capitulo 3 walter ong

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8/20/2019 Capitulo 3 Walter Ong http://slidepdf.com/reader/full/capitulo-3-walter-ong 1/32 III. ALGUNAS PSICODINÁMICAS DE LA ORALIDAD La palabra articulada como poder y acción Como resultado de las obras reseñadas anteriormente, y de otras que se citarán más adelante, es posible generalizar un poco sobre la psicodiná mica de las culturas orales primarias, es decir, de las culturas orales que no tenían conocimiento de la escritura. Por razones de brevedad, cuando el contexto mantenga claro el signifcado, me reerir a las culturas orales primarias simplemente como culturas orales. !as personas enteramente letradas s"lo con gran difcultad pueden imaginarse c"mo es una cultura oral primaria, o sea una cultura sin conocimiento alguno de la escritura o aun de la posibilidad de llegar a ella. #ratemos de concebir una cultura en la cual nadie $aya nunca tratado de indagar algo en letra impresa. %n una cultura ora primaria, la expresi"n &consultar en un escrito& es una rase sin sentido' no tendría ning(n signifcado concebible. )in la escritura, las palabras como tales no tienen una presencia visual, aunque los ob*etos que representan sean visuales. !as palabras son sonidos. #al vez se las &llame& a la memoria, se las &evoque&. Pero no $ay d"nde buscar para &verlas&. +o tienen oco ni $uella una metáora visual, que muestra la dependencia de la escritura-, ni siquiera una trayectoria. !as palabras son acontecimientos, $ec$os. Para averiguar qu es una cultura oral primaria y cuál es la índole de nuestro problema con reerencia a tal cultura, sería conveniente reexionar primero sobre la naturaleza del sonido mismo como tal /ng, 0123b, pp. 0004056-. #oda sensaci"n tiene lugar en el tiempo, pero el sonido guarda una relaci"n especial con el tiempo, distinta de la de los demás campos que se registran en la percepci"n $umana. %l sonido s"lo existe cuando abandona la existencia. +o es simplemente perecedero sino, en esencia evanescente, y se le percibe de esta manera. Cuando pronuncio la palabra &permanencia&, para cuando llego a "-nencia&, &  perma- & $a de*ado de existir y orzosamente se $a perdido. +o existe manera de detener el sonido y contenerlo. Puedo detener una cámara cinematográfca y f*ar un cuadro sobre la pantalla. )i paralizo el movimiento del sonido no tengo nada' s"lo el silencio, ning(n sonido en absoluto. #oda sensaci"n tiene lugar en el tiempo, pero ning(n otro campo sensorial se resiste totalmente a una acci"n inmovilizadora, una estabilizaci"n, en esta orma precisa. !a visi"n puede captar e movimiento, pero tambin la inmovilidad. %n eecto, prefere esta (ltima, pues para examinar algo minuciosamente por medio de la vista, preerimos que est inm"vil. 7 menudo reducimos el movimiento a una serie de tomas f*as, para apreciar me*or qu lo compone. +o $ay equivalente a una toma f*a para el sonido. 8n oscilograma es mudo. )e ubica uera del mundo del sonido. Para cualquiera que tiene una idea de lo que son las palabras en una cultura oral primaria, o en una cultura no muy distante de la oralidad primaria, no resulta sorprendente que el trmino $ebreo dabar  signifque &palabra& y &suceso&. 9alino:s; 01<5, pp. =>0, =3?4=60- $a comprobado que entre los pueblos &primitivos& orales- la lengua es por lo general un modo de acci"n y no s"lo una contraseña del pensamiento, aunque tuvo difcultades para explicar sus conceptos )ampson, 016?, pp. <<54<<2-, puesto que la comprensi"n de la psicodinámica de la oralidad era virtualmente inexistente en 01<5. #ampoco resulta asombroso que los pueblos orales por lo com(n, y acaso generalmente, consideren que las palabras poseen un gran poder. %l sonido no puede maniestarse sin intercesi"n del poder. 8n cazador puede ver, oler, saborear y tocar un b(alo cuando ste está completamente inerte, incluso muerto, pero si oye un

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III.ALGUNAS PSICODINÁMICAS DE LA ORALIDAD

La palabra articulada como poder y acción

Como resultado de las obras reseñadas anteriormente, y de otras que se citaránmás adelante, es posible generalizar un poco sobre la psicodiná mica de las culturas

orales primarias, es decir, de las culturas orales que no tenían conocimiento de laescritura. Por razones de brevedad, cuando el contexto mantenga claro el signifcado,me reerir a las culturas orales primarias simplemente como culturas orales.

!as personas enteramente letradas s"lo con gran difcultad pueden imaginarsec"mo es una cultura oral primaria, o sea una cultura sin conocimiento alguno de laescritura o aun de la posibilidad de llegar a ella. #ratemos de concebir una cultura en lacual nadie $aya nunca tratado de indagar algo en letra impresa. %n una cultura oraprimaria, la expresi"n &consultar en un escrito& es una rase sin sentido' no tendríaning(n signifcado concebible. )in la escritura, las palabras como tales no tienen unapresencia visual, aunque los ob*etos que representan sean visuales. !as palabras sonsonidos. #al vez se las &llame& a la memoria, se las &evoque&. Pero no $ay d"nde buscar

para &verlas&. +o tienen oco ni $uella una metáora visual, que muestra la dependenciade la escritura-, ni siquiera una trayectoria. !as palabras son acontecimientos, $ec$os.

Para averiguar qu es una cultura oral primaria y cuál es la índole de nuestroproblema con reerencia a tal cultura, sería conveniente reexionar primero sobre lanaturaleza del sonido mismo como tal /ng, 0123b, pp. 0004056-. #oda sensaci"n tienelugar en el tiempo, pero el sonido guarda una relaci"n especial con el tiempo, distinta dela de los demás campos que se registran en la percepci"n $umana. %l sonido s"lo existecuando abandona la existencia. +o es simplemente perecedero sino, en esenciaevanescente, y se le percibe de esta manera. Cuando pronuncio la palabra&permanencia&, para cuando llego a "-nencia&, & perma-& $a de*ado de existir yorzosamente se $a perdido.

+o existe manera de detener el sonido y contenerlo. Puedo detener una cámaracinematográfca y f*ar un cuadro sobre la pantalla. )i paralizo el movimiento del sonidono tengo nada' s"lo el silencio, ning(n sonido en absoluto. #oda sensaci"n tiene lugar enel tiempo, pero ning(n otro campo sensorial se resiste totalmente a una acci"ninmovilizadora, una estabilizaci"n, en esta orma precisa. !a visi"n puede captar emovimiento, pero tambin la inmovilidad. %n eecto, prefere esta (ltima, pues paraexaminar algo minuciosamente por medio de la vista, preerimos que est inm"vil. 7menudo reducimos el movimiento a una serie de tomas f*as, para apreciar me*or qu locompone. +o $ay equivalente a una toma f*a para el sonido. 8n oscilograma es mudo.)e ubica uera del mundo del sonido.

Para cualquiera que tiene una idea de lo que son las palabras en una cultura oral

primaria, o en una cultura no muy distante de la oralidad primaria, no resultasorprendente que el trmino $ebreo dabar  signifque &palabra& y &suceso&. 9alino:s;01<5, pp. =>0, =3?4=60- $a comprobado que entre los pueblos &primitivos& orales- lalengua es por lo general un modo de acci"n y no s"lo una contraseña del pensamiento,aunque tuvo difcultades para explicar sus conceptos )ampson, 016?, pp. <<54<<2-,puesto que la comprensi"n de la psicodinámica de la oralidad era virtualmenteinexistente en 01<5. #ampoco resulta asombroso que los pueblos orales por lo com(n, yacaso generalmente, consideren que las palabras poseen un gran poder. %l sonido nopuede maniestarse sin intercesi"n del poder. 8n cazador puede ver, oler, saborear ytocar un b(alo cuando ste está completamente inerte, incluso muerto, pero si oye un

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b(alo, más le vale estar alerta@ algo está sucediendo. %n este sentido, todo sonido, y enespecial la enunciaci"n oral, que se origina en el interior de los organismos vivos, es&dinámico&.

%l $ec$o de que los pueblos orales com(nmente, y con toda probabilidad en todoel mundo, consideren que las palabras entrañan un potencial mágico está claramentevinculado, al menos de manera inconsciente, con su sentido de la palabra como, pornecesidad, $ablada, onada y, por lo tanto, accionada por un poder. !a gente que estámuy $abituada a la letra escrita se olvida de pensar en las palabras como

primordialmente orales, como sucesos, y en consecuencia como animadasnecesariamente por un poder@ para ellas, las palabras antes bien tienden a asimilarse alas cosas, &allá auera& sobre una superfcie plana. #ales &cosas& no se asocian tanácilmente a la magia, porque no son acciones, sino que están muertas en un sentidoradical, aunque su*etas a la resurrecci"n dinámica /ng, 0133, pp.<5?4<30-.

!os pueblos orales com(nmente consideran que los nombres una clase depalabras- conferen poder sobre las cosas. !as explicaciones para el $ec$o de que 7dánponga nombres a los animales, en Anesis <'<?, normalmente llaman una atenci"ncondescendiente sobre esta creencia arcaica supuestamente pintoresca. #al convicci"nes de $ec$o muc$o menos pintoresca de lo que parece a la gente caligráfca ytipográfca irreexiva. Primero que nada, los nombres eectivamente dan poder a los

seres $umanos sobre lo que están nominando' sin aprender un vasto acopio de nombres,uno queda simplemente incapacitado para comprender, por e*emplo, la química, y parapracticar la ingeniería química. !o mismo sucede con todo el conocimiento intelectual deotro tipo. %n segundo lugar, la gente caligráfca y tipográfca tiende a pensar en losnombres como marbetes, etiquetas escritas o impresas imaginariamente, ad$eridas a unob*eto nominado. !a gente oral no tiene sentido de un nombre como una etiqueta, puesno tiene noci"n de un nombre como algo que puede visualizarse. !as representacionesescritas o impresas de las palabras pueden ser r"tulos@ la misma condici"n no puedeaplicarse a las palabras $abladas, reales.

Uno sabe lo que puede recordar: mnemotecnia y fórmulas

%n una cultura oral, la restricci"n de las palabras al sonido determina no s"lo losmodos de expresi"n sino tambin los procesos de pensamiento.

8no sabe lo que puede recordar. Cuando decimos que conocemos la geometría de%uclides, no queremos decir que en ese momento tenemos presentes cada uno de susteoremas y comprobaciones, sino antes bien que podemos traerlos a la memoria conacilidad. Podemos recordarlos. %l teorema &8no sabe lo que puede recordar& tambin sea*usta a una cultura oral. Pero, Bc"mo recuerdan las personas en una cultura oral !osconocimientos organizados que estudian los letrados $oy en día para &saberlos&, es

decir, para recordarlos, se $an reunido y puesto a su disposici"n por escrito con muypocas excepciones, si las $ay. %ste es el caso no s"lo de la geometría euclidiana sinotambin de la $istoria de la revoluci"n norteamericana o incluso los promedios de bateoo los reglamentos de tránsito.

8na cultura oral no dispone de textos. BC"mo re(ne material organizado pararecordarlo %s lo mismo como preguntar' &Bqu sabe o puede saber de una maneraorganizada&

)up"ngase que una persona en una cultura oral emprendiese analizar un comple*oproblema específco y fnalmente lograra articular una soluci"n que en sí uerarelativamente complicada, consistente, digamos, en unos cuantos cientos de palabrasBC"mo conserva para el recuerdo posterior la articulaci"n verbal tan esmeradamente

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elaborada Con la ausencia total de toda escritura, no $ay nada uera del pensador,ning(n texto, que le acilite producir el mismo curso de pensamiento otra vez, o aunverifcar si lo $a $ec$o o no. !as aides-mémoire, como las varas con muescas o la seriede ob*etos cuidadosamente dispuestos, no recobran por sí mismas una complicada seriede aserciones. BC"mo, de $ec$o, podría armarse inicialmente una extensa soluci"nanalítica 8n interlocutor resulta virtualmente esencial' es diícil $ablar con uno mismodurante $oras sin interrupci"n. %n una cultura oral, el pensamiento sostenido estávinculado con la comunicaci"n.

)in embargo, aun con un oyente para estimular y cimentar el pensamiento, lasporciones y ragmentos del mismo no pueden conservarse en apuntes garabateados.BC"mo se $ace posible traer a la memoria aquello que se $a preparado tancuidadosamente !a (nica respuesta es' pensar cosas memorables. %n una cultura oralprimaria, para resolver efcazmente el problema de retener y recobrar el pensamientocuidadosamente articulado, el proceso $abrá de seguir las pautas mnemotcnicasormuladas para la pronta repetici"n oral. %l pensamiento debe originarse seg(n pautasequilibradas e intensamente rítmicas, con repeticiones o antítesis, alteraciones yasonancias, expresiones califcativas y de tipo ormulario, marcos temáticos comunes laasamblea, el banquete, el duelo, el &ayudante& del $roe, y así sucesivamente-,proverbios que todo mundo escuc$e constantemente, de manera que vengan a la mente

con acilidad, y que ellos mismos sean modelados para la retenci"n y la prontarepetici"n, o con otra orma mnemotcnica. %l pensamiento serio está entrelazado consistemas de memoria. !as necesidades mnemotcnicas determinan incluso la sintaxisDaveloc;, 0125, pp. 63412, 050405<, <1=4<12-.

%l pensamiento extenso de bases orales, aunque no en verso ormal, tiende a sersumamente rítmico, pues el ritmo ayuda a la memoria, incluso fsiol"gicamente. Eousse0136- $a señalado el nexo íntimo entre normas orales rítmicas, el proceso de larespiraci"n, la gesticulaci"n y la simetría bilateral del cuerpo $umano, en los antiguos #árgumes arameos y $elnicos, y por ello tambin en el $ebreo antiguo. %ntre los griegosde la antigFedad, Desíodo, intermediario entre la Arecia $omrica oral y el conocimientogriego plenamente desarrollado de la escritura, recit" material cuasi flos"fco seg(n losmodelos ormulaicos de verso que lo integraban en la cultura oral de la que l $abíasurgido Daveloc;, 0125, pp. 13416, <1=45?0-.

!as "rmulas ayudan a aplicar el discurso rítmico y tambin sirven de recursomnemotcnico, por derec$o propio, como expresiones f*as que circulan de boca en bocay de oído en oído' &Givide y vencerás&@ &%l error es $umano, el perd"n es divino&@ &9e*ores el eno*o que la risa' porque con la tristeza del rostro se enmendará el coraz"n&%clesiasts, 3'5-@ &Huerte como un roble&@ &%c$a a la naturaleza al trote y regresará agalope&. !as expresiones f*as, a menudo rítmicamente equilibradas, de este y otrostipos, ocasionalmente pueden $allarse impresas, de $ec$o pueden &consultarse& enlibros de reranes, pero en las culturas orales no son ocasionales. )on incesantesHorman la sustancia del pensamiento mismo. %l pensamiento, en cualquiermaniestaci"n extensa, es imposible sin ellas, pues en ellas consiste.

Cuanto más complicado sea el pensamiento modelado oralmente, más probableserá que lo caractericen expresiones f*as empleadas $ábilmente. %sto es com(n en todoel mundo para las culturas orales en general, desde las de la Arecia $omrica $asta lasde la actualidad. 7simismo, el Preface to Plato de Daveloc; 0125- y obras de fcci"ncomo la novela No Longer at Ease 0120-, de C$inua 7c$ebe, que se basa directamenteen la tradici"n oral ibo en el 7rica occidental, proporcionan e*emplos abundantes de lasnormas de pensamiento de persona*es educados oralmente, que se mane*an en estasestrías orales mnemotcnicamente labradas, mientras los $ablantes reexionan, congran inteligencia y erudici"n, sobre las situaciones en las cuales se encuentran

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participando. %n las culturas orales, la ley misma está encerrada en reranes yproverbios ormulaicos que no representan meros adornos de la *urisprudencia, sino queellos mismos constituyen la ley. 7 menudo se recurre a un *uez de una cultura oral paraque repita proverbios pertinentes a partir de los cuales puede deducir decisiones *ustaspara los casos sometidos a litigio ormal ante l /ng, 0136, p. >-.

%n una cultura oral, el análisis de algo en trminos no mnemotcnicos, nonormativos ni ormulativos, aunque uera posible, sería una prdida de tiempo, pues tapensamiento, una vez ormulado, nunca podría recuperarse con efcacia alguna@ pero s

sería posible $acerlo con la ayuda de la escritura. +o sería un saber duradero sinosimplemente un pensamiento eímero, por comple*o que uera. %n las culturas orales,extensas normas y "rmulas f*as comunales cumplen algunos de los prop"sitos de laescritura en las culturas caligráfcas@ sin embargo, al $acerlo deter4minan, claro está, emodo de pensamiento adecuado, la manera como la experiencia se ordenaintelectualmente. %n una cultura oral, la experiencia es intelectualizadamnemotcnicamente. %ste es un motivo por el cual, para un )an 7gustín de Dipona5=54=5? d.C.-, así como para otros eruditos que vivieron en una cultura con algunosconocimientos de la escritura pero que a(n conservaba muc$as $uellas de la tradici"noral, la memoria cobr" tanta importancia cuando abord" los poderes de la mente.

Gesde luego, toda expresi"n y todo pensamiento es ormulaico $asta cierto punto

en el sentido de que toda palabra y todo concepto comunicado en una palabraconstituye una especie de "rmula, una manera f*a de procesar los datos de laexperiencia, de determinar el modo como la experiencia y la reexi"n se organizanintelectualmente, y de actuar como una especie de aparato mnemotcnico. %xpresar laexperiencia con palabras lo cual signifca transormarla por lo menos en cierta medidaque no alsifcarla- puede producir su recuerdo. !as "rmulas que caracterizan la oralidadson más complicadas, sin embargo, que las palabras aisladas, aunque algunas seanrelativamente sencillas' el &camino de las ballenas& del poeta de Ieo:ul es una "rmulameta"rica- para el mar en un sentido en que no lo es el trmino &mar&.

Otras características del pensamientoy la expresión de condición oral 

!a conciencia del undamento mnemotcnico del pensamiento y la expresi"n enlas culturas orales primarias abre el camino a la comprensi"n de otras características depensamiento y la expresi"n de condici"n oral, además de su organizaci"n ormulaica.!as características abordadas aquí son algunas de las que distinguen el pensamiento y laexpresi"n de condici"n oral del pensamiento y la expresi"n de condici"n caligráfca ytipográfca@ es decir, características que sin duda parecerán sorprendentes a aquelloseducados en culturas con conocimiento de la escritura y la impresi"n. %sta enumeraci"n

de características no se presenta como exclusiva o concluyente, sino como sugerente,pues es menester muc$o más traba*o y reexi"n para a$ondar la comprensi"n depensamiento de condici"n oral y, de allí, la del pensamiento de condici"n caligráfca,tipográfca y electr"nica-.

%n una cultura oral primaria, el pensamiento y la expresi"n tienden a ser de lassiguientes clases.

(i) Acumulativas antes que su!"#ina#as

8n e*emplo conocido del estilo oral aditivo es la narraci"n del Anesis J' 04>, quede $ec$o constituye un texto, pero que guarda una organizaci"n oral reconocible. !a

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versi"n de Gouay 020?-, producida en una cultura con $uellas a(n considerables, de latradici"n oral se ciñe de muc$as maneras al original $ebreo aditivo como mediado atravs del latín, con base en el cual se produ*o la versi"n de Gouay-'

In the beginning God created heaven and earth. And the earth was voidand empt! and darness was #pon the face of the deep$ and the spirit of God moved over the waters. And God said% &e light made. And light wasmade. And God saw the light that it was good$ and he divided the light from

the darness. And he called the light 'a! and the darness Night$ andthere was evening and morning one da.(Al principio 'ios cre) el cielo la tierra. * la tierra era informe vac+a!  las tinieblas c#br+an la s#per,cie del abismo$ el esp+rit# de 'ios se cern+asobre las ag#as. * 'ios dio% /gase la l#0. * se hi0o la l#0! * 'ios vio 1#e lal#0 era b#ena$ separ) la l#0 de las tinieblas. * llam) a la l#0 d+a! a lastinieblas noche$ h#bo tarde ma2ana! #n d+a.3

Day nueve "and"  introductores. Con una sensibilidad más moldeada por laescritura y la impresi"n, la New American &ible 013?- traduce'

In the beginning! when God created the heavens and the earth! the earthwas a formless wasteland! and darness covered the abss! while a might wind swept over the waters. 4hen God said! "Let there be light"! and therewas light. God saw how good the light was. God then separated the light from the darness. God called the light "da" and the darness he called"night". 4h#s evening came! and morning followed the ,rst da.(En el principio cre) 'ios los cielos 5a tierra. * la tierra estabadesordenada vac+a! las tinieblas estaban sobre ia ha0 del abismo! elEsp+rit# de 'ios se mov+a sobre la ha0 de las ag#as. * dio 'ios% sea la l#0$  f#e la l#0. * vio 'ios 1#e la l#0 era b#ena apart) 'ios la l#0 de lastinieblas. * llam) 'ios a la l#0 '+a! a las tinieblas llam) Noche% f#e latarde la ma2ana #n d+a.3

Day dos "and" introductores, cada uno sumergido en una oraci"n compuesta. !aversi"n de Gouay transcribe el $ebreo we o wa 6and7 simplemente como "and" KyL. !aNew American lo interpreta como and, when KcuandoL, then KentoncesL, th#s Kpor endeLo while  KmientrasL, a fn de que la narraci"n uya con la subordinaci"n razonada yanalítica que caracteriza la escritura C$ae, 016<- y que parece más natural en lostextos del siglo MM. !as estructuras orales a menudo acuden a la pragmática laconveniencia del $ablante@ )$erzer, 013=, $abla de dilatadas producciones oralesp(blicas entre los cuna, incomprensibles para sus oyentes-. !as estructuras caligráfcasestán más pendientes de la sintaxis la organizaci"n del discurso mismo-, como lo $aseñalado Aiv"n 0131-. %l discurso escrito despliega una gramática más elaborada y f*aque el discurso oral, pues, para transmitir signifcado, depende más s"lo de la estructuralingFística, dado que carece de los contextos existenciales plenos normales que rodeanel discurso oral y ayudan a determinar el signifcado en ste, de manera un pocoindependiente de la gramática.

)ería un error pensar que la versi"n de Gouay simplemente está &más cerca& deoriginal $oy en día que la New American. )e ciñe más en cuanto que traduce we o w#siempre con la misma palabra, pero da una impresi"n remota, arcaica y aun pintoresca ala sensibilidad actual. !as personas que pertenecen a culturas orales o a culturas con$uellas muy marcadas de la tradici"n oral, incluso la que produ*o la Iiblia, no aprecian

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este tipo de expresi"n como tan arcaico o pintoresco. !o perciben como natural ynormal, algo así como la versi"n New American nos parece natural y normal a nosotros.

/tros e*emplos de la estructura aditiva pueden $allarse a travs del mundo en lanarraci"n oral primaria, de la cual a$ora tenemos una extensa colecci"n en grabacionesvase Holey, 016?b, para un catálogo de algunas de ellas-.

(ii) Acumulativas antes que anal$ticas

%sta característica está estrec$amente ligada a la dependencia de las "rmulaspara practicar la memoria. !os elementos del pensamiento y de la expresi"n decondici"n oral no tienden tanto a ser entidades simples sino grupos de entidades, talescomo trminos, locuciones u oraciones paralelos@ trminos, locuciones u oracionesantitticos@ o epítetos. !a tradici"n popular oral prefere, especialmente en el discursoormal, no al soldado, sino al valiente soldado@ no a la princesa, sino a la $ermosaprincesa@ no al roble, sino al uerte roble. Ge esta manera, la expresi"n oral lleva unacarga de epítetos y otro baga*e ormulario que la alta escritura rec$aza por pesada ytediosamente redundante, debido a su peso acumulativo /ng, 0133, pp. 0664<0<-.

!os lugares comunes en las denuncias políticas de muc$as culturas en vías dedesarrollo de ba*a tecnología Nenemigo del pueblo, capitalistas trafcantes de guerrasN

que parecen est(pidos a las personas muy instruidas, constituyen elementos ormulariosesenciales de la $uella de los procesos orales de pensamiento. 8na de las muc$asindicaciones de las importantes, aunque estn subyacentes, muestras de la tradici"noral en la cultura de la 8ni"n )ovitica es o ue $ace algunos años, cuando yo ladescubrí- la insistencia en $ablar siempre de &la Aloriosa Oevoluci"n del <2 de /ctubre&@en este caso, la "rmula ad*etival representa una estabilizaci"n obligatoria, como loueron las "rmulas ad*etivales $omricas' &el sabio +stor& o &el ingenioso /diseo&, ocomo solía serlo &el glorioso Cuatro de Eulio& en los grupos aislados, donde las $uellas dela tradici"n oral eran comunes, aun en los %stados 8nidos de principios del siglo MM. !a8ni"n )ovitica todavía anuncia cada año los epítetos ofciales para varios loci classici dela $istoria sovitica.

%s muy posible que una cultura oral pregunte en un acerti*o por qu los robles sonuertes, pero lo $ace a fn de asegurar que así son, para guardar intacto el agregado, yrealmente no para poner en tela de *uicio o en duda el atributo. Para e*emplos tomadosdirectamente de la cultura oral de los luba en aire, vase Hai;4+zu*i, 013?.- !asexpresiones tradicionales en las culturas orales no deben ser desarmadas' reunirlas a lolargo de generaciones represent" una ardua labor, y no existe un lugar uera de lamente para conservarlas. 7sí pues, los soldados serán siempre valientes@ las princesas$ermosas@ y los robles, uertes. +o se pretende decir que no pueda $aber otros epítetospara los soldados, para las princesas o los robles, aun epítetos contrarios, pero stostambin son comunes' el soldado bravuc"n, la princesa triste, tambin pueden ormarparte del aparato. !o establecido para los epítetos tambin se aplica a otras "rmulas8na vez que se $a cristalizado una expresi"n ormularia, más vale mantenerla intacta)in un sistema de escritura, el pensamiento que divide en partes Nes decir, el análisisNrepresenta un procedimiento muy arriesgado. Como !vi4)trauss lo expres"atinadamente en una aserci"n sumaria, &el pensamiento salva*e Ki.e. oralL totaliza&0122, p. <=>-.

(iii) Re#un#antes ! %c!&i!s!s%

%l pensamiento requiere cierta continuidad. !a escritura establece en el texto una&línea& de continuidad uera de la mente. )i una distracci"n conunde o borra de la

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mente el contexto del cual surge el material que estoy leyendo, es posible recuperarlorepasando selectivamente el texto anterior. !a vuelta atrás puede ser del todo ortuitameramente ad $oc. !a mente concentra sus energías propias en adelantarse, porqueaquello a lo que vuelve yace inm"vil uera de ella, en ragmentos siempre disponiblessobre la página inscrita. %n el discurso oral la situaci"n es distinta. Huera de la mente no$ay nada a qu volver pues el enunciado oral desaparece en cuanto es articulado. Por lotanto, la mente debe avanzar con mayor lentitud, conservando cerca del oco deatenci"n muc$o de lo que ya $a tratado. !a redundancia, la repetici"n de lo apenas

dic$o, mantiene efcazmente tanto al $ablante como al oyente en la misma sintonía.Gado que la redundancia caracteriza el pensamiento y la lengua orales, en un

sentido proundo resulta más natural a stos que el carácter lineal escueto. %pensamiento y el $abla escuetamente lineales o analíticos representan una creaci"nartifcial, estructurada por la tecnología de la escritura. !a eliminaci"n de la redundanciaen una escala signifcativa exige una tecnología que a$orre tiempo' la escritura, queimpone cierto tipo de tensi"n a la psique al impedir que la expresi"n caiga en sus pautasmás naturales. !a psique puede acomodarse a la tensi"n en parte porque la caligraía esun proceso ísicamente muy lento, por lo regular más o menos la dcima parte de lavelocidad del $abla oral C$ae, 016<-. Con la escritura, la mente está obligada a entraren una pauta más lenta, que le da la oportunidad de interrumpir y reorganizar sus

procesos más normales y redundantes.!a redundancia es avorecida tambin por las condiciones ísicas de la expresi"n

oral ante un p(blico numeroso donde de $ec$o es más marcada que en la mayor partede una conversaci"n rente a rente. +o todos los integrantes de un p(blico grandeentiende cada palabra pronunciada por un $ablante, aunque esto s"lo se deba aproblemas ac(sticos. %s conveniente que el orador diga lo mismo, o algo equivalente,dos o tres veces. )i se le escapa a uno el &no s"lo...&, es posible suplirlo por inerenciadel &sino tambin...& Dasta que la amplifcaci"n electr"nica redu*o los problemasac(sticos a un grado mínimo, los oradores p(blicos tan recientes, como por e*emploQilliam Eennings Iryan 062?401<>-, conservaban la antigua redundancia en susdiscursos p(blicos y la uerza de la costumbre $izo que se explayaran en sus escritos. %nciertos tipos de sustitutos ac(sticos de la comunicaci"n verbal oral, la redundanciaalcanza dimensiones antásticas, como sucede en el lengua*e aricano de tambores.Comunicar algo por medio de los tambores por lo regular exige un n(mero de palabrasaproximadamente oc$o veces mayor que las que necesitaría la lengua $ablada. /ng,0133, p. 0?0-.

!a necesidad del orador de seguir adelante mientras busca en la mente qu decir acontinuaci"n, tambin propicia la redundancia. %n la recitaci"n oral, aunque una pausapuede ser eectiva, la vacilaci"n siempre resulta torpe. Por lo tanto es me*or repetir algo,si es posible con $abilidad, antes que simplemente de*ar de $ablar mientras se busca lasiguiente idea. !as culturas orales estimulan la uidez, el exceso, la verbosidad. !osret"ricos llamarían a esto copia. )iguieron alentándola, por una especie deinadvertencia, cuando $abían modulado la ret"rica de un arte del discurso p(blico a unarte de la escritura. !os primeros textos escritos, a travs de la %dad 9edia y elOenacimiento, a menudo son rellenados con la &amplifcaci"n&, exasperantementeredundantes seg(n criterios modernos. !a preocupaci"n por la copia sigui" siendointensa en la cultura occidental mientras mantuvo tantas $uellas de la tradici"n oral, locual sucedi" aproximadamente $asta la poca del Oomanticismo, o incluso más tarde, #$omas Iabington 9acaulay 06??406>1- es uno de los muc$os empalagososRictorianos tempranos cuyas pleonásticas composiciones escritas a(n se leen de maneramuy parecida a como sonaría un discurso exuberante y compuesto para ser

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pronunciado, como sucede tambin muy recuentemente con los escritos de QinstonC$urc$ill 063=4012>-.

(iv) C!nse"va#!"as ' t"a#ici!nalistas

Gado que en una cultura oral primaria el conocimiento conceptuado que no serepite en voz alta desaparece pronto, las sociedades orales deben dedicar gran energía arepetir una y otra vez lo que se $a aprendido arduamente a travs de los siglos. %sta

necesidad establece una confguraci"n altamente tradicionalista o conservadora de lamente que, con buena raz"n, reprime la experimentaci"n intelectual. %l conocimiento esprecioso y diícil de obtener, y la sociedad respeta muc$o a aquellos ancianos y ancianassabios que se especializan en conservarlo, que conocen y pueden contar las $istorias delos días de antaño. 7l almacenar el saber uera de la mente, la escritura y a(n más laimpresi"n degradan las fguras de sabiduría de los ancianos, repetidores del pasado, enprovec$o de los descubridores más *"venes de algo nuevo.

Gesde luego, la escritura es conservadora de sus propios estilos. Poco despus desu primera aparici"n, sirvi" para congelar los c"digos *urídicos de la )umeria temprana/ppen$eim, 012= p. <5<-. )in embargo, al asumir unciones tradicionalistas, el textolibera la mente de las tareas conservadoras, es decir, de su traba*o de memoria, y así le

permite ocuparse de la especulaci"n nueva Daveloc;, 0125, pp. <>=45?>-. %n eecto, las$uellas de la tradici"n oral de una cultura caligráfca dada pueden calcularse $asta ciertopunto basándose en la carga mnemotcnica que le de*a a la mente, es decir, en lacantidad de memorizaci"n que requieren los procedimientos educativos de la culturaAoody, 0126a, pp. 0540=-.

Claro está, las culturas orales no carecen de una originalidad de carácter propio. !aoriginalidad narrativa no radica en inventar $istorias nuevas, sino en lograr unareciprocidad particular con este p(blico en este momento@ en cada narraci"n, el relatodebe introducirse de manera singular en una situaci"n (nica, pues en las culturas oralesdebe persuadirse, a menudo enrgicamente, a un p(blico a responder. %mpero, losnarradores tambin incluyen elementos nuevos en $istorias vie*as Aoody, 0133, pp. <145?-. %n la tradici"n oral, $abrá tantas variantes menores de un mito como repeticionesdel mismo, y el n(mero de repeticiones puede aumentarse indefnidamente. !os poemasde alabanza a los *ees invitan a la iniciativa, al tener que $acer interactuar las vie*as"rmulas y temas con las nuevas situaciones políticas, a menudo complicadas. +oobstante las "rmulas y los temas son reorganizados antes que reemplazados pormaterial nuevo.

!as prácticas religiosas, y con ellas las cosmologías y las creencias proundamentearraigadas, tambin cambian en las culturas orales. Gecepcionados con los resultadosprácticos del culto en un templo dado cuando las curas son escasas, los líderesimpetuosos NAoody los llama los &intelectuales& de la sociedad oral 0133, p. 5?-Ninventan nuevos santuarios y, con ellos, nuevos universos conceptuales. )in embargo,estos nuevos universos y los demás cambios que muestran cierta originalidad llegan aexistir en una economía intelectual esencialmente ormulaica y temática. Pocas veces, sacaso, son divulgados por su novedad, sino que se presentan como a*ustados a lastradiciones de los antepasados.

(v) Ce"ca #el mun#! uman! vital

%n ausencia de categorías analíticas comple*as que dependan de la escritura paraestructurar el saber a cierta distancia de la experiencia vivida, las culturas orales debenconceptualizar y expresar en orma verbal todos sus conocimientos, con reerencia más

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o menos estrec$a con el mundo vital $umano, asimilando el mundo ob*etivo a*eno a laacci"n recíproca, conocida y más inmediata, de los seres $umanos. 8na culturacaligráfca de escritura- y, a(n más, una cultura tipográfca de impresi"n- puedenapartar y en cierto modo incluso desnaturalizar al $ombre, especifcando tales cosascomo los nombres de los líderes y las divisiones políticas en una lista abstracta y neutraenteramente desprovista de un contexto de acci"n $umana. 8na cultura oral no disponede ve$ículo alguno tan neutro como una lista. %n la (ltima mitad del segundo canto, laIl+ada presenta el amoso catálogo de las naves Nmás de cuatrocientos versosN, que

compila los nombres de los caudillos griegos y las regiones que gobernaban@ empero,esto sucede en un contexto total de acci"n $umana' los nombres de personas y lugaresparticipan en los $ec$os Daveloc;, 0125, pp. 032406?-. %l sitio normal y muyprobablemente el (nico en la Arecia $omrica donde podía encontrarse este tipo deinormaci"n política en orma verbal era una narraci"n o genealogía, que no es una listaneutra sino un relato que describe relaciones personales cr. Aoody y Qatt, 0126, p. 5<-!as culturas orales conocen unas cuantas estadísticas o $ec$os divorciados de laactividad $umana o cuasi $umana.

7simismo, una cultura oral no posee nada que corresponda a manuales deoperaci"n para los ofcios de $ec$o tales tratados son muy poco comunes y siempreelementales a(n en culturas caligráfcas, y s"lo llegan a aparecer realmente una vez que

la impresi"n se $a integrado considerablemente@ /ng 0123b, pp. <64<1, <5=, <>6-. !osofcios se adquirían por aprendiza*e como todavía sucede en gran medida incluso enculturas de alta tecnología-, o sea a partir de la observaci"n y la práctica, con s"lo unamínima explicaci"n verbal. !a articulaci"n verbal máxima de asuntos tales como losprocedimientos de navegaci"n decisivos para la cultura $omrica no se $ubieranencontrado en lo absoluto en una descripci"n abstracta al estilo de un manual, sino encasos tales como el siguiente pasa*e de la Il+ada, J, 0=040==, donde la descripci"nabstracta es incrustada en una narraci"n que contiene "rdenes específcas para laacci"n $umana o relaciones de actos particulares'

 Ahora! ea! echemos #na negra nave al mar divino! re#namos losconvenientes remeros! embar1#emos v+ctimas para #na hecatombe a lamisma 8riseida! la de hermosas meillas! sea capit/n c#al1#iera de los efes.∗ 

Citado por Daveloc;, 0125, p. 60@ vase tambin ibid., pp. 03=403>-. !a cultura oralprimaria se preocupa poco por conservar el conocimiento de las artes como un cuerpoautosufciente y abstracto.

(vi) De matices a!n$stic!s

9uc$as, tal vez todas las culturas orales o que conservan regustos orales dan a losinstruidos una impresi"n extraordinariamente agonística en su expresi"n verbal y de$ec$o en su estilo de vida. !a escritura propicia abstracciones que separan el saber dellugar donde los seres $umanos luc$an unos contra otros. 7parta al que sabe de losabido. 7l mantener incrustado el conocimiento en el mundo vital $umano, la oralidad losit(a dentro de un contexto de luc$a. !os proverbios y acerti*os no se empleansimplemente para almacenar los conocimientos, sino para comprometer a otros en e

 

∗ Homero,La Ilíada, Ed. Julio Palli Bonet, trad. L. Segalá, Bruguera Libro Clásico, Editorial Bruguera, S. A.,

Barcelona. 1979, pp. 40-41.

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combate verbal e intelectual' un proverbio o acerti*o desaía a los oyentes a superarlocon otro más oportuno o contradictorio 7bra$ams, 0126@ 013<-. %n las narraciones, laanarronería sobre la proeza personal o las rases $irientes del rival fguranregularmente en los enrentamientos entre los persona*es' en la Il+ada, en &eow#lf , a lolargo del romance europeo medieval, en 4he 9windo Epic y otros innumerables relatosaricanos /;pe:$o, 0131@ /bicc$ina, 013>-, en la Iiblia, como entre Gavid y Aoliat J)amuel 03'=54=3-. Comunes en las sociedades orales de todo el mundo, los insultosrecíprocos tienen un nombre específco en la lingFística' :ting  o :iting-. Crecidos en

una cultura todavía predominantemente oral, ciertos *"venes negros de los %stados8nidos, el Caribe y otras partes practican lo que se conoce indistintamente como&do0ens&, & oning&, &so#nding&, etctera, competencia que consiste en superar al rival eninsultos a su madre. %l do0ens no es un verdadero combate sino una maniestaci"nartística, al igual que las demás agresiones verbales estilizadas de otras culturas.

+o s"lo en el uso dado al saber, sino tambin en la celebraci"n de la conductaísica, las culturas orales se revelan como agonísticamente programadas. !a descripci"nentusiasta de violencia ísica a menudo caracteriza la narraci"n oral. %n la Il+ada, pore*emplo, los cantos RJJJ y M por lo menos compiten con los programas de televisi"n y cinemás sensacionales de la actualidad, en cuanto al despliegue de violencia, y los superancon muc$o en lo reerente al detalle exquisitamente sangriento, que puede ser menos

repulsivo cuando es descrito verbalmente que al presentarse en orma visual. !arepresentaci"n de violencia ísica extrema, undamental para muc$as epopeyas orales yotros gneros orales, y subyacente a travs de gran parte del uso temprano de laescritura, se reduce paulatinamente o bien ocupa lugar secundario en la narraci"nliteraria posterior. )obrevive en las baladas medievales, pero ya es ob*eto de la burla de #$omas +as$e en 4he ;nfort#nate 4raveler  0>1=-. 7l avanzar la narraci"n literaria $aciala novela seria, con el tiempo dirige el oco de atenci"n más y más $acia las crisisinternas, apartándolo de las meramente exteriores.

Por supuesto, las penalidades ísicas comunes y persistentes de la vida en muc$associedades tempranas explican en parte la gran dosis de violencia en las primerasormas artísticas verbales. !a ignorancia de las causas ísicas de la enermedad y edesastre tambin pueden omentar tensiones personales. Gado que la enermedad o edesastre son originados por algo, es posible suponer la malevolencia personal de otro ser$umano Nun $ec$icero, una bru*aN en lugar de motivos ísicos, y así aumentar las$ostilidades personales. )in embargo, la violencia en las maniestaciones artísticasorales tambin está relacionada con la estructura de la oralidad misma. Cuando todacomunicaci"n verbal debe ser por palabras directas, participantes en la dinámica de iday vuelta del sonido, las relaciones interpersonales ocupan un lugar destacado en loreerente a la atracci"n y, a(n más, a los antagonismos.

%l otro lado de los insultos agonísticos o la vituperaci"n en las culturas orales o queconservan regustos orales es la expresi"n ampulosa de alabanza que se $alla en todaspartes en relaci"n con la oralidad. %s muy conocida en los poemas orales de encomioaricanos, estudiados extensamente, de la actualidad Hinnegan, 013?@ /pland, 013>-,así como a travs de toda la tradici"n ret"rica occidental que conserva $uellas de latradici"n oral, desde la antigFedad clásica $asta el siglo MRJJJ. &Rengo a enterrar a Csar,no a elogiarlo&, exclama 9arco 7ntonio en su discurso unerario en Eulio Csar v, ii, 31-,de )$a;espeare, y luego procede a alabar a Csar seg(n las normas ret"ricas deencomio que ueron inculcadas a todos los colegiales del Oenacimiento y que %rasmoemple" de manera tan ingeniosa en su Elogio de la loc#ra. !a alabanza ampulosa en laantigua tradici"n ret"rica de regustos orales da una impresi"n de alsa, pomposa yc"micamente presuntuosa a las personas de culturas con gran tradici"n escrita. +o

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obstante, el elogio acompaña al mundo oral, agonístico e intensamente polarizado, delbien y del mal, la virtud y el vicio, los villanos y los $roes.

!a dinámica agonística de los procesos de pensamiento y la expresi"n orales $asido esencial para el desarrollo de la cultura occidental, donde ue institucionalizada porel &arte& ret"rica y por su prima $ermana' la dialctica de )"crates y Plat"n queproporcionaron a la articulaci"n verbal oral agonística una base científca elaborada conayuda de la escritura. )e a$ondará más sobre esto en las siguientes páginas.

(vii) Em&*ticas ' &a"tici&antes antes que !+etivamente a&a"ta#as

Para una cultura oral, aprender o saber signifca lograr una identifcaci"ncomunitaria, empática y estrec$a con lo sabido Daveloc;, 0125, pp. 0=4>40=2-identifcarse con l. !a escritura separa al que sabe de lo sabido y así establece lascondiciones para la &ob*etividad& en el sentido de una disociaci"n o ale*amientopersonales. !a &ob*etividad& que Domero y otros oradores poseen es la reorzada por laexpresi"n ormulativa' la reacci"n del individuo no se expresa simplemente comoindividual o &sub*etiva&, sino como encasillada en la reacci"n, el &alma& comunitaria. Ia*ola inuencia de la escritura, a despec$o de su protesta contra ella, Plat"n excluy" a lospoetas de su Oep(blica, pues estudiarlos signifcaba en esencia aprender a reaccionar

con el &alma&, sentirse identifcado con 7quiles u /diseo Daveloc;, 0125, pp. 0134<55-.7l tratar otro ambiente oral primario más de dos mil años despus, los editores de 4he9windo Epic 0130, p, 53- llaman la atenci"n sobre una marcada identifcaci"n similar deCandi Oure;e, el cantor de la epopeya Ny a travs de l, de sus oyentesN con el $roe9:indo, identifcaci"n que de $ec$o aecta la gramática de la narraci"n, de modo quede cuando en cuando el narrador se desliza a la primera persona al describir las accionesdel $roe. %l narrador, el p(blico y el persona*e están tan unidos que Oure;e $ace que epersona*e pico 9:indo mismo se diri*a aS los que están poniendo por escrito laspalabras de Oure;e' &#(, el que escribe, TavanzaU& o bien, &/$ t(, el que escribe, ves queya parto&. %n la percepci"n del narrador y de su p(blico, el $roe del relato oral asimilaal mundo oral incluso a los que la transcriben y que están quitándole su carácter oral yvolvindolo texto.

(viii) ,!me!st*ticas

7 dierencia de las sociedades con graía, las orales pueden caracterizarse como$omeostáticas Aoody y Qatt, 0126, pp. 5045=-. %s decir, las sociedades orales vivenintensamente en un presente que guarda el equilibrio u $omeostasis desprendindosede los recuerdos que ya no tienen pertinencia actual.

!as uerzas que gobiernan la $omeostasis pueden percibirse mediante la reexi"nsobre la naturaleza de las palabras en un marco oral primario. !as culturas de laimprenta $an inventado los diccionarios, en los cuales pueden registrarse, endefniciones ormales, los diversos signifcados de una palabra seg(n los textos dondeaparezca. 7sí se sabe que las palabras tienen diversos estratos de signifcado, muc$osde los cuales resultan bastante ale*ados de las acepciones actuales corrientes. !osdiccionarios señalan las discrepancias semánticas.

Por supuesto, las culturas orales no cuentan con diccionarios y tienen pocasdiscrepancias semánticas. %l signifcado de cada palabra es controlado por lo que Aoodyy Qatt 0126, p. <1- llaman &ratifcaci"n semántica directa&, es decir, por las situacionesreales en las cuales se utiliza la palabra aquí y a$ora. %l pensamiento oral es indierentea las defniciones !uria, 0132, pp. =6411-. !as palabras s"lo adquieren sus signifcadosde su siempre presente ambiente real, que no consiste simplemente, como en un

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diccionario, en otras palabras, sino que tambin incluye gestos, modulaciones vocales,expresi"n acial y todo el marco $umano y existencial dentro del cual se producesiempre la palabra real y $ablada. !as acepciones de palabras surgen continuamente depresente@ aunque, claro está, signifcados anteriores $an moldeado el actual en muc$asy variadas ormas no perceptibles ya.

%s cierto que las maniestaciones artísticas orales, tales como la epopeya, retienenalgunas palabras en ormas y sentidos arcaicos. Pero tambin conservan tales palabrasmediante el uso actual@ no el uso actual del discurso aldeano com(n, sino el de los

poetas picos en su sentido más general, que conservan ormas arcaicas en suvocabulario especial. %stas prácticas son parte de la vida social $abitual y de este modose conocen las ormas arcaicas, aunque limitadas a la actividad potica. %l recuerdo deantiguo signifcado de vie*os trminos tienen de esta manera cierta durabilidad, aunqueno infnita.

Cuando las generaciones pasan y el ob*eto o la instituci"n a la que $ace reerenciala palabra arcaica ya no orma parte de la experiencia actual y vivida, aunque la voz se$aya conservado, su signifcado por lo com(n se altera simplemente o desaparece. !ostambores $ablantes aricanos, como se utilizan, por e*emplo, entre los lo;ele en aireoriental, se expresan con "rmulas complicadas que conservan ciertas palabras arcaicasque los tamborileros lo;ele pueden pronunciar, pero cuyo signifcado ya no conocen

Carrington, 013=, pp. =04=<@ /ng, 0133, pp. 1=41>-. Cualquier cosa a la que se $ayanreerido estas palabras, $a desaparecido de la experiencia cotidiana lo;ele y el trminoque perdura $a quedado vacío. !as rimas y los *uegos transmitidos oralmente de unageneraci"n de niños a la siguiente, incluso en la cultura de alta tecnología, contienenpalabras similares que $an perdido sus signifcados originales de reerencia y de $ec$oresultan sílabas sin sentido. Pueden encontrarse muc$os e*emplos de tal sobrevivienciade trminos vacíos en /pie y /pie 01><-, que como conocedores de la escritura desdeluego logran recuperar y comunicar los signifcados originalmente de los trminosperdidos a quienes los utilizan oralmente en la actualidad.

Aoody y Qatt 0126, pp. 50455- citan a !aura Io$annan, %mrys Peters y Aodrey, y9"nica Qilson con e*emplos sorprendentes de $omeostasis de las culturas orales en latransmisi"n de genealogías. %n años recientes se $a notado que, entre el pueblo tiv de+igeria, las genealogías utilizadas en orma oral para resolver pleitos *udiciales diferenconsiderablemente de las genealogías registradas por escrito en orma minuciosa por losingleses cuarenta años antes debido a la importancia que entonces tenían tambin enlos pleitos *udiciales-. !os tiv posteriores señalaron que utilizan las mismas genealogíascomo cuarenta años antes, y que el registro anterior escrito estaba equivocado. !o quesucedi" ue que las genealogías posteriores $abían sido a*ustadas a las nuevasrelaciones sociales entre los tiv' eran iguales en cuanto seguían uncionando de iguamanera para regular el mundo real. !a integridad del pasado estaba subordinada a la depresente.

Aoody y Qatt 0126, p. 55- relatan un caso a(n más impresionantemente detalladode &amnesia estructural& entre los gon*a en A$ana. !os registros escritos $ec$os por losingleses a principios del siglo MM muestran que la tradici"n oral gon*a presentabaentonces a +de:ura Ea;pa, undador del estado de Aon*a, como padre de siete $i*os,cada uno de ios cuales era soberano de una de las siete divisiones territoriales delestado. Para cuando los mitos del estado ueron reunidos otra vez, sesenta años mástarde, dos de las siete divisiones $abían desaparecido, una por asimilaci"n a otra y lasegunda en virtud de un cambio de rontera. %n estos mitos posteriores, +de:ura Ea;patenía cinco $i*os, y no se $acía menci"n de las dos divisiones suprimidas. !os gon*a a(nestaban en contacto con su pasado, eran tenaces en cuanto a esta relaci"n en sus mitos,pero la parte del pasado con ninguna pertinencia manifestamente perceptible con el

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presente $abía simplemente desapareci". %l presente imponía su propia economía a losrecuerdos pasados. Pac;ard 016?, p. 0>3- observa que Claude !vi4)trauss, #. /Ieidelman, %dmund !eac$ y otros $an señalado que las tradiciones orales ree*an losvalores culturales contemporáneos de una sociedad antes que una curiosidad ociosaacerca del pasado. %ncuentra que lo anterior se manifesta en los bas$u, como tambinlo confrma Darms 016?, p. 036- en cuando a los bobangi.

%s preciso advertir las implicaciones que esto tiene para las genealogías orales. 8nrecitador de Vrica occidental u otro genealogista oral narra aquellas genealogías que

sus oyentes están dispuestos a escuc$ar. )i conoce algunas que ya no le piden, sesuprimen de su repertorio y con el tiempo desaparecen. !as genealogías de vencedorespolíticos tienen, desde luego, más probabilidad de sobrevivir que las de los perdedores.Denige 016?, p. <>>-, al estudiar las listas de reyes ganda y myoro, advierte que e&modo oral... permite que se olviden partes inconvenientes del pasado& debido a &lasexigencias del presente continuo&. 7demás, los narradores orales $ábiles varíandeliberadamente sus relatos tradicionales, porque parte de su $abilidad radica en lacapacidad de acomodarse a nuevos p(blicos y nuevas situaciones o simplemente de *uguetear. 8n recitador de 7rica occidental empleado por una amilia real /;pe:$o0131, pp. <>4<2, <=3, nota 55@ p. <=6, nota 52- adaptará su narraci"n para lison*ear asus patrones. !as culturas orales estimulan el triunalismo, que en la actualidad por lo

regular tiende un poco a desaparecer a medida que las sociedades que alguna vezueron orales se vuelven más y más dadas a la palabra escrita.

(i-) Situaci!nales antes que ast"actas

 #odo pensamiento conceptual es $asta cierto punto abstracto. 8n trmino tan&concreto& como &árbol& no se refere simplemente a un árbol &concreto& (nico, sino quees una abstracci"n, tomada, arrancada de la realidad individual y perceptible@ alude a unconcepto que no es ni este ni aquel árbol, sino que puede aplicarse a cualquier árbol.Cada ob*eto individual que llamamos &árbol& es de $ec$o &concreto&, simplemente mismo, no &abstracto& en absoluto, aunque el trmino que empleamos para el ob*etoaislado es abstracto en sí mismo. +o obstante, si todo pensamiento conceptual es $astacierto punto abstracto, algunos usos de los conceptos son más abstractos que otros.

!as culturas orales tienden a utilizar los conceptos en marcos de reerenciasituacionales y operacionales abstractos en el sentido de que se mantienen cerca delmundo $umano vital. %xiste una extensa bibliograía que trata este en"meno. Daveloc;0136a- mostr" que los griegos presocráticos concebían la *usticia de una maneraoperacional antes que ormal@ 7nne 7mory Parry 0135-, ya allecida, estableci" en granparte la misma proposici"n respecto al epíteto ammon que Domero aplic" a %gisto' eepíteto no signifca &libre de culpa&, refnada abstracci"n con la cual los letrados $antraducido el trmino, sino &$ermoso a la manera que es $ermoso un guerrero dispuesto aluc$ar&.

+inguna obra sobre el pensamiento operacional resulta más ructíera para epresente prop"sito que 8ognitive 'evelopment% Its 8#lt#ral and <ocial =o#ndations, de 7O. !uria 0132-. 7 sugerencia del distinguido psic"logo sovitico !ev Rygots;y, !uriarealiz" un extenso traba*o de campo con analabetos es decir, orales- y con personascon ciertos conocimientos de la escritura en las zonas más remotas de 8zbe;istán latierra natal de 7vicena- y Wirg$izia, en la 8ni"n )ovitica, durante los años 01504015<. %libro de !uria apenas ue publicado en 013=, en la edici"n rusa original, cuarenta y dosaños despus de completarse la investigaci"n, y la traducci"n al ingls apareci" dosaños más tarde.

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%l traba*o de !uria aporta consideraciones más adecuadas en punto apensamiento que opera por principios orales que las teorías de !ucien !vy4Iru$l 01<5-quien consideraba que el pensamiento &primitivo& de $ec$o de bases orales- era&prel"gico& y mágico en el sentido de que se undaba en sistemas de creencia antes queen la realidad práctica@ o que las proposiciones de los adversarios de !vy4Iru$l, comopor e*emplo Hranz Ioas no Aeorge Ioas, como err"neamente aparecen en !uria, 0132,p. 6-, quien mantenía que los pueblos primitivos pensaban como nosotros, aunqueutilizaban un marco de categorías distinto.

Gentro de una complicada estructura de teoría marxista, !uria aborda en ciertamedida temas a*enos a las consecuencias directas del conocimiento de la escritura, talescomo &la economía individualista no reglamentada, centrada en la agricultura& y &losprincipios de la colectivizaci"n& 0132, p. 0=-, y no codifca sus descubrimientos de modosistemático y explícito desde el punto de vista de las dierencias entre oralidad yconocimiento de la escritura. +o obstante el comple*o andamia*e marxista, el estudio de!uria de $ec$o establece claramente las dierencias entre oralidad y conocimiento de laescritura. Jdentifca a las personas que entrevista sobre una escala que se extiendedesde el analabetismo $asta diversos niveles de ciertos conocimientos de la escritura, ysus datos enca*an claramente en las distintas clases de procesos intelectuales basadosen principios orales en oposici"n a los que uncionan con principios caligráfcos. !os

contrastes que se revelan entre los iletrados con muc$o la mayoría de susentrevistados- y aquellos que sabían leer son notables y ciertamente signifcativos amenudo !uria apunta este $ec$o de manera explícita-, y muestran lo que confrmatambin el traba*o aportado y citado por Carot$ers 01>1-' s"lo se requiere cierto gradode conocimiento de la escritura para obrar una asombrosa dierencia en los procesos depensamiento.

!uria y sus colaboradores reunieron datos en el curso de largas conversaciones conlos entrevistados en el ambiente rela*ado de una casa de t, presentando las preguntaspara la encuesta misma de manera inormal, como algo parecido a los acerti*os con loscuales los su*etos estaban amiliarizados. 7sí pues, se $icieron todos los esuerzosposibles por adaptar las preguntas a los entrevistados en su propio medio, quienes noeran persona*es principales en sus sociedades, pero todo indicaba que tenían unacapacidad normal de inteligencia y eran bastante representativos de su cultura. %ntre losdescubrimientos de !uria, los siguientes resultan de especial inters para nuestroestudio.

0- !os individuos analabetos orales- identifcaban las fguras geomtricasasignándoles los nombres de ob*etos, y nunca de manera abstracta como círculos,cuadrados, etctera. 7l círculo podía, llamársele plato, cernedor, cubeta, relo* o luna@ uncuadrado se designaba con espe*o, puerta, casa o tabla para secar albaricoques. !osentrevistados por !uria identifcaban los dibu*os como representaciones de cosas realesque conocían. +unca recurrieron a círculos o cuadrados abstractos, sino antes bien aob*etos concretos. !os estudiantes de la escuela de maestros, por otra parte, con ciertosconocimientos de la escritura, identifcaban las fguras geomtricas con palabras degeometría' círculos, cuadrados, triángulos, y así sucesivamente 0132, pp. 5<451-. )e les$abía enseñado a dar respuestas de sal"n de clases, no a dar respuestas de la vida real.

<- 7 los entrevistados se les mostraron cuatro dibu*os de un ob*eto cada uno, delos cuales tres pertenecían a una categoría y el cuarto a otra@ despus se les pidi"agrupar los que eran seme*antes, podían colocarse en el mismo grupo o designarse conuna palabra. 8na serie consistía en dibu*os de los ob*etos martillo, sierra, tronco$ac$uela. !os analabetos consideraban invariablemente el grupo no en trminos de

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categorías tres $erramientas, el tronco no es una $erramienta-, sino desde el punto devista de situaciones prácticas N&pensamiento situacional&N, sin advertir en absolutoque la clasifcaci"n &$erramienta& correspondía a todos los dibu*os menos al del tronco)i uno traba*a con $erramientas y ve un tronco, se piensa en aplicarle la $erramienta, noen mantenerla aparte de aquello para lo que ue $ec$a, en cierto extraño *uegointelectual. 8n campesino analabeto de 0> años de edad' &#odos se parecen. !a sierracorta el tronco y la $ac$uela lo parte en pedacitos. )i $ay que sacar un dibu*o, yoescogería el de la $ac$uela. +o es tan (til como una sierra& 0132, p. >2-. 7l indicarle

que el martillo, la sierra y la $ac$uela son todas $erramientas, desec$a la clasifcaci"npor categoría y persiste en el pensamiento situacional' &)í, pero aunque tengamos$erramientas, de todos modos necesitamos la madera@ si no, no podemos construirnada& ibid-. 7l preguntarle por qu otra persona $abía excluido uno de los dibu*os enotra serie de cuatro, que l consideraba inseparable, replic"' &Probablemente esa clasede pensamiento la lleva en la sangre.&

Por contraste, un indiviuo de 06 años de edad que $abía cursado estudios en unaescuela aldeana (nicamente durante dos años, no s"lo clasifc" una serie similar entrminos de categorías, sino insisti" en que la clasifcaci"n puesta en tela de *uicio era lacorrecta 0132, p. 3=-. 8n obrero que a duras penas podía leer, de >2 años, mezcl" losagrupamientos situacionales y los categorizados, aunque predominaban estos (ltimos.

Gada la serie $ac$a, $ac$uela, $oz, que debía completar la serie sierra, espiga, tronco, eobrero la complet" con la sierra N&#odos son aperos&N@ sin embargo reconsider" yañadi" respecto a la espiga ' &)ería posible segarla con la $oz& 0132, p. 3<-. !aclasifcaci"n abstracta no resultaba del todo satisactoria.

%n ciertos puntos de su análisis, !uria intent" enseñar a los entrevistados que erananalabetos algunos principios de la clasifcaci"n abstracta. %mpero, su comprensi"nnunca ue clara y, cuando eectivamente volvían a resolver un problema ellos mismos,regresaban al pensamiento situacional antes que al clasifcatorio 0132, p. 23-. %stabanconvencidos de que el pensamiento que no uera operacional, o sea el de categorías,resultaba poco importante, sin inters y trivial 0132, pp. >=4>>-. Riene a nuestramemoria la relaci"n de 9alino:s;i 01<5, p. >?<- de c"mo los &primitivos& pueblosorales- tienen palabras para la auna y la ora que les son (tiles en su vida, pero tratanotras cosas de la selva como un ondo generalizado e insignifcante' &%so s"lo esmaleza&. &)"lo un animal que vuela.&

5- )abemos que la l"gica ormal ue creaci"n de la cultura griega despus de$aber asimilado la tecnología de la escritura alabtica y así $izo parte permanente desus recursos intelectuales al tipo de pensamiento que posibilitaba la escritura alabtica7 la luz de este conocimiento, los experimentos de !uria con las reacciones deanalabetos al razonamiento ormalmente silogístico e ilativo resultan particularmentereveladores. %n resumen, sus analabetas entrevistados no parecían operar en absolutocon procedimientos deductivos ormales, lo cual no es lo mismo como decir que nopodían pensar o que su pensamiento no estaba regido por la l"gica, sino s"lo que noadecuaban su razonamiento a ormas l"gicas puras, las cuales considerabanaparentemente poco interesantes. BPor qu debían serlo !os sigolismos estánrelacionados con el pensamiento, pero en asuntos prácticos nadie act(a de acuerdo consilogismos expresados de manera ormal.

Los metales preciosos no se o>idan. El oro es #n metal precioso. ?<e o>ida o no seo>ida@ !as respuestas típicas a esta pregunta incluían' &B)e oxidan o no se oxidan losmetales preciosos B)e oxida o no se oxida el oro& campesino, 06 años de edad-@ &%lmetal precioso se oxida. %l oro precioso se oxida& campesino analabeta de 5= años-0132, p. 0?=-. En el Leano Norte! donde ha nieve! todos los osos son blancos. Novaa

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 embla se enc#entra en el Leano Norte all+ siempre ha nieve. BGe qu color son lososos De aquí una respuesta típica' &+o lo s. Xo $e visto un oso negro. +unca $e vistootros... Cada regi"n tiene sus propios animales& 0132, pp. 0?640?1-. )e sabe de qucolor son los osos mirándolos. B7 quin se le ocurre resolver por razonamiento, en la vidapráctica, el color de un oso polar 7demás, Bpuedo estar seguro de que usted sabe, sinlugar a dudas, que todos los osos son blancos en una tierra donde $ay nieve 7lpresentarle el silogismo por segunda vez al presidente de una gran*a colectiva, un$ombre de => años que apenas sabía leer, logra responder' &Por lo que 8d. dice, todos

debieran ser blancos& 0132, p. 00=-, !a rase' &Por lo que 8d. dice& parece indicar unaconciencia de las estructuras intelectuales ormales. Poco conocimiento de la escrituratiene grandes repercusiones. Por otra parte, el conocimiento limitado de la escritura depresidente le permite conducirse más a sus anc$as en el mundo $umano vital derelaciones personales directas que en un mundo de abstracciones puras' &Por lo que 8d.dice...& %s su responsabilidad, no la mía, si la respuesta sale así.

Oefrindose al traba*o de 9ic$ael Cole y )ylvia )cribner en !iberia 0135-, EamesHernández 016?- señal" que un silogismo está contenido en sí mismo@ sus conclusionesse derivan s"lo de sus premisas. 7punta que las personas sin educaci"n acadmica noconocen esta regla especial de procedimiento y en su interpretaci"n de aseveracionesdadas, en un silogismo así como en otros razonamientos tienden más bien a ir más allá

de las declaraciones mismas, como suele $acerse normalmente en situaciones de la vidareal o en acerti*os comunes a todas las culturas orales-. Xo agregaría la observaci"n deque el silogismo es, por lo tanto, como un texto' f*o, separado, aislado. %ste $ec$odramatiza la base caligráfca de la l"gica. Yl acerti*o corresponde al mundo oral. Pararesolver un acerti*o se requiere astucia' se recurre a los conocimientos, a menudoproundamente subconscientes, más allá de las palabras mismas del acerti*o.

=- %n el traba*o de campo de !uria, los entrevistados oponían resistencia cuandose les pedía defnir incluso los ob*etos más concretos. &#rate de explicarme qu es unárbol.& &BPor qu tengo que $acerlo #odo mundo sabe lo que es un árbol@ no necesitaque yo se lo diga&, replic" un campesino analabeto de << años de edad 0132, p. 62-.BPara qu defnir, si un marco de la vida real resulta infnitamente más satisactorio queuna defnici"n Hundamentalmente, el campesino tenía raz"n. +o $ay manera de reutaral mundo de la oralidad primaria. !o (nico que puede $acerse es ale*arse de l paraentrar en el conocimiento de la escritura.

&BC"mo defniría un árbol en dos palabras& &B%n dos palabras 9anzano, /lmoVlamo.& &)upongamos que uera a un lugar donde no $ubiera autom"viles. BC"modescribiría 8d. un autom"vil& &)i uera, les diría que los camiones tienen cuatro patas,asientos adelante, para que la gente se siente en ellos, un tec$o para dar sombra y unmotor. Pero, para ir al grano del asunto, diría' )i se suben en un autom"vil y van depaseo, lo comprobarán.& 7l responder, el entrevistado enumera algunas característicaspero en (ltima instancia regresa a la experiencia situacional personal 5 132, p. 63-.

Por contraste, un empleado de 5? años, que sabe leer y traba*a en una gran*acolectiva' &)e produce en una ábrica. %n una *ornada puede cubrir la distancia que a uncaballo le tomaría diez días... así de rápido corre. 8tiliza uego y vapor. Primero tenemosque encender el uego para que el agua se caliente y salga $umo@ el vapor le da eimpulso a la máquina... +o s si $aya agua en un autom"vil, seguramente sí, pero nonada más necesita agua@ tambin necesita uego& 0132, p. 1?-. 7 pesar de no estar bieninormado, $izo el intento de defnir un autom"vil. )in embargo su defnici"n no es unadescripci"n nítidamente enocada en la apariencia visual Neste tipo de descripci"nrebasa la capacidad del pensamiento oralN, sino una explicaci"n desde el punto de vistade sus operaciones.

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>- !os analabetos entrevistados por !uria tuvieron difcultades para articular unauto4análisis. %ste requiere cierta supresi"n del pensamiento situacional. +ecesita unaislamiento del sí, alrededor del cual gira todo el mundo vivido por cada individuo@ laeliminaci"n del n(cleo de cada situaci"n de esa circunstancia en una medida tal quepermita el examen y la descripci"n del centro, del yo. !uria $acía sus preguntas s"lodespus de extensas conversaciones acerca de las características de las personas y susdierencias individuales 0132, p. 0=6-. )e le pregunt" a un analabeto de 56 años de

edad, proveniente de una zona de pastoreo en las montañas 0132, p. 0>?-' &BZu clasede persona es usted@ c"mo es su carácter@ cuáles son sus cualidades y deectos BC"mose describiría a sí mismo& &Rine aquí de 8c$4Wurgan@ era muy pobre. 7$ora estoycasado y tengo $i*os.& &)ería bueno tener un poco más de tierra y poder sembrar algo detrigo.& !os actores externos dominan la atenci"n. &BX cuáles son sus deectos& &%steaño sembr un pud de trigo, y paulatinamente vamos corrigiendo las defciencias.& 9ássituaciones externas. &Iueno, la gente es dierente' tranquila, arrebatada, o a vecestiene mala memoria. BZu piensa de sí mismo& &+os portamos bien@ si uramos gentemala nadie nos respetaría.& 0132, p. 0>.- !a auto4evaluaci"n se a*usta como unaapreciaci"n de grupo &nos&- y luego se mane*a desde el punto de vista de las reaccionesesperadas de los demás. /tro $ombre, un campesino de 52 años, al preguntársele que

tipo de persona era, respondi" con una espontaneidad conmovedora y directa' &BZupuedo decir de mi propio coraz"n BC"mo puedo $ablar de mi carácter Preg(nteselo aotros@ ellos pueden $ablarle de mí. Xo no puedo decir nada de mí.& %l *uicio correspondeal individuo de uera, no de dentro.

%stos son algunos e*emplos de los muc$os que da !uria, pero resultanrepresentativos. 8no podría argFir que las respuestas no ueron "ptimas, porque losentrevistados no estaban acostumbrados a que se les $iciera este tipo de preguntas, sinimportar cuán $ábilmente $aya podido !uria integrarlas en marcos parecidos a losacerti*os. )in embargo, la alta de costumbre es lo importante precisamente' es obvioque una cultura oral no mane*a conceptos tales como fguras geomtricas

categorizaci"n por abstracci"n, procesos de razonamiento ormalmente l"gicosdefniciones, o aun descripciones globales o auto4análisis articulados, todo lo cual no sederiva s"lo del pensamiento mismo, sino del pensamiento moldeado por textos. !aspreguntas de !uria son preguntas de sal"n de clases asociadas con el uso de textos y, eneecto, se aseme*an estrec$amente o son idnticas a las preguntas de las pruebasusuales de inteligencia ormuladas por personas instruidas. )on legítimas, peroprovienen de un mundo no compartido por la persona oral.

!as reacciones del su*eto indican que tal vez sea imposible elaborar un examen porescrito o incluso una prueba oral- concebidos por personas que $an $ec$o estudios, quevalore con precisi"n las $abilidades intelectuales naturales de las personaspertenecientes a una cultura predominantemente oral. Alad:in 013?, p. <01- apuntaque los isleños de Pula:at, en el Pacífco del )ur, respetan a sus navegantes, los cualestienen que ser sumamente inteligentes para desempeñarse bien en su diícil actividadmas no porque los consideren &inteligentes&, sino tan s"lo porque son buenosnavegantes. 7l pedirle su opini"n acerca de un nuevo director de la escuela de la aldea,un aricano del Centro contest" a Carrington 013=, p. 20-' &Reamos un poco c"mobaila&. !a gente de una cultura oral considera la inteligencia no como deducida decomple*os interrogantes de libro de texto, sino seg(n su situaci"n en contextosuncionales.

7tosigar a estudiantes o a cualquier otro con preguntas analíticas de este tipoaparece en una ase muy avanzada del conocimiento de la escritura. Ge $ec$o tales

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preguntas resultan inexistentes no s"lo en las culturas orales, sino tambin en las queconocen la escritura. !as preguntas de examen escrito comenzaron a generalizarse en/ccidente- muc$o despus de que la impresi"n $ubo surtido sus eectos sobre laconciencia, miles de años despus de la invenci"n de la palabra escritura. %l latín clásicono cuenta con ninguna palabra para &examen&, tal como $oy en día lo &presentamos& ytratamos de &aprobarlo& en la escuela. Dasta $ace unas cuantas generaciones en/ccidente, y tal vez en la mayor parte del mundo actual, la práctica acadmica exigeque los estudiantes &reciten& en clase, es decir, que repitan oralmente ante el maestro

los conceptos "rmulas' la $erencia oral- aprendidos de memoria a travs de lainstrucci"n en el sal"n de clases o de los libros de texto /ng, 0123b, pp. >5432-.

!os deensores de las pruebas de inteligencia necesitan reconocer que laspreguntas comunes en ese tipo de exámenes están adaptadas a un tipo especial deconciencia, proundamente condicionada por el conocimiento de la escritura y laimpresi"n' una &conciencia moderna& Ierger, 0136-. Por lo regular, puede esperarseque de una persona sumamente inteligente de una cultura oral o de una cultura queconserva $uellas de la tradici"n oral reaccione al tipo de preguntas $ec$o por !uria comode $ec$o lo $icieron muc$os de los su*etos, respondiendo no al interrogante mismo,aparentemente sin sentido, sino tratando de evaluar todo el contexto incomprensible lamente oral totaliza-' &BPor qu me $ace esta pregunta est(pida BZu pretende Rase

tambin /ng, 0136, p. =.- SBZu árbolS BOealmente espera que responda a eso, si l ytodos los demás $emos visto miles de árboles Puedo resolver acerti*os. Pero esto no esning(n acerti*o. B)e trata de un *uego& Por supuesto que es un *uego, pero la personaoral no está amiliarizada con las reglas. !as personas que $acen estos comentarios $anescuc$ado infnidad de veces desde la inancia- este tipo de preguntas, $an vivido ba*ouna barrera pero no se percatan de que están aplicando reglas especiales.

%n una sociedad con cierto conocimiento de la escritura, como la de losentrevistados por !uria, los analabetos pueden $aberse relacionado Ny de $ec$o assuele sucederN con otras personas cuyo pensamiento $a sido organizado por laescritura. Dabrán oído leer a alguien composiciones escritas, por e*emplo, o escuc$adoconversaciones que s"lo pueden ser entabladas por los que saben leer. 8no de losmritos del traba*o de !uria es que muestra que tal relaci"n ocasional con laorganizaci"n del conocimiento por la escritura no tiene, al menos seg(n lo revelado porsus casos, un eecto perceptible en los analabetos. !a escritura debe interiorizarsepersonalmente para que aecte los procesos de pensamiento.

!as personas que $an interiorizado la escritura no s"lo escriben, sino tambin$ablan con la inuencia de aqulla, lo cual signifca que organizan, en medidas variables,aun su expresi"n oral seg(n pautas verbales y de pensamiento que no conocerían amenos que supieran escribir. Gado que no obedecen estas normas, los que saben leer$an *uzgado ingenua la organizaci"n oral del pensamiento. %l pensamiento oral, noobstante, puede ser bastante complicado y reexivo, a su manera propia. !os narradoresnava*os de cuentos ol;l"ricos sobre animales pueden dar detalladas explicaciones de losdiversos signifcados de los relatos, a fn de lograr una comprensi"n de la comple*idad dela vida $umana, desde lo fsiol"gico $asta lo psicol"gico y lo moral, y descubrenperectamente cosas tales como incongruencias ísicas por e*emplo, coyotes con eserasde ámbar en lugar de o*os- y la necesidad de interpretar simb"licamente los elementosde las $istorias. #oel;e, 0132, p. 0>2-. 7venturarse a afrmar que los pueblos orales sonen esencia no inteligentes, que sus procesos mentales son &primitivos&, es el tipo deespeculaci"n que durante siglos condu*o a los eruditos a inerir err"neamente que,puesto que los poemas $omricos eran tan perectos, debían ser básicamentecomposiciones escritas.

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 #ampoco debemos imaginarnos que el pensamiento que unciona con principiosorales es &prel"gico& o &il"gico& en un sentido simplista, como por e*emplo que la gentede una cultura oral no comprende las relaciones causales. )abe muy bien que, si unoempu*a con uerza un ob*eto m"vil, dic$a uerza lo impulsa a moverse. !o cierto es queno pueden organizar concatenaciones comple*as de causas del tipo analítico de lassecuencias lineales, las cuales s"lo pueden desarrollarse con la ayuda de textos. !assecuencias largas que producen, como las genealogías, no son analíticas sinoacumulativas. )in embargo, las culturas orales pueden crear organizaciones de

pensamiento y experiencias asombrosamente comple*as, inteligentes y bellas. Paracomprender c"mo lo logran, será necesario exponer algunas de las operaciones de lamemoria oral.

La memorización oral 

!a capacidad de la memoria verbal es, comprensiblemente, una valiosa cualidaden las culturas orales. %mpero, el modo como unciona la memoria verbal en las ormasartísticas orales es bastante dierente de lo que com(nmente se pensaba en el pasado.%n una cultura que conoce la escritura, el aprendiza*e de memoria, palabra por palabra,por lo general se logra basándose en un texto, al cual la persona recurre tan a menudocomo sea necesario para pereccionar y poner a prueba el dominio literal. %n tiempospasados, era com(n que quienes sabían leer supusieran que el aprendiza*e de memoriaen una cultura oral por lo regular alcanzaba el mismo ob*etivo de una repetici"n total,palabra por palabra. +o quedaba claro c"mo era posible comprobar tal repetici"n antesde la invenci"n de las grabaciones de sonido, puesto que, al no $aber escritura, la (nicamanera de probar la repetici"n fel de pasa*es largos sería la recitaci"n simultánea de losmismos por dos o más personas en con*unto. %ra imposible comparar las declamacionescon las anteriores. )in embargo, rara vez se intent" investigar la recitaci"n simultáneaen culturas orales. !os conocedores se conormaban simplemente con suponer que laprodigiosa memoria oral de alg(n modo uncionaba de acuerdo con su propio modelotextual palabra por palabra.

Para una determinaci"n más realista de las características de la memoria verbal enlas culturas orales primarias, la obra de 9ilman Parry y 7lbert !ord result" otra vezrevolucionaria. %l traba*o de Parry con los poemas $omricos encauz" la cuesti"n. Parrymostr" que la Il+ada y la Bdisea eran creaciones básicamente orales, cualesquiera queueran las circunstancias que $ubieran determinado el ponerlas por escrito. 7 primeravista, este descubrimiento parecía confrmar la suposici"n del aprendiza*e de memoriapalabra por palabra. !a Il+ada y la Bdisea eran rigurosamente mtricas. BC"mo podía unrapsoda narrar, cuando se le pedía $acerlo, un relato que consistía en miles de versosdactílicos en $exámetros, a menos que los $ubiera aprendido de memoria palabra por

palabra !os escolarizados que pueden recitar largas obras mtricas las $an aprendidopalabra por palabra basándose en textos. Parry 01<6, en Parry, 0130-, sin embargo,prepar" el terreno para un nuevo enoque que pudiera explicar satisactoriamente taproducci"n sin recurrir a la memorizaci"n palabra por palabra. Como ya se mencion" enel capítulo <, demostr" que los $exámetros no se componían simplemente de unidadesde palabras, sino de "rmulas, grupos de palabras para abordar los elementostradicionales, moldeada cada una para a*ustarse al verso del $exámetro. %l poetadisponía de un extenso vocabulario de locuciones &$exametradas&. Con l, podíaproducir interminablemente versos mtricos y precisos, siempre que estuviera tratandoelementos tradicionales.

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%n los poemas $omricos, por lo tanto, el poeta contaba con epítetos y verbos para/diseo, Dctor, 7tenea, 7polo y los otros persona*es, que se a*ustaban exactamente enel metro cuando, por e*emplo, $abía que presentar a cualquiera de ellos diciendo algo.9etephC polmCtis Bdsse#s 7sí di*o el astuto /diseo- o ProsephC  polmCtis Bdsse#sasí se expres" el astuto /diseo- aparece 3< veces en los poemas 9ilman Parry, 0130,p. >0-. /diseo es  polmCtis astuto- no s"lo por ser este tipo de persona*e, sino tambinporque sin el epíteto  polmCtis  no sería posible integrarlo ácilmente en el metroComo se apunt" antes, la *usteza de estos y otros epítetos $omricos $a sido

devotamente exagerada. %l poeta disponía de otras miles de "rmulas mtricas deuncionamiento seme*ante que podían adaptarse a sus variables necesidades mtricascasi en cualquier situaci"n, persona, cosa o acci"n. %n eecto, la mayoría de las palabrasen la Il+ada y la Bdisea se presentan como partes de "rmulas identifcables.

!a obra de Parry mostr" que las "rmulas mtricamente dispuestas gobernaban lacomposici"n de la antigua epopeya griega y que era posible cambiarlas de un lugar aotro con bastante acilidad, sin intererir con la trama o el tono del poema. B7lternaríanlos rapsodas las "rmulas, de modo que las versiones personales mtricamente regularesde la misma $istoria se dierenciaban en las palabras B/ era la epopeya memorizadapalabra por palabra, de manera que se repetía igual en cada interpretaci"n Puesto quetodos los poetas $omricos anteriores a la escritura $abían muerto $acía más de dos mi

años, no podía grabárseles para obtener una prueba directa. %mpero, podían obtenerseversiones directas de los poetas narrativos vivos de la Xugoslavia moderna, un paíscontiguo y, en parte, sobrepuesto a la antigua Arecia. Parry encontr" que tales poetascreaban narraciones picas orales para las que no $abía texto escrito. )us poemasnarrativos, como los de Domero, eran mtricos y ormulaicos, aunque el metro de losversos era dierente del antiguo $exámetro dactílico griego. !ord continu" y ampli" laobra de Parry reuniendo la extensa colecci"n de grabaciones orales de poetas narrativosyugoslavos de la actualidad, que a$ora se encuentra en la Colecci"n Parry de la8niversidad de Darvard.

!a mayoría de estos poetas narrativos eslavos modernos del )ur Na decir verdadlos me*ores de ellosN son analabetos. !ord descubri" que aprender a leer y escribirincapacita al poeta oral' introduce en su mente el concepto de un texto que gobierna lanarraci"n y por lo tanto interfere en los procesos orales de composici"n, los cuales notienen ninguna relaci"n con textos sino que consisten en &la remembranza de cantosescuc$ados& Peabody, 013>, p. <02-.

%l recuerdo que tienen los poetas orales de los cantos que $an escuc$ado esinmediato@ no era &nada raro& encontrar a un bardo yugoslavo que cantaba &entre diez yveinte versos de diez sílabas por minuto& !ord, 012?, p. 03-. !a comparaci"n de lascanciones grabadas revela, sin embargo, que, a pesar de ser mtricamente regularesnunca se cantaban dos veces del mismo modo. Iásicamente se repetían las mismas"rmulas y temas, pero eran $ilados o &poetizados& de modo distinto en cadainterpretaci"n, incluso por el mismo poeta, seg(n la reacci"n del p(blico, la disposici"ndel poeta o la ocasi"n, así como otros actores sociales y psicol"gicos.

!as grabaciones de las entrevistas $ec$as a los bardos del siglo MM se agregaban alas grabaciones de sus narraciones. Por estas entrevistas y por la observaci"n directasabemos c"mo se $ace un bardo' escuc$ando durante meses y años a otros bardos,quienes nunca cuentan el mismo relato de la misma manera sino que utilizan una y otravez las "rmulas $abituales cuando se trata de los temas acostumbrados. Por supuesto,las "rmulas pueden variar un poco lo mismo sucede con los temas- y la manera decantar o &$ilar& narraciones que tenga un poeta dado variará considerablemente de la deotro. Ciertos giros de las rases serán idiosincrásicas. Pero, en esencia, los elementos,temas y "rmulas y su uso corresponde a una tradici"n claramente identifcable. !a

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originalidad no consiste en la introducci"n de elementos nuevos, sino en la adaptaci"nefcaz de los materiales tradicionales a cada situaci"n o p(blico (nico e individual.

!as proezas de la memoria de estos bardos orales son notables, pero dierentes delas relacionadas con la memorizaci"n de textos. !os instruidos por lo regular sesorprenden al averiguar que el bardo que $abrá de recontar la $istoria que $a escuc$ados"lo una vez, a menudo prefere esperar un día más o menos despus de oírla, antes derepetirla l mismo. 7l aprender de memoria un texto escrito, el aplazamiento de surecitaci"n por lo general debilita el recuerdo. 8n poeta oral no tiene que ver con textos n

con un marco textual. +ecesita tiempo para permitirle a la $istoria adentrarse en suacervo propio de temas y "rmulas, tiempo para identifcarse con el relato. 7l recordar yrecontar la $istoria, no $a &aprendido de memoria&, en ning(n sentido litera, ladisposici"n mtrica de la versi"n del otro intrprete Nversi"n $ace muc$o desaparecidapara siempre cuando el nuevo cantar medita sobre la $istoria para su propiainterpretaci"nN !ord, 012?, pp. <?4<1-. !os elementos f*os en la memoria del bardoconstituyen un caudal de temas y "rmulas a partir de los cuales todo tipo de $istoriaspueden construirse de diversas maneras.

8no de los descubrimientos más signifcativos en la obra de !ord ue que, aunquelos rapsodas saben bien que dos intrpretes distintos nunca entonan el mismo cantoexactamente de igual manera, un poeta alegará que es capaz de producir su propia

versi"n de un canto verso por verso y palabra por palabra en cualquier momento, y, de$ec$o, &exactamente igual dentro de veinte años& !ord, 012?, p. <3-. )in embargo,cuando se graban y comparan sus supuestas interpretaciones idnticas nunca resultaniguales, aunque los relatos sean versiones reconocibles de la misma $istoria. &Palabrapor palabra y verso por verso&, como dice !ord 012?, p. <6-, es simplemente unamanera enática de decir &parecidos&. &Rerso&, obviamente, es un concepto basado entextos, e incluso el concepto de &palabra& como entidad separada, distinta del discurrirdel discurso, parece basarse de alguna manera en el texto. Aoody 0133, p. 00>- señalaque un idioma enteramente oral que dispone de un trmino para &$abla& en general,para una unidad rítmica de una canci"n, para un enunciado o para un tema, quizá nocuente con ninguna voz adecuada para una &palabra& como una categoría aislada, una&parte& del $abla, como en' &%sta (ltima rase consta de veintisis palabras.& BGe veras #al vez contiene veintioc$o. )i no se sabe escribir, Bse basan una palabra o dos en econcepto de texto %l sentido de las palabras aisladas como conceptossignifcativamente separados es propiciado por laSescritura, la cual, en este caso y entantos otros, es divisoria, separadora. !os primeros manuscritos no tienden a separarclaramente las palabras unas de otras, sino a escribirlas *untas.-

Oesulta signifcativo que los poetas analabetos de la cultura de la Xu[goslaviamoderna, donde la escritura es cosa com(n, tengan y manifesten actitudes respecto ala escritura !ord, 012?, p. <6-. 7dmiran el conocimiento de la escritura y creen que unapersona que sepa leer puede $acer a(n me*or lo que ellos $acen, es decir, recrear uncanto extenso despus de escuc$arlo una sola vez. %sto es precisamente lo que nopueden $acer los que saben leer@ si pueden $acerlo, será con difcultad. 7sí como losinstruidos atribuyen a los cantores de una cultura oral logros que implican instrucci"nasí ellos atribuyen a los que saben leer logros que corresponden a una cultura oral.

!ord 012?- $abía mostrado ya la posibilidad de aplicar el análisis oral4 ormulaicoal ingls antiguo &eow#lf -, y otros $an señalado varias maneras en las cuales losmtodos oral4ormularios ayudan a explicar la producci"n oral con $uellas de la tradici"noral en la %dad 9edia europea, en alemán, rancs, portugus y otros idiomas vaseHoley, 016?b-. %l traba*o de campo realizado en todo el mundo $a corroborado yampliado los estudios realizados por Parry y, muc$o más extensamente, por !ord en Xugoslavia. Por e*emplo, Aoody 0133, p. 0064001- señala c"mo, entre los lo4dagaa de

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A$ana del +orte, la plegaria a Iagre Nseme*ante al padre nuestro entre los cristianosNes &algo que todo mundo SsabeS &, pero las repeticiones del rezo de ninguna maneraresultan las mismas. !a plegaria s"lo tiene &aproximadamente una docena de versos&, ysi se conoce el idioma, como Aoody, y se pronuncia la rase introductora de la plegaria,el oyente tal vez siga con el estribillo, corrigiendo cualquier error que l o ella descubran+o obstante, la grabaci"n muestra que las palabras de la plegaria pueden variarconsiderablemente de una recitaci"n a la siguiente, incluso cuando son del mismoindividuo o de su*etos que corregirán a otro si su versi"n no corresponde a la que ellos

están produciendo en ese momento-.!os $allazgos de Aoody y los de otros /pland, 013>@ 0132- ponen de manifesto

que los pueblos orales en ocasiones sí procuran la repetici"n palabra por palabra depoemas u otras ormas de arte orales. BZu xito tienen !a mayoría de las veces esmínimo seg(n criterios de escritura. Ge )udárica, /pland 0132, p. 00=- refereesuerzos sinceros por la repetici"n palabra por palabra y sus resultados' &)eg(n miscálculos aproximados cualquier poeta de la comunidad repetirá el poema por lo menoscon 2?\ de correlaci"n con otras versiones.& %l xito diícilmente iguala la ambici"n eneste caso. %l porcenta*e de 2?\ de exactitud merecería una califcaci"n bastante ba*a enuna recitaci"n de sal"n de clases de un texto, o en la interpretaci"n por parte de unactor del libreto de una obra.

9uc$os e*emplos de &memorizaci"n& de la poesía oral citados como prueba de una&composici"n anterior& del poeta, como los que da Hinnegan 0133, p. 3246<-, no parecentener mayor precisi"n palabra por palabra. Ge $ec$o, Hinnegan describe s"lo una&estrec$a seme*anza, que en algunos lugares llega a ser repetici"n palabra por palabra&0133, p. 32- y &muc$o más repetici"n verbal y verso por verso de lo que pudieraesperarse de la analogía yugoslava& 0133, p. 36@ sobre el valor de estas comparacionesy el signifcado ambiguo de &poesía oral& en Hinnegan, vase Holey, 0131-.

 #raba*os recientes, sin embargo, $an revelado algunos e*emplos de unamemorizaci"n palabra por palabra más exacta entre los pueblos orales. 8no de ellos esun caso de articulaci"n verbal ritual entre los cuna, rente a la costa de Panamá,aportado por Eoel )$erzer 016<-. %n 013?, )$erzer grab" una larga "rmula mágica parael rito de la pubertad, que un especialista en el rito de la pubertad emenina estabaenseñando a otros especialistas de su tipo. Rolvi" en 0131 con una transcripci"n que$abía $ec$o de la "rmula y descubri" que el mismo $ombre era capaz de reproducirlapalabra por palabra y onema por onema. 7unque )$erzer no especifca cuán extendidao durable es la "rmula de repetici"n exacta en cuesti"n dentro de cualquier grupo dadode expertos en "rmulas durante un período dado, el caso que describe es sin duda dereproducci"n palabra por palabra. #odos los e*emplos a los que $ace reerencia )$erzer016<, nota 5, citando a Hinnegan, 0133, como ya se $a indicado antes, resultanambiguos, en el me*or de los casos y, por lo tanto, no son comparables con su propiaprueba-.

/tros dos e*emplos, comparables con el de )$erzer, muestran la reproducci"npalabra por palabra de elementos orales omentada no por un marco ritual, sino porrestricciones lingFísticas o musicales especiales. 8no proviene de la poesía somalclásica, cuyas normas de escansi"n son aparentemente más comple*as y rígidas que lasde la antigua epopeya griega, por lo que no se puede variar tan ácilmente el lengua*e Eo$n Qilliam Eo$nson apunta que los poetas orales somalíes &aprenden las reglasmtricas de manera muy similar, tal vez idntica, a aqulla con la que aprenden lagramática misma& 0131b, p. 006@ vase tambin Eo$nson, 0131a-. )in embargo, nopueden explicar cuáles son las reglas de la mtrica y tampoco cuáles son las de lagramática somalí. !os poetas somalíes normalmente no crean e interpretan al mismotiempo@ su proceso creador es en privado, palabra por palabra, y más tarde recitan su

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obra ellos mismos en p(blico o le enseñan a otro para que la declame. %sto constituyenuevamente un e*emplo claro de la memorizaci"n oral, palabra por palabra7parentemente queda por investigarse todavía la estabilidad de la articulaci"n verbal atravs de un período dado varios años, una dcada, etctera-.

%l segundo caso muestra c"mo la m(sica puede constituir una restricci"n para f*aruna narraci"n oral literal. Ge su intenso traba*o de campo que realiz" en el Eap"n, %ricOutledge 0160- describe una tradici"n *aponesa que perdura $asta nuestros díasaunque disminuida, en la cual una narraci"n oral, El c#ento del eie, es cantada con

acompañamiento musical, con unas cuantas secciones de &voz blanca& sinacompañamiento instrumental y otros interludios s"lo instrumentales. !a narraci"n y eacompañamiento musical son memorizados por aprendices que desde pequeñoscomienzan su adiestramiento con un maestro oral. !os maestros no quedan muc$os- seencargan de entrenar a sus discípulos en la recitaci"n del canto palabra por palabramediante una preparaci"n rigurosa a travs de varios años, y logran resultados notablesaunque ellos mismos eect(an cambios en sus propias recitaciones, cambios de loscuales no se percatan. Ciertos movimientos de la narraci"n son más propensos al errorque otros. %n algunos puntos, la m(sica estabiliza por completo el texto, pero en otrosengendra errores del mismo tipo que se encuentra en el copiado de manuscritos, talescomo los producidos por &saltos& un copista o intrprete oral omite lo que está entre un

pasa*e de una rase fnal y otro pasa*e posterior de la misma rase inicial-.8na vez más, tenemos aquí una especie de repetici"n palabra por palabra

adquirida por entrenamiento no del todo invariable, pero digna de menci"n.7 pesar de que en estos casos la producci"n de poesía oral o de otra articulaci"n

verbal oral por medio de una memorizaci"n adquirida conscientemente no es igual a lapráctica ormulaica oral de la Arecia $omrica, de la moderna Xugoslavia o de unsinn(mero de otras tradiciones, la memorizaci"n palabra por palabra aparentemente nolibra en absoluto los procesos intelectuales orales de la dependencia de las "rmulas,sino que quizá la incremente. %n el caso de la poesía oral somalí, Hrancesco 7ntinucci $amostrado que sta no posee restricciones meramente mtricas y onol"gicas, sinotambin sintácticas. %n otras palabras, en los versos de los poemas aparecen s"lociertas estructuras sintácticas específcas' en algunos casos presentados por 7ntinucci,s"lo dos tipos de estructuras sintácticas entre los cientos posibles 0131, p. 0=6-. %stoindudablemente es una composici"n ormulaica en toda su extensi"n, pues las "rmulasmás que nada constituyen &restricciones&, y aquí estamos tratando con "rmulassintácticas que tambin se encuentran en la organizaci"n de los poemas con los cualestraba*aron Parry y !ord-. Outledge 0160- apunta el carácter ormulaico del material enlos cantos Dei;e, que de $ec$o son tan ormulaicos que contienen muc$as palabrasarcaicas cuyos signifcados los maestros no conocen siquiera. )$erzer 016<- tambinllama la atenci"n particularmente sobre el $ec$o de que las maniestaciones, queencuentra recitadas palabra por palabra se componen de elementos ormulaicosseme*antes a los de las presentaciones orales del tipo potico com(n no literal. )ugiereque nos imaginemos un continuo entre el uso &f*o& y el uso &exible& de los elementosormulaicos. %n ocasiones, stos se emplean en un esuerzo por establecer una similitudpalabra por palabra@ en otras, act(an para poner en práctica cierta adaptabilidad ovariaci"n aunque los que utilizan los elementos ormulaicos, como lo $a mostrado !ord,generalmente puedan considerar como un uso &f*o& lo que de $ec$o es &exible& ovariable-. !a sugerencia de )$erzer indiscutiblemente es atinada.

!a memorizaci"n oral merece mayor y más proundo análisis, especialmente en loque atañe al rito. !os e*emplos palabra por palabra de )$erzer provienen del rito, yOutledge insin(a en su ensayo y declara explícitamente en una carta dirigida a mí << deenero de 016<- que el marco de los cantos Dei;e es ritual. C$ae 016<-, al tratar

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específcamente la lengua de los seneca, sugiere que el lengua*e ritual, al compararsecon el coloquial, es como la escritura en el sentido de que &posee una permanencia queno tiene el lengua*e coloquial. %l mismo rito oral es presentado una y otra vez@ nopalabra por palabra, sin duda, pero sí con un contenido, estilo y estructura ormulaicaque se mantienen constantes de una e*ecuci"n a la siguiente&. Zueda poco lugar a duda,en con*unto, respecto a que, en las culturas orales en general, la mayor parte de larecitaci"n oral tiende $acia el extremo exible del continuo, incluso en el rito. 7un en lasculturas que conocen y dependen de la escritura, pero que retienen un contacto activo

con la oralidad prístina, es decir, que conservan una $uella considerable de la tradici"noral, la expresi"n ritual misma a menudo no es del tipo de repetici"n exacta. &Daced estoen memoria de mí&, di*o Ees(s en la ]ltima Cena !ucas <<'01-. !os cristianos celebran la%ucaristía como el acto principal del culto, porque así lo indic" Ees(s. )in embargo, laspalabras esenciales que, por ser de Ees(s, los cristianos repiten al cumplir la disposici"no sea, las palabras &%sto es mi cuerpo...@ este vaso es... mi sangre...&-, no aparecenormuladas de la misma manera en los dos pasa*es donde son citadas en el +uevo #estamento. !a antigua Jglesia cristiana recordaba en orma oral y pretextual, incluso ensus ritos puestos por escrito, y aun en los puntos precisos donde se requería que la citauera más fel.

7 menudo se $acen declaraciones acerca de la memorizaci"n oral palabra por

palabra de los $imnos vdicos en la Jndia, que al parecer son totalmente independientesde la escritura. #ales aseveraciones, $asta donde yo s, nunca $an sido evaluadas a lavista de los $allazgos de Parry y !ord y otros relacionados con la &memorizaci"n& oral!os Redas son colecciones antiguas y extensas que datan probablemente de los años0>?? y 1?? " >?? a. de C.@ el margen que debe concederse a las posibles ec$as muestralo vagos que son los contactos actuales con los marcos originales en los cuales nacieronlos $imnos, las plegarias y las "rmulas lit(rgicas que componen estas colecciones. !asreerencias $abituales que a(n se citan $oy en día para dar testimonio de lamemorizaci"n palabra por palabra de los Redas, provienen de 01?2 " 01<3 Wipars;y,0132, pp. 1140??-, antes de que se completara cualquiera de las obras de Parry 01>=-Irig$t, 0160-, antes de las publicaciones de !ord 012?- y Daveloc; 0125-. %n 4he'estin of the Deda in Jndia 012>-, el distinguido experto rancs en estudios de la Jndiay traductor del Oig4Reda, !ouis Oenou, ni siquiera alude al tipo de interrogantes quesurgen a raíz del traba*o de Parry.

+o $ay duda de que la transmisi"n oral ue importante en la $istoria de los RedasOenou, 012>, pp. <>4<2 N+o. <2N y notas, pp. 6546=-. !os maestros o gur(s bra$manesy sus discípulos dedicaban un esuerzo intenso a la memorizaci"n palabra por palabra,incluso entrecruzando las palabras de diversas maneras a fn de asegurar el dominio orade sus posiciones en relaci"n recíproca Ias$am, 0125, p. 02=-, aunque determinar sieste (ltimo procedimiento se utilizaba antes de aparecer un texto parece un problemainsoluble. Como resultado de los estudios recientes sobre la memoria oral, no obstante,se plantean problemas respecto a las maneras como el recuerdo de los Redas uncionabade $ec$o dentro de un marco meramente oral si tal marco ue para los Redas algunavez totalmente independiente de los textos-. )in un texto, Bc"mo era posible que sef*ara palabra por palabra un $imno dado Npor no mencionar la totalidad de $imnos delas coleccionesN a travs de tantas generaciones !as afrmaciones N$ec$as de buenae por personas oralesN de que las versiones son iguales, palabra por palabra, puedenestar totalmente ale*adas de la realidad, como ya $emos visto. !as afrmaciones Nconrecuencia $ec$as por personas escolarizadasN de que textos tan extensos seconservaban palabra por palabra a travs de generaciones en una sociedad totalmenteoral ya no pueden aceptarse s"lo por su valor nominal, sin comprobaci"n. BZu ueconservado B!a primera recitaci"n de un poema por su creador BC"mo pudo repetirlo

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la segunda vez y cerciorarse de $aberlo $ec$o palabra por palabra B8na versi"nelaborada por un gran maestro %s posible. Pero el que lo $aya elaborado en su versi"npropia indica cierta alteraci"n en la tradici"n, y sugiere que muy probablemente seintrodu*era, a sabiendas o no, más variaciones por boca de otro gran maestro poderoso.

%n realidad los textos vdicos Nen los que basamos el conocimiento de los Redas$oy en díaN tienen una $istoria comple*a y muc$as variantes, lo cual parece indicar queno es muy probable que se originaran en una tradici"n oral de reproducci"n exacta. %neecto, la estructura ormulaica y temática de los Redas, notable aun en traducciones,

los relaciona con otras maniestaciones orales que conocemos, y señala que *ustifcanestudios ulteriores con respecto a lo que se $a descubierto recientemente acerca de loselementos ormulaicos, los elementos temáticos y la mnemotcnica oral. !a obra dePeabody 013>- ya recomienda explícitamente dic$a investigaci"n en su análisis de lasrelaciones entre la tradici"n indoeuropea más antigua y la versifcaci"n griega. Pore*emplo, el exceso de redundancia o su ausencia en los Redas podría indicar en símismos el grado $asta el cual obedecen a su origen en alguna medida oral vasePeabody, 013>, p. 035-.

%n todos los casos ya ueran de reproducci"n exacta o no- la memorizaci"n estásu*eta a la variaci"n producida por presiones sociales directas. !os narradores cuentan loque pide o va a tolerar el p(blico. Cuando se agota el mercado para un libro impreso, las

imprentas de*an de uncionar, pero es posible que queden miles de e*emplares. Cuandodesaparece totalmente el mercado para una genealogía oral, igual suerte corre lagenealogía misma. Como se apunt" arriba pp. =34=6-, las genealogías de losvencedores tienden a sobrevivir y a ser me*oradas-@ las de los derrotados suelendesaparecer o reciben un tratamiento nuevo-. !a interacci"n en vivo con el p(blicopuede intererir dinámicamente en la estabilidad verbal' las expectativas del p(blicoayudan a f*ar los temas y las "rmulas. Dace unos cuantos años, tales expectativas meueron impuestas por una sobrina mía, a(n una niña muy pequeña, lo bastante paraguardar una disposici"n mental claramente oral aunque infltrada por la escritura a sualrededor-. !e estaba contando la $istoria de Los tres cochinitos' &)opl" y resopl", sopl"y resopl", sopl" y resopl".& Cat$y ob*et" la "rmula que utilic. Conocía el cuento, y m"rmula no era lo que ella esperaba. &)opl" y resopl", resopl" y sopl", sopl" y resopl"&,corrigi" molesta. Cambi las palabras de la narraci"n acatando la petici"n del p(blicosobre lo que se $abía dic$o antes, como acostumbraban $acerlo otros narradores orales.

Hinalmente, debe advertirse que la memoria oral difere signifcativamente de lamemoria textual en el sentido de que la memoria oral tiene un gran componentesomático. Peabody 013>, p. 013- $a observado que &%n todo el mundo y en todas laspocas... la composici"n tradicional $a estado relacionada con la actividad manual. !osaborígenes de 7ustralia y otras regiones a menudo $acen fguras de $ilos al mismotiempo que $acen canciones. /tros pueblos manipulan cuencas en $ilos. !a mayor partede las descripciones de bardos incluyen instrumentos de cuerdas o tambores&. Rasetambin !ord, 012?@ Daveloc;, 0136a, pp. <<?4<<<@ Iiebuyc; y 9ateene, 0130, portada.-7 estos casos pueden agregarse otros e*emplos de actividad manual, como losademanes, con recuencia complicados y estilizados )c$eub, 0133-, y otrosmovimientos corporales, como mecerse o bailar. %l #almud, pese a ser un texto, es a(nrecitado en Jsrael por los *udíos ortodoxos que siguen conservando una gran tradici"noral@ yo mismo los $e visto $acerlo con un balanceo $acia adelante y atras del torso.

!a palabra oral, como $emos notado, nunca existe dentro de un contextosimplemente verbal, como sucede con la palabra escrita. !as palabras $abladas siempreconstituyen modifcaciones de una situaci"n existencial, total, que invariablementeenvuelve el cuerpo. !a actividad corporal, más allá de la simple articulaci"n vocal, no esgratuita ni ideada por medio de la comunicaci"n oral, sino natural e incluso inevitable.

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%n la articulaci"n verbal oral, particularmente en p(blico, la inmovilidad absoluta es en símisma un gesto poderoso.

Estilo de vida verbomotor 

Aran parte de la descripci"n anterior de la oralidad puede utilizarse para identifcarlo que puede llamarse culturas &verbomotoras&, es decir, culturas en las cuales, porcontraste con las de alta tecnología, las vías de acci"n y las actitudes $acia distintosasuntos dependen muc$o más del uso eectivo de las palabras y por lo tanto de lainteracci"n $umana@ y muc$o menos del estímulo no verbal por lo regular de tipopredominantemente visual- del mundo &ob*etivo& de las cosas. Eousse 01<>- empleabasu trmino verbomote#r  para reerirse principalmente a las antiguas culturas $ebrea yaramea así como las cercanas a ellas, que tenían cierto conocimiento de la escriturapero que en su estilo de vida seguían manteniendo la tradici"n undamentalmente oral yque, en vez de regirse por los ob*etos, se inclinaban por la palabra. %n este libro,ampliamos su acepci"n para incluir a todas las culturas que conservan $uellas de sutradici"n oral en una medida que les permita seguir prestando a la palabra Nantes que alos ob*etosN una atenci"n considerable en un contexto de interacci"n personal econtexto de tipo oral-. Por supuesto, debe advertirse que las palabras y los ob*etosnunca están separados del todo' las palabras representan los ob*etos, y la percepci"n delos ob*etos está en parte condicionada por las reservas de palabras en las cuales seincrustan las percepciones. !a naturaleza no &enuncia& $ec$os' stos se presentan s"lodentro de los enunciados producidos por los seres $umanos para reerirse al te*ido sin$ilos de la realidad que los circunda.

!as culturas que aquí llamamos verbomotoras probablemente den la impresi"n a$ombre tecnol"gico de conceder demasiada importancia al $abla misma, de sobrevaluarla ret"rica e indudablemente de practicarla en exceso. %n las culturas orales primariasincluso los negocios no son negocios' son undamentalmente ret"rica. !a compra decualquier cosa en un sou; o bazar del /riente 9edio no es una simple transacci"necon"mica, como lo sería en Qool:ort$ y como una cultura altamente tecnol"gicaprobablemente supone que es lo normal. 7ntes bien, consiste en una serie de maniobrasverbales y somáticas-, un duelo corts, una contienda de ingenio, una operaci"n deagonística oral.

%n las culturas orales, pedir inormaci"n por lo com(n se interpreta como unainteracci"n 9alino:s;i, 01<5, pp. =>0, =3?4=60-, como agonística, y, en lugar de daruna respuesta directa, con recuencia se evade. %s ilustradora la $istoria de un visitanteen el condado de Cor;, Jrlanda, regi"n particularmente oral en un país donde todos lossectores conservan grandes muestras de la tradici"n oral. %l orastero vio a un $abitantede Cor; recargado en la ofcina de correos. )e acerc" a l, toc" con los nudillos en el

muro de la ofcina de correos, *unto al $ombro del su*eto, y pregunt"' &B%s esta la ofcinade correos& %l lugareño comprendi" muy bien. Contempl" al que lo interrogaba con unaire de tranquilidad y mostrando gran inters' &%s una estampilla lo que está buscando,Bno& Para l, la pregunta no estaba solicitándole inormaci"n, sino que su intelocutorestaba tratando de lograr algo de l, por lo tanto $izo lo mismo, para ver qu sucedía)eg(n la mitología, los originarios de Cor;, reaccionan de este modo ante todas laspreguntas que se les $acen. )iempre responden a una pregunta $aciendo otra. )iempre$ay que estar en alerta oral.

!a oralidad primaria propicia estructuras de personalidad que en ciertos aspectosson más comunitarias y exteriorizadas, y menos introspectivas de las comunes entre losescolarizados. !a comunicaci"n oral une a la gente en grupos. %scribir y leer son

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actividades solitarias que $acen a la psique concentrarse sobre sí misma. 8n maestroque se dirige a un sal"n que l percibe y que se percibe a sí mismo como un grupoestrec$amente unido, descubre que, si le pide tomar los libros de texto y leer un pasa*edado, la unidad del grupo desaparece al entrar cada persona en su mundo particular.)obre estas bases, un e*emplo del contraste entre la oralidad y la escritura es aportadopor Carot$er 01>1- cuando afrma que los pueblos orales por lo general exteriorizan uncomportamiento esquizoide, mientras los escolarizados lo interiorizan y a menudomanifestan sus tendencias prdida de contacto con el entorno- mediante e

ensimismamiento psíquico en un mundo de sueños personal sistematizaci"nalucinatoria esquizornica-@ la gente oral regularmente expresa sus tendenciasesquizoides mediante una extrema conusi"n externa, la cual con recuencia conduce aacciones violentas, incluyendo la mutilaci"n de sí mismo y de otros. %sta conducta es lobastante com(n para $aber dado origen a trminos especiales en ingls para señalarlasberser , por el antiguo guerrero escandinavo, o sea considerarse invulnerable por $abercaído presa de un estado rentico@ o bien amo , palabra proveniente del sudesteasiático, para designar la locura $omicida.

El papel intelectual de las grandes guras eroicasy de lo fant!stico

!a tradici"n $eroica de la cultura oral primaria y de la cultura escolarizadatemprana Nque a(n conservaba muc$as características de la tradici"n oralN estárelacionada con el estilo de vida agonístico, pero se explica me*or y de manera máscontundente desde el punto de vista de las necesidades de los procesos intelectualesorales. !a memoria oral unciona efcazmente con los grandes persona*es cuyas proezassean gloriosas, memorables y, por lo com(n, p(blicas. 7sí, la estructura intelectual de sunaturaleza engendra fguras de dimensiones extraordinarias, es decir, fguras $eroicas@ yno por razones románticas o reexivamente didácticas, sino por motivos muc$o más

elementales' para organizar la experiencia en una especie de orma memorablepermanentemente. !as personalidades incoloras no pueden sobrevivir a lamnemotcnica oral. 7 fn de asegurar el peso y la calidad de notables, las fguras$eroicas tienden a ser genricas' el sabio +stor, el aguerrido 7quiles, el astuto /diseoel omnicompetente 9:indo SSel4pequeño4apenas4nacido4camin"4SS, /bFtwa-énda, suprincipal epíteto-. !a misma estructura mnemotcnica o intelectual se impone a(n a$ídonde los marcos orales persisten en las culturas que conocen la escritura, como en erelato de cuentos de $adas para niños' la abrumadoramente inocente Caperucita Oo*a@ elobo increíblemente malvado@ el tallo increíblemente alto que Eac; tiene que escalar,pues las fguras no $umanas tambin adquieren dimensiones $eroicas. %n este caso, lospersona*es antásticos agregan otro recurso mnemotcnico' resulta más ácil acordarse

del Cíclope que de un monstruo de dos o*os@ o del Cancerbero que de un perro ordinariode una cabeza vase Xates, 0122, pp, 1400, 2>423-. 7simismo, las agrupacionesnumricas ormularias son mnemotcnicamente (tiles' los siete contra #ebas, las tresAracias, las tres 9oiras y así sucesivamente. #odo esto no pretende negar que otrastendencias, además de la mera utilidad mnemotcnica, produzcan fguras yagrupaciones $eroicas. !a teoría psicoanalítica puede explicar muc$as de ellas. Pero enuna estructura intelectual oral, la utilidad mnemotcnica representa una condici"n sine1#a non  y, sin importar cuáles sean las otras tendencias, sin una ormaci"nmnemotcnica adecuada de la articulaci"n verbal, las fguras no sobrevivirán.

7 medida que la escritura y fnalmente la imprenta modifcan de manera gradualas antiguas estructuras intelectuales orales, la narraci"n se basa cada vez menos en las

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grandes fguras $asta que, unos tres siglos despus de la invenci"n de la imprenta,puede uir ácilmente en el mundo vital $umano ordinario que caracteriza a la novela.7quí, en lugar del $roe, con el tiempo encontramos incluso al anti4$roe, el cual enlugar de arontar al enemigo- constantemente pone pies en polvorosa y $uye, como elprotagonista en 8orre 8oneo de Eo$n 8pdi;e. !o $eroico y lo maravilloso desempeñaronuna unci"n específca en la organizaci"n del conocimiento en el mundo oral. Con elcontrol de la inormaci"n y la memoria establecido por la escritura y, de manera másintensa, por la imprenta, no se necesita un $roe en la antigua acepci"n para plasmar el

conocimiento en una $istoria. !a situaci"n no tiene nada que ver con una putativa&prdida de ideales&.

La interioridad del sonido

7l tratar algunas psicodinámicas de la oralidad, $asta a$ora $emos estudiadoprincipalmente una característica del sonido mismo' su relaci"n con el tiempo... suugacidad. %l sonido cobra vida s"lo cuando está de*ando de existir. /tras peculiaridadesdel sonido tambin determinan o inuyen en la psicodinámica oral. !a más importantees la relaci"n (nica del oído con la interioridad, cuando se le compara con el resto de lossentidos. %sta relaci"n es importante debido a la interioridad de la conciencia $umana yde la comunicaci"n $umana misma, aunque aquí s"lo puedo considerarla sumariamente%xamino el asunto de manera más completa y con mayor proundidad en 4he Presenceof the ord 0123b, Jndice-, al cual puede remitirse el lector interesado.

Cuando se analiza el interior ísico de un ob*eto como eso, como interior, ning(nsentido unciona de manera tan directa como el oído. %l sentido $umano de la vista seadapta me*or a la luz ree*ada diusamente por las superfcies. %l ree*o diuso, pore*emplo de una página impresa o un paisa*e, contrasta con el ree*o de imágenes, comoel de un espe*o.- 8na uente de luz, como el uego, puede ser llamativo, pero"pticamente resulta desconcertante' el o*o no logra &f*arse& en nada dentro del uego.Ge igual manera, un ob*eto trasl(cido, como por e*emplo el alabastro, provocacuriosidad, porque, aunque no es una uente de luz, el o*o tampoco puede &f*arse& en l.!a proundidad puede ser percibida por el o*o, pero de manera más satisactoria comouna serie de superfcies' los troncos de los árboles en una arboleda, por e*emplo, o lassillas en un auditorio. %l o*o no percibe un interior estrictamente como tal' dentro de uncuarto, las paredes que ve siguen siendo superfcies exteriores.

%l gusto y el olato no sirven de gran ayuda para registrar la interioridad oexterioridad. %l tacto sí, aunque ste destruye parcial mente la interioridad en el procesode percibirla. )i deseo descubrir por el tacto si una ca*a está vacía o llena, tengo que$acer un agu*ero en ella para introducir una mano o un dedo' esto signifca que la ca*aestá abierta en esa medida, en esa medida menos un interior.

%l oído puede registrar la interioridad sin violarla. Puedo dar unos golpecitos a unaca*a para averiguar si está vacía o llena, o a una pared para indagar si es $ueca o s"lidaen su interior. / puedo tirar una moneda al suelo para determinar si es de plata o deplomo.

 #odos los sonidos registran las estructuras interiores de lo que los produce. 8nviolín lleno de $ormig"n no sonará como un violín normal. 8n saxo"n suena distinto deuna auta' está estructurado de otra manera en su interior. X, undamentalmente, la voz$umana proviene del interior del organismo $umano, que produce las resonancias de lamisma.

!a vista aísla@ el oído une. 9ientras la vista sit(a al observador uera de lo que estámirando, a distancia, el sonido envuelve al oyente. Como observa 9erleau4Ponty 0120-,

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la vista divide. !a vista llega a un ser $umano de una sola direcci"n a la vez' paracontemplar una $abitaci"n o un paisa*e, debo mover los o*os de una parte a otra. )inembargo, cuando oigo, percibo el sonido que proviene simultáneamente de todasdirecciones' me $allo en el centro de mi mundo auditivo, el cual me envuelve,ubicándome en una especie de n(cleo de sensaci"n y existencia. %ste eecto deconcentraci"n que tiene el oído es lo que la reproducci"n sonora de alta fdelidad explotacon gran comple*idad. %s posible sumergirse en el oído, en el sonido. +o $ay manera desumergirse de igual modo en la vista.

Por contraste con la vista el sentido divisorio-, el oído es, por lo tanto, un sentidounifcador. 8n ideal visual típico es la claridad y el carácter distintivo, dierenciar lacampaña de Gescartes para la claridad y dierenciaci"n produ*o una intensifcaci"n de lavista en el aparato sensorio $umano@ /ng, 0123b, pp. 25, <<0-. %l ideal auditivo, encambio, es la armonía, el con*untar.

!a interioridad y la armonía son características de la conciencia $umana. !aconciencia de cada ser $umano está totalmente interiorizada, conocida por la personadesde el interior e inaccesible a otro individuo cualquiera directamente desde el interior%l que diga &yo& quiere decir algo distinto de lo que quiera signifcar otra persona. !o quepara mí es &yo&, es s"lo &t(& para ti. 7simismo, este &yo& re(ne la experiencia en símismo integrándola. %l conocimiento es, en (ltimo trmino, no un en"meno que

racciona sino que unifca, que busca la armonía. )in ella, una condici"n interior, lapsique puede enermar.

Gebe advertirse que los conceptos &interior& y &exterior&Sno son matemáticos y nopueden dierenciarse matemáticamente. )on conceptos de undamentos existenciales,basados en la experiencia del propio cuerpo, que es tanto mi interior no pido que de*enpatear mi cuerpo sino que de*en de patearme- como mi exterior en cierta manera,puedo &sentirme& dentro de mi cuerpo-. %l cuerpo integra una rontera entre mí mismo ytodo lo demás. !o que quiero decir por &interior& y &exterior& puede comunicarse s"lo poralusi"n a la experiencia de tener un cuerpo. !as tentativas de defnir &interior& y&exterior& resultan inevitablemente tautol"gicas' &interior& se defne como &en&, que sedefne con &entre&, que se defne con &adentro&, y así vueltas y vueltas alrededor decírculo tautol"gico. !o mismo sucede con la palabra &exterior&. Cuando nos reerimos al&interior& y al &exterior&, incluso en el caso de ob*etos ísicos, nos reerimos a nuestrosentido de nosotros mismos' yo estoy aquí dentro y todo lo demás esta uera. Por mediode las palabras &interior& y &exterior&, nos reerimos a nuestra propia experiencia detener un cuerpo /ng, 0123b, pp. 00340<<, 0324031, <<6 y <50- y analizamos los otrosob*etos en relaci"n con esta experiencia.

%n una cultura oral primaria, donde la existencia de la palabra radica s"lo en esonido, sin reerencia alguna o cualquier texto visualmente perceptible y sin tener ideasiquiera de que tal texto pueda existir, la enomenología del sonido penetraproundamente en la experiencia que tienen los seres $umanos de la existencia, como esprocesada por la palabra $ablada, pues la manera como se experimenta la palabra essiempre trascendental en la vida psíquica. !a acci"n concentradora del oído el campodel sonido, no se despliega rente a mí, sino que me envuelve- aecta la percepci"n queel $ombre tiene del cosmos. Para las culturas orales, el cosmos es un suceso progresivocon el $ombre en el centro. %l $ombre es el #mbilic#s m#ndi, el ombligo del mundo%liade, 01>6, pp. <504<5>, ss.-. )"lo despus de la imprenta y el extenso uso de losmapas que sta puso en práctica, cuando los seres $umanos piensan en el cosmos, euniverso o el &mundo&, se imaginan undamentalmente algo dispuesto ante sus o*os,como en un moderno atlas impreso, una vasta superfcie o con*unto de superfcies lavista presenta superfcies- lista para ser &explorada&. %l antiguo mundo oral conoci" unos

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cuantos &exploradores&, pero muc$os viandantes, errantes, via*eros, aventureros yperegrinos.

Como podrá advertirse, la mayoría de las características del pensamiento y laexpresi"n que unciona con pautas orales tratadas anteriormente en este capítulo estánmuy íntimamente relacionadas con las virtudes del oído, que unifca, centraliza einterioriza los sonidos percibidos por los seres $umanos. 8na organizaci"n verbadominada por el sonido está en consonancia con tendencias acumulativas armoniosas-antes que con inclinaciones analíticas y divisorias las cuales llegarían con la palabra

escrita, visualizada' la vista es un sentido que separa por partes-. #ambin está enconsonancia con el $olismo conservador el presente $omeostático que debemantenerse intacto, las expresiones ormularias que deben mantenerse intactas-@ con epensamiento situacional nuevamente $olístico, con la acci"n $umana en el centro-antes que el pensamiento abstracto@ con cierta organizaci"n $umanística del saberacerca de las acciones de seres $umanos y antropom"rfcos, personas interiorizadasantes que acerca de cuestiones impersonales.

!as denominaciones utilizadas aquí para describir el mundo oral primario serán(tiles otra vez, más adelante, para reerir lo que le sucedi" a la conciencia $umanacuando la escritura y la imprenta redu*eron el mundo oral4auditivo a un mundo depáginas visualizadas.

La oralidad" la comunidad y lo sagrado

Puesto que, en su constituci"n ísica como sonido, la palabra $ablada proviene delinterior $umano y $ace que los seres $umanos se comuniquen entre sí como interioresconscientes, como personas, la palabra $ablada $ace que los seres $umanos ormengrupos estrec$amente unidos. Cuando un orador se dirige a un p(blico, sus oyentes porlo regular orman una unidad, entre sí y con el orador. )i ste le pide al auditorio leer unvolante que se les $aya entregado, la uni"n de los presentes se verá destruida al entrarcada lector en su propio mundo privado de lectura, para restablecerse s"lo cuando sereanude nuevamente el discurso oral. !a escritura y lo impreso aislan. +o existe unnombre o concepto colectivo para los lectores que corresponda a &auditorio&. !a lectura&colectiva& Nesta revista es leída por dos millones de lectoresN representa unaabstracci"n muy orzada. Para imaginarnos a los lectores como un grupo unido, tenemosque seguir llamándolos &auditorio&, como sí en realidad ueran oyentes. !a palabra$ablada tambin crea unidades en gran escala' es probable que los países en los cualesse $ablan dos o más idiomas tengan graves problemas para establecer o guardar launidad nacional, como sucede $oy en día en el Canadá, Ilgica o muc$as naciones envías de desarrollo.

!a uerza de la palabra oral para interiorizar se relaciona de una manera especia

con lo sagrado, con las preocupaciones undamentales de la existencia. %n la mayoría delas religiones, la palabra $ablada es parte integral en la vida ritual y devota. Con eltiempo, en las religiones mundiales más diundidas, tambin se crean textos sagrados enlos cuales el sentido de lo sacro está unido tambin a la palabra escrita. Con todo, unatradici"n religiosa apoyada en los textos puede continuar de muc$as maneras laconfrmaci"n de la primacía de lo oral. %n el cristianismo, por e*emplo, la Iiblia se lee envoz alta en las ceremonias lit(rgicas, pues siempre se considera que Gios &$abla& a losseres $umanos, y no les escribe. %l carácter oral del marco conceptual en el textobíblico, incluso en las secciones epistolares, resulta abrumador /ng, 0123b, pp. 0324010-. !a voz $ebrea dabar , que signifca &palabra&, tambin quiere decir suceso, y porende se refere directamente a la palabra $ablada. Ysta siempre constituye un suceso,

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un movimiento en el tiempo al cual le alta completamente la quietud propia de unob*eto de la palabra escrita o impresa. %n la teología trinitaria, la )egunda Persona deGios es la Palabra, y el equivalente $umano para la Palabra en este caso no es la palabra$umana escrita, sino la palabra $umana $ablada. Gios Padre &$abla& a su Di*o' no leescribe. Ees(s, la Palabra de Gios, no de*" nada por escrito pese a que sabía leer yescribir !ucas ='02-. &!a e es por oír&, leemos en Oomanos 0?'03-. &!a letra mata, másel espíritu Kel aliento, que anima la palabra $abladaL vivifca& < Corintios 5@2-.

Las palabras no son signos

 Eacques Gerrida $a señalado que &no $ay signo lingFístico anterior a la escritura&0132, p. 0=-. )in embargo, si se advierte la reerencia oral del texto escrito, tampocoexiste un &signo& lingFístico despus de la escritura. 7unque desencadena potencialesinimaginados de la palabra, una representaci"n textual, visual, de una palabra no es unaverdadera palabra, sino un &sistema secundario de modelado& cr. !otman, 0133-. %pensamiento está integrado en el $abla y no en los textos, todos los cuales adquieren susignifcado mediante la reerencia del símbolo visible con el mundo del sonido. !o que elector ve sobre esta página no son palabras reales, sino símbolos codifcados por mediode los cuales un ser $umano apropiadamente inormado puede evocar en su concienciapalabras reales, con sonido real o imaginario. %s imposible que una graía sea más quemarcas en una superfcie, a menos que un ser $umano consciente la utilice como clavepara palabras enunciadas, reales o imaginarias, directa o indirectamente.

7 la gente de una cultura caligráfca y tipográfca le parece convincente pensar enla palabra, en esencia un sonido, como un &signo&, porque &signo& se refereundamentalmente a algo percibido de manera visual. <ign#m, que nos dio la palabra&signo&, signifcaba el estandarte que una unidad del e*rcito romano llevaba en altocomo identifcaci"n visual@ etimol"gicamente, el &ob*eto al que se sigue& raízprotoindoeuropea, sewN seguir-. 7 pesar de que los romanos conocían el alabeto, estesign#m no era una palabra escrita con letras sino una especie de enseña o imagendibu*ada, como un águila, por e*emplo.

%l empleo de nombres escritos con letras como marbetes o títulos tard" muc$o endiundirse, pues siguieron conservándose las $uellas de la oralidad primaria, como severá, durante siglos despus de la invenci"n de la escritura e incluso de la imprenta. %nec$a tan reciente como el Oenacimiento europeo, los alquimistas que sabían leer y queutilizaban etiquetas para sus rascos y ca*as, tendían a poner en los marbetes no unnombre escrito, sino signos iconográfcos, como los diversos signos del zodiaco@ y lostenderos no identifcaban sus locales con palabras escritas con letras, sino con símbolosiconográfcos como la rama de $iedra para una taberna, el cilindro azul y ro*o debarbero, las tres eseras del prestamista. )obre la rotulaci"n iconográfca, vase Xates

0122.- %stos marbetes o etiquetas no nombran en absoluto aquello a lo que se referen'las palabras &rama de $iedra& no equivalen al trmino &taberna&@ el vocablo &perc$a& nocorresponde a la expresi"n &barbero&. !os nombres todavía eran palabras que avanzabana travs del tiempo@ asimismo, estos símbolos inm"viles, no articulados, eran algodistinto@ eran &signos&, y las palabras no lo son.

+uestra complacencia al pensar en las palabras como signos se debe a lapropensi"n Nquizás incipiente en las culturas orales pero muy pronunciadas en lasculturas caligráfcas y a(n más marcada en las tipográfcas y electr"nicasN a reducirtoda sensaci"n y, en realidad, toda experiencia $umana a equivalentes visuales. %lsonido es un suceso en el tiempo, y &el tiempo avanza&, inexorablemente, sininterrupci"n ni divisi"n. %l tiempo es supuestamente dominado si lo tratamos en orma

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espacial en un calendario o sobre la carátula de un relo*, donde podemos conseguir queparezca dividido en unidades separadas una *unto a la otra. +o obstante, esto tambinalsifca el tiempo. %l tiempo real no tiene ninguna divisi"n en absoluto, avanzainexorablemente' a la medianoc$e, el ayer no pas" con un tac al $oy. +adie puedeindicar el punto exacto de la medianoc$e y, si no es preciso, Bc"mo puede ser lamedianoc$e #ampoco sentimos el $oy como *unto al ayer, como se le representa en uncalendario. Oeducido al espacio, el tiempo parece más controlado@ pero s"lo lo parece,pues el tiempo real, indivisible, nos conduce a la muerte real. %sto no pretende negar

que el reduccionismo espacial sea muy (til y tecnol"gicamente necesario, sino s"lo quesus logros son intelectualmente limitados, y pueden resultar engañosos.- Ge iguamanera, reducimos el sonido a confguraciones de oscil"grao y a ondas de ciertas&longitudes&, que pueden ser utilizadas por una persona sorda quien posiblemente notenga ning(n conocimiento de lo que es la experiencia del sonido. / bien reducimos elsonido a una graía y a la más radical de todas las graías, el alabeto.

+o es tan probable que el $ombre oral piense en las palabras como &signos&,en"menos visuales inm"viles. Domero se refere a ellas regularmente como &palabrasaladas&, lo cual sugiere ugacidad, poder y libertad' las palabras están en constantemovimiento, pero volando, lo cual constituye una maniestaci"n poderosa demovimiento y que eleva del mundo ordinario, burdo, pesado y &ob*etivo& al que vuela.

7l ob*etar a Euan Eacobo Oousseau, Gerrida por supuesto está en lo correcto cuandorec$aza la creencia de que la escritura no es más que una eventualidad de la palabra$ablada Gerrida, 0132, p. 3-. )in embargo, tratar de construir una l"gica de la escriturasin investigar a ondo la oralidad a partir de la cual surgi" y en la cual está basadapermanente e inevitablemente, signifca limitar la comprensi"n, aunque al mismo tiempoproduzca eectos extraordinariamente interesantes y tambin, a veces, psicodlicos, osea, producidos por deormaciones sensorias. +uestra liberaci"n del pre*uicio caligráfcoy tipográfco en la comprensi"n del lengua*e probablemente resulte más diícil de lo quecualquiera de nosotros pueda imaginarse@ muc$o más diícil, seg(n parece, que la&deconstrucci"n& de la literatura, pues esta SSdeconstrucci"n& sigue siendo una actividadliteraria. )e $ablará más sobre este problema al tratar la internalizaci"n de la tecnologíaen el siguiente capítulo.