vidas difícilmente republicanas

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€t Sol •••• •• •;' -ft-íTh-/VífiV"'4'íí'A'ii' •>*'»•.•• ". VP.:'''-'W <-/'^-"*'r*.|*v ?; -iV-..! ,.-1 LOS LIB R O S N o V e I a S. FO\VU;B WRIGHT: "The war of 1938". Sunday Dispacli. Ijondon. Eatamos en presencia un libro en el que, bajo la ficción de una fábula, se anuncia, a la manera de Wells, la inmanencia del conflloto guerrero presto a desatarse sobre Europa. Denuncia esto cyái) lionia es la preccupa- ción sobre los temas giaerrcros , que agita los espíritus en la in- cierta y confusa hora presente. Las hipótesis sobre cuál será el punto de arranque de este nuevo desastre vienen a coincidir entre loa escritores que manejan su- puestos reales y las novelistas que los usan Imag-lnados, puea lo que Fówler Wrighit finge en su | que aéreo, justifica la. destrucción al Reich, y un buen día, sobre las fronteras dol país vuelan cen- tenares de aviones de bombardeo, en número cuatro veces superior al d« toda la flota aérea de ta pequeña República. Los aviadores checos resisten heroicamente; pero la despropor- cionalh!ad de la lucha da cuenta do ellos, y los enemigos apajrecen ante Praga en el momento en que suena en la "radio" de Nureniberg el trozo de Strauas indicado co- mo aviso para las explasiones, que al punto se producen por to- das partes. Hundidos los abrigos donde se había refugiado la po- blación civil, millares de mujeres y de niños perecean, quedando des- truidos barrios enteros, pues las escuadrillas al'omanas hacen llo- ver eobre la ciudad sus bombaa incendiari6is. El capitán Dürer, jefe del ata Vibro es to mismo que Jacques | Bainville apuntaba como posible, no hace mucho, en las columnas de un periódico de Paria: que Che- coeslovaquia sirviera a Hítler de 'r?hén, como Servia en 1914. "Los alemanes ocuparían Pra- ga—decía Bainville—antes de que Rusia hubiese movilizado, y mien- tras, Francia estaría aún delibe- rando." Y cita la frase de un ge- neral oheco: "Si el Ejército ale- mán Invadiese Bohemia, yo serio hecho prisionero sin haber tenido tlíimipo de qiui'te, me el piyama." El novelista inglés imagina es- tar presente en Praga al empe- zar enero de 1938, cuando Ale- mania tiene terminado su pro- grama de rearmamenito, provista de un Ejército poderoso, temibl'e ImUistria química y aeródromos subter; áneos, contando además con una va«ta red de agentes se- cretos que la informan sobre la situación de sus vecinos. El 22 de eneiro de 1938, el representan- te de Alemania en Praga entrega al Gobierno checoeslovaco, baje el pretexto de un falso complot centra el "fUhrer" u n uMiimátium en el que exige la expulsl<ta de los camumiietas y la entrega d*: lOs eimigrados políticos; al mismo tiieaipo informa a sus agentes de que en el momento en qaa Bu^ene la "Hcilena de Egjpto" en la "ra- dio" di9 Nurombexg deberán hacer , saltar todos loa refugies di3 Praga contra los gases. Se cciniíiuims el plazo del uilti- nmtu/m £ijn que el Gcibicmo che- coealovaco haya dado satisfacción «FUENTE SANTA» Novela compueKta por Juan Muñoz fiarcia. Está a la venta, al precio de 4 |>eHetaB, en la Li- brería Uopasa-Culpo, Gran Via, número 7, Madrid. de Praga con su teoría de las guerras preventivas, porque "la ¡;ij;.rTa más corta es también la más humana". Para él, les checo.s rciaultaiban reaponsalbles de lo que ka había ocurrido por no socncitar- P3 a tiemipa a la todopo'Jsirooa Ale- mania, a la voluntad germánica. Al día siguiente de la destruc- clón de P;aga, el' Gobierno ale- mán hace al munío la declara-' ción de que ha lamentado tener que romper las relaciones con les cJicoos y ha temado medidas con c!lo.3 para asegurar la paz de Eu- ropa, pero que el Gotbierno ale- mán conflrm'i su profundo respeto para la libertad y la integridad de todos los países neutrales y amigos. Horas después da un co- municado en el que entera a3 mundo de la desaparición de Che- coeslovaquia y de que IVJS territo- rios de IJohemia, Mornvia y Es- lovaqula han •vuelto al Imperio alemán, excepto los trozos unidos a Hungría y a Polonia. En el último capítulo presenta a los ministros Ingleses exami- nando la nueva situación creada en ]3urox)a. Asustados ante la po- tencia terrible de la flota aérea, convleocíi en que sería absurdo en- fadarse con Alemania por causa de Checoeslovaquia. Peiro horas después, los minis- tros \'Tje'.'ven a reunirse urgente- mente, porque el embajador de Alemania ha hecho llegar al mi- nistro de Negocios Extranjeros un ulti'mátum cx'lgien.do en el tér- mino de cinco horas la confirma- ción de la neutralidad inglesa en cazo en que una potencia con- tinental ataque al Reich por la anexión de Checoeslovaquia. Los ministros quedan espanta- dos, mirando al reloj, pues faltan diez y ocho minutos para expirar i el plaza d:J ultimátum. 1 —¿Y si n|os negamos a com- prometernos en tan corto plazo'' —pregunta uno de ellos. •—La negativa será considerada como una dsclaració.i de guerra, con todas sus consecuencias. El embajador alemán no ha oculti^- ¿o que la flota aérea alewianá, muy superior a )a nuestra, apa- recería sobre Londres antes de las ocho da la noche. Un ministro con toda la cara de Lloyd George se pronuncia por aceptar las proposiciones alema- nas. "Inglaterra no quiera la gue- rra—dice—, y su negativa solem- ne a combatir puede impedir una guerra general', persuadiendo a los adversarios de la agresión ale- mana a no tomar las armas." Pero el ministro de Negocios Extranjeros no ha dicho aún todo lo que hay. Alemania pide gara^n- tías: exige Gibraltar y el canal de Suez, es decir, las llaves del camino de la India. El Consejo entero se rebala; mas sobre los ministros pesa la amenaza del "raid" aéreo. ¿Qué hacer? El' reloj sigue haciendo girar la saeta de les minutos. Faltan cin- co para expirar el plazo; faltan cuatro; faltan tres... Y así termina el libro de Fó'.v- ler Wright. Los artes y los éms Junta directiva La de la Asociación de Pintores y Escultores, tras do su renova- ción parcial en votación reciente, ha quedado constituida para el presente año como sigua: María; vicepresidente, D. José Or- Presidente, D. Marcellano Santa. maría; vlcepiresideate, D. José Gr- López; vicesooretario, D. Emilio Romero Barrero; tesorero, D. Car- los Dal Re; contador, D. José E. Martínez Gil; bibliotecario, D. Ju- lián Moret y del Arroyo; vocales: D. Lorenzo Aguirre, D. Manuel de Gumuclo y D. Luis Mosquera. el que reina, más que una frialda;l de diciembre, una brisa de prima- vera. El mar latino se presiente cerca. Y la costa floracida de al- mendros. La ejecujíón preparada por Lamote fué esmerada. Coro, so- Círculo de la Unión Mercantil e Industrial Junta general extraordinaria Mañana, miércoles, a las diez de la ñocha, se efectuará en el salón de actos de este Circulo la junta general extraordinaria convocada para la di.':cusi"ón y aprobación del proyecto de presupuestos del año en curso. LA VIDA MUSICAL Un oratorio de Lamote de Grignon en la Masa Coral.—Las canciones corales de Gricg En su último concierto del do^ mingo nos ofreció la Masa Corí^l una obra, sumamente agradab;e da oír, del director da la Banda Municipal de Barcelona, el ma:s- tro Lamote de Grignon, que tuvo la atención de venir a dirigirla. E? esa obra un producto de juveiWiul, como él mismo nos lo expllní!, en la carta rbierta que publica e! pro_ grama. Y es fácil reconocerlo; por una parte, a cau.'ía do las infl'.icn- clas perceptibles que han dirigido su realización, y aun .el concepto mismo de su música; por olrn, hav en el oratorio "La nit de Nadal" un caudal frescamante mnlódlco, una espontaneidad de creador jo ven que se producía en momen*i)3 aun no atosigados por el prurito de "hacer moderno" (no ae dice da serlo). La asfixia a qua este prurito ha conducido estaba aún lejos da lle- gar al enrarecimiento ac'.ual, y Lamote de Grignon, a la altura da íius treinta y tnntc^ aííos, se mo- vía dentro dai caudal lírico con la elasticidad y la alegría del buen nadador en plétora de fuerza.'3 ju- veniles. Wagnerismo en vario.-j as- pectos, principalmente las páginas parsifalianas, más llenas de im- ción mística y contem,platlva. Na. cionalismo en su aspecto má.i eer, cano a la canción del campo ca'.a- lán, tan fresca y sonrionta en au Uriamo blanco y a.-^ul, qua cf, la real bandera de Cataluña. La orquesta de "La nit de Na- dal" se empapa en la admiración generosa y sin mezquindad de es- crúpulos con que un músico jcT'in tenía que acarearse al gran saji!n hace treinta y cinco años, en la fecha en que Lamote daba suelta a sus sentimientos da padre fe'iz, conforme Wágner lo había hecho en el "Idilio da Slgfredo". Así ccu. rre que Lamote, al cantar el na- cimiento del niño Dios, canta, en su yo má.s profundo, el nacimiento da su propio hijo. Al dios recién na- cido no podrían agradarle senti- mientos más sinceros. En el canto, los acentos son, francamente, los populare.^. El canto se eleva sobre la orquesta como la estatua sobre su pedestal, eá buena armonía y proporción, poro sin mezclarse; aun cuando el sentido ornamental fin de siglo obligue al escultor a llevar a la base algún motivo decorativo de la figura. La musicalidad del coro es cía. ra, mansamente alegre. Se e.inípn los divinos episodios con limpieza de corazón, no con afán de elo- cuencia. La contemplación de la estrella, la música da los ni'safio- res, son sus motivos-guía: paisaja de tintas claras, suaves líneas, en listas y orquec'.a le secundaron con cariño, y el público aplaudió al inslgna compoeitor cataJán con una efusión Inequívoca. ••• .^ •. _ En el programa figuraba una obra asimismo muy grata da oír: la canción para coro mixto, eclis- ta y orquesta, de Edward Grieg, titulada "Nueva patria", cuyo texto ha sido traducido y a^lusta- do al canto por Bcncdlto. Sa co- noce poco en Madrid la produc- ción coral de Grieg; y se ccm- prend'a, puesto que las entidades corales no han tenido arraigo en nuestra capital hasta qua Rafael Bcnedito puso en ello todo su em- peño. Pero Grl'Bg, que no escribió nunca una ópera, compuso pági- nas para escenas teatrales y de gran efecto en los conciertos, co- mo son las que pertenecen a "Peer Gynt" y a "Sigurd Jorsal- far". En un país donde la canción tiene tanta importancia y está tan arraigada en las costumbres, como en Escandinavia, las Socie- dades corales abundan. Grl'Bg es- cribió para ellas págnas que se reputan por muy bellas, pero que apañas han trascendido de las fronteras nacionales. Un género practicado por Grieg en obsequio suyo fué esa especie de "balada" lírica, mezcla de oda, de drama lírico y de oratorio, a que perte- necen sus "Escenas dramáticas". Sus simples coros, con voces a solo, están reputados como partes notables de su producción, entre PROGRAMA PARA HOY, MAR- TES, 28 DE ENERO UNION RADIO. MADRID EAJ7 2.—Cartelera. Cambios d3 mo, neda eytranjara. Los grandes co- mediantes ante el micrófono: Ri- cardo Calvo, presentado por Félix Herce. 2,30.—Sexteto de Unión Radio. B.—Campanadas de Gobama- ción. Música variada. 5,30.—"Guia del viajero". "Las enferm?dadcs que las animalcí trasmiten al hombre: el carbunco y el muermo", por D. Jc?é M. Viz. calno. Continuación de la música variada. 6,30.—"Los grandes museos d'; Europa", por José Francés. Tras- misión de música de baila. 7,30.—La hora agrícola. 8,15.—Diarlo hablado. Ultima parte de la trasmisión de música de baile. 9.—"El plan de estudios de las ciencias hlRtóricas en los Congre- sos de nuactra Asociación", por D. Rafael Altamlra. Concierto por el sexteto. 10,5.—Darlo hablado. Trasml. slón desde el teatro Caldrrón de los actca primero y segundo de la quinta función de abono de la tem- porada da ópera orr;anb.ada por los Artistas Líricos Aüociados. 11,lí).—Música de baile. 11,45.—Diarto hablado. ESCENA Y BASTIDORES m»« 3ttttlt?t?Uttt> ellos los coros para voces mascu- linas. Otra página tcdavía que se titula "El solitario" es, según se lee en las biogrefías de Grieg, una especie da autobiografía: en fin, el texto de Bjoreon sobre "Olaf Trygvason", muaicado por Grieg, es una obra considerable, y los "Cuatro salmos" están re- putados como páginas entra las mejores suyas. A la Masa Coral le está reservado darnos a cono- ner esa música amable, do fácil y buen efecto sobie las masas, y cuya ejecución, a más da contri- buir a ensanchar los conocimien- tos del aficionado, tendría efica- cia indudable en la cultura po- pular. ,,, , , S. lí""^V GACETILLA oran temporada do ópera cn el Calderón. Se cvisa a los señores aibonadcs que, por cau.M3 da fuerza mayor, la función sexta de abono, corres- pondiente al Jueves, día 30, se tras- lada al viorneo 31, intaiprotándore la ópera "Carmen" por el gran te- nor Miguel Fleta y los eminentes artist''S Marú Falliani, Lollta Mar- co y De Franccí-'chi. El sábado 1 de febrero, séptima de abono, "debut" del divo do di- vos Lauri Volpi. AoUiración necesaria El párrafo final del artículo de- dicado al estreno de la obra del Sr. Serrano Anguita, "Los volca- nes", encierra un concepto que por contener una importante errata conviena rectificar. Dicho párrafo debe decir asi; "El escanógrafo Fontanals nos sirvió im decorado do buen gusto, que ya es bastante, aunque no to- do para lo que de él podemos y debemos esparar." No a c o s t u m bramos rectificar erratas de imprenta o lapsus de nuestra propia cosecha. La premu- ra con que necesariamente han de eaoribirse y componerss las críti- cas teatrales hace inevitable la comisión de tales yerros, que el lector no deja de advertir, y be- névolo, disculpa siempre. No obs- tante, como en el caso que nos ocu- pa la errata altera esencialmente el sentido que quisimos dar al con- copto, creernos obligado y oportu- no fijar aquél en sus verdaderos términos.—A. E. , ,„ GACETILLAS LARA: MAGNIFICO CARTEL. Dos obi-as de colcsal éxito, triunfo de sus autores y de la compañía de este teatro: "Creo en ti" y "Co- mo una torre", de reciente y aplau- dido entreno. Lea cartelera. Teló- fono 11631. CHUECA. — Miércoles, estreno; "Li venganza del gaitero". CARTELERA ESPAÑOL. — (Enrique Borrás- Rlcardo Calvo,) 6,30 (butaca, 3 pe- setas), La loca de la casa. 10,30, Les intereses creados. CAI..DBRON.—(Gran temporada ópera.) 9,45, Lucía de Lamiriermoor (genial creación de Angeles Ottein y A'exandre Granda). FONTALIJA.—(Compañía maes- tro Guerrero.) 6,30, La españolita (apotaótlco éxito). 10,30 (repoiai- ción), Katiuska (por Marcos Re- dondo; butaca, 5 pesEtas). COME1)IA.~6,30 y 10,30 (popu- lares, 3 pesetas butaca). Las cinco advertenciaa de Satanás. Viernes, tarde, estreno de ;Qué solo me de- jas! (farsa de Paso, hijo, y Sáez). MARÍA IS/\BEL. — 6,30 y 10,45, La plasmatorla (lo más divertido que se ha cocrlto). VICTORIA.—6,45 y 10,45, Julieta y Romeo (éxito de éxitos). Jueves, 4 tarde, estreno: Los tres cerdltos. ALKAZAB.—(Compañía argenti- na P a u l i n a Singerman'.) 0,45 y 10,45, ¡Canalllta mío! (gran éxito). LARA.—<3,30 y 10,45, Como una torre (gran éxito). IDEAL.—(Últimos días do actua- ción de la co;n:pañia .Sagl Vela.) A las 6, función homenaje a los au- tores do Me llaman la presumido, con la 100 representación, y gran- dioso concierto. 10,30, Me llaman la pronumida. COLISEUM. — 6,30 y 10,30, ulti- mes días de Las elete en punto (nueva cro?x;lón de OHia Gámez on maravilIoEía revista). CHUECA. — (Compañía lírica Luis Calvo.) Tarde, 5,45 (extraor- dinaria matlnée), Luisa Fernanda y Las brlbonas. Noche, no hay función por ensayo general de La venganza del gaitero. Estreno, ma- ñana, 10,30 noche. CEKVANTE.S. — Tarde, no hay función. 10,30, ¿Quién soy yo? (To- das las butacas a 3 pesotais.) MARTIN.—fi.SO, Mujeres de fue- go. 10,30, ;Lo que enseñan las se- ñoras! FRONTÓN JAI - ALAI.—(Alfon- so XI.) A las 4 tarde. A pala: Ar- nalz y Ricardo contra Jaime y Yarza. A pala: Chacón y Arrlgo- rriaga contra Durangués y Tomás. A remonte: Lar:'amendi y Marich contra Un;iué y Golcoechaa. CAPÍTOL. — (Dirección Metro- Goldwyn-Mcyer.) (Teléfono 22229.) Sesión continua, 4 a 9, en patio y mirador. Sesión numerada, a las 6,30, en Club. Sesión numerada en todas las localidades, a las 10,30. Maurice Chevallcr en El caballero del Folioí. CINE GENOVA.—(Teléf. 34373.) 6,30 y 10,30 (¡tres éxitos extraor- dinario.<i!), Si tú quieres (comedia cómlcomuslcal, por Armand- Ber- nard), el acontecimiento sensacio- nal del año, Ojos cafiñcsOB (sor- prendente, maravillosa y simpati- quísima creación de Shirlcy Tem- plo) y Concierto da banda (dibujo Mickcy, en colores, W. Disney). PALACIO DE LA MÚSICA.— (Tolét. 16209.) 6,30 y 10,30, Adora- ble (por Jnnct Oaynor y Henrl Ga- rat). Gran éxito. BIALTO.— (Teléf. 21370.) 6,30 y 10,30, El secreto do Ana María (por Lina Yegros; segunda eemana). BARCELO.—(Teléf. 41300.) 6,30 y 10,30, Clive de la India (film emo- tivo y espectacular). AVENIDA.—6,30 y 10,30, Quiére- me siempre (por Grace Moore; ter- cera semana). CARRETAS. — Continua desde las 11 mañana. Programa doble: Baboona (extraordinarias aventu- ras en la selva; an español) y Las fronteras del amor (Rosita More- no y José Mojica; cn español). El jueves,, La pequeña coronela (Shir- ley Templa; en enpañol). PROGRESO. — 6,30 y 10,30, Ro- berta (Oinger Rogers y Fred As- toire). CINEMA BILBAO.—(Tel. 30796.) 6.30 y 10,30, La viuda alegre (en español, por Chevalier y Jeannette Macdonald). HOLLYWOOD.—(Teléf. 39572.) 6,30 y 10,30, La pequeña coronela (Shlrley Temple) y Nido de águi- las íWalIace Beery). nl?pj8TEnift " s z r SANATORIO NEUROPÁTICO Carabanehel Bajo (Madrid). Tres pabellones. Uno especial para se- ñoras. Cuatro médicos. Tratamien- tos modernos. Director; Dr. Gon- üalo R. Lüfora. 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Cierto que ya no tiene los bos- ques, las florestas ni los alcázares que veía Don Qui- jote; pero todavía es una de las villas manchegas que presumen de paisaje. A pe.sar de no ser ya gran clu- daii, pues apenas llega a los setecientos vecinos, El Toboso tiene una plazoleta cotonada de árboles, un pequeño jardín con sus arrayanes y su poquito de agua, un par de conventos para da.rle tono ascético, bastan- tes casitas de enjalbegadura detonante y hasta un ma- nojo de cipresej con que decorar sus atedaños. Pues en este pueijlo tan pulcro, de honesto historial y lite- rario abolengo, naaió el moderno Bachiller Carrasco, saludable ave de presa y protagonista de nuestro fiel relato. Al¿-ún lector impaciente tachará quizá de prolijo en- tretenimlonto esta insistencia en avecindar exactamen- te ji Carrasco. A ello replicaremos que las vidas de nuestros personajes aspiran a ser simbólicas. En lite- ratura hay que girar siempre alrededor de El Toboso o de Al'calá de Henares: son las dos cimas y las dos cuna* de los mejores valores castellanos. Dulcinea no pudo nacer en otra pr.rte; ya dijo Don Quijote que iEl Toboso era un nombre, a su parecer, músico, y pere- grino, y significativo, como todos los demás que a él y a sus cosas habla puesto. De Alcalá es D. Miguel, el primer novelista español. No aludimos a E>. Migueil de Uáamuno, sino a D. Miguel de Cervantes. De Alcalá es el primer poeta españoil. el socarrón Arcipreste. Y -de Al'calá es el primer estadista español, cuyo nom- bre por disciplina nos es vedado citar. El autor de es- tas Ingenuas estampas- es de Izquierda Republicana. ¡Qué bonito es El Toboso y quó feo era León! Feo por dentro y por fuera. Ancho de hombros, como buen cargador de nóminas; enormes cejas cerdosas y espe- sas, menguados ojillos, agrandados por enorme.s gafas de Intelectual pedante, y dentadura feroz, blanca, fuer- te, reta)íora, que Justiflea'^a su patronímico. Se adivi- naba que lias dentelladas de eí?to hombre, serlo y dog- mático como la lechuza de Minerva, habían hecho tem- blar el escalafón de todos los Negociados. El podre de Carrasco, castellano de origen, había sido maestro de escuela en El Toboso. Su madre fuó ima Blgorríaga de cla.ra alcurnia al'avesa; pero estos datos apenas pesan en su biografía. León era hijo de su propio enfucrzo, como Diorn»:!!, como Edlion y como Diego Corrientes. Al cumplir los tres años, su padre fué trasladado a Madrid; de aquí que el mozo tuviera barta razón par.^v no acordarse en su vida de El Toboso, ni mudio menoa de Don Quijote. Gorrión madriJefto, casi puro, aprendió a picotear y atrapar algo en cada saltito. Y como era de alto y subido entendimiento, pronto hizo carrera en Madrid, doni:'e tanto abundan ios buenos corredores. Sabido es que Madrid ha sido aiempre el Partenón de los o.sados, el estadio glorioso para los cerebros de peso medio, esos que ni atraen el rayo, porque no llegan a cum.bres, ni son tan tontos que pretendan pescar las truchas sustinciosas con las bragas enjutas de la sinceridad. El genio, o simple- mente el hombre de talento claro, fracasa generalmen- te por falla de adaptación y sobre todo por la angus- tia que le produce el espectáculo de la imbecilidad Por FÉLIX URABAYEN ajena. Y el tonto de remate fracasa también, porque Madrid tiene una zumba especial, un donaire castizo, para cargarse al majadero definitivo. En cambio, triun- fa el ílsto, el simpático, el simulador cn toda suerte de actividades, el histrión y ed far.sante, .siempre que posean al menos una sonrisa agradable. León Carrasco estaba hesho para Madrid, por la misma razón que esos peces 'ce colorines brillantes es- tán hechos para el agua de ciertos estanques, donde abundan la broza y el alga. Aunque sus agallas sabían adaptarse a todos los medios, comprendió que era más conveniente localizarse, y se aposentó en el ministerio de Cultura, magnífica pecera pedagógica, sin pareja en el mundo. Precisamente reunía ima pila de condiciones idóneas para asegura,o el triunfo: un semblante gra- ve, de auténtico Ciruela; una hinchada cartera de co- misario ruso bajo el brazo, y unas enormes gafas con montura de concha, aunque veía admirablemente, co- mo todos los que han nacido en El Toboso o se sienten jesuítas de cualquiera de ambas aceras. Cierto que como estudiante no pasó nunca de ser eJ mozo Inofensivo, diestro en manejar el botafumelro en honor de los profesores, de los compañeros, de los auxiliares y de los bedeles, sistema muy recomendable a todo ciudadano que se halle en posesión de una epi- dermis de elefante, capaz de a.gnantar los soflones con la sonrisa inalterable de una gárgoila que deja escu- rrir el' agua Inútil. Pronto logró un título y un cargo en provincias, básico escalón, aunque mode,sto, para su encumbramiento futuro, y desde aquel instante ya no le abandonó nunca la sonrisa, una sonrisa .sólida, inca- paz de Ironías amables; sonrisa triunfal, plena de nar- cisismo pedagógico, del que está seg^uro de si y se con- sidera sumo sacerdote en todos los secretos de la en- señanza. Sd engañaría mÍEcrablemenite el lector si pensase que esta calamidad casi bíblica que regpon.iía a los sonoros apellidos de Carrasco y Elgorílaga Iba a conformarse con pasear su cartera de viajante alemán por los por- ches monótonos de una castiza pVaza provinciana. Gra- ve, frió, lúcido para los asuntos a ras de tiena, vló claro su problema. No tenía talla de cima; pero nada le Impedía hacerse escudero de algún genio bien apo- sentado. La desdicha fué para eil masstro. Aquella adu- lación constante, horra de to;a dlscroolón y control, no podía agradar a un hombre inteligente. A raíz de cierto artículo en que ol paneigirista elogiaba sn cul- tura, comparándola con el cemente arme do, el maestro se indignó: "Dadle una pensión lo más lejos posible, para que se calle y no ms ponga en ridículo." ¿Qué mojor sésamo para un bachiller de la epldeTmi» de Carrasco? Lloviéronle en lo sucesivo penrlcncs, cargos, bolsas de viaje, gratlflcaciones; a tal abundamiento, que llegó a emparejar con aquel Pero López de Ayala, su pal;-ano, de grata recordación por haber batido ej "record" de ías prebendas. A fuerza de viajes, llegó a enterarse de algunas cesas y a mascullar un poco el alemán y el francés. No obstante tales progresos, Cr.rrasco no era feliz. Un anhelo secreto le roía el alma. Necesitaba escribir su obra, una obra serla q.ie cimentase, justificándola, aquella fama de .sesudo pe- dagogo y técnico dogmático que lo envolvía ya como una clámide tejida por la dicía de la sabiduría. Nueve meses justos tardó en escribirla, tiempo lndÍKpen.snble en tola, gestación perfecta; pero al cabo salló a 'uz un "Tratado de urbanidad y educación de la niñez', obra que afianzó su prestigio para siempre, conso)'d.\ndolc como la columna más firme del edificio pedagógico nacional. Bl parto literario tuvo lugar el dia 13 de septiembre del año 1923, detalle que justifica el aforia- mu de que una calamidad niaioa viene sola: seis horas ósapués del fausto suceso se proclamaba la dictadura en España. Pero esta mit-ma coinoidencia, fútU, ai parecer, le allanó ©1 camino. Quiso la casualidad que el libro ca- yer.a en manos del ministro de Cultura, tan amante de la ídem, que dedicaba sus ocios a leer, dando a sw? compañeros de Ministerio un saíudable ejemplo. Bien que en su departamento todo estaaa resuelto. La ins- trucción era perfecta. El pueblo sabía tal vez más de lo conveniente para la paz del país; l'as Congregaoio- ncs elaboraban a marchas forzadas una cultura muy a la moJlda de la oíase media; la aristocracia no había menester Instrucción (¿para qué?). Bien podía, pues, el ministro permitirse estos asuetos sin detrimento del cargo. Hojeaba distraídamente cierto cjía el mamotreto de CarrfUíco, cuando sus ojos tropezaron con unos con- sejos de formi aforística hechos para penetrar como a mazo cn los rudimentarios cerebros infantiles. Procura dormiir sin luz y tendrás mejor "ealuz". Sabido es que el aforismo ha aldo, desde Séneca has- ta NietzEche, la piedra de toque reveladora del verda- dero talento. Es el arte conciso, exacto, que en pocas pai'abras condensa una doctrina o una fllosofía. Pues bien; un axicma de Carrasco decía sencillamente: Nunca la cara te pintee, que son dañosos los tintes. y esto, en una época liviana y pecaminosa, en que las mujeres, a fuerza d^ agrandarse los ojos y achicarse la boca, empezaban a asemejarse prodigiosamente a los mocliuelos, ¿ no era de un positivo valor pedagógico ? Pero lo que más sorprendió al ministro fué el profundo conocimiento de la psicología infantil dEmoatraiio por Carrasco. Cuando dice: Procura tenicr decentes uñas, orejas y dientes, el autor sabe hasta qué punto puede llegar en el con- sejo, y nunca trata de rebasarlo, renunciarido de ante- mano ail mandato contundente. Carrasco, gran pueri- cultor, reconoce que una limipieza de iraíz seria remon- tarse a la utopia, y razonablemente tolera la decencia voluntarla de unos órganos que, en deflnlitiva, a éJ mitinio no le precouparon hasta su ingreso en el esca- lafón. El libro fué declarado texto obligatorio en todas las escuelas del reino, y su autor, penslonaJo para Alema- nia, pues aunque no había leído a Kant, ni siquiera a Mórcate, la -'Kultura" alemana U hacía rugir de en- tusiasmo y declaraba con toda seriedad qus, a no haber ex.sLldo su Ebrioso maestro, hubiera admir.ido al autor de la "Crítica de la razón pura" con mucho gusto. De Baviera se trajo León una Dulcinea, jamona y tangible, aunque sin estrenar todavía en España: la estadística e:jColar. Hasta entbnoes, esta señora había sido entra nosotro.s una Maritornes zafia, mantenida trabajosamente por empleUdillos de seis mil reales. Carrasco la elevó a la categoría •de musa, dulce y sabrosa como el ragazo numérico de una nómina. En todas las vidas pasa una vez por nuestra puerta la sin par Dulcinea; lo malo es que no la reconocemos casi nunca y jamás l'ograraas aprehenderHa. El propio Cervantes, creador AGX Upo, dudó. Antes de decilararse a la tofcoslna, la habla visto como un sol de hermosu- ra, retirada en su alcázar y solazándose con sms don- cella-i; después de las calabazas, la vuelve a ver en meúlo del camino, carirredonda, chata, apestando a ajos crudos. ¿Musa o mujer? ¿Pilncesa o labradora? ¿En hacan:a o ss'bre una borrica? Cervantes no acier- ta a descifrarlo ni cn su angustia final. León Carrasco, sí. Suya es la gloria de haber puesto el Ideal aJl servi- cio de una ciencia económica. Fué el primer técnico que supo separar lo real de lo Imaginarlo; la verdad, del ensueño. Sabido es que todos los grandes hoonbres dejan el arañazo de su zarpa impreso en la piel de Olio. Los talentos <llnámicas escriben sus memorias; los narcisl.^tas brillanteíi, su biografía; los ases, aun- que sean taurinos, sus leyendas y reportajes más o me- nos analfabéticos. A Carrasco le bastó poner en circu- lación esta máxima genial: "La pedagogía es 'letra muerta sin el motor de l'a estadistisca." Las bromas, kantianas o no darlas. Ahora bien: la estadística, por si sola, es como la roca viva recién arrancada del pe- ñasco, hacen falta canteros que la desprendan, arti- ficieros que la pulan, arqultcotos que la desta^^uen y la hagan vivir. Carrasco, embozado en su capa de téc- nico—pañosa del picaro en el siglo XX- , a construir e4 palacio encantado de Ja Pecl,. nadas ¿e artífices, jornaleros de la nómina, íuoiují venidos en su ayuda, y la hiedra d: la estad¡aí.i;a co- menzó a extender sus lama^ por los cuatro puntos cardinales. Las había para todos "ios gu.stos, y cuanto menos amena.s, mejor. Niños escolares narigudos y chatos, normales y faltos de peso, como los panecillos. Criaturas qua alargan demasiado la mano y tímidas cueil un cuplé de la Gámez. Niñea que pasaron a su debido tiempo el sarampión y niños que lo recistieron después Oe habar leído el "Juanlto". Los había cSasl- fi.caiaos por estatura y por edades, por apellidos y por reglones. La serpiente de la estadística se extendía por las oscuras malessaa pedagógicas, hasta morderse l'a cola, logrando el milagro recíproco de sacar nóml- ^naa de los estadísticas y estadísticas de las nóminas. Ante tamaño abundamiento, los eípírltus envidiosos ¿el ajeno valer, que nunca faltan. Inventaron este axio- ma, de punzante ironía: "Dame un sueldo y llámame Cüarrasco," Y esta otra definición, no menos Intencio- nada: "Un Carrasco, un majadero. Dos Carrascos, una oficina técnica. Tres Carrascos, la langosta en el mi- nisterio de Instrucción pública." Cualquiera creería nd leer estos renglones que Ca- rrasco inventaba sus estadística^ geniales en Ja mesa del despacho. Nada de eso. Las estadísticas eran cier- tas, como una. nota oficiosa, y estaban miniadas con chinesca paciencia. Gracias a sus burbujas num/érlcas, la nave pedagógica española podía bogar por ajenas agfuas, aunque sin sa.l'irEie jamás de la baja marca de la pedantería. Carrasco era ante todo pedagogo, y la Pedagogía quiere que digamos siempre la verdad. Una verdad lisa y monda, inconmovible y eterna, con- tra toda ley humana, puerjto que la Humanidad adora la mentira. La verdad escueta es ca.-íl una utopía re- servada a los genios y a los idiotas. El hombre medio tiene por fuerza que montir: no tanto como Carre.^co, que mentía por la mañana, a medioíla y a la noche; pero si lo suficiente para no pasar por tonto ni por genio. El sacerdote promete la eternidad a precios irri- sorios; el ato2;ado trasfoirmá un cliente candfdato al palo en fraternal cromlto digno de Asís; el médico ha de mentir piadosamente si no quiere parecerse al ba- turro de la hlcltorrtta. Sólo elpedagogo se obstina en cultivar verdadejs como si fueran nabos o patatas, esto es, enterrándolas en lo hondo c'o cersbros vírgenes y cubriéndolas con «1 abono de la metodología bien anun- ciada. Para Carrasco, la Pedagogía era un motor con cua- renta nóminas de fuerza. Todas las .horas políticas le pillaron a pie firme; en cada vaivén nacional rebañó alguna prebenda. Cobraba once mil pesetas por su des- tino provinciano, donde jamás puso los pies; cinco mil', por Cuenca, doníe estuvo una tarde a ver la Ciudaü Encantada; tres mil, en Valladolid, como conservador del Recuerdo de los Comuneros; ocho mil, por vigilar los jardines del Alcázar de Segovla, y doce mil, como Inspector general del Pirineo. A última hora, la Dic- tadura opinó muy justamente que hombre tan traba- jador bien merecía un carg-o en el ministerio d; Tra- bajo. Y se lo dieron. Eso sí, nunca fué diputado, ni concejal, ni siquiera político. Sentíase con suficiente des- prendimiento para ser lerrcuxista; p:ro prefirió ser téc- nico a secas. Tenía, ¿cómo no?, una revista; cosa algo seria. Cristo en el sermón de la montaña ofrecía el ciento por uno, que es el máximo rendimiento conocido, con perdón de algunos usureros cai'.ólicos. La revista de Carrasco rebasaba muy holgadamente este prudente tope; sólo a Pestalozzi le sacó cinco mil duros. Sus armas ersn las tijeras y la audacia; ccn ellas potila reírse de Jehová, de Júpiter y de Giner de los Ríos. Pero Eobre tor'o, de sus ¡actores y suscrlptorsa. A! advenir la República, Carrasco tembló un momen- to. ¿Irían de verdad a .sanear la burocracia? Cíaro es que él no era un agregado cualquiera, sin más móritos que el empujón de un valido, sino un consejero de Instrucción pública, diez veces pensionado en el Ex- tranjero. Sibido es que en España esta circunstancia, que debiera ser penal, consitituye un mérito en concur- sos y. destinos, como si el viajar por cuenta del Estado fuese un horrible sacriflcio o se alcanzase solamente tras una oposición concienzuda. Pero los temores de Carrasco eran Infundados. El nuevo régimen acató, co- mo era Justo, aquellos derechos adquiridos, sobre todo al comprobar la Imposibilidad de prescindir de tan competente funcionario. Sii habilidad en interpretar la prosa gaceterll, acomodándola a las conveniencias de) momento, era reconocida y admirada por todo el per- a Carrasco.' ficiencla la solución requerida, que caal siempre er.a una atrocidad, sin dar importancia a su alta misió" definidora. Se trataba, por ejemplo, de hacer un nom- bramiento contra todo derecho y logalldaii, y se lo hacía notar que el, contrincante era autor de variái obras. —¿Y qué?—replicaba Carrasco—. Libros los hace cuajqulcra. Y no le faltaba razón: él mismo había llevado los suyos al Consejo en seis carrotillaa, y todos estaban decVarados de mérito. Algunos, como la famo.'ia cartilla pedagógica,, iban por la edición vigésima. Naturalmen- te, cil Estado ©ra el obligado con.sumidor de estos Hl- malayas de papel impreso. Para algo se inventaron la Fiesta del Libro, la de la Raza, la ce la República y tantas otras encargadas de aliviar los pletóricos Só- tanos del ministerio de Cultura. Verdad es que tos ciu- dadanos se resistían a injerir la bazofia pedagógica emanada del sabio cerebro de Carrasco; poro ¿acaso los masas no son analfabetas de suyo? Al pueblo es preclco ilustrarlo a la fuerza y no con el alimento que apetezca, sino con la amarga pócima de la sabi- duría, destila: a por cerebros oficialmente consagrados, como el de Carrasco. Y ahora, meditemos un poco. ¿Es lícito reprocharle a i'a República, no ya el no haber prescindido de los buenos oficios de Can asco, sino el haber reforzado eu robusta nómina? En buena ley, no. (tarrasco es.Ja Pedagogía. Pero además es la Técnlaa, la Pslcotécnl- ca, la Filosofía de Wundt, la Historia de Spcnglcr, la Educación de Spencer y el barroquismo de Freud. A tor'os con igual voracidad los apalea, tunde, machaca y devora. Por otra parte, es un trabajador formidable, deitalle conmovedor para una República de trabajado- res. Se leva.nta temprano; desayuna fuerte, a baso de cerdo y coles. No en balde ha estado pensionado diez veces en Alemania, y no en vano procede de Eí To- boso. Inmediíatamentc requiere las tijeras y confeccio- na toda la parte filosófica de su revista, trabajo serio que a nadie confia, ya que en esta sección descansa el crédito científico de Carrasco. Para las diez de la mañana ya está en el ministerio de Trabajo. Allí con- tenta la abundante correspondencia de colaboradores y su.'ícriptores, utilizando de paso ios míjterlales dd Negociado. De Trabajo, a Instrucción pública. Un Ca- rrasco justifica siC'mpre la nómina, al menos por la mañana. Aquí siempre tiene algo que presidir: oposi- ciones, cursillcs, C>Dnscj03, Comisiones. Departamentos enteros no mueven una hoja sin consultar previamente a Carra.sco. ¡Es tanta su autoridad! Al filo de Xa^, dos logra escapar en busca del aperitivo, que toma inaiJ- riablemente pn un café de la calle de Alcalá. No 1" conviene perder contacto con les mentideros, y a tales horas los cafés son lonjas de chismorreo donde se if' triga, comentii y ata la penúltima aventura del co- madreo político o el postrer pregón rabioso do la Mo- narquía amar,i[adn y doliente. A continuación, Carra-^co almuerza sosegadamente, con la latoundancla de su lejano pariente Camacho an- tes de que Don Quijote le echóse a perier sus bodas, y en scRUida, a la adoración y vela; a la ter1;ulla del maestro, a rendir pleitesía a eu protector, D. Lorenzo el Magnífico, Por .=u gU£to, Oe.rra'co no se movería ya de junto al ídolo, que, según malas lenguas, preside la tertulia desde una tarima elevada varios centímetros sobre el corro de discípulos; pero ca^il nunca le es da- ble este pequeño ptecer. Bey que correr, correr sicna- pre: a la Junta de Pensiones, aJ (üonsejo de Cultura, a la confeirencia del personaje de tañía, al eterno Tri- bunal de oposición, a la llamac'a telefónica, a la clita del amigo... ¿Quién es capaz de seguir a Carra'^co ^^ su peregrinación por la villa del oro y del madrcfio • Desdichadamente para la nación. Carrasco vivirá poco. Ya lo dijo Manrique: "Nuestras vidas son I*'* ríes, que van a dar en la mar, que es el morir- Y aunque esta vida sea un río de nóminas, que, al V-' recer, desemboca en los bolsllloB de tan ejcmp'a'" ^a chlller, ea lo cierto que Carraseo cada día está nr»- craso y seboso. Las coles le reboEían por el cuello priE de su sedeña camisa. Probablemente morirá del tifi'-j como San Juan de la Cruz, y como-él, entrará w ParaL-o. Sólo que en seguida pedirá el reingre.so « .su escalafón y cobrará tres nó.mlnas: una, en "°''^ jg,l del Padre; otra, en nombre del Hijo, y otra, en el Espíritu Santo. Amén...

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Page 1: Vidas difícilmente republicanas

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L O S L I B R O S N o V e I a

S. F O \ V U ; B W R I G H T : "The w a r of 1938". Sunday Dispacli. Ijondon.

E a t a m o s en presencia d« un libro en el que, bajo la ficción de u n a fábula, se anuncia, a la m a n e r a de Wells, la inmanencia del conflloto guer re ro pres to a desa tarse sobre Europa. Denuncia esto cyái) l ionia es la preccupa-ción sobre los temas giaerrcros

, que agi ta los espíri tus en la in­cierta y confusa hora presente.

Las hipótesis sobre cuál será el punto de a r ranque de este nuevo desastre vienen a coincidir entre loa escri tores que manejan su­puestos reales y las novelistas que los usan Imag-lnados, puea lo que Fówler Wrighit finge en su | que aéreo, justifica la. destrucción

al Reich, y un buen día, sobre las fronteras dol país vuelan cen­tenares de aviones de bombardeo, en número cua t ro veces superior al d« toda la flota aérea de ta pequeña República.

Los aviadores checos resisten heroicamente; pero la despropor-cionalh!ad de la lucha da cuenta do ellos, y los enemigos apajrecen ante P r a g a en el momento en que suena en la "radio" de Nureniberg el trozo de Strauas indicado co­mo aviso para las explasiones, que al punto se producen por to­das partes . Hundidos los abrigos donde se había refugiado la po­blación civil, millares de mujeres y de niños perecean, quedando des­truidos barr ios enteros, pues las escuadrillas al'omanas hacen llo­ver eobre la ciudad sus bombaa incendiari6is.

El capi tán Dürer, jefe del a t a

Vibro es to mismo que Jacques | Bainville apun taba como posible, no hace mucho, en las columnas de un periódico de Par ia : que Che­coeslovaquia sirviera a Hít ler de

' r?hén, como Servia en 1914. "Los alemanes ocuparían Pra­

ga—decía Bainville—antes de que Rusia hubiese movilizado, y mien­t ras , Franc ia es tar ía aún delibe­rando." Y c i ta la frase de un ge­neral oheco: "Si el Ejército ale­mán Invadiese Bohemia, yo serio hecho prisionero sin haber tenido tlíimipo de qiui'te, me el p iyama."

El novelista inglés imagina es­t a r presente en P r a g a al empe­za r enero de 1938, cuando Ale­mania tiene terminado su pro­g r a m a de rearmamenito, provista de un Ejérci to poderoso, temibl'e ImUistria química y aeródromos subter; áneos, contando además con una va«ta red de agentes se­cretos que la informan sobre la situación de sus vecinos. El 22 de eneiro de 1938, el representan­te de Alemania en P r a g a entrega al Gobierno checoeslovaco, baje el pre texto de un falso complot cen t ra el "fUhrer" un uMiimátium en el que exige la expulsl<ta de los camumiietas y la en t rega d*: lOs eimigrados políticos; al mismo tiieaipo informa a sus agentes de que en el momento en qaa Bu^ene la "Hcilena de Egjpto" en la "ra­dio" di9 Nurombexg deberán hacer

, sa l tar todos loa refugies di3 P r a g a contra los gases.

Se cciniíiuims el plazo del uilti-nmtu/m £ijn que el Gcibicmo che-coealovaco h a y a dado satisfacción

« F U E N T E S A N T A » Novela compueKta por J u a n Muñoz fiarcia. Está a la venta, al precio de 4 |>eHetaB, en la Li­brería Uopasa-Culpo, Gran Via,

número 7, Madrid.

de P r a g a con su teoría de las guer ras preventivas, porque "la ¡;ij;.rTa más corta es también la más humana" . P a r a él, les checo.s rciaultaiban reaponsalbles de lo que k a había ocurrido por no socncitar-P3 a tiemipa a la todopo'Jsirooa Ale­mania, a la voluntad germánica.

Al día siguiente de la destruc-clón de P ;aga , el' Gobierno ale­mán hace al m u n í o la declara-' ción de que h a lamentado tener que romper las relaciones con les cJicoos y ha temado medidas con c!lo.3 p a r a asegura r la paz de Eu­ropa, pero que el Gotbierno ale­mán conflrm'i su profundo respeto p a r a la l ibertad y l a integridad de todos los países neut ra les y amigos. Horas después da un co­municado en el que en te ra a3 mundo de la desaparición de Che­coeslovaquia y de que IVJS terr i to­rios de IJohemia, Mornvia y Es -lovaqula han •vuelto al Imperio alemán, excepto los trozos unidos a Hungr ía y a Polonia.

En el últ imo capítulo presenta a los ministros Ingleses exami­nando la nueva situación creada en ]3urox)a. Asustados ante la po­tencia terrible de la flota aérea, convleocíi en que sería absurdo en­fadarse con Alemania por causa de Checoeslovaquia.

Peiro horas después, los minis­t ros \'Tje'.'ven a reunirse urgente­mente, porque el embajador de Alemania ha hecho llegar al mi­nis t ro de Negocios Extranjeros un ulti 'mátum cx'lgien.do en el tér­mino de cinco horas la confirma­ción de la neutral idad inglesa en eü cazo en que una potencia con­tinental a taque al Reich por la anexión de Checoeslovaquia.

Los ministros quedan espanta­dos, mirando al reloj, pues fal tan diez y ocho minutos p a r a expirar

i el plaza d:J u l t imátum. 1 — ¿ Y si n|os negamos a com­

prometernos en t an corto plazo' ' —pregunta uno de ellos.

•—La negat iva será considerada como una dsclaració.i de guerra, con todas sus consecuencias. El embajador alemán no ha oculti^-¿o que la flota aérea alewianá, muy superior a )a nuestra , apa­recería sobre Londres antes de las ocho da la noche.

Un ministro con toda la cara de Lloyd George se pronuncia por acep ta r las proposiciones alema­nas. " Ingla ter ra no quiera la gue­rra—dice—, y su negat iva solem­ne a combatir puede impedir una guer ra general', persuadiendo a los adversarios de la agresión ale­m a n a a no tomar las a rmas . "

Pero el ministro de Negocios Extranjeros no ha dicho aún todo lo que hay. Alemania pide gara^n-t ías : exige Gibral tar y el canal de Suez, es decir, las llaves del camino de la India. El Consejo entero se rebala; m a s sobre los ministros pesa la a m e n a z a del "raid" aéreo. ¿Qué h a c e r ?

El' reloj s igue haciendo g i r a r la saeta de les minutos . F a l t a n cin­co p a r a expirar el plazo; faltan cuat ro ; fa l tan tres. . .

Y así t e r m i n a el libro de Fó'.v-ler Wr igh t .

Los artes y los éms

Jun t a directiva La de la Asociación de Pintores

y Escultores, tras do su renova­ción parcial en votación reciente, ha quedado constituida p a r a el presente año como s igua: María ; vicepresidente, D. José Or-

Presidente, D. Marcellano San ta . mar í a ; vlcepiresideate, D. José Gr-López; vicesooretario, D. Emilio Romero Barrero ; tesorero, D. Car­los Dal Re; contador, D. José E. Martínez Gil; bibliotecario, D. Ju­lián Moret y del Arroyo; vocales: D. Lorenzo Aguirre , D. Manuel de Gumuclo y D. Luis Mosquera.

el que reina, más que una frialda;l de diciembre, una brisa de pr ima­vera. El mar latino se presiente cerca. Y la costa floracida de al­mendros.

La ejecujíón preparada por Lamote fué esmerada. Coro, so-

C í r c u l o de la Unión Mercantil

e Industrial J u n t a general extraordinar ia Mañana, miércoles, a las diez de

la ñocha, se efectuará en el salón de actos de este Circulo la jun ta general extraordinar ia convocada p a r a la di.':cusi"ón y aprobación del proyecto de presupuestos del año en curso.

LA VIDA MUSICAL Un oratorio de Lamote de Grignon en la Masa

Coral.—Las canciones corales de Gricg En su último concierto del do^

mingo nos ofreció la Masa Corí^l una obra, sumamente agradab;e da oír, del director da la Banda Municipal de Barcelona, el m a : s -tro Lamote de Grignon, que tuvo la atención de venir a dirigirla. E? esa obra un producto de juveiWiul, como él mismo nos lo expllní!, en la carta rb ie r ta que publica e! pro_ grama. Y es fácil reconocerlo; por una par te , a cau.'ía do las infl'.icn-clas perceptibles que han dirigido su realización, y aun .el concepto mismo de su música; por olrn, hav en el orator io "La nit de Nadal" un caudal frescamante mnlódlco, una espontaneidad de creador jo ven que se producía en momen*i)3 aun no atosigados por el prur i to de "hacer moderno" (no ae dice da serlo).

La asfixia a qua este pruri to ha conducido estaba aún lejos da lle­gar al enrarecimiento ac'.ual, y Lamote de Grignon, a la a l tura da íius treinta y tnntc^ aííos, se mo­vía dentro dai caudal lírico con la elasticidad y la alegría del buen nadador en plétora de fuerza.'3 ju­veniles. Wagner ismo en vario.-j as­pectos, principalmente las páginas parsifalianas, más llenas de im-ción mística y contem,platlva. N a . cionalismo en su aspecto má.i eer , cano a la canción del campo ca'.a-lán, tan fresca y sonrionta en au Uriamo blanco y a.-^ul, qua cf, la real bandera de Cataluña.

La orquesta de "La nit de Na­dal" se empapa en la admiración generosa y sin mezquindad de es­crúpulos con que un músico jcT'in tenía que acarearse al g ran saji!n hace t reinta y cinco años, en la fecha en que Lamote daba suelta a sus sentimientos da padre fe'iz, conforme Wágner lo había hecho en el "Idilio da Slgfredo". Así ccu. r re que Lamote, al can ta r el na­cimiento del niño Dios, canta, en su yo má.s profundo, el nacimiento da su propio hijo. Al dios recién na­cido no podrían agradar le senti­mientos más sinceros.

En el canto, los acentos son, francamente, los populare.^. El canto se eleva sobre la orquesta como la es ta tua sobre su pedestal, eá buena armonía y proporción, poro sin mezclarse; aun cuando el sentido ornamental fin de siglo obligue al escultor a llevar a la base algún motivo decorativo de la figura.

La musicalidad del coro es cía. ra, mansamente alegre. Se e.inípn los divinos episodios con limpieza de corazón, no con afán de elo­cuencia. La contemplación de la estrella, la música da los ni'safio-res, son sus motivos-guía: paisaja de t intas claras, suaves líneas, en

listas y orquec'.a le secundaron con cariño, y el público aplaudió al inslgna compoeitor cataJán con una efusión Inequívoca.

• • • .̂ • • • • . _

En el p rog rama figuraba una obra asimismo muy g r a t a da oír: la canción pa ra coro mixto, eclis-ta y orquesta, de Edward Grieg, t i tulada "Nueva pat r ia" , cuyo texto ha sido traducido y a^lusta-do al canto por Bcncdlto. Sa co­noce poco en Madrid la produc­ción coral de Grieg; y se ccm-prend'a, puesto que las entidades corales no han tenido ar ra igo en nues t ra capital has ta qua Rafael Bcnedito puso en ello todo su em­peño. Pero Grl'Bg, que no escribió nunca una ópera, compuso pági­nas pa ra escenas teatrales y de gran efecto en los conciertos, co­mo son las que pertenecen a "Peer Gynt" y a "Sigurd Jorsal-far".

En un país donde la canción tiene t a n t a importancia y está tan a r ra igada en las costumbres , como en Escandinavia, las Socie­dades corales abundan. Grl'Bg es­cribió p a r a ellas p á g n a s que se reputan por muy bellas, pero que apañas han trascendido de las fronteras nacionales. U n género pract icado por Grieg en obsequio suyo fué esa especie de "balada" lírica, mezcla de oda, de d rama lírico y de oratorio, a que perte­necen sus "Escenas dramát icas" . Sus simples coros, con voces a solo, es tán reputados como par tes notables de su producción, entre

PROGRAMA PARA HOY, MAR­TES, 28 DE ENERO

UNION RADIO. MADRID EAJ7 2.—Cartelera. Cambios d3 m o ,

neda eytranjara. Los grandes co­mediantes ante el micrófono: Ri­cardo Calvo, presentado por Félix Herce.

2,30.—Sexteto de Unión Radio. B.—Campanadas de Gobama-

ción. Música variada. 5,30.—"Guia del viajero". "Las

enferm?dadcs que las animalcí t rasmiten al hombre: el carbunco y el muermo", por D. Jc?é M. Viz. calno. Continuación de la música variada.

6,30.—"Los grandes museos d'; Europa", por José Francés . Tras ­misión de música de baila.

7,30.—La hora agrícola. 8,15.—Diarlo hablado. Ult ima

par te de la trasmisión de música de baile.

9.—"El plan de estudios de las ciencias hlRtóricas en los Congre­sos de nuactra Asociación", por D. Rafael Altamlra. Concierto por el sexteto.

10,5.—Darlo hablado. Trasml . slón desde el teatro Caldrrón de los actca primero y segundo de la quinta función de abono de la tem­porada da ópera orr;anb.ada por los Ar t i s tas Líricos Aüociados.

11,lí).—Música de baile. 11,45.—Diarto hablado.

ESCENA Y BASTIDORES

m»« 3ttttlt?t?Uttt>

ellos los coros p a r a voces mascu­linas. Ot ra página tcdavía que se t i tula "El solitario" es, según se lee en las biogrefías de Grieg, una especie da autobiografía: en fin, el texto de Bjoreon sobre "Olaf Trygvason", muaicado por Grieg, es una obra considerable, y los "Cuatro salmos" están re­putados como páginas entra las mejores suyas. A la Masa Coral le es tá reservado darnos a cono-ner esa música amable, do fácil y buen efecto sobie las masas , y cuya ejecución, a más da contri­buir a ensanchar los conocimien­tos del aficionado, tendría efica­cia indudable en la cul tura po­pular. , , , , ,

S.

lí""^V GACETILLA

o r a n temporada do ópera cn el Calderón.

Se cvisa a los señores aibonadcs que, por cau.M3 da fuerza mayor, la función sexta de abono, corres­pondiente al Jueves, día 30, se tras­lada al viorneo 31, intaiprotándore la ópera "Carmen" por el gran te­nor Miguel Fleta y los eminentes artist' 'S Marú Falliani, Lollta Mar­co y De Franccí-'chi.

El sábado 1 de febrero, séptima de abono, "debut" del divo do di­vos Lauri Volpi.

AoUiración necesaria

El párrafo final del artículo de­dicado al estreno de la obra del Sr. Serrano Anguita, "Los volca­nes", encierra un concepto que por contener una importante e r ra ta conviena rectificar.

Dicho párrafo debe decir as i ; "El escanógrafo Fontanals nos

sirvió im decorado do buen gusto, que ya es bastante, aunque no to­do p a r a lo que de él podemos y debemos esparar ."

No a c o s t u m bramos rectificar e r ra tas de imprenta o lapsus de nuestra propia cosecha. La premu­ra con que necesariamente han de eaoribirse y componerss las críti­cas teatra les hace inevitable la comisión de tales yerros, que el lector no deja de advertir , y be­névolo, disculpa siempre. No obs­tante, como en el caso que nos ocu­pa la e r r a t a a l tera esencialmente el sentido que quisimos dar al con-copto, creernos obligado y oportu­no fijar aquél en sus verdaderos términos.—A. E.

, ,„ GACETILLAS

LARA: MAGNIFICO CARTEL. Dos obi-as de colcsal éxito, triunfo de sus autores y de la compañía de este teatro: "Creo en t i" y "Co­mo una torre", de reciente y aplau­dido entreno. Lea cartelera. Teló-fono 11631.

CHUECA. — Miércoles, estreno; " L i venganza del gaitero".

C A R T E L E R A ESPAÑOL. — (Enrique Borrás-

Rlcardo Calvo,) 6,30 (butaca, 3 pe­setas) , La loca de la casa. 10,30, Les intereses creados.

CAI..DBRON.—(Gran temporada ópera.) 9,45, Lucía de Lamiriermoor (genial creación de Angeles Ottein y A'exandre Granda) .

FONTALIJA.—(Compañía maes­tro Guerrero.) 6,30, La españolita (apotaótlco éxito). 10,30 (repoiai-ción), Kat iuska (por Marcos Re­dondo; butaca, 5 pesEtas).

COME1)IA.~6,30 y 10,30 (popu­lares, 3 pesetas butaca). Las cinco advertenciaa de Satanás. Viernes, tarde, estreno de ;Qué solo me de­jas! (farsa de Paso, hijo, y Sáez).

MARÍA IS/\BEL. — 6,30 y 10,45, La plasmatorla (lo más divertido que se ha cocrlto).

VICTORIA.—6,45 y 10,45, Julieta y Romeo (éxito de éxitos). Jueves, 4 tarde, estreno: Los tres cerdltos.

ALKAZAB.—(Compañía argenti­na P a u l i n a Singerman'.) 0,45 y 10,45, ¡Canalllta mío! (gran éxito).

LARA.—<3,30 y 10,45, Como una torre (gran éxito).

IDEAL.—(Últimos días do actua­ción de la co;n:pañia .Sagl Vela.) A las 6, función homenaje a los au­tores do Me llaman la presumido, con la 100 representación, y gran­dioso concierto. 10,30, Me llaman la pronumida.

COLISEUM. — 6,30 y 10,30, ulti­mes días de Las elete en punto (nueva cro?x;lón de OHia Gámez on maravilIoEía revista).

CHUECA. — (Compañía l í r i c a Luis Calvo.) Tarde, 5,45 (extraor­dinaria matlnée), Luisa Fernanda y Las brlbonas. Noche, no hay función por ensayo general de La venganza del gaitero. Estreno, ma­ñana, 10,30 noche.

CEKVANTE.S. — Tarde, no hay función. 10,30, ¿Quién soy yo? (To­das las butacas a 3 pesotais.)

MARTIN.—fi.SO, Mujeres de fue­go. 10,30, ;Lo que enseñan las se­ñoras!

FRONTÓN JAI - ALAI.—(Alfon­so XI.) A las 4 tarde. A pala: Ar-nalz y Ricardo contra Ja ime y Yarza. A pala: Chacón y Arrlgo-rriaga contra Durangués y Tomás. A remonte: Lar: 'amendi y Marich contra Un;iué y Golcoechaa.

C A P Í T O L . — (Dirección Metro-Goldwyn-Mcyer.) (Teléfono 22229.) Sesión continua, 4 a 9, en patio y mirador. Sesión numerada, a las 6,30, en Club. Sesión numerada en todas las localidades, a las 10,30. Maurice Chevallcr en El caballero del Folioí.

CINE GENOVA.—(Teléf. 34373.) 6,30 y 10,30 (¡tres éxitos extraor-dinario.<i!), Si tú quieres (comedia cómlcomuslcal, por Armand- Ber-nard), el acontecimiento sensacio­nal del año, Ojos cafiñcsOB (sor­prendente, maravillosa y simpati­quísima creación de Shirlcy Tem­plo) y Concierto da banda (dibujo Mickcy, en colores, W. Disney).

PALACIO DE LA MÚSICA.— (Tolét. 16209.) 6,30 y 10,30, Adora­ble (por Jnnct Oaynor y Henrl Ga-rat) . Gran éxito.

BIALTO.— (Teléf. 21370.) 6,30 y 10,30, El secreto do Ana María (por Lina Yegros; segunda eemana).

BARCELO.—(Teléf. 41300.) 6,30 y 10,30, Clive de la India (film emo­tivo y espectacular).

AVENIDA.—6,30 y 10,30, Quiére­me siempre (por Grace Moore; ter­cera semana) .

CARRETAS. — Continua desde las 11 mañana. Programa doble: Baboona (extraordinarias aventu­ras en la selva; an español) y Las fronteras del amor (Rosita More­no y José Mojica; cn español). El jueves,, La pequeña coronela (Shir-ley Templa; en enpañol).

PROGRESO. — 6,30 y 10,30, Ro-berta (Oinger Rogers y Fred As-toire).

CINEMA BILBAO.—(Tel. 30796.) 6.30 y 10,30, La viuda alegre (en español, por Chevalier y Jeannet te Macdonald).

HOLLYWOOD.—(Teléf. 39572.) 6,30 y 10,30, La pequeña coronela (Shlrley Temple) y Nido de águi­las íWalIace Beery).

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•"Y Carrasco apor taba con EU aire de su-FoUetones de EL SOL «8 DE ENERO DE l'JSG

Vidas difícilmente republicanas EL BACHILLER LEÓN CARRASCO ;;

JDl genial protagonis ta de es ta ver t í lca historia, León Canaacü y Elgorr iaga, nació eii El Toboso, por azar. Igual que pudo nacer cn Eaija. El Toiboso, cuna tam­bién de Dulcinea, es un pueblo toledano que debe sru f ama al humorismo de Cervantes. Sin duda qiüso in-moi ta l izar el iugarejo en que le dieron calabazas, obli­gándole a pechar con los majuel'os de Esquivias y con la aus te ra doña Catalina, su legít ima consorte. Y a fe que supo idealizarlo. Cierto que ya no tiene los bos­ques, las florestas ni los a lcázares que veía Don Qui­jo te ; pero todavía es una de las villas manchegas que presumen de paisaje. A pe.sar de no ser ya g r a n clu-daii, pues apenas llega a los setecientos vecinos, El Toboso tiene una plazoleta cotonada de árboles, un pequeño jardín con sus a r rayanes y su poquito de agua, un par de conventos p a r a da.rle tono ascético, bas tan­tes casi tas de enjalbegadura detonante y h a s t a un ma­nojo de cipresej con que decorar sus atedaños. Pues en este pueijlo t an pulcro, de honesto historial y lite­rar io abolengo, naaió el moderno Bachiller Carrasco, saludable ave de p resa y protagonis ta de nuestro fiel relato.

Al¿-ún lector impaciente t acha rá quizá de prolijo en-tretenimlonto esta insistencia en avecindar exactamen­te j i Carrasco. A ello replicaremos que las vidas de nuestros personajes aspiran a ser simbólicas. En lite­r a t u r a hay que girar siempre alrededor de El Toboso o de Al'calá de Henares : son las dos cimas y las dos cuna* de los mejores valores castellanos. Dulcinea no pudo nacer en o t r a pr.rte; y a dijo Don Quijote que iEl Toboso era un nombre, a su parecer, músico, y pere­grino, y significativo, como todos los demás que a él y a sus cosas habla puesto. De Alcalá es D. Miguel, el pr imer novelista español. No aludimos a E>. Migueil de Uáamuno, sino a D. Miguel de Cervantes. De Alcalá es el pr imer poeta españoil. el socarrón Arcipreste. Y -de Al'calá es el pr imer es tadis ta español, cuyo nom­bre por disciplina nos es vedado citar . El autor de es­tas Ingenuas es tampas- es de Izquierda Republicana.

¡Qué bonito es El Toboso y quó feo era León! Feo por dentro y por fuera. Ancho de hombros, como buen cargador de nóminas ; enormes cejas cerdosas y espe­sas, menguados ojillos, ag randados por enorme.s gafas de Intelectual pedante, y dentadura feroz, blanca, fuer­te, reta)íora, que Justiflea'^a su patronímico. Se adivi­naba que lias dentelladas de eí?to hombre, serlo y dog­mático como la lechuza de Minerva, habían hecho tem­blar el escalafón de todos los Negociados.

El podre de Carrasco, castel lano de origen, había sido maest ro de escuela en El Toboso. Su madre fuó ima Blgorr íaga de cla.ra alcurnia al'avesa; pero estos datos apenas pesan en su biografía. León era hijo de su propio enfucrzo, como Diorn»:!!, como Edlion y como Diego Corrientes. Al cumplir los t res años, su padre fué t rasladado a Madrid; de aquí que el mozo tuviera b a r t a razón par.̂ v no acordarse en su vida de El Toboso, ni m u d i o menoa de Don Quijote. Gorrión madriJefto, casi puro, aprendió a picotear y a t r a p a r algo en cada sal t i to . Y como e ra de alto y subido entendimiento, pronto hizo car rera en Madrid, doni:'e t an to abundan ios buenos corredores. Sabido es que Madrid ha sido aiempre el Par tenón de los o.sados, el estadio glorioso p a r a los cerebros de peso medio, esos que ni a t raen el rayo, porque no llegan a cum.bres, ni son tan tontos que pretendan pescar las t ruchas sus t inc iosas con las b ragas enjutas de la sinceridad. El genio, o simple­mente el hombre de talento claro, f racasa generalmen­te por falla de adaptación y sobre todo por la angus­t ia que le produce el espectáculo de la imbecilidad

P o r F É L I X U R A B A Y E N ajena. Y el tonto de remate fracasa también, porque Madrid tiene una zumba especial, un donaire castizo, p a r a cargarse al majadero definitivo. En cambio, triun­fa el ílsto, el simpático, el simulador cn toda suerte de actividades, el histrión y ed far.sante, .siempre que posean al menos una sonrisa agradable .

León Carrasco es taba hesho pa ra Madrid, por la misma razón que esos peces 'ce colorines bril lantes es­tán hechos pa ra el agua de ciertos estanques, donde abundan la broza y el alga. Aunque sus agal las sabían adap ta rse a todos los medios, comprendió que era más conveniente localizarse, y se aposentó en el ministerio de Cultura, magnífica pecera pedagógica, sin pareja en el mundo. Precisamente reunía ima pila de condiciones idóneas pa ra a s e g u r a , o el t r iunfo: un semblante gra­ve, de autént ico Ciruela; u n a hinchada car te ra de co­misario ruso bajo el brazo, y unas enormes gafas con mon tu ra de concha, aunque veía admirablemente, co­mo todos los que han nacido en El Toboso o se sienten jesuí tas de cualquiera de ambas aceras.

Cierto que como estudiante no pasó nunca de ser eJ mozo Inofensivo, diestro en mane ja r el botafumelro en honor de los profesores, de los compañeros, de los auxiliares y de los bedeles, s is tema muy recomendable a todo ciudadano que se halle en posesión de una epi­dermis de elefante, capaz de a.gnantar los soflones con la sonrisa inalterable de u n a gárgoila que deja escu­rrir el' agua Inútil. Pronto logró un título y un cargo en provincias, básico escalón, aunque mode,sto, p a r a su encumbramiento futuro, y desde aquel instante ya no le abandonó nunca la sonrisa, una sonrisa .sólida, inca­paz de Ironías amables; sonrisa triunfal, plena de nar­cisismo pedagógico, del que es tá seg^uro de si y se con­sidera sumo sacerdote en todos los secretos de la en­señanza.

Sd engañar ía mÍEcrablemenite el lector si pensase que esta calamidad casi bíblica que regpon.iía a los sonoros apellidos de Carrasco y Elgor í laga Iba a conformarse con pasear su ca r t e r a de viajante a lemán por los por­ches monótonos de una castiza pVaza provinciana. Gra­ve, frió, lúcido pa ra los asuntos a ras de t i e n a , vló claro su problema. No ten ía ta l la de cima; pero nada le Impedía hacerse escudero de algún genio bien apo­sentado. La desdicha fué p a r a eil mass t ro . Aquella adu­lación constante, ho r ra de t o ; a dlscroolón y control, no podía ag rada r a un hombre inteligente. A raíz de cierto art ículo en que ol paneigirista elogiaba sn cul­tura , comparándola con el cemente arme do, el maest ro se indignó: "Dadle una pensión lo más lejos posible, p a r a que se calle y no ms ponga en ridículo." ¿Qué mojor sésamo p a r a un bachiller de la epldeTmi» de Car rasco? Lloviéronle en lo sucesivo penrlcncs, cargos, bolsas de viaje, gratlflcaciones; a tal abundamiento, que llegó a empare jar con aquel Pero López de Ayala, su pal;-ano, de g ra t a recordación por haber batido ej "record" de ías prebendas. A fuerza de viajes, llegó a enterarse de a lgunas cesas y a mascul lar un poco el a lemán y el francés. No obstante tales progresos, Cr.rrasco no era feliz. Un anhelo secreto le roía el alma. Necesi taba escribir su obra, una obra serla q.ie cimentase, justificándola, aquella fama de .sesudo pe­dagogo y técnico dogmático que lo envolvía ya como una clámide tejida por la dicía de la sabiduría. Nueve meses justos ta rdó en escribirla, tiempo lndÍKpen.snble en tola, gestación perfecta; pero al cabo salló a 'uz un "Tra tado de urbanidad y educación de la n iñez ' , obra que afianzó su prestigio para siempre, conso)'d.\ndolc como la columna más firme del edificio pedagógico nacional. Bl pa r to l i terario tuvo lugar el dia 13 de

septiembre del año 1923, detalle que justifica el aforia-mu de que una calamidad niaioa viene sola: seis horas ósapués del fausto suceso se proclamaba la dictadura en España .

Pero esta mit-ma coinoidencia, fútU, a i parecer, le allanó ©1 camino. Quiso la casualidad que el libro ca-yer.a en manos del ministro de Cultura, tan a m a n t e de la ídem, que dedicaba sus ocios a leer, dando a sw? compañeros de Ministerio un saíudable ejemplo. Bien que en su depar tamento todo es taaa resuelto. La ins­trucción era perfecta. El pueblo sabía tal vez m á s de lo conveniente p a r a la paz del país; l'as Congregaoio-ncs elaboraban a marchas forzadas una cul tura muy a la moJlda de la oíase media; la ar is tocracia no había menester Instrucción ( ¿ p a r a qué? ) . Bien podía, pues, el ministro permit irse estos asuetos sin detr imento del cargo. Hojeaba d is t ra ídamente cierto cjía el mamotre to de CarrfUíco, cuando sus ojos tropezaron con unos con­sejos de f o r m i aforística hechos p a r a penet rar como a mazo cn los rudimentar ios cerebros infantiles.

Procura dormiir sin luz y tendrás mejor "ealuz".

Sabido es que el aforismo h a aldo, desde Séneca has­t a NietzEche, la piedra de toque reveladora del verda­dero talento. Es el a r t e conciso, exacto, que en pocas pai'abras condensa una doctrina o una fllosofía. Pues bien; un axicma de Carrasco decía sencil lamente:

Nunca la cara te pintee, que son dañosos los tintes.

y esto, en una época liviana y pecaminosa, en que las mujeres, a fuerza d^ agrandarse los ojos y achicarse la boca, empezaban a asemejarse prodigiosamente a los mocliuelos, ¿ no era de un positivo valor pedagógico ? Pero lo que más sorprendió al ministro fué el profundo conocimiento de la psicología infantil dEmoatraiio por Carrasco. Cuando dice:

Procura tenicr decentes uñas, orejas y dientes,

el autor sabe has t a qué punto puede llegar en el con­sejo, y nunca t r a t a de rebasarlo, renunciarido de ante­mano ail manda to contundente. Carrasco, g ran pueri­cultor, reconoce que una limipieza de iraíz seria remon­tarse a la utopia, y razonablemente tolera la decencia voluntarla de unos órganos que, en deflnlitiva, a éJ mitinio no le precouparon has ta su ingreso en el esca­lafón.

El libro fué declarado texto obligatorio en todas las escuelas del reino, y su autor, penslonaJo pa ra Alema­nia, pues aunque no había leído a Kant , ni siquiera a Mórcate, la -'Kultura" a lemana U hacía rugir de en­tusiasmo y declaraba con toda seriedad qus, a no haber ex.sLldo su Ebr ioso maestro, hubiera admir.ido al au tor de la "Crítica de l a razón p u r a " con mucho gusto.

De Baviera se trajo León una Dulcinea, jamona y tangible, aunque sin es t renar todavía en España : la estadíst ica e:jColar. Has ta entbnoes, es ta señora había sido entra nosotro.s una Mari tornes zafia, mantenida t rabajosamente por empleUdillos de seis mil reales. Carrasco la elevó a la ca tegor ía •de musa, dulce y sabrosa como el ragazo numérico de u n a nómina. En todas las vidas pasa una vez por nues t ra pue r t a la sin pa r Dulcinea; lo malo es que no la reconocemos casi nunca y j amás l'ograraas aprehenderHa. El propio Cervantes, creador AGX Upo, dudó. Antes de decilararse a la tofcoslna, la habla visto como un sol de hermosu­ra, re t i rada en su alcázar y solazándose con sms don­cella-i; después de las calabazas, la vuelve a ver en meúlo del camino, carirredonda, chata , apestando a ajos crudos. ¿Musa o muje r? ¿P i lncesa o labradora? ¿ E n hacan :a o ss'bre una borr ica? Cervantes no acier­t a a descifrarlo ni cn su angus t ia final. León Carrasco, sí. Suya es la gloria de haber puesto el Ideal aJl servi­cio de una ciencia económica. Fué el pr imer técnico que supo separar lo real de lo Imaginarlo; la verdad, del ensueño. Sabido es que todos los grandes hoonbres dejan el arañazo de su zarpa impreso en la piel de Olio. Los talentos <llnámicas escriben sus memorias ; los narcisl.^tas brillanteíi, su biografía; los ases, aun­que sean taurinos, sus leyendas y reportajes más o me­nos analfabéticos. A Carrasco le bastó poner en circu­lación esta máx ima genial : "La pedagogía es 'letra muer t a sin el motor de l'a estadist isca." Las bromas, kan t i anas o no darlas . Ahora bien: la estadística, por si sola, es como la roca viva recién a r rancada del pe­ñasco, hacen fal ta canteros que la desprendan, a r t i ­ficieros que la pulan, arqultcotos que la desta^^uen y la hagan vivir. Carrasco, embozado en su capa de téc­

nico—pañosa del picaro en el siglo XX- , a construir e4 palacio encantado de Ja Pecl,. nadas ¿ e artífices, jornaleros de la nómina, íuoiují venidos en su ayuda, y la hiedra d: la estad¡aí.i;a co­menzó a extender sus lama^ por los cua t ro puntos cardinales. Las había para todos "ios gu.stos, y cuanto menos amena.s, mejor. Niños escolares narigudos y chatos, normales y faltos de peso, como los panecillos. Cr ia turas qua a la rgan demasiado la mano y t ímidas cueil un cuplé de la Gámez. Niñea que pasaron a su debido tiempo el sarampión y niños que lo recistieron después Oe habar leído el "Juanl to" . Los había cSasl-fi.caiaos por es ta tu ra y por edades, por apellidos y por reglones. La serpiente de la estadíst ica se extendía por las oscuras malessaa pedagógicas, has ta morderse l'a cola, logrando el milagro recíproco de sacar nóml-

^naa de los estadís t icas y estadís t icas de las nóminas. Ante tamaño abundamiento, los e íp í r l tus envidiosos ¿el ajeno valer, que nunca fal tan. Inventaron este axio­ma, de punzante ironía: "Dame un sueldo y l lámame Cüarrasco," Y es ta o t ra definición, no menos Intencio­nada : "Un Carrasco, un majadero. Dos Carrascos, una oficina técnica. Tres Carrascos, la langosta en el mi­nisterio de Instrucción pública."

Cualquiera creería nd leer estos renglones que Ca­rrasco inventaba sus estadística^ geniales en Ja mesa del despacho. N a d a de eso. Las estadíst icas eran cier­tas, como una. nota oficiosa, y estaban miniadas con chinesca paciencia. Gracias a sus burbujas num/érlcas, la nave pedagógica española podía bogar por ajenas agfuas, aunque sin sa.l'irEie j a m á s de la baja marca de la pedanter ía . Carrasco era an te todo pedagogo, y la Pedagogía quiere que digamos siempre la verdad. Una verdad lisa y monda, inconmovible y eterna, con­t ra toda ley humana, puerjto que la Humanidad adora la mentira . La verdad escueta es ca.-íl u n a utopía re­servada a los genios y a los idiotas. El hombre medio tiene por fuerza que montir : no tanto como Carre.^co, que ment ía por la mañana, a medioí la y a la noche; pero si lo suficiente para no pasar por tonto ni por genio. El sacerdote promete la eternidad a precios irri­sorios; el ato2;ado trasfoirmá un cliente candfdato al palo en fraternal cromlto digno de Asís; el médico ha de ment i r piadosamente si no quiere parecerse al ba­tur ro de la hlcltorrtta. Sólo e l p e d a g o g o se obstina en cult ivar verdadejs como si fueran nabos o pa ta t a s , esto es, enterrándolas en lo hondo c'o cersbros vírgenes y cubriéndolas con «1 abono de la metodología bien anun­ciada.

P a r a Carrasco, la Pedagogía era un motor con cua­renta nóminas de fuerza. Todas las .horas políticas le pillaron a pie firme; en cada vaivén nacional rebañó alguna prebenda. Cobraba once mil pesetas por su des­tino provinciano, donde j amás puso los pies; cinco mil', por Cuenca, doníe estuvo una tarde a ver la Ciudaü Encan tada ; t res mil, en Valladolid, como conservador del Recuerdo de los Comuneros; ocho mil, por vigilar los jardines del Alcázar de Segovla, y doce mil, como Inspector general del Pirineo. A úl t ima hora, la Dic­t adura opinó muy jus tamente que hombre tan t raba­jador bien merecía un carg-o en el ministerio d; Tra­bajo. Y se lo dieron. Eso sí, nunca fué diputado, ni concejal, ni siquiera político. Sentíase con suficiente des­prendimiento p a r a ser lerrcuxis ta ; p : ro prefirió ser téc­nico a secas.

Tenía, ¿cómo no? , una revista; cosa algo seria. Cristo en el sermón de la montaña ofrecía el ciento por uno, que es el máximo rendimiento conocido, con perdón de algunos usureros cai'.ólicos. La revista de Carrasco rebasaba muy holgadamente este prudente tope; sólo a Pestalozzi le sacó cinco mil duros. Sus a rmas e r sn las ti jeras y la audacia; ccn ellas potila reírse de Jehová, de Júpi te r y de Giner de los Ríos. Pero Eobre tor'o, de sus ¡actores y suscrlptorsa.

A! advenir la República, Carrasco tembló un momen­to. ¿ I r í an de verdad a .sanear la burocrac ia? Cíaro es que él no era un agregado cualquiera, sin más móritos que el empujón de un valido, sino un consejero de Instrucción pública, diez veces pensionado en el Ex­tranjero. Sibido es que en España esta circunstancia, que debiera ser penal, consitituye un méri to en concur­sos y. destinos, como si el viajar por cuenta del Estado fuese un horrible sacriflcio o se alcanzase solamente t r a s una oposición concienzuda. Pero los temores de Carrasco eran Infundados. El nuevo régimen acató, co­mo era Justo, aquellos derechos adquiridos, sobre todo al comprobar la Imposibilidad de prescindir de tan competente funcionario. Sii habilidad en in te rpre ta r la prosa gaceterll , acomodándola a las conveniencias de) momento, era reconocida y admirada por todo el per-

a Carrasco. ' ficiencla la solución requerida, que caal siempre er.a una atrocidad, sin dar importancia a su a l ta misió" definidora. Se t ra taba , por ejemplo, de hacer un nom­bramiento contra todo derecho y logalldaii, y se lo hacía notar que el, contr incante era autor de var iá i obras.

— ¿ Y qué?—repl icaba Carrasco—. Libros los hace cuajqulcra.

Y no le fal taba razón: él mismo había llevado los suyos al Consejo en seis carrotillaa, y todos estaban decVarados de mérito. Algunos, como la famo.'ia cartilla pedagógica,, iban por la edición vigésima. Natura lmen­te, cil Es tado ©ra el obligado con.sumidor de estos Hl-malayas de papel impreso. P a r a algo se inventaron la F ies ta del Libro, la de la Raza, la ce la República y t an t a s o t ras encargadas de aliviar los pletóricos Só­tanos del ministerio de Cultura. Verdad es que tos ciu­dadanos se resist ían a injerir la bazofia pedagógica emanada del sabio cerebro de Carrasco; poro ¿acaso los masas no son analfabetas de suyo? Al pueblo es preclco i lustrarlo a la fuerza y no con el alimento que apetezca, sino con la a m a r g a pócima de la sabi­duría, dest i la: a por cerebros oficialmente consagrados, como el de Carrasco.

Y ahora, meditemos un poco. ¿ E s lícito reprocharle a i'a República, no ya el no haber prescindido de los buenos oficios de C a n asco, sino el haber reforzado eu robusta nómina? En buena ley, no. ( tarrasco es . Ja Pedagogía. Pero además es la Técnlaa, la Pslcotécnl-ca, la Filosofía de Wundt , la Historia de Spcnglcr, la Educación de Spencer y el barroquismo de Freud. A tor'os con igual voracidad los apalea, tunde, machaca y devora. Por o t r a par te , es un t rabajador formidable, deitalle conmovedor pa ra una República de trabajado­res. Se leva.nta temprano; desayuna fuerte, a baso de cerdo y coles. No en balde ha estado pensionado diez veces en Alemania, y no en vano procede de Eí To­boso. Inmediíatamentc requiere las t i jeras y confeccio­na toda la pa r t e filosófica de su revista, t rabajo serio que a nadie confia, ya que en es ta sección descansa el crédito científico de Carrasco. P a r a las diez de la mañana ya es tá en el ministerio de Trabajo. Allí con­tenta la abundante correspondencia de colaboradores y su.'ícriptores, utilizando de paso ios míjterlales d d Negociado. De Trabajo, a Instrucción pública. Un Ca­rrasco justifica siC'mpre la nómina, al menos por la mañana . Aquí siempre tiene algo que presidir: oposi­ciones, cursillcs, C>Dnscj03, Comisiones. Depar tamentos enteros no mueven una hoja sin consultar previamente a Carra.sco. ¡Es t an t a su autoridad! Al filo de Xa^, dos logra escapar en busca del aperitivo, que toma inaiJ-riablemente pn un café de la calle de Alcalá. No 1" conviene perder contacto con les mentideros, y a tales horas los cafés son lonjas de chismorreo donde se if' t r iga, comentii y a t a la penúl t ima aven tura del co­madreo político o el postrer pregón rabioso do la Mo­narquía amar,i[adn y doliente.

A continuación, Carra-^co almuerza sosegadamente, con la latoundancla de su lejano par iente Camacho an­tes de que Don Quijote le echóse a p e r i e r sus bodas, y en scRUida, a la adoración y vela; a la ter1;ulla del maestro, a rendir pleitesía a eu protector, D. Lorenzo el Magnífico, Por .=u gU£to, Oe.rra'co no se movería ya de junto al ídolo, que, según malas lenguas, preside la tertulia desde una tar ima elevada varios centímetros sobre el corro de discípulos; pero ca^il nunca le es da­ble este pequeño ptecer. B e y que correr, correr sicna-pre : a la J u n t a de Pensiones, aJ (üonsejo de Cultura, a la confeirencia del personaje de t a ñ í a , al eterno Tri­bunal de oposición, a la llamac'a telefónica, a la clita del amigo... ¿Quién es capaz de seguir a Carra'^co ^^ su peregrinación por la villa del oro y del madrcfio •

Desdichadamente p a r a la nación. Carrasco vivirá poco. Ya lo dijo Manrique: "Nues t ras vidas son I*'* ríes, que van a dar en la mar , que es el morir-Y aunque esta vida sea un río de nóminas, que, al V-' recer, desemboca en los bolsllloB de tan ejcmp'a'" ^a chlller, ea lo cierto que Carraseo cada día está nr»-craso y seboso. Las coles le reboEían por el cuello priE de su sedeña camisa. Probablemente morirá del tifi'-j como San Juan de la Cruz, y como-él, en t ra rá w ParaL-o. Sólo que en seguida pedirá el reingre.so « .su escalafón y cobrará tres nó.mlnas: una, en " ° ' ' ^ jg,l del Padre ; otra, en nombre del Hijo, y otra , en el

Espír i tu Santo. Amén...