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Tema A: Dinámica fluvial
Estudios históricos y geomorfológicos en el marco del
Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables
Elena Fernández Iglesias1, Ana Coluvi Cervero2 y Gil González Rodríguez3 1Geóloga; Coordinadora del Área de Geomorfología del Instituto de Recursos Naturales y
Ordenación del Territorio (INDUROT) de la Universidad de Oviedo 2 Matemática; Profesora titular de universidad del Departamento de Estadística e I.O. de la
Universidad de Oviedo 3 Matemático; Investigador asociado de la Unidad de Análisis inteligente de datos y modelos
gráficos del European Centre for Soft Computing
1 Introducción El 16 de enero de 2008 se publicó en el Boletín Oficial del Estado (número 14, páginas 3141-3149) el Real
Decreto 9/2008, de 11 de enero, por el que se modifica el Reglamento del Dominio Público Hidráulico aprobado
por el Real Decreto 849/1986, de 11 de abril. En esta modificación se plantea la necesidad de elaborar un
Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables (SNCZI), que de respuesta a las exigencias de la Directiva
de Inundaciones (2007/60/CE) así como a las propias necesidades de gestión del Ministerio y de las
Comunidades Autónomas y organismos locales. Concretamente, el SNCZI pondrá a disposición de los
ciudadanos la delimitación cartográfica del Dominio Público Hidráulico, la Zona de Flujo Preferente (ZFP) y las
zonas inundables.
Para concretar los criterios más apropiados para la elaboración de esta cartografía, se abordó la elaboración de la
Guía Metodológica para el desarrollo del SNCZI, en la que se plantea un método multidisciplinar en la
delimitación de unidades, contemplando criterios hidrológicos, hidráulicos, geomorfológicos e históricos, tal y
como precisa el nuevo Decreto. En el presente artículo se muestran los aspectos históricos y geomorfológicos
considerados en varios ejemplos utilizados en la elaboración de la Guía Metodológica para definir el cauce, la
ZFP y las zonas inundables. Entre estos ejemplos destacar los trabajos piloto realizados en el río Nalón
(Asturias) y en la rambla del río Palancia (Valencia), ubicados en ámbitos climáticos marcadamente diferentes,
con notables contrastes en sus características dinámicas y ecológicas.
2 Delimitación del cauce geomorfológico
2.1 Análisis del cauce histórico
Siguiendo los planteamientos defendidos en la Guía Metodológica para la Elaboración de Proyectos de Restauración de ríos (González del Tánago y García de Jalón, 2007), en la delimitación del cauce planteada en
el SNCZI también se defiende la consideración de referentes históricos, contemplando de esta forma la
necesidad de otorgar al río el territorio que fue suyo en su día (criterio evolutivo), para mantener su dinámica sin causar daños o perjuicios a los propietarios ribereños (sostenibilidad), tener libertad para su desplazamiento lateral y desbordamiento (criterio dinámico) y restablecer la conectividad entre los hábitat del cauce y los de las riberas y márgenes (criterio ambiental), al objeto de conseguir una morfología estable y en equilibrio con el régimen de caudales.
Hay que tener en cuenta que el cauce es la zona más inundable del medio fluvial, la más activa, inestable y
cambiante, donde se alternan tramos donde predomina el transporte y la erosión con otros donde predomina la
sedimentación, situación que además varía en el tiempo. En este sentido, los tramos donde actualmente
predomina la erosión, el reconocimiento de los límites del cauce suele realizarse sin problemas debido a la
nitidez de sus orillas caracterizadas por una elevada pendiente. Sin embargo, dicha delimitación es menos
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evidente ante la presencia de zonas de sedimentación, con depósitos fluviales que imponen una transición más
gradual y que muchas veces entierran o camuflan la orilla que sería la equivalente a la del tramo adyacente más
erosivo. El estudio de fotografías aéreas históricas permite en muchas ocasiones identificar configuraciones del
cauce previas, cuyos tramos aparecen en diferentes estados de erosión o sedimentación, ofreciendo de esta forma
una imagen preliminar de cuales son las dimensiones a tener en cuenta en la delimitación del cauce actual.
En este sentido, los estudios piloto desarrollados para la guía metodológica comenzaron con el análisis del cauce
sobre la fotografía aérea del vuelo americano, realizada en los años 1956 y 1957 a escala 1:33 000. Sobre dichas
fotografías se ha delimitado el cauce preliminar, englobando el canal de estiaje y los depósitos fluviales
adyacentes, tanto aquellos con escasa o nula vegetación como con vegetación potencial de ribera de porte
variado. La delimitación del cauce histórico se completó con la revisión de fotografías aéreas intermedias entre
el vuelo americano y la actualidad, siendo recomendable el estudio de al menos dos vuelos intermedios con una
distribución en el tiempo lo más equitativa posible. Concretamente, en el río Nalón se analizaron los vuelos de
los años 1963, 1985, 1994 y 2003 y en el río Palancia de los años 1976, 1991, 2000 y 2004. El cauce histórico
final se delimitó teniendo en cuenta las orillas más externas identificadas durante el periodo analizado.
Los límites del cauce histórico se ubicaron sobre la coronación del talud que separa la zona más deprimida y con
una topografía más irregular, de las márgenes adyacentes más elevadas y con una topografía más plana. En el
caso del tramo analizado del río Palancia, caracterizado por un trazado rectilíneo, estos taludes pudieron
observarse de forma nítida en la mayor parte de su recorrido, representados por escarpes de alta pendiente y
continuidad longitudinal que separan ámbitos netamente diferentes (Figura 1). En el tramo del río Nalón, donde
se alternan tramos sinuosos, meandriformes e incluso trenzados, las orillas del cauce aparecen en varios puntos
con una aparente menor nitidez, hecho relacionado con pendientes más graduales impuestas por el depósito de
materiales fluviales en zonas de meandro, transiciones que además suelen ir acompañadas por una mayor
representación de vegetación de ribera de alto porte, especialmente en las últimas décadas. El reconocimiento del
canal de estiaje y de las barras fluviales se ha abordado con facilidad, mientras que fueron necesarios análisis
más detallados ante transiciones graduales o con recubrimiento vegetal (Figura 1).
Figura 1 En amarillo, delimitación del cauce sobre la fotografía aérea de 1956. A la izquierda ejemplo en el río Palancia (Valencia), señalando el canal de estiaje. A la derecha ejemplo en la confluencia entre el río Narcea y río Nalón (Asturias), donde las flechas rojas se ubican sobre barras fluviales que en cabecera carecen de vegetación, mientras que aguas abajo la vegetación se incrementa. Sin embargo, se reconocen morfologías canaliformes que
recorren todo el depósito, indicadoras de que el conjunto forma parte de la misma unidad dinámica
Concretamente, en tramos con orillas más graduales es habitual encontrar porciones de las barras fluviales
carentes de vegetación en las zonas de cabecera o inicio del depósito, mientras que aguas abajo conectan con
terrenos donde la colonización por vegetación es mucho más densa (Figura 1). Entre las causas de esta situación
destacar, por un lado, que la intensidad de la avenida se concentra al inicio del desbordamiento del canal de
estiaje, aspecto que limita el asentamiento de la vegetación, y a medida que la corriente avanza aguas abajo esta
intensidad disminuye. Esta reducción de energía suele ir acompañada por el depósito de sedimentos finos,
configurando un suelo más estable que favorece un aumento progresivo de la vegetación. Este cambio no implica
necesariamente que los terrenos vegetados dejen de formar parte de la dinámica más activa del cauce, ya que en
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general los canales ubicados en la cabecera de la barra desnuda prosiguen a través de la barra vegetada,
reflejando una dinámica fluvial conectada en todo el conjunto del depósito, independientemente del grado de
colonización vegetal. Aunque estos canales con elevada actividad pueden estar parcialmente camuflados por la
vegetación, dificultando su reconocimiento en la fotografía, su morfología suele quedar grabada mediante
alineaciones en la propia distribución vegetal, fácilmente reconocibles en las imágenes, englobando de esta
forma el conjunto dentro de la delimitación del cauce histórico (Figura 1). Estas premisas persiguen que en la
delimitación del cauce no solo se consideren aquellos tramos donde las orillas son más nítidas y con mayor
pendiente, hecho relacionado con una dinámica predominantemente erosiva en ese tramo y en ese momento, sino
también contemplar situaciones con una dinámica predominantemente sedimentaria en la actualidad pero bajo la
influencia de las avenidas ordinarias. Hay que tener en cuenta que en ríos con alto volumen de carga de fondo,
como el caso del río Nalón, los terrenos que han pertenecido al cauce en las últimas décadas están especialmente
expuestos a los fenómenos erosivos y, en consecuencia, a su reincorporación en la zona más activa del canal ante
avenidas futuras.
Destacar que en la mayor parte de los casos se observó como durante el periodo histórico analizado, los límites
más exteriores del cauce se reconocen sobre las fotografías del vuelo americano, y solamente en casos puntuales
se observaron pequeñas ampliaciones del cauce en las fotografías posteriores. La tendencia más habitual en el río
Nalón ha sido la progresiva ocupación por vegetación de ribera de las barras más activas del cauce observado en
el año 1956 (Figura 2), mientras que en el Palancia han dominado las alteraciones artificiales, ligadas tanto al
dragado y canalización del cauce como a la ocupación de la zona inundable. Pero independientemente de la
evolución y de las causas de los cambios, el cauce histórico a tener en cuenta en el Dominio Público Hidráulico
Probable es aquel de mayor dimensiones observado en el estudio evolutivo, siendo el análisis del cauce actual el
que determinará cuales son los terrenos más susceptibles de seguir formando parte del DPH.
2.2 Análisis del cauce en la actualidad
La evolución del cauce en las últimas décadas puede caracterizarse por la ausencia de cambios significativos en
el cauce histórico, por una variabilidad en su morfología y posición, por un incremento de la vegetación de ribera
o incluso por una ocupación antrópica de los terrenos. A priori, los indicadores geomorfológicos a utilizar para
establecer el límite del cauce en la actualidad incluyen los mismos criterios que los utilizados en la delimitación
del cauce histórico, aunque añadiendo las ventajas que ofrecen los productos derivados del LIDAR y las
observaciones durante los trabajos de campo.
Aunque pueden darse diferencias entre el cauce histórico y el observado en la actualidad, la delimitación de este
último se ha abordado tomando de referente el primero, debido a que se agiliza el proceso de análisis cuando la
correspondencia entre el cauce histórico y el actual es muy buena, o este último engloba al primero. Este
planteamiento también permite orientar la toma de decisiones ante situaciones menos claras, al señalar los
terrenos donde es conveniente la intensificación de los estudios de gabinete y trabajos de campo, de cara al
análisis de alternativas.
La herramienta de partida utilizada ha sido el modelo de pendientes obtenido del LIDAR, sobre el cual se han
reconocido los límites del cauce ligados a taludes nítidos, es decir, al predominio de procesos de transporte y
erosivos en ese tramo durante la realización del vuelo, así como las orillas con transición más gradual o con
varios niveles o terrazas intermedias, relacionadas bien con el predominio de procesos sedimentarios o bien con
el encajamiento del lecho fluvial. Se ha abordado una clasificación de orillas en función de sí el límite del cauce
es evidente en el modelo o por el contrario son necesarios trabajos de detalle (Figura 2).
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Figura 2 A la izquierda modelo digital de pendientes obtenido del LIDAR, donde se señalan los tramos de cauce que muestran orillas más graduales o con varios niveles de terrazas. A la derecha se muestra como parte importante del cauce histórico ha sido densamente colonizado por vegetación de ribera en las últimas décadas. Actualmente se reconoce la orilla erosiva original, que aunque menos expuesta a avenidas ordinarias, las evidencias de actividad
observadas en los terrenos interiores indican que seguiría siendo representativo del límite del cauce actual
En ambos casos, el límite preliminar del cauce se ha ubicado en la zona donde se produce una inflexión entre los
terrenos más deprimidos e inclinados del cauce con los más planos y homogéneos de las márgenes, englobando
de esta forma todo el ámbito fluvial más activo, independientemente del predominio de procesos erosivos y
sedimentarios o de la existencia de varias terrazas intermedias. Al respecto destacar que la presencia de estas
terrazas intermedias se ha observado tanto en el río Nalón como en el Palancia, en relación con un encajamiento
del lecho del cauce con respecto a las características que presentaba en el año 1956, hecho que en el río Nalón se
relaciona con la presencia de embalses aguas arriba del tramo analizado así como de cambios en los usos del
suelo de la cuenca, mientras que en el Palancia, además de los anteriores factores, destaca la canalización y
dragado de parte del tramo analizado. En consecuencia, actualmente se observan orillas muy definidas y con alta
pendiente en posiciones internas al cauce histórico, que podrían indicar una posible reducción en la anchura del
cauce original.
Sin embargo, tanto en el río Palancia como en el Nalón ha sido muy habitual que los límites del cauce histórico
continúen mostrando en la actualidad una representación morfológica (Figura 2), reconociéndose durante los
trabajos de campo taludes de alturas que varían entre 5 m, cuando contactan directamente con el canal de estiaje,
y menos de 1 m, cuando el talud erosivo precedente ha sido parcialmente enterrado por sedimentos fluviales en
las últimas décadas. Durante los trabajos de campo, además de reconocer estos taludes erosivos, a la hora de
valorar que los terrenos del cauce histórico continúan siendo representativos del cauce actual se ha tenido en
cuenta la presencia de evidencias de actividad fluvial reciente y reiterada, ligadas a depósitos de flotantes y
sedimentos fluviales expuestos o con bajo desarrollo edáfico que imponen una topografía irregular (Figura 3).
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Figura 3 El bosque de ribera de la imagen izquierda se ha desarrollado sobre terrenos pertenecientes al cauce histórico. Los trabajos de campo realizados en la zona muestran la presencia de evidencias de actividad reciente y
reiterada, como las mostradas en la imagen de la derecha en la zona señalada con el círculo amarillo
El reconocimiento de estos indicadores de actividad señala la pertenencia de los terrenos al Dominio Público
Hidráulico Probable, definiendo esta situación como DPHP mínimo, denominada opción A, aquella donde el
cauce actual coincide o engloba al cauce histórico. Cuando el límite entre el cauce histórico con el resto de la
zona inundable no está representado por un talud reconocible en ninguna parte de su trazado, de forma que los
terrenos del cauce histórico presentan actualmente una altura más similar o incluso mayor a la de los terrenos de
las márgenes o llanura aluvial, y el análisis realizado evidencia que se ha producido una reducción significativa
en la frecuencia de inundación de los terrenos, la situación se define como DPHP opción B, aquella en la que
para plantear su inclusión en el DPHP definitivo deben contemplarse otros análisis complementarios ligados a la
modelación hidráulica o a la presencia de vegetación de ribera, criterio ecológico planteado en la modificación
del reglamento del DPH. Finalmente, cuando los terrenos que formaron parte del cauce histórico se han alterado
y ocupado artificialmente en las últimas décadas, alterando notablemente su inundabilidad original, se engloban
dentro del DPHP opción C. Estas opciones 3 opciones son posteriormente consideradas a la hora de delimitar el
cauce según el método hidrológico-hidráulico (Marcuello, 2009).
3 Delimitación de la Zona de Flujo Preferente Tal y como se defiende en el SNCZI, la Zona de Flujo Preferente se delimitará con el objeto de preservar la
estructura y funcionamiento del sistema fluvial, dotando al cauce de espacio adicional suficiente para permitir
tanto su movilidad natural como la laminación de caudales y carga sólida transportada, favoreciendo la
amortiguación de las avenidas. Se trata de una zona en la que, con periodos de recurrencia frecuentes, la avenida
genera formas erosivas y sedimentarias debido a su gran calado y velocidad. El SNCZI plantea la delimitación
de la ZFP en condiciones naturales y, en el caso de que se hayan introducido alteraciones artificiales en el
sistema fluvial, también deberá estimarse la ZFP en las condiciones actuales.
La ZFP está representada por la envolvente de la vía de intenso desagüe y la zona peligrosa obtenida mediante
criterios hidrológico-hidráulicos, englobando además los terrenos aluviales donde se reconozcan morfologías
superficiales ligadas a la actuación de procesos erosivos y sedimentarios. Hay que tener en cuenta que a medida
que transcurre el tiempo desde la ocurrencia de una inundación, las formas erosivas y sedimentarias son
camufladas por vegetación, se compactan y desarrollan procesos edáficos, pero su morfología queda grabada en
el terreno (Figura 4).
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1 m
Figura 4 Aspecto de depósitos de desbordamiento. Arriba el depósito aparece expuesto debido a que acaba de ser generado por una inundación y abajo se muestra el aspecto que adquiere una vez transcurridos pocos años, donde se
coloniza por vegetación pero conserva su morfología.
El reconocimiento de estas formas evidencia el tránsito de avenidas intensas capaces de erosionar, transportar y
depositar material sobre la zona inundable, relación analizada en varios trabajos (Magilligan et al., 1998; Ortega
y Garzón, 2006) y observada en el estudio Piloto 1 realizado en el río Nalón. En muchos casos estas evidencias
no muestran una continuidad uniforme, apareciendo seccionadas, con trazados discontinuos y formas variadas
que imponen una topografía o microtopografía muy irregular, en la que se alternan y superponen erosiones y
depósitos generados por el tránsito de varias inundaciones intensas. Así se ha puesto de manifiesto durante la
ejecución de los trabajos, periodo durante el cual pudieron observarse los efectos de dos inundaciones que
afectaron a parte de la zona analizada en el río Nalón, observándose la estrecha relación entre nitidez y
envergadura de las morfologías con la intensidad de las avenidas. También pudo reconocerse en el terreno la
morfología de varios depósitos de desbordamiento previamente identificados en el estudio de la fotografía aérea
del año 1963, la cual fue realizada un mes después de una inundación (Figura 5).
Figura 5 Durante el estudio de fotografías aéreas se observó la presencia de un depósito de desbordamiento en la imagen del año 1963, donde la ausencia de vegetación evidenciaba su origen reciente. El análisis de caudales en la estación de aforo E-1346 mostró la ocurrencia de una gran avenida el mes anterior a la realización de la fotografía, permitiendo constatar una inundación histórica en esa fecha, además de la pertenencia de los terrenos a la ZFP
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Aunque los trabajos de campo permitieron reconocer en las llanuras del río Nalón numerosas formas erosivas y
sedimentarias relacionadas con el tránsito de avenidas intensas, estas evidencias pueden igualmente reconocerse
a partir de los modelos de elevaciones derivados del LIDAR. Estos modelos aplicados a grandes tramos de ríos
aluviales pierden definición, reduciéndose una visualización con el detalle necesario. Para realizar un máximo
aprovechamiento del levantamiento topográfico disponible, se aplicó una reclasificación del histograma de
frecuencias por porciones de llanura aluvial o tramos, modificando los rangos considerados para dar más
definición a la zona de interés. Aplicando esta distribución de elevaciones, con una simbología de gama de
colores muy contrastada entre los valores máximos y mínimos, a la extensión de terreno comprendida entre la
culminación del escarpe que separa el cauce de la llanura aluvial hasta el límite exterior de la zona inundable, se
logra una imagen más clara y detallada de las características de la vega (Figura 6). No obstante, hay que tener en
cuenta que en zonas de alta definición las formas erosivas y sedimentarias pueden reconocerse incluso mediante
ortofotos (Figura 6).
Figura 6 A la izquierda se muestra el Modelo Digital de Elevaciones obtenido del LIDAR y aplicado a la llanura aluvial ubicada en la confluencia del río Nalón-Narcea (Asturias) y a la derecha ortofoto de la Reserva Fluvial Sotos
del río Tajo en Guadalajara. Ambos documentos muestran la presencia de morfologías de canales ligadas a la actuación de procesos erosivos, característicos de la ZFP
La superficie mínima a englobar en la ZFP en condiciones naturales será la envolvente de los terrenos inundables
con evidencias erosivas y sedimentarias. En el caso de que exista alguna interferencia artificial que haya podido
alterar la dinámica fluvial responsable de las evidencias observadas, debe valorarse la posibilidad de
modificación esta ZFP natural, adaptándola a las actuaciones artificiales para configurar la ZFP actual.
4 Zonificación del espacio inundable En la zonificación del espacio inundable abordada en los estudios pilotos se ha tenido en cuenta tanto criterios
históricos como geomorfológicos. En el primer caso la información procede especialmente de una recopilación y
análisis de inundaciones históricas, mientras que el análisis geomorfológico se centra tanto en el cauce como en
las evidencias morfológicas de erosión y sedimentación conservadas sobre la zona inundable, muchas de ellas
indicadoras del tránsito de avenidas, tal y como se explicó para la delimitación de la ZFP.
En los trabajos realizados se abordó una recopilación de información sobre inundaciones históricas tanto en
fuentes documentales como a partir de encuestas a la población ribereña. En el río Nalón se obtuvo información
de 29 inundaciones ocurridas durante un periodo de 110 años, desde 1897 a 2007, incluyendo fotografías de 10
de ellas. En el Palancia inicialmente se documentaron 22 eventos entre 1581 y 2007, de los cuales se descartaron
11 debido a que las descripciones obtenidas no tenían la suficiente precisión cartográfica o no superaron el
proceso de validación. En este caso se identificaron 11 inundaciones en los últimos 65 años. Cada inundación
histórica está relacionada geográficamente con un tramo o sector de la zona inundable concreto, almacenando la
información en una base de datos.
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El SNCZI persigue identificar la inundabilidad de los terrenos tanto en las condiciones más naturales posibles
como en las condiciones actuales. Por este motivo, hay que tener en cuenta que algunas inundaciones históricas
pueden haber perdido su representatividad actual debido a determinadas obras realizadas con posterioridad al
evento. En estos casos, debe abordarse un tratamiento por separado de aquellos eventos que se consideran más
representativos de condiciones históricas o más naturales, de los eventos representativos de una inundabilidad
actual, que puede estar alterada por las actuaciones artificiales.
El tramo fluvial del río Nalón presenta en cabecera 2 embalses construidos a finales de la década de los 60. La
extensión de la mayor parte de las inundaciones cartografiadas abarca la práctica totalidad de la llanura aluvial,
tanto antes como después de la construcción de los embalses. Además, el número de inundaciones posteriores a
las obras hasta la actualidad (celdas en gris en la tabla 1) es más numeroso que las recopiladas previamente a las
mismas, hecho posiblemente relacionado con una mayor accesibilidad a la información. Estos referentes
señalarían que, según los datos históricos, la inundabilidad no ha sufrido cambios significativos, pudiendo
utilizarse toda la secuencia para estimar recurrencias de inundación.
Tabla 1 Secuencia de inundaciones históricas constatadas en el tramo analizado en el río Nalón, mostrando en sombreado las ocurridas con posterioridad a los embalses ubicados aguas arriba.
1901 1918 1921 1928 1930 1938 1942 1953 1959 1963 1977
1980 1983 1984 1985 1988 1992 1993 1998 2001 2003 2007
A la hora de estimar parámetro poblacional desconocido a partir de una muestra, como es el caso de la
recurrencia de inundación o probabilidad de que haya una inundación cada cierto periodo de años, puede optarse
por una simple estimación puntual o bien aplicar una estimación por intervalos. La estimación puntual o
promedio se calcula a partir de proporción de años con inundaciones en el total de la muestra, dividiendo el
periodo abarcado con información hasta la actualidad por el número de eventos constatados (Tabla 2). Esta
opción es muy recomendable cuando el número de eventos constatados es abundante y, en consecuencia, el
posible error de aplicar un promedio será reducido, priorizando con ello la elevada constatación de inundaciones
obtenida.
Otra metodología posible es la estimación por intervalo (intervalo de confianza). Este método permite controlar
el error que pudiera cometerse al no disponer de toda la información necesaria para estimar una recurrencia de
inundación concreta. El intervalo de confianza es menos preciso que la estimación puntual en el sentido de que
se proporciona un rango de valores posibles en lugar de un solo pronóstico. Sin embargo, se compensa este
inconveniente al proporcionar unos resultados más precisos, con un grado de confianza del 95%, que asegura
que el intervalo dado contendría la constante a estimar para el 95% de las posibles situaciones que podrían
haberse dado en los años considerados, aportando un pronóstico más sólido. Existen diversos métodos para
obtener intervalos de confianza para probabilidades, entre ellos se ha aplicado el Bootstrap percentil (Efron &
Tibshirani, 1993), que determina el intervalo al 95% a partir de los percentiles 2.5 y 97.5. La aplicación de este
método a los datos históricos ha permitido obtener un rango de recurrencias de inundación (Tabla 3), que
englobaría el valor de la recurrencia con una confianza del 95%.
Tabla 2 Estimación puntual de la recurrencia estadística. En la fila inferior se muestra la categoría de inundabilidad a contemplar en cada unidad inundable
Unidades de la zona inundable
Santoseso Pronga Beifar Narcea Pravia Cabaña Peñaullán
Periodo 1918-2008 1918-2008 1901-2008 1930-2008 1921-2008 1953-2008 1921-2008
Nº Eventos 10 10 12 9 13 5 12
Recurrencia 9 9 8.9 8.6 6.7 11 7.2
Tema A: Dinámica fluvial
Tabla 3 Recurrencia estadística mediante Bootstrap percentil en las diferentes unidades inundables
Santoseso Pronga Beifar Narcea Pravia Cabaña Peñaullán
Eventos 10 10 12 9 13 5 12
Recurrencia 1-25.39 1-25.39 1-25.32 1-22.78 1-20.04 1-24.69 1-21.74
La utilización de uno u otro método dependerá de cada caso. Realmente, en situaciones con abundante
información histórica como la obtenida en el río Nalón, el error que pudiera darse en la estimación de la
recurrencia de inundación es muy bajo, haciendo recomendable aplicar la estimación puntual o promedio.
Destacar que los datos históricos representan un indicador mínimo de inundabilidad, ya que difícilmente se
recopila información de todas las inundaciones acaecidas. En el caso del río Palancia, con menores referentes
históricos y mayores interferencias artificiales, se aplicó una estimación por intervalo.
El análisis de eventos históricos aporta una primera aproximación sobre la inundabilidad de los terrenos
analizados. Posteriormente se abordó un análisis geomorfológico del cauce al objeto de identificar las zonas de
desbordamiento preferentes, aquellas asociadas a las secciones del cauce más reducidas que conectan con cada
porción inundable. Sobre las márgenes se separaron diferentes unidades englobando terrenos ubicados a
diferente altura con respecto a las zonas de desbordamiento preferentes y, en consecuencia, con diferente
probabilidad de inundación. El objetivo no es delimitar todas las unidades inundables presentes en una zona
inundable sino centrarse en aquellas cuya probabilidad de inundación se estima claramente diferente. En cada
unidad se analiza la presencia o ausencia de morfologías desbordamiento (erosivas o sedimentarias) y la nitidez
o envergadura de las mismas, ya que no solo son formas características de terrenos con una inundabilidad
elevada, generalmente inferior a periodos de retorno de 50 años y muchas veces inferior a 10 años, sino también
que el techo de los depósitos de desbordamiento aporta información sobre el calado mínimo alcanzado por
inundaciones previas de alta intensidad (Figura 4).
Los límites de las unidades están representados por escarpes o escalones, netos o graduales, naturales o
artificiales. Destacar que la nitidez de los escarpes naturales suele mostrar una relación con la frecuencia de
inundación de la unidad infrayacente, aspecto fácilmente comprensible si se tiene en cuenta que los escarpes
mejor definidos del medio fluvial son aquellos ligados a las orillas del cauce, donde se concentran los valores
más altos de frecuencia de inundación, calado y la velocidad de la corriente. Por esta razón, el reconocimiento de
estos taludes nítidos dentro de las zonas inundables representa un indicador a tener en cuenta en la inundabilidad
de la terraza infrayacente, el cual no debe ser contemplado de forma independiente sino teniendo en cuenta el
resto de indicadores.
De esta forma, los análisis geomorfológicos junto con los análisis previos relativos a las inundaciones históricas
y al estudio evolutivo, se va acumulando información que permite ir precisando la inundabilidad a lo largo de las
llanuras aluviales de una cuenca hidrográfica.
5 Conclusiones Según las indicaciones planteadas en la modificación del RDPH, la delimitación de los elementos planteados en
el SNCZI debe tener en cuenta las características geomorfológicas, ecológicas, históricas, hidrológicas e
hidráulicas. Cuando se manifiesten discrepancias entre criterios, deberá abordarse una revisión de las
metodologías para valorar las causas de las mismas y aplicar la solución más apropiada a la realidad del medio
fluvial.
En este sentido, los estudios geomorfológicos e históricos mostrados en el presente trabajo han ofrecido una
delimitación de referencia del cauce, de la ZFP natural y de las zonas más inundables, de utilidad en los
posteriores análisis hidrológicos y modelaciones hidráulicas (Marcuello, 2009), dando lugar a unos resultados de
carácter multidisciplinar, que han aprovechado las ventajas que cada metodología ofrece de forma independiente.
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6 Agradecimientos Este trabajo ha sido producto del Convenio de Colaboración CN-08-052 suscrito entre el INDUROT
(Universidad de Oviedo) y la Dirección General del Agua (Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y
Marino), para el Asesoramiento Geomorfológico-histórico al Sistema Nacional de Cartografía de Zonas
Inundables.
7 Referencias bibliográficas Efron, B., & Tibshirani, R. J. (1993). An introduction to the bootstrap. New York: Chapman & may.
Magilligan F.J., Phillips, J.D., James, L.A. y Gómez, B. (1998). Geomorphic and sedimentological controls on
the effectiveness of an extreme Flood. The Journal of Geology, 106, 87-96.
Ortega, J.A. y Garzón, G. (2006). Interpretación de los depósitos de avenida como clave para establecer la
dinámica de la llanura de inundación. En: Pérez Alberti, A. y López Bedoya, J. (Eds.): Geomorfología y
territorio, Cursos e Congresos da Universidade de Santiago de Compostela, 629-644.
Marcuello Olona, C. (2009). Estudios hidrológicos e hidráulicos en el marco del Sistema Nacional de
Cartografía de Zonas Inundables. Jornadas sobre Ingeniería del Agua, Madrid.