revista oeceial, profesiobal y cientifica

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AÑO XXVI Madrid 15 de Abril de 1916 NÜM. 1 od REVISTA OECEIAL, PROFESIOBAL Y CIENTIFICA ÓRGANO OFICIAL OH LOS COLEGIOS DK FARMACÉUTICOS DE HALABA. SAKTANUBK, LOGROÑO, OIDDAD KBAL UDRGIA, TOLEDO, CÁDIZ. SEVILLA, ALBACRTB, BADAJOZ T QUIPÚZGOA. SK PUBLICA LOS DIAS 5, 15 Y 25 DE CADA ME? Director: D. LUIS SIBONI. Redactor cientltlcot D. ANGEL BBLLOGIN. SUMARIO DEL NUM 11. Sección profesional ..—La decena 121 La propiedad de las farmacias., 123 Sección oficial —Tribunal Supremo 725 Sección científica —Farmacotécnia 128 Análisis bromatológico 129 Sueltos y noticias 131 Formularlo Pdgs. 189 d la 192 DIRECCIÓN Y ADMINISTRACIÓN: HILERAS, 16, SEGUNDO IZQUIERDA MADRID CONDICIONES EDITORIALES I. L A FARMACIA MODERNA, que se publica cada diez días en pliego de 16 pági- nas de texto, reparte periódicamente Tratados y Estudios especiales, que equivale á 8 páginas de Folletín en cada número. II. El precio de la suscripción diez pesetas en toda Espafla y veinte pesetas en Ultramar y en el Extranjero. Anuncios y comunicados á precios convencionales. III. Toda la correspondancia de Administración y Dirección á D. Luis Siboni, Hileras, 16, segundo izquierda, Madrid. Corresponsales: En Barcelona. Ü. José Vallés y Ribó, calle de Mallorca, núme- ro 253, entresuelo 1.a En Zaragoza, D. Jesús M.a Zuloaga, Don Alfonso I, 8. En Valladolid, D. Eugenio Martín Bellogín, Rinconada, 32.

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Page 1: REVISTA OECEIAL, PROFESIOBAL Y CIENTIFICA

AÑO XXVI Madrid 15 de Abril de 1916 NÜM. 1

o d REVISTA OECEIAL, PROFESIOBAL Y CIENTIFICA

ÓRGANO O F I C I A L OH LOS COLEGIOS DK FARMACÉUTICOS D E H A L A B A . S A K T A N U B K , LOGROÑO, OIDDAD K B A L

UDRGIA, T O L E D O , CÁDIZ. S E V I L L A , A L B A C R T B , BADAJOZ T QUIPÚZGOA.

SK P U B L I C A LOS DIAS 5, 15 Y 25 DE CADA ME?

D i r e c t o r : D . L U I S S I B O N I .

Redactor c ien t l t lco t D . A N G E L B B L L O G I N .

SUMARIO D E L NUM 11.

Sección profesional . . — L a decena 121 La propiedad de las farmacias., 123

Sección oficial —Tribunal Supremo 725 Sección científica —Farmacotécnia 128

Análisis bromatológico 129 Sueltos y noticias 131 Formularlo Pdgs. 189 d la 192

DIRECCIÓN Y ADMINISTRACIÓN:

H I L E R A S , 16, SEGUNDO I Z Q U I E R D A M A D R I D

CONDICIONES EDITORIALES

I. LA FARMACIA MODERNA, que se publica cada diez días en pliego de 16 pági­nas de texto, reparte periódicamente Tratados y Estudios especiales, que equivale á 8 páginas de Folletín en cada número.

II. E l precio de la suscripción diez pesetas en toda Espafla y veinte pesetas en Ultramar y en el Extranjero. Anuncios y comunicados á precios convencionales.

III. Toda la correspondancia de Administración y Dirección á D. Luis Siboni, Hileras, 16, segundo izquierda, Madrid.

Corresponsales: En Barcelona. Ü. José Vallés y Ribó, calle de Mallorca, núme­ro 253, entresuelo 1.a

En Zaragoza, D. Jesús M . a Zuloaga, Don Alfonso I, 8. En Valladolid, D. Eugenio Martín Bellogín, Rinconada, 32.

Page 2: REVISTA OECEIAL, PROFESIOBAL Y CIENTIFICA

C L O R O - B O R O - S O D I C Á S C O N C O C A I N A Su eficacia está reconocida y comprobada por los señores Médicos, para

combatir las enfermedades D e l a B O G A y de l a G A R G A N T A

Tos, ronquera, dolor, inflamaciones, picor, aftas, anginas, ulceraciones, sequedad, granulaciones, afonía producida por causas perifér icas, fetidez del aliento, pla­cas mucosas, fenómenos bucales de la dentición, salivación h idrarg í r ica , efectos nocivos de la nicotina, catarros lar ingofar íngeos, afectos nerviosos del estómago, vómitos, etc., etc.

T E N E M O S P R E P A R A D A S Pastillas Cloro-Boro-Sódicas , Pastillas Cloro-Boro-Sódicas , con cocaína y

mento l ; Pastillas Cloro-Boro-Sódicas , con pilocarpina ; Pastillas de cocaína y mento l ; Pastillas de cocaína, codeína y mentol, para los casos en que los señores Médicos las consideren indicadas.

Las Pastillas B O N A L Ü , premiadas en varias Exposiciones científicas, tienen el privilegio de que sus fórmulas fueron las primeras que se conocieron de su clase en E s p a ñ a y en el extranjero.

Se venden en todas las farmacias y en la del autor, N U Ñ E Z D E A R C E (antes Gorguera), 1 7 . — M A D R I D .

UHfl MUBSTRji—Se rGinlte ceptlíicada ennlando 0,50 pesetas en sellos de correos.

t i «I ¡9) £ « I 90 »

MASA P. JÜSTEL Para la instantánea preparación del Looe

Blanco, varias Cremas y Emulsiones medi­cales.

La prontitud, economía, integridad y exacta dosiacacíón que se obtiene con la pas­ta P. JÜSTEL, la da por unanimidad favora­ble opinión la prensa científica profesional que elogia au bon.lad indiscutible.

Premia'loeu ^a^a (Austria) el 1896.

Botes para 2 y 4 kilos de Loco.

[XICÍOR P. JOSIEL Para la preparación al minuto de la puma-

da mercurial doble, terciada, simple y em­plasto mercurial.

Ks el mercurio puro, llevado al estado de finísima división para que se incorpore con rapidez á las substancias grasas.

Por la suavidad, lisura, comodidad y exac­ta dosificación las pomadas mercuriales, es un producto aceptable y simpático al pro­fesorado .

Botes de un kilo y medio kilo.

|| DEPÓSITO CENTRAL.—Farmacia de! Autor. MUEhRS DE LOS CABALLEROS (Zamora) ]

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AÑO XXVII. LA FARMACIA MODERNA Núm. 11.

S E C C I Ó N P K O K t C S I O N A L L A D E C E N A

U n a Farmacopea de sorpresa.

Como la Real Academia Central de Medicina tiene sentada la jurisprudencia par­ticularísima de aplazar las ediciones de la Farmacopea hasta que la anterior se halle como quien dice en las ú l t imas , proyevendo de esta suerte, antes que á las exigencias de la evolución científica, á las conveniencias suyas de orden económico, é impor tán­dole, por tanto, un comino lo que preceptúa el Real decreto de 18 de A b r i l de 1860, por ningún otro derogado n i rectificado siquiera, hubimos de tomarnos la licencia de recordarle, en 5 de Marzo úl t imo, que el decenio fijado por la expresada disposición oficial hab ía transcurrido con exceso, puesto que la Real orden en v i r tud de la cual fué autorizada para publicar la edición séptima se p romulgó en 25 de Junio de 1905.

¡ Y que no reir ían con ganas los académicos, copar t íc ipes de los rendimientos que produce la venta del Código farmacéut ico español , luego que se enterasen de lo que en la fecha apuntada nos permit íamos recordarles ! Y con razón, hasta cierto punto, porque los buenos señores, á la chita callando, tenían metida la nueva molienda en su residencia oficial de la calle de Arrieta hace ya la friolera de seis meses. Y allí estu­viera, sin que de tal sucedido se enterasen el ministro de la Gobernación, el Real Con­sejo de Sanidad, los Centros universitarios n i el profesorado, si la Providencia, por ministerio de un alumno de cierta Facultad de Farmacia, no hubiese dado el «quién viye» á cuantos, en el limbo, esperábamos nos sacasen de él estos próceres de la «Gota de leche» científica. Gracias, pues, á ese chico, estamos enterados ya de todo y 16 es­tarán seguidamente nuestros lectores. Y como siempre se d i jo que la risa va por ba­rrios, en el nuestro se va á reir ahora, á costa, por supuesto, de los , que antes lo h i ­cieran por suponer que nos habíamos ca ído de un nido al recordarles el cumplimiento de la mencionada disposición oficial.

Y de ese «quién vive» , brotado de los labios de ün adolescente, se ha l la rá la expli­cación en el d iá logo siguiente, cogido al vuelo, por un amigo nuestro, en la cá tedra de fFarmacia Práct ica» de cierta Facultad del re ino :

A l u m n o . — ¿ Q u é procedimiento he de elegir para preparar la solución alcohólica de yodo ?

Ca tedrá t i co .—; Vaya una pregunta ! Pues el consignado en la sépt ima y ú l t ima edición de nuestra Farmacopea,

Alumno.—-Es que hay dos ediciones sépt imas, la publicada en 1905 y la reimpresa en los últ imos meses de 1915. Y como la dosificación en una es distinta de la que prescribe la otra. . .

E l profesor, visiblemente contrariado, le requiere á que presente un ejemplar de la segunda edición s é p t i m a ; hácelo así su bien documentado discípulo y, en efecto, al compulsar los textos respectivos, se entera de que el segundón no es más n i menos que una reimpresión del Código de 1905 en el que se han hecho una corrección y cinco adiciones.

¿Cómo, en qué forma y con qué autorización se efectuó aquélla , hubimos de pre­guntar nosotros, luego que se nos participara la venida á este mundo del recién nacido académico? Que, ¿cómo ocurrió todo ello? Pues, á contarlo vamos al profesorado, con la venia, por supuesto, de los padres de la tal criatura.

Esa reimpresión, de la que nadie de aquellos á quienes precisamente pod ía inte­resar tuvo noticia, pues n i siquiera se hizo mención de la misma en la Memoria de Se­cretaría que se lee anualmente en la sesión inaugural de la docta Corporación, q u e d ó terminada y puesta á la venta, si son ciertos nuestros informes, en Octubre úl t imo. Es^decir, que la alumbraron poco menos que de tapadillo, cual si fuera—líbrenos el oeñor de suponerlo as í—fru to de amores editoriales clandestinos.

Madria 15 de Abril de 1916.

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122 LA FARMACIA MODERNA

Con tales antecedentes, nada favorables por cierto al nuevo librejo, lo revisamos, compulsándolo seguidamente con su homónimo y, como presumíamos, encontramos en él los siguientes vicios de origen y de procedimiento :

Incumplido por la Real Academia el citado art ículo 38 de 18 de A b r i l de 1860, no sabemos por cuál de estos dos motivos, si por el de indolencia crónica de la Comi­sión correspondiente ó por el de estimar, ésta, que en los diez años transcurridos nada había dado de sí la evolución científica que mereciese los honores de ser d ivulgado; y encontrándose, por otra parte, esa misma hijuela de académicos con que el inesperado agotamiento de la menos que mediana edición sépt ima y la fal ta de materiales prepa­rados para la octava habr ían de privar al a reópago médico-farmacéutico-veterinario, durante muchos meses, de los emolumentos granjeados por este concepto, pues, n i corta n i perezosa, echó por la calle de en medio y, con el fútil pretexto de las precarias adiciones mentadas, procedió á reimprimir la edición de 1905.

Que no pudo ni debió efectuar por estas, entre otras razones, que vamos á pun­tualizar. Toda edición de la Farmacopea, en efecto, para que sea puesta á la venta y tenga fuerza de obligar á las clases médicas , deberá llenar estos requisitos, como ga ran t í a de una legít ima procedencia : su envío al ministerio de la Gobernación, infor­me favorable del Real Consejo de Sanidad y la Real orden aprobatoria correspondien­te. ¿ S e han llenado en la reimpresión, puesto que su texto ofrece cinco fórmulas que-no constaban en la edición de 1905? No. ¿ H a n debido llenarse? S í ; y á demostrar­lo vamos.

E l informe del Real Consejo de Sanidad y la Real orden subsiguiente ¿ q u é fina­l idad tienen? Si no hemos perdido los memoriales, creemos que ésta : la de contrastar escrupulosamente la selección y relativa eficacia terapéut ica de las fórmulas conteni­das en esta clase de códigos ; é; igualmente, la uniformidad de procedimiento en la elaboración y dispensación de aquéllas . Y como tales requisitos no se han llenado, quedando, por tanto, sin la doble sanción técnica y oficial las adiciones hechas en el l ibro de referencia, á nadie extrañará, declaremos que tales adiciones no poseen la fuerza de obligar. Opinión, esta nuestra, que rectificaremos en el momento en que los señores académicos demuestren que las garan t ías de la sanción oficial y las técnicas de los Cuerpos consultivos rezan para unas fórmulas y, para otras, no. Más c la ro ; cuando nos convenzan—que será tarde—que se da por sobreentendida la sanción oficial respecto de fórmulas cuyo conocimiento se sustrajo de esa sanción misma, dándose lugar con todo ello á que, en un Código farmacéut ico, aparezcan conjuntamente fórmulas de carácter legal con las que carecen de éste.

Y ocurre esto, que es verdaderamente insóli to y de positiva incorrección, por no haber parado mientes tan sesudos señores en las facilidades que dábales , para atenuar sus indolencias en lo que respecta á efectuar preparativos para la edición octava, el ar t ículo 39 del propio Real decreto que regula esta parcela de las funciones académi­cas. Hub ié ranse fijado en él, y habr ían visto que, según el mismo, «Los trabajos de revisión servirán de materia f ara un APÉNDICE OFICIAL (no para una reimpresión) á la ú l t ima edición respectiva, ó serán la base de una NUEVA edición. .

M á s claro, n i agua. Y no lo es menos el que, adoleciendo, como así es, la tantas veces mentada Reimpres ión de la edición sépt ima de la Farmacopea de vicios de or i ­gen y de procedimiento, carece de fuerza de obligar y, por consiguiente, que los pro­fesores, sobre no venir obligados á adquirirla, puesto que esas cinco precarias adiciones de referencia las han reproducido todas las revistas profesionales, pueden excusarse de su elaboración y dispensación, muy especialmente de la de adrenalina, cuyo coste ex­cesivo, por otra parte, c rear ía situaciones muy difíciles y conflictos de conciencia á cuantos prestan sus servicios por el arcaico y lesivo concierto de los igualatorios.

¿ N o estamos en lo cierto al estampar comentarios y aseveraciones tan radicales? Pues vengan las1 debidas rectificaciones de quienes tengan interés en hacerlas, pues no es nuestro propósi to mortificar con antojos de crít ica á los muy ilustres proceres del a reópago de la calle de Arrieta, sino, antes al contrario, el de ver si aún pueden con­cordarse sus intereses y los del profesorado farmacéut ico con el espíri tu y letra de las disposiciones oficiales.

L . S.

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LA FARMACIA. MODERNA 123

LA P R O P I E D A D D E L A S F A R M A C I A S (0

(CONCLUSIÓN)

Hasta aquí la teoría ; veamos ahora si la experiencia la confirma ó la desautoriza. Y puesto que los farmacéuticos, en su inmensa mayoría , ejercen en sus boticas^ esto •es, en boticas de su propiedad, preguntémonos si es efectivamente irreprochable 6 bueno, ó medianamente aceptable siquiera, en todas ó la mayor parte de ellas al menos, el servicio profesional. ¿ Qué dicen los hechos ?

Pues dicen, por triste y doloroso que sea tener que confesarlo, que esa función técnica tan delicada que definen las Ordenanzas en su art. 16, se ausentó de la mayor parte de las farmacias y fué suplantada por criterios y procedimientos que nada

jnen de científicos ni de profesionales. ¿ Para qué ocultar lo que está en la concien­cia de todos? ¿Dejan , acaso, los males de ser tan males porque estén ocultos? ¿ N o •es precisamente el conocimiento exacto de los mismos, en toda su extensión y gra­vedad, la primera y más indispensable condición para que puedan ser combatidos y remediados ?

Pero no se crea que esta confesión franca y sincera que acabamos de hacer contra­dice y niega la doctrina que antes hemos deducido del texto del arit!. 31 de la Ley •de Sanidad, pues lo único que prueba, en confirmación precisamente de esa doctrina, es que á medida que las corruptelas y las intrusiones, y las impunidades y las com­petencias van estrechando el campo de la farmacia .y mermando los ingresos q/ue legí­timamente corresponden al f a rmacéu t i co ; ó lo que es igual, que á medida que la pro­piedad de las. farmacias va dejando de ser un derecho real, positivo, efectivo, hasta -convertirse en una pura ficción, van debil i tándose más y más hasta desaparecer por completo aquellas garant ías que se derivan de la conciencia del deber y de las con­veniencias é intereses legítimos del farmacéutico.

No existe, no, lógica ninguna en la organización del servicio farmacéutico, pues ;ivimos en lo que al ejercicio de la profesión farmacéutica se refiere, en un ambiente saturado de contradicciones.

En el Reglamento, por ejemplo, de la colegiación obligatoria, al tratar del ser­vicio de medicamentos á las sociedades, se prohibía, en evitación de peligros graves

ciertos, sin duda, que aquéllos fuesen tasados con un descuento superior al 60 por 100 en los precios de la tarifa oficial ; pero quisieron los Colegios aplicar ese mismo saludable y racional criterio á las recetas en general, y se les negó el derecho á confeccionar é imponer tarifas mínimas. En el Reglamento orgánico del Cuerpo de Farmacéuticos Titulares se ordena una forma de retr ibución—cantidad fija proporcio-lal al número de habitantes de la localidad y cobro de los medicamentos con sujeción

una tarifa especial que recuerda los dos factores, valor de los materiales que el farmacéutico aporta para su confección y el servicio técnico que presta—que deben distinguirse en toda receta, y, sin embargo, se consiente para el servicio á las familias acomodadas el irracional y profundamente inmoral sistema de la iguala, en el que, involucrando esos dos factores tan diferentes, se contratan por una cantidad l imita­da servicios y gastos, cuya cuantía es imposible precisar de antemano. En R. O. de 10 de Julio de 1861 se afirma, con innegable fundamento por cierto, que el sumi­nistro de medicamentos para los establecimiento benéficos, mediante pública l icitación, ofrece inconvenientes gravísimos de suma trascendencia para la humanidad ; pero, a pesar de ser esto cierto, se consiente una verdadera orgía de competencias á las bajas llevadas á extremos inverosímiles é incompatibles dé todo punto, muchís imas

') Véase el número anterior.

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124 LA FARMACIA MODERNA

veces con un servicio digno y honrado. Es decir, los prestigios y la vida misma de? una profesión, y lo que es muchísimo más grave, los sacratísimos intereses de la salud' pública sacrificados sin piedad á un verdadero sectarismo jurídico, á ese principio-de libre contratación que será muy racional y muy justo y muy conveniente en la generalidad de los casos ; pero que erigido en principio absoluto y extendido á los medicamentos, deja de ser libertad, y degenera fatalmente en desesperada y funes­tísima licencia.

Pues bien, una contradicción parecida se da también en eso de la propiedad de las farmacias. Porque reconoció la Ley de Sanidad, en su art. 81, la al t ís ima conve­niencia de que dicha propiedad radicase en los farmacéuticos que estuviesen al frente-de ellas ; pero como se trata de una propiedad muetole tan fácil de simular, y no se la rodeó de ninguna clase de precauciones ó garant ías que hiciesen imposibles ó muy-difíciles, al menos, las simulaciones, éstas se hallan á la orden del día y proclaman la absoluta ineficacia, en el terreno de los hechos, de aquel sabio precepto legal.

Resumiendo : la asociación íntima y permanente en una misma persona de los dos elementos : competencia técnica y propiedad de la farmacia, es ga ran t í a firme • de una buena función profesional ; pero á condición de que dicha propiedad sea real, no simulada, y de que se halle eficazmente protegida contra las intrusiones y contra aquellas competencias, también exageradas y ruinosas que necesariamente han de-perturbar y desmoralizar el ejercicio profesional.

De donde se deduce la necesidad, con todos los caracteres de urgente, de oponer á la actual per turbación del ejercicio profesional, que es ciertamente muy general y muy honda, los siguientes ó parecidos remedios :

1. ° Creación de un registro profesional, en el que á semejanza de lo que sucede en el registro mercantil, sea obligatoria la inscripción de todas las Farmacias.

2. ° Obligar al farmacéutóco, cuando se trate dé botica de nueva creación, á jus­tificar la propiedad de ésta, mediante la presentación al Subdelegado, que gire la visita de apertura, del contrato de alquiler del local, facturas de compra y demás pruebas que dicho funcionario creyese conveniente ex ig i r ; y en el caso de botica ya. establecida, á la presentación del documento que acredite la traslación de dominio.

3. ° Prohibir la contratación de medicamentos para las familias pudientes por el sistema de la iguala en la forma en que hoy se hace, y obligar á los Ayuntamientos ó á las familias, sino quieren ó no les es posible renunciar á él, á que contraten libremente con el farmacéutico, en una cantidad fija, el servick* técnico y profesio--nal y le reintegren el valor material de los medicamentos mediante el pago de las recetas con sujeción á una tarifa comercial.

4. ° Autorizar á los Cole;gios la imposición de tarifas mínimas , previa, natural--mente, la aprobación de las mismas por la superioridad.

5. ° Aplicar resueltamente para la persecución v castigo de las intrusiones la doc­trina sostenida en el R. D . de 9 de A b r i l de 1890, esto es, la de que el ejercer públi­camente actos de una profesión sin tí tulo oficial que lo autorice, es un delito en el que deben entender, no las autoridades gubernativas, sino los tribunales de justicia, y

6. ° Someter el ejercicio farmacéutico á una inspección constante, positiva y eficaz. Se dirá, probablemente, que muchas de estas cosas no pueden ser porque pugnan

abiertamente—nosotros no lo negamos—con las costumbres y con el espíri tu que informa toda nuestra legislación. Pero la disyuntiva existe y es verdaderamente for­midable, ó las costumbres cambian y las leyes se reforman en el sentido indicado, ó el servicio farmacéutico l legará á ser muy pronto, fatalmente, sin que nada n i nadie lo pueda evitar, un servicio perjudicial, en vez de favorable, para los enfermos ; un peligro cierto y constante, en vez de una salvaguardia para los intereses de la salud pública.

JACINTO BARANGXJÁN.

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LA FARMACIA MODERNA 125

S E C C I Ó N O F I C I A L . i T R I B U N A L SUPREMO

SALA DE LO CONTENCIOSO-ADMINÍSTRATIVO

Sentencia.

En la v i l la y corte de Madrid, á 17 de Noviembre de 1915, en el recurso que en grado de apelación ante Nos pende, entre la Administración general del Estado, y

«en su nombre el Fiscal, y D. Andrés Sánchez J iménez, representado por el Letrado D. Manuel Montoya, apelante, y el Procurador Di Bernardo de Pablo, en represen­tación de D. Francisco Meca Moreno, apelado, sobre subsistencia ó revocación de la sentencia dictada por t i Tribunal provincial de Almería en G de Julio de 1914 :

Resultando que D. Francisco Meca Moreno, Farmacéut ico de Huérca l Overa, fué nombrado Ti tular de dicha población con el sueldo anual de 1.950 pesetas, el 1.° de Febrero de 1910, por acuerdo de la Junta Municipal y en v i r tud de concurso, con

-arreglo á lo dispuesto en el Reglamento del Cuerpo de Farmacéut icos titulares de 14 de Febrero de 1905, otorgándose el contrato, en cuya cláusula 7.a se est ipuló q!ue

•el pago de la Ti tular y el importe de las recetas se har ía por trimestres y con la preferencia que decermina el Real decreto de 23 de Diciembre de 1902 y las Reales órdenes de 28 de Enero de 1903 y 31 de Marzo de 1904 :

Resultando que con fecha 3 de Enero de 1911 se dir igó Meca Moreno á la Junta de gobierno y patronato de la provincia de Almería , para que dicha Junta lo hiciera saber al Gobernador que no se le había satisfecho el importe de ios tres úl t imos trimestres de su dotación, á fin de que se ordenase el pago al reclamante de su dota­ción y el importe de los medicametotos correspondientes á los trimestres segundo,

"tercero y cuarto del año 1910 : Resultando que á consecuencia de las órdenes del Gobernador cobró Meca Moreno

una parte de su crédito, pero no la totalidad, debiéndosele á úl t imos de Agosto de 1910 diecisiete meses de dotación, más el importe del suministro de medicamentos •correspondientes á igual período de tiempo, por lo' cual formuló varias quejas que dieron lugar á gestiones de la Junta y á la orden del Gobernador, con fecha 5 de Septiembre'de 1912, dada al Alcalde de Huérca l Overa para que hiciera efectivos á Meca sus atrasos :

Resultando que en sesión celebrada por el Ayuntamiento en 31 de Diciembre de "1912, manifestó el Regidor Síndico que había; recibido varias quejas de que el Farma--céutico Ti tu la r D . Francisco Meca Moreno se venía negando á facilitar medicamentos á enfermos pobres en los úl t imos cuatro ó cinco meses, y que, como esto consti tuía una falta grave, debía acordarse lo que procedielra; y la Corporación, en vista de la anterior demmcia, acordó formar expediente para aclarar lo que hubiera de cierto en los hechos denunciados :

Resultando que en dicho expediente, instruido con citación del Regfidor Síndico, declararon Segundo Moreno^ Sánchez y Ana Mar ía Sánchez Asensio haber ido á la farmacia de D . Francisco Meca cada uno de ellos provistos de la correspondiente rece­ta de beneficencia, y que se negó aquél á despacharles, lo que confirmaron dos guar­dias Municipales, manifestando el también Farmacéut ico Ti tu la r D. Pedro Alonso que muchos interesados, al i r á su farmacia, le habían dicho que lo hacían porque D. Francisco Meca se negaba á suministrar los medicamentos desde Septiembre de

1.912, y que con anterioridad venían sirviendo las recetas por meses, alternativamente : Resultando que en el expediente formado á D. Francisco Meca se dictó en 17 de

Enero de 1913 un decreto por la Alcaldía, considerando incapacitado & aquél para seg-uir ejerciendo su profesión por no figurar en la mat r ícu la de subsidio, á causa de haber sido declarada fallida una partida por la Administración de Hacienda, según relación de 10 de Octubre de 1910, firmada por la In tervención, y comunicada á la Alcaldía en 23 de Noviembre siguiente :

Resultando que mandado dar vista del expediente á D . Francisco Meca, presentó escrito combatiendo como inexacto el hecho que se le imputaba referente al despacho de las recetas, exponiendo, en cuanto á la declaración de fallido^, que no podía hacerse teniendo el deudor bienes con que pagar, y que el Alcalde no podía certificar su

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120 LA FARMACIA MODERNA

insolvencia sabiendo que tenía un sueldo muy superior á todos los débitos que pudieran? resultarle :

Resultando que en 5 de Febrero de 1913 dictó el Alcalde resolución, declarando que procedía separar del cargo á D. Francisco Meca Moreno, y ordenandos que se diera cuenta á la Junta municipal, lo que tuvo lugar en la sesión celebrada el día 9 de dicho mes de Febrero por la expresada Junta, que aprobó en todas sus par­tos la propuesta del Alcalde, y declaró vacante la plaza que venía desempeñando :

Resultando que el interesado interpuso recurso de alzada ante el Gobernador del anterior acuerdo, pidiendo que fuese revocado y se ordenara indemnizarle cuando menos del importe de la asignación correspondiente al tiempo que indebidamente estu­vo separado, acompañando á su e'scrito 68 recetas de Beneficencia para justificar que en los úl t imos meses de 1912 las había despachado, y los recibos de la Contribución industrial correspondientes á los tres primeros trimestres de 1910 :

Resultando que remitido el anterior escrito de apelación á informe del Alcalde de Huércal Overa, dictó éste providencia en 24 de Marzo, en la que se dice ;

«Observando el que provee que en las recetas que se acompañan aparecen en las fechas de los meses algunas alteraciones, con lo cual se pretende acreditar que están despachadas en Octubre, Noviembre y Diciembre del año anterior, y resultando al mismo tiempo que ia casi totalidad de las recetas no son las que los Médicos vienen usando desde hace más de seis meses; según antecedentes adquiridos al efecto, reque­ríase á los mismos para que el día 26 del corriente, á la hora diez, comparezcan en esta Alcaldía á pres!tar declaración» :

Resultando que examinadas varias recetas, aparecen algunas con los guarismos escritos con lápiz, y con alteraciones, borraduras y enmiendas, siendo dichas recetas de Octubre, Noviembre y Diciembre de 1912, sin qiie se expresase en qué fecha fueron hechas dichas alteraciones, habiendo sin enmiendas tres recetas, de Octubre de 1912, 3 de Noviembre, 2 de Diciembre y una de Julio de 1913, y sin que para las prácti­cas de dichas pruebas fuese citado el recurrente:

Resultando que oídos los informes, de la Junta provincial de Sanidad, de gobier­no y patronato y de la Comisión Provincial, resolvió el Gobernador en 12 de Agosto de ÍÜ13, confirmando el acuerdo de la Junta municipal :

Resultando que contra la anterior providencia del Gobernador interpuso recurso contencioso-administrativo ante el Tribunal provincial de Almería D . Francisco Meca, y Moreno, en cuyo pleito fué parte coadyuvante D. Andrés Sánchez J iménez, Farma­céutico Ti tu lar nombrado' en Octubre de 1913, dictándose sentencia por el expresado Tribunal en 6 de Julio de 1914, por la que, revocando la providencia recurrida y el acuerdo que aquélla confirma, se ordena, en su consecuencia, que sea repuesto en su cargo de Farmacéut ico Ti tular el recurrente, por haber sido indebidamente sepa­rado del mismo, condenando al Ayuntamiento de Huércal Overa á que de los fondos municipales abone á aquél los haberes devengados durante todo el tiempo que inde­bidamente se halló separado del cargo, sin perjuicio del derecho de aquella Corpora­ción para reintegrarlo de esos haberes, exigiéndolas á los individuos de la Junta muni­cipal que t'omaron el acuerdo de la separación, sin expresa condena de costas:

Resultando que el Fiscal del Tribunal provincial y D. Andrés Sánchez J iménez interpusieron recurso de apelación contra la anterior sentencia, y admitidos en ambos efectos fueron elevados los autos con citación y emplazamiento de las partes, habién-, dose personado el Fiscal de este Tribunal en nombre de la Adminis t ración, y el Letrado D. Manuel Montoya en el de D. Andrés Sánchez J iménez, á sostener el recurso, y el Procurador don Bernardo de Pablo en representación de D. Francisco Meca Moreno, en concepto de apelado :

Resultando que la mencionada sentencia cita como Vistos los artículos 31 al 34 y 36 y 38 del Reglamento orgánico del Cuerpo de Farmacéut icos titulares de 14 dei Febrero de 1905 ; el 22 del Reglamento de 14 de Junio de 1891 ; el Real decreto de 23 de Dicieffibre de 1902 ; Reales órdenes de 28 de Enero de 1903 y 31 de Marzo de 1904 ; el párrafo úl t imo del 1.100 del Código C i v i l ; los 150 y 151 del Reglamento de-la Contribución industrial de 28 de Mayo de 1896 ; la Real orden de 11 de Febrero de 1888, y la sentencia de 28 de Abr i l de 1905, y como considerandos :

«I.0' Que el escrito interponiendo la alzada ante el Gobernador fué remitido a l Alcalde de Huércal Overa al solo efecto de que lo informase y lo devoilviese á su

y aun en el caso de que su aportación falta de audiencia al interesado, exigida por él citado ar t ículo 36 del Reglamento des

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LA FARMACIA MODERNA 127

14 de Febrero de 1905, por lo que el Tribunal no puede tener presente, para faltar pruebas de que no tuvo conocimiento «1 recurrente ;

))2.0 Que el mismo precepto exige que en el expediente,, previamente al acuerdo, de la destitución, se justifiquen los cargos que hayan de motivarla y las circunstancias ¿e los dos únicos testigos que manifiestan habérseles negado por D. Francisco Meca el despacho de las recetas que llevaban, así como el hecho de ser los que lo corrobo­ran dos guardias Municipales, dependientes del Ayuntamiento, puesto que el otro Far­macéutico, aparte de que sus relaciones con la Corporación le quita la independencia qUe el testigo debe tener, no presenció la negativa de Meca Moreno de despachar las recetas de que queda hecho méri to, por cuya razón no puede llevar esta declaración el convencimiento necesario para acordar una medida tan grave como es la destitución,, mucho más teniendo en cuenta la calidad y circunstancias de los testigos, sólo decla­rar dos, á pesar de haber en Huérca l Overa 600 familias ;

))3.0 Que aun en el supuesto de la negativa del demandante fuese cierta, habría de tenerse muy en cuenta de que entre el Ayuntamiento y Meca Moreno existe un contrato con obligaciones recíprocas, consistente la del Ayuntamiento en pagar al Farmacéutico la dotación y el importe de los medicamentos, y no podía la Corpora­ción suponer moroso á D. Francisco Meca en el cumplimiento de su obligación desde Agosto á Septiembre ó Diciembre de 1910, para deducir de esa mora el derecho á formarle expediente y destituirle, cuando había comenzado á faltar muchos meses antes al cumplimiento de la obligación correlativa, que era el pago trimestral, constituyéndose en mora la parte m á s significada y que debía ser la primera en cumplir lo pactado ;

))4.0 Que la cuestión fiscal no afecta al contrato con el Ayuntamiento, y sí sólo á las relaciones del Farmacéut ico con la Hacienda, á la que, según consta probado, había Meca satisfecho los recibos correspondientes á los tres primeros trimestres de 1910, ó sea hasta el 30 de Septiembre, por lo que la Administración de Hacienda no pudo sin error incluirle en la lista de fallidos en 10 de Octubre siguiente, ya que el cuarto trimestre no se puso al cobro en período voluntario hasta el 1.° de Noviem­bre, y de todos modos no había podido ser declarado fallido el que tiene, una oficina de farmacia abierta, un sueldo del Ayuntamiento y un crédito contra éste por canti­dad muy superior al importe de la contribución de Farmacéut ico , y

))5.0 Que según ha declarado este Tribunal , no obra con temeridad el Ministerio Fiscal al sostener en primera instancia las resoluciones de la Administración que son recurridas» :

Visto, siendo Ponente el Magistrado D. Alfredo de Zavala : Aceptando los Vistos de la sentencia apelada, y Visto además el ar t ículo 474 del Reglamento de 22 de Junio de 1894 : Aceptando los Considerandos de dicha sentencia, 1.°, 2.° y 5.°, y del 4.°, en cuanto-

expresa que la cuestión fiscal no afecta al contrato del Ayuntamiento con el Farma­céutico, y sí sólo á las relaciones de éste con la Hacienda, y

Considerando también que con arreglo al ar t ículo 474 del Reglamento de 22 de-Junio de 1894 las sentencias dictadas en grado de apelación que son confirmatorias; de las apeladas, contendrán la condena de costas para la parte apelante ;

Fallamos que debemos confirmar y confirmamos la sentencia dictada; por el T r i ­bunal provincial de Almería en 6 de Julio de 1914, impugnada en este recurso, con imposición de costas á la parte apelante.

Así por esta nuestra sentencia, que se publ icará en la Gaceta de A/a¿r /¿ é inser­tará en Iz 'Colección Legislativaj lo pronunciamos, mandamos y firmamos.—José Cin-dad.—Alfredo de Zavala.—Pascual del Río.—Carlos Groisard.—Pedro M . Usera.— Camilo Mar quina.—Carlos Ver gara.

Publicación.—Leída y publicada fué la anterior sentencia por el Excmo. Sr. D . A l ­fredo de Zavala, Magistrado del Tr ibunal Supremo, celebrando audiencia pública en el día de hoy la Sala de lo Contencioso-Administrativo, de lo que como Secretario certifico.

Madrid, á 17 de Noviembre de Julio del Vil lar .

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SECCION CIENTIFICA F A R M A C O T E C N I A

(CONCLUSIÓN) 3.° Ergoünina inyectable (1). *

Mientras que el Códex nada dice de esta preparación, los formularios militares de Francia dan la siguiente fórmula de

Soluci on inyectable de eTgotinina á un miligTCi'yno fio? centímetro cúbico. Ergotinina 0,01 gramos. Acido láctico 0,015 — Agua destilada de laurel cerezo.. 2 —

' Agua destilada esterilizada c. s. para... 10 cent. cúb. Se pulveriza muy finamente la ergotinina en un vidrio de reloj con una varilla

de cristal ; se deslíe en frío, con el ácido láctico, hasta que resulte un l íquido siru­poso, absolutamente l impio, sin indicio ninguno de opalinidad blanquecina ; se adi­cionan, pi'imero, el agua dé laurel cerezo y, después, la destilada ; el material opera­torio deberá ser absolutamente aséptico.

E l reparo que nosotros ponemos á esta fórmula consiste en que, siendo líquido el ácido láctico, resulta difícil pesar con exactitud 15 miligramos, y, además , que entre los ácidos orgánicos no es el láctico el mejor disolvente de la ergotinina. Ya

, un autor italiano, el farmacéutico" mi l i ta r Baroni, propuso, hace tiempo, como disol­vente, el ácido tar tár ico , y, como vehículo, una mezcla hidro-glicero-alcohólica que, sin ser el ideal de un vehículo inyectable, es, no obstante, necesario para conservar la solubilidad de la ergotinina.

E n nuestra práct ica, preferimos el cítrico, que, por cierto, se emplea también para extraer la ergotinina del cornezuelo y es mejor soportado por los tejidos que el ác ido tar tár ico.

La fórmula nuestra sería, pues, la siguiente : Ergotinina 0,01 granaos. Acido cítrico 0,01 — Alcohol de 90° 0,50 — Glicerina 2 — Agua destilada c. s. para 10 cent. cúb.

Se tri tura la ergotinina con el ácido cítrico en un mortero de cristal esterilizado por el calor y enfriado después ; se delslíe después con el alcohol; se añade á con­tinuación la glicerina y, después, los 10 centímetros cúbicos de agua ; se filtra asép­ticamente y se llenan las ampollas de un centímetro cúbico, previamente llameadas sobre un mechero Bunsen ó esterilizadas en la estufa seca. Estas ampollas no pueden someterse á una esterilización final, porque la ergotinina no soporta la acción del calor. Cada ampolla preparada de este modo contiene un mil igramo de ergotinina.

Apreciando práct icamente la escasez de medios de muchas farmacias, nos vemos precisados á reconocer que, con mucha frecuencia, el farmacéutico tropieza con gran­des dificultades para emplear la ergotinina, producto poco común, y cuyo precio, ele­vado, no le permite una reposición siquiera mínima. En tales casos, podr ía estar prevenido, procurándose de antemano un pequeño tubo de comprimidos hipodérmicos de ergotinina análogos á los que tanto se emplean en Inglaterra con el nombre de hipodermis tabloids que, fabricados en aquel país por la gran industria farmacéutica.

(1) Véase el número anterior.

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ofrecen la ventaja de ser muy solubles y de un coste aceptable. Más de una vez hemos censurado el empleo exclusivo de estos comprimidos hipodérmicos que, á nuestro j u i ­cio no ofrecen la garant ía absoluta de la ampolla soldada, obtenida con todos los detalles de una preparación verdaderamente técnica. Sin embargo, ingenuamente confe­samos que esta forma, tan inglesa como práct ica, puede, en ciertas ocasiones, resolver las dificultades á que nos referimos. Particularmente, para los servicios de; c a m p a ñ a en que la balanza de precisión es un instrumento raro, estos comprimidos pueden cubrir indicaciones de urgencia para la preparac ión de líquidos inyectables ó pocio­nes á base de medicamentos heroicos exactamente dosificados.

Resumiendo : el autor, después de los estudios expuestos en esta nota, es de opinión que deben consignarse en el suplemento del Códex.

I.0, una fórmula de solución inyectable de ergotina (extracto blando) ; 2.<?, otra de solución inyectable de extracto fluido de cornezuelo-; 3.°, otra de solución inyec­table de ergotinina.—Ref. de phm.

A N A L I S I S B R O M A T O L O G I C O

Leche, su examen rápido.

E l análisis de la leche tiene por objeto determinar su composición química, valo­rando el tanto por ciento de cada factor úti l para deducir su valor alimenticio ; pero como en muchos casos la carencia de material operatorio dificulta ó imposibilita el reconocimiento, siempre perentorio y urgente, M . Pégur ie r ha ideado un procedimien­to abreviado, esencialmente práctico y al alcance de cualquier laboratorio, que permi­te al médico y al farmacéutico, sin necesidad de aparatos ni utensilios especiales, apreciar de un modo suficientemente preciso el valor de una leche. Se propone más especialmente para el servicio1 sanitario de campaña .

E l método que propone se funda en la valuación afroximada de la densidad, las materias grasas y la lactosa.

I.0 Densidad, que no debe ser menor á 1.030, y puede apreciarse por medio del densímetro ó de la balanza. E l densímetro, que generalmente se emplea, es ejl lacto­densímetro de Quevenne, y á falta de éste puede utilizarse un densímetro de orina, que se l imi ta á indicarnos una sola cifra, sin las conclusiones de Quevenne, muchas veces erróneas.

Cuando no se disponga de ninguno, se recurre á la balanza ; para esto, se-coloca una pequeña cápsula en el plati l lo de una balanza sensible, por lo menos, á un centi­gramo; se toma exactamente nota de la tara y se vierten 10 centímetros cúbicos de leche, medidos con una pipeta exactamente graduada ; se restablece el equilibrio con pesas conocidas, y éstas representarán la densidad de la leche que se examina; por ejemplo : si los 10 centímetros cúbicos de leche han pesado 10 gramos más 29 centi­gramos, la densidad de la leche será 1.029.

Estos dos procedimientos (densímetro y balanza) que proponemos como simplifi­cación de los métodos científicamente precisos, nos permi t i rán apreciar fáci lmente, sino las densidades absolutas, por lo menos la suficiente relación densimétr ica. Por otra parte, es lo cierto que, con mucha frecuencia, la densidad sóloi significa un valor relativo, y si una leche inferior á 1.030 puede considerarse como mala ó sospechosa, es muy prudente mostrarse reservado aun cuando acuse la cifra normal, teniendo en cuenta los fraudes á que se presta el desnatado ; de aquí se deduce la necesidad de comprobar esta indicación con los dos exámenes siguientes :

2.° Valuación aproximada de las materias grasas : La fundamos en el método de Marchand y, suponiendo que se carece de su lacto-

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but i rómetro , nos valemos de un tubo de cristal cerrado por uno de sus extremos y graduado en centímetros cúbicos y décimas de centímetros cúbicos ; puede aprovechar­se el ureómetro de Esbach, que es, sencillamente, un tubo graduado, de uso frecuente en todos los laboratorios particulares.

Se vierten en este tubo 7 centímetros cúbicos de leche, 7 de éter y 7 de alcohol de 90°; se adicionan dos gotas de lejía de sosa ; se agita, cerrando el tubo con la yema del pulgar é invirt iéndole muchas veces ; se tapa con un corcho y se le sumerge en una probeta que contenga agua tibia.

La materia grasa (manteca) se separa, formando, en la superficie del l íquido, una capa oleosa. E l número de centímetros cúbicos que mide la altura de esta capa da á conocer la riqueza de la leche ensayada en materia grasa. Operando por compara­ción con una leche media del país , se conoce el número de centímetros cúbicos en materia grasa, que debe corresponder aproximadamente á la que se ensaya.

De algunas experiencias practicadas con muestras de tipo medio, resulta que la capa de manteca ocupaba una altura entre siete y ocho divisiones (décimas de centí­metro cúbico), mientras que las leches vendidas, como descremadas, ensayadas del mismo modo, acusaban sólo 4 á 5 centímetros cúbicos de manteca.

3.° Valuación a-proximada de lactosa : Este examen se practica operando sobre 10 centímetros cúbicos de licor de Fehling,

que corresponden á 0,05 gr. de glucosa y 0,063 gr. de lactosa. La separación de las materias albuminoideas (caseína y a lbúmina) se practica con

el reactivo Pégur ie r , aceto-citro-fénico, preparado conforme á la fórmula :

Acido fénico • cristalizado incoloro 10 gramos. Acido acético cristalizable 5 — Acido cítrico 5 — Alcohol de 90° • 20 —

Se vierten en un vaso de ensayos 5 centímetros cúbicos de leche y 2 del reactivo, completando 60 centímetros cúbicos con la cantidad suficiente. de agua destilada, y se filtra por papel, á t ravés del cual pasa el lacto-suero diluido al d é c i m o ; se vierten en un tubo de ensayo 4 centímétros cúbicos del licor de Fehling, más 10 gotas de lejía de sosa, y se calienta el l íquido, que debel conservarse azul y l impio ; se añaden 5 centímetros cúbicos del lacto-suero obtenido y se calienta á la ebullición durante algunos minutos sobre una l á m p a r a de alcohol, dejando después el tubo en reposo. E l óxido rojo de cobre se deposita con rapidez, y la descoloración del l íquido que sobrenada debe ser completa.

En tales condiciones, la descoloración indica en cifras redondas una cantidad míni­ma de 50 pramos de lactosa por l i t ro de leche. Creemos que deben desecharse como malas ó de calidad inferior las leches que produzcan un lacto-suero que conserve en iguales condiciones de experimentación una coloración azul bien marcada.—Rep. de phm.

Nuevo método para dosificar la manteca en la leche.

Este método está basado sobre el empleo del nefelómetro de Richards ; es rápido, no exige más que un centímetro de líquido, y, según su autor, es tan elxacto como los otros métodos.

Se hace caer lentamente, agitando un centímoltro cúbico de leche en 80 centímetros cúbicos de una mezcla formada de tres partes de alcohol redestilado y una parte de éter redestilado. Se hace hervir al baño mar ía . se deja enfriar y se completa á 100 centímetros cúbicos con la mezcla de alcohol éter. Se filtra.

Para la dosificación, se hace caer 5 centímetros cúbicos de dicha solución en 100 centímetros cúbicos de agua destilada. Se obtiene así una solución coloidal ligera­mente opalescente.

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LA FARMACIA MODERNA 131

por otro lado, se prepara una solución que sirve de testigo. Dicha solución con­tiene 2 miligramos de tuoleína pura en 5 centímetros cúbicos.

Se hace caer 5 centímetros cúbicos de la solución testigo en 100 centímetros cúbicos de agua destilada.

Se agrega e n t o n c e s / á ambas soluciones, 10 centímetros cúbicos al 10 por 100; , agita y se deja reposar cinco minutos ; se le coloca inmediatamente en los tubos se compara la opaleocencia.

Según el autor, los l ímites de error del aparato son de 3 por 100, y en el cuadro que da en su trabajo, los resultados obtenidos por este método nefelométrico, difieren débilmente de los resultados que dan los otros procedimientos.—M. W. R. Bloor.

STJEILTOS "IT 2srOTIOIA.S Sentencia interesante.—Lo es, sin duda alguna, la que publicamos en el presente

número, y no estará demás fijen en ella su atención los profesores, porque ofrece novedades harto peregrinas, como la de que el farmacéutico que substituyó al t i tu­lar de Huércal Overa, D . Francisco Meca, haya actuado de parte coadyuvante en el recurso entablado por aquella Corporación municipal, que, sobre no abonar sus crédi­tos al Sr. Meca, le destituyó, por un lado, y le denunció, por otro, como deudor á la Hacienda.

E l Tribunal Supremo ha confirmado la sentencia del inferior y dado, por consi­guiente, con la badila en los nudillos á aquellos empecatados caciques, á su patrono madrileño, director de uno de los rotativos del ((trust», y al desdichado- profesor coad­yuvante que, en menguada hora, allanóse á ser instrumento de los primeros.

L a importación de medicamentos.—Se nos envía la siguiente nota para su publi­cación :

Como resultado de las gestiones hechas por la Asociación de productores para que se le facilitase por la clase farmacéut ica la correspondencia de fábricas extranjeras, en que esté expresada la imposibilidad de servir determinados productos, han sido numerosas las recibidas por dicha Asociación. Y habiendo dado conocimiento' de las mismas al ministro de Estado, éste ha respondido con la siguiente Real orden :

((Con referencia á la instancia de esa Asociación, fecha 7 deil pasado Enero y 1.° del corriente, en las que se solicita sea ampliada la lista de los productos químicos y farmacéuticos oriundos de Alemania., cuyo tránsi to con destino á E s p a ñ a se acepta por los Gobiernos francés é inglés, cúmpleme manifestarle, de Real orden, comu­nicada por el Sr. Ministro de Estado, que se ha encargado á nuestros representan­tes en Par ís y Londres entablen la oportuna gestión á tal objeto.

Dios guarde á V . muchos años. Madrid, 10 de Marzo de 1916.—El Subsecretario, Eugenio Ferraz.

Declaración de guerra.^—De tal debemos calificar la siguiente cédula de notificación enviada al ministro de Instrucción Pública., Sr. Burell , por nuestro colega E l Siglo Médico. Hállase concebida en los términos siguientes:

«La opinión pública viene fijando ya su atención con sentido de censura en lo que pasa en ese Ministerio de Instrucción Públ ica , donde parece que se quiere servir á los efectos de la galería y á la gratitud de los complacidos, más que al decoro y efectividad de los cargos, en la provisión de éstos.

Los elogios de una prensa parcial y halagada no pueden impedir que el buen sen­tido de la nación y el interés de la enseñanza protesten de las cosas que se están haciendo, las cuales es de creer encuentren a lgún día espíritus valientes que las anali­cen y censuren como merecen serlo.»

Es de advertir que de los tres directores-propietarios del malhumorado colega, dos son senadores vitalicios, están empadronados en el partido liberal y son correligionarios, por consiguiente, del ministro notificado.

i Quién será ella ? O lo que es lo mismo, ¿ habrá alguna credencial por los aires ?

«La Farmacia Moderna» también.—Este «también» no significa, n i mucho menos, que nosotros, simples mortales y sin los atributos senatoriales que lucen dos de los res directores de E l Siglo -Médico, nos consideremos capacitados para declarar la

guerra á un ministro, que, sin haber pisado las aulas universitarias, sienta plaza de

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132 L A FARMACIA MODERNA

tal en el departamento de Instrucción públ ica, por obra y gracia del ruinoso y arrui­nado «trusit» periodístico de los tres rotativos que todos conocemos.

Pero si La guerra, no, por la razón apuntada, nos permitiremos, en cambio, hacer coro al decano de la prensa profesional en lo de divulgar que la opinión pública censura ya ácremente la actuación de ese Secretario del Desfacho, por estar más atento á servir á la galer ía que á velar por el decoro y legalidad de los cargos que provee.

Como lo corrobora la siguiente alcaldada suya : la de haber cometido la indiscreción de desempolvar un expediente, que todos creíamos ya destinado á tá lamo infecto de roejdores, para conceder la autorización, que en su día le fué negada, de ejercer la profesión en Barcelona á un farmacéutico a lemán más ó menos auténtico.

Y como tal desafuero, por el que resultan escarnecidas las leyes del país y lesionados los intereses de los profesionales españoles, no están dispuestos á soportarlo los que residen en la ciudad condal, comenzando por el Subdelegado de Farmacia, quien se halla resuelto, igualmente, á no figurar de comparsa en semejante astracanada minis­terial, es indudable que se avecinan turbulencias y lo que venga detrás.

Todo lo cual no nos ex t rañará , porque bien merece una lección quien, por no haber logrado jamás un diploma académico, ignora los fueros que se le deben y los respetos que merece.

Y estos son los ministros que desgobiernan el gobierno del país.

Unión Farmacéutica Nacional.—Extracto de la sesión celebrada el 26 de Marzo úl t imo : Se acordó realizar las gestiones solicitadas por los Colegios provinciales de Farmacéut icos de Barcelona y Valencia sobre asuntos que ambas Corporaciones tienen pendientes de resolución en el ministerio de Hacienda.

Asimismo, se acordó que la segunda reunión trimestral, con asistencia de los repre­sentantes de los Colegios, se efectúe el día 15 del próximo mes de Mayo.

Necrología.—Dolorosamente sorprendidos, recibimos la triste noticia de haber falle­cido en Durango (Vizcaya) el prestigioso, comprofesor y amigo nuestro muy querido D. Ignacio Landázur i , que tanto dignificó el ejercicio farmacéutico en aquella fastuosa y artíst ica instalación de su oficina, justamente celebrada por cuantos tuvieron la suerte de visitarla.

A l duelo de su amant ís ima familia, y muy especialmente al de su hermano políti­co, D. Benito Ortiz de Lanzagorta, farmacéutico también de Logroño, nos asociamos muy de veras por la desaparición de deudo tan honorable.

Obituario.—El día 31 del pasado Marzo recibió cristiana sepultura la distinguida hermana de nuestro ent rañable amigo y compañero D. Julio Trenard, ex presidente del Colegio de Barcelona. Con tan triste motivo, enviárnosle, como también á la demás familia de la finada, mensaje muy expresivo de duelo por la pérdida de sér tan querido.

Nuestro- comprofesor Sr. Crespo, farmacéutico de San Mar t ín del Río, ha puesto á la venta, en latitas estañadas de 25 gramos, neto, azafrán purís imo del excelente que se cosecha en aquella comarca.

Siendo tan frecuente el fraude en este producto, recomendamos el del Sr. Crespo,, cuya pureza y calidad garantiza. Véase el anuncio.

Dentófi lo infantil Santoyo.—Posee bien marcadas y ostensibles las tan cacareadas como problemáticas virtudes de cierno producto' extranjero que ha hecho fortuna entre nosotros, más que por su dudosa eficacia, por lo sugestivo de su propaganda. Calma inmediatamente, sin n ingún peligro, el prurito de las encías, sosegando al niño y á la madre, facilitando el brote de los dientes y evitando los graves accidentes que suelen ser consecuencia de aquel verdadero martirio. Los niños, después de las primeras veces, solicitan con vehemencia su aplicación, que es tópica. 2 -pesetas frasco lo mismo en las farmacias que por correo,- certificado. Por mayor, grandes descuentos. Prospectos gratis. Los pedidos al Doctor Santoyo, Suhdeleeado de Linares {Jaén). En Madrid, Barcelona y demás poblaciones importantes, se halla en los principales almacenes de drogas 6 especialidades.

Productos farmacéuticos garantizados.—Laboratorio del Dr. Sastre y Marques^ Hospital, 109, y Cadena, 2, Barcelona. Casa fundada en 1855.

Itnp. de A. Marzo.—San Hermenegildo, 32 dupd.*.—Tel. 1.977.