teologia para comunidades

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  • 7/16/2019 Teologia Para Comunidades

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    B I B L I O T E C A w ^ DE T E O L O G A

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    JOS MARA CASTILLO

    T E O L O G AP A R A C O M U N ID A D E S

    EDICIONES PAULINAS

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    IMPRIM POTESTManuel Tejera Arroyo, Superior Provincial SJSevilla, 19 de marzo de 1990

    Ediciones Paulinas 1990 (Protasio Gmez, 11-15. 28027 Ma drid)Tel. (91) 742 51 13 - Fax (91) 742 57 23 Jos Mara Castillo Snchez, SJ 1990Fotocomposicin: Marasn, S. A. San Enrique, 4. 28020 MadridImpreso en Artes Grficas Gar.Vi. 28960 Humanes (Madrid)ISBN: 84-285-1350-3Depsito legal: M. 27.049-1990Impreso en Espaa. Printed in Spain

    El amigo verdaderoha de ser como la sangre,que acude siempre a la heridasin esperar que la llamen.

    A Carlos, Juan Antonio yTatalo, cuya amistad no sabrnunca agradecer suficientemente.

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    INTRODUCCIN

    EL TITULO de este libro expresa a intencin que me ha movidoal escribirlo. Se trata de ofrecer un material de reflexin y estudioa los grupos y comunidades de cristianos que hoy pululan portodas partes. Por lo tanto, al hablar de "teologa para comunidades", no pretendo elaborar un a teora (teologa) sobre lo que es lacomunidad cristiana, sus caractersticas, sus fines, sus mecanismosde funcionamiento y sus posibles riesgos. Todo eso ha sido yaanalizado y puntualizado por otras plumas ms autorizadas y mejorcortadas que la ma. La teologa posterior al Vaticano II se hacaracterizado, entre otras cosas, por su particular acento en locomunitario, de tal manera que las diversas corrientes teolgicashan insistido, cada una a su modo, en la importancia que tiene locomunitario en la Iglesia. En efecto, la Iglesia, pueblo de D ios ycuerpo de Cristo, es esencialmente un a comunidad. Cada dicesiscada parroquia, tienen qu e ser una gran comunidad de comunidades. Y en la base, agrupando de forma concreta y prctica a losfieles, la pequea comunidad, que, unida a sus pastores, compartela palabra y los sacramentos. De ah la cantidad considerable demovimientos comunitarios qu e han surgido y siguen surgiendo po rtodas partes en la Iglesia.

    Pero ocurre, si no me equivoco, un hecho que debe retenernuestra atencin: con relativa frecuencia se encuentran grupos ycomunidades de fieles que denotan un vaco serio de formacinteolgica. Se trata de gentes de buena voluntad, que se han reunidcon no poco en tusiasmo, pero quiz con poco bagaje teologal. Y esclaro: donde hay ms entusiasmo qu e teologa, se pueden cometerdesaciertos de bulto. Al decir esto, no acu so a nadie en concreto.Me limito a constatar un hecho qu e est a la vista de todos.Por otra parte, no es raro el caso de grupos y comunidades qu e

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    se renen con cierta frecuencia y constancia, pero a la hora de sureunin no saben de qu hablar; o se pasan el tiempo tratandocuestiones ms o menos ano dinas. Y no es que se trate de genteincompetente. Sencillamente, les falta un material de formacin.Por eso muchas veces las reuniones resultan anodinas, insignificantes, aburridas. Y por eso, sobre todo, no pocas comunidades llevanuna vida lnguida y sin horizontes. Por no hablar de los que,cansados de tanta ineficacia, terminan por abandonar la comunidad.El libro que aqupresento pretende ser una ayuda en esta situacin. No se trata, por tanto, de un ideario de lo que deben saber ypracticar las comunidades cristianas. Y menos an se debe considerar como un a especie de catecismo. Nada de eso. Es simplementeun conjunto de materiales que, de alguna manera, puedan ayudara los grupos y comunidades cristianas en su caminar.

    De ahila seleccin de contenidos y su distribucin. Empezamospor el Antiguo Testamento. De l he escogido algunos temas qu e.me parecen fundamentales a la hora de comprender lo que es y loque implica la historia de la salvacin: la promesa, el xodo, laalianza, los profetas, las grandes lecciones de la historia santa.Luego viene un resumen muy sintetizado de lo que podramosllamar una cristologa fundamental: la significacin del evangelio,el proyecto de Jess (su mensaje sobre el reino de Dios), la personalidad de Jess, la muerte y la resurreccin, para terminar con unestudio sobre el misterio de Cristo (su divinidad y su humanidad),y un capitulo dedicado al Dios revelado por Cristo. Despus de lacristologa, la eclesiologa y los sacramentos. Al estudio de la Iglesiase dedican tres captulos: qu es la Iglesia, para qu es la Iglesia, enqu consiste la estructura y organizacin de la misma Iglesia. Encuanto a los sacramentos, he estudiado los tres de la iniciacincristiana: bautismo, confirmacin y eucarista. Y para terminar,una seccin dedicada a la vida cristiana: las bienaventuranzas comoprograma bsico de la vida del creyente; el seguimiento de Jesscomo exigencia fundamental de los cristianos; el discernimientopara encontrar la voluntad de Dios; la oracin, h oy ms necesariaque nunca; el compromiso socio-poltico, y la esperanza ultramundana.

    No cabe duda que una de las causas ms claras de la descristianizacin actual es la ignorancia religiosa, que se da en grandes8

    sectores de la poblacin creyente. De sobra sabemos qu e la religinse ensea poco y, adems, muchas veces se ensea mal. No obstantelos loables esfuerzos que se han hecho para mejorarla, la religinsigue siendo una de las "maras" casi desde la misma educacingeneral bsica. Por otra parte, catecumenados bien organizados noabundan demasiado, por desgracia. Y la predicacin homiltica esinsuficiente a todas luces, aparte de que no pocas veces resultalamentablemente pobre, en el peor sentido de esta palabra. Portodo esto pienso que puede ser til un libro que intenta presentarun resumen de l mensaje cristiano.

    Un resumen conlleva inevitablemente un a seleccin de temas yde contenidos. Por eso, qu e nadie pretenda encontrar en este librola respuesta a todas sus posibles preguntas. Que nadie pretendaencontrar aqu todos los temas que a cualquiera se le puedan ocurrir. No se olvide que se trata de una sntesis. Y por cierto, unasntesis inevitablemente limitada. Slo d esde esta ptica se podrenjuiciar correctamente una obra, que, como todo lo humano,siempre es y ser perfectible.

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    CAPTULO 1TODO EMPEZ CON UNA PROMESA

    PARA COMPRENDER lo que significa la fe cristiana en toda suprofundidad, tenemos que remontarnos hasta el Antiguo Testamento, exactamente hasta la figura de Abrahn'. Este hombre espresentado en la Biblia como el padre de todos los creyentes (Rom4,11-12.16-17; Gal 3,7.29; 4,28; Sant 2,21). Ahora bien, esto significa dos cosas: en primer lugar, quiere decir que Abrahn es elprimero de todos los hombres y mujeres que han credo en Dios alo largo de la historia; pero, en segundo lugar, quiere decir algoms importante, a saber: que Abrahn es el modelo ejemplar delcreyente, el maestro de la fe, ya que en la tradicin jud a el padreera el maestro y el modelo ejemplar en el clan familiar2. Por eso elNuevo Testamento destaca, con insistencia y nfasis, lo que fue lafe de Abrahn, una fe fuerte y slida, capaz de llegar hasta lossacrificios ms heroicos (Rom 4,3.9.12.16.19; Gal 3,6.9; Heb11,8.17; Sant 2,33)3. Por eso he dicho antes que para comprenderlo que significa la fe en toda su profundidad hace falta recurrir alejemplo de A brahn: su fidelidad a D ios, por encima de las renun-1 Para una introduccin general sobre la figura de A brahn, cf G. V ON R A D , Teologad e l Antiguo Testamento, vol. I, Salamanca 1972, 218-229; H. H A A G , Diccionario de laBiblia, Barcelona 1966, 11-13; P. D H O R M E , Abrahan dans le cadre de l'histoire, en " R B " 37(1928) 367-385; 481-511; 40 (1931) 365-374; 503-518; H. H. R O W L E Y , The Servant oftheLord a n d other Essays on the Od Testament, London 1952,269-305; H. S E E B A S S , Abrahn,en DTNT I, 47-50; J. S C H A R B E R T , Historia y economa salvfica en el Antiguo Testamento,en Myst. Sal. 11/2, 1178-1186; R. D E V A U X , Historia antigua de Israel, vol. I, Ma drid 1975,225ss.2 Cf x 12,26s; 13,14ss; Dt 6,7.20ss; 32,7.46; Is 38,19. Cf St.-B III, 615; O. H O F I U S ,Padre, tn DTNTIU, 245.3 Toda la grandeza de Abrahn, segn el N.T., no est en haber sido el padre carnal delpueblo elegido, sino en su fe, de tal manera que Juan Bautista tira por tierra la conviccinqu e tenan lo s judos de que por ser estirpe de Abrah n tenan la salvacin asegurada (cf M t

    3,9; Le 3,8). Cf H. SEEBASS, en DTNTl, 48 .11

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    cias ms increbles, le acredita como el modelo perfecto del creyente. Lo que fue la fe de Abrahn debe ser tambin nuestra fe. Odicho m s claramente: viendo cmo fue la fe de A brahn, aprendemos tambin cmo debe ser nuestra prop ia fe en Dios.Pero la imp ortancia de A brahn no reside slo en su fe. Ademsde la fe, hay que tener en cuenta la promesa. En efecto, Dios hizoa Abrahn una promesa, que representa un momento culminanteen toda la historia de la salvacin. Pero, por otra parte, segn la

    teologa del Nuevo Testam ento, la promesa hecha a Ab rahn es enrealidad una promesa para los cristianos (Rom 15,8; Gal 3,14) 4.De ah la importancia que tiene para nosotros el comprender exactamente lo que significa la promesa hecha a Abrahn y la actualidad de dicha promesa. Pero ocurre que, al leer los textos bblicosque se refieren a dicha promesa, se tiene una impresin desconcertante. Porque la promesa se refiere a la fecundidad (los hijos) y ala posesin (la tierra). Es decir, no parece que en la promesa hayaun contenido propiamente espiritual o religioso. Al menos, a primera vista, sta es la impresin que se tiene. Por eso es necesarioexplicar la significacin profunda que tiene la promesa de Dios aAbrahn.Pero ya desde ahora hay que decir que el tema de la promesareviste una importancia insospechada. Porque afecta a nuestra comprensin de la historia e incluso a nuestra comprensin de Dios ens mismo. En efecto, si el cristianismo se basa en la promesa deDios, eso quiere decir que la fe cristiana en traa una tensin haciael futuro, de manera que su campo de crecimiento y desarrollo esla historia. Po r eso el cristiano es un hom bre para el que la historiano puede ser nunca indiferente, porque es un hombre en tensinhacia el futuro, imp ulsado no po r la nostalgia del pasado, sino porla esperanza de lo que h a de venir. Pero hay ms. Porqu e, como seha dicho muy bien, aqu la historia no tiene slo una funcin deservicio para el encuentro personal con Dios; la historia "misma"es la que revela a Dios. Yav puede ser conocido como "el poderoso" en el espejo de sus acciones histricas. La conexin histricaentre el obrar nuevo y el obrar anterior de D ios es lo que permiteconocer la divinidad de Dios. Ahora bien, si la historia misma esentendida de esta manera como revelacin indirecta de s mismo4 Cf E. HOFFMANN, Promesa, en DTNTUl, 423-425; J. SCHNIEWIND, G. FRIEDRICH, enTWNTll , 573ss.

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    por Dios, entonces ocurre evidentemente que el cosmos como teo-fana queda sustituido por la historia como teofana 5. Es decir,Dios se nos manifiesta y comunica, ante todo y esencialmente, en_Tos aPJL ecinu^ ^ que la caractersticafundamental del cristiano es la esperanza. No slo la esperanzajiltfaterrena en la otra vida, sino adems de eso, y sobre todo, laesperanza histrica, que vive en el espesor de la vida y de la historia^su encuentro con Dios.He ah la importancia que tiene el tema de la promesa p ara loscristianos. Por eso, cuando se trata de saber "cmo ser cristiano",interesa, ante to do, com prender a fondo el significado de la promesa que Dios hizo a Abrahn.1. Abrahn

    Abrahn vivi hacia el ao 2000 antes de nuestra era (siglos xvni-xix antes de Cristo). Naci en Ur, importante ciudad alsur de Babilonia, entre los ros Tigris y Eufrates, cerca del golfoPrsico6. Por lo tanto, Abrahn es originariamente hombre decultura urbana, hombre de ciudad. Pero un da el Seor dijo aAbrahn : "Sal de tu tierra nativa y de la casa de tu padre a la tierraque te m ostrar" (Gen 12,1). La orden de Dios es firme. Y Abrahnobedece, cree y espera. Deja su ciudad y su cultura, aban dona susvnculos familiares y se pone en camino, sin saber adon de va 7. Deesta manera, Abrahn se convirti en nmada y desde entoncesllev la vida errante de los nmadas 8. Por eso el Gnesis presentaa los patriarcas como pastores nmadas. Viven en tiendas (Gen12,8; 13,3; 18,1-10; 24,67; 31,25.33.34), cran ovejas y cabras (Gen30,32-43), abren pozos (Gen 21,30; 26,15-22). Los patriarcas sedesplazan con sus rebaos de campamento en campamento (Gen

    5 J. MOLTMANN, Teologa de a Esperanza, Salamanca 1969, 151; W. PANNENBERG,Offenbarung ais Geschichte, Gttingen 1963, 68.6 Cf H. HAAG, Diccionario de la Biblia, 1986-1987. Para ms informacin, cf C. L.WOOLLEY, Urofthe Chaldess, London 1950.7 Para el tema del camino y la peregrinacin, cf A. KUSCHKE, Di e Menschenwege un dder Weg im Alten Testament, Lund 1951, 106-118; Fr. NOTSCHER, Gotteswege und Menschenwege in der Bibel un d in Qumran, Bonn 1958.8 Sobre el nomadismo de los patriarcas, cf R. DE VAUX, Historia antigua de Israel, vol. I,Madr id 1975, 225-235; J. HENNINGER, ber Lebensraum un d Lebensformen de r Frhsemi-ten, K oln 1968; ID , Zum frhsemitischen Nom adentum, en L. FLCLES, Viehwirtschaft un dHinterkullur, Budapest 1969, 33-68.

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    12,9; 13,3): de la alta M esopotamia a Canan , de Canan a Egiptoy de Egipto a Berseba, al Ngueb. Observan el cdigo no escrito deldesierto: el mandamiento de la pureza de sangre (Gen 24,3-4; 28,1-2), la ley de la hospitalidad (Gen 18,1-8; 19,1-8; 24,28-32), la venganza colectiva (Gen 34,25-31)9. Es la vida dura de los nm adas, lagente que no tiene casa ni ciudad, porque siempre est en camino.Este hecho no es circunstancial ni carece de impo rtancia. D iospudo empezar la historia de la salvacin de muchas man eras, peroeligi una en concreto. Para empezar a revelarse, Dios no escogia gente instalada y sedentaria, sino que prefiri a homb res errantes;sin ciudad y sin casa. Y as empez la historia santa: mediante undesarraigo, una r^tTIrTTorrfos-razos que atan al sistema establecido^ un ponerse enTrmTcorTl esperanza puesta en la p alabraHeTSeof. TdcTesf tiene tambin una significacin profundapara n(^tros,ToTcr?yetsTTJs; s comunica a quienes no estntdos^arslsefa. Dios se revela a los hombres libres. He ah elprimer presupuest para comprender lo que significa la fe.Pero hay algo mucho ms fuerte en la figura y en la vida de

    Abrahn. Porque Dios le haba dicho: "Har de ti un gran pueblo,te bendecir, har famoso tu nombre" (Gen 12,2). Es decir, Dios lepromete una descendencia numerosa y grande. Pero resulta quevan pasando los aos y Abrahn se da cuenta de que su mujer y lson estriles, no tienen hijos (Gen 15,2-3; 16,1). Y, sin embargo,Dios insiste: "Mira al cielo; cuenta las estrellas si puedes; as sertu descendencia" (Gen 15,5). Y Abrahn sigue creyendo y esperando en su Dios (Gen 15,6). Pero el tiempo pasa y Abrahn y sumujer llegan a la ancianidad sin que el hijo venga (Gen 17,17). Lapalabra de Dios, sin embargo, es fiel y permanece: el hijo de lapromesa vino, y le pusieron por nombre Isaac (Gen 21,1-8). Peroentonces, precisamente entonces, es cuando ocurre lo ms grande:Dios pone a prueba a Abrahn de la manera ms desconcertante;le pide que lleve a su querido hijo a un monte lejano y que all lomate ofrecindolo en sacrificio (Gen 22,2). Era, sin dud a algu na, laprueba ms fuerte que Dios poda pedirle. Porque era matar a suhijo. Y porque era cortar la posibilidad de que la promesa dedescendencia se cumpliese. Y, sin embargo , Abrahn vuelve a creeren la palabra de Dios y obedece (Gen 22,3-10). Ya sabemos cmotermin esta historia: Abrahn no tuvo que m atar al hijo y Dios le

    9 Cf R. DE VAUX, Historia antigua de Israel, vol. 1, 225.14

    repiti la promesa (Gen 22,11-18). ste es Abrahn. El hombre dela fe y la confianza inquebrantable en Dios. El hombre que escapaz de pasar por las renuncias ms espantosas antes que dudarde la palabra del Seor. C omo se ha dicho m uy bien, la historia del"sacrificio de Isaac" supera todas las tentaciones precedentes deAbrahn y penetra en el mbito de las experiencias extremas de lafe, cuando Dios se presenta ante el hombre como el enemigo de supropia obra, cuando se oculta de manera tan profunda que elabandono en Dios parece ser el nico camino abierto aLdestinatariode la promesa l0 . Porqu e, efectivamente, a este hom bre es a quienDios hizo la gran prom esa. __ ~""2. La promesa

    La promesa de D ios a Abrahn se repite en tres textos diferentes(Gen 15,1-21; 17,1-14; 18,1-15), si bien en otros muchos pasajesaparecen elementos aislados de la misma promesa ". En el primerode los tres textos fundamentales, Dios promete a Abrahn quetendr una descendencia tan numerosa com o las estrellas del cielo(Gen 15,5) y que a su descendencia le dar en posesin la tierraprometida (Gen 15,18-21). En el segundo, Dios vuelve a prometeruna fecundidad sin medida (Gen 17,3-7) y la posesin de la tierrade Canan (Gen 17,8); pero Dios aade: "Ser tu D ios y el de tusdescendientes futuros " (Gen 17,8). En el tercero se repite la promesade la fecundidad (Gen 18,10). El primero de estos relatos se terminacon el sacrificio de los animales descuartizados (Gen 15,9-11), costumbre que exista en los pueblos de oriente para sellar el pactoentre dos partes contratantes n. En el segundo, Dios impone laobligacin de la circuncisin de los varones como seal perpetuadel pacto contrado (Gen 17,10-14). En el tercero se le aparecen aAbrahn tres hombres (Gen 18,2), lo que parece indicar que setrataba de Dios acompaado de dos ngeles. En los tres relatos,

    10 G. VON RAD, Teologa del A T, vol. I, 228.11 Gen 12,3.7; 13,14-16; 15,3.7.18; 18,10; 22,17; 24,7; 26,3.24; 28,3-4.13-15; 32,13; 35,9-12; 46,3; 48,4.16; 50,24. Cf G. VON RAD, O.C, 221. Cf Cl. WESTERMANN, Asten der Erzhlungin der Gnesis I: Verheissungserzhlungen, en Forschung am Alten Testament, Mnchen1964, 11-34.12 Cf N. LOHFINK, Di e Landverheissung ais Eid. Eine Studie zu Gn 15 , Stuttgart 1967,89-100; R. E. CLEMENTS, Abrahn and David. Gnesis 15 and its Meaning for IsraeliteTradition, London 1967; S. E. LOEWENSTAMM, Zu r Traditionsgeschichte des Bunds zwischenden Stcken, en "VT" 18 (1968) 500-506.

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    Abrahn acepta, cree y se compromete (Gen 15,10-11; 17,3; 18,13-15). Es decir, Abrahn no pone la menor resistencia a Dios, jamsduda, jams difiere la cosa para ms adelante. Ab rahn es el hombre de la fe inquebrantable y de la obediencia fiel a Dios.Por consiguiente, la promesa de Dios a Abrahn consisti entres cosas: l.Q Yo ser tu Dios. 2.e Tendrs una descendenci~sinlmites. 3.Q Te dar una tierra rica y fecunda, en posesin perpetua.Se \e, por tanto, que la promesa no se refiere solamente a la

    descendencia y a la tierra, sino que abarca algo m ucho ms impo rtante, m s decisivo: "Yo ser tu Dios". Es un p acto, un compromisopersonal de Dios con Abrahn. Se trata, pues, de una promesahumana y sobrenatural al mismo tiempo. Y, en ese sentido, sepuede decir que es una promesa completa. P ero la cuestin ahoraest en saber el mensaje que todo esto entraa.3. La fe de Abrahn

    La historia de la salvacin empieza con un h ombre. Ms exactamente, con la fe de un hombre. Se trata, por tanto, de unahistoria basada en la fe. Abrahn es el primer eslabn de la cadena.En ese sentido, es el prototipo, el ejemplar perfecto para todos losque despus nos hemos ido insertando en esa misma cadena, en lamisma corriente de salvacin.Pero interesa comprender m s de cerca en qu consisti la fe deAbrah n. El autor de la carta a los Hebreos expresa as lo que fuela fe de Ab rahn: "Por la fe respondi A brahn al llamamiento desalir para la tierra que iba a recibir en herencia, y sali sin saberadonde iba. Po r la fe emigr a la tierra prometida como un extranjero, hab itando en tiendas con Isaac y Jacob , herederos de la mismapromesa. Esperaba la ciudad con cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por la fe recibi vigor para fundar una descendencia con Sara, aunque le haba pasado la edad, porque juzg dignode fe al que se lo prometa. As, de uno solo y, en este aspecto, yaextinguido, nacieron hijos numerosos como los astros del cielo ycomo la arena incontable de la orilla del mar" (Heb 11,8-12).En este texto se destacan varias cosas l3 : La fe de Abrahn al

    13 Para la estructura literaria del texto, cf A. VANHOYE, La sructure liltraire de l'pitreaux Hbreux, Lyon 1962, 185-189.16

    dejar su casa, su ciudad y su familia; el mrito de ponerse encamino sin saber adonde iba; la vida dura que tuvo que llevarcomo nmada; el deseo y la esperanza que tuvo de instalarse enuna ciudad con cimientos; la fe que tuvo para esperar un hijo y ladescendencia de ese hijo, cuando saba que se le haba pasado laedad de la fecundidad. Pero, a pesar de tod o eso, l crey y esper.Crey y esper en lo humanamente imposible, en lo que no tenasentido ni trazas de verdad. Y crey y esper slo por una cosa:porque Dios le haba dado su palabra. De esta manera se ve y secomprende que la salvacin, la obra de Dios, no depende de ninguna capacidad humana, de ningn poder terreno. Todo pende ydepende de la sola palab ra de D ios. Por consiguiente, queda claro,de una vez por to das, que la obra de D ios no tiene su consistenciaen el poder de los hombres, ni en las instituciones de este mundo,ni en el influjo de la poltica o de otras capacidades h umanas. Laobra de Dios y la salvacin, que l nos concede, depende de la solapalabra del propio Dios; y de la fe con que el hombre responde aesa palabra.4. E l sentido de la promesa

    En la promesa de Dios a A brahn hay dos elementos claramente distinguibles: l.Q, el compromiso de Dios: "Yo ser tu Dios"(Gen 17,8; cf 15,1); 2.Q, la promesa propiamente ta l, que incluye ladescendencia en los hijos (Gen 15,4-5; 17,6; 18,10) y la posesin deuna tierra estable para instalarse en ella (Gen 15,18-19; 17,8). Vamos a analizar cada uno de estos elementos.El compromiso de Dios se expresa en tres textos diferentes:"Yo soy tu escudo" (Gen 15,1); "Ser tu Dios y el de tus descendientes futuros" (Gen 17,8); "Yo estoy contigo, yo te guardaradondequiera que vayas, te har volver a esta tierra y no te abandonar hasta que cumpla lo que he prometido" (Gen 28,15). Setrata, po r tan to, de un compromiso de fidelidad. En el que es Diosmismo quien se compromete a acom paar, a defender, a protegerhasta el final. La promesa, en este sentido, es ilimitada. Se trata deuna promesa total. De ah la seguridad y la esperanza que produce.Pero qu exige esa promesa como con trapartida? P ara respondera esta pregunta hay que tener en cuenta lo siguiente: en el oriente

    antiguo, entre las tribus n madas, cada clan o grupo familiar tena17

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    su Dios. Era el "Dios del padre", es decir, el Dios al que el padreo patriarca del clan familiar daba o haba dado culto 14 . Esto estperfectamente atestiguado: es el "Dios de A brahn " (Gen 31,53); el"Dios de tu padre Abrahn" (Gen 26,24; 28,13; 32,10); el "Dios deIsaac" (Gen 28,13); el "Dios de mi pad re Isaac" (Gen 32,10; 46,1);el "Dios de Abrahn, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob" (x3,6.15.16)l5. Ahora bien, lo importante aqu est en comprenderque este Dios es el Dios de los nmadas, es decir, se trata de unDios que no est vinculado a un lugar estable, a un santuario.Porque es un Dios peregrino, que avanza, que lleva hacia lo desconocido: "Sal de tu tierra nativa y de la casa de tu padre a la tierraque te mostrar" (Gen 12,1). Y as, Dios acompaa a Abrahncuando va de Harn a Canan (Gen 12,7), y de Canan a Egipto(Gen 12,17); el mismo Dios m anda a Jacob regresar a Canan (Gen32,10; cf 31,3), le defiende dondequiera que vaya (Gen 28,15.20;35,3), le protege contra los abusos de Labn (Gen 31,42), le salvadel peligro con que le amenaza Esa (Gen 32,12). El "Dios delpadre" est metido en la pequea historia del grupo y la dirige.Pero exige la obediencia y la fidelidad, el estar siempre en camino,la peregrinacin constante, acompaando y siendo acompaadopor su D ios. He ah el mensaje profundo del pacto o compromisoque Dios estableci con Abrahn. Un pacto recproco: Dios exigefidelidad y libertad, no estar atado a nada ni a nadie, para que asla fidelidad sea realmente posible; pero Dios ofrece compaa yproteccin, seguridad en cualquier circunstancia y a toda prueba.As son los caminos de Dios y el itinerario de la fe.

    La promesa propiamente tal ya hemos dicho que incluye ladescendencia en los hijos y la posesin de una tierra estable parainstalarse en ella. Para comprender el sentido de estas promesashay que tener en cuenta lo que era la vida de los pastores nm adas:sin casa y sin hogar, sin una ciudad que les proteja, viviendo siempre a la intemperie, en la inseguridad y el desam paro. P or eso lasdos promesas mencionadas responden a las aspiraciones primordiales del grupo de pastores n madas: la descendencia, que asegu-

    14 Cf A. ALT, Der Gott der Valer. Ein B eitrag zur Urggeschichte de r israelitischenReligin, Stuttgart 1929; H. G. MAY, "The God of my Father". A Study on PatriarcalReligin, en "Journal of Bible and Religin" 9 (1941) 155-158; 199-200; J. P. HYATT,Yahveh as "The God ofmy Father", en "VT" 5 (1955) 130-136; K . T. ANDERSEN, "Der Gottmeines Vaters", en "ST" 16 (1962) 170-188; H. SEEBASS, Der erzvater Israel, Berln 1966,49-55.15 Cf R. DE VAUX, Historia antigua de Israel, vol. I, 268-269.18

    re la continuidad del clan, y la tierra en la que esperan asentarse.Se trata, por ta nto , de una promesa que ofrece seguridad y proteccin. Pero no slo eso. Adems, prosperidad, abundancia y plenitud (cf Gen 15,5.14; 17,6). El Dios que se revela de esta manera noes el Dios amenazante, que castiga y censura, que impone preceptosy al que hay que aplacar con sacrificios y ofrendas. Nada de esoaparece en la manifestacin primordial de Dios. Porque se tratadel Dios protector, que cuida de los suyos, que los acompaasiempre en el camino de su incesante peregrinacin y que los defiende de cualquier peligro.En resumen: la promesa es la primera gran revelacin de Diosen la Biblia. En esta revelacin, Dios se manifiesta con dos caractersticas muy acusadas: 1.a ,como Dios peregrino, es decir no vinculado a un lugar, a una situacin, a una determinada instalacin;2.a, como D ios protector, es decir, como Dios que defiende, ayu day da seguridad en cualquier situacin y en cualquier circunstancia.As es el Dios de la historia de la salvacin, el Dios de los creyentes,nuestro Dios. Y lo es aunque a veces parezca todo lo contrario.Abrahn experiment pruebas terribles. Pero sigui creyendo yesperando en este Dios. Es ms, el relato del Gnesis presenta unasituacin contradictoria. Dios le promete a Abrahn, repetidasveces, que la tierra de C anan va a ser para l y sus descendientes,como ya hemos visto. Pues bien, ni Abrahn, ni Isaac, ni Jacobfueron los dueos de aquella tierra. Vivan en ella, pero quienes lahabitaban eran los cananeos (Gen 12,6). Aquella tierra fue p ara susdescendientes muchas generaciones ms tarde l6 . La promesa deDios no falla. Pero, con frecuencia, los destinatarios de esa promesani la ven ni la sienten. La fidelidad de Dios, sin emb argo, est porencima de todas las apariencias en contra.

    Por ltimo, conviene indicar que, segn todo lo dicho hastaaqu, el proyecto de Dios y la salvacin que l nos trae no dependende los medios humanos, de la capacidad del hom bre, sino solamentede la palabra de Dios, que se compromete y es fiel ha sta el final. D eesto hablaremos enseguida otra vez.

    16 Cf G. VON RAD, Teologa delAT, vol. I, 222. 19

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    5. S ignificacin para hoya) El Dios de los nmadas

    Los pueblos primitivos se dividen en dos grandes bloques: lospueblos nmadas (pastores) y los pueblos sedentarios (agricultores).Cada uno de estos pueblos o de estas culturas tenan sus divinidadespropias. En los pueblos sedentarios la divinidad est vinculada aun santuario, tiene su culto y su sacerdocio, y la religiosidad estasociada con los ciclos de la naturaleza, en relacin con los ciclosde la agricultura. Por el contrario, en los pueblos nmadas, Dios estrashumante y peregrino y no est vinculado al presente y al pasado, sino ms bien al futuro, como garante de una promesa. En lospueblos sedentarios, Dios es, sobre todo, el Dios de la naturaleza.En los pueblos nmadas, Dios es, sobre todo, el Dios de la historia.

    Esto supuesto, lo importante aqu est en saber que el pueblode Israel pas de ser un pueblo de nmadas (patriarcas, xodo), aser un pueblo sedentario (cuando se asienta en Canan). Pero locurioso es que, cuando Israel se convierte en pueblo sedentario, nose desprende de su Dios peregrino, el Dios de la migracin y deldesierto, sino que sigue creyendo en su Dios n mada, el Dios de lahistoria n . Por eso Israel "historiz" las fiestas que encontr enCanan. Y as, en el Mazot, fiesta de la recoleccin de la cebada,se hizo conm emoracin de la salida de Egipto (x 23,15); y en lagran fiesta del otoo y la vendimia se record el tiempo del desiertoy de la m orada en las tiendas (Lev 23,42s) l8 . De esta m anera, Israelmuestra una concepcin del mundo y del ser totalmente propia l9 .Las fiestas y el culto de Israel no estn tanto vinculados a losprocesps de la naturaleza, sino ms bien a los acontecimientoshistricos.

    En el fondo, qu quiere decir todo esto? Como ha dicho muybien Vctor M aag, aqu se siente la existencia como historia. EsteDios conduce hacia un futuro que no es mera repeticin del presente, sino que es la meta de los sucesos que ahora estn d esarrollndose. La meta es lo que da sentido a la peregrinacin y a sus17 Cf V. MAAG, Malkut Jhwh, en "VT" Supl. VII (1960) 137-139.18 G. VON RAD, Teologa del AT, vol. II, Salamanca 1972, 137.19 Cf E. KUTSCH, en RG G II, 911-912; A. WEISER, Glaube und Geschichte im AT(1931 )

    22-23, c i tado por G. VON RAD, O.C, 137, nota 8.20

    penalidades; y la decisin actual de confiar en el Dios que llamaest preada de futuro. Tal es la esencia de la promesa, desde laperspectiva de la migracin20. De esta manera, la revelacin esentendida a partir de su contenido de promesa. Y la consecuenciaes no el sancionamiento del presente, sino la salida o xodo delpresente hacia el futuro21 . En definitiva, se trata de comprenderque nosotros creemos en el Dios de la historia. D ios no est vinculado a la mera repeticin del pasado o a la instalacin en el presente, sino a la promesa del futuro. Por eso D ios nos impulsa constantemente a seguir adelante, avanzar, con esperanza y optimismo enel futuro. Y por eso, sobre tod o, Dios nos saca constantemente denuestra instalacin, de nuestros pequeos y grandes asentamientos,y nos abre al futuro. Hay cristianos nostlgicos del pasado, que soninevitablemente conservadores. Y hay cristianos esperanzados enel futuro, que son obviamente renovadores o incluso revolucionarios. A la vista de todo lo dicho hasta aqu, parece claro que el Diosde la Biblia est ms de acuerdo con los renovadores del futuro quecon los nostlgicos del pasado .b) El Dios protector

    Para mucha gente, Dios es una amenaza. Porque prohibe, vigila, censura, enjuicia y castiga. A quienes piensan as les han enseado, poco ms o menos, que Dios es un ser terrible, que castigaa los malos, y a los buenos tambin como se descuiden. En talescircunstancias, D ios resulta casi insoportable. Y la prueba de elloes que quienes piensan de esa manera se sentiran aliviados si se lesdijera que Dios no existe. Y efectivamente no existe ese Dios. Quelo sepan muy bien todos los que viven atorm entados por el problema de D ios. Ese Dios terrible y justiciero es producto de la imaginacin o del inconsciente, ms o menos desequilibrado, de algunaspersonas. Tal como se revela en la promesa a los patriarcas, Dioses siempre protecto r, acomp aante y garante del futuro. Por consiguiente, es el Dios que ofrece siempre ayuda, que es escudo ydefensa, que no abando na jams y que, en todo mom ento, proporciona seguridad y esperanza. As es el Dios que se revela ya en elAntiguo Testamento. Y es importante dejar esto muy claro desde2 V. MAA G, O.C, 140.21 J . MOLTMANN, Teologa de la Esperanza, 130.

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    IIIIIM.I l'oic|iic con frecuencia los clichs prefabricados del Diosvelciolcslamcntario lo presentan como un Dios amenazante y vengativo, irritado y hasta despiadado. Todo eso corresponde a lacaricatura de Dios, a la deformacin de Dios. Todo eso es casiblasfemia. Todo eso responde a la idolatra, en definitiva, a lanada. Por otra parte, es evidente que un Dios con esas caractersticas tan detestables no se soporta a la larga. Por eso es frecuenteque quienes sienten o piensan as de Dios terminan por aband onarlo. El clich falso del Dios del Antiguo Testamento es la fbricams eficaz de ateos .c) Salvacin y promesa

    Para que viniera al mundo el hijo de la promesa (Isaac), Diosescogi un matrimonio estril y adems cuando los dos se habanhecho viejos. Dios pudo hacer las cosas de otra manera. Pero lashizo as. Por qu? Porque Dios quera dejar muy claro, de una vezpor to das, que la salvacin no depende de los medios hum anos, nidel esfuerzo del hombre, ni de la capacidad o posibilidades de estatierra. La salvacin depende de la promesa, en la que est empeada y comprometida la palabra de Dios, una palabra que no falla nipuede fallar.

    Esta leccin es importante. Porque, con frecuencia, los cristianos ponemos ms nuestra confianza y nuestra esperanza en determinados medios humanos que en la palabra de Dios. Es el caso,por ejemplo, de los que piensan que la Iglesia, para funcionarcomo Dios manda, necesita mucho dinero, muchas y muy slidasinstituciones o el amparo de un determinado sistema socio-poltico. Y para eso se buscan razones divinas y hum anas que lo justifiquen. Ah ora bien, a la vista de todo lo dicho en este captulo, estclaro que quienes piensan y actan de esa manera no han comprendido el significado profundo de la promesa que Dios hizo a nuestrospadres en la fe. Con el correr de la historia, cuando lleg la plenitudde los tiempos, Dios quiso salvar al mundo por algo que era unalocura y un escndalo: la muerte de un ajusticiado, Jess el Mesas.Este acontecimiento es la culminacin de una larga historia en laque Dios quiso salvar al hombre por medio de lo dbil, lo pobre,lo insignificante. As son los caminos de Dios, tan distintos y tandistantes de los caminos de los hombres. Veremos ms claramentetodo esto al estudiar la figura de Jess y su obra.22

    d) La fe de AbrahnLa promesa de Dios est estrechamente ligada a la fe de Ab rahn. As lo expresa Dios mismo con ocasin del sacrificio de Isaac:"Por haber obrado as, por no haberte reservado a tu hijo, tu hijonico, te b endecir, m ultiplicar a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarn las ciudades de sus enemigos. Todos los pueblos se bendecirn nombrando a tu descendencia, porque me has obedecido"

    (Gen 22,16-17). La fe de A brahn se caracteriza por su confianzay su obediencia. Una confianza y una obediencia capaces de superarlas dificultades ms fuertes. Por esa confianza y esa obediencia,Abrahn abandon su ciudad y su cultura, su familia y su arraigopaterno. Por eso mismo se ech al camino, sin saber adonde iba.Por lo mismo peregrin toda su vida, sin tener un hogar permanente. Esperando cuando no haba esperanza, fue constituido "padrede todos los pueblos" (Rom 4,18), es decir, el primero de todos loscreyentes. No dudando incluso en matar a su propio hijo por fe yobediencia a D ios.Esta figura, ejemplar y gigantesca, tuvo, de parte de Dios, un arecompensa excepcional. Porque su verdadera descendencia fueJesucristo, hijo de Abrahn (Mt 1,1); ms an, entre los descendientes del pa triarca, Jess es el nico en quien recae con plenitudla herencia de la promesa: es la descendencia por excelencia (Gal3,16). Por su vocacin estaba Ab rahn ciertamente o rientado haciael advenimiento de Jess, y su gozo consisti en percibir, en vislumbrar este da a travs de las bendiciones de su propia existencia(Jn 8,56; cf Le l,54s-73)22 . sta fue la ms profunda recompensade Abrahn.En la figura de A brahn se nos muestra la fe en toda su h onduray en toda su grandeza. La fe es entrega y confianza inquebrantableen la palabra de Dios. Seguridad en Dios. Obediencia a sus designios, pase lo que pase, venga lo que venga. En eso consiste laactitud fundamental del hombre ante Dios. Y esa actitud hacevisible a Jess en el mundo.

    22 R. FEUILLET, A. VANHOYE, Abrahn, en X. L O N - D U F O U R , Vocabulario de TeologaBblica, Barcelona 1966, 39.

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    CAPTULO 2LA LIBERACIN DE LOS ESCLAVOS

    DIOS se muestra, en el Antiguo Testamento, no slo como el Diosde la promesa y de la historia. Adems de eso, y sobre tod o, Diosse muestra como el gran libertador. De tal manera que la liberacinde los esclavos es el tema central y el sentido profundo que tiene lasalida de Egipto y el xodo que vino a continuacin. Esta cuestines tan fundamental que de ella depende, en gran medida, nuestrainteligencia de la Biblia y del Dios de la Biblia. Lo que es tantocomo decir que de esta cuestin depende, sobre todo , nuestra inteligencia de la fe y nue stra manera de vivir esa fe.

    En efecto, como ha dicho muy bien G. von Rad, la afirmacin"Yav sac a Israel de Egipto" tiene el carcter de una profesin defe , dondequiera se la pronuncie. La encontramos en todos los estratos de la tradicin hasta D an 9,15 y en los contextos ms divers o s ; es tan frecuente que ser designada la profesin primitiva deIsra el'. Es decir, la fe de Israel se fundamentaba, sobre todo , en laafirmacin del hecho de la salida de Egipto, o sea en la afirmacinde su liberacin p or Y av. Esta afirmacin capital recorre todo elAntiguo Testamento, de manera que, ante sucesos decisivos o situaciones difciles en su historia, se le recuerda al pueblo la ayudaque experiment po r parte de Yav en la salida de E gipto y en elpaso del mar de los Juncos (mar Rojo) (Jos 2,10; 4,23; 24,5ss; Jue6,8s)2. De la misma manera, los salmos recuerdan, con frecuencia,las maravillas que Dios realiz con su pueblo al liberarlo de la

    1 G. V ON R A D , Teologa del AT, vol. I, 230; cf M. N O T H , berlieferungsgeschichte desPentateuch (1948) 52; K. G A L U N G , Erwhlungstradilionen Israels (1928) 5s. Citados p orG . VO N RAD, l . c .2 J. S C H A R B E R T , Historia y economa salvifwas en el Antiguo Testamento, en Afyst.S a l . "11/2,1191.

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    esclavitud de los egipcios (Sal 18,8-16; 66,6; 77,17-20; 78; 81,8.11;105,23-43; 106,7-12; 135,8s; 136,13ss)3. Otro tanto hace la literaturasapiencial (Sab 11,6-16; 16,16-19). Pero es sobre to do en los profetas donde este tema recurre con particular fuerza y hasta dramatismo: la salida de Egipto y el xodo fueron para Israel el tiempo desu noviazgo con Yav, cuando ste sac al pueblo de su miseriaprofunda (Jer 2,2s; Am 2,10; Os 13,14ss; Ez 16)4. Especialmentelos profetas del tiempo del exilio abrigan la esperanza de que Dios,ahora como entonces, librar a Israel de la humillante esclavitud,del poder de los enemigos y de la dispersin del destierro pormedio de poderosos milagros (Is 51,10s; 55,12; Jer 23,7s; Ez20,34)5. No cabe duda, el tema de la liberacin de la esclavitud deEgipto recorre todo el Antiguo Testamento como argumento fundamental, que el pueblo debe recordar constantemente. Se trataevidentemente de una cuestin decisiva para la fe y para la vida delpueblo.

    Y as debe ser tambin para los cristianos. Porque en Jess secumple lo que estaba prefigurado en las acciones maravillosas deYav al sacar a su pueblo de la esclavitud. Por eso Jess es presentado como el definitivo libertador de los esclavos y cautivos (Le4,18)6. Por eso tambin el evangelio de Mateo establece un paralelismo directo entre la salida de Egipto y la existencia de Jess:como en otro tiempo Dios condujo hasta Egipto a Israel, "su hijoprimognito", y luego le volvi a traer desde all (cf x 4,22; Os11,1), del mismo m odo ahora Dios ha hecho ir a su Hijo a Egiptoy le ha trado luego desde all a Palestina (Mt 2,13ss.l9s). Otroparalelismo manifiesto es el que el mismo Mateo establece entre laestancia de Israel en el desierto durante cuarenta aos y la estanciade Jess en el desierto durante cuarenta das (Mt 4,1-11). Tambinen el evangelio de Lucas aparece este paralelismo, concretamenteen la escena de la transfiguracin: el xodo definitivo se realiza enJerusaln con la m uerte de Jess (Le 9,31)7. Pero es sobre todo elevangelio de Juan el que establece un paralelismo estrecho entre

    ' Cf J. SCHARBERT, o.c, 1191; J. HARVEY, La typologie de l'Exode dans les Psaumes, en"Sciences Ecclsiastiques" 15 (1963) 383-405.4 CfJ . SCHARBERT, O.C, 1191-1192, con bibliografa en nota 64.5 CfJ. SCHARBERT, O.C, 1192.* CfJ . JEREMAS: TW ATIV , 852-878; R. LE DAUT, La nuil pasale, Roma 1963, 131-212; N. FGUSTER, Di e Heilsbedeutung de s Pascha, Mnchen 1963.7 Cf J. MNEK, The New Exodus in the Books of Luke, en "NT " 2 (1957) 8-24; J. LEDAUT, O.C, 316-319; N. FOLISTER, O.C, 168.26

    los acontecimientos del xo do y la existencia de Jess. La serpientede bronce, levantada en el desierto (Nm 21,8) y el man (x16,4.13s) dieron a Israel solamente la vida terrena; la elevacin deJess en la cruz (Jn 3,14) y el pan que l dar dan la vida eterna (Jn6,27-50)8.En definitiva, se trata de comprender que la clave del xodo,como liberacin de los esclavos, es decisiva para entender tanto elAntiguo Testamento como la figura y la obra de Jess. De ah la

    importancia que tienen los acontecimientos del xodo como explicativos y determinantes de nuestra fe en Jesucristo. P or eso en estecaptulo vamos a explicar, ante todo, los sucesos fundamentalesdel xodo, para despus poder desentraar su mensaje y su significacin para nuestro tiempo.1. Un pueblo de esclavos

    Los descendientes de Abrahn (los israelitas) vivieron muchosaos en Egipto. La cosa vena, como es bien sabido, desde lostiempos de Jos, uno de los doce hijos del patriarca Jacob (Gen35,23-26)9. A este Jos lo vendieron sus hermanos a unos comerciantes y as fue a parar a Egipto (Gen 37,23-36). All prosper, sehizo famoso y lleg a ser virrey de todo Egipto (Gen 41,39-40). Coneste mo tivo, los once hermanos y el padre de Jos se trasladaron aEgipto y all se instalaron para vivir (Gen 47,11-12). Pasaron losaos, muchos aos, y los israelitas se multiplicaron, se hicieronmuy fuertes y llenaban casi todo el pas de los egipcios (x 1,6-7).Hasta que lleg a gobernar en Egipto un faran terrible y famoso,que cambi su poltica con relacin a los israelitas (x 1,8-10). Estefaran fue Ramss II, que gobern en Egipto desde el ao 1290 al1224 antes de Cristo10 . Qu razones movieron al faran paracambiar su poltica y mostrarse duro con los israelitas? Por lo que

    8 CfJ . SCHARBERT, o.c, 1193.' Para la historia de Jos, cf R. DE VAUX, Historia antigua de Israel, vol. I, 298-314. Conbibliografa abu ndante en p. 298.10 Cf R. DE VAUX, O.C, 377. La fecha del xodo se suele situar hacia 1250 a.C. Par a estepunto es fundamental el estudio de H. H. ROWLEY, From Joseph to Joshua, London 1950.Cf M. B. ROWTON, The Problem of the Exodus, en "Orientalia Suecana " 4 (1955) 77-86;E. DRIOTON, La date de VExode, en "R HP R" 35 (1955) 36-49; C. DE WIT, The Date and theRoute ofthe Exodus, London 1960; S. HERRMANN, Israel in gypten, en "ZAS" 91 (1964)63-79; K. A. KITCHEN, Ancient Orient and the Od Testament, Chicago 1966, 63-79.

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    dice el libro del x odo, el faran tuvo tres razones para procederas: razn poltica, porque la minora extranjera se estaba naciendomayora (x 1,9); razn militar, porque podran convertirse enquinta columna del enemigo (x 1,10); razn econmica, porquesuministraban trabajo de balde (x 1,11). De esta manera y porestas razones comenz la terrible opresin que sobrevino al pueblode Israel. Esta opresin pasa por tres etapas: trabajo obligatorio enla construccin (x 1,11-12), eliminacin de todos los recin nacidos varones (x 1,15-22), empeoramiento de las condiciones deltrabajo obligatorio (x 5,6-23)". Este trabajo, de hecho, consistien la construccin de las ciudades de defensa de Pitn y Ramss(x 1,11)12. Se sabe que en Egipto cualquier subdito del faranpoda, salvo casos excepcionales, ser reclutado siempre que fueranecesario. Y de hecho, la mano de obra ordinaria para las grandesobras pblicas la proporcionaban el ejrcito, los prisioneros deguerra y los esclavos vinculados a los templos o dominios reales13 .En concreto, los israelitas fueron asimilados, por su comunidad deraza y origen, a los "apiru", prisioneros de guerra, y forzados comoellos a los trabajos de Ramss II en el delta. Se comprende queunos pastores seminmadas experimentaran la dureza de tal cambio y quisieran volver a la vida libre del desierto. Se comprendeigualmente que los egipcios no quisieran perder esta man o de o bragratuita y que considerasen la oposicin a prestar su trabajo comouna rebelin de esclavos y su partida como una evasin de prisioneros 14. El hecho es que, a travs de todas estas peripecias, el quehaba sido un pueblo libre de pastores se vio convertido por lafuerza en un pueblo de esclavos, tratados con dureza, en los trabajos m s penosos y sin cobrar ninguna clase de jornal.

    2. La m isin de M oissNo hace falta recordar las historias que se refieren a la infanciade Moiss: el nio perdido en las aguas del Nilo, encontrado por lahija del faran, educado en la corte imperial (x 2,1-10). El hechoes que este hombre, en su edad adulta, fue pastor de rebaos en el

    11 R. DE VAUX , O.C, 317.12 R. DE VAUX , O.C, 318.13 R. DE VAUX, O.C, 319; cf W . HELCK, Der Einfluss der Militrfhrer in der 18gyptischen Dynastie, Hildesheim 1964, 21.14 R. DE VAUX , O.C, 320.28

    pas de Madin (Ex 3,1), en Arabia, al sur del golfo de Aqaba15 .Hasta que un da se le aparece D ios. La aparicin tuvo lugar en elmonte Horeb , el monte de Dios (x 3,1). Moiss vio una zarza quearda sin consumirse (x 3,2). El fuego representa, en la Biblia, lacercana, la presencia de Dios (IRe 18,38; 2Re 1,10-14; Nm 11,1;16,35; 21,28; 26,10; Lev 10,2; Sal 8,9; 50,3; 97,3; 144,5-6; Job1,16)l6. Efectivamente, Dios se acerca a M oiss, se le hace presentey le habla. La iniciativa de Dios es decisiva en este caso no slo p orel hecho de manifestarse, sino, sobre to do, por la intencionalidadque manifiesta: "He visto la opresin de mi pueblo en Egipto, heodo sus quejas con tra los opreso res, me he fijado en sus sufrimientos. Y he bajado a liberarlos de los egipcios, a sacarlos de estatierra para llevarlos a una tierra frtil y espaciosa, tierra que m analeche y miel" (x 3,7-8). De ah la misin que Dios asigna a Moiss:"Ve al faran, rey de Egipto, y dile que deje salir de su territorio alos israelitas" (x 6,10-11). La orden est dada por Dios. Ahora setrata de ejecutarla. La intencin divina es meridianamente clara:Dios quiere liberar a su pueblo de la esclavitud. No se trata directamente de una finalidad religiosa o espiritual. Se trata de unproyecto socio-poltico. Y para eso elige a un hombre que ser sumediador en la empresa.3. El nombre de Yav

    Pero en la aparicin de Dios a Moiss hay algo ms que interesasumamente analizar. Se trata de que el mismo Dios revel su nom bre (x 3,14). Este nombre se emplea bajo dos formas en la Biblia:la forma larga Yahvh y la forma breve Yah, por ejemplo en laaclamacin hallelu- Yah17. La forma larga es la ms primitiva y lams frecuente en la Biblia. Y esa forma es la que se proponeexplicar el texto de x 3,14. Por otra parte, parece lo ms seguroque la mejor manera de traducir la frmula de ese texto es: "Yo soyel Existente"; Yav es el Dios que Israel debe reconocer comorealmente existente 18. Ahora bien, qu quiere decir eso?15 R. DE VAUX , O.C, 325.16 Cf H. HAAG, Diccionario de la Biblia, 722-723; F. LANG, Das Feuer im Sprachge-brauch der Bibel, dargesteh auf den Hintergrund der Feuervorstellungen in der Umwelt,Tbingen 1951." Cf R . DE VAUX , o.c, 331.i Cf R. DE VAUX, O.C, 344; J. LINDBLOM, en " A S T 1 " (1964) 12. 29

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    Para un semita, un nombre propio es ya una definicin de lapersona que lo lleva. Por eso cabe preguntarse qu sentido tiene elnombre de Yav cuando se le explica como el Existente. Estainvestigacin no debe inspirarse en la filosofa, pues como se hadicho muy bien, no existe cosa ms ajena a esta etimologa delnombre de Yav que una definicin ontolgica de su esencia19. Lainvestigacin debe inspirarse en el contexto inmediato de lo queocurre cuando Dios da esa explicacin 20. En ese contexto, Diosllama a Israel su pueblo (x 3,10); este pueblo es el que Moissdebe hacer salir de Egipto (x 3,11), y para ello Dios estar a sulado (x 3,12). Por consiguiente, el Existente es el que realiza todoeso. Es ms, Yav dice a Moiss: "Yo estar con tu b oca" (x 3,12),y un poco despus: "Yo estar con tu boca y con su boca (la deAarn)" (x 3,15). Yav est efectivamente con Moiss, como estaba con Abrahn (Gen 21,22), con Isaac (Gen 26,3.28) y conJacob (Gen 29,15; 31,3). Ahora Yav est con Moiss p ara beneficio del pueblo, y es con el pueblo con quien est unido Yav demanera eminente: Israel es su pueblo, su hijo primognito. Lapreocupacin por el pueblo est en el primer plano. Pero la preocupacin por el pueblo de una manera concreta: Dios quieresacarlo de Eg ipto, de la "casa de la esclavitud". Dios quiere liberaral pueblo. Y es para beneficio del pueblo por lo que revela sunombre. La consecuencia es clara: Israel debe reconocer en Yav asu nico D ios, el nico existente, el nico liberador.

    Todo esto no es una definicin dogmtica de D ios. No significaque Dios es trascendente y un misterio para el hombre. Porque elproblema fundamental no est en saber cmo es Dios, sino encmo acta en favor del pueblo21 . Lo que el nombre que se revelaen x 3,14 significa es que Dios es el que acta efectivamente parala liberacin y la salvacin del hombre. Este Dios no se manifiestaen los fenmenos naturales de un ciclo de estaciones, como losdioses sedentarios de la fecundidad y la vegetacin, sino que es unDios que se revela en los acontecimientos que se suceden en eltiempo y que l dirige hacia un fin: la salvacin y la liberacin delhombre.

    Por consiguiente, el nombre de D ios est esencialmente vincu-" G. VON RAD, Teologa del AT, vol. I, 235.20 R. DE VAUX, o.c, 344.21 G. VON RAD, O.C, 235; T. C. VRIEZEN, Ehje ser ehje, en "Festschrif t fr Berthole t"

    (1950)498-499.30

    lado a la obra de la liberacin. Por lo tanto, conocer a Dios estomar parte activa en esa misma obra de liberacin y salvacin.Dios revela su nombre cuando se pone a liberar al pueblo oprimidoy humillado. El ser y el actuar de Dios estn siempre vinculados aesa tarea. Por consiguiente, no conoce a Dios el que se lo imaginacomo el Dios que garantiza el poder de los opresores. El "D ios" delos opresores es un dolo, un dios falso. El Dios de la Biblia esesencialmente el liberador. Con frecuencia, los grandes opresores,los dictadores y los tiranos invocan a Dios. Eso es una blasfemia.Desde este punto de vista, nos tenemos que acostumbrar a ver aDios y a la religin de manera muy distinta a como normalmentese ha considerado durante mucho tiempo. Para mucha gente, Diosy la religin estn ligados a las personas "de orden", a los dederechas, quiz a los ricos y a los instalados. Es comprensible quemucha gente piense as, porque efectivamente esas categoras depersonas son las que ms han frecuentado los templos y las funciones de Iglesia. Pero eso es lo que seguramente tenemos que corregiren nuestra mentalidad. El Dios que se revela en la Biblia es, antetodo y sobre todo , el Dios del pueblo y el Dios de la liberacin delos esclavos y op rimidos. He ah la leccin ms profunda que nosda la gran revelacin bblica del nombre de Dios.4. La ltima plaga

    Dios encomend a Moiss la empresa de liberar al pueblo sacndolo de Egipto. Pero obviamente la empresa no fue fcil. Elfaran no cedi, se puso terco y no quiso dejar a los israelitas salirde Egipto (x 7,13). La razn econmica era muy fuerte en esesentido, ya que el faran tena en los israelitas un ejrcito de esclavos a su servicio y, como es lgico, no quera soltar su presa. Poreso, Dios mand las famosas plagas al pas de Egipto: las aguas delNilo convertidas en sangre (x 7,19), las ranas (x 8,2), los mosquitos (x 8,13), las moscas (x 8,20), la peste (x 9,3), las lceras(x 9,9), la tormen ta (x 9,18), la langosta (x 10,4-6), las tinieblas(x 10,21-23), la muerte de los primognitos (x 11,4-8).Ahora bien, sobre estas plagas hay que decir varias cosas. Enprimer lugar, la palabra "plaga" aparece una sola vez en todo elrelato y adems en un texto que se considera como secundario (x

    9,14). A estos hechos portentosos se les llama " prodigio s" (x 11,9)31

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    o "signos" (x 10,1-2), porque son los signos o prodigios cuyopoder recibi Moiss de realizar (x 4,8.9.17.28.30; 4,21; 7,9)22 .Por lo tanto , la intencin del autor parece ms orientada a destacarel poder de Dios que el hecho de las desgracias en s mismas. Ensegundo lugar, no parece que esos hechos extraos fueran acontecimientos "naturales" o fenmenos de tipo geolgico, como hanquerido defender algunos autores23 . Porque si eran fenmenos"naturales", no tenan ni podan tener el sentido de "signos" y"prodigios", que acreditaban a Dios como su nico posible autor.En tercer lugar, existen imposibilidades en la sucesin de las plagas:si todo el ganado ha muerto con la quinta plaga, cmo puedendaarle las lceras de la sexta y el granizo de la sptima? Y se danimposibilidades en la descripcin de una misma plaga: si toda elagua se ha cambiado en sangre (x 7,19), cmo pueden los magosrealizar el mismo prodigio? (x 7,22). Si las ranas cubren toda latierra de Egipto (x 8,2), cmo pueden los magos hacer subirtodava las ranas? (x 8,13). Por estas razones y por otras que noes el caso explicar aqu, los autores ms documentados en esteasunto estn de acuerdo en que lo de las plagas no se refiere a unhecho histrico, sino que es una composicin literaria, con la quese quiere dar una enseanza religiosa fundamental, a saber: queDios interviene portentosam ente para sacar a su pueblo de la esclavitud, de tal manera que el poder de Dios es reconocido por elfaran y por los mismos israelitas24 .

    Desde este punto de vista, adquiere su plena significacin laltima plaga, la muerte de los primognitos (x 11,1-10). En elrelato del xodo, esta plaga se asocia con la celebracin de la"pascua". Dios manda a los israelitas que maten un cordero y conla sangre hagan una seal en la puerta de sus casas. De esa man erael ngel exterminad or, al ver la sangre en las puertas de los israelitas, los respeta y no les hace dao alguno, mientras que, por elcontrario, mata a los primognitos de los egipcios (x 12,13-14).Qu quiere decir todo esto? Para comprenderlo hay que tener en

    22 R. DE VAUX, O.C, 349.23 Por la explicacin naturalista se ha pronunciado G. HORT, Th e Plagues ofEgypl, en"ZA W '69 (1957) 84-103; 70 (1958) 48-59. Por la explicacin geolgica, A. G. GALANOPULOS,Die dgyplischen Plagen un d der Auzug Israels aus geologischer Sicht, en "Das Altertu m" 10(1964) 131-137; L. POMERANCE, The Final Collapse of Santorini (Thera), 1400 B.C. or 1200B.C?. Gteborg 1970, 19-20.24 Para todo esto, cf R. DE VAUX, O.C. 351-354; G. M. CAMPS, Midras sobre la historiade las plagas. Miscelnea Bblica, B. Ubach, Montserrat 1953, 97-113.32

    cuenta lo siguiente: la "pascua" era un a fiesta de p astores nm adas.Sus ritos esenciales lo ponen de manifiesto: se celebra fuera delsantuario, sin sacerdote ni altar; la vctima, cogida del rebao, seasa en vez de cocerla, se come con el pan sin levadura de losbeduinos y con hierbas del desierto, con un atuen do que es el de lospastores; se celebra de noche, cuando no hay que ocuparse delrebao, y en la noche de luna llena, que es la ms clara 25 . Se trata,por tan to, de una fiesta de n madas, de gente libre. Y en el caso delos israelitas quiere decir que aquel pueblo pasa de la esclavitud ala libertad mediante el sacrificio y la muerte de un animal inocentey limpio, el cordero. En el Nuevo Testamento se explica la significacin profunda que todo esto tiene: Jess es el cordero de D ios,que quita el pecado del mundo (Jn 1,29), el que muere por lasalvacin de todos (Jn 19,36; cf Ex 12,46; Sal 34,21). El mismoJess que celebr la pascua con sus discpulos (Mt 26,18), la pascuaque l haba deseado intensamente (Le 22,15) y en la que instituyla eucarista, la nueva pascua de los cristianos (IC or 5,7-8). Pero detodo esto hablaremos en su momento, al explicar el sentido quetiene la eucarista.5. La salida de E gipto

    El orden actual de la narracin presenta as la salida de Egipto:los israelitas, oprimidos, quieren salir. Para conseguir el permisodel faran ponen el pretexto de que deben ir al desierto a sacrificara su Dios. Pese a los prodigios de las nueve primeras "plagas", elfaran se niega a dejarlos ir. Entonces Yav lanza la dcima plaga:los egipcios les dejan salir e incluso les urgen para que se vayan. Sevan, pero el faran cambia de idea y manda perseguirlos. Entoncesinterviene poderosamente Yav: es el milagro del mar. A esto sereduce el relato, muy condensado.Sin embargo, en este relato se mezclan dos tradiciones: unapresenta el hecho como una huida, la otra lo presenta como unaexpulsin. La de la huida se basa en los d atos siguientes: cumpliendo la misin que recibi de Yav (x 3,18), Moiss pide al faranque deje salir a los israelitas, para ir al desierto a sacrificar a suDios. Este tema es fundamental en el relato de las nueve primeras

    25 R. DE VAUX, o.c, 355. Cf P. LAAF, Die Pascha-Feier Israels, Bonn 1970; H. HAAG,Von alten zum neuen Pascha. Geschichte un d Theologie des O sterfestes, Stuttgart 1971.

    33

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    plagas (x 5,3; 7,16.26; 8,4.16.21-23; 9,1.13; 10,7.11.24-26). El faran no se deja doblegar: se niega a ver de nuevo a Moiss, yMoiss no lo ver ms (x 10,27-29). Todo ha terminado; losisraelitas no podrn salir libremente, no les queda sino hu ir. Y esoes lo que hacen (x 14,5). Por su parte, la tradicin de la expulsintiene tambin su fundamento: la expulsin se anuncia en x 6,1. Esel tema de la dcima plaga (x 11,1; 12,39). Y es lo que expresamente dice el relato (x 12,31-32). Ahora bien, cul de las dostradiciones es la ms verosmil? Por los estudios que se han realizado hasta ahora, parece que la tradicin ms probable es la de lahuida, ya que es la que mejor cuadra con el conjunto de toda lahistoria. De manera que la tradicin de la expulsin se explicarapor el hecho de que, en el antiguo Egipto, hubo varias expulsionesde grupos extranjeros, como es el caso de la expulsin de loshicsos, que antiguamente fueron asociados a los hebreos26 .6. 1 paso del mar R ojo

    Este episodio se cuenta en el captulo 14 del xodo . Pero , enrealidad, de l existen dos tradiciones. En una se presentan loshechos as: Moiss debe levantar su bastn para que los israelitaspasen a pie seco (x 14,16). Moiss lo hace as y los israelitas pasana pie seco (x 14,21a.22). Los carros egipcios se lanzan en supersecucin (v. 23). Yav ordena a Moiss que extienda la manopara que refluyan las aguas sobre los egipcios (v. 26). Al hacerlo(v. 27a), los egipcios quedan sumergidos (v. 28) y los israelitas asalvo (v. 29). Como se ve, en esta tradicin Moiss, tiene una intervencin decisiva.La segunda tradicin presenta los hechos de otra manera: durante su persecucin, los israelitas se creen perdidos y se rebelancontra Moiss. ste, sin embargo, les ordena que permanezcandonde estn y que miren (x 14,10-14). La columna de nube quelos protege se coloca entre ellos y los egipcios (x 14,19a). Durantela noche, Yav hace soplar el fuerte viento del este que seca el mar(v. 21a). Al da siguiente, de madrugada, Yav, desde la colum nade fuego y de nube, siembra el pnico entre los egipcios y entorpecelas ruedas de sus carros (vv. 24-25). Al apuntar el da, las aguasvuelven a su lecho, y Yav sumerge en ellas a los egipcios (v. 27).

    2 Cf R. DE VAUX, O.C, 361-363.34

    Cul de estas dos tradiciones se aproxim a ms a la verdad?Es sorprendente que en la segunda tradicin no se habla paranada del paso de los israelitas por el mar. stos se hallan acampados a orillas del mar y ven acercarse a los egipcios (x 14,9-10).Yav les dice: "Quedaos ah y veris; no tendris que hacer n ada"(x 14,13). A continuacin todo tiene lugar entre Yav y los egipcios; al da siguiente, los israelitas ven a los egipcios muertos en laorilla del mar (x 14,30); es la gran accin de Yav (x 14,31).Para esta tra dicin , el milagro del mar no es el paso de los israelitas:es la destruccin de los egipcios. Y esto es lo nico que retiene elantiqusimo canto de Mara (x 15,21). ste es tambin el nicoaspecto que desarrolla el poema, ms reciente, de x 15,1-18. Yesto m ismo es lo que se dice en D t 11,4 y Jos 24,7. Por consiguiente,parece que la tradicin ms segura es la segunda. Lo cual quieredecir que el famoso paso del mar entre dos murallas de agua enrealidad no existi21 .Entonces, qu queda del famoso relato? Queda su profundaleccin religiosa: Yav intervino, como un guerrero poderoso 28 ,

    para liberar a su pueblo. Yav interviene, incluso con la violencia, cuando est en juego la liberacin de los esclavos. sta es laprofunda leccin que se desprende de la idea de Yav como guerrero 29 .7. 1 mensaje de la liberacin

    En realidad, toda esta serie de episodios grandiosos sirve demarco pa ra describir un hecho fundamental: la liberacin del pueblo de Israel. Por eso se presenta al pueblo en la dura condicin deun pueblo de esclavos: explotados (x 1,11), oprimidos (x 1,12),27 Para todo este asunto, cf K. VON RABENAU, Die beiden E rzlungen von Schilfmeer-wunder, Ex 13,17-14,31, en Theologische Versuche, ed. G. Schiller, Berln 1966, 7-29;R. DE VAUX, O.C, 367-373; Fr. M. CROSS, The Song of the Sea and Canaanile Myth, en"Journal of Theology and the Church" 5 (1968) 1-25.28 La idea de Yav como guerrero est expresamente en x 15,3. Y todo el poema de x15,1-18 es un canto de victoria en honor de Yav. Cf N. LOHFINK, Das Siegeslied amSchilfmeer: Christliche Auseinandersetzungen mit dem Alten Teslament, Frankfurt 1965,102-128; J. MUILENBURG, A Liturgy on the Triunphs of Yahweh, en Studia Bblica etSemtica, W ageningen 1966, 233-251..29 Cf G. VON RAD, Der Heilige Krieg im Alten Israel, Zurich 1951, 45-47; H. FRIE-DRIKSSON, Jahwe ais Krieger, Lund 1945, 83-86; R. SMEND, Jahwekrieg und Stammebund,

    Gttingen 1963, 79-81.35

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    llevando una vida amargada con dura esclavitud (x 1,13-14). Po reso "los gritos de auxilio de los esclavos llegaron a Dios" (x 2,23).Por eso tambin Dios toma la iniciativa de liberarlos (x 3,7-10).Por la misma razn a Egipto se le llama la "casa de la esclavitud"(Lev 23,7; 25,39-40; Dt 15,12; Is 14,3; Jer 17,4; 25,14; 30,8; 34,14;Ez 29,18). Por eso, para liberar a su pueblo, elige Dios a Moiss(x 3,10). Por eso mismo tambin se entabla la dura confrontacinentre Moiss y el faran, entre el representante del pueblo y elopresor del pueblo (x 5-11). Por eso, finalmente, Yav intervienecon poder y libera a los esclavos (x 14). De ah que, con frecuencia, se utiliza el verbo sillah, que tiene el sentido jurdico de "liberar", "poner en libertad" a un esclavo (cf D t 15,12-13.18; Jer 34,9-16). Por consiguiente, el mensaje central del acontecimiento es elmensaje de la liberacin.

    Pero aqu es de suma importancia concretar de qu liberacinse trata. No se trata, en primer lugar, de una liberacin interior,espiritual, sino de la liberacin exterior de la esclavitud, es decir, deuna liberacin socio-poltica. La liberacin interior vendr mstarde, en la penosa y larga peregrinacin p or el desierto. La primerainiciativa de Dios sobre el pueblo es sacarlo de su esclavitud. Loprimero que Dios quiere es la libertad para su pueblo. Y, porcierto, una libertad que consiste en cambiar radicalmente la situacin socio-poltica en que vive el pueblo.Por otra parte, es importante tambin comprender que Dios noproyecta lo que podramos llamar un "plan de desarrollo" para elpueblo, sino que se trata de un proyecto de liberacin total. Esdecir, Dios no pretende que los egipcios traten m ejor a los israelitas,que les suban el jornal, que no los castiguen. Todo eso hubiera sido

    bueno. Y se podra haber intentado antes de llegar a un planteamiento ms radical. Pero el hecho es que Dios no procedi de esamanera. Desde el primer mom ento, Dios va al fondo del problem a.Y lo que pretende desde el primer instante es el cambio radical dela situacin. Por consiguiente, el proyecto de Dios no consiste enmejorar las condiciones de vida que se dan en el pueblo, sino encambiar su situacin. Dios no quiere esclavos que viven bien, sinohombres libres a costa de cualquier sacrificio y pasando por todaclase de privaciones.Y todava una observacin importante. La libertad es lo ms

    duro de conseguir en la vida. Por eso la gente tiene miedo a la36

    libertad y, con frecuencia, prefiere el bienestar en la servidumbre,rechazando los proyectos de liberacin. Eso justamente es lo quepas con los israelitas. La misma noche en que caminaban hacia lalibertad, cuando se vieron acosados por los egipcios, "gritaronmuertos de miedo y dijeron a Moiss: No haba sepulcros enEgipto? Nos has trado al desierto a morir. Qu nos has hechosacndonos de Egipto? No te decamos ya en Egipto: Djanos enpaz, y serviremos a los egipcios; ms nos vale servir a los egipciosque morir en el desierto" (x 14,11-12). Este tipo de quejas serepitieron despus en el desierto, en la larga marcha hacia la libertad (x 16,3; 17,3; Nm 11,1-6; 14,1-4; 17,6.28; 20,2-5; 21,5). Elcontenido esencial de esas quejas se resume en pocas palabras: elpueblo prefiere la seguridad y el bienestar en la esclavitud, mejorque el penoso peregrinar hacia la liberacin. Pero Dios sabe que lomejor para el hombre es su liberacin integral. Por eso Yav y sumediador Moiss llevaron la empresa adelante, hasta el final.8. S ignificacin para hoya) El miedo a la libertad

    La libertad es la cosa ms apetecida del mundo, y tambin lams temida30 . Po rque ser libre es no estar atado a nada ni a nadie.Y la experiencia nos ensea que nuestras ataduras nos resultanmuy gratificantes. A s, el borrach o, el fumador y el drogadicto sesienten atados y como esclavizados al vino, al tabaco y a la droga.Y no quieren soltar esas ataduras, porque les resultan muy gratificantes. Pero n o hay que recurrir a esos casos singulares. La moderna sociedad tiene el poder de esclavizarnos de mil maneras diferentes. El mecanismo mediante el cual la sociedad nos esclaviza es lacreacin de necesidades: por medio de la propagand a y la publicidad, el sistema crea constantes y nuevas necesidades a la gente, detal manera que los ciudadanos llegan a sentirse apresados en lostentculos del sistema. Nos encontramos entonces con los nuevosesclavos de la sociedad de consumo: la gente habita en edificios deapartamentos y tiene automviles privados con los que ya no puede30 Para este punto es fundamental el estudio de E. FROMM, El miedo a la libertad,

    Madrid 1977.37

    escapar a un mundo diferente. Tienen enormes refrigeradores llenos trabajar en esa tarea. Hay un texto magistral de Jeremas que lo

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    de comida cong elada. Tienen docenas de peridicos y revistas queexponen los mismos ideales. Tienen innumerables oportunidadesde elegir, innumerables aparatos que son todos del mismo tipo ylos mantienen ocupados y distraen su atencin del verdadero problema, que es la conciencia de que pueden trabajar menos y ademsdeterminar sus propias necesidades y satisfacciones31. En definitiva,se trata de comprender que los individuos, a cambio de las comodidades que enriquecen su vida, venden no slo su trabajo, sinotambin su tiempo libre. La vida mejor es compensada por elcontrol total sobre la vida32 . He ah el nuevo "Egipto", la nueva"casa de la esclavitud". Por eso la gente necesita cada da msdinero. De ah tambin las angustias econmicas, los pluriempleos,las horas extraordinarias, el trabajo agotador, que a todos nosembrutece. La raz del problema es siempre la misma: el sistema devida que nos ha impuesto la nueva sociedad. Y eso justamente es loque la gente quiere dejar, pero, por otra parte, teme perder. Elmiedo a la libertad atenaza nuestra imaginacin, petrifica nuestrasfacultades, nos incapacita para cambiar de vida. De ah la necesidadde un nuevo xodo, salir del sistema, para emp render el camino dela liberacin. Las tareas concretas que impone este camino y lasclaves para realizarlo irn apareciendo en los captulos de estelibro.b) El verdadero nombre de Dios

    Nosotros creemos en el mismo D ios que se revel a Moiss. ElDios de Israel es nuestro D ios. Pero resulta que el nombre y el serde ese Dios estn ntimamente ligados a la tarea de la liberacin.Por eso creer en Dios y conocer a D ios es trabajar por la liberacinde todos los esclavos de la tierra, los esclavos de la m oderna sociedad de consumo, y tambin los esclavos, sobre todo, en el sentidoms duro de la palabra: los pobres y oprimidos, los que no tienentrabajo, los que carecen de cultura, los encadenados al vicio y a ladroga, todos los miserables y crucificados de este mundo. Paratoda esa gente, Dios es el Existente, que quiere sacarlos de esasituacin. Y entonces, conocer a Dios y relacionarse con l es31 H. MARCUSE, Erosy Civilizacin, Barcelona 1968, 100-101. H. MARCUSE, O.C, 100.38

    dice exactamente:"Haca (Josas) justicia y derecho,eso es bueno;defenda la causa del pobre y del indigente,eso es bueno;No consiste en eso el conocerme?, dice Yav".(Jer22,16)Conocer a Yav es un trmino tcnico, como bien han vistoMowinckel33, Botterweck34 y H. W. Wolff35, y como salta a lavista examinando los pasajes siguientes: Os 4,1-2; 6,4-6; 2,22; 5,4;6,3; Is 11,2 (cf vv. 4-5); Is 1,3 (cf vv. 5-9); Hab 2,14. Conocer aYav es un trmino tcnico y significa hacer justicia y derecho,defender la causa del pobre y del indigente36 . Conocer a D ios no esconocer un objeto. Conocer a Dios es vivir la experiencia esencialque l quiere y espera de nosotros: la experiencia del amor incondicional, que se manifiesta en justicia, solidaridad y liberacin.Como dice exactamente la primera carta de Juan, "el que no amano conoce a Dios, porque Dios es amor" (Un 4,8).Hay personas que no conocen ni reconocen ms Dios que elDios del culto y la piedad; o el Dios de la moralidad y el orden; oel Dios de una determinada ideologa poltica. Por supuesto, que elculto y la piedad son importantes; como tambin lo es la moralidad(no decimos lo mismo de la ideologa poltica). Pero debe quedarmuy claro, de una vez por tod as, que el verdadero nom bre de Diosest esencialmente ligado a la tarea de la liberacin. Todo lo queno sea andar po r ese camino es andar descaminados en el problemade Dios. Porque slo conoce al verdadero Dios el que trabaja y

    lucha por la liberacin de los pobres y de todos los esclavos de latierra.c) La liberacin

    Desde hace ms de quince aos se viene hablando de la teologade la liberacin37 . No se trata aqu de hacer una exposicin deta-33 Die Erkenntnis Gottes bei den altestamentlichen Propheten, Oslo 1941.14 "Gotl erkennen''im Sprachgebrauch des Alten Testaments, Bonn 1951.35 "Wissen um Gott"bei Hosea ais Urform von Theologie, en "EvTh" 12 (1952) 533ss.36 J. P. MIRANDA, El Ser y el Mesas, Salamanca 1973, 48.37 Una presentacin resumida de lo que es esta teologa, en J. C. SCANNONE, Teologa de39

    liada de los contenidos y presupuestos fundamentales de tal teolo esclavizan y nos someten a intereses ajenos a nuestra propia reali

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    ga. Para lo que nos interesa en este momento, slo quiero decirque, de acuerdo con el proyecto de D ios, tal como se manifiesta enel xodo, es evidente que la tarea fundam ental del creyente es laliberacin. En este punto han insistido casi todos los telogos de laliberacin. Y es que, como se ha dicho muy bien, en el xodo secumplen las etapas de todo proceso liberador: una situacin de opresin (x 1,13-14); toma de conciencia de esta situacin ("clamor": x 2,23); aparicin de un jefe carismtico que suscita la conciencia dedependencia injusta y la necesidad de liberarse (x 3 y 4; 4,27-31); inicio de soluciones p ara superar la situacin: dialctica esclavitud-salida (x 4,21-23; 5,1-3, etc.); opcin definitiva por la liberacin y ayuda directa de Dios,que toma la iniciativa en el proceso (x 3ss); esfuerzo bsico inicial para hacer real la liberacin con elpaso del mar Rojo (x 12,37-39; 14,5.31); esfuerzo lento para edificar como permanente esa liberacin en un pueblo realmente libre, en medio de las dificultades

    (x 15ss); tentaciones diversas de volverse atrs (x 16,17.32, etc.); realizacin definitiva con el ingreso en la tierra prometida38 .El esquema es claro y corresponde, casi al pie de la letra, a loque hoy est ocurriendo entre los grupos y comunidades de basesobre todo en Amrica Latina. El pueblo oprimido vuelve a tomarconciencia de su situacin de dependencia y opresin y lucha, desdesu fe en Dios, por la liberacin.Es necesario aclarar de qu liberacin se trata. De hecho, tal

    como la plantean los especialistas en esta materia, la liberacin sesita a tres niveles: 1 .Q Nivel socio-poltico, que consiste en la liberacin del sometimiento injusto a los poderes de este mundo , poderpoltico, poder econmico, poder social; y exige la lucha contratoda dictadura poltica, contra todo poder econmico injusto ycontra todo poder social que resulte opresor. 2.Q Nivel personal,que consiste en la liberacin de las ataduras personales, que nosla liberacin, en CF P 562-579, con bibliografa en p. 579. Ms brevemente en J. M. CASTILLO, La Teologa despus del Vaticano II, en C. FLORISTN, J. J. TAMAYO, El Vaticano II,veinte aos despus; Madrid 1985, 156-158, con bibliografa.18 A. ALONSO, Iglesia y praxis de liberacin, Salamanca 1974, 120-121.40

    zacin personal; aqu en tra todo aquello en lo que el hombre pierdela propia disponibilidad incondicional para bien y servicio de losdems. 3.Q Nivel trascendente, que consiste en la liberacin delpecado, como el mal ms profundo que afecta al homb re, con todolo que el pecado lleva consigo de degradacin de la conciencia y delespritu39 .Pero aqu conviene hacer una advertencia im portante: al distinguir estos tres niveles y escalonarlos sucesivamente, no se trata de

    decir que lo ms importante es la liberacin de la miseria y que lomenos imp ortante es la liberacin del pecado . En realidad, el nivelms profundo es el tercero, porque el pecado constituye la razltima de toda esclavitud y opresin. Por eso hay que articular lostres niveles, de manera que ninguno suplante a los otros. Es ms,como se ha dicho muy bien, tenemos que combinar lo decisivo (laliberacin del pecado) con lo urgente (la liberacin de la miseria).As, para las masas pobres del tercer mundo el "hambre de Dios"ser siempre la cuestin ms decisiva, pero el "hambre de pan"contina siendo la cuestin ms urgente40 .He aqu la tarea que incumbe a todo creyente. Como se comprende fcilmente, se trata de un a tarea enorme. Sabemos que enesta tarea nunca vamos a alcanzar el logro pleno de nuestras aspiraciones en esta vida. Pero no por eso es una tarea menos exigente,menos esencial. Porqu e, en definitiva, se trata de comprender questa es la tarea prim ordial del creyente. De tal m anera que a p artirde esta tarea se ha de interpretar la orientacin que debe llevar lavida personal del sujeto, la vida espiritual y religiosa, la organizacin y funcionamiento de las instituciones, la marcha de la Iglesia,la lucha y el compromiso p or un a sociedad ms justa, etc.Por ltimo, en todo este asunto es importante comprender quela tarea primordial del creyente no es una tarea de desarrollo, sinouna tarea de liberacin. El desarrollo puede ir, y de hecho va,asociado a profundas dependencias y esclavitudes de todo tipo,mientras que la liberacin consiste esencialmente en la supresinde toda d ependencia y de toda esclavitud. A p artir de este planteamiento bsico se ha de programar y organizar todo lo dems.

    3" Cf G. GUTIRREZ, Teologa de la liberacin, Salamanca 1972, 67-69.40 L. y Cl. BOFF, Convocatoria general en favor de la liberacin, en "Noticias Obreras"940 (nov. 1986) 18.41

    CAPTULO 3

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    LA ALIANZA

    LA SA LIDA de Egipto represent, para los israelitas, la liberacinde la esclavitud. Pero no por eso estaba ya todo conseguido. Laliberacin integral del hom bre no consiste slo en quitarse de encima las cadenas ex teriores que lo esclavizan. Un sujeto que sale dela crcel no es por eso ya un hom bre libre en el sentido integral dela palabra. Porque bien puede suceder que ese sujeto est encadenado a muchas cosas que le atan desde dentro de s mismo: puedeestar atado al vicio, a sus propias pasiones y a su propio egosmo.En definitiva, no es un hombre libre. Porque est encadenado yesclavizado por sus propias atadu ras interiores. En realidad, ste esel gran p roblema en la moderna sociedad demo crtica: la gente sesiente libre de coacciones externas en muchos aspectos y desdemuchos puntos de vista. Pero no por eso podemos decir que lagente es libre con una libertad integral. Porque de sobra sabemosque la mayor parte de la gente est esclavizada al consumo y albienestar que ofrece este tipo de sociedad. No b asta, por tanto , lalibertad de la esclavitud externa. Adems de eso es fundamentaltambin la libertad interior; en definitiva, la libertad integral.Y esto es lo que necesitaba el pueblo de Israel despus de lasalida de Egipto. El paso del mar Rojo fue la liberacin exterior.Faltaba el paso decisivo hacia la liberacin integral. He aqu elsignificado profundo de la alianza.En efecto, durante la peregrinacin de los israelitas por el desierto, tuvo lugar un acontecimiento de singular importancia: laalianza que Dios estableci con su pueblo. E sta alianza consista enuna relacin de presencia mutua: en adelante, Yav ser el nicoDios de Israel; mientras que ste ser siempre el pueblo de Dios.

    En el fondo, esto representa la liberacin integral. Si Yav es el43

    nico Dios de Israel, eso quiere decir que es el nico absoluto, el En realidad, qu es lo que all ocurri? Dios decide manifestar

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    nico en quien el pueblo puede poner su seguridad y su descanso,de tal manera que todo lo dems debe ser efectivamente relativo.He ah la liberacin total.Por otra parte, sabemos que, con motivo de la alianza, Yavdio a su pueblo una ley fundamental: el declogo. Pero entonces setrata de saber qu sentido tienen esos diez mand amientos y culesson sus exigencias. Porq ue, en realidad, no es esto un nuevo sometimiento y un nuevo control sobre el pueblo? No se puede decirque Israel sali del sometimiento al faran para en trar en un nuevosometimiento, el sometimiento a Yav? Adems, se puede decirque esos diez mandamientos siguen pesando sobre nosotros? Peroentonces, no es verdad que nosotros mismos nos vemos sometidospor u na ley que nos coacciona desde fuera? He aqu otra cuestinque importa sumamente dejar bien clara.Por ltimo, en todo este asunto hay que tener en cuenta que elevangelio nos habla a los cristianos de una "nueva alianza" (Le22,20; ICor 11,25; cf Mt 26,28; Me 14,24), que obviamente dice

    relacin a la antigua y se comprende a partir de ella. Se trata, pues,de ver qu sentido tienen tanto una como otra alianza para nosotrosen la actualidad.1. La gran manifestacin de Dios

    Al cumplirse tres meses de la salida de Egipto, el pueblo deIsrael lleg al desierto del S ina y acamp al pie del monte que llevael mismo nom bre (x 19,1)'. All, en aquel monte, iba a tener lugarla gran manifestacin de Dios al pueblo. Este acontecimiento tuvouna importancia de primer orden para toda la historia de aquelpueblo, como lo prueba el hecho de que las tradiciones relativas alSina abarcan un bloque de enseanzas de dimensiones inslitas,que se extienden desde x 19 hasta Nm 10,10. En ningn otrolugar del Antiguo Testamento se encuentra un cuerpo de tradicintan gigantesco, referido, en definitiva, a un solo acontecimiento: larevelacin de Dios en el Sin a2.1 Sobre la localizacin del Sina, cf R. DE VAUX, Historia antigua de Israel, vol. I,407-418.2 G. VON RAD, Teologa del A. T., vol. I, 243.

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    se, hacerse presente al pueblo. Y para ello elige un lugar y unmomento determinado. El lugar es la montaa del Sina. El momento exige tres das de preparacin (x 19,10-15). Durante esosdas, el pueblo debe purificarse, debe lavar sus ropas, debe estarpreparado (x 19,10-11) y debe adems abstenerse de relacionessexuales (x 19,15). El acontecimiento que se avecina es solemne,terrible y sobrecogedor. P or eso nadie debe subir al monte o acercarse a la falda (x 19,12), de tal m anera que quien quebran te esaorden ser reo de muerte y debe ser ejecutado inm ediatamente (x19,13). Por qu tan tas precauciones? Por una sola razn: Dios seacerca, Dios se hace presente. La presencia divina es impresionante.Por eso hay que establecer las debidas distancias y separaciones.Porque la distancia entre Dios y el hombre es infinita3.

    Llegado el momento, ocurri el hecho portentoso: "Al tercerda por la maana hubo truenos y relmpagos y una nube espesaen el monte, mientras el toque de la trom peta creca en intensidad,y el pueblo se ech a temblar en el campamento... El monte Sinaera todo una humareda, porque el Seor baj a l con fuego; sealzaba el humo como de un horno , y toda la montaa temblaba"(x 19,16-18). Como se ve por la descripcin, aquello fue algoestremecedor: truenos y relmpagos, fuego y hu mo, sonar de trompetas, temblor de montaas y, dominn dolo to do, una nube espesa.De esta forma los hombres del Antiguo T estamento se imaginabanla presencia de Dios (cf Sal 18,8-15; 29,3.7-8; 46,7; 68,34; 83,15-16).Una presencia especialmente asociada a la presencia de una nube(x 13,21-22; 14,19.20.24; 19,9; 34,5; Nm 14,14; cf tambin x33,9-11; Nm 11,25; 12,5-10)4. El pueblo temblaba de miedo en elcampamento (x 19,16). Y Dios dijo a Moiss: "Baja al pueblo ymndales que no traspasen los lmites para ver al Seor, porquemoriran muchsimos" (x 19,21). Dios se manifiesta de maneraaparatosa. Y se manifiesta como el ser grande, impresionante, po deroso, ate rrador, inaccesible. Es el ser que se impone al hombre yque impresiona hasta provocar temores de muerte. Por eso el mismo libro del xodo aade todava: "Todo el pueblo perciba lostruenos y relmpagos, el sonar de la trompeta y la montaa hu-

    3 Sobre las distancias que el hombre debe tomar ante la proximidad de lo sagra do, cf G.VAN DER LEEUW, La Religin dans son essence el ses m anifestations, Pars 1970, 453-462.4 Cf E. F. SUTCLIFFE, The Clouds as Water-Carriers in Hebrew Thougth, en "VT" 3(1953)99-103.

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    in'iinle. Y el pueblo estaba aterrorizado, y se mantena a d istancia. que se percibe a Jess como un hombre genial, un hombre excep

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    Y dijeron a Moiss: Habanos t y te escucharemos; que no noshable Dios, que moriremos. Moiss respondi al pueblo: No temis; Dios ha venido para probaros, para que tengis presente sutemor y no pequis" (x 20,18-20). El relato termina diciendoescuetamente: "El pueblo se qued a distancia, y Moiss se acerchasta la nube donde estaba Dios " (x 20,21). As se manifest D iosa su pueblo en el desierto.2 . Significacin y lmites del acontecimiento

    Lo ms claro que hay en todo este relato es que Dios se manifiesta, se comunica y se da a conocer a travs de una experiencia,no por medio de una teora, una doctrina, un a determinada filosofa o una teologa. Lo impo rtante en la vida no es saber sobre Dios,sino experimentar y vivir la cercana, la presencia de Dios, aunquede eso no se sepa mucho ni se tengan muchas doctrinas al respecto.Por o tra pa rte, la experiencia de Dios que aqu se destaca es la

    experiencia de lo tremendo, lo portentoso, incluso lo aterrador.Este tipo de experiencia es tpica y caracterstica de todo s los fenmenos religiosos, en todos los tiempos y en tod as las cultu ras5. N ose trata aqu de analizar detenidamente este tipo de experiencia.Pero de ella, en todo caso, hay que decir lo siguiente: en definitiva,se trata de la experiencia de lo sobrenatural, es decir, cuenta laexperiencia en la que el hombre percibe que por encima de lasfuerzas de la naturaleza hay alguien que est sobre todo eso, que lodomina, que puede y manda ms que todo lo que hay en estemundo. Por eso se trata de una fuerza que causa temores de muerte,porque es una fuerza que nada ni nadie puede controlar. Ahorabien, de esta realidad sobrecogedora hay que decir que es importante, incluso decisivo, que el hombre la perciba y la viva, al menosde alguna manera. No necesariamente en su forma ex terna concreta, sino en su significacin profunda. Y esa significacin profundaes el sentido de lo trascendente, de lo sobrena tural, lo que superainfinitamente a todo lo humano. De lo contrario, es decir, de nopercibir esa realidad, caemos inevitablemente en lo que bien podramos llamar un "cristianismo ateo", o sea un cristianismo en el5 Se trata del mysterium tremendum, que ha sido analizado con perspicacia por

    R. Orro, LO Sanio, Madrid 1965, 24-39.46

    cional en todos los sentidos, pero, a fin de cuentas, un hombre asecas. De donde resulta un cristianismo meramente horizontal,muy comprometido con todo lo humano, si se quiere, pero uncristianismo al que le falta una dimensin esencial, porque carecede Dios. Este tipo de "cristianismo" se ha desarrollado, en losltimos tiem pos, en ciertos amb ientes eclesiales. Se trata de aquellaspersonas y grupos que se entusiasman con la figura de Jess y conel evangelio, pero de tal manera que, al mismo tiempo, ponen aDios entre parntesis, dudan de l o incluso lo niegan abiertamente.Es posible que eso se deba, al menos en buena parte, a que conrelativa frecuencia Dios ha sido presentado como el aliado de losopresores de todo tipo. Pero aun siendo eso verdad, el cristianointeligente y cabal tiene que saber distinguir entre lo que ha sido ladeformacin histrica de Dios y lo que es la realidad profunda ymisteriosa de Dios, el Dios que se nos revela en la Biblia. Estacuestin es capital para poder entender lo que significa el hechocristiano. Un cristianismo sin D ios ya no es el cristianismo, es otracosa radicalmente distinta.

    Sin embargo, la experiencia de Dios, tal como se manifest enel Sina, tiene sus lmites; es decir, se trata de una experienciaparcial y, por eso, esencialmente incompleta. En efecto, como yahe dicho ampliamente, es la experiencia de lo tremendo lo queimpresiona y causa terror. P or lo tan to, Dios se manifiesta, en esaexperiencia, como el ser justiciero y castigador, un ser impresionante al que se puede temer, pero que difcilmente se puede amar.Y ah es donde est la gran limitacin de esa experiencia de Dios.En el captulo 5 de este libro vamos a ver que incluso en el AntiguoTestamento Dios se revela en plenitud de una manera muy distinta.Pero, sobre to do, a esa experiencia de D ios, como el ser tremendoy temible, le falta la gran revelacin del Nuevo Testamento, larevelacin definitiva de Dios, que se nos ha hecho presente enJess de Nazaret (cf Jn 1,18; Heb 1,1-3; Col 1,15). Segn estarevelacin, sabemos que Dios es esencialmente Padre (Mt 6,9 par;11,27 par, etc.). Y sabemos, sobre todo, que Dios se ha dado aconocer en la misma persona de Jess, en su cercana, en su bondad, su disponibilidad y hasta su debilidad. As "se hizo visible labondad de Dios y su amor por los hombres" (Tit 3,4). As secomplet esencialmente la revelacin de Dios.Pero hay todava un aspecto que interesa resaltar. El Dios que47

    se revela en el Sina es el Dios que establece separaciones, que para determinar el sentido de la alianza tenemos que echar por

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    distingue entre el espacio sagrado y el espacio profano. Por eso elpueblo no se poda acercar al monte, bajo pena de muerte, cosaque se repite en el relato hasta cuatro veces (x 19,12-13.21-22.23.24). Es lo tpico de la mentalidad anterior al cristianismo.Segn esa mentalidad, la presencia de D ios est en el templo (ISam8). Pero esa mentalidad tiene el inconveniente de que sugiere unaidea de Dios inmvil, que crea falsa seguridad (Jer 7). En el NuevoTestamento queda definitivamente superada tal mentalidad: "losque dan culto autntico darn culto al Padre con espritu y verdad"(Jn 4,23). En definitiva, se trata de comprender que el espaciosagrado, p ara los cristianos, no es un espacio geogrfico, sino unespacio humano. Porque el templo es Jess mismo, ante todo (Jn2,14-15)6, y la comunidad de los creyentes (ICor 3,16.17; 6,19;2Cor6,16;Ef2,21)7.3. La alianza del xodo

    La palabra espaola "alianza" traduce la hebrea berit. Estapalabra puede significar un contrato (Gen 31,44ss), un convenio oacuerdo entre amigos (ISam 18,3; 23,18), un pacto de los subditoscon su rey (2Sam 5,3), una alianza entre dos reyes o naciones (IRe5,2ss)8. Por otra parte, se sabe que en el antiguo oriente existantratados de vasallaje, que se estipul