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DeustoDigital Juan Vélez S.J. (coord.) Bioéticas para el siglo XXI 30 años de Bioética (1970-2000)

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DeustoDigital

Juan Vélez S.J. (coord.)

Bioéticas para el siglo XXI

30 años de Bioética (1970-2000)

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Bioéticas para el siglo XXI

«30 años de Bioética» (1970-2000)

Fundamentaciones, Hermenéuticas, Metodologías, Contenidos...

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Bioéticas para el siglo XXI

«30 años de Bioética» (1970-2000)

Fundamentaciones, Hermenéuticas, Metodologías, Contenidos...

Juan Vélez S.J. (coord.)

Juan Vélez S.J.Diego Gracia

Carlos M.ª RomeoJavier Gafo S.J.Marciano VidalJosé C. Bermejo

2003Universidad de Deusto

Bilbao

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Serie Teología, vol. 34

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Ilustración de la portada: Stock Photos

Publicación impresa en papel ecológico

© Universidad de DeustoApartado 1 - 48080 Bilbao

ISBN: 978-84-9830-838-9

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Indice

Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

I. Situación de la Bioética, Juan Vélez S.J. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15

II. Aproximaciones Eticas y Jurídicas

Fundamentaciones de la Bioética,Diego Gracia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31

Las dimensiones valorativas de la Clonación humana,Carlos M.ª Romeo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57

III. Aproximaciones Etico-Teológicas

Bioética y Tradición Católica,Javier Gafo S.J. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79

Etica Cristiana y toma de decisiones en Bioética,Marciano Vidal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111

Los cuidados paliativos: «Soporte emocional y espiritual»,José C. Bermejo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123

IV. Decisiones Eticas en la Bioética práctica: Comunicaciones

Decisiones éticas en situaciones sanitarias conflictivas,María J. Goikoetxea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171

Comités de ética hospitalaria: Objetivos, estructura y funcionamiento,Xabier Etxeberria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 183

La perspectiva interactiva en cuidados paliativos,Luis de Nicolás . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191

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V. Análisis de casos

Presentación y resolución de casos relativos al SIDA, Lourdes Unzueta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201

Presentación y resolución de casos en enfermos terminalesDaniel Solano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207

8 ÍNDICE

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Prólogo

Juan Vélez S.J.Catedrático de Teología Moral, Universidad de Deusto. Bilbao

1. El término «Bioética» (Bioethics) es un neologismo inglés crea-do por el norteamericano Rensselaer VAN POTTER en 1970 y que quedódefinitivamente consagrado en su libro: Bioethics: Bridge to the Future(1971). El significado del término lo define su autor como «El estudiosistemático de la conducta humana en el área de las ciencias humanasy de la atención sanitaria, en cuanto se examina esta conducta a la luzde los valores y principios morales».

Este término tiene todavía una corta vida. Algo más de 30 años.Aunque se refiere a dos realidades tan antiguas como el mismo hom-bre, «la vida» y «la ética», el estudio conjunto de ellas en la «Bioética»es uno de los temas que ha provocado más reflexiones, más discusio-nes, más diálogo interdisciplinar, más publicaciones de todo tipo, enlos campos éticos, jurídicos y morales, desde perspectivas laicas y reli-giosas.

En este contexto y con ocasión del XXX aniversario de la creacióndel término «Bioética», nos ha parecido conveniente dedicar nuestrasjornadas teológicas en la Universidad de Deusto, y desde su Facultadde Teología, a una reflexión abierta y plural sobre el tema. Hemos con-tado con la colaboración de un grupo muy selecto de especialistas enFilosofía, Derecho, Medicina, Sicología, Cuidados Paliativos y Bioéti-ca Teológica Cristiana. Y hemos contado también con numerosas per-sonas que han aportado su larga experiencia en estos campos. Y lo he-mos hecho continuando nuestra tradición universitaria de diálogoplural e interdisciplinar y de reflexión sobre los problemas de la vidacercana y real.

Junto a las fundamentaciones éticas y teológicas, las hermenéuticasy metodologías, vamos a estudiar dos temas especialmente importanteshoy día: La clonación, en el comienzo de la vida, y, Los cuidados pa-

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liativos, en su final. Además presentamos el análisis de varios casosclínicos con las metodologías utilizadas para orientar en la toma de de-cisiones.

2. Aproximaciones éticas y jurídicas.El catedrático de Historia de la Medicina, reconocido filósofo y bioé-

tico, Diego GRACIA, nos hace un recorrido magistral y propio de Las fun-damentaciones de las bioéticas, especialmente en los últimos años, te-niendo muy presente sus antecedentes históricos. El catedrático deDerecho y Genoma, Carlos ROMEO, desde su interdisciplinariedad, es Dr.en Derecho y Medicina, estudia Los dilemas éticos, verdaderos y falsos,de la clonación. Estos dos conocidos profesores, junto con el catedrático,Javier GAFO S.J. (†) Dr. en Teología Moral y Biólogo, son miembroscualificados del «Comité de expertos sobre Bioética y clonación» quehan colaborado en el Informe sobre la clonación. En las fronteras de lavida», patrocinado por la «Fundación de Ciencias de la Salud» (1999).

3. Aproximación ético-teológica.La Tradición Cristiana y Católica se ha ocupado desde sus orígenes

de muchos de los temas que comprenden hoy la Bioética.El catedrático, Javier GAFO S.J. (†), que es probablemente el bió-

logo y teólogo moral español que más ha trabajado en este campo,desde una perspectiva teológica, nos ofrece: La Tradición Católica yla Bioética.

El catedrático, Marciano VIDAL que es el moralista que posee, entrenosotros, una perspectiva moral más amplia, nos introduce a los pro-blemas hermenéuticos y metodológicos: Etica Cristiana y toma de de-cisiones en Bioética.

Y, finalmente, José Carlos BERMEJO (Camilo), profesor y directordel Centro de Humanización de la Salud (Tres Cantos), engloba en suvida una experiencia larga y comprometida en el campo de los cuida-dos paliativos, profundiza en: Los cuidados paliativos: «Soporte emo-cional y espiritual».

4. Decisiones éticas en situaciones conflictivas.Xabier ETXEBERRIA, filósofo y profesor titular de esta universidad,

como ético y miembro de comités de bioética, aporta su experienciay conocimientos sobre Los comités de ética hospitalaria: objetivos,estructura y funcionamiento. María Jesús GOIKOETXEA, sicóloga, ma-gister en Bioética, y profesora del Instituto de Bioética Aita Menni,presenta la metodología de Diego GRACIA en La toma de decisioneséticas en situaciones conflictivas en bioética. Y, finalmente, Luis DE

10 PRÓLOGO

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NICOLÁS, psicólogo, catedrático y director del máster de «Cuidadospaliativos» en Deusto, estudia «La perspectiva interactiva en cuidadospaliativos».

5. Cierran esta publicación las presentaciones y resoluciones de ca-sos relativos a la bioética en enfermedades terminales los doctores Da-niel SOLANO, profesor titular de Medicina Interna de la Universidad delPaís Vasco y médico del Servicio de Medicina Interna del Hospital deBasurto, Lourdes UNZUETA, especialista en Medicina Familiar y Comu-nitaria, y Juan VÉLEZ, S.J., catedrático de Teología Moral y director delDepartamento de Teología Sistemática y Praxis Cristiana.

Agradecemos su colaboración incondicional a los profesores JesúsTERÁN y Juan M.ª DE VELASCO, sin olvidar a los participantes en estasjornadas.

Y no podemos terminar nuestro agradecimiento, sin hacerlo, a lasInstituciones que han colaborado y participado con sus miembros eneste programa de la Universidad de Deusto, desde su Facultad de Teo-logía, en especial, al Instituto de Ciencias Religiosas, a la Facultad deFilosofía y Ciencias de la Educación (Sección de Sicología), a la Facul-tad de Derecho, a la Cátedra de Etica, a la Cátedra Interuniversitaria,Fundación BBVA-Diputación Foral de Bizkaia de Derecho y GenomaHumano, Universidad de Deusto y Universidad del País Vasco/EHU yal Centro Menni de Bioética (Hermanas Hospitalarias del Sagrado Co-razón. Mondragón).

Y de una manera muy especial agradecemos a la Fundacion BBVApor su apoyo, ya conocido entre nosotros, y por su generosa aportacióneconómica, para la realización de este proyecto y la publicación de es-tas actas.

6. Esta publicación, que tiene Vd. en sus manos, trata de conjugaren una matriz, por supuesto, interdisciplinar, el diálogo científico y se-rio de las ciencias humanas y de las positivas, de la ética teológica y dela praxis cristiana, de la reflexión y de la vida, de la razón y de la fe.Esperamos que este diálogo les pueda ayudar también a Vds. en los co-nocimientos y en las tomas de decisiones, de manera que sean en ade-lante más integradas, más humanas y más «divinas» en este horizonteque comenzó más explícitamente con el nacimiento de la bioética, haceya 30 años, y que tiene como horizonte el siglo XXI .

PRÓLOGO 11

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ISituación de la Bioética

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Situación de la Bioética

Juan Vélez S.J.Catedrático de Teología Moral, Universidad de Deusto. Bilbao

El contenido de esta obra consta de dos partes claramente diferen-ciadas. La primera la constituyen las ponencias teórico-reflexivas: Laética, de Diego Gracia; la jurídica, de Carlos Romeo; las ético-teológi-cas de Javier Gafo y Marciano Vidal, y la teórico-práctica, de José Car-los Bermejo, sobre los ciudados paliativos. Y la segunda que tiene unmarcado carácter práxico, nos aproxima a la toma de decisiones en si-tuaciones complejas o conflictivas.

1. Diego Gracia, en la primera ponencia, centrada en las funda-mentaciones de la bioética, nos ofrece un recorrido breve y exacto delorigen y evolución de la Bioética en Estados Unidos. Este tema está«muy poco explorado todavía», nos dice el autor. La inmensa literaturaexistente sobre la bioética ofrece muy escasa utilidad todavía para verqué ha aportado todo este material de las fundamentaciones preceden-tes de la ética a la bioética.

Y su «tesis es que la bioética se inscribe dentro de un movimientomás general que se ha ido generando a lo largo del siglo XX en torno aun nuevo estilo de gestión de la vida y de la muerte, el cuerpo y lasexualidad. Durante muchísimos siglos se ha considerado que estos es-pacios deberían estar rigurosamente controlados por instancias exter-nas a los propios sujetos humanos, en especial las religiones y las nor-mas jurídicas, bajo mandatos estrictos de los que en la ética se conocencon el nombre de «deberes perfectos». Y, añade, que «En nuestro siglomuchos de esos clásicos deberes perfectos, quedan a la gestión privadade los individuos humanos, sin que instancias externas como los Esta-dos o las iglesias puedan intervenir directamente en su control»*.

* Los subrayados son nuestros.

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Se va dando un cambio y un avance importante, como consecuen-cia de este nuevo planteamiento. Se da:

— Mayor importancia a la autonomía en las decisiones morales eneste campo.

— Mayor respeto a los derechos de intimidad y privacidad.— La necesidad de convertir muchos deberes perfectos en imper-

fectos.— Una promoción de la responsabilidad.— El establecimiento de los mínimos exigibles a todos mediante

consensos basados en la participación y deliberación.

El origen del término «bioética», es ya conocido por todos, y sedebe a R. Potter en 1970. A este dato histórico conviene añadir otro,que tiene un nacimiento casi simultáneo en la Universidad de George-town, y en la persona de André Hellegers, según la autorizada investi-gación de Warren T. Reich. Hellegers es un obstetra católico que formóparte de la conocida Comisión que nombró Pablo VI en l964 para el es-tudio de los métodos anticonceptivos. La publicación de la EncíclicaHumanae Vitae el año 1968 está muy relacionada con el nacimiento dela bioética. Y esta encíclica, como dice D. Gracia, posicionó a muchosteólogos y abrió un nuevo modo de enfocar el análisis teológico-moralde estos problemas. La persona de Hellegers, su trabajo en la Universi-dad de Georgetown, su vinculación con el Rector y con la FundaciónKennedy, desembocan en la creación del The Kennedy Center for theStudy of Human Reproduction and Development, que finalmente termi-naría por llamarse The Kennedy Institute of Bioethics.

Autores bien conocidos como S. Spinsanti y A.R. Jonsen subrayanla importancia que tienen los teólogos en el nacimiento de la bioéticaen EEUU y, de manera especial, los católicos, opinión que compartenJavier Gafo y Diego Gracia, entre otros, pero matizando que el procesoseguido en España y en Estados Unidos es diferente. En este últimopaís el influjo inicial católico es importante, pero va derivando haciauna secularización acentuada y rápida, mientras que entre nosotros lapresencia de teólogos y moralista se mantiene con mayor fuerza en es-tos momentos.

No era previsible, sigue diciendo D. Gracia, que los debates con-cretos que se suceden en estos años iban a replantear «los mismísi-mos fundamentos de la Teología Moral, pasando de ese modo, de seruna cuestión más o menos puntual a convertirse en el punto de con-frontación de dos concepciones muy distintas de la teología moralen cuanto tal, que ha dado en llamarse “ética de la fe” y “ética dela autonomía”».

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Para comprender toda esta problemática D. Gracia nos acerca a lamoral tradicional, al nominalismo inicial y al bajomedieval. Los tratadosde teología moral se estructuraron de acuerdo con los Mandamientos deDios y de la Iglesia, al estilo del Derecho Canónico. Se trataba de un sis-tema de deberes, obligaciones y prohibiciones, más que de una exhor-tación a la vida buena, que se dejaba para los tratados de ascética. D. Gra-cia en su investigación nos dice que «no se llama suficientemente laatención sobre la importancia que el racionalismo, en especial el deLeibniz y sus discípulos, Wolff y Baumgarten, tuvo en los medios ecle-siásticos. En Leibniz están algunas de las tesis fundamentales de todo elmovimiento moral que va a dominar en el siglo XVIII y XIX. Una de esastesis es que las verdades morales fundamentales son inherentes al serhumano, innatas, y por tanto tienen características propias de los jui-cios analíticos, es decir, absoluta inmutabilidad y necesidad (Cf. El tex-to de Lebniz en la nota 12 de D. Gracia). Hay, pues, deberes morales ab-solutos y sin excepciones, que están inscritos desde el origen en elcorazón de los seres humanos. También es leibniziana la idea de queesos principios los percibe el ser humano confusamente, pero no por-que ellos sean en sí confusos sino porque el hombre está cegado por suspasiones, de modo que la vida moral ha de consistir en el control de to-das esas dimensiones negativas de la vida que impiden al ser humano verlas verdades morales en toda su nitidez. Eso es lo que explica que paraello necesite el hombre del auxilio divino, razón por la cual sin él lavida moral resulta simplemente imposible. Y como el orden de la graciaes directamente religioso, resulta que el esclarecimiento de las verda-des y los deberes morales es un asunto directamente religioso, que debeestar al cuidado de las autoridades eclesiales. Esto es lo que en la tra-dición católica se ha conocido como la autoridad de la Iglesia en la de-finición e interpretación del contenido de la ley natural. Es, repito, unatesis que deriva directamente de los presupuestos racionalistas estableci-dos por Leibniz».

Cuando la vida moral se concibe así, es lógico que el énfasis seponga más en los preceptos negativos que en los positivos, de promo-ción o de virtud. La razón es clara: los primeros tienen límites precisos,en tanto que los segundos no. Y la aplicación del método racionalista esmás fácil en los primeros que en los segundos. De ahí que la moral tra-dicional se hiciera descansar más sobre los negativos que sobre los po-sitivos. Y de ahí que viniera casi a confundirse con el Derecho Canóni-co. Se trataba de establecer con toda claridad un sistema de límites yprohibiciones más que de promover la búsqueda del bien.

Este es uno de los puntos que comenzó a cambiar a mediados del si-glo pasado. Y el ejemplo paradigmático lo sitúa D. Gracia en la obra de

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Bernard Häring, La ley de Cristo publicada en 1954. Una obra que seordena por virtudes y no por preceptos, con lo cual retorna a la situaciónde la teología moral anterior a la reforma nominalista. Es decir, al es-quema de S. Tomás de Aquino, en la parte segunda de la Summa Theo-logica. Se vuelve a la más pura tradición, sin que esto signifique uncambio revolucionario. Sin embargo, insiste D. Gracia, se vio prontoque las consecuencias eran importantísimas. El énfasis se pasaba de es-tar en los preceptos negativos o de prohibición a los positivos, de pro-moción o de virtud. Esto relegaba a un segundo o tercer término el De-recho Canónico, a favor de los ideales morales. «Para muchos, esto eraya de por sí cuando menos peligroso», indica D. Gracia, «…ese cambiosuponía un nuevo estilo de hacer moral, que de ser condenatorio yprohibitivo pasaba a ser exhortador y admonitorio. Surgía así todo eltema de la parénesis y de la paraclesis en la ética cristiana, algo queno por azar ha tenido en Häring uno de sus principales mentores. Lafunción de la ética cristiana no es tanto prohibir o condenar cuanto ex-hortar y promover. Entre otras cosas, porque las prohibiciones puedeque no sean tarea directa de la moral teológica. Es muy probable quelas prohibiciones tengan más un carácter racional que directamentereligioso, y que lo más propio de las éticas religiosas no consista tan-to en las prohibiciones como en los ideales de vida buena; por tanto,más en la llamada ética de máximos que en la de mínimos. Si se anali-za cronológicamente la obra de Häring, se ve cómo poco a poco ha idosacando todas estas consecuencias, que bien que en esbozo, estaban yaen su toma de postura inicial».

La teología moral neoescolástica era claramente racionalista y leib-niziana. B. Häring inició un camino distinto, como hemos visto, otrosfueron en otras direcciones. Para unos de los que han tenido una in-fluencia importantísima en la teología moral, la filosofía escolásticanecesitaba interfecundarse con la epistemología kantiana. Y el resulta-do ha sido la llamada neoescolástica trascendentalista o trascendenta-lismo neoescolástico. Las bases las puso el jesuíta belga J. Maréchal.K. Rahner aplicó sus presupuestos a la teología dogmática, «haciendoconsistir lo específicamente religioso en general, y lo específicamentecristiano en particular, en el orden transcendental y no en la categoría,que sería el de las causas segundas y de gestión estrictamente racionaly humana». Este cambio supuso en la teología moral poner el énfasisen la llamada «opción fundamental» y en la afirmación de que en la vidamoral hay dos dimensiones, una trascendental, que consiste en la orien-tación general de la vida, y otra categorial, que es aquella en la quetienen que determinarse los contenidos de los actos morales… Lo cualsignifica que en el orden deontológico la moral cristiana no está en

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ninguna situación de ventaja sobre la ética de cualquier otro ser huma-no, que su diferencia básica está en el orden… transcendental. Todauna corriente de moralistas directamente influidos por K. Rahner, a lacabeza de todos J. Fuchs, han intentado llevar estas premisas hasta susúltimas consecuencias».

En los años del debate en los inicios de la bioética, algunos autoresfueron sacando algunas consecuencias importantísimas. Además de lasimplicaciones que todo esto tenía en la autoridad de la Iglesia, que parael modelo leibniziano era evidente y necesaria, para las nuevas pers-pectivas que nacen a mediados del siglo XX las cosas se veían de modomuy distinto. Y ello por varios motivos: «En primer lugar, porque lafunción de las religiones es primariamente exhortativa o parenética,más que condenatoria. Y, sobre todo, porque la dimensión propiamentereligiosa es trascendental, no categorial. Eso no significa que las auto-ridades religiosas no puedan expresar su opinión sobre cuestiones ca-tegoriales, pero es obvio que en ese orden sus opiniones tendrán elpeso de las razones que aduzcan, no más. En ese orden, pues, no pue-den aducir ninguna autoridad religiosa especial. Esto parece claro desdeel punto de vista teórico, y además está claramente atestiguado por loshechos. No parece que las autoridades religiosas hayan acertado encuestiones categoriales con más frecuencia que los demás mortales. Siacaso, cabría decir lo contrario».

Este punto de vista, que D. Gracia formula con precisión, pero sindesarrollarlo suficientemente, no es del todo nuevo. Es la visión de unacorriente de moralistas, que él estudia y apoya. Los límites de la ponen-cia quizás no le han permitido ofrecernos una exposición más comple-ta, que echamos de menos, dada la importancia y las consecuencias quetiene en el campo de la Etica Teológica.

D. Gracia ve un paralelismo entre este planteamiento en algunostemas de la bioética reciente y lo que aconteció a fines de la EdadMedia y en los comienzos del mundo moderno con la ética política.La secularización del espacio político y la aparición de una ética ci-vil de la política costó siglos y se consiguió tras mucha sangre y va-rias excomuniones. «Hoy, sin embargo, nos parece algo completa-mente normal y sin retorno posible a posturas como el cesaropapismobizantino o a la cristiandad gregoriana. Pues bien, mi opinión es, quealgo muy similar está sucediendo hoy con la gestión del cuerpo y dela vida. Hasta ayer mismo ha estado en manos eclesiásticas, que defi-nían hasta en sus mismos detalles lo que se podía o no se podía, sedebía o no se debía hacer. Y como esos deberes los establecían demodo estricto, en forma de prohibiciones, resulta que tenían el carác-ter de deberes negativos o de prohibición, que debían ser sancionados

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por el derecho… la coacción era lícita en este tipo de cuestiones,para hacer que se cumplieran los objetivos que se consideraban ho-nestos y correctos».

Esto cree D. Gracia que se ha venido abajo. Poco a poco se ha idoabriendo camino la tesis de que la gestión del cuerpo tiene que pasar engran parte de las manos de las autoridades eclesiásticas y civiles a lasde los individuos privados. Y aclara su punto de vista con los ejem-plos del «suicidio» y con los «delitos contra la honestidad». El ejer-cicio de la sexualidad o el suicidio pasan de ser deberes perfectos o degestión pública a la categoría de deberes imperfectos o de gestión priva-da. En todo este proceso han surgido y se han desarrollado, y no por azar,las éticas llamadas de la «autonomía» y de la «responsabilidad». Se ha-bla de «sexualidad responsable, paternidad responsable, vida responsa-ble: ésta es la nueva consigna». La práctica totalidad de los teólogoscatólicos que intervinieron decisivamente en el nacimiento de la bioé-tica compartían de uno u otro modo esta mentalidad: Richard McCor-mick, Charles E. Curran, Warren Reich, Albert Jonsen, etc., Este puntode vista va exigir un estudio más completo de estos autores y de esteperíodo, en mi opinión, que todavía no está suficientemente realizado.Y lo hace ver ya la reacción, a veces con violencia extrema, por partede ciertos teólogos, como lo constata el mismo D. Gracia. Esta es susíntesis de los contenidos de las «éticas de la fe» y de las «autónomas»:«… lo que está en juego no es un problema “teológico” sino “religio-so”. No se trata, pues, de algo opinable, ya que atenta contra el núcleomismo del depósito revelado. Estas éticas, por tanto, son incompatiblescon el depósito de la fe». Tal es la postura mantenida por los defenso-res de la llamada «ética de la fe». No se trata de un problema lógico,teo-lógico, sino religioso, y que por tanto no puede quedar al arbitriode los debates racionales y de los argumentos dialécticos. Este es elpunto de confrontación actual. Porque los partidarios de las éticas de laautonomía responden que esa opinión es también ella teológica, yaque tiene que estar basada en razones y valdrá tanto como las razo-nes que pueda aducir a su favor. Y las razones que aduce, es decir, ellogos que utiliza, es siempre el mismo, el propio de la neoescolásticade corte racionalista y leibniziano. Las éticas de la fe asumen, implícitao explícitamente una teología, que es, como tantas veces se ha dicho,una mezcla de naturalismo escolástico y de racionalismo leibniziano. Yprecisamente lo que proponen las éticas de la autonomía es un logosdistinto, que en el caso de la neoescolástica trascendentalista es kantia-no y en el de la teología dialéctica kierkegaardiano. Para D. Gracia, deforma sintética, el panorama teológico de en relación con la bioética.Esta ha supuesto la secularización de un espacio moral, es decir, «su

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emancipación respecto a los gobernantes eclesiásticos o civiles»,dentro de las decisiones sobre el cuerpo y la sexualidad, la vida y lamuerte. Esta orientación, que ciertamente va avanzando, y en estotiene razón D. Gracia, en el ámbito de ciertas legislaciones y en pun-tos concretos, supone en ciertos campos, el paso del espacio públicoal privado, de tratarse de deberes perfectos a deberes imperfectos, enel sentido que estas formulaciones tienen en las éticas actuales. Yesto supone, en formulación de D, Gracia, una revolución y es loque las estructuras eclesiásticas han visto como una usurpación.Lo que está en juego es la secularización de un nuevo espacio, deforma parecida a como se dio a finales de la Edad Media y a comien-zos del mundo moderno en el orden de la ética política. Este tema ycon estos planteamientos, no extraña a nadie que haya implicado de-cisivamente a los teólogos, dice D. Gracia. Este tema de fondo estámuy lejos de ser tratado, dialogado y solucionado de una maneracompleta y definitiva dentro de la ética teológica y del Magisterio dela Iglesia. Y tampoco lo está en las éticas y en las éticas civiles ni enlas legislaciones de los Estados, dentro de un mundo y de una socie-dad globalizados.

Esta es una parte de la tarea que dejó planteada y abierta DiegoGracia, desde su visión de gran especialista en medicina y en historiade la medicina, en filosofía ética y bioética a nuestras jornadas y quesigue abierta para nosotros.

2. Las ponencias de Javier Gafo y de Marciano Vidal requieren unasituación dentro de esta obra más limitada que la de D. Gracia, la deCarlos Romeo y la de José C. Bermejo, lo mismo que las comunicacio-nes y el análisis de casos, ya que tratan de explicaciones y aplicacionesconcretas accesibles al lector.

La ponencia de J. GAFO, Bioética y Tradición Católica, presentatodo el recorrido histórico de lo que aportan la Biblia, la Tradición, elMagisterio y la Teología a la bioética. Es una síntesis sistemática. Noes un trabajo de investigación ni tiene la pretensión de ser completa. Esla aportación de la reflexión católica que se ha ido decantando en unatradición de 20 siglos. Y ha tratado prácticamente de todos los proble-mas importantes que se han ido planteando en la historia. La presenta-ción que pediría esta ponencia va a quedar desbordada, porque J. Gafoya no está entre nosotros. Y estas palabras queremos que sean un pe-queño homenaje póstumo, por parte de los que desde Deusto y Bilbaohemos participado en los Seminarios de la Cátedra de Bioética de Co-millas. Además ha sido el teólogo moralista que más ha trabajado enEspaña por hacer avanzar la bioética teológica (1936-2001), con su es-

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tudio y reflexión, con sus publicaciones y probablemente con su talantevital. A esto hay que añadir, que se trata de un compañero, de un colegay de un amigo entrañable.

Esta ponencia, que su enfermedad no le permitió actualizar más,podría ser la síntesis que desarrolla, con más amplitud, en su obrapóstuma: Bioética teológica», editada y presentada hace muy poco1.La historia de esta obra, situada en la vida de J. Gafo, tiene importan-cia. Se le había pedido el tratado de bioética para la colección de Tex-tos de la BAC. Presentó el trabajo, pero no recibió el plácet para supublicación. Siguió actualizándola y le vino la muerte trabajando enella. Fue uno de los momentos difíciles de su vida. El mismo noscuenta en su delicada obra autobiográfica: Las 7 palabras de JavierGafo2, el proceso interior por el que pasó. «No es fácil estar presenteen el actual debate sobre bioética desde los planteamientos oficialesde la Iglesia. En alguna ocasión he tenido la sensación de estar cami-nando por un campo sembrado de minas. Suelo decir que el mismotema de fondo de mi tesis doctoral, el status y el valor del incipienteembrión humano, de menos de dos semanas, constituye una “crux”,una cruz para los bioéticos católicos»3. Y que continúa siéndolo toda-vía, añadimos nosotros.

Su trayectoria bioética pasó por varios momentos críticos, quizásel más importante lo tuvo después de la publicacción de la Donum Vi-tae. Nos dice que pensó con bastante seriedad abandonar el barco dela bioética y dedicarse al trabajo sacerdotal, pero «me convencí quehabía que seguir trabajando en este campo, aun desde actitudes críti-cas, pero siempre desde planteamientos de respeto y amor hacia lainstitución eclesial»4. No todo fueron dificultades. Poco después fuenombrado miembro de la comisión de teólogos que asesoran a la Co-misión Episcopal de la Doctrina de la Fe. Los Seminarios de la Cáte-dra de Bioética que dirigía con un talente abierto, plural, científico yteológico fueron creando un grupo de teólogos, éticos, juristas, médi-cos, biólogos, etc., que desde sus comienzos ha publicado ya (2003)más de 20 volúmenes especializados. Entre los colaboradores más«cercanos» cita él mismo a dos, a los catedráticos Diego Gracia yJuan Ramón Lacadena. «Este seminario, que no es confesional, tieneuna fuerte presencia cristiana y puedo decir con satisfacción que han

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1 MARTÍNEZ, J.L. (ed.), Bioética teológica. Javier Gafo (†). PUC, D. de Brouwer, Ma-drid, 2003.

2 GAFO, J., Las siete palabras de Javier Gafo, PPC, Madrid, 1995.3 Ib., p. 44.4 Ib., p. 45.

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