guia para el cuidado de esecies raras

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Departamento de Magia Natural Cuidado de criaturas m gicas Profesora: Liliana nderlin

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Departamento de Magia Natural

Cuidado de criaturas mágicas Profesora: Liliana Ánderlin

1. Dragones 1.1. Las dragonas con crías. 1.2. La incubación artificial. 1.3. La crianza artificial. 1.4. Higiene y salud. 1.5. Zonas de cría e historia.

2. Occamy 2.1. Los Occamy con crías. 2.2. La incubación artificial. 2.3. La crianza artificial. 2.4. Higiene y salud.

3. Dugbog 3.1. Crianza natural. 3.2. La incubación artificial. 3.3. La crianza artificial. 3.4. Higiene y salud.

Las dragonas con crías. Las madres dragonas en libertad construyen un nido con ramas y hojas que producen calor a medida que se van descomponiendo.

Después de poner los huevos, la dragona los incuba, suele respirar fuego sobre ellos, y los vigila durante semanas, meses, años o incluso décadas o siglos que deben pasar hasta que las crías rompan el cascarón. Con frecuencia la dragona dará vueltas de reconocimiento en torno al nido para proteger sus huevos de posibles intrusos. El tiempo de incubación depende, en menor medida de la raza y en mayor, del calor que reciba. Con frecuencia los huevos no eclosionan al mismo tiempo, pudiendo variar incluso varios años, en la mayoría de los casos sólo cría uno. Una vez que el huevo empiece a resquebrajarse, tardará unas 24 horas en romperse del todo.

Si el dragoncito nace con su madre, ella es la única responsable, ella lo alimentará y le enseñará todo lo necesario para sobrevivir y el

pequeño permanecerá con ella un par de años; los dragones machos no se ocupan nunca de las crías. A veces ocurre que el bebé muere y la madre dragona sigue cuidándolo y transportándolo durante un par de días.

La incubación artificial. Puede pasar que una hembra joven abandone sus huevos. En ese caso los guardamos en un sitio frío y seco, a unos 12 grados, donde

no les dé la luz del sol, hasta que las condiciones y el espacio sean apropiados para su nacimiento, esto puede tardar años. Si la incubación es artificial, hay que ponerlos directamente al fuego, a una temperatura de 37,5 grados, y puede ser cuestión de días hasta que salga.

El tamaño del huevo va en relación con el del dragón, así que el de un ucraniano es más grande que el de un galés, por ejemplo. El

color del huevo también está relacionado con el del dragón. Si miramos un huevo al trasluz, veremos si tiene embrión, incluso con una luz potente podríamos ver el corazón palpitante del dragoncito.

La crianza artificial. Si el huevo ha sido incubado artificialmente, hay que criarlo artificialmente.

Para los recién nacidos se suele hacer una mezcla de sangre de pollo con brandy, se recomienda un brandy de ciruelas llamado tuica, o uno característico del norte de Transilvania, más fuerte, llamado palinca. La primera semana las tomas son cada media hora y luego se van alargando, a los dos meses ya deberá comer cuatro veces al día y la alimentación será una mezcla de carnes, proteína de soja, sulfato de zinc, azafrán, pimienta, calcio, suplemento de vitaminas D y otras cosas.

Cuando empieza a echar fuego, acompañado de un espeso humo gris,

alrededor de los seis meses, ya comerá como un adulto, aunque no tiene que cazar su propia comida. El fuego que echa una cría de dragón, al principio son sólo chispas con humo, claro, aunque el lomo espinado noruego es más adelantado que otras razas y con apenas un mes ya puede empezar. Es muy importante vestirse de manera adecuada a la hora de acercarse a un dragón, también a un bebé, contamos con ropa especial a prueba de fuego, incluido pasamontañas, pero es inevitable tener alguna que otra quemadura y hay que ser muy rápido con los encantamientos extinguidores.

Hasta el año no empieza a volar, no hay que enseñarle porque es algo innato

y el dragón, de repente, empieza a aletear y levantarse un metro del suelo; en este momento sólo se le dará de comer una vez al día, así nos aseguramos que, si levanta el vuelo, vuelva en cuanto le entre hambre.

Higiene y salud. Los dragones en total libertad se dan un baño de vez en cuando en un lago cercano, se liman

las uñas con árboles o piedras y se frotan contra el suelo para eliminar las escamas viejas. Si están bajo nuestro cuidado, hay que encargarse de vez en cuando de todo eso, sobre todo con los muy jóvenes o muy mayores. Usamos encantamientos especiales para cortarles las uñas, pociones para curar la podredumbre de las escamas y, llegado el caso, un tratamiento especial si uno cae enfermo.

Una enfermedad habitual, pero no muy peligrosa, sobre todo para nosotros porque los síntomas son que dejan de echar fuego, es el

síndrome de squabb: el dragón sólo estornuda, pero claro, un dragón sin fuego es como un mago sin varita. En este caso hay que encerrar al dragón y mantenerlo bien caliente, dándole baños de agua ardiendo y alimentos muy picantes y que den calor cuatro veces al día, como ron, chili, pimienta y otras especias.

Otra enfermedad es el escameo, las escamas se le caen poco a poco y pierde su color característico, incluso no son tan lisas como

habitualmente. Curarlo es relativamente fácil, hay que aplicarle un ungüento de sal marina, alquitrán y aguarrás; lo realmente difícil es poder aplicárselo, usando un encantamiento aturdidor antes no debería ser problema pero a veces hay que darles incluso una poción para dormir, sobre todo si está muy afectado.

Zonas de cría e historia. La reserva más importante está en una zona inmarcable de Rumanía, en los Cárpatos y sólo se llega volando. Los Cárpatos es un

lugar de encuentro de diferentes razas: el colacuerno húngaro, el panza de hierro ucraniano y el cuernolargo rumano. Su ubicación es debida a ser la zona natural del cuernolargo, el cual estuvo a punto de desaparecer. El cuernolargo se alimentaba primordialmente de bisontes, el mamífero terrestre más grande de Europa, rara vez comía otra cosa, pero a finales del siglo XVIII la población de bisontes de los Cárpatos desapareció por completo, de hecho el último fue visto en Transilvania en 1790; por la caza por parte de los muggles, la tala

de los bosques y, también, por culpa de los dragones. Como consecuencia en poco más de cien años la cantidad de cuernolargos disminuyó alarmantemente. Harvey Ridgebit, un dragonolista con mucha experiencia, después de todo fue el primero en capturar un colmillo viperino, decidió que era el momento de hacer algo; durante unos años estuvo estudiando de cerca los cuernolargos, soltó otros ejemplares de dragones, como el colmillo viperino, un hocicorto sueco o un galés verde, estos dragones cazaban otros animales para alimentarse: cabras, ciervos, jabalíes... con lo que consiguió que los cuernolargos se acostumbraran también a cazar otros animales y a la presencia de otros dragones. Es la reserva con mayor variedad de razas y la más grande del mundo. La fecha exacta de la fundación de la reserva no se sabe, sólo que fue a principios del siglo XX, lamentablemente los archivos de Harvey se quemaron cuando lo atacó una hembra de lomo espinado noruego.

Desde hace unos años, en colaboración con el gobierno muggle, se ha conseguido introducir los bisontes de nuevo en los Cárpatos,

así como en otros lugares de Europa, y se estima que actualmente hay unos 3000, con lo que la población de dragones se ha estabilizado definitivamente.

Los Occamy con crías.

La hembra de esta especie suele ser más agresiva que el macho. Realiza dos puestas al año que pueden constar de hasta 4 huevos, por estadística, solo una cría de cada camada alcanza la edad adulta. El instinto maternal de la hembra Occamy termina en cuanto las crías salen del huevo, momento tras el cual han de valerse por sí mismas.

Una cría de Occamy alcanza su madurez a los 6 meses, aunque es letal desde las pocas semanas. Hasta ese momento se alimentará de insectos y pequeños roedores, más adelante se ocupará de presas que lo superen incluso en tamaño.

La incubación artificial.

Los huevos de esta especie son de plata pura, por lo que han sido muy codiciados y en ocasiones incubados de manera artificial. Para ello se colocarán los huevos sobre una bandeja, y esta sobre un sobre un baño de agua a temperatura constante, dentro de otro contenedor tapado, pero con orificios de ventilación. Para mantener esta constancia se precisa de un fuego mágico que ha de revisarse cada 6 horas. La temperatura óptima es de 31,7ºC. Los huevos no deben cambiarse de posición, y se cubren con una capa de musgo húmedo para mantener la humedad elevada.

La crianza artificial.

Como ya hemos observado, la cría de occamy es totalmente independiente desde el momento en que nace, por esta razón no precisará de muchos cuidados. Se mantendrá en un cubículo de aproximadamente 2x2 metros y se le proporcionará alimentación adecuada

cada 2 horas y media la primera semana. A partir del la segunda semana necesitará una zona más amplia en la que cazará por sí misma. Se recomienda imitar el hábitat de esta criatura (Zonas pantanosas o boscosas) ya que ayudará a su desarrollo completo.

También es recomendable tener el menor contacto posible con la criatura si se

pretende reinsertarla en su propio hábitat. Ya que aunque no se pueden domesticar, adquieren pronto malos hábitos y podrían no buscar pareja más adelante.

Tanto el aprendizaje de la caza como el del vuelo son totalmente instintivos.

Aproximadamente a las 8 semanas el occamy levanta el vuelo por primera vez. Una semana más tarde abandonará su lugar de residencia para establecer su propio territorio.

Higiene y salud.

Los Ocammy en libertad son muy cuidadosos con su aspecto, suelen tomar largos baños y acicalarse las plumas a menudo. Cuando está en cautividad adquieren la misma costumbre. Para que puedan realizarla han de disponer de un lugar adecuado para ello en su hábitat artificial. En caso contrario podrían padecer diferentes enfermedades cutáneas. Desde una descamación muy similar a la de los dragones, a una infección en la raquis de las plumas. Estas infecciones pueden ser muy molestas ya que hay que tratar cada pluma por separado con una mezcla de ajenjo y sal.

La enfermedad más común en esta especie es el síndrome de Colí. Se da en crías que tienen entre 1 y 8 días. El nido está húmedo y

también puede oler mal. En la mayoría de los casos mueren, pueden ser tratados con una solución a base de tripas de rata y coñac suministrada cada 12 horas.

Crianza natural.

Esta especie pone entre 5 y 10 huevos en nidos con forma

hexagonal que realizan con trozos de tela y ramas secas. Son muy maternales, se puede ver una madre Dugbog cuidando de crías incluso más grandes que ella.

Les procurará comida durante los 6 primeros meses de vida,

durante los cuales el infante aprenderá donde y como encontrarla. A partir de ese momento será independiente aunque puede permanecer junto a su madre un año más. Las crías sobrevivientes alcanzan la madurez en un periodo de entre 6 y 10, dependiendo de la zona donde viva. Las hembras alcanzan la madurez sexual a los 8 años de edad.

La incubación artificial.

Para la incubación artificial, los huevos han de ser trasladados en la misma posición en la que son encontrados. Se colocarán en un caldero y se recubrirán con ramas de aliso y musgo de pino europeo a partes iguales. Esta composición no ha de ser modificada ni renovada durante todo el proceso. Se ha de mantener una temperatura de 23ºC si se requieren hembras y 21,2ºC si se buscan machos. La temperatura de incubación determinará el sexo de la cría. Al nacer esta medirá unos 30 cm de longitud y pesará unos 500 gramos.

La crianza artificial. La cría de dugbog nace totalmente indefensa y precisa de cuidados. El primero es ayuda para salir del huevo cuya cascará es extremadamente dura. Con unos guantes de piel de dragón procuraremos facilitar este proceso. Es importante no hacerlo a manos descubiertas ya que es posible que intenten mordernos en el proceso. Las primeras semanas será alimentada con una papilla de mandrágora que dejará reposar durante al menos 3 horas antes de ser suministrada. A partir del segundo mes se le pueden dejar pequeñas presas para que comiencen a acostumbrarse a la caza.

La cría de dugbod precisa de entrenamiento para todas las facetas de su vida, por lo que deberemos procurárselo. En ocasiones es posible que una madre dugbod acepte una cría que no es suya siempre que se introduzca en las dos primeras semanas y tenga más o menos la misma edad que las suyas.

Higiene y salud. Esta especie pasa el día en el agua, aunque esto no quiere decir que no precise de limpieza. Con un sistema inmunitario altamente desarrollado, el dugbog se ocupa poco de su higiene personal ya que no lo necesita. Por lo general la acumulación de diferentes residuos sobre su lomo le ayuda en su camuflaje. La única excepción a esta constante es su boca, son propensos a las caries. El dugbog precisa de una limpieza bucal dos veces al día, para ellos utilizará distintos trozos de madera que masticará con insistencia y manzanas. Desde los primeros días hemos de proporcionárselos para que adquiera el hábito de realizarla. Todos los meses es recomendable revisar la dentadura del dugbog ya que un solo diente roto puede costarle todos los demás.

Bibliografía:

“Los dragones: unos bichitos adorables” por 6-Albus

'Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos', de Newt Scamander

'Crianza de dragones para placer y provecho„

'Una guía para guardianes de dragones„

El maravilloso mundo del Occamy

El Dugbog, la vida en los pantanos.