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    16Agosto 2011

    DISTRIBUCIN FUNCIONAL Y DEMANDA AGREGADA ENARGENTINA.

    SESENTA AOS EN PERSPECTIVA INTERNACIONAL

    Javier Lindenboim, Damin Kennedy y Juan M. Graa

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    DISTRIBUCIN FUNCIONAL Y DEMANDA AGREGADA ENARGENTINA.

    SESENTA AOS EN PERSPECTIVA INTERNACIONAL

    1. Introduccin ....................................................................................................................... - 1 -

    2. La participacin asalariada en el ingreso desde mediados del siglo XX ................ - 3 -

    3. Causas de la evolucin de la participacin asalariada ............................................... - 6 -

    3.1. Identificacin de los determinantes de la distribucin funcional ................................. - 6 -

    3.2. La evolucin de la productividad.................................................................................. - 7 -

    3.3. La evolucin del salario real ....................................................................................... - 10 -

    3.4. Nuevamente la distribucin funcional: productividad y salario real en conjunto ..... - 13 -

    4. Distribucin funcional y demanda final: relaciones entre dos caras de la nuevariqueza ..................................................................................................................................... - 17 -

    4.1. Ingresos, consumo e inversin en Argentina. ............................................................ - 18 -

    4.2. Ingresos, consumo e inversin en perspectiva internacional ..................................... - 21 -

    5. Conclusiones .................................................................................................................... - 24 -

    6. Bibliografa....................................................................................................................... - 27 -

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    1. Introduccin

    En el Informe sobre el comercio y el desarrollo de la Conferencia de Naciones Unidassobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) del ao 20101 se seala que la estrategia de crecimientobasada en las exportaciones, implementada en los diferentes pases en desarrollo, conlleva

    una restriccin al aumento de las remuneraciones en busca de mantener la competitividad-.Este proceso, a su vez, implicara un debilitamiento de la demanda interna como factor decrecimiento econmico. As, la estrategia de compresin salarial resultar beneficiosa siempreque la fuente de crecimiento econmico que se intenta imponer (la demanda externa) ms quecompense la que quedara relegada (la demanda interna). En el centro de esta discusin seencuentra, indudablemente, la problemtica de la distribucin factorial del ingreso, esto es,aquella que analiza qu porcin del producto total que se apropian los trabajadores mediantesus remuneraciones y los empresarios en las diferentes formas de excedente.

    Ahora bien, a pesar de la importancia que la misma tiene para las ms diversas corrientes

    tericas, y del rol fundamental que ocup en la investigacin y en el debate econmico enLatinoamrica (en el marco del modelo de Industrializacin por Sustitucin de Importaciones ISI- adoptado por muchos de sus pases), su anlisis fue abandonado progresivamente desdemediados de los setenta, particularmente en la Argentina, pas en el cual tal proceso incluy lafalta de estadsticas oficiales al respecto. Afortunadamente, en los ltimos aos comenzaron arevertirse tmidamente dichas tendencias, tanto respecto al estudio como a la disponibilidad deinformacin.

    En ese marco se inscribe nuestra investigacin en torno a la participacin asalariada en elingreso, punto de partida para el estudio de al menos- dos aspectos que consideramos clave enla dilucidacin de las caractersticas que adopta el proceso econmico de cualquier pas, ennuestro caso Argentina. En concreto, el anlisis de la distribucin funcional del ingreso permite,por un lado, revelar la forma en la cual se utiliza la fuerza de trabajo, a partir del anlisis de laevolucin de la relacin entre la capacidad productiva del trabajo y el salario real, aspecto quetrae consigo, a su vez, la posibilidad de identificar las fuentes de la riqueza anual de un pas, y,en particular, la de las del excedente. Por el otro, si se incorpora al anlisis la demanda final, esdecir, otra de las facetas de la nueva riqueza producida por un pas en un ao, se puedeidentificar la utilizacin que de los ingresos segn la participacin en el proceso productivo sehace en la adquisicin de los bienes finales resultantes de idntico proceso.

    En este contexto, el presente documento se propone analizar el devenir del proceso

    econmico de Argentina desde la perspectiva enunciada en el prrafo precedente, a la luz de loocurrido en otras economas nacionales. A los fines de la comparacin internacionalconsideraremos dos tipos de pases: los habitualmente denominados desarrollados, y

    1 Una versin preliminar de este trabajo fue utilizado para la elaboracin de dicho informe, al tiempo que la versinen ingls de este artculo se encuentra publicada como texto de discusin de la UNCTAD bajo el nombre Share oflabour compensation and aggregate demand, discussions towards a growth strategy.

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    aquellos de la regin latinoamericana. En lo que respecta al primer grupo, trabajaremos conpases que representan diferentes formas de desarrollo: Estados Unidos, Japn y Francia. Enrelacin al segundo grupo, nos restringimos a los dos pases ms importantes de Latinoamrica,al menos en lo que respecta al tamao de sus economas: Brasil y Mxico. Con esta comparacinno pretendemos replicar el anlisis desarrollado para Argentina en los pases seleccionados, sinoque el objetivo reside en distinguir, si fuera posible, entre los rasgos especficamente argentinos,los compartidos regionalmente y, finalmente, aquellos presentes en el conjunto de pasesconsiderados.

    Para la construccin de las series de las distintas variables involucradas en el trabajo, nosbasamos, con algunas mnimas excepciones, en la informacin provista por los respetivosinstitutos nacionales de estadsticas2, siguiendo la metodologa utilizada para Argentina (Graay Kennedy, 2008a). De manera muy concisa, el punto de partida son las estimaciones del Sistemade Cuentas Nacionales para los agregados de remuneracin al trabajo asalariado, el producto aprecios corrientes y a precios constantes, y el nmero absoluto de ocupados y asalariados. A

    partir del cociente entre la remuneracin al trabajo y el total de asalariados se obtiene un salariomedio doble bruto, el cual luego se deflacta con el ndice de Precios al Consumidor para obtenerla indicacin correspondiente a la evolucin del salario real. Por su parte, a partir del cocienteentre el producto a precios constantes (indicador de la evolucin de la produccin de bienes yservicios) y el total de ocupados, surge la estimacin de la evolucin de la productividad,tambin denominada producto medio o producto por trabajador. En trminos generales, elperodo de anlisis tiene como punto de partida los aos cincuenta del siglo pasado, aunque almomento no se ha podido avanzar hasta tales aos con todas las variables para todos los pases.Por esta razn, las comparaciones se realizan respecto de los niveles promedio de las variables

    entre 1980 y 19823

    . A su vez, el perodo de anlisis se extiende hasta los aos ms recientes4

    .De esta forma, en la primera seccin presentaremos nuestra mirada sobre la distribucin

    funcional del ingreso y su evolucin en Argentina y los pases seleccionados, mientras que en lasegunda desarrollaremos sus determinantes (la productividad y el salario real) y observaremossus tendencias. En la tercera seccin, por su parte, analizaremos la relacin entre esos ingresos ylos componentes de la demanda agregada, consumo e inversin, para Argentina en comparacininternacional. Finalmente, en la ltima seccin sealaremos algunas conclusiones parciales ypreguntas que quedan planteadas a futuro.

    2 La comparabilidad internacional de los datos, aunque puede no ser perfecta, se encuentra avalada por las normasdel Sistema de Cuentas Nacionales en sus diferentes bases.

    3 La consideracin de un promedio trienal en lugar de un ao en particular tiene como sentido minimizar laposibilidad de estar tomando un momento que tenga caractersticas muy especiales que distorsionen el resto de laserie de la variable en cuestin.

    4 Al respecto, no podemos dejar de sealar la situacin particular de los datos estadsticos en Argentina. Si bienpresentamos informacin hasta el ao 2010, se puede referir con certeza a lo ocurrido hasta el ao 2006, ya que apartir de ese momento la calidad y confiabilidad de los ndices generados por el Instituto Nacional de Estadsticas yCensos (INDEC) son muy cuestionados.

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    2. La participacin asalariada en el ingreso desde mediados del siglo XX

    Como anunciamos en la Introduccin, la informacin respecto a la distribucin factorial delingreso en los pases latinoamericanos ha sido, en relacin a aquella de los denominadosdesarrollados, intermitente. Aunque esta situacin pudo ser resuelta en este estudio para

    Argentina, no logramos tal resultado para Brasil y Mxico. En el Grfico 1 expresamos lainformacin disponible al respecto para los pases seleccionados.

    Grfico 1. Participacin salarial en el PBI a costo de factores o precios bsicos. Total de la

    economa. Argentina, EEUU, Francia, Japn, Brasil y Mxico. 1950 2010. En porcentaje.

    Fuentes: Graa y Kennedy (2008a) y elaboracin propia sobre la base de BEA-EEUU, INSEE- Francia, Statistics Bureau of Japan,

    IBGE e IPEA-Brasil, INEGI Mxico, Anuario Estadstico CEPAL (CEPALSTAT) y OIT (LABORSTA).

    En Argentina, como puede verse, desde el comienzo del perodo y hasta 1955 (ao delderrocamiento del segundo gobierno peronista) la participacin se encuentra entre el 45% y el50% del ingreso total, momento a partir del cual experimenta un gran retroceso, para llegar en1959 al 36,5%. Luego de la inestabilidad de principios de los sesenta, comienza una sostenidarecuperacin, tal que la participacin se ubica, hacia inicios de los setenta, entre el 42,5% y el45%, esto es, un escaln debajo del nivel de la dcada previa. La nueva (e importante)recuperacin de los aos 1972 - 1974 (este ltimo ao es uno de los dos, junto con 1954, mximosde la serie) es el preludio de, primero, la cada de 1,5 puntos porcentuales (pp) consecuencia delplan de ajuste de 1975, y luego, de su derrumbe de 17pp, resultado de la irrupcin de la

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    2004

    2006

    2008

    2010

    Brasil

    Japn

    Francia

    Estados Unidos

    Argentina

    Mxico

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    dictadura militar en 1976. Si sumamos la nueva retraccin de 1977, la participacin cae ms alldel 30%, 7pp por debajo de su hasta entonces- mnimo histrico de 1959.

    A partir de all, la participacin asalariada ingresa en un perodo de fuertes oscilacionesentre dicho mnimo y el 40% del producto. As, el crecimiento hasta 1980 se desmorona en los

    ltimos aos del gobierno de facto, tal que en 1982 presenta un nivel cercano al 29%, proporcinan menor que el mnimo de 1977. Por su parte, la recuperacin observada con la vuelta de lademocracia en 1983 y su mantenimiento entre 1984 y 1986 vuelve a perderse por completo haciafinales del gobierno de Alfonsn, llegando en 1989, proceso hiperinflacionario de por medio, aun nuevo mnimo histrico (28,6%). Hacia inicios de los noventa la participacin parece superarel techo vigente durante tantos aos, al alcanzar el 45,6%, aunque con la crisis del tequila amediados de la dcada retrocede hasta el 37,4%, para luego derrumbarse 12pp adicionales con lagran devaluacin de 2002 que marc el final de la Convertibilidad, ubicndose nuevamente en elmnimo histrico.

    En resumidas cuentas, la irrupcin de la dictadura militar implic un brutal descenso de laparticipacin asalariada, llevndola a un mnimo en torno al 30% del ingreso total, nivel al cualvolvi recurrentemente como consecuencia de la crisis de la deuda externa (1982), lahiperinflacin (1989-1990) y el fin de la Convertibilidad (2002).

    En relacin al perodo posterior a la Convertibilidad, puede observarse que hasta 2006, en elmarco de un crecimiento econmico del orden del 9% anual, aquella tuvo una expansinimportante, aunque no logr recuperar lo perdido con la devaluacin de 2002. Teniendo encuenta lo sealado respecto a la calidad de la informacin, tal recuperacin habra tenido lugar apartir de lo ocurrido en los cuatro aos siguientes, lo cual, de ser cierto, implicara que senecesitaron siete aos (seis de los cuales de gran expansin econmica) para recuperar loperdido prcticamente en uno (dado que en 2003 el retroceso es mnimo). De ser as, laparticipacin asalariada se encontrara actualmente alrededor del techo neoliberal del 40% delingreso total.

    Pues bien, qu rasgos distintivos, y cules comunes podemos encontrar entre laparticipacin asalariada de Argentina y la observada en los pases seleccionados para lacomparacin?

    Sin pretender abarcar en profundidad todas las evoluciones ni todos los perodos histricos,en el mismo grfico puede verse que Argentina comparte con Estados Unidos, Francia y Mxico

    la tendencia decreciente de la participacin asalariada en el ingreso desde los aos setenta,mientras que en Brasil tal tendencia se manifiesta con particular virulencia desde comienzos delos aos noventa. De esta forma, es exclusivamente Japn en donde no se verifica un retroceso,aunque, claro est, tampoco un incremento. En sntesis, en trminos generales el retroceso ofreno al avance de la participacin asalariada en el ingreso desde mediados de los aos setentaparece ser un fenmeno de carcter mundial.

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    Ahora bien, esta similitud se relativiza al momento de evaluar tanto la magnitud como lavariabilidad de las evoluciones en cada pas. As, mientras que en Estados Unidos y Francia laparticipacin asalariada retrocede alrededor de 5pp en los ltimos treinta aos, en Argentina,considerando no el pico de 1974 sino los primeros aos de la dcada del setenta, la cada,hacia 2006, duplica esa cuanta. Si efectivamente tomamos tal pico e incorporamos los aos msrecientes, el retroceso de la participacin asalariada hacia 2010 la cada se acerca a 8pp. EnMxico la situacin es an peor que en Argentina, mientras que en Brasil, partiendo de losnoventa, constituye un caso intermedio.

    Otro tanto ocurre en lo que respecta a la variabilidad de la participacin asalariada. Delmismo Grfico 1 se desprende que el retroceso observado en los pases consideradosdesarrollados es relativamente suave (comportamiento al que se suma, sin el retroceso, Japn),frente a los bruscos movimientos que se observan en los pases latinoamericanos, con particularfuerza en Argentina5.

    En sntesis, al observar la distribucin funcional del ingreso se puede concluir que los paseslatinoamericanos, an con sus especificidades, presentan rasgos comunes cuando se los pone enperspectiva de pases avanzados, los cuales son, lamentablemente, negativos.

    Ahora bien, qu hay detrs de estos nmeros? De qu depende la evolucin de ladistribucin funcional del ingreso? Cmo se explica semejante deterioro y variabilidad de laparticipacin asalariada en Argentina y Latinoamrica? Estas cuestiones son las quepretendemos abordar en la siguiente seccin.

    5 Adicionalmente, queda planteada la pregunta sobre la importante brecha en trminos del nivel absoluto de laparticipacin, cercana al 60% en los desarrollados y menor al 50% en Amrica Latina. Dado el enfoque utilizadoen este trabajo, nos concentraremos en la evolucin de tales variables y no tanto en su valor absoluto.

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    3. Causas de la evolucin de la participacin asalariada

    3.1. Identificacin de los determinantes de la distribucin funcionalEn la Introduccin del documento anunciamos que una de las posibilidades de anlisis que

    permita la distribucin funcional del ingreso era aquella asociada a revelar la forma en la cual

    se utiliza la fuerza de trabajo, a partir del anlisis de la relacin entre la productividad y elsalario real. Para explicitar tal relacin presentamos la desagregacin matemtica de ladistribucin funcional del ingreso.

    El punto de partida es la expresin, claro est, del cociente entre la masa salarial (la cualincluye los aportes personales y las contribuciones patronales al sistema de seguridad social) y elingreso total generado, representado por el Producto Bruto Interno a precios bsicos (PBIpb), aprecios corrientes. El numerador, a su vez, es igual a la multiplicacin del salario promediomensual (Wmes), la cantidad de meses y el total de asalariados, mientras que el denominador esidntico al producto del PBIpb a precios constantes (pr cons) y el ndice de precios implcitos

    (IPI)6. En la segunda lnea multiplicamos y dividimos el denominador por el total de meses delao y el total de ocupados, y reordenamos. Finalmente, en la tercera expresin le damos unnombre especfico a cada uno de los tres componentes de la expresin matemtica, cuyocontenido presentamos seguidamente.

    donde

    Wmes: Salario mensual doble brutoIPI: ndice de precios implcitosPBI: Producto Bruto InternoPb: precios bsicosPr cons: precios constantes

    El primer componente es el Costo Laboral, que expresa el costo que para el empresariorepresenta el salario en trminos reales (esto es, el peso del salario en sus ingresos), y surge de

    6 En rigor, lo correcto sera trabajar con las variables en trminos horarios. Sin embargo, para Amrica Latina no existeinformacin confiable al respecto para el extenso perodo que deseamos analizar, razn por la cual trabajaremos entrminos de ocupados, en lugar de horas trabajadas, y salario mensual, en lugar de horario. Para las expresionesmatemticas en base horaria puede consultarse en Graa y Kennedy (2008b).

    pb

    conspr

    mes

    PBI*IPI

    sAsalariado*12*W

    totalIngreso

    salarialMasainParticipac ==

    Ocupados

    sAsalariado*

    Ocupados*12

    PBI

    1*

    IPI

    W

    Ocupados*12*Ocupados*12

    PBI*IPI

    sAsalariado*12*WPart

    pb

    conspr

    mes

    pb

    conspr

    mes==

    inasalarizacT.*dadProductivi

    1*LaboralCostoinParticipac =

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    deflactar el salario nominal por un ndice de precios representativo de la produccin, en nuestrocaso el IPI del PBI. El segundo componente es la inversa de la productividad (reflejando suincidencia en sentido opuesto sobre la participacin asalariada), que surge del cociente entre elPBI a precios constantes y el total de ocupados7. Finalmente, la tasa de asalarizacin (relacinentre asalariados y total de ocupados) posee un efecto positivo sobre la participacin y cumplela funcin del ajuste necesario al considerar a los asalariados para el caso del ingreso y al totalde ocupados para el de la productividad8.

    Ahora bien, en tanto el foco est puesto en la relacin entre lo que los trabajadores entreganen la produccin y aquello que reciben a cambio, en lugar de analizar el costo laboralfocalizaremos en el salario real. Podemos proceder de tal manera ya que la evolucin de ambasvariables, a pesar de construirse de manera diferente, presentan para los pases en cuestin, en lamayor parte del perodo considerado, una evolucin muy similar9.

    De esta forma, la evolucin de la participacin asalariada puede responder a distintos

    comportamientos de sus variables determinantes. Ms especficamente, y por slo referenciarlos ejemplos extremos paradigmticos, un deterioro de la participacin asalariada no esnecesariamente perjudicial para los trabajadores, siempre que provenga de un salario real queaumenta a menor ritmo que la productividad, mientras que no todo aumento de la participacines necesariamente beneficioso, si es que resulta de un salario real que cae menos que laproductividad.

    En este sentido, cmo se explica la evolucin de la participacin asalariada en Argentinadesde mediados de siglo pasado observada en la primera seccin del trabajo? La respuesta a esteinterrogante nos conduce al prximo apartado.

    3.2. La evolucin de la productividadEn los Grficos 2 y 3 expresamos la evolucin de la productividad de Argentina para el

    perodo en cuestin, en el primero de ellos en conjunto con los pases denominadosdesarrollados y en el segundo con los latinoamericanos.

    Los primeros veinte aos de la serie constituyen un perodo de clara expansin con algunosaos de estancamiento-, incrementndose en conjunto un 62%. Este comportamiento decrecimiento estable y continuo vigente bajo la ISI se ver profundamente modificado a partir demediados de los aos setenta. As, entre el golpe militar de 1976 y la implantacin del rgimen

    7 Es decir, no se trata exclusivamente de los asalariados, dado que es imposible cuantificar cunto contribuy cadacategora ocupacional en la generacin del producto total. Esto implica suponer que la productividad de losasalariados y del total de ocupados evoluciona de igual forma.

    8 Esta variable muestra en todos los pases un comportamiento, de largo plazo, ascendente. Sin embargo, tanto enArgentina como en Estados Unidos tal crecimiento es de escasa cuanta, de modo que su incidencia en la evolucinde la participacin asalariada en el ingreso es marginal.

    9 Cuando este no sea el caso, se realizar la mencin correspondiente.

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    de Convertibilidad en 1991 la productividad muestra un estancamiento en los primeros aos yun retroceso en el resto de la de la dcada del ochenta, en ambos casos con un comportamientomuy oscilante. As, la productividad de 1990 fue un 5% inferior a la del ao 1970. Es decir, encasi 20 aos la capacidad productiva promedio del trabajo en Argentina no avanz.

    La situacin parece revertirse completamente en los primeros aos de la dcada del noventa,expandindose ms de un 27% entre 1990 y 1994. Ahora bien, en este punto es muy importantedestacar que este favorable comportamiento de la productividad se debe ms a una destruccinde las empresas de menor productividad en el marco de la apertura comercial y la apreciacincambiaria (a lo que deben sumarse las privatizaciones de los servicios pblicos y la importacinde maquinaria por las empresas ms concentradas) que a un genuino desarrollo de la capacidadproductiva del trabajo10. Luego del estancamiento en el marco de la crisis del tequila, contina elcrecimiento de la productividad, el cual se ver completamente revertido por la recesineconmica de los ltimos aos de la Convertibilidad (1998-2001).

    Grfico 2. Productividad. Total de la economa. Argentina, Estados Unidos, Francia y Japn.

    1950-2010. Evolucin. Promedio 1980-1982 = 100.

    Fuente: Graa y Kennedy (2008a) y elaboracin propia sobre la base de BEA-EEUU, INSEE- Francia y Statistics Bureau of Japan.

    10 Un claro reflejo de este proceso fue la evolucin de la tasa de desempleo, que de niveles en torno al 6% de lapoblacin econmicamente activa en los aos ochenta trep al 18% hacia mediados de los noventa.

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    2000

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    2006

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    2010

    JapnFrancia

    Estados Unidos Argentina

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    En lo que hace al proceso actual hasta 2006, el crecimiento econmico se realiz sobre la basede una mayor absorcin de fuerza de trabajo, de modo que la productividad no mostr un grandinamismo, ubicndose apenas por encima del mximo de la Convertibilidad. De esta forma,podemos ver que hacia 2006 el nivel de la productividad es un 32% ms alto que el vigente acomienzos de los aos setenta y un 25% mayor que en el lapso de comparacin (recordamos, elpromedio entre 1980 y 1982). Por su parte, lo aparentemente ocurrido en los ltimos aos daramuestra de una ms favorable dinmica de la capacidad productiva del trabajo. As, hacia 2010la productividad nacional sera un 25% y 46% mayor, respectivamente, al mximo de laConvertibilidad y al perodo de comparacin.

    Qu puede decirse de esta evolucin de la productividad a la luz de lo ocurrido en otraseconomas? En el mismo Grfico 2 puede verse que en los tres pases consideradosdesarrollados la productividad presenta una tendencia creciente prcticamente continuadurante los sesenta aos considerados (la nica excepcin de importancia es el estancamientoestadounidense entre mitad de los setenta y los primeros aos ochenta). El menor dinamismo de

    la productividad en Argentina queda claramente de manifiesto, en tanto desde los aosconsiderados como referencia la capacidad productiva del trabajo se expandi, comomostrbamos previamente, alrededor de un 46%, mientras que para el resto de los pases lamisma se increment entre el 45% y el 66%.

    Si extendemos la mirada hacia atrs y tomamos como comparacin inicios de los aossetenta, punto de quiebre en la historia de Argentina, las brechas son ms significativas.Mientras que en este caso la expansin en Argentina alcanza el 57%, la expansin resulta del89% en Estados Unidos, 94% en Francia y 125% en Japn. En este punto, debemos recordar quela referencia es exclusivamente a la evolucin de la capacidad productiva del trabajo y no a

    niveles absolutos de las variables, aunque s podemos afirmar que tal dinmica implica unaampliacin de la brecha absoluta de productividad que separa a Argentina de lacorrespondiente a los pases seleccionados11.

    En lo que respecta a los pases latinoamericanos, en el Grfico 3 puede observarse que elestancamiento y retroceso de la productividad argentina en los aos ochenta es compartido porel resto de los pases de la regin, tal que muestran a comienzos de los noventa unaproductividad 10% inferior a la del promedio 19801982. Lo ocurrido a comienzos de los aosnoventa tambin resulta similar en los pases de la regin, aunque con diferente intensidad:mientras que Mxico, luego de la crisis del tequila, termina por igualar hacia 1998 el crecimiento

    de Argentina, en Brasil la expansin es ms lenta. Los ltimos aos del siglo pasado y primerosdel actual vuelven a mostrar claras similitudes entre los tres pases, en los cuales se observa un

    11 En un sentido, el rezago productivo se estara ampliando inclusive si la evolucin fuera idntica ya que EstadosUnidos, por ejemplo, posee una productividad mayor; por ende ante un crecimiento porcentual similar, suexpansin absoluta es proporcionalmente mayor. En otros trminos, si al evolucionar a la misma tasa la brecharelativa de productividad se mantiene inalterada, la distancia absoluta, por el contrario, se amplia.

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    estancamiento y/o retroceso de la productividad, la cual se volver a expandir en los aos msrecientes, nuevamente a un ritmo mayor en Mxico (similar al de Argentina) que en Brasil.

    Grfico 3. Productividad. Total de la economa. Argentina, Brasil y Mxico. 1970-2010.

    Evolucin. Promedio 1980-1982 = 100

    Fuente: Graa y Kennedy (2008a) y elaboracin propia sobre la base de IPEA e IBGE-Brasil, INEGI Mxico, Anuario Estadstico

    CEPAL (CEPALSTAT) y OIT (LABORSTA).

    En resumidas cuentas, dada la similitud de la dinmica de la productividad de los paseslatinoamericanos en relacin a Argentina, aquella ampliacin de la brecha absoluta deproductividad que sealamos respecto de los pases avanzados se presenta, tambin, como unfenmeno atribuible a los dos pases ms grandes de Latinoamrica.

    3.3. La evolucin del salario realAl igual que lo realizado para el caso de la productividad, en los Grficos 4 y 5 expresamos

    la evolucin del salario real de Argentina para el perodo en cuestin, en el primero de ellos enconjunto con los pases desarrollados y en el segundo con los latinoamericanos.

    Como all puede verse, bajo la ISI el salario real presenta, en trminos generales, unatendencia positiva (a pesar de que el retroceso verificado entre 1958 y 1959 anula el logrado a lolargo de la dcada), de modo que a principios de los setenta presenta un crecimiento, respecto

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    de 1950, de un 23%. Los tres aos siguientes repiten el crecimiento del cuarto de siglo anterior,aunque la situacin es meramente pasajera: el Rodrigazo y, particularmente, la dictaduramilitar, se llevan consigo no slo sta ltima expansin sino la totalidad de lo avanzado desdemediados de siglo. A idntico nivel se retorna en el fin de la dictadura, luego del aumentoexperimentado en el marco de la creciente apreciacin cambiaria.

    El incremento del 48% en los dos primeros aos de la recuperacin democrtica resultanuevamente efmero: los brotes inflacionarios de mediados de la dcada y la hiperinflacin finalfueron ms all que la dictadura, tanto que el salario real de 1989 representaba apenas el 65% delpoder adquisitivo de los primeros aos setenta. Aunque con un contexto marcadamentedistinto, la lgica no fue muy diferente bajo la Convertibilidad: en el contexto de laestabilizacin nominal y, la apreciacin del peso se observa inicialmente una recuperacin del35%, en buena parte luego perdida por la desocupacin, la precarizacin laboral y elestancamiento econmico posterior.

    Grfico 4. Salario real. Total de la economa. Argentina, Estados Unidos, Francia y Japn.

    1950-2010. Evolucin. Promedio 1980-1982 = 100.

    Fuente: idem Grfico 2.

    Si se pensaba que ya no haba lugar para el retroceso del poder adquisitivo del salario, ladevaluacin de enero de 2002, inflacin mediante, viene a desmentirlo: las remuneracionesreales se derrumbaron ms del 29% entre 2001 y 2003, marcando un nuevo mnimo histrico, en

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    tanto lleg a representar apenas algo ms que la mitad que su nivel vigente de principios de lossetenta. En lo que respecta al proceso ms reciente, hasta 2006, a pesar del crecimiento del 26%,el salario real no haba llegado a recuperar la cada de la devaluacin, de modo que la capacidadde consumo de los asalariados representa apenas un 75% de su nivel de los aos de referencia. Osea, en el ltimo medio siglo la clase obrera argentina no ha podido avanzar ni un paso en sucalidad de vida, a la vez que en los ltimos treinta aos la vio retroceder tendencialmente.

    Si tomamos en cuenta la cuestionada informacin correspondiente al perodo 2007-2010, elcrecimiento del salario real habra alcanzado para recuperar su nivel previo a la devaluacin.Como afirmamos en el caso de la participacin asalariada, de confirmarse los valores de estosaos el salario real requiri de siete aos de crecimiento para recuperarse de una cada que sedio fundamentalmente en un ao. En cualquier caso, no debe perderse de vista que anconsiderando estos ltimos aos la capacidad de consumo del salario presentara en laactualidad un 89% de su nivel del perodo de referencia, y un 80% del correspondiente acomienzos de los setenta. Indudablemente, la situacin resulta an peor si tomamos en cuenta el

    tambin cuestionado (en trminos de calidad de las estadsticas) ao 1974: el salario real de 2010sera, en relacin a dicho ao, un 40% inferior.

    Grfico 5. Salario real. Total de la economa. Argentina, Brasil y Mxico. 1970-2010. Evolucin.

    Promedio 1980-1982 = 100

    Fuente: idem Grfico 3.

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    Si ubicamos la reseada dinmica del salario real en trminos internacionales, en el Grfico 4puede notarse que los aos setenta tambin representan, para los pases desarrollados, unpunto de quiebre en las tendencias de las remuneraciones reales, aunque en este caso esamodificacin implica a diferencia de Argentina- exclusivamente una desaceleracin en las tasasde crecimiento, que contina hasta la actualidad. A su vez, este perodo implic, para los trespases en comparacin, algunos aos de estancamiento, otros de retroceso, aunque en ningncaso logran revertir la tendencia creciente sealada. As, en la primera etapa hasta 1970- elincremento alcanz el 62% en Estados Unidos, el 107% en Francia y 167% en Japn. En cambio,en el perodo 1970-2010 a pesar de ser ms extenso no alcanza tales magnitudes: 35% para elamericano, 78% para el europeo y 70% para el asitico.

    En lo que respecta a la comparacin con el desenvolvimiento de los pases de AmricaLatina, antes que nada debemos remarcar las dificultades para la construccin de las series 12.Aclarado este punto, lo que se surge del Grfico 5 es que, al igual que lo observado para el casode la productividad, frente a la dinmica sealada para los pases avanzados el comportamiento

    del salario real iguala a los pases latinoamericanos, lo cual no anula sus especificidades.

    As, puede verse que el comportamiento de Brasil es algo ms auspicioso que el deArgentina y Mxico (al revs de lo observado con la productividad): el salario real muestra, conperodos de fuertes retrocesos, una clara tendencia creciente, aunque a lo largo de la dcada delnoventa y primeros aos del siglo XXI present un nivel similar al de los ochenta. Mxico, porsu parte, presenta entre puntas (o sea, entre el perodo de referencia y los ltimos aos) unaevolucin idntica a la de Argentina, aunque con una tendencia al interior del perodo algodiferente: la continua cada ocurrida en la dcada del ochenta lleva al salario real al final deldecenio- a un nivel que represent la mitad de su valor inicial, momento a partir del cual inici

    una recuperacin lenta pero constante (con algunos traspis, en particular el de la crisis deltequila), arribando hacia mediados de la primera dcada del siglo actual a un nivel querepresenta el 80% del correspondiente al perodo de referencia.

    Dicho en pocas palabras, la ampliacin de la brecha del poder adquisitivo del salario quepreviamente encontramos para Argentina en relacin a los desarrollados aparece, al menosdesde la dcada del ochenta, tambin en Mxico y, en menor medida, en Brasil.

    3.4. Nuevamente la distribucin funcional: productividad y salario real en conjuntoHabiendo analizado separadamente, en la seccin anterior, la evolucin de la productividad

    y el salario real para Argentina en perspectiva internacional, veamos entonces ahora cmoincidieron dichas variables, consideradas conjuntamente, en la dinmica de la distribucinfuncional del ingreso. Para tales fines, construimos el Grfico 6.

    12 El caso de Brasil es particularmente complejo a tal punto que las series no pudieron ser estimadas por lametodologa apuntada en la introduccin, y se recurri a la evolucin provista por encuestas especficas.

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    Exceptuando los dos primeros aos de la serie (donde el salario real evoluciona por encimade una productividad constante), hasta inicios de 1970 la cada de la participacin asalariada sedebe, en trminos generales, a un incremento relativamente continuo de la productividad,superior a salario real tambin creciente (66% contra 39%)13.

    A partir de entonces y hasta comienzos de la dcada del noventa, la evolucin de laparticipacin se explica prcticamente por el movimiento del salario real, por encontrarserelativamente constante o incluso en cada- la productividad. A partir de 1983 y hasta 1989, noslo la participacin asalariada se mantuvo -entre puntas- en su mnimo histrico, sino quedetrs de la misma est el peor escenario posible: reduccin del salario real (35% entre 1983 y1989) y de la productividad (12% para el mismo perodo).

    Grfico 6. Participacin salarial en el PBI pb, productividad y salario real. Total de la

    economa. Argentina. 1950-2010. Evolucin. Promedio 1980-1982 = 100.

    Fuente: Graa y Kennedy (2008a)

    Entre 1989 y 2002 (es decir, perodo que incluye el ingreso y la salida de la Convertibilidad)la participacin asalariada tambin se mantiene en torno a ese mismo mnimo, proceso en el cual

    13 Este proceso general puede dividirse en dos grandes subperodos, donde el punto de quiebre se encuentra en losprimeros aos de los sesenta. As, hasta tal momento el retroceso de la participacin asalariada se explica por unincremento de productividad mayor al del salario real, mientras que el aumento del segundo subperodo tiene quever con un salario real algo ms dinmico que la productividad.

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    confluyen una continuidad en el deterioro del salario real (7%, exclusivamente atribuible a ladevaluacin) con un incremento de productividad (24% en idntico perodo). Finalmente, detrsde la recuperacin de la participacin asalariada hasta 2006 encontramos un crecimiento delsalario real mayor que el de la productividad (18% y 10%, respectivamente), con unaparticularidad: mientras que sta ya haba superado la prdida post devaluacin, aqul seencontraba an 8,5% por debajo de su nivel de 2001. Si incorporamos lo que presuntamentehabra sucedido en los siguientes cuatro aos, esta ltima tendencia se encontrara reforzada, entanto el incremento de la participacin asalariada del 30% en 2002 al 41,4% en 2010 se explicarapor una expansin del salario real del 34% y de la productividad del 30%.

    Grfico 7. Participacin salarial en el PBI pb, productividad y salario real. Total de la

    economa. 1950-2010. Estados Unidos, Francia y Japn. Evolucin. Promedio 1980-1982 = 100.

    Fuente: Elaboracin propia sobre la base de BEA-EEUU, INSEE- Francia, Statistics Bureau of Japan.

    En sntesis, mirando el proceso 1950-2006, la conclusin es evidente: el deterioro de laparticipacin asalariada (del 48% al 34% del ingreso total) expresa un incremento de la

    productividad (116%) conjuntamente con un deterioro del salario real (12%). Si extendemos elplazo hasta abarcar los ltimos aos, la situacin no resulta marcadamente diferente: elretroceso de la participacin asalariada al 41,4% se da con un incremento de la productividaddel 154% y una cada del salario real del 2%. Este proceso de sesenta aos posee variossubperodos de importancia, pero sin duda el principal punto de quiebre se encuentra, como fuequedando en evidencia al analizar las distintas variables, a mediados de los setenta. En amboslapsos la participacin retrocede: en 1950 era del 48%, del 44% en promedio entre 1970-1972, y

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    del 34% en 2006 (o 41% en 2010). Pero las razones detrs de esas cadas son, claro est,diferentes: mientras que en el primer lapso se verifica un incremento conjunto de laproductividad y el salario real (62% y 23%), en el segundo la productividad se expande un 34%hasta 2006 (57% hasta 2010), a la par que el salario real se derrumba un 29% hasta 2006 (20% siconsideramos los ltimos aos).

    En los componentes del Grfico 7 reproducimos las mismas variables para los pasesdenominados desarrollados. Como adelantamos en distintos momentos del documento, enellos tambin se encuentra un quiebre a mediados de los aos setenta en lo que respecta a laevolucin de la participacin asalariada y sus variables determinantes. Ahora bien, en cada unode estos dos grandes perodos, el comportamiento de tales variables se diferencia del encontradopara Argentina. As, desde mediados del siglo XX hasta el punto de quiebre puede notarse unaevolucin creciente y de similar magnitud del salario real y la productividad, mientras que apartir de all se observa un crecimiento de la productividad mayor al del aumento del salarioreal14.

    Grfico 8. Participacin salarial en el PBI pb, productividad y salario real. Total de la

    economa. 1950-2009. Brasil y Mxico. Evolucin. Promedio 1980-1982 = 100.

    Fuente: Elaboracin propia sobre la base de IPEA e IBGE - Brasil, INEGI Mxico, Anuario Estadstico CEPAL (CEPALSTAT) y

    OIT (LABORSTA).

    En el Grfico 8 presentamos la misma informacin para los pases de la regin. En el mismopodemos observar que Mxico presenta un patrn muy similar al de Argentina: un deterioro dela participacin asalariada como consecuencia de una productividad en aumento y un retrocesodel salario real. Brasil presenta, entre puntas, un comportamiento diferente y aparentemente

    contradictorio: mientras que la participacin asalariada se reduce la productividad se encuentraestancada aunque con un salario real con tendencia positiva15.

    14 En Francia y Japn, parte del crecimiento de la participacin en la primera etapa, y la marginal cada en la segundaa pesar del aumento mayor de la productividad- se debe al crecimiento de la tasa de asalarizacin (0,6% y 1,3%anual respectivamente).

    15 Esta aparente contradiccin es resultado del comportamiento diferente que muestran el costo laboral y el salarioreal en la economa brasilea. As como el salario real presenta un nivel 20% ms elevado en relacin al punto de

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    4. Distribucin funcional y demanda final: relaciones entre dos caras dela nueva riqueza

    Una de las formas en la cual se analiza el devenir del proceso econmico de un pas es apartir de la composicin de su demanda final, esto es, segn el uso o destino de los bienes

    finales producidos por el mismo. Este anlisis resulta, indudablemente, de mxima importancia.Pero no es el anlisis de la demanda final en s mismo lo que nos convoca en este trabajo, sino lamirada conjunta de esta faceta de la nueva riqueza producida por un pas en un perodo con laque desarrollamos en las secciones precedentes del documento. En otros trminos, interesafocalizarnos en la relacin entre los ingresos segn la insercin en el proceso productivo y suutilizacin en la adquisicin de los bienes finales.

    En rigor, un anlisis pormenorizado de esta relacin, incluyendo idntica comparacininternacional a la desarrollada previamente, demandara un documento de trabajo adicional,habida cuenta de que los indicadores susceptibles de construccin son de los ms variados. Es

    por ello que aqu simplemente realizaremos una exploracin inicial en esta relacin,detenindonos exclusivamente en los rasgos ms destacables que surgen de la misma. A talesfines, nos concentraremos fundamentalmente en la relacin entre la masa salarial y el consumoprivado, por un lado, y el supervit de explotacin y la inversin bruta interna fija (IBIF), por elotro. Para ello, debemos realizar dos importantes consideraciones de distinta ndole.

    En primer lugar, en rigor los agregados de ingreso as considerados no son los ptimos paralos fines del ejercicio propuesto, en un doble sentido. Por un lado, tal como estn estimados losingresos correspondientes a los cuentapropistas y a los patrones (por su actividad laboral) seencuentran incluidos en el supervit de explotacin, cuando en rigor debieran formar parte delagregado de ingreso que se compara con el consumo privado, en tanto son todos ingresos confuente en el trabajo. Por el otro, tal ingreso con fuente en el trabajo debiera modificarse por lastransferencias en ambos sentidos que las familias tienen con el Estado (fundamentalmente,jubilaciones e impuestos directos), de modo de determinar el ingreso disponible para elconsumo. En ambos casos, la dificultad reside en el hecho de que, al menos en nuestro pas, talesajustes pueden nicamente llevarse a cabo para la ltima dcada y media, de modo quedebemos desestimarlos al momento de realizar un anlisis de ms largo alcance como el aqupropuesto16.

    comparacin, el clculo del costo laboral arroja una cada del orden del 10% en igual lapso. Esta diferencia brota,como anticipamos oportunamente, del divergente comportamiento entre el IPC y el IPI. Entre 1994 y 1995, elprimero crece un 66%, mientras que el segundo lo hace en un 93,5%. A partir de all, ambas series continanevolucionando con relativa similitud, sin cerrarse la brecha entre ambas.

    16 En dos trabajos previos centrados en Argentina (Lindenboim, Graa y Kennedy, 2006 y Graa y Kennedy, 2008b), altrabajar con un lapso temporal ms acotado, hemos considerado ambos aspectos. El resultado fundamental es queen ningn caso, para el lapso 1993 2006, se modifican las tendencias que se observan al realizar la comparacinentre la masa salarial y el consumo privado. Esto es as ya que los agregados considerados en cada uno de los dosajustes (ingreso de los cuentapropistas y de los patrones, por un lado, y las transferencias netas entre el Estado y lasfamilias, por el otro) representan en el tiempo una proporcin relativamente constante del consumo privado.

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    En segundo lugar, la naturaleza de la comparacin propuesta exige la realizacin de algntipo de supuesto respecto a la proporcin que de la masa salarial se destina, por un lado, alconsumo y, por el otro, al ahorro. En este sentido, en el presente documento suponemos que lamasa salarial se destina completamente al consumo, de modo que el remanente de los bienes yservicios de consumo se adquiere con el excedente de explotacin, ya sea adquiridodirectamente por quien lo percibe, o a travs de financiamiento del consumo con fuente en dichoexcedente. El sentido del supuesto no es, claro est, reflejar la realidad, sino determinar comoreferencia para el anlisis la situacin posible ms favorable para los asalariados, en tanto unincumplimiento del supuesto en cuestin implicara una menor absorcin asalariada delconsumo privado y, por tanto, un mayor consumo con fuente en el excedente de explotacin.

    Hechas estas aclaraciones, en lo que sigue nos proponemos entonces realizar un breveanlisis de las relaciones relevantes entre los componentes del ingreso y la demanda final. Aligual que en las dos secciones anteriores, analizamos inicialmente la situacin Argentina, paraluego ponerla en perspectiva internacional.

    4.1. Ingresos, consumo e inversin en Argentina.Un rasgo fundamental salta a la vista a partir de la informacin presentada en el Grfico 9,

    para todo el perodo en cuestin: la importante brecha que se observa entre la participacin de lamasa salarial y la del consumo privado en el producto, y en consecuencia, la que se verifica entreel supervit de explotacin y la inversin. Pero este fenmeno se presenta, a su vez, en diferentemagnitud segn la etapa histrica en consideracin. As, resulta claro que desde mediados de ladcada del setenta ambas distancias se ampliaron an ms, tendencia en parte revertida en el

    proceso de la post Convertibilidad.En lo que respecta al perodo de la ISI, entre puntas la participacin de los cuatro

    agregados macroeconmicos en el producto total es prcticamente la misma, siendo tambinsimilares las dos relaciones entre agregados en cuestin. Claro que al interior de estos veinteaos merecen destacarse ciertas particularidades relevantes.

    As, en el Grfico 10 puede observarse que mientras que en el comienzo la masa salarialrepresentaba alrededor del 70% del consumo privado, su cada en la dcada del cincuentaconjuntamente con la estabilidad de la participacin del consumo privado implic que en 1959la relacin entre ambas caiga aproximadamente al 50%. La contracara de este proceso es el

    incremento del supervit de explotacin sin un correlato en la inversin; esto es, si bien haciafines de la dcada del cincuenta se observa un incremento de la participacin de la inversin enel producto, el mismo es mucho menor al del supervit. De esta manera, lo que se encuentra esun crecimiento de la porcin del supervit de explotacin que, directa o indirectamente, seutiliza como fuente de consumo privado. En concreto, mientras que a mediados de sigloalrededor de la mitad del supervit de explotacin se destinaba al consumo privado, tal relacinalcanza a comienzos de los sesenta el 60%. Con algunas particularidades que pueden

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    encontrarse en el grfico, lo que ocurre durante la dcada del sesenta revierte estas tendenciassealadas, tal que estas relaciones retornan a sus niveles de mediados de siglo.

    Luego de la irrupcin de la dictadura militar, y hasta finales del siglo XX, se observa en larelacin masa salarial - consumo una dinmica similar a la de la dcada del cincuenta, con la

    especificidad ya apuntada de la extremada volatilidad de la participacin asalariada en elingreso. As, el nivel en el cual se ubica luego del derrumbe de 1976 se traduce en una baja de laproporcin que del consumo privado absorbe la masa salarial. Pero si en la dcada del cincuentase haba observado, como contracara parcial de este proceso, un leve incremento de laparticipacin de la inversin, en los ochenta ocurre lo contrario: la inversin representa unaporcin del PBI menor a la vigente durante la ISI.

    Grfico 9. Masa salarial, Supervit de Explotacin, Consumo Privado e Inversin Bruta

    Interna Fija en relacin al PBIpm. Argentina. En porcentaje. 1950 - 2010.

    Fuente: SAE (1955), BCRA (1975 y 1993), CEPAL (1988 y 1991), DNCN y EPH (INDEC) y Graa y Kennedy, (2008a).

    Por su parte, durante los noventa no se observa un profundo cambio en esta situacin. Ciertoes que en los primeros aos aparece una marcada mejora (tal como ocurra con la participacinasalariada), al crecer tanto la proporcin que del consumo privado absorbe la masa salarialcomo la participacin de la inversin en el producto. Ahora bien, al observar el perodo en suconjunto tales tendencias se deterioran, retrotrayendo el nivel de las relaciones entre agregadosa los niveles de inicio de la misma. A su vez, resulta de inters sealar que estos aos son el

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    perodo en el cual se sostiene una situacin de permanente dficit del sector privado, que sepuede derivar del grfico al observar que la suma de la proporcin del SBE destinada directa oindirectamente- al consumo y a la inversin supera el 100%. Como tal, este configura una de lasfuentes que explica la necesidad de endeudamiento permanente en la que cay la economaargentina y que condujo, finalmente, al estallido del rgimen convertible. Los aos ms recientesmuestran, luego de la debacle en todo sentido que signific dicha explosin, signos auspiciosos:el aumento de la masa salarial se da en paralelo con una estabilidad del consumo privado, loque implica un incremento de la porcin que de este ltimo absorbe aquella, mientras que elretroceso relativo del supervit de explotacin aparece conjuntamente con un incremento de lainversin.

    Grfico 10. Masa salarial en relacin al Consumo Privado y Consumo no salarial e IBIF en

    relacin al SBE. Argentina. En porcentaje. 1950 - 2010.

    Fuente: SAE (1955), BCRA (1975 y 1993), CEPAL (1988 y 1991), DNCN y EPH (INDEC) y Graa y Kennedy, (2008a).

    En resumidas cuentas, al observar la relacin entre estos agregados de la economa argentinavuelven a aparecer bien diferenciados el proceso de la ISI y el proceso neoliberal. A lo largo deeste ltimo, la cada de la participacin asalariada en el ingreso, que encierra, como encontramosen la seccin previa, una brutal reduccin del salario real, no tuvo ni siquiera como resultadouna mayor participacin de la inversin en el producto; como sugeriran algunas teoras

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    econmicas. Es por ello que en alguna ocasin hemos caracterizado a este proceso como untraumtico divorcio.

    4.2. Ingresos, consumo e inversin en perspectiva internacionalEn el Grfico 11 reproducimos las variables en cuestin para cada uno de los pases

    desarrollados. Vistos inicialmente de conjunto, el primer rasgo que salta a la vista es, ensintona con lo observado en las variables de la faceta de la distribucin funcional, la estabilidadde los componentes de la demanda final. Un segundo aspecto de importancia es el nivel de lasseries: en los tres pases (Japn desde inicios de los setenta) la masa salarial est apenas pordebajo del consumo privado, lo cual implica que la proporcin del consumo que se absorbe consalario es marcadamente ms elevado.

    Grfico 11. Masa salarial, Supervit de Explotacin, Consumo Privado e Inversin BrutaInterna Fija en relacin al PBIpm. Estados Unidos, Francia y Japn. En porcentaje. 1950 - 2010.

    Fuente: Elaboracin propia sobre la base de BEA-EEUU, INSEE- Francia, Statistics Bureau of Japan.

    Sin perjuicio de lo anterior, en el caso particular de Estados Unidos, desde los aos ochenta,se observa un distanciamiento entre la masa salarial y el consumo privado, en donde, a su vez,la primera presenta una leve tendencia decreciente y este ltimo una marcada tendenciapositiva. En contraposicin, puede verse un crecimiento del supervit de explotacin

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    IBIF

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    conjuntamente con un retroceso de la inversin17. Otro rasgo merece atenderse: la participacinde la inversin en el producto presenta un nivel muy similar al nivel promedio de la economaargentina. Es este un buen indicador de que en Argentina (y, en rigor, en cualquier pas) unadeterminada participacin de la inversin en el total del producto no debe ser tomada comometa en s misma, sino que debe tenerse en cuenta, antes que nada, las caractersticas de talinversin y la tecnologa que tiene incorporada.

    Por su parte, en el caso particular de Francia aparecen diferenciados dos grandes perodos.Desde mediados del siglo XX hasta comienzos de la dcada del setenta, aparece sostenidamenteun crecimiento de la masa salarial (y, por tanto, la cada del supervit de explotacin)conjuntamente con una cada de la participacin del consumo privado en el PBI y un aumentodel peso de la inversin. A partir de all, las variables permanecen prcticamente en idnticonivel de participacin en el producto, situacin en la cual la masa salarial absorbe la mayor partedel consumo privado. A la vez, y de modo similar a lo observado en EEUU, la inversin rondaaproximadamente un quinto del PBI; es decir, valores similares a lo verificado en Argentina.

    En cuanto a Japn, hasta los aos setenta se presenta un proceso diferente: un mayor pesodel supervit de explotacin que de la masa salarial, en paralelo con una cada del consumoprivado y un importante aumento de la inversin en el producto, la cual alcanza el 35% delproducto. A partir de all se observa un proceso diferente: la masa salarial, por encima delsupervit, absorbe prcticamente todo el consumo privado, mientras que el supervit deexplotacin, luego del retroceso de los setenta, se mantiene tambin constante. Hacia a finalesdel perodo se visualiza un distanciamiento entre la masa salarial y el consumo, con un reflejoan mayor en la cada del nivel de inversin, que termina ubicndose en torno al 20% delproducto.

    El caso de los pases latinoamericanos, nuevamente, se acerca al argentino. Y, como es deesperar por los hallazgos previos, es Mxico el ms asimilable a Argentina. De esta forma, enaquel pas puede verse que desde los aos setenta el retroceso en la participacin de la masasalarial en el producto no se refleja en una cada del consumo privado, lo que es lo mismo decirque el incremento del supervit de explotacin en el producto no tiene como correlato elincremento de la participacin de la inversin, la cual se mantiene en torno del 20% delproducto.

    Finalmente, el rasgo distintivo en Brasil parece ser que los profundos vaivenes sufridos porlos componentes de la distribucin funcional del ingreso no afectan en igual y relevante medida

    a los de la demanda final. En relacin a estos ltimos, hasta mediados de los setenta se observauna cada de la participacin del consumo y un incremento de la inversin, mientras que para

    17 Este proceso, al tratarse de la primera potencia mundial implica un importante eje de anlisis para dar cuenta de laltima crisis mundial (evidenciada por la explosin de la deuda hipotecaria y de la deuda de los hogares) as comode las causas de lento o nulo crecimiento econmico mundial.

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    los aos posteriores la inversin tiende a mantener el nivel alcanzado, mientras que el consumoverifica una nueva cada en la participacin. Ms all de los bruscos movimientos en loscomponentes del ingreso, desde que se dispone de informacin, stos presentan un nivel mediode participacin relativamente constante, en paralelo con tal constancia en los componentes dela demanda agregada.

    Grfico 12. Masa salarial, Supervit de Explotacin, Consumo Privado e Inversin BrutaInterna Fija en relacin al PBIpm. Brasil y Mxico. En porcentaje. 1950 - 2009.

    Fuentes: Elaboracin propia sobre la base de IPEA E IBGE - Brasil, INEGI Mxico, Anuario Estadstico CEPAL (CEPALSTAT) y

    OIT (LABORSTA).

    En sntesis, dos rasgos creemos que pueden extraerse de esta evidencia, los cuales deben serobjeto de futuras investigaciones. Por un lado, la mayor volatilidad de los componentes delingreso para los pases latinoamericanos estudiados, en particular para Argentina, ya notadaoportunamente, se verifica con una tambin mayor volatilidad, aunque menor, de los

    componentes de la demanda final. Por el otro, y a nuestro juicio ms trascendental, el principalrasgo es que en los pases de Latinoamrica se requiere de mayores y crecientes niveles departicipacin del supervit de explotacin en el producto para lograr niveles similares deinversin, rasgo que se profundiz, con particular nfasis en Argentina, a partir de mediados delos aos setenta.

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    5. Conclusiones

    Al comenzar el presente documento destacamos que en el informe de 2010 la UNCTADsostiene que la estrategia de crecimiento de los pases en desarrollo estuvo basada en unamayor insercin internacional a partir de un aumento de las exportaciones, estrategia que, como

    tal, conlleva a una restriccin al aumento de las remuneraciones.Para analizar ese proceso, el presente documento se propuso como objetivo fundamental

    analizar el devenir econmico de Argentina entre mediados del siglo XX y la actualidad desde laperspectiva de la distribucin funcional del ingreso y sus lneas de investigacin asociadas: larelacin entre el salario real y la productividad, por un lado, y la relacin entre los ingresos y lademanda final, por el otro.

    En pleno auge del modelo industrializador sustitutivo, la discusin sobre los dos roles de lamasa salarial fue extensa, particularmente en Argentina. La masa salarial era percibida comocentral para la realizacin de las mercancas producidas para el mercado interno (Candia, 2000)

    aunque se planteaban lmites al nivel de las remuneraciones ya que, a partir de cierto punto,deterioraban las cuentas del sector externo (Canitrot, 1983). As, ese doble papel y los preciosinternacionales de los productos primarios explicaban los ciclos econmicos de ese modeloconocidos como stop and go (Braun y Joy, 1968; Diamand, 1972). En este sentido, en las dosprimeras secciones mostramos que la masa salarial tuvo hasta mediados de los setenta uncomportamiento relativamente estable (aunque con una dcada de claro descenso y otra de claroascenso), como resultado de dinmicas tambin estables y en general crecientes del salario real yla capacidad productiva del trabajo. Incluso ms: ambos determinantes de la distribucinfuncional del ingreso mostraron en dichos aos una dinmica similar a la de Estados Unidos(aunque con ritmos menores a las verificadas en Francia y Japn).

    Si, al menos desde esta ptica, el proceso de la ISI aparece tan positivo, es en buena medidacomo consecuencia del proceso econmico que le sigui. Aunque con distintos matices, existe unrelativo acuerdo en la literatura en relacin a que la conjuncin del Rodrigazo de 1975 y elgolpe militar de 1976 implic el abrupto abandono de la ISI y su reemplazo por otro, sin nombreconsensuado, donde priman -fundamentalmente bajo el gobierno militar y la Convertibilidad- laapertura comercial y financiera, el endeudamiento externo y la sobrevaluacin de la monedanacional (Damill y Frenkel, 1993, Ferrer, 2004, Basualdo, 2006).

    El plan implementado por la dictadura militar tena como objetivos explcitos el

    desmantelamiento de la estructura productiva ineficiente generada al calor de la proteccindel Estado durante la ISI y la reduccin del salario real. Este segundo objetivo se cumpli,como sealamos en la segunda seccin, con creces. El primero, por su parte, no tuvo tantoxito: la productividad se estanc a mediados de los setenta. Tal situacin perdur hastainicios de los noventa de modo que la participacin asalariada en el ingreso no pudo ms queretroceder. El refuerzo de esa poltica econmica con la implementacin del plan deConvertibilidad efectivamente logr la modernizacin de la estructura productiva, claro que a

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    costa de la destruccin masiva de empresas. En tal contexto, no se requiri de la represinpoltica para el sostenimiento del nuevo deterioro del salario real ocurrido con la hiperinflacinde 1989 y 1990: el desempleo funcionara como disciplinador.

    Sin embargo, el escenario empeor drsticamente: desde mediados de la dcada del noventa

    se diluyeron las bases de ese crecimiento de la productividad, de modo que apenas pudorecuperarse la ampliacin de la brecha con los pases desarrollados profundizada desdemediados de los setenta. Pero la situacin devino en algo an peor: la crisis virulenta que marcel fin de la Convertibilidad produjo la ms severa recesin de la historia del pas, con una nuevacada de la productividad y un deterioro del poder adquisitivo del salario equiparable alocurrido con la irrupcin de la dictadura militar y la hiperinflacin de fines de losochenta/principios de los noventa.

    En resumidas cuentas, lejos de mejorar la insercin internacional argentina, la estrategia depoltica econmica hacia fuera llevada a cabo desde el abandono de la ISI tuvo los peores

    resultados: un deterioro brutal del salario real en conjuncin con un estancamiento relativo de lacapacidad productiva del trabajo respecto a los pases desarrollados. En Mxico y, en menormedida, en Brasil, pueden observarse situaciones relativamente similares.

    La evolucin econmica de nuestro pas bajo la lgica de funcionamiento econmicoestablecida a mediados de los aos setenta tiene otra arista de importancia y, lamentablemente,tambin negativa, que surge de la segunda lnea de investigacin explorada en el presentedocumento: el crecimiento del supervit de explotacin verificado en el perodo en cuestin,como contracara de una participacin asalariada que se reduce fundamentalmente por undeterioro del salario real, no tuvo como correlato un incremento en la proporcin de lainversin, situacin, nuevamente, comn a los otros pases latinoamericanos analizados. Msespecficamente, siendo que la proporcin de la inversin en el producto total es relativamentesimilar en todos los pases considerados, resulta que en Argentina (as como tambin en Mxicoy Brasil) se necesitaron crecientes niveles de participacin del supervit de explotacin parasimilares niveles de inversin.

    El proceso econmico ocurrido luego de la salida de la Convertibilidad (sobre el cual,tampoco existe consenso en relacin a su denominacin) muestra tendencias sumamentefavorables: el sostenido crecimiento econmico a tasas elevadas se dio con comportamientos delas variables aqu implicadas sumamente diferentes a los observados en el perodo anterior:incremento de la productividad y del salario real, por un lado, y de la proporcin de la inversin

    en el producto a pesar de la cada del supervit de explotacin, por el otro. Esto no implica,claro est, una reversin absoluta de los problemas que se generaron en casi treinta aos; en lofundamental, el poder adquisitivo del salario contina estando muy por debajo de los nivelesalcanzados en los aos setenta.

    Es claro que los avatares econmicos y sociales de la Argentina (y, en general, de nuestraregin) guardan una profunda relacin con las modificaciones en la economa mundial. El

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    proceso de la ISI ocurri en el marco de la vigencia en los pases centrales del denominadoEstado de Bienestar, el cual fue abandonado, devaluacin del dlar y crisis del petrleomediante, por la etapa neoliberal. Esta nueva fase de la acumulacin mundial sign fuertementela vida econmica de la regin, fundamentalmente a travs de las crecientes corrientes de capitalprestable, a condicin de la adopcin de reformas de corte neoliberal. A partir de all, esos flujosconvertidos en deuda externa se convirtieron en un nuevo factor a considerar en la vidaeconmica de la regin latinoamericana durante la dcada del ochenta. En el mismo sentido, lapeculiar evolucin de Argentina en los aos noventa es resultado de su propio esquema depoltica econmica pero tambin de la multiplicidad de crisis financieras alrededor del planeta.

    En los aos ms recientes, el empuje de los pases ms poblados del mundo, fuertesdemandantes de materias primas que produce en gran escala la regin, han modificado lasecuaciones bsicas que conformaban los lmites de la poltica econmica latinoamericana. Eneste marco, cabe preguntarse si en el nuevo contexto internacional, la velocidad de larecuperacin econmica de la regin post-crisis y el cuestionamiento del esquema neoliberal de

    crecimiento encierran diferencias esenciales que permitan hablar de una nueva etapa para laregin o si se trata simplemente de una coyuntura favorable. En la regin la discusin no estasaldada.

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    LABORSTA, Organizacin Internacional del Trabajo (OIT) (laborsta.ilo.org/)

    Statistics Bureau and the Director-General for Policy Planning, (www.stat.go.jp/english/)