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8/19/2019 ABC-14.06.1982-pagina 014
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A
L antropólogo brasileño Ro-
berto de Mata le oí explicar
hace un par de años, en
una brillante conferencia, que la
popularidad del fútbol —fenómeno
mayor de nuestro tiempo— ex-
presa la vocación innata de los
pueblos por la legalidad, la igual-
dad y la libertad.
Su argumentación era astuta y
divertida. En el fútbol —según él—-
el público ve representada una so-
ciedad modelo, a la que gobiernan
leyes claras y sencillas, que todos
comprenden y acatan y que, sin
violarlas, entrañan para el culpable
cast igo inmedia to . Además de
justa, una cancha de fútbol es un
espacio igualitario, que excluye
todo favoritismo o privilegio. Aquí,
en este césped marcado por la
tiza,
cada cual vale por lo que es,
por su destreza, empeño, ingenio y
eficacia. Ni el apellido, ni el dinero,
ni las influencias cuentan lo más
mínimo para meter goles y merecer
los aplausos o silbidos de las tribu-
nas. El jugador de fútbol, por otra
parte, ejercita la única forma de li-
bertad que la sociedad puede ofre-
cer a sus integrantes, so pena de
desintegrarse la de hacer todo lo
que quieran que no esté explícita-
mente prohibido por unas reglas
que todos aprueban.
Esto es lo que, en el fondo, pro-
vocaría el fervor de esas multitudes
que, a lo ancho y a lo largo del
mundo, se vuelcan a los estadios,
siguen hipnóticamente los partidos
en la televisión y discuten y se dan
de trompadas por sus ídolos futbo-
lísticos la secreta envidia, la in-
consciente nostalgia de un mundo
que,
a diferencia de aquel en el
que viven, roído por las desigual-
dades, la injusticia, la corrupción,
l p lacer va cío
presa de la ilegalidad y la violencia,
es un mundo de convivencia, de
imperio de la ley y equitativo.
¿Será cierta esta bella teoría?
Ojalá io fuera, pues no hay duda
que es seductora, y que nada sería
más positivo para el futuro de la
Humanidad, que en los fondos ins-
tintivos de la multitud anidaran
estos civilizados apetitos. Pero lo
probable es que, como ocurre
siempre, la realidad rebase la teo-
ría y la deje trunca. Porque las teo-
rías son siempre racionales,
lógi-
cas,
intelectuales —aun aquel las
que proponen el irracionalismo y la
locura— y los fenómenos sociales,
o o
en los individuales, la inter-
vención de la sinrazón, del incons-
ciente y la pura espontaneidad es
siempre tan inevitable como incon-
mensurable.
Garabateo estas líneas en una
butaca del Nou Camp, momentos
antes del partido Argentina-Bélgica,
que inaugura este Mundial. Los
signos son favorables: sol radiante,
un cielo limpio, una impresionante
muchedumbre multicolor, en la que
ondean banderas españolas, cata-
lanas,
argentinas y alguna que otra
belga, un ruidoso fuego de artificio,
una atmósfera festiva, entusiasta,
que s igue con ap lausos e l
espectáculo gimnástico y folclórico
que sirve de entremés al partido (y
que tiene mucha más calidad de la
que suelen tener estas exhibicio-
Mario Vargas losa
nes). Desde luego que éste es un
mundo bastante más simpático y
agradable que el otro, el que se ha
quedado detrás de las tribunas del
Nou Camp y de esta gente que
jalea las danzas y las figuras que
hacen decenas de muchachos
sobre el césped, como esas del
Atlántico Sur y del Líbano a las
que el Mundial ha relegado a un
segundo plano en la atención de
los millones de aficionados que, en
el mundo entero, en las dos horas
siguientes, vivirán, como quienes
ocupan estas tribunas, pendientes
únicamente de los pases y dispa-
ros de estos veintidós jugadores
argentinos y belgas que abren el
Mundial.
Acaso la explicación de este pro-
digioso fenómeno contemporáneo,
la pasión por el fútbol —deporte
elevado a la categoría de religión
laica, la más extendida y practi-
cada de nuestro tiempo—, sea en
realidad bastante menos compli-
cada de lo que suponen los soció-
logos y psicólogos que tratan de in-
terpretarla, y consistía simplemente
en que el fútbol ofrece a las gentes
algo que apenas tienen: una oca-
sión de divertirse, de entretenerse,
de entusiasmarse, de exaltarse, de
vivir unas emociones intensas que
la rutina cotidiana rara vez les de-
para.
Querer entretenerse, divertirse,
pasar un rato agradable es la más
A partir de hoy ABC
cuenta con un cronista
del Mundial 82
excepcional: el gran
escritor peruano Mario
Vargas Llosa que inicia
con este artículo sus
opiniones para nuestros
lectores sobre el magno
acontecimiento
futbolístico. La
fotografía recoge el
momento en que el
guardameta argentino
va a ser batido por el
disparo del belga
Vandebergh
legítima de las aspiraciones, un de-
recho tan válido como el de querer
comer y trabajar. Por razones múl-
tiples y seguramente complejas el
fútbol ha venido a cumplir en el
mundo de hoy esta función con
más éxito y universalidad que cual-
quier otro deporte. A quienes el fút-
bol nos gusta y nos da placer, no
nos sorprende en absoluto la jerar-
quía que ha alcanzado entre los
entretenimientos colectivos. Pero
hay muchos que no lo entienden y
además lo deploran y critican; el
fenómeno les parece lamentable
porque dicen que el fútbol enajena
y empobrece intelectualmente a la
multitud, distrayéndole de los asun-
tos importantes. Quienes piensan
así olvidan que divertirse es un
asunto importante. Olvidan también
que lo característico de una diver-
sión por intensa y absorbente que
sea,
y un buen partido lo es en
grado sumo, es ser efímera, intras-
cendente, inocua, una experiencia
en la que el efecto desaparece al
mismo tiempo que la causa el de-
porte para quien disfruta de él. Es
amor a la forma, un espectáculo
que no trasciende lo corporal, lo
sensorial y la emoción instantánea
que, a diferencia de lo que ocurre,
por ejemplo, con un libro o una
drama, apenas deja huella en la
memoria y no afecta para nada el
conocimiento, ni para enriquecerlo
ni para deteriorarlo. En eso está su
encanto; en ser emocionante y
vacío. Por eso pueden gozar del
fútbol por igual el inteligente y el
tonto, el culto y e l inculto.
Y ahora basta, ha llegado el
Rey, han salido los equipos, se ha
declarado inaugurado el Mundial, el
partido comienza. Basta de escri-
bir. Vamos a divertirnos un poco.
4 ABC LUNES 14-6-82(Madrid) - 14/06/1982, Página 14ght (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de losidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposiciónresúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de lostos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.