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HISTORIA ORAL, TRAUMAY TABU* Wendy Rickard INTRODUCCIÓN Aceptar ser entrevistada para un proyecto de historia oral requiere algo más que unos minutos de reflexión. Durante la entrevista, la actitud de las personas entre- vistadas pasa a menudo del nerviosismo inicial a una creciente confianza, y sigue con la incertidumbre sobre el producto final. Escuchar las cintas o reflexionar sobre lo grabado es otra fase, que plantea interrogantes sobre qué destino tendrán éstas en el futuro. En resumen, la historia oral ofrece a la vez la posibilidad de afirmar y de desestabilizar un relato personal. Su capacidad "subversiva" procede de su carácter potencialmente inestable y abierto. A veces puede ser una experiencia liberadora para la persona entrevistada, pero en otros casos puede dejada profundamente inquie- ta o desconcertada. ws riesgos que entrañan las entrevistas abiertas se han comentado ampliamen- te y se han distinguido tres temas en particular. El primero es la incertidumbre sobre el proceso de investigadón cualitativa en sí mismo. Desde los "Experimentos Hawthome" de la década de los treinta, se reconoce que cualquier proyecto de investigación tiene una influencia directa sobre los objetos del mismo. Elsegundo aspecto es la evidente diferencia de poder entre entrevistador y entrevistado. El tercer aspecto clave es el cansancio. Por ejemplo, Karen Kavanaugh y Lioness Ayres señalaron que dos de las personas entrevistadas en su estudio sobre las pérdidas perinataIes "quedaron tan agotadas después de la primera entrevista que durmieron durante doce horas segui- das inmediatamente después de terminada". Todas las entrevistas de historia oral pueden evocar temas emocionalmente difí- ciles. En un análisis de los traumas pasados en las etapas tardías de la vida en Europa, Linga Hunt apunta que sólo en gran Bretaña 1,19 millones de personas mayores de sesenta años tienen "algún tipo de dificultad permanente como resultado de expe- *. Quie1'o maoifestar mi más sincero agradecimiento a las personas que me propordonaron el material de las entrevistas y la discusión en grupo en que se basa el presente artículo, muchas de las cuales desean permanecer en el anonimato. -'--'---~ ~ . . -- ----

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HISTORIA ORAL, TRAUMAY TABU*

Wendy Rickard

INTRODUCCIÓN

Aceptar ser entrevistada para un proyecto de historia oral requiere algo más queunos minutos de reflexión. Durante la entrevista, la actitud de las personas entre-vistadas pasa a menudo del nerviosismo inicial a una creciente confianza, y sigue conla incertidumbre sobre el producto final. Escuchar las cintas o reflexionar sobre lo

grabado es otra fase, que plantea interrogantes sobre qué destino tendrán éstas enel futuro. En resumen, la historia oral ofrece a la vez la posibilidad de afirmar y dedesestabilizar un relato personal. Su capacidad "subversiva" procede de su carácterpotencialmente inestable y abierto. A veces puede ser una experiencia liberadorapara la persona entrevistada, pero en otros casos puede dejada profundamente inquie-ta o desconcertada.

ws riesgos que entrañan las entrevistas abiertas se han comentado ampliamen-te y se han distinguido tres temas en particular. Elprimero es la incertidumbre sobreel proceso de investigadón cualitativa en sí mismo. Desde los "Experimentos Hawthome"de la década de los treinta, se reconoce que cualquier proyecto de investigación tieneuna influencia directa sobre los objetos del mismo. Elsegundo aspecto es la evidentediferencia de poder entre entrevistador y entrevistado. El tercer aspecto clave es el

cansancio. Por ejemplo, Karen Kavanaugh y Lioness Ayres señalaron que dos de laspersonas entrevistadas en su estudio sobre las pérdidas perinataIes "quedaron tanagotadas después de la primera entrevista que durmieron durante doce horas segui-das inmediatamente después de terminada".

Todas las entrevistas de historia oral pueden evocar temas emocionalmente difí-ciles. En un análisis de los traumas pasados en las etapas tardías de la vida en Europa,Linga Hunt apunta que sólo en gran Bretaña 1,19 millones de personas mayores desesenta años tienen "algún tipo de dificultad permanente como resultado de expe-

*. Quie1'o maoifestar mi más sincero agradecimiento a las personas que me propordonaronel material de las entrevistas y la discusión en grupo en que se basa el presente artículo, muchasde las cuales desean permanecer en el anonimato.

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Wendy Rickard

riencias traumáticas anteriores". Una extrdpolación parece indicar que, dentro de la

población en general, una proporción considerable de la gente joven debe estarviviendo con algún trauma. Estos datos han impulsado recienremente un renovado

interés por el trauma y el tabú entre los historiadores orales. En la conferencia de laOral History A'isociation celebrada en Buffalo (Estados Unidos) en octUbre de 1998,una mesa redonda sobre "Supervivientes del trauma y sus relatos" suscitó un deba-

te ético y metodológico que se prolongó a lo largo de todo el encuentro. En el ReinoUnido, la Oral History Society organizÓ en enero de 1998 un seminario especial deun día sobre derechos de autor y ética que atrajo a un amplio público y estimuló la

publicación de un número especial de la revista Oral History dedicado a la "Memoriadel trauma y ética" en otoño de 1998. La conferencia de la Asociación Internacionalde Historia Oral, que se va a celebrar en Turquía en junio de 2000, propone dar prio-ridad a las cuestiones metodológicas y éticas como un subtema de la conferencia.

Los proyectos de historia oral centrados en temas sensibles es mucho más pro-bable que deban enfrenrarse con el malestar derivado del trduma y del tabú. Los inves-

tigadores de un estudio sobre las prostitutas han apuntado que de casi quinientasprostitUtas entrevistadas en todo el mundo, dos terceras partes sufrían de "desordende estrés postraumático", dolencia que aqueja a menos deIS % de la poblaciÓn gene-ral. La frecuencia del estrés postraumático entre las prostitutas no parecía guardarrelación con su nacionalidad ni con el lugar en el que trabajaban. Era tan frecuenteen Estambul como en San Francisco y tanto en hombres como en mujeres que tra-

bajaban en tres burdeles caros de Johannesburgo como en los que trabajaban en lascalles de la misma ciudad, a pesar de que la violencia física era menos frecuente enlos burdeles. Investigaciones realizadas por la Coalición de Personas que Convivencon el VIH/SIDAdel Reino Unido sugieren que las experiencias de trauma son espe-cialmente frecuentes entre ellas y son muchas las que consideran la posibilidad desuicidarse.

Se ha definido como tema de investigación sensible aquel que supone una con-

siderable amenaza potencial para las personas implicadas. Incluye las investigacio-nes que se entrometen en experiencias profundamente personales, se ocupan decuestiones relativas a las desviaciones de la conducta y el control social, amenazanlos intereses de personas poderosas o tocan cuestiones sagradas para las personasimplicadas. l.a prostitución y el SIDA, como temas sensibles, están ambos expuestosa todos estos riesgos.

Se han propuesto diversas estrategias iniciadas por el investigador pard minimi-zar los riesgos inherentes a las entrevistas cualitativas. Éstos incluyen ofrecer un apoyoadecuado a las personas entrevistadas, procurar anticipar previamente los proble-mas y renegociar el consentimiento si las circunstancias varían u ocurren aconteci-mientos inesperados durante el proceso de la entrevista. También incluyen alterna-tivamente encauzar la entrevista hacia ámbitos sensibles o desviada de ellos, ofrecer

pausas para el descanso, o permitir que las personas entrevistadas marquen la orien-tación yel ritmo de la entrevista, de manera que los temas vayan surgiendo gradual-

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Historia oral, trauma y tabú

mente, y organizar consultas de referencia en los casos apropiados, además de unrepaso de todo lo dicho al finalizar la entrevista. También se ha llamado la atenciónsobre la necesidad de que el investigador mantenga contacto con un consejero pro-

fesional que le ayude a cuidar de su propio bienestar, dado que el proceso de la entre-vista puede resultar penoso y derribar sus propias defensas. Por ejemplo, Ken PlummercomentÓ a propósito de los relatos sexuales narrados en la entrevistas que su papelde entrevistador le convirtió en un embaucador "que inducía a la gente a llegar hasta

los límites de una historia que quizá jamás habían contado antes". Es un hecho reco-nocido que el entrevistador puede experimentar una incomodidad derivada en elcurso de este proceso.

Sin embargo, rardSveces se intenta averiguar la opinión de los entrevistados sobreestas cuestiones y las oportunidades para que éstos aporten sus reflexiones a la his-toria oral son escasas y diversas. En el presente trabajo me propongo examinar lainformaciÓn ofrecida por las personas entrevistadas sobre su respuesta ante el trau-

ma y el tabú en el contexto de la historia oral. El texto se plantea en qué medida loshistoriadores orales pueden asumir indebidamente el papel de "vigilantes" al evaluarla solidez emocional de los potenciales entrevistados o entrevistadas. También dis-cute algunos de los supuestos que pueden adoptar los entrevistadores en relacióncon los participantes en proyectos de historia oral sobre temas sensibles, y sugierela necesidad de reinterpretar los indicadores del malestar. A partir de este plantea-miento, el trabajo se apoya en datos más amplios que indican una posible tendenciareciente en nuestra histOria social a recuperar el malestar y desafiar los tabúes.

MÉTODO

Para considerar los temas del trauma y el tabú en la historia oral he empleado un

enfoque reflexivo, que Jo Stanley ha caracterizado como aquel que "se hace cargode los costes psíquicos de una entrevista, tanto para quien la realiza como para lapersona entrevistada". Consciente del contexto traumático y de tabú que rodea lasentrevistas sobre el SIDAy la prostituciÓn, deseaba explorar las tensiones que sien-ten las personas entrevistadas y frente a las cuales reaccionan, pero que quizá no seancapaces de expresar ante mí. Con ese objetivo, intenté reunir a cuatro personas lJuehabía entrevistado (Anna, Mandy, Jane y Paul) para discutir con ellas estas cuestio-nes. Les ofrecí una hoja explicativa introductoria con varias preguntas orientativas ya continuaciÓn les dejé solos con una grabadora para que discutiesen entre ellossobre esos temas. Sin ningún inicial prefijado de tiempo, acabaron grabando unasesión de aproximadamente una hora. Habíamos convenido previamente que yoescucharía las cintas para sacar partido de las percepciones que áflorasen en la dis-

cusión en grupo. El material se transcribió y cada participante recibió una copia.

Luego rS}iacté un borrador de mi presentaciÓn del material y discutí con ellos su con-tenido y la selección del material. Posteriormente siguieron ofreciéndome sus comen-tarios a través de un diálogo informal que se prolongó durante tres meses a partir dela fecha de la grabación. El segundo elemento del método fue la elaboración a par-

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Wendy Rickard

tir de anécdotas sobre e! contexto en e! que se realizaron las entrevistas, registradas

en las notas de campo y resúmenes grabados en el momento de la entrevista.

INDICADORES DEL MALESTARHace poco, al regreso de unas vacaciones, encontré un mensaje de Tina en mi

contestador. Decía así:

Hola, sólo quería darle las gracias por mandarme el resumen de la entrevista. Lo

he guardado en e! maletero del coche para que los críos no lo encuentren. Y graciaspor hacerme la entrevista, me hizo mucho bien, y gracias también por la felicitaciónde Navidad...

Llegada a este punto, rompió a llorar y colgó. Durante los tres meses anteriores,habíamos estado grabando la historia de Tina para e! proyecto sobre "Historia oralde la prostitución". Para enmarcarla en el contexto de los antecedentes previos, ledije a Tina que deseaba empezar la entrevista pidiéndole que evocase e! recuerdomás temprano que conservaba de su niñez. "No tiene que ser nada especialmente

importante. Sólo algo que la ayude a rememorar", le dije. Con la grabadora apagada,ella comentó: "Oh, es una pregunta difícil. Me veo correteando alrededor de la mesade la cocina perseguida por mi hermano. La mesa tenía un mantel a cuadros rojos".

La interrumpí, diciéndome: perfecto, nada peligroso, no quiero tener que pedirleque lo repita con la grabadora en marcha. Y empezamos la entrevista. Lagrabacióncomienza así:

WR: ¿Cuál es su recuerdo más temprano de su niñez, qué es lo primero querecuerda?

Tina: Recuerdo que era descarada. Nada tímida. Eso era cuando tenía dos o tresaños. No sé, me viene a la memoria un recuerdo de subirme al coche con mi tío y mihermano, que tenía dieciocho meses. Me daba vergüenza subir. Ibamos a una fiestainfantil. Esta es una de las primeras cosas que recuerdo. Oh, no, lo siento, lo prime-ro es cuando me fueron a buscar a la escuela o creo que fue a la guardería, fue miabuela. Mi hermana de siete meses había muerto en un incendio. [Sollozos. INTE-RRUPCIÓN DE LA GRABACIÓN]

En mis notas escribí que jamás volvería a empezar una entrevista con esa pre-

gunta y me sentía desolada por haber traumatizado sin querer a Tina desde el pri-mer momento. Aunque creía haberla preparado para la primera pregunta, luego res-pondió algo completamente distinto. Dudaba seriamente de que quisiera continuar.Se mostró dispuesta a hacerla y siguió llorando a ratos a lo largo de toda la entrevista(tanto ante los recuerdos felices como al recordar momentos traumáticos), mientrasinsistía en querer seguir, y pidiéndome sólo que parara de grabar cuando la intensi-dad del llanto la obligó a ir a buscar más kleenex o una cajetilla de cigarrillos.

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Historia oral, trauma y tabú

El relato era interesantísimo para mí, pero el proceso de grabarlo resultó angus-tioso en algún momento. En varias ocasiones, le pregunté a Tina si estaba segura deque estábamos obrando bien. Ella se mostró convencida. Tenía apoyo. Había pedi-do ayuda psicológica y mientras duraron las entrevistas estuvo acudiendo a un con-

sejero. Loque me llamó la atención en esa entrevista en concreto fue que si yo hubie-se estado más informada sobre los temas que le evocaría la entrevista, tal vez le habría

aconsejado que lo dejásemos. Sin embargo, como muchas otras de las personas queentrevisté, Tina no paraba de repetir que la entrevista le estaba resultando más libe-

radora que las sesiones de consejo psicológico y que estaba plenamente satisfechacon la experiencia. Al final de la entrevista, me dijo:

El fondo de! asunto es que... desde que empezamos con esto... se me han abier-

to tantas cosas del pasado... tantas heridas... No era consciente de que se me iban aabrir tantas cosas y me obligaría a reflexionar sobre mi vida más profundamente delo que lo había hecho nunca hasta ahora... Tuve una vida muy dura... A diferencia delconsejo psicológico, siento que la fuer/.a que me ha dado hacer esto me va a dar elimpulso necesario para hacer exactamente lo que quiero hacer.

Grabamos una entrevista sobre toda su vida, que duró once hords y media entotal, repartidas en cinco sesiones. El llanto de Tina se convirtió en una broma pri-vada entre nosotras y yo le llevaba cada semana una caja de kleene.1Cnueva. Al final,nos despedimos afectuosamente y seguimos manteniendo contacto de manera oca-sional. Laexperiencia de esta entrevista me recuerda la necesidad de evitar una exce-

siva prudencia al evaluar la solidez emocional de las personas entrevistadas y corrercon ello el riesgo de actuar como "vigilante" de sus experiencias. .

La información acerca de entrevistas sobre otros temas sensibles corrobora este

postulado. En su estudio sobre las expeliencias parentales de pérdida perinatal, KarenKavanaugh observa que "el llanto no siempre es una señal de que el entrevistadordebe intervenir y su ausencia no se debe considerar siempre trdnquilizadora". Tambiénseñala que "aun cuando la participación en el estudio fue beneficiosa para las madres,

no por ello dejó de ser dolorosa" (p. 94). En una investigaciÓn relativa a los efectosde las enfermedades terminales sobre los pacientes y las personas encargadas de aten-derlos, Davis Cowley y Ryland seilalan que dos de los entrevistados quisieron seguiradelante con la entrevista a pesar de que no paraban de llorar. Todos estos datos cons-tituyen una advertencia para los historiadores orales contra el riesgo de reinterpretarel llanto como un indicador del deseo de abandonar o evitar una entrevista.

SUPUESTOS NO VERIFICADOS

No siempre podemos dar por sentado que lo que induce a un informador a cerrar-se, abandonar la entrevista o sentir incomodidad al respecto más adelante es el carác-ter traumático de la misma. En un estudio sobre la no-respuesta en los estudios sobrelos hombres y la infertilidad, Lloyd señaló que otras explicaciones pueden ser igual-

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Wendy Rickard Historia oral, trauma y tabú

mente válidas. Puede ser que a los participantes no les gustase el entrevistador, quesimplemente estuviesen molestos por la intromisión o que no estuviesen de humor

para hablar ese día. El estado de ánimo fue uno de los aspectos clave señalados enmi grupo de discusión sobre las entrevistas. Mandy dijo:

señalaba el valor incalculable que ha tenido la terapia en su vida, también observó

que la historia oral le había inspirado otras percepciones personales distintas.

Cuando recibí mis cintas, escuché alrededor de una hora de grabación y me pasélas veinticuatro horas siguientes francamente deprimida. Luego me dije: tengo queescuchadas hasta el fin. Cuando llegó el fin de semana, mi estado de ánimo habíacambiado por completo, hacía un día soleado, etcétera, y escuché todas las cintas

hasta el final y mis sentimientos fueron increíblemente positivos, y me dije: ¡me ale-gro tanto de haber grabado todo esto!

... y volver a escuchar mis cintas me permitió adquirir una percepción muy gra-tificante sobre algunas cosas..., una visión que no había conseguido durante la tera-pia... Fue sólo gracias a escuchar y oír mis propias palabras. En la terapia, una no tienela oportunidad de volver a escuchar luego lo que ha dicho en la sesión con su tera-

peuta. E] terdpeuta controla ese material, así que la situaciÓn es muy distinta.

Me entristeció que, una vez transcrita la discusión, cuando mandé las copias alos participantes, Anna volviera a sentirse alterada por cómo sonaban sus interven-ciones comparadas con las de los demás entrevistados ang]oparlantes de origen. Nole preocupaba e] contenido de sus grabaciones originales, que incluían material muytraumático, como la historia del suicidio de su hermano de trece años con la pistolade su padre. Le preocupaba más que la gente la juzgase por lo que ella considerdba

su mal dominio del inglés. Mandy manifestó que a ella también le preocupaba sonarcoherente:

Paul y Anna también expresaron opiniones muy positivas sobre el valor de la his-

toria oral para facilitar la expresión de un discurso que resulta potencialmente inquie-tante o es censurado en algunos sectores de la sociedad engeneraI. Paul dijo:

Hacia el final de mis cintas estaba hecha un lío y deseaba de verdad ser coheren-

te y decir algo que no resultase contradictorio, yasabe, una frase clara y bonita, y luego,mmm, en fin, es como si, mmm, mmm, [risas], vamos que me parece horroroso.

Me mandaron a un psicOterapeuta en el hospital y, al cabo de un par de días, élme telefoneó y le dije que no volvería otra vez, no dc mala manera, pero eso eraabsurdo. Yo tenía muy claro que no quería que [la entrevista de historia oral] fueseo se pareciese a nada terapéutico. Me sentía mucho más libre, no tenía que enfren-tarme con Wendy y decirle, ya saben: "No, no quicro que me haga esas preguntas",o "No, no quiero seguir por ahí". Todo se desarrollÓ en realidad de un modo que mepareció muy correcto, me pareciÓ que yo era el ducño cn cierto modo, y en unmomento en el que vivía como muy invasords el resto de las intervenciones institu-

cionales en mi vida, o muy amenazadoras en aquel momento, esto fue algo así comola otra cara de la medalla.

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Anna dijo:Estas preocupaciones son habituales en cualquier entrevista de histOlia oral, lo

cual sugiere que el hecho de estar entrevistando a las personas sobre temas particu-]armente traumáticos o tabú significa que debo hacer un esfuer.w para recordar queestos elementos quizá no sean ]0 que más les preocupa a las personas entrevistadas.También es un recordatorio de la necesidad de ser muy prudente en lo que respectaa enviar materia] escrito o copias de las grabaciones a las personas entrevistadas.

Es bueno poder decirlo todo de golpe y sin parar. Porque yo, yo he hecho tera-pia, pero era tan lenta y en cambio... esto [ser entrevistada] fue como, bueno... quenadie me interrumpa, por favor... En la terapia no se habla de lo que una quiere, loque hace: se trata de que una se enfrente... Y no se puede hacer todo a la vez, hayun límite de tiempo y un reloj... Ya lo mejor un día una se dice que va a decir algo,pero luego a lo mejor se vuelve atrás y nunca lo dice.

En cierto modo me siento orgullosa de haberlo hecho [la entrevista de historiaoral]... Es como una pequeña aportación que hemos hecho. Se necesita valor... de

alguna manera siempre sentí... y no estaba hablando con un psiquiatra o un psicó-logo... siempre sentí la necesidad... y sólo me di cuenta cuando acabé de escuchar

las cintas, pero no antes, de que necesitaba decir algo bien alto... la parte buena detodo esto es que, vaya, lo he hecho...

EXPRESIÓN PÚBLICA DE LOS TRAUMAS Y TABÚES

Esto me ha llevado a plantearme que quizá debería modificar mis ideas sobre la

expresión de un discurso traumático en un contexto más amplio. Ken P]ummer sugie-re que en los tiempos modernos todo el mundo se siente obligado a transformar sustraumas en un discurso permanente y que la psicoterapia básicamente instituciona-liza este discurso. Señala que la terapia podría haberse convertido en la panacea,tanto para quienes están intentando aprender a hacer frente a traumas específicoscomo también para todas las personas: "la terapia ofrece el potencial para ayudamosa convertimos en personas más 'acabadas', más capacitadas para afromar los cam-

bios y la fluidez de la vida moderna". En el grupo de discusión, Mandy, a la vez que

En un contexto de este tipo, la historia oral parece ocupar un lugar importantecomo pueme entre la experiencia terapéutica y la necesidad de expresión creativa,afirmativa. Me interesa la posible interpretaciÓn de esta experiencia en el contexto

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Wendy Rickard

de la modificación de la respuesta social frente al trauma en la historia. Desde fina-

les del siglo XIX,el trauma se ha considerado en gran parte como un problema médi-co o religioso. Era algo que se debía tratar y frente a lo cual se debía reaccionar en elmarco de intimidad y confidencialidad de la vida familiar o quizá con el sacerdote

local, por un lado, y por el otro, en el contexto de la atención médica o de salud men-tal profesional. Más recientemente, hemos asistido a una "desmedicalización" de laspreocupaciones traumáticas en ciertos ámbitos, pero se ha mantenido el conceptode profesionalización en el ámbito terapéutico. En palabras de Nigel Hunt e JanRobbins: "En el siglo pasado, al menos en la sociedad occidental, pasó a ser tarea de

los psicólogos narrar las historias de los traumas, a menudo en nombre de la vícti-ma. Si bien el tratamiento del trauma ha ofrecido recursos para reducir los síntomasen las víctimas, también ha tenido efectos negativos al arrebatarles la responsabili-

dad de los problemas, medicalizándolos y patologizándolos". Esta tendencia ha idounida a una segmentación y a una especialización, pero algunos comentaristas apun-tan que éstas ahora se están erosionando, y ponen en peligro los límites que antesgarantizaban una estabilidad y seguridad.

Algunas historiadoras orales feministas afirman que "la historia oral se ha conver-tido en una extensión casi natural de la práctica de la autoconciencia [conciousness

raising]". Las reacciones de las personas que he transcrito parecen indicar que la his-toria oral permite devolver en cierto sentido el trauma al ámbito público. A continua-ción voy a exponer una de las muchas manifestaciones de este proceso que ha sidoposible observar a ]0 largo de la década de los noventa. La crisis del SIDA y los pro-gresos del movimiento en favor de los derechos en relación con la prostitución sonejemplos claros de plataformas para una reelaboración de las ideas sobre las posiblesmaneras de enfocar los traumas y los tabúes. En el Reino Unido, como en muchos otrospaíses de todo el mundo, las personas con VIH y SIDAhan explorado diferentes expe-riencias de reafirmación, desde los primeros enfoques basados en la autoayuda hastaorganismos innovadores como la Fundación Terence Higgins y Body Positive, el mon-taje fotográfico "Positive Lives", el proyecto de la colcha de retales y de los nombres(Aids Quilt and Names project), y trabajos autobiográficos individuales. Elproyecto dela colcha de retales conmemordtiva, "Aids Memorial Quilt", ha llegado a ser el proyec-to continuado de arte comunitario más amplio del mundo, a partir de una idea surgi-da en el verano de 1987 en San Francisco. Su objetivo es ofrecer un medio de expre-sión positivo y creativo a las personas cuya vida se ha visto afectada por la epidemia,recordando los nombres y las vidas que se esconden detrás de las estadísticas. También

se propone servir como instrumento pedagógico dirigido a la opinión pública en gene-ral: una conmemoración personal y finalmente pública, potente y digna.

Elmovimiento internacional en favor de los derechos de las prostitutas está empe-zando a considerar empresas análogas; existe el plan de realizar una cuerda de ten-der ropa conmemorativa con una hilera de fundas de cojín bordadas para recordara las trabajadoras sexuales muertas víctimas de la violencia, que, inevitablemente,invoca una existencia estigmatizada dentro de la sociedad. Por lo tanto, existe una

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Historia oral, trauma y tabú

perspectiva desde la cual cuando el fenómeno del trauma comienza a perder la cate-

goría de angustia privada y a atraer una actividad creativa propia, la reducción psi-coanalítica pierde parte de su impronta. Asimismo, en contra de la abundante biblio-

grafía antes citada que se propone sanear las experiencias traumáticas asociadas a laentrevista para las personas entrevistadas y mitigar su impacto, también se ha obser-vado que una parte esencial del proceso es, por el contrario, que el entrevistadormismo sea testigo del trauma de los recuerdos dolorosos. DavidJones declaró a pro-

pósito de sus entrevistas con problemas de salud mental: "Es posible que el males-tar experimentado por el entrevistador sea una parte terriblemente importante de lacomunicación. Evitar ese sufrimiento a los entrevistadores podría equivaler tal vezsencillamente a su distanciamiento de la conversación y la comunicación".

Los hechos citados por las personas entrevistadas sugieren que el contexto dela entrevista está experimentando claramente un cambio en lo que respecta a lostabúes sexuales para todos los historiadores orales. Otros autores lo corroboran. Porejemplo, JO Stanley comentÓ a propósito de sus entrevistas con personas con unaparticipación activa en el Partido Comunista: "Hay una camarada anciana y rica queha entregado su fortuna y su vida al partido. Su sobrina feminista quería escribir subiografía. La familia se negó a cooperar y uno de los motivos fue al parecer su acti-tud con respecto al lesbianismo. En cambio, este verano pude ver la colcha conme-morativa del SIDA. En uno de los múltiples recuadros bordados que recuerdan a las

personas muertas figuraban los símbolos de un hombre cuyos intereses estaban repre-sentados por una hoz y un martillo con las palabras "Joven Liga Comunista" debajoy un par de tacones de aguja rojos. Su esquela funeraria ocupÓ un lugar destacadoen la prensa del partido. Este nuevo clima, en el que los camaradas mezclan abiel1a-mente su vida política con el travestismo permite pensar que en el futuro empeza-rán a aparecer biografías muy distintas".

129

EXPRESIÓN PÚBLICA DE TEMAS TABÚ

Las personas entrevistadas dejaron entrever que también existen una serie deriesgos potenciales asociados al hecho de permitir ]a consulta pública de sus cintasen un archivo nacional, aunque se impongan condiciones en materia de derechos

de autor y restricciones de acceso. Su principal preocupación era su posible impac-to sobre sus amistades y familiares. Ladecisión de permitir que las amistades y fami-liares escuchen las cintas y las implicaciones de revelar que uno se ha prestado a serentrevistado se describieron como difíciles en ambos casos. Anna inició la siguiente

discusión en el grupo:

Me siento rara cuando le hablo de ello a la gente. Lo he hecho [lo ba comenta-

do con personas amigas] tres o cuatro veces. Luego pensé, cállate, estás hablandodemasiado, porque la gente se vuelve muy curiosa... a veces no estás demasiado segu-ra de a qué viene tanto interés. De alguna manera, en el caso de algunas personas,te dices que ni hablar.

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Wendy Rickard

PAUL:

Dos personas me han pedido si pueden escucharlas. Una es mi pareja y no meimportaría que las oyera. La otra es mi madre y fui capaz de decide; "No, porque ahídigo algunas cosas muy, muy personales sobre ti", y ella me respondió: "Oh, quierosaber qué es, dímelo". Desde luego no voy a hacerla. Aunque hay algunas condicio-nes en las que creo que podría dejar que las escuchase, pero primero tendríamos

que hablar de ello, y ahora mi relación con mis padres es lo bastante buena comopara poder hacerlo, pero hace cinco años... quiero decir que antes me han tirado pla-tos, sabéis [RISAS].Pero, sí, creo que... hay muy pocas personas con las que podríallegar a sentirme cómodo, poquísimas.

JANE;

Creo que es por esto que estoy empezando a decidir que no voy a contarIe anadie que lo he hecho. La verdad es que no sé por qué lo he hecho, así que tampo-co puedo explicárselo a nadie.

Para intentar comprender y responder desde un punto de vista ético a las preo-

cupaciones expuestas anteriormente es fundamental considerar el contexto en elque suelen plantearse actualmente estas cuestiones en el marco de la historia oral."Las historias orales se suelen recoger, aunque no de manera exclusiva, entre dostipos de personas que de alguna manera se superponen; personas mayores y per-sonas relativamente carentes de poder". Sin embargo, en proyectos como el nues-tro es adecuado entrevistar a personas más jóvenes. Me parece que no existe unasolución clara, salvo la de limitar el acceso durante periodos mucho más prolonga-dos de tiempo y reforzar quizá las precauciones para garantizar que cualquier per-sona que acceda al material firme primero un compromiso jurídicamente vinculan-te en relación con el uso del mismo.

También soy consciente -y es algo que me inquieta, aunque hasta el momentono me haya encontrado en esa situación- de que las exigencias contrapuestas en rela-ción con el acceso al material planteadas por las propias personas entrevistadas y porsus amistades y familiares, que tengan noticia de la existencia de las cintas o puedanllegar a tenerIa, entrañan potencialmente grandes riesgos y dilemas para los histo-riadores orales. En el contexto altamente politizado del SIDA y la prostitución, tam-bién existe un potencial para la interposición de demandas por difamación por partede testigos públicos, pero personalmente implicados (tanto individuos como orga-nizaciones), sobre aquellas que aparecen mencionadas y citadas por su nombre enlas cintas y a quienes tal vez se describe o se presenta de un modo o en un contex-to con el que pueden no estar de acuerdo. Me gustaría que se debatiera más a fondola posible respuesta de las instituciones de archivo si llegara a plantearse una situa-ción de ese tipo y cómo podrían advertir los entrevistadores a las personas entrevis-

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tadas para que sean precavidas en ese sentido, sin influir innecesariamente sobre sumanera de narrar su historia.

También se plantean algunos interrogantes en cuanto a lo que ocurre en el ámbi-to público cuando aumenta el conocimiento sobre temas tabú. La prostitución cons-tituye un ejemplo clave. Históricamente, la información sobre las actividades de lasprostitutas se ha utilizado sobre todo para restringir, más que para mejorar, sus cir-cunstancias, con lo que se las puede poner en situaciones de alto riesgo. Esta situa-ción ha cambiado poco en la actualidad. McLaren ofrece un análisis de las disposi-ciones legales canadienses que han mejorado gracias a una mayor información sobrelas actividades de las prostitutas. Las nuevas normas "prohíben la corrupción de muje-res menores de veintiún años y unifican y amplían las disposiciones en materia de

vagancia para incluir a los hombres que viven de los ingresos obtenidos por prosti-tutas". Por consiguiente, en relación con los temas tabú, un mejor conocimientosobre las vidas de las prostitutas plantea cierta tensión. Algunas personas interpre-tan cualquier cosa que pueda contribuir a dar poder a las prostitutas como equiva-lente al fomento de la prostituciÓn misma. Se considera que ello "no contribuye aapartar a las mujeres de su modo de vida desviado".

Las personas entrevistadas comentaron estas repercusiones potencialmente nega-tivas en el grupo de discusiÓn. Todas manifestaron que eran conscientes de la necesi-dad de que los responsables de la custodia de las cintas velen porque por el momentosólo puedan escucharlas determinadas personas autorizadas y observen rigurosamen-te las restricciones en materia de derechos de autor (que en muchos casos limitan el ac-ceso público durante un plazo de hasta cincuenta años). También comentaron el sig-nificado que podrían tener sus grabaciones en el futuro a lavista de los aspectos histÚricay socialmente contribuidos de los tabúes en torno al SIDAy la prostituciÚn. Paul dijo;

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Esta es una descripción pública de espacios privados en los que yo he participa-do, pero sólo he tenido un papel y también intervinieron otras personas. Pienso en

particular en mi vida en el seminario, que es un espacio muy privado y completa-mente distinto de cómo seguramente lo ven la mayoría de las personas o cÓmo dese-aría presentado de hecho la Iglesia... Yo era muy consciente de que eso resultaría

explosivo si se publicase ahora, pero no lo será dentro de veinte años, entonces serámucho más auténticamente histórico, creo yo... Ellos también habrán cambiado... Lo

interesante para mí es que no creo que ahora podamos predecir qué va a ser inte-resante y qué no dentro de cincuenta años.

y Mandy añadió;

Sí, tock>es posible... podría ocurrir algo inusitado que provocara un cambio repen-tino en esas organizaciones, en su manera de entender las cosas y su reacción anteellas... o bien... podría haber una reacción contra cualquier posible liberalización yen tal caso lo que has contado sería un documento increíblemente peligroso.

Page 7: HISTORIA ORAL, TRAUMA Y TABU* - arpa.ucv.clarpa.ucv.cl/articulos/historiaoraltraumaytabu.pdf · HISTORIA ORAL, TRAUMA Y TABU* Wendy Rickard INTRODUCCIÓN Aceptar ser entrevistada

Wendy Rickard

Sin embargo, aunque expresaron estas preocupaciones, todos los entrevistadosestuvieron de acuerdo en que desafiar en cierto sentido esos tabú es con la graba-ción de historias orales era, una vez sopesados los pros y los contras, un acto positi-

vo. Mandy concluyó esta parte de la discusión con el siguiente comentario:

Yo me inclino a pensar que los temas que son más tabú en esta sociedad son losmás cruciales en cierto aspecto, más cruciales para examinar desde el punto de vistade la evolución de nuestra sociedad y los problemas que ahora existen en realidad. Por

esto, tener grabaciones anónimas de personas que han vivido en el centro mismo deesos tabúes, del tipo que sea, es increíblemente útil... No son minucia~ sobre lo queuna hace o siente o lo que ha dicho; el hecho de decido dentro del contexto del tabú

es lo que lo hace terriblemente inquietante o excitante o muy útil o lo que sea.

EXPRESIÓN PERSONAL

Los historiadores orales han observado en una serie de contextos que la histo-

ria oral tiene significado como expresión personal además de como expresión públi-ca. En su texto merodológico, Ruth Finnegan dice: "Los relatos personales pueden

cumplir la función de validar la vida de una persona, dando sentido a las diversas

experiencias vividas y creadas, en cierto sentido, a través del relato, y tienen interéscomo creaciones estéticas y personales actuales estructuradas, además de comomeros testimonios del pasado". Ian Procter y Maureen Padfield señalan que la mayo-ría de las mujeres adultas jóvenes que entrevistaron recuerdan la entrevista comouna experiencia interesante o agradable porque ellas eran el centro de atención y

pudieron gozar de la atención desinteresada del entrevistador. Hutchinson y sus cole-gas caracterizan los beneficios que reporta la participaciÓn en entrevistas cualitativascomo catarsis, autorreconocimiento, sentido de una finalidad, autoconciencia, apo-deramiento, curación, y posibilidad de dar voz a las personas desprovistas de poder.

Los trabajos de histOria oral relacionados con el HolocaustO son el ejemplo evi-

dente y más frecuentemente citado en el contexto de los traumas, pero existenmuchos otros, generalmente asociados a las experiencias de la gente sobre la gue-rra. Por ejemplo, en su trabajo de historia oral con ucranianos exilados, Rob Perkscomenta:

"Incluso un conocimiento y conciencia históricos de los hechos no son una pre-paración adecuada para saber formular las preguntas acertadas, ni tampoco para eltrauma emocional que supone entrevistar a personas ancianas cuya vida aparece mar-cada por el hecho de haber sido testigos de los más horrendos crímenes contra lahumanidad cometidos en el siglo XX... Sin embargo, aunque había dolor, las perso-nas que entrevisté también transmitían un fuerte sentimiento (quizá ingenuo) deesperanza: la esperanza de que la libertad de expresión y la autodeterminación serán

l ~;paces de devolver, quizá no el sustento, pero sí una validez y dignidad a la memo-

~a individual".

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Historia oral, trauma y tabú

Algunos comentarios posteriores de Paul en el grupo de discusión sobre este

aspecto de autoafirmación frente a tabúes y traumas distintos de los de la guerraresultan significativos en este contexto. Paul comentó:

Vivimos en una cultura en la que las vidas normales están construidas de mane-

ra que nos obligan a adaptamos gran parte del tiempo y la verdad es que cuando

pensé en la posibilidad de grabar todas esas cosas en una cinta... Cuando iba por lacalle, miraba a la gente y pensaba qué dirían; y me di cuenta de que no hay personasnormales, no hay personas con ese tipo de..., que nazcan y tengan una niñez feliz, lopasen de maravilla en la escuela, encuentren un trabajo que les guste y se casen ytengan el número adecuado de hijos, y vivan plenamente integrados y satisfechos en

el lugar donde viven, y luego vean como sus hijos echan a andar por la vicia y final-mente mueran. Quiero decir, que las vidas no son así, y ahora he empezado a vedomuy claro y esto me ha liberado en realidad de la rareza de mi propia vida... Fue algomuy liberador.

CONCLUSIÓN

En los momentos traumáticos, suelo compararme con un "fotÓgrafo de catás-trofes". En el curso de mi trabajo de historia oral, he captado muchos momentos de

gran dolor que se me han quedado grabados en la memoria. A menudo me pregun-to qué podría hacer con este material aparte de conservado protegido, dada la nece-sidad de limitar el apetito público de historias estremecedoras en cualquier formatoy de controlar estrictamente las repercusiones de su revelaciÓn para las propias per-Simas entrevistadas. Sin embargo, dicho material nos permite apreciar, con intensi-dad y claridad de percepción, situaciones que muchos afortunadamente jamás expe-rimentan de manera directa y puede modificar nuestra manera de entender el mundo.

Los relatos de las personas entrevistadas que he descrito me llevan a plantearme demanera provechosa algunos de los problemas éticos con los que se enfrentan los his-toriadores orales. Para muchos de ellos no tengo respuesta. Si bien, estos comenta-rios advierten a los historiadores orales que no deben juzgara las personas que entre-vistan en funciÓn de su capacidad para tolerar una entrevista, a la vez también les

hacen reconocer las dificultades y el malestar con los que puede encontrarse el entre-vistador como resultado. Señalan la transformaciÓn potencial de la expresiÓn creati-va del trauma que permite la historia oral al trasladado del ámbito privado al públi-co fuera de la esfera de la medicina, pero tamhién advierten al historiador oral de la

necesidad de actuar con cautela en lo que se refiere a la expresiÓn p~blica de temastabú.

Traducción de Mireia BoJill