regla de dos

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    Como el ltimo Sith sobreviviente, Darth Bane promulg una nueva y severa

    directiva: la Regla de Dos. Decidido a poner en accin esta poltica, Darth Bane

    cree que ha encontrado la aprendiz perfecta. Zannah, aunque joven, posee un

    vnculo instintivo con el lado oscuro que rivaliza con el suyo. Bajo la tutela de

    Darth Bane, se volver esencial en su lucha por destruir a los Jedi y dominar la

    galaxia.

    Pero hay alguien decidido a detener a Darth Bane: Johun Othone, Padawan del

    Maestro Jedi Lord Hoth, que muri a manos de Bane en la Guerra Sith. Aunque

    el resto de los Jedi se burlan de l, la creencia de Johun que hay supervivientes

    Sith es inquebrantable. Pero ni siquiera Johun pudo prever los nuevos y

    asombrosos conocimientos y poderes que Darth Bane descubre a travs de

    visiones inducidas por la Fuerza poderes que lo va a alterar de formas que

    nunca podra haber imaginado.

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    Darth Bane 2

    Regla de dosDrew Karpyshyn

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    Esta historia forma parte de la continuidad de Leyendas.

    Ttulo original:Darth Bane: Rule of Two

    Autor: Drew Karpyshyn

    Arte de portada: John Van Fleet

    Publicacin del original: diciembre 2007

    1000 - 990 aos antes de la batalla de Yavin

    Traduccin: CiscoMT

    Revisin: Satele88

    Maquetacin: Bodo-Baas

    Versin 1.0

    15.10.14

    Base LSW v2.2

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    Drew Karpyshyn

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    A mis padres, Ron y Viv,y a mi hermana pequea, Dawn.

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    Star Wars: Darth Bane:Regla de dos

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    AGRADECIMIENTOS

    Este libro ha tomado forma en el espacio se slo seis meses, un tiempo increblementecorto para transformar una idea en un trabajo finalizado en las estanteras. Me gustaraagradecer a todo el mundo en Lucas Licensing Ltd. y Del Rey Books que fueron parte de

    este increble logro, junto con un agradecimiento especial a mi mujer, Jennifer. Sin suayuda y entendimiento no creo que esto hubiera sido posible dadas las fechas lmite bajolas que estaba trabajando. Pero ms que a nadie, me gustara agradecer a todos los fansque compraron Darth Bane: Camino de Destruccin. Sin vuestro apoyo, esta secuelanunca habra ocurrido. Tenis mi sincera y humilde gratitud.

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    Drew Karpyshyn

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    PRLOGO

    Darovit se abri paso tambalendose a travs de los cuerpos que se apilaban en el campode batalla, su mente nublada por el dolor y el horror. Reconoci a muchos de los muertos:algunos eran sirvientes del lado luminoso, aliados de los Jedi; otros eran seguidores del

    lado oscuro, esbirros de los Sith. E incluso en su estupor mareado, Darovit no podaevitar preguntarse a qu lado perteneca.

    Un par de meses antes todava haba continuado con su nombre de la infancia,Tomcat. Entonces no haba sido ms que un chico delgado, de pelo oscuro de trece aosviviendo con sus primos Rain y Bug en el pequeo mundo de Somov Rit. Habanescuchado rumores de la guerra interminable entre los Jedi y los Sith, pero nunca habanpensado que tocara sus vidas tranquilas, ordinarias hasta que el explorador Jedi fue aver a Root, su guardin designado.

    El General Hoth, lder del Ejrcito Jedi de la Luz, estaba desesperado por ms Jedi,haba explicado el explorador. El destino de toda la galaxia colgaba en equilibrio. Y los

    nios bajo el cuidado de Root haban mostrado una afinidad para la Fuerza.Al principio Root se haba negado. Clamaba que sus cargos eran demasiado jvenes

    para ir a la guerra. Pero el explorador haba persistido. Finalmente, dndose cuenta deque si los nios no iban con los Jedi, los Sith iran y se los llevaran a la fuerza, Roothaba cedido. Darovit y sus primos haban dejado Somov Rit con el explorador Jedi y sehaban dirigido a Ruusan. Para entonces, los nios haban pensado que era el inicio deuna gran aventura. Ahora Darovit saba ms.

    Demasiado haba ocurrido desde que todos llegaran a Ruusan. Todo haba cambiado.Y la juventud que haba dejado demasiado atrs en las pasadas semanas como paravolver a ser llamado un nio msno entenda nada de eso.

    Haba llegado a Ruusan lleno de esperanza y ambicin, soando con la gloria quesera suya cuando ayudara al General Hoth y al Ejrcito Jedi de la Luz a derrotar a losSith que servan en la Hermandad de la Oscuridad de Lord Kaan. Pero no haba gloriaque encontrar en Ruusan; no para l. Y no para sus primos.

    Rain haba muerto incluso antes de que su nave tocara tierra en Ruusan. Haban sidoemboscados por un escuadrn de Buitres Sith slo unos segundos despus de querompieran en la atmsfera, la cola de su navo fue cortada en el ataque. Darovit habaobservado con horror cmo Rain era barrida por la explosin, literalmente desprendida desus brazos antes de caer a una muerte invisible cientos de metros abajo.

    Su orto primo, Bug, haba muerto slo haca un par de minutos, una vctima de labomba mental, su espritu consumido por el terrible poder del arma final y suicida deLord Kaan. Ahora se haba ido. Como todos los Jedi y todos los Sith. La bomba mentalhaba destruido cada ser viviente lo suficientemente fuerte como para tener el poder de laFuerza. Todo el mundo excepto Darovit. Y eso no lo poda entender.

    De hecho, nada en Ruusan tena ningn sentido para l. Nada! Haba llegadoesperando ver al legendario Ejrcito de la Luz del que haba odo en las historias y

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    poemas: Jedi heroicos defendiendo la galaxia contra el lado oscuro de la Fuerza. En sulugar haba sido testigo de hombres, mujeres, y otros seres que luchaban y moran comosoldados comunes, molidos contra el barro y la sangre del campo de batalla.

    Se sinti engaado. Traicionado. Todo lo que haba escuchado sobre los Jedi habasido una mentira. No eran hroes brillantes: sus ropas estaban manchadas de mugre; su

    campamento apestaba a sudor y miedo. Y estabanperdiendo! Los Jedi que Darovit habaencontrado en Ruusan estaban derrotados y oprimidos, desgastados de la aparentementeinterminable serie de batallas contra los Sith de Lord Kaan, tercamente rechazandorendirse incluso cuando estaba claro que no podan ganar. Y todo el poder de la Fuerzano poda devolverlos a los iconos brillantes de su imaginacin inocente.

    Haba movimiento en el borde alejado del campo de batalla. Entornando los ojoscontra el sol, Darovit vio media docena de figuras abrindose paso lentamente a travs dela matanza, reuniendo los cuerpos cados de amigos y enemigos por igual. No estabasolo otros haban sobrevivido a la bomba mental tambin!

    Corri hacia delante, pero su excitacin se enfri mientras se acercaba lo suficientepara averiguar los rasgos de aquellos a los que se les haba asignado limpiar el campo debatalla. Los reconoci como voluntarios del Ejrcito de la Luz. No Jedi, sino hombres ymujeres ordinarios que haban jurado lealtad a Lord Hoth. La bomba mental slo se haballevado a aquellos con suficiente poder como para tocar la Fuerza: Los tipos no usuariosde la fuerza como estos eran inmunes a sus efectos devastadores. Pero Darovit no eracomo ellos. l tena un don. Algunos de sus recuerdos ms recientes eran de utilizar laFuerza para hacer levitar juguetes para el entretenimiento de su prima ms joven Rain,cuando ambos eran nios. Esta gente haba sobrevivido debido a que eran normales,planos. No eran especiales como l. La supervivencia de Darovit era un misterio, slo

    otra cosa ms sobre todo esto que l no entenda.Mientras se aproximaba, una de las figuras se sent en una roca, cansada de la tareade reunir a los muertos. Era un hombre mayor, cerca de los cincuenta. Su cara parecademacrada y ojerosa, como si la funesta tarea hubiera absorbido sus reservas mentalesjunto con las fsicas. Darovit reconoci sus rasgos de aquellas primeras semanas quehaba pasado en el campamento Jedi, aunque nunca se molest en aprender el nombre delhombre mayor.

    Una revelacin repentina hel a Darovit en su camino. Si l reconoca al hombre,entonces el hombre tambin podra reconocerle. Recordara a Darovit. Sabra que eljoven hombre era un traidor.

    La verdad sobre los Jedi haba disgustado a Darovit. Repugnado. Con sus ilusiones yensoaciones aplastadas por el peso de la cruda realidad, haba actuado como un nioconsentido y se haba vuelto contra los Jedi. Seducido por las promesas fciles del poderdel lado oscuro, haba cambiado de bando en la guerra y se haba metido en laHermandad de la Oscuridad. Slo ahora entendi lo equivocado que haba estado.

    La revelacin haba llegado a l mientras atestiguaba la muerte de Bug, una muertepor la que l era en parte responsable. Demasiado tarde haba aprendido el verdadero

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    precio del lado oscuro. Demasiado tarde aprendi que, a travs de la bomba mental, lalocura de Lord Kaan haba trado devastacin sobre todos ellos.

    Ya no era un seguidor de los Sith; ya no anhelaba aprender los secretos del ladooscuro. Pero podra este hombre mayor, un devoto seguidor del General Hoth, saberlo?Si recordaba a Darovit, le recordara slo como el enemigo.

    Por un segundo pens en intentar escapar. Simplemente girarse y correr, y el hombremayor cansado recuperando su aliento no sera capaz de detenerle. Era el tipo de cosasque una vez haba hecho todo el tiempo. Pero las cosas eran diferentes ahora. Tanto sifuera por culpa, madurez, o simplemente un deseo de verlo acabar todo, Darovit nocorri. Fuera cual fuera el destino que le esperaba, escogi quedarse y enfrentarse a l.

    Movindose a pasos lentos pero determinados, se aproxim a la roca donde estabasentado el hombre, aparentemente perdido en sus pensamientos. Darovit estaba a slo unpar de metros de distancia cuando el hombre finalmente mir arriba para observarle.

    No hubo una sombra de reconocimiento en sus ojos. Slo hubo una mirada vaca,encantada.

    Todos ellos, murmur el hombre, aunque si estaba hablando a Darovit o a smismo no estaba claro. Todos los Jedi y todos los Sith todos se han ido.

    El hombre gir su cabeza, fijando su mirada perdida en la entrada oscura a unapequea cueva cercana. Un escalofro recorri a Darovit cuando reconoci de qu est abahablando el hombre. La entrada llevaba bajo tierra, a travs de tneles retorcidos hacia lacaverna profunda bajo tierra donde Kaan y sus Sith se haban reunido para desatar labomba mental.

    El hombre gru y agit su cabeza, dispersando el estado mrbido al que se habadeslizado. Levantndose con un suspiro cansado, su mente estaba otra vez centrada en su

    deber. Le dio a Darovit un leve asentimiento, pero en cualquier caso no le prest msatencin mientras volva a la tarea macabra de envolver a los cuerpos en tnicas para quepudieran ser recogidos y se les diera un entierro honorable.

    Darovit se gir hacia la cueva. De nuevo, parte de l quera retroceder y correr. Perootra parte de l se senta atrado hacia las fauces negras del tnel. Quizs haba respuestaspor encontrar dentro. Algo que le diera sentido a toda la muerte y violencia; algo que leayudara a ver los motivos tras la interminable guerra y derramamiento de sangre. Quizsdescubrira algo para ayudarle a rasgar algn propsito tras todo lo que haba pasadoaqu.

    El aire se volvi regularmente ms fro cuanto ms profundo descenda. Poda sentir

    un cosquilleo en el fondo de su estmago: anticipacin mezclada con un sentimientoenfermizo de terror. No estaba seguro de lo que encontrara una vez que alcanzara lacmara subterrnea al final del tnel. Ms cuerpos, quizs. Pero estaba determinado a novolver atrs.

    Mientras la oscuridad le envolva, en silencio se maldijo a s mismo por no haberllevado un bastn de luz. Tena un sable lser en su cinturn; poner sus manos sobre unade las armas legendarias era una de las tentaciones que le haban atrado a los Sith. Pero

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    incluso aunque hubiera traicionado a los Jedi slo para clamarla, en la oscuridad deltnel, ya no senta ningn deseo de encenderla y utilizar su luz para guiarle. La ltimavez que la haba desenvainado haba resultado en la muerte de Bug, y el recuerdo habacontaminado el precio por el que lo haba sacrificado todo para ganarlo.

    Saba que si volva atrs, nunca reunira suficiente coraje para hacer el viaje hacia

    bajo de nuevo, as que se empuj hacia delante pese a la oscuridad. Se movi lentamente,extendindose con su mente, tratando de atraer la Fuerza para guiarle a travs del tnelsin luz. Incluso as, se mantuvo tropezando por el terreno irregular, o golpendose losdedos de los pies. Al final encontr ms fcil simplemente correr con una mano sobre elmuro de roca y utilizarla para guiarse.

    Su progreso era lento pero regular, el suelo del tnel se volva ms y ms empinadohasta que estaba medio descendiendo de l en la oscuridad. Tras media hora se dio cuentade una leve luz emanando de lejos ms adelante, un brillo suave viniendo de un extremodistante del pasadizo. Aceler su paso, slo para tropezar con un saliente de piedra que seelevaba del suelo tosco. Cay hacia delante con un grito de alarma, cayendo ytambalendose por pendiente aguda hasta que lleg a descansar, magullado y maltrecho,al final del tnel.

    Se abra en una cmara amplia, de techo alto. Aqu, la tenue luz que le haba atradohacia delante se reflejaba por las motas de cristales imbuidos en la piedra que le rodeaba,iluminando la caverna de forma que lo poda ver todo con claridad. Un par de estalactitastodava colgaban del techo, arriba, en lo alto; cientos ms estaban aplastadas en el suelode la caverna, desplazadas cuando Kaan haba detonado la bomba mental.

    La propia bomba, o lo que quedaba de ella, flotaba a un metro sobre el suelo en elmismo centro de la caverna: la fuente de iluminacin. A primera vista pareca ser un orbe

    oblongo, metlico, de cuatro metros de altura, y casi tres metros de extensin en su puntoms amplio. Su superficie era de un plateado liso y oscuro que proyectaba una radiacinplida pero, al mismo tiempo, devoraba toda la luz reflejada de vuelta por los cristalesatrapados en las paredes que le rodeaban.

    Alzndose sobre sus pies, Darovit tembl. Tena un fro sorprendente; el orbe habasuccionado todo el calor del aire. Dio un paso hacia delante. El polvo y los escombroscrujiendo bajo sus pies sonaban planos y vacos, como si la bomba mental estuvieratragando no slo el calor de la caverna, sino tambin el ruido.

    Detenindose, escuch el sonido antinatural. No poda escuchar nada, perodefinitivamente senta algo. Una leve vibracin tamborileante recorriendo el suelo y

    subiendo por su cuerpo, un pulso regular, rtmico que vena del orbe.Darovit contuvo su aliento, sin darse cuenta de que lo estaba haciendo, y dio otro

    paso a tientas hacia delante. Cuando no ocurri nada dej escapar el aire de sus pulmonescon un suspiro largo, suave. Reuniendo su coraje, continu su aproximacin cautelosa,extendiendo una mano pero sin quitar los ojos de la esfera.

    Se acerc lo suficiente para ver bandas negras de sombras retorcindose y girandolentamente bajo la brillante superficie, como humo negro atrapado en la profundidad del

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    ncleo. Dos pasos ms y estaba lo suficientemente cerca como para tocarlo. Con susmanos temblando slo ligeramente, se inclin hacia delante y presion su palma contra lasuperficie.

    Su mente explot con llantos de pura angustia; una cacofona de gritos y de voces seelevaba del orbe, todas las vctimas de la bomba mental gritando en tormento.

    Darovit liber su mano y se tambale hacia atrs, cayendo de rodillas.Todava estaban vivos! Los cuerpos de los Jedi y los Sith haban sido consumidos

    por la bomba mental, desmoronndose en polvo y cenizas, pero sus espritus habansobrevivido, succionados en el vrtice del corazn de la explosin de la bomba slo paraser aprisionados para siempre.

    l slo haba tocado la superficie durante unos breves segundos, pero la voracidad delos espritus casi le haba vuelto loco. Atrapados dentro de la impregnable coraza, estabancondenados a una eternidad de interminable sufrimiento, insoportable. Un destino tanhorrible que la mente de Darovit rechazaba agarrar del todo las implicaciones.

    Todava agachado sobre el suelo, agarr su cabeza entre sus manos en un gesto deindefensa futilidad. Haba llegado aqu buscando respuestas y explicaciones. En su lugarhaba encontrado una abominacin contra la propia naturaleza, una de la cual cada partede su ser rechazaba instintivamente.

    No lo entiendo no lo entiendo no lo entiendoMurmur la frase una y otra vez, agachado en el suelo, lanzndose lentamente hacia

    atrs y adelante en sus talones y todava agarrando su cabeza entre sus manos.

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    1

    La paz es una mentira. Slo hay pasin.Con la pasin, obtengo fuerza.Con fuerza, obtengo poder.Con poder, obtengo victoria.Con victoria, mis cadenas se rompen.

    El Cdigo de los Sith

    Darth Bane, el nico Lord Sith en escapar a la devastacin de la bomba mental de Kaan,marchaba rpidamente bajo un plido sol de Ruusan, movindose tranquilamente por elpaisaje desolado y destrozado por la guerra. Era dos metros de alto, y sus botas negrascubran el terreno en largos pasos, balanceantes, impulsando su gran complexinpoderosamente musculada con un sentimiento de propsito urgente. Haba un aire deamenaza en l, acentuado por su cabeza afeitada, su ceo pesado, y la oscura intensidadde sus ojos. Esto, an ms que su imponente armadura negra o el siniestro sable lser deempuadura curvada colgando de su cinturn, le marcaban como un hombre de unterrible poder: un verdadero campen del lado oscuro de la Fuerza.

    Su mandbula robusta estaba en una determinacin seria contra el dolor que seencenda cada pocos minutos en la parte posterior de su crneo desnudo. Haba estado amuchos kilmetros de distancia de la bomba mental cuando deton, pero incluso a esealcance haba sentido su poder reverberando a travs de la Fuerza. Los efectossecundarios perduraron, explosiones espordicas disparando a travs de su cerebro comoun milln de diminutos cuchillos apualando los recesos oscuros de su mente. Haba

    esperado que esos ataques se desvanecieran con el tiempo, pero en las horas desde laexplosin, su frecuencia e intensidad haba aumentado regularmente.Podra haber llamado a la Fuerza para mantener el dolor a raya, envolvindose en un

    aura de energa curativa. Pero ese era el camino de los Jedi, y Bane era un Lord Oscurode los Sith. Caminaba por un camino diferente, uno que abrazaba el sufrimiento, atraa lafuerza del sufrimiento. Transformaba el dolor en rabia y odio, alimentando las llamas dellado oscuro hasta que su aspecto fsico pareca casi brillar con la furia de una tormentaque apenas poda contener.

    La imagen aterradora que Bane proyectaba contrastaba de forma aguda con lapequea figura que segua su rastro, luchando por mantener el ritmo. Zannah slo tena

    diez aos, una nia esqueltica con pelo corto rizado. Sus ropas eran simples y planashasta el punto de ser rsticas: una camiseta amplia y un mono azul claro, ambosdesgastados y manchados de llevarlos continuamente durante semanas. Cualquiera que laviera corretear tras la forma enorme de Bane, vestida de negro, habra estado presionadoa imaginar que ella era la aprendiz elegida del Maestro Sith. Pero las apariencias podanengaar.

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    Haba poder en la nia. Haba visto una gran prueba de ello en su primer encuentro,menos de una hora antes. Dos Jedi sin nombre fueron muertos por su mano. Bane noconoca todos los detalles que rodeaban sus muertes; haba llegado tras el hecho paraencontrar a Zannah llorando sobre el cuerpo de un segurata, una de las especiestelepticas, de pelo verde nativas de Ruusan. Los cuerpos todava calientes de los Jedi

    haban sido lanzados junto a ella, sus cabezas colgando en ngulos grotescos sobre suscuellos rotos.

    Claramente el seguratas haba sido el amigo y compaero de la nia. Bane suponaque los Jedi deban haber matado inadvertidamente al segurata, slo para encontrar undestino similar cuando Zannah igualara su venganza. Sin estar al tanto de su poder,haban sido cogidos con la guardia baja cuando la nia dirigida por el doloradormecedor y el odio puro, vilhaba desatado toda la furia del lado oscuro contra loshombres que haban masacrado a su amigo.

    Eran vctimas de la cruel mala fortuna: en el lugar equivocado, en el momentoequivocado. An as habra sido poco preciso decir que sus muertes fueran sin sentido. Alos ojos de Bane, al menos, su sacrificio le haba permitido reconocer el potencial de lajoven chica. Para algunos, la serie de eventos podra haber parecido predestinado, comosi los Jedi desafortunados hubieran sido inexorablemente atrados a su sombro final conel nico propsito de unir a Bane y a Zannah. No haba duda de que habra inclusoalgunos que profesaran que el destino y el lado oscuro de la Fuerza haban conspiradopara presentar al Maestro una aprendiz tan apropiada. Bane, sin embargo, no era uno deellos.

    Crea en el poder de la Fuerza, pero tambin crea en s mismo: Era ms que slo unsirviente de la profeca o un ttere del lado oscuro, sujeto a los caprichos de un futuro

    inevitable, inescapable. La Fuerza era una herramienta que haba utilizado para forjar supropio destino a travs de la fuerza y la astucia. l solo entre los Sith haba ganado deverdad el testigo de Lord Oscuro, que era por lo que slo l entre ellos todava viva. Y siZannah era merecedora de ser su aprendiz, finalmente tendra que probarse a s misma,tambin.

    Escuch un gruido tras l y se gir para ver que la chica haba cado al suelo,cayendo en su prisa por tratar de mantener el ritmo del implacable paso que haba fijadol. Ella le mir, la rabia marcaba sus rasgos.

    Frena!solt ella. Ests yendo demasiado rpido!Bane apret sus dientes mientras un rayo fresco de dolor atravesaba su crneo.

    No voy demasiado rpido, contest l, manteniendo su voz tranquila perosevera. T vas demasiado lenta. Debes encontrar una forma de mantener el ritmo.

    Ella se tambale sobre sus pies, golpeando a las rodillas rasguadas de su mono paralimpiar los restos ms obvios de tierra.

    Mis piernas no son tan largas como las tuyas, contest ella airadamente,rechazando retroceder. Cmo se supone que debo mantener el ritmo?

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    La chica tena espritu. Eso haba estado claro desde el momento de su primerencuentro. Ella haba reconocido a Bane al instante por lo que era: uno de los Sith,enemigo jurado de los Jedi, un sirviente del lado oscuro. An as, no haba mostradoningn miedo. En Zannah, Bane haba visto el potencial para la sucesora que necesitaba,pero ella haba visto obviamente algo que quera en l, tambin. Y cuando l le haba

    ofrecido la oportunidad de ser su aprendiz, de estudiar y aprender los caminos del ladooscuro, ella no haba vacilado.

    l no estaba seguro an de por qu Zannah haba tenido tanta prisa por aliarse con unLord de los Sith. Poda haber sido un simple acto de desesperacin: Ella estaba sola, sinningn otro sitio al que volver para su supervivencia. O quizs ella vio el lado oscurocomo un camino a la venganza contra los Jedi, una forma de hacerlos a todos sufrir por lamuerte de su amigo segurata. Era incluso posible que simplemente percibiera el poder deBane y se hubiera lanzado a reclamarlo como suyo.

    Cuales fueran sus verdaderas motivaciones, Zannah haba estado ms que dispuesta ajurar lealtad a los Sith y a su nuevo Maestro. Sin embargo, no era ni su espritu ni supredisposicin lo que la hacan merecedora de ser su aprendiz. El Lord Oscuro la habaescogido por un motivo, y solo un nico motivo.

    Eres poderosa en la Fuerza, explic l, su voz todava sin traicionar ningunasombra de emocin o de la agona que resista. Debes aprender a utilizarla. A llamar supoder. A doblarlo para tu propsito. Como hiciste cuando mataste a los Jedi.

    l vio un resplandor de duda cruzar su cara.No s cmo hice eso, murmur ella. Ni siquiera tena intencin de hacerlo,

    continu ella, de repente insegura. Simplemente de algn modo ocurri.Bane detect una sombra de culpa en su voz. Estaba decepcionado, pero difcilmente

    sorprendido. Era joven. Confundida. No poda entender del todo lo que haba hecho. Noan.Nada simplemente ocurre, insisti l. T llamaste al poder de la Fuerza.

    Piensa en cmo lo hiciste. Piensa en lo que ocurri.Ella vacil, entonces agit su cabeza.No quiero hacerlo,susurr ella.La chica ya haba resistido un dolor y sufrimiento inmensurable desde que llegara a

    Ruusan. No tena ningn deseo de volver a pasar por esas horribles experiencias. Bane loentenda; incluso simpatizaba con ella. l, tambin haba sufrido durante su infancia, unavctima de innumerables palizas salvajes a manos de Hurst, su padre cruel y abusivo.

    Pero haba aprendido a utilizar aquellos recuerdos para su ventaja. Si Zannah se iba aconvertir en su heredera del legado del lado oscuro, tena que enfrentar su pasado. Tenaque aprender cmo esgrimir sus recuerdos ms dolorosos. Tena que transformarlos ycanalizarlos para permitirle llevar el poder del lado oscuro.

    Sientes lstima por esos Jedi ahora, dijo Bane, su voz indiferente. Sientesarrepentimiento. Remordimiento. Quizs incluso pena.El tono fcil se fue rpidamente

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    mientras su voz empez a elevarse tanto en volumen como en intensidad. Pero esas sonemociones que no merecen la pena. No significan nada. Lo que necesitas sentir es rabia!

    l dio un paso repentino hacia ella, su puo derecho apretado ante l para puntualizarsus palabras. Zannah se encogi ante el movimiento inesperado, pero no retrocedi.

    Sus muertes no fueron un accidente! grit l mientras daba otro paso hacia

    delante. Lo que ocurri no fue ningn error!Un tercer paso le llev tan cerca que la sombra de su envergadura enorme envolvi a

    la chica como un eclipse. Ella se cubri ligeramente pero mantuvo el terreno. Bane sequed helado, bloqueando el dolor en la parte trasera de su crneo y tomando las riendasde su furia. l se agach junto a ella y relaj su puo apretado. Entonces extendi elbrazo lentamente con su mano y la puso suavemente en su hombro.

    Piensa en lo que sentiste cuando desataste tu poder contra ellos, dijo l, su vozahora un susurro suave, seductor. Piensa en lo que sentiste cuando los Jedi asesinaron atu amigo.

    Zannah dej caer su cabeza, sus ojos cerrados. Por varios segundos estuvo calmada yen silencio, forzando su mente a revivir el momento. Bane vio las emociones cruzando sucara: dolor, tristeza, prdida. Bajo su enorme mano en su delicado hombro, ella temblabaligeramente. Entonces, lentamente, sinti su rabia empezando a elevarse. Y con ella, elpoder del lado oscuro.

    Cuando la chica mir arriba de nuevo sus ojos estaban bien abiertos; ardan con unaintensidad fiera.

    Ellos mataron a Laa,escupi ella. Merecan morir!Bien.Bane dej que su mano cayera de su hombro y dio un paso atrs, la sombra

    de una sonrisa de satisfaccin jugando en sus labios. Siente la rabia. Acptala.

    Abrzala.Con pasin, obtengo fuerza, continu l, recitando el Cdigo de los Sith. Confuerza, obtengo poder.

    Con pasin, obtengo fuerza, dijo ella, repitiendo sus palabras, respondiendo aellas. Con fuerza, obtengo poder. l poda percibir al lado oscuro reforzndosedentro de ella, creciendo en intensidad hasta que casi poda sentir su calor.

    Los Jedi murieron porque eran dbiles, dijo l, dando un paso atrs. Slo losfuertes sobreviven, y la Fuerza te har fuerte. Mientras se giraba, aadi. Utilzalapara mantener el ritmo. Si caes atrs de nuevo, te dejar aqu en este mundo.

    Pero an no me has contado qu hacer! grit ella tras l mientras l marchaba.

    Bane no contest. Le haba dado la respuesta, aunque ella no lo saba an. Si ellamereca ser su aprendiz, lo averiguara.

    Sinti un arrebato repentino de poder corriendo hacia l, concentrado en el taln de supie izquierdo mientras trataba de hacerle tropezar para ralentizarle. Bane se habapreparado para algn tipo de reaccin en el momento en que le haba dado la espalda. Lahaba presionado hasta el lmite; habra estado decepcionado si no hubiera hecho nada.Pero haba estado esperando un asalto ms amplio, ms bsico, una oleada de energa del

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    lado oscuro con la intencin de lanzarle al suelo. Un golpe concentrado contra un nicotaln era mucho ms sutil. Mostraba inteligencia y astucia, y aunque estaba preparadopara ello, la fuerza de su ataque an as le sorprendi.

    An as con tanto poder y potencial como tena Zannah, no era rival para un LordOscuro de los Sith. Bane esgrimi sus propias habilidades en la Fuerza para absorber el

    impacto de su ataque, atrapndolo y amplificando su fuerza antes de dispararlo de vueltaa su aprendiz. El golpe redirigido golpe a Zannah en el pecho, lo suficientemente fuertecomo para tirarla al suelo. Un gruido de sorpresa se escap de sus labios mientrasaterrizaba con fuerza con su trasero.

    No estaba herida; Bane no tena intencin de herirla. Los golpes constante infligidosen l por su padre a travs de su infancia haban ayudado a transformar a Bane en lo queera hoy, pero tambin le haban hecho odiar y despreciar a Hurst. Si esta chica iba a sersu aprendiz, tena que respetarle y admirarle. No poda ensearle los caminos del ladooscuro si no estaba dispuesta incluso ansiosapor aprender de l. La nica cosa quelas palizas de Hurst le haban enseado a Bane era cmo odiar, y Zannah ya conoca esaleccin.

    Se gir y fij su fra mirada en la chica todava sentada en un duro claro, burdo detierra. Ella le mir, furiosa por la forma en que la haba humillado.

    Un Sith sabe cundo liberar la furia del lado oscuro, le inform l, y cundoretenerse. La paciencia puede ser un arma si sabes cmo utilizarla, y tu rabia puedealimentar al lado oscuro si aprendes cmo controlarla.

    Ella estaba an echando humo de ira, pero l vea algo ms en su expresin ahora:una curiosidad resguardada. Lentamente asinti mientras el significado de sus palabras sevolva claro, y su expresin se suavizaba. Bane poda an sentir el poder del lado oscuro

    dentro de ella; su rabia todava estaba ah, pero la haba ocultado bajo la superficie.Estaba crindola, alimentndola para un tiempo en que pudiera liberarla.Ella acababa de aprender su primera leccin en los caminos de los Sith. Y estaba

    alerta de l ahora, alerta, pero no con miedo. Justo como l quera. La nica cosa quenecesitaba que temiera era del fracaso.

    l se gir lejos de ella de nuevo y continu su marcha, suprimiendo unestremecimiento mientras una fresca falange de espadas se abra paso excavando en suspensamientos. Tras l, sinti a Zannah reunir la Fuerza una vez ms. Esta vez, sinembargo, la chica la dirigi hacia adentro, utilizndola para refrescar y rejuvenecer susextremidades exhaustas.

    Ella salt y se escurri tras l, movindose casi sin esfuerzo corriendo a todavelocidad. l aceler su paso mientras su aprendiz llegaba a caminar junto a l,fcilmente capaz de mantener el ritmo ahora que estaba siendo propulsada por elincreble poder de la Fuerza.

    Dnde vamos?pregunt ella.Al campamento Sith,respondi l. Necesitamos suministros para el viaje.

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    Estn ah los otros Sith? pregunt ella. Con los que estaban luchando losJedi?

    Bane se dio cuenta de que an no le haba contado lo que le haba ocurrido a Kaan y ala Hermandad.

    No hay otros Sith. Nunca los habr, salvo por nosotros. Un Maestro y un aprendiz;

    uno para encarnar el poder, el otro para ansiarlo.Qu le ocurri a los otros?quiso saber ella.Yo les mat,contest l.Zannah pareci pensar en eso durante un momento antes de encogerse de hombros

    con indiferencia.Entonces eran dbiles,dijo ella con una conviccin simple. Y merecan morir.Bane se dio cuenta de que haba escogido bien a su aprendiz.

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    morir mientras haban combatido una aparentemente interminable campaa contra lasfuerzas del lado oscuro.

    Ahora, mientras se apiaban juntos en esta nave, la guerra haba acabado finalmente.La victoria era suya al fin. An as, cada ser a bordo llevaba una mscara lgubre ysombra. La extincin de los Sith haba llegado a un coste terrible. No haba duda de lo

    que haba ocurrido, no haba esperanza de que ninguno de los Jedi todava abajo en lasuperficie hubiera sobrevivido. Orbitando bien arriba de Ruusan, haban estado a salvofuera del radio de explosin de la bomba mental. Pero a travs de la Fuerza habanescuchado los gritos agonizantes de sus compaeros Jedi mientras sus espritus erandestrozados y tragados por el vrtice arremolinado de energa del lado oscuro. Muchos delos supervivientes lloraban abiertamente. La mayora simplemente resistan el sufrimientoen un silencio estoico, reflexionando en el sacrificio que otros haban hecho.

    Johuncomo Farfalla y virtualmente cada otro miembro del Ejrcito de la Luzsehaba ofrecido voluntario para quedarse atrs con el General Hoth. Pero el general sehaba negado. Sabiendo que aquellos que se quedaran con l se enfrentaran a una muertesegura, haba ordenado a todos, salvo a cien de sus seguidores Jedi, que se fueran delmundo. A ninguno de los Padawans se le haba permitido quedarse. An as, aunque sloestaba siguiendo rdenes, Johun no poda evitar sentir que haba traicionado a su generalal huir del planeta.

    Sobre el compartimento de carga densamente empaquetado apenas poda encontrar aFarfalla, su blusa roja brillante resaltando como una baliza sobre el mar de cuerpos, lamayora vestidos de marrn. Estaba organizando los equipos de rescate que volveran enlanzadera a la superficie de Ruusan para tratar con los efectos de la bomba mental, yJohun estaba determinado a estar entre ellos.

    Era difcil moverse a travs de la masa de Jedi, pero Johun era pequeo y delgado.Tena diecinueve aos, pero todava tena que ganar peso, y con su complexin delgada,piel clara, y pelo rubio claro hasta los hombros recogido en una estrecha trenza, comoera costumbre para los jvenes Jedi todava en entrenamiento pareca al menos dosaos ms joven. Poda ser frustrante que se le confundiera con un nio, pero ahora,mientras se retorca y se colaba a travs de la multitud, estaba agradecido por su fsicodelgado.

    Lord Valenthyne, llam mientras se acercaba. Alz su voz ms para ser odosobre el ruido de fondo. Lord Valenthyne!

    Farfalla se gir, tratando de captar al dueo de la voz desde los muros de cuerpos y

    caras, entonces dio un asentimiento de reconocimiento mientras el joven hombrefinalmente irrumpa a la vista.

    Padawan Johun.Quiero unirme a los equipos de rescate, solt Johun. Mndeme de vuelta

    abajo.Me temo que no puedo hacer eso, contest el Maestro Jedi con un agitar

    compasivo de su cabeza.

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    Por qu no?Exigi Johun. Cree que soy demasiado joven?Eso no es empez Farfalla, pero Johun le cort.No soy un nio! Tengo diecinueve aos mayor que aquellos dos seguro!

    insisti l, moviendo su mano en direccin al equipo de rescate ms cercano: un grupoque consista en un hombre de mediana edad con una barba corta, una mujer de veinte

    aos, y dos chicos de diecipocos.Ten cuidado con tu rabia,le advirti Farfalla, su voz severa.Johun iba a contestar, pero en su lugar se mordi la lengua y meramente asinti. No

    tena sentido molestarse; eso no convencera a Lord Valenthyne de que le dejara ir.Tu edad no tiene nada que ver con mi decisin, explic el Jedi mayor una vez

    que se hubo asegurado de que Johun haba llevado sus emociones bajo control. Todoun tercio de nuestras fuerzas son ms jvenes que t.

    Era verdad, se dio cuenta Johun. Las bajas acumuladas de la campaa de Ruusanhaban forzado al Ejrcito de la Luz a aceptar a reclutas ms y ms jvenes en sus filas.Su juventud no era el motivo; tena que haber otra explicacin. Pero en lugar de preguntarpor qu no poda ir, Johun simplemente se qued en silencio. La paciencia le hara ganarms del sucesor del General Hoth que las preguntas incesantes, desconsideradas.

    Echa un vistazo ms de cerca a quin estoy mandando abajo, orden Farfalla.Estos son bravos voluntarios, aliados valiosos en nuestra batalla contra los Sith. Peroninguno de ellos est en sintona con la Fuerza.

    Sorprendido, Johun dio una segunda mirada al equipo en la orilla mientras hacan suspreparativos finales. La mujer tena piel oscura y un pelo negro corto, y el Jedi se diocuenta de que la haba conocido antes.

    Era una soldado de la Repblica llamada Irtanna, y se haba unido a su causa cerca de

    un ao estndar antes. Le llev un momento ms ubicar a los otros, hasta que se diocuenta del parecido entre el hombre con barba y los dos adolescentes. Eran nativos deRuusan. El hombre era un granjero llamado Bordon que haba huido ante los ejrcitosavanzando de Lord Kaan durante la ltima ofensiva Sith. Los dos chicos eran sus hijos,aunque Johun no poda recordar sus nombres.

    No sabemos todo el alcance de los efectos de la bomba mental, continuFarfalla. Puede que haya efectos secundarios que puedan daar o incluso matar a unJedi o Padawan. Es por eso por lo que no puedes ir.

    Johun asinti. Tena sentido; Valenthyne simplemente estaba siendo precavido. Peroa veces era posible ser demasiado precavido.

    Hay otros riesgos en la superficieseal l. No sabemos si todos los Sith estnmuertos. Alguno de ellos podra haber sobrevivido.

    Farfalla agit su cabeza.Kaan tena algn hechizo, algn poder sobre sus seguidores. Estaban cautivados

    por su voluntad. Cuando les lider bajo esa cueva, todos le siguieron voluntariamente.Les haba convencido de que podran sobrevivir a la bomba mental si unan su poderpero estaba equivocado.

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    Qu hay de los esbirros Sith? presion Johun, sin estar dispuesto a dejar ir elasunto. Como los Jedi, los Sith tenan su parte de seguidores que no estaban en sintonacon la Fuerza: soldados y mercenarios que se haban aliado a la Hermandad de laOscuridad. No los capturamos a todosseal el joven Padawan. Algunos de elloshuyeron de la batalla. Todava estarn ah abajo.

    Para eso es esto,le asegur la mujer soldado, golpeando el blster en su cadera.Le dio una sonrisa feroz, sus dientes blancos brillantes contrastando fuertemente con sucomplexin oscura.

    Irtanna sabe cmo cuidar de s misma, estuvo de acuerdo Farfalla. Ha vistoms combates que t y yo juntos.

    Por favor, Lord Valenthyne, rog Johun, cayendo sobre una rodilla. Un gestovano e imbcil, pero estaba desesperado. Saba que Farfalla tena razn, pero no leimportaba. No le importaba la lgica o la razn o ni siquiera los peligros de la bombamental. Simplemente no poda sentarse sin hacer nada!Por favor! l era mi Maestro.

    Farfalla extendi su mano y la puso tiernamente en la frente de Johun.Hoth me advirti de que su decisin de mandarte lejos no descansara fcilmente

    sobre tus hombros,dijo l con suavidad. Pero tu Maestro era un hombre sabio. Sabalo que era mejor para ti, como yo lo hago. Debes confiar en mi juicio en esto, incluso sino lo entiendes del todo.

    Quitando su mano del entrecejo del joven, el nuevo lder del Ejrcito de la Luz cogia Johun por el brazo y le ayud a ponerse en pie.

    Tu Maestro hizo un gran sacrificio para salvarnos a todos, dijo l. Si cedemosante nuestras emociones ahora, si nos permitimos llegar a un dao sin sentido, entoncesdeshonraremos lo que ha hecho. Lo entiendes?

    Johun asinti, un Padawan asintiendo a la mayor sabidura de un Maestro Jedi.Bien, dijo Farfalla, girndose para centrar su atencin en uno de los otrosequipos de rescate. Si quieres ayudar, chale una mano a Irtanna cargando sussuministros.

    Johun asinti de nuevo, aunque Farfalla no se dio cuenta. Ya se haba ido, arrebatadopor las responsabilidades de su posicin.

    Trabajando en silencio, Johun ayud a cargar los ltimos suministros a la lanzadera:kits de campo llenos de raciones y cpsulas de agua; packs mdicos en caso de quellegaran a algn herido; electrobinoculares y un pack sensor para explorar y parareconocimiento; bastones de luz para cuando la noche cayera. Y, por supuesto, packs de

    poder de repuesto para los blsters que Irtanna y los otros llevaban en caso de que seencontraran con algn esbirro superviviente del ejrcito de Kaan.

    Gracias,dijo Irtanna una vez que acabaron.Tratando de parecer desinteresado, Johun dio un vistazo rpido alrededor. Farfalla no

    estaba en ningn lugar visible.Quieres llevarnos volando abajo, o debera hacerlo yo? le pregunt a ella. Las

    palabras eran fciles pero mientras las deca se extendi con la Fuerza para tocar su

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    mente. Lo hizo suavemente, siendo cuidadoso de no hacerle ningn dao mientrasplantaba la semilla de una sugestin.

    Sus ojos brillaron por un momento y una mirada de confusin en blanco cruz sucara.

    Uh yo nos llevar volando, supongo. Puedes tomar el asiento del copiloto.

    Vienes con nosotros? pregunt Bordon, el padre de edad media. Por su tono,era obvio que tena sus dudas.

    Por supuestorespondi Johun amistosamente. Le escuchaste decir que deberaayudaros a cargar los suministros, no? Por qu otro motivo dira eso si no fuera a ir convosotros?

    Como hizo con Irtanna, dio otro ligero empujn, aadiendo el poder de alterar lamente de la Fuerza a la media verdad. Normalmente habra aborrecido la idea demanipular a los amigos o aliados de esta forma, pero en este caso saba que al equipo derescate dispar le ira mejor si l les acompaaba.

    S. Cierto, estuvo de acuerdo Bordon tras un momento. Est bien tenerte connosotros.

    Tiene sentido tener a un Jedi con nosotrosaadi Irtanna. Slo por si acaso.Persuadir a alguien a travs de la Fuerza era siempre ms fcil cuando era algo de lo

    que queran ser convencidos, se dio cuenta Johun. An as, sinti un ligeroremordimiento de culpa mientras trepaba a la pequea lanzadera hacia la superficie.

    Es slo porque ests desobedeciendo a Farfalla, se asegur a s mismo. Estshaciendo lo correcto.

    Todo el mundo abrochaos los cinturones,orden Irtanna, hablando sobre el siseopresurizado mientras las escotillas de aire se sellaban.

    Los motores de la lanzadera se encendieron, elevndoles de la plataforma de amarre.De vuelta a casa a Ruusan. O al menos a lo que queda de ella, murmur Bordontristemente mientras iban a travs de las puertas del compartimento de carga y salanhacia la parte superior de la atmsfera del planeta.

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    Darth Bane los sinti mucho antes de verlos.Aquellos ignorantes en los caminos de la Fuerza la vean slo como un arma o

    herramienta: poda golpear contra un enemigo en la batalla; poda levitar objetos cercanos

    y atraerlos a una palma esperando o lanzarlos sobre una habitacin. Pero esos eran merostrucos de mago para uno que entenda su verdadero poder y potencial.

    La Fuerza era una parte de todas las cosas vivientes, y todas las cosas vivientes eranuna parte de la Fuerza. Flua a travs de cada ser, cada animal y criatura, cada rbol yplanta. Las energas fundamentales de la vida y la muerte fluan a travs de ella, haciendoondas en el mismo tejido de la existencia.

    Incluso distrado por los flashes agonizantes de las espadas cortando el interior de sucrneo, Bane era sensible a esas ondas. Le daban una consciencia que transcenda elespacio e incluso el tiempo, garantizndole breves miradas a las siempre cambiantesposibilidades del futuro. As era como, an a dos kilmetros y a varios minutos de

    distancia de donde Kaan y su ejrcito haban hecho su campamento, saba que otros yaestaban ah.

    Haba ocho en total, todos humanos, seis hombres y dos mujeres. Mercenarios que sehaban alistado con la Hermandad por crditos y una oportunidad de golpear a la odiadaRepblica, haban sobrevivido a la batalla final con las tropas de Hoth. Lo ms probablees que hubieran huido de la confrontacin en el instante en que Kaan haba descendido alas entraas de la superficie del planeta para dejar su trampa para los Jedi, desechando lalealtad de todos los seguidores comprados y pagados. Y ahora, como escarabajos desangre cogiendo la carne podrida de un cuerpo de bantha, haban venido a carroarcualquier resto de valor que pudieran encontrar en el campamento Sith desierto.

    Hay alguien delante,susurr Zannah un minute despus. Menos en sintona conlos sutiles matices de la Fuerza que su Maestro, le haba llevado ms tiempo percibir elpeligro. Pero dada su falta de entrenamiento, el hecho de que se hubiera dado cuenta decualquier cosa era un testamento de sus habilidades.

    Espera aqu, orden Bane, alzando una mano para dejar quieta a Zannah en sulugar. Sabiamente, ella obedeci.

    l no mir atrs mientras rompa a correr. El suelo corra bajo sus pies, un borrn demovimiento mientras llamaba a la Fuerza para llevarle adelante. El dolor en su cabeza sedesvaneci, barrido por la anticipacin de la batalla y el jbilo de su carga.

    En sesenta segundos el campamento Sith lleg a la vista, el perfil de los mercenarioscondenados claramente visible mientras discutan sobre qu objetos merecan sersaqueados. Seis de los saqueadores estaban reunidos en el pequeo claro en el centro delcampamento, dividiendo el botn. Los otros dos estaban en el punto: centinelasestacionados cerca de la periferia de las tiendas para vigilar por seales de problemas.Sus puestos eran mera formalidad, sin embargo. Los centinelas deban haber estadoestacionados en los lados opuestos del campamento para proteger de un asalto de

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    recta lejos del intruso mortfero. Todava girando su sable lser, Bane propuls su manovaca hacia fuera ante l, con la palma extendida mientras liberaba la Fuerza en unaoleada de poder conmocionador hacia la mujer que hua a su izquierda. La oleada cortuna franja de devastacin a travs del campamento. Las tiendas fueron desarraigadas delsuelo, su material destrozado y retorcido. Los cofres de suministros de madera explotaron

    en astillas, los contenidos destrozados dispersndose en una lluvia de metralla astillada.La ola de Fuerza golpe la espalda de la mujer, pulverizando su columna y golpeando

    su cuello mientras la llevaba bocabajo y la clavaba al suelo. Su cuerpo se retorci unavez, entonces se qued tranquilo para siempre.

    Apretando los dedos de su mano izquierda firmemente contra su palma abierta, Banegir hacia los dos hombres a su derecha y lanz su puo hacia arriba en el aire. Unadocena de ramificaciones de rayos azules se arquearon desde sobre su cabeza paraenvolver a los soldados gritando, cocinndolos vivos. Chillando de agona, danzaron y seretorcieron como marionetas en las cuerdas elctricas durante varios segundos antes deque sus cascarones humeantes colapsaran contra el suelo.

    En los pocos segundos que haba llevado despachar a los otros, los tres mercenariossupervivientes haban alcanzado el otro extremo del campamento Sith. Un par de metrosms all del borde de las tiendas, una lnea de rboles marcaba el inicio de los densosbosques de Ruusan. Las ramas ocultadoras les tentaban con ofertas de seguridad, dndolean ms ansias a su huda llena de terror. Bane les observ retirarse con un desintersvago, saboreando su miedo.

    A un puado de pasos para la libertad, uno de los hombres cometi el error fatal demirar atrs sobre su hombro para ver si su adversario les estaba siguiendo. En uncapricho, Bane lanz su sable lser girando hacia l en un lanzamiento desinteresado. La

    espada girando cort a travs del aire en un bucle cerrado, cruzando la extensin delcampamento en una fraccin de segundo antes de volver para ser captado en las manosesperando de su Maestro.

    Dos de los mercenarios se desvanecieron en el bosque, aplastando a travs de lavegetacin. El tercero el que se haba detenido para mirar atrs se qued quietocomo una piedra. Un segundo despus, su cabeza cay hacia delante de sus hombros pararebotar y rodar por el suelo, cortada del mun cauterizado de su cuello por la hojacarmes del sable lser lanzado de Bane. Como si la cabeza cada fuera una seal, lasextremidades rgidas del cuerpo decapitado cayeron repentinamente, y cay de lado.

    Bane apag su sable lser, la hoja desvanecindose con un siseo agudo. Por un breve

    instante se deleit de su victoria, bebiendo de los ltimos restos de las emociones de susvctimas, atrayendo el poder de su miedo y sufrimiento. Y entonces el momento se fue,huyendo como aquellos que haban escapado a su ira. Poda haberles perseguido, perotanto como ansiaba probar su pnico, entenda el propsito de dejarles con vida.

    Les has dejado ir.

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    mayores ganancias. Debemos reconocer que matar por el placer sdico sin motivo,necesidad, o propsito, es el acto de un imbcil.

    Un ceo fruncido de confusin cruz la cara de la joven.Qu propsito hay en dejar que escoria como esa viva?Los Jedi creen que la Orden de los Sith muri aqu, en Ruusan, explic l

    pacientemente. Hay seguidores del lado oscuro en muchos otros mundos: losMerodeadores de Honoghr y Gamorr, los Asesinos Sombra de Ryloth y Umbara. Peroaquellos con mayor podertodos aquellos individuos con el potencial de convertirse enverdaderos Maestros Sith se han reunido en la Hermandad de Kaan. Como uno lesiguieron a esta guerra, y como uno le siguieron a la muerte.

    Pero habr aquellos que duden de la totalidad de la extincin Sith. Habr siempresusurros de que los Sith sobreviven, sombras y rumores de que en alguna parte de lagalaxia vive un Lord Oscuro. Y si los Jedi alguna vez encuentran pruebas de nuestraexistencia, estarn obcecados a cazarnos.

    Se detuvo para dejar que las implicaciones de su ltima afirmacin se filtraran antesde continuar.

    No podemos vivir en aislamiento, cortados del resto de la galaxia mientras noscubrimos en el miedo. Debemos trabajar para hacer crecer nuestro poder; necesitaremosinteractuar con individuos de muchas especies en muchos mundos. Es inevitable quealgunos de entre ellos nos reconozcan por lo que somos, sin importar nuestro disfraz.Finalmente la palabra de nuestra existencia llegar a los odos de los Jedi.

    Zannah estaba estudindole de cerca, absorbiendo cada palabra, buscandoiluminacin en la enrevesada lgica del lado oscuro.

    Desde que no podemos ocultar el hecho de nuestra supervivencia, continu

    Bane, debemos ocultarla con medias verdades. Debemos alentar los rumores,esparcindolos tan densamente que cieguen a nuestros enemigos hasta que no puedanseparar el mito de la realidad.

    Un brillo de entendimiento ilumin la cara de Zannah.Un rumor slo es fiable en su fuente!exclam ella.Bane asinti en satisfaccin.Los supervivientes esparcirn el relato, pero quin los creer? Cualquiera sabr

    que son mercenarios que slo se sirven a s mismos, que huyeron de la batalla final parasalvarse a s mismos, entonces vinieron a saquear el campamento de sus antiguos aliados.Se les escupir como traidores y ladrones. Nadie que escuche su historia la creer, y la

    verdad ser rechazada como un rumor que no merece la pena.Y si hay algn otro testigo de nuestra presencia en Ruusan aadi Bane, girando

    la ltima hebra de su enrevesado tapiz de engao, sus relatos son ahora menosprobables de ser credos. Sern tentados por su similitud a las llamadas mentiras quesalan de las bocas de los saqueadores cobardes.

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    No hay utilidad o propsito en sus muertes murmur Zannah, medio para smisma. Ella no dijo nada ms, aparentemente perdida en sus pensamientos mientrasmeditaba sobre lo que le haban dicho.

    Bane apart su atencin de su aprendiz y se centr en los objetos que los saqueadoreshaban reunido en el centro del campamento. l era el ltimo de los Sith. Si haba algo

    ah de valor, entonces por derecho debera pertenecerle a l.La mayora de lo que haban cogido no tena ningn inters para Bane. Algunos de la

    Hermandad de Kaan haban codiciado objetos de inmenso valor, creyendo que la avariciay la envidia que inspiraban en los otros podran alimentar el poder del lado oscuro. Losmercenarios haban cogido esas baratijas anillos ornamentados y collares diseadoscon preciosos metales y conjuntados con piedras brillantes; dagas ceremoniales ycuchillos con empuaduras con incrustaciones de gemas brillantes; mscarasintrincadamente gravadas y pequeas estatuas de una habilidad destacable dadas forma apartir de materiales raros y delicadosy los haban lanzado aleatoriamente en una pila.

    Supervisando los invaluables tesoros que no valan para su propsito, Bane sinti otrorayo de dolor en la parte trasera de su cabeza. En el mismo instante, vio una figuraparpadear en la esquina de su ojo derecho y desvanecerse de su campo de visin.

    Llev su cabeza alrededor en la direccin del movimiento, pero no vio nada. No habasido Zannah; esta figura era mucho ms alta. Se extendi con la Fuerza, pero slo sesinti a s mismo y a su aprendiz en el permetro del campamento.

    Qu ocurre? pregunt ella, notando su intranquilidad repentina. Vienealguien?

    No es nada,contest Bane. No era nada?Se pregunt l. O es esto otro efectosecundario de la bomba mental?

    Zannah se abri paso hacia donde l estaba, sus ojos atrados por el sol reflejndoseen la joyera tirada al suelo.Qu es esto?pregunt ella, encorvndose para excavar algo casi completamente

    enterrado al fondo de la pila.Ella sali con un manuscrito fino, hecho de cuero. Ella lo gir con curiosidad

    examinndolo desde todos los ngulos hasta que Bane extendi su mano. En respuesta,ella fue adelante obedientemente y le present su hallazgo.

    l reconoci el estilo del manuscrito. Haba habido varios volmenes similares en labiblioteca en la Academia de la Hermandad en Korriban, aunque Bane nunca haba vistoeste trabajo en particular antes. El volumen era fino, un par de docenas de pginas como

    mucho, y la cubierta estaba inscrita con palabras arcanas trazadas en tinta rojo sangre.Bane reconoci la lengua. Se haba familiarizado con la lengua de los antiguos Sithdurante sus estudios en la Academia, volviendo a la sabidura de Maestros hace tiempomuertos en lugar de confiar en los imbciles que buscaban instruirle en la deslustradafilosofa de los Nuevos Sith de la Hermandad.

    Abri el volumen y encontr que la misma tinta rojo sangre haba sido utilizada pararellenar las pginas en una escritura delicada e ilustraciones elaboradas. Como con las

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    palabras de la cubierta, el lenguaje de dentro era el de los antiguos Sith. Sin embargo, losmrgenes de cada pgina estaban llenos con notas escritas a mano en bsico galctico.Reconoci la letra por la de Qordis, el antiguo director de la Academia en Korriban y unode los llamados Lords Sith que servan bajo Kaan. Al contrario del resto de la Hermandadde la Oscuridad, sin embargo, Qordis no haba perecido en la explosin de la bomba

    mental. En realidad haba muerto varias horas antes, cuando Bane haba utilizado laFuerza para aplastar la vida de su antiguo profesor.

    Por qu Qordis trajo este manuscrito consigo de Korriban? Se pregunt Bane.Qordis siempre haba estado ms preocupado por acumular riquezas que por estudiar lostextos antiguos. Llevaba slo las sedas ms finas y la joyera ms cara; cada uno de loslargos y crueles dedos de ambas manos, haban estado adornados con anillos de increblevalor. Incluso su tienda en Korriban haba estado decorada con raros tapices entretejidosy alfombras ornamentadas. Si haba llevado este manuscrito con l todo el tiempo desdela Academia, se dio cuenta Bane, deba contener conocimientos de un valor tremendo.

    Qu dice?pregunt Zannah, pero Bane no le prest atencin.Pas las pginas rpidamente por el manuscrito, leyendo por encima tanto el texto

    original como las notas de Qordis. Pareca ser una recopilacin de la historia yenseanzas de Freedon Nadd, un gran Maestro Sith que haba vivido cerca de haca tresmil aos estndar. Bane haba ledo registros previos de Nadd, pero este tena algo quelas otras versiones no tenan: la localizacin de su lugar de descanso final!

    Durante muchos siglos, la tumba de Freedon Nadd haba estado perdida, oculta por loJedi para que los seguidores del lado oscuro no pudieran buscar ganar la gua o el poderde los artefactos Sith sellados en su interior. Pero en la ltima pgina del manuscritoQordis haba hecho una anotacin final, subrayada con nfasis: Buscar la tumba en Dxun.

    Cmo haba llegado Qordis a esa informacin significaba poco para Bane; todo loque importaba era que ahora l saba la localizacin tambin. La guerra en Ruusan habaprevenido que Qordis intentara encontrar la tumba de Nadd en Dxun. Ahora que la guerrahaba acabado, no haba nada que evitara que Bane hiciera el viaje y clamara el legado deNadd como propio. Pero primero tena que salir de Ruusan.

    El rayo de dolor demasiado familiar se dispar por su crneo, y una vez ms capt elparpadeo de una figura desde la esquina de su ojo. Esta vez, la imagen pareca sostenersepor casi un segundo entero. Alto, de hombros anchos, y vestido en las tnicas de los Sith,era una figura que Bane reconoca: Lord Kaan! Y entonces, como antes, se desvaneci.

    Esto es real?Era posible que el lder de la Hermandad de la Oscuridad hubiera, de

    alguna forma, sobrevivido a la bomba mental? Era posible que su espritu ahoraencantara el mundo de su muerte?

    Cerr el volumen y mir abajo a Zannah. Ella no dio indicaciones de que hubieravisto o percibido nada. Slo un engao mental, pens Bane. Era la nica explicacin quetena sentido. Zannah habra sentido la manifestacin de un espritu del lado oscuro tancerca, an as haba permanecido ignorante.

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    El darse cuenta le llev a una mezcla rara de alivio y preocupacin. Cuando habavisto a Kaan alzndose tras l, Bane haba pensado por un instante slo un instanteque haba fracasado en su misin de destruir a la Hermandad. Pero la afirmacin del xitode su misin estaba atemperada con la consciencia de que la bomba mental haba hechoan ms dao del que haba sospechado al principio. Esperanzadamente las ilusiones y

    los dolores de cabeza agonizantes eran slo temporales.Zannah todava le estaba mirando, apenas capaz de contener la inundacin de

    preguntas que tena sobre lo que haba descubierto dentro de las pginas del tesoro queella haba encontrado. Su expresin de curiosidad expectante se convirti en decepcincuando l desliz el manuscrito en los pliegues de sus tnicas sin ofrecer ningunaexplicacin. En su momento, Bane compartira todo su conocimiento, presente y futuro,con ella. Pero hasta que tuviera una oportunidad de explorar la tumba de Nadd por smismo, era reacio a decir a nadieincluso a su aprendizde su existencia.

    Ests preparada para dejar este mundo?pregunt l.Estoy harta de este lugar,respondi ella con una sombra de amargor en su voz

    . Las cosas han ido mal desde que llegu aqu.Tus primos, pregunt Bane, recordando un comentario que ella haba hecho

    antes acerca de los dos chicos con los que haba llegado al principio. Los echas demenos?

    Qu sentido tiene? Respondi ella encogindose de hombros. Tomcat y Bugestn muertos. Por qu perder el tiempo pensando en ellos?

    Sus palabras eran indiferentes, pero Bane reconoci su insensibilidad como unmecanismo de defensa. Bajo la superficie poda percibir sus pasiones ardiendo: Estabaenfadada y resentida por sus muertes; culpaba a los Jedi por lo que haba ocurrido, y

    nunca los perdonara. Su ira siempre sera una parte de ella, brillando bajo la superficie.Le servira bien en los aos venideros.Ven conmigo,dijo Bane, alcanzando una decisin.l la llev hacia una moto swoop abandonada cerca de una de las tiendas. l trep a

    bordo, y ella subi al asiento tras l. Sus brazos delgados se envolvieron firmementealrededor de su cintura mientras el motor de la swoop ruga al encenderse y se elevaba enel aire.

    Por qu estamos cogiendo la swoop? pregunt ella, gritando en su odo paraque se le escuchara por encima de los propulsores.

    Viajaremos ms rpido as. El tiempo es corto, grit Bane por encima de su

    hombro. Pronto los Jedi volvern para reclamar sus muertos y buscar supervivientesdel ejrcito de Kaan. Pero todava hay una ltima leccin que debes aprender antes deirnos.

    l no dijo nada ms; algunas cosas no podan explicarse, sino que tenan que seratestiguadas para entenderlas. Zannah necesitaba ver los restos de la bomba mental.Necesitaba ver la verdadera mira de la locura de Kaan. Necesitaba agarrar la finalidad delo que Bane haba logrado aqu. Y l necesitaba asegurarse a s mismo de que la figura

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    que haba visto no era ms que un efecto secundario de su exposicin a la bomba mental.Quera ver con sus propios ojos pruebas innegables de que Kaan haba sido de verdaddestruido.

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    Darovit estaba agachado en el fro suelo de la caverna, baado en la fantasmal luzemanando del orbe con forma de huevo que flotaba en el centro de la cmara subterrnea.No se haba movido por cerca de dos horas, paralizado con la maravilla y el horror de

    todo. Era como si el tiempo no tuviera significado aqu, en el epicentro de la bombamental; como si el propio Darovit estuviera ahora suspendido entre la vida y la muerte,atrapado como los espritus atormentados de los seguidores de Kaan y los Jedi que sehaban atrevido a enfrentarlos.

    Finalmente, sin embargo, su aturdimiento empez a desvanecerse. Lentamente lacordura volvi arrastrando la realidad del mundo fsico con ella. El aire en la cueva erahmedo y fro; su cuerpo estaba temblando casi incontrolablemente. Su nariz estabasangrando, y extendi un brazo para limpirsela con una mano temblorosa, sus dedostorpes con el fro aturdidor.

    Vamos, Tomcat,se dijo a s mismo. Es hora de moverse. Arriba y a ellos.

    Con un gran esfuerzo consigui ponerse en pie, entonces cay con un grito mientrassus pantorrillas y muslos colapsaban bajo l. El dolor le ayud a romper los ltimosvestigios del hechizo bajo el que estaba, golpendole de vuelta al presente y centrando sumente en el aqu y ahora.

    Frenticamente masaje cada una de sus piernas, tratando de restaurar el flujo desangre. Estaba ansioso por dejar ese lugar ahora, desesperado por alejarse de la presenciamaligna de la bomba silenciosamente pulsando. Mirarla arriba haca que su piel seerizara, an as tan repulsiva como era, la encontraba extraamente cautivadora.

    No la mires, se reprendi a s mismo con un susurro agudo, redoblando susesfuerzos para aliviar el dolor y la rigidez en sus extremidades inferiores. Tras otrominuto, se atrevi a levantarse de nuevo. Cosquilleos se disparaban desde las suelas desus pies, sus rodillas cedan brevemente, pero permaneci en pie.

    Mir de lado a lado, escaneando la caverna con la luz del orbe. Haba casi mediadocena de entradas que salan de la cmara, y Darovit maldijo cuando se dio cuenta deque no tena ni idea de cul le llevara de vuelta a la superficie.

    No puedes quedarte aqu,murmuro l.Escogiendo un tnel al azar, se abri paso lentamente, a pasos irregulares fuera de la

    caverna. La oscuridad rpidamente le envolvi una vez que entr al pasadizo, hasta quesac el sable lser que los Sith le haban dado. Utilizando el leve brillo de su espada rub,

    fue capaz de encontrar el camino entre el terreno irregular.No le llev mucho tiempo darse cuenta de que haba escogido mal. Recordaba lainclinacin aguda por la que se haba tambaleado a su llegada, pero el suelo aqu erarelativamente plano. Habra sido una simple cuestin de volver atrs y tomar una de lasotras salidas. Pero el pensamiento de volver a la cmara principal y a los espritusatrapados en el orbele previno de dar la vuelta.

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    Este tnel tiene que salir a alguna parte,se dijo a s mismo. Slo sguelo hastala superficie.

    El plan sonaba simple, pero se volvi ms complicado cuando alcanz unabifurcacin en el pasadizo. Vacil por varios momentos, estudiando la ramificacin quese diriga hacia su izquierda y luego la que se diriga a su derecha. Ninguna le ofreca

    ninguna pista sobre cul si es que alguna lo haca le llevara a la libertad. Con unsuspiro resignado y un agitar de cabeza, escogi la de la izquierda.

    Cuarenta minutos y tres ramificaciones ms tarde estaba arrepintindose de sudecisin. No poda volver a la caverna ahora incluso aunque quisiera; se haba dado lavuelta desesperanzadamente en el laberinto subterrneo. Su estmago grua, y la certezade que nunca encontrara el camino de salida empez a reptar por los rincones de sumente.

    Aceler, su paso aumentando con su pnico en auge. Estaba corriendo ahora, sus ojoslanzndose de lado a lado, esperando que la tenue iluminacin de la hoja del sable lserrevelara algo cualquier cosa que le mostrara el camino. Se dirigi bajo otro tnellateral, tambalendose en su prisa hasta que tropez y cay.

    Mientras lanzaba sus manos hacia delante para cortar su cada, el sable lser vol sesu agarre. Hizo una grieta en la pared, entonces rebot lejos de l por el suelo irregular,apagndose y envolvindolo todo en una total oscuridad.

    Darovit haba golpeado el suelo con fuerza. Permaneci bocabajo en la total negruradel tnel, rindindose a la desesperacin sin esperanzas que le aplastaba. No tena sentidocontinuar; nunca encontrara el camino de salida. Era mejor morir aqu, olvidado y solo.

    Rod sobre su espalda, con los ojos ciegos mirando arriba, al techo. Y entoncesescuch un sonido. Era leve pero inequvoco. Una voz que llegaba de una gran distancia,

    cortando a travs del silencio opresor.Ahora ests escuchando cosas, Tomcat, pens l. Pero un segundo ms tarde loescuch de nuevo, haciendo eco a travs del tnel. Alguien ms estaba ah abajo!

    No saba si era un Jedi que vena a atestiguar el destino de sus camaradas cados, unesbirro de los Sith que haba huido de la batalla final, o alguien aliado con un grupocompletamente diferente. No tena ni idea de si quien fuera que fuese le recibira, le haraprisionero, o le matara al verle. Pero no le importaba. Incluso el miedo de volver a lacmara y el orbe antinatural, profano y plateado, no le contuvo esta vez. Cualquier cosaera mejor que morir de exposicin o inanicin en estos tneles oscuros bajo la superficiedel planeta.

    Reptando hacia delante a travs de la penumbra, tante con sus manos hasta que susdedos se acercaron alrededor de la empuadura del sable lser. Lo lanz triunfante haciaarriba en el aire mientras lo encenda, permitindole ver una vez ms.

    No tena forma de saber cmo de lejos estaba el dueo de la voz. La acstica del tnelera extraa y poco familiar. Los sonidos y ecos eran antinaturalmente distorsionadosmientras rebotaban por las paredes de piedra irregular del laberinto subterrneo. Pero

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    estaba seguro de que la voz haba llegado de algn lugar desde delante, en la direccin enla que haba estado yendo.

    Con la espada brillante para guiarle, se movi con una confianza ansiosa. Cadaminuto o as, captara otro trozo de conversacin viniendo a l de algn lugar adelante.Podra decir que haba dos habladores ahora, cada uno con una voz distinta: una con un

    tono bajo profundo, el otro con un tono mucho ms agudo. Cada vez que escuchaba lasvoces eran ligeramente ms fuertes, y saba que se diriga en la direccin correcta.

    Se dio cuenta de que la oscuridad del tnel se estaba desvaneciendo; ya no necesitabasu sable lser para ver a su alrededor. Pero no era la luz amarilla del sol fluyendomientras se acercaba a la superficie; era un brillo fro plateado. Con una sorpresa se diocuenta de que de alguna forma haba dado la vuelta de nuevo y estaba una vez msaproximndose a la cmara de la bomba mental. A quin pertenecieran las voces amigos o enemigoslos encontrara all.

    La cmara estaba cerca, tan cerca que poda averiguar las palabras la siguiente vezque las voces hablaron.

    Los Sith son slo dos ahoraun Maestro y una aprendizdijo la ms profunda. No habr otros.

    Qu pasa si fracaso?contest la otra.Suena como una mujer, pens Darovit, demasiado centrado en seguir las voces para

    prestar demasiada atencin a las palabras reales. No, no una mujer, se corrigi a s mismoun segundo despus. Una chica.

    Me destruir, tambin?pregunt la chica.Con un shock, Darovit se dio cuenta de que conoca la voz! No saba cmo era

    posible, pero no haba duda en su mente de quin era.

    Rain!grit l, rompiendo a correr para encontrar a su prima que crea muerta.Rain, ests viva!

    * * *

    El viaje a la cueva fue rpido y sin contratiempos. Bane se haba percatado de un par desupervivientes traumatizados por la batalla final de Ruusan mirndoles a Zannah y a lmientras rugan pasando en su swoop, pero les prest poca atencin. Dudaba quecualquiera de ellos le reconociera por lo que realmente era. E incluso si lo hacan, susrelatos de un Lord Sith superviviente corriendo junto a ellos con una joven chica

    acompandole pareceran tan absurdos y poco fiables como los informes de losmercenarios que haba dejado escapar antes en el campamento de Kaan.

    Llev la swoop a detenerse fuera del tnel oscuro y prohibido que les llevara haciaabajo, hacia la cmara de la bomba mental. Pequeas piedras crujan fuertemente bajo lasduras suelas de sus botas negras pesadas mientras desmontaba. Zannah era demasiadopequea para simplemente caminar fuera del vehculo, pero brinc hacia bajo de suasiento sin ninguna seal de miedo o duda, aterrizando hbilmente en el suelo junto a l.

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    Ninguno de ellos habl mientras hacan el descenso. Su camino estaba iluminado poruno de los bastones de luz que Bane haba encontrado en los suministros antes en elcampamento Sith. El aire se volvi ms fro y Zannah temblaba junto a l, pero ella no sequej. Se movieron rpidamente bajo el pasadizo duramente tallado; incluso as les llevcasi veinte minutos alcanzar su destino debido a la longitud del tnel. Y por primera vez,

    Darth Bane realmente vio lo que sus manipulaciones de Kaan y sus seguidores habanprovocado.

    El orbe plido, brillando y flotando en el centro de la cmara era casi de cuatrometros de alto. Pulsaba con un poder crudo; haca que la carne del cuello de Bane reptaray el pelo de sus brazos se pusiera de punta. Venas oscuras de sombras se retorcan en lasuperficie brillante metlica en ritmos lentos, hipnticos. Haba algo grotescamentecautivador en ello, algo fascinante aunque repulsivo al mismo tiempo.

    Junto a l, Zannah jade, atrapando un fuerte aliento maravillada y entoncesliberndolo en un lento siseo de miedo. l mir abajo hacia ella, pero ella no le devolvisu mirada, sus grandes ojos estaban fijos en los restos de la bomba mental. Girando suatencin de vuelta al orbe, Bane camin hacia delante a la cmara. Zannah dio un nicopaso para seguirle, entonces se qued atrs.

    Aproximndose al globo, extendi una mano desnuda y la presion firmementecontra la superficie. Quem su palma con fuego fro, pero era inconsciente del dolor,fascinado por la llamada cautivadora del objeto. Bajo su toque, las sombras oscurasarremolinndose en el interior se unieron en una nica masa. Los pensamientos deaquellos atrapados en el interior corrieron para encontrarse con l: leves susurros en losrecesos oscuros de su mente, las palabras ininteligibles pero llenas de odio ydesesperacin.

    Instintivamente la consciencia de Bane retrocedi. l se resisti, luchando con laurgencia de tirar hacia atrs con su mano. En su lugar, lanz su consciencia hacia delante,penetrando la superficie del orbe para sumergirse en las incomprensibles profundidadesde su corazn oscuro. Los susurros de odio estallaron en lamentos de tormento. Peroestos no eran gritos de seres conscientes: eran aullidos bestiales de furia primaria,demente. Las identidades de aquellos que la bomba mental haba consumido LordKaan, el General Hoth, todos sus seguidores Sith y Jedi haban sido destruidas,desgarradas por la explosin de la bomba mental. Slo trozos destrozados quedaban,piezas rotas de lo que haban sido una vez espritus, ya incapaces del pensamientoconsciente, gimiendo en el sufrimiento compartido de su locura eterna.

    Fueron en enjambre sobre la consciencia de Bane, surcando hacia su identidadtodava entera como parsitos unindose a un husped fresco. Los espritus ansiosos leenvolvieron, agarrndose y araando su cordura mientras trataban de arrastrarle haciaabajo hasta su abismo oscuro.

    Bane se liber con una facilidad despectiva, haciendo trizas a los espritus ya frgilesy rados mientras los haca a un lado, y dejaba que su mente volviera a flotar hacia la

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    individuo para romper estas cadenas. Ese es el camino a la grandeza. Slo si somos librespodemos alcanzar nuestro potencial al completo.

    La creencia de que un individuo no debe inclinarse ante nadie o nada es la fuerzams grande del lado oscuro continu Bane. Pero tambin es nuestra debilidaddefinitiva. La lucha por alzarse sobre aquellos a tu alrededor es a menudo violenta, y en

    el pasado, los Sith estaban constantemente sobre las gargantas de los otros.No es eso algo bueno? Intercedi Zannah. El fuerte sobrevivir y el dbil

    morir.Dbil no significa estpido,contraatac Bane. Hay algunos con menos poder,

    pero ms astucia. Varios aprendices se uniran para abatir a un poderoso Maestro,esperando elevar su propia posicin entre los Sith. Entonces se volveran los unos contralos otros, haciendo y rompiendo alianzas hasta que slo uno quedara, un nuevo Maestro,pero uno ms dbil que el original. El superviviente entonces sera abatido en sumomento por otra banda de Sith inferiores, debilitando an ms nuestra Orden.

    Kaan reconoci esto. Pero su solucin era an mucho peor que el problema. Kaandeclar a todos los seguidores del lado oscuro todos los miembros de la Orden Sithiguales en la Hermandad de la Oscuridad. Al hacer eso, nos traicion a todos.

    Le traicion a usted?La igualdad es una mentira le dijo Bane. Un mito para apaciguar las masas.

    Simplemente mira alrededor y vers la mentira por lo que es! Estn aquellos con poder,aquellos con fuerza y voluntad para liderar. Y estn aquellos que estn hechos paraseguirles, aquellos incapaces de nada salvo la servidumbre y una existencia escasa,inservible.

    La igualdad es una perversin del orden natural!Continu l, su voz alzndose

    mientras comparta la verdad fundamental que permaneca en el ncleo de suscreencias. Ata a los fuertes a los dbiles. Se convierten en anclas que arrastran a losexcepcionales hasta la mediocridad. Individuos destinados y merecedores de grandeza latienen rechazada. Sufren por el bien de mantenerse al nivel de sus inferiores.

    La igualdad es una cadena, como la obediencia. Como el miedo o la incertidumbreo las dudas. El lado oscuro romper esas cadenas. Pero Kaan no poda ver esto. No rascel verdadero poder del lado oscuro. La Hermandad de la Oscuridad no era nada sino unreflejo retorcido de la Orden Jedi, una parodia oscura de la misma cosa contra la que nosalzamos. Bajo Kaan, los Sith se haban convertido en una abominacin.

    Y es por eso por lo que le mataste, dijo Zannah, pensando que la leccin haba

    llegado a un fin.Es por eso por lo que le manipul para que se matara a s mismo, corrigi

    Bane. Recuerda: el poder solo no es suficiente. Paciencia. Astucia. Secretismo. Estasson las herramientas que utilizaremos para hacer caer a los Jedi. Los Sith son slo dosahora: un Maestro y una aprendiz. No habr otros.

    Zannah asinti, aunque algo pareca perturbarle an.

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    Qu pasa si fracaso? pregunt ella, mirando a la bomba mental. Medestruir, tambin?

    La respuesta de Bane fue cortada por un grito que llegaba de uno de los pasadizoscercanos.

    Rain! Rain, ests viva!

    Un chico sali corriendo de las sombras, no ms que un ao o dos mayor que Zannah.Tena pelo oscuro y llevaba la armadura negra de los Sith. Una empuadura de sable lserestaba aferrada con fuerza en su mano derecha. Pese a sus atavos de guerrero, erainmediatamente obvio para Bane que este nio no era ninguna amenaza. La Fuerzaapenas estaba viva en l. El poder que arda tan brillante dentro de Zannah no era nadasalvo un ascua de cenizas grises en este.

    Tomcat!grit Zannah, su cara iluminndose de alegra. Ella dio un paso haciadelante, extendiendo sus brazos como si quisiera abrazarle. Entonces, como si de repenterecordara la presencia de su Maestro Sith, ella retrocedi y agarr sus manos a su pecho.

    Inconsciente, el chico continu yendo. No capt su repentino cambio de humor; nisiquiera se dio cuenta de la figura de dos metros de alto alzndose en las sombras trasella. Haba algo pattico en l, una soledad desesperada en su voz y sus ojos querevolvan el estmago de Bane.

    Me alegro tanto, Rain, jade el chico mientras patinaba para detenerse enfrentede Zannah, extendindose hacia delante para abrazarla. Me alegro tanto de que ests

    Ella camin hacia atrs y agit su cabeza, haciendo que sus palabras se quedaran ensu garganta. La felicidad en su cara se desvaneci, reemplazada por una mirada dedesconcierto herido.

    Yo yo no soy Rain, dijo la aprendiz de Bane, rechazando su mote de la

    infancia y todo lo que simbolizaba. Soy Zannah.Zannah?Una mirada de confusin corri por la cara del chico. Tu nombrereal? Pero por qu?

    Titubeando por respuestas, l finalmente apart su mirada de la joven chica y se diocuenta de Bane en pie inmvil en el fondo. Su desconcierto se convirti en comprensin,y rpidamente se volvi ira honesta.

    T! grit l, sealando con un dedo acusador a Bane. Entonces, como si derepente recordara el arma en su mano, encendi su sable lser. Aljate de ella!gritl. Te derrotar!

    El chico saba que estaba superado. Saba que no tena oportunidad de ganar una

    batalla contra un Lord Oscuro de los Sith. An as, escogi quedarse y luchar de todasformas, las acciones de un completo y total idiota.

    Darth Bane compens a su condenado adversario con una indiferencia de desdn.Este chico no era nada para l, una mota intrascendente que barrera. Si el chico quera lagloria vana y vaca de la llamada muerte valiente, Bane se la garantizara.

    l dej caer su mano como si nada hacia su sable lser, pero antes de que pudieraencender su arma, Zannah reaccion. Al igual que haba hecho cuando haba roto los

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    cuellos de los desafortunados Jedi que haban matado accidentalmente a su amigo, lachica desat una oleada de imparable energa del lado oscuro. Actu en puro instinto,atrayendo su afinidad natural por la Fuerza sin premeditacin, preparacin, o siquieraentrenamiento.

    Sucedi tan rpido que Bane nunca tuvo una oportunidad de alzar la guardia pero

    el ataque no estaba dirigido hacia l. La mano derecha del chico que ella haba llamadoTomcat su primo y amigo de la infancia se desintegr. Con un mero pensamiento,ella destruy todo por debajo de su mueca: carne, hueso y tendones desvanecidos en unaexplosin sangrienta, dejando slo un mun maltrecho.

    Sin nada ms para agarrarla, la empuadura de su sable lser tambale en el suelo, laespada extinguida. Aullando de dolor, el chico cay de rodillas, agarrando su extremidadmutilada contra su pecho. Pequeos escupitajos de sangre bombeaban fuera de la herida ysalpicaban el suelo de la caverna.

    El Maestro mir abajo a su aprendiz.Por qu?exigi.Porque no habra utilidad o propsito en su muerte,respondi ella, haciendo eco

    de su propia explicacin para dejar que dos de los mercenarios sobrevivieran.Bane era lo suficientemente listo como para reconocer lo que haba ocurrido. Zannah

    estaba tratando de salvar la vida de su primo. Saba que las emociones la dirigan sentimentalismo, misericordia, compasin eran debilidades de las cuales ella debaaprender a liberarse. Pero no esperaba que su aprendiz aprendiera los caminos del ladooscuro en un nico da.

    l mir abajo al chico herido tumbado en el suelo. La sangre saliendo de su munhaba frenado; la explosin que se haba llevado su mano tambin haba cauterizado

    parcialmente la herida. El flujo fue an ms estancado por el polvo y la mugre del suelode la caverna mientras rodaba hacia atrs y adelante a los pies de Zannah. Lgrimassalan de sus ojos y los mocos corran de su nariz para obstruir su boca y garganta,convirtiendo sus lamentos en gimoteos densos, lloriqueantes. Ella se dirigi a l con unosojos fros y calculadores, fingiendo desinters.

    Los riesgos de dejar a esta criatura miserable viva eran pequeos, decidi Bane.Como los mercenarios, nadie creera sus relatos de sobrevivir a un encuentro con unMaestro Sith. Era obvio que Zannah quera al chico vivo. Pero ella no haba rogado oluchado por su vida. En su lugar haba tomado cargo de la situacin, liberando al ladooscuro y entonces defendiendo sus acciones con las propias enseanzas de Bane. Ella no

    slo haba mostrado su poder, sino tambin su inteligencia y astucia. Era importanterecompensar tal comportamiento, alentarla cuando ella desplegara los dones y talentosque le permitiran algn da tomar el manto de Lord Oscuro de los hombros de suMaestro. Ms importante que terminar con la vida de un chico miserable, insignificante.

    Djaledijo Bane, girndose sobre sus caderas. l no es nada para nosotros.Zannah rpidamente fue a caminar junto a l mientras se abran paso desde la cmara yempezaban el largo y lento ascenso a travs de los tneles de vuelta a la superficie de

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    Ruusan. Bane se dio cuenta con satisfaccin de que aunque los jadeos lastimeros deTomcat hacan eco tras ellos, su aprendiz nunca mir atrs ni una vez.

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    Preparaos para turbulencias de reingreso, les advirti Irtanna desde el asiento delpiloto de su lanzadera. Con una tripulacin de slo cinco, no tena necesidad de utilizar elintercomunicador de a bordo. Ella simplemente habl lo suficientemente alto para que

    todos a bordo la escucharan.Aunque la lanzadera de claseEnviadollevaba slo un puado de pasajeros, era capaz

    de transportar cmodamente cuatro veces esa cantidad. La nave haba sido absorbida enla flota Jedi durante las ltimas semanas de la campaa de Ruusan, donada por unbenefactor annimo de Coruscant que haba sido encantado por la splica urgente derecursos de Farfalla para apoyar los esfuerzos de guerra. Bautizado el Despertar de lasEstrellas, era un producto de los Astilleros Tallaan, un navo de transporte bsico capaztanto del vuelo suborbital como del viaje interestelar, gracias a sus hipermotores de ClaseDoce.

    El hecho de que hubiera sido presionada al servicio era prueba de cun desesperado

    se haba vuelto el Ejrcito de la Luzlas lanzaderas de claseEnviadoeran famosas porser prcticas y asequibles, hacindolas una eleccin favorita de mercantes independientesy viajeros ricos recreacionales. Su caracterstica ms distintiva era un sistema denavegacin y de piloto automtico fciles de usar, permitiendo a los usuarios trazar y unirrutas de hiperconduccin a cientos de mundos por toda la Repblica con simplementepresionar un botn. Desafortunadamente carecan de escudos pesados o armamentosignificativo, y no eran ni particularmente rpidas ni maniobrables.

    Johun habra preferido algo ms de estilo militar; dudaba de que la autonavegacinsirviera de algo si un Buitre Sith apareca de repente en el horizonte. Lgicamente, sabaque esto era altamente improbable. Cada Buitre de la flota de Kaan haba sido registrado:o haban sido disparados, capturados por el Ejrcito de la Luz, o se les haba vistohuyendo del sistema al final de la ltima batalla. Pero veintenas de vuelos llenos depeligros a travs del espacio areo controlado por el enemigo en los meses antes de suvictoria definitiva haban entrenado su mente para estar en constante alerta cuando seaproximaban a la superficie del planeta. Por cmo Irtanna apretaba la columna deconduccin de la lanzadera hasta que sus nudillos se pusieron blancos, saba que noestaba solo en sus miedos irracionales.

    Hubo la ms leve sacudida mientras pasaban del fro vaco del espacio hasta las capassuperiores de la atmsfera de Ruusan y empezaban su descenso. Irtanna hizo funcionar

    los controles con manos confiadas, haciendo sutiles ajustes a su ruta mientras Johunestudiaba los escneres mirando por encima el terreno bajo ellos, buscando seales devida. Cuatro otros navos eran visibles en los monitores de la nave. Como el Despertar delas Estrellas, cada uno estaba tripulado por equipos de rescate de cuatro a seis personasmandados por Farfalla para ayudar a limpiar las secuelas de la guerra.

    Tenemos movimiento en tierra, grit Johun mientras unos parpadeos sinidentificar surgan en su pantalla. Transmitiendo coordenadas.

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    Dame los detalles, orden Irtanna, llevando a la lanzadera alrededor en unamplio arco que les llev en lnea con la gente en tierra.

    Dos caminantes a piele inform Johun. No puedo decir si son amistosos o nodesde aqu arriba.

    Vamos abajo,contest Irtanna.

    Localizar y ayudar a los supervivientes heridos era la primera prioridad del equipo;proveer de informes de reconocimiento al Comando de la Flota iba despus, y aceptar alas tropas enemigas que se rindieran voluntariamente era una tercera distante.

    El morro de la lanzadera se hundi, y la aceleracin presion a Johun hacia atrscontra su asiento mientras se hundan para tener un vistazo ms de cerca de las figuras.Irtanna los cogi en bajo y rpido, una maniobra militar que presionaba al navo civil asus lmites.

    Tengo una visual, inform Johun mientras un par de diminutas formas,indistinguibles en el suelo se volvan visibles a travs del punto de vistas de la cabina demandos de la lanzadera.

    Bordon se alz de su asiento y se inclin hacia delante sobre la parte trasera de la sillade Johun para tener una vista mientras la lanzadera se lanzaba hacia las figuras creciendorpidamente. Mientras se acercaba ms los detalles surgieron a la vista: un hombre y unamujer, cada uno llevando una armadura ligera y corriendo rpido.

    El rugido de los motores rpidamente descendiendo hizo que los dos en tierra dejarande correr y se giraran para mirarles. Un instante ms tarde se lanzaron de cara al suelomientras la lanzadera se balanceaba a menos de diez metros desde el suelo e iba de unlado hacia el otro.

    Maldiciendo bajo su aliento mientras luchaba con los controles torpes, Irtanna vir

    alrededor de forma abrupta y les llev a aterrizar a menos de cincuenta metros de supresa. A travs de la ventana Johun vio al par lentamente trepar de vuelta a sus piesmientras la piloto apagaba los motores. La mujer dijo algo al hombre, que asinti deacuerdo. Entonces alzaron sus manos y empezaron a marchar lentamente hacia el navo.

    Estaban vestidos como miembros de la Hermandad de Kaan. Pero Johun no senta lapresencia del lado oscuro en ellos.

    Esbirros de los Sith,dijo l. Mercenarios, probablemente.Podra ser una trampa, advirti Bordon. Los kriffidos mercenarios no tienen

    honor.No lo creo,respondi Johun. Si hubiera algn peligro aqu, habra sentido algn

    tipo de perturbacin en la Fuerza. Creo que slo quieren rendirse.Escoria lamebotas,escupi Bordon. Enciende los motores y pasa sobre ellos!No! Exclam Johun cuando vio a Irtanna alcanzando el interruptor de

    encendido. Necesitamos interrogarles,le record l. Ver lo que saben.Entonces qu?exigi sombramente Bordon.Ent