revista de la estrella - iapsop

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REVISTA DE LA ESTRELLA AGOSTO 1933 NÚM. 8 Vista de uno de los cuatro arcos traídos a Adyar de las ruinas del templo de Oíd Chandragiri, cuya antigüedad se calcula en dos mil años.

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REVISTA DE LA ESTRELLAA G O S T O 1 9 3 3 N Ú M . 8

V i s t a d e u n o d e l o s c u a t r o a r c o s t r a í d o s a A d y a r d e l a s r u i n a s d e l t e m p l o d e

O í d C h a n d r a g i r i , c u y a a n t i g ü e d a d s e c a l c u l a e n d o s m i l a ñ o s .

REVISTA DE LA ESTRELLAAgosto 1933 Núm. 8D ir e c to r ; FRANCISCO ROVIRA - APARTADO 867 - MADRIDE D IC IÓ N P A R A A R G E N T IN A , C H IL E , E S P A Ñ A , P U E R T O R IC O Y U R U G U A Y

C O N T E N I D O :Fascículo octavo de *A n ales de K rish n am u rti» (tom o 1933), que com prende:

C H A R L A S EN A D Y A R , INDIA, II Y III, página 141P R E C I O D E I ,A S U S C R I P C I O N A N U A L :

Para España, 8 pías .; América y otros países, 10; un e jem plar 0,75,

R E M IT IR L O S G I R O S A N O M B R E DE F R A N C I S C O R O V IR AA P A R T A D O 8 6 7 M A D R I D

S e envía a riesgo del suscrlptor. Reservados todos los derechos.

D O N A T IV O S R E C I B I D O S EN EL C O R R IE N T E M E S P A R A V IA JE S DE K R ISH N A M U R T I

Rafael Velasco , 50 pesetasAgencia en España de The S ta r Publishing Trust

C A M B I O SY a en prensa el presente número de agosto, cuando regresamos

de la Reunión Cam pestre de O m inen que acaba de clausurarse, no disponemos de espacio para extendernos en dar ai|in detalles sobre los cambios propuestos y acordados durante la misma. Importa enunciar uno: Las pláticas y escritos de Krislinaimirtl no se con­tinuarán dando al mundo por medio de una revista; por tanto, queda suspendido el S ta r Bfilletin con todas sus traducciones a diversos idiom as. Y la Revista de la Estrella, que es una de tales traducciones, sólo volverá a aparecer para publicar el material que aún tenemos de dicho Boletín. I'.s el mateilal pata los números de septiembre, octubre, noviembre y d iin mbie que comprende unas pláticas de Krishnamurti en Advar v tipil . Interesantes noticias de su viaje por la India y una exposición de los cam bios aquí anu n­ciados Todo él. lo publicaremos en un número cuádruple de más de sesenta páginas, que será el ultimo de la Revista de la Estrella C o n este número quedarán cumplidas las suscripciones de 1933, y el importe de los núm eros de 1934, de aquellas que cubren algu­nos meses de ese año, será reintegrado a los suscriptores. S e rue­ga no se nos envíen suscripciones para 1934, pero adm itirem os las que vengan para el año en curso de 1933.

En adelante, las pláticas y escritos de Krishnamurti se darán en libros y folletos. El plan para editarlos y distribuirlos se dirá con detalles en el número siguiente. F. ROVIRA, DIRECTOR.

C H A R L A S E N A D Y A R , IN D IA

II

L o que im porta es com prender el significado que en­cierran las palabras, pero tem o que los m ás de vosotros se aferren m eram ente a las palabras y pierdan el espí­ritu y la realidad que ellas significan, perdiendo por ello el perfum e de la com prensión.

Consideráis la vida co m o un m edio p ara un fin. T r a ­táis la vida com o una oportunidad p ara adquirir incesan­tem ente, y así perdéis la belleza, el en can to , la gloria del vivir m ism o. P a ra m í, la suprem a esencia de la verdad es­tá en el vivir m ism o, y no en lo que uno sa ca del vivir. E n la acción m ism a hay éxtasis. D e aquí que no haya idea He provecho o ventaja en ser justos. Perdéis el signi­ficado, la claridad y el encanto de la vida cuando os a fa ­náis tras las posesiones y en la adquisición de cuali­dades.

A h o ra bien, todas vuestras acciones cotidianas, vues­tras teorías y prácticas, se han hecho instrum entos para la adquisición y el logro. E l esfuerzo se dirige h acia la acu m u lació n ; es decir, vuestra acció n , vuestro pensa­m iento y vuestra em oción se afanan tras el provecho, la ventaja , el resultado, el éxito. P or consiguiente, vues­tro esfuerzo por m edio de la adquisición no hace m ás que acrecentar la autoconsciencia o ego , que es la cau­sa de la división. H abéis cread o la división del yo supe­rior y del yo inferior, el superior tratando de gobernar al inferior. H a y división en el pensam iento m ism o del «yo» y del «no-yo», y a esto siguen los esfuerzos del «yo» p a­ra acum ular en sí m ism o lo que es el «no-yo».

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ANALES DE KRISHNAMURTl

E n el esfuerzo, que es el resultado de buscar gan an ­cia , beneficio, ventaja, no puede haber com prensión ni realización de lo que es la vida. ¿P o r qué hacéis un es­fuerzo? P a ra ser alguna otra cosa distinta de lo que sois. M as solam ente descubriendo lo que sois, conociendo vuestras innum erables decepciones, engreim ientos, v a ­nidades y deseo de poder y conform idad, es com o lle­gáis a ser libres. P o r esto es innecesario el esfuerzo.

E l gozo de vivir está en la acción espontánea. P a ra vivir com o una flor, sin afanarse, con naturalidad, inten­sam ente, plenam ente en el presente, no podéis dejar que vuestra m ente y corazón se afanen en la adquisi­ción , lo que no h ace m ás que crear la distinción del »yo» y el «no-yo», del eg o superior y el inferior, del yo supe­rior e inferior. D e esta división surge la idea del autodo­m inio y la autodisciplina. P a ra m í, la autodisciplina es la antítesis m ism a de la fruición de la vida. ¿ P o r qué os disciplináis? (1) ¿P o r qué habéis de disciplinaros? P rim e­ro creáis división en el pensam iento, m ediante el anhelo o apetencia, y luego tratáis de disciplinar lo inferior por lo superior. Con ello estáis m eram ente conform ándoos a una idea establecida de lo bueno y de lo m alo. V u estra autodisciplina ha nacido del tem or, de la ad quisición ; y donde h aya cod icia , miedo, adquisición, no puede haber verdadero discernim iento. ¿ Cóm o podéis discernir lo que es verdadero o perdurable, si vuestra m ente esta siem pre interesada en una dem anda o querencia futura, o im pedi-

(1) El texto original indica claramente que Krishnamurti habla, en esta como en otras ocasiones, como dirigiéndose a un solo írx- dividuo, en segunda persona del singular, como para recalcar que no se dirige a la colectividad sino a cada individuo (Nota del T.)

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ANALES DE KRISHNAMURTI

d a en su percepción por lo pasado ? E n tanto que la m ente esté aprisionada en la división cread a por la dem anda, hay com pleta ausencia del verdadero valor de la vida, hay falsa evaluación.

N o estoy predicando el contentam iento o la satisfac­ción propios. M uy al contrario ; lo que digo es que, cu an ­do en cualquier form a se constriñe la m en te, ésta es in­cap az de discernir los m uchos estorbos que im piden la verdadera percepción. P a ra descubrir esos estorbos, te- neis que daros perfecta cuenta de vuestras palabras, a c ­ciones, pensam ientos y sentim ientos. E n e sa llam a de lucidez o vigilancia, instantáneam ente se com prenden la cau sa y el efecto , y por ello se c re a aquella arm onía sin lucha ni esfuerzo.

P a ra llegar a ser consciente, habéis de pensar ínte­gra e intensam ente. A h o ra bien, si tenéis tem or buscáis el valor, por lo cual el valor resulta solam ente un escape del tem or, su opuesto. L lam áis valor al acto de tap ar el m iedo. E l conflicto de los opuestos continúa existien d o; m ientras que si llegáis a daros p erfecta cuenta de la cau ­sa del m iedo, entonces el m iedo m ism o se desvanece, quedando por lo tanto vosotros libres, tan to del tem or co ­m o de su opuesto, el valor. Sean los que fueren los pen­sam ientos que surjan en la m ente, reflexionad sobre ellos : todos los estorbos de la opinión pública, las auto­ridades pasadas, las futuras dem andas, adquisiciones e ideales. H aciéndoles frente de esta m an era , os libertaréis de estas lim itaciones.

Pregunta: ( Estáis convencido de que vuestra for­ma de realización es el sólo y único camino para toda

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ANALES DE KRISHNAMURTI

la humanidad? Afirmáis que por la eliminación de impe­dimentos se llega a la verdad. ( Por qué no ha de poder también llegar uno a esta realización por la expansión ilimitada de la verdadera inteligencia, que es la sabi­duría ?

KRISHNAMURTI : A n te todo, ¿ qué queréis decir con la palabra sabiduría? Y o digo que la sabiduría no se adquiere en los libros, en las instituciones o en los estu­dios. L a sabiduría es espontánea, n acid a del vivir, y no tiene absolutam ente nada que ver con las teorías, con el conocim iento superficial ni con la adquisición. L a sa ­biduría es com o las aguas corrientes : no puede cap tu ­rarse ni adquirirse. L a sabiduría es la verdadera inteli­gencia, y la verdadera inteligencia es el discernim iento del genuino valor, y sólo podéis descubrir el recto valor cuando la m ente ya no está buscando adquisición o co n ­form idad.

V oy a poner un ejem plo p ara que veáis lo que quie­ro decir. Suponed que estáis sufriendo intensam ente a cau sa de la m uerte de alguien o porque alguien no os am a. A l sufrir, buscáis la felicidad, el consuelo. A cep ­táis, pues, prontam ente cualquier teoría, cualquier con ­suelo que otro tenga que ofreceros. Pero si estuviéreis buscando la felicidad com o el opuesto de vuestra pena, entonces exam inaríais im personal y críticam ente cu al­quier cosa que se os presentase, y por ello descubriríais el verdadero valor de cad a experiencia, ca d a regalo de la vida. A l hacer frente así a cad a incidente de la vida con todo vuestro ser, sin buscar satisfacción ni consuelo, n ace la inteligencia.

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ANALES DE KR1SHNAMURII

A h o ra bien, cuando se os presenta una experiencia, ¿qué h acéis? L a acogéis con vuestro intelecto o con vuestra em oción, no co n todo vuestro ser. No puede ha­ber inteligencia, que es el discernim iento del verdadero valor, en tanto h aya im itación y conform idad, en tanto h aya la busca del poder y la caza d e la gan an cia. A ctu a l­m ente estáis buscando com prensión por o m ediante otro, m ediante iglesias, tem plos, organizaciones, m aestros y sa ce rd o te s ; es decir, por la ap etencia estáis dispuestos a que otros os exploten. E n eso n o h ay com prensión ni hay inteligencia. N adie puede daros inteligencia, que es el descubrim iento del valor verdadero. L a inteligencia se despierta por vuestra propia vigilancia o lucidez, en la que no hay esfuerzo. D escubriendo un im pedim ento y h a­ciéndole frente por vos m ism o, sin anhelar n ad a, el es­torbo se disipa en la llam a de esa lucidez.

E n el vivir sin esfuerzo, espontáneam ente, hay un éxtasis o exaltación que es verdadera belleza, que es su­prem o discernim iento de los justos valores. E n eso hay eternidad, inm ortalidad, un m ovim iento incesante de vida en el que no hay auto-identificación co n el «yo».

D onde hay dem anda hay explotación. Y vos, el in­dividuo, co n vuestra d em anda os convertís en el explo­tador y el e x p lo ta d o ; vos creáis el m ediador entre vos m ism o y ese verdadero discernim iento de los justos v a ­lores, que es la inteligencia. P ero nadie puede daros es­ta in telig en cia ; n ad a sino vuestra propia percepción des­pierta puede enseñaros el recto valor del dinero, del afecto , del pensam iento. E n tonces desaparecerán las co m ­plicaciones d e la creen cia organizada. En ton ces no habrá este em peño de la devoción, esta falsa reverencia basa-

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ANALES DE KRISHNAMURTI

da en el m iedo y en la que no hay percepción de Ios- valores reales. A ctualm ente m e tenéis un gran respeto, porque creéis que tengo algo que daros. P ero si ésta fue­ra devoción real, sería hacia todo y todos, no h acia m í sólo.

Pregunta: Decís que no habéis estudiado filosofía ni teosofía alguna. Ya he estudiado la teosofía muy profun­damente y he llegado a un claro concepto de vuestras ideas; y digo que vuestra sabiduría es esencialmente la verdad de la teosofía. ¿ Cómo podéis insistir en que debe­mos considerar la teosofía como un estorbo para la rea­lización de la verdad, cuando admitís que no conocéis teosofía alguna ?

KRISHNAMURTI: Podéis estudiar profundam ente todos los libros del m undo, incluyendo los libros teo só fico s; pero vuestro concepto de la sabiduría com o derivada del estudio es com pletam ente falso, porque no estáis vivien­do. N o hacéis m ás que acum ular polvo de los libros y lo llam áis sabiduría. Cuando digo «viviendo» o «vivien­te» , m e refiero a la acción en el presente, con una ple­nitud en la que existe una intensidad de gozo, un éxtasis, que no vienen con la adoración de las teorías. A sí que vuestra sabiduría, que basáis en el estudio, n o tiene n a­da que ver con la sabiduría de que yo hablo. C uando es­táis libre, com o individuo, de vuestros celos, resenti­m ientos, dem andas, busca del poder y de la seguridad, deseo de autoridad y adoración de m uchos falsos valo­res, entonces, por esa libertad viene una sabiduría n a ­tural que está m ás allá de todos los libros, filosofías, teo-

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rías y sistem as. D e esto es de lo que hablo, y no de vuestras teorías. Com o antes he dicho, puedo inventar nuevas teorías, lo m ism o que vosotros podéis h a c e rlo ; p ero, ¿qué utilidad tien e? T odos los libros del m undo, incluyendo los sagrados, están llenos de teorías, y no hay uno entre vosotros que esté viviendo espontánea­m ente, co n naturalidad, con dulzura o apaciblem ente. E s o es lo que im porta, no el incesante esfuerzo p ara ad ­quirir nuevas teorías, nuevas ideas.

E l pensam iento h a de llegar m ás allá de la lim ita­ción de las ideas. No he estudiado vuestras filosofías y te o ría s ; p ara m í, caracen de valor por com pleto. Son polvo y ceniza. Cogido eñ el conflicto, creéis que estu­diando teorías y conform ándoos a ellas hallaréis la ver­d ad . Sólo cuando la m ente y el corazón están libres de tod a conform idad e im itación, es cu an d o existe el vivir cread or, que trasciende todos los libros. No necesitáis nunca estudiar una teoría p a ra ser suprem am ente hum a­no, que es lo único que equivale a con ocer la sabiduría de todos los tiem pos.

M e tem o que preferís las m uertas teorías a la vida. O s interesáis m ucho m ás en lo venidero que en lo pre­sente, y así vuestras m entes están sofocadas por las teo­rías, y no hay creador y espontáneo vivir. Si sentís ham ­bre y sufrís ahora, ¿qué im porta el que alguien os diga que en otra vida estaréis bien alim entados y seréis fe­lices? E sto os im porta, porque acep táis la teoría com o consuelo. Com o queréis ser librados de vuestra desventu­ra y d e vuestro cao s actuales, estáis dispuestos a d eja­ros exp lotar y sois explotados. N o h ay , pues, gozo en el vivir, no hay belleza en la a c c ió n ; sino una incesante

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ANALES DE KRISHNAMURTI

disputa por el poder, lo cual sólo tiene por efecto el a le ­jaros cad a vez m ás del descubrim iento d e la plena p ro­fundidad o alcan ce de la totalidad del hom bre.

Será inútil que os hable, si, com o individuo, n o em ­pezáis a despertar y a daros cuenta de las barras de vuestra propia prisión. No os preocupéis de las m asas, sino, com o individuo, com enzad a vivir conscientem ente y a descubrir los es to rb o s ; y en ese descubrim iento os haréis suprem am ente inteligente. L a inteligencia es la arm onía de la m ente y el corazón , y por ello es supre­m a, divina. M ientras que el correr tras las teorías la destruye. D urante m uchos años habéis estudiado pro­fundam ente y asistido a clases. ¿Sois algo m ás feliz, m ás cread o r? ¿Q u é vale todo vuestro adiestram iento o pre­paración si sois desdichado, aun cuando sea un sólo ins­tante, si no sois creador, espontáneo, com pleto, intenso?

Pregunta : ¿ Cual es vuestro concepto del ayo» ? ¿ No hay realidad en la idea de un ayo» superior?

K R I S H N A M U R T I : L o alto y lo bajo n o son m ás que ilusiones m entales. L a división surge cuando la m ente y corazón persiguen un anhelo originado en el desconten­to con lo presente. Creéis que con eso conquistaréis la insatisfacción y el conflicto del presente. L o que hacéis es m eram ente escapar del conflicto por m edio de un an ­helo o d e m a n d a ; no habéis entendido, pues, la signifi­cación de lo presente. N o habéis hecho m ás que huir, por lo que habéis creado una m em oria subjetiva, que persiste ; de esto n ace la división.

P ara m í, no existen el «yo» y el «no-yo», lo alto y

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ANALES DE KRISHNAMURT!

lo b ajo . H ay la ilusión que llam áis el «yo», y hay esa suprem a inteligencia que constantem ente se renueva, que es la vida m ism a, en la que no hay el «yo». N o puedo explicarlo , porque lo que puede explicarse n o es ver­dadero. Conoceréis esa viviente realidad por vos m ism o cuando todas las ilusiones hayan c e s a d o ; y la ilusión existe en tanto haya un anhelo, que no es lo m ism o que la necesidad.

P o r querer o anhelar, creáis una división en el pen­sam iento, y por ello, resistencia, la con cien cia del «yo», que sabe de nacim iento y m uerte. P or ello surgen pregun­tas sobre qué es lo que está en el futuro, lo cual no es m ás que la adoración de los m uertos. D e esta división y resistencia arran ca la idea de autodisciplina, repre­sión, esfuerzo, lo cual sólo aum enta y refuerza la ilu­sión. P o r esto es por lo que digo que toda adquisición m ediante autodisciplina es com pletam ente falsa, por h a­ber nacido de división y resistencia. Si sois inteligente, veréis que la disciplina no es sino un tipo de conform i­dad ; es estéril y no tiene facultad cread ora.

A sí, pues, esta persecución de un «yo» superior es com pletam ente falsa. Y o digo que el total de la eternidad, que es un éxtasis o exaltación del vivir, está contenido en lo presente. E se presente no es tiem po fijo o fijad o ; está constantem ente cam biando, siem pre renovándose, co ­m o las raudas aguas. E se presente eterno es inm ortali­dad ; y el vivir en su éxtasis o exaltación no es resulta­do del esfuerzo, sino de la com prensión de la acción rec­ta inherente. E s a com prensión sólo viene cuando os a ce i- cáis a la vida con todo vuestro ser, es decir, con la m ente y el corazón fundidos.

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ANALES DE KRISHNAMURTI

Pregunta: Constantemente cambiáis vuestras ideas, vuestros modos de ver, vuestras aserciones. En una oca­sión nos estimulabais a establecer una meta; ahora de­cís: No busquéis meta alguna. ¿Es que nos expresáis vuestra propia realización ? Y, en tal caso, ¿ está cam­biando constantemente esa realización como cambia vuestra expresión de la misma? Si, como decís, vuestra verdad está siempre fluyendo, siempre cambiando, ¿có= mo puede uno ir al mismo paso que ella?

KRISHNAMURTI : Si estáis parado a la orilla de un río, veréis que las aguas que se m ueven están siem pre c a m ­b ian d o ; y tem o que los m ás de vosotros estéis estacio­narios, con ideas fijas, anclados a la orilla por vuestro apego. De aquí las aparentes contradicciones. ¿ P o r qué necesitáis ir al m ism o paso que y o ? Y o no fijo el paso que habéis de llevar. Si por vos m ism o os convencéis de esa constante renovación de la vida, entonces habrá cesación del tiem po.

U n verdadero artista que pinta está constantem ente cam biando las expresiones, adoptando siem pre una nue­v a técn ica con su pincel y pinturas. P ero si os apegáis o ligáis a la expresión en el lienzo de lo que el artista siente, que está siem pre vivo y es por tan to indescripti­ble, entonces os volvéis com o los tocones m uertos, sin vida. Con todo, durante estos últimos años, he estado tra­tando de hallar una nueva técn ica de expresión, usando las m ism as antiguas palabras, pero dándoles un signifi­cado diferente. Si uno pudiese inventar un idiom a del todo distinto, valdría la pena. P ero , desgraciadam ente, no podem os. T ra to de encontrar un m edio de exp resa-

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ANAIES DE KRISHNAMURTI

ros al acercam iento a la realización de la inm ortalidad. P ero si m eram ente os apegáis a una idea que expresé hace diez años, o ay er m ism o, entonces veréis aparentes contradicciones, negaciones, aseveraciones. ¿ P o r qué os apegáis a esta idea de una m eta , que ah o ra digo no bus­quéis? E s porque la idea os d a un incentivo p ara la a c ­ción. P a ra m í, todos los incentivos o estím ulos son co m ­pletam ente falsos.

No deseo usar m i técn ica de expresión p ara describir a D ios, a la verdad, la v id a o la inm ortalidad. E se éx ta ­sis viviente no puede describirse. Cuando se describe es­tá m uerto. N o podéis discutir lo que trasciende toda des­cripción. P ero podéis descubrir y discutir los estorbos que os impiden realizar o daros cuenta de lo que es ver­dadero y perdurable.

Pregunta; Nos parece que vuestras afirmaciones es­tán teñidas de extremismo. ¿No es locura desechar la verdadera experiencia de la humanidad, adquirida a tra* ves de las edades y encarnada en la sabiduría divina de los grandes sabios del mundo ?

Y o digo que es locura estudiar m eram ente y no vi­vir. M eram ente im itáis a vuestros grandes sabios. V u es­tro estudio e instrucción destruyen vuestro pensam iento y sentim iento, m atan el afecto que surge de vuestro co ­razón, crean la explotación y la cod icia , y estim ulan la busca del poder. A sí que vuestros sabios y vuestros li­bros sagrados vienen a ser vuestros destructores, porque os incitan a im itar y n o a vivir. Pero si plena e intensa­m ente vivís, entonces conoceréis la sabiduría de todas

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ANALES DE KRISHNAMURT1

las edades en el presente, que es el suprem o éxtasis o b eatitu d ; entonces sabréis que la sabiduría no se adquie­re , sino que está en la m ism a acción del vivir.

D iciem bre 29 , 1932.

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III

Donde h aya conform idad, im itación o seguim iento de un m odelo, allí tiene que faltar naturalm ente la vida crea ­dora ; y sólo en la verdadera vida cread ora , es decir, en la inteligencia despierta, es donde existe el gozo y la exaltación del vivir. Con la diaria conform idad, co n la continua contracción e im itación, habéis im pedido o es­torbado la expresión de la verdadera vida cread ora . Con la expresión «vida creadora» m e refiero, n o sólo al pro­ducto del pensam iento com o idea, que expresáis en la poesía o en un lienzo o en la acción , sino a ese impulso cread or m ism o que está m ás allá de todas las form as, ideas o expresiones. Si esa vida no está libre, os ap e­gáis a la form a o a la expresión, y ello produce una con ­tracción de la vida, no su plenitud o abundancia.

Con m is ch arlas m e propongo indicaros la m anera de realizar esa vida cread ora . A n te todo, debéis recono­cer los estorbos que im piden dar suelta o libertad a esta vida extá tica . A ctualm ente están m ás vivos el m odelo, la im agen, la te o r ía ; os atraen m ás que vuestro propio pensar y sentir independiente y cread or, porque habéis hecho una im agen viva de aquello a lo cual os confor­m áis. P o r esta razón, debido a la conform idad a esa im agen y su m odelo, la m eta o la idea del M aestro llega a ser m ás im portante que vuestro propio vivir, vuestra propia evaluación intrínseca d e la v ida. L a idea de un instructor y el cam ino de la salvación form an el m olde en que se m ueven vuestros pensam ientos y em ociones, y con ese m olde tratáis de conquistar el caos de vuestTa

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anales de krishnamurti

vida diaria. Con ello no hacéis m ás que destruir el ins­tinto natural que es verdadera inteligencia.

De esta m an era, a través de siglos de conform idad, habéis destruido por todo el m undo el pensam iento y la em oción creadores. L a m ayor parte de las gentes que acuden a oirm e están interesadas en la idea del cam i­no, el instructor, el sistem a. E sp eran que co n la guía d e otro, o m ediante un sistem a, es decir, asim ilando las ideas y las experiencias de otro, llegarán de algún m odo m ilagroso a la realización de la verdad. Su esfuerzo no consiste m ás que en conform arse o adaptarse. E stá is , pues, constantem ente edificando barreras que corrom ­pen y pervierten la intensidad del vivir. D e aquí que vuestro esfuerzo actual no sea cread or, sino destructor.

Considerad por ejemplo la m editación. V uestro ins­tructor, vuestra teoría o vuestro libro os ofrecen cierta disciplina p ara la m ed itació n ; puede ser una idea o un cuadro. L o que hacéis es forzar repetidam ente vuestra m ente en conform idad con aquellos, por lo que contraéis vuestra m ente y destruís su flexibilidad. L lam áis m edi­tación o concentración a esta repetición, al em peño im i­tativo de un sistem a o de una idea. D e aquí que vuestros esfuerzos por la conform idad, estén crean d o constante­m ente estorbos u obstáculos que os im pidan libertar esa inteligencia potencial, inherente, que es divinidad, verdad o inm ortalidad.

L o que llam áis civilización estim ula esta conform i­dad. L a sociología, la religión, los sistem as de ética , las organizaciones espirituales y la idea de los gurus (1), todo

(1) Gurú, palabra india que significa Maestro espiritual.

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anai.es de krishnamurti

esto contribuye a crear en vos el m iedo y os fuerzan a m oldearos según un m o d e lo ; porque donde hay tem or hay conform idad, y el m iedo adopta m u ch as form as. No os engañéis pensando que vuestro particular sistem a tiene un m érito especial, y que en vuestro seguimiento del m ism o no obráis im pelido por el tem or. E so no es m ás que la expresión de una esperanza en la que hay m iedo. T o d a conform idad al patrón o a las ideas de otro destruye por com pleto vuestra propia energía creado­ra ; de aquí las innum erables desdichas pasajeras en que estáis sum idos.

Si pensáis sobre ello, veréis cóm o existe la conform i­dad en las diversas expresiones de la vida. Prim eram en­te, existe la conform idad con la sociedad, con la opinión pública, co n las costum bres y convencionalism os. N o es solam ente opinión pública la opinión de la vasta m ayo­ría de las g e n te s ; es tam bién la opinión de vuestros pro­pios parientes m ás cercan os. H ay un patrón o m odelo tradicional establecido, al que tratáis de adaptaros, no im porta cuales sean vuestros propios pensam ientos y sentim ientos. N o estoy predicando la rebelión, que n o es sino otra form a de estupidez. E stoy esforzándom e en se ­ñalaros los obstáculos p ara la perfección o consum ación del vivir, y la cau sa de los m ism os, y vos sois quien tie­ne que verlos tanto con la m ente com o co n el corazón. Ser verdaderam ente consciente es con ocer instantánea­m ente la cau sa y el efecto , y entonces sigue naturalm en­te la verdadera acción . L a conform idad es un obstáculo, y si os dais cuenta de ello, n o m eram ente co n el inte­lecto, sino con todo vuestro ser, con vuestra em oción lo m ism o que co n vuestra m en te, entonces obraréis o ac-

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ANALES DE KRISHNAMURTI

tuaréis con naturalidad y descubriréis el m ejor m edio de libraros vos m ism o y vuestros hijos de esta destructiva tiranía de la opinión pública.

H ay tam bién la continua presión p ara conform arse al convencionalism o social, ejercida por la literatura, la opinión corriente y la ocupación n ecesaria p ara la sub­sistencia ; y por un sistem a de educación en el que sa­lís de la «fábrica» acad ém ica p ara ser un em pleado toda vuestra vida. T enéis innum erables costum bres y tradi­ciones falsas y estúpidas a las cuales incesantem ente os conform áis, y que os impiden libertar la vida creadora. Con esta conform idad se crea necesariam ente la falsa com prensión de la función del individuo, con el resul­tado de que en la región del pensar y del sentir im itáis, m ientras que en el m undo d e la adquisición en co m ­petencia corréis desenfrenadam ente.

Si os interesa verdaderam ente lo que estoy diciendo y com prendéis su base, veréis cu án destructiva fuerza ha llegado a ser en la vida la conform idad. V eréis que, en tanto vuestro esfuerzo se utilice co m o ocurre actualm en­te p ara rem endar y m antener las ilusiones, las falsas es­tructuras, n o puede haber verdadera creación en la vida.

E xiste igualm ente la conform idad m ediante la reli­gión, que no es m ás que la creen cia organizada. L a reli­gión crea un m olde de Dios, de la verdad o de la eter­nidad, en el cual forzáis vuestra m ente y corazón por el estudio de los libros sagrados y las persuasiones de m e­diadores que llam am os sa ce rd o te s ; éstos os prescriben cerem onias que, desde mi punto de vista, nacen de la inicua irreflexión.

H ay tam bién la conform idad que nace de buscar guía

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espiritual en un guru, un instructor, un M aestro, con cu ya ayuda esperáis descubrir el m odo de realizar la verdad. De aquí han surgido los num erosos sistem as d e discipli­na y discipulado. E n la persecución o seguim iento de es­ta conform idad no puede haber discernim iento del valor verdadero. L a realización es p ara m í la consum ación de la inteligencia, y ningún individuo ni sistem a alguno pue­den daros esa inteligencia, que es el verdadero discerni­m iento del justo valor en la vida hum ana al través de to­das sus luchéis e ilusiones.

L a conform idad existe en m uchas forméis, y necesitáis una m ente m uy clara , alerta , p ara percibir sus sutiles de­cepciones. Me escucháis y asentís m eneando la cabeza, pero en vuestra acción persistís en vuestra conform idad. Debéis estar en contra o en favor de la conform idad. L a conform idad existe por el deseo de buscar un escape de la lucha por la existencia individual. O s digo que no tratéis de escap ar, sino que percibáis los obstáculos que creáis co n la conform idad, y entonces estaréis libres de ellos natural y espontáneam ente, sin esfuerzo.

E n mis charlas no os ofrezco un sistem a, m étodo o cam in o p ara llegar, porque, com o he dicho, tod a co n ­form idad no es sino un escap e, y por consiguiente con ­duce a la hipocresía. E l verdadero discernim iento de los justos valores en todas las experiencias hum anas sólo vie­ne cuando el corazón y la m ente están arm ónicam ente equilibrados y libres de todo prejuicio y falacia .

Pregunta: En el transcurso de vuestra charla de ayer dijisteis que el éxtasis, la beatitud de la verdad eterna, del vivir perfecto, viene sin afán ni esfuerzo. Mas segu-

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ramente tíos pasasteis por un largo período de afán, es­fuerzo, lucha y sufrimiento en esta vida antes de que os fuese posible alcanzar esta conciencia. ¿Si vos lo hi­cisteis, por que no nosotros, por qué no todos ?

KRISHNAMURTI: Y o luché y sufrí y m e afané antes de llegar al convencim iento de que en el proceso de adqui­sición hay dolor. Y ah ora digo que cuanto m ás adqui­ráis m as querréis, y m as v acia se h ará vuestra vida. E n el proceso de adquisición se c re a lo futuro, porque una virtud que os esforzáis en adquirir está siem pre en el futuro, lejos en el horizonte. P o r esto , lo que llam áis pro­greso es solam ente el logro sucesivo del vacío , siem pre en lo futuro, lo cu al es cau sa d e un incom pleto vivir en el presente. Si vuestra m ente está continuam ente ocupa­da por la adquisición, la cod icia o el anhelo, entonces es seguro que no podéis vivir en la integridad de lo p re­sente. O s afanáis, ascendéis y sufrís incesantem ente, pe­ro vuestro vivir es e s té ril ; porque, al correr tras la ad ­quisición, lo que adquirís es pasajero , lo que consideráis esencial se vuelve vacuo y fútil.

O s m ego que n o os contentéis con los dichos o sen­tencias de Sankaracharya, Buddha, o cualquier otro m aes­tro. L o que im porta es que os dediquéis a vivir, sin preo­cuparos de las teorías. Cuando realm ente com enzáis a sufrir, percibiréis que el conflicto de la conform idad es la cau sa del sufrim iento. P ero si estáis satisfecho y co m ­placido, si explotáis y os dejáis explotar, entonces tra ­taréis de com parar lo que digo con lo que los instructo­res han dicho en el p asad o, con el fin de quedaros en la quietud de vuestra conform idad. N o tengo nada que

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deciros entonces. P ero el hom bre que verdaderam ente sufre no quiere com parar ; exam in a las ideas por su pro­pio valor intrínseco.

L a persecución de virtudes, en la que se han enreda­do la m ayoría de las m entes, no es sino vicio, porque exagera la autoconsciencia. M ientras la m ente corra tras la adquisición, que crea ap eg o o adhesión, hay afan y lucha, y de ese esfuerzo surge el conflicto de los opuestos. Pero yo d ig o : Convenceos con todo vuestro ser de la com pleta falsedad de este em peño en adquirir que no h ace m ás que acrecentar la autoconsciencia.

L a realización de la verdad, de esa indescriptible rea­lidad que no tiene principio ni fin, no puede llegar por la im itación, por la conform idad y las buenas obras o por las virtudes, que no son m as que adquisiciones. Solo cu an ­do hay cesación de esfuerzo, anhelo, solo cuando la m en­te y el corazón están libres de toda querencia o dem an­d a, que es diferente de las necesidades, sólo entonces se descubren los verdaderos valores y el éxtasis de un n a­tural y espontáneo vivir que es creador, que esta siem pre renovándose y trasciende el tiem po.

Pregunta: ¿ No se puede reducir toda vuestra ense­ñanza a ésto : Que todos los individuos deberían deshu­manizarse? c No estáis enseñando superateísmo y supera egoísmo ?

KRISH N AM URTI: ¿C reéis que y a sois suprem os seres hum anos y que yo estoy tratando de deshum anizaros? Si creéis esto , debéis rebelaros con tra m i en señ an za ; pe­ro m e p arece que sois dem asiado dóciles, tan to en vues­tro asentim iento com o en vuestra desaprobación.

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C Quién es el ser hum ano consum ado ? E l hom bre que vive dichosam ente, espontáneam ente, con gozo y éxtasis en su m ente y corazón, libre de esta incesante lucha tras la seguridad, económ ica y espiritual, que no h ace sino transform arle en un engranaje de una m áquina m undana o espiritual. E s el hom bre que h a realizado la libertad de la acción com pleta, por com prender el verdadero valor de todo lo que constituye su vida m ental y em ocional.

No os pido que os deshum anicéis. N o estoy p redican­do super-ateísm o ni super-egoísm o. P o r el contrario, di­go : H aceos suprem am ente hum ano, natural, espontáneo, intenso. Estáis cogido en el rem olino de la lucha y el sufrimiento incesantes ; y yo digo que donde hay egoísm o tiene que haber lucha, sufrimiento, conform idad e hipo­cresía. Sólo podéis libraros del egoísm o, de ese culto del ego con todas sus innúm eras ilusiones, descubriendo el genuino valor de todas las experiencias hum anas. P ara eso habéis de tener una m ente y un corazón libres del espoleo de la adquisividad, del logro, que crea los obs­táculos y las m uchas ilusiones falsas.

Si m e entendiéseis con vuestra m ente y corazón , h a ­bría acción y no discusión, y n o habría com prom iso o transacción. N o hablaríais entonces de «vuestro sende­ro» y «mi sendero». P a ra m í, no hay sendero. Donde hay conform idad h a de haber dolor, pues la conform i­dad n ace del tem or. P o r la falta de verdadera inteligen­cia , continúa esa esterilidad que llam áis autodisciplina. P a ra realizar la exaltación del vivir, p ara estar libre de este dolor, hacéos consciente de la cau sa del estorbo, que es la conform idad, adquisición y busca de poder.

(Continuará.)

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