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A C U E R D O
En la ciudad de La Plata, a 30 de mayo de 2012, habiéndose establecido, de
conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá observarse el
siguiente orden de votación: doctores Kogan, de Lázzari, Soria, Genoud,
Pettigiani, Negri, Hitters, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de
Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa B.
58.938, "Oliveira de Giuffrida, María Luján y otros contra Municipalidad de Morón.
Demanda contencioso administrativa".
A N T E C E D E N T E S
I. María Luján Oliveira de Giuffrida, Emilce Haide Giuffrida y Sandra Roxana
Giuffrida, invocando el carácter de herederas del señor Alfredo Horacio Giuffrida
(fallecido), promueven demanda contencioso administrativa contra la
Municipalidad de Morón, pretendiendo el cobro de indemnización por despido
(cesantía) y diferencias salariales que -según dicen- le correspondían al causante.
Pretenden concretamente, que se condene a la demandada a abonarles una suma
de dinero en concepto de indemnización y otros rubros que -aseguran- el señor
Giuffrida nunca percibió. Ofrecen prueba y solicitan expresa imposición de costas
e intereses.
II. Corrido el traslado de ley se presenta en autos el apoderado de la Municipalidad
de Morón y contesta la demanda.
Preliminarmente opone excepción de falta de legitimación activa y
subsidiariamente solicita el rechazo de la demanda.
III. A fs. 119, la parte actora contesta el traslado que, sobre la pretendida falta de
legitimación activa, se le confirió a fs. 118.
IV. Agregadas sin acumular las copias de las actuaciones administrativas, así
como el cuaderno de prueba de la actora y no habiendo hecho uso del derecho de
alegar ninguna de las partes, la causa se halla en estado de ser resuelta, por lo
que corresponde plantear y votar las siguientes
C U E S T I O N E S
1ª ¿Es procedente la excepción de falta de legitimación activa?
En caso negativo:
2ª ¿Es fundada la demanda?
V O T A C I Ó N
A la primera cuestión planteada, la señora Jueza doctora Kogan dijo:
I. Las accionantes pretenden el cobro de una suma de dinero en concepto de
indemnización por despido (cesantía) y otros rubros que -según aducen- le
correspondían al señor Giuffrida, ex agente fallecido.
Señalan que el causante ingresó al municipio el día 1 de junio de 1988 y trabajó
hasta el 5 de julio de 1996, fecha del cese.
Afirman que la indemnización requerida ya había sido pretendida por ellas ante el
Tribunal del Trabajo N° 2 de Morón, por expte. 24.390, iniciado el 4-VIII-1997,
cuya documentación es traída en original.
Solicitan el pago de una indemnización por cesantía, integrada además por los
conceptos que se detallan en la liquidación presentada (ver punto 4 de la
demanda, fs. 87 y vta. del ppal.), donde incluyen -entre otros ítemes- el lucro
cesante, daño moral, actualización monetaria, antigüedad, preaviso, vacaciones
no gozadas, más intereses y expresa condena en costas.
II. La Municipalidad de Morón, por medio de su representante, opone lo que
erróneamente denomina defensa de falta de legitimación activa y, tras rechazar el
reclamo de daño moral por considerarlo improcedente, impugna la liquidación
practicada por la contraparte y en consecuencia solicita el rechazo de la totalidad
de lo demandado, con costas.
III. De los elementos probatorios arrimados a la causa no surge fehacientemente
acreditado que el señor Giuffrida hubiera reclamado la suma de dinero que, en
concepto de indemnización y demás rubros salariales, las accionantes pretenden
en el escrito de inicio.
IV. En orden a como han sido expuestos los antecedentes del caso, cabe precisar
en primer término que el sentenciante no se encuentra obligado a seguir a las
partes en todas y cada una de sus argumentaciones, sino tan sólo en aquéllas que
resulten conducentes para decidir la cuestión planteada (C.S.J.N., Fallos 278:271;
291:390 y 300:584, entre otros).
En tal sentido, observo que ante la poca claridad con que han sido expuestas las
postulaciones -tanto de la parte actora como de la parte demandada-, corresponde
que me expida liminarmente sobre la "falta de legitimación activa".
La demandada confunde los conceptos referidos a la personería que se requiere
para intervenir en juicio y la legitimación activa para pretender en el proceso
judicial.
Respecto a la primera cuestión, según obra en copia certificada de la Declaratoria
de Herederos, dictada por el Juzgado en lo Civil y Comercial N° 11 del
Departamento Judicial de Morón, el día 28 de diciembre de 2001, en autos
caratulados "GIUFFRIDA, ALFREDO HORACIO S/ Sucesión ab intestato", resulta
incontrastable que tanto la esposa como las hijas del causante, tienen personería
suficiente para intervenir en su calidad de herederas, en este juicio (fs. 42).
No sucede lo mismo con el restante presupuesto. Es necesario remarcar que
cuando en el caso existe ausencia de legitimación activa, su declaración procede
aún de oficio. Al órgano jurisdiccional incumbe verificar semejante requisito de la
pretensión, para establecer si el asunto llevado a su conocimiento evidencia o no
"un caso o controversia" (doct. C.S.J.N., in re D. 628.XXXVI, "Defensor del Pueblo
de la Nación", sent. del 21-VIII-2003; íd. "Colegio de Fonoaudiólogos de Entre
Ríos c. E. N. s/acción de amparo", sent. del 26-VIII-2003; más recientemente, in re
"Zatloukal", cit.), condición necesaria para el ejercicio de la función jurisdiccional
(C.S.J.N., Fallos 323:1339; doct. arts. 116, Const. nac.; 161 inc. 2, 171 y concs.
Const. prov.; cfr. doct. causa B. 67.594, "Gobernador de la Provincia", sent. del 25-
II-2004; v. tb. votos del doctor Soria en las causas B. 62.599, "Rusiani", sent. del
5-IV-2006 y A. 68.080, "Brazos Abiertos", sent. del 8-VII-2008).
Si bien dicho tratamiento oficioso exige suma prudencia, entiendo que en el caso
la solución se impone. Es que aparece palmaria la falta de aptitud para accionar
en cabeza de las herederas del señor Giuffrida.
Este Tribunal -si bien en cuanto a temas de índole previsional-, distinguió el
derecho de los herederos a percibir créditos dinerarios emergentes de los
beneficios otorgados al causante antes de su fallecimiento, del ejercicio de la
acción propia de éste para obtener reconocimientos que pertenecen al difunto
pero que no componen su herencia (conf. B. 49.278, "Raggio", "Acuerdos y
Sentencias", 1985-I-653; B. 50.184, "Pereyra", "Acuerdos y Sentencias", 1990-I-
879; B. 57.910, "Armengol", sent. del 29-II-2000; B. 55.870, "Lissalde", sent. del
19-III-2003).
La pretensión aquí deducida no se limita a créditos dinerarios emergentes de la
relación laboral como serían los derechos sobre el salario devengado y no
percibido por el trabajador, los cuales pasarían a sus herederos en virtud de lo
prescripto por el art. 3417 del Código Civil; por el contrario, la parte actora,
excediendo ese ámbito, ha ejercido una acción que correspondía al causante.
En efecto, solo a él le hubiese correspondido reclamar la falta de pago de la
indemnización y las diferencias salariales que supuestamente la Administración no
le abonó en forma oportuna, circunstancias estas que, como antes señalé, no han
sido expuestas en el escrito de inicio -dada su confusa redacción- ni han quedado
debidamente acreditadas en autos.
La petición, entonces, consiste en una acción tendiente a modificar una situación
jurídica inherente a la persona del causante, de tal modo que -al igual que la
jubilación y/o la pensión- es un derecho que se extingue por la muerte de su titular
conforme con el principio general consagrado en el art. 3417 del Código Civil, que
al referirse al conjunto de titularidades transmisibles del causante excluye
"aquellos derechos que no son transmisibles por sucesión" entre los que se
encuentran los "derechos inherentes a la persona" (art. 498, Cód. cit.; doct. causa
B. 55.870, cit.).
Conforme con lo expresado, y en atención a que las actoras carecen de
legitimación para exigir el cobro de la indemnización y diferencias salariales que el
señor Giuffrida no reclamó oportunamente, resulta improcedente la pretensión
deducida en autos.
Tal conclusión resulta suficiente para desestimar la demanda sin que sea
menester, por ello, analizar los restantes planteos esgrimidos por las partes.
Costas por su orden (arts. 78 inc. 3º, ley 12.008 -texto según ley 13.101- y 17, ley
2961).
Voto por la afirmativa.
A la primera cuestión planteada, el señor Juez doctor de Lázzari dijo:
En cuanto a la excepción de falta de legitimación activa pretendida por la
demandada he de advertir que ciertamente, la declaración oficiosa de la falta de
legitimación es un resorte que per se no cabe reputar vedado, en tanto el órgano
jurisdiccional puede verificar semejante requisito de la pretensión y comprobar, si
el asunto de su conocimiento evidencia un caso o controversia (doctrina C.S.J.N.,
in re "Colegio de Fonoaudiólogos de Entre Ríos c. E.N. S/acción de amparo", sent.
del 21-VIII-2003. Ello es un componente esencial del proceso que delimita la
intervención de los tribunales a aquellos supuestos en que se persiga la
determinación del derecho debatido entre partes que resultan adversas (C.S.J.N.,
Fallos 275:282; 308:1489; 313:863; 323:1339).
En este caso particular los créditos reclamados surgen de la relación de empleo
público entre el causante y la Municipalidad demandada. Por un lado reclaman el
pago de la indemnización debida como consecuencia de la cesantía dispuesta el
6-VII-1996, por resolución 415/96 (ley 11.685) y por el otro diferencias salariales.
Aún cuando debo destacar que el planteo de las accionantes desnuda serias
imperfecciones, confusión y poca claridad con la que han sido expuestas las
postulaciones, adelanto que el reclamo a mi criterio debe prosperar parcialmente,
por las siguientes consideraciones.
Este Tribunal, al expedirse en precedentes que guardan analogía con el caso de
autos, distinguió el derecho de los herederos a percibir créditos dinerarios
emergentes de los beneficios otorgados al causante antes de su fallecimiento, del
ejercicio de la acción propia de éste para obtener reajustes derivados de
circunstancias atinentes a su situación previsional, la que pertenece al difunto pero
que no compone su herencia (conf. B. 49.278, "Raggio", "Acuerdos y Sentencias",
1985-I-653; B. 50.184, "Pereyra", "Acuerdos y Sentencias", 1990-I-879; B. 57.910,
"Armengol", sent. del 29-II-2000, B. 55.870, "Lissalde", sent. del 19-III-2003).
En el caso de autos las actoras han ejercido una acción que correspondió
oportunamente al causante en la medida que éste pretendió obtener el
reconocimiento del derecho al reajuste y la consecuente percepción del crédito
respectivo. En ese orden de ideas, la pretensión de las actoras consiste en una
acción que no modifica la situación jurídica inherente a la persona del causante,
pues aunque de manera informal y confusa el mismo fue quien efectuó en vida el
reclamo (ver fs. 62 de la documentación en sobre, reclamo del 17 de mayo de
1994 y fs. 202 del expediente administrativo, planilla de reclamos, de fecha 9 de
septiembre de 1996), por lo tanto sus herederos podrían continuar con el trámite
del mismo pues en tal supuesto, como ha señalado esta Corte los sucesores
continúan a la persona del causante en el ejercicio de la acción y prosiguen la
reclamación deducida en vida, en los mismos términos y con el mismo alcance
que ellos formularon. Imponer un rigorismo ritual en este caso se traduciría en un
cercenamiento de la garantía consagrada por los arts. 18 de la Constitución
nacional y 15 de la Constitución provincial.
Respecto de la indemnización solicitada por el despido fue la misma Municipalidad
la que reconoce poner el cobro a disposición del causante (ver fs. 62, expediente
judicial), no encontrando impedimento legal para que ésta pase a formar parte del
acervo sucesorio.
Distinta resulta ser la situación en cuanto al reclamo de la indemnización por daño
moral, pues es el mismo régimen legal el que excluye expresamente acciones
como la aquí intentada, siendo el damnificado directo el único legitimado activo,
art. 1078 del Código Civil.
En consecuencia y con el alcance indicado, voto parcialmente por la afirmativa.
A la primera cuestión planteada, el señor Juez doctor Soria dijo:
I. Por las razones que seguidamente expongo, en lo sustancial del reclamo, he de
apartarme de la opinión expuesta por la distinguida colega que abre el acuerdo;
aunque comparto la decisión propuesta en punto a la pretensión vinculada a la
indemnización por daño moral.
En concreto mi discrepancia gira en torno a la aptitud de las demandantes para
reclamar la indemnización por "cesantía ilegítima" y diferencias salariales, entre
las que se incluyen, conforme la liquidación practicada a fs. 87 y vta., salarios
adeudados, lucro cesante, S.A.C., antigüedad, preaviso, vacaciones no gozadas,
presentismo y seguros.
1. La declaración oficiosa de falta de legitimación es un resorte que per se no cabe
reputar vedado, en tanto el órgano jurisdiccional puede verificar semejante
requisito de la pretensión y comprobar, v.gr. si el asunto llevado a su conocimiento
evidencia o no un caso o controversia (doct. C.S.J.N., in re D. 628.XXXVI,
"Defensor del Pueblo de la Nación", sent. de 21-VIII-2003; íd. "Colegio de
Fonoaudiólogos de Entre Ríos c. E.N. S/acción de amparo", sent. de 26-VIII-2003).
Ello así pues tal requisito es un componente esencial del proceso que delimita la
intervención de los tribunales a aquellos supuestos en que se persiga la
determinación del derecho debatido entre partes adversas (C.S.J.N., Fallos
275:282; 308:1489; 313:863, 323:1339). De ahí que la configuración del recaudo
de la existencia de un caso o controversia deviene en condición necesaria para el
ejercicio de la función jurisdiccional (doct. arts. 116, Const. nac.; 161 inc. 2, 171 y
concs., Const. prov.; doct. causa B. 67.594, "Gobernador de la Provincia", sent. de
25-II-2004). Lo contrario genera, en casos como el analizado, el riesgo de violentar
la estructuración gubernativa sostenida a partir del principio de división de poderes
(v. mi voto en causa B. 62.599, "Rusiani", sent. de 5-IV-2006).
Empero, el tratamiento oficioso de las cuestiones vinculadas a la legitimación
procesal exige un uso prudencial, particularmente cuando, entre otras
circunstancias: i] no es ostensible la inexistencia de caso; ii] la parte favorecida
con esa declaración ha articulado una defensa claramente diferente (arg. a
contrario, Ac. 85.798, "V., C.J.", sent. de 10-VIII-2005) y iii] si la definición del
régimen jurídico material sobre la que se asienta el pronunciamiento que priva de
aptitud para demandar, dista de ser un asunto pacífico y exhibe bastante
complejidad (cf. mi voto en causa C. 89.068, "Flores", sent. de 18-VII-2007).
2. En la especie, no cabe objetar la legitimación de las herederas del señor Alfredo
Horacio Giuffrida (v. declaratoria de herederos a fs. 212) para reclamar a la
Municipalidad de Morón el cobro de una indemnización por "cesantía ilegítima" y
diferencias salariales que, según aducen, correspondían al causante.
En primer término he de destacar que los créditos aquí reclamados emergen de la
relación de empleo público que vinculó al causante con la Municipalidad
demandada. Por cierto, tales créditos no fueron reconocidos por el empleador en
vida del señor Giuffrida, mas tal circunstancia en modo alguno obsta a que sus
herederas ejerzan las acciones correspondientes exigiendo su cumplimiento, pues
el art. 3410 del Código Civil los sitúa en posesión de la herencia desde el día de la
muerte del autor de la sucesión y en tal carácter continúan la persona del difunto,
siendo propietarios, acreedores o deudores de todo lo que el difunto era
propietario, acreedor o deudor (art. 3417, C.C.). No existe norma expresa en
nuestro ordenamiento jurídico que limite la transmisión hereditaria de los créditos
emergentes de una relación de empleo público. No la hay tampoco en materia de
legislación laboral común ni sucesoria. Por el contrario, podríamos encontrar una
pauta hermenéutica favorable -más allá de su ámbito de aplicación y alcance
específico, en relación a las pretensiones aquí deducidas- en el art. 56 ap. 9) del
decreto 3300/1972, reglamentario de la Ley de Contabilidad 7764.
Consecuentemente, con independencia de la procedencia del planteo en su faz
sustancial, no hay reparos para formular en términos de aptitud para instar esta
jurisdicción.
Los créditos aquí controvertidos no se encuentran alcanzados por la excepción
contenida en el referido art. 3417 del Código Civil pues no constituyen "derechos
inherentes a la persona" (art. 498, C.C.). Cabe reconocer que en esta materia la
legislación no suministra una regla específica que permita discernir cuándo un
crédito o deuda debe ser calificado como inherente a la persona, por lo que cabe
acudir a la integración normativa con otros preceptos (v.gr., arts. 1195, 1078,
1099) o bien atender a la naturaleza jurídica de la relación de que se trate (cfr.
Llambías, "Código Civil Anotado", tomo II-A, pág. 22 y ss.). En tal contexto, por
ejemplo, se ha limitado la legitimación de los herederos para ejercer acciones que,
excediendo el mero reclamo crediticio, involucran en rigor pretensiones de
modificación de una situación jurídica inherente al causante. Ello así pues, en el
régimen previsional, la jubilación o pensión es un derecho que se extingue por la
muerte de su titular (cfr. causas B. 49.278, "Raggio", sent. de 30-IV-1985 y B.
55.870, "Lissalde", sent. de 19-III-2003); aunque se han dejando a salvo aquellos
supuestos en que el reclamo hubiere sido iniciado en vida por el causante (B.
50.184, "Pereyra", sent. de 23-IV-1990 y B. 59.693, "Negri", sent. del 30-VI-2010)
o que, en definitiva, se limite a créditos dinerarios derivados de beneficios
otorgados oportunamente al causante (B. 57.015, "Freschi de Hours", sent. de 3-
V-2006, voto de la mayoría, y sin perjuicio de las particulares circunstancias que
en tal precedente motivaron mi apartamiento en esa específica parcela, no
obstante compartir en términos generales la doctrina allí sentada, v. mi voto en B.
59.693, cit.). Estas son las derivaciones que materia previsional, plantean los
precedentes de esta Corte.
Empero, la acción aquí deducida no encuadra en los supuestos limitativos de la
legitimación de los derechohabientes, pues sólo alcanza el reclamo de una suma
de dinero por el distracto de la relación de empleo y las diferencias salariales
supuestamente verificadas durante su vigencia, de lo cual se extrae que no se
pretende modificación alguna del estatus del que se encontraba investido el
causante. No es posible, en consecuencia, extender al sub lite soluciones que
encuentran su quicio en las particularidades del régimen previsional, en punto a
las normas específicas que disciplinan la adquisición y extinción de los beneficios
allí acordados. Y, para más, cuando aún dentro de ese especial contexto, se ha
viabilizado el reclamo que no excede el mero contenido crediticio (causa B.
57.015, cit.).
En adición, siendo que el principio es la transmisibilidad de los derechos por vía
hereditaria (arg. art. 3417), en caso de duda se impone la aceptación de tal
posibilidad (cfr. Llambías, "Código Civil Anotado", cit., pág. 23). Dicha
circunstancia juega de modo relevante en casos como el analizado en cuyo marco
cabe actuar la potestad de revisar la legitimación en forma oficiosa, acotándola a
los estrictos términos de verificar la configuración de un caso susceptible de ser
resuelto por un tribunal de justicia.
3. Como se adelantara, distinta es la situación en punto al reclamo de la
indemnización por daño moral. Ello así pues el régimen sustantivo aplicable
excluye expresamente acciones como la aquí intentada, en tanto el art. 1078 del
Código Civil reduce el espectro de legitimados activos para reclamar el daño moral
al damnificado directo, salvo la hipótesis de acaecimiento de un hecho ilícito del
que resulte el deceso de la víctima, supuesto en el cual también pueden
reclamarlo los herederos forzosos.
En el sub lite no se configura tal excepción, pues si bien se incluye un reclamo por
la incapacidad psicofísica padecida por el causante, que las actoras imputan
genéricamente al servicio, el deceso del señor Giuffrida no se atribuye en concreto
a actos ilícitos de la demandada. Claro está, de otro lado, que tampoco se trata del
supuesto previsto por el art. 1099 del Código Civil.
En consecuencia, en esta parcela del reclamo, comparto la opinión vertida por la
ponente en punto a que las actoras carecen de legitimación para demandar la
mentada parcela indemnizatoria.
Con el alcance que surge de la presente, voto por la negativa.
Los señores jueces doctores Genoud y Pettigiani, por los fundamentos del señor
Juez doctor Soria, votaron la primera cuestión también por la negativa.
A la primera cuestión planteada, el señor Juez doctor Negri dijo:
Adhiero al desarrollo argumental y solución propiciada por mi colega doctor de
Lázzari.
Con el alcance indicado en su exposición, doy mi voto también por la afirmativa.
El señor Juez doctor Hitters, por los fundamentos del señor Juez doctor Soria, votó
la primera cuestión por la negativa.
A la segunda cuestión planteada, la señora Jueza doctora Kogan dijo:
I. De acuerdo al resultado al que se ha arribado luego del voto a la primera
cuestión, voy a expedirme respecto a la pretensión planteada en la demanda por
las accionantes.
II. Las herederas del señor Giuffrida pretenden el cobro de una indemnización por
despido (cesantía) y diferencias salariales que -según dicen- le correspondían al
causante.
III. De la exposición realizada en la demanda surge que se intenta fundamentar la
responsabilidad estatal en el carácter ilegítimo y arbitrario del decreto que dispuso
la separación de los cuadros de la Administración Pública del señor Giuffrida.
1. Entiendo que la responsabilidad aquí reclamada se subsume en determinar la
legitimidad o ilegitimidad del acto de cese del causante, ya que ésta configura la
causa que origina el reclamo.
Es decir, existe una vinculación directa y determinante entre la validez del acto y la
pretensión resarcitoria entablada.
En esa inteligencia tengo para mí que, previo a la interposición de la demanda,
debió impugnarse el decreto que separó del empleo al señor Giuffrida por medio
de los recursos legales administrativos o judiciales correspondientes pues de lo
contrario, dada la presunción de legitimidad que le es inherente no puede ser
cuestionado cuando ha adquirido firmeza, excepto que se plantee su revisión en
caso de configurarse alguno de los supuestos expresamente previstos en la
legislación aplicable.
2. Para requerir la indemnización derivada de un acto ilícito es necesario primero
hacer caer aquella presunción de legitimidad mediante los recursos que prevé el
ordenamiento jurídico y dentro de los plazos procesales contemplados al efecto.
La Cámara Nacional Contencioso Administrativa Federal, en el plenario "Petracca
e Hijos S.A. y otros c/ Estado Nacional - Ente Autárquico - Mundial 78" (ED 1986-
118-391), sostuvo que "... no resulta admisible una acción contencioso
administrativa posterior que procure obtener el reconocimiento de créditos
incompatible con lo dispuesto por un acto administrativo cuya validez no puede ser
revisada" (doct. Marienhoff, "Demandas contra el Estado Nacional", LL 1980-B-
1927/28; Hutchinson, "Ley Nacional de Procedimientos Administrativos", t. I, ps.
481/82; Muñoz, "Naturaleza de los plazos establecidos por la ley 19.549 para la
impugnación judicial de los actos administrativos", RADA Nº 5, ps. 35/46;
González Arzac, "Los plazos de impugnación judicial de los actos administrativos
nacionales", ED 51-951, núm. 19, Spisso, "Procedimiento de la Municipalidad de
Buenos Aires", DF-XXVI-B-1156).
Asimismo la Corte Suprema nacional adoptó similar criterio al sostener en el
precedente "Alcántara Díaz Colodrero, Pedro c/ Banco de la Nación Argentina",
sent. del 20-VIII-96 (Fallos 319:1477) que "si el acto administrativo que se ataca
no fue oportunamente impugnado por vía judicial, no es admisible la acción por
cobro de pesos o reclamo de daños y perjuicios basados en el accionar ilegítimo
de la administración".
En resumen, la responsabilidad del Estado por los daños derivados de actos
administrativos ilegítimos -tal el fundamento de la pretensión indemnizatoria de
autos-, requiere la previa o concomitante declaración de nulidad del acto por las
vías previstas a tal fin.
En el caso, el decreto por medio del cual el causante fue separado de su cargo
adquirió firmeza ante la falta de impugnación oportuna, motivo por el cual no
puede reconocerse indemnización alguna derivada de su ilegitimidad.
IV. a) Resulta ahora menester abordar el planteo de las accionantes en cuanto a la
liquidación presentada en el punto 4 de la demanda (fs. 87 y vta. del ppal.), donde
se incluyen -entre otros rubros- antigüedad, preaviso, diferencias referentes al
sueldo anual complementario, incapacidad del 50%, notificación (promotores)
cuota 7 del año 1996, vacaciones no gozadas, presentismo (octubre, noviembre y
diciembre de 1995); y demás diferencias salariales, incluido el lucro cesante y
actualización monetaria.
A fs. 5 la Municipalidad informa que las licencias no gozadas y sueldo del mes de
junio "... fueron abonados en la indemnización"; moratorias, notificaciones y
presentismos de los meses de noviembre y diciembre de 1995, "... fueron
abonados en la deuda del 95" (sic); respecto del art. 69 correspondiente a 1995
"no le corresponde por tomarse artículos en el mencionado año" y que sólo resta
abonar en concepto de presentismo del año 1995, la suma de $ 108.
b) Tratándose de una relación de empleo público debe probarse el acto expreso
de inclusión del vínculo laboral en el ámbito de aplicación de la convención
colectiva que se entienda aplicable (art. 2° inc. "a", L.C.T.).
La parte actora no ha probado que por algún acto expreso se la haya incluido en
las disposiciones del régimen nacional bajo el que pretende el rubro
indemnizatorio (conf. art. 2° inc. "a", ley 20.744 t.a.; 375, C.P.C.C.; 77 inc. 1°, ley
12.008, texto según ley 13.101).
La regulación del vínculo entre los estados locales y sus empleados integra la
esfera propia de competencia de aquéllos y tan es ello así que, aparte de la
exclusión expresa del art. 2° de la Ley de Contrato de Trabajo, en el art. 108 de la
ley 11.757 se previó la aplicación subsidiaria de otro sistema de derecho público
local, como es el de la ley 10.430 -destinada a regular las relaciones laborales del
personal del estado provincial- (art. 121 y ss., Const. nac.; 192, Const. prov.).
c) Por lo demás, en cuanto al resto de los planteos esbozados en la demanda, he
de expedirme recordando que tiene dicho este Tribunal que no puede dejar de
considerarse que por el carácter de juicio pleno en que se desenvuelve la acción
contencioso administrativa, la posibilidad de probar los hechos justificativos de la
pretensión es particularmente amplia, siendo admisibles todos los medios
probatorios previstos por la ley ritual mientras no los excluya expresamente, por lo
que ante la omisión probatoria del accionante, queda limitado el alcance de la
decisión final del Tribunal (ver. fs. 28 y 132/133 del ppal.; doct. causas B. 55.874,
"Alderete", sent. del 15-III-2002; B. 57.232, "Cosuco S.R.L.", sent. del 23-IV-2003;
B. 58.926, "Bintana", sent. del 29-X-2003; B. 61.442, "Zagaglia de Salazar", sent.
del 29-X-2003; B. 54.789, "L. J. contra Caja de Previsión Social de Abogados",
sent. del 12-III-2008; B. 59.288, "Portafois", sent. del 17-VI-2009 y sus citas, entre
otras).
En consecuencia las accionantes debieron extremar su agudeza en pos de lograr
el convencimiento del Tribunal en orden al derecho que reclaman más aún -
recalco-, cuando no han cuestionado en autos el acto que dispuso la cesantía del
señor Giuffrida, entendiéndolo por tanto legítimo, lo que excluye en el caso la
discusión sobre la norma de emergencia en que la autoridad se basa para dictarlo.
En cuanto al pedido de las accionantes tendiente a la actualización monetaria de
las sumas que corresponda liquidar a su favor, el reclamo no se ajusta a derecho.
Este Tribunal ha sostenido reiteradamente que de admitirse la "actualización",
"reajuste" o "indexación" de los créditos se quebrantaría la prohibición contenida
en el art. 7 de la ley 23.928 (conf. Ac. 68.567, sent. del 27-IV-1999), doctrina
plenamente aplicable en la especie en atención al mantenimiento de tal precepto
luego del abandono de la paridad cambiaria dispuesta por la ley 25.561 (causas B.
49.193 bis, "Fabiano", res. del 2-X-2002; Ac. 88.502, "Latessa", sent. del 31-VIII-
2005 y B. 64.606, "Di Benedetto", sent. del 3-IX-2008, entre otras; Fallos 333:447,
"Massolo").
V. Por lo expuesto, propongo al acuerdo que se haga lugar parcialmente a la
demanda, condenando a la Municipalidad de Morón a abonar a las accionantes el
importe de $ 108.- correspondiente al presentismo del año 1995, rubro reconocido
y no controvertido en el curso del proceso.
La suma que resulte de la liquidación a practicarse deberá ser abonada dentro del
plazo de sesenta días desde que quede firme la presente (arts. 163 y 215, Const.
prov.).
Costas por su orden (arts. 17, ley 2961; 78 inc. 3, ley 12.008 -texto según ley
13.101-).
A la segunda cuestión planteada, con el alcance indicado, voto por la afirmativa.
El señor Juez doctor de Lázzari, por los fundamentos de la señora Jueza doctora
Kogan, votó la segunda cuestión por la afirmativa.
A la segunda cuestión planteada el señor Juez doctor Soria dijo:
Tal como se indica en el voto de la doctora Kogan, las accionantes no han
impugnado el acto que dispuso el cese en el empleo público del causante,
circunstancia que excluye la pretensión resarcitoria en los términos en que ha sido
deducida en el sub examine (art. 20 de la ley 12.008, texto según ley 13.101).
Consecuentemente, adhiero a la solución propuesta por la ponente.
Asimismo, en relación a los demás rubros reclamados, comparto el tratamiento
efectuado en el punto IV del voto de la ponente.
Voto por la afirmativa.
A la segunda cuestión planteada, el señor Juez doctor Genoud dijo:
I. Adhiero a la solución que propone la señora Jueza doctora Kogan, sobre la base
de la doctrina elaborada por la Corte Suprema de Justicia en la causa A.403.XXXI.
"Alcántara Díaz Colodrero", sent. del 20-VIII-1996 (Fallos 319:1476).
II. En adición, debo señalar que esta Suprema Corte de Justicia, ha descartado
pretensiones resarcitorias cuando para ello era necesaria la previa declaración de
ilegitimidad del acto que contenía el agravio (B. 64.774, "Ferro", res. del 18-VI-
2003).
Tal como señala la señora Jueza preopinante, en autos -ante la ausencia de
invalidación del acto separativo- no se evidencia el presupuesto normal de
antijuridicidad, descartando la responsabilidad de la demandada y su deber de
responder por los perjuicios que pudo haber ocasionado.
Ello se corresponde en este caso con la previsión del art. 20 inc. 2 de la ley 12.008
-texto según ley 13.101-.
III. Asimismo he de suscribir las consideraciones que realiza la señora Jueza del
primer voto en el punto IV de su exposición.
Por lo brevemente expuesto, considero que la demanda debe prosperar
parcialmente.
Con el alcance señalado, voto por la afirmativa.
El señor Juez doctor Pettigiani, por los fundamentos de la señora Jueza doctora
Kogan, votó la segunda cuestión por la afirmativa.
A la segunda cuestión planteada, el señor Juez doctor Negri dijo:
Adhiero al desarrollo argumental y solución propiciada por la colega que inicia el
Acuerdo, a excepción del alcance otorgado a la condena, pues entiendo que debe
reconocerse en la misma el pago de intereses.
En diversas ocasiones he señalado que la demanda de reparación pecuniaria lleva
implícito el pedido de los respectivos intereses compensatorios y el hecho que la
parte actora no incluyera en esa oportunidad una petición formal respecto a ellos,
no permite inferir su renuncia al carácter integral de la reparación (conf. causas
Ac. 33.140, "Acuerdos y Sentencias", 1985-II-195; L. 43.140, "Acuerdos y
Sentencias", 1989-IV-104, entre otras).
En consecuencia, a los importes que debe abonar la accionada deberá
adicionarse la suma que corresponda en concepto de intereses, los cuales serán
computados a la tasa que pague el Banco de la Provincia de Buenos Aires en los
depósitos a treinta días, vigente en los distintos períodos de aplicación (arts. 7 y
10, ley 23.928, texto según ley 25.561, coincidente en ambas redacciones en sus
contenidos; 622, C.C. y 5, ley 25.561). Dicha suma deberá abonarse dentro de los
treinta días de quedar firme la presente (art. 163 inc. 7°, C.P.C.C.)
Con el alcance indicado, voto por la afirmativa.
Costas por su orden (arts. 17, ley 2961; 78 inc. 3°, ley 12.008, texto según ley
13.101).
El señor Juez doctor Hitters, por los fundamentos del señor Juez doctor Soria, votó
la segunda cuestión por la afirmativa.
Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente
S E N T E N C I A
Por las razones expuestas en el acuerdo que antecede, por mayoría, se hace
lugar parcialmente a la demanda, condenando a la Municipalidad de Morón a
abonar a las accionantes el importe de pesos ciento ocho, el que deberá ser
abonado dentro del plazo de sesenta días desde que quede firme la presente
(arts. 163 y 215, Const. prov.).
Costas por su orden (arts. 17, ley 2961; 78 inc. 3, ley 12.008 -texto según ley
13.101-).
Difiérese la regulación de honorarios profesionales hasta que se encuentre firme la
liquidación (art. 51, dec. ley 8904/1977).
Regístrese y notifíquese.
EDUARDO NESTOR DE LAZZARI - HECTOR NEGRI DANIEL FERNANDO
SORIA - JUAN CARLOS HITTERS LUIS ESTEBAN GENOUD - HILDA KOGAN
EDUARDO JULIO PETTIGIANI