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8/21/2019 Historia Breve del Mundo Contem - Jose Luis Comellas.pdf

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Uno de los más reconocidohistoriadores españoles logra narrar, dun modo comprensible y rico en maticesa historia de los dos últimos siglos.

JOSÉ LUIS COMELLAS

HISTORIA BREVEDEL MUNDO

CONTEMPORÁNEO

(1776-1945)



Segunda edición© 1998 by JOSÉ LUIS COMELLAS© 2000 de la presente edición by

EDICIONES RIALP SAAlcalá, 290.28027 MADRID

Cubierta: La campaña de Francia, dErnest Meissonier

No está permitida la reproduccióotal o parcial de este libro, ni sratamiento informático, ni lransmisión de ninguna forma o po

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ISBN: 84-321-3177-6Depósito Legal: M. 7.775-2000



INTRODUCCIÓN

De acuerdo con un principigeneralmente aceptado, por lo menos eos países latinos, la Eda

Contemporánea comprende los doúltimos siglos vividos por la humanidael XIX y el XX), con la necesidad d

retrotraerse en algunos casos a fines desiglo XVIII para analizar el arranque dos fenómenos revolucionarios qu

originan el tránsito a esta nueva eda

histórica. Hoy, por razonemetodológicas más que por otro motivse admite ya, en España y en otrapartes, una etapa incluso posterior a l

contemporánea, la «historia del mund



actual» —o «historia de la Españactual»— cuyo comienzo se sitúa e1945, al término de la segunda guerr

mundial, y cuya denominación encierramás aun que la «contemporánea», uncierta contradicción en los términos, dsuerte que podría denominarse más bie«historia de los tiempos recientesrecientes al menos para nosotros).

En realidad, toda parcelación de l

Historia es artificiosa, y el concepto d«contemporáneo» lo es de una manermuy especial. Con todo, y esto es lo qunos interesa, la realidad de lo qu

lamamos contemporáneo sigueniendo, al menos hasta mediados de

siglo XX, una cierta homogeneidad ambién una cierta relación con l



actual. Lo que se consagra tras larevoluciones sigue vigente, en sus líneagenerales, aún en nuestros días: en l

deológico (la libertad, la valoraciópositiva de la tolerancia, el pluralismo)en lo político (las Constituciones, esistema parlamentario y electivo, lopartidos); en lo institucional (lracionalización y regularización de laadministraciones); en lo social (l

coexistencia de clases, derivadas máde la capacidad económica, la cultura el talento que de la prosapia), y en leconómico (economía de mercado

ibertad de movimientos).En suma, la época de las Revolucione

que conducen del Antiguo al NuevoRégimen plantea una problemática qu



en muchos aspectos no ha terminado dresolverse aún en nuestros días, resulta por tanto «actual». Del mism

modo, nos encontramos con que lopuntos que se debatían en las asambleaconstituyentes de fines del siglo XVIII principios del XIX son con sorprendentfrecuencia los mismos que seguimodebatiendo hoy. En ese sentido, no soloparece acertado admitir la existencia d

una «Edad Contemporánea», sino quehasta ahora mismo por lo menos, parecambién aceptable su mismo nombre. S

comparamos los hechos, las estructuras

os ritmos históricos, las mentalidades hasta la forma de ver las cosas en est«Edad Contemporánea» con lo quconocemos de edades anteriores



caeremos muy pronto en la cuenta de ldistancia que nos separa de otras época de la notable coherencia que, a pesa

de todo, tiene desde su comienzo la edaen que aún nos sentimos integrados.

Cierto que la consideración de lEdad Contemporánea como un todo, ydesde sus inicios, plantea innumerableproblemas, y nos hace ver que resultpeligroso simplificar las cosas. Por d

pronto ocurre que, si identificamos lEdad Contemporánea con todos locaracteres que antes hemos señalado —a libertad, el constitucionalismo, lo

derechos humanos, el liberalismeconómico, el clasismo, etc. —, aúexisten países que no parecen habeentrado en los «tiempo



contemporáneos», y si nos situamos, poejemplo, en 1830, comprobaremos qusolo una pequeña parte (en línea

generales, los de América y la EuropAtlántica) cumplen esas condiciones.

Hay que tener en cuenta, sin embargoque la era de las Revoluciones pone labases para llegar a las formas propiade la contemporaneidad incluso eaquellos países en que persiste e

Antiguo Régimen; basta que en unapartes del mundo se haya impuesto lcontemporáneo, para que el resto demundo civilizado, y en cierto mod

ambién el no civilizado, esté sometido una vivencia histórica nueva. No eposible cerrar los ojos al hecho de lcontemporaneidad aunque los podere



políticos o las leyes pretendagnorarlo. La Revolución Industrial s

opera en Alemania antes de que llegu

el liberalismo. Liberales perfectamente «contemporáneos» soGoethe, Beethoven, Hegel, Leopardi hasta Dostoyewski, a pesar de quvivieron bajo regímenes teóricamentautocráticos. Liberales son launiversidades, las corrientes artísticas

os periódicos de cualquier paíoccidental, con independencia derégimen político en él imperante.

Por otra parte, la Edad Contemporáne

presencia el prevalecimiento de un tipde hombre, el que llamará Spengle«hombre fáustico», capaz de alcanzaodas las fronteras de trascendenci



posibles. El hombre contemporáneconquista, coloniza, civiliza, explora loconfines más apartados del globo y llev

a todas partes el sello de su cultura y scivilización. Antes, existían en el mundouna serie de historias prácticamentndependientes, sin apenas relació

recíproca. Solo en la EdaContemporánea, cada vez de forma mácategórica, se impone en el planeta un

auténtica Historia Universal.Y no es esto todo: el hombre de lEdad Contemporánea, descontentsiempre de lo que ha alcanzado, avanz

en los terrenos de la organizacióhumana, de la ciencia, de la tecnologíade la medicina y sanidad, de los mediode transporte y comunicación, de l



utilización de la energía; en el campo da información o de los procedimiento

de trabajo hasta extremos impensable

para el hombre del Antiguo Régimeno solo ha conquistado el mundo entero

sino que últimamente se ha lanzado a lconquista de otros mundos, inaugurandosimbólicamente al menos, una nuevforma de entender la histori«universal». En otros campos, e

pensamiento, los valores del espíritu, literatura, el arte, el hombrcontemporáneo, con su tendencia druptura con «lo anterior», ha buscad

ambién nuevos horizontes, aunque ealguno de ellos por lo menos no es eabsoluto seguro que su búsqueda haysignificado un avance real. E



definitiva, la Edad Contemporánesignifica un nuevo ritmo de vida, unnueva inquietud, un desasosiego qu

mpulsa a pretender lo nuevo, lo nuncalcanzado, que caracteriza una manerde ser muy especial, en contraste con ealante más sosegado —más asentadambién— del hombre del Antiguo

Régimen.

El Antiguo Régimen y las raíces dea Revolución

Suele confundirse el Antiguo Régimecon el sistema político, social organizativo reinante en los países dOccidente en el siglo XVIII. Ni todo e

Antiguo Régimen se exprime en el sigl



XVIII ni todos los caracteres del siglXVIII definen inequívocamente lo que eel Antiguo Régimen. Lo que ocurre e

que aquella centuria es la última en quse encuentra vigente semejante sistemaaquel con que choca de forma frontal lRevolución.

También existen lugares comunesobre la realidad del Antiguo Régimenque solo en los últimos tiempos se ha

comenzado a revisar. El concepto d«monarquía absoluta», si damos a lpalabra absoluto el sentido conceptuaque le confirió Hegel ya en plena Eda

Contemporánea, resultsorprendentemente inadecuado si laplicamos a los reales poderemonárquicos o estatales anteriores a l



Revolución. Por otra parte, ldisparidad entre la teoría y la prácticlega a extremos que es precis

comprender para asumir la realidavital del Antiguo RégimenAfirmaciones como la de que «lvoluntad del rey es la ley» —que no sformularon en todas partes o en todmomento, pero que en determinadocasos se formularon— no fuero

efectivas porque el rey no quiso, y, máaún, no pudo, llevarlas a la práctica. Lomedios del Antiguo Régimen son, poparadójico que parezca en un principio

ncomparablemente más limitados quos del Nuevo. En el Antiguo Régimen

era fácil eludir el servicio militar, o epago de los impuestos, desobedecer u



real decreto, atravesar una fronterprohibida, comerciar con un paíenemigo, escapar a la justicia o cambia

de nombre. Faltaban información órganos de vigilancia. Faltaban tambié—y esto es un rasgo negativo—organismos lo suficientemente eficacepara evitar la comisión de abusos poparte de los gobernantes, cuando estose producían.

En el Antiguo Régimen se dabaformas de intolerancia que hoconsideraríamos indignantes; pero esthecho no parece que dependiera, o a

menos que dependiera exclusivamentede la voluntad de los más responsablessino que obedece en su forma mávisible a una actitud que se encontrab



entonces muy impresa en lamentalidades colectivas. El hombre deAntiguo Régimen estaba completament

seguro de una serie de verdades eternas casi igualmente seguro de una serie d

otras verdades que hoy nos pareceríadiscutibles —o en casos falsas—, peren torno a las cuales se habíconsagrado una especie de consensuniversal, o, como se decía entonces, d

«sentido común».Lo religioso impregnabprofundamente las conciencias y lacostumbres colectivas, aunque n

siempre los comportamientondividuales. Significaba para la

sociedades occidentales —y para otrasociedades también— el acatamiento



un principio superior a toda discusión a toda contestación, que hacía sentirse ahombre, por orgulloso o prepotente qu

fuera, por debajo de una instancisuprema a la que estaba reservado eúltimo juicio. Los principios morales sbasaban en una perfecta conjunción de lLey Natural con la Ley Divina, quvenía a confirmarla o explicitarla. Laconductas debían ajustarse a esa ley, qu

se presentaba tan clara a los ojos de lohombres, que no tenía siquiera sentiddiscutirla.

En el plano político, el Rey aparecí

como la encarnación de uno de esoprincipios naturales; así comcorresponde al orden de la naturalezque el padre sea el cabeza de familia



ambién el monarca, padre de susúbditos, personifica una instituciónatural que asegura el buen orden de l

sociedad. La devoción monárquica dos hombres del Antiguo Régimen

difícilmente concebible hoy, nosignificaba el acatamiento a la tiranía a arbitrariedad, puesto que el rey estab

moralmente más obligado que nadie ser justo y benefactor; pero conllevab

por lo general un respeto que no era unsimple formalidad, sino la admisión duna autoridad de orden natural que smponía por sí sola. La condició

«paternal» del monarca hacía que en esentimiento común se le considerasbondadoso. Todas las revueltaoperadas en el Antiguo Régimen —po



o general limitadas, excepto en el casde Inglaterra— enarbolaban como lemmás común el de «viva el rey, muera e

mal gobierno».También el Antiguo Régimen

considera de orden natural la divisióde la sociedad en «estados» estamentos, de suerte que en ella unoenseñan, otros defienden y otros trabajaclero, nobleza y estado llano). E

principio, cada orden ayuda a los demáen su ámbito y es ayudado por los demáen sus carencias. Es una divisióeóricamente funcional, basada directa

ndirectamente en la República dPlatón, pero que, por degenerar corapidez en situaciones de privilegio, fua primera estructura que result



criticada. Con todo, no existe en eAntiguo Régimen una clara conciencide la lucha o rivalidad de clases: por e

contrario, la lucha de clases ha sidespecífica, al menos durante los sigloXIX y XX, del Nuevo Régimen.

La economía no dejaba de tener sureglas, basadas en principios éticos o dsolidaridad social, aunque casi nuncomados con excesiva rigidez. Una tas

de interés o un margen de beneficiosuperior al 10 por 100 se considerabun abuso o incluso un pecado. Laformas corporativas de trabaj

gremios, hansas, guildas) trataban devitar enriquecimientos especulativos de lograr un mejor reparto dbeneficios. Las corporacione



económicas, sometidas a severoreglamentos, impedían por lo generaque sus individuos se enriquecieran e

exceso, o bien que se murieran dhambre. Bajo las formas del AntiguoRégimen era difícil imaginar unrevolución industrial, que solo empezó nsinuarse conforme aquellas norma

fueron decayendo.Con todo, el Antiguo Régimen no s

caracteriza por el equilibrisocioeconómico. En una época en que esector agrario predominaba con gradiferencia sobre los demás, la posesió

de la tierra era a la vez signo ddistinción social y de riqueza. De ahí lconcentración de la propiedad, no duna manera absoluta, pero s



considerable, en manos de las claseprivilegiadas.

En el Antiguo Régimen había —como

hubo luego en el Nuevo— grandediferencias entre ricos y pobres; sexistía un cierto sentido de solidaridaque se manifestaba en institucioneasistenciales —escuelas, hospicioshospitales, asilos, comedores gratuito— sostenidas generalmente por l

glesia; pero también por otranstituciones: nobleza, municipiosgremios, fundaciones. No por eso, ni poel hecho de que no hubiese conflicto

propiamente dichos, hay motivos parhablar de un orden social justo. Coodo, la propagada revolucionaria

convertida muchas veces en un tópic



hasta fines del siglo XX, nos ha pintadun Antiguo Régimen ominoso, opresoriránico o arbitrario. Muchos de esto

ópicos han comenzado a ser matizadoo reducidos a sus justos términos, sobrodo a partir de 1989.

La época de las revoluciones

Entre 1789, año en que estalla lRevolución francesa y se proclama lConstitución de los Estados Unidos, 1825, en que, después de la batalla d

Ayacucho toda América se hacendependiente, se opera la GraRevolución, esto es, el paso del Antiguoal Nuevo Régimen. En unos casos, com

el americano, se trata de un movimient



de emancipación respecto de la antigumetrópoli; en otros, como el francés, dun hecho subversivo, violento

sangriento; hay casos de una revoluciópacífica, al menos inicialmente, como lespañola; y hasta puede registrarse unsimple evolución sin traumas gravescomo ocurre en Inglaterra. En todo casose trata del paso a un Nuevo Régimencaracterizado

a) en lo ideológico, por el pluralismoLa libertad de pensar. ya sin principioabsolutos indiscutibles, da lugar formas de pensamiento muy distinta

entre sí, que han de coexistir mediante lvirtud de la tolerancia;

b) en lo político, el liberalismo —máarde la democracia—, caracterizado



por la división de poderes, la residencidel legislativo en una asamblea elegidpor el pueblo o parte de él, un

constitución, unos derechos de lociudadanos oficialmente reconocidos, umayor grado de libertad formal, y, dhecho, la existencia de distintos partidopolíticos;

c) en lo institucional, lracionalización y por lo general l

unificación o centralización de lanstituciones y de la administración, econtraste con la variopinta realidad deAntiguo Régimen;

d) en lo social, la desaparición deestado de órdenes o estamentos, dsuerte que en adelante todos lociudadanos serán iguales ante la ley



poseerán los mismos derechos y estaráobligados a los mismos deberes. Siembargo, el uso de la propia libertad

sobre todo en el campo económico, perno solo en él, hará que unos ciudadanodestaquen más que otros, o lleguen máejos que otros, estableciéndose u

sistema de clases sociales, o clasismoun fenómeno tal vez no deseado por loprimeros revolucionarios, pero evident

por lo menos durante los doscientoaños que siguen a la revolución;e) y en lo económico, el liberalismo

ibrecambismo, como empezó

lamársele (hoy esta expresión se utilizsolamente para el comercio exterior)caracterizado por la total libertad parproducir, vender, comprar (lo qu



mplica también libertad de precios)ransportar, introducir, y contratar. Y

gracias a la ley de bronce de la oferta

a demanda, «dejar que la libertacorrija a la misma libertad», es decirque el equilibrio se alcance por sí solosin intervención del poder. Deiberalismo económico derivará u

fenómeno que ya se estaba insinuando finales del Antiguo Régimen: el gra

capitalismo, y con él, la Revolucióndustrial, tan operativa en la historicomo la propia revolución política.

Los principios del Nuevo Régimen n

surgieron de la nada, y se fuerogeneralizando en la conciencia dmuchas personas cultas a lo largo desiglo XVIII, y especialmente de s



segunda mitad. Pueden tener raícesocioeconómicas —el convencimientde la inutilidad e injusticia del orde

estamental, el deseo de igualdad doportunidades, o, como entonces sdecía, de «la fortuna abierta a loalentos»; el deseo de un orde

económico más libre—; aunque hoy poo general se estima que el factor mámportante fue el ideológico. E

racionalismo, un movimiento qucomenzó a desarrollarse ya a fines desiglo XVII, consagra en el XVIII («siglo de las luces») el prevalecimient

de la razón humana sobre el dogma, lnormativa rígida o la costumbrconsagrada.

Son los «filósofos» de la Ilustració



os que difunden las ideas de libertapolítica, regularización administrativasupresión de las barreras sociales

económicas, con un cuerpo de doctrinque aparece ya sumamente elaborado, apunto de que la Revolución propiamentdicha no necesitó improvisar ningúprincipio fundamental nuevoMontesquieu enunció la teoría de lseparación de poderes, Rousseau e

dogma de la soberanía popular, Sieyèa teoría de la disolución de loestamentos y la jerarquización de lescala social según el mérito, Adam

Smith el principio del liberalismeconómico. Los continuos contactoentre los pensadores o ensayistadieciochescos —por ejemplo, en l



empresa colectiva de la Enciclopedia

que nació con un expreso fin ideológicoo con la continua correspondencia entr

ntelectuales europeos e inclusamericanos—, permitió esa Repúblic

de las letras que según Th. Molnar fudecisiva para la consagración de ucuerpo de doctrina coherente. Lamismas o muy parecidas ideacirculaban por Francia, España

Alemania, Italia, Rusia, también en loambientes más cultos de América. Quen unas zonas del mundo occidentariunfase o no la Revolución depend

del grado de difusión de estas ideas, da estructura social, de la fortaleza das instituciones del Antiguo Régimen

de la mayor o menor participación d



os grupos populares en los intentorevolucionarios.



I. EL PERÍODO

REVOLUCIONARI(1776-1814)



1. LA EMANCIPACIÓNDE LOS ESTADOS

UNIDOS

El proceso revolucionario comenzó eAmérica y culminó en América. Ehecho puede parecer sorprendenteporque tanto las estructura

sociopolíticas vigentes como edesarrollo del pensamiento teórichacen suponer como más lógico el inicide su desencadenamiento en Europa

Pero es preciso tener en cuenta que eas colonias británicas que hoy son lo

Estados Unidos faltaban los elementode resistencia: la realeza, la nobleza,



el propio ejército real comandado ponobles. Aparte de que los hechos, poobra de unas circunstancias inesperadas

se precipitaron en América del Norte, iene todo el valor de un símbolo que e

país que iba a convertirse por muchomotivos en el más representativo —ambién el más poderoso— de la «Eda

Contemporánea» fuese el primero epenetrar en esa Edad.

El adelantamiento norteamericano fuuno de los hechos que inspiraron por loaños 60 del siglo XX a R. Palmer y JGodechot su teoría de la «Revolució

Atlántica». Esta teoría, combatiddurante un tiempo, especialmente por lescuela marxista, no ha sido nuncrebatida del todo, y viene cuando meno



confirmada por un hecho: los primeropaíses en que triunfó el Nuevo Régimefueron países bañados por el Atlántico

Estados Unidos, Francia, BélgicaEspaña, Portugal, BrasiHispanoamérica. También tiene lrevolución norteamericana un ciertsentido de revolución internacional.

En ella participaron simbólicamente, no por casualidad, héroes de los má

diversos países europeos: LafayetteKosciusko, Steuben, Mazzei: quucharon en territorio americano, má

que por la independencia de los Estado

Unidos en sí, por la causa de la libertadPor eso parece que es ociosa l

discusión entre quienes pretenden que locurrido en Estados Unidos entre 1774



1784 fue un movimiento demancipación y los que defienden qufue una revolución política: las do

eorías no son incompatibles, y la guerrde liberación americana tuvo rasgos dambas cosas a la vez. No fue unrevolución en el sentido de que no sevantó contra un Antiguo Régime

propiamente dicho imperante en aqueerritorio, y sobre todo en el de que n

supuso ninguna transformación sociaabolición de privilegios, etc.); percuando los Estados Unidos se proclamacomo una colectividad independiente

adoptan todas las formas propias deuevo Régimen.



Las Trece Colonias

El territorio que se levantó en 177

contra la dominación británica estabformado por trece colonias distintas

ew Hampshire, MassachusettsConneticutt, Rhode Island, New York

ew Jersey, Pensilvania, MarylandDelaware, Virginia, Carolina Norte Sur, y Georgia. Iban desde las frontera

de Canadá, que había sido francés, nunca fue incorporado a la mismadministración que las colonias, a la dFlorida, un territorio que desde el sigl

XVIII se disputaban ingleses, francese españoles. Su población apena

pasaba entonces de los cuatro millonede habitantes.



A su vez, las colonias teníanadministraciones bastante diferenteentre sí, de acuerdo con su origen o co

os derechos alcanzados ante lmetrópoli. Dependientes de la coronbritánica, y cada cual dirigida por ugobernador nombrado o aceptado segúos casos por el monarca, disponían d

organismos semiautónomos, como loconsejos y asambleas de colonos

Durante mucho tiempo gozaron de la quse llamó «negligencia saludable», poparte de los británicos, más interesadoen comerciar con aquellas dependencia

que de establecer en ellas un estrictcontrol administrativo.

Es preciso matizar el tópico de qu«todas las colonias eran iguales», as



como el de que «todos los colonos eraguales». Formadas en épocas histórica

muy distintas, cada región tenía s

propia personalidad. Cabe distinguires grupos: las colonias el Norte —l

que en general se llamó y llama Nuevnglaterra— estaban habitadas po

puritanos, austeros y tradicionalesdedicados a la pequeña agricultura pequeñas industrias; las del centro

encabezadas por Nueva York yFiladelfia, habían sido pobladas pocuáqueros, y poseían un carácteeminentemente comercial; mientras a

Sur, las Carolinas y Georgia eran tierrde grandes propietarios, y de cultivoextensivos, facilitados por la abundantmano de obra negra.



Por tanto, puede hablarse de loprimitivos estadounidenses como de upueblo sencillo, un tanto patriarcal, si

grandes contrastes sociales e incluseconómicos —excepto en lo qurespecta a los esclavos agrícolas—, emarcado contraste con las complejaestructuras sociales de Europa. Lohistoriadores norteamericanos gustan ddecir de sus predecesores que «era

gentes sencillas, naturales, como usted como yo»; lo cual puede significar ya uexceso de generalización.

Las Trece Colonias poseían un

administración independiente entre spero aun a pesar de sus diferencias —precisamente gracias a ellas— locontactos mutuos eran muy frecuentes, e



cuanto que sus economías resultabacomplementarias. Sin embargo, solpoco a poco se fue formando un

conciencia común, «norteamericana»conciencia que estuvo muy lejos dconsagrarse hasta que sobrevino emovimiento de protesta contra lmetrópoli. Tanto como esta concienciacomún jugó el papel de las nuevas ideavenidas de Europa. También en

orteamérica hubo «ilustrados»ertulias intelectuales y logiamasónicas, que cumplieron un papenada despreciable. Tales ideas pudieron

ser patrimonio de una minoría —CranBrinton estima que los independentistamilitantes no pasaban del 10 por 100 da población—; pero quienes la



profesaban eran por lo general lapersonas más prestigiosas e influyentes.

Los orígenes del movimient

emancipador

Todos los autores están de acuerdo enque la primera causa precipitante de lrebelión norteamericana está en lguerra de los Siete Años (1756-63), quno sólo afectó con sus gastos y molestiaal territorio, sino que significó urecrudecimiento del régimen colonia

Los británicos afianzaron su autoridad disgustaron a los colonos con decisionecomo el Acta de Quebec, que conferíun régimen especial a los canadienses

sin posibilidad de que lo



norteamericanos se expandiesen hacia eorte; y cedían Florida a los españoles

o que les frenaba toda posibilidad d

expansión por el Sur. Al mismo tiempose acentuaba el «pacto colonial», quobligaba al comercio exclusivo con lmetrópoli, y a los nuevos impuestocomo consecuencia de la penuria deerario británico después de la guerra.

Los colonos, a través de su

asambleas, formadas en gran parte pontelectuales y gentes bien situadasprotestaron primero (1765) contra lStamp Act, luego contra las «cinco acta

ntolerables» de 1767, y finalmente antos nuevos impuestos. En 1770, longleses abolieron estos impuesto

excepto el que gravaba el té, product



que sería monopolizado por la británicCompañía de las Indias. Fue justamenta un tanto banal cuestión del té la qu

abrió la serie de violencias, cuando el de octubre de 1773 un grupo de colonoarrojó al mar los cargamentos de té qures navios británicos traían al puerto d

Boston (la famosa Boston Tea Party)

Los británicos enviaron tropas a lciudad, mientras los norteamericano

endurecieron sus protestas. De momentofue una acción policiaca, para resolveuna cuestión de orden y de obedienciaParece que por entonces, los colonos n

proyectaban hacerse independientessino hacer valer sus derechos. Pero lndignación iba creciendo, y s

establecieron «comités d



correspondencia» entre las distintacolonias, en los que figuraban ypersonas como Jefferson, Adams

Washington, o Patrick Henry.A la idea de los derechos de lo

colonos se fue uniendo, por obra de lontelectuales, la de los «derechos de

hombre»; es decir, una filosofía qumplicaba una cuestión de régimen y e

definitiva de soberanía, actitud qu

acabaría conduciendo a un intento dndependencia de las Colonias respectde la Gran Bretaña. El independentismpor tanto, —excepto, tal vez, en alguna

mentes— fue una idea tardía, y no sgeneralizó hasta después de que hubestallado la guerra.



La guerra de independencia

El descubrimiento de un alijo darmas que los colonos habíaescondido, condujo a la intervencióabierta de las tropas británicas, y a l

respuesta armada de los colonos. Estono disponían de un verdadero ejército, su armamento era precario, hasta qu

franceses y españoles empezaron proporcionárselo; pero contaban con ugran entusiasmo y con un jefe dcategoría cuando un hacendado d

Virginia, George Washington, se revelócomo un excelente militar.Los ingleses no disponían de grande

efectivos en Norteamérica, per



hubieran podido enviar refuerzos poseían cuando menos superioridaécnica sobre los colonos. Estos

posiblemente, hubieran tenido que cedesin la intervención de Francia y Españaque declararon la guerra a Gran Bretañamás que por simpatía hacia loamericanos, por desquitarse de laderrotas de años atrás. La contienda cootras potencias distrajo a los británico

dificultó las comunicacionemarítimas, con lo que las tropametropolitanas en América se vieron eapuros. La lucha tuvo, y eso conviene n

olvidarlo, algo de guerra civil, en partpor razones ideológicas, en parte por lfidelidad de muchos colonos a lCorona. Al finalizar la contienda, má



de 70.000 de estos colonos hubieron dexiliarse, por haberse puestmilitantemente en contra de l

ndependencia de su propio paísmientras que en Londres se dividieroories y whigs, estos últimos partidario

de la concesión de la autonomía ncluso de la independencia a lo

norteamericanos. En 1776, causescándalo en Inglaterra la publicació

por Thomas Payne de un alegato (ThCommon Sense), defendiendo la causde los americanos. El conflicto, quhabía comenzado por razón de intereses

acabó tomando un carácteeminentemente ideológico.

En 1774, se reunió en Filadelfia eprimer Congreso Continental, formad



a por representantes de las TrecColonias, aunque todavía no se veía eél un indiscutible program

ndependentista. El segundo Congresoen 1775, acordó la guerra contra laropas reales, pero sin decidirse todaví

por una ruptura total con la metrópoliSolo cuando en 1776 R. L. Lee, diputadpor Virginia, pidió la formación de un

ederación Americana Independiente

se constituyó un comité presidido poThomas Jefferson, quien redactó unDeclaración de Independencia, y amismo tiempo, para añadir u

ngrediente ideológico, la Declaracióde Derechos. Emancipación y entrada eel Nuevo Régimen fueron así, en lonacientes Estados Unidos, la mism



cosa. Al mismo tiempo, Washington, afrente de tropas cada vez mejoorganizadas, obtenía sobre los inglese

as victorias decisivas de Yorktown ySaratoga.

La organización de un régimennaciente

Los Estados Unidos, como paíformado por una sociedad joven, pocastrada por el peso del pasado, y si

diferencias demasiado fuertes entre su

miembros, pudieron autoconstituirse comás facilidad que cualquiera de lopaíses europeos. Por de pronto, nnecesitaban realizar ninguna reform

social ni abolir seculares estatutos



privilegios. Cuatro millones de hombreque nunca habían visto un rey, nouvieron inconveniente en proclamar un

República.De todas formas, las diferencias entr

os Estados eran más grandes de lo qupretende el tópico, y hubieron de mediaargas y a veces difíciles negociacione

para erigir un status común. Entre lproclamación de la Independencia y l

de la Constitución mediaron 13 años, el hecho ya puede ser significativoEntretanto, varios Estados habíaelaborado ya su propia Constitución

Pero los norteamericanos fueron desdel primer momento un pueblo realista, eel que cada parte supo ceder un poco dsus aspiraciones. Ni federación d



Estados, ni poder unitario, sino untermedio entre las dos concepcionesi democracia pura ni voto de lo

mejores, sino un sistema de sufragiamplio, pero no universal.

La Constitución de 4 de marzo d1789, precisa en lo esencial, flexible eo accesorio, proclamaba un régime

federal dirigido por un Presidentelegido cada cuatro años, no por lo

electores, sino por los compromisariopreviamente votados por éstos. El podeegislativo recaía en una Cámara d

Representantes —luego Congreso—

cuyo número de miembros erproporcional a la población de cadEstado, y un Senado al que cada Estadproporcionaría dos representantes. E



poder judicial sería independiente, coun Tribunal Supremo con capacidadpara sentar jurisprudencia.

George Washington fue un Presidentmoderado y autoritario al mismo tiempoSe rodeó de un boato casi monárquicopero respetó los derechos y laibertades individuales. Aunqueóricamente representante de l

voluntad del pueblo, el poder de lo

Estados Unidos quedó vinculado desdel primer momento a los grandecomerciantes o grandes propietariospero provisto de una mentalidad abierta

opuesta a abusos de cualquier género.El carácter inicial de los Estado

Unidos es muy difícil de definir, libre radicional a un tiempo. Las condicione



especiales en que se desarrolló el nuevpaís evitaron toda clase de innovacioneraumáticas o de revanchismos. E

nflujo que el ejemplo norteamericanpudo ejercer en el mundo occidental emuy discutido. Para los revolucionariofranceses, fue una especie de mitoaunque muy pocos llegaron a conocerlbien. G. Gunsdorf pretende que loamericanos buscaron erigir una forma d

convivencia más justa y al mismiempo más tradicional que la de lpropia metrópoli; los franceses, ecambio, iban contra esas tradiciones

Las condiciones fueron muy diversasas ideas, en muchos casos, parecidas; enflujo, más virtual e idealizado qu

efectivo.



2. LA REVOLUCIÓNFRANCESA

Siempre se ha concedido a lRevolución francesa una importanci

ncomparablemente mayor que a lRevolución americana. No solo porquFrancia era el corazón del AntiguoContinente, que entonces asumía uprotagonismo fundamental en el mundosino, porque, como después afirmTocqueville, «desbordó su propio

espacio», es decir, no fue unrevolución nacional, sino de vocaciómundial: unió y separó a los hombrecon indiferencia de su patria, u

fenómeno que hasta entonces solo había



ogrado las religiones. Desde entoncesa no fue posible la neutralidad: o s

estaba con la Revolución o contra ella.

Por otra parte, la revolución francesacontrariamente a la americanaransformo las estructuras sociales

económicas, dio lugar a nuevoplanteamientos generales de lorganización y las formas dconvivencia. Francia era, por otra parte

con sus 27 millones de habitantes, upaís rico, poderoso, culto e influyenteal vez el más influyente en el mund

occidental a fines del siglo XVIII, y tod

o que ocurriera en él tenía por fuerzque trascender.

Con todo, hay muchas corrientehistoriográficas que, sin restar un ápic



de importancia a los hechos, tienden matizar un tanto el «mitrevolucionario». Ni el Antiguo Régime

era, concretamente en Francia, taominoso y opresor como se ha dicho, nexistía ya por entonces un sistemfeudal, ni la justicia se aplicabarbitrariamente; ni tampoco lRevolución vino a traer por de pronto usistema de libertades generalizadas, n

cambió las estructuras socioeconómicade la noche a la mañana. El proceso dcambios había comenzado antes y sconsagraría más tarde; lo que signific

a Revolución es un «impulsacelerado» en ese proceso.

Ello no le resta en absolutdramatismo. La Revolución francesa



por su desarrollo y su ejemplo al mund—que la contempló entre horrorizado esperanzado— fue uno de los hecho

más tremendos y fascinantes de loiempos modernos. Este dramatism

viene determinado en gran parte por uproceso de desarrollo en cadena, «efecto de bola de nieve», que lleva consecuencias espectaculares nesperadas. Ocurre que la Revolución

al romper con un orden sagradorodeado hasta entonces de enormrespeto, hizo «perder el respeto» a lexistente, esto es, permitió nueva

revoluciones dentro de la revolución, ocomo otros quieren, provocó u«deslizamiento» que sobrepasó lantenciones iniciales y desbord



nmensas energías potenciales con laque en un principio no se contaba, perque quedaron desde aquel moment

desatadas de hecho; y tras estencadenamiento dramático de sucedidosas cosas, ni en Francia ni en el resto de

mundo civilizado podrían volver a seas de antes.

Se han aducido muchas causas parexplicar lo sucedido en Francia de 178

en adelante: ideológicas, políticasnstitucionales, sociales y económicasAunque unas pudieron ser mámportantes que otras, probablement

sería un error no tenerlas a todas econsideración. Las estructuras deAntiguo Régimen comenzaban resquebrajarse, el Estado, aunqu



nutrido por una frondosa burocracia er—precisamente por eso mismo— unmaquinaria cada vez más lenta

neficaz; muchas funciones que en teorídebían estar desempeñadas por lnobleza de sangre estaban de hecho emanos de funcionarios o dignatarios das clases medias, que dudaban entr

ennoblecerse o acabar con la noblezuna vez desarrollado el proces

revolucionario optaron por lo segundo)a economía se encontraba en un bachepor culpa de un infortunado tratadcomercial con los ingleses, que llevó

muchos trabajadores industriales artesanos al paro, y por efecto de unserie de malas cosechas qucomportaron una fuerte inflació



Labrousse hace ver que el precio depan en París alcanzó el máximo del siglusto en julio de 1789). En suma, e

momento no era bueno, sin que hubiermotivos para considerarlo desastroso. Yquizá más decisivo fue el hundimientde la Hacienda estatal, incapaz de hacefrente a sus obligaciones: este problemsería —casualmente o no— edisparador de los hechos. Y cabe

suponer que todo hubiera quedado euna serie de conmociones, tal vegraves, pero episódicas, sin capacidapara transformar las estructura

existentes, sino se tiene en cuenta lprevia elaboración de un acervdoctrinal (por Montesquieu, DiderotD’Alembert, Rousseau, Sieyès, Mably



Condorcet, y tantos otros) que ya eplena vigencia del Antiguo Régimeelaboraron y difundieron por doquier la

íneas maestras de lo que iba a ser euevo. Hasta el punto —lo hemo

adelantado ya— de que se puedasegurar que los revolucionarioscuando pusieron manos a la obra, ya nuvieron que inventar absolutament

nada.

La prerrevolución

El conjunto de hechos ocurridos e1787-89, que antes se denominab«revuelta de los privilegiados», recibahora el nombre de «prerrevolución»

porque la realidad es más compleja d



o que la primera denominación daba entender.

El desencadenamiento procede de

proyecto, formulado ya desde 1786, dcobrar una subvención territorial , quobligase a pagar impuestos por lpropiedad, incluso —y en mayor grad— a las clases privilegiadas. La clavde todo lo que vino después estriba eque los que no pagaban impuestos s

opusieron al rey, y los que los pagabase unieron a la protesta, no pardefender a los privilegiados, sino paratacar la soberanía real. Fue una alianz

áctica de intereses muy contrapuestospero que dio resultado.

El ministro Necker intentó, comúltimo recurso, no subir los impuestos



recurrir al crédito, pero su política nconsiguió otra cosa que entrampaodavía más al Estado. Luis XVI nombr

un nuevo ministro, Calonne, que reunien 1787 una Asamblea de Notables

representantes de las claseprivilegiadas, para negociar con ellos lcreación de la subvención territoriaDespués de muchos tiras y aflojasCalonne dimitió, y Luis XVI lo sustituy

por uno de los Notables que se habímostrado más flexible, Loménie dBrienne. Brienne trató de llevar lnegociación a los parlamento

erritoriales, asambleas judiciales, perdotadas también de otras funciones, coas que siempre había que contar. Errasladar la disputa del ámbito de l



nobleza al de las clases medianfluyentes —juristas, altontelectuales, propietarios no nobles

comerciantes—. Un poder hábil hubierutilizado la táctica de oponeprivilegiados a no privilegiados; perocurrió todo lo contrario cuando ambapartes se asociaron para solicitar lreunión de unos Estados Generales, unasamblea elegida por los franceses

capaz de alterar las leyes. Los EstadoGenerales no se reunían en Francidesde 1614. La idea, aunquconstitucionalmente legal y prevista po

el ordenamiento del Antiguo Régimenenía en aquellos momentos, según todontuyeron, mucho de revolucionaria.

Entretanto, menudeaban lo



desórdenes, provocados por el paro y lnflación. En Francia tendía a reinar, po

contagio, por propaganda o po

coyuntura, un clima de especiaefervescencia. La revuelta de loprivilegiados fue ocasión para todo ldemás; pero en otras circunstanciasanto ideológicas como económicas, e

posible que hubiera sido dominada tantpor el poder real como por los qu

deseaban que los privilegiados pagasempuestos, que eran todos los nprivilegiados.

Los Estados Generales

Luis XVI no era el personaje de

Antiguo Régimen más indicado par



defender sus supuestos. No solo tenía ucarácter débil y concesivo, sino que erél mismo un ilustrado y participaba d

muchas de las ideas de quienes queríadisminuir su poder. Una y otra vez dudóentre resistir y transigir. En julio d1788 convocó los Estados Generalepara mayo de 1789. Si esperaba que eEstado Llano obligara a los estamentoprivilegiados a ceder, en beneficio de

poder real, se equivocaba.Las elecciones para reunir los EstadoGenerales se realizaron en medio de ungran efervescencia. Los ánimos estaba

a extrañamente agitados por escrispación que se echa de ver desdentonces en todo el decurso de lRevolución francesa. Hubo desórdenes



proclamas, reclamaciones y abundantpropaganda. Los cahiers de dolèances

o cuadernos de reclamaciones que s

redactaron para los diputados electospretendían cosas muy diversas. Es dsaber que los más exigentes fueron loredactados por la nobleza.

Puede decirse que las eleccionefueron muy democráticas para aquelloiempos. Podían votar los cabezas d

familia que pagasen impuestos, entonces pagaba impuestos la mayoparte de las familias. Sin embargo, siguiendo una pauta que extrañament

ba a generalizarse durante todo eranscurso de la Revolución, en un

elecciones tan rodeadas de expectacióhubo un alto grado de abstencionismo



como que los participantes no llegaroal 25 por 100 del censo. Necker, dnuevo primer ministro, concedió que e

Estado Llano tuviese el doble número drepresentantes que los otros estamentosDe hecho, compusieron la asamble1196 diputados, de ellos 290 de lnobleza, 308 del clero, y 598 del EstadLlano. Pero no se fijó si estsuperioridad de los «llanos» iba

raducirse en una mayor capacidad ddecisión, ya que tradicionalmente cadestamento votaba por separado.

Las sesiones fueron abiertas por u

discurso del rey, que fue aplaudido poodos en general. Solo cuando se plantea cuestión del valor del voto vinieroos problemas. Los «llanos» pidieron u



voto conjunto, y parte de loprivilegiados se adhirieron a estmoción. N. Hampson da esta fórmula: e

Estado Llano más 1/6 de la nobleza, má1/2 del clero se pusieron contra el restde la nobleza y el clero. Fue ucomportamiento difícil de explicar si nse hubiese obrado más que pontereses; debieron jugar también ladeas dominantes, y tal vez, en algú

caso aislado, las ambiciones personalesEl hecho es que la protesta se agudiz un día apareció cerrado el salón d

sesiones. Una gran parte de lo

diputados se reunieron en el cercanocal del Juego de Pelota, y s

constituyeron en Asamblea NacionalEran todavía algunos privilegiado



progresistas, como Mirabeau y Sieyèsos que llevaban la voz cantante. Cuand

unos soldados pretendieron desalojar e

ocal, Mirabeau respondió que solsaldrían de allí por la fuerza de labayonetas. Era justamente lo que losoldados podían hacer, pero no hicieronLa Revolución triunfó porque el AntiguoRégimen no ofreció resistencia. LuiXVI, tras varios días de indecisión

acabó transigiendo. La Asambleacional se proclamó entonceAsamblea Constituyente. Ya no iba aratar la cuestión de los impuestos, sin

a implantación de un «Nuevo Régimenen Francia. Era el 9 de julio de 1789.



La revolución en París

La asamblea celebraba sus sesiones e

Versalles. Entretanto, los ánimocomenzaban a agitarse en Parísentonces una ciudad ya muy grande paraquellos tiempos (unos 700.00habitantes). Agentes revolucionarios una gran cantidad de papeles qucirculaban por todas partes propagaba

as ideas de libertad e incitaban a lsublevación. Corrieron rumores sobrmovimientos de tropas reales que sdisponían a atacar a los pacífico

habitantes de la capital: “Según algunohabían comenzado ya las matanzasPocas veces los rumores habráprovocado consecuencias de tanto valo



histórico. La agitación prendía al mismiempo en gentes de la clase media qu

en artesanos o pequeños comerciantes

Los barrios más pobres de París fueroos menos revolucionarios; pero no e

cierto que la revolución fuese obra d«burgueses», si entendemos poburguesía la gente que vive a expensadel trabajo de sus asalariados. Lburguesía industrial o comercial apena

ntervino. Sí formaban el piso superiode aquellas jornadas personas de lclase media, por lo general, abogadosfuncionarios, algunos intelectuales

especialmente de segunda fila. El pisnferior estaba constituido por artesano

o pequeños operarios independientes.Para hacer frente a las supuesta



amenazas, los levantados buscaroarmas. Atacaron primero el Arsenal, ymás tarde la fortaleza de la Bastilla, qu

sí ofreció resistencia. La mañana del 1de julio de 1789 fue sangrienta, hastque los amotinados lograron entrar en ecastillo urbano. El número de muertofue menor que en el «motín dReveillon», ocurrido semanas antes comotivo de la carestía y el hambre; per

esta vez el pueblo había expugnado poa fuerza un castillo del rey, y este hechoenía un valor simbólico inmenso. L

Revolución, con todas su

consecuencias, era ya un hecho. En easalto a la Bastilla participaron de 700a 8000 hombres armados, mientras lmayoría de la población se retraía



atemorizaba. Según el diplomáticnorteamericano Morris, al conocerse lnoticia, «todos los ciudadanos corría

despavoridos a refugiarse en sus casas»o sabemos cuántos de ellos podía

simpatizar con la Revolución o con suobjetivos, o cuantos la vieron con temoo aborrecimiento.

En París se formó un ayuntamient«popular» presidido por el sabio Baill

formado sobre todo por juristascomerciantes y algún banquero; y parmantener la vigencia del nuevo orden sconstituyó la Garde Nationale, dirigid

por La Fayette, y constituidfundamentalmente por gentes de clasemedias. Fueron elementos de estaclases los que apoyados por personas



más abundantes, del pueblo medio-bajohabían hecho la Revolución, y se hacíaahora con las riendas del poder

Semanas más tarde, Luis XVI fuobligado a venir a París. Sonrientesaludaba a la multitud que lo aclamabcomo «padre»; y se prendió lescarapela tricolor, símbolo del NuevoRégimen. Fue lo que Brinton llama l«luna de miel», una reconciliación qu

muchos pudieron pensar definitiva. LRevolución parecía haber terminado.

Las revueltas campesinas

La serie de revoluciones —entoncese las designaba en plural— v

encadenada, quizá no porque cada un



sea la causa de la otra, pero sí porqueen un clima en que se han roto lodiques, cada una da ocasión a la otra. L

revuelta campesina, aunque bieconocida en cuanto a los hechos, ofrecciertos problemas de comprensión poo que se refiere a sus mecanismos

reacciones psicológicas. Locampesinos se habían armado pardefenderse de unas supuestas bandas d

malhechores, que al parecer amenazabael país (otra vez los rumores). «Comos imaginarios bandidos no acababa

de materializarse, los defensores.

volvieron sus armas contra lamansiones de sus señores» (Godechot)

unca se ha explicado la razón de estextraño giro; alguien, sin duda, azuzó



os trabajadores del campo a defendersprimero de unos inexistentes salteadore luego a revolverse contra el viej

orden señorial. Asaltaron y quemaropalacios, o se apoderaron de las tierras«A menudo fueron dirigidos popersonas que aseguraban ser portadorade órdenes del mismo rey, y es muposible que los campesinos, al ajustacuentas con sus «seigneurs», creyera

que estaban realizando los deseos derey» (Rudé).La revolución campesina alarmó a l

Asamblea Nacional, que hubo d

nterrumpir la ya comenzada tareconstituyente. Los miembros de laclases medias deseaban la abolición derégimen señorial, pero no la revolució



desde abajo, ni los atentados contra lpropiedad: muchos de ellos ya erapropietarios, y otros aspiraban a serlo

En una serie de decretos aprobadoentre el 4 y el 11 de agosto, se suprimióa división estamental de la sociedad: e

adelante, todos serían ciudadanos coos mismos derechos y los mismo

deberes. Se abolieron los derechoseñoriales y los tributos que los vasallo

pagaban a su señor. En cuanto a lpropiedad, los campesinos podíaacceder al dominio de las tierramediante pagos a plazo bastant

onerosos. Por lo general, aquellapropiedades pasaron más bien a manode los grupos de las clases medias quhabían hecho la revolución. También



cambiaron pronto de dueño los bienede la Iglesia. En general, la tierra eFrancia quedó mejor repartida, pero n

siempre en beneficio de los campesinos

La obra de la Constituyente

El Nuevo Régimen se fue conformandpor obra de la Asamblea. Aparte de lamedidas sociales ya mencionadas, el 2de agosto se aprobó la Declaración d

derechos del Hombre y del Ciudadano

Aunque ya los americanos había

aprobado su Tabla de Derechos, estedocumento fue más operativo nfluyente en la historia del mundo

Tocado de un cierto utopismo teorizante

—«todos los hombres nacen libres



guales»— ha servido de base a cuantadeclaraciones de derechos humanos shan hecho después, y contribuyó e

muchas épocas de la EdaContemporánea y en muchos países resaltar públicamente la dignidad de lnaturaleza humana y el caráctenviolable de cada conciencia.

Antes de aprobarse la Constitución spuso en marcha la gran reform

administrativa. Francia fue dividida e85 departamentos, gobernado cada unpor un prefecto, y dotado de las mismanstituciones y reglamentos. El deseo d

gualdad, de supresión de privilegioerritoriales, conducía a un

homogeneización de la maquinariadministrativa que pudo degenerar e



centralismo, o bien en la ignorancia das peculiaridades de cada región: perodo ello en nombre de unos criterio

que se juzgaban más modernos y poanto más «progresistas» que los de

Antiguo Régimen. La división territoriafue al mismo tiempo un triunfo de lgeografía sobre la historia. Lodepartamentos tomaban como base lacomarcas naturales, y recibían nombres

por lo general, de ríos o montañasDesaparecían las divisioneradicionales, basadas en siglos d

convivencia, en tradiciones culturales

de costumbres. La uniformaciósignificaba por un lado igualdaabsoluta entre todas las comunidadespor otra, monotonía y centralismo.



Los problemas económicos habíalegado a extremos angustiosos, y l

Asamblea, para solucionarlos, decret

el 2 de noviembre la incautación de lobienes eclesiásticos, que a continuacióel Estado vendió como si fueran suyosPara facilitar la operación a locompradores, se emitió un tipo de papemoneda —los asignados— que provocuna inflación galopante. Casi todo e

proceso revolucionario estuvdominado por esta espiral de emisión dmás papel y más inflación. Las bruscasubidas de precios provocaron continua

revueltas, que contribuirían a lposterior radicalización de lRevolución. Individuos de las clasemedias o arrendatarios de buen nivel s



quedaron con las tierras, en tanto lglesia resultó arruinada. Par

complementar este giro, se dictó el 2

de julio de 1790 la Constitución Cividel Clero, que reducía el número ddiócesis, y convertía tanto a obispocomo a párrocos en funcionarios deEstado, dependientes de él y perceptorede un sueldo fijo. Aunque muchoclérigos pudieron con ello mejorar s

situación económica, la mayor parte naceptaron una solución que les hacídepender del poder político y no dRoma: se dividió así el clero francés e

uramentados y refractarios, y ssembraba un nuevo campo de discordia

En septiembre de 1791 se aprobó afin el texto de la Constitución, principa



finalidad de la Asamblea, y símbolo da entrada de Francia en el Nuev

Régimen. La Constitución de 1791 e

monárquica moderada. Proclama lsoberanía nacional y divide el poder eos tres preconizados por Montesquieu

Legislativo, Ejecutivo y JudiciaRefrenda los derechos ciudadanos perimita el ejercicio del sufragio a lo

«ciudadanos activos», por lo general d

acuerdo con su capacidad económicaCuriosamente, la primera ley electoradel Nuevo Régimen es menodemocrática que la última del Antiguo

a decretada por Luis XVI para reunios Estados Generales. Cuando e

monarca juró la nueva Constituciófueron muchas las voces que se alzaro



para proclamar que la Revolución shabía consumado.

La sobrerrevolución

Sin embargo, no fue así. No es l

primera vez que ocurre un cassemejante en la historia. La revolucióacaba siendo desbordada en sumpulsos iniciales por un segundmpulso que la lleva mucho más lejos do previsto en un principio. Cran

Brinton, en su Anatomía de l

revolución, habla de un doble poder: ede aquellos revolucionarios que haaccedido a la dirigencia de la cospública, y el de aquellos, no meno

entusiastas que los primeros, que no ha



podido acceder, porque no caben todoen el puesto de mando. Unos son dueñode los resortes del Estado; los otros so

dueños de la calle.En Francia, y especialmente en París

el poder de la calle estaba ejercido poos clubs, y por las secciones, nombr

que se daba a los distritos electoralesen cuya sede se peroraba y se discutíde política. En cuanto a los clubs, l

mayoría toman curiosamente el nombrde una orden religiosa, pues se reuníaen los antiguos conventos incautadosAsí los feuillants o fuldenses eran lo

más moderados; los jacobinos sconvirtieron en una fuerza de choquextremista y bien organizada. Aunquos más radicales eran los cordeliers



franciscanos, llamados tambié«enragés», rabiosos. Los girondinos nlegaron a ser propiamente un club, per

sí un grupo bien caracterizadopartidario de no llegar tan lejos comos jacobinos en las formas de l

revolución, pero sí de extender sumáximas al exterior: como informaba eembajador español, conde de Ferná

úñez, aspiraban a «llevar l

Revolución al mundo entero».De estos clubes salían las consignasas manifestaciones multitudinarias, lo

oradores callejeros que hablaban desd

ribunas improvisadas. Había algunoscomo el ciudadano Barlet, que llevabasu propia tribuna portátil. Lradicalización de la Revolució



comenzó a operarse cuando en junio d1791 se descubrió un intento de fuga derey (la fuga de Varennes), que fue

detenido y obligado a regresar a ParísLuis XVI seguía siendo necesario, uicio de muchos revolucionarios, per

desde entonces se le vio codesconfianza. Los monárquicos, comMirabeau, La Fayette, Barnave, Sieyèscomenzaban a verse desbordados po

republicanos, como RobespierreDanton o Marat.Fueron los girondinos los qu

mpusieron el criterio de la guerr

exterior. Esta podría no solo propagar lrevolución, sino dar a los franceses usentimiento popular-patriótico: poprimera vez no iban a defender a su rey



sino a su patria, y la guerra podría unien un solo haz a tantos grupos dispersosLas potencias europeas, especialment

Austria, Prusia y Rusia, habían visto lrevolución francesa con másatisfacción que recelo, pues parecídebilitar a su más poderoso enemigoFrancia. Se dieron cuenta un poco tardde su error. El 20 de abril de 1792, LuiXVI, contra su voluntad, declaraba l

guerra a Austria.Sin embargo, a los revolucionarioradicales les convenía que la luchcomenzara con derrotas, para justifica

a toma de medidas extremas, que dotra forma no hubiera sido posibladoptar en un supuesto régimen dibertades. Y esto fue, efectivamente, lo



que sucedió, cuando los prusianos sadelantaron a los austríacos comenzaron la invasión de Francia. «Si

a guerra no hubiera habido terror, y sierror nada de anticipacione

socializantes ni de victorirevolucionaria» (Godechot). Por otrparte, estas derrotas desacreditaron os girondinos y fueron dando cada ve

más influencia a los jacobinos.

En agosto de 1792, uno de logenerales del ejército invasor, el Duqude Brunswick, redactó un imprudentmanifiesto, amenazando pasar a cuchill

a los parisinos si se resistían maltrataban a su rey. La amenaza era poentonces todavía muy lejana, pero sirvipara crear una conciencia de «gat



acorralado» muy útil a los radicales. E10 de agosto. los grupos márevolucionarios asaltaban el Palacio d

as Tullerías y tomaban preso a LuiXVI. qué sería meses más tardejecutado. Se proclamó la República, a Revolución se vio abocada de pront

a extremos imprevistos en un principioAl mismo tiempo, la inesperada victoride Valmy salvaba tanto a Francia como

a la Revolución.

La Convención y el Terror

La sobrerrevolución o segundrevolución vino a cambiar las cosas scabe más que la primera. Hast

entonces, la vida se había desenvuelt



en un clima de relativa normalidad, lohorarios o las vestimentas eran los dcostumbre, y las victorias militares era

celebradas con un Te Deum . Los caféestaban llenos y vistosos carruajelevaban a gentes distinguidas al teatro

a las tertulias literarias, a la óperaDesde el otoño de 1792, todo cambióAl anochecer, según una carta deabogado Kervesau, París «parecía u

desierto»; las gentes se refugiaban esus casas, presa del temor, y cualquiearbitrariedad por obra de los exaltadoresultaba ya posible. Se impuso, po

obligación o por miedo, el uso depantalón largo (el «culotte» o calzoneera un símbolo de distincióaristocrática), se ordenó el emple



general del tuteo y el tratamiento d«ciudadano». Las iglesias fueroclausuradas o destruidas. Para acaba

con los contrarrevolucionarios, siquiera contrarios a las idearevolucionarias, comenzó a funcionar envento del Dr. Joseph Guillotin, un

máquina para matar de maner«higiénica», como entonces se decía cocierto orgullo. Por la guillotina pasaro

Luis XVI, su esposa María Antonietamuchos de los nobles que no habíaconseguido huir, personas de templconservador, y gran cantidad de clérigo

(massacres de séptembre). Luegopasado el tiempo, visitaron la guillotinantos revolucionarios com

antirrevolucionarios, pues nadie habí



aprendido aún que la libertad conduce apluralismo, y por entonces toddisidencia era considerada como u

peligro mortal para la Revolución.Se reunió la asamblea republicana, l

Convención compuesta por 75miembros, elegidos democráticamenteaunque, por razones sociológicas psicológicas hasta ahora nuncestudiadas, solo participó en lo

comicios el 15 por 100 del censo. «Unminoría comprometida políticamentvotó a la asamblea más audaz de lhistoria de Francia» (F. Furet). En ella

os girondinos, partidarios de la libertaeconómica, se opusieron por un tiempo os jacobinos, que preferían un estrict

control estatal.



Fue una época de signos: el rbol da Libertad, el Altar de la Patria, l

Fuente de la Regeneración, el Nivel d

a Igualdad, las alfombras de flores y lsuelta de pájaros: aunque aquel climdílico se veía cada vez más perturbad

por las numerosas y muchas vecesumarias ejecuciones, que trataban dpresentarse también como una fiestaHasta se inventó un nuevo calendario

deado por Fabre D’Eglantine: el añfue dividido en doce meses de treintdías cada uno, que llevaban los nombrede las manifestaciones de la naturalez

Germinal, Floreal, Pradial, etc.). Emes se dividía en décadas, cuyo últimdía era de descanso. También eran defiesta los cinco últimos días del año



que no pertenecían a ningún mes, completaban el total de 365.

Pero la Revolución era un hech

demasiado importante como parimitarse a la vida interna de Francia

Pronto se volvió a la guerra. Esta vefueron las potencias europeasalarmadas por la ejecución de Luis XV la propaganda internacionalista de lo

girondinos, quienes la declararon. E

febrero de 1793: Gran BretañaHolanda, Prusia, Austria, Españaentraron en territorio francés. Se repetía alternativa de dos años antes o l

nvasión, o un poder omnímodo parsalvar la Revolución. Se declaró lévèe en masse, que llegó a movilizar u

millón de hombres, el terror llegó a su



últimos extremos, e hizo víctimas suyaanto a antirrevolucionarios com

revolucionarios, los jacobino

iquidaron a los girondinos, y lrepresión del levantamiento campesinde carácter tradicional en La Vendèe diougar a actos de verdadero genocidio

Sin embargo, la mayor parte de lofranceses, o por lo menos los mádecididos, respondieron a la crisis

ograron el mantenimiento del régimerevolucionario. Himnos patrióticorataron de enardecer a los soldados

mientras mujeres, ancianos y niño

rabajaban en la retaguardia por lvictoria total. Esta vez la movilizacióresultó: el pueblo, por obra de la peu

—una mezcla de terror y de entusiasmo



ambién muy difícil de describir—, spuso en pie de guerra, y después dniciales derrotas, aquella masa de u

millón de hombres, increíblemente bieorganizados por Carnot, consiguirechazar la invasión. Y ésta justificabaoda clase de durezas y de represalias ea retaguardia.

Los jacobinos se apoyaronicialmente en el pueblo, inspirando

as secciones y a los sans culottes qudominaban la calle; una vez que tuvieroel control del poder, abandonaron estpolítica y se erigieron en único

dominadores. Se promulgó la Ley dSospechosos, que permitía juzgar condenar a muerte por razón de simplsospecha, y el Comité de Salud Pública



en aras de la necesidad de salvar lRevolución, llevaba a la guillotina tanta los tibios como a los desviacionistas

como Danton. Se llegó así a unverdadera dictadura de Robespierresecundado por radicales como Saint-Jus Hèbert, todos partidarios de un «terro

virtuoso», que en aras de un purismrevolucionario total, trató de modificaa vestimenta, los usos y costumbres, lo

nombres, y hasta el uso del matrimonioEs difícil explicarse cómo en nombre duna revolución destinada a alcanzar libertad, la igualdad y la fraternidad (

parece probable que la mayoría de suprotagonistas creyeran sinceramente eellas) se cometieran tan crueles abusos arbitrariedades. Es uno de los mi



nexplicados (quizá por mitificados eexceso) misterios de la revoluciófrancesa.

Por agosto (Termidor) de 1794, eTerror alcanzó su máximo. De acuerdocon cifras oficiales, en ese mes y eParís fueron condenadas a muerte ejecutadas 1.200 personas. En Lyon y en

antes hubo famosas matanzas, y eevers Fouché sustituyó lo

fusilamientos por ejecuciones cañonazos. El número total de víctimaes muy difícil de calcular, porque noexisten datos sobre todas la

ejecuciones, y las cifras han solido seergiversadas, tanto por los partidario

como por los enemigos de lRevolución. Contando las represione



en masa a la población civil ncombatiente de La Vendée, es indudablque los muertos por razón de su

opiniones pueden ser algunos cientos dmiles.

Pero en aquel mes de Termidor ungrupo de revolucionarios, qucomenzaron a sentir lo que se llamnausée de l'échafaud (asco depatíbulo), organizó un golpe de estado

Los dirigieron Camot, Barras, FréronTallien, Fouché, hombres que no podíanconsiderarse menos exaltados quRobespierre o St. Just, pero que ya n

soportaban su política. La Convenciófue sustituida por un Directorio, Robespierre, St. Just y noventa máfueron a su vez enviados a la guillotina



Aparentemente, el Terror habíacambiado de dueño. En realidad, unnueva mentalidad se estaba apoderand

de los ánimos, y el procesrevolucionario, que había llegado extremos imprevistos, ya no haría máque retroceder, o regresar parcialmenta lo de antes.

El DirectorioDice L. Ford que «había en e

Directorio muchos regicidas, per

ningún idealista». Con Robespierre y StJust se había acabado la época de lo«iluminados», y con ella la defundamentalismo revolucionario. S

mponía el sentido común. No se tratab



de volver atrás, sino de conservar lofrutos de la revolución. Con todo, estequivale a decir que la revolución s

hacía, en sí, conservadora. El ambientse tomó más apacible, la vida máplacentera, volvieron las diversionesas fiestas y los trajes de vivo

coloridos. Los hijos de lorevolucionarios, ahora enriquecidosvestían ostentosamente de «increíbles»

de «maravillosas». Un cierto aire dfrivolidad privaba en los ánimos: era edisfrute después de tantas zozobras y dantas durezas. También, en mucho

casos, asomó la cabeza la corrupciónSe copiaban formas y costumbres deAntiguo Régimen, aunque loprincipales beneficiarios eran gente



que habían contribuido a acabar con él.El Directorio hubo de sofoca

evantamientos tanto de los realista

como de los revolucionarios radicalesPara ello recurrió con frecuencia aejército, necesario también para laguerras exteriores, que tuvieron urespiro en 1795 con la paz de Basileapero regresaron bien pronto. Lcampaña del general Bonaparte en Itali

1797) fue espectacular. Viendo ya en éun peligro de caudillo militar, eDirectorio le encargó de una absurdoperación lejana, la conquista de Egipto

en que el general consagraría, siembargo, su fama, hasta hacerlegendaria. Curiosamente, la Revolució

—o lo que quedaba de ella— ib



cayendo en manos de aquellos nuevomilitares.



3. LA ÉPOCANAPOLEÓNICA

(1799-1815)

Que la Francia revolucionariacabaría bajo el poder militar era, poanto, un hecho previsible, y así l

previó, por ejemplo, Sieyès, un hombr

que había tenido un papel importante eos primeros momentos, que habícorrido serio peligro en la época deTerror, y volvía, con el reflujo de lo

iempos, a encontrarse de nuevo en lcresta de la ola. El militar capaz dacaudillar la nueva época históricparecía ser Dumoriez, héroe de la guerr



del Rhin. Pero su muerte prematura dejpaso a otro oficial aún más joven y mábrillante, Napoleón Bonaparte. Ahor

bien, la extraordinaria personalidad dBonaparte, una vez que lacircunstancias le hubieron hecho dueñde una Francia en efervescencia, sin lopesados resortes amortiguadorepropios del Antiguo Régimen, y conuevas posibilidades de movilización

daría lugar no sólo a una nueva época eel país, sino a un nuevo planteamientde la dinámica europea, y comconsecuencia, de la del mund

occidental. A una situaciónextraordinaria —la Revolución—sucede otra situación extraordinaria —entento de imperio napoleónico—



como consecuencia de ella, durantquince años más, Europa se desangrar se empobrecerá. Gran Bretañ

dominará por siglo y medio los mares, oda América se hará independiente

confiriendo un nuevo planteamientgeopolítico al mundo civilizado. Por sparte la Revolución cuyo destinparecía ser en 1799 triunfar o fracasarni triunfa ni fracasa, sino que s

ransforma. La derrota de Napoleón e1814-15 supone al fin y al cabo lderrota de las formas de podederivadas de la Revolución; pero no un

derrota de sus principios ni de suposibilidades históricas, porque ladeas revolucionarias, difundidas aú

más en todas partes por la presenci



napoleónica, seguían vivas y ya nadipodría permitirse ignorarlas.

La personalidad de Napoleón

Napoleón Bonaparte nació en Ajaccio

Córcega, en 1769, un año después dque la isla fuese incorporada a FranciaMedio italiano, medio francés, llegó ransformarse por su genio y s

ambición, en un «ciudadano del mundo»como quiere Emil Ludwig. Napoleón eel personaje histórico más biografiad

170.000 títulos) y sobre el que se hahecho más interpretaciones: desde laque le consideran heredero de logirondinos, o de la idea carolingia, a l

que ve en él al último de los condotiero



talianos. Su personalidad es en el fondndescifrable, no sólo por enormement

rica, sino por contradictoria. Napoleón

con muchas ideas en la cabeza —que ésabe barajar como nadie según lacircunstancias—, se contradicconstantemente cuando explica lo ququiere.

El único rasgo indiscutible es su genifuera de lo común. Posee un excepciona

golpe de vista («mi ventaja es veclaro»), una extraordinaria voluntad dominio de sí mismo (es capaz ddormirse cuando quiere, incluso e

plena batalla), y una capacidad dmando a la que nadie osará oponerseMilitar de carrera, fue uno de logenerales más famosos, si no el má



famoso de la Historia («el secreto de lvictoria consiste en ser el más fuerte eel punto decisivo»; con la particularida

de que Napoleón supo intuir siempre espunto, y escogerlo); pero su genio commilitar no debe ofuscarnos su talentcomo gobernante, patentizado poejemplo en el célebre Código, imitaduego por veinte naciones. Convertid

en un mito, los franceses de todas la

deologías le siguen considerando shéroe nacional.

El Consulado

Después de una increíble expedición Egipto, Bonaparte dio un golpe d

estado contra el Directorio el 18 d



Brumario (9 de septiembre) de 1799. EDirectorio era ya incapaz de contener lcorrupción y la inflación en el interior

as guerras revolucionarias —llevadaaún por inercia, pero que amenazabacon la invasión de Francia—, en eexterior. Bonaparte sustituyó eDirectorio por un Consulado, del cuaformaron parte él —como PrimeCónsul—, Sieyès y Ducos. Pronto se vi

que la aplastante personalidad dePrimer Cónsul convertía a los otros efiguras decorativas. «Sólo tiene que daun codazo para quitarnos de en medio»

comentaba Sieyès.Haciéndose sentir com

mprescindible, Napoleón no tuvo lmenor dificultad en convertirse e



Primer Cónsul, luego en Cónsul únicomás tarde en Cónsul vitalicio. Solo lfaltaría hacer el cargo hereditario (par

o que instauró el Imperio). Gran partde su secreto consistió en asumir «todaFrancia. No sería cabeza de lomonárquicos ni de los republicanossino de unos y otros; no serírepresentante del Antiguo Régimen ni da Revolución, sino de ambos. «Desd

Clodoveo hasta el Comité de SaluPública, asumo como mía toda lhistoria de Francia». Su papel de árbitr de concertador le dio un marge

nmenso de maniobra.«Paz dentro y paz fuera: eso deseaba

os franceses del Consulado» (Pabón)Y fue un militar quien les procuró es



paz. Una nueva Constitución —la deAño VII— dio primacía al ejecutivsobre el legislativo. La asamblea

elegida por sufragio restringido, tendríun papel secundario. «La moderación ea base de la moral, y la primera virtu

del hombre». La moderación se imponíras los excesos revolucionarios, y l

nueva Constitución fue aprobada pomás de tres millones de votos contr

1500. El Nuevo Régimen cambiaba dfilosofía.Napoleón arregló la Hacienda, sane

a administración y la hizo má

funcional; y la economía, aunqusiempre en dificultades, mejoró. Ssiguió una útil política de obrapúblicas. Uno de los grandes logros fu



el conjunto de Códigos (Civil, Penal, dComercio y otros) elaborados por uconjunto de expertos dirigidos por e

Cónsul. El Código Civil (1804), lógicosencillo y genial, fue uno de los pilaredel ordenamiento jurídico del mundcontemporáneo. Algo por el estilosucedió con la reorganización de lenseñanza en los tres niveles: primariescuelas), secundario (liceos)

erciario (universidades). La fundaciódel Banco de Francia contribuyó no sóla la mejora de la Hacienda sino a lestatalización de las directrice

económicas. Y el concordato de 1801que restablecía las relaciones IglesiaEstado (al tiempo que se regresaba acalendario tradicional), contribuy



ambién a la reconciliación de lofranceses. Para muchos autores, la labode Napoleón al frente del Consulado fu

a más fecunda y positiva de cuantarealizó.

La guerra y la paz

La Francia revolucionaria habílegado en Basilea (1795) a una paz co

varias potencias coaligadas, entre ellaPrusia y España. Seguía el conflicto coGran Bretaña y Austria, la primer

deseosa de evitar cualquier hegemonícontinental y la segunda molesta por lpérdida de sus dominios en Bélgica y e

orte de Italia. Napoleón, cuando lleg

al poder, ofreció la paz a esos do



enemigos, que la rechazaron, sabedoredel agotamiento francés. El primeCónsul comprendió que la única form

de alcanzar la paz era una guerra rápid victoriosa.

Por sorpresa atravesó los Alpes eaudaz hazaña, y obtuvo una colosavictoria sobre los austriacos eMarengo. Austria tuvo que firmar la pade Luneville (1801), por la qu

renunciaba a Bélgica y el Norte dtalia, excepto Venecia. La GranBretaña, ya sin aliados en el continentese avino a la paz de Amiens (1802). Lo

franceses renunciaban a sus pretensionesobre Egipto y el Mediterráneo orienta dejaban a los ingleses las manos libre

en el Atlántico. Gran Bretaña reconocí



as conquistas francesas en el continent sus repúblicas satélites: BátavHolanda), Helvética (Suiza), Cisalpin

Saboya) y Ligur (Génova). Amiens fuel pacto entre la tierra y el mar, entre unnuevo orden continental y la vocacióbritánica a las aventuras lejanas oceánicas. Fue también una de lagrandes ocasiones perdidas de lhistoria. La paz iba a durar menos d

dos años.

Del Consulado al Imperio

El fracaso de la paz tuvo algo que vecon el cambio de régimen en FranciaRealmente, no es fácil comprender po

qué se volvió a la guerra: Franci



necesitaba un respiro, después de tantaconvulsiones internas y conflictoexteriores; Gran Bretaña vivía un

momentánea crisis económica; otro tantocurría en Austria, mientras en RusiAlejandro I albergaba propósitos de ungran cruzada asiática. Quizá los que másentían la conveniencia de volver a lguerra eran los ingleses, celosos de lposibilidad de creación de una gra

potencia hegemónica en el continente. Ehecho es que fue la Gran Bretaña la quepor un minúsculo pretexto —la isla dMalta—, volvió a las hostilidade

buscando la alianza de las potenciacontinentales, Austria, Rusia y Prusiasiempre preocupadas por el poderío d

apoleón.



El Cónsul creyó entender entonces qunecesitaba afianzar su poder mediantuna forma de institucionalización de s

a enorme autoridad de hecho. Por otrparte, su proclamación como Emperadoe daría pretextos para reafirmar tanto l

permanencia indefinida de su poder eFrancia —asegurada, además, por lhereditariedad del cargo— y de shegemonía en Europa. Parece qu

algunas conspiraciones monárquicas lanimaron también a dar el paso. Eresultado de todo ello fue que en mayde 1804 decidió proclamars

Emperador. Era la culminación de sbrillante carrera como estadistaSometido el cambio a referéndum, fuaprobado por 3,6 millones de voto



contra 2.500.El imperio napoleónico sigue siend

un híbrido de Antiguo y Nuevo Régimen

Parece paradójica la definición que haca nueva Constitución de 1804: «E

gobierno de la República se confía a uEmperador». Cambiaron poco lanstituciones y se mantuvo el sistem

electivo, con un Senado y un Consejo dEstado que asesorarían al titular de

mperio. Pero se adoptaron símbolomonárquicos, como el cetro o la coronae imperiales, como el águila. Napoleóse rodeó de una nobleza de nuevo cuño

con príncipes (en su mayor parte, suparientes), y nobles, condestablescancilleres. En pocos años spromovieron 30 duques, 500 condes



1.500 barones. Nobleza nueva, decimospuesto que la vieja, exterminada expulsada por la Revolución, seguía e

el cementerio o en el exilio. Una noblezsin privilegios privativos, sin tierras sin perjuicio de los derechos del puebloque en su gran mayoría siguió fiel

apoleón.Eso sí, la corte se rodeó de un nuev

fausto, las solemnidades no tenían y

por objeto exaltar la libertad, sinenaltecer al Emperador; y el estilneoclásico, con sus su gigantismo y srigidez, fue tomado como símbolo de lo

nuevos tiempos (R. Huygue). Es mudifícil interpretar el sentido exacto demperio napoleónico, entre otras razone

porque no tuvo ocasión de cristalizar de



odo. «Yo aspiraba —dijo el corso afinal de sus días— a arbitrar la causa dos reyes y los pueblos». Concretamente

a erigirse en árbitro, favoreciendo a loreyes contra los pueblos levantiscos, o os pueblos contra los reyes autoritarios

en suma, la traslación al ámbito europede la síntesis entre el Antiguo y e

uevo Régimen. No se dio cuentapoleón de que si los francese

aceptaban con gusto su arbitraje, tantos reyes como los pueblos de Europhabrían de tomarlo como una intolerablntromisión. En este sentido, Napoleó

se consideró sucesor de Carlomagno, soñaba con ver convertida a París euna ciudad con cuatro millones dhabitantes (en aquellos momentos tení



unos 800.00, algo menos que Londres), capital de Europa, si no en sentidestrictamente administrativo, sí en el d

centro de las grandes directrices, y hastde la Iglesia (proyecto de trasladar lsede papal a Francia). A París acudiríaodo el mundo para resolver s

problemas o para beber de su culturaUna serie de estados satélites rodearía Francia, aunque no es seguro qu

apoleón soñara con un dominiefectivo sobre todo el continente.Ahora bien: la idea de un imperio

arbitraje chocaba contra un hecho má

simbólico que real, pero vigente: lperduración del Sacro Imperio RomanGermánico, encamada todavía entoncepor el emperador de Austria. U



segundo enemigo, potencialmente mápoderoso para Napoleón, por senacidad y su inatacabilidad, era Gra

Bretaña, cabeza de todas las coalicioneantinapoleónicas, y celosa de laparición de una potencia hegemónicen el Continente. Un hecho repetido ea Europa moderna, desde los tiempo

de Felipe II a los de las guerramundiales, es la contraposición entre u

«núcleo» que aspira a la hegemonía, os «aliados», dirigidos siempre ponglaterra, y mancomunados entre sí má

por intereses que por ideales comunes

Por eso los «aliados» suelen dividirse hasta enfrentarse una vez obtenida lvictoria y debelado el «núcleo»

apoleón nunca conseguiría enfrentars



a un solo enemigo, y sus pretensionesfueran cuales fuesen, estabacondenadas al fracaso.

El sistema continental

La idea de invadir de Inglaterra fue usueño imposible acariciado muchaveces por el Emperador. De nada servíposeer el ejército más poderoso demundo, si no podía transportarlo nglaterra. El sueño de desembarco po

sorpresa en una sola noche fu

desechado por temerario e irrealizableas tropas invasoras quedarían en la islsin posibilidad de recibir refuerzos naprovisionamientos: con el Cana

siempre dominado por el enemigo. S



hacía preciso destruir la flota británica Napoleón no contaba con barcos n

con tradición naval para ello. Si l

Revolución había mantenido e inclusncrementado las fuerzas del ejército dierra, había descuidado la polític

naval, y poco quedaba ya de la naddespreciable flota de los Borbones. Lúltima esperanza de conseguir lnvasión de Gran Bretaña fue un

alianza con España, que disponía de lsegunda escuadra del mundo, aunque ymuy avejentada (los barcos eran de lépoca de Carlos III). Carlos IV s

convertiría así en Emperador de Españ de las Indias, mientras Napoleón s

aseguraba el control del continente y lneutralización de Inglaterra. Pero n



hubo buena coordinación entre lomarinos españoles y franceses, y lescuadra aliada fue derrotada e

Trafalgar (1805) por el genio de NelsonLos sueños napoleónicos se veníaabajo.

Fue entonces cuando Bonapartdecidió emplear su Grande Armée d250.000 hombres, dispuesta para lnvasión de Inglaterra, en una gra

campaña continental contra Austria Rusia, que, estimuladas por lobritánicos, acababan de coaligarse dnuevo. En una marcha increíble par

aquellos tiempos, Napoleón hizrecorrer a su ejército casi 2000 Km. epocas semanas, entró en Viena, y derrota los austrorrusos en Austerlit



Chequia), el 1 de diciembre de 1805fue la llamada «batalla de los TreEmperadores», concebida por Napoleó

como una auténtica partida de ajedrezLa consecuencia más importante de lpaz de Pressburgo, que se firmó continuación (1806) fue la desapariciódel Sacro Imperio Romano GermánicoEl emperador Francisco II quedconvertido en Francisco I de Austria.

Restaba Rusia, que, animada por longleses, suscribió con Prusia una nuevalianza (Cuarta Coalición). Prusia npodía compararse con Austria por lo

que se refiere a extensión o poblaciónpero disponía de un ejércitperfectamente organizado, que desde lsegunda mitad del siglo XVII gozab



fama de ser el más eficaz de Europa. Eprurito de Napoleón fue el de batir poseparado a sus dos rivales antes de qu

legaran a unirse, y lo consiguió. En otrmarcha increíble, derrotó a loprusianos en Jena (1806), antes de qupudieran recibir ayuda, y ocupó BerlínMientras las tropas napoleónica

patrullaban por las calles de la capitaprusiana, Fichte, en su gabinete, escribí

sus Discursos a la Nación Alemanabase del ya inmediato nacionalismalemán, y de otros nacionalismoeuropeos, que iban a lanzarse contra lo

propósitos unificadores y globalizadorede Napoleón). Más trabajo costó acorso la invasión de Polonia, entonceen su mayor parte en manos de los rusos



pero al fin Varsovia fue ocupada, y lbatalla de Friedland forzó la paz dTilsit. Napoleón quiso dar a esta paz e

carácter de un tratado casi entre igualespara ganarse por mucho tiempo, o quizpara siempre las buenas relaciones coRusia. Europa quedaba dividida en dozonas de influencia: el Este parAlejandro I de Rusia, y el centro y Oestpara Napoleón: éste hizo ver al otr

emperador que un reparto así no solgarantizaría la paz del continente, sino lgrandeza de los dos países, que eadelante ya no tendrían rival. Inglaterr

quedaba sin aliados en Europa, y nparecía fácil entonces que pudiesvolver a conseguirlos alguna vez. Lpaz, bajo una nueva forma de equilibrio



parecía asegurada por largo tiempoCuando alguien preguntó a Napoleón poel momento cumbre de su meteóric

carrera, la respuesta fue: tal vez Tilsit.Fue en Berlín donde el Emperado

rató de asegurar un nuevo ordeeuropeo. Todo el continente deberíamancomunarse mediante alianzas matrimonios entre casas reales. Sfavorecerían los intercambios y la

comunicaciones, hasta llegar a la totasupresión de las barreras arancelariasapoleón suponía que Francia, prime

país industrial del continente, obtendrí

ventajas de este primer mercado comúnTambién se fomentarían lontercambios culturales. Desapareceríaas luchas entre Antiguo y Nuevo



Régimen mediante sistemas monárquicoque ampararían los derechos de lopueblos.

Al mismo tiempo, se decretaba e«bloqueo continental» —que algunoautores confunden indebidamente con esistema continental—, por el que todoos países europeos se comprometían

suspender su comercio con InglaterraEsta, aislada, no tendría más remedi

que pedir la paz y sumarse al Sistema.

La hora de Inglaterra

El Sistema Continental no surtió loefectos que se esperaban, en partporque la mayoría de los países d

Europa no colaboraron con gusto co



apoleón, y en parte también porque umercado común solo era posible coamplias comunicaciones marítimas

Antes de la aparición del ferrocarril, eransporte terrestre resultaba unas die

veces más caro que el marítimo, Europa no estaba preparada parconstituir un todo intercomunicado siutilización más que de su propierritorio.

El Bloqueo Continental fue así uarma de dos filos. Los inglesedeclararon a su vez el contrabloqueo, os puertos europeos quedaron en gra

parte paralizados. Faltó el contacto coel exterior, y sobre todo faltaron doelementos imprescindibles para edesarrollo económico: los metale



preciosos que llegaban de Ultramar, y ealgodón, producto fundamental para lndustria manufacturera de entonces

América, fuente de riqueza no solo parEspaña y Portugal, sino indirectamentpara todo el occidente y centro dEuropa, se perdió de una vez parsiempre, y otros mercados mundialequedaron prácticamente imposibilitadopara los negociantes continentales. Fu

así como Europa, ya empobrecida porevoluciones y guerras, se empobreciodavía más. La economía francesa

después de un leve auge, reanudó s

decadencia hacia 1810.Por el contrario, Gran Bretaña, aunqu

sufrió las consecuencias del bloqueo —sobre todo en el abastecimiento d



granos, de que era deficitaria— prontcompensó las pérdidas de su comercicon el Continente mediante u

ncremento de sus intercambios con eresto del mundo. Es este precisamente emomento de la decisiva consagración dnglaterra como gran potencia industria marítima. Puede parecer extraño qu

un país de apenas doce millones dhabitantes (frente a los veintisiete d

Francia), incapaz de autoabastecerse dsubsistencias y con el ejército más débide todas las potencias europeas, fuercapaz no solo de conjurar los efectos de

bloqueo, sino de alcanzar la victorifinal. Hay que tener en cuenta, posupuesto, la enemiga de muchoeuropeos a Napoleón y el hecho de qu



el bloqueo continental no fuera nunccompleto, ni mucho menos. Pero lclave del éxito británico radica en s

dominio de los mares, mientras lapotencias continentales se dedicaban despedazarse entre sí. Gran Bretañnunca tuvo que sufrir los efectodirectos de la guerra, y pudo permitirsel lujo de mantener un pequeño ejércitoEn cambio, la política mundial l

permitió encontrar mercados eAmérica, en Sudáfrica, en la India.A su gran capacidad comercial e

preciso unir un desarrollo industrial si

precedentes. Los ingleses de fines desiglo XVIII y comienzos del XIX estálenos de iniciativas, inventan método

nuevos de hilaturas o tejidos, y co



evidente sentido del riesgo —muchoquebraron, pero el conjunto marchadelante— se lanzaron a la aventura d

a inversión. Y se encontraron, ademáscon gentes enriquecidas que confiabaen ellos y les concedieron los créditonecesarios para la que la emprespudiera cuando menos ensayarse. Sieste doble espíritu de iniciativa —el denventor-fabricante y el del soci

capitalista— difícilmente puedexplicarse la primera revolucióndustrial británica. Ahora bien, si ya e

el último tercio del siglo XVIII Gra

Bretaña se había transformado en lprimera potencia del mundo en lmanufactura del algodón y de la lanamás importancia, tiende a darse hoy



como ha hecho ver Morazé, al segundcapítulo de la Revolución Industrial, eque toma como elementos fundamentale

el carbón y el hierro. Es esta segundforma de industria la que moviliza máhombres y capitales, y la que acabarransformando el mundo. Y esta segunda más decisiva revolución es la qu

comienza a operarse en Gran Bretañusto por los años de las guerra

napoleónicas.La máquina de vapor, simbiosis decarbón y el hierro, revolucionó todos losistemas mecánicos, tanto de trabaj

como de transporte, y ayudó comningún otro ingenio humano al trabajdel hombre. En 1805 se botó al agua eprimer barco de vapor. En 1806 s



nstaló en Manchester la primera fábricmovida por máquinas de vapor. En 1810había ya en Gran Bretaña 222 alto

hornos, en los que el excelente carbóde hulla de los Midlands permitíobtener hierro fundido de la mejocalidad. Mientras el Continente sdebatía en continuas guerras, GraBretaña se enriquecía, conquistabnuevos mercados exteriores, importab

materias primas vedadas a los europeo ponía las bases de un imperio mundial

Los errores y la caída de Napoleón

La paz de Tilsit, en 1807, había puestoas bases de un nuevo equilibrio. Per

era difícil que las ambiciones de los do



mperios, el occidental de Napoleón y eoriental de Alejandro I no rompiesearde o temprano aquel equilibrio. Par

el corso, la posesión de Constantinopl los Estrechos turcos era sagrada

aunque no había llegado todavía eiempo de agenciarse aquelloerritorios de tan alto valor estratégic«Constantinopla es la llave de

mundo»); ¿y si mientras Napoleó

buscaba otros objetivos en EuropAlejandro se le adelantaba? De todaformas, ¿no sería posible que Rusia, cosu inmenso potencial demográfico

acabase por ser la primera potencia demundo si no se la detenía a tiempo? Eproblema de Napoleón era que no podídarse descanso si quería mantene



perpetuamente su posición hegemónica.Tres errores cometió entre 1808

1812 que acarrearían al cabo su ruina

El primero fue la Intervención dEspaña, en 1808: donde la disputa poa corona entre Carlos IV y su hij

Fernando VII le llevó a actuar dárbitro, según su costumbre; y en ugolpe de audacia, que no supuso difíciconcibió la idea de convertir al país e

un nuevo satélite: el rey de España nsería Carlos ni Fernando, sino JosBonaparte, hermano mayor deEmperador. Pero si los reyes resultaro

manejables, los españoles no ssometieron a tales manejos. La batallde Bailén (julio, 1808) fue la primerderrota de un ejército napoleónico. Y



pese a la entrada en la Península de toda Grande Armée, la defensa española

unidos miliares y civiles en un concept

nuevo de «guerra total», hizo la vidmposible a los invasores. La de Españ

fue la única guerra permanente (18081814) de la época napoleónica, supondría un desgaste irreparable paros ejércitos franceses.El segundo error fue la invasión de lo

Estados Pontificios en 1809, con epretexto de que el papa no se avenía abloqueo continental. Pío VII no se plega las exigencias de Napoleón y fu

levado a Fontainebleau. Él corso queríconvertir a París en centró de 1a Iglesiapretensión a la que nadie se prestó. Ldea de reunir un Concilio fracas



estrepitosamente. El papa vivió en edestierro hasta la caída de Napoleón, sidoblegarse en ningún momento. E

emperador quedó en evidencia y perdisimpatías en la misma Francia.

El tercer error fue, más que lnvasión de Rusia (1812), a la vista da creciente tirantez entre los do

colosos, la idea de convertir aquellguerra en una cruzada contra las «horda

orientales». Si Napoleón creía quuniendo en un gran ejército tropas dodos los países europeos, unía

Europa, estaba completament

equivocado, y más en una época en qusu simpatía en el continente era cada vemenor. En la campaña rusa participaroropas de veinte naciones perteneciente



al Sistema Continental, muchas de ellade mala gana. La equivocacióconsistió, además, en pensar que u

erritorio inmenso solo podía seconquistado por un ejército inmensoAquel enorme conglomerado de 670.00hombres, el mayor de los tiempomodernos, no podía ser dirigido coeficacia ni con sincronización dmovimientos, aparte de las enorme

dificultades logísticas que spresentaban para avituallarlo. Por otrparte, los rusos, inteligentemente, sretiraron sin ofrecer ocasión a un

batalla decisiva, pero procurando ganaiempo, esto es, dejando llegar envierno. Napoleón entró en Moscú

pero de nada le sirvió la conquista



porque la ciudad fue incendiada destruida por los propios rusos.

Napoleón ordenó retirada cuando y

era tarde, hostilizado por las tropaenemigas y un pueblo ruso en armas. Sestaba consagrando la «revuelta de lopueblos», iniciada ya cuatro años anteen España. La nieve, los pantanos y losabotajes provocaron más bajas que epropio ejército ruso. La fuerza y l

moral de Napoleón estaban ya agotadacuando en 1813 se formalizó la últimcoalición. La colosal batalla de Leipzio «batalla de las naciones», quedó aú

ndecisa, pero el emperador hubo dretirarse a Francia, donde, acosado povarias fronteras a la vez —y yabandonado de muchos franceses—



hubo de rendirse para ser trasladado a lsla de Elba como soberano de u

diminuto reino (1814). Todavía hubo un

último intento napoleónico, el llamad«imperio de los Cien Días» —1815—aprovechando las disidencias eFrancia. Napoleón, que fiel a scostumbre, avanzó sobre Bélgica paraislar a británicos de prusianos, fue siembargo sorprendido por ambos e

Waterloo, y enviado prisionero a la islade Santa Elena, en el centro deAtlántico, donde terminaría sus días e1821. Con la caída de Napoleó

riunfaban dos elementos tacontrapuestos como el Antiguo Régime los nacionalismos románticos.



4. LA EMANCIPACIÓNDE

HISPANOAMÉRICA

La revolución, que había iniciado sciclo en América, cerraría ese ciclo eAmérica. Era lógico que lndependencia de Estados Unidos, desd

fines del siglo XVIII, alentara la de loerritorios dependientes de España Portugal (no tanto la del Canadáarrebatado por los ingleses a Francia

sometido a ocupación militar, y con unpoblación muy débil). Cierto que lacondiciones de los paíseberoamericanos no eran las mismas qu



as de los anglosajones. La Américespañola no estaba formada por unsociedad de colonos, pertenecientes cas

odos a una sola clase, sino por ucomplejísimo conglomerado étnicodistribuido además sobre un territorique iba de California a Patagoniasumamente diversificado por lgeografía y los climas. Era un hecho quendría singular importancia en e

reparto de poderes resultante de umovimiento emancipador.Estos territorios estaban habitados po

unos 17 millones de hombres, de los qu

solo unos 4 eran blancos. Los demápodían ser indios, mestizos —los mánumerosos—, negros o mulatos. Emuchas partes, y especialmente en lo



virreinatos nuevos —Nueva Granada Río de la Plata—, creados en el siglXVIII, florecía una burguesía comercia

criolla, muy influyente, y no siemprbien avenida con la de origepeninsular, también establecida en loprincipales puertos. América españolhabía prosperado en la centuria de laLuces, mediante un tráfico cada vez mántenso con Europa, y contaba co

familias acomodadas y cultas, a la alturde las del Viejo Continente. Pero estaclases florecientes pensaban qupodrían alcanzar una prosperidad au

mayor con un régimen de independenciaque les permitiera comerciar no solcon España, sino con el resto del mundoA este deseo se unía la proliferación d



as ideas de libertad que ya ibaganándose a todas las clasedistinguidas de Occidente.

Por si ello fuera poco, en el siglXVIII se había operado lo que J. Lynclama «la segunda conquista d

América». La expresión, probablementeno es acertada, pero responde al pruritde los políticos españoles dracionalización y centralización

déntico al operado en la Península. Screaron dos nuevos virreinatosnumerosas intendencias, y una frondosburocracia, eficaz, pero exigente, s

desparramó por todo el continenteQuizá lo más decisorio fuera lsustitución del funcionariado criollo poel de origen peninsular, tal vez mejo



preparado en las técnicas de ladministración, pero que venía a quitaos puestos a los nacidos en América

Ya a fines del siglo XVIII o principiodel XIX se iniciaron los primeromovimientos secesionistas —entre elloos Comuneros del Socorro , Nariño

Gual, Miranda—, fácilmente sofocadospero que a los ojos de los americanodieron especial gloria a lo

«precursores».

La época de las Juntas

Pero el hecho que vino a cambiaradicalmente la situación fue la invasióde España por las tropas napoleónicas

Así como en la Península se habí



formado una Junta Central, también emuchas capitales de América sconstituyeron Juntas, teóricament

españolistas, que no obedecieron al rentruso de Madrid. Gran parte de ella

se titularon «Juntas defensoras de loderechos de Fernando VII». No está bieexplicado el mecanismo mediante ecual estas Juntas pasaron despañolistas a independentistas. En tod

caso, este cambio se opera entre loaños 1808 y 1810.La emancipación de la Améric

española es un hecho muy complicado

Aparte la heterogénea composición daquellas sociedades, entre los residenteblancos había realistas españolistasrealistas independentistas, liberale



españolistas y liberalendependentistas. Al fin fueron estos, eos que se juntaban el número y l

nfluencia, los que se impusieron.—En Caracas, aunque la Junta actuab

eóricamente en nombre de FemandVII, uno de los principales patriciosSimón Bolívar, pidió una Constitución una Declaración de Derechos. PerdiCaracas ante las tropas del españolist

Monteverde, aunque la recuperó e1813. En la cuenca del Orinoco, otrespañolista, Boves, levantó a lolaneros, que pusieron en serio peligr

a independencia venezolana, recuperaron Caracas, mientras Bolívadeclaraba la «guerra a muerte». Eraquella una guerra civil más que otr



cosa, en la que se discutían principios ntereses muy distintos. Mientras tanto

aparecía un nuevo foco independiente e

Bogotá, con Nariño.España, agotada por la guerr

napoleónica, apenas pudo enviar e1815 una pequeña fuerza de 10.00hombres, mandada por el generaMorillo. Se trataba, sin embargo, dropas entrenadas, que venciero

fácilmente a Bolívar, el cual tuvo qurefugiarse en Jamaica, apoyado por longleses.

—En Chile había una sociedad má

homogénea en lo racial, con uno500.000 blancos y solo 100.000 indiospero con un reparto muy desigual dfortunas, por la existencia de grande



hacendados. Grupos ilustrados, mánumerosos, aunque menos ricosmprimieron el giro de la Junta hacia l

formación de una «Patria Nueva», baja dirección de Bernardo O’Higgins

Pero la lucha entre españolistas ndependentistas —no siempre violent

— tardó bastante en decidirse. Cuanda predominaban los segundos, el virre

de Perú. Abascal, envió tropas a Chile

que tomaron Santiago en 1814. Lrebelión parecía dominada.—Lo que hoy constituye Argentina er

ambién una zona de muy clar

predominio de la población blancaBuenos Aires, con 50.000 habitantesera una culta población mercantimientras en el interior eran mayoría lo



hacendados más afincados en las viejaradiciones, a los que, sin embargo, lenteresaba la disposición de amplio

mercados a donde poder exportar suproductos. R. Zorraquín nos pintfelizmente aquella sociedad dfuncionarios, terratenientes comerciantes, relativamente homogéneapero no siempre bien avenida.

Aquí la pugna entre la administració

española más los agentes mercantilepeninsulares, partidarios de mantener emonopolio, y la burguesía criolla qudeseaba el librecambismo, se habí

manifestado desde algún tiempo antesEl golpe definitivo lo dio un pretendidcabildo abierto en Buenos Aires, al qusin embargo no acudió el pueblo, sin



solo un grupo de 251 ciudadanos, qudepusieron al virrey Hidalgo dCisneros, y crearon una Junta presidid

por Cornelio Saavedra. Hubo roces coos territorios del interior, por un lado

más españolistas, por otro opuestos Buenos Aires. En 1816, el Congreso dTucumán consiguió limar diferencias, proclamar la independencia de laProvincias Unidas del Sur, nombre qu

en un principio adoptó la nueva naciónFue entonces cuando comenzó a destacaa figura del general José de San Martín

En España se preparó un Cuerp

Expedicionario de 25.000 hombres, quse esperaba fuesen suficientes parreducir a los rioplatenses, y acabar coel foco más activo entonces, impuls



que podía contribuir de modo decisivo restablecer el control de América. Peroeste Cuerpo se sublevó en la Penínsul

para proclamar la Constitución liberaespañola, y los insurgentes quedaroibres. Desde entonces, la situació

cambió de signo.—El caso de México es un poc

especial. Era un virreinato antiguodonde se había formado una fuert

aristocracia criolla de muchageneraciones, cuya economía se basaben la propiedad. La burguesía comerciaera mucho más débil. Por el contrario, l

mayoría de la población estaba formadpor indios y mestizos. El conjunto daquella sociedad tenía más arraigadaque en otras partes las idea



radicionales, y era más difícil imaginaallí una revolución.

Por eso los primeros intento

secesionistas —si es que lo son siquier— resultan tener un carácter mudistinto, y van más contra la aristocracique contra la dominación española en síEstos primeros intentos son obra dclérigos idealistas. Manuel Hidalgoautor del «Grito de Dolores», era u

párroco culto y tradicional, quencarnaba, según Gómez Rubio, u«modernismo cristiano». Su grito shizo en nombre de Fernando VII y l

Virgen de Guadalupe, pero iba contras estructuras establecidas, y suponí

una guerra civil. Hidalgo logró reuniuna tropa de hasta 100.000 hombres



formada en su mayoría por mestizos ndios, y muy desorganizada. Es mu

difícil precisar lo que quería

exactamente aquellos rebeldes, como nfuera una mayor justicia social. Hidalgse apoderó de una buena parte del paíspero no supo organizarlo y fufácilmente derrotado por las fuerzaregulares.

Parecido fue el movimiento de otr

clérigo, J. M. Morelos, más culto y márealista que Hidalgo. No quiso un gracontingente, sino una buenorganización. También parece que su

deas estaban más cerca de los liberalesaun cuando mantenían principioradicionales, unidos a un parecid

sentido de la igualdad. Tras alguno



éxitos iniciales en el sur del paísMorelos fue vencido y fusilado en 1814El virrey Calleja concedió una amnistí

dominó la situación sin másobresaltos. Todo intento secesionistparecía acabado por entonces.

La época de los libertadores

Hacia 1815-16, la causa de lndependencia de Hispanoamérica, si

encontrarse derrotada ni mucho menosatravesaba un momento de crisis. Co

una metrópoli en mejores condicionepolíticas y económicas —España estabdividida ideológicamente, y arruinadpor la terrible guerra de Independenci

— aquella causa hubiera podid



fracasar por entonces, aunque, vistos lohechos a posteriori, hoy nos parezcrreversible. Sin embargo, es po

aquellos años difíciles cuando entran eacción dos hombres excepcionalesapellidados ambos como El Libertador

Simón Bolívar en el área neogranadina José de San Martín en la rioplatenseComo de costumbre, son los virreinato«nuevos» los que llevan la iniciativa

conducen a la decisión final.Bolívar es el tipo de caudillromántico, genial, impetuoso, demócrat autoritario a un tiempo, y también u

anto soñador. Se le ha queridocomparar con Napoleón, aunque existaentre los dos personajes tantadiferencias como semejanzas. Sa



Martín es más sereno y menoambicioso, y en casi todos los aspectomás moderado; pero también de genia

golpe de vista. Ambos son veneradocomo los artífices principales de libertad de sus pueblos, aunque

desengañados, uno murió en el exilio otro camino de él.

—En Argentina, el Congreso dTucumán había erigido la independenci

de las Provincias Unidas del Sur (epoético nombre de Argentina, alusivo aRío y mar del Plata, es algo posterior)pero lo que allí faltaba era precisament

unión. Vino a galvanizar los ánimos edecidido general San Martín, qucohesionó un bien organizado ejército, en una increíble y quizá absurda travesí



de los Andes, que le hizo perder lmayor parte de sus tropas, cayó sobras escasas fuerzas españolistas d

Chile, y obtuvo una victoria decisiva eChacabuco (1817). Sin deseos daprovecharse personalmente de elladejó a O’Higgins como «director» dChile. Logró nuevas victorias, pero npudo entrar en Perú hasta que contó coa colaboración de Bolívar.

—Este, entretanto, desembarcó dnuevo en Venezuela a fines de 1816, ypudo apoderarse de la cuenca deOrinoco, aunque el español Morillo l

rechazó cuando quiso aproximarse a lcosta de Caracas. Entonces Bolívarompió aquella situación de empatemulando la gesta de San Martín con un



ravesía de los Andes que le permitiócaer sobre la actual Colombia en 1819

o pudo alcanzar, sin embargo, la cost

venezolana, hasta que los nuevopolíticos españoles, tras la revoluciópeninsular de 1820, retiraron a Morill siguieron una política dilatoria. E

1822, Bolívar dominaba todo eerritorio.

Se organizó entonces el asalto a Perú

viejo virreinato y último reductespañolista en América del Sur. Laoperaciones, por entre una escabrosa enorme geografía, se desarrollaron co

cierta lentitud, pero con ventaja casconstante de los insurgentes, que podíacombatir a un enemigo cada vez máaislado e imposibilitado de recibi



refuerzos. Muchas veces —al fin y acabo guerra civil—, se enfrentarocriollos contra criollos. Los dos último

virreyes, Pezuela y La Serna, ofrecierofuerte resistencia. Fue decisiva lbatalla de Ayacucho, en 1824, aunquesubsistieron reductos españolistas hast1826.

Como de costumbre, fue muy distinta historia en México. Aquí, la clas

culta y propietaria había aplastado loalzamientos populares. Pero la políticespañola que siguió a la revolución d1820 —con sus medida

desamortizadoras y antieclesiásticas—movió a un tipo de «independenciconservadora». El general Iturbiderealista vencedor de Hidalgo y Morelo



formuló el Plan de Iguala. sobre labases de «Religión, IndependenciaUnión». En 1822, Iturbide fue aclamad

como Emperador. Pero falto de geniopara conciliar tantos grupos sociales antos ánimos contrapuestos, fu

derrotado por otro general independistaSanta Ana, y fusilado. La Constitucióde 1824 supo conjugar el sentidradicional y católico de los mexicano

con las máximas liberales y de igualdade derechos (no igualdad social).—La suerte de la América español

fue muy distinta de la de la Améric

anglosajona. Separados sus núcleos poenormes distancias, y, más aun, por unremenda variedad social y racia

fueron incapaces de unirse. En van



rató Bolívar de formar la GraColombia de las Guayanas al Chaco. Epaís que quiso llevar su nombre

—Bolivia se separó del resto deconjunto, pronto hizo lo mismo Perú —del que a su vez se desgajó más tardEcuador—, y Colombia y Venezuela semostraron incompatibles entre sFracasó el Congreso de Panamá, e1825, en el que el desengañado Bolíva

proclamó: «hemos conseguido lndependencia a costa de todo ldemás». Con la escisión de larepúblicas centroamericanas, que n

reconocieron la soberanía de loEstados Unidos de México, el conjuntquedó dividido en veinte naciones, quno solo no presenciaron una pront



reconciliación con la madre patriacomo ocurrió entre los Estados Unidos Gran Bretaña, sino que se enfrentaro

frecuentemente entre sí, y vivieron unagitada existencia política en el interior

La dependencia económica pasó dmanos de España a las de Inglaterra, en menor medida a las de EstadoUnidos. Los países hispanoamericanoexportaron materias primas e importaro

productos manufacturados. En lmayoría de los casos, la economídecayó. La producción de platmexicana descendió en una proporció

de 3 a 1, y mayor fue la caída de Perúdel orden de un 4 a 1. Quedó el viejespíritu informante de la culturespañola, y la esperanza, alentada cas



siempre por un ardiente patriotismo, dvivir nuevos días de gloria.

La separación de Brasil

El caso de Brasil, aparte de que s

emancipación se realizó respecto dPortugal, tiene características distintas as del resto de América. La mayo

semejanza —aunque sólo hasta ciertpunto— podría establecerse coMéxico. También allí dominaba unasociedad propietaria y aristocrática

dueña de la producción del azúcar y decafé, más influyente que la burguesínquieta de los puertos. Aparte de londios del interior, existía una ampli

comunidad negra y mulata. Pero l



diferencia fundamental está en lproclamación de un régimen monárquicmperial que, en cambio, com

acabamos de ver, fracasó en México.La causa de este triunfo es bie

sencilla. Cuando la invasiónapoleónica, la familia real portugues—a diferencia de la española— huyó Brasil. Allí Juan VI fue muy bierecibido, estableció una corte cuyo

cargos importantes compartieroportugueses y brasileños, y realizmportantes reformas que mejoraron la

condiciones y la cultura del país. Tan

satisfechos estaban monarca y súbditode aquella situación, que, una veiberado Portugal, Juan VI demoró una

otra vez su regreso a Lisboa. Al fin l



obligó a hacerlo la revolución liberaportuguesa de 1820, inducida por lespañola de meses antes. Juan VI dej

en Brasil como regente a su hijo PedroPero la revolución metropolitana, lmismo que en el caso de Méxicomolestó a los brasileños porquacentuaba el centralismo y lsupeditación a la metrópoli. Larevueltas de 1820-22 llevaron a l

separación de los dos países, con lparticularidad de que el príncipe Pedrse colocó al lado de londependentistas, proclamándos

Protector del Brasil. Siguió una brevguerra civil, en que vencieron lobrasileños, con la inevitable ayuda dnglaterra. Pedro I fue proclamad



Emperador. La Constitución de 1824moderada como la mexicana, mantenísensiblemente el status social, pero co

gualdad ante la ley, un parlamentoelectivo y concesión de derechourídicos. José Bonifacio, principa

artífice de la independencia, fue tambiéel primer ministro de Pedro I. Emperio de Brasil, aunque con frecuente

conmociones, llegó a conocer un extrañ

esplendor, y se mantendría (con PedroI) hasta 1889.



II.

LIBERALISMO,ROMANTICISMO,REVOLUCIÓNINDUSTRIAL(1815-1848)

El periodo que se analiza en estapartado se caracteriza por un avance, a

menos en extensión, de las formas deuevo Régimen, pese al aparent

retroceso inicial que representa l

Restauración. Pero el Nuevo Régime



que informa buena parte del siglo XIXno es, a su vez, una continuación de larealidades revolucionarias, sino, en tod

caso, una manifestación del mismespíritu que había distinguido a lreacción termidoriana: ausencia dradicalismos, selección de los hombredestinados a ejercer el podercoexistencia de distintas clases fortunas, amor a la vida próspera y fáci

espíritu de empresa y progreseconómico, y persistencia de ciertaformas procedentes del AntiguoRégimen, compatibles con el espíritu de

uevo. Todo ello supone la vigencia deun sistema —el liberalismo— queaunque concede derechos civiles a todoos ciudadanos, reserva los derecho



políticos a solo una parte de ellos, lomás preparados. Es, por tanto, unépoca en que, pese a las libertade

conseguidas, siguen gobernando decidiendo en exclusiva las minoríasbien entendido que se trata de minoríapor lo general muy distintas de laantiguas; en tanto que los intereses das masas más numerosas tienden a se

muy poco tenidos en cuenta. De ell

surgirá una «cuestión social» que es hijde dos hechos distintos, perconcomitantes: por un lado, lRevolución Industrial, que multiplica e

fenómeno del proletariado, o clasrabajadora que recibe un estipendi

muy escaso en relación con los bieneque produce; y por otro, l



ncongruencia entre un sistema dibertades, que también bendice lgualdad entre los hombres, y una

situaciones socialmente injustas, quahora resultan mucho máescandalizantes que en la época deAntiguo Régimen.

Esas minorías «nuevas» dominarán eos países liberales de América y de

occidente de Europa, pero tambié

habrá que contar con ellas, pese a quapenas ejercerán un poder político, eEuropa central y aun en parte de loriental. Imponen gustos y estilo

distintos de los antiguos, que ahora, da mano del romanticismo, cambiarán l

mentalidad y el estilo de vida dOccidente; y mediante sus audace



niciativas económicas fomentarán esorprendente proceso de la Revolucióndustrial, destinada a transformar d

manera espectacular el ritmo de vida dos países civilizados, y que dará orige

a nuevas clases y a nuevoplanteamientos sociales.



5. LA RESTAURACIÓN

La caída de Napoleón en (18141815);fue al mismo tiempo, la caída eEuropa del Nuevo Régimen erigido po

a Revolución francesa, que el corshabía pretendido llevar, aunquatenuado, a todas partes. Ahora, lapotencias vencedoras intenta

restablecer la vigencia del AntiguoRégimen bajo un sistema sólido, eDirectorio o «Sistema Metternich». Peren historia nunca cabe una literal vueltatrás. El Antiguo Régimen había perdidoa más esencial de sus cualidades: lntangibilidad. Un Antiguo Régime

restaurado ya no podrá ser, po



definición, un verdadero AntiguoRégimen. La Revolución, ese «segundpecado original de la humanidad», qu

decía De Maistre, haría en adelantposibles, hasta inevitables, nuevarevoluciones.

Los principios y los Congresos

Aunque veinte naciones distintahabían contribuido a derrotar

apoleón, solo los más fuertes de lovencedores formaron parte de

Directorio: Rusia, Austria, Prusia Gran Bretaña, a las que se añadipronto, en hábil maniobra diplomáticde Talleyrand, la restaurada Francia de

os Borbones, sobre la base de que e



enemigo de Europa había sidapoleón, no Francia; y Francia habí

sido, por tanto, la primera víctima d

apoleón. Desde la unión de Francia aconjunto —hacia 1816-1817— se hablde Pentarquía. Se crea así un nuevorden europeo, en que los grandes sunen y los pequeños han de seguir ladirectrices del Directorio. El mayosacrificado fue España, que habí

desempeñado un papel tan importante ea lucha contra Napoleón y en sdefinitivo vencimiento; a la que ahoradeshecha, arruinada y despojada de su

colonias, apenas se la tuvo en cuentaComenzaba el aislamiento de España, ufenómeno característico de casi toda lEdad Contemporánea.



El nuevo Directorio europeo, podefinición, no tenía una cabeza visibleEn aquellos momentos, lo que meno

podía permitirse una potencia eresbozar un intento de hegemonía. Pero ehombre clave fue sin duda el cancilleaustríaco, Clemens Von Metternich, unode los diplomáticos más hábiles dodos los tiempos. El orden europeo qu

resolvió o se mantuvo por obra de un

serie de Congresos, en que Metternicuvo siempre un papel determinantChâtillon, Viena, Soissons, Troppau

Laybach, Verona). Por eso a la Europa

de la Restauración se la llama tambiéa Europa de los Congresos. Se inici

así una nueva época en la historia de larelaciones internacionales en que lo



contactos multilaterales nstitucionalizados predominan sobros bilaterales, sistema que en cierta

aun lejana manera coloca los primerocimientos de las institucioneparaestatales del siglo XX.

Los principios formulados poMetternich y aceptados por las grandepotencias son tres:

a) El principio de legitimidad. La

naciones siguen siendo «propiedad» dsus príncipes. Este principio, que nuncfue considerado al pie de la letraampoco lo fue ahora: se tratab

únicamente de reconocer que lsoberanía del monarca o príncipegítimo es inherente a la propi

soberanía del territorio; de suerte qu



cada trozo de Europa debería volver «pertenecer» a su soberano legítimo, edecir, a la dinastía vigente en e

momento de estallar la Revolución.b) El principio de equilibrio. E

preciso evitar en adelante cualquientento hegemónico. Las nueva

fronteras no deben favoreceespecialmente a ninguna potencieuropea; y si una de ellas pretend

predominar, las demás tienen derecho evitarlo. Todas ellas tratarán de igual agual, resolviendo los contencioso

mediante la discusión razonable po

medio de Congresos, cuyas conclusionevinculan a todos.

c) El principio de intervención. Unrevolución en cualquier país de Europ



es una revolución en Europa, y Europiene el derecho de intervenir parugularla en ese país: las fuerza

encargadas de tal misión tienen hastcierto punto, y por primera vez en lhistoria, un carácter de fuerzmultinacional, que opera en nombre deconjunto.

El Congreso de VienaToda Europa había quedado

rastornada por el vendava

napoleónico. El Congreso de Vien1814-1815), fue el primer acto de lconcertación internacional para dejar lacosas en su sitio. A aquellas reunione

solemnes, amenizadas por suntuosa



fiestas, acudieron los emperadoreFrancisco I de. Austria y Alejandro I deRusia, el rey de Prusia, Federic

Guillermo III, y multitud de pequeñomonarcas, príncipes, plenipotenciarios diplomáticos de todos el continenteEntre ellos destacaban, además dMetternich, el conde Nesselrode enombre Rusia, el eficaz Castlereagh ponglaterra, Hardenberg por Prusia, e

habilísimo Talleyrand por Francia, egriego Capodistria, los alemanes Stein Humboldt, el polaco Czartorisky, eespañol Gómez Labrador y tantos otros

Apenas hubo sesiones plenarias, sí uncantidad casi infinita de reunioneparciales para resolver asuntoconcretos.



El mapa de Europa quedó como e1792, con ligeras modificaciones. Rusise anexionaba Finlandia, y aunqu

Polonia se declaraba independiente, ssoberano sería el zar de Rusia. Austrise quedaba con el sur de Poloniancluida Cracovia, y en Italia mantenía posesión de Lombardía y Venecia

más una especie de protectorado sobraquella península. El papa volvía a su

Estados, lo mismo que los Borbones ápoles; se restituían las pequeñasoberanías de Módena y ToscanaAlemania se reducía a 39 Estados (d

os 300 que había tenido antes de laguerras revolucionarias), circunstancique favorecería su ulterior unificaciónSu cabeza sería Prusia, que adquirí



parte de Renania y Westfalia. Es decirmportantes territorios en el Oeste

Bélgica y Holanda se constituían en u

solo Estado bajo la dinastía de loOrange. y también unificaban Suecia

oruega. A Francia se le respetaronodos sus territorios anteriores a l

Revolución, y desde 1816 se la admitientre los «grandes». Se declaraba libertad de navegación por todos lo

ríos europeos, en un primer intento dmancomunación general.Alejandro I, ambicioso, soñador

desconcertante —padecía frecuente

depresiones— insinuó ciertos deseos derigirse en cabeza del nuevo sistema, aun tal vez pudo imaginársele el mácaracterizado sucesor de Napoleón



Metternich supo detener supretensiones europeas, encaminándolo vagas cruzadas asiáticas, o antiturcas

siempre que respetara a ConstantinoplaObra del idealista Alejandro fue l«Santa Alianza», compromiso de todoos reinos de Europa para la defensa da paz y de los valores cristianos. N

falta quien haya querido ver en la SantAlianza un instrumento para e

mperialismo de Rusia, mientras lvisión tópica la traduce por ucompromiso antiliberal. En realidad, como ha dejado en claro Bertier d

Sauvigny, no fue más que un papemojado, fruto del extraño misticismo deemperador ruso, pero carente defectividad alguna. Todas las accione



europeas de las potencias se realizaroen nombre de la Cuádruple Alianzauego de la Pentarquía (incluid

Francia); nunca en nombre de una SantAlianza que jamás existió, pese a leyenda forjada por la historiografí

romántica liberal.

El ciclo revolucionario de 1820

Las ideas revolucionarias no eran tafáciles de dominar como los EstadosEntre 1815 y 1821 proliferaron la

conspiraciones, obra casi siempre dntelectuales o de militares —o dpersonas de los dos grupos unidas en lempresa—. A unos inspiraban las ideas

a otros impulsaba también su precari



situación económica. Muchos daquellos militares se encontraban en lreserva, innecesarios ya después de la

guerras napoleónicas. Por otra partenunca como entonces abundaron uvieron una finalidad conspiradora ta

decidida las sociedades secretas: lomasones, carbonarios y Amis de l

iberté en Francia; masones comuneros en España; carbonarios

adelfi y federati en Italia; el Sinedrio ePortugal, la Hetaira en Grecia. El afáconspirador, lleno de iniciaciones ritos misteriosos, de juramento

sagrados de guardar secreto, tiene ymucho que ver con el nuevo espíritromántico que estaba despuntando.

En Francia fracasaron las intentona



conspiradoras del Bazar, de Didier, deBerton o de los Cuatro Sargentos de LRochelle; y en Alemania la

conjuraciones, obra sobre todo dntelectuales y estudiantes, sin duda má

especulativas que prácticas, fuerodescubiertas apenas iniciadasMetternich reunió el congreso dCarlsbad, y el orden del AntiguoRégimen quedó asegurado por larg

iempo en el espacio germánico.En España, las conspiraciones fueromuy numerosas (Mina, Porlier, eTriángulo, Torrijos, Lacy, Polo, Vidal)

pero todas fracasaron hasta que en 182a conjunción de las logias gaditanas coos independentistas del Río de la Platogró que el Ejército Expedicionario d



Ultramar, en vez de embarcar rumbo América, se sublevara proclamando lConstitución liberal elaborada och

años antes por las Cortes de Cádiz, suprimida a su regreso por FernandVII. Así, el efecto de la revoluciónespañola de 1820 fue doble: lconsagración ya sin contestación posiblde la independencia sudamericana y ecambio de régimen en España. Españ

se convertía así en el único país liberade Europa, y con ello en asilo drefugiados y aliento de otrarevoluciones.

En Portugal, se sublevaron en agostde 1820 el general Gomes Freire y otromilitares, que obligaron a Juan VI regresar de Brasil, y proclamaron un



Constitución calcada de la española, etalia, la sublevación estalló en Nápole1820) bajo la dirección del genera

Pepe, y en Piamonte (l821), donde edubitativo monarca, Víctor Manuel Ihubo de abdicar en su hermano CarloFélix. En ambos países se adoptambién la Constitución española. Y en

Grecia la revolución liberal fue amismo tiempo un movimiento d

emancipación respecto del imperiurco. Un caudillo romántico, Ypsilantise apoderó en 1821 de Morea y en 1822dueño ya de buena parte de Grecia, s

reunió el Congreso de Epidauro, quredactaría la primera Constitución depaís heleno.

Los hechos ocurrieron con algú



retraso en Rusia, obra en su mayor partde oficiales que habían estado eFrancia en la época final de las guerra

napoleónicas, y se habían afiliado sociedades secretas. En 1820 fracasuna intentona dirigida por el coroneSchwarz. Pero en 1825, al moriAlejandro I sin hijos, se planteó upleito sucesorio entre sus hermano

icolás y Constantino. El primero tení

más derechos, pero el segundo era máiberal, y en su favor se levantaroalgunos regimientos al grito dConstantino y Constitución (bien e

verdad que los soldados creían quConstitución era la mujer dConstantino). Pero este príncipeemeroso de las consecuencias d



aquella revolución, y no deseoso de unguerra civil, se negó a aceptar el poder Nicolás I, al subir al trono, castigó

os sediciosos con mano dura.El ciclo revolucionario de 1820

aunque circunscrito a focos mudeterminados, puso en peligro el ordedel Congreso de Viena. La maquinarideada por Metternich funcionó. Lo

congresos de Troppau y Laybac

dejaron las manos libres a Austria parrestablecer el orden en Italia, y tantPiamonte como Nápoles volvieron aAntiguo Régimen. Más importante era e

foco español. España era el único paíiberal en la Europa de 1822, y, lo qu

era más peligroso para la Pentarquíaaglutinaba a liberales de todas la



procedencias, que allí se habíarefugiado y mantenían una actitumilitante: italianos, franceses

portugueses, alemanes. Se formó unLegión Europea, que soñaba con llevaa República a todo el continente.

Para resolver el problema español sreunió un Congreso más laborioso, el dVerona, en 1822. Los ingleses seopusieron .a una intervención directa (n

es interesaba una España fuerte qupudiera detener la emancipacióhispanoamericana), Austria se negó conceder esta misión a los rusos que s

comprometían a trasladar hasta umillón de hombres por toda Europpeligro), y al fin se decidió encomendaa operación a los franceses, y



ntegrados en la Pentarquía.Fue así como se formo un ejércit

francés —los Cien Mil Hijos de Sa

Luis—, que entraría en España enombre no de Francia, sino deDirectorio en general. Se temía ufracaso de la expedición como habíocurrido en los tiempos napoleónicosen realidad, Francia se jugaba mucho eel envite, y no faltaba quien pensara e

una guerra interminable. Pero esta veos españoles, en su mayoría realistasacogieron con gusto a los irruptores, repusieron en su plena soberanía

Fernando VII.EL ciclo revolucionario de 1820

fracasó en todas partes, excepto eGrecia, país que quedó neutralizado po



os mutuos recelos de Rusia y AustriaLos griegos fueron aplastados eMisolonghi, en 1824, pero nueva

sublevaciones darían lugar a una largguerra hasta que la independencia dGrecia tuvo que ser reconocida por lourcos en 1830.

Ahora bien: el sistema europeo, partir del Congreso de Verona, empezóa resentirse. Austria y Rusia tenía

ntereses contrapuestos en los Balcanese Inglaterra, con su oposición a lntervención en España, comenzó s

progresiva separación de los paíse

absolutistas. También hasta cierto puntoa Francia de Luis XVIII, que con u

régimen de carta otorgada y uparlamento moderado, buscaba u



equilibrio entre el Antiguo y el NuevoRégimen. «Me habéis entregado doFrancias —había dicho Luis XVIII a

aceptar la corona—: mi deber consistiren hacer de ellas una sola». También longleses tenían un régime

parlamentario, y avanzaban, sirevolución, por ese camino. Ladiferencias con las «Potencias de

orte», como se llamó a Rusia, Prusia

Austria, se hacían notar cada vez másLa Pentarquía perdía virtualidad. Siembargo, el equilibrio del mapa dEuropa que se había conseguido en e

Congreso de Viena se mantendría poespacio de cincuenta años.



El «cierre de la frontera» y la crisieconómica

La emancipación de América significóuna disminución o hasta un cese dcontactos con Europa. Hasta entonces, eAtlántico había sido el Mediterráneo da Edad Moderna, el mar del tráfico, da riqueza, y de la civilización. L

separación de las orillas por l

existencia de soberanías independiente—y a veces no reconocidas—representa para C. Webb «el cierre de lfrontera» de Europa, que hasta entonce

había vivido asomada al Atlántico pendiente del Atlántico. Ambas orillaenían economías complementarias, y d

esa complementariedad se había



aprovechado unos y otros.El «cierre de la frontera» contribuyó

prolongar en cierto modo el aislamient

de Europa, vivido ya en los tiempos desistema continental napoleónico. A lafalta de exportaciones de productomanufacturados al Nuevo Mundo se una escasez de metal precioso, ya que la

minas continentales no eran suficientepara proporcionarlo, y durante tre

siglos Europa había acuñadfundamentalmente oro y platprocedentes de América. Lconsecuencia es un descenso de precio

—por falta de dinero circulante—dificultades en el crédito, exceso dproducción agrícola, ahora que grandesumas han sido «enterradas» en form



de propiedad (Francia y Prusia, sobrodo), escasez de producción industria una reducción del volumen de lo

ntercambios. En suma, una fase B o destancamiento con deflación, qualcanzó de Portugal a Rusia. Loeuropeos tenían que resarcirse de laduras e interminables guerrarevolucionarias y napoleónicas. Npasaban hambre, pero la bajada de lo

precios no estimulaba la inversión y poanto frenaba el desarrollo.La excepción, ya lo sabemos, fue Gra

Bretaña, que, precisamente gracias a

bloqueo, conquistó nuevos mercadoultramarinos, mejoró su produccióndustrial y vivió, sobre todo después d

1812, una etapa de plena expansión



Paradójicamente, muchos inglesepudieron pasar hambre, debido a la«corn laws» o leyes que prohibían l

mportación de trigo, para estimular lproducción propia: aquí los preciosubieron, y como los salarios, debido a competencia de las casas industriales

se mantuvieron bajos, hubo descontent abundantes desórdenes; pero no un

alianza, como había ocurrido en Francia

entre elementos de la burguesía y masade trabajadores; con lo que unrevolución en sentido estricto era mudifícil que tuviera lugar. Lo que deseab

a burguesía era una mayorepresentación en la Cámara de loComunes, que a su debido tiempo se lconcedería; Inglaterra siempre prefería



para su fortuna, la vía de la evolución a de la revolución. Con un mu

aceptable equilibrio político y un

enorme iniciativa en los sectorendustrial y comercial, estaba po

aquellos años poniendo las bases de sextraordinaria prosperidad en el siglXIX.

Tampoco toda América se beneficiódel «cierre de la frontera». Los qu

vivieron una mayor prosperidad fueroos Estados Unidos, precisamentporque mantuvieron sus intercambiocon los británicos. El president

Washington unificó el país, y aunrespetando la condición de los Estadosestableció una capital federal —qulevaría su nombre—, un Banco federa



una moneda única, el dólar. Se crearonos nuevos Estados de Vermont

Kentucky y Tennesee. Sus sucesores —

Madison, Jefferson, Adams—, fueromenos centralistas pero sproteccionistas, para favorecer edespliegue industrial. Los americanos sextendieron hasta el MissisipCompraron la Luisiana a Francia Florida a España —por cinco millone

de dólares— y crearon luego nuevoEstados, como Indiana, Illinois Alabama. El presidente Monroe, aiempo que lanzaba en 1820 el esloga

de «América para los americanos» —sobre todo contra la presencia español—, insinuaba una doble interpretacióde esa frase (América para lo



norteamericanos), aumentando ecomercio con las excolonias españolase intentando influir en ellas, sin otr

competidor que la Gran Bretaña.Argentina salió bastante bien librada

vendiendo materias primas a longleses y comprándoles género

manufacturados (es decir, sustituyendouna dependencia por otra), aunquprácticamente todos los países, sujetos

continuas convulsiones, sin uniesfuerzos entre sí, vivieron añoazarosos, y solo pudieron encontrar unprecaria paz a costa de regímene

autoritarios o hasta dictatoriales, comos de Rosas en Argentina, Portales e

Chile, el doctor Francia en ParaguayPáez en Venezuela o el general Santa



Ana en México.



6. LASREVOLUCIONES DE

1830Y EL LIBERALISMOHISTÓRICO

El ciclo revolucionario de 1830 fumás operativo que el de 1820. No sólmplantó el Nuevo Régimen —

definitivamente— en varios paísemportantes, sino que señaló la

directrices políticas que éste habría dadoptar durante buena parte del siglXIX: directrices que solo parcialmentderivan de la Revolución inicial,

cuyas formas más características s



dibujan en este nuevo ciclo; y que sbasan en un nuevo orden social político, caracterizado por e

predominio de la burguesía y en generade las clases medias acomodadas. Daquí que muchos de los elementos que sha dicho que procedían del ciclrevolucionario de 1789 (por ejemploaRevolución Industrial, que en absolut

fue propiciada por aquella revolució

política), deriven en cambio del ciclo d1830.

La revolución en Francia

Luis XVIII había regido en Francicon un sistema intermedio, en que, si

renunciar a los presupuestos de l



realeza, permitió unas cuantaconquistas de la Revolución. Concediuna carta otorgada (constitución hech

por el propio poder real y no por unasamblea representativa); reunió uncámara electiva con un cierto grado dibertad, y procuró un equilibrio entre l

antiguo y lo nuevo. Su hermano sucesor, Carlos X, quiso en cambioregresar al Antiguo Régimen con toda

sus consecuencias. Se opuso a lCámara, restableció en todo su poder a nobleza antigua e impuso un tributo d

30 millones de francos anuales par

resarcirla de las incautaciones y dañode que había sido objeto.

No era el momento de volver atrás. Lsociedad francesa había evolucionado



os elementos que se habían beneficiadde la revolución y del régimenapoleónico no estaban dispuestos

ceder en sus intereses, y las ideaiberales se habían seguido extendiendo

En vano Carlos X disolvió la cámarque había emitido un voto de censurcontra el gobierno de Polignac, promulgó decretos de gran dureza. Eulio de 1830 se produjeron revuelta

sangrientas, y el monarca se viprecisado a huir a Londres. El reinadde los Borbones se había terminado parsiempre en Francia.

E1 héroe de aquellas jornadas, egeneral La Fayette, y muchorevolucionarios, soñaban con urégimen republicano. Pero la buen



burguesía impuso un criterio moderadoque iba a definir en adelante las líneamaestras del liberalismo históricoy un

monarquía constitucional y una cámarelegida por sufragio restringido, dsuerte que solo tendrían voto lociudadanos mejor situadoeconómicamente. Luis Felipe dOrleans, príncipe que ya se hdistinguido por sus ideas liberales, fu

el perfecto «rey burgués», que vestícomo un caballero de buen tono paseaba cortésmente por los CampoElíseos. La bandera revolucionari

ricolor pasó de nuevo a ser la enseñfrancesa.

Una serie de políticos y pensadoresGuizot, Royer, Collard, Broglie



Rémusat, difundieron las ideas dedoctrinarismo liberal, que concedíderechos civiles a todos los ciudadanos

pero los derechos políticos —elegir ser elegido— quedaban restringidos os más capacitados, en función de ldea de que «es mejor para todos e

gobierno de los mejores que el gobiernde todos». Por lo general, los «mejoresresultaron ser los más ricos.

Se reformó la Carta y se amplió enúmero de ciudadanos con derecho avoto, aunque siempre con notablrestricción.

Los intereses de la burguesía dnegocios se vieron favorecidas, y aamparo de aquel nuevo ambiente, locapitales salieron de sus escondrijos



comenzó un amplio movimiento dnversiones y se inicio en Francia e

proceso de Revolución Industrial

Guizot, conservador, puritano y bueeórico —aunque no siempre con e

adecuado golpe de vista ante lasituaciones concretas— y Thiers, máiberal y más práctico, se turnaron en e

poder, dentro de un ambiente en generapróspero y risueño entre 1830 y 1848.

Los cambios en el resto de Europa

El ejemplo francés cundirápidamente por otros países decontinente, de acuerdo con esfisonomía mimética del «cicl

revolucionario» tan propia de la primer



mitad del siglo XIX. En cuanto lrevolución estalla en un país, otropaíses le secundan, a veces mediant

acuerdos secretos entre revolucionariospero con frecuencia por simple afán dmitar el ejemplo del vecino. Lontentos de proclamar el Nuevo Régimeriunfan de una u otra forma en Europ

occidental, y fracasan en Europa centra Oriental, donde, sin embargo, tampoc

se puede ignorar ya la nueva situación.En Bélgica estalló la revolución eagosto de 1830: tuvo un caráctendependentista y liberal al mism

iempo. Bélgica, como se ha dichohabía quedado vinculada a Holanddesde el Congreso de Viena (intento dun fuerte estado-tapón entre Francia



Alemania). Pero la unión era artificiapor la diferencia de lenguas, religiones culturas entre los dos países. Bélgica

más industrializada que la agrícolHolanda, se beneficiabeconómicamente de la unión, pero teníque soportar el autoritarismo dGuillermo I de Orange. Católicosburgueses, francófonos, los belgas sevantaron contra el dominio holandés

ayudados por Francia. Estuvo a punto destallar una guerra europea, pero GraBretaña, partidaria también de lndependencia belga (pero no de s

supeditación a Francia), logró unreunión internacional en que sreconoció a Bélgica como monarquíconstitucional, cuyo nuevo rey serí



Leopoldo de Sajonia-Coburgo. Laestrechas relaciones con Gran Bretañfacilitaron la rápida y espectacula

ndustrialización de Bélgica, el primepaís de continente que en este aspecto spuso a la altura de los ingleses.

En Suiza hubo también una revolucióque derribó el poder de los grandeseñores y convirtió al país en unrepública federal. Varios estado

europeos vieron con desconfianza urégimen republicano en el corazón decontinente; pero Suiza mostró desde eprimer momento sus tradiciones má

características: no participación en lpolítica internacional, eterna neutralidaante las alianzas y contraalianzaeuropeas, principios pacíficos y d



convivencia entre razas, culturas religiones, con un régimen mudescentralizado y un Estado muy débil

características que la seguiríadistinguiendo durante toda la EdaContemporánea.

Otros países cambiaron de régimen dmanera pacífica. Gran Bretaña fupasando a las formas del liberalismmediante reformas sin traumas (par

Canning, «la política es el arte de hacereformas para evitar revoluciones»). Epaís ya tenía de antiguo un régimeparlamentario, aunque el monarc

gozaba de amplias atribucionesEjercida la soberanía desde 1830 por eflexible Guillermo IV, y dirigido egobierno por políticos inteligentes



como Peel y Palmerston, se fuconcediendo progresiva influencia en lvida política a la burguesía, que s

estaba enriqueciendo con la Revolucióndustrial y el dominio de los mares,

expensas de la antigua noblezerrateniente que, no obstante, sigui

poseyendo un notable influjo, y saficionó también a los negocios. La leelectora de 1832, que permitía un

amplia entrada de la burguesía en lCámara de los Comunes, puede decirsque fue ella la qué dio lugar a lransición política de Inglaterra a

iberalismo.En España, el paso se dio también —

nicialmente— sin necesidad de unrevolución expresa. Fernando VI



dispuso por una Pragmática Sanción lposibilidad de una sucesión femeninapara que pudiera heredarle su hija Isabe

I, a la que apoyaban los liberales, evez del hermano del rey, don Carlos, equien tenían depositadas sus esperanzaos realistas. El cambio se debió, pues

a una decisión desde arriba. Eso sí, locarlistas no acataron la Pragmática, y snició una guerra civil (1833-1839)

que, con ayuda del ejército, acabaroganando los liberales. La propia guerrapresuró la imposición del liberalismen el campo isabelino, y el triunfo de l

causa de Isabel lo fue así también decambio político. Otro tanto ocurrió ePortugal, donde hubo un paralelconflicto dinástico entre doña María d



a Gloria, símbolo de los liberales apoyada por Inglaterra y por España, el absolutista don Miguel.

Por el contrario, fracasaron todos lontentos en Europa central y oriental. E

algunos estados alemanes, se registrarodesórdenes que aconsejaron determinados pequeños soberanoconceder una Constitución o ciertaibertades en 1830; pero en 183

Metternich logró una reunión conjunta da Confederación Germánica (3Estados), que echó por tierra gran partde aquellas reformas. Algo por el estilo

ocurrió en algunos estados italianoscomo Parma, Modena y Romana, dondos movimientos fueron sofocados poos austríacos. En Polonia, la revolució



adquirió caracteres muy amplios, hastconseguir derrocar la soberanía del zade Rusia como rey de aquel país, y s

organizó un ministerio patriota, qucelebró demasiado pronto lndependencia. Las divisiones de lo

propios sublevados hicieron difícil eestablecimiento de un poder estable, pronto intervinieron con todo su enormpeso las tropas rusas, que acabaron co

oda resistencia. Polonia quedó peor do que había estado, pues perdió sautonomía y fue anexionada al imperizarista. El heroísmo polaco conmovió

Europa, pero en aras del equilibrinternacional, las demás potencias nntervinieron. En cambio, los inglese

favorecieron la independencia griega, e



contra de los intereses, a su veencontrados, de Turquía y. Rusia. A estedifícil equilibrio debió Grecia s

ndependencia.En suma, las revoluciones de 183

cambiaron el régimen de los países dEuropa occidental y no hicieron lmismo en el resto. De pronto, aparecíaenfrentadas la Cuádruple AlianzInglaterra, Francia, España, Portugal

con la Triple o Potencias del NortAustria, Rusia y Prusia), qumantuvieron el autoritarismo regio esus territorios y los de su entorno. No s

legó, sin embargo, a la menoconfrontación. Las diferencias políticodeológicas ya no eran, como en 1800

causa de una guerra. Había caído e



sistema Metternich, pero no el propiMetternich, ni el sentido del equilibrieuropeo, nacido del Congreso de Viena

El liberalismo ya no era una doctrinradical como podía entenderse eiempos de la revolución francesa, y n

abrigaba, como tal doctrina, propósitoexpansionistas o vocaciones universalesalvo en reducidos grupos). Por otr

parte, nos equivocaríamos s

pensáramos en la total pervivencia deAntiguo Régimen en Europa CentraTanto en el orden social —laemergencia de la burguesía— como e

el económico —los inicios de lrevolución Industrial— o el intelectua—la Universidad, las manifestaciones gustos románticos— nos demuestran qu



a parte más desarrollada y civilizada dEuropa ha entrado ya en otra era. Solos dos grandes imperios de Europ

oriental, el ruso y el turco, mantuvierocasi incólumes las formas propias eAntiguo Régimen.

El liberalismo

Por lo que acaba de exponerse, ehecho de que los enfrentamientodeológicos no fuesen agónicos com

una generación antes es consecuencia d

dos factores, ambos influyentes entr1830 y 1848. Por un lado está uprincipio de equilibrio, que unos y otroienden a respetar, como más important

que las diferencias que separan a estos



aquellos; y por otro, el ya citaddebilitamiento de las discrepanciadeológicas. A las potencias liberales ya

no les escandaliza un Antiguo Régimeque se ha suavizado por obra de lacorrientes de los tiempos; y a laautoritarias, que, para Europa central yno podemos calificar de auténticamentabsolutistas, no les molesta gran cosa uiberalismo que tiene muy poco que ve

con el radicalismo militante de lprimera Revolución. El espíritu d«coexistencia» es una de las claves dque las diferencias ideológicas n

rasciendan en ningún caso al ordenternacional.

Por lo que respecta al liberalismhistórico —expresión que se utiliza par



diferenciarlo del liberalismdemocrático del siglo XX—, convienrecordar de nuevo aquí que dista much

de reconocer la soberanía del pueblo, prefiere un sistema dirigido por laminorías distinguidas. El liberalismhistórico conserva elementos propiodel Antiguo Régimen, como lMonarquía —de un rey que reina, perahora ya no gobierna o apenas gobiern

— y una nobleza que ya no entrañseñorío o privilegio, pero que significodavía distinción y sentid

aristocrático. El parlamento se llena co

una mezcla, ahora no explosiva, dclases altas y medias, en que predomina idea de la «elección de los má

capaces». Las reglas del sufragi



censitario reservan por lo general evoto a los más ricos (si algún no ricaparece en el elenco de los «ciudadano

activos», se trata siempre de untelectual). Tanto Max Weber como

Amintore Fanfani han visto en estdentificación de las gentes adinerada

como las más responsables y dignas unsecuela del pensamiento calvinista, questima que la riqueza es premio a l

virtud, a la prudencia, a la constancia al esfuerzo. Los votantes poseerían sderecho no exactamente por ser máricos, sino por ser más «virtuosos»

Para los efectos es lo mismo: lburguesía de negocios, autora beneficiaria de la Revolución Industrialse encarama a las formas de poder d



mediados del siglo XIX. Pero lcomparte pacíficamente con laristocracia propietaria y también co

una parte de la clase intelectual, que eiempos de agitada dialéctica siempriene mucho que decir.

En efecto: es el liberalismo históricel que consagra la vigencia del partid

olítico como tal. Antes, lorevolucionarios pretendían la unidad d

acción, y castigaban las disidencias discrepancias como un delito contra eespíritu del Nuevo Régimen. Ahora sreconoce que el espíritu del Nuev

Régimen exige el pluralismo —es decirdiversas formas, todas lícitas, dentenderlo— y por tanto consagra esistema de partidos, que disputan entr



sí en los comicios electorales, en eparlamento, en los foros, en la prensaEsta diversidad de partidos contrarrest

en cierto modo la restricción de logrupos sociales encargados de compartiel poder.



7. EL ROMANTICISMO

Probablemente no podríamocomprender la época que se extiendmás o menos entre 1830 y 1860 sin tene

en cuenta una corriente que influye dmodo decisivo en las actitudes y en locomportamientos, y que dio en llamars

omanticismo. Precisamente por s

carácter poco normativo ndividualista, el romanticismo e

extraordinariamente difícil de definirhabiéndose llegado a decir con VanKlaveren que hay tantos romanticismocomo románticos.

En realidad, sus primeros atisbo

vienen ya del siglo XVIII —se habla



por ejemplo, de Rousseau como de uprerromántico—, y de las primerarevoluciones. Tal vez Napoleón pueda

ser considerado un caudillo románticmás lo es probablemente Bolívar)

como pueden serlo otros geniocontemporáneos suyos, como BeethovenGoya o Goethe. La fecha símbolo de leclosión —aunque existan muchoprecedentes— podemos encontrarl

viajando al París de 1830, en que sproducen tres revoluciones separadapor muy pocas semanas de diferencia: lburguesa que derriba a Carlos X

mplanta el liberalismo histórico; eestreno de Hernani de Víctor Hugo, unragedia en que mueren todos lo

personajes y que dio lugar a lucha



callejeras entre academicistas románticos (por entonces tiende generalizarse la palabra); y la Sinfoní

antástica de Berlioz, compuesta, segúsu autor, en un rapto de locura, en la quse rompen también todos los cánoneclásicos, y que suscitó una inmensconmoción.

Algunos caracteresAunque sea imposible definir e

romanticismo, casi todo el mundo est

de acuerdo en que es un movimiento quse opone al clasicismo o neoclasicismanterior, que tiende a romper las normaestéticas o de otro tipo, que destaca lo

valores del idealismo, de l



maginación, de la intuición y de libertad creadora (para Víctor Hugo, l

omanticisme n’est que le libéralism

en litterature). También estrelacionado con el individualismo y lorasgos propios de la individualidad: lsubjetivización, la pasión, las ansias os sueños, las corazonadas, lalusiones y las desilusiones de la vida.

Una idea muy común, capaz d

explicarnos muchas realidadehistóricas —tanto de hechorascendentales como de la vid

cotidiana— es su capacidad d

ensoñación, que permite ver en empulso que mueve a cada protagonist

algo noble y generoso, digno mil vecede prevalecer, de ser admirado



recibido con entusiasmo por los demássin embargo, este sueño o proyectsubjetivo choca con desgraciad

frecuencia con la dura y prosaicrealidad: entonces vienen la desilusióna catástrofe y la muerte. Gran parte da vivencia romántica se condensa e

este choque dramático entre lo que squiere y lo que se alcanza. Así, tanto eproyecto fantástico en que se cre

firmemente como el desengaño cruel y eamento lúgubre son igualmente —complementariamente— románticos. Ycasi no pueden vivir el uno sin el otro.

Se ha hablado de dos romanticismosuno tradicional y religioso, otrprogresista y revolucionario. Aunque lrealidad es muy compleja y se da



formas a veces paradójicas dconvivencia entre ambos, es evidentque tanto uno como otro tienen cabida e

el amplio concepto de lo romántico. Hauna búsqueda de las raíces históricas eos tiempos más nebulosos de la Eda

Media, de los héroes casi míticos, deyendas más o menos verosímile

perdidas «en el polvo de los siglos»que dan vida al Volkgeist, o espírit

popular, que se identifica muchas vececon el espíritu nacional de cada país; una admiración por las Cruzadas o lacatedrales góticas: de todo lo cua

deriva lo mismo una idealización uanto vaga y sentimental de lo cristiano

como la glorificación del pasadnacional y la simbolización en es



pasado de la personalidad colectiva dcada pueblo. A los nacionalismos noreferiremos más expresamente en e

siguiente capítulo. Pero no menoromántico es el espíritu revolucionaride las barricadas, el prurito de rompecon todos los cánones estéticos, enconformismo o el gusto por lo nuevoo exótico, lo distinto o lo nunca visto

El romanticismo tiene, pues, uno

deales que se manifiestan en una seride movimientos estéticos, a través de lpoesía intimista, de la novela histórica a leyenda, de la música sentimenta

capaz de herir el corazón; pero eromanticismo, conviene repetirlo, no esolo una estética; es también, y quizsobre todo, una forma de ser, una form



de vivir.

Todo es romántico

Puede hablarse así de una poesíromántica, como la de Byron, Novalis

Heine, o de un drama romántico, comel de Hugo, o de un idealismo filosóficromántico como el de Fichte, Lessing Hegel, de novela histórica románticacomo la de Walter Scott, o de unhistoricismo romántico, como el dChateaubriand, o de una pintur

expresivamente romántica, como la dDelacroix, o de una música románticacomo la de Berlioz, Chopin, Schubert Liszt. Pero ya indicamos que reducir l

romántico a un ideal estético —en qu



no nos corresponde centramos aquí—sería sin duda una limitación.

Hay el tipo de revolucionari

romántico, que se lanza a la acción sihaber medido de antemano sus fuerzas, an prevalido de la belleza y sublimida

de sus ideas, que no admite el menoasomo de duda sobre su triunfo. Tras efracaso viene la tragedia, y erevolucionario romántico procura mori

estéticamente: por ejemplo, solicita seél mismo quien dirija al pelotón dejecución. Como hay una guerrromántica, movida a veces por lance

como la quema de una bandera, resuelta más por golpes de temerarivalor que por el frío cálculo de lécnica militar; o una diplomaci



romántica, llena de floreteos; o unegocio romántico en que el empresarise lanza a la aventura convencido de l

genialidad de sus ideas y el aciertextraordinario de sus proyectos: tambiéaquí el fracaso suele venir acompañadde la tragedia, a veces en forma dsuicidio. Los suicidios románticos pocausa de negocios frustrados solo cedeen número a los provocados por amore

apasionados que al fin se muestran semposibles. Se sabe que el número dmuertos por suicidio hacia 1840 eraproximadamente tan abundante como

fines de siglo XX el del número dvíctimas por accidentes de circulaciónOtra causa frecuente de muerte eran loduelos, a espada o a pistola



cumpliéndose exactamente con undetallada etiqueta del honor.

En las funciones de teatro o en lo

conciertos era normal que varias damasufriesen desmayos por emoción, aparecer no fingidos, y que habían de seatendidas con sales o licoreespirituosos. Pero no toda la vidromántica tiende a lo enfebrecido espectacular. Hay también u

comportamiento romántico que scaracteriza por el decoro, unas formade educación bien estudiadas, el respetun tanto teatral por las damas, el prurit

de aparentar un nivel económicsuperior al que se posee, consecuencien gran parte de la actitud mental quahora prima a los poseedores d



riquezas por encima de la antiguaristocracia de sangre. Pero tambiéesta burguesía «decorosa» tiene su

rasgos románticos, tanto en relación coel gusto y las modas como en unfacilidad para las lágrimas que hoy nolamaría la atención.



8. LA REVOLUCIÓNINDUSTRIAL

Siempre se ha concedido a lRevolución Industrial tanta importanci

como a la Revolución política, y estestimación es probablemente muacertada. Solo parecen necesarias doprecisiones.

Primero se ha dicho que la Revoluciópolítica y la Revolución industrial nson más que una misma Revolución

puesto que al mismo tiempo que ladoctrinas ideológicas de Montesquieu Rousseau de que deriva el liberalismpolítico, se desarrollaron las de Adam

Smith o David Ricardo, de que deriva e



iberalismo económico. Sin embargocomo hizo ver en su tiempo AlfredCobban y han dejado todavía más e

claro los revisionistas de la Revoluciófrancesa, no solo esta revolución no furealizada por «burgueses» en sentidestricto, es decir, por dueños de lafuentes de la producción y del trabajosino que el proceso revolucionario nprecipitó, sino que por el contrario

retrasó la Revolución industrial. Estúltima comienza antes (en la Inglaterrde fines del siglo XVIII), pero sobrodo se consagra después, tanto en la

slas Británicas como en el Continentemás bien a raíz del ciclo revolucionaride 1830 que es un hecho dcaracterísticas muy distintas. E



entonces cuando las nuevas iniciativade la burguesía europea superaespectacularmente el estancamient

anterior.Y segunda: que no se puede hablar de

revolución en el sentido habitual d«muchos cambios en poco tiempo». Lpretendida Revolución Industrial tardcosa de un siglo en consumarse —ealgunos países, incluso europeos, n

legaría hasta el siglo XX—, aunque suconsecuencias, eso sí, tendrían la virtude cambiar las estructuras sociales, enivel y las formas de vida de todos lo

países civilizados.

El impulso demográfico



El siglo XIX registra un aumento dpoblación como nunca se habí

conocido hasta entonces; sobre todo eEuropa y América. Entre 1800 y 1900 lpoblación de Europa pasa de 178 a 42millones de habitantes, y la de Améric

nada menos que de 25 a 143, favoreciden este caso por la fortísimnmigración, fundamentalmente d

europeos. El resto del mundo sncrementa en tasas mucho mámodestas.

Dentro de Europa, Francia pasa de 2

a 40 millones de habitantes; GraBretaña (la que más crece, en gran partdebido al incremento de posibilidadepor obra de la revolución industrial) d



11 a 41; Alemania de 24 a 51; Italia de18 a 39, y Estados Unidos de 7 a 75, eeste caso gracias a la inmigración, per

ambién gracias a una fuerte natalidad.Son muchos los factores que influye

en esta explosión demográfica, qurompe una rutina de siglos. ¡También eneste aspecto se percibe claramente earranque de una nueva EdaContemporánea! Son muchos lo

factores de este sorprendente fenómenoEntre ellos figuran los progresos de lmedicina, que en los países occidentaleacaba casi totalmente con el azote de l

peste y permite vencer con frecuencia a enfermedad, y si no a la muerte

consigue retrasarla cada vez másprolongando así la duración media de l



vida; las medidas higiénicas sanitarias, y hasta el fomento deejercicio físico, especialmente por part

de la juventud, que se pone de modsobre todo en la segunda mitad del siglXIX. Pero también cuenta, qué dudcabe, el progreso económico, lelevación del nivel de vida y erelativamente fácil acceso, gracias a lgeneralización de los transportes y a l

amplitud de los mercados, a loproductos de primera necesidad.Un hecho complementario, no meno

significativo, es la emigración de

campo a la ciudad, y por tanto ecrecimiento más rápido, a vecevertiginoso, de las grandes urbes. E1815, ninguna ciudad del mundo llegab



al millón de habitantes (Londres tení900.000 y París 800.000), y solo veintpasaban de 100.000. Un siglo más tarde

había 14 ciudades millonarias, y las qupasaban de 100.000 pobladores era186. Manchester, una típica ciudadndustrial, contaba con 60.000 habitante

en 1800, que en 1830 eran ya 250.000La urbanización supone unransformación de las costumbres en un

sociedad hasta entonces eminentementagrícola: una mayor velocidad en lransmisión de las noticias, de la

modas, de los hábitos de vida, y un

participación más activa del ciudadanmedio en las inquietudes públicas (y derabajador en las inquietudes sociales)

Sin el agigantamiento de la ciudad



hubiera sido muy difícil explicar, poejemplo, el paso del liberalismo a ldemocracia.

En Gran Bretaña

La llamada «primera revolucióndustrial» afecta fundamentalmente a

sector textil, y en especial al algodonerel más apto para un proceso mecánicoEl algodón tenía la inmensa ventaja dque podía «pintarse» —hoy decimoestamparse—, sin necesidad de emplea

hilos de distintos colores; pero exigíuna buena técnica de hilado y tejido, fue esta técnica aquella en que longleses se hicieron verdadero

maestros en el siglo XVIII, hasta e



punto de que entre 1700 y 1800 lproducción textil en Gran Bretaña smultiplica por 95. La época de mayo

desarrollo es la comprendida entre 177 1800, con la aparición de nueva

máquinas —la mule jenny, la spinninenny, más tarde la selfactina—, qu

permiten utilizar la fuerza del agua y devapor. Las innovaciones fueron mumportantes, y pusieron las bases de

poderío textil británico en el siglo XIXEl secreto de la delantera que longleses sacaron a los continentale

estriba no solo en la iniciativa de lo

fabricantes, que supieron inventamáquinas cada vez más ingeniosas, sinen su facilidad para obtener créditos a presencia de mecenas o socio



capitalistas que ayudaron a lonventores con los medios necesario

para poner en práctica sus ideas. Todo

ello revela una especial confianza en eéxito de las iniciativas, y un sentido da aventura económica, que implic

riesgo, pero también la posibilidad drealizar un gran negocio, mentalidad qufaltó o escaseó en otras partes.

Ahora bien; si el tercio final del siglo

XVIII fue pródigo en inventos y enuevos sistemas de fabricación, parecexagerado admitir, como se veníhaciendo hasta hace poco, una verdader

«revolución industrial» para aquellafechas: primero, porque suconsecuencias influyeron todavírelativamente poco en la urbanización



en las estructuras sociales, en las formade vida; y segundo, porque lproducción textil, pese a toda s

revolución tecnológica, en 1800 sólgeneraba el 5 por 100 de la riqueza totade Gran Bretaña.

La verdadera transformación del paípor la industria ocurre en el siglo XIXYa hemos visto cómo en la épocnapoleónica el bloqueo continenta

perjudicó al comercio británico coEuropa, pero obligó a buscar mercado—o a importar materias primas— en eresto del mundo. El dominio absoluto d

os mares fue la clave de la fabulosprosperidad británica en el XIX. Otrclave, apenas hace falta decirlo, fue lgran abundancia en las islas de hierro



de carbón de excelente calidad. Ldeforestación provocada por lextensión de los cultivos, y l

generalización de los endosares o fincacercadas, dificultó la producción dcarbón de leña, y obligó, en GraBretaña antes que en el resto del mundoal recurso al carbón mineral, productque en siglos pasados se habíconsiderado nocivo para la salud. E

carbón de piedra, mucho más rentable calorífico que el de madera, lo mismsirvió para alimentar las máquinas dvapor que los hornos de fundición.

En el sector textil, la mecanización a concentración en fábricas servida

por centenares o millares de obreros, eun fenómeno del siglo XIX. En 182



existían ya 7 millones de husomecánicos; en 1845 eran 20 millonesEn cuanto a telares mecánicos, pasaro

de 14.000 en 1820 a 80.000 en 1830 nada menos que a 225.000 en 1845. Poel contrario, los telares de mano bajaen el mismo periodo de 240.000 a sól65.000: la artesanía quedaba herida dmuerte por la industria. ¡Es entoncecuando se hace espectacularment

visible la transformación sociaeconómica y de estilos de vidprovocada por la Revolución industrial

Pero el factor más importante, com

a queda dicho, es el trabajo inducidpor el carbón y el hierro, tanto en sobtención —minería desarrollada y cadvez más tecnificada—, como en s



utilización simbiótica: altos hornos dcarbón para fundir y depurar el hierroTodavía de esta simbiosis sale una

nueva, que se vale de los dos mineraleen su utilización secundaria: la máquinde vapor, dotada de grandes calderas elementos móviles de hierro, y calentadpor carbón; o sistemas de transporte qurevolucionan por primera vez loservicios desde la Edad Antigua: y mu

singularmente dos: el ferrocarril y ebarco de vapor. En 1800 se producíaen Gran Bretaña 7 millones de toneladade carbón mineral; en 1820 se llega a 2

millones; en 1870, a 110 millones. En lépoca de la revolución francesa, GraBretaña producía 70.000 toneladas dhierro colado (era ya la primer



potencia del mundo en este aspectoaunque seguida a no mucha distancia poos franceses); en 1806 alcanzaba la

160.000 toneladas, mientras Francihabía disminuido; en 1830 llegaba ya as 700.000 toneladas; que en 1848 eraa 2 millones y en 1870, 6 millones. Po

estas últimas fechas, Gran Bretaña sdistancia al máximo del resto demundo; en adelante, tendería a se

alcanzada por Alemania, y en menogrado por Estados Unidos y Francia.

En el Continente

Hacia 1830, la única nación de lEuropa continental en que la riquez

ndustrial superaba a la riqueza agrícol



era Bélgica. La tempranndustrialización belga se explica tant

por su vecindad con Gran Bretaña com

por su abundancia de excelente carbónSi ya desde los tiempos bajomedievaleBélgica se había caracterizado por sradición industrial en el campo de loejidos de calidad, ahora —sin qu

decaiga la industria textil— destaca posus fundiciones. La técnica de los alto

hornos y la capacidad de obtención dproductos metálicos bien acabados erpor 1830 tan perfecta como la británicaY como complemento, el ferrocarril

más madrugador en Bélgica que en eresto de la Europa continental, su pusun importante tirón, tanto de lproducción carbonífera como de l



siderúrgica.En el resto del Continente —y e

Estados Unidos— puede decirse que l

Revolución Industrial propiamente dichfue posterior a 1830, y sus efectos no shacen espectaculares hasta 1850Francia era teóricamente el país márico, pero los acontecimientorevolucionarios y más tarde lacontinuas guerras exteriores la había

arruinado. Por su parte, las ventas dierras inherentes al propio proceso da Revolución —tierras incautadas a lglesia y a la nobleza—, que fuero

cedidas por el Estado, a cambio ddinero, a particulares, dieron lugar a unclase propietaria con frecuenciacomodada, pero que para acceder



esas propiedades había tenido qudesembolsar la mayor parte de snumerario. El disfrute y ahorr

producido por las rentas tardó por lmenos una generación en hacerse notar aun así son menos frecuentes lo

procesos de capitalización como los qupermitieron a los grandes propietariongleses invertir en industria. E

despegue comienza, aunque de moment

de forma poco espectacular, a raíz de lrevolución típicamente burguesa d1830. Hasta entonces, los precios habíaendido a la baja, y los tenedores d

dinero prefirieron guardarlo, sabiendque cada año valdría más; cuando loprecios se estabilizan o tienden a subiros capitalistas inician las inversiones



Entre 1830 y 1855, la produccióndustrial francesa se duplica, aunque s

mayor incremento ocurrirá en el deceni

1850-1860.En España se produce una curva d

precios muy similar a la francesaaunque todavía más marcada, ya que nen balde era el país que mádirectamente había recibido el metaprecioso americano, del que se vi

drásticamente privada a partir de lemancipación de los territorioultramarinos. Los precios sestabilizaron al fin hacia 1830, y a parti

de ahí comienzan ciertas inversiones eel campo industrial, tanto las textiles dCataluña, que tenía ya una viejradición algodonera en el siglo XVIII



como las siderúrgicas en Málagaemprendidas por activos negociantesque, suspendido el trafico con el Nuev

Mundo, emplean sus ahorros eempresas industriales. Dos hechofrenaron la industrialización españolaa falta de capitales y el «entierro» dos pocos que había en la nuev

propiedad salida de ladesamortizaciones. La pésima situació

de la Hacienda fue el argumento de quel ministro Mendizábal quiso valerspara incautarse de las tierraeclesiásticas y venderlas por cuenta de

Estado. Se acrecentó la clase de lopropietarios, pero, o por falta dbeneficios suficientes o por falta dniciativas, este grupo difícilment



nvirtió en otros sectores. El caso dMálaga es un poco especial, ya qudisponía de escaso territorio hábil qu

desamortizar; y por esta causaprecisamente, los capitalistamalagueños —Heredia, Larios, Giró—no invirtieron en tierras, sino endustria, principalmente siderúrgica

pero también textil. Pero Andalucícontaba con el grave inconveniente d

carecer de un buen carbón, y la flamantsiderurgia malagueña tuvo qualimentarse, anacrónicamente, de carbóde leña, que era preciso buscar cada ve

más lejos. Así, la industria malagueñno podría competir con la asturiana —creada hacia 1848—, y esta decaerímás tarde por la competencia de l



vasca, que pudo medrar a base dcomprar carbón inglés de excelentcalidad a cambio del mineral de hierr

abundante en el País Vasco. Todas estasvicisitudes, y la escasa demanda de loferrocarriles, retrasaron el desarrollo da industria pesada en España. En cuant

a la textil, Cataluña llegó a abastecer apaís —a costa de la ruina de otras zonade producción más artesanal— pero l

exportación de productomanufacturados españoles fufrancamente escasa.

Alemania, todavía por 1830-1840

estaba industrialmente más atrasada quEspaña. Tomó relativamente tarde eren de la Revolución Industrial, y su

progresos fueron inicialmente lentos



para ir acelerando de forma progresivaal fin impresionante, hasta resultar, raíz de su unificación política en 1870

una de las grandes potencias industrialedel mundo. Se afirma que eextraordinario desarrollo del cultivo da patata, alimento nutritivo y barato, n

solo provocó una revoluciódemográfica, sino que permitió urégimen de salarios bajos, con e

consiguiente beneficio para loempresarios. Del ritmo del desarrollndustrial alemán pueden dar fe esta

cifras.

carbón

millones tons.



acero

miles tons.1800

1---18201,54018403,5

100185516300

1870371800



Un ejemplo de la tenaz constancia dos germanos está en las largas dinastía

empresariales a lo largo d

generaciones enteras. Así, los Krupp, e1826 poseían una pequeña fundición co4 obreros; en 1850 trabajaban en sfactoría 200; en 1860 alcanzaban lo3.000, y en 1870, eran 15.000, y la casKrupp se había convertido en la mápoderosa acería del mundo.

Las comunicaciones

La asociación entre el carbón y ehierro queda simbolizada en la máquinde vapor. Esta máquina había sidonventada ya en 1712 por Newcomen

pero sin grandes posibilidades d



aplicación práctica; no es hasta fines desiglo XVIII y principios del XIX cuandsucesivos perfeccionamientos técnico

—sobre todo los introducidos por Wat— la hacen verdaderamente operativpara el trabajo y la locomoción; dmanera que si la máquina de vapor shizo indispensable en el campo de lndustria, no lo fue menos en el deransporte, y la revolución qu

representó en este campo eperfectamente comparable con la qurealizó en el industrial.

En 1903 Fulton hacía moverse e

primer barco de vapor, que otros sencargarían de perfeccionar bien prontoEl barco se impulsaba mediante paleta—más tarde grandes ruedas co



ravesaños—, y podía navegar condependencia del viento. Por 1825

numerosos barcos de vapor surcaban lo

ríos europeos y americanos; no tanto lomares, porque su disposición los hacíbalancearse excesivamente, aparte de selevado consumo de carbón (para unravesía trasatlántica era preciso carga

de carbón el 85 por 100 de la capacidade las bodegas, con lo que quedaba mu

poco espacio para la carga útil). Asíos países que contaban con ríoamplios y navegables —y con canales—uvieron una evidente ventaja sobre lo

montañosos o dotados de corrientes dagua de caudal irregular, como EspañaHoy se considera que no es ninguncasualidad que los países abundantes e



canales —Gran Bretaña, BélgicaHolanda, Alemania— fuesen loadelantados de la Revolución Industria

Por lo que se refiere a la navegacióultramarina, en 1848 el Great Western

ogró atravesar el Atlántico en quincdías. No fue una hazaña excepcionaporque por entonces los clippers, barcode vela de figura esbelta y alargadacuatro mástiles y muchas vela

pequeñas, podían hacer lo mismo esolo diez días y con menos gasto: eso síos veleros dependían del viento, y l

duración del viaje era inevitablement

ncierta. Pero solo a partir de 1859cuando Ericsson introdujo la hélice, lovapores comenzaron a hacer ventajoscompetencia a los veleros en ma



abierto.Más decisivo aún fue el invento de l

ocomotora, máquina de vapor capaz d

moverse rodando sobre raíles de hierrodeada por Stephenson en 1823, en 182

el primer tren cubrió el trayecto entrStockton y Darlington, transportandmineral a la velocidad de 18 kilómetropor hora. En 1830 funcionó el primeren para viajeros, que permitía ir d

Liverpool a Manchester a la asombrosvelocidad de 40 km/h. Muchos médicoopinaban por entonces que semejantrapidez podía ser peligrosa para l

salud, y se abrió una ruidosa polémicsobre el asunto, hasta que la experiencidemostró las ventajas del nuevo invento

El ferrocarril se convirtió bien pront



en el símbolo del progreso en el siglXIX, y revolucionó el mundo civilizadoPor un lado «tiró» de la industria miner

siderúrgica, al exigir grandecantidades de hierro y carbón; por otroas favoreció, al poder transportar esto

minerales a grandes distancias y a uprecio mínimo. Pero no solo el hierro el carbón llenaron los vagones de cargasino que gracias al ferrocarri

productos de cualquier clase abundanteen una región podían llegar a otra cofacilidad; los mercados se abarataron, os precios tendieron a igualarse e

odas partes (hasta entonces variaban efunción de la distancia entre el centro dproducción y el lugar de consumo)También sirvieron para hacer má



factibles, breves y cómodos los viajesse hicieron más abundantes no solo loviajes mismos, sino las grande

migraciones. Se construyeron líneanternacionales, y los Estados Unidos s

convirtieron en una enorme naciócontinental gracias al ferrocarriBarraclough). En 1850 había ya 14.50

km de vía tendida en USA, 10.000 eGran Bretaña, 6000 en Alemania

3.000 en Francia. En 1870, las cifraeran ya asombrosas: 60.000 Km. eEstados Unidos, 45.000 en GraBretaña, 30.000 en Alemania y 17.000

en Francia. En total, había ya 200.00Km. de vías férreas sobre la tierra. Emundo civilizado estaba cada vez máunido consigo mismo y más cerca de s



mismo.

Los artífices

La Revolución Industrial aumentespectacularmente la diferencia entre lo

países europeos y americanos y los deresto del planeta. Representó sin emenor género de duda uno de loavances más extraordinarios del genidel hombre occidental, de snteligencia, su inventiva, su ingenio y s

capacidad de organización. El hecho s

debió en parte a causas naturales, coma abundancia en Europa y eorteamérica de las dos «piedra

filosofales» del siglo XIX: el carbón

el hierro. Pero se debió sobre todo a l



niciativa y al espíritu de riesgo de unclase empresarial llena de vitalidad.

Las grandes casas de banca, como lo

Laffitte, los Pereyre, los Rotschild, cosucursales establecidas ya en todas lagrandes ciudades del mundocontribuyeron a facilitar los capitalenecesarios, o los invirtieron ellamismas en empresas prometedorascomo los ferrocarriles. Pero el mérit

principal recae muy probablemente ehombres tal vez sin mucha fortuna, percon inventiva, que se lanzaban a laventura de la inversión pidiendo diner

prestado. Ya hemos adelantado comouno de los factores fundamentales de lventaja industrial obtenida por la GraBretaña, fue la comprensión o confianz



de los prestamistas en los empresariosque encontraron así más facilidades para aventura de la producción que e

otras partes.Naturalmente que no todas las idea

resultaron acertadas ni todas lanversiones rentables. La mentalida

romántica infunde a veces vanaesperanzas en negocios que parecen ddeslumbrante porvenir, y terminan en l

ruina o quizás en el suicidio. El númerde quiebras es muy grande. Pero leconomía, merced al juego del riesgoprogresa a pasos agigantados.

No todos los grandes empresarios sohombres inicialmente ricos. Por lgeneral, han de pedir dinero prestadpara iniciar su negocio, y han de realiza



duros sacrificios para llevarlo adelantehasta que el esfuerzo es recompensadoArkwright era barbero; invent

nstrumentos textiles, consiguió variopréstamos para fabricarlos, y llegó a seuno de los grandes empresarios dnglaterra. Los Peel eran ganaderos

vendieron tierras y reses para invertir ea industria algodonera, y acabaro

haciéndose riquísimos. Uno de ellos

Robert, llegó a ser primer ministrbritánico. Los Peugeot eran molineros; fuerza de ahorrar, lograron reunir algúdinero, y montaron telares, hasta llegar

convertirse en grandes empresarios (eel siglo XX se pasarían a la industridel automóvil). Ya nos hemos referido aa tenacidad de los Krupp, en Alemania



que partieron prácticamente de ceroSon sólo unos cuantos ejemplos.



9. LOS CONFLICTOSSOCIALES

La Revolución Industrial fue uepisodio magnífico, capaz d

ransformar el mundo. Pero tuvo tambiésus contrapartidas. Una de ellas fueparalela a la consagración de lburguesía, la consagración deproletariado. Ya antes se utilizaba lapalabra proletario como sinónimo dndigente; pero Marx le dio un nuev

significado: proletario es aquel que ganmenos de lo que vale su trabajo. Hay eesta acepción un sentido de injusticia, d«explotación» que no se veía tan clar

en las estructuras del Antiguo Régimen



que conmovió las conciencias dOccidente durante mucho tiempo. Se hvenido discutiendo si el trabajador de

siglo XIX vivió mejor o peor que el dsiglos pasados: hay opiniones parodos los gustos. Sí es cierto que s

forjó la leyenda de una era dorada, quos trabajadores habrían vivido cas

paradisíacamente antes de la apariciódel gran capitalismo, y la verdad es qu

durante muchos siglos gran parte de lhumanidad padeció hambre, y muchohombres murieron de ella. En el siglXIX son por primera vez más raras la

noticias de muertes por inanición. Lque no evita que muchos trabajadorevivieran en las más duras condiciones.

El liberalismo económico, tal com



fue teorizado por Adam Smith y suseguidores, cree en la «ley de bronce»una ley natural y eterna, la ley de l

oferta y la demanda. Y, así como estaey hace que los precios sean en cad

momento los más justos atendidas lacircunstancias, sus aplicaciones puedeser extendidas a otro principifundamental: el equilibrio de larelaciones entre capital y trabajo. Si u

empresario paga jornales demasiadaltos, se empobrecerá, o cuando menose verá superado o aplastado por sucompetidores; si los paga demasiad

bajos, ningún obrero querrá trabajapara él. Lo mismo puede predicarse deobrero, que no encontrará trabajo sexige jornales elevados, o lo pasará mu



mal si se conforma con unremuneración mínima. También aquí laibertad deberá corregir a la propi

ibertad, y la aplicación de esta otr«ley de bronce» garantizará un salariusto.

Pero cuando se opera la Revolucióndustrial se producen do

circunstancias que dejan al trabajador esituación de inferioridad. Una es l

explosión demográfica, que hace quhaya cada vez más trabajadorepotenciales, es decir, más oferta dmano de obra, con la consiguient

depreciación del valor del trabajo; otrael progreso tecnológico simbolizado poa máquina, que permite producir l

mismo con menos obreros —o mas co



os mismos obreros—, y que supone poanto una disminución, siquiera relativa

de la demanda de trabajo (de aquí qu

as primeras revueltas obreras scaractericen por los actos d«luddismo» o destrucción de maquinasa máquina es la enemiga derabajador).

En estas condiciones, la relación entrcapital y trabajo distó mucho de se

equitativa. Los patronos pudieroesgrimir dos argumentos: uno, lcompetencia —inherente al liberalismeconómico— que impide al capitalist

ser generoso si no quiere versnmediatamente desbordado por lo

demás; otro, el «factor riesgo», que debser premiado, puesto que mucha



empresas, sobre todo antes de 1850erminan en la quiebra, y ese riesgo deb

ser recompensado en forma d

beneficios. Es preciso tener en cuentque el empresario, por lo general, tardaños en amortizar los créditos que hrecibido, y ha de pagar jornales antes dsaber siquiera si su empresa podrseguir adelante. Pero sea lo que fuere, lverdad es que los obreros industriales

mineros habían de trabajar de doce catorce horas diarias, a veces econdiciones muy duras, que shacinaban en los suburbios cercanos

as fábricas en viviendas miserablescarentes de las más elementalecondiciones, y que se generalizó erabajo de mujeres y niños, por l



general con salarios aun más bajos, eproblema se agravó con un progresivdistanciamiento social y mental de

empresario respecto del trabajador, qudio lugar a incomprensiones y egoísmos. La durísima vida, laglomeración de trabajadores en ureducido espacio y una conciencia d«injusticia» más clara y escandalosa qua de antaño, generaron multitud d

protestas y violencias, que iríaevolucionando paulatinamente de lespontaneidad a la organización.

Los aspirantes a redentores

La «cuestión social» quedó plantead

con las primeras revueltas obreras; per



cobró nuevas dimensiones cuanderciaron en la cuestión intelectuales ncluso empresarios, como Owen

burgueses de extracción, perconscientes del problema humano quplanteaba la mecanización y lconcentración industrial. Sus teorías, siduda bien intencionadas, pretendíaredimir a la clase proletaria de smísera condición; pero por lo genera

pecaron de un excesivo utopismo de unnadecuada aplicación de sus ideas a lrealidad.

Robert Owen quiso crear una

repúblicas ideales, en que lorabajadores y campesinos fuese

dueños de los medios de producción se repartiesen equitativamente su



beneficios. Al no exigir ninguna formde poder o de organizacióplanificadora, sus proyectos terminaro

rágicamente. Charles Fourier fue ugran matemático, pero sus ideas socialeno fueron menos utópicas que las dOwen. La unidad fundamental dagrupación humana sería e«falansterio», formado cada uno de ellopor 1.620 personas, que trabajarían e

oficios complementarios, de modo qupudiesen sostenerse mutuamente. Lontentos de fundación de falansterios —

en Francia, Italia y España— fracasaro

desde el primer momento. J. FProudhon tuvo más influencia en todEuropa, aunque su pensamiento pecacomo en los otros casos, de un excesiv



eorismo. Para Proudhon «la propiedaes un robo». El Estado deberá concedea los trabajadores préstamos sin interés

para que éstos, colectivamente, lleguen ser dueños de los medios de producció repartirse sus beneficios. La unida

natural sería más amplia que efalansterio, y agruparía a miembros duna sociedad dedicados a una actividacomplementaria respecto de la socieda

vecina: un pueblo pescador cambiarísus productos con los de otro ganadero cada uno de ellos con los de otros

agricultores, mineros, industriales, etc

Conseguido esto, el Estado deberídesaparecer.

Algunas de las ideas de Proudhofueron recogidas por Karl Marx



Mihail Bakunin, fundadores de lAsociación Internacional dTrabajadores. Ambos no podían ser má

diferentes. Bakunin, hijo de una buenfamilia rusa, era una extraña mezcla dmisticismo y violencia. Creía en lbondad consustancial a la naturalezhumana, viciada tan solo por la«estructuras», que deberíadesaparecer: el Estado, la Iglesia, l

Justicia, el ejército, la policía, emunicipio. Los hombres vivirían así unvida sencilla, sin diferencias nmposiciones humillantes, ayudándos

mutuamente en su trabajo. Las doctrinabakuninistas o anarquistas arraigaromás bien en países agrarios mediterráneos, más propensos a aque



dealismo natural, como Ucrania, loBalcanes, Italia y la Españmediterránea. Marx, un judío alemán d

formación intelectual, predicaba ecambio un «socialismo científico» qupretendía corregir los errores desocialismo utópico y encontrar lafórmulas adecuadas para una permanentusticia social. Karl Marx y Friedric

Engels publicaron en 1848 el famos

anifiesto Comunista, que llegó millones de lectores. Mucho máextenso —y más citado que leído— fuel ensayo El Capital, que Marx empez

a publicar en 1865. Para Marx toda lhistoria se explica por la lucha d

clases, que constituye su motofundamental. Siempre la humanidad h



estado dirigida por una clase superiorexplotadora de las demás. En virtud duna necesaria e infalible dialéctic

histórica, una serie de revoluciones hado derribando a las clases superiore

para conferir el dominio a otras máamplias. La última revolución ha sidohasta el momento, la burguesa, quacabó con las clases privilegiadas deAntiguo Régimen para implantar e

iberalismo. Pero aunque estrevolución fue en principio positiva, lburguesía se consagró tras ella comclase dominante, mediante e

capitalismo, que explotó a lorabajadores al concederles un

remuneración inferior al valor de srabajo. Esta «plusvalía» hará que lo



ricos sean cada vez más ricos y lopobres cada vez más pobres. Pero, ponecesidad histórica, los pobres, cuy

número se incrementará al mismiempo que su pobreza, acabará

realizando una revolución de la quresultará la «dictadura deproletariado». El estadio final será unpropiedad colectivizada —nuncndividual— y la supresión de todas la

diferencias. Entonces se llegará a unespecie de paraíso, sin abusos nenvidias, en que los hombres seráfelices, y en cierto modo ya no habr

historia —sino metahistoria — adesaparecer su motor, esto es, ladiferencias, y fundamentalmente la luchde clases.



El anarquismo nunca llegó a ser undoctrina terminada y estructuradaaunque entusiasmó a masas obreras

sobre todo campesinas de baja culturaEl marxismo, en cambio, goza fama dser, a diferencia de todas las teoríaanteriores, una construcció«científica». El análisis de Marx Engels posee elementos sólidos consideraciones de una auténtic

arquitectura ideológica y social; pero eel fondo las teorías marxistas son tautópicas como las anteriores, y nunclegaron a adquirir en ninguna parte un

auténtica aplicación literal. Eso suvieron una repercusión histórica mu

grande en la segunda mitad del siglXIX y enorme en gran parte del sigl



XX, como en sus lugarecorrespondientes hemos de exponer.



III. LOS

NACIONALISMOSY EL NUEVOPANORAMAMUNDIAL(1848-1870)

La segunda mitad del siglo XIX eeminentemente dinámica. No ocurren ta

vez más acontecimientos que en lprimera, pero el mundo civilizadexperimenta una gran vitalidad. L

mayor parte de los países de Europa —



en grado casi paralelo los EstadoUnidos, con menor fuerza lohispanoamericanos— experimentan u

admirable progreso económico, nuevaclases sociales despiertan aprotagonismo activo de la historiaaumenta la cultura y se extiende a capacada vez más amplias. Los paíseiberales tienden a la democracia, y lo

que no lo son tienden al liberalismo

uevas inquietudes pueblan laconciencias, las comunicaciones entros pueblos alcanzan dimensiones hast

entonces desconocidas, y cuando l

época culmina, hacia 1870, la historiapor primera vez en su decurso, tiende hacerse realmente universal.



mediterráneos (Portugal, España ItaliaGrecia) aunque las potencias de lalianza absolutista consiguiera

ugularlo pronto el de 1830 tuvo máamplias repercusiones, hasta el punto dque consagró las formas «históricas» deiberalismo. El de 1848 es más extensodavía, y según M Kranzberg

«proporciona la clave para comprendea evolución de Europa desde entonce

hasta el presente y para explicar mejocómo es nuestro mundcontemporáneo». La afirmación resultprobablemente exagerada, pero e

verdad que puede hablarse de dorealidades históricas muy distintas, unanterior y otra posterior a larevoluciones del 48.



Las causas y los caracteres

Los hechos no pueden ser máespectaculares: ruedan tronos, abdicaEmperadores, se mueven masa

enormes, nuevos países declaran sndependencia, se ensayan formas d

gobierno socialistas. Parece que va cambiar todo, incluso más que a raíz d1789. Sin embargo, la vigencia deestado revolucionario es breve, y en uplazo de pocos años se restablece l

situación, se refuerza incluso lautoridad de los gobiernos, y sobre todel Estado adquiere como tal una fuerzdesconocida hasta el momento.

Las causas de este giro tan rápid



como desconcertante pueden seexplicadas de muchas maneras. Quizá efenómeno más operativo en est

reacción sea el pánico de la burguesí—y en general de las clases medias— aasalto del «cuarto estado» (la clasobrera), que podría significar unsubversión total de las estructurasociales y económicas. Este hecho une odos los elementos que pudiera

resultar perjudicados, seaconservadores o no; elementos quconstituyen las capas no más numerosaspero sí las mejor dotadas económica

ntelectualmente de la sociedad. Eso sno puede decirse que la revolución haypasado como una simple anécdota. Todoen adelante será distinto.



Por lo que se refiere a las causas derauma del 48, desde que así lo enunci

E. Labrousse, se viene hablando de un

crisis económica. Si esto es así, habríque considerarla como elementpreparativo de los ánimos, ya que lcrisis —sobre todo de subsistenciasuego también financiera— se registr

más bien en 1845-47, siendo el 48 uaño normal. Pero también debe

contarse el avance de las ideas y spropagación a grupos cada vez máamplios, y quizá sobre todo la toma dconciencia de clase por parte de la

masas obreras urbanas.Ahora bien: hay en las revoluciones u

componente distinto, que ya desbordos límites de lo político o de lo social



es el nacionalismo. Los nacionalismose habían desarrollado, sobre todo en eárea germánica a raíz de las guerra

antinapoleónicas. El intento de crear udominio paneuropeo hizo surgir, comorespuesta, la personalidad de ladistintas Europas. Este sentir, iniciadoen Alemania y desarrollado por epensamiento de Fiche, Herder Schlegel, prendería después en Italia

en los países eslavos, hasta tomacuerpo en forma de acontecimientohistóricos con la revolución de 1848. Enacionalismo había tenido poca fuerz

en el Antiguo Régimen, cuandopredominaba más bien el sentidpatrimonial de las monarquías sobre loerritorios y sus habitantes; el nuev



Régimen, con su doctrina de lsoberanía nacional, trascendió incluso países que aún no lo habían abrazad

como forma política y dio a las masas lconciencia de un «nosotros», que fudecisiva para las manifestacionehistóricas —incluidas, si se quiere, laguerras mundiales— en la EdaContemporánea. Por lo que se refiere os hechos de 1848, allí donde un

nación está dividida —tal es el caso dtalia o Alemania— surgen movimientode unificación: allí donde una naciópertenece a otra —como ocurre en gra

parte del mundo eslavo—, surgemovimientos de independencia.

En cuanto al desarrollo de loacontecimientos, aunque en cada paí



son muy distintos, obedecen cassiempre a un patrón que puede resumirsen el siguiente esquema:

1º El movimiento se inicia en una graciudad: es un fenómeno típicamenturbano.

2º La función directiva asumidprimeramente por elementontelectuales, que teorizan nuevo

principios.

3º La revuelta inicial es desbordadpor la masa, que lleva la revolución máejos de lo proyectado en un principio.

4º Los gobiernos o regímenes contr

os que se levanta la revolución caen siapenas resistencia, con sorprendentfacilidad.

5º Cuando la revolución parec



consagrar su triunfo, parte de lorevolucionarios se vuelven atráspactando si es preciso con lo

antirrevolucionarios. El movimientfracasa con la misma facilidad con quhabía triunfado.

La revolución en Francia

El gobierno de Luis Felipe, dirigidpor el doctrinario Guizot, mantenía usistema de sufragio restringido, que npermitía votar a más de 300.00

franceses. Sin embargo, las clasemedias se ensanchaban, y muchoburgueses reclamaban sus derechos a lparticipación política. Por otra parte

algunos intelectuales empezaron



predicar a las masas en nombre de lredención social. Ante el peligro que scernía, Guizot, en vez de ensanchar la

bases del sistema, acentuó las medidarestrictivas.

Los antigubernamentales promovierouna campaña de reuniones y banquetesexigiendo una reforma y la caída dGuizot. El gobierno prohibió estareuniones, y entonces los opositores s

anzaron a la calle. Como eran pocos enúmero, recurrieron a los «socialistas»es decir, a los partidarios de la reformsocial, los cuales movilizaron casi l

único —pero importantísimo— quenían a su disposición: las masas. Parí

se llenó de barricadas, y los obrerosmovidos por sus agitadores, se hiciero



dueños de las calles, de suerte que lrevolución cobró un cariz tal, que LuiFelipe, para evitar males que podían se

mayores para él, huyó hasta refugiarsen Inglaterra.

Se proclamó la república, se implantel sufragio universal y se constituyó ugobierno provisional, presidido poLamartine, poeta romántico revolucionario: gobierno integrad

fundamentalmente por burgueses, perambién por socialistas como LouiBlanc o el obrero Albert. Desde eprimer momento se vio la dualidad de l

revolución: la política, que sólo deseaba ampliación del sufragio y mayoreibertades y la social, que pretendía un

república igualitaria, sin partidos n



clases. Así, el propósito inicial de loposición antimonárquica se videsbordado por la masa. Nunca, ni e

as jornadas de 1792-1793, se habívisto tan imponente manifestaciómultitudinaria en París: el 20 de abricon motivo de la fiesta de lFraternidad, de 200 a 400.000 personadesfilaron bajo el Arco de Triunfo.

De acuerdo con las teorías socialistas

hubo que crear los Talleres Nacionalesfábricas financiadas por el Estado paracoger a los obreros parados. Estoalleres, en los que llegaron emplears

unos 120.000 trabajadores, supusierouna inmensa carga pública para eEstado, máxime que, por malorganización o por falta de demanda, e



a mayoría de ellos apenas se trabajabaLas clases medias comenzaban separarse de los socialistas.

En las elecciones de abril, para unAsamblea de 900 miembros, salieroelegidos unos 400 ex-monárquicos, 30republicanos y sólo 100 socialistas. Svio entonces mejor que nunca que l«revolución de París» no era lrevolución de Francia. Ésta seguí

siendo, con la excepción de la gracapital, un país eminentemente rural, entre los pequeños propietarios arrendatarios del campo predominaba

as ideas conservadoras. Curiosamenteuna medida de la revolución de 178mpidió el triunfo de la de 1848

suprimidas las propiedades de l



nobleza y el clero, el campo francéquedó bastante bien repartido entre unclase media o medio-baja campesina d

emple apacible, que aborrecía larevoluciones, y prefería una monarquíemplada.

Se constituyó un gobierno moderado, fue entonces cuando las masas obreraurbanas, defraudadas, viendo esfumarssu paraíso, se lanzaron al asalto de

Parlamento y trataron de adueñarse de lcapital, pero los militares, amigos deorden, dirigidos por el generaCavaignac, yugularon la revolució

social. No hubo, por tanto, un nuevpaso adelante, o sobrerrevolución, comen 1792, sino un retroceso. La asambleelaboró una constitución republicana



pero presidencialista, al estilo de loEstados Unidos con un Jefe de Estadprovisto de amplios poderes. Lamartin

cantaba por entonces las glorias dWashington.

Quizá Cavaignac, símbolo de lautoridad y el orden, hubiera sidelegido presidente, a la manera d

apoleón, si no llegara a surgir entoncea sombra del propio Napoleón, en l

persona de su sobrino, Luis BonaparteEn las elecciones de diciembre de 1848Bonaparte —que se hizo llamanmediatamente Luis Napoleón— obtuv

5 millones de votos, frente a los 1,5 dCavaignac, y los sólo 37.000 desocialista Raspail.

Luis Napoleón siguió una polític



conservadora, que, en general, parecque contó con la aquiescencia de unbuena mayoría de franceses. En 185

dio un golpe de estado por el que sproclamó presidente vitalicio. En 185un plebiscito multitudinario le hacíEmperador. La revolución francesa d1848 tendría así el mismo inesperaddesenlace que la de 1789.

En el mundo germánico

Austria seguía siendo un imperio

autocrático, aunque atemperado a lacondiciones de los tiempos: se hallaben pleno desarrollo la revolucióndustrial, y había cobrado fuerza

nfluencia la burguesía. En l



Universidad se predicaban doctrinaiberales. Metternich, que ya no era e

director de la política europea, seguí

siendo en Austria un ministro poderosohábil hasta entonces para mantener losupuestos fundamentales del AntiguoRégimen, y mano derecha del emperadoFemando I.

Al conocerse la noticia de lrevolución en Francia, iniciaron u

movimiento diversos grupos burguesesen especial intelectuales y estudiantesambién, enseguida, obreros. L

revolución se hacía así, como e

Francia, política y social a un tiempopero como en Francia también, estdoble objetivo acabó debilitándolaFemando I prometió una constitución,



se reunió una asamblea; pero lodesórdenes llegaron a tal punto, quFernando I se vio obligado a huir do

veces de Viena.Los hechos se complicaron con lo

alzamientos de tipo nacionalista en lopaíses no germanos que formaban partdel Imperio, como Hungría, Bohemia el norte de Italia. Puede decirse que estcomplicación sirvió al mismo tiemp

para reforzar el nacionalismo y hasta emperialismo austriaco. Los generalevictoriosos en las guerras periféricas —Radetzki, Schwarzenberg, Winditsgrät

—, volvieron, tras sus respectivoriunfos contra los independentistas

sobre Viena. Fernando I abdicó, Metternich se ausentó para siempre



pero en 1849 quedaba entronizado unuevo emperador, el joven y enérgicoFrancisco José I. La revolución habí

fracasado dentro y fuera de Austria.La Confederación Germánica s

dividía por entonces en 39 estadodistintos —algunos muy pequeños—, dos cuales el más poderoso era Prusia

También aquí se había desarrollado lacultura, la industria, las clase

burguesas. En marzo de 1848, como eotras partes, estallaron motines eBerlín y otras ciudades. Lo mismo quen Austria, los intelectuales y lo

estudiantes tuvieron un papel principaFederico Guillermo IV de Prusia tuvque prometer una Constitución, y variopaíses del sur y el oeste, como Bavier



Wurtenberg, cambiaron de régimenaun sin una ruptura radical.

Pero pronto la cuestión política se vi

mezclada con la nacionalista. En ciertmodo, identidad nacional y libertacomo pueblo, frente a las divisioneartificiales derivadas de las distintasoberanías, aparecían ante laconciencias de muchos alemanes comuna misma cosa, o cosas muy parecidas

todo ello fundido con la idea común dVolkgeist , o alma popular. La idefundamental en que se resumía estdentificación era la de erigir un gra

mperio alemán de acuerdo con lvoluntad del pueblo. Se reunió uparlamento en Frankfurt, para discutianto el cambio de régimen como l



ntegración nacional. Respecto de lprimero, unos eran liberales, otrodemócratas. Sobre lo segundo, uno

preferían la Gran Alemania, unida amperio austríaco, y otros la Pequeñ

Alemania, formada solo por germanosa que Viena era cabeza de un gramperio multinacional (el racismo er

entonces uno de los elementofundamentales del nacionalism

alemán). Después de largas discusionesse decidió ofrecer la corona imperial Federico Guillermo IV de Prusia: pereste se negó. Aceptaba ser emperado

por elección de los demás monarcas dAlemania, no por decisión de unasamblea. El Parlamento de Frankfurfracasó en años sucesivos. Lo má



positivo fue sin duda la implantacióprogresiva del Zollverein, o unióaduanera, que unificaba la

comunicaciones y la misma economíaPor lo demás, Alemania siguió dividid sin grandes cambios políticoFederico Guillermo IV pronto recuper

sus plenos poderes), aunque en algunde los estados perduró un régimesemiconstitucional.

En el mundo eslavo

Polonia se había sublevado y habísido aplastada en el ciclo de 1830. Eresto de los países eslavos —y emagiar de Hungría— corrieron s

primera aventura independentista e



1848. También aquí proliferaba enacionalismo. Aunque, como en estopaíses la burguesía estaba poc

desarrollada, el movimiento cayó emanos de nobles, de pequeñontelectuales o de demagogos. Un

prueba del escaso desarrollo culturapuede ser el hecho de que Szechenyuvo que escribir en latín su proclam

Sine Hungaria non est vita, para n

hacerlo en alemán. Ni él ni otros muchosabían escribir en húngaro, un idiomcon doce vocales y una gran cantidad dsonidos palatales, a los que no s

adaptaba bien el alfabeto latino, (nampoco el cirílico). Pero el héroe de l

revolución húngara fue un joveabogado, Nicolás Kossuth, de ardorosa



deas. La rebeldía frente a Viena lniciaron los nobles deseosos de un

monarquía independiente o autónoma

pero pronto, con la ayuda de las masasKossuth proclamó la república, aunqucon ello los revolucionarios quedarodivididos. Las tropas austríacanvadieron Hungría, con ayuda de lo

rusos, cuyo zar, Nicolás I, no deseaba eengrandecimiento de Austria, pero

menos la revolución en sus fronteras.El 8 de abril se sublevaron los checossiguiendo la corriente general, formaron en Praga una asamblea qu

reconocía libertades políticas suprimía los privilegios nobiliariosTambién aquí se unieron revolucióniberal y proclamación nacionalista



Pero las diferencias en un país en quos checos habían de convivir co

húngaros y polacos eran grandes, y la

ropas austríacas, como en Hungríasometieron de nuevo aquellos territorioal poder de Viena. Más fáciles dsofocar fueron las revueltas ocurridas eas provincias habitadas por los eslavo

del sur, como Eslovenia o Croacia. Eriunfo militar de los austríacos permiti

uego a estos mismos yugular su propirevolución.

En Italia

Aquí se conjugaron dos tipos derritorios: los autónomos y lo

dependientes de otra potencia, com



Milán y Venecia, sometidos al imperioaustríaco. En los primeros estallaromovimientos liberales y en los segundo

movimientos independentistas. Pero haun denominador común y es el deseo poparte de todos de unificar una Italidividida hasta entonces en una docende estados diferentes. Un movimientcultural, el Risorgimento, tuvo un papefundamental en la creación de un

conciencia nacional italiana. Enovelista Alessandro Manzoni, que nose dedicó a la política, contribuyó comnadie a la unificación de la lengua, y s

erigió en símbolo de aquella unidad, lmismo que el músico Giuseppe VerdiEn cambio, Giuseppe Mazzini fue máactivista que intelectual. Dirigía u



movimiento, La Joven Italia, en que sntegraban extrañamente los elementoradicionales con los revolucionarios

Quizá esta dicotomía fue una de lacausas del fracaso de la revoluciótaliana del 48.

Las revueltas se iniciaron en Nápolesdonde el rey Fernando II se vio obligada aceptar una constitución, y los hechose repitieron poco después en Piamonte

donde el rey Carlos Alberto dudabentre ponerse al frente de la revolucióo tratar de aplastarla. Los monarcas dParma y Toscana fueron desposeídos de

sus tronos respectivos. En Venecia seproclamó la República de San Marcoscontra los austríacos, y enseguida ssublevó Milán. Carlos Alberto quiso



aprovechar la ocasión para erigirse eunificador o por lo menos héroe dtalia, e invadió el Milanesado par

unirse a los patriotas; pero fue derrotadpor los austríacos en Custozza (1848)

ovara (1849). Nápoles y los EstadoPontificios, que en un principio shabían unido a la cruzada antiaustriacase volvieron atrás, ante el cariz qucobraba la revolución, y para no hace

el juego a los piamonteses. El papa PíX, tan patriota como los demás, sufriuna revolución en Roma, con easesinato del ministro Rossi, y hubo d

huir a Gaeta, mientras en la CiudaEterna se proclamaba la RepúblicRomana.

El hecho causó sensación en la Europ



católica, y ejércitos franceses (de Luiapoleón), españoles y austriaco

repusieron al papa en sus estados

Fernando II de Nápoles dirigió uncontrarrevolución y tomó durarepresalias contra los revoltosos. Loaustriacos recuperaron Venecia yLombardía. Todo quedó casi comoantes: sólo Piamonte, Toscana y Parmaconservaron sus constituciones. Eso s

a conciencia de unidad italiana smantuvo viva, y desde entonces existia seguridad de que tarde o tempranlegaría a realizarse.

En España

También en España hubo revolución



de 1848. Desde cuatro años antegobernaban los liberales moderados, os progresistas quisieron aprovechar e

movimiento europeo para conquistar epoder. Dos hechos frustraron aquí entento revolucionario. Por una parteos jefes más caracterizados del partid

progresista vacilaron a última horaemiendo que la revolución, una veevantadas las masas, llegase más lejo

que sus intenciones. Por otra, gobernabentonces el más caracterizado lídemoderado, el enérgico general Narváezque aplastó las dos intentonas de marz

mayo. España fue así el único país dEuropa donde estalló la revolución d1848, pero sin triunfar en su primemomento. Narváez gobernó con man



firme, y en 1848-1849 dirigió unespecie de dictadura, con las Cortes cassiempre cerradas, aun sin renunciar a lo

principios del liberalismo. Narváez shizo famoso en Europa, y tropaespañolas participaron en los hechos dtalia. Pero los más exaltados de lo

progresistas no perdonaron la vacilacióde sus jefes, y en 1849 fundaron epartido demócrata: un movimiento qu

de momento tuvo muy poca fuerza, perque habría de adquirir ciertmportancia en la revolución de 1854

resultar clave en la más decisiva d

1868.



11. LA ÉPOCA DENAPOLEÓN III

Entre 1850 y 1870, Europa occidentavive una etapa de prosperidad al pas

que la revolución industrial, iniciada englaterra, se desarrolla tambié

espectacularmente en el continente, sobre todo en Francia y AlemaniaTambién los Estados Unidos, enAmérica, se industrializan y aumentasus diferencias con los paíse

beroamericanos, productores dmaterias primas y sumidos cofrecuencia en conflictos internomovidos muchas veces por l

contraposición entre unitarismo



federalismo. Ya no hay márevoluciones en los paísedesarrollados; los Estados adquiere

mayor poder como tales (el hecho ecompatible con una mayor tendencia a ldemocracia), y las fuerzas de policíacada vez mejor organizadas, se encargade mantener el orden y en todo caso ecumplimiento de la ley. Eso sí, loproblemas sociales propicia

movimientos de reivindicación, y lproliferación de organizaciones obrera partidos socialistas en varios países

aunque todavía no pueden soñar e

alcanzar el poder. En estos veinte añoestallan unas pocas guerras entrpotencias, que casi nunca son decisivasHasta 1870 no se altera sensiblemente e



mapa de Europa trazado en 1815 por eCongreso de Viena.

Napoleón III en Francia

Un curioso encadenamiento de lo

hechos vino a dar a la revoluciófrancesa de 1848 una desembocadurdéntica —aunque en un proceso much

más rápido— a la que tuvo la de 1789un imperio presidido por un miembro da familia Bonaparte. No cabe duda d

que el doble sortilegio del pasado y de

apellido influyó en aquel desenlace, eun principio no imaginado. Pero tambiéugaron otros factores.

H. Labrousse ha hecho notar que en l

revolución de 1848 se alzaron lo



dueños de la «riqueza en movimiento—industriales, comerciantesprestamistas— contra los de la «riquez

estática», propietarios y rentistas. Hubalgo de eso, aunque también es verdaque en la «monarquía burguesa» de LuiFelipe ya abundaban entre las clasedirigentes los dueños de la riqueza emovimiento. Pero la Revolucióndustrial aceleró la formación d

nuevos grupos. Bien situadoeconómicamente, que deseaban teneacceso al voto, como los antiguosCuando lo obtuvieron, se hiciero

conservadores. Por otra parte, lmayoría de los franceses eran católicosmoderados y enemigos de udesbordamiento revolucionario. Se vi



cuando las elecciones. Curiosamente, euso de la democracia acabó con erégimen de la revolución. Y en terce

ugar, fue decisiva la aparición de unhombre que, como su tío en 1800, spresentaba como concertador. Lui

apoleón no era un personaje geniapero sí inteligente y hábil. Se ganó a laclases burguesas prometiendo edesarrollo de la industria y el comercio

a las clases populares ofreciendrespeto a la religión y ayuda a lagricultura. Se reforzaría la autoridad al mismo tiempo se mantendría e

sufragio universal. Fue así como Luiapoleón contó con la aquiescencia d

muy amplios sectores de todas las clasesociales, primero para asumir pleno



poderes en 1851, y luego parproclamarse emperador en 1852.

Fue demócrata hasta cierto punto

Votaban millones de franceses, peroapoleón se las arregló para alejar

sus enemigos políticos y para arrogarsunos poderes que durante muchos añono le fueron discutidos por casi nadieFue popular, y durante su mandatocreció la prosperidad, Francia s

ndustrializó a un ritmo mucho márápido que hasta entonces, se organizcon todos los instrumentos propios de uEstado contemporáneo, con un

administración eficaz y una política dgrandes obras públicas. París, por obrprincipalmente del más famoso de sualcaldes, Haussmann, se remodeló co



sus bulevares y se transformó en lcapital más bella del mundo.

Napoleón III era pacifista, y ademá

prometió paz a los franceses. Pero amismo tiempo estaba obligado mantener su prestigio imperial y a dar Francia un cierto papel hegemónico. Poello dirigió una política exterior muactiva, que en cierto modo centra larelaciones internacionales entre 1850

1870, y a la que nos referiremos prontoo pudo, sin embargo, evitar algunaguerras, que procuró liquidar rápida favorablemente, hasta que un fallo d

cálculo le hizo perder la francoprusianen 1870. Pero ya por entonces habíalegado nuevos tiempos.



Gran Bretañay su política mundial

Había dicho Canning que la política eel arte de hacer reformas para evitarevoluciones. Y tampoco a Gran Bretañafectó la revolución de 1848. En est

caso las reformas fueron la «ley dpobres», y la abolición de las «coaws» o leyes que impedían l

mportación de grano, medida estúltima tomada en 1846. Por entonces HCobden predicaba el librecambismo, lapertura arancelaria del comerci

exterior, en la seguridad de que con lexportación de productomanufacturados y la importación dmaterias primas, Gran Bretaña saldrí



ganando, como así fue. A mediados desiglo aumentaron prodigiosamente lndustria y el comercio. Lo

propietarios, perjudicados por lcompetencia agrícola extranjera, svinieron a Londres u otras grandeciudades industriales, allí construyerosus nuevas casas rodeadas, para nperder contacto con el campo, de upequeño huerto o jardín, iniciando as

una corriente muy característica deurbanismo británico. E invirtieron suahorros en empresas industriales o dservicios. El Estado, como en otra

partes, reforzó sus tentáculos. GraBretaña fue el primer país del mundo eadoptar el sello de correos, con lconsiguiente agilización de l



correspondencia. Los ferrocarriles uníaa todas las ciudades importantes.Desaparecido Canning, destacan com

íderes políticos el conservador Peel el liberal Palmerston. Los dos partidosories y whigs —entonces aun slamaban así— pasaron a ser partido

políticos del mismo corte que locontinentales. Gran Bretaña alcanzó asa plenitud del Nuevo Régimen si

saltos ni convulsiones políticas. Sí hubrevueltas sociales, promovidas por laTrade Unions o asociaciones obrerasSolo muy poco a poco fue mejorando l

condición del trabajador asalariado.Entretanto, la actividad industrial, si

competencia posible, y el dominio dos mares iban conquistando para Gra



Bretaña los mercados del mundo. Eunos casos, como Hispanoamérica (y lmisma Europa) se trataba de u

ventajoso comercio; en otros, se impusel control del terreno y la imposición, sera preciso, por la fuerza. A mediadode siglo, los ingleses tenían ampliontereses en Egipto y dominaban buen

parte del continente africano. En 183uvo lugar la guerra del Opio, que oblig

a los chinos a admitir las mercancíabritánicas y a cederles el enclave dHong-Kong, desde el que pudierocomerciar libremente. En la India

operaba la ya antigua Compañía de landias Orientales; pero la sublevació

de 1857 —guerra de los cipayos—permitió el recurso de la intervenció



militar. La Compañía fue sustituida poel dominio directo, y gran parte decontinente indostánico fue ocupado. Lo

ngleses se extendieron también poAustralia y ampliaban hacia el Oeste spresencia en el Canadá, hastconvertirlo en un país continental de maa mar, como los Estados Unidos. Antede que se iniciara la era decolonialismo propiamente dicho, Gra

Bretaña poseía ya un imperio ddimensiones mundiales.

La cuestión de Oriente

La política internacional, en la erromántica, al contrario de lo que ocurr

en la vida interna de los países, apena



pasa por momentos dramáticos. Ello econsecuencia de un predominio mufuerte de las tensiones interiores sobr

as exteriores; las diferencias políticasa nueva dialéctica entre grupos de mu

diversas opiniones o intereses, loproblemas sociales o los nacionalismodan una vitalidad muy grande a lhistoria interna y debilitan u oscurecea de las relaciones internacionales. L

única zona en que pudieron estallaconflictos entre potencias de ciertenvergadura es la del ángulo sureste dEuropa.

Las causas principales de la llamad«cuestión de Oriente» son tres: a) ldecadencia del imperio turco, incapade mantener en los Balcanes su domini



sobre los pueblos sureslavos; b) edeseo ruso, mantenido por Nicolás I, dalcanzar una salida al Mediterráneo po

os estrechos turcos, con el consiguientrecelo de los franceses y sobre todo dos ingleses; c) la rebeldía de lo

pueblos balcánicos, especialmentSerbia, deseosos de alcanzar lndependencia, con el consiguientrastorno para Turquía, pero también co

as inquietudes de Rusia y Austria, quaspiraban a una cierta preponderancien el espacio danubiano.

La cuestión resultaba así demasiad

complicada como para poder encerrarlen una fórmula. Rusos y austriacosaliados ideológicamente, recelaban dsus respectivas políticas balcánicas



franceses e ingleses se oponían aengrandecimiento ruso, pero tampocdeseaban cada una la hegemonía de l

otra potencia occidental en la zonaHubo situaciones extrañas: en la guerrurcoegipcia (1830-1840) se vio a Rusi

ayudando a su enemiga Turquía por lsencilla razón de que Inglaterra apoyaba Egipto, soñando ya con un canal eSuez. El tratado de Londres, en que cad

cual renunciaba a sus pretensionespermitió una precaria paz.En 1853, cuando Gran Bretaña

Francia parecían enfrentadas, Rusi

aprovechó la ocasión para declarar lguerra a Turquía. Sin embargoPalmerston y Napoleón III sentendieron más rápidamente de lo qu



esperaban los rusos, y declararon a svez la guerra a éstos. Fue la guerra dCrimea, un poco absurda, propia de lo

iempos románticos, llevada con escaspreparación técnica y militar, mprovisada por ambos bandos, que n

midieron bien sus posibilidades. Econflicto se limitó casi exclusivamental cerco de Sebastopol, ciudad dCrimea que después de un año d

combates fue conquistada por loaliados. Pero ni estos podían seguiadelante por la inmensa Rusia, ni lorusos recobrar la plaza o hacerse dueño

del mar Negro, por su inferior potencinaval. Al fin, cuando Francisco José dAustria envió un ultimátum a Rusia

icolás I se decidió a aceptar la paz



que ya unos y otros deseaban. Todoquedó casi igual. Turquía sobrevivióprotegida por los aliados, aunque tuv

que conceder a Serbia una ampliautonomía (Serbia se haríndependiente en 1878 tras el tratado d

San Estéfano). Se prohibía el paso dos barcos de guerra por los estrechourcos, medida que parecía perjudicar

Rusia y en el fondo la beneficiaba

porque los rusos no tenían posibilidadede asomarse con su débil flota aMediterráneo, y quedaban en cambiprotegidos de nuevas invasiones po

parte de una flota británica a la que nhubieran podido resistir.



12. LA UNIDADITALIANA

La revolución de 1848, romántica ponaturaleza, había presenciado e

exacerbamiento de los nacionalismospero no había logrado formalizar lunidad de dos nacionalidades covoluntad de Integración histórica, comAlemania e Italia. Esta unidad seríobra, curiosamente, no del romanticismpolítico, sino del positivismo político

propio de la siguiente generación, aparecería realizada no tanto por lespontánea e improvisadora acciópopular como por obra de la bie

calculada política de un núcleo y



existente, con vocación expansiva —Prusia, Piamonte— y bajo la direccióde un político a la vez enérgico

realista: Bismarck y Cavourrespectivamente.

Camilo Benso, conde de Cavour, fuministro de Víctor Manuel II dPiamonte desde 1852. No tenía nada dromántico: pragmático e inteligenteposeía dotes de organizador y era u

extraordinario diplomático. Comprendique no podía conseguir sus propósitosino aprovechando coyunturaexcepcionales, que le deparasen l

ayuda de otra potencia, pero econdiciones en que esta potencia npudiese engrandecerse a costa de lpropia Italia: y supo hacerlo. La unida



taliana se verificó en tres impulsodistintos: en 1858-1859 —guerra dLombardía, con ayuda francesa—, e

1866 —ocupación de Veneciaaprovechando la guerra austroprusian—, y anexión de Roma en 1870-1871aprovechando la guerra franco-prusianaLa unificación de Italia tiene tambiémucho que ver con la política exteriode Napoleón III. Por una parte, e

emperador francés tenía que hacer honoa su apellido y a las inclinacionetalianas de su tío; por otra parte

buscaba el fortalecimiento de los paíse

atinos frente a los germanos, y de aqusu justificación a la enemistad coAustria con el pretexto de favorecer loanhelos del pueblo italiano.



La primera fase

Cavour había convertido Piamontepequeño reino con capital en Turín, eun estado modelo, industrial, con un

buena red de ferrocarriles y un alto nivede vida y de cultura. Pero no podíerigirse en núcleo unificador de Italia —contra el poderío de Austria— sin layuda de una potencia exterior. De aquque los intereses de Francia y Piamontconfluyesen, al menos de momento. E

a entrevista de Plomhières (1858apoleón III se comprometió a ayudar Cavour en caso de una guerra coAustria. Menudearon desde entonces lo

ncidentes entre piamonteses



austriacos, bien fomentados por Cavoupara crear un clima propicio a sempresa.

Cuando en 1859 los austriacoexigieron a Piamonte la desmovilizacióde sus tropas, estalló la guerra, unguerra que iban a ganar para Italia lofranceses, no los piamonteses, pero da que éstos serían los único

beneficiados. Las victorias de Magent

Solferino, más difíciles de lo quapoleón III esperaba, permitieron locupación de Lombardía, con Milánaunque no la de Venecia. El emperado

francés, que no deseaba una guerrgeneralizada (quizá tampoco el excesivengrandecimiento de Piamonte) sapresuró a firmar una paz (paz d



Zurich), que ningún beneficio rindió os franceses y tampoco dejó contentos os italianos, pues solo significó l

anexión del Milanesado por Piamonte.Pero el impulso estaba ya iniciado,

Cavour sabría aprovecharlo hábilmentevaliéndose si era preciso de enemigosuyos, como el revolucionarirepublicano Garibaldi. Por de prontoas revoluciones que estallaron e

Parma y Modena y expulsaron a sumonarcas respectivos, sirvieron Cavour para intervenir contra lorevolucionarios y anexionar de pas

estos territorios al Piamonte. Entretant—1860— había estallado unrevolución de los sicilianos contra eabsolutista rey de Nápoles, Francisco II



Garibaldi acaudilló un cuerpo dvoluntarios —los camisas rojas— quiberaron la isla y más tard

desembarcaron en Nápoles, cuymonarca hubo de refugiarse en Gaeta¿Iba a proclamarse una repúblicacobina en Nápoles? Así parecía, pero

Garibaldi, un típico condottiero, ermucho mejor conductor dmuchedumbres que hombre de Estado,

no logró organizar el territorioMientras, estalló una revolución en laMarcas, zona oriental del los EstadoPontificios. Las tropas piamontesa

ntervinieron para yugular lnsurrección, pero siguiendo s

costumbre, no devolvieron el territorio Pío IX, sino que lo anexionaron



Piamonte. Cavour iba avanzando supeones con habilidad suprema.

Abierto un camino por el Adriático

hacia el reino de Nápoles, lopiamonteses pudieron invadir este reinodebilitado ya por la guerra civil, conquistar Gaeta, provocando labdicación de Francisco II. Garibaldi yno tenía nada que hacer. La victoria, lunidad de Italia, estaban en manos d

Piamonte, de Víctor Manuel II, dCavour. En 1861 se proclamó el reinode Italia, con capital en Florencia, cuysoberano no podía ser otro que Vícto

Manuel.

Segunda fase



Quedaban dos territorios italianofuera de la jurisdicción del nuev

Estado. Uno era el de Venecia. todavíabajo la dependencia austríaca. El otroos Estados Pontificios. Italia lo

consideraba propios como todos lo

demás, pero no se sentía coposibilidades de conquistarlos a plazbreve. En el caso del Véneto, porque la

ropas imperiales habían fortificado lfrontera, y Napoleón III ya no querícorrer más aventuras para engrandecer a familia de los Saboya; y en el d

Roma, porque aunque Pío IX apenacontaba con ejército propio gran partdel mundo católico se oponía a locupación; y el mismo Napoleón III



para ser fiel á sus compromisosmantenía una guarnición francesa en lCiudad Eterna, que más que por s

fuerza por su significado, constituía undiscutible elemento disuasorio. E

emperador francés hubiese preferido unconfederación italiana presidida por epontífice, y no una monarquíprogresista como la que personificabaVíctor Manuel o Cavour.

La conquista de aquellos territoriosólo era posible aprovechandconflictos exteriores a Italia, y lotalianos supieron sacar partido d

aquellas circunstancias. En 1866 estalla guerra austroprusiana. El cancille

Bismarck se atrajo con gusto a lotalianos, ofreciendo el Véneto com



recompensa a su alianza. Así, Italideclaró también la guerra a AustriaPero las tropas imperiales era

aguerridas, de suerte que los italianos nsolo no pudieron penetrar en Veneciasino que tuvieron que ceder terreno eLombardía, que estuvieron a punto dperder. Pero todo fue igual, porque lguerra la decidieron los prusianos en e

orte. La victoria de Bismarck obligó

Austria a la paz de Praga, que suponíaentre otras condiciones, la entrega dVenecia a Italia.

Tercera fase

En la misma Italia existían recelo

ante el proyecto de acabar con lo



Estados Pontificios, que simbolizaban epoder temporal del papa, un poder qucontaba con más de mil años de historia

desde los tiempos carolingios. Pero amismo tiempo existía la conciencia dque la unidad italiana no podríconsiderarse completa si no se incluía Roma en el nuevo Estado, y, más aún, sno se la convertía en capital, por obrde sus antiguos recuerdos de cabeza d

un inmenso imperio, que se mantenían ea memoria histórica de todos lotalianos. La nueva Italia tenía un poco

en aquellos tiempos de ardient

nacionalismo, de resurrección de lvieja y gloriosa Roma. Pío IX, que en uprincipio había mostrado un talantiberal y había sido por un tiemp



ndiscutiblemente un patriota italianmás, estaba, sin embargo, desengañaddesde la revolución de 1848, y recelab

de las intenciones de la poco clericamonarquía de los Saboya.

La ocasión para el último capítulo da unificación nacional llegó cuand

estalló la última guerra de unificacióalemana, la francoprusiana, que iba significar así, inesperadamente, l

ntegración de los dos países, Alemanie Italia. En efecto, Napoleón se viobligado a retirar sus tropas de Roma, en medio de la conmoción genera

despertada en Europa, los italianoatacaron, Roma sin contestación posibleLa guardia suiza pontificia difícilmentpodía defender el pequeño estado, y e



papa, en cuanto tuvo noticia dderramamiento de sangre en la PortPia, ordenó el cese de toda resistencia,

se encerró en su palacio vaticano, sirendirse ni llegar a ningún acuerdo: sconsideró simplemente prisionero. (Lanómala situación no se resolvería hastel pacto de Letrán en 1933.)

Italia se había convertido en una nuevpotencia europea, con sus casi 3

millones de habitantes y un buen nivecultural y económico. Pero ladiferencias eran muy grandes entre enorte industrial y el sur agrícola

nobiliario, donde dominabamentalidades completamente distintasCavour había muerto antes de veconsumada la unidad total, y su



sucesores hubieron de gastar suenergías en una empresa de unificaciónterna tan compleja o más que la propi

ntegración nacional, con la dificultaañadida de que faltaba ya el espíritlusionado del Risorgimento. A veces e

sueño es más estimulante que la realidaa lograda y, como tantos hecho

concretos, imperfecta. Así, aun con todsu significación cultural y materia

talia, peor organizada, pesnternacionalmente menos que otrapotencias de su categoría en el nuevmapa de Europa.

El imperio latino

La intervención francesa en Itali



formaba parte de una idea un tantdifusa, pero obstinada, que mantení

apoleón III para edificar una gra

Confederación Latina frente al poderíde las potencias más «bárbaras» dgermanos y anglosajones. Napoleócasó con la española Eugenia dMontijo, y procuró siempre mantenebuenas relaciones con Madrid. Suproyectos con respecto a Italia fuero

siempre un tanto inconcretos, pero quedclaro que por un tiempo soñó codisponer de una especie de protectoradsobre aquella península (por eso ayud

a los movimientos independentistatalianos, pero no quiso lleva

demasiado lejos su apoyo a Cavour os Saboya). Y soñaba con la anexión



pacífica de Bélgica. La política europeera demasiado complicada como parhacer posibles sus sueños de imperi

atino, o tan siquiera una simplconfederación de naciones latinas. Siembargo, de pronto, el proyecto srasladó a América. Aun era posibleevantar la gran mancomunida

panamericana que había soñado Bolívar oponerla al creciente poderío de lo

Estados Unidos. El ministro MicheChevalier fue el que convenció apoleón de la posibilidad de un

ntervención en la América de habl

española, y L. M. Tisserand inventó lexpresión «América Latina» (qudurante mucho tiempo no se empleó máque en Francia) para cohonestar e



mperialismo napoleónico.El pretexto de la intervención lo di

en 1861 la revolución mexicana d

Benito Juárez, de carácter progresista anticlerical. Juárez suspendió el pago da deuda a España, Francia e Inglaterra estas naciones, a iniciativa dapoleón, se decidieron a intervenir

Una expedición tripartita fue enviada Veracruz; Juárez ordenó el pago de la

deuda a sus acreedores, e hizo otraconcesiones: estos hechos fuerosuficientes para que españoles ngleses se dieran por satisfechos. Per

apoleón III quiso crear en México ugran imperio, envió refuerzos, ocupgran parte del país, e hizo proclamaemperador a un príncipe que se prestó



ello, Maximiliano de Habsburgo. Lomexicanos nunca toleraron el imperimpuesto, y dirigidos por Juárez y otro

caudillos, hicieron a Maximiliano unguerra implacable. Por si fuera poco, lonorteamericanos se consideraroambién enemigos de los franceses. E

difícil explicar la insistencia de lpretensión imperial mexicana d

apoleón III, aun después de qu

Maximiliano fuera preso y fusilado. Ldea de la «América Latina» fracasestrepitosamente después de una luchestéril de ocho años, y fue el prime

aviso del declinar del poderío y eprestigio del Segundo Imperio francés

o mucho después, se derrumbaría epropio imperio de Napoleón III e



Europa.



13. EL PROCESO DELA UNIDAD ALEMANA

Lo mismo que en el caso de Italia, lrevolución de 1848 señaló la explosió

rreversible del movimiento nacionalistalemán; y lo mismo que en Italia loresultados no estuvieron de momento a altura de las esperanzas. El fracaso s

debe en parte a la doble condiciónpolítica y nacional, del movimiento. Lanterminables discusiones en e

parlamento de Frankfurt condujeron muy pocos resultados concretos. Quizel logro más importante fue la creaciódel Zollverein o unión aduanera, que fu

entrando en vigor poco a poco. U



mercado común alemán puso en contacta los diversos estados y contribuyó crear intereses comunes.

Pero las dificultades eran grandesAlemania estaba dividida en treinta nueve soberanías distintas, muchas máque las de Italia, y celoso cada príncippor mantener aquella soberanía frente cualquier intento de debelarla. Loalemanes querían la unificación, lo

príncipes y muchos de sus políticos o dsus funcionarios, no. Otro tema ediscusión era el referente a la formpolítica: ¿una federación de Estado

iberales o democráticos, o un solpoder unificado fuerte, inclusautoritario? Es preciso contar tambiécon la protesta social, presente en uno



países que se estaban industrializandrápidamente. O con las diferenciareligiosas y culturales entre lo

católicos del oeste, más liberales abiertos, y los protestantes del este, márígidos y jerarquizados mental socialmente. Quizá la duda principal splanteaba a la hora de escoger el núclemedular de la futura unión. Desde eprimer momento se dibujaron do

modelos contrapuestos: a) la GraAlemania, presidida por Austria, cabezdel secular Imperio. Esta solucióabarcaría a todo el mundo alemán, per

supondría la convivencia bajo el mismpoder con pueblos no alemanes —magiares, bohemios, polacos, sureslavo—;b) una federación presidida po



Prusia que aglutinaría a los puebloalemanes del Norte, pero dejaría fuera Austria, que era no solo un paí

netamente germano, sino símbolo, daquel secular imperio. En la Dieta dFrankfurt se discutió entre la GraAlemania y la Pequeña Alemania, entra unión férrea y la federación. Cuand

al fin se decidió la solución puramentgermánica con cabeza en Prusia

Federico Guillermo IV no quiso aceptauna corona imperial procedente de unasamblea, y el proyecto de momento svino abajo. Pero la idea de unifica

Alemania perduró a aquella coyunturhistórica, y era tan fuerte por lo menocomo la que animaba a los italianos. Eadelante, todos los factores apuntaban



a unificación. El Zollverein permitió lformación de empresas auténticament«alemanas» mucho antes de que l

unidad política fuese un hechconsumado. También se potenció launidad cultural, y las universidadefueron una de las instituciones que mápesaron en la creación depangermanismo. Por otra parte, lobrotes de la protesta obrera o lo

movimientos republicanos unieron a lburguesía y fueron creando, poreacción, un ambiente favorable a upoder fuerte. La unificación se realizarí

así, como en Italia, por obra de unúcleo dominante, en este caso Prusia. bajo la dirección de un político dextraordinaria energía, pero también d



extraordinaria inteligencia como ecanciller Otto von Bismarck, un típic«junker» o miembro de la pequeñ

nobleza prusiana, educado en uambiente de autoridad y en un espíritmilitar de servicio disciplinadoexigente con uno mismo y con lodemás. Bismarck, el «canciller dehierro», fue el equivalente de Cavour etalia, pero con un carácter má

dominante y enérgico, y prototipambién, según siempre se ha dicho, da nueva concepción política positivista

En 1861 murió Federico Guillermo I

de Prusia y le sucedió Guillermo Iautoritario pero al mismo tiempprudente y realista. Dejó hacer acanciller Bismarck, y Bismarck unió



Alemania «por el hierro y el fuego»como él decía, esto es. mediante lguerra, pero haciendo gala d

magníficas dotes diplomáticas. Lunificación de Alemania no precisó dninguna guerra ajena a ella, como la dtalia. Napoleón III apoyó la

pretensiones de Prusia frente a las dAustria, pensando que así debilitaba aenemigo más fuerte, y, como en otro

principios de su política exterior, sequivocó. Cuando se dio cuenta de serror, era demasiado tarde.

La guerra de los Ducados

La unificación de Alemania fu

ambién producto de tres guerra



exteriores, aunque la que decidió lunión definitiva de todos los estados da Confederación fue la última.

En 1863 se planteó un problemsucesorio en los ducados de SchleswigHolstein, vinculados hasta entonces a lcorona danesa. Se disputaban lherencia Christian IX de Dinamarca Federico de Augustenburgo. Loprusianos apoyaron a este último, l

mismo que el imperio austrohúngarodecididos unos y otros a extender eámbito de los dominios germanosFueron los soldados prusianos los qu

nvadieron los ducados, utilizando poprimera vez el ferrocarril como medimasivo de transporte de tropasRealmente. Los territorios disputados n



fueron nunca para Federico dAugustenburgo, sino que se lorepartieron prusianos y austriacos

Schsleswig para los primeros y Holsteipara los segundos. Era un avance demundo germano, pero también un motivde discordia entre Austria y Prusia, quse manifestaría bien pronto.

La guerra austroprusianaLa discordia estalló en 1866, aunqu

estaba claro que en el fondo su causa n

radicaba en la administración de loducados, sino en las pretensiones, tantde Austria como de Prusia de arrogarsel papel de núcleo unificador d

Alemania.



Napoleón III, que seguía pensando qusu adversario más poderoso era emperio austriaco, apoyo moralmente

os prusianos. Sin embargo, se aliarocon Austria Baviera, Baden-Wurtenberg otros principados del Sur d

Alemania. Teóricamente, las fuerzas deFrancisco José llevaban ventaja, y todEuropa temió el engrandecimiento dAustria. Sin embargo, Prusia contab

con un ejército admirablementorganizado, y dirigido por uno de loestrategas más grandes del siglo, VonMoltke. El secreto de la victori

prusiana estuvo en su mayor rapidez dmovilización y en sus desconcertantemovimientos. Los soldados de Moltkpenetraron inesperadamente e



Bohemia, y plantearon la múltiplbatalla de Sadowa como una partida dajedrez. El ejército austriaco qued

virtualmente fuera de combate, y la pade Praga selló el predominio de Prusisobre Austria y triunfaba el norte sobrel sur, y con ello el plan de la «pequeñAlemania» o Alemania exclusivamentgermana a partir de aquel momentoAustria, sin papel alguno que jugar en e

mundo alemán, buscaría su destino poa cuenca del Danubio.

La guerra francoprusiana

Desde entonces Bismarck trató dasimilar a Prusia los distintos estados

alemanes, y se constituyó l



Confederación del Norte (Baviera fue lque más tenazmente se resistió a lhegemonía prusiana, y se negó, co

algunos pequeños estados vecinos, entrar en la confederación). Estaba clarque la unificación definitiva no podrílegar sino merced a una nueva guerra. Y

mejor que una guerra civil era preferibluna guerra exterior, capaz dentusiasmar a todos los alemanes.

Napoleón III había apoyado a Prusifrente a Austria, y Bismarck habíseguido inteligentemente el juego, siponer trabas a una eventual anexión d

Bélgica por Francia. Ahora, dominadode la mayor parte de Alemania, se opusorepentinamente a tales pretensiones. Erealidad, ni Francia ni Prusia tema



motivos de especial enemistad: la guerrque iba a estallar entre ambas potenciaera, si cabe decirlo así, de pur

conveniencia, y ambas partes ldeseaban, o la estimaba necesariaPrusia para coronar la unidad alemana, el imperio napoleónico para mantener sun poco maltrecho prestigio. NapoleóII iba perdiendo influjo en Europa

popularidad entre los franceses. Creí

que podía recuperarlos con unespectacular victoria militar.Así se explica que la guerra estallar

por un motivo bien fútil. En España, l

revolución de 1868 había destronado sabel II, y ahora el presidente de

gobierno, el general Prim, buscaba unuevo rey. Uno de los candidatos er



Leopoldo de Hohenzollern, sobrino dGuillermo I de Prusia. Éste nunca dio svisto bueno a la combinación, per

Francia exigió a Prusia una garantíotal. Guillermo I mantuvo una postur

prudente, pero se negó a cedencondicionalmente ante las presione

francesas. Bismarck desfigurigeramente la actitud del monarca e

una nota, a la prensa —el famos

«telegrama de Ems»—; Francia entendiun gesto de desprecio, y declaró lguerra a Prusia. Los franceses aparecíacomo agresores, que era lo que deseab

Bismarck: iba a aprovecharse así de «lcólera del pueblo alemán».

Todos los estados alemaneparticiparon en la cruzada contr



Francia, aunque el peso de laoperaciones recayó fundamentalmentsobre Prusia. De nuevo se puso d

manifiesto la superioridad técnica, quno numérica, de la maquinaria militaprusiana. Moltke, en una serie dmovimientos bien concertados, cercó a Ejército francés en Metz. Napoleón II

acudió en su ayuda con el II Ejército, antes siquiera de que pudiese dars

cuenta, quedó cercado a su vez en Sedaseptiembre de 1870). Días más tardeenfermo y desengañado, se rendía.

Mientras en Francia estallaba un

revolución republicana con grandendentaciones sociales, Guillermo I er

proclamado Kaiser, Emperador de todAlemania, en medio del orgullo



entusiasmo de los vencedores. Lunificación alemana fue históricamentmás operativa que la de Italia: no sól

por su mayor potencia demográfica económica —las diferencias existíanpero no eran abismales ni mucho meno—. sino por su mayor capacidad dcohesión. En este caso, el núcleunificador no era el más desarrollado más culto: más bien al contrari

potencia industrial e intelectual deoeste se unió a la potencia militar deeste, y a su vez la enriqueció: ambapartes se complementaban en su misió

histórica, en vez de contraponerse. Eeste caso también el genio unificador nhabía muerto prematuramente, comCavour en Italia. Alemania, bajo l



égida de Guillermo I y Bismarcquedaba desde 1870 convertida en lprimera potencia de Europa.



14. LAS NUEVASPOTENCIAS

EXTRAEUROPEAS

Posguerras civiles fueron causdirecta o indirecta de que dos paíseextraeuropeos, los Estados Unidos dAmérica y Japón, experimentara

profundas transformaciones internas y sconvirtieran en potencias temibles en econcierto mundial y dotadas de una cadvez más activa política exterior. Co

ello se daría un paso de gigante en eproceso de mundialización de lHistoria, y se consagrarían nuevos grandiosos planteamientos geopolíticos



de que daremos cuenta en el siguientcapítulo.

Los hechos son muy distintos en cad

caso. Los Estados Unidos vivían ynmersos en el mundo de la cultur

occidental, mientras Japón, aunque seun tanto inexacta la afirmación de quvivía en un feudalismo de puro cortmedieval, mantenía un aislamientmucho más fuerte respecto del mund

exterior. Con todo, ambos países habíaendido al aislacionismo, y sólo tras laconvulsiones de los años sesentpasaron a tener una participación activ

en una política mundial que por estoaños comenzaba a perfilarse. En efuturo habría que contar con ellos.



La transformación de los EstadoUnidos

Los Estados Unidos habían vividdesde sus orígenes un continuo procesde expansión, proceso que se hizo má

ntenso a partir de 1840. En 1845 sanexionaron el estado de Texas y de ladisputas consiguientes derivó una guerr

con México (1846-48), que les depara ocupación de Nuevo México California (y la compra de Arizona e1853). Los Estados Unidos eran ya u

nmenso país que corría del Atlántico aPacífico, aunque quedasen muchoespacios vacíos por medio. En 1850aquel país, tan grande como Europa



enía sólo 25 millones de habitantes.El hallazgo de las primeras minas d

oro en California potenciaría hast

extremos épicos la ya iniciada marchhacia el Oeste fruto en gran parte de lniciativa particular, protagonizada po

audaces grupos de pioneros aventureros; pero casi al mismo tiempa administración se extendía a lo

nuevos Estados, y las líneas d

ferrocarril, tendidas con frenéticceleridad, unían los territorios mádistantes. Es lógico que un crecimientan rápido provocase distorsiones

ensiones.Nunca había quedado del todo claro e

régimen de la federación de Estadoamericanos. La Constitución de 1789 er



muy breve de texto y flexible dcontenido, susceptible de numerosaenmiendas, que a lo largo de los años l

han ido concretando. Muchas de estaenmiendas fueron regulando larelaciones mutuas entre los distintoEstados. Unos presidentes habíaendido a reforzar el poder federal (e

Estados Unidos se conoce así el podecentral, el que depende directamente de

presidente, el gobierno y las Cámaras dWashington), mientras otros habíanpermitido un mayor grado de autonomía los distintos Estados.

Las diferencias quedaban cada vemás manifiestas conforme avanzaba eproceso de industrialización del Norteran industriales, comerciales



emprendedores, con excelente vista paros negocios, y proteccionistas en lo qu

se refiere al comercio exterior, con e

fin de proteger la producción propiaLos del Sur eran preponderantementagrícolas, patriarcales, máradicionales y librecambistas po

principios, a los que convenía la manabierta para exportar sus productoderivados de la agricultura y l

ganadería. Gran parte de su riqueza sdebía al laboreo de las tierras por unmano de obra abundante y barata, loesclavos negros, que ya no vivían l

situación indigna de otros tiempos, perque seguían dependiendo sin remedio da voluntad de sus amos, fueran esto

patriarcales y benignos o no. Aunqu



hoy pueda parecernos extraño, losureños votaban entonces al tradicionapartido demócrata, mientras los de

orte lo hacían preferentemente areciente partido republicano, máprogresista e innovador. Tambiénaunque pueda parecer paradójico, lodemócratas tendían más bien aiberalismo y los republicanos a l

democracia.

La guerra de Secesión

Con todo ello, se comprende que lguerra civil que estalló entre 1861 1865 no fuera provocadexclusivamente por el problema de l

esclavitud. Responde a la difíci



coexistencia de dos estructurasocioeconómicas muy distintas, a domentalidades o maneras de entender l

vida, y también a las diferencias dcriterio entre «federales» (unitarios) «confederados» (autonomistas).

La elección en 1860 como presidentdel republicano Abraham Lincolpropició la ruptura, ya que no fuaceptado por muchos Estados del Sur

Se constituyó la Confederación, opuesta la Unión, y con ella los EstadoUnidos quedaron por primera y últimvez en su historia «desunidos» en do

bloques contrarios, mucho más poderosel del Norte, por su superioridademográfica, industrial y tecnológicaaparte del hecho de que la mayoría de



os Estados el Oeste permanecierofieles a la Unión. La secesión amputó lesquina SE de los Estados Unidos, d

Virginia a Texas.La guerra abierta comenzó en 1861

Aunque los confederados estaban enferioridad numérica, sus tropas era

aguerridas y mostraron un superioentusiasmo, quizá porque defendíantereses vitales. El Norte mezclaba u

dealista abolicionismo de la esclavitu—no necesariamente generoso, puestque en sus Estados no había apenahabía esclavos— con un evident

pragmatismo desarrollista industrial financiero. El Sur, de tradicióibrecambista, puesto que vivía de l

exportación de su producció



algodonera, contaba con la simpatía dvarios países europeos, entre elloFrancia e Inglaterra (que de paso vería

con gusto un debilitamiento de loEstados Unidos como potencindustrial); pero no pudo recibir ayud

alguna, porque los federaleconstruyeron más y mejores barcos dguerra (inventaron el acorazado)destruyeron la flota contraria

bloquearon las costas del Sur. Loconfederados perdieron así su mejobaza económica, la exportación dalgodón, circunstancia que agotó su

reservas de dinero.Aun así, los sudistas, dirigidos por e

general Lee, avanzaron por la costatlántica, conquistaron Richmond



amenazaron Washington; pero acabaronagotándose. Entretanto, los caudillos de

orte, Grant y Sherman, obtuviero

grandes victorias por el interior, avanzaron por la cuenca del Misisiphasta llegar a Nueva Orleans. El mapde los confederados quedaba partido edos. El armisticio de Appomatox, e1865 significaba el triunfo del Norte, con él el triunfo de los que entonce

comenzaban a llamarse «yanquis»activos, industriosos, audaces, mperialistas, ya en lo político, ya en l

económico. La guerra de Secesión fue u

rauma, pero de ella habrían de surgios Estados Unidos con la

características que hasta hoy hemoconocido.



La revolución Meiji en Japón

En 1854, una escuadrnorteamericana, dirigida por ecomodoro Perry, se presentó ante e

puerto de Yokohama en una actitud muyanglosajona, mitad comercial, mitaguerrera. O los japoneses abrían supuertos al tráfico norteamericano, o esopuertos serían bombardeados. Luegobritánicos y rusos aparecieron en lmisma actitud. En 1858 y 1863 s

repitieron los bombardeos. Loaponeses quedaron admirados tantante los cañones como ante las máquinade coser, y comenzaron a otorga

diversas concesiones a los occidentales



Pero aquella admiración y aquellclaudicación —las dos al mismo tiemp— provocaron en el alma Japonesa un

de las más espectaculares conmocionede su historia.

Desde el siglo XVII, Japón vivía casotalmente recluido en sí mismo

presidido por los shogunes de ldinastía Tokugawa (habían sidoprecisamente las navegaciones europea

del XVI las que habían provocado estaislacionismo). Pero el poder de loshogunes quedaba en gran partmenoscabado por los gobernadores d

provincias o daimios, cuyo papel hsido comparado al de los antiguoseñores feudales de Occidente. Lodaimios eran grandes propietarios qu



hasta disponían de ejércitos propioscuyos oficiales eran los famosoguerreros samurais, que alguien h

parangonado a los hidalgos españolepor su valentía y su atávico sentido dehonor. Japón no era exactamente un paíatrasado, sino un país aislado; contabcon una cultura secular, una sociedadequilibrada, un aceptable nivel de vidauna buena organización del trabajo, per

vivía una vida propia por prescripcióa muy antigua de los shogunes, y estaba su vez dividido interiormente desde epunto de vista político y administrativo.

El intervencionismo occidentaprovocó una curiosa reacción sólo eapariencia contradictoria: rechazo poun lado de las imposiciones extranjera



ansia de fortalecimiento del imperiaponés; pero por otra parte la consign

de adoptar los adelantos de Occidente

para que Japón pudiera ser una potencimoderna y respetada en el mundo. Estmodernización sin romper con eespíritu tradicional fue la base de lrevolución Meiji (una revolución amismo tiempo política, social y mental)cuyo nervio fueron los samurais, per

que contó con el apoyo popular. Estrevolución o serie de revoluciones, e1866-68, derribó al débil régimen deshogunado y confirió plenos poderes a

emperador o Mikado, que desde tresiglos antes ostentaba una autoridapuramente religiosa.

Era entonces mikado el joven Muts



Hito, que pronto se reveló como uhombre inteligente y enérgico. Bajo sdirección, pero por obra también d

unas clases dirigentes ya preparadasJapón experimentó en pocos años unserie de transformaciones quasombraron al mundo. Es muy difícisuponer que todo este cambio haypodido operarse de la noche a lmañana como por arte de magia, y po

eso ahora, sin infravalorar en absolutel mérito del «milagro japonés», tienda creerse que existía ya, en la sociedaden la cultura y en las mentalidades un

capacidad virtual de cambio que hizposible toda esa transformación.

Mutsu Hito fue un monarca que reinó gobernó de acuerdo con las tradicione



aponesas, pero no por eso dejó dseguir las formas políticas de lopueblos occidentales. En 1889 s

promulgó una Constitución que preveíun régimen bicameral (aristocracia representantes del pueblo); la capital srasladó de Kyoto a Yeddo (Tokio), se

racionalizó y unificó la administración el país fue dividido en 72 kens

provincias. La antigua nobleza perdi

gran parte de sus propiedades y la tierrfue repartida entre millares dcampesinos, pero los hombredistinguidos y valiosos de las antigua

clases privilegiadas pasaron a formaparte de una sociedad de burócratas ejecutivos, herederos del viejo honor al mismo tiempo modernizados



honestos y eficaces.Pero lo más sorprendente del «milagr

aponés» no fue su adaptación a lo

módulos de la civilización —no tanto da cultura— occidental, sino s

vertiginosa capacidad de progreso modernización. En 1872 se inauguraba primera línea de ferrocarril en Japóna Tokio-Yokohama, de 30 km. de

recorrido; en 1914, Japón disponía d

más de 10.000 Km. de vía, y uno de losistemas ferroviarios más modernos demundo. En 1870, todos los barcos erade madera y movidos a vela. En 191

Japón disponía de una de las flotas dguerra y mercantes más poderosas de lierra. En 1870 no existía industria texti

propiamente dicha; en 1914 Japó



contaba con grandes factoríamanufactureras, capaces de producir aaño 250.000.000 de kilos de hilados

Japón había entrado a figurar con plenderecho entre las grandes potenciamundiales.



IV. LA ERA DEL

REALISMOY LA PAZARMADA(1870-1914)

A partir más o menos de 1870 senicia en la mayor parte del mundo un

nueva edad histórica. Su raíz está egran parte en un cambio de mentalidadel hombre occidental, que le lleva nuevas actitudes y también a nuevas más audaces aventuras. Com

consecuencia de ello, el progres



material se acelera, se alcanzaespectaculares avances científicos ecnológicos, la superioridad de

hombre blanco se hace más fuerte qununca, y le lleva a la exploración de loúltimos rincones del mundo, así como acontrol de sus recursos. La propiconciencia de su superioridad y de shegemonía proporciona a la mentalidadel hombre de Occidente una actitu

dominante y orgullosa, que le hace creecomo en un dogma en la seguridad de uprogreso continuado.

El crecimiento del poder del Estado

a propia conveniencia o necesidad dexpansión en demanda de nuevomercados auspicia el incremento de spoder militar. El patriotismo es ahor



menos un fervor popular —como lhabía sido en los tiempos románticos—que un sentimiento oficialmente inducid

por un sector público que se ha hechambién dueño de los sistemas d

enseñanza y los resortes de lpropaganda. Las «Grandes Potenciasexhiben su fuerza armada al mismiempo que cantan a la paz como una das grandes conquistas de l

civilización. Pero una concepción de lpaz basada únicamente en el equilibridinámico de fuerzas quedaba a mercede cualquier contingencia, como la qu

se produjo en 1914.



15. LA ACTITUDPOSITIVISTA

«Lo que yo quiero son hechos —decíun personaje de Dickens—; hechos so

o que hace falta en el mundo. Epreciso desterrar para siempre lpalabra imaginación». Ese personajestaba reaccionando como upositivista. La filosofía positivista habísido ya difundida por Augusto Comte e1844 como una actitud de pensamient

científico, capaz de organizar lsociedad y el mundo entero sobre basebien constatadas y seguras, que pudieraproporcionar al hombre una total certez

en sus ideas y convicciones, y d



garantizarle un progreso cierto ndefinidamente mantenido. Pero lo qu

podríamos llamar mentalidad positivist

es una actitud mucho más amplia, derivo no de la concepción comtiana, y sconsolida hacia 1870: una actitud quconfía en la capacidad del hombre parser cada vez más feliz en la tierragracias exclusivamente a su progresmaterial.

El destierro de la palabr«imaginación» significaba la superacióde la mentalidad romántica. El hombrromántico había concedido un

mportancia especial al sentimiento y a imaginación. Su propia vida se habí

movido muchas veces por impulsosAhora, toda esa actitud sentimental



maginativa produce cierta vergüenzaparece irracional o absurda, y se tiendno ya a lo riguroso y constatado, sino

o pragmático, a lo útil, a lo que resulta«No es con bellas palabras como sextrae azúcar de la remolacha, ni coversos alejandrinos como se obtiene lsosa de la sal marina», proclamabArago, uno de los más decididoapologistas de la actitud científica. Así

iende ahora a darse menos importancia los principios que a las aplicacionesLa filosofía, las ciencias especulativaen general, quedan en descrédito frente

os logros de una ciencia que sconsidera infalible y fuente de continuamejoras para la humanidad.

Las mismas artes se hacen realistas



desechan la fantasía. La pintura coDaumier, Courbet o Millet trata dreflejar «las cosas como son», resulte

bellas o no; y una finalidad similar tiena novela de Flaubert, de Dickens

Dostoyewski o Zola. en que es mámportante el estudio de loemperamentos humanos que el interés

el dramatismo de las situaciones. Lmentalidad se hace más materialista

más atenta a los bienes concretos de estmundo, y tiende a abandonar las formade espiritualismo —de fondo religioso no— propias de la edad romántica, y

menospreciar o criticar a las religionesDesde Comte se había hablado dsustituir a la religión por la ciencia, con Renán alcanza este prurito l



pretensión de un dogma infalible. Peres que a su vez la ciencia tiende hacerse progresivamente más práctica

es decir, a ponerse al servicio de lécnica.

El progreso científico

La ciencia de la era romántica abunden grandes logros; pero la de la segundmitad del siglo XIX no sólo la superasino que llega a conclusionesorprendentes que permiten u

conocimiento mucho más efectivo de lnaturaleza. En el campo de lastronomía se pasa del estudio de loplanetas al de las estrellas, se la

dentifica como otros tantos soles, s



determina su composición mediante eanálisis espectral, y se trata de conocesu origen y su evolución. El cálculo d

enormes distancias permite concebir uUniverso infinito, dotado de leyenalterables. Si en el Renacimiento l

Tierra había quedado destronada comocentro del Universo, ahora el Soresultaba ser un astro sin demasiadmportancia en un Cosmos que no tení

centro alguno y que era ilimitado sótropo. Los fabulosos descubrimientoen el campo de los espacios sideralesen lugar de fomentar la humildad human

ante tanta grandeza, sirvieron dpretexto para un orgullo de la ciencique se consideraba capaz de concebiuna realidad total e independiente d



oda trascendencia exterior.Paralelamente, se hacía

sensacionales descubrimientos en e

campo de lo ínfimamente pequeño. E1869-1871, Mendeleiev observó quciertas particularidades de loelementos se repetían de ocho en ochode acuerdo con su peso atómico: y asformuló su famosa Tabla Periódica. Deello se infería que los átomos (es decir

iteralmente «sin partes») no eran tales por tanto no eran indivisibles, sino questaban formados por partículas aún mápequeñas. El conocimiento de l

verdadera naturaleza de estas partículano experimentó un avance decisivo hastdespués del descubrimiento de lradiactividad por Becquerel, en 1896



Pero por de pronto, quedaba claro quno había átomos «específicos» dhierro, oxígeno o cloro; sino que lo

cuerpos eran hierro, oxígeno o clorsegún la disposición de las distintapartículas en el seno del átomo. Poprimera vez se dominaban lofundamentos esenciales de la química, yal tiempo que se comprendía mejor lnaturaleza de las reacciones, nacía un

ciencia mucho más profunda asombrosa, la «fisicoquímica» (hofísica de partículas). Los avances máespectaculares en el campo de la físic

de partículas no llegarían hasta el siglXX, aunque sus bases radican en lodescubrimientos hechos entre 1860 1900.



Otra ciencia que progresdecisivamente fue la biología. Por unparte, un humilde fraile silesiano

Gregor Mendel, experimentando coguisantes, descubrió por 1865 las leyede la genética, aunque su explicación nlegaría hasta finales de siglo. Por l

misma época Schwan descubría lestructura celular. Comenzaba a intuirsel fundamento científico de la vida y su

posibles formas de reproducción. Dotro lado. Pasteur y Koch, por 1870-75descubrieron microorganismos, capacemuchos de ellos de provoca

enfermedades, y hallaron vacunas contrmales hasta entonces difícilmentcurables o irreversibles. También aqua búsqueda del microcosmos conducí



a conclusiones sensacionales.Pero la teoría más inquietante fue l

que en 1859 dio a conocer Charle

Darwin, con El Origen de las EspeciesLa idea de que cada una de las especieanimales —¡incluido el hombre!— nhabía sido creada individualmente, sinque procedía de la evolución de unas eotras, y siempre en continua progresiónvino a romper convenciones seculares

al mismo tiempo a convertir el dogmdel Progreso en un principio universaDarwin, religioso y prudente, no llegan lejos como sus entusiasta

seguidores, tales Haeckel y Spencer, quse convirtieron en verdaderos apóstolede una nueva y revolucionaria doctrina.



Los ataques a la Iglesia

La ciencia positivista, a la que debe lhumanidad tantos avances, cayó, por lpropia naturaleza de sus postulados, eun verdadero dogmatismo, orgulloso

dominante e intransigente. Ya Comtequiso hacer de la Ciencia la base de un«Nueva Religión de la Humanidad». E

Universo infinito, eterno autoexplicado, hacía innecesaria lexistencia de una creación y por tanto dun Creador. El descubrimiento de la

células, los cromosomas, el entramadde los tejidos —todo producto dcomplejísimas reacciones orgánicas—hicieron suponer que la vida no es má



que una forma determinada de lquímica. Wundt llegó al escándalo aafirmar que el alma no es más que u

principio material, aunque misteriosoFreud y Lombroso pretendían que laacciones humanas no son libres nracionales, sino resultado de la propicontextura anímico-orgánica, que ladecisiones son producto de factorenconscientes, y que nacen individuo

virtuosos o criminales, por lo cual lvirtud y el vicio no provienen de libertad o de la voluntad humana, sin

de la propia contextura vital. Por si ell

fuera poco, los darwinistas predicabaque el hombre no es fruto sino de levolución perfectiva de sererracionales.



Todo ello provocó una actitud abiertde ataques a la religión —especialmente a la católica—, más qu

por parte de los científicos, por la dsus entusiastas propagandistas. Haeckeproclamaba como el avance más grandde su tiempo la desaparición de lsobrenatural. Abundaron por otra partos estudios de la personalidad de Jesú

de Nazaret como un simple pensado

humano: tales fueron la Historia desús de David Strauss, o la Vida d

esús de Ernest Renán; este último, aponerse teóricamente al lado de Jesús

aquel «hombre dulce y desgraciado»hizo si cabe más daño a la fe de muchosF. Nietzsche, cantor del «Superhombre»de la fuerza de voluntad y del triunfo d



os más dotados, considera acristianismo como una reacción de lo«resentidos», aquellos que no pudiend

riunfar en esta vida, lo esperan todo da eterna.

La ciencia positivista, con todos suorgullosos postulados, acabaríentrando en crisis a comienzos del siglXX, y sus conclusiones se harían cadvez menos satisfactorias o má

nsuficientes para explicar efundamento último de las cosas. La idedel Universo infinito sería matizada poa definición einsteniana —por otr

parte difícil de comprender por eprofano— de un Universo «finito, percarente de límites»; la deevolucionismo darwinista serí



sustituida por la del transformismmediante «mutaciones» puntuales; otraeorías serían matizadas, cambiadas,

puestas en entredicho. La ciencia desiglo XX es mucho menos segura que ldel XIX, en el sentido de que duda dmuchas cosas y huye de las afirmacioneerminantes. Pero en la época a que no

estamos refiriendo, muchos creyeron quse había alcanzado un estadio no sol

definitivo, sino irreversible en econocimiento humano, y trataron dconvertir a la ciencia en el sustitutivo duna religión que creían destinada

desaparecer.Las actitudes de ateísmo —a veces u

ateísmo muy militante— proliferaropor Europa como nunca hasta entonce



o habían hecho. Pero, aunque la IglesiCatólica fue el blanco principal de suataques, fueron los protestantes, quiz

menos preparados para ello, los qusufrieron el mayor número ddeserciones. La Iglesia Católica contcon dos papas enérgicos y activosaunque muy diferentes entre sí. Pío IXque había simpatizado con los liberale se había desengañado tras l

revolución de 1848, contraatacó a ladescalificaciones con documentos mufirmes, como la encíclica Quanta Cur

el documento extraoficial Syllabus

que condenaba la fe ciega en la simplrazón humana para alcanzar las últimaverdades. La fe descansa sobre udepósito permanente, mientras l



ciencia, aunque se base en un doprecioso concedido por Dios al hombrepuede equivocarse, y de hecho se h

equivocado muchas veces. Su sucesorLeón XIII, intelectual y aficionado a laciencias, reaccionó de manera menoradical, pero no menos eficiente. Fe ciencia se encuentran en distinto plano pueden entender las cosas de una manerdiferente; pero no existe ni puede existi

una contradicción radical entre ellaspuede haber en un momento determinaddiferencias de interpretación, pero estadiferencias, al cabo, no so

nconciliables, y con el tiempo puedeser superadas satisfactoriamente. LeóXIII fomentó la formación dntelectuales y científicos católicos, qu



contribuyeron a limar lacontradicciones aparentes. Esta labosería continuada, ya en el siglo XX, po

Pío X (1903-1914). Puede decirse qua Iglesia, paradójicamente, sali

fortalecida y más unida de aquellcrisis, alcanzando también un mayoprestigio en muchos ámbitos.

Los avances tecnológicosEs natural que la mentalida

positivista busque al conocimient

científico un fin práctico. Y laaplicación de la ciencia a un fin práctices la técnica. El periodo 1870-190presencia un desarrollo tecnológic

como nunca se había registrado hast



entonces. Los progresos de lermodinámica, la rama de la física e

que los sabios pusieron más énfasis

partir de 1865, permitieron un mácompleto conocimiento de la energía, dsus posibilidades y sus aplicaciones

unca se hicieron tantos «inventosconcretos y capaces de cambiar laformas de la vida humana como poaquellos años. Sin embargo, muchos d

aquellos inventos no fueron obra dcientíficos puros, sino más bien d«aficionados» dotados de un fabulossentido práctico. Edison fue vendedo

de periódicos y luego empleado en unfábrica; Siemens no había estudiadfísica, Graham Bell fue un simplexperimentador, y Marconi poco má



que un autodidacta.Una lista de los principales invento

—que de ser completa resultarí

nterminable— puede darnos cuenta dsu importancia.

1855. Cerradura de seguridad (Yale).

1857. Convertidor de acerBessemer).

1858. Máquina de coser (Howe

Singer).1859. Combustión del petróleo.1859. Hélice propulsora (Ericsson).1860. Pavimentación con asfalto.

1861. Cerilla (Lundstrom).1862. Convertidor Siemens.

1864. Máquina de escribiRemington).



1864. Bicicleta (Lallement, Meyer).1865. Refrigeración artificial

frigorífico (Linde, Tellier).

1865. Calefacción central poradiadores.

1866. Dinamita (Nobel).1867. Cemento armado (ingeniero

franceses).1870. Horno eléctrico (Siemens).1870. Celuloide, plásticos (Hyatt).

1871. Ascensor (Otis).1873. Dinamo (Siemens).1876. Teléfono (Graham Bell).1879. Lámpara eléctrica (Edison).

1880. Rodamiento a bolas.1881. Tranvía.1884. Turbina (Parsons).1884. Linotipia (Mergenthaler).



1886. Motor de explosión (Daimler).1886. Fotografía con películ

Eastman).

1887. Alternador (Tesla).1889. Seda artificial (Chardonnet).1890. Dirigible (Zeppelin).

1892. Motor de combustión internDiesel).1895. Telegrafía sin hilos (Marconi).1895. Rayos X (Röentgen).

1896. Cinematógrafo (Lumière).1896. Radiactividad (Becquerel).1897. Automóvil de gasolina.1902. Avión (Wright).

1905. Telefonía sin hilos, radioMarconi).

La «era de los inventos» represent



una serie de sustanciales mejoras de laposibilidades del hombre comdominador de la naturaleza. Esta

mejoras corresponden a cuatro órdenedistintos: a) locomoción; bcomunicación a distancia; c) comodidao confort; d) trabajo.

Ya en la primera mitad del siglo XIXhabía aparecido el ferrocarril; pero ehacia 1860 cuando se inicia la que lo

ngleses llamaron «railway age». Poentonces existían 200.000 km. de víendida en los campos del mundo, y lorenes podían rodar a 75 km/h.; en 190

había ya casi un millón de kilómetros dvía, y la velocidad podía alcanzar lo120 km/h. Los Estados Unidos sconvirtieron en un gran país continenta



gracias al ferrocarril. Y sin eTransiberiano difícilmente se hubierpodido mantener la presencia rusa

orillas del Pacífico. Si las vías férrearevolucionaron los sistemas dransporte terrestres, la hélice permiti

al barco de vapor atravesar sin riesgo a plena carga los océanos (los barcos druedas, inestables y lentos, ibacargados casi exclusivamente con e

propio carbón que consumían). Haci1900 era posible llegar de Europa América en una semana. La bicicleta el tranvía permitieron desplazarse por l

ciudad (y permitieron de paso laparición de la gran ciudad). Eautomóvil, aunque ya por los añoochenta se hicieron los primeros



oscos ensayos, no alcanzaría una formparecida a la actual hasta los últimoaños del siglo. Muy poco despué

aparecería el avión.Por lo que se refiere a la

comunicaciones a distancia, el telégrafoel teléfono y la radio transformaron lmarcha del mundo. En 1878, la reinVictoria de Inglaterra envió apresidente norteamericano Buchanan u

elegrama que tardó 17 horas 40 minutoen llegar a su destino, hecho que fuconsiderado como un logro increíblePero cuando en 1896 tuvo lugar l

ubilación de lord Kelvin, sus amigos lenviaron un telegrama de felicitación dLondres a Londres dando la vuelta amundo: el mensaje tardó siete minuto



en hacer ese recorrido. En 1864 habíescrito Abbott: «hoy, en un mes, unadea puede dar la vuelta al mundo». E

1900 podía hacerlo en pocos minutos, ypor supuesto, llegar a muchas mápersonas.

La comodidad o recreo del hombrmejoraron con los sistemas dcalefacción y refrigeración (este últimhizo posible importar a Europa carn

americana, más barata), la luz eléctricpermitió cambiar los horarios del mundcivilizado. La fotografía, el cine, edisco, más tarde la radio, dieron lugar

nuevas posibilidades de esparcimientoLa vida se hizo más cómoda, ayudadademás por la «onda larga finisecular—baja de precios provocada por l



abundante producción, sin que eempresario perdiera por eso, puesto quproducía y vendía mucho más— y s

hicieron frecuentes los viajes de placerde veraneo, o los grandes espectáculosLa rotativa permitió pasar a loperiódicos de tiradas de pocos miles dejemplares a otras de cientos de mile—a fines de siglo ya de un millón ediarios de Londres, París o Nueva York

—, al tiempo que se abarataba sprecio: la noticia del día llegaba poprimera vez de todo el mundo a todo emundo.

No menos importante fue lransformación de la producción por l

máquina. Suele llamarse «segundrevolución industrial» a la caracterizad



por el empleo del petróleo y lelectricidad. La feliz combinación de ldinamo y la turbina permitió l

producción fácil y masiva de energíeléctrica, y el alternador hizo posible sransporte a larga distancia. L

electricidad movía tranvías, perambién máquinas de todas clases, aiempo que proporcionaba una brillantluminación tanto en el interior de lo

edificios (los primeros en estrenarlfueron el palacio de Buckingham eLondres y la Ópera de París), como eas calles. El convertidor Bessemer —

más tarde el más perfecto de Siemens—convirtieron el acero de un metasemiprecioso por escasísimo, esuperabundante y elemento fundamenta



del nuevo maquinismo. En 1850 sproducían en el mundo unas 80.00oneladas anuales de acero; a fines d

siglo, la producción alanzaba los 5millones de toneladas. La máquina lograsí posibilidades de trabajo nuncsoñadas. Si a fines del siglo XVIII principios del XIX inventaron longleses ingeniosas máquinas —todaví

en gran parte de madera— para hilar

ejer, la segunda mitad del XIX significóun avance sin precedentes. La calcetermás hábil puede hacer 120 mallas pominuto; la calcetadora mecánica d

agujas articuladas alcanza las 480.000La revolución del petróleo fue un pocmás tardía, aunque ya estaban en marcha fines del XIX los motores de Daimle



de Diesel —hoy siguen siendo los domás empleados—, que acabaríarevolucionando tanto el trabajo como l

ocomoción. Un americano audaz, JohD. Rockefeller, se lanzó en 1870 a laventura de extraer petróleo con uncompañía de incierto porvenir, lStandard Oil Company; a fines de siglera uno de los hombres más ricos demundo.



16. LAS GRANDESPOTENCIAS

Hacia 1870, después de launificaciones de Italia y Alemania, y d

as espectaculares transformaciones eEstados Unidos y Japón, quedconsagrado un nuevo concepto, el dGran Potencia, reservado a los países dalto poderío económico y militar, y dreconocida capacidad de influjmundial. Muchos son los factores qu

comportan esta consagración, incluida lpropia mundialización de la Historia. Edesarrollo económico potencia longresos fiscales, que permiten al Estad

elaborar presupuestos muy superiores



os de una o dos generaciones antes; lcosa pública puede así contar con upoderoso ejército de funcionarios qu

administran, regulan e intervienen couna eficacia y una capacidad de controdesconocidas hasta el momentocontribuyendo así desde un punto dvista oficial a la consagración de eselemento tan consustancial al mundcontemporáneo como es l

Organización; y al mismo tiempmantienen un poderoso Ejército militaadiestrado en continuas maniobras armado hasta los dientes, destinado e

principio a la defensa de los «sagradontereses» de la patria y a

mantenimiento de la paz; pero que cosus brillantes desfiles por las nueva



avenidas fomenta el orgullo nacional, uorgullo que acabaría trocándose erivalidad entre las Potencias.

La propia necesidad de lorganización, nacida en parte por edesarrollo de las grandes, a veceenormes ciudades, exige y al mismiempo justifica la asunción de nueva

funciones por parte del Estado, con laparición de multitud de servicios hast

el momento no necesarios. También nivel nacional el Estado organiza o eocasiones financia los grandes serviciopúblicos: correos, telégrafos

universidades, ferrocarriles, sanidad. Amismo tiempo, y con el fin de facilitar promover la cultura de los ciudadanosel sector público asume o controla l



educación desde sus primeros niveles, decreta la enseñanza oficial obligatoria, de acuerdo con unos plane

de estudio trazados desde arriba, y nsin intención educadora en sentido dfidelidad a lo propio y peculiar de cadpaís; como también se haceobligatorias la instrucción militar, lvacunación y otras medidas sanitariasTodo ello requiere por su parte la

realización de grandes y costosas obrapúblicas. Esta progresiva y a veceabsorbente asunción de funciones por eEstado no significa, al menos en sentid

eórico, un retroceso político, sino qual mismo tiempo y en casi todas partese experimenta una tendencia general dpaso del liberalismo a la democracia



simbolizado en la implantación desufragio universal. Ahora son todos ocasi todos los ciudadanos (de moment

os varones) quienes que eligeperiódicamente a sus gobernantes; perestos gobernantes, aunque pueda pareceparadójico, disponen de unonstrumentos de ejecución y control mu

superiores a los de los tiemporománticos, y por supuesto, a los de

Antiguo Régimen.El Estado favorece la industria, ecomercio, las comunicaciones. Adirigir la enseñanza, procura forma

«buenos ciudadanos», y fomentar epatriotismo y el orgullo nacional. Areforzamiento de las fuerzas armadaacompaña ahora el navalismo, y nuevo



buques de guerra, entre ellomonstruosos dreadnoughts acorazados, erizados de cañones, son e

símbolo de la grandeza nacional y dedominio de los mares. Al imperialismosucede casi por necesidad ecolonialismo, y en el plazo de un tercide siglo la mayor parte del mundo ncivilizado queda directamente bajo epoder o indirectamente bajo l

nfluencia del civilizado. Llega umomento en que no se puede concebiuna «gran potencia» sin colonias, muchas veces se mide el poderío de u

país por la extensión de sus posesionecoloniales, o por la población de esodominios en lejanas regiones del mundo



La Inglaterra victoriana

El reinado de Victoria I (1837-1901es el más largo de la historia británica, señala un periodo dorado de paz intern externa, de extraordinaria prosperida

económica y de impresionante impulscolonial. Pero es sobre todo la nuevgeneración presidida por Disraeli

Gladstone, a partir de 1864, la qualcanza la plenitud de aquel esplendor, oda la personalidad de su ambient

colectivo, caracterizado por l

distinción, la cultura, los buenomodales y un cierto puritanismo. Lbuena sociedad hace estudiar a sus hijoen famosos colegios, realiza viajes d



placer por todos los rincones del mund—inaugurando propiamente lo que hoes el turismo—, asiste a las carreras d

caballos organizadas por lord Derby eAscott, y se forma en los intachableprincipios de la caballerosidad y epatriotismo: por supuesto también deorgullo nacional. De la vitalidad dGran Bretaña da razón un hechdemográfico: en 1860 tenía 26 millone

de habitantes (sólo el 60 por 100 dFrancia); en 1912 había alcanzado Francia, con 41 millones.

Hasta entonces, el más important

político había sido el viejo Palmerstonfallecido en 1865. Tomaron el relevodos hombres extraordinarios, econservador Benjamín Disraeli y e



iberal William Gladstone. Disraeli erbrillante, original, con rasgos entrgeniales y teatrales, dotado de un

personalidad cautivadora, y activpromotor de la grandeza británica en eexterior; Gladstone era pacíficosolemne, intachable, excelentadministrador y más preocupado por loproblemas interiores. De su época datamuchas importantes decisiones: l

reforma de la ley electoral de 1866ampliada aún más en 1884, que suponel paso del liberalismo a la democraciaa ley de funcionarios de 1870, qu

mplantaba en Gran Bretaña lopoderosos resortes del Estadcontemporáneo; la Trade Union Act d1871, que legalizaba los sindicatos y le



confería una nueva función (la situacióde los trabajadores. penosa en la erromántica, fue mejorand

progresivamente), y la Judicature Acde 1873, que unificaba y simplificabos procedimientos judiciales.Gran Bretaña, el banquero del mundo

primera potencia industrial, dotada de lflota de guerra y mercante más poderos dueña de la quinta parte de las tierra

emergidas, vivió una época excepcionacomo no se recordaba antes ni srepetirá después.

La III República en Francia

La derrota de las tropas de Napoleó

II —y la prisión del propio emperado



— a manos de los prusianos provocó uremendo trauma en Francia. S

constituyó un gobierno provisional e

que figuraban el moderado Thiers y erepublicano Gambetta. Pero lconmoción más grave fue la revuelta da Commune, en que los elemento

populares, bajo un claro signo drevolución social, se adueñaron de Parí causaron grandes destrucciones; d

resultas de las luchas que siguieron, sregistraron 15.000 muertos, y gravedaños en la capital francesa, que viviunos meses de anarquía, hasta que l

situación fue dominada por el EjércitoLos desórdenes unieron a los grupoconservadores —y a los mismocampesinos, opuestos a las revuelta



urbanas—, de suerte que los primeroaños de la III República fueron demple conservador hasta el punto d

que durante siete años presidió erégimen republicano un monárquico, ealmirante Mac Mahon. Sin la mutuenemistad entre legitimistas orleanistas, la restauración monárquichubiera sido, como en 1851, la salidmás previsible.

Luego, el crecimiento de las ciudadesas inquietudes políticas del mundobrero en una época de industrializaciócreciente, y la toma de posiciones d

una activa y cada vez más influyente, veces agresiva intelectualidaprogresista, fueron dando armas a lzquierda, y no solo la idea de un



restauración monárquica se fudisolviendo, sino que la III Repúblicaaunque siempre con vaivenes y un

continua inestabilidad, acabaríomando con los años un air

francamente radical. Francia sería haci1900 una república laica y auanticlerical. Este proceso obedece eparte al afán —paralelo al del resto dEuropa, pero en este caso más militant

— de asunción por parte del Estado dodas las funciones educativas, que lleva la prohibición de enseñar a loesuitas, y a la proclamación de u

sistema de enseñanza laico-estatal.Desde el primer momento se impuso e

sufragio universal, acompañado de ufrondoso parlamentarismo; aunqu



Francia contó con presidentes de grapersonalidad, como Mac Mahon, Grevyun hombre favorecedor de la burguesí

de negocios, o Jules Ferryemprendedor, reforzador del Estadoque fomentó la industrialización, lenseñanza, las comunicaciones, contribuyó como nadie a la construccióde un gran imperio colonial. El lema dFerry era que «el futuro y la grandeza d

Francia están fuera de Francia» (en lacolonias). Vinieron luego presidenteradicales y anticlericales comWaldeck-Rousseau y Combes, con lo

cuales se entra ya en el siglo XX.Francia tuvo una «belle époque» má

agitada que Inglaterra, con abundancide escándalos públicos, como e



«affaire Dreyfus», el movimientultranacionalista y revanchista lideradpor el general Boulanger, o hasta e

asesinato del presidente Camot. Por lúltima década del siglo XIX se hizfrecuente el terrorismo social, dcarácter anarquista. Pero todo ello nfue obstáculo para que el país recibiesun fuerte impulso industrializador, sdesarrollase la cultura, existiese un

ambiciosa política exterior, y sadquiriese un gran imperio coloniaFrancia no solo seguía siendo una de lamás prestigiosas y respetadas potencia

mundiales, sino que alcanzó un grarenombre por sus corriententelectuales, por sus gustos literarios

artísticos, que en gran manera lideraro



a Europa, y hasta por su hegemonía en earte de la moda, que convirtió a París epunto de referencia obligado en todo e

mundo occidental. Francia trató dcompensar su inferior potencialidaeconómica —respecto de InglaterraAlemania o los mismos Estados Unido— con un pretendido y muchas veceogrado liderazgo en los campos de l

cultura y el gusto. La magna Exposició

Universal de 1889 —para celebrar ecentenario de la Revolución—constituyó, con sus maravillas nventos, un motivo de orgullo naciona

presidida por la que fue durante muchiempo emblema de la nuev

arquitectura, la grandeza y la técnica: lorre Eiffel.



La Alemania de Bismarck

El caso de Alemania fue realmentexcepcional, por cuanto un conjunto dcasi cuarenta estados distintos, de lo

que solo uno, Prusia, era poderoso —sique de por sí pudiese considerars«gran potencia»— se transformó con sunificación en centro y eje de la balanzde fuerzas europea. Alemania unificadpasó a ser la segunda potencidemográfica en Europa, después d

Rusia; la segunda industrial, después dnglaterra —la que acabaría superandhacia 1910—, y la primera militar.

La unificación de Alemania, por lo

que se refiere al régimen interno y a l



administración, tampoco fue fáciaunque mucho menos problemática qua de Italia. Como Prusia había sido l

artífice del movimiento unificador (ella sola reunía una población similar a del resto de Alemania), la unificació

supuso en cierto modo unprusianización. Pero frente a lAlemania prusiana, luterana, de formapolíticas autoritarias, con una noblez

propietaria que recordaba aún laformas del Antiguo Régimen, estaba lAlemania occidental, de predominicatólico, más culta, más industrializada

con una clase media poderosa y máafecta desde tiempo antes a las formadel liberalismo. Poco a poco, eoccidente fue cobrando más peso



protagonismo, hasta contrarrestar, sisuprimirlo en absoluto, el elementprusiano. En Italia, el núcleo unificador

Piamonte, había sido, ya desde el inicioel más rico, culto e industrializado, esta circunstancia contribuyó a perpetuao incluso incrementar las diferenciaentre Norte y Sur; en Alemania fue, poo que queda dicho, más fácil alcanzar

si no una plena fusión, un mayo

equilibrio entre las partes.El canciller Bismarck, tan inteligente hábil como enérgico, fue también eartífice de esta segunda unificación, l

nterior y cultural, quizá menoespectacular, pero más delicada, entras distintas tradiciones alemanas

Pretendió al principio imponer po



doquier el patrón prusiano, y quizá mápor presión de algunos intelectuales qupor iniciativa propia, emprendió un

«lucha cultural» o Kulturkampfdestinada en principio a lhomogeneización en la formación enseñanza de los alemanes, pero qudegeneró de hecho en una auténticcruzada contra la religión católica. Fuuna política que suscitó el descontent

de amplios sectores del oeste y sur depaís. La Kulturkampf fue frenada por laparición de un fuerte partido de centr—llamado precisamente Zentrum— d

fondo católico, que fundó un políticnteligente, Windthorst. Bismarck acabó

reconociendo su error, y la alianza de spartido liberal-nacional con el Zentru



dio lugar a una política más moderada abierta.

A partir de un atentado fallido contr

Guillermo I, comenzó Bismarck unactiva campaña contra los socialistaspero también en este caso reaccionócompensando sus medidas represivacon una serie de leyes protectoras de lorabajadores, cuya condición mejor

progresivamente. Bismarck, hombr

pragmático y flexible, típicamentpositivista, supo rectificar sus errores conducir a Alemania por caminos dprosperidad interior y segurida

exterior. El II Reich era la primerpotencia del continente, pero el astutcanciller se las ingenió para evitar unalianza general antialemana.



Por eso mantuvo buenas relacionecon Gran Bretaña, y aunque su industriestaba dotada para competir en todos lo

mercados mundiales, no quiso participaen el reparto colonial, que le hubiesconcitado inevitablemente enemistadesA las presiones que recibía en estsentido, contestaba: «a un lado tengo Francia, al otro, Rusia: ese es mi mapde África». Sin embargo, al final la

presiones fueron tan fuertes, quBismarck se vio obligado a una ciertpolítica colonial en África, Asia Oceanía. Pero mientras el canciller s

mantuvo en su puesto, Alemania nuncuvo enemigos declarados.



Austria y Rusia

Tanto el imperio austríaco como e

mperio ruso, aunque menos organizado modernizados que Gran Bretaña

Alemania o Francia, contaban tambiéen el concierto de las GrandePotencias, y fueron elementos decisivoen la marcha de la política europea aun mundial.

Austria, desde su derrota por Prusia e1866, tuvo que renunciar a su histórichegemonía sobre Alemania (que sconvirtió por su parte en una gra

potencia a partir de 1870). Perconstituía todavía un enorme núcleo eel corazón de Europa, presidido por emás antiguo de los imperio



subsistentes. La peculiaridad de Austri—también, en el fondo, el principio dsu debilidad— era su tremend

diversidad nacional, racial, cultural religiosa. Englobaba el Austripropiamente dicha, Hungría, loerritorios checos (Bohemia y Moravia)

Eslovaquia, el sur de Polonia (Galitzia)Transilvania (ahora rumana, entoncehúngara), Eslovenia, Croacia, lueg

Bosnia, y todavía una pequeña parte dtalia, como el Trentino (Alto Adigio) yTrieste, además de una gran franja dDalmacia (hoy Croacia). El imperi

austriaco comprendía a germanosmagiares, eslavos, sureslavos, italianoscatólicos, protestantes, ortodoxosudíos y musulmanes. Tenía una salida a



mar, por Croacia e Italia, y contaba couna escuadra.

Demográficamente, era la tercer

potencia de Europa, después de Rusia Alemania, y por encima de Francia nglaterra; pero esta población er

multivaria y raras veces mezclada, yque cada grupo o minoría tendía mantenerse celosamente, con gustossumisión a Viena o no tanto, según lo

casos. Solo un imperio de prestigisecular y casi sagrado, y la propiconfiguración globular de su mapa sobrel centro de Europa y la cuenca de

Danubio, pudieron mantener la cohesióde pueblos tan diversos; y en estsentido fue el imperio un principio dpaz y de equilibrio en una de las zona



humanamente más heterogéneas decontinente. Sólo tras la crisis de lprimera guerra mundial todo aque

conglomerado saltaría en mil pedazos.Desde 1866 el imperio quedó en gra

parte «desgermanizado», y se volvisobre su propia identidad, es decirsobre su propia variedad. El emperadoFrancisco José, enérgico y autoritariopero inteligente y flexible cuand

legaba el caso, apuntaló el imperisobre la base de la duplicidad de lonúcleos más importantes del mismoAustria y Hungría. Cada uno de esto

núcleos tendría influencia sobre el Est el Oeste, respectivamente, del enorm

conglomerado. Hungría contaría con ugobierno y parlamento propios, aunqu



res ministerios, Economía, Defensa Asuntos Exteriores, serían comunesCuriosamente, el austríaco Francisc

José escogió con preferencicolaboradores húngaros, grandes nobleconservadores, en contraste con loburgueses liberales de Austria. Desdentonces se constituyó la llamadoficialmente Monarquía Dual, y anombre de imperio austríaco sucedió e

de Austria-Hungría. Otro núcleodesarrollado y culto fue el checoaunque, en parte por recelos de lohúngaros, no llegó a disfrutar del mism

grado de autonomía; pero VienaBudapest y Praga fueron siempre las tregrandes capitales de aquel vasto, rico prestigioso imperio.



Basculando entre conservadores iberales, Francisco José siguió una lev

corriente aperturista, con parlamento

partidos políticos y una prensa libreaunque se mantuvo siempre un principiautoritario y un sufragio restringido, sbien cada vez más amplio. Lndustrialización llegó a Austria, hast

cierto punto al país checo, menos Hungría; pero el imperio en su conjunt

se equilibraba bien en sus produccione sus necesidades, y aprovechando lfavorable coyuntura de la segunda mitadel siglo XIX, vivió en líneas generale

una época de prosperidad. Viena, traromper sus murallas, se convirtió en unde las ciudades más bellas el mundo.

Austria-Hungría se reconcilió



prontamente con Alemania, porque ambas convenía una mutua amistad, hasta terminada la primera guerr

mundial perduraría la inalterable alianzentre los dos imperios centroeuropeosPor el contrario, la aspiracióaustrohúngara a hacerse con el controdel espacio danubiano encontraría lconstante oposición de Rusia. Así, posu potencia virtual y por su privilegiad

situación en el mapa, Austria-Hungrícumplió un papel fundamental en euego de alianzas de la Paz Armada.

—De Rusia se dijo entonces que er

una inmensa aldea formada por cien migrandes señores y cien millones dsiervos campesinos. La afirmación no eexacta, pero sí aproximada. Rusia er



con enorme diferencia el imperio mávasto del mundo, pues iba del Bálticincluyendo a Finlandia, Estonia

Letonia, Lituania y Polonia) al Pacíficopor Port Arthur y Vladivostok. Locupación del inmenso espacio dSiberia por pioneros audaces recuerda a marcha hacia el Oeste de lo

norteamericanos más de lo que ssupone.

La debilidad de Rusia como grapotencia no estaba en su heterogeneidadcomo en el caso de Austria —aunque ea periferia había también muchos n

rusos, desde polacos a turquestanos—sino en la tremenda escasez de clasemedias, la abundancia de una poblaciópobre, inculta y analfabeta, y en un



administración incapaz y corrupta que epropio Estado no podía controlar

ueve décimas partes de la població

eran siervos, ya del zar, ya de lopoderosos nobles, dueños de territorionmensos; estos siervos estaba

obligados todavía a prestación personaa su señor, y no tenían libertad pardesplazarse. La mitad del producto de lierra revertía sobre el señor, y la otr

mitad era para el mir o comunidad dcampesinos. La mayor parte de los rusoeran analfabetos.

Sin embargo, el zar Alejandro I

1855-1881) llegó dispuesto a hacereformas. No parecía que Rusia llegasa figurar entre las grandes potencias sno adoptaba, al menos en mucho



aspectos, las formas propias de lagrandes potencias. Y la formación denuevo zar era más progresista que la d

sus antecesores. En 1861 hizo abolir lservidumbre, en una medida tagenerosa como precipitada. Pococampesinos pudieron alcanzar lpropiedad de las tierras, y la mayoríquedaron como jornaleros, en unsituación que en determinados caso

resultaba peor que la de aparcería quhasta entonces disfrutaran; eso sí, ucierto número emigró a las ciudadesconstituyendo grandes núcleo

desarraigados. Alejandro II realizóambién reformas políticas, con u

remedo de parlamento, bien pocrepresentativo, y proclamando l



ndependencia del poder judicial. Siembargo, Rusia seguía siendo umperio autocrático, no solo por e

carisma sagrado del zar, sino por epoder político y económico de lnobleza, muy difícilmente sustituible pouna burguesía casi inexistente.

Alejandro III (1881-1894) acentuó loresortes del poder, y Nicolás II (18941917), débil de carácter, pero

convencido de su autoridacuasisagrada, apenas cambió de polítichasta 1905, en que el ministro Wittnició un amplio plan de liberalización

Con todo, Rusia se modernizaba, aunque tardíamente, se industrializabacon ayuda de Francia, que deseaba teneen los rusos un aliado frente a Alemania



En veinticinco años —de 1880 a 190— la producción de carbón pasó de 3 18 millones de toneladas, y la de hierr

se cuadruplicó, hasta alcanzar los millones de toneladas. Al fin ibapareciendo una más amplia clase medi extendiéndose la cultura. Lo

novelistas o los músicos rusoestuvieron por primera vez a la altura dos mejores del mundo. En casi todo

os aspectos, Rusia iba pasando de seuna inmensa potencia virtual a unnmensa potencia real.

Los Estados Unidos

El triunfo del Norte sobre el Sur e

1861-1865 significó mucho más que eso



Fue ante todo el triunfo de la industrisobre la agricultura, de la sociedaurbana sobre la rural, del espírit

nnovador y emprendedor sobre esentido patriarcal y tradicional. Poaquellos años se consagra l«norteamericano» tal como hoy lconocemos. Un afán de empresa, daventura económica, se apoderó depaís. Nunca se hicieron tantos invento

Thomas Alva Edison, vendedor dperiódicos, patentó 2000, y hasta enovelista Mark Twain ideó varioaparatos industriales). En pocos lustros

os Estados Unidos se convirtieron euna de las grandes potencias económicadel mundo.

A ello se unió un fortísimo incremento



demográfico. La Unión, que en 185enía 23 millones de habitantes, en 188

contaba con 50, y en 1900 con 75: er

a, después de Rusia, —la siemprremota China aparte— el país mápoblado de todo el mundo civilizadoEste incremento sin precedentes se deben parte a un fuerte desarrollvegetativo; pero en una proporción muconsiderable a una amplísim

nmigración. Si en los 40 años que vade 1790 a 1830 los Estados Unidohabían recibido 400.000 inmigrantes, eos 40 que van de 1870 a 191

recibieron nada menos que 20 millonesEstos inmigrantes procedían de las IslaBritánicas (más de Irlanda que dnglaterra), pero también de Alemania



talia, los países eslavos, y muchoudíos europeos; en el OestCalifornia) fue importante l

nmigración de orientales (chinos aponeses).

Esta fortísima entrada de elementoalógenos y de culturas tan diversaconfirió un carácter muy peculiar a loEstados Unidos, una mezcla o «meltinpot» que no se dio en otras potencia

occidentales. A ello hay que añadir lagran abundancia de negros de origeafricano, que si hasta la guerra dSecesión se habían confinado cas

exclusivamente a las grandeplantaciones del Sur, ahora sdistribuyeron por todo el país, especialmente en las ciudades donde s



reclamaba mano de obra (industria servicios). La abolición de la esclavituno sirvió ciertamente para mejorar l

condición económica de muchos dellos, y más bien contribuyó a aumentaa inseguridad en el trabajo.

Sin embargo, América posee unfabulosa capacidad de asimilaciónAmericaniza a todo el que llega a ellaLa educación, que como en todas parte

por esta época se arroga el Estado, lformación patriótica, el culto a lbandera, hicieron de los hijos de lonmigrantes perfectos americanos

También es verdad que lo «americano»adquirió ciertos rasgos culturales quhasta cierto punto lo distinguieron de lípico anglosajón. Pero esto



nmigrantes no modificarosustancialmente la vorágine del trabajo niciativa de los anglosajones, pues qu

ambién ellos habían acudido a loEstados Unidos a ganarse la vida hubieron de sumarse desde el primemomento a una dura y muy activcompetencia.

En esta lucha por ganarse la existenci mejorar las condiciones económica

no todos tuvieron la misma suerte. Unibertad de iniciativas muy americanpremió a los más inteligentes, a los máastutos o a los más decididos. S

produjo así una especie de «selecciónatural» más fuerte que en Europa, ambién una mayor concentracióndustrial. La empresa grande se comí



despiadadamente a la chica. Si entr1850 y 1900 la producciónorteamericana se multiplicó por 16, e

número de fábricas solo se multiplicpor 3. La concentración propendía a svez al trust. Rockefeller dominaba lmayor parte de la producción dpetróleo, y Camegie era dueño de mádel 50 por 100 de la siderurgia.

Se llegó así a la época de los famoso

«reyes». NJp se piense que todos ellohabían dispuesto de un fuerte capitanicial. Muchos eran self-made-men

elevados del anonimato a la fortun

merced a su espíritu emprendedor o a sntuición para los negocios, o tal vez a suerte. A fines de siglo, Morgan era e

«rey de la banca», Vanderbilt el «rey de



os ferrocarriles»; Carnegie el «rey deacero»; Duke el «rey del tabaco»Rockefeller el «rey del petróleo»

Pullman el «rey de las carrocerías», Armour el «rey de las conservas». Estsituación no comenzó a cambiar —aunque nunca del todo— hasta que, comienzos del siglo XX, los gobiernose decidieron a elaborar las leyes anti

rust.

El afán por producir más, mejor y mábarato repercutió como en Europa, más que en Europa, en las condicioneaborales. El trabajo solía durar 1

horas diarias, los sueldos eran bajos, el obrero que no rendía era despedidoContra estas condiciones se levantaroos sindicatos o Trade Unions, qu



promovieron numerosos conflictos. Unrevuelta en Chicago el 1° de mayo d1886, que fue reprimida duramente

costó numerosas vidas, fue el origen da fiesta obrera del 1° de mayo. La

condiciones de los trabajadores ncomenzaron a cambiar hasta comienzodel siglo XX.

La intervención en el resto decontinente

El enorme poderío de los Estado

Unidos no cuajó tan pronto en unpolítica de expansión territorial como eel caso de las grandes potenciaeuropeas. Tengamos en cuenta que,

diferencia de Europa, la densidad d



población era muy baja, y grandes zonase encontraban casi deshabitadas. LoEstados Unidos comenzaron

colonizarse a sí mismos con la conquistdel Oeste, primero por iniciativparticular, de impulsos audaces de lopioneros, con frecuencia al margen de ley; después de la guerra de Secesión

en un movimiento perfectamentcanalizado.

De todas formas, el espíritexpansionista norteamericano data ydel famoso alegato de J. D. De Bowsobre el «destino manifiesto» de lo

Estados Unidos (el dominio del mundo)escrito nada menos que en 1850. Siembargo, fue aquello solo unanticipación. Después de 1870, lo



americanos se dividieron eaislacionistas e intervencionistas; y solpoco a poco fueron imponiéndose lo

segundos, llamados también «jingos» ingoístas. Fue esta corriente la qu

empujó al presidente Mac Kinley participar en la guerra que lonsurgentes cubanos sostenían contra l

dominación española (1898). Lguerrilla cubana facilitaba las cosas

os norteamericanos, que, de todaformas, carentes de experiencia eoperaciones de desembarco y logísticano obtuvieron triunfos decisivos, y hast

legaron a pensar en el reembarque. Siembargo, una discutida maniobra dealmirante Cervera permitió un totariunfo de la flota americana de Sampso



en la batalla de Santiago de Cuba. Sifuerzas navales con que sostener spresencia en la isla, los españole

solicitaron rápidamente la paz. Por ellpaz de París, diciembre de 1898), loanquis se apoderaron de Cuba, Puert

Rico y Filipinas. La guerrilla cubana leaconsejaría en 1902 abandonar econtrol político de la isla, manteniendel económico. Por los mismos años, lo

norteamericanos ocupaban las islaSandwich (hoy Hawai), Samoa y otroerritorios del Pacífico. Los Estado

Unidos, reconocidos de antemano com

una gran potencia económica, se habíaconvertido de pronto en una grapotencia militar.

Sin embargo, el imperialism



americano se manifestaría, más que en ladquisición de nuevos territorios, en econtrol económico del resto del Nuev

Continente, sustituyendo así de formprogresiva el papel que hasta entoncehabía desempeñado la Gran Bretañaberoamérica se había desarrollado, y s

población había crecidconsiderablemente; pero apenas habíparticipado en la Revolución Industrial

, sobre todo, faltaba aquellsolidaridad continental en que habísoñado Bolívar. La época de fines dsiglo es pródiga en conflictos. Chil

uchó contra Perú y Bolivia en 18791883: Perú y Écuador entraron variaveces en lizas fronterizas; los países deárea del Paraná se vieron envueltos e



a dura guerra del Chaco (1865-1870)que dejó destrozado a Paraguay.

Desde 1880, la intervenció

económica norteamericana supera a lnglesa en casi todas partes (una de la

excepciones es Argentina). Los yanquidominaban los ferrocarriles, loacimientos mineros o los de fosfatos. Áa guerra de Cuba siguió la de Panamánstigada por los yanquis contr

Colombia, dueña hasta entonces destmo. Panamá se haría políticamentndependiente, pero tendría qu

conceder a Estados Unidos el derecho

construir el gran canal interoceánico deAtlántico al Pacifico, que iba revolucionar sus comunicacionemarítimas, y en menor medida las de



resto del mundo.Después de Mac Kinley, Theodor

Roosevelt y Taft siguieron la política

del big stick o palo grueso contra lanaciones que se opusieran aexpansionismo económicnorteamericano. La «doctrinRoosevelt-Taft» puede resumirse en dopuntos: 1°) derecho de los EstadoUnidos a intervenir en todo paí

americano en que se produzcadesórdenes, guerras civiles situaciones de anarquía, para defendeos intereses de los estadounidenses (

de paso acentuar su presencia); 2°) lariquezas son patrimonio de lhumanidad; si un país se ve incapaz dexplotarlas adecuadamente para bien d



odos, otro país (en este caso EstadoUnidos) tiene derecho a hacerlo. Es lmisma doctrina esgrimida por e

colonialismo en Asia o África por partde las grandes potencias europeas; sólque en el caso americano la intervencióno implica el dominio político o militadel territorio.

JapónLa consagración del Japón com

nueva gran potencia mundial tiene u

carácter distinto, y una relaciódefinitiva con ese proceso dmundialización de la historia qucristaliza hacia 1870. Al fin y al cabo

Estados Unidos, «esa otra gran potenci



europea en la orilla opuesta deAtlántico», que dijo C. Hayespertenece, con todas sus específica

peculiaridades, a la tradición de lcultura occidental. Japón, aparte de estasituado en un rincón muy distinto demundo, es la primera gran potencicontemporánea que no pertenece a esgran cultura.

Es cierto que Japón, par

modernizarse, se occidentalizó. Lcopió todo o casi todo, tomando de cadcaso el modelo más adecuado: eDerecho francés, el ejército prusiano, l

marina británica, la organizacióndustrial norteamericana, el sistema d

enseñanza alemán. Pero para preservamejor su independencia, en vez d



mportar técnicos extranjeros, comocurrió en otras partes, envió a sus hijomás inteligentes a estudiar todas esa

cosas en su país de origen, para luegmportarlas traducidas al japonés. L

occidentalización del Japón de ningúmodo implicó un complejo dnferioridad, sino simplemente u

método práctico. La mentalidaaponesa, las costumbres ancestrales, e

culto al emperador, la complicada delicada etiqueta, y con ello todo edepósito cultural propio fuerocuidadosamente conservados. L

occidentalización vino acompañada, no fue paradoja, del robustecimientorgulloso de todas las peculiaridadeaponesas.



Ahora bien: Japón no podíconvertirse en una gran potencia sin unpolítica expansionista. Su territori

metropolitano, a diferencia del resto dos países industrializados, apena

contaba con hierro, carbón, petróleofuentes de energía eléctrica, cobreestaño. Habría de buscar fuera todas lamaterias primas necesarias. Podía, posupuesto, comprar todas esas materias

elaborarlas o transformarlas parvenderlas luego, y así lo hizo en loprimeros momentos de su unión asistema internacional de intercambios

pero la carestía de costos que implicabal sistema, y la política expansionist

de las otras potencias, le dieropretextos suficientes para ir adoptando



conforme las circunstancias lpermitían, una cada vez más activa pretenciosa política exterior. Paí

nsular, como Gran Bretaña, necesitabdominar los mares para hacer valer sureales o supuestos derechos. Ya por loaños setenta se apoderaron loaponeses de las islas adyacentes, comas Kuriles o las Riu-Kiu. Pero pront

sentirían la necesidad de poner pie en e

continente.De antiguo existía una corrientmigratoria del superpoblado Japón a lvecina península de Corea, u

principado dependiente del imperichino. Por los años de la modernizacióde la maquinaria japonesa, estcorriente se incrementó, y con ella l



expansión de los intereses comercialesCorea poseía una muy aceptablcapacidad de compra, y la crecient

ndustria japonesa se aprovechó de estcircunstancia. Era inevitable el choqucon China, que aunque no podícompetir con sus vecinos insulares, nquería perder su influencia en lpenínsula coreana. China tambiérecibió, como hemos visto, las presione

de las potencias occidentales para abrisus puertos y exportar sus recursos; perno había sabido aprovechar la ocasióen el mismo grado que Japón par

adquirir una estructura más modernaEra todavía un imperio semifeudal, nadpobre, pero demasiado grande para ldefectuosa organización de su Estado



con un Emperador cuya autoridad erncapaz de imponerse en los vasto

dominios que teóricamente l

correspondían. Aceptó, sin embargo, echoque con Japón, en la esperanza dvencer con su enorme masa a spequeño vecino. Es de advertir tambiéque los principales responsables chinoposeían una información defectuossobre el poderío real de los nipones.

Después de variadas vicisitudes, echoque se convirtió en guerra abierta e1894-95. La guerra chinojaponesa fue eprimer gran ejemplo del predominio d

a técnica sobre el número. El ejércitchino era, numéricamente, diez vecesuperior, pero no poseía la capacidadpara actuar en bloque ni la organización



ni los mandos, ni el armamento de loaponeses. Si algo les salvaba, era lnmensidad de su propio territorio

Japón no tenía hombres suficientes parnvadir toda China; pero la verdad e

que tampoco era esto lo que sproponía. Los nipones ocuparofácilmente Corea, donde contaban ycon un buen número de compatriotasaparte de que los coreanos era

étnicamente más cercanos a los isleñoque a los continentales. Luego sdesparramaron por Manchuria, cuycarbón iba a serles tan útil, al tiemp

que aprovechando su superioridad navadesembarcaron en las dos penínsulaque cierran el golfo de Pekín, con PorArthur y Wei-hai-wei. La capital de



celeste imperio quedaba sicomunicación con el exterior amenazada de estrangulamiento. N

podía hacer sino pedir la paz (firmaden Simonoseki, abril de 1895)Realmente, los japoneses hubieralegado más lejos en esta guerra si la

potencias occidentales —Gran BretañaAlemania, Rusia, Estados Unidos— nos hubieran parado. Japón nada tení

que hacer ante la amenaza de lanaciones más poderosas del mundo hubo de ceder. Realmente no devolviósus principales conquistas a China, sin

que hubo de entregar Port Arthur a lorusos, Wei-hai-wei a los ingleses yTsingtao a los alemanes: looccidentales se aprovechaba



bonitamente de las conquistas niponas, serían ellos los que forzasen a China convenios comerciales muy favorable

para ellos. Y los apetecibles territoriocarboníferos de Manchuria quedababajo «protección» rusa. Los japonesesen medio del orgullo de su victorimilitar, quedaron humilladodiplomáticamente, y rumiaron desdentonces la posibilidad de una revancha

Cierto que no lo perdieron todo: Corequedaba convertida en un protectoradaponés. Pero los del Imperio del Soaciente supieron que podían obtene

nuevos triunfos, si lograban evitar unalianza europea frente a sus intereses.

La ocasión se les presentó diez añomás tarde, y supieron aprovecharla



conciencia. La guerra ruso-japones1904-1905) recuerda un tanto a l

hispanoyanqui, en el sentido de que un

potencia extraeuropea derrota a uneuropea, en terreno muy lejano parésta, y consagra su victoria en unbatalla naval de resultados decisivosque resta todo sentido a la continuacióde la lucha y va a originar una hondcrisis interna en el país vencido. Japó

supo preparar diplomáticamente econflicto firmando una alianza con GraBretaña en 1902. Como los británicosignaron a su vez un pacto con Francia

aliada de Rusia, se creó una situación eque a ninguna de las potencias lconvenía inmiscuirse en un conflictrusojaponés. Porque los japoneses l



sabían se lanzaron a la aventura.Rusia estaba construyendo e

ferrocarril transmanchuriano

prolongación del transiberiano, soñaba, incluso, con dominar China. LCompañía del Yaití, fundada por lorusos, tenía ya grandes intereses eManchuria, y aspiraba a extenderse pootros confines de Oriente. El conflictcon Japón estalló cuando esta Compañí

comenzó a operar en Corea. Rusiaconsciente de su inmensa superioridadestaba segura de derrotar a loaponeses en caso de un enfrentamient

armado, y apenas se molestó en realizapreparativos bélicos; en tanto loaponeses adiestraban un ejército n

muy numeroso, pero bien armado



entrenado. Las relaciones rusojaponesalegaron a extremos de gran tirantez

pero las hostilidades empezaro

nesperadamente, sin previa declaracióde guerra: Japón iniciaba una costumbrpoco caballerosa, pero muy prácticpara un país virtualmente inferior, quhabría de repetir en 1941 en PearHabor. Los nipones ocuparon Coremilitarmente, y emprendieron l

conquista de Manchuria, frente a unresistencia rusa al principio débiaunque cada vez mayor. Los rusoutilizaron masivamente el Transiberiano

pero dieron muestras de malorganización y de un exceso dconfianza (los trenes con refuerzohabían de detenerse, porque el genera



ruso quería dormir en su coche cama siraqueteo). La dura batalla de Mukde

permitió a Japón la conquista de l

capital de Manchuria, aunque su avancquedó detenido poco más tarde. Amismo tiempo, los japoneses cercabaa base rusa de Port Arthur, en China.

La guerra se decidió, como lhispanoyanqui, en el mar. Para salvaPort Arthur, la escuadra rusa del Báltico

realizó un durísimo periplo de medimundo, costeando África por el Suporque los ingleses no permitieron os rusos el paso por Suez). Y antes de

que el almirante Rodzschevenskpudiera reponerse de la fatiga y laaverías, fue sorprendida por la nsuperior, pero descansada y operativ



flota japonesa del almirante Togo, en eestrecho de Tsushima. La batalla deTsushima, una de las primeras de tipo

moderno, fue una total victoria de loaponeses. La flota rusa había dejad

prácticamente de existir. De nada servía ya adquirida superioridad rusa e

Manchuria, si los barcos no podíacontrolar la costa asiática.

La humillante derrota provoc

desórdenes en San Petersburgo y otraciudades, que cobraron de pronto locaracteres de una revolución tantpolítica como social. Solo la

diferencias entre los liberales y losocialistas (bolcheviques) impidieron lcaída del régimen autocrático del zar

icolás II impuso el orden interior co



dos graves costes: el frenazo de lareformas políticas que estaba dirigiendel aperturista ministro Witte, y l

renuncia al «destino manifiesto» ruso dun gran imperio oriental. La paz dPortsmouth (1905) dio a los japoneseel control de hecho en Manchuria, y laconcesiones que hasta entonces habíadisfrutado los rusos en China. Japóquedó consagrado como gran potencia,

por entonces empezó a hablarse eEuropa y América del «peligroamarillo». Los japoneses renunciaroprudentemente a nuevas aventura

expansionistas, pero se granjearonuevos mercados en el espacio orientaEl mundo habría de contar ya con lpotencia militar y económica de



mperio del Sol Naciente.



17. IMPERIALISMO YCOLONIALISMO

El periodo que va de 1860 a 1900 scaracteriza por un extraordinari

proceso de expansión de las potenciaeuropeas fuera de la propia EuropaTambién en menor grado, de los EstadoUnidos y Japón (si bien es precisreconocer que los Estados Unidorealizaron un formidable esfuerzo dcolonización de su propio territorio, l

mismo que los rusos hicieron coSiberia). Esta expansión estrelacionada con conceptos que ya hemoanalizado: la consagración de la «Gra

Potencia», la necesidad de control d



os puntos más estratégicos del globo, de los centros de producción de nuevamaterias primas, ahora indispensables

a rápida industrialización de casi todoos países de Occidente, el aumento d

poder del Estado y la preocupación poel prestigio ante el mundo. También epreciso tener en cuenta el momento dplenitud que Europa vive por entoncerespecto de la inmensa mayoría de lo

países ajenos a ella. Aunque sólo cubrel 7 por 100 de la superficie de laierras, su densidad de població

compensa su pequeñez. En 1800 estab

habitada por el 20 por 100 de los serehumanos; en 1850 alcanzaba ya el 22,por 100, y en 1900 nada menos que e35,7 por 100, un valor si se quier



asombroso para su casi diminutextensión. A partir de entonces, estovalores tienden de nuevo a disminui

hoy la población de Europa no alcanzal 10 por 100 de la del mundo). Lacifras son por demás elocuentes; pero nhemos de tomarlas, como con ciertequivocación se ha hecho, como ufactor que impulsa la colonización dnuevos territorios en cuanto «desahogo

de la superpoblada metrópoli. Poejemplo, en las colonias alemanas (domillones de kilómetros cuadrados) nlegaron a vivir más allá de 35.00

alemanes no militares. Más bien lo quocurre es que esta explosiódemográfica, con centro en 1900, reveluna extraordinaria vitalidad de Europa



En las cifras citadas influye sobre toda prodigiosa mejora de las condicione

sanitarias y de los métodos terapéutico

clínicos (disminución drástica de lmortalidad infantil, erradicación de laepidemias, alargamiento de la duraciópromedio de la vida); pero también eprogreso económico, los adelantoécnicos, y con todo ello, la concienci

de una superioridad europea sobre e

resto del mundo que no se habíregistrado antes ni se registrarídespués. Sin ese orgullo europeo no efácil explicar la explosión de

colonialismo.Suele concebirse el fenómeno de

colonialismo como la consecuencia finadel nacionalismo y del imperialismo;



muchos hechos parecen abonar estsuposición. Hay que tener en cuenta, siembargo, que ese fenómeno pudo opera

ambién como válvula de escape que disalida a esa «vitalidad» de Europa, sidegenerar, como antes, en continuacontiendas entre potencias, en los 4años que van de 1870 a 1914 no hubuna sola guerra de importancia eEuropa (y en las que hubo no intervin

ninguna gran potencia); y el hecho puedser significativo. Terminado el repartodel mundo, los europeos se vuelven dnuevo contra sí mismos!

Pero concebir la expansión europecomo una simple manifestación demperialismo puede ser tomar una part

por el todo. Hubo formas de expansió



que nada tuvieron de imperialistas; ncluso hubo manifestaciones de

colonialismo movidas por impulso

altruistas o humanitarios. En 1900 habíen los países coloniales. 60.00misioneros —en algunos casos, más qufuncionarios— que no buscaban ningunde los bienes de este mundo. Puedhablarse, en suma, de afán de dominiode rapiña económica o de explotació

de recursos, al lado de otros finemucho menos interesados e inclusgenerosos. El conjunto de los hechos da expansión europea es, pues, un

realidad que convendría estudiar popartes si no queremos caer ereduccionismos.



El conocimiento del mundo

Fue el hombre de Occidente el que eres grandes impulsos logró conocer esu totalidad el planeta que habita. Eprimer impulso llegó a fines del sigl

XV y en el XVI, con la circunnavegacióde África, el descubrimiento dAmérica, la llegada por mar a las costa

de Extremo Oriente, y la primera vueltal mundo: hazaña llevada a cabo en smayor parte por españoles portugueses. En el XVIII, so

fundamentalmente ingleses y francesescomo Cook y Bougainville, los qupermiten conocer las últimas tierras dePacífico, al mismo tiempo que una seri



de expediciones científicas contribuyeal mejor conocimiento de los mares, lconfiguración de las costas, la fauna

flora de las regiones más apartadas. Eercer impulso se opera en la segund

mitad del siglo XIX —y sobre todentre 1870 y 1906—, y suponprácticamente el conocimiento integradel mundo. En 1881 se inició en Bernel primer atlas de la Tierra, que en 600

grandes hojas logró representar poprimera vez la superficie de nuestrplaneta hasta en sus más mínimoaccidentes.

Hubo expediciones marítimas, aestilo de las del siglo XVIII, pero comaterial mucho más moderno, qudescubrieron los secretos de los mares



os fondos oceánicos, la salinidad, lacorrientes y la temperatura de las aguasPero quienes caracterizan a la época so

os grandes exploradores terrestres, qua costa a veces de inauditos esfuerzosatraviesan selvas y desiertos, conoceas tribus más remotas, navegan lo

grandes ríos, exploran y tratan de subir as más altas montañas. Figuras d

«exploradores» como Livingstone

Stanley, Cameron, Kitchener, Everest, obien españoles y portugueses comSerpa Pinto o Iradier, son mucaracterísticas de la época, y revela

odo un espíritu aventurero, ávido dconocimientos y de sensaciones, perdotado sobre todo de ese idea«fáustico» de indagar los último



secretos del mundo que es común aespíritu de los años a que nos estamorefiriendo. Algunas exploracione

pudieron estar impulsadas por afaneéconómicos (búsqueda de minerales esoros, y de rutas para acceder a ellos)a mayoría por el ansia de conocer

descubrir. Así se encontraron las tanbuscadas y misteriosas fuentes del Nil—que provocan la inundación de

desierto precisamente en verano—, lciudad prohibida de Lhassa, los grandeagos africanos, los volcanes de l

Antártida, o los famosos pasos de

oroeste y del Nordeste, que ya poentonces de nada iban a servir a lnavegación, pero que era precisconocer. De nada servía tampoco l



conquista de los polos, pero muchavidas fueron sacrificadas a aquempulso de llegar más lejos, hasta dond

parecía imposible. (La conquista de lopolos no se coronaría hasta comienzodel siglo XX, con Peary, 1909, Amundsen, 1911). En la empresa deconocimiento del mundo hubo muchaveces no solo desinterés, sino tambiéafán humanitario. El Dr. Livingston

comenzó su vida como explorador, erminó quedándose en África comeducador y misionero.

La filosofía del colonialismo

Hoy la idea de colonizar no está d

moda y puede parecer a muchos un



aberración que sufrieron por un tiempos pueblos de Occidente. Por 1880 s

presentaba como un principio magnífic

de civilización y de progreso. Se sigudiscutiendo la parte de hipocresía o dsinceridad que pudo existir en loprincipios de entonces. El hecho es quen 1850 había, incluso en Gran Bretañacorrientes anticolonialistas. También lahubo desde 1918 (y sobre todo desd

1945). Pero en el periodo 1860-1914, muy especialmente, entre 1880 y 1900el prurito colonialista dominaba dmodo irresistible en las mentalidades d

Occidente.Las causas pueden ser muy diferentes

se han argüido desde motivoeconómicos (Hobsbawn) hast



puramente políticos y de prestigiFieldhouse), sin olvidar los militares, ncluso los culturales y benéficos. Por l

que se refiere a la economía, existe undoble tesis. En primer lugar, el paso ea mayor parte del continente europeo d

una economía preferentemente agrícola otra preferentemente industrial fuborrando las diferencias entre paísendustriales y agrícolas. Ya no eran tan

fáciles los intercambios favorables paras dos partes. Cada país deseabproteger su propia industria, y aibrecambismo liberal sucede, desd

1870, y sobre todo por 1890, eproteccionismo. Se hacía precisconquistar mercados en lo que hoy slama el tercer mundo, y para ell



dominar zonas de influencia. Este tipde hegemonía o control sobre uerritorio no siempre revistió la form

de un colonialismo propiamente dichoPaíses como China eran demasiadextensos, demasiado poblados y hastdemasiado poderosos como para dejarsdominar impunemente; el control fufundamentalmente comercial: perpermitió granjearse masas enormes d

clientes, a veces relativamente ricos. Esegundo lugar, la nueva revolucióndustrial que se estaba operand

desbordaba a la romántica

caracterizada por el carbón y el hierrabundantes en Europa). Hacían falt

nuevas materias primas, como el cobreconductor de la electricidad; el petróleo



el caucho o los fosfatos, base de lonuevos abonos industriales: productoodos existentes en países exóticos.

El prurito económico movió muchompulsos colonialistas. Pero hoy tiend

a restársele importancia, aun cuandevidentemente la tuvo, y mucha. Desdel primer momento se vio que muchacolonias no eran rentables. TantoFrancia como Alemania hiciero

grandes esfuerzos por asegurarse lposesión de desiertos. Los negocios nrespondían siempre a las expectativas, a Compañía del Congo, quizá la má

egoísta y abusiva de todas, no consiguiamortizar sus gastos hasta transcurridoreinta años; por su parte, la compañí

fundada en 1889 por Cecil Rhodes (cuy



curioso lema era «filantropía más ecinco por ciento») fue incapaz de pagadividendos hasta 1923. El imperi

colonial alemán sólo absorbió el 0,5 %de su comercio exterior. A su tiempo, lamayoría de las colonias seríaabandonadas con déficit.

En muchos casos no hay más remedique suponer un movimiento dexpansión impulsado por el ansia d

prestigio y por el orgullo nacional. Enacionalismo romántico derivó hacia emperialismo en el caso de las grande

potencias, y éste hacia el colonialismo

Una potencia era estimada por lextensión de territorios ultramarinos quera capaz de controlar. Hasta potenciade segundo orden se sintieron obligada



a poseer colonias. Y únase a todo ellouna filosofía, sincera o no, sobre «lsagrada misión del blanco» —en otra

versiones, «la carga que ha de asumir lraza blanca»— de llevar su culturacivilizar y evangelizar a los puebloatrasados. Para el americano Bow erun «destino manifiesto»; para el rusWitte, «una nueva cruzada»; para ebritánico Curzon, «un medio de servir

a humanidad». El presidente Ferrconsideraba la colonización de paísencultos como un «deber» de Francia,

un autor tan crítico como Bemard Shaw

estimaba que si los pueblos primitivoeran incapaces de aprovechar supropias riquezas, era obligación de lopueblos civilizados reemplazarles en l



area. Algo por el estilo pensabDostoyewski. Fueran cuales fuesen suprincipios motores —qu

probablemente fueron muchos y mudistintos—, el colonialismo de fines deXIX «fue un movimiento magnífico, siparalelo en la Historia, que cambió pocompleto las estructuras del futuro» (GBarraclough).

El imperio colonial británico

El esplendor de la era victoriana e

nglaterra sería incomprensible sin lconquista del imperio más vasto qurecordaban los siglos. Fue aquel uoptimismo que se refleja en lo

discursos de Disraeli, en las novelas d



Kipling y en la música de KetelbeyCharles Dilke cantaba entusiasmado «la más Grande Bretaña», y para lor

Curzon, «después de la Providencia, ea Gran Bretaña la mayor fuerz

bienhechora del Universo». Aqueorgullo caracterizó una época, y auhabría de perdurar con el tiempo en eemperamento británico.

El símbolo imperial de Gran Bretañ

fue la India. Desde el siglo XVII habípenetrado en aquel subcontinente lCompañía de las Indias Orientales —dcarácter particular, pero co

participación de la Corona—, con fineexclusivamente comerciales. En 1857 ssublevaron los cipayos o mercenarios aservicio de la Compañía, y mal l



hubieran pasado los colonizadores sin lntervención militar que siguió, po

cuenta ya del ejército británico. A

nterés comercial se unió el controefectivo del terreno, y la India pasaba dser una empresa particular a otra deEstado. Los militares ingleses, luego ungeneración de funcionarios activos eficientes, se hicieron cargo de ladministración de la India, un inmens

país en que coexistían seiscientoprincipados distintos, más de doscientaenguas y ocho religiones. Est

diversidad fue precisamente un facto

que facilitó la progresiva penetracióbritánica; hasta el punto de que la unidade la India fue fruto en gran parte dehecho mismo de constituir «un» paí



ocupado por una sola potencia. Lconquista, o más bien el simple controdel territorio fue obtenido unas vece

por alianzas, otras por pequeñas guerrao por ambas cosas a la vez, alianzas dos colonizadores con unos príncipe

que estaban en guerra con otros).En 1876 Disraeli obtuvo para la rein

Victoria el título de Emperatriz de lndia. Desde entonces hasta después d

a segunda Guerra Mundial, GraBretaña fue considerada como umperio —el Imperio Británico—

aunque la metrópoli nunca adoptó l

denominación imperial; y por supuestosu prestigio fue tan grande o más que ede los grandes imperios continentalesLa India estaba regida por un Virrey, a



que rodeaban una gran cantidad de altodignatarios indígenas (rajás maharajás), de carácter principesco, qu

pronto se britanizaron o enviaron a suhijos a estudiar a Inglaterra.

Aquellas familias pudientes, a veceriquísimas, constituyeron con su afán dujo un espléndido mercado para l

metrópoli. El resto del país siguisiendo pobre, aunque con la nueva

unificada administración mejoró. Sconstruyeron ferrocarriles, hospitalesescuelas, se urbanizaron las grandeciudades con criterios modernos. L

ndia, que comprendía los estadoactuales de Indostán, Pakistán, BanglDesh y Nepal, fue un notable ejemplo dsimbiosis entre dos culturas. Por eso ta



vez se ha convertido en uno de los mápoderosos países poscoloniales.

Los ingleses se extendieron igualment

por territorios vecinos, comBeluchistán, Afganistán, Birmania Thailandia, hasta que se encontraron coos franceses en Camboya. También

adquirieron territorios en MalasiaSumatra y Borneo.

Pero, después de la India, el área d

mayor expansión británica sobre zonade población indígena fue África. Traa derrota de Francia en la guerr

francoprusiana, la presencia gala e

Egipto fue sustituida por la británica, os ingleses se aprovecharon hábilment

de la construcción del canal de Suezrazado pocos años antes — en 1867—



por Fernando de Lesseps. Por otra partea ruina del ostentoso jedive le obligó

vender a los ingleses la mayor parte d

as acciones del Canal, y poco a pocEgipto se fue convirtiendo en uprotectorado británico. Los ingleses sexpandieron luego por Sudán, SomaliaKenya, Zanzíbar (hoy parte dTanzania), Rhodesia (hoy Zimbabwe) yÁfrica del Sur. Su gran proyecto fue l

construcción del ferrocarril El Cairo-ECabo, que atravesaba África de Norte Sur. Tropezaron con los portuguesesque pretendían unir Angola

Mozambique, y les obligaron a desistiras el famoso ultimátum de 1890, qu

hirió el alma portuguesa casi tagravemente como a la española l



pérdida de Cuba. Y en 1898 chocaronos británicos dirigidos por lor

Kitchener con los franceses qu

mandaba el coronel Briand, en eencuentro de Fachoda, cerca de lafuentes del Nilo. El propósito francéera opuesto al inglés: unir sus territoriodel Atlántico y del índico mediante unvía de comunicación que atravesase econtinente africano de este a oeste

Durante unas semanas, la crisifrancobritánica fue muy tensa, y se temique pudiese originar un conflicto. Al fios franceses hubieron de ceder. E

último choque fue con los bocrscolonos holandeses que desde el siglXVIII se habían establecido en las zonasudafricanas de Transvaal y Orange



Después de la dura guerra de los boers

en que el caudillo local, Kruger, ofrecióuna enconada resistencia, la pa

negociada de Pretoria (1902) puso labases de la Unión Sudafricana, hoRepública de Sudáfrica.

Gran Bretaña contaba también conmensos territorios en América

Oceanía, en este caso colonias dpoblamiento, como Canadá, Australia

ueva Zelanda. Por esta razón, talecolonias perdieron a fines de siglaquella denominación, para constituirsen Dominios, con un monarca común —

el de Gran Bretaña—, y tres vínculofundamentales: Preference, Conference

efense, es decir, trato económicopreferencial, conferencia periódica d



odos los países y política exterior militar común. Más tarde la UnióSudafricana pasó a formar parte de est

comunidad o Commonwealth.

Otros imperios coloniales

a) También Francia poseía, antes de laera del colonialismo, territorioultramarinos: parte de Argelia (ocupaddesde los tiempos de Luis Felipe, ampliada esa zona por Napoleón III)enclaves en el Senegal, la Guayana e

América, tres bases en la India, y, comoresultado de otra aventura napoleónicael sur del actual Vietnam , así comoalgunas islas del Pacífico. En 1900, l

extensión de aquel imperio se habí



multiplicado por 50. Fue el presidentJules Ferry el principal pero en absolutel único impulsor del colonialism

francés. En Indochina, los galos llegarode Saigón a Hanoi, y se apropiaron de lque hoy son Laos y Camboya. En 188se apoderaron de Túnez, ganando por lmano a Italia, que también aspiraba aquel territorio; mientras proseguían sexpansión por Argelia hasta llegar a la

nmensidades desiertas del Sahara. Esegundo núcleo africano ocupado poos franceses se situaba al Oeste de

continente: Mauritania, Senega

Dahomey, el Congo francés (hoy CongoBrazzaville), y las actuales repúblicade Malí, Alto Volta, Níger yCentroafricana. Por el Sahara se uniero



estos territorios a los ya ocupados eArgelia y Túnez. En África oriental, lofranceses se hicieron con Madagascar

parte de Somalia. Desde allpretendieron establecer un corredor quatravesase el continente de Este a Oestepero, como ya sabemos tropezaron coos ingleses, que buscaban un simila

enlace en sentido Norte-Sur.El imperio francés fue meno

«francés» en el sentido de que no hubgrandes colonias de poblamiento —excepto, parcialmente, Argelia—, hasta una parte del funcionariado er

ndígena. En cambio, fue más francés esentido cultural: los colonizadores sesforzaron por llevar la religión, lengua, la literatura de la metrópoli. E



as escuelas, los niños africanoestudiaban Historia de Francia.

b) Alemania llegó tarde al reparto

colonial, en primer lugar por su tardíunificación, y en segundo porque lamiras hegemónicas de Bismarck eramás europeas que mundiales, y no tenía menor intención de indisponerse co

franceses o británicos en ultramar. Hubode ceder, sin embargo, no sólo, como s

dice, a los intereses de los grandendustriales, sino a un estadgeneralizado de la opinión que nconcebía imperio sin colonias

Alemania llegó a poseer dos enclaves eChina, varias islas del Pacífico, earchipiélago Bismarck junto a NuevGuinea, y una pequeña parte de Borneo



Lo más extenso de las colonias alemanaestuvo en África: África Oriental (hoy lparte continental de Tanzania) y África

Occidental (hoy Namibia). Más tardadquiriría también Togo y Camerún. Lapolítica de Bismarck, con todo, estuvmás encaminada al arbitraje entrpotencias que al colonialismpropiamente dicho. Fue a instancias decanciller como se reunió la Conferenci

de Berlín en 1885, para dirimicontenciosos en el reparto de ÁfricaAlemania actuaba más como árbitro qucomo beneficiario, y ésta era la polític

que más agradaba al Canciller. En lConferencia se determinó un principimuy característico del positivismgeopolítico: el derecho a la posesión d



un territorio no lo proporciona edescubrimiento, ni tradicionehistóricas, sino la presencia efectiv

garantizada por la ocupación de hechoFue el alemán un imperio coloniasimbólico, de prestigio —con algunoenclaves económicos— más que uorgulloso despliegue sobre el mapaAlemania perdería íntegramente aquemperio tras la primera guerra mundial.

c) Rusia y Estados Unidos, como ya sha dicho, tuvieron inmensos territoriopropios que colonizar, pero no por esoestuvieron al margen del movimiento d

expansión colonialista: en ambos paísehubo una especie de mística d«manifiesto destino», que alcanzarífácticamente dimensiones más amplia



en el siglo XX. Pero ya a fines del XIXos rusos ocuparon parte del Turquestán

Manchuria, se adentraron por Corea,

soñaban con China, de la que ocuparoposiciones en el golfo de Pekín: hastque chocaron con los japoneses. Loamericanos, después de ciertas dudasdecidieron en 1902 retirarse de Cubaante el temor de que las guerrillacubanas acabaran haciéndoles la vid

an imposible como a los españolespero se reservaron la base dGuantánamo, y, por supuesto, lhegemonía económica sobre la isla. S

mantuvieron en Puerto Rico y Filipinasocuparon las islas Hawaii, y luego laCarolinas, creando un área de influencicada vez más fuerte en el Pacífico.



d) Tres pequeños países llegaron a segrandes potencias coloniales. LeopoldI de Bélgica fundó la Compañía de

Congo, en un principio con un carácteexplorador y científico, que pronto shizo económico con la explotación decaucho, en cuya empresa se realizaroviolencias y abusos, seguidos dnsurrecciones de los indígenas

Leopoldo liquidó la compañía y regal

el Congo (hoy Congo-Kinshasa) a spropio país, Bélgica, que se vio asnesperadamente convertida en potenci

colonial y llegó a poseer en el corazó

de África un territorio cincuenta vecemás extenso que su metrópoli.

Holanda poseía factorías en lo que hoes Indonesia, y en la época de



colonialismo llegó a dominar parte dSumatra. Borneo, Célebes, Java, Bali otros territorios ricos en estaño, cauch

petróleo. Salvo la Guayana holandesano tuvo posesiones en otras partes demundo.

Portugal mantenía una vieja tradiciócolonizadora, de la que quedabaenclaves en África. Sus ansiareverdecieron en la época de lo

colonialismos, y desde aquelloenclaves llegó a dominar la Guineportuguesa (Guinea-Bissau), y loenormes territorios de Angola

Mozambique, amén de parte de Timor endonesia y los enclaves de Goa, Dama Diu en la India, y Macao en China. E

sueño de dominar una franja en Áfric



del Sur de mar a mar fue desbaratadpor el ultimátum británico de 1890.

e) China no fue nunca colonizad

erritorialmente. A diferencia de lndia, constituía un imperio unificadmal controlado a veces por e

emperador, pero nunca separado eestados independientes), dotado de uncultura unitaria y de fuerte personalidad, aunque inferior tecnológicamente a la

potencias occidentales, lsuficientemente civilizado y pobladcomo para que resultara difícilmentconquistable. Por otra parte, all

confluían los intereses encontrados dGran Bretaña, Francia, Alemania, Rusi Japón, que en cierto modo s

contrarrestaron mutuamente. Esta



potencias unieron sus esfuerzos emomentos muy puntuales, por ejemplen 1900 (guerra de los boxers), qu

consagraron no sólo la permanencia das bases costeras ya ocupadas, sino l

colonización económica de China, tanten la concesión de mercados como eas inversiones (por ejemplo, lo

ferrocarriles). Japón tuvo que renunciaa sus dominios en la China continenta

pero se quedó con Corea, y más tardcon la isla de Formosa.f) El colonialismo fue uno de lo

hechos más importantes de la Eda

Contemporánea, y uno de los factoremás decisivos en la mundialización da Historia. Está íntimament

relacionado con el progreso económic



tecnológico, con el robustecimientdel poder del Estado, con las doctrinapositivistas que pretenden que el pode

de hecho concede poder de derecho, coel imperialismo y los orgullonacionales que afloraron más que nunca partir de 1870, y con la conciencia duna superioridad cultural y organizativque se sentía con arrestos —y hasta coel deber— de extender sus adelantos po

odo el mundo. Supuso la sumisión dmuchos pueblos débiles a otros fuertescuyos símbolos eran entonces los leone las águilas; representó la explotació

de muchos recursos en beneficio de lapotencias colonizadoras, y presencimuchos abusos e imposiciones. Tuvoambién sus aspectos positivos. Pueblo



atrasados o salvajes recibieron unreligión basada en el amor, el alfabetoel sistema de numeración, la tecnología

a sanidad, el derecho, los propioconceptos de libertad, dignidad derechos humanos, o hasta el conceptde Estado, que permitió un día amalgamas de comunidades tribaleorganizarse y adquirir su propiconciencia colectiva.

La mundialización de la Historisignificó la occidentalización demundo. Pero esta occidentalizaciópermitiría a pueblos que nunc

dispusieron de ellos, el empleo dargumentos dialécticos occidentales —de las armas inventadas por looccidentales— para revolverse contra e



propio Occidente. Toynbee oBarraclough han analizado este «efectboomerang» del colonialismo, cuyo

resultados finales están aún por verAunque por 1890 opinaba JosepChamberlain que «hay mundo qurepartir para cinco mil años», eepisodio colonial fue asombrosamentefímero, y duró, en el mejor de locasos, no más de tres cuartos de siglo

Otra cosa es la «colonizacióeconómica» de los países pobres por lomás ricos, subsistente con o sin régimecolonial propiamente dicho.



18. LA PAZ ARMADA

Entre 1870 y 1914 se registra uprolongado periodo de paz, solnterrumpido por conflictos rápidos

periféricos: guerra rusoturca de 1878guerra chinojaponesa de 1894, guerrhispanoyanqui, 1898; guerra de loboers, 1899-1902; guerra rusojaponesa

1904-05; guerras balcánicas, 19111913. Ninguna altera el orden mundial, nterfiere a las grandes potencias, com

no sea la rusojaponesa, librada al otrado del mundo. Todos los roces o

diferencias entre países poderosofueron arreglados mediante tratados

conferencias, con participación siempr



de un grupo numeroso de naciones, quculminaban en decisiones tomadas poconsenso. Podían existir conflicto

menudos o lejanos, nunca denfrentamiento directo de dos o mágrandes potencias entre sí. Parecípredominar el sentido común. Y estconciencia del sentido común, tan ligadal espíritu positivista, hacía casmpensable la existencia de un conflict

generalizado entre grandes países culto civilizados. Muchas veces se dijo qua guerra, como la peste —desterrada a

fin de Europa y América gracias a l

vacuna y a la profilaxis— era cosa diempos antiguos o de países atrasados.

Sin embargo, la «paz armadaadolecía de dos claras limitaciones, qu



quedarían en evidencia en 1914: lprimera, la propia contradicción de esados palabras. Los países modernos eran

por civilizados, pacíficos; pero, amismo tiempo, por razones de prestigionecesitaban ser poderosos. El servicimilitar, con instrucción y maniobras dentrenamiento, se hizo obligatorio eoda Europa entre 1870 y 1881; a lo

niños se les educaba en las virtude

patrióticas, y a todos los ciudadanos ses inculcaba la admiración por lfortaleza del propio país. La mismconstrucción de amplias y majestuosa

avenidas en las grandes ciudades hacímás espectaculares los desfilemilitares, que entonces se hicieron máfrecuentes que en ningún otro moment



de la historia. A partir de 1890. a lamística del militarismo se une la denavalismo: un país no es estimado si n

posee acorazados, buques enormes dpoderosas planchas de acero y erizadode cañones de grueso calibre. Pero sañade siempre que todo este poderío epuramente defensivo —«para defendeos sagrados intereses de nuestr

patria»—, y hasta comienza a emplears

sistemáticamente la palabra «defensaen lugar de «guerra» en el lenguajnstitucional. Todas las alianzas soneóricamente al menos defensivas. L

ustificación de toda aquella sospechoscarrera de armamentos era el aforismclásico, por entonces tantas vecerepetido, de «si vis pacem, par



bellum». Ahora bien: en el casohipotético de que toda aquellmaquinaria bélica, por obra de u

mpulso inesperado, se pusiera emarcha, estaba claro que laconsecuencias de un conflicto armadentre grandes potencias seríancomparablemente más desastrosas qu

en tiempos anteriores.La segunda limitación radica en e

concepto puramente positivista de lbalance of powers. Lo mismo que en esiglo XVIII o que en la épocposnapoleónica, se busca el equilibri

europeo. Pero no se trata, como antesde que ningún país pueda ser más fuertque otro, sino de que cada uno posea upotencial militar proporcional a su



posibilidades demográficas económicas. Es el principio del «tantvales, tanto puedes», fruto de un

concepción pragmática y materialistaajena a las más profundaconsideraciones éticas. La Paz Armadpodía parecer a muchos la mejogarantía de un mutuo respeto, aunque nfaltaron tampoco por entonces voces quhicieron ver la facilidad de su ruptura

De hecho, desembocó en una guerra qupor primera vez en la historia fumundial.

El internacionalismo

Uno de los hechos que permitiero

maginar la imposibilidad de u



conflicto generalizado entre grandepotencias fue el impulso de lontercambios, las comunicaciones, lo

contactos y los negocios. Una enormcantidad de intereses comunes estaba euego, y su ruptura por parte d

cualquiera carecía de sentido. Longleses pusieron de moda el dicho d

que una guerra sería para todos «un manegocio». La banca, las grande

empresas, los ferrocarriles, lacompañías trasatlánticas, hacían quodos pudieran beneficiarse de todos. E

bien ajeno era casi tan deseable como e

propio. El primer ejemplo estuvo tal veen 1873, cuando una quiebra de loferrocarriles argentinos provocó unbrusca caída en la bolsa de Viena. E



mundo se hacía más pequeño al tiempque más interactivo. Por entonces sgeneralizaron las palabra

«cosmopolita» y «cosmopolitismo».Y por primera vez nacían las grande

organizaciones internacionales. En 186se fundó la Cruz Roja, para defendesolidariamente la salud del mundentero: su enseña no admitía fronteras nprohibiciones. En 1875 la Unió

Telegráfica Universal permitió el envíocon la colaboración de todos los paísesde mensajes a cualquier rincón demundo: los enlaces se hiciero

ncomparablemente más rápidos. Mupoco más tarde, en 1878, se fundó lUnión Postal Universal: un sello de upaís cualquiera era válido para que un



carta llegara a cualquier otro, o para qupudiera atravesar varias fronteras si erpreciso. Y en 1887 el Congreso

Ferroviario de Milán permitió lsincronización de horarios y serviciosLos trenes cruzarían las fronteras con lmáxima facilidad, y sus viajeros podríaatravesar el continente entero sicambiar de vagón. Desde 188comenzaron a celebrarse Congreso

Pacifistas, para llevar por todas partea idea de la fraternidad universaSímbolo de la comunidad de interesefueron las grandes Exposicione

mundiales o internacionales. La primerse celebró en Londres en 1862, siguieron, entre otras, las de París e1867. Viena en 1873, Filadelfia e



1876, Barcelona en 1888, y lextraordinaria de París en 1889, parcelebrar el centenario de la Revolución

cuyo símbolo fue la torre Eiffel. lobra humana más alta del mundo durantmucho tiempo. Las Exposicioneuvieron un doble objeto: por un lad

dar a conocer el asombroso progresécnico de aquellos años, co

«inventos» que constituían los mejore

reclamos del certamen; en Filadelfifuncionó por primera vez el teléfono; eBarcelona se inauguró la luz eléctrica eEspaña, y en París el ascensor. Por otr

parte, las Exposiciones reunían a sabiosécnicos, negociantes y turistas de tod

el mundo. Eran uno de los elementomás simbólicos de aquella fraternida



universal basada en la civilización y eprogreso.

Las naciones renunciaban a la guerra

en adelante medirían sus fuerzas solo ecompeticiones deportivas. Comenzaroa jugarse partidos internacionales dvarias modalidades, pero la idefundamental partió del barón Pierre dCoubertin, que ya había fomentado edeporte en Francia (el desarrollo de

deporte entre la juventud, y el de llamada «gimnasia sueca», es un frutdel espíritu de aquellos tiemposfomentado por el propio Estado)

Coubertin ideó restaurar los JuegoOlímpicos, que tan importante papehabían tenido en el desarrollo depanhelenismo veinticinco siglos antes



Los Juegos Olímpicos, dotados de uritual simbólico muy peculiar, nodestruirían el ansia de emulación entr

as naciones —inextinguible en unépoca de nacionalismos—, pero daríaa esta emulación un carácteexclusivamente caballeroso y deportivoen que «lo importante no es vencer, sinoparticipar». Los primeros JuegoOlímpicos de la Era Moderna s

celebraron simbólicamente en Atenas e1896, y terminaron con el recorrido dos 42 kilómetros de Maratón a l

capital, en recuerdo del soldado que di

su vida por traer corriendo la noticia da victoria.

No menos significativa fue lntroducción del esperanto, un idiom



universal compuesto por el doctoZamenhoff y sus colaboradores, base dunir raíces latinas, eslavas y sajonas

una lengua de construcción muy sencillacarente de flexiones, de irregularidademorfológicas y de complicacionesintácticas, muy fácil de aprender. Sestimaba que el esperanto —símbolo da esperanza en el futuro— sería edioma de la humanidad en el siglo XX.

Los últimos treinta años de la centuriestuvieron llenos también dconferencias internacionales, por medide las cuales las potencias se ponían d

acuerdo sobre cuestiones de interécomún, o para resolver conflictos. Eperiodo recuerda un tanto al deDirectorio posnapoleónico, con l



diferencia de que ahora no hay uMetternich, aunque a Bismarck lgustaba ejercer el papel de anfitrión

Así, el Congreso de Berlín en 1878, qupuso fin, por imposición de las demápotencias, a la guerra rusoturca, coparticipación de todos los paísemportantes de Europa; o la Conferenci

de Berlín, en 1885, a que ya nos hemoreferido, que dio normas para evita

enfrentamientos en el reparto colonial, oficializó el principio del derechegitimado por el dominio efectivo derritorios no pertenecientes hast

entonces a ningún poder organizado. ETratado de Bucarest en 1886 sirvió para reordenación de los Balcanes, y l

Reunión de Constantinopla en 188



obligó a Grecia y Turquía a hacer lpaz. Los Congresos de Algeciras (190 1906) resolvieron los problemas d

Marruecos y encauzaron el derecho dFrancia —y de España en una estrechfranja Norte— a ejercer el protectoradsobre aquel país, a cambio de ciertaconcesiones a otras potencianteresadas, erigiendo para apoyo d

cinco de ellas la ciudad libre de Tánger

Y el Congreso de Londres, todavía en1913, puso paz una vez más en eavispero balcánico. En vísperas de lprimera guerra mundial se seguí

pensando que grandes conferencias deste tipo, en que se unían el sentidcomún con un consenso pragmático dequilibrio entre las aspiraciones de cad



uno, podrían garantizar la paz poiempo indefinido.

Pero las más simbólicas de toda

ellas, ya que no las más decisoriasfueron las propias Conferencias de lPaz. La primera se celebró en La Hayen 1899, bajo la inspiración del za

icolás II, y en ella se creyó poner locimientos de una paz definitiva. Lsegunda tuvo lugar en la misma ciudad

en 1909, propiciada por el presidentnorteamericano Theodor Roosevelt. Aella acudieron representantes de 4países —es decir prácticamente todo e

mundo civilizado de entonces—, coasistencia de Emperadores, Reyes Presidentes de las Repúblicas. Sdeclaró solemnemente a la guerra «fuer



de la ley», y en adelante un tribunanternacional —el Tribunal de La Hay

—, cuya competencia reconociero

odos, se encargaría de resolver todoos litigios entre naciones, de la mism

manera que los tribunales ordinarioeran competentes para resolver litigioentre personas, con exclusión de todviolencia. Aquellos altos dignatarios demundo, entre banquetes y brindis

acordaron reunirse de nuevo, en emismo lugar, en 1915. En 1915 nopudieron hacerlo, porque todos ellos shabían enzarzado en la guerra má

espantosa que recordaban los siglos.

El juego de las alianzas



Después de su unificación en 1870Alemania era por su población, s

organización, su capacidad económica su poderío militar, la primera potencide Europa. Dentro de la balance o

owers le correspondía un pape

hegemónico. Pero Bismarck, que ademáde «Canciller de Hierro» era finísimdiplomático, rehusó hacer gala explícit

de tal hegemonía. Prefería actuar dárbitro, de maestro concertador, anteque ejercer presiones sobre ninguna otrpotencia. El prurito de Bismarck era e

de evitar toda alianza europea, porqucualquier alianza tenía grandeprobabilidades de dirigirse contra lpotencia más fuerte, es decir, Alemania



ahora bien, si esa alianza, a pesar dodo, se formaba, Alemania deberí

hacer todo lo posible por entrar en ella.

Casi siempre —por lo menos desde esiglo XVIII— había sido Gran Bretaña cabeza de los «aliados». De aquí e

exquisito cuidado de Bismarck por nsuscitarlos recelos británicos. En estsentido, la coyuntura era afortunadaporque Gran Bretaña, enfrascada en su

grandes aventuras coloniales, sdesentendía de los pequeños problemaeuropeos y prefería que la dejasen solpara llevar a cabo su expansió

colonial. Aquella política fue calificadpor los propios protagonistas como unSplendid isolation. Aquel espléndidoaislamiento respecto de los tejemaneje



europeos estaba permitiendo a longleses el dominio de los océanos y l

conquista, militar o económica, de l

mayor parte del resto del mundo. Poeste prurito, casi instintivo, perperfectamente racional, de dejar a GraBretaña las manos libres en los asuntoultramarinos a cambio de que lobritánicos no se inmiscuyeran en loasuntos europeos, trató Bismarck po

odos los medios de frenar doambiciones de muchos de sucompatriotas: construir una graescuadra que fuese complemento de s

formidable ejército, y caer en lentación del expansionismo colonial.

Neutralizado el peligro británico, erpreciso vigilar la actitud de Francia



Francia, vencida y hasta humillada e1870, era la única gran potencinteresada en organizar una alianz

antialemana. El espíritu de revanchealimentado por muchos órganos dopinión, o por diversos políticos, singularmente por un nuevo héronacional, el general Boulanger, seguíatente en la Tercera República; pero

Francia se sabía incapaz de vencer

Alemania por sí sola, y por eso smovió muy activamente en busca daliados. Primero tentó a Austria. Austriaera la otra vencida —en 1866— por e

proceso de unificación alemana. Ernatural que las dos potencias perdedorase mancomunasen para hacer patentesus reivindicaciones. De aquí lo



contactos de Thiers con el gabinete dViena. Pero Bismarck fue más hábil más rápido. Hizo ver a los austriaco

que la nueva situación en el mundgermánico era ya irreversible, y que edestino del Imperio de los Habsburgo —lamado ya imperio austrohúngaro—

estaba en el Danubio, por donde cabíuna amplia vía de expansión. YAlemania estaba dispuesta a ayudar

Austria-Hungría en su políticdanubiana. La amistad entre los doemperadores, Guillermo I y FranciscJosé, hizo el resto, y la alianz

germanoaustriaca sería la más duraderde todas.

Francia buscó entonces la alianza coRusia. El empeño parecía más fáci



Rusia no solo se sentía recelosa depoderío germano, sino —sobre todo—muy molesta con las aspiracione

austríacas sobre el espacio danubianoque ella también ambicionaba, pargranjearse países satélites sobre laruinas del cada vez más desmembradmperio turco. Se fue dibujando así e

movimiento paneslavista, fomentado poos zares, como una contestación a l

superioridad histórica de las razagermana y latina que hasta entoncehabían ostentado de una manera u otra lhegemonía europea. Y Rusia, cabeza de

mundo eslavo, sería, por supuesto, lsuprema directora de aquellconfederación de países que aspiraban ser independientes. Fue una obr



maestra de la diplomacia de Bismarcganarse, casi antinaturalmente, a RusiaSupo esgrimir argumentos ideológicos

hasta de prestigio. Francia era esímbolo de la Revolución, de lRepública: un peligro para el imperiautocrático de los zares, sobre todo saumentaban las relaciones de todgénero entre países tan distintos. Por econtrario, Rusia tendría un pape

decisivo en Europa si se unía a los otrodos grandes imperios autoritariosAlemania y Austria. Fue así como e1873 se formalizó la Liga de los tre

mperadores — Guillermo I, FranciscJosé y Alejandro II— como el másólido e indestructible bloque de todEuropa. La Liga de los Tre



Emperadores no fue un tratado explícitosí una voluntad públicamentmanifestada de amistad y cooperació

para la preservación de la paz eEuropa. Todas las alianzas se hacíanentonces en nombre de la paz.

Sin embargo, la Liga de los TreEmperadores tenía un punto débil: lconvergencia de Austria y Rusia sobros Balcanes, con miras contrapuestas

Rusia declaró la guerra a Turquía e1877 —guerra rusoturca—, y tras unserie de campañas más duras de lo quse esperaba, las tropas rusas llegaro

cerca de los Estrechos. Fue un hechsuficiente para alarmar a todas lapotencias, que en 1878 convocaron eCongreso de Berlín, donde se obligó



Rusia a renunciar a la mayor parte dsus conquistas. Bismarck, anfitrión deCongreso, trató de dar un poco gusto

odos, pero fueron los rusosógicamente, los más disgustados. Liga de los Tres Emperadores quedó

prácticamente rota.En 1881, Francia invadió Túnez, par

convertir aquel territorio en uprotectorado: con las consiguientes ira

de los italianos, que de tiempo antesoñaban con establecerse al otro laddel canal de Sicilia. Italia, incapaz dpresionar a Francia, buscó la alianz

alemana: Bismarck vio el cielo abiertal ofrecérsele un nuevo amigo esustitución de Rusia, pero condicionó econvenio a la inclusión en él de su y



aliada Austria. Fue así como en 1882 sfirmó la Triple Alianza, la primercoalición expresa de tipo militar que s

formalizaba en muchos años, aunquepara alejar cualquier interpretaciómalévola, se manifestó solemnementque se trataba de una alianza puramentdefensiva: si uno de los tres países eratacado por cualquier otra potencia, lootros dos le defenderían.

Al mismo tiempo, Alejandro II deRusia era asesinado por un anarquista, e sucedió el más autoritario AlejandroII. A Bismarck le fue fácil restaurar la

Liga de los Tres Emperadores. Fue emejor momento, desde el punto de vistdiplomático, de Alemania: presidía doalianzas distintas. Francia nada podí



hacer, y Gran Bretaña persistía en saislamiento. Sin embargo, ambaalianzas eran débiles. La Liga de lo

Tres Emperadores se fue disolviendo dnuevo por la rivalidad austrorrusa, Bismarck tuvo que sustituirla por eTratado de Reaseguro, un pacto de noagresión entre Alemania y Rusia, que nomencionaba a Austria. Por su partetalia reclamaba a los austríaco

erritorios irredentos —TriesteDalmacia. Alto Adigio—, y una vez quese convenció de que no podía presionaa Francia sobre Túnez, fue un aliad

ibio. De hecho, una vez declarada lguerra mundial, cambiaría de bando

En 1888 —«el terrible año de los treochos», que coincidió a la vez con un



crisis generalizada de la economíeuropea y otras desgracias— murió ekaiser Guillermo I. Su sucesor a lo

pocos meses, Guillermo II —hombrnteligente y enérgico, pero desconfiad con algunos defectos tanto físico

como psicológicos— siguió desde eprimer momento una política muchmenos prudente, destinada proporcionar a Alemania la hegemoní

política, militar y económica sinecesidad de alianzas, sino poniendo euego todo el inmenso potencial del I

Reich. Por de pronto, en 1890 destituy

al viejo Bismarck,,por discrepancias dcriterio, y se arrogó un papel mápersonal en la dirección de los asuntosSu filosofía, basada también en lo



principios del positivismo, fue la de qusi Alemania era de hecho el país mápoderoso del mundo, tenía perfect

derecho a una política mundial. Las dograndes novedades de esta políticfueron un rápido rearme naval, que epocos años proporcionó a Alemania lsegunda flota de guerra del planeta, y lparticipación en el reparto colonial, coa adquisición de territorios en África

Asia. Al mismo tiempo, la técnicalemana, avalada por una altísima tasde productividad, iba conquistandespacios comerciales a los ingleses

ncluso en la mismísima India, así comen el medio y lejano Oriente.

En estas condiciones la potencia márecelosa del expansionismo alemá



había de ser Inglaterra. Sin embargo, lprimera ruptura fue con Rusia. Estpidió dinero a los alemanes para s

ndustrialización, y Guillermo IIdecidido a dominar también lomercados rusos, se lo negó. El Pacto dReaseguro quedó roto. En 1891 lofranceses ofrecieron a Rusia el dinerque los alemanes le negaban, y pronto slegó a la Entente francorrusa, un

alianza tampoco explícita, pero efectivaPor fin habían encontrado los francesealiados, aunque fuesen aliados virtuales de ideología muy distinta

Teóricamente, no se perseguía otra cosaque el equilibrio; pero el hecho es qudesde entonces empezó a hablarse de l«Dúplice» —Francia y Rusia— y l



«Tríplice» —Alemania, Austria e Itali— como de alianzas virtualmentcontrapuestas.

A Francia le costó mucho más trabajoganarse la amistad de Inglaterra. Estúltima, en los tiempos de JosepChamberlain, empezó a considerar lconveniencia de abandonar su políticde «espléndido aislamiento» vincularse de alguna manera a la

potencias continentales. Pero Franciera todavía entonces su mayocompetidor en la política colonial, y eviolento incidente de Fachoda (1898

puso a ambas potencias al borde de unruptura formal.

Por un momento —1899— se entrevinada menos que una alianza genera



antibritánica, para oponerse a la guerrde los boers y al exclusivismmperialista de los ingleses: Alemania

Francia estuvieron más cerca dentenderse que nunca; pero los políticogermanos no supieron aprovechar loportunidad. Pasados los resquemorede Fachoda, Francia volvió a buscar lalianza británica frente a la nuevpolítica del Kaiser. Y en 1904 se

estableció la Entente Cordial, otralianza no firmada, pero que tambiéresultaría efectiva.

Francia se vio así convertida en amig

de dos potencias —Gran Bretaña Rusia— que no se llevaban bien, por surespectivas apetencias sobre el espacichino o sus contrapuestas ideas sobr



os estrechos turcos. No podía nmaginarse una alianza tripartita

Paradójicamente, la derrota rusa e

1904-1905 —guerra rusojaponesa—vino a favorecer los intereses dFrancia, que nada se había jugado en eenvite. Rusia dejaba de ser una potencien el Pacífico, y ya no podía teneapetencias en Extremo Oriente. Es decirdejaba de ser un peligro para Inglaterra

Al mismo tiempo, Alemania buscaba lalianza turca, y se comprometía construir el ferrocarril DamascoBagdad. También aquí Alemania

comenzaba a ser para Inglaterra ucompetidor más peligroso que RusiaLos obstáculos para un recíprocentendimiento entre los tres adversario



virtuales de Alemania quedaroarrinconados, y en 1906 se firmó unalianza tripartita, la Triple Entente

entre Francia, Gran Bretaña y Rusia, coun claro signo antialemán.

Triple Alianza contra Triple EntenteLa destitución de Bismarck y la políticmprudente de Guillermo II había

conseguido aquel resultado. Se tratabapor supuesto, de alianzas defensivas

que no funcionarían sino tras unflagrante agresión, y nadie estabdispuesto a agredir a nadie. Larelaciones entre las potencias era

cordiales, con frecuencia unos jefes dEstado visitaban a otros, o se reuníapara resolver pequeños conflictosecundarios, y se aseguraba que la pa



estaba garantizada contra todo riesgoPero la consigna bismarckiana de evitaoda alianza europea, o, si se formaba

hacer entrar a Alemania en ella, habífallado estrepitosamente —y no poculpa de Bismarck, ya fallecido— e1905-1906. Como Italia era un enemigmuy poco seguro, y Austria, estadomultinacional, era una gran potencia másobre el papel que en la realidad

empezó a cundir en Alemania el famososíndrome de «gato acorralado», qupudo ser uno de los factores máefectivos de las actitudes qu

desencadenaron la primera guerrmundial.



Los focos de tensión

Entre 1900 y 1914 se van dibujand

os espacios en que se manifiestaprincipalmente las tensiones entre lagrandes potencias. No puede decirse qusean los únicos centros de fricción, hasta desde determinados puntos dvista podrían ser considerados más biecomo pretextos. El fondo de la cuestió

radica en el afán de cada potencia dcrecer por encima de las demás, sobrodo en el sector naval, y el imperios

deseo, en una era de generalizad

proteccionismo económico, dconquistar nuevos mercados y nuevazonas de influencia. Pero el hecho eque estas tensiones se produjeron en do



focos: uno al suroeste de Europa, eMarruecos, y otro al sureste, en eespacio balcánico.

a) Marruecos era el único país decuadrante noroeste de Africa que nohabía caído bajo la férula colonial. Peros desórdenes que allí se registraban

el escaso acatamiento a la autoridad desultán le hacían claro candidato a lcondición de protectorado: la fórmul

que solía emplearse para estos casosTeóricamente un protectorado era unerritorio que seguía bajo la soberaní

de su autoridad legítima, pero con l

presencia «protectora» de una grapotencia, que se encargaría de arreglaallí las cosas. En tanto no se arreglabanmantenía tropas y autoridade



subsidiarias en el territorio, podídisponer de él como base, como zona dnfluencia o como mercado reservado. Y

Francia, dueña ya de Argelia, Túnez Mauritania, aspiraba a hacer efectiva spresencia en Marruecos. En 1902 llega un acuerdo con España, que recibiría zona Norte : con lo cual los francese

evitarían tanto las protestas de Españcomo las de Inglaterra, celosa de

posible asentamiento de sus poderosovecinos al otro lado del estrecho dGibraltar. Al mismo tiempo, Delcasséel hábil político francés, renunciaba

as viejas pretensiones galas sobrEgipto —es decir, renunciaba a lo qua entonces era imposible—, mientra

se ganaba a Italia dejándole las mano



ibres en Libia... a cambio de que lotalianos dejaran a Francia las manoibres en Marruecos.

Pero Delcassé no contaba coAlemania. Los germanos habían llegadarde al reparto colonial, y suerritorios ultramarinos no resultaba

rentables. No es que ahora quisieraquedarse con Marruecos —no tenían emenor derecho a ello—, pero sí le

nteresaban sus mercados potencialesLa industria alemana, a la altura de lamejores, necesitaba compradores, y longleses y franceses, con su política d

control de territorios en el mundentero, les estaban dejando sin ellos. E1905, el kaiser Guillermo II visitnopinadamente Tánger, y allí aseguró



que Alemania garantizaba lndependencia y soberanía d

Marruecos.

El hecho causó sensaciónternacional, y en 1906 se reunió d

nuevo la Conferencia de Algeciras, coparticipación de todas las partenteresadas. Alemania esperaba que s

gesto en favor de Marruecos obtuviesel visto bueno de todas las potencias

excepto Francia, y se llevó udesengaño, porque no fue así eabsoluto. España apoyó a los francesespor lo que le iba en el asunto; Italia hiz

o mismo para poder operar sin estorboen Libia (que conquistaría en 1912), nglaterra, contra lo que se esperaba, s

puso al lado de Francia: no porque l



mportasen los franceses, sino porquemía aún más a los alemanes, qu

amenazaban con volcarse sobre e

Atlántico e Iberoamérica con suproductos. Teóricamente se dio la razóna Alemania: la soberanía de Marruecosería respetada. Pero precisamente parhacerla respetable, Francia enviaríadministradores eficientes, así comasesores militares, que contribuirían a l

organización del ejército marroquí, por consiguiente al reforzamiento de lautoridad del Sultán. Ya amigas Franciae Inglaterra, a España se reservab

ahora solo una estrecha franja en eextremo Norte. De hecho, Franciquedaba como potencia administradorde Marruecos.



b) Desde mucho tiempo antes, eespacio de los Balcanes se habíconvertido —y la expresión es ya d

entonces— en un «avispero». El imperiurco se derrumbaba, incapaz d

sostenerse sobre territorios que sconsideraban cristianos y con derecho a independencia. Habían nacido Serbia

Bulgaria y Montenegro. Pero a estagitación se unían las apetencias d

Rusia y Austria sobre aquelloerritorios: Rusia, esgrimiendo eargumento del eslavismo, deseabgranjearse una serie de países satélites

Austria soñaba en proseguir hastdonde fuera posible su expansiódanubiana, una especie de «destinmanifiesto» que databa ya de fines de



siglo XVII. Cuatro factores confluíanpues, en la complejísima problemáticde la zona: la decadencia de Turquía

os nacionalismos balcánicos, epaneslavismo ruso y el expansionismaustríaco.

En 1908 estalló la revuelta de lo«jóvenes turcos», un grupo que desdfines del siglo anterior perseguía lmodernización del país. El sultán Abdu

Hamid II fue depuesto, y Turquía viviómomentos anarquía. Los Jóvenes Turcodeseaban seguir una línea más o menosimilar a la que había hecho del Japó

una gran potencia: occidentalización eos medios, y turquización en los fines

Deseaban alcanzar formas mádemocráticas, pero al mismo tiemp



afianzar el patriotismo, e introducir uespíritu genuinamente «turco» en lopaíses más o menos rebeldes que e

mperio otomano dominaba en el área dos Balcanes. Este último prurit

provocó revueltas en Bosnia. Y Austriaque desde 1878 se había comprometida la protección de aquel territorio, locupó militarmente en 1909 y lconvirtió e una especie de protectorado

Los bosnios preferían depender dAustria que de Turquía, pero la quprotestó contra la ocupación fue Rusiaque veía disminuir su influencia en lo

Balcanes. Los rusos apoyaron a loserbios en sus reivindicaciones sobrBosnia, y para arreglar el asunto sreunió una conferencia internaciona



que prácticamente se limitó a admitir lohechos consumados. Esta vez ldiplomacia alemana funcionó, a

contrario de lo que había pasado eAlgeciras. Austria quedó gananciosa, más unida a Alemania que nunca; yRusia despechada.

c) El asunto de Marruecos, en tantoseguía candente. En 1911 se produjerorevueltas en Fez, que sirvieron d

excusa a los franceses para la ocupaciómilitar del país, en contra de lacondiciones signadas en Algeciras. Srepitió la conmoción internacional,

Alemania envió el cañonero «Panther» Agadir, no con el propósito ddesembarcar en Marruecos — no podíhacerlo con un pequeño barco de 300



oneladas—, sino para hacer usimbólico acto de fuerza, en señal dprotesta. La actitud de España fue la má

enérgica, tanto contra franceses comcontra alemanes, puesto que realizdesembarcos en Arcila, Larache Alcazarquivir. Sin embargo, lapotencias dieron por buena la accióespañola y no la puramente testimoniade Alemania. Y es que Alemania era una

potencia peligrosa, que podía dar aconflicto un desarrollo mucho mágrave. Alemania se equivocó de nuevoLa presencia del cañonero fu

considerada como una provocación, longleses se sintieron aun más indignado

que los franceses, y en la conferencinternacional que siguió, el kaiser hub



de renunciar a todas sus pretensiones eMarruecos. Francia se quedaba con lparte del león, y la ocupación militar de

reino marroquí fue un hecho. Eso sí, ldiplomacia alemana consiguió, a cambide su renuncia, territorios en Togo yCamerún. No era todo lo que queríapero tampoco quedó enteramentdesairada.

d) En 1912, el centro de gravedad d

as tensiones se desplazó de nuevo a loBalcanes. Grecia, Serbia, Montenegro Bulgaria declararon la guerra a Turquíacon el pretexto de defender los interese

de los macedonios, sometidos a una dursumisión por el nuevo régimen de loJóvenes Turcos. Los aliados obtuvieroespectaculares victorias, aunque cerc



a de Constantinopla fueron detenidosLas potencias se alarmaron, y, aunqucada una con distintas simpatías, s

reunieron en la conferencia de Londres forzaron la paz. La más gananciosa fuBulgaria, que disponía de un bieorganizado ejército, y se hizo con Traci Macedonia. Bulgaria aparecía as

engrandecida, con salida tanto al maegro como al Egeo, y ocupand

erritorios reclamados por Grecia Serbia.Ello fue motivo para la segunda guerr

balcánica, en 1913, en que todos lo

demás países del área, incluida Turquíase lanzaron contra Bulgaria. Por si fuerpoco, Rumania, que también tenía suaspiraciones, se unió a los aliados. La



potencias hubieron de intervenir una vemás, y en la Conferencia de BucarestBulgaria hubo de ceder gran parte de su

conquistas. Grecia y Serbia srepartieron Macedonia —Salónicquedó al fin en manos de los griegos— Rumania se anexionó Dobrudja

Turquía recobraba algunos territoriospues casi nadie deseaba verla reducida cero en Europa: o, mejor dicho, todo

—rusos, británicos, búlgaros, griegos—soñaban con el dominio de loEstrechos, que por eso' mismo no podíaser para nadie, o, mejor dicho, sol

podían ser para los turcos. Bulgaria, uaño antes vencedora, se sintió humillad preparó su revancha. No hubo luga

para ella, porque en 1914 sucediero



cosas más importantes. Pero dmomento, la intervención conjunta de lagrandes potencias estaba sirviendo par

obligar a los pequeños países, inclusen el complejísimo avispero balcánicoa aceptar la paz. Y se suponía que en efuturo seguiría siendo así.

La absoluta necesidad de conocer lohechos que fueron creando un ambientde tensión entre las grandes potencia

europeas nos ha obligado a esta tediosenumeración de pequeñoacontecimientos que acabaríaconcitando enemistades cada vez má

difícilmente restañables. Pequeñoacontecimientos, es cierto, pero quprovocaron un clima de crispación y ddeclaraciones oficiales que revelaba u



enguaje nuevo en las grandecancillerías europeas.

De este modo se operó el balanceo d

focos de tensión en el suroeste y esureste: crisis de Tánger en 1905-1906crisis de Bosnia en 1908-1909; crisis dAgadir en 1911, y crisis generabalcánica en 1912-1913. Demasiadacrisis en solo ocho años, en contrastcon el ritmo mucho más apacible de

último treintenio del siglo XIX. Todoaquellos problemas se habían resueltmediante conferencias internacionales, se confiaba en la política del sentid

común, tan afín a la mentalidapositivista. Pero la paz positivistabasada en las conveniencias recíproca en el pragmatismo, descartand



principios o miras más éticos y máelevados, era en el fondo frágil, aunqumuchos no pudieran suponerlo así... N

faltaban, sin embargo, espíritus máclarividentes, como el de un diplomáticbelga, el barón de Beyens, que comenten 1913: «la paz del mundo está merced de cualquier accidente». Eaccidente se produjo en Sarajevo el 2de junio de 1914.



V. LA CRISIS DEL

SIGLO XXY LA PRIMERAGUERRAMUNDIAL(1900-1918)

Quizá convenga comenzar estcapítulo enunciando unos cuanto

hechos:—En 1899 publica Freud El lenguaj

de los sueños, y defiende el predomini

del subconsciente sobre el consciente e



a naturaleza del hombre.—En 1899, Hilbert pone en entredich

os principios de la geometría. La rect

puede no ser la línea más corta entre dopuntos, o la suma de los ángulos de uriángulo no tiene por qué se

forzosamente igual a dos rectos, etc.—En 1900, Max Planck descubre l

discontinuidad de la energía, o átomenergético, el quantum, que cuestionar

a existencia real de la continuidad.—En 1901 se publica la obra póstumde Nietzsche, La voluntad y el poder

que coloca la decisión por encima de l

reflexión, y la fuerza por encima de unrazón siempre discutible.

—En 1901, Mach señala la quiebrdel concepto de ley física, y l



subjetividad de nuestras ideas sobre lque es causa y efecto.

—En 1902, I. Pavlov expone su tesi

sobre los reflejos condicionados, qudeterminan los comportamientos de loseres vivos con independencia de svoluntad.

—En 1904, Bracque pinta el primecuadro cubista.

—En 1905, Albert Einstein da

conocer la Teoría de la Relatividad, quealtera los conceptos del espacio y eiempo, y presenta un universo que s

puede formular, pero no se pued

explicar ni razonar.—En 1906, A. Schönberg comienza

escribir los Gurrelieder , una obrmusical con elementos atonales. Poc



después, compone las dos piezas op. 11que suenan, pero carecen de tono, darmonía y de melodía.

—En 1909, el desarrollo de la teorícuántica derrumba el concepto dmovimiento.

—En 1910, Kandinsky funda lescuela Blaue Reiter, que separdrásticamente la figuración de lrealidad.

—En 1910, Kafka publica su primernovela.—En 1913, las teorías atómicas de N

Bohr sustituyen el principio d

causalidad por el de casualidad. Todofenómeno se produce por casualidad.

—En 1913, J. Joyce comienza rabajar en su Ulysses, una novela e



que por primera vez la acción sdesprende del tiempo y de la coherencide los hechos.

—En 1914 estalla la primera guerrmundial.

La enumeración puede parece

extremadamente heterogénea, sin quunos hechos tengan o parezcan tenerelación alguna con los otros. Si

embargo, es sospechosa su coincidencien el tiempo, y diríase que una palabrsirve para englobarlos a todos: crisisCrisis de certidumbres, crisis d

valores, crisis de ideas muy antiguas, tavez consagradas desde muchos sigloantes en la tradición de Occidente, qude pronto se ponen en duda, ya com



consecuencia de la aparición de unnueva teoría, ya por un prurito dderribar lo establecido tal vez sin un

crítica previa suficientemente razonada, con todo ello, sobreviene una ruptur

del hombre civilizado con su propipasado mucho más fuerte que cualquierde las anteriores, al mismo tiempo qumucho más generalizada, puesto quabarca los ámbitos del pensamiento, l

ciencia, el arte, la literatura, muchaveces también el de las costumbres formas de entender la vida.

Esta crisis de comienzos del siglo XX

nada tiene que ver con el advenimientde tiempos difíciles (en todo caso lo

rovoca). La coyuntura económicmejora respecto de los últimos años d



a centuria anterior, y los preciosentamente —como conviene—

comienzan a subir, a consecuencia de u

ncremento de la demanda relacionadcon la mejora del nivel de vida dgrupos sociales cada vez más ampliosLa técnica ingeniada por el hombroccidental sigue su progreso imparableMuchos de los inventos de fines del XIXse convierten ahora en realidade

prácticas: el automóvil, el cine, loaparatos movidos por la electricidad; amismo tiempo que se realizan inventonuevos, como el avión o la radio. L

química sintética obtiene una serie dproductos artificiales, como la buna, da que derivarán los distintos géneros d

plásticos; el caucho encuentra mi



aplicaciones, la combinación de lurbina y la dinamo permite e

aprovechamiento de la «hulla blanca

—los saltos de agua—, una forma denergía limpia y barata, que se piensque va a ser la fuente inagotable desiglo XX. Los aparatos movidos poelectricidad van sustituyendo a lomovidos por la combustión del carbón su consiguiente y pesada caldera d

agua. Otro sustitutivo del carbón, que yempieza a consagrarse a comienzos desiglo XX, es el petróleo con todos loderivados de los hidrocarburos.

La crisis del siglo XX se nos presentmás bien como una crisis de actitudementales. Y atendidos sus precedentenmediatos, da la impresión de qu



reviste la forma de una crisis depositivismo, o que es una contestación a concepción positivista. Solo con e

iempo sería posible tomar conciencide que sus alcances podían ser muchmás vastos, y que tendían a derribar algmás que los conceptos o actitudes de lgeneración anterior. Por lo mismo, pudocomprobarse también, pasados los añosque sus consecuencias podían ser much

más amplias de cuanto cupo imaginarSemejante crisis, manifiesta o larvadaestaría destinada a informar de una otra manera la problemática y la mism

filosofía de las civilizaciones avanzadaa lo largo de toda la centuria que e1901 comienza.

El positivismo, como actitud y com



mentalidad, había significado unremenda y enfática afirmación de l

civilización occidental. Stefan Zwei

lama a la época positivista «era de lseguridad», y, efectivamente, pocaveces en la historia se sintió el hombrblanco más seguro de sí mismo, de supostulados y de sus posibilidades. Ecorrecto uso de la razón, del sentidcomún, de una actitud pragmática que

odo buscaba su máximo provecho (y lencontraba) confirieron a la humanidacivilizada de Europa y América unconfianza absoluta y radical en e

Progreso, una palabra que se escribícon mayúscula, y en la que se creía couna fe total. El progreso era irreversibl necesario, y su marcha no podrí



detenerse nunca.Y los hechos parecían confirmar esta

eorías, porque el hombre del últim

ercio del siglo XIX había accedido a udominio de la naturaleza y sus recursocomo una generación antes no se hubierpodido ni soñar. La expansión de lcivilización occidental por el mundentero era la rúbrica de aquel talantoptimista y dominador que parecí

garantizar todos los porvenires. Estfuturo feliz, caracterizado por uncivilización única y avanzada, pacíficaculta y llena de iniciativas propició l

que C. Hayes ha llamado «la promesdel siglo XX». En el siglo XX ehombre habría vencido a la distancia, afrío, al calor, al hambre, a la peste, a l



enfermedad, a la guerra, a lanjusticias, a las desigualdade

denigrantes: sería un siglo feliz. Y toda

as esperanzas humanas parecía que ibaa quedar satisfechas en el siglo XX.

Sin embargo, el siglo XX, aunqusatisfizo muchos de aquellos anhelohumanos, provocó también muchadesilusiones, grandes tragedias y crueledesengaños. Los elementos de l

«crisis» a que antes hemos aludido shacen visibles precisamente en loprimeros años de la nueva centuria. Erealidad, ya desde una década antes po

o menos algunas mentes habíaformulado agoreras anticipaciones. Shablaba de los peligros de un excesivdesarrollo tecnológico. de l



posibilidad de una guerra que, con lcapacidad de destrucción que habíaalcanzado las nuevas armas, podrí

suponer un cataclismo; y comenzó hablarse también de decadencia. Entras vanguardias artísticas o la juventu

satisfecha de los años noventa se pusde moda el decadentismo. Hasta uperiódico snobista de París tomó eítulo de Le Décadent.

Con todo, el paso del optimismo apesimismo o al temor fue un fenómenento, y no llegaría a adquirir ciert

relevancia social hasta bien entrado e

siglo XX. Es difícil explicar esurgimiento de la duda, de lncertidumbre —esa Ungewissheit

eorizada por Peter Wust—, la angusti



existencial sentida no como un discursfilosófico, sino como una vivencinfima, que caracterizan en buena part

a cultura del siglo w. sobre todo la dsu primera mitad; pero el hecho es quel vuelco se produjo. Y que para ehombre civilizado de 1910, y más aúpara el de 1920, no era nada seguro quos tiempos futuros tuvieran que sendefectiblemente mejores y más felices

Y menos seguro era que un día pudierdisiparse la duda o pudiera encontrarsel sentido pleno de todas las cosascomo había creído la generació

positivista. Se ha hablado de la crisidel siglo XX como el resultado de udesengaño ante el optimismo excesivobasado en una concepción inmanente



puramente de tejas abajo de lcapacidad de un progreso humanndefinido; pudo ser resultado de otro

factores también. Pero si puedadivinarse fácilmente un ciert«desengaño de principios de siglo», edesengaño definitivo sobrevino con lprimera guerra mundial, que dio al trastcon la idea de una humanidasupercivilizada capaz de desterrar de s

misma y por sí misma todas labrutalidades y todas lanconsecuencias. Cuando en 192

Spengler publicó La Decadencia d

Occidente, el mundo acogió su obra coexpectación, pero no con sorpresa.



19. LA NUEVACIENCIA

El único elemento de la crisis desiglo XX que no parece producto de

desengaño, de una rebeldía o de udeseo deliberado de cortar con epasado, es el científico. El trauma de lciencia no derivó, a lo que se infiere, dun espíritu crítico, o del deseo de uvuelco mental, sino del avance, siemprntencionalmente en la misma dirección

del conocimiento humano. Se hdestacado que las dificultades de Machde Planck, de Einstein o de Heisenberpor explicar la naturaleza exacta de su

propios descubrimientos se debe



precisamente al hecho de que erasabios positivistas. Solo cuando a lactitud positivista sucedió una actitu

nueva, fue posible comenzar a formulauna nueva filosofía de la ciencia. Poeso muchos autores, desde A. Hauser J. D. Bernal, han tratado de colocar ea ciencia el motor fundamental de l

crisis de certidumbres propia del siglXX. Sin embargo, tal hipótesis, po

sugestiva que sea, dista mucho de estademostrada.Para simplificar en lo posible e

análisis de la ciencia moderna, no

imitaremos a una exposición musimplista de tres aspectos qucomienzan a ser intuidos en los primeroaños de la centuria. No son en absolut



os únicos, sí tal vez los másignificativos.

a) La quiebra del concepto de le

física encuentra su principarepresentante en E. Mach, quien justo eel quicio del nuevo siglo resaltó eabismo que separa el fenómeno de snterpretación. Existen fenómenos, pera explicación que les damos e

producto de un trucaje interpretativo

que nos vemos obligados a recurrir. Sse repite un fenómeno, por ejemplo lcaída de un cuerpo, por muchos que seaos experimentos que hagamos, nunc

podremos asegurar que ese fenómeno va repetirse necesariamente todas laveces. Una sola excepción serísuficiente para sustituir la idea de ley —



absoluta, inmutable, infalible— por lmucho más modesta de tendencia, pomás que sea enormemente probable qu

esa tendencia se repita un númerndeterminado de veces. Pero com

nunca podremos repetir un númernfinito de veces un fenómeno, nunc

podremos demostrar de hecho que essupuesta ley se cumple necesariamenteEl método de inducción, clave de l

ciencia positivista, sufría así un golpde muerte. Pero más preocupaba a Macodavía el principio de causalidad. Sos objetos caen, decimos que est

ocurre porque, de acuerdo con la lenewtoniana, «dos cuerpos cualesquierse atraen entre sí en razón directa de sumasas e inversa del cuadrado de l



distancia que les separa». Porque caen se acercan, decimos que son atraídospero ¿son atraídos realmente, o es es

una explicación que establecemos parnuestra comodidad? ¿Qué es latracción, una fuerza real, o una excusque nos hemos inventado para dar cuentde un fenómeno? Cual sea la causa poa que los cuerpos caen, probablement

no lo sabremos nunca. La formulació

de la ley de la gravitación por Macdebe escribirse así: «dos cuerpocualesquiera se comportan entre sí comsi se atrajeran...», etc. Es lo que se h

lamado la filosofía del «como si». Lacosas ya no son como creemos que sonsino que decimos que son porquparecen que son. Por tanto, ya n



podemos conocer con seguridad loprincipios que rigen el Universo

uevos descubrimientos en el campo d

a física, sobre todo de la mecániccuántica, fueron poniendo más y más eentredicho el «porqué» de lofenómenos, el principio de causalidad.

b) El concepto de quantum fuformulado ya en 1900 por Max PlanckSi vamos disminuyendo un flujo d

energía, llega un momento en que ya nes posible disminuirla más. Este mínimde energía equivale a 6,63 x 10-2ergios. No existe ni puede existir un

energía más débil. Este mínimo denergía, al que Planck dio el nombre dquantum, equivale a un átomenergético, como el átomo material es l



más pequeña cantidad de materia qupuede existir. El hallazgo ersensacional, pero en principio parecí

casi lógico y hasta esperable.El problema surgió precisament

cuando se comprobó que el átomenergético exige que el átomo materiano sea átomo, es decir, no sendivisible, puesto que su energía e

siempre igual a un múltiplo, a vece

muy grande de un quantum . Desde 189había comenzado a intuirse la existencide partículas subatómicas, cuydentidad no comenzó a conocerse hast

os primeros lustros del siglo XX. Estapartículas se mueven por impulsocuánticos, y estos impulsos, aunquienden siempre a establecer una form



de equilibrio, son del todmpredecibles. Conocida e identificad

una partícula, no sabemos qu

comportamiento seguirá un instantdespués. La mecánica cuántica sólo spuede formular mediante principioestadísticos, nunca por principiocausales y predecibles. En el corazón da materia —o de la energía, porque

nivel subatómico materia y energí

ienden a confundirse cada vez más— emposible efectuar una predicción. Y lacapacidad para predecir fenómenouniversales y necesarios era el principa

pilar de la ciencia positivista.Algo más inquietante representaba l

mecánica cuántica. La energía provocel movimiento de las partículas. Per



como hay un átomo de energía, no puedexistir un movimiento más pequeño quel que puede producir un quantum. E

otras palabras, el movimiento no econtinuo. Una partícula no se desplazde un punto a otro pasando por todos lopuntos intermedios; sino que deja dexistir en un punto para existir en otroEl movimiento como tal queda tambiéen quiebra. Después de veinticinc

siglos, volvía a plantearse el problemde la flecha de Zenón, solo que esta vesin solución posible. Una generaciómás tarde el «Principio d

ncertidumbre» de W. Heisenberg uniríaa idea de casualidad o azar como bas

primaria de todas las manifestacionemicrofísicas con la quiebra del concept



de movimiento tal como durante siglose había venido entendiendo.

c) Albert Einstein, tratando d

resolver, por métodos impecablementmatemáticos, determinados problemaprovocados por las medidas de lvelocidad de la luz, llegó a inesperadaconclusiones que le permitieron en 190dar a conocer la teoría restringida de lRelatividad. El espacio y el tiemp

están relacionados, y no son realidadeabsolutas, sino que varían uno efunción del otro, y en función tambiédel observador que los mide. Así, u

cuerpo en movimiento resulta ser mácorto que ese mismo cuerpo en reposodel mismo modo, en un cuerpo emovimiento el tiempo transcurre má



rápidamente que en un cuerpo en reposoEstos extremos no son fácilmentverificables en los estrechos límites d

a vida ordinaria, pero se los puedformular, y tienen una importanciexcepcional en el conjunto del Universodonde todo es relativo.

La Teoría General de la Relatividadformulada por Einstein en 1915, eodavía más revolucionaría. El espaci

consta de cuatro dimensiones, no de lares que nosotros somos capaces dntuir; y se curva (¡no sólo la materia

sino el espacio mismo!) en presencia d

una masa. Así, el espacio es curvo hiperesférico (se cierra sobre sí mismde una forma inasequible a la intuicióhumana), y esta curvatura modifica la



eyes fundamentales de la geometría, qua gran escala resultan no ser ya ciertas

o existe un punto fijo de referencia

odos los movimientos son relativos, lobservación no depende de una realidaobjetiva, sino de la posición y lvelocidad del observador. Lsimultaneidad no existe. Y «el Universoes finito, pero carece de límites».

Los conceptos de tiempo, espacio

velocidad, aceleración, dimensionesgeometría, materia, energíamovimientos, quedarosorprendentemente alterados

resultaron ser, además, inimaginables ncomprensibles, solo susceptibles d

ser expresados mediante complejafórmulas matemáticas, que están



además, al alcance de muy pocos. Soda esta nueva concepción de l

realidad que nos rodea pued

sorprender al hombre de la calle de hoysorprendió mucho más a los sabios y egeneral a todos los hombres cultos dcomienzos de siglo, dogmáticamentseguros de haber alcanzado unoconceptos científicos inalterables. Loptimista seguridad de la cienci

positivista, que afirmaba que las cosason tal como podemos observarlas, quodo tiene necesariamente explicación,

que el Universo mismo es comprensibl

por la mente humana, quedó de prontsubvertida por una revolución que muchos se antojaba insolente, pero quel mismo curso de la ciencia y su



formulaciones obligaba a aceptar.El nuevo paradigma del Universo

resultó ser mucho más traumático de l

que en su tiempo habían sido eptolemaico, el copernicano o enewtoniano. Las cosas no solo no socomo las vemos o las suponemos, sinque carecen de explicación racional. Nhay movimiento, una misma partículpuede ser detectada en dos punto

distintos a la vez, el fotón es unpartícula y al mismo tiempo una ondauna cosa u otra, según la forma dconsiderarla. El azar rige los fenómeno

que son fundamento de lo existente, y ebolígrafo con que escribimos no es mássegún Broglie, que «un haz dprobabilidades de vibración»



Lukasievic y Reichenbach, en nombre destas realidades alógicas y paradójicasconstruyeron una «lógica polivalente»

en que cabe la coincidencia de locontrarios, o una cosa puede ser y no seal mismo tiempo. El estudio de lrealidad parecía conducir al absurdo. Shabía llegado a lo que Gastón Bachelarlamó «la angustia de la ciencia». Par

Arthur Eddington, «la nueva faz de

mundo físico no es más que un cuadro dinieblas en el que cada descubrimientsupone un nuevo problema absurdo ndescifrable».

La ciencia del hombre

Si los descubrimientos de las ciencia



físicas dejaron a los seres humanodesconcertados, sobre todo a aquelloque estaban habituados a la

ranquilizadoras certezas de la época depositivismo, mayor fue el impacto, además en más amplios alcancesociales, de los nuevos conocimientos eorías acerca de la vida y del mánsigne de los seres vivos, el hombre

Ya la ciencia positivista, al mismo

iempo que creía desvelar los últimosecretos, proporcionó ciertanquietudes en sus estudios sobre l

vida. La visión materialista parecía po

un lado un «avance», pero por otrdegradaba la naturaleza humana areducirla al carácter de un simple objet negarle todo asomo de espiritualidad



Se descubrieron los tejidos, las célulasos cromosomas, las leyes de l

herencia. Todo resultaba ser un cúmulo

de combinaciones químicas, aunque duna enorme, a veces inexplicablcomplejidad.

Si ello tenía algo de degradante, máo tuvo el evolucionismo —no el d

Darwin, respetuoso con la dignidad dehombre y la idea de la Creación, sino e

de sus sucesores, y sobre todo dmaterialistas decididos como Spencer Heckel—, al concebir que el origen dehombre no era singular y específico

sino resultado de la evolución de otraespecies, concretamente los simios. Poentonces no había surgido aún la teoríbiológica de las mutaciones, de suert



que todo se reducía a una transformaciópaulatina, sin cambio de carácter pomedio. El evolucionismo resultó ante l

conciencia de muchos contemporáneouna teoría no solo escandalizante, sinhumillante. Pero al mismo tiempo podíaparecer ante las mentes máprogresistas como una conquista deconocimiento riguroso, un avance de lciencia positiva.

El golpe decisivo vino a asestarlo eel quicio del cambio de siglo epsiquiatra Sigmund Freud, convencidde que las llamadas «enfermedades de

alma» no son más que enfermedades decuerpo, o resultado de descargaviscerales susceptibles de seestudiadas científicamente como «un



cosa». Comenzaba así el proceso d«cosificación» del hombre. Los métodode Freud fueron inicialment

positivistas; sus conclusiones, como lade los físicos coetáneos, destruyeron lacertezas del positivismo. El hombrapareció como un ser «determinadopor sus propios complejos interiorescuyo comportamiento no depende de svoluntad, sino de esas fuerzas que s

esconden en el «subconsciente», mápoderosas que las puramentsuperficiales del consciente.

De todo ello deriva que el uso de l

razón no es más que una forma dcomportamiento convencional artificioso, que no responde a lverdadera naturaleza, y que e



subconsciente acaba rompiendo tarde emprano esa máscara d

convencionalismo. De acuerdo con la

eorías freudianas, la libertad no existepues cada hombre actúa en gran parte — cuanto más espontáneamente actú

será más así— empujado por sucomplejos o impulsos internos, que sonstintivos e irracionales. L

civilización de que tanto presume e

hombre de fines del siglo XIX no es máque una máscara superficial, undelgada película tras la cual se escondodo lo que de primitivo —o primari

—, de instintivo, de brutal y dmprevisible hay en el ser humano

Cuando estalló la primera guerrmundial, el hecho colectivo má



rracional de la historia contemporánehasta entonces, Freud aseguró que lhabía previsto desde hacía much

iempo. No consta por ninguna parte estprofecía de Freud, pero desde entoncea gente creyó en Freud más que nunca.

Al mismo tiempo, el italianoLombroso —el inventor de los tests —creyó encontrar una correlación entre lconfiguración del cuerpo humano

especialmente la del cráneo, y ecarácter o el temperamento de cadpersona. Lombroso no llevó hasta suúltimos extremos esta teoría, pero su

continuadores la exageraron, hastasegurar que mediante estudiosomáticos y craneales podríareconocerse un sabio, un criminal, u



economista o un santo, que lo serían npor un uso libre de su voluntad, sino posu propia estructura corporal y cerebra

Las teorías de Lombroso y sucesoreacabarían siendo en su mayor partdesechadas y hasta han caído en eridículo (lo mismo las más exageradade Freud); pero quienes las leían coadmiración o temor no podían poentonces adivinarlo.

En un congreso de psiquiatrícelebrado en Madrid en 1902, el rusPavlov expuso su teoría de los reflejo

condicionados. Los había estudiado e

el comportamiento de los perros, percreyó posible extrapolar suconclusiones a los humanos. Estableciddeterminada causa, el organism



reacciona como un cuerpo físiccualquiera, mediante un movimiento actitud que puede ser previsto d

antemano. El «comportamiento» es sola respuesta de cada uno ant

determinados estímulos. No solo nexiste la libertad, sino ni siquiera lpersonalidad. El desarrollo, exageradcomo siempre, de esta teoría, pudlevar a la convicción de que somo

poco más que autómatas. Los efectos ddesengaño, de angustia, de desconfianzdel hombre —y sobre todo ddesconfianza del hombre en otro

hombres— fueron mucho más graveque los producidos por las nuevaeorías del mundo físico.



20. EL PENSAMIENTO

También en este campo huboanticipaciones de carácter irracionalist pesimista. La filosofía de Nietzsche,

a que ya hemos hecho referenciarefleja por un lado el impulsdominador a toda costa del positivismocon su ansia del prevalecimiento del yo

su glorificación de la acción ambicios su doctrina del Superhombre, pero e

en alto grado irracional, insolidaria brutal. Rechaza a la razón, que debsubordinarse a la voluntad y a la fuerzaY al concebir un mundo en quprevalece la energía egoísta sobre e

raciocinio, echa por tierra lo



presupuestos positivistas de unsociedad cada vez mejor autoorganizad más feliz, por obra del razonamiento

del diálogo, y de un progreso que niene sentido si no beneficia a l

sociedad en su conjunto. En el fondo, lfilosofía de Nietzsche, al negar todposibilidad de solución extensible aconjunto de los seres humanos, eremendamente pesimista.

Contra el racionalismo funcional dos científicos positivistas, HenrBergson —un filósofo que poseía naddespreciables conocimientos científico

— concluye queja ciencia es estérilporque se limita al estudio de la fisís simple manifestación de las cosas, edecir, se conforma con lo que de ellas s



puede medir, contar o pesar, pero noentra en la realidad auténtica y profundde las cosas mismas. La ciencia s

queda con los aspectos externos, y sobrellos construye una serie dedificaciones que pueden ser en smpecables, pero que, al confundir la

manifestaciones con la realidad, escapdel verdadero contenido de la realidadPara llegar a la identificación de la

cosas tampoco nos sirve la metafísicaque edifica por su parte grandeucubraciones teoréticas que no tiene

otra entidad que en cuanto tale

ucubraciones. Lo fundamental para econocimiento, según Bergson, es lntuición, un acto que no supone u

razonamiento ni se puede razonar, pero



que se acerca más a la realidad que lartificiosidad de la ciencia o lvaciedad de la pura conceptualización

El pensamiento agudo y anticientífico dBergson supuso un hachazo a uno de lopilares más fuertes y máparadigmáticos de la concepciópositivista.

Husserl dio después un nuevo sesgocontrario al de Bergson, pero tambié

contrario al positivismo, al refugiarse eo puramente fenomenológico. En emundo se producen fenómenos, todo estleno de fenómenos, que puede

analizarse como tales, y este análisis esí es perfectamente válido, aunque npueda conducirnos más allá; por otrparte, el conocimiento de los fenómeno



es útil para nuestra vida y sdesenvolvimiento. Lo que no podemopreguntar a los fenómenos es cuál es s

causa —el concepto de causa es yacomo lo era en Mach, una elaboraciósubjetiva—; es decir, sabemos lo quocurre, pero no sabemos por qué ocurreToda explicación corre el riesgo de seartificiosa; pero el mundo puedmarchar sin explicaciones.

El pensamiento bergsoniano o efenomenológico no son, como talespesimistas, y menos angustiosos, aunqudestruyen una buena parte de lo

motivos de optimismo de la generacióanterior. La angustia viene de uncorriente que ya se desarrollóparadójicamente, en los años má



proyectivos del siglo XIX, pero qualcanza en el XX su máximo desarroll sobre todo su máxima proyecció

vital: el existencialismo. Para eexistencialista, podemos alcanzar ciertconocimiento de la existencia de lacosas, nunca el de su esencia. Existimocada uno de nosotros y existen otroseres y otras cosas; pero entre el yo y eno yo hay una barrera casi infranqueabl

que nos impide acceder al no yo de unmanera objetiva. Poseemos una idea sensación de lo ajeno que no tiene poqué coincidir —o puede no coincidir—

con la idea o sensación que lo ajeniene o pudiera tener de sí mismo. Ya

otras filosofías habían hecho hincapié ea dramática contraposición entre el yo



el no yo; pero ninguna llegó como eexistencialismo a postular suconsecuencias más trágicas: e

aislamiento, y por tanto la soledad, langustia.

Por otra parte, la existencia por ssola, sin el soporte de la esencia, efrágil, evanescente, cambiante, carentde personalidad y por tanto de sentidoLa «falta de sentido» es una constant

que aflora en muchos aspectos de lcultura del siglo XX, y en particular da literatura y el arte: de ahí la extensió

de la vivencia existencial o «angusti

existencial» a ámbitos intelectuales nespecíficamente filosóficos.

Para Heidegger, el hombre sencuentra «arrojado» a este mundo si



recibir explicación por ello. Nsabemos por qué ni para qué existimoscomo no sea «para la muerte». Est

concepción de Heidegger del hombrcomo «ser para la muerte» —lo únicabsolutamente cierto y seguro de cadvida, puesto que lo demás es aleatorio, depende de las decisiones, lacircunstancias y los azares— es uno dos componentes más específicos de l

actitud angustiosa. El hombre, si hperdido toda posibilidad de ponerse econtacto con lo objetivo, desconoce spropio destino, es decir, su razón de ser

Ante tal situación solo caben ldesesperación o un digno refugiarse esí mismo. Heidegger es partidario de l«dignidad». Sartre, por el contrario, e



partidario de la protesta, de la rebeldíaEl hombre no tiene entidad propia, puesi el no yo tiende a ser hostil —«e

nfierno son los otros»— el yo no queddefinido nunca, al tener siempre quelegir: cada elección supone undesviación necesaria, que impide ahombre la identidad, esto es, seguisiendo siempre el mismo. La propiexistencia no es más que elección, d

suerte que «el hombre no es más que lque hace»: es un simple resultado dhaber elegido esto y no lo otro (perambién podía haber elegido lo otro,

sería distinto). Esta necesidad de elegirsin facultad para permanecer siempre esí mismo, le parece a Sartre indignanteLa existencia le produce «náusea».



Sartre, extraordinario y agudo escritorsiempre original y escandalizanteigado durante mucho tiempo a actitude

más que a tesis marxistas, fuprobablemente el más «siglo XX» de lopensadores, creó un estilo, ya que no unescuela, e influyó como pocos en lauventudes universitarias e intelectuales

sobre todo en el segundo tercio de lcenturia.

Todo parece indicar que la crisis de lciencia a comienzos del siglo XX eproducto de la simple continuación dos métodos positivistas, que de pront

se encuentran con realidadencomprensibles e ilógicas, que e

científico ha de aceptar, digamos contrsu voluntad, aunque esta aceptación l



obligue a abandonar los cómodopostulados positivistas. Por el contrarioen el campo del pensamiento —

ambién del arte u otras actividades da cultura del siglo XX— es fácil lmpresión de que el «creador» rompntencionadamente con aquella

cómodas facilidades y busca un mundrracional y rebelde. Hoy no estamos e

condiciones de juzgar con la perspectiv

necesaria las dimensiones y lnaturaleza exacta de la crisis del siglXX, pero cada vez tiende a intuirse unrelación más de continuidad que d

ruptura, por lo menos en un sentido: lconcepción positivista habírepresentado el prurito de conquista dodo lo deseable por el hombre



valiéndose exclusivamente de lapotencias del hombre, desprendiéndose por método y po

confianza en sí propio, de la admisióde cualquier instancia anterior superior al hombre mismo. Estprecisión de un valor absoluto rascendente, para convertir al hombr

por él solo en árbitro del universoencerraría toda filosofía o toda forma d

entender el mundo en la pura inmanencide un yo incapaz de explicarlo todo siayuda de lo más profundo y lo mágrandioso. La actitud positivista

producto inicial del orgullo, pudprovocar así, a la larga, tanto la angustide la ciencia como la angustia depensamiento, empeñado en explicar l



realidad sin salir del hombre mismo, designando al hombre como árbitro dun juicio cuyos últimos alcances se l

escapan. En este sentido, toda la crisiso gran parte de la crisis al menosendría un mismo origen. Pero no es estibro, por su naturaleza, el llamado a da

más explicaciones sobre unproblemática tan compleja.

La crisis del arte y la literatura

En pocos aspectos se muestra ta

palpable la crisis del siglo XX como ea evolución de los valores estéticos. Ecierto que en todas las épocas cadestilo había tendido a suplantar o hasta

menospreciar al estilo anterior. Pero lo



que se produce en el quicio entre losiglos XIX y XX y se consagra en eprimer tercio de este último es un cort

más profundo, que rompe no solo con lnmediatamente anterior sino con todo l

anterior, y busca horizonteradicalmente nuevos, a vecedesconcertantes, que llegaron escandalizar tanto a los académicocomo al propio hombre de la calle. Est

segunda ruptura —la de las miras deartista con las de la gente normal corriente— es probablemente mámportante que la primera, y viene

potenciar ese efecto de salto (parmuchos algo parecido a un salto en evacío) del arte y la literaturcontemporáneos.



Del realismo al impresionismo

El ideal estético de la era positivistfue, es lógico, el realismo. Si las cosason como son, y debemos desterrar e

apriorismo, el subjetivismo y lmaginación, lo natural es analizarlas e

su auténtica realidad, sin prejuiciossean bellas o no lo sean. El realismo shabía impuesto tanto en pintura como eiteratura. El artista ya no se dedicaba

buscar lo bello, porque lo bello es sol

una parte de la verdad, y una parte de lverdad se opone a toda la verdad. Daquí la tendencia —da la impresión dque a veces exagerada— a representa

o sórdido, lo desagradable. Quién sabe



aunque esta cuestión debe ser relegadal alto ensayo de los especialistas, sesta precisión de los cánones estético

en aras de la realidad de las cosas tacomo son, representa la primera graruptura del arte con los valores qudurante muchos siglos habían sido sfundamento.

En pintura. Courbet, Dupré, Millet Liebl buscan en la realidad el reflejo d

o auténtico, a veces de aquello que poprejuicios o convenciones tendemos rehuir. Ni las callejas sórdidas ni lodescosidos de la indumentaria de lo

desheredados tienen menos valorepresentativo que la belleza de urostro o de un paisaje. A veces en lpintura realista —lo mismo que en l



novela realista— late un sentido ddenuncia social. Como la hubo en lanovelas de Zola, o, dentro de ambiente

concepciones muy distintas, en las dDickens o Dostoyewski. El novelista derealismo busca una obra casi científicaen que no solo se trata de reflejar «lacosas como son», sino que se pretendrealizar un estudio o análisis, yndividual —de un carácter o u

emperamento—, ya colectivo, de uambiente o un entorno de relaciones. Lnovela es, por su naturaleza, la formiteraria más susceptible de recibir u

ratamiento «realista», y de aquí lmportancia que el género adquirió en l

era del positivismo. Más difícil elevar el realismo al teatro, sin que l



obra caiga en la vulgaridad o lntranscendencia, y de aquí que sol

hasta cierto punto sean realistas lo

dramas de Bemard Shaw o de IbsenMayores dificultades encontró en estsentido la poesía, aunque siempre fueroposibles cantos a la fuerza y al progresocomo los del norteamericano WalWhitman, o la rudeza de las Oda

bárbaras de Carducci, un poeta que, si

embargo, muestra un cuidado exquisitpor la forma. Pero en realidad resulta upoco forzado decir que hubo una poesírealista.

Lo mismo puede decirse de la músicaLa ópera verista que buscaron lotalianos (Leoncavallo, Mascagn

Puccini) a partir de 1865 posee un



cierta dosis de realismo en los temas en los ambientes; pero la música en scontinúa anclada en el romanticismo. Y

otro tanto ocurre con la músicpretendidamente popular de lonacionalistas —checos como Smetana Dvorak, rusos como Mussorgski Rimsky-Korsakov, escandinavos comoGrieg o Sibelius—: el mismentusiasmo nacionalista da a l

expresión musical, por más que snspire en lo popular, un sentido máromántico que la descripciódesapasionada de la realidad.

De una forma u otra, el realismo habíentrado en un callejón sin salida. Lvulgar y mostrenco es lo más contrarique hay al elitismo creador del artista



De aquí que se fuera pasando, a vecensensiblemente, del realismo a lo quuego se llamó impresionismo

simbolismo y modernismo. Se hconvertido en un tópico, pero todos loópicos encierran una dosis de verdad

que lo que mató a la pintura realista fua fotografía. No es posible reflejar l

realidad de lo que se ve, en todos sudetalles y proporciones, mejor que l

reproducción fotográfica. El artista teníque esforzarse en representar l«superrealidad», aquel matinterpretativo que, sin traicionar lo rea

expresara lo que la fotografía no puedhacer.

El impresionismo no pretende falseaas cosas, sino verlas de otra manera



Una hoja de papel iluminada por unámpara roja para un realista es blanca

para un impresionista es roja. L

palabra viene de un cuadro de Moneitulado «Impresión». Y es la impresióno que predomina, el instante fugaz rrepetible en que se capta de un sol

golpe de vista una escena. El pintompresionista ve, como el propio Monet

de veinte maneras distintas la fachada d

a catedral de Rouen, según la hora dedía. Las hojas de un árbol son rosadas aamanecer, plateadas bajo la luz cenitadel mediodía, de color naranja cuand

cae la tarde. Hay en la pinturmpresionista un factor de subjetivació

que, de ahora en adelante, va a seconsustancial al arte contemporáneo



Pero también hay un prurito cascientífico de recoger la impresión quen el órgano visual producen las cosas

por eso los pintores impresionistautilizan los colores simples. No hamezcla, la impresión de mezcla sproduce por la yuxtaposición dpinceladas; por ejemplo, una serie dbrochazos sueltos de blanco y rojproduce una impresión rosada. Aqu

nace otro rasgo esencial del artcontemporáneo: el obligar al espectado—o al lector o al oyente— a un esfuerzpor su cuenta, para sintetizar lo que e

artista le da inacabado o insinuado.El impresionismo se encuentra l

mismo en pintura que en música. MoneManet, Pissarro, Degas, Sisley, busca



colores «cálidos», «ardientes», «fríos»pero también pretenden una «armoníacromática que les acerca a los músico

de su tiempo, como Debussy o RaveEstos últimos componen «cuadros» (quhasta llevan con frecuencia títulos dcuadros): El mar, la catedra

sumergida, la siesta de un fauno

escenas, bocetos', y buscan tambiésonidos «cálidos» o «fríos», per

gualmente provistos de coloresDebussy pretendió encontrar un sonid«amoratado» para expresar la sensacióde los racimos maduros en La siesta d

un fauno, y al fin lo halló en la regiógrave de la flauta. Estas analogías entrcolor y sonido se basan en lo que Freulamaba «asociaciones estimativas». S



o caliente y lo rojo, si una estría dcristal y el sonido penetrante del oboproducen una sensación en cierto mod

análoga, al sustituir una cosa por otrhabremos logrado una «metáforamusical o pictórica; pero también, posupuesto, literaria.

El impresionismo literario se llampor lo general simbolismo, perobedece a una manera de entender la

cosas muy similar. MallarméBaudelaire, Verlaine, buscan palabra«amarillas», «blandas»«aterciopeladas». La poesía d

Mallarmé es ante todo una poesía dsonidos pastosos y de extrañas profundas sugerencias, que noransportan a un esponjoso mundo d



sensaciones. El impresionismo se hacaquí «simbolismo», porque las palabrasimbolizan algo distinto a lo qu

significan. A veces, es la palabra misma—«una palabra que se puede acariciacon las manos»— lo que realmentmporta, más que su mera función léxic gramatical. La literatura simbolista —

casi siempre poesía— «dice cosas»pero esas cosas no se pueden encontra

en el diccionario: de aquí que semejantenguaje no se pueda traducir a otrdioma sin que se pierda todo, o casodo. Con ello se establece una nuev

ruptura, la ruptura con la lógica o con lrazón. Una ruptura que resulta bellaporque la poesía de Verlaine, como lmúsica de Debussy, o la pintura d



Pissarro, suele agradar al hombrcomún; pero supone ya una especie drucaje que irá separando cada vez má

el objeto de su representación.

La filosofía del «no»

La ruptura definitiva se opera coposterioridad a la época impresionista simbolista, ya dentro del siglo XX. Epensamiento que la guía no tiene ya uprurito científico, o la búsqueda danalogías sensoriales, sino que tiende

r mucho más lejos y rompe frontalmentcon toda conexión entre la razón y lexpresión. Este camino no se recorrerde un solo paso, y no adquirirá su

formas más específicamente «siglo XX



hasta después de la primera guerrmundial; pero su génesis se encuentra yprefigurada en la primera decena de l

nueva centuria.La ruptura supone ante todo un

negación de la norma o del «canon», tacomo la había concebido la culturoccidental desde el tiempo de logriegos. La poesía tenía unas reglas unas medidas, la música obedecía a una

relaciones armónicas y proporcionadaentre los sonidos; la escultura buscabel «canon», perfecto o relacióequilibrada de las dimensiones; l

pintura trataba de reflejar una realidaexistente o imaginada dentro de uencuadre coherente y lleno de sentido; larquitectura se basaba en la proporción



a regularidad y la simetría, con unconcepción armónica que Goethe veícomo «música solidificada»; o l

narrativa seguía una línea ddesenvolvimiento lógico, de acuerdcon determinadas tensiones o pasionecomunes entre los hombres. La mayoparte de esas premisas lograrosobrevivir al impresionismo, aunqumatizadas de toques llamativos

originales; pero en los primeros añodel siglo XX se prescinde total parcialmente de esas premisas, hastalcanzar a veces una libertad complet

por parte del creador. Se llega con elloa la poesía no medida —y, por supuestono rimada—; a la música no tonal y nmelódica; a la pintura no figurativa, a l



arquitectura no simétrica —y hasta «nfuncional»— y a la escultura nproporcionada, e incluso «n

volumétrica». Se ha impuesto la llamad«filosofía del no». Si esta filosofísupone una negación, y por tanto unpérdida de sentido o de contenido, significa por el contrario una libertanfinita, es tema que se debate todavía

fines del siglo XX.

El irracionalismo queda de relieve eas novelas de Franz Kafka, que son mápesadillas que narraciones; como el hilconductor se pierde con James Joyce

cuya novela Ulysses superpondesordenadamente unos sucedidos cootros. La música busca cada vez mádisonancias con Schönberg o Berg (qu



legarán a la atonalidad pura en lsegunda década del siglo XX). Hasta euna obra musical ya casi clásica, per

escandalizante en su tiempo (tuvo quntervenir la policía durante su estreno

como La Consagración de l

rimavera de Stravinski, primarán lonstintos —a través de ritmos obsesivo

o asimétricos— sobre la razón. La obrmusical ya no tiende al ideal de l

belleza y la armonía, y con él a la gratsatisfacción del oyente, sino desconcertar o a expresar sentimientomuy subjetivos por parte del artista. L

mismo ocurre con la pintura nfigurativa, que alcanza con frecuenciintes ingratos o agresivos, ya se trate da reducción geométrica del cubismo, y



de la tendencia a la abstracción o a ldistorsión de Paul Klee, Kandinsky Kokoschka.

Para H. Seldmayr, la literatura y earte del siglo XX suponen una Verlus

der Mitte, una pérdida de puntos dreferencia, en la que ya nada es fijoasentado sobre unos principios, unoconsensos universales o unas certezasEsta pérdida de un punto de referenci

es una especie de «teoría de lrelatividad» llevada al campo de literatura y el arte; aunque no es nad

seguro que tenga una clara relación co

os nuevos postulados científicos. Existun verdadero paralelismo entre esos dohechos —el físico y el esteticoliterari—, pero no se puede hablar de relació



causa-efecto entre ambos. Sí puedafirmarse que uno y otro son murepresentativos de la cultura del sigl

XX.



21. LA PRIMERAGUERRA MUNDIAL

Sería en alto grado aventurada lsugerencia de que la primera guerr

mundial (1914-1918) fue una muestrmás de la crisis del siglo XX, por maque muestre una tremenda dosis drracionalismo y de falta de sentid

común. Pudo ser una consecuencia de lconcepción puramente positivista de lbalance of powers, aunque como hech

resulte muy distante del planteamientrealista y pragmático del positivismoPero forme o no parte del «espíritu dcrisis», no cabe duda de que contribuy

a potenciar esta crisis, y sobre todo



mprimirle una amplísima resonancisocial. A partir de entonces todo iba ser distinto. Quedaba en entredicho l

dea del progreso indefinido, o lconvicción de que el hombre civilizadhabía superado viejas calamidades. Acontrario, la guerra hizo patente todo lque de brutal, instintivo mpremeditado hay en las accione

humanas, incluso por parte de lo

hombres más cultos y educados. Coello, las críticas y las dudas que habíasido patrimonio hasta entonces de laminorías fueron aceptadas o asumida

por gran parte del mundo occidental.

Los orígenes del conflicto



Una cadena fatal de acontecimientos de decisiones, cada una de las cuales n

pretendía la guerra, o al menos sgeneralización, dio lugar a una tragedinesperada. «Los hechos llegaron má

allá que las decisiones conscientes» (W

Churchill). y de pronto los responsablese encontraron con que tenían que hacefrente a sus consecuencias. Aunque a u

espectador de fines del siglo XX puedparecer irónico, la primera causmecánica de la guerra mundial radicó eel hecho de que los bosnios querían se

serbios. El 28 de junio de 1914, eheredero del imperio austrohúngaro, epríncipe Francisco Femando, erasesinado en Sarajevo por un terrorist



bosnio perteneciente a la banda Lano Negra que, alentada po

Belgrado, pretendía unificar todos lo

erritorios sureslavos en una GraSerbia. El movimiento formaba parte duna corriente paneslavista quefomentada a su vez por Rusia, existídesde mucho tiempo antes.

La noticia del atentado caussensación en Europa, pero casi nadi

pensó en una guerra, ni siquiera en unmás de las menudas y molestas guerrabalcánicas. A los pocos días, la prensafrancesa daba más importancia a

proceso de madame Cailloux, lobritánicos al problema de Irlanda o a laregatas de Plymouth, y el kaiser dAlemania, Guillermo II, emprendió u



distendido crucero por el mar del NortePor otra parte, la mayoría de locancilleres europeos eran pacifistas

más incluso que los de años antes.Después de varias semanas de cas

otal tranquilidad, los hechos sprecipitaron dramáticamente. Tras dactivas indagaciones de su servicio dnteligencia, Austria llegó a la certez

moral —pero sin pruebas documentale

— de que el magnicidio de Sarajevhabía sido preparado en Serbia, y, loque era peor, el resto del mundo se lomaginaba también. El cancille

austríaco, Berchtold, llegó a lconclusión de que era necesario castigaa Belgrado si el imperio querímantener su prestigio en el espaci



danubiano. Es cierto que, Rusia apoyaba Serbia, pero Alemania podía disuadia Rusia de intervenir. Berchtold

negoció con el canciller alemáBettmann-Hollveg para conseguir quAlemania, en caso de tensiónconvenciera a Rusia de que smantuviera al margen. Bettman-Hollweera el más pacifista de los diplomáticoeuropeos, pero accedió a esos bueno

oficios, porque Alemania no podípermitirse el lujo de perder el únicaliado seguro que le quedaba. Asistidopor esta seguridad, y en la convicción d

que iba a tratarse de una campaña brev limitada, el 28 de julio —un me

después del atentado— los austríacoentraron en Serbia, y en un plazo d



horas conquistaron Belgrado, aunque loserbios continuaron defendiendo el restdel territorio con más tenacidad de l

esperada. Rusia consideró que no podípermitir la alteración de la situación eos Balcanes sin sufrir un golpe moral,

para presionar —se suponía que sóldiplomáticamente— a las potenciagermanas, ordenó una movilizaciógeneral, tanto en la frontera austríac

como en la alemana. El kaiser envió uelegrama entre amistoso y patético icolás II, pidiendo un entendimiento,

el zar, pacifista como casi todos, estab

dispuesto a negociar antes de movilizarpero el mando ruso. que no podía anulauna orden que ponía en movimiento millones de hombres, y que podía deja



por los suelos su decisión y su prestigiocortó las comunicaciones telefónicacon San Petersburgo y siguió adelante

Guillermo II se sintió desairado Alemania amenazada; de suerte quordenó a su vez la movilización generapero no sólo contra los rusos, sincontra los franceses. En efecto, efamoso Plan Schlieffen, previsto para ecaso de un conflicto, contemplaba l

defensiva en un hipotético frente orienta la ofensiva en el occidental. Y loalemanes eran extraordinarioplanificadores, pero malo

mprovisadores.La cancillería de Berlín consultó

Francia cuál sería su actitud ante uconflicto germanorruso. La respuesta d



París fue «Francia obrará de acuerdcon sus intereses». Francia tampocdeseaba la guerra, pero de maner

alguna estaba dispuesta a dar su brazo orcer ante los alemanes. Y esto

aceleraron su movilización de tropaante la frontera francesa, sabiendo qupodían hacerlo más rápidamente que lode enfrente. Fracasó un intento británicde mediación. Los alemanes se sentía

escarmentados de su inferioridanumérica en una mesa de negociacionescomo ya se había visto en los conflictode Tánger y Agadir; y estaban seguro

de que una conferencia internacionaobligaría a Austria a retirarse de Serbiacon la consiguiente humillación de lapotencias germanas (o la ruptura de l



alianza entre ellas). Preferían limitación del conflicto en el espaci

serbio mediante la amenaza disuasori

de la poderosa maquinaria alemanpuesta preventivamente en pie de guerraLa tesis de Bettmann-Hollweg era que sAustria se sentía obligada a ajustar sucuentas con Serbia, las demás potenciaeuropeas no tenían por qué intervenir eun contencioso tan limitado. Después d

unas horas dramáticas y de una seriprecipitada de órdenes y contraórdenesel 2 de agosto, y más por obra de loEstados mayores que de los políticos

as tropas rusas entraron en Alemania, poco después las alemanas en FranciaHoy no se sabe quién efectuó el primedisparo, aunque la cosa no tuvo má



remedio que empezar con disparos dunos contestados por otros. La versióalemana sobre una invasión rusa previ

a toda declaración de guerra, aunquprobable, fue desoída después deconflicto, y hoy apenas es tenida ecuenta. Más todavía, y en este punto lculpabilidad alemana no ofrece dudasel «plan Schlieffen» preveía la invasióde Bélgica para envolver al ejércit

francés, y así lo hicieron las tropas dvon Moltke al mismo tiempo quentraban en Francia. El 3 de agostoGran Bretaña declaraba la guerra

Alemania con el pretexto de la invasióde un débil país neutral, y eacercamiento de las tropas del Reich una zona vital para Inglaterra.



En virtud de un fenómeno parecido alamado «efecto dominó», una serie d

hechos, en principio poco mas qu

anecdóticos, y luego una serie dmedidas que se consideraban puramentdisuasorias, fueron encadenándose hastproducir una conflagración en la quntervenían con millones de hombres la

cinco mayores potencias de Europaademás de las pequeñas Serbia

Bélgica. Es difícil disculpar a lmayoría de ellas, aunque unas podíaener más culpa que otras. Austria creyómprudentemente que su castigo a Serbi

ba a ser un hecho aislado, y Alemanisufrió su ya conocido síndrome de «gatacorralado». Nadie quiso bajar cabeza el cálculo de que la amenaz



disuasoria de cada potencia hiciesceder a las demás fracasestrepitosamente. Hay que unir a ello la

decisiones casi unilaterales de lorespectivos mandos militares. Todosabían muy bien que en una guerrmoderna lleva ventaja decisiva quiemoviliza antes y mejor; y en este casas prisas locas fueron fatales. La guerr

mundial fue ante todo efecto del orgullo

Una vez rotas las hostilidades, e«efecto dominó» seguiría operándoscasi hasta el infinito. A los pocos díasTurquía se unía a las Potencia

Centrales (Alemania y Austria), y máarde lo haría Bulgaria: y en un plazo d

menos de tres años, veintidós paísesncluidos los Estados Unidos, Itali



presunta aliada de los centrales, perque a la hora de la verdad cambió dbando) y Japón, se unirían a los aliados

La explicación de la primera guerrmundial, por supuesto, no es tan simplcomo da a entender este proceso dacontecimientos encadenados decisiones precipitadas en un momentde locura. Existen también motivos dfondo, como la sacralización de lo

nacionalismos, el control de los mares de territorios ultramarinos, los enormentereses económicos de las grande

potencias que se disputaban lo

mercados del mundo o la obtención das materias primas, Pero esta rivalida

de fondo, subsistente con la ideageneralizada también, de que una guerr



no sería beneficiosa para nadie, nhubiera estallado por si sola si nhubiese sobrevenido un acontecimient

emocional y «disparador». Cuando estdisparador se produjo, un defecto dcálculo condujo a la catástrofe.

La guerra de movimientos

Los estadistas y los militares quedarodesbordados por la rapidez de loacontecimientos; pero, por su parte, unvez se hizo inevitable la hecatombe, s

dispusieron a obrar con la mismrapidez. Millones de hombres spusieron sobre las armas en pocos díashasta constituir una fuerza de choqu

como jamás habían visto los siglos. L



movilización fue más popular entusiasta de cuanto hoy pudiéramomaginar. Aquellos jóvenes

embriagados por el fervor patriótico qusus educadores respectivos les habíanculcado, acudieron jubilosos a

combate, seguros de una fácil espectacular victoria. No todos lomandos suponían tales facilidades, persí una guerra rápida. Los inmenso

medios, los sistemas de transportmasivo y las armas de repetición de loejércitos del siglo XX causaríaenormes pérdidas, pero decidirían l

contienda en pocas semanas«Vencedores o vencidos, para la

avidades, todos en casa»: espensaban tanto los políticos como lo



Estados Mayores.En un principio, los hechos pareciero

confirmar estas predicciones. D

acuerdo con las reglas el pragmatismmilitar, unos y otros no atacaron aenemigo que podían considerar máagresor, sino al que consideraban mápeligroso. Los rusos, que habíamovilizado antes, en vez de castigar Austria, invadieron Alemania por Prusi

Oriental con una celeridad que nadiesperaba de ellos; mientras loalemanes, fieles a sus planes —unoplanes que eran buenos solo en teoría—

atacaron Francia a través de Bélgicacon el 85 por 100 de sus efectivosmientras empleaban solo el 15 restantpara defenderse de los rusos. Ell



supuso en ambos casos un corrimientdel frente de este a oeste. El generaSamsonov avanzó en los primeros día

casi un centenar de kilómetrosamenazando a toda Prusia. El mariscavon Moltke, obediente ciego al «plaSchlieffen» —lo que le costó muy caroa entrada en guerra de la Gran Bretañ

— invadió Bélgica, que ofreció unnesperada resistencia, sobre todo en la

poderosas fortificaciones de Lieja. Siembargo, la maquinaria bélica alemanauna vez salvado este obstáculo, ganó equince días la frontera francesa,

arrolló a sus enemigos por el sectomenos defendido.

El plan Schliefen consistía en ugigantesco movimiento de conversión



que haría moverse solo al ala derechadescribiendo un arco, como un abanicque se despliega, que acabarí

envolviendo en los Vosgos y Alsacia aodo el ejército francés. Pero Moltkuvo que prescindir de una buena part

de sus divisiones, necesarias parcontener a los rusos, y que fueroenviadas precipitadamente el frentoriental; y quedó en inferiorida

numérica. Aún así, la excelente calidadde sus tropas y material le permitiavanzar en tromba, aunque realizando emovimiento envolvente con un radi

menor del previsto en un principio. Loalemanes marcharon primero hacia eOeste, luego al suroeste, finalmente aSur, en un despliegue que fu



envolviendo a los franceses. Pero amismo tiempo el arco del abanico shacía cada vez mayor, y sin fuerza

suficientes de cobertura parmantenerlo. El mayor error de loalemanes fue quizás dejar a París a uado del abanico: lo que interesaba

Moltke era el movimiento envolvente no la conquista inmediata de la capitafrancesa. Los taxis de París cumpliero

por primera vez una misión histórica, permitieron al generalísimo Gamelianzar sus reservas contra el flanc

alemán. Se libró así durante muchos día

—fines de agosto y comienzos dseptiembre—, la dura batalla del Marneque si bien no consiguió su objeto dexpulsar a los alemanes, los fijo sobr



el terreno. (La batalla del Marne fuecomo símbolo de la guerra moderna, lprimera de la historia que duró semanas

no horas o pocos días, como habívenido ocurriendo desde los tiempoantiguos.) Los intentos de uno y otrbando por romper el frente a partir dentonces resultaron estériles, y losoldados cavaban trincheras parsentirse a seguro. Así, a la espectacula

guerra de movimientos siguió la tediosguerra de posiciones.La historia en el frente oriental fu

aproximadamente la misma. El avanc

ruso fue arrollador, pero la propiceleridad fue dispersando desarticulando sus unidades dificultando los aprovisionamientos



Este hecho fue hábilmente explotado poel general Hindenburg y su ayudantLudendorf. que llevaron a cabo primer

una retirada en orden y luego ufulminante contraataque, que lepermitió enfrentarse a las divisionerusas por separado. A fines de agostobatían consecutivamente a dos grandeejércitos rusos en las batallas dTannenberg y luego de los lago

Mazurianos, donde los sorprendidomoscovitas sufrieron trescientas mibajas y perdieron la mitad de smaterial. El general Samsonov s

suicidó. Los alemanes recobraron todel terreno perdido, pero con la mayoparte de su ejército en el frentoccidental, no podían ni soñar en l



nvasión de la inmensa Rusia. Tambiénaquí el frente se detuvo indefinidamentePor su parte, los austríacos, que había

nvadido Serbia y penetrado eBelgrado, hubieron de retirarse parhacer frente al avance ruso, que eseptiembre quedó detenido. Mes medio después de comenzada la guerrasalvo el saliente alemán en Bélgica nordeste de Francia, todo estaba com

al principio. La decepción en lomandos y en la propia población civique esperaba una fácil victoria, funmensa. Nunca hubo un momento má

apropiado para entrar en razón y firmauna paz general. Se impusieron, siembargo, los orgullos nacionales y eemor a dar el brazo a torcer. Fracasó e



generoso intento de mediación dBenedicto XV, que llegó a ofrecer suvida por la paz (y fallecería poc

después). La contienda se prolongarírracionalmente durante tres años más.

El fracaso de la guerra

¿Qué había sucedido? Todoesperaban que la poderosa maquinaribélica del siglo XX, con su capacidade movilización de grandes masas —lde unos se figuraba más rápida que la d

os otros—, su impresionante capacidade fuego, su posibilidad de maniobrafulgurantes y la existencia de armas diro rápido, singularmente l

ametralladora, iba a deparar a l



contienda una celeridad espectacularSin embargo, la previsiones de loEstados Mayores se vinieron abajo. A la

rapidez de unos respondió la rapidez dotros, y todas las «operaciones dflanqueo», corriendo el centro dgravedad de la operación a derecha zquierda, fracasaban a los pocos días,

al fin se descubrió que eran inútiles. Posu parte, las armas de tiro rápid

singularmente la ametralladora, perambién la artillería de campañfácilmente transportable) tuvieron uefecto inverso al esperado, puesto qu

favorecían mucho más al bando quparapetado en sus posiciones sdefendía, que a aquel que no podíusarlas por tener que avanzar a l



carrera. Por otra parte, toda aceleraciódel avance tiende a desarticular launidades propias y a dificultar lo

abastecimientos, cuando los que smueven son millones de hombres. Loécnicos hubieron de reconocer su erro

demasiado tarde, y durante años nencontraron la fórmula para sostener unofensiva continuada.

En lo que sí estaban de acuerdo l

mayor parte era en que una guerra rápidfavorecía a los alemanes, mejoadiestrados para una campaña ofensivque sus adversarios y excelentement

entrenados y pertrechados. Una guerrarga favorecería, por el contrario, a lo

aliados, que disponían de más reservahumanas, y cuyo dominio de los mare



es permitía contar con los recursos dodo el mundo. Alemania, Austria y

Turquía —los llamados Imperio

Centrales— dibujaban una diagonasobre el mapa de Europa, del Mar de

orte al Asia Menor y parte de Arabia yMesopotamia; pero estaban cercadopor los aliados, tanto al Este como aOeste. Los países aliados contaban couna población de 250 millones d

habitantes, y los centrales con 140. Estdesproporción se iría incrementandodavía más conforme nuevos países s

alineaban con el bando que terminarí

siendo vencedor.Sin embargo, en la primera mitad d

1915, los alemanes pudieron ganar lguerra. Tanto unos como otros habían



previsto una campaña corta. Pero loalemanes, con su característico sentidplanificador, tenían totalment

preparada un plan de conversión de sndustria convencional en industria d

guerra, mientras los aliados tuvieron qumprovisarlo. A comienzos de 1915, lo

alemanes podían mantener una accióofensiva continuada por espacio de uaño, en tanto los aliados no disponían d

municiones más que para tres meses. Untento sostenido y a toda costa dromper la guerra de posiciones, aunquhubiese fracasado el avance, hubier

obligado a los aliados a rendirse, pofalta de municiones. Pero los alemaneno lo sabían.

Prefirieron atacar en el frente Este



único donde parecía posible volver a lguerra de movimientos. Y aunque aprincipio con dificultades, lo

germanoaustríacos recuperaron Galitzi ocuparon Polonia y parte de Lituania

Fue el mayor avance obtenido en toda lguerra, pero la enorme Rusia, aunqumaltrecha, seguía en pie. Por otra partea entrada de Italia en la contienda,

favor de los aliados, aunque no supus

avance alguno sino todo lo contrarioobligó a los centrales a una nuevdispersión de fuerzas. No variaron lacosas en 1916, año en que los tremendo

esfuerzos por romper el frentoccidental por unos y. otros —loalemanes por Verdun, los aliados por eSomme— tropezaron con enconad



resistencia, a costa de un enormnúmero de bajas por uno y otro bandosin avances significativos. Era e

fracaso de la guerra. Tanto los centralecomo los aliados habían sufridpérdidas espantosas, sin haber obtenidventaja alguna. La guerra podía durandefinidamente y convertirse — ¡si no era ya!— en una tremenda carnicerí

sin sentido.

El papa volvió a ofrecer su mediación el nuevo presidente de los EstadoUnidos, Wilson, ofreció una paz blanca

«paz sin anexiones ni indemnizaciones»

que dejase las cosas como habían estadal principio. Los centrales, que ysabían que no podían ganar la contiendaestaban interiormente dispuestos a u



arreglo, pero los francobritánicos, quo sabían también, impusieron una

condiciones drásticas, que no fuero

aceptadas. De cualquier modo, e«fracaso de la guerra» cundió en todaas conciencias, y en 1917 hizo crisis

La desmoralización fue grande, y lopartidarios de la revolución socialconscientes del desengaño de las masaobreras, creyeron llegada su ocasión

Lenin, refugiado en Suiza, fundó lTercera Internacional, esgrimiendo laesis de que la guerra era consecuenci

del imperialismo, y éste hijo de

capitalismo. En Rusia, donde lpoblación civil vivía en la miseria, anto los políticos como los militare

estaban totalmente desacreditados



estallaron tres revoluciones en el mismaño, una liberal, otra socialista y unercera comunista, que sería la llamada

mponerse. En Alemania hubomovimientos espartaquistas —versiógermana de los soviets en Rusia—, ascomo deserción de tropas. Los generaleHindenburg y Ludendorf proclamarouna dictadura —desde entonces lautoridad del kaiser quedó en segund

plano— y consiguieron imponer eorden. En Francia cientos de miles dhombres desertaron del frente, y fuprecisa la autoridad carismática de u

místico de la guerra, el mariscal Fochacompañado de la sobrehumana energíde Clemenceau, el hombre de la guerre

rien que la guerre, para restablecer l



situación; aunque tanto en Francia comen Inglaterra proliferaron lomovimientos pacifistas.

El resultado de la crisis general d1917 fue la imposición del régimesoviético en Rusia, el reforzamiento depoder en la mayor parte de los paísebeligerantes, y la entrada en la guerra dos Estados Unidos. Efectivamente, lo

alemanes, comprendieron l

mposibilidad de derrotar a suenemigos mientras estos dispusieran dcasi todos los recursos del mundo. A taefecto, impulsaron un arma que desde e

primer momento les había reportadresultados sorprendentes: el submarino

o podían dominar la superficie de lomares, pero sí atacar desde debajo d



ella. Los submarinos hundieron tacantidad de barcos, que Gran Bretaña svio desabastecida, y en una situació

cada vez mas critica. Pero el armsubmarina tenía un doble filo, pueperjudicaba los interesenorteamericanos, que eran loprincipales proveedores de InglaterraEn 1917, el presidente Wilson, decididoa salir de un secular aislacionismo, pas

de su proyecto de árbitro de la paz al dárbitro de la guerra. Y realmente ladecidió.

La decisión de la guerra

Al mismo tiempo, la revolución rus

significó la victoria de Alemania en e



frente oriental. Desmoralizados, lorusos se defendían cada vez con menoeficacia, y los austrogermanos ocuparo

erritorios inmensos en el espacibáltico, Rusia Blanca y Ucrania. Leniuna vez en el poder, comprendió que erpreciso firmar la paz para consolidar esistema soviético., Fue la paz de BrestLitowsk, signada en el otoño de 1917Rusia perdía Finlandia, los tres estado

bálticos, Polonia y de momento Ucraniapero quedaba por lo demás con lamanos libres.

Los germanos se vieron con las mano

ibres también en el Oeste. Fue unauténtica y desesperada carrera contra eiempo, porque necesitaban aplastar os francobritánicos antes de que l



ayuda norteamericana fuera decisivaLudendorf calculó fríamente laposibilidades; si hasta junio de 191

nclusive, los alemanes conseguíadecidir la batalla, suya sería la victoriaDe lo contrario, vencerían los aliados.

Los alemanes atacaron con todas sufuerzas. Contaban con nuevas armasentre ellas el monstruoso cañón Bertha

capaz de alcanzar con sus proyectiles u

centenar de kilómetros. Derrotaron a lobritánicos en el sector de Yprés, hastalegar cerca de Amiens, donde fuero

detenidos. Desplazaron su acción a otra

zonas, obteniendo continuas victoriasninguna de ellas decisiva. En mayo, a 6kilómetros de París, emplazaron su

erthas y comenzaron a bombardear l



capital francesa, donde empezó levacuación de la población civilEntretanto, los americanos mantenían u

espléndido ritmo de 250.000 hombredesembarcados en Europa.

En junio, la situación quedó igualada en julio el mariscal Foch, que contab

con una considerable superioridanumérica, se lanzó a la contraofensivaLos alemanes retrocediero

ordenadamente, pero ya no fuerocapaces de sostener sus líneasAlemania había perdido la guerra, y lsabía. La moral se hundió en l

retaguardia, y lo mismo ocurrió eAustria —que había dado escasamuestras de su capacidad militar— y eTurquía, que perdía rápidament



erritorios en Oriente Medio. La guerrestaba técnicamente decidida. En eotoño de 1918 el kaiser huyó a Holand

se proclamó un gobierno provisionaAlemania trató de obtener una pahonrosa, pero estallaron revoluciones dcarácter espartaquista, y, lo mismo quen Rusia, se sublevaron los soldados dmarina, enarbolando la bandera roja. Sdio el caso, extraño en la historia, d

que una potencia que ocupaba aúerritorios en varios países enemigosperdía una guerra. Alemania se rindióncondicionalmente en noviembre d

1918.La primera guerra mundial fue l

mayor catástrofe bélica que recordaba lhistoria. Participaron en ella cerca d



cuarenta naciones, incluyendo a todaas grandes potencias. Setenta millone

de hombres fueron movilizados, de lo

cuales murieron once, y veintresultaron heridos. Ocho nacionefueron invadidas. Millares dpoblaciones quedaron destruidas y docmillones de toneladas de buques sfueron al fondo de los mares. Volvió afin la paz al mundo, pero la bell

époque del amable progreso y lseguridad del hombre occidental en smismo y en sus propios destinos habíerminado para siempre.



VI. EL PERIODO

DEENTREGUERRAS(1918-1939)

La paz de 1918 suscitó explosiones dúbilo en los países vencedores —uotal de 35—, esperanzas en lo

neutrales (uno de los más importantesEspaña), y cuando menos alivio en lo

vencidos. Sin embargo, la alegría durpoco. En lo económico pronto se hizpatente lo que Keynes llamaría «lodesastres de la paz»: en este aspect

odos resultaron vencidos, excepto lo



Estados Unidos, que no habían sufriddaños en su territorio, y habían vendidbienes o prestado sumas ingentes a

resto del mundo: fue un hecho qurevalorizó el papel de lonorteamericanos en el conjuntplanetario, aunque no tanto como en lsegunda posguerra mundial. Por ldemás, en muchos países, singularmente en Europa, había qu

reconstruir lo destruido, que reconvertide nuevo la industria, que pagar deudaenormes, y que encontrar empleo parreinta y cinco millones de hombre

desmovilizados. Otros muchoproblemas se plantearían enseguida. Pode pronto se vio que la vuelta a la pano era la vuelta a lo de antes. Otro



iempos se abrían al paso de la historia ya no era posible el retomo a la «bell

époque» y a la era de las confianza

limitadas.Tres hechos definen principalmente e

periodo de entreguerras. El primero, lnestabilidad, la crispación, lmposibilidad de una reconciliació

completa. Los golpes que las grandepotencias se habían asestad

recíprocamente resultaban difíciles dolvidar, y las paces de 1919-1921paces dictadas por los vencedores a lovencidos, que no negociadas, nad

hicieron por garantizar un clima dreconciliación. Tampoco la creación deprimer órgano mundial de la historia, lSociedad de Naciones, aseguró, a pesa



de sus buenos oficios e intenciones, lpaz y la estabilidad del planeta. Egrado de desconfianzas —y en su cas

el de los revanchismos— llegó a tapunto, que muy pronto comenzó hablarse de la posibilidad de unsegunda guerra mundial. Roto el climde respeto mutuo «entre caballerospropio de la generación anterior, ya todera posible.

El segundo hecho fue la conversión dRusia y algunos países adyacentes eUnión Soviética. Por primera vez en lhistoria un gran país estaba gobernad

por un régimen comunista —en sentidestricto, «marxista-leninista»—, y ehecho tuvo una repercusión universamás que por las posibilidades de la gra



potencia rusa, por la aspiración de losoviets a la expansión ecuménica de lvigencia de sus doctrinas. Realmente, l

«vocación» de la Unión Soviética uníde forma curiosa el viejo «destinmanifiesto» de la Rusia imperial a uprurito no ruso, sino «soviético», dunión de todos los países bajo la mismcausa de redención del proletariado euna inmensa «república de trabajadore

campesinos». Este segundo pruritoaunque desechado oficialmente con lcaída en desgracia de Trotski, no dejóen realidad de estar latente en tod

momento. Desde entonces, el resto demundo hubo de contar con la posibilidade una expansión del sistema comunista estilo soviético, ya por efecto de un



guerra, ya mediante sucesivarevoluciones en distintos ámbitos. Lograndes imperios autocráticos

autoritarios habían caído con la guerrmundial; pero una nueva y más radicaforma de imposición de un podencontestable —con su consiguient

reforma de las estructuras políticassociales y económicas vigentes en lopaíses libres— venía a sembra

desconfianza y recelo en muchanaciones de Occidente y aun de otrapartes.

Y en tercer lugar, se aprecia muy

claramente, aunque no siempre cocaracterísticas homogéneas ni fáciles ddefinir, un nuevo ambiente dncertidumbre, de crisis en la



conciencias, de falta de algo segurnfalible en que apoyarse... Esta crisisa lo hemos visto, comenzó a operars

antes de la guerra, con el cambio dsiglo; pero la guerra la confirmó, lendureció y le confirió un amplísimalcance social. Lo que en otro tiemphabía sido una corriente intelectual minoritaria, no desprovista de rasgo«snobs», se generaliza ahora como un

actitud vital. Se potencian las actituderupturistas en el arte, la literatura, lmúsica, las modas y las actitudes, squiebran para siempre vieja

convenciones que parecían respetablesY esta ruptura con los vínculos depasado, aunque muchas veces spresenta como progresista, tiene poco d



prometedora. La conciencia de ldecadencia se hace patente en Europa, lprincipal responsable y al mismo tiemp

principal víctima de la catástrofe, ambién en este caso el decadentism

deja de ser una actitud puramentestética. Cuando, en plena posguerraOswald Spengler publica L

ecadencia de Occidente, millones dectores estaban preparado

mentalmente para quedar convencidopor sus tesis.Otros muchos rasgos, alguno

positivos, tiene el mundo d

entreguerras. Uno es la por lo menomomentánea tendencia a la democracien Europa central; Alemania se dio unConstitución democrática en 1919



Austria y Checoslovaquia en 1920Polonia y Yugoslavia en 1921, yRumania en 1923. Esta tendenci

quedaría en gran parte contrapesada poel triunfo de la dictadura bolchevique ea Unión Soviética, y más tarde por lendencia a los gobiernos autoritarios otalitarios, especialmente después de l

Gran Depresión. Un hecho notable es engreso de la mujer en la vida pública

La necesidad de reemplazar a lovarones movilizados en muchas tareas cometidos favoreció una política dreconocimiento hacia la mujer en lo

años de la guerra, y hacia sus derechoen la posguerra; también pudo influir eello un cambio de las mentalidades. Ehecho más visible, pero no el único, d



este cambio fue la implantación desufragio femenino en Gran Bretaña países escandinavos (1918), Alemania

Holanda (1919), Estados Unidos (1920)Checoslovaquia, Polonia (1921) y hastJapón (1925). En otros aspectos se echde ver también una mayor consideracióde la mujer en la vida social profesional.

No sólo las monarquías autoritarias

semiautoritarias, sino la posición de lnobleza y de la «aristocracia» decaen partir de la guerra. Los apellidos dprosapia fueron con frecuencia meno

valorados que los de los magnates dos negocios, y en muchos de los nuevo

países —o de los países vencidos— loviejos aristócratas perdieron no solo s



preponderante papel en la vida públicasino una gran parte de sus propiedadesEn Rusia, por supuesto, lo perdiero

odo, incluso la vida. Todo ello no pudomenos que provocar no ya unransformación en la estructuras de l

sociedad, sino de las convenciones y das consideraciones sociales. U

ambiente menos respetuoso con lradicional, más desenfadado, iba

predominar en el mundo de entreguerrasUn último hecho merece quizás sedestacado. La propia contiendcontribuyó a hacer el mundo todavía má

pequeño. Las potencias usaron nstruyeron tropas coloniales, la

guarniciones y las flotas viajaron poodo el mundo, los adelantos científicos



écnicos y sanitarios trascendieron, veces por necesidad, a muy distantepaíses. Comenzaba a despertar lo qu

uego se llamó el «tercer mundo». Lndia alcanzó un notable desarrollo

contaba ya con excelentes ingenierosécnicos y administradores; unificad

por la propia maquinaria británicaadquirió una conciencia cada vez máclara de su identidad y de su capacida

para erigirse en una gran naciósoberana. China no necesitaba esconciencia, que ya poseía; pero desdos tiempos de Sun Yat-sen, como en su

momento veremos, experimenta umovimiento de modernización cohesión internos que la convierten eotra gran potencia virtual. En América



no sólo los Estados Unidos se colocan a cabeza de la economía planetaria, ueva York desbanca a Londres como

«banquero del mundo», sino que muchopaíses iberoamericanos, especialment—pero no sólo— los del cono surviven una etapa de expansióncaracterizada tanto por la fuertemigración europea como por uncremento inusitado de su tasa d

exportaciones. Y aunque África novivirá su movimiento de emancipacióhasta la segunda posguerra mundiamuestra a partir de la primera s

nequívocos deseos de hablar ante emundo por cuenta propia.



22. LAORGANIZACIÓN DE

LA PAZ

Después de una guerra mundial, erpreciso asegurar un nuevo ordemundial. La tarea no resultó fácil, y npor la resistencia de los vencidos a es

nuevo orden, que les fue impuesto sicontestación posible, sino por laenormes transformaciones que se habíaoperado en el mundo, y por la propi

división de los vencedores.Las negociaciones para concluir lo

ratados de paz, que tuvieron lugar eviejos palacios del entorno de París



fueron laboriosas, y tardaron econcluirse casi cuatro años (19191923), tantos como había durado l

guerra. Así, las conocidas paces dVersalles, Neully, Trianon y Sévres nofueron más que distintos capítulos duna laboriosa «paz de París». Se quiserigir, además, un primer organismo dámbito universal, la Sociedad d

aciones, con la pretensión d

garantizar el mundo del futuro y snecesaria estabilidad.Más de cuarenta estados soberano

participaron en las paces de París, d

ellos cuatro —Alemania, AustriaBulgaria y Turquía— sin voz ni votoTampoco la mayor parte de lovencedores tuvieron una intervenció



decisiva. La voz cantante la llevaba e«Comité de los Diez», que nrepresentaba a diez países, sino a cinco

Estados Unidos, Gran Bretaña, Franciatalia y Japón. Como los demá

condicionaron a Japón a conformarscon las colonias alemanas en ePacífico, el protagonismo de las pacede París lo ejercieron casi en exclusivos «Cuatro Grandes», Wilson, Lloyd

George, Clemenceau y Orlando. Rusiavencida de antemano por Alemania, sumida en plena revolución, no tomparte en las negociaciones. Eso sí, l

exclusión de Rusia permitió dar a la paun sentido que antes no hubiera podidener: era el triunfo de la democraci

sobre la autocracia. Y el nuevo orden se



mplemento sobre bases democráticasPero, es preciso advertirlo. en sconstrucción no hubo una verdader

democracia, puesto que la paz se hizo gusto de muy pocos más que los «cuatrgrandes».

Los catorce puntosde Wilson

El presidente norteamericano quiserigirse de nuevo en árbitro de la pazesta vez de una paz victoriosa. Era esímbolo de unos Estados Unidos qu

parecían decididos a salir de su seculaaislacionismo, y tomar en la direcciódel mundo un papel al que ya le hacíaacreedores su potencial demográfico

económico y militar. A este fin



desembarcó en Europa se convirtió efigura preponderante de las paces dParís. Wilson era un intelectual, y vino

rodeado de un equipo de técnicosPretendió plantear la paz de acuerdo couna filosofía que muchos calificaron ddealista; aunque no falta quien vea en e

fondo de aquella filosofía un intento ddebilitar a Europa y afianzar lhegemonía norteamericana. Wilson llegó

con un programa de catorce puntos, en ecual los fundamentales eran e«principio de las nacionalidades» y eproyecto de crear un organismo d

carácter mundial, que acabaría siendo lSociedad de Naciones.

El «principio de las nacionalidadesafectó profundamente a la



conversaciones de paz, pues se tratabde organizar el nuevo mapa de Europde acuerdo con las divisiones naturale

que en cada ámbito establecieran lraza, la lengua, la religión y la cultura dsus habitantes; amén, por supuesto, de lmanifestada voluntad de éstos a travédel sagrado «principio dautodeterminación de los pueblos», unexpresión que viene sonando desd

entonces. Wilson, que venía de un paíde contextura mucho más simple, nsupo comprender tal vez la complejidade Europa y sus problemas. No podí

rocear el mapa de acuerdo co«principios científicos» ni con «líneade demarcación claramentmanifiestas», porque si algo ocurría er



que estas líneas parecían sumamentconfusas. Las razas no se correspondíacon las lenguas, ni éstas con la

religiones. La propiedad de la tierrpodía corresponder a nacionales de upaís distinto que sus trabajadores. Locampesinos podían sentirse de unnación diferente que los habitantes das ciudades enclavadas en el mismerritorio. En muchas comarcas u

referéndum hubiera producido uempate, y no sólo entre dos, sino a veceres nacionalidades distintas. Er

prácticamente imposible poner d

acuerdo a la geografía con la historia y cualquiera de ellas con la «voluntamanifiesta» —a veces no tan manifiest— de los naturales.



Wilson, rodeado de sus expertosrabajaba para trazar sobre el mapa d

Europa líneas de nacionalidad qu

hubieron de ser una y otra vemodificadas, y nunca, por desgracia, gusto de todos. El resultado fue queaunque Alemania apareció moralmentcomo la máxima responsable de lguerra y sus daños, la más perjudicaddesde el punto de vista territorial fu

Austria, que desapareció como grapotencia. Aparte de la separación entrAustria y Hungría, las regiones dBohemia, Moravia, Eslovaquia

Rutenia constituyeron la nueva nación dChecoslovaquia, mientras EsloveniaCroacia y Bosnia, unidas a Serbia Montenegro, pasaron a forma



Sureslavia o Yugoslavia. La mitad deHungría fue transferida a Rumania, Galitzia a Polonia. La descomposició

de Rusia permitió crear las repúblicade Finlandia, Estonia, Letonia, Lituani Polonia. Ucrania fue por un tiempndependiente (1919-1921). Con todoas «líneas de nacionalidad clarament

delimitadas» no pudieron ser fijadanunca con precisión. Y con frecuencia

quedó conculcado el principio de lanacionalidades. Hubo rusos que sconvirtieron a la fuerza en estoniosituanos que tuvieron que hacers

polacos, alemanes que pasaron a sedaneses, franceses, polacos o checoshúngaros que se convirtieron erumanos, austriacos que resultaron se



talianos, y turcos que pasarona segriegos. Relatar las guerras que sprodujeron en territorios de Europ

centro-oriental (sobre todo en los paíseeslavos) entre 1920 y 1931 exigiría todun libro.

Por otra parte, tanto franceses comngleses sostenían criterios muy distinto

a los de Wilson. Este acabó cansándosde la tarea, y dejó obrar cada vez más

sus socios, agarrándose al más caro dsus proyectos, la Sociedad de NacionesMuchos de los puntos de Wilson, comoel que contemplaba la desaparició

paulatina de las barreras arancelarias a libre navegación por todos los río

del mundo, no fueron cumplidos jamás.



La paz de Versalles

Alemania había sido la más fuerte yagresiva de las potencias centrales, por lo mismo apareció a la hora de lpaz como la máxima responsable de

conflicto, y la más digna de castigoAunque Wilson buscaba ciertgenerosidad, para mantener el equilibri

de Europa, Francia e Inglaterra tratarode diezmar a Alemania hasta hacerlnofensiva. Pero tampoco estaban d

acuerdo entre sí: los francese

pretendían una política de anexiones, hasta soñaban con dominar toda la orillzquierda del Rhin, como en los tiempo

de Luis XIV o Napoleón, mientras lo



británicos deseaban la ruina dAlemania, pero no a costa deengrandecimiento de Francia. Ante l

creciente indiferencia de loamericanos, las discusiones entrfranceses e ingleses fueron tensas, posupuesto sin participación alguna de loalemanes.

La paz, firmada en Versalles (junio de1919), obligaba a Alemania a ceder

Francia Alsacia y Lorena; los franceseocuparían también el Sarre, con derecha beneficiarse de sus yacimientocarboníferos, en tanto no se celebrase u

plebiscito, y provisionalmente la orillzquierda del Rhin, con tres cabezas d

puente en Colonia, Coblenza Maguncia. Alemania cedía también



Bélgica Eupen y Malmedy, a DinamarcSchleswig del Norte, y a PoloniaPosnania, parte de Silesia y e

«corredor» que permitía a los polacouna salida al mar. Las ciudades dDantzig (Gdansk) y Memel serían libresAlemania quedaría dividida en dos, coPrusia Oriental separada del resto.

En lo militar, Alemania dejaba de seuna potencia. Su ejército no podrí

pasar de 100.000 hombres, no tendríaviación, y habría de entregar toda sescuadra a los ingleses (la mayoría dos barcos fueron hundidos por su

propias tripulaciones alemanas). En lfuturo, no podría contar con barcos dguerra mayores de 10.000 toneladas.

Las condiciones económicas eran la



más duras. Los alemanes habrían dentregar como indemnización de guerruna cantidad equivalente a 33.00

millones de dólares (de entonces)habrían de reparar a su cuenta todos lodaños inferidos a Francia y a Bélgica, restituir a los vencedores el valor de lobuques hundidos (o construir otros parellos), así como utillaje, locomotoras vagones de ferrocarril, y hasta obras d

arte. El economista británico J.MKeynes, que participó en la Conferencide la Paz, declaró que landemnizaciones exigidas era

mpagables, y condenaban al pueblalemán a muchos años de hambre. Poca poco fueron un tanto dulcificadas, perAlemania vivió tiempos de miseria. S



disparó la inflación, y en 1923 loprecios —contados en marcos— eramil millones de veces más caros que e

1919; el dinero había perdido casi todsu valor.

Otras paces

Con Austria se firmó en septiembre lpaz de St. Germain, y con Hungría la dTrianon. Desaparecía el imperio austrohúngaro. No solo se separaron los doantiguos reinos (desde entonce

repúblicas) de Austria y Hungría, sinoque perdieron todo el enormpatrimonio territorial del imperio de loHabsburgo. Austria quedaba reducida

un pequeño país de 100.000 kilómetro



cuadrados, y ocho millones dhabitantes. La verdadera Austria soloperdió terreno en el sur, pues hubo d

ceder a Italia parte del Tirol (el AltoAdigio), Trieste y la península de Istriamientras el resto de Dalmacia iba engrosar la nueva Yugoslavia. Al Norteocupando los espacios imperiales —pero no específicamente austríacos— dBohemia, Moravia, Eslovaquia

Rutenia, aparecía la alargada figura da nueva república de Checoslovaquiano tan homogénea como pretendía ldiplomacia de Praga, pero que perdur

por largo tiempo. Los territoriosureslavos de Eslovenia, Croacia Bosnia y Dalmacia constituían coSerbia y Montenegro —dos coronas qu



se fundían— la nueva monarquía dYugoslavia. Con la constitución de estanuevas unidades nacionales, Italia, qu

figuraba en las conversaciones de pacomo uno de los «Cuatro Grandes», npudo obtener todos los territorios quambicionaba, entre ellos la mayor partde la costa dálmata, de vieja tradiciótaliana, pero de població

mayoritariamente eslava, que le hubier

deparado el control indiscutible deAdriático. Italia se vio así desairadfrente a la habilísima diplomacia deministro yugoslavo, Nicolás Pasic,

Orlando, indignado —«Orlandfurioso»— se retiró de la Conferencide la Paz. El malhumor de Italia tendrímportantes consecuencias en el futuro.



De la descomposición rusa nacía enuevo estado de Polonia, un país dvieja historia y personalidad, que

vecino de otros más poderosos, habísido con frecuencia invadido repartido, aunque en esta ocasión furemunerado con propinas de territoriofundamentalmente alemanes, lituanos ucranianos; más las nuevas repúblicabálticas, según ya queda indicado

Finlandia, Estonia, Letonia y LituaniaPor su parte, más de la mitad de Hungrí—Transilvania— fue absorbida poRumania.

El tratado de Neully desmembróaunque no tan duramente, a Bulgaria, quperdió territorios en beneficio dYugoslavia, Rumania y Grecia. Turquía



europea quedó reducida a un estrechhinterland en torno a ConstantinoplaEstambul.

Con todo ello, se transformabdrásticamente el mapa de Europoriental y balcánica. Nacían seis nuevanaciones, y, hecho también importantea longitud de las fronteras interna

europeas se duplicó. En tiempos dnacionalismos agudos y recelo

aduaneros, lo que esto significó fue unreducción notable de los intercambiosque no dejó de jugar un cierto papel ea decadencia del continente.

Otra potencia que saliespectacularmente desmembrada fuTurquía, que dejó —como Alemania yAustria— de ser un imperio. Aquí la pa



de Sèvres (1920) hubo de ser retocaden 1923, como resultado de nuevaguerras y de la conmoción interna de

viejo imperio turco. El sultán MohameVI fue derrocado, y tomó el mando udictador enérgico, Mustafá Kemal —lamado después Kemal Ataturk—, quuvo que consentir la pérdida dnmensos territorios a costa de l

modernización y parcia

democratización de la Turquípropiamente dicha. Mesopotamia (Irak)Siria, Líbano, Jordania y Palestina nalcanzaron la independencia, sino que s

convirtieron en «mandatos» cuyadministración y control se repartieroFrancia e Inglaterra. El inmenso desierto, y entonces pobre territorio d



Arabia adquirió soberanía propiaaunque bajo protección británicaCuriosamente sólo se concedió l

ndependencia a un país que no la hogrado hasta 1990: la república d

Armenia.

La Sociedad de Naciones

Junto con el principio de lanacionalidades, que tanto contribuyó modificar el mapa de Europa, fue el mámportante de los Puntos de Wilson, co

el que el presidente americano quisafianzar el nuevo orden mundial. LSociedad de Naciones fue la primerorganización política a nivel planetario

aunque, a diferencia de la ONU, nunc



odos los estados soberanos llegaron ntegrarse en ella. Claro precedente e

su estructura interna de lo que hoy so

as Naciones Unidas, constaba de unAsamblea, a la que pertenecían todoos países miembros, y que debatí

cuestiones y criterios; sus resolucionepasaban al Secretariado, que era eencargado, aunque 110 con estrictcapacidad ejecutiva, de gestionar s

cumplimiento. Para afianzar el papel dos países más importantes se creó eConsejo (equivalente al hoy Consejo dSeguridad hoy formado por cinco paíse

permanentes (Estados Unidos, GraBretaña, Francia, Italia y Japón), cuatro electivos. renovableperiódicamente.



La Sociedad de Naciones realizó actomeritorios en pro de la cooperaciónternacional, pero su autoridad fu

siempre limitada y su papel en ladecisiones históricas no cambio apenaas tomadas por los distintos países

especialmente las potencias. Casi nuncconsiguió evitar las pequeñas complicadas guerras que siguieron a lgrande. Faltaban en la Sociedad d

aciones dos países de summportancia, la vencida Alemania y lrevolucionaria Unión Soviética, muchas naciones neutrales rehusaro

entrar en ella. Pronto Italia y Japómostraron sus reticencias, y la defecciómás sensible fue la de los mismísimoEstados Unidos. Wilson, criticado po



dealista y contradictorio, no se presenta las elecciones de 1920, que ganó erepublicano Harding. Este, de acuerd

con un amplio movimiento de la opinióamericana, se desentendió del avispereuropeo, y los Estados Unidos sretiraron de la Sociedad de NacionesEsta quedó en manos de Francia nglaterra, cada vez con menos autorida

física y moral para resolver conflictos

Entraría en franca decadencia por loaños treinta.



23. LA REVOLUCIÓNSOVIÉTICA

Lo ocurrido en Rusia en 1917, aunquenmascarado inicialmente por e

estruendo de la guerra mundial, fue unde los acontecimientos más importantedel siglo XX, no sólo por habecambiado los destinos de una grapotencia —que en lo futuro todavía lsería más—, sino por la «vocaciómundial» de la revolución leninista

mbuida de un sentido mesiánico dproyección al mundo entero. Cuanddurante la guerra Vladimiro IliicUlianov que se hacía llamar Lenin

fundó la III Internacional, proclamó e



alemán como idioma oficial, pensando no ilógicamente, que Alemani

acabaría siendo el núcleo de la Unión d

Repúblicas Socialistas Soviéticas «lrevolución comunista pasnecesariamente por Alemania»declararía todavía en 1922. Siembargo, el único país donde smplantaría el «socialismo real» sería l

patria de Lenin, quizá el meno

preparado para asumirlo. El marxismera una doctrina pensada para imponersen sociedades industriales, dominadahasta entonces por la burguesía, pero e

que las masas obreras la desbordaban enúmero. Rusia era un paíeminentemente rural y campesino, donda burguesía era muy débil y la industri



solo empezaba a desarrollarse. Lo quenían que hacer los trabajadores ruso

no era apoderarse de las fábricas, sin

construirlas. Pero Lenin, revolucionarinato, supo arbitrar un modelo especiade revolución para el pueblo ruso, ausin dejar de soñar en la expansióuniversal.

Las tres revolucionesRusia perdió la guerra no solo en e

frente de batalla, sino en la retaguardia

Había perdido millones de hombres, desde 1915 se veía la victorimposible. Los servicios n

funcionaban, la maquinaria del Estad

se agarrotaba, y no llegaban al frent



armas, municiones naprovisionamientos. Los soldadoestaban desmoralizados y hambrientos,

otro tanto sucedía a la inmensa mayoríde la población civil. Paralelamente a locurrido al fin de la guerrrusojaponesa, se veían llegar al mismiempo la derrota y la revolución. Est

última más compleja que la de 1905porque estaban descontentos lo

militares, los burgueses, los pequeñontelectuales, los empleados, loobreros, los campesinos. Así fue comoRusia sufrió espectacularmente en sol

ocho meses tres revoluciones distintasuna liberal y burguesa, como la francesde 1789; otra socialista como la deciclo europeo de 1848, y la tercer



comunista, de nuevo cuño y a estilsiglo XX, destinada a imitarse en otropaíses. La propia estructura social d

Rusia, la desunión entre los diferentegrupos y la audacia inteligente de Lenidieron lugar a este espectaculadesenlace.

a) El 27 de febrero de 1917 (8 dmarzo en el calendario occidental) sprodujo una sublevación obrera en Sa

Petersburgo, ayudada por algunosoldados: la ciudad había vivido uremendo invierno de hambre. El zaicolás II, que se encontraba en s

cuartel general cerca del frente, ordenreprimir, la revuelta, y al mismo tiempohizo disolver la Duma, asamblesemidemocrática. Este hecho sirvió par



que los políticos liberales, intelectualeo burgueses, se unieran a lorabajadores. Ambos elementos tenía

miras muy distintas, pero en el fondo snecesitaban. Lo que para unos era unrevolución política, para otros era unrevolución social: pero al fin y al cabpara todos era la revolución. Fue l«revolución de febrero».

El triunfo fue más fácil de lo que s

pensaba. El zar partió del cuartegeneral de Mohilev para SaPetersburgo, pensando que su solpresencia bastaría para poner fin a l

revuelta. El tren imperial queddetenido en Pskov. porque lorevolucionarios habían cortado la vía

icolás II aceptó los hecho



consumados y abdicó en su hermano eGran Príncipe Miguel que no aceptó lcorona hasta que la Duma elegid

democráticamente, le confirmara comzar. En realidad, ni la Duma seríelegida democráticamente, ni loRomanov volverían a reinar en RusiSan Petersburgo se convirtió ePetrogrado, y allí se estableció ugobierno provisional presidido por u

prócer el príncipe Lvov, e integrado poun hombre de negocios, Teretchenko, unntelectual, Miliukov, y un socialist

autoritario, Alejandro Kerenski. Primer

en Petrogrado, luego durante lasemanas siguientes en toda Rusia, sformaron soviets o comités localesntegrados por trabajadores



campesinos y dirigidos por pequeñoburgueses o intelectuales, de, segundfila, muchas veces maestros de escuela

De ellos, unos eran socialistas confiaban en Kerenski; otromencheviques o marxistas moderados, otros —de momento los menos—bolcheviques o marxistas radicales quno pensaban más que en la dictadura deproletariado. La libertad de los preso

políticos, ordenada por Lvov, permitidel regreso de Siberia del bolcheviquJosif Dugashvilli «Stalin», y el regresdesde el destierro de León Trotski

Vladimiro Iliich Ulianov. «Lenin», lomás importantes jefes bolcheviques, qufueron inclinando la balanza a su favor

i estaban ni necesitaban estar e



mayoría para imponerse, porque npensaban hacerlo por métododemocráticos.

El gobierno del príncipe Lvov ssumía en la impotencia. Fue imposiblcontrolar el país o contener el avancalemán, que se operaba ya casi siresistencia. El régimen seguía siendeoricamente monárquico pero si

cabeza visible, y los soviets, mucha

veces cada uno por su cuentadominaban el país más que el propigobierno. Se dio una situación de «doblpoder» que recuerda un tanto al caso d

a revolución francesa, correspondienda los soviets el papel de los «clubsrevolucionarios (Lenin era admirador dos jacobinos). El príncipe Lvov dimiti



el 20 de julio.b) Llegó el momento de Kerenski. Est

hombre, inteligente y decidido, parecí

entonces el eje central de la revolución tal vez el único capaz de vertebrar su

muy diversos impulsos. Rompió deodo con el régimen anterior proclamó l

república, e intentó encauzar lrevolución dirigiéndola desde arribapero ya sin contar con los elemento

moderados. La clave sería la fusión depoder revolucionario oficial con eoficioso, es decir, apuntarse el controde los soviets a cambio de acceder a su

demandas sociales. Rusia era ya unrepública socialista, pero bajo unconcepción aún socialdemócrataKerenski se lanzó resueltamente



resolver los dos problemas máacuciantes: la organización interior denuevo estado y la guerra exterior

Fracasó en ambos empeños. Lburguesía, y no digamos ya las claseprivilegiadas, le abandonaron por ssocialismo —él inició los repartos dierras—, mientras los soviets, agitado

por los bolcheviques, se escapaban dsu control. Se quedó casi solo. N

menor fue el fracaso de sus ideas de unia los rusos mediante una ofensivvictoriosa; le fallaban la mayor parte dos mandos, y los soldados desertaban

El proyecto de proseguir la guerra fuustamente el más impopular.

Kerenski tuvo así que hacer frente os golpes de la derecha y de l



zquierda. En julio consiguió reprimiuna sublevación de los bolcheviques dPetrogrado, dirigidos ya por Lenin. Poc

después vino la sublevación militar degeneral Kornilov, el «Bonapartfracasado» de la revolución rusaDescartados los burgueses y el ejércitoa Kerenski no le quedaban más que loobreros y campesinos. Pero los obrero campesinos estaban ya controlados po

os líderes bolcheviques, decididos legar mucho más lejos.c) Los bolcheviques, aunqu

constituían una minoría, eran un grup

extraordinariamente bien organizado entrenado en las tácticarevolucionarias. Sobre todo contabacon tres cabezas extraordinarias: Leni



era una mezcla casi inclasificable dmisticismo y pragmatismo, de exaltació frialdad, y estuvo desde el prime

momento rodeado de una aureola muespecial. Trotski era un hombre dmasas, extraordinariamente movilizadocon clara visión militar; y Stalin, uhombre todo cálculo, sin escrúpulosenaz y con la cabeza admirablement

bien organizada. La filosofía leninista

expresada poco antes en un libro mudifundido, El Estado y la Revolución

oma muchos elementos de Marx. peros lleva hacia su extrema radicalidad

hasta el punto de que que produce unapariencia, tal vez falsa, de ingredientedel anarquismo bakuninista. Para Lenina revolución ha de pasa



necesariamente por cuatro estadios; eprimero es el golpe de estado, quderriba el viejo orden y todos su

presupuestos; el segundo, la dictadurdel proletariado, personificada en uEstado omnipotente, que precisa teneuna fuerza inmensa para transformaodas las estructuras en beneficio de l

clase trabajadora; en el tercero eEstado, cumplida su misión, abdicará e

el «pueblo en armas», custodio de esareformas y de la nueva situaciónfinalmente, cuarto estadio, el pueblabandona las armas, ya innecesarias,

empuña sus instrumentos simbolizadoen la hoz de los segadores y el martillde los obreros, en un paraíso de lorabajadores que ya no puede se



urbado. Es difícil precisar hasta qupunto un hombre tan enigmático comLenin creía en la sucesión necesaria d

os cuatro estadios en su punto finacarente ya de una dirección desdarriba. De hecho, la Unión Soviéticnunca pasó del segundo, el Estadomnipotente, al servicio o no de lorabajadores.

Mientras que los socialistas s

afanaban en encauzar la revoluciónLenin era él mismo la revolución, y supropios postulados le permitían llegaan lejos como fuera posible. Cierto qu

os bolcheviques leninistas nuncconsiguieron mayoría en el seno de losoviets: en abril de 1917 eran 80.000en junio, 200.000; y cuando alcanzaro



el poder en octubre no parece qupasaran de 240.000; pero eran los máactivos, los mejor organizados, y sobr

odo —lo que en las revoluciones suelser importante— los más decididos legar a las últimas consecuencias.

En aquellos «diez días quconmovieron al mundo» (J. Reed) —2de octubre a 3 de noviembre decalendario ruso; 10 a 15 de noviembr

en el occidental— los bolcheviques euna serie de golpes de mano biecalculados, se apoderaron de 1ocentros de correos y telégrafos, de la

estaciones de ferrocarril, del Banco, deEstado, de las centrales eléctricas almacenes de municiones, para culminacon el asalto a la fortaleza de Pedro



Pablo y el Palacio de Invierno, dentrde los cuales ya contaban con elementocoadyuvantes. Fue la «Revolución d

octubre». Kerenski huyó, y los sovietestablecieron un comité director ePetrogrado. Conquistada la capital, sfueron asegurando, resistenciaorganizada, el control del resto .dRusia, por más que no lo conseguiríade forma definitiva sino a través de un

serie complejísima de guerras civiles.La narración detallada de estaguerras se haría interminable. Por dpronto, los soviéticos triunfante

hicieron la paz con los alemanes —pade Brest-Litowsk, 1917-18— para teneas manos libres contra lo

antirrevolucionarios. Pero éstos estaba



divididos, y nunca llegaron a coordinasus esfuerzos: había monárquicozaristas, liberales demócratas

socialdemócratas, mencheviques. Contrellos el genio organizador de Trotskmontó la poderosa maquinaria deEjército Rojo, que llegó a contar cores millones de hombres, a los que snculcó la idea de que estaban luchand

por su Patria, su familia y sus tierra

aunque más tarde se les convenció dque lo mejor era colectivizar aquellaierras). La familia imperial fue fusilad

en Ekaterinenburgo; ya no existía l

menor posibilidad de regreso a lo dantes. Las potencias democráticasFrancia e Inglaterra, apoyaron a loantirrevolucionarios con una ayuda má



estimonial que efectiva; y este hechopor demás, pudo resultacontraproducente, por cuanto lo

«rojos» unieron al carácter social de lucha —por la propiedad de las fábrica de las tierras— el sentido de un

guerra patriótica.Por el Norte, el general «blanco

Yudenich estuvo a punto de recobraPetrogado (más tarde Leningrado); po

el Sur Denikin conquistó Ucrania amenazó Moscú, y por el Este Kolchaocupó toda Siberia, atravesó los Urales le faltó poco para llegar a la capital

pero en todas partes el Ejército Rojconsiguió mantener los puntos vitales rechazar más tarde a sus enemigos. Loaños 1917-1921 fueron terribles e



Rusia, reunidos la guerra, el caos y ehambre: murieron muchos millones dseres humanos, sin que sea posibl

evaluar el número exacto. Al caboriunfaron los soviets, y Lenin y su

sucesores mantendrían, a través de ubien organizado aparato de represión, ldictadura comunista por espacio dsetenta años. Había comenzado la UnióSoviética.



24. LASDEMOCRACIAS

OCCIDENTALES

Dos grandes potencias, Alemania Rusia, aunque enemigas entre sí, habíaresultado derrotadas. Ambas habrían dreconstruirse antes de pesar fuertement

en el mundo de entreguerras. Japónaunque fortalecido, quedaba lejos de lograndes centros de interés, y China sencontraba en pleno proceso d

modernización, a través de cascontinuas guerras civiles que no lpermitían figurar de lleno en los grandeforos internacionales.



Los vencedores indiscutibles de lposguerra fueron los grandes países deárea atlántica, Estados Unidos, Gra

Bretaña, Francia y en menor medida lmediterránea Italia. En todos elloreinaba o se reforzó aún más ldemocracia: un nuevo aire de libertaparecía advenir al mundo desde emomento en que la contienda mundiahabía cobrado, sobre todo en su

últimos momentos, un indudablcontenido ideológico. Al amparo de lSociedad de Naciones y con la fuerzmoral que habían adquirido los sistema

democráticos, aquellos países parecíalamados a ser los principales dirigente

del nuevo orden de cosas.Sin embargo las campanas de la pa



no siguieron sonando por mucho tiempoY no porque en un principio aquella paapareciese en su conjunto amenazada

Lo que puede rastrearse más bien es uncierta conciencia de desengaño. Lalegría de la victoria duró poco, y nmucho más la ilusión por erigir umundo más estable y más de acuerdcon unos principios. Quizá en partporque algunos de aquellos principio

empezaban a aparecer en entredicho poparte de grupos cada vez más ampliosLa «inseguridad» propia del hombroccidental del siglo XX se hizo desd

entonces más patente. Se descubrió qua guerra, al fin y al cabo, había sido un

derrota para todos, una derrota para lhumanidad. Las pérdidas inmensas, l



necesidad de rehacer tantas vidas y dreparar tantos daños, la ruineconómica, la inflación, a vece

galopante, defraudaron muy pronto lalusiones creadas por la paz y l

victoria.Un hecho que llama la atención es l

casi inmediata desaparición o eclipse dos «grandes», de los héroes de aquell

victoria. El presidente Wilson

organizador y símbolo del mundo nuevoperdió pronto simpatías en la opinión dos americanos, que en 1920 elegían u

nuevo presidente, el republican

aislacionista Harding; y lo que puedparecer más sorprendente todavía: loEstados Unidos se retiraron de la reciéfundada —precisamente a iniciativa d



Wilson— Sociedad de Naciones. LloydGeorge, el hombre que en Gran Bretañcambió con su energía y con s

desbordante personalidad el signo de lguerra, vio su posición minada desd1920 por conservadores y laboristashasta que, tras su dimisión en 1922, sregistró otro hecho sorprendente: spartido, el liberal —los históricowhigs — perdió el poder para n

recuperarlo nunca más. Clemenceau, epadre de la victoria francesa, aclamadentusiásticamente por sus compatriotaen 1918, caía en las eleccione

presidenciales de 1920. derrotado poun hombre mucho menos conocidoDeschanel. Y Orlando, que llegó afigurar entre los grandes a la hora de l



paz, quedó de pronto desbordado por lpareja de políticos antagónicos Giolitti

itti. Como si los electores intuyese

que los héroes de la guerra no servíapara la paz: o estuviesen condenando lguerra misma, a pesar de la victoria

uevos nombres y nuevos aires smponían en el mundo.

Estados UnidosDe todos los vencedores, fueron lo

Estados Unidos los que salieron má

favorecidos del lance: a decir verdados únicos favorecidos, o si se quiereos únicos vencedores. No solo tuviero

participación en el festín de la

reparaciones, sino que habían vendid



ngentes cantidades de provisiones, concedido empréstitos, a sus propioaliados. Curiosamente, tenían qu

entregar más dinero a Estados Unidoos países amigos que los enemigos. S

en 1914 los Estados Unidos tenían undeuda exterior de 2000 millones ddólares, en 1924 eran acreedores d18.000 millones, de los cuales 11.000 sos debían los países vencedores.

Los americanos se habían convertidambién en una de las grandes potenciamilitares del mundo. El acuerdo navanternacional de 1922 fijaba est

proporción de fuerzas: Estados Unidos5; Gran Bretaña, 5; Japón, 3; Francia1,75; Italia, 1,75. Como Gran Bretañaabrumada de deudas, no podía sostene



su escuadra, la potencia americanasumió el control virtual de los maresseguida a cierta distancia por otr

potencia emergente, Japón. Lo que estcontrol significaba era, de una maneraotra, la conquista de los grandemercados mundiales, especialmente eChina e Iberoamérica, donde los yanquisustituyeron a los británicos; perambién de casi todos los demás. L

clave de la prosperidad americana haque cifrarla en la falta de daños en lguerra, el ingreso de capitales inmensos también en el triunfo del espírit

emprendedor, que con un más perfectoestudio de la productividad y lomercados permitía ofrecer al mundcantidad, calidad y hasta baratura.



Frederick Taylor había introducido unnuevo método de producción, eaylorismo, basado en una mayo

exigencia al obrero, al que se entrenabcasi como a un deportista, exigencicompensada por mejores condiciones drabajo —máquinas, luz, música— y

sobre todo, por más altos salarios. Lécnica alcanzó su perfección con Henr

Ford, que con sus sistemas d

producción en serie y montaje ecadena, logró fabricar la mitad de loautomóviles que circulaban por emundo. En conjunto, los Estados Unido

acaparaban el 80 por 100 de lproducción automovilística, y más de60 por 1000 de la de carbón. Econjunto, la industria american



alcanzaba en 1928 el 45 por 100 de lproducción del planeta. Los EstadoUnidos copaban el 40 por 100 de la

reservas mundiales de oro. Como eEstado liquidaba sus presupuestos cosuperávit, pudo permitirse el lujo dbajar los impuestos, hecho qunaturalmente estimuló las inversionesComo al mismo tiempo mejoraban losueldos, la prosperidad era general,

capas cada vez más amplias de lsociedad pudieron permitirse mayoregastos innecesarios, vestir mejor, asistia espectáculos, viajar, cambiar d

vivienda. Fue el «milagro económicamericano» (título de un libro publicaden 1926).

Es extraño que el héroe de la victori



de la paz, Woodrow Wilson, no fuerael símbolo de aquellos años felices, que se hable de la prosperity Coolidge

un presidente mediocre. A loamericanos les alarmó entervencionismo de Wilson, embarcado

en los menudos e intrincados asuntoeuropeos. La gente desconfiaba de unpolítica exterior que podía acarreacomplicaciones, y una corriente d

opinión recababa la vuelta al tradicionaaislacionismo (eso sí, tras la conquistpuramente económica de gran parte dos mercados mundiales). Wilson

enfermo, no se presentó a las eleccionede 1920, que ganó por enormdiferencia su adversario republicanHarding, con el slogan back t



normalcy: vuelta a la normalidad (coprosperidad, habría que añadir). Lsucedió el también republican

Coolidge, y en 1928 su colega Hoover.La prosperidad tuvo también su

contrapartidas. Aumentó la corrupción, como consecuencia de la ley seca, sgeneralizaron grandes redes de mercadnegro, que no sólo producían alcohoUna plaga muy típica de la época fue e

gangsterismo, que proliferó sobre toden las grandes ciudades del Norte, y muespecialmente en Chicago, donde ACapone mantuvo en jaque a la

autoridades durante años enterosSeguirían la mafia —sobre todo ltaliana—, los kidnapers o raptores d

niños, que sembraron el pánico e



muchas familias; el negocio fácil, ldelincuencia, el sensacionalismperiodístico y publicitario, y l

relajación de los hábitos morales, con lproliferación del divorcio y deespectáculo pornográficndustrializado. La sociedad se divertí

con ritmos atractivos, que rompían laamables convenciones de los antiguobailes. Todo era demasiado fácil y

demasiado placentero como para qupudiese durar indefinidamente.

Panorama iberoamericano

Los más importantes paíseberoamericanos habían declarad

ambién la guerra a Alemania, y, como



Estados Unidos, sacaron más beneficioque perjuicios del conflicto. En generael periodo de entreguerras señala u

momento de prosperidad y expansiónPor supuesto, la presencinorteamericana no dejó de operarse emuchos puntos, pero con una diferenciaa la presencia física siguió una cada vemás operativa presencia económica. Loanquis se retiraron de Santo Domingo

icaragua, y abrogaron la enmiendPlatt, que justificaba su intervención eCuba. Pero aprovecharon el desgaste crisis económica de Gran Bretaña par

sustituir a los ingleses en muchanversiones. Iberoamérica dependi

cada vez menos de la libra y más dedólar, pero vivió unos años de cierto



equilibrio y evidente modernización.Este equilibrio fue más difícil d

alcanzar en México, donde a raíz de l

deposición del dictador Porfirio Díazen 1911, se vivieron años de anarquíadurante los cuales dos presidentesMadero (1913) y Carranza (1920fueron asesinados. La revolución sdestrozaba a si misma, capitaneada pomiembros del proletariado rural, com

Pancho Villa o Zapata, que defendían umás justo reparto de la riqueza, pero nacertaron a canalizarlo. Por otra parteos revolucionarios se empeñaron má

que en reformas sociales, en violentapersecuciones contra la Iglesia. Y ehecho les restó fuerza, porque si epueblo mejicano ansiaba aquella



reformas, se sentía profundamentcatólico. Los gobiernos de Calles Obregón tomaron algunas medidas

nsuficientes, desde luego, en favor das clases modestas, e impusieron e

orden. No se acabó con la revolución ncon la corrupción, pero el país viviunos años 20 relativamente prósperos.

Colombia y Venezuela mantuvieron engeneral gobiernos conservadore

durante el periodo de entreguerras; si ea primera hubo un giro liberalizante partir de 1930, Venezuela vivió, de1908 a 1935, bajo la dictadura de

general Juan Vicente Gómez, e«gendarme necesario», extraña mezclde arbitrariedad y paternalismo; pero epaís aprovechó mejor que otros la buen



coyuntura de la posguerra mundiagracias en parte a la exportación de suproductos petrolíferos.

En Chile surge por 1920 la figura depresidente Alessandri, activo enérgico, al que la nueva Constitucióde 1925 daba una mayor autoridad, areconocer un régimen presidencialistaY en Argentina, el hombre clave deestos años es Hipólito Yrigoyen, líde

del partido radical, y presidente por doveces del país. Argentina vio poentonces incrementada la inmigración despañoles e italianos, a la que se unió l

de antiguos habitantes del desmembradmperio turco, especialmente sirios ibaneses. República multiétnica, tuv

una fuerte capacidad asimiladora



Fueron trabajadas nuevas tierrasaumentaron las iniciativas y se perfiluna promisoria tendenci

ndustrializadora. En gran parte comconsecuencia de la inmigración, perambién por el incremento de lndustria y los servicios, Buenos Aire

se convirtió por entonces en la ciudamás poblada del hemisferio sur, uncapital de corte más europeo que las de

resto del continente, con avenidas bulevares muy al estilo de París, dado efuerte influjo francés en la cultura (eeconómico era inglés y norteamericano

el humano, ante todo italiano español).

Brasil, que pasó de los 17 millones dhabitantes en 1900 a 34 en 1930, fue un



de los países que salieron mábeneficiados de la guerra mundialAumentó la exportación de café, azúca

algodón, aunque la riqueza no llegó, odas partes, y las diferencia

económicas entre los grupos sociales —con una fuerte minoría de color mulatos— se hicieron más fuerteodavía, sin que todos dejaran d

mejorar. En este caso, la emigració

europea más fuerte fue la de loalemanes, que se establecieron en el Sudel país, y a él llevaron sus iniciativasmuchas de sus costumbres y hasta l

forma de sus viviendas. Stefan Zweiveía en Brasil «el país del futuro». Todofue un camino feliz hasta la GraDepresión de 1929-1930.



La Gran Bretaña

Inglaterra parecía figurar entre los máfavorecidos de los vencedores. Nhabía sufrido daño alguno en s

erritorio, y sus bajas habían sido munferiores a las de cualquiera de su

aliados o enemigos continentalesAdquiría el control de nuevos territorioen Asia y África, con la ventajaademás, de haberse librado de smáximo competidor económico

Alemania. Sin embargo, había perdidmillones de toneladas de barcomercantes, y solo un gasto inmenspodía convertirla de nuevo en el prime

ransportista del mundo. Por contra



conservaba casi intacta la flota que lhabía permitido el dominio de lomares; pero esta flota, en una época e

que no se vislumbraban enemigopotenciales, no era más que una pesadcarga. Paradójicamente, la guerra acabcon la marina mercante y la paz acabcon la marina de guerra.

Entretanto, Estados Unidos se habíhecho con una buenísima parte de lo

mercados mundiales, y ya no era posiblrecuperarlos, máxime que Gran Bretañdebía grandes cantidades a sus aliadodel otro lado del Atlántico. El regreso

de soldados y marineros desmovilizadosupuso el aumento del paro en uncoyuntura en que la demanda externhabía caído espectacularmente. Y a esto



se unía otro hecho significativo: la erdel carbón y el hierro, los dos tesorode la Gran Bretaña, estaba caducando,

legaban tiempos nuevos, los depetróleo y la electricidad, bienes en quos ingleses no llevaban ventaja, sin

más bien todo lo contrario. El bacheconómico y el paro significaban edescontento social y el surgimiento dun partido nuevo, el laborista.

Por si ello fuera poco, el problema drlanda se recrudecía. Ya durante laguerra los alemanes habían tentado unntervención en Irlanda, que se saldó co

el fusilamiento de Roger Casement; pera paz mundial no significó, como s

esperaba, la paz en Irlanda, y un nuevíder, Eamon De Valera, se encaramó



como caudillo de un Eire independient republicano. Un ejército clandestino

el Irish Republican Army —I.R.A. —

daba golpes de mano en Dublin, Belfas Cork. El asunto irlandés amargaba l

posguerra de los británicos.Así fue como a los desastres de l

guerra sucedieron, en expresivapalabras de Keynes, los «desastres de lpaz». No es tan fácil como parec

organizar una paz después de una guerrque ha exigido los mayores esfuerzos. Ysin duda por ello, el enérgico y brillantprimer ministro liberal Lloyd George

símbolo de la victoria, fue eclipsando smagen rápidamente, hast

desvanecerse. A partir de 1920 hubo deapoyarse artificialmente en lo



conservadores, no sin contraprestaciónEl problema de Irlanda acabó dhundirle en 1922 cuando hubo d

conceder un gobierno libre al Eircatólico —no al Ulster protestante—bajo la dirección de De Valera, aunquodavía reconociendo al Reino Unido

simbolizado entonces por Jorge V. Arlanda solo le faltaba proclamar l

República para independizars

otalmente.En 1922 subieron al poder loconservadores, con Baldwin a lcabeza. Pero la inestabilidad polític

obligó a nuevas elecciones en 1923, eas que, aunque Baldwin obtuvo un

notable mayoría relativa, no consiguió labsoluta, y, lo que era más sorprendente



el segundo puesto no lo ocupaban loiberales, sino los laboristas de Ramsa

Mac Donald. Se rompía así un

radición de dos siglos y medio dbipartidismo en Gran Bretaña. Loiberales cometieron el error de aliars

con los socialistas, que solo accedierosi Mac Donald presidía el gobierno. Lexperiencia fue desgraciada para los dosocios: los laboristas hubieron de paga

as consecuencias de su inexperiencia su encaramamiento prematuro, y loiberales se desacreditaro

definitivamente. Nunca más alcanzaría

el poder, reducidos a una minoríridícula. Los laboristas asumirían desdentonces el papel de la izquierda; persus fracasos y una reacción de l



opinión —asustada por el triunfo decomunismo en Rusia— propiciaron ugran triunfo de los conservadores e

1924. Se abre desde entonces la «erBaldwin» (1924-29), caracterizada poa «política del buen sentido». Gra

Bretaña se recuperó, y la libra furevalorizada, hasta alcanzar los nivelede la anteguerra. Aquel buen momentose quebraría con la Gran Depresión d

1929.

Francia

En 1918, el hombre clave de lpolítica francesa era Clemenceau, eenérgico «tigre» de «la guerre, rien qu

a guerre». Sin embargo, a partir d



1919 unos empezaron a acusar Clemenceau de la escasa preparación dFrancia a comienzos del conflicto, que

punto había estado de provocar uncatástrofe; otros, en cambio, le acusabade haberse vendido a los americanos, no haber sabido vencer las reticencianglesas. La estrella de Clemencea

declinó en un par de años, mientras selevaba la de su rival Poincaré, qu

consiguió aglutinar una derechnacionalista bajo el nombre de Bloquacional.

Francia se había convertido en l

primera potencia del continente europeopero al mismo tiempo tuvo que hacefrente a los «desastres de la paz»desmovilización, exceso de mano d



obra, reconversión industrial, deudpública inmensa, inflación. En 1920, efranco tenía un valor adquisitivo de die

céntimos de 1914. La esperanza dFrancia estaba en las indemnizacioneque se hacían pagar a Alemania; peroAlemania, más arruinada todavía, npodía enjugar en grado suficiente edéficit francés. Ello provocó unpolítica agresiva, que condujo a l

ocupación temporal de la cuenccarbonífera e industrial del Ruhr. Ehecho provocó la indignación no ya dAlemania, sino de Inglaterra, que n

podía consentir el engrandecimiento dFrancia, y fue incapaz, por su parte, dresolver la crisis de la economía gala.

Francia se fue separando de Inglaterr



siguió una política exterior basada ea alianza con las nuevas repúblicas de

centro-Este de Europa, singularment

Polonia y Checoslovaquia, parmantener el cerco de Alemania y lhegemonía en el continente. Fue lo quse llamó «la pequeña Entente». Lalianza no sirvió para nada —como nfuera para preparar las tensiones qudesembocarían en la segunda guerr

mundial—, y el desencanto de lvictoria fue en Francia mayor aún que englaterra. Tanto fue así, que la opinión

estaba ya en contra de nueva

ntervenciones militares, siquiercareciesen de riesgo. Durante dos años1924-1926, la situación basculó efavor de una alianza formada po



radicales y socialistas, que tampocsirvió para remediar la situaciósocioeconómica. Obreros, pensionista

tenedores de valores de renta fijfueron los principales perjudicados poa inflación. Cundió entonces lmpresión de que la III República estab

sentenciada de muerte, y era precisbuscar «otra cosa». Sin embargo, eregreso de Poincaré al poder durante u

relativamente largo periodo —19261929— contempló la situación máamable de los años veinte. Bajo el lem«salvemos el franco», la gestión de

gobierno de Poincaré redujo el gastpúblico, fomentó el ahorro y lanversiones. Poincaré, enfermo, dimiti

en junio de 1929. Por muy poco, tocarí



a otros hacer frente a la Gran Depresión



25. LAS NUEVASREPÚBLICAS

La guerra mundial acabó con todos lomperios: Alemania, Rusia, Austria

Hungría, Turquía. Todos ellos seconstituyeron en repúblicasDestrozados o arruinados por la guerraún más que los vencedoresdesmembrados en sus territoriosprivados de dominios exteriores colonias de donde traer con poco gast

o más indispensable, hubieron de sufrias consecuencias de la derrota coespecial, a veces dramática, dureza. Eodos ellos se operó una revolución d

una forma u otra, que removi



radicalmente sus estructuras sociales. Eeste aspecto puede decirse que lopaíses vencidos quedaro

paradójicamente más «modernizadosque los vencedores. En medio de laruinas y las privaciones, era posiblfundar un Estado nuevo, como no erpensable, en cambio, que sucediese eos países que habían sido sus rivales.

Alemania

La que había sido primera potenci

continental perdía una buena parte dsus territorios (Alsacia-Lorena, el SarreHolstein, Pomerania y parte de Silesia)pero no podía quejarse respecto de su

aliadas Austria y Turquía, que habían



perdido más territorios de los quconservaban. El hecho no es paradójico se debe a que el «principio de la

nacionalidades» no podía operar contrun país cuyos habitantes eran casi todoalemanes (aun así, se decidió privarlde territorios habitados por alemanescircunstancia que serviría para alimentarágicos revanchismos en el futuro)

Pero lo que tras la guerra hundía

Alemania no era la merma de terrenossino el problema de las reparacionesque le obligaba a entregar sumanmensas y a producir bienes para lo

vencedores. Se dio así el caso curiosde que el principal de los paísevencidos no sufrió como los otros eproblema del paro, ya que sus fábrica



habían de trabajar a tope: eso sí, parentregar más que para vender. LConferencia de Londres —abril de 192

— reducía el importe de lareparaciones a 33.000 millones ddólares (de los de entonces), a pagar razón de 1500 millones anuales, uncarga que hipotecaba la economíalemana por espacio de veinte años.

Los alemanes se vieron obligados

una política —y a una vida— de máximausteridad, y muchos de ellos pasarohambre. Pero la consecuencia mámportante fue sin duda la inflación, e

uno de los procesos más explosivos quregistra la historia. En marzo de 1920 emarco había bajado hasta 84 el dólar; edescenso continuó en rampa hasta e



primer semestre de 1922; luego la rampse convirtió en cascada. En julio d1922 la cotización del marco era de 40

el dólar, en octubre de 5.000, y ediciembre de 20.000. A comienzos de1922 eran precisos 50.000 marcos parobtener un dólar, a mediados del mismoaño, 350.000, y en diciembre, cuatro mimillones. El dinero había dejado dener valor, y en muchos casos hubo d

procederse al pago en especie. Todoos ahorros de un pueblo eminentementahorrador quedaban pulverizados, coas inmensas repercusiones no sol

económicas, sino de estructura sociaque es de suponer.

En estas condiciones, resulta casmilagroso que en Alemania no llegase



estallar una revolución tan violenta más que en Rusia. Los movimientoespartaquistas estuvieron a punto d

hacerse con el poder en 1918, pero lactuación del ejército y la muerte de loíderes radicales, como Karl Liebknech Rosa Luxemburg permitieron sofocaas revueltas, que estuvieron, si

embargo, a la orden del día hasta 1923atizadas por las pésimas condicione

económicas. También habímovimientos de extrema derecha ultranacionalistas, que pretendían quAlemania no había sido vencida, sin

«apuñalada por la espalda» pocomunistas y socialistas. Un aspirante dictador, el doctor von Kapp, fracasó eun golpe de estado en 1920; mayor fu



aún el fracaso del «putsch» de lcervecería Hofbranhaus, en Munichdirigido por un hombre desconocido

Adolf Hitler.Quizá la oposición virulenta de lo

dos extremismos dio fuerza moral a lomoderados. Un conjunto de seis partidoelaboró en la Dieta de Weimar unaconstitución republicana (1919), quconvertía a Alemania en uno de lo

países más democráticos del mundo. Lconstitución de Weimar, que algunocriticaron de excesivament«intelectual» e idealista, fue si

embargo símbolo del nuevo espíritdemocrático que parecía imponerse eel mundo. Políticos como ErzbergerWirth, Cuno o Stressemann era



entonces modelo de concordia, apertur tolerancia. Stressemann, alcanzó, co

exquisita diplomacia, la reconciliació

con los aliados y la reintegración dAlemania a la comunidad internacionaConferencia de Locarno, 1925), qu

suavizó decisivamente el enojoso asuntde las reparaciones. Pero fue un genide las finanzas, el doctor Schacht, el quogró el famoso «milagro alemán». Cre

una nueva moneda, el «marco de renta»consolidado sobre bienes reales, cuyvalor se fijó en mil millones de marcoantiguos. Los precios quedaron d

pronto estabilizados, y la situacióeconómica se superó con sorprendentrapidez.

A la muerte del presidente Ebert, en



1925. fue elegido el viejo mariscaHindenburg, candidato de lonacionalistas, pero ya moderado por lo

años. Se mantuvo el sistema dcoalición de los partidos mámportantes —moderados todos—,

Alemania volvió a contar entre lopaíses más importantes de la tierra. E1927, el índice de producción industriaera del 130 por 100 respecto al de l

anteguerra. Las relaciones con lodemás países democráticos de Europeran cordiales. Había revanchismospero no llegaron a cobrar ribete

peligrosos hasta después de la GraDepresión.



La Unión Soviética

Por 1921-1922 terminó la guerra civi

en Rusia. El desenlace estaba claro: eel gran país y sus inmediatos satélitescomo Ucrania y las naciones caucásica turquestanas (más la inmensa Siberia

había triunfado el comunismo; en eresto del mundo, no. Pese a laesperanzas de la inmediata posguerra la

masas proletarias de Occidentpreferían la libertad con progreseconómico a una aventura dncalculables consecuencias. Ni qu

decir tiene que el fracaso de lrevolución proletaria en Occidente sdebió en grandísima parte a la presencide una fuerte y activa clase media, qu



en Rusia apenas existía. Aquellaventura había costado en Rusia seimillones de muertos de hambre (si

contar una cantidad similar de víctimade guerra o de las feroces represalias)En 1921, la producción industrial era eRusia solo el 16 por 100 de la de 1913 la agrícola, aunque faltan cifras, pud

reducirse también drásticamente, uzgar por el hambre padecida. L

revolución, ideada como medio dredención del proletariado, habíreducido a éste a su condición mánfima.

Lenin comprendió que había qucambiar de táctica, y en 1922 decidiponer en marcha la «Nueva PolíticEconómica» o NEP. Lo que significaba



a NEP, dijo al X Congreso del Partidoera «retroceder un paso para avanzares». En efecto, aquella «nueva

política tenía elementos —inevitables—propios de una vuelta atrás. Lenin era umístico de la revolución, pero tambiéun hombre realista. Se admitía el uso da moneda y se estableció un banco

aunque fuese único y estatal. Se permitía los campesinos el usufructo de la

ierras, la venta del derecho rabajarlas, e incluso el poder contrataornaleros. Se admitió de nuevo l

pequeña empresa privada, así como e

ejercicio del comercio interior. Ecambio, la industria pesada y ecomercio exterior quedarían en manodel Estado. La NEP tardó algún tiempo



en ponerse en marcha, pero comenzó dar sus frutos, y por 1924 podíconsiderarse superada la crisis.

En julio de 1923 quedó redactada lnueva Constitución. Rusia y suerritorios dependientes adoptaban u

sistema federal, bajo el nombre dUnión de Repúblicas SocialistaSoviéticas (URSS). El voto seríuniversal, aunque se excluía de él a lo

«burgueses» (los que quedaban), y lrepresentación iría ascendiendo por uncadena jerarquizada de varios tramolocales, distritales, provinciales) hast

el Soviet Supremo. Para ser elegido erpreciso pertenecer al Partido Comunista éste tendía a seleccionar su

candidatos por su fidelidad: de est



modo, aducían los jerarcas, se evitaríaenfrentamientos; es decir, se seguía usistema de «elecciones» con una list

única. El poder ejecutivo sería ejercidpor un Presidium, nombrado por eComité Central del Partido, y uConsejo de Comisarios del Puebloequivalentes más o menos a ministrosDe hecho, Rusia había pasado de unforma autocrática a otra.

La nueva Constitución fue aprobadpor el Soviet Supremo en enero d1924, casi al tiempo en que fallecíLenin. Fue nombrado para sucederle a

frente del Consejo de Comisarios dePueblo Alexei Rikov, sin otra finalidadque dar tiempo para dilucidar la luchpor el poder entre Stalin y Trotski. Era



dos personalidades opuestas ncompatibles: Trotski, activista

demagogo, inquieto, partidario de l

«revolución permanente» y de ldifusión del comunismo por el mundentero; Stalin, frío, calculadorburócrata, amigo de planificar el nuevrégimen soviético en Rusia parconferirle un máximo de solidez. Nrechazaba los principios proselitistas d

a III Internacional, pero dabpreferencia al «modelo de revolución eun país» (concretamente Rusia), para eque tenía un organigrama completo

Trotski se agitaba más, pero Stalimanejaba mejor sus peones. En 192Trotski tuvo que dejar la Comisaría parel Ejército —su fuerza favorita—, e



1926 fue expulsado del Comité Centra en 1927 del Partido Comunista. Huy

en 1928, aunque no dejó de conspira

hasta su asesinato en México en 1939.Stalin, dueño de la situación, eliminó

odos sus enemigos, o a losospechosos, en sangrientas «purgasque contaron de nuevo millones dmuertos, hasta lograr un podencontestable. Su triunfo señaló tambié

el del «comunismo estatal», edificadsobre la base de una sólida burocracique convertía al Estado en un bloqumonolítico y de fuerza inmensa, y en e

único propietario y único capitalista da Unión. En octubre de 1928 formuló e

primer plan quinquenal de desarrolloque sustituía a la NEP: su realizació



exigió no ya trabajo, sino durezasextorsiones y un control policiacmplacable. A costa de una dependencia

absoluta del todopoderoso Estado, lorusos mejoraron por fin su nivel de vidaaunque los principales beneficios fueropara el Estado mismo y su aparato. Lproducción industrial se duplicó ecinco años, la de hierro pasó de 3,5 a 1millones de toneladas; también s

riplicó la de petróleo, y la de carbón scuadruplicó. Se crearon monstruosocomplejos industriales, con prioridaabsoluta de la industria pesada. No tant

creció la producción agrícola, aunquos rusos dejaron de pasar hambre

Desapareció prácticamente el cultivparticular, y las explotaciones adoptaro



a forma de koljoses (granjas colectivaso sovjoses (granjas propiedad deEstado). Las primeras, aun si

propiedad individual, funcionaromejor.

En 1932 se formuló el segundo plaquinquenal, menos espectacular, peroque permitió armonizar sectores. Por loaños treinta los rusos no eran ricos, perRusia era rica, y contaba con u

potencial económico, organizativo militar que permitía alinearla entre laprimeras potencias del mundo.

La república turca

Turquía fue, junto con Austria, la gran

desmembrada por los tratados de paz



Perdía toda la península arábigaMesopotamia, Jordania, Palestina, SiriaLíbano, amén de todo su espaci

europeo excepto Estambul y sualrededores. Turquía había dejado dser un imperio. Y si no era un imperioapenas tenía sentido conservar uemperador. Tal fue la idea que anidó enel movimiento de los «Jóvenes Turcos»que ya desde la derrota de 1878 ant

Rusia predicaba la renovación dTurquía sobre bases más modernas. Deste movimiento se hizo portador egeneral Mustafá Kemal, que se erigió d

pronto en el nuevo hombre fuerte depaís. Kemal, en una serie de brevecampañas, y aprovechando la divisióde sus contrarios, expulsó a italianos



griegos de las costas del Egeo, de que shabían apoderado, y obligó a un nuevo más benigno tratado de paz.

Convertido ya en héroe nacional, spropuso derrocar la monarquía. Ldificultad estaba no en la débipersonalidad del sultán Mohamed VIsino en que ese sultanato representabno solo la secular tradición imperial dos turcos, sino la cabeza del mund

slámico, pues el sultán era «príncipe dos creyentes». Estimando que estpérdida sería compensada por lmodernización y europeización d

Turquía —imposible con las viejaestructuras y las viejas mentalidades—se aventuró a dar aquel paso tan audazEn octubre de 1923, la Asamble



acional, dominada ya por los JóveneTurcos, proclamó la República, expulsóal sultán y decidió la separación de lo

poderes político y religioso. MustafKemal se convirtió en Kemal Ataturk, opadre de los turcos.

Fue, por supuesto, una revolución siprecedentes, que no pudo operarse siuna profunda conmoción de lamentalidades. Pero el nuevo régime

quedaba con las manos libres de trabapara las más audaces reformas. Srealización requería un poder fuerte, y esistema de Kemal Ataturk estuvo má

cerca de la dictadura que de ldemocracia que predicaba. La prensquedó amordazada y la educación shizo uniforme y nacionalista. No er



fácil la occidentalización de Turquíapero el país progresó, mediante efomento de una producción agrícola má

racional, y de la pequeña empresa. Lacostumbres, las técnicas, lavestimentas, se occidentalizaron. PerKemal Ataturk supo crear al mismoiempo, y esto fue quizá su mayor éxito

un fuerte sentido de identidad nacional.

La nueva China

Los cambios, realmente, había

empezado en 1911. China había sidogobernada hasta entonces por la viejdinastía manchú, y su historia habíanguidecido durante lo que nosotro

lamamos Edad Contemporánea, hast



que la presencia expansionista de lagrandes potencias europeas —GraBretaña, Francia, Alemania, Rusia

uego el mismo Japón— comenzó desequilibrar aquella extraña mezcla dapacibilidad y anarquía. Aunque huborechazo patriótico a la intervencióextranjera, no existió un movimientcomparable al del Japón Meij

Paradójicamente, la limitación de Chin

residía en su propia inmensidad. Lnobleza imperial no estaba preparadpara la modernización, la burguesía o lntelectualidad eran muy escasas, l

organización muy primitiva y lacomunicaciones difíciles.

El golpe lo dio en 1911 un partidosemisecreto, el Kuomintang, dirigid



por un místico revolucionario, SuYatsen. que resultaba una extrañamezcla de liberal, socialista

nacionalista: mezcla que, a pesar dodo, dio resultado. En 1911 e

Kuomintang hizo estallar una revolucióen las provincias del Sur, y el añosiguiente logró la abdicación deemperador niño Pu Yi. China seconvirtió en una república, al modo d

Rusia o Turquía: con un programa drenovación completo.Pero la empresa no resultaba fácil e

un país tan enorme, tan desorganizado

an poco preparado. Sun Yatsenencontró de momento el apoyo degeneral Yuan Chekai: unoproporcionaba las ideas y otro la fuerza



Pero Yuan Chekai, que dominaba eejército, siguió la «ruta napoleónica»disolvió el Kuomintang, se proclam

presidente, y en 1915 Emperador. Ecuatro años, China había vivido mácambios que en un espacio de siglosmperio-Revolución-República-

Dictadura de nuevo Imperio, pero sobrotras bases. En tanto, la estructura sociahabía cambiado, y el destino de lo

grandes señores terratenienteevolucionaba o declinaba a ojos vistasEntre 1916 y 1924 hubo dos gobiernochinos, uno en Pekín, otro en Cantón. E

orte seguía siendo de los terratenienteconservadores, aunque ya en muchopuntos convertidos a un ciertreformismo. El Sur —la costa y la



grandes ciudades del Yang-tsé—seguían fieles a Sun Yatsen y a la ideade una república populista. Otro

muchos bandos, desde los mongoles os recién nacidos comunistas

campaban también por sus respetos. Ea Sociedad de Naciones cundió e

convencimiento de que el problemchino «no había forma de entenderlo nde resolverlo».

Después de una guerra lánguida poas dos partes —por falta de medios—Sun Yatsen consiguió entrar en Pekínpero moría casi inmediatamente. L

situación se hizo más. complicada qununca, hasta que el Kuomintang encontrun nuevo líder en la figura de ChiangKaichek. La clave de su triunfo estuv



en saber combinar el proyecto dgrandes reformas con el respeto a lradición, bajo el común denominado

del nacionalismo. Por ejemplo, lndustria se articuló sobre la base de lo

productos tradicionales chinos, como lporcelana o la seda. Se repartieroierras, pero sobre todo se fomentaro

cooperativas. Se construyeroferrocarriles y mejoraron la

comunicaciones. China no se modernizal mismo ritmo que lo había hecho Japó—dadas sus estructuras sociales mentales, parecía más difícil—, per

mejoró su nivel de vida y su contactcon el mundo exterior. El régimen dChiang, como el de Ataturk, era unextraña mezcla de dictadura



democracia, con más de lo primero qude lo segundo, pero con posibilidadede alcanzar una definitiva conformació

constitucional. Nuevos hechosprocedentes en parte del exterioracabarían interrumpiendo este proceso.



26. LOS FELICESAÑOS VEINTE

La expresión nació en los EstadoUnidos, que vivieron, de 1919 a 1929

una década de expansión siprecedentes, producto de una buencoyuntura propiciada por la llegada ddinero del exterior y de una demandnterior creciente, que estimulaba lnversión como pocas veces lo habí

hecho. También se habló de felices año

veinte en España, donde la dictadura dPrimo de Rivera, a partir de 1923, vina poner estabilidad en un país que vivíasobre todo desde el trauma genera

europeo de 1917, en una continua crisi



política y social; aquella estabilidadhaciendo abstracción de suconnotaciones políticas, permiti

nvertir con alegría los beneficios decomercio con los países beligerantedurante la guerra mundial, inversión qudio lugar a la rampa de crecimienteconómico más fuerte en lo que iba dsiglo. En otros países europeos, se hablmás bien de «los locos años veinte»

aunque tal vez en un sentido no mudistinto. Por lo menos desde 1926, eodas partes se registra un notablncremento económico. Por entonces s

han superado los desastres de la guerr los de la posguerra. Progresa lécnica y la vida se hace más fáciambién en muchos aspectos más libre



Y sobre todo, existe un ansia enorme ddivertirse. Sin esta ansia, que tiene unparte de optimismo y otra parte de huid

de la realidad, no sería posible entendeel sentido de los años veinte.

El «espíritu de Locarno»

El aborrecimiento entre vencedores vencidos prolongó en cierto modo larivalidades de la guerra mundial. E«dictado» de las paces de París, edespedazamiento de los imperios, l

humillante y ruinosa cuestión de lareparaciones parecían hacer imposibluna reconciliación a corto o siquiera medio plazo. La ocupación por lo

franceses de la cuenca del Ruhr en —



contestada con una táctica de resistencipasiva por parte de los alemanes—parecía agudizar todavía más lo

enconamientos. Sin embargo, aquehecho señaló el comienzo de un cambide actitudes. La opinión francesreaccionó contra el belicismo de supolíticos y sus generales, y los alemanecomprendieron pronto que con sresentimiento no conseguirían otra cos

que seguir perdiendo. Por obra derealismo o de un cambio de mentalidaduna nueva actitud recíproca se imponía dejaba desairados a quienes pretendía

seguir el camino de la confrontación de los resquemores.

Hacia 1925 hubo también, junto con lnflexión de la economía, una floració



de políticos pacifistas. Entre elloestaban el francés Briand y el alemáStressemann. Fue éste el que propuso

Francia, Gran Bretaña e Italia un tratadrecíproco para defender la paz sobre lbase de mantener las fronteras entoncevigentes y seguir las directrices de lSociedad de Naciones. Lo qusignificaba la alusión a las fronteras erque Alemania estaba dispuesta

reconocer sus pérdidas territoriales cambio de ser reconocida como unnación más en el concierto internaciona

La propuesta cayó bien, sobre todo e

Gran Bretaña e Italia, y la hizo suya efrancés Aristide Briand, otro de loartífices de la nueva situación. Fue ascomo en octubre de 1925 se reuniero



en Locarno (norte de Italiaplenipotenciarios de las cuatrpotencias interesadas, más los d

Bélgica, Polonia y Checoslovaquia. Eambiente —parte de las conversacionese celebraron en paseos en barco por eago— fue de tal cordialidad, qu

enseguida empezó a hablarse de«espíritu de Locarno». En 1926Alemania ingresaba con todos lo

honores en la Sociedad de Naciones, se perdonaron parte de las deudas, y eresto sería satisfecho —según el plaDawes, de 1929— en cómodos plazos.

hasta 1988. En 1927, el pacto BriandKellogg de desarme mundial fuaceptado por todas las potencias. Shabían olvidado los odios y también lo



horrores de la guerra: una nueva era dpaz duradera parecía sonreír al mundo.

La prosperidad material

Ya hemos precisado que no todo e

conjunto de los años veinte fue ddesarrollo económico, excepto eEstados Unidos, aunque también Italia España comenzaron a experimentar lprosperidad bastante pronto. Pero en sconjunto, los daños de la guerra y ladeudas consiguientes fueron restañado

por fin, y hacia 1925-1926, Europaberoamérica, Japón, hasta la Indiavivían una época de crecientprosperidad. Los mismos avance

ecnológicos precipitados por la guerr



facilitaban ahora la producción dbienes o su disfrute.

En Francia, habían sido destruidos u

millón de edificios, nueve mil fábricasseis mil puentes, dos mil kilómetros dvías férreas; todo estaba reconstruido e1925. Alemania, no invadida durante lguerra, no había sufrido destrozos, persí había tenido que realizar gastonmensos y debía al mundo cantidade

mpagables; pero el famoso «milagrodel doctor Schacht —sin despreciar laboriosidad y disciplina del puebl

alemán— permitió superar la

dificultades, que, por otra parte, fuerohaciéndose menores conforme loantiguos enemigos se mostraban mágenerosos en la cuestión de la



reparaciones. Al término de los añoveinte, Alemania era ya de nuevo lprimera potencia industrial de

continente. También Italia, bajo erégimen dictatorial, pero activista dMussolini, o la Unión Soviética, con suplanes quinquenales, aumentabaespectacularmente su producción.

Un símbolo de los nuevos tiempos eel automóvil. En 1913 la producció

mundial era de 500.000 unidades al añoen 1929, de 6.250.000. El automóvipasaba a ser de un artefacto tan carcomo tosco a un medio útil d

ransporte, que ya empezaba a verse cofrecuencia por las calles y lacarreteras: las cuales, por su parteestaban siendo acondicionadas para e



nuevo tipo de circulación, con lcompactación del firme y el riegasfáltico. También los ferrocarrile

fueron modernizados, comenzó lracción eléctrica y los raíles se hiciero

más pesados y firmes, con econsiguiente aumento de la velocidaposible; pero por los años veinte sganó más en velocidad y comodidad quen tendido de nuevas líneas. La railway

age no había caducado, pero tenía qudejar paso libre a una nueva revolucionaria edad: la del automóviEl avión, que no había mostrado apena

utilidad en la guerra, empezaba consagrarse como medio de transportrápido, aunque solo hábil para unúmero muy reducido de pasajero



nunca superior a veinte) o una cantidamuy modesta de mercancías. Hubo dcompetir con el dirigible —más lento

pero de más capacidad— hasta erágico incendio del «Graff Zeppelin» eueva York. Desde entonces, el avión

omaría definitivamente la delantera. Sbien no se consagraría hasta después da segunda guerra mundial, por los año

veinte se iniciaron las primeras línea

regulares de pasajeros (la pionera fue lLondres-Amsterdam), y se fundaron laprimeras compañías de transporte aéreoentre las que figura la española Iberi

1927).También una nueva edad surge en l

ndustria. No desaparecen comelementos fundamentales aquellos qu



habían caracterizado la revolución desiglo XIX —el carbón y el hierro—pero se consagra ahora el dominio d

as nuevas fuentes de energía, epetróleo y la electricidad, obtenida estúltima no sólo por el carbón (centraleérmicas), sino por la llamada entonce

«hulla blanca», o central eléctrica durbinas y generadores movidos por l

fuerza de saltos de agua, que supuso un

forma de energía absolutamente limpia una vez amortizados los gastos dconstrucción) sumamente barata, qucobró especial impulso en paíse

montañosos, pero no abundantes ecarbón, como Suiza, Austria y Españapero también, por ejemplo, en la mismRusia. Lenin, en una de sus curiosa



visiones, profetizaba que el mundavanzaría por obra de dos nuevaenergías: la energía soviética y l

energía eléctrica.El desarrollo acentuó aún más l

endencia a los trusts —y hasta a lamultinacionales— que en la anteguerraDetterding dominaba la Shell, y con ella distribución de petróleo a veint

países. Thyssen se hacía el amo de l

siderurgia alemana y exportaba a todEuropa. Creusot era dueño del acerfrancés. Lever, al frente de la ImperiaChemical Ltd. británica distribuí

productos químicos a medio mundomientras al otro medio los exportaba lalemana I. G. Farben Industrie, qucontaba con 300.000 empleados. L



química es otro de los grandes sectoreriunfantes por los años veinte. No todo

se beneficiaron por igual del impuls

económico; incluso puede decirse quas diferencias proporcionale

aumentaron. Pero en cifras absolutaodos o casi todos eran más ricos (

menos pobres) que antes.

La crisis del pensamientoEn este campo no hubo recuperació

optimista ni tan siquiera una lejan

esperanza. Dicho queda que la primerguerra mundial puede ser considerada ecierto modo más como un resultado da crisis de Occidente que como s

causa; pero el gran conflicto agudizó l



crisis, y, sobre todo, la generalizó acomún de las conciencias. Solo en lposguerra fue posible una obra como L

ecadencia de Occidente de Spengleren que se funden el pesimismo y erracionalismo de los nuevos tiempos. Aa fenomenología de Husserl, que afirma imposibilidad de profundizar en l

naturaleza y causa de las cosas, se unahora la lógica formal de Bertran

Russell, que niega a la razón todibertad de discurso, y la constriñe seguir la vía de la construcciómatemática. El irracionalismo, que n

solo niega lo trascendente, sino lrealidad de lo objetivo —de lo cuapercibimos a lo sumo su «reflejo», comen la famosa cueva de Platón— previen



que hemos de contentarnos con laapariencias, en el mejor de los casos, desa realidad. El irracionalismo alcanz

en el siglo XX posiciones tan pesimistacomo las de Heidegger y Sartre, que yhemos comentado, pero que no alcanzasu expresión hasta los tiempoposteriores a la guerra. Para eexistencialista es inútil pretender dasentido a lo que no lo tiene. La realida

carece de explicación, y el hombrsubsiste en este mundo sin objeto, o poo menos este es inaprehensible

Curiosamente, el empeño del hombr

positivista de fines del XIX poexplicarlo todo por sí mismo dio lugaal abandono de todo asiderrascendental, de toda razón suprema d



ser, dejando al hombre, al caboimitado a su limitada suerte. Primero s

negó lo sobrenatural, más tarde l

rascendente y por último lo real. L«crisis de seguridades» se hizo mágrave que nunca después del trauma d1914-1918. Por otra parte, la doctrinde Freud adquiere un desarrollnesperado a raíz del conflicto. Por alg

se dijo que «el único triunfador de l

guerra europea fue Sigmund Freud», más exactamente sus doctrinasdifundidas ahora por una nueva escuelde discípulos que llegaron más lejos qu

el maestro y difundieron edeterminismo de lo irracional: y con éa imagen de un hombre víctima de su

propios complejos, cuya personalida



es consecuencia de su estructurfrenológica y cuyos impulsos no puedevitar ni modificar.

De aquí la asociación, que siempre sha hecho entre los «felices» y lo«locos» años veinte. La felicidad no eproducto de la esperanza en un futurmejor, sino del deseo de pasarlo ahoro mejor posible, sin pensar en e

mañana ni en el pasado mañana

aprovechando el corto espacio dnuestra vida, o tan siquiera aquel en qua diversión y el placer estén a nuestr

alcance.

La crisis de los valores estéticos

También en este caso —ya lo sabemo



— su génesis es anterior a la guerrapero su potenciación y generalizacióvinieron después. Lo que ante tod

caracteriza a la literatura o al arte dentreguerras es su afán iconoclasta dcortar con lo anterior, y también scarácter agresivo, que parecícondensarse en la famosa consigna dépater le bourgeois. «Queremodestruir los museos y las bibliotecas —

proclamaba el pontífice del futurismo, epoeta Marinetti—; ¡vengan loncendiarios con los dedos oliendo

petróleo!». No siempre se adoptaro

posturas tan maximalistas, pero lo qucaracteriza el arte de posguerra es antodo el irracionalismo, o la sustitució

de lo racional por lo onírico. «E



suprematismo —proclamaba el pintoMalevitch— comprime toda la pinturareduciéndola a un cuadro negro sobr

una tela blanca. No tuve que inventanada. Lo que yo sentía en mí era lnoche absoluta». El onirismo smanifiesta más claramente en emovimiento surrealista, que surge haci1920 (por ejemplo, con Giorgio DChirico o Dalí). El surrealismo, más qu

deformar la realidad, crea una realidanexistente, a base de fantasía, lmaginación desbordada, la

alucinaciones.

La «filosofía del no» —a que ya en sugar nos hemos referido— tenía qu

desembocar en abstracciones en que lnegatividad era tomada como ide



conductora, así en la pintura como en lmúsica. El mismo negativismo saprecia en formas de poesía totalment

abstractas, que ya no pretenden expresanada. Tristán Tzara inventó un nuevométodo de hacer poesía: recortabpalabras de un periódico, las introducíen un saquito, y las iba extrayendo suertes, para construir extraños poemas

La «filosofía del no» presuponía com

postulado inherente al rupturismo lprescisión de las normas estéticas, hastel punto de que la misma palabr«norma» se convirtió en un términ

nefando. Como sobre las ruinas de lanterior se hacía preciso construir algoa época de la posguerra se caracteriz

por la actitud de una continu



«búsqueda», en demanda de nuevohorizontes. Se ensayaron formas dexpresión estética muy distintas entre s

se habló de la época de los «ismos»)porque, al faltar un punto de referencino ya absoluto sino tan siquierracional, nadie estaba obligado a seguiel mismo camino, y los caminos, poende, se diversificaron. Se dio así ucaso hasta entonces desconocido en l

historia del arte de una culturdeterminada, como es la coexistencia dmuchos estilos distintos y aucontrapuestos. Esta diversificación n

solo se dio en las corrientes o escuelassino en la trayectoria de un mismartista, que con frecuencia pasa por mudistintas «épocas» (los casos de Picass



o Stravinsky, por ejemplo, soparadigmáticos), tan distintas, que veces diríase que sus obras pertenecen

diferentes autores.En ocasiones, este afán de búsqued

genera intentos de crear «normas» parencontrar cuando menos un sistema d«lenguaje». Tal ocurrió con la músicaserial (principalmente la dodecafónica)que entraña un orden matemático, no y

armónico o melódico, pero orden al fi al cabo, en la sucesión de sonidos; con la pintura, en el cubismo, que tratde reducir a formas geométrica

superpuestas —cubos, comrepresentación de las tres dimensionedel espacio— la visión de un objetoque puede representarse así como vist



desde distintos ángulos a la vez. Perestos intentos de regulación, siquierfuese sobre bases real o supuestament

científicas, representaban al fin y acabo la imposición de nuevas «normas» por ello duraron poco.

Otra característica fundamental dearte de vanguardia fue el divorcio —ambién por primera vez en la historia—

entre el creador y el receptor. Se perdió

a convención propia de «lenguajcomún» que en todos los tiempoanteriores había permitido lcomprensión del «mensaje», y por tant

ahora muchas de aquellas obras nfueron entendidas, incluso por personacultas. Cada escuela —no todas— tenísus adeptos, y hasta sus entusiastas, qu



ponderaban la excelencia del logrconseguido: pero nunca hubo uconsenso universal sobre es

excelencia. En otras épocas, la obra dos genios había sido en ocasionencomprendida o mal comprendida; per

su aceptación sobrevenía, por lgeneral, dentro de la misma generaciónPor el contrario, muchas de lacreaciones de la literatura o el art

contemporáneos han tardado muchiempo en ser universalmente aceptadaso en casos no han sido aceptadas eabsoluto, más que por una pequeñ

minoría, ya de «entendidos», ya, mábien, de «incondicionales». Esta falta, dificultad, de sintonía entre el artista el que debiera disfrutar con su obra h



podido tener incalculableconsecuencias sociales y dmentalidades colectivas. El recurso a l

vulgar y facilón lo mismo en la pintur—el cartel de época—, que en literatura barata o en la música llamad

«ligera» pueden ser un refugio dquienes no eran capaces de identificarscon las creaciones de vanguardia, perque necesitaban, sin embargo, de es

alimento fundamental al hombre que ea obra de arte. Solo al cabo del tiempserá posible juzgar con criterisuficiente y comprensivo lo que tiene d

valioso y de aportador el artncomprendido del siglo XX.



El ritmo de vida

Esta mezcla extraña de crisis y d

renovación se traduce también, directa ndirectamente, a la dinámica de lo

comportamientos. Los «felices» o lo«locos» años veinte no significan uregreso a la belle époque, tan decadenten muchos casos, pero tan respetuoscon las formas y los modismos. Ahor

odo se hace más libre y desenfadadoHasta cierto punto, el nuevo ritmo dvida está relacionado con lurbanización del mundo y la facilidad d

as comunicaciones, que permite lrápida transmisión a espacios muamplios de modas y costumbres. Por loaños veinte, Nueva York, Tokio



Londres y París rebasan ya los cincmillones de habitantes, y otraveinticinco urbes sobrepasan el millón

11 en Europa, 5 en Asia, 7 en América y2 en Oceanía. Las viviendas son ahormás sanas y confortables, y los serviciopúblicos —agua, electricidad, limpiezaalcantarillado— alcanzan ya a muchobarrios modestos. La vida no se hhecho tal vez más fácil, porque la prisa

esa cualidad del siglo XX, impidmuchas veces su sosegado disfrute; perel hombre civilizado (y esta expresiópuede trasladarse cada vez a má

países) tiene más medios que nunca dsatisfacer sus deseos o de procurarsuna forma de diversión.

Las comunicaciones, por otra parte, y



sean las que suponen el desplazamientde personas, como el automóvil o eferrocarril, o ya las que trasladan idea

o gustos, como la radio, la prensescrita, el cine, contribuyen hasta ciertpunto a «urbanizar» incluso el medirural. Tienden a desaparecer los trajeregionales y las costumbres arcaicas, eanto que las modas, los usos, lo

horarios o los refinamientos propios d

a ciudad van penetrandprogresivamente en los pequeñonúcleos de población. Las diferenciaentre ciudad y campo, aunque todaví

existen, son menores que antes.Desde luego, esas formas de vid

caminan por lo general hacia unconcepción más práctica y menos rígid



de las cosas que en el periodo danteguerras. Tal vez el desprestigio dea nobleza o de la aristocracia —sobr

odo en los países que fueron imperios ahora son repúblicas— contribuye ariunfo de lo informal, lo mismo en e

vestido que en los tratamientos. Uhecho destacable es que por los añoveinte la falda de las damas se acortpor primera vez desde el neolítico. L

vulgarización de las costumbres vienacompañada de un cierto relajamientoo es fácil precisar si el cambio afect

decisivamente a la vida privada; antes,

particularmente en la belle époque, ufalso puritanismo interponía una barrerentre la apariencia y la realidad; ahoraesa barrera empieza a cuartearse



aunque hasta extremos mucho mámoderados de lo que sería visible fines del siglo XX.

Muy típicas del periodo dentreguerras son las diversiones y loespectáculos de masas. La música cult la popular habían vivido hermanada

durante siglos (la chacona era un bailpopular español, el minué procedía dos campesinos de Provenza, l

polonesa fue aceptada desde los tiempode Bach y consagrada por Chopin, evals fue incluido en sinfonías dBerlioz, Tchaikowski o Mahler), y se

separaron drásticamente en el siglo XX sobre todo en los tiempos de l

posguerra. Se impusieron especialmentos ritmos de baile que obligaban



movimientos bruscos y contorsiones. Eazz ., que apareció en Estados Unidos

comienzos de siglo —inicialmente e

casas de mala nota— apenas fuconocido en Europa hasta después de lguerra (un oficial alemán entendió unnfluencia india al pensar que lo

prisioneros americanos bailaba«danzas apaches»), pero se popularizrápidamente por el continente al mism

iempo que los puntos de Wilsonvinieron luego el charleston, el yale y eox-trot. El disco, el altavoz y la radi

contribuyeron extraordinariamente a l

difusión de estas formas de música. E1922 apareció la BBC británica, lprimera cadena de radio; la SociedaEspañola de Radiodifusión (SER) s



crearía en 1928.El cabaret, la boite, el café cantante

os espectáculos de «variedades»

alcanzaron una amplia difusión, sustituyeron en parte a espectáculos mádistinguidos, como el teatro o la ópera, contribuyeron a una especie dndustrialización y comercialización do divertido, efecto potenciado por e

disco, ahora que el fonógrafo o la radi

están ya prácticamente al alcance dodos los bolsillos. Pero el espectáculmás característico del periodo dentreguerras es el cine, primero mudo

después sonoro. René Clair eOccidente, Einsestein en Rusiaconvirtieron al cine en un arte: un artmás dinámico y penetrante que el teatro



capaz de cambiar de escenario en unstante, o de invertir el tiempo, y d

combinar las escenas más variadas. E

cine, tal como entonces fue, y como hoo conocemos, es un arte «muy sigl

XX». Creó figuras más famosas aún quel teatro, tan conocidas en el mundentero como Charlie Chaplin, MarPickford, Rodolfo Valentino, DouglaFairbanks, o, poco después. Gret

Garbo.Una función de cine puede sepresenciada por mil o más espectadoresUn espectáculo deportivo pued

congregar a varios o muchos miles. Efútbol, surgido en su versión actual en lnglaterra de fines del siglo XIX, s

generaliza en Europa y América por lo



años veinte, y se convierte en fuente dnterés y de pasiones (no tanto, por e

momento, de dinero). Entre 1920 y 192

se generalizan en casi todos los paíseos sistemas rotatorios de torneo

«liga», seguidos por crecientemultitudes. Spengler, en su famoso pesimista ensayo, consideraba lconversión del deporte de un ejercicien un espectáculo como uno de lo

símbolos más expresivos de l«decadencia de Occidente».



27. LA GRANDEPRESIÓN

Y LOSTOTALITARISMOS

La alegría, quizá un poco histérica, dos años veinte quedó bruscamentruncada a fines de 1929 por un

nesperada y profunda depresióeconómica que trascendió más quninguna otra a las mentalidades y a laactitudes. Pareció a muchos un fracasno ya del liberalismo económico, sindel liberalismo en general, y de aquí epeligro ideológico que esta desconfianz

repentina supuso. Las posturas s



radicalizaron, los conflictos socialescon el aumento del paro o la baja dsalarios se hicieron mucho má

dramáticos, la «política del egoísmnacional», provocada por una especide «sálvese quien pueda» cortbrutalmente los aires de reconciliacióque habían comenzado a soplar desd1925, y la necesidad de fortalecer eEstado como único medio de combati

a crisis aumentó de hecho los alcancede los poderes públicos, y edeterminados casos favoreció lmplantación de regímenes autoritarios

otalitarios que ensombrecieron epanorama del mundo civilizadoespecialmente en Europa. No todo ecambio se debió —contra lo qu



ópicamente se cree— a la crisieconómica, pero ésta fue en alto gradoperativa. Un nuevo clima, má

crispado, también más emocional y hastmás irracional, diferencia los añoreinta de los veinte, y de hecho acabarí

desembocando en la guerra máespantosa de la historia.

La depresión y sus mecanismosLas causas concretas de la crisis

como suele ocurrir en una economía d

mercado, fueron aparentementaccidentales y fortuitas. El 18 de octubrde 1929, un telegrama llegado dLondres hizo cundir la alarma en l

bolsa de Nueva York. El 24 de octubre



el «martes negro», se generalizó epánico —sin suficientes razoneobjetivas— y se perdieron de cuajo, po

a caída de los valores, más de 13.00millones de dólares; y el 27, «viernenegro», más de 16.000 millones. En uplazo de semanas, el valor de laacciones se redujo en un 30 por 100, concretamente las industriales bajaron su mitad. El pánico parecía del tod

rracional, pero ninguna medida, ni deEstado ni de las grandes empresas, ercapaz de frenarlo. El proceso, contermitencias, lejos de detenerse

continuó en sucesivas cascadas, hasta epunto de que en 1932 los valores habíapasado de un índice 100 a otro de 24Arrastrada por la catástrofe de Wal



Street, la bolsa de Londres bajó a 50 a de Berlín a 66.

El resultado fue la quiebra d

empresas, el cierre de bancos, el impagde deudas y obligaciones, la caída dprecios y el paro general. Para el añ1930 se calcula que estaban sin trabajde treinta a cuarenta millones dpersonas, de ellas trece millones eEstados Unidos, seis en Alemania y tre

en Gran Bretaña. (En aquellos tiempoel paro era incomparablemente mámortífero que a fines del siglo XX, poa carencia de subsidios u otras ayuda

previstas por la legislación social. Lcaída de precios —por exceso de stock

falta de demanda— fue el últimfenómeno de deflación general que s



registraba en el mundo en un siglo tanflacionario como el XX. Para undice 100 en el verano de 1929, lo

precios se redujeron a 68 en EstadoUnidos, 70 en Alemania, 67 en GraBretaña y 68 en Francia. La produccióndustrial bajó de 100 a 49 en Estado

Unidos y a 53 en Alemania; y epromedio del valor de las monedas dos grandes países respecto del oro baj

de 100 a 68.Una característica peculiar de la GraDepresión fue su alcance mundial. Lopaíses más afectados fueron los má

ndustrializados, como Estados UnidosAlemania, Gran Bretaña, Francia Japón; pero también sufrió muespecialmente la india, que habí



experimentado un sorprendente avancdesde 1918; y algo por el estilo sucedicon países caracterizados por e

monocultivo o la monoproducciónChile no sabía qué hacer con suenormes excesos de cobre. Argentincon su trigo, Uruguay con su carneBrasil con su café y Cuba con su azúcarGrandes cantidades de café y de azúcafueron arrojadas al mar —mientras gra

parte del mundo pasaba hambre— parcontener la caída brutal de los preciosEn 1931 Gran Bretaña se vio obligada a medida sin precedentes de devaluar l

ibra y abandonar el patrón oro, lo quratándose entonces de la divisa po

excelencia, condujo a una tormentmonetaria que sacudió también a



planeta entero.A diferencia de otras crisis, la d

1929 fue duradera. Alcanzó el punto má

bajo en 1932, pero cuando algunaeconomías empezaban a recuperarse, shundió Francia ese año, arrastrandconsigo a otros países. Algunos de ello—Francia y España sin ir más lejos—continuaban sin recuperarse en 1936Precisamente por su larga duración,

ambién por sus dimensiones mundialesse comprende que sus repercusionefueran inmensas, y no se limitarociertamente al sector económico.

Por supuesto, cuando se produce uncrisis de este tipo no pueden olvidarssus causas de fondo. El crack de lbolsa neoyorkina fue si se quiere u



episodio, atizado por el pánico; y loresultados, considerados en su conjuntofueron desproporcionados a las causas

pero causas, aparte de las psicológicasas hubo también. La segunda mitad dos años veinte había sido desde e

punto de vista económico, de uoptimismo desbordante. Habíaaumentado las inversiones, se habíaconcedido demasiadas facilidades a

crédito, y la producción había crecidespectacularmente, de momentabsorbida por la demanda, pero sin qunadie se diese cuenta de que en u

momento dado esa demanda podíquedar saturada. Circuló en exceso edinero virtual, un dinero que no existíaPero que todo el mundo confiaba en qu



ba a existir. Galbraith recuerda el casode que miles de americanos habíacomprado chalets en Florida antes d

que las compañías constructorahubiesen decidido en qué playa iban evantarlos. Fue, en suma, una crisis d

confianza. Y cuando el pánico movió aodo el mundo a recuperar el dinernvertido, (o simplemente el diner

ahorrado) se descubrió que los banco

no tenían fondos reales para pagarlo. Lcrisis fue en principio especulativapero al faltar dinero real, repercutinmediatamente en todos los sectores

ndustrial, agrícola, de servicios, dnversiones, de haciendas públicas, d

comercio interior y —sobre todo—nternacional. Cada país hizo esfuerzo



desesperados por vivir de sus propiorecursos, y se detuvieron muchocircuitos habituales. El hambre hiz

mella en muchas familias de países evías de desarrollo. El mundo enterhabía entrado en crisis.

El papel del Estado

Aunque en un principio los paíserataron de ayudarse unos a otros, l

universalidad de la Gran Depresión hizmuy difícil este apoyo. El gra

economista John Maynard Keynes dicuatro consignas que fueron seguidapor la mayoría de los paíseoccidentales: 1) lanzar dinero a l

circulación, aunque sea a costa de un



devaluación; 2) regreso aproteccionismo; 3) política dredistribución de rentas y beneficios; 4

grandes inversiones por parte deEstado, para suplir la falta de liquidede las empresas. Sin buscarlo tal vezas doctrinas keynesianas condujeron o que el propio Keynes acabarílamando «la política del egoísm

nacional».

Gran Bretaña, en una mediddramática, lesiva de su secular orgullodevaluó en 1931 la libra, punto entoncede referencia en el mercado mundial d

divisas; los Estados Unidos lanzarogran cantidad de papel moneda, lo quequivalía técnicamente a undevaluación. Japón devaluó el yen e



una proporción aún mayor, para hacesus exportaciones más apetitosas que lade las potencias occidentales. Sól

Francia pretendió altivamentmantenerse fiel al patrón oro, pardefender la fortaleza del franco ofrecer esa imagen de seguridad prestigio que en economía suele ser taoperativa: fue una medida que dmomento pareció dar resultado, pero l

economía francesa, por no habebuscado el remedio a tiempo, shundiría espectacularmente en 1932, no se recuperaría ya prácticamente hast

después de la segunda guerra mundiaPor lo que se refiere al proteccionismo

orteamérica fue la primera en tomamedidas: en 1930 subió en un 40 po



100 sus tarifas aduaneras. Un año máarde, los británicos abandonaron eibrecambismo y proclamaban l

«autarquía imperial»: los países de lCommonwealth y la India podríacomerciar libremente entre sí, pero en lmedida de lo posible habrían dbastarse a sí mismos. Alemania prohibióas importaciones, y Francia gravó co

un 200 por 100 las de trigo extranjero

El comercio internacional se resintigravísimamente, y las principalevíctimas fueron los países exportadorede productos reducibles o prescindibles

cítricos, vinos, abonos naturales, caféazúcar. Iberoamérica, que había vividoen el primer tercio del siglo XX lomejores años de su historia, entró en un



decadencia ya difícil de frenar en efuturo. Las relaciones internacionales shicieron más tensas, y por primera ve

comenzó a intuirse la posibilidad de unnueva gran guerra.

Pero quizá lo más importante de lnueva política económica fue encremento del papel del Estado E

sector público fue reforzado, loparticulares quedaron a merced de la

niciativas oficiales, los gobiernoactuaron de árbitros entre Capital Trabajo y obligaron a una mejodistribución de rentas. El paro fu

combatido con la realización de grandeobras públicas, y muchas veces eEstado se constituyó en empresarindustrial. Por todas partes se imponí



a planificación, dirigida desde epoder. Se ha hablado del influjo quejerció en Occidente el éxito de lo

planes quinquenales en la UnióSoviética (y Stalin aprovechó la ocasiópara hacer ver que en un sistemcomunista no hay depresiones); pero lverdad es que, con independencia dcualquier modelo, las dificultades desector privado y las doctrina

keynesianas propiciaban aquellpolítica. El liberalismo a ultranzaconsiderado desde los tiempos de AdamSmith como un principio sagrado y bas

del sistema económico propio de lEdad Contemporánea, parecíderrumbarse estrepitosamente.

Ejemplo claro de la nueva política fu



el New Deal, proclamado por el nuevpresidente de los Estados UnidosFranklin D. Roosevelt, que dio lugar

grandes decisiones sobre el sectoprivado —leyes, limitacionesobligaciones—, y a inversionegigantescas por parte del Estadoalgunas medidas, como la ReformAgraria (A.A.A.), o el Plan dRecuperación (N.R.A.) fueron tachado

de anticonstitucionales; pero Roosevelthombre popular, que no dudaba erecurrir a la demagogia cuando lestimaba conveniente, supo imponerlas

Políticas no muy distintas fueromplantadas en los demás países d

Occidente, así como en Japón o la Chinde Chiang-Kaichek.



Quizá el ejemplo más negativo dereforzamiento del poder del Estadestuvo en la política de rearme. L

fabricación de armas respondía a unvieja tradición del sector público, y euna época de egoísmos y resentimientonacionales, no fue contestada por nadieLa construcción de barcos de guerraanques, aviones, cañones de grues

calibre, era una forma eficaz d

combatir el paro, y al mismo tiempservía pare fortalecerse ante posibles futuras agresiones. Nadie le dio eprincipio demasiada importancia; per

o cierto es que la política de desarmgeneral propia de los años veinte sobre todo a partir del «espíritu dLocarno», se invirtió drásticamente. La



grandes potencias se armaban hasta lodientes; y esta corriente general no tuvargumentos morales para impedir e

rearme de Alemania. Contra lo qupodía esperarse, el poder militar de lograndes países era en 1935 superior ade 1914. A nadie podía ya extrañar eestallido de una segunda guerra mundia el hecho de que ésta fuera todavía má

desastrosa que la primera.

La tendencia a los sistemaautoritarios

La necesidad de aumentar los poderepúblicos para combatir la depresión y eparo, y la propia polític

ntervencionista de los Estados, que le



permitía penetrar en ámbitos atribuciones que hasta entonces lehabían estado restringidos, propició d

una manera u otra el aumento del podeejecutivo o de la autoridad de logobiernos en la mayoría de los países. Aos tres años de la Gran Depresión eraa dictaduras la U.R.S.S. Alemaniatalia, Portugal, Polonia, Hungría

Yugoslavia, China, Japón amén de uno

cuantos estados iberoamericanos. Perambién en la mayoría de los paísedemocráticos hubo de una u otra manerun aumento de los resortes de l

autoridad.Roosevelt tuvo un poder en lo

Estados Unidos como ningún otrPresidente había tenido desde lo



iempos de Washington. Sin apenaoposición, sería elegido cuatro veces, su mandato fue estimado por mucho

vitalicio. De hecho, moriría como Jefdel Estado. En Gran Bretaña sconstituyó un gobierno de concentraciónel National Government , en el que loconservadores llevaban la voz cantantesu papel se vio acrecentado por laelecciones de 1931, en que los «tories

obtuvieron 472 escaños en los Comunespor sólo 63 laboristas, y la prácticdesaparición del histórico partidiberal. Los hombres clave era

Baldwin y Churchill, dopersonalidades de extraordinarienergía. En Francia, que vivió los añode la depresión en un ambiente distinto



otros países, se turnaron gobiernos dderecha e izquierda, cada vez máradicales; tanto, que en alguno

momentos se entrevio la posibilidad duna guerra civil. El presidente Doumefue asesinado en 1932. Gobernaroalternativamente hombres como eradical de izquierdas Herriot o loderechistas Pétain y Laval.

En Polonia el mariscal Pildsuski, qu

a había sido presidente en los añoveinte, volvió al poder en 1930 corenovada autoridad, e hizo promulgauna nueva Constitución que le hací

responsable sólo «ante Dios y ante lHistoria». En Yugoslavia, a la nuevaConstitución centralizante de 193siguió un verdadero golpe de Estado e



1932, en que el propio monarcaAlejandro I, instauró una especie ddictadura personal y un régimen d

partido único. En Grecia triunfaron laendencias conservadoras en 1933,

pronto se consagró como hombre fuertel general Metaxas. En Bulgaria smplantó un régimen casi dictatorial co

Georgiev, y en Rumania Carol I sapoyó en gobiernos fuertes y un partid

autoritario, la Guardia de HierroPortugal, que ya había sufrido en 192el golpe de Estado del general Gormeda Costa, vio subir al poder en 1928 a

general Carmona, que por los añoreinta había de dejar las decisiones de

ejecutivo en manos de un civiautoritario y paternalista, José d



Oliveira Salazar. En América, laendencia a la dictadura se aprecia, entrotros casos, en la Repúblic

Dominicana (con Leónidas Trujillo), ePerú (con el general Leguía), en Brasicon Getulio Vargas) y en Argentinacon el general Uriburu).

La excepción a la tendencia fue, ecierto modo, Francia, donde hubo máradicalismo que autoritarismo, par

acabar prevaleciendo la corriente dzquierda con León Blum y Daladier; en España, donde la dictadura sadelantó a los años veinte (Primo d

Rivera), para desembocar en 1931 en lI República, que vio sus posibilidade

gravemente mermadas por la GraDepresión, el descontento social, e



desorden y las tendencias extremistasanto de izquierda como de derecha.

Los totalitarismos

La tendencia a los regímene

autoritarios degeneró en algunos paíse—incluidas grandes potencias— esistemas de autoridad máxima, otalitaria. La palabra viene de

fascismo mussoliniano, que pretendíunir en un solo haz —fascio — todos loanhelos y todas las fuerzas de l

sociedad. Para los fascistas, comdespués para los distintos regímeneotalitarios, el pluralismo qu

caracteriza a los sistemas demoliberale

de la Edad Contemporánea significa u



despilfarro de fuerzas, la desunión, lnsolidaridad. Una sociedad pued

hacerse más poderosa, más dueña de s

misma, más rica y próspera, si se un«como un solo hombre». El error axiade esta idea radica en el simplismo dsuponer que semejante unión puede seespontánea, sin coartar la libertad de londividuos o los grupos. Así fue como s

creó una filosofía —no solo en lo

países totalitarios, sino entre lopartidarios del totalitarismo que saprovechaban de la propia libertad dos países libres para difundir sus idea

— que pretendía que los sistemaiberales, multipartidistas

parlamentarios eran una reliquidecadente del siglo XIX, y que ahora s



mponía, un «nuevo orden», un «nuevEstado», más «moderno» y más eficaz.

Los totalitarismos son un fenómen

específico del siglo XX. Y no tienenprecedentes claros. No suponen eabsoluto una concepción tradicional conservadora que pueda recordaformas propias del Antiguo Régimen; egeneral, prefieren el mito a la tradiciónrechazan casi siempre la monarquía,

desprecian la religión. El culto a lpatria y al «líder carismático» suplanta las viejas ideas de lo sagrado o de laltamente respetable. Pretenden ser l

forma del futuro, aunque desde eérmino de la segunda guerra mundia

quedaron convertidos en un hecho depasado.



A pesar de los muchos ensayos sobrel fenómeno —difícilmente explicablepero que históricamente esta ahí— no s

ha llegado a conclusioneesclarecedoras sobre el origen de lootalitarismos. Se ha destacado s

relación con la Gran Depresión y coas reacciones que suscitó, sobre todo eas clases medias (y solo parcialment

en las altas y modestas), y esta relació

aparece clara en muchos casos; pero ehecho se debe también a otras causascomo que el fascismo italiano, uno dos ejemplos más específicos, data d

1923, al comienzo de los años felicesLo único indiscutible es que uplanteamiento de la vida pública tarracional se produjo de hecho en u



momento muy concreto de la historia, sivinculaciones claras con un «antes» y u«después», y que, por los motivos qu

hayan operado en ese momento, ponexplicables que sean, prendió en un

serie de países entre los que sencuentran algunos de los más cultos civilizados del mundo.

Por eso no faltan quienes hagaderivar a los totalitarismos de la

corrientes antirracionalistas que llenael pensamiento, pero también otramanifestaciones culturales, como lciencia, la filosofía, la literatura o e

arte del primer tercio del siglo XX. Eotalitarismo, proclamaron varios de suíderes, «no es una forma de pensar, sin

una manera de ser». La «fe ciega» en e



sistema o en el líder que no se equivoces también un rasgo de irracionalismoPero en esa génesis cuent

decisivamente el desencanto de lposguerra y el síndrome de laexpectativas frustradas. En Alemania fua derrota, en Italia una victoria de l

que se aprovecharon otros. En los paísebalcánicos, un reajuste territorial quamputó miembros vitales. Las crítica

contra los responsables de la malsituación se trasladaron al sistema: hastel punto de que los culpables defracaso, el caos o la mala marcha de l

economía eran los «políticosenfrascados en sus sempiternadiscusiones. Una demagogia que emplecon éxito estos tópicos es fácil e



iempos complicados. Que estreacción, en principio explicablederivase a actitudes de extrem

radicalismo o a filosofías —si aspueden llamarse— del absurdopropensas a la violencia y a lbrutalidad, es un fenómeno que habrque estudiar a la luz de lacircunstancias históricas. Ldesesperación de la clase media —l

«sufrida clase media»— muchos dcuyos miembros pasaron por entoncedel tímido retraimiento al estallidciego, solo puede dar cuenta en parte d

o sucedido. El hecho es que en unépoca de disolución, de amargura, yquizá más que nada, de falta de fe ealgo y de esperanza en algo, muchos s



echaron en manos, al parecer sipensarlo más, de una serie de mesíamprovisados.

Friedrich ha estudiado algunacaracterísticas de los regímeneotalitarios que los definen bastant

bien, aunque su obra ha sido siemprdiscutida. Entre estas característicafiguran: a) una mística que asume l«totalidad» del espíritu, carácter

aspiraciones de un país, y con ellos ssupuesta representación democrática, sireparar en qué estos elementos a sumano son homogéneos ni acumulables en u

odo; b) un movimiento o partido únicoque pretende representar a es«totalidad» que es su portavoz y quconstituye como la quintaesencia de



espíritu del pueblo. Sus miembros sreclutan entre los más entusiastas, srigen por una organización paramilitar,

se conocen curiosamente por la camisde un determinado color; c) un «jefcarismático», dotado de atributoespeciales, que acierta siempre y al ques preciso obedecer ciegamente; se lconoce por un apelativo especial, e

uce, el Führer, el Conducator, e

oglawnik, el Caudillo; d) el usconstante de una compleja parafernaliaconcentraciones gigantescasmanifestaciones, emblemas, saludo

rituales, el hablar por oráculos, y unespecie de liturgia que sustituye en parta la religión; e) la concentración de todel poder, de hecho, en un Estado



odopoderoso, que dirige la vidpolítica, social, cultural, económicamediante unos criterios y decisiones qu

no se pueden discutir; f) un exacerbadnacionalismo, que desemboca fácilmenten el militarismo y el expansionismo.

La unión de todos los esfuerzos, lsalvación y grandeza de la patria, lsolución de los problemas sociales económicos, el inicio de una era d

gloria capaz de superar las miserias os egoísmos de los «viejos» sistemafueron los lugares comunes y consignapropagandísticas que en una coyuntur

un poco especial obnubilaron a millonede seres humanos y permitieron emuchos países el advenimiento dsistemas totalitarios o en su caso d



sistemas autoritarios más o menoasimilables a ellos. El militarismofomentado desde la juventud, e

nacionalismo exaltado, la mística decombate y la victoria, contribuirían ebuena parte a precipitar todo aquello ea catástrofe de la segunda guerr

mundial.

El fascismo italianoItalia en la guerra europea había sid

un caso curioso de país vencedor co

moral de vencido. La mayor parte de suFrancia e Inglaterra. Por si ello fuerpoco, Italia sufrió una dura crisieconómica, la deuda exterior se hiz

casi impagable, la lira bajó entre l919



1920 a la cuarta parte, y millonedesoldados desmovilizados aumentabaas pavorosas cifras del paro. E

desengaño de gran parte del pueblo shizo evidente. y el principal destinataride su indignación fue una clase políticmpotente y dividida. De los tre

partidos principales, el liberal, esocialista y el popular —éste fundadrecientemente por Dom Sturzo, e

precursor de la democracia cristiana—ninguno obtuvo mayoría suficiente pargobernar, y el poder se lo disputaban, econtinuas maniobras, los dos grande

rivales, Giolitti y Nitti.Italia pudo ser uno de los países dond

riunfara una revolución tipo soviéticoEl proletariado, ahogado por el paro



a inflación, manifestaba sdesesperación en continuas huelgas violencias. Si en los primeros momento

de la posguerra se vio la altposibilidad de una Alemania comunistafue después Italia el país donde lrevolución social estuvo más cerca doperarse. Tampoco faltaban anarquistaso único que faltaba era unión entre lo

distintos movimientos, y probablement

fue este hecho el que impidió el triunfde la revolución. En estas condicionesas clases medias estaban dispuestas

apoyar un régimen fuerte, incluso un

dictadura militar.Sin embargo, el hombre que iba a se

clave de la nueva situación fue un civiun «pequeño burgués», maestro de u



pueblo de la Romagna, BenitMussolini, un típico condottiero dalante aventurero y gran capacidad d

arrastre. Comenzó como urevolucionario socialista —incluso casanarquista—, defendiendo una repúblicsin clases sin capitalismo, casi siejército, organizada en cooperativas dproducción. Pero las humillaciones qusufría Italia por parte de las otra

potencias vencedoras hicieron de él unacionalista, y Mussolini, un hombre dprincipios muy poco claros (pero lídenato) pasó de la idea de la redención d

as clases proletarias a la de lredención de todos los italianos.

No abandonó nunca del todo ssocialismo, pero se opuso a las huelga



porque arruinaban el país, y a lodesórdenes que precipitaban sdecadencia. Así en medio de su

contradicciones, se convirtió en uhombre más proclive a la derecha, muchos conservadores empezaron confiar en él. Pero Mussolini sólndirectamente se apoyaba en tale

clases; agitador por excelencia, dirigía os fascios de combate, o camisa

negras, formados en su mayoría poóvenes descontentos o inquietosGiolitti no supo prever el peligro, y fínes de 1922 la «marcha sobre Roma

dio de hecho a los fascistas el dominisobre Italia. Mussolini fue prudente aprincipio; respetó la monarquía, lconstitución y el parlamento, y form



con populares e independientes ugobierno de coalición. Su popularidaaumentó, y en las elecciones de abril d

1923 los fascistas obtuvieron 40escaños, por 126 la oposición. Lconquista del poder se había realizadpor métodos semidemocráticos, pero lvíctima seria la democracia. Mussolindueño absoluto de la situación, disolvias cámaras, gobernó por decreto y e

1925 se constituyo en Duce (Conductorde los italianos. El menudo rey VíctoManuel III fue mantenido como Jefe deEstado, en gran parte por comodidad,

por guardar las apariencias. Nacía e«régimen nuevo», y hasta una nueva eraa Era Fascista, que empezó a contar e

el calendario.



Fue entonces cuando las fuerzas doposición se unieron y trataron dderribar la naciente dictadura, per

Mussolini supo obrar con habilidad, coenergía y muchas veces con violenciaLos contrarios o los disidentes fuerodominados por la fuerza. Más drescientos mil italianos prefiriero

exiliarse, otros se dejaron seducir por ldemagogia, y otros, simplement

esperaron una mejora de las condicionesocioeconómicas, que aunque no en egrado que la propaganda oficiaproclamaba, efectivamente se produjo

gracias en parte a la buena coyuntura dos años veinte. El trabajo del camp

fue mecanizado, Italia se convirtió euno de los primeros fabricantes d



automóviles de Europa, y se realizaroespectaculares obras públicas, muy gusto del régimen. El fuert

ntervencionismo estatal y la tendencia a autarquía permitieron que Itali

saliera mejor librada que otros paísede la Gran Depresión.

Junto con el Duce, asumía los plenopoderes del Estado el Gran ConsejFascista. Para Mussolini el Estado —l

Stato — era el punto de confluencia dodas las aspiraciones individuales colectivas del país. La idea hegeliandel Estado como personificación de

espíritu del pueblo, para el disfrute totade la libertad, fue utilizada por efascismo en sentido contrarioTeóricamente, el Estado era la suprem



encamación de la democracia —«efascismo es la verdadera libertad»—pero de hecho la poderosa maquinari

oficial suprimió las iniciativandividuales. El fascismo qued

configurado como un sistema orgánicocorporativo, con un partido únicosometido a una disciplina total, embriagado por unos sueños dgrandeza que solo en pequeña parte s

cumplieron.En política exterior Mussolini siguien cambio una táctica de entendimientcon todas las potencias europeas, u

afán dialogante y un intento de erigirsen árbitro conciliador, que por uiempo le valió una cierta estimnternacional. Él fue el principal artífic



de la reunión de Locarno (1925) quparecía asegurar la paz en Europa. Otraniciativas de concierto le tuviero

como principal protagonista. La guerrde Etiopía, en 1935, que convirtió Víctor Manuel en Emperador, significóun periodo de enemistad con InglaterraPero Mussolini resistió hasta 1938 lentación de aliarse con la Alemani

hitleriana y todavía ese año tomó l

niciativa de la reunión de Munich qupareció conjurar por un tiempo eestallido de la segunda guerra mundianiciado el tremendo conflicto, Itali

declaró su neutralidad, hasta que e1940 Mussolini temió perder un puesten el banquete de los vencedores, aunque sin excesivo entusiasmo, s



anzó a una aventura que iba a terminaen catástrofe.

El nacionalsocialismo alemán

La figura de Benito Mussolini, e

ípico aventurero italiano, pese a su afáde grandeza y sus gestos teatrales, tienrasgos humanos y resulta comprensibleLa de Adolf Hitler, por el contrario, emucho más hermética, implacablenclasificable. Todavía se discute si fue

un perturbado mental o un geni

pésimamente encaminado. Nacido eAustria, aunque por pocos cientos dmetros —su padre era aduanero eBraunau— creyó comprender ya de niñ

o absurdo de la división de la Gra



Alemania en dos imperios distintosFerviente nacionalista, se enroló en eejército alemán, y en la batalla de

Somme fue una de las primeras víctimade los gases venenosos de los aliadosque estuvieron a punto de hacerlperecer. También se discute si esteepisodio influyó en su temperamento en su conducta ulterior.

Con todo, Hitler tentó el triunfo po

muchos caminos: quiso ser compositode óperas, pintor, arquitecto. La pésimsituación económica posbélica lconvirtió en un activista socialista y a l

vez nacionalista. No pudo comulgar coel marxismo, y un día —dijo él— lcomprendió todo: Marx era un judío, uapátrida, que no pudo concebir u



socialismo nacional, es decir, enacionalsocialismo tal como Hitler lntuía. De ahí arrancó su paranoic

antisemitismo. Con estos presupuestofundó el «partido nacionalsocialista dos obreros alemanes», en cuyo sen

encontró a los dos colaboradores doda su vida: el héroe de la aviació

Hermann Goering, hombre sanguíneodo impulso, y Josef Goebbels, d

apariencia gris y sin carisma, performidable manipulador del aparatpropagandístico.

Hitler siguió así una carrera parecid

a la de Mussolini: autodidactasocialista y nacionalista a la vezrevolucionario contra el capitalismabsorbente y el parlamentarism



paralizador. Organizó fuerzaparamilitares, de obreros y miembros da juventud inquieta —«camisa

pardas»— que, en medio del ambientdesmoralizado de la posguerra, tratarode provocar un golpe parecido a lMarcha sobre Roma de Mussolini: fue e

utsch de la cervecería, seguido de unmanifestación callejera, en que los nazicreyeron poder arrastrar al pueblo. Per

había comenzado ya en Alemania la erStressemann y la recuperación: lafuerzas del orden se impusieron y Hitlefue detenido. En la prisión de Landsber

escribió Mein Kampf (Mi lucha), uibro mitad autobiográfico, mita

programático, en que el líder nazexponía sin rebozo su afán de acaba



con los judíos, fundamentar Alemanisobre un único espíritu popular Volkgeist y la raza aria, que la convertí

virtualmente en el pueblo más capaz demundo: y llevar esa virtualidad a lrealidad, haciendo del Reich (imperioalemán un pueblo superior y de unaotra forma dominador.

Hitler tuvo que esperar. Alemania sereconstruyó —República de Weimar—

sobre principios racionales y bajo unde los regímenes más democráticos demundo. Hasta que sobrevino la GraDepresión. Por una serie d

circunstancias —las deudas, unreindustrialización demasiado rápidacon inversiones sin amortizar—Alemania se convirtió en una de la



principales víctimas. Seis millones dparados y la destrucción de millares dempresas propiciaban una revolución,

una forma determinada de mesianismsalvador. Hitler ganó por la mano a locomunistas, y la unión de socialismo nacionalismo en un país aún resentidpor la humillación de la derrota y lareparaciones de guerra, surtió mágicoefectos. El partido nacionalsocialista

que tenía 60.000 afiliados en 1928, pasa un millón en 1932. En las eleccionede aquel mismo año obtuvieron los nazi6,4 millones de votos.

De una u otra forma, se imponía eAlemania un régimen de autoridad. Spresentó como candidato a lpresidencia el anciano marisca



Hindenburg, que obtuvo una clarmayoría, quedando Hitler en segundugar, por delante de los candidato

demócratas. Hindenburg, que deseaba eautoritarismo, pero no el totalitarismosubestimó el peligro que Hitlerepresentaba y le favoreció en uprincipio como aspirante al ejecutivoEn 1933, el partido de Hitler obtuvo lmayoría absoluta, con 17 millones d

sufragios y 288 diputados, frente a 12socialistas, 88 centristas y 8comunistas. Las elecciones, aunqupresionadas por una aparatos

propaganda, fueron sinceras. Los naziso mismo que los fascistas, llegaron a

poder por métodos democráticos, pero primero que hicieron fue destruir l



democracia.El incendio del Reichstag acab

simbólicamente con el parlamentarismo

Hitler se proclamó FühreConductor), al mismo tiempo qu

Canciller de Alemania. Se impuso unférrea disciplina, y todo quedsubordinado a la mística de un teóricVolkgeist cuyos mentores intelectualeeran Rosenberg y Goebbels. En la noch

de Los cuchillos largos —30 de junide 1934— fueron eliminados lodisidentes. El régimen se imponía por eerror, pero también (como en Rusia o

en Italia) con el entusiasmo de masafanatizadas que todo lo esperaban deFührer y su carismática capacidad parhacer de Alemania la nación que «l



calidad de su pueblo merece».El paro desapareció, merced a l

recuperación económica y a la

gigantescas inversiones de un Estadodopoderoso; pero la inclinación d

Hitler por la pequeña y medianempresa declinó conforme necesitrecurrir a los grandes capitales parvalerse de la industria pesada. Así, enacionalsocialismo se aliab

paradójicamente con el gracapitalismo. En medio de un sistemopresor que negaba las libertadendividuales, quizá muchos alemanes

cegados por una propaganda que lnvadía todo, y que hablaba de empleaodos los medios útiles para lograr l

grandeza, apenas se dieron cuenta. El II



Reich (el Tercer Imperio, después deromanogermánico y el de loHohenzollem) se convirtió por los año

1933-1939 en uno de los países mápoderosos del mundo. La política dautopistas revolucionó lacomunicaciones, las exportacionealemanas alcanzaron niveles siprecedentes, y la Wehrmacht , eEjército, se convirtió en la má

poderosa maquinaria de guerra. Dmomento, la grandeza. La locura vinnmediatamente después.

Otros movimientos

Alemania e Italia ofrecen los ejemplo

más claros de regímenes totalitarios. S



discute si la Unión Soviética merece no la calificación: y la discusión verssobre aspectos puramente conceptuales

puesto que en lo que se refiere a labsorción de todos los poderes por eEstado, régimen de partido únicocontrol de las conciencias por lpropaganda, eliminación de lodisidentes mediante «purgas» y carenciabsoluta de libertades individuales, l

Unión Soviética no se quedó corta corespecto a otros regímenes de máximautoridad, si no los superó. Ldiferencia esencial radica en que lo

sistemas totalitarios son rabiosamentnacionalistas, mientras la UnióSoviética fue «por vocaciónnternacionalista (y por eso mism



ntencionalmente conquistadora del restdel mundo para la llamada «dictadurdel proletariado»).

Hubo en otros países partidos de cortfascista, que nunca ocuparon el poder, osólo lo ocuparon después de sagregación a las potencias el Eje duranta segunda guerra mundial. La Falang

española, fundada en 1933, tiene rasgomitados del fascismo italiano, aunqu

con caracteres propios. Participó en lguerra civil al lado de los nacionales, a victoria pareció augurar su pape

como partido único; pero Franc

mantuvo siempre su prurito de napoyarse en un solo grupo de opinión, a Falange, preponderante entre 1939

1943, fue perdiendo hegemonía, aunqu



mantuvo durante mucho tiempo sparticipación en las iniciativas y en ladecisiones. Se discute también si fu

«fascista» el movimiento autoritario nacionalista austríaco encabezado poDollfuss. Claramente inspirada en lotalianos está la Ustacha croata, con s

«Poglawnik» Ante Pavelich al frente. LGuardia de Hierro ya existía eRumania, y adquirió un domini

absoluto (aunque desvirtuado de scausa primitiva) durante la guerrmundial, bajo el mando de s«Conducator» el mariscal Antonescu. E

otalitarismo noruego (dirigido por WQuisling) y el «rexista» belga (dirigidpor León Degrelle) solo disfrutaron dun relativo poder durante la ocupació



alemana. El partido fascista británicoiderado por Oswald Mosley, no pasó

de un aparatoso cuadro de equipo

paramilitares, yugulado por la propiguerra. Otros regímenes autoritarios dictatoriales entre 1939-1945, como efinés de Mannerheim, el eslovaco dTisso o el francés «colaboracionista» dP. Laval, sólo tangencialmente tienenciertos rasgos fascistas.



VII. LA ÉPOCA

DE LASEGUNDAGUERRAMUNDIAL(1939-1945)

Puede parecer extraño que en un plazde solo veinticinco años se produzca

dos guerras mundiales —y casi entre lamismas potencias—, cuando coanterioridad no se había producid

ninguna (en sentido propiamente dicho)



a partir de entonces, por fortunaampoco haya vuelto a producirse. Haci

1950 estimaban los comentaristas qu

«ahora las guerras son ya mundiales»Se equivocaron en el sentido de que ea segunda mitad del siglo XX se ha

producido muchos conflictos, pero todoellos localizados, y además nunca entrdos o más grandes potencias. Es posibl—y deseable— que el concepto d

«guerra mundial» quede confinado eexclusiva a la primera mitad del siglXX, aunque en este punto, como en casodos en historia, es sumament

aventurado hacer predicciones.La cercanía cronológica de las do

conflagraciones —y hasta la identidade la mayoría de sus protagonistas — h



permitido suponer a algunos que no hubmás que «una guerra mundial», repartiden dos actos. Los partidarios d

semejante teoría no carecen dargumentos más o menos convincentessobre todo si tenemos en cuenta la faltde espíritu de reconciliación que siguia los tratados, o más bien «dictados» d1918. Pero tampoco es posible olvidados hechos de fundamental importanci

posteriores a aquel momento. El primeres la Gran Depresión, que enturbió larelaciones entre los estados con l«política del egoísmo nacional» y un

durísima lucha tanto por la autarquícomo por la conquista de mercadoexteriores. El segundo es la aparición dos totalitarismos, con su nacionalism



exacerbado y su política expansionistaSeguramente una sola explicación nbasta para comprender las causas de l

segunda guerra mundial, y será precisener en cuenta una serie de factore

políticos, económicos, de mentalidadesa la vez: aunque una guerrgeneralizada, sobre todo en epresuntamente civilizado siglo XX tiensiempre algo de incomprensible.

Si la teoría de la «guerra en doactos» puede resultar defendible, no eposible volver la espalda a la nueva más bronca situación que surge por lo

años treinta. En una época dprosperidad —los «felices añoveinte»— había sido posible no solo eratado de Locarno sino el «espíritu d



Locarno», bien que no fuera compartidpor todos. Sólo después aquellprometedora perspectiva se trunc

brutalmente, y el panorama se hizo dnuevo sombrío. A los felices veinteseguían los amargos treinta, y al espíritde Locarno un espíritu (o una falta despíritu) completamente distinto. Todaas guerras caen por sorpresa, pero l

sorpresa del mundo fue mucho menor e

1939 que en 1914.



28. LOS CAMINOSDELA GUERRA

La segunda guerra mundial enfrentó — esto no es del todo una casualidad—

os grandes vencedores de la primercon los vencidos o con los pequeñovencedores, es decir, aquellos que nohabían conseguido el premio quesperaban de sus esfuerzos. Tuvo algode revancha, o de reajuste, comconsecuencia de unas decisiones —la

de las paces de París— que no gustaroa casi nadie. Tres de las potencias mádisgustadas —Alemania, Italia y Japó— fueron los principales agresores. Est

mecanismo, por supuesto, no e



suficiente para explicar el proceso qucondujo a la segunda confrontaciónpero tampoco es desechable. Po

supuesto —y este hecho fue esgrimidncluso como pretexto— Alemaniatalia y Japón eran tres paíse

superpoblados (proporcionalmente máentonces que ahora), mundustrializados, pero que disponían d

pocas materias primas —en todo cas

nsuficientes para sus necesidades— que no poseían o apenas poseíacolonias. En tanto, Inglaterra y Franciel imperialismo de los Estados Unidos

aunque tuvo también posesioneerritoriales, era más bien económico

eran los mayores propietarios de lograndes recursos del mundo. Bastó e



nacimiento en los tres paíseperjudicados de regímenes autoritarios expansionistas para que este hecho fues

presentado por la propaganda como unnjusticia. Alemania reclamabebensraum o espacio vital; Itali

exigía un «imperio» como los otrovencedores, y Mussolini supo manejahábilmente esta palabra de viejradición romana ante sus compatriotas

en tanto Japón reclamaba «el GraEspacio Oriental» que le negaba lcompetencia proteccionista de loanglosajones. La mayor parte de lo

conflictos previos obedecen a estadeas de reivindicación territorial.



Los conflictos previos

Japón había sido uno de lo

«pequeños vencedores» en la primerguerra mundial. Había recibidarchipiélagos en el Pacíficopertenecientes hasta entonces Alemania, como las Carolinas, Mariana Palaos, islas de alto valor estratégico

pero muy pequeñas, que no ofrecían l

menor posibilidad como núcleos dasentamiento de población ni comproductores de materias primasEntretanto, Japón estaba experimentand

una impresionante explosiódemográfica, como que sus habitantepasaron entre las dos guerras dcincuenta a ochenta millones. De todo



os países industrializados, era el mápobre en materias primas.

La crisis se hizo evidente desde e

primer momento, pero llegó a su puntálgido con la Gran Depresión, que conta los nipones entre sus víctimas máperjudicadas. La «política del egoísmnacional» ponía graves dificultades sus exportaciones industriales; y Japóera uno de los pocos países que n

podían permitirse una políticautárquica, puesto que no podímantenerse a sí mismo.

Desde entonces se inició en Japón un

corriente que algunos han calificado d«fascista» simplemente por analogíaaunque la atribución, tomada en sentidestricto, es errónea. Esta corriente fu



asumida por militares y empresariospor las clases medias perjudicadas ambién por grupos sociales mu

diversos, que tildaban aparlamentarismo de ineficaz y carente dsoluciones. Lo que se predicaba era urégimen enérgico, capaz de llevar a lpráctica las reivindicaciones japonesasSe miraba como una especie d«necesidad natural» el carbón d

Manchuria, el petróleo y el caucho dndonesia, y hasta el arroz y la soja dChina. El máximo representante de estmovimiento fue el general Araki, qu

acabó convirtiéndose en el hombrfuerte de la situación. Desde 1926 eremperador Hiro Hito, pacifista demócrata (sin abdicar de su carácte



sagrado de «mikado»), que no pudevitar el giro de los acontecimientos os que conducía la propia opinión.

En 1931 los terroristas chinocometieron atentados contra eferrocarril de Manchuria, administradpor una compañía japonesa. Los niponedieron un golpe de fuerza y sapoderaron de Mukden. China llevó easunto a la Sociedad de Naciones, qu

condenó a Japón con una serie d«sanciones» que perjudicaron al paíodavía más. En 1933 los japoneses s

retiraron de la organización mundial

entronizaron en Mukden al últimemperador de China, Pu Yi, que fueproclamado «Emperador deManchukuo». Hubo una conmoció



mundial, pero las potenciaspreocupadas por otros problemas, nntervinieron. La verdad es que l

Sociedad de Naciones, sin EstadoUnidos, la Unión Soviética y Japón (poco después sin Alemania) habíperdido toda su fuerza física y gran partde la moral.

China, dirigida ya por ChianKaichek, protestó por la agresión nipon

se dispuso a la guerra. Después dvarios actos hostiles por una y otrparte, el conflicto estalló en 1937Aunque Gran Bretaña, y más tarde lo

Estados Unidos ayudaron bajo cuerda os chinos, los japoneses, meno

numerosos, pero siempre mejoorganizados, conquistaron Pekín



Shanghai, Tien-tsin y otras ciudadesRealmente, con la guerra chinojaponescomenzaba, sin que nadie lo supiera, l

segunda guerra mundial: sería su primecapítulo y también el último.

El rearme alemán

La llegada de Hitler al podesignificaba un reforzamiento denacionalismo alemán y por consiguientun revisionismo de lo estipulado eVersalles, e incluso un revanchismo. Sin

embargo, Hitler comenzó con unpolítica cauta. Por eso triunfó en everano de 1933 una idea de Mussolinsobre un pacto entre las cuatro potencia

occidentales: Gran Bretaña, Francia



Alemania e Italia. Un pacto sidemasiadas cláusulas concretas, perque hacía renacer aparentemente e

«espíritu de Locarno», ahora en nombrdel «club de los cuatro». Sin embargoa Conferencia de Desarme que siguierminó en fracaso. Francia se negerminantemente a admitir una parida

de fuerzas con Alemania, con lo que éstse retiró de la Conferencia, y poc

después de la Sociedad de NacionesLas demás potencias no sescandalizaron demasiado, porquambién estaban celosas de las ilusione

hegemónicas de Francia. Pero Alemaniquedaba ya con las manos libres parrearmarse.

En enero de 1935 se celebró e



previsto referéndum sobre el destino deSarre. Influyeron tanto el caráctepredominantemente germánico de aque

rico territorio carbonífero como lpropaganda de Hitler y la torpexplotación de sus recursos por lofranceses: sus habitantes, en un 90 po100, votaron su integración a Alemaniao que no dejó, por otra parte, de ser u

hecho perfectamente democrático. Ell

egitimaba de alguna manera laaspiraciones alemanas, y facilitó sidemasiadas protestas la remilitarizacióde Renania y la intensificación de

rearme con la creación de la Luftwaffe fuerza aérea, que iba contra lamposiciones de Versalles, y que

dirigida por el agresivo Goering s



convirtió en pocos años en la aviaciómás poderosa del mundo. Los francesereaccionaron indignados y decretaron l

extensión del servicio militar a doaños. Hitler contestó inmediatamentcon la declaración del servicio militaobligatorio.

¿Iba a estallar un nuevo conflicto entrAlemania y Francia? Se movieronquietas todas las cancillerías d

Europa, y la iniciativa pacificadorpartió, una vez más, de Italia. En abride 1935 se reunió la Conferencia dStressa, en la que Gran Bretaña, Franci

e Italia se comprometían a mantener lpaz de Europa. Era una seriadvertencia a Alemania, que quedabasí excluida del «club de los cuatro»



además sola, la situación se consolidmás aún semanas después, cuando sfirmó un pacto franco-ruso. Alemani

quedaba rodeada por todas partes. Ellcontribuyó quizá a provocar el mism«síndrome de gato acorralado» que e1914. Pero Hitler no tenía ni fuerzas naliados con que vencer el cerco. En everano de 1935 la posibilidad de quas reivindicaciones alemana

provocaran un conflicto europeo parecídefinitivamente conjurada.

La guerra de Etiopía

Italia se consideró entoncesuficientemente segura para dar inicio

a política «imperial» anunciada po



Mussolini. Su presencia en la alianzera necesaria a Francia e Inglaterra parcontener las actitudes agresivas d

Hitler. Etiopía podía ser un buen pagopor su actitud de colaboración con lademocracias. En 1896 había fracasadun intento italiano por convertir aquepaís africano en colonia, y aquel fracasera una espina clavada en el amopropio de Italia. La ocasión era ahor

propicia, y en octubre de 193Mussolini aprovechó unos incidentefronterizos para declarar la guerra Etiopía.

Era la primera vez que una potencieuropea entraba en guerra desde 1918, a noticia cayó como una bomba

Francia se enfadó, e Inglaterra declar



que no podía permanecer indiferentante la agresión a un país amigo, y enviuna flota al Mediterráneo. Fue, aunqu

ejana, la segunda posibilidad de unguerra europea. Los ingleses podíampedir el paso de los transportetalianos por el canal de Suez, pero n

deseaban echar a Italia en brazos de loalemanes: de modo que siguieron udoble juego, dejando pasar a lo

talianos y vendiendo armas a loetíopes. La Sociedad de Nacionesancionó a Italia con una especie dbloqueo, pero muchos países n

siguieron la recomendación. Hitler fuel que más ayudó a Mussolini. Aunquos dos dictadores no simpatizaban e

absoluto —y les separaba el influj



sobre Austria—, la amistad RomaBerlín se veía venir ya por 1936.

La guerra en África fue al principi

enta, pero los italianos, con más técnic mejor material, acabaron pomponerse, y el 5 de mayo de 193

entraron en Addis Abeba. El Negus

Haile Selasie, corrió a refugiarse entrsus amigos los británicos. Desaparecíel antiquísimo imperio del León de Judá

Víctor Manuel de Italia fuproclamado Emperador de EtiopíaComenzaba la «era imperial», segundcapítulo de la era fascista. Mussolin

presumía entonces de poseer el mejoejército del mundo (y algunos se lcreyeron). Pero la importancia de lguerra de Etiopía radicó en la ruptura d



talia con los francobritánicosy saproximación progresiva a AlemaniaLas alianzas dejaban de ser pragmática

se hacían ideológicas: es deciromaban un sesgo más peligroso. En u

discurso pronunciado en 1936, afirmMussolini que «el eje de Europa paspor Roma y Berlín». La frase hizfortuna, y empezó a llamarse el Eje a lcreciente asociación germanoitaliana.

La guerra de España

España, lo mismo que Francia, habílevado un camino distinto a raíz de lGran Depresión. La dictadura degeneral Primo de Rivera (1923-1930)

que no supo encontrar salida a lo



urbulentos planteamientos políticos depaís, favoreció —o si se quierpresenció— un notable resurgimient

económico. Todo se hundió en 1930, ya caída de Primo de Rivera arrastr

consigo la del rey Alfonso XIIdiecisiete meses después. La SegundRepública advenía en el peor de lomomentos: la crisis económica, el paroas huelgas, el descontento general y l

proliferación de los extremismos de un otro signo, que ensangrentaba cofrecuencia las calles.

Contra el desorden se levantó en juli

de 1936 parte del Ejército, secundadpor amplias masas conservadoras partidarios ya de regímenes autoritariosmientras que el bando republicano hub



de armar a miles de obreros, que muchaveces se convirtieron en fuerzaautónomas de combate. La insurrecció

de julio no triunfó ni fracasó, con lo quse llegó a una guerra civil que habría dprolongarse por casi tres años. Aunquen cada bando participaban elementomuy distintos, el carácter ideológico da contienda estaba claro. Y la

oposición derecha-izquierda en un

guerra civil ha tendido siempre favorecer las opciones extremas, fueseo no las más numerosas.

El conflicto se internacionalizó mu

pronto. España no era un país lejanocomo Manchuria o Etiopía, y ocupabuna posición estratégica clave en emapa de Europa. Por otra parte, lo



países europeos tendían también poentonces a alinearse en dos bandoenfrentados. El gobierno del Frent

Popular francés, dirigido por LeoBlum, concedió inmediata ayuda earmas y aviones a su homónimo dMadrid, y este hecho dejó a Mussolincon las manos libres para ayudar con lomismos elementos a los sublevados. Lntervención extranjera provocó do

efectos negativos: por un lado lprolongación del conflicto comconsecuencia de una no escrita persiempre operante en otros casos «ley d

as compensaciones» , y por otro eprevalecimiento de las ideologías entrmas en los bandos contendientes.

En efecto, el país que más ayudó a lo



republicanos fue la Unión Soviéticarevalorizando así el papel de locomunistas (que eran hasta entonces mu

escasos en España), y la intervención dos países del Eje revalorizó el de lo

falangistas, que eran también ucontingente poco numeroso, pero quapareció bien pronto en primer planoConforme aumentaba la ayuda soviética los republicanos, disminuía l

francesa; circunstancia que contribuyó favorecer las posiciones extremistas, sique por ello evitara el mantenimientdel equilibrio de dos fuerzas cada ve

mejor armadas. En septiembre de 1936a instancias británicas, se constituyó eComité de No Intervención (formado poa Gran Bretaña, Francia, Alemania



talia y la Unión Soviética) quaseguraba la no intervención directa das potencias en la guerra de España,

el control de las exportaciones darmas, punto este último muy pocoperante.

Pero ninguna ley prohibía lparticipación de voluntarios Enoviembre, a instancias del Kominternse organizaron las Brigada

nternacionales, formadas pocomunistas de diversos países, perambién por anglosajones idealistas qu

creían luchar por la libertad. Una ve

más Mussolini se sintió autorizado enviar a la España nacional el CTCuerpo de Tropas Voluntarias), y

Hitler la Legión Cóndor, una escuadrill



de aviones que en España hizo sumejores entrenamientos en las tácticaque luego se emplearían en la guerr

mundial.En la guerra de España participaro

combatientes de casi toda Europa —ucharon incluso alemanes contr

alemanes, italianos contra italianos—pero por un consenso entre lapotencias, no degeneró en un conflict

generalizado. Eso sí, contribuyó definir más agriamente las posturas y enemistar todavía más a los ya presuntobandos contendientes. La victoria de lo

nacionales —dirigidos por un general descasa carga ideológica FranciscFranco—, fue una ventaja para lapotencias del Eje que creyeron ganars



un aliado, aunque en gran parte sequivocaron. Sin embargo aquellvictoria fue una ventaja moral

psicológica para las potencias del Ejecuya capacidad militar parecía quedademostrada.

La espiral de la expansión alemana

La segunda guerra mundial comenzcomo consecuencia de las crecientedemandas territoriales de Alemania. Laprimeras fueron legales —el referéndu

sobre el Sarre—, después se hicierodiscutibles, aunque basadas en eprincipio de las nacionalidades quhabían defendido los propios aliados e

1918-1921 (lo que Hitler llamaba l



«reunificación de Alemania») parhacerse cada vez más agresivas y menoustificables, hasta llegar a la ruptur

abierta y al fin a la guerra más espantosde todos los tiempos, en que logermanos fueron conquistando con spoderosa maquinaria militar territoriocada vez más vastos, y ajenos, posupuesto, al espacio alemán. Estaconquistas, en un principio pacíficas

uego semipacíficas, más tardguerreras, adoptan una curiosdisposición en espiral de ámbitos cadvez más amplios. Comienza el proces

hacia el oeste (remilitarización dRenania, reincorporación del Sarre)pasa al sur ( Anschluss, anexión dAustria), sureste (Sudetes



Checoslovaquia), este (Dantzigcorredor polaco)... Aquí comienza lguerra propiamente dicha (Polonia); e

brazo alemán se alarga más y llega anorte (Dinamarca, Noruega), luego anoroeste (Holanda, Bélgica), oeste suroeste (Francia), sur (MediterráneoÁfrica), sureste (Balcanes), y finalmentotra vez al este (Rusia), donde el empujalemán, al principio imparable, acab

siendo al fin detenido. No tuvposibilidad de realizar el último empujal noroeste (Inglaterra) que técnicamenthubiera terminado la guerra en Europa

Desde entonces, los aliados llevaron lniciativa.

No consta en ninguna parte que edespliegue alemán estuvies



programado en forma de este giro eespiral cada vez más amplio: se tratprobablemente de una casualidad. Per

nos sirve para comprobar que los planealemanes son siempre los mismos, ya ea paz, ya en la guerra; expandirse e

rápido impulso por un sectodeterminado, para escoger, después dacabado éste, un nuevo sector donddescargar —siempre individualmente—

otro impulso repentino. PosiblementHitler no pensaba comenzar la guerra e1939. El alto mando consideraba que eejército alemán no estaría preparad

para el evento hasta 1943, y la marinhasta 1945. Pero la imprudencia de laagresiones nazis llevó a una situacióímite, a partir de la cual la guerra s



hacía inevitable en cualquier momento.

El «Anschluss»

Después de la reincorporación —democrática— del Sarre, Hitler llev

sus miras a la anexión de su propipatria natal, Austria. Precisamente eprincipio de las nacionalidades de 191había convertido a Austria en un paíexclusivamente germano: la anexión unión entre las dos naciones tenía másentido que en tiempos del imperi

austrohúngaro. Ahora bien, en Austriadominaba un régimen autoritario, notalitario, presidido por el cancille

Dollfuss y su Frente Nacional. Dollfus

aborrecía a Hitler, tenía una concepció



más tradicional que él y trataba por sparte de fomentar el nacionalismautónomo austríaco.

Dollfuss cayó asesinado por lopronazis en 1934. y le sustituyó otrmiembro del Frente Nacional, menoenérgico aunque buen diplomáticoSchussnig, que trató de esquivar lcreciente oleada pangermanista que ibnvadiendo Austria. Durante un tiempo

contó con Mussolini, que no deseaba eabsoluto ver a los alemanes en lfrontera de los Alpes; pero tras econflicto de Etiopia, el 1936, surgió e

Eje, y Schussnig se sintió rodeado poos dos lados. Para mantener lndependencia de Austria, proyectó

restaurar la secular dinastía de lo



Habsburgo, pero tropezó con lrespuesta indignada de la izquierda, qual vez no se dio cuenta de que con s

actitud estaba favoreciendo los planede Hitler.

En marzo de 1938 el cancilleaustríaco no encontró otra salida quconvocar un referéndum para que epropio pueblo decidiese sobre ssoberanía. Los nazis, que ya era

muchos en Austria, organizaron grandemovilizaciones, que obligaron apresidente Wiklar a ceder la cancilleríal pro-nazi Sevss Inquart. Lo primer

que hizo Seyss Inquart fue proclamar enschluss o unión con Alemania, y pedi

a entrada de las tropas alemanas. Yabajo dominio nazi, se organizó al fin e



referéndum, con el más que sospechosresultado de un triunfo de loanexionistas por más de un 99 por 100

Austria, de grado o por fuerza, pasaba ntegrarse en el Reich.

Los sudetes y Checoslovaquia

La incorporación de Austria habísido tan fácil (y con tan tibia reacciónternacional) que Hitler pensó que iba

conseguir la misma facilidad en otrodesignios anexionistas. Después de uno

meses de tranquilidad —la tácticalemana fue siempre la alternancia dzarparzos y descansos— se decidió plantear la cuestión de los sudetes.

Los sudetes eran alemanes englobado



en la república de Checoslovaquia. E1919, el hábil ministro checo, Beneshabía conseguido llevar las fronteras d

a nueva república hasta el ángulmontañoso formado por el Harz y lomontes de Bohemia, aunque tuviese quabsorber a tres millones y medio dalemanes: se prefirió el principio de lafronteras naturales al de la «voluntamanifiesta de los pueblos». Ya por lo

años treinta comenzó a plantearse eproblema de los sudetes, que podecisión gubernamental no gozaban dos mismos derechos (por ejemplo, e

acceso a los cargos públicos) que lociudadanos de etnia checa. Los sudetescon su líder Conrad Heinlein a lcabeza, protestaron y desencadenaro



disturbios, a veces reprimidos copocas contemplaciones por el gobiernde Praga.

En septiembre de 1938, Hitler, pasadoel sobresalto del «Anschluss», sdecidió a plantear internacionalmente eproblema de los sudetes. Hasta entoncese había hablado de un régimen dautonomía dentro de la república checapero a partir de una entrevista entr

Hitler y Heinlein, el objetivo era yntegrar a los sudetes en la «patrialemana». Pero Hitler no tenía lamanos libres, porque Checoslovaqui

había firmado sendas alianzas coFrancia y Rusia. Sin embargo, sdecidió a una «jugada de poker». Rusiapreocupada entonces con la guerra d



España, que atravesaba su momento mádecisivo —batalla del Ebro, impuestpor los asesores soviéticos—, s

desentendió de los checos, y Francia nenía posibilidades de auxiliarle

directamente. ¿Se atrevería a una guerrpor una causa técnicamente perdidaLos incidentes en la zona sudete sncrementaron, hasta llegar a extremo

sangrientos. Hitler, so capa de defende

a sus compatriotas, movilizó tropas y laconcentró en la frontera checa. Francireaccionó inmediatamente y puso a sufuerzas en pie de guerra. En Inglaterra s

decretó el estado de alerta. ¿Hastdónde iban a llegar las cosas? El mundvivió horas dramáticas. Hitlerconvencido de que los francobritánico



no irían a una guerra general por unsimple cuestión fronteriza, dio un pasmás: un ultimátum a Praga. Los checo

ordenaron la movilización general.Fue en aquellos dramáticos instante

cuando actuó Mussolini una vez mácomo componedor de la paz. Propusuna conferencia a cuatro: Alemanianglaterra, Francia e Italia. Como nadi

estaba decidido a una guerra general

Hitler se sabía respaldado poMussolini, las otras partes aceptaron. EMunich se reunieron el 29 de septiembros cuatro líderes: Hitler, Chamberlain

Daladier y Mussolini. Chamberlainanciano ya y pacifista, se mostrdispuesto a concesiones, y Francia nquería quedarse sola. De modo que l



decidido fue la entrega a Alemania de lregión de los sudetes, que muchochecos habrían de abandonar en die

días. Se preveían también futuro«arreglos» en Teschen —territorioreclamado por los polacos— y eEslovaquia —que quería sendependiente—. Chamberlain regresó

Londres declarando: «Hemogarantizado la paz en Europa para lo

futuros cien años». Los cien años sconvirtieron en once meses.El motivo de la discordia no tardó e

resurgir. Los polacos de Teschen se

sublevaron y los eslovacos reclamarosu independencia. Los checos volvieroa movilizar sus tropas. Y entoncesHitler, creyéndose ya árbitro de Europa



ordenó la inmediata intervención eChecoslovaquia, decidiendo e«arreglo» a su gusto. Fue un cambi

cualitativo de incalculableconsecuencias. Por un lado, hastentonces, aunque por procedimientodiscutibles, los alemanes habíareclamado territorios de habla y culturgermanas; podían invocar el principide las nacionalidades. Ahora, par

decidir cuestiones ajenas, invadían unrepública eslava. Y por otra parteHitler se arrogaba un papel de árbitrsupremo, al margen del consenso entr

potencias que meses antes se habíoperado y parecía garante de toddecisión ulterior: este cambio de papefue también operativo en e



planteamiento general. Francia nglaterra se sintieron sorprendidas raicionadas a la vez. La sorpresa de

hecho consumado les impidió intervenirpero la indignación —y el peligro dque las reivindicaciones de Hitler sprolongaran hasta el infinito— leobligaba a no volver a pasar por altuna nueva agresión.

El corredor polaco

Embriagado por su victoria

midiendo mal las posibleconsecuencias, se decidió Hitler formular la última —teóricamente— dsus reivindicaciones: el corredo

polaco. También aquí jugaba a su favo



el principio de las nacionalidades. Acrearse Polonia, los aliados creyeroconveniente darle una salida al mar po

el puerto de Gdynia. Para ello hubo qupartir Alemania en dos, con eaislamiento de Prusia Oriental. Loerritorios ocupados por Polonia e

Posnania, Prusia y Silesia eran dpoblación mixta; pero en la mayoría destas regiones predominaban lo

alemanes, que en casos eran loexclusivos habitantes.Quizá Hitler decidiera esperar má

iempo sin el planteamiento de un

cuestión paralela: Dantzig (hoy Gdanskhabía sido declarada «ciudad libre», pesar de estar habitada por alemanes. Emovimiento pangermanista llegó tambié



a Dantzig, y su gauleiter, Forsterencabezó un movimiento encaminado su unión con Alemania. Hitler no podí

abordar el problema de Dantzig siocuparse del «corredor», aun sabiendas de la prevención total de lapotencias occidentales. Comenzó cautosolicitando tan sólo una vía férrea y unautopista que uniese las dos AlemaniasAnte la negativa polaca —el Führer s

crecía ante las oposiciones—, pasó reclamar la anexión de Dantzig y u«corredor dentro del corredor», o franjde unión entre las dos Prusias; despué

el corredor entero. Las relacionegermanopolacas llegaron a una extremdureza. La intervención alemana parecía segura. ¿Sería preferible que lo



alemanes coronasen con actos de fuerzcontra otras soberanías su propiunificación, o había llegado ya e

momento de hacerles frente? El ejemplde Checoslovaquia meses antes habísaturado la paciencia de lofrancobritánicos. En julio de 1939Francia, Inglaterra y Polonia firmarouna alianza en virtud de la cual si «unde las tres» naciones era atacada, la

otras dos la defenderían. Esta alianza¿iba en serio? Hitler estimó que no deodo, y ahí se equivocó.

El Führer no deseaba una guerr

general, aunque resulte más exacto decique no la deseaba todavía. Tenía quepensárselo dos veces antes dentendérselas con Polonia. Per



encontró de pronto, gracias al bueentendimiento de dos diplomáticopragmáticos, von Ribbentropp

Molotov, una inesperada solución. El 23de agosto el mundo se sorprendió antuna noticia increíble: el pacto germansoviético. Rusia y Alemania, aunqusometidas a regímenes dictatoriales dpartido único, eran mortales enemigasAhora se ponían de acuerdo

eóricamente, para no hacerse la guerruna a otra. Pero las cláusulas secretaban más allá: las dos potencias s

repartirían Polonia, Rusia tendría la

manos libres para recuperar FinlandiaEstonia, Letonia y Lituania. Ahora lsituación era distinta, y las potenciaoccidentales no sólo no podían conta



con Rusia, sino que se concitarían tavez su enemistad. Por otra parte, Hitleenía con Polonia la misma ventaja qu

con Checoslovaquia: podía invadirla sique sus presuntos aliados tuvieseposibilidad de auxiliarla.

Así las cosas, los alemanes decidierougar su partida, enviando un ultimátu

a Varsovia, que no fue aceptado. En eúltimo momento intervino, como d

costumbre, Mussolini, para proponer a desesperada una conferencia al máalto nivel. Pero el alto mando alemánformó que no podía garantizar el éxit

de una invasión rápida de Polonia sesta comenzaba después del 1 dseptiembre. Hitler decidió dar el últimpaso, confiado aún en que lo



occidentales no intervendrían ante ehecho consumado, y ordenó la entradde sus tropas en territorio polaco el 1 d

septiembre. El mundo se conmovió antel hecho, y los contactofrancobritánicos se hicieron angustiososPor momentos, Francia, que era la qumás tenía que perder, parecía echarsatrás. El 3 de septiembre, Gran Bretañdeclaraba la guerra a Alemania

Daladier sufrió un ataque de nervios, Francia demoró su decisión todavía unahoras, esperando lo imposible. Al fidecidió hacer frente a sus compromisos

cerró los ojos, y declaró la guerraEntonces el que sufrió un ataque dnervios —o algo más— fue Hitlersegún algunos testigos se revolcó por e



suelo. Había estallado la segunda guerrmundial.



29. LAS GRANDESOFENSIVAS

ALEMANAS

Entre las muchas similitudes que lsegunda guerra mundial ofrece con lprimera figura también su planteamientgeneral. De nuevo dos bandos de fuerza

muy desiguales, pero contrapesada estdesigualdad por la capacidad combativ la organización de los alemanes —máarde por la agresividad de lo

aponeses—. En ambos casos, unguerra breve podría conceder la victorial bando mejor organizado inicialmenteuna guerra larga haría prevalecer si



remedio la enorme superioridad real dos aliados, por desunidos qu

estuviesen. Otro rasgo significativo es l

extensión en cadena del conflicto quimitado en sus inicios al centro d

Europa acabaría abarcando al planetentero: la segunda guerra seríncomparablemente más «mundial» qua primera. El 3 de septiembre de 193uchaban Alemania (60 millones d

habitantes) contra Gran Bretaña, Franci Polonia (130 millones). Con el tiempentrarían a favor de Alemania (o contros enemigos de Alemania) Italia, Japón

Finlandia, Hungría, Eslovaquia Rumania; a favor de los aliadoucharían 51 naciones de los cinc

continentes, incluyendo los gigante



Estados Unidos y la Unión Soviéticacon lo que la desproporción real dfuerzas fue haciéndose progresivament

más patente (en caudal demográficoaproximadamente 230 millones contr1200). Aunque no todos los paísealiados realizarían movilizacioneefectivas, sí aportarían sus recursos.

Sin embargo, y por razones nadsencillas de explicar, la segunda guerra

a pesar de que los frentes se movieromucho más que en la primera, durmucho más: casi seis años (septiembr1939-agosto 1945). No hay más remedi

que admitir la capacidad combativa, veces el fanatismo, de alemanes aponeses, y la calidad de su materia

que durante un tiempo fue superior al d



sus adversarios (por el contrarininguno de los amigos, a veces forzadosde los alemanes tuvo un comportamient

brillante), y la capacidad de aguante dun bando y otro ante las más difícilecircunstancias. En el campo aliado huben principio improvisaciones descoordinación de fuerzas; al final, unmpresionante eficacia en el empleo d

sus medios. Como en la primera guerra

a entrada de los Estados Unidos resultdecisiva.

La conquista de Polonia

La táctica de Alemania fue, mientrauvo la iniciativa, la de ataca

fulminantemente por el frente má



favorable, manteniendo los demánactivos. Fue la táctica de la Blitzkrie

o guerra relámpago. Esta vez lo

germanos atacaron por el este, donde senfrentaban al enemigo más débiPolonia. Realmente, era éste el únicfrente previsto en un principio, pueHitler había esperado que la neutralidade Italia —que incluso deseaba—ndujese la de Francia e Inglaterra: cos

que, como hemos visto, no ocurrió. Dodas formas, para los efectonmediatos era casi lo mismo. Lo

alemanes se sentían con la espald

segura, pues la frontera germanofrancesse hallaba guarnecida por doformidables «líneas» defensivas, lalemana Sigfrido y la francesa Maginot



que se consideraban inexpugnables.El ejército alemán no disponí

entonces más que de cuatr

anzerdivisionen o divisioneacorazadas; pero con todo, esta fuerzera muy superior a la de los polacosque depositaban toda su confianza... ea caballería. Mientras estos jinete

avanzaban con poca resistencia por ecentro —Posnania—, los alemanes l

hacían por el norte y sur —Pomerania Silesia—, dibujando en pocos días ungigantesca pinza que envolvía al ejércitpolaco. En dos semanas se plantaban lo

alemanes en Varsovia, al tiempo quenían embolsada a la casi totalidad de

ejército enemigo. Se esperaba unventaja alemana, pero tal celeridad fu



una sorpresa para el mundo enteroMientras, los francobritánicos sestrellaban impotentes contra la líne

Sigfrido.Fue entonces cuando intervinieron lo

rusos. Aunque el pacto entre Molotov von Ribbentrop era teóricamente de «nagresión», ambas potencias se habíapuesto secretamente de acuerdo para ureparto de Polonia, quedando Rusia co

as manos libres para ocupar larepúblicas bálticas. Los soviéticoentraron en Polonia por el este, acabaron con la última resistencia. S

apoderaron rápidamente de EstoniaLetonia y Lituania, y solo fracasaroante Finlandia, donde el generaMennerheim se defendió con especia



brillantez. Hoy se cree que el fracaso dFinlandia fue una «jugada de zorro» poparte de Stalin, para hacer creer a Hitle

que Rusia era fácilmente conquistableEl hecho es que la paz ruso-finesa fu

el único acuerdo entre dos partebeligerantes dentro de la segunda guerrmundial.)

Polonia fue dividida en tres porcionesel oeste para Alemania, el este para l

Unión Soviética, y el centro, coVarsovia, llamado «Estado General», nofue anexionado, pero sí ocupadmilitarmente y administrado por lo

alemanes. Su gobernador, el doctoFrank, se hizo tristemente célebre por sdurísima persecución contra los judíos.



El episodio de Noruega

La fulgurante ocupación de Polonisorprendió a los francobritánicos, perno les hizo temer una derrota inmediataSus fuerzas terrestres tenían un

superioridad de 4 a 3, sus fuerzanavales estaban en proporción de 20 a 1 sólo en aviación eran ligerament

nferiores. Incluso, contra lo que suelpensarse, en número de tanques lafuerzas estaban igualadas; sólo con eiempo se comprobaría que tanto lo

aviones como los tanques alemaneposeían una superioridad técnicncuestionable. En el fondo, la guerr

había estallado antes de tiempo par



odos y se decidiría a favor de aquebando cuya capacidad industrial pudiesfabricar más y mejores armas. Lo mism

que en la primera guerra, los alemanehabían previsto mejor sus planes darmamento, y por consiguiente poseíauna ventaja técnica inicial.

Hitler, a quien no se escapaba lposibilidad de una guerra larga y lsuma de sucesivos refuerzos a lo

francobritánicos, hizo el 8 de octubruna propuesta de paz. La ocupación dPolonia era un hecho; Francia nglaterra, que habían entrado en e

conflicto para defender al país eslavhabían fracasado en su propósito: «nveo motivo alguno para prolongar estguerra un día más». Chamberlain



Daladier contestaron que la justicia npodía permitir que la agresión quedarmpune si no se quería exponer al mund

a nuevas arbitrariedades.La guerra pasó por varios meses d

absoluta languidez: ninguno de lobandos quiso exponerse a una ofensivque tenía las máximas probabilidades dfracasar. Los soldados pasaron la

avidades en las trincheras o en lo

fortines, pero con una comodidad que nse había visto en 1914-1918, ni volvería verse después. Callaban los cañones hablaban los altavoces de campaña: lo

contendientes llegaron a dedicarsmutuamente sus canciones favoritas. Shablaba de «la guerra en broma». ¿Hastcuándo? De pronto, el 9 de abril d



1940 el tedio fue suplantado por lacción dramática, bien que en uescenario inesperado, Noruega

nesperado, que no imprevisto, porquambos bandos habían estudiado lposibilidad de invadir aquel paínórdico para flanquear a sus respectivoadversarios. Los aliados no descartabancluso una intervención en Suecia, par

privar a los germanos del vital acer

sueco. Los hechos se precipitarocuando un destructor británico atacó a umercante alemán en aguaurisdiccionales noruegas. El asunto s

envenenó inmediatamente, y unos y otrodecidieron dirimir sus diferencias... eerritorio noruego. Los alemane

desembarcaron en el fiordo de Oslo, e



Stavanger, en Bergen, y, lo que es másorprendente, en el fiordo de Narvikmás allá del círculo polar. Los inglese

—a los que apoyaron más tardesimbólicamente algunos contingentefranceses— lo hicieron en Andalsnessal sur de Trondheim, en Namsos y en epuerto ártico de Tromsó. La alargad

oruega quedó así troceada en franjaque dominaban unos u otro

beligerantes. Los alemanes perdieron ea operación la mayor parte de su flotde destructores, y quedaron enferioridad naval desde el prime

momento; pero lograron la ventaja de lsorpresa, y sus fuerzas de tierra, mejopreparadas y equipadas, obtuvieron unserie de continuas victorias parciales



aunque no consiguieron dominar todoruega hasta el mes de julio.

La campaña del oeste

De pronto, el 10 de mayo, el episodi

de Noruega quedó prácticamenteclipsado ante acontecimientos mágraves. Los alemanes atacaban posorpresa en el oeste. Como explica esus memorias el mariscal Kesselring, os alemanes les convenía una guerr

corta, pero no demasiado corta, puest

que de momento llevaban ventaja en lconstrucción de armamento de superiocalidad al de sus adversarios, y habíade escoger para lanzar su ataqu

decisivo el momento de mayo



diferencia en esa ventaja. Ese momentpodía ser el verano de 1940, y por ellanzarse al ataque dos meses ante

resultaba la mejor opción.Si para aplicar el plan Schlieffen —e

realidad la frontera germanofrancesa erdemasiado corta para una operación denvergadura por cualquiera de los dobandos, que se exponía a quedacercado— los alemanes habían invadid

Bélgica en 1914 en 1940 invadieron trepaíses neutrales, Bélgica, Holanda Luxemburgo. Esta vez, en guerra ya coGran Bretaña, poco tenían que temer d

una reacción internacional contra su actde agresión. Y ante este segundo ataquelevado a cabo con elementos móviles

una gran superioridad en tanques, poc



pudieron hacer los pequeños paíseneutrales agredidos. Los famosos fuertede Lieja, que en 1914 habían detenido s

avance por quince días, cayeron en unahoras bajo el asalto de fuerzaespecializadas. Y cuando los holandesequisieron aplicar su táctica de inundaos polders con la rotura de sus diques

se encontraron con que soldados caídodel cielo guarnecían las compuertas: fu

a primera vez que entró en acción earma paracaidista. La inutilización depuerto de Rotterdam en dos horarepresentó también la primera operació

masiva de la aviación (ochocientoaparatos en acción simultánea).

Los franceses entraron en Bélgica poel sur, pero quedaron sorprendidos po



a velocidad del avance germano. El 1de mayo chocaban los dos ejércitocerca de Sedán. El día siguiente l

famosa línea Maginot quedaba rota. Loanques alemanes se desparramaban po

el territorio francés, y cuando egeneralísimo Gamelin creyó que sestaba aplicando el plan Schlieffen que los alemanes girarían a la izquierdao hicieron a la derecha, y en poca

horas llegaron de Sedán a Abbeville, ea costa del Canal de la Mancha. Eejército inglés quedaba separado defrancés. Los alemanes se dedicaro

primero a liquidar a los ingleses. Pocausas oscuras (el mando alemán hablde «chapuza» de Hitler, peroposiblemente hubo motivacione



políticas), el Führer no permitió que loanques persiguieran a los británicos, d

suerte que éstos, aunque derrotados

con pérdidas, pudieron retirarsordenadamente y embarcar la mayoparte de sus tropas en el puerto dDunquerque. ¿Generosidad alemana covistas a una paz inmediata con longleses, o las causas ocultas fuero

otras?

Expulsados los británicos decontinente, el 5 de junio reanudó eejército alemán la invasión de FranciaEl nuevo generalísimo francés

Weygand, que había instaladoapresuradamente una nueva línedefensiva, quedó sorprendido por lrapidez de los tanques alemanes, que y



no acompañaban a la infantería, comrezaban los manuales de guerra, sino qurompían el frente delante de ella

legaban a puntos vitales de lretaguardia, sin participar en locombates del frente propiamente dichoParís fue conquistado, y el gobiernfrancés se retiró a Burdeos. En tanto, sejército había sido dividido en cuatrrozos, que se retiraba

desordenadamente. El 16 de junideclaró el ministro Pomaret: «Se nos hdicho que luchemos hasta el final. Puebien, hemos llegado al final». El 21 d

unio se firmaba la paz, impuesta, posupuesto sin condiciones, por lovencedores. Francia cedía a AlemaniAlsacia y Lorena, y, lo que era má



mportante, tenía que aceptar locupación por los alemanes de toda lfranja atlántica, de Calais a los Pirineos

ncluido París, hasta que hubieserminado la guerra con Inglaterra. E

centro y sur del país quedaban bajo ugobierno presidido por el generaPetain, el héroe de Verdun, que esta vefue el que tuvo que firmar el armisticioHitler se hizo fotografiar en postur

bastante ridícula bajo la torre EiffelAlemania parecía haber ganado lguerra.

La batalla de Inglaterra

El mando alemán esperaba —y sobr

odo lo esperaba Hitler— que Inglaterra



conquistada Francia y sin amigos en econtinente, se avendría a negociar

unca se ha explicado lo suficiente e

descenso en paracaídas sobre locampos ingleses nada menos que devicecanciller del Reich, Rudolf Hessque pretendía un encuentro en la cumbrcon los dirigentes británicos. Más tardeambos bandos estarían de acuerdo easegurar que Hess había perdido e

uicio; extremo que parece ser ciertopor lo menos a posteriori. Sea lo qufuere, Hitler concedió un mes de tregua los ingleses, que fue rigurosament

respetada: del 19 de junio al 19 de julide 1940 no hubo guerra. Fue un error dos alemanes, que permitió a lo

británicos acelerar sus preparativos d



defensa, y comenzar la fabricación dsus nuevos cazas «Spitfire», capaces ddisputar los aires a la Luftwaff

alemana. Había caído el complacientgobierno de Chamberlain, y le habísustituido el enérgico Winston Churchilque sólo pudo prometer a los británico«sangre, sudor y lágrimas». «Pero si mpreguntáis por nuestro objetivo, solpuedo expresarlo en una palabra: l

victoria».El ejército de tierra alemán erncomparablemente superior en hombre armamento al inglés; pero para obtene

su fácil victoria los alemanes tenían qudesembarcar en Inglaterra, y en fuerzanavales la superioridad británica erodavía más aplastante. Se repetía e



cierto modo el mismo planteamiento quciento treinta años antes, en los tiemponapoleónicos. Existía una diferencia: l

guerra alcanzaba ya al tercer elementde la geografía, el aire. Y los alemanedisponían ya de 8.000 aviones por 4.00os británicos. Sin embargo, la idea da fácil victoria del avión sobre el barc

resultó equivocada. Inglaterra retiró sflota hacia el Norte, y aunque sufri

duros daños, las defensas antiaéreas os cazas evitaron su destrucción. Eíneas generales, la fabulosa «Hom

Fleet» seguía siendo un vallada

nexpugnable de las islas. Eso sí, laciudades del sur y centro de GraBretaña sufrieron espantosobombardeos, Londres vio vola



manzanas enteras de casas, y la ciudandustrial de Coventry result

prácticamente reducida a escombros e

una noche. Pero los ingleses resistieroestoicamente, y, aunque inferiores en eaire, disponían de bases más próximas de defensa antiaérea muy eficaz; dhecho, en la «batalla de Inglaterraperdieron menos aviones que suadversarios, con lo que las fuerza

endían a igualarse.En realidad, Inglaterra no estaba tasola. Contaba con las inmensas reservade su imperio colonial, repartido po

odo el mundo, y con la simpatía de loEstados Unidos, que desde el primemomento enviaron refuerzos y hastlegaron a proteger con sus barcos lo



convoyes de aprovisionamiento: unprogresión que haría que la declaraciódel estado de guerra entre Estado

Unidos y Alemania en diciembre d1941 apenas fuese más que ereconocimiento de un hecho. El dominide los mares siguió en manos de longleses —y luego de los americanos—

a pesar de las incursiones de losubmarinos alemanes; éstos cometiero

el error de no darse cuenta de laposibilidades de los sumergibles (quan buenos resultados les había

deparado en la primera guerra) hast

que era demasiado tarde: la máximactividad submarina alemana se registren 1943, cuando la guerra habícambiado ya de signo.



El hecho fue que la proyectadnvasión de Inglaterra en el verano d

1940 —operación Seelówe — no llegó

efectuarse. Hitler admiraba a longleses («al fin y al cabo, ellos tambié

son germanos»), pero se equivocó apensar que sería posible negociar unpaz favorable para las dos partes. L«Seelówe» fue aplazada una y otra vezLos alemanes llegaron a ver fácil l

misma idea que Napoleón: desembarcaen Inglaterra en una sola noche; y a taefecto dispusieron una enorme cantidade barcazas en el Canal de la Mancha

Pero no estaban seguros de podereforzar a los contingentedesembarcados, sobre todo con materiapesado. La fuerza paracaidista era efica



para acciones limitadas, pero no —odavía no— para una verdadernvasión. Y la flota británica, que podría

estar en el canal en un plazo dveinticuatro horas, se jugaría el todo poel todo antes de permitir un desembarccontinuado de contingentes alemanes. Lbatalla de Inglaterra finalizó en el otoñde 1940, con tremendos daños en lanstalaciones británicas de tierra

destrucción de industrias y nudos dcomunicaciones; pero con unsuperioridad aérea alemana cada vemenor, y el riesgo muy grande de

fracaso de un intento de desembarco. Ldea iría quedando sustituida —com

deseaban y trataban de fomentar lobritánicos— por otros proyectos d



Hitler, cada vez más lejanos.

El Mediterráneoy África

En junio de 1940 Italia decidió entraen la guerra. Los italianos presumían d

poseer uno de los más poderosoejércitos del mundo, pero Mussolini eren el fondo lo suficientemente realistpara saber que aquello no pasaba de unbravata, muy propia de su carácterDecidió guardar neutralidad, sabiendque Italia podía jugar un papel má

nfluyente en la contienda si nparticipaba que si participaba en ellaFue un error de cálculo el que le hizentrar pocos días antes de la rendició

de Francia, convencido de una victori



segura e inminente, a la que no podípermitirse el lujo de llegar tardeAspiraba a la mayor parte del Áfric

francesa y a Egipto, con el canal dSuez, así como a la hegemonía total eel espacio mediterráneo.

Pero Inglaterra no se rindió, conformse esperaba, y pronto se vio que Italiaen lugar de ser una ayuda para loalemanes, iba a convertirse en un

carga. Por de pronto, venía a distraer ecentro de atención sobre eMediterráneo, que era justamente lo quos ingleses esperaban, para alejar e

peligro de sus islas. «Para Gran Bretañ—decía Mussolini— el Mediterráneo eun camino, o, menos aún, un cómodatajo. Para nosotros es la misma vida»



Pero los italianos dieron desde eprimer momento muestras de su escascapacidad combativa. Los inglese

disponían de portaaviones (los italianono, porque, según Mussolini, «Italia espor sí misma, un gigantescportaaviones»). El resultado fue que ea noche del 11 de noviembre de 1940os aviones ingleses, despegados de su

portaaviones, atacaron por sorpresa l

base de Tarento, destruyendo el gruesode la escuadra italiana; desde entonceGran Bretaña tuvo el control deMediterráneo.

Lo mismo ocurrió en tierra. Emariscal Graziani lanzó desde la colonitaliana de Libia un ataque sobre Egipto

pero tras la temprana muerte de aque



prestigioso general, se invirtieron loérminos, y fueron los ingleses los qunvadieron Libia. Mal lo hubiera

pasado los italianos si la Wehrmacht noes hubiera enviado refuerzos, en form

de lo que acabaría siendo el famos«Afrika Korps». A su frente vino eoven general Erwin Rommel, un

mezcla de cálculo y audacia, que serípronto llamado «el zorro del desierto»

Con una nueva concepción de la guerren aquel territorio arenoso, que recuerdun tanto a las operaciones navalesmovió sus tanques con habilidad, y co

no muchas fuerzas recuperó lo perdidpor los italianos, para lanzarse luegsobre Egipto. Parecía a punto de llegar Suez cuando sobrevino la guerra de lo



Balcanes.

Yugoslavia y Grecia

En la primavera de 1941, Hitlerdescentrando una vez más la direcció

de las operaciones —con gran contentde los británicos— decidió operar en lpenínsula balcánica. Ya meses antetalia había declarado la guerra

Grecia, una guerra en la quncreíblemente fueron los griegos lo

que llevaban la mejor parte. Entretanto

rusos y alemanes pugnaban sordamentpor la influencia en los Balcanes. En epacto germanosoviético, Alemania habírenunciado a sus supuestos derecho

sobre Lituania, a cambio de un má



mportante papel en la cuenca deDanubio, pero el reparto de zonas dnfluencia distaba mucho de estar claro

Hitler podía contar con Hungríagobernada por el regente Horty, con lEslovaquia de Tisso, y con Rumaniadonde Antonescu dirigía una dictadurmás o menos paternalista. Pero eYugoslavia, país donde la izquierdasocial, incluso el comunismo, estaba

más arraigados, el intento alemán dganarse un partido afín fracasó, y sprodujo un golpe de estado que derribal regente Pablo y elevó al trono a

oven rey Pedro II. Al mismo tiempoYugoslavia pedía ayuda a Rusia. Hitlesufrió otro de sus espectaculares ataquede nervios, porque veía virtualment



roto el pacto germanorruso. Para privaa sus presuntos rivales de todcapacidad de opción, invadi

Yugoslavia el 6 de abril, en unoperación relámpago que duró docdías. Croacia, donde proliferaban lamilicias ustachi de corte más o menofascista, fue segregada de Yugoslavia, yquedó como república aliada del EjeEntretanto, las tropas alemanas entraba

en Grecia por Macedonia, para ayudar os malparados italianos. Aunque laropas británicas desembarcaroambién en Grecia, la victoria aleman

fue total: el 25 de abril se rendía Atenas tres días más tarde caía el últim

reducto del Peloponeso. Toda lpenínsula balcánica, excepto el diminut



enclave de Turquía estaba, como aliado como ocupada, bajo el control de logermanoitalianos.

Por entonces, la ofensiva de Rommeen el desierto parecía tambiémparable. Entre Grecia y Suez solo snterponía el obstáculo de la isla d

Creta, ocupada por los británicos. Lotalianos ya no dominaban el mar y —

como en Inglaterra— no cabía ni soña

en un desembarco. Sin embargo, emando alemán se decidió por unoperación arriesgada y nueva en lhistoria: la conquista desde el aire

Varias brigadas paracaidistas fueronanzadas sobre Creta y aun a costa d

unos primeros momentos de indecisdramatismo, acabaron conquistando l



sla en mayo. Los ingleses hubieron dreembarcar. Suez parecía al alcance da garra alemana. Y lo que era má

mportante, los comentaristas de guerruzgaban que el inesperado éxito de

arma paracaidista hacía ya posible lconquista de Inglaterra, que se esperabacomo último capítulo de la contiendapara aquel verano. Sin embargo. Hitlea se había decidido a tomar una nuev

dirección.

La invasión de Rusia

Tarde o temprano, tenía quesobrevenir la ruptura entre los dogigantes continentales, y la campañ

alemana de los Balcanes no hizo má



que precipitarla. Stalin se había lanzada una frenética carrera de armamentos, el mando germano sospechaba que un

ucha a muerte entre Alemania nglaterra permitiría a los soviético

«lanzar una puñalada por la espalda dEuropa». Fuera o no cierto tal propósitoHitler tenía que sopesar la dramáticalternativa de intentar a toda costa lnvasión de Inglaterra, antes de qu

fuera demasiado tarde, o atacar a Rusien el verano de 1941, retrasando un añmás el previsto final de la guerra. Unvez más, aceptó la «diversión d

fuerzas» que querían los ingleses, y sdecidió a la aventura continental dRusia, donde esperaba obtener ventajde su enorme superioridad en elemento



móviles.Fue así como se decidió la inmens

«operación Barbarroja», el más ampli

movimiento bélico que recordábanlosiglos. En ciertos planteamientosrecuerda la campaña napoleónica d1812 (Hitler, que era muy supersticioso se hacía aconsejar de expertos e

horóscopos, decidió entrar en Rusia e22 y no el 21 de junio, para no correr l

misma suerte que Napoleón). Se tratabde una cruzada de Europa contra ecomunismo. Entraron en guerra contrRusia: Finlandia, Alemania, Eslovaquia

Hungría, Italia, Croacia y Rumania, coun frente de 3000 Km. que iba del maBlanco al mar Negro. Además de variadivisiones italianas, entraron también e



combate voluntarios noruegosflamencos, franceses colaboracionistas españoles.

Daba la impresión de que los rusohabían sido pillados por sorpresaaunque realmente no era así. Stalin habícolocado fuerzas en la frontera, pero ndemasiado numerosas, guardando sureservas más al interior. Quería jugar nosólo con su enorme capacidad d

movilización, sino con el enormerritorio del espacio ruso, hastdesbarajustar o tan siquiera complicar logística alemana. Los invasore

avanzaban, rompiendo todos loprecedentes de la historia de la guerra, razón de cuarenta kilómetros al día; persolo en parte consiguieron su



propósitos de cercar a los ejércitosoviéticos; en las bolsas dibujadasobre la interminable llanura por lo

anques alemanes cayeron, tras cuatrmaniobras envolventes, millón y medide soldados rusos. Pero Rusia, qupodía movilizar veinte millones dhombres, mantenía sus reservas. Stalias lanzó a la batalla en el sector d

Smolensko, a 300 Km. de Moscú

constituyendo una impresionante barrerhumana. No pudo frenar el avancalemán, pero lo hizo más lento. Loflanqueos por las alas permitieron a lo

atacantes conquistar Ucrania y llegar as puertas de Leningrado. Un último

desesperado esfuerzo por conquistaMoscú en octubre (Bolsas de Briansk



Viasma) significó casi otro millón dprisioneros y la formación de una tenazen forma de semicírculo en tomo a l

capital; pero llegó el invierno sin quésta hubiera sido conquistada.

Fue el primer frenazo del empujalemán en toda la guerra. El inviern1941-1942 fue durísimo para unos otros combatientes. En el verano d1942, los alemanes, que daban y

síntomas de agotamiento, consiguieroconquistar el Cáucaso, pero eStalingrado les esperaba su primera graderrota en batalla campal.

Japón ataca en el Pacífico

En el invierno 1941-1942, cuand



Alemania comenzaba a mostrar loprimeros síntomas de extenuación, sdecidieron los japoneses a correr l

aventura de la guerra. Desde hacípocos años se habían aliado con lapotencias del Eje Roma-Berlín, más qupor similitudes ideológicas —que se haexagerado— por circunstancias ntereses similares, y por contar con lo

mismos enemigos virtuales. Japón, e

concreto, se sentía ahogado por el dogaangloamericano, que copaba lomercados de Extremo Oriente dificultaba cada vez más la

exportaciones japonesas.En estas condiciones, una vez iniciad

a guerra por Alemania, había en Japódos tendencias: una pacifista, dirigid



por el príncipe Konoye, que abogabpor las negociaciones con lonorteamericanos, sacrificando l

nferioridad de la situación japonesa earas del bien más precioso de la paz; otra belicista que dirigía el generaHideki Tojo, héroe de la anterior guerrade Manchuria. Al fin y al cabo, subsistíel interminable conflicto con China, os japonenes, aunque había

conquistado grandes territoriosdifícilmente podían doblegar al gigantoriental si los anglosajones continuabaenviándole armas y provisiones. ¿Po

qué no entrar en guerra declarada de unvez? Evidentemente, Japón no podrísostener una lucha prolongada contrEstados Unidos, pero en una campañ



relámpago podía hacerse con epetróleo, el caucho y el estaño dndonesia; y, una vez dueño del «Gra

Espacio Oriental», todos loplanteamientos cambiarían. Al mismoiempo, podía alentar la independenci

de la India y otras posesiones inglesasse ganaría nuevos aliados, y haría lvida imposible en Extremo Oriente a lapotencias anglosajonas. Japón s

convertiría en cabeza de una nueva Asiiberada.La invasión de Rusia por los alemane

hizo que los americanos enviara

refuerzos a Stalin por Vladivostokntroduciéndose aun más en el ámbitaponés. En Japón cundió también e

síndrome de «gato acorralado»,



aunque el emperador Hiro Hito erpacifista, no pudo evitar la caída dKonoye y la subida al poder de Tojo. E

7 de diciembre de 1941 se produjo esalto felino: la aviación japonesa, siprevia declaración de guerra, despegde sus portaaviones y atacó en masa casi toda la flota americana dePacífico, reunida imprudentemente hasta inexplicablemente en la bahía d

Pearl Harbor (Hawaii), dejando fuerde combate a ocho acorazados numerosos cruceros y destructores. Edos horas, los japoneses había

conquistado la superioridad naval en ePacífico. Comenzaba la guerra entrJapón por una parte y Estados Unidos nglaterra (China ya lo estaba) por l



otra. Inmediatamente, Alemania e Italideclararon la guerra a Estados Unidosuna guerra que desde meses antes era y

virtual, por la ayuda americana ngleses y rusos, bajo protección de su

propias fuerzas armadas. La guerra shabía hecho plenamente mundial y sextendía a los cinco continentes y locinco océanos.

El planteamiento japonés era en ciert

sentido comparable al alemán: teníventaja en una guerra relámpago drápidos zarpazos, pero no poseíreservas para una confrontación larga

La esperanza de que el dominio de lamportantes materias primas dndonesia iba a equilibrar la

posibilidades resultó equivocada; fall



a conquista total de China, dondChiang-Kaichek se defendía hasta eúltimo palmo de terreno, y mientra

Japón estuviese ocupado en ese frentan vasto no podría atender otros con l

mayor intensidad, ni tampoco seríasuyos todos los recursos chinos. Por otrparte, no se produjo la también esperadrevolución de la India. La diferencia dpotencial de los nipones respecto de lo

alemanes estaba en que si éstodisponían de un material abundante y dextraordinaria calidad en tanques aviones, los japoneses poseían una d

as tres mejores flotas del mundo. Sofensiva, aprovechando siempre smomentánea superioridad naval, sdirigió primero hacia Malasia —con l



ncreíble conquista de Singapur, qugozaba fama de ser la plaza mejodefendida del mundo—; Hong-Kong

Thailandia y parte de Birmania, puertde la India. Se constituyó un gobiernndio rebelde presidido por Chandr

Bose, pero los hindúes, que no queríapertenecer a Inglaterra, pero temían aúmás a los japoneses, permanecieron esu mayoría fieles a los aliados.

En la primera mitad de 1942, lexpansión japonesa fue extendiéndos«como una mancha de aceite» por eespacio indonesio —Sumatra, Java

Borneo, Célebes—: aquí sí que el títerde los japoneses, el doctor Sukamohabría de apoyar la presencia de loamarillos para independizar su país



Caso único en la guerra: Sukammaniobraría hábilmente al final, parpasarse a los aliados, y quedar como e

héroe de la independencia y primepresidente de Indonesia.) Los japonesese apoderaron también de archipiélagodel Pacífico, como las islas Marshall as Gilbert. La lucha por el dominio de

centro del océano más grande del globfue uno de los episodios menos visibles

pero más grandiosos y operativos de lcontienda. En el verano de 1942, loaponeses, ya con un impulso más lento

se acercaron a Australia, ocupando part

de Nueva Guinea, y las islas Bismarck Salomón.

Entretanto, a miles de kilómetros ddistancia, los americanos, poseedore



del primer potencial industrial deglobo, procedían a un activísimo rearmnaval. Fue un acierto definitivo l

prioridad absoluta de la construcción dportaaviones, que acabarían revelándosal final, conforme a las predicciones dChurchill, como el arma decisiva poexcelencia de la guerra. Los grandecapitales y las poderosas instalacionefabriles realizaron un esfuerzo si

precedentes en la historia, que no solhabría de proporcionarles el triunfo ea guerra, sino que ponía las base

definitivas de su hegemonía sobre e

resto del mundo en la paz. Los EstadoUnidos, por su posición geográficagozaron además del importantísimprivilegio de ser la única gran potenci



beligerante que no experimentaría emenor daño físico en su propio territoridurante toda la duración de la contienda

El presidente Roosevelt, famoso ya posu New Deal, que en 1932 habísuperado la gran depresión, se mostrahora como un formidable movilizadode la energía norteamericana. En pocomeses, los aliados recuperaron lsuperioridad naval en el Pacífico.

En mayo de 1942 tuvo lugar la batalldel Mar del Coral, la primera de lhistoria en que las escuadras enemigano llegaron a avistarse, y la acció

correspondió a los bombardeos de lorespectivos aviones. Aunque loaponeses obtuvieron una cierta ventaj

relativa, ya no se atrevieron al asalto d



Australia. Un mes después, la flotamericana —o más bien sus aviones—hundieron varios acorazados japoneses

el empuje nipón quedaba detenido. Sconsagraba el formidable papel deportaaviones en la guerra moderna y ldecadencia del acorazado, el tipo dbuque que más se habían esforzado econstruir los japoneses en los últimoiempos: aquellos monstruos, de hast

65.000 toneladas de desplazamientoerizados de cañones de 40 cm. dcalibre se irían al fondo de los mares sihaber visto nunca un solo barc

enemigo. La guerra había cambiado dsigno.



30. LA VICTORIA DELOS ALIADOS

Uno de los militares franceses qupudieron refugiarse en Inglaterra tras l

derrota de 1940, el coronel De Gaullehizo la siguiente predicción«Derrotados hoy por la fuerza mecánicavenceremos en el futuro por una fuerzmecánica mayor. Tal es el destino demundo». La profecía del futuro general Presidente de Francia se cumplió al pi

de la letra. La segunda guerra mundialevada a cabo por medios técnicos cadvez más sofisticados, dependía menodel valor o de las decisiones concreta

que de la capacidad de produci



nstrumentos de destrucción. En eprimer momento, las dos principalepotencias agresoras, Alemania y Japón

produjeron más, mejor y más rápidoPero si la guerra se prolongaba —ycomo la primera, se prolongó más de lesperado— los aliados, con un potenciademográfico muy superior, con lorecursos de casi todo el mundo a sdisposición y con la fabulosa capacida

de producción de los Estados Unidosenían que imponerse tarde o tempranoY así ocurrió.

Los alemanes, que comenzaron l

guerra con 1.500 tanques y 5.20aviones, forzaron la producción hastconstruir, sólo en 1944, 27.000 tanque 40.000 aviones (aunque no pudiero



utilizar más que una parte, por lescasez angustiosa de carburantes). Eese mismo año 1944, los americano

construyeron 60.000 tanques y 102.00aviones. En 1945 disponían de 300.00aviones, 150.000 tanques y un millón dcañones: sin contar las armas fabricadapor rusos e ingleses. Estaba claro que lvictoria no podía escapárselesAlemanes y japoneses se defendiero

con un estoicismo casi inexplicable eal situación. Preciso es suponer que lpropaganda les había fanatizado egrado sumo. En el caso de Alemani

parece evidente que la máximesperanza —más virtual que real, peroperativa— estaba depositada en la«nuevas armas» de que tanto se habló e



el país y fuera de él. El ministro dpropaganda, Goebbels, con su perfectdominio de la demagogia, aseguraba qu

Alemania estaba construyendo unaarmas tan espantosas que a él mismo «se había helado el corazón». «El día e

que las utilicemos nuestra victoria serotal». Estas armas eran la bomb

atómica, los aviones a reacción y loproyectiles teledirigidos o «bomba

volantes», como en principio se lelamó. Al fin quienes se aprovecharode la técnica alemana fueron loamericanos. Otto Hahn sería llamado «e

padre de la bomba atómica», y dirigió eprimer experimento de 1945 en LoÁlamos—; y el inventor de los misilesWerner von Braun, acabaría como



director de la NASA. Los aliadosupieron localizar a tiempo loaboratorios de agua pesada —e

oruega— que los alemanenecesitaban para el enriquecimiento deuranio, y los machacarosistemáticamente con sus bombardeosEn cuanto a los misiles —los famosoV-l y V-2— sólo fueron utilizados y enpequeña cantidad, después de

desembarco aliado en Normandía, y lmayoría de las rampas de lanzamientserían destruidas por la aviación aliadaEl tercer invento alemán, el avión

reacción, solo pudo emplearse, y en uncantidad muy modesta, en la batalla das Ardenas, cuando los alemanes tenía

perdida la guerra.



El cambio de signo del conflictcontribuyó a endurecerlo hasta extremonauditos. Por un lado, se emplearo

medios de destrucción cada vez máespantosos, como las bomba«comemanzanas», de varias toneladade peso y cargadas de alto explosivocapaz cada una de ellas de hacer saltapor los aires bloques enteros de casasLa aviación aliada, ya muy superior, y

provista de bombarderos de largalcance y gran capacidad de carga —la«fortalezas volantes»— bombardeó laciudades alemanas o japonesas, hast

destruirlas, esperando desmoralizar a lpoblación (objetivo que, logrado o noque eso es difícil precisarlo, no resultoperante); hasta acabar utilizand



ngenios nucleares sobre Hiroshima agasaki. Por otra parte, los alemanes

cada vez con menos esperanzas

acentuaron su fanatismo, y procedieron feroces represalias contra la poblaciócivil de los países ocupados, y sobrodo contra los judíos, que constituían l

«idea fija» en la paranoia de Hitler, que perecieron a millones en los campode concentración, convertidos co

frecuencia en campos de exterminio. Ea fase final había desaparecido pocompleto la secular concepción de l«guerra entre caballeros». Lo

aponeses llevaron su fanatismo aempleo de «kamikazes» o pilotosuicidas, que se estrellaban con suaviones cargados de bombas sobre lo



blancos enemigos. Los dos bandos ya nparecían tener otra misión quexterminarse mutuamente.

Stalingrado

En el verano de 1942, los países deEje —Alemania, Italia y sus eventualealiados— ocupaban la mayor parte dEuropa y un trozo de África del NorteSus dominios iban desde Noruega Libia y de Bretaña al Volga. Seexceptuaban los países neutrales, sol

cuatro: Suecia, Suiza, España Portugal. Pero aquella inmensa fortalezcomo en la primera guerra las potencia

centrales) estaba aislada del resto de

mundo, y comenzaba a sufrir la escase



de materias primas. En estacondiciones, los alemanes, que fuerosiempre los directores de la situación

comprendieron que había llegado emomento de realizar un esfuerzsupremo, si no querían perder la guerra.

Ante todo, reanudaron la ofensiva eRusia, esperando acabar con su enemigdel Este. Conquistarían primero eCáucaso, porque necesitaba

desesperadamente petróleo (sólo podíadisponer de los limitados pozos rumanode Ploesti): luego, lanzarían un ataqucon todas su fuerzas contra Moscú. Pero

al no poder utilizar sus tanques, eavance de la infantería por el Cáucasse hizo lento, mientras los rusos recibíacada vez más abundante material de lo



americanos. Para evitar estos refuerzosel mando alemán comprendió lnecesidad de cortar la vía del Volga po

su punto clave, la ciudad de StalingradoEl VI Ejército alemán avanzó frente una resistencia feroz, y la batalla dStalingrado se convirtió en una de lamás terribles de la guerra. Al fin loalemanes conquistaron la ciudad (que yno era más que un montón de ruinas)

pero a su vez quedaron pronto cercadopor las reservas rusas. Stalin quisconvertir «su» ciudad en el símbolo da victoria. El otoño de 1942 presenci

aquellas horribles matanzas, y antes davidades, lo poco que quedaba del V

Ejército alemán capituló. La guerrcambiaba de signo. La reconquista rus



sería lenta y trabajosa, pero ya ndejaría de operarse en los dos años medio que restaban de conflicto.

El Alamein y África del Norte

Casi al mismo tiempo, el generaMontgomery, jefe del VIII Ejércitobritánico, se lanzó a la ofensiva en línea de El Alamein, cercana a las boca

del Nilo. Rommel había tenido qudetener sus tanques ante la crecientresistencia y por falta de gasolina

Ahora los ingleses tenían superioridaen unidades móviles, y podían tomar lniciativa. Después de varios días d

suprema indecisión, los alemane

hubieron de retroceder, y emprendiero



una de las retiradas más largas de lhistoria. Tanto Montgomery comoRommel realizaron una verdader

carrera de varios miles de kilómetrosobre la costa del Norte de África, sique apenas llegaran a establecerscontactos. ¿Hasta dónde lograríretirarse Rommel antes de quedaaplastado?

Pero en noviembre la situación cobr

un cariz espectacularmente nuevo: lonorteamericanos, dirigidos por egeneral Eisenhower, desembarcaron eMarruecos y Argelia, protectorados d

a Francia de Vichy (que nada pudohacer por evitarlo). Comenzaba l«Operación Churchill», la invasión dEuropa por el Sur, que se juzgaba s



punto más flaco. Alemanes e italianodesembarcaron inmediatamente eTúnez —otro protectorado francés—

para constituir un bastión de resistencifrente a las costas italianas. Todocambiaba de planteamiento en pocodías. Túnez se convertiría así en ecampo de batalla donde los aliados y eEje iban a disputar en los primerocinco meses de 1943.

El general Rommel consiguió llegacon sus huestes al sur de Túnez, iempo de unirse con las tropas del Ej

desembarcadas en aquel territorio, y a

fin pudo detener a Montgomery en línea del Mareth. Uno y otro había

conseguido una de las hazañas máépicas —y al tiempo menos sangrienta



— de la guerra (se admirabamutuamente, y Montgomery tenísiempre sobre su mesa una fotografía d

Rommel).La primera experiencia de lo

americanos en la guerra de Occidentfue desafortunada. Faltos de prácticreal en el empleo de unidades móvilesfueron dispersados y puestos en fuga poos tanques alemanes, que no tuviero

dificultades en penetrar en territoriargelino. Con más fuerzas a sdisposición, hubieran podido explotar svictoria y aniquilar a sus adversarios

Hasta que apareció el héroe de loamericanos, el general Patton, qulegaría a ser tan diestro en la guerr

relámpago como Rommel.



Al fin la superioridad de los aliadose hizo patente, y en diversaoperaciones fueron ganando terreno. E

mayo de 1943 alemanes e italianos, cadvez más arrinconados en aquella esquinde África, tuvieron que evacuar Túnez.

La invasión de Italia

Churchill sabía muy bien que la mora la capacidad combativa de lotalianos era muy baja. Mussolini habí

entrado en la guerra en junio de 194

sólo porque pensaba que estaba ydecidida. Pero en ningún momento —nsiquiera contra los griegos— dieron sumandos y su tropa sensación de solidez

Los italianos no querían la guerra, y es



quedó claro muy pronto. Por ellChurchill impuso su criterio de atacar a Europa del Eje «por su bajo vientre»

contra el propósito inicial de loamericanos de hacerlo por el Norte. Aal fin respondieron el desembarco

ofensiva de África, que culminaron coa conquista de Túnez en mayo de 1943

Eisenhower fue designado generalísimde todas las fuerzas aliadas, y fue s

segundo el británico Montgomery (dohombres extraordinarios que nunca sentendieron del todo bien, aunque caduno colaboró a su manera en l

victoria).El 10 de julio, después de u

errorífico bombardeo en quparticiparon millares de aviones, lo



aliados desembarcaron en la isla dSicilia, paso obligado para la invasióde Italia. Los alemanes se defendiero

con eficacia en la zona orientaCatania), pero los italianos diero

muestras de flaqueza en la occidental, por allí lanzó Einsenhower a los tanquede Patton en un gran movimientenvolvente que tomó a Palermo por lespalda. Los germanoitalianos s

retiraron hacia el nordeste, y a fines dagosto, toda Sicilia quedó ocupada.Mientras tanto, la crisis interior d

talia se había precipitado hacia u

dramático desenlace. El 25 de julio, eGran Consejo Fascista destituía Mussolini y designaba como sucesor amariscal Badoglio, que de inmediato,



en colaboración con Víctor Manuel IIIentró en negociaciones con los aliadosEl 7 de septiembre, cuando ya ésto

habían desembarcado en el sur de Italiase firmó la paz. Una paz que seguísiendo guerra, pues que Italia declarabas hostilidades a Alemania.

Por unos días se intuyó ederrumbamiento de la artificios«fortaleza europea» edificada po

Hitler, y tal vez el fin de la contiendaLos alemanes se veían constreñidos una situación comprometidísimarodeados por aliados e italianos. Pero

dueños aún de una alta morareaccionaron con sorprendente eficaciaTropas de reserva alemanas penetraroen Italia por el norte, y en un auda



golpe de mano liberaron al presMussolini, que creó la efímer«república social» de Saló, mientra

Víctor Manuel y Badoglio huían hacia esur, para fijar su capital en Barí, bajo lprotección de los angloamericanos. Emariscal Kesselring abandonó el tercisur de la península italiana, parfortificarse más al norte, en la líne

Gustavo. Meses más tarde, ante e

ataque aliado, se defendería en la líneGótica, que resistiría prácticamenthasta el fin de la guerra. Los aliadolevaron la iniciativa, pero en un año d

combates solo ocuparon una reducidporción de la península italiana. Lpropia geografía, una estrecha franja dierra entre el Tirreno y el Adriático



con los Apeninos por medio, favorecía defensiva e impedía las grande

maniobras. A pesar de las ventaja

aliadas, el Plan Churchill habífracasado. Sería preciso lanzarse a lconquista de la «fortaleza europea» pootro lado.

El desembarco en Normandía

Al fin se impuso el proyectonorteamericano de atacar con grandemedios y por el sector más difícil, per

el más decisivo. Los aliados tenían yuna enorme superioridad en hombres material, y podían exponerse a la graaventura. Mientras los rusos empujaba

ercamente por el este, y obligaban a lo



alemanes a mantener fuertes contingentea la defensiva, los americanoconcentraban en Inglaterra inmensa

cantidades de material pardesembarcar en algún punto de la costatlántica europea. Podía ser NoruegaFlandes, Francia, e incluso se pensó eEspaña. Al fin se decidió atacar por lcosta francesa, pero no por el paso dCalais, el mejor defendido por lo

alemanes, sino por el punto mávulnerable, el entrante de Normandía. Amismo tiempo, los aliados machacabacon bombardeos en que participaba

millares de aviones las ciudadealemanas, y no solo los objetivoestratégicos, con el claro propósito ddesmoralizar a la población civi



Culminaba el concepto de la «guerrotal», en que ya no hay distingos entr

militares y paisanos, frente

retaguardia.Los dos bandos sabían que e

desembarco en Francia iba a decidir lsuerte de la guerra. Un éxito aliado sería irreversible; un fracaso podrí

alargar la contienda y dar tiempo a lpuesta a punto de las nuevas arma

alemanas. La esperanza, si no de Hitlerdel mando germano, y en especial degeneral Rommel, era hacer fracasar edesembarco, dejar en claro la inutilida

de otra insistencia, y llegar a un acuerdcon los angloamericanos, o inclusconvencerlos para una cruzada generacontra la Rusia comunista. La Westwal



o muralla del oeste era una barrerdefensiva a lo largo de la costa francesabasada en barreras de hormigón

artillería de grueso calibre, con la quos alemanes esperaban hundir lo

barcos aliados antes del desembarco, bien —idea de von Rundstedt— dejarledesembarcar, todavía sin materiasuficiente, aislarles y obligarles rendirse.

El 6 de junio de 1944 comenzó loperación más impresionante de lhistoria de la guerra. Cuatro mil barco once mil aviones participaro

simultáneamente en la acción. Variacabezas de desembarco fueroaniquiladas por los alemanes, pero laque consiguieron resistir fuero



reforzadas por un imponente aparatogístico. Durante veinte días l

situación fue crítica. Al fin los aliado

pudieron recibir refuerzos suficientes, el 26 de junio conquistaron emportante puerto de Cherburgo. Desd

entonces todo fue más fácil, y a fines dunio el nuevo héroe americano, Pattonanzó sus tanques en una operació

envolvente —en la que tan diestro

habían sido hasta entonces los alemane— que encerró en una gran bolsa a graparte del ejército defensor.

La «resistencia» francesa, que e

pequeñas partidas no había dejado dactuar, hizo su labor, y contribuyó a lretirada general de los alemanes. El 2de agosto era liberado París, y e



septiembre-octubre entraron los aliadoen Bélgica y Holanda, aunque frente una creciente resistencia. En noviembr

pisaron los soldados aliados la primerierra alemana que era hollada por lo

enemigos desde el inicio de lahostilidades. A pesar de la barrera tandifícilmente franqueable que era la líneSigfrido, la suerte de la guerra estaba yechada.

La caída de Alemania

Pese a los esfuerzos que se hicieropara combinar las operaciones en lofrentes oriental y occidentaanglosajones y rusos nunca consiguiero

avanzar al mismo tiempo. Cuando lo



alemanes retrocedían en un frenteresistían o hasta contraatacaban en eotro. Es posible que Stalin deseara deja

constancia de la independencia de losoviéticos, para hacer ver a sus aliadoque no estaba dispuesto a seguir sudirectrices. Esta incapacidad parsimultanear las acciones retrasó el fin da Alemania nazi unos meses más. E

1944 los rusos habían recobrardo tod

su territorio y se lanzaron sobre loBalcanes, que el mando alemánhostigado ya por la guerrilla yugoslavde Tito y Mihailovich, se apresuró

evacuar. La guerra se abatió sobrPolonia y Hungría, donde los alemanesal parecer ya sin esperanzas, seguíaofreciendo una obstinada resistencia



¿Tenía algún sentido prolongar laguerra? En 1918, Alemania, convencidde la inutilidad de su esfuerzo, se habí

rendido cuando sus soldados ocupabaaún territorio enemigo. En 1944-45cuando las circunstancias eran similareo aun peores, no ocurrió lo mismoQuizá nunca ha tratado de explicarse poqué fue así. El hecho es que por la

avidades de 1944 los alemanes s

anzaron desesperadamente a lofensiva, y por el frente también mánesperado, el occidental. La únic

finalidad que puede explicar est

comportamiento es la de que esperabaobtener de los occidentales una pahonrosa, para poder hacer frente a losoviéticos. «Que tiemblen nuestro



enemigos —dijo en su proclama egeneral von Rundstedt—; la gran hora dAlemania ha sonado». No parece, si

embargo, que los alemanes pudieraesperar ya una victoria, sino, con muchsuerte, un arreglo. Las nuevas armaeran eficaces, pero escasas. Los misilefueron empleados no en el frente, ncontra Francia, sino para bombardeaLondres. Ante la posibilidad de un

destrucción masiva, comenzó levacuación de la capital británica, peros daños no fueron al cabo tan grave

como se temió en un principio; y l

aviación aliada, inmensamente superioentonces a la alemana, destruyó la mayoparte de las rampas de lanzamiento. Ea ofensiva final —la batalla de la



Ardenas— atacaron los alemanes cosus tanques «Tigre» y «Pantera»capaces de correr a la velocidad de u

automóvil, y rompieron el frente ecuestión de horas. También entraron enuego los primeros aviones a reacción

aunque en número escaso. Pero loalemanes no disponían de reservas parexplotar la ruptura del frente. Combatíaa muchachos de quince años

nvadieron de nuevo Bélgica por esector de Lieja, y penetraron eerritorio francés, pero estrangulado

por los costados, no pudieron continuar

Las ciudades, los puertos, los nudos dcomunicaciones de la retaguardiestaban destruidos por las bombaaliadas.



Al fin, por los primeros meses d1945, se combinaron las ofensivadesde el este y el oeste. Ya no se sabía

por qué se defendían los alemanesTanto rusos como occidentales sapresuraban para alcanzar el mayoespacio de terreno posible, pues nadiestaba seguro de que las zonas docupación decididas por los «TreGrandes» (Roosevelt, Churchill

Stalin) en la conferencia de Yalta —febrero de 1945— iban a ser respetadasFueron los rusos los que, por razón d

su mayor proximidad, llegaron primer

a Berlín. Operando con divisioneenteras en cada barrio, hicieron inútioda resistencia. El 1 de mayo, Hitler s

suicidó. Tomó la dirección de Alemania



el almirante Doenitz. Hizo lo posiblpor llegar a una paz por separado coos occidentales, para evitar la invasió

rusa. No lo logró. El 7 de mayoAlemania, ocupada ya en sus doerceras partes por sus enemigos, s

rindió incondicionalmente.

La caída de Japón

Si las fulgurantes victorias japonesade 1941-1942 —conseguidas sin unúmero elevado de bajas por una ni otr

parte— fueron espectaculares suscitaron la noticia diaria, lreconquista del «Gran EspaciOriental» por los americanos fue lenta

ediosa, bronca y sangrienta. Japón,



pesar del éxito del primer zarpazoquedó en inferioridad de condicionefrente a sus enemigos, y no podía hace

otra cosa que defenderse. En una luchque había que llevar de isla en isla, dslote en islote, la técnic

norteamericana tropezaba con lresistencia de unos hombres que saferraban estoicamente al terreno, y quhabía que liquidar metro a metro, porqu

no se rendían jamás. Cuando agotabaas municiones, los japoneses ssuicidaban, arrojándose al mar desdos acantilados. Los piloto

«kamikazes» estrellaban sus avionesuicidas cargados de bombas contra lobarcos enemigos.

Los americanos encontraron do



héroes perfectamente complementariosel general Mac Arthur y el almirant

imitz, que hicieron todo lo posible po

ahorrar las vidas de sus hombres, y egran parte lo consiguieron, por efecto dos bombardeos previos, que allanaba

el terreno. También los ingleseencontraron su hombre clave en lorMountbatten para la reconquista desudeste asiático, que fue operándose co

entitud, al mismo tiempo que la dePacífico e Indonesia por parte de loamericanos. El avance por NuevGuinea, Indonesia y Filipinas, a lo larg

de 1943 y 1944, fue tedioso, sin umomento de descanso. La táctica de loamericanos consistió en utilizar smayor facilidad de movimientos par



atacar por el sector más inesperado, amagar por un lado para descargar everdadero golpe por otro, con el fin d

desconcertar al enemigo. Fue un choquentre dos culturas, o dos formas dentender la guerra, que no surtió loresultados que cada bando esperabaporque los japoneses defendían por ugual todos los espacios que ocupaban

así los útiles como los inútiles. De est

modo, los americanos no sorprendieronunca, y los japonenes no supieroconcentrar su defensa en los puntoclave.

En 1945, la lucha adquirió caractereépicos, cuando las fuerzaestadounidenses de desembarco —loegendarios marines — pusieron pie e



as islas del territorio metropolitanaponés, como Ivo-Jima u Okinawa

Solo la habilidad, la tenacidad y l

écnica lograron dominar en durísimucha de meses unos territorios d

extensión mínima. Llegó a pensarse ebuscar una paz negociada con loaponenes, pues la conquista de las isla

principales, a pesar de la enormsuperioridad material de los atacantes

podía costar millones de muertos.Posiblemente se equivocaron en estos americanos, porque hoy se sabe qu

a comienzos del verano de 1945 e

mando japonés, con toda su flota en efondo del Pacífico, sin materias primapor el total bloqueo de las islas, y Tokiodestruido por 30.000 toneladas d



bombas, estaba ya pensando seriamenten la capitulación. Parece que el nuevpresidente norteamericano, Truma

Roosevelt había fallecido el 12 dabril) no lo sabía cuando tomó una das decisiones más discutidas de l

historia: el empleo de armas nuclearesque sólo un mes antes había logradultimar. La primera bomba atómica fuanzada sobre la ciudad de Hiroshima e

6 de agosto, y causó en pocos segundo85.000 muertos. El mundo quedestremecido, y siguió un dramáticsilencio de 48 horas, porque lo

aponeses no contestaron. El 8 de agostfue lanzada una segunda bomba, dmenor potencia, sobre Nagasaki, decidió el fin de la guerra. En est



ocasión se equivocaron los japonesesporque sus enemigos no disponían dmomento de más artefactos nucleares,

hubieran podido negociar la paz emejores condiciones.

Con todo, la rendición de Japón, diferencia de la de Alemania, fuproducto de la negociación; una de lacondiciones pedidas por los japonesefue el respeto a la soberanía de

emperador. Japón no dejaría en ningúmomento de ser una nación soberana. E15 de agosto se firmaba la paz, una pafirmada casi amistosamente por do

partes en condiciones de negociarcircunstancia que haría más fácil lreconstrucción del país vencido restañaría mejor los odios de la guerra



Fue al mismo tiempo la paz definitivaa segunda guerra mundial, después d

seis años menos quince días d

hostilidades, había finalizado. Ya no sedispararía un tiro más. Hiro Hito sdespojó de sus atributos sagrados confesó, no sin asombro de muchoaponeses, que no era un dios: pese a l

cual no perdió el respeto de susúbditos. Por su parte, Mac Arthur quiso

ser generoso y mostró un talantcaballeroso con los vencidos (loprincipales responsables se habíasuicidado, y Tojo se lanzó desde lo alto

de un gran edificio). En su alocución, egeneral vencedor proclamó una nuevera en la historia del mundo basada en libertad, el respeto mutuo y e



reconocimiento de unos valorepermanentes: una «paz teológica»Acertó al pronosticar que no habría má

guerras mundiales en el siglo XX; nanto en la vigencia y respeto universal

aquellos valores.La segunda guerra mundial fue l

mayor catástrofe de la historiaParticiparon en ella sesenta países dos cinco continentes, de los qu

veinticuatro fueron invadidosochocientos millones de seres humanosufrieron sus consecuencias directas, dos cuales murieron setenta y tre

millones: por primera vez, más de lmitad eran civiles. Ciento cincuentmillones fueron heridos o quedaromutilados. De cuarenta a cincuent



millones de hombres, mujeres y niñoquedaron desplazados de sus hogaresVeinte millones de toneladas de buque

fueron a parar al fondo de los maresTres millones de edificios fuerodestruidos. Los daños morales fueroambién inmensos, pero no caben e

cifras.



VIII. LA NUEVA

REALIDADDEL MUNDO(1945...)

La paz de 1945 fue recibida coesperanza y alegría en casi todo emundo, entre otros motivos porque casodo el mundo figuraba entre lo

vencedores. Y en los países vencidos e

fin de las hostilidades fue al menos urespiro, y también en muchos casos umotivo de esperanza, por cuantsignificaba el fin de un régimen opresor

aunque el pago de las consecuencias d



a guerra abocase a aquellos pueblos iempos muy duros.

No hubo, eso es cierto, un acto d

contrición de toda la humanidad, y emuchos casos se celebró más la victorique la paz. Sin embargo, a la guerrmundial seguiría una paz mundiacuando menos durante el resto del sigloque era, por cierto, mucho más de cuantpor entonces podía esperarse. Quiéres

decir con el concepto de «paz mundialque no ha vuelto a registrarse uconflicto generalizado entre potenciascuando los dos anteriores habían estad

separados por sólo veintiún años. Lacausas de que esto haya sido así son mudiversas, y entre ellas cuentan tres mumportantes.



a) No hubo revanchismos. Los paísevencidos, que habían mantenido sresistencia hasta más allá de l

razonable, se avinieron, sin embargomuy pronto a las nuevas condiciones da paz, aborrecieron los sistemarracionales que les habían conducido a

desastre, y se aliaron sorprendentementpronto con los vencedores: se dio ecaso peregrino de que éstos fuero

durante muchos años a la vez ocupante aliados.b) Aunque teóricamente, y de acuerdo

sobre todo con las conclusiones de l

conferencia de Potsdam, los aliadorepresentaban la libertad, y ésta era lgran vencedora en la contienda, prontse distanciaron las democracia



occidentales y la autocracia soviéticaCinco años después de terminada lguerra, la tensión mundial era ya un

ensión vencedores-vencedores, y nvencedores-vencidos. Los protagonistade esta nueva tensión no tenían viejoresentimientos históricos, como los quhabían suscitado las dos primeraguerras mundiales, y el hecho, aunque spresta a interpretaciones de todo tipo

puede tener una cierta relevancia. Pootra parte, esta nueva tensión permitió en su caso obligó a los vencidos aliarse o integrarse con los vencedore

más próximos, y restañar sus daños mápronto de lo imaginable. Loresentimientos por lo ocurrido en lsegunda guerra mundial desaparecieron



por tanto, con sorprendente facilidad.c) Los ingenios nucleares que había

acabado con la guerra fuero

paradójicamente una garantía de la pazDurante tres años los soviéticodenunciaron con indignación la posesióde armas atómicas por parte de loEstados Unidos, y exigieron snmediata destrucción. Luego

prefirieron construir ellos mismos esta

erribles armas de guerra. Desde 194hasta 1984 se registró la carrera darmamentos más vertiginosa de toda lhistoria, y dio lugar a una situació

ambién única en la historia. ESecretario de Estado norteamericanoHenry Kissinger, dio a esta situación ecurioso nombre de MAD, Mutua



Assured Destruction, o DestruccióMutua Garantizada. En caso de un nuevconflicto mundial, ambos contendiente

poseerían una capacidad potencial ddestruirse unos a otros «varias veces», de acabar, de paso, con todo vestigio dvida sobre el planeta. El mundo, especialmente sus hombres máresponsables, se vieron en la necesidade escoger entre la paz y la aniquilació

otal. Y no hubo suficientes locos en emundo que se decidieran por la segundsolución. Aunque la opinión mágeneralizada abogó siempre por l

desaparición de las armas nucleares, nfaltan indicios racionales que permitasuponer, como ha hecho Raymond Aronque la MAD ha sido la más operativ



garantía de la paz durante la segundmitad del siglo XX. Cuando menos es uhecho que todos los motivos de tensió

Este-Oeste fueron resueltos corealismo por ambas partes, o cuandmenos por una de ellas.

—Es preciso contar también con lcreciente oleada de pacifismo presenten las mentalidades del mundoccidental —y fomentada por razón d

ntereses, pero también con efectoprácticos, en el área comunista—; lmayor eficacia de la nueva organizaciómundial —la ONU— sobre la antigu

Sociedad de Naciones, y la falta dfilosofías irracionales o agresivas eaquellas partes del mundo que podíaromper gravemente la estabilidad



También podría contarse una ciertaendencia a la sustitución de los grande

nacionalismos —tan sacralizados e

otro tiempo— por los pequeños: uhecho que ha podido y puede generamultitud de conflictos ingratos nsolidarios, pero por razón de s

propia naturaleza limitados, nuncgenerales.

En efecto, la «paz mundial» de 194

en absoluto ha sido una garantía dbuena convivencia entre los grupohumanos: tan solo de la falta de guerraplanetarias. Han proliferado, por e

contrario, conflictos muy numerosos —más de cien en medio siglo— ediversas, aunque siempre localizadaszonas del mundo. En la segunda mita



del siglo XX han perdido la vida comconsecuencia directa o indirecta dacciones bélicas unos veinticinc

millones de seres humanos: ciframentable, y no tan ridículamentnferior a la de la primera mitad de l

centuria como hubiera sido de esperarY como en el gran conflicto mundial d1939-1945, la mayor parte de lavíctimas de esos conflictos han sid

miembros de la población civihombres, mujeres y niños. El sehumano, pese a los adelantos de lcivilización y a los esfuerzos de la

organizaciones internacionales parencauzar por vías pacíficas locontenciosos, sigue siendo el únicanimal capaz de exterminar a los de s



propia especie. Habría que sumar a loconflictos abiertos las distintas formade guerrilla —rural y urbana—, e

errorismo, los fundamentalismos, lareyertas étnicas y otros hechos que ncontribuyen a una positiva valoración da segunda mitad del siglo XX. Por lo

años sesenta, Alnold J. Toynbeeconsideraba que la tercera guerrmundial había comenzado, aunque d

una manera muy distinta a lacostumbrada, en forma de guerrillasactos de terrorismo y agresionesalvajes, nunca justificadas. Como ta

es una teoría más original qudemostrable; pero lo cierto es qucalamidades de esta naturaleza nfaltaron por entonces, ni faltan ahora



como una especie de sustitutivo de lguerra generalizada.

Eso sí, nadie ha declarado la guerra

nadie. Teóricamente no hay guerras, sinacciones, operaciones, agresionesiberaciones, violencias, represalias

etc. La declaración de guerra por partde Alemania e Italia a los EstadoUnidos el 9 de diciembre de 1941 hsido el último acto jurídico de esta clas

en la historia. La figura de la guerrcomo estado oficialmente proclamadha desaparecido del mapa del mundoTampoco ha habido guerras con

«frentes» bien definidos, o con parteoficiales facilitados diariamente por loservicios de los Estados Mayores de lobandos beligerantes. Si la desaparició



de la «guerra de derecho» supone epreludio de la desaparición de la guerrde hecho, o simplemente que lo

hombres prefieren ahora comexpediente de pretendida justificaciónmatarse de una manera informal, es uhecho que todavía resulta difícil dprever.



31. LAORGANIZACIÓN DE

LA PAZ

Pocas veces se han tomado tantamedidas para la evitación de nuevoconflictos como a la terminación de lsegunda guerra mundial. Estos esfuerzos

encaminados a impedir los motivos os mecanismos que desencadenaron laanteriores conflagraciones, haconseguido en gran parte sus objetivos

Ocurre, sin embargo, que han surgidmotivos nuevos. Con todo, la lucha poa paz en el mundo a partir de 1945 h

ganado muchas batallas incruentas, y e



modo alguno debe ser minusvalorada.

Las reuniones previas

La designación de «los Grandes» —os «tres Grandes», los «Cuatr

Grandes», tan popular en 1918— sreprodujo en 1945. Se aludía a lohéroes de la victoria, RooseveltChurchill, Stalin; en menor medida DGaulle o Chiang Kaichek; pero en efondo se estaba pensando en las grandepotencias vencedoras, que, com

veintisiete años antes, iban a ser las casúnicas organizadoras de la paz.A fines de noviembre y comienzos de

diciembre de 1943 se entrevistaron e

Teherán: Roosevelt, Churchill y Stalin,



quienes desde entonces comenzó lamarse «los Tres Grandes» en u

primer intento de concertación de la pa

futura. La reunión sirvió más parafirmar la seguridad de los aliados en lvictoria que para lograr acuerdoconcretos: de momento solo se acept—contra el criterio de Churchill— eprincipio del hecho consumado: las tregrandes potencias extremarían su

esfuerzos para derrotar al enemigcomún, y al final cada una se quedarícon el territorio conquistado.

Churchill, aprovechando la fecha d

as elecciones americanas, prefirientrevistarse a solas con Stalin eoctubre de 1943 ya que consideraba Roosevelt excesivamente concesivo co



el dictador soviético: curiosamente, uoccidental podía más que dos. Eacuerdo versaba sobre la proporción d

nfluencias sobre los Balcanes, y slegó al siguiente y curioso acuerdo

Rusia tendrá el 90 por 100 de derechosobre el destino de Rumania, el 75 sobrBulgaria el 50 sobre Yugoslavia yHungría y el 10 sobre Greciacorrespondientemente, los occidentale

se quedarían con el 10 por 100 de loderechos sobre Rumania, el 25 sobrBulgaria, el 50 sobre Hungría Yugoslavia, y el 90 sobre Grecia. E

acuerdo no se cumplió, pero fue la basde la adscripción de Grecia al grupoccidental.

La siguiente reunión tuvo lugar e



Yalta (Crimea) en febrero de 1945. Eema principal, Alemania. Se habló d

dividir a este país en varios estado

distintos, y se puso sobre el tapete e«plan Morghentau» de reducirlo a upaís pastoril, sin industria, al que sopuso Churchill. Al fin se decidiódividir Alemania simplemente en zonade ocupación, edificando sobre toda ellun nuevo y solo estado. Rusia exigí

erritorios polacos, por lo que hubo quconceder a Polonia territorios alemanesFueron escasos los acuerdos sobre loBalcanes: Rusia prefería el hech

consumado de su ocupación por laropas soviéticas. Y se hizo un

declaración de principios democráticoque Stalin no tuvo inconveniente e



firmar, y que los occidentales tomarongenuamente como una intencióiberalizadora en el régimen soviético

Eso sí, la «democracia» sería aceptadcomo palabra, y Rusia se dedicaría mplantar «democracias populares

gobernadas exclusivamente por lorespectivos partidos comunistas.

La última reunión de los TreGrandes, ya conquistada Alemania, tuvo

ugar en Potsdam, en julio-agosto d1945. Fue una entrevista accidentadaAcababa de morir Roosevelt, y lsustituyó el nuevo presidente Truman. Y

en plena reunión, Churchill perdió laelecciones en Gran Bretaña y acudió a segunda tanda el nuevo ministraborista, Attlee. En estas condiciones



Stalin jugaba con ventaja. Se aprobarode nuevo —hipócritamente por parte da URSS— los principios democrático

como base de la futura convivencia entrpueblos libres (por ello quedaba, ecambio, excluida de la comunidanternacional la España de Franco), y s

aprobó la Carta de las Naciones Unidasredactada semanas antes en lConferencia de San Francisco. E

cuanto a Alemania, Rusia ocupaba lmitad oriental, y las tres potenciaoccidentales (Estados Unidos, GraBretaña y Francia) se repartirían l

occidental. Se reconocía todo el espacibalcánico, excepto Grecia —dudosamente Yugoslavia—, así como lacosta báltica del sur, para Rusia. La pa



con Alemania sería firmadconjuntamente por las cuatro potenciasPor extraño que parezca esta paz no s

ha firmado todavía, ni parece ynecesaria.

Los acuerdos de paz

Uno de los hechos más sorprendentede aquella coyuntura histórica fue el dque, después de la guerra más amplia rascendental de todos los tiempos, loratados de paz que subsiguieron, si e

que siquiera pueden llamarse talescarecieran de toda solemnidad, y hastfueran firmados de forma casvergonzante, y con un carácter cas

siempre bilateral y provisional (que l



prolongación histórica haría, aunque esno pudiese preverse, definitivos). Estoacuerdos sirvieron para un

redistribución territorial del mapa dEuropa, mucho más modesta, por otrparte, que la de 1918-1921; las otracondiciones estipuladas no fueron por lgeneral cumplidas, y es inútil hablar dellas. Tan irregular forma de dar términa la segunda guerra mundial se deb

fundamentalmente a la imposibilidad dun acuerdo entre la Unión Soviética as democracias occidentales. Lo

puntos que decidieron la nuev

distribución de espacios se fijaron econsensos provisionales, habidos entr1946 y 1949. He aquí sus principaleresultados:



—Alemania quedaba dividida ecuatro zonas, no de soberanía, sino docupación: la soviética al este, l

norteamericana al sur, la francesa —máreducida— al suroeste, y la británica anoroeste. Pronto llegarían looccidentales a poner en comunicaciósus zonas, a darles unidad administrativ a fomentar la creación de un estad

alemán occidental, democrático

federal (República Federal Alemana)con capital en Bonn. Un veteranpolítico del Zentrum, Konrad Adenauerdirigiría una política aleman

encaminada a la reconciliación amistad con las potencias occidentalesAdenauer sería también uno de lopadres de la unidad europea.



Alemania cedía Alsacia-Lorena Francia. Por el Este perdía máerritorios: Prusia Oriental (anexionad

por Rusia: Königsberg pasaría a seKaliningrado), Posnania, Pomerania Silesia, que engrosaban a Poloniamientras esta perdía territorios en eEste, en provecho de Rusia. Losoviéticos convirtieron más tarde szona de ocupación en la Repúblic

Popular Democrática de Alemania, cocapital en Pankov, y convertida esatélite de la URSS. Berlín, envuelto ea zona soviética, sería también dividid

en cuatro partes. Los occidentalepermitirían un status especial parBerlín Oeste.

—Italia perdía sus colonias en África



más Albania, Istria. Trieste y otraciudades de la costa dálmata (hoCroacia). Hungría cedió Eslovaqui

meridional a Checoslovaquia y Rutenia la URSS. Rumania tuvo que entregar Rusia Besarabia y Bukovina del Norte, a Dobrudja meridional a Bulgaria

recobraba por su parte Transilvaniaefímeramente incorporada a Hungrídurante la guerra. Finlandia entregó

Rusia las regiones de Petsamo y Careliamás la isla de Porkala. Por su parteJapón renunciaba a todos sus derechos Corea, cedía Formosa (Taiwan) a China

la isla de Sakhalin a Rusia. Perdíodas las pequeñas islas que poseía e

el Pacífico, pero salvo cesioneemporales a los norteamericanos



conservaba sus territorios históricos.No hubo, por tanto, una transformació

revolucionaria del mapa de Europa n

del mundo, como tras la primera guerraAlemania era la que perdía máerritorios, aunque la merma no llegab

a un veinte por ciento, y la únicpotencia que se engrandecierritorialmente de forma espectacula

fue la Unión Soviética, aunque e

proporción a su inmensidad sobre emapa, tampoco el cambio furascendental.

Lo que hubo —y no menos important

— fue una transformación de loregímenes políticos: democráticos etalia, Alemania Occidental y Japón,

comunistas en los Balcanes y Este d



Europa, excepto Grecia y Finlandia, qupudieron gozar de sistemademocráticos. Austria, con un régime

similar, quedó sin embargo«neutralizada», sin poder pertenecer ninguno de los dos bandos: allí locupación fue breve, rematada con tacompromiso. Conviene recordar quChina, más cercana a los occidentalebajo el régimen más o menos autoritari

de Chiang Kaichek, cayó desde 1948por efecto de una guerra civil, en manocomunistas, bajo la dictadura de MaZedong.

También hubo guerras civiles enYugoslavia y Grecia. Las guerrillaantialemanas se hicieron rivales tras lvictoria. En Yugoslavia, el comunista



Tito triunfó sobre el más liberaMihailovic, protegido en vano por longleses. En cambio estos facilitaron l

victoria de los demócratas griegos en lparalela lucha entre el EAM y el ELASEste hecho, más la pronta defección da Yugoslavia de Tito, que siguió un

régimen comunista a su manera, bastantalejado de la órbita de Moscú, y lneutralización de Turquía, dejaron e

Mediterráneo en manos de looccidentales, contra los deseos dRusia. La orilla sur, dependientambién de las potencias atlánticas, irí

alcanzando la independencia con eproceso descolonizador, y adquiriría umportante papel dentro del mund

árabe; pero los occidentales nunc



endrían las dificultades temidas en uprincipio sobre el control de aquel maan vital.

En definitiva, las paces, más quransformar el mapa en sí, transformaroas zonas de influencia, y dieron a Rusi

un enorme imperio de tipo continentaaunque con el tiempo China Yugoslavia decidieran seguir el caminodel comunismo por su cuenta. El mund

occidental, aunque no en la mismmedida, quedó influido por el poderíno menos enorme e incontestable de loEstados Unidos. Con todo, por grand

que fuera el influjo norteamericanoodos los países de Occidente fuero

plenamente soberanos, dentro dregímenes libres y electivos. El Pla



Marshall (1947-1951) que derrammiles de millones de dólares sobrEuropa Occidental, fue una ayud

probablemente más generosa qunteresada —aunque tuvo algo de lo un de lo otro— y sirvió para un

sorprendentemente rápidreconstrucción de las democraciaeuropeas, y al tiempo evitó una posiblrevolución comunista en alguna de ella

especialmente Francia e Italia). EuropOccidental sería así un cierto contrapesgeopolítico de la fabulosa superpotencinorteamericana a partir del segund

ustro de la paz mundial.

La ONU



Desde 1944, los países aliados —yen número de 51— dieron en llamars

as Naciones Unidas. La idea de formauna agrupación mundial con este nombrcuajó en la reunión que los ministros dAsuntos Exteriores de los «Grandes

celebraron en septiembre de 1944 eDumbarton Oaks (Washington). LaConferencia de San Francisco, en abril

unio de1943, formada porepresentantes de todos los paísealiados, redactó la Carta de la

aciones Unidas, que sería ratificad

por la reunión de los Grandes celebraddos meses después en Potsdam, en uprincipio, las Naciones Unidas seríapor tanto las vencedoras en la guerra, s



bien se adoptó desde el primemomento, aunque sin demasiado énfasisa idea de que podrían ingresar en l

Organización los países neutralessiempre que obtuvieran el beneplácitde al menos 2/3 de los representadosDe hecho, se extenderíprogresivamente a todos los neutralesque no eran precisamente una gramayoría, y de los cuales se exceptu

desde el primer momento nominalmenta España (que no sería admitida hast1955). Después del proceso ddescolonización, iniciado en 1947

entrarían en el foro mundiaprácticamente todos los países que lsolicitaran.

Realmente, la Organización de la



aciones Unidas era un calco de lfenecida Sociedad de Naciones, sobre lcual quisieron establecerse alguna

reformas que la hicieran más funcionaPor ejemplo, las resoluciones de lAsamblea General serían vinculantes sobtenían una mayoría de 2/3, y no lunanimidad, como exigía la antiguorganización. Paralelamente, saumentaban las atribuciones de la figur

del Secretario General, como principagestor del Organismo; y las de uConsejo, que tomó esta vez el nombre dConsejo de Seguridad, y cuyo principa

objeto sería la guarda de la paz en emundo entero. Lo mismo que santecesor, tendría una composiciómixta: de sus 11 miembros, 5 sería



permanentes (los Estados Unidos, lUnión Soviética, la Gran BretañaFrancia y China), y seis rotatorios entr

os demás miembros, por periodos ddos años. Ahora bien, aunque laresoluciones del Consejo de Seguridaserían ejecutivas, Stalin logró que parello fuese necesaria la unanimidad, y nocomo querían los otros, una mayoría d2/3: es decir, que el Consejo d

Seguridad nacía tarado por el derechde veto. Sería casi siempre Rusia la quo ejerciera durante sus primeros años

de sus muchas inhibiciones derivadas d

esta circunstancia vendría el sarcásticcomentario de Bernard Shaw, quhablaba del «Consejo de Inseguridad das Naciones Desunidas». Este for



sería el primero en dar cuenta oficial patente de las discrepancias entre lovencedores en la guerra.

La evolución de la ONU vindeterminada por dos hechos: uno, lsuma progresiva de miembros de lAsamblea, que fue aumentando conformse operaba el proceso ddescolonización de países asiáticos africanos, hasta llegar a un total de 15

miembros, un número tres veces mayoque el fundacional, con representantede países de culturas e intereses mudiversos. Este hecho supus

paradójicamente una disminucióprogresiva de las resoluciones de lAsamblea, o bien una redaccióambigua e inocua, insuficiente para l



resolución de los casos: a no ser questos casos presentasen planteamientoobvios y de amplio consenso. Por s

parte, el consejo de Seguridad sufrió lbaja de uno de sus miembropermanentes cuando tras la guerra civichina (1948) Chiang Kaichek tuvo quretirarse a Formosa (Taiwan) y asumióel poder en el continente Mao ZedongRusia negó todo el derecho al estado d

Taiwan, pero los occidentales nopermitieron que Mao ocupara su puestoA pesar de las dificultades para llega

a un acuerdo —se hizo frecuente l

fórmula de «consenso»—, lOrganización de las Naciones Unidas smantuvo con más firmeza que lSociedad de Naciones, y en medio sigl



de historia sólo registró una defeccióna de Indonesia, que esperó arrastrar co

ella a otros países del tercer mundo, y s

equivocó. Esta asiduidad le hproporcionado una gran fuerza moracada vez que lograba aprobar unresolución; y a pesar de las dificultadepara llegar a acuerdos efectivos, hrealizado una labor de custodia de lpaz o de intervención mediante fuerza

de la Comunidad Internacional, que npor limitada e imprecisa ha dejado dcumplir deberes importantes en emundo; aparte de que ha contribuido d

alguna manera a la creciente conciencide una «comunidad mundial».



32. FACTORES DE LOSNUEVOS

PLANTEAMIENTOS

La segunda guerra trajo consigo unaceleración en el proceso dmundialización de la historia mucho máfuerte todavía que la primera. Y por su

magnitud, sus estragos, o también suadelantos materiales (en el orden de lelectrónica, de las comunicaciones, da síntesis química de nuevos materiales

de la sanidad, con la proliferación dos antibióticos, etc.) supuso una seri

de cambios irreversibles, y poconsiguiente las cosas no pudiero



volver a ser lo que habían sido.A título de enlace con el estudio de

mundo actual, basten aquí unas línea

sobre algunos de los aspectos mádestacados que subsiguieron a las pacede 1945.

De los cinco Grandes a los doGrandes

Se adivinó desde el primer momentun sistema de «directorio», a pesar decarácter de democracia mundial que s

pretendió conferir a la imagen de lposguerra. Pero la momentánedesaparición de China como potencioperativa en el globo y e

derrumbamiento de los imperio



británico y francés, dejaron uporcentaje muy alto de la dirección dos destinos mundiales y de la toma d

decisiones clave en manos de los domás grandes vencedores, los EstadoUnidos y la Unión Soviética: con lparticularidad ya apuntada de que estadecisiones casi nunca fueron conjuntassino más bien contradictorias. Estdualidad acabaría teniendo más pes

que la inicial pluralidad, y marcaría egran parte las líneas fundamentales de ldinámica geohistórica de la posguerra.

Si la primera guerra mundial habí

elevado a los Estados Unidos al rangde potencia de primerísimo orden, lsegunda le confirió una superioridaaplastante sobre sus propios aliados d



Europa. Superioridad evidenciada en snmenso poderío militar y su fabulos

capacidad económica. En el caso de lo

Estados Unidos, el progreso tecnológicpuesto al servicio de la guerra, fuaplicable en gran medida a lproducción en tiempos de paz, y lecnología norteamericana, dominador

de los royalties de los instrumentos másofisticados para hacer más fácil y má

próspera la vida del hombre sobre lierra, convirtió a los Estados Unidos edominadores mundiales, si no de lproducción, sí del «secreto» par

obtenerla; el resto del mundo habría dvivir de prestado, si cabe tal expresiónde tan abrumadora superioridaecnológica.



Y esta vez los Estados Unidos no seretiraron prestamente de los escenariodel mundo, como en 1919; el espíritu d

Roosevelt se mantuvo, como no se habímantenido el de Wilson, y en virtud dun «destino manifiesto» o vocacióhistórica más fuerte que en ningún otrmomento de su pasado, lonorteamericanos se esforzaron emantener el liderato y hacer patente s

presencia en todos los espacioestratégicos del globo. Zonas dondantes se reconocía el derecho dntervención de Inglaterra o de Franci

quedaron desde ahora reservadas aderecho superior de los Estados UnidosPero la hegemonía mundial de loEstados Unidos fue respondida por l



Unión Soviética, que pese a ladurísimas pérdidas sufridas en la guerrse rehizo muy pronto por obra de l

férrea disciplina impuesta por Stalin de las ganancias territoriales habidadespués el conflicto. Rusia no fue upaís de ricos, como los Estados Unidossino un país rico, al menos por lo que srefiere a su potencial demográficproductivo y militar, y sobre todo po

as inmensas posibilidades de un Estadodopoderoso, que pudo permitirse eujo de gastar una proporció

descomunal de su presupuesto e

armamento (y en investigación militar)sin que nadie en el propio país lcriticara.

Así que muy pronto, en la posguerra



dejó de hablarse de «potencias» y sempezó a hablar de «las dosuperpotencias». El mundo vivió po

primera vez bajo un sistema dualcaracterizado por dos poderesensiblemente equivalentes, enfrentadomuy pronto no ya por su afán dhegemonía en el mundo, sino por seabanderados de dos sistemadeológico-político-sociales

contrapuestos. Esta originalidad dplanteamiento se vio prontncrementada por el hecho insólito d

que una guerra entre ambos podí

significar la destrucción integral deplaneta. Esta es precisamente una de larazones por las que esa guerra nestalló. Los cuarenta años de la llamad



«guerra fría» (1949-1989) permitieronncluso favorecieron, una serie d

guerras localizadas y no declaradas, e

as que ninguna de las dosuperpotencias podía intervenir a fondsin peligro de intervención de la otra.

De Este-Oeste a Norte-Sur

El episodio de la descolonización dos países dependientes de una potenci

—por lo general europea— siguió cosorprendente rapidez a la guerr

mundial, y nos obliga a suponer quentre uno y otro acontecimientos existde alguna manera una cierta relaciócausa-efecto. Realmente el gran cambi

en el mapa del mundo se verificó com



resultado de la descolonización, y no da guerra en sí. Este cambio en l

presencia de nuevas soberanías, con l

consiguiente transferencia de fuerzageopolíticas y de zonas de influencia soperó en un plazo de tiempncreíblemente breve (en sus línea

generales, dentro de los trece años quvan de 1947 a 1960). El número dpaíses soberanos pasó en pocos años d

60 a 150. Algunos adquirirían ciertopeso en el mundo, como la IndiaPakistán, Indonesia, o, por razoneeconómicas, algo más tarde lo

productores de petróleo del OrientMedio. La mayoría adquirieron un pesen el conjunto muy escaso, y sufrieroas consecuencias de la retirad



prematura de las potenciacolonizadoras, descendieron en su nivede vida y en cultura, y se enzarzaron co

frecuencia en reyertas territoriales raciales, pues las nuevas naciones no sedificaron sobre conceptos geográficoo humanos, sino sobre las fronteraartificiales de las antiguas colonias.

La hegemonía de Europa sobraquellos países poco desarrollados fu

en parte sustituida por la de las dosuperpotencias, que no por casualidase habían manifestado como las máentusiastas de la descolonización. Lo

Estados Unidos buscaron el influjeconómico mediante la inversión o lformación de compañías binacionales multinacionales que explotaran lo



recursos de los nuevos países. La UnióSoviética buscó el influjo ideológicosabedora de que la pobreza —más e

evidencia por los enormes contrastesocioeconómicos entre las minoríadirigentes y el pueblo miserable— erun excelente caldo de cultivo para ldifusión del marxismo-leninismo, con eresultado de la adquisición de nuevazonas de influencia en el globo. L

Universidad Patricio Lumumba dMoscú se propuso formar profesionaleque sustituyesen a las clases dirigentevinculadas a los intereses occidentales

Gran parte de la guerra fría sdesarrolló por la lucha entre estos dontentos o formas de influencia.Así se consagró el concepto de Tercer



undo, vigente por lo menos desdcomienzos de los años sesenta. Eprimer mundo, democrático

capitalista, se extendía por EuropOccidental y América; el segundomundo, comunista y estatista, ocupaba unmenso espacio continental desd

Berlín hasta las costas asiáticas dePacífico. De nuevo volvió a hablarse da lucha entre la tierra y el mar. Y e

ercer mundo se extendía por enormeextensiones de Asia y África (en menogrado, por algunas zonas pobres de lAmérica intertropical). Disputado po

os otros dos mundos, quiso tambiémostrar su propio derecho a un papehistórico, y así surgieron institucionecomo la Conferencia de Países n



Alineados, que trataron de contraponeel tercer mundo a los otros dos. (Estcontraposición fue más operativa cuand

a Conferencia fue presidida por «nalineados» de verdad, como Sukarno el Pandit Nehru, y perdió fuerza moracuando cayó en manos de comunistacomo Tito o Fidel Castro).

Pero el Tercer Mundo era demasiadogrande y heterogéneo como para tene

una voz única. Por la segunda mitad dos años sesenta y primera de los setentse intuyó una clara tendencia a loBloques («bloques regionales» se lo

lamó). El Sudeste asiático, el mundárabe, el africano de raza negraparecían los mejor perfilados. Tambiénendían a formar bloques Europ



Occidental (CEE, tratado de Roma1957), o Iberoamérica. Institucionecomo la OUA o la OEA americana

parecieron adquirir grandeposibilidades de protagonismo en ldinámica mundial, más que por su fuerzfísica, no del todo despreciable comconjunto, por su peso en el foro de la

aciones Unidas. Llegó un momento eque el tercer mundo estaba formado po

más países que los otros dos juntos. Spensó que la futura Historia Universal sedificaría sobre la dinámica de loBloques.

La crisis del petróleo (y de leconomía planetaria) en 1973 dividió os países del tercer mundo (entr

propietarios y no propietarios de crudo)



rompió la solidaridad y acabó casi coa parcelación del globo en grande

bloques. Subsistió en cierta manera e

mundo árabe, aunque fracasaron lontentos de una República Árabe Unid

dirigida por Nasser, o más tarde loproyectos similares de Gadhafi. Ycuriosamente, el que mantuvo sprogresión en pos de la unidad fue unde los en principio más problemáticos

a Unión Europea. El hecho es que eplanteamiento en forma de grandebloques supranacionales en lgeopolítica mundial, como una de la

consecuencias de la gran guerra y de susecuelas inmediatas, fue declinandprogresivamente.

Hoy se habla, por otras razones, d



dicotomía Norte-Sur, o países ricospaíses pobres. La denominación es uanto infortunada, porque los cinc

países más pobres del mundo sencuentran en el hemisferio Nortemientras que los más australes —ChileArgentina, Uruguay, SudáfricaAustralia, Nueva Zelanda— sorelativamente ricos o muy ricos; pero lvigencia no deja de ser por eso meno

dramática. Tal vez tuvo razón GunnaMyrdal cuando propuso que la profecíde Marx sobre la futura existencia dpocos ricos muy ricos y muchos pobre

muy pobres, que no se ha cumplido en eámbito de las sociedades, puede estacumpliéndose, en cambio, nesperadamente, en el ámbito de la



naciones. Es un hecho por demáacuciante, aunque su planteamiento ya nse corresponda con el contenido de est

ibro.

La crisis de las ideas

La paz mundial pudo ser una «paeológica» como la que quería Ma

Arthur en agosto de 1945, o «la paz dCristo en el reino de Cristo», comproclamaba por aquellas mismas fechael pontífice Pío XII. No faltaron intento

de dignificar la paz con la exaltación dvalores como la libertad, los derechohumanos, la tolerancia o la solidaridadLa propia ONU creó institucione

mundiales como la UNESCO, la FAO o



a UNICEF, destinadas a la propagaciónde la cultura, la producción distribución de alimentos, especialment

en los países más necesitados de ellos, a protección a la infancia. Por uiempo se intuyó o se estimó que l

nueva paz se edificaba o se queríedificar sobre valores éticos.

Sin embargo, no todos los buenopropósitos se cumplieron. Al dividirs

en dos grupos los vencedores, fumposible difundir determinados valorea nivel mundial. En muchas partes loderechos humanos no fueron respetados

, lo que era más lamentable, no existíanmedios para exigir ese respeto siexponerse a una grave ruptura o a upeligro mayor. Por su parte, los paíse



ibres de Occidente fueron presa de ucreciente egoísmo individual colectivo, propiciado —sólo en parte—

por el consumismo a que abocó edesarrollo económico. Una inflación deconcepto de libertad —lesiva a la largpara la propia libertad— se desarrollcomo actitud mental por los añocincuenta en Estados Unidos —fenómeno estudiado y denunciado por P

Chaunu— en forma de una «escuela dpermisividad», que se difundiría a partide los años sesenta por el resto dOccidente. Su consecuencia más visibl

ha sido una clara relajación del sentidde los deberes humanos. Ematerialismo, predicado como doctrinen los países del Este, fue vivido a s



estilo por muchos ciudadanos de lopaíses del Oeste, simplemente pomotivos de comodidad. La alianz

nvisible pero operativa entre epermisivismo como actitud colectiva da posguerra y el relativismo y

generado en los comienzos del siglXX, pero difundido luego a todos loestratos sociales, cristalizó de hecho euna crisis de creencias y aun d

convicciones, y esta crisis dio lugar a svez a una «crisis de valores» que puedgenerar un gran vacío en el hombre defuturo.

El llamado «crepúsculo de ladeologías», que siguió a la segund

guerra mundial, y que culminaría en loaños ochenta con la desaparició



definitiva de las doctrinas oficiales eos países del Este, tuvo la virtud d

acabar con los falsos dogmatismos qu

dividieron a los seres humanos, y poos cuales estos fueron a mucha

guerras, internacionales o civiles. Perdio lugar también a un indiferentismgeneral, esto es, a hombres sin ideas sin convicciones, un hecho que puedcomportar uno de los más grave

peligros, por razón de la vaciedad qusupone, en muchos sectores del mundcontemporáneo, sobre todo precisamenten los más desarrollados.

No es posible deducir que todas lacrisis que se echaron de ver en los añode posguerra sean producto directo das situaciones creadas o inducidas po



el gran conflicto. Sí es de desear, enodo caso, que la era de las guerra

mundiales haya pasado para siempre,

que no sea precisa una nueva pruebpara que una equilibrada aceptación dos derechos y los deberes humano

permita que aquellos valores quenaltecen a nuestra especie searespetados, al punto de que todopodamos mirar al porvenir del mund

con esperanza.



CRONOLOGÍA

(1776-1945)En un libro de bolsillo no caben todo

os acontecimientos importantes de lEdad Contemporánea. Para una máexacta información del lector smencionan aquí, por orden estrictament

cronológico, con miras a una mejorelación entre ellos, los más notableacontecimientos ideológicos, políticossociales, económicos y culturales deperiodo que comprende este libro.

1776

El Congreso de Filadelfia proclama l



ndependencia de los Estados Unidos.Adam Smith publica The Wealth o

ations, base del liberalism

económico.Watt hace funcionar la primer

máquina de vapor. Monarcas reinantes en Europa

Pontificado romano, Pío VI. ImperiGermánico (Austria), María TeresaRusia, Catalina II. Francia, Luis XVI

Gran Bretaña, Jorge III. España, CarloII. Portugal, José Manuel I. PrusiaFederico II. Imperio turco, Abdul Hamid.

1779Francia y España declaran la guerra

nglaterra, favoreciendo l



ndependencia norteamericana.

1780

José II, emperador de Austria.

1781Kant publica la Crítica de la Razó

ura.William Herschel descubre el planet

Urano.

1783Guillermo Pitt, primer ministr

británico. Gobierna hasta 1806.

Primer ascenso en globo, por lohermanos Montgolfier.

1786

Federico Guillermo II, rey de Prusia.



1787Elaborada la Constitución de lo

Estados Unidos, promulgada en 1789.Graves problemas en la haciendfrancesa. Se convoca la Asamblea d

otables. Comienza la agitació

prerrevolucionaria.

1788Muere Carlos III de España. Le suced

Carlos IV.Colonización de Australia por lo

ngleses.

1789Se reúnen los Estados Generales e

Francia, que pronto se proclama

Asamblea Nacional. Elemento



populares asaltan la Bastilla. Se inicia Revolución francesa.

1791Primera Constitución francesa.

1792

Francisco II, Emperador de Austria.Muere Mozart.

1793Reparto de Polonia entre Rusia, Prusi

Austria.Luis XVI ejecutado en la guillotina

Comienza el Terror. Primera coalicióneuropea contra la Revolución.

1794

Golpe de Termidor en Francia.



1795Régimen del Directorio en Francia

Paz de Basilea entre Francia y lapotencias continentales.Haydn compone su última sinfonía.

1796Pablo I, zar de Rusia.

1797Cesa George Washington como prime

presidente de Estados Unidos. Le sucedJohn Adams.

Campañas de Bonaparte en Italia.Federico Guillermo III, rey de Prusia.

1798

Proclamación de la repúblic



Helvética, con una Constitución común.Jenner descubre la primera vacuna

contra la viruela.

1799Golpe de Brumario en Francia

apoleón Bonaparte, Primer Cónsul.

1800Elegido papa Pío VII.

1801Thomas Jefferson, Presidente d

Estados Unidos.

Adopción en Francia del sistemmétrico decimal, luego adoptado en todel mundo civilizado.

1804



Napoleón se proclama Emperador.

1805

Tras la derrota de Austria enAusterlitz, desaparece el ImperiRomano-Germánico.

1806Sistema Continental napoleónico.

1807Paz de Tilsit. Máximo apogeo de

mperio napoleónico.Se inaugura la primera línea de barco

de vapor (invento de Fulton), entrueva York y Albany.

1808

Invasión de España por Napoleón.



Comienza la guerra de Independencia.Goethe publica el Fausto.

1810Primeras Juntas independentistas eHispanoamérica.

1811Londres, primera ciudad millonaria.

1812Campaña de Rusia.

1813

«Batalla de las naciones» en Leipzig.1814Caída del imperio napoleónico.



1815Restauración posnapoleónica.Congreso de Viena.

Directorio europeo presidido de hechpor Metternich.

1817

Monroe, elegido presidente dEstados Unidos.

Hegel publica La Ciencia de l

ógica, y Filosofía del Espíritu, basde su pensamiento.David Ricardo publica sus Principio

de Economía Política, otro de lo

pilares de la economía liberal.

1819Walter Scott escribe Ivanhoe.



1820Jorge IV, rey de Inglaterra. Época de

Canning y Peel.Segundo ciclo revolucionario eEuropa. España, Nápoles, PiamontePortugal y Grecia proclaman e

iberalismo.

1821Muere Napoleón, desterrado en la isl

de Santa Elena.

1822

Agustín Iturbide, efímero emperadode México.Congreso de Verona.

1823



Los Cien Mil Hijos de San Luis, enombre de la Pentarquía, entran eEspaña. Fernando VII, restablecido e

sus plenos poderes.Monroe proclama su doctrina

América para los americanos.

1824Muere Luis XVIII de Francia

Coronado Carlos X, de tendenci

absolutista.Batalla de Ayacucho. Fin del imperioespañol en América.

Beethoven estrena su Noven

Sinfonía.

1825Brasil, independiente de Portugal.

Nicolás I, zar de Rusia.



Se inaugura la primera línea dferrocarril, Stockton-Darlington.

1826Guerra civil en Portugal. Se disputa

a corona don Miguel, absolutista y DMaría de la Gloria, liberal.

Bernardino Rivadavia, primepresidente de las Provincias Unidas deSur (futura Argentina).

1827Muere Beethoven.Manzoni escribe Los novios.

1829Turquía reconoce la independencia d

Grecia.



1830Tercer ciclo revolucionario. Carlos X

de Francia, expulsado del trono.Termina la dinastía borbónica. Subecomo rey constitucional Luis Felipe dOrleans.

Bélgica se separa de Holanda.Insurrecciones en Italia y en Polonia.

Víctor Hugo estrena la tragedi

ernani, símbolo del movimientromántico.Sinfonía Fantástica de Berlioz

romanticismo musical.

Sube al trono pontificio Gregorio XVIDisgregación de la Gran Colombia.Páez, presidente de Venezuela.

1831



Pedro II, emperador de Brasil.

1832

Polonia sometida y anexionada Rusia.

Reforma electoral en Gran Bretaña. Epaís ingresa en el pleno liberalismo.

Prospera la revolución industrial.

1833

Muere Femando VII de EspañaGuerra civil entre carlistas e isabelinosRegencia de María Cristina de Borbón.

Comienza la conquista de Argelia po

Francia.

1835La población del mundo alcanza lo

1000 millones.



1837Victoria I, reina de Inglaterra (e

reinado más largo de la historibritánica, hasta 1901). Época dPalmerston.

1838Bessel mide por primera vez l

distancia a las estrellas.

1839Daguerre inventa la fotografía (poc

útil hasta la introducción de placas co

emulsión, 1851).1840

Revolución progresista en España

María Cristina, expulsada de l



Regencia, que asume en 1841 el generaEspartero.

Alexis Tocqueville publica L

emocracia en América.

1841Guerra del Opio: los ingleses obtiene

concesiones en China.

1845Primer cable submarino (bahía d

ueva York). Estreno de Tannhauser

de Wagner.

1846Pío IX, elegido papa.Leverrier, por medio del cálculo

descubre el planeta Neptuno.

Peel, primer ministro inglés, consagr



el librecambio.

1848

Cuarto ciclo revolucionario. EFrancia es derribada la monarquía dLuis Felipe y se proclama la República

Revoluciones en Austria (fin de la er

Metternich), Prusia, Italia, BohemiaHungría y España, que acabafracasando, pero en varios países s

establecen regímenes constitucionales.Karl Marx lanza el Manifiest

Comunista.

1849Francisco José, emperador de AustriaFederico Guillermo IV de Prusirechaza la corona imperial alemana. S

retrasa la unificación alemana, per



prevalece la unión aduanera Zollverein.

Muere Fréderic Chopin.

Se descubre oro en California: marchhacia el Oeste.

1851Faraday descubre la inducció

eléctrica, base de la aplicación de lelectricidad como fuente de energía.

1852Luis Napoleón se proclam

Emperador de los Franceses.

1854Guerra de Crimea: Francia e Inglaterr

contra Rusia. Turquía se salva de un

nvasión.



Burton y Spoke llegan a lamisteriosas fuentes del Nilo.

1855Síntesis del alcohol, por Berthelot.

1856

Crisis económica motivada por laexcesivamente rápidas concesioneferroviarias en Europa.

Livingstone cruza el continentafricano.

1857

Sublevación de los cipayos en lndia. Impotente la Compañía de landias Orientales, Inglaterra asume e

dominio oficial sobre la India.

Flaubert publica Madame Bovary



primera novela realista y antirromántica

1858

Revolución en México: Juárezpresidente.Howe inventa la máquina de coser.

1859Austria: comienza la unificació

taliana.Darwin publica El Origen de la

species.Comienza la propulsión de buques po

hélice.

1860A instancias de Cobden, se implant

en Inglaterra el principio de



ibrecambio.

1861

Abolición de la servidumbre en RusiaAbraham Lincoln elegido presidentde Estados Unidos. Comienza la guerrde Secesión.

Pasteur descubre los microorganismo«microbios») y niega la generació

espontánea de la vida.

1862Bismarck, canciller de Prusia.

Los franceses se extienden po

ndochina.Primera Exposición Universal, eLondres.

1863



Boucher de Perthes encuentra restoprehistóricos cerca de Abbeville. Naca Prehistoria.

Lyell publica Antiquity of Man.

1864Se establece la Cruz Roja.

Se funda en Londres la Internacionade Trabajadores.

Remington inventa la máquina d

escribir.Clausius formula el principio de lentropía, fundamental de la físicmoderna.

1865Termina la guerra de Secesión en

Estados Unidos. Predominio del Nort



ndustrial.Guerra de Argentina, Brasil y Uruguay

contra Paraguay.

Marx comienza la publicación de ECapital.

Mendel intuye las leyes de la herenciaCrimen y castigo, de Dostoyewski .

1866

Guerra austroprusiana.Crisis financiera en gran parte dEuropa. Quiebran bancos y compañíaferroviarias.

1867Reforma electoral en Inglaterra, po

niciativa de Disraeli: Democracia cas

otal.



1868Disraeli sucedido por Gladstone

Comienza la era Disraeli-Gladstone englaterra.Revolución en España: cae Isabel II.

Comienza la revolución Meiji e

Japón.

1869Pío IX convoca el Concilio Vaticano

que define la infalibilidad pontificia.Se inaugura el canal de Suez

construido por F. Lessep. Lo

norteamericanos unen por línea férrea eAtlántico con el Pacífico.Mendeleiev descubre la tabl

periódica de los elementos químicos.



1870Guerra francoprusiana. Caída d

apoleón III y unificación definitiva dAlemania. Tercera república francesa.Italia recupera Venecia.D. Rockefeller inicia las aplicacione

del petróleo como fuente de energía.

1871Guillermo I, proclamado Emperado

de Alemania.Los italianos ocupan Roma y l

convierten en capital del reino.

Amadeo I, rey de España.Se estrena Aida, de Verdi.

1872

Viaje del Challenger con un



expedición científica.Nace la oceanografía.

1873Primera República española.«Kulturkampf» en Alemania.

Liga de los Tres Emperadore

Alemania, Austria, Rusia). Crisieconómica de Baring, primera quafecta a la economía de vario

continentes.Siemens inventa la dinamo.

1874

Restauración borbónica en Españaera canovista.Primera exposición de pintur

mpresionista en París.



1875Los franceses se apoderan del Cong

Brazzaville).

1876Guerra rusoturca.

Victoria I, emperatriz de la India.Graham Bell inventa el teléfono.Primera sinfonía de Brahms.

1877Boltzmann demuestra que el calor e

producto del movimiento de la

moléculas.1878León XIII sube al solio pontificio.

Humberto I, rey de Italia.



Paz de San Estéfano entre Rusia Turquía, negociada por todas lapotencias.

Congreso de Berlín para resolver loproblemas de los Balcanes.

Bulgaria, independiente.Se establece la Unión Posta

Universal.

1879Edison inventa la lámpara eléctrica.

1881

Francia ocupa Túnez.Alejandro II de Rusia asesinado poun anarquista. Le sucede Alejandro III.

Comienza a funcionar el prime

ranvía.



Nueva York iluminado por la luzeléctrica.

1883Triple Alianza (Alemania, Austriatalia).

Koch descubre el agente del cólera

Fin de la era de las epidemias eOccidente.

Estreno de Parsifal, última obra d

Wagner.1885Conferencia de Berlín sobre el repart

colonial.Los ingleses ocupan Birmania.

Aparece el motor de explosióDaimler).



1886Ocupación de Nigeria por lo

ngleses.Jean Moreas lanza el ManifiestSimbolista, nueva corriente literaria.

Revuelta obrera del 1° de mayo, e

Chicago.

1888Guillermo II, emperador de Alemania

Cecil Rhodes funda Rhodesia comdependencia británica.

Egipto, protectorado inglés.

1889Japón se da su primera Constitución.Brasil se transforma en república.

Exposición Universal en París: s



construye la torre Eiffel.Edison inventa el fonógrafo.

Segunda Internacional d

Trabajadores.

1890Guillermo II destituye a Bismarck.

Los ingleses se apoderan de Kenya.Se inaugura el Metro de Londres.Van Gogh expone La viña roja, únic

cuadro que vende en su vida.1891León XIII publica la encíclica Rerum

ovarum, que expone la doctrina sociade la Iglesia.Entente francorrusa. Se impone en cas

odas partes el proteccionismo.



1892Matriculación del primer automóvil

en Alemania. Rudolf Diesel descubre emotor de aceite pesado.

1893

Rusia se apodera del Turquestán.Sinfonía Patética y muerte d

Tchaikowski.

1894«Affaire Dreyfus» en Francia.Nicolás II, zar de Rusia.

Guerra chinojaponesa. Concluye e1895 con el tratado de Simonoseki. La siesta de un fauno, de Debussy

mpresionismo musical.



1895Cuba se subleva contra el domini

español («grito de Baire»).

Marconi introduce la telegrafía sihilos.

1896

Becquerel descubre la radiactividad.Los franceses ocupan Madagascar.Se inauguran los Juegos Olímpicos d

a Era Moderna.Se establecen los Premios Nobel.

1897

Asesinato de Cánovas del Castillo.J.J. Thompson descubre el electrón.

1898

Estados Unidos en guerra con España



ndependencia de Cuba.Los americanos se apoderan de Puert

Rico, Filipinas y las islas Hawaii.

Incidente de Fachoda entre ingleses franceses.

1899

Comienza la guerra de los Boers, eÁfrica del Sur, que se prolonga hast1902.

Conferencia de la Paz de La Haya.Descubrimiento de la aspirina.Freud escribe El lenguaje de lo

sueños.

1900Víctor Manuel III, rey de Italia.Guerra de los «boxers» en China.

Las potencias occidentales obtiene



concesiones.

1901

Theodore Roosevelt, presidente dEstados Unidos.

Muere Victoria de Inglaterra.De Vries da a conocer la teoría de la

mutaciones biológicas, contra el purevolucionismo.

1902Eduardo VII, rey de Inglaterra.Vuela el primer avión (hermano

Wright).

1903Pontificado de Pío X.

Los norteamericanos fomentan l

rebelión panameña contra Colombia



para poder construir un cananteroceánico.

1904Guerra rusojaponesa.«Entente Cordiale» entre Gran Bretañ

Francia.

Bracque pinta el primer cuadrcubista.

1905Derrota de Rusia y revolució

sofocada.Noruega se separa de Suecia.

Guillermo II de Alemania desembarcen Tánger.Tensión internacional.Marconi inventa la radio.

Einstein da a conocer la primer



Teoría de la Relatividad.

1906

Tratado de Algeciras, Francia yEspaña crean un protectorado eMarruecos.

Terremoto de San Francisco.

1907Triple Entente (Inglaterra, Francia

Rusia).

1909

Conquista del polo Norte por Peary.El sultán Abdul Hamid derribado poos «Jóvenes Turcos».

Austria se anexiona Bosnia

Herzegovina.



Nueva Conferencia de la Paz en LHaya. Se declara la guerra fuera de ley.

1910Jorge V, rey de Inglaterra.Se proclama la República en Portugal

Kandinski pinta el primer cuadrabstracto.

1911Incidente de Agadir.Italia se apodera de Libia. Comienza

as guerras balcánicas.

Conquista del polo Sur por AmundsenSe proclama la república en Chinaera Sun Yatsen.

1913



Inauguración del Canal de Panamá.Se descubre la estructura del átomo

por Rutherford y Bohr.

Se estrena La Consagración de lrimavera, de Stravinsky.

1914

Atentado de Sarajevo.Comienza la primera guerra mundial.Elegido papa Benedicto XV.

1915Kafka escribe El Proceso.

1916Lenin, en Suiza, funda la Tercernternacional.

1917



Nicolás II de Rusia, derrocado. Seride revoluciones que culminan con lsoviética (noviembre).

1918Termina la primera Guerra Mundial

Wilson expone sus Catorce Puntos.

Manifiesto dadaísta por Tristán Tzaracontra todo el arte tradicional.

1919Se funda la Sociedad de Naciones

Paces de París.República alemana: Constitución d

Weimar.

1920Spengler escribe La Decadencia d

Occidente.



En Estados Unidos: sufragio femenin prosperidad, «Felices años Veinte».

1922Marcha sobre Roma: Mussolinidictador de Italia.

Abolición del sultanato turco.

Independencia de la república drlanda.Pío XI, elegido papa.

1923Dictadura de Primo de Rivera e

España.

Mustafá Kemal, dictador en Turquía.Los laboristas gobiernan por primervez en Gran Bretaña. Se implanta en estpaís el sufragio femenino.



1924Muere Lenin.

1925Conferencia de Locarno

Reconciliación de las potencia

europeas.Stalin se hace con el poder en l

URSS.

1926Hiro-Hito, emperador de Japón.

Dictadura del general Carmona e

Portugal.Heidegger publica Ser y Tiempo.

Se introduce el cine sonoro.Ramón Franco atraviesa el Atlántico

en avión.



1928Guerra del Chaco, entre Bolivia

Paraguay.Alexander Fleming descubre lpenicilina (no utilizada hasta la segundguerra mundial).

1929Crack de Wall Street. Se inicia la

Gran Depresión.

1930

Hubble constata el alejamiento de lagalaxias. Teorías sobre la Expansión deUniverso.

1931



Cae Alfonso XIII. Segunda Repúblicespañola.

1932A causa de la Gran Depresión«política del egoísmo nacional»Recelos mutuos.

historia breve del mundo contem - jose luis comellas.pdf

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