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ANATOMÍA DE LA CABEZA La cabeza descansa sobre la porción cervical de la columna vertebral, gracias a lo cual posee una amplia variedad de movimientos. Comprende el cráneo, el encéfalo y sus vasos, los nervios y pares craneales, las meninges, los órganos de los sentidos y las primeras porciones del aparato digestivo y respiratorio. Todas estas importantes estructuras están protegidas por el esqueleto de la cabeza: el cráneo. Este se divide en dos, neurocráneo o cráneo que envuelve al encéfalo; y viscerocráneo o huesos de la cara, que envuelven a las vísceras que veremos más adelante. Los huesos del neurocráneo son ocho, cuatro son impares y situados en la línea media: frontal, etmoides, esfenoides y occipital. Los otros cuatro son pares, dos parietales y dos temporales. Mención aparte merecen los huesecillos del oído, martillo, yunque y estribo, situados dentro del peñasco del temporal. Los huesos de la cara o viscerocráneo son catorce. Dos son impares: la mandíbula y el vómer. Los demás son pares: maxilares, malares o cigomas, cornetes inferiores, lacrimales, nasales y palatinos. Algunos huesos de la cara y del cráneo no son macizos sino que en su interior tienen unas cavidades que se denominan senos. Son los senos paranasales que comunican entre sí y se abren todos a las fosas nasales. Senos paranasales tienen el frontal, el etmoides el esfenoides y el maxilar. Según su osificación los huesos de la cabeza tienen dos orígenes distintos, el condrocráneo, donde los futuros huesos pasan antes por una fase cartilaginosa (osificación encondral) como ocurre en la mayoría del esqueleto; y desmocráneo, en las que el tejido conjuntivo embrionario se convierte directamente en hueso, sin pasar previamente por cartílago (osificación membranosa). La mayor parte de los huesos de la cabeza tienen osificación membranosa, todos menos la porción basilar del occipital, porción petrosa del temporal, esfenoides, etmoides, cornete nasal inferior y los huesos del oído. Este tipo de osificación hace que entre los huesos del cráneo queden unos restos de tejido conjuntivo hasta muy avanzada la edad del individuo, que separan los distintos huesos del cráneo entre sí. Esas líneas de separación reciben el nombre de suturas, que no son más que sinartrosis o articulaciones sin movimiento. Las suturas más importantes son: coronal o bregmática, entre frontal y parietales; sagital, entre ambos parietales; lambdoidea, entre parietales y occipital. En el momento del nacimiento existen unos espacios formados por este tejido conjuntivo que permitirán durante el parto que los huesos craneales del recién nacido puedan solaparse, de manera que disminuya el diámetro craneal y permita el paso de la cabeza por el canal del parto. Estos espacios reciben el nombre de fontanelas y las cuatro más importantes son: Fontanela mayor o anterior: Impar, cierra hacia los 36 meses. Se encuentra entre frontal y parietales. Fontanela posterior o lambdoidea: está cerrada al 3er mes de vida. Es impar y se forma entre parietales y occipital, en la parte posterior del cráneo. Fontanela esfenoidal: es par y se cierra hacia el 6º mes. Se forma a cada lado entre los huesos temporal, parietal y esfenoides. Fontanela mastoidea: cierra hacia el año y medio y se forma a cada lado entra la apófisis mastoides del temporal, el parietal y el occipital. La fontanela anterior es importante en el recién nacido porque, a través de ella, podemos acceder al seno sagital (una estructura venosa de las meninges), para tomar muestras de sangre o administrar medicación intravenosa. I.- ESQUELETO DE LA CABEZA.- 1º.- HUESOS DEL NEUROCRÁNEO.- El neurocráneo lo forman 8 huesos: frontal (1), parietales (2), occipital (1), temporales (2), esfenoides (1) y etmoides (1). FRONTAL.- Impar, plano, situado en la parte anterior del cráneo. Tiene una porción vertical que forma la frente y otra horizontal que forma el techo de las órbitas. La unión de la porción vertical con la horizontal da lugar a los rebordes orbitarios, donde se encuentran las cejas; por encima de ellos encontramos los arcos supraciliares. Tiene senos paranasales que se encuentran en la zona medial del hueso, entre las dos órbitas. En su parte posterior se articula con los parietales (sutura

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Grupo Temático 5

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ANATOMÍA DE LA CABEZA

La cabeza descansa sobre la porción cervical de la columna vertebral, gracias a lo cual posee una

amplia variedad de movimientos. Comprende el cráneo, el encéfalo y sus vasos, los nervios y pares

craneales, las meninges, los órganos de los sentidos y las primeras porciones del aparato digestivo y respiratorio.

Todas estas importantes estructuras están protegidas por el esqueleto de la cabeza: el cráneo. Este se divide en dos, neurocráneo o cráneo que envuelve al encéfalo; y viscerocráneo o huesos de la

cara, que envuelven a las vísceras que veremos más adelante. Los huesos del neurocráneo son ocho, cuatro son impares y situados en la línea media: frontal,

etmoides, esfenoides y occipital. Los otros cuatro son pares, dos parietales y dos temporales. Mención

aparte merecen los huesecillos del oído, martillo, yunque y estribo, situados dentro del peñasco del temporal.

Los huesos de la cara o viscerocráneo son catorce. Dos son impares: la mandíbula y el vómer. Los demás son pares: maxilares, malares o cigomas, cornetes inferiores, lacrimales, nasales y palatinos.

Algunos huesos de la cara y del cráneo no son macizos sino que en su interior tienen unas cavidades

que se denominan senos. Son los senos paranasales que comunican entre sí y se abren todos a las fosas nasales. Senos paranasales tienen el frontal, el etmoides el esfenoides y el maxilar.

Según su osificación los huesos de la cabeza tienen dos orígenes distintos, el condrocráneo, donde los futuros huesos pasan antes por una fase cartilaginosa (osificación encondral) como ocurre en la

mayoría del esqueleto; y desmocráneo, en las que el tejido conjuntivo embrionario se convierte directamente en hueso, sin pasar previamente por cartílago (osificación membranosa). La mayor parte

de los huesos de la cabeza tienen osificación membranosa, todos menos la porción basilar del

occipital, porción petrosa del temporal, esfenoides, etmoides, cornete nasal inferior y los huesos del oído.

Este tipo de osificación hace que entre los huesos del cráneo queden unos restos de tejido conjuntivo hasta muy avanzada la edad del individuo, que separan los distintos huesos del cráneo entre sí. Esas

líneas de separación reciben el nombre de suturas, que no son más que sinartrosis o articulaciones

sin movimiento. Las suturas más importantes son: coronal o bregmática, entre frontal y parietales; sagital, entre ambos parietales; lambdoidea, entre parietales y occipital.

En el momento del nacimiento existen unos espacios formados por este tejido conjuntivo que permitirán durante el parto que los huesos craneales del recién nacido puedan solaparse, de manera

que disminuya el diámetro craneal y permita el paso de la cabeza por el canal del parto. Estos

espacios reciben el nombre de fontanelas y las cuatro más importantes son:

Fontanela mayor o anterior: Impar, cierra hacia los 36 meses. Se encuentra entre frontal y

parietales.

Fontanela posterior o lambdoidea: está cerrada al 3er mes de vida. Es impar y se forma entre parietales y occipital, en la parte posterior del cráneo.

Fontanela esfenoidal: es par y se cierra hacia el 6º mes. Se forma a cada lado entre los huesos

temporal, parietal y esfenoides.

Fontanela mastoidea: cierra hacia el año y medio y se forma a cada lado entra la apófisis

mastoides del temporal, el parietal y el occipital.

La fontanela anterior es importante en el recién nacido porque, a través de ella, podemos acceder al seno sagital (una estructura venosa de las meninges), para tomar muestras de sangre o administrar

medicación intravenosa.

I.- ESQUELETO DE LA CABEZA.- 1º.- HUESOS DEL NEUROCRÁNEO.- El neurocráneo lo forman 8 huesos: frontal (1), parietales (2), occipital (1), temporales (2), esfenoides

(1) y etmoides (1).

FRONTAL.- Impar, plano, situado en la parte anterior del cráneo. Tiene una porción vertical que forma la frente y otra horizontal que forma el techo de las órbitas. La unión de la porción vertical

con la horizontal da lugar a los rebordes orbitarios, donde se encuentran las cejas; por encima de ellos encontramos los arcos supraciliares. Tiene senos paranasales que se encuentran en la zona

medial del hueso, entre las dos órbitas. En su parte posterior se articula con los parietales (sutura

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coronal o bregmática). Su parte anterior con los huesos nasales; lateralmente con el malar y el esfenoides.

PARIETAL.- Huesos pares, planos, que forman parte de la bóveda craneal (calota) y de las paredes

laterales. Se unen entre sí en la línea media de la bóveda craneal, en la sutura sagital. Los parietales se articulan por delante con el frontal y por detrás con el occipital en la sutura lambdoidea.

Lateralmente se articulan con el temporal y el esfenoides. OCCIPITAL.- hueso impar y plano forma parte de la base del cráneo y de la cara posterior. Su zona

mayor es la escama del occipital. Debajo de la escama se encuentra el agujero magno o agujero

occipital. A los lados de éste se encuentran dos superficies articulares o cóndilos del occipital que se articulan con el atlas. Delante de la escama se halla la porción basilar del hueso, donde se apoya

parte del tronco del encéfalo TEMPORAL.- Huesos pares, irregulares, colocados a los lados del cráneo y que también forman parte

de la base craneal. Presenta cuatro porciones distintas: escama, apófisis mastoides, apófisis estiloides y peñasco o porción petrosa del temporal.

ESCAMA: es la parte más amplia. Se articula con el parietal por arriba y con el esfenoides por delante. De su lateral sale una apófisis que se dirige hacia delante buscando el hueso malar o

cigoma, por ello se llama apófisis cigomática. Ésta junto con la apófisis temporal del cigoma forman el arco cigomático. En la parte más inferior de la escama encontramos el orificio del

conducto auditivo externo y delante de él la fosa mandibular, donde se coloca el cóndilo de la mandíbula en la articulación temporomandibular.

APÓFISIS MASTOIDES: Está situada por detrás del conducto auditivo externo. Es el punto de inserción del músculo esternocleidomastoideo. En su espesor existen unas celdillas que hacen que

el hueso esté hueco: las celdas mastoideas.

PEÑASCO(PORCIÓN PETROSA): se encuentra en la base del cráneo. Tiene forma piramidal con el vértice dirigido hacia dentro y adelante. Contiene al oído medio y al interno. En el lado interno

del peñasco, mirando a la fosa craneal media, se encuentra el conducto auditivo interno, lugar por donde entran desde el tronco del encéfalo los pares craneales VII (facial) y VIII (estatoacústico).

APÓFISIS ESTILOIDES: Muy fina, sale del hueso caudalmente en la unión de la porción petrosa y mastoidea. Es punto de origen para músculos de la faringe y de la lengua (estilogloso,

estilofaríngeo, estilohioideo)

ESFENOIDES.- hueso impar, irregular, al que clásicamente se le ha asemejado con un murciélago.

Ocupa la parte anterior y media de la base del cráneo, formando parte también de las paredes

laterales. Se divide en varias partes: en el centro se encuentra el cuerpo, donde se encuentra una fosa llamada silla turca, que aloja a la hipófisis. El cuerpo está hueco por la presencia de los senos

esfenoidales. A los lados se encuentran dos extensiones, las alas mayores, que forman parte de las paredes

laterales del cráneo, pues se articulan con cigoma, frontal, temporales y parietales. Esta zona de la

parte anterior de la cara lateral del cráneo, recibe el nombre de pterion, y tiene la particularidad de que por su parte interna discurre la arteria meníngea media. Las alas menores se articulan con el

hueso frontal y forman el límite entre la fosa craneal anterior y la fosa craneal media. Las apófisis pterigoides son dos extensiones inferiores que parten del cuerpo a modo de patas. Son

puntos de origen para los músculos pterigoideos relacionados con la masticación.

ETMOIDES.- impar, irregular, situado en la línea media de la parte anterior del cráneo. Como detalles óseos destacamos:

- Una porción vertical llamada lámina perpendicular del etmoides que forma parte del tabique nasal. Cranealmente termina en un pico que recibe el nombre de apófisis crista galli. A los

lados de ésta se encuentra una lámina agujereada por donde pasan los filetes olfatorios desde las fosas nasales: es la lámina cribiforme.

- A los lados de la lámina perpendicular se encuentran las masas laterales del etmoides,

que se colocan entre las fosas nasales y las órbitas. Contienen las celdillas etmoidales, que es un complejo de cavidades que forman parte de los senos paranasales. De las masas laterales hacia las

fosas nasales parten unas láminas óseas retorcidas, los cornetes nasales. De los tres que existen, el superior y el medio pertenecen al hueso etmoides; el inferior es un hueso propio de la cara.

2º.- HUESOS DEL VISCEROCRÁNEO.-

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El viscerocráneo lo forman 14 huesos: nasales (2), lacrimales (2), maxilares (2), palatinos (2), malares o cigomas (2), vómer (1) y mandíbula (1).

NASALES.- pequeñas laminas óseas rectangulares y finas que se articulan con el hueso frontal. Están

situados en la raíz de la nariz. LACRIMALES.- huesos pequeños rectangulares situado cada uno en el ángulo interno de una órbita.

MAXILARES.- hueso formado por un cuerpo central y varias apófisis. El cuerpo central forma parte del suelo de la órbita, por el aparece el agujero infraorbitario. Una apófisis superior se dirige hacia el

frontal (apófisis frontal) y forma el borde anteromedial de la órbita. Una lámina horizontal se dirige

hacia atrás para formar, junto con los huesos palatinos, el paladar duro (apófisis palatina). Una apófisis inferior, la apófisis alveolar, acoge las raíces de los dientes superiores. La apófisis

cigomática se encuentra en la cara lateral del hueso, articulándose con el cigoma. El hueso tiene una gran cavidad en su interior, el seno maxilar, que forma parte de los senos paranasales.

PALATINOS.- tienen forma de “L” y forman la parte más posterior del paladar duro. CIGOMAS O MALARES.- forman los pómulos de la cara. Se articulan hacia arriba con el frontal

(apófisis frontal), hacia la parte interna con el maxilar (apófisis maxilar) y hacia atrás con el temporal

(apófisis temporal del cigoma). VÓMER.- Es una lámina ósea perpendicular similar a un arado y que forma parte del tabique nasal

junto con la lámina perpendicular del etmoides. MANDÍBULA.- consta de un cuerpo y de dos ramas. El cuerpo mandibular es central y tiene

forma de “U”, contiene la apófisis alveolar, donde se encuentran las raíces de los dientes inferiores,

en su porción mas anterior e inferior aparece la protuberancia mentoniana (gnation) donde aparecen los agujeros mentonianos; y en su cara posterior aparecen la apófisis geni y la línea miloidea. Las dos

ramas (de la mandíbula) son laterales y ascienden hacia la base del cráneo, terminan en dos apófisis, la apófisis coronoides y la apófisis condílea, que están separadas por la escotadura

sigmoidea; en la porción media de la cara medial aparece el agujero superior del conducto dentario junto a la espina de Spix. La unión entre el cuerpo y las ramas recibe el nombre de ángulo

mandibular o gonion.

3º.- CARA ANTERIOR DEL CRÁNEO. DETALLES ÓSEOS RELEVANTES.- En la frente, formada por la escama del frontal, podemos ver los arcos superciliares y la

glabela (prominencia frontal media).

Órbitas, cavidades donde se alojan los globos oculares y las glándulas lacrimales

Pómulos, formados por el hueso malar o zigoma

Abertura piriforme, o vía de entrada ósea a las fosas nasales

Agujero infraorbitario, en el maxilar, sirve para el paso del nervio del mismo nombre

Agujero mentoniano, en la mandíbula, para la salida del nervio homónimo, rama del dentario

inferior.

4º.- CARA LATERAL DEL CRÁNEO. DETALLES ÓSEOS RELEVANTES.- Fosa temporal, limitada por las líneas temporales superior e inferior, origen del músculo

temporal

Pterion, formado por la unión, en forma de “H” de las suturas que unen frontal, parietal,

esfenoides y temporal. Detrás de él se encuentra la arteria meníngea media.

Arco cigomático, que se forma por la unión de la apófisis cigomática del temporal con la apófisis temporal del cigoma

5º.- BASE DEL CRÁNEO, CARA EXTERNA. DETALLES ÓSEOS RELEVANTES.- Foramen o agujero magno. Permite el paso de la médula espinal desde el cráneo hacia la columna vertebral.

Paladar duro, formado por los huesos maxilares y palatinos. Forma el techo de la boca y el suelo de las fosas nasales. Superior a él se encuentran las coanas.

Fosas mandibulares, depresiones en los huesos temporales para alojar los cóndilos de las mandíbulas.

Cóndilos del occipital, que se articulan con el atlas.

Agujero yugular, por donde salen del cráneo la vena yugular y los pares craneales IX, X y XI (glosofaríngeo, vago y espinal)

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Conducto carotídeo, entra en el cráneo la arteria carótida interna

Agujero oval, sale del cráneo el nervio mandibular

Agujero redondo mayor, sale del cráneo el nervio maxilar

Agujero redondo menor, entra en el cráneo la arteria meníngea media.

Agujero estilomastoideo, sale del cráneo el nervio facial o VII par craneal

6º.- BASE DEL CRÁNEO. CARA INTERNA. DETALLES ÓSEOS RELEVANTES.- La base del cráneo vista desde dentro presenta de delante atrás tres fosas craneales: anterior, media

y posterior.

Fosa craneal anterior: formada por las láminas orbitarias del frontal, el etmoides (lámina cribiforme y apófisis “crista galli” en el centro y las alas menores del esfenoides posteriormente.

Éstas constituyen el límite entre fosa anterior y la media. Aloja los lóbulos frontales del encefalo.

Fosa craneal media: formada por las alas mayores del esfenoides por delante y el peñasco del temporal. En el centro de la misma se encuentra la silla turca con la hipófisis. Aloja los lóbulos temporales del encefalo.

Fosa craneal posterior: formada casi en su totalidad por el hueso occipital aloja al cerebelo

II.- ARTICULACIÓN TEMPOROMANDIBULAR (ATM).- Es la única articulación móvil que existe entre los distintos huesos de la cabeza. Es una diartrosis de

tipo condílea.

Superficies articulares: los cóndilos de la mandíbula se articulan con la fosa mandibular del temporal y el tubérculo articular del mismo. Un disco articular divide la cavidad en dos

compartimentos, uno superior y otro inferior. Ligamentos. Intrínsecos: ligamento lateral interno y externo. Refuerzan la cápsula articular

Extrínsecos: estilomandibular se extiende desde la apófisis estiloides hasta el ángulo de la mandíbula y el esfenomandibular, desde la espina del esfenoides lo hace hasta la cercanía del

agujero del nervio dentario, en la cara interna de la rama de la mandíbula.

Movimientos:

Depresión, detrusión o descenso de la mandíbula (apertura de la boca)

Elevación u oclusión de la mandíbula (cierre de la boca)

Protusión o adelantamiento del mentón

Retrusión, retracción o retroceso del mentón

Diducción o lateralización hacia uno u otro lado de la mandíbula.

III.- MUSCULOS DE LA MASTICACIÓN Y DE LA MÍMICA.- 1º.- MÚSCULOS MASTICATORIOS.- Son cuatro a cada lado: temporal, masetero, pterigoideo interno y pterigoideo externo. Todos ellos se encuentran inervados por la rama motora del nervio trigémino o V par craneal.

a.- TEMPORAL.- Tiene forma de abanico, es subcutáneo ocupando la fosa temporal. O: fosa temporal I: en la punta y cara anterior de la apófisis coronoides de la mandíbula. Ac: oclusor y

retrusor (sus fibras más inferiores)

b.- MASETERO.- cuadrangular, muy fuerte y subcutáneo a nivel de las ramas mandibulares. O: borde inferior del arco zigomático. I: ángulo de la mandíbula. Ac: oclusor. Las fibras más profundas son retrusoras.

c.- PTERIGOIDEO EXTERNO.- O: dos cabezas, la superior en la cara infratemporal del ala mayor del esfenoides; la inferior en la cara externa de la lámina lateral de la apófisis pterigoides. I:

cuello de la mandíbula, disco y cápsula articular. Ac: diductor (contracción unilateral); depresor y protrusor (contracción bilateral)

d.- PTERIGOIDEO INTERNO.- O: dos fascículos, profundo en la cara interna de la lámina lateral de la apófisis pterigoides; superficial en la tuberosidad del maxilar. I: ángulo de la mandíbula. Ac:

oclusor y protrusor

El movimiento de depresión depende de los músculos digástrico del cuello, genihioideos y

milohioideos de ambos lados, favorecido por la acción de la gravedad. También participan los

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pterigoideos externos ya que estos desplazan la cabeza de la mandíbula hacia delante y ésta, al dar con el tubérculo articular, hace que se produzca la apertura de la boca.

La oclusión la provocan los músculos temporales, maseteros y pterigoideos internos.

El movimiento de protrusión depende fundamentalmente del pterigoideo externo ayudado por el interno.

La retrusión viene dada por la acción de los músculos genihioideos y digástrico del cuello además de las fibras más posteriores de los temporales y profunda de los maseteros.

La diducción la provoca la contracción contralateral de los pterigoideos externos.

2º.- MÚSCULOS DE LA MÍMICA (MÚSCULOS DE LA CARA).- Sobre la cara y el cuero cabelludo existen unos músculos ubicados en la fascia superficial, por tanto subcutáneos, de profundidad irregular y que son los responsables de las variaciones de expresión de

la cara y de la frente. Un músculo de estos llega desde el mentón, desciende por el cuello y alcanza

incluso el inicio del tórax. Es el músculo “platisma colli”. Todos estos músculos están inervados por el VII par craneal o nervio facial.

Los músculos de la mímica están dispuestos formando tres esfínteres, uno sobre cada órbita y otro alrededor de la boca, enlazados por bandas musculares que irradian, a cada lado de la cara, desde un

punto externo a la comisura de la boca. Los más importantes a tener en cuenta son: orbicular de los párpados, orbicular de los labios, y sobre todo el músculo buccinador, que es el que cierra el

orificio bucal por los lados (vulgarmente carrillo).

El buccinador forma una lámina muscular que se continúa dorsalmente con el músculo constrictor superior de la faringe, mediante una inserción fibrosa vertical que se denomina rafe pterigomaxilar. Por encima se encuentra insertado en el maxilar, y por debajo en la mandíbula, mientras que por delante sus fibras se mezclan con las del orbicular de los labios. Este músculo es activo en la sonrisa,

mantiene la mejilla tensa y evita que ésta se pliegue y se lesione durante la masticación. También

entra en acción durante el soplo, el silbido y la succión.

IV.- CUERO CABELLUDO.- El cuero cabelludo cubre la calvaria y se extiende desde las líneas nucales superiores del occipital

hasta los bordes supraorbitarios del frontal. Consta de cinco capas de tejido, las tres primeras de las

cuales están íntimamente conectadas y se mueven como una unidad. Las cinco capas son:

1. Piel: delgada, excepto en la región occipital. Posee una abundante irrigación arterial y un buen drenaje venoso.

2. Tejido conectivo: gruesa capa subcutánea ricamente vascularizada y muy bien inervada.

3. Aponeurosis epicraneal o galea aponeurotica: fuerte lámina tendinosa que cubre la cara superior de la calvaria. La aponeurosis es el tendón de los vientres carnosos del músculo occipitofrontal (mientras la porción frontal tira del cuero cabelludo anteriormente arruga la frente y

eleva las cejas; el occipital tira posteriormente y arruga la piel de la cara posterior del cuello).

4. Tejido conectivo laxo parecido a una esponja, pues tiene muchos espacios que pueden distenderse con líquidos producidos por traumatismos o por infecciones. Esta capa permite el movimiento de las otras sobre el hueso de la calvaria.

5. Pericráneo: es una capa de tejido conectivo denso que no es más que el periostio de los huesos del cráneo.

La irrigación arterial proviene de la arteria carótida externa, a través de las arterias occipitales,

auriculares posteriores y temporales superficiales; y de la carótida interna, por medio de la supraorbitaria y la supratroclear, ramas de la arteria oftálmica.

El drenaje venoso se hace también a través de las venas supratrocleares y supraorbitarias, que originándose en la frente descienden para unirse en los cantos mediales del ojo y formar la vena angular, que se convertirá en facial y terminará en la yugular interna. Las venas occipitales drenan la región occipital del cuero cabelludo y las venas temporales superficiales hacen lo propio con la región temporal. Ambas se unen y confluyen en la yugular externa. Venas dipolicas: son Venas que atraviesan el diploe y se anastomosan con las venas cutáneas y con los senos venosos. Si se obstruyen las principales vías eferentes, se utilizan como vía colateral

A su vez, favorecen la propagación de infecciones del cuero cabelludo a la duramadre.

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Venas emisarias: son venas eferentes que drenan la sangre del sist canalicular de las vv diploicas hasta la piel de la cabeza.

V.- ESTRUCTURAS INTRACRANEALES.- 1º.- ENCÉFALO.- El encéfalo está formado por el cerebro, el cerebelo y el tronco del encéfalo, constituido a su vez

por: el mesencéfalo, el puente o protuberancia, y la “medulla oblongata” o bulbo raquídeo. Cuando se extirpa la calvaria y las meninges (las veremos a continuación) se hacen visibles una serie

de pliegues (circunvoluciones) y surcos (surcos y cisuras) de la corteza cerebral. Los surcos y las cisuras del encéfalo son detalles característicos que subdividen los hemisferios cerebrales en áreas

más pequeñas: los lóbulos.

El cerebro es la parte más voluminosa del encéfalo. Una hendidura profunda, denominada cisura longitudinal, lo divide en dos hemisferios, derecho e izquierdo. La superficie de cada hemisferio

presenta un conjunto de eminencias que circunscriben una serie de depresiones irregulares, son los surcos y las cisuras.

Cada hemisferio se divide en cinco lóbulos: frontal, parietal, temporal, occipital e ínsula de

Reil. En general, los cuatro primeros se sitúan bajo los huesos del mismo nombre. La ínsula de Reil no puede verse desde la superficie, ya que se sitúa en el fondo de la cisura de Silvio.

El diencéfalo (constituido fundamentalmente por el tálamo y el hipotálamo) forman unas estructuras que se asientan en la profundidad de cada hemisferio cerebral.

Los tálamos son masas de sustancia gris, por lo que contienen cuerpos neuronales y abundantes conexiones sinápticas, ya que es principalmente una estación de relevo sensitivo (vía del

dolor). El hipotálamo, situado debajo del tálamo, presenta numerosos núcleos neuronales con gran

variedad de funciones relacionadas con factores hormonales. El cerebelo es, después del cerebro, la porción más grande del encéfalo. Ocupa la fosa craneal

posterior y se localiza debajo de los lóbulos occipitales del cerebro, del que está separado por una estructura meníngea que recibe el nombre de tienda del cerebelo. Consta también de dos hemisferios cerebelosos. Se une al tronco del encéfalo mediante tres pares

de pedúnculos cerebelosos, superior, medio e inferior, que no son mas que haces de fibras que entran y salen del cerebelo.

El tronco del encéfalo está formado pe el mesencéfalo, la protuberancia o puente y el bulbo raquídeo. El mesencéfalo es la porción más craneal del tronco cerebral, situado en la unión de las

fosas craneales media y posterior. El puente o protuberancia es la porción media del tronco del encéfalo, situado en la zona anterior

de la fosa craneal posterior.

El bulbo raquídeo es la porción más inferior del tronco encefálico y se sitúa en la fosa craneal posterior continuándose con la médula espinal.

En el apartado de neurología se tratará el sistema nervioso con más detalle.

2º.- MENINGES.- Las meninges son membranas de tejido conectivo que recubren el encéfalo y la

médula espinal. Constan de tres capas. La duramadre, es la más externa, y forma una lámina fuerte y gruesa. Recibe por ello el nombre de paquimeninge. La aracnoides es una lámina intermedia,

pegada a la duramadre y semejante a una red, que envía trabéculas a la piamadre. La piamadre es la capa más interna. Está en íntimo contacto con el tejido nervioso, al que recubre y se introduce en

el fondo de todas las fisuras y surcos.

La duramadre craneal se subdivide a su vez en dos capas: una capa externa endóstica, que forma el periostio de la calvaria, y otra interna o meníngea, que forma una fuerte membrana fibrosa que se

continúa, en el agujero magno, con la duramadre espinal que recubre a la médula. De la duramadre se desprenden fuertes tabiques hacia el interior del cráneo, que dividen la cavidad

craneal en compartimentos y soportan porciones del encéfalo. Los tabiques durales incluyen: la hoz

del cerebro, la hoz del cerebelo, la tienda del cerebelo y el diafragma de la silla turca.

La hoz del cerebro, un tabique en forma de hoz, se sitúa en la cisura longitudinal entre los dos hemisferios cerebrales. Se inserta, por su extremo anterior, en la “crista galli” del etmoides, y por su

porción posterior en la protuberancia occipital interna.

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La tienda del cerebelo forma un amplio pliegue en forma de semiluna, que separa del cerebelo la parte posterior del cerebro (lóbulos occipitales). La hoz del cerebro se une a la tienda y tira de ella

hacia arriba.

La hoz del cerebelo es un pliegue vertical en la porción posterior de la fosa craneal posterior que

separa los hemisferios cerebelosos.

El diafragma de la silla turca, una pequeña lámina circular de duramadre, forma el techo de la

fosa hipofisaria. Cubre a la hipófisis o glándula pituitaria y posee una abertura para el paso del tallo

de la hipófisis o infundíbulo.

Las meninges tiene una rica inervación, procedente principalmente del nervio trigémino o V par

craneal. El suelo de la fosa craneal anterior y la parte inferior de la hoz del cerebro están inervados por la rama oftálmica del trigémino, que también inerva la tienda del cerebelo. Esto puede tener su

importancia en la frecuente asociación de cefalalgia frontal en casos de lesiones en la fosa posterior.

Las dos capas de la duramadre se separan en ciertos lugares para formar unos espacios que sirven de canales sanguíneos y que recogen la sangre de todo el encéfalo. Son los senos venosos de la

duramadre o senos durales. a.- Los SENOS VENOSOS de la duramadre son espacios tapizados de endotelio entra las capas

endóstica y meníngea de la duramadre. La sangre del encéfalo drena en estos senos que terminan desembocando en la vena yugular interna.

El seno sagital superior se sitúa en el borde convexo de la hoz del cerebro. Se origina en la “crista galli” y termina, cerca de la protuberancia occipital interna, en la confluencia de los senos

(prensa de Herófilo).

El seno sagital inferior, mucho más pequeño, discurre por el borde cóncavo inferior de la hoz del cerebro y termina en el

Seno recto, formado por la unión del seno sagital inferior con la vena cerebral magna. Discurre hacia abajo y atrás a lo largo de la línea de unión de la hoz del cerebro con la tienda del cerebelo.

Senos transversos. Discurren lateralmente desde la confluencia de los senos marcando un surco en el hueso occipital y ángulo posteroinferior de los huesos parietales. Los senos transversos abandonan la tienda del cerebelo y se transforman en

Senos sigmoideos, que siguen un recorrido en forma de “S” en la fosa craneal posterior y forman profundos surcos en los huesos temporales y occipital. Cada seno sigmoideo gira

anteriormente, y se continúa luego con la vena yugular interna al salir del cráneo por el agujero yugular o rasgado posterior.

Los senos cavernosos se localizan a cada lado de la silla turca y del cuerpo del esfenoides. Cada

seno recibe la sangre de las venas oftálmicas superior e inferior, vena cerebral media superficial y senos esfenoparietales. En el interior de cada seno cavernoso se encuentra la arteria carótida

interna con su plexo simpático, y el nervio motor ocular externo o VI par craneal. En la pared lateral del seno reposan los nervios III par (motor ocular común) IV par (nervio troclear) y las

ramas 1ª y 2ª del trigémino o V par (oftálmica y maxilar respectivamente).

b.- IRRIGACIÓN DE LAS MENINGES.- Las arterias de la duramadre aportan más sangre a los

huesos del cráneo que a la propia duramadre. La principal es la arteria meníngea media, que es rama de la arteria maxilar. Penetra en el cráneo a través del agujero redondo menor, discurre lateralmente en el suelo de la fosa craneal media y gira hacia arriba y adelante sobre el ala mayor del

esfenoides (por dentro del pterion) donde se divide en un ramo anterior y otro posterior. Las venas de la duramadre acompañan a las arterias con el mismo nombre.

c.- ESPACIOS MENÍNGEOS.- Entre las meninges craneales podemos encontrar tres espacios virtuales. Estos espacios meníngeos son:

Espacio extradural o epidural: se encuentra entre los huesos de la calvaria y la capa endóstica de la duramadre. Es pues un espacio virtual y solo se transforma en espacio real si la sangre de

vasos meníngeos rotos se acumula en él.

Espacio subdural: es el espacio potencial que puede desarrollarse entre la duramadre y la aracnoides.

Espacio subaracnoideo: es el existente entre la aracnoides y la piamadre. En condiciones

normales se encuentra lleno de líquido cefalorraquídeo.

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Las lesiones o golpes en la cabeza pueden asociarse con varios tipos de hemorragias intracraneales. La hemorragia epidural o extradural consiste en un acúmulo de sangre entre el hueso del cráneo

golpeado y la capa endóstica de la duramadre. La mayor parte de las hemorragias provienen de las

arterias meníngeas desgarradas. La hemorragia subdural representa un acúmulo de sangre entre la duramadre y la aracnoides.

Suele aparecer tras un golpe en la cabeza que sacude el encéfalo dentro del cráneo y lo lesiona. El desplazamiento del encéfalo es mayor en las personas de edad, que presentan cierto grado de

retracción del encéfalo. La hemorragia subdural resulta frecuentemente del desgarro de una vena

cerebral a su entrada en el seno sagital superior. La hemorragia subaracnoidea conlleva la presencia de sangre en el espacio subaracnoideo,

generalmente consecuencia de la ruptura de un aneurisma (dilatación de una vaso sanguíneo intracerebral) aunque también pueden ser debido a fracturas craneales y laceraciones cerebrales. Esta

hemorragia da lugar a irritación meníngea, con síndrome meníngeo concomitante, que da lugar a rigidez de nuca, severa cefalalgia, vómitos y pérdida de consciencia.

3º.- LÍQUIDO CEFALORRAQUÍDEO (LCR). SISTEMA VENTRICULAR.- El sistema ventricular del encéfalo consta de cuatro ventrículos. El primero y el segundo reciben el

nombre de ventrículos laterales, son los componentes más grandes del sistema y ocupan una gran parte del interior de los hemisferios cerebrales. Cada ventrículo cerebral se abre al tercer ventrículo

a través de un orificio interventricular, el orificio de Monro. El 3er ventrículo no es más que una

cavidad en forma de hendidura entre las mitades derecha e izquierda del diencéfalo. Se continúa posteriormente con el acueducto cerebral de Silvio, que conecta el tercer y el cuarto ventrículos,

situado entre la protuberancia y el cerebelo. El LCR es una sustancia acuosa que se localiza en los ventrículos cerebrales y en el espacio

subaracnoideo. Está producido por los plexos coroideos de los ventrículos, que no son más que

ovillos capilares cubiertos por células epiteliales. Estas células absorben el líquido de la corriente sanguínea, lo segregan al interior de los ventrículos y

de ahí pasa al espacio subaracnoideo, a través de tres orificios que existen en el 4º ventrículo; dos pares, los agujeros de Lushka, y uno impar, el de Magendie. Estas aberturas son los únicos lugares

por los que el LCR penetra en el espacio subaracnoideo. El principal punto de reabsorción del LCR en el sistema venoso (es decir, desde el espacio

subaracnoideo al torrente sanguíneo venoso), se encuentra en las vellosidades aracnoideas que

son protrusiones de la aracnoides en las paredes de los senos venosos de la duramadre, especialmente en el seno sagital superior. Las vellosidades aracnoideas llegan a hipertrofiarse con la

edad, y entonces reciben el nombre de granulaciones aracnoideas o de Paccini. En ciertas zonas, en especial en la base del cráneo, la aracnoides y la piamadre están ampliamente

separadas por grandes lagunas de LCR: las cisternas subaracnoideas. Estas son:

Cisterna cerebelomedular o cisterna magna: entre la cara inferior del cerebelo y el techo del 4º ventrículo.

Cisterna pontina: en la cara anterior del puente y del bulbo raquídeo.

Cisterna interpeduncular: entre los pedúnculos cerebrales del mesencéfalo.

Cisterna superior: entre la porción posterior del cuerpo calloso y la cara superior del cerebelo.

VI.- ÓRBITA.- La órbita es una expansión del neurocráneo, cuya misión es proteger al ojo y al nervio óptico, con

forma de pirámide cuadrangular cuya base está situada por delante y el vértice por detrás. Así pues,

la órbita tiene cuatro paredes y un vértice. Las paredes internas de las dos pirámides son paralelas, mientras que las paredes externas, si se proyectan hacia atrás, se encontrarían formando un ángulo

recto.

La pared superior o techo está formada por el hueso frontal, que separa la órbita de la fosa craneal anterior. Cerca del vértice se podría observar una pequeña porción del ala menor del

esfenoides.

La pared interna la forma fundamentalmente la lámina vertical del etmoides, delgada como un papel, junto con contribuciones del frontal y lacrimal. Anteriormente, la pared interna presenta una

depresión formada por el surco lacrimal.

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El suelo de la órbita lo forma principalmente el hueso maxilar, y en parte por los huesos cigomáticos y palatinos. El suelo se encuentra separado parcialmente de la pared lateral por la

fisura orbitaria inferior.

La pared lateral la forman el cigoma y el ala mayor del esfenoides. Esta pared es gruesa,

especialmente su porción posterior que separa la órbita de la fosa craneal media.

Vértice: se encuentra en el conducto óptico, colocado en el ala menor del esfenoides, justo medial

a la fisura orbitaria superior.

Dada la delgadez de las paredes medial e inferior de la órbita, un golpe en el ojo puede fracturarla, involucrando en la rotura a los senos etmoidales o al seno maxilar. Lo mismo sucede con la pared

superior que, aunque es un poco más gruesa, es lo suficientemente fina para que un objeto punzante sea capaz de atravesarla sin demasiada dificultad, y penetrar así en el lóbulo frontal.

1º.- PÁRPADOS Y APARATO LACRIMAL.-

Los PÁRPADOS son unos pliegues móviles que protegen los ojos de la luz excesiva y de las lesiones,

además de mantener húmeda la córnea. Está cubiertos externamente por una piel muy fina, e internamente por la conjuntiva palpebral. Los párpados están reforzados por láminas de tejido fibroso denso, que reciben el nombre de tarsos

o láminas tarsales, que sirven de sostén a los mismos. Desde los extremos internos de los tarsos (entre la nariz y el canto del ojo) se encuentra el ligamento palpebral interno, que conecta los párpados con el borde medial de la órbita. De igual forma, el ligamento palpebral externo une los párpados con el borde lateral de la misma.

Las superficies internas de los tarsos están recubiertas por la conjuntiva, que se refleja sobre el globo ocular, por encima y por debajo, formando dos fondos de saco profundos: los fórnix conjuntivales. Cuando los párpados están cerrados, la conjuntiva es virtualmente un saco cerrado.

Sobre los bordes libres de los párpados encontramos las pestañas o cilios. Abriéndose camino en esos bordes libres existen glándulas sebáceas y sudoríparas: las glándulas tarsales (o de Meibomio) y

respectivamente, cuya secreción impide la adherencia de los bordes palpebrales. La secreccion de las glandulas de Meibomio forman las legañas. Si los conductos de las glándulas ciliares se obstruyen o

inflaman, se produce una tumefacción roja y dolorosa en el párpado conocida como orzuelo. La GLÁNDULA LACRIMAL se localiza, situada en una fosa poco profunda, en la parte superoexterna de la órbita, y su conducto excretor se abre en la parte externa del fórnix superior de la conjuntiva. La

secreción fluye desde el lado superoexterno hasta el lado interno del saco conjuntivo, donde es recogida por los conductillos lacrimales y llevada al saco lacrimal en el canto interno del ojo. De ahí

pasa al conducto nasolacrimal que conduce las lágrimas al interior del meato nasal. Las lágrimas contienen una enzima, la lisozima, capaz de combatir distintos tipos de bacterias.

2º.- CONTENIDO DE LA ÓRBITA.- El contenido de la órbita está representado por el globo ocular, el nervio óptico, los músculos oculares

y los nervios y vasos destinados al ojo. a.- El GLOBO OCULAR posee tres capas:

- Una externa fibrosa y opaca de soporte: la esclerótica, que en la parte anterior está reemplazada

por la córnea que es transparente. La córnea sobresale un poco, en un plano transversal, a causa de que su curvatura es más marcada que la curvatura de la esclerótica.

- Una capa media vascular: la coroides, firmemente unida a la retina pero que puede despegarse fácilmente de la esclerótica, y que anteriormente se une con el cuerpo ciliar, que a su vez conecta la

coroides con la circunferencia del iris.

El cuerpo ciliar tiene pliegues en su cara interna, los procesos ciliares, que secretan el humor acuoso. Este líquido rellena las cámaras anterior y posterior del globo ocular.

El iris, anterior al cristalino, es un diafragma contráctil con una abertura central, la pupila. Dos músculos se encargan de controlar el tamaño de la pupila: el esfínter de la pupila, con sus fibras

dispuestas circularmente y que la cierra (produce lo que en clínica se denomina miosis); y el dilatador de la pupila, que tiene las fibras dispuestas radialmente y que la abre (produce midriasis).

- La capa interna nerviosa o retina comprende dos láminas: celular pigmentada y nerviosa. En

la parte posterior de la retina se encuentra una mancha circular deprimida, la papila óptica, que es la zona donde el nervio óptico penetra en el globo ocular. Como contiene fibras nerviosas y no

fotorreceptores, la papila óptica es un área ciega insensible a la luz.

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Justo lateral a esta área ciega se encuentra una mancha amarilla, la mácula lútea, que en su centro tiene una depresión, la fóvea central, que es área de visión más aguda, pues es donde se enfoca el

objeto que estamos mirando. Lejos de este área, la visión se hace progresivamente menos efectiva.

La retina está irrigada por la arteria central de la retina, una rama de la arteria oftálmica.

b.- MEDIOS DE REFRACCION DEL OJO.- En su camino hacia la retina, las ondas luminosas pasan a través de los medios refractantes del ojo: córnea, humor acuoso, cristalino y humor vítreo.

- De la córnea ya hemos hablado y sabemos que es el área circular anterior y transparente de la capa externa fibrosa del globo ocular. Es avascular (no tiene vasos sanguíneos) y muy sensible,

recibiendo su inervación sensitiva a través de la rama oftálmica del V par craneal. Se nutre mediante el humor acuoso, el líquido lacrimal y el oxígeno del aire.

- El humor acuoso, de las cámaras anterior y posterior del ojo, está producido por los cuerpos ciliares. Este líquido se segrega en la cámara posterior del ojo y, a través de la pupila,

pasa hacia la cámara anterior, llenando así ambas cámaras. El humor acuoso abandona el ojo por unos finos canales que se encuentran entre el borde de la córnea y la cara anterior de iris. Estos

canales conducen el líquido al sistema venoso, para que se reabsorba su exceso, y se denominan

senos venosos de la esclera o canales de Schlemm. Este mecanismo es semejante al de reabsorción de líquido cefalorraquídeo.

- El cristalino es una lente transparente, biconvexa con la parte anterior menos curvada que la posterior. Es elástico y se encuentra unido a la cara posterior de los cuerpos ciliares por el

ligamento suspensorio. El cuerpo ciliar posee un músculo liso, el músculo ciliar, que cuando se contrae reduce la tensión del ligamento suspensorio, permitiendo así al cristalino contraerse y

hacerse más redondeado. Esto aumenta el poder de refracción y entonces el ojo puede enfocar objetos más cercanos.

- El humor vítreo está situado por detrás del cristalino y ocupa la cámara vítrea del ojo, que se encuentra entre el cristalino y la retina. Consiste en una gelatina clara y transparente, que además

de dejar pasar la luz, mantiene a la retina en posición y proporciona soporte al cristalino.

c.- MÚSCULOS DE LA ÓRBITA.-

Son siete. Seis encargados de proporcionar movimiento al ojo y el séptimo destinado al párpado superior.

Los músculos recto superior, inferior, interno y externo, se disponen alrededor del globo ocular formando el cono recto. El vértice de este cono está formado por una anillo fibroso resistente, que

rodea el conducto óptico y la parte interna de la fisura orbitaria superior. Cada músculo recto surge de la parte correspondiente del anillo y se dirige hacia delante para insertarse a 0,5 cm.

aproximadamente de la unión esclerocorneal. Los otros tres músculos son el oblicuo superior, el

oblicuo inferior y el elevador del párpado superior. La INERVACIÓN de los músculos de la órbita es la siguiente:

El nervio motor ocular común (III par craneal) inerva a los músculos recto superior, inferior, interno, oblicuo inferior y elevador del párpado superior. El nervio patético o troclear (IV par craneal) inerva al músculo oblicuo superior; y el nervio motor ocular externo (VI par craneal) inerva al músculo recto externo del ojo. Todos ellos penetran en la órbita a través fisura orbitaria superior. d.- VASOS Y NERVIOS DE LA ÓRBITA.-

La irrigación de la órbita procede de la arteria oftálmica (rama de la carótida interna) y en parte de

la arteria infraorbitaria (rama de la arteria maxilar, que es a su vez rama de la carótida externa). Las venas son homónimas a las arterias y drenan hacia atrás, a través de la fisura orbitaria superior,

hacia el seno cavernoso.