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Junio 2019 • paginas 195-221 • Revista Instituto Pacífico El Delito de Fraude Procesal: Problemas Concursales *GODOFREDO ANDRÉ GARCÍA LEÓN I. Introducción: Principales Problemas, II.- Aspectos nucleares y problemáticos del tipo penal de Fraude Procesal, III.- El concurso de leyes y/o delitos entre el fraude procesal y otras figuras penales. IV.- Conclusiones.

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Page 1: El Delito de Fraude Procesal: Problemas Concursales · Concursales *GODOFREDO ANDRÉ GARCÍA LEÓN I. Introducción: Principales Problemas, II.- Aspectos nucleares y problemáticos

Junio 2019 • paginas 195-221 • Revista Instituto Pacífico

El Delito de Fraude Procesal: Problemas

Concursales

*GODOFREDO ANDRÉ GARCÍA LEÓN

I. Introducción: Principales Problemas,

II.- Aspectos nucleares y problemáticos

del tipo penal de Fraude Procesal, III.- El

concurso de leyes y/o delitos entre el

fraude procesal y otras figuras penales.

IV.- Conclusiones.

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AUTOR| Godofredo André García León

2 Junio 2019 • paginas 195-221 • Revista Instituto Pacífico

Resumen:

En el estudio del delito de fraude procesal encontramos cuestiones problemáticas en su

análisis típico como lo constituye el entender si se trata de un delito de mera conducta, un

delito permanente o un delito de resultado, así como si es posible su configuración en

comisión por omisión, situaciones que influirán en el cómputo de la prescripción de este

delito, así como su configuración como delito tentado o consumado. Pero no solo existen

problemas internos de análisis del delito de fraude procesal, sino que existe una estrecha

relación con otros delitos como el uso de documento falso, el delito de falsa declaración en

proceso administrativo y el delito de fraude procesal, que hace necesario su análisis.

I. Introducción: Principales Problemas

El delito de fraude procesal previsto en el artículo 416° del Código Penal, sanciona

penalmente a quien “por cualquier medio fraudulento induce a error a un funcionario o

servidor público para obtener resolución contraria a ley”

Una ligera lectura de la descripción típica de este delito nos podría llevar al ingenuo

convencimiento de que su análisis no merece problemas mayores, sin embargo, esto no es

del todo cierto, puesto que en principio la expresión “cualquier medio fraudulento” podría

realizarse a través del uso de un documento falso, acción que constituye delito previsto en el

artículo 427° del Código Penal.

Así también, “cualquier medio fraudulento” podría configurarse cuando el agente realiza en

un procedimiento administrativo “una falsa declaración en relación a hechos o circunstancias

que le corresponde probar” y esta conducta, puede ser típica del delito de falsa declaración

en proceso administrativo (artículo 412° del Código Penal)

Además, “cualquier medio fraudulento” sería perfectamente asimilable a la figura del artículo

197 inciso 1 del Código Penal que sanciona casos de defraudación como cuando este “se

realiza con simulación de juicio o empleo de otro fraude procesal” máxime si la “simulación

de juicio” o “fraude procesal” en esta figura del artículo 197° 1 del Código Penal estará casi

siempre encaminada a obtener una “resolución contraria a ley”

Estos problemas, si bien, tienden a ser resueltos aplicando las reglas de la teoría del concurso

de delitos y concurso aparente de leyes, no podrán tener la misma eficacia resolutiva sino se

delimitan los contornos típicos del delito de fraude procesal.

Para delimitar estos contornos típicos, la aparentemente inofensiva expresión “para obtener

resolución contraria a ley” no ayuda mucho, puesto que muy bien la expresión “para obtener”

puede ser entendida como un elemento subjetivo del injusto, ajeno al análisis típico objetivo

del delito y con ello concluir que el delito de fraude procesal se consuma sólo cuando el

agente “por cualquier medio fraudulento induce a error a un funcionario o servidor público”

cerrando la hipótesis de delito tentado.

Ahora bien, esta expresión “para obtener resolución contraria a ley” en el ámbito de un

proceso judicial o proceso administrativo, haría también digerible la temporalidad de la

consumación de este delito, teniendo en consideración que en procesos civiles que tardan

muchos años en concluir y articular en qué momento del proceso es que “se induce a error

a un funcionario o servidor público” y esta necesidad de conocer el límite de la temporalidad

tiene potente relevancia práctica que es la de saber desde cuando se inicia el cómputo de la

prescripción del delito.

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AUTOR| Godofredo André García León

3 Junio 2019 • paginas 195-221 • Revista Instituto Pacífico

En este orden de ideas, sería necesario analizar la entidad lesiva que debe poseer el medio

fraudulento para “inducir a error a un funcionario o servidor público” y ello nos llevaría a

una interrogante más, ¿es posible inducir a error a un funcionario o servidor público en

modalidad de comisión por omisión?

Todos estos problemas serán abordados en la presente investigación, los mismos que partirán

del análisis dogmático, jurisprudencial y comparado a efectos de tomar posturas (no

definitivas) en torno a estas cuestiones.

II.- Aspectos nucleares y problemáticos del tipo penal de Fraude Procesal

2.1. Aspectos nucleares del tipo penal de Fraude Procesal.

Entre los aspectos nucleares del tipo de fraude procesal a conocer tenemos, su tipicidad

objetiva y tipicidad subjetiva, en la tipicidad objetiva, identificaremos sus principales

elementos tales como: sujeto agente, sujeto pasivo, acción típica, medios típicos, objeto del

delito, bien jurídico y elementos normativos del tipo; mientras que en la tipicidad subjetiva

se abordará la concurrencia de sus elementos como: dolo y elementos subjetivos.

En el tipo objetivo, el delito de fraude procesal, en lo atinente al sujeto activo, este puede ser

cometido por cualquier persona imputable, así también el agente sólo puede ser aquella

involucrada en un proceso que le permita obtener “una resolución de funcionario o servidor

público”

Esto ha llevado a un sector de la doctrina a señalar que el sujeto agente no solo debe ser un funcionario o servidor público dentro de un proceso judicial, sino aquel que se encuentra en “cualquier estamento público, sea un Ministerio, una Municipalidad, una Municipalidad, Gobierno Regional, hospital, Registros Públicos, RENIEC1” que acude ante una petición ciudadana frente a la Administración. El sujeto pasivo es el Estado en el entendido que este delito afecta la administración de

justicia, sin embargo, el objeto donde recae la acción típica fraudulenta es el funcionario o

servidor público.

La acción típica en el delito de fraude procesal viene determinado por el verbo “inducir” que

significa, determinar, encaminar, o motivar a algo en un sentido determinado.

El inducir, “es el núcleo del tipo de la acción fraudulenta, es el elemento básico constitutivo2”

En el delito de fraude procesal, el legislador señala que el agente “induce a error” a un

funcionario o servidor público, es decir, el accionar inductor del agente está destinado a

hacerle creer a un funcionario o servidor público una falsa representación de la realidad, esto

es, el agente dirige o conduce con su maniobrar fraudulento al error del funcionario o

servidor público, por ejemplo, el agente le hace creer al funcionario que es el único dueño de

toda una extensión de terreno o que le une un vínculo filial con una determinada persona o

que tiene derechos hereditarios sobre un determinado bien, entre otros.

*Abogado con estudios de Maestría en Derecho Penal y Ciencias Criminológicas por la Universidad Nacional de Trujillo. Director

del área penal en EP Consultores Legales & Contables. Ha sido Consultor del Programa de las Naciones Unidas para la Seguridad

Humana y docente de Derecho Penal en la Universidad Nacional del Santa y la Universidad Privada de Trujillo. Presidente Fundador

de la Asociación Civil Inquisitio Essentia Ius.

1 PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl, Derecho Penal Parte Especial Tomo VI, Lima: Idemsa, 2011, p.38. 2 HUGO ÁLVAREZ, Jorge, Delitos contra la Administración de Justicia, Lima: Gaceta Jurídica, 2004, p.240

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AUTOR| Godofredo André García León

4 Junio 2019 • paginas 195-221 • Revista Instituto Pacífico

El medio típico por excelencia en el delito de fraude procesal es el “medio fraudulento” lo

fraudulento es un adjetivo que denota algo engañoso, algo falaz, mientras que el fraude

importa la conducta tendiente a eludir la ley, a burlar a terceros, por ende se le entiende

también como una conducta contraria a la verdad, contraria a la rectitud.

El legislador no precisa un medio fraudulento específico que constituya delito de fraude

procesal, esto se explica en cuanto el legislador no puede elaborar una lista cerrada de medios

fraudulentos con el riesgo de que en el futuro con los avances tecnológicos o los cambios

sociales algunos medios fraudulentos no comprendidos lleven a generar impunidad, es una

cuestión de racionalidad y por supuesto técnica legislativa.

Ahora bien, si partimos de que los funcionarios o servidores públicos para resolver conflictos

de intereses o una incertidumbre jurídica deben partir del análisis de hechos afirmados por

las partes, así como de medios de prueba que acrediten estos hechos, necesariamente los

medios fraudulentos se referirán a hechos y/o pruebas.

Por ejemplo, si el agente entabla una demanda no contenciosa de sucesión intestada ante un

juzgado para declararse como único heredero del causante, teniendo conocimiento que el

causante tenía otros hijos que están fuera del país o incomunicados.

El objeto del delito, esto es, el objeto donde recae la acción típica del agente, en el delito de

fraude procesal es el funcionario o servidor público que están facultados o posibilitados de

emitir resoluciones.

Así también, por la ubicación del delito de fraude procesal en el capítulo tercero del código

penal con la denominación: “delitos contra la Administración de Justicia” y específicamente

contenida en la sección primera como delito contra la función jurisdiccional, es que se colige

que el sujeto funcionario o servidor público donde recae la acción típica sólo puede ser aquel

que puede ostentar función jurisdiccional para emitir resoluciones.

En este punto, doctrina autorizada enseña que los medios fraudulentos no solo pueden

dirigirse al juez, sino también: “frente a funcionarios o servidores públicos que colaboran

con la Administración de justicia… quienes pueden dictaminar u obtener pruebas para que

el juez emita una resolución3”

Esta idea tendría mucho sentido, si solo se trata de funcionarios públicos que cuando

colaboran con la justicia expiden por si mismos resoluciones, de lo contrario existiría una

cadena de funcionarios inducidos a error: secretarios, especialistas, auxiliares, asistentes de

audio, entre otros y con ellos muchos sujetos donde recae la acción típica en sí, lo cual no

es de recibo.

Además cuando se señala que pueden ser los funcionarios que “pueden dictaminar u obtener

pruebas para que el juez emita una resolución” entonces se estaría aceptando que sólo se

puede inducir en error al funcionario juez con caudal probatorio para resolver, lo cual no es

del todo cierto, pues de serlo, sólo podría ser inducido a error el magistrado que puede

sentenciar.

El bien jurídico del delito de fraude procesal, en su vertiente genérica tutela la correcta

administración de justicia.

3 FRISANCHO APARICIO, Manuel, Delitos contra la Administración de Justicia, Lima: Jurista, 2011, p.200

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AUTOR| Godofredo André García León

5 Junio 2019 • paginas 195-221 • Revista Instituto Pacífico

El concepto de administración de justicia en el derecho penal adquiere matices propios y

singulares, señalándose así que en este concepto “se incluyen todas las formas de actividad

que tengan alguna relación con el fin último de la justicia4” teniéndose así, encontramos

modalidades delictivas que: “agravian el ejercicio de la actividad judicial propiamente dicha”,

“ultrajan la autoridad de las decisiones judiciales” y otras “que tienen por objeto la defensa

arbitraria de los propios derechos5”

Pero en específico, el delito de fraude procesal, protege la formación de la convicción6 de los

funcionarios o servidores públicos en la legitimidad del contenido material de las resoluciones de un

conflicto de intereses o una incertidumbre jurídica.

El contenido material de las resoluciones está referido a la genuinidad o autenticidad de la

pretensión, derecho, facultad o potestad expresada en hechos y pruebas falsas que busca

amparar a su favor el agente del delito de fraude procesal.

Los principales elementos normativos del tipo que encontramos en el delito de fraude

procesal son: i.- Funcionario o servidor público, ii.- El error y iii.- Resolución contraria a ley.

El funcionario o servidor público concepto que registra nuestro código penal en su artículo

425° orientado al delito de fraude procesal comprenderá a los funcionarios o servidores

públicos que ejercen carrera administrativa o fueron designados, elegidos o proclamados, por

autoridad competente, para representar el Estado y en razón a ello emitir resoluciones en el

marco de un conflicto de intereses o incertidumbre jurídica.

El error viene a ser un conocimiento alterado o deformado de la realidad, en el delito de

fraude procesal el error estará referido a la conocimiento falso de los hechos que alega el

agente o a las pruebas fraudulentas empleadas por el agente para acreditar o fundar sus

pretensiones.

Se señala que “la acción engañosa debe hacer surgir o mantener en error al funcionario o

servidor público7”

Sin embargo, el legislador en el delito de fraude procesal, respecto al mantenimiento del error,

no ha sido tan explícito como en el delito de estafa del artículo 196° en nuestro código penal,

cuando señala: “El que procura para sí o para otro un provecho ilícito en perjuicio de tercero,

induciendo o manteniendo en error al agraviado mediante engaño (…)”

La Resolución contraria a ley, constituye un decisión del funcionario o servidor público que

resuelve un conflicto de intereses o una incertidumbre jurídico, sin embargo es “contraria a

ley” en la medida que se encuentra viciada, por estar referida a hechos falsos o estar fundada

en pruebas fraudulentas o apócrifas.

4 GARCÍA DEL RÍO, Flavio, Manual de Derecho Penal, Lima: Ediciones Legales Iberoamérica, 2004, p.587 5 Ibíd,p.587 6 En sentido similar Castillo Alva, señala que el bien jurídico en el delito de fraude procesal, busca conservar y asegurar los medios

en los que el funcionario público funda una determinada decisión. CASTILLO ALVA, José Luis “El delito de Fraude Procesal (La

cuestión prejudicial penal en sede extrapenal” En: Delitos contra la Administración de Justicia. Nelson Salazar Sánchez (Coord.)

Lima: Idemsa, 2010, p.409.

7 HUGO ÁLVAREZ, Jorge, ob. cit. p.241.

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AUTOR| Godofredo André García León

6 Junio 2019 • paginas 195-221 • Revista Instituto Pacífico

Según un importante sector de la doctrina, el hecho que el agente actúe con la finalidad de

obtener una resolución contraria a ley, “es la característica que lo diferencia de los demás

delitos en donde utilizan medios fraudulentos8”

En el tipo subjetivo, el delito de fraude procesal, es un delito doloso, esto es se requiere que

el agente capte en el caso concreto la potencialidad del riesgo de obtener una resolución

contraria a ley con los medios fraudulentos que ha empleado.

2.2. Aspectos problemáticos del tipo penal de Fraude Procesal

2.2.1. ¿El delito de fraude procesal es un delito de mera actividad, un delito de peligro

o un delito de lesión?

Para un sector de la doctrina nacional, el delito de fraude procesal, es un delito de mera

actividad, en razón de que “basta el hecho de inducir a error por este medio pudiendo o no

haber logrado su propósito”9

Según Claus Roxin, en los delitos de mera actividad “la realización del tipo coincide con el

último acto de la acción y por tanto no se produce un resultado separable de ella10” en similar

sentido Hans -Heinrich Jescheck, enseña que en este tipo de delitos: “El tipo de injusto se

agota en la acción del autor sin que el resultado (en el sentido de un efecto externo

diferenciable espacio- temporalmente) deba sobrevivir11”

Es así entonces que, un delito de mera actividad es aquel que no requiere una modificación

exterior o material del bien jurídico para entenderse configurado, delitos de mera conducta

son por ejemplo el delito de omisión a auxilio, omisión de denuncia, son delitos que se

construyen de solo la simple acción u omisión del agente.

El delito de fraude procesal no es un delito de mera conducta en razón de que su actuar es

complejo, no solo se configura con la sola presentación de la demanda sustentada en hechos

y pruebas falsas, sino que el legislador precisa que el agente con cualquier medio fraudulento

“induce a error a un funcionario o servidor público” es decir el accionar dentro del

procedimiento para resolver un conflicto de intereses o una incertidumbre jurídica debe

necesariamente haberse producido, esto es, efectivamente haber inducido a error, cuestión

que será muy difícil de apreciar con el mero acto fraudulento del agente.

En Colombia, Rodolfo Mantilla, Carolina Bayona y Carlos Frías, llegan también a esta idea, ellos señalan que en el código penal colombiano que estipula al delito de fraude procesal en los siguientes términos: “El que por cualquier medio fraudulento induzca en error a un servidor púbico para obtener sentencia, resolución o acto administrativo contrario a la ley…” “el legislador colombiano al redactar el tipo penal de fraude procesal, por la forma en que fue redactado el tipo penal, el verbo rector denota una actividad cumplida12”

8 FRISANCHO APARICIO, Manuel, ob. cit. p.198. PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl, Derecho Penal Parte Especial Tomo

VI, ob. cit., p.404. 9 HUGO ÁLVAREZ, Jorge, ob. cit. p.241. 10 ROXIN, Claus. Derecho Penal Parte General, Tomo I. Diego- Manuel Luzón Peña, Miguel Díaz y García Conlledo y Javier de

Vicente Remesal (Traductores), Madrid: Civitas, 1997 p.328.

11 JESCHECK, Hans Heinrich. Tratado de Derecho Penal. Parte General, 5ª edic., Granada: Comares, 2002, p.282.

12 MANTILLA JÁCOME, Rodolfo, BAYONA RANGEL, Carolina y FRÍAS RUBIO, Carlos Mario “Análisis dogmático del tipo

penal de fraude procesal del punto de vista de su contenido y su desarrollo jurisprudencial en la Corte Suprema de Justicia” En: Revista

Temas Socio Jurídicos, Vol.35, Lima: enero-junio de 2016, pp.151-186, p.180

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AUTOR| Godofredo André García León

7 Junio 2019 • paginas 195-221 • Revista Instituto Pacífico

Otra postura importante en el Perú es que el delito de fraude procesal es un delito de peligro

concreto13 pues entiende que: “no resulta necesario que el medio fraudulento consiga su

objetivo: la emisión de una resolución ilegal, por tanto aquí no resultaría admisible el delito

tentado”

Para Roxin, los delitos de peligro concreto son aquellos que “requieren que en el caso concreto se haya producido un peligro real para un objeto protegido por el tipo respectivo14”, es decir como bien ha señalado Santiago Mir Puig, estos delitos requieren “expresamente la ley la creación de una efectiva situación de peligro (resultado de peligro)15” A su turno, Günther Jakobs manifiesta, además que el “peligro concreto constituye resultado, es el ocasionamiento de una situación de peligro para un objeto de ataque determinado, realmente dado16” es decir, para Jakobs, este peligro real es entendido como el resultado del delito, esto es, el delito si tiene un resultado, que es el peligro. En este sentido un delito de peligro concreto es aquel que no requiere una efectiva lesión al

bien jurídico, sino que el actuar del agente ponga en riesgo inminente el bien jurídico.

En el delito de fraude procesal como lo señalamos protege la formación de la convicción de

los funcionarios o servidores públicos en la legitimidad del contenido material de las resoluciones de

un conflicto de intereses o una incertidumbre jurídica.

El delito de fraude procesal podría parecernos que se trata de un delito de peligro concreto

pues según la lectura del tipo penal, se requiere que el agente induzca a error “para obtener

una resolución contraria a ley” pero el tipo penal no señala que para configurar este delito se

deba hacer “obteniendo una resolución contraria a ley” lo que “aparentemente” si daría lugar

a una acción acabada y por tanto consumada.

Sin embargo, esto no es de recibo, porque el tipo penal, con la expresión “induce a error”

manifiesta una actividad acabada y no nos explicamos cómo se podría podrir lograr la acción

acabada: “induce a error” que refiere nuestro legislador sin que este se haya manifestado en

una decisión expresada en una resolución, de lo contrario el error en el funcionario público

se mantendría en su esfera mental y no sería apreciable objetivamente si realmente se logró

inducirlo a error o no.

El delito de fraude procesal es más bien un delito de lesión, pues solo se puede integrar

objetivamente la inducción a error con la emisión de una resolución motivada en base al

error. Ahora bien, se puede señalar en contra de esta postura, el hecho de que por ejemplo

en un proceso judicial no solo una única resolución que puede estar motivado por el error,

sino varias resoluciones, como por ejemplo la admisión de la demanda, la concesión de una

medida cautelar, la sentencia, la sentencia de apelación, la sentencia de casación, entre otros.

Sin embargo consideramos que con la primera resolución que emite una decisión en base al

análisis de hechos y pruebas en el marco de un conflicto de intereses o incertidumbre jurídica

que induce a error al funcionario o servidor público este delito se habría consumado.

13 PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl, Derecho Penal Parte Especial Tomo VI, ob. cit., p.404. 14 ROXIN, Claus, ob. cit., p.404. Cfr. 13. Cfr. FUENTES OSORIO, J, “Formas de anticipación de la tutela penal” En: Revista

Electrónica de Ciencia Penal y Criminología, 2006, pp1-39, p.21Recuperado de: http://criminet.ugr.es/recp, DONNA, Edgardo

Alberto, Derecho Penal Parte Especial, t.II-A, Buenos Aires: Rubinzal-Culzoni, p.421 15 MIR PUIG, Santiago, Derecho Penal Parte General 9ª ed. Barcelona: Reppertor, 2011, p.206, margen 79 16 JAKOBS, Günther, Derecho Penal. Parte General. 2da ed. Joaquin Cuello Contreras y Jose Luis Serrano Gonzalez de Murillo.

Madrid: Marcial Pons, 1997, p.206, margen 79

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AUTOR| Godofredo André García León

8 Junio 2019 • paginas 195-221 • Revista Instituto Pacífico

El hecho de que en el proceso se sigan emitiendo decisiones contrarias a ley motivadas por

el error, estos hechos podrían constituir un delito continuado o un delito de estado, pero no

se podría hablar aquí que la primera resolución constituiría un peligro concreto o abstracto

de lesión a la administración de justicia, pues al haberse emitido una resolución con base falsa

ya lesiona este bien jurídico.

2.2.2. ¿El delito de fraude procesal, es un delito permanente o un delito de estado?

Un delito permanente como el secuestro es un delito que mantiene la situación antijurídica

durante el decurso del tiempo donde en hipótesis a cada momento se repite y se actualiza la

lesión típica, sin embargo en el fraude procesal, el legislador peruano, al menos, no registra

en el tipo un mantenimiento del error durante el decurso del proceso, por el contrario

requiere de una acción definitiva: “induce a error”

El delito de fraude procesal es más un delito de estado, donde los efectos del delito se pueden

seguir realizando como lo podría ser una sentencia que en primera instancia que basada en

hechos falsos le concede ciertos derechos al agente aun cuando está por resolverse la causa

en un tribunal de apelación o tribunal de casación, decisiones que pueden tardar un tiempo

importante.

La doctrina colombiana señala además que el delito de fraude procesal no puede ser un delito permanente porque aquí: “el autor carece de dominio de la voluntad sobre la permanencia del tipo penal17” Se señala en este sentido que el delito de fraude procesal, es un delito de estado, porque: “su

consumación se cumple con la colocación en estado de error al funcionario público, sin que

el legislador le exija al autor con dominio del hecho el mantenimiento en el error al

funcionario18”

2.2.3. ¿El delito de fraude procesal puede ser cometido por comisión por omisión?

La modalidad omisiva impropia o de comisión por omisión, implica según el artículo 13° del

código penal, que el agente no impida la realización del hecho punible cuando tiene el deber

jurídico de impedirlo o crea un peligro inminente que fuera propio para producirlo, siempre

y cuando dicha omisión se corresponda a la realización del tipo penal mediante un hacer.

Esto es, el sujeto agente del delito de fraude procesal debe tener una posición de garante

especial respecto al bien jurídico, en este caso, respecto a la administración de justicia, en este

sentido el sujeto agente que por ejemplo ingresa a un litigio tiene ciertos deberes y derechos,

que incluso hasta son sancionados con multas y exclusiones dentro del proceso.

En este sentido se señala que los supuestos de comisión por omisión en el delito de fraude

procesal, tiene lugar en los “supuestos de engaño consistente en la no transmisión de

información veraz cuando existe el deber de informar (verazmente), es decir, los casos de omisión

impropia o del engaño por medio de la omisión de información19”

17 MANTILLA JÁCOME, Rodolfo, BAYONA RANGEL, Carolina y FRÍAS RUBIO, Carlos Mario, art. cit., p.184 18 MANTILLA JÁCOME, Rodolfo, BAYONA RANGEL, Carolina y FRÍAS RUBIO, Carlos Mario, art. cit., p.183 19 BECERRA BRICEÑO, José Luis, “Naturaleza e interpretación del subtipo agravado de estafa procesal” Tesis Doctoral para obtener

el grado de Doctor en Derecho por la Universitat Pompeu Fabra. Barcelona, 2015, p.258

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AUTOR| Godofredo André García León

9 Junio 2019 • paginas 195-221 • Revista Instituto Pacífico

Sin embargo, somos de la idea que más allá de la posición de garante por deberes de las partes

procesales, este delito es posible ser cometido en comisión por omisión, si el agente tiene

posición garante derivado del actuar precedente o injerencia que se manifiesta cuando el

legislador en el artículo 13 del código penal esta posición de garante se genera cuando “el

agente crea un peligro inminente que fuera propio para producirlo20”

La injerencia en el delito de fraude procesal se puede realizar por conductas omisivas

concluyentes que hacen efectiva la inducción al error al funcionario o servidor público, por

ejemplo cuando ante el requerimiento de la autoridad el agente no informa sobre el domicilio

del demandado o procura con sus conductas omisivas o evasivas que no se sepa que el

demandado ha fallecido, no se encuentra en el país o presenta solo algunos documentos

escondiendo dolosamente otros que el juez no puede obtener con facilidad, lo que determina

que con dichas conductas omisivas se induzca a error a la autoridad.

En este sentido, en España José Becerra Briceño, señala que una conducta engañosa por

omisión en un proceso: “desde el punto de vista ex ante el alegato engañoso produzca en la

contraparte un estado de error que le impida ejercer debidamente su derecho a la defensa o

de que al menos- también desde el punto de vista ex ante aun teniendo consciencia del

engaño- deba exigírsele una extraordinaria diligencia para poder acceder a las pruebas que le

permitan desvirtuar la pretensión engañosa21”

III.- El concurso de leyes y/o delitos entre el fraude procesal y otras figuras penales.

Cuando revisamos doctrina autorizada sobre el delito de fraude procesal es natural encontrar

que el motivo que presupone la existencia de este delito, es “cubrir los vacíos de punibilidad

que dejan los tipos de denuncia calumniosa, falsedad en juicio, falsa declaración en

procedimiento administrativo y expedición de prueba o informe falso en proceso judicial22”

Sin embargo, esta búsqueda de cierre de impunidad, puede hacer que distintas figuras típicas,

se entrecrucen o se mezclen con el delito de fraude procesal. Para resolver ello debemos

acudir a la teoría del concurso de delitos y concurso de leyes.

El concurso aparente de leyes según Jescheck, y Thomas Weigend, importa la existencia de

una “serie de casos en los que varias normas penales concurren sólo en apariencia, siendo así

que en realidad una excluye a la otra (concurso impropio)23”

Entre las principales reglas para determinar cuándo se debe escoger que es sólo una conducta

típica la que se adscribe o se subsume a la hipótesis fáctica, tenemos: i.- El principio de

especialidad, el principio de subsidariedad, el principio de consunción y el principio de

alternatividad.

El principio de especialidad se da “cuando una disposición penal presenta todos los

elementos de otra diferenciándose únicamente de ella en que contiene un componente

20 En España, BECERRA BRICEÑO, José Luis, op.cit, señala en este punto también: “la injerencia como fundamento de un deber

procesal de las partes a aportar información veraz al proceso con consecuencias jurídico penales” p.263. 21 BECERRA BRICEÑO, José Luis, op. cit., p.265. 22 FRISANCHO APARICIO, Manuel, ob. cit. p.198. HUGO ÁLVAREZ, Jorge, ob. cit., p.238. PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso

Raúl, Derecho Penal Parte Especial, Tomo VI, Lima: Idemsa, 2011, p.661 23 JESCHECK, Hans- Heinrich y WEIGEND, Thomas, Tratado de Derecho Penal. Parte General. Vol. II, traducción de la 5.ª edición

alemana (1996), renovada y ampliada por Miguel Olmedo Cardenete, Lima: Instituto Pacífico, 2014, p.1093

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AUTOR| Godofredo André García León

10 Junio 2019 • paginas 195-221 • Revista Instituto Pacífico

adicional que hace que el supuesto de hecho pueda ser considerado desde un particular punto

de vista24” Se aplica aquí la regla: lex specialis derogat legi generali”

El principio de subsidariedad, “significa que una disposición penal sólo es aplicable en forma

secundaria, o sea, es válida únicamente en el caso de que no intervenga otra25” aquí cobra

vida la cita célebre que le hace Jescheck y Weigend a Honig en cuanto por el principio de

subsidariedad: “distintas proposiciones penales protegen el mismo bien jurídico a lo largo de

los distintos estadios de su ataque”

Estos autores señalan 2 formas de aplicación del principio de subsidariedad, la subsidariedad

expresa, contenida en la ley, y dos tipos de subsidariedad implícita: i.- cuando en una persona

concurren la autoría y la participación y nos debemos decantar por las formas de autoría y

ii.- cuando la subsidariedad implícita viene construida por los delitos de tránsito, casos en el

que concurren actos preparatorios, actos ejecutivos, y nos debemos decantar por ejemplo,

por los actos ejecutivos26.

El principio o la regla de consunción se da cuando: “entre los tipos uno encierra al otro,

porque consume el contenido material de su prohibición27” o cuando, “un hecho concurre

regular y típicamente con la comisión de otro, de suerte que su contenido de injusto y

culpabilidad está abarcado y consumida por la forma delictiva más grave28”

El principio de alternatividad, que se da cuando el problema del aparente concurso de leyes

no puede ser resuelto con los criterios anteriormente citados, se acudirá simplemente al

precepto que imponga al hecho una pena más grave29”

Ahora bien, estamos ante un concurso ideal de delitos cuando una misma conducta realiza varios tipos penales de la misma (concurso ideal homogéneo) o diferente naturaleza (concurso ideal heterogéneo) En el concurso ideal de delitos como lo afirma autorizada doctrina: “no hay propiamente una reunión simultánea de delitos diferentes, sino un único delito contemplado de modo diverso por varios tipos delictivos que concurren en su aplicación al hecho único”.30

Existe concurso real cuando un sujeto realiza varias acciones punibles de las que se deriva la

comisión de otras tantas infracciones31

3.1. ¿Fraude Procesal o Uso de Documento Falso?

24 JESCHECK, Hans- Heinrich y WEIGEND, Thomas, ob. cit. p.1096. 25 WESSELS, Johannes, Derecho Penal. Parte General. Buenos Aires: Ediciones Depalma, 1980,p.236 26 JESCHECK, Hans- Heinrich y WEIGEND, Thomas, ob. cit. p.1098. 27 ZAFFARONI, Eugenio, ALAGIA, Alejandro, y SLOKAR, A, Derecho Penal. Parte General, 2.ªed., Buenos Aires: Ediar, 1995,

p.869 28 WESSELS, Johannes, ob. cit., p.238. 29 REÁTEGUI SÁNCHEZ, James “Derecho Penal Parte General” Lima: Gaceta Jurídica, 2009. p.333 y ss. 30 CARAMUTI, Carlos S. “Concurso de Delitos” Buenos Aires: Hammurabi, 2005, p.42. 31 BERDUGO GOMEZ DE LA TORRE, Ignacio, ARROYO ZAPATERO, Luis, y FERRÉ OLIVÉ, Juan Carlos, Lecciones de

Derecho Penal. Parte General, 2ª Edic., Madrid: La Ley, p.302

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11 Junio 2019 • paginas 195-221 • Revista Instituto Pacífico

Una de las formas tradicionales de cometer el delito de fraude procesal es el uso de

documentos falsos, sin embargo, este hecho ya constituye un delito tipificado en el artículo

427° del código penal que señala que “El que hace uso de un documento falso o falsificado,

como si fuese legítimo, siempre que de su uso pueda resultar algún perjuicio”

La cuestión es aquí determinar si un fraude procesal realizado con el uso de documento falso,

importaría la comisión de dos delitos, en concurso ideal o un concurso real de delitos, o solo

se podría afirmar que existe la comisión de un solo delito.

Se señala que aquí: “el agente utiliza el medio fraudulento para utilizarlo y probar un hecho,

es obvio que un hecho se prueba en un proceso, y se utiliza esta “prueba” es para inducir a

error a un funcionario público32”

El hecho de “de su uso pueda resultar algún perjuicio” se entenderá que siempre existirá un

perjuicio, en el caso que por ejemplo se le conceda al agente una pensión de viudez, pensión

de jubilación o pensión por discapacidad a una persona que ha presentado documentación

falsa para obtener este derecho.

La doctrina en forma casi unánime entiende que entre el delito de uso de documento falso y

el delito de fraude procesal existe un concurso medial, es decir, una relación de “medio fin”

que puede ser interpretado o bien como un concurso real, pues estaríamos ante la comisión

de dos delitos en espacios temporales distintos o en un concurso ideal porque al final se

pueden lesionar dos objetos de protección distintos.

Consideramos que el delito de uso de documento falso constituye más bien un delito que se

consume en el delito de fraude procesal puesto que el “hacer uso de un documento falso o

falsificado, como si fuese legítimo” integra lo que en el delito de fraude procesal constituye

el que el agente por “cualquier medio fraudulento” induce a error al funcionario o servidor

público.

Sin embargo, esta idea no puede ser definitiva o aplicada a todos los casos, pues si nos

regimos al principio de consunción, el delito aplicable que subsume o consume debe ser más

grave que el delito consumido o subsumido, cuestión que sólo podría ocurrir si se trata de

un delito de fraude procesal mediante el uso de un documento privado que tiene el mismo

margen punitivo que el delito de fraude procesal (extremo mínimo 2 años, extremo máximo

4 años de pena privativa de la libertad)

Es natural que si el mecanismo fraudulento empleado es un documento público falso,

cuestión que puede tener una pena mínima de 2 años hasta un máximo de 10 años de pena

privativa de libertad, no podría concurrir esta figura y estaremos ante más bien ante un

concurso ideal de delitos.

Se puede criticar con razón a nuestra postura que el hecho de insertar documentos falsos

como medios fraudulentos no solo afecta a la administración de justicia sino que también

afecta a la fe pública y por tanto estaremos más bien ante un concurso ideal de delitos puesto

que un solo acto, la presentación de pruebas falsas, se cometen dos delitos.

Sin embargo, hay que entender el delito de fraude procesal comprende como medio típico

(cualquier medio fraudulento) en su toda su integridad al delito de uso de documento falso,

pues bajo esa lógica por afectar otros bienes jurídicos, no existiría en el código penal espacio

32 HUGO ÁLVAREZ, Jorge, ob. cit.,p.239

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12 Junio 2019 • paginas 195-221 • Revista Instituto Pacífico

para el concurso aparente de leyes, vaciándose su fundamento político criminal amparado en

el principio de legalidad, el principio de proporcionalidad, el principio de especialidad de las

conductas y sanciones penales.

La finalidad del legislador al criminalizar el uso del documento falso no solo se enmarcó en

su utilización en procesos donde un funcionario o servidor público emitirá una resolución,

sino también para su utilización en otros sectores del tráfico jurídico, como en entidades

bancarias donde se utiliza la documentación falsa para obtener un crédito, o en un despacho

notarial, entre otros.

Ahora bien, consideramos que en la práctica si en algún caso concreto el uso de documento

falso no logró a inducir a error al funcionario o servidor público, por tanto no es posible

subsumirlo en el tipo penal de fraude procesal, queda expedita la posibilidad de procesar al

agente por solo el delito de uso de documento falso.

3.2. ¿Fraude Procesal o Falsa Declaración en Procedimiento Administrativo?

El delito de fraude procesal se configura también cuando el agente inserta hechos falsos que

le corresponden probar logrando inducir en error a la autoridad para así obtener una

resolución contraria a ley.

Como en el delito de fraude procesal el legislador no señala expresamente que la resolución

contraria a ley necesariamente debe ser emitida por un órgano jurisdiccional en el marco de

un proceso judicial, es de colegirse que para la configuración del delito solo se requiere que

el funcionario o servidor público tenga las facultades de emitir una resolución en el marco

de un conflicto de intereses o incertidumbre jurídico, es posible que este delito se pueda

ocurrir en el marco de un procedimiento administrativo.

Es así que nos encontramos con el delito de falsa declaración en proceso administrativo el

mismo que sanciona al agente que en un procedimiento administrativo, hace una falsa

declaración en relación a hechos o circunstancias que le corresponde probar.

Es decir, es posible que el agente que en un procedimiento administrativo, haga una falsa

declaración en relación a hechos o circunstancias que le corresponde probar, declaración que

constituye un medio fraudulento y lo realice con el objeto de obtener una resolución contraria

a ley a su favor.

Es por ello que se señala que el delito de falsa declaración en proceso administrativo, “se

produce en concurso con el delito de falsedad ideológica y uso de documento falso33”

En el caso concreto creemos que existirían diferencias entre estos delitos que en algunos

casos nos permitirían sostener que estaremos ante un concurso aparente de leyes, es decir,

que se decidiría que delito entre los dos (fraude procesal o falsa declaración en procedimiento

administrativo) se subsume en los hechos.

El delito de falsa declaración en procedimiento administrativo sólo se refiere a la “falsa

declaración en relación a hechos o circunstancias que le corresponde probar” cuestión que

difiere sustancialmente del delito de fraude procesal, donde se requiere además en la mayoría

de casos de que los hechos se funden en pruebas falsas e idóneas o con la entidad para

realmente inducir en error a la autoridad.

33 FRISANCHO APARICIO, Manuel, ob. cit. p.172

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13 Junio 2019 • paginas 195-221 • Revista Instituto Pacífico

En un supuesto hipotético dentro del marco de un procedimiento administrativo donde la

autoridad está facultada para emitir resoluciones, la “falsa declaración en relación a hechos o

circunstancias que le corresponde probar” puede constituir un acto preparatorio o ejecutivo

del delito de fraude procesal, donde esta conducta “falsa declaración en relación a hechos”

que aplicando el principio de subsidariedad, el acto preparatorio o ejecutivo sería vencido

por “falsa declaración en relación a hechos más la presentación de pruebas falsas” del delito

de fraude procesal.

Además en el delito de falsa declaración en procedimiento administrativo no se requiere

necesariamente para su configuración de la búsqueda de “una resolución contraria a ley”,

sino que solo se configura con la sola “falsa declaración en relación a hechos o circunstancias

que le corresponde probar”

3.3. ¿Fraude Procesal o Estafa Procesal?

En España donde tiene mayor desarrollo el delito de estafa procesal, en un solo tipo penal

encontramos lo que en nuestro país denominamos fraude procesal (artículo 416° del código

penal) y la estafa procesal (artículo 197 inciso 1 del código penal), en dicho país se regula la

estafa procesal como una figura agravada del delito de estafa,- a diferencia de nuestro país,-

en los siguientes términos del artículo 250 inciso1 literal 7 del código penal español: El delito

de estafa será castigado con las penas de prisión de uno a seis años y multa de seis a doce

meses, cuando:

“Se cometa estafa procesal. Incurren en la misma los que, en un procedimiento judicial

de cualquier clase, manipularen las pruebas en que pretendieran fundar sus alegaciones

o emplearen otro fraude procesal análogo, provocando error en el juez o tribunal y

llevándole a dictar una resolución que perjudique los intereses económicos de la otra

parte o de un tercero”

En ese orden de ideas, se suele clasificar a la estafa procesal, en propia, si la estafa es

necesariamente triangular y el juez es sujeto pasivo del engaño, mientras que la estafa procesal

es impropia, si la conducta engañosa se produce directamente en contra del adversario

procesal y este realiza el acto de disposición patrimonial, no el juez34

En este sentido se suele señalar en España, que la “estafa procesal se dará cuando esa misma conducta esté inspirada en el ánimo de lucro y de ella pueda derivarse un perjuicio patrimonial para la contraparte35” Así también, se reconoce una especial forma de estafa procesal, denominada colusión entre las partes, el que parte de un acuerdo entre el demandante y demandado con el objeto de: “urdir un proceso por medio del cual se procura la estimación por una parte del juez de una pretensión falsa a través de una resolución errónea que produce a su vez perjuicio en el patrimonio de otro u otros co-demandados36” Cerezo Mir, señala en este punto, que en un sentido amplio la estafa procesal comprendería

la cometida en el proceso por una parte mediante el engaño de la contraria y en sentido

estricto “sólo cuando una parte con su conducta engañosa realizada con ánimo de lucro,

34 BECERRA BRICEÑO, José Luis, op. cit., p.155. Acepta 35 FERRER SAMA, Antonio, "Estafa procesal", ADP (19), 1966, pp. 5-11, p.6 36 BECERRA BRICEÑO, José Luis, op. cit., p.155, nota 61, p.190

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induce al error al juez y éste, como consecuencia del error al juez y éste, como consecuencia

dicta una sentencia injusta que causa perjuicio a la parte contraria o a un tercero37”

Ahora bien, en el Perú, según el artículo 197 inciso 1 del código penal, el delito estafa procesal se configura cuando “se realiza con simulación de juicio o empleo de otro fraude procesal”

Estaremos ante un delito de estafa procesal, “cuando el Juez es inducido tanto de forma

directa como cuando lo es de forma indirecta a través de la inducción al adversario procesal

que determina necesariamente el acto de disposición.38”

Este delito parece tener más coincidencias que diferencias con el delito de fraude procesal,

pues en sus dos modalidades: “simulación de juicio o empleo de otro fraude procesal”

obviamente están destinados a obtener una resolución contraria a ley.

En la simulación de juicio, el juicio debe ser entendido como un proceso judicial donde se

va a resolver sobre un conflicto de intereses o incertidumbre judicial que inevitablemente

acabará con una resolución judicial que se pronunciará amparando o rechazando las

pretensiones de los litigantes, de allí que se señala que “este delito se consuma cuando se

ejecuta la resolución judicial o el acto administrativo39”

En la simulación de juicio, “se trata de provocar la iniciación de un proceso o procedimiento

judicial sobre la base de una pretensión fingida” que puede ser “sobre un derecho inexistente

o sin legitimación necesaria40”

En cuanto a la simulación de juicio se señala que “en la mayoría de casos, el engañado será

un juez, en tanto que el perjudicado será una persona distinta, existiendo un supuesto de

verdadera autoría mediata41” Es decir, el agente que simula el juicio domina la voluntad del

juez, mediante el engaño, este dominio de voluntad le permitirá que sea realmente el juez el

que disponga mediante una decisión lo que requiere el agente (hombre de atrás)

En España, donde se le denomina “simulación de pleito” se señala que: “la simulación de

pleito, en el proceso penal, se habrá de llevar a cabo, en principio a través de denuncia o

acusaciones falsas o simulación de delito42”

En este país, Joan Queralt Jiménez, señala además, que “puede hablarse de estafa procesal,

cuando el pleito acaba anticipadamente por allanamiento, pese a la aceptación de los hechos

que esta declaración de voluntad supone43”

El delito de estafa procesal del artículo 197 inciso 1 del código penal, comprenderá también

al igual que el fraude procesal del artículo 416° del código penal, para su configuración: “que

el agente por cualquier medio fraudulento, induzca a error a un funcionario o servidor

público para obtener resolución contraria a la ley”

Este delito para su configuración requerirá además que exista un acto de disposición

patrimonial que importe el provecho económico del agente y que ello a su vez implique un

37 CEREZO MIR, José “La Estafa Procesal” ADP (19), 1966, pp. 179-198, p.179. Así también. DONNA, Edgardo Alberto, Derecho

Penal Parte Especial, Tomo II-B, Buenos Aires: Rubinzal-Culzoni, 2001, p.327 38 PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl, Derecho Penal Parte General, Tomo II. 2ª reimpr., Lima: Idemsa, 2010, p.365 39 BRAMONT ARIAS TORRES, Luis Alberto y GARCÍA CANTIZANO, María del Carmen, Manual de Derecho Penal Parte

Especial, 6ª ed., Lima: San Marcos, 2013, p.362. 40 GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino y DELGADO TOVAR, Walther Javier, Derecho Penal Parte Especial, Tomo II, Lima:

Jurista, 2012, p.1024. 41 BRAMONT ARIAS TORRES, Luis Alberto y GARCÍA CANTIZANO, María del Carmen, ob. cit., p.361 42 HERRERO HERRERO, César, Infracciones Penales Patrimoniales, Madrid: Dykinson, 2000, p.232. 43 QUERALT JIMÉNEZ, Joan J., Derecho Penal Español. Parte Especial. 3ª edic., Barcelona: José María Bosch, p.383.

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perjuicio o disminución patrimonial al agraviado que puede ser una persona natural o jurídica,

pero no el Estado como ente que administra justicia.

En este orden de ideas, será la resolución, el acto de disposición propio de la estafa, y será el

disponente, el juez, el que ha de ser engañado, siendo que “el perjuicio patrimonial se

derivaría entonces de la ejecución de la sentencia, pero no de la conducta engañosa de las

partes”44

De allí que se señale: “dictada la sentencia o resuelve la disposición patrimonial y aún no se

ejecuta la sentencia, estaremos ante la tentativa de este delito45” en cuanto, “este perjuicio

patrimonial se consigue mediante la manipulación del procedimiento de forma y manera que

el juez debe dictar sentencia equivocada… y ordena en la sentencia la disposición patrimonial

a quien haya perdido el proceso46”

Se señala también que empleo de otro fraude procesal en el delito de estafa procesal, ocurre

en un proceso que se ha iniciado y “el fraude procesal aparece, en consecuencia, dentro de

la dinámica de la celebración de aquel… los medios serán la presentación, como instrumentos

de pruebas testigos o peritos falsos y de documentos falsos47”

Ahora bien, el legislador nacional al señalar que la estafa procesal se dará con la “simulación

de juicio o empleo de otro fraude procesal” ha consumido estos hechos que en realidad

afectan la administración de justicia en el delito de estafa procesal48, pero siempre y cuando

cumplan todos sus elementos, es decir, no bastaría para que exista el delito de estafa procesal:

la “simulación de juicio o empleo de otro fraude procesal” por el que se induce a error al

funcionario público o servidor público para emitir una resolución contraria a ley, sino que

además es imperiosamente necesario que esta resolución contraria a ley ejecute una

disposición patrimonial en beneficio del agente y en perjuicio de su contraparte.

Para decirlo con un ejemplo, si el agente a través de un título ejecutivo falso, obtiene una

resolución judicial que ordena el inmediato embargo de las cuentas bancarias del “obligado”

constituye un delito de estafa procesal que consume al delito de fraude procesal, porque

contiene sus elementos: engaño (cualquier medio fraudulento) e inducción a error (para

obtener resolución contraria a ley)

Sin embargo, en el caso que el engaño expresado por cualquier medio fraudulento y la

inducción a error para obtener resolución contraria a ley no implique necesariamente un acto

de disposición patrimonial en perjuicio de un tercero, se aplicaría el principio de especialidad

del concurso aparente de leyes para distinguir un delito de estafa procesal con un delito de

fraude procesal.

Sólo en este supuesto tendría asidero, lo que señala un sector de la doctrina que “el desvalor

que representa el supuesto de hecho no es abarcado en su integridad por una sola de las

normas” en tanto que “que cada una cumple su propia finalidad político criminal y protege

su propio bien jurídico49”

44 CEREZO MIR, José, art. cit. p.194 45 GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino y DELGADO TOVAR, Walther Javier, ob. Cit., p.1028. 46 QUERALT JIMÉNEZ, Joan J., ob. cit., p.383 47 HERRERO HERRERO, César, ob. cit., p.233 48 BRAMONT ARIAS TORRES, Luis Alberto y GARCÍA CANTIZANO, María del Carmen, ob. cit., p.361. Estos autores señalan:

“El bien jurídico en este delito es el patrimonio, pero además se afecta la administración de justicia” 49 GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino y DELGADO TOVAR, Walther Javier, ob. Cit., p.1031

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Por ello se señala con razón: “solo en los casos que el objetivo del agente del acto fraudulento

sea la obtención de un beneficio económico indebido en perjuicio de un tercero se le atribuirá

la comisión del delito de defraudación por fraude procesal50” (artículo 197 inciso 1 del código

penal)

Es por ello, que un sector de la doctrina51 identifica tres diferencias importantes entre el delito

de estafa procesal y el delito de fraude procesal: i.- El bien jurídico, patrimonio en la estafa

procesal, y administración de justica en el fraude procesal; ii.- Sujeto pasivo, un tercero o el

Estado en la estafa procesal, y sólo el Estado en el fraude procesal y iii.-en los elementos

subjetivos, el agente es motivado por el ánimo de lucro en la estafa procesal y el agente es

motivado por cualquier propósito, incluso patrimonial.

Para otro sector doctrinario, el elemento distintivo entre el delito de fraude procesal y el

delito de estafa procesal reside en la expedición de una resolución, pues “si el hecho no da

lugar a la expedición de resolución alguna52, no podrá ser el tipo penal estafa procesal” no

descartando la tentativa de estafa procesal, siempre exista intención lucrativa del agente.

Esta postura se asienta además en la consideración que el delito de estafa procesal es un

delito de resultado mientras que el delito de fraude procesal es un delito de peligro concreto,

donde solo basta a través de medios fraudulentos provocar el error en el funcionario público”

IV.- Conclusiones.

4.1. El delito de fraude procesal vulnera en abstracto la administración de justicia y

específicamente la formación de la convicción del funcionario o servidor público que da

legitimidad del contenido material de las resoluciones en el marco de un conflicto de intereses

o incertidumbre jurídica. El sujeto agente puede ser cualquier persona, el sujeto pasivo el

Estado, el objeto donde recae la acción típica el funcionario o servidor pública, la acción

típica: el inducir, el medio típico: la conducta fraudulenta, los elementos normativos, el error,

la resolución contraria a ley y el funcionario o servidor público facultado para emitir

resoluciones.

4.2. El delito de fraude procesal es un delito de lesión pues requiere que el agente

efectivamente induzca a error a la autoridad, cuestión que solo es posible a través de la

emisión de la resolución contraria a ley, es además un delito de estado, pues puede mantener

sus efectos nocivos a lo largo del proceso, es un delito posible de cometerse en comisión por

omisión cuando existe posición de garante por un actuar precedente mediante omisiones que

expresan actos concluyentes para evitar el conocimiento de otras partes procesales o del juez

en la búsqueda de pruebas o identificación de hechos determinantes.

4.3. El delito de fraude procesal concursa con el delito de uso de documento falso, cuestión

que consideramos que este último es un medio que se consuma con la ejecución del delito

de fraude procesal, cuando se trate de un documento privado falso, así también el delito de

fraude procesal concursa con el delito de falsa declaración en procedimiento administrativo

que en ciertos casos el delito de fraude procesal se considerará una conducta acabada de falsa

declaración en procedimiento administrativo, siempre y cuando este procedimiento sea

50 SALINAS SICCHA, Ramiro, Derecho Penal Parte Especial Vol. 2 6ª edic., Lima: Iustitia, 2015, p.1184 51 GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino y DELGADO TOVAR, Walther Javier, ob. Cit., p.1030-1031 52 PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl, Derecho Penal Parte General, Tomo II, ob. cit., p.367

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17 Junio 2019 • paginas 195-221 • Revista Instituto Pacífico

resuelto por una autoridad facultada para emitir resoluciones, finalmente el delito de fraude

procesal concursa con el delito de estafa procesal, donde aquí más bien el delito de estafa

procesal consume al delito de fraude procesal, pues el primero contiene sus elementos: el

engaño mediante medios fraudulentos y la inducción a error, teniendo además que la estafa

procesal contiene la necesidad de que la resolución judicial constituya una disposición

patrimonial en beneficio del agente y en perjuicio del agraviado. En otros casos donde la

resolución no implique una disposición patrimonial o la resolución no se de en el marco de

un proceso judicial por el principio de especialidad nos encontraremos a un fraude procesal.

V. Referencias Bibliográficas

1. BECERRA BRICEÑO, José Luis, “Naturaleza e interpretación del subtipo agravado de estafa procesal” Tesis Doctoral para obtener el grado de Doctor en Derecho por la Universitat Pompeu Fabra. Barcelona, 2015.

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3. BRAMONT ARIAS TORRES, Luis Alberto y GARCÍA CANTIZANO, María del Carmen, Manual de Derecho Penal Parte Especial, 6ª ed., Lima: San Marcos, 2013

4. CARAMUTI, Carlos S. “Concurso de Delitos” Buenos Aires:Hammurabi, 2005. 5. CASTILLO ALVA, José Luis “El delito de Fraude Procesal (La cuestión prejudicial

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6. CEREZO MIR, José “La Estafa Procesal” ADP (19), 1966, pp. 179-198 7. DONNA, Edgardo Alberto, Derecho Penal Parte Especial, t.II-A, Buenos Aires:

Rubinzal-Culzoni, 8. DONNA, Edgardo Alberto, Derecho Penal Parte Especial, Tomo II-B, Buenos

Aires: Rubinzal-Culzoni,2001 9. FERRER SAMA, Antonio, "Estafa procesal", ADP (19), 1966, pp. 5-11. 10. FRISANCHO APARICIO, Manuel, Delitos contra la Administración de Justicia, Lima:

Jurista, 2011. 11. FUENTES OSORIO, J, “Formas de anticipación de la tutela penal” En: Revista

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12. GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino y DELGADO TOVAR, Walther Javier, Derecho Penal Parte Especial, Tomo II, Lima: Jurista, 2012.

13. GARCÍA DEL RÍO, Flavio, Manual de Derecho Penal, Lima: Ediciones Legales Iberoamérica, 2004.

14. HERRERO HERRERO, César, Infracciones Penales Patrimoniales, Madrid: Dykinson, 2000

15. HUGO ÁLVAREZ, Jorge, Delitos contra la Administración de Justicia, Lima: Gaceta Jurídica, 2004.

16. JESCHECK, Hans- Heinrich y WEIGEND, Thomas, Tratado de Derecho Penal. Parte General. Vol. II, traducción de la 5.ª edición alemana (1996), renovada y ampliada por Miguel Olmedo Cardenete, Lima: Instituto Pacífico, 2014.

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18 Junio 2019 • paginas 195-221 • Revista Instituto Pacífico

17. JESCHECK, Hans Heinrich. Tratado de Derecho Penal. Parte General, 5ª edic., Granada: Comares, 2002.

18. JAKOBS, Günther, Derecho Penal. Parte General. 2da ed. Joaquin Cuello Contreras y Jose Luis Serrano Gonzalez de Murillo. Madrid: Marcial Pons, 1997

19. MANTILLA JÁCOME, Rodolfo, BAYONA RANGEL, Carolina y FRÍAS RUBIO, Carlos Mario “Análisis dogmático del tipo penal de fraude procesal del punto de vista de su contenido y su desarrollo jurisprudencial en la Corte Suprema de Justicia” En: Revista Temas Socio Jurídicos, Vol.35, Lima: enero-junio de 2016.

20. MIR PUIG, Santiago, Derecho Penal Parte General 9ª ed. Barcelona: Reppertor, 2011. 21. PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl, Derecho Penal Parte Especial Tomo VI,

Lima: Idemsa, 2011. 22. PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl, Derecho Penal Parte General, Tomo II. 2ª

reimpr., Lima: Idemsa, 2010 23. QUERALT JIMÉNEZ, Joan J., Derecho Penal Español. Parte Especial. 3ª edic.,

Barcelona: José María Bosch, 1996. 24. REÁTEGUI SÁNCHEZ, James “Derecho Penal Parte General” Lima: Gaceta

Jurídica, 2009. 25. ROXIN, Claus. Derecho Penal Parte General, Tomo I. Diego- Manuel Luzón Peña,

Miguel Díaz y García Conlledo y Javier de Vicente Remesal (Traductores), Madrid: Civitas, 1997.

26. WESSELS, Johannes, Derecho Penal. Parte General. Buenos Aires: Ediciones Depalma, 1980