boff leonardo - los sacramentos de la vida y la vida de los sacramentos

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  • 7/28/2019 Boff Leonardo - Los Sacramentos de La Vida Y La Vida de Los Sacramentos

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    NUEVA

    LOSSACRAMENTOS

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    ColeccinIGLESIA NUEVA23

    * .DEDICATORIA

    DEDICO este librito a la montaaque me visita siempre a travs de la ventana.A veces el sol la quema. Otras la reseca.Frecuentemente, la lluvia la castiga.No raramente la niebla la envuelve mansamente.Nunca la o quejarse por causa del calor odel irlo. Jams cobr nada por sumajestuosa belleza. Ni siquiera el agradecimiento. Ellase da simplemente. Gratuitamente.No es menos m ajestuosa cuando el sol la a cariciaque cuando el viento la azota. No se preocupa sila miran. No se incomoda cuando caminan sobre ellaEs como Dios: Tod o lo soporta; todo lo sufre; todolo acoge. Dios se comporta como ella. Por esola montaa es un sacramento de Dios.Revela, recuerda, apunta, re-enva. Porque esas, le dedico agradecido, este iibrto.En l se trata de hablar el lenguaje sacram entalque ella no habla, sino que -lo que es mucho ms-ella misma es.

    EL AUTOR

    Leonardo Boff

    LOS SACRAMENTOS DE LA VIDAYLA VIDA DE LOS SACRAMENTOSMnima Sacramentalia

    INDO-AMERICAN PRESS SERVICEApa r tado A reo 53274Chapine ro - Bogot - Colombia1975

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    TraduccinHrm ana Mara AgudeloSecretaria Adjunta de la CLAR

    Propiedad Reservada

    NOTA DEL EDITORQue lucha, Seor, para encontrarte,qu falta de luz para seguirte,cmo se pierden nuestros pasosen los caminos secos de la vida.Cunta angustia, Seor,cuando oimos tu l lamaday no sabemos dnde est tu voz.Ella quema el almaangustia la conciencia,hac e gemir el corazn.En el silencio de las noches,en la turbulencia de los dasen la paz de la alegra,o en las lgrimas del dolor,seguimos preguntando:"Nos has llamado, t, Seor!en dnde ests"?Po r favor. . .no te ocultes,djanos hallarte,que sepamos dnde ests.Mira. . .El sol est cayendoy tenemos miedo de que para siempre,la oscuridad apague nuestros ojos y nunca. . .te podamos ver,ni sepamos de dnde,para qu, ni a dnde nos llamaste.Pero de pronto, en medio de la lucha y la fatigauna chispa de tu amornos hace ver de dnde, para qu y a dnde nos llamaste.Es cuandosabemos que ests, inmanente y trascendente, en todas partes,cuando sentimos que todotrasluce tu presencia;cuando ya no eres el Dios del cielo solamentesino el Padre

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    que nos dio la viday que llevamos, gota a gota, en toda nuestra sangre.Cuando salimos de nosotros mismosy nos entramos en Ti, omnipresente y llenador del universo,cuando te sales de nosotros, pobres egostas,y te entras en el mundopara decirnos"en todo yo existoen todo m e podris hallar".Entonces, nos parece "fcil"encontrarte,seguirtey llegar a donde ests.Cuando todo el mundo,los cielos y la tierra,la historia de los hombres,su tristeza,su angustia,su alegra y su dolorlos amigos y enemigoslos hombres todosnos hacemos sacramento de tu amorentonces, no s parece "fcil"encontrarte,seguirte,y llegar a donde ests.Cuandotu presencia entre nosotrosno es simple historia de pasadosino vida,en tu iglesia,Iglesia que nos hace hombresy nos vuelve ngeles,,comprendemos el sacramento de tu amor.Y parece "fcil" encontrarte,seguirte,llegar a donde ests.Cuando las cosas que tocamoslos seres que nos acompaanloque vernos,6

    los recuerdos que vivimosel futuro que imaginamosy el presente que construimos,se hacen sacramento de tu graciay son trasparencia de tu Ser,entonces parece "fcil"encontrarte,seguirte,y llegar a donde ests.Cuando todo. . . todo. . .trasciende hasta tiparece "fcil" llegar a donde ests.Seor, que caiga el velode los ojos que no venque todo es imagen tuyapresenciade tu amor y tu bondad.Indudablem ente, cada libro representa un algo diferente para cada lector. Segn el color de los ojos sicolgicos con que se lea. Lograr deciralgo que el lector sienta como propio, asimile como suyo y luego logreintegrarlo en su vida, constituye la bondad de la obra, que por consecuencia refleja los quilates del autor.Este libro, "Los Sacramentos de la Vida y la Vida de los Sacramentos"(Mnima Sacramentalia) del P. Leonardo Boff, ha sido ledo ya por milesde lectores en su edicin original, el portugus.En espaol, ahora, lo ser por muchos otros miles. Para los lectores deambos idioma s ha representado algo muy claro: La belleza de la vidacomo Sacramento. La respuesta a un permanente interrogante del hombre de hoy: Dnde est Dios.. . ? Por qu no lo podemos hallar "msfcilmente" en el diario caminar... ? Por qu hablar con El, de amigo aamigo, se torna tan difcil?Pocas veces se crrela suerte de encontrar una sntesistan apretada, tanclara, tan real, tan dinmica y tan de la vida diaria a estos interrogantes,como la que ofrece el autor en las pginas que siguen.Despus de haber editado muchas obras que haban el lenguaje duro delraciocinio, de la lgica, es para Indo American Press Service, un verdadero placer ofrecer a los lectores este libro que, adems de ser "terrible-

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    mente" lgico, habla del amor, en lenguaje de amor y poesa, parafacilitar ese encuentro con Dios. Es por lo menos el sabor que nos queddespus de haberlo meditado.Su autor, el P. Leonardo Boff, OFM., un fraile brasileo, es uno de losgrandes de la Teologa Latinoamericana. Obras como "La vida ms allde la muerte", "La experiencia de Dios", "El Destino del Hombre y delMundo", "La Resurreccin de Cristo, nuestra Resurreccin en la Muerte"(todas sern editadas en espaol por Indo American Press Service enbreve tiempo) son la prueba. Adems de los muchos ensayos, artculos,estudios que peridicamente publica en las ms autorizadas Revistasespecializadas.Indo American Press Service agradece con sinceridad grande al P.Leonardo y a la "Editora Vozes" de Petrpolis la confianza que handispensado para poder ofrecer a los lectores de habla castellana estelibro.Una dama que tuvo oportunidad de leer el texto espaol antes de llevarloa la Editorial para su edicin, le escribi a la traductora, la Hna. MaraAgudelo las siguientes palabras:"El autor debe se r un Poeta... en potencia o en latencia. Siente, vibra, seemociona, suea, recuerda, e spiritualiza, recrea el pasado con una capacidad de emocin, de nostalgia y de ensueo propio del Poeta, o no?...Y cmo aprend! Qu claro, hermoso, profundo y simple el concepto omejor, la concepcin del Sacramento! Para qu complican tanto lascosas otras personas? Todo me lleva a la conclusin de que el problemano es ms que una relacin amorosa, o mejor una dependencia (actolibre) amorosa de El... Oye, Mara: M e falta la hoja 55, qu pas?, Mela puedes mandar? Me gusta este libro, el autor habla como mis autoresde cabecera, y por eso quisiera tenerlo comp leto. Otra cosa, no lo van aeditar?, cundo, dnde"?.Estimada seora, estimados lectores: con gran placer entregamos austedes este libro, con. . . la pgina 55, inclusive.

    EL EDITORJOS IGNACIO TORRES H,

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    CONTENIDOPg.

    PUERTA DE ENTRADA AL EDIFICIO SACRAMENTAL 111. Cuando las cosas empiezan a hablar 112. El hombre moderno es tambin sacramental 113. El Sacram ento: Relacin entre el hombre, el mundo y Dios 124. La narracin es el lenguaje del sacramento 14EL SACRAMENTO DEL JARRO 171. Qu es un sacramento? 182. El jarro visto desde fuera: mirada cientfica 183. El jarro visto desde dentro: mirada sacramental 19EL SACRAMENTO DE LA COLILLA DEL CIGARRILLO 211. Qu ms es un sacramento? 222. Las dimensiones de la sacramentalidad 23EL SACRAMENTO DEL PAN 251. El pensar sacramental como experiencia total 262. In-manencia, tras-cendencia, tras-parencia 27EL SACRAMENTO DE LA HISTORIA DE LA VIDA 291. Visto a partir de Dios todo es Sacramento 302. El mundo Sacramental: fund n indicadora y funcin reveladora 32EL SACRAMENTO DE LA HISTORIA DE LA VIDA 341. Una vez ms: Qu es un Sacramento? 36

    De lectura en lectura, se estructura el Sacramento 37EL SACRAMENTO DEL PROFESOR DE PRIMARIA 391. Jess de Nazareth el Sacramento fontal de Dios 412. Jesucristo, Sacramento de l encuentro 41EL SACRAMENTO DE LA CASA 431. Cristo, Sacramento de Dios-Iglesia, Sacramento de Cristo 442. Todo en la Iglesia es sacramental 46LOS EJES SACRAMENTALES DE LA VIDA 471. Si en la Iglesia todo es sacramento, por qu entonces los

    siete sacramentos? Al9

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    a) El nivel histrico-consciente 47b) El nivel estructural-inconsciente 482. Los siete sacramentos desdoblan y subliman los momentosciaves de la vida 493. Qu significa el nmero siete? 50

    X- EN QUE SENTIDO JESUCRISTO ES EL AUTOR DE LOSSACRAMENTOS? 521. "Los Sacramentos fueron instituidos por JesucristoNuestro Seor" 522. De los Sacramentos de Dios hacia los Sacramentos de Cristo 543. El sentido en que Jesucristo es autor de los Sacramentos 55

    XI - EL SACRAMENTO DE LA PALABRA DADA 571. Los Sacramentos obran "ex opere operato". Cmo seentiende esto? 582. Cristo es la palabra de garanta que Dios dio a los hom bres... 59

    XII- EL SACRAMENTO DE LA RESPUESTA DADA Y DEL ENCUENTROCELEBRADO 611. El Sacrame nto es pro-puesta de Dios y tambi n res-puesta.... 622. El encuentro Sacramental acontece. . . pero preparadolargamente 623. Sacramento y proceso de liberacin 63

    XIII- LO DIA-BOLICO Y LO SIM-BOLICO EN EL UNIVERSOSACRAMENTAL 651. El mom ento slm-blico en el Sacramento 662. El mome nto dia-blico en el Sacramento 67

    XIV- CONCLUSIONES: LA SACRAMENT OLOGIA EN PROPOSICIONESSINTTICAS 69

    CAPITULO IPUERTA DE ENTRADA

    AL EDIFICIO SACRAMENTAL1. CUANDO LAS COSAS EM PIEZAN A HA BLAR. . .

    Este librito slo puede ser entendido por aquellos que, dentro del mundotcnico cientfico de la modernidad, se alimentan de un espritu que lespermite ver ms all de cualquier paisaje, vislumbrar siempre por encimade cualquier horizonte. Este espritu vive hoy en los poros de nuestraexperiencia cultural; es como un hilo subterrneo que alimenta las fuentesque hacen brotar los ros a la superficie. No es visible, pero de capitalimportancia, porque hominiza las cosas y humaniza las relaciones conellas. Es el que detecta el sentido secreto inscrito en todo.El hombre no es un mero manipulador de su mundo, sino alguien capazde leer el mensaje que el mundo trae en su interior. Este mensaje estescrito en todas las cosa s qu e forman el universo. Por eso los es tudiosos

    de la Semntica, tanto antiguos com o modernos, comp rendieron muy bienque las cosas que estn "ms all de las cosas", constituyen un sistemade signos, como las slabas de un gran alfabeto. Y el alfabeto est alservicio de un mensaje inscrito en las cosas, mensaje que puede serdes-crito y des-cifrado por quien tiene los ojos abiertos.El hombre no es jams un analfabeta, sino alguien capaz de leer elmensaje del mundo, un ser que, en la multiplicidad de lenguajes, puedeleer e interpretar. Vivir esto, es leer e interpretar en lo efmero loPermanen te; en lo tem poral, lo Eterno; en el mundo, a Dios. Entonce s loefmero se tras-figura en signo de la presencia de lo permanente; lotemporal en smbolo de la realidad dlo Eterno; el mundo en gran sacramento de Dios.Cuando las cosas empiezan a dar voces y el hombre a orlas, surge eledificio sacramental, que tiene escrito en su frontispicio: Todo lo real essolamente un signo. De q u ? De otra realidad, de la realidad que fundamenta todas las cosas: de Dios.

    2. EL HOMBRE MODERNO ES TAMBIN SACRAMENTALNo creemos que el hombre moderno haya perdido el sentido de losimblico y de lo sacramental. El hombre moderno es tambin hombre,como los de otros contextos culturales, y por eso es tambin autor de

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    smbolos que expresan su interioridad y es capaz de descifrar el sentidosimblico del mund o. Quizs, se ha hecho ciego y sordo a un cierto tipo desmbolos y de ritos sacramentales que se endurecieron o se volvieronanacrnicos. La culpa, por tanto, es de los ritos mismos y no del hombremoderno. Porque, indudablemente, no podemos ocultar el hecho de queen el universo sacramental cristiano se ha llevado a cabo un proceso demomificacin ritual, hasta el punto de que los signos empleados actualmente hablan poco por s mismos, necesitan ser explicados ; y es evidenteque un signo que necesita ser explicado ha dejado de ser signo . No es elsigno, sino el misterio en l contenido, lo que necesita explicacin.El hombre moderno secularizado s e muestra suspicaz frente al universosacramental cristiano por causa de esta momificacin ritual, que le hacesentirse tentado a cortar toda relacin con lo simblico religioso. Pero, alhacer esto, no corta solamente con una riqueza im portante de la religin,sino que cierra tambin las ventanas de su propia alma, porque lo simblico y lo sacramental constituyen dimensiones muy profundas de la realidad humana.

    3. EL SACRAMENTO: RELACIN ENTRE EL HOMBRE, EL MUNDO YDIOSLa fenomenologa y la antropologa describen minuciosamente la rela

    cin del hombre con el mundo. Tal relacin se realiza en tres nivelessucesivos.En un primer nivel, el hombre siente extraeza: las cosas le causanadmiracin y hasta temor. Luego las estudia por todos los aspectos, vasustituyendo las sorpresas por las certezas y accede al segundo nivel quees el termino final de este proceso de aproximacin: la domesticacin.Consigue interpretar y, de este modo, dominar aquello que le causabaextraeza; a este segundo nivel se sita la ciencia, que encuadra losfenmenos dentro de un sistema coherente, con el fin de domesticarlos.Finalmente, el hombre se habita a los objetos, que llegan a hacer parte desu paisaje. . . Y la relacin modifica ambos trminos: hombre y cosas.

    Estas ya no son meros objetos, sino que se tornan en signos , en smbolosdel encuentro, del esfuerzo, de la conquista, de la interioridad humana.Los objetos empiezan a hablar y a contar la historia de su relacin con elhombre; se trasfiguran en sacramentos y de este modo, el mundo humano, an material y tcnico, nunca es slo eso; es tambin algo simblico, cargado de sentido.Esto lo conocen perfectamente los conductores de masas que utilizanlos medios de comunicacin social; ellos saben que lo que arrastra a loshombres no son tarto las ideologas sino los smbolos y los mitos activados a partir del inconsciente colectivo. Por ejemplo, una propagandacomercial en la TV presenta el cigarril lo L S .. . Quien fuma esta m arca sehace partcipe de una felicidad por encima de lo humano. Aparecen

    hombres hermosos, r icos, en mansiones maravil losas, con m ujeres des-12

    lumbrantes, extasiados de amor; es la solucin completa de todos losconflictos. Es fcil ver cmo toda esta escen ificacin es ritual y simblica;se trata de sacramentos profanos o profaniza dores, llamados a evocar laparticipacin en una realidad onrica y perfecta y a dar la sensacin dehaber trascendido ya este mundo conflictual y difcil.El hombre posee este don ex traordinario: puede hacer de un objeto unsmbolo y de una accin un rito. Demos un ejemp lo: tomar m ate. Cuandoalguien nos visita, en el sur del Brasil, nos sentamos con l, cmodamente,al fresco y le ofrecemos mate caliente. Se toma, no por calmar la sed, ni

    por el gusto del sabor amargo, ni porque "libre a la gente de cualquierindigestin ", sino porque la accin posee otro sentido, ya que se trata deun acto ritual para celebrar el encuentro y saborear la amistad. El centro delas atenciones no est en la bebida, sino en la persona; la bebida desempea una funcin sacramental.Pablo en 1 Cor. ,11,20-22, lo comprendi bien: algunos vienen a la cenaeucarstica slo para matar el hambre y saciar la sed y los tales pierden elsentido del sacramento. Celebramos la cena eucarstica, no para saciarnos, sino para festejar y hacer presente la Cena del Seor. Las dosacciones son las mism as-matar el hambre y celebrar la ltima C ena -peroen uno y en otro caso el sentido es diferente. La accin cotidiana decomer es portadora en este caso de una significacin diferente y simblica: constituye un sacramento.El sacramento posee, por tanto, una profunda raigambre antropolgica.Cortarlo sera cortar la propia raz de la vida y enturbiar la relacin delhombre con el mundo.El cristianismo se entiende a s mismo no principalmente como unsistema arquitectnico de verdade s salvficas, sino como la comu nicacinde la Vida divin a al interior del mundo. El mundo, las cosa s, los hombres,estn penetrados as de la savia generosa de Dios, son portadores desalvacin y de Misterio; por eso, son sacramentales. Precisamente, lasdificultades del cristiano para ace ptar un materialismo marxista provienen,

    en gran parte, de esta comprensin diferente de la materia que paranosotros no es solam ente objeto de manipulacin y de posesin, sino quees portadora de Dios y lugar de encuentro de salvacin: la materia essacramental.Esta sacramentalidad universal lleg a su mxima densidad en Jesucristo, el Sacramento primordial de D ios. Cuando, en la Ascens in, desapareci a los ojos hum anos, la densidad sacramen tal de Cristo pas a laIglesia que es el Sacrame nto de Cristo prolongado a lo largo de lostiempos, y que se concretiza en las variadas situaciones de la vida,fundando as la estructura sacrame ntal, centrada especialmen te en sietesacramentos.

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    Conviene, sin embargo, observar que los siete sacramentos no absorben toda la riqueza sacram ental de la Iglesia. Ella es , fundamentalmente,sacramento y por eso todo lo que hace posee una densidad sacramental.De ah que la gracia no est ligada necesariamente a los siete signosmayores de la fe, sino que puede venirnos por otros canales como lapalabra de un amigo, un artculo de prensa, un mensaje perdido por elespacio, una mirada su plicante, un gesto de reconciliacin, un desafo queviene de la pobreza y de la opresin. Todo puede ser vehculo sacrame ntalde la gracia divina, y poder detectar y acoger la salvacin bajo signos tanconcretos, es obra y tarea de una f e madura. Es preciso educ arse para ve rel sacramento ms all de los estrechos lmites de los siete sacramentos ,porque el cristiano de hoy debera saber, con adultez, realizar ritos quesignifiquen y celebren la irrupcin de la gracia en su vida, en su comunidad.

    Una de las intenciones de este ensayo es ayudar a ello.4. LA NARRACIN ES EL LENGUAJE DEL SACRAMENTO

    Si el sacramento profano o sagrado surge de la relacin del hombre conel mundo y con Dios, entonces la estructura de su lenguaje no es argumentativa, sino narrativa. No pretende persuadir, sino que quiere celebrar ycontar la historia del encuentro del hombre con los objetos, con lassituaciones, y con los otros hombres, encuen tro en el cual fue pro-vocad oa trascender y que hizo que todos ellos le e-vocaran una R ealidad superioren ellos presente, con-vocndolo al encuentro sacramental con Dios.

    Durante siglos la teologa fue argumentativa. Quera hablar a la inteligencia de los hombres y convencerlos de la verdad religiosa. Losbuenos resultados fueron pocos porque convenca a los ya convencidos yse elaboraba a partir de la ilusin de que Dios, su designio salvfico, elfuturo prometido al hombre, el misterio del Hombre-D ios Jesucristo, podaser aceptado intelectualmente sin haber sido acogido antes en la vida, sinhaber trasformado el corazn. Se olvidaba, al menos a nivel de teologamanualstica y de discurso apologtico, el hecho de que la verdad religiosajams es una frmula abstracta y el trmino de un raciocinio lgico, porqueprimera y fundame ntalmente es una exp eriencia vital, un encuentro con elSentido definitivo. Solamente despus, en el esfuerzo de la articulacincultural, se traduce en frmulas y se explcita el momento racional quecontiene.El sacramento, como se ver a lo largo de nuestras reflexiones, seconfigura esencialme nte en trminos de encu entro. En su raz est siempre una historia que empieza: "Era una vez un jar ro ... un pedazo de pan,una colil la de cigarril lo... un hombre-Dios llamado Jess. ..u na ce na qu eEl celebr. . . un gesto de perdn que hizo". Por eso, como ensea lasemntica al referirse al discurso teo lgico, el lenguaje de la religin y del

    sacramento nunca es meramente descriptivo; es principalmente evoca-14

    tivo: narra un hecho, cuenta un milagro, desc ribe una irrupcin reveladorade Dios, para evocar en el hombre la realidad divina, el comportamiento deDios, la promesa de salvacin; porque esto es lo que interesa primordial-mente.Por ejemplo: estoy delante de una montaa. Puedo describirla, contarsu historia milenaria, hablar de su composicin fsico-qumica; con todoesto, me mantengo en el campo de la ciencia. Pero ms all de estadimensin verdadera, hay otra: la montaa me evoca la grandeza, lamajestad, la impon encia, la solidez, la eternidad; recuerda a Dios que fuellamado Piedra . La piedra est al servicio de la solidez, de la impon encia,de la majestad, de la grandeza; ella se hace sacramento de estos valores,los evoca. Y en este horizonte de la evocacin se sita, principalmente, ellenguaje religioso. El sacramento es, por esencia, evocacin de un pasado y de un futuro, vividos en un presente.El lenguaje religioso y sacramental es auto-implicativo ya que, por noser meram ente des criptivo, sino ante todo evocativo, siempre envuelve lapersona con las cosas, no deja nada neutral, todo lo toca por dentro,establece un encuentro que modifica al hombre y al mundo. En su libro"Memorias de la casa de los muertos", Dostoievski cuenta su liberacin.Al salir de la casa de los Muertos contempla las cadenas que ataban suspies, rotas a ma rtillazos, y al mirar los pedazos en el suelo, estos pedazo s

    le dan el gusto de la libertad. Antes de salir, visita las palizadas, losalbergues inmundos y se des pide de ellos. Se le haban tornado fam iliaresy fraternos, hacan ahora parte de su vida y se senta implicado en todoeso, porque las cosas ya no eran"cosas": eran sacramentos que evocaban el sufrimiento, las largas vigilias, el ansia de libertad.El lenguaje religioso y sacramentales, finalmente, formativo; es decir,lleva a modificar la praxis humana, Induce a la conversin, apela a laapertura y a la acogida consecuente en la vida.Este ens ayo trata de articular el lenguaje narrativo en su dimensin deevocacin, auto-implicacin y formacin, aplicado al universo sacramental. Nuestro esfuerzo se orienta hacia la recuperacin de la riqueza religiosa contenida en el univers o simblico y sacramental que pue bla la vidacotidiana (1). Los sacramentos no son propiedad privada de la sagradaJerarqua. Son constitutivos de la vida humana. Es la fe la que descubre lagracia presente en los gestos ms rudimentarios de la vida y por eso losritualiza y los eleva a nivel de sacramento.

    (1) Este texto hace parte de una triloga. En la primera parte, "Mnima Sacramentaiia" abordaremos enlenguaje narrativo laestructura y la lgica del pensar sacramental que subyace a los sacramentos,tomados individualmente. Eri la segunda "MaioraSacramentalia", retomaremos el material anterior ylo trata remo s cientficame nte e n dilogo interdisciplinar. Lo que es precisamente ei pensar sacramental y su justificacin frente al espritu cientfico-tcnico y a la secularizacin, que constituyen lascaractersticas de la poca. Por fin, en una tercera parte, "Practica SacramentaBa", pretendemoshacer un comentario antropolgico-teolgico dlos actuales ritos sacramentales, con la intencinpastoral de ayudara aquellos que los adminisiran.

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    La intencin de este ensayo es despertar la dimensin sacramentaladormecida o profanizada en nuestra vida, para que podamos celebrar lapresencia m isteriosa y concreta de la gracia que habita en el mundo. Diosestaba ya ah(, mucho antes de que despertramos; pero ah ora, cuandoabrimos los ojos, contemplamos el mundo como sacramento de Dios.Quien entiende los sacramentos de la vida est muy prximo, no, est yadentro de la Vida de los sacramentos.

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    C A P TU LO I I^ ^O l f f i l v I E N T O DEL JARROEs un jarro de aluminio, de aquel aluminio antiguo, bueno y brillante.Tiene ro ta el asa, pero esto mismo le da cierto aire de vejez. En l bebieronlos once hijos, desde pequeos hasta grandes porque acompa a lafamilia en todas sus mud anzas: del campo a la aldea, de la aldea al pueblo,del pueblo a la ciud ad... Hubo nacimientos y muertes y el jarro particip detodo, estuvo siempre al lado de todos. Permaneci en la continuidad delmisterio de la vida, en la diferencia de situaciones vitales y mortales.Siemp re brillante, siempre antiguo , porque sin duda lo era ya cuando en tra casa ; viejo con esa vejez que es juventud porque genera y da la vida. Eljarro de aluminio, pieza central de la cocina..Todo lo que se bebe en el jarro es agua. . . Pero es la frescura, lafamiliaridad , la dulzura, la historia familiar, la rem iniscencia de la infancia,

    lo que sacia la sed. Puede ser cualquier clase de agua, en este jarro sabesiempre buena y fresca. Por eso, en casa todos calman la sed bebiendo del y todos acompaan el gesto diciendo, como un rito: Qu bueno esbeber en este jarro, cmo sabe el agua! Trtese del agua inmunda del ro,o de la que se enturbia por el camino, o de la que viene cargada de cloro,gracias al jarro se torna buena, saludable, fresca y dulce.Un hijo regresa, despus de haber recorrido el mundo y de haberestudiado. Llega, besa a la madre, abraza a los hermanos, terminan lastristezas pad ecid as... Pocas palabras, largas y minuciosas miradas; hayque "bebe rse" al otro para amarlo: los ojos que "beb en" hablan el lenguajedel corazn. Slo despus de mirar largamente, la boca habla superficialidades: Qu fuerte ests! Qu hermoso me pareces! Cmo has crecido!La mirada no dice nada de estas cosas, sino que habla lo inefable delamor: slo la luz entiende."Mam, tengo sed, quiero be ber en el jarro !" El hijo ha probado tantasaguas. . . El "acqua de San Pellegrino", las fuentes de Alemania, deInglaterra, de Francia; el agua buena de Grecia, corrientes cristalinas delos Alpes de l Tirol, de las fuentes romanas, agua de San Francisco, aguade Porto-Fino, de Perspolis, de Petrpolis. Tantas aguas. . . Pero ninguna como esta, de la que bebe un jarro lleno, no para calmar la sed delcuerpo -esto lo hacen las otras - sino la sed del arquetipo familiar, la sed delos penates paternos, la sed fraternal, arqueolgica, la de las races dedonde viene la savia de la vida h um ara. Esta sed slo la sacia el agua del

    jarro de aluminio. Bebe sosegadamente, termina con un suspiro hondo,17

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    como quien se sumerge y vuelve a la superficie. Despus bebe otro,lentamente, para degustar el misterio que el jarro contiene y significa.Por qu el agua del jarro de aluminio es buena y dulce, saludable yfresca? Porqu e el jarro es un sacram ento: el jarro-sacrame nto le confiereal agua bondad, dulzura, frescor y salud.

    1. QUE ES UN SACRAMENTO?Hay m ucha gente que ya no sabe hoy lo que es un sacramento.Los antiguos lo saban bien. Para m fue un gusto aprend erlo y durantecinco aos estudi muchas horas cada da todo lo que se haba escritosobre el sacramento, en las lenguas cristianas , desde los das de la Bibliahasta hoy. Fue una verdad era batalla del espritu de la que resultaron 552pginas impresas y publicadas en un libro. Pero este libro no fue elprincipal resultado. . . Despus de tanto esfuerzo, impaciencia, alegra,maldicin y bendicin, descubr aquello que siempre haba estado a lavista: comprob lo obvio paten te; el sacramento es algo que siemp re viv yque todos los hombres viven, pero algo que yo no saba y que pocossaben. Me volv para contemplar el paisaje que tena siempre delante delos ojos y pude comprender que lo cotidiano est pleno de sacramentos.Sobre la arqueologa del da-a-da, crecen los sacramentos vivos, vividos, autnticos: el jarro de mi familia, la polenta de mam, la ltima colillade cigarrillo dejado por pap y que alguien guard con cario; la viejamesa de trabajo; una gruesa vela de Navidad; el f lorero encima de lamesa; aquel trozo de montaa; el camino pedregoso; la antigua casapaterna, etc ... Cosas que dejaron de ser cosas para convertirse en genteque habla y cuyo mensaje podemos or. Poseen una interioridad y uncorazn, se convirtieron en sacramento. En otras palabras, son signosque contienen, exhiben, rememoran, visualizan y com unican una realidaddiferente de ellos, en ellos presente.La modernidad vive entre sacramentos pero no pose e la apertura ocular

    capaz de visualizarlos reflejamente. Es porque ve las cosas com o co sas,las contempla desde fuera. Si las viese por dentro, percibira que tien en unrequicio por el que entra una luz superior que las ilumina, las tornatrasparentes y difanas.Ilustremos todo lo anterior con el ejemplo del sacramento del jarro deagua.

    2. EL JARRO VISTO DESDE FUERA: M IRADA CIENTFICAEl jarro que acabamos de describir puede ser visto desde fue ra. Es unjarro como cualquiera, probablemente ms feo, envejecido y d isfuncional.

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    Es de aluminio y esto interesa al fsico, en cuanto analiza los compon entesde la materia. n economista puede sacar una serie de informacionessobre los precios del metal, su extraccin, produccin, comercializacin.El historiador (supongamos que se trata de un jarro del tiempo de Augusto), puede ocuparse en su localizacin espacio-temporal. El artistaquizs lo considere ob jeto sin valor esttico: ningn museo lo recibir porsu carencia de significado. . .Todos ven el jarro como una cosa y esto es tpico de nuestra experienciaactual, especialm ente a partir del siglo XV: considerarlo todo como objetode anlisis, objeto de estudio y de ciencia. Sea Dios, el hombre, la historia,

    la naturaleza, los lanzamos (jetare) frente a nosotros (ob) para pene trarloscon un ojo escrutador y elaborar muchas ciencias acerca de una sola cosaque interesa a varias miradas cientficas. Por eso decimos que hoy sesabe cada vez MAS de MENOS. El jarro as analizado es un objeto entreotros tantos, que no hace historia con nadie, ni entr en la vida de ningunapersona.3. EL JARRO VISTO DESDE DENTRO: MIRADA SACRAMENTAL

    Puede a contecer que alguien se haya prendado de cierto jarro. Porquelo salv de la s ed ardiente del desierto sin fin; o porque, como en mi caso,entr en (a historia personal y familiar. Entonces, el jarro es nico en efmundo, no hay ninguno que se le parezca, dej de ser objeto paraconvertirse en sujeto (subiectum) y, como todos los sujetos, posee unahistoria que puede ser contad a y recordada. Se dio una relacin profundacon el jarro-cosa y esa relacin de amor, hizo surgir una mirada quepermite descubrir un valor inestimable existente en el jarro. Por eso, lacosa adquiri un nombre, se inscribi dentro del mundo del hombre,comenz a hablar. . . Habla de infancia, -de la sed tantas veces saciadagracias a l, del agua buscada a los 600 metros de la casa, en un pozoprofundo, de l agua virginal que nos hacia sufrir en las maanas de inviernoo en las tardes lluviosas, tornndose por eso tanto ms preciosa y casta.El jarro ha bla de la historia de familiaque siemp re acom pa, en vida yen muerte. . . Fue pe netrando en el hogar cada vez m s, hasta el ltimohijo cercad o de cario. Y hoy est ah, hablando todava y recordando en lafidelidad y la humildad, sirviendo siempre un agua ca da vez ms fresca ybue na. .. E sta es la visin interior del jarro: relacin tenida por alguien conl que lo hace ser sacramento familiar.Al mirar a lgo desde fue ra, nos concentramos en la cosa, nos arrojamossobre ella, manipulndola, trasformndola, dejando que la cosa permanezca siend o cos a, objeto de l uso y del abuso humanos. Este es el pensarcientfico de la mod ernidad, que no es malo, sino a penas diferente. Cmopodramos ser enemigos de nuestro propio mundo que, gracias a estamirada cientfica , nos alarga y nos facilita la vida, nos prolonga la accin delos brazos, de las piernas, de los ojos, como instrumentos portentosos y

    nos hace cada vez ms seores de la naturaleza? 19

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    Pero, el hombre es solamente un robot de acciones, un computador deinformaciones,un lente micro y macroscpico orientado hacia el mundo?O mas bien es un ser capaz de relacionarse humanamente con lascosas, dotado para ver en ellas valores y detectar su sentido?Al mirar una cosa en su interior, no me concentro en ella, sino en el valory en el sentido que asume para m. Deja de ser cosa para trasformarse enun smbolo y en una seal que me e-voca situaciones, pro-voca reminiscencias y me convoca hacia el sentido que ella encarna y expresa.Precisamente, sacram ento significa esa realidad del mundo que, sin des

    cartarlo, habla de otro, del mundo humano de las vivencias profundas, delos valores incuestionables, del sentido que da plenitud a la vida. Comprender este modo de pensar es abrirse a la acogida de los sacrame ntosde la fe , que radicalizan los sacramentos naturales en medio de los cualesvivimos lo cotidiano.El sacramento modifica el mundo: el agua poda ser cualquier agua. ..mas servida y bebida en el jarro-sacrame nto, para quien entiende y vive lavisin interior de las cosas, se convierte en dulce, saludable, fresca ybuen a, capaz de comunicar vida. Es el lenguaje del misterio que mora enlas cosas.El jarro de alum inio est all en la cocina, luciendo su tranquila dignidad ,entre tantos objetos y cosas domsticas. Est viejo, pero slo l conserv ala perenne juventud de la vida, porque slo l vive entre cosas muertas;slo l es sujeto entre tantos objetos; slo l habla entre tantas cosasmudas; slo l es sacramento en la sencillez de una cocina familiar.

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    CAPITULO IIIEL SACRAMENTO

    DE LA COLILLA DE CIGARRILLOEn el fondo de la gaveta escondo un pequeo tesoro: una colilla decigarrillo adherido a un vidriecito. Es una colilla amarillosa por el humo, yde paja, como se acostum bra fumar en el sur del Brasil. Nada de nuevo y,sin embargo, esta insignificancia tiene una historia nica, habla al corazn, posee un valor evocativo de una nostalgia infinita.Era el 11 de agosto de 1965, en Munich; lo recuerdo muy bien. Allafuera, las casas aplaudan el sol vigoroso del verano europeo; floresmulticolores lucan en los parques y se asomaba n sonrientes a las ventanas. Eran las dos de la tarde, cuando el cartero me trajo la primera carta dela patria, cargada con la tristeza del camino recorrido. La abro precipitadamente y descubro que parece un peridico, porque todos escriben. . .Contiene un misterio: "Ya debes estar en Munich cuando leas estas

    lneas. Igual a todas las otras, sin embargo esta carta te lleva un h ermosomensaje, una noticia que, vista desde el ngulo de la fe, es de verasmaravillosa. Dios ha exigido de nosotros en estos das un tributo de amor,de fe y de sumo agradecimiento: descendi al seno de nuestra familia, nosmir uno por uno y escogi para s el ms perfecto, el ms sa nto, el msmaduro, el mejor de todos, el ms prximo a El, nuestro amado Pap.Querido, D ios no lo apart de nosotros, porque lo dej an ms verdaderamente entre nosotros; Dios no se llev a Pap para s, sino que nos lo dioan ms; El no lo arranc de la alegra de nuestras fiestas, sino que loplant hondamente en la memoria de todos; Dios no hurt a Pap denuestra presencia, sino que lo hizo m s presente; El no se lo llev sino quelo dej; Pap no hapartido, ha llegad o... no se ha ido, sino que ha venidopara ser ms Pap si cabe, para estar presente hoy siempre, aqu en elBrasil con todos nosotros, contigo en Alemania, con Ruy y Clodovis enLovaina, y con Waldemar en los Estados Unidos".Y la carta segua con el testimonio de cada hermano, para el que lamuerte, instaurada en el corazn de la vida de un hombre de 58 aos, e racelebrada como hermana y como la fiesta de comunin que una a lafamilia dispersa en cuatro pases diferentes. En la turbulencia de laslgrimas bulla unaserenidad profunda. La fe ilumina y exorciza el absurdode la muerte que se convierte as en el "ver dies natalis" del hombre. Poreso, en las catacumbas del antiguo conven to, en presencia de tantos vivosdel pasado -desde Guillermo de Ockham hasta el humilde enfermero qu epocos das antes haba nacido para D ios- celebr tres das consecutivos la

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    Misa de N avidad por aq uel que all lejos, en la Patria, ya habla celebradosu Navidad definitiva. Que extraa profundidad adquiran para mi entonces los antiguos textos "Puer natus est nobis. . .".Al dia siguiente, en el sobre que me haba trado el anuncio de la muerte,percib una seal de vida de aquel que nos la diera en todos los sentidos, yque la vspera me haba pasado inadvertido: una amarillenta colilla decigarrillo de paja, del ltimo cigarrillo que se haba fumado momentosantes del infarto al miocardio que lo liber definitivamente de esta cansadaexistencia. La intuicin profundamente femenina y sacramental de unahermana, haba colocado la colilla en el sobre.De este momento en adelante, la colilla de cigarrillo dej de ser solamente eso, para ser un sacramento vivo, que hab la de vida y acompaa lavida. Su color tpico, el fuerte olor que despide, la parte quemada de lapunta, hacen que para nosotros permanezca encendido y, por eso, con unvalor inestimable. Pe rtenece al corazn de la vida y a la vida del co raznya que recuerda y hace presente la f igura de pap que se va tornando, conel pasar de los aos, un arquetipo familiar y un marco de referencia paralos valores fundamentales de todos los hermanos. "Omos de su s labios yaprendimos de su v ida que quien no vive para servir no sirve para vivir": asest escrito en su tumba.

    1. QUE MAS ES UN SACRAMENTO?Todas las veces en que una realidad del mundo, sin dejar el mundo,evoca otra realidad diferente a ella, asume una funcin sacramen tal: dejade ser cosa para convertirse en un signo "o " en un smbolo. Todo signo esseal de alguna cosa o de un valor en relacin co n alguien. Y as, mientrascomo cosa puede ser totalmente irrelevante, como signo puede adquiriruna valoracin inestimable y preciosa. Tal es el caso de la colilla decigarrillo que como tal, como cosa, se arroja al cenicero, pero comosmbolo se guarda con el cuidado de un tesoro invalorable.Qu hace que algo sea un sacramento? Ya habamos reflexionado

    antes -cuando describimos el sacramento del jarro de alum inio- cm o lavisin humana interior de las cosas las convierte en sac ram ento s, graciasa la convivencia con ellas que las crea y re-crea simblicame nte. El tiempoque "perdemos" con las cosas, el cautivarlas, el insertarlas dentro denuestras experiencias, las humaniza y las hace hablar el lenguaje de loshombres. Los sacramentos revelan un mundo tpico del pensar hum ano, elpensar sacramental, tan real como el cientfico. Un pensam iento e n el que,en un primer m omento, todo es visto "sub specie hum anitatis".Todo en el universo revela al hombre, sus experiencias bien o mallogradas, su encue ntro con las manifestaciones del mund o, enc uen tro queno es neutro, sino que el hombre aborda las cosas juzg ndola s, descubriendo valores, interpretando, abrindose o cerrndose a las llamadas

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    que de ellas vienen. La convivencia con el mundo hace que este seconstituya en morada d el hombre: la casa es la porcin de mundo dom esticada, en donde cada cosa tiene su nombre y ocupa su lugar, porque noestn meramente colocadas, sino que participan del orden humano, setornan familiares, revelan lo que el hombre es y cmo es. . . hablan yretratan al morador.Cuanto ms profundamente se relaciona el hombre con el mundo y conlas cosas de su mundo, ms aparece la sacramentalidad. Entonces surgela patria que es ms que la extensin geogrfica del pas; aparece elterruo que nos vio nacer y que es m s que una parcela de tierra de un

    estado; aparece la ciudad natal que es ms que la suma de casas y elconjunto de habitantes; entonces, sobre todo, surge la casa paterna quees ms qu e un edificio de piedras. En la patria, en el terruo, en la ciudad,en la casa, habitan valores, moran espritus buenos y malos, se delinea elpaisaje humano. Es el pensamiento sacramental el que hace que loscaminos que andamos, las montaas que contemplamos, los ros quebaan nuestras tierras, las casas que habitan nuestros vecino s, las personas que conviven con nosotros, no sean simplemente personas, casas,ros, montaas y caminos como otros de cualquier parte del mundo. Sonnicos e inigualables, son Rarte de nosotros mism os; por eso nos alegramos y sufrimos con su destino; por eso lloramos la demolicin del mon umento de la plaza, lamentamos el derrumbe que se llev el viejo barranco ;con ellos muere algo de nosotros mismos, porque han llegado a ser msque cosas, se han convertido en sacramentos de nuestra vida feliz odesgraciada.2. LAS DIMENSIONES DE LA SACRAM ENTALIDAD

    Todo es sacramento o puede tornarse sacramento. Depende del hombre y de su mirada: si mira humaname nte, relacionndose, d ejando que elmundo entre en su interior y se torne "su" mundo, entonces las cosasrevelan su sacramentalidad. El hombre, decan los clsicos, es en a lgnsentido, todas las cosas. Si esto es verdad, lo es tambin que todas lascosas se pueden convertir en sacramentos si las sabemos acoger ennuestra morada, abrindonos a ellas. No residir en esto la vocacinesencial del hombre frente al mundo? Hominizarlo, hacer de l su morada, sacarlo de su profunda opacidad? Y el camino para realizar estavocacin no ser por ventura la mirada sacramen tal? El mundo tod o noes solamente una parte de l, sino su patria amiga y familiar, en donde vivela fraternidad y reina la tranquilidad del orden de todas las cosas.

    Quin dira que una colilla de cigarrillo de paja pudiera tornarse ensacramento? Pero el hecho es que est ah, en el fondo del cajn , que decuando en cuando, al destapar el vidrio exhala su perfume, se pinta con elcolor de un pasado an vivo. La gaveta no contiene la grandiosidad de lapresencia que de ella surge, sino que son los ojos de la mente los quecontemplan viva la figura paterna, hecha presencia en la colilla de cigarrillo, arreglando la picadura de paja, prendiendo hasta que brota el humo,23

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    aspirando largamente, dando bocanadas, leyendo el peridico, quemando la camisa con alguna chispa, adentrndose en la noche con elpenoso trabajo del escritorio, fumando... fumando. El ltimo cigarrillo seapag con la vida mortal. Algo contina an encendido. Todo, por causadel sacramento.

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    CAPI T UL O I VEL SACRAMENTO DEL PAN

    De vez en cuando, all en casa, se hace pan. El hecho no deja de serextrao, en una gran ciudad, en donde abunda n las panaderas. Por qu,en un apartamento, darse el lujo -o el trab ajo - de amasar? No se trata deuna necesidad, ni el pan que se hace es para matar el hambre, sino quebrota de algo ms fundamental que la necesidad primaria de comer: seamasa y se cuece para obedecer a un rito antiguo, para respetar un gestoarquetpico. As como el homb re primitivo repeta algunos gestos primordiales, con los cuales se senta unido al comienzo de las cosas o al sentidolatente en el cosmos, asi tambin ahora hay quien repite un gesto lleno desentido humano, que va ms all de las necesidasdes inmediatas.El pan de hoy ya no se hace como otrora en un enorme fogn alimentado con lea, sino en la estrechez de un horno de gas. Se amasa con las

    manos, lentamente, difcilme nte... Las cosa s no se amasan sin dolor. U navez cocido, se reparte entre los muchos hermanos, que ahora viven fuerade casa, tienen sus mujeres y sus hijos; y todos lo encuentran gustoso:"Es el pan de mam !" En verdad, hay algo de especial en este pan , algoque no se saborea en el pan annimo comprado en la panadera delportugus de al lado, o en el supermercado del centro de la ciudad.En qu consiste ese "algo" que tiene? Por qu se reparte entre losmiembros de la familia?Porque es un pan sacramental. Hecho de harina de trigo, con todos losingredientes de cualquier pa n, es, sin embargo, d iferente porque slo linvoca otra realidad humana : la realidad que se hace presente en e l panhecho por mam, con sus cabellos blancos, viuda, ligada a los gestosoriginales de la vida y, por eso, al sentido profundo que cad a cosa familiarlleva consigo.Ese pan evoca la semejanza de un pasado, cuando era hecho sema-nalmente con mucho sacrificio, para once bocas que, como pajaritos,esperaban el alimento materno. Por eso, se levantaba temprano aquellaque se convirti en smbolo de la "muller fortis" y de la "magna mater".Amontonaba harina de trigo, muy blanca; tomaba el fermento; echabamuchos huevos; a veces, hasta pasas dulces meta dentro. Y despus,con su brazo fuerte y con su vigorosa mano, amasaba, amasaba, hastaconseguir que la pasta fuese hom ognea ; luego la cubra con harina de

    millo ms gruesa y la tapaba con un mantel blanco.25

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    Cuando nosotros nos levantbamos, ya estaba ah, sobre la mesa, laenorme masa. De pequeos, espibamos por debajo del mantel para verla masa blanda y a escondidas, con el dedo ndice, robbamos un pocoque asbamos sobre la plancha caliente del fogn. Despus vena elfuego para el horno. Haca falta mucha lea y las peleas eran frecuen tes...A quin le toca hoy traer la lea? Pero cuando sala el pan rosado como lasalud, todos nos alegrbamos y los ojos de mam brillaban por entre elsudor de la cara que se enjugaba con el ruedo de su blanco delantal.Como siguiendo un ritual, todos recibamos un pedazo partido del panque nunca fue cortado con cuchillo -tamp oco h oy -.. . tal vez para recordar

    a Aquel que fue reconocido en el partir del pan (cf. Le. 24, 30. 35).Aquel pan amasado en el dolor, crecido en la expectativa, cocido consudor y comido en la alegra, es un smbolo fundamental de la vida.Siempre que pap iba de viaje, mam lo esperaba con una gran hornadade pan. Y l, como nosotros los nios, se alegraba con el pan fresco,comido con queso o jamn italianos y acompaado de un buen vaso devino. Y nadie gozaba tanto como l con el sabor de las cosas sencillas ycon la frugalidad generosa de estos alimentos primordiales de la humanidad.Y ahora, cuando se hace el pan en el apartamen to, cuando se distribuyeentre los hermanos, es para recordar el gesto de otra poca. Ninguno denosotros sabe esto; lo saben el inconsciente y las estructuras profundasde la vida, porque el pan trae a la memoria consciente lo que estencubierto en las profundidades del inconsciente familiar, que siempre essusceptible de ser avivado y re-vivido. Los hermanos hallan este pan elmejor del mundo y no porque se haga con una frmula secreta como la queemplean los negociantes para amontonar fortuna, sino porque es un panarquetpico y sacramental. En cuanto tal, participa de la vida de loshermanos, es bueno pa ra el corazn, alimenta el espritu d l a vida, vienesaturado del sentido que tras-luce y se trasparenta en su materialidad depan.

    1. EL PENSAR SACRAMENTAL CO MO EXP ERIENCIA TOTALEstamos reflexionando sobre el pensamiento sacram ental. Tal forma depensamiento se caracteriza por el modo como el hombre aborda lascos as, es decir, no de un modo indiferente, sino creando lazos con ellas ydejndolas entrar en su vida. Es entonces cuando las cosa s comienzan ahabla ry aser expresivas para el hombre, cuando las cautivamos, y entrana pertenecer a nuestro mundo, se convierten en "nic as". B ien deca elPrinc iptoa las cinco mil rosas del jardn, completamente iguales a la nicarosa de su planeta B 612, que l haba cautivado: "Vo sotras no sois enabsoluto iguales a mi rosa, no sois nada todava, porque nadie os cautivni vosctras habis hecho cautivo a nadie. Enteramente com o mi zorra, queera una zorra igual a cien mil ms hasta que me hice su amigo y26

    ahora es nica en el mundo". La rosa y la zorra se convirtieron ensacramentos, en medios de visibilizar la convivencia, la tarea de crearlazos, la espera, el tiemp o pe rdido. As, el trigo era intil para la zorra y loscampos de trigo no le recordaban nada. . . hasta que el trigo empez ahablar porque el Principito tena la cabellera dorada. Los trigales sevolvieron sacramento, recordaban al amigo, y la zorra se enamor delsusurro del viento en el trigal color de oro.Esto mismo ocurre con el pan, que no es ya igual a ningn pan delmundo, porque solam ente l, con su perfume, con su gusto inconfundibley con el trabajo fatigoso de mam , puede recordar la vida de otro tiempo.Pero, cmo la recuerda?

    2. IN-MANENCIA, TRAS-CENDENCIA, TRAS-PARENCIAEl pan semeja algo que no es pa n, algo que tras-ciende el pa n. El pan, asu vez, es algo in-manente; permanece ah, tiene su peso, su composicinde elementos empleados (harina, huevos, agua, sal, levadura), su opacidad. Ahora bien: ese pan (realidad in-manente) torn a presente algo que noes pan (realidad tras-cendente). Cm o lo hace? Por el pan y a travs delpan que se torna tras-parente para una realidad tras-cendente, pan quedeja de ser puramente in-manente, para ser un pan que no es como los

    dems , sino diferente. Diferente, porque recuerda y trae el presente por smismo y, adems, a travs de s mismo recuerda algo que va ms all(tras-parencia, tras-cendencia).Es un pan traslcido y trasparente y difano para la realidad del alimento, del hambre, del esfuerzo de mam, del sudor, de la alegra derepartir el pan , de la vuelta de pap: todo el mundo de la infancia se torna,de repente, presente en la realidad del pan y a travs de la realidad delpan.El sacramento conlleva dentro de s una experiencia total. El mundo noest dividido solamente en in-manencia y tras-cendencia, sino que existe

    una otra categ ora inter-mediaria, la tras-parencia, qu e acoge en s tanto lainmanencia como la trascende ncia; y es que estas no son dos realidadesopuestas, una frente a la otra, excluyndose, sino realidades que comulgan y se e ncuentra entre s. Son permeables, se conjugan, se combinan,se coligan, se concatenan, se comunican y conviven una en la otra. Latrasparencia quiere decir exactamente eso, que lo trascendente se tornapresente en lo inmanente, haciendo que este se haga trasparente paraaquella realidad. Portante es lo trascendente, cuando irrumpe dentro delo inmanente, lo que lo trasfigura volvindolo trasparente.Entender todo esto es entender el pensar sacramental y la estructuradel sacramento. No comprenderlo, significa no comprender nada delmundo de los smbolos y de los sacramentos.

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    El sacramento (tras-parencia) participa, por lo tanto, de dos mundos: elmundo de lo trascendente y el mundo de lo inmane nte. Y eso no se realizasin tensiones y sin tentaciones. Quiero decir que el sacramento puede d etal manera hacerse inmanente, que excluya lo trascendente y se vuelvaopaco, sin el fulgor de la trascendencia que trasfigura el peso de lamateria. Pero tambin, el sacramento se puede hacer hasta tal puntotrascendente, que excluya la inmanencia y se tome una abstraccin,perdiendo la concrecin que lo inmanente est llamado a conferir a lotrascendente. En ambos casos, se pierde la trasparencia de las cosas y,por tanto, se pervierte el sacramento.De vez en cuando, en casa, comemos el pan que hace mam y loencontramos bueno como una llegada de pap. Es, en todo caso, muchoms q ue un alimen to, porque es fruto del dolor, de la alegra, del cario porlos hijos, de la sorpresa del regreso, de las p eleas por causa d e la lea, delhambre saciada. Es un pan bueno al corazn, alimen ta el espritu y no elcuerpo. Todo, porque es un sacramento.

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    CAPITULO VEL SACRAMENTO

    DE LA VELA DE NAVIDAD

    Afuera caa, levemente, la nieve. Ya todos los campos estaban cubiertos con un espeso manto blanco y slo se vea un mar de albura, confantasmas oscuros, los cipreses, aqu y all, asustando la mirada. Para unhombre venido del trpico, este no dejaba de ser un espectculo deslumbrante.Vspera de Navidad, de la primera Navidad fuera de la patria. Unamezcla de melancola y nostalgia, con una cierta serenidad expectante meinvada el interior, agudizado todo por la atmsfera de un invierno rigurosocon temperatura de 22 grados bajo cero. Era en Berchtensgaden, pequea ciudad en el extremo meridional de Alemania, con uno de los mssoberbios paisajes de Baviera, apenas manchado por el nombre de Hitlerque all construy, en el corazn de la montaa, su D-Haus, especie de

    escondrijo que nunca lleg a utilizar.El conventico franciscano, en el centro de la aldea, casi perdido en elalbor de la nieve bajo la sombra cenicienta de un cielo opaco. Slo sutorrecita puntiaguda horada el cielo de nieve. Pas la tarde vagando porlas calles engalanadas; segn la costumbre local, en las ventanas habalinternas encendidas, seal de que el Nio vend ra.. . Y, como pasa slouna vez, es preciso estar preparado.Al atardecer, o muchas confesiones, especialmente de franceses, queen esta poca empezaban a practicar deporte de invierno en las altasmontaas cercanas. Evidentemente, todos se queran preparar para Na

    vidad; nosotros, los sacerdotes, casi no tenemos tiem po para ello, ayudamos a los otros, pero no celebramos bien la Navidad, por servir a aquellosque desean celebrarla. Por eso, en la noche, durante la Misa de las 18,cuando todos s e dirigan hacia el Pequeo en el Pesebre y recordaban suHistoria, nosotros en el confesonario escuchbamos historias de otrosamores. . . Si al menos hoy, pens, pudisemos todos or la mismaHistoria, la Historia del Amor e n el mundo, de la Proximidad del D ios que,de Grande e Inmenso en su gloria, se hizo pequeo e infinito en benignidad.Despus, hacia las 23, omos fuertes estampidos, que sonaban congran intensidad y de todos lados, iluminando a l mismo tiempo la nieve quese vea azul. Eran los campesinos que descendan de las montaas y

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    venan a la Misa de Gallo. En su ruda simplicidad, hacan de este modocaricias al Niflo Tierno que sonrea entre el buey y la mua.La Misa de medianoche fue muy bella, cantada por los campesinos,vestidos con pantalones de cuero hasta las rodillas, gruesas medias yzapatos fuertes; tocaban sus instrumentos con melodas tpicas de Ba-viera y pareca -y bien podan ser- los pastores de Beln. Cuando todotermin, se hizo un gran silencio y se vislumbraba por los caminos yhondonadas lucesitas que caminaban: eran ellos que regresaban presurosos, glorificando y alabando a Dios por todo lo que haban visto y odo.Hacia la 1.30 de la madrugada, son la campanilla del convento: unaancianita estaba a la puerta, sostena una lmpara encendida y estabatoda envuelta en un manto gris. En la mano traa un paquete: "Es para elpadrecito extranjero que estaba en la Misa de Gallo". Me llamaron y meentreg el paquete, con breves palabras: "Ud. est lejos de su patria,distante de los suyos; este es un regalito para que Ud. tenga tambinNavidad" y, apretndome fuertemente la mano, se alej en la noche,bendecida por la nieve.En el cuarto, solo, mientras rumiaba imgenes de la Navidad en casa,muy semejante a esta, pero sin nieve, deshice con reverencia el paquete.Era una gruesa vela, am arilla oscura, toda decorada , con un candelera de

    metal. Una lucesita ilumin la noche de mi soledad y, a medida que lassombras se proyectaban trmulas y largas en la pared, fui dejando desentirme solo. Fuera de la patria, haba acontecido el milagro de todaNavidad; la fiesta de la fraternidad de todos los hombres. Y esto, porquealguien haba comprendido el mensaje del Nio: haz del extrao unprjimo y del extranjero un hermano.Todav a hoy, despus de a lgunos aos, la vela navidea espera lafiesta sobre un estante de libros. Todos los aos, en la noche santa, laenciendo y la encender siempre. Al iluminar, recordar una noche feliz,en la nieve, en la soledad, traer de nuevo el gesto de dar que es msexpresivo que el de abrazar, recordar el gesto de un regalo que es msque una ddiva. Esta vela re-presenta la Na vidad con todo lo que significa

    de huma no y de divino, y por eso es ms que una vela cualquiera, porartstica que sea. Es un sacramento navideo.1. VISTO A TRAVS DE DIOS, TODO ES SACRAMENTO

    Hasta aqu hemos considerado los sacramentos humanos. Es el momento de abordar los sacramentos divinos.Vis tas "sub specie hum anitatis" todas las cosas expresan y simbolizanal hombre: son sacramentos humanos. Cuanto ms dejamos que lascosas entren en nuestra vida, tanto ms manifiestan ellas su sacramenta-

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    lidad, esto es, se tornan significativas y nicas para nosotros. Evocan lasvivencias con ellas tenidas.As me ocurri con la vela de Navidad: aquel 25 de diciembre pas, a suvivencia se sobrepusieron otras, pero la vela permanece ah, no dejandoque el pasado sea totalmente pasado, porque ella re-memora y e-voca.As, el sacramento nos redime del pasado, hace vivir el hecho muerto: laNavidad en Berchtensgaden es siempre una presencia.Los sacramentos humanos pueblan la vida de cada hombre. Y haytambin sacramentos divinos. Para un hombre que posee una profunda

    experiencia de D ios, Dios no es un concepto aprendido en el catecismo , niel vrtice de la pirmide que cierra armoniosamente nuestro sistema depensamiento; sino que es una experiencia interior que toca las races desu existencia. Sin El todo sera un absurdo, ni siquiera se compren dera as mismo y mucho menos el mundo.Dios le parece un misterio tan absolutoy radical, que lo ve en todo, penetrndolo todo, resplandeciendo a travsde todo; puesto que El es el nico Abso luto, todo lo que existe es revelacin suya.Para quien vive de esta manera, el mundo inmanente se torna trasparente a una tal realidad divina y trascendente, se vuelve difano. Comodeca San Ireneo: "En relacin con Dios, nada est vaco. Todo es un

    signo suy o" (Adv. haer. 4,21). El universo ha bla de Dios, de su belleza, desu Bond ad, de su Misterio. La montaa no es slo montaa, sino que estal servicio de su Grandeza, que encarna y evoca. El sol es ms que sol: esel sacramento de la Luz divina que ilumina de la misma manera ge nerosael estircol y la majestuosa catedral, al m iserable de la calle y al Papa en elVaticano. El hombre no es meramente hombre, es el mayor sacramentode Dios, de su Inteligencia, de su Amor, de su Misterio. Jess de N azarethes ms que un galileo, es el Cristo, el sacramento vivo de Dios, encarnadoen El. La Iglesia es ms que la sociedad de los bautizados: es el sacramento del Cristo resucitado, que se hace presente en la historia.Para quien todo lo contempla a partir de Dios, el universo todo es ungran sacramento: cada cosa, cada acontecimiento histrico, surge comosacramento de Dios y de su divina voluntad. Pero esto slo es posible paraquien vive a Dios; en caso contrario, el mundo es opaco, es una realidadinmanente. En cambio, en la medida en que alguien, con esfuerzo y conlucha, se deja tomar y penetrar por Dios, se ve premiado con la trasparencia divina de todas las cosas . Los m sticos nos, proporcionan la mayorprueba de esto: San Francisco se s umergi de tal forma en el misterio deDios, que de repente, todo el universo se trasfigur ante l, todo empez ahablarle de Dios y de su Cristo: el gusano del sendero, el cordero delcampo , los pajaritos de los rboles, el fuego, la muerte -herma na m uerte-.Dios lo llena todo: inmanencia, trasparencia, trascendencia, como diceSan Pablo: "Slo hay un Dios y Padre de todo, que est por encima detodo (trascendencia), a travs de todo (trasparencia) y en todo (inmanen -

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    cia)" (Ef.4,6). Podemo s decir con Teilh.ard de Chardin, que vivi esta visinsacramental: "El gran misterio del Cristianismo no es exactamente laaparicin de Dios, sino su trasparencia en el universo, oh, s, Seor! nosolamente ser el rayo que brota, sino el rayo que penetra. No slo vuestraEpifana, Jess, sino vuestra dia-fana" (El Medio Divino, 162).2. EL MUNDO SACRAM ENTAL: FUNCIN INDICADORA Y FUNCINREVELADORALa trasparencia del mu ndo en relacin con Dios, es la categora que nospermite entender la estructura y el pensar sacramental. Esto quiere decirque Dios nunca es alcanzado directamente en s mismo, sino siemprejunto con el mundo y con las cosas del mundo que son difanas ytrasparentes para El. De ah el que la experiencia de Dios sea siempre unaexperiencia sacramental, que en las cosas experimentemos a Dios.El sacramento es una parte del mundo (inmanente), que trae en s otromundo distinto (trascende nte), que es Dios. Y en cuanto la cosa sirve parahacer presente a Dios, hace tambin parte del otro mundo, de Dios. Deaqu que el sacramento sea siempre ambivalente, que encierre en s dosmovim ientos: uno que viene de Dios y va a la cosa, otro que va de la cosa aDios. Por eso podemos decir que el sacramento posee dos funciones: la

    funcin indicadora y la funcin reveladora.En su funcin indicadora el objeto sacramental indica y apunta haciaDios presente en l, de modo que Dios es aprehendido, no como el objeto,m s en el objeto, porque no es este el que absorbe la mirada del hombre,sino que consigue que el ojo humano se dirija hacia Dios presente en elobjeto sacramental. Es decir: el hombre ve el sacramento, pero no debequedarse en el mirar objetivado, sino trascender y descansar en Dios, talcomo lo comunica el sacramento. Esta es la funcin indicadora: va delobjeto hacia Dios.Segn su funcin reveladora el sacramento desvela, comunica y expresa a Dios presente en l. Aqu el movimiento va de Dios hacia el objetosacramental. Dios, en s invisible e inalcansable, se torna sacramental-mente visible y alcansable, porque su presencia inefable en el objeto haceque este se trasf gure y se haga difano, hace que, sin dejar de perteneceral mundo, se torne vehculo e instrumento de comunicacin del mundodivino. En esto consiste el acontecimiento de la Trasparencia y de laDiafanidad divinas, que invitan al hombre de fe a sumergirse en la Luzdivina que resplandece dentro del mundo. El sacramento no saca alhombre de su mundo, sino que le dirige una llamada para que mire conms profundidad al interior del universo. Como dice S. Pa blo: todo hombreest llamado -ninguno est excluido y por eso nadie es disculpable- areflexionar profundamente sobre las obras de la creacin; y si lo haceincansablemente, ver cmo lo que pareca invisible, el poder eterno y la

    divinidad, comienzan a tornarse visibles (cf. Rom. 1, 19-20).32

    As el mundo, sin dejar de serlo, se trasmuta en elocuente sacramentode Dios, apunta hacia Dios y lo revela. La vocacin esencial del hombreterrestre consiste en tornarse en hombre sacramental.Cuando en cada Navidad enciendo unos momentos la vela, me recuerda dos cosas: indica, seala, un gesto del pasado, un gesto defraternidad, un hecho que ella rescata de su caducidad y hace vivir en elpresente ; y, adem s, revela con su luz trmula, la Luz que se encendi enla noche del desamparo humano para decirnos: oh hombre, algrate! LaLuz es ms fuerte que las tinieblas. Esta es la Luz verdadera que ilumina atodo hombre que viene a este mundo. Ella ya estaba en el mundo, y elmundo era difano y trasparente de Dios, pero los hombres no.vean.Ahora, sin embargo, con su Diafanidad, hemos visto la claridad de sugloria, gloria de Unignito del Padre, lleno de gracia y de verdad (cf. Jo.1,9-14).

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    C A P I T U L O V IEL SACRAMENTO

    DE LA HISTORIA DE LA VIDAHay momentos en la vida en los cuales la consideracin del pasado

    constituye la verdad del presente: le muestra el sentido y su razn msprofunda. Mirndolo ms de cerca, el pasado, en verdad, deja de serpasado para constituirse en una forma de vivir el presente. A veces, unaexperiencia significativa del presente abre una ventana nueva a la contemplacin del pa sado, como si fuera un paisaje que estaba ah, pero quenadie poda ver porque faltaban ojos para ello. Y esos ojos los hace naceralgn hecho del presente que permite ver las cosas antiguas; entoncesestas se hacen nuevas.En ese momento, el pasado aparece, no como un suceder anodino dehechos, sino como una corriente lgica y coherente, como si un nexomisterioso hubiese ligado los acontecimientos, hasta hacer emerger un

    sentido pa tente, antes latente, en el ro de la vida. A la manera de un plano,que se va desdoblando lentamente, como uno abre un mapa geogrficode una regin; en la maraa de los datos, se van destac ando las ciudades,los ros, las carreteras que ligan los principales pu ntos entre s; la regindeja de ser desconocida, adquiere sentido como ocurre con los lugaressealados en los mapas, que tienen sentido para el viajero: avanza sinequivocarse porque ve el camino.Algo semejante ocurre con la vida, que va indicando puntos, abriendocaminos. N adie sabe a dnde pueden conducir, pero so n caminos autnticos. De repente, acontece algo muy importante: en el mapa de la vidaaparece un pun to, como una gran ciudad, a la que s e dirigen carreteras yferrocarriles, por la que pasan ros, en cuyo cielo surcan aviones. . . La

    vida comienza a tener sentido porque hemos encontrado un punto deapoyo y una elevacin importante desde la cual podemos ver el paisajecircundante; porque se ha dado la corriente coherente de la vida!Ese presente es una experiencia muy profunda, preparada, sufrida,purificada por crisis, madura. Se llev a cabo una decisin que empetoda la vida, que comprometi la salvacin o la perdicin; y el hombreprofiri su palabra, se defini ante la vida y esto de ta l modo, que no puedeya cambiar la palabra empeada, sin trocar el curso de su existencia. Apartir de esta decisin, mira el pasado, lo relee todo en funcin delpresente, tal como fue concebido, gestado, con figu rad o, ha sta nacer. Unolee el sentido de la vida, a partir de un pasado que culmina en este

    presente.34

    Concretamente, en la noche del 14 de diciembre de 1964, 18 jvenesdecidan hacerse sacerdotes. En el vigor de los 26 aos, se dijeron:imaana, por fin, ser la ordenacin ! Ese da haba sido preparado durante15 aos, el da de exclamar: voy a ser revestido de C risto, en orden a poderrepresentarlo, a poder prestarle la presencia, la voz, los gestos, el cuerpo.Es natural que el hombre tiemble ante esto, tanto ms cuanto ms hayaprofundizado en el significado de tal audacia misteriosa, cuanto msseriamente concientice el abismo que media entre el Pecador y el Santo.En el teatro de la vida, va a representar el pape l de Cristo y, como en elteatro, se trata de algo absolutamente serio.Y vino la ordenacin, sobrevivimos a la irrupcin del Misterio, y unasemana ms tarde, celebrbamos las primicias, la primera Misa solemne,entre parientes y amigos, en la tierra natal, donde todo comenz. Todosvinieron. Los arquetipos primitivos se vieron activados y, con ojos cargados de respeto, teman acercarse a aquel que acababa de ser consagrado. Pero el arquetipo familiar pudo ms y quebr el t ab . . . Comenzaron los comentarios, espeoialmente de las tas ms viejas, de las quehaban cargado a la criatura -ahora neo-sacerdote- y presenciaron lasprimeras travesuras infantiles. "Ya deca yo, que desde pequeo tenainclinacin para padre; con cinco aos y ya celebraba misa, vestido con unviejo manteo y predicaba a los hermanitos!". Un antiguo em pleado, recordaba: "Una vez, se subi en un tronco e hizo un sermn al estilo de los

    capuchinos, condenando a un hermano al infierno; el otro reaccion, lohizo caer, y hasta tuvo que ser operado de la pierna". C ada uno iba ligandolos hechos, la corriente se es tableca y creca hasta culminar en la ordenacin.En cuanto a m, slo me acuerdo del 9 de mayo de 1949. Hasta esemomento, nunca pens ser sacerdote. Haba una especie de tradicinanticlerical en la familia, herencia "preciosa" que todos haban conservado. Pero, lleg un Padre, un carioca, y habl de vocaciones sacerdotales, habl de S. Francisco y de S to. Dom ingo; dijo la grandeza de ser otroCristo en la tierra... Y arremeti: los que quieran ser padres, levanten lamano! Yo lo estaba oyendo todo con atencin, y sent que una ola de fuegome suba al rostro, que converta en una eternidad el mome nto trascurridoentre la pregunta y la respuesta. Alguien en m levant la mano y meanotaron. Por supuesto, mi padre fue notificado y yo llor mucho en c asapor haberlo hecho. Para qu ser sacerdote? Si lo que yo quera era serconductor de camin, sublime vocacin que me permitira domar esosmonstruos que eran los antiguos cam iones para nosotros los nios. Perohaba dado una palabra y haba definido mi vida.

    Entr al Sem inario. Los hechos se fueron construyendo y slo ahora, enla noche del 14 de diciembre de 1964, pude unirlos. Dios mo! De qumodo han formado una corriente! Todava resuenan en mis odos laspalabras que proferimos todos ento nces: "Seor, en la simplicidad alegrede mi corazn, te lo he ofrecido todo. . .". Y el pueblo que nos rodeabadeca: "Consrvalos, S eor, esa santa voluntad!".

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    pueblo escogido que de l haba de nacer. Esclavizado este pueblo en

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    La vida est hecha de relecturas del pasado. Cada decisin importanteen el presente abre nuevas perspectivas; cada hecho ocurrido ganasentido como un hilo conductor y secreto que lleva en s latente el futuroque ahora se hace presente. El acontecimiento pasado an ticipa, prepara,simboliza el futuro. As, se asume un carcter sacramental.1. UNA VEZ MAS: QUE ES UN SACRAMENTO?

    Sacram ento es todo, si es visto a partir de Dios y a su luz: el mundo, elhombre, cada cosa, signo y smbolo de lo Trascendente. Para la IglesiaPrimitiva, sacramento e ra de modo particular la historia humana, dentro dela cual se realiza el plan salvfico de Dios, la acogida o el rechazo de lagracia por parte del hombre. El sentido de los hechos es portador de unSentido trascenden te, corporifica el designio salvador de Dios. La historiade los pecados, la anti-historia de los humillados y ofendidos injustam ente,es expresin del rechaz o humano frente al llamado salvfico. Los acontecimientos se co nvierten as en figuras, sea de salva cin, sea de perdicin.Son sacramentos que significan y hacen presente la perdicin o la salvacin. Por eso, la historia toda, como un idad de sentido, asume un carctersacramental.El pueblo judo fue maestro en esta interpretacin de la historia humana ,

    leda como historia salvfica; ellos, a partir de una experiencia m uy importante y decisiva, relean, cada vez, todo su pasado; de ah surga unanueva sntesis, en la que el presente acontecido ya , se anunciabacomolatente y se preparaba poco a poco, de forma cada vez ms ntida, hastairrumpir, lmpido, en la experiencia presente de la fe. Es decir, el pasadoera sacramento del presente. Pongamos un ejemp lo:Bajo David y Salomn, Israel conquista definitivamente la tierra deCanan; hay paz y se goza de una situacin de tranquilidad y de orden.Hacia el 950 a.JC. durante el reinado de Salomn, surge uno de losmayores gen ios teolgicos de la historia, el Jav ista (as! llamado porque ensus escritos siempre invoca a Dios con el nombre de Yahv). Este inter

    preta la paz del presente, como encarnacin de la salvacin de Dios parasu pueblo, leyendo el pasado a la luz del presente, en el sentido de quetodo haba sido preparado y encaminado por Dios, de tal modo quedesem bocase en la situacin gozosa de que disfrutaban.El presente no es fortuito: es obra del designio am oroso de Dios paracon el pueblo de Israel. A partir de aqu, el Javista elabora entonces unavigorosa sntesis religiosa: Dios lo cre todo, todo era bueno, la humanidad viva en la atmsfera de Su amor, simbolizada en el jardn de lasdelicias o paraso terrenal. Pero la humanidad cay, Dios la esparci portoda la tierr a y trat de establecer, con N o, un nue vo comienzo; pero fueen vano. Entonces, escogi a Abraham para ser el instrumento de salvacin para todos los pueblos, prometindole a Canan como la tierra del

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    Egipto, Dios lo libera y, lentamente, hace que poco a poco conquiste lacultura de los cananeos; hasta que ahora, con David y Salomn, realizaplenamente su designio.El camino fue largo, lleno de encrucijadas, pero Dios escribi rectamente sobre las lneas torcidas. As, el presente permiti al Javista releertodo el pasado.Doscientos anos ms tarde, cambia la situacin: la unidad del reinodavdico-salomnico fue destruida: el reino del Norte se ve amenazado

    por los asirios, reina la decadencia moral, la tierra prometida, penosamente conquistada, est a punto de ser invadida. En esas circunstancias,y hacia el 740 a.JC, surge otro gran telogo, el Elosta (porque llama aDios con el nombre de Elom). La situacin le abre los ojos para leer elpasado como un camino que llevaba al desastre nacional. No ve en elpasado, como el Javista, la historia de salvacin, sino ms bien la deperdicin; establece una sencilla sntesis: Dios hace siempre una alianzacon el pueblo y cuando el pueblo quebranta el pacto, Dios lo castiga;vuelve a renovar la alianza, vuelve el pueblo a ser infiel. . . Solamente,cuando Israel sea completam ente fiel, ser feliz y escapar de la amenazaasira.De este modo, para el Elosta, los hechos pasados son sacramen tos delpresente desgraciado , y la situacin de ahora es fruto de toda una historiade rechazos.2. DE LECTURA EN LECTURA, SE ESTRUCTURA EL SACRAMENTOLa Biblia est llena de semejantes relecturas. El Nuevo Testame nto esla ltima gran relectura de toda la historia pasada. Para los Apstoles y losEvangelistas, la vida, la muerte y la resurreccin de Je ss, ofrecen la luzdefinitiva para poder descifrar todo el sentido escondido del pa sado. Pa raellos, como para nosotros, Jesucristo resucitado constituye el acontecimiento decisivo de la humanidad: ah se mostr que la liberacin de la

    muerte, de las limitaciones de la vida y del absurdo h istrico, es posible.Tal acontecimiento no es un acaso de la historia, ni un ab or to. .. sino quefue preparado, fue siendo gestado dentro de la creacin. Como deca SanAgustn, la historia estaba grvida de Cristo y Cristo fue creciendo h astanacer. A partir de aqu podemos, como lo hace el Nuevo Testamento,releer todo el pasado : ver cmo la creacin misma est ya orientada haciaEl; cmo Adn es imagen y semejanza de Cristo; cmo El estaba presentede forma latente en Abraha m, en Mo iss, en Isaas; habl por la boca deBuda, de Chua ng-tzu, de Scrates, de P latn. El significado de todos e llosse revela plenam ente a la luz del Cristo que realiz lo que ellos pretendan.Por eso son sacramentos de Jess.Ms tarde, los cristianos hicieron la experiencia de la comunidad ecle-

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    sial, como com unidad de am or, de unidad, de servicio, de esperanza. E se

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    hecho presente les proporcion una ptica para releer tambin el pasado .As, como nos lo atestiguan Papfas, la Didaqu, Tertuliano, Orgenes,San Agustn, etc., los primeros cristianos vean que la Iglesia haba sidopreparada desde la creacin del mundo, con Ad n y Eva, primera comunidad de amor. Las religiones del mun do, el pueblo de Israel, la comunidadapostlica de Jess, con los Doce, eran sacramentos y smbolos de laIglesia, preparada poco a poco, hasta manifestarse plenamente a partir dePentecosts.Hay an una ltima posibilidad de lectura sacramental: verlo todo a

    partir del fin ltimo de la historia, a partir del cielo o del infierno. En tonces,todo se constituye en sacramento preparador para ese fin ltimo: lacreacin, los pueblos, las religiones, las comunidades polticas, Jesucristoy la Iglesia son anillos penltimos y smbolos a nticipadores d el fin. Cuandoirrumpa el fin mismo, entonces, como lo recuerda la Imitacin de Cristo,cesar la funcin de los sacramentos: se ver todo frente a frente, sin lamediacin simblica de los significantes.Como se notar, esa lectura no es arbitraria. La vida humana es relectura del pasado, como forma de vivir el presente y de cobrar fuerzas pa ra elfuturo. El neo-sacerdote relee, a partir de la ordenacin -hecho importanteen su vida-, todo su pasado historial. Des cubre tantos gestos precursores,insignificantes, pero que portaban el futuro que se hace presente. Todo,entonces, se nace smbolo y sacramento. As ocurre con la historia humana: es sacramento de la liberacin o de la opresi n, de la salvacin o dela perdicin.

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    C A P I T U L O V i lEL SACRAMENTO

    DEL PROFESOR DE PRIMARIAEra casi un mito. En las poblaciones del interior, donde no habanllegado los grandes medios de comu nicacin con sus supe r-hroes, l eraconsiderado un hroe, un sabio, un maestro, un consejero. Su palabrahaca sentencia y sus soluciones abran caminos. Quin era ese mortal?El Sr. Mansueto, profesor de escuela primaria, en Planalto, SantaCatalina, aldea de colonos italianos. Para quienes lo conocimos a fondo yfuimos sus alumnos, l represent el smbolo sacramental de los valoresfundamentales de la existencia, como idealismo, abnegacin, humildad,amor al prjimo, sabidura de la vida. Los valores no se comunican abstractamente, proclamndolos o defendindolos, sino concretamente vivindolos refirindolos a las personas que los encarnan en sus vidas.El Sr. Mansueto fue una de estas encarna ciones. No s si con el pasar

    de los aos la tendencia del espritu es mitificar las experiencias delpasado; pero, en todo caso, en relacin con nuestro querido profesor deprimaria, el mito constituye tal vez la mejor forma de conservar su historiasencilla y concreta. En la aldea, l sobresala como un rbol en medio deun sembrado o de campos de pasto ondulantes y verdes.Era, sobre todo, un idealista. Formado en Humanidades en el rigor delseminario antiguo, en Contabilidad, en Derecho por correspondencia (enaquel tiempo se daban estas cosas. . .), y en no s cuntas cosas ms,este hombre pequeo, delgado, pero de una elegancia agreste y con unahermosa cabeza inteligente, lo dej todo para irse al campo y ensear yliberar de su ignorancia y de su abandono a los primeros colonizadores delinterior de Sta. Catalina.Para nos otros, constitua un misterio: en un mundo sin ninguna clase decultura l tena una biblioteca de cerca de dos mil libros que prestaba atodos, obligando a los colonos y a sus hijos a leer; estudiaba los clsicoslatinos en lengua original; se entretena con pensadores del tipo de Spi-noza, Hegel y Darwin, y estaba suscrito al "Correio do Povo" de PuertoAlegre. Daba clases por la maana y por la tarde; en la nocheanticipndose a M obral- enseaba a los adultos; y, junto a todo esto, tenauna escuela para los ms inteligentes, a los que daba un curso de contab ilidad. Tena, adems, un crculo con el que discuta poltica y culturage ner al... los grandes problemas sociales y metafsicos preocupaban elalma inquieta de este pensador annimo de la insignificante aldeta del

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    interior. Jams olvidaremos su alegra cuando -como ocurri varias ve 1. JESS DE NAZARETH EL SACRAMENTO FONTAL DE DIOS

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    c es - solicitado por sus antiguos alumn os que ya estudiaban en la Universidad para preparar temas sobre problemas de derecho constitucional,sobre la legitimidad del poder por una revolucin victoriosa, o aspectos dela Historia Patria, se le informaba que la nota obtenida haba sido lamxima.Ese hombre era profesor de escu ela primaria, pero ya en la escuela nosenseaba las primeras pa labras en griego y latn, nos daba rudimentos defilologa ... Y con qu orgullo mostrbamos estos conocimientos despusen el Bachillerato. El trasmita en la escuela todo lo que un hombre

    formado apenas, deba saber: nociones de ecologa, medicin de tierras,legislacin civil, rudimentos de construccin. . . religin como visin deDios en el mundo que nos rodeaba.Cuando se comercializ la radio, el Sr. Mansueto adquira aparatos omova a los colonos a comp rar; l mismo los instalaba, con la intencin deabrir sus mentes a los vastos horizontes del mundo, para que aprendiese nel portugus (la mayor parte hablaba italiano y unos pocos alemn), paraque se human izaran. Cuando alguno se negaba, el expediente era eficaz:montaba una radio al frente de su casa, bajo un toldo, y la pona afuncionar.Democratizada la penicilina, salv decenas de vidas, algunas de perso

    nas ya deshauciadas por los mdicos. Por eso creca su fama y loscolonos profesaban una fe ciega a sus recetas que l sacaba de buenoslibros y acompaaba con remedios adquiridos en farmacias distantes.Actuaba como abogado en medio de los presos, fuertemente discriminados. Cuntas veces omos exclamar: "Dios en el cielo y el Sr. Mansuetoen la tierra".Muri de fatiga y agotamiento por los trabajos con que se cargaba enbeneficio de su numerosa familia y de todos. Supo que iba a morir, loadivin en el cansancio de su corazn y se puso a acariciar la mue rte comoa una amiga y a soar con sus conversaciones en el cielo con los grande s

    sabios y con las preguntas que hara a Dios. Como falleci a ms de milkilmetros del lugar, el pueblo reclam su cuerpo y los funera les constituyeron una apoteosis; inmediatamente despus se empez a relatar suvida, a interpretar sus palabras y sus gestos y se le conv irti en un smbolodel tipo de humanidad consagrada a los otros hasta el extremo de laauto-consumacin. El pueblo no inventa, sino que aumenta, idealiza,magnifica.Lector amigo: si un da pasas por una pequea pero sonriente ciudad,tan sonriente como su nombre: Concordia, y visitas el cementerio, fjatebien. Encontrars una tumba con un dstico hermoso, con flores siemprefrescas y algunos exvotos junto a una gran cruz. Es la tumba del Sr.Mansueto que vive an en la mem oria de aquella gen te.

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    Para la Iglesia primitiva, como hoy para nosotros, un sacramento notiene que ser necesariamente un objeto del mundo como un jarro dealuminio, un pedazo de pan, o una vela navidea . Toda la historia, comoconsiderbamo s a ntes, puede ser sacramento en cuanto el sentido de losacontecimientos es portador de un sentido radical llamado Salvacin, o deun sin-sentido que mediatiza un absurdo ms profundo, interpretado comoPerdicin. Den tro de la historia surgen persona s que capitalizan el sentidohistrico, que encarnan la liberacin, la gracia, la bondad, la aperturairrestricta al otro o al Gran Otro. Los Padres llamaban sacramentos a estasfiguras: as, Abraham, No, David, Sara, Rebeca, Ana, Mara, etc. Nosotros acabamos de aadir al Sr. Mansueto.

    En esta linea, Jess de Nazareth, por su vida, por sus gestos de bonda d,por su muerte heroica y por su resurreccin, es llamado el Sacramento porexcelencia. En El, la historia de salvacin, como realizacin de sentido,encontr su culm inacin. El lleg primero al trmino del largo proceso dehominizacin, venci a la muerte, e irrumpi dentro del Misterio de Dios.En cuanto encarna el plano salvfico de Dios, que es unin radical de lacriatura con el Creador y anticipacin del destino de todos los hombresredimidos, Jess se presenta como sacramento primero de Dios.Si Dios es amor y perdn, servidor de toda criatura humana, y simpatagratuita para con todos los hombres, entonces Jesucristo corporeizaba aDios en medio de nosotros por su inagotable capacidad de amor, derenuncia a toda voluntad de poder y venganza, y de identificacin contodos los marginados del orden de este mundo. Era el sacramento vivo deDios que contena, significaba y comunicaba el amor de Dios para contodos. Los gestos, las acciones, las palabras, eran sacramentos c oncreti-zadores del Misterio divino.Los Santos Padres, en efecto, hablaron de "mysteria et sacramentacarnis Chrsti". De El nos viene, como asegura S. Juan, gracia sobregracia (Jn. 1,16); en El estaba la Vida (Jn. 1,4); E l era la Vida (Jn. 11,25;14,6). Con Jess de Nazareth "aparec i la benignidad y el amor humanita

    rio del Dio s, Nuestro Salvador" (Ti. 2,4; 2 Tim. 1,10). El era la forma visibledel Dios invisible (Col. 1,15), la irrupcin epifnica de la divinidad en ladiafanidad de la carne visible y palpable (Col. 2,9; 1 Jn. 1,2). "Q uien me ve ,ve tambin al Padre" (Jn. 14,9). En este sentido, la gran tradicin de laIglesia, hasta el Vaticano II, llama a Cristo sacramento de Dios. El ProfesorMansueto era sacramento de aquellos valores que Jess de Nazarethvivi hasta su ltima radicalidad y encarn en la ms cristalina limpidez.2. JESUCRISTO, SACRAMENTO DEL ENCUENTRODios seal su encue ntro con el hombre en todas las cosas. Es decir, entodo puede el hombre encontrarse con Dios. Por eso, todas las cosas de

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    este mundo so n, o pueden ser, sacramentales. P ero Cristo es el lugar del

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    encuentro por excelencia ya que en El, Dios est de forma humana y elhombre de forma divina, como asegur siempre la fe: que en Jess deNazareth muerto y resucitado, Dios y el hombre se encuentran en unidadprofunda, sin divisin y sin confusin, de modo que por el hombre-Jessse va a Dios y por el Dios-Jess se va al hombre. Cristo es el camino y eltrmino final; en El se encuentran los dos movim ientos, el ascendente y eldescendente, ya que por una parte es la expresin palpable del amor deDios (movimiento desc endente) y por otro es la forma definitiva del amordel hombre (movimiento ascendente). Quien dialogaba con Cristo seencontraba con Dios.Todas las veces que la memoria se vuelve hacia el Profesor M ansueto,ve ms que el Profesor Ma nsueto : ve el sacramento, porque l visibilizabay haca historia aquello que era mayor que l, es decir, la abnegacin, elamor al prjimo, la dedicacin extrema. Para quien quiera ver an ms,contemplar en l a Aquel que fue la Abnegacin mism a, el Amor radical alprjimo y la exhaustiva Dedicacin. Era un sacramento.

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    CAPI T UL O V I I IEL SACRAMENTO DE LA CASAEvidentemente, no se viaja slo para llegar. Pero un viaje es buenoespecialmente por la llegada, cuando es regreso. Es como echar anclastranquilamente en puerto seguro, despus de pasar por toda clase deposibles peligros. Hay tantos que viajan y nunca llegan. . . Arribar esbueno, porque el hombre no puede vivir por mucho tiempo sin casa, ofuera de casa.La casa es una porcin del mundo que se torn sacramental, domstica,huma na, donde cad a cosa tiene un lugar y un sentido; donde no hay nadade extrao; donde todo es exactamente familiar; donde las cosas poseenvida y habitan con los hombres. Por eso, nada ms horrible que esoscaserone s inmen sos, superfluos, vacos, que no son familiares, donde nohay penates, porque las cosas estn, no como espritus buenos, sinocom o po sesiones para la vanidad y la ostentacin. Es siniestra la casa delopulento vanidoso.Slo sabe existencialmente lo que significa casa paterna v familiar quiense ve forzado a vivir fuera de ella. De repente, regresa, com o me ocurri am en 1970 . Ya desde lejos, de la cubierta del navio, vea las costas de lapatria; lata el corazn y perciba un fuerte estremecimiento. A m edida quenos acercbamos iba siendo acariciado por la familiaridad, se alejaba elmied o y hasta la muerte pareca dulce : aqu s podra morir! Sera en losbrazos acogedores de la Patria. Llegamos! Abrazos efusivos, y nosponem os en cam ino hacia la casa. Todo se mira, se estudia, se redesc ubre, como si se tratara de viejos am igos: la sierra, los rboles, las curvasdel camino. Y, en fin, la casa, el convento mejor dicho, que es la casa

    familiar de todo religioso. Es el mismo de otro tiempo. M ientras el mundo yla gente giraron y cambiaron, l est ah asentado firmemente en supequea elevacin. Despus de abrazar a todos, quiero ver la casa encada rincn: "esta rala sa la . . . " , aqu estudibamos duramente; all, enla capilla, la terrible guerra diaria contra el sueo -nos levantbamostemprano en aquel tiempo- tratando de agarrar a Dios y de discutir conJesucristo; ms all la biblioteca oscura, el corredor llamado Paraso, lacelda estrecha donde viva. Los objetos se hacen vivos. Luego, afuera,par a saludar a los rboles, cumplimentar los caminos alrededor del cerro,y rezar a la Virgen en la gruta como se hizo tantas veces, siempre a las9.30 de la ma ana. Todo vuelve a ser familiar y es gustoso d ecir: Por fin,estoy de nuevo en casa! Al pronunciarlo, reboza de las profundidades dol43

    alma todo lo que arquetpicamente significa acogida, espo ntaneidad, sim En la Iglesia se mantiene siempre viva la memoria de su vida, muerte y

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    plicidad y alegra de existir en la familiaridad con todas las cosas.Todo, porque la casa es un gran sacramento, y cada cosa dentro de ellaparticipa de su sacramentalidad. Se convierten tambin en sacramentosla sala de recreo, el comedor, los cuartos, la biblioteca, los cuadros quependen de las paredes, las estatuas, las plantas de los corredores, lasviejas escaleras; todo es, en cierta forma, sagrado y sacramental. No seviola una casa, es un santuario; no se convida, sin ms, a alguien paraentrar en casa; porque hay en ella una sacramentalidad tal que slo losiniciados en la amistad y e