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POR EL LIC. LUCIO MENDIETA Y NUÑEZ La Guerra de ''Castas en Yucatan I , , I Un Estudio Sociológico Desde el fondo de los siglos, Exégesis bistórica de la guerra de castas es un va- lioso análisis sociológico de uno de lo;; acontecimientos más trascendentales del siglo XIX en la historia de México, y q'Ue, sin embargo, no había sido hasta ahora suficientemente estudiado. Su autor, Ra- món Berzunza Pinto, no se concretó a hacer, en su ensayo tan justamente re- compensado con el "Premio Eligio Anco- na", simple relación histórica y cronológi- ca de la insurrección de los indios de Yucatán iniciada en el año de 91847 y que ensangrentó y llenó de ruinas, du- rante todo un lustro, la "tierra del faisán ,y del venado" -aquella tiena que fuera asiento de la maravillosa civilización ma- ya, considerada. corno una de las diez más grandes civilizaciones del mundo--; sino que ahondando en los antecedentes del movimiento rebelde, en sus causas econó- micas y sociales, descubre la trabazón de hechos que aisladamente considerados ca- recen de sentido o llevan a conclusiones erróneas. El estudio del señor BerzunzaPinto es, acaso, uno de los mejores ejemplos que pudieran aducirse para demostrar las di- ficcltades que ofrece la delimitación entre la historia y la sociología. Casi todos los tratados de esta última disciplina, especial- mente los de origen europeo, dedican sen- dos capítulos a estal;>lecer las diferencias entre lo puramente histórico y lo socio- lógico, sin conseguirlo. Y es que, quiérase o no, la sociología emplea a veces mate- riales que le proporciona la historia; tiene que revisar el pasado, a fin de hallar en las regularidades de los hechos sociales lo ge- neral y perdurable a través de lo diverso y de lo contingente. A su vez, la historia, quiérase o no, rebasa sus propios límites estrictos para iluminar con las luces de' la' sociología épocas y figuras que, de otro modo, aparecerían desvirtuadas dentro de un esquematismo puramente narrativo. Nosotros hemos creído ver la solución del apasionante problema de los límites entre las Ciencias Sociales y la Sociología, en la completa renuncia a establecerlos en for- ma tajante, considerando que la división entre aquéllos entre sí y aquéllos y esta última es más bien de carácter metodo- lógico, pues teniendo todos como objeto de estudio a la sociedad, tienen necesaria-, mente inevitables contactos, nexos irres- cindibles. Partiendo de tal iaea, 'considera..: mos que las cientias sociales se distinguen unas de otras simplemente por la prepon- derancia de su objeto sobre otros que apa- recen en ellas como accidentales o com- plementarios; Este criterio puede aplicarse con éxito a la estimación, de estudiós robras que, refiriéndose a ciertos aspectos o problemas de la vida social, tocan materias cuya cla- sificación científica corresponde a diver- sas ciencias sociales. En el caso que nos ocupa, por ejemplo, la monografía del se- ñor Berzunza sobre la guerra de castas de Yucatán, por referirse a un hecho úni- co perfectamente enmarcado dentro de la historia de México, podría considerarse como de carácter histórico; pero el exa- men atento de la obra descubre, bien pronto, que el dato cronológico, la ción de los acontecimientos, aun cuando le sirven de base, no constituyen su objeto primordial. No hallarnos, en efecto, des- cripción de combates o batallas ni suce- sión detallada de hechos. El autor hace algunas referencias precisas a la guerra misma; pero nos da la sensación de que presupone en el lector el conocimiento histórico de esa guerra y por ello enfoca todo su' esfuerzo a investigar sus causas para comprenderla. Es, según reza el sub- título del libro, un trabajo de exégesis histórica, es decir, de interpretación; pero la interpretación de la historia ya no es historia. Puede ser filosofía de la historia o aplicación del método s?cio- lógico de 'la comprensión a un aconteci- miento histórico, mas no histórico, en el sentido estricto de esta disciplina. La obra del señor Berzunza es' prepon- derantemente sociológica, por cuanto su tema gira en torno de los hechos socia- les próximos y remotos que explican la guerra de castas en Yucatán. Con sereno análisis va aislando cada uno de esos he- chos, para examinarlo y conectarlo des- pués con otros hasta descubrir las cau- Sas de una revolución. Encuentra que en la época colonial Se' subsanan los primeros antecedentes de la lucha racial de 1847. La península yu- ,cateca constituyó una Capitanía, sepa- rada por su regrmen de gobierno y por la distancia geográfica de la Nueva Es- paña .. a la que no se consideraba 1,1nida, de la que prácticamente no formaba par- te. La enorme dificultad de comunica- ciones con el Virreinato citado, hacia que estuviera más en contacto con los Estados Unidos de Norteamérica,'Cuba, España, Europa en general, que con Mé- xico. Esta circunstancia es importantí- sima y arroja luz meridiana sobre acon-, tecimientos posteriores de gran trascen- dencia. El pueblo maya, que se baIlaba en ple- na decadencia cuando llegaron los espa- ñoles a su territorio, no se sometió al dominio de éstos pacíficamente; luchó con bravura yo fué derrotado; pero todo vencido es un rebeldé latente, y así, du- rante la dominación hispánica, no olvi- sino que solamente adormeció su re- beldía esperando siempre la hora de la 'liberación. Es claro que si el gobierno español se hubiese cuidado, de establecer, un régimen justo en Yucatán, se habrían borrado las diferencias raciales y poli ti- cas entre conquistados y conquistador!:s; , pero ,lejos de eso, la minoría de iberos y -de criollos se. apoderó de la cosa pública y la explotó en su provecho exclusiva- mente. Se hizo una distribución inequi- tativa de la tierra, se fijaron fuertes tri- butos a las masas indígenas, se les man- tuvo en la ignorancia y se hizo objeto de malos tratos y vejaciones. ' Yucatán no tomó parte en la guerra de independencia de la Nueva España; permaneció fiel 'a la metrópoli como lo qué era, un dominio aparte sin relación espiritual ni material con aqué- , lla. Tomemos nota de este hecho. Cuando México logró independizarse de España, Yucatán se al nUeVO Estado libre y soberano que 'nacía; pero esa' adhesión legal no fué bastante para destruir la barrera geográfica que le se- paraba del resto del país, al que por pro- pia :voluntad perteneció desde entonces. Continuó aislado, sin recibir del Gobier- no de la' :República ninguna ayuda, nin- guna influencia, porque estaba totalmen- te absorbido en la lucha 'intensa entre centralistas y federalistas. Los criollos y los mestizos de cultura europea sucedieron a los españoles' en el dominio de la península yucateca y vi- UNIVERSITARIOS: La Máquina Portátil UN- DERWOOD tiene los mis- mos adelantos, refinamien- tos y características de la UNDERWOOD Standard que han hecho de ella la Reina de las Máquinas pa- ra Escribir. UNDERWOOD MEXICANA, S. A. Artes 20. Edificio "Casa Latino Americana" Tel. Mex. 35·81-75 Tel. Erie. 13-21-22 México, D. F. vieron, por no decir que prolongaron los mismos sistemas inicuos de explotación sobre los indios mayas, ahondando así las diferencias raciales, pues el indígena se acostumbró a Ver en el blanco y en sus descendientes a los enemigos de su raza, a los invasores de su tierra.. En el año de 1847 Cecilio Chi dió el grito de rebelión, y desde ese año, duran- te cinco, la guerra civil estremeció a la península llenándola de odio y de sangre. Aquélla, sin embargo, no fué una verda- dera revolución, sino una lucha de ra- zas, una 'retardada guerra de independen- da del maya oprimido contra sus opre- sores; pero como se trataba de un pueblo inculto su movimiento careció de ideo- logía, de programa, de organización, y por eso fracasó, mas no sin combatir de- nodadamente. . Los criollos y los mestizos detentado- res del poder, en un momento crítico acudieron a implorar la ayuda del extran- jero para aplastar la rebelión que ame- nazaba sus intereses. Este acto, que con frecuencia se reprocha a los yucatecos, se entiende perfectamente si lo situamos en su época y lo relacionamos con sus circunstancias. Recuérdese, que te el coloniaje la península yucateca no era parte de la Nueva España, sino un domi- nio independiente de ésta, como cualquier otro de la América del Sur, por ejemplo. Recuérdese su aislamiento; el hecho de que no tomó parte en la guerra de inde- pendencia de México, que se adhirió como Estado libre y soberanu a éste una .yez consumada la independencia de España, y que durante las .sangrientas guerras ci- viles de consolidación y de la República Mexicana penuaneció ais- lacio prácticamente' al' margen de ellas, sin recibir del centro las influencias 'cul- turales y políticas necesarias para fun- dirlo en una recia nacionalidad. Quienes llegan a acusar a los yucatecos de trai- dores, olvidan o ignoran todo esto y su- fren un error de perspectiva) al: conside- rar, con la visión que ahora tenemos de 'un México unido y en vías de transfor- marse en un Estado nacional, hechos rea- lizados en tiempos en que la n.ación me- xicana apenas se gestaba dolorosamente. Por fortuna, Yucatán recibió el auxi- lio del Gobierno. de la Repúblíca y pudo sorr.eter a los indios rebeldes. Triwifó la fuerza, pero no la justicia, subraya acer- tadamente Berzunza Pintó en su laurea- do trabajo, porque los victoriosos volvie- ·ron a olvidarse del indio como ciudadano y como ser humano, para ,recordarlo sÓIÓ' al calor de sus pasiones y de sus intereses. La Revolución se inicia en y que sacudió a toda nuestra patria, gran movimiento reivindicador de los anhelos' del pueblo, ha venido a transíormar esen- cialmente el panoramasocial y político de Yucatán, que cada día está más cerca del país de que forma parte, y con el ' cual se halla unido fuertemente, en esta hora, por los lazos de la nacionalidad que es comprensión y compenetración en un mismo destino. Parece próximo el día en que, por fin" se hará justicia al ma,yilo Y se borrarán espiritualme1lte las di{eren- (Pasa a la fdg: 11) UNWERSIDAD DE MEXlCO .. 7

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Page 1: La Guerra de''Castas MENDIETA Y NUÑEZ La Guerra de''Castas en Yucatan I, , I Un Estudio ~istórico Sociológico Desde el fondo de los siglos, Exégesis bistórica de la guerra de

POR EL LIC. LUCIO MENDIETA Y NUÑEZ

La Guerra de ''Castasen Yucatan I

, , IUn Estudio ~istórico Sociológico

Desde el fondo de los siglos, Exégesisbistórica de la guerra de castas es un va­lioso análisis sociológico de uno de lo;;acontecimientos más trascendentales delsiglo XIX en la historia de México, y q'Ue,sin embargo, no había sido hasta ahorasuficientemente estudiado. Su autor, Ra­món Berzunza Pinto, no se concretó ahacer, en su ensayo tan justamente re­compensado con el "Premio Eligio Anco­na", simple relación histórica y cronológi­ca de la insurrección de los indios deYucatán iniciada en el año de 91847 yque ensangrentó y llenó de ruinas, du­rante todo un lustro, la "tierra del faisán

, y del venado" -aquella tiena que fueraasiento de la maravillosa civilización ma­ya, considerada. corno una de las diez másgrandes civilizaciones del mundo--; sinoque ahondando en los antecedentes delmovimiento rebelde, en sus causas econó­micas y sociales, descubre la trabazón dehechos que aisladamente considerados ca­recen de sentido o llevan a conclusioneserróneas.

El estudio del señor BerzunzaPinto es,acaso, uno de los mejores ejemplos quepudieran aducirse para demostrar las di­ficcltades que ofrece la delimitación entrela historia y la sociología. Casi todos lostratados de esta última disciplina, especial­mente los de origen europeo, dedican sen­dos capítulos a estal;>lecer las diferenciasentre lo puramente histórico y lo socio­lógico, sin conseguirlo. Y es que, quiéraseo no, la sociología emplea a veces mate­riales que le proporciona la historia; tieneque revisar el pasado, a fin de hallar en lasregularidades de los hechos sociales lo ge­neral y perdurable a través de lo diversoy de lo contingente. A su vez, la historia,quiérase o no, rebasa sus propios límitesestrictos para iluminar con las luces de' la'sociología épocas y figuras que, de otromodo, aparecerían desvirtuadas dentro deun esquematismo puramente narrativo.Nosotros hemos creído ver la solución delapasionante problema de los límites entrelas Ciencias Sociales y la Sociología, en lacompleta renuncia a establecerlos en for­ma tajante, considerando que la divisiónentre aquéllos entre sí y aquéllos y estaúltima es más bien de carácter metodo­lógico, pues teniendo todos como objetode estudio a la sociedad, tienen necesaria-,mente inevitables contactos, nexos irres­cindibles. Partiendo de tal iaea, 'considera..:mos que las cientias sociales se distinguenunas de otras simplemente por la prepon­derancia de su objeto sobre otros que apa­recen en ellas como accidentales o com­plementarios;

Este criterio puede aplicarse con éxitoa la estimación, de estudiós robras que,

refiriéndose a ciertos aspectos o problemasde la vida social, tocan materias cuya cla­sificación científica corresponde a diver­sas ciencias sociales. En el caso que nosocupa, por ejemplo, la monografía del se­ñor Berzunza sobre la guerra de castasde Yucatán, por referirse a un hecho úni­co perfectamente enmarcado dentro de lahistoria de México, podría considerarsecomo de carácter histórico; pero el exa­men atento de la obra descubre, bienpronto, que el dato cronológico, la nar~a­

ción de los acontecimientos, aun cuandole sirven de base, no constituyen su objetoprimordial. No hallarnos, en efecto, des­cripción de combates o batallas ni suce­sión detallada de hechos. El autor hacealgunas referencias precisas a la guerramisma; pero nos da la sensación de quepresupone en el lector el conocimientohistórico de esa guerra y por ello enfocatodo su' esfuerzo a investigar sus causaspara comprenderla. Es, según reza el sub­título del libro, un trabajo de exégesishistórica, es decir, de interpretación;pero la interpretación de la historia yano es historia. Puede ser filosofía de lahistoria o aplicación del método s?cio­lógico de 'la comprensión a un aconteci­miento histórico, mas no histórico, en elsentido estricto de esta disciplina.

La obra del señor Berzunza es' prepon­derantemente sociológica, por cuanto sutema gira en torno de los hechos socia­les próximos y remotos que explican laguerra de castas en Yucatán. Con serenoanálisis va aislando cada uno de esos he­chos, para examinarlo y conectarlo des­pués con otros hasta descubrir las cau­Sas de una revolución.

Encuentra que en la época colonialSe' subsanan los primeros antecedentes dela lucha racial de 1847. La península yu­,cateca constituyó una Capitanía, sepa-

rada por su regrmen de gobierno y porla distancia geográfica de la Nueva Es­paña.. a la que no se consideraba 1,1nida,de la que prácticamente no formaba par­te. La enorme dificultad de comunica­ciones con el Virreinato citado, haciaque estuviera más en contacto con losEstados Unidos de Norteamérica,' Cuba,España, Europa en general, que con Mé­xico. Esta circunstancia es importantí­sima y arroja luz meridiana sobre acon-,tecimientos posteriores de gran trascen­dencia.

El pueblo maya, que se baIlaba en ple­na decadencia cuando llegaron los espa­ñoles a su territorio, no se sometió aldominio de éstos pacíficamente; luchócon bravura yo fué derrotado; pero todovencido es un rebeldé latente, y así, du­rante la dominación hispánica, no olvi­dó sino que solamente adormeció su re­beldía esperando siempre la hora de la

'liberación. Es claro que si el gobiernoespañol se hubiese cuidado, de establecer,un régimen justo en Yucatán, se habríanborrado las diferencias raciales y poli ti­cas entre conquistados y conquistador!:s;

, pero ,lejos de eso, la minoría de iberos y-de criollos se. apoderó de la cosa públicay la explotó en su provecho exclusiva­mente. Se hizo una distribución inequi­ta tiva de la tierra, se fijaron fuertes tri­butos a las masas indígenas, se les man­tuvo en la ignorancia y se ~es hizo objetode malos tratos y vejaciones. '

Yucatán no tomó parte en la guerrade independencia de la Nueva España;permaneció fiel 'a la metrópoli como loqué era, un dominio aparte sin relaciónespiritual ni material algl,lna~ con aqué- ,lla. Tomemos nota de este hecho.

Cuando México logró independizarsede España, Yucatán se adhiri~ al nUeVOEstado libre y soberano que 'nacía; peroesa' adhesión legal no fué bastante paradestruir la barrera geográfica que le se­paraba del resto del país, al que por pro­pia :voluntad perteneció desde entonces.Continuó aislado, sin recibir del Gobier­no de la' :República ninguna ayuda, nin­guna influencia, porque estaba totalmen­te absorbido en la lucha 'intensa entre

centralistas y federalistas.

Los criollos y los mestizos de culturaeuropea sucedieron a los españoles' en eldominio de la península yucateca y vi-

UNIVERSITARIOS:

La Máquina Portátil UN­DERWOOD tiene los mis­mos adelantos, refinamien­tos y características de laUNDERWOOD Standardque han hecho de ella laReina de las Máquinas pa-

ra Escribir.

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México, D. F.

vieron, por no decir que prolongaron losmismos sistemas inicuos de explotaciónsobre los indios mayas, ahondando así lasdiferencias raciales, pues el indígena seacostumbró a Ver en el blanco y en susdescendientes a los enemigos de su raza,a los invasores de su tierra..

En el año de 1847 Cecilio Chi dió elgrito de rebelión, y desde ese año, duran­te cinco, la guerra civil estremeció a lapenínsula llenándola de odio y de sangre.Aquélla, sin embargo, no fué una verda­dera revolución, sino una lucha de ra­zas, una 'retardada guerra de independen­da del maya oprimido contra sus opre­sores; pero como se trataba de un puebloinculto su movimiento careció de ideo­logía, de programa, de organización, ypor eso fracasó, mas no sin combatir de­nodadamente.

. Los criollos y los mestizos detentado­res del poder, en un momento críticoacudieron a implorar la ayuda del extran­jero para aplastar la rebelión que ame­nazaba sus intereses. Este acto, que confrecuencia se reprocha a los yucatecos,se entiende perfectamente si lo situamosen su época y lo relacionamos con suscircunstancias. Recuérdese, que du~an teel coloniaje la península yucateca no eraparte de la Nueva España, sino un domi­nio independiente de ésta, como cualquierotro de la América del Sur, por ejemplo.Recuérdese su aislamiento; el hecho deque no tomó parte en la guerra de inde­pendencia de México, que se adhirió comoEstado libre y soberanu a éste una .yezconsumada la independencia de España,y que durante las .sangrientas guerras ci­viles de consolidación y configuració~ dela República Mexicana penuaneció ais­lacio prácticamente' al' margen de ellas,sin recibir del centro las influencias 'cul­turales y políticas necesarias para fun­dirlo en una recia nacionalidad. Quienesllegan a acusar a los yucatecos de trai­dores, olvidan o ignoran todo esto y su­fren un error de perspectiva) al: conside­rar, con la visión que ahora tenemos de

'un México unido y en vías de transfor­marse en un Estado nacional, hechos rea­lizados en tiempos en que la n.ación me­xicana apenas se gestaba dolorosamente.

Por fortuna, Yucatán recibió el auxi­lio del Gobierno. de la Repúblíca y pudosorr.eter a los indios rebeldes. Triwifó lafuerza, pero no la justicia, subraya acer­tadamente Berzunza Pintó en su laurea­do trabajo, porque los victoriosos volvie­·ron a olvidarse del indio como ciudadanoy como ser humano, para ,recordarlo sÓIÓ'al calor de sus pasiones y de sus intereses.

La Revolución qu~ se inicia en 19'10~

y que sacudió a toda nuestra patria, granmovimiento reivindicador de los anhelos'del pueblo, ha venido a transíormar esen­cialmente el panoramasocial y político de

Yucatán, que cada día está más cerca

del país de que forma parte, y con el 'cual se halla unido fuertemente, en estahora, por los lazos de la nacionalidad quees comprensión y compenetración en unmismo destino. Parece próximo el día enque, por fin" se hará justicia al ma,yilo Yse borrarán espiritualme1lte las di{eren-

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rrectas traducciones' al español. y noa través de lenguas intermedias. '

Por eso es tan estimable ,la labor"de los que conociendo bien las 1eIl.&i!allindígenas han hecho buénas traduc­ciones. como en el casp del Popol­V uh y del Códice Chimalpopoc4 consu anexo de la "Leyenda de los Soles".Armado de ellos ya puede el perspicazestudioso desentrañar el mito, la me­táfora y el símil con que los escritoresindígenas envolvieron la narraciónsimple de los hechos.'

EULALIA GuzMÁN

(La doctora Guzmán es jefe de Arque6lo­gos. comisionada en inl'estigaciones históricasen el Archivo del Instituto Nacional de An­tropología e Historia).

La Guerra de ... nen forzosamente que dedicar a los pro­'blemas raciales' su atención preferente,

(Viene de la pág; '.) :, pues si no lo hacen están expuestas a su­cias raciales que aún perviven como res- / 'frir desajustes y conmociones sociales decolao de viejas' querellas, de amargos ren- tan graves consecuencias, como la guerracores; 'de castas de Yucatán, que debe ser para

;Esta es, apenas, una síntesis, unpá- México, y pará todos los pueblos de Amé-/ ' . ,

lido bosquejo del brillante trabajo del rica que confrontan situaciones semejan-señor Berzunza. Pinto. Hay que leerlo," tes, saludable advertencia.en su 'estüo apasionado, emocionante' yal propio tiempo analítico y rigurosa­mente lógico, para entender en toda su.amplitud y hondura la cruel guerra'.. dec~stas de Yucatán y para ver en ella noun simple acontecimiento local, sino unhecho de propprciones nacionales. Por­que no.,.se olvide que la República "Mexi.cana está habitada por,una población h~­terogénea, por un mosaico de razas, y que 'el probl~ma de Yucatán, que se resolvióen una c~ntienda sangrienta entre indíge­nas y blancos, es el mismo, en e! londo,que confronta áún la República..

El·caso racial de Yucatán, .quede mo­do magistral analiza el señ,or' Jkrzunzal?irito, pone de rdiev~ la importanci~ delproblema étnico ide .MéXico. Es. en vanoque se trate de ignorarlo, o de restarle $ig:­nificado; en n1.!estro, concepto, 'e'S el pro­blema fundamental del' qúe se' derivantodos los males sociales que afligen a nues­tra patria. Ese problema' sólo podría "re- .solverse cuando se e.studiea fondo.e! fac-

. tor raza en elál;senvoi'vimiento de ,los.pueblos. Desafortunadamente, los' eSfudios ..sobre esta' materia sufrieron a partir de ..la primer~ guerra mundial, y especialmen-­te desde la segunda, ~otable' retroceso,porque uno de los p'áíses beligerantes tomóla cuestión racial como' bandera' de susambiciones desor!:litaaas provocando' la~atural reacción en todo el mundo, hastael grado de que científicos notables han'negad0 la importancia del factor racial,anteponiendo al principio de la desigual­dad de las razas el de su absoluta igualdad.Pero como ~uy bien ha hecho notar 'elsociólogo brasileño bliveira Vianna, si .lasrazas son' iguales, los estudios sobre ellassalen sobrando, y de ahi que l~s investiga­ciones cieQtíficas respecto de tan impor­tante materia se hayan detenido en todoel mundo.

Los paises' indolat,i~os, sin embargo, ~o

Pueden abandonar' tales estudios porque1 •

viven el drama de 'su' población hetero-génea, del choque de cult~ras disímbolasque se oponen, a la unidad nacional, y tie-

cia ellos de parte de los blancos.' el .indígena americano sigue siendo bos-

. pitalario, de buena fe. de consistenteinoral' familiar, de correcta vida cívicaen el seno de su comunidad. y de fuer­te espíritu d~ responsabilidad 'para sugrupo. Lo atestiguan todos los que sehan acercado y tratado de convivirfraternalmente con ellos. .

Pue,de decirse que libros comoel Esoterismo del Popol-Vuh perte­necen a esta nueva etapa de investiga­ción americanista. la cual' se finca enlas fuentes mismas de procedencia in­dígena. Es verdad que hay muy p~cosde tales documentos~ pero 'de los quese conocen, la mayoría en lenguas in­dígenas. necesitamos con urgencia co-

Sus últimos éxitos son:190. Carlos,Pere¡¡ra. Selección y nota preliminar de Rafael Aguayo Spencer.

191. Guillermo Prieto, Los San Lunes de Fi(J~I. Selección y prólogo de Yo-.landa ViIlenave.

192. 'Francisco Cervantes de Sala2;ai:~ Diálogos ¡¡ Crónica de la Nueva España.Advertencia preliminar por Agustín Millares Carla.

193. Historia de las Divisiones Territoriales de México. por EdmundoO'Gorman:

194. Industrias. Agropec~ariizs. Material preparado por la Dirección Generalde Enseñanza Agricola.

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,.' qU~,~'coÍltiene el libro de Gir~rd, fruto nizaci6n y culto del maíz. la semejan­~del estudio' c9mparativo qu~h¡lce del za y aun identidad de di9ses. y de-Popol-Vúh con las fuentes mexicanas parejas divinas. como son las del Sol,,y¿on, las investigaciones de los ar-' la Luna, ~l agua y la tierra, el amorqueólogos me~icanist¡ls y mayistas, y .la alegría. la concepci~n dé mundosqu.e nos han sidoc.onociMas en diver- inferiores y pluralidad de cielos. lassas obras qe conjunto y en monogra- afinidades lingüísticas, las creenciasfías (pongamos por caso. las que se mágicas y religiosas. la semejanza del;refieren al juego de pelota). calendario. bailes. juegos (entre ellos

Los relatos del Popol-Vuh y de es- el de pelota y mitos) ; entre los hechoscritos similares mexicanos. contienen . históricos. nos llaman la átención 16sel recuerdo de etapas culturales de referentes a la emigración de pueblosaquellos pueblos. a través de los cua- hacia el sur. a los cuales se refierenles fueron operándose cambios, a ve- insistente'mente lás tradici~nes meso:ces violentos, y a ve<;~s inevitablemen- '. amer~anas; especialmente mendonante evolutivos de aquellas sociedades;.' un.a patria de origen, Tulán. o Tula.etapas separadas entre sí por cataclis- e invasiones de inmigrantes del norte,mos geológicos, como erupciones vol- noticias qu. se corroboran con las se­cánicas. inundaciones. sequías; .etc., mejanzas' l~güísticas entre unos,yo por cataclismos humanos; como in- otros pueblos. ;.vasiones, guerras. o dispersiones de . A lo largo de .las narraciones delpueblos. Todo esto lo presiente el es- Popot-Vuh y de los comentarios quetudioso de esos documen'tos; pero son contiene el libro de Girard. van des­esfuerzos pacientes y decididos, como . tacándose de manera clarísima losel del señor Girard, los que precisan principios de 'alta m~ral que regían lafos hechos y abren el camino a poste- vida de aquellas sociedades humanas:riores indagaciones. . ateniéndose a ellbs podría decirse

Se deduce de dichas similitudes l~ que los pueblos civilizados de Amé­base común genética y cultural de .los rica, tal como los encontraron los con­pueblos antiguos de Méxic~ y de los quistadores, distaban mucho de mere­que habitaron Yucatán y la párte n'or- '. cer el nombre de bárbaros o priniiti~

te de Centro-América; pero aún más, vos, pues cultura no es simplementese reconocen los mismos hechos his- técnica y caballos, sino también, ytóricos que relacionaron a aquellqs principalmente. convivencia. relado­grupos humanos entre sí. Eutre las nes humanas. mutuo entendimiento.similitudes de los hechos mític'os y de. Todavía hoy, a pesar de la dura ex­carácter cult.ural. además de los refe.' periencia. cosechada a través de cuatrorentes a la creación, se tienen la divi- siglos ~e'menosprecio y de engaño ha-

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UNIVERSIDAD DE MEXICD * ,11

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