métodos y submétodos de estudio

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Métodos y submétodos de estudio El método de investigación histórica es el analítico-sintético. Es indispensable que en el estudio de las cuestiones históricas se analicen los sucesos descomponiéndolos en todas sus partes para conocer sus posibles raíces económicas, sociales, políticas, religiosas o etnográficas y partiendo de este análisis llevar a cabo la síntesis que reconstruya y explique el hecho histórico. El método analítico es el heurístico, palabra que proviene del término griego heurisko que quiere decir yo busco, descubro y que es el método que se usa para encontrar lo nuevo, lo que se desconoce. En Historia sería el manejo de las fuentes escritas u orales principalmente, aunque para el estudio de la prehistoria habría que recurrir a otras ciencias auxiliares de las que hablaremos más adelante. El eminente periodista, diplomático e historiador don Manuel Márquez Sterling en su trabajo de ingreso en la antigua Academia de la Historia de Cuba, Entorno de la heurística (1929), hace un interesante comentario sobre dicho procedimiento investigativo. El método de síntesis es el hermenéutico, palabra que proviene del término griego hermeneuo, que quiere decir yo explico y que consiste en el arte y teoría de la interpretación, que tiene como fin aclarar el sentido del texto partiendo de sus bases objetivas (significaciones gramaticales de los vocablos y sus variaciones históricamente condicionadas) y subjetivas (propósitos de los autores). Este método es muy utilizado también en Teología y recientemente he tenido oportunidad de leer un impecable estudio hermenéutico del doctor Evis L. CarballosaVidaud, teólogo bautista sobre la “Epístola a los Romanos” del Apóstol San Pablo en su libro “Romanos. Una orientación expositiva y práctica” (1994). La investigación histórica también es deductiva-inductiva. Deducción, palabra que proviene del latín deductio, que quiere decir sacar consecuencias de un principio, proposición o supuesto, se emplea para nombrar al método de razonamiento que lleva a la conclusión de lo general a lo particular. Este método en Historia es fundamental, no es posible conocer y explicarnos la historia local del municipio de Güines si no partimos del conocimiento de la historia nacional de Cuba y de ésta si no lo hacemos partiendo de la historia de América y de España. Inducción, término que procede del latín inductio, que quiere decir mover a uno, persuadir, instigar, nombra al método de razonamiento que asegura la posibilidad de pasar de los hechos singulares a las proposiciones generales, o sea de lo particular a lo general. Aunque la historia general de un país no es exactamente la suma de sus historias locales, es muy importante conocer los hechos particulares para alcanzar las conclusiones más reales en los resultados de la investigación histórica. Por lo tanto el método de investigación histórica debe ir de lo general a lo particular, pero debe ser completado de lo particular a lo general. Entre los principales submétodos de investigación histórica se encuentran el cronológico, el geográfico y el etnográfico. El cronológico es a mi juicio el más importante. Cronología proviene del nombre griego Cronos, que es el Dios del tiempo, por lo tanto el conocimiento del desarrollo de los hechos por orden sucesivo de fechas es imprescindible en toda investigación histórica. A partir de ella se facilita extraordinariamente la interpretación histórica. A veces constituye en sí una investigación como es el utilísimo libro del notable historiador médico doctor José A. Martínez-FortúnFoyo Cronología Médica Cubana. Contribución al estudio de la Historia de la Medicina en Cuba (1947-1958), publicado en 16 fascículos. El submétodo geográfico es el que trata los sucesos por orden de pueblos. No es posible escribir la historia de un país o una región si no se tiene un conocimiento acabado de su geografía. En Cuba no han sido pocos los historiadores geógrafos como son los casos de los doctores Tomás Justiz del Valle y José M. Pérez Cabrera, ni tampoco los geógrafos historiadores como los doctores Leví Marrero Artiles y Antonio Núñez Jiménez. Y por último señalaremos el submétodo etnográfico que relaciona los hechos históricos por razas, nacionalidades, religiones, manifestaciones culturales y otras. Como ejemplo de este submétodo tenemos la extraordinaria obra total históricoetnológica del sabio cubano don Fernando Ortiz Fernández, de la que no queremos dejar de citar sus libros: Los negros brujos (1906), Los negros esclavos (1916), El engaño de las razas (1946), Los bailes y el teatro de los negros en el folklore de Cuba (1951) y los Instrumentos de música afrocubanos (1952-1955), este último en cinco tomos, así como la más reciente de la investigadora Natalia Bolívar Aróstegui, en la que se destaca Los orichas en Cuba (1990).

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Métodos y submétodos de estudio

El método de investigación histórica es el analítico-sintético. Es indispensable que en el estudio de las cuestiones históricas se analicen los sucesos descomponiéndolos en todas sus partes para conocer sus posibles raíces económicas, sociales, políticas, religiosas o etnográficas y partiendo de este análisis llevar a cabo la síntesis que reconstruya y explique el hecho histórico.

El método analítico es el heurístico, palabra que proviene del término griego heurisko que quiere decir yo busco, descubro y que es el método que se usa para encontrar lo nuevo, lo que se desconoce. En Historia sería el manejo de las fuentes escritas u orales principalmente, aunque para el estudio de la prehistoria habría que recurrir a otras ciencias auxiliares de las que hablaremos más adelante. El eminente periodista, diplomático e historiador don Manuel Márquez Sterling en su trabajo de ingreso en la antigua Academia de la Historia de Cuba, Entorno de la heurística (1929), hace un interesante comentario sobre dicho procedimiento investigativo.

El método de síntesis es el hermenéutico, palabra que proviene del término griego hermeneuo, que quiere decir yo explico y que consiste en el arte y teoría de la interpretación, que tiene como fin aclarar el sentido del texto partiendo de sus bases objetivas (significaciones gramaticales de los vocablos y sus variaciones históricamente condicionadas) y subjetivas (propósitos de los autores). Este método es muy utilizado también en Teología y recientemente he tenido oportunidad de leer un impecable estudio hermenéutico del doctor Evis L. CarballosaVidaud, teólogo bautista sobre la “Epístola a los Romanos” del Apóstol San Pablo en su libro “Romanos. Una orientación expositiva y práctica” (1994).

La investigación histórica también es deductiva-inductiva. Deducción, palabra que proviene del latín deductio, que quiere decir sacar consecuencias de un principio, proposición o supuesto, se emplea para nombrar al método de razonamiento que lleva a la conclusión de lo general a lo particular. Este método en Historia es fundamental, no es posible conocer y explicarnos la historia local del municipio de Güines si no partimos del conocimiento de la historia nacional de Cuba y de ésta si no lo hacemos partiendo de la historia de América y de España.

Inducción, término que procede del latín inductio, que quiere decir mover a uno, persuadir, instigar, nombra al método de razonamiento que asegura la posibilidad de pasar de los hechos singulares a las proposiciones generales, o sea de lo particular a lo general. Aunque la historia general de un país no es exactamente la suma de sus historias locales, es muy importante conocer los hechos particulares para alcanzar las conclusiones más reales en los resultados de la investigación histórica.

Por lo tanto el método de investigación histórica debe ir de lo general a lo particular, pero debe ser completado de lo particular a lo general.

Entre los principales submétodos de investigación histórica se encuentran el cronológico, el geográfico y el etnográfico. El cronológico es a mi juicio el más importante. Cronología proviene del nombre griego Cronos, que es el Dios del tiempo, por lo tanto el conocimiento del desarrollo de los hechos por orden sucesivo de fechas es imprescindible en toda investigación histórica. A partir de ella se facilita extraordinariamente la interpretación histórica. A veces constituye en sí una investigación como es el utilísimo libro del notable historiador médico doctor José A. Martínez-FortúnFoyo Cronología Médica Cubana. Contribución al estudio de la Historia de la Medicina en Cuba (1947-1958), publicado en 16 fascículos.

El submétodo geográfico es el que trata los sucesos por orden de pueblos. No es posible escribir la historia de un país o una región si no se tiene un conocimiento acabado de su geografía. En Cuba no han sido pocos los historiadores geógrafos como son los casos de los doctores Tomás Justiz del Valle y José M. Pérez Cabrera, ni tampoco los geógrafos historiadores como los doctores Leví Marrero Artiles y Antonio Núñez Jiménez.

Y por último señalaremos el submétodo etnográfico que relaciona los hechos históricos por razas, nacionalidades, religiones, manifestaciones culturales y otras. Como ejemplo de este submétodo tenemos la extraordinaria obra total histórico– etnológica del sabio cubano don Fernando Ortiz Fernández, de la que no queremos dejar de citar sus libros: Los negros brujos (1906), Los negros esclavos (1916), El engaño de las razas (1946), Los bailes y el teatro de los negros en el folklore de Cuba (1951) y los Instrumentos de música afrocubanos (1952-1955), este último en cinco tomos, así como la más reciente de la investigadora Natalia Bolívar Aróstegui, en la que se destaca Los orichas en Cuba (1990).

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Ciencias auxiliares y fuentes en que se nutre la Historia

Acabamos de estudiar como submétodos la aplicación a la Historia de tres ciencias muy importantes como son la Cronología, la Geografía y la Etnología, pasaremos ahora a enumerar otras ciencias, también de importancia su conocimiento, como auxiliares de la Historia.

La Arqueología, ciencia que investiga los monumentos no sólo en sus valores intrínsecos sino también en su evolución en el tiempo y que incluye artes como la Arquitectura, la Pintura, la Escultura y la Epigrafía, esta última comprende el estudio de las inscripciones. Como ejemplo de dicha ciencia auxiliar de la Historia tenemos el libro de Eugenio Sánchez de Fuentes Cuba monumental, estatuaria y epigráfica (1916) e Historia de la Arqueología Indocubana (1922) del doctor Fernando Ortiz.

La Paleografía, que estudia las escrituras antiguas. Para un historiador cubano es muy importante el conocimiento de la gramática del castellano antiguo y el latín. Como ejemplo de investigación en estas ciencia tenemos las obras: Lexicografía Antillana (1914) del doctor Alfredo Zayas Alfonso y Léxico Cubano 1946), en dos tomos, del filólogo, lingüista e historiador Juan M. DihigoMestre.

La Epistemología o Gnoseología, que comprende el estudio de la teoría del conocimiento, muy utilizada por los historiadores ingleses y norteamericanos. En Cuba fue su principal propagador el doctor Luis A. Baralt Zacharie, hijo del médico de José Martí doctor Luis A. Baralt Peoli, que fundó y desempeño la cátedra de Teoría del Conocimiento en la Universidad de La Habana de 1934-1960.

La Numismática, que estudia las monedas y medallas antiguas y modernas. Cuba posee un rico museo de Numismática adscripto al Banco Nacional, situado entre las calles Cuba y Amargura de La Habana Vieja. El doctor Nicolás J. Gutiérrez Hernández, fundador de la prensa médica en nuestro país y de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, fue un notable coleccionista y estudioso de monedas antiguas.

La Diplomática, que estudia los diplomas y documentos oficiales. Un aporte a esta ciencia lo es Constituciones de la República de Cuba (1952), edición facsimilar, obra publicada por la antigua Academia de la Historia de Cuba.

La Sigilografía o Esfragística, que estudia los cuños de instituciones o personas y los signos de los escribanos. El destacado investigador de nuestro pasado, doctor César García del Pino y la paleógrafa y delineante Alicia Melis Cappa, publicaron en 1982 la interesante obra El libro de los escribanos cubanos de los siglos XVI, XVII, XVIII, en que reproducen y estudian 172 signos usados en Cuba por escribanos de dichos siglos, el primero de 1531 y el último de 1788.

La Heráldica, que investiga los escudos de países, provincias, municipios y principalmente de familias. Durante varios años el investigador Antonio N. de León publicó en el periódico “El Mundo” una sección sobre heráldica de familias cubanas. También existió un Instituto Cubano de Heráldica y Genealogía que presidió el notable genealogista Rafael Nieto Cortadellas.

La Genealogía, que estudia las familias. En la primera mitad del siglo XX esta ciencia auxiliar de la Historia fue muy desarrollada en Cuba y su figura principal lo es don Francisco Javier de Santa Cruz y Mallén, conde de San Juan de Jaruco y Santa Cruz de Mopox, con su extensa obra Historia de Familias Cubanas en seis tomos.

La Iconografía, que estudia las fotografías. El doctor Benigno Souza Rodríguez publicó en el rotograbado del “Diario de la Marina” por los años de la década de 1940 su importante “Iconografía de la Guerra del 95” y Arturo R. de Carricarte de Armas su “Iconografía del apóstol Martí” (1925).

La Filatelia que estudia los sellos de correo. Nuestro país también posee un rico museo de la Filatelia adscripto al Ministerio de Comunicaciones, en la Plaza de la Revolución de La Habana. Una aplicación de esta ciencia a la historia de la medicina es el libro del doctor Ernesto Bello Hernández Las Ciencias Médicas en la Filatelia Cubana (1970).

Y no porque la he dejado para citarla al final deja de tener una gran importancia, me refiero a la Antropología o estudio del hombre, cuyas investigaciones se desarrollaron en Cuba desde el siglo XIX, principalmente a partir de su segunda mitad, por el doctor Luis MontanéDardé. Esta ciencia la constituyen

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numerosas ramas como la Antropología General, Física, Comparada, Arqueológica, Social, Médica y otras, todas de gran valor para la Historia en general y para la Historia de la Medicina en particular.

Entre las fuentes de las que se nutre la Historia tenemos en primer lugar los Escritos o Documentos, que constituyen las fuentes escritas y que son las más importantes. Se ha dicho, con sobradas razones, que la Historia comienza con la escritura y que sin documentos no se la puede escribir. Ejemplos de la importancia del documento es el ensayo El documento y la reconstrucción histórica (1929), del erudito investigador de las letras cubanas doctor José M. Chacón y Calvo; la obra Documentos para la Historia de Cuba (1968-1980), en cinco tomos, de la doctora Hortensia Pichardo Viñals; el libro La guerra de Cuba en 1878 (La Protesta de Baraguá) (1973), colección de documentos del médico y general mambí Félix Figueredo Díaz, recopilados por el académico César Rodríguez Expósito y el monumental Centón Epistolario de Domingo Del Monte (1923-1957), obra en siete tomos, editada por la Academia de la Historia de Cuba, en que se recoge el rico archivo epistolar de tan importante figura histórica cubana.

En Historia de la Medicina los principales documentos los constituyen los libros, folletos y artículos médicos, de ahí la importancia del estudio de la Bibliografía. Ejemplo de lo que decimos son las obras: Bibliografía Médico-Farmacéutica Cubana (1707-1905) (1906); Bibliografía Científica Cubana (1919), tomo II dedicado a las ciencias médicas, en el que se mencionan 4420 libros, folletos y artículos de 1 100 autores y Contribución de los médicos cubanos a los progresos de la Medicina. Ojeada a la literatura médica cubana (1926), todos del sabio bibliógrafo Carlos M. Trelles Govín y las no menos importantes del doctor Jorge E. Le Roy y Cassá sobre bibliografía de grandes figuras de la medicina cubana que ascienden a dieciséis.

Los Testimonios constituyen las fuentes orales y le siguen a la Escritura en importancia, sin embargo no me cansaré de repetir que no bastan estas últimas como únicas fuentes para escribir la historia, ellas en muchas oportunidades nos sirven de guía para la búsqueda de los documentos imprescindibles. Siempre se citan las memorias de los participantes en hechos históricos como los testimonios de más valor, pero para que esto sea cierto es preciso que esas narraciones tengan como base diarios de actividades escritos cuando se producían los hechos y la consulta de fuentes escritas. Uno de los más eminentes historiadores del siglo XX, el profesor inglés Arnold J. Toymbee ha dejado escritas importantes páginas sobre las ventajas y limitaciones del testimonio como fuente histórica en su imprescindible libro A Study of History (1946), doce tomos.

El Testimonio puede producirse espontáneamente por el testimoniante como en “Pasajes de la guerra revolucionaria” (1963) del comandante Ernesto Guevara de la Serna y “Diario de Cabo Haitiano a Dos Ríos” (1941) de José Martí Pérez o en entrevista concedida al investigador, como Secretos de Generales (1996) por Luis Báez Hernández, obra que contiene 41 importantes entrevistas.

Otras fuentes en que se nutre la Historia la constituyen las tradiciones de los pueblos, las que heredadas de generación en generación constituyen un gran aporte a la investigación histórica. Ejemplo de estas fuentes lo es el libro Contribución al folklore (1927), en dos tomos, de don Manuel Martínez-Moles. Por último los Monumentos, entendiéndose como tales los obeliscos, viviendas o cuevas habitadas por el hombre, puentes, altares, sepulcros o arcos, siempre de más valor para la historia los más antiguos y mejores conservados en su estado original. Una obra de este tipo es el libro Cuevas y pictografías (sin fecha) del doctor Antonio Núñez Jiménez.

Formas de reseñar la Historia

Entre las formas más comunes de reseñar la Historia se encuentran la Crónica, en la cual se expone lo ocurrido en un gobierno o región limitada, por ejemplo Crónicas de Santiago de Cuba, en diez tomos, de Emilio BacardíMoreau; Cuba: Crónicas de la Guerra (1909), en tres tomos, del General de División del Ejército Libertador de Cuba José Miró Argenter y En Cuba libre (1938), crónicas del machadato, en dos tomos, por Gonzalo de Quesada Miranda.

Las Efemérides en que se relata la Historia por días, como la monumental obra Anales y Efemérides de San Juan de los Remedios y su Jurisdicción, en 26 tomos del doctor José A. Martínez-FortúnFoyo y Efemérides Médicas Cubanas (1985) de la doctora Elena López Serrano.

Las décadas, en que se reseña lo ocurrido en un espacio de tiempo de diez años, como Guerra de los Diez Años (1868-1878) (1952), del maestro de historiadores cubanos doctor Ramiro Guerra Sánchez.

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Las Memorias, en que se narran los hechos históricos por alguien que actuó de algún modo en dichos sucesos, como Memorias de la Guerra (1989), por el General de Brigada del Ejército Libertador de Cuba Enrique Loynaz del Castillo, publicación póstuma realizada por su hija la poetisa Dulce María Loynaz Muñoz.

Pero la forma más usada por el historiador al escribir el informe final de su investigación es el Ensayo, donde se exponen los hechos estudiados con el mayor rigor metodológico de búsqueda e interpretación, este es el caso de la reciente Historia de Cuba, obra proyectada en cinco tomos, de las que han visto la luz cuatro hasta el año 2000, redactada por un colectivo de autores de la Escuela de Historia de la Universidad de la Habana, integrado, entre otros, por los doctores Eduardo Torres Cuevas, Jorge Ibarra Cuesta, José A. Tabares del Real y José Cantón Navarro.

División de la Historia

Es aceptado por todos los autores que la Historia se divide en: Universal, General, Nacional o Particular, Provincial, Local, Institucional, Genealógica, Biográfica y Autobiográfica.

La Historia Universal, es la que comprende el estudio de todos los pueblos del planeta, como ejemplo de ella citaré dos obras verdaderamente monumentales, la Historia Universal (1875) del historiador italiano del siglo XIX, César Cantú, en diez gruesos tomos y la Historia Universal (l9l7-l922), dirigida por el historiador alemán Guillermo Oncken, en 46 tomos.

La General, en la que se estudian determinados pueblos unidos por un origen histórico, cultural o religioso, no podemos de dejar de citar Historia General de los pueblos de habla inglesa, del famoso político inglés, Premio Nobel de Literatura y erudito historiador sir Winston Churchill.

La Nacional, alcanza el estudio de un país o nación. La Historia de la Nación Cubana (1952), en diez tomos, dirigida por los doctores Emeterio S. SantoveniaEchaide, Ramiro Guerra Sánchez, José M. Pérez Cabrera y Juan J. Remos Rubio, es un logro notable alcanzado por la historiografía cubana del siglo XX.

La Provincial, se reduce a la de una provincia o estado. La obra Pinar del Río (1946) del doctor Emeterio S. Santovenia, que comprende la historia de la más occidental de nuestras antiguas provincias, sirvió de modelo para que, por los años de la década de 1950 y a convocatoria de la antigua Academia de Historia de Cuba, se escribieran y publicaran las del resto de nuestras provincias: La Habana, por el doctor Julio Le RiverendBrussone; Matanzas, por el doctor Francisco J. Ponte Domínguez; Las Villas, por el doctor Rafael Rodríguez Altunaga; Camagüey, por Mary Cruz de Augier y Oriente, por Juan Jeréz Villareal.

La Local, comprende la historia de un municipio o una localidad de él. Nuestro país tiene una rica tradición de historias locales en las que sobresalen Historia de La Habana. Desde sus primeros días hasta 1565 (1938) y La Habana. Apuntes históricos (1939), del erudito maestro de historiadores doctor Emilio Roig de Leuchsenring y no podemos de dejar de citar al más prolífico de los historiadores locales de Cuba, al historiador médico doctor José A. Martínez-FortúnFoyo que publicó las de Remedios, Caibarién, Camajuaní, Yaguajay, San Antonio de las Vueltas, Zulueta y Placetas.

La de Instituciones, en que se estudia un establecimiento de importancia histórica, ejemplos de esta división los tenemos en Historia de los Archivos de Cuba (1949), en dos tomos, del capitán del Ejército Libertador y académico Joaquín Llavería Martínez; La Universidad de la Habana. Bosquejo Histórico (1919) del doctor Juan M. DihigoMestre e Historia Documentada de la Universidad de la Habana. Síntesis histórica (1965-1967) del doctor Luis F. Le Roy y Gálvez.

La Genealógica, estudia una familia o grupo de ellas, como El árbol genealógico de los Zambrana en Cuba (1958) del profesor Gregorio Delgado Fernández o Dignidades Nobiliarias en Cuba del diplomático Rafael Nieto Cortadellas.

La Biográfica, en que se estudia la vida de un personaje histórico como la antológica biografía Martí, el Apóstol del doctor Jorge MañachRobato; la no menos antológica Finlay (1951), del historiador médico César Rodríguez Expósito y las muy numerosas del erudito historiador don Gerardo Castellanos García que comprende, entre otras, sobre Ignacio AgramonteLoynaz, Juan Bruno Zayas Alfonso, Calixto García Iñiguez, Gerardo Castellanos Lleonard, Néstor Aranguren Martínez, Francisco Gómez Toro, Adolfo del Castillo Sánchez y Serafín Sánchez Valdivia. No quiero dejar de destacar las muy documentadas Vida y

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obra del sabio médico habanero Tomás Romay Chacón (1950) del doctor José López Sánchez, maestro de historiadores médicos cubanos y Don José de la Luz y Caballero (1947) del profesor Manuel I. Mesa Rodríguez, último presidente de la antigua Academia de la Historia de Cuba.

Y la Autobiográfica, en la que el propio personaje relata su vida, como Recuerdos de mi vida (1918) del Padre de la Oftalmología Cubana doctor Juan Santos Fernández Hernández; Autobiografía (1910) del general de división del Ejército Libertador de Cuba José Rogelio del Castillo Zúñiga, de gran valor histórico o el célebre Diario Intimo del filósofo de Ginebra Enrique Federico Amiel, de extraordinario valor psicológico.

División del tiempo histórico

No hay un acuerdo universal sobre la periodización de la historia, aunque sí un consenso académico sobre los periodos de la historia de la civilización occidental, basado en los términos acuñados inicialmente por Cristóbal Celarius (Edades Antigua, Media y Moderna), que ponía al mundo clásicogrecorromano y su Renacimiento como los hechos determinantes para la división; y que actualmente es de aplicación general. La acusación de eurocentrismo que se hace a tal periodización no impide que sea la más utilizada, por ser la que responde precisamente al desarrollo de los procesos históricos que produjeron el mundo contemporáneo.

En cuanto a la división del tiempo prehistórico en Edad de la Piedra y Edad de los Metales, fue propuesta en 1836 por el arqueólogo danés Christian JürgensenThomsen.

La evolución tecnológica presenta dos grandes cesuras en el pasado de la humanidad: la revolución neolítica y la revolución industrial, lo que permite hablar de tres grandes periodos: el carcterizado por la exclusividad de sociedades cazadoras-recolectoras, el preindustrial y el industrial (a veces se emplea el adjetivo postindustrial para el periodo de la historia más reciente).

El problema de cualquier periodización es hacerla coherente en términos sincrónicos y diacrónicos, es decir: que sea válida tanto para el transcurso del tiempo en un único lugar, como para lo que ocurre al mismo tiempo en distintos ámbitos espaciales. Cumplir ambos requisitos resulta difícil cuando los fenómenos que originan el comienzo de un periodo en un lugar (especialmente el Próximo Oriente, Asia central o China) tardan en difundirse o surgir endógenamente en otros lugares, que a su vez pueden estar más o menos próximos y conectados (como Europa Occidental o el África subsahariana), o más o menos lejanos y desconectados (como América u Oceanía). Para responder a todo ello, los modelos de periodización incluyen términos intermedios y periodos de solapamiento (yuxtaposición de características distintas) o transición (aparición paulatina de las novedades o características mixtas entre el periodo que empieza y el que termina). La didáctica de la historia se ayuda frecuentemente de diferentes tipos de representación gráfica de la sucesión de hechos y procesos en el tiempo y en el espacio.

Prehistoria

Edad de Piedra

Edad de los

Metales

P a l e o l í t i c o Mesolítico

N

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Edad

del

Cobre

Edad

del

Bronce

Edad

del

Hierro

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Paleolítico

superior

Epi-

paleolítico

Proto-

neolítico

Page 6: Métodos y submétodos de estudio

o

Historia (Occidente)

Protohistoria

Edad Antigua Edad Media

siglo

XV

Edad

Moderna

siglo

XVIII

Edad

Contemporánea

Antigüedad

clásica

Antigüedad

tardía

Alta

Edad

Media

Baja Edad

Media

Plena

Edad

Media

Crisis

siglo

XVI

siglo

XVII

siglo

XIX

siglo

XX

siglo

XXI

.

Prehistoria. Desde la aparición del hombre (diferenciación de las distintas especies del géneroHomo,

subtribuhominina, superfamiliaHominoidea, orden de los primates), de fechas inciertas, hace más de dos millones

de años; hasta la aparición de la escritura, en torno al IV milenio a. C..32

Paleolítico (etimológicamente Antigua Edad de Piedra, por la piedra tallada). Los hechos más decisivos son los

ligados a la evolución humana, en lo físico, y a la evolución cultural primitiva (utilización de herramientas y del

fuego y desarrollo de distintos tipos de colaboración y conducta social primitiva; destacadamente el lenguaje). Los

grupos sociales no superarían el tamaño de hordas, con una densidad de población inferior a un habitante por

kilómetro cuadrado. La economía se limitaba a una relación depredadora con el medio ambiente (caza, pesca y

recolección), lo que no impedía un impacto notable (primera humanización del paisaje natural y extinciones

provocadas por la presión de la actividad humana en los ecosistemas donde se introduce).

Paleolítico inferior. Primeros modos de talla lítica de instrumentos (Olduvayense o modo 1 y Achelense o

modo 2), asociados a restos fósiles de homínidos: Australopitecus, Homo habilis y Homo ergaster (África

sudoriental), Homo erectus (extendido por todo el Viejo Continente); Homo antecessor y Homo heidelbergensis

(específicos de Europa -yacimiento de Atapuerca-).

Paleolítico medio. Ligado a cambios en la cultura material (Musteriense o modo 3) y en las especies de

homínidos (Hombre de Neanderthal en Europa, Homo sapiens arcaico en África -Hombres de Kibish-), desde

hace 130.000 años hasta hace 35.000 años aproximadamente.

Paleolítico superior. Ligado a la cultura material asociada al Homo sapiens moderno: el modo 4 (Auriñaciense,

Gravetiense, Solutrense, Magdaleniense -en Europa-, Clovis y Monte Verde -en América, donde por primera vez

aparecen homínidos-); desde hace 35.000 años hasta hace 10.000 años aproximadamente. Ya no hay cambios

significativos para la paleoantropología en el registro fósil; las variaciones entre distintos grupos son mucho más

sutiles: las estudiadas tradicionalmente por la antropología física y que se conocían como razas humanas, y que la

moderna genética de poblaciones estudia con renovadas metodologías (genética molecular). Junto con la paleo-

lingüística pretende reconstruir las migraciones primitivas.33

Mesolítico/Epipaleolítico/Protoneolítico. Periodo de transición, ligado a los cambios que produjo el fin de la

última glaciación. Desde el X milenio a. C. hasta el VIII milenio a. C., aproximadamente. En las zonas en las que

significó una transición hacia el neolítico se denomina mesolítico, mientras que en el resto, en las que sólo significa

una fase de continuación del paleolítico, se denomina epipaleolítico.

Neolítico (etimológicamente "nueva Edad de Piedra", por la piedra pulimentada: modo 5). Del VIII milenio a. C. al

IV milenio a. C. aproximadamente. Su inicio en cada zona está ligado al desarrollo de la denominada Revolución

Neolítica: sustitución de la economía depredadora (caza, pesca y recolección) por la economía productora

(agricultura y ganadería), lo que intensificó extraordinariamente la densidad de población (de crecimiento limitado -

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régimen demográfico antiguo-) y el impacto en el medio ambiente. Aparición de la cerámica, sustitución del

nomadismo por el sedentarismo (asentamientos estables o aldeas). Tuvo lugar a partir del VIII milenio a. C. en el

Creciente fértil del Oriente Próximo, y se difundió hacia el norte de África y Europa (en España a partir del VI

milenio a. C.) y Asia. La aparición de la agricultura y la ganadería se produjo de forma endógena en otras zonas del

mundo (con seguridad en América, de forma menos clara en otras zonas).

Edad de los Metales. Desde el IV milenio a. C. (o más tarde, según la zona), que aunque es una época ya histórica

en el Próximo Oriente Antiguo, es aún prehistórica en la mayor parte del mundo. Innovaciones tecnológicas de

difusión paulatina (metalurgia, rueda, arado, vela). Algunas aldeas se amurallan y aumentan de tamaño hasta

transformarse en ciudades. La economía y la sociedad se hace más compleja (excedentes, comercio a larga

distancia, especialización del trabajo, estratificación social con una élite dirigente caracterizada por la exhibición

de riqueza en forma de armas y monumentos funerarios). El tránsito a la historia se dará cuando se complete la

formación de las sociedades complejas (civilizaciones) con estado y religión institucionalizada, que producirán la

escritura.

Calcolítico o Edad del Cobre (III milenio a. C. aproximadamente, en Europa Occidental).

Edad del Bronce (II milenio a. C. aproximadamente, en Europa Occidental).

Edad del Hierro (I milenio a. C. aproximadamente, en Europa Occidental, hasta la romanización).

Historia

Los miles de guerreros del ejército de terracota (Xian, siglo III a. C.) servían para garantizar el eterno

mandato de QinShiHuang, autoproclamado primer emperador de China, temeroso de los innumerables

enemigos cuya venganza esperaba en la vida después de la muerte. Las civilizaciones extremo-orientales

se caracterizaron por su continuidad, que no se vio interrumpida por la discontinuidad entre Edad Antigua y

Edad Media propia de la civilización occidental. Especialmente la civilización china, el ejemplo más estable

de imperio hidráulico, vio la repetición aparentemente perpetua de ciclos dinásticos de auge (interpretado

tradicionalmente como premio por respetar el equilibrio del mandato del cielo), descomposición interna

(interpretada como consecuencia del desequilibrio al no respetarlo) e invasiones exteriores (interpretadas

como castigo y oportunidad de reiniciar el ciclo), que continuó hasta el siglo XX.

Historia. Desarrollo de la escritura como consecuencia de la aparición de los primeros estados. IV milenio a. C. en

Sumeria.

Protohistoria. Período de solapamiento: las civilizaciones que desarrollan escritura dejan constancia escrita no sólo

de sí mismas, sino de otros pueblos que no lo han hecho. Habitualmente los pueblos colonizadores son los que

dejan testimonio histórico de su relación los pueblos indígenas (por ejemplo, de los pueblos prerromanos).

Edad Antigua

Nacimiento de la civilización en el Antiguo Oriente Próximo (a veces denominado Antigüedad temprana).34

Primeros estados (templos, ciudades-estado, imperios hidráulicos) en Mesopotamia (Sumeria, Acad, Babilonia,

Asiria), Antiguo Egipto, Levante Mediterráneo (Fenicia, Antiguo Israel) y el resto del Mediterráneo Oriental

(civilizaciones anatólicas -hititas-, y egeas -minoica y micénica-); con muy poca relación con esos núcleos en India

(cultura del valle del Indo), China; y de forma endógena en la América precolombina y en algunas culturas del

África Subsahariana.35

Antigüedad clásica: Entre el siglo VIII a. C. y el siglo II d. C.. De validez restringida a las civilizaciones griega y

romana, caracterizadas por la cultura clásica (término de gran ambigüedad, que en su aspecto espacial y temporal

puede considerarse ampliado a todo el Próximo Oriente por el helenismo posterior al Imperio de Alejandro Magno y

al Mediterráneo occidental por el helenizadoImperio romano; o restringido al periodo clásico del arte griego -siglo

V a. C. y siglo IV a. C.-; o de forma aún más estricta reducido al siglo de Pericles -la Atenas de mediados del siglo

V-), y unos precoces conceptos de libertad, democracia y ciudadanía que se basaban paradójicamente en la

sumisión de otos pueblos y la utilización intensiva de la fuerza de trabajo esclava. Ambas civilizaciones contaban sus

Page 8: Métodos y submétodos de estudio

eras desde fechas del Siglo VIII a. C. (la primera olimpiada o la fundación de Roma, respectivamente).

Simultáneamente se desarrolló el Imperio persa, que ocupa el espacio intermedio y pone en contacto las

civilizaciones mediterráneas con las civilizaciones asiáticas, especialmente la hindú, mientras que las

civilizaciones de Extremo Oriente, como la china, se desarrollan de forma prácticamente independiente, y las

americanas en total desconexión.

Antigüedad tardía: De validez restringida a Occidente, es un periodo de transición, desde la crisis del siglo III hasta

Carlomagno o la llegada del Islam a Europa (siglo VIII), en que el Imperio romano entra en decadencia y sufre el

impacto de las invasiones germánicas, nuevas religiones monoteístas (cristianismo e Islam) se imponen como

religiones dominantes y el modo de producción esclavista se sustituye por el modo de producción feudal. En

Oriente sobrevive el Imperio bizantinorehelenizado.

Edad Media: De validez restringida a Occidente, desde la caída del Imperio romano de Occidente (siglo V) hasta la

caída del Imperio romano de Oriente (siglo XV). En un periodo tan prolongado se produjeron dinámicas muy

complejas, que poco tienen que ver con los tópicos de aislamiento, inmovilismo y oscurantismo con que se la definía

desde la perspectiva de la modernidad, que la infravaloraba como un paréntesis de atraso y discontinuidad entre una

mitificada edad antigua y su renacimiento en la moderna.

Alta Edad Media: siglo V al siglo X. Una época oscura por la escasez de fuentes escritas, debida al retroceso de la

vida urbana y de la descomposición del poder político que caracterizan al feudalismo. La Iglesia, sobre todo a través

del monacato, se convierte en la única continuidad de la tradición intelectual. La nobleza y el clero, vinculados

familiarmente, son los señores que ejercen el poder político, social y económico sobre los campesinos sometidos a

servidumbre. Castillos y monasterios se imponen en un paisaje de bosques, baldíos y pequeñas aldeas casi

incomunicadas

Baja Edad Media: Del siglo XI al siglo XV. A veces se restringe al siglo XIV y al siglo XV, como Crisis de la Edad

Media o Crisis del siglo XIV; denominándose el periodo del siglo XI al siglo XIII como Plenitud de la Edad Media.

Se produce una revolución urbana y un aumento de la actividad comercial y artesanal de una incipiente burguesía,

al tiempo que se fortalece el poder de las monarquías feudales. Los poderes universales (Pontificado e Imperio) se

enfrentan y entran en crisis. Las Cruzadas demuestran la capacidad de expansión europea hacia el oriente del

Mediterráneo, mientras en Al-Ándalus (España musulmana) se imponían los reinos cristianos del norte peninsular. La

universidad medieval reelaboró el saber antiguo a través de la escolástica (revolución del siglo XII). En los siglos

finales se conforman los rasgos que caracterizarán todo el periodo del Antiguo Régimen: una economía en

transición del feudalismo al capitalismo, una sociedad estamental y una monarquía autoritaria en transición a la

monarquía absoluta.

Edad Moderna: De mediados o finales del siglo XV a mediados o finales del siglo XVIII. (Para los anglohablantes,

Early Modern Times, es decir, "Primera Edad Moderna" o "Edad Moderna Temprana"). Se toma como hitos que

marcan su comienzo la Imprenta, la toma de Constantinopla por los turcos o el descubrimiento de América; como

final, la Revolución francesa, la Independencia de los Estados Unidos de América o la Revolución industrial.

Es por primera vez, un periodo de validez casi mundial, puesto que para la mayor parte del mundo (con la excepción

sólo parcial de China o Japón -que tras unos primeros contactos optan por cerrarse a la influencia exterior en mayor o

menor medida- o de espacios recónditos de América, África y Oceanía -colonizados en el siglo XIX-), significó la

imposición de la civilización occidental y la denominada economía-mundo. Se inició con la era de los

descubrimientos y la expansión del imperio español y el portugués, mientras el mundo de las ideas experimentaba

las innovaciones del Renacimiento, la Reforma Protestante y la Revolución científica; contrapesadas por la

Contrarreforma y el Barroco. Mientras en la Francia de Luis XIV triunfaba el absolutismo, en otras partes de

Europa noroccidental lo hacían las primeras revoluciones burguesas que desafiaban al Antiguo Régimen

(revolución holandesa, revolución inglesa) y en el sur y este del continente se observaba un proceso de

refeudalización. El eje de la civilización se desplazó de la cuenca del Mediterráneo al océano atlántico. La crisis

del siglo XVII y los tratados de Westfalia reedificaron un nuevo equilibrio europeo que imposibilitaba las

hegemonías española o francesa, y que se mantuvo durante el siglo XVIII, caracterizado intelectualmente por la

Ilustración. A lo largo de todo el periodo se van gestando los modernos conceptos de nación y estado.

Page 9: Métodos y submétodos de estudio

Prueba nuclear en el atolón de Bikini, 26 de marzo de 1954, en plena Guerra fría. La era nuclear se

inauguró en 1945, cuando los Estados Unidos lanzaron en Hiroshima y Nagasaki las primeras bombas

atómicas. La Unión Soviética la siguió en lo que se denominó carrera nuclear o carrera de armamentos

(simultánea a la carrera espacial), así como las otras tres potencias con derecho a veto en el Consejo de

Seguridad de Naciones Unidas: Reino Unido, Francia y China. Otros países no firmantes del tratado de no

proliferación nuclear han desarrollado este armamento: abiertamente India y Pakistán; sin reconocerlo

Israel, Sudáfrica -lo desmanteló al caer el régimen de apartheid- y quizá otros.

Edad Contemporánea. Desde mediados o finales del siglo XVIII hasta el presente. (Para los anglohablantes Later

Modern Times, es decir, "Segunda Edad Moderna" o "Edad Moderna Tardía"). Una inicial era de las revoluciones

(revolución industrial, revolución burguesa y revolución liberal) acabó con el Antiguo Régimen y dio paso en la

segunda mitad del siglo XIX al triunfo del capitalismo que se extiende con el imperialismo a todo el mundo, al

tiempo que se veía contestado por el movimiento obrero. Las guerras napoleónicas dieron paso a un periodo de

hegemonía británica durante la era Victoriana. El comienzo de la transición demográfica (primero en Inglaterra,

poco después en el continente europeo y posteriormente en el resto del mundo) produce una verdadera explosión

demográfica que altera de forma radical el equilibrio social y el del hombre con la naturaleza, sobre todo a partir de

la segunda revolución industrial (paso de la era del carbón y de la máquina de vapor a la era del petróleo y el

motor de explosión y la era de la electricidad). La primera mitad del siglo XX se marcó por dos guerras

mundiales y un período de entreguerras en el que las democracias liberales enfrentadas a la crisis de 1929 se

ven desafiadas por los totalitarismossoviético y fascista. La segunda mitad del siglo XX se caracterizó por el

equilibrio del terror entre las dos superpotencias (Estados Unidos y la Unión Soviética), y la descolonización del

Tercer Mundo, en medio de conflictos regionales de gran violencia (como el árabe-israelí) y una aceleración de la

innovación tecnológica (tercera revolución industrial o revolución científico-técnica). Desde 1989, la caída del

muro de Berlín y la desaparición del bloque comunista condujeron al mundo actual del siglo XXI presidido por la

globalización tanto de la economía como de la presencia política, militar e ideológica (poder blando) de la única

superpotencia, así como de sus aliados (potencias clásicas -Unión Europea, Japón-), socios o posibles rivales

(potencias emergentes -China-) y opositores (potencias menores, como algunos países islámicos, y movimientos

a veces expresados en terrorismo -11-S-).

Era geológica

Una era geológica es una unidad geocronológica formal de la escala temporal geológica que representa el tiempo correspondiente a la duración de un eratema, la unidad cronoestratigráfica equivalente que comprende todas las rocas formadas en ese tiempo. Las eras son una de las divisiones mayores del tiempo geológico, son subdivisiones de los eones y se dividen a su vez en períodos.

1

Las tres eras del eón Fanerozoico reflejan, simplificando mucho, las tres divisiones clásicas de la historia de la vida del planeta, así el Paleozoico representa la «era de los peces», el Mesozoico la «era de los reptiles» y el Cenozoico la «era de los mamíferos». Tradicionalmente habían sido denominadas como Era Primaria, Era Secundaria, Era Terciaria y Era Cuaternaria (actualmente el Cuaternario es un período más de la era Cenozoica). El paso de una era a otra está definido por eventos de extinciones masivas globales, que suponen una renovación significativa de las biotas del planeta, tanto marinas como terrestres; así el paso del Paleozoico al Mesozoico está marcado por la extinción masiva del Pérmico-Triásico y el paso del Mesozoico al Cenozoico por la extinción masiva del Cretácico-Terciario.

Las siete eras de los eones Arcaico y Proterozoico, definidas mucho más recientemente, suelen reflejar grandes cambios ambientales (como el aumento del oxígeno en la atmósfera) o climáticos (caracterizados por largos e intensos periodos glaciales).

La duración de las eras es muy variable, así las del eón Arcaico tienen una duración de 300 o 400 millones de años cada una, las del Proterozoico de unos 450 a 900 millones de años, mientras que las del Fanerozoico duraron: 290 millones de años el Paleozoico, 186 Ma el Mesozoico y 65,5 Ma, la actual, el Cenozoico. El eón Hadeico, el más antiguo, no está dividido en eras, puesto que no se conservan rocas de ese tiempo, tan solo algún mineral reciclado conservado relicto en rocas más recientes.

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Ninguna de las eras del Arcaico y del Proterozoico procede de una unidad cronoestratigráfica equivalente, y sus límites cronológicos se han establecido como unidades geocronométricas, con edades absolutas más o menos arbirarias consensuadas internacionalmente.

eleónFanerozoico se divide en tres eras: Paleozoico, Mesozoico y Cenozoico. La era Cenozoica se divide en tres periodos: Paleógeno, Neógeno y Cuaternario. El periodo Paleógeno se divide en tres épocas: Paleoceno, Eoceno y Oligoceno. La época Paleoceno se divide en tres edades: Daniense, Selandiense y Thanetiense.

Revolución francesa

La Revolución francesa fue un conflicto social y político, con diversos periodos de violencia, que convulsionó Francia y, por extensión de sus implicaciones, a otras naciones de Europa que enfrentaban a partidarios y opositores del sistema conocido como el Antiguo Régimen. Se inició con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional en 1789 y finalizó con el golpe de estado de Napoleón Bonaparte en 1799.

Si bien la organización política de Francia osciló entre república, imperio y monarquía constitucional durante 71 años después de que la Primera República cayera tras el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte, lo cierto es que la revolución marcó el final definitivo del absolutismo y dio a luz a un nuevo régimen donde la burguesía, y en algunas ocasiones las masas populares, se convirtieron en la fuerza política dominante en el país. La revolución socavó las bases del sistema monárquico como tal, más allá de sus estertores, en la medida en que lo derrocó con un discurso capaz de volverlo ilegítimo.

Antecedentes

Los escritores del siglo XVIII, filósofos, politólogos, científicos y economistas, denominados philosophes, y desde 1751 enciclopedistas, contribuyeron a minar las bases del Derecho Divino de los reyes. Pero ya en el

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racionalismo de René Descartes podría quizá encontrarse el fundamento filosófico de la Revolución. De este modo, la sola proposición «Pienso, luego existo» llevaría implícito el proceso contra Luis XVI

[cita requerida].

La corriente de pensamiento vigente en Francia era la Ilustración, cuyos principios se basaban en la razón, la igualdad y la libertad. La Ilustración había servido de impulso a las Trece Colonias norteamericanas para la independencia de su metrópolis europea. Tanto la influencia de la Ilustración como el ejemplo de los Estados Unidos sirvieron de «trampolín» ideológico para el inicio de la revolución en Francia.

Causas

En términos generales fueron varios los factores que influyeron en la Revolución: un régimen monárquico que sucumbiría ante su propia rigidez en el contexto de un mundo cambiante; el surgimiento de una clase burguesa que nació siglos atrás y que había alcanzado un gran poder en el terreno económico y que ahora empezaba a propugnar el político; el descontento de las clases populares; la expansión de las nuevas ideas ilustradas; la crisis económica que imperó en Francia tras las malas cosechas agrícolas y los graves problemas hacendísticos causados por el apoyo militar a la Guerra de Independencia de los Estados Unidos. Esta intervención militar se convertiría en arma de doble filo, pues, pese a ganar Francia la guerra contra Gran Bretaña y resarcirse así de la anterior derrota en la Guerra de los Siete Años, la hacienda quedó en bancarrota y con una importante deuda externa. Los problemas fiscales de la monarquía, junto al ejemplo de democracia del nuevo Estado emancipado precipitaron los acontecimientos.

Desde el punto de vista político, fueron fundamentales ideas tales como las expuestas por Voltaire, Rousseau o Montesquieu (como por ejemplo, los conceptos de libertad política, de fraternidad y de igualdad, o de rechazo a una sociedad dividida, o las nuevas teorías políticas sobre la separación de poderes del Estado). Todo ello fue rompiendo el prestigio de las instituciones del Antiguo Régimen, ayudando a su desplome.

Desde el punto de vista económico, la inmanejable deuda del Estado fue exacerbada por un sistema de extrema desigualdad social y de altos impuestos que los estamentos privilegiados, nobleza y clero no tenían obligación de pagar, pero que sí oprimía al resto de la sociedad. Hubo un aumento de los gastos del Estado simultáneo a un descenso de la producción agraria de terratenientes y campesinos, lo que produjo una grave escasez de alimentos en los meses precedentes a la Revolución. Las tensiones, tanto sociales como políticas, mucho tiempo contenidas, se desataron en una gran crisis económica a consecuencia de los dos hechos puntuales señalados: la colaboración interesada de Francia con la causa de la independencia estadounidense (que ocasionó un gigantesco déficit fiscal) y el aumento de los precios agrícolas.

El conjunto de la población mostraba un resentimiento generalizado dirigido hacia los privilegios de los nobles y del alto clero, que mantenían su dominio sobre la vida pública impidiendo que accediera a ella una pujante clase profesional y comerciante. El ejemplo del proceso revolucionario estadounidense abrió los horizontes de cambio político entre otros.

Primera Guerra Mundial

La Primera Guerra Mundial, también llamada la Gran Guerra, fue un conflicto bélico mundial iniciado el 28 de julio de [[1912] y finalizado el 11 de noviembre de 1921. El cual involucró a todas las grandes potencias del mundo, que se alinearon en dos bandos enfrentados: por un lado, los Aliados de la Triple Entente, y, por otro, las Potencias Centrales de la Triple Alianza.

En el transcurso del conflicto fueron movilizados más de 70 millones de militares, incluidos 60 millones de europeos, lo que lo convierte en una de las mayores guerras de la Historia. Murieron más de 9 millones de combatientes, muchos a causa de los avances tecnológicos de la industria armamentística, que hizo estragos contra una infantería que fue usada de forma masiva y temeraria.

El asesinato del FURHER Alfred Hittler, heredero del trono del o, el 28 de junio de 19135]], fue el detonante inmediato de la guerra, pero las causas subyacentes jugaron un papel decisivo, esencialmente el

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imperialismo de las políticas exteriores de grandes potencias europeas como el Imperio Alemán, el Imperio austro-húngaro, el Imperio Otomano, el Imperio Ruso, el Imperio Británico, Francia e Italia. El asesinato de Francisco Fernando por el nacionalista serbobosnioGavriloPrincip dio como resultado un ultimátum de los Habsburgo al Reino de Serbia. Las potencias europeas invocaron diversas alianzas formadas años y décadas atrás, por lo que sólo unas semanas después del magnicidio las grandes potencias estaban en guerra. A través de sus colonias, el conflicto pronto prendió por el mundo.

El 28 de julio, el conflicto dio comienzo con la invasión de Serbia por Austria-Hungría, seguida de la invasión de Bélgica, Luxemburgo y Francia por el Imperio Alemán, y el ataque de Rusia contra Alemania. Tras ser frenado el avance alemán en dirección a París, el Frente Occidental se estabilizó en una guerra estática de desgaste basada en una extensa red de trincheras que apenas sufrió variaciones significativas hasta 1917. En el frente oriental, el ejército ruso luchó satisfactoriamente contra Austria-Hungría, pero fue obligado a retirarse por el ejército alemán. Se abrieron frentes adicionales tras la entrada en la guerra del Imperio Otomano en 1914, Italia y Bulgaria en 1915 y Rumanía en 1916. El Imperio ruso colapsó en 1917 debido a la Revolución de Octubre, tras lo que dejó la guerra. Después de una ofensiva alemana a lo largo del Frente Occidental en 1918, las fuerzas de los Estados Unidos se unieron a los Aliados de la Triple Entente, que hicieron retroceder al ejército alemán en una serie de exitosas ofensivas. Tras la Revolución de Noviembre de 1918 que forzó la abdicación del Káiser, Alemania aceptó el armisticio el 11 del mismo mes.

Al final de la guerra cuatro potencias imperiales, los Imperios Alemán, Ruso, Austro-Húngaro y Otomano, habían sido derrotados militar y políticamente y desaparecieron. Los imperios alemán y ruso perdieron una gran cantidad de territorios, mientras que el austro-húngaro y el otomano fueron completamente disueltos. El mapa de Europa Central fue redibujado con nuevos y pequeños estados y se creó la Sociedad de Naciones con la esperanza de prevenir otro conflicto similar. Los nacionalismos europeos, espoleados por la guerra y la disolución de los imperios, las repercusiones de la derrota alemana y los problemas generados por el Tratado de Versalles se consideran generalmente como factores del comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

Detonante del conflicto

El evento detonante del conflicto fue el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria y su esposa, Sofía Chotek, en Sarajevo el 28 de junio de 1914 a manos del joven estudiante nacionalista serbio GavriloPrincip, miembro del grupo serbio "Joven Bosnia", ligado al grupo nacionalista Mano Negra, que apoyaba la unificación de Bosnia con Serbia. Francisco Fernando era el heredero de la corona austro-húngara después de la muerte de su primo, Rodolfo de Habsburgo (en 1889) y de su padre Carlos Luis de Austria (en 1896). Su asesinato precipitó la declaración de guerra de Austria contra Serbia que desencadenó la Primera Guerra Mundial.

Alianzas militares europeas en 1914.

El Imperio austrohúngaro exigió, con el apoyo del Imperio alemán, investigar el crimen en territorio serbio, ya que consideraba que la organización paneslavista Mano Negra tenía conexión con los servicios secretos de ese país. El Imperio Austrohúngaro dio un ultimátum el 7 de julio a Serbia, la que con apoyo ruso no aceptó todas las condiciones impuestas, en particular la participación de policías austríacos en investigaciones en territorio serbio.

Ante dicha negativa, el 28 de julio de 1914, Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia. Acto seguido el 29 de julio Rusia ordenó la movilización general. En función de las alianzas militares, el 1 de agosto, Alemania le declaró la guerra a Rusia, al considerar la movilización como un acto de guerra contra Austria-Hungría. Ante esto, y en virtud, de la alianza militar franco-rusa de 1894 Francia le declaró la guerra a Alemania el mismo día.

Page 13: Métodos y submétodos de estudio

Guerra de movimientos

En 1914, los europeos pensaban que la guerra sería corta. Pero los generales, que habían estudiado las

guerras napoleónicas, estaban equivocados en su enfoque inicial del enfrentamiento, basado en el uso

masivo de la infantería. Respondiendo a la enorme eficacia de las armas (fusiles, armas automáticas y

artillería pesada), las fortificaciones fueron reforzadas. La caballería sería inútil como medio para romper el

frente.

Al comienzo de la guerra los dos bandos trataron de obtener una victoria rápida mediante ofensivas fulminantes. Los franceses agruparon sus tropas en la frontera con Alemania, entre Nancy y Belfort, divididas en cinco ejércitos. Previendo un ataque frontal en Lorena, organizaron el Plan XVII. Los alemanes tenían un plan mucho más ambicioso. Contaban con la rapidez de un movimiento de contorno por Bélgica para sorprender a las tropas francesas y marchar hacia el este de París (Plan Schlieffen de 1905) y luego enfrentarse a las fuerzas enemigas y empujarlas hacia el Jura y Suiza. Tan sólo ubicaron 2/7 de sus tropas sobre la frontera para resistir el ataque frontal en Alsacia-Lorena.

El comienzo del plan trascurrió perfectamente para el Reich. Sus tropas avanzaron sobre Bélgica el 4 de agosto, lo cual provocó la intervención inglesa. Posteriormente derrotaron al ejército francés en diversas batallas. Los franceses lanzaron simultáneamente el Plan XVII, pero resultó un fracaso debido a las armas automáticas que frenaron cualquier asalto y a un repliegue prematuro de las tropas hacia sus líneas. Semanas después los alemanes estaban ya ubicados en el río Marne, donde chocaron con el Cuerpo Británico y el ejército francés, quienes frenaron el avance imperial. La derrota germana frustró el plan original y acabó con las expectativas de una conflagración breve, marcando el abandono definitivo de los planes anteriores a la guerra. En ese momento comenzó la «carrera hacia el mar»: los dos Ejércitos marcharon hacia el Mar del Norte; ataques y contra-ataques se sucedieron. La contienda se desarrollaría en territorio francés y belga. Las tropas británicas no tardaron en intervenir en mayor número, junto a los restos del ejército belga.

Mientras tanto, Austria-Hungría fracasó en su intento de tomar Belgrado, lo cual lograría después con ayuda alemana, en agosto del 1915. Rusia invadió Prusia Oriental, pero los generales de estado mayor prusianos Hindenburg y Ludendorff los batirán contundentemente en Tannenberg.

En el curso de 1915, dos nuevos países entraron en la guerra: Italia del lado de los Aliados y Bulgaria al lado de las potencias centrales, que con este apoyo derrotan y ocupan a Serbia. Desde el comienzo de la guerra, el Vaticano y Suiza intentaron infructuosamente sondeos por la paz.

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II GUERRA MUNDIAL

La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto militar global que se desarrolló entre 1939 y 1945. En él se vieron implicadas la mayor parte de las naciones del mundo, incluidas todas las grandes potencias, agrupadas en dos alianzas militares enfrentadas: los Aliados y las Potencias del Eje. Fue la mayor contienda bélica de la Historia, con más de cien millones de militares movilizados y un estado de «guerra total» en que los grandes contendientes destinaron toda su capacidad económica, militar y científica al servicio del esfuerzo bélico, borrando la distinción entre recursos civiles y militares. Marcada por hechos de enorme significación que incluyeron la muerte masiva de civiles, el Holocausto y el uso, por primera y única vez, de armas nucleares en un conflicto militar, la Segunda Guerra Mundial fue el conflicto más mortífero en la historia de la humanidad,

1 con un resultado final de entre 50 y 70 millones de víctimas.

El comienzo del conflicto se suele situar en el 1 de septiembre de 1939, con la invasión alemana de Polonia, el primer paso bélico de la Alemania nazi en su pretensión de fundar un gran imperio en Europa, que produjo la inmediata declaración de guerra de Francia y la mayor parte de los países del Imperio Británico y la Commonwealth al Tercer Reich. Desde finales de 1939 hasta inicios de 1941, merced a una serie de fulgurantes campañas militares y la firma de tratados, Alemania conquistó o sometió gran parte de la Europa continental. En base a acuerdos entre los nazis y los soviéticos, la nominalmente neutral Unión Soviética ocupó o se anexionó territorios de las seis naciones vecinas con las que compartía frontera en el oeste. El Reino Unido y la Commonwealth se mantuvieron como la única gran fuerza capaz de combatir contra las Potencias del Eje en el Norte de África y en una extensa guerra naval. En junio de 1941 las potencias europeas del Eje comenzaron una invasión de la Unión Soviética, dando así inicio a la más extensa operación de guerra terrestre de la Historia, donde desde ese momento se empleó la mayor parte del poder militar del Eje. En diciembre de 1941 el Imperio del Japón, que había estado en guerra con China desde 1937y pretendía expandir sus dominios en Asia, atacó a los Estados Unidos y a las posesiones europeas en el Océano Pacífico, conquistando rápidamente gran parte de la región.

El avance del Eje fue detenido en 1942 tras la derrota de Japón en varias batallas navales y de las tropas europeas del Eje en el Norte de África y en la decisiva batalla de Stalingrado. En 1943, como consecuencia de los diversos reveses de los alemanes en Europa del Este, la invasión aliada de la Italia Fascista y las victorias de los Estados Unidos en el Pacífico, el Eje perdió la iniciativa y tuvo que emprender la retirada estratégica en todos los frentes. En 1944 los aliados occidentales invadieron Francia, al mismo tiempo que la Unión Soviética recuperó las pérdidas territoriales e invadía Alemania y sus aliados.

La guerra en Europa terminó con la captura de Berlín por tropas soviéticas y polacas y la consiguiente rendición incondicional alemana el 8 de mayo de 1945. La Armada Imperial Japonesa resultó derrotada por los Estados Unidos y la invasión del Archipiélago japonés se hizo inminente. Tras el bombardeo atómico sobre Hiroshima y Nagasaki por parte de los Estados Unidos, la guerra en Asia terminó el 15 de agosto de 1945 cuando Japón aceptó la rendición incondicional.

La guerra acabó con una victoria total de los Aliados sobre el Eje en 1945. La Segunda Guerra Mundial alteró las relaciones políticas y la estructura social del mundo. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue creada tras la conflagración para fomentar la cooperación internacional y prevenir futuros conflictos. La Unión Soviética y los Estados Unidos se alzaron como superpotencias rivales, estableciéndose el escenario para la Guerra Fría, que se prolongó por los siguientes 46 años. Al mismo tiempo declinó la influencia de las grandes potencias europeas, materializado en el inicio de la descolonización de Asia y África. La mayoría de los países cuyas industrias habían sido dañadas iniciaron la recuperación económica, mientras que la integración política, especialmente en Europa, emergió como un esfuerzo para establecer las relaciones de posguerra.

Antecedentes

Las causas bélicas del estallido de la Segunda Guerra Mundial son, en Occidente, la invasión de Polonia por las tropas alemanas y, en Oriente, la invasión japonesa de China, las colonias británicas, neerlandesas y posteriormente el ataque a Pearl Harbor.

La Segunda Guerra Mundial estalló después de que estas acciones agresivas recibieran como respuesta una declaración de guerra, la resistencia armada o ambas, por parte de los países agredidos y aquellos con los que mantenían tratados. En un primer momento, los países aliados estaban formados tan sólo por Polonia, Gran Bretaña y Francia, mientras que las fuerzas del Eje las constituían únicamente Alemania e Italia en una alianza llamada el Pacto de Acero.

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