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TEMA DEL MES ON-LINE N. o 10, Diciembre de 2006 ISSN: 1886-1601 HACIA LA EFICACIA SOCIOPOLÍTICA FRENTE AL SUFRIMIENTO HUMANO Javier Monserrat

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TEMADEL MESON-LINE

N.o 10, Diciembre de 2006ISSN: 1886-1601

HACIA LA EFICACIASOCIOPOLÍTICA FRENTE

AL SUFRIMIENTO HUMANOJavier Monserrat

TEMADEL MESON-LINE

N.o 10, Diciembre de 2006

Consejo Asesor

Dr. Francesc Abel i FabreDirector del Instituto Borja de Bioética (Barcelona)

Prof. Carlos Ballús PascualCatedrático de Psiquiatría. Profesor Emérito de laUniversidad de Barcelona

Prof. Ramón Bayés SopenaCatedrático de Psicología. Profesor Emérito de laUniversidad Autónoma de Barcelona

Prof. Josep Egozcue Cuixart (†)Catedrático de Biología Celular. Universidad Autónomade Barcelona

Prof. Sergio Erill SáezCatedrático de Farmacología. Director de la FundaciónDr. Antonio Esteve. Barcelona

Dr. Francisco Ferrer RuscalledaMédico internista y digestólogo. Jefe del Servicio deMedicina Interna del Hospital de la Cruz Roja deBarcelona. Miembro de la Junta de Govern del ColegioOficial de Médicos de Barcelona

Dr. Pere GascónDirector del Servicio de Oncología Médica yCoordinador Científico del Instituto Clínico deEnfermedades Hemato-Oncológicas del Hospital Clínicde Barcelona

Dr. Albert JovellMédico. Director General de la Fundación BibliotecaJosep Laporte. Barcelona. Presidente del Foro Españolde Pacientes

Prof. Abel MarinéCatedrático de Nutrición y Bromatología. Facultad deFarmacia. Universidad de Barcelona

Prof. Jaume Puig-JunoyCatedrático en el Departamento de Economía yEmpresa de la Universidad Pompeu i Fabra. Miembrodel Centre de Recerca en Ecomía i Salut de laUniversitat Pompeu i Fabra de Barcelona

Prof. Ramón Pujol FarriolsExperto en Educación Médica. Servicio de MedicinaInterna. Hospital Universitario de Bellvitge. L’Hospitaletde Llobregat (Barcelona)

Prof. Celestino Rey-Joly BarrosoCatedrático de Medicina. Universidad Autónoma deBarcelona. Hospital General Universitario GermansTrías i Pujol. Badalona

Prof. Oriol Romaní AlfonsoDepartament d’Antropologia, Filosofia i Treball Social.Universitat Rovira i Virgili. Tarragona

Prof. Carmen Tomás-Valiente LanuzaProfesora Titular de Derecho Penal. Facultad deDerecho de la Universidad de Valencia

Dra. Anna Veiga LluchDirectora del Banco de Células Madre. Centro deMedicina Regenerativa de Barcelona

Director

Prof. Mario Foz SalaCatedrático de Medicina. Profesor Emérito de la Universidad Autónoma de Barcelona

El estudio del profesor Javier Monserrat quepresentamos en este número trata un tema degran actualidad y está muy bien fundamentado; sepresenta como un ensayo de filosofía políticaanalizado desde cuatro factores. El autor, atento ala evolución de la filosofía política a través de lostiempos, percibe en el momento actual laemergencia de un tiempo nuevo y un nuevoprotagonismo histórico representado por lasociedad civil. Esta filosofía política parte de laconsideración de que el sufrimiento humano,especialmente el que encontramos en lasdiferencias abismales entre el Norte rico y el Surpobre, requiere urgentemente una acción por partede todos los agentes sociales, pero especialmentepor parte de la sociedad civil autónomamenteorganizada frente al poder político como actoresencial de la historia futura.La actuación de la sociedad civil es analizada através de cuatro factores: 1) una nuevasensibilidad ético-utópica; 2) un nuevo proyecto deacción en común que el autor denomina “proyectouniversal de desarrollo solidario (UDS)”; 3) unaestrategia de acceso a este proyecto; 4) consideranecesario que la sociedad civil consiga un talantede desideologización y pragmatismo.El autor aborda la pregunta sobre si la filosofía dela sociedad civil americana es congruente con elproyecto UDS. Desde su perspectiva sería unerror pragmático actuar al margen o en contra delos Estados Unidos dado el papel protagonista deeste país en el panorama geoestratégico mundial.Los problemas tratados desde la filosofía políticaevidencian el rigor propio de un buen profesor

universitario. Personalmente, me ha interesadocomprobar la confluencia que se da, en lasprofesiones sanitarias, en anunciar y reclamar elprotagonismo de la sociedad civil en camino haciael ideal de llegar a ser el ámbito ético deliberativoen la toma de decisiones que nos afectan a todos.Especialmente, en la exigencia de que el desarrollode recursos humanos se oriente a las necesidadesde los ciudadanos. Hacia esta meta apunta seriamente y con fuerza el“Llibre blanc de les professions sanitàries aCatalunya” y realizaciones concretas y eficacescomo las promovidas por el Dr. Albert Jovell en elforo y la “Universidad de los Pacientes”.Todo ello requerirá, a nuestro parecer, elevar ladiscusión bioética a la categoría de doctrinapolítica para la resolución de conflictos moralesmediante la consulta a los ciudadanoscorrectamente informados, es decir, unademocracia deliberativa.En la misma dirección del profesor Monserratapunta la propuesta del teólogo Hans Küng de unaética universal fundada en una paz universalsolamente posible a través de un diálogo entre lasreligiones y un cambio de mentalidad con uncompromiso, con una cultura de la no violencia yrespeto a toda vida; un compromiso a favor de unacultura de la solidaridad y un orden económicojusto; un compromiso a favor de una cultura de latolerancia y un estilo de vida coherente; y uncompromiso hacia una cultura de la igualdad entrehombre y mujer.También nuestro autor considera necesario elpaso del paradigma griego geocéntrico o

COMENTARIOEDITORIAL

Dr. Francesc Abel i FabreDirector del Institut Borja de Bioética. Espulgues de Llobregat (Barcelona).

religiocéntrico de la vida humana y social alparadigma de la modernidad, en la que elcristianismo debería instalarse en la epistemologíade la modernidad. Con ello debería admitirse queeste mundo puede ser también entendido sinDios, en el ateismo, o en la oscuridad delagnosticismo. Dios, pues, se habría alejado de larealidad para dejar abierta la libertad del hombreen la historia, aunque dejando al mismo tiemposignos no impositivos, pero argumentables, de supresencia.Este paradigma de la modernidad, coordinadocon la imagen moderna del mundo en lasciencias naturales y humanas, facilitaría el nuevodialogo entre las iglesias cristianas y entre estasy las otras religiones Este diálogo permitiríasumar esfuerzos en un movimiento laico y civilde la humanidad hacia la convergencia delibertad creativa, solidaridad, justicia y pazinterhumanas.Otra idea en la que coincido con el autor es la dereconocer la emergencia de una nuevasensibilidad ético-utópica que se da en el áreaque nos ha motivado desde hace más de treintaaños, es decir, la bioética clínica y la bioéticaglobal. La dimensión de bioética global se separaen el año 1985 de la bioética clínica -comoreacción de Van Rensselaer Potter, disgustadocon la orientación clínica de la bioética delKennedy Institute. De esta manera, laorientación del pionero de la bioética AndréHellegers hacia las dimensionesmedioambientales de población y recursos, dematerias no renovables y gasto energético

quedó en parte disociada de la bioética clínica,excepto en la problemática de la distribución derecursos limitados.Hoy ha surgido con fuerza la voz de la BioéticaLatinoamericana que propugna una nuevaepistemología para la bioética que sea realmentetransdisciplinar y que integre el paradigma de lacomplejidad y el análisis de la realidad comototalidad concreta. La Bioética Latinoamericanareacciona con dureza a la consideración y aparenteaceptación del mundo occidental de los llamadosprincipios de la bioética. Coincidimos con losmédicos, filósofos, sociólogos y teólogoslatinoamericanos en su protesta por la inclusión dela justicia como principio bioético al lado de laautonomía y de la beneficencia. Con ello seconsidera que el principialismo de Beauchamp yChildress subordina los derechos humanos a losprincipios o razones estratégicas, minimiza lasvaloraciones culturales y comunitarias en laformulación del deber ser y finalmente que el“principialismo americano” se enfrenta al conceptode dignidad humana al colocar las razones de lajustificación moral por encima del “ser en sí y parasí” del hombre.Subrayan, además, que esta ética olvida que lapregunta a la que debe responder una éticaverdadera hoy es el lugar que ocupan los derechoshumanos en tanto concepto ético-jurídicouniversalizador, con capacidad de superar lamultiplicidad de opiniones o la reducción a unpunto de vista particular, en el que no se respetaen la práctica el papel de los valores culturales ycomunitarios en la razón moral.

CURRICULUM VITAE

Formación y títulos académicos

• Catedrático en la Universidad Comillas (Madrid).

• Profesor Titular en la Universidad Autónoma de Madrid, en el Departamento de Psicología Básica, Facultad de Psicología.

• Realizó estudios de teología en Alemania, Philosophische-Theologische Hochschule Sankt Georgen, Frankfurt am Main de 1971 a 1974.

• Ha visitado diversas universidades americanas, siendo visiting researcher con el prof. Stephen Palmer en el Institute of Cognitive Studies de la Universidad de California en Berkeley de julio 1992 a julio 1993.

Actividad profesional

• En la Universidad Pontificia de Comillas, Madrid, ha explicado teoría del conocimiento, epistemología y teoría de la ciencia, en la Facultad de Filosofía.

• En la Universidad Autónoma de Madrid es profesor de la materia Percepción y Atención y Filosofía de la Psicología, habiéndose especializado en el estudio de la ciencia de la visión desde un punto de vista

epistemológico y teorético-científico.

• Es miembro del Seminario X. Zubiri desde el año 1978 y sus trabajos han estado siempre bajo la influenciadel pensamiento de Zubiri.

• Es director de la revista Pensamiento. Revista de Investigación e Información Filosófica, publicada desde 1945, donde ha publicado una serie de artículos en conexión con percepción, epistemología

y teoría de la mente.

• En la actualidad es miembro del Consejo Asesor de la Cátedra Ciencia, Tecnología y Religión en la Escuela Superior de Ingeniería de la Universidad Comillas.

Publicaciones

• Como obras relevantes en relación con teoría del conocimiento, epistemología y teoría de la ciencia ha publicado: Epistemología Evolutiva y Teoría de la Ciencia, Publicaciones U.P.Comillas, Madrid 1987;

La percepción visual. La Arquitectura del psiquismo desde el enfoque de la percepción visual, Biblioteca Nueva, Madrid 1998.

• Ha realizado también publicaciones sobre ciencia, filosofía y teología, destacando el libro Existencia,Mundanidad, Cristianismo. Introducción filosófico-antropológica a la Teología Fundamental, Consejo Superior

de Investigaciones Científicas, Madrid 1974.

Javier Monserrat

Otras publicaciones

Libros

• Monserrat J. Introducción al cristianismo. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1975.• Monserrat J. Existencia, Mundanidad, Cristianismo. Introducción filosófico-antropológica a la Teología

Fundamental. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid 1974.• Monserrat J. Epistemología General. Publicaciones de la UAM, Madrid 1981.

• Monserrat J. Teoría de la Ciencia. Publicaciones de la UAM, Madrid 1982.• Monserrat J. Ciencia y Psicología. Publicaciones de la UAM, Madrid 1983.

• Monserrat J. Epistemología Evolutiva y Teoría de la Ciencia. Publicaciones de la Universidad Comillas, Madrid 1987.

• Monserrat J. La Percepción Visual. La arquitectura del psiquismo desde el enfoque de la percepción visual. Biblioteca Nueva, Madrid 1998.

• Monserrat J. Dédalo. La Revolución Americana del siglo XXI. Biblioteca Nueva, Madrid 2003.• Monserrat J. Hacia un Nuevo Mundo. Filosofía Política del protagonismo histórico emergente de la Sociedad

Civil. Oublicaciones Universidad Comillas, Madrid 2005.

Artículos

• Monserrat J. Ciencia y hermenéutica de la religión. Revista Española de Teología 1990; 50: 209-255.• Monserrat J. Racionalidad crítica y comportamiento religioso. Diálogo Filosófico 1987; 3: 164-187.

• Monserrat J. Epistemología, ciencia y hermenéutica en la religión. En: Asociación Interdisciplinar José de Acosta, Pub. Universidad Comillas, vol. XIV, 201-254.

• Monserrat J. La argumentación de Eccles a favor de un dualismo fuerte. Pensamiento 1998; 44: 279-311.• Monserrat J. Problema psicofísico y realidad cuántica en la física heterodoxa de David Bohm.

Pensamiento 1991; 47: 297-312.• Monserrat J. Lectura epistemológica de la teoría unificada de la cognición en Allen Newell.

Pensamiento. 1995; 51: 3-42.• Monserrat J. ¿Está realmente el mundo en mi cabeza? A propósito de J.J. Gibson y D. Marr.

Pensamiento 1995; 51: 177-213.• Monserrat J. Francis Crick y la emergencia de la conciencia visual. Pensamiento 1996; 52: 241-252.

• Monserrat J. Penrose y la mente computacional. Pensamiento 1999; 55: 177-216.• Monserrat J. Penrose y el enigma cuántico de la conciencia. Pensamiento. 2000; 56: 177-208.

• Monserrat J. Engramas neuronales y teoría de la mente. Pensamiento 2001; 57: 176-211.• Monserrat J. John Searle en la discusión sobre la conciencia. Pensamiento 2002; 58: 143-159.

Monserrat J. Teoría de la mente en Antonio R. Damasio. Pensamiento 2003; 59: 177-213.• Monserrat J. Ciencia, filosofía del proceso y Dios en Ian G. Barbour. Pensamiento 2004; 60: 33-66.

• Monserrat J. Ciencia, bioquímica y panenteísmo en Arthur Peacocke. Pensamiento 2005; 61.• Monserrat J. John Polkinghorne, ciencia y religión desde la física teórica. Pensamiento 2005; 61.

• Monserrat J. Génesis evolutiva de la representación y del conocimiento. En: Pascual Martínez-Freire.Cognición y represwentación. Contrastes, Universidad de Málaga, Málaga 2005; 50-70.

• Monserrat J. Gerald Edelman y su antropología neurológica: presentación y discusión de su teoría de lamente. Pensamiento 2006; 62: 439-469.

Este artículo responde a la preocupación sincera, no retórica,ante el sufrimiento humano. Es comprensible que una revistade humanidades médicas se haya interesado por ideaspolíticas de esta naturaleza, ya que la medicina nace delcuidado ante el sufrimiento humano. El humanismo médicobusca por ello aquellas miradas interdisciplinares que apuntanhacia reformas que puedan conducirnos a un mundo conmenos sufrimiento. En último término un mundo más humanoporque hayamos acertado a reducir el sufrimiento que estáen nuestras manos reducir por una política adecuada, urgentey pragmática, en conformidad con las exigencias éticas denuestro tiempo.

En el artículo defiendo cinco tesis que se exponencontextualizadas a lo largo del mismo.

La primera tesis es que a fines del siglo XX y comienzos delXXI se están viviendo tiempos históricos privilegiados porqueen ellos está naciendo una nueva sensibilidad social ético-utópica. Pocas veces se ha dado esto en la historia. Enrealidad, las últimas emergencias significativas serían lamodernidad a comienzos del XVI y el comunitarismo en elXIX. Nuestra filosofía política establece una serie deconjeturas e hipótesis para estudiar esta nueva sensibilidadque emergería desde la confluencia de modernidad(personalismo) y comunitarismo (solidaridad), aunque de unaforma propia eminentemente pragmática y desideologizada.

La segunda tesis es que al igual que modernidad ycomunitarismo, desde su sensibilidad, derivaron lógicamentea un proyecto de acción en común propio, así también lanueva sensibilidad ético-utópica emergente conduce al suyopropio: es el “proyecto universal de desarrollo solidario”(proyecto UDS). Así como en el ideal ético-utópico hoyemergente confluyen la modernidad y el comunitarismo, asítambién, por su propia lógica, el proyecto UDS responde aesta misma confluencia: el pragmatismo no lleva a poner elmundo patas arriba, sino a reformar la modernidad liberaldesde los principios del comunitarismo. Nuestra filosofíapolítica explica con precisión la naturaleza del proyecto UDS.

La tercera tesis hace referencia a la estrategia de acciónpolítica orientada a realizar el proyecto de acción en común;en nuestro caso, el proyecto UDS. Y aquí es donde sepropone la tesis quizá más importante de la filosofía políticadel ensayo: la coyuntura social podría promover por primeravez en la historia la aparición de una nueva forma deorganización autónoma de la sociedad civil, al margen delpoder político, que supondría un avance y un cambiocualitativo decisivo en relación a otras formas ahoraexistentes como el movimiento ciudadano, ONG,

voluntariado, etc. El ensayo hace un diseño organizativo delmovimiento de acción civil, que se denomina Nuevo Mundo,cuyo objetivo sería precisamente controlar al poder políticohasta forzarlo a comprometerse en la promoción del proyectoUDS. Debería ser la misma sociedad civil organizadainternacionalmente la que promoviera la realización de larazón liberal y solidaria representada en el proyecto UDS.

La cuarta tesis, consecuencia de las anteriores, es lapostulación del nuevo protagonismo histórico emergente dela sociedad civil en orden a gestionar políticamente larealización de su nuevo ideal ético-utópico a través delproyecto UDS. El enredo de la política oficial y de lospartidos políticos en la trama de dominación urdida desdehace ya muchos años en el orden político y económicointernacional, es lo que exige la intervención directa de lasociedad civil como vía más eficaz y pragmática que permitaromper la dominación e imponer los ideales éticos de lahumanidad hacia un mundo más libre y solidario. Este nuevoprotagonismo de la sociedad civil organizada autónomamenteante el poder político estaría a punto de nacer y representaríael gran cambio histórico del siglo XXI.

La quinta tesis del ensayo tiene un sentido eminentementepragmático. El cambio que se trata de detectar en su estadode emergencia, dada su propia naturaleza, difícilmente podríahacerse realidad sin que el movimiento de acción socialNuevo Mundo llegara internacionalmente a todos los países,incluidos los más importantes. En este sentido, el ensayoreplantea la filosofía de la historia de América, de los EstadosUnidos, para concluir que, al margen de políticas discutibles yprobablemente equivocadas del último siglo, la sociedad civilamericana está asentada sobre una filosofía que la hace muyespecialmente sensible a la filosofía de Nuevo Mundo. Éstedebería, pues, extenderse a América, cuya sociedad civildebería jugar un papel determinante en posibilitar el nuevoorden mundial necesario para completar la libertad con lasolidaridad. El contar positivamente con América no es“políticamente incorrecto”, sino un signo de pragmatismoque habla a favor de la posibilidad hacer realidad el proyectoUDS.

El ensayo, por tanto, responde a un “sentir de nuestrasociedad”, sin duda manifiesto en los movimientos desolidaridad civil y en propuestas como las de ATTAC y la tasaTobin, por ejemplo. Las propuestas de Hacia un NuevoMundo van mucho más allá y proponen un cambio muchomás complejo y estable, no revolucionario, sino reformista,que es posible porque, en el fondo, juega a favor de todos,reconciliando filosóficamente la modernidad y elcomunitarismo

HACIA LA EFICACIA SOCIOPOLÍTICA FRENTE AL SUFRIMIENTO HUMANO

RESUMEN

Towards the sociopolitical effectiveness in front of

human suffering

This article responds to the sincere, by no means rhetorical,concern about the human suffering. It is understandable for ajournal embracing the Medical Humanities to be interested insuch kind of political ideas, since Medicine is due to the careregarding the human suffering. Therefore, the medicalhumanism searches those interdisciplinary glances that focuson reforms that could lead us to a world with less suffering.At last, a world which is more human because of our rightcourse at reducing the suffering that we are able to lessenthrough a proper policy, urgent and pragmatic, in agreementwith the ethical requirements of our time.

The present essay defends five theses that are exposedcontextualized along the article.

The first thesis states that by the end of the XXth centuryand the beginnings of the XXIth, we have been livingprivileged times because a new social and ethical-utopicalsensitiveness is coming to light. This has happened very fewtimes in history. Actually, the last significant rises would bethe modernity at the early XVIth century and thecommunitarism of the XIXth century. Our political philosophyestablishes a range of conjectures and hypothesis to studythis new sensitiveness that would arise from the confluenceof modernity (personalism) and communitarism (solidarity),though in its own way, essentially pragmatic anddeideologized.

The second thesis claims that as well as modernity andcommunitarism, from their sensitiveness, logically gave birthto a genuine project of common action, also the new arisingethical-utopical sensitiveness leads to its own: it is the“universal project of sustainable development” (UDS project,in Spanish). This project is based on the ideal abovementioned that comes from the confluence of modernity andcommunitarism: pragmatism is not meant to turn the worldupside-down, but to reform the liberal modernity from theprinciples of communitarism. Our political philosophy sharplyexplains the nature of the UDS project.

The third thesis refers to the strategy of political actionoriented to carry out the project of common action; in ourcase, the UDS project. This one is probably the mostimportant in the essay’s political philosophy: the socialconjuncture could foster, for the first time in history, the riseof a new kind of autonomous organization of the civil society,at the edge of the political power, that would be an advanceand a relevant, qualitative change compared to anothercurrent types of organizations like the citizen movements, theNGOs, volunteering, etc. The essay draws up an organizativedesign of the civil action movement that is called Nuevo

Mundo (New World), whose aim would be that of controllingthe political power until it got forced into the commitment offostering the UDS project. It should be an internationallyorganized civil society the one promoting to carry out thedevelopment of the liberal and supportive reason representedby the UDS project.

The fourth thesis, consequent to the previous ones, is thepostulation of the new emerging historical relevance of thecivil society in order to politically manage its new ethical-utopical ideal through the UDS project. The muddle of theofficial policy and political parties within the domination plotdevised many years ago regarding the international politicaland economical order requires the direct intervention of thecivil society as the most efficient and pragmatic way to allowthe breakdown of the domination and impose the ethicalideals of mankind towards a more free and supportive world.This new relevance of the civil society autonomouslyorganized to face the political power would be about to beborne and would represent the great historical change of theXXIth century.

The fifth thesis of the essay has an eminently pragmaticsense. It would be difficult for the change that is meant to bedetected in its early stage, given its own nature, to become areality without the New World social action movementappearing internationally in every country, including the mostimportant ones. In this sense, the essay resuggests thephilosophy of the American History, of the United States, toconclude that, at the edge of arguable and probably wrongpolicies of the last century, the American civil society isrooted on a philosophy that makes its citizens speciallysensitive to the philosophy of New World. This should, then,be extended to America, whose civil society should play asignificant role in making able the new world order that isneeded to fulfill freedom with solidarity. To positively count onAmerica is not “politically incorrect”, but a signal ofpragmatism that speaks in favour of making the UDS projecta reality.

Therefore, the essay responds to a “feeling of our society”,clearly showed up by the movements of civil solidarity andproposals like the ATTAC and the Tobin tax, for instance. Theproposals of Hacia un Nuevo Mundo (Towards a New World)go much beyond and suggest a much more complex andstable change, not revolutionary but reformist, that ispossible because, in the end, philosophically reconciliatingthe modernity and the communitarism, plays in favour of all of us.

SUMMARY

HUMANITAS Humanidades Médicas, Tema del mes on-line - N.o 10, Diciembre 2006 11

TEMADEL MESON-LINE

INTRODUCCIÓN

Todos vemos que el sufrimiento humano esinmenso. Así ha sido a lo largo de la historia yasí sigue siendo en la actualidad. Es el sufri-miento de las guerras, de la pobreza, de lashambrunas que asolan áreas geográficas ente-ras, de la marginación, de la emigración indig-na y vergonzante, de la explotación, de laspenosas condiciones de vida buscando un tra-bajo inestable, molesto y mal remunerado; es elsufrimiento de las enfermedades y de la mise-ria, de los enfrentamientos interhumanos y delodio, de las frustraciones psicológicas de todotipo, de la falta de respeto social e interpersonaly de la falta de solidaridad entre unos y otros,entre pobres y ricos, entre grupos humanos ynaciones. Esta descripción, y otras posibles másamplias y detalladas, incluso con datos estadís-ticos precisos, pueden quizá parecer retóricas yrepetitivas. Pero, aun así, sabemos que soncorrectas y que ponen el dedo en la llaga. Elpanorama universal del sufrimiento humano esinmenso.

Si hay alguna disciplina científica y profesiónespecialmente sensible al sufrimiento humanoes la medicina. El médico, en efecto, se enfren-

ta diariamente a problemas más o menos gravesde sufrimiento y acompaña a las personas has-ta la muerte. Es -no podía ser de otra manera-un profesional que vive de su trabajo; pero elpaciente tiene la sensación de que el médico (ytodo el personal sanitario en general) está a sulado como persona que ayuda a mejorar su cali-dad de vida e incluso a salvar su vida en abso-luto. Los perfiles “monetario-profesionales”(hoy muy desdibujados por los seguros médi-cos) de la relación médico-paciente desaparecenbidireccionalmente: el médico ve al pacientecomo persona y el paciente ve al médico comoalguien altruista y benévolo que ayuda sin con-diciones.

Desde la tradición hipocrática más antigua elmédico está siempre comprometido con la vida:mejorarla y salvarla hasta donde sea posible,sin hacer nunca nada que pueda dañarla (pri-mum non nocere) como principio más importan-te de la ética médica. Es claro que el médico selimita a la enfermedad y a su curación, ayudan-do a mantener en situación óptima la condiciónfísica, biológica, psíquico-neurológica de losseres humanos. Esto se hace por una actuaciónindividual directa o social (por ejemplo en lascampañas médico-sanitarias a través de losmedia o de la educación). Pero el objetivo de laacción médica es siempre la salud que, por prin-cipio, está siempre referida básicamente a losindividuos. Sin embargo, desde su enfoque pro-pio, la medicina está especialmente sensibiliza-da para proyectar su inquietud por el bienestar

HACIA LA EFICACIA SOCIOPOLÍTICA FRENTE AL SUFRIMIENTO

HUMANO*JAVIER MONSERRAT

Profesor Titular. Departamento de Psicología Básica. Universidad Autónoma de Madrid.

*Sobre la Filosofía Política que expongo en este artículopuede verse mi ensayo: J. Monserrat. Hacia un NuevoMundo. Filosofía Política del protagonismo histórico emer-gente de la sociedad civil. Madrid: Publicaciones Universi-dad Comillas, 2005.

humano integral hacia otras dimensiones inter-disciplinares.

De esto trata precisamente el presente artícu-lo. Desde una revista que se orienta hacia lashumanidades médicas dirigimos la vista haciaotra disciplina: la filosofía política. Esta miradatiene sentido porque entre humanismo médico yfilosofía política se produce una convergenciade miradas hacia la angustia final frente alsufrimiento humano. Este no es aislable encompartimientos estancos, de tal manera que,por ejemplo, la atención del médico a la enfer-medad pudiera aislarse de la realidad en el con-junto de sus condicionamientos (sociales, eco-nómicos, políticos, etc.).

La medicina, en efecto, depende de una polí-tica sanitaria. Por ello, la acción médica de losúltimos años se ha visto condicionada más ymás por la política. En países desarrollados y enel tercer mundo. El cuidado médico mira contristeza e impotencia hacia países donde el caospolítico está en la base del hambre, de la enfer-medad crónica, de la mortalidad infantil y de lasreducidas esperanzas de vida para todos. Lamedicina sabe bien que su acción humanistapara beneficiar a la sociedad depende de la polí-tica: de la libertad y la socialización interventi-va, tanto en la producción farmacéutica como enla actuación profesional de la medicina, de laspolíticas sanitarias en los países desarrollados yde solidaridad en relación al tercer mundo.

Es para mí evidente que la mirada de lamedicina hacia un mundo en sufrimiento, pro-ducido en gran parte por un desorden social ypolítico que no nos permite aplicar óptimamen-te los enormes medios de que hoy disponemos,se dirige hacia la historia y hacia el presente condesasosiego y con pesar porque no somos capa-ces de hacer por los demás lo que intuimos queestá en nuestras manos.

UN CUIDADO URGENTE Y PRAGMÁTICO

El cuidado humanista de la medicina y la mira-da del político apuntan al mismo objetivo: la eli-minación del sufrimiento humano, si bien no en

su totalidad, ya que esto no es obviamente posi-ble, sí al menos en aquello que depende denuestra organización humana y de nuestrocompromiso con la justicia y la solidaridad. Lamedicina desearía un mundo bien organizadoque no fuera una fábrica incesante de enferme-dades físicas o psíquicas y donde el cuidado delpaciente pudiera hacerse universalmente enjusticia y en paz. La función política es precisa-mente la que debiera hacernos más y más posi-ble ese mundo en justicia y en paz en el que elcuidado sanitario pudiera centrarse más y másen el paciente, con todos los medios y sin lasgraves distorsiones evitables que hoy seguimosconstatando.

Pero la preocupación humanista por comba-tir el sufrimiento humano tiene dos caracteres:es urgente y, por ello mismo, está de inmediatoorientada al pragmatismo. Urgencia y pragma-tismo.

Urgencia

El médico sabe perfectamente en qué consiste lasituación de urgencia en la enfermedad. Con elsufrimiento humano universal es lo mismo:cada minuto que pasa sin afrontar las solucio-nes eficaces que resuelvan el problema significala persistencia de inmensos sufrimientos en lospaíses pobres, pero también en amplios sectoresdel mundo desarrollado. La sinceridad y laintensidad de nuestra preocupación por el sufri-miento nos da la medida de nuestra sensaciónde urgencia. Muchas cosas, en efecto, hanmejorado. Por ejemplo, la tecnología médicapara hacer frente al sufrimiento. También hamejorado la situación socio-político-económica.Pero el avance es tan lento, y la población de lapobreza aumenta con tanta rapidez, que tene-mos la impresión de ir a paso de tortuga; y ade-más sin saber incluso con precisión a dóndevamos. La sensación es que, si todo sigue igual,pueden pasar otros cincuenta años en que todosiga más o menos como hasta ahora, es decir,sin tomar medidas eficaces para reducir eseinmenso mar de sufrimiento evitable que agobia

12 HUMANITAS Humanidades Médicas, Tema del mes on-line - N.o 10, Diciembre 2006

JAVIER MONSERRAT – HACIA LA EFICACIA SOCIOPOLÍTICA FRENTE AL SUFRIMIENTO HUMANO

TEMADEL MESON-LINE

a la humanidad. De ahí nace, pues, la urgenciapor encontrar ya las posibles vías de actuación.

Pragmatismo

Somos pragmáticos cuando sabemos atenernosa los hechos reales con habilidad para hallar elcamino viable que nos lleva con eficacia al logrode nuestros fines. Pues bien, la urgencia angus-tiada ante el sufrimiento de la humanidad noslleva al pragmatismo. Quiere esto decir que lapreocupación por ser pragmáticos se funda enque sólo así llegaremos a resolver un malinmenso que pide soluciones urgentes y efica-ces. El pragmatismo es por ello la única res-puesta posible ante la urgencia del problema: essaber hallar el camino apropiado para ir conprontitud hacia el cuidado eficaz del sufrimien-to. Tiende a una solución inmediata que no tie-ne por qué ser incompatible con las soluciones alargo plazo. El pragmatismo ideal sería, por tan-to, aquel que resuelve el problema presentecomo aplicación de un criterio universal quesignifica soluciones estables.

Por ello, así como el médico enfrentado a lainmediatez del problema de salud no tiene otraopción que actuar con pragmatismo, de la mismamanera el político que siente en profundidad elsufrimiento humano, sin retórica, se ve obligadotambién a ser pragmático.

Dos ejemplos históricos deantipragmatismo: liberalismo y marxismo

Cuando vemos qué ha sucedido en la historiahumana de los últimos siglos es difícil no con-cluir que la política no ha sido pragmática. Ladeducción consecuente parece ser tambiénobvia: no se ha tenido la urgencia del pragma-tismo porque, en el fondo, los políticos no hansentido con fuerza y sinceridad el dolor ante elsufrimiento humano. Todos sabemos que detrásde la fastuosa palabrería de la política sólo seesconde en muchas ocasiones la retórica al ser-vicio del interés sectorial y de las ideologías

abstractas. Dos movimientos políticos esencia-les en el mundo contemporáneo son, a nuestroentender, un ejemplo muy claro de antipragma-tismo: liberalismo y marxismo.

El liberalismo económico acabó formandouna simbiosis profunda con la modernidad ysus logros en la configuración de las sociedadesmodernas han sido inmensos. Ha creado, sinduda, sociedades opulentas y bienestar enmuchísima gente. Nosotros no estamos en con-tra del liberalismo y lo consideramos, como seexplicará, el eje del mundo futuro. Sin embargo,su preocupación ante el sufrimiento real inme-diato de la inmensa mayoría de la humanidadha sido muy tenue. Defiende sólo sus principiospolítico-económicos y aspira a que produzcan lafelicidad final de todos. Pero se contenta concrear un club de ricos que negocian entre sí, almismo tiempo que observa con frialdad lainmensa bolsa de sufrimiento en los países ricosy pobres. No sufre, ni siente imperativos ético-morales, no tiene urgencia, no busca un prag-matismo eficaz para atender a quienes sufrenen derredor y tiene una enervante paciencia his-tórica que parece conducir a no se sabe dónde.

El marxismo ha sido también uno de losgrandes fiascos de la historia más reciente.Construyó un formidable sistema de ideas queconvenció a multitud de idealistas, a los que,como el flautista de Hamelín, acabó conducien-do hasta el abismo. Apelando a la fidelidad a suprograma y a sus utopías abstractas no sólo fueinsensible ante el sufrimiento cercano, sino queprodujo inmensas cantidades de sufrimientoañadido. Hoy su andadura en la historia apare-ce como un descomunal ejemplo de antipragma-tismo por fidelidad a una salvación revoluciona-ria situada en un futuro muy difícil de alcanzar.¿Qué se ha conseguido con dos siglos de luchamarxista? Lo más evidente es que produjoluchas, guerras y sufrimiento para acabar ennada, en un inmenso fracaso. Dos siglos perdi-dos, entreteniendo a lo más idealista de lasociedad, para acabar en nada, sólo en tiempoperdido; y todo por no haber sentido la menorinquietud por el sufrimiento real inmediato ypor la necesidad de pragmatismo.

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El juicio del marxismo puede aplicarse tam-bién a tantos movimientos revolucionarios yradicales que no sólo han terminado en fracaso,sino que han producido de camino una enormecantidad de sufrimiento añadido. El error, tan-tas veces repetido en la historia, es que diseñar“revoluciones imposibles”, antipragmáticas,equivale a entretener la historia inútilmente y aproducir sufrimiento añadido. Además, el errorantipragmático tiene otra consecuencia impor-tante: se hace el juego a quienes en realidad noquieren que las cosas cambien. En otras pala-bras: la “revolución imposible” es el mejor alia-do del inmovilismo. Amar con más fuerza las“ideologías” que el pragmatismo significa, en elfondo, que la angustia ante el sufrimiento de lahumanidad es en gran parte retórico.

HACIA UN NUEVO MUNDO

En el momento de escribir estas líneas (sep-tiembre de 2006) todavía no se ha cumplido unaño desde la publicación de mi ensayo: Haciaun Nuevo Mundo. Filosofía Política del protago-nismo histórico emergente de la sociedad civil.En él defendía precisamente que el tiempo quenos toca vivir está viendo la emergencia de uncambio ideológico importante que nos podríallevar hacia una nueva vía eficaz y pragmáticapara combatir con urgencia el sufrimientohumano.

Será posible, con urgencia y pragmatismo,gracias a un protagonismo nuevo de la sociedadcivil que está hoy en estado de emergencia.Pero, protagonismo civil ¿para promover qué?Evidentemente para promover un proyecto pre-ciso de actuación socio-política. Ahora bien,¿mediante qué estrategia? Es decir, ¿cómopodrá la sociedad civil promover eficazmenteeste proyecto de actuación? No sería posible sinlas estrategias que se orientaran hacia los cami-nos viables que condujeran a hacer posible elcambio de que estamos hablando.

Al comentar estas ideas fundamentales voy areferirme, por tanto, a estas tres cuestiones: dequé cambio ideológico en la sociedad civil se

trata, a qué proyecto de transformación de lasociedad apunta y cuáles serían las estrategiasadecuadas para lograrlo.

Comprendo que el solo enunciado de la tesisque defendemos puede suscitar incredulidad ysospecha: se pensará que se trata de un nuevo“profeta” afectado quizá por hiperfilosofemia.De nuevo tenemos aquí un autor con visionesglobales que, probablemente, como otras, aca-barán en nada. ¿Cambio hacia un Nuevo Mun-do…? Es explicable que la dimensión de ciertaspreguntas y expectativas genere incredulidad y“sospecha” de principio. Bien, no pretendemosafirmar que necesariamente vaya a sucederalgo. No somos profetas. No pretendemos serlosabiendo de antemano que la historia dependede la voluntad humana. Lo que decimos esexactamente esto: que vivimos en un tiempo enque un cambio protagonizado por la sociedadcivil podría quizá producirse y que una serie deargumentos bien construidos avalan estaexpectativa.

La situación crítica y bochornosa en que noshallamos no ofrece lugar a dudas: es evidente lainmensa cantidad de sufrimiento evitable queperdura en un tiempo en el que disponemos delos medios sociales, políticos, tecnológicos yeconómicos para evitarlo. Ante esta evidencia,que un autor (entre otros muchos) afronte laresponsabilidad de pensar y aportar ideas nosólo es justificable sino que incluso es un debermoral. Y por esta misma evidencia tampoco espérdida de tiempo que, venciendo el escepticis-mo inicial, haya lectores interesados en ponde-rar las vías de solución que van proponiéndosepor aquí y por allá para resolver algunos de losproblemas éticos y morales más graves de nues-tro tiempo. En el fondo, como decíamos, no esotro que el problema interdisciplinar de laangustia ante el sufrimiento humano, que une atodos los hombres, y muy especialmente a quie-nes por profesión sanitaria lo están viviendodiariamente en sus vidas.

En relación a nuestras ideas debo decir quesu ponderación es fácil porque basta calibrarcon precisión su alcance (qué es lo que exacta-mente dicen) y los argumentos que avalan ver

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así las cosas (su lógica en el marco de la filoso-fía política). Son argumentos claros y accesiblesque se construyen dentro de la argumentaciónclásica en filosofía política: en el fondo suponendecir que la lógica interna de la evolución de lasideas políticas parece llevar hoy a las conclusio-nes que nosotros defendemos.

Considero tres elementos de interés esencial:primero, la propuesta de un modelo de análisisdinámico de la historia; segundo, un primeranálisis de la historia desde la perspectiva deeste modelo y, tercero, la primera argumenta-ción que detecta en los últimos años del sigloXX y comienzos del XXI la emergencia de esanueva sensibilidad civil que podría convertirseen la fuerza motora de un cambio histórico sus-tancial hacia un Nuevo Mundo. Nos referimosahora a estos tres elementos.

Un modelo analítico de cuatro factores

La filosofía política que defendemos responde,pues, a una argumentación construida siemprepor referencia a un cierto modelo para el análi-sis de la historia socio-política. Este modelo nosólo es clarificador para entender qué ha pasa-do en la historia que lleva hasta nosotros, sinotambién, de la misma forma, para entender elfuturo hacia el que supuestamente se encaminala historia del siglo XXI.

El primer factor del modelo es, a nuestroentender, el ideal ético y el horizonte utópico (elideal-horizonte ético-utópico) de una determi-nada sociedad. La causa primordial de la histo-ria es siempre el sentir popular: cómo la sociedadde un tiempo siente (entiende) qué es la vidahumana, qué debería ser idealmente, qué es elbien común social, qué bienes inmediatos seapetecen, cómo se entiende la convivencia yrelación de unos con otros, cómo se ve la justi-cia y la participación de los bienes, etc. Este sen-timiento colectivo (que a su vez es también unaforma de representación cognitiva) constituye elideal de ese grupo humano y, al mismo tiempo,el horizonte de progreso “utópico” hacia esosideales.

El segundo factor es el proyecto de acción encomún derivado del previo ideal-horizonte éti-co-utópico. Es la intuición popular de la formade organización social, política, económica, quepermite realizar de la mejor manera esos idea-les-horizontes ético-utópicos. La forma organi-zativa de las sociedades ha respondido siemprea un proyecto en profundidad nacido de la sen-sibilidad de un pueblo que, en alguna manera,se ha sentido “a gusto” con ella porque era laforma de realizar sus apetencias. Este “sentirsea gusto” ha dependido, claro está, del nivel dedesarrollo de cada grupo humano y de las sen-sibilidades de cada época. En todo caso, siempreha habido una conciencia colectiva de estartodos comprometidos con un “proyecto deacción en común” que a todos beneficia y al quetodos deben contribuir.

El tercer factor es la estrategia de gestiónpolítica del proyecto. Todo proyecto debe sergestionado, de una u otra forma, bien o mal,con tales o cuales virtudes o vicios; pero en todocaso, esta gestión supone siempre una “estrate-gia política”. La estrategia diseña el camino queconduce más eficaz y pragmáticamente a reali-zar correctamente el proyecto de acción encomún. Notemos que aquí no hablamos deestrategia para cambiar el proyecto de acción encomún, sino para gestionarlo bien. No se pre-tende cambiar el proyecto porque nos movemosen el supuesto de que la sociedad sigue instala-da en el consenso de que su ideal-horizonte éti-co-utópico es el correcto, el posible, y lo que sepersigue es su realización.

El cuarto factor, por último, son los protago-nismos propios que cada ideal-horizonte, cadaproyecto de acción, cada estrategia política, hacesurgir en la historia. Estos protagonismos his-tóricos son esenciales para explicar por qué yquiénes son los actores estelares de cada etapade la historia. Son protagonismos derivados dela sensibilidad civil propia de momentos histó-ricos precisos: de la naturaleza de su ideal-hori-zonte ético-utópico y del proyecto de acción encomún derivado.

La explicación de este modelo y de sus cua-tro factores puede parecer un poco abstracta y

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quizá no se acabe de entender qué significa enrealidad y qué capacidad explicativa tiene. Perolo acabaremos de entender de forma más intui-tiva si atendemos al análisis de la dinámica dela historia que este modelo permite.

La historia que conduce hasta nosotros

Este modelo factorial permite analizar y explicarla lógica interna de la dinámica histórica queconduce hasta el momento actual. El cambiohistórico real se ha producido siempre desde lamisma causalidad, relacionada con una trans-formación del primer factor: la transformaciónde la sensibilidad ético-utópica de la sociedad.A nuestro entender no ha habido muchos cam-bios esenciales en la dinámica histórica. En rea-lidad sólo detectamos tres momentos esencia-les: primero la sensibilidad del hombre antiguo,segundo la nueva sensibilidad renacentista eilustrada (la modernidad) y tercero el gran cam-bio ético-utópico del siglo XIX (el comunitaris-mo). El cuarto momento sería hipotético y cons-tituye nuestra tesis fundamental: la emergenciade la nueva sensibilidad ético-utópica de nues-tro tiempo al alborear el siglo XXI.

Nuestra filosofía política, por tanto, conside-ra que la mayor parte de la historia se explicapor el ideal-horizonte del caudillismo. Su domi-nio es absoluto hasta fines de la edad media ysólo desde el renacimiento comienza a resque-brajarse lentamente. En sus orígenes es un pri-mer ideal-horizonte ético-utópico primitivo,sencillo y limitado a necesidades primordialesde identidad, supervivencia y defensa, que diolugar a una forma de organizar la convivenciapor medio de un proyecto de acción en comúnconcebido como gobierno unipersonal consen-suado (caudillismos, señoríos, monarquías…).Estos proyectos unipersonales llegan hastanuestros días y han supuesto una inercia histó-rica muy difícil de romper. Pensemos que laRusia de los zares estaba todavía inmersa enesta forma de organización socio-política hastala misma revolución bolchevique de comienzosdel siglo XX.

En realidad, el caudillismo es una tendenciaque sigue ejerciéndose en numerosos gruposhumanos: empresas, partidos políticos, asocia-ciones, grupos religiosos, etc. Lo más fácil, y enocasiones más efectivo, es confiar en el caudilloy dejarse llevar con confianza. Otras veces es elmismo líder el que impone autoritariamente supoder porque está persuadido de que es lo mejor.Incluso podría decirse también que no es infre-cuente que detrás de la democracia aparente seescondan lógicas de conducta popular que res-ponden al puro y simple caudillismo consentido.

Sin embargo, en los últimos siglos (desde elrenacimiento en el XV-XVI), se han configuradodos cambios importantísimos en el ideal-hori-zonte ético-utópico del sentir popular, de lasociedad o sociedad civil.

Primero aparece el ideal-horizonte de lamodernidad que replantea en los siglos XVI-XVII la dignitas clásica de las democracias trun-cadas de Grecia y Roma, propone el humanismodel renacimiento y la ilustración, plantea losderechos humanos y de los pueblos, la sobera-nía popular, y conduce primero al constituciona-lismo, monárquico o republicano, y después a lademocracia formal, uniéndose a las doctrinasliberales en el XVIII y desarrollándolas hasta elneoliberalismo actual.

Pero, segundo, aparece también en el XIX elideal-horizonte del comunitarismo, construidodesde una crítica profunda de la modernidad. Elcomunitarismo, bien en la forma socialista-mar-xista, historicista o anarquista, apunta de nue-vo al carácter fraternal y solidario de la existen-cia, promoviendo el abandono de la forma desociedad (democracia formal) instaurada por lamodernidad para apoyar las iniciativas indivi-dualistas del ciudadano burgués y promovien-do, en cambio, proyectos de acción en comúnalternativos (p. ej., los estados marxistas o his-toricistas, o la sociedad asamblearia del anar-quismo).

Vemos, pues, la configuración histórica detres grandes sensibilidades ético-utópicas (cam-bios en el factor 1): el ideal horizonte del caudi-llismo; la modernidad en el XVI y el comunita-rismo en el XIX. Cada una de estas tres

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sensibilidades, a su vez, conduce a tres diferen-tes proyectos de acción en común (factor 2):caudillismos variados; constitucionalismomonárquico o republicano, democracia formal yliberalismo; los estados propios de la teoríamarxista e historicista, y la sociedad anarquis-ta.

Pero, si nos referimos sólo a los últimossiglos, la historia que conduce hasta nosotroscontemplada desde comienzos del siglo XXImuestra, pues, la cabalgada conjunta y conflic-tiva entre esos dos -digamos- paradigmassocio-político-económicos enfrentados: lamodernidad y el comunitarismo. Desde elentrante siglo XXI ambos paradigmas, o ideal-horizontes ético-utópicos, parecen haber tocadofondo. El comunitarismo más que la moderni-dad, después del hundimiento de los sistemasmarxistas en la Europa del Este y en la URSS.Pero también la modernidad que, aunque siguesiendo el entramado básico de la sociedad mun-dial, está hondamente herida en su prestigio alno haber resuelto, y parecer no poder ni quererresolver, los problemas sangrantes de la violen-cia, de la injusticia, la insolidaridad y la pobre-za; en definitiva, el problema del sufrimientohumano. La razón humana a favor de la solida-ridad ha ofrecido numerosos productos en cadamomento histórico. Sin embargo, en la situa-ción contemporánea parece demandar una nue-va andadura creativa.

La nueva sensibilidad ético-utópicaemergente

Nuestra tesis consiste precisamente en conside-rar que a fines del XX y comienzos del XXI seestá produciendo un nuevo cambio histórico deimportancia capital, que se construiría desde lacrisis mencionada de modernidad y comunita-rismo. Sería, en último término, la cuarta grantransformación histórica tras el caudillismo, lamodernidad y el comunitarismo. Sería, en efec-to, una nueva sensibilidad que, por tanto, iríamás allá de la modernidad y del comunitarismo,tal como hasta ahora se han conformado histó-

ricamente. Pero esto no quiere decir que la nue-va sensibilidad sea ajena a modernidad y comu-nitarismo, ya que nace como confluencia deambos paradigmas. A esta sensibilidad emer-gente nos referimos en el siguiente epígrafe.

Como vamos a ver, se trata de una sensibili-dad que responde a la urgencia ya mencionadade responder a la exigencia moral de compromi-so frente al sufrimiento humano. Es una nuevaforma de ver las cosas que se produce por laconvergencia de factores en nuestro tiempo his-tórico. Es casi algo lógico, que brota del pesomoral sentido por la indignidad humana univer-sal que se presenta con dos connotaciones antestambién aludidas: la urgencia y el pragmatismo.

UNA NUEVA SENSIBILIDAD ÉTICO-UTÓPICA EN LA CONFLUENCIA DE MODERNIDAD Y COMUNITARISMO

Nuestras tesis se fundan, pues, en el supuestode que se está dando en nuestro tiempo la emer-gencia de una nueva sensibilidad ético-utópicade la sociedad civil. Pero su alcance y contenidodebe estudiarse con mayor profundidad. Debe-mos estudiar primero la modernidad y precisarqué contenidos son asumidos por la nueva sen-sibilidad. Pero debemos también estudiar elcomunitarismo e, igualmente, precisar los con-tenidos que han sido heredados por la nuevasensibilidad que se trata de entender y describir.Al hacer este estudio, por tanto, nos movemosdentro de lo que antes hemos llamado el “factor1” del modelo para el análisis de un determina-do momento histórico (el de su ideal-horizonteético-utópico).

Nuestra filosofía política parte, pues, de unareflexión en profundidad sobre la modernidad ysobre el comunitarismo, para analizar su signi-ficado y para argumentar el nacimiento de esanueva sensibilidad, detectar su presencia actualen estado germinal de emergencia y delimitar superfil ideológico. Al hacer la reconstrucción deestos dos paradigmas interesa entender qué hansignificado históricamente, cuál es su contenidoideológico, cómo llegan hasta nuestra época y

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qué han dejado como herencia, si es que enabsoluto han dejado algo, en la nueva sensibili-dad emergente.

La modernidad

El nacimiento de la nueva sensibilidad produc-tora de la modernidad no se entendería proba-blemente sin el humanismo clásico, es decir,sin la idea de soberanía popular y los ensayosdemocráticos de Grecia y Roma. La Romarepublicana, el derecho romano y la vivenciade la condición de ciudadano libre y de la exi-gencia existencial de la dignitas “renacen” enel renacimiento. El humanismo renacentistaestá en la base de la nueva vivencia de losderechos humanos, de la soberanía popular yde la imagen del monarca moderno-renacen-tista; incluso la teoría política del monarcaabsoluto, como ocurre en la escolástica espa-ñola o en la filosofía política de Thomas Hob-bes, se someten a un profundo repensamientoadaptativo a la nueva sensibilidad. En todocaso, las circunstancias fuerzan al tránsitohacia el constitucionalismo monárquico prime-ro y republicano después, apareciendo poco apoco la organización formal de la democracia.La constitución americana es el gran momentohistórico de la modernidad, inspirado en laevolución constitucional de la monarquíainglesa. Tras el nacimiento de la doctrina eco-nómica del liberalismo en el XVIII (AdamSmith), la modernidad se une ideológicamenteal liberalismo. Los conceptos de ciudadano,creatividad, libertad, burguesía, sociedad civily liberalismo económico van unidos al concep-to paradigmático de modernidad.

Momentos importantes en la filosofía socio-político-económica de la modernidad son, pues,la consolidación de la doctrina liberal a travésdel XIX (recordemos a John Stuart Mill) y laconvivencia tanto con el historicismo como conel socialismo-marxista triunfantes en la prime-ra mitad del XX; convivencia representada pornombres como Keynes, Schumpeter y Galbraith.Pero sólo después de la segunda guerra mundial

se crean las condiciones para el progreso de lateoría liberal y su aplicación al gobierno de lasnaciones. Así, la escuela de Chicago, el moneta-rismo económico, los fundamentalismos ameri-canos y las doctrinas neoliberales actuales, alia-das de la estrategia de globalización, son hitosdel desarrollo de la modernidad en el siglo XX.La epistemología y la filosofía social y de la his-toria de Popper contribuyen conceptualmentecon gran fuerza al prestigio intelectual de lamodernidad. Por último, mencionemos tambiénel llamado republicanismo político, que nosotrossituamos dentro de los límites de la moderni-dad, que supone una voz crítica y reflexivasobre las perversiones surgidas en la mismarealización de la modernidad.

¿Qué queda hoy de la modernidad?Queda, en definitiva, lo evidente, lo que todos

vemos: una sociedad mayoritariamente organi-zada por el paradigma de la modernidad. Sinembargo, ¿cómo se comporta la nueva sensibili-dad ético-utópica frente al paradigma de lamodernidad? Nuestra tesis es que gran parte dela modernidad ha sido asumida, pero asumida“críticamente”, en la sensibilidad del tiemponuevo que intentamos estudiar. La soberaníapopular y la democracia, su realización dentro delos grandes estados modernos, la búsqueda crí-tica del ejercicio soberano y de la representación,la aceptación pragmática del liberalismo, la bús-queda incesante de un liberalismo crítico ysocial, el valor de una sociedad libre, creativa,personalista y burguesa, son reflejos parcialesde la forma en que la modernidad ha sido asu-mida en la nueva sensibilidad. Pero, en nuestratesis, hacemos resaltar también aquellos aspec-tos en que la modernidad es vista críticamente yen qué sentido la nueva sensibilidad apunta a susuperación. A ello nos referiremos más adelante.

El comunitarismo

Es, por tanto, el último gran cambio de sensibili-dad social que explica la dinámica histórica de lossiglos XIX y XX. El término comunitarismo esusado por nosotros en un sentido muy amplio.

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Es una reacción crítica ante la modernidad porrazón de su individualismo y su axiología bur-guesa. La modernidad era solidaria pero siempretuvo una preocupación muy tenue ante ella. Parala nueva sensibilidad comunitarista la esencia delhombre es también complementaria: personalis-mo y comunidad; aunque el personalismo será,de hecho, reducido, infravalorado e incluso,según algunos, reducido a la nada. El comunita-rismo tuvo en el XIX-XX tres formas diferencia-das: historicismo, socialismo-marxista y anar-quismo. A su vez, cada una de estas formas tuvointernamente una compleja evolución ideológica.Los historicismos evolucionaron desde el roman-ticismo, pasando por Hegel y las tormentosasideologías nacionalistas de Alemania e Italia,hasta las formas suaves del hoy llamado “comu-nitarismo” (nosotros usamos el término en unsentido mucho más amplio). El marxismo seescindió en tres grandes escuelas, ya desde elmismo XIX: la derecha de Bernstein, el centro deKautsky y la izquierda de Rosa Luxemburg yLenin. La segunda internacional quedó para lossocialistas y los comunistas de la tercera tuvieronque abrir un hueco para los trostkistas. Ademáscomenzaron a aparecer comunismos yugoslavos,chinos, checoslovacos, vietnamitas, eurocomu-nismos, etc. En Europa, sobre todo, una serieimportante de autores comenzaron a proponersus lecturas personales del pensamiento marxis-ta: Lefrevre, Bloch, Althusser, Gramsci, Berlin-guer… La escuela de Frankfurt acabó siendo lavoz crítica nacida desde dentro de la misma tra-dición marxista. Autores como Adorno, Horkhei-mer, Marcuse o Habermas hicieron la crítica de lasociedad capitalista, pero no olvidaron tambiéndar una versión del marxismo en una líneahumanista que no coincidía con los marxismosoficiales de su tiempo, bien fueran rusos, chinos,asiáticos o europeos.

¿Qué queda hoy del paradigma comunitaris-ta?

El anarquismo nunca llegó a jugar un papelsocial importante (excepto en algunos países) yasí sigue siendo en la actualidad. El historicismocomo factor geoestratégico global se hundió con lacaída del Tercer Reich, aunque hoy en día asista-

mos a un renacimiento del nacionalismo tanto enmuchas naciones pequeñas dispersas por el mun-do, como en los grandes países (p. ej., EstadosUnidos) donde los sentimientos nacionalistas tie-nen protagonismo creciente. Del socialismo-mar-xista, después de la caída de la URSS, sólo que-dan fragmentos marginales y, en un sentido muyamplio, los partidos socialistas de los países occi-dentales. Sin embargo, a nuestro entender, no escorrecto considerar que el paradigma comunita-rista haya fracasado, porque permanecen en lagente muchos de sus valores profundos: la iden-tificación esencial con el hombre universal, lasolidaridad integradora y el internacionalismo, elnacionalismo historicista ponderado, la sensibili-dad ante el sufrimiento humano y la justicia soli-daria, la crítica al liberalismo burgués individua-lista, la postulación del control político de laeconomía en orden a promover el bien común, labúsqueda de la desalienación política y de la par-ticipación popular. Evidentemente, como seguida-mente diremos, la nueva sensibilidad no asumetodos los valores del comunitarismo, aunque engran parte sea también hija de los valores queeste paradigma supo introducir.

Perfil de la nueva sensibilidad ético-utópica

En la conciencia del ciudadano pesan hoy algu-nos factores que, en conjunto, producen laemergencia de la sensibilidad ético-utópica deque hablamos.

a) Por una parte, la mayor parte de la gentetiene hoy una profunda sensibilidad solidariacon los otros hombres y la justicia se ha conver-tido en un ideal participado: se siente en la pro-pia carne el dolor de la humanidad, aunqueestemos individualmente en una situación con-fortable. Es esta misma sensibilidad solidaria ycompasiva con el dolor la que, como antes decí-amos, forma parte muy importante del huma-nismo médico proyectado sobre el sufrimientode la humanidad.

b) Se es consciente de que la humanidad dis-pone hoy de inmensos medios tecnológicos yeconómicos para resolver los problemas del

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sufrimiento humano que dependen estructural-mente de nosotros y de nuestra organización.No se entiende por qué no logramos hoy sermás eficaces en la lucha contra el sufrimiento.

c) Se tiene la persuasión de que modernidad ycomunitarismo, aunque presenten valores asu-mibles (antes los resumíamos), no han resueltolos grandes problemas de la humanidad y hantocado fondo, sin presentar horizontes eficacesque atisben un futuro mejor.

d) La sociedad civil se siente también atrapa-da en una situación que no parece poder cam-biar y en la que existe una densa trama dedominación extendida por doquier.

e) Sin embargo, pese a todo, la sociedad civilsiente la urgencia ética y moral de hacer algoeficaz y pragmático para resolver el problemadel sufrimiento humano.

El nuevo ideal-horizonte ético-utópico se ve,pues, forzado a nacer. a) No es ideológico: noestá comprometido de forma co-religionaria conninguna ideología. Desconfía de las ideologíasdel pasado. No está interesado en defender elliberalismo o el marxismo, por ejemplo, comoideologías que, de derecho, deban considerarsecorrectas. b) Es pragmático: busca hallar conrealismo y eficacia los caminos que permitanllegar con urgencia a la resolución del hirienteproblema del sufrimiento. c) Sabe que moderni-dad y comunitarismo tienen valores que sedeben asumir e integrar, no sólo por pragmatis-mo, sino porque suponen valores que merecenser defendidos por sí mismos.

Este talante desideologizado, pragmático eintegrador conduce a un ideal-horizonte ético-utópico que asume e integra conciliatoriamenteaspectos muy importantes de la modernidad ydel comunitarismo; antes los hemos resumido.En definitiva, es un ideal que acepta pragmáti-camente el orden establecido por la modernidadpara perfeccionarlo con los grandes valores delcomunitarismo. Es un ideal que apunta a unasociedad libre, creativa, personalista, democrá-tica (modernidad) donde sea posible una actua-ción solidaria y justa que elimine la pobreza y laindignidad humana por la lucha contra el sufri-miento humano (comunitarismo). Y todo ello

con una lógica pragmática que busca el caminoreal viable que permita resolver con urgencia losproblemas de la humanidad.

EL DESARROLLO UNIVERSAL SOLIDARIOCOMO PROYECTO DE ACCIÓN EN COMÚN

Cada época histórica presenta, pues, un deter-minado ideal-horizonte ético-utópico (factor 1)que produce un cierto “proyecto de acción encomún” (factor 2). Así, la modernidad condujoal constitucionalismo, a la democracia y, final-mente, al sistema democrático-liberal. A su vez,los comunitarismos condujeron a sus proyectosde acción en común propios: al estado socialis-ta marxista; al estado historicista, por lo gene-ral de corte totalitario al servicio de los valorestrascendentes de la “nación” y del “pueblo”;finalmente, a la forma de sociedad asambleariadel anarquismo.

Pero la nueva sensibilidad en formación arras-tra también consigo misma la emergencia de unanueva manera de concebir qué debiéramos haceren común para encaminarnos hacia los nuevosideales. El nuevo proyecto es consecuencia lógicadel contenido de la nueva sensibilidad.

Ahora bien, de la misma manera que el nue-vo ideal-horizonte es todavía hoy una intuicióndifusa que emerge, pero sin presencia socialinequívoca, igual sucede -y con mayor razón-con el proyecto de acción en común que llevaimplicado. Hoy sólo tenemos una intuición difu-sa e imprecisa, apenas reflexionada, de lo quedeberíamos hacer. Pero es una intuición queestá ahí y que la filosofía política debe analizarpara contribuir precisamente a formularla explí-citamente, tal como también pretende con la for-mulación más fundamental del ideal-horizonteético-utópico emergente.

Un proyecto convergente desde el pragmatismo

El pragmatismo, apremiado por la urgencia,conduce hoy a seleccionar aquellas actuaciones

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que permiten una praxis inmediata y eficaz. Esel pragmatismo el que conduce a entender queno es posible pretender hoy poner el mundopatas arriba: hay que admitir la forma esencialde la sociedad democrático-liberal que hoy exis-te, no sólo porque sustituirla por otro diseñosería muy difícil, sino porque se ha mostradoindudablemente eficaz para fomentar la liber-tad, la creatividad, la responsabilidad, la sobe-ranía popular, la participación social y la rique-za. Recordemos que las revoluciones imposiblesson la filosofía antipragmática por excelencia.Pero situarse en la modernidad no es dejar dereconocer su fracaso en la solidaridad; por ello,se entiende que la modernidad debe abrirse alos grandes valores del comunitarismo, la soli-daridad, la fraternidad y la justicia.

¿Pero cómo llegar a esta integración demodernidad y comunitarismo? El supuesto ide-al-horizonte ético-utópico resulta, pues, de unaconfluencia complementaria de modernidad ycomunitarismo y lo mismo sucede lógicamentecon el “proyecto de acción en común” derivado.Responde, al mismo tiempo, a una intuición delsentido común de la gente: no es posible ponerpatas arriba el orden de la modernidad liberalque, además, tiene importantes valores asumi-bles (modernidad); pero, por otra parte, lospoderes públicos deben intervenir regulando laactividad liberal y creando, por acuerdos inter-nacionales, las condiciones objetivas para quela actividad social creativa se encamine haciauna lucha eficaz contra el sufrimiento y a favordel desarrollo (comunitarismo).

El nuevo “proyecto de acción en común” es,por tanto, confluencia de modernidad y comuni-tarismo. En el fondo se trata de la intuición deque, desde la base de la modernidad aceptada,la regulación internacional acordada por losestados no sólo permitiría financiar el desarro-llo interno y externo de las naciones, sino que,además, sería la única forma de combatir lairracionalidad de las condiciones objetivas parael desarrollo económico y la creación por prime-ra vez en la historia de las condiciones que per-mitirían el primer gran experimento de lo que ennuestro ensayo hemos llamado el “liberalismo

perfecto”. La nueva sensibilidad civil y el pro-yecto que implica aceptan el orden socio-econó-mico de la modernidad, pero asumen un princi-pio político fuerte de la tradición comunitarista,y en especial del socialismo-marxista: que elEstado, dentro de un orden liberal básico, debeintervenir y regular la actividad económica paradirigirla con precisión hacia sus objetivoshumanísticos. La libertad no está reñida con laordenación racional.

El proyecto universal de desarrollo solidario

Esta es, en la terminología que propongo, ladenominación (proyecto UDS) del nuevo “pro-yecto de acción en común” (factor 2) derivadode la sensibilidad ético-utópica (factor 1) emer-gente en nuestro tiempo.

El proyecto UDS constituye el desarrollo lógi-co del ideal-horizonte ético-utópico hoy enemergencia global. Como decíamos, está tam-bién intuido de forma difusa y todavía no tieneuna presencia social inequívoca. El objetivo yfunción social de la filosofía política consisteprecisamente en proponer una formulaciónexplícita de aquello que ya está siendo sentido,intuido, alumbrado germinalmente, por la sen-sibilidad ético-utópica de nuestro tiempo. Laobra convergente de muchos intelectuales en eltrazado de los perfiles reflexivos de este proyec-to deberá contribuir a su nacimiento y consoli-dación social estable. En Hacia un Nuevo Mun-do hemos ensayado una declaración formalexplícita de lo que debería ser este proyectoUDS. Se trata simplemente del trazado coheren-te de las líneas generales de un perfil esencialque debería prolongarse, obviamente, con estu-dios técnicos multidisciplinares más precisos.

Pero, ¿en que consiste el proyecto UDS?Su presentación debería ser, primero, el estu-

dio de sus propiedades generales de forma, encuanto directamente derivado del ideal-horizon-te que le da sentido. En concreto, presentaría las siguientes propiedades generales de forma:proyecto viable y pragmático; innovador y crea-tivo; reformista; con parsimonia de medios;

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convergente y conciliador; ético y liberador; consolidaridad social y desarrollo; regulado inter-nacionalmente; democrático-liberal; participati-vo, personalista y nacionalista; principial ydirectivo; abierto y crítico.

Pero, con mayor precisión, la organizaciónreal en el concierto de las naciones del proyectoUDS, ¿en qué debería consistir? Supondría unconjunto de pactos y proyectos estratégicos defi-nidos que se exponen en sus perfiles básicos.Primero, el pacto político internacional que seestudia en sus objetivos e instrumentos políticos,autonomía, liderazgo y miembros asociados.Segundo, el pacto de financiación y desarrollo delproyecto para la financiación interna y externa,con referencia a los contenidos del pacto definanciación, las instituciones monetarias, lapolítica de planificación y créditos, etc. Tercero, elpacto de “liberalismo perfecto” que, a través delestudio de la política impositiva, de inversión yempresa privada, de regulación política y racio-nalidad competitiva, de expansión y crecimiento,etc., mostraría por qué el proyecto UDS ofreceríapor primera vez en la historia las condicionesobjetivas, iguales para todos, que posibilitarían elprimer ensayo histórico de “liberalismo perfec-to”. Los otros pactos del proyecto UDS serían elpacto de desarrollo sostenible, el pacto para elgobierno del proyecto UDS, el pacto interculturaly educativo, y el pacto jurídico internacional.

Es evidente que no podemos ahora entrar enuna explicación más en detalle del contenido detodos estos pactos que constituirían la esenciadel proyecto UDS. El lector interesado deberádirigirse al capítulo cuarto de Hacia un NuevoMundo.

Pero quiero insistir en que se trata de un pro-yecto de acción en común (proyecto UDS), des-arrollo lógico de la nueva sensibilidad emergen-te, que no es revolucionario, no rompe nadasino que diseña posibilidades viables de actua-ción dentro del orden establecido. Precisamentepor ello es ante todo un proyecto pragmáticoque, a nuestro entender, sería la formulacióncompetente (por pragmática y posible) del hoytantas veces invocado “nuevo orden internacio-nal”, aunque de forma vacía y sin que sepamos

con precisión a qué se están refiriendo.Pero, ¿por qué decimos que se trata de una

propuesta pragmática y posible? El proyectoUDS es, en efecto, a nuestro entender, la únicaforma viable del demandado “nuevo ordeninternacional”, tantas veces aludido y tan pocasveces explicado para que podamos entender enqué consiste. Representa un diseño de actua-ción que no supone cambiar el marco políticohoy existente y que podría construirse sobre él.Supone pactos internacionales, pero no crea ungobierno mundial que sustituyera la soberaníade las naciones actualmente existentes; un“gobierno mundial” sería inviable y, en la prác-tica, imposible. Además, el proyecto UDS podríaconstruirse sobre las instituciones internaciona-les hoy existentes, las Naciones Unidas, susAgencias, así como el Banco Mundial y el Fon-do Monetario Internacional, aplicando el princi-pio formal de la parsimonia de medios. Sería unproyecto universal de coordinación y copartici-pación a favor del desarrollo interno y externode las naciones mucho más complejo que laComunidad Económica Europea; pero la exis-tencia de ésta es un argumento a favor de queel proyecto UDS podría ser también factible.

El proyecto UDS tendría una virtualidad dediseño que a todos beneficiaría y que a nadieperjudicaría. Sería la expresión actual del prag-matismo en filosofía política. Jugaría a favor detodos y de la historia común de las naciones.Esto es muy importante, puesto que la esenciade la sensibilidad actual mueve hacia proyectospragmáticos y posibles. En otras palabras, losproyectos políticos de conciliación acaban sien-do posibles; los proyectos agresivos, de unoscontra otros, acaban siendo siempre inviables.Las revoluciones imposibles acaban en nada yen ocasiones produciendo inmensas cantidadesde sufrimiento añadido.

LA ORGANIZACIÓN CIVIL NUEVO MUNDO

Nuestra hipótesis (hipótesis, en último término,aunque fundada en numerosos indicios y argu-mentos contruidos en filosofía política) es que se

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está produciendo la emergencia de una nuevasensibilidad ético-utópica en la sociedad civil(factor 1). Ésta, a su vez, conduciría por su pro-pia naturaleza a un nuevo “proyecto de acción encomún” que acabamos de perfilar bajo la deno-minación de proyecto UDS (factor 2). Estamos,pues, en condiciones de introducir ya el tercerfactor de análisis de la dinámica histórica: laestrategia de acción política; en nuestro caso, laque debería conducir a realizar el proyecto UDS(factor 3).

Consideramos que el análisis estratégico delas vías que llevan al proyecto UDS constituye laesencia del problema. Nuestra tesis es precisa-mente que la actual coyuntura histórica acabaráforzando la emergencia de una nueva forma deorganización de la sociedad civil para controlarla gestión política de la historia. Hasta ahora, enlos últimos quince años, la sociedad civil hacobrado un nuevo y sorprendente protagonismopara resolver los problemas humanos hacia elrespeto a la persona y el compromiso por la soli-daridad: hablamos de todo tipo de asociacionis-mo civil, movimientos ciudadanos, grupos reli-giosos o de intervención política y de lasnumerosas ONG. Esta enorme actividad civil,antes insólita, muestra que efectivamente seestá produciendo un despertar.

A mi entender, el próximo paso en el movi-miento ciudadano se dará cuando la mismasociedad civil descubra que puede tomar en susmanos el rumbo de la historia mediante un con-trol eficaz del poder político. En nuestra hipóte-sis es probable que en los próximos tiempos lasociedad civil dé un salto cualitativo y pase dela acción asistencial a la acción política desdeorganizaciones de alta calidad funcional.

A esta próxima novedad responde precisa-mente la propuesta relevante que ofrece nuestroensayo: el análisis de la forma de organizaciónde un movimiento de acción civil que llamamosNuevo Mundo, no para convertirse en un parti-do político más, sino para controlar la políticadesde fuera. Nuevo Mundo no sería para conse-guir el poder político directo, sino para contro-larlo éticamente desde la sociedad civil de unaforma eficaz.

Por tanto, ¿qué estrategia conduciría enton-ces a realizar el proyecto UDS? Para responderesta pregunta debemos dar dos pasos. Primeropara analizar las vías estériles que difícilmenteconducirán por sí mismas hacia un nuevo ordenético internacional como el que demandaría lanueva sensibilidad social. Además, un segundopaso para estudiar lo que en nuestra filosofíapolítica se considera la vía eficiente, perfecta-mente posible y de organización inmediata, quepodría conducir hacia el proyecto UDS conurgencia y pragmatismo: a saber, la organiza-ción de la sociedad en el movimiento de accióncivil que denominamos Nuevo Mundo.

Las vías estériles

La nueva sensibilidad y su proyecto, en la hipó-tesis de nuestra filosofía política, supone uncambio; es pasar a algo nuevo. Lo nuevo norechaza en su totalidad el pasado: asume partede la modernidad y parte del comunitarismo.Sin embargo, bidireccionalmente, es abrirse a lamodernidad desde el comunitarismo y desdeéste a la modernidad. Es, pues, abrirse a lo quehasta ahora ha sido el oponente histórico que seha combatido.

Es comprensible, pues, que la actualidad estécaracterizada todavía por los residuos del pasa-do que, aunque desmoronándose, están ahí; laspersonas se sienten apegadas a ellos porque esaha sido, en definitiva, su vida. Por ello, seríanecesario reflexionar sobre la situación actualpara el estudio de la situación desde la perspec-tiva de “las vías estériles en la deriva de lamodernidad”, pero también de las “vías estéri-les en la deriva del comunitarismo”. Hoy en díase hacen, en efecto, muchas cosas que respon-den a los fantasmas del pasado y que, en últimotérmino, no llevan al futuro. En este sentido son“vías estériles” que entretienen la historia ypueden frenar el proceso emergente de la nuevasensibilidad. Reflexionar sobre estas vías sinfuturo es importante porque sólo por medio delcontraste podemos abrirnos con fundamento alentendimiento de lo que significa la vía eficaz

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que podría posibilitar la emergencia de la nuevasensibilidad y de su proyecto UDS.

El movimiento de acción civil Nuevo Mundo

Una parte esencial de nuestra tesis consiste,pues, en estudiar y argumentar la propuestaestratégica de Nuevo Mundo como movimientode acción civil orientado a promover la realiza-ción del proyecto UDS. Obviamente, esta opi-nión no es en principio obvia, ya que podríapensarse quizá en otras vías de actuación alter-nativas; por ejemplo, que fueran los partidospolíticos quienes promocionaran socialmente elproyecto; o que Nuevo Mundo no fuera unmovimiento de pura acción civil (como nosotrosproponemos) sino un partido político nuevo endisputa con los otros ya existentes.

Por tanto, la pregunta de que se parte escómo pasar del estado actual de intuición pre-sentida, sin presencia social inequívoca, tantodel nuevo ideal-horizonte como de su proyectoUDS, a lo que llamaríamos la plataforma funda-cional del proyecto UDS (es decir, momento enque se constituyera el pacto internacional quepermitiera comenzar su aplicación). Debería,pues, recorrerse un camino fundacional.

Pero esta pregunta apunta, a su vez, a otrapregunta conectada: quiénes deberían ser losprotagonistas del cambio, los líderes que condu-jeran la historia a la plataforma fundacional delproyecto UDS. El libro expone con suficienteprecisión la discusión básica en torno a los can-didatos iniciales a ser protagonistas del cambio(el principal candidato, a nuestro entenderinapropiado, serían los partidos políticos). Peronuestra argumentación permite llegar a la con-clusión de que el candidato idóneo sería hoy laorganización autónoma, frente al poder político,de un movimiento de acción civil, al que damosel nombre de Nuevo Mundo.

Ahora bien, ¿cuáles deberían ser las caracterís-ticas formales del nacimiento, organización yacción social de Nuevo Mundo? En relación a suposible nacimiento y organización real, ¿quéhipótesis y propuestas podrían hacerse sobre su

nacimiento desde la sociedad, dada la situaciónsocial y las dificultades obvias que se encontrarí-an? Una vez constituido el movimiento civil,¿cómo debería ser su organización interna y suforma de actuación social para encaminarse a susobjetivos, a saber, la promoción del proyectoUDS? Estas preguntas, y otras, deberían ser obje-to de un análisis más pormenorizado, hasta elpunto de presentar algo así como una teoría bási-ca y fundacional de Nuevo Mundo. Aun sin entraren detalle hagamos, al menos, alguna considera-ción general sobre el sentido de Nuevo Mundo.

Acción política y acción civil

Quiero dejar constancia de que la filosofía polí-tica que defiendo no establece rivalidad o con-tradicción entre acción civil y acción política. Elmundo debe seguir gobernado por políticos y,en último término, son ellos quienes deberánconstituir la plataforma fundacional del proyec-to UDS. Es muy posible que políticos profesio-nales, movidos por propósitos decididamenteéticos, entendieran la nueva sensibilidad y loque significa el proyecto UDS. Incluso que secomprometieran en su promoción de forma per-sonal. Sin embargo, el análisis de nuestra filo-sofía política considera que la naturaleza insti-tucional de los partidos políticos y su enredo enlas densas tramas de dominación urdidas desdedentro de la modernidad, junto con otras razo-nes, no nos los presentan como el lugar idóneopara asumir el protagonismo de la promociónpragmática y urgente del proyecto UDS.

A nuestro entender, si debiéramos confiar enlos partidos políticos al uso, sin la presión exteriororganizada desde la sociedad civil que nosotrosproponemos, la historia humana podría avanzarotros cien años sin que se resolvieran los proble-mas de fondo, al mismo tiempo que seguiríamoscayendo por una pendiente de progresivo agrava-miento de nuestras enfermedades sociales. Laacción civil debería ser, pues, una fuerza autóno-ma, independiente, exterior, que presionara sobreel poder político, para forzar lo que la ideología demuchos partidos (y muchos políticos honestos),

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tanto de la modernidad como del comunitarismo,en el fondo desearían y querrían hallarse en lascondiciones de poder realizar.

Internacionalismo de la acción civil de Nuevo Mundo

El proyecto UDS es esencialmente internaciona-lista. Su organización debería pasar pronto deunos países a otros hasta convertirse en unmovimiento civil de alcance internacional, eincluso intercultural (como después señalaré). Lapresión internacional de Nuevo Mundo (median-te el arma estratégica determinante del condicio-namiento y control del voto popular en los siste-mas democráticos) es lo que acabaría porconducir al acuerdo internacional para la plata-forma fundacional del proyecto UDS. Ésta debe-ría asociar a las naciones más importantes; nosreferimos a Estados Unidos, a la Unión Europea,a Rusia, a Japón, China y a otra serie intermina-ble de países. Un movimiento de acción civil biendiseñado en su ideología, independiente de lospartidos (que suelen ser diferentes en cada país,con su historia y peculiaridades), debería serapto para traspasar las fronteras y difundirse deun país a otro, de una cultura a otra. Esta exigen-cia de internacionalismo, para la gestión del pro-yecto UDS, es uno de los argumentos esencialespara entender que Nuevo Mundo no debiera serun partido político, ni confundirse con alguno delos partidos ya existentes, sino organizarse comoun movimiento civil autónomo frente al poderpolítico, con capacidad para dialogar con todosellos y establecer puentes interculturales. Laidentificación de Nuevo Mundo con algún parti-do político concreto produciría, en nuestra opi-nión, la oposición de los demás y el probable blo-queo del proceso expansivo de Nuevo Mundo.

RELIGIONES E INTERCULTURALIDADCOMO FACTORES ESTRATÉGICOS

Organizar Nuevo Mundo y gestionarlo hasta sumadurez no sería, como se acaba de explicar,

una tarea fácil, sino la construcción de un com-plejo diseño de ingeniería sociopolítica. Las difi-cultades que hallaría en su camino de expan-sión serían inmensas, por lo general derivadasde la acción de bloqueo bien de aquellos que sehallan en “la deriva estéril de la modernidad”,bien de aquellos otros que se hallan en “la deri-va estéril del comunitarismo”. Quizá NuevoMundo podría crecer, pero llegado a una ciertacota podría quedar bloqueado.

La reflexión anticipada por la filosofía políti-ca puede prever, pues, las enormes dificultadesque supondría fundar y gestionar Nuevo Mun-do desde una inicial e inevitable precariedad.Podría fundarse y crecer hasta un punto. Pero,para llegar a ejercer la influencia que se preten-de en su diseño, este crecimiento debería llegara cotas decisivas de influencia social muy altaque serían difíciles de alcanzar.

De ahí que nuestra filosofía política se pre-gunte por la posibilidad de que Nuevo Mundo,llegado un momento de su crecimiento, pudierahallar un factor de apoyo externo que le diera elimpulso definitivo. Este impulso debería prove-nir de algún tipo de organización social deinfluencia masiva en la sociedad y que fueracapaz de producir algo así como la explosióninflacionaria en la influencia social de NuevoMundo. Aparecería así el valedor o aval socialque infundiera la confianza popular masiva enNuevo Mundo.

Pues bien, sólo un tipo de organizaciónparece reunir las condiciones apropiadas paraser fuente de este apoyo externo: las religio-nes. No sólo por su implantación social entodas las culturas y civilizaciones, sino porquelas mismas religiones, bien entendidas, pose-en en su doctrina una fuerte llamada a lalibertad, la solidaridad, la justicia y la paz.Entre el humanismo laico de Nuevo Mundo yel humanismo de las religiones podría darse laconvergencia histórica requerida, aunque sininterferir nunca -insistimos- en su diseño lai-co de base. Hemos buscado entre institucionesy organizaciones de la sociedad civil contem-poránea (recordemos que ya antes hemosexcluido a los partidos políticos) algún candi-

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dato a ser el decisivo valedor social del movi-miento civil Nuevo Mundo. Y no hemos halla-do otro más idóneo que las religiones, tantopor su especial disposición a la ideología soli-daria de Nuevo Mundo, como por su masivainfluencia social y su presencia en diferentesculturas.

Aquí es donde se introduce a nuestroentender la consideración del fenómeno reli-gioso y su conexión con Nuevo Mundo. Lahistoria humana, tal como hoy se concibe enla tradición del pensamiento occidental, debeser obra de un diseño laico, abierto a todos,creyentes en confesiones religiosas diversas,arreligiosos en general, ateos y agnósticos. Eneste sentido, Nuevo Mundo no sería nunca unproyecto religioso, sino más bien un proyectolaico, y así nos hemos referido a él hasta aho-ra. Sin embargo, los hombres religiosos for-man parte de la sociedad civil y tienen el mis-mo derecho que todos a participar en susproyectos; podríamos decir incluso que lasociedad civil está constituida en su inmensamayoría por creyentes, incluso en los paísesdesarrollados. Este hecho está en la base deuna consideración importante de nuestra filo-sofía política: que las religiones (pero no unasola religión, sino todas en conjunto) podríanconstituir el factor social de apoyo decisivo aNuevo Mundo, hasta impulsarlo a sus cotasfinales de influencia social. Pero, además, lasreligiones podrían jugar un papel esencial enel diálogo intercultural que permitiera aunaren el proyecto UDS a todos los pueblos y cul-turas, dada su necesaria aspiración interna-cional y globalizadora.

A mi modo de entender, por tanto, sería muyimportante el estudio del papel que las religio-nes en conjunto podrían, y en nuestra opinióndeberían, jugar en el proceso expansivo de Nue-vo Mundo. Al mismo tiempo también lo seríaestudiar el carácter intercultural del proyecto yla función que podrían tener las religiones en elhoy urgente diálogo intercultural. Evidentemen-te, un análisis pormenorizado plantea proble-mas importantes que aquí no podemos atender,sino sólo sugerir.

AMÉRICA COMO FACTOR ESTRATÉGICO

El análisis y conclusiones del discurso en filoso-fía política que hoy está en proceso de emergen-cia nos lleva, por último, a relacionarlo todo conla historia de América. Creemos que América seha conformado desde el “corazón del NuevoMundo”. La filosofía de la historia de Américaestá esencialmente relacionada con la moderni-dad y la aspiración a un Nuevo Mundo. Cree-mos, pues, que la verosimilitud del protagonis-mo de América en el proceso histórico que hoyemerge es uno de los indicios de su misma posi-bilidad histórica.

La aventura de la colonización de Américafue emprendida por quienes anhelaban la cons-trucción de un nuevo mundo: no sólo se tratabade llegar a un nuevo mundo geográfico, sino quese anhelaba crear un “nuevo mundo” social,religioso y político que la angostura de la monar-quía inglesa no permitía. Para los colonos anhe-lar América era aspirar al nuevo mundo de lamodernidad. La ruptura definitiva con Inglaterrapermitió finalmente la primera gran aventurahistórica de la modernidad. Por esto, cuando hoyaspiramos a un Nuevo Mundo seguimos aspi-rando en cierta manera al ideal todavía no con-seguido de la modernidad, que no sólo debía ser“personalista”, sino también “solidaria”. De ahíque el título de nuestro ensayo sugiera al mismotiempo la aspiración ideal tanto de la aventuraamericana, como de la aventura de la moderni-dad, como de la aventura sociopolítica todavíainconclusa y abierta ante nosotros al comenzarel siglo XXI.

La angustia real, no retórica, ante el sufri-miento mueve -decíamos- al compromiso consoluciones urgentes y pragmáticas. Ahora bien,¿sería hoy pragmático proponer una solución almargen o en contra de los Estados Unidos? Pen-samos sinceramente que no. Estaríamos propo-niendo una de esas “revoluciones imposibles”,antipragmáticas por excelencia. Podrían pasarotros cien años sin que nada hubiera cambiado.

Sin embargo, el hecho es que la filosofía polí-tica que nos lleva hacia un Nuevo Mundo en losalbores del siglo XXI es la misma filosofía polí-

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tica que dio sentido a la historia del NuevoMundo en América. Es la filosofía política de lamodernidad renovada por su reencuentro con lasolidaridad. Es la filosofía de la libertad y de lasolidaridad. De ahí nuestra confianza en que laexpansión internacionalista de Nuevo Mundodebiera llegar a la sociedad civil americana ypermitir el reencuentro con su autenticidad y laverdadera filosofía de la historia de América.

El pragmatismo ante la historia de América

El talante pragmático apunta, pues, a encontrarsiempre el camino más seguro e inmediato queconduzca a conseguir lo que se pretende. Lasociedad busca hoy un camino pragmático paraluchar eficazmente contra el sufrimiento huma-no. Por ello, sería faltar al pragmatismo máselemental diseñar hoy una línea de avance his-tórico, en nuestro caso avance hacia el proyectoUDS, sin contar pragmáticamente con las nacio-nes más importantes, ya que sin ellas se haríaabsolutamente inviable o, al menos, dificultosa-mente transitable el camino hacia el proyectoUDS. Este camino sería hoy muy difícil, comodecíamos, al margen o en contra de los EstadosUnidos de América, dado el papel protagonistade este país en el panorama geoestratégicomundial. A plazo medio, e incluso largo. Porello, surge una pregunta inevitable: ¿es Améri-ca en absoluto coordinable con el proyecto UDSy el proyecto Nuevo Mundo? Si no lo fueranuestra filosofía política sería una más de las“revoluciones imposibles”.

La verdad es que hemos dedicado muchaspáginas a responder esta pregunta desde la per-suasión de que la filosofía de la historia deAmérica es congruente con la nueva sensibili-dad que, según nuestra hipótesis, emerge ennuestro tiempo. Nos referimos a la sociedadcivil americana, integrable en Nuevo Mundocomo una forma de profundizar en el sentido deAmérica y de fidelidad a su propia filosofía his-tórica. No hay que confundir la sociedad civilamericana con las políticas concretas emprendi-das por dirigentes políticos y gobiernos ameri-

canos que, antes y ahora, muchos considera-mos un grave error histórico. Pero la persuasiónargumentada de que Nuevo Mundo podríadifundirse en la sociedad civil americana, y quese reconvertiría así hacia su verdadera esenciacomo nación, es elemento esencial de nuestrooptimismo pragmático hacia el futuro. De ahínuestra insistencia en que el coyuntural antia-mericanismo, hoy tan en uso, debería transfor-marse en una simpatía de fondo hacia la signi-ficación de la filosofía de América en la historiadel mundo moderno y hacia el papel protagonis-ta que la sociedad civil americana podría jugarconvergiendo con el futuro histórico de todos.

CONCLUSIÓN: DESTELLOSPREMONITORIOS DE UN CAMBIOHISTÓRICO

Dificultad y posibilidad real de organizarNuevo Mundo

Somos muy conscientes de que Nuevo Mundoes una novedad histórica: sería una forma deorganización e intervención de la sociedad civilno dada hasta ahora en ningún momento de lahistoria. Sería, en definitiva, la gran novedadhistórica del siglo XXI: un factor nuevo de inter-vención poderoso (puesto que en las sociedadesdemocráticas el poder depende del voto de esamisma sociedad) que jugaría un papel determi-nante en la orientación política hacia el proyec-to UDS, es decir, hacia un mundo de libertad,creatividad, justicia, solidaridad y paz.

Precisamente por esa novedad y su carácterde denuncia de la trama de dominio establecidaal amparo de las estructuras formales de lamodernidad, Nuevo Mundo difícilmente seríaapoyado por instituciones o personas ya com-prometidas con otros proyectos que, aunque sinfuturo, son simplemente los “suyos”; en últimotérmino, fantasmas del pasado. Por consiguien-te, hay que postular de principio lo peor: que unaorganización de este tipo nacería en la indigen-cia, sin apoyos y con muchas cosas en contra.Sin embargo, Nuevo Mundo sería posible orga-

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nizándose desde la base social y ampliando pocoa poco su ámbito de cobertura. Organizacionesde mucha menor fuerza de atracción han logra-do prosperar y llegar a desarrollos importantes,movilizando a millones de personas. NuevoMundo tendría unos objetivos moralmente ele-vados, tan elevados como transformar la socie-dad y producir un beneficio a plazo medio y lar-go de dimensiones colosales. La fuerza deatracción de sus ideales, una vez publicitado ygestionado con precisión de diseño, sería tangrande que su fuerza de expansión crecería conuna fuerza proporcional. Pero la posibilidad realde Nuevo Mundo dependería finalmente de quela especie humana siga produciendo los audacesque siempre han existido y a los que suele ayu-dar la fortuna. Es decir, de la aparición de loslíderes civiles con la fuerza profética suficientepara gestionar un proyecto de acción civil tanambicioso como Nuevo Mundo.

En último término, la movilización de lasociedad civil en un proyecto de acción al estilode lo que en nuestro ensayo hemos llamadoNuevo Mundo es una respuesta, construidadesde el discurso de la filosofía política, genera-da por la angustia real ante el sufrimientohumano bajo los imperativos de urgencia ypragmatismo en que tanto hemos insistido.

Así, la filosofía política une su mirada a lamirada de tantísimos hombres y profesionales,muy especialmente la de aquellos que desde elhumanismo médico viven tan especialmente elsufrimiento universal, para abrir horizontes deesperanza: caminos urgentes y pragmáticos quepuedan llevarnos con eficacia a vencer la enor-me cantidad de sufrimiento que está en nuestramanos eliminar.

El protagonismo emergente de la sociedadcivil

Un tipo de filosofía política como la que hemosexpuesto habla por su mismo enfoque del futu-ro, hace hipótesis sobre la evolución futura de lasociedad y su comportamiento político. Puededar la impresión de tener un tono “profético”.

Pero quiero insistir en que no “profetizamos”que con seguridad vaya a suceder algo; simple-mente se ofrecen los argumentos, construidosen filosofía política, que permiten pensar que esprobable (por razonable) que sucedan ciertascosas; pero nunca con seguridad, dado que tododepende de la contingencia, la indeterminacióny la libertad humana. El cierto optimismo quemanifiesta esta filosofía política no se debe alsimple hecho de haberla formulado, ya que soymuy consciente de sus limitaciones, del lugardonde nace y se formula, de su posible audien-cia e influencia, y de muchas cosas más quesería ingenuidad ignorar.

El optimismo pragmático se funda sólo enque al hilo de esta filosofía política, si es correc-ta, se descubre hoy la existencia de una nuevasensibilidad emergente y una intuición nacien-te, pero al mismo tiempo “difusamente precisa”,de hacia dónde debemos ir y del papel protago-nista que debemos tomar los ciudadanos condignitas para responsabilizarnos del futuro. Elensayo que presentamos es posible porque hayalgo ahí afuera, una lógica histórica, que acaba-rá por eclosionar de forma incontenible. Lafuerza no está en este ensayo, sino en la coyun-tura de ideas exterior que acabará hallando laforma de imponerse históricamente.

La corriente de la historia está ya ahí, abrién-dose camino en una dirección inequívoca. Sur-girán por ello más intelectuales que contribuyana madurar las ideas emergentes y a iluminar elcamino por recorrer. Pero surgirán también loslíderes sociales con la audacia que nunca ha fal-tado en los momentos históricos decisivos: laaudacia que llevará con probabilidad a que lahistoria les premie finalmente con la fortuna.

Quiero concluir con la cita de unos párrafoscontenidos en el Prefacio de Hacia un NuevoMundo, ensayo en que abundo en ideas simila-res a las que aquí he expuesto:

“A mi entender, la inquietud auténtica por laliberación mueve por su propia fuerza al prag-matismo. No es liberador quien antepone susideologías, o sus odios viscerales, o su ya esta-blecida división del mundo en buenos y malos,a la inmediata, urgente y pragmática búsqueda

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del camino de liberación. La inquietud ante losmiles y miles de hombres que hoy sufren dra-máticamente, la inquietud ante el pueblo cruci-ficado, no admite espera. Los proyectos imposi-bles que pueden entretener por siglos el avancereal hacia las soluciones posibles, pragmática-mente viables, son, en el fondo, los grandesenemigos de la liberación”.

“Este libro ha sido escrito desde la persua-sión de que la lógica de la liberación hace emer-ger hoy la conciencia de que existe una víapragmática hacia ese otro mundo posible quedeseamos, justo y solidario. Al declarar explíci-tamente la propuesta de esta vía pragmáticaveremos que es posible porque une a todos, noexcluye a nadie, no se construye sobre el cadá-ver de ningún enemigo, asume los ideales de lamodernidad y del comunitarismo, responde aun diseño intercultural y puede comenzar a

construirse desde ya, por transformación pro-gresiva de lo que tenemos. Es la revoluciónblanca. La única pragmáticamente posible por-que las revoluciones de sangre acaban hacién-dose finalmente imposibles”.

“La gran protagonista de esta revolución vaa ser la sociedad civil. El libreto filosófico parasu actuación comienza ya a perfilarse. Elambiente se ha preparado en los últimos quinceaños y todo el mundo habla hoy de liberación,justicia y solidaridad. Los teloneros han salidoya a la escena y han dado los últimos toquespara calentar el ambiente. Ya sólo falta que lasociedad civil salga al escenario, se organice yresponda a sus responsabilidades históricas.Por doquier resuenan los signos premonitoriosde que el movimiento lógico de la historia es yaimparable y la sociedad civil sabrá asumirlo cre-ativamente desde el ejercicio de la libertad”.

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