Cena ofrecida por el autor y su señora esposa al Dr. Artnur Bums. acompañados por el Dr. Arist ides Calvani. Ministro deRelaciones Exteriores. Dr. Luis Enrique Oberto. Ministro de Estado Jefe de Cordiplán. Haydee Castillo . Ministro de Fomento,

Alfredo Machado Gomez. ex Presidente del Banco Central de Venezuela, Andrés Germán Otero. ex Ministro de Hacienda

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Nexos de amistad similar entablé con el entonces Go­bernador del Banco de España, José Ramón Alvarez Rendueles,quién luego ha ocupado muy importantes posiciones públi­cas y privadas en España.

COMITÉ DE LA JUNTA DE GOBERNADORESPARA LA REFORMA DEL SISTEMA MONETARIO

INTERNACIONAL Y MATERIAS AFINES

La actuación del Grupo de los 24 fue complementadacon la creación posterior del Comité de la Junta de Gober­nadores para la Reforma del Sistema Monetario Internacionaly Materias Afines, creado por la Junta de Gobernadores delFondo Monetario Internacional. Este Comité de los 20 es­taba compuesto por: 10 miembros que representaban a lospaíses industrializados, 9 a las naciones en desarrollo y 1al grupo de los países intermedios. Este último grupo constituíaun muy valioso foro para la discusión de los asuntos mo­netarios internacionales y en una reunión, a nivel de Minis­tros celebrada en Roma, me tocó ver actuar a Giscard d'Estaing,Helmuth Schmidt y José López Portillo, Ministros de Haciendade Francia, Alemania y México, respectivamente. quienesmás tarde tendrían a su cargo regir los destinos de su res­pectivo país al más alto nivel del poder ejecutivo.

Aquellos Ministros tenían a su vez extraordinarios co­laboradores al nivel de alternos: Pierre Paul Brossolette deFrancia, Reinaldo Osola por Italia, Paul Volcker por los EstadosUnidos, Jeremy Morse por Inglaterra, Adolfo Diz por Argentina,Pablo Pereira Lira por Brasil y otros cuyos nombres no re­cuerdo. Lo importante es que los debates que sostenían esosmuy calificados personajes daban lugar al permanente en­frentamiento entre los esquemas de solución al problema

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TRAYECTORIA DE UNA VIDA

auspiciado por los Estados Unidos respecto al que susten­taba un país como Francia, lo cual enriquecía enormementelos conocimientos sobre la materia y contribuía a adoptarla decisión de crear los Derechos Especiales de Giro y laaceptación de que las paridades declaradas ante el FondoMonetario Internacional por sus países miembros fueran fijas,pero ajustables, con lo cual se eliminó la norma de BrettonWoods, existente desde la creación del Fondo Monetario Inter­nacional, conforme a la cual las paridades declaradas anteel Fondo eran fijas y no podían modificarse sino cuando ha­bían desajustes estructurales en la economía de los respec­tivos países, lo que daba gran rigidez al sistema.

Esas modificaciones estuvieron íntimamente ligadas ala medida que tomó el gobierno norteamericano encabeza­do por el Presidente Richard Nixon, quien el 15 de agostode 1971 anunció al mundo la suspensión, por tiempo inde­finido, de la conversión del dólar por oro al tipo de cambioinvariable de US$ 35,00 por onza troy de oro, uno de losbasamentos fundamentales del sistema monetario interna­cional entonces existente.

BANCO INTERAMERICANO

DE DESARROLLO

Al margen de esas actuaciones, al comienzo del año1962 fui designado Gobernador por Venezuela ante el BancoInteramericano de Desarrollo, cuya Asamblea de Goberna­dores estaba programada celebrarla ese año en la ciudadde Buenos Aires, Argentina, país con el cual Venezuela te­nía suspendidas las relaciones diplomáticas por la aplica­ción de la Doctrina Betancourt que proscribía tal relacióncon los países donde hubiese un gobierno de facto.

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La Asamblea abordó los problemas de rutina vincula­dos al incremento de capital de esas instituciones y a otrostemas de naturaleza similar. De esa Asamblea recuerdo elemotivo discurso pronunciado en nombre de las delegacio­nes visitantes por parte del Ministro de Hacienda de Colombia,Mejía Palacios. La Asamblea en cuestión tuvo, desde el puntode vista personal, una especial significación para mí, puesen Buenos Aires conocí al representante del Banco Intera­mericano de Desarrollo en Venezuela, Rafael Glover Valdivieso,con quién entablé, a lo largo de los años, una amistad en­trañable, originada en el hecho de que a nuestro regresode la asamblea comentada, le invité a mi casa y allí me dijoque estaba altamente agradecido porque era el primer ho­gar venezolano que visitaba, a pesar de ya tenía seis me­ses de permanencia en el país, y de que en la ciudad deSan Salvador habían vivido dos relevantes compatriotas, queahora ocupaban importantes destinos públicos en Venezuelae invocaban sus exigentes ocupaciones como causal parano reunirse con él en actividades sociales.

Rafael era el Ministro de Economía de El Salvador almomento de realizarse la Asamblea Constitutiva del BancoInteramericano de Desarrollo en su país y, como tal, la presi­dió. Me refirió cómo en la Asamblea Constitutiva se discu­tió cuál sería la sede del Banco Interamericano de Desa­rrollo y surgieron dos opciones: Caracas y Washington. Laprimera votación arrojó un saldo a favor de la capital nor­teamericana, por muy estrecho margen, razón por la cualfue necesario efectuar una segunda votación, en la cual defi­nitivamente se impuso la ciudad de Washington como sededel Banco Interamericano de Desarrollo, después de una inten­sa movilización de los representantes de Estados Unidos,conjuntamente con otros países, para lograr tal decisión.

En esa misma oportunidad, hubo otro pronunciamientoreñido en cuanto a la escogencia de quién iba a presidir elBanco Interamericano de Desarrollo. Según me refirió Ra-

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fael Glover había dos fuertes candidatos, ambos vinculadosa la banca central de sus respectivos países: Ignacio Co­pete por Colombia y Felipe Herrera por Chile. Rafael me co­mentó que él hizo campaña en favor de Felipe Herrera, yque con los votos centroamericanos, más los de otros paí­ses, logró el triunfo de Herrera, quién se convirtió en el pri­mer Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, car­go en el cual tuvo un brillante desempeño.

Rafael Glover desplegó una muy importante gestión co­mo representante del Banco Interamericano de Desarrolloen nuestro país y logró granjearse el aprecio de los funcio­narios con quienes tramitaba créditos u otras colaboracio­nes de parte de ese Banco. Su casa de habitación en Cara­balleda de nuestro Litoral Central era centro habitual de ter­tulia entre él y sus amigos, frecuentemente visitado por im­portantes hombres públicos de América Central, que se alo­jaban en su residencia. Cuando pasó a otro destino, Rafaelfue objeto de innumerables agasajos en reconocimiento ala positiva labor cumplida en Venezuela. Volvió la segundavez como representante del B.I.D. en Venezuela durante elgobierno del Presidente Luis Herrera Campins y, una vezmás, prosiguió su favorable gestión en todos los asuntos quele incumbían como representante de ese organismo entrenosotros. Cuando el mexicano Antonio Ortiz Mena pasó aocupar la presidencia del Banco Interamericano de Desa­rrollo, Rafael Glover Valdivieso le acompañó como Gerenteen una de las áreas fundamentales de esa Institución, has­ta que se retiró jubilado de ese organismo. Ese apreciadoamigo pasó los últimos años de vida en Cuernavaca, México,país en el cual se había educado a nivel universitario.

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FONDO MONETARIO INTERNACIONAL

Cuando ejercí la presidencia de nuestro Banco Central,fui simultáneamente Gobernador ante el Fondo MonetarioInternacional, práctica implementada en virtud de que al BancoCentral de Venezuela le está encomendado por Ley las rela­ciones del país con ese organismo.

El Fondo Monetario Internacional es una de las institu­ciones creadas conforme a los acuerdos de Bretton Woodsen 1944. Su papel ha sido velar porque se mantenga un razo­nable nivel de disciplina en el manejo de las cuestiones mo­netarias y fiscales de los países miembros. El Fondo Mo­netario Internacional brinda asistencia financiera para aten­der los problemas de la balanza de pagos de los países miem­bros y, adicionalmente, la evaluación que hace dicho orga­nismo acerca de los países que lo integran es requisito funda­mental para obtener crédito en los organismos crediticiosmultilaterales y en la banca privada.

Difícilmente, unos y otros, prestan a un país sin haberobtenido el visto bueno del Fondo Monetario Internacional.Paralelamente, en ese organismo ha regido siempre el prin­cipio de la condicionalidad, conforme al cual la asistenciacrediticia que pueda proporcionar está sujeta a que se cum­plan determinadas condiciones relacionadas con el correc­to manejo de las finanzas gubernamentales y del sistemacrediticio doméstico.

Al Fondo Monetario Internacional se le ha enrostradola ausencia de un criterio objetivo en el tratamiento de lospaíses que han acudido en demanda de su asistencia finan­ciera, porque habitualmente tratan con mayor rigor a los paí­ses prestatarios en desarrollo respecto a los industrializa­dos. Se observa una mayor disposición a tramitar los requeri­mientos crediticios de estos últimos respecto a los prime­ros. Es la ausencia de simetría en el proceso de toma dedecisiones.

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EL BANCO MUNDIAL

En la época cuando desempeñé el cargo de Ministro deEstado Presidente del Fondo de Inversiones de Venezuelafui investido igualmente de la condición de Gobernador anteel Banco Mundial. Habitualmente los gobernadores en esteorganismo, así como los del Fondo Monetario Internacional,celebran asambleas conjuntas en la sede de Washington yalternan con otros países escogidos al efecto. En una deesas ocasiones me correspondió viajar a la ciudad de Belgrado,Yugoslavia, donde todavía gobernaba el Mariscal Tito, quien,como es de rigor, pronunció el discurso de bienvenida a losgobernadores visitantes. Siempre juzgué que las reunionesde estos organismos son un excelente seminario de actua­lización en materia económica, porque los representantesde los respectivos países, usualmente los Ministros de Fi­nanzas y Gobernadores del Banco Central, pronuncian discur­sos donde hacen un valioso recuento de lo ocurrido en susrespectivas economías y evalúan lo sucedido en escala uni­versal.

En los últimos años, para darle mayor agilidad a las activi­dades de esos organismos, se han creado órganos deciso­rios que se reúnen con mayor frecuencia que las Asambleasde Gobernadores y son el Comité Interino en el caso delFondo Monetario Internacional y el Comité de Desarrollo enel Banco Mundial.

En la época cuando ejercía la Presidencia de la Repú­blica Jaime Lusinchi recibió una invitación del Presidente Nor­teamericano Ronald Reagan para que visitase los EstadosUnidos y yo fui incluido entre las personas integrantes denuestra misión. En esa oportunidad, el Presidente Lusinchiy yo, como Gobernador ante el Banco Mundial, celebramosuna reunión con el Presidente de dicho Banco, quién le dis­pensó una visita a nuestro Presidente en el hotel donde está-

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bamos alojados. Allí le planteamos al Presidente del Ban­co Mundial la aspiración de Venezuela de contar con fon­dos del Banco para costear algunos proyectos de desarro­llo acometidos en el país. El Presidente del Banco Mun­dial nos respondió muy cortésmente en forma negativa, adu­ciendo dos argumentos fundamentales: En primer lugar, queVenezuela tenía un ingreso per capita, para aquella época,muy elevado que virtualmente le excluía de la asistencia fi­nanciera del Banco Mundial y, en segundo lugar, porque an­tes que nosotros había una larga lista de países aspiran­tes a créditos del Banco Mundial que se encontraban en si­tuación mucho mas precaria que nosotros. La conclusión fi­nal era que Venezuela debía gestionar esos recursos en labanca privada internacional y no ante el Banco Mundial.

El FIDA Y EL FONDO DE LA OPEP

El Fondo de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Fondo dela OPEP fueron otras dos instituciones ante las cuales ac­tué como Gobernador. En la creación de ambas jugó un papelprotagónico Venezuela, cuando contaba con abundantes re­cursos financieros y en nuestro gobierno había un Presidentecon proyección internacional, asesorado por Manuel PérezGuerrero.

El FIDA tenía un objetivo más limitado que el Fondo dela OPEP. Mientras el primero tenía como finalidad suplir re­cursos financieros a los países de menor desarrollo que ne­cesitaban estimular su agricultura, el Fondo de la OPEP erade más vasto alcance y procuraba suministrar recur­sos a países en desarrollo, no petroleros, con miras a quepudiesen llevar adelante algunos de sus proyectos de de­sarrollo.

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El FIDA tenía sede en la ciudad de Roma y el Fondode la OPEP en Viena, ciudades ambas a las cuales tenía queviajar con una frecuencia no mayor de un trimestre, paraadoptar las decisiones de financiamiento procesadas por elpersonal administrativo.

En el Fondo de la OPEP, además, actué como Presidentedel Consejo Ministerial, a raíz de un impasse que se pre­sentó dentro de la organización de los países miembros, perocuando se presentó la oportunidad de que ejerciese tal Presi­dencia el representante de Irak, su contraparte Irán se negóa apoyar esa candidatura, en razón del conflicto bélico queexistía entre ambas naciones. Ante esa disyuntiva, los re­presentantes de Arabia Saudita y Kuwait sugirieron mi nom­bre, proposición apoyada por los demás países, y así meconvertí en Presidente del Consejo Ministerial del Fondo dela OPEP, posición que ocupé hasta cesar en mis funcionesen nuestro Fondo de Inversiones.

La experiencia adquirida en las deliberaciones de esosfondos fue altamente provechosa e interesante para mí. Mepermitió acercarme a los problemas específicos de los paí­ses prestatarios, los proyectos que ellos acometían, los re­cursos financieros necesarios para acometerlos y contras­tar esos requerimientos con las disponibilidades nuestras yel poco rendimiento que obtuvimos de los fondos percibidospor la explotación petrolera.

EL ACUERDO DE SAN JOSÉ

En el campo específico del área geográfica bajo nues­tra influencia tuve la singular oportunidad de asistir a la re­unión que dio origen al llamado Acuerdo de San José, rati­ficado y ampliado dese entonces por muchos años, a tra­vés del cual México y Venezuela suplían petróleo a una se-

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rie de países de América Central y del Caribe en términosconcesionales.

La reunión de Puerto Ordaz fue promovida por el Pre­sidente Carlos Andrés Pérez y a ella concurrieron los man­datarios de los países participantes en ese acuerdo. Entreellos recuerdo que estaban Anastasio Somoza hijo, por Nica­ragua, Omar Torrijos por Panamá, Daniel Oduber por Cos­ta Rica y otros cuyos nombres ahora se me escapan de lamemoria.

El motivo que inspiró la concertación de este acuerdofue la admisión de que esa área resultaba altamente perju­dicada en su economía por el encarecimiento del petróleoa partir de 1974. Se pensó entonces que Venezuela y Méxicopodían suplir petróleo a precios inferiores a los que se vendíael petróleo en los mercados internacionales. Sin embargo,se llegó a la conclusión de que esa diferenciación de pre­cios crearía una discriminación inconveniente para los paí­ses suplidores de petróleo, y se acordó finalmente que lospaíses del área adquirentes de nuestro petróleo pagaríanun precio igual al imperante en los mercados internaciona­les, en el entendido de que cancelarían en efectivo el 50%al momento de la transacción y el otro 50% restante se de­jaba en crédito a largo plazo, siempre que esos recursosse destinaran a costear programas de desarrollo y a unastasas de interés específicas.

En ocasiones se ha criticado la existencia de estos fondoscuya promoción fue auspiciada por Venezuela. Sin embar­go, estas iniciativas eran muy plausibles y de solidaridad conlos países no petroleros en desarrollo, cuyas economías habíansido adversamente afectadas por el encarecimiento súbitoy significativo del petróleo. Pero además, era un medio deatenuar parcialmente el enrostramiento que los países indus­trializados hacían a los petroleros, al responsabilizarlos delproceso inflacionario que entonces vivía el mundo. Estos seña­lamientos los oí en boca de los representantes de Estados

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Unidos, Francia, Inglaterra e Italia, entre otros, en la reuniónministerial del Comité de los 20, celebrada en la ciudad deRoma en enero de 1976. En esa oportunidad, los únicos queabogaron en favor de los países petroleros fueron el Secre­tario General de la UNCTAD y el representante de la India.Este último manifestó que, en su opinión, los países petro­leros habían logrado diseñar un mecanismo como la crea­ción de la OPEP, el cual les había permitido obtener preciosmás justos para la exportación de su materia prima.

La creación de esos fondos y el Acuerdo de San Joséen buena medida contribuyeron a crear un clima internacio­nal menos adverso al proceso de incremento de precios delpetróleo entonces existente.

No quisiera concluir la reseña en torno a mi actuaciónen el campo internacional sin rendirle un tributo de reconoci­miento y gratitud a dos ilustres compatriotas, ya fallecidos,que contribuyeron poderosamente a hacer más gratas y fruc­tíferas mis visitas a las ciudades de Washington y Viena.Ellos fueron, Raúl Nass y Gonzalo Plaza.

Raúl vivió muchos años de exilio en capital norteameri­cana durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y enel período de la democracia se desempeñó en esa mismaciudad como Ministro Consejero de la Embajada de Venezuelaen Washington y, más tarde, como Embajador de nuestropaís ante la Organización de Estados Americanos. Raúl cono­cía la ciudad, su historia, sus museos, determinados luga­res como "Dunbarton Oaks", donde se celebraron importan­tes conferencias internacionales que dieron lugar a trascen­dentales decisiones como la creación de las Naciones Unidasy el surgimiento de instituciones como el Fondo MonetarioInternacional y el Banco Mundial. Raúl conocía lugares pocomencionados por los visitantes de esa ciudad, la casa deex Presidente Wilson, quién con sus diecisiete puntos contri­buyó a asegurar la organización de la Liga de las Nacionesdurante los arreglos que fue necesario alcanzar al términode la Primera Guerra Mundial. Raúl, además, ocupó posicio-

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nes de mucha confianza en el Gobierno de la Junta Revolucio­naria y en el de Rómulo Gallegos, papel que volvió a desem­peñar en el gobierno del Presidente Leoni. Raúl nunca alar­deaba de los vínculos y de la estima y confianza que gozabade quiénes habían sido sus superiores en el gobierno.

En enero de 1957 viajé a la ciudad de Washington y élme entregó un ejemplar de la primera edición del libro "Venezuela,Política y Petróleo" de Rómulo Betancourt, quién le habíapuesto una lacónica pero expresiva dedicatoria: "Para Raúl,con el afecto fraternal de Romuto". Allí me comentó que ValmoreRodríguez le había encomendado los originales de esa obraa José Antonio Mayobre para que revisara los aspectos econó­micos de la misma y cuando Mayobre le transmitió sus observa­ciones, algunas de ellas de estilo, Valmore le dijo, -no temetas en esa área porque Rómulo tiene su estilo personale invariable-. Raúl recorrió gran parte de la capital norteame­ricana a pie o en transporte público, como le gustaba hacerlodentro de su sencillez de vida y su espíritu de acuciosidad.Fue un gran amante de las artes plásticas, amigo de mi fa­milia y extraordinario guía en la capital norteamericana.

Gonzalo Plaza fue mi introductor en la ciudad de Viena,donde había estado dos veces con anterioridad. Viajaba allícon frecuencia en mi condición de Gobernador por Venezuelaante el Fondo de la OPEP y, más tarde, como Presidentedel Consejo Ministerial de esa Organización. Gonzalo vivióallí como funcionario de la OPEP por varios años y, posteriormen­te, Gobernador por Venezuela ante la misma OPEP. Gonzaloestuvo casado con una dama vienesa y poseía una vastacultura general y, específicamente, un conocimiento excepcio­nal acerca de la capital austríaca. Alguna vez le preguntécuál era la razón de la existencia de tantas organizacionesinternacionales que tenían su sede en Viena, tales como laAgencia de la Energía Atómica, la OPEP, el Fondo de la OPEP,una agencia que vela por la mujer en escala universal y muchasotras instituciones de naturaleza similar. Gonzalo me dio unaexplicación que se remontaba a la importancia que tuvo Austria

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dentro del imperio Austro-Húngaro y lo que el Danubio signi­ficaba para la civilización surgida en torno a ese río. Comohijo de un descollante director de orquesta y hombre de grancultura, como fue Juan Bautista Plaza, discurría con granconocimiento acerca de Salzburgo y los festivales que secelebraban anualmente en dicha localidad.

Siempre lamenté que la información que estos extraordi­narios amigos tenían sobre Estados Unidos y Austria y, concre­tamente, de sus respectivas capitales no hubiese sido trasmi­tida a un mayor número de jóvenes como forma de enriquecersu nivel cultural y el de los venezolanos en general.

EL COLEGIO DE ECONOMISTAS

DE VENEZUELA

En el hogar, mi padre me inculcó el valor del esfuerzopersonal que, plasmado en la perseverancia de algún ideal,en el estudio y en la disciplina de trabajo, puede rendir fru­tos que no siempre se logran en la acción colectiva. Me poníacomo ejemplo el caso de nuestro ilustre humanista, filólo­go y legislador, Andrés Bello, quien supo desarrollar todauna nueva tesis en materia lingüística, al punto de contra­ponerla a la de la Real Academia Española y crear una escuelaaparte. El mismo Andrés Bello redactó el Código Civil deChile y fundó una universidad de vasta proyección en esepaís.

Mis observaciones sobre el desenvolvimiento de la vidame llevaron a la convicción de que, en ocasiones, el poneren práctica mucho de cuanto uno predica, no es posible al­canzarlo sin el apoyo de un conglomerado que comparta losideales de quien los preconiza. Ese es el caso de los diri­gentes políticos, gremiales y de muchos otras organizacio­nes de repercusión colectiva.

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Convencido de esa posición, a comienzos de los añoscincuenta promoví con un grupo de colegas la constitucióndel Colegio de Economistas de Venezuela. Pensábamos enesa agrupación como una forma de participar en la discu­sión pública de los asuntos concernientes a nuestra espe­cialidad, lo que nos obligaba a aglutinarnos en una organi­zación desde la cual pudiéramos expresar nuestras inquie­tudes y sugerir soluciones, cuando éstas fuesen pertinen­tes.

Al momento de discutir en torno a la denominación dela organización que promovíamos surgieron las opciones:gremio o colegio. En definitiva, privó la tesis de que debe­ría denominarse colegio, por juzgar que los objetivos de nues­tra organización deberían ser más de tipo académico quede defensa de los intereses de grupo, dejando estos últi­mos como una actividad subsidiaria de lo académico comofundamental. Así constituimos el Colegio de Economistas deVenezuela en el año de 1953, en cuya directiva participé endiferentes posiciones durante años, y en 1960 fui designa­do Presidente de dicho Colegio. La creación, años mas tarde,de la Academia Nacional de Ciencias Económicas le restóimportancia al papel de mero carácter intelectual que de­bía jugar el Colegio y, eso restituyó la función de velar porlos intereses gremiales como objetivo fundamental de la orga­nización.

LA ACTIVIDAD PERIODíSTICA

La actividad periodística no ha sido ajena a mi vida profe­sional. Desde mis años de estudiante formé parte del cuer­po de redacción de una revista que tenía el Centro de Es­tudiantes de Economía en nuestra Universidad Central y donde,ocasionalmente, escribía artículos sobre cuestiones relacio­nadas con mi formación académica. Sin embargo, hubo dos

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etapas cuando ejercí esta actividad con mayor responsabi­lidad y dedicación. La primera fue cuando siendo Isaac J.Pardo, Presidente de la compañía editora del diario El Na­cional, me invitó a que mejorara la información económicade ese importante periódico, aduciendo que, en su concepto,era insuficiente lo suplido por ellos sobre esta materia. Des­pués de algunas conversaciones, entre las cuales recuer­do la sostenida con el fundador de ese diario, Miguel Ote­ro Silva, iniciamos un suplemento de economía que se pu­blicó semanalmente, y para cuya confección integramos uncomité de redacción que yo coordinaba, en el cual me acompa­ñaron D.F. Maza Zavala y Alfredo Ramírez Torres.

Semanalmente debíamos entregar un material de aproxi­madamente cuarenta cuartillas; su diagramación corría a cargode un excelente secretario de redacción, José Honrado. Man­tuvimos este suplemento durante varios años de la décadade los cincuenta hasta cuando otras responsabilidades meobligaron a separarme de esa actividad. El material inclui­do en ese suplemento fue siempre de alta calidad porqueera parte del trabajo que realizábamos los responsables delcomité de redacción aún cuando frecuentemente obtenía­mos colaboración de otros prestigiosos articulistas que apor­taban sus conocimientos y enriquecían el suplemento.

Años mas tarde, cuando estaba totalmente apartado delas funciones públicas, el Ingeniero Giacomo Di Mase meofreció la dirección del periódico Economía Hoy, donde estuvepor más de un año. Me separé de esa actividad cuando elPresidente Ramón J. Velásquez me llamó a colaborar en sugobierno con el cargo de Ministro de Hacienda.

Economía Hoy era un buen periódico, especializado enlos temas atinentes a su título. Contaba con un selecto grupode periodistas muy versados en las diferentes áreas que cu­bría. El Jefe de Redacción era el calificado periodista convasta trayectoria en su profesión, Elides J. Rojas, quien enla actualidad ocupa igual posición en un importante perió-

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dico venezolano, El Universal, donde escribe regularmenteuna columna con mucha gracia y sarcasmo.

Ambas actividades obviamente me proporcionaron nue­vas y significativas experiencias, como fueron las de observarcómo se elabora un periódico día a día, el estar pendientede procesar las noticias sobre temas del más alto interéspara el público y el poder trasmitir a los redactores las in­formaciones recabadas de los actores o de quienes las con­ciben intelectualmente.

La vida del periodista contrasta enormemente con lo queobservaba en otros ambientes, como los del Banco Centraly aun en las propias universidades. En éstos se observa unamayor disciplina y puntualidad en las labores, en tanto queel periodismo da la sensación de cierto desorden, lo que cuen­ta es la creatividad sin importar cuándo ni dónde, pero, alfinal, hay siempre un resultado digno del esfuerzo realiza­do por quienes trabajan en esa actividad.

PRO-VENEZUELA

Otra organización a la cual estuve vinculado durante va­rios años fue Pro-Venezuela. Yo tenía una gran simpatía poresa organización y por los postulados de carácter naclona­lista que sirvieron de bandera a la conducción de esta or­ganización bajo el liderazgo fundamental de su creador, Alejan­dro Hernández. Un hombre emprendedor, de gran sensibi­lidad política y social, que cobijó en el seno de sus empre­sas a muchos de los políticos que adversaban al régimende Pérez Jiménez.

El Presidente de esta organización me invitó a formarparte de su directiva, un antiguo alumno mío en la Univer­sidad Central de Venezuela, Ciro Añez Fonseca, a quién acom­pañé varios años en su directiva y continué con la de su

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sucesor hasta que me retiré voluntariamente. En ese inter­valo fuí, además de miembro de la Junta Directiva de Pro­Venezuela, Presidente del Consejo Consultivo de la mismaorganización.

Durante la gestión de Alejandro Hernández, Pro-Venezuelaenunció una serie de consignas breves pero contundentescomo: "compre venezolano", "comprar contrabando es comprarmiseria" y una que invocó a la caída de Pérez Jiménez cuandohubo una gran reacción en contra de los inmigrantes euro­peos que habían venido al país brindando una gran contri­bución a los profundos cambios que se produjeron en la econo­mía del país; especialmente, en el florecimiento de la indus­tria de la construcción y el surgimiento de innumerables cen­tros de alojamiento para el turismo interno. Cuando ese pro­ceso estaba en marcha, Pro-Venezuela enunció su consig­na de que no "importa donde se nace, sino donde se lu­cha". Esa consigna, reiteradamente mencionada en los me­dios de comunicación, contribuyó poderosamente a amai­nar la actitud de rechazo que entonces existía hacia las colo­nias de inmigrantes europeos.

CONSEJO DE ECONOMíA NACIONAL

En el Consejo de Economía Nacional me correspondióuna participación parecida. Fui representante en una oportu­nidad de las Universidades Nacionales y, más tarde, del Ban­co Central de Venezuela. Siempre he mantenido el criteriode que el Consejo de Economía Nacional es un excelenteforo para discutir los múltiples aspectos de la vida econó­mica y social del país. La explicación de este hecho radicaen que el Consejo de Economía Nacional lo componen die­cisiete representantes de igual número de actividades eco­nómicas: empresariales, laborales y académicas.

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En su seno hay representantes de la agricultura, mine­ría, comercio, la banca, los obreros, empleados, la indus­tria y las universidades nacionales y, cada uno de esos re­presentantes plantea en sus respectivas oportunidades lascuestiones que incumben a su sector. En el Consejo no seanalizan los diferentes asuntos tratados con la profundidadcon la cual se abordan en otras instituciones, como es elcaso del Banco Central, porque el Consejo de Economía Na­cional carece de recursos para contratar un personal per­manente que investigue y desarrolle con intensidad los asun­tos planteados por cada uno de sus representantes. Perolo que sí es cierto es que los temas abordados en el Con­sejo tienen una variedad mucho mayor que la observada enotras instituciones de competencias más restringidas.

El Consejo de Economía Nacional, además, me permi­tió conocer a muchos compatriotas, quienes ocasionalmentehacían brillantes exposiciones y revelaban una personalidaddescollante. Un grupo de compañeros del Consejo de EconomíaNacional promovió mi candidatura para dirigir el cuerpo en1978, y sustituí en ese cargo a José Joaquín González Gorron­dona, quien estuvo al frente de dicho Consejo por más dedos décadas, con un paréntesis de dos años mientras es­tuvo al frente de un despacho ministerial.

MIS ACTIVIDADES FUNDACIONALES

Siempre dentro mis actividades de orden cultural e inte­lectual tuve participación como directivo en dos fundacio­nes: La Fundación La Casa de Bello y la Fundación Fran­cisco Herrera Luque. De la primera era integrante del Con­sejo General hasta que el Gobierno Nacional, mediante undecreto arbitrario e ilegítimo disolvió en el año 2000 la Funda­ción La Casa de Bello que cubría una incuestionable y po­sitiva labor en favor de la profundización y divulgación de

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la obra de nuestro ilustre humanista, filólogo, legislador ydemás atributos intelectuales que poseía Don Andrés Bello.

En dicha Fundación estuvimos una serie de compatrio­tas con relevante trayectoria en la vida intelectual del país,unos desaparecidos y otros que aún vivimos. Allí estuvimosOscar Sambrano Urdaneta como Director de la Institucióndurante todos los años de su existencia, con la compañíay extraordinaria colaboración de Pedro Grases, Rafael Caldera,Luis Beltrán Prieto Figueroa, Ramón J. Velásquez, ManuelRodríguez Cárdenas, José Ramón Medina, Luis Pastori, EnriquePérez Olivares, René De Sola, Augusto German Orlhuela,Luis Beltrán Guerrero, Elías Pino Iturrieta, José Santos Urriola,Isaac J. Pardo y otra serie de relevantes personalidades quecontribuían con sus intervenciones y producción literaria alacrecentamiento de la divulgación de la grandiosa obra inte­lectual alcanzada por nuestro epónimo.

La Fundación La Casa Bello publicó innumerables volú­menes que recogen no sólo el pensamiento de Bello, sinotambién la exégesis de su obra relatada por calificados inte­lectuales venezolanos y latinoamericanos.

También me tocó integrar la Junta Directiva de la FundaciónFrancisco Herrera Luque, creada con la finalidad de honrarla memoria de este ilustre escritor quién, además de haber­nos dejado un profusa bibliografía de personajes de nuestrahistoria, escrita con un alta dosis de creatividad y del sentidocrítico y humanístico cuando era necesario.

La Fundación Herrera Luque, presidida por el Dr. RamónJ. Velásquez y acompañado por la viuda de Herrera Luque,María Margarita Terán Austria, ha propiciado unas importan­tes jornadas de reflexiones sobre temas cruciales de la vidacultural venezolana y así ha podido producir obras como:Balance del Siglo XX Venezolano, Las Humanidades y El De­safío de la Cultura. Mas otras jornadas de reflexión cuya pu­blicación no ha sido divulgada, entre las cuales están, unarelativa a La Creatividad del Venezolano, Balance Psico-social

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del Venezolano, Los Liderazgos de la Venezuela Actual, Fina la Violencia: Tema del Siglo XXI, Las inmigraciones a Vene­zuela en el Siglo XX: Aporte para su Estudio; Cómo Construira un País en nuestros tiempos. Además la Fundación cuentacon sendas Cátedras en la Universidad Central de Venezu­ela y en la Universidad de Salamanca, en España donde perió­dicamente se analiza el pensamiento y obras de este reco­nocido escritor nuestro.

MI ACTUACiÓN EN LA BANCA PRIVADA

Tiempo mas tarde, uno o dos años después de habersalido de la presidencia del Banco Central me encontré enuna reunión social con el señor N.O. Dao, acompañado desu señora esposa. Obviamente, conocía al señor Dao desdemi época de Superintendente de Bancos y, más tarde, desdeel Banco Central como Primer Vicepresidente y Presidentedel Instituto. En esa reunión, el señor Dao me preguntó acercade cuáles actividades realizaba en esa época -era Presidentedel Consejo de Economía Nacional, Profesor Titular de lasUniversidades Central de Venezuela y Católica Andrés Belloy atendía algunos asuntos profesionales desde mi oficinaparticular-o El me planteó que sí desearía integrar la JuntaDirectiva del Banco del Caribe por él presidida, donde habíauna vacante como director principal que debería cubrir enuna Asamblea de Accionistas a celebrarse a comienzos delaño siguiente. Cuando llegó el momento, el señor Dao mereiteró la propuesta en firme y así empecé a actuar en laJunta Directiva del Banco del Caribe en 1983.

Esta actividad me deparó nuevas y valiosas experien­cias. En primer término, en mi condición de director externotenía unas actividades menos exigentes que las de las apre­miantes funciones públicas que había desempeñado en épo­cas precedentes. En segundo término, observé que en las

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actividades privadas existía un nivel de remuneraciones paralos altos niveles ejecutivos mucho más elevadas que las im­perantes en las funciones públicas, y a pesar de los altoscargos que había ocupado en años precedentes. En tercerlugar, pude darme cuenta de que el estilo de conducir lasactividades privadas contrasta altamente con aquéllas pro­pias de las funciones públicas.

En las cuestiones privadas los temas a considerar estánmás circunscritos a las cuestiones específicas de que tratala empresa pertinente y prevalece más el trato personal y,dentro de las instituciones a las cuales uno sirve, hay mayordisposición a la camaradería y el buen trato personal, dejandoal ámbito externo la competencia entre las instituciones quese ocupan en cuestiones similares a las cubiertas por lasempresas rivales. El trato que siempre recibí del señor Daofue altamente amable, cordial y poco tiempo después de incor­porado a la Junta Directiva del Banco me invitó a hacer unrecorrido por varios países de América Latina que culminóen la ciudad de Buenos Aires.

En los años iniciales de mi presencia en esa Directiva,el nivel de operaciones del Banco era relativamente mode­rado. El Banco poseía una clientela importante en el inte­rior del país y, especialmente, en el sector agropecuario delos estados t.ara, Portuguesa, Falcón y Carabobo donde lainstitución hatíla asistido a su clientela desde los primerosaños de existencia, además de la clientela corporativa enel área central del país.

El Banco fue fundado originalmente con la sede princi­pal en la ciudad de Puerto Cabello, donde su Presidente ha­bía venido actuando en asuntos relacionados con el comer­cio exterior de Venezuela y, específicamente, en los trámitesaduaneros. Más tarde y, especialmente a partir del año 1958,el Banco abrió una serie de oficinas en la capital y en eloriente de la República y, desde entonces, su radio de acciónse amplió considerablemente.

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Al lamentable fallecimiento del señor Dao en 1985, lesucedió en la presidencia del instituto su hijo Edgar AlbertoOao, abogado, con algunos cursos de especialización finan­ciera que tomó en los Estados Unidos. Edgar Alberto, conel impulso propio de la juventud y con el cambio por las cir­cunstancias que vivía el país le dio un gran empuje a lasactividades del Banco y creó nuevas empresas afines, en­tre ellas, una sociedad financiera cuya presidencia de la JuntaDirectiva me fue encomendada y promovió la constituciónde una Compañía de Seguros del Caribe, luego sustituidacon la adquisición de una importante participación acciona­ria en dos empresas de seguros ya existentes en el país yde larga tradición en el ramo.

El Banco del Caribe fue uno de los beneficiarios de lacrisis financiera de 1994 porque se convirtió en una de lasinstituciones financieras calificadas de refugio, porque a ellasacudió la clientela bancaria que buscaba nuevas y confiablesalternativas para sus servicios bancarios y porque, a raízde la crisis, se puso de relieve que era uno de los bancosmanejado prudentemente y había podido sobrevivir a la crisisdel sistema.

Años más tarde y en base a la autorización que ahorapreveía la Ley de Bancos para el funcionamiento de los bancosuniversales, el Banco del Caribe se convirtió en uno de ellos.Además, con la liberalización que estableció la nueva Leyde Bancos a la participación del capital extranjero en la bancavenezolana, el Banco del Caribe llegó a acuerdo con un bancocanadiense de larga trayectoria, el cual accedió a participarcomo accionista minoritario del Banco del Caribe aportandocapital, tecnología y una importante red de clientes en lospaíses donde ya operaba el citado banco asociadc. entreellos, algunos latinoamericanos.

Esta asociación robusteció enormemente las activida­des del Banco, su situación patrimonial y los vínculos concer­tados con el exterior. Desde entonces los resultados financie-

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ros del banco han alcanzado unas proporciones mucho mayo­res que las registradas cuando actué en ese Banco. En 1997y como resultado de la reestructuración de la Junta Directivaprovocada por la fusión concluí mi gestión como director delBanco Caribe.

Dos buenos amigos me quedaron de los años de actuacióncomo director del Banco del Caribe: don Anís T. Souki y JoséMuci Abraham. El primero, nacido en el Líbano y con másde setenta años de vida en Venezuela donde procreó unalarga familia. Educó a todos sus hijos y les proporcionó lascarreras universitarias cónsonas con sus vocaciones y ap­titudes. Don Anís, además, se comporta siempre como uncaballero con un don de gente y una gran generosidad. MuciAbraham es descendiente de padres libaneses, brillante ju­rista y extraordinario defensor de los principios que él sus­tenta y expresa en lenguaje conciso, directo y valiente.

ACADEMIA NACIONAL

DE CIENCIAS ECONÓMICAS

La última de las organizaciones que me ha tocado presidirha sido la Academia Nacional de Ciencias Económicas, dela cual soy miembro fundador, en virtud del Decreto del Presi­dente Luis Herrera Campíns, en cumplimiento de la Ley quecreó esta corporación y facultó al Presidente para designarpor decreto los primeros Individuos de Número de esta Aca­demia. En razón de un procedimiento adoptado por los co­legas de Academia, según el cual para ser Presidente eranecesario haber sido previamente Vicepresidente, decliné lasproposiciones que me hicieron al inicio de nuestras activi­dades a la postulación que me ofrecieron al efecto. Por circuns­tancias muy especiales y subsanado ese requisito, me ofre­cieron y acepté la postulación a la Presidencia de la Aca-

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demia Nacional de Ciencias Económicas, que asumí en Enerode 2001 hasta Enero de 2003.

Me acompañaron en le Junta Directiva Haydee Castillode López Acosta como Vicepresidenta, Pola Ortiz como Teso­rera, Lourdes Urdaneta de Ferrán como Secretaria y HéctorMalavé Mata como Bibliotecario. De todos ellos recibí la mayorcooperación y creo que cumplimos una gestión exitosa. Quierodejar constancia de mi especial reconocimiento a la colegaPoi a Ortiz, quién puso su espíritu de trabajo, su vocaciónde servicio, el conocimiento de las interioridades de la Acade­mia a disposición de la Junta Directiva y de mí particular­mente. Procuré complementar las deliberaciones de la Juntade Individuos Número con la contribución de calificados confe­rencistas, entre quienes tuvimos la suerte de contar con elPremio Nobel de Economía de 1999, Dr. Robert Mundell, quiéndisertó sobre "Retrospectiva y Futuro de la Política MonetariaInternacional" y dejó en nosotros la idea fundamental de queel sistema monetario internacional se encamina hacia tresbloques fundamentales: el área del dólar, el área del euroy el área del yen.

También nos acompañó en esas conferencias el rele­vante profesor universitario, Dr. Gustav Ranis de Yale University,quién abordó el crucial tema: "Crecimiento Económico y De­sarrollo Humano", de especial interés para los países en de­sarrollo. Igualmente, disertó en nuestra Academia el Embajadorde la República Popular China en Venezuela, Wang Zhenquién nos ilustró acerca de los grandes avances en el desen­volvimiento económico experimentado en su país desde 1978,lapso durante el cual el producto interno bruto (PIS) de Chinaha crecido continuamente y en un promedio aproximado delocho por ciento (8%) anual.

Junto a los conferencistas internacionales obtuvimos lavaliosa y útil colaboración de algunos compatriotas entre quie­nes recuerdo: Miguel Rodríguez, Francisco Rodríguez, FranciscoFaraco, Humberto Calderón Berti, Gustavo García, HéctorSilva Michelena, Humberto García Larralde y los Superinten-

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Visita del Dr. Robert Mundell, Premio Nobel de Economia 1999, en la oportunidad de dictar su conferencia

en la Academ ia Nacional de Ciencias Económicas

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dente de Bancos y demás Instituciones Financieras y la Superin­tendente de Inversiones Extranjeras. Del seno de nuestrapropia Academia desarrollamos temas específicos: D.F. MazaZavala, Pedro Palma y yo.

Al mismo tiempo que oíamos estas conferencias mantenía­mos la publicación de la Revista Nueva Economía dirigidacon gran acierto por el colega Héctor Malavé Mata y respon­díamos algunas consultas formales que nos fueran hechaspor la Asamblea Nacional.

Siempre pensé que la Academia era el ambiente apro­piado para analizar con objetividad y con colegas altamen­te calificados los asuntos trascendentales vinculados a nues­tra especialidad. Pensaba así y creía que en su debido mo­mento podíamos hacer pronunciamientos institucionales querepresentasen un aporte objetivo, al margen de interesesde grupo, sobre los variados y trascendentales temas quese debaten en escala nacional e internacional en áreas eco­nómicas. La realidad me resultó diferente porque es difícilllegar a conclusiones institucionales ya que las Academias,usualmente, están integradas por personas de edad ma­dura, con una posición tomada ante la vida, a quienes lesresulta difícil compartir con otros los puntos de vista quesustentan respecto a determinados temas, hecho acentua­do por la circunstancia de que las decisiones de las Aca­demias habitualmente se adoptan por unanimidad de sus miem­bros. Esa es una de las razones por las cuales las Acade­mias permanecen en silencio respecto a temas que debe­rían ser objeto de pronunciamientos institucionales, y el tra­bajo de ellas se circunscribe a discutir en el seno de las Juntasde Individuos de Número 105 temas que luego son recogi­dos en estudios suscritos por sus miembros y publicadosen los órganos de divulgación científica o en monografías.

Los temas desarrollados por las Academias, además.despiertan poca atención en los medios de comunicación so­cial, tal vez porque a éstos lo que les merece prioridad sonlas cuestiones sensacionales de actualidad.

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