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A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 12 de octubre de 2011, habiéndose establecido, de conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden de votación: doctores Kogan, Pettigiani, Hitters, Soria, de Lázzari, Negri, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa C. 93.712, "Parque Náutico Privado Boat Center contra In Gevana S.A. y otra. Interdicto de obra nueva". A N T E C E D E N T E S La Sala II de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial San Isidro confirmó el fallo de primera instancia que había rechazado la acción intentada. Se interpuso, por la actora, recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley. Dictada la providencia de autos y encontrándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte resolvió plantear y votar las siguientes C U E S T I Ó N E S 1ª) ¿Ha sido bien concedido el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley? En su caso: 2ª) ¿Es fundado el mismo?

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A C U E R D O

En la ciudad de La Plata, a 12 de octubre de

2011, habiéndose establecido, de conformidad con lo

dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá observarse el

siguiente orden de votación: doctores Kogan, Pettigiani,

Hitters, Soria, de Lázzari, Negri, se reúnen los señores

jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario

para pronunciar sentencia definitiva en la causa C. 93.712,

"Parque Náutico Privado Boat Center contra In Gevana S.A. y

otra. Interdicto de obra nueva".

A N T E C E D E N T E S

La Sala II de la Cámara de Apelación en lo

Civil y Comercial del Departamento Judicial San Isidro

confirmó el fallo de primera instancia que había rechazado

la acción intentada.

Se interpuso, por la actora, recurso

extraordinario de inaplicabilidad de ley.

Dictada la providencia de autos y

encontrándose la causa en estado de pronunciar sentencia,

la Suprema Corte resolvió plantear y votar las siguientes

C U E S T I Ó N E S

1ª) ¿Ha sido bien concedido el recurso

extraordinario de inaplicabilidad de ley?

En su caso:

2ª) ¿Es fundado el mismo?

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V O T A C I Ó N

A la primera cuestión planteada, la señora

Jueza doctora Kogan dijo:

1. La Cámara entendió que yerra la apelante

cuando pretende revertir lo decidido en la sentencia del

juez de primera instancia en razón de las infracciones al

"reglamento de construcción" en que ha incurrido la

accionada y no por los daños que puedan derivarse de dicha

infracción; y que la valoración de las pruebas rendidas no

permite tener por demostrado el perjuicio actual, futuro o

potencial.

2. El recurrente fundamenta su reclamo

básicamente en que "la sola infracción al reglamento de

Construcción autoriza el interdicto de obra nueva, sin

necesidad alguna de probar la existencia de un daño real o

eventual, presente o futuro" (v. fs. 418).

3. En lo que resta de mi voto voy a tomar en

lo pertinente, lo dicho por esta Corte en la causa Ac.

84.042 (sent. del 1-III-2004), con el voto del doctor

Roncoroni que hizo mayoría.

4. Son numerosos los precedentes de esta

Corte sobre la inadmisibilidad del recurso extraordinario

de inaplicabilidad de ley interpuesto contra la sentencia

de la Cámara que puso fin a la instancia ordinaria en un

proceso interdictal de obra nueva, en tanto no reviste

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carácter de definitiva a los fines del art. 278 y conc. del

Código Procesal Civil y Comercial (Ac. 70.723, sent. del 8-

III-2000; Ac. 50.323, sent. del 29-VIII-1995,

"Jurisprudencia Argentina", 1995-IV-605 y "Acuerdos y

Sentencias", 1995-III-329, "La Ley", 1996-5; Ac. 50.040, I.

19-V-1992, Ac. 41.060, sent. del 22-V-1990; Ac. 35.136,

res. del 30-VII-1985, Ac. 31.229, res. del 4-V-1982; Ac.

27.008, res. del 7-VI-1978).

No obstante ello, el señor Juez doctor

Hitters ha destacado que el principio señalado no es

absoluto o rígido y depende de las circunstancias

particulares de cada caso (Ac. 70.723 y Ac. 50.323 ya

citados).

Tal es lo que ocurre cuando la sentencia

decide la inexistencia de daño y le cierra a la actora la

posibilidad de reclamar posteriormente por los perjuicios

que dice sufrir por las obras vecinas o cuando la sentencia

mandaba destruir lo construido.

Tengo para mí, que el criterio explicitado

por dicho magistrado en aquellos votos es compartible sólo,

en tanto y en cuanto, se den las mismas o similares

circunstancias excepcionales que enmarcaban aquellos casos

y que, necesario es decirlo, no se advierten en el

presente. En uno y otro hubo pronunciamiento sobre la

cuestión de fondo en sentencias que clausuraron un debate

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que no podía renovarse en otro proceso. Y nada de esto

acontece en el caso que aquí nos convoca.

En efecto -reitero- en estos autos la Cámara

ha juzgado que "el ámbito interdictal no es el idóneo para

debatir violaciones a las reglamentaciones internas

aceptadas por los copropietarios del complejo edilicio de

la actora y no ha de haber resolución sobre su cumplimiento

o no en el marco procesal instrumentado para la defensa

expeditiva de la posesión o de la tenencia" (v. fs.

394/399); y el recurrente centra su crítica en la

consideración de que la sola infracción al Reglamento de

Construcción autoriza el interdicto (v. fs. 412/421).

En suma, no se ha debatido sobre la

perturbación de la posesión o tenencia de quien la disfruta

con relación a un inmueble determinado y por la obra nueva

que se encuentra iniciada y en vías de desarrollo (art.

613, C.P.C.C.), sino del cumplimiento o incumplimiento de

las normas contractuales que, bajo el formato de reglamento

interno, rigen la vida y las relaciones de quienes han

tomado la decisión de adquirir un fundo en el ámbito

peculiar de un "club de campo", disponiendo a la vez de

espacios en donde poder disfrutar exclusivamente de su

privacidad y de otros en donde debe tolerar el disfrute

compartido.

Respecto de la pretensión interdictal no hay

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pronunciamiento sobre la suerte o existencia del derecho de

fondo discutido, por lo que considero no puede juzgarse que

nos encontremos frente a un supuesto que excepciona el

principio general (arts. 600, 613, 614, 616 del Código

Procesal Civil y Comercial).

Ello es así, pues una sentencia no es

definitiva a los fines del recurso extraordinario de

inaplicabilidad de ley porque configure el acto jurídico

procesal que proporciona un adecuado remate al proceso,

concluyéndolo normalmente (arts. 163 y 164, C.P.C.C.), sino

porque cancela toda posibilidad de una ulterior atención

jurisdiccional del derecho o interés lesionado. Vale decir,

cuando puede decirse que aquel remate del proceso además de

adecuado es definitivo, al extinguir, de allí en más y para

siempre (salvo los supuestos de revisión) el derecho de

acción y contradicción de una y otra parte sobre la materia

en litigio.

5. Por los fundamentos expuestos voto por la

negativa.

A la primera cuestión planteada, el señor

Juez doctor Pettigiani dijo:

Esta Corte en numerosos precedentes ha

decidido que no reviste, en principio, el carácter de

definitiva en los términos del art. 278 y concs. del Código

Procesal Civil y Comercial, la sentencia recaída en juicios

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de interdicto de obra nueva (conf. causas Ac. 27.008,

resol. del 7-VI-1978; Ac. 31.229, resol. del 4-V-1982; Ac.

35.136, resol. del 30-VII-1985; Ac. 35.421 del 11-III-

1986).

Sin embargo no fue ese el criterio

sustentado en otras causas donde -con distintos supuestos

fácticos- se les ha otorgado aquel carácter ya sea en forma

expresa o implícita (conf. causas Ac. 19.281, resol. del

19-XII-1972; Ac. 24.735, resol. del 15-XI-1977; Ac. 25.890,

resol. del 13-XII-1977; Ac. 29.169, sent. del 14-X-1980, en

"Acuerdos y Sentencias", 1980-III-345; Ac. 25.735, sent.

del 19-XII-1978; Ac. 36.455, sent. del 4-X-1988).

Como se ha destacado anteriormente (v. causa

Ac. 50.323, "Correa c/López de Muñoz", sent. del 29-VIII-

1995; en "Jurisprudencia Argentina", 1995-IV-605; "Acuerdos

y Sentencias", 1995-III-329, "La Ley Buenos Aires", 1996-5)

y lo reiterara en mi voto en la causa Ac. 84.042, sent. del

1-III-2004, que quedara minoritario, el concepto de

sentencia definitiva tiene en miras definir qué cuestiones

llegan a esta Corte -el último peldaño procesal para el

quejoso en el ámbito bonaerense- a fin de saber si están

acabadamente falladas, es decir, si no le queda al

perdidoso ninguna otra posibilidad de juzgamiento.

En aquella oportunidad dijo el doctor

Hitters -causa Ac. 50.323, sent. del 29-VIII-1995- con

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palabras que, por compartirlas, habré de hacer mías "que el

cuerpo casatorio -como sostenía Geny- era el censor final

de la interpretación del derecho vigente; de ahí que no

resulte procedente traer a estos estrados temas que todavía

tienen la posibilidad de ser decididos en instancias

inferiores".

"En tal sentido -y desde la perspectiva

funcional- fácil es entender lo hasta aquí dicho, pues no

resultaría prudente que el máximo tribunal fuera abarrotado

de causas cuya tramitación no está definitivamente

finiquitada y puedan canalizarse ante otros jueces".

"La Constitución de la Provincia de Buenos

Aires, en el ap. 'a' del inc. 3º del art. 161 de su texto

actual (art. 149 inc. 1 anterior a la reforma de 1994),

dispone que la Suprema Corte debe inspeccionar por vía del

recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley, las

sentencias emanadas de los tribunales de Justicia en última

instancia" (ídem ap. "b". del mismo inciso y artículo para

el recurso de nulidad).

"A su vez, el art. 278 del Código Procesal

Civil y Comercial, en su tercer apartado, aclara el

concepto anterior al decir que a los efectos de los

recursos sub examine se entenderán por sentencias

definitivas las que, aún recayendo sobre una cuestión

incidental, 'terminen la litis y hagan imposible su

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continuación'".

"Alsina expresó que este concepto está

referido a la irreparabilidad del perjuicio, de tal modo

que si el agravio es superable por otro canal, el fallo

carece de aquella condición ('Derecho Procesal Civil', t.

IV, pág. 296)".

"Carreras -aludiendo al derecho español, que

en esto es similar al nuestro- con buen criterio ha

destacado que en puridad de verdad 'sentencia definitiva' y

'resolución susceptible de casación' no son conceptos

sinónimos. Algunos fallos a pesar de tener la primera

característica, no toleran estos carriles, por ejemplo,

cuando están por debajo del tope pecuniario del art. 278

del Código Procesal Civil y Comercial, para el recurso de

inaplicabilidad. En cambio otros que no la poseen, pueden

ser atacados por tales conductos, verbigracia los que

deciden la indexación en un juicio ejecutivo (Fenech-

Carreras, 'Estudio del Derecho Procesal', Barcelona,

España, pág. 605)".·

"En verdad importa más a los fines de la

determinación del concepto de definitividad, el 'efecto' de

la sentencia con relación al proceso, que su propio

'contenido' (De la Rúa, 'El recurso de casación', pág.

193). Como dije, lo que en verdad interesa conocer es si al

impugnante la queda -o no- otra vía jurídica para

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solucionar sus agravios, pues si tiene la posibilidad de

peticionar ante algún órgano jurisdiccional, el carril

extraordinario no queda habilitado. Claro está que dicha

regla -como todas- debe manejarse con 'razonabilidad', ya

que si el camino pergeñado por la ley adjetiva es muy

tortuoso, o si se presume que en caso de ser utilizado por

el afectado, la solución será tardía, en esas situaciones

de excepción, el fallo aunque por su 'contenido' no sea

definitivo, produce efecto de tal (C.S.J.N., in re,

'Burman, Leonardo c/Álvarez, Joaquín', publicado en

'Jurisprudencia Argentina', 1983, boletín nº 5308, del 25

de mayo de 1983, t. II, pág. 446)".

En síntesis, atento a la acción deducida en

las presentes actuaciones, cabe señalar que y conforme se

advirtiera por el mismo colega en Ac. 70.723 (sent. del 8-

III-2000) al que prestara mi adhesión, no es "... baladí

acotar que el 'estándar' analizado -sentencia definitiva-

no debe enmarcarse en un concepto rígido, pues depende

siempre de las particularidades de la causa. Tan es ello

así que el dispositivo sentencial recaído en un juicio de

interdicto no puede -por regla- verse como definitivo, pues

el art. 616 del Código Procesal Civil y Comercial de esta

provincia, permite -en algunos casos- el ejercicio

posterior de las acciones reales".

Mas en la especie, considero que nos

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hallamos frente a un pronunciamiento equiparable a

definitivo constituyendo éste un supuesto de excepción al

principio antes mencionado por el grave perjuicio que

podría seguirse para los vecinos y copropietarios como

consecuencia de la prosecución de una obra susceptible de

afectar sus derechos, en cuanto la misma pudiera

contravenir los reglamentos que rigen la vida del

denominado "country club" del que forman parte (conf. doct.

art. 278, C.P.C.C.).

Es que en la cuestión debe analizarse,

atendiendo a las particulares circunstancias de cada caso,

si le queda al quejoso alguna otra posibilidad de reabrir

el debate y someter a nuevo juzgamiento el derecho que

esgrime. Expresándolo de otra manera: si la cuestión puede

renovarse en otra oportunidad, el pronunciamiento no goza

de la indispensable "definitividad"; de lo contrario, el

fallo es definitivo y, consecuentemente, puede ser objeto

del recurso extraordinario.

Lo que me lleva a declarar que la sentencia

dictada en este caso posee esa nota, además de las razones

adelantadas y las desarrolladas en el voto que me precede,

es la declaración de la Cámara actuante que aparece a fs.

396 in fine. Allí, lisa y llanamente, se juzga que "en el

caso la valoración de las pruebas rendidas conforme las

reglas de la sana crítica (arts. 384, 456, 474 y cc. del

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C.P.C.C.) no permite -lo adelanto- tener por demostrado el

perjuicio actual, futuro o potencial que denuncia la actora

como sustento de su demanda por lo que habrá de confirmarse

la sentencia apelada" (Lógicamente, el subrayado me

pertenece). Una aseveración de tal magnitud se alza como un

valladar insalvable para el inicio de una nueva acción,

desde que ella misma resulta ser el juzgamiento de la

cuestión central, haciendo que el tema no pueda reeditarse

en una posterior instancia.

Por lo expuesto, voto por la afirmativa.

A la primera cuestión planteada, el señor

Juez doctor Hitters dijo:

Adhiero al voto de mi distinguido colega, el

doctor Pettigiani, quien ha tenido la deferencia de

recordar las consideraciones elaboradas al pronunciarme en

la causa Ac. 70.723, sent. del 8-III-2000.

Voto por la afirmativa.

A la primera cuestión planteada, el señor

Juez doctor Soria dijo:

1. Ateniéndome al modo en que resolvió la

alzada el caso llevado a su conocimiento y a los concretos

agravios articulados por el recurrente, he de prestar mi

adhesión al voto de la doctora Kogan.

a. En el sub examine, el hecho de que la

Cámara de Apelación tras afirmar la inidoneidad de la vía

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interdictal para discutir la violación por parte de un

copropietario del reglamento interno del complejo edilicio

actor (v. fs. 395), se pronunciara sobre la falta de

acreditación de un perjuicio actual, futuro o potencial (v.

fs. 396 y ss.), no justifica el apartamiento de la doctrina

a la que alude la ponente.

Basta señalar que en su pieza recursiva la

parte actora no cuestiona tal parcela de la decisión. Antes

bien, reiterando los conceptos vertidos al expresar

agravios ante la alzada -oportunidad en la que dijo que la

pretensión se basó en las infracciones al reglamento de

construcción y no en los daños que podían derivarse de

aquéllas (v. fs. 365 vta.)- arguye la procedencia del

interdicto en razón del obrar antirreglamentario del

demandado, con prescindencia de que se pruebe la existencia

de daño alguno (v. fs. 418 y ss.).

b) De otra parte, no resulta aplicable al

sub lite la doctrina sentada en el Ac. 81.456, in re

"Venturino" de 19 de marzo de 2003. En dicho precedente, el

carácter definitivo asignado al pronunciamiento tuvo

presente -de un lado- que se había ordenado la demolición

de la obra nueva y -del otro- que el rechazo de la

pretensión resuelto por la alzada se asentó en la ausencia

de una conducta contraria a la ley 13.512 y al Reglamento

de Copropiedad, convalidando de tal modo el obrar que la

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accionante tachaba de antirreglamentario. Distinta resulta,

por cierto, la situación planteada en el presente caso en

donde la Cámara no se pronunció por la inexistencia de

infracción al referido reglamento ni ordenó la demolición

de lo construido.

c. Tampoco puede predicarse la definitividad

de la sentencia con sustento en lo fallado por esta Suprema

Corte en Ac. 82.261, in re "Caimi", sentencia de 1 de abril

de 2004. La pretensión deducida en dicha causa si bien

tramitó por el carril interdictal -por remisión del art. 8

de la ley 13.512- no constituía en rigor un verdadero

interdicto, sino un proceso de conocimiento que hacía cosa

juzgada material, sin admitir un juicio ordinario ulterior.

Ahora bien, el citado art. 8 regula el procedimiento en

aquellos supuestos en que se controvierte la ejecución de

obras en partes comunes del edificio, lo que no acontece en

estos actuados, sin que el interesado alegue siquiera que

corresponda extender tal solución por analogía cuando se

trate de obras sobre partes privativas. A la par, la

decisión allí recaída ordenaba la demolición de la obra,

situación que tampoco aparece presente en el sub lite.

2. En síntesis, en la especie, no se

advierten circunstancias excepcionales que justifiquen

apartarse de la doctrina jurisprudencial vigente en la

materia máxime cuando -insisto- el fallo en crisis no se ha

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expedido en torno a la existencia o inexistencia de un

obrar antirreglamentario del accionado y el rechazo de la

pretensión articulada en autos no cierra otras vías para

canalizar el reclamo de la parte actora, no habiendo ésta

alegado ni demostrado que la remisión del debate a otro

proceso le genere un perjuicio de imposible o dificultosa

reparación ulterior. Por lo demás, en lo que atañe a la

falta de acreditación del perjuicio, como ya dijera, no fue

cuestionado por la interesada.

En consecuencia, voto por la negativa.

El señor Juez doctor de Lázzari, por los

mismos fundamentos del señor Juez doctor Pettigiani, votó

la primera cuestión planteada también por la afirmativa.

A la primera cuestión planteada, el señor

Juez doctor Negri dijo:

Adhiero a los fundamentos expuestos en el

último, penúltimo y antepenúltimo párrafo del voto del

doctor Pettigiani.

Con tal alcance, doy mi voto por la

afirmativa.

A la segunda cuestión planteada, la señora

Jueza doctora Kogan dijo:

1. La actora "Parque Náutico Privado Boat

Center", por apoderado, inició interdicto de obra nueva

contra "Ingevama S.A." en su carácter de propietario de una

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unidad funcional en el mentado Parque Náutico.

Adujo que la construcción de dicha unidad

vulnera los reglamentos de copropiedad y edificación del

Parque Náutico. Denunció así que la demandada propietaria

de la parcela 67 c, Subparcela 224, unidad funcional 00164,

del complejo "Parque Náutico Privado Boat Center" comenzó

la construcción de una vivienda sin respetar el retiro de

siete metros que prevé el reglamento de edificación

oportunamente aprobado por el consorcio. Agregó que esos

siete metros, aún cuando titularmente le son propios,

tienen una especie de servidumbre que los torna comunes

porque son indispensables para el mantenimiento del

tablestacado que beneficia a la comunidad y hace factible

la existencia misma de los clubes náuticos (v. fs. 27/33).

Solicitó hasta tanto se dilucide la cuestión, una medida de

no innovar a fin de evitar se continúe la obra realizada en

contradicción al mentado reglamento.

El juez de primera instancia rechazó el

interdicto promovido y la alzada confirmó el fallo. Para

así resolverlo fundó su decisión en que:

a) El ámbito interdictal no es el idóneo

para debatir violaciones a las reglamentaciones internas

aceptadas por los copropietarios del complejo edilicio de

la actora y no ha de haber resolución sobre su cumplimiento

o no en el marco procesal instrumentado para la defensa

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expeditiva de la posesión o de la tenencia.

b) Para que proceda el interdicto de obra

nueva no es absolutamente indispensable el daño actual pues

basta el futuro o eventual, y tal presupuesto no se ha

acreditado en autos.

2. Contra dicho pronunciamiento se alzó la

parte actora por vía del recurso extraordinario de

inaplicabilidad de ley en el que denunció infracción a los

arts. 1138 y 1197 del Código Civil; 8 y 9 ley 13.512 y su

respectiva reglamentación. Adujo, en suma, que se inaplicó

en el fallo la doctrina de este Tribunal que establece que

la sola infracción al reglamento torna viable el interdicto

de obra nueva, sin necesidad alguna de probar la existencia

de un daño real o eventual, presente o futuro (causa

"Venturino, María E. y otro c. Bemeyto María G. Interdicto

de obra nueva").

Concluyó que el retiro que exige el

reglamento hace referencia al lote de propiedad del

consorcista demandado en toda su extensión, o sea que al no

tratarse de una parte común del consorcio actor, no existe

posibilidad alguna de promover otra acción de carácter

ordinario (acción real) que pueda solucionar el conflicto.

3. El recurso no puede prosperar.

a) En primer lugar no se ha infringido en el

fallo la doctrina legal que emerge de la causa Ac. 81.456

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"Venturino..." como denunció el recurrente.

Al plantear su agravio el impugnante

transcribió lo resuelto por este Tribunal en la causa

mencionada -en la que se peticionaba la demolición de una

construcción en infracción a la ley 13.512- para decidir la

primera cuestión traída, referida a si había sido bien

concedido el recurso extraordinario de inaplicabilidad de

ley y se concluyó allí -igual que en este caso- que la

respuesta era afirmativa.

Ahora bien al tratar en el precedente la

segunda cuestión (¿Es fundado el recurso extraordinario de

inaplicabilidad de ley?) esta Corte hizo lugar al planteo y

mantuvo la sentencia de primera instancia que había

ordenado la demolición de lo construido pero las

circunstancias de dicha causa son diferentes a las aquí

traídas. Se fundamentó tal decisión en que la conducta de

la demandada en infracción a la ley de Propiedad Horizontal

"le causa[n] a los quejosos un perjuicio que habilita el

ejercicio de una acción..." (el subrayado me pertenece).

En estos autos, la Cámara entendió que "la

valoración de las pruebas rendidas conforme las reglas de

la sana crítica (arts. 384, 456, 474 del C.P.C.) no

permite…tener por demostrado el perjuicio actual, futuro o

potencial que denuncia la actora como sustento de su

demanda por lo que habrá de confirmarse la sentencia

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apelada" (v. fs. 396, el subrayado me pertenece).

Resulta así ineficaz la mención de

infracción a la doctrina legal pues en el precedente

invocado mediaron presupuestos de hecho y de derecho

diferentes a los propios del caso de juzgamiento (conf. C.

101.623, sent. del 30-IX-2009).

b) Ahora entrando al fondo de la cuestión,

no se encuentran dados los presupuestos del interdicto de

obra nueva ya que de acuerdo al art. 2499 del Código Civil

el mismo es improcedente si no existe perjuicio del

accionante ni beneficio del constructor que habiliten la

vía intentada (conf. mi voto en Ac. 89.238 bis, sent. del

12-IV-2006); o como dice el mencionado artículo si la

posesión del poseedor no sufre un menoscabo que ceda en

beneficio del que ejecuta la obra nueva.

El recurrente no ha cuestionado idóneamente

la conclusión del tribunal referida a que del análisis de

la prueba rendida conforme a las reglas de la sana crítica

(arts. 384, 456 y 474 del C.P.C.C.) no quedó demostrada la

existencia del daño actual o futuro denunciado que habilite

la procedencia de la acción (art. 279, C.P.C.C.), razón por

la cual, considero que el fallo en crisis en cuanto

sostiene que para que proceda el interdicto de obra nueva

es necesario la existencia de un peligro de daño cierto,

indemostrado en la especie, se ajusta a derecho.

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4. No habiéndose acreditado las infracciones

legales denunciadas (art. 279, C.P.C.C.), el recurso debe

ser rechazado; con costas (arts. 68 y 289, C.P.C.C.).

Voto por la negativa.

A la segunda cuestión planteada, el señor

Juez doctor Pettigiani dijo:

Por compartir sus fundamentos, adhiero al

voto de la doctora Kogan.

La alzada concluyó que el ámbito interdictal

no resultaba idóneo para debatir las violaciones a las

reglamentaciones internas aceptadas por los copropietarios

del complejo edilicio de la actora, por lo que constituía

un error del apelante pretender revertir lo decidido por el

magistrado de primera instancia en la sola razón de haberse

constatado las infracciones al "reglamento de construcción"

imputadas a la demandada, mas sin identificar los daños que

pudieran derivarse de la misma (fs. 395), pues la

valoración de las pruebas rendidas no permitía tener por

acreditado el perjuicio actual, futuro o potencial que

denunciaba la actora como sustento de su demanda (fs. 396).

Agregó por un lado que la inexistencia de

planos demostrativos del cálculo estructural con que fuera

construido el tablestacado impedía determinar cuál debía

ser la distancia mínima desde el mismo para erigir una

construcción, siendo que del reglamento tampoco surgía que

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la distancia de siete metros indicada tuviera por finalidad

la preservación de los tensores del tablestacado (fs. 396

vta./397); a la vez que resultando la eventual

imposibilidad de repararlos en el futuro el único peligro

del cual debía protegerse a la actora a través de este

interdicto, tampoco se había demostrado en autos que la

platea de hormigón de la construcción encarada por la

demandada impidiera su mantenimiento (fs. 397 y vta.),

máxime cuando la presencia del propio edificio de marinería

de la actora a un metro del espejo de agua y prácticamente

sobre el tablestacado permitía concluir que dicho tipo de

construcción no implicaba necesariamente un peligro para el

mismo (fs. 397 vta.).

Pues bien, en la parcela pertinente de su

impugnación la accionante insiste con que la sola

infracción al reglamento tornaría viable el andamiento de

la acción deducida (fs. 415 vta. y ss.), sin hacerse cargo

de los fundamentos expuestos por el tribunal a quo para

justificar en el presente procedimiento interdictal la

exigencia de la peligrosidad dañosa de dicha infracción,

extremo que torna insuficiente el recurso de

inaplicabilidad de ley, al no rebatir idóneamente las

conclusiones de la sentencia que impugna, brindando

motivaciones jurídicas paralelas a las del fallo y dejando

incólumes aquéllas en las que éste se asienta; sin ser una

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réplica frontal y contundente demostrativa del agravio

denunciado (art. 279, C.P.C.C.; Ac. 82.713, sent. del 12-

XI-2003; Ac. 88.695, sent. del 22-III-2006; entre otras).

Por lo expuesto y adhesión formulada, voto

por la negativa.

El señor Juez doctor Hitters, por los mismos

fundamentos del señor Juez doctor Pettigiani, votó la

segunda cuestión también por la negativa.

A la segunda cuestión planteada, el señor

Juez doctor Soria dijo:

1. El recurso no puede prosperar.

a. Como se reseñara al tratar la primera

cuestión, en el sub lite, la Cámara de Apelación tras

sostener, con expresa cita de los arts. 2498, 2499 y 2500

del Código Civil; 600, 613 y 614 del Código Procesal Civil

y Comercial, que la vía del interdicto de obra nueva

resulta inidónea a fin de debatir la sola violación por

parte de un copropietario del reglamento interno del

complejo edilicio actor (v. fs. 395/396), consideró que en

la especie no se acreditó un perjuicio actual, futuro o

potencial que tornara procedente la pretensión articulada

(v. fs. 396 y ss.).

b. Tal parcela de la decisión no ha sido

adecuadamente rebatida por la quejosa. Veamos.

i) En su pieza recursiva, reiterando los

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conceptos vertidos al expresar agravios ante la alzada

-oportunidad en la que dijo que la pretensión se basó en

las infracciones al reglamento de construcción, y no en los

daños que podían derivarse de aquéllas (v. fs. 365 vta.)-

arguye la procedencia del interdicto en razón del obrar

antirreglamentario del demandado, con prescindencia de que

se pruebe la existencia de daño alguno (v. fs. 418 y ss.).

En este sentido, señala que la exigencia de

la existencia de un daño resulta aplicable a los

"interdictos comunes" donde el tenedor o poseedor de un

inmueble debe detener al autor vecino o no que menoscaba la

posesión o la tenencia (art. 2499, C.C.), mas no en los

supuestos de "interdictos derivados de la ley de propiedad

horizontal (art. 9 ley 13.512)". A ello aduna que la vía

intentada está ordenada por la propia ley sustancial, no

mediando otro remedio procesal para zanjar la cuestión aquí

planteada (v. fs. 414 vta.).

Esgrime, seguidamente, que la mera

infracción reglamentaria representa una agresión a la

comunidad, por lo cual no se entiende por qué se exige

además probar que ella genera un daño actual o potencial

(v. fs. 415 vta.).

Insiste, en la efectiva infracción a las

previsiones del reglamento de edificación en que incurriera

el demandado, destacando que la demanda tuvo por objeto

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regularizar la situación existente la que debe ser admitida

aún cuando no se haya podido demostrar perjuicio (v. fs.

416/418 vta.).

ii) Ahora bien, en fundamento de tales

alegaciones, la parte actora denuncia la violación de la

doctrina legal de esta Suprema Corte sentada en la causa

Ac. 81.456, "Venturino y ot. c/Beneyto s/interdicto de obra

nueva" que, a su juicio, habilitó la procedencia del

interdicto por la mera infracción a las normas

reglamentarias (v. fs. 418/419).

Empero, como bien destaca la ponente en el

punto 3.a. de su voto -al que adhiero en tal parcela- en

dicho precedente este Tribunal admitió el interdicto ante

un obrar de la accionada contrario a las disposiciones que

rigen la propiedad horizontal que, a la par, causaba un

perjuicio que habilitaba el ejercicio de la acción, lo cual

no acontece en el caso.

iii) Por lo demás, la genérica alusión a que

el art. 2499 del Código Civil no rige el supuesto de autos

y la mención del art. 9 de la ley 13.512, carente de todo

desarrollo (v. fs. 414), al igual que la vaga afirmación de

que media imposibilidad de promover una acción más profunda

desprovista de todo sustento normativo y explicación alguna

que la avale (v. fs. 419), no bastan para dar por

satisfecha la carga técnica de apropiada refutación de los

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fundamentos de la solución jurisdiccional puesta en

entredicho (art. 279 su doc. del C.P.C.C.). Los argumentos

ensayados en tales términos no pasan del mero -y escuálido-

enunciado, tornando completamente ineficaz su intento

revisor.

No altera lo expuesto la cita de la doctrina

de la causa Ac. 82.261, in re "Caimi", sentencia de 1 de

abril de 2004. En primer lugar, por cuanto tal argumento lo

es a los fines de sustentar la definitividad del

pronunciamiento recurrido. Del otro, dado que -como dijera

al tratar la primera cuestión- la pretensión deducida en

dichos autos si bien tramitó por el carril interdictal -por

remisión del art. 8 de la ley 13.512- no constituía en

rigor un verdadero interdicto, sino un proceso de

conocimiento que hacía cosa juzgada material, sin admitir

un juicio ordinario ulterior. Mas, el citado art. 8 regula

el procedimiento en aquellos supuestos en que se

controvierte la ejecución de obras en partes comunes del

edificio, lo que no acontece en estos actuados, sin que el

interesado alegue siquiera que corresponda extender tal

solución por analogía cuando se trate de obras sobre partes

privativas.

c. En vía extraordinaria, la réplica

concreta, directa y eficaz de los fundamentos esenciales

del fallo comporta un requisito de ineludible cumplimiento

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para el impugnante. Va de suyo, entonces, que la

insuficiencia recursiva deja incólume la decisión

controvertida; déficit que, entre otros factores, resulta

de la falta de cuestionamiento idóneo de los conceptos o

fundamentos sobre los que -al margen de su acierto o error-

se asienta el fallo del tribunal inferior (doct. Ac.

75.204, sent. de 20-VI-2001; Ac. 81.965, sent. de 19-III-

2003, entre otras).

2. Las omisiones impugnativas reseñadas

sellan adversamente la suerte del recurso traído a esta

instancia, por lo cual doy mi voto por la negativa.

Los señores jueces doctores de Lázzari y

Negri, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor

Pettigiani, votaron la segunda cuestión también por la

negativa.

Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la

siguiente

S E N T E N C I A

Por lo expuesto en el acuerdo que antecede,

se rechaza el recurso extraordinario de inaplicabilidad de

ley interpuesto; con costas (art. 289 C.P.C.C.).

El depósito previo de $ 2.500, efectuado a

fs. 407, queda perdido (art. 294, C.P.C.C.), debiendo el

tribunal dar cumplimiento a lo dispuesto por los arts. 6 y

7 de la Resolución 425/2002 (texto Resol. 870/2002).

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Notifíquese y devuélvase.

EDUARDO JULIO PETTIGIANI

EDUARDO NESTOR DE LAZZARI HECTOR NEGRI

DANIEL FERNANDO SORIA JUAN CARLOS HITTERS

HILDA KOGAN

CARLOS E. CAMPS

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Secretario