el misterio del tren azul - christie agatha

Upload: mariano-domingo

Post on 05-Apr-2018

234 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    1/119

    2EL MISTERIO DEL TREN AZUL AGATHA CHRISTIE GUA DEL LECTOR En un orden alfabtico convencional relacionamos a continuacin losprincipales personajes que intervienen en esta obra:>AARONS, Joseph: Agente teatral.XVAN ALDIN, Rufus: Millonario norteamericano.

    DALICE: Doncella de Katherine Grey.8ARCHER: Criado de Van Aldin.:CARRGE: Juez de instruccin.FCAUX: Comisario de polica en Niza.\EVANS, Charlie: Cuarto esposo de lady Rosalie.TFRAVELLE, Hipolyte: Criado de De la Roche.FRAVELLE, Mane: Esposa de Hipolyte y tambin criada de De la Roche.4GEORGE: Criado de Poirot.0GOBY: Detective privado.GREY, Katherine: Antigua seorita de compaa de la difunta Mrs. Harfield.tHARFIELD, Mary Anne: Prima de la fallecida Jane Harfield.VHARRISON, Arthur: Mdico de Mrs. Harfield.JHARRISON, Polly: Esposa del anterior.KETTERING, Derek: Arruinado caballero miembro de una antigua familia inglesa.rKETTERING, Ruth: Esposa del anterior e hija de Van Aldin.KNIGHTON, Richard: Secretario de Van Aldin y comandante retirado.NMASN, Ada Beatrice: Doncella de Ruth.nMICHEL, Pierre: Conductor del coche-cama del Tren Azul.zMIRELLE: Bella y famosa bailarina, amante de Derek Kettering.lPAPOPOLOUS: Judo griego comerciante en antigedades.0PAVETT: Criado de Derek.~POIROT, Hercule: Famoso detective, protagonista de esta novela.jDE LA ROCHE, Armand: Conde y distinguido aventurero.LTAMPLIN, Lenox: Hija de lady Rosalie.`TAMPLIN, Lady Rosalie: Prima de Katherine Grey.

    rVINER, Amelia: ntima amiga de la difunta Jane Harfield.

    NZIA: Hermosa joven, hija de Papopolous."Captulo primero

    BEL HOMBRE DE LOS CABELLOS BLANCOS

    Sera alrededor de medianoche cuando un hombre atraves la plaza de laConcordia. A pesar del magnfico abrigo de piel que cubra su magro cuerpo,haba en l algo esencialmente dbil y miserable. Era un hombrecillo con cara de rata, uno de esos hombres que pareceimposible que puedan ocupar ningn puesto relevante, o que lleguen a destacaren cualquier esfera. Sin embargo, quien creyese tal cosa se equivocara

    totalmente porque este hombre, despreciable e inconspicuo, jugaba unimportante papel en los destinos del mundo. En un imperio gobernado por lasratas, l era el rey. Incluso ahora, en una embajada aguardaban su regreso. Pero antes tena otrosquehaceres, de esos que la embajada no conoca oficialmente. A la luz de laluna, su rostro apareca blanco y afilado, destacndose su nariz ligeramentecurvada. Su padre, un judo polaco, oficial de sastre, se hubiera mostradosatisfecho con el trabajo que esta noche haba llevado a su hijo alextranjero. Lleg al Sena, lo cruz y entr en uno de los barrios de peor reputacin dePars. Se detuvo ante una ruinosa casa de pisos, y subi hasta un apartamentosituado en el cuarto piso. Golpe la puerta con los nudillos, y an no sehaba extinguido el ruido de los golpes, cuando sta fue abierta por una

    mujer que, sin duda, estaba esperndole. No le salud, pero le ayud a sacarseel abrigo. Despus lo gui a un saloncito amueblado con el peor gusto. La luz,velada por una chillona pantalla de seda roja, suavizaba pero no ocultaba el

    Page 1

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    2/119

    vulgar maquillaje que cubra el rostro de la muchacha, como tampoco los rasgosmongoles de su rostro. No caba la menor duda de la profesin y nacionalidadde Olga Demiroff.2-Va todo bien, pequea?.R-Todo va perfectamente, Boris Ivanovitch.

  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    3/119

    anchos hombros y cuyo origen transatlntico era evidente. Su aguda mirada fuede uno a otro.P-Mr. Krassnine? -pregunt amablemente.Z -Servidor -dijo Boris-. Le ruego me perdone por lo inapropiado del lugar,pero se impona la mayor reserva. Por nada del mundo, quisiera que merelacionaran con este asunto.h-Est bien -contest el norteamericano, afablemente.

    -Me ha dado usted su palabra de no divulgar ningn detalle de este asunto.Es una de las condiciones de... la venta. El otro asinti.-S, eso ya qued convenido -seal con indiferencia-. Ahora supongo que meensear el objeto.H-Trae usted el dinero en efectivo?.@-S -contest el norteamericano. Sin embargo, no hizo el menor gesto para mostrarlo. Tras un momento de duda,Krassnine le seal el paquetito que estaba en la mesa." El hombre lo cogi y desenvolvi el papel. Luego, coloc el contenido bajola luz de una lmpara y lo examin atentamente. Satisfecho, sac de subolsillo una abultada cartera de piel y extrajo de ella un voluminoso fajo quetendi al ruso, quien los cont cuidadosamente. -Conforme?.J-S, seor, conforme. Muchas gracias.N -Entonces -dijo el norteamericano, guardndose el pequeo envoltorio altiempo que se inclinaba ante Olga-, buenas noches, mademoiselle; buenasnoches, Mr. Krassnine.Sali y la pareja cruz una mirada. El hombre se pas la lengua por susresecos labios.>-Llegar a su hotel? -murmur. Con un mismo movimiento, ambos se dirigieron hacia la ventana. Llegaron atiempo para ver al norteamericano salir a la calle. ste se volvi hacia laizquierda y se alej a grandes zancadas sin volver ni una vez la cabeza. Dossombras salieron de un portal y lo siguieron silenciosamente. Perseguido y

    perseguidores se perdieron en la noche. Olga Demiroff dijo:-Llegar a su destino felizmente, no tengas miedo... o esperanzas.-Por qu crees que llegar felizmente? -pregunt Krassnine curioso.-Un hombre que ha ganado tanto dinero como l no debe de ser ningn loco-afirm Olga-. A propsito de dinero...HMir significativamente a Krassnine. -Qu?.8-Mi parte, Boris Ivanovitch.D Con cierto disgusto, Krassnine le tendi dos billetes. La muchacha le diolas gracias sin la menor emocin y guard inmediatamente el dinero en una desus medias.6-Muy bien -dijo satisfecha.

    :Boris la mir con curiosidad.\-No sientes remordimientos, Olga Vassilovna?.:-Remordimientos?. Por qu?." -Por lo que ha estado bajo tu custodia. Hay mujeres... Mejor dicho, creo quela mayora de las mujeres se hubiesen vuelto locas por una cosa as..Ella asinti pensativa.-S, tienes razn. La mayora de las mujeres se volveran locas, pero yo no.Ahora me pregunto... -Se detuvo.^-Qu? -pregunt el otro con cierta curiosidad.-Estoy segura de que el norteamericano no tendr problemas. S, de eso estoysegura. Pero me pregunto...>-Eh?. En qu ests pensando?.-Que se lo regalar quizs a alguna mujer -respondi Olga pensativa-. Y me

    pregunto qu suceder entonces.Se levant impaciente y fue hacia la ventana. De pronto, profiri unaexclamacin y llam a su compaero.

    Page 3

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    4/119

    b-Mira, pasa otra vez el hombre que te dije antes. Ambos miraron hacia abajo. Una delgada y elegante figura masculina avanzabacon paso lento. Llevaba una capa y un sombrero de copa alta cubra su cabeza.Cuando pas junto a una farola, la luz ilumin un mechn de cabellosblancos. Capitulo II

    DPadre e hija se miraron sonriendo. Captulo III

    CORAZN DE FUEGO EL MARQUS

    El hombre de los cabellos blancos sigui su camino sin la menor prisa y, alparecer indiferente a cuanto le rodeaba, gir por la primera calle a laderecha, y luego por otra a la izquierda. De vez en cuando, tarareaba unestribillo. De pronto se detuvo y escuch con atencin. Haba odo cierto ruido, que lomismo poda ser el reventn de un neumtico que un disparo. Por un momento,una extraa sonrisa asom en su rostro. Luego reanud su tranquilo paseo. Al volver una esquina, se encontr con un grupo de personas. Un agente depolica tomaba notas en una libreta, y un par de noctmbulos le explicaban loque haban visto. El hombre de los cabellos blancos se dirigi amablemente auno de ellos.

  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    5/119

    Haba algo venerable y patriarcal en Mr. Papopolous. Tena una amplia frente yuna hermosa barba blanca. Sus modales eran algo eclesisticos y bondadosos.-Mi querido amigo -dijo Mr. Papopolous. Hablaba en francs con un acentofuerte y ceremonioso.-Ante todo, perdn por lo intempestivo de la hora -rog el visitante.P -De ninguna manera, de ninguna manera -replic Mr. Papopolous-. Estas horasde la noche son las ms interesantes. Seguramente habr pasado usted una

    velada agradable.N-No personalmente -contest El Marqus.-No personalmente -repiti Papopolous-. No, claro que no. Hay algunanoticia?.Mir de soslayo al visitante con una mirada que no tena nada de eclesisticani de bondadosa.-No, no hay ninguna noticia. El intento fall, tal como me figuraba.h-Era de esperar -seal Papopolous-. La violencia... Movi la mano como para expresar su intenso desagrado por la violencia encualquiera de sus formas. Realmente no haba nada de violento en el aspecto deMr. Papopolous ni en los negocios que realizaba. Era un hombre conocidsimo enla mayora de las cortes europeas y los reyes le llamaban amistosamenteDemetrius. Tena fama de ser sumamente discreto. Esto, unido a su nobleapariencia, le haban sacado con bien de varias transacciones ms que dudosas. -El ataque directo -prosigui el griego, al tiempo que meneaba la cabezadubitativamente- algunas veces sale bien, pero muy pocas.-Yo las creo -dijo El Marqus.Se levant y cogi la capa que haba arrojado sobre el respaldo de unasilla.-Le mantendr informado, Mr. Papopolous, por los conductos habituales, perono debe haber ningn obstculo en sus arreglos.@Mr. Papopolous se mostr dolido.Z-No hay obstculos en mis arreglos -protest.El otro sonri y, sin una sola frase de despedida, abandon la habitacin. El anticuario permaneci unos instantes pensativo, acaricindose la blancay venerable barba. Luego se dirigi a otra puerta y la abri. Una joven, quesin duda haba estado escuchando por el ojo de la cerradura, entr en la

    habitacin sin que Mr. Papopolous mostrase la menor sorpresa. Por lo visto,aquello era completamente natural para l.2-Y bien, Zia? -pregunt.D-No le he odo salir -explic Zia. Era una hermosa joven de cuerpo escultural y brillantes ojos negros. Su granparecido con el anticuario, haca evidente que eran padre e hija.-Es una lstima -aadi disgustada- que no se pueda ver y or al mismotiempo a travs del ojo de la cerradura...-Eso mismo he pensado yo muchas veces -asinti Papopolous con la mayorsencillez.-Asique se es El Marqus? -inquiri Zia lentamente-. Lleva siempreantifaz, pap?. -Siempre.

    *Se produjo una pausa.`-Se trata de los rubes, verdad? -pregunt Zia."Su padre asinti.

    Page 5

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    mailto:@Mr.http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlmailto:@Mr.
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    6/119

    -Qu piensas, pequea? -continu con un alegre brillo en los ojos oscuros. -Del Marqus?. -S.-Sencillamente, que parece muy raro encontrar a un ingls distinguido quehable el francs tan bien como l.p-Ah! -exclam el griego-. Asique eso es lo que crees?.Como de costumbre, no se comprometi, pero mir con aprobacin a su hija.

    -Tambin me parece -prosigui la muchacha- que la forma de su cabeza es muyextraa.-S, abultada -dijo el padre-, demasiado abultada, pero eso es debido a lapeluca. Rufus Van Aldin entr por la puerta giratoria del Savoy y se dirigi hacia larecepcin. El empleado le salud respetuosamente.-Buenas tardes, Mr. Van Aldin; me alegro mucho de volverlo a ver por aqu.xEl millonario norteamericano asinti en un saludo informal.6-Todo en orden? -pregunt.r-S, seor. El comandante Knighton le espera en su suite.6Van Aldin volvi a asentir.2-Tengo correspondencia?.p-S, seor; la acaban de subir. Ah!, espere un momento.NBusc en el casillero y sac una carta.6-La han trado ahora mismo.D Rufus Van Aldin la cogi y, al fijarse en la escritura, trazada por mano demujer, su rostro se transform en el acto. Se suaviz su expresin a la vezque se relajaba la dura lnea de su boca. Pareca otro hombre. Se dirigi alascensor con la carta en la mano y la sonrisa en los labios.J En el saln de la suite, un joven sentado ante una mesa abra lacorrespondencia con la habilidad propia de una larga prctica. Al entrar VanAldin, se puso de pie.$-Hola, Knighton!.d-Cmo est usted, seor?. Ha tenido buen viaje?.-As, as -respondi el millonario indiferente-. Pars se ha convertido en un

    antro. Sin embargo, consegu lo que buscaba.RSonri con severidad, casi para s mismo.j-Cosa muy lgica en usted -dijo el secretario riendo.6-As es -asinti Van Aldin. Lo dijo con un tono prctico, como si se tratase de algo que no tuviesevuelta de hoja. Se despoj de su pesado abrigo y avanz hacia la mesa.(-Hay algo urgente?.-No lo creo, seor, hasta ahora nada importante. Todava no he terminado declasificarla. Van Aldin asinti brevemente. Era un hombre que poqusimas veces censurabao alababa. El mtodo que segua con sus empleados era sencillo. Primero lospona a prueba e inmediatamente despeda a los que resultaban ineptos. La

    seleccin que haca de la gente no tena nada de convencional. Por ejemplo,dos meses antes haba encontrado a Knighton en una estacin invernal suiza. Eljoven le caus buena impresin y, al revisar su hoja de servicios, encontrla explicacin de su leve cojera. Knighton no ocult que estaba buscando unempleo y hasta le pregunt tmidamente al millonario si saba de alguno. VanAldin record con una sonrisa severa el asombro del joven cuando le ofreci laplaza de secretario privado.Pero... yo no tengo ninguna experiencia comercial, haba tartamudeado eljoven. Eso me importa un comino -haba replicado Van Aldin-. Tengo tressecretarios que se ocupan de esas cosas, pero pienso permanecer en Inglaterradurante tres meses y quiero un ingls que sepa moverse y se ocupe de loscompromisos sociales.

    @ Hasta ahora se haba confirmado su juicio. Knighton demostraba ser unhombre inteligente, rpido y de recursos, adems de tener una innatadistincin personal.

    Page 6

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    7/119

    El secretario seal tres o cuatro cartas colocadas en un ngulo delescritorio.p-Sera conveniente que echase un vistazo a estas cartas.`La de encima se refiere al contrato de Colton...fRufus Aldin levant una mano en seal de protesta.N -Esta noche no leer nada -declar-. Todas pueden esperar hasta maana,menos sta. Mir la que tena en la mano, y de nuevo la extraa sonrisa

    apareci en su rostro.HRichard Knighton sonri comprensivo.:-Mrs. Kettering? -murmur-. Telefone ayer y hoy; parece muy ansiosa deverle cuanto antes, seor. -De veras?. La sonrisa desapareci del rostro del millonario. Abri el sobre que tenaen la mano y sac la carta. A medida que iba leyendo su rostro se ensombreca,su boca adquiri la dura lnea que tan bien conocan en Wall Street y frunciel entrecejo en un gesto de amenaza. Knighton volvi discretamente la cabeza,y continu con el trabajo de abrir las cartas y clasificarlas. El millonariolanz un juramento y descarg un violento puetazo contra la mesa. -No tolerar esto -dijo como hablando consigo mismo-. Pobre chiquilla!. Esuna suerte que tengas a tu padre para que te respalde. Comenz a pasearse arriba y abajo por la habitacin, con una expresinagria. Knighton, inclinado sobre la mesa, pareca absorto en su trabajo. Depronto, Van Aldin se detuvo y cogi el abrigo de la silla donde lo habadejado.J-Vuelve a salir? -pregunt Knighton.6-S, voy a ver a mi hija. 'H-Y si llama la gente de Colton...?.4-Mndelos usted al diablo.`-Muy bien -contest el secretario, impertrrito. Van Aldin, con el abrigo ya puesto, se cal el sombrero hasta las orejas yse dirigi hacia la puerta. All se detuvo para decir:-Es usted un buen muchacho, Knighton. Por lo menos, no me incordia cuando me

    ve preocupado.DKnighton sonri, pero no contest.-Ruth es mi nica hija -explic Van Aldin-. Nadie en el mundo sabe lo queella significa para m.Una dbil sonrisa ilumin su rostro mientras meta la mano en el bolsillo.F-Quiere usted ver algo, Knighton?. Sac del bolsillo un paquete mal envuelto en papel de estraza. Quit elpapel y apareci un gran estuche de terciopelo rojo rado. En el centro de latapa haba unas iniciales entrelazadas y una corona. Al abrirlo, elsecretario no pudo contener un grito de asombro. Sobre el blanco amarillentodel forro de satn, las piedras parecan gotas de sangre.V-Dios mo! -exclam-. Son... verdaderas?.

    nVan Aldin solt una carcajada que son como un cacareo. -No me extraa su pregunta. Entre estos rubes estn los tres ms grandesdel mundo. Los llev Catalina de Rusia, Knighton. ste del centro, ve usted?,es conocido por el nombre de Corazn de fuego. Es perfecto, no tiene ni unasola mancha.t-Pero deben de costar una fortuna -murmur el secretario.-Cuatrocientos o quinientos mil dlares, sin contar el valor histrico-respondi Van Aldin tranquilamente.l-Y los lleva usted as como si nada, en el bolsillo?.0Van Aldin ri divertido.N-Pues claro, son mi regalito para Ruth.FEl secretario sonri discretamente.-Comprendo ahora la ansiedad de Mrs. Kettering en el telfono -murmur.

    Pero Van Aldin mene la cabeza. Su rostro recobr su duro aspecto.-Respecto a eso, est usted equivocado -dijo-, porque ella no sabe ni unapalabra del regalo. Quiero sorprenderla.

    Page 7

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    8/119

    TCerr el estuche y lo envolvi lentamente. -Es una lstima que se pueda hacer tan poco por los que uno quiere. Yopodra comprarle una buena parte del mundo a Ruth si eso pudiese serle dealguna utilidad, pero de nada me servira. Al colgar esas joyas alrededor desu cuello le proporcionar unos minutos de placer, pero -mene la cabezatristemente- cuando una mujer no es feliz en su hogar... No termin la frase. El secretario asinti con discrecin. l conoca mejor

    que nadie la reputacin de la honorable Mrs. Kettering. Van Aldin suspir, guard el paquete en el bolsillo de su abrigo, salud aKnighton y sali de la habitacin. Captulo IV

    -Tal vez todo sea imaginacin ma -murmur-, pero estoy seguro de que hayalgo que no ha querido decirme. Capitulo V UN HOMBRE TIL 0 Rufus Van Aldin haba terminado su frugal desayuno, compuesto de caf ytostadas, que era lo que tomaba siempre, cuando Knighton entr en lahabitacin.R-Mr. Goby est abajo, seor. Desea verle.hEl millonario mir el reloj. Eran las nueve y media. -Bien; que suba.> Poco despus entraba Mr. Goby en el saln. Era un hombre menudo, mayor, malvestido, cuya mirada iba de un lado a otro sin detenerse nunca en suinterlocutor.h-Buenos das, Goby -salud el millonario-. Sintese.0-Gracias, Mr. Van Aldin.Goby se sent con las manos sobre las rodillas y clav su mirada en elradiador de la calefaccin.:-Tengo un trabajo para usted.2-Muy bien, Mr. Van Aldin.-Como usted sabe seguramente, mi hija est casada con el honorable DerekKettering. Mr. Goby transfiri su mirada del radiador al cajn izquierdo de la mesa

    escritorio, a la vez que se permita una humilde sonrisa. Goby estaba enteradode infinidad de cosas, pero le disgustaba confesarlo. -Por consejo mo, mi hija va a presentar una demanda de divorcio. Eso, desdeluego, es asunto de un abogado; pero, por motivos particulares, quiero la msamplia y completa informacin posible...LMr. Goby contempl el techo y murmur:>-De la vida de Mr. Kettering?. -Eso es.2-Muy bien, Mr. Van Aldin.(Goby se puso de pie.p-Cundo la tendr usted lista? -pregunt el millonario.l-Le corre a usted prisa, seor?. Por supuesto que s.

    LGoby sonri comprensivo a la chimenea.^-Le parece a usted bien esta tarde a las dos?.D-Perfectamente. Buenos das, Goby.(-Buenos das, seor. -se es un hombre muy til -le coment Van Aldin a su secretario, que habaentrado al salir Goby-. En su especialidad es un as.B-Y qu especialidad es la suya?.-La informacin. Dele veinticuatro horas y le pondr al corriente de la vidaprivada del arzobispo de Canterbury.t-Un sujeto tilsimo -corrobor Knighton con una sonrisa.-Su ayuda me ha sido valiossima en un par de ocasiones -explic Van Aldin-.Ahora, Knighton, a trabajar. En las horas que siguieron, despach rpidamente una gran cantidad de

    asuntos. Eran las doce y media cuando son el telfono. Knighton se puso alaparato e inform a su jefe de que Mr. Kettering estaba abajo. El secretariomir a Van Aldin, que asinti.

    Page 8

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    9/119

    j-Dgale a Mr. Kettering que tenga la bondad de subir.B El secretario recogi los papeles y sali. Al llegar a la puerta, se cruzcon el visitante y Derek Kettering le cedi el paso, despus entr y cerr lapuerta.-Buenos das, seor. Me han dicho que tena usted muchas ganas de verme.N La voz suave, con un leve tono irnico, despert los recuerdos de VanAldin. Era una voz que tena encanto, siempre lo haba tenido. Mir fijamente

    a su yerno. Derek Kettering tena treinta y cuatro aos y un cuerpo atltico.Su rostro moreno y afilado conservaba incluso ahora un aire juvenil.4-Sintese -dijo Van Aldin.Kettering se dej caer en un silln y mir a su suegro con una expresin dedivertida tolerancia.-Haca mucho tiempo que no nos veamos, seor -contest amablemente-. Casidos aos. Ha visto usted a Ruth?.,-S, la vi ayer noche.x-Est muy guapa, verdad? -pregunt el otro tranquilamente.-No creo que tenga usted muchas oportunidades de comprobarlo -replic elmillonario con sequedad.BDerek Kettering enarc las cejas.-Algunas veces nos encontramos en el mismo cabaret -dijo indolente.-No pienso andarme por las ramas -manifest Van Aldin-. Le he aconsejado aRuth que presente una demanda de divorcio.LDerek Kettering no pareci conmoverse.h-Qu drstico! -murmur-. Me permite usted fumar?.hEncendi un cigarrillo y lanz una bocanada de humo.V-Y Ruth qu dice? -pregunt despreocupado.R-Ruth est dispuesta a seguir mi consejo. -De veras?.-Eso es todo lo que tiene que decir? -pregunta Van Aldin con viveza.zKettering sacudi en la chimenea la ceniza de su cigarrillo.-Creo que comete una gran equivocacin -explic en el mismo tono.-Eso ser desde su punto de vista -afirm Van Aldin con severidad.

    -No personalicemos. No pienso en m ahora, sino en Ruth. Como usted debe desaber ya, mi pobre viejo no puede durar mucho, segn afirman todos losmdicos. Que Ruth tenga un poquito de paciencia y, dentro de un par de aos,yo ser lord Leconbury y ella la seora de Leconbury, que, al fin y al cabo,fue por lo que se cas conmigo.l-No tolerar sus malditas insolencias -dijo Van Aldin.NDerek Kettering le sonri impertrrito.z -Estoy de acuerdo con usted en que eso de los ttulos es una cosa pasada demoda. Sin embargo, Leconbury es una magnfica finca y, despus de todo, somosuna de las familias ms antiguas de Inglaterra. Si Ruth se divorcia, sera muydesagradable para ella enterarse de que otra mujer reina en Leconbury en sulugar.

    v-Le estoy hablando a usted en serio, joven -dijo Van Aldin.0 -Yo tambin -respondi Kettering-. Reconozco que estoy casi en la ruina, yque si Ruth se divorcia de m me pondr en un verdadero aprieto. Si ha podidoesperar durante diez aos, por qu no esperar un poco ms?. Le doy a usted mipalabra de honor de que el viejo no puede durar ms de dieciocho meses y, comole dije antes, es una verdadera lstima que Ruth no consiga lo que deseaba alcasarse conmigo.-Insina, acaso, que mi hija se cas con usted por su ttulo y posicin?.Derek Kettering se ri con una risa que no tena nada de divertida.-Supongo que no creer usted que fue un casamiento por amor, verdad?.-Lo que s es que en Pars, hace diez aos, hablaba usted de una manera muydistinta.

    -De veras?. Es posible. Ruth era entonces muy hermosa, algo as como unngel o una santa que hubiese descendido del altar de una iglesia. Entonces yotena muy buenos propsitos; pensaba emprender una nueva vida, vivir en mi

    Page 9

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    10/119

    hogar de acuerdo con las tradiciones inglesas, con una hermosa esposa que meamase -se ri de nuevo, esta vez ms amargamente-. Supongo que usted no mecreer.-No tengo la menor duda de que usted se cas con Ruth por su dinero -sealframente Van Aldin.-Y ella, en cambio, se cas conmigo por amor? -pregunt el otro con irona.F-Desde luego -afirm el millonario.

    Derek Kettering le mir unos momentos y, al fin, asinti pensativo:-Veo que est usted convencido de eso. Pero le aseguro, querido suegro, queme desenga muy rpidamente. -No s adonde quiere usted ir a parar, ni me interesa -dijo Van Aldin-. Loque s s es que ha tratado usted a Ruth de una manera ignominiosa. -S, es verdad -admiti Kettering con despreocupacin-; pero ella es dura.Es hija suya. Bajo su dulce aspecto, es dura como el granito. A usted siemprelo han tenido por un hombre duro. Pero ella lo es ms todava. Despus detodo, usted quiere a alguien ms que a usted mismo. Ruth nunca ha querido niquerr a nadie. -Ya es suficiente -manifest Van Aldin-. Si le he llamado, ha sido paraexplicarle claramente lo que pienso hacer. Mi hija tiene derecho a ser feliz.Y recuerde esto: yo estoy detrs de ella.Derek Kettering se puso de pie, tir su cigarrillo y pregunt con voz muytranquila:v-Me quiere usted explicar el significado de sus palabras?.-Que ser mucho mejor para usted que no intente defender su causa.0-Oh! -dijo Kettering-. "Es una amenaza?.B-Puede usted tomarlo como quiera.Derek Kettering acerc una de las sillas a la mesa y se sent frente almillonario.-Y si a m, por llevarles la contraria -coment en voz baja-, se meocurriera defenderme?.@Van Aldin se encogi de hombros.L -No sea tonto, no puede usted hacerlo. Consulte a su abogado y ver cmo le

    repite lo que yo le he dicho. Su conducta ha despertado las habladuras detodo Londres.& -Supongo que Ruth habr montado un escndalo con la historia de Mirelle. Hasido una verdadera tontera por su parte. Yo no me meto con sus amigos.j-Qu es lo que insina? -pregunt Van Aldin tajante.>Derek Kettering se ech a rer.-Veo que no lo sabe usted todo, seor, y que est predispuesto contra m.vCogi el sombrero y el bastn y se dirigi hacia la puerta. -No tengo por costumbre dar consejos -dijo antes de salir-, pero en estecaso aconsejara la ms absoluta franqueza entre padre e hija.Sali rpidamente de la habitacin, cerrando la puerta en el momento en queel millonario se levantaba.

    -Qu diablos habr querido decir? -murmur Van Aldin, mientras se dejabacaer otra vez en su silln. Su malestar volva a ser ms fuerte que nunca. En el fondo de todo aquellohaba algo que no haba conseguido averiguar. El telfono estaba a su lado;descolg el receptor y pidi el nmero de la casa de su hija."-Hola!. Hola!. &Es Mayfair 81907?..-Est Mrs. Kettering?.Z-Ha salido a comer?. Y a qu hora volver?. -No lo sabe?.*-No, no le diga nada.NColg el aparato con un ademn furioso.A las dos de la tarde se paseaba nervioso por la habitacin, esperando aGoby, que se present a las dos y diez.

    F-Qu hay? -pregunt el millonario. Pero el pequeo Mr. Goby no pareca tener la menor prisa. Se sent frente ala mesa, sac una vieja libreta y empez a leer con voz montona. El

    Page 10

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    11/119

    millonario escuchaba con creciente inters. Goby termin su lectura y se pusoa mirar fijamente la papelera.-Aja! -dijo Van Aldin-. Esto parece muy claro!. El asunto ir como unaseda. La prueba del hotel es segura, verdad?.-A prueba de balas, seor -afirm Goby, y mir malvolamente a un sillndorado. -Y su situacin financiera malsima, verdad?. Segn dice usted, trata de

    conseguir un prstamo porque ha consumido ya todo el crdito a cuenta de laherencia paterna. En cuanto se divulgue la noticia de su divorcio no le va aser posible conseguir un penique. Adems, podemos adquirir sus letras ypagars para apremiarlo. Ya es nuestro, Goby, ya no se nos escapa!.~Peg un fuerte puetazo en la mesa. Su rostro estaba radiante.-La informacin -dijo Mr. Goby con una voz fina- parece satisfactoria.-Ahora tengo que ir a Curzon Street. Le estoy muy agradecido, Goby. Es ustedun as.Una plida sonrisa de satisfaccin apareci en el rostro del hombrecillo.r-Gracias, Mr. Van Aldin, procuro hacerlo lo mejor que s. Van Aldin no fue directamente a Curzon Street. Se dirigi primero a la City,donde mantuvo dos entrevistas con resultado satisfactorio. Desde all cogiel metro hasta Down Street. Mientras caminaba por Curzon Street, un hombresali de la casa nmero 160, y ech a andar en su direccin. Por un instante,el millonario crey que se trataba de Derek Kettering; la estatura y lacorpulencia eran parecidas. Cuando por fin se encontraron frente a frente,comprob que aquel hombre le era totalmente desconocido. No, no del tododesconocido. Aquel rostro le recordaba algo asociado con un episodio muydesagradable. Trat de precisar el recuerdo, pero no pudo conseguirlo. Entren la casa moviendo furiosamente la cabeza. Le irritaba no poder acordarse dequin era aquel hombre.Ruth Kettering le estaba esperando. Al verle, sali a su encuentro parabesarle.D-Hola, pap, cmo van las cosas?.-Muy bien -dijo Van Aldin-; pero tengo que decirte unas palabras.

    B El millonario not el ligero e imperceptible cambio: la alegra de antesfue reemplazada por una actitud astuta y alerta. La joven se sent en unamplio silln.@-Bueno, pap, de qu se trata?.D-Esta maana he visto a tu marido.*-Has visto a Derek?. -S. Me solt un sinfn de insolencias, pero al marcharse ha dicho algo queno entend. Que entre padre e hija debe existir la ms completa franqueza.Puedes explicarme qu quiso decir con eso?.\Mrs. Kettering se movi inquieta en su silln.L-No lo s, pap. Cmo voy a saberlo?. -S que lo sabes -replic Van Aldin-. Tu marido me ha dado tambin a

    entender que si es verdad que l tiene sus amistades, nunca se ha metido paranada con las tuyas. Qu quiso decir con eso?.D-No lo s -repiti Ruth Kettering. -Vamos a ver, Ruth; yo no quiero meterme en este asunto con los ojoscerrados y no estoy seguro de que tu marido no ponga trabas al divorcio. Ahoraestoy casi convencido de que puede hacerlo. Tengo medios para hacerle callar,pero quiero saber si es necesario emplearlos. Qu ha querido insinuar coneso de que t tienes tambin tus amigos?.JMrs. Kettering se encogi de hombros.-Yo tengo infinidad de amigos -dijo titubeando-. No s lo que habr queridodecir, te lo aseguro. -De veras?.Van Aldin hablaba ahora como lo hara con un adversario comercial.

    X-Te lo dir ms claro. Quin es el hombre?. -Qu hombre?. -Ese hombre al que se ha referido Derek. Alguien en particular que es amigo

    Page 11

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    12/119

    tuyo. No te enfades, Ruth, s que no se trata de nada importante, pero debemosprevenirlo todo antes de presentarnos en el juzgado, pues pueden aprovecharsede cualquier cosa para enredar el asunto. Deseo saber quin es ese hombre yqu clase de amistad tienes con l.Ruth no contest; apretaba nerviosamente las manos mientras pensaba., -Vamos, Ruth -insisti Van Aldin con dulzura-, no le tengas miedo a tupapato. Nunca ha sido severo contigo, ni siquiera aquella vez en Pars. -Se

    interrumpi atnito y exclam-: Ya lo tengo!. S, eso es -murmur para smismo-: Ya s por qu me pareca recordar su rostro!.X-Qu ests diciendo, pap?. No te entiendo.pEl millonario se acerc a ella y la cogi por la mueca.v-Vamos a ver, Ruth. Es que has vuelto a ver a aquel tipo?. -Qu tipo?.-Ese por quien tuvimos aquel disgusto hace diez aos. Sabes muy bien a quinme refiero.-Te refieres... -se detuvo un momento-... al conde de la Roche?. -El conde de la Roche! -exclam Van Aldin con irona-. Te advert queaquel hombre no era ms que un estafador, pero ya habas cado en sus manos.Bastante trabajo me cost arrancarte de sus garras!.-S, lo hiciste -dijo Ruth agriamente-, y por eso me cas con DerekKettering.X-T lo quisiste -afirm Van Aldin vivamente.6Ella se encogi de hombros. -Y t -aadi lentamente el millonario- has continuado vindole, despusde lo que te cont de l!. Hoy mismo le he visto salir de esta casa!. Alvenir me he tropezado con l, aunque de momento no pude reconocerlo.XRuth Kettering haba recobrado la serenidad.R -Te dir una cosa, pap. Ests muy equivocado respecto a Armand. Es decir,respecto al conde de la Roche. Ya s que cometi en su juventud algunaslocuras lamentables, l mismo me las ha contado, pero siempre me ha queridoy, cuando t nos separaste en Pars, destrozaste su corazn, y ahora...vFue interrumpida por la indignada exclamacin de su padre.

    Page 12

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    13/119

    -Y t te lo creste!. T, mi hija!. Dios mo! -Levant las manos alcielo-. Parece mentira que las mujeres puedan ser tan tontas!.

    EN CURZON STREET

    La honorable Mrs. Derek Kettering viva en Curzon Street. El criado queabri la puerta reconoci inmediatamente a Rufus Van Aldin, y se permiti una

    discreta sonrisa de bienvenida. Enseguida le condujo hasta el gran saln delprimer piso.Al verle entrar, una mujer que estaba sentada junto a la ventana se levantdando un grito.-Oh, pap!. Qu alegra!. He telefoneado cada da al comandante Knightonpara saber cundo llegabas, pero l no lo saba.F Ruth Kettering era una muchacha de unos veintiocho aos. Sin ser hermosa oni siquiera bonita, en el verdadero sentido de la palabra, atraa las miradasdebido al hermoso color castao de sus cabellos. Adems, tena unos preciososojos oscuros y unas pestaas muy negras, todo ello acentuado artsticamentecon el maquillaje. Era alta, esbelta, y de movimientos grciles. A primeravista, era el rostro de una madona de Rafael. Slo fijndose detenidamente seadverta que las lneas de la barbilla y la mandbula eran iguales a las deVan Aldin, revelando la misma dureza y determinacin. Era algo que estaba muybien en un hombre, pero que no favoreca mucho a una mujer. Desde su ms tierna infancia, Ruth Van Aldin se haba acostumbrado a hacersu santa voluntad y todos cuantos intentaron oponerse a ello comprendieronenseguida que la hija de Rufus Van Aldin no ceda nunca. -Knighton me ha dicho que le has telefoneado -dijo Van Aldin-. Apenas hacemedia hora que he llegado de Pars. Qu es todo esto sobre Derek?.LRuth Van Aldin se puso roja de clera.-Es vergonzoso. Ya pasa de la raya -grit-. l no parece querer escuchar nadade lo que le digo.\En su voz se mezclaban el asombro y el enfado.^-Pues ya me oir a m! -asegur el millonario.

    -Apenas lo he visto durante este ltimo mes. Va a todas partes en compaa deesa mujer -aadi Ruth. -Qu mujer?.L-Mirelle, esa bailarina del Parthenon.$Van Aldin asinti.@ -La semana pasada estuve en Leconbury y habl con lord Leconbury. Estuvo muyamable conmigo y se hizo cargo de la situacin. Me prometi que hablara conDerek.2-Ah! -exclam Van Aldin.P-Qu significa esta exclamacin, pap?.b -T ya sabes lo que significa, Ruth. El pobre Leconbury no es nadie. Claroque simpatiza contigo, claro que se muestra amable, y desde luego intenta

    calmarte, porque tiene a su hijo y heredero casado con la hija de uno de loshombres ms ricos de Estados Unidos. Por eso es lgico que no quiera perdersemejante bicoca. Pero est con un pie en la sepultura, como todo el mundosabe, y ya puede decir misa que Derek no le escuchar.-T podras hacer algo, pap? -pregunt Ruth despus de una pausa.4 -Quiz -dijo el millonario, que pens un segundo antes de aadir-: Podrahacer varias cosas, aunque slo hay una eficaz. Cmo ests de agallas,Ruthie?.RElla le mir asombrada. El padre asinti.x -S, has odo bien. Tienes el valor para admitir ante todo el mundo quecometiste un error?. Slo hay una manera de salir de este embrollo, Ruthie.Olvida las prdidas y empieza de nuevo.,-Qu quieres decir?.

    $-Que te divorcies. -El divorcio!.8Van Aldin sonri secamente.

    Page 13

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    14/119

    -Pronuncias esa palabra como si nunca la hubieses escuchado antes. Sinembargo, tus amigas se divorcian todos los das..-Oh! Ya lo s, pero...~Se detuvo, y se mordi el labio. El padre asinti comprensivo. -Lo comprendo, Ruth. Te pasa lo que a m, te molesta perder. Sin embargo, yohe aprendido, y t tambin lo aprenders, que hay circunstancias en las quees el nico camino. Podra recurrir a mil medios para hacer volver a Derek

    junto a ti, pero al final todo sera intil. Derek no es buen marido. Es unabala perdida. Creme, hija ma, me culpo a m mismo por haber consentido tuboda. Pero t estabas tan decidida, y l pareca dispuesto a enmendarse, y,bueno, como ya te contrari una vez, cario...No la mir mientras pronunciaba las ltimas palabras. Si lo hubiese hecho,habra notado el rubor en el rostro de su hija.Z-Bien que me acuerdo -dijo ella con voz dura.B -Me supo mal oponerme por segunda vez. Sin embargo, ahora no sabes cuntosiento no haberlo hecho. Tu vida durante estos ltimos aos no ha sido nadaagradable.V-No, no lo ha sido -asinti Mrs. Kettering.P -Por eso te repito que estas cosas han de terminarse de una vez! -. Dejcaer pesadamente el puo sobre la mesa-. Tal vez sientas todava algn cariopor ese hombre. Crtalo de cuajo. Enfrntate a los hechos: Derek Kettering secas contigo por tu dinero, sa es la verdad. Lbrate de l, Ruth.Ruth Kettering mir al suelo y, al cabo de unos momentos, dijo sin levantarla cabeza:(-Y sino consiente?.4Van Aldin la mir atnito.V-l no tiene ni voz ni voto en este asunto.RLa joven se sonroj y se mordi el labio.Z-No, no... Claro que no. Slo quera decir...PSe detuvo. Su padre la miraba fijamente.*-Qu quieres decir?.-Pues... -se detuvo otra vez para escoger cuidadosamente las palabras-...

    puede que no se avenga a esa solucin.Pero su voz no tena seguridad.-Temes la publicidad, verdad?. Bueno, pues djalo de mi cuenta. Ya procuraryo por todos los medios que no se hable de ello.x-Bien, pap, si t crees que es lo mejor que se puede hacer.-Es que sientes todava algn cario por ese hombre, Ruth?. Es eso?. -No. Pronunci el monoslabo sin la menor vacilacin, cosa que satisfizo a VanAldin, quien palme cariosamente el hombro de su hija.-Todo ir bien, chiquilla. No te preocupes. Y ahora, a olvidarlo todo. Te hetrado un regalo de Pars, sabes?.B-Para m?. Es algo muy bonito?.p-Espero que te lo parecer -contest el padre sonriendo.| Sac el paquete del bolsillo del abrigo y se lo tendi a la joven. sta lo

    desenvolvi rpidamente, abri el estuche y lanz una exclamacin de alegra.Senta una gran pasin por las joyas.4-Pap, son maravillosos!.

    Page 14

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    15/119

    -Se apartan de lo vulgar verdad? -dijo el millonario satisfecho-. Tegustan?.-Que si me gustan!. Pap, son nicos. De dnde los has sacado?."Van Aldin sonri.h -Ah!. Es un secreto. Se los he comprado a un particular. Son muy famosos.Ves la piedra grande del centro?. Tal vez hayas odo hablar de ella; es elhistrico Corazn de fuego.

    \-Corazn de fuego! -repiti Mrs. Kettering.Haba sacado las piedras del estuche y las sostena sobre su pecho. Elmillonario la miraba pensando en las mujeres que haban lucido aquella joya.Las angustias, las envidias, los celos. El Corazn de fuego, como todas laspiedras famosas haba dejado tras de s un rastro de tragedia y violencia.Sostenido en la firme mano de Ruth Kettering pareca haber perdido sudiablico poder. Con su fro equilibrio, esta mujer de Occidente pareca lanegacin de la tragedia o de la pasin incendiaria. Ruth devolvi las piedrasal estuche; luego, se levant de un salto y se abraz al cuello de su padre.-Oh, gracias, pap, muchas gracias!. Son maravillosos!. Me has hecho unregalo estupendo.-Est bien -dijo Van Aldin, y le palme el hombro-. Ya sabes, Ruth, que t loeres todo para m.J-Te quedars a cenar, verdad, pap?.d-No lo creo. T tenas un compromiso, no es as?.d-S, pero puedo excusarme, no es nada importante. -No, vete tranquila. Yo tambin tengo bastante que hacer. Te ver maana.Quiz te telefonee; podramos encontrarnos en el bufete de Galbraith.Galbraith, Galbraith, Cuthbertson & Galbraith eran los abogados de Van Aldinen Londres.-Muy bien pap. Supongo... -dud un momento- que esto no me impedir ir a laRiviera verdad?..-Cundo piensas irte?. -El da catorce.. -Puedes irte tranquila. Esos trmites llevan mucho tiempo. Por cierto,

    Ruth, yo en tu lugar no me llevara los rubes de viaje. Gurdalos en elbanco..Mrs. Kettering asinti.-No quiero que te roben y asesinen por culpa del Corazn de fuego -bromeel millonario. -Sin embargo, t lo llevabas en el bolsillo -replic sonriendo su hija.$-S... -se detuvo.Aquella desacostumbrada vacilacin atrajo la atencin de su hija.*-Que te pasa, pap?.-Nada -contest l sonriente-. Recordaba una aventurilla que me ocurri enPars. -Una aventura?.

    r-S, la noche que compr las piedras. -Seal el estuche.$-Oh, cuntamela!.-No tiene importancia, Ruth. Unos apaches se quisieron pasar de listos. Lesdispar y salieron huyendo. Eso es todo.2Ella le mir con orgullo.2-Eres un tipo duro, pap."-Verdad que s?.La bes cariosamente y se march. En cuanto lleg al Savoy, dio una breveorden a Knighton.-Busque enseguida a un hombre llamado Goby; encontrar su direccin en miagenda. Que est aqu maana a las nueve y media. -Bien, seor. -Tambin quiero ver a Mr. Kettering. De con su paradero. Tal vez est en su

    club; arrgleselas para que maana por la maana pueda hablar con l. Quevenga aqu sobre las doce. Esos tipos no suelen ser madrugadores.El secretario asinti. Van Aldin se puso en manos de su ayuda de cmara. El

    Page 15

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    16/119

    bao estaba dispuesto y, mientras se sumerga voluptuosamente en el aguacaliente, sus pensamientos volvieron hacia la conversacin que habasostenido con su hija. Estaba satisfecho. Haca mucho tiempo que haba vistoel divorcio como solucin posible. Ruth haba aceptado la proposicin con mstranquilidad de lo que l haba supuesto. Sin embargo, a pesar de suconsentimiento, experimentaba una vaga sensacin de malestar. En el procederde su hija haba algo que no era natural. Frunci el entrecejo.

    Capitulo VI MIRELLE Derek Kettering sali tan deprisa de la suite de Van Aldin, que tropez conuna seorita que pasaba por el corredor. Le pidi mil perdones y ella se losotorg con una sonrisa, para despus continuar su camino dejndole con laagradable impresin de haberse topado con una mujer de personalidad serena yposeedora de unos bellsimos ojos grises. A pesar de su descaro, la entrevista con su suegro le haba afectado muchoms de lo que aparentaba. Comi solo y, despus, un tanto preocupado, sedirigi al suntuoso piso en el que viva la famosa bailarina Mirelle. Unapulcra doncella francesa le recibi sonriente.p-Pase usted, monsieur, la seora ahora est descansando Lo introdujo en un amplio saln con el decorado oriental que tan bienconoca. Mirelle estaba echada sobre un divn rodeada de innumerables cojines,todos ellos de un color ambarino que armonizaban con el tono amarillento desu piel. La bailarina era una mujer muy hermosa y, aunque su rostro, debajo de aquelmaquillaje amarillo, era en realidad un poco macilento, tena un atractivosingular. Sus labios pintados de color naranja sonrieron incitadores al ver aDerek.Nl la beso y se dejo caer en una silla.|-Qu has estado haciendo?. Supongo que acabas de levantarte.

  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    17/119

    -Es una danza maravillosa -murmur Mirelle-. Pondr en ella todo el fuego deldesierto. Me presentar cubierta de joyas. A propsito, mon ami, Tvi ayer enBond Street una perla negra...RHizo una pausa y lo incit con la mirada.-Querida -respondi Kettering-, no es el momento ms oportuno para hablarmede perlas negras. Las cosas van de mal en peor.Mirelle respondi a su tono en el acto. Se sent para mirarlo con los ojos

    negros bien abiertos.V-Qu ests diciendo, Derek?. Qu ocurre?.t-Mi querido suegro se est preparando para librarse de m. -Qu?.b-Hablando ms claro: quiere que Ruth se divorcie.-Qu tontera! -exclam la bailarina-. Por qu ha de querer elladivorciarse de ti?..Derek Kettering sonri:l se dio cuenta de que menta. -Con que esas tenemos?. Las ratas abandonan el barco que se hunde. -Derek!.-Vamos, s, sultalo -exclam l con violencia-. Me abandonaras, verdad?.6Ella se encogi de hombros. -Yo te quiero, mon ami, "te quiero mucho. *Eres encantador, un beaugargon,pero *ce n'est pas pmtique.X-A ti te gustan los hombres ricos, verdad?.-Si lo tomas as... -Se dej caer sobre los cojines-. De todos modos tequiero, Derek.

    Kettering fue hacia la ventana y permaneci all de espaldas a la artista,mirando hacia fuera. Al cabo de un momento, Mirelle se incorpor un pocoapoyada en un codo y le mir con curiosidad.$-En qu piensas, mon ami?.ll la mir por encima del hombro, sonriendo de un modo Nextrao que leprodujo cierto malestar.>-Pensaba en una mujer, querida.N-Una mujer?. Pensabas en otra mujer?.n-No te preocupes; no se trata ms que de una visin muy ^hermosa, la visinde una mujer de ojos grises.f-Dnde la has visto? -pregunt Mirelle con viveza.hDerek Kettering ri y su risa son irnica, burlona.b-Tropec con ella en el corredor del hotel Savoy.

    "-Y qu sucedi?. -Poco ms o menos esto: Yo dije: Oh, perdneme usted; y ella respondi:No ha sido nada, est usted perdonado, o algo as.

    Page 17

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    18/119

    D-Y luego? -insisti la bailarina.`-Y luego nada. Aquel fue el final del incidente.@Kettering se encogi de hombros.-No entiendo ni una palabra de todo lo que me ests diciendo -dijo Mirelle.-La visin de una mujer de ojos grises -murmur Derek pensativo-. Quiz seauna suerte que nunca ms volvamos a vernos. -Por qu?.

    -Porque podra traerme mala suerte. Las mujeres la traen siempre.Mirelle abandon el divn y se acerc a l para rodearle el cuello con uno desus largos brazos.v-Eres un loco, Derek -murmur-. Un verdadero loco. Tu eres un beau gargond y te quiero mucho. Pero yo no he nacido para pobre; no, no he nacido paraeso. Ahora escucha lo que voy a decirte, es muy sencillo: es preciso que tereconcilies con tu esposa.-Me temo que a efectos prcticos ser intil -dijo Derek secamente.J-Qu quieres decir?. No te entiendo.-Van Aldin, querida, no lo permitir. Es de esos hombres que, si toman unadecisin, la llevan hasta el final.\ -He odo hablar de l. Es muy rico, verdad?. Uno de los hombres ms ricosde Amrica. Hace poco compr en Pars el rub ms hermoso del mundo, elllamado Corazn de fuego.hDerek permaneci silencioso; la bailarina prosigui:f -Es una piedra maravillosa. Una joya as tendra que pertenecer a una mujercomo yo. Adoro las joyas, Derek. Me hablan. Ah, si pudiera poseer un rub comoese Corazn de fuego.rExhal un leve suspiro y volvi a ser una mujer prctica. -T no entiendes de estas cosas. Derek, t eres hombre. Supongo que VanAldin le habr regalado ese rub a su hija. Es su nica hija, verdad?. -S.-Entonces, cuando l muera, ella heredar toda su fortuna. Ser una mujermuy rica.-Ya lo es ahora -afirm Kettering seriamente-. Su padre le entreg dos

    millones al casarse. -Dos millones?. Qu barbaridad!. Si muriese ahora, t la heredaras,verdad?.-As es, tal como estn ahora las cosas -dijo Kettering lentamente-. Que yosepa, no ha hecho testamento. - Mon Dieu! ~-exclam la bailarina-. Su muerte sera una verdadera solucin.Hubo un momento de silencio, tras el cual Derek Kettering se ech a rer.B -Me encanta tu mente prctica y sencilla, Mirelle. Pero me temo que tusbuenos deseos se queden en deseos nada ms, porque mi esposa goza de unamagnfica salud. - Eh bien! j-exclam la artista-. Puede ocurrir algn accidente.Pl la mir con fijeza, pero no contest.

    -Tienes razn, mon ami -sigui ella-, no debemos confiar en lasprobabilidades. Lo mejor es que no se hable ms de divorcio, que tu esposaabandone esa idea."-Y sino quiere?.NLos ojos de la bailarina se entornaron.n -Estoy segura de que querr. Es una de esas mujeres que temen el escndalo yhay unas cuantas cosillas que ella no querra por nada del mundo que susamigas leyesen en los peridicos.b-Qu quieres decir? -pregunt Kettering tajante..Mirelle se ech a rer. - Parbleu!. J Me refiero a ese caballero llamado el conde de la Roche. Lo stodo sobre l. Recuerda que soy parisina. Ella era su amante antes de casarsecontigo, no es cierto?.

    bKettering la cogi violentamente por los hombros.-Eso es mentira!. Y ten en cuenta que ests hablando de mi esposa.4Mirelle se asust un poco.

    Page 18

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    19/119

    -Los ingleses sois extraordinarios -protest-. De todas maneras, puede quetengas razn. Los norteamericanos son muy fros. Pero permteme que insista enque ella le amaba antes de casarse contigo y que su padre acab con el idilio,despidiendo al conde con cajas destempladas. La seorita derram infinidad delgrimas, pero obedeci. T sabes tan bien como yo que ahora la cosa es muydistinta, que se ven a diario y que el da 14 se reunirn en Pars.J-Cmo lo sabes? -pregunt Kettering.

    -Tengo amigos en Pars, querido Derek, que conocen ntimamente al conde.Todo est preparado. Para los de aqu, ella va a la Riviera; pero en realidad,se encontrar con el conde en Pars y...quin sabe. S, s, no lo dudes, todoest convenido entre ellos.FDerek Kettering permaneci inmvil.-Te das cuenta de que estn en tus manos?. Si eres hbil, puedes hacer de tuesposa lo que quieras.r-Por Dios, cllate!. Cierra de una vez esa maldita boca.fMirelle se dej caer en el divn con una carcajada.Derek cogi el sombrero y el abrigo, y sali del piso dando un portazo. La bailarina se qued sentada, rindose por dentro. No estaba descontenta desu actuacin. Captulo VII CARTAS Mrs. Harfield saluda a miss Grey y desea explicarle que, en las actualescircunstancias, miss Grey no est al corriente de que.... Mrs. Harfield, que hasta esa frase haba escrito fluidamente, se detuvoante la dificultad insalvable que senta, como otras muchas personas, alexpresarse en tercera persona.Tras un instante de duda, Mrs. Harfield rasg la carta y cogi otra hoja depapel.&Querida miss Grey:R Aunque apreciando debidamente lo bien que se port usted con mi prima Emma,cuyo reciente fallecimiento ha sido un terrible golpe para nosotros, no puedopor menos...4 De nuevo se detuvo y la carta fue a reunirse con las otras en la papelera.

    Despus de otros dos fracasos ms, logr por fin escribir una que lasatisfizo. La cerr cuidadosamente, le puso el sello y escribi la direccin:Miss Katherine Grey, Little Crampton, St. Mary Mead, Kent.P A la maana siguiente, aquella carta reposaba en la bandeja de miss Grey,junto con otra comunicacin que pareca mucho ms importante encerrada en ungran sobre azul.Katherine Grey abri primero la carta de Mrs. Harfield, que deca as:&Querida miss Grey:, Mi marido y yo deseamos darle las gracias por los servicios que prestusted a nuestra pobre prima Emma. Su muerte ha sido para nosotros un golpeterrible, aunque ya sabamos que, desde haca tiempo, no gozaba de todas susfacultades mentales. Tengo entendido que su testamento se aparta de lo normal

    y, por consiguiente, no puede tener validez legal. No me cabe la menor duda deque usted, con su habitual buen juicio, sabr hacerse cargo de ello y, sipodemos arreglar el asunto amistosamente, sera mucho mejor que recurrir alos tribunales, como dice mi esposo. Por nuestra parte, nos complaceremos enrecomendarla para que ocupe un empleo similar, y esperamos que se dignaraceptar de nosotros un pequeo obsequio en testimonio de nuestroagradecimiento. Le saluda atentamente.&Mary Anne Harfield Katherine Grey ley la carta, sonri y la volvi a leer. Cuando la dej,despus de releerla por segunda vez, su expresin era francamente divertida.Luego, abri la otra carta, le ech una ojeada y la dej sobre la mesa y miral vaco. Ya no sonrea. Hubiese sido difcil descubrir qu sensaciones seocultaban detrs de su apacible y pensativa mirada.

    2 Katherine Grey tena treinta y tres aos. Perteneca a una distinguidafamilia, pero su padre perdi toda su fortuna, vindose obligada desde muyjoven a ganarse la vida trabajando. Tena veintitrs aos cuando entr al

    Page 19

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    20/119

    servicio de la anciana Mrs. Harfield como seorita de compaa. Todo el mundosaba que la vieja Mrs. Harfield era una persona difcil. Las seoritas decompaa se sucedan sin interrupcin. Llegaban a la casa llenas de esperanzay salan de ellas deshechas en llanto. Pero, desde el momento en queKatherine Grey puso los pies en Little Crampton, rein all, durante diezaos, la paz ms completa. Nadie sabe cmo ocurren estas cosas. Dicen que los encantadores de serpientes nacen y no se hacen. Katherine Grey

    haba nacido con el don de domesticar viejas gruonas, perros y chiquillos,cosa que haca sin la menor dificultad aparente.T A los veintitrs aos haba sido una muchacha tranquila de hermosos ojosgrises. A los treinta y tres segua siendo una mujer discreta con los mismosojos grises, que miraban la vida con una feliz e inalterable serenidad.Adems, haba nacido con un gran sentido del humor, que todava conservaba.~ Mientras permaneca sentada con la mirada perdida, son el timbre de lapuerta, seguido por unos enrgicos aldabonazos. Al cabo de unos instantes,apareci la criada que anunci sin aliento:(-El doctor Harrison.El mdico, un fornido caballero de mediana edad, entr con la energa yvivacidad anticipadas por los aldabonazos:0-Buenos das, miss Grey.*-Buenos das, doctor.P -Vengo a verla -empez el mdico- por si acaso ha tenido noticias de una delas primas Harfield, esposa de un tal Samuel Harfield, una personaverdaderamente ponzoosa. Sin pronunciar una palabra, Katherine le tendi la carta de Mrs. Harfield.Con expresin divertida, observ al mdico que la lea con el entrecejofruncido, al tiempo que grua indignado. Al terminar la lectura, tir elpapel sobre la mesa. -Es algo monstruoso -grit-. Pero no se preocupe, querida. Esa gente nosabe lo que se hace. Mrs. Harfield era tan cuerda como usted y como yo. Nadiepuede demostrar lo contrario. Saben muy bien que no tienen ningunajustificacin legal. La amenaza de llevarla a usted a los tribunales es una

    pura baladronada; por eso tratan de asustarla. Esccheme bien, muchacha:tampoco se deje vencer por sus halagos. No comience a pensar que su deber esentregar el dinero y no se deje dominar por escrpulos tontos. -Ni por un momento ha pasado por mi cabeza tener escrpulos -dijoKatherine-. Todos ellos son parientes lejanos del marido de Mrs. Harfield quenunca la visitaron ni se preocuparon de ella en vida. -Es usted una mujer sensata -afirm el mdico-. S mejor que nadie la duravida que ha llevado usted durante los ltimos diez aos. Por eso tiene ustedperfecto derecho a disfrutar de los ahorros de la anciana, sean los quefueren.6Katherine sonri pensativa.-Sean los que fueren -repiti-. Tiene usted idea de la cantidad?.

    -Supongo que lo suficiente para dar unas quinientas libras de renta al ao.$Katherine asinti.\-Eso mismo me figuraba. Ahora, lea usted esta.Le tendi la que haba llegado en el sobre azul. Al leerla, el mdico lanzun grito de asombro:4-Imposible!. Imposible!.Z -Era una de las principales accionistas de Mortaulds. Desde hace cuarentaaos vena cobrando una renta anual de ocho a diez mil libras y estoy segurade que nunca gast ms all de cuatrocientas al ao. Era terriblementeahorradora, por lo que yo supuse que tena que contar cada penique quegastaba.-Y todo este tiempo la renta se habr acumulado con inters compuesto. Ah,querida, va a ser usted riqusima!.

    >-S, lo soy -confirm la joven.Hablaba con un tono distante e impersonal como si estuviese viendo lasituacin desde fuera.

    Page 20

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    21/119

    d -Bueno -dijo el mdico, a punto de marcharse-. La felicito de todo corazn.-Seal con un dedo la carta de Mrs. Samuel Harfield-. No se preocupe de esamujer y su odiosa carta.-En realidad, no es odiosa -opin miss Grey tolerante-. En estascircunstancias, me parece una cosa muy natural.h-A veces me preocupa usted mucho -replic el doctor. -Por qu?.

    n-Las cosas que encuentra usted perfectamente naturales.2Katherine se ech a rer.El doctor Harrison refiri las buenas noticias a su esposa durante la comida.Ella se mostr muy contenta.* -Parece increble que la vieja Mrs. Harfield tuviera todo ese dinero. Mealegro de que se lo haya dejado a Katherine Grey. Esa muchacha es una santa.>El mdico hizo un gesto burln.-Yo siempre me he imaginado a los santos como personas difciles. KatherineGrey es demasiado humana para ser una santa. -Es una santa con sentido del humor -afirm su esposa, que le gui un ojo-.Adems, supongo que te habrs fijado en que es muy bonita.-Katherine Grey? -El mdico estaba realmente sorprendido-. S, tiene unosojos muy bonitos.& -Como sois los hombres!. Ciegos como topos! -afirm ella-. Katherine lotiene todo para ser una belleza. Lo nico que le hace falta son vestidos.-Vestidos?. Qu tienen de malo sus vestidos?. Siempre va muy elegante!.Mrs. Harrison lanz una mirada de exasperacin a su marido, que se preparabapara ir a visitar a sus enfermos.H-Podras ir a verla, Polly -sugiri.Z-Eso pensaba hacer -contest ella en el acto.TA las tres ya estaba en casa de Katherine. -No sabe usted, querida, lo contenta que estoy -dijo al estrecharle lamano-. Todos los del pueblo se alegrarn tambin muchsimo.-Es usted muy amable -afirm Katherine-. Tena ganas de verla parapreguntarle cmo est Johnnie.

    D-Oh!. Johnnie. Pues ver usted...8 Johnnie era el hijo menor de Mrs. Harrison, quien comenz a referir unalarga historia acerca de las amgdalas y las vegetaciones de su Johnnie.Katherine la escuchaba comprensiva. La costumbre no muere con facilidad yescuchar a los dems haba sido su ocupacin durante diez aos.-Le he contado alguna vez lo de aquel baile de la marina en Portsmouth, enel que lord Charlie admir tanto mi vestido?VMuy compuesta y amable, la joven respondi:-Es posible, pero ya no me acuerdo, Mrs. Harfield. Quiere usted contrmelo?. La anciana seora empez su relato, plagado de interrupciones y numerososincisos. De vez en cuando, cuando la anciana haca una pausa, Katherine decamaquinalmente las palabras correctas mientras pensaba en otra cosa. Ahora, con

    la misma curiosa sensacin de dualidad a la que estaba acostumbrada,escuchaba a Mrs. Harrison.Despus de media hora de charla, la esposa del mdico se detuvo.: -Por Dios! -exclam-. Perdneme usted, Katherine, no he hecho ms quehablar de m todo el rato, cuando he venido dispuesta a hablar de usted y susplanes.4-Todava no tengo ninguno.X-Supongo que no ir usted a quedarse aqu!.tKatherine sonri ante el tono de horror de su vieja amiga.V-No, pienso viajar. Conozco muy poco mundo.-Es verdad. Adems, durante estos aos habr usted pasado muy malos ratos.L-No lo crea. He tenido mucha libertad.Oy la exclamacin de sorpresa de Mrs. Harrison y se sonroj un poco.

    -Le parecer tonto que diga esto, verdad?. En realidad, yo no he tenidomucha libertad en un sentido estrictamente fsico.-Claro que no -suspir Mrs. Harrison al recordar que Katherine haba tenido

    Page 21

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    22/119

    muy pocas veces lo que se llama un da de fiesta. -Pero, por otra parte, estar atada fsicamente proporciona una ilimitadaindependencia mental. Se puede pensar con libertad. He disfrutado siempre deuna deliciosa sensacin de libertad mental.:Mrs. Harrison mene la cabeza6-Eso s que no lo entiendo. -Ah!. Lo comprendera usted si hubiese estado en mi lugar. De todas

    maneras, s que deseo un cambio. Quiero... bueno, quiero que ocurran cosas.Oh, no me refiero a m, no quiero decir eso, pero me gustara vivir momentosemocionantes, aunque slo fuese como espectadora. Aqu, en St. Mary Mead, noocurre nunca nada.-No, realmente nunca pasa nada -afirm Mrs. Harrison con vehemencia.-Primero ir a Londres -dijo Katherine-. Tengo que visitar a los abogados.Luego, me ir al extranjero."-Qu estupendo!.4-Pero, claro, ante todo... -Qu?.@-Habr de comprarme alguna ropa.B -Eso es precisamente lo que le deca yo esta maana a Arthur! -exclam laesposa del doctor-. Si usted se lo propusiese, Katherine, sera una mujer muybonita.DMiss Grey se ri de la ocurrencia.x -No creo que nadie sea capaz de convertirme en una belleza -dijo consinceridad-. Pero, eso s, me gustara tener algunos vestidos bonitos. Creoque estoy hablando demasiado de m misma.DMrs. Harrison la mir con astucia.|-Eso ser para usted una verdadera novedad -dijo en tono seco. Katherine fue a despedirse de la anciana miss Viner antes de marcharse delpueblo. Miss Viner tena dos aos ms que Mrs. Harfield y estaba muy orgullosade haber sobrevivido a su difunta amiga. -Nunca hubiese usted pensado que yo sobrevivira a Jane Harfield, verdad?-le coment a Katherine triunfalmente-. Las dos fuimos juntas al colegio y, ya

    ve, ella se ha ido y yo todava estoy en el mundo. Quin iba a decirlo!.-Pero es que usted siempre ha comido pan integral para cenar -respondimaquinalmente miss Grey. -Es curioso que recuerde usted ese detalle. Si Jane Harfield hubiese tomadouna rebanadita de pan integral cada noche y un pequeo estimulante en lascomidas, todava hoy se encontrara entre nosotros.La anciana hizo una pausa asintiendo complacida; entonces aadi como si leasaltase un sbito recuerdo:b -De manera que ha heredado un montn de dinero, verdad?. Bien, bien. Vayausted con mucho cuidado al gastarlo. Y ahora va a Londres a divertirse?. Nocrea que se casar querida, porque no es as; usted no es el tipo de mujer queentusiasma a los hombres. Adems, ya es mayorcita. Cuntos aos tiene?.

    H-Treinta y tres -contest Katherine.-Bueno -seal miss Viner-, tampoco est tan mal. Pero de todos modos, haperdido ya lozana.r-Creo que tiene usted razn -afirm miss Grey divertida.v -De todas maneras, es usted una muchacha muy bonita -aadi miss Viner conamabilidad-. Y estoy segura de que ms de un hombre la preferira a usted enlugar de a una de esas chicas que lo nico que saben hacer es ensear laspiernas hasta la rodilla y algo ms de lo que Dios les dio para que loocultasen. Bueno, adis, hija ma, deseo que se divierta usted mucho; perorecuerde que en esta vida las cosas no son casi nunca lo que parecen.lReconfortada con estas profecas, Katherine se march.6 Medio pueblo fue a la estacin a despedirla. Entre la multitud estabatambin Alice, la criada que le trajo un ramillete de flores y llor a moco

    tendido.F -Hay muy pocas personas como ella! -llorique Alice mientras se alejaba eltren-. Cuando Charlie me abandon por aquella muchacha de la granja, nadie se

    Page 22

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    23/119

    hubiera portado conmigo tan bondadosamente como lo hizo miss Grey. Aunque eramuy severa con la limpieza, cuando una se haba deshecho las manos fregando,saba apreciarlo. Yo me dejara hacer pedacitos por ella. Es una verdaderaseora, s, una verdadera seora. \As se march Katherine Grey de St. Mary Mead. Captulo VIII

  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    24/119

    -Lo que podemos conseguir nosotras -termin Lenox, con aquella media sonrisade lado que su madre nunca comprenda.x-Querida! -dijo lady Tamplin con un leve tono de reproche.6 Era muy dbil, porque Rosalie Tamplin estaba acostumbrada ya a las salidasde su hija, y a lo que ella llamaba su desagradable manera de decir lascosas. -Me preguntaba... -prosigui lady Tamplin arqueando sus cejas,

    artsticamente dibujadas- si... -Se detuvo al ver venir hacia ella a unjoven-. Oh! Buenos das, Chubby... Qu elegante!. Vas a jugar a tenis?.Qu bien!.rChubby le sonri amablemente y respondi por compromiso:-Qu bonita ests con ese salto de cama color melocotn!. -Y pas junta aella para desaparecer por la escalera.0 -Es un encanto! -coment lady Tamplin viendo pasar a su marido-. De questaba hablando?. Ah! -Su mente volvi a los negocios-. S. Me preguntaba...-Por Dios!. Suelta ya lo que te preguntas, porque es la tercera vez querepites la frase. -Pues vers, estaba pensando en escribir a mi querida Katherine y sugerirleque venga a visitarnos. Seguramente querr alternar con la alta sociedad ysera muy agradable para ella que la presentara a su propia familia. Unaventaja para ella y a la vez para nosotros.f-Cunto crees que podrs sacarle? -pregunt Lenox.8Su madre la mir disgustada.-Podramos llegar a un acuerdo financiero. Porque lo cierto es que, entreunas cosas y otras, la guerra, tu pobre padre...-Y ahora Chubby -dijo Lenox-. Es un lujo que te cuesta muy caro!.n -Creo recordar que Katherine era una muchacha muy simptica -murmuro ladyTamplin, firme en su idea-. Discreta, poco ambiciosa. Tampoco es ningunabelleza ni una cazadora de hombres.L-As no te quitar a Chubby, verdad?.DLady Tamplin la mir con disgusto.2-Chubby nunca... -empez.

    -Claro que no -afirmo Lenox-. Sabe demasiado bien quin le da de comer.-Querida -dijo su madre-, tienes una manera muy grosera de decir las cosas.4-Perdname -exclam Lenox.0Lady Tamplin recogi el Daily Mail, Fsu bolsa de labor y varias cartas.-Voy a escribir enseguida a mi querida Katherine recordndole los hermososdas pasados en Edgeworth.Entr en la casa con el aire decidido de quien va a cumplir una misinimportante. Al contrario de Mrs. Harfield, las palabras brotaban fluidamente de lapluma de lady Tamplin. Llen cuatro hojas de papel sin el menor esfuerzo y,cuando las reley, no tuvo que aadir ni quitar ni una coma. Katherine recibi esta carta la misma maana en que lleg a Londres. Si

    supo o no leer entre lneas es otra cuestin. La meti en el bolso y salipara cumplir su cita con los abogados de Mrs. Harfield. El bufete, uno de los ms antiguos de Londres, estaba en Lincoln's InnFields. Tras unos minutos de espera, Katherine fue recibida por el socioprincipal, un anciano y bondadoso caballero de astutos ojos azules y un tratopaternal. Durante un rato se ocuparon del testamento de Mrs. Harfield. LuegoKatherine le dio al abogado la carta que haba recibido de Mrs. Samuel-Creo que debo ensearle esta carta -dijo-, aunque a m me parece un tantoridcula.VEl abogado la ley con una sonrisa burlona. -Esto es una burda maniobra, miss Grey. Creo que no ser necesario que lediga a usted que esa gente no tiene el menor derecho a la herencia y que, siintentasen como insinan anular el testamento, ningn tribunal les hara caso.

    &-Ya me lo figuraba.& -Hay personas que carecen en absoluto de inteligencia. Yo, en el caso deMrs. Samuel Harfield, hubiese procurado ante todo apelar a su generosidad.

    Page 24

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    25/119

    -Precisamente sta es una de las cosas de las cuales quiero hablar conusted. Quisiera dar algo a esa gente.F-No tiene usted ninguna obligacin. -Ya lo s. -Adems, no se lo tomaran como generosidad. Ms bien creern que tratausted de comprar su silencio, aunque no es fcil que lo rechacen.F-Ya lo s, pero no se puede evitar.

    `-Yo le aconsejara que desechase usted esa idea.4Katherine mene la cabeza.z-S que tiene razn, pero de todos modos me gustara hacerlo.x-Cogern el dinero y despus hablarn todava peor de usted.d-Bueno -replic Katherine-, que hablen si quieren. -Cada uno es como Dios le ha hecho. Despus de todo, son los nicosparientes de Mrs. Harfield. Aunque nunca se preocuparon de ella en vida, mesabe mal de veras que no reciban nada de lo que ella posea.N Por fin logr convencer al abogado y, poco despus, caminaba por las callesde Londres con la tranquilizadora seguridad de que poda gastar cuanto leviniese en gana y forjar los ms fantsticos planes para el futuro. Loprimero que hizo fue visitar el establecimiento de una famosa modista. La recibi una esbelta y madura francesa que se pareca a una gran duquesa deleyenda. Katherine le dijo con cierta ingenuidad:4 -Vengo a ponerme en sus manos. Toda mi vida he sido muy pobre, y no s nadade vestidos, pero he heredado bastante dinero y quisiera ir muy bien vestida. La francesa estaba encantada. Tena un temperamento artstico que aquellamaana haba sufrido lo indecible con una voluminosa seora argentina, esposade un millonario ganadero, que haba insistido en llevarse los modelos menosfavorecedores a su silueta\Mir atentamente a Katherine con ojos sagaces:-Ser un placer. Mademoiselle, tiene usted muy buena figura; las lneassencillas sern las ms adecuadas. Adems, es tres anglaise. Hay gente quese ofendera si se le dijera esto, pero mademoiselle no. No hay tipo mselegante que el de una belle anglaise.

    De pronto se esfumaron sus modales de duquesa de leyenda. Comenz a gritarrdenes a las modelos.X-Clothilde, Virginie, de prisa, queridas!. El (tailleur gris clairy la Drobe de soire soupir d'automme. Marcelle, querida, el vestido decrespn de China color mimosa!. Fue una maana deliciosa. Marcelle, Clothilde y Virginie, hartas ydespectivas, desfilaron lentamente ante la cliente con el porte habitual delas modelos. La duquesa permaneci junto a Katherine, anotando los encargosen su libreta.-Es una eleccin acertadsima, mademoiselle. La seorita tiene buen got.S, desde luego. La seorita no podra escoger mejor, si es que, comosupongo ir este invierno a la Riviera.

    -Quiere usted ensearme otra vez aquel vestido de noche? -dijo Katherine-.El de color malva.`Virginie reapareci y gir ante ella lentamente. -Es el que ms me gusta -afirm Katherine, mientras contemplaba lasexquisitas telas de color malva, gris y azul-. Cmo dijo que se llama?. -$Soupir d'automme. nS, s, ese es el verdadero vestido para mademoiselle.. Qu haba en aquellas palabras que produjeron una leve sensacin detristeza a Katherine?. Las record despus de salir de la tienda de modas.Soupir d'automme; se es el verdadero vestido para mademoiselle. Otoo. S, para ella haba llegado el otoo. Ella, que nunca haba conocidola primavera ni el verano, y que ya nunca los conocera Era algo perdidoimposible de recuperar. Los aos de servidumbre en St. Mary Mead, se habanllevado lo mejor de su vida.

    Soy una estpida -se dijo Katherine-. Qu es lo que deseo?. Cmo esposible que hace un mes estuviera ms contenta que ahora?.: Sac del bolso la carta de lady Tamplin que haba recibido aquella maana.

    Page 25

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    26/119

    Katherine no era tonta y comprenda perfectamente los matices de la carta y elverdadero motivo del repentino cario que se haba despertado en lady Tamplinpor aquella prima largo tiempo olvidada. Era en beneficio propio y no porplacer que lady Tamplin ansiaba la compaa de su prima. Bueno, y qu?. Sebeneficiaran una a la otra.D-S, ir -dijo Katherine resuelta.z En aquel momento caminaba por Piccadilly y entr en las oficinas de la

    agencia Cook para resolver el tema. Tuvo que esperar un rato. El hombre queestaba hablando con el empleado tambin se diriga a la Riviera. Por lovisto, todo el mundo iba all. Bien, por primera vez en su vida, ella hara lomismo que todos. El caballero que la preceda se volvi bruscamente y ella ocupinmediatamente su lugar. Expuso sus deseos al empleado, pero al mismo tiemposu mente estaba en otra parte. El rostro de aquel hombre le resultabavagamente familiar. Dnde lo haba visto antes?. De pronto lo record. Habatropezado con l en el pasillo del Savoy, cuando sala de la habitacin. Quextraa coincidencia encontrarlo dos veces el mismo da!. Mir por encima delhombro inquieta sin saber porqu. El hombre estaba en la puerta, mirndola.Katherine sinti un escalofro. Presinti una desgracia, algo trgico. Susentido comn apart de su mente tan desagradable presagio y dedic toda suatencin a lo que le deca el empleado. Captulo IX(UNA OFERTA RECHAZADA Derek Kettering casi nunca se dejaba dominar por los arrebatos. Ladespreocupacin era su principal caracterstica y le haba servido parasacarle de ms de un apuro. En cuanto sali del piso de Mirelle, recuper latranquilidad. Necesitaba de toda su serenidad, porque la situacin en la quese encontraba era la peor de cuantas haba atravesado y por el momento nosaba cmo hacerle frente. Ech a andar enfrascado en sus pensamientos, tena el entrecejo fruncido y desu paso haba desaparecido aquel aire resuelto que tanto le favoreca. Por sumente desfilaban varias posibilidades. Si algo se poda decir en su favor,era que Derek Kettering no era tan tonto como pareca. Poda elegir entre

    varios caminos, uno en particular. Sino lo segua, era slo por el momento. Agrandes males, grandes remedios. Haba juzgado a su suegro correctamente. Laguerra entre Derek Kettering y Ruth Van Aldin, slo poda acabar de unamanera. Derek Kettering maldijo el dinero y el poder que ste proporcionaba. Caminaba por St James Street, a travs de Piccadilly, y sigui en direccina Piccadilly Circus. Al pasar por delante de las oficinas de Thomas Cook &Sons, aminor el paso. Continu su camino sin dejar de pensar. Al fin,asinti y se volvi tan bruscamente que tropez con un par de transentes queiban tras l, y volvi por donde haba venido, pero esta vez ya no pas delargo ante las oficinas de Cook, sino que entr. Haba pocos clientes y leatendieron de inmediato.L-Quisiera ir a Niza la prxima semana.

    H-Qu da desea usted salir, seor?.H-El catorce. Qu tren es el mejor?.-El mejor es el llamado Tren Azul. Se evitar usted las molestias de laaduana de Calais.ZDerek asinti, conoca aquello perfectamente.-El catorce -murmur el empleado- es un poco justo. Casi nunca hay billetespara el Tren Azul. -Entrese usted de si queda alguna litera -dijo Derek-, sino... -dej lafrase sin terminar y en su rostro apareci una extraa sonrisa.rEl empleado se retir para regresar unos minutos despus.-Resuelto, seor, todava quedan tres literas. Le reservar una. A nombre dequin?. -Pavett -contest Derek, y dio la direccin de su piso en Jermyn Street.

    El empleado asinti, acab de escribir el nombre y la direccin, saludcortsmente a Derek y enseguida dirigi su atencin a otro cliente.-Deseo ir a Niza el da catorce. No hay un tren llamado Tren Azul?.

    Page 26

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    27/119

    J Derek se volvi bruscamente. Qu extraa coincidencia!. Record laspalabras casi nostlgicas que haba pronunciado en casa de Mirelle Retratode una dama de ojos grises a la que supongo no volver a ver ms. Pero lahaba vuelto a ver, y adems viajara a la Riviera el mismo da que l.Un estremecimiento recorri su cuerpo por un instante. En algunos aspectos eraalgo supersticioso. Haba dicho, medio riendo, que aquella mujer le traeramala suerte. Y si fuese verdad?. Desde la puerta la observ mientras ella

    hablaba con el empleado. Por una vez no le haba fallado la memoria. Era unaseora, una seora en toda la extensin de la palabra. Ni muy joven, ni muyhermosa, pero con algo, unos ojos grises que rean ms de la cuenta. Al salira la calle se dio cuenta de que aquella mujer, sin saber porqu, le asustaba.Presenta algo fatal.ZEn cuanto lleg a su casa, llam a su criado. -Toma este cheque, Pavett, y ve a Cook, en Piccadilly. Tienes all unosbilletes de ferrocarril a tu nombre. Pgalos y trelos."-Muy bien, seor."Pavett se retir. Derek se acerc a una mesita y cogi un puado de cartas. Eran de una claseque conoca muy bien. Facturas pequeas y grandes, todas y cada una reclamandoel pago inmediato. El tono de las exigencias era todava corts, pero Dereksaba que pronto habra un cambio de tono si cierta noticia se haca pblica.Se dejo caer pesadamente sobre un silln. Estaba metido en un aprieto. En unmaldito agujero!. Y las maneras de salir del molesto agujero no parecan nadaprometedoras.Pavett entr de nuevo y anunci su presencia con una tos discreta.x-Seor, un caballero desea verlo. Es el comandante Knighton. -Knighton?.Derek se irgui en el silln y frunci el entrecejo, sbitamente alerta.Murmur con un tono suave, casi para si mismo.H-Knighton. Qu le traer por aqu?.0-Le hago pasar, seor?.Derek asinti y, cuando Knighton entr en la habitacin, se encontr con un

    Derek amable y sonriente.n-Cunto le agradezco su visita, comandante Knighton!.2Knighton estaba nervioso. La aguda mirada de Derek lo descubri enseguida. Era obvio que a Knighton ledesagradaba el motivo de la visita. Contest casi maquinalmente a la charla deDerek, rechaz una copa y su turbacin fue en aumento. Por fin, Derek secompadeci de su visitante.-Bueno, qu es lo que quiere mi querido suegro de mi?. Supongo que vieneusted por encargo suyo, verdad?.NEl rostro de Knighton permaneci serio.

    Page 27

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    28/119

    -S -dijo lentamente-, vengo de parte suya, aunque hubiese preferido ms queMr. Van Aldin hubiese escogido a otro para este encargo.pDerek enarc la cejas en un gesto de desconsuelo burln.-Tan terrible es lo que tiene usted que decirme?. Le aseguro que tengo lapiel muy dura.B-No, pero... -Knighton se detuvo.>Kettering le mir con atencin.

    -Vamos, sultelo -dijo amablemente-. Ya me figuro que los encargos de misuegro no siempre son agradables.El comandante carraspe y empez a hablar en un tono muy formal, como siquisiera disimular su vergenza.-Me manda Mr. Van Aldin para hacerle a usted una oferta definitiva. -Una oferta?. Derek no pudo ocultar su asombro. Las palabras de Knighton no eranprecisamente las que l esperaba. Le ofreci un cigarrillo a su visitante,encendi otro para l y se recost en su silln mientras murmuraba con unaligera irona:L-Una oferta?. Eso parece interesante.&-Puedo continuar?.\ -Por favor!. Perdone mi sorpresa, pero me parece que mi suegro se ha apeadodel burro desde nuestra charla de esta maana, y este cambio de parecer no eslo que uno espera de los grandes hombres de finanzas, etctera. Demuestra,creo que demuestra, que encuentra su posicin ms dbil de lo que crea. Knighton escuch cortsmente, pero no mostr ningn cambio en su expresinimpertrrita. Cuando Derek termin, dijo en voz baja:n-Le expondr la oferta con las menos palabras posibles. -Adelante.hEl comandante no le mir. Contest en tono prctico: -El asunto es muy simple. Mrs. Kettering, como usted sabe, est a punto depresentar una demanda de divorcio. Si usted no se opone, recibir cien mil elda en que se dicte la sentencia definitiva.Derek, que se dispona a encender un cigarrillo, se qued de piedra.

    B-Cien mil! -exclam-. Dlares?. -Libras. Durante un par de minutos rein un profundo silencio. Kettering reflexioncon el entrecejo fruncido. Cien mil libras. Significaban recuperar a Mirelley continuar su cmoda y alegre vida. Significaba que Van Aldin saba algo,porque no era hombre que gastara estpidamente su dinero. Se puso de pie y seacerc a la chimenea.-Y si yo rechazara su esplndida y tentadora oferta? -pregunt con un tonofro e irnico.BKnighton hizo un gesto de excusa.-Le aseguro a usted, Mr. Kettering -dijo ansioso-, que he venido con estemensaje muy a pesar mo.

    -Lo creo -asinti Kettering-. No sufra, porque no es culpa suya. Quiereusted ahora hacerme el favor de contestar a mi pregunta?.El comandante tambin se puso de pie. Respondi con ms repugnancia queantes. -En el caso de que usted rechazara la oferta, Mr. Van Aldin me ha dicho contoda claridad que est dispuesto a aplastarle. As de sencillo.Derek enarc las cejas, pero mantuvo su aire de despreocupacin. -Bien, bien!. Seguramente podra hacerlo, s que es imposible lucharcontra un multimillonario norteamericano. Cien mil libras!. Cuando se quierecomprar a un hombre, no hay que mirar el precio. Supongamos que yo le dijera austed que por doscientas mil libras estoy dispuesto a hacer lo que l me pide,cul sera la respuesta?.-Yo le llevara su mensaje a Mr. Van Aldin -contest framente Knighton-.

    Es sa su respuesta?. -No -replic Derek-, por curioso que parezca, no es sa. Dgale usted a misuegro que l y sus millones pueden irse al infierno. Est claro?.

    Page 28

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    29/119

    8 -Perfectamente -dijo Knighton. Dud un momento y al fin aadi arrebolado-:Si me lo permite, Mr. Kettering, le dir que me alegra que esa sea surespuesta.

    Page 29

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    30/119

    Derek no contest. Despus de salir Knighton, permaneci pensativo durante unpar de minutos. En sus labios asom una extraa sonrisa. R-La suerte est echada -dijo lentamente. Capitulo X EN EL TREN AZUL Pap!. Mrs. Kettering dio un violento respingo. Esta maana tena losnervios a flor de piel. Elegantemente vestida con un largo abrigo de visn y

    un sombrerito chino de laca roja, se paseaba por el concurrido andn de laestacin Victoria sumida en sus pensamientos. La sbita aparicin de su padrey su afectuoso saludo, le produjeron un efecto inesperado.B-Vaya, Ruth, menudo sobresalto!. -Debe ser porque no esperaba verte, pap. Anoche, al despedirte de m,dijiste que esta maana tenas que asistir a una reunin...2 -S, es verdad, pero para m eres ms importante que todas las reunionesdel mundo. Quera verte una vez ms porque no te ver durante bastantetiempo.-Eres un encanto, pap. Cmo me gustara que vinieses conmigo!.>-Qu diras si te acompaase?." Slo era una broma. Van Aldin se extra al ver que su hija enrojeca depronto y por un momento le pareci que haba desesperacin en su mirada.*Ella se ri nerviosa.p-Por un instante, cre que lo decas en serio -contest.,-Te hubiese gustado?.j-Desde luego! -afirm ella con un nfasis exagerado.V-Bueno -dijo Van Aldin-, eso est muy bien.-En realidad, no estaremos separados mucho tiempo, pap -prosigui Ruth-. Tvendrs el mes que viene.p -Ah! -manifest el millonario-, a veces me dan ganas de ir a ver a uno deesos mdicos famosos de Harley Street para que me recomiende un cambio deaires con mucho sol inmediatamente.2 -No seas tan haragn! -exclam Ruth-. El mes que viene, la Riviera estarmucho mejor que ahora. Adems, hay un sinfn de cosas que no puedes abandonar.

    -Tienes razn -accedi Van Aldin con un suspiro-. Ser mejor que subas altren. Dnde est tu asiento?. Ruth mir distradamente hacia el tren. En la puerta de uno de loscoche-cama Pullman aguardaba una mujer alta y delgada, enteramente vestida denegro. Era la doncella de Ruth. Al acercarse su seora, se apart a un lado.-He colocado su neceser debajo del asiento por si lo necesita usted. Quitolas mantas o necesita una?.-No, no la necesito. Es mejor que se vaya usted a buscar su asiento, Masn. -Bien, seora.,La doncella se retir. Van Aldin entr en el vagn con Ruth. Ella encontr su asiento y elmillonario dej sobre la mesa varios diarios y revistas. El otro asiento

    estaba ocupado y el americano dirigi una rpida mirada a su ocupante. Tuvouna fugaz visin de unos atractivos ojos grises y un elegante traje de viaje.El millonario charl unos minutos ms con su hija repitiendo las palabraspropias de las despedidas.Finalmente se oyeron los pitidos de la mquina y Van Aldin mir su reloj.-Tengo que irme. Adis, cario. No te preocupes. Ya me encargar de todo. -Oh, pap!.P El americano se volvi bruscamente. Haba notado algo extrao en la voz deRuth, algo tan extrao a su comportamiento habitual que le sorprendi. Habasonado como un grito de desesperacin. Ella haba hecho un movimientoimpulsivo hacia su padre, pero enseguida volvi a ser duea de s misma.r-Hasta el mes que viene! -se despidi con mucho afecto.hDos minutos ms tarde, el tren sala de la estacin.

    Ruth permaneci muy quieta y se mordi los labios para contener lasinesperadas lgrimas. Sinti de pronto una terrible sensacin de soledad.Experiment un ansia desesperada de saltar del tren y volverse atrs antes de

    Page 30

    ABC Amber Sony Converter, http://www.processtext.com/abcsonylrf.html

    http://www.processtext.com/abcsonylrf.htmlhttp://www.processtext.com/abcsonylrf.html
  • 7/31/2019 El Misterio Del Tren Azul - Christie Agatha

    31/119

    que fuese demasiado tarde. Ella, tan serena, tan duea de s misma, se sentapor primera vez como una hoja arrastrada por el viento. Qu dira su padre,si lo supiera...Una locura!. S, eso era, una locura!. Por primera vez en su vida ledominaba la pasin hasta el punto de hacer una cosa a sabiendas de que era unalocura y una temeridad. Como digna hija de su padre, adverta su locura y lareprobaba. Pero tambin era hija en otro sentido. Tena la misma tenacidad

    para conseguir lo que deseaba y, cuando decida algo, no haba nada en elmundo capaz de hacerla volver atrs. Desde nia haba demostrado una voluntadde hierro y las propias circunstancias de su vida la haban afianzado. Ahorala empujaba implacable. Bien, la suerte estaba echada y tena que seguir hastael final. Levant la cabeza y su mirada se cruz con la de la mujer que iba sentadafrente a ella. De pronto tuvo la impresin de que aquella mujer habaadivinado sus pensamientos. Vio en aquellos ojos grises comprensin y, s,piedad.8 Fue slo una impresin pasajera. Ambas mujeres recobraron enseguida laexpresin indiferente de las personas bien educadas. Mrs. Kettering cogi unarevista y Katherine se dedic a mirar por la ventanilla el interminablepaisaje de calles sucias y casas miserables de los suburbios. A Ruth le resultaba cada vez ms difcil fijar su atencin en la revista. Apesar de s misma, mil temores asaltaban su mente. Qu loca haba sido!. Quloca era!. Como todas las personas fras y dueas de s mismas, cuando perdael control lo perda a fondo. Ahora era demasiado tarde... Era demasiadotarde?. Oh!. Si pudiese hablar con alguien, pedir un consejo. Nunca hastaentonces haba sentido un deseo semejante; ella hubiese despreciado la ideade confiar en el juicio de alguien que no fuese ella misma, pero ahora qu leestaba pasando?. Pnico. S esa era la palabra ms acertada: pnico S,ella, Ruth Van Aldin, estaba total y completamente dominada por el pnico.Espi a la figura que tena delante. Si slo conociera a alguien como ella,alguien agradable, sereno, comprensivo como aparentaba ser. Aquella era laclase de persona con la que se poda hablar, pero no poda dirigirse a una

    desconocida. Ruth sonri para s misma ante esa idea. Cogi otra vez larevista. Tena que dominarse. Despus de todo, ya lo haba pensado a fondo. Lohaba decidido con entera libertad. Qu felicidad haba tenido en su vidahasta ahora?. Por qu no puedo ser feliz? -se dijo in