problemas económicos del socialismo en la urss

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  • 8/2/2019 Problemas econmicos Del Socialismo en La Urss

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    Los problemas econmicos del socialismo

    en la Unin Sovitica

    (I.V. Stalin)

    1. El carcter de las leyes econmicas en el socialismo

    Algunos camaradas niegan el carcter objetivo de las leyes de la ciencia,

    principalmente de las leyes de la Economa Poltica en el socialismo. Niegan que las

    leyes de la Economa Poltica reflejan el carcter regular de procesos que se operan

    independientemente de la voluntad de los hombres. Consideran que en virtud del

    papel especial que la historia ha asignado al Estado Sovitico, ste y sus dirigentes

    pueden abolir las leyes de la economa poltica existentes, pueden formar nuevas

    leyes, crear nuevas leyes.

    Esos camaradas se equivocan profundamente. Por lo visto, confunden las leyes de

    la ciencia, que reflejan procesos objetivos de la naturaleza o de la sociedad, procesos

    independientes de la voluntad de los hombres, con las leyes promulgadas por los

    gobiernos, creadas por la voluntad de los hombres y que tienen nicamente fuerza

    jurdica. Pero no se debe confundirlas de ningn modo.

    El marxismo concibe las leyes de la ciencia --lo mismo si se trata de las leyes de

    las Ciencias Naturales que de las leyes de la Economa Poltica-- como reflejo de

    procesos objetivos que se operan independientemente de la voluntad de los hombres.

    Los hombres pueden descubrir estas leyes, llegar a conocerlas, estudiarlas, tomarlasen consideracin al actuar y aprovecharlas en inters de la sociedad; pero no pueden

    modificarlas ni abolirlas. Y aun menos pueden formar o crear nuevas leyes de la

    ciencia.

    Quiere decir eso que, por ejemplo, los efectos de la accin de las leyes naturales,

    los efectos de la accin de las fuerzas de la naturaleza sean en absoluto ineluctables,

    que las acciones destructivas de las fuerzas naturales tengan siempre y en todas partes

    la fuerza inexorable de elementos que no se someten a la influencia del hombre? No,

    no quiere decir eso. Si excluimos los procesos astronmicos, geolgicos y otros

    anlogos en los que los hombres, incluso cuando han llegado a conocer las leyes desu desarrollo, son verdaderamente impotentes para influir en ellos, en muchos otros

    casos los hombres no son, en absoluto, impotentes para influir en los procesos

    naturales. En todos esos casos, los hombres una vez han conocido las leyes de la

    naturaleza, pueden, tomndolas en consideracin y apoyndose en ellas, utilizndolas

    y aprovechndolas debidamente, reducir la esfera de su accin, encauzar en otra

    direccin las fuerzas destructivas de la naturaleza y hacer que rindan provecho a la

    sociedad.

    Tomemos un ejemplo entre muchos. En tiempos remotsimos, el desbordamiento

    de los grandes ros, las inundaciones y la destruccin de viviendas y de sembrados, alas inundaciones aparejadas, considerbanse como una calamidad ineluctable, contra

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    la que los hombres nada podan hacer. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, al

    aumentar los conocimientos del hombre, cuando los hombres aprendieron a levantar

    diques y a construir centrales hidroelctricas, se hizo posible preservar a la sociedad

    de calamidades como las inundaciones, que antes parecan ineluctables. Ms an, los

    hombres aprendieron a poner freno a las fuerzas destructivas de la naturaleza, a

    domaras, por decirlo as, a hacer que la fuerza del agua prestase servicio a lasociedad y a utilizarla para regar los campos y obtener energa.

    Quiere decir eso que los hombres abolieron de esta manera las leyes de la

    naturaleza, las leyes de la ciencia, que crearon nuevas leyes de la naturaleza, nuevas

    leyes de la ciencia? No, no quiere decir eso. La realidad es que todo lo que se hace

    para prevenir la accin de la fuerza destructiva del agua y para utilizar esa fuerza en

    inters de la sociedad, hcese sin violar en lo ms mnimo, modificar o destruir las

    leyes de la ciencia, sin crear nuevas leyes de la ciencia. Al contrario: todo eso se hace

    basndose estrictamente en las leyes de la naturaleza, en las leyes de la ciencia, pues

    cualquier infraccin de las leyes de la naturaleza, aun la ms mnima, conduciranicamente a estropearlo todo, lo frustrara todo.

    Lo mismo hay que decir de las leyes del desarrollo econmico, de las leyes de la

    Economa Poltica, tanto si se trata del perodo del capitalismo, como del perodo del

    socialismo. Aqu, lo mismo que en las Ciencias Naturales, las leyes del desarrollo

    econmico son leyes objetivas que reflejan los procesos del desarrollo econmico,

    procesos que se operan independientemente de la voluntad de los hombres. Los

    hombres pueden descubrir esas leyes, llegar a conocerlas y, apoyndose en ellas,

    aprovecharlas en inters de la sociedad, encauzar en otra direccin la accin

    destructiva de algunas leyes, limitar la esfera de su accin, dar va libre a otras leyesque van abrindose camino; pero no pueden destruir unas leyes econmicas y crear

    otras nuevas.

    Una de las peculiaridades de la Economa Poltica consiste en que sus leyes no son

    duraderas, como las leyes de las Ciencias Naturales, pues las leyes de la Economa

    Poltica, por lo menos la mayora de ellas, actan en el transcurso de un perodo

    histrico determinado, y despus ceden lugar a nuevas leyes. Pero las leyes

    econmicas no son destruidas, sino que cesan de actuar debido a nuevas condiciones

    econmicas y se retiran de la escena para dejar sitio a leyes nuevas, que no son

    creadas por la voluntad de los hombres, sino que nacen sobre la base de nuevascondiciones econmicas.

    Se invoca el Anti-Dhring de Engels, su frmula de que, al ser liquidado el

    capitalismo y hechos propiedad comn los medios de produccin, los hombres

    dominan estos medios de produccin y se liberan del yugo de las relaciones

    econmicas sociales, convirtindose en dueos de su vida social. Engels llama a

    esa libertad necesidad hecha conciencia. Pero, qu puede significar necesidad

    hecha conciencia? Significa que los hombres, una vez han conocido las leyes

    objetivas (necesidad), las utilizan, con plena conciencia de lo que hacen, en inters

    de la sociedad. Por eso Engels dice en esa misma obra que:

    Las leyes de sus propias acciones sociales, leyes que hasta ahora se oponan a los

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    hombres como leyes extraas, como leyes naturales que los tenan sometidos, sern

    aprovechadas por los hombres con pleno conocimiento de causa y, por tanto, sern

    dominadas por ellos.

    Como puede verse, la frmula de Engels no habla, ni mucho menos, en favor de

    quienes piensan que en el socialismo se puede destruir las leyes econmicas

    existentes y crear otras nuevas. Al contrario: esa frmula no exige que se destruyanlas leyes econmicas, sino que se las conozca y se las aproveche inteligentemente.

    Se dice que las leyes econmicas tienen un carcter espontneo, que su accin es

    ineluctable, que la sociedad es impotente ante esas leyes. Eso no es cierto. Eso es

    hacer de las leyes un fetiche, entregarse a ellas como un esclavo. Est demostrado

    que la sociedad no es impotente ante las leyes econmicas; que puede, apoyndose en

    ellas despus de haber llegado a conocerlas, limitar la esfera de su accin,

    aprovecharlas en inters de la sociedad y domaras, como ocurre con las fuerzas de

    la naturaleza y con sus leyes, como sucede en el ejemplo arriba citado del

    desbordamiento de los grandes ros.

    Se invoca el papel especial que corresponde al Poder Sovitico en la construccin

    del socialismo y se dice que ese papel le permite destruir las leyes del desarrollo

    econmico existentes y formar otras nuevas. Eso tampoco es cierto.

    El papel especial del Poder Sovitico se debe a dos circunstancias: en primer lugar,

    a que el Poder Sovitico no tuvo que sustituir una forma de explotacin por otra,

    como ocurri en las viejas revoluciones, sino suprimir toda explotacin; en segundo

    lugar, a que como en el pas no exista ningn germen de economa socialista, el

    Poder Sovitico tuvo que crear en terreno virgen, por decirlo as, nuevas formas deeconoma, las formas socialistas de economa.

    Era sta, indudablemente, una tarea difcil y compleja, que no tena precedente. Sin

    embargo, el Poder Sovitico la cumpli con honor. Pero no la cumpli porque hubiera

    destruido las leyes econmicas existentes y formado otras nuevas, sino nicamente

    porque se apoy en la ley econmica de la armona obligatoria entre las relaciones

    de produccin y el carcter de las fuerzas productivas. Las fuerzas productivas de

    nuestro pas, particularmente en la industria, tenan carcter social, pero la forma de

    la propiedad era privada, capitalista. Basndose en la ley econmica de la armona

    obligatoria entre las relaciones de produccin y el carcter de las fuerzas productivas,el Poder Sovitico socializ los medios de produccin, los hizo propiedad de todo el

    pueblo y de esta manera destruy el sistema de la explotacin y cre las formas

    socialistas de economa. De no haber existido esa ley y sin apoyarse en ella, el Poder

    Sovitico no habra podido cumplir su tarea.

    La ley econmica de la armona obligatoria entre las relaciones de produccin y el

    carcter de las fuerzas productivas pugna por abrirse camino en los pases capitalistas

    desde hace tiempo. Y si an no se ha abierto camino y no tiene va libre, es porque

    tropieza con la empeadsima resistencia de las fuerzas sociales llamadas a

    desaparecer. Aqu nos encontrarnos con otra peculiaridad de las leyes econmicas. Adiferencia de las leyes de las Ciencias Naturales, en las que el descubrimiento y la

    aplicacin de una nueva ley, casi no encuentra obstculos en la esfera econmica el

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    descubrimiento y la aplicacin de una nueva ley, como ella afecta a los intereses de

    las fuerzas sociales llamadas a desaparecer, choca con la resistencia tenacsima de

    esas fuerzas. Se necesita, por tanto, una fuerza, una fuerza social capaz de vencer esa

    resistencia. Esa fuerza fue en nuestro pas la alianza de la clase obrera y de los

    campesinos, que representaban a la aplastante mayora de la sociedad. Esa fuerza no

    existe an en otros pases, en los pases capitalistas. Ese es el secreto de que el PoderSovitico consiguiese derrotar a las viejas fuerzas de la sociedad, de que la ley

    econmica de la armona obligatoria entre las relaciones de produccin y el carcter

    de las fuerzas productivas obtuviera en nuestro pas el ms amplio campo para su

    desarrollo.

    Se dice que la necesidad de un desarrollo armnico (proporcional) de la economa

    de nuestro pas permite al Poder Sovitico destruir las leyes econmicas existentes y

    crear otras nuevas. Eso es completamente errneo. No se puede confundir nuestros

    planes anuales y quinquenales con la ley econmica objetiva del desarrollo armnico,

    proporcional, de la economa del pas. La ley del desarrollo armnico de la economasurgi como oposicin a la ley de la concurrencia y de la anarqua de la produccin

    bajo el capitalismo. Surgi sobre la base de la socializacin de los medios de

    produccin, una vez hubo perdido su fuerza la ley de la concurrencia y de la anarqua

    de la produccin. Entr en accin porque la economa socialista nicamente puede

    desarrollarse basndose en la ley econmica del desarrollo armnico de la economa.

    Eso quiere decir que la ley del desarrollo armnico de la economa da a nuestros

    organismos correspondientes la posibilidad de planificar con acierto la produccin

    social. Pero no se puede confundir la posibilidad con la realidad. Son dos cosas

    diferentes. Para convertir la posibilidad en realidad, hay que estudiar esa leyeconmica, hay que dominarla, hay que aprender a aprovecharla con entero

    conocimiento de causa, hay que confeccionar planes que reflejen con toda plenitud

    las exigencias de esa ley. No puede decirse que nuestros planes anua- les y

    quinquenales reflejen plenamente las exigencias de esa ley econmica.

    Se dice que algunas leyes econmicas, y entre ellas la ley del valor, que actan en

    nuestro pas, en el socialismo, son leyes transformadas, e incluso radicalmente

    transformadas basndose en la economa planificada. Eso tampoco es cierto. Es

    imposible transformar las leyes, y menos an radicalmente. Si fuera posible

    transformarlas, tambin lo sera destruirlas, substituyndolas por otras leyes. La tesisde la transformacin de las leyes es un resabio de esa desacertada frmula que

    habla de la destruccin y la formacin de las leyes. Aunque la frmula de la

    transformacin de las leyes econmicas hace ya tiempo que est en uso entre

    nosotros, tendremos que renunciar a ella, a fuer de exactos. Se puede limitar la esfera

    de accin de estas o aquellas leyes econmicas, se puede prevenir sus acciones

    destructivas, en caso, naturalmente, de que las haya, pero no se puede

    transformarlas o destruirlas.

    Por consiguiente, cuando se habla de sometimiento de las fuerzas de la

    naturaleza o de las fuerzas econmicas, de dominio sobre ellas, etc., etc., ello noquiere decir, ni mucho menos, que los hombres puedan destruir las leyes de la

    ciencia o formarlas. Al contrario: ello slo quiere decir que los hombres pueden

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    descubrir las leyes, llegar a conocerlas, dominarlas, aprender a utilizarlas con pleno

    conocimiento de causa, aprovecharlas en inters de la sociedad y, de esa manera,

    someterlas, lograr dominarlas.

    As, pues, las leyes de la Economa Poltica en el socialismo son leyes objetivas

    que reflejan el carcter regular de los procesos de la vida econmica, procesos que se

    operan independientemente de nuestra voluntad. Quien niega esta tesis, niega en elfondo la ciencia; y, al negar la ciencia niega toda posibilidad de previsin, es decir,

    niega la posibilidad de dirigir la vida econmica.

    Pueden decirnos que todo lo expuesto aqu es acertado y conocido por todo el

    mundo, pero que en ello no hay nada de nuevo y, por consiguiente, no vale la pena de

    perder tiempo repitiendo verdades tan sabidas. Naturalmente, aqu no hay, en efecto,

    nada nuevo, pero sera errneo suponer que no vale la pena perder tiempo repitiendo

    algunas verdades ya sabidas. La realidad es, que a nosotros como ncleo dirigente, se

    suman cada ao miles de cuadros nuevos de cuadros jvenes, que arden en deseos de

    ayudarnos. que arden en deseos de mostrar lo que valen, pero que no tienen una

    preparacin marxista suficiente, que no conocen muchas de las verdades para

    nosotros bien conocidas y se ven obligados a errar en la oscuridad. Les dejan atnitos

    las realizaciones colosales del Poder Sovitico, les producen vrtigo los

    extraordinarios xitos del rgimen sovitico y se imaginan que el Poder Sovitico lo

    puede todo que nada le es difcil, que puede destruir las leyes de la ciencia y

    formar nuevas leyes. Cmo debemos proceder con esos camaradas? Cmo

    debemos educarles en el espritu del marxismo-leninismo? Pienso que repetir de una

    manera sistemtica las llamadas verdades bien sabidas, explicarlas pacientemente

    es uno de los mejores medios para dar a esos camaradas una educacin marxista.

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    2. La produccin mercantil en el socialismo

    Algunos camaradas afirman que el Partido procedi desacertadamente al mantener

    la produccin mercantil despus de haber tomado el Poder y nacionalizado los

    medios de produccin en nuestro pas. Consideran que el Partido debi suprimir en

    aquel mismo momento la produccin mercantil. Esos camaradas invocan a Engels,

    que dice: Cuando la sociedad tome en sus manos los medios de produccin, sersuprimida la produccin mercantil y con ello el dominio de los productos sobre los

    productores (vase: Anti-Dhring).

    Esos camaradas se equivocan profundamente.

    Analicemos la frmula de Engels. No se puede considerar que la frmula de

    Engels sea bien clara y exacta, pues en ella no se dice si la sociedad toma en sus

    manos todos los medios de produccin o slo parte de ellos, es decir, si todos los

    medios de produccin pasan a ser patrimonio de todo el pueblo o si slo pasa a serlo

    parte de ellos. Por tanto, esta frmula de Engels puede ser entendida as y asa.En otro lugar del Anti-Dhring Engels habla de la posesin de todos los

    medios de produccin, y de la posesin de todo el conjunto de los medios de

    produccin. Por tanto, Engels no se refiere en su frmula a la nacionalizacin de

    parte de los medios de produccin, sino de todos los medios de produccin, es decir,

    a hacer patrimonio de todo el pueblo los medios de produccin no slo en la

    industria, sino tambin en la agricultura.

    De aqu se desprende que Engels se refiere a pases donde el capitalismo y la

    concentracin de la produccin estn lo bastante desarrollados, no slo en la

    industria, sino tambin en la agricultura, para que se pueda expropiar todos losmedios de produccin del pas y hacer de ellos patrimonio del pueblo entero. Por

    consiguiente, Engels considera que en esos pases se debera, paralelamente a la

    socializacin de todos los medios de produccin, suprimir la produccin mercantil. Y

    eso, naturalmente, es acertado.

    A fines del siglo pasado, cuando apareci el Anti-Dhring, el nico pas as era

    Inglaterra donde el desarrollo del capitalismo y la concentracin de la produccin

    haban alcanzado, tanto en la industria como en la agricultura, un nivel que, en caso

    de tomar el Poder el proletariado, permitira convertir en patrimonio del pueblo

    entero todos los medios de produccin y suprimir la produccin mercantil.

    En este caso me abstraigo de la importancia que tiene para Inglaterra el comercio

    exterior, cuyo peso especfico, en la economa nacional de ese pas, es enorme.

    Pienso que slo despus de estudiar este problema se podra resolver definitivamente

    la cuestin de la suerte de la produccin mercantil en Inglaterra una vez el

    proletariado hubiese tornado el Poder y nacionalizado todos los medios de

    produccin.

    Por cierto, no slo a fines del siglo pasado, sino tambin en el presente ha

    alcanzado algn otro pas el nivel de desarrollo del capitalismo y de concentracin dela produccin en la agricultura que observamos en Inglaterra. En lo que afecta a los

    dems pases, en ellos, a pesar del desarrollo del capitalismo en el campo, hay an en

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    ste una clase bastante numerosa de propietarios productores pequeos y medios,

    cuya suerte tendra que decidirse en caso de que el proletariado tornase el Poder.

    Pero surge la pregunta: cmo deben proceder el proletariado y su Partido si en

    uno u otro pas, incluido el nuestro, se dan condiciones favorables para que el

    proletariado torne el Poder y derroque el capitalismo, si en el pas dado el capitalismo

    en la industria ha concentrado hasta tal punto los medios de produccin que stospueden ser expropiados y puestos en manos de la sociedad, pero la agricultura, a

    pesar del desarrollo del capitalismo, est an tan fraccionada entre numerosos

    propietarios productores pequeos y medios que no se puede plantear la cuestin de

    expropiar a esos productores?

    La frmula de Engels no responde a esta pregunta. Por cierto, no debe responder a

    ella, pues surgi sobre la base de otra cuestin, concretamente de la cuestin de cul

    debe ser la suerte de la produccin mercantil una vez socializados todos los medios

    de produccin.

    As, pues, cmo debemos proceder si no se han socializado todos los medios de

    produccin, sino tan slo una parte de ellos y existen condiciones favorables para que

    el proletariado tome el Poder?, debe en tal caso el proletariado tomar el Poder?,

    debe destruirse inmediatamente despus de ello la produccin mercantil?

    Naturalmente, no se puede calificar de respuesta la opinin de algunos marxistas

    de pacotilla que estiman que en tales condiciones se debe renunciar a la toma del

    Poder y aguardar a que el capitalismo arruine a los millones de productores pequeos

    y medios, convirtindolos en jornaleros, y concentre los medios de produccin en la

    agricultura; que nicamente despus de esto se puede plantear la cuestin de la tomadel Poder por el proletariado y de la socializacin de todos los medios de produccin.

    Claro est que los marxistas no pueden aceptar esa salida si no quieren cubrirse de

    vergenza para siempre.

    Tampoco se puede calificar de respuesta la opinin de otros marxistas de pacotilla

    que piensan que quizs se debera tomar el Poder y expropiar a los productores

    rurales pequeos y medios y socializar sus medios de produccin. Los marxistas

    tampoco pueden seguir este camino descabellado y criminal, pues ello minara toda

    posibilidad de victoria de la revolucin proletaria y empujara a los campesinos, por

    un largo perodo, al campo de los enemigos del proletariado.

    La respuesta a esa cuestin la dio Lenin en sus trabajos acerca del impuesto en

    especie y en su famoso plan de cooperacin.

    En pocas palabras, la respuesta de Lenin se reduce a lo siguiente:

    a) no dejar escapar las condiciones favorables para la toma del Poder; el

    proletariado debe tomar el Poder sin esperar a que el capitalismo logre arruinar a los

    millones de productores individuales pequeos y medios;

    b) expropiar los medios de produccin en la industria y hacerlos patrimonio de

    todo el pueblo;

    c) en cuanto a los productores individuales pequeos y medios, unirlos

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    paulatinamente en cooperativas de produccin, es decir, en grandes haciendas

    agrcolas, en koljoses;

    d) desarrollar por todos los medios la industria y dar a los koljoses la base tcnica

    moderna de la gran produccin, con la particularidad de que no deben ser

    expropiados, sino, por el contrario, dotados intensamente de tractores y otras

    mquinas de primera calidad;

    e) para la alianza econmica de la ciudad y el campo, de la industria y la

    agricultura, se debe mantener por cierto tiempo la produccin mercantil (el

    intercambio mediante la compraventa), como la nica forma aceptable para los

    campesinos de vinculacin econmica a la ciudad, y desarrollar con toda amplitud el

    comercio sovitico de Estado y cooperativo-koljosiano, desalojando del trfico

    mercantil a todos los capitalistas sin excepcin.

    La historia de la construccin socialista en nuestro pas demuestra que ese camino

    de desarrollo, trazado por Lenin, se ha justificado plenamente.No cabe duda de que para todos los pases capitalistas, en los que hay una clase

    ms o menos numerosa de productores pequeos y medios, ese camino de desarrollo

    es el nico posible, el nico que asegura la victoria del socialismo.

    Se dice que la produccin mercantil deber en todas las condiciones conducir, y

    que conducir inevitablemente, al capitalismo. Eso no es cierto. Eso no ocurre

    siempre ni en todas las condiciones. No se puede identificar la produccin mercantil

    con la produccin capitalista. Son dos cosas distintas. La produccin capitalista es la

    forma superior de la produccin mercantil. La produccin mercantil nicamente

    conduce al capitalismosi existe la propiedad privada sobre los medios de produccin,si la fuerza de trabajo aparece en el mercado como una mercanca que el capitalista

    puede comprar y explotar en el proceso de la produccin, si,por consiguiente, rige en

    el pas el sistema de la explotacin de los obreros asalariados por los capitalistas. La

    produccin capitalista comienza all donde los medios de produccin estn

    concentrados en manos privadas, y los obreros que no poseen medios de produccin,

    se ven constreidos a vender su fuerza de trabajo como una mercanca. Sin eso no

    hay produccin capitalista.

    Pues bien, si no existen esas condiciones que convierten la produccin mercantil

    en produccin capitalista, si los medios de produccin no son ya propiedad privada,

    sino propiedad socialista, si el sistema del trabajo asalariado ya no rige y la fuerza de

    trabajo ha dejado de ser una mercanca, si hace ya tiempo que ha sido liquidado el

    sistema de explotacin, a qu atenerse?, se puede considerar que la produccin

    mercantil conducir, a pesar de todo, al capitalismo? No, no se puede. Y nuestra

    sociedad es precisamente una sociedad donde hace ya mucho que no existen la

    propiedad privada sobre los medios de produccin, el sistema del trabajo asalariado,

    el sistema de la explotacin.

    No puede considerarse la produccin mercantil como algo que se baste a s mismo,

    como algo independiente de las condiciones econmicas circundantes. La produccin

    mercantil es ms vieja que la produccin capitalista. Existi en el rgimen esclavista

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    y sirvi a ese rgimen, y, sin embargo, no condujo al capitalismo. Existi en el

    feudalismo y sirvi a ese rgimen, y, a pesar de que prepar ciertas condiciones para

    la produccin capitalista, no condujo al capitalismo. Yo pregunto: por qu no puede

    tambin la produccin mercantil servir por cierto perodo a nuestra sociedad

    socialista sin conducir al capitalismo, si se tiene en cuenta que la produccin

    mercantil no est ilimitadamente difundida en el pas y no lo abarca todo, como en elcapitalismo, si se tiene en cuenta que en nuestro pas ha sido rigurosamente

    circunscrita gracias a condiciones econmicas tan decisivas como la propiedad social

    sobre los medios de produccin, la liquidacin del sistema del trabajo asalariado, la

    liquidacin del sistema de la explotacin?

    Se dice que, una vez establecido en nuestro pas el dominio de la propiedad social

    sobre los medios de produccin, que, una vez liquidado el sistema del trabajo

    asalariado y de la explotacin, la existencia de la produccin mercantil ha perdido su

    sentido y que, por ello, dicha produccin debera ser suprimida.

    Eso tampoco es cierto. Actualmente tenemos en nuestro pas dos formas

    fundamentales de la produccin socialista: la estatal, de todo el pueblo, y la

    koljosiana, a la que no se puede dar ese calificativo. En las empresas del Estado, los

    medios de produccin y los productos son propiedad de todo el pueblo. En las

    empresas koljosianas, aunque los medios de produccin (la tierra y las mquinas)

    pertenecen al Estado, los productos son propiedad de los distintos koljoses, pues all

    la fuerza de trabajo, lo mismo, que las semillas, es de los koljoses, y stos disponen

    de la tierra, que les ha sido cedida en usufructo perpetuo, como si fuera propiedad

    suya, a pesar de qu no pueden venderla ni comprarla, ni arrendarla, ni hipotecara.

    Esta circunstancia hace que el Estado nicamente pueda disponer de los productos

    de sus empresas, pues los koljoses disponen ellos mismos de su produccin, como

    propiedad suya. Pero los koljoses no quieren enajenar sus productos como no sea

    bajo la forma de mercancas, a cambio de las cuales quieren recibir otras mercancas

    que necesitan. En el presente, los koljoses no aceptan ms vnculos econmicos con

    la ciudad que los vnculos mercantiles, que el intercambio mediante la compraventa.

    Por eso la produccin mercantil y el trfico de mercancas son hoy en nuestro pas

    una necesidad, como lo era, por ejemplo, hace unos treinta aos, cuando Lenin

    proclam que era necesario desarrollar por todos los medios el trfico de mercancas.

    Naturalmente, cuando en lugar de los dos sectores principales de la produccin, el

    estatal y el koljosiano, surja un solo sector que lo abarque todo y tenga derecho a

    disponer de toda la produccin del pas destinada al consumo, la circulacin de

    mercancas, con su economa monetaria, desaparecer, como un elemento

    innecesario, de la economa nacional. Pero mientras no se haya llegado a eso,

    mientras existan los dos sectores principales de la produccin, la produccin

    mercantil y la circulacin de mercancas debern continuar en vigor, como un

    elemento necesario y muy til de nuestro sistema de economa nacional. De qu

    modo se llegar a la creacin de un sector nico y unificado, si ser mediante la

    simple absorcin del sector koljosiano por el sector estatal, cosa poco probable

    (porque sera interpretado como la expropiacin de los koljoses), o mediante la

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    institucin de un organismo econmico nacional nico (con representantes de la

    industria del Estado y de los koljoses), que tenga al principio el derecho de llevar la

    cuenta de toda la produccin del pas destinada al consumo y, posteriormente,

    tambin el de distribuir la produccin, por ejemplo, mediante el intercambio de

    productos, es una cuestin especial que exige ser analizada aparte.

    Por consiguiente, nuestra produccin mercantil no es una produccin mercantilhabitual, sino una produccin mercantil de tipo especial, una produccin mercantil

    sin capitalistas, que en lo fundamental tiene que vrselas con las mercancas de

    productores socialistas unificados (el Estado, los koljoses y las cooperativas), una

    produccin cuya esfera de accin est circunscrita a los objetos de consumo personal

    y que --es evidente-- no puede de ningn modo transformarse en produccin

    capitalista y est llamada a contribuir, con su economa monetaria, al desarrollo y

    al fortalecimiento de la produccin socialista.

    Por ello no tienen ninguna razn los camaradas que afirman que, si la sociedad

    socialista no suprime las formas mercantiles de la produccin, deben ser restablecidas

    en nuestro pas todas las categoras econmicas propias del capitalismo: la fuerza de

    trabajo como mercanca, la plusvala, el capital, el beneficio del capital, la norma

    media de beneficio, etc., etc. Esos camaradas confunden la produccin mercantil con

    la produccin capitalista y suponen que, si existe la produccin mercantil, debe

    existir tambin la produccin capitalista. No comprenden que nuestra produccin

    mercantil se distingue radicalmente de la produccin mercantil en el capitalismo.

    Ms an: yo pienso que es necesario rechazar algunos otros conceptos tornados de

    El Capital --obra en la que Marx analizaba el capitalismo-- y que han sido trados

    por los pelos para aplicarlos a nuestras relaciones socialistas. Me refiero, entre otros,

    a los conceptos trabajo indispensable y suplementario, producto indispensable

    y suplementario, tiempo indispensable y suplementario. Marx analiz el

    capitalismo para esclarecer la fuente de la explotacin de la clase obrera, la plusvala,

    y dar a la clase obrera, privada de medios de produccin, un arma espiritual para

    derrocar el capitalismo. Se comprende que, al hacer ese anlisis, Marx operara con

    conceptos (categoras) en plena correspondencia con las relaciones capitalistas. Pero

    resulta algo ms que extrao operar con esos conceptos ahora que la clase obrera,

    lejos de estar privada del Poder y de los medios de produccin, es, por el contrario,

    duea del Poder y de los medios de produccin. Hoy, en nuestro rgimen, resultanbastante absurdas las palabras acerca de la fuerza de trabajo como mercanca y de la

    contrata de obreros. Parece como si la clase obrera, duea de los medios de

    produccin, se contratara a s misma y se vendiera a s misma su fuerza de trabajo.

    Igualmente extrao resulta hablar hoy de trabajo indispensable y suplementario.

    Parece como si en nuestras condiciones el trabajo entregado por los obreros a la

    sociedad para ampliar la produccin, para fomentar la instruccin pblica y la

    sanidad, para organizar la defensa, etc., no fuese tan indispensable a la clase obrera,

    que est hoy en el Poder, como el trabajo gastado en cubrir las necesidades

    personales del obrero y de su familia.

    Conviene sealar que Marx, en su obra Crtica del programa de Gotha --obra en

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    la que ya no analiza el capitalismo, sino, entre otras cosas, la primera fase de la

    sociedad comunista--, reconoce el trabajo entregado a la sociedad para ampliar la

    produccin, para la instruccin pblica, para la sanidad, para los gastos de

    administracin, para crear reservas, etc., tan indispensable como el trabajo gastado en

    cubrir las necesidades de consumo de la clase obrera.

    Pienso que nuestros economistas deben poner fin a ese desacuerdo entre los viejosconceptos y el nuevo estado de cosas que existe en nuestro pas socialista,

    sustituyendo los viejos conceptos por conceptos nuevos, de acuerdo con el nuevo

    estado de cosas.

    Ese desacuerdo se ha podido tolerar hasta cierto momento, pero ha llegado la hora

    en que, por fin, debemos liquidarlo.

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    3. La ley del valor en el socialismo

    A veces se pregunta si la ley del valor existe y acta en nuestro pas, en nuestro

    rgimen socialista.

    S, existe y acta. All donde hay mercancas y produccin mercantil no puede por

    menos de existir la ley del valor.En nuestro pas la ley del valor extiende su accin, ante todo, a la circulacin de

    mercancas, al intercambio de mercancas mediante la compraventa, al intercambio,

    principalmente, de las mercancas de consumo personal. Aqu, en esta esfera, la ley

    del valor sigue desempeando, naturalmente en ciertos lmites, el papel de regulador.

    Pero la accin de la ley del valor no queda limitada a la esfera de la circulacin de

    mercancas. Se extiende tambin a la produccin. Cierto es que en nuestra produccin

    socialista la ley del valor no desempea un papel regulador, pero, con todo y con eso,

    acta sobre la produccin, cosa que debe ser tenida en cuenta al dirigir sta. La

    realidad es que los productos destinados al consumo, necesarios para cubrir los gastosde fuerza de trabajo en el proceso de la produccin, se producen y se realizan en

    nuestro pas como mercancas sometidas a la accin de la ley del valor. Aqu,

    precisamente, se pone de manifiesto la accin de la ley del valor sobre la produccin.

    Por este motivo tienen hoy importancia para nuestras empresas cuestiones como el

    clculo econmico y la rentabilidad, el costo de produccin, los precios, etc. Por eso

    nuestras empresas no pueden ni deben despreciar la ley del valor.

    Es eso bueno? No es malo. En las condiciones actuales de nuestro pas, no es

    malo, ni mucho menos, pues esa circunstancia ensea a los camaradas que trabajan en

    el dominio de la economa a dirigir de un modo racional la produccin y losdisciplina. No es malo porque ensea a los dirigentes de nuestra economa a calcular

    las magnitudes de la produccin, a calcularas exactamente y a tener en cuenta con la

    misma exactitud las cosas reales en la produccin, en vez de hablar y hablar de

    datos aproximados, puro producto de la imaginacin. No es malo porque ensea a

    los dirigentes de nuestra economa a buscar, encontrar y aprovechar las reservas

    ocultas en las entraas de la produccin y a no pasar por encima de ellas sin

    advertiras. No es malo porque ensea a los dirigentes de nuestra economa a mejorar

    sistemticamente los mtodos de produccin, a reducir el costo de sta, a aplicar el

    principio del clculo econmico y a esforzarse por conseguir que las empresas seanrentables. Esta es una buena escuela prctica, que acelera el desarrollo de los cuadros

    que trabajan en nuestra economa y su conversin en verdaderos dirigentes de la

    produccin socialista en la actual etapa de desarrollo.

    La desgracia no estriba en que la ley del valor acta en nuestro pas sobre la

    produccin. La desgracia consiste en que los dirigentes de nuestra economa y los

    encargados de planificarla conocen mal, salvo raras excepciones, la accin de la ley

    del valor, no estudian esa accin y no saben tenerla en cuenta al hacer sus clculos. A

    ello, precisamente, se debe la confusin que an reina en cuanto a la poltica de

    precios. Dar un ejemplo entre muchos. Hace algn tiempo se resolvi regular, eninters del cultivo del algodn, la correlacin de precios entre el algodn y los

    cereales, precisar los precios de los cereales que se venden a los cultivadores de

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    algodn y elevar los precios del algodn que se entrega al Estado. En relacin con

    ello, algunos dirigentes de nuestra economa y los camaradas que la planifican

    hicieron una propuesta que no pudo por menos de asombrar a los miembros del C.C,

    ya que en la propuesta el precio de una tonelada de trigo casi equivala al de una

    tonelada de algodn, con la particularidad de que el precio de la tonelada de cereal se

    igualaba al precio de una tonelada de pan. Cuando los miembros del C.C. observaronque el precio de una tonelada de pan deba ser ms alto que el de una tonelada de

    cereal, debido a los gastos complementarios de molienda y cochura y que el algodn,

    en general, era mucho ms caro que el trigo, como lo atestiguan tambin los precios

    del algodn y del trigo en el mercado mundial, los autores de la propuesta no

    pudieron decir nada inteligible. En vista de ello, el C.C. tuvo que tomar el asunto en

    sus manos, reducir el precio del trigo y elevar el del algodn. Qu habra ocurrido si

    la propuesta de esos camaradas hubiese entrado en vigor? Habramos arruinado a los

    cultivadores de algodn y nos hubisemos quedado sin este producto.

    Pero, quiere decir todo esto que la accin de la ley del valor tiene en nuestro pasva libre, como bajo el capitalismo, que la ley del valor es en nuestro pas un

    regulador de la produccin? No, no quiere decir eso. En realidad, la esfera de accin

    de la ley del valor est en nuestro rgimen econmico rgidamente circunscrita y

    limitada. Ya he dicho que la esfera de accin de la produccin mercantil est en

    nuestro rgimen circunscrita y limitada. Lo mismo hay que decir de la esfera de

    accin de la ley del valor. Es indudable que la ausencia de la propiedad privada sobre

    los medios de produccin y que la socializacin de estos medios tanto en la ciudad

    como en el campo no pueden por menos de limitar la esfera de accin de la ley del

    valor y su influencia en la produccin.En el mismo sentido acta la ley del desarrollo armnico (proporcional) de la

    economa del pas, que ha sustituido a la ley de la concurrencia y de la anarqua de la

    produccin.

    En el mismo sentido actan nuestros planes anuales y quinquenales, y, en general,

    toda nuestra poltica econmica, que se basan en las exigencias de la ley del

    desarrollo armnico de la economa del pas.

    Todo ello, sumado, hace que la esfera de accin de la ley del valor est en nuestro

    pas rigurosamente limitada y que en nuestro rgimen la ley del valor no puedadesempear el papel de regulador de la produccin.

    Ello, precisamente, explica el hecho asombroso de que, a pesar del desarrollo

    ininterrumpido e impetuoso de nuestra produccin socialista, la ley del valor no

    conduzca en nuestro pas a crisis de superproduccin, mientras esa misma ley del

    valor, que en el capitalismo tiene amplio campo de accin, conduce en los pases

    capitalistas, a pesar del bajo ritmo del incremento de la produccin en esos pases, a

    crisis peridicas de superproduccin.

    Se dice que la ley del valor es una ley constante, obligatoria para todos los

    perodos del desarrollo histrico, y que, si pierde su fuerza como regulador de lasrelaciones de cambio en el perodo de la segunda fase de la sociedad comunista,

    conservar en esa fase de desarrollo su fuerza como regulador de las relaciones entre

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    las distintas ramas de la produccin, como regulador de la distribucin del trabajo

    entre las ramas de la produccin.

    Eso es completamente equivocado. El valor, lo mismo que la ley del valor, es una

    categora histrica vinculada a la existencia de la produccin mercantil. Cuando la

    produccin mercantil desaparezca, desaparecern tambin el valor, en todas sus

    formas, y la ley del valor.

    En la segunda fase de la sociedad comunista, la cantidad de trabajo invertido en la

    produccin de productos no se medir indirectamente, a travs del valor y de sus

    formas, como ocurre en la produccin mercantil, sino de manera directa e inmediata,

    por la cantidad de tiempo, por la cantidad de horas invertidas en la produccin de los

    productos. En cuanto a la distribucin del trabajo entre las ramas de la produccin, no

    ser regulada por la ley del valor, que entonces habr perdido ya su fuerza, sino por el

    incremento de las necesidades de la sociedad en productos. Ser esta una sociedad en

    la que las necesidades de la misma regularn la produccin y el clculo de esas

    necesidades adquirir una importancia primordial para los organismos encargados de

    la planificacin.

    Es tambin completamente errnea la afirmacin de que en nuestro sistema

    econmico actual, en la primera fase de desarrollo de la sociedad comunista, la ley

    del valor regula las proporciones de la distribucin del trabajo entre las distintas

    ramas de la produccin.

    Si ello fuera as, no se comprenderla por qu en nuestro pas no se desarrolla al

    mximo la industria ligera, la ms rentable, dndole preferencia frente a la industria

    pesada, que con frecuencia es menos rentable y a veces no lo es en absoluto.Si ello fuera as, no se comprendera por qu en nuestro pas no se cierran las

    empresas de la industria pesada que por el momento no son rentables y en las que el

    trabajo de los obreros no da el resultado debido y no se abren nuevas empresas de

    la industria ligera, indiscutiblemente rentable, en las que el trabajo de los obreros

    podra dar mayor resultado.

    Si eso fuera as, no se comprendera por qu en nuestro pas no se pasa a los

    obreros de las empresas poco rentables, aunque muy necesarias para la economa

    nacional, a empresas ms rentables, como debera hacerse de acuerdo con la ley del

    valor, a la que se atribuye el papel de regulador de las proporciones de la

    distribucin del trabajo entre las ramas de la produccin.

    Es evidente que, de hacer caso a esos camaradas, tendramos que renunciar a la

    primaca de la produccin de medios de produccin en favor de la produccin de

    medios de consumo. Y qu significa renunciar a la primaca de la produccin de

    medios de produccin? Significa suprimir la posibilidad de desarrollar

    ininterrumpidamente nuestra economa nacional, pues es imposible desarrollarla

    ininterrumpidamente si no se da preferencia a la produccin de medios de

    produccin.

    Esos camaradas olvidan que la ley del valor slo puede regular la produccin bajo

    el capitalismo, cuando existen la propiedad privada sobre los medios de produccin,

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    la concurrencia, la anarqua de la produccin y las crisis de superproduccin. Olvidan

    que la esfera de accin 'de la ley del valor est limitada en nuestro pas por la

    existencia de la propiedad social sobre los medios de produccin, por la accin de la

    ley del desarrollo armnico de la economa y, por consiguiente, tambin por nuestros

    planes anuales y quinquenales, que son un reflejo aproximado de las exigencias de

    esta ltima ley.Algunos camaradas deducen de aqu que la ley del desarrollo armnico de la

    economa del pas y la planificacin de la misma destruyen el principio de la

    rentabilidad de la produccin. Eso es completamente errneo. En realidad, ocurre

    todo lo contrario. Si consideramos la rentabilidad, no desde el punto de vista de esta o

    aquella empresa o rama de la produccin, y no en el transcurso de un ao, sino desde

    el punto de vista de toda la economa nacional y en un perodo, por ejemplo, de diez a

    quince aos --sta sera la nica forma acertada de enfocar el problema--, veramos

    que la rentabilidad temporal e inconsistente de esta o aquella empresa o rama de la

    produccin no puede en absoluto compararse con la forma superior de rentabilidad,slida y constante, que nos dan la accin de la ley del desarrollo armnico de la

    economa nacional y la planificacin de la misma, librndonos de las crisis

    econmicas peridicas, que destruyen la economa nacional y causan a la sociedad

    tremendos daos materiales, y asegurndonos el desarrollo ininterrumpido de la

    economa nacional y el elevado ritmo de este desarrollo.

    En pocas palabras: no cabe duda de que en las condiciones socialistas de la

    produccin que existen actualmente en nuestro pas la ley del valor no puede regular

    las proporciones de la distribucin del trabajo entre las distintas ramas de la

    produccin.

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    4. La supresin de la oposicin entre la ciudad y el campo, entre el trabajo

    intelectual y el trabajo manual y la liquidacin de las diferencias entre ellos

    Este encabezamiento se refiere a varios problemas que se distinguen unos de otros

    esencialmente; sin embargo, yo los uno en un mismo captulo, pero no para

    confundirlos, sino nicamente para ser ms breve.

    El problema de la supresin de la oposicin entre la ciudad y el campo, entre la

    industria y la agricultura, es un problema conocido, planteado hace mucho por Marx

    y por Engels. La base econmica de esta oposicin es la explotacin del campo por la

    ciudad, la expropiacin de los campesinos y la ruina de la mayor parte de la

    poblacin rural por todo el proceso de desarrollo de la industria, el comercio y el

    sistema de crditos en el capitalismo. Por eso la oposicin entre la ciudad y el campo

    en el capitalismo debe ser considerada como una oposicin de intereses. Sobre esta

    base naci la actitud hostil del campo hacia la ciudad y, en general, hacia la gente de

    la ciudad.

    Es indudable que con la destruccin del capitalismo y del sistema de explotacin,

    con el fortalecimiento del rgimen socialista, en nuestro pas deba desaparecer

    tambin la oposicin de intereses entre la ciudad y el campo, entre la industria y la

    agricultura. As ha ocurrido, precisamente. La enorme ayuda prestada a nuestros

    campesinos por la ciudad socialista y por nuestra clase obrera para liquidar a los

    terratenientes y a los kulaks fortaleci la base de la alianza de la clase obrera y los

    campesinos, y el abastecimiento sistemtico de los campesinos y de sus koljoses con

    tractores y otras mquinas de primera calidad ha convertido en amistad la alianza de

    la clase obrera y de los campesinos. Naturalmente, los obreros y los campesinos

    koljosianos constituyen dos clases que se distinguen por su situacin. Pero esta

    diferencia no debilita en medida alguna su amistad. Por el contrario, estn interesados

    en un mismo fin: el fortalecimiento del rgimen socialista y la victoria del

    comunismo. Por ello no tiene nada de extrao que no quede ni rastro de la vieja

    desconfianza y, menos an, del odio del campo hacia la ciudad.

    Todo eso significa que la base de la oposicin entre la ciudad y el campo, entre la

    industria y la agricultura, ha sido ya liquidada por nuestro actual rgimen socialista.

    Eso no significa, naturalmente, que la supresin de la oposicin entre la ciudad y el

    campo deba conducir al fenecimiento de las grandes ciudades (vase el Anti-Dhring de Engels). En vez de fenecer las grandes ciudades, aparecern nuevas

    grandes ciudades, como centros del florecimiento superior de la cultura, como centros

    no slo de la gran industria, sino de elaboracin de los productos agrcolas y de

    poderoso desarrollo de todas las ramas de la industria de la alimentacin. Esta

    circunstancia facilitar el florecimiento cultural del pas y conducir a que las

    condiciones de vida en la ciudad y en el campo sean las mismas.

    Una situacin anloga es la que existe en nuestro pas con el problema de la

    supresin de la oposicin entre el trabajo intelectual y el trabajo manual. Este es

    tambin un problema conocido, planteado hace tiempo por Marx y por Engels. Labase econmica de la oposicin entre el trabajo intelectual y el trabajo manual es la

    explotacin de los hombres dedicados al trabajo manual por los representantes del

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    trabajo intelectual. Todo el mundo conoce el divorcio existente bajo el capitalismo

    entre los hombres dedicados en las empresas al trabajo manual y el personal

    dirigente. Se sabe que sobre la base de este divorcio se desarroll la actitud hostil del

    obrero hacia el director, hacia el maestro, hacia el ingeniero y hacia otros

    representantes del personal tcnico, a los que consideraba enemigos suyos. Se

    comprende que, al ser destruidos el capitalismo y el sistema de explotacin, debadesaparecer tambin la oposicin de intereses entre el trabajo manual y el trabajo

    intelectual. Y en nuestro actual rgimen socialista ha desaparecido, efectivamente.

    Ahora los hombres dedicados al trabajo manual y el personal dirigente no son

    enemigos, sino camaradas y amigos, miembros de una misma comunidad de

    produccin, interesados vitalmente en la prosperidad y en el mejoramiento de la

    produccin. De su vieja enemistad no queda ni rastro.

    Tiene un carcter completamente distinto el problema de la desaparicin de las

    diferencias entre la ciudad (la industria) y el campo (la agricultura), entre el trabajo

    manual y el trabajo intelectual. Este problema no lo plantearon los clsicos delmarxismo. Es un problema nuevo, planteado por la prctica de la construccin

    socialista en nuestro pas.

    No ser ste un problema artificial? Tiene para nosotros alguna importancia

    prctica o terica? No se puede considerar este problema como un problema artificial.

    Al contrario es para nosotros un problema de la mayor importancia.

    Si tomamos, por ejemplo, la diferencia entre la agricultura y la industria, veremos

    que en nuestro pas no queda reducida a que las condiciones de trabajo sean en ellas

    distintas, sino, ante todo, principalmente, a que en la industria tenemos la propiedad

    de todo el pueblo sobre los medios de produccin y los productos, mientras que en la

    agricultura no tenemos la propiedad de todo el pueblo, sino la propiedad de

    determinados grupos, de los koljoses. Ya hemos dicho que esta circunstancia conduce

    al mantenimiento de la circulacin mercantil, y que slo al desaparecer esta

    diferencia entre la industria y la agricultura podr desaparecer la produccin

    mercantil, con todas las consecuencias que de ello se derivan. Por tanto, no se puede

    negar que la desaparicin de esta diferencia esencial entre la agricultura y la industria

    debe tener para nosotros una importancia de primer orden.

    Lo mismo hay que decir del problema de la liquidacin de la diferencia esencialentre el trabajo intelectual y el trabajo manual. Este problema tambin tiene para

    nosotros una importancia de primer orden. Antes de que la emulacin socialista

    adquiriese un carcter masivo, la industria se desarrollaba a duras penas, y muchos

    camaradas incluso plantearon la necesidad de amenguar el ritmo de su desarrollo.

    Debase todo ello, principalmente, a que el nivel cultural y tcnico de los obreros era

    demasiado bajo y se encontraba muy a la zaga del nivel del personal tcnico. Sin

    embargo, la cosa cambi radicalmente cuando la emulacin socialista adquiri un

    carcter de masas. Precisamente despus de ello avanz la industria a ritmo

    acelerado. Por qu la emulacin socialista adquiri un carcter masivo? Porque entre

    los obreros aparecieron grupos de camaradas que no slo asimilaron el mnimo de

    conocimientos tcnicos indispensables, sino que fueron ms lejos y se pusieron al

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    nivel del personal tcnico, empezaron a hacer observaciones a los peritos y a los

    ingenieros, a echar por tierra las normas existentes, por considerarlas caducas y a

    introducir normas nuevas, ms modernas, etc., etc. Qu habra ocurrido si en vez de

    algunos grupos de obreros hubiese sido la mayora de stos la que hubiese elevado su

    nivel cultural y tcnico a la altura del nivel del personal tcnico? Nuestra industria

    habra alcanzado cumbres inaccesibles para la industria de otros pases. Por tanto, nose puede negar que la liquidacin de la diferencia esencial entre el trabajo intelectual

    y el trabajo manual, mediante la elevacin del nivel cultural y tcnico de los obreros a

    la altura del nivel del personal tcnico no puede por menos de tener para nosotros una

    importancia primordial.

    Algunos camaradas afirman que, con el tiempo, no slo desaparecer la diferencia

    esencial entre la industria y la agricultura entre el trabajo manual y el trabajo

    intelectual, sino tambin toda diferencia entre ellos. Eso no es cierto. La liquidacin

    de la diferencia esencial entre la industria y la agricultura no puede conducir a la

    liquidacin de toda diferencia entre ellas. Indudablemente, seguir existiendo algunadiferencia, aunque no esencial, debido a las diferencias en las condiciones de trabajo

    de la industria y de la agricultura. Incluso en la industria, si se consideran sus

    distintas ramas, las condiciones de trabajo no son en todas partes las mismas: las

    condiciones de trabajo en las minas de carbn, por ejemplo, se distinguen de las

    condiciones de trabajo de los obreros de una fbrica mecanizada de calzado; las

    condiciones de trabajo de los mineros se distinguen de las condiciones de trabajo de

    los obreros productores de mquinas. Si esto es cierto, con mayor razn debe

    conservarse cierta diferencia entre la industria y la agricultura.

    Lo mismo hay que decir respecto a la diferencia entre el trabajo intelectual y eltrabajo manual. La diferencia esencial entre ellos, es decir, la diferencia en cuanto al

    nivel cultural y tcnico, desaparecer, sin duda alguna. Pero, con eso y con todo eso,

    seguir existiendo alguna diferencia, si bien no esencial, aunque slo sea porque las

    condiciones de trabajo del personal dirigente de las empresas no son las mismas que

    las condiciones de trabajo de los obreros.

    Los camaradas que afirman lo contrario se basan, por lo visto, en una conocida

    frmula dada por m en algunos trabajos y que habla de la liquidacin de la diferencia

    entre la industria y la agricultura, entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, sin

    puntualizar que se trata de la liquidacin de la diferencia esencial, y no de todadiferencia. Precisamente as han comprendido esos camaradas mi frmula,

    suponiendo que se trata de la liquidacin de toda diferencia. Pero eso significa que la

    frmula no era exacta, que no puede satisfacernos. Debemos desecharla y sustituirla

    por otra formulacin, que diga que sern suprimidas las diferencias esenciales y

    subsistirn diferencias no esenciales entre la industria y la agricultura, entre el trabajo

    intelectual y el trabajo manual.

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    5. La disgregacin del mercado mundial nico y el ahondamiento de la crisis

    del sistema capitalista mundial

    La disgregacin del mercado mundial nico y omnmodo debe ser considerada

    como el resultado econmico ms importante de la segunda guerra mundial y de sus

    consecuencias econmicas. Esta circunstancia determin una profundizacin an

    mayor de la crisis general del sistema capitalista mundial.

    La misma segunda guerra mundial fue engendrada por esta crisis. Cada una de las

    dos coaliciones capitalistas que se enzarzaron durante la guerra, pensaba derrotar a su

    enemigo y conquistar la dominacin del mundo. En esto buscaban la salida de la

    crisis. Los Estados Unidos pensaban poner fuera de combate a sus competidores ms

    peligrosos, Alemania y el Japn, apoderarse de los mercados extranjeros y de los

    recursos mundiales de materias primas y conquistar la dominacin del mundo.

    Sin embargo, la guerra no justific esas esperanzas. Cierto es que Alemania y el

    Japn quedaron fuera de combate como competidores de los tres pases capitalistasms importantes: los Estados Unidos, Inglaterra y Francia. Pero, al mismo tiempo, se

    desgajaron del sistema capitalista China y las democracias populares de Europa,

    formando, con la Unin Sovitica, el unido y poderoso campo socialista, opuesto al

    campo del capitalismo. Una consecuencia econmica de la existencia de los dos

    campos opuestos ha sido la disgregacin del mercado mundial nico y omnmodo;

    tenemos hoy la existencia paralela de dos mercados mundiales, opuestos tambin el

    uno al otro.

    Debemos sealar que los Estados Unidos, Inglaterra y Francia han contribuido

    ellos mismos, aunque sin quererlo, claro est, a la formacin y al fortalecimiento delnuevo mercado mundial paralelo. Sometieron a un bloqueo econmico a la U.R.S.S.,

    China y las democracias populares de Europa --que no entraron en el sistema del

    plan Marshall--, suponiendo que con su bloqueo lograran estrangular a todos esos

    pases. En realidad, en vez de ser estrangulado, el nuevo mercado mundial se ha

    fortalecido.

    Ahora bien, la causa principal de lo dicho no es, claro est, el bloqueo econmico,

    sino el hecho de que, en el perodo

    que ha seguido a la guerra, esos pases se han agrupado estrechamente desde el

    punto de vista econmico y han organizado la colaboracin y la ayuda mutua en el

    dominio de la economa. La experiencia de esa colaboracin demuestra que ningn

    pas capitalista hubiera podido prestar a las democracias populares una ayuda tan

    eficaz y tan calificada desde el punto de vista tcnico como la que les presta la Unin

    Sovitica. No se trata slo de que esa ayuda es barata en grado mximo y altamente

    calificada desde el punto de vista tcnico. Se trata, ante todo, de que la base de esa

    colaboracin es el sincero deseo de ayudarse mutuamente y de alcanzar un auge

    econmico general. En consecuencia la industria de esos pases ha logrado un

    elevado ritmo de desarrollo. Puede afirmarse que, dado ese ritmo de desarrollo de la

    industria, esos pases pronto se pondrn a tal altura, que no necesitarn importarmercancas de los pases capitalistas, sino que ellos mismos sentirn la necesidad de

    exportar las mercancas excedentes por ellos producidas.

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    Pero de aqu se desprende que la esfera de explotacin de los recursos mundiales

    por los principales pases capitalistas (los Estados Unidos, Inglaterra y Francia) no va

    a ampliarse, sino a reducirse, que las condiciones del mercado mundial de venta

    empeorarn para esos pases, extendiendo y profundizando en ellos el fenmeno de

    las empresas que no trabajan a pleno rendimiento. En esto, justamente, consiste la

    profundizacin de la crisis general del sistema capitalista mundial, profundizacinrelacionada con la disgregacin del mercado mundial.

    Eso lo perciben los propios capitalistas, pues es difcil no sentir la prdida de

    mercados como la U.R.S.S. y China. Los capitalistas tratan de resarcirse de esas

    dificultades con el plan Marshall, con la guerra en Corea, con la carrera

    armamentista y con la militarizacin de la industria. Pero lo que hace esa gente se

    parece mucho a lo de agarrarse a un clavo ardiendo.

    Esa situacin plantea ante los economistas dos problemas:

    a) Se puede afirmar que sigue todava en pie la conocida tesis de Stalin respecto ala estabilidad relativa de los mercados en el perodo de la crisis general del

    capitalismo, tesis formulada antes de la segunda guerra mundial?

    b) Se puede afirmar que sigue todava en pie la conocida tesis formulada por

    Lenin en la primavera de 1916 de que, a pesar de hallarse en proceso de

    descomposicin, el capitalismo se desarrolla en su conjunto con una rapidez

    inconmensurablemente mayor que antes?

    Pienso que eso no se puede afirmar. Debido a las nuevas condiciones, surgidas en

    relacin con la segunda guerra mundial, hay que considerar que ambas tesis han

    envejecido.

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    6. La inevitabilidad de las guerras entre los pases capitalistas

    Algunos camaradas afirman que, debido al desarrollo de nuevas condiciones

    internacionales despus de la segunda guerra mundial, las guerras entre los pases

    capitalistas han dejado de ser inevitables. Consideran esos camaradas que las

    contradicciones entre el campo del socialismo y el campo del capitalismo son ms

    fuertes que las contradicciones entre los pases capitalistas; que los Estados Unidosdominan lo bastante a los dems pases capitalistas para no dejarles combatir entre s

    y debilitarse mutuamente; que los hombres ms inteligentes del capitalismo han sido

    lo bastante aleccionados por la experiencia de las dos guerras mundiales --guerras

    que han causado serios perjuicios a todo el mundo capitalista-- para no permitirse

    arrastrar de nuevo a los pases capitalistas a una guerra entre s; y que, en virtud de

    todo eso, las guerras entre los pases capitalistas han dejado de ser inevitables.

    Esos camaradas se equivocan. Ven los fenmenos exteriores, que aparecen en la

    superficie, pero no advierten las fuerzas de fondo que, si por el momento actan

    imperceptiblemente, sern, en fin de cuentas, las que determinen el desarrollo de los

    acontecimientos.

    En apariencia, todo marcha felizmente: los Estados Unidos tienen a racin a la

    Europa Occidental, al Japn y a otros pases capitalistas; Alemania (la del Oeste),

    Inglaterra, Francia, Italia y el Japn, que han cado en las garras de Estados Unidos,

    cumplen, sumisos, las rdenes de ese pas. Pero sera un error suponer que ese

    bienestar puede subsistir por los siglos de los siglos, que esos pases soportarn

    siempre el dominio y el yugo de Estados Unidos y que no intentarn arrancarse de la

    esclavitud a que los tienen sometidos los norteamericanos y emprender un camino de

    desarrollo independiente.

    Tomemos, ante todo, a Inglaterra y a Francia. Es indudable que son pases

    imperialistas. Es indudable que las materias primas baratas y los mercados de venta

    asegurados tienen para ellos una importancia de primer orden. Se puede suponer que

    esos pases soportarn eternamente la situacin actual, en la que los norteamericanos,

    al socaire de la ayuda segn el plan Marshall, penetran profundamente en la

    economa de Inglaterra y de Francia, con el afn de convertirla en un apndice de la

    economa de los Estados Unidos? Soportarn eternamente esos pases que el capital

    norteamericano eche la zarpa a las materias primas y a los mercados de venta en lascolonias anglo-francesas y prepare de este modo una catstrofe para los elevados

    beneficios de los capitalistas anglo-franceses? No ser ms acertado decir que la

    Inglaterra capitalista y, tras ella, la Francia capitalista se vern, en fin de cuentas,

    obligadas a arrancarse del abrazo de los Estados Unidos y a tener un conflicto con

    ellos para asegurarse una situacin independiente y, claro est, elevados beneficios?

    Pasemos a los principales pases vencidos, a Alemania (la del Oeste) y al Japn.

    Estos pases arrastran hoy una existencia miserable bajo la bota del imperialismo

    norteamericano. Su industria y su agricultura, su comercio y su poltica exterior e

    interior, toda su vida se ve encadenada por el rgimen norteamericano deocupacin. Y esos pases todava ayer eran grandes potencias imperialistas, que

    sacudieron los fundamentos del dominio de Inglaterra, los Estados Unidos y Francia

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    en Europa y en Asia. Suponer que esos pases no tratarn de ponerse en pie otra vez,

    de dar al traste con el rgimen de los Estados Unidos y de abrirse paso hacia un

    camino de desarrollo independiente, significa creer en milagros.

    Se dice que las contradicciones entre el capitalismo y el socialismo son ms fuertes

    que las contradicciones entre los pases capitalistas. Tericamente, eso es acertado,

    claro est. Y no slo lo es ahora, hoy da, sino que lo era tambin antes de la segundaguerra mundial. Y, ms o menos, eso lo comprendan los dirigentes de los pases

    capitalistas. Sin embargo, la segunda guerra mundial no empez por una guerra

    contra la U.R.S.S., sino por una guerra entre pases capitalistas. Por qu? En primer

    trmino, porque la guerra contra la U.R.S.S., como el pas del socialismo, es ms

    peligrosa para el capitalismo que la guerra entre pases capitalistas, pues si la guerra

    entre pases capitalistas slo plantea la cuestin del predominio de unos pases

    capitalistas sobre otros pases capitalistas, la guerra contra la U.R.S.S. debe plantear

    inevitablemente la cuestin de la existencia del propio capitalismo. En segundo

    trmino, porque los capitalistas, aunque con fines de propaganda alborotan acercade la agresividad de la Unin Sovitica, no creen ellos mismos lo que dicen, pues

    tienen en cuenta la poltica pacfica de la Unin Sovitica y saben que este pas no

    agredir a los pases capitalistas.

    Despus de la primera guerra mundial considerbase tambin que Alemania haba

    sido puesto fuera de combate para siempre, como algunos camaradas piensan hoy del

    Japn y de Alemania. Entonces tambin se hablaba y se alborotaba en la prensa

    diciendo que los Estados Unidos tenan a Europa a racin, que Alemania no podra

    ponerse de nuevo en pie y que no habra ya ms guerras entre los pases capitalistas.

    Sin embargo, a pesar de todas esas consideraciones, Alemania levant cabeza y sepuso en pie como una gran potencia al cabo de unos quince o veinte aos despus de

    su derrota, arrancndose a la esclavitud y emprendiendo el camino de un desarrollo

    independiente. Es muy sintomtico que fueran precisamente Inglaterra y los Estados

    Unidos quienes ayudaron a Alemania a resurgir econmicamente y a elevar su

    potencial econmico militar. Claro est que, al ayudar a Alemania a ponerse en pie

    econmicamente, los Estados Unidos e Inglaterra pensaban orientar a Alemania, una

    vez repuesta, contra la Unin Sovitica, utilizarla contra el pas del socialismo. Sin

    embargo, Alemania dirigi sus fuerzas, en primer trmino, contra el bloque anglo-

    franco-norteamericano. Y cuando la Alemania hitleriana declar la guerra a la UninSovitica, el bloque anglo-franco-norteamericano, no slo no se uni a la Alemania

    hitleriana, sino que, por el contrario, se vio constreido a formar una coalicin con la

    U.R.S.S., contra la Alemania hitleriana.

    Por tanto, la lucha de los pases capitalistas por los mercados y el deseo de hundir

    a sus competidores resultaron prcticamente ms fuertes que las contradicciones entre

    el campo del capitalismo y el campo del socialismo.

    Se pregunta: qu garanta puede haber de que Alemania y el Japn no vuelvan a

    ponerse en pie, de que no traten de escapar de la esclavitud norteamericana y de vivir

    una vida independiente? Pienso que no hay tales garantas.

    Pero de aqu se desprende que la inevitabilidad de las guerras entre los pases

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    capitalistas sigue existiendo.

    Se dice que la tesis de Lenin relativa a que el imperialismo engendra

    inevitablemente las guerras debe considerarse caducada, por cuanto en el presente

    han surgido poderosas fuerzas populares que actan en defensa de la paz, contra una

    nueva guerra mundial. Eso no es cierto.

    El presente movimiento pro paz persigue el fin de levantar a las masas populares a

    la lucha por mantener la paz, por conjurar una nueva guerra mundial.

    Consiguientemente, ese movimiento no persigue el fin de derrocar el capitalismo y

    establecer el socialismo, y se limita a los fines democrticos de la lucha por mantener

    la paz. En este sentido, el actual movimiento por mantener la paz se distingue del

    movimiento desarrollado en el perodo de la primera guerra mundial por la

    transformacin de la guerra imperialista en guerra civil, pues este ltimo movimiento

    iba ms lejos y persegua fines socialistas.

    Es posible que, de concurrir determinadas circunstancias, la lucha por la paz sedesarrolle hasta transformarse, en algunos lugares, en lucha por el socialismo, pero

    eso no sera ya el actual movimiento pro paz, sino un movimiento por derrocar el

    capitalismo.

    Lo ms probable es que el actual movimiento pro paz, como movimiento para

    mantener la paz, conduzca, en caso de xito, a conjurar una guerra concreta, a

    aplazarla temporalmente, a mantener temporalmente una paz concreta, a que dimitan

    los gobiernos belicistas y sean sustituidos por otros gobiernos, dispuestos a mantener

    temporalmente la paz. Eso, claro es, est bien. Eso incluso est muy bien. Pero todo

    ello no basta para suprimir la inevitabilidad de las guerras en general entre los pasescapitalistas. No basta, porque, aun con todos los xitos del movimiento en defensa de

    la paz, el imperialismo se mantiene, contina existiendo, y, por consiguiente,

    contina existiendo tambin la inevitabilidad de las guerras.

    Para eliminar la inevitabilidad de las guerras hay que destruir el imperialismo.

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    7. Las leyes econmicas fundamentales del capitalismo moderno y del

    socialismo

    Sabido es que la cuestin relativa a las leyes econmicas fundamentales del

    capitalismo y del socialismo ha sido planteada reiteradas veces en el transcurso de la

    discusin. A este respecto se han manifestado opiniones diversas, incluso las ms

    fantsticas. Por cierto, la mayora de los camaradas que han participado en ladiscusin ha reaccionado dbilmente ante este problema, y no se ha perfilado ninguna

    solucin. No obstante, ninguno de los camaradas ha negado la existencia de esas

    leyes.

    Existe una ley econmica fundamental del capitalismo? S, existe. Qu ley es

    sa?, cules son sus rasgos caractersticos? La ley econmica fundamental del

    capitalismo es una ley que no determina un aspecto aislado o unos procesos aislados

    del desarrollo de la produccin capitalista, sino todos los aspectos y todos los

    procesos mas importantes de ese desarrollo; por tanto, determina el fondo de la

    produccin capitalista, su esencia.

    No ser la ley del valor la ley econmica fundamental del capitalismo? No. La ley

    del valor es, ante todo, una ley de la produccin mercantil. Existi antes del

    capitalismo y sigue existiendo, lo mismo que la produccin mercantil, despus del

    derrocamiento del capitalismo, como ocurre, por ejemplo, en nuestro pas, si bien es

    cierto que con una esfera de accin limitada. Naturalmente, la ley del valor, que tiene

    una amplia esfera de accin en el capitalismo, desempea un gran papel en el

    desarrollo de la produccin capitalista pero no slo no determina la esencia de la

    produccin capitalista ni los fundamentos del beneficio capitalista, sino que ni

    siquiera plantea esos problemas. Por eso, no puede ser la ley econmica fundamental

    del capitalismo moderno.

    Con las mismas razones no pueden ser tampoco la ley econmica fundamental del

    capitalismo la ley de la concurrencia y de la anarqua de la produccin ni la ley del

    desarrollo desigual del capitalismo en los diferentes pases.

    Se dice que la ley de la norma media de beneficio es la ley econmica fundamental

    del capitalismo moderno. Eso no es cierto. El capitalismo moderno, el capitalismo

    monopolista, no puede darse por satisfecho con el beneficio medio, que, adems,

    tiene la tendencia a bajar debido a la elevacin de la composicin orgnica delcapital. El capitalismo monopolista moderno no exige el beneficio medio sino el

    beneficio mximo, necesario para llevar a cabo ms o menos regularmente la

    reproduccin ampliada.

    Lo que ms cerca est del concepto ley econmica fundamental del capitalismo es

    la ley de la plusvala, ley del nacimiento y del incremento del beneficio capitalista.

    Esa ley predetermina, efectivamente, los rasgos principales de la produccin

    capitalista. Pero la ley de la plusvala es demasiado general, y no toca los problemas

    de la norma superior de beneficio cuyo aseguramiento es condicin del desarrollo del

    capitalismo monopolista. Para llenar esta laguna hay que concretar la ley de laplusvala y desarrollarla de acuerdo con las condiciones del capitalismo monopolista,

    teniendo en cuenta que el capitalismo monopolista no exige cualquier beneficio, sino

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    el beneficio mximo. Esa, precisamente, ser la ley econmica fundamental del

    capitalismo moderno.

    Los rasgos principales y las exigencias de la ley econmica fundamental del

    capitalismo moderno podran formularse, aproximadamente, como sigue: asegurar el

    mximo beneficio capitalista, mediante la explotacin, la ruina y la depauperacin de

    la mayora de los habitantes del pas dado, mediante el avasallamiento y el saqueosistemtico de los pueblos de otros pases, principalmente de los pases atrasados, y,

    por ltimo, mediante las guerras y la militarizacin de la economa nacional, a las que

    se recurre para asegurar el mximo de beneficio.

    Se dice que el beneficio medio podra considerarse, sin embargo, por completo

    suficiente para el desarrollo capitalista en las condiciones actuales. Eso no es cierto.

    El beneficio medio es el nivel inferior de la rentabilidad, por debajo del cual la

    produccin capitalista es imposible. Pero sera ridculo suponer que los jerifaltes del

    capitalismo monopolista moderno tratan nicamente, al ocupar las colonias,

    esclavizar a los pueblos y gestar guerras, de asegurarse meramente el beneficio

    medio. No, no es el beneficio medio ni son los superbeneficios, que nicamente

    representan, como regla, cierta superacin del beneficio medio, sino el beneficio

    mximo, concretamente, el motor del capitalismo monopolista. Precisamente la

    necesidad de obtener beneficios mximos empuja al capitalismo monopolista a dar

    pasos tan arriesgados como el sojuzgamiento y el saqueo sistemtico de las colonias y

    de otros pases atrasados, la conversin de pases independientes en pases

    dependientes, la organizacin de nuevas guerras --que son para los jerifaltes del

    capitalismo moderno el mejor business para obtener beneficios mximos-- y, por

    ltimo, los intentos de conquistar la dominacin econmica del mundo.

    La importancia de la ley econmica fundamental del capitalismo consiste, entre

    otras cosas, en que, al determinar todos los fenmenos ms importantes del desarrollo

    del modo de produccin capitalista --sus ascensos y sus crisis, sus victorias y sus

    reveses, sus virtudes y sus defectos: todo su contradictorio desarrollo--, permite

    comprenderlos y explicarlos.

    He aqu uno de los numerosos y sorprendentes ejemplos.

    Todo el mundo conoce hechos de la historia y de la prctica del capitalismo que

    demuestran el impetuoso desarrollo de la tcnica en el capitalismo, hechos en los quelos capitalistas aparecen como abanderados de la tcnica avanzada, como

    revolucionarios en el dominio del desarrollo de la tcnica de la produccin. Pero

    tambin se conocen hechos de otro gnero, que evidencian altos en el desarrollo de la

    tcnica en el capitalismo, hechos en que los capitalistas aparecen como reaccionarios

    en el dominio del desarrollo de la nueva tcnica y pasan con frecuencia al trabajo a

    mano.

    A qu se deben estas flagrantes contradicciones? Unicamente pueden deberse a la

    ley econmica fundamental del capitalismo moderno, es decir, a la necesidad de

    obtener beneficios mximos. El capitalismo es partidario de la nueva tcnica cuandosta le promete los mayores beneficios. El capitalismo es contrario a la nueva tcnica

    y partidario del paso al trabajo a mano cuando la nueva tcnica deja de prometerle los

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    mayores beneficios.

    As estn las cosas en cuanto a la ley econmica fundamental del capitalismo

    moderno.

    Existe una ley econmica fundamental del socialismo? S, existe. En qu

    consisten los rasgos esenciales y las exigencias de esta ley? Los rasgos esenciales ylas exigencias de la ley econmica fundamental del socialismo podran formularse,

    aproximadamente, como sigue: asegurar la mxima satisfaccin de las necesidades

    materiales y culturales, en constante ascenso, de toda la sociedad, mediante el

    desarrollo y el perfeccionamiento ininterrumpidos de la produccin socialista sobre la

    base de la tcnica ms elevada.

    Por consiguiente, en vez de asegurar los beneficios mximos, asegurar la mxima

    satisfaccin de las necesidades materiales y culturales de la sociedad; en vez de

    desarrollar la produccin con intermitencias del ascenso a la crisis y de la crisis al

    ascenso, desarrollar ininterrumpidamente la produccin; en vez de intermitenciasperidicas en el desarrollo de la tcnica, acompaadas de la destruccin de las fuerzas

    productivas de la sociedad, el perfeccionamiento ininterrumpido de la produccin la

    base de la tcnica ms elevada.

    Se dice que la ley econmica fundamental del socialismo es la ley del desarrollo

    armnico, proporcional, de la economa nacional. Eso no es cierto. El desarrollo

    armnico de la economa nacional y, por tanto, la planificacin de la misma, que es

    un reflejo ms o menos fiel de esta ley, de por s no dan nada, si no se sabe en nombre

    de qu tarea se desarrolla planificadamente la economa nacional, o si esa tarea no se

    tiene clara. La ley del desarrollo armnico de la economa slo puede dar el resultadodebido cuando existe una tarea en nombre de la cual se desarrolla planificadamente la

    economa nacional. Esa tarea no puede ofrecerla la propia ley del desarrollo armnico

    de la economa nacional. Y menos an puede hacerlo la planificacin de la economa

    nacional. Esa tarea se encierra en la ley econmica fundamental del socialismo, bajo

    la forma de sus exigencias arriba expuestas. Por eso la accin de la ley del desarrollo

    armnico de la economa nacional nicamente puede tener va libre en el caso de que

    se apoye en la ley econmica fundamental del socialismo.

    En cuanto a la planificacin de la economa nacional, sta slo puede obtener

    buenos resultados si observa dos condiciones:

    a) si refleja acertadamente las exigencias de la ley del desarrollo armnico de la

    economa nacional;

    b) si est de acuerdo en todo con las exigencias de la ley econmica fundamental

    del socialismo.

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    8. Otras cuestiones

    1. La coaccin no econmica bajo el feudalismo.

    Naturalmente, la coaccin no econmica desempe cierto papel en el

    fortalecimiento del poder econmico de los terratenientes feudales; sin embargo, la

    base del feudalismo no fue esa coaccin, sino la propiedad feudal sobre la tierra.2. La propiedad personal del hogar koljosiano.

    No sera justo decir en el proyecto de libro de texto que cada hogar koljosiano

    posee en usufructo personal una vaca, ganado menor y aves de corral. Como es

    sabido, la vaca, el ganado menor, las aves, etc., no se poseen en realidad en usufructo

    personal sino que son propiedad personal del hogar koljosiano. La expresin en

    usufructo personal ha sido tomada, por lo visto, del Estatuto Modelo del artel

    agrcola. Pero en el Estatuto Modelo del artel agrcola se incurri en un error. La

    Constitucin de la U.R.S.S., que fue elaborada con ms minuciosidad, dice otra cosa,

    a saber:

    Cada hogar koljosiano... posee en propiedad personal una economa auxiliar,

    casa-vivienda, ganado productivo, aves de corral y aperos de labranza menudos.

    Esto, naturalmente, es acertado.

    Debera adems decirse, y con detalle, que cada koljosiano posee en propiedad

    personal de una a tantas vacas, segn las regiones; tantas y tantas ovejas, tantas y

    tantas cabras, tantos y tantos cerdos (indicando las cifras mnimas y mximas, segn

    las regiones) y un nmero ilimitado de aves de corral (patos, gansos, gallinas, pavos).

    Estos detalles tienen gran importancia para nuestros camaradas de otros pases que

    quieren saber con exactitud qu le ha quedado concretamente al hogar koljosiano en

    propiedad personal, despus de haber sido colectivizada en nuestro pas la

    agricultura.

    3. El valor del arriendo pagado por los campesinos a los terratenientes y el valor

    de los gastos de compra de la tierra.

    En el proyecto de manual se dice que, como resultado de la nacionalizacin de la

    tierra, los campesinos se vieron eximidos del pago de arriendos a los terratenientes

    por una suma total de unos 500.000.000 de rublos anuales (es necesario indicar

    rublos oro). Hara falta precisar esta cifra, pues, segn me parece, no comprende la

    suma total de arrendamiento en toda Rusia, sino solamente en la mayor parte de sus

    provincias. A la vez, hay que tener en cuenta que en algunas regiones perifricas de

    Rusia el pago del arriendo se haca en especie, cosa que, segn parece, no ha sido

    tomada en consideracin por los autores del proyecto de manual. Adems, es

    necesario no olvidar que los campesinos no slo se vieron eximidos del pago del

    arriendo, sino tambin de los gastos anuales de compra de la tierra. Se ha tenido en

    cuenta esto en el proyecto de manual? Me parece que no se ha tenido en cuenta,

    aunque hubiera sido necesario tenerlo.

    4. La ensambladura de los monopolios con el aparato de Estado.

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    La expresin ensambladura no es exacta. Es una expresin que registra de modo

    superficial y descriptivo el acercamiento de los monopolios y del Estado, pero no

    revela el sentido econmico de ese acercamiento. Se trata de que en el proceso de ese

    acercamiento no se produce una simple ensambladura, sino la subordinacin del

    aparato de Estado a los monopolios. Por esa razn, procedera desechar la palabra

    ensambladura y sustituirla por las palabras subordinacin del aparato de Estado alos monopolios.

    5. El empleo de la maquinaria en la U.R.S.S.

    En el proyecto de manual se dice que las mquinas se emplean en la U.R.S.S. en

    todos los casos en que economizan el trabajo a la sociedad. No es eso, ni mucho

    menos, lo que procedera decir. En primer lugar, las mquinas, en la U.R.S.S.,

    siempre economizan trabajo a la sociedad, y por ello no conocemos ningn caso en

    que no economicen en nuestro pas ese trabajo. En segundo lugar, las mquinas no

    slo economizan trabajo, sino que, a la vez, facilitan la labor de los trabajadores, y

    por ello en nuestro pas, a diferencia de los pases capitalistas, los obreros utilizan

    muy gustosamente las mquinas en su trabajo.

    Hubiera procedido decir, por tanto, que en ninguna parte se emplea la maquinaria

    de tan buena gana como en la U.R.S.S., pues las mquinas economizan trabajo a la

    sociedad y facilitan la labor de los obreros, y, como en la U.R.S.S. no hay paro, los

    obreros emplean gustosamente las mquinas en la economa nacional.

    6. La situacin material de la clase obrera en los pases capitalistas.

    Cuando se habla de la situacin material de la clase obrera se tiene habitualmente

    en cuenta a los obreros ocupados, dejando a un lado la situacin material del llamadoejrcito de reserva de los sin trabajo. Es acertada esa forma de tratar el problema de

    la situacin material de la clase obrera? Yo creo que no es acertada. Si existe un

    ejrcito de reserva de desocupados, cuyos componentes carecen de otro medio de

    vida que no sea la venta de su fuerza de trabajo, los desocupados no pueden por

    menos de formar parte de la clase obrera, y, si forman parte de ella, su situacin de

    miseria no puede dejar de influir en la situacin material de los obreros ocupados. Yo

    creo, por ello, que, al caracterizar la situacin material de la clase obrera en los pases

    capitalistas, se hubiera debido tener tambin en cuenta la situacin del ejrcito de

    reserva de los obreros parados.

    7. La renta nacional.

    Pienso que es indispensable incluir en el proyecto de manual un captulo nuevo

    sobre la renta nacional.

    8. Sobre la inclusin en el manual de un captulo especial acerca de Lenin y

    Stalin como fundadores de la Economa Poltica del socialismo.

    Yo pienso que se debe excluir del manual el captulo La doctrina marxista del

    socialismo. V.I. Lenin y J. V. Stalin, fundadores de la Economa Poltica del

    socialismo. Es por completo innecesario en el manual, ya que no aporta nada nuevoy es slo una pobre repeticin de lo que los captulos anteriores explican con mayor

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    detalle.

    En cuanto a las dems cuestiones, no tengo ninguna observacin que hacer a las

    Propuestas de los camaradas Ostrovitinov, Lentiev, Sheplov, Gatovski y otros.