertos personalmente

mediante

múltiples vías. El h om

bre tiende

por

naturaleza a estos bienes y la cultura los ofrece

en modos muy variados  también con desviaciones,

por

des

gr acia). Los

bienes fundamentales

,

también concretos

y n o

solo generales

 por

ejemplo,

nue

stra propia vida, nuestros pa

dres, los amigos de la infancia, la p atria), n o son propiamente

objeto

de elección,

entre

otras cosas,

porque normalmente

no s v i

enen

dados.

Pero

debemos aceptarlos < o, mejor,

  coger-

los

de corazón y

en

las decisiones que vamos tomando

en

nuestra vida, si son coherentes con ello s, reconfirmamos

que

los amamos. No los elegimos como si fu

er

an objetos enumera

dos de un menú,

pero

sí podemos

decidirnos

a amarlos con más

coh

er

encia y dedicación y también

podemos

rechazarlos).

Encontramos otros bienes particulares, en las circunstan

cias de la vida y en nuestras diversas formas de experiencia. Así

hallamos amigos o d escub rimo s tareas concretas importantes

que podemos hacer. El conocimiento de una realidad bonita y

amable

pued

e capturar nuestra voluntad. Es así como

una

per

sona decide casarse o seguir unadeterminada vocación.

b  La dimensiónética

Como se v e,

junto

a la raci

onalidad de

los medios hay

también

una

«racionalidad de los fines ». El que ama algo, tam-

nes) . De todos mod os, la estructura fin

/m

edios, bienes amados

/a c

ciones

subsiguientes, amor

/razones

,

queda

en pie. Multiplicamos nuestras acciones

en base a valores

 

bienes vistos como fun d amen tales para nu estra v ida .

53

Cfr.J.

PHI LIPPE,

 

libertad interi

or Rialp , Madr id 2003, pp . 27-33.

208

La causalidad mente cerebro

bién algo

fundamental

, puede siem

pr

e pregunta rse si el ob

jeto de su amor es a de cu ad o o si lo ama en el

modo

ade cuado.

Cuando hay muchos bienes en juego , la razón puede reflexio

nar

para ver si están bien coordinados o jerarquizados, ya que

a veces

pu

eden surgir conflictos en t re los bienes que amamos,

y algunos de ellos serán para nosotros prioritarios respecto a

otros. Toda

persona

puede

considerar si sus ú ltim as p riorida

de s - sus «amores» o «valores» últimos- son realmente valiosas

o si quizá debería reexaminarlas. Incluso el hecho de no ama r

nad

a de

modo incondicion

ado

como consecuencia

d e un a

postura escéptica o egoísta,

pu

ede ser examinado

po r

la razón .

De est e

modo una

persona

pued

e verse llevada,

como

ap e

lando a

una

última instancia, a reflexionar de

modo per

sonal

sobre los últimos valores de su vida la filosofía realiza esta ta

rea de modo teórico y sistemático).

La moral existe precisamente para guiar al

hombre

-e n

términ

os universales-

a amar bien loque de

be

oha elegido am  r

aunque

la racionalidad del

amor

-m ejo r: la v er da d del amor

eventualmente

podría entrar

en colisión con los sentimientos

o con ot ro s elementos  po r ejemplo , con costumbres sociales

discutibles o con pre siones económicas). Así, el egoísta tomará

un sinfín de decisiones racionales al servicio de sus intereses, y

el qu e está demasiado dominado po r el temor ante las dificul

tades, c

on

fr

ecuencia hará

el

eccion

es

condicionado

por

su

miedo y n o s

egún

lo

que

él realmente querría. En el

primer

ejemplo, la racionalidad de los medios está b ien

pensada pe

ro

el fin am ad o no es c or re ct o el egoísmo es un mal moral). En

el se

gund

o ejem p lo, el m iedo in tro du ce u n o bstácu lo en la ra

cio nalidad de los m ed io s, lo qu e pone en peligro la fidelidad

del amor a un fin.

Los espaldarazos hacia

una

decisión

proceden

de mu

chas instancias -consejos, presiones, pasiones, intereses, amor,

dificultades -,

  por

tanto, las ele cciones no son s ie mp re fáci

les, y a menudo no nacen simplemente de lo que queremos

hacer

.

Podemo

s también querer cosas imposibles. A veces te-

209

Page 21: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

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Filosofíade la mente

n emas q u e escoger entre las posibilidades que nos ofrece un a

cultura, un a nación o

un a

situación dada. La intención de ca

sarse,

po r

ejemplo,

n o rmal men t e n ace

de l

amor

esponsal

ha

cia

un a

persona. Este es el mot ivo propio y

adecuado

de l ma

trimonio,

no

otros intereses, pues entre lo

amado

y el a ct o de

amarlo

debe h a be r u n a

proporción <.

Pero la elección de ca

sarse

ha

de

tener

en

cuenta

también

ciertos valores

fundamen

tales prioritarios   po r ejemplo, relativos a las

condiciones

an

tropológicas del

matrimonio como

institución social).

Y e s a qu í

donde

entra la p rio rid ad mo ral d e la que ha

blábamos. La instancia ética pretende precisamente indicar el

justo orden de los amores El b ie n q ue se ha

d e r e sp e ta r

ética

mente es siempre un

bien

incondicional, y esto es justamente

lo

que

lo define

como

moral. No nace de fuera, impuesto, sino

q u e b rot a de la estructura antropológica de la persona . Cada

un o t i ene n ecesari amen t e sus prioridades y, po r eso , es

un

a g en te m or al . P e ro esas prioridades deben ser justas. Si al

g u ien ama

los

bienes morales

de

u n m od o

condicionado

  por

ejemplo,

respeta la v id a de los

demás,

pero en tanto no se le

presente

un a

situación en la qu e quizá p o drí a d eci d ir n o ha-

54 Según tal proporción, los bienes instrumentales -como la técnica

deben amarse en función de sus fines   no simplemente po r sí mismos. Los

bienes amables en sí mismos (ciencia, amor, amistad), en cambio,

ha n

de

quererse

por

sí mismos, aunque

puedan

ordenarse también a otros valores

y

de ellos puedan resultar muchas utilidades. Un científico ama la ciencia en

sí misma, pero además

puede ordenar

su investigación en favor de la institu

ción en que trabaja, y al mismo tiempo aprecia ser compensado económica

mente

en función de

otro

bien

amado.

55

La base de la ética son los bienes antropológicos fundamentales,

hacia losque la naturaleza humana tiende (estas tendencias

pertenecen

a lo

que Tomás de

Aquino llam aba

«voluntad como naturaleza»: cfr.A. MALO,

Antropología

de

la afectividad

cit., p. 183 ss.). La libertad no es indiferencia,

s ino que t iende al amor a un bien. Tomar decisiones que contraríen las in

clinaciones antropológicas naturales es violento

y

opuesto a la

persona

hu-

o

mana.

Por

eso,la moralidad es intrínseca al hombre, no extrínseca como las

leyes civiles, aunque

tenemos

qu e «objetivar» la ética en

forma

de

normas

moralesexpresadas en

forma

proposicional «<norobar», «no matar», etc.).

210

La causalidad mente cerebro

cerlo) , entonces cae en la inmoralidad y así se vuelve moral

mente malo La moralidad no crea el amo r, y no s ie mpr e n o s

dice qu é

b i en es co ncret o s d ebemos amar

  po r ejemplo,

qué

amigos debemos

tener).

La ética

má s bien

s e ña l a d e

modo

universal el ámbito y

ciertas

condiciones

q ue d eb en t en er

nuestros amores p ara q u e sean justos.

 

onflictos y

dinamismo delas

decisiones

Nuestro

comportamiento

es

inducido po r

mociones

provenientes

de

muchas instancias:

un a

necesidad fisioló

gica, un impulso emotivo,

un a

presión social o famil iar, las

exigencias del

amor,

un a

razón utilitaria. La

iniciativa

qu e

mueve n u est ra co n du ct a p u ede venir de un a ocurrencia per

sonalo

podría

también

nacer de la

voluntad

de otros

que

no s

proponen algo. Algunas elecciones

n ac en d e

cierta necesi

da d

(física,

moral),

y

otras son opcionales

(motivos

de

conve

niencia).

El

cuadro conductual

subsiguiente será racional solo si

la moción recibida para pasar a la acc ión pasa

po r

el tamiz de

la libre decisión o aceptación. Podemos sentir

un a

fuerte sed,

pero nuestra acción de beber seráracional y n o merament e fi

siológica solo si

decidimos

beber, es decir, si consideramos con

veniente

b eber ah ora o mañana, esta o

aquella

bebida.

Lo s conflictos decisionales se p r es e nt a n c u an d o los

bienes propuestos po r esas

múltiples

vías e nt ra n e n

compe

tencia

y no son atendibles de modo simultáneo, o incluso son

incompatibles. Los conflictos se

pueden

superar de

muchas

maneras,

pero

se resolverán a nivel

humano

solo si

tomamos

un a

decisión

según un a

reflexión racional. Así,

podría

suce

d e rn o s q u e

deseamos beber a

causa

de

un a

f ue r te s ed y

no

podemos hacerlo en

ese momento

porque

estamos

empeña

dos

en un a

tarea

mu y

urgente e inaplazable. La solución ra

cional

será

decidir

beber más t ard e.

En otros casos, la solu-

211

Page 22: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 22/48

 ilosofia de la mente

ción del conflicto

puede

implicar un a renuncia: si tenemos

que escoger realizar nuestros estudios

en una

u otra universi

dad, cada

una

de las cuales

supone alguna

ventaja

para

noso

tros, al final tendremos que elegir

una,

renunciando a las

ventajas de la otra

56

Los conflictos morales ponen

en

peligro bienes

irrenun-

ciables. La

persona

honesta considera

intangibles ciertos valo

res morales. No estará dispuesta, po r

ejemplo,

a emprender

una tarea

económicamente

ventajosa si eso supone traicionar

valores morales que

perturbarían

su amor a cosas o personas

que

ella

debe

amar.

 

persona

moralmente

recta defiende sus

amores con relación a Dios, la sociedad, su familia. Cuando un

individuo

no

sigue un

criterio

moral fundamental , con fre

cuencia es porque

ha

cedido a o tr as preferencias que

para

él,

al

menos

enun determinado momento, se han vuelto priorita

r ia s su propio interés pasional, su prestigio, su posición so

cial . Obviamente se puede también no respetar un valor mo

ral por ignorancia o por motivos ideológicos.

Las decisiones no son siempre fáciles. Las pulsiones con

flictivas pueden ser fuertes o débiles. Son fáciles las decisiones

referidas a acciones instrumentales ordinarias

en

favor de bie

nes

queridos sin

especiales

problemas.

Normalmente

no es

complicado escoger un medio de transporte para ir a

nuestro

sitio de trabajo. Algunas elecciones son operativas de

una

ma

nera

habitual y

desencadenan en

nosotros

mecanismos

de

conducta

casi automáticos.

Cuando

camino hacia

un

sitio, me

confío en los automatismos de mi cuerpo, controlándolos

desde

arriba  mi decisión es operante en esos momentos de

56 Las decisiones se toman siempre en función de un bien perci

bido con la inteligenciay amado con lavoluntad, que normalmente estará

acompañada

por

afectos. Algunos bienes son necesarios, otros, solo conve

nientes. A menudo elegimos cosas útiles no par a nosotros, sino para otros,

por ejemplo , para el bien de un a persona amada o de

una

institución o

empresaen la que trabajamos. Ayudamos a los otros a decidirse con nues

tros consejos.

212

La causalidad mente cerebro

modo implícito o virtual . Estos automatismos son semejantes

a los

que puede tener

un perro

que

quizá me

acompaña

en mi

camino, aunque

en

él son

controlados po r

el instinto que le

lleva a seguirme. Si,

en

el trayecto, me interrumpe un amigo,

quizá se me creará el pequeño conflicto moral de tener que

elegir entre el bien de la amistad  detenerme un tiempo para

charlar con

mi amigo o el

bien

de la

puntualidad en

mi hora

rio de trabajo.

Las decisiones son difíciles

por

diversas causas: 1 algu

nas decisiones

exigen un a

larga e

intensa deliberación

inte-

lectual

 por

ejemplo,

una

compleja decisión económica ; 2

otras son duras porque se oponen a inclinaciones afectivas

contrarias  por ejemplo, si sé que un a

decisión

mía no en-

contrará consenso ; 3

ciert

as decisiones son difíciles porque

su ejecución no será fácil  alguien puede decidir estudiar, sa

biendo que le

costará

; una elección es ardua si se tienen po

cos medios para l levarla a la práctica o si se van a encontrar

especiales dificultades

jurídicas ;

4

determinadas

decisiones

hacen saltar la

oposición

de

otros

, y

po r

eso se hacen pesa

das. Las virtudes confieren al sujeto energía interior -sabia,

no simplemente «voluntarista »-

para

tomar y ejecutar deci

siones difíciles. También los demás nos ayudan a decidirnos:

po r ejemplo, el

consejo de

un

experto

es

útil

en el sentido

del n. 1, así como los

ánimos

y las exhortaciones pueden con

tribuir a que la persona supere las dificultades indicadas

en

los nn. 2-4.

5.

Fuentes

de las motivaciones

La decisión

nace

de

una

instancia

deliberada

gracias a la

interacción entre

la voluntad y la inteligencia. Esta instancia

no emerge de la nada, sino de una plataforma siempre pr

esente

y,

a lavez, de una serie de

a

ctiv ciones

delmomento

Consideremos

estos aspectos.

213

Page 23: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

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Filosofía de la mente

La «plataforma siempre presente» es nuestra naturaleza

humana -cuerpo y alma-

con

sus potencias e inclinaciones

naturales y el

patrimonio

genético

heredado.

Se

incluyen

aquí también

los rasgos estables

adquiridos

de la personali

dad , como los

hábitos

-virtudes y vicios-, la experiencia acu

mulada

, el

saber

aprendido , junto a la situación

del mundo

en que

se

desen

vuelve

nuestra

actividad

intencional

 am

biente , historia, cultura, reglas sociales, tradiciones, institucio

nes .

A partir

de este fondo

,

toda

persona recibe

un a

canti

dad inmensa de posibilidades y estímulos para

obrar

en cierto

sentido con respecto a sus espacios de comportamiento. La

decisión nace, en suma, dentro del marco de una naturaleza,

con elementos innatos y

otros

adquiridos de modo estable, y

en el

ámbito

de un a cultura.

Veamos estos

puntos

de un

modo

más analítico. El acto

libre emerge de una trama de factores causales, al menos a tí

tulo de predisposiciones:

• Las

condiciones neurojis

iológic s permiten realizar bien

los actos necesarios para l legar a la l ibre e lecc ión y a su ejecu

ción material. Ejemplos de estas

condiciones

son la capacidad

cognitiva

normal,

una

afectividad no patológica, un estado

adecuado

de la conciencia.

• Los hábitos cognitivos fectivos y voluntarios positivos ha

cen

posible llegar

rápidamente

a la decis ión y a la e jecución,

así

como

los hábitos negativos producen el

efecto

contrario.

Una persona

poco

reflexiva,

precipitada,

indecisa o que se

deja

arrastrar por

las emociones, o incapaz de

oponerse

seria

mente

a la

voluntad

de los demás,

encuentra

dificultades

para

tomar decisiones prudenciales y l levarlas a la práctica. Las

ideas morales, los prejuicios, las inclinaciones, las virtudes o vi

cios inclinan

hacia

un tipo de decisiones.

• El ambiente cultural  familiar la

educ ción

recibid

son,

evidentemente,

elementos

fuertemente

orientativos de las de

cisiones.

En síntesis:

214

  causalidad mente cerebro

Base

Hábitos

Decisión

neurofisiológica

cognitivos

Ejecución

Hábitos

 

afectivos

 

ultura

Saber

Ambiente

Inclinaciones

Familia

Moción

Educación

 

concreta

Como se ve en el esquema, la decisión

suele

nacer

en

cuanto

es suscitada por

una moción ex terna por

ejemplo, la

invitación a

dar

un paseo ,

aunque

también

puede emanar

de

la iniciativa

personal.

La raíz de la

elección está siempre en

una situación psicosomática personal situada en

un

ambiente

social. Por esto, con frecuencia

podemos

prever de alguna

manera

el

comportamiento

de la

gente, en cuanto conoce

mos la «plataforma de base»

desde

la

que operan

sus decisio

nes personales  conociendo las opiniones de una persona, po

demos fácilmente prever algunas de sus decisiones .

Un segundo cuadro  ver página siguiente ilustra otros

aspectos de las fuentes del acto libre.

La «pla

taf

orma

siempre presente

» ofrece

un

espacio de

posibil idad a la l ibertad. No está en la línea del determinismo.

Al contrario

, en la

medida en que

los objetos

conocidos

son

más amplios

 

las inclinaciones son positivas , el espacio de las

elecciones se abre más y más. Lo reducen las disfunciones

neu

rológicas, las restricciones cognitivas o la negatividad afectiva o

voluntaria los vicios . Las restricciones pueden

provenir

de la

cultura y la sociedad, de carencias educativas o de descuidos

personales.

Pero

incluso los

que cuentan con

pocos márgenes

decisionales  por ejemplo, enfermos mentales graves, indivi

duos privados de la libertad física conservan un a base de li

bertad no derivada de sus dotaciones naturales, sino de ellos

mismos, cuyo uso configura la fibra

moral

de la persona. Tam

bién

ese

margen puede

perderse , así como

podemos

perder la

215

Page 24: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

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Filosofia de la mente

 

causalidad men te cerebro

conciencia y la vida. Sin embargo, esta consecuencia de la con

tingencia de

nuestra

estructura física no eliminala libertad.

Las «activaciones de l momento» pueden veni r del am

biente ex terno :

un

even to

amb

iental, un a circunstancia polí

tica o social concreta, el consejo de un amigo, un influjo fami

liar. O b

ien pue

de n emerger del

ámbito

in terno según los

grados ontológicos de la persona: situaciones físicas especiales

de l cuerpo pasiones orgánicas. emociones y sentimientos,

amor

yadhesión a valores, motivos racionales. Entre estas solici-

taciones, normalm

en t

e, h

abr

á una activación o factor desenca

d

en

an te decisivo  moción

principal

que lleva a la necesidad de

to

mar

una decisión , rápidamen te o da

nd

o un ti

emp

o. Puede

ser, por ejemplo , una invitación personal a asumir un trabajo o

la necesi dad imperiosa de auxiliar a alguien que pide ayuda. La

atención a la salud impone también a la gente la necesidad de

hacer

nu

merosas elecciones, y lo mismo

pu

ed

e decirse de otras

necesidades del cuerpo o ligadasa la materialidad.

Imaginemos el siguiente ejemplo. Un individuo es invi

tadoa establecerse en un país

para

realizar una tarea social im

portante o una serie de estudios. En este caso, la iniciativa vino

de fuera, pero a él le toca tomar

una

decisión al respecto. En

su decisión habrá muchos elementos en j

ueg

o:

amor

a la cien

cia, deseo de servir a lasociedad yde hac

er

el bien, po sibilida

des reales de

empre

nder esa tarea idoneidad, condicionesfa

vorab

les ,

otras

eventua les prior

idades

 bienes importantes

que

no pueden descuidarse , sentimientos de «bajo nivel mo

ra

 

,

como podría

n

ser cierta

ambición, el afán de

adquirir

prestigio, el miedo ante las dificultades. La persona se encuen

tra, pues, ante un sistem de v lores  pero se ve también

emp

u

j ada

po r presiones

emot

ivas

y por condicion mientos

m teri les

que

pued en añadir grados de dificul tad a sus opcio

nes

. Algunas

decisiones de este tipo, por el sí o por el no respecto a un bien,

quizá serán

mora

lmente debidas, si se refieren a bienes intan

gibles,

y

otras serán opcionales.

Siun elemento de los indicados perturba elj uicio racio

nal  miedo, ambición, superficialidad al examinar la cuestión,

presiones externas  la racionalidad de la decisión sufrirá un

menoscabo.

Como se ve, todo tipo de «activación

del

mo

mento» es aceptable, como «moción principal» o como factor

concurrente

colatera l o auxiliar. Pero la decisión estará si

tuada a un nivel humano «alto» solo si pasa por la deliberación

racional. La elección deliberada será correcta o adecuada a su

vez: 1 si se apoya en

pr

emisas vinculadas a valores amados, su

puesto que sean válidos; 2 si el sujeto

ha

percibido bien   l

Presiones emotivas

Presiones sociales

Iniciativa

persona

l

Lecturas

Propue

stas de otros

Obligaciones

mora

les

Necesidades materiales

Etc.

r

Activaciones

del

momento

Estructura alma-euerpo

Base

neuro

lógica

Condicionamientos materiales

Plataforma

Primerosprincipiosh abituales

siempre presente

Inclinaciones

natura

les

Conocimientos. saber

Sistemas de va

lor

 

«

 

or s»

Hábitos

Etc.

 

Moción principal

 

Reflexión

Decisión

racional

voluntaria

216

217

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Filosofía de la mente

una

sorprendente

libertad

de

pensamiento En definitiva,

cuando

decidimos y proyectamos

un

viaje

por

miles de posi

bles motivos, y lo mismo en tantos otros proyectos, no estamos

nunca

encerrados

enun escenario material

unívoco

Nuestro pensa

miento

deliberativo se mueve en

un

espacio de universalidad

en sus diversas representaciones y comparaciones

que

va reali

zando

para

llegar a la decisión.

Puede dec irse lo mismo de la parte volitiva, aunque el

punto

parezca

menos

inmediato

La universalidad cognitiva

hace

emerger una forma

de

universalidad volitiva si

bien

lo

que

amamos será siempre algo concreto. No tenemos deseos

especializados, salvo en el campo fisiológico. Potencialmente,

podemos

desear y querer cualquier tipo de cosa, valor, situa

ción, persona, pues todas las cosas

contienen

para nosotros as

pectos amables,

como

objetos prácticos, de arte, ciencia, con

templación posible convivencia. Queremos y amamos cosas

concretas, pero

nuestra

voluntad no se

cierra

nunca

en

nin

gún

objeto amado. Elser finito no agota

jamás

nuestra infinita

capacidad de amar. Esta esla raíz

profunda

de nuestra libertad

de amar: todo puede atraernos y nada puede determinarnos

Somos y permanecemos libres porque nuestravoluntad está

abierta a la universalidad del ser conocido po r la inteligencia

 esta es la raíz,

en

último

término

de

nuestra

destinación a

Dios .

b Algunas dificultades

sobre

la libertad electiva

Consideremos

a

continuación una

serie de

puntos

en

apariencia dificiles de conciliar con la existencia de la libertad

electiva.

1. No

podemos

elegir cualquier cosa,

como

si fuéramos

omnipotentes. Normalmente escogemos situados en el marco

de

una

serie de posibilidades que se nos ofrecen. Sin embargo,

elegimos en base a consideraciones universales y

con

una

vo-

220

 

c us lid d

mente-cerebro

luntad que normalmente trasciende las ofertas disponibles.

Podemos desear también cosas que parecen imposibles, supe

rando las restricciones del presente, y a veces las conseguimos.

2.A menudo más que elegir, nos vemos forzados a acep

tar

lo que las circunstancias nos

imponen

A esta dificultad ha

cemos notar dos puntos: 1. En numerosas experiencias de la

vida gozamos de amplios márgenes de elección e iniciativa, sin

constricciones. Estas situaciones son suficientes para demos

trar

la existenciade la libertad, aunque a veces el hombre esté

dominado durante largos años

por

condiciones constrictivas

 cárcel, enfermedades, opresión . 2. Aun en esas situaciones,

los hombres y las mujeres gozan de espacios de libertad o con

siguen crearlos, gracias a la capacidad de hacer consideracio

nes universales los animales en cautiverio, en cambio, quizá

conseguirán huir,

pero

no lo

harán

de

modo

deliberativo .

3. Lalibertad decisoria suele estarligada a

una

forma de

necesidad lógica  si queremos

un

fin, por coherencia tenemos

que querer

los

medios física

 escogemos movidos

por

imposi

ciones materiales , moral  estamos moralmente obligados a to

mar ciertas decisiones . De

todos

modos, la autodetermina-

ción subsiste: para decidirse, la voluntad tiene que

poner

su

propio acto. No puede esperar ser causada por algo, simple

mente porque la voluntad puede causar, pero

no

es causada

 desde el punto de vista de la causa eficiente . Los motivos y

las razones no son causas eficientes.

4. En sus decisiones, lavoluntad sigue ordinariamente al

juicio de la razón, fruto de la deliberación. Sin embargo, este

juicio, muchas veces, está viciado por

los intereses voluntarios,

y así las razones fácilmente devienen

una

simple justificación

para hacer

lo que nos da la

gana

y n o lo que sería más

justo

y

bueno Esta dificultad muestra los límites de

nuestra

libertad

con respecto a la verdad. No somos creadores de la verdad ni

del bien pero con nuestra voluntad desordenada podemos

manipular la verdad y abusar de la racionalidad. La situación,

de todas maneras, no es irremediable, porqueen la conciencia

221

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Filosofia de la mente

humana

siempre

queda

un fondo de verdad yde rectitud. Con

la deliberación de la razón , la persona

puede

reconocerse cul

pable de una injusticia y

arrepentir

se sinceramente. La posibi

lidad de la conversión es

una

manifestación de

libertad

es

más, ella libera al

hombre

de la esclavitud de

una

conciencia

oscurecida a causa de su apegamiento a los actos inju stos.

  Eleccion

es

animales

Los animales manifiestan

una mod

alidad especial de

«elección no racional», cuando los instintos les

empujan

a la

búsqueda selectiva de objetos, con capacidades diversas según

las especies. El depredador «escoge» la presa, el animal qu e

huye «elige» a

dónde

ir, el ave migratoria selecciona

una ruta

,

el

perro

encolerizado espera con atención

y

controla el mejor

momento para lanzar un ataque. Las abejas «escogen»,

entr

e

varias opciones, el lugar d

onde

establecer

una nue

va colmena,

incluso tras una serie de días de exploración cuidadosa, y «de

ciden» también el l ugar a donde ir a r ecoger el néctar, según

las indi caciones de las abej as danzadoras  .

Estas elecciones brotan de las inclinaciones instintivas

de los animales

y

de su inteligencia práctica (cfr. el siguiente

capítulo) . Se realizan

en base a una continua información sen

sitiva proveniente de un ambiente variable y difícil , donde el

animal se veobligado a poner por obra algo «propio» para lle

gar al resul tado deseado. De las elecciones animales nace un

comportamiento intencional flexible, no d

etermini

sta.

Pero

las elecciones animales carecen de

una dimen

sión ética.

Los que siguen una concepción

de t

erminista de la natu

raleza no pueden entender la realidad de las elecciones ani-

57

Cfr.,

sobr

e estos temas, D. R. GRlF

FIN,

El pensamiento

de

losanimales

Ariel, Barcel

on a

1986

;] L GOULD   C GOULD  The   imal Mind

cit.;] .

VAUCLAIR 

L intelligence

de

l  animal;

Ed. du Seuil , París 1995.

222

La causalidad mente-cerebro

males. Por otra parte, es posible discernir

entre

las elecciones

animales

y

las decisiones racionales del hombre siempre

que

se reconozca la amplitud

y

la libertad de las elecciones huma

nas, basadas en la capacidad de deliberar y de programar en

abstracto.

La distinción entre elecciones

humanas

(racionales) y

elecciones animales nos lleva a precisar el sentido del término

racionalidad

Las elecciones animales podrían decirse «raciona

les» de

modo

analógico, pues la naturaleza manifiesta dinamis

mos ordenados ,   en este sentido, todo el universo tiene una

inteligibilidad. La racionalidad imperfecta y analógica del ani

mal es siempre práctica, concreta y sensitiva. La racionalidad

humana

, en cambio, es universal y

autorref

erencial, pues con

tiene capacidad dejuicio, de autocrítica y de autoplanificación

abstracta.

Los animales se dicen

irracionales

en cuanto no t ienen la

razón universal. El comportamiento humano se vuelve irracio

nal

cuando

la

persona

actúa sin la

debida

deliberación (con

ducta impulsiva y pasional) o cuando sus razones son falsas o

su

amor

es inadecuado (sería irracional

querer

ir a la Luna a

pie o amar a losgatos como si fueran personas). La irracionali

dad puede filtrarse en todos los momentos de nuestra con

ducta

compleja (irracionalidad en una deci sión , un consejo,

un comportamiento, una ideología social) .

La irracionalidad en el uso de la l iber tad con respecto a

los amores

que

hemos de salvaguardar es la

injusticia

o pecado

(irracionalidad moraly Existe también

una

irracionalidad pato-

lógica causada por perturbaciones neuropsíquicas en el uso de

nuestra

s facultades

superiores

En casos

extremos

,

decimo

s

que

un individuo «ha perdido la razón» o que actúa de una

manera

loca. En grados menores, la racionalidad de una per

sona

puede

debilitarse,

por

ejemplo,

por

una dificultad

para

tomar decisiones, para planificar o para dirigir la

atención

a

un plan de conducta o a otras realidades.

223

La causalidad mente-cerebro

Page 28: Filosofia de La Mente Cap 4

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Filosofía de la mente

7.   ecisión

y

motricidad mediación de la afectividad

a Planteamiento delproblema

Consideremos ahora la cuestión de la conexión

entre

la

decisión

humana

y los comandos motores respectivos. Quiero

mover

un

dedo (elección, intención eficaz), po r ejemplo, para

apretar una

tecla y escribir en el ordenador Si

no encuentro

obstáculos y no sufro

una

parálisis, muevo mis dedos sin pro

blemas.

Una

intención mía ha inducido

una

serie de alteracio

nes en

mi cerebro. Concretamente, se

ha

producido

una

pro

gramación

motora

cerebral capaz de transmitir

un

impulso a

los músculos de mi cuerpo.

La experiencia fenomenológica nos lleva a distinguir en

tre el

querer

como decisión, a veces llamado intención y el que

rer como comando motorvoluntario.

Puedo

decidir: «dentro de

dos horas moveré mi mano». La decis ión no es todavía el co

mando

motor.

Cuando

se cumpla el tiempo fijado, renovaré la

decisión,

que

esta vez

será operante en

acto

fundida con

el

mando

motor.

El ejemplo propuesto es

una

trivial decisión motora. En

los animales superiores encontramos fenómenos muy seme

jantes y,es más, po r lo

que

se refiere a ese ejemplo, material

mente

casi iguales .

Un mono puede

«decidirse» a pulsar

una

tecla

con

su mano Mueve sus dedos porque en él se realiza, a

nivel animal, el «triángulo de la motricidad»: deseo, percep

ción adecuada y acción. El simio desea hacer algo con sus de

dos, percibe

un

espacio de movimiento, siente los miembros

que debe

mover y,

por

eso, mueve

una

parte

de su cuerpo. Lo

que

hace el animal se

puede

describir

perfectamente

en tér-

58 Solo por analogía podemos llamar «voluntarios» a estos movimien

tos del cuerpo del animal. Deun

modo

más preciso, podríamosdenominar

los

movimientos intencionales

Obviamente son distintos de los reflejos

y

de los

movimientos automáticos orgánicos (como la respiración).

  4

minos de circuitos nerviosos: estímulos sensibles, percepción,

activación de las áreas emotivas, activación consiguiente de las

áreas

motoras

con el

eventual

uso de la memoria

procedi-

mental .

Los movimientos voluntarios del

cuerpo

humano pue

den igualmente describirse siguiendo los oportunos circuitos

neurofisiológicos,

en

la línea de la causalidad materialw.

Desde el

punto

de vista neurocientífico,

ningún

elemento nos

permite distinguir esencialmente

nuestra

conducta de la de

los mamíferosmás cercanos a nosotros (los primates). Sinos li

mitamos a la observación física típica de las ciencias naturales,

lo único

que

veremos es la activación electroquímica de

una

serie de centros o de redes entre las áreas pertinentes para las

funciones psíquicas superiores (cognitivas, afectivas, motoras).

Por tanto, entre la observación neurológica de

un

mono o de

un

hombre en

acción

no

hay

nada

que sea sorprendente-

mente

diverso.

Eso es natural. La

pura

observación empírica según los

cánones de las ciencias naturalesjamás va a llevarnos a detec

tar un evento espiritual. Empíricamente, sino atendemos a los

resultados técnicos del trabajo

humano

(catedrales, aeropuer

tos),

no

somos muy diferentes de los animales superiores

Pero, si tenemos

en cuenta que

el animal no se mueve simple

mente

po r sus neuronas, sino po r

una

compleja vida intencio

nal, cognitiva y afectiva, entonces no hay

una

enorme dificul

tad

para

entender cómo nuestra conducta mediante las

obligadas activaciones neurales, deriva, en

un

sentido propio,

59 No siempre los movimientos intencionales son la respuesta a un es

tímulo

externo Los movimientos humanos

y animales

de los lab ios

y

los

ojos, y tantos

otros

de los miembros, son intencionales, pero no nacen de

una «entrada» externa, aunque tengan en

cuenta

la situación ambiental.

6

Cfr., paraeste tema, F.

KELLER, A. ACERBI, Aspettineurofisiologici efilo

sofici della

volizione Simposio

Dinamichedella volizione e liberta

Istituto Auxolo

gico Italiano, 10-11 de marzo de 2006, Milán (en prensa); B.J.

B RS A

Cog-

nitive

Theory

o/Consciousness

Cambridge University Press, Cambridge 1998.

  5

Filosofía de la mente

Page 29: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

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de un a complejavida cognitivay afectiva superior, cuya natura

leza es

mucho

más alt a que la pura sensibilidad: un a vida do

minada po r la inteligenciay lavoluntad.

Personalmente tenemos un a

experiencia

privilegiada de

esta causalidad superior. Queremos

mover las

manos

y las m o

vemos con toda libertad.

Conocemos

po r

experiencia

los moti

vos de nuestra

conducta

sabemos que muchos de nues tr os ac

tos los realizamos

porque queremos

así

como o tros

los

queremos y no conseguimos realizarlos. Otros, a su vez, los lle

vamos al acto

con

dificultad, y otros, po r último, nos suceden y

no los queremos,

aunque

podemos aceptarlos.

V ea mo s a continuación dos

dificultades

que suelen

mencionarse en los

libros

de filosofía de la mente sobre el

problema

del movimiento voluntario del

cuerpo. Una pro-

cede de ciertos

experimentos

de Libet . La otra se relaciona

con un a presunta

violación

del principio

de

conservación

de

la energía.

 

Los experimentos de ibet

Ciertos experimentos efectuados por N. Libet y sus cola

boradores

en los

años

80

de l

siglo pasado parecían

mostrar

que el l lam ado «potencial de preparaci ón» PP) cor ti cal para

el movimiento

voluntario comenzaba

levemente

antes

de

que

el sujeto indicara su decisión

consciente

de mover los miem-

b ro s d e su cuerpo.

Este experimento aún sigue s iendo objeto de discu

sión.

Un a

posible

explicación

del hecho

es

que

el sujeto,

en

los brevísimos instantes anteriores a su decis ión,

cuando está

considerando casi inconscientemente l a posi bi l idad de tener

que moverse o

está

anticipándose de un modo semicons-

ciente

a

ciertos movimientos más

o menos pr evi st os y habi

tualmente conocidos, induzca

alteraciones anticipadas

relati

vas al PP. Ulteriores experiencias han l levado a matizar las

226

La

  us lid d

mente cerebro

consecuencias que pueden extraerse de los

experimentos

de

Libet v:

« El P P se presenta antes, cuando

sucede cierto grado de pre-

planificación más

que cuando el

movimiento

es

completa-

mente espontáneo. Tomados globalmente estos resultados es

tán

ulteriormente

en

favor

de

la

i de a d e

que el PP

pueda

generarse de

algunos procesos no motores implicados en

la

consideración del movimiento

que deberá

acaecer

en un de

terminado

momento futuro. Esto debilita la pretensión de

que un planteo anticipado d el PP indicaría que el

cerebro

co

mienza

a

preparar

el

movimiento antes

de que el

participante

[e n

el

experimento] haya decidido hacerlo consciente-

mente w.

Otra posible respuesta al problema, sugerida por Keller

Acerbi, es que el individuo, en realidad, pondría en acto un a

operación más bien automática, gracias a su previaelección de

participar

en

el

experimento.

Esta

última sería

la

verdadera

decisión voluntaria,

un a

decisión

que

implica

un empeño

del

sujeto y exige un a verdadera reflexión.

Análogamente

tras la

d ec is ió n de ir a

pie

a

un

sitio,

ponemos

en acto

un a

s er ie de

automatismos habituales

que no

implican

necesariamente

nuevas elecciones racionales como

fruto

de

una conciencia re

fleja

63

D e t odos m odos , esos autom at is mos no están privados

completamente de

conciencia.

Más

bien serían operaciones

sensitivas

controladas

de modo global por la voluntad. Este

61 Cfr.

J.

A. TREVENA Y

J.

MILLER, Cortical Movement Preparation before

 nd after a Conscious Decision to Move

«Consciousness

an d Cognition»

11

  2002), pp. 162-190.

62 lbíd. p . 1 69 . Co n independencia de e sta última hipóte sis, «los re

sultadosde Libet y otros 1983) no demuestran sin ambigüedad que   movi

miento de preparación comience de modo inconsciente»: ibíd. p. 188. Cfr.

N. LIBET Unconscious  erebral Initiative

 nd

the  ol

of

Conscious Wilt in Volun-

tary Action «The Behavioral and Brain Sciences», 8 1985), pp. 529-566.

63 Cfr. F. KELLER,

A.

ACERBl,

Aspetti neurofisiologici efilosofici delta voli-

zione

to

227

Page 30: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

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Filosofia de la mente

punto

,

señalan

Keller-Acerbi,

requiere abandonar

la c

on

cep

ción «humeana» de la

cau

salidad,

contr

ari

amente

a lo que ha

cen los típ icos análisis du alistas

del

probl ema. La causalidad

voluntaria sobr

e el

cuerpo no puede

conc

ebirse

como un

ante

cedente

temporal

puntual que,

en un instante matem

ático,

mu

eve un pun to del cuerpo. La voluntad más

bien

activa

un

órga

no

adecu

adamente

s

ens

ibilizado, y no lo

hace

como

un

antecedente temporal, según veremos más adelante.

  ¿Viol cióndel principiode conservación de laen

ergí

Una

obj

eción bastant

e

antigua

s

eñala que

la

in terven

ción de la libertad

en

el

cuerpo humano supondría una

crea

ción de energía en el

mundo

físico, contraria a las leyes de la

física. Esta di

ficultad ho

y

me pare

ce

implanteabl

e . Si fuera

ac

eptable

,

debería

valer también

para

los movimientos físicos

intencionales de los animales.

La serie de movimientos fisicos que acontecen en el cere

bro

y en el cu

erpo

de un an ima l o del h

ombre pueden

descri

birse perfectam

ente

según los principios de la dinámica física

 

no violan ningún principio fisico.

Fenoménicamente

no vemos

s

que

ciert

a utilización

de

la

energía

di

sponible

,

tanto en

un

a

piedra

que cae al suelo,

como cuando

movemos un d

edo

o

una neurona. La causa superior obra, ciertamente, y explica el

movimiento en su

dimen

si

ón intencional

, pero

todo

esto es

ir r

elevante

para

la

per

spectiva de la fisica. El principio de con

servación de la energía no es violado, pe ro por

encim

a de él

existe

otro

t ipo de causalidad. El

probl

ema

surge

c

ua

ndo la

causalidad, tal como es tomada po r la física, se interpret a de

una manera

demasiado

ontológica, e incluso de

un mod

o ce

rr

ado

.

Entonces cualquier causalidad sup

erior se

verá como

competidora y por tanto, c

om

o algo incomprensible.

El recurso al

indet

e

rm

inismo cuán tico o a la din ámica

fisica de los

pr

ocesos no lin

ea r

es

puede

hac

er

más

in t

eligibles

228

La causalidad mente-cerebro

las predisposiciones físicas

del

organismo

para

ser

informado

por dimen

si

ones

más altas sensibilidad y racionalidad ,

pero

no

ha

de utilizarse

simplemente para

«ofrecer un

pequeño

es

pac io» a la

causalidad

del

espíritu sobre

el

cuerpo

pues en

este caso la estaríamos

imaginando

de

un modo

dualista. Ni si

quiera el determinismo

newtoniano

siempre que no fue ra

concebido

de

modo cerrado

, es

decir

, antimetafísico,

era

in

compatible

con

la

libertad

, si

bien

ofrecía

una

base física me

nos

apta

a la fi losofía de la naturaleza de

cuño

aristotélico.

Las discusiones sobre «libertad e

indet e

rminismo», «li

be

rtad

y ce

rebr

o», suelen confundir las perspectivas científica

y filosófica, y

asumen

el

tema

de la

cau

salidad del acto libre

casi en

comp

etición

con

la concepción científica de la causali

dad  como

si las

dos formas de causalidad estuvieran en

el

mismo plano 6

4

Estos debates mezclan el dualismo cartesiano

con una visión humeana de la causalidad , y así acaban en un

callejón sin salida.

d  La mediación de los sentimientosen la motricidad voluntaria

En

las

páginas

que

si

guen intentaré profundizar en

el

problema

de la causalidad de la voluntad en los movimi

entos

in tencionales

del cuerpo

. Recurriré en este sentido, al prin

cipio tomista de

la

media

ci

ón de

la sensibilidad su

pe

rior

como

vínculo

dinámico

en

tre

las

funcion

es espirituales y los

actos

corpóreos.

Así como la

compren

sión intelectual , según

T

omá

s de

Aquino

, llega a la experiencia conc r eta de las cosas

mediante la racionali

da

d

particular

cuyo órgano es el cere

bro de modo análogo puede

decirs

e

qu

e la voluntad

pro

mueve la conducta corpórea mediante la

afectividad

supe-

64

Algo semejante puede decirse de la temática de la creación divina

con relación a los procesos físicos naturales,   de la cuestión de los milagros

de Dios en la n aturaleza.

229

Filosofia de la mente

La causalidad mente cerebro

Page 31: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

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rior

, vinculada a las áreas

ce r

ebrales de la emotividad y la mo

tricidad .

Para ilustrar

e st e a

sunto

, vayamos a la

experien

cia co

rriente. El conocimiento práctico e

inm

ediato de fin es o va

lor

es, así

com

o de los

medios

que

condu

cen a los f ines, sus

cita en las per sonas sentimien tos y

emociones

cargados de

una fuerte impulsividad conductual Así sucede en el enamo

rami

en to, po r ejemplo, cuando

uno pien

sa o ve la

pe rson

a

amada. Pero también sucede cada vez qu e

deseam

os la pose

s ión de al

gun

as cosas.

Un profesor

de filosofía,

sabiendo

qu e

el

libr

o de la Metafísica de Ari

stótele

s está

guardado

en las es

tanterías de una biblioteca, puede sentir

el

deseo

de ir a leerlo .

Este d

eseo

es

racional

y,

po r

tanto,

voluntario   el profesor

quiere leer

ese I ibro») , y a la vez es sensitivo

« él siente

el de

seo

de tener el

libro

entre las manos») , no porque t ienda a

un bien sen sible,

sino porqu

e el bien d

eseado

(el

libro

que

quiere leer ) es un objeto concreto, material y sensible. Su vo

luntad

, por t

anto

, está

cargada

de

un

a emoción sensible im

pulsiva.

De esta intención  eseo va a nacer el comando motor

 

en

vir tu d del

cual ese profesor irá

de

prisa

a la

bibliot

eca,

qu izá

pensando

que pueden cerr

arla

, es deci r, con cierto te

mor (otra emoción, l igada a la in tensidad de su

voluntad

). Es

tas emociones, promovidas po r la voluntad y la razón, son sen

sitivas y, por

tanto

, tienen un a radi ca

ción cerebral

hoy

conocida , y como tales se conectan co n los mandos motores

c

er

ebrales qu e activan el comportamiento corpóreo.

Inten temos ahora argumentar la validez de esta tesis

consid

erando

dos puntos

los estados afect ivos y su

rel ación

con la voluntad.

65 Hemos visto este punto en Tomás de Aquino , en

el

capítulo 4,n . 3.

230

d

 l

) Emociones y sentimientos

Un er ro r frecuente en este

tema

es la reducción de la

voluntad al momento «frío» de la decisión deliber

ada

(frío

como momento

de la

razón

) o de la

pura moción

m

otor

a

(vquiero mover las

piernas

y las muevo»).

La

voluntad princi

p

alm

en t

e ama y, po r tanto, exp erimenta afectos o sentimien

tos: de seos, es

pe

ranza, gozo, t

emo

r,

amor

. No

ha

y

que reducir

los sentimientos humanos a las pasion es sensitivas que com

partimos con los animalesw.

Este

punto

podría resultar algo oscuro para algunos por

que no existe entre los autores, tanto clásicos como modernos,

una

teoría

demasiado

elaborada y ac

eptada sobre

los senti

mientos, emociones, sensaciones, pasiones, afectos, y el voca

bulario psicológico emotivo corriente suele presentarse fluido

e imprecisos ,

La cuestión

podría organiz

arse en los siguientes té rmi

no s.Como vimos en el

número

2 de este c

apítulo

, algunas pa

siones ani

ma

les son org

áni

cas, como el

hambre

, la

sed

, el de

seo se xu al , y otras (

  em

ociones») son t ransorgán icas o

in t

encionale s, como el

miedo

, la ira, los celos, la sumisión , la

agresividad , la depresión , el de seo lúdico, la tristeza (algunos

estados afectivos «elevan» a un rango int

encional

las pasiones

orgánicas). En la afect ividad

hum

ana, a su vez,

podemo

s hacer

las siguien tes distinciones é:

. • 66. El tema esampliamente tratado en A. MALo ,

  ntropologíade

la

afee

tiuulad t., pp. 156-170. Cfr., también, J.M. BURGOS, Antropología: una guía

para

la existencia cit., pp . 119-139.

67

Tomás de Aquino considera las emociones humanas según el mo

delo clasificatorio aristotélico de las pasiones animales (placer, dolor, deseo,

ira, amor), pero a lavez él reconoce en el hombre afectos espirituales, aun

que a veces tengan el mismo nombre (amor , esperanza, deseo), afectos di

rectamen te atribuibles a la voluntad en cuanto actoso estados suyos: cfr. S.

Th. 

1,q . 19, a. 1, ad 2; a .2 ;1 ,q. 20, a.

I

68Cfr., sobreeste tema, G. P ERNA,

Las

emocio

nesde lamente

Tutor, Ma

d rid 2005; E. T. ROLLS,

TheBrain and Emotion

Oxford University Press, Ox

ford 1999.

231

Filosofía de la

mente

  c us lid d

mente cerebro

Page 32: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

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1 Las pasiones

orgánicas

aunque se incorporen al dina

mismo de la inteligenciay lavoluntad, conservan

una

clara au

tonomía, a causa de su carácter físico. El hambre es siempre la

misma, y no puede contrariarse directamente.

2 Las emociones sensitivas intencionales compartidas

con

los animales, aunque tengan

una

dimensión cerebral,

en

el

hombre

son más suscept ib les de ser

incorporadas

y

transfor-

madas

po r

la

intencionalidad espiritual.

Así, la

furia en

el

animal se actúa ante bienes relacionados

con

sus ciclos ins

tintivos,

mientras

en el hombre la

ira

se enciende ante reali

dades

intelectuales o personales:

indignación ante

una injus

t icia, o

porque nos

han robado

un

libro de poesía, o

rabia

porque no conseguimos

entender bien una operación

mate

mática.

Siendo sensitivas, las emociones se

ven

acompañadas

por

alteraciones neurofisiológicas  en la respiración, la circu

lación, el metabolismo ,

prueba

palmaria de su base cerebral.

Las pasiones orgánicas, en cambio, más que alteraciones fisio

lógicas, son sin más una forma de autosensibilidad del cuerpo

en algunas de sus funciones orgánicas. Las emociones sensiti

vas intencionales constituyen un sector de lo que

podría

consi

derarse la «base biológica» de la ética. Esta última pretende,

en parte, introducir en las emociones y pasiones un orden co

rrespondiente

a la persona. La emotividad, como veremos en

breve,

participa

de la voluntad en su vertiente afectiva, aun

cuando

mantiene cierta autonomía respecto a ella a causa de

su radicación neural.

3

Una

situación

intermedia entre

los dos

primeros

ti

pos de afectos son ciertos estados de ánimo psicosomáticos posi

tivos o negativos, relacionados con condiciones neurofisioló

gicas: nerviosismo,

ansiedad, euforia,

timidez, bienestar

fisiológico, buen humor, cansancio, jovialidad. Algunos de

estos estados, si son permanentes,

tradicionalmente

se asig

nan al «temperamento» de la persona. Por ejemplo, la indig-

232

nación o el amo r no se manifiestan igualmente

en una

per

sona nerviosa, tensa, ansiosa, serena o ecuánimew,

4 Los actos y estados afectivos intensos y breves suelen

llamarse emociones Los antiguos los denominaban

pasiones

en

el sentido de situaciones «que nos suceden»,

en

contraposi

ción a las

acciones que,

en cambio, dependen de nosotros en

cuanto

agentes libres. A veces,

pasión

indica

un

estado afectivo

frecuente, intenso y poco controlado, dirigido a

un

objeto pa

sión po r el juego, enamoramiento pasional . Hay también pre-

disposiciones habituales

-tendencias

particulares- hacia ciertos

estados de ánimo y emociones forman parte

del

tempera-

 

mento . Por ejemplo, el irascible tiende a la ira, y el que con

serva un rencor tiende a actos agresivos. Cuando un hábito

afect ivo es fruto de un t rabajo de formación guiado

por

la ra

zón

y la

voluntad

y está orientado al bien

personal,

deviene

una virtud de la afectividad así, una persona

puede

ser afable

y simpática por virtud, o bien po r predisposición natural

70.

5 Algunos estados de ánimo,

frecuentemente

llamados

sentimientos

son específicamente humanos y no los

encontra

mos en los animales: admiración, gozo, estupor, exaltación, fe

licidad, arrepentimiento, sentimientos estéticos, sentimientos

religiosos. Estos estados afectivos son espirituales. Cuando son

muy intensos, pueden transformarse en «emociones», con re

sonancias fisiológicas

 en

el

ritmo

cardíaco y la presión arte

rial, efectos hormonales, etc. , probablemente,

porque entran

en

conexión

con afectos sensibles que podrían considerarse

del mismo género analógico. Así, la exultación, la felicidad o

el amor humano de

alguna

manera pertenecen al mismo gé

nero

que la alegría sensitiva de tipo animal son siempre senti-

69

A.

DAMASIO

llama «emociones de fondo» a estos estados de ánimo:

cfr.

La sensación deloqueocurre

cit., cap. 2.

70 Las páginas siguientes de este capítulo tocan, a veces, cuestiones

éticas: cfr., al respecto, A. RO RÍGU Z Luno, Ética

general

Eunsa, Pamplona

2001, en especial pp. 155-174,con relación a las tendencias, y el yacitado vo

lumen de M.RHONHEIMER, Ley natural y razón

práctica

233

Filosofia de la mente

La causalidad

ment

e cerebro

Page 33: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 33/48

mientos positivos ante bienes esperados o poseídos),

contando

con las obvias diferencias analógicas.

Por

tanto, algunos senti

mientos espirituales

pueden tener

efectos neurofisiológicos se

mejantes a los provocados

por

las pasiones sensitivas «análo

gas». Este t ipo de

continuidad

es

coherente con

el principio

de gradación en la vida. Lo

que

en el animal es solo sensitivo,

en

el h

ombre

se ve elevado,

ampliado

y

transformado

, p

ero

permanece también como

encarnado.

Los sentimientos espirituales no nacen de mecanismos

neurales o solo psicológicos, sino del reconocimiento y apre

ciación

personal de objetos intencionales,

como pueden ser

una situación en la vida, una obra de arte maravillosa, una es

tructura simbólica sugestiva,

una

persona querida (amigo, pa

dre, madre), un paisaje bello, la patria, Dios. Por eso, la tonali

dad

afectiva de la

persona puede

a veces reflejar una actitud

de fondo ante la realidad, cierta «situación existencial» de ca

rácter

psicosomático

que

afecta al conjunto

del comporta-

miento

hum

ano

? .

Una

visión

del

mundo

religiosa,

mor

al,

nihilista, etc., suscita

una

serie de sentimientos correspondien

tes. De todos modos, la tonalidad afectiva de la pe rsona puede

ser también temperamental, debida a las condiciones psicoso

m áticas

de carácter sensitivo mencionadas

en

el n. 3 de estas

divisiones.

Los sentimientos,

aunque

sean naturales, tienen matices

diversos según la cultura, la educación y la riqueza de la perso

nalidad de cada uno El arte, los adornos, las imágenes, el am

biente,

pu

ed

en

suscitar determinados sentimientos. Los afec

tos, además, son comunicativos y, po r

tanto

tienen

una

dimensión interactiva. Nuestros sentimientos positivos, como

la benevolencia, la misericordia, la solidaridad, tienen efectos

benéficos en las personas que conviven con nosotros. Lo con-

71A. M LO, en Antropología de la  fectividad cit., pp. 162-164, men

ciona sentimientos humanos con relación a los trascendentales del ser: reac

ciones emotivasante el bien y el mal, la verdad o la belleza de las cosas.

234

trario sucede con los sentimi

ent

os negativos (dureza de c

or

a

zón , egoísmo, desprecio, arrogancia, acritud, rencor).

6) Las vi

rtu

es son condiciones permanentes de exce

lencia de las operaciones voluntarias

con

relación a determi

nados

objetos, y como tales son predisposiciones de la con

ducta voluntaria  .

Son

,

pu

es, un perfeccionamiento de la

misma capacidad voluntariao personal de amar y de dirigir la

conduc

ta, por lo

que

incluyen siempre una dimensión cogni

tiva y racional.

Por

ejemplo, la vir tud de la humildad implica

una valoración

justa

de lo que somos, también con relación a

los demás, y a la vez

comport

a un a estima

moderada

de noso

tros mismos  .

En cuanto predisposiciones, las virtudes no se sienten y

tampoco son sentimientos. Ellas llegan allí donde l lega el in

flujo de la voluntad.

Por

eso, las virtudes

introducen orden

y

excelencia en todo el plano de la afectividad (considerado en

los

núm

eros 1-5 de nuestras divisiones; así sucede con la tem

planza, la castidad, la fortaleza, la misericordia),

pero

también

en el conocimiento (como hace la prudencia) y en el compor

tami

ento

(así lajusticia y la caridad). Es más, las virtudes, nor

malmente, inciden simultáneamente en estos tre s ámbitos. La

caridad , po r ejemplo,

mejora

los sentimientos de amor p

ara

con los demás, nos ayuda a conocerles mejor y, sobre todo, nos

empuja a realizar actos orientados a su bien.

La a

ctuación

del d inamismo voluntar io es el acto hu-

m n

o

o

acto personal

libre y racional. Como consecu

enc

ia, la

72 Me refiero a las virtudes de la voluntad. Hay también hábitos inte

lectuales (

 

virtudes intelectuales») de los que ahora no me ocupo, y además

existe una delicada trama

entre

numero

sas virtudes voluntarias y cier tos há

bitos de la inteligencia.

73 Sobre eltema de lasvirtudes, remito a la

obra

de C. P T RSON y M.

S LI

 M N

Character Strengths

 n

Virtu es Ox ford University Press, Oxford

2004. Un mérito de este estudio es que

lleva

la temática de la «fuerza del ca

ráct er»y de lasvirtudes, base de una

vida bu

ena

y sana, al plano de la psico

logía, superando el unilateralismo de concebir la normalidad psicológica

como simple ausencia de enfermedades psiconeurales.

235

Filosofia de

 

mente

La causalidadmente cerebro

Page 34: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 34/48

dimensión fundamental de lavirtud no es el sentimiento ni el

conocimiento, sino la praxis humana  La virtud es esencial

mente

conductual, en el sentido antropológico de la palabra

 no es justo el que se siente justo, sino el que hace obras de

justicia). En síntesis, podría decirse

que

lasvirtudes voluntarias

son, en su conjunto, el crecimiento  

la

persona en cuantopersona

Por

antítesis, los vicios son desviaciones estables de la

persona

en

sus diversas dimensiones. Algunos vicios

introducen

faltas

de armonía (el egoísmo, la obsesión por el

dinero

o el poder

y otros son, simplemente, disgregativos (pereza, sentimenta

lismo, sensualidad descontrolada).

d.2) La relación entre sentimientos yvoluntad

A continuación me referiré a los sentimientos, afectos y

emociones humanas tomándolos, en general, como sinóni

mos, distintos de las sensaciones orgánicas. Aquí vamos a con

siderar la relación entre estos estados afectivos y la voluntad.

El

problema

esver hasta

qué

punto los sentimientos son

actos o estados de la voluntad o si, en cambio, son

indepen

dientes de ella. El apetito sensible (orgánico), claramente, no

se confunde con la voluntad:

puedo

sentir

hambre

y,a lavez, no

querer comer quizá porque pienso que me hará malo porque

deseo

practicar un

poco de ayuno o por motivos de horario.

En cambio, si tengo sentimientos de amistad con alguien, ¿es

este un estado de mi voluntad o es algo extraño a ella?

La

cuestión

no es de fácil solución,

pues

la voluntad,

como

vimos, no se

reduce

al acto de la decisión. La voluntad

comporta,

ante todo, la capacidad y también la tendencia de

amor

hacia bienes o valores

humanos -especialmente

perso

nas- conocidos por la inteligencia. Pero la voluntad, pudiendo

encontrarse en situaciones muy diversas con relación a los bie

nes amables, puede realizar múltiples actos, como desear, te

ner una

intención, amar, gozar, esperar, arrepentirse, y

puede

236

también

encontrarse

en estados habituales,

como

la amistad,

el odio, la aversión, la felicidad. En cuanto capacidad, puede

perfeccionarse po r las virtudes voluntarias, como lajusticia, la

generosidad (o estropearse con vicios,

como

el egoísmo). En

tre paréntesis: cuando decimos «voluntad»,

podríamos

decir

igualmente «person  , pues los actos voluntarios no son más

que

los actos de la

persona tomada como un todo

. Decimos

«te

amo

», no «mi voluntad te

ama

», porque la voluntad somos

nosotros mismos .

La complejidad de las situaciones voluntarias estriba en

que

podemos experimentar simultáneamente relaciones diná

micas múltiples respecto a diversos bienes, que quizá son com

petitivos.

Por ejemplo,

nuestra intención

de ir a terminar un

trabajo apremiante podría ser obstaculizada por la convenien

cia de acompañar a pasear a

una

persona querida. El choque

entre

estas dos solicitaciones

podría

provocar ansiedad y ner

viosismo, obligando a la voluntad a rectificar decisiones ya to

madas. Los niveles de la sensibilidad se entrelazan en su dina

mismo con el ámbito de la persona como sujeto responsable.

Así, una buena noticia llena de gozo a nuestravoluntad, lo que

se

transmite también

a la base orgánica, dándonos nuevas

energías físicas para trabajar y vencer obstáculos. La indisposi

ción física, en cambio, puede disponernos más fácilmente a te

ne r

sobresaltos de

ir a

o

puede hacernos caer en

la tristeza,

quizá favoreciendo decisiones equivocadas. Los ejemplos de

estas relaciones complejas son innumerables.

El

punto

central de este problema es

la comunicación par-

ticipativa e interactiva de

 

voluntad con

 

dimensión emotiva

y sen-

timental de la

persona

Cuando

esta comunicación es positiva y

está presidida po r la d imensión más alta de la persona (la vo-

74 Ontológicamente, la persona no es idént ica a su voluntad. Pero

esta no es una capacidad humana entre otras, sino que es el núcleo mismo

de lapersonaen sucapacidad de

obrar

comoun sujeto. Por otra parte, lavo

luntad y la inteligencia están compenetradas yno pueden separarse entre sí,

salvode modo analítico.

237

Filosofia de la mente l a causalidad m  te cerebro

Page 35: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 35/48

luntad la razón, la decisión, las virtudes}, los sectores senti

mentales se integran y se vuelven una fuerza de enorme em

puje operativo en la vida humana. Por el contrario, sila parte

emotiva   sentimental

predomina

sobre la dimensión racional,

la consecuencia será la disgregación de la persona  la caída

en

el subjetivismo. En ambos casos, la voluntad   los sentimientos

van al

encuentro

de

alguna manera

acaban

por

fundirse

pero con desiguales resultados  .

La dimensión alta de una persona, de todos modos, po

dría ser desviada por ideologías, opciones equivocadas, formas

racionales corruptas, mientras su «corazón sentimental» quizá

no acabó de perder cierta nobleza ante los valores. Así, un in

dividuo formado en una ideología perversa, ante crímenesjus

tificados

por

esta, podría experimentar sentimientos de repug

nancia, que quizá le llevarán a cuestionar sus ideas. El criterio

último de validez de nuestras decisiones, en cualquier caso, no

es

inmanente

a nosotros (razón, sentimientos), sino trascen

dente: la verdad

del

ser. A

menudo

la razón ve la verdad

 

el

sentimiento

puede

ser rebelde,

pero

también

podría

suceder

lo contrario. Ni

el

racionalismo ni el sentimentalismo son posi

ciones correctas. Lo

que cuenta

es la trascendencia de la ver

dad y

del bien.

Los sentimientos tienen su autonomía respecto a la

«pura» voluntad a causa de su vertiente neural. Así, un a per

sona que

siente

odio

hacia alguien, en un

determinado

mo

mento,

puede

arrepentirse

y

no

querer

odiar más. Su decisión

racional   convencida es de no volver a odia r. Sin

embargo

esta elección no elimina automáticamente su predisposición

afectiva hacia los actos de odio, lo cual, sin duda,

podrá

poner

en

peligro su

arrepentimiento.

En consecuencia con refle-

75

Wojtyla.en   ersona

y acto

llama

excitación

a lo que nosotros hemos

denominado pasión orgánica, y

conmoción

a la emoción y al sentimiento.

Cuando

laemoción se convier te en un estado permanente (actitudes esta

bles de simpatía, aversión, rencor, amor) , entonces prácticamente se ha fun

dido con lavoluntad: cfr.   ersona

e

atto cit., pp. 1136-1139.

238

xión racional, la persona

puede

decidir libremente cambiar el

objeto

y

la modalidad de sus actos,

con

la

consiguiente

con

ducta,

pero

deberá también empeñarse  educando su afectivi

dad para

conseguir

que

su parte emotiva sea congruente con

sus decisiones.

La interacción

entre

los sentimientos «voluntarios porpartici-

pación»

y

la «voluntad dedecisión» es

recíproca

manteniéndose

siempre,

por

otra parte la relación con la dimensión cogni

tiva. Los sentimientos

pueden emerger

de

una manera

más o

menos espontánea

en

ciertas circunstancias, empujando a la

voluntad en una determinada dirección. Así sucede, por ejem

plo, con tantos sentimientos naturales de amistad

 

benevolen

cia

hacia algunas personas

o

cuando uno

se

encariña con

cierta tarea. Esos sentimientos, sin embargo podrían entrar

en colisión con otros afectos o con el

amor

hacia bienes

que

la

inteligencia indica

como predominantes

o incluso como in

condicionados. Compete a la razón considerarla eventual irra

cionalidad de cierto sentimiento,

que

po r

tanto, convendría

tratar de inhibir. Por ejemplo, si una amistad involucra a una

persona en un posible acto criminal, el sentimiento, normal

mente

noble, de

querer

secundar lo

que piden

los amigos se

ha transformado en u n afecto irracional . La voluntad es ca

paz no solo de no seguir tal afecto, sino

que puede

moderarlo

y

purificarlo, orientando así la dimensión emotiva hacia la ra

cionalidad   el amor verdadero. La voluntad podría también

76

No todos los sentimientosson siempre buenos, de modo concreto

y en cualquier situación. Algunos sentimientos, según los contextos, tienen

que ser arrinconados

, no

escuchado

s, no alimentados, en

espera

de

una

transformación más positiva de la afectividad de una persona. Esta tarea es

delicada   se ha de realizar con convicción   solicitud, especialmente, en el

campo educativo. Es

un

error la represión autoritaria y externade todo sen

timiento que parezca desviado, pero es igualmente inadecuado considerar

que los sentimientos son siempre sagrados e inviolables. Elsentido de la im

portanciade la razón y del amorauténtico es una guía que ayuda a las perso

nas a

reconocer

su fragilidad emotiva

 

sentimental, paraque así se empe

ñen en la educación de su afectividad.

239

Filosofia de la m

en t

e

 

causalidad mente cerebro

Page 36: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 36/48

aceptar irracionalmente

una exigencia sentimental injusta. La

voluntad

puede

ceder,

pero

, de todos modos,

tiende

a fundirse

con el

sentimiento

,

porque

las dos instancias son

siempre

ten

denciales

y se

ven

empujadas

naturalmen

te hacia la conver

gencia   la unificación.

Por otro l

ado

, ci

er t

as di

sfunciones

ne rviosas

pueden

afectar a la afectividad

 

a la

capacidad

cognitiva de

una per

sona,

haciéndola menos

hábil en sus decisiones o juicios prác

ticos. En este caso, la persona se vuelve

menos

responsable de

sus elecciones

ir r

acionales,

que

entonces no serán verdaderas

decisiones. En otras circunstancias, en cambio,

po r

una defor

mación en

la

educación

de los

af

ectos,

algunos

indi

viduos se

dejan arrastrar

fu ertemente po r su

emotividad congruente

con

ci

erta

s opciones suyas menos explícitas,

que

en este sen

tido quedan «protegid

as»

. En

consecuen

cia, esas personas no

aceptan

f

ácilment

e la idea de

razonar

sobre sus

opcion

es

prác

ticas. Pr

efieren

asumir

actitude

s s

entiment

ales y casi

parecen

enloquecer

si se les invita a consid

erar

una

posibilidad

contra

ria a sus inclinaciones, y de este

modo

acaban por

imponer

su

propia voluntad. Este caso nos demuestra la

importancia de

la

educación

de

los sentimientos, para

que

estos colaboren con

las decisiones racionales y no se vuelvan cómplices de las op

ciones irracionales.

No es si

emp

re fácil di

stingui

r entre lo

patológico y

aquello

de lo

que

una persona es

realmente

responsable. En

todo

caso, no se ha de perder de vista la función mae

stra

de

la razón fundada en la verdad y del consiguiente amor

au t

én

tico. Estos elementos tienen que gobernar a la persona no

los

sentimientos

, ni

una

raz

ón

racionalista. P

ero

de suyo, los

sentimientos

son

positivos

y son absolutamente impr

escindi

bles para la dim ensión mo

tora como veremos en

el n. 8 de

este capítulo? .

77J.

 

Doux , en Synaptic Se  How OurBrainsBecome  ho We Are cit.,

sost iene la importancia de la integración psíquica muy distinta de la abe-

240

En mi opinión este es el correcto planteamiento de la

temática tradicional del influjo

del a lma

sobre el

cuerpo

y al

revés. Los estratos en acci

ón

son tres, no dos: dimens

ión psic

oso-

máticavegetativa  

sen

saci

ones

orgánicas), psiquismo emotivo  vo-

luntad r cion l  espíritu). A esto apunta

ba

n, en parte, las anti

gua

s tricotomías

de

cuerpo,

alm

a y e

sp í

ritu r

et

omadas en

cierto

modo

po r

Wojtyla y,

en

otr

o sentido,

po r

la

concepción

tripartita de

Ma

cLean. Entre

est

os

estrat

os

hay lín

eas ascen

dente

s y d

escend

entes de interacción, integración o posible di

sociaci

ón

, como vimo s en estas páginas.

El siguiente e

squ

ema ilustra los es tratos y sus interac

cienes:

rrante tesis de Minskyy Denn ett, según la cual el hombre no es un yo, sino

un conjunto de fuerzas en asociación). «Este es el motivo   escribe LeDoux-

por elque un matemático brillante o bien un artista o un empresario exitoso

pueden , como cualquier otro , caer víctimas de una seducción sexual, de la

cólera suscitada por el tráfico, de los celos.  ... ) Nuestro cerebro no ha evo

lucionado hasta el punto de que los nuevos sistemas, que permiten un pen

samiento complejo, consigan controlar fácilmente los sistemas antiguos de

los que nacen nuestras necesidades y motivaciones básicas, así como las reac

ciones emotivas. Esto no quiere decir que estemos completamente a merced

de nuestro cerebro y que no nos quepa más que ceder a nuestros impulsos.

Significa que l a causalidad descendente a veces es una empresa ardua. Hacer

lo adecuado no siempre surge espontáneamente del hecho de

saber

qué es lo

más adecuado que debemos hacer   traduzco desde la versión italiana, Il Sé

sinaptico Cortina, Milán

2002,

p.

449;

cfr. pp.

419-450).

La intuición de Le

Doux sobre la posibilidad de disociaciones en tr e las funciones altas

 

bajas

de la vida psíquica es acertada . La misma idea se lee un poco más adelante :

«a veces, sin embargo , los pensamien tos, las emociones

y

las motivaciones se

disocian. Si la trilogía mental se descompone, es probable que el Sí mismo

empiece a disgregarse y que la saludm

en t

alse

det

eriore . Cuando los pensa

mientosestá n totalmen te disociados de las emociones y de las motivaci

on

es,

como en la esquizofrenia, la personalidad

pued

e transformarse drásti ca

mente. Cuandolas emociones ar recian incontroladamente, como en lasper

turbaciones de la ansiedad y la depresión ,

una

person a ya no es lo que era

an tes.

Y

cuando las motivaciones se doblegan por la dep end encia ant e las

drog

as, losaspectos emotivos e in telectuales de la vida se resienten »  iUd.

p. 450). Aspectos neurofisiológicos ligados a la decisión pueden verse en el

ca p . 6 de esta obra.

241

  ilosofía de la

mente

 

c us lid d

mente cerebro

Page 37: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

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Sobre el estrato psicosomático

neuroveget tivo

la

persona

tiene un control indirecto

y

más bien rígido, según canales

precisos, como,

por

ejemplo, con relación a funciones

como

la alimentación

y

la sexualidad. No

podemos

evitar tener ham

bre , pero,

dentro

de ciertos

márgenes,

podemos decidir

cuándo y

cómo comer

 

sino

queremos

caer en la gula, pode

mos decidir

mantenernos

lejos de ciertos platos suculentos. El

dominio de los sentidos externos e internos  imaginación,

memoria ,

una

actitud adecuada ante los universos simbólicos

y figurativos, la

prudencia

en la frecuentación de ambientes y

personas,

forman

parte de los elementos mediante los cuales

podemos

ser señores de la sexualidad

en

su dimensión orgá

nica y sentimental. En cambio, no

podemos

controlar directa-

Voluntad

Virtudes

¡

Psiquismo emotivo

Participaen la voluntad

Radicación cerebral

Estados de ánimo

psicosomáticos

Pasiones orgánicas

 con activaciones

fisiológicas propias

Inteligencia

Razón sensitiva

Sede cerebral

Sensibilidad

cognitiva

Alteraciones

neurofisiológicas

mente ciertas sensaciones y alteraciones orgánicas dolores,

malestar fisiológico ni somos señores de nuestros estados de

ánimo psicosomáticos

 como

el nerviosismo , a menos que

intervengamos sobre sus causas físicas ambientales o neuro-

fisiológicas , cuando es oportuno, o sobre los elementos de

las

dimensiones

superiores de la

persona eventualmente

re

lacionados

con

ellos  por ejemplo, el nerviosismo puede

ser

aliviado más fácilmente en ambientes

humanos

serenos o asu

miendo actitudes positivas en el trabajo o en otras activida

des . Dejo de lado aquí la cuestión de las técnicas psicológicas

o psicosomáticas de control de sectores de la sensibilidad neu

rovegetativa

y

de la conciencia sensitiva.

Sobre el psiquismo emotivo y de los sentimientos tenemos

un

dominio «político» y no «despótico»,

como

decía Aristóteles,

es decir, no inmediato, sino a través de las causas intencionales

y psicosomáticas

que

suscitan directamente los afectos. Como

sucede en los otros estratos, en el dominio de nuestros senti

mientos

no

obramos

casi

nunca

solos, sino

que dependemos

del ambiente  po r ejemplo, de los medios de comunicación y

de las personas que nos rodean  familia, amigos, colegas . Un

artículo violento y agresivo de

un

periódico

puede

suscitar

en

la gente sentimientos bélicos, racistas o nacionalistas.

En

una línea

  scendente los sentimientos

que

nacen

en

nosotros de modo natural, suscitados por causas intencionales

personales, ambientales o simbólicas a veces, también desde

situaciones físicas estimulantes , si son positivos y están en ar

monía con nuestras elecciones auténticas y justas, pueden y de

ben

incorporarse a nuestra dimensión tendencial profunda, la

voluntad,

y

así

contribuirán

a la

integración dinámica

de la

conducta con las

otras dimensiones de

la

personalidad.

En

cambio, si los sentimientos espontáneos suscitados

por

esas

causas son negativos y

poco

convenientes,

entonces

tendrán

que

ser purificados,

moderados

o rechazados con la fuerza de

sentimientos superiores y de las virtudes

correspondientes

o

bien actuando sobre sus causas intencionales.

 4 4

Filosofia de la ment e

La causal idad mente cerebro

Page 38: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

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Por ejemplo, la pérdida del trabajo

puede

producir una

profunda tristeza en

una

persona. Este sentimiento es natural,

pero

contiene un elemento negativo que

podría

conducir a la

depresión, a la inacción o a la desesperación. En este caso,

en

vez de rechazar con «frialdad racional» y estoica tal senti

miento , parece más conveniente tratar de superarlo con actitu

des positivas: la virtud de la fortaleza

 n o

desanim

ar

se

ante

las

dificultade

s puede

ayudar en este sentido, y también los con

sejos y ánimos de los amigos, cosas que ponen al sujeto

ante

bienes más altos. Estos bienes, conocidos yamados, crean en el

sujeto

una

condición emocional más positiva, basada

en

causas

reales y no falsas. La tristeza podrá continuar en este caso (se

ría desarraigada del todo, obviamente, si la persona encon

trara un nuevo trabajo, cosa deseable

pero

contingente) , pero

así se evitará que cobre un a fuerza capaz de destruir la perso

nalidad.

Desde el punto de vista des  ndente la voluntad racional

se vuelve

compl

etamente humana

y eficaz

cuand

o

seencarna

en

la dim

en

sión de los sentimientos. El amor verdadero, au

téntico y fuerte se traduce necesariam en te en emociones, a ve

ces en apasionamientos y entusiasmos vigorosos. La educación

de la afectividad, a través de medios estéticos, retóricos, simbó

licos, ambientales,

person

ales,

ha

de tender a suscitar senti

mientos

nobl

es, como la misericordia, la afabilidad , la joviali

dad , el gusto por la colab

or

aci ón y el servicio, así

como

hay

que plantear la vida emotiva en el sent ido de tratar de evitar

habitualmente sentimientos negativos como la irritabilidad , la

susceptibilidad , el descorazonamiento, la desconfianza, la in

c

ompren

sión de las

pe r

sonas, las

imp

aciencias.

Las vías ascendentes y descendentes se entrelazan recí

procamente. La persona dotada de sentimientos positivos, al

truistas, constructivos los comunica fácilmente a los demás y

vence con más eficacia el asalto de los sentimientos negativos,

debidos a causas reales o ficticias

 por

ejemplo, demasiado am

plificadas) . En definitiva, c

omo

es lógico,

nuestros sentimientos

244

son auténticos si son resonancias afectivas ante la realidad y   ver-

dad. Eventos reales negativos (dolor, enfermedad, muer te, in

justicias,

penu

ria ,

guerr

as, desastres económicos) provocan

necesariamente sentimientos negativos. A este nivel estamos

tocando el fondo existencial de la persona. Ante tales expe

riencias negativas, fuertes y basadas en la verdad, solo un a rea

lidad posi tiva más alta

pu

ed e constituir

una

causa ad

ecu

ada de

superación

pe r

sonal en el plano de los s

entimiento

s.

Llegados a este

punt

o, el entronque con los valores tras

cendente

s ofrecidos

por

la religión es

fundament

al. El dis

gusto producido p

orqu

e nos dieron una respuesta desagrada

ble

puede

superarse

dando

un paseo con un buen amigo. El

dolor provocado por la muerte de personas queridas o por la

perspectiva de la propia mu

erte

solo

pu

ede superarse de ver

dad

con la esperanza en la vida trascendente. Esta esperanza,

por

otra

parte

, se

ha

de a

sumir

de

un

a

manerajust

a y no de

cualquier modo. Pero esto depende

,

un

a vez más, de la misma

verdad teológica en su

corr

ecta relaci ón co n el

hombr

e , En

definitiva, laidentificación de los sentimientos con la voluntad

adquiere

un valor positivo

cuando

se funda en la verdad y el

bien, no simplemente en eventos psicológicos y neurales.

d.3) Algunos puntos de K Wojtyla sobre la cuestión

de los sentimientos y la voluntad

Par

a finali zar esta sección, me gustaría propon

er

algu

na

s ideas de K Wojtyla sobre el

tema

de las

página

s anterio

res

 

.

Conform

e a su t

erminolo

gía, él habla de la int egraci

ón

del ámbito subjetivo de los se

nt

imientos con la operatividad de

la persona. La dimensión emotiva es el «yo subjetivo», el «psi-

78 En el ámb ito de la fe cristiana , este punto está garantizado p

or

la

Revelación de Diosen Cristo

y

por la consiguiente respuesta personal de ad

hesión a la verdad de Dios.

79 Cfr. K

WOJ

TY Personae atto cit. ,pp. 1138-1151.

245

Filosofía de la

mente

  c us lid d

mente-cerebro

Page 39: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

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quismo» en el sentid o tradicion al, así co mo la d im en sió n más

a lta de la persona es el «yotrascendente», la razón, la libertad,

el espíritu

que

es el nivel de la d ecisió n y d el co no cim ien to de

la verdad trascendente. Entre las dos instancias pueden surgir

tensiones,

pero

en

un

cuadro

que

tiende a la integración.

La estabilización

permanente

de los sentimientos, es de

cir, la «fijación» de los sentimientos en estados afectivos conti

nuos, es precisamente el constituirse del yosubjetivo. Sifalta la

integración, se produce la « emo cion alización de la con cien

cia», que,

en

casos extremos,

impide que

el sujeto

obre con

responsabilidad y autodeterminación, disgregando su operati

vidad personal .

Fuera

de e st os cas os, la emotividad

puede

acercarse al nivel d e la persona y así puede transformarse en

una

experiencia

vivida de

los valores

un

punto cercano a Scheler,

aunque

Wojtyla reconoce también el conocimiento intelectual

de los valo res. De este modo, Wojtyla ve en la ex perien cia d e

una

emotividad

intencional abierta

a los v alores

una

partici

pación vivencial

en

las fun cion es sup eriores de la p erson a. El

nivel más a lt o de la

persona corresponde

al

querer en

el mo

mento d e la d ecisió n y d e la con fron tación

con

la verdad.

«Laoperatividad,

  con

ella la

autodeterminación

personal, se

forma en la decisión  en la elección,   estas

presuponen

la re

lación con laverdad, lareferenciadinámica a ella en la misma

voluntad. De este

modo,

sin embargo, en la

espontánea

expe

rienciavivida del valor

y

en la

tendencia

a ella ligada, junto a

la realización

emocional

de la propia subjetividad entra un

nuevo factor, trascendente. Este factor dirige la persona hacia

la r e aliz ac ió n de s ímisma e n e l a cto, no mediante la simple es

pontaneidad

e mo cion al, s ino a tra vé s d e la r e la ció n tra sc en

dente

con

la verdad,

con

el deber

 

la responsabilidad a ella

vinculados. En las concepciones tradicionales, este factor di

n ámico d e la v id a p er s on a l ha sido definido como razón ... )

Esta capacidad determina la fuerza auténtica del espíritu,

que

80 Cfr. ibíd. pp. 1144-1149.

246

h ac e d e e je mae stro de l obrar

humano.

La

propiedad

de esta

fuerza, aunque exige cierta distancia

ante

los valores vividos

espontáneamente (por

así decirlo, una  distancia veritativa ),

d e tod os mod os n o n ieg a de

ninguna manera

tales valores, no

los rechaza en nombre de la

 pura

trascendencia , como apa

rentemente querían

los estoicos

 

Kant. La subordinación au

téntica a laverdad,

como

principio de las decisiones

 

eleccio

nes

de

la

libre

voluntad humana,

en

el

ámbito

de las

emociones, requiere más bien

una

especial conexiónentre la

trascendencia y la integración»81

La ú ltim a o bservación del tex to citado

apunta

a la tesis

de esta sección sobre la comunicación participativa de la afec

tividad humana en la voluntad, comunicación positiva

cuando

está guiada po r la verdad.

  Mover el cuerpo voluntariamente

Veamos ahora

un

punto fundamental, que estamos per

siguiendo en este capítulo: después de la decisión, ¿cómo hace

la voluntad

para

m ov er a l c ue rp o? En la s ec ci ón

anterior

he

mos llegado a

una

conclusión importante: la voluntad, poten

cia racional, se

encarna en

la afectividad superior y en sus se

des cerebrales, y a tal af ec tividad le compete la tarea de

producir

los

comandos motores

voluntarios.

Intentaré

expo

ne r

y

defender

esta tesis.

a

Funciones

psíquicas

y

alteraciones

físicas

La raíz de lo s m ov im ientos in ten cion ales animales está

en

sus activaciones psicosomáticas de naturaleza emotiva, ten

dencial, a menudo en co nex ió n con la con ciencia animal del

  lbíd. pp.

1150-1151.

247

Filosofía de la mente

La causalidad mente cerebro

Page 40: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 40/48

propio cuerpo y del ambiente. El animal percibe un peligro y

se mueve para

explorar el ambiente o huye. Almismo tiempo,

las emociones

animales mueven

al cuerpo en el sentido de

producir efectos somáticos de naturaleza neurovegetativa. Las

emociones animales mueven, pues, en un doble sentido:

a Producen alteraciones neurofisiológicas  variaciones en la

presión

arterial, en la temperatura

del cuerpo,

en el sistema

hormonal, etc. ; b activan a

los

músculos para que se produzca

el

comportamiento intencional

t ípico del animal correr, sal

tar, volar, gritar .

En nosotros sucede algo semejante. Pero el

dominio

so

bre los músculos estriados es controlado directamente por la

voluntad, y, po r este motivo, nuestros movimientos somáticos

intencionales son

propiamente voluntarios. Esta posibilidad

de mover voluntariamente

 

cuerpo «muscular» es el ámbito

de libertad

sobre

nuestro

organismo

-y, por

tanto, sobre

el

mundo-

que la naturaleza nos ha concedido. Las alteraciones

neurofisiológicas, consideradas

po r

los clásicos

como

concomi

tantes a las pasiones, «nos suceden», es decir, no dependen de

nosotros, aunque

podamos actuar

sobre sus causas. Se

trata

de

activaciones de ciertos sectores del cuerpo «neurovegetativo

que

siguen

de modo

natural

a las

emociones

y

sentimientos

 ira, miedo, deseos . Los movimientos fisiológicos orgánicos

sentidos hambre, sed, sexualidad ,

en

cambio,

no

son altera

ciones

meramente

«subsiguientes», sino que son simplemente

el lado fisico propio de las sensaciones orgánicas, como ya diji

mos. Esas sensaciones, en cuanto afectivas el hambre es un

deseo

orgánico ,

son

motoras

 el hambre mueve a la bús

queda

del alimento .

¿Por qué estas diferencias? ¿Cuál es su sentido?

1. La función

motora

de la emotividad animal, conside

rada en el n. 2 de este capítulo, es bien

conocida en

su ver

tiente

neurológica.

Las

alteraciones neurovegetativas

subsi

guientes a tales emociones tienden a predisponer

 

cuerpo en

función

de la conducta prevista por la

parte

tendencial. Si la

248

conducta

intencional es obstaculizada  por ejemplo,

cuando

el

animal

es

atacado ,

las

alteraciones orgánicas correspon

dientes preparan el cuerpo para la defensa. Podrán ser anóma

las o desequilibradas tensiones, sudor, desagrado,

jadeo

si  

programa motor de conducta no cumple con sus objetivos.

2. La

conducta

intencional

humana, en

cambio, es libre

ante las emociones. Los sentimientos no la

desencadenan

de

modo espontáneo. En condiciones de normalidad, el

hombre

puede siempre detener su conducta, po r fuertes

que

sean sus

sentimientos, para considerarla fríamente con su razón, y así

poder decidir luego

qué hacercon

libertad.

La voluntad/razón, por tanto, t iene dos dimensiones li

geramente separadas, una afectiva la otra motora La

dimen

sión afectiva desciende al nivel de las emociones sensitivo/vo

luntarias,

pudiendo inducir

reacciones neurofisiológicas. Estas

reacciones son autónomas y no siempre tienen que ver directa

mente

con las motivaciones voluntarias

 una

mala noticia, de

suyo,

no

tiene

nada

que

ver

con

el organismo,

aunque pueda

provocar una indigestión .

En este sentido

parecería

haber como

una

falta de equi

librio entre el a lmay el cuerpo. De todos modos , en principio,

existe

una congruencia entre

las situaciones voluntarias o espi

rituales y el dinamismo somático. Los sentimientos positivos

 gozo, optimismo,

expansión

interior, seguridad

hacen

bien

al organismo, estimulan y dan energía, así como los negativos

 tristeza, desesperación, odio, pánico pueden

crear

trastor

nos y desequilibrios corpóreos. Algunos sentimientos, además,

tienen también una forma expresiva

corpórea característica lágri

mas, sonrisa, rostro distendido . Estos

fenómenos

son

una

ma

nifestación de la

unidad

dinámica entre el alma y el cuerpo.

Fijémonos

por un momento

en la eventual causalidad del

pensamiento sobre el cerebro independientemente de la moción

voluntaria. ¿Puede hablarse de una causalidad

motora

de la in

teligencia sobre su base neural? ¿No es verdad que nuestros

pensamientos provocan en nosotros

activaciones cerebrales?

249

Filosofia de la mente La causalidad mente-cerebro

Page 41: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

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Esta pregunta podría llevarnos a un planteamiento dualista

cartesiano. La

información

sensitiva ejerce un dominio formal

sobre la base neural en la

unidad

integrada de los actos

psicoso-

máticos

como vimos en el capítulo 2. Tal dominio -formaliza

ción activa- se va haciendo más amplio a medida que la fun

ción cognitiva es más alta, susci tando procesos de

arriba hacia

abajo compatibles

con

los aspectos

materiales

activos, de los

que

surgen

procesos  

abajo

haciaarriba

Ahora

bien,

elpensamiento, al estarunido a la sensibilidad

superior

ejerce

también esta

función formalizante, queno

debe

confun

dirse

conuna causalidad eficiente o

motora

Empiezo a recordar,

por

ejemplo, lo que hice ayer, sin mover un músculo. Este acto

mío

es libre vquiero recordar, dirijo mi

atención

a mis recuer

dos»

porque

mi

voluntad domina

el acto intelectual . Este, a

su vez, está unido a la sensibilidad superior,

haciéndola

partícipe

de su comprensión. La sensibilidad, cerebralmente

localizada

 centros de la atención, la memoria, la imaginación , com

porta una

disponibilidad material tal,

que permite

la compare

cencia «suscitada» de pensamientos  pero lacausa

propia

de es

tos es la misma luz intelectual . A su vez, los pensamientos, en

cuanto

son una forma de acto acto i luminante de las opera

ciones sensitivas superiores,

hacen que

estas

operaciones

se

orienten en un determinado sentido. Además, nuestra activi

dad

sensitiva,

siendo

cerebral, deja

una huella

o

una

formaliza

ción estable en la operatividad cerebral. Esta huella es la base

física de los hábitos inteligentes -por participación- de la me

moria y la imaginación, una base que, a su vez, permite al pen

samiento

proseguir

en cierta línea.

El

único

elemento

causal motor

de

estos procesos causa

espiritual es el influjo de la

voluntad

sobre el pensamiento y,

po r

tanto,

simultáneamente, sobre la sensibi lidad. En la me

dida

en

que

el yo

domina

sus pensamientos, es

cierta causa

 no

absoluta de lo

que

seguirá en

el

curso de los procesos intelec

tuales, a veces imprevisibles, o según otras vías causales natura

les.

Po r

ejemplo,

quien decide estudiar

es causa parcial de

250

los buenos resultados intelectuales de su estudio, así como de

las formalizaciones cerebrales consiguientes. El que decide ac

tivar sus sentidos en

cierta

dirección, será una causa,

siempre

parcial, de las consecuencias psicosomáticas naturales de esas

activaciones.

La

causalidad voluntaria implica una responsabilidad

solo cuando las consecuencias son previstas y queridas. Quien

emprende una investigación y l lega a un descubrimiento, es

responsable de sus esfuerzos intelectuales, pero no del descu

brimiento como

tal,

pues

esto

depende

de luces intelectuales

de las

que

él no es dueño  nadie

entiende

algo simplemente

porque quiera . El que estudia siempre

de

noche y duerme

poco

será responsable de los

daños

que

esa

conducta podrá

su

poner para su salud.

  La voluntad los comandos

motores

Los movimientos intencionales

humanos

están someti

dos al dominio

de

la

voluntad

racional. Así sucede, po r ejem

plo, con los movimientos de nuestros ojos

cuando

miramos o

de

nuestros labios

cuando

hablamos,

o en la

utilización

de

nuestros

miembros

para movernosy obrar en el mundo. De es

tos movimientos voluntarios se siguen de

manera

natural mu

chas modificaciones físicas, tanto en nuestro cuerpo

como

en

el mundo externo. La

voluntariedad

l lega a todo acto, conse

cuencia y obra exterior a los que llegue nuestra intencionali

dad y conciencia.

En el n. 3

de

este

capítulo habíamos

citado la frase

del

Aqu inat e d e que «el apetito

racional, l lamado voluntad,

mueve

mediante el apetito sensitivo-w. Primero,

vaya

verifi

car

fenomenológicamente

la

verdad de esta

te si s. En se

gundo lugar,

haré algunas consideraciones sobre

el

modo

en

82

 

TIl

1, q. 20,a . 1, ad

 

251

Filosofía de la mente

 

La   us lid d mente cerebro

Page 42: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 42/48

De este modo, la integración

entre

la

razón/voluntad

y

las potencias sensitivas superiores supone la integración

entre

la

parte

espiritual del hombre

con

su

cuerpo

elevado.

Un as-

pecto

de

est

integr ción esla motricid d voluntaria Cuando com

prendo cuando

amo,

cuando

deseo alguna cosa, en mi cere

bro se producen de modo natural una serie de alteraciones

relacionadas con la integración entre el intelecto y la percep

ción, la voluntad y el sentimiento, el sentimiento y la acción.

Po r

tanto

cuando los sentimientos incluyen una actividad

práctica

-y

muchos sentimientos mueven de suyo a la acción-,

entonces nacen

los

comandos motores voluntarios   deseo

leer este libro

 

muevo mis manos y abro sus páginas» , obvia

mente en conexión con la percepción y la autosensibilidad.

En cierto sentido,

muevela

percepción emotiv o

muevela

emoción

lig d a la

percepción

El siguiente esquema sintetiza estos puntos:

que la voluntad domina nuestros comandos cerebrales mo

tores.

Desde

el

pun to de

vista

neurológico

la motricidad

voluntaria nace de las asociaciones entre las áreas corticales

y subcorticales que conectan

funciones

cognitivas, emocio

nales y motoras, tanto

en

el hombre

como

en los mamíferos

supenores.

b.l

La voluntad mueve mediante los sentimientos

Decido mover mis

manos

y las muevo,

aunque ignore

los procesos neurofisiológicos

que

me permiten dominar el

cuerpo. Si el acto es intencional detrás de la

decisión

hay

una

motivación,

por

tanto,

un

deseo

voluntario.

Puedo

mo

ver mis manos

para

saludar a

un

amigo: el afecto hace

nacer

en mí el

deseo de saludarlo

junto a la

convicción

de

que

cierto movimiento gestual será

una

expresión apropiada de

mi amistad.

¿Dónde está,

en

este caso, el sentimiento como algo di

verso de la decis ión

voluntaria

motivada

por

el amor ? En la

sección

anterior

hemos visto cómo los afectos participan de la

voluntad. Queremos bien a nuestros amigos

tanto

con la vo

luntad

como con los sentimientos de amor, y,

en

este caso,

la

voluntad

y

los sentimientos están

integr dos

enun único   cto

Esta integración es algo consiguiente a la previa unión

participativa entre la inteligencia y la

percepción concreta

de

este   migo

El

objeto percibido

y

amado puede ser una

per

sona,

una comunidad un

valor,

una

institución. La

percep

ción

humana

suele ser intelectual/sensitiva.

La

percepción

puede recaer también sobre un símbolo, un aspecto, un ob

jeto imaginado

o

recordado

, porque

podemos

llegar a

una

persona

también imaginándola escuchando

su voz,

viendo

una

fotografía suya o, simplemente

escuchando

pronunciar

su

nombre .

A esta percepción inteligente puede seguir el

amor,

que

se

encarna en

los sentimientos.

252

Voluntad

 

Decisión

Sentimientos

sensitivo

voluntarios

Comandos

motores

Conducta

253

Razón

universal

 

Experiencias

concretas

Bien concreto amado

Alteraciones

neurofisiológicas

Expresividad somática

Filosofía de la mente

c us lid d mente cerebro

Page 43: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 43/48

Algunas decisiones fáciles y previstas pueden parecer

privadas de

un contenido

emotivo,

pero

no es así. Siesas deci-

siones

son

impedidas el deseo implícito se nota quizá

en

la

forma

de un

desagrado momentáneo.

Si deseamos

tomar un

libro que está e n u n estante

del

armario y no lo conseguimos,

nos viene afán e inquietud. Por eso, las alteraciones neurofisio-

lógicas que acompañan a

nuestros

deseos

 p or ejemplo

cuando

deseamos llegar

al

lugar de

una

cita

y

tomamos

un

transporte

público se

notan

más fácilmente

cuando

la afecti-

vidad

consiguiente

a esa elección aumenta de intensidad o

cuando

la decisión encuentra

un

obstáculo el

autobús tarda

en llegar y nos ponemos

nerviosos

porque tememos llegar

tarde

a la cita .

En lo

que

acabamos de ver pueden identificarse dos di-

mensiones de

la

voluntad

un a pasiva

y la

otra actioa».

La di-

mensión pasiva tradicionalmente se l lama eros y se manifiesta

como un

sentimiento de atracción hacia

un bien que

«captura»

nuestra voluntadde amor. Lavoluntad

humana

es

creada

 

por

tanto, es receptiva ante bienes que no posee por símismay que

encuentra

fuera de sí, en los

demás

  principalmente, en Dios.

Esta receptividad voluntaria encarnándose en el «cerebro

emocional», se traduce

en

una serie de resonancias sentimenta-

les fuertes, pero «pasivas». El

momento

activo de la voluntad,

en cambio, se

da cuando

el amor, sies verdadero y

coherente

se orienta al hacer a una acción

que

acerca o

confirma

la

unión

del

amante con

lo amado, en lo

que entran en juego

sentimien-

tos activos que empujan a la acción. El ágape en efecto, supone

un

«dar» o, mejor, consiste e n que la voluntad se dona a sí

misma

en

favor de lo

amado

 una

persona

o Dios . La

dona-

ción

del

amor comporta

el paso a la operatividad del comporta-

miento, pues solo

en

la

conducta

se demuestra, efectivamente,

lo que sucede en la voluntad

que

ama.

83 Cfr.,

sobre

este punto la encíclica Deus caritas est de BENEDIC-

TOXVI.

 5

Entre estos dos aspectos de la

voluntad

y el amor, tanto

en

el plano de los afectos

como en

la

vertiente conductual

debe

existir un a armonía. A veces pueden

surgir tensiones

 por ejemplo,

entre

sentimientos espontáneos y decisiones de

la voluntad , y también incoherencias o faltas de

unidad

en la

vida de una persona, y

justamente po r

esto, la exigencia de la

integración

subsiste y, si

no

se satisface,

produce desequi-

librios.

Por

ejemplo, una persona

puede

experimentar rencor o

tristeza po r algún motivo. Movida, sin

embargo

por un amo r

más alto

 amor

a Dios, deseo de

respetar un bien

moral , con-

ducido a la reflexión racional, esa persona podría tomar la de-

cisión de no llevar al plano de la acc ión eso a lo que , en cam-

bio,

tiende

su orgullo

herido

o su

rencor

persistente.

Aunque

haya

tomado

esa decisión,

no

siempre

conseguirá

eliminar

au-

tomáticamente

sus sentimientos contrastantes. Sin

embargo

la

persona

siempre

se expresa mejor en lo

que

hace, tras una de-

cisión,

que en

lo

que

simplemente

siente. Más

adelante

sus

sentimientos podrán

reflejar

con

más

fuerza

la

verdad

de su

amor,

pues

la

conducta

efectiva, sies

realmente

querida, ayuda

a confirmar mejor su decisión, y así poco a poco esta

podrá

ir

imprimiéndose

en

su

emotividad

promoviendo una

mayor

congruencia entre la praxis y los sentimientos.

b.2

Cómo

influye la intención voluntaria en el

cuerpo

en movimiento

La

persona

mueve

voluntariamente

el

cuerpo como

vi-

mos, a través de los sentimientos, la

percepción

y la imagina-

ción.

De

este

modo la

persona pasa

a la p raxi s, al

acto hu-

mano. Ahora

bien

así

como el

acto

intelectual

está

presente en la

percepción

inteligente dela

persona

de un

modo

análogo, la deci-

siónvoluntaria

es

inmanentea todo elcuerpo

personal

enmovimiento

¿Cómo se

produce

esta inmanencia?

 55

Filosolia de la

  nt

e

La causalidad mente cerebro

Page 44: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 44/48

T om o la d ec is ió n de ir mañana al sitio de una cita

con

una

persona. Antes de mis desplazamientos, mi decisión per-

manece

en mi

memoria como

intención . En el momento

oportuno esa intención se actualiza, es llevada a la conciencia

y

pa sa a su cumplimiento operativo. El movimiento decidido

inicia en un momen to

temporal.

Por encima de este inicio,

como

un principio operativo supremo está la intención la

elecció n v olun taria com un icada al d eseo de m ov erme. La de-

cisión,

aunque

tuvo lugar en el t ie mp o, no es

propiamente

un

evento de naturaleza temporal. Es supratemporal, como todo

acto intelectual y voluntario.

En consecuencia,   decisión no

es

un antecedente temporal

de los actos motores del cuerpo Como hábito operativo inmanente

al deseo motor

cerebralizado

, del que nacen los comandos

m otores, la d ecisión v olu ntaria p resid e el entero despliegue

del proceso fisico inherente a la acción. Este proceso puede te-

ner muchas articulaciones o fases, pero la acción humana si-

gue siendo una sola. Su unidad n ace de la intención y del cum-

plimiento efectivo de esa intención en la acción.

Mientras me encamino

hacia

el

lugar

de la cita, no

tengo

necesidad de

renovar

continuamente mi d ecisión , n i

tengo que añadir nuevos deseos para mover cada parte del sis-

tema

motor

d e mi cuerpo .

La

activación

motora

pone en acto

mecanismos «automático » , c on sc ie nt es o no no t en go n ec e-

s id ad de d ec id ir ni de d es ea r move r el pie de un modo espe-

cial, de c ru za r esta p ar te de la c alle o

la

otra, etc.). La decisión

y el d eseo con sig uiente m ueven o guían el sistema motor de

una manera suave, desde

arriba para

así m ov er las p iernas,

bajar las escaleras, evitar choques, subir alvagón del metro, et-

cétera). Así es como se desarrollan nuestros movimientos ruti-

narios,

con

las acostumbradas interacciones

entre

las percep-

cio nes ver la calle

para

cruzarla, esperar el semáforo, etc.) y

los habituales automatismos motores, aprendidos e incorpora-

dos a n uestra memoria procedimental. De todos modos, no ac-

tuamos como robots programados, pues la ejecución fisica es

256

personal, y se realiza en cuanto está «formalizada» activamente

por la intención voluntaria, virtualmente presente  yno revo-

cada)

en

el cuerpo.

Naturalmente, aunque he insistido en el p ap el m otor d e

la emotividad voluntaria, no se ha de o lv id ar la intervención

continua de la cognición sensitiva en la guía del desarrollo mo-

tor, desde la planificación de los movimientos, a diversos nive-

les, hasta su ejecución. Los estudios neurofisiológicos sobre este

punto son conocidos activaciones corticalesy subcorticales, pa-

pel del cerebelo y de los ganglios de la base). Desde el punto de

vista fenomenológico, no solo las sensaciones externas guían el

movimiento, sino también la imaginación y la percepción signi-

ficativa del objetivo o fin del movimiento, en función del cual

este es planificado. Los objetivos de los movimientos animales

están presentes a nivel de sensibilidad, así como los de los movi-

mientos humanos son, además, considerados

por

la razón . Por

ejemplo, siqueremos llegar al portón de entrada de un edificio,

prefijamos el objetivo y también inconscientemente, hacemos

un plan espacial y secuencial, captado por la imaginación anti-

cip ad ora. La p resencia de este p lan, en el que el portón es cap-

tado como «p u n to de llegada d eseado», preside

el

desenvolvi-

miento

de los movimientos ».

Cuando

el acto es v olun tario,

como estábamos diciendo, la intención ocupa el primer puesto

en

el

dinamismo psicosomático dirigido a la puesta

en

práctica

de la conducta prevista.

  l acto voluntario

motor

mientras perdura hasta su plena

realización

esun único acto integrado

aunque algunos de sus ele-

mentos sean separables. Un saludo,

un

almuerzo,

una

conver-

sación

reúnen

en

la

unidad

de un

único

acto

personal

múl-

tiples elementos: la

intención

y decisión, la

comprensión

y

La

sola imaginación de un movimiento corpóreoempieza ya a acti-

var las áreas neurales motoras, incluso sin el propósito de l leg ar a l a a cción.

Este fenómeno demuestra hasta qué punto están asociados el conocimiento

sensible concreto yla motricidad.

257

Filosofia de la mente

La causalidad mente cerebro

Page 45: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 45/48

pe rcepción, el

amor

y otros sentimientos, las

oportunas

activa

ciones neurales y el comportamiento externo . Todo esto cons

tituye

una

trama dinámica unitaria, guiada de modo natural

por la persona en acción  .

En definitiva, el comportamiento  ísi  intencional y volunta-

riodel hombre es lo que tradicionalmente se ha llamado praxis

(praxis hum

ana

), cuya

unidad

básica es la ac

ción

humana o el

a

cto

p

ersonal

 

En estas últimas páginas vimos hasta qué

punto

el cerebro y todo el organismo están involucrados en la praxis.

Nos hemos

det

enido especialmente en el

modo

en que la vo

luntad

en uni ón co n el conocimiento y los s

entimi

entos,

ejerce su capacidad de mover el cuerpo personal. La natura-

leza nos otorga la posibilidad de obrar «por encima» de sus le

yes, no contra ellas. Obviamente, nuestro dominio racional so

br e el

cuerpo no

es total y cambia se

gún

la

edad

y el estado

fisiológico y psicológico de cada p

ersona

.   puntamos a inte

grar las múltiples instancias preoperativas de nuestra persona

lidad, para qu e nuestra conducta sea

un

a expresión de nuestra

lib

ertad

en sus actos de conocimiento de la verdad y de amo r

trascendente.

9. Comunicación de vidae interacciones intersubjetivas

Com

o conclusión de este

capítulo

, voy a consid

erar

a

continuación algunos aspec tos acerca del modo en que nues

tra conducta es guiada , y en cierto sentido act iv

ad

a,

por

la

«men te de los otros» y no solo por

nu

estra

propi

a «mente  (y

85 De todos modos,

un

acto personal puede ser

uno

y a la vez estar

compuesto por varios actos.Así, un almuerzo posee un a unidad como praxis

humana

per

o a la vez está constituido

por múltipl

es actos personales (jui

cios, decisiones, momentos de conversación, etc.) . No es es te el momento de

analizar en detalle la variedad compositiva de los actos personales.

  Pa ra una visión analítica de la acción humana en la perspectiva del

Aquinate, cfr. S. BRoc K

A

cción y

conducta: Tomás de Aquino

la

teoría de

la ac-

ción

Herd er, Barcelona 2000.

258

al revés). Este punto es fundamental pero su

impor

tancia se

pu

ede en t

ender sol o despu és de la exposición analítica

que

hemo

s he cho sobre la cau salidad voluntaria

motor

a. El t

ema

tiene que ver con la participación empática y la

inter

subjetivi

dad , y es más , requiere

una

previa

con

sideración sobre las

modalidades en que las unidades vivientes pueden «vivir

jun-

tas,) (co-vivir)   p

or

tanto, interacciona r entre ellas de modo

vital. La temática de la comunicac ión de vida y la

in ter

acción

intersubjetiva se está convirtiendo en un a de las cu estiones

más importantes de los últimos tiempos. Comencemos con al

gunas alusiones al f

enóm

eno de la simbiosis.

Todos los vivi

ente

s están físicam

ente

relacionados entre

sí en múltiplessentidos. Los individuos de una idéntica especie

comparten la misma estructura genética y la transmiten a nue

vas unidades. A veces mantienen entre sí formas simbióticas de

vida a nivel vege tativo, como se ve en el caso de las relaciones

intr

auterin

as en tr e la mad r e y el hijo

aún

no nacido o en la

convivencia de bacterias en

nu

estro intestino. La simbiosis entre

especies diversas es un fenómeno ampliam

ente cono

cido. En la

simbiosis, dos organismos, aun siendo diversos, se asocian por

un período de tiempo , o bien de modo estable, para la realiza

ción de ciertas funciones biológicas, a menudo con ventajas re

cíprocas «<mutualismo») o po r lo

menos

para uno de ellos

(«inquilinismo») o quizá con resultados nocivos para uno «<pa

rasitismo»). En la simbiosis más estricta, un organis

mo

vive de

pendiendo de otro, así como el feto vive de la madres .

87 Estas formas simbióticas

pu

eden evolucion ar con el tiempo de ma

neras muy diversas, también segú n lascircunstancias ambie

nt a

les. Si un or

ganismo pequ eño vive de o tro más grande, habitando en su organismo, se

habla de relación

sim

l ió

tic

o

huésped.

La simbiosis puede producirse de modo

separado, como sucede ,

por

ejemplo, con la lactancia madre-hijo, o cuando

el pájaro «chorli to egipcio» limpia los dientes de lasfauces abier tas de los

cocodrilos, con sumi

end

o las sobras de comida depositada s en el los. La bió

lo ga Lynn Marguli s ha recon siderado los procesos evolutivos pon iendo de

relieve el papel de la coo peración y no solo de la competición en tre los orga

nismos: cfr. L. M RGULlS, D. S C N

Microcos

mos Tusqu ets, Barcelona 1995.

259

Filosofia de la mente

La causalidad mente-cerebro

Page 46: Filosofia de La Mente Cap 4

8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

http://slidepdf.com/reader/full/filosofia-de-la-mente-cap-4 46/48

Los vivientes intencionales comparten la propia vida, a

su vez, según diversas modalidades. La

autonomía

e individua

lidad

propia

de los vivientes vaa la

parcon

la participación re

cíproca

en

las vidas ajenas. En ningún caso, la vida es un fenó

meno

puramente

individual.

Vivir es convivir.

Las

relaciones

intersubje

tivas, como es obvio, pueden

ser

positivas o negati

vas, es decir, pueden suponer

una

mutua convivencia y colabo

ración

constructiva,

o

bien resu ltar

nocivas

para

algunos

 como sucede en el caso,

normal

para los animales, de la agre

sión y

depredación .

La

comunicación

en la vida sensitiva e intelectual de los

demás se

manifiesta en

la capacidad de reconocimien to de

otro

individuo

como un

sujeto interiorizado y

en

acción, es de

cir, abarca las dimensiones cognitiva, afectiva y conductual. Las

personas humanas, pero también algunos animales a cierto ni

vel, pueden reconocer el sufrimiento de los demás, la inten-

ción

implíci ta de sus amagos de movimiento, o pueden inter

pretar bien sus signos gestuales, faciales o lingüísticos  mirada

amistosa, irritación, nerviosismo, preocupación .

La capacidad de participar de algún

modo en

la emotivi

dad o sentimientos de los demás es la empatía. La habilidad

para hacerse

una

idea de las representaciones, opiniones, sen

timientos

e

intenciones

de los otros,

en unidad con

su con-

ducta,

en

suma

, la capacidad de comprender sus estados inte

riores a partir de su conducta suele señalarse

en

las ciencias

cognitivas con la expresión «tener

una

teoría

de la mente-t .

Sin

necesidad de recurrir a la telepatía,

tenemos

espacios de expe

riencia

compartidos con los otros, g racias a los cuales pode-

mos

comprender

sus estados psicológicos y sus vivencias. Algu

nas personas pueden ser especialmente expertas en la «lectura

88

La

expresión , algo deudora del «rnentalismo cartesiano», se usa

co

rrientemente

en contextos cognitivistas.Se hizo famosa con el a rt ículo de

D. PREMACK

y

G. W OODR  f Doesthe Chimpanzee have a -T heoryofMind   t en

«Behavioral and Brain Sciences», l 1978) , pp. 515-526.

260

de la mente ajena»

(mindreading)

así como otros son escasa

mente

empáticos como sucede, de modo patológico ,

en

los

autistas). La «lec tu ra de la

mente

», de ordinario, es un fenó

meno perceptivo basado en la experiencia

adquirida

, aunque

puede ampliarse

a

~ s p t o s

inferenciales,

en

los

que inter

viene la

mediación

r ~ i o n l Los encuentros personales como

el

diálogo, el trabajo odos juegos en grupo, el aprendizaje , et

cétera, son

eficaces

cuándo

las

capacidades empáticas de

las

personas

son buenas. Por o tra

parte,

esos encuentros son ya

formas de

experiencia

que favorecen el desarrollo de las capa

cidades comunicativas.

En los años 80 y 90 del siglo pasado , algunos investiga

dores de la univers idad de

Parma

 G. Rizzolatti,

1.

Fogassi,

V.

Gallese) descubrieron en ciertas áreas corticales de los maca

cos la activación de neuronas l igadas a la motricidad no solo

cuando los

animales

realizaban ciertas acciones, sino

también

cuando veían que otros las realizaban, y lo mismo cuando es

cuchaban ruidos asociables a ella  por ejemplo, la acción de

romper una

hoja de papel . Estas neuronas fueron llamadas

neuronas espe o (mirrar). El fenómeno vale también para el

hombre. El «acto especular», como se vio posteriormente, se

produce

también con la visión de las sensaciones táctiles de

otra persona. Al ver a

un

individuo afectado

por

el

dolor

pro-

ducido por un

golpe,

el

sujeto

activa las neuronas del do lor

de su

propio cerebro correspondientes

a la

parte

somática

afectadas .

El

descubrimiento

de las neuronas especulares, conside

rado un o de los más importantes de los últimos años en el

campo

neurológico,

po r

un

lado,

pone de

relieve la

cercanía

entre la visión, la imaginación y la motricidad, pero sobre

todo

89 Cfr. G. RIZZOLATII, TheMirrorNeuronSystem andlts Function in Hu

mans,

en «Anal. Embryol.», 210 5-6),  2005),

pp.

419-21; V.

GAlLESE,

La mol-

teplidta condivisa. Dai neuronimirrorall

 intersoggeu

ioíiá;

en

A.

  lLERINI

et al.,

Autismo:L umanit ánascosta

S. MIST

UR

ed .),

Einaudi

, Turín 2006;

G. RIzzo-

LATTI, C

SI

NIG  LI

A

Soquelchefai,

Cortina, Milán 2006.

261

Filosofia de   mente

La causalidad mente cerebro

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8/18/2019 Filosofia de La Mente Cap 4

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arroja una gran luz sobre los procesos imitativos y participati

vos de los animales y el hombre. Las neuronas espejo constitu

yen, ciertamente, la base neural

de

los eventos empáticos y

participativos

de la vida psíquica. Ellas demuestran cómo

el

propio

cuerpo sensibilizado

puede entrar

en

resonancia

, de

modo

isomorfo

, cuando observa fenómenos significativos

en

los demás, es decir,

fenómenos no

meramente físicos, ni pura

mente

psíquicos,

sino

psicosomáticos. Se

abre aquí

un

hori

zonte para la comprensión de ciertas relaciones intersubjetivas

que están

en

la b ase de tantas otras interacciones

profundas

entre individuos y de compartición cognitiva, emotiva y con

ductual en las actividades de los

grupos

. Estos fenómenos pe r

tenecen

a la

experiencia

intersubjetiva y social y dan

razón

de

la « teor ía de la

mente

» de

que

hablábamos arriba, sin obligar

nos a

pensar

de modo

antropomórfico

que el

participante

en

la vida psíquica de o tro t enga necesidad de construirse «una

teoría» sobre el estado de la conciencia del

otro

. El fenómeno

es más bien vivencial, también a nivel inconsciente.

La participación en la vivencia de los demás -l o que los

fenomenólogos llaman

empati 

es diversa en cada especie ani

mal. En el

hombre

ella

pertenece

al nivel esp ir itual de la per

sona

, donde el punto

nuclear

es la capacidad de

reconocer

en

los

demás otros

tantos yo es

decir

, sujetos

personale

s

indepen

diente

s de nosotros mismos,

con

los que

podemos

identificar

nos intelectual y afectivamente, con la posibilidad de compar

tir muchos

aspectos

de su vida : amistad , familia, trabajo . Si

«vivir es convivir», como decíamos arriba, ahora cabe añadir:

en el plano intencional,

vivir escompartir

Esta

capacidad

está

relacionada con

la descentralización

del yo, es decir,

con

la facilidad

con que

una

persona

puede es

tablecer

su centro fuera de sí

misma

o

de

sus utilidades po r

ejemplo, en un

bien

común

compartido

por muchos o en re

lación a los intereses de los

demás

en

cuanto

son objeto de su

amor, de su solidaridad y su colaboración. La persona se tras

ciende a sí misma cuando es capaz de percibir las cosas desde

262

el

punto

de vis ta de los intereses de otro o cuando sabe com

partir

la atención

con

otros sujetos

con

respecto a un mi smo

objeto intencional: un tema de estudio, un valor compartido

una

tarea común

w.

La compartición de espacios intencionales tiene un a

proyección en el desarrollo prenatal y en los primeros años de

la infancia, especialmente, cuando se sigue la relación entre la

madre y el

niño una

relación primero simbiótico-vegetativa

 pero también sensitiva) , y más tarde casi simbiótica en u n sen

tidoafectivo e intelectual , Solo así se puede

comprender po r

ejemplo, el aprendizaje lingüístico, y en est e contexto se pro

duce,

en

definitiva, la

emergencia del

yo autoconsciente

en

la

persona en desarrollo. En los primeros meses de vida, el in

fante, en respuesta a la sonrisa

materna

se hace capaz de pro

ducir

las

primeras

sonrisas.

«A las c inc

o-ocho

sem

anas

, el

niño imita

la ap

ertura de

la

boca y la protrusión de la lengua solo silasha realizado un ser

humano y

no un obj

eto parecido

al

ser

humano.

(

 

.) A

los

cinco meses, los niños son capaces de distinguir diferentes ex

presiones de emociones que vienen de sus compañeros comu

nic ativos-w,

El acceso cognitivo/emotivo y conductual a la realidad

está mediado

en

este período de la vida, po r el modelo que

dan los adultos, entre los cuales es preferencial el rol de la ma

d re en los momentos muy iniciales del desarrollo. El modelo

se incorpora en la imitación, en cuanto es significativo, estimu

lante y personalizado. Siguiendo con el texto citado:

90

Tradicionalmente, estos fenómenos fueron considerados casi ex

clusivam

ente

desde el

punto

de vista moral o espiritual, por ejemplo, al ha

blar de la caridad o la comunión de vida. Es significativo verlos ahora en el

cen tro de la investigación cognitiva

y neu

rológica.

91Cfr.

 

A. TONIEITI

Come

i

bambini

colgo

no

 

mente 

en

L LENZI

(ed.) ,

Neuroisiologia e t or dellamente

Vitae Pensiero, Milán 2005, pp. 83-116.

92

tu«

p.

88.

263

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«En la primera mitad del primer año de vidase desarrolla

también el fenómeno llamado joint visual attention: el niño si-

gue la dirección de la mira da de la madre par a mira r lo

mismoque está mirando ella;además el niño miraa donde la

madre indica e indicala cosaque quiere que ellamire. Ensín-

t sis

a esta edad el niño y la madre comparten el mismocen-

tro dela atenci ón s e.

Este punto coincide con lo que decíamos sobre las neu-

ronas espejo como base de la imitación y de la coactividad en-

tre sujetos diversos unificados en tareas intencionales. Madre

y

niño comparten,

en este caso el mismo

campo

atencional e

intencional. Una manifestación más evolucionada de esta ca-

pacidad de sin tonizar con los demás se produce cuando los

niños captan explícitamente el fenómeno de la imitación.

Esto seve en los

juegos

de ficción en los

que

los

pequeños

sa-

ben asumir el papel de otros  o son capaces de atribuir un va-

lor intencional ficticio a muñecas y a otros juguetes  con dis-

cernimiento

entre

la f icción y la

realidad .

La

ficción

 

empero, introduce el r iesgo de separarse de la rea lid

ad

y de

manipularla como sucede en algunos videojuegos  pudiendo

así lesionar el sentido de la realidad si el juego no es utilizado

con moderación.

Yaa nivel adulto la comprensión empáticade los demás

interactúa con la capacidad de análisis y racionalización de las

situaciones ajenas. Entra así en juego la objetivación abstracta

del otro corriente en las mediaciones sociales y en el campo

científico. Pero el pensamiento abstracto existe  en definitiva

en función del conocimiento vivido o de experiencia.   vida

humana

está

destinada

a ser covivida

en

las

relaciones inter

-

personales sobre todo en la relación

con

Dios hacia quien

tiende la subjetividad humana en su núcleo más hondo.

 

lbíd. 

p. 89.

94 Cfr. ibíd.  pp. 92 95.

264

Comprender

la «ment  de los demás para compartir su

vida tendría que verse  más

bien

 

como llegar

a su

corazón

 

raíz de sus intenciones  decisiones y motivaciones más profun-

das. Este proceso no se cumple a través de los métodos objet i-

vantes de las ciencias sino solo en la participación de vida

cuando el yo puede l legar a ser un   osotros De aquí se s iguen

una serie de consecuencias relativas a la interacción entre las

personas  un tema muy amplio imposible de afrontar en estas

páginas. Pero el

fundamento

de la interacción personal está

en las premisas indicadas en esta sección. El

hombre

no actúa

casi

nunca

po r sí solo  sino junto a los d emá s o en rela ció n a

ellos.

265