dos momentos en la historia del ku klux klan (1866-1928)

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Este trabajo expone las características principales de uno de los movimientos racistas más importantes de la historia norteamericana, el Ku Klux Klan. Sin embargo, mencionar únicamente al Klan como un movimiento racista nos limita en gran medida entender a este movimiento social. Buscaremos por ello exponer toda la problemática del llamado Imperio Invisible, el contexto histórico en el cual se desarrolló, sus personajes principales, sus ideas y demandas, su lado oculto y secreto, sus ceremonias, su aplicación de la violencia, sus errores y su lado más visible, el político.

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Del kuklos al Imperio InvisibleDos momentos en la historia del Ku Klux Klan (1866-1928)

Jorge Luis Valdez MorganHistoriador

Introducción

Este trabajo expone las características principales de uno de los movimientos racistas más importantes de la historia norteamericana, el Ku Klux Klan. Sin embargo, mencionar únicamente al Klan como un movimiento racista nos limita en gran medida entender a este movimiento social. Buscaremos por ello exponer toda la problemática del llamado Imperio Invisible, el contexto histórico en el cual se desarrolló, sus personajes principales, sus ideas y demandas, su lado oculto y secreto, sus ceremonias, su aplicación de la violencia, sus errores y su lado más visible, el político.

El Klan ha sido recordado sobre todo por sus métodos violentos y radicales, así como por su vestimenta y ceremonias. Sin embargo, hay mucha más historia detrás. Por ejemplo, el Klan no se inició como un movimiento violento en sus dos etapas, en el primero de los casos vamos a encontrar a un movimiento de protesta pacífico y en el segundo a una secta que buscaba adeptos con fines económicos, mientras promulgaba la fraternidad entre sus miembros. Sin embargo, en los dos casos el Ku Klux Klan va a derivar en un discurso racista radical (el primero a nivel local enfocado a la población negra, en el segundo caso a nivel nacional incluyendo a los judíos, cristianos y extranjeros) y en acciones de violencia para conseguir una reacción de miedo y de repliegue por parte de sus víctimas, sobre todo para que no hagan uso de sus derechos correspondientes.

Eso no va a quitar que el Klan sea también un proyecto político. La violencia no fue un impedimento para que el movimiento, en su segunda etapa, logra algunos éxitos políticos. Inclusive la violencia inicial moderada ayudó que algunos candidatos del Klan logren imponerse en algunos Estados del Sur. Sin embargo, veremos que esa misma violencia, una vez radicalizada, será una de las causas principales del repliegue y derrota del movimiento. Para el caso del primer Klan, la violencia no solo provino de las entrañas del movimiento, sino también de grupos de negros emancipados y sobre todo del Estado nacional que buscó imponer una condición de reconstrucción radical y represiva, que ayudó al Klan a ganarse la simpatía de la población ex-confederada. El Klan, entonces, también veremos que funcionó como una vía de escape ante las demandas de la población blanca sureña.

También veremos que el Klan tuvo un componente lúdico, dado por la compleja ceremonia, el secreto, los códigos, y las acciones de violencia nocturna. Podría parecer poco importante, pero en realidad podría ser un importante factor del atractivo del movimiento, o de la permanencia de sus miembros. Sin embargo esto es muy difícil de cuantificar. Finalmente, veremos que el Klan, sobre todo en su segunda etapa, es una institución de

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gran poder económico y sobre todo sujeto a una gran corrupción y cinismo por parte de sus líderes. La dirigencia del Klan se aprovechó de los beneficios económicos que provenían de las contribuciones de sus socios y de la exoneración del pago de impuestos (era una asociación benéfica), y además estuvieron insertos en actos escandalosos y en contra de la moral, lo que socavó de modo profundo a un movimiento que promulgaba el orden y la corrección del comportamiento como dos máximas a seguir.

Este trabajo está dividido en tres partes. La primera trata del primer Klan, el de la Reconstrucción, desde 1866 hasta su disolución en 1871. La segunda parte versa sobre el segundo Klan, el que renace luego de 1915 y se va a extender hasta 1928 (formalmente va a durar hasta 1939, pero sin mucha importancia o presencia). La tercera parte, a modo de conclusión, ofrece la visión comparativa de varios autores que han tratado el fenómeno del Imperio Invisible desde las perspectivas histórica, sociológica y psicológica, con la finalidad de explicarlo de la manera más global y completa.

La reconstrucción norteamericana y los orígenes del Klan (1866-1871)

La época conocida como “la reconstrucción” en Estados Unidos es la posterior a la Guerra Civil o la Guerra de Secesión (1861-1865), que significó un cambio radical en la historia y composición social norteamericana al imponerse el la Unión (Norte) ante la Confederación (Sur) y con ello la libertad de los esclavos en todo el territorio. Además, la imposición del norte sobre el sur es evidencia de la consolidación de una Norteamérica más industrializada, tecnificada, liberal y que apostaba por la unión territorial. Asimismo, el sistema económico esclavista, tradicional y conservador de los Estados de la Confederación sufrieron no sólo la derrota y el fin de su sistema (cuestión que con el tiempo se demostrará que era una lucha mucho más larga), sino la destrucción de su economía, el empobrecimiento de su población y una gran cantidad de bajas (1 de cada 4 adultos confederados murieron en la guerra).

La reconstrucción, sobre todo de la mitad sur norteamericana, era un objetivo necesario e urgente. La emancipación en el Sur significó una pérdida en el orden de los 2.000 millones de dólares a los dueños de los esclavos, y con ello la crisis de la economía de un gran territorio.1 Los Estados del Norte y el gobierno norteamericano, si bien habían ganado la guerra, demostraron no tener las cosas muy claras sobre el futuro de los ex-confederados, y menos aun con los problemas que sólo habían sido resueltos de manera parcial por la Guerra Civil. Durante la breve segunda presidencia de Abraham Lincoln (1965) el Norte inició la etapa de la posguerra haciendo los cobros por reparaciones y aplicando una represión moderada a los Estados del Sur, mientras se recomponía la presencia del Estado a través de la burocracia adicta a los valores y objetivos de la Unión.

Luego del asesinato de Lincoln en abril de 1865 y la toma de cargo por parte de Andrew Johnson, se aplicaron una serie de medidas bastante favorables a la incorporación del Sur a la vida política nacional, exigiendo juramentos personales y un mínimo del 10% de la

1 Jones, Maldwyn. Historia de Estados Unidos. 1607-1992. Madrid: Cátedra, 1995. p. 222.2

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población adicta a la Unión para que su respectivo Estado pueda tener representantes en el Congreso norteamericano. Si bien hubo confiscaciones, censuras, exilios y apresamientos, se puede decir que los ex-confederados habían salido bien parados de la cruenta Guerra Civil. Por supuesto, uno de los principales requisitos aceptar y ratificar la Decimotercera Enmienda, por la cual se confirma la abolición de la esclavitud.

Sin embargo, desde el punto de vista de la sociedad sureña y la condición de los negros recién liberados en ella, algunas costumbres parecían difíciles de erradicar. Si bien se ampliaron los derechos de los negros en varios aspectos como la propiedad, educación o representación legal, aún continuaron –apoyados en la ley- una serie de restricciones a sus derechos civiles y políticos: no podían votar, testificar contra los blancos, portar armas, casarse con blancos y había una amplia exclusión laboral.2 El gobierno central intentó contrarrestar esta situación creando la Oficina de Manumisos, que se encargaría de velar por los derechos de la población negra y su incorporación a la vida activa, política y económicamente hablando, además de intentar ampliar la Decimocuarta Enmienda, en la cual se aseguraba mayores condiciones de igualdad legal y política a todos los ciudadanos norteamericanos. Paradójicamente, el mismo presidente Johnson aconsejó a los Estados del Sur que no ratificaran la enmienda, considerada demasiado radical, y casi todos los ex-confederados la rechazaron, prácticamente por unanimidad. Es en ese contexto que se funda, en 1866, el primer Ku Klux Klan.

Según Chalmers, el Ku Klux Klan nace casi como un juego, sin la finalidad ni la importancia que luego se le daría. Hacia finales de 1865, seis jóvenes –ex oficiales de la Guerra de Secesión- forman un extraño grupo con un nombre griego (kuklos) y se disfrazan de noche para salir a hacer destrozos. No había ningún programa político ni de violencia focalizada en población negra en el sur.3 Sin embargo, el impacto inicial en dicha población fue muy diferente a los objetivos del Klan. Las supersticiones y costumbres de la población negra contribuyeron a que las incursiones nocturnas del Klan sean vistas con mucha preocupación y miedo, lo que rápidamente fue notado por sus miembros. Aquí entra en juego un segundo elemento, el hecho que la población del Sur fuera proclive a mantener mecanismos de control –mediante la violencia en caso que fuese necesario- ante la población negra que era vista como una amenaza, sobre todo a partir de los rumores que se daría voto a la dicha comunidad. El Klan funcionó desde 1866 como ese mecanismo de control.4

Dos son las características principales en estos primeros años del Ku Klux Klan: la predilección por los nombres y los trajes llenos de simbología y altisonancia (sus autoridades se llamaron Gran Brujo, bajo el cual habían Grandes Dragones, Titanes, Gigantes, Cíclopes y Vampiros), y por otra parte una organización compleja y descentralizada con un objetivo claro, mantener el orden, proteger la ley y la Constitución

2 Ibid. p. 224.3 Chalmers, David. Ku Klux Klan. Los americanos encapuchados. 1865-1965. Barcelona: Grijalbo, 1965. p. 16. 4 Ibid. p. 16.

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norteamericana.5 Vemos la existencia de un doble discurso o de una interpretación muy interesada de lo que es la “ley”, pues las leyes de la época de la reconstrucción justamente fueron rechazadas por los miembros del Klan, y recurrieron a los actos de violencia para amedrentar no sólo a los negros del Sur sino a cualquier autoridad que desafiara los intereses de la población blanca y su hegemonía, muchos de esos actos de violencia también fueron contra funcionarios del Norte. Rápidamente, muchos ex oficiales del ejército Confederado, algunos generales inclusive, y muchos ciudadanos reconocidos, empezaron a adscribirse al Klan a partir de 1867, cifra que aumentó significativamente el año siguiente luego de la ofensiva del gobierno central contra la tibia actitud de los sureños por asumir que habían sido derrotados y al no aplicar las condiciones de la reconstrucción dadas por el Norte. En los estados del sur como Tennessee, Georgia y Carolina del Sur, las filas del Klan aumentaron vertiginosamente ante el inminente voto negro.

Los objetivos del Klan, así como las medidas del gobierno central, se radicalizaron. Los actos de violencia se hicieron más comunes sobre todo en los Estados en los que había milicias de negros y votantes de color. El objetivo del Klan era claramente subordinar a la población recientemente liberada a través de la coerción, para así asegurar su postración y la hegemonía de los blancos de todos los sectores, tanto de los de la elite como los de las clases bajas, pues ambos veían como un peligro la adquisición de derechos por parte de la comunidad negra.6 La formación de milicias negras era una de las formas, además del voto, en la cual la población del Sur aseguraba sus derechos civiles, pero fue totalmente contraproducente, pues alimentó la idea de la necesidad del uso de la violencia por parte del Ku Klux Klan, y en los Estados donde se organizaron las milicias negras fueron, coincidentemente, donde el Klan fue más fuerte y sus acciones fueron más violentas. Para 1869 el grupo cometía excesos sin criterios o objetivos, muchas veces alimentado por la venganza personal o el crimen.7 El Klan, entonces:

“(…) atacaban a los negros en su calidad de ciudadanos y no de transgresores de la ley. Y fueron muy pocos los negros, incluso milicianos, que se agruparon para devolver los golpes o aunque sólo fuese para protegerse. Por los que sabemos en general de los disturbios raciales ocurridos en el Sur durante la época de la Reconstrucción, probablemente fue mejor que no lo hiciesen”.8

Si bien hubo manifestaciones de violencia de uno y otro lado durante estos primeros años del Klan, era claro que la impunidad de las autoridades favoreció al accionar de los blancos,9 quienes, sin estar mejor organizados necesariamente, siempre lograban salir

5 Ibid. p. 17.6 Ibid. p. 21.7 Jones, Maldwyn. Op cit. p. 238.8 Chalmers, David. Op cit. p. 22.9 Foner, Eric. Rights and the Constitution in Black Life during the Civil War and Reconstruction. p. 881

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airosos de la situación, mientras que los dirigentes negros acababan en las cárceles, donde muy comúnmente eran sacados por turbas de blancos y ahorcados, como en Meridan (Mississippi) en 1871.10 Gracias a ello fue que el Klan pudo aumentar su accionar en estos años, efocando su ataque en el sistema educativo ante el temor a que éste se convirtiera en un futuro cercano en inclusivo de las dos poblaciones. En la arena política, el Klan fue menos efectivo como participante directo que como medio de influencia. En las elecciones de gobernadores de la primavera 1868 los Republicanos (que estaban detrás de la reconstrucción radical) ganaron la mayoría de la representación, pero para las elecciones presidenciales de otoño del mismo año su presencia había disminuido considerablemente, sobre todo en los Estados donde el Klan había aplicado una mayor cuota de violencia.11

La decadencia del Klan, desde 1869, fue producto de casi las mismas razones de su éxito. La anarquía interna que permitió que los llamados “jinetes nocturnos” tuvieran un gran grado de autonomía y un amplio accionar, jugaron en contra del movimiento, pues sus afiliados más poderosos se alejaron del movimiento en la medida que ingresaba a él masas humildes, poco educadas y sumamente violentas que fueron muy mal vistas por las elites. El Klan crecía cuantitativamente pero no cualitativamente. Hacia enero de 1969, muchas autoridades, como el Brujo Imperial Nathan Forrest (General confederado), ordenaron la disolución del Ku Klux Klan, medida que fue adoptada en Alabama y Mississippi.12 Es comprensible que esto debilitara a la agrupación, pero no que la disolviera por completo. Varias “sucursales” del Klan en algunos Estados donde aun había objetivos que cumplir, continuaron su accionar como si nada pasara. Fue necesaria una acción decidida del gobierno central, que incluyó ley marcial, detenciones en masa, uso de la fuerza y represión para desintegrar a este primer intento del Ku Klux Klan hacia 1872, con una Ley sobre la Fuerza Legal en 1871 y una ley sobre el KKK que prohibió la existencia de dicha organización.13 Sin embargo, el sustrato sobre el cual había nacido, permanecía más o menos intacto. Además, en algunas zonas como Alabama, el Klan había provocado los efectos deseados para la agrupación deteniendo el impulso restaurador del Norte y limitando considerablemente a la población negra tanto en sus derechos civiles y políticos como en su acceso al mercado laboral y a sus costumbres. La desintegración real del Klan en 1877 responde simplemente al triunfo de sus objetivos, lo que se consolidó con la salida de las tropas de la Unión.14

El renacimiento del Imperio Invisible (1915-1928)

Entre 1872 y 1915, el proyecto del Klan entró en una fuerte crisis pero no desapareció del imaginario de la población. La recuperación del Sur, el gobierno demócrata, la salida de las tropas de ocupación desde 1877 y el retorno a la normalidad hizo absurda una propuesta radical y violenta de protección al hombre blanco y a sus valores, como propugnaba el

10 Chalmers, David. Op cit. p. 22-23.11 Ibid. p. 24-25.12 Ibid. p. 28-29.13 Jones, Maldwyn. Op cit. p. 239.14 Schaefer, Richard. The Ku Klux Klan: Continuity and Change. p. 145.

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Klan, que más que molesto se había hecho simplemente innecesario. Sin embargo, la leyenda de esta agrupación era bien conocida por los jóvenes de inicios del siglo XX que crecían en un Sur consolidado en los valores blancos, y se le veía como el salvador de la sociedad sureña oprimida por el Norte y amenazada por los negros.

Dos manifestaciones, muy lejos de la política, fueron las que marcaron el resurgimiento del Klan. La primera fue la publicación en 1905 de la novela The Clansman, una novela histórica escrita por Thomas Dixon, Jr., un sureño de Carolina del Norte, en la que se cuenta la epopeya de un joven coronel confederado que debe enfrentar la derrota de su ejército y la amenaza del Norte y de los negros, quienes resultan ser los chivos expiatorios de la historia. Evidentemente, el coronel era miembro del Klan. El éxito fue tal que el mismo Dixon la convirtió en una obra de teatro y él mismo la interpretó de modo itinerante, e incluso intentó formar una empresa cinematográfica para llevarla al cine, cometido en el cual no tuvo éxito.15 Sin embargo, el entonces joven director David Griffith compró los derechos a Dixon y dirigió, con una maestría propia de un gran realizador, el filme The Birth of a Nation en 1915, uno de los filmes más exitosos de su tiempo. Vale la pena mencionar que Griffith, si bien era hijo de un héroe de la Confederación, nunca imaginó el efecto que tendría su filme, menos que éste sería la principal causa del renacimiento del Ku Klux Klan.

El filme fue un éxito de taquilla, a la vez que fue muy criticado por diversos sectores que veían en el filme un claro contenido discriminatorio y reivindicativo al Klan. Las ovaciones en el Sur se sucedieron con rechazos en el Norte, como en el caso de New York en el que los espectadores, indignados, lanzaron huevos podridos a la pantalla. Un éxito de taquilla, que fue respaldado por el mismo presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, quien mencionó además que todo lo aparecido en el filme era cierto, y por el presidente de la Corte Suprema, Edward White, ex miembro del Klan.16 Con tal respaldo de las autoridades supremas de Estados Unidos, así como el de las masas sureñas, la ecuación era muy simple, la resurrección del Klan era un hecho.

Si bien el filme fue un detonante, no fue el único factor para el surgimiento de un segundo Klan. Personajes como William Simmons, fundador de este movimiento, son bastante representativos para entender el sustrato y la leyenda del Klan en los pobladores del Sur norteamericano. El contacto con la vida rural de Alabama, una de las zonas más tradicionales del mundo rural estadounidense, y el amor por la tierra natal estaban íntimamente ligada al recuerdo del Klan como el perpetuador de esa “normalidad” que separaba al mundo de privilegio blanco de la discriminación negra. Ser hijo de un ex miembro del Klan también pesaba mucho en la conciencia de Simmons y de muchos otros que escucharon desde niños historias fascinantes del Imperio Invisible.17 Luego de una vida poco fructífera en lo económico, pero con una gran oratoria, Simmons optó por la administración en el mundo de las sectas, hacia 1912 era miembro de varias logias masónicas y de la Orden de los Caballeros Templarios, así como de agrupaciones de

15 Chalmers, David. Op cit. p. 37.16 Ibid. p. 39.17 Ibid. p. 41.

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Veteranos de la Guerra Hispano-Americana y similares. Pero su sueño, el de fundar una hermandad basada en el Klan, recién pudo hacerse realidad con la proyección de The Birth of a Nation en Atlanta, en 1915.

En una ceremonia llena de simbología, Simmons y quince acompañantes se dirigieron a un peñasco a las afueras de Atlanta y ubicaron una cruz de madera en un altar de piedra, acto seguido la encendieron (Simmons la había rociado con petróleo), invocando la resurrección del Klan. Sin embargo, este Klan, según la publicidad de la época, sólo se dedicaría a actos benéficos y fraternales, casi conmemorativos, lo que atrajo a una importante cantidad de miembros pudientes y de clase media. Lo único que asemejaba a este Klan del primero, era que en sus reuniones, ya no cabalgatas nocturnas, se hablaba de la defensa de los intereses de la América blanca.18 La organización fue muy fructífera para Simmons, el cual administraba las cuotas de los afiliados, y tuvo plena libertad de acción pues no se cometían delitos a nombre del Klan y existían otra gran cantidad de agrupaciones similares. Fue cuando Estados Unidos entró a la Primera Guerra Mundial en 1917 que el Klan redifinió sus objetivos como los de una agrupación policial que asegurara el orden interno como contribución patriota al esfuerzo de las tropas en Europa. Para 1919 el Klan era ya una agrupación muy popular con miles de afiliados, y adquirió una característica que no va a dejar hasta el día de hoy: el secreto.

Los ritos y ceremonias, no tanto así la vestimenta de las capuchas blancas que es más característica del primer Klan, eran la especialidad de Simmons. No tanto así las dotes de debate y de liderazgo, por lo que esas labores fueron designadas a otros miembros prominentes del Klan. Al poco tiempo se darían cuenta que la publicidad del Klan corría por cuenta del periodismo local del Sur, ávido de rápidas ventas, que encontraron en el resurgimiento del Klan una vertiente de interés bastante grande. Las primeras fotos del Klan, tomadas no a Simmons, sino a un par de negros pagados para que se vistieran con réplicas de trajes de The Birth of a Nation, se vendieron como pan caliente.19 El crecimiento del movimiento exigía un nuevo plan de acción, y Simmons basó los objetivos del Klan como la defensa de los valores norteamericanos, blancos y protestantes (los WASP), en contra ya no sólo de los negros, sino de cualquier grupo que amenazara la idea de la supremacía blanca: judíos, orientales, extranjeros, católicos y sobre todo el mestizaje. Luego, a esto se sumaría una larga lista de objeciones conservadoras y puritanas: drogas, contrabando, estafa, sexo, adulterio y el escándalo. Se trataba de una combinación de una reacción a los cambios con una expresión del patriotismo militante.20

Para 1921, el Klan ya tenía alrededor de 100.000 socios en aumento. La eficiencia del Klan se mostraba en su capacidad para reclutar nuevos adeptos, cosa que les fue sumamente fácil ante el discurso pro-blanco que promulgaban y a la protección de valores tradicionales. Estos nuevos adeptos al Klan eran:

18 Ibid. p. 44.19 Ibid. p. 46.20 Jones, Maldwyn. Op cit. p. 404.

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“Trabajadores de cuello azul, dependientes, pequeños profesionales y hombres de negocios que estaban empeorando por los recién llegados que competían por los trabajos y la vivienda.”21

Los “locos años veinte” en Estados Unidos fueron una época de contrastes, donde se podían encontrar avances sociales como el voto femenino con retrocesos como la prohibición del alcohol, o avances tecnológicos como la producción en cadena del automóvil con sectores sumamente tradicionales en la América rural.22 En esta década de crecimiento económico sin precedentes y de industrialización, era común ver en las grandes ciudades a las flappers, mujeres liberadas e independientes, mientras movimientos como el Klan luchaban por la protección de la mujer americana de los vicios de la vida moderna. Asimismo, la migración negra hacia el Norte, donde reemplazaron a la mano de obra blanca reclutada para la Primera Guerra Mundial, significó un serio problema al retorno de las tropas, pues vieron que sus puestos de trabajo estaban ocupados por gente de raza negra.23 Esto favoreció a la rápida aceptación del Klan, que buscaba justamente luchar por los derechos de los blancos frente a la presencia negra.

La buena estrella del Klan los siguió los primeros años de la década. En 1921, Simmons y el Klan salieron muy bien librados de una investigación en el Congreso de los EEUU, en las que el líder del grupo hizo uso de sus grandes dotes de retórica y respondió con vaguedades y mentiras.24 Incluso, los ataques del diario World de New York al Klan provocó que la afiliación se multiplicara por diez. Tanto los ataques de la prensa como el Congreso dieron la oportunidad al Imperio Invisible para su crecimiento y consolidación. El mismo Simmons mencionaría que había sido el Congreso de los EEUU el que “hizo” al Klan.25 En 1922, Simmons sería reemplazado por el dentista Hiram Evans como Gran Brujo imperial, que detentaría el cargo hasta 1939.

Mientras el Klan crecía y se reforzaba, sobre todo en Houston (Texas), con más de 200.000 miembros hacia 1922, inició una nueva etapa en su accionar, la política. El impresionante triunfo de Earl Mayfield, miembro del Klan, como gobernador de Texas, provocó una algarabía en las filas y dirigencia de la agrupación, y no era para menos. La publicidad y el poder que esta designación le daba al Klan permitieron además que el Imperio Invisible pudiera realizar manifestaciones callejeras con el total respaldo de las autoridades. Si bien se pensaba que esta vía política del Klan lo separaría de sus típicos actos de violencia, en realidad sólo ayudó a reforzar la idea de que los miembros de la secta contaban con total impunidad para cometer los actos deseados. Los linchamientos semanales se sucedieron por más de un año, provocando el rechazo y la ira de gran parte de la población que consideraba que el Klan había ido demasiado lejos. De manera muy tibia, algunas

21 Ibid. p. 404.22 Fuentes, Juan Francisco. Historia Universal del Siglo XX. Madrid: Síntesis, 2001. p. 133-134.23 Ibid. p. 130.24 Chalmers, David. Op cit. p. 52-53.25 Ibid. p. 54.

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autoridades (la mayoría en Texas había sido nombrada por el Klan) empezaron a denunciar, capturar, multar y hasta encarcelar a los miembros del Imperio Invisible.26

Para las elecciones de 1925, la candidata para Texas, Miriam Amanda triunfó sobre el candidato del Klan, Félix Robertson. La derrota no podría haber sido más amarga para el Klan, pues ya la campaña había debilitado a la agrupación, que por conseguir votos había moderado su discurso sobre los judíos y los cristianos. Amanda representaba a una coalición anti-Klan y las autoridades designadas eran todas contrarias a la agrupación, lo que derivó en una ley que quitaba el secreto al Klan a través de la publicación de los nombres de sus socios y la obligatoriedad del pago de impuestos.27 La combinación del rechazo popular y la derrota política provocó la diáspora de miles de sus simpatizantes, quienes avergonzados y arrepentidos, emprendieron su camino a una vida normal. De los 200.000 que logró detentar el Klan en 1922, hacia 1926 no quedaban sino 18.000 clansmen.

Otra fructífera relación del Klan fue la que se dio en Georgia, Oklahoma, Mississippi, Louisiana, Arkansas, Ohlahoma, Oregon, Carolina del Norte y Alabama. En este último Estado, el poder del Klan alcanzó su zénit en 1926, año en el que consiguió más de 50.000 afiliados. Al igual que en los otros Estados, la violencia del Klan y su intolerancia provocó reacciones de rechazo y la preocupación de las autoridades. Estas acusaciones provocaban la diáspora de sus miembros y la crisis del Klan, que se sostenía siempre sobre las cuotas de sus socios. Hacia 1928, el Klan en Alabama no pasaba de 6.000 afiliados.28

El Klan, en la década de 1920, logró el máximo apogeo de su historia, al reunir entre 4 y 5 millones de adeptos en todo Estados Unidos.29 En este periodo, el Imperio Invisible logró copar el sector político y burocrático de una gran cantidad de ciudades, lo que les dio gran aceptación y publicidad, así como una impunidad muy amplia. Sin embargo, las luchas internas, la corrupción galopante y el desprestigio ante los escándalos de sus autoridades, 30

socavaron el poder y la aceptación del Klan. El incremento de una mano dura en contra de las acciones del Klan, tanto a nivel legal como fuera de él, dieron una estocada final y provocó un segundo repliegue del Klan hacia el final de la década. La magnitud del Imperio Invisible fue desigual, pues se consolidó en las ciudades o Estados donde había una población blanca de mayor edad, mientras que en ciudades cosmopolitas y con altas tasas de migración, el Klan pasó prácticamente desapercibido. Inclusive existió una intención de internacionalizar el Klan, con intentos en Alemania (sin mucho éxito y con gran burla por parte de los alemanes) y Canadá.31 Hacia 1928, el Klan sólo había logrado conservar poco más de 100.000 miembros.

26 Ibid. p. 63.27 Ibid. p. 66-67.28 Ibid. p. 113.29 Fuentes, Juan Francisco. Op cit. p. 135.30 El caso más saltante fue el de David Stephenson, Gran Dragón del Klan de Indiana, fue condenado por secuestrar y violar a una secretaria, la cual luego se suicidó. Ante su inminente condena, Stephenson decidió exponer los delitos cometidos por muchos miembros del Klan. El desprestigio y las deserciones fueron numerosas. En: Jones, Maldwyn. Op cit. p. 404.31 Chalmers, David. Op cit. 354-356.

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A diferencia del fin de la primera etapa del Klan, el cual se diluyó luego de asegurar los valores confederados y la segregación del negro, en esta segunda oportunidad el Klan no desapareció tras lograr sus objetivos, pues estos eran mucho más ambiciosos al proyectarse sobre el territorio nacional norteamericano, y al ingresar al difícil campo de la política. Más bien la buena situación económica y el olvido del trauma de posguerra afectaron al mensaje radical del Klan. La Norteamérica tradicional había sobrevivido y no había necesidad de seguirla defendiendo. Ni siquiera se salvó el lado fraternal del grupo, pues existían cientos de otras agrupaciones que ofrecían lo mismo, el mismo secreto, comunidad y teatralidad. Los enemigos del Klan, en esta segunda oportunidad, eran numerosos. Los Republicanos emprendieron una ardua lucha política contra el Imperio Invisible, mientras que autoridades judiciales se encargaron de perseguir y encarcelar a miembros del Klan, así como los principales dirigentes de las Iglesias en EEUU eran en su mayoría les eran contrarios. Creemos que la falta de un plan constructivo y de dirigentes de talla fueron dos de las principales carencias que impidieron que el Klan pasase de ser una secta, numerosa y violenta, a una agrupación política. El Klan era muy eficiente al destruir, pero bastante inútil al construir.

La estocada final de este segundo Klan fue el Crack de 1929 y la consiguiente Gran Depresión que duró toda la década de 1930. El segundo Klan era, dentro de todo, un rentable negocio gracias a los aportes de sus miembros, lo que decayó con la crisis económica. A lo largo de la década del treinta, el Klan fluctuó alrededor de los 100.000 miembros, y continuó con su defensa de los valores cristianos y racismo, a la vez que con algunas explosiones de violencia. En todo caso, comparado a la fuerza que significó entre 1915 y 1928, el Klan de los años treinta hacía bastante honor a su nombre: el Imperio invisible.

¿Por qué el Klan? A modo de conclusión

En esta última parte queremos exponer las razones que dan varios autores sobre la existencia de un grupo con las características del Ku Klux Klan en Estados Unidos, entre 1866 y 1928. A partir de este ejercicio comparativo, intentaremos dar una visión global a un fenómeno de tal complejidad como lo fueron el primer y el segundo Imperio Invisible.

David Chalmers propone que el primer Klan nace como una reacción natural al miedo sobre el negro y una posible insurrección del mismo. Esta sensación de peligro ya existía desde antes de la abolición, pero en esos tiempos el control del negro se basaba justamente en la esclavitud, el toque de queda, las patrullas y la seguridad que proporcionaba el Estado. Las nuevas agrupaciones de negros en el Sur emancipado no podían ser para los blancos, según el autor, más que el preludio de esta rebelión.32 Un segundo factor a tomar en cuenta son las características tradicionales del Sur, donde el honor y los valores blancos predominaban en la sociedad, además de ser una zona acostumbrada a la violencia. Luego de la guerra y con la crisis económica, el descontento fue el caldo de cultivo no sólo para la aparición del Klan, sino también para una reacción violenta de grupos de ex-esclavos que

32 Ibid. p. 26.10

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sólo sirvió para retroalimentar al Imperio Invisible. Un tercer y último factor sería el componente socioeconómico, ligado a la competencia en el mercado laboral entre blancos y negros.33

Para el caso del segundo Klan, Chalmers le agrega el atractivo de la sociedad secreta, elemento que no estaba tan desarrollado en el primer Klan. Según el autor, además de los beneficios económicos o políticos, las correrías nocturnas proporcionaban una fuerza lúdica al Klan, un fenómeno recreativo que además afianzaba las relaciones de grupo y la identidad dentro del mismo. Esto tuvo mucho más peso en los pueblos pequeños, donde la monotonía y el aburrimiento estaban a la orden del día.34

Según Jones y Fuentes, este segundo momento del Klan puede ser explicado por la tensión étnica y racial posterior a la Primera Guerra Mundial. A comienzos de la década de 1920, Estados Unidos implementó una serie de políticas de control de la inmigración extranjera, lo que evidenciaba un problema de sobrepoblamiento extranjero, o bien una tendencia xenófoba de la sociedad norteamericana. La supremacía blanca está presente como una de las causas principales del Klan. Jones, por otra parte, no deja de lado el poder del lado lúdico del Klan.35

Según Eric Hobsbawm, el Ku Klux Klan sería la versión norteamericana moderada de una serie de movimientos de rechazo al liberalismo y a los cambios propios de los años veinte en el mundo occidental industrializado. Desde una perspectiva más global, Hobsbawm menciona que los movimientos fascistas europeos no tuvieron gran acogida en Estados Unidos, por más que este país contara con gran cantidad de migración italiana y alemana, pero sí hubo movimientos ultraderechistas y racistas nativos, cuyo exponente sería el Imperio Invisible. El antisemitismo, más fuerte en algunos sectores de la sociedad norteamericana fuera del Klan, va a tener una larga tradición aun en los años treinta, seguramente influenciada por la alemania Nazi.36

Desde un punto de vista psicológico, según Wellman, la estratificación racial (estudia el caso norteamericano moderno, pero sus ideas pueden servir para entender el fenómeno racista detrás del discurso del Ku Klux Klan) es parte de la estructura de la sociedad norteamericana, y esta visión jerárquica más que una visión del pasado Americano, es un componente fundamental de su composición moderna. El racismo es una relación estructural basada en la subordinación de un grupo racial por otro, por ello lo fundamental del racismo no es la discriminación del negro, sino la posición dominante del blanco y de las instituciones que lo mantienen.37 Vemos que el Ku Klux Klan justamente defendía la posición dominante de la raza blanca del Sur en sus inicios y luego llevó ese discurso a toda la sociedad norteamericana, protegiendo la tradición en la cual se encontraban las

33 Ibid. p. 27.34 Ibid. p. 151.35 Jones, Maldwyn. Op cit. p. 403-404; Fuentes, Juan Francisco. Op. cit. p. 135. 36 Hobsbawm, Eric. Historia del Siglo XX. Buenos Aires: Crítica, 1998. p. 139.37 Wellman, David. Portraits of White Racism. 2ª Ed. New York: Cambridge University Press, 1993. p. 54-55.

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instituciones que mantienen la posición dominante de los intereses de los blancos. El Klan funcionó, a este nivel, como el agente de esta relación estructural, fue la cara visible de un racismo muy interiorizado en la sociedad norteamericana, lo que explicaría cómo ha sobrevivido hasta el día de hoy, pasando por varios momentos muy diferentes.

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Páginas web

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THE VARIOUS SHADY LIVES OF THE KU KLUX KLANhttp://www.time.com/time/magazine/article/0,9171,898581-1,00.html

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