historia de la filosofia y filosofia latinoamericana- jorge garcia

7/23/2019 Historia de La Filosofia y Filosofia Latinoamericana- Jorge Garcia

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HISTORIA DE LA FILOSOFAY FILOSOFA LATINOAMERICANA

Jorge J. C. GraciaUniversidad del Estado de Nueva York en Bfalo

No es una exageracin decir que la historia de la filosofa latinoamericana noest presente en las historias generales de la filosofa occidental. An un vista-zo superficial de esas historias, incluyendo algunas producidas en AmricaLatina, revela que la historia de la filosofa latinoamericana no se toma en

serio.

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La filosofa latinoamericana se considera marginal en la historia delpensamiento occidental, un fenmeno de inters solamente para ciertos espe-cialistasque tienen intereses particulares en la cultura latinoamericana. Ms

an, cuando se menciona, el pensamiento latinoamericano se caracteriza comoalgo idiosincrtico y hasta extico. La historia de la corriente principal de la

filosofa no siente la necesidad entonces de hacer referencia a la filosofa lati-

noamericana.

Lo dicho no es un hecho desconocido para los filsofos latinoamericanos.En efecto, se han propuesto muchas razones y explicaciones sobre ello. Au-

gusto Salazar Bondy,conocido historiador peruano, sostuvo hace dos dcadasque este fenmeno se debe en parte al complejo latinoamericano de inferiori-dad con respecto a Europa y los EstadosUnidos.2 Y los historiadores de lafilosofa de la liberacin no se cansan de recordar a los latinoamericanos su

actitud intelectualmente servil, impuesta en parte por un sistema de domina-cin ideolgica de los pases del primer mundo.3

Por otro lado, el punto de vista segn el cual la filosofa latinoamericana

carece generalmente de originalidad es un lugar comn.4 Esto es expresado

por filsofos latinoamericanos de muy diversas convicciones, y con razn.En su mayor parte, la filosofa latinoamericana no ha ido ms all de larepeticin de posiciones y puntos de vista filosficos desarrollados en otraspartes, principalmente en Europa, pero tambin, ms recientemente, en los

Estados Uni- dos. Ocasionalmente encontramos filsofos que van ms all dela repeticin,

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y que se apropian de los problemas que han originado las concepciones quehantomado prestadas.

Pero es raro encontrar an el intento de dar una solucin a los problemasque vaya ms all de lo que otros han sugerido ya, y menos proporcionarnuevas soluciones. Lo ms que uno puede esperar es el intento de adaptar las

concepciones europeas y norteamericanas a las condiciones culturales, polti-cas y econmicas de Amrica Latina. Por supuesto que hay autenticidad y aunoriginalidad en este tipo de intentos, pero todava es un lejano eco de lo que

muchos filsofos en Europa y los Estados Unidos rutinariamente hacen o, almenos, intentan hacer.

Algunos crticos de la filosofa latinoamericana van todava ms all deesto, afirmando que de hecho no hay filsofos en Amrica Latina, y que haymuy poco de valor filosfico en la llamada historia de la filosofa latinoameri-cana. Se preguntan retricamente: Dnde est la evidencia del impacto de lafilosofa latinoamericana fuera de Amrica Latina? Los latinoamericanos mis-mos pensamos muy pobremente de nuestros propios filsofos, y raramente

nos referimos a nuestras concepciones como algo que valga la pena, an cuan-do hablemos frecuentemente de ellos como figuras importantes en el desarro-llo de las ideas en nuestros pases, o en Amrica Latina considerada como un

todo. Pero tomamos en serio las ideas de nuestros antecesores filosficos y demuchos de nuestros compatriotas contemporneos que suponen hacer filoso-fa? Cuando los latinoamericanos buscamos concepciones filosficas que adop-tar,oaun criticar, nos alejamos de Amrica Latina y ms bien prestamos aten-cin a los filsofos europeos y norteamericanos.

La situacin es clara. La filosofa latinoamericana se juzga en general comocarente de originalidad y no se toma seriamente ni siquiera por nuestra propiacomunidad. En este ensayo sugiero que una razn importante por la cual la

filosofa latinoamericana no es tan original como podra ser es que los filsofoslatinoamericanos usamos la historia de lafilosofa, en nuestro filosofar y en laenseanza de la filosofa, de una forma no filosfica y, por lo tanto, suprimi-mos, en lugar de desarrollar, tanto la actividad filosfica genuina como la

originalidad. Adems sugiero que una razn importante por la cual lafilosofalatinoamericana es muy despreciada por los filsofos, ya sea adentro o afuerade Amrica Latina, no es slo porque no est a la altura de la filosofa que se

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realiza en Europa y los Estados Unidos, ya que hayverdadero mrito filosficoen lo que muchos latinoamericanos hemos hecho en el camino de la filosofa.

La razn por la cual lafilosofa latinoamericana no es altamente consideradavams all de cuestiones de calidad, y tiene que ver con que la historia de la

filosofa latinoamericana se hace tambin, como toda la historia de la filosofaen Amrica Latina, de modo no filosfico. La filosofa latinoamericana ha teni-do muy poco xito al ofrecerse a los filsofos dentro yfuera de Amrica Latina,porque, hay que decirlo, sus historiadores no la han tratado filosficamente.

Ahora bien, si el culpable, tanto del estado de la filosofa latinoamericanacomo de la falta de reputacin que tiene, es la manera en que se estudia la

historia de la filosofa, un modo de remediar la situacin es eliminando alculpable.Alejmonos completamente del estudio de la historia de la filosofaen Amrica Latina yconcentrmonos en hacer filosofa. Y de hecho ha habido

voces latinoamericanas que han sugerido esto. Algunos, repitiendo a Carnap,han ido tan lejos como para decir que elconocimiento de ciertas lenguas muer-tas, tales como el latn, es un obstculo para lafilosofa.

Esta parece ser una solucin fcil a la situacin, pero de hecho no es una

alternativarealista por cuatro razones. Primera: aunque en principio es posi-ble hacer filosofa sin comprometerse con alguna concepcin sobre la historia

de la filosofa, en realidad esto es casi imposible. Aun aquellos filsofos que seenorgullecen de hacer filosofa de modo ahistrico, frecuentemente presentansus concepciones como reaccin a las concepcionesde otros. Que esos otrossean sus contemporneos no cambia el hecho de que sus concepciones, estan-do expuestas en textos de cualquier clase, son parte de la historia aun cuandosea de la historia reciente. Segunda: la filosofa se ensea con textos de figurashistricas, aun cuando sean recientes, ensearla de otra manera sera difcil e

indeseable. Es importante reconocer que en cualquier lado la mayor parte de

los filsofos dependen excesivamente de textos histricos para la enseanza dela filosofa, y esperar un cambio en esto no sera realista. Tercera: la probabili-dad de que los filsofos latinoamericanos abandonemos el inters en nuestrapropia historia intelectual, y aun en nuestra propia historia filosfica, es remo-ta en una poca en la cual la mayor parte del mundo est viendo un resurgi-

miento del nacionalismo, el particularismo, la etnicidad y, en general,un de-

seo de bsqueda de las races y las identidades culturales. Por ltimo: la histo-

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ria de la filosofa es una historia increblemente rica que, si se trata correcta-

mente, puede y debe servir para ayudar al filsofo contemporneo.5

En principio no hay razn por la que el estudio de la historia de la filosofasea un obstculo para la filosofa. Ms que una renuncia total a la historia de lafilosofa, tanto a la historia de la filosofa en general como a la historia de lafilosofa latinoamericana en particular, la solucin a la situacin problemticade la filosofa latinoamericana actual es ensear y hacer ambas historias de unaforma que pueda ayudar ala tarea filosfica y subrayar el mrito filosfico denuestra filosofa.

I. Enfoques errneos de la historia de la filosofa

Cmo usamos los filsofos latinoamericanos la historia de la filosofa? Serafcil responder esta pregunta si la manera en que la usamos fuera uniforme.

Desafortunadamente no existe una sola manera en que se use la historia de lafilosofa en los contextos filosficos de Amrica Latina y, de hecho, hay tal

variedad en ese uso que una descripcin cuidadosa del mismo requerira ms

espacio del que tengo a midisposicin.6 Dadas estas limitaciones me conten-tar con el breve examen de algunasde las formas en las que los filsofoslatinoamericanos usamos la historia de lafilosofa, de modo que ms tardepodamos compararlas con un enfoque filosficamente ms fructfero. Estosejemplos, a pesar de ser limitados, representan algunos de los enfoques ms

populares de la historia de la filosofa, y confo en que sean suficientes para

alcanzar mi objetivo, aun cuando no prueben de forma concluyente la tesis

que propongo.

Me referir a cuatro enfoques historiogrficos: el culturalista, el ideolgico,

elromntico y el doxogrfico.7

A. El enfoque culturalista

El enfoque culturalista trata de entender las ideas filosficas del pasado comoexpresionesde una matriz cultural compleja que las gest. El nfasis de esteenfoque no es entender las ideas filosficas como ideas que se supone se refie-

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ren a asuntos filosficos especficos y resuelven problemas filosficos especfi-cos, formulados por personas particulares. Este enfoque concibe las ideas filo-

sficas como parte y parcela de una cultura, como fenmenos representativosde un periodo y una poca. Los historiadores que emplean esta estrategia se

concentran en la descripcin y,hasta cierto punto, en la interpretacin del

pasado, pero se oponen a su evaluacin. El culturalista entiende a los filsofospasados como parte de un desarrollo cultural general,pero no est particular-mente interesado en el valor de esas filosofas. La preocupacin de ligar ideasfilosficas a otros aspectos de la cultura tales como el arte, la literatura, la

ciencia, la religin, las costumbres sociales, etctera, da por resultado un an-

lisis general ms que un anlisis particular de tales ideas.Adems, los culturalistas estn interesados en la totalidad del conjunto ypor ello frecuentemente olvidan los detalles. Esto conduce tambin al olvidode los argumentos. Las consideraciones histricas de los culturalistas sirvenpoco, aun en anlisis superficiales de argumentos y concepciones filosficas defilsofos individuales delpasado. Buscan conclusiones generales que ms tar-de puedan relacionar con otros fenmenos culturales.

Los culturalistas tratan de explicar por qu surgi sta o aquella idea, pero

lo hacen en funcin de fuerzas externas a la filosofa y a lo que la gran mayora

de los filsofos consideran su tarea. De esta manera, el anlisis de los argumen-tos se ve como algo no importante, a menos que pueda ser usado para decirnosalgo del espritu o elpensamiento de la poca. Las ideas filosficas se tratan

como sntomas de otros factores, los que resultan ms importantes de enten-der para el historiador.

El objetivo de los historiadores de la filosofa segn este enfoque no es

evaluar las ideas del pasado o verlas como productos de mentes individuales.Su propsito es ms bien revelar las conexiones entre estas ideas y la mentali-

dad cultural, y el fundamento del que surgieron y al que representan. Entanto no son abstracciones incorpreas niresultan de argumentos formales, lasideas son actos de seres humanos individuales que se presentan en circunstan-cias particulares y con propsitos concretos. Las historias de las ideas que dis-cuten las ideas abstractamente, tratndolas como entidades aisladas de lama-triz cultural que les dio origen, no son ni historia ni filosofa. En breve, la tareade lahistoria de la filosofa es la de aclarar las relaciones entre las ideas, consi-

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deradas como reacciones y respuestas humanas concretas a las circunstanciasen que se originaron, revelando as los fundamentos conceptuales de la cultura

en la que surgieron.EnAmrica Latina el enfoque culturalista ha sido usado ampliamente de-

bido a lagran influencia deJos Ortega y Gasset y su concepcin perspectivistay culturalista de lafilosofa en el desarrollo de los comienzos del pensamientolatinoamericano en la segunda dcada de este siglo. Entre los ms importantesexponentes de este tipo de historiografa seencuentran Samuel Ramos y FlixSchwartzmann, para quienes el estudio delpensamiento latinoamericano est

muy vinculado con la cultura de Amrica Latina. Para ambos, la filosofa lati-

noamericana, y de hecho cualquier filosofa, debe ser concebidacomo unaexpresin de la cultura en la que se encuentra y, por lo tanto, como un pro-ducto que no tiene sentido a menos que se le ubique en el contexto cultural enque se origin.

Elperfil del hombre y la cultura en Mxico de Ramos no es muy buen ejemplodel enfoque culturalista en la historia de la filosofa, ya que no es un libro

sobre historia de la filosofa. Sin embargo fue este libro el que cre el marco

conceptual que tiempo despus se adopt para el estudio culturalista de las

ideas filosficas. Por esta razn, es un texto clave.

El libro comienza con un captulo intitulado Laimitacin de Europa en elsigloXIX,que a su vez comienza con una discusin de mtodo. Aqu es

donde encontramos los parmetros para el estudio de la filosofa como un

estudio cultural de la historia de la filosofa. La discusin del mtodo terminacon el siguiente prrafo muysignificativo:

Prescindamos por un momento de averiguar si la cultura mexicanatiene unarealidad o no, y dediqumonos a pensar cmo sera dicha cultura en caso de existir.Estono significa que coloquemos a la deduccin abstracta en un plano diferente alde las realidades efectivas. Sabemos que una cultura est condicionada por ciertaestructura mental del hombre y los accidentes de su historia. Averigemosestos datos, y entonces la cuestin puede plantearse de la siguiente manera:dada una especfica mentalidad humana y determinados accidentes en su historia,qu tipo de cultura puede tener?8

La pieza que hace falta aqu para entender en impacto de este texto es que

Ramos y sus seguidores heredaron el punto de vista de Ortega, de que la

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filosofa es una expresin cultural. Obviamente, si sta es la naturaleza de lafilosofa, lahistoria de la filosofa es la historia de una expresin cultural y debe

estudiarse de la misma manera como se estudian otras expresiones culturales.La interpretacin filosfica y su evaluacin resultan superficiales; lo que cuen-ta es el descubrimiento de la relacin de lafilosofa con la cultura en general.El trabajo de un filsofo en general y el del historiador de la filosofa en parti-cular es el de develar estas relaciones. Las preguntas abstractas de lametafsicay la lgica deben traducirse a preguntas concretas acerca de las actitudes, los

valores y las costumbres. Esta es la razn por la cual el libro de Ramos conti-na con un examen de temas tales como el contexto cultural, el indigenismo,

la burguesa mexicana, la influencia espaola y francesa en la cultura de Mxi-co, etc.No es mi intencin criticar este enfoque en tanto que revela las relaciones

entre las ideas filosficas y la cultura, por un lado, y por el otro las corrientesfrecuentemente inconscientes y profundas que nos conducen a desarrollar y

adoptar esas ideas. Lo que los culturalistas nos proveen es frecuentemente

interesante y til, y en algunos casos sus conclusiones y explicaciones no sonsolamente correctas sino tambin iluminadoras. Por ejemplo, puede ser ver-

dad que la razn principal por la que los filsofos latinoamericanos de princi-

pios de este siglo finalmente rechazaron el positivismo delsiglo XIX es por-que esta filosofa era contraria a losvalores culturales profundamente arraiga-dos en la sociedad y la cultura de Amrica Latina. Pero esta conclusin tiene

un inters limitado para el filsofo. Ilustra, sin duda, cmo los factores no

filosficos juegan un papel en la filosofa, pero no nos dice nada acerca de las

razones filosficas que dieron los filsofos latinoamericanos de la poca pararechazarlo. Desde una perspectiva filosfica no es importante que los filsofoslatinoamericanos rechazaran esa posicin porque eran culturalmente latinoa-

mericanos, sino las razones filosficas que propusieroncomo fundamentos desu rechazo.El tipo de particularismo cultural involucrado en el enfoque culturalista

nunca ha sido, ni lo es en el presente, algo atractivo para los filsofos en gene-ral,incluyendo aquellos que estudian la historia de la filosofa latinoamerica-na. A los filsofos les atraen las razones filosficas. El anlisis cultural nos

ayuda a comprender lo que los pensadores de una cultura particular tienen en

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mente, o han tenido en mente si pertenecen al pasado, y las razones culturalespor las que lo hacen, o hicieron. Pero ese tipo de anlisis no aclara las razones

filosficas que se consideran los cimientos de tales ideas y, por lo tanto, noayuda, y de hecho puede funcionar como un obstculo para la evaluacin

filosfica de tales ideas. El tipo de explicacin causal favorecido por los

culturalistas los separa entonces de la filosofa.Pero esto no es todo, pues los filsofos del presente slo pueden compren-

der a los filsofos del pasado si ellos mismos juegan el papel de filsofos. Esa esla nica forma en laque podemos comprender lo que nuestros ancestros filo-sficos tuvieron en mente. La similitud en la empresa entre los dos es lo que

hace posible el xito.Resumiendo entonces, el carcter fundamentalmente no filosfico del en-foque culturalista, muy popular en Amrica Latina, tanto en la enseanza dela historia de la filosofa como en los escritos de historia de la filosofa latinoa-mericana, obstaculiza el desarrollo de un espritu verdaderamente filosfico yla apreciacin de las aportaciones de los filsofos latinoamericanos a la filosofa.

B. El enfoque ideolgico

La caracterstica principal de este enfoque es que involucra un compromisocon algo ajeno a la historia de la filosofa. Aquellos que usan este enfoqueestudian la historia de la filosofa porque piensan que el estudio les ayuda a

alcanzar una meta con la cual estn comprometidos, pero que no es una metafilosfica. En algunos casos la meta es desinteresada y digna de admiracin,

pero en otros casos no lo es. En la mayora de los casos est mezclada y resultade una falta de reconocimiento, clara en aquellos que laadoptan, en relacin

con lo que ellos creen y con los propsitos que buscan. Los idelogos, en

contraste con los filsofos y los historiadores, no buscan la verdad; creen queya la han encontrado, o creen que es imposible encontrarla y, por lo tanto,usan lahistoria de la filosofa solamente por razones retricas, es decir, paraconvencer a una audiencia particular de lo que ellos mismos ya han aceptado.Como consecuencia, este enfoque frecuentemente muestra un tono apologti-co, y usa frmulas conocidas yclichs que toma de la ideologa en curso parala que trabaja. Tambin caracterstico de l es una sensibilidad excesiva a la

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crtica, as como una marcada beligerancia contra cualquier observacin quepueda ser interpretada como remotamente crtica.

La meta no filosfica del enfoque ideolgico se apropia de medios no filos-ficos, para exponer ideas filosficas. El proselitismo y aun la fuerza no estn

excluidos. Y est tambin la posibilidad de un propsito cnico en la ideolo-ga, cuando no hay creencias reales yverdaderas en las ideas promovidas por elidelogo. Lo importante parales el objeto de su compromiso, que raramentees filosfico o histrico.

Un caso muy interesante del uso del enfoque ideolgico en Amrica Latinaocurri en el siglo XIX. Como es sabido, esta fue una poca en la que Amrica

Latina estaba sufriendo algunos de sus muchos perodos de inestabilidad so-cial, poltica yeconmica. Los intelectuales latinoamericanos de aquellos tiem-pos, preocupados poresosproblemas, importaron de Europa el conjunto deideas que ahora conocemos comopositivismo, con el propsito de resolverdichos problemas. En Mxico, como nos dice Zea, el positivismo lleg a ser lafilosofa oficial de la dictadura de Porfirio Daz.9Algunos de los que adopta-

ron la nueva ideologa y estudiaron las ideas de Comte, Spencer y otros auto-res favoritos de los positivistas, lo hicieron porque estaban convencidos de queel programa positivista era la mejor forma de poner fin a la inestabilidad so-

cial, poltica y econmica de Amrica Latina. Era claramente un motivo dignoel que encontramos en algunos positivistas latinoamericanos como, por ejem-plo, el gran argentino Jos Ingenieros.10 Otros, sin embargo, estaban intere-

sados en elbeneficio personal, la continuidad del status que les permiti tenery preservar una posicin privilegiada en la sociedad. Este ltimo motivo, ob-

viamente, no era desinteresado. Sin embargo, sin importar el motivo que los

positivistas latinoamericanos tuvieran, su compromiso era algo ajeno a las ideasque adoptaron para alcanzarlo. Las ideas que estudiaron, defendieron y discu-

tieron no eran ms que instrumentos y medios para obtener algo ms. Elinters de muchos positivistas latinoamericanos en elpensamiento filosficoque les precedi era ideolgico.

Las razones de la popularidad del enfoque ideolgico son muy obvias. Nopodemos evitar caer en la tentacin de usar ideas que nos produzcan benefi-

cios a nosotros mismos y aquellos que nos interesan. De hecho, dudo que

alguien objetara el uso de ideas que provoquen cambios benficos a la socie-

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dad. Pero los beneficios que produce este enfoque no estn relacionados con lahistoria de la filosofa, ya que tienen que ver con beneficios sociales y prcti-

cos, y no con lacomprensin del pasado filosfico. Es difcil ver cmo las ideasdel pasado puedan ser verdaderamente comprendidas, cuando el propsitoglobal de quien busca comprenderlas es algo ms que su comprensin. En

resumen, no parece haber ningunaventaja en adoptar el enfoque ideolgico

para estudiar la historia de la filosofa, pero smuchas desventajas.Entre las ms serias de estas desventajas est la prdida de objetividad. El

nfasis en resultados tiles, ya sea pretendido por el grupo social o por el

individuo, interfiere con la comprensin objetiva de las ideas en cuanto tales y

conduce a interpretaciones contaminadas por consideraciones mercenarias,derivadas del valor que tienen para otro objetivo. La perspectiva desde la cualestas ideas son examinadas imposibilita laobjetividad requerida para com-

prenderlas y describirlas cuidadosamente. Esta actitudes un retroceso a lapoca que antecedi el descubrimiento de la ciencia por los presocrticos, porlo que se puede caracterizar como una concepcin no liberal delconocimientoy la historia del pensamiento, donde conocimiento e historia tienen valor sola-mente en tanto puedan ser usados para ciertos propsitos prcticos. Esta deva-luacin de la objetividad puede resultar no slo en una deformacin no inten-

cionada delpasado, sino que algunas veces conduce a revisiones intencionadasde l con el propsito de alinearlo a las posiciones necesarias para alcanzar

objetivos deseados.

Obsrvese que el enfoque ideolgico no implica necesariamente un

revisionismo. Los idelogos no necesitan revisar la historia con el fin de llevara cabo su programa. Pueden usar lo que han aprendido acerca del pasado en laforma exacta en laque lo han aprendido, o tambin, pueden usar su conoci-

miento selectivamente. En cualquier caso, el procedimiento no implica nece-

sariamente una revisin de ese pasado, a pesar de que pudiera involucrar unarevisin. Sin embargo, es cierto que esto implicaun propsito no histrico.

Una segunda desventaja importante del enfoque ideolgico es que es im-posible continuar en un dilogo con aquellos que lo adoptan. El objetivo

prctico que persigue el idelogo es un obstculo al dilogo. El verdaderodilogo requiere elintercambio de ideas desde un punto de vista dirigido a lacomprensin mutua y ms profunda, porque en todo dilogo est implicadala posibilidad de cambio de perspectiva en quienes se comprometen en l.

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Pero los idelogos no dejan espacio para tal posibilidad. Estn interesados enfomentarsupunto de vista para poder lograr el objetivo prctico que tienen

en mente. Si se comprometen en lo que aparenta ser un dilogo, lo hacennicamente como una forma de lograr sus metas predeterminadas y slo en

tanto no interfiera con ellas. Nohay intercambio de ideas y no hay posibilidadde cambio de opinin por parte delidelogo.

Esta actitud cerrada, y la duplicidad en la que se involucran algunos

idelogos con lo que aparenta ser un dilogo, les ha dado un muy mal nombrey el desprecio de filsofos e historiadores de la filosofa serios. Pues el uso

consciente e intencionado de la historia de la filosofa con propsitos ajenos a

esa historia es repugnante para el esprituhistrico. Revela una actitud cnicay sofisticada en contra del conocimiento histrico o un ingenuo y casi religio-so compromiso con una causa, lo que es un obstculo insuperable para la

historia de la filosofa. La historia de la filosofa requiere descripcin adems deinterpretacin y evaluacin, pero los idelogos se interesan nicamente en lasdos ltimas. y los juicios interpretativos y evaluativos que alcanzan estn basa-dos en consideraciones no filosficas. Como resultado, sus trabajos de historiade la filosofa no son filosficos y tienen poco inters para los filsofos.

Pero qu prestigio puede tener una historiografa guiada por intereses

que no estn intrnsecamente ligados con las ideas que se suponen son estu-diadas? Quin puede tomar seriamente una historia de la filosofa que no

toma seriamente la historia de la filosofa sino que la subordina a intereses

ajenos a ella? No solamente los trabajos histricos y los anlisis de la filosofa

preferidos por los positivistas latinoamericanos, sino tambin las ideas mismasque propusieron, perdieron credibilidad debido a suasociacincon un pro-grama ideolgico con el que estaban comprometidos.11Y,finalmente, cmopuede aprender a filosofar un estudiante de filosofa criado en laideologa? La

enseanza ideolgica de la historia de la filosofa en Amrica Latina no slodestruye cualquier posibilidad de aprender a filosofar sino que le da malaimagena la filosofa latinoamericana.

C. El enfoque romntico

El tercer ejemplo de metodologa historiogrfica que propongo discutir es elenfoque romntico. Este tiene generalmente un tono nostlgico. El historia-

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dor romntico de la filosofa se involucra emocionalmente en el pasado filos-fico que estudia, hacindolo un objeto de afecto y compromiso. Adems, el

romntico tiende a enfocar su inters en autores individuales a los que tratacomo hroes; se interesa ms enel individuo y su vida que en las ideas de lasque se supone debera dar una explicacin histrica.12

Concibe la interpretacin del pasado como un tipo de acto en el que lasimpata, la creatividad y la forma literaria son ms importantes que la objeti-

vidad, laprecisin y el contenido. Lee textos filosficos del pasado en una

forma personal de acuerdo a la cual, como ocurre con las novelas, la poesa yotras obras literarias, busca experiencia y emocin ms que una mera com-

prensin conceptual. Este enfoque tiene sentido, segn los que lo adoptan,porque la pura objetividad nunca puede alcanzarse, ni es posible ser absoluta-mente fiel a una fuente. La clave en la historia de lafilosofa se encuentra en

otra parte:

Ningn pensamiento, menos an los filosficos, puede ser representado definiti-vamente, ya que ningn sistema de representacin es definitivo, o inversamente...todos los pensadores, especialmente los filsofos, pueden darse cuenta de que suspensamientos estaran mejor representados en maneras que ellos ni siquiera ima-ginaran. Esta es la razn por la que las interpretaciones anacrnicas, ya sea en arteo en teora, pueden revelar aspectos de una obra que interpretaciones autnticamentehistricas pueden ocultar. 13

Esto no significa que la infidelidad sea posible, sino que los historiadores de lafilosofa deberan dejar que la simpata gue sus interpretaciones y sentirse as

libres de abrirse a lacreatividad.

Re describe elocuentemente el procedimiento interpretativo romntico

en el contexto de la tica de Spinoza:

El romntico... ve el mundo de latica como controlado por un autor que no es...un miembro juicioso civilizado y sociable de una comunidad intelectual democr-tica,listo para probar sus posturas como cualquier otro. Su Spinoza es un msticocomplaciente, un santo absorbido a quien damos gracias por comprender nuestrasdificultades y nunca culpamos de haberlas causado en primera instancia. Los ro-mnticos no esperan, con su interpretacin de la tica, atraer a alguien que notiene simpata con tal figura, y que no cree que los pensamientos filosficos debe-ran estar representados en un lenguaje atestado de tales complejidades como la

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metfora, la narrativa y la irona. Ms bien, sostendran que la buena filosofasiempre recurre a formas de representacin que involucran ficciones que llegan a

tener xito solamente en lectores que estn dispuestos a controlar su incredulidad.Y pueden conceder que las ficciones necesarias (el concepto de conocimiento intui-tivo de Spinoza, por ejemplo) pueden ser incoherentes; pero insistirn en queexistenverdades importantes que slo pueden ser aprendidas procediendo comosifueran verdaderas.14

Claramente el enfoque romntico ofrece algo diferente a la historia de la filoso-fa, esto es,una empata emocional con filsofos del pasado, que ningn otroenfoque parece proveera tal grado. La tarea histrica requiere simpata paraacercarse al meollo del pensamiento filosfico. El historiador debe internalizarese pensamiento y apropirselo con el fin de descubrir su significado verdade-ro. Adems, los romnticos creen que la creatividad tiene un papel que jugaren la historia de la filosofa. Los historiadores deben ser creativos, porque el

estudio de la historia de la filosofa requiere moverse hacia un mundo

sustancialmente diferente, en el que los modos de pensamiento y los concep-tos a los que los historiadores estn acostumbrados no pueden operar. El des-cubrimiento involucra la inventiva, la habilidad dever nuevas posibilidades yde escapar de los moldes de pensamiento establecidos y ensayar otros nuevos.

Porque las fronteras entre laobjetividad y la fidelidad por una parte, y entre lasubjetividad y la creatividad por laotra, no son de ninguna manera claras, el

enfoque romntico tiene algo importante qu decir acerca de la tarea histrica.Su problema es que es muy extremo; no equilibra su nfasis en la simpata conun sentido propio de objetividad, no impone ningn control a la simpata.

El romntico extremo sostiene que la tarea descriptiva de la historia de la

filosofa es imposible y que la evaluacin no puede separarse de la interpreta-cin. El resultado es que estamos perdidos sin un ancla en la que podamosasegurar la especulacin histrica. Podra ser posible separar la historia real

de la historia ficticia? No estamos obligados a echar por tierra todas las histo-rias romnticas como igualmente vlidas,puesto que expresan las visiones

particulares de romnticos individuales y un romntico es tan bueno como elotro, ya que sus sentimientos son lo suficientemente fuertes? ohaycriteriosque nos pueden ayudar a distinguir entre las historias romnticas verdaderas ylas falsas, o entre las historias romnticas cuidadosas y las que no lo son?Ade-ms, puesto que el romanticismo es un asunto personal, sobre qu base se

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puede saber que una historia sea romntica y otra no, o que una es ms romn-tica que otra?

Hay otro problema. La simpata y la adhesin emocional favorecida por loshistoriadores romnticos parecen fuera de lugar. Tiene sentido apreciar a un

gato porque se asemeja a un perro? Del mismo modo, tiene muy poco sentidopara los historiadores de la filosofa simpatizar y apreciar a los filsofos por algodistinto de su filosofa. Qu importancia tiene para un historiador de la filo-

sofa el que un filsofo en particular fuera bajo o alto, feo o guapo, bueno omalo, torvo u honesto? As como lo importante de los fsicos son sus puntosde vista sobre la naturaleza, en filosofa lo que esimportante de los filsofos,

para otros y para los historiadores de la filosofa, es su filosofa. Sus personali-dades, apariencias, o cualquier otra cosa, son meras curiosidades que no re-quieren ser consideradas como elementos de una justificacin histrica de susideas filosficas.

Los intereses de los historiadores romnticos de la filosofa en las vidas y elcarcter de los filsofos del pasado muestra que su preocupacin por el pasadono es filosfica. El historiador romntico es una persona enamorada, pero el

amor no es una condicin necesaria ni suficiente para que el filsofo o el histo-riador de la filosofa lleve a cabo su tarea; en efecto, frecuentemente funciona

como un obstculo para la buena filosofa y la buena historia.EnAmrica Latina hay muchos trabajos histricos que adoptan este enfo-

que. No necesitamos ir ms lejos de las obras que discuten el pensamiento dealgunos de nuestros prceres, para ver claramente hasta donde es que este

enfoque se ha usado en Amrica Latina y los extremos que ha alcanzado. Con-sidrense los estudios sobre Bolvar y Mart, por ejemplo, para nombrar sola-mente dos de los autores que han sido frecuentemente estudiados de esta for-ma. Bolvar y Mart ya no son figuras de carne yhueso; son ideales que se usan

para inspirar y mover a las masas latinoamericanas a las que se les ha enseadoque son semidioses. Sus obras, que en algunos aspectos tienen inters filosfi-co, han cesado de ser textos para la investigacin y la reflexin, y se han con-

vertido en sagradas escrituras. Dada la abundancia de este enfoque respecto anuestros prceres, no es necesario que nos detengamos en detalles textuales.

Cualquier lector tiene a su disposicin ejemplos de este procedimiento.

La enseanza romntica de la historia de la filosofa, y los textos romnticosde historia de la filosofa de Amrica Latina, ha interferido en el desarrollo de

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una actitud propiamente filosfica para hacer filosofa. Adems, ha contribui-do alabandono de la historia de la filosofa latinoamericana.

D. El enfoque doxogrfico

El rasgo caracterstico de los enfoques doxogrficos es su nfasis en descripcio-nes acrticas. El doxgrafo trata de presentar posiciones e ideas de un mododescriptivo, sin evaluacin crtica y desalentando aun la interpretacin. En

alguna otra parte he distinguido tres tipos diferentes de doxografa encontra-dos en las historias de lafilosofa:la doxografa de la vida y el pensamiento, la

doxografa de la pregunta unvoca yla doxografa de la vida de las ideas. Porrazones de espacio, y por el hecho de que en Amrica Latina sea la primera laque ha sido ms frecuentemente usada, solamente hablar de la doxografa dela vida y el pensamiento.

La caracterstica ms importante del enfoque doxogrfico de la vida y el

pensamiento es su concentracin en los hechos de la vida y lo que se consideralas ideas fundamentales de los autores que se tratan. No se hace ningn inten-to por establecer las razones por las cuales las figuras en cuestin llegan a susconclusiones, ni hay mucho de una interpretacin aguda o de una evaluacinde sus posiciones. A pesar de que elobjetivo de la doxografa de la vida y elpensamiento es histrico, al grado de que busca proveer informacin cuidado-sa acerca del pasado, aquellos que practican este mtodo llegan a tratar a los

filsofos y sus ideas como unidades atmicas desconectadas entre s.Normal-mente no prestan atencin a las circunstancias histricas que podran tener

una relacin con el pensamiento de los filsofos, y sus ideas son vistas casi

siempre como ocurrencias individuales y catalogadas como partes de un tipode credo.

Esverdad que los doxgrafos renen a los filsofos en escuelas, pero esto sehace ms bien mecnicamente y sirve ms para mantenerlos separados que

para mostrar las conexiones histricas entre ellos. As por ejemplo, Locke,Berkeley y Hume estn reunidos y se estudian juntos en el grupo de los

empiristas britnicos porque todos tienen posiciones similares con relacin alentendimiento humano.YDescartes, Malebranche y Leibniz estn colocadosjuntos en el grupo de los racionalistas continentales porque tambin sostuvie-

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ron posiciones similares sobre el conocimiento humano, que diferan

substancialmente de las posiciones de los empiristas. Pero en ambos casos los

doxgrafos tienden a ignorar la conexin entre los miembros de los grupos.Por el contrario, prestan particular atencin a la cronologa. Un aspecto muyimportante de las doxografas del tipo que estamos estudiando es la sucesin

temporal. Los autores se acomodan cronolgicamente ms que en un orden

que exprese las interrelaciones histricas entre ellos.Uno de los primeros y mejores ejemplos de este tipo de doxografa es Vidas

opiniones delos filsofos eminentes de Digenes Laercio. Este libro consiste en unaserie de descripciones cortas de los principales hechos y posiciones de los anti-

guos filsofos griegos. El libro abre un breve prefacio en el que Digenesdefiende el origen griego de la filosofa, pero tambin presenta una clasifica-

cin sumaria de las ramas de la filosofa, fsica,tica, lgica;de los filsofos(dogmticos y escpticos) y de las escuelas filosficas de lapoca (megrica,

epicrea y otras). Despus del prefacio procede a tratar sobre filsofos indivi-duales seriatim. Los anlisis tienen carcter principalmente informativo y estndominados por detalles biogrficos. Por ejemplo, casi la mitad del captulo

dedicado a Aristteles se refiere a su vida, e incluye una reproduccin y un

anlisis de su testamento; la otra mitad da una lista de los trabajos de Aristteles

y fragmentos atribuidos al. El examen de Aristteles, propiamente hablan-do,ocupa menos de un sexto delcaptulo; y, necesario decirlo, es muy inadecuada.

Resulta claro, entonces, que este tipo de historia de la filosofa no revela lasconexioneshistricas entre los filsofos del pasado y sus posiciones. Por otraparte, este enfoque distorsiona nuestra percepcin de la forma en la que las

ideas filosficas se generan y se desarrollan porque no las presenta como solu-ciones al problema que los filsofos intentan resolver por medio de ellas. Unaacertada reconstruccin histrica de las ideas filosficas debe presentarlas en su

propio contexto, como soluciones a problemas, siesto era de hecho lo que ellasqueran ser. Por lo tanto, hasta este momento, el enfoque de la doxografa dela vida y el pensamiento debe ser considerado no slo ahistrico sino tambinhistricamente distorsionado.Adems, este enfoque es filosficamente super-ficial porque no considera las ideas y los argumentos a fondo, y evade el tipode interpretacin y evaluacin que son esenciales para una buen reconstruc-

cin filosfica del pasado.15

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An as, no deberamos juzgar este enfoque muy severamente. En primerlugar, se debera resaltar que algunos de los que lo han adoptado tienen en

mente un propsito limitado. No tratan de reconstruir la historia de la filoso-fa o una descripcin de ellaestrictamente hablando. Ms bien, lo que tratan

de hacer es presentarnos informacin bsica acerca de filsofos del pasado y susposturas. Escriben manuales de informacin, deltipo de los que encontramosen las enciclopedias y diccionarios. Sin duda que este tipo deinformacin estil y el trabajo de reunin no slo es legtimo sino tambin histricamente

importante y necesario. Necesitamos tener trabajos de referencia en los que

podamos buscar fechas, ttulos de libros, resmenes de pensamiento e infor-

macin biogrfica. Y esto es, de hecho, lo que encontramos en algunos traba-jos doxogrficos clsicos tales como el de Digenes.El problema principal con la doxografa de la vida y el pensamiento, cuan-

do se le usa en la historia de la filosofa, no es lo que logra sino el hecho de quepuede ser tomado por ms de lo que es y de lo que satisfara a los historiadores.La historia de la filosofa implicamucho ms de lo que el doxgrafo de estetipo nos da: requiere del anlisis crtico de las ideas y de los argumentos usa-dos para sostenerlas, y tambin explicaciones histricas cuidadosas de las rela-ciones entre los autores y sus posiciones. La doxografa tiene un lugar en la

historia de la filosofa, pero es un lugar muy limitado. Adems, si la historiade la filosofa setrata doxogrficamenteen el aula, ofrece una visin distorsionadade ladisciplina, desalentando elementos fundamentales de su prctica, tales

como laargumentacin y la evaluacin.En Amrica Latina, el enfoque doxogrfico se usa frecuentemente en el

aula y en los escritos de la historia de la filosofa. Ejemplos de su uso en los

estudios dela filosofa latinoamericana son comunes.16 Entre ellos, uno quedestaca es laHistoria de las doctrinas filosficas en Amrica Latina de Larroyo y

Escobar.17

Este libro es un poco ms que una compilacin de datos de lahistoria de la filosofa latinoamericana, pero an as se sigue usando amplia-

mente para ensear filosofa en Amrica Latina.El libro esta dividido en tres secciones. Las primeras dos estn dedicadas a

aspectos metodolgicos relacionados con la filosofa y la historiografa filosfi-ca. Ocupan un quinto del libro. En las doscientas pginas restantes los autorespasan a travs de toda lahistoria de las ideas filosficas latinoamericanas, desde

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el pensamiento precolombino hasta el presente. stas se dividen en siete cap-tulos acomodados sucesiva y cronolgicamente como sigue: 1) pensamiento

precolombino; 2) trasplante, propagacin y controversias doctrinales; 3) in-troduccin a la filosofa moderna; 4) doctrina americanista, ilustracin e idea-lismo; 5) eclecticismo, socialismo utpico y positivismo; 6) superacin del

positivismo y filosofa de la libertad; 7) filosofa catlica, materialismo histri-co, idealismo crtico, fenomenologa, existencialismo, teora materialista de

los valores, filosofa analtica e historia de las ideas. En estos captulos los he-chos acerca de la vida y de las doctrinas de los representantes ms importantesde las escuelas enlistadas se amontonan sin piedad. Consideremos, porejem-

plo, las discusiones sobre la fenomenologa, el existencialismo y la teora mate-rialista de los valores, las cuales ocupan once de las sesenta y cinco pginasdedicadasalcaptulo siete. Se tratan ms de treinta autores. La mayora deellos no reciben sino una breve mencin o un prrafo corto con algunos he-

chos importantes acerca de sus vidas y sus doctrinas. Sus posturas filosficas seresumen brevemente, con frases descriptivas que no intentan interpretar su

pensamiento o explicar su significado. En general, estas descripciones,des-provistas de interpretacin y evaluacin, carecen de inters tanto histrico

como filosfico. Consideremos los siguientes comentarios:

En Bolivia, Augusto Pescador, emigrante espaol, fue Profesor de la Universidadde la Paz de 1939 a 1955. Su pensamiento se articul basado en Hartmann. Desde1955 es Profesor en la Universidad Austral de Chile. (Obras: Lgica, Sobre lo queno sirve, etc.). En la Repblica Dominicana,Andrs Avelino ha estado relacionadocon problemas lgicos.Risieri Frondizi (N. 1910), profesor en Buenos Aires desde 1935 y fundador delDepartamento de Filosofa de la Universidad de Tucumn (1938-40), ha estado acargo de las materias de lgica, esttica e historia de las ideas en Argentina,Venezuela y los Estados Unidos. Para Frondizi la filosofa es una teora de la

totalidad de la experiencia humana. Subrayando la importancia del yo como unaestructura dinmica constituida por la vida, relacionando actos con otros temas ycosas, critica la antropologa substancialista y la psicologa. En axiologa, tomauna posicin contraria al subjetivismo, sosteniendo que el valor tiene que serentendido en una relacin de dependencia con un complejo de elementos y cir-cunstancias sociales e individuales (Obras:El punto de partida de filosofar, 1945;Substancia y funcin en el problema del yo, 1952; Qu son los valores?, 1958).

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Resumiendo, debido al carcter no filosfico del enfoque doxogrfico, dichoenfoque interfiere con el desarrollo de la filosofa en Amrica Latina y tambin

es un obstculo para la evaluacin adecuada de la aportacin de los latinoame-ricanos a la filosofa.

E. Otrasmetodologas

A pesar de las grandes diferencias entre los cuatro enfoques historiogrficos

que he descritoel culturalista, el ideolgico, el romntico y el doxogrfico

hay un factor comn que los une y que funciona como un obstculo para laevaluacin filosfica de las ideas para las que se busca proporcionar explicacinhistrica: carecen de estimacin de las ideas filosficas en s mismas, de sus

relaciones y del valor de esas ideas. El filsofo se interesa en la verdad y en lo

que la historia de la filosofa ha contribuido a esa verdad. Quiere adentrar su

conocimiento no slo en los hechos del pasado sino, ms importante, en la

verdad misma; quiere que su conocimiento de la filosofa lo ayude a profundi-zar su conocimiento filosfico. Pero ninguno de los cuatro enfoques presenta-dos hace posible este tipo de, avance o la valoracin de la aportacin de las

ideas histricas a la filosofa. Esta es la razn por la que las historias que usanlos enfoques que hemos descrito no ayudan a crear inters en el pensamientolatinoamericano ni a promover la prctica de la filosofa en Amrica Latina.

Obviamente, como se mencion antes, los historiadores de la filosofa lati-noamericana y los profesores de filosofa en Amrica Latina no se han restrin-gido a los enfoques que he descrito. En realidad usan muchos otros; por ejem-plo, muchos favorecen lo que he llamado en alguna otra parte el enfoqueerudito, el cual busca establecer hechos del pasado en una forma objetiva,

aislndolos cuanto sea posible delainterpretacin y de la evaluacin.18

Tam-bin hay enfoques sociopolticos, que buscanla conexin entre el desarrollo delas ideas filosficas y acontecimientos sociales y polticos del pasado.19 Los

escatologistas se nos presentan con una teologa histrica que se dirige hacia

fines determinados.20 Ms recientemente, las historias liberacionistas y

posmodernistas han llegado a ponerse de moda.21 De acuerdo con ellas, la

funcin del historiador es la de construir (talvez debera decir confeccionar) lahistoria del pensamiento filosfico latinoamericano. Y hay muchos otros. Pero

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no necesito agregar nada ms, puesto que el factor comn a todos estos enfo-ques es elmismo que los une con los ejemplos que ya he dado previamente: la

carencia de un enfoque filosfico.Entonces, qu deberamos hacer? No hay solucin al problema? Hay

un enfoque historiogrfico que pueda superar el obstculo mencionado y queest disponible para los filsofos latinoamericanos? La respuesta a esta pregun-ta es afirmativa y elenfoque que propongo para el estudio de la filosofa lati-noamericana es lo que en alguna otra parte he llamado el enfoque desde un

marco conceptual. A continuacin lo explico.22

II. El enfoque desde un marco conceptual

Este enfoque sostiene que con el fin de hacer historia de la filosofa es necesarioestablecer un mapa conceptual de los problemas en la historia de la filosofa

que el historiador se propone investigar. Este mapa conceptual se compone decinco elementos bsicos: primero, el anlisis y las definiciones de los conceptosprincipales involucrados en los problemas bajo investigacin; segundo, la for-mulacin precisa de estos problemas, juntocon un anlisis de sus interrelaciones;tercero, la exposicin de soluciones que podran darse a esos problemas; cuar-to, la presentacin de argumentos bsicos a favor y las objeciones en contra deesas soluciones; y, finalmente, la articulacin de criterios a ser usados en laevaluacin de las soluciones de los problemas investigados y los argumentos yobjeciones que provocan su admisin. En breve, el marco conceptual es unconjuntodeconceptos cuidadosamente definidos, problemas formulados, so-luciones expuestas, argumentos y objeciones articuladas y principios de eva-luacin adoptados, todos los cuales estn relacionados con los problemas queel historiador se propone explorar en lahistoria de la filosofa.

En el caso, por ejemplo, de una investigacin sobre la doctrina de la indi-viduacin de Leibniz, el mapa conceptual consistira en lo siguiente: (1) ladefinicin y anlisis de trminos tales como individuacin, individuali-

dad, individuo,diferencianumrica,etc., esto es, trminos que son co-

mnmente usados, o que elhistoriador piensa que deberan usarse en el an-

lisis de la individuacin; (2) laformulacin del problema de la individuacin

y un anlisis de otros problemas que estn relacionados con l; (3) la presenta-

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cin de varios tipos de teoras de individuacin (formal, material, en grupo,

etc.); (4) lainvestigacin de argumentos ya sea a favor o en contra de estas

teoras; (5) un grupo de criterios que deberan usarse en la evaluacin de teo-ras de la individuacin y de los argumentos que se usan para sostener o soca-

var tales teoras. En este ltimo podran incluirse reglas generales que tienenque ver, por ejemplo, con la coherencia, aunque las reglas ms tiles son las

ms especficas, esto es, reglas que los historiadores consideran que tienen quever particularmente con el tema en cuestin; en nuestro caso, reglas tales comoaquella que dice que en las ontologas basadas en la nocin de substancia el

principio de individuacin tiene que ser substancial.

La funcin del marco conceptual es la de servir como un mapa conceptualpara determinar la localizacin y la relacin de las ideas y las figuras de lahistoria de lafilosofa entre s y con nosotros. No busca eliminar la compleji-dad de los problemas, posiciones o figuras al simplificarlos arbitrariamente.

Ni es un marco conceptual guiado por el objetivo teleolgico del esquema

histrico del escatologista, en donde losdesarrollos filosficos se describen,interpretan y evalan nicamente en tanto caben en un esquema de desarrollo

que conduzca a un objetivo predeterminado. Finalmente, elmarco concep-tual no debera ignorar o tratar de eliminar las diferencias reales entre las posi-

ciones, los autores y las culturas, como lo hace un doxgrafo. La funcin delmarcoconceptual, en el enfoque que propongo aqu, es ms bien ayudar aestablecer las diferencias y similitudes entre las ideas, que de otra manera seramuy difcil comparar; no es confirmar una direccin histrica predeterminadao empaar las distinciones existentes. El marco conceptual hace posible la

traduccin de diversas nomenclaturas ytradiciones a un denominador comnque permitir el desarrollo de una comprensin global. Reduce la cacofonade ideas a ciertos parmetros de acuerdo a los cuales las posiciones seran ms

fcilmente comprendidas y establece bases para posibles evaluaciones y la de-terminacin de sus desarrollos a lo largo de la historia. En ese sentido, elenfoque satisface la necesidad de objetividad requerida para una descripcincuidadosa de la historia y tambin proporciona los fundamentos para la inter-pretacin yevaluacin, que son necesarias en un enfoque filosfico de la histo-ria de la filosofa.

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El marco explcito aclara adems la forma en la que las ideas y los autores

estn siendo interpretados por el historiador y los criterios de acuerdo con los

cuales estn siendo juzgados. La mayora de las historias de la filosofa se com-prometen consciente o inconscientemente con juicios subrepticios que apa-

rentan ser parte de la descripcin histrica. Puesto que un marco conceptual

est siempre en obra en cualquier discurso, es inevitable que sus categoras

afecten cualquier explicacin que haya sido propuesta en tal discurso. El ana-cronismo no puede erradicarse completamente de las descripciones histricas,para los historiadores no hay ni debera haber tabulae rasae. Adems, el objeti-

vo de una descripcin histrica es ms que una recreacin de los actos de

comprensin de los filsofos del pasado.Los

historiadores de la filosofa vanms all conel fin de hacer explcitas las relaciones que no pudieron haber sidoexplcitas en el pasado yde hacer juicios sobre la base de evidencia no disponi-ble a los protagonistas en eldrama histrico. Por otro lado, la objetividad

histrica requiere que la interpretacin yla evaluacin sean claramente identi-ficadas como tales, y distinguidas tanto como sea posible de la descripcin. Loque se necesita son formas prcticas de reconocer lo que es o podra ser anacr-nico. La nica forma de lograr algn progreso en la preservacin de laobjeti-

vidad, entonces, consiste en hacer tan explcito y claro como sea posible el

mapa conceptual que opera en la mente del historiador. Esto, obviamente,hace ms fcil no estar de acuerdo con la explicacin resultante. La claridad

invita al desacuerdo, mientras que la oscuridad ayuda al consenso. Esta es larazn por la que la ambigedad es tan til en los escritos polticos y legales.

Los retricos conocen este hecho muy bien y lo llevan a buen uso prctico.Pero la filosofa y la historia son por naturaleza opuestasa tales artilugios. Silos objetivos perseguidos son la verdad y la comprensin, ya sea en lafilosofao en la historia, entonces la claridad es esencial y cualquier supuesto y premisa

escondidos deben ser expuestos. Obviamente, no es posible poner al desnudotodos los supuestos que uno sostenga. Pero el intento debe hacerse a fin dealcanzar eso cuanto sea posible. Esta es la razn por la que el develamiento delmapa conceptual evaluativo e interpretativo puesto en acto en la descripcin

histrica debe hacerse explcito desde elcomienzo.Finalmente, otra ventaja del enfoque desde el marco conceptual, que no

debera perderse de vista, considera esencial para la explicacin histrica, la

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descripcin, interpretacin y evaluacin no slo de posiciones sino tambin deproblemasy argumentos. Algunos de los enfoques descritos anteriormente

estaban predispuestos a concentrarse en ciertos aspectos del pasado. El enfo-que doxogrfico, por ejemplo, pareca concentrarse casi exclusivamente en lasposiciones, en detrimento de los argumentos y de los problemas. En el enfo-que desde un marco conceptual, elverdadero procedimiento requiere prestaratencin a, y tomar en consideracin, problemas, posiciones y argumentos. Lapreparacin del marco conceptual usado para la comprensin del pasadoinvolucra sistemticamente la distincin de varios problemas y aspectos queson pertinentes, la formulacin de diferentes soluciones alternativas, el exa-

men de las ideas fundamentales involucradas en ellos y el anlisis de los tiposde argumentos usados a favor y en contra de las soluciones dadas. Todo esto

acompaado de una explicitacin de los criterios usados para la seleccin his-trica, lainterpretacin y la evaluacin, as como la indicacin clara del puntode vista delhistoriador sobre los problemas tratados.

Los rasgos que se han sealado permiten al enfoque desde un marco con-ceptual capturar e integrar los aspectos ms benficos de los otros enfoqueshistoriogrficos. Sin embargo, hay un aspecto limitante que no debera

ignorarse. El enfoque desde un marco conceptual funciona mejor cuando tie-

ne que vrselas con una idea o problema, o un cerrado conjunto de ideas oproblemas, ms que con la amplia escala de descripciones de todas las dimen-siones filosficas de un perodo histrico. La razn para ello es que el desarrolloy la exposicin de un marco conceptual del tipo que requiere este enfoquehistoriogrfico no sera factible si tal marco fuera a cubrir todos los aspectosdel pensamiento de un perodo. El enfoque desde un marco conceptual, por lotanto, encara limitaciones cuando se trata de la produccin de historias gene-rales de lafilosofa. Tales trabajos generales necesitan descansar en estudios

ms especializadosque usan el enfoque desde un marco conceptual, pero nopueden ellos mismos usarlo a plenitud. Considerando la amplitud que debentener las historias, por necesidad deben ser doxogrficas. Ese es un corolarioimportante, puesto que sugiere que las historias generales de la filosofa no

pueden llevar a cabo el mtodo que mejor conviene a lahistoria de la filosofa.Por lo tanto, puede hacerse ya sea empleando mtodos filosficamente menosapropiados o no hacerse en ningn modo. Algunos historigrafos han argi-

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do que no debe hacerse en ningn modo.23 A pesar de todo, creo que existe

algnmrito en ellas, siempre que estn basadas en anlisis que usen a su vez

el enfoque desde un marco conceptual y que su objetivo sea ms informativoque filosfico. De esta manera, se apoyan en conclusiones logradas a travs deuna metodologa slida y al mismo tiempo hacen afirmaciones modestas acer-ca de los datos que presentan.

Respecto a los otros gneros de la historia de la filosofa, el enfoque desdeun marco conceptual parece funcionar muy bien. Se ajusta particularmente a

la produccin, ya sea de estudios generales o especializados de problemas e

ideas particulares, y tambin puede ser efectivo para el estudio de posiciones

de autores individuales.Las ventajas del enfoque desde un marco conceptual no son una conse-

cuencia del agregado eclctico de las metodologas de otros mtodos

historiogrficos. Tal agregado no es posible en cuanto muchas metodologas

contienen diferencias irreconciliables. Sera ftil tratar de reunir las tcnicas

usadas por un acadmico y un idelogo o un romntico y un doxgrafo.Aunsi fuera lgicamente posible, tales combinaciones seran indeseables hasta el

punto de que algunos enfoques tienen poco que recomendarse entre s. Quhay de bueno en el enfoque ideolgico, por ejemplo? Finalmente, aun cuando

tal combinacin fuera posible y deseable, el resultado eclctico no constituiranecesariamente un mtodo de procedimiento efectivo. Para serlo, tendra quesurgir con una propuesta concreta como directriz, que el historiador de la

filosofa debera seguir. Y ello puede lograrse nicamente a travs de la sensi-bilidaddesarrollada para el reconocimiento de la necesidad de equilibrar loselementos descriptivos, interpretativos y evaluativos que participan en el trabajohistrico, no slo por elagregado eclctico devarios procedimientos diferentes.

Hay cuando menos dos crticas serias que pueden sostenerse en contra del

enfoque desde un marco conceptual. La primera es que integra demasiado.24

Se puede argir que este enfoque asume que es posible desarrollar un marcoconceptual neutral y general, que puede servir como fundamento de compa-racin entre posiciones que difieren ampliamente. Pero esta premisa contradi-ce nuestra experiencia de que hay un gran abismo conceptual entre el presentey el pasado, y entre una cultura y otra. Por lo tanto, no hay un marco generalque pudiera ser usado para comparar posiciones de diferentes perodos de la

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historia; adems, el enfoque desde un marco conceptual no podra ser neutralporque sera el producto de una figura histrica en una cultura particular. La

nocin de un enfoque desde un marco conceptual neutro y general no es, portanto, sino una proyeccinde un deseo de objetividad del historiador y nuncapodra llevarse a cabo.

En respuesta me gustara decir que la recomendacin del enfoque desde unmarco conceptual y su aplicacin no requieren la existencia actual de un mar-co conceptual perfectamente general y neutro. De hecho, parte de la raciona-

lidad delenfoque desde un marco conceptual consiste en el reconocimiento dela perspectiva orientada parcial y cultural mente de cada historiador de la

filosofa. Ningnhistoriador est libre de presupuestos conceptuales ni puedever la historia desde una postura completamente neutra. Por ello es necesariodesarrollar no slo procedimientos que promuevan, sino que aseguren, tanta

objetividad como sea posible. La funcin delmarco conceptual es la de hacerexplcita, lo ms posible, tanto la comprensin delhistoriador de los proble-mas, argumentos y posiciones que est tratando y sus propias posiciones acer-ca de cmo tales problemas tienen que ser comprendidos, as como elvalor

relativo de los argumentos en disputa y de las posiciones respecto a ellos. Lageneralidad y neutralidad del marco conceptual no se dan y requieren al prin-

cipio de lainvestigacin histrica sino, ms bien, son un objetivo metodolgicoque regula el proceso por medio del cual el historiador trata de comprender yrecuperar el pasado filosfico.

La otra crtica seria es que el enfoque desde un marco conceptual podra

convertirseen algo como un lecho de Procusto, donde las ideas que no seajustan se aslan ydesechan, y otras se extienden ms all de lo que permite supropia elasticidad. En breve, la acusacin es la de tener un esquema

preestablecido que el historiador presenta paraver substanciado en la historia,

tal como hicieron los escatologistas Hegel yAgustn.25

Este es un peligro para el enfoque que proponemos; no hay duda de ello.Pero aquellos que practican este enfoque no necesitan caer en l. Primeramen-te porque el marco conceptual debe ser tan amplio y general que incluya

tantas alternativas como sea posible y tambin debe estar abierto a modifica-

ciones. Nuestro enfoque no es un sistema, un conjunto de ideas completo y

circular, sino ms bien un conjunto abierto de lneas de orientacin. Tiene que

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haber una relacin recproca entre el marco conceptual y el estudio de los

textos. Losdesarrollos en el estudio de los textos deberan promover modifica-

ciones en el marco conceptual y los desarrollos en el marco conceptual debe-ran elevar el reconocimiento de posibles interpretaciones de los textos. Ade-

ms, si el contexto histrico se tienesiempre a la vista, el peligro de interpre-taciones extravagantes y evaluaciones silvestres sereducira substancialmente.Por ultimo, el carcter explcito del marco conceptual ayudara a cuidarse

contra las interrelaciones implcitas y disfrazadas y contra las evaluaciones quese entretejen en la mayora de las descripciones histricas.

Concluyendo, entonces, considero que el enfoque desde un marco concep-

tual es lamejor forma de estudiar la historia de la filosofa en Amrica Latina,incluyendo la historia de la filosofa de Amrica Latina. La integracin sincr-nica y diacrnica de ideas que laposibilitan no puede encontrarse en ningnotro enfoque y su carcter eminentemente filosfico sirve para entrenar a losestudiantes de filosofa en la disciplina y para presentar a la filosofa latinoame-ricana con la claridad filosfica necesaria para ser considerada con respeto e

inters por los filsofos de todas partes.

Traduccin de Mauricio Coronado Martnez

NOTAS

1. Ninguna de las historias conocidas de la filosofa occidental de las filosofis

occidentales dicen gran cosa, si es que dice algo, de la filosofa latinoamericana. Vanselas historias de Frederick Colpleston, W.T. Jones y Wilhelm Windelband.

2. Augusto Salazar Bondy,Existe una filosofa de nuestra Amrica?, Mxico, SigloXXI, 1968; Y The meaning and problem of Hispanic-American thought, ed. John P.Augelli,

Lawrence, Kansas, Center of Latin-American Studies of the U niversity of Kansas,1969. Este ltimo se reprodujo parcialmente en Jorge J. C. Gracia (ed.), Latin-American

philosophy in the twentieth century: man, values, and the Search for Philosophical ldentity,Buffalo, N ew York, Promotheus Books, 1986, pp. 233-244.

3. Enrique Dussel, Philosophy of Liberation, cap. 1, trans. Aquilina Martnez yChristine Morkovsky, New York, Orbis Books, 1985.

4. Enrique Dussel, Philosophy of Liberation, cap. 1, trans. Aquilina Martnez yChristine Morkovsky, New York, Orbis Books, 1985.

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5. He presentado este argumento en detalle en Philosophy and its history, cap. III,Albany, New York, SUNY Press, 1992. (La filosofa y su historia, Mxico, UNAM,

1998).6. La historia de la historiografa filosfica latinoamericana est por escribirse. Unvalioso primer paso en esta direccin es el estudio de Diego Pr sobre este tema en elcontexto argentino: Historia del pensamiento filosfico argentino , Universidad Nacionalde Cuyo, Mendoza, 1993.

7. Discuto con ms detalle estos enfoques historiogrficos en La filosofa y su histo-ria, op. cit., Cap.V.

8. El texto clsico que inici este enfoque en Amrica Latina esEl perfil del hombrey la cultura en Mxico de Samuel Ramos, Mxico, Imprenta Mundial, 1934, al cual lesigui Hacia un nuevo humanismo, Mxico, La Casa de Espaa en Mxico, 1940. La obra

ms representativa de Schwartzmann esEl sentimiento de lo humano en Amrica, dosVV,Santiago, Universidad de Chile, 1950 y 1953. Muchos historiadores y filsofos hanseguido las huellas de Ramos y de Schawrtzmann, entre los ms notables estn LeopoldoZea, Abelardo Villegas, Eduardo Nicol, Augusto Salazar Bondy y Ricaurte Soler.

9. Leopoldo Zea, Positivism in Mexico, Austin, University of Texas Press, 1974.10. Ingenieros escribi dos importantes obras historiogrficas: Direccionesfilosficas

de la cultura argentina (1915) y Evolucin de las ideas argentinas (1918).11. La consecuencia es la conocida reaccin vitalista y espiritualista en contra del

positivismo en general. Vase mi Introduction: Latin American Philosophy Today,

Philosophical Forum 20, nmeros 1 y 2 (1988-89), pp. 4-8.

12. Jonathan Re, History, Philosophy and Interpretation: So me Reactions toJonathan Bennetts Study of Spinozas Ethics, en Peter H. Hare, ed., Doing PhilosophyHistorically, Bfalo, Prometheus Books, 1988, p. 44.

13. Ibd., p. 56.14. Ibd., p. 58.15. La filosofa y su historia, captulo 5.16. Ejemplos de doxografa son: J. L. Abelln, Filosofa Espaola en Amrica (1936-

1966), Madrid, Guadarrama, 1967; Manfredo Kempff Mercado, Historia de la Filosofaen Latinoamrica, Santiago, Zig Zag, 1958; Harold Eugene Davis, Latin AmericanThought: A Historica l In troduction, New York, The Free Press , 1972; Guil lermo

Francovich, La filosofa en Bolivia, BuenosAires, Losada, 1945.17. Francisco Larroyo y Edmundo Escobar, Historia de las doctrinas filosficas en

Latinoamrica, Mxico, Editorial Porra, 1968.18. Entre los buenos ejemplos podemos citar la obra de Mauricio Beuchot y Fernan-

do Salmern. En el caso de Beuchot,vanseEstudios de historia y de filosofa en el Mxicocolonial, Mxico, UN AM, 1991. Y para Salmern vanse Cuestiones educativas y pginassobre Mxico, Xalapa, UniversidadVeracruzana, 1980.

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Jorge J. C. Gracia

19. La obra de Zea a la cual me refer anteriormente encaja en este enfoque. Critico el punto de vistasociologista en: Sociological accountsand the history of philosophy, en Martin Kusch (ed.), The Sociology ofPhilosophical Knowledge, Dordrecht, Kluwer, pp.193-211, y Socioculturalismo y antisocioculturalismo en la historiografa filosfica: Un falso dilema,Concordia, no. 35 (1999), pp. 95-110.

20. La mayora de la obra de JosVasconcelos cae dentro de esta categora. Vase en particular La raza csmica,Barcelona, Agencia Mundial de Librera, 1925; lndologa, Pars, Agencia Mundial de Librera, 1926; e Historia delpensamiento f ilos fico, Mxico, UNAM, 1937.

21. Horacio Cerutti Guldberg defiende este enfoque historiogrfico en Hacia una metodologa de la Historia de lasideas (filosficas) en Amrica Latina, Guadalajara, Uni-versidad de Guadalajara, 1986.

22. Lo que aqu afirmo ha sido tomado, con las modificaciones pertinentes, de la discusin ms ampliadesarrollada en La filosofa y su historia, pp. 391-393.

23. Richard Rorty, La historiografa de la filosofa: cuatro gneros , p. 75.24. Paul Eisenberg desarrolla esta objecin en un anlisis de La filosofa y su historia que apareci en la Revista

Latinoamericana de Filosofa 22,1, (1996), pp. 119-121.

25. Esta crtica la hacen usualmente aquellos que se inclinan por un enfoque erudi- to. Kenneth Schmitz laplantea en contra de mi punto de vista en La naturaleza actual de la filosofa se revela en su historia, RevistaLatinoamericana de Filosofa 22,1 (1996), p. 97.

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historia de la filosofia y filosofia latinoamericana- jorge garcia

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