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KOBIE (Serie Antropología Cultural). Bilbao Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia N. ºXI, pp. 105 a 118, año 2004/5. ISSN 0214-7971 MIRANDO HACIA ATRÁS SIN IRA. PIERRE (BOURDIEU) EN EL PAÍS DE LOS SOLTERONES En regardant en arriere sans colere Pierre (Bourdieu) dans le pays des célibataires José Ignacio Homobono (*) RESUMEN Pierre Bourdieu ha sido uno de los más prestigiosos intelectuales del siglo. La reciente edición de El baile de los solteros, su libro póstumo (2002), y su traducción al castellano (2004), nos proporciona una buena oca- sión para reflexionar -en y más allá del mismo- sobre la metodología utilizada por su autor para analizar la sociedad rural: explicando las estrategias matrimoniales y las condiciones de reproducción del campesinado. Además de su concepción de la etnosociología y de la construcción de la realidad por los agentes sociales; sin olvidar las relaciones con su Bearne natal. Palabras clave: Sociedad campesina. Intercambios matrimoniales. Sociología. Violencia simbólica. Habi- tus. Bearne. RÉSUMÉE Pierre Bourdieu a été un des plus prestigieux intellectuels du siecle. La récente édition a titre postume de Le baldes célibataires (2002). et son traduction a l'espagnol (2004), nous a fourni une bonne occassion pour réflé- chir -tant autour comme plus loin du livre- sur sa méthodologie a l'heure d'analyser la société rurale: il expli- que les stratégies sur les échanges matrimoniaux et les conditions de reproduction sociale des paysans. En plus, sans oublier la liaison avec son Béarn natal, il expose sa conception de l'ethnosociologie et de la construction de la réalité par les agents sociaux/ Mots clés: Société paysanne. Echanges matrimoniaux. Sociologie. Violence symbolique. Habitus. Béarn. LABURPENA PielTe Bourdieu mende honetako intelektual ospetsuenetako bat izan da. El baile de los solteros, bere hilondoko liburua (2002), duela gutxi argitaratu eta gaztelaniara itzuli da (2004) eta horrela, baserri-inguruneko gizartea aztertzeko idazleak erabilitako metodologiaz hausnartzeko aukera ematen zaigu: ezkontza-estrategiak, nekazarien ugalketarako baldintzak, etnosoziologiaren ikuskera, gizarte eragileen errealitate-eraikuntza eta Bearne bere jaioterriarekiko harremanak ere azaltzen ditu. Gako hitzak: Nekazari gizartea, ezkontza-trukeak. Soziologia. Bortizkeria sinbolikoa. Habitus. Beame. (''')UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO/ E. 1-1 . U. Facultad de CC. Sociales y Comunicación. Departamento de Sociología. Apartado 644. 48080 Bilbao. E-mail: [email protected]

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KOBIE (Serie Antropología Cultural). Bilbao Bizkaiko Foru Aldundia-Diputación Foral de Bizkaia N. ºXI, pp. 105 a 118, año 2004/5. ISSN 0214-7971

MIRANDO HACIA ATRÁS SIN IRA. PIERRE (BOURDIEU) EN EL PAÍS DE LOS SOLTERONES

En regardant en arriere sans colere Pierre (Bourdieu) dans le pays des célibataires

José Ignacio Homobono (*)

RESUMEN

Pierre Bourdieu ha sido uno de los más prestigiosos intelectuales del siglo. La reciente edición de El baile de los solteros, su libro póstumo (2002), y su traducción al castellano (2004), nos proporciona una buena oca­sión para reflexionar -en y más allá del mismo- sobre la metodología utilizada por su autor para analizar la sociedad rural: explicando las estrategias matrimoniales y las condiciones de reproducción del campesinado. Además de su concepción de la etnosociología y de la construcción de la realidad por los agentes sociales; sin olvidar las relaciones con su Bearne natal.

Palabras clave: Sociedad campesina. Intercambios matrimoniales. Sociología. Violencia simbólica. Habi­tus. Bearne.

RÉSUMÉE

Pierre Bourdieu a été un des plus prestigieux intellectuels du siecle. La récente édition a titre postume de Le baldes célibataires (2002). et son traduction a l'espagnol (2004), nous a fourni une bonne occassion pour réflé­chir -tant autour comme plus loin du livre- sur sa méthodologie a l'heure d'analyser la société rurale: il expli­que les stratégies sur les échanges matrimoniaux et les conditions de reproduction sociale des paysans. En plus, sans oublier la liaison avec son Béarn natal, il expose sa conception de l'ethnosociologie et de la construction de la réalité par les agents sociaux/

Mots clés: Société paysanne. Echanges matrimoniaux. Sociologie. Violence symbolique. Habitus. Béarn.

LABURPENA

PielTe Bourdieu mende honetako intelektual ospetsuenetako bat izan da. El baile de los solteros, bere hilondoko liburua (2002), duela gutxi argitaratu eta gaztelaniara itzuli da (2004) eta horrela, baserri-inguruneko gizartea aztertzeko idazleak erabilitako metodologiaz hausnartzeko aukera ematen zaigu: ezkontza-estrategiak, nekazarien ugalketarako baldintzak, etnosoziologiaren ikuskera, gizarte eragileen errealitate-eraikuntza eta Bearne bere jaioterriarekiko harremanak ere azaltzen ditu.

Gako hitzak: Nekazari gizartea, ezkontza-trukeak. Soziologia. Bortizkeria sinbolikoa. Habitus. Beame.

(''')UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO/ E. 1-1 . U. Facultad de CC. Sociales y Comunicación. Departamento de Sociología. Apartado 644. 48080 Bilbao. E-mail: [email protected]

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106 JOSÉ IGNACIO HOMOBONO

Introducción: retorno a las fuentes

En el ocaso de su fecunda vida Pierre Bourdieu' (1930-2002), uno de los más prestigiosos pensadores de nuestro tiempo e intelectual comprometido", se marcó Ja tarea de recopilar en un libro aparecido pós­tumamente -El baile de los solteros (2004 [2002])­tres artículos dedicados a los campesinos del Bearne, fruto de una primera investigación de campo y publi­cados en diferentes momentos: "Soltería y condición campesina" ( 1962), "Las estrategias matrimoniales en el sistema de reproducción" ( 1972) y "Reproduc­ción prohibida. La dimensión simbólica de la domi­nación económica" ( 1989).

En esta obra Bourdieu analiza la crisis de la socie­dad carnpesina1 en la que nació y creció, en la región pirenaica de Bearne, y el desvanecimiento de la visión autónoma del mundo de aquella con respecto al modo de vida urbano. Su objeto nuclear de estudio es el rol del matrimonio entre integrantes de las fami­lias campesinas en la reproducción de su vida social; en el contexto de la iffemediable crisis de un tipo de sociedad en vías de extinción, por la unificación del mercado nacional. El problema central que Bourdieu

Fue profesor de sociología en el Col/i•ge de France, director de estudios de la Éco/e des Hautes Études e11 Scie11ces Sociales y fundador del Centre E11ro1n!e1111e de Sociologie. Dirigió la revis­ta Acles de la recherc/1e e11 sciences sociales y sendas coleccio­nes de las editoriales Minuit y Seuil, además de ser promotor y director de Raisons d 'Agir Éditions. Muchos de sus libros va son verdaderos clásicos de 17i.s ciencias sociales. Acerca de su ~xlen­sa obra. véase Y. Dclsault y M-C. Riviere (2002): Bi/Jliograpliie des travaux de Pierre Bow:dieu. Pantin: Le Ternps des Cerises: y también Alonso, Martín , Moreno. (2004: 13-37). Bourdieu desa­rrolló herramientas conceptuales como: capital cultural, habitus, campo. distinción. poder simbólico, reflexividad o violencia sim­bólica (Wacquant. 2002: 96-100). Ha sido una de las figuras m~ís importantes de la sociología contemporánea, y su indagación epistemológica contribuyó a sacar a la sociología de los vaivenes entre explicación y comprensión, sujeto y estructura. leyes obje­tivas y verdades subjetivas.

2 Aunque este crítico tenaz del neoliberalismo y de la globaliza­ción nunca confundió las exigencias del conocimiento objetivo con las de la moral y de la acción liberadora, puesto que la cien­cia -y especialmente la ciencia social- debe preservar su esfera de autonomía y regirse por sus propias reglas. Sin plegarse a determinaciones económicas, sociales, religiosas ni políticas: y menos aún a seducciones mediáticas o a los "delirios postmoder­nos" y sus profecías banales; pero portando un "utopismo racio­nal", imprescindible para salvar las instituciones de bienestar social de la nueva barbarie neoliberal. Porque la ciencia social debe entenderse como un "servicio público" a los agentes socia­les, cuya misión es descubrir las causas objetivas y las razones subjetivas de la acción social (Bourdieu, 2001; Bouveresse. 2002: 3; Wacquant, 2002: 100).

3 Aunque con esta obra no agotó su interés analítico por el campe­sinado, objeto de un número monognifico [ 17-18 ( 1977): ;'Lu paysannerie, une classe-objet"] de Acles de la rec/1erc/1e e11 scic11ces sociales.

se plantea es el de explicar por qué en una sociedad asentada en el derecho de los primogénitos varones, son éstos quienes en su gran mayoría permanecen solteros.

Recuperados como parte de un esfuerzo para rein­terpretar su propia trayectoria intelectual, estos artí­culos se confunden con la autobiografía de su autor. Pertenecen a tres momentos distintos de su trayecto­ria: en sus inicios, en la etapa de definiciones clave de su carrera y en la madurez. constituyendo, al pro­pio tiempo, un ejemplo privilegiado de cómo se cons­truye un modelo analítico acumulativo a lo largo de una trayectoria heurística, desde la fenomenología de la vida afectiva hasta una visión del mundo social más distanciada y realista, ya que según su propio autor:

"Los artículos recopilados aquí remiten en tres ocasiones al mismo problema, pero cada vez con un bagaje teórico más profundo porque es más general y, no obstante, tiene mayor base empírica.

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MIRANDO HACIA ATRAS SIN IRA PIERRE (BOURD!EU) EN EL PAÍS DE LOS SOLTERONES I07

Y, por ello, pueden resultar interesantes para aque­llos que deseen seguir una investigación de acuer­do con la lógica de su desaITollo y llevarlos al convencimiento, que yo siempre he tenido, de que cuanto más profundiza el análisis teórico, más cerca está de los datos de la observación" (Bour­dieu, 2004 a: 11 ).

Estos textos, enriquecidos con una serie ele apén­dices, una interesante introducción, y un post-scrip­tum de suma utilidad para comprender la hipocresía de la sociedad urbana, e incluso de sus críticos, en relación con una clase campesina p1ivada "del contra­discurso capaz de constituirla en sujeto de su propia verdad", de definir los principios de su identidad una vez aniquilado su imaginario (Bourdieu, 1988: 392). Y, ya desde el primero, contienen los modos de refle­xión sociológica que recorrerán el conjunto de la obra de Bourdieu (Moreno, 2004: 146). Su muerte, solo dos meses antes de la publicación de esta obra, otor­ga un valor añadido a su interés intrínseco dado por la combinación de experiencias biográficas y de la puesta en juego de los conceptos fundamentales de su pensamiento.

2. De Argelia al Bearne y desde la filosofía hasta la (etno)sociología: un doble viaje iniciático

Con el primer artículo de 1962, se presenta un joven Bourdieu que aún no había adquirido su arsenal de herramientas teóricas, y que conecta con sus pri­meras experiencias etnográficas entre los campesinos de Argelia (True, 2002). Bourdieu se distancia de la filosofía para dar el paso hasta la antropología y la sociología1 entonces infravaloradas por la élite acadé­mica~ en un momento en el que la etnología de las sociedades campesinas europeas era casi inexistente, y cuando la sociología rural se mantenía a considera­ble distancia del "campo"; pagando el precio de un "desplazamiento negativo en el espacio universita­rio" a cambio del .. sueño confuso de una reintegra­ción en el mundo natal", con el que busca reconciliar­se mediante la tarea etnográfica y la inmersión total del observador, que convierten su experiencia en "una ascesis de aire iniciático" (Bourdieu, 2004 a: 12-13).

4 Un proceso que se había iniciado cuando se despertó su interés, político y científico, por la sociedad argelina, y que se concretó en su Sociologie de I '.4/gérie ( 1957); estudio en el que combina­ba impecablemente análisis históricos. etnológicos y sociológi­cos (Wacquant, 2002: 97). Y al que seguirían Trctvail et travai­lleur.v en Algérie ( 1963) y Le déraci11e111e11t. La crise de / 'agri­c11/t11re tradítionelle e11 Algérie ( 1964). Sin embargo en las dife­rentes etapas de su obra siempre permanecerá la huella del filó­sofo.

Bourdieu se muestra fascinado con Ia vida que retrata y su estilo es fundamentalmente descriptivo; este primer artículo es tan largo como los otros dos juntos, ocupando la mitad del libro y bastante más con sus apéndices. Con desproporción entre la canti­dad de testimonios y estadísticas y las discretas con­clusiones que sacan partido a tanto dato, aunque los problemas planteados quedan listos para ser aborda­dos por nuevos análisis. Su forma de investigar y de exponer se aparta de los hábitos académicos domi­nantes, porque no es frecuente que un sociólogo se dedique a discutir las condiciones de cientificidad de su disciplina y, al propio tiempo, incorpore a su dis­curso descripciones casi fenomenológi cas, con auxi­lio de fotografías, entrevistas, datos estadísticos, o noticias de prensa.

Por la época que sigue a la publicación del primer artículo, Bourdieu trata de unir Ja teoría rigurosa y la observación sistemática, en contra de Ias hegemóni­cas tendencias empiricistas de la sociología nortea­mericana, pero también de la inclinación teorética del contexto intelectual francés. Insensiblemente va deri­vando, al propio tiempo, desde la antropología hasta la sociología, disciplina que le parecía más adecuada para comprender la complejidad de la realidad social que la antropología estructuralista (Wacquant, 2002: 98). Pero sus primeros trabajos empíricos sobre la aldea kabilefia y su cultura, o el sudoeste rural fran­cés, en una perspectiva netamente antropológica, contribuyen a fundamentar su trabajo teórico ulterior. Incluso los conceptos de estrategia, de lzabitus, de capo social, de capital o de dominación han sido for­jados a partir de su experiencia de los cambios en estas sociedades locales mediterráneas, después generalizadas al conjunto de la sociedad francesa. Y tan etnológico como estos trabajos, en una época en que la antropología se va adentrando en las socieda­des industriales y modernas es La Distinción, una de sus obras mayores (Bensa, 2004: 250). Como él mismo Bourdieu afirmó: "Mis investigaciones sobre el casamiento en Bearne fueron para mí el punto de pasaje, y de articulación, entre la etnología y la socio­logía (1988: 67).

Bourdieu va aboliendo las fronteras disciplinares, particularmente a nivel metodológico: analizando las prácticas sociales desde el punto de vista del observa­do y no del observador, y reaccionando contra la etnología positivista de esa época (Addi, 2002: 20-22), en una praxis transdisciplinar que él mismo cali­ficó como etnosociología y que trasgrede las fronte­ras disciplinares apoyado en la sólida coherencia interna de sus investigaciones. Y nunca creyó en la fragmentación de la ciencia social, ni tan siquiera en las especializaciones de la sociología; porque estudiar

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JOSÉ IGNACIO HOMOBONO

un hecho social significa conectarlo con múltiples dimensiones. Sostuvo que existe algo de malsano en la persistencia de la etnología como ciencia separada, para afirmar que: "' ... todo mi trabajo, desde hace más de veinte años, tiende a abolir la oposición entre la etnología y la sociología" (1988: 81 ).

Cuando Bourdieu, tras su experiencia argelina, retorna al Bearne, ya trae consigo un nivel de com­prensión y de teorización de los sistemas de reproduc­ción y del cambio social, adquiridos en el análisis de la crisis de la agricultura tradicional argelina. Median­te su paso por Argelia ha adquirido el oficio y 1a mira­da del sociólogo, si no del antropólogo, y útiles tales como la fotografía, el mapa, la estadística, cómo enfo­car una entrevista y cómo escribir5

• Capital que rein­vierte en el campo bearnés con el frenesí científico de quien descubre el placer de objetivar experiencias y estructuras, más all<:í de su condición subjetiva de actor social (True, 2003: 2, 6). Este trabajo de retorno

Lahouari Addi

Sociologie et anthropologie

chez Pierre Bourdieu Le paradigme anthropologique kabyle

et .. ses conséq11~ru:es tlzéoriques

11, i i I a,

i , . ~

Li\. DÉCOUVERTE

5 Bourdieu compatibiliza las técnicas de la entrevista y la observa­ción con una impresionante panoplia de datos cuantitativos. pero siempre supeditados a un discurso cualitativo.

a los orígenes le fuerza a adoptar una mirada objetiva, "un regreso, pero controlado, de lo reprimido". Y esta primera "conversión" o cambio, de "objetivación anamnéstica", dejará paso a sucesivas oportunidades de reinvertir -en un retorno sobre el objeto inicial de su investigación- los recursos adquiridos a lo largo de su trayectoria intelectual (Bourdieu, 2004 a: 13-16). Cuando escribe el segundo artículo, en 1972, Bour­dieu ya es una figura de la sociología~ su explicación, es más compleja conceptualmente, pero las conclusio­nes que extrae son un tanto obvias. Ahora parece más preocupado por la denuncia de las injusticias que padece la sociedad campesina que por la comprensión del problema planteado. Denuncia y comprensión, aplicación sólida de su propia teoría, confluyen en el Bourdieu maduro que vuelve sobre el tema en el últi­mo artículo, de 1989. Ahora expone las lógicas super­puestas que determinan no sólo la crisis de la sociedad campesina bearnesa, sino también la incapacidad de esa sociedad para dar respuesta a los factores que la disuelven.

3. Mirando hacia atrás sin ira

La imagen que da título al libro de referencia evoca un recuerdo juvenil de Bourdieu, quien sostu­vo que el investigador no puede excluirse del espacio social sobre el que piensa. Estrategia metodológica que, a partir de su evocación memorial del baile en el pueblo, le condujo a explicar cómo se despliegan las estrategjas matrimoniales en Bearne, extrapolando su análisis a las condiciones de reproducción del campe­sinado, la crisis de la sociedad rural y de las relacio­nes de género. Nuestro autor siempre se refirió a la escena seminal en términos emotivos, de observador implicado, como se lo explica a Lo'ic Wacquant:

"El punto de partida [ ... ] es una experiencia muy personal [ ... ] (en) un pequeño baile en el campo, un sábado por la tarde, en la víspera de Navidad, dentro de una sala de café a la que me había llevado un amigo que me dijo: ¡Vas a ver qué divertido!, etc. Había visto una cosa muy sor­prendente: había chavales jóvenes de estilo urba­no que bailaban y todo un grupo de gentes más mayores, que tenían en la época más o menos mi edad, que eran aún solteros: no bailaban, miraban el baile y avanzaban un poco encerrando el espa­cio reservado al baile ... Puedo decir que he pasa­do más de veinte años para saber por qué había escogido este pequeño baile ... Creo también -y son cosas que no habría dicho hace diez años- que la emoción de simpatía -en sentido fuerte- que había experimentado, lo patético que se desan-o­llaba en la escena que había visto, ha sido el punto

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MIRANDO HACIA ATRAS SIN IRA PIERRE tBOURDIEUJ EN EL PAÍS DE LOS SOLTERONES

de partida del interés que he tenido por semejante objeto [ ... ] Lo que había visto era la encarnación del mercado matrimonial en estado práctico, el lugar de la nueva formación de intercambios que se había instaurado desde hace algunos años, la realización concreta de un mercado libre que había tomado el lugar de un mercado protegido y controlado por las familias [ ... ].Y los solteros que se quedaban el poyete al borde del área de baile eran las víctimas del reemplazo de un mercado protegido por el mercado libre, donde cada uno debe desenvolverse y no puede contar más que con sus propias fuerzas, con su capital simbólico, es decir, con su capacidad de bailar, de vestirse, de presentarse, de hablar a las chicas ... Este paso de un régimen matrimonial protegido a un régimen matrimonial de libre intercambio había tenido sus víctimas y esas víctimas no se distribuían al azar" (Bourdieu, 1992: 138-140).

Con la objetivación positivista que permite, más allá de las diferencias contextuales, universalizar la crisis de las sociedades tradicionales, a partir de su propia marginalidad geográfica, porque: "En Francia, el hecho de proceder de una provincia remota, sobre todo cuando está situada al sur del Loira, confiere un cierto número de propiedades que no carecen de equi­valente en la situación colonial'' (Bourdieu, 1992).

Experiencias que implican un propósito de refle­xividad, un regreso a los orígenes metodológicos y . vitales, a partir de una mirada historicista y diacróni­ca de los hechos sociales, contrapuesta explícitamen­te al sincronismo del amílisis estructuralista de Lévi­Strauss, cuando Bourdieu afirma que trata de "hacer un Tristes trópicos al revés", de lograr "una compren­sión justa, es decir hist01izada, de un mundo que se desvanece" (2004 a: 13-14 ). Y de lograr una reconci­liación con cosas y personas de las que vida académi­ca le había alejado, percibidas en entrevistas doloro­sas con solteros de su generación y la de su padre. Clima emocional de una investigación en la que se involucra desde el propio punto de partida, previo a la descripción del baile: la observación, efectuada por un condiscípulo, de que la mitad de quienes aparecen en una foto del curso de nuestro autor son "incasa­bles". En referencia a este componente autobiográfi­co dice Lo"ic Wacquant6

: "Estos hombres eran vecinos y amigos con los que él había crecido. Por lo que el libro es bello, muy íntimo, y al mismo tiempo un sobresaliente estudio etnográfico" (McLemee, 2002).

6 Profesor de sociología en la U11iversity of Cal(f'ornio (Berkeley) e investigador del Centre de sociologie e11ropée11e du College de Fra11ce; coautor con Bourdieu de An illvitation to Re.flexÍl'e Sociology ( I 992).

Y es que Bourdieu nació ( 1930) en Denguin, entonces pueblo de lengua bearnesa a 13 km. de Pau. Realizó exitosamente sus estudios secundarios en calidad ele interno en el instituto de Pau, distinguién­dose como jugador de rugby y de pelota vasca7

• Hijo de un empleado subalterno de coffeos -y antes apar­cero- en el Bearne rural, Pieffe Bourdieu pasó sus primeros años escolares entre hijos de campesinos, obreros y pequeños comerciantes; y s9lo una beca le permitiría estudiar filosofía en la Ecole Normale Supérieure8 (Bourdieu, 2003: 188-189). Su estudio del baile de referencia es el resultado de trabajo de campo efectuado entre 1959 y 1960, retomado en 1970 y 1971, en un pueblo denominado figuradamen­te Lesquire, con toda probabilidad Lasseube, situado en el centro de la zona de colinas entre los Gaves de Pau y de Olorón, compuesto de un pequeño núcleo y de caseríos dispersos por laderas y colinas. Su propio padre, que pertenecía a la generación de los investi­gados, le acompañaba con frecuencia ayudándole, "con su presencia y sus discretas intervenciones, a despertar la confianza y la confidencia" (Bourdieu, 2004a: 13, 19, 128-129, 151-158, 177,232).Muchas entrevistas se realizaron en bearnés, y todo el texto de El baile de los solteros está salpicado de vocablos y frases en esta lengua.

El propio Bourdieu habló de su ••irreprimible pul­sión gascona" para referirse al sentimiento de deuda para con su región natal, derivado de su ascenso social; pose que no llegó a traducirse nunca en una tentativa de explicación de tipo regionalista (Bouve­resse, 2002: 1 ). A la que sí se aproximaron más otras prominentes figuras ele la ciencia social, de origen bearnés, como Elisée Reclus o Henri Lefebvre (Homobono, 2003).

7 Estrategias compensatorias para que su éxito escolar no le exclu­yera de la comunidad viril del apoyo mutuo en la pelea y de una admirnción suprnescolar (Bourdieu. 2004 b: 127).

8 En Pau experimentó la dura experiencia de la "diferencia social" y de la violencia social y simbólica en este instituto de provin­cias, para padecer después la del "provinciano" acomplejado que desembarca en un gran instituto parisino. Mundo dual, entre el aspecto respetable aspecto diurno de la escuela. que propone "un universo de descubrimientos intelectuales y de relaciones huma­nas"; y el sórdido aspecto nocturno, con "el oportunismo, el ser­vilismo interesado, la delación, la traición, la denuncia" de este terrible lugar de aprendizaje del realismo social (Bourdieu, 2004 b: 189-190). Porque nadie hu develado mejor que Bourdieu esas funciones constrictivas del sistema de enseñanza, principal ins­trumento de dominación simbólica del mundo ciudadano contra los valores tradicionales campesinos y la cultura obrera; la "Escuela, ese invento de curas y pastores, pergeñado por peque­ñoburgueses. [ ... ] represivos para transformar a los obreros en burgueses" (2004 a: 251 ); contra la que experimentó a lo largo de su vida una profunda rebelión compatible con su considerable dedicación a la institución escolar.

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l lO JOSÉ IGNACIO HOMOBONO

4. Una cierta idea de la sociedad y de la sociología

La reedición de estos trabajos permite a Bourdieu volver a poner de manifiesto la importancia capital de conceptos como el de violencia simbólica, esa violen­cia que ni siquiera se percibe como tal a partir de creencias socialmente inculcadas9

, de la socialización eficaz que produce agentes predispuestos a obedecer sin cuestionárselo (Bourdieu, 1997: 173). El celibato de los primogénitos ha logrado los que los efectos de la dominación económica y la degradación de los ingresos agrícolas no pudieron lograr (2004 a: 244 ).

"Este paso de un régimen matrimonial protegi­do a un régimen matrimonial de libre intercambio había tenido sus víctimas [ ... ]. El caso del celiba­to es muy interesante porque puede verse allí un fenómeno económico extremadamente importan­te: Francia ha liquidado a sus campesinos en trein­ta años sin la menor violencia policial (salvo para reprimir las manifestaciones), mientras que la Unión Soviética ha empleado los medios más vio­lentos para liquidar a su campesinado [ ... ]. Dicho de otro modo, la violencia simbólica puede ser mucho más eficaz que la violencia política, bajo ciertas condiciones y a un cierto precio (es una de las grandes debilidades de la tradición marxista no haber dejado lugar para estas violencias dulces que son agissantes, incluso en el ámbito de lo eco­nómico" (Bourdieu, 1992: 140-141).

Pero también para interrogarse sobre la construc­ción social de la realidad, a partir de un punto de vista que -rompiendo con la visión estructuralista- conce­de la centralidad a los agentes y sus estrategias, en lucha para imponer la más acorde con sus intereses. Y sobre la necesidad de una sociología histórica de las representaciones sociales (2004 a: 216, 249-250); o sobre las tareas de la sociología y del sociólogo en relación con el análisis del hecho social. Pierre Bour­dieu sustituye la observación participante por la obje­tivación participante, forma elaborada de socioanáli­sis. Participación dificultada por el desdoblamiento

9 En la sociedad tradicional. regida por el derecho de primogenitu­ra, las víctimas de esta violencia fueron los segundones quienes. renunciando a casarse, se convertían en "criados sin salario" del primogénito, sin otra alternativa que emigrar a París o a Améri­ca, alistarse en el ejército (mosqueteros y cadetes dl' Gascwia). o bien meterse a policía o a funcionario de correos (Bourdieu, 1997: 171 ). Para al!rnnos bearneses de extracción 1ural. se!!undo­nes o no, convertidos en "provincianos" como el propio~ Bour­dieu y otras celebridades regionales. el moderno estado jacobino reservó puestos de élite en la jerarquía intelectual de un sistema de enseñanza garante de la reproducción social (Homobono, 2003).

del etnólogo, a la vez objeto observado y sujeto actuante y cognoscitivo, que nunca se deja atrapar totalmente por los juegos sociales en que participa. La objetivación no se reduce a examinar la experien­cia vivida, sino que supone analizar las condiciones sociales de posibilidad ele tal experiencia, movilizan­do el conocimiento sociológico previamente adquiri­do. Asimismo, implica analizar la postura adoptada en la situación de investigación, los intereses especí­ficos y el inconsciente académico del sociólogo (Bourdieu, 2003). Aportando una respuesta, a modo de conclusión de "Soltería y condición campesina":

"El sociólogo [ .... ] ha de reconciliar la verdad del dato objetivo que su análisis le ha permitido descubrir y la certeza subjetiva de quienes lo viven [ ... ]. Aunque no se permita otorgar ningún crédito a la conciencia que los sujetos conforman de su situación, ni tomar al pie de la letra la explicación que de la misma facilitan, torna lo suficientemente en serio esa conciencia para tratar de descubrir su fundamento auténtico [ ... ].La sociología no mere­cería tal vez ni una hora de dedicación y esfuerzo si limitara sus aspiraciones al único fin de descu­brir los hilos que mueven a los individuos a los que observa, si olvidara que está ocupándose de los hombres, [ ... ] en pocas palabras, si no se impusie­ra la tarea de devolver a esos hombres el sentido de sus actos" (Bourdieu, 2004 a: 127-128 ).

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Y también para distanciarse de una idealización del universo premoderno de la sociedad rural, pese a la crítica de su eliminación. En El sentido práctico (1991 (1980] ya nos había prevenido contra esa falsa dialéctica entre las ventajas e inconvenientes del antes y el después, "las evocaciones rousseaunianas de los paraísos originales o las disertaciones america­nocéntricas de la modernización, los planteamientos del encantamiento vs. desencantamiento, como indé­xicos de los fantasmas sociales del investigador (Bourdieu, 1991: 213). Ahora, en "Prohibida la reproducción" ( 1989), denuncia la construcciónw reaccional de una identidad campesina, que exalta sus virtudes como fonna disimulada de criticar los vicios de los obreros y de la ciudad. Nadie, y menos algunos intelectuales, pueden exigirles interesadamente que recuperen sus lenguas vernáculas "en el momento en el que las exigencias tácitas de los mercados econó­mico, matrimonial y escolar les imponen, más brutal­mente que nunca, su abandono".Y denuncia esa estra­tegia conservacionista del patrimonio cultural, tan en boga en nuestros días y cara a etnógrafos y políticos nacionalistas o regionalistas 11

, a esos museos de artes y tradiciones populares o ecomuseos, "reservas de paletos disecados", para campesinos marginados de la acción histórica (2004 a: 237), afimrnndo que for­man parte de la labor de dominación estrategias como:

" [ ... ] la folclorización que remite el campesi­nado al museo y que convierte a los últimos cam­pesinos en guardianes de una naturaleza transfor­mada en paisaje para ciudadanos, constituye el complemento necesario de la desposesión y de la expulsión. Son, en efecto, las leyes del beneficio diferencial, la forma fundamental del beneficio de la distinción, las que asignan a los campesinos sus reservas, donde podrán bailar y cantar a placer sus

1 O Puesto que la clase campesina, en cuanto dominada, está despo­seída del poder de definir su propia identidad, cuya representa­ción le viene impuesta por los grupos dominantes (Bourdieu, 2004 a: 254-255).

11 De la que tampoco están exentos muchos antropólogos con ese "espíritu de anticuario" que denunciara Ulf Hannerz, y que idea­lizó primero las sociedades primitivas y después las tradicionales y campesinas occidentales. Tan evidente en la escuela etnográfi­ca liderada por J. M. de Barandiarán, cuya visión de la ciudad y de la clase obrera de nuestra industrialización se limita a su fun­ción destradicionalizadora de un mundo rural vasco exaltado e idealizado (Homobono, 2000 b: 32). Presente también en políti­cas de patrimonialización, de mantenimiento y/o de creación de artificiosas reservas étnicas como recurso turístico, por todo el planeta; en las que participa acríticamente una legión de profe­sionales de la antropología aplicada. Aunque para Bourdieu (2004 rt: 242), las reivindicaciones nacionalistas o regionalistas no son más que réplicas sensatas a la dominación simbólica implícita en la globalización económica.

canciones campesinas, para mayor satisfacción de etnólogos y de turistas urbanos, mientras su exis­tencia sea económica y simbólicamente rentable" (Bourdieu, 2004 a: 256-257).

5. Al otro lado del espejo. Transformación del sistema de intercambios matrimoniales

Bourdieu comienza planteándose por qué el celi­bato puede ser el principal síntoma de la crisis de una sociedad rural que, tradicionalmente, condenaba a la emigración o al celibato a sus segundones. Y, para explicarlo, reconstruye un sistema de intercambios matrimoniales que -antes de 1914- concernía a la familia más que al individuo, y cuyo objetivo princi­pal era asegurar la continuidad del linaje y salvaguar­dar el patrimonio doméstico11

• El canon determinaba que la condición de heredero recayese en el primogé­nito, aunque el cabeza de familia podía modificar el orden sucesorio e incluso designar a una mujer en ausencia de primogénito, cuyo celibato era excepcio­nal (2004 a: 48, 52, 202).

La propia lógica del sistema determinaba una gran segregación de los sexos en los espacios públicos -escuela, catecismo, iglesia, café-, por lo que la intervención de las familias en la búsqueda de pareja se hacía precisa, como también la de los casamente­ros que servían de intermediarios. Descargando a los individuos del imperativo de concurrir en el mercado matrimonial, y exigiendo al hombre como condición principal para encontrar pareja la de ser trabajador y capaz de dirigir su explotación, y a la mujer la de laboriosa en las tareas domésticas y agropecuarias. De este modo todo empujaba a las mujeres a conside­rar a los pretendientes "en función de las nrnmas admitidas por la comunidad" (id: 55), con exclusión de los modelos propuestos por el ámbito urbano.

Factores como la escasa dependencia respecto al mercado, el autoconsumo y el aislamiento geográfico tendían a afianzar la autonomía del mundo campesi­no y a:

"[ ... ]propiciar el confinamiento en un mundo social de base local [ ... ] la interdependencia y el interconocimiento más allá de las diferencias eco­nómicas o culturales. Ese confinamiento objetivo y subjetivo posibilitaba una forma de particularis-

12 Personificados por la casa, cuyo patronímico (maysou) perdura u través de las generaciones, impuesto al grupo doméstico que la habita, incluso cuando éste ha sido relevado por otro; unidad eco­nómica y "entidad colectiva a la que cada miembro de Ju familia ha de subordinar sus intereses y sus sentimientos" (2004 a: 44).

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112 JOSÉ IGNACIO HOMOBONO

mo cultural basado en la resistencia, más o menos asegurada, frente a las normas ciudadanas, espe­cialmente en materia de lengua, y una especie de localcentrismo, en materia de religión y de políti­ca" (Bourdieu, 2004 a: 221 ).

Pero todo un conjunto de factores reestructuró el sistema de intercambios matrimoniales, transfonnan­do con él la cultura campesina. La inflación que siguió al final de la Primera Guerra Mundial hizo imposibles las dotes, debilitando la dependencia material y simbólica de los no herederos (jóvenes y mujeres), al otorgar al estilo de vida la importancia ostentada por la posición en la jerarquía social en fun­ción del patrimonio agropecuario. El debilitamiento de la autoridad paterna, debida al influjo de la educa­ción y de las nuevas ideas impuso un sistema regido por la lógica de .la competición individual. La acción de la escuela, particularmente en las mujeres, deter­minó su opción por los modelos urbanos y a desertar de la explotación familiar. La sociedad campesina, mundo hermético cerrado sobre sí mismo, se abre hacia el exterior, principalmente a través del éxodo femenino hacia la ciudad1

', porque las mujeres están mejor pertrechadas con la instrucción para adaptarse a la vida y los modelos urbanos, menos vinculadas a la tierra y dispuestas a alejarse de las imposiciones de la vida campesina, al tiempo que renuentes a casarse con un campesino. Y están preparadas para marchar­se desde el término de su adolescencia ..

Entretanto perdura la primacía de los valores mas­culinos, y los hombres tratan de afianzar su porvenir en la comarca natal. Pero, en la nueva situación, los varones rurales de toda condición se ven condenados a engrosar el porcentaje de solteros, ya que no les resulta fácil encontrar mujer dispuesta a adaptarse a la vida rural. El área de los circuitos del mercado matrimonial se amplía geográficamente a zonas más cerradas a las influencias exteriores, incluyendo a chicas de los caseríos vecinos o de los pueblos de las colinas, e incluso de los caseríos más remotos del País Vasco o de Gascuña, más propensas a aceptar un estilo de vida rural familiar para ellas. Mientras tanto,

13 No mucho después ( 1980), M. Selim estudió las estrategias migratorias de las jóvenes solteras de Barcus I Barkoxe. pobla­ción rural suletina en el límite con el Bearne, donde los princi­pios de la división de género de los roles parmanecían básica­mente inalterados. Su emigración a París era vivida como expe­riencia de emancipación de un mundo clausurado, y su proyecto de retorno descartaba el pueblo de origen para orientarse hacia alguna de las villas próximas, como Aturratze (Tardets) o Maule (Mauleón) (Homobono, 2000; 35-36). Mi propia experiencia, como partícipe en el equipo que elaboró el plan de ordenación del ten-itorio de Sakana de Navarra ( 1984), corrobora análogas estrategias pura esta comurca.

el ciudadano puede escoger entre los diferentes mer­cados matrimoniales: ciudades, pueblos y case1íos.

Todo ello determina el incremento de la soltería entre los herederos1.¡; lo que denota la degradación sim­bólica de los valores del mundo campesino en benefi­cio de los modelos e ideales urbanos; una unificación del mercado de bienes simbólicos. Revolución que "es el producto acumulado de innumerables conversiones individuales" (2004 a: 226); de tránsitos al otro lado del espejo, como el experimentado por Alicia.

El sistema de enseñanza se convierte en el princi­pal agente de la dominación simbólica del mundo urbano, porque proporciona los medios para apro­piarse de la cultura dominante y/o para inculcar el reconocimiento de su legitimidad. La escuela acelera el proceso de devaluación de la cultura campesina, en proporción directa a la prolongación de la escolari­dad. Y, también aquí, la deculturización se da princi­palmente entre las chicas:

" [ ... ] cuyas aspiraciones tienden siempre a organizarse en función del matrimonio, y que por ello están más atentas y son más sensibles a los modos y a los modales urbanos y al conjunto de indicadores sociales que definen el valor de las parejas potenciales en el mercado de los bienes simbólicos; por lo tanto, son también más propen­sas a retener de la enseñanza escolar, sobre todo, los signos externos de la urbanidad ciudadana. Y resulta significativo que, como si, una vez más, se hicieran cómplices de su destino objetivo, los campesinos escolaricen más y durante más tiempo a sus hijas" (2004 a: 240).

6. Mira quién (no) baila

Después de trazar el perfil sociológico, y los con­textos económico y simbólico en los que se produce la soltería rural, Bourdieu se pregunta a través de qué

14 Proceso análogo al de otras regiones pirenaicas o atlánticas, desde la Cerdanya hasta Asturias. A través de mi propio trabajo de campo pude constatar -a mediados de los ochenta- cómo desde hacía años los primogénitos de Arnegi (Baja Navarra) -pequeño enclave fronterizo vecino del terciarizado Luzaide (Valcarlos)- habían ampliado considerablemente el círculo de intercambios matrimoniales; viéndose obligados a buscar chicas en el remoto pueblo, también bajonavarro, de Ezterenzubi. Cuan­do el éxodo de las chicas de los pueblos más rurales de la Saka­na navarra era casi absoluto. Desde los primeros sesenta prolife­raron las denominadas "caravanas de mujeres" (Espuña) o "ferias de los solteros" (Francia), desde el valle alavés de Aiuru hasta las Baronías pirenaicas; mercados matrimoniales que, como afirma Bourdieu, "sólo se pueden comprender dentro de esa lógica, la de las estrategias de la desesperanza" (2004 a: 234).

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mediaciones pueden actuar sobre los intercambios matrimoniales (2004 a: 110). Porque, por ejemplo, existe correlación entre los índices de celibato y los de escolarización, aunque no pueda entender- se como una relación estrictamente causal. La desmora­lización campesina se manifiesta en la escolarización de los hijos , en la emigración o en el abandono de la lengua vernácula. Pero, sobre todo en la competencia con los no campesinos en las relaciones matrimonia­les, o en que las que las mujeres otorgan su preferen­cia a los ciudadanos (2004 a: 238).

Para ello analizó en detalle la casuística concreta de un baile aldeano de Navidad. Desaparecidos los intermediarios, tanto la acción tutelar de las familias como la mediación del casamentero, y relajados los vínculos tradicionales, el baile celebrado periódica­mente se había convertido en el único espacio social que regulaba el contacto entre sexos, en la forma visi­ble de la nueva lógica del mercado matrimonial; donde la búsqueda de pareja pertenecía a la iniciativa del interesado. Este acontecimiento es explicado, con las armas del relato etnográfico y de su análisis, para aclarar cómo las divisiones sociales informan los sen­timientos y las elecciones de los individuos, ya que es "una ocasión privilegiada para poder aprehender la raíz de las tensiones y de los conflictos" (2004 a: 111 ).

Quienes se desenvuelven con soltura en el centro de la pista son los jóvenes urbanos: estudiantes oriun­dos o no del pueblo, paracaidistas y algunos ciudada­nos, obreros o emplea dos. Las jóvenes proceden del pueblo, de los casezíos, o bien trabajan en Pau o en París (modistas, criadas o dependientas); pero todas visten y actúan de acuerdo con modelos urbanos. En vivo contrate con los grupos anteriores, un grupo de solterones observa en silencio desde el borde de la pista, entre el estruendo del baile. De vez en cuando avanzan sin atreverse a bailar, y cuando lo intentan lo hacen de forma paródica, dando un par de pasos en la pista y vol viendo al fondo de la sala. Se saben fuera de lugar, tanto por su edad 15 como por no dominar las técnicas corporales de los bailes modernos, manieris-

15 Estos solterones no baílan nunca, ni en estos bailes menores y juveníles de Navidad o Año Nuevo; ni en los de la fiesta mavor del pueblo, donde todo el mundo va y baila, incluso los varo~es casados de su misma edad y los viejos (Bourdieu, 2004 a: 111-112). Además de cultivar -en estos últimos- la "conversación sociable", como la denominara Simmel, una de las reglas de oro de la sociabilidad festíva, como sabemos quienes estudiamos fiestas populares, junto con la comensalidad y -en ocasiones- el propio baile (Homobono, 1989). Fiestas organizadas en las socie­dades locales del ámbito cantábrico-pirenaico, como recuerda Bourdieu para el Bearne, por los jóvenes solteros; mientras que a los adultos y casados se les reservaban responsabilidades como los consejos municipal o concejil (Homobono, 1991; Bourdieu, 2004: 123-124 ).

mos ajenos a su idea de masculinidad, que favorece actitudes toscas, y juzga afeminado a un hombre demasiado pendiente de su aspecto. Se convierten en espectadores que miran cómo bailan los demás. En este espacio, dominado por el aspecto y las miradas urbanas sólo les queda el recurso a una resistencia irónica e ineficaz (Moreno, 2004: 149). En la sala de la posada aneja, y en cuadrilla, beben y cantan viejas canciones bearnesas, eco distorsionado de las melo­días urbanas que toca la orquesta (Bourdieu, 2004 a: 111-112).

PIERRE BOURDIEU

Le bal des célibataires Crisc ele Id société paysannc en Btarn

Si los bailes colectivos y tradicionales de antaño, también descritos por Bourdieu se asociaban -por sus nombres, ritmos, música y letra- con la civilización campesina, los bailes modernos representan la socie­dad urbana y sus habitus 11

' corporales. Por lo que:

"Este modesto baile campestre es el escenario de un verdadero choque de civilizaciones. A tra­vés de él irrumpe en la vida campesina todo el mundo de la ciudad, con sus modelos culturales,

16 El habítus es una serie de disposiciones y pautas de comporta­miento, que se diferencia del hábito como repetición ínconscien­te y de la estructura como factor determinante.

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su música, sus bailes, sus técnicas corporales. Los modelos tradicionales de los comportamientos festivos se han perdido, o bien han sido sustitui­dos por modelos urbanos" (2004a: I 13).

La hexis o habitus corporal es indéxico de la rela­ción de los individuos con sus condiciones socioeco­nómicas de existencia, y las sintetiza. El "aspecto campesino" se asocia con modales e indumentaria inadecuadas, aspecto desastrado e inarmónico, torpe­za verbal, quizás poco sociable y hosco, además de patoso y poco amable con las mujeres. Las mujeres, familiarizadas con los cánones ciudadanos, saben leer estos signos, y juzgan a los hombres en función de su apariencia física. Este estereotipo negativo de cuerpo acampesinado es interiorizado por el campesino, lo que se traduce en timidez, torpeza y miedo al ridícu­lo en situaciones como el baile, y de ahí su renuencia ante el mismo. "Así, la condición económica y social influye sobre la vocación al matrimonio, principal­mente a través de la mediación que los hombres adquieren de esa situación" (2004 a:l17).

En una situación como la rural, donde no existe el compañerismo entre chicos y chicas, al joven campe­sino le incomoda en grado sumo conocer a una chica que es todo un misterio. Aunque haya excursiones mixtas, promovidas por organizaciones católicas, las chicas permanecen en círculo cerrado durante las mismas. La única alternativa para codearse con muje­res es el baile, y ya hemos visto cómo le va en él al joven campesino. Las normas culturales dificultan un diálogo del que está proscrito todo lo perteneciente al ámbito de la intimidad, de los sentimientos, incluso entre padres e hijos. Mientras que asumen modelos culturales relacionados con los ámbitos técnico y eco­nómico.

En cambio las chicas adoptan los signos externos de la vida urbana11

; que aprenden en revistas femeni­nas, en emisiones radiofónicas, en el cine y en las canciones de moda el lenguaje estereotipado de la sentimentalidad, acorde con el tipo ideal de hombre

17 Como explicita Bourdieu, las mujeres estún más motivadas para ello, porque la ciudad representa su esperanza de emancipación. Aspiran a la vida ciudadana, y les fascinan la moda, la indumen­taria y los peinados, las diversiones, los modelos de urbanidad ciudadana, signos todos de liberación. Como no son imprescindi­bles en los trabajos rurales, a las chicas se las enviaba a la ciudad como costureras, y ahora para estudiar el bachillerato (pp.: 120-123). Paralelamente, la literatura vasquista de la época constató análogas actitudes, de desapego del estilo de vida rural y del eus­kera; mientras que Jos chicos, con una sociabilidad articulada en torno a la cuadrilla, al txikiteo y los txokos (sociedades) seguían vinculados al idioma vernáculo y a las adaptaciones de la cultu­ra tradicional a la modernidad (Homobono, 1994 ).

urbano. Las mujeres, a pesar de su posición subordi­nada, gestionan el mundo de la apariencia estética, monopolizan el criterio del gusto, otorgan preferencia a los ciudadanos y juzgan a los campesinos según cri­terios que no les dejan ninguna posibilidad. Se con­vierten así en:

" [ ... ] el caballo de Troya del mundo urbano. Menos apegadas que los hombres (e incluso los segundones) a la condición campesina, y menos comprometidas con el trabajo y con las responsa­bilidades de poder, o sea, por ende, menos pen­dientes de la preocupación por el patrimonio que hay que consen1ar, mejor dispuestas respecto a la educación y a las promesas de movilidad que ésta contiene, introducen en el centro del mundo cam­pesino la mirada ciudadana que devalúa y descali­fica las virtudes cmnpesinas" (2004 a: 227).

De ahí que muchos agricultores dinámicos se que­den solteros, y que su celibato determine actitudes psicológicas de renuncia, aceptando con fatalismo una existencia sin perspectivas, una imagen catastró­fica del su futuro colectivo campesino. Lo que final­mente se traduce en el hundimiento de explotaciones prósperas regentadas por solterones. Porque:

"El celibato de los hombres es algo que todos viven como el indicio de la crisis mortal de una socie­dad incapaz de garantizar a los más innovadores y a los más intrépidos de sus primogénitos, depositarios del patrimonio, la posibilidad de perpetuar el linaje, o en pocas palabras, incapaz de salvaguardar sus pro­pios cimientos y de dar paso a la adaptación innova­dora al mismo tiempo" (2004 a:26).

7. "Arte medio", género e historia

La inclusión de un encarte con nueve fotografías en El baile de los solteros, algo infrecuente en la obra de Bourdieu desde 1961 18

, puede interpretarse como una postrera aceptación de toda su trayectoria, inclui­da su fase de aprendizaje. Porque, la fotografía con­tribuyó a formar el habitus de etnólogo del autor de Un arte medio (2003 [ 1965]) y, lejos de ser una sim­ple técnica de registro de datos, contribuye a revelar significaciones. Cumpliendo las funciones de intensi­ficar la mirada del observador, de documentarse para después describir detalles imperceptibles a aprehen­der e interpretar (Winkin, 2003: 6-8).

18 Porque hubiera podido interpretarse como una desviación de esa trayectoria científica "dura" que se impuso a sí mismo. A excep­ción de las portadas de sus libros o insertadas en algunos pocos artículos.

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Tanto el segundo artículo, de forma más abrevia­da, como el primero incluyen a modo de apéndice una postdata histórica 19

, redactada en colaboración con Marie-Claire Bourdieu (2004 a: 130-145, 206-210). Porque:

"La comparación entre las informaciones que se han podido obtener mediante la mera investiga­ción etnográfica sobre el pasado de la sociedad bearnesa y los datos que historiadores y juristas han podido extraer de los documentos (consuetu-

un arte medio Pierre B·ourdteu

FQTO GG RAFIA

19 En la que se sintetizan las aportaciones de 39 obras dedicadas a los usos, costumbres e historia del Bearne y de la región pirenai­ca (Bigorra, Lavedán y País Vasco); publicadas entre 1841 y 1958. Con una consideración inicial sobre el prototipo de familia troncal situada por Le Play en las montañas de Bearne y de Bigo­rra, que sobrevivió pese al acta de defunción suscrita por los dis­cípulos de éste, cuya visión edulcorada es desmentida por el sacrificio de los segundones a la entidad colectiva de la casa (2004 a: 201-202). Esta y otras supervivencias se explicarían por la doble marginalidad, geográfica e histórica, de la sociedad bearnesa, por otra parte organizada para defender sus fundamen­tos económicos y sociales. Y con una valoración final de los derechos de vecindad, los comunales y las asambleas vecinales, en la línea de la comunidad rural estudiada por Henri Lefebvre en este mismo ámbito geográfico (Homobono, 2003).

dinarios y actas notariales) podrá servir de base para una reflexión metodológica sobre las relacio­nes entre la etnología, la historia y, más precisa­mente, la historia del derecho" (2004 a: 132).

En consecuencia, es digna de mención la perspec­tiva historicista de su análisis. Su segundo artículo (1972) se publicó en la prestigiosa revista de historia de los Amzales, para subrayar la distancia con el sin­cronismo estructuralista (2004 a: 14). Paralelamente a su temática central, el texto de Bourdieu analiza agudamente otros temas, como la cuestión de género o la condición del cuerpo, que en aquel tiempo eran considerados asuntos menores, y hoy centrales en las ciencias sociales.

8. Una comunidad rural segmentada

Paralelamente a la reestructuración del mercado matrimonial se daba otra por la que el mundo rural se convirtió en un referente simbólico devaluado, y la cultura rural perdió su autonomía, así como todos y cada uno de sus marcadores de orgullo e identidad. El capítulo que dedica Bourdieu a perfilar la oposición pueblo/caseríos constituye el núcleo de lo que tam­bién es este libro en su conjunto: una excelente monografía de comunidad local, compuesta por un pequeño núcleo y de case1íos dispersos por laderas y colinas.

El barrio de caseríos dispersos era una unidad muy viva, de fuerte densidad social, cuyas relaciones de vecindad se hacían extensivas a los trabajos colec­tivos, las celebraciones familiares y las fiestas, e incluso los rituales funerarios y las peleas. Los jóve­nes trababan conocimiento en las fiestas, organizadas por ellos mismos. En la sociedad tradicional "la dis­persión en el espacio no era percibida como tal, debi­do a la fuerte densidad social vinculada a la intensi­dad de la vida colectiva" (2004 a: 96).

Este mundo tradicional comenzó a quebrarse hacia 1918, pero aún perduraba como referente sim­bólico cuando Bourdieu lo estudia, en 1962. Muchas labores colectivas y fiestas de batTio habían desapare­cido, y las familias campesinas de los caseríos perci­bían vivamente su aislamiento, pese a la generaliza­ción del automóvil. Las únicas ocasiones de relación social de estos campesinos se limitaban a las ofreci­das por el pueblo: la misa dominical y las fiestas. En éste, pese a que las técnicas tradicionales de ocio colectivo hubieran desaparecido, la concentración del hábitat mantenía una fuerte cohesión, reforzada por tertulias y chismorreos, pese a su apertura a las influencias exteriores.

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De este modo, Ja barrera entre la ciudad y el campo, entre el campesino y el ciudadano -de Pau y de Olorón- separaba ahora a los aldeanos del pueblo y a los campesinos de los caseríos, escindiendo pro­fundamente la comunidad aldeana (2004 a: 95-97). en torno a la oposición entre los caseríos y el pueblo, asumiendo éste el monopolio de las funciones urba­nas: comercios, posadas, administración. Monopoli­zando los ciudadanos -maestros, médicos, secreta­rios, hacendados- el poder político local, y actuando ellos y los funcionarios como mediadores entre los campesinos, la ciudad y el Estado (id.: 87, 103-109). Aunque esta representación dicotómica no se corres­ponda a la realidad, porque el pueblo no cumple las funciones urbanas más importantes, la mentalidad y el estilo de vida de sus habitantes les hacen percibir­lo así, mirando de forma entre paternalista y despec­tiva a los oriundos de los caseríos:

"El campesino sólo se percibe como campesi­no en presencia del ciudadano; pero el ciudadano, por su parte, sólo existe como tal por oposición al campesino. De una fonna más general, la aldea sólo es ciudadana por oposición a sus caseríos campesinos" (2004 a: 108).

La lengua de comunicación actuaba como demar­cadora de ambos mundos, delimitando "'las últimas casas del pueblo donde se habla francés y las prime­ras granjas aisladas, separadas por un centenar de metros, donde se habla bearnés" (2004 a: 102). Por­que aunque en el pueblo casi todos supieran hablar bearnés, trataban de expresarse sólo en francés, des­preciando como inferior y vulgar el idioma vernácu­lo~ mientras que los campesinos optaban por el bear­nés, espontáneamente asociado con su existencia cotidiana.

9. A modo de conclusiones: mujer y ruralidad vasca

Cabe apuntar que Bourdieu enfatiza en exceso el papel de la mujer en la crisis terminal del mundo rural. Como en el relato bíblico del Génesis2º la mujer, seducida por esa moderna Sierpe que es el mundo urbano, actuaría como agente principal del proceso que expulsa a los campesinos de la arcadia idealizada, que sería la sociedad rural - tradicional.

20 En el que la Mujer arquetípica, seducida por la Serpiente y su incitación a comer el fruto prohibido, se convierte en agente dia­bólico que induce a Adán a hacer lo propio, y cuya actuación conduce a In expulsión de ambos del Jardín del Edén. Y que se va convirtiendo en un relato más sofisticado, para explicar las relaciones del hombre y de la mujer entre sí y con el entorno, natural y social.

En este relato que es El Baile de los solteros, y a dife­rencia de aquel mito de origen, condena al varón a padecer la soledad en un jardín ya desencantado que ella abandona de buen grado, o a ser expulsado al mundo urbano para ganar el salario "con el sudor de su frente". También, y a semejanza del Génesis, las hijas de los hombres (rurales) desdeñan a sus compa­ñeros para casarse con los hijos de los "hijos de Dios" (urbanitas)21

A buen seguro, si Bourdieu contribuyó a funda­mentar la sociología del cuerpo (Moreno, 2004) otra especialidad entonces emergente, la del género, juz­gará con severidad -al menos en su versión feminis­ta- su caracterización perversa de la mujer21, t'.ntre Eva y Jezabel. En cualquier caso, narración mítica y relato etnográfico son susceptibles de otras lecturas; porque ambos -mujeres y hombres- ganan en gra­dos de libertad lo que pierden de esa seguridad tute­lada por los dioses lares de la casa, de la familia, de la comunidad local y de la sociedad rural en su con­junto.

Esta obra de Bourdieu es de particular interés para quienes hemos vivido, como observadores y analistas de la sociedad rural, el ocaso de ésta2

'. Pero que, poco después, hemos asistido a la muerte súbita de la soc1edad industrial, por mucho que doctos y precoces analistas -Touraine, Bell- la hubiesen diagnosticado a finales de los sesenta. Con el valor añadido en nues­tro caso de la homología estructural entre estas dos sociedades vecinas geográficamente que son la bear­nesa y la vasca. Por lo que las características del pro­ceso de referencia y las conclusiones de Bourdieu son extrapolables a ésta, e incluso a las de todo ese ámbi­to cantábrico-pirenaico, definido por Caro Baroja como "los pueblos del norte" y por los epígonos de Le Play como el de la familia troncal.

A lo largo de este artículo hemos señalado diver­sos paralelismos, estructurales y conflictuales, entre la sociedad rural bearnesa y la vasca. Nos resta efec­tuar un somero balance comparativo entre la metodo­logía aplicada por Bourdieu y las tendencias domi­nantes en nuestra sociantropología rural. La mirada

21 Aunque la ciudad es cainita por naturaleza; y, como nos lo recuerda Félix Duque (2004: 21-23), el enfrentamiento entre Caín y Abe! -agricultor y pastor- simboliza el habido entre la ciudad y el campo, puesto que el primero asesina al segundo y funda la primera ciudad, a la que da el nombre de su hijo: Enoc.

22 Si bien es cierto que Bourdieu abordó de lleno los estudios de género en La dominnción mnsculina ( 1998)

23 Correlativas a actitudes sociales que, a modo de sincretismo pos­tindustrial, ven en al agricultor un jardinero del paisaje, y tratan de preservar reservas patrimoniales creando ecomuseos y par­ques temáticos.

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de Bourdieu, diacrónica y crítica, es mucho más cer­tera que las insuficiencias oculares padecido por las visiones del proceso de modernización de la sociedad rural vasca, que he analizado en otra ocasión (Homo­bono, 2000: 32-35). Estas oscilan entre una etnogra­fía autóctona que ignora el cambio y a la historicidad, o el estructural-funcionalismo de las "ciencias socia­les de importación" (Douglass, 1970; Ott, 1981 ), cau­tivas de un modelo analítico circunscrito a comunida­des locales artificiosamente clausuradas e ilusoria­mente ajenas al cambio social. Pasando por modelos culturalistas que enfatizan el tránsito desde los valo­res que garantizaban la reproducción del mundo rural hasta los urbanos, pero primando un solo agente, el turismo (Greenwood, 1976). Tuvo que ser un geógra­fo quien diagnosticara (Laborde, 1986) la liquidación de la sociedad rural vasca ante el impacto de la indus­trialización y la urbanización, pero con olvido de per­manencias simbólicas e identitarias, destacadas por tendencias antropológicas más recientes pero que, a mi juicio, sobrevaloran la eficacia de la capacidad de

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