cultural 19-02-2016

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Págs. 4 y 5 Radiografía a una pelea de gallos SUPLEMENTO SEMANAL DE LA HORA, IDEA ORIGINAL DE ROSAURO CARMÍN Q. GUATEMALA, 19 DE FEBRERO DE 2016 Fotografía de Fabricio Alonzo

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Cultural 19-02-2016

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Página 2 / guatemala, 19 De febrero De 2016

S

Una cafetería china es un co-medor y una cantina popular. Te sirven abundante comida y, si vas con sed, te venden unos buenos tapis... o las dos cosas. General-mente, están en los lugares más populosos de la c iudad, aunque habrá una que otra en áreas más “exclusivas”... es decir, para “ca-queros”. Así es, en las áreas de tránsito, desde antes de la hora de almuerzo, hasta la una de la ma-drugada, abren sus puertas, sus cocinas y sus refrigeradoras para que hambrientos y -sobre todo- sedientos se les incorporen.

í, en sus afueras hay movimiento todo el día, buses del transporte co-lectivo, humo y gritos de ayudantes hasta como a las nueve o diez de la no-che y una retahíla de ta-

xis blancos hasta la madrugada, con su grito de batalla: “taxi joven, ¿a dónde lo llevo?”... pero ese es otro tema. Las cafe-terías chinas están en diferentes partes de la ciudad: a lo largo de la San Juan, en La Bolívar, en El Trébol, en varios puntos de la zona 1 (incluyendo a los de la 6ta. calle, que son más familiares que de tapis), llegando a El Muñecón, sobre la Calle Martí, por La Parroquia y en otras partes más, en cualquier lado vas a encontrar más de alguno de estos sitios.Identificados con nombres de la mile-

naria cultura china, trazados en la pa-red o en un rótulo iluminado, pintados generalmente de rojo y blanco, patroci-nadas por alguna marca cervecera o de gaseosas, ya traducidos al castellano o no, la mayoría de veces hacen alusión a algún animal o espacio ecológico com-binado con la palabra “dorado”... Si vas por la banqueta, el fuerte volumen de la rockola o el griterío de los clientes se encargarán de que al pasar la voltees a ver y puede ser esto una insinuación a quitarte la sed o a empezar una ardua jornada...Pues siendo el caso que te dirigís a

ella, te parás frente al negocio y verás hacia dentro una serie bien alineada de mesas de metal y melanina, con sus respectivas bancas y sillas -casi siempre rojas-, espejos, adornos y cuadros de paisajes asiáticos -bordados o pinta-dos-, una iluminación blanquísima, un espacio que sirve de caja y de despacho, carteles de algunas marcas de bebidas que forran algún espacio del negocio, refrigeradoras marcando algo cercano al 0 grado de temperatura interior, ca-jas de envases de cerveza amontonadas al fondo o en alguna esquina, una roc-kola con música variada y al menos dos puertas: una que te conduce al baño, con el suelo casi siempre mojado, al

AspirAndo inspirAciónPor AnA VictoriA SAntizo (“PetuniA”)

“eSquiSSeS”

ero, ¿QUÉ ES INSPIRA-CIÓN?, ¿dónde diablos está?, ¿cómo la encuentro?, ¿tengo que tomar algún elixir sa-grado para inspirarme? ¿Qué puedo hacer para es-

tar inspirado?, ¿que hace que a una per-sona se le ocurra algo tan peculiar, in-sensato y original?, (ese tipo ha de fumar hierba, fijo tuvo una infancia perturbada, se fue a hacer la limpia de la ayahuasca), NO, NO, NO Y ¡NO!, eso no es necesario para tener buenas ideas.Estas y muchas preguntas han pasa-

do por mi cabeza, y no solo hablo por mí, cuando paso noches y días buscan-do un poco de este preciado momento de iluminación para dibujar, pero… ¿la inspiración solo sirve para dibujar? ¡NO SEÑOR!, sirve para escribir, para coci-nar, para hablar, para planear, para cha-pucear, PA-RA-TO-DO NOS SIR-VE LA

Ilustración de Petunia

Tan rico que se siente cuando una

buena idea golpea la cabeza, ¿o no?

PINS-PI-RA-CI-ÓN! ¡TO-DO! ¿Qué no se dio cuenta?Entonces, si sirve para todo, ¿cómo la

encuentro?, bueno, déjeme decirle que: EN TODOS LADOS, (si, lo pongo en ma-yúscula porque estoy gritando), la inspi-ración esta en todos lados, en su cuarto, en lo que ve en la tele, en la gente que se para a la par suya en la burra, en la músi-ca que escucha, en sus conversaciones co-tidianas, en su alimentación diaria, está en todo lo que le rodea, lo único que tiene que hacer es poner mucha, pero mucha atención a esas ideas que quieren escabu-llirse en su cabeza, sea amable, déjelas ser, y recuerde:Todo es posible, si está en su cabeza, ya

existe.

La redacción Cultura de este vespertino agradece la generosidad de los mucha-chos de la revista digital Esquisses (es-pecialistas en temas artístico-culturales) por permitirnos compartir con nuestros lectores la presente nota, a ustedes los invitamos a que se den una vuelta por allí para encontrar más artículos como este: esquisses.net

parecer porque lo lavan... y otra, hacia la cocina, esa especie de mundo paralelo del cual -como comensal, afortunadamente- nunca sabrás nada... Andá, hacé la prueba y verás... aunque si te echás los tapis, no te garantizamos que al salir la sigás viendo igual...Toreando las motos que comúnmente

hay en la entrada, por fin entrás. “Se bus-can señoritas”, puede que diga un cartel en la puerta, pues en las cafeterías chinas siempre te atenderá -no necesariamente con amabilidad- una muchacha, unifor-mada con minifalda y delantal. “Aquí está la carta”, te dirá y pondrá en tus manos un menú emplasticado, en donde apare-cen decenas de platos y bebidas numera-dos del uno al que lleguen... sin embargo, las pasarás de largo y te dirijirás directa-mente a la parte posterior del mismo: a las bebidas... Y si los precios no te pare-cen, preguntarás: “.... ¿ofertas de qué tie-ne?”. Y ella dirá: “dos litros de tal cerveza a tanto” o “a tanto la media de ron con tal platillo de bocas”. Y esa primera conver-sación terminará con un: “tráiganos una de esas, pues”, seguida de una idea no siempre exteriorizada: “para empezar”. Ya con tu tapis en mano, después del

respectivo salud, corresponde la inspec-ción de rigor al ambiente: los bulliciosos de la mesa de la esquina (que se nota que ya llevan su par de horas en el negocio), probablemente porque llegaron a ver su partido de futbol... o porque vienen de jugar uno; el par de bolos que ya ni se entienden entre sí y que más que verse... miran hacia el suelo; los que se están ale-gando; el doncito con su doñita en pleno romance, esperando que con los tapis se consume en algún lugar dicho sentimien-to; el que ya te mira feo y que si te des-cuidás tarde o temprano te ofrecerá pelea; el bolo amigable, vaya solitario o no, que hará hasta lo imposible por oír de qué ha-blás con tal de caer bien y en el mejor de los casos de encontrar con quién chupar (y hasta opina en tu conversación con el respectivo “disculpe que me meta en su conversación…); el grupo de chavas que salieron “solas” con el mejor amigo de todas, y que al paso de los tapis ya empie-zan a invitar los que salieron “solos” -con la leve esperanza de resultar bailando y algo más-; los que llegan en pick-ups 4x4 con cierto aire de ostentosidad y joyería -gruesa, de oro o plata-, botas y sombre-ro, intimidando a más de alguno de los comensales. No faltarán por la puerta los que salen a

cada rato para fumar un su cigarro. Y, por supuesto, el muchacho que se las lleva de pose y que con una mueca incomprensi-ble mira lascivamente a la chava de algu-na mesa porque cree que ya le salió algo...En cuanto a vos y tus amigos, lo más se-

guro es que te acercaste porque con tu ta-pis, esperás un platón de comida que oja-lá rindiera para 3 o 4 y porque se localiza en un punto intermedio entre el trabajo y tu casa. Te aparecés una tarde-noche cualquiera o un sábado desde el medio-

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Guatemala, 19 De febrero De 2016 / PáGina 3

Fotografía de Ban Vel

“Te aparecés una tarde-noche cualquiera o un sábado desde el mediodía, so-bre todo cuando es quincena o fin de mes... a echar un tapis... con los hermanos de tapis de tu trabajo, que llegan hasta con el uniforme de la empresa. O con tus compañeros de estudios de la universidad, cuando de la jornada nocturna salen -si es que a clases entraron-. O con cualquier otra combinación de adictos al sagrado elixir.”

ble es que se quede doblado en la mesa y sin pisto, mientras la bebé -satisfecha de su sed- se cambia de mesa; el sexoservi-dor, que es recibido con chiflidos y piro-pos -a manera de bulling, dirían-, pero que al final terminará siendo invitado a un trago o a un baile por más de algún reprimido silbador... Por último, está el que por obra divina

del sagrado tapis no quiere pagar, y que para del aire alegándole a sus mismos cuates -o a alguno imaginario-, y que resulta quebrando envases e incomodan-do a la clientela en el momento en que lo sacan del negocio: con la camisa desabo-tonada, con el pantalón tal vez mojado porque con los mocasines se resbaló en el típico charquito de “agua” que hace que te deslices fuera del baño. Cuando pasa ese tipo de situaciones, dicen que hasta sentís que la rockola se calló.Si de algo podés estar seguro es que ten-

drás local y servicio hasta la una de la ma-drugada... salvo por tres circunstancias: porque, como ya dijimos, al calor de los tapis te pusiste peleonero y el policía de la entrada -si es que hay- te fue a sacar: “sál-gase, joven, o a la patrulla voy a llamar”; porque te pusiste necio y no quisiste espe-rar a los demás: “dejálo, vos, que se vaya, siempre hace lo mismo el ce….”, dirán los demás; o porque sos buen cliente y cuan-do todos salgan, persiana a medio cerrar,

día, sobre todo cuando es quincena o fin de mes... a echar un tapis... O con los her-manos de tapis de tu trabajo, que llegan hasta con el uniforme del almacén o de la empresa en que laboran. O con tus com-pañeros de estudios de la universidad, cuando de la jornada nocturna salen -si es que a clases entraron-. O con cualquier otra combinación de adictos al sagrado elixir. Lo que fijo va a pasar es que al segundo

o tercer tapis, se levantará el primer no-table de tu grupo... a echar la respectiva ficha a la rockola. A ver qué tienen o por aquélla que te recuerda no sé qué... o a no sé quién. Y más de alguien en la mesa gritará: “también ponéte aquélla otra...”, cuando ya vas en camino. Más adelante hasta el que no llevaba pisto encontrará un su billetito doblado para cambiarlo por monedas... Pero bueno, no nos deten-gamos en esta cajita de música, porque ya será objeto de análisis en otra entrega de El Tapis. Lo que sí es seguro, es que en el trans-

curso de la noche podrás ver algunas si-tuaciones quijotescas... algún bolo de ba-bas blancas en las comisuras en los labios, llevado en brazos por otro que anda igual o peor que él; el ingreso de las damas de la noche, que llegan a tomarse algo, suce-diendo que más de algún cliente las invita pensando que ya la hizo... y lo más proba-

te darán un tiempo extra: “sólo me termi-no esto”, será la excusa. Tus wantán o las papitas fritas a mitad de

la mesa serán las bocas más comunes en la noche de tragos, que va a medias o que allí termina. Una canastita de rejilla de plástico con servilletas o pan sándwich bien tieso, un salerito, limón y hielo -si corresponde- y los clásicos botes verde y rojo de chile y tomate adornarán tu mesa, si es que venían en la oferta o si algún solidario bebedor las invitó. Lo que sí seguro habrá será tu res-pectivo tapis, por lo que “salud” se cantará a coro, mientras la cristalería que te sirve de recipiente choca. Ya pasadas las tres horas de estar en el

local, cuando sentís que te está burbu-jeando la cabeza por los cigarros que te platicaste en las afueras del negocio o por atorarte los tapis, la pregunta más im-portante de la noche pueda que la haga alguno de tus compañeros: “¿y a todo esto, muchá, son chinos los dueños de esta vaina?, ¿y los que cocinan?”. Pues les diremos, queridos lectores, que la humil-de experiencia de estos redactores es que

este tipo de ventas son administradas co-múnmente por familias chinas... sin em-bargo, las y los cocineros no lo son. De allí que la receta sea asiática pero no deje de haber un cierto toque chapín. Además, sabemos de más de alguien que habiendo sido empleado de una de estas cafeterías, agarró el modo y se decidió a montar su propia cafetería.

A la mañana siguiente... si es que toda-vía te queda algún cuate soltero que viva por tu casa:- ¿A dónde vamos a echarnos el tapis,

vos?- Al chino de allá de tal lado...- ¿Y por qué allí?- ¡Porque en la nueva rockola digital tie-

nen las mejores rolas de Marisela... y tie-nen video!- Uff, va, órale... y así aprovecho a comer

alguito porque la “doña” me hizo trom-pas hoy en la mañana y ya no aguanto la goma.- Démosle, pues.- Vos... ¿te acordás de las fotos de ayer...?

DonDe los chinosPor Juan Pablo Muñoz elías y TG

“el TaPis”

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GUATEMALA, 19 DE FEBRERO DE 2016 / PÁGINA 5PÁGINA 4 / GUATEMALA, 19 DE FEBRERO DE 2016

ara algunos una burda actividad llena de cruel-dad hacia los animales, para otros un deporte lle-no de pasión en el que se pueden hacer apuestas y

ganar mucho dinero. Relatamos la experien-cia desde adentro, el cómo se vive el mundo de las peleas de gallos.

EL PREÁMBULO Como casi cualquier cosa que implique

apostar dinero, las peleas de gallos suelen realizarse en aparente clandestinidad. Para sus defensores, las peleas son un deporte que se practica para demostrar el honor de los dueños de los animales.Cada año el palenque Hermanos Monterro-

so, ubicado en el municipio de Villa Nueva, es el escenario de un derby que reúne des-de muy temprano a personas de diferentes lugares del país y de la región centroameri-cana; los más madrugadores son los dueños de los equipos. Pagan una inscripción de Q5 mil, que les permite la participación a cinco de sus gallos. En esta competencia, el peso de los gallos no debe ser mayor a las cinco libras: es una competencia de gallos de raza media. En el lugar convergen todo tipo de personas (exceptuando a los amantes de los animales), de todas las clases sociales y casi siempre armadas: condición fundamental de los apostadores experimentados.Nadie se imagina que una casa antigua fa-

bricada con adobe, situada a tres cuadras del parque central, sea el lugar destinado para estos enfrentamientos entre gallináceos. Es importante decir que no existe rótulo que dé seña de la actividad en cuestión.Con un poco de desconfianza, uno de los

hermanos Monterroso (Juan) accede a mi

P

El palenque Hermanos Monterroso, ubicado en el municipio de Villa Nueva, es uno de los escenarios de las peleas más importantes en el país.

Los combates ti enen una duración máxima de quince minutos.Cada gallo de pelea lleva navajas de una pulgada en las patas, previamente el juez verifi ca que el tamaño sea el correcto. Un soltador intenta revivir a su gallo.

Los dueños de los equipos pagan una inscripción de Q5 mil, la cual permite la parti cipación de cinco de sus gallos.

Uno los dos contrincantes enti erra el pico en el suelo y la pelea termina. El gallo muere minutos después.

POR FABRICIO ALONZO

petición de ingresar para documentar el evento. Juan comenta que días antes una persona se había quejado en la municipa-lidad de las peleas de gallos y que por eso pensó que yo pertenecía a alguna organiza-ción protectora de animales. El cómo logré convencerlo queda en absoluto secreto…El escenario es un círculo de arena en el

que participan los soltadores, amarradores y el juez. Los soltadores son el equivalente a los entrenadores de los gallos, encarga-dos de soltar y guiar a su gallo durante la pelea. Cada equipo tiene un gallo sparring que sirve para enojar a los gallos que pe-learán.

Los combates tienen una duración máxima de quince minutos. Dieciséis equipos de ga-llos participaron en esta ocasión: se armaron los equipos para la primera ronda e inicia-ron las peleas. Los equipos que se enfrentan suben al ring con dos gallos cada uno.Los amarradores se encargan de colocarles

navajas de una pulgada a las patas de los ga-llos, el juez veri� ca que sean del tamaño co-rrecto y pasa un algodón bañado en alcohol para limpiarlas.Los organizadores invitan al público en

general a que realice apuestas: “pague 50 y gane 500”, vocean. Otra gente pre� ere rea-lizar apuestas independientes, con las canti-

dades que les plazcan.

LA PELEAAparecen en escena dos majestuosos gallos

con el plumaje crispado, el reloj marca las 8 de la noche en punto. Cara a cara, pico a pico las aves están listas para vencer a su oponen-te. Empieza la batalla…En la arena todo pasa tan rápido que ape-

nas percibo como vuelan picoteando a su rival con furia, aletazos por aquí y por allá. Imposible saber quién lleva la ventaja.Tras dos minutos de combate, los gallos se

separan. Se logra ver a un en pie y al otro que yace en el suelo. Tras la primera parte de la

pelea el juez realiza “las pruebas de coraje”. Las pruebas consisten en evaluar si los gallos pueden continuar peleando. Los soltadores agarran a sus gallos para hablarles, los soban y les lamen la cabeza para tratar de reani-marlos. No siempre pueden seguir peleando.Luego de la inspección del juez, las aves

continúan el combate pero con menos inten-sidad, obviamente cansados. Al � nal uno de los dos entierra el pico en el suelo y la pelea termina. El gallo muere minutos después.

EL ANTICLÍMAX La noche transcurre en el palenque con

el público enardecido, preocupado por ha-

ber apostado al mejor gallo en cada ronda. Como ningún terrícola es capaz de ver más de quince minutos de peleas de gallos sin guardar cierto remordimiento (casi siempre basado en la forma temeraria en que se in-vierte el dinero), la venta de comida y cerve-za nunca falta en estos lugares de entreteni-miento. Suelen venderse también ornamen-tos dedicados a la parafernalia gallinácea.Las peleas y las apuestas continúan hasta las

cuatro de la mañana. Los dieciséis equipos

inscritos reunieron la cantidad de Q80,000; el primer lugar se llevó Q60 mil (75%), y el segundo Q20,000 (25%) como premio.Así llega a su fin una noche en el palen-

que de los hermanos Monterroso en Villa Nueva, Guatemala. El público sació su sed de sangre ovípara y los equipos de galleros ganadores se fueron contentos. Se estima que en el país se realizan por lo menos dos actividades relacionadas con las peleas de gallos cada mes.

EL CRIADOR Y JUGADOREl ingeniero agrónomo Eddy Marcucci, de 74

años, se ha dedicado a la crianza de gallos y gallinas por 41 años. Su familia ha estado vin-culada a esto por generaciones. De acuerdo con él, los gallos pelean por varias razones: “por territorio, por ser macho, por sus hem-bras y su comida”.

Marcucci es gallero y organizador del derby. Accedió a plati car conmigo en el lugar donde cría a sus aves, en el siti o conocido como “las galleras” de la granja Vía Olimpia. Marcucci se sienta en un viejo sillón rojo y comienza a contar cómo las peleas de gallos han sido acti vidades recreati vas realizadas por la clase alta de la sociedad, por gente adinerada; compara el evento con una presentación de ópera; “el expresidente de los Estados Uni-dos, George Washington, era fanáti co de las peleas”, comenta.

Los gallos de peleas, según Marcucci, son criados como si fueran atletas: su comida es especial, los medicamentos y su trato es el mejor: condiciones para que en el palenque puedan dar lo mejor. Marcucci cuenta con personas que le ayudan a criar a sus gallos. “El cuidador debe ser un arti sta, los debe amansar, ganarse la confi anza de sus gallos”, expresa.

En cuanto al tabú que se maneja alrededor de este pasati empo, comenta: “Algo que ha fasti diado nuestro negocio es que las economías están basadas en algo malo, el narcotráfi co, un 60% de nuestra economía está basada en eso. Es un mal necesario, porque si no existi era, ¿cómo estaría el quet-zal en comparación con el dólar? Son cosas políti cas”, dice.

Los gallos de peleas de Marcucci se venden por un precio que ronda los Q1,000 y Q2,000, el resto de sus crías son puestas a competi r por honor; de esta forma ha forjado su nom-bre, por lo que manti ene un buen estatus en el mundo de los gallos.

Para este criador y jugador de gallos, su mejor experiencia en los palenques ha sido empezar perdiendo su primera pelea, empa-tar la segunda y ganar las últi mas tres que le valieron el primer lugar en el derby, lo que le hizo acreedor de Q90 mil en una noche.

ANTECEDENTES HISTÓRICOSLas peleas de gallos ti enen su origen en

Guatemala poco después de la conquista española. Es decir, los españoles introdujeron esta acti vidad ancestral en el país, entre otros moti vos, por el hecho de que en la Mesoa-mérica anti gua no se conocían dichos galliná-ceos. Esta prácti ca ti ene registros históricos que datan de la Roma anti gua.

RADIOGRAFÍA A UNA PELEA DE GALLOS

FOTOGRAFÍAS DE FABRICIO ALONZO

FOTOGRAFÍAS DE FABRICIO ALONZO

FOTOGRAFÍAS DE FABRICIO ALONZO

FOTOGRAFÍAS DE FABRICIO ALONZO

FOTOGRAFÍAS DE FABRICIO ALONZO

FOTOGRAFÍAS DE FABRICIO ALONZO

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GUATEMALA, 19 DE FEBRERO DE 2016 / PÁGINA 5PÁGINA 4 / GUATEMALA, 19 DE FEBRERO DE 2016

ara algunos una burda actividad llena de cruel-dad hacia los animales, para otros un deporte lle-no de pasión en el que se pueden hacer apuestas y

ganar mucho dinero. Relatamos la experien-cia desde adentro, el cómo se vive el mundo de las peleas de gallos.

EL PREÁMBULO Como casi cualquier cosa que implique

apostar dinero, las peleas de gallos suelen realizarse en aparente clandestinidad. Para sus defensores, las peleas son un deporte que se practica para demostrar el honor de los dueños de los animales.Cada año el palenque Hermanos Monterro-

so, ubicado en el municipio de Villa Nueva, es el escenario de un derby que reúne des-de muy temprano a personas de diferentes lugares del país y de la región centroameri-cana; los más madrugadores son los dueños de los equipos. Pagan una inscripción de Q5 mil, que les permite la participación a cinco de sus gallos. En esta competencia, el peso de los gallos no debe ser mayor a las cinco libras: es una competencia de gallos de raza media. En el lugar convergen todo tipo de personas (exceptuando a los amantes de los animales), de todas las clases sociales y casi siempre armadas: condición fundamental de los apostadores experimentados.Nadie se imagina que una casa antigua fa-

bricada con adobe, situada a tres cuadras del parque central, sea el lugar destinado para estos enfrentamientos entre gallináceos. Es importante decir que no existe rótulo que dé seña de la actividad en cuestión.Con un poco de desconfianza, uno de los

hermanos Monterroso (Juan) accede a mi

P

El palenque Hermanos Monterroso, ubicado en el municipio de Villa Nueva, es uno de los escenarios de las peleas más importantes en el país.

Los combates ti enen una duración máxima de quince minutos.Cada gallo de pelea lleva navajas de una pulgada en las patas, previamente el juez verifi ca que el tamaño sea el correcto. Un soltador intenta revivir a su gallo.

Los dueños de los equipos pagan una inscripción de Q5 mil, la cual permite la parti cipación de cinco de sus gallos.

Uno los dos contrincantes enti erra el pico en el suelo y la pelea termina. El gallo muere minutos después.

POR FABRICIO ALONZO

petición de ingresar para documentar el evento. Juan comenta que días antes una persona se había quejado en la municipa-lidad de las peleas de gallos y que por eso pensó que yo pertenecía a alguna organiza-ción protectora de animales. El cómo logré convencerlo queda en absoluto secreto…El escenario es un círculo de arena en el

que participan los soltadores, amarradores y el juez. Los soltadores son el equivalente a los entrenadores de los gallos, encarga-dos de soltar y guiar a su gallo durante la pelea. Cada equipo tiene un gallo sparring que sirve para enojar a los gallos que pe-learán.

Los combates tienen una duración máxima de quince minutos. Dieciséis equipos de ga-llos participaron en esta ocasión: se armaron los equipos para la primera ronda e inicia-ron las peleas. Los equipos que se enfrentan suben al ring con dos gallos cada uno.Los amarradores se encargan de colocarles

navajas de una pulgada a las patas de los ga-llos, el juez veri� ca que sean del tamaño co-rrecto y pasa un algodón bañado en alcohol para limpiarlas.Los organizadores invitan al público en

general a que realice apuestas: “pague 50 y gane 500”, vocean. Otra gente pre� ere rea-lizar apuestas independientes, con las canti-

dades que les plazcan.

LA PELEAAparecen en escena dos majestuosos gallos

con el plumaje crispado, el reloj marca las 8 de la noche en punto. Cara a cara, pico a pico las aves están listas para vencer a su oponen-te. Empieza la batalla…En la arena todo pasa tan rápido que ape-

nas percibo como vuelan picoteando a su rival con furia, aletazos por aquí y por allá. Imposible saber quién lleva la ventaja.Tras dos minutos de combate, los gallos se

separan. Se logra ver a un en pie y al otro que yace en el suelo. Tras la primera parte de la

pelea el juez realiza “las pruebas de coraje”. Las pruebas consisten en evaluar si los gallos pueden continuar peleando. Los soltadores agarran a sus gallos para hablarles, los soban y les lamen la cabeza para tratar de reani-marlos. No siempre pueden seguir peleando.Luego de la inspección del juez, las aves

continúan el combate pero con menos inten-sidad, obviamente cansados. Al � nal uno de los dos entierra el pico en el suelo y la pelea termina. El gallo muere minutos después.

EL ANTICLÍMAX La noche transcurre en el palenque con

el público enardecido, preocupado por ha-

ber apostado al mejor gallo en cada ronda. Como ningún terrícola es capaz de ver más de quince minutos de peleas de gallos sin guardar cierto remordimiento (casi siempre basado en la forma temeraria en que se in-vierte el dinero), la venta de comida y cerve-za nunca falta en estos lugares de entreteni-miento. Suelen venderse también ornamen-tos dedicados a la parafernalia gallinácea.Las peleas y las apuestas continúan hasta las

cuatro de la mañana. Los dieciséis equipos

inscritos reunieron la cantidad de Q80,000; el primer lugar se llevó Q60 mil (75%), y el segundo Q20,000 (25%) como premio.Así llega a su fin una noche en el palen-

que de los hermanos Monterroso en Villa Nueva, Guatemala. El público sació su sed de sangre ovípara y los equipos de galleros ganadores se fueron contentos. Se estima que en el país se realizan por lo menos dos actividades relacionadas con las peleas de gallos cada mes.

EL CRIADOR Y JUGADOREl ingeniero agrónomo Eddy Marcucci, de 74

años, se ha dedicado a la crianza de gallos y gallinas por 41 años. Su familia ha estado vin-culada a esto por generaciones. De acuerdo con él, los gallos pelean por varias razones: “por territorio, por ser macho, por sus hem-bras y su comida”.

Marcucci es gallero y organizador del derby. Accedió a plati car conmigo en el lugar donde cría a sus aves, en el siti o conocido como “las galleras” de la granja Vía Olimpia. Marcucci se sienta en un viejo sillón rojo y comienza a contar cómo las peleas de gallos han sido acti vidades recreati vas realizadas por la clase alta de la sociedad, por gente adinerada; compara el evento con una presentación de ópera; “el expresidente de los Estados Uni-dos, George Washington, era fanáti co de las peleas”, comenta.

Los gallos de peleas, según Marcucci, son criados como si fueran atletas: su comida es especial, los medicamentos y su trato es el mejor: condiciones para que en el palenque puedan dar lo mejor. Marcucci cuenta con personas que le ayudan a criar a sus gallos. “El cuidador debe ser un arti sta, los debe amansar, ganarse la confi anza de sus gallos”, expresa.

En cuanto al tabú que se maneja alrededor de este pasati empo, comenta: “Algo que ha fasti diado nuestro negocio es que las economías están basadas en algo malo, el narcotráfi co, un 60% de nuestra economía está basada en eso. Es un mal necesario, porque si no existi era, ¿cómo estaría el quet-zal en comparación con el dólar? Son cosas políti cas”, dice.

Los gallos de peleas de Marcucci se venden por un precio que ronda los Q1,000 y Q2,000, el resto de sus crías son puestas a competi r por honor; de esta forma ha forjado su nom-bre, por lo que manti ene un buen estatus en el mundo de los gallos.

Para este criador y jugador de gallos, su mejor experiencia en los palenques ha sido empezar perdiendo su primera pelea, empa-tar la segunda y ganar las últi mas tres que le valieron el primer lugar en el derby, lo que le hizo acreedor de Q90 mil en una noche.

ANTECEDENTES HISTÓRICOSLas peleas de gallos ti enen su origen en

Guatemala poco después de la conquista española. Es decir, los españoles introdujeron esta acti vidad ancestral en el país, entre otros moti vos, por el hecho de que en la Mesoa-mérica anti gua no se conocían dichos galliná-ceos. Esta prácti ca ti ene registros históricos que datan de la Roma anti gua.

RADIOGRAFÍA A UNA PELEA DE GALLOS

FOTOGRAFÍAS DE FABRICIO ALONZO

FOTOGRAFÍAS DE FABRICIO ALONZO

FOTOGRAFÍAS DE FABRICIO ALONZO

FOTOGRAFÍAS DE FABRICIO ALONZO

FOTOGRAFÍAS DE FABRICIO ALONZO

FOTOGRAFÍAS DE FABRICIO ALONZO

Page 6: Cultural 19-02-2016

Página 6 / guatemala, 19 De febrero De 2016

Jenner Santos (Guatemala, 1990) Le gustan más los paches que los tama-

les y vive atormentado porque Selena murió el día de su cumpleaños.

Honesto y vil antes que caer bien. No sabe qué decir cuando le preguntan

si es antropólogo o escritor.

Natalia Lafourcade nos lleva a la gracia divina en su quin-to álbum de estudio: “Hasta la Raíz”, un álbum que fuera de ser un delirio musical es una crónica de su viaje a lo más profundo de los instintos y los sentimientos, en donde se cuestiona esos ideales que se le otorgan a la pareja; una serie de pequeñas historias que reavivan la herida latente de una separación, enterneciéndo-nos con algo que en diferentes dimensiones todos hemos expe-rimentado.

Hasta la raíz”, es una joya que apela a la nostalgia y el amor en su estado más natural; un dis-co que difícilmente describe el amor bajo conceptos formales y más bien los destruye y los re-duce a lo más básico e instintivo

del sentimiento.Natalia resucita de manera hermosa y doloro-

sa el desapego a la cotidianidad, donde experi-menta el relámpago de ladrillo y granito que es la tristeza y la nostalgia repentina. La muerte simbólica de una persona que impacta en el pecho y que de manera sorpresiva invita a las lágrimas a ser parte inherente de su historia.

Entre otras cosas Natalia nos explica lo difí-cil que fue para ella entender lo que realmente significa el amor y la desdicha, que más que solemnes beatificaciones de rituales en la mo-notonía, son emociones que constituyen al ser y la distancia que marcan a una persona para

Por Jenner SantoS

Hasta la raíz de natalia Lafourcade: una joya que apela a la nostalgia

siempre; con no muchos arreglos y sí mucho corazón Natalia desnuda su dolor y lo abraza comprendiendo finalmente que no ha dejado de vivir y que a partir de ese dolor forma lo hermoso que lleva imprimado “Hasta la Raíz”.

Tendríamos que estar “emocionalmente es-tables” (si es que eso existe) para experimen-tar las más escondidas inquietudes del cora-zón que nos trae este disco; Me atrevo a decir que todos hemos estado en ese lugar favorito que se desvanece súbitamente y que luego se ruega por mantener algo que se sabe destrui-do, que hemos extrañado lo inexistente en el tiempo y que solo existe en el recuerdo.

“Hasta la Raíz” es y será esa narración de la destrucción del mundo como se conoce… el derroche indiscriminado de las lágrimas y el incendio de todo lo que nace y vive entre su pecho y su espalda, para luego soltar las cenizas en ese mar de recuerdos que llevará por siempre atado a ella; claro, después del fuego y el llanto quedan la nada y el sollozo, después de la destrucción y el caos llega el orden y el reacomodamiento del mundo, y es precisamente eso lo que nos transmite Nata-liamiamor en sus letras, la autoconstrucción de una nueva identidad temeraria y lista para abrazar y explorar la soledad.En cada can-ción se esconde una armonía inocua que en-laza lo dulce de la melodía con las fracturas emocionales; separaciones del sentir que solo el tiempo y la reflexión han podido sanar. Con doce canciones Natalia nos facilita la entrada a lo más puro de su alma y su dolor.

“Hasta la Raíz”Con una entrada suave en guitarra acústica

nos envuelve en un círculo de armonía musi-cal, nos prepara para describirnos lo que tal vez sea lo más sobresaliente y significativo de todas sus letras en el disco. Desde las primeras estro-fas de la canción Natalia nos relata un camino lleno de bellezas y que, a través de estas, diluye las memorias de ese pasado que en forma de espinas se aferran a su ser, el no saberse dueña de sus pasos y su destino le hacen resguardar

reSeña

ese sentimiento desgarrador que cuidará para siempre, que llevará para siempre en la memo-ria, debajo de la piel… Hasta la Raíz.

“Antes de huir”El súbito cambio en la música es inexplica-

ble. Nostálgico y lento empieza la melodía que destapa el pecho y revela un dolor que hace unos momentos no estaba. Un piano hermoso y ella, perdida y vacía en una oscu-ridad inmensa y silenciosa; alcanzando los agudos preciosos, nos sumerge en la música y trata de convencerse a sí misma que regre-sar a la casa es inútil porque ya no es de ella; ahora ella debe recorrer el mundo, en busca de una nueva luz que la haga brillar.

El sufrir es inherente al ser humano, y por qué no hacerlo de una manera tan bella como escuchando dulces melodías con una voz an-gelical como la de Natalia Lafourcade. Pero no todo es sufrimiento y nostalgia; al final de esta crónica que busca la esencia propia y la reconstrucción de un mundo arrasado de improvisto, existe una luz bella y enceguece-dora. Una canción que seca todas esas triste-zas desparramadas por el suelo, y nos regala un halito de vida y esperanza.

Nadie ha sido tan valiente como el valien-te de la lotería, excepto Natalia que se atre-ve a pensar que el mundo es vasto y que aún existe algo para ella; está lista para descubrir exactamente qué es y la manera en que lo re-lata es soberbia.

“Estoy Lista”“Pom, pom, pom, pom, pom” Suena el

bombo de la batería mientras nos prepara para esa despedida inminente, un cierre per-fecto para un renacer hermoso. Sin rencor, sin reproche, sin un dejo de tristeza, sabe que es tiempo de irse lejos, pero que a pesar todo agradece la oportunidad de haber expe-rimentado un amor tan agraciado y sincero.

- “Pom, pom, pom, pom, pom” pausa, un golpe al crash y empieza la fanfarria. - Dejar que el tiempo a su momento, me cure toda de ti. Dejar que el tiempo a su momento me lleve volando sin fin. – Natalia se despide a lo grande, en un globo aerostático acompañada de un desfile lleno de colores y formas inima-ginables, dispuesta a mostrarle al mundo esa nueva mujer que ha nacido, una mujer que no dice que ya nunca tendrá miedo, pero que ya no le teme al mundo en soledad.

Después de un largo recorrido por la intros-pección y la autoconstrucción, la sensación de un círculo cerrado, Natalia ha logrado armar las piezas del rompecabezas, por fin ha logra-do pegar su alma quebrantada y que, a pesar de la extrañeza, del llanto, el ruego, a pesar de llevar una herida latente que cicatriza y se vuelve a abrir en cada visita a la memoria, ahora se sabe lista para descubrir ese mundo nuevo que se le presenta, y que, sobre todo, sabe que no estará sola realmente, porque el espectro de esta experiencia lo lleva dentro, lo lleva para siempre, lo lleva, hasta la raíz…

T

Antes de empezar a contar la historia local de las maras, las causas sociales e individuales que propician la formación de una mara, o señalar de marero al joven aislado por la socie-dad, que manifiesta su rebeldía mediante lenguaje, ropa, ta-tuajes y actitudes, es necesario reconocer que el ser humano es gregario por naturaleza, soli-dario por instinto y organizado por necesidad. Si bien es cierto que algunas teorías científicas ampliamente difundidas ac-tualmente intentan demostrar que la sobrevivencia individual se sobrepone al gregarismo, debemos reconocer también que esta cobertura mediática pre-tende utilizar la biología para justificar las actitudes indivi-dualistas y competitivas que sustentan la moral del empre-sariado.

anto si es por nexos de pa-rentesco, o por asociación en cuanto a fines en común, la so-brevivencia del mayor número de individuos es la causa de que se originen las primeras tribus y clanes. Pero es también pro-

ducto de la competencia entre estos grupos que aparece por primera vez la guerra, que para no terminar destruyendo los colectivos mismos, determina las primeras normas.

En este sentido, la mara no difiere, digá-moslo así, de las monarquías europeas o las oligarquías guatemaltecas: se articula por la-zos familiares y su actuar es motivado por la necesidad de defensa ante otro grupo social. La diferencia entre ambas está en la comple-jidad de sus métodos, instituciones y puestos de poder establecidos históricamente. Mara, es como debiera llamarse a las 15 familias que ostentan el control político y económi-co de este país desde la colonia, a las dinas-tías políticas que usando indistintamente las fuerzas armadas estatales o el crimen orga-nizado sujetan por el miedo a la población económicamente activa.

El fenómeno reciente, surgido durante los años ochenta, pero cuyas raíces culturales pueden ubicarse fácilmente en los años se-senta a nivel global, es producto de la po-breza, la guerra y la exclusión social. Ya sean grupos Punk de la postguerra europea, o Breaks de la zona 18, es la falta de educación, trabajo digno y condiciones mínimas de vida lo que provoca esa “solidaridad entre los oprimidos”, y su respuesta violenta, una legí-tima defensa ante la violencia institucional a la que nos vemos sometidos.

Crecí en la zona 18, y puedo recordar muy bien que en un principio estos grupos no eran violentos. Eran los últimos años de la guerra, y la mayoría de familias estábamos allí como resultado de la misma: indígenas de occidente, desplazados por los enfrenta-mientos, y ladinos emigrados por las con-diciones de extrema pobreza y el abandono estatal de zonas desérticas en el oriente del país. No había carreteras, agua o drenajes, la cobertura de las escuelas era escasa así como los servicios de salud. Por su origen

Por LeoneL Juracán

Foto La Hora: La Hora

Natalia Lafourcade se alzó con el Grammy al mejor álbum de rock, música urbana o alternativa latina.

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Guatemala, 19 De febrero De 2016 / PáGina 7

Más tarde, empezaron las deportaciones masivas desde Estados Unidos, así que aparecieron los hermanos mayores de estos mo-

cosos pendencieros, que no se habían enriquecido, pero traían un poco de dinero. Así aparecieron aquellos buses “ruleteros” conver-

tidos en verdaderas “discos rodantes”.

Memorias de la zona 18

campesino, las familias aún eran numero-sas, de cinco o más hijos, de modo que la subsistencia misma era ya un problema. Las peleas en la escuela eran para arrebatarse la comida, que alguno de los compañeros lle-vara como su refa. Es en este grupo de niños, menores de 15 años, donde surge la prime-ra identificación con un nombre: La mara “U.V.A”, que fue el semillero de lo que más tarde se identificaría como five, breaks y 18. En ese entonces los jóvenes mayores se iden-tificaban con la música disco, y los “retos”, consistían en competencias de baile, que sí, a menudo terminaban en puñetazos, sin con-secuencias más graves que un ojo morado, o un labio reventado. Los enfrentamientos entre integrantes de diferentes barrios tenían lugar sin armas de por medio, y en buena medida fueron motivados por lo que llegaba por la televisión. Películas como “Bad Boys”, “Caminante sobre la luna”, protagonizada por Michael Jackson, y el videojuego que le siguió, se convirtieron en modelos a seguir. (¿Alguien recuerda a aquéllos mareros de sombreros, mocasines y calcetines blancos?). Bailar bien y estar dispuesto a liarse a golpes eran las virtudes.

Más tarde, empezaron las deportaciones masivas desde Estados Unidos, así que apa-recieron los hermanos mayores de estos mocosos pendencieros, que no se habían enriquecido, pero traían un poco de dinero. Así aparecieron aquellos buses “ruleteros”

convertidos en verdaderas “discos rodantes”, con lo que se vino a solucionar el problema de transporte que había en todas las colonias lodosas y montaraces, que formaban la zona 18 de aquel entonces.

Lamentablemente, aquí fue cuando apare-ció la violencia armada: Los recién deporta-dos sí conocían la organización de pandillas en Estados Unidos y pronto hubo conflictos entre los transportistas tradicionales y los nuevos, luchas por la cobertura del servi-cio a diferentes colonias, y venganzas entre miembros de diferentes barrios. Debo aquí aclarar que en ese tiempo, defender el barrio no tenía el significado de hoy en día: Pelear a muerte con cualquier miembro de otra mara rival. En ese tiempo, era una expresión de so-lidaridad, de proteger a todos los miembros del barrio donde uno vivía, sin importar que pertenecieran o no a la mara, los conflictos aparecían cuando miembros de “otro barrio” cometían robos o golpeaban a las personas en su lugar de residencia.

Vistas entonces como otro posible “foco subversivo”, y antes aún de que adquiriesen tintes ideológicos, el Estado, a través de po-licías y especialistas del ejército, se dio a la tarea de infiltrar las maras, proporcionán-doles armas e incluso propiciando enfren-tamientos, para evitar que la violencia que ya entonces se gestaba se convirtiera en otra lucha reivindicativa.

Como otros muchos, mi familia también

decidió abandonar la zona 18 cuando las condiciones se volvieron más violentas. Nos trasladamos a vivir a Mixco.

Mixco en ese entonces tenía todavía aire de pueblo. Ahí pude observar que no sólo las “maras” y los movimientos juveniles alrede-dor del rap y la música disco estaban siendo infiltrados, también el rock, cuyos miembros en la capital pertenecían a la clase media, fue convertido en un movimiento agresivo y delincuencial en los departamentos del interior. La mayoría de jóvenes indígenas se identificaban con el rock, pero nuevamente, fueron miembros del ejército los encargados de desprestigiar al movimiento.

Ya durante la década del noventa, y esto lo puedo mencionar solo como espectador a la distancia, la violencia se convirtió en el principal signo de las maras: La espiral de violencia había dejado ya en el trayecto madres solteras (producto de violaciones), incontable cantidad de huérfanos (que si no tuvieron la suerte de ser secuestrados por la ley de adopciones, pasaron a en-grosar las filas del sicariato), sin que las

FotograFía cortesía de LeoneL Juracán

“Listón negro”, obra de Aníbal López ejecutada en la época en que se postuló Ríos Montt como candidato presidencial.

condiciones de vida mejorasen en las áreas suburbanas. Muchas escuelas tuvieron que cerrar por temor de los maestros y directo-res; la policía el ejército, y Ministerio Pú-blico, además de proporcionar las armas, pasaron a “cobrar impuesto” a las bandas de delincuentes (la ley de extinción de do-minio viene a ser el corolario legal de dicha práctica), y la cárcel fue convertida en esa “fuente de recursos humanos” para los tra-bajos sucios del estado.

Todo está ahí en los diarios: Las bandas capturadas tienen a menudo como dirigen-tes a miembros de la Policía o el ejército, las mismas fuerzas estatales, denuncian robo de armamento en sus bodegas, en el interior de las cárceles hay automóviles en los que salen por la noche reclusos acompañados de “las autoridades”.

Mientras tanto, el agua escasea, la salud pú-blica está colapsada, y este año muchas es-cuelas públicas tuvieron que cerrar por falta de maestros y de insumos. En la guerra de las maras, son los pobres los muertos y la tropa, ¿a quién le beneficia?

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Página 8 / guatemala, 19 De febrero De 2016

“La Terminal”, fotografía de Fabricio Alonzo

“Queerpoéticas”, una muestra de arte y espacio de discusión en torno a las sexualidades alternativasHoy y mañana se llevará a cabo la muestra de arte y espacio de discu-sión Queerpoéticas. Un evento que reúne al arte, la literatura, el cine y el diálogo alrededor de las sexuali-dades alternativasEl término Queer en inglés sig-nifica raro (excéntrico) y durante muchos años fue utilizado para definir de manera despectiva a la comunidad LGBT, y a todo aquel cuya sexualidad no cupiera den-tro de la definición heterosexual. Luego la palabra fue apropiada por sectores que no estaban con la dirección que habían tomado los movimientos LGBT quienes bus-caban la aceptación y ciertas nor-matividades. Según Judith Butler “Queer es un argumento en contra de cierta normativa, de lo que una adecuada identidad lesbiana o gay constituye”.